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POR TI,MI VIAJE SIN BOLETO
“Los viajes son en la juventud una parte de educación
y, en la vejez, una parte de experiencia.”
Sir Francis Bacon
-Estoy sensible- dijo Lucho con los ojos rojos por el llanto mientras me abrazaba.
Verlos a todos, ese 31 de diciembre, llorando me provoco curiosidad ¿Cómo se sentirán
al vivir así? Una semana viviendo con ellos demuestra solo una parte, ya que no dan a
conocer como realmente son, porque divertir es su trabajo.
A pesar del hecho de no dormir Roberto, uno de los más jóvenes con 19 años aunque no
los aparentaba, parecía mucho mayor, de ojos claros, pelo ondulado y nariz bastante
pronunciada, tuvo todo el tiempo una sonrisa en su cara y no paraba de bailar, eran las 9
a.m. y el seguía bailando con el güiro, el cual terminó con solo dos palillos. Creo también
que fue el único de ellos que ese día no lloró.
Era entendible el llanto, pasaban días y días lejos de su familia; no era el primer año
nuevo que se encontraban sin sus seres queridos.
Miro hacia la escalera y estaba Eugenio de 30 años, alto, delgado y morocho, tratando de
comunicarse por teléfono no se con quien, si un hijo, una madre, su mujer, no lo sé; pero
también llorando. Contra el alambrado estaban los demás abrazando a Lucho; no sé
cómo surgió la conversación pero Sebastián, de unos 37 años, nos comentó sobre su hijo
y el dolor que sentía por no compartir ciertos momentos con él.
Dando vueltas por ahí se encontraba Agustín sacando fotos y también con los ojos rojos
de llorar, no quise preguntarle nada en ese momento.
Esa noche todos volvimos temprano al hotel, ellos no tenían ánimo de festejar, se notaba
en sus rostros cansados y triste.
Una tarde en la pileta hablando con Agustín, “Lingüini” le decían así por el parecido que
tenia con el dibujo de la película Ratatouille, nos comentaba lo problemático que era tener
una relación estable por culpa del trabajo, la desconfianza era un problema. Porque sí,
tienen determinada “fama”.
Cuando recién los conocí ninguno de ellos parecía el típico coordinador, no los
encontraba graciosos, pero después de varias horas en el colectivo con ellos
comenzamos a tener otro punto de vista.
La vuelta fue horrible, porque pasar 9 días viviendo prácticamente las 24 horas con esas
personas y saber que no las volverás a ver, no es una sensación agradable y ¿cómo
sería para ellos que les sucede cada dos semanas?
Después de un tiempo volví a ver a Roberto y me contó que empezó a coordinar a los 17
años, pero antes lo hacía en Las Grutas porque su mamá tenía una agencia; “me gusta
cuando organizas algo y te sale bien y los chicos después se acuerdan” me dijo.
Tiene titulo de guardavida, pero si tuviera que elegir entre coordinar y trabajar de
eso elige vivir viajando.
Cuando le pregunte que sentía por la gente que conocía, yo esperaba que me comentara
sobre los chicos que coordina, pero no, me hablo sobre la gente que trabajaba con él.
Pero si me dijo que el trabajo de coordinador es “jodido” porque no tiene tiempo para
divertirse ni para ellos mismos, aquello que cambiaria de la profesión es la imagen que
tienen los demás de ellos, en ese momento me miro como diciendo “vos me entendes”
inclinando la cabeza hacia un costado, “hay coordinadores y coordinadores” esas fueron
sus palabras.
Algo que siempre quiere recordar son las salidas a los boliches y cómo paso esos
momentos con sus compañeros y los chicos que conoció, cada sonrisa, cada “gracias”.
Conoció lugares como Bariloche, Carlos Paz, Camboriu, Cataratas, Mar del Plata, y
Madryn.
Similar es el pensamiento de Eugenio, que no paró de hablar en dos horas, entre mate y
mate me contó todo lo que pensaba del trabajo y que no es como todos los demás
piensan. Arrancó viajando a los 21 y hoy tiene 30 años, anteriormente trabajaba como
barman y así fue la manera en que consiguió llegar a coordinador.
Se sentía atraído por los viajes y la fiesta que estos tenían, pero hoy en día lo ve con fines
de lucro; sí lo disfruta, pero ahora se basa más en lo económico.
Y al igual que Roberto, no cambiaria este trabajo por otro, porque ahora se siente con la
libertad de elegir, en cambio en otros trabajos que son mas estructurados no se sentía
cómodo. Odia cumplir horarios, usar traje y depender de alguien más; si bien hoy no sabe
si trabaja menos horas, pero las maneja a su manera.
A mi pregunta de si en algún momento se arrepentía de viajar él respondió” No, gracias a
Dios el trabajo es bastante placentero, si bien es cansador y... no es que te arrepentís
sino que en fechas importantes como, cumpleaños de amigos, cumpleaños de amigos o
fechas importantes como navidad, año nuevo por ahí pasarlas viajando en ese momento
es como que se siente, no sé si mal pero preferís en esas fechas compartirlas con tu
gente. No con gente que recién conoces, pero no me arrepiento”
Y por esta misma razón sus padres no están de acuerdo, porque en su casa está solo tres
veces al año o algún que otro fin de semana, pero para él lo importante
es que maneja sus tiempos y el dinero que recibe a cambio.
Tiene un hijo de siete años y con él se trata mucho por teléfono y lo ve algunos fines de
semana. Hay veces que cree que no vale la pena ir a un
viaje y perder ciertos momentos con él.
-Yo me acuerdo que vos en año nuevo estabas llorando.-Hum - me afirma.
-¿Era por tu hijo o porque era que estabas llorando?-Y creo que una sumatoria de cosas. No me había podido comunicar, viste que los
teléfonos en ese momento son un caos, no me había podido comunicar con nadie o sea,
directamente mi teléfono no andaba. No me había podido comunicar con nadie y creo que
se extraña en ese momento un montón de cosas o sea, de ultima, yo fui a laburar primero
porque me necesitaban, le plantee 20 veces en la empresa que no quería ir y no sé si vale
la pena lo que yo recibo en plata o en lo que se genera. No sé si es rentable eso, prefiero
mil veces quedarme con mi hijo, o quedarme con los míos.
Yo por ejemplo mi cumpleaños haces 3 años que lo paso viajando y año nuevo ya hace 6
con este último que pasó. Compartir tiempo con el caso de mi hijo o con mi gente creo
que no tiene precio.
O sea tengo amigos que me dicen “¡He! la puta que te pario, te quejas y pasaste tu
cumpleaños en Rio de Janeiro”. Pero pase mi cumpleaños con compañeros de trabajo no
con mis amigos.
-¿Muchos cumpleaños fuera de casa?-
-Sí, llega un punto en que pasaron las doce de la noche y te empieza a sonar el teléfono y
te queres matar.-
Con respecto a qué le gustaría demostrarle a la gente dijo -Y lo más complicado es eso, la
gente que opina sobre los que trabajan en turismo es como que tiene un preconcepto,
hablan de que te gusta la joda, de que te levantas a todas las minas y el viaje de
egresados es un quilombo, el trabajo de coordinador es dibujar absolutamente todo, la
empresa tiene fallas en el servicio no sé, me ha tocado por ejemplo que me llamen por
teléfono saliendo del cerro con todos los chicos mojados del cerro catedral, cagados de
frio y el micro se había roto y tener que estar dos horas cantando con los chicos porque el
micro no llegaba. O sea tenés que dibujar con juegos o cosas así que inclusive el
pasajero nunca se entera de esas cosas.
Es como que todo lo que le pase a tus pasajeros vos tenés que estar para solucionarlos,
y tenés 50 personitas distintas que demandan algo distinto, todos los días, todo el día
durante 9 días; que llega un punto en que también es como bastante complejo.
Lo excede dice, me conto que en los viajes todos tienen “pedos melancólicos” y se entera
de cosas importantes que ya no es función del coordinador, y también lo afectan.-
Y agrega “El desgaste que me genera, que en realidad no hay plata que pague el trabajo
que hacemos nosotros. Porque si bien no se cobra mal, creo que es hasta insalubre por
llamarlo de algún modo en varios de los aspectos. A mi me paso por ejemplo un año
coordine 4 vueltas seguidas de 9 noches en Bariloche. A mi me ponían una inyección por
semana, y estaba medicado absolutamente casi todos los días. “
Al ver la opinión de cada uno, también de Agustín y Tomas con quienes volví a hablar
luego del viaje, entendí que no todo es lo que parece en su trabajo. Ambos me dijeron que
les agrada recibir un gracias por el trabajo que realizan, y no siempre lo hacen, unos
trabajan por dinero y otros por simplemente placer, algunos por
conocer gente y ver sonrisas en los rostros de los jóvenes.
Otra perspectiva Decidí ver otra forma de trabajo que tenga similares aspectos pero ver sus diferencias
entonces hable con Eduardo de 48 años que comenzó a trabajar como camionero a los
20 , lo tomaron como chofer de un particular para realizar viajes de Mendoza a Buenos
Aires.
-¿Y porque lo haces?-
-Por necesidad-
Es difícil tener que trabajar por necesidad, porque se piensa en que DEBES hacerlo,
hasta da a pensar que esa persona no trabaja de lo que quiere, no tiene la oportunidad
como otros de simplemente elegir de que vivir. Pero entonces le pregunte si le gustaba y
él respondió “Y sí, sino no lo haría .Hay una parte que te gusta y otra por necesidad”.
Entonces me explico que aunque a veces preferiría estar en un trabajo más estable como
una vez lo hizo en su chacra, donde él vivía, era mucho más cómodo pero aun así vivir
viajando es algo que le gusta a pesar de sus complicaciones como cortes de
ruta, problemas con el camión etcétera; y creo que no hay mejor forma de describir cómo
piensa Eduardo que con las palabras de William Hazlitt “Me gustaría emplear toda mi vida
en viajar, si alguien me pudiera prestar una segunda vida para pasarla en casa.”
Ha pasado muchos problemas sobre la ruta pero también situaciones inolvidables.
¿Qué se sentirá vivir sobre un camión? Para él es sentirse libre, perderse en el
camino es una experiencia que valora, “así se aprende” me dijo.
Conoce mucha gente en el recorrido diario que realiza; me sacó más de una sonrisa
mientras saludaba a todos los vehículos que se cruzaba en el camino, algunos devolvían
el saludo, otros no; lo hacía tan solo para distraerse, ya que sus viajes duraban días
y días.
Es inimaginable lo que se vive, uno no lo entiende hasta que no lo experimenta , no poder
estar en el confort de tu propio hogar, ducharte en una estación de servicio, sufrir vientos
fuertes, nieve, tormentas, calor, heladas, todo esto sin poder hacer nada.
Viajar solo con el silencio y tus propios pensamientos los cuales a veces preferirías callar
porque quizá se piensa en la familia que no ves hace tiempo, pero tal vez al mismo tiempo
sea bueno tener un tiempo a solas para pensar, “Viajamos para cambiar, no de lugar, sino
de ideas i ”.
i Hipólito Taine
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