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UNA CIUDAD PARA SORPRENDERSE (DRAMATICO):
La época de El Simbolismo plasmaba sueños, aquello que es irreal y los sentimientos. Opuesto al
realismo, trataba de alejarse de lo dura que resulta la realidad y se centraba en la interioridad del artista y
sus sentimientos. Sus artistas se inspiraban en los vitrales. Uno de sus principales exponentes fue Gustav
Klimnt, quien representaba la feminidad, el erotismo y, de alguna manera, la liberación de la mujer.
La imagen representa la felicidad de un niño, su infancia, la vivencia de sus sueños y su mundo de
fantasía, viviendo una gran experiencia en la ciudad de Medellín. Con la foto, no solo se muestra el lado
bueno de Medellín, sino que, al igual que el simbolismo, se muestra cómo los niños, a pesar de todo,
pueden vivir en su propio mundo de fantasía, y cómo esa fantasía puede vivirse en Medellín. Su fondo da
la percepción de un vitral; adicionalmente es muy colorido, gran característica del simbolismo.
Una ciudad para sorprenderse se realizó en plano cerrado (primer plano) con el propósito de ponerle
fuerza dramática a la expresión del niño que disfruta de las cosas pequeñas de la ciudad; no se realiza con
plano descriptivo, pues todo lo que pretende comunicarse de hace a través del niño: que en Medellín es
posible sorprenderse incluso con las cosas pequeñas, que en cada rincón la ciudad tienen algo nuevo para
nosotros. La iluminación se hace a partir de los chorros de agua, la iluminación urbana y el flash de la
cámara.
AHORA LA VIOLENCIA SOLO LA VEMOS EN LOS MUSEOS (NARRATIVO):
Como se mencionó anteriormente, Klimt es uno de los principales artistas de El Simbolismo, movimiento
artístico de finales del siglo XIX. En la época, el artista se vio influenciado por el gran auge económico que
se vivía en su país, por lo cual tuvo una época dorada en la que sus cuadros se caracterizaban por la
predominancia de dicho color. Por tal motivo, y para representar, al tiempo, que Medellín a pesar de todo
está progresando, se ha escogido el dorado, color plasmado en el fondo de este afiche. El cuadro de
Fernando Botero representa algo irreal, pues aunque la violencia en la vida cotidiana existe, no se vería
representada como el autor la hace ver; lo cual es característico del simbolismo, adicionalmente, no se ve
la violencia como tal, sino un símbolo de ella: Pablo Escobar, que también es una característica del
simbolismo, que no muestra las cosas como son, sino la percepción que el autor tiene de ellas.
Los protagonistas del poster, fueron tomados en escorzo, un plano narrativo en donde podemos ver lo que
ellos están observando. No se le da predominancia a quienes son los personajes, sino a aquello que
observan; en este caso, el arte que está en los museos de Medellín.
Con el afiche pretende ilustrarse, como lo dice el enunciado, que la época del sicarito y de la guerra es
algo que se está superando y, adicionalmente, que Medellín es un lugar para el arte, un arte que refleja la
realidad, o el pasado de la ciudad.
VISITA ESTA TIERRA DE EMPRENDEDORES QUE PROMUEVEN EL CAMBIO (DESCRIPTIVO):
El afiche, que pretende invitar a las personas a Medellín, se realiza en letra despegada tipo archille nzoda,
ya que la firma de Gustav Klimnt (uno de los mayores presentantes del movimiento simbolista) está
registrada en un tipo de letra similar. Nuevamente el fondo tiene un efecto de vitral (gran inspiración del
periodo, y especialmente del artista, quien se ve influenciado por catedrales italianas).
Medellín es una ciudad llena de personas emprendedoras y pujantes, esta es una de sus principales
características. La intención es invitar a los extranjeros a que la conozcan y se enamoren de ella, para esto
tomamos como protagonistas de nuestro poster a una mujer extranjera y a un “paisa”. La imagen
representa el progreso de Medellín a partir de un fondo positivo que ilustra los grandes atractivos de la
ciudad: el metro y el edificio Coltejer. También nos muestra que es una ciudad amigable, pues el plano,
abierto pero descriptivo, también nos permite ver los rostros de quienes aparecen en la fotografía, rostros
que reflejan una actitud amigable, que simboliza que la ciudad tiene las puertas abiertas a quienes quieran
venir, y que no solo los locales se sienten bien en la ciudad.
Por otro lado, las flores del afiche son muy características de Medellín -Ciudad de la Eterna Primavera- y
de El Simbolismo, pues esto da un efecto onírico a la imagen, como si fuera sacada de las fantasías; por
otro lado, este movimiento se caracterizaba por colores llamativos y por una gran inclinación a la
naturaleza –contraria a la violencia y las representaciones urbanas del realismo- por lo cual resultan muy
adecuadas en la imagen.
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