Querétaro - Concheros 2010 (por: carlitosrangel) - Mexico

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(sep.2010) En México La Tradición es un poema de color. Una festividad de esencia prehispánica que nace en Querétaro y lleva casi 500 años de celebración anual. Quien sólo lo mira desde la superficie, no puede percibirlo más que como una expresión de colorido y ruidoso folklor. Quien mira más adentro, desde el silencio, encuentra sin duda el profundo sentido místico que va mucho más allá de cualquier religión, y que es la fuente y sustento de toda esta festividad de La Tradición de la Danza Conchera de 4 días de duración. Creación original: Carlos Rangel

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En el México prehispánico, Quetzalcóatl, el dios del viento, era representado por una figura en forma de cruz, llamada Nahui Ollin (pronunciado olin), simbolizando no sólo los cuatro rumbos del Universo, sino las cuatro eras anteriores de la creación, los cuatro ciclos del calendario y los cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra. El sincretismo nace en ese mágico momento del siglo XVI donde la leyenda cuenta que hubo una batalla florida en que el símbolo en cruz de Quetzalcóatl aparece en el cielo, acompañado de lo que parecía un hombre a caballo que los españoles identificaron como Santiago Apóstol. Cuando esto sucede todos caen de rodillas y cada uno en su lengua grita EL ES DIOS, porque tanto conquistadores como indígenas reconocieron en la imagen del cielo, cada uno desde su cosmogonía propia, al Creador del Universo.

Hasta el momento sigue vigente tan significativa frase como saludo o para iniciar o finalizar una intervención en cualquier momento de los largos y complicados rituales.

En el México prehispánico, Quetzalcóatl, el dios del viento, era representado por una figura en forma de cruz, llamada Nahui Ollin (pronunciado olin), simbolizando no sólo los cuatro rumbos del Universo, sino las cuatro eras anteriores de la creación, los cuatro ciclos del calendario y los cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra. El sincretismo nace en ese mágico momento del siglo XVI donde la leyenda cuenta que hubo una batalla florida en que el símbolo en cruz de Quetzalcóatl aparece en el cielo, acompañado de lo que parecía un hombre a caballo que los españoles identificaron como Santiago Apóstol. Cuando esto sucede todos caen de rodillas y cada uno en su lengua grita EL ES DIOS, porque tanto conquistadores como indígenas reconocieron en la imagen del cielo, cada uno desde su cosmogonía propia, al Creador del Universo.

Hasta el momento sigue vigente tan significativa frase como saludo o para iniciar o finalizar una intervención en cualquier momento de los largos y complicados rituales.

Foto © Juan Carlos Romo

Foto © Paulina Latapí Foto © Juan Carlos Romo

La Festividad de la Exaltación de la Santa Cruz de los Milagros tiene gran arraigo desde entonces. Su efigie, realizada en cantera por manos de indios chichimecas de la época, se venera hoy en el altar mayor del templo.

Foto © Carlos Rangel

El convento de la Santa Cruz fue el primer Colegio Eclesiástico Franciscano de Propaganda de la Fe en el continente americano. De ahí salieron numerosos misioneros como Fray Junípero Serra, constructor de las misiones franciscanas de la Sierra Gorda y de la Alta California. También ha sido de gran importancia para la historia del país, pues sirvió de prisión para Don Miguel Domínguez y Epigmenio González durante la conspiración de la Independencia, fue tomado por el general Agustín de Iturbide para poner fin al régimen virreinal en Querétaro, y fue cuartel y primera prisión del Emperador Maximiliano durante el sitio de Querétaro en 1867.

Foto © Juan Carlos Romo

Desde sus inicios, año con año los indígenas de la época comenzaron a hacer resurgir La Tradición y efectuar rituales ceremoniales siguiendo fielmente las costumbres de sus ancestros, con el fin de honrar la Santa Cruz de los Milagros, tradición que prevalece intacta hasta nuestros días, pasando de generación en generación. Esta celebración se lleva a cabo cada año del 12 al 15 de Septiembre, en la cual participan todas las agrupaciones o Mesas de Concheros de Querétaro, entre las más grandes, sólidas y de más fuerte arraigo, están las de las familias Rodríguez, Aguilar y otros. Numerosos Concheros provenientes de otras partes del país y del extranjero se incorporan a las festividades, participando en todas o en algunas de las etapas de la celebración, y cada año se incorporan a las diferentes asociaciones muchas personas que tienen el deseo de ser partícipes de este esfuerzo por mantener viva La Tradición.

Foto © Carlos Rangel

La celebración comienza desde la noche del 12 de Septiembre con la Santísima Velación, un ritual de profunda sacralidad y marcado sincretismo, como preparación espiritual para llevar a cabo las danzas de los días posteriores, permaneciendo en vela toda la noche y concluyendo la ceremonia en algún momento de la mañana siguiente.

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Todo se lleva a cabo en una atmósfera de gran respeto, armonía, veneración y espíritu de servicio, donde el humo del copal purifica las energías de los participantes y visitantes a la ceremonia y eleva las oraciones al Creador.

Se reciben ofrendas, que generalmente consisten en veladoras y flores de todos colores, predominando los claveles rojo y blanco, que son los colores institucionales del Templo de la Santa Cruz, y la mexicanísima flor de cempaxúchitl, de amarillo brillante. Mediante una serie de variados y profundos simbolismos se representa el Ometéotl, o principio de la dualidad Divina, las energías femenina y masculina, la noche y el día, el jaguar y el águila, la madre tierra y el padre sol.

Foto © Carlos Rangel

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En esta ceremonia se purifica el danzante mediante el copal, acompañado del sonido mágico del Huéhuetl (tambor) que hace vibrar con sus ritmos a los presentes, llevando a estados alterados de conciencia a quienes se sumergen en la sacralidad del rito, sin hacer uso de las medicinas ancestrales de los antiguos indígenas.

Los sonidos se complementan con la concha (pequeña guitarra de armadillo), chirimías y sonajas. En ciertos momentos muy especiales se hace tocar el Etecocolli (pronunciado etecocoli, la caracola) para el inicio o fin de alguna de las etapas del rito.

Foto © Carlos Rangel

Foto © Juan Carlos Romo

Los cantos sagrados en lengua náhuatl y otras lenguas prehispánicas, salpicados de algunas palabras y expresiones en español, son una alabanza y muestra de respeto a Tonantzin, la Madre Tierra y a las Benditas Animas de los ancestros tanto recientes, como de los indígenas de hace muchos siglos.

Todo ello está representado en la profusa decoración del altar, lleno de flores, frutas, objetos diversos, imágenes religiosas, prehispánicas, fotografías de los antepasados, en varios niveles de profundo simbolismo que en su esencia se fusiona con la esencia de los simbolismos de otras culturas ancestrales alrededor del planeta entero, culminando en lo alto del altar con una réplica de la Santa Cruz de los Milagros.

Foto © Carlos Rangel

Foto © Juan Carlos Romo

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Foto © Carlos Rangel

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En cierto momento hace la visita simbólica el sacerdote franciscano del Templo de La Cruz, para bendecir esta ofrenda sagrada en remembranza de los abuelos danzantes -los indígenas de hace casi cinco siglos que murieron defendiendo a su pueblo Chichimeca-, y respetando a la vez las costumbres y tradiciones ancestrales. Se hace acompañar de un gallo que antiguamente era un gallo de verdad y que ahora es meramente simbólico en una figura artesanal.

Foto © Juan Carlos Romo

Foto © Carlos Rangel

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Con gran reverencia se hacen representaciones con flores en una gran ofrenda llamada LA FIGURA que contiene los elementos fundamentales de la geometría sagrada, teniendo como base el círculo y la tétrada sagrada, haciendo alusión a los cuatros vientos, al Padre Cielo y a Tonantzin, la Madre Tierra, es decir, a las seis direcciones del universo.

Igualmente se preparan los bastones, las custodias y el gran Xóchitl (coloquialmente pronunciado súchil), gran armazón cubierto de flores y cucharillas (parte interior de las hojas de una variedad particular de cactus conocida bajo el nombre de guapilla) que una vez concluida su elaboración, se coloca a las afueras del templo.

Foto © Juan Carlos Romo

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Parte de la celebración de esta velación consiste en asignar las 5 PALABRAS (actividades o cargos) a 5 personas claves del grupo:

PRIMERA PALABRACoordina el tiempo y pide permiso para comenzar la OBLIGACIÓN (ritual de la danza durante los siguientes días)

SEGUNDA PALABRAApoya a la Primera y ofrece la oración al principio y al final

TERCERA PALABRAAsigna las danzas a cada uno de los participantes cuando pasan al centro a hacer su danza personal mientras los demás acompañan con algunos de las danzas establecidas

CUARTA PALABRASiempre es un varón, que otorga permiso a los integrantes varones del círculo para ausentarse del mismo, con apoyo de la parte femenina

QUINTA PALABRAConformada de varios sargentos para regir el orden dentro del círculo de danza

Foto © Juan Carlos Romo

Simbólicamente, al inicio del desfile van los frailes franciscanos del Templo de la Santa Cruz de los Milagros, ya que es una remembranza de los tiempos antiguos de la evangelización.

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Se preparan todos los danzantes portando sus espectaculares atuendos ceremoniales, complementándolos con las Hueseras en los tobillos, una especie de brazaletes hechos de la semilla o hueso de un árbol llamado fraile, y portando sobre la cabeza el Copilli (pronunciado copili, que es el penacho) casi siempre elaborado por ellos mismos, donde cada uno es una verdadera obra de arte formada por una infinidad de plumas de diversas aves como águila, cóndor, faisán, guacamaya, gallo, avestruz, guajolote (pavo), pavo real, quetzal y muchas otras más.

Foto © Carlos Rangel

Foto © Juan Carlos Romo

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Todas las asociaciones o Mesas, organizadas como en la milicia, tienen su propio general, capitanes, malinches, sargentos, alférez, tropa, y por supuesto, su Cuartel. Gracias a este orden jerárquico se puede conservar la organización interna del grupo y continuar con La Tradición.

Foto © Carlos Rangel

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Foto © Juan Carlos Romo

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Son literalmente miles de danzantes de todas las jerarquías que con el mayor respeto participan en un desfile danzante que a partir de las 5 de la tarde recorre algunas de las principales calles del centro de la ciudad, culminando su recorrido al anochecer en el Templo de La Cruz, donde una comisión de cada Mesa presenta en el interior del Templo su propia ofrenda, mientras el resto permanecen afuera, danzando. A esta celebración, además de los danzantes que forman parte de la tradición, se unen muchas personas que van para “purgar una manda” de algún favor recibido o un milagro que les hizo la Santísima Cruz de los Milagros del cerro del Sangremal.

Foto © Carlos Rangel

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La fiesta culmina este día con la quema del castillo de fuegos artificiales, cuyo espectáculo es un deleite para danzantes y visitantes, para chicos y grandes.

Foto © Juan Carlos Romo

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No hay nada en La Tradición Conchera que sea al azar o por capricho. Absolutamente todo obedece a un motivo, a un sentido ulterior de las cosas, cuya expresión, eso sí, es intuitiva y personal de quien la lleva a cabo. La OBLIGACIÓN (rito de la danza) comienza temprano, a las 10 am acompañada con el sonido del Huéhuetl y realizando algunas de las danzas acorde de su ritmo particular, como la danza del Sol, del Águila Blanca, de la Paloma, del Maíz, etc. Los danzantes se colocan siempre formando un círculo sagrado teniendo como centro el altar con las ofrendas y sahumerios donde el copal es fundamental, comenzando con el permiso y la invocación a los cuatro vientos, hacia arriba al cielo, y hacia abajo a Tonantzin, la Madre Tierra, las seis direcciones del Universo.

Foto © Carlos Rangel

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El altar es el centro mismo generador de la energía del grupo que se expande hacia el círculo de participantes en la danza, o varios círculos concéntricos si el contingente es muy numeroso, transformando a todo el conjunto en una sola entidad danzante al unísono que va y viene, fortaleciendo la energía del movimiento grupal la cual se eleva al cosmos, al Creador, en oración colectiva en Ollin (movimiento). Para el espectador profano puede parecer simplemente una bella coreografía sincronizada llena de colorido folklor y espectacular vestuario. Pocos saben que cada movimiento tiene un por qué, que obedece a una razón llena de misticismo en donde cada parte del cuerpo tiene su propio simbolismo y función energética, al tocar con los pies preferiblemente desnudos, la faz de Tonantzin, la Madre Tierra, subiendo la energía a lo largo del cuerpo y haciendo una conexión con el Cosmos mediante los movimientos de los brazos, que al levantarlos, se establece la unión con el Padre, Creador del Universo.

Foto © Carlos Rangel

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Foto © Juan Carlos Romo

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La OBLIGACIÓN se desarrolla durante todo el día, con algunos pequeños recesos luego de un determinado número de danzas consecutivas, aunque si alguno de los participantes necesita ausentarse un momento, solicita el permiso de la 4ª o 5ª palabra.

Hay una pequeña tregua para descansar y alimentarse, para lo cual cada Mesa se dirige a su cuartel, reanudando la OBLIGACIÓN por la tarde y continuar sin tregua hasta terminar las 9 de la noche.

Foto © Juan Carlos Romo

Foto © Carlos Rangel

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Nuevamente la celebración culmina en la quema de un castillo de fuegos artificiales, generalmente más sorprendente que el del día anterior.

Foto © Juan Carlos Romo

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Desde el alba comienzan las Mandas, peregrinos que llegan de rodillas desde las faldas del cerro del Sangremal, hasta el altar del Templo de la Santa Cruz, generalmente para agradecer alguna gracia recibida, aunque también hay quien acude para solicitar algún favor especial, casi siempre relacionado con la salud, ya sea propia o de algún pariente cercano.

Foto © Carlos Rangel

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El último día de la festividad concluye con la celebración de una Misa católica en honor a la Santísima Cruz de los Milagros, a los Danzantes y sus Ancestros. Este rito se lleva a cabo en el atrio de la iglesia, a la usanza de los tiempos antiguos. El sacerdote oficia la Misa rodeado de los Altos Dignatarios de los más importantes Cuarteles de La Tradición Conchera. Frente al altar, al pie de la escalinata se colocan las malinches sahumadoras de cada Mesa, pues el fuego es un privilegio exclusivo de la mujer, y constantemente renuevan sus sahumerios con perfumado copal.

Foto © Carlos Rangel

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En el momento crucial de la Misa, la Consagración del Pan y del Vino, con la más sagrada reverencia las malinches sahumadoras levantan sus sahumerios inundando el espacio con el humo purificador del copal al momento en que el sacerdote levanta la hostia y el cáliz mientras todas las campanas de la iglesia redoblan a vuelo alternando con los Etecocollis (las caracolas) y una serie de estruendosos “cuetes” de pólvora estallan simultáneamente en los aires en un derroche de sonidos, perfumes y profundas emociones que se desbordan en quienes tienen el privilegio de asistir a esta celebración sin igual, de un eclecticismo que rebasa la cordura e inunda el Espíritu.

Foto © Carlos Rangel

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Al final de la Misa los danzantes se reúnen en sus círculos, hace una salutación a los cuatro vientos y ejecutan algunas pocas danzas. Se levantan los Xóchitls monumentales y los danzantes agradecen y se despiden de los cuatro vientos para regresar a sus cuarteles y hacer el cierre privado de la celebración.

Foto © Juan Carlos Romo

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Foto © Carlos Rangel

Cada quien regresa a sus casas para continuar al día siguiente su vida “normal” como estudiantes, profesionistas, trabajadores, amas de casa, reincorporándose a la cotidianidad de la vida como un ciudadano más, pero ellos saben que sus corazones laten con una energía diferente, porque son portadores y continuadores de La Tradición.

Foto © Carlos Rangel

Por la noche la fiesta continúa, pero ya es otra fiesta, la de la celebración del aniversario del inicio de la Independencia de México, que en 2010 fue un aniversario muy simbólico: el Bicentenario.

Por la noche la fiesta continúa, pero ya es otra fiesta, la de la celebración del aniversario del inicio de la Independencia de México, que en 2010 fue un aniversario muy simbólico: el Bicentenario.

Foto © Carlos Rangel

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Fotografía original © Juan Carlos Romo, Carlos Rangel, Paulina Latapí

Música: Jorge Reyes – Corazón de Fuego

Concepto general y montaje original: Carlos RangelCon reconocimiento a todos los participantes de las Mesas de Concheros y a todos los que hacen posible esta magna festividad, así como a todas las personas que de una u otra forma colaboraron en este proyecto, con especial reconocimiento al Capitán General Manuel Rodríguez Ontiveros, por su invaluable apoyoSe agradece respetarlo sin alteración

Santiago de Querétaro, México, Septiembre.2010carlitosrangel@hotmail.comhttp://www.slideshare.net/carlitosrangel/