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Historia del Muelle de Veteranos. Origenes, los diferentes proyectos, las interpretaciones de su extraño nombre.
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Siempre nos ha interesado la denominación de muelle o dársena de veteranos que recibe en la actualidad la zona
portuaria del Puntal de Hondarribia. Suele decirse que es debido a que fue el primer puerto que hubo históricamente
en Hondarribia e incluso en la desembocadura del Bidasoa, o a que desde hace mucho tiempo era el lugar donde
amarraban sus embarcaciones los marineros y pescadores de mayor edad. También suele alegarse que es una
denominación moderna que no tendrá más de cincuenta años. Veamos el tema.
Las referencias que tenemos a día de hoy nos indican que desde muy antiguo hubo instalaciones portuarias en el
estuario del Bidasoa. Pero éstas estaban situadas al fondo del estuario en relación con la ciudad romana de Oiasso, en
el actual casco urbano de Irún, que habría dado nombre al propio río Bidasoa "vía ad Oiasso". El descubrimiento por
Arkeolan de un muelle varadero de madera y piedra en la calle Santiago en 19921, y posteriormente en Tadeo Murgia,
indican que Oiasso ya tenía instalaciones portuarias sólidamente construidas entre los años 70-90 de nuestra era. Por
lo que hoy sabemos éste sería el primer puerto del estuario.
¿Pudo existir alguna otra estructura portuaria en el territorio que ocupa la actual Hondarribia?. Los restos
arqueológicos descubiertos en las calles Pampinot y San Nicolás indican la presencia romana en la colina que ocuparía
la ciudad amurallada. Pero no podemos aventurar que hubiera otro puerto en el interior del estuario. Aunque sí que
había uno exterior. Desde 1961 se llevan recuperando restos romanos en el fondeadero de Asturiaga, lo que indica que
en aquella época ya existía lo que resulta una constante portuaria en la desembocadura del Bidasoa: la existencia de un
fondeadero exterior en Higuer -Asturiaga-, donde los navíos se protegerían de los temporales del Noroeste a la espera
de poder acceder al puerto interior del estuario, en el que cargar y descargar los productos y mercancías que
transportaban. El puerto de de Oiasso quedó abandonado a partir del siglo II, pero los restos arqueológicos en el
fondeadero de Asturiaga llegan hasta el siglo VII. ¿Fue sustituido el de Oiasso por otro puerto en el interior del
estuario?.
La siguiente referencia la encontramos en la
carta puebla otorgada por Alfonso VIII a
Fuenterrabía en 1203, en la que el monarca
concedía a la villa el puerto de Asturiaga,
pero con la condición de que "quod uno
quoque anno detis pro illo portu
quinquaginta marvotinos", es decir, que le
pagasen por él 500 maravedís al año. Lo
que indica no sólo que se seguía utilizando,
sino la importancia económica que tenía,
porque el rey cedía graciosamente todo el
territorio a la nueva villa, pero le cobraba
una tasa anual por cederle el puerto. Este
puerto pudo tener algún tipo de estructura
portuaria, porque en el siglo XVI se
afirmaba que "antiguamente solía estar
capaz el puerto de Asturiaga con planchada de madera y cabestantes y agora estaba todo deshecho".
Desde el siglo XIII Fuenterrabía era ya uno de los centros más importantes del comercio en el Cantábrico y es seguro
que tendría algún embarcadero cercano a su casco urbano en el que cargar y descargar las mercancías, pero no
1 Ya se habían encontrado restos con anterioridad en Irún. En 1954 se encontró una canoa de origen romano tallada sobre un único tronco
cuando se excavaba para construir los cimientos de un nuevo edificio. El lodo y la falta de oxígeno la habían mantenido en un extraordinario
estado de conservación. Guiadas las autoridades por el entusiasmo cultural de aquellos años, ordenaron que se tirara a una escombrera.
Cosas de Alde Zaharra 31
Muelle de Veteranos
Lámina de Fernando Hierro que reproduce la Hondarribia de 1476. El Puntal sin más
instalaciones que alguna ligera estructura fácil de defender.
2
tenemos datos de ello hasta finales del siglo XV. En 1541 Miguel Martínez de Olaberría afirmaba que cincuenta y dos
años antes –por lo tanto en 1489- “las naos e nabios que a la dicha Concha aportan con bastimentos y
mantenimientos suelen los meter al Puntal de la dicha villa donde es el descargadero".
Llamaban Concha al fondeadero de Asturiaga y el puerto interior de descarga estaba en el Puntal. Es difícil que
hubiera algún tipo de infraestructura portuaria sólida construida en este puerto interior. Hondarribia era una fortaleza
defensiva en el límite del territorio entre dos reinos, y una estructura sólida externa muy cercana a sus muros podía
suponer un serio peligro en caso de ataque enemigo. Eran tiempos de ballestas y bombardas. Con el aumento del
alcance de los cañones este tipo de precauciones perderían su importancia.
En el siglo XVI hay claras referencias a los intentos de
construcción de algún tipo de estructura portuaria. El 2 de
octubre de 1532 el Concejo de Fuenterrabía aprobó construir
“un muelle o cay sin cal”, al que sigue haciendo referencia
en 1548 con el nombre de “muelle del Puntal”. En 1566 la
Cofradía de Mareantes de San Pedro alude al “muelle que
está empesado a hacer cabe la lonja” y a la financiación para
“hacer el muelle o las paredes, y acequias de los molinos
donde los navíos se albergan”. La documentación que
tenemos indica que, a pesar de estos intentos, seguía
habiendo sólo un embarcadero de madera frente al cubo
imperial y la puerta de Santa María, y que se utilizaba como
zona de amarre la zona entre esta puerta de Santa María y el
molino de Santa Engracia. El plano que tenemos a la derecha
parece reflejar la existencia de un muelle de madera frente a
la puerta de Santa María y el antiguo cubo imperial, a
mediados del siglo XVI.
En el año de 1609 la villa observa que "en caso que hubiese
guerra con Francia teniendo a las zabras y navios frente de
la Lonja o en el puntal y ribera no estaban seguros" porque lo
que serían fácil presa del enemigo. Y decidieron que se
amarraran los navíos en la zona sur de la muralla, entre la puerta de Santa María y el baluarte de la Reina, y que había
que construir un "muelle de cal y canto" desde el dique de la presa de Santa Engracia hasta el río Bidasoa.
Una carta francesa trazada a mano en 1620, que no reproducimos por su mal estado, muestra las lanchas varadas en la
arena del Puntal y lo que parece un embarcadero de madera frente a la puerta de Santa María, muy similar al que se
describe en las dos ilustraciones anteriores.
En septiembre de 1622 llega a Fuenterrabía un curioso personaje mezcla de corsario, espía, ingeniero militar, capitán
de artillería, cosmógrafo y cartógrafo. Era el portugués Pedro de Texeira, “maestre de fazer cartas de marear”, que
había sido encargado por Felipe IV de realizar un atlas que se llamaría “Descripción de España y de las costas y
puertos de sus reynos". No se le encargaba que pusiera al día la cartografía que ya existía, sino que elaborara una
totalmente nueva basada en sus propias observaciones empíricas sobre los puertos marítimos y accidentes geográficos
costeros. El resultado de sus observaciones debería quedar en secreto. Tan en secreto que las 102 cartas que levantó no
han visto la luz pública hasta que fueron descubiertas en el museo de Viena en el año 2000. Hondarribia aparece en
dos de las cartas de su atlas, y en ninguna de ellas puede observarse estructura portuaria alguna al sur de la villa.
Pero en 1636 llega a Fuenterrabía por segunda vez Pedro Texeira. Esta vez con el encargo de reconocer las plazas
defensivas de la frontera. Y ahora sí que aparece con claridad una estructura que coincide con la proyectada en 1609
que, partiendo desde el dique de Santa Engracia hacia el Bidasoa, discurría en paralelo al flanco sur del baluarte de
San Felipe. Lo que nos permite hipotetizar que aquel primer muelle de piedra pudo construirse, o acabar de
construirse, en el período que medió entre estos dos viajes del cartógrafo portugués a Fuenterrabía.
Fragmento de un plano de la plaza de Fuenterrabía de mediados
del siglo XVI, Archivo General de Simancas, MPD 13 055
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Llegó el sitio de 1638. Se escribieron muchos relatos sobre el acontecimiento y se levantaron planos para ilustrar los
ataques, pero nada que nos ofrezca una información más específica sobre lo que buscamos. Sólo hemos podido
encontrar que la Lonja fue destruida en el ataque y la confirmación de que existía un puerto al sur del baluarte de San
Felipe. Nada más.
En 1656 el Concejo y la Cofradía de Mareantes acuerdan construir un nuevo muelle junto al baluarte de San Felipe. Se
encargan las obras al maestro cantero Juanes de Chanique. El muelle estaría construido de cal y canto, con una base
maciza en sus cimientos y arcos en su parte superior. Tendría amarres de piedra para los barcos y escaleras a cada
lado. Su construcción vino marcada por la polémica sobre si su presencia debilitaría la capacidad defensiva de la
fortaleza, de forma que en 1658 se seguía
insistiendo en que se construyera este
muelle al que se denominaba de San Felipe,
por su cercanía al baluarte del mismo
nombre. Sabemos que para su construcción
se utilizaron muchas piedras provenientes
de los derruidos muros de la ciudad, pero
no en qué fecha se acabó su construcción.
En 1669 Juan Manso de Zuñiga realizaba
una carta en la que planteaba una serie de
mejoras para la fortaleza. Dibuja la zona
del Puntal marcando con una "X" lo que
denomina "la Cassa Lonja y muelle que se
está aciendo". Se supone que el muelle
estaría ya muy avanzado, porque lo traza
con la forma en que iba a quedar los
siguientes doscientos cincuenta años. Fragmento de una carta de Juan Manso de Zuñiga (1669), Archivo General de
Simancas, MPD 07 108
Fragmento de una carta de Pedro Texeira (1636), Biblioteca de la Diputación Foral de Bizkaia. Texeira proponía
inundar el foso Oeste para convertir Fuenterrabía en una isla y protegerla contra el minado de los muros
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El siglo XVIII supuso un importante avance para la cartografía, lo que nos permite observar con más exactitud la
disposición de un muelle que en lo sustancial no había variado desde su construcción en el siglo anterior. Aunque
consta que se hicieron algunas reparaciones, como en 1730 en "la fábrica y ensanche del muelle que corre desde la
cercanía de la puerta de Santa María de esta Plaza hasta la Casa Lonja"; y en 1774 cuando la ciudad se ocupó de los
"retoques que se hallan necesarios en el muelle antiguo que mira desde la esquina de San Felipe al canal".
En 1796 Agustín Caminero levantaba una carta para ilustrar el estado en que quedó la plaza tras la Guerra de la
Convención. Su trazado nos muestra con claridad la zona sur de la plaza a finales del siglo XVIII. Con una "X" nos
muestra lo que llama el "Arrecife de Santa Engracia" que llega a la recién creada Alameda2. Más abajo, entre la puerta
de Santa María (C) y la casa Lonja (R), nos muestra marcados con "F" lo que llama "muros que sirven de muelles á
las lanchas en mar alta". Puede verse como entre estos muelles y el baluarte de San Felipe (P) quedaba un espacio
considerable de marisma que se cubría de agua en marea alta, con lo que el muelle y la casa Lonja quedaban rodeados
de agua por todas partes.
Partiendo de todo esto sí que puede afirmarse que el muelle del Puntal fue la primera instalación portuaria de piedra de
Hondarribia, cuya primera fase –desde la puerta de Santa María hasta el vértice del baluarte de San Felipe- se
construiría entre 1622 y 1636, y la segunda –continuación hasta la Casa Lonja, con otro muelle casi en ángulo recto
buscando el cauce en bajamar- en la década de 1670. El primer muelle de piedra de la Marina se construiría un siglo
después, en 1769.
Y llegó el siglo XIX. Como en tantas otras cosas, éste iba a ser también el siglo de los grandes cambios en la zona sur
de la ciudad de Hondarribia. Aunque algunas zonas de juncales ya se habían empezado a cerrar con muros a mediados
del siglo XVII, quedaban todavía lejos del casco urbano. La ciudad seguía siendo casi una isla, una fortaleza rodeada
de agua por tres de sus cuatro partes en marea alta, y por arena y fango en marea baja.
2 La Alameda fue plantada en 1740, y protegida de las crecidas por un muro en 1754
Fragmento de una carta de Agustín Caminero (1796), Archivo General de Simancas, MPD 25 180
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En el siglo XIX se consideraba a las marismas
como terrenos baldíos e insalubres, y en 1813 la
ley afirmaba que "se adjudicarán a los que lo
soliciten, siempre que se obliguen a desecarlos o
hacerlos de cualquier manera productivos". La
ley era muy permisiva con la desecación de
marismas. Si un particular conseguía la
autorización, a cambio de los gastos se quedaba
con el nuevo suelo. Como la autorización la
otorgaba el Gobierno Central, poco podía hacer el
Ayuntamiento para impedirlo. Así que todo el que
pudo se lanzó, con el cuchillo entre los dientes, a
desecar terrenos mareales. Para colmo, la Ley de
Aguas de 1866 no sólo permitió la desecación y
apropiación de las marismas de propiedad pública,
sino que incluso otorgó subvenciones para poder
hacerlo. En buena medida fueron las solicitudes
privadas para desecar las marismas las que
animaron al Ayuntamiento a presentar su propia
solicitud para los ensanches de la Marina y del
Puntal. Así la ciudad no perdía aquel suelo y su
venta beneficiaba al propio Consistorio.
Si observamos el plano de 1826 -arriba a la
derecha- veremos que ya estaba avanzada la
desecación, aunque todavía quedaban amplias
zonas marismeñas cerca de la ciudad. Pero en el
siguiente plano, de 18983, podemos observar como
a finales del siglo casi todo el espacio que
ocupaban las marismas estaba ya dedicado a
actividades calificadas como productivas. Una
desecación que coincidió con una dramática
reducción del cabotaje en el muelle. Mientras en
1860 se movían 21.119 quintales métricos, en 1880
sólo se movieron 1.986. Se había perdido más de
un 90% del comercio marítimo en veinte años. La
ciudad, que había perdido en el siglo anterior su
importancia como plaza militar estratégica, perdía
ahora las rentas que le dejaba el tráfico comercial.
En 1882 aparece documentada por vez primera una
extraña denominación para referirse al muelle,
cuando Claudio Otaegui se queja en un escrito al
Ayuntamiento del comportamiento de los
carabineros, después de que junto a su familia se
hubiera "embarcado en una lancha en el muelle de
veteranos". ¿Muelle de veteranos?.
3 Este plano adelanta ya la absorción del muelle por el ensanche del Puntal, un proyecto que entonces estaba todavía en fase de estudio. La
tercera fase de este ensanche, la que acabó con el antiguo muelle, se terminó en realidad a finales de 1916.
Fragmento del Plano de la Rada de Higuer y ría de Fuenterrabía (Comisión
Hidrográfica, 1898), Instititut Cartogràfic de Catalunya.
Fragmento del Plano de la bahía de Fuenterrabía (Beautemps,1826). Instituto
Geográfico Nacional
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Diecisiete años antes, en 1865, la reina Isabel II había firmado un decreto que dividía a los carabineros en dos
secciones: la de Carabineros del Reino, encargados de la vigilancia de costas y fronteras, y la sección de Carabineros
Veteranos, que "se compondrá de los individuos del cuerpo de carabineros que tengan mejores notas, y prestarán
exclusivamente el servicio especial á que se le destina en los puertos, muelles, bahías, puntos de descarga y
reconocimiento". Los Veteranos se convertían en especialistas aduaneros, y los del Reino se limitaban a tareas de
vigilancia.
Un acta del Ayuntamiento de Hondarribia de 1871 citaba ya la
presencia de Carabineros Veteranos "en el muelle de la Alameda".
Como sólo se podían desembarcar personas y mercancías en los
puestos atendidos por Carabineros Veteranos, este muelle era el
único por el que se podía hacer este desembarco, y el consistorio se
quejaba de los problemas que esto generaba al vecindario y a las
comunicaciones entre Hondarribia y Hendaya. La Administración de
Aduanas respondió que esto era así "por el espíritu contrabandista
que reina en gran parte de los habitantes de aquella frontera", y que
establecer más puntos de desembarque "facilitaría a los
contrabandistas el paso de géneros por la proximidad de Francia,
cuya travesía puede hacerse en cinco minutos". Finalmente el
Consistorio conseguiría que se habilitara también el puesto de la
Marina como puesto aduanero, pero sólo durante los meses de
verano.
En 1888 Joaquín Oña solicitó desecar la marisma en un terreno de
dominio público "situado en dicho punto, á la orilla izquierda del
Bidasoa, entre la caseta de carabineros del muelle de veteranos y la
casa lonja". Y este mismo año el Ayuntamiento aprobaba pagar a
Francisco Lapitz 311,49 pesetas "por material y jornales en la
construcción del puente del muelle de veteranos". La denominación
de muelle de veteranos se había generalizado.
D. Serapio Múgica afirma que en 1917 eran cuatro los puestos de carabineros en Hondarribia: el del cabo de Higuer,
con un cabo y seis números: el de la Marina, con un sargento y doce números; el de San Isidoro -aproximadamente
donde ahora se encuentra la terminal del aeropuerto-, con un cabo, dos cabos de mar y seis números; y el más
importante, el del muelle de veteranos, que él llama "puesto de Fuenterrabía", con un primer teniente, dos cabos,
quince números y una matrona de segunda para revisar a las viajeras.
En 1919 cede finalmente el Ministerio de Hacienda y habilita el puesto
de la Marina pero sólo "para las mercancías y materiales necesarios para
el astillero y la fábrica de salazón de pescado, no permitiéndose en este
muelle el embarque y desembarque de viajeros ni la arribada de buques
procedentes del extranjero con mercancías o sin ellas, las cuales
continuarán despachando en el muelle de la Aduana", es decir en el
muelle del Puntal. Y ordena que los Carabineros del Reino de la Marina
sean sustituidos por Carabineros Veteranos. Pero este cambio no influyó
en la denominación del puesto de la Marina. El muelle del Puntal ya
llevaba para entonces 35 años llamándose muelle de veteranos. .
Algunos puestos de carabineros exhibían el cartel de carabineros
veteranos. Aunque no tenemos constancia gráfica de que el puesto
hondarribiarra haya tenido alguna vez un cartel similar.
Casetas de carabinero y matrona en las que se revisaban
las pertenencias de viajeros y viajeras en la Hondarribia
de 1910.
Puesto aduanero de Valcarlos con el cartel de
"Carabineros Veteranos"
7
En el siglo XX continuó el cambio de la fisonomía de la zona. La construcción de la tercera fase del ensanche del
Puntal se tragó literalmente al muelle construído en el siglo XVII, mientras que la construcción de la primera pista del
aeropuerto sobre los cerrados de San Rafael y San Isidoro iba a convertir al muelle en una dársena triangular cerrada.
La ciudad amurallada, bañada por el agua durante siglos, iba a quedar ya rodeada de tierra por todas partes.
La denominación de muelle de veteranos se siguió
popularizando durante todo el siglo. Hasta el punto que el
propio Ayuntamiento ya no llamaba oficialmente
carabineros veteranos a estos funcionarios, sino
"carabineros del muelle de veteranos", con ocasión de las
obras de la nueva carretera en 1934. En el alzamiento
militar de 1936 el cuerpo de carabineros se mantuvo en su
mayoría fiel a la República y fue disuelto en 1940 por
orden directa de Franco, integrándose toda su estructura
en la Guardia Civil. Pero se mantuvo de alguna manera la
tradición de los veteranos, porque a la unidad que se creó
para encargarse inicialmente del control de los puertos se
le dio el nombre de Tercio de Guardias Veteranos.
Por lo tanto podemos concluir que, si bien no fue el
primer puerto que tuvo el estuario de Txingudi, sí fue la
primera infraestructura de este tipo en lo que hoy
constituye el término municipal de Hondarribia. Y nos
referimos a infraestructura de piedra, porque durante
siglos existieron otros embarcaderos de construcción más
ligera en muchas zonas del estuario. La gran extensión
navegable y los malos caminos provocaban que el transporte por el interior del estuario se realizara fundamentalmente
en gabarras. Y así Florentino Portu recordaba el gran número de topónimos portuarios que existían al sur de la ciudad:
San Isidoroko portua, Diputaziyoko portua (Ibaiondo), Mendeluko portua, Amuteko portua o Txiplauko portua, por
citar sólo algunos.
Pero para denominaciones las que ha ido recibiendo este muelle de la zona sur y Puntal de la ciudad. Con el paso de
los años se le ha llamado muelle del Puntal, muelle de Santa Engracia, de San Felipe, de la Lonja, de la Alameda, de la
Aduana, muelle antiguo o embarcadero de Hendaya. Hoy en día aparece en los escritos oficiales como Dársena de
veteranos de Hondarribia, aunque nunca ha perdido la denominación popular de muelle del Puntal que ya aparecía en
los documentos del siglo XVI.
Texu HARRESI
Fuentes:
Ciriquiain-Gaiztarro, M. (1986), Los puertos marítimos del País Vasco, Txertoa, San Sebastián
Portu, F. (1989), Hondarribia: Notas históricas y curiosidades. Ayuntamiento de Hondarribia
Furundarena, J. J. (2002), Hondarribiko toponimia, Euskaltzaindia
Pereda, F. y Marías, F. (2002), El Atlas del Rey Planeta. La “Descripción de España y de las costas y puertos de sus reinos” de Pedro Texeira
(1634), Nerea, Hondarribia
Urteaga, M. (2004), Antigüedad romana en Hondarribia y en la desembocadura del Bidasoa., Historia de Hondarribia, Ayuntamiento de
Hondarribia
Benito, A. (2010), Estudio histórico del puerto de Hondarribia, Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz
Archivo Histórico de Hondarribia, C-5-II-3-1, E-3-I-5-,5 E-6-II-1-1,y, E-6-II-1-4; Archivo General de Simancas; Instituto Geográfico Nacional;
Institut Cartogràfic de Catalunya; y Biblioteca de la Diputación Foral de Bizkaia.
Con la construcción de la primera pista del aeropuerto, el muelle de
veteranos -abajo a la derecha- quedaría convertido en una dársena
triangular cerrada (Aena, año 1955)
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