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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGA E HISTORIA
INAH SEP
ENAH
CONSTRUCCIN Y RECONSTRUCCIN DE TENOCHTITLAN A LA CIUDAD DE MXICO
ACULTURACIN Y URBANISMO EN EL MAPA DE NREMBERG Y EN EL MAPA DE UPPSALA A TRAVS DE UN SISTEMA DE INFORMACIN GEOGRFICA
T E S I S
QUE PARA OBTENER EL TTULO DE
LICENCIADO EN ARQUEOLOGA
PRESENTA
ISRAEL HINOJOSA BALIO
DIRECTOR DE TESIS: GERARDO GUTIRREZ MENDOZA
ASESORES: FIORELLA GINA FENOGLIO LIMN
HECTOR PATIO RODRGUEZ-MALPICA
MXICO, D.F. 2009
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Hinojosa Balio, Israel 2009 Construccin y reconstruccin de Tenochtitlan a la Ciudad de Mxico. Aculturacin y urbanismo en el Mapa de Nremberg y en el Mapa de Uppsala a travs de un Sistema de Informacin Geogrfica. Director de tesis Dr. Gerardo Gutirrez Mendoza, ENAH-INAH-SEP, Tesis de Licenciatura de Arqueologa, Mxico. Incluye Disco Compacto con la tesis en formato PDF y otros archivos. Requisitos mnimos para la computadora: Unidad de CD; Procesador con ms de un 1GHz de velocidad; 516 MB de memoria RAM mnimo y al menos 1GB de memoria de almacenamiento para descargar los datos. Diseado para PC.
A tu mam
vi |
| vii
Crditos
El presente trabajo de investigacin fue posible gracias a:
Gerardo Gutirrez Mendoza, por el apoyo y confianza desde el primer da.
Hctor Patio Rodriguez Malpica, por las crticas, las discusiones y las sugerencias.
Fiorella Fenoglio Limn, por sus palabras de aliento, cada punto y coma, cada idea concretada.
Enah Montserrat Fonseca Ibarra, por los regaos, la paciencia, por lo inexplicable y lo indecible.
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social (CIESAS-DF), por la tolerancia y la oportunidad.
Escuela Nacional de Antropologa e Historia (ENAH), porque uno se hace como lo hacen.
Adriana Balio Zamora, tu mam, porque siempre ha estado ah y porque te ense a crecer, incluso antes de que te conociera.
Rebeca Zamora Serdn, por ser como los abuelos que algn da tuviste.
Amelia Hinojosa Zamora y Xochimilli Hinojosa Zamora, porque siempre han cuidado y credo en su hermano.
Paulina Rivero Hinojosa, porque te ense que la sangre no siempre fluye por las arterias, a veces fluye por los odos.
Jos Hinojosa Saavedra, porque te ense que la vida en la ciudad y el trabajo bien hecho, requieren de teora y prctica, no de ttulos.
Toda tu familia, porque no cabe duda que han sido tus mejores maestros.
Tus amigos, porque siempre han estado ah, en las buenas y en las malas, la locura no se hereda, parece que se aprende: de alguna u otra forma te han modelado la cabeza.
Tus profesores, porque te han guiado consciente e inconscientemente- hasta este punto y porque supones que ah seguirn.
Tus conocidos y percibidos, porque uno nunca sabe cunto aprende de la vida diaria, del mundo, de todo. Cada da uno aprende algo nuevo y casi siempre se te olvida la fuente.
Todos los que no aparecen o han desaparecido.
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Genealoga
No se puede mencionar a pocos porque son muchos y no se puede a todos porque son muchos. Faltaba una hora para que fuera el diecinueve, pero no importaba porque de todos modos ah estaba. Era tarde y no poda abrir sus ojos, faltaba que llegara ms gente; al final de cuentas, no se pudo esperar ms y sali. No tuvo idea de quin la despert aunque igual no abri sus ojos. Primero su madre la tom y luego vino la ta y las hermanas y el pap. De eso nada se acuerda. Los primeros minutos del diecinueve, se preparaba para su primer tropezn, ignoraba que un humano tropieza muchas veces con la misma piedra. El tropezn fue con un vidrio y luego con otro y luego fue con cinta adhesiva. La madre y el padre de su madre y de los tos que venan con sus hijos, tambin fueron a verla. La familia completa se congregaba.
A las 12:00AM hubo fiesta y dicen que abri sus ojos, pero la verdad es que fue intil porque la gente segua llegando -primos y ms primos, tos y ms tos-. La fiesta sigui en la madrugada, todos dando lo mejor de s mismos, pero mirndola con gravedad porque se les haca que se vea muy triste como se vea, sola.
Y entonces todo el vecindario supo de su existencia, y as llegaron Pepe, Ivn y Manuel el de la central, el de enfrente y el Cozumel, que iban juntos pero cada quien iba por su lado-. Durante horas el cuarto se fue llenando de gente hasta que no cupo ms. Llegaron los de la primaria, el profe Bernardo y las profas de antao, tambin llegaron Julio, Kato, Gerardo, Csar, los vampiros y otros ms.
Cuando amaneci ah estaba, rodeada de gente ansiosa por saber cmo era. El da de hoy miramos el espejo y aparecieron ms de nosotros. Al principio nos dio miedo pero avanzaba el da y as como se multiplicaban menos miedo nos daba. Llegaron Juan, Juan, Jorge, Jorge, Laura, Laura y el Adrin, y dems personas que crecieron con Neurisma -sin a-. Y luego lleg Oscar que enseguida brind por ms de cinco horas de fiesta. Y vinieron todos los de la secundaria pero los nicos que se quedaron a ver si abra sus ojos fueron Adolfo, Omar, Boris, Soraya, Venecia y Cristian, los dems slo fueron por un trago y haber si encontraban a Rutilio y otros profesorcillos.
Cuando la reunin llevaba como catorce horas, llegaron Christian, Homar, Genaro y Wendy. Luego otros que haban llegado y otros que llegaron despus, se dispersaron pero ah andaban, como Rodrigo, Memo, Olga y Cecilia -que sera mejor llamarla Ivet-. Cuando por fin dieron las 5:00PM, ms de la mitad dej el jolgorio, cansados y aburridos. Afortunadamente todos la vieron abrir sus ojos. Hasta los profes que en su cabeza pasaron como de rebote.
Primero lleg la ENAH y luego la Enah, Dante y Malena; en seguida el Chaco y el Gordo -que qu bueno que no se casaron-.; luego aparecieron Olinca, y los dos Yones, el Pakal e Isis, que tenan en comn, que se conocan. Nando y Poncho, el uno con caguamas y el otro con pulque y libro pa la panza. Y luego llegaron ms y ms personas, un Jorge, una Gaby, una Bere, un Julk, un Paco y un Rodrigo Pacheco, entre otras personalidades, que as como llegaron se fueron y regresaron. Como a las 8:00PM entraba tu tocayo, el Coste, el Cristian y todos los grandulones. Ya no haba con qu brindar pero en eso lleg la Fis con un tal Gerardo y atrs de ellos Hctor y Alejandro; la primera lleg de Zacatecas, el segundo del gabacho y los terceros de San Mateo con un poco ms de veneno.
Se fue la ENAH y permaneca Enah. Al final slo quedaron los que se quedaron los que se quedaron (Rosa es una rosa es una rosa es una rosa) y son los que al final se la tomaron. Todos salieron bien en la foto, pero qu difcil result acomodar a todos para que todos salieran. No cabe duda que es difcil hacer que en una foto quepan muchas fotos. Luego se revelaron, ora por el sur ora por todos lados, pero las fotos todos las miraron. Al final se hizo el silencio y esto fue lo que todos dijeron:
Hoy iniciamos un cambio en nuestro cuerpo, en nuestra mente. Nuestro corazn late con ms fuerza que nunca. Nuestros brazos se sienten agotados de tanto pensarte. Nuestras piernas y abdomen sufrirn tu gran peso pequea. Tan insignificante para algunos, tan liviana para otros. Te sufrimos porque nos pesas, te deseamos porque te queremos en las manos; leer cada rincn que ocultes. Cada pliegue, cada palabra, cada impulso. Hoy nos iniciamos, te inicias, maana seremos uno mismo, en un ao, sers nica; hace un ao.
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ndice General
Crditos ...................................................................................................................... vii
Genealoga ......................................................................................................... viii
ndice General............................................................................................................. ix
ndice de Figuras ........................................................................................................ xi
ndice de Tablas ......................................................................................................... xii
Introduccin ............................................................................................................. 13
1. Delimitacin espacio-temporal. .......................................................................... 20
2. Justificacin y objetivos ..................................................................................... 21
3. Hiptesis ............................................................................................................. 23
Captulo 1
Aculturacin y Urbanismo ........................................................................................ 27
1.1. La Cultura ........................................................................................................ 27
1.2. Aculturacin .................................................................................................... 31
1.2.1. Problemas en torno al estudio de la aculturacin ...................................... 35
1.3. Sobre el urbanismo, lo urbano y la historia ..................................................... 41
1.3.1 El Urbanismo y lo Urbano ......................................................................... 44
Captulo 2
Sistemas de Informacin Geogrfica ......................................................................... 53
2.1. El espacio y el tiempo. Los Sistemas de Informacin Geogrfica .................. 54
2.1.1. El espacio .................................................................................................. 55
2.1.2. Los Sistemas de Informacin Geogrfica Una forma de ver el espacio-
tiempo? ................................................................................................................ 58
2.2. Los mapas histricos. Su inclusin en un Sistema de Informacin Geogrfica
................................................................................................................................ 62
2.2.1. La georeferencia ........................................................................................ 65
2.2.2. Sobre las proyecciones geogrficas ........................................................... 70
2.3. Cmo se hizo lo que se hizo ............................................................................ 75
2.3.1. El objeto de estudio: De la destruccin de Tenochtitlan a la Ciudad de
Mxico. ................................................................................................................ 81
x |
Captulo 3
Construccin y Reconstruccin ................................................................................. 85
3.1. Apuntes preliminares sobre la Conquista: la traza .......................................... 85
3.2. La cartografa indgena ................................................................................... 92
3.3. El Mapa de Nremberg ................................................................................... 97
3.3.1. Elementos iconogrficos en el Mapa de Nremberg .............................. 107
3.4. El Mapa de Uppsala. Breve recuento histrico. ........................................... 117
3.4.1. Sobre los orgenes del mapa y el proceso de aculturacin en su
manufactura. ...................................................................................................... 120
Captulo 4
Qu es lo que SIGue? ............................................................................................ 129
4.1. Distorsin y precisin: El caso del Recinto de Tlatelolco en el Mapa de
Uppsala ................................................................................................................. 130
4.1.1. Reconstruccin de la plataforma que rodeaba al Recinto Sagrado de
Tenochtitlan: coatepantli. .................................................................................. 137
4.2. Georeferencia y vectorizacin: Transformando el Mapa de Uppsala al
lenguaje de los SIG ............................................................................................... 150
4.2.1 La representacin de chalchihuites en el Mapa de Uppsala .................... 156
4.3 Similitudes entre el Mapa de Uppsala y el Mapa de Nremberg ................. 160
Conclusiones ........................................................................................................... 165
Propuestas para la aplicacin de un SIG en arqueologa .................................. 171
Obras Consultadas ................................................................................................... 175
Anexo ....................................................................................................................... 197
I. Diferentes datos cartogrficos que se incluyeron en el SIG ............................. 198
II. Atributos para algunos elementos en el Mapa de Uppsala ............................. 199
III. Mapa de Uppsala georeferenciado con ID de elementos clasificados........... 206
IV. Mapas elaborados a partir del archivo SHP ................................................... 207
V. Parte central del Mapa de Uppsala. ................................................................ 215
VI. Mapa de Nremberg....................................................................................... 217
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ndice de Figuras
Figura 1. Momento histrico ..................................................................................... 57
Figura 2. Diferentes tipos de datos que utiliza un SIG. ............................................. 61
Figura 3. Georeferencia y tipos de transformaciones. ............................................... 67
Figura 4. Mapamundi de Rumold Mercator. ............................................................. 73
Figura 5. Algunas caractersticas del Momento Histrico plasmado en un mapa
histrico. .................................................................................................................... 78
Figura 6. Modelo tetradimensional de trabajo ........................................................... 84
Figura 7. Representacin del mapa costero que acompaaba la Tercera Carta de
Relacin de Hernn Corts a Carlos V. ..................................................................... 93
Figura 8. Isla de Utopa ........................................................................................... 100
Figura 9. Fusin de estilos y formas en el Mapa de Nremberg............................. 105
Figura 10. Lago de Xochimilco o representacin del topnimo de Culhuacn? ... 109
Figura 11. Diferentes elementos representados dentro del recinto ceremonial de
Mxico-Tenochtitlan en el Mapa de Nremberg. ................................................... 111
Figura 12. Los albarradones segn los tlacuilos? .................................................. 112
Figura 13. El Palacio de Moctezuma en el Mapa de Nremberg............................ 114
Figura 14. La casa de los animales o el zoolgico de Moctezuma ...................... 115
Figura 15. Mapa de la ciudad de Jerusaln.............................................................. 127
Figura 16. Grabado francs (1880), Ciudad de Mxico segn Trasmonte (1628) y
Mapa de Uppsala (1537-1556?) ............................................................................ 132
Figura 17. Recinto Sagrado de Tlatelolco ............................................................... 134
Figura 18. Comparacin entre los recintos sagrados de Tlatelolco y Tenochtitlan en
el Mapa de Uppsala. ................................................................................................ 136
Figura 19. Detalle de la Casa del Marqus en el Mapa de Uppsala. ................... 154
Figura 20. Acequias y Cuerpos de Agua en el Mapa de Uppsala........................... 155
xii |
Figura 21. Algunos edificios en el centro de la ciudad espaola segn el Mapa de
Uppsala. ................................................................................................................... 159
Figura 22. Comparacin entre el Mapa de Uppsala y el Mapa de Nremberg al norte
de la ciudad .............................................................................................................. 161
Figura 23. Comparacin del centro de la ciudad en el Mapa de Uppsala y el Mapa
de Nremberg. ......................................................................................................... 163
Figura 24. Recinto Sagrado de Tlatelolco. .............................................................. 139
Figura 25. Plataforma del Recinto Sagrado de Tenochtitlan segn el Mapa de
Nremberg ............................................................................................................... 142
Figura 26. Teotihuacan en Tenochtitlan .................................................................. 143
Figura 27. Reconstruccin hipottica del Recinto Sagrado de Tenochtitlan .......... 146
Figura 28. El mapa de la Plaza Mayor de Mxico de 1562 ..................................... 148
Figura 29. Basamento de la Casa de las guilas. .................................................... 149
ndice de Tablas
Tabla 1. Comparacin entre algunos elementos de la simbologa moderna y la
simbologa indgena. .................................................................................................. 96
Tabla 2. Nmero de elementos descritos en el Mapa de Uppsala a partir de su forma
................................................................................................................................. 150
Tabla 3. Esquema de la base de datos ..................................................................... 152
Tabla 4. Significado de cada encabezado para la base de datos .............................. 153
Tabla 5. Medidas aproximadas de los recintos sagrados de Tenochtitlan y Tlatelolco,
segn Matos-Lujn-Guilliem ................................................................................... 138
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Introduccin
"In quexquichcauh maniz cemanahuatl ayc pollihuiz yn itenyo yn itauhca in Mexico Tenochtitlan"
"En tanto que permanezca el mundo, no acabar la fama y la gloria de Mxico-Tenochtitlan"
(Chimalpahin, 1998)
El 8 de noviembre de 1519 las huestes del Capitn1 Hernn Corts entraron a
Tenochtitlan. Los conquistadores, segn sus propias crnicas, estaban realmente
fascinados con el panorama de la cuenca lacustre. Fue tal su impresin de las
chinampas, jardines y del entorno en su conjunto que -an con una conquista por
delante- lograron grabar en su mente todo lo que vieron y que plasmaron en diversos
textos que han sobrevivido hasta nuestros das. Hernn Corts y Bernal Daz del
Castillo, dos de los principales narradores de la Conquista de Mxico, describieron
detalladamente la ciudad, tanto que logran recrear en nuestra mente el grandioso
asiento de la ciudad prehispnica, su vida, su ajetreo, sus costumbres y sus
construcciones. No obstante, Tenochtitlan -con menos de dos siglos de existencia-
ya haba sufrido varios procesos de remodelacin, de hecho, la ciudad que describen
los espaoles, seguramente era muy diferente de aqulla que se encarg de
reconstruir Moctezuma Ilhuicamina; ciudad cuya fisonoma era reflejo de un largo
peregrinar azteca y, por tanto, de la adaptacin de modelos existentes como el de
Tenayuca o el de Culhuacn. En 1519 Tenochtitlan era diferente; pues desde que
Moctezuma I otorga a la ciudad la imagen que postulara como el modelo por
excelencia en la mente de los gobernadores mexicas -quiz tratando de imitar la
imagen de Teotihuacan-, stos slo se encargaran de engrandecer los edificios y
mantener arreglada y limpia la ciudad y muy raramente modificaran la
configuracin de los espacios.2 En esta ciudad fluyeron por aqu y por all cientos de
1 En adelante cuando se mencione al Capitn, se hace referencia a Hernn Corts, haciendo alusin a la forma como se le menciona en los Anales de Tlatelolco. 2 Sobre la historia de Mxico-Tenochtitlan desde el punto de vista urbano se puede consultar a Lombardo, 1973. Para una revisin breve sobre el crecimiento urbano de la Ciudad de Mxico, desde sus orgenes, consltese Gutirrez, 1998. Sobre la Recuperacin del pasado Teotihuacano vase Lujn, 1988. Otra hiptesis acerca de la traza de Mxico-Tenochtitlan retomando el modelo
14 | I n t r o d u c c i n
personas en sus plazas donde [haba] continuo mercado y trato de comprar y
vender, palacios, jardines, anchas calles como dos lanzas jinetas donde [caban]
hasta ocho de caballo (Corts, 1981: 50 y 62). Ciudad, al fin, que es conquistada
en 1521 despus de una larga resistencia, cuando se aprehende al ltimo emperador
mexica (Martnez, 1990a).
Tenochtitlan, inigualable para el conquistador,3 tericamente la ms grande
de su tiempo segn las fuentes arqueolgicas e histricas (Bray, 1972; Daz del
Castillo, 1980; Corts, 1981 y Sanders y Webster, 1988), con aproximadamente 9
10 km2 de extensin (Calnek, 2003) y con una poblacin aproximada de 60 000
personas (Calnek, 1972 y Sanders y Webster, 1988), la ciudad debi causar revuelo
entre un gran porcentaje de conquistadores que, seguramente, no conocan ciudad
ms grande que Sevilla.4
Recin conquistada y pestilente, escenario de las ms cruentas batallas,
Mxico-Tenochtitlan es abandonada (Daz del Castillo, 1980 y Anales de Tlatelolco,
2004). Posteriormente, y con opiniones encontradas entre Hernn Corts y su
ejrcito, se decidi construir la ciudad hispana donde antes existi la afamada y
gloriosa urbe, pues para Corts ah deba ser la reedificacin por la grandeza y
maravilloso asiento de ella (Corts, 1981: 196).5 La ciudad prehispnica parece
haber fascinado tanto al Corts, que incluso se molest cuando los frailes mandaron
quemar los templos, pues para l era importante conservarlos para la memoria
tolteca se puede consultar a Smith, 2006. 3 Autores como Alberto Zambrana (2007) sostienen que el discurso de Corts es retrico y evidentemente utiliza la comparacin de los elementos que va observando en su incursin a territorio americano con los elementos de su patria. La Ciudad de Mxico es inigualable per se, sin embargo, se comparar con ciudades espaolas pues son el nico referente directo para los conquistadores. 4 Segn estimaciones de Grunberg (1994) acerca del origen de los conquistadores y por la referencia en que se hace de Sevilla y Crdoba en la Segunda Carta de Relacin (Corts, 1981). Para una referencia rpida y actualizada sobre el origen de los conquistadores tambin se puede consultar Grunberg, 2004. 5 Algunos autores sugieren que Corts us la retrica para justificar su conquista ante la corona (Zambrana, 2007).
| 15
(Martnez, 1990: 398). Una vez construidas las atarazanas,6 Corts llev a los
naturales ausentados desde la guerra a poblar la ciudad con toda la gente de su
compaa. Se repartieron los solares y se construyeron las casas donde habitaran
los vecinos. De los dos mercados que existan, uno se encontraba donde habitaran
los espaoles y otro donde les toc residir a los indios, separados de los primeros
por un brazo de agua, aunque en todas las calles que por ella atraviesa [la
poblacin] hay puentes de madera, por donde se contrata de la una parte a la otra
(Corts, op. cit.: 197).
El alarife encargado de delinear el espacio que ocuparan los espaoles fue el
jumtrico -o gemetra- Alonso Garca Bravo,7 que tena ciertos estudios, pues
6 Primera edificacin hispana sobre las ruinas mexicas que serva de cuartel y almacn. Una de las caractersticas que llama mucho la atencin es que tenan salida al lago y podan resguardar los bergantines. 7 Perteneci a las huestes de Pedrarias Dvila (oficial que estaba a cargo de Alonso Garca Bravo y de donde se supone este ltimo retoma las ideas para construir la Ciudad de Mxico, tomando como base las experiencias de Panam y Veracruz) y esto es lo que lo hace conocedor de ciertas cosas, dado que a Pedrarias se le dieron instrucciones sobre los nuevos asentamientos (Stanislawski, 1947 y Toussaint et al, 1990). El rey Carlos V le orden a Pedrarias Dvila: One of the most important things to observe is that [] the places chosen for settlement [] be healthy and not swampy, good for unloading goods [if ports]; if inland to be on a river if posible [] good water and air, close to arable land [] In view of these things necessary for settlements, and seeking the best site in these terms for the town, then divide the plots for houses, these to be according to the status of the persons, and from the beginning it should be according to a definite arrangement; for the manner of setting up the solares will determine the pattern of the town, both in the position of the plaza and the church and in the pattern of streets, for towns being newly founded may be established according to plan without difficulty. If not started with form, they will never attain it (Carlos V en Stanislawski, 1947: 96, las cursivas son mas). O sea que en primer lugar, la ciudad no debi fundarse ah; segundo, que algo est ordenado, no necesariamente implica que deba ser en forma de damero y, tercero, aunque segn Stanislawski, la descripcin se refiera al plano Romano, para que la ordenanza tenga sentido, tanto el rey, como Pedrarias Dvila y Alonso Garca Bravo, debieron saber que esa forma de construir las ciudades corresponda a la base Romana. Pero ni la cuadrcula ni el campamento de Sante F se reflejan en la Ciudad de Mxico, las manzanas rectangulares, largas de Norte a Sur y tambin de Este a Oeste y la orientacin de las calles con respecto a los edificios prehispnicos, hablan por s solos. Por otro lado, Kubler dice: Puesto que la tradicin escrita tard mucho tiempo en adquirir peso en Espaa, no podemos suponer una adhesin a los cnones del gusto clsico en Amrica hasta la segunda mitad del siglo XVI (op. cit.: 109-114). En una obra anterior a Arquitectura Mexicana, Kubler indica que el estilo y la tcnica de la construccin americana fue firmemente establecida antes de 1550. Despus de eso, la llegada de verdaderos profesionistas simplemente signific el refinamiento de una frmula existente de construccin (La traduccin es ma. The style and technique of American building were firmly established before 1550. Later arrivals of European professionals simply signify the refinement of an existing formula of construction (Kubler, 1944: 19).
16 | I n t r o d u c c i n
parece conocedor de geometra, sobre todo aplicada a la tierra, es decir topografa
(Toussaint, 1956: 9-10). Garca Bravo no trabaj solo, especialmente en las casas
del Ayuntamiento, sino con la supervisin de Corts y ayudado por Bernardino
Vzquez de Tapia y dos indgenas (Martnez, op. cit.: 394-396).8 Esta delineacin o
zonificacin impuesta por los espaoles es conocida en el mundo acadmico como
la traza y puede referirse a 1) el espacio destinado para el uso exclusivo de los
espaoles; 2) al trazado de calles y manzanas; 3) al registro y delimitacin de
solares para los espaoles; , incluso 4) a un plano maestro que ubicara las
propiedades de los vecinos (Kubler, 1982; Toussaint et al., 1990; Martnez, 1990 y
Bielza de Ory, 2002).9
Si bien la traza se mencion por primera vez en las Actas de Cabildo, el
nombre del alarife que la haba delineado era una incgnita, hasta que Manuel
Toussaint difundi un documento del Archivo de Indias donde se dio a conocer a
Alonso Garca Bravo. Aos antes, el ingeniero Jos R. Bentez haba publicado un
folleto donde hablaba del susodicho alarife y describa el documento del Archivo de
Indias que despus dara a conocer Toussaint, sin hacer referencia al hallazgo de
Bentez. A partir de estos trabajos, cada vez se sabe ms sobre Alonso Garca
Bravo.10
8 Lo interesante de esto es que Corts nunca menciona en sus Cartas de Relacin a Alonso Garca Bravo, y que adems, nunca se habla de construir una nueva ciudad. En cambio, se habla de poblar una ciudad y edificarla con mejores construcciones: y porque hay mucho aparejo de piedra, cal y madera, y de mucho ladrillo, que los naturales labran, que hacen todos tan buenas y grandes casas, que puede creer vuestra majestad que de hoy en cinco aos ser la ms noble y populosa ciudad que haya en lo poblado del mundo, y de mejores edificios (Corts, 1981: 197). 9 Se pueden revisar las Actas de Cabildo y podr observarse que se refieren a la traza como si fuera un espacio que limita espacios. Por otro lado, tanto las preguntas como las respuestas del Interrogatorio General presentado por Hernando Corts para el examen de los testigos de su descargo relacionadas con la destruccin de la Ciudad de Mxico [preguntas 169 y 171] no dejan claro qu se destruy o derroc por el suelo ni tampoco permiten dilucidar a qu se le llama traza (Martnez, 1991b: 252, 327, 341, 365). 10 Para una revisin sobre las inconsistencias alrededor del personaje Alonso Garca Bravo confrntese: Lira, 2005; Martnez, 1990; Snchez, 1991; y las Actas de Cabildo de la Ciudad de Mxico donde se hace referencia a la reparticin de solares y donde de mencionan a varios alarifes que se encargaron de la medicin de los mismos, e.g. el acta del da 16 de mayo de 1525 donde se acuerda pagar el tercio del salario anual de Alonso Garca albail por sus servicios como maestro de obras del consejo (Mier y Tern, 2005: 174).
| 17
Durante la construccin de la nueva ciudad se hace nfasis en la traza
espaola y, por el contrario, la traza prehispnica parece desaparecer para siempre,
an cuando el mismo Corts mencione a Carlos V que sobre las ruinas de Mxico-
Tenochtitlan ser construida la ciudad espaola por el magnfico asiento de la otra;
por cuestiones de dominio, poder y resguardo (Cervantes de Salazar, 2002) y por la
celeridad de los sucesos:
[] habiendo platicado en qu parte haramos otra poblacin alrededor de las lagunas, porque de sta haba ms necesidad para la seguridad y sosiego de todas estas partes; y asimismo viendo que la ciudad de Temixtitan, que era cosa tan nombrada y de que tanto caso y memoria siempre se ha hecho, parecinos que en ella era bien poblar [] (Corts, 1981: 165).
De hecho, Bernardino Vzquez de Tapia, un soldado y enemigo de Corts,
seal que a pesar de que el ste puso especial nfasis en tratar de poblar -de la
mejor manera- los pueblos y ciudades y ubicarlos en los mejores lugares, no hizo lo
mismo con Tenochtitlan:
[] cuando se hobo poblar de espaoles, todos quisieran que fuera la poblacin en Cuyuacan, ques dos leguas desta cibdad o en Tacuba, ques una legua de aqu o en Tezcuco ques ocho leguas, e que slo el dicho don Fernando fue de opinin que aqu poblasen [] e que todos sospechamos questo haca el dicho don Fernando por se facer fuerte, creyendo que como haba preso a Narvez e echado a Tapia de la tierra, tema que haban de venir sobre l, e que viniendo en esta cibdad estaba ms fuerte para defenderse que no en otro lugar ninguno, puesto quel dicho don Fernando deca que, pues esta cibdad en tiempo de los indios haba sido seora de las otras provincias a ella comarcanas que tambin era razn que lo fuese en tiempo de los cristianos [] (Bernardino Vzquez de Tapia en Martnez, 1990b: 41).
Segn Francisco Cervantes de Salazar, las casas construidas parecen
fortalezas porque as convino hacerlas al principio, cuando eran muchos los
enemigos, ya que no se poda resguardar la ciudad, cindola de torres y murallas
(2002: 33). Pero a pesar de que Cervantes de Salazar hable de las primeras
construcciones con nostalgia, en realidad no haba pasado mucho tiempo desde la
conquista y an menos desde que la ciudad como un todo viviente11 haba logrado
estabilizarse. Pues, incluso, Luca Mier y Tern indica que alrededor de 1535 exista
11 La ciudad no slo es un espacio fsico, la ciudad no est en sus formas sino en las prcticas de los habitantes (Monnet, 2003: 32).
18 | I n t r o d u c c i n
temor entre los habitantes de la Ciudad de Mxico de un levantamiento indgena, y
que por sta y otras razones, hubo desinters en poblarla. A partir de 1535 se orden
explcitamente que la construccin de casas en las calzadas hacia tierra firme no se
realizarn a contramuro puesto que en caso de levantamiento indgena, las casas
fuertes podran caer en sus manos (2005: 136-139).12 En el mismo ao se evidenci
un despoblamiento de la ciudad, obligando a los regidores a promulgar ordenanzas
coercitivas cuyo objetivo era impedir la salida de los vecinos (Mier y Tern, 2005:
136). Estas evidencias ponen de manifiesto que la construccin de la ciudad
novohispana fue un proceso paulatino y que la transformacin no se dio slo por la
llegada de los espaoles; sin embargo, s evidencian que en las narraciones -como
las de Cervantes- permea un eurocentrismo; en cambio las Actas de Cabildo lo que
demuestran es que an cuando se supone que la ciudad ya est construida se
continan haciendo modificaciones segn las necesidades y las circunstancias. A
pesar de que siempre se cita la frase de Motolina acerca de que la sptima plaga fue
la construccin de la Ciudad de Mxico, la ciudad espaola no se hizo de la noche a
la maana. Despus de todo, la retrica no fue exclusiva de Corts, as lo
demuestran las Actas de Cabildo de la Ciudad de Mxico.
En este trabajo se considera que la traza de la ciudad indgena delineaba la
imagen de la ciudad hispana. El antecedente urbano indgena fundamental se
preserv, pues conservaron en trminos generales la ubicacin de los elementos
principales: la plaza del mercado, los grandes palacios de Moctezuma, la direccin
de las grandes calzadas (Snchez, 1991) y algunos brazos de agua o acequias,13
incluso Corts apunt -en su Tercera Carta de Relacin- en 1522 que la ciudad se
12 Obsrvese que a menos de 20 aos de distancia, es la razn que adjudica Cervantes de Salazar, para el tipo de casas que se observan sobre la Calzada a Tacuba (Cervantes de Salazar, 2002). Sin embargo, el primer registro de un levantamiento en la Ciudad de Mxico, poco tiene que ver con indgenas. En 1548 el virrey Mendoza prohibi la venta de armas a negros y las reuniones pblicas de tres o ms negros sin la presencia de su dueo ante la amenaza de la creciente poblacin negra y la primera noticia de una posible rebelin en 1537 (Meja, 2004: 15). 13 En las Actas de Cabildo se refiere a la reparticin de solares en la calle del agua, otros por la Acequia Real (Mier y Tern, 2005). La delimitacin entre la poblacin de los indios y los espaoles es un brazo de agua (Corts, op. cit..: 197).
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reparaba. Poco antes de regresar a la Ciudad de Mxico en 1523, Corts ya pudo
ensearle a Francisco de Garay los palacios que se estaban construyendo, sobre o
tomando como base los antiguos palacios de los gobernadores indgenas (Martnez,
1990).
Segn los documentos histricos, al cabo de no ms de dos aos despus de
1521, la Ciudad de Mxico ya estaba lista para ser repoblada, y en no ms de tres o
cuatro dcadas parece desdibujarse la ciudad prehispnica. En 1554, Cervantes de
Salazar, describi en sus Dilogos una ciudad espaola que, en su opinin, en nada
se pareca a la antigua ciudad de los indios, cuyo rastro slo era observable si se
miraba fuera de la famosa traza, donde lo que ms se notaba era su desorden
(Cervantes de Salazar, 2002).
Cientos de aos despus, ciertas excavaciones aisladas descubrieron
fragmentos del pasado indgena con piezas como la Coatlicue o la Piedra del Sol
(Len y Gama, 1990); sin embargo, pareca que slo eran seales de humo de la
ciudad que se asfixiaba en el suelo fangoso de la capital novohispana, y pasaran
ms de cien aos antes de que otros indicios de su permanencia fsica salieran a la
luz con las excavaciones acaecidas entre los aos de 1897 y 1901 (Peafiel, 1910 y
Bernal, 1992). A pesar de tales descubrimientos, de los constantes estudios sobre los
mexicas, de las innovaciones tericas y tcnicas, as como de la creciente
disponibilidad de recursos documentales que, ao tras ao se publicaban, no es sino
hasta 1974 (con las excavaciones en el Centro Histrico de la Ciudad de Mxico
para la construccin de la Lnea 2 del Metro) que Tenochtitlan emerge del suelo
fangoso y del olvido.
Desde 1521 y hasta mediados del siglo XVI, la Ciudad de Mxico-
Tenochtitlan-Tlatelolco se fue desmantelando piedra por piedra, hasta que lo poco
que sobrevivi a la guerra de conquista se enterr por completo. A partir de este
momento, la ciudad prehispnica parece convertirse en leyenda y su recuerdo
perdurar, nicamente, en la conciencia de algunos.
20 | I n t r o d u c c i n
1. Delimitacin espacio-temporal.
Esta tesis intenta estudiar las trasformaciones que sufri el primer cuadro de la
Ciudad de Mxico entre los aos 1519 y 1554, rea que ocupaba el Recinto
Ceremonial de Tenochtitlan, aproximadamente, y las reas aledaas inmediatas. Las
fechas que delimitan este trabajo son figuradas puesto que el proceso de
transformacin de la Ciudad de Mxico no inicia en 1519 ni termina en 1554, en
realidad es un continuum desde su fundacin -alrededor de 1325- hasta el da de
hoy. Sin embargo, se toma 1519 como punto de partida lmite inferior- ya que en
este ao comenz el punto de quiebre y encuentro entre ambas sociedades, la mexica
y la hispana. En este ao los conquistadores europeos vieron por primera vez la
ciudad de Tenochtitlan y se crearon las condiciones para que estallara la guerra de
conquista, es el momento cuando se cre -de alguna u otra forma- un desequilibrio
poltico en el Altiplano mexicano cuando los pueblos tributarios de los mexicas
unieron fuerzas para derrocar al rgimen mexica.
Se toma el ao de 1554 como lmite superior por ser el ao en que se escriben
los famosos Dilogos de Cervantes de Salazar. La fecha es aproximada y enseguida
se muestra por qu. Para empezar, debe ensamblarse con otra fecha muy particular,
1535-1541. En 1535 entr en funciones el primer virrey de Nueva Espaa y fue en
los primeros aos de su gobierno cuando el bello ejemplar cartogrfico que se
conserva en la Universidad de Uppsala (Mapa de Mxico o Mapa de Uppsala, mal
llamado de Alonso de Santa Cruz),14 fue dibujado. Ambas fuentes esbozan la imagen
de la ciudad con tan slo tres dcadas de diferencia desde aquel da de San Hiplito
(13 de agosto), aqul 3 calli (1521). La Ciudad de Mxico comenz a transformarse
paulatinamente en lo que ahora se conoce, en gran medida por las Ordenanzas de
Felipe II (1573) en una ciudad reticulada a manera de damero. Por eso, 1554 es el
lmite superior aproximado de esta investigacin, porque lo que interesa averiguar 14 A partir del anlisis iconogrfico del mapa y la comparacin con los cdices elaborados por los tlacuilos del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, se piensa que este mapa no fue elaborado por el cosmgrafo Alonso de Santa Cruz (Len-Portilla y Aguilera, 1986). Sobre la correccin en la fecha de origen de dicho mapa vase: Captulo 3. Mapa de Uppsala y Calnek (2003).
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es el proceso de transformacin de la ciudad prehispnica en una ciudad
espaolizada antes de que adquiriera la figura reticulada, la cual pareci borrar la
imagen de la ciudad antigua desde la segunda mitad del siglo XVI.
2. Justificacin y objetivos
Entre ms se profundiza en un tema, ms inquietudes afloran. Y es la inquietud de
abordar un tema ya trabajado desde una perspectiva diferente lo que impulsa esta
investigacin. Se intent utilizar la informacin histrica sobre la construccin de la
Ciudad de Mxico y la informacin arqueolgica en torno a la Conquista para
reconstruir, cartogrficamente, el proceso de desmantelamiento de Tenochtitlan,
mientras la ciudad colonial se edificaba.
Al menos tres autores -Valero, 1991a, 1991b; Lira, 2000 y Mier de Tern,
2005- abordan el proceso de desmantelamiento de la afamada Mxico-Tenochtitlan
y la construccin de la muy noble y leal Ciudad de Mxico. La principal crtica a
estos trabajos es su falta de fuentes arqueolgicas -o la descalificacin de tales (Mier
de Tern, 2005)- y de estudios urbanos (como el de Snchez de Carmona, 1991 o el
de Bielza de Ory, 2002), anteponiendo el estudio de los textos del siglo XVI. El
mapa utilizado para representar la disposicin de los elementos urbanos en los
trabajos de estos tres autores es un hbrido entre un mapa moderno y una
interpretacin de la traza espaola diseada por Alonso Garca Bravo, segn los
estudios de Manuel Toussaint y Jos R. Benitez con la Informacin de Mritos y
Servicios de Alonso Garca Bravo, como el primer documento que se refiere a la
traza.15 No obstante, desde 1521 hasta la actualidad, la Ciudad de Mxico ha
sufrido varias transformaciones. La proyeccin original con que, supuestamente, fue
trazada no se ha conservado al cien por ciento. Pareciera que la configuracin en
damero se alcanz grosso modo hasta el siglo XX, y es probable que esta
15 Edward Calnek afirma que el trmino traza se refiere originalmente a un mapa de papel indgena de fibra de maguey en el cual fue registrada la localizacin de los solares y los nombres de sus propietarios, segn un documento del Archivo General de Indias (2003: 171).
22 | I n t r o d u c c i n
configuracin se le debe ms a su dinamismo que a un proyecto unificador y
regulador del siglo XVI.
Por ello, se consider necesario hacer un Sistema de Informacin Geogrfica
(SIG) que integrara diferentes tipos de fuentes tratando de explicar a) el proceso de
destruccin de la ciudad de Tenochtitlan con base en la planificacin y construccin
de la ciudad espaola y, b) mostrar que esta planificacin espaola corresponda en
gran medida con la ciudad prehispnica.
Con base en lo anterior, esta investigacin se plante los siguientes objetivos:
Reconstruir, cartogrficamente, el proceso de desmantelamiento de la ciudad
de Tenochtitlan a partir de las fuentes arqueolgicas e histricas sobre la
Ciudad de Mxico en los primeros aos de dominio espaol.
Desarrollar un Sistema de Informacin Geogrfica que permitiera evaluar
las diferencias y similitudes entre los distintos estadios de la ciudad, desde
1519 hasta 1554.
Mostrar -a partir del Mapa de Uppsala y el Mapa de Nremberg- que la
traza de la nueva ciudad es, en realidad, una readaptacin del espacio
urbano indgena con base en los modelos espaoles y que corresponde
ms a una redistribucin de terrenos e interpretacin de los espacios, que
a una proyeccin totalmente innovadora de la ciudad.
Conseguir una imagen diacrnica de la ciudad.
Mostrar, a partir del anlisis arqueolgico e histrico y con una visin
geogrfica y urbana, que la traza con que fue delineada Tenochtitlan se
conserv por motivos prcticos, histricos y culturales.
Estos objetivos delinearon las hiptesis que seran eje fundamental de la
investigacin.
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3. Hiptesis
Para intentar explicar la construccin y el trazado de la Ciudad de Mxico a partir de
1521 se tomaron en consideracin diversas discusiones sobre el estereotipo de
ciudad que al tiempo de la Conquista irradiaban en Europa: desde las ciudades
turolenses y castellonenses -punto de partida para las ordenanzas de Jaime II- hasta
la ciudad terica de Eximeni y la ciudad utpica de Toms Moro, pasando por el
modelo prctico del campamento de Santa F, construido ortogonalmente por los
reyes catlicos (Bielza de Ory, 2002; Mier y Tern, 2005). En todas estas
discusiones se acenta, principalmente, la influencia europea para la configuracin
de las ciudades novohispanas. Por otro lado, los estudios morfolgicos de stas han
arrojado importantes datos acerca de la funcin que juegan -dentro de las nuevas
redes sociales que comienzan a tejerse- la jerarquizacin de los espacios como punto
de partida para imponer un nuevo orden citadino.
Si bien la influencia europea en la construccin de las ciudades novohispanas
es evidente, y en efecto, la jerarquizacin y diferenciacin de espacios a partir de
una ortogonalidad resulta clara muchas de las veces, en este trabajo se trat de no
generalizar; despus de todo, la construccin de la Ciudad de Mxico fue un caso
excepcional, tanto para los mesoamericanos, como para los conquistadores.
Finalmente, se construy sobre las ruinas de una ciudad cosmopolita, el centro de un
gran imperio, una ciudad que no tena comparacin en miles de kilmetros y que se
acoplaba, de alguna u otra forma, a la concepcin de ciudad de los espaoles.
Hernn Corts y Alonso Garca Bravo no eran urbanistas; no obstante,
planificaron una ciudad admirable, a juzgar por los Dilogos de Cervantes de
Salazar. Ambos tenan estudios, pero ni sus conocimientos sobre Eximeni o Moro,
o las ordenanzas de Jaime II, fueron su punto de partida para la edificacin de la
nueva ciudad. La ciudad se adapt a las nuevas circunstancias; por un lado, un
espacio arreglado de tal forma que los espaoles vivieran protegidos; y por otro,
24 | I n t r o d u c c i n
implantando la nueva forma de organizacin social para darle vida, nuevamente, a la
ciudad recin conquistada.
A partir de estas reflexiones, junto con los objetivos antes mencionados, se
formularon las siguientes hiptesis que trazaron la ruta de esta investigacin:
Hiptesis general
Si en la reedificacin de la Ciudad de Mxico se respetaron los trazos fundamentales
de la ciudad prehispnica, entonces la influencia y la participacin directa de los
indgenas en la planificacin y construccin de la ciudad fueron vitales. Es probable
que la nobleza indgena jugara un papel decisivo en la organizacin del trabajo
(planificacin urbana) para la realizacin de los nuevos edificios y espacios urbanos,
en tanto que mantuvieron el control sobre los indgenas (macehuales) al menos en
los primeros aos de dominio espaol.
Hiptesis particulares
1. Si la traza espaola respet el trazado de la ciudad prehispnica, entonces
no fue necesario destruir todos los edificios indgenas mientras la ciudad se
acondicionaba para ser repoblada. En lugar de destruir los remanentes de la
ciudad, se limpiaron los escombros de las calles, se azolvaron acequias con
los restos de algunos edificios que fueron destruidos durante la guerra -
especialmente aquellos que sirvieran como refugio-, se restauraron algunas
obras de infraestructura -como los albarradones- y se construan nuevas
edificaciones -como las atarazanas-. Conforme el Cabildo otorgaba los
solares para su construccin, es probable que algunos edificios
prehispnicos se fueran destruyendo, es decir, era tarea de los vecinos
acondicionar su terreno para edificar su casa. Cuando el edificio indgena
era lo suficientemente macizo como para reutilizarse (e.g. templos o casas
de lite), se usaba parte de su estructura para construir sobre de ellos, y los
escombros, para nivelar el terreno y construir la casa. Adems, si se
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considera que los cimientos indgenas estaban diseados para flotar sobre
el terreno fangoso, debi ser impensable arrasar la base de la construccin
indgena, pues el edificio hispano quedara por debajo del nivel del suelo, de
lo contrario, hubiera requerido una base lo suficientemente alta para evitar el
hundimiento o las inundaciones.
2. Si algunas propiedades indgenas permanecieron dentro de la planificacin
urbana espaola, entonces, se puede sugerir, que la presencia de los nobles
nativos en el mbito de gobierno de la ciudad colonial continu siendo
importante durante el siglo XVI.
3. Si el conocimiento indgena para la urbanizacin en espacios lacustres fue
fundamental para construir la ciudad espaola, entonces los espaoles
consultaban a los gobernantes indgenas para la construccin y
remodelacin de obras de infraestructura. La tradicin hispana no tena
referencias para construir ciudades en terrenos pantanosos o lacustres, el
proceso de aculturacin no slo fue un efecto del choque entre ambas
culturas sino un proceso necesario para que la ciudad volviera a ser
poblada.
4. Si la traza urbana que se observa en el Mapa de Uppsala tiene
correspondencia con la traza prehispnica, entonces debera encontrarse una
correspondencia espacial entre el mapa y los vestigios arqueolgicos
encontrados en el Recinto Sagrado de Tenochtitlan y sus inmediaciones. As
mismo, debera existir una correspondencia entre la documentacin
cartogrfica e histrica Mapa de Nremberg y documentacin del siglo
XVI- y la ubicacin de edificios, calles y acequias representadas en el Mapa
de Uppsala.
Estas hiptesis guiaron el proceso de investigacin, evitando que la magnitud
y complejidad del objeto de estudio rebasara los alcances de esta tesis. Por otro lado,
la estructura del trabajo tuvo que revisarse una y otra vez, dado que la forma original
26 | I n t r o d u c c i n
como se concibi, pareca dejar ideas sueltas y sin relacin. Aunque la figura
general del trabajo se preserv -marco terico, metodologa, desarrollo y
conclusiones-, algunas secciones se cambiaron de lugar y otras, por salirse del
planteamiento principal, fueron eliminadas. Al final, se trat de que cada seccin
fuera comprensible de forma independiente, tratando sin embargo, de que tuvieran
relacin con las hiptesis, el marco conceptual y el mtodo, de tal forma que el
resultado final estuviera lo ms hilado posible.
Cuando dos culturas permanecen en contacto continuo, se crean las
condiciones para que pueda surgir una forma distinta de concebir y darle significado
al mundo, es decir, se crea una nueva cultura. Para esta investigacin, la Ciudad de
Mxico -durante la primera mitad del siglo XVI- es una muestra de ello, por tal
motivo, en el primer captulo se decidi abordar el problema de la aculturacin y de
la urbanizacin, con el fin de dotar al lector del bagaje terico necesario para
comprender cmo la organizacin social del espacio puede ser modificada en un
proceso de aculturacin. El anlisis de distintos mapas puede hacer evidente las
modificaciones urbanas y culturales que sufre determinada ciudad; sin embargo,
para lograr acceder a tal informacin es necesario generar un modelo que permita
estudiar este proceso. As, en el segundo captulo se muestra el modelo de anlisis
que se propone para estudiar este fenmeno social a travs de la insercin de la
informacin arqueolgica, histrica y cartogrfica a un Sistema de Informacin
Geogrfica.
Ambos captulos dan pie al tercero, el captulo de anlisis y resultados. En l
se detalla la cartografa indgena y se hace referencia a la traza espaola, se pone a
prueba el modelo y se analizan los dos mapas que se consideraron fundamentales
para comprender el proceso de cambio cultural y urbano de la Ciudad de Mxico: el
Mapa de Nremberg y el Mapa de Uppsala. Finalmente, con esta investigacin se
espera mostrar que la ciudad espaola es, tambin, un reflejo parcial, pero vivo, de
lo que alguna vez fue la afamada y gloriosa Mexico-Tenochtitlan.
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Captulo 1
Aculturacin y Urbanismo
un hormiguero no tiene tanto animal. (Flores, 1988)
Durante la Conquista de Mxico y el nacimiento de la ciudad novohispana, se puede
suponer que la participacin y la influencia indgena fueron elementos decisivos en
los primeros aos de dominio espaol y, a pesar de que la cultura espaola se
impuso a la mexica, ambas confluyeron en un espacio y tiempo determinados,
transformando su cultura mientras compartan rasgos culturales. Esta conjuncin de
elementos se podra explicar desde lo que se ha llamado aculturacin. En las pginas
siguientes se expone qu es y en qu consiste el proceso de aculturacin donde se
considera necesario retomar las ideas planteadas por Gonzalo Aguirre Beltrn
(1992), para tratar de describir el proceso de cambio que sufrieron ambas culturas y
que, se considera, se refleja en la constitucin urbana de la Ciudad de Mxico
posterior a 1521. No obstante, para comprender mejor el fenmeno, es necesario
exponer lo que se entiende por cultura, porque es, justamente, la cultura lo que se
comparte en un proceso de aculturacin. No se pretende hacer una revisin profunda
y detallada de tan complejo concepto, sino otorgarle al lector una breve introduccin
para facilitar la comprensin del concepto eje de esta investigacin.
1.1. La Cultura
Mucha tinta se ha derramado para tratar de entender lo que es la cultura; infinidad de
definiciones se han elaborado, intensos estudios se han desarrollado, cientos de
investigadores se han desvivido por comprenderla. Sin embargo, y sin afn de
demeritar tales intentos, se considera pertinente retomar, nicamente, una pequea
fraccin de ese inmenso universo. Para empezar, y dados los objetivos particulares
28 | A c u l t u r a c i n y U r b a n i s m o
de esta investigacin, se decide retomar las ideas de Guillermo Bonfil Batalla en
torno al concepto de cultura, quien plantea que es un fenmeno social porque
Slo existe por la relacin organizada entre los miembros de una sociedad. Cada individuo tiene su cultura, que puede diferir en ciertos aspectos de la cultura comn de su sociedad, pero nunca al grado de llegar a ser una cultura diferente, porque entonces deja de existir la posibilidad de interactuar y convivir con los dems (Bonfil, 1991:16).
Este aspecto es importante porque implica que la cultura se comparte y, como
se ver ms adelante, cuando entran en contacto dos o ms individuos que participan
de culturas diferentes, necesitan compartir su cultura para poder interactuar y
convivir. La forma como Bonfil Batalla aborda el tema del fenmeno social
conocido como cultura se asemeja mucho a la concepcin que eman en los Estados
Unidos con la escuela Cultura y Personalidad. Para esta escuela, la cultura no
puede definirse ms que a travs de los hombres que la viven (Cuche, 1999: 49),
adems, reconoce la relacin entre individuo y cultura, considerando que sta ltima
no existe como una realidad en s o independiente de los individuos dado que la
cultura tiene una relativa dependencia con respecto a estos (Cuche, op. cit.: 45). Se
preocupan por tener en cuenta nociones de la psicologa cientfica y del
psicoanlisis y estn todos muy abiertos a la interdisciplina (dem) haciendo nfasis
en que la cultura es una abstraccin y no, como Alfred Louis Kroeber pensaba, una
realidad independiente de los individuos y que escapa a su control (Cuche, op. cit.).
Para Bonfil Batalla ninguna creacin humana ocurre en el vaco, ni a partir de cero.
Todo lo que hacemos, individual o colectivamente, conscientes o sin consciencia, lo
hacemos a partir de lo que previamente tenemos (1991: 16), es decir, a partir de la
cultura en que se nace.
Segn la escuela Cultura y Personalidad, la cultura se reflejara en una
personalidad de base, definida por Abram Kardiner como una configuracin
psicolgica particular perteneciente a los miembros de un sociedad dada y que se
manifiesta en cierto estilo de comportamiento sobre el cual los individuos bordan
sus variables singulares (Kardiner en Cuche, op. cit.: 51). La personalidad de base
A c u l t u r a c i n | 29
configura y refleja, al mismo tiempo, la cultura de un individuo y se desarrolla -a
travs de un proceso de comparticin cultural- desde que nace. Ahora bien, se ha
dicho que la cultura se comparte, pero an no se ha detallado sobre qu es eso que se
comparte, en otras palabras, no se ha mencionado lo que se entiende por cultura.
En 1871, Edward Tylor defini la cultura como la expresin de la totalidad
de la vida social del hombre16 (Cuche, op. cit.: 22), ya para 1957, Aguirre Beltrn
sealaba que la palabra cultura expresaba formas de vida. Estas diferencias ponen de
manifiesto las variantes que ha tenido el concepto de cultura a lo largo del tiempo, se
percibe que no es un concepto esttico y que cada da, como la cultura misma, se
transforma y corresponde, quiz de forma paralela, con las transformaciones
conscientes e inconscientes de las diversas culturas que permean el planeta,
incluidas las diversas culturas acadmicas.17
El concepto de cultura puede llegar a ser ambiguo y heterogneo; los
significados que le han dado al trmino las distintas disciplinas son diversos;
desgraciadamente, no se puede hacer ni una sntesis de los diferentes conceptos ni
tomar uno al azar, como tampoco se puede desecharlos todos por considerarlos
falsos o, por el contrario, aceptarlos como verdaderos. No se puede apostar por un
liberalismo ontolgico y epistemolgico y asumir que todo se vale, (Gndara,
1994). Por lo anterior, y siguiendo a Roberto Varela (2005), se retoma la definicin
de cultura propuesta por Robert Ackerman, quien la define como la matriz, tanto
consciente e inconsciente, que da significado al comportamiento y a la creencia
social (Varela, 2005: 75).18 La definicin de Ackerman contiene los elementos
necesarios para explicar el proceso de aculturacin, pero se retoma la definicin de
Roberto Varela porque desglosa la definicin y le da sentido.
16 El texto en ingls dice a la letra that complex whole which includes knowledge, belief, art, law, morals, custom, and any other capabilities and habits acquired by man as a member of society tomado de Herv Varenne en http://varenne.tc.columbia.edu/hv/clt/and/culture_def.html 17 O comunidades cientficas que es el trmino que emplea Gndara (1994:75) para definir al grupo de investigadores en un tiempo y espacio especficos que comparten una posicin terica. 18 Traduccin de Varela The matrix, both conscious and incounsciuos (sic), that gives meaning to social behavior and belief (Varela, op. cit.: 66).
30 | A c u l t u r a c i n y U r b a n i s m o
Segn la postura de Varela, los signos y smbolos de los que habla Ackerman,
deben transmitir conocimientos e informacin sobre algo, pero adems deben portar
valoraciones, emociones y sentimientos, e ilusiones y utopas. Al mismo tiempo,
estos signos y smbolos se comparten con otros, pues para que una cultura sea tal,
debe compartirse. La matriz, siguiendo a nuestro autor, es la combinacin particular
que de los cuatro rubros (es decir, incluyendo los conocimientos y la informacin)
cada cultura conforma un conjunto integrado (Varela, op.cit.). Para que exista una
cultura debe existir una relacin multilateral entre individuo e individuo, grupos
sociales, sociedad y, actualmente, el mundo entero. Empero, esta relacin no es
simtrica dado que el individuo comparte slo algunos signos y smbolos que el
grupo o los grupos al que pertenece portan y, as, el grupo o grupos pueden mostrar
slo algunos de estos.19
Esta maraa de signos y smbolos que dan sentido al comportamiento,
consciente e inconscientemente, se transforman histricamente creando,
reproduciendo o desechando lo que se puede llamar, reglas culturales,20 con lo cual
la cultura se convierte en un modelo diacrnico que, irnicamente, define o
caracteriza a un individuo o grupo de individuos en un tiempo y espacio definidos.
Dado que la cultura es aprendida, las relaciones entre los diversos actores sociales
modifican el espectro sgnico y simblico, siempre enmarcado por las reglas que
modelan la cultura que pueden modificarse por agentes externos, esto es, individuos
o grupos de individuos pertenecientes a otro sistema de reglas culturales. Para
caracterizar una cultura, lo significativo est en el mundo compartido, en el sentido
de aprobar, consentir, aceptar, sentir, experimentar (dem). La cultura de los
agentes externos se modifica en este proceso de comparticin, porque si las
19 Como qued demostrado en la obra de George Foster, Cultura y Conquista (1962) y que autores como Linton han hecho ver (Cuche, op. cit.) o como expresa Roberto Varela: El panorama es ms complicado, pues se puede compartir [] un rubro de los cuatro anteriormente expuestos sin hacer suyos los dems. Ms an, los rubros no son necesariamente unitarios sino mltiples de tal modo que se pueden aceptar paquetes, pero difcilmente la totalidad (Varela, op. cit.: 68). 20 Y aqu s, siguiendo a la escuela Cultura y Personalidad, con autores como Linton, Kardiner y Benedict segn Cuche, op. cit.
A c u l t u r a c i n | 31
relaciones entre los individuos transforman los signos y los smbolos que dan
sentido al comportamiento de un grupo social, entonces el contacto entre individuos
con diferentes reglas culturales, automticamente, imprime en ambos un sesgo de
las reglas culturales que caracterizan a uno y otro, en diferentes grados y de
diferentes formas.
El hecho de que una cultura pueda ser compartida es uno de los elementos
ms importantes para poder explicar un proceso de aculturacin, pues cuando dos o
ms culturas entran en contacto es, justamente, esta comparticin -en el sentido que
Varela le otorga- la que permite que esas culturas puedan interactuar o convivir. A
continuacin se hablar de este proceso, el cual ayudar a entender mejor el
urbanismo desarrollado en Amrica a partir de la llegada de los espaoles en 1492.
1.2. Aculturacin
En 1957 se public por primera vez el libro El proceso de aculturacin de Gonzalo
Aguirre Beltrn, en l -y gracias al anlisis etimolgico, los estudios precedentes y
la problemtica de la integracin del indgena a la sociedad mexicana- se enunci la
definicin de aculturacin que es la base de este trabajo:
Aculturacin es el proceso de cambio que emerge del contacto de grupos que participan de culturas distintas. Se caracteriza por el desarrollo continuado de un conflicto de fuerzas, entre formas de vida de sentido opuesto, que tienden a su total identificacin y se manifiesta, objetivamente, en su existencia a niveles variados de contradiccin (Aguirre, 1992: 44).
A lo largo de esta importante obra antropolgica, Aguirre Beltrn expone de
forma minuciosa, analtica y congruente una serie de argumentos para justificar la
definicin operativa que se ha escrito arriba. El autor utiliza algunos ejemplos para
mostrar las diferentes categoras de anlisis que l desarrolla y que -segn su marco
terico- son fundamentales para comprender cabalmente el trmino de aculturacin.
Puesto que el estudio de Aguirre se basa, esencialmente, en las transformaciones que
devienen del contacto entre los espaoles y los grupos indgenas de Amrica, se
considera pertinente retomar sus ideas como sustento terico-conceptual para
32 | A c u l t u r a c i n y U r b a n i s m o
intentar describir la metamorfosis de la Ciudad de Mxico; no obstante, dada la
complejidad del proceso de aculturacin y sus implicaciones en prcticamente
cualquier rubro de la cultura, es importante acotarlo al objeto de estudio y hacer una
pequea revisin del trmino de forma paralela.
Aguirre Beltrn (1992) sugiere que para evitar situaciones conflictivas con el
trmino, lo primero que se debe comprender es la etimologa del mismo. La palabra
aculturacin est formada por dos vocablos de origen latino: 1) la preposicin ad
que es una partcula formativa que denota cercana, unin o contacto y que -por
asimilacin- se transforma en ac con palabras que comienzan con c, y 2) la forma
nominal culturatio cuya primera acepcin denota cultivo o cuidado. Es decir,
aculturacin significa contacto cultural, unin cultural o cercana cultural
(Aguirre, op. cit: 9). Sin embargo, no debe confundirse la preposicin latina ad con
la partcula alfa () de origen griego, que significa negacin o privacin (Mateos,
1999), de lo contrario, se puede caer en problemas lingsticos e incluso
etnocntricos ya que, si se retoma la partcula alfa, aculturacin significara sin
cultura, haciendo del trmino un hbrido grecolatino y tergiversando, tajantemente,
el significado que se pretende dar. Ante este problema, segn Aguirre Beltrn
(1992), algunos autores pensaron que el significado que se le quera imprimir al
trmino aculturacin quedaba mejor enunciado en el de transculturacin partiendo
de la idea de que expresaba mejor el trnsito de un cultura a otra y sus
repercusiones. Pero, como bien dice Aguirre, se pierde la idea que algunos queran
expresar: interaccin o accin recproca, como Robert Redfield, Ralph Linton, y
Melville Herskovits, quienes en 1935 -a travs del Memorandum for the study of
acculturarion- definieron aculturacin en los siguientes trminos:
Aculturacin comprende aquellos fenmenos que resultan cuando grupos de individuos que tienen diferentes culturas comienzan un contacto continuo de primera mano, con cambios subsecuentes en los patrones culturales de cualquier grupo o de ambos (Redfield, R., R. Linton, y M. Herskovitz, 1935:145-146).21
21 La traduccin es ma Acculturation comprehends those phenomena which result when groups of individuals having different cultures come into continuous first-hand contact, with subsequent changes in the original cultural patterns of either or both groups (Redfield, R., R. Linton, y M.
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Esta definicin, anterior a la que propone Aguirre Beltrn, olvida los cambios
que experimentan los grupos en contacto, que es el mismo problema que Aguirre
identifica en la definicin propuesta por Barnett, et al. (en Aguirre, 1992). Por otro
lado, la Escuela Funcional Inglesa, hablando sobre el contacto cultural (que no de
aculturacin, aunque posteriormente confluyeran ambos conceptos), enfatiza que el
cambio se da en los individuos y las comunidades, no en las costumbres (Fortes en
Aguirre, 1992). Por su parte, Kroeber expone un definicin que sintetiza ambas
posiciones, partiendo de la idea de que una definicin amplia es comnmente ms
til si se centra en la parte medular del significado involucrado y entonces define
aculturacin como el efecto sobre las culturas del contacto con otras culturas [y] el
efecto sobre las sociedades que portan las culturas (Kroeber en Aguirre, 1992).
El trmino de aculturacin, segn el Memorandum, encontrara adeptos en
varias partes del mundo (occidental al menos). En Mxico su impacto se evidencia
con Aguirre Beltrn, por ejemplo, pero se cuenta con evidencia que indica que en
Francia el trmino fue adoptado y renovado. Para Denys Cuche (1999), se le debe a
Roger Bastide la incursin del trmino en Francia y fue l, ms que nadie, quien
hizo posible el reconocimiento de este campo de estudio en la antropologa. Roger
Bastide critica el culturalismo estadounidense por la visin limitada sobre la relacin
entre lo cultural y lo social. Este problema es similar al que se presentaba en
Inglaterra con los estudios funcionalistas y su crtica a los estudios culturales. Para
los franceses, tal parece que la sociedad (o los actores sociales), es parte
fundamental del cambio histrico y/o cultural, lo que podra explicarse por el fuerte
vnculo con sus vecinos del norte como Inglaterra, Blgica o Alemania y, por
supuesto, por las ideas emanadas de la Revolucin Francesa (Cuche, 1999; Aguirre
Rojas, 2002; Wallerstein, 2003). En concreto, la aportacin de Bastide a los estudios
de aculturacin consiste en incluir el factor social a la ecuacin, que imprime en sta
ltima resultados diferentes a los que se esperaban:
Herskovitz, 1935:145-146).
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Bastide lamenta que haya un desconocimiento de la dialctica que va de las superestructuras a las infraestructuras y recprocamente [] Todo cambio cultural produce efectos secundarios no previstos, efectos que, an cuando no sean simultneos, no podrn ser evitados.
Los hechos de aculturacin forman un fenmeno social total [] Alcanzan todos los niveles de la realidad social y cultural (Cuche, op. cit.: 75).
Retomando la definicin de cultura de Ackerman y los planteamientos de
Roberto Varela, se puede decir que aculturacin es el proceso de cambio que emerge
del contacto de grupos que participan de matrices que dan significado al
comportamiento y a la creencia social de dos grupos diferentes. Se caracteriza por el
desarrollo continuo de un conflicto de fuerzas, entre formas de vida lase culturas-
de sentido opuesto, que tienden a su total identificacin y se manifiesta,
objetivamente, en su existencia en variados mbitos de contradiccin, dependiendo
la relacin que pueda existir entre los 1) conocimientos e informacin; 2) las
valoraciones; 3) las emociones y sentimientos y 4) las ilusiones y utopas, de ambos
grupos.
En un proceso de aculturacin no hay una cultura donadora y una receptora,
cada cultura dona o comparte de diferentes formas y en varios niveles, al mismo
tiempo que recibe signos y smbolos de la cultura con la que est en contacto. En
este sentido, la cultura no se presta, ni se da, ni se pierde, ni se recibe; se comparte,
pues la aculturacin nunca se da en un solo sentido (Cuche, op. cit.). En este sentido,
Teske y Nelson han subrayado que
una revisin de la literatura sobre aculturacin indicara que denota un proceso bidireccional, sin embargo, por su investigacin o sus perspectivas histricas, muchos escritores lo tratan como un proceso unidireccional sin negar su naturaleza recproca. Aunque, tambin debera saberse que un proceso bidireccional no es necesariamente igualitario (Teske y Nelson, 1974: 354).22
22 La traduccin es ma An examination of literature on acculturation would indicate that it is connotatively a bidirectional process; however, because of their research or theoretical perspectives many writers are given to treating it as a unidirectional process while not denying its reciprocal nature. It should be acknowledged, though, that this two-way process is not necessarily egalitarian (Teske y Nelson, 1974: 354).
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Dado que es un proceso donde intervienen grupos o individuos, est por
dems decir que debe ser continuo (continued) (Redfield, R., R. Linton, y M.
Herskovitz, 1935; Aguirre, op. cit.). Se considera que en este punto se debe tener
precaucin cuando se habla de individuos puesto que un individuo es la unidad
mnima necesaria para que la aculturacin ocurra, aunque un individuo por s solo
no podra tejer la red de significados necesaria para iniciar un proceso de
aculturacin, e.g.:
parece indudable que, cuando una situacin de contacto se halla compuesta por un individuo que participa de una cultura y un grupo de individuos que corresponden a otra cultura, la accin recproca que caracteriza al proceso queda desequilibrada. [] Mas, cuando el individuo no rompe, ni real ni simblicamente sus relaciones con la cultura madre, sino que acta como un representante de su propio grupo [...] estamos en presencia de una situacin de contacto aculturativa y no asimilativa (Aguirre, 1992: 31).
Un individuo es un agente aculturativo enmarcado por una cultura, de tal
forma que el proceso de aculturacin, retomando la definicin propuesta por
Aguirre, se caracteriza por el desarrollo continuado de un conflicto de fuerzas []
y se manifiesta, objetivamente, en su existencia en niveles variados de
contradiccin (op. cit.), es decir, para que exista aculturacin deben existir dos o
ms culturas diferenciadas una de otra en contacto continuo y, si el individuo es
portador de una parte de su cultura, el contacto entre individuos genera un proceso
aculturativo.
1.2.1. Problemas en torno al estudio de la aculturacin
Hasta aqu, se ha esbozado lo que es la aculturacin. Es pertinente ahora revisar los
diversos autores que han investigado el proceso y que han intentado describir la
variabilidad del fenmeno, tratando de caracterizar los tipos de aculturacin que
pueden observarse y/o presentarse en una situacin de contacto. El Memorandum for
the Study of Acculturation, es quiz, el primer intento por esclarecer qu era la
aculturacin y bajo que tipos puede presentarse, cmo acercarse al problema, cmo
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analizar el proceso, qu factores intervienen en el mismo e, incluso, cules son sus
resultados (Redfield, R., R. Linton, y M. Herskovitz, 1935). Algunos aos despus
de que se elabor el Memorandum, segua siendo [] una buena definicin
operativa, en palabras de Aguirre Beltrn (1992: 14). No obstante, es difcil
catalogar y tratar de tipificar un fenmeno social como la aculturacin. Aunque la
definicin del Memorandum y la de Aguirre sirvan como definiciones operativas
ptimas, caracterizar el fenmeno con base en sus diferentes manifestaciones puede
resultar una tarea abrumadora. Es necesario mencionar los tipos de aculturacin que
se indican en el Memorandum para despus contrastar esos tipos con los que
propusieron, sucesivamente, otros investigadores. Como podr observarse, es difcil
catalogar el fenmeno, aunque estas premisas permiten comprender las diversas
formas en que puede presentarse.
Para Redfield, R., R. Linton, y M. Herskovitz los tipos que pueden
presentarse se resumen de la siguiente manera:
1) Cuando los contactos son entre grupos enteros o cuando son entre una poblacin entera y grupos selectos de otra poblacin
2) Cuando el contacto es hostil o amigable 3) Cuando el contacto es entre grupos de igual tamao o cuando difieren
mucho 4) Cuando el contacto es entre grupos con diferente grado de complejidad o
por el contrario tienen un grado similar 5) Cuando es resultado de migraciones o colonizacin.
Aunque dichos autores presentan algunos tipos de contactos, no se pueden
sealar como los nicos existentes, dado que pueden existir muchas otras formas en
que la gente puede relacionarse y, con ello generar un proceso de aculturacin. Lo
que se quiere resaltar en este punto es que las relaciones sociales son demasiado
complejas como para caracterizarlas en tipos de acercamiento entre grupos
culturales diferentes. Para los fines de esta investigacin, se puede decir, en trminos
generales, que el contacto entre espaoles e indgenas fue hostil (la Conquista de
Mxico o Per), aunque se debe considerar que muchas veces fue amigable (alianza
con los tlaxcaltecas). Fue hostil por parte de los espaoles y, a veces, por parte de
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los indgenas (Benedict y Vaillant, 1943). El grupo espaol era reducido y, segn
Foster, superior tecnolgicamente (Foster, op.cit.: 391). Finalmente, el contacto a
partir de 1492 fue resultado de migraciones, anhelos de colonizacin, conquista,
exploracin. El problema radica en que durante la Conquista pudieron darse diversos
tipos de contacto, as como diversas combinaciones. Porque adems, cmo podra
entenderse el tipo de contacto entre los grupos indgenas en contra de los mexicas,
aliados con los espaoles? Cmo podra explicarse el proceso de aculturacin
sufrido por un slo misionero que imparta la doctrina cristiana a miles de
indgenas?
Otra forma de abordar esta problemtica la proporciona Emory S. Bogardus
(en Teske y Nelson, 1974) quien diferencia entre tres tipos de aculturacin: 1) ciega
(que puede entenderse como simple smosis por cercana); 2) impuesta y 3)
democrtica (prevalece el pluralismo cultural). De la misma forma, Roger Bastide
(en Cuche, op. cit.) sugiere tres situaciones tipo, aunque no para los procesos de
aculturacin sino de interpenetracin -trmino que prefiere utilizar para evitar el
problema direccional que plantea el primero-: 1) Aculturacin espontnea (similar a
la aculturacin ciega); 2) Aculturacin organizada, pero forzada (parecida la
aculturacin impuesta) y 3) Aculturacin planificada (difiere de la aculturacin
democrtica de Bogardus, en tanto que tiende ms a la homogenizacin).23 Como se
puede observar, llegan a conclusiones similares y an as, no existe ningn problema
en agregar a la ecuacin la homogenizacin, por un lado, y la pluralidad, por otro.
Para Foster slo existen dos tipos procesos de aculturacin, y aunque en su
marco conceptual limita estos procesos al estudio de la cultura de conquista, se
podran retomar en este trabajo dado que quedan incluidas diferentes situaciones de
contacto cultural. Estos dos procesos son:
1) Formales: todas aquellas situaciones en las que las instituciones y los
individuos que tienen una posicin autoritaria desempean un papel 23 Bastide prefiere utilizar el trmino interpenetracin en lugar de aculturacin; sin embargo, Cuch, parafraseando a Bastide, emplea el trmino de aculturacin para definir las tres situaciones tipo sealadas (Cuch, op. cit.).
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positivo en la planeacin [] se establecen metas especficas y se hacen
los esfuerzos para alcanzarlas (Foster, op. cit.: 37).
2) Informales: todos aquellos mecanismos no planeados, de acuerdo con los
cuales se seleccionan y mantienen en el nuevo pas los hbitos personales
de los emigrantes, [] nos ocupamos de un gran nmero de decisiones
personales, de las que cada individuo, de acuerdo con su patrn de vida, es
un canal de transmisin cultural a la regin de contacto (dem).
Para Angeliki E. Laiou, es prcticamente imposible crear modelos predictivos
que establezcan categoras capaces de predecir otras situaciones de conquista aparte
de las que ella estudia,24
por el hecho de que cada situacin es el resultado de las interrelaciones de muchos factores en ambos lados; las permutaciones permiten similaridades entre experiencias histricas pero difcilmente permiten construir modelos [] sin embargo, es posible y til identificar los factores que eventualmente determinan las actitud colonialistas y la respuesta nativa; sobre todo, hay una relacin dialctica entre los colonizadores y las poblaciones nativas, donde cada factor puede tener diferente efecto, dependiendo de los otros factores operando al mismo tiempo (Laiou, 1998: 26).25
Algunos autores han resaltado el hecho de que en todo proceso de
aculturacin existe un grupo dominante; sin embargo, esto no es, necesariamente, un
factor para que exista la aculturacin. El mismo Foster, cuya forma de ver los
procesos aculturativos a partir de Cultura y Conquista se consideran
unidireccionales, ha dicho que el espaol igual que el indio, se vio expuesto a la
24 Laiou menciona 3 diferentes patrones de conquista: 1) Economa mercantil, depende del intercambio y la colaboracin (adoptada por los comerciantes italianos); 2) La religin cuando funciona como justificacin ideolgica para la Conquista (que se da con la expansin germana en el Bltico; 3) Grupos militares y comerciantes forneos asentados entre una poblacin local de judos, musulmanes y cristianos nativos de sectas diferentes, con un rgimen de explotacin a distancia donde el contacto es fiscal. Los grupos conquistados conservan sus leyes, costumbres, etctera -ejemplificada con el Reino Latino de Jerusaln establecido en el siglo XI y hasta 1291 d. C.- (Laiou, 1998: 17-23). 25 La traduccin es ma. By the fact each situation is the result of the interplay of many factors on both sides; the permutations allow for similarities between historical experiences, but hardly for model building. [] nevertheless, possible and useful to identify the factors that eventually determine colonial attitudes and native response; overall, there is a dialectic relationship between the colonizers and the native populations, in which each factor may have a different effect, depending on the other factors operating at the same time (Laiou, 1998: 26).
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cultura de conquista (op.cit.: 390). En una situacin como sta, el grupo dominante
dirige y, de alguna forma, establece el grado de aculturacin, pero hay que
considerar que esto no siempre ocurre de esta manera, sobre todo cuando el grupo
dominado opone resistencia en el proceso. Otras veces el grupo dominante se
acultura ms que el grupo dominado (Teske y Nelson, 1974). Adems, se debe
considerar que en un proceso de aculturacin -un proceso bidireccional- poco
importara reconocer a la cultura dominante, es decir, por poner un ejemplo extremo,
si el indgena se convirti en siervo, el conquistador se convirti en encomendero.
Siguiendo con una idea similar, los indios que resisten la imposicin de ciertas
reglas culturales, durante el contacto cultural y/o el inicio del proceso de
aculturacin o punto cero (Aguirre, op.cit.), en realidad ya estn siendo aculturados
por el simple hecho de crear reglas culturales contra una cultura que busca
imponerse. Por otro lado, la cultura que quiere imponer ciertas reglas culturales a los
indios, parte del supuesto de que los indios son inferiores y/o su cultura no es la
mejor y/o algn otro prejuicio acerca de los indios. No obstante, lo que est
ocurriendo es que este grupo tiene prejuicios porque, en realidad, comienza a crear,
igual que el indio, reglas culturales contra la cultura a la que quiere imponerse:
tambin ha comenzado su proceso de aculturacin.
Ahora bien, son bastantes los problemas que ha acarreado el concepto de
aculturacin, al grado de que, en la actualidad, ha perdido impacto en la
antropologa o al menos eso es lo que parece. Sin embargo, se apela a Julian H.
Steward y Frank Tannenbaum cuando dicen que de hecho, cualquier campo de
investigacin moderno [en antropologa] es un estudio de gente aculturada
(Steward y Tannenbaum, 1943: 203),26 ya que sin importar que lo haya dicho en
1943, es evidente que en la actualidad es difcil encontrar pueblos aislados en el
mundo -si es que alguna vez los hubo- (Cuche, op. cit.).
Pero por qu se perdi el inters? Pareciera que despus de la Revolucin
Cultural de 1968, las Ciencias Sociales le dan la espalda al concepto. No est de ms
26 La traduccin es ma In fact, any modern field investigation is a study of an acculturated people (Steward y Tannenbaum, 1943: 203).
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decir que la mayora de los autores que hasta ahora se han mencionado, escribieron
antes de 1970. Pues bien, el principal problema que se detecta en los estudios de
aculturacin es que denotan un sesgo de nacionalismo. Segn Immanuel
Wallerstein, los movimientos revolucionarios del 68 pusieron en evidencia que la
orientacin del reformismo nacional era en s misma un medio esencial para el
mantenimiento del sistema-mundo que ellos queran rechazar (Wallerstein, 2002:
129). Las crticas que se le hacen a Aguirre Beltrn y a los aculturalistas (Palerm,
1976; De la Pea y Vzquez, 2002; Robichaux, 2002; Prez, 2003) no son gratuitas,
y resulta interesante pensar que su obra no se critic sino hasta las dcadas de los 70
y los 80 (casi 30 aos despus de haberse escrito), fundamentalmente, por su
reduccionismo histrico donde el indio no poda ms que ser asimilado en la
sociedad mestiza, aunque tambin por su visin negativa de la cultura indgena y de
las formas locales de representacin poltica, y su irrelevancia para muchas
situaciones en el pas (De la Pea y Vzquez, 2002: 25).
Pero si la aculturacin inducida se convirti en poltica del Estado Mexicano
-y an en su libro sobre El proceso de aculturacin, Aguirre Beltrn expone los
mecanismos para integrar a la sociedad mexicana a los pueblos indios- entonces por
qu a los indios se les consideraba marginados y por qu se crea, fervientemente, en
su integracin para evitar su supuesto rezago.27A pesar de las crticas que se le hacen
a Aguirre al respecto, tambin es cierto que es considerado como el indigenista de
mayor consistencia terica y que logr construir una teora del cambio cultural
(Prez, 2003: 123). No slo desarroll una definicin de aculturacin que criticaba a
las definiciones de sus colegas estadunidenses, sino adems, esta definicin tena
correspondencia con la realidad concreta que viva el pas (y el mundo). Su
problema fue haber vivido en una poca donde se exacerbaba el nacionalismo,
tratando de poner en prctica su teora para dar una solucin a la exclusin de los
pueblos indgenas. Por lo dems
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