6. Coadicción en La Familia Final

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Sobre la coadicción en el entorno familiar. Este documento es sólo de uso académico.

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COADICCIÓN EN LA FAMILIA

Psicoterapeuta –Especialista en

adicciones y psicologia forense

Luis Ponce Jimenez

Coadicción define a aquella persona o grupo de personas, de cualquier sexo o edad, cuyas relaciones interpersonales rebasan su capacidad para preservar su identidad, sobreinvolucrándose emocionalmente más allá de sus deseos y posibilidades, y que crea un vínculo enfermo con un adicto; es decir, el adicto es la sustancia de elección del coadicto.

Viene a ser una condición superior al fuerte vínculo entre la madre o el padre, el hijo o esposa; y el adicto a drogas u otro comportamiento adictivo.

Esta relación enfermiza o patológica, es decir la fusión de dos personalidades incompletas para depender irracionalmente una de otra, ya está catalogada como una disfunción o enfermedad.

La familia es un grupo en el cual los miembros se cohesionan, se quieren, se vinculan y así se ayudan recíprocamente a crecer vitalmente, a vivir como personas en todas sus dimensiones: cognitiva, afectiva, racional, etc.

La codependencia familiar se manifiesta mas claramente en los casos en que el adicto abandona sus responsabilidades, o vulnera las normas y reglas del funcionamiento familiar.

La coadicción produce invalidez psicológica o minusvaliza la personalidad del adicto.

Esto alimenta una inmadurez profunda, que lo incapacita para valerse por sí mismo, autoprotegerse y fijarse metas propias, no atreviéndose, por lo tanto, a pensar ni a decidir por él.

La familia como sistema recibe de manera frontal el impacto de una adicción, de modo que no existe familia que no se afecte y muestre síntomas de disfunción, cuando uno de sus miembros se enferma.

Paradójicamente además, la familia afectada por la adicción o coadicta, termina produciendo un sistema de conductas que apoyan al desarrollo de la enfermedad.

El triángulo del drama de Karpman:

Rescatamos a la gente de sus responsabilidades. Nos hacemos cargo, cuidamos de sus responsabilidades en vez de dejar que ellos lo hagan. Luego nos enojamos con ellos por lo que hemos hecho. Nos sentimos usados y nos da lástima de nosotros mismos.

Los codependientes son cuidadores de los demás, rescatadores. Rescatan, luego persiguen, y terminan siendo víctimas.

Al conocerse mejor la problemática del adicto, se ha ampliado la perspectiva sobre el coadicto, observándose esta patología en otros miembros de la familia, y no solamente en la pareja: padres, madres, hijos e incluso en algunos amigos.

Algunos de los familiares se habitúan a este tipo de relación y a su vez se ven abocados a relaciones personales y sociales de ayuda, relacionándose con personas necesitadas de algún tipo de apoyo y ayuda, a las que ellos “deben salvar” prolongándose así la patología indefinidamente, víctimas de unas reglas que se han ido imponiendo en este entorno de relaciones insanas. 

Generalmente el adicto espera que la mamá, el papá, o la esposa-mamá, piense, sienta y decida por él o ella. Así, una de las características de la familia coadicta tiene que ver con el hecho que el adicto no trabaja, no estudia o está en una inactividad total indefinidamente.

Los padres o alguno de ellos asumen equivocadamente actitudes y comportamientos bajo la premisa de que lo que hacen es por cariño y deber de padres.

Así, se sacrifican por el adicto, pagan sus deudas, lo justifican totalmente, lloran, se esclavizan al enfermo, aceptan sus groserías, robos, mentiras, amenazas, manipulaciones, y chantajes, entre otras conductas.

Asi los miembros de la familia codependiente realizan gran inversión de tiempo y energía ya que es un mecanismo de defensa para disminuir la ansiedad y el temor, y dar la sensación de “estar haciendo algo” para resolver el problema de la adicción.

Desgraciadamente la adicción se fortalece y la familia se enferma más.

Existen manifestaciones comunes en las familias coadictas y algunas de ellas son:

-Descuidos y perturbaciones en la familia.-Cambios de humor y agresiones.-Cambios de sentimientos ante el adicto.-Incertidumbre sobre cómo actuar con el adicto.-Limitaciones sociales, aislamiento y falta de apoyo.

Muchas veces la recuperación de una familia afectada por la adicción comienza con la recuperación de los codependientes. Para que esto ocurra es necesario que el codependiente canalice su esfuerzo en la propia recuperación y cuidado personal.

De ahí partirá el rol de la familia como cauce de normalización.

La familia es el punto de contacto con la sociedad normativa. Durante todo el proceso de adicción, el adicto ha ido reduciendo sus relaciones sociales, las normas y valores a las del grupo de consumo.

Es el marco familiar en donde el adicto en proceso de rehabilitación empieza a poner en marcha las pautas de funcionamiento socialmente aceptadas.

En la familia no codependiente, el adicto empieza a adaptarse a las normas de convivencia, aprende a escuchar, a negociar, a respetar a los demás, a expresar sentimientos, a interpretar las relaciones interpersonales como un intercambio, a aceptar sus limitaciones personales: en definitiva, a desarrollar un estilo de vida sano y socialmente válido.

Reconstruir o simplemente establecer este proceso de socialización exige una participación activa en el ámbito familiar.

Lic. C. Enrique Cépeda Rodriguez

Psicólogo Clínico