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EL ( DIÁLOGO ENTR'EL AMOR Y VN VIEJO)) (1)
A don América Cas{t'o.
l. Desde los orígClles de la literatura española, se pueden
rastrear, en producciones de diferente género, elementos
dialogísticos rudimentarios.
Los hay en obras narrativas como el Cantar de Jlio Cid,
Libro deIs tres reys ¡{'Orient, Libre de Appolloliio, Libro de
Alixandre, l·ida de Santa ¡Haria Egipciar¡ua.
Aparecen, con más claridad, en disputas como la del Alma
y el Cuerpo, la del A gua y el Vino, la del Clerigo yel Caba
llero, la Reuclat;ion de vn hermitanno, etc.
Existen también embriones dialogísticos en Berceo y abundan en el Libro de buen amor, del Arcipreste de Hita.
Baste, para el caso, recordar el coloquio de don Melón y
doña Endrina, la pelea que tuvo don Camal con doña Qua
resma y las Canticas de SUlTana.
La prosa, entretanto, arrastraba también con dificultad su
coloquio incipiente.
Menéndez Pidal - prologando su Antología de prosistas
- dice que en la segunda parte de la Crónica General, y aun en el Conde Lncanor, no suele emplearse el diálogo
propiamente dicho. Constata que el personaje principal,
(1) Proemio de la próxima edición crítica.
- 3:m-
generalmente, pronuncia un discurso y se le responde en
forma indirecta, en tercera persona. Todavía en El Corbacho
contilll'lan las tiradas oratorias.
" Para ver rolo el estrecho molde medieval de la mera
sucesión de discursos - dice el sabio maestro - necesita
mos llegar a La Celestina. »
En el siglo xv, muchas obras poéticas aportan elementos
precursores oel diálogo.
Tal ocurre con las Coplas contra los pecados mortales y el
Laberinto de Fortuna, de Juan de :\fena; las serranillas,
Comedieta de PO/ll;a, El planto de la Reyna doña Margarida,
Coronal/ion de mosún Jordi, El sueño y el Triunphete de
Amor, del marqués de Santillana; l'na obra que hizo el Seso
al Pensamiento, por Hernán MexÍa ; (Diálogo) entre el cora
\;on y los ojos, por Pedro de Cartajena; (Diálogo) entre el Sen
timiento y el Conoscimiento, del vizconde de Altamira; Ques
tion y d(ferencia que áy entre la Razon y la Sensualidad y rita: Christi (trozo en que hablan el Angel y los PasLores),
de Íñigo de Mendoza; Coplas de Mingo Revulgo, etc.
El diálogo, en todas las obras anteriores, se mueve con
más o menos pesadez. Su estructura rudimentaria y exigua
dramaticidad, no pueden competir aún con el coloquio de
Cota.
Pero es en el siglo xv, sobre todo, cuando aparecen diálo
gos que igualan o superan la agilidad del de Rodrigo.
Ello se wrifica en uno muy movido de Puerto Carrero, en
que actúan tres personajes: él, una dama y una amiga de
ambos; en el principo del Razonamiento que Jau Jollan de
Mena eOIl la Muerte; en el (Diálogo) entre la Razón y el
Pensamiento, de Diego López de Haro; en los di¡ílogos Bías
cOl/tra Fortuna, El infierno de los enamorados, Qlccrella de
- 3:lI -
.llllor y en IlIs coplas que empiezan: Por un valle deleitoso,
del marqués de Sant'illana, elc,
Igual ventaja llevaban la Razón de Amor (siglo XIII) y los
pasajes dialogados del Cantar de,Rodrigo (siglo XIV),
En cuanto a las obras de canícter dramático, nada tenían
que envidiar a la célebre de Cota ~ en lo que a movi
mienlo del diálogo respecta - ni el A uta de los Reyes Magos
(fines del siglo XII o prin'ci pios del .nu); ni en el siglo xv la
anónima Danra dI' la Muerte, ni tampoco La Representat;ion
del narimiento de Nuestro Seflor )" el Breve tratado .. , para
!'no,~ momos, ambos de Gúmez Manrique,
Se suele repetir, pmpero, como si se tratara de un hecho
comprobado e indiscutible, que el diúlogo español alcanza,
en la obra de Cota, una agilidad hasta entonces desconocida,
Ello no es verdad,
Comparando esa producción con otras anteriores, mús o
menos dramáticas, en que platican diversos personajes, se
advierte que Rodrigo contribuye a enriquecer el diálogo.
Otros autores, sin embargo, anticipándose a él, habían escrito
pláticas de mayor movimiento,
2. Distingamos, cntre las obras que preceden, las repre
sentadas de las representables,
Las dos producciones de Manrique y el A uta de los Reyes
Alagas fueron, indudablemente, lIe~ados a escena. "
La Disputa del Alma y el Cnerpo,. la Hazon de Amor, la
Renela¡¡ion de vn hermitanno, la disputa de Elena y Maria,
lo mismo que otros debates y diálogos, se prestaban y pu
dieron servir, en ~u momento, para la recitación juglaresca.
Nada se opone a que la Dan¡¡a de la Muerte haya logrado
interpretación dramútica. De los Ríos y Milá notaron que la
Muerte, en el último verso de cada estrofa, se dirige a uQ
lluevo interlocutor y no al personaje que acaba de hablar.
{( Esto prueba - dice Milá - que la Danza no fué com
puesta como explicación de una pintura, sino para ser re
presentada >l.
Las anl.nimas Coplas de Mingo Revltlgo, por el contrario,
carecen de movimiento y - dado su carácter de sátira polí
- tica -:- no pudieron ser destinadas ni llegar a la representa
ción.
¿Qué· puede afirmarse, a este respecto, del coloquio de
Cota?
Las funciones tenían lugar en templos, hostales, plazas.
Disponíase, a veces, de carretones ambulantes o de cadalsos.
Pero el aparato escénico, desplegado en solemnidades ecl!!
siásticas o regOcijos regios, no pudo ser ~!lla Edad Media
sino rudimentario y excesivamente convencional.
Entonces no había teatros. Es sabido que, hasta la segun
da mitad del siglo XVI, muchas representaciones se realizaban
en los corrales o patios posteriores de algunas casas.
Fundados en Madrid el Teatro de la Cmz (1579) y el del
Príncipe (1582), las decoraciones y recursos escénicos eran
todavía de pobreza extremada.
Figurábase, con unas cortinas, una calle, plaza o bosque.
Dicen Rennert y Castro: « ••. no debe sorprendernos que
en esta época las decoraciones y efectos escénicos fueran de lo
más primitivo. Ni siquiera se intentaba producir una ilusión
óptica ... Si la escena quedaba vacía durante un momento y
los personajes entraban por distinto sitio, eso significaba un
cambio de decoración. Un ejemplo curio~o de estas muta
ciones imaginarias se halla en La española de Florencia: Car~
los, Gerardo y Lucrecia están en casa; se marchan y dice la
acotación: Énlranse y salen por la olra parle. Y entonces
Carlos dice: Ya estamos en la posada. »)
Lope - que ya pudo disfrutar de telones pintados -
deplora en su Arle nuevo de hacer comedias la inverosimi
litud de que los romanos aparezcan en el teatro vestidos a
la española.
En los albores del siglo XVII, ni Inglaterra ni Francia po
dían uf¿marse tampoco de mayores adelantos de la mise en
scene.
Por eso debernos hoy considerar exageradas las opiniones
de "\Ioratín y de Schack.
(( Este diálogo - afirma el autor de los Orígenes ... -
supone decoración escénica, máquina, trajes y aparato. ))
También Schack creía - en su Historia de la literatura y del arte dramáticu en España - que el Diálogo, \( según
indica su título, se había destinado a la representación hasta
con cierto aparato escénico)).
El coloquio de Cota parece no haber sido escrito para
representarse. No hay, tampoco, noticias de que lo haya sido
nunca.
3. En el frondoso título del Diálogo queda resumido su
argumento :
(( Comienl;a vna obra de Rodrigo Cota, a manera de diá
logo entr'el Amor y vn Viejo que, escarmentado dél, muy
retraydo, se figura en vlla huerta seca y desttuyda, do la casa
del Plazer derribada se muestra, cerrada la puerta, en vna
pobrezilla chol;a metido; al qual súbitamente paresció el
Amor con sus ministros, y aquél húmilmente procediendo,
y el Viejo en áspera manera replicando, van discurriendo por
su habla, Casta qu'el Viejo del Amor fué vencido ... ))
El anterior epígrafe nada tiene que ver con las acotaciones
características de las obras de teatro.
Los cancioneros abundan en producciones versificadas,
de toda índole, con nombres igualmente farragosos. Choza,
huerta y casa del placer, son tan sólo ideas alegúricas. l'Io
habría, por tanto, decoración ninguna.
Los ministros que - ~n la obra de Rodrigo -llegan con
el Amor, no son personajes sino simples abstracciones: Afán,
Deseo, Celos, o.~ar, Temer, Desesperanza, etc. El anciano
menciona vrintiséis, añadiendo: y otros mil deste linaje.
Al desfile de antítesis exhibidas jactanciosamente por el
hijo de Venus, sabe· oponer el hombre las negras tintas de un
contraste absoluto.
Es de adverti,' que las oposiciones abundan en el Diálogp,
ya que tal obra· surge - como todos los debates - dedos
caracteres antagúnicos.
l¡. El Diálogo consta de seiscientos treinta versos. Está
escrito en redondillas mixtas de nueve pies. Los consonantes
responden al esquema siguiente: a, b, b, a + c, d, c, e, d. La misma forma estrófica se usó - entre otros autores -
por el marqués de Santillana, en el De9ir de un enamorado.
La redondilla inicial es alterada una vez, al cruzarse la rima
en la siguiente forma: a, b, a, b ~versos 577-580). Esto no
modifica la estructura básica de la estrofa. Son siempre nueve
versos, distribuidos en una cuarteta (primero) y una quin
ti !la (después).
En las seLenta estancias de que consta la obra, hay sola
mente una excepciún (cuarteta 208-21 1). La considero errata.
El texto viciado dice:
Comunmente todavia han los viejos yn vezino, enconado. muy malino, gobernado en san1're fria; llamasse malenconia, amarga conuersacion; quien por tal estremo guia. ciertamente se desuia lexos de mi condiciono
Mas dpspues que te e sentido que me quieres dar audil'nciíl, de mi miedo mu,' vencido.
culpado. despauorido, se partio de tn presencia. Este moraua contigo I'n el tiempo que me viste, y por esto te encendiste en rigor tanto comigo.
Así puede leerse en todas las ediciones - salvo en la
[lIO/'esta de ¡'imas antiguas castellanas, por 'J. N. Bühl de
Faber - desde el Cancionero General de 1511, donde apa
reció el Diálogo por primera vez.
Antes de haberse afirmado éste moraua contigo, resulta
inoportuna la coordinació'n adversativa mas después ... se
partió ...
Es diferente el caso en Berceo, cuando éste comiema una
copla de la Introducción a los Milagros de Nuestra Sennora :
Pero que vos dissiemos todas estas bondades,
porque antes ha descrito las bellezas del prado.
Por otra parte, en la corrección que introduzco, la 'voz éste
queda mucho más cerca de su antecedente vezino, Malenco
nía, Amarga Conuersación. Creo que debe leerse:
BOL .• C"'D. "G. bIS Lt:TJU.8. - T. 1~ •
Comúnmente todavía han los viejos vn vezino enconado, muy malino, gobernado en sangre fría; llámasse Malenconía. Amarga COlluersación; quien por tal estremo guía, 'ciertamente se desuía lexos de mi condición.
Éste moraua contigo en el tiempo que me viste,
y por esto te encendiste
en ·"igor tanto comigo ; mas, después que t'e sentido que me quieres dar audiencia, de mi miedo muy vencido, culpado, despauorido, se partió de tu presencia.
Sólo el buen sentid.o aconsejaría la enmienda, si no la exi
giesen la versificación primorosa y la arquitectura de todas
las estancias.
5. En su libro vigoroso y múltiple, narra el pletórico Juan
Ruiz tres altercados que tuvo con Cupido. Dice las respuestas
y castigos que le dió aquél y pinta - con animación extra
ordinaria - cómo clérigos é legos é jlayres é monjas é dueñas
é joglares salieron a recebir á don Amor.
Los vituperios espetados por el Arcipreste, no les van en
zaga a los que el Viejo de Cota enhebrará pasado más de un
siglo:
Con saña (lue tenía fuylo á denostar: Díxel' : « Si Amor eres, no puedes aquí estar: « Erps mintroso, falso en muchos enartar, « Salvar non puedes uno, puedes "ient milI matar,
« Con engaiios é Iysonjas é sotiles mentiras « Enpo"onas las lenguas, enervolas tus viras; « Al que mejor te syrve, á él Seres, quando tiras, (( Párteslo del amiga alome que ayras,
« Traes enloque"idos munchos con tu saber, « I·'ázeslos perder el sueiio, ei comer y el bever; II Ffazes a munchos omes tanto se atrever « En ti, fasta que el cuerpo é el alma van perder,
« 'Ion tienes regla "ierta nin tienes en ti tiento: « .\ las vegadas prendes con grand revatamiento, (( A vezes poco a poco con maestrías "iento : (( De quanto yo te digo, tu sabes que non miento.
(1 Desque los omes prendes, non das por ellos nada, « Traéslos de oyen cras en vida muy penada, « Fazes al que te cree 'lazar en tu mesnada, « E por plazer poquillo andar luenga jornada.
« Eres tan enconado que, do fieres de golpe, « ~on lo sana mengía, enplasto nin xarope, (1 'Ion sé !fuerte nin rre~io, que se contigo tope, « Que no l' debatas luego, por mucho que se enforce.
« De cómo entlaquezes las gentes é las dapñas, « Munchos libros ay desto, de cómo las engañas « Con tus muchos doñeos é ~on tus malas mañas; « Sienpre tiras la fuer"a, dízenlo en fazañas >J.
6. Varios poetas del. siglo xv hicieron obras en que apa
rece, personificado, el hijo de Venus.
El gallego t\lvarez de Villasandino versificó Fablando con
el Amor, y aparece - según la fortuna próspera o adversa
Loando al Amor y escribiendo Contra el Amor.
Pedro de Cartagena compuso una obra en que introdll::e
interlocutores el Dios de Amor y vn enamorado, de la que se
hablará después. Versifico también algunas composiciones
brevísimas en las que se queja del divino sagitario.
El bachiller Ximénez y Sánchez de Badajoz son autores de
interesantes obritas alegóric<ls.
Escribió Ximénez Vna aCllsacion que hizo a su amIga y el
Purgatorio de Amor.
En la primera,· culpa a su amada de sub)·ugarlo no sola
mente a M sino a~ propio Cupido. En la segunda el poeta,
desamado, huye hacia el yermo y se refugia en lobregas
cuevas. Ya en su busca el Amor, préstale alas y, para
consolarlo con el mal ajeno, lo cond~ce a un purgatorio
donde contempla Ximénez, individualizándolos, a numero
SQS amadores. He aquí un fragmento:
ELL AMOR
Pues que te mata cuydado, si tal beuir te contenta)
ELL AUCTOR
No me mata el mal doblado, mas matame vp gran cuydado que continuo me atormenta.
EI.L AMOR
Que cu)'dado es esse tuyo que en tanto grado te ciega :\
ELL AUCTOR
Antes, ;eñor, yo soy suyo, que quanto yo del mas huyo, tanto mas a mi se llega, y en mi alma se atrauiessa dandome dos mil ('nojos; de darme penas no cessa ; hazeme saltar apriessa las lagrimas de mis ojos.
ELL AMOR
"\0 te dire que no llores, avnque llores sin conpas, porque las penas mayores tanto se tornan menores quanto son lloradas mas; mas si consolarle quieres, yo te licuare do veas heridos del mal que mueres tantos ombres y mugeres, que avn en vello no lo creas.
Dicha obra se parece al Injierno de Amo,., de Badajoz.
Este galán, .viajando imaginariamente en la tiniebla, visita
un torreado castillo. Ve allí a muchos y doloridos amantes,
que repiten aún trozos de las canciones compuestas en mejo
res tiempos. Dice Badajoz :
Caminando en las honduras de mis tristes pensamientos, tanto anduue en mis tristuras, que me halle en los tormentos delas tinieblas f'sruras : \"imf' f'nlre los 3lnadoff'S
('n el Infierno de amores,
de quien escriue Gueuara.; vime donde me quedara si alguno con mis dolores en ser penado ygualara.
Vilo todo torreado de estraña lauor de nueuo, en el qual despues de entrado, yi estar solo vn mancebo en vna silla asentado : hizele la cortesia que a su estado requeria, que bien vi que era eH Amor, al qual le dixe : (( Seí"íor, yo vengo en busca mia que me perdi de amador. ))
Respondiome : « Pues que vienes a uer mi casa real, quiero mostrate lLos bienes, pues que has yisto mi mal y los sientes y lo tienes. )) Leuantose y luego entramos a otra casa, do hallamos penando los amadores entre los grandes señores. en las manos sendos ramos, todos cubiertos de flores.
Dixome : (( Si en "na renta vieres andar mis catiuos. no te ponga sobreuienta, que de muertos J de binos de todos hago vna cuenta : todos los tengo encantados, los biuos ~. los finados,
- 331 -
con las penas que touiel'on, dela misma hedad que fueron qua ndo mas ena morados en este mundo se vieron,
El poeta se refiere, como se ha visto, al lnjierno de amo
res, pOl' Guevara. Esta es un obrita en octavas y consta de
ochenta y ocho octosílados. El autor deplora en ella sus
tormentos y termina esperando que la amada libre un tal
cautivo de .un inJierno tan lloro~o. Sánchez de Badajoz entreteníase también Fantaseando las
cosas de A mor. Esta obra, lo mismo que un diálogo amato
rio de Jorge Manrique y el coloquio de Cartagena entre el
Dios de Amor y t'n enamorado, merecen párrafos aparte.
7. Cupido había mostrado a Sánchez de Badajoz males
pretéritos, presentes y futuros. El sagaz infante aparece luego
entre una nube, adherido a verde árbol por agudo harpón
que le atraviesa el cuerpo. A pesar de su difícil trance, con
tinúa el Amor arrojando saetas. Ofrece consuelo al jove'n ;
pero éste, platónico, no acepta. Cupido, para atemorizarlo,
muéstrale una fragua alegórica con instrumentos de tortura.
El fuego es el amor; los fuelles, el sospirar; los martillos,
cuidados; lo que martillan, la vida, etc. El casto amante
rechaza, por tres veces, tod~ auxilio. Desea vivir sin sosiego,
como salamandra en/llego, y termina entonando una canción.
V éanse algunos fragmentos de Fantaseando las cosas de
Amor:
Yo afligido de temor mas que no dela tristura que tal nueua me ponia,
- 331 -
vide venir al Amor con toda su hermosura, porque de mi procedia,
abra¡;ado a vn verde arbol enclabado,
alli con vn pon¡;oñoso harpon por el cuerpo atrauesado.
En vna nuue venia con que mÍs ojos cegaua quando mas claro lo via; hedad de niño traya; de vi ex as armas se armaua, delas que mas le ofendia
de passion, de passion y de aficion
muy secretas y un manojo de saetas cuya aljaua el cora¡;on.
y de alli le vi sacar las flechas de fuego ardidas, assi como a ballestero; e con vn arco tirar las saetas e las "idas alos mas suyos primero.
RESPONDE EL AMOR
Yo soy en todo general. (sic) que en todas las cosas biuo, .Y en algunas muero e mato: yo soy causa en bien J en mal; hago de libre captiuo. y al muy captiuo reséato;
mas mi oficio es doblado beneficio
dar sin prenda, e tambien tomar emienda de quil'n me haze semicio.
Yo soy Amor. a quien llamaste (sic)
que te viniessl' a vl'ngar; y todas I'slas seiiales son tormentos que passaste, pero avn quedan por passar lodos los mns de tus males;
lo qual "iendo, lo qual ,iendo adoleciendo
me de ti, vengo a remediarle aqui de mi condirion no siendo.
Que desque el firme amador se empina para rortar algun ramo de esperan(,"a, por doblar el su dolor, hago las ramas alc;ar de manem que no alcam;a;
y rl barpon, el ha rpon que el cora¡;on
me ppnetra, segun parece en su Irira, I'S gloria dela passion.
LA LETIl.'"
A quien mi saeta hiere,
dulce muerte es la que muere.
E otras lelras que bordadas en la ropa de mi historia, has visto sin entenderse, son mis hazmias passadas. que no aprouecha memoria de ellas para defenderse
de mi mano; que de mi mano, a quien gano
vna suerte, nunca mas hasta la muerte sanara si no le sano.
RESPL"ESTA DEI. AL"TOR
Respondile, avnque de oyr er1\n dulces sus razones, porque era contra mi fe : - No temo lo por venir, no quiero tus galardones; quiero lo que siempre fue,
que es passion, donde mi mayor prision
es libertad, pues biuo a mi voluntad si'n salir dela razon.
8. En un Cancionel'o de poesías inéditas, custodiado en
la Biblioteca Nacional de Madrid, he descubierto una obra
ignorada de Jorge Manrique. COlista de ciento sesenta versos
~. es una de las más importantes del poeta. Se titula De don
JOl'ge Malll'iqlle qllexándose del Dios de A 1/101', Y cómo razoflan el lUlO COIl el otro.
He aquí varias estrofas :
- 335-
¡O!, muy alto. Dios dl' Amor, por quien mi vida se guía e Cómo sufrl's tú, señor, siendo justo juzgador, en tu ley tal eregía ~ (que se pierda el que serbió, que s'olvide lo servido, que viva quien engaIió, que muera quien bien amó, que yalga el amor fengido;l
RESPONDE· EL DIOS n' AMOIl
Amador : Sabe que absencia te acusó y te condenó, que si fuera en tu presencia, no se diera la sentencia injusta como se dió; ni pienses que m'a placido por haberte condenado, porque bien he conoscido que perdí en lo perdido y pierdo en lo que he ganado.
REPLICA EL AQUEJADO
Que aunque seas poderoso, has lo de ser en lo justo; pero no voluntarioso, criminoso y achacoso, haciendo lo qu'es injusto. Si guardares igualdad, todos te obedl'sceremos; si vsares voluntad, no nos pidas lealtad porque no te la daremos.
- 336 -
IIESPONUE EL 'DIOS D'AMOR
'io te puedo ya sofrir porque mucho te m'atreves; sabes que habrp de reñir y aun podrá ser que herir, pues no guardas lo que debes. y pues eres mi basallo, no te hagas mi señor, ,que no puedo comportallo; ni presumas porque callo, que lo hago por telIlor.
IIEPLICA EL AQUEJADO
Quiero moverte un partido, escúchame sin enojos: si me das lo que te pido, de rodi\Ías, y aun rendido, te serviré, y aun de ojos; pero sin eslo no'ntiendas que ~'o me contentaré, ni quiero sino contiendas; , porque todo'l mundo en prendas que me des, no tomaré,
RESPONDE EL DIOS D'AMOR, y ACABA
Por tu buen conostimiento en te dar a quien te diste, por tu firme pensamiento, por las penas y tormento que por amores sofriste, te torno,! le restituyo en lo que tanto deseas,
- 33¡ -
y te do todo lo tuyo. r por vendición concluyo que jamás en tal ie veas.
He publicado esta obra, por primera vez, en el Cancionero de Jorge Manrique, volumen perteneciente a la colec
ción de Clásicos Castellanos de Madrid.
9. El coloquio entre el Dios de Amor y vn enamorado,
del petrarquista Pedro de Cartagena, está escrito en estrofas
de nueve octosílabos y consta de 531 ,·ersos.
El enamorado despierta oyendo la voz del Amor.
Mi lengua tornada muda dixe ('ntre mi con temor: ({ El que dizell dios de amor este d('be ser sin dubda : estl' es, cierto. quien ordena que tengamos por muy buena la vida mala y cruel; este debl' ser aqul'l por quien ay f{loria enla pena.
Este ('5 quien haze y deshaze todo nuestro bien)" mal; este es el rico ca IIda 1 que al drsspo sa tisrace .: por (Iuirn es birn l'mpleado qualquipr prnoso cu)"dado qur nuestro srntido prupue. porque rn su gloria se embeue la pena qur nos ha dado. ,)
- 338-
Ruega el amante que el Dios se haga visible y diga, para
poder reconocerlo, si es él ql,lien torna esclavo a quien gozaba de libertad. Cupido, materializado, dice
Yo soy quien ala fortuna troxo y traygo a mi mandar j yo soy quien puede tornar dos voluntades en vna : yo soy aquel que podre gualardonar quien fIuerre y pagar alos que yerran j y sabe que en mi se encierran
desseo,t'speran<;a y fe.
Yo soy quien no hago yguales a lodos enlos amores, que a mis fieles semidores les do victorias campales j
y por el contrario quede, que quien esto haze p1.lede a quien quisiere ofender, que bien puedo yo hazer que al reues mi rueda ruede. ))
El galán, que no quiere recompensa, pregunta cómo hace
el Amor para causar glo~ia y pena juntamente. Es descrit(}
por el Dios el perdimiento de la libertad, y el hijo de Venus
ordena que la inflexible Oriana corresponda al cariño del
joven, so pena de excomunión. Pártese Cupido para rendir
a aquella señora; pero vuelve sin lograrlo
(( En silla de fe y firmeza la vi que estaua assentada.
- 339-
wstida de gran nobleza, de onestidad en forrada ; y su rica bordadura de humanidad y cordura cosida con lealtad, de constancia v de verdad v castidad la cintura.
La fortaleza ~. prudencia, la justicia y temperancia, su persona y rica estancia velauan con diligencia : yo, yiendola como digo, estuue en duda comigo recelando de ofendella, mas si quise acometella, mi a rco te sea testigo.
Al fin, yiendo que era ,·ano pensar vencer tal quistion, por no dalle alteracion, tornar me fue lo mas sano: y como veys, soy wnido no poco, mas muy corrido, do pu('des tu consolarte, pues w('s que la mayor parte de tu mal yo la he sentido. ))
Si Cupido se pudiera enamorar, sería solamente de
Oriana.
No obstante las ·"irtudes excelsas que adornan a esta inven
cible deidad, el Amor y el enamorado parten, con la espe
ranza de tener éxito si la sorprenden dormida.
En la estrofa final, Cartagena dice gentil y donosamente :
- 340 --
CABO
Perdonen los cauallt>ros a quien hago sinjuslicia. pues lJlledan por extrang-eros y ag-f'I1os de mi nolicia de poner 1'\1 los primeros: y si de eslo SI' quexaron los que a<jui no se hallaren porque assi cierro la pUf'rta, la materia qUf'da abierta, ponganse los que faltaren.
10. Pienso que, para escribir su obra, nuestro autor tuvo
presentes las Coplas qlle ,/izo Jllan de Mena contra los pecados
mortales, sobre todo el fragmento en que debaten la Ra~ón
y la Lujuria:
.. FABLA LA RAZON CONTRA LA LUXUR1A
o luxuria, vil foguera de sufre mucho fedionda, en todo tiempo cachonda syn razon e sin manera! enemiga lastimera dela santa caslidad, ofensa de honestad y de \"ieios heredera!
RESPOi\DE LA LUXl'RIA COi\TRA LA I\AZO:'oi
Con tus modos con Ira feellOs no me dt>s tanto baldón,
pues que le llamas Razon.
- 341 -
ten por ml'dio los derl'chos ; fallaras enlos mis fl'ehos sy parar quisil'rl's mientes, por pocos ineonnl'nil'ntes causados muchos prouechos,
LA RAZON REPLICA
Tn tI' brnñl's '! te aluzias, tu fazes COIl los tus males que las manos mucho suzias tratl'n muchos corporales; muchos ll'ehos maritales dI' agenas pisadas fuellas, y syenbr~s grandl's querellas en debdos tan principales,
pnOSYGUE
Das alas gentes vltragl's, de muerte no las resernas, tu fallas las' tristes yer'uas,
tu los cruell'S po/ajes; por ti los limpios linagl's son bastardos y no puros, de claros fazes escuros y dI' varonl's saluajl's.
PROSYGUE
Tu fazl's fijos mezquinos de agena casa herederos, pones los adulte¡'inos en lugar de verdaderos; fazes con tus vill's fueros
que por culpa de las madres muchos fijos a sus padres saludan por estrangeros.
PROSYGUE
La fuer(a tu la destruyes; los dias tu los acortas; quanto mas tu te deportas tanto mas tu vida fuyes; los sentidos diminuyes y los ingenios ofuscas; la beldad, que tanto buscas, con tu causa la refuyes.
Cota supo p1asmar, artísticamente, pel:~onificaciones ab.s
tractas, como la Lujuria y la Razón (el Amor yel Viejo). No
satisfecho aún, tomó dos versos:
Tu fallas las tristes yeruas, tu los crueles potajes.
Mena falleció en 1466. Las Copla.~ quedaron sin terminar
y son, a todas luces, anle~iores al Dirílogo.
Cota, que pertenece a la segunda mitad del siglo xv, debi,)
de ser muy joven cuando moría el autor de El Laberinlo.
Bonilla y San Martín opina, en La.~ Bacanles, que ha."
en Rodrigo « reminiscencias, y hasta plagios, de Juan dI'
Mena >l.
1 l. Exitlte támbién notable semeJanza, Y aun identidad,
entre algunos pasajes del Diálogo y otros de la Comedia de
Calislo y Melibea. En el Apéndice T de esta última obra, edi·
- 3~3-
ción de la Bibliuteca Rumánica, y en las Observaciones sobre
las fuentes literarias de « La Celestina)), de F. Castro-Gui
sasola, se indican casi todas estas similitudes. Agrego algunas
y suprimo otras, cuando me parecen simples coincidencias de
expresiones usuales.
Comparemos:
Diá.logo :
... ~·n Yif'jo ... en ma pobrezilla cho,<a metido. (Epígrafe.)
" La Celestina )) :
... la vejez no es sino ... cho,>a sin rama, que se llueue porcada parte. (I\", 164-165.)
Diálogo:
Tú traydor eres, Amor. de los tuyos enemigo. lV ersos 46-47.)
" La Celestina» :
. i O Amor, Amor! ... Enemigo de amigos, amigo de enemigos: .. (xxi, 224 y 226.)
Diálogo:
A la habla que te hago ~por qué cierras las ol'ejas~ (100-101.)
" La Celestina» :
1: Por qué cierras las orejas a lo que todos los del mundo las aguzan ... ~ (VI, 210.)
Diálogo:
Porque muerden las abejas aunque llegan con halago. (102-103.)
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{( La Celestina ») :
... porquC' v('nga cargada de m('ntiras como abC'ja. (VI, :lIB.)
Diálogo:
Ve d'ay, pan de c;ara~as. vete, carne de s('ñuclo. (1 IB-l 19.)
{( La Celestina ) :
Cata. madre, que assí suelen dar las t;ara~as en pan embueltas, porque no las sienta el gusto. (XI, 75.)
¡O arufianada muger, é con qué blanco pan te daua c;arat;as! (XIX, l8!}.)·
Diálogo:
qu'el furor qu'es encerrado, do se encierra más empesc~. (IB5-186.)
« La Ce/estilla)) :
la llaga interior más empece. (1, 39.)
Di,Hogo:
Yo hallo las argentadas; yo, las mudas y (('ri\las, lucen loras, vnturillas y las aguas estiladas; yo, la líquida estoraque y el licor d(' las rasuras. (:ljl-:q6.)
{( La Cele.~tilla » :
HazÍa solimán, afeyte coziuo, argentadas, bujelladas. cerillas, \lanillas, "nturillas, lustres, luzenlores, clarimielltes, alualinos (; otras aguas del rostro, ue rasuras ue gamollC's, dC' l'OrtC'zas d('
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spalltalobos, de taraguntia, de hieles, de agraz, de mosto, destiladas é a(,'ucaradas. (1, 75.)
Diálogo:
En el ayre mis espuelas fieren a lodas las aues, y en los muy hondos concaues las replilias ppqueriuelas : loda bestia de la tierra y pescado de la mar, so mi gran poder s' encierra, sin podprse dI" mi gu(>rra con sus fuer(,'as amparar.
Algún aue que librar se quiso de mi conquista, solamente con la vista le di premia d'engendrar; mi poder, tan absoluto que por todo caho siembra, mira como lo secuto : árbol ay que no da fruto do no nasce macho y hembra. (3IG-333.)
« Lf! Celestina)) :
E no sólo en la humana especie; mas en los pesces, en las bestias, en las aues, en las reptilias y en lo vegetatiuo, Rlgunas plantas han este respeto, si sin interposición de otra cosa éri poca distancia de tierra están puestas, en que hay determinación de heruolarios é agricultores, ser machos é hembrRs. (1, 95.)
Diálogo:
bien sabes quebrar el ojo y después vnlar el caxco. (354-355.)
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{( La Celestilla )) :
Quiébrasnos 1'1 ojo é vnlasno!' de conslll'los 1'1 ('ax('o. (\XI, 2~O-!l!I l.)
Diáloyo :
sin rotura estó herido. (520.)
« La Celestina)) :
Sin te romper las vf'stiduras se lanQó en tu pf'cho 1'1 amor. (X, 62.)
Sana dexas la ropa, lastimas el cora<;ón. (\XI, 225.)
Diálogo:
gran linajf' de wnganQa ·f'S las culpas perdonar. (624~?25.)
« La Ce/estilla » :
.. : yo te perdono, que de los buenos es propio las culpas perdonar. (YI, 222.)
Las analogías son indiscutibles. Aunque a veces se redu
cen, tan sólo, a expresiones habituales, resulta evidente que
hay imitación directa.
Pero, ¿quién es el influido!) Resumamos los hechos:
1° Cotarelo, en el Cancionero de Montoro, hace notar la
perspicacia con que Moratíll fijó la fecha de 1470 para el
DiáLogo. 2° Hacia aquel mismo año nacía Fernando de Rojas.
3° La primera edición de « La CeLestina)), parece ser la de,
1499· 4° Cuando aparecia la Tragicomedia. el autor del Diálogo
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erá ~a célebre y, por eso, :ie le pudo atribuir el primer acto
de aquélla.
5" .La úILimas noticia~ que se tienen de Cota, 110 van más
allá de 150;).
u'" Rojas vivía aún en 1::i38.
Tníta:se, pues, de autores que alcanzaron una misma época;
prl"O Cota pertenece a una generación indudablemente ante~
rior. Por tanto - hasta que no se demuestre otra cosa -
Jebrmos admitir que ('1 autor dI' (( La Cele.~lifla )l ingirió en
ésta nllmerosos frag~elltos del 'Diálogo.
12. Con el Diálogo elllr'el Amor y Vil Viejo, estamos a
uu paso de Juan del Encina (14u9~ 1 ::i29), llamado - tradi~
cionalmente - patriarca del teatro español.
E! autor de las Églogas imitó a Cot'a en algunas compo~
SIClOnes.
En la representación sin título, a la que llama Gallardo
(1 El triunfo de Amor)l, (1 introdúcense dos pastores, Bras e
J llanillo, e COIl ellos un Escudero, que a las voces de otro
pastor, Pelayo llamado, sobrelinieron; el ellal (pasLor), de
las doradas flechas del Amor mal herido, se quejaba; at cual
(Amor), andando por dehesa vedada con sus frechas e arco,
de su gran poder ufanándose, el sobredicho pastor había
<¡uerido prendar».
Veamos cómo el Amor se jacta desu poder:
Hago. de mi~ serviciales. los groseros ser polidos; los polidos: ser locidos
J I'speciales; los escasos. lihel'all's,
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Hago de los aldeanos cortesanos,
e a los simples, ser discretos; e a los discretos, perfetos; e a los grandes, muy humanos:
E a los más e más potentes hago ser más sojuzgados; e a los más ilcobardados,
ser valientes; e a los mudos, elocuentes ...
E a los más botos e rudos, ser ilgudos.
Mi poder haze e deshaze; hago más cuando me place: los elocuentes, ser mudos .
. Hago de dos voluntades una mesma voluntad; renuevo con novedad
las edades, e ajeno las libertades ...
13. Adviértese también influencia de Cota en este Villan
cico de Juan del Encina:
Ninguno cierre las puertas si Amor viniere a llamar, que no le ha de aprovechar.
All Amor obedezcamos con muy presta voluntad, pues es de necesidad, de fuerza virtud hagamos.
En Amor no resistamos; nadie ciene a su llamar. que no le ha de aprovechar.
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.\mor amansa al más fuerle, ) al m;,s l1aco forlalpce; al 'lile menos le obedpcl' más aqul'ja con la llluertl'. _\ su buena o mala suerte ninguno debe apuntar. que no 11' ha dI' aprov('C'har.
Amor muda los estados. las vidas y condiciones; conforma los corazones de los bien pnmnorados. Resistir a sus cuidados nadie debl' proC'lIfar. que no le ha dI' aprovechar.
Aquel fuerte del Amor, que se pinta niño,! ciego, hace al pastor palaciego, y a I palaciego pastor. Con lra Sil pena y dolor ninguno debe lidiar, que no Ir ha de aprovechar.
El qu'es amor verdadero. dpspiprla al enamorado. hacr al /IIl'dro.<o e:<jof·=ado .Y IIl/ly po/ido al yro.<ero. Quien es de Amor prisionero, no salga de su mandar, qup no le ha de aprovl'char.
14. También se advierten reminiscencias del Diálog() en
la Égloga de Cristino y Febea, " adonde se introduce nn
pastor que con otro se aconseja, queriendo dpjar este mundo
y sus vanidades por senir a Dios; el cual, después de
haberse retraído a ser ermitaño, el dios de Amor, muy:
- 350 -
enojado porque SIn Sil licencia lo hahía fecho, una ninfa
ellvía a le lentar, dI' lal suertr qlle, fOf7.ado eI!'.1 "mor, deja
los hábitos) la religiún Il.
Menéndez Pelayo dice, ell la AlllIJ{ogín de poelas líricos, <fue Juan del Encina, en f'! Villancico que comienza ¡,"inglU/()
cierre la.~ ¡me"las, (t parece que alude Il al Diálogo de Cota,
a quien imita en (t EllrilLnfo de Amo" Il; pero « la df'rivación
- afwdl' - es mucho más directa en la rarísima Égloga de
r;"istino y FeIH'1l Il.
1\0 comparto esta opinión del ilustre maestro. En el
'"i[[ancic/), no sblamente ha)" un parecido sustancial, sino
también palabras idénticas: hace al medro.~o e.~forzad/) y /1/11)' polid/) al grosero.
En « El triunjo de A lIlor 1) hay, también, mucha semejan.za
entre los argumentos aducidos por éste; son casi los mismos
en el Diálogo.'" la Égloga. No ocurre así con"'("ristino )' Febea;
allí no ha~ similitud .de dicciones ni se alude tampoco a
n'pr~salias lomadas por el Amor, desenlace capital en Cota.
Cnpido tienta a un pastor que SI' había recluído en ~na ermita, a un solitario, en suma. Es, como se ve, asunto vul
garísimo, ~ lo mismo le había ocurrido - enlre otros - a
Anacreontp, dándole asunto para su oda Del Amor.
En conclusión: la influencia de Cota en ninguna obra de
J uall del Encina es más indi"ecta que en Cristino y Febea,
ni má" direda que en el Fillancico citado )' en (, El tril/njo de
.·1/110" Il.
15. Hacia aquella misma época (segunda mitad del siglo
xv), Tapia, nrtificioso y hoy casi desconocido versi~la, se in~
pin', en pI Diálogo para una obra en la cual dice que (( estando
sin amores, le buscó .'\mor y le mandú que los touiesse, ~.
- 351
(lale yna señora a quirn SIma, y es a quien mucho tiempo
auiaque comen(;o a seru ir, .' dexola temiendo que seria mal
gradescida )).
Ha) pn esta composición de Tapia más serenidad y dulzura
que en la de CoLa. El aulor está satisfpcho y sin preocupa
ciones cuando ('I\mor IIpga a buscarlo. Aquél, como el
'iejo, )0 rechaza:
Amor, sPi'ior dI' las "idas de los Irisl('s siI~ venlura. cuyas yozes doloridas de tus birnrs despedidas van llorando mi tristura. cu,"o llanto de amadores lastima los cora(,'olles
por memoria; cup boz con tus dolores mas publica sus passiones
que su g-Ioria.
Estos S01l los que siguieron tus semicios sin e!Tarte; estos son los qup quisieron tu querer ~. le simieron de una fp firme sin arte; estos son los desdichados que por bipll amar sufrieron
mil enojos: rstos son mas oluidados porqu!' vean qup hizi!'roll
COIl sus oJos.
Eslos andan dando gritos con al'anrs dpscubiertos: pstos muestran por !'scrilos <[Uf' COIl lloros illlillitos
- 352-
andan muertos y no muertos; estos veo lastimados por seguir tras tu renombre,
que es amores, y los bien auenturados son aquellos que en tu nombre
sOn peores.
y pues esto se muy cierto, \: para que quieres mandarme que siga tu nombre muerto, pues tu vida es desconcierto de penarme y de matarme? Dexame, si le ploguiere, amor dul<;>.e y lisonjero
con engaños, (lue el que quiere es el que muere: dexame, que beuir quiero
sin tus daños.
Responde el Amor que él no puede ser culpado de los aje
nos yerros, y así cont.inúa la plática hasta que Tapia se ena
mora y declara vencedor a su generoso contrincante.
16. En un manuscrito perteneciente a la primera mitad
del siglo XVI, hallado por Alfonso Miola en la Biblioteca
Nacional de Nápoles, hay una extensa refundición del Diálogo.
Carece de título y no es mencionado el autor; pero sería
práctico dar a la obrita el nombre de los interlocutores men
cionados al comienzo: Senex el Amor, mltlierqlLe pltlchra
forma.
Aparece aquí, como en la Ágluga de Cristino y Febea, el
tercer personaje: una mujer hermo&'l., de la que se yale el
Amor para conquistar y luego escal'llecer al Viejo.
- 353 -
Dice el Amor, entre otras cosas:
Sino, dimp sin pasiones, (ya acabo, no te alborotes) : e Quién bace las inyellciones, las músicas J canciones, los donayres y los motes~
¿ Las demandas y respuestas, y las suntüosas salas? e Las personas bipn dispueslas, las justas y ricas fiestas, las bordaduras y galas:\
é Quién los süayes olores, los perfumes, los azeytes; y quién los dulces sabores, los agradabll's colorps. los delicados afeites:)
e Quién las finas alconzillas '! las aguas pstiladas ~ 1: Quién las mudas,! cerillas ~ ¿ Quién encubre las mancillas en los gestos asenladas,'
En los "iPjos pncogidos resucito la virtud: tornan limpios y p~lidos, )" en plazeres dplenidos les conserYo la salud.
I7. Además de su obra cPlebre, Cola nos ha dejado tres
producciones de poco \3101'. Son los doscientos treinta y l~n yersos de un Epitalamio satírico, ocho de una R.~pa/'za en que,
con una serie de antítesis, descubre las propiedades del Amo/'
y cuarenta) ocho de una Respuesta a Gómez Manrique.
- 354 -
Preguntaba éste a Francisco de Noya sy (JU(/ reyes primero
que cauallc/'os. Tercio Cot.a opinando que, al ,enir los reyes,
había caballeros; pero que tal cosa presupone la ex~stencia
de un rey anterior que otorgase fueros a tal título.
El:a Cota pariente de Diego Arias de hila; pero no fué
invi Lado a la boda de un hijo o sobrino de aquél. Emparen
taba tal unión, a una parte de la familia Cota, nada menos
que con la del Cardenal Pedro González de Mendoza, hijo del
marqués de Santillana, primo de Hodrigo y Gómez Manrique
y de Garcilaso de la Veg<l.
Para vengar el desaire, Rodrigo escribi') el Epitalamio.
Es una burla por démás prosaica. Resulta ho~ sumamente
oscura por el mal estado del manuscrito y porque alude
continuamente a trivialidades que ignoramos y a prácticas
de los israelitas en la España del siglo xv. "
Estú compuesta de redondillas (coplas octosilábicas de
cnatro ) cinco versos), álternadas de modo irregular.
Las rimas, casi siempre perfectas, se combinan así:
a, b, b, a; a, b, 11, b; a, b, b, c; a, b, a, e J a, a, b, b; ti,
b, a, 11, b Y a, b, b, b. a .
. El autor nombra, en su sátira, los años dio, 1471 Y d¡2 (estancias LI-LJlI). La escribiría, pór consiguiente.
algo después ele la ültima' fecha mencionada.
18. Durante algún tiempo se confundió Hodrigo con Sil
hermano Alonso. Conviene dejar deslindada, con nitidez, la
p.ersonalidad ue ambos.
En la Lisla de inhábiles de Toledo y cantidade.~ que cada
lino pagó pOI; su /'ehabilitación en J!¡95, que se conserva en
el Archivo Histórico Nacional de Madrid, figuran los nombres.
de Rodrigo Cota, joyero; Leonor de Arroyal, mujer que fUt-
- 355 -
del doctor Cota; Sancho e Inés Cota, hijos del doctor Cota;
Catalina, María, Diego, Martín y Tristán Cota.
Levantaron, pues, la inhabilidad que pesaba sobre ellos
por ser parientes de judíos condenados.
Los editores de Ordenalilienlo ... de Aleald, Ignacio Jor
dán de Asso y Miguel de Manuel)' Rodríguez, hallaron,
hacia 1771, un interesante documeIlto. Trátase de un manus
crito que paraba en la' Biblioteca Real (hoy Nacional) de
Madrid. Es un inventario de,las obras jurídicas que, a fines
riel siglo XV,' poseía el docior Cota. Dichos ilustrados autores
llaman a este personaje sabi,) jurisconsulto y ministro del
COllsejo Real, del tiempo deL s~ñor don Juan el Seglllldo.
Bonilla y San Martín ha publicado, en sus Anales de la
literfltllra españolfl (J 901), un autógrafo del docior Cota.
El ilustre investigador creía muy Llerosimil que perteneciese
al poeta.
Trát,ase de la siguiente nota, que aparece en. la última
hoja, vuelta, de los Comel!tario.~ de Bartholo a la última
parle del Digesto:
COMPRE ESTE LIBRO YO EL DOCTOR COTA
EN LA (,::IBDU' DE TOLEDO, A X V DIAS
DEL MES DE ABRIL A>¡O DEL NASr,:IMJ ,"
DE 11110, SALUADOR ¡HU X,o DE MJLL
E QU.HROCÚ:NTOS E OCHE"iT.~ y
(;E~CO A";08
DOCTOH COTA
Luego, en diversas páginas, hay trece anotaciones ('1}
latín, torlas insignificantes y de la misma letra.
El \ olumen está en' la Biblioteca Nacional de Madrid (Signalura : 1. 860).
Menímdez Pelayo, en Orígenes de la I!ovela, no admitiú
- 356 -
que el doctor Cota y el autor del Didlogo pudieran ser la
misma persona. « ,Se trata, - dice - según toda probabi
lidad, de nn doctor Alonso Cota que tUYO ... muy desventu
rado fin ". Hecuerda, en seguida, que el 16 de agosto de
1486 fueron quemados en Toledo veinticinco herejes, entre
los cuales - según cuenta Sebaslián de Horozco - murió el dicho doctor.
La relación de Horozco interesa doblemente: por la noti
cia que aporta )' porque describe uno de los siniestros allto.~
de p que se realizaban en la ciudad de los concilios,! los
re)'es.
En 192:1, Angel J: Battistessa estudió La biblioteca de un
jllriscnnSl/lf() toledano del· siglo XV, representada por la nó
mina que descubrieron de Asso y de Manuel. Pudo compro
bar entonces que ·la letra del breve inventario es igual a la
de la inscripciún que reprodujo Bonilla.
Esta ci¡:cunstancia, la Índole de los volqmenes y la profe
siú¡l" del dicho Cola, permitieron a BaUistessa confirmar la
feliz intuiciún de Menéndez Pelayo : Alonso Cota, consejero
y jurisconsulto, no debe ser confundido con el poeta Hodrigo
Cola.
I!J. Hodrigo floreció eH Toledo,hacia la segunda milad del
siglo xv. A pesar de lo creído hasta hoy, no murió eu esa
centuria sino después de 1 JO;).
Eu " de agosto de dicho año - según consta en un expe
diente de pruebas de hábito en la Orden. de Santiago - hizo
una donación a su hijo Martín y a la esposa de éste.
Tal documento aclara y completa, de modo notable, los
datos genealt"gicos que couocíamos.
Cotarelo y Mori da noticias del a y lo extracta en el
- 3;-'¡ --
opúsculo Algl/nas nolicia,~ lluevas acerca de Rodrigo Cola,
Incorporo las llmedades, despul's de sorlear penosamenle la
profusiún de citas y llamadas con qlle ha petrificado su
pSludio este laborioso erU:dito.
El poda usú diferentes nombres: Rodrigo Cota, Rodrigo
Cota de Maguaque, Ruy Sánchez Cota y Ruy Sánchez de
Toledo. (Ru)' es una de las formas que tornaba el nombre
Rodrigo.)
Se le apodaba el Tío y el Viejo, para diferenciarlo de su
sobrino, a quien decían el Mózo. Era este Mozo - según se
verá detalladamente - hijo del doctor Alonso Cota y tenía
oficio de joyero.
Hubo, además, un tercer Rodrigo Cota, cuyo progenitor
fué Fernando, el hermano menor del poeta.
El autor del Diálogo era hijo del tesorero Alonso Cota,
regidor de Toledo, y de su mujer Teresa Ortiz.
Fundóle su padre un mayorazgo y heredó Rodrigo, junto
con otros bienes, "arias casas situadas en aquella urbe.
Casó con Isabel de Peralta, cristiana, y tuvieron un hijo
llamado Martín. Este hijo usó el apellido de Alarcím, adop
lado por sus descendientes.
Los hermanos del poetase llamaban Alonso y Fernando.
20. Maltín de Alarcón era casado con una hija de Luis
Á.lvarez de Toledo, regidor de la ciudad de este' 'último
nombre.
Un parieule de los Cota, Diego Ariils de .\.vila, fué conta
dor mayor del reino.
Sábese por una carta de Isabel la Católica que. hacia
d72, Sancho Cota y Sil hijo Rodrigo estaban presos en
Toledo. Dispuso doña Isabel la libertad de aquél y excarce-
- 358 -
lóse a Rodrigo lIlerliante una multa de noventa mil mara
vedís.
La misma reina, en otra epístol?, se refiere a la mujer e
hijos de un tesorero apellidado Cota, de nombre Francisco.
Ambas misivas fueron publicadas por Foulché-Delbosc,
en su Hevue Húpaniglle, el alio 18g!,.
Otro hijo de Sancho Cota, el bachiller Alonso de la Cua
dra, fué alcalde abulense.
Los cargos desempeñados por algunos miembros de esta
familia, como asimismo el interés que demostró Isabel la
Católica. demuestran que se trataba de individuos de cierta
significación social. .
21. No pudieron salvarse los Cota de las terribles persec.n
ciones y castigos con que la Inquisición asolaba la judeIia.
FlH~ron quemados, además del doctor Al()nso. el escribano
.Juan Cota (en tl,87) y.Beatriz Alonso, mujer del escribano
AloIJsO Martínez Cota, (1496). Otros heréticos se reconcilia
ron: Juan Cota (1486) y el tercer Rodrigo Cota (1496).
El autor del Diálogo no sólo abjuró; sentía, o demostraba,
odio a los judíos. Para no inspirar dudas, osó asumir I1l\a
actitud odiosa: fuú aliado de los degolladores de conversos.
\ntón de Montoro (1404-1480;)), versificador J sastre
cordobés, zahirió a Cota por su antisemitismo.
En la burla de Montoro se advierte, sin embargo, el pr('~
ligio intelectual de que gozaba el poeta:
La muy gran injuria dellos lugar hubiera, por Dios, ("asi de pies a cabrllos. si por condenar a ellos quedárades libre yos.
- 359
Gentil hombre de buen celo. de linda sabiduría, quién hiciera a vuestro agüelo que di xera si n recelo : ; Voto a la Virgen María!
Varón de muy linda vista á quien el saber se humilla, quien á prudl'ncia conquista; dicen que sois L'Oronista del sl'ñor rey de (-ecilla ; mas no vos pese, señor, porqul' este golpe vos den : sé que fuérades mejor para ser memorador de los fechos de Moisén.
Otra prueba del renombre logrado por Rodrigo, la cons
ti tu ve el hecho de haberle sido atribuídas varias obras céle
bres : el primer acto de « La Celestina J), las Coplas del
ProlJincial, las de AJingo Hermlgo y las de la Panadera.
Sus escritos y los que se creyó debían de ser suyos, mues
tran la índole apicarada del ingenio de Cota.
:~2. Conclusiones:
a) Agilita Cota el di.Jlogo español; pero, anticip4~dose,
otros autores habían escrito coloquios de mayor movimiento.
b) No existen noticias de que la célebre obra de Rodrigo
se ha\a llevado nunca a escena.
e) No supone decoración ni personajes secundarios.
eh) La principal enmienda introducida en el Diálogo, con
siste en la l'estituciún de cuatro versos al lugar que les corres
ponde.
- 360-
d) Entre los poetas contemporáneos de Cota que personi
ficaron a Cupido, merecen especial recuerdo Garci Sánche7.
de Badajoz, Jorge Manrique y Pedro de Cartagena.
e) Las Coplas que filO Juan de Mena contra lo.~ pecados
mortales, parecen ser la fuente inmediata.
/) El aulor de La Celestina ingirió en ésta numerosos frag
mentos ll('[ Diál()go.
g) Rodrigo influ)'u en « La Celestina)), en tres obras de
Juan del Encina, en un poeta del siglo "Xv llamado Tapia y pn un autor anónimo del siglo XVI.
h)\clC'más del Diálogo, Cota compuso un Epitalamio satí
rico, 11l1a Hespnesla y una Esparza.
i) El poda Rodrigo Cota y el doctor Alonso Cota, juris
con:,;ulto, eran hermanos.
j) 1,0:-; Cotá (,J'an individuos de cierta ~,ignificaciun social.
k) En la presente monografía se reúne el material exis
tenle acercn de Rodrigo, y se avanza en el conocimiento de
dicho po('ta.
Lejos de mí la presunciun de haber llegado a un término
inmutable, me complacería que mi trabajo contribuyese a
más amplia:-; ~. felices investigaciones.
AUGUSTO CORTI'B,
"O :.;¡
Alomo Martíncz Cota casado. con
Beatriz Alonso
Apéndice
CUADRO GENEAlJlGICO DE LA FAMILIA COTA
.. \ ~ . Rodrigo Cota 1 (Poeta) I Martín d" Alarcón I Rodrigo de .\Iarc"n I Pedw ,le Peralta Rodri o de ~ I casado con casado con rasado ron ra,ado con I P gl g, Isabel d~ Peralta habel Zapata B .. rnardina de Toledo A.na de la Cerda \ cra tao
~ (Tesorero) \ Alonso Cola (Doclor) I Rodrigo Cota 11, el Mo:o (Joyero). casado con Alrlonza de San Pedro .
. ;: Alonso Cota
c",ado con I cas.do con Sancho Cota l. Tere,a Ortiz Leonor de Arroyal Inés Cola.
\ Rodrigo Cota 1lI. Fernalltlo Gota I Sancho Cola 11) Alonso de la Cuadra.
'"" el
-- ~(j2 --
u UN AUTO PE }'E
Miercoles diez y seis dias de agosto del dicho atlO de ochenta y seis quemaron veinte y t;inco personas. veinte hombres y c;inco
mugeres. entre los quales quemaron al doctor alonso cota "eeino
de toleno e a un regidor de esta c;ibdat. ~ a un fiscal. y a un
comendador de la horden de santiago. e a otras personas que
fueron de honra. y sacaronlos de esta man(~ra. a pie con coro«;as
en las cabec;as vestidos unos sanbenitos de lienc;o amarillo escrito
en cada santbenito el nombre de aquel. dizie ansi. fulano herejp
condenado. las manos atadas con sogas a los pescue<;os e traxeronlos
a la pla<;a a do esta va un cadabalso de gradas y asentados alli por
orden e frontero estava otro cadahalso donde estavan los inqnisi
dores e notarios' e otras gentes.
E Alli publica mente a voces le~'an el pro<;eso de cada uno. e las
cosas en qut' avia judaysado y en fin del pro~eso lo publicavan e
con~enavan por hereje e remitian a la justicia y brac;o seglar )"
estuvieron en pasar los pro<;esos todos desde las seis de la ma¡jana
fasta doze y acabados de leer los prot;esos los entregaron a la
justicia seglar e de alli los llevaron a la vega donde fueron que
mados que gueso de ellos no quedo por quemar e fazer <;eniza.
(S. DE HOROZCO, Noticias curiosas sob"e diferente .• malerias. El manuscrito SI' halla en la Biblioteca Nacional de Madrid.)
III
BREYE MENCIÓN DEL ORIGEN Y COSTUMBI\ES DE DIEGO ARIAS
No creo ajeno de mi relato decir algo sobre el origen de Diego
A.rias, natural de Avila, a fin de que la narración suce~Ya arran
que de la raíz de los hechos.
- 363 -
Sicndo príncipe Don Enrique [IY], VIIlO desde aquella ciudad
a Segoyin un COflH'rSO de oscuro linaje, llamado Diego.
Hombre de bajas inclillnciones, empezó a gannrse el sustento
cambiando especias de escaso valO!' )- yendiendo a bajo precio
olras df' mayor estimación. C0ll10 la pimienta, canela) clayo.
Así I'('('orrín los pueLlos, rl'uniendo con sus cantos moriscos
gmpos de nldpanos cuyo trato 11' I'rn mu)- agradnhlp, y ganúndos,'
d" ('3sn en casa las yolunladf's de los campesinos ~ ]'f'cursos suli
cipntes para sus llH'zquinos gastos_
:\lal an'nido luego con eslf' tráfico, ~- pidiéndolp sus costumbres
más desahogada yida. call1bió aquélla por la dI' rpcaudador df'
alcabalas, rentas del Prínripe.
Para Pjercpr este cargo ron más prontitud ~- 'oher de sus
exp"dicionf's COII más seguridad, compró un caballo de lIIiserable
traza;; d,· íIltimo precio, cuanto con su corrrr bastase para sacar
a saho al jinetp de las iras de los camppsinos, cuando Ip pC'rse
,.nían para wngal' el all'Opello cOllJetido contra algullos de ellos.
Tantas ypces logró escapar de sus manos. que al caho k llama
r<lll ,,1 ¡',,fadur. llegando a ser conocido llllicalllelll(' por pi 110111-
bre dI' Di<'go Volado/'.
Ejerrido Yn "u bajo f'mpleo durante algún ti('mpo. ~. con CiIU
dal no dpspn·ciable. dedicóse a más importantrs y multiplicados
negorios, :va empleando su actividad, :va a:V\ld~ndos<' dI' su do
naire, chish's <[ue le ganaban el nnimo de los '(11(' 1" trataban.
Mas ni alln con esto hubiera acrecentado sus ri'lupzas. a 110
acudir. según se dice, a un crimen por. demás infanlP. meJ'ecl'dor
dt' la pl'isiúlI ) prna capital a que le condenaron los regidoreti, y
<1" la '(tIP, )a ('n camino del suplicio. le libertó el príncipe D.
E Ill'i<jIH', haciéndole su secret.ario, COII el apellido df' Arias, y juzgámlok m{l:" digno de su intimidad.
Rico ~a. 'j favorecido como el que mús, los mismos jueces '1ur
1" condenaron. le distinguían; admirados muchos de que hubiese
.. scapado de la muerte, todos más y más sorprendidos de sn grall
- 364 -
valimiento en la caMa del l)ríncipe, como que era único árbitro
del repartimiento de pechos y único distribuidor tambipn de sus
productos. En ella t.uvo al mismo tiempo por compuiieros a otros encargados de diversos menesteres, como los que cuidaban de la
alimentación de las fieras; ocupación qUf' en aqucl Palacio no SI'
tenía por indigna; así como se consideraba merecedor de gran
des premios al que llamaba, capitaneaba y fayorf'cía a los moros
granadinos.
(ALONSO DE PAL~NCIA, Crónica úe Enrique I~·. Madrid, Colección
de E~c,.ito,.es Castel/allos, I ~101, I. 93-9/,.J
Contribución a la bibliografía de Rodrigo Cota
EDICIONES
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K6sman. 1511. Edición de la. Sociedad de Bibliófilos Españoles. Madrid,
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M. Huntington. Nueva York, 19°4. Diálogo entre el Amor y un caballero viejo, compuesto por Rodriy"
Cola. Alcalá de Henares, Francisco Cormellas y Pedro
de nobles, 1564, [:1", 4 hjs. preliminares + 103 folios
+ 11 hjs. sin foliar. [El volumen principia por la Gl(j.~a
religiosa y nwy Christiana sobre las coplas de don George
J{anrrique (por nodrigo de Valdepeñas). Contiene, adf'
más. Un caso memorable de la conversión de una dama
'j las Cat·tas en refranes de don Blasco Gara,v. Se publi
caron numerosas ¡'eediciones, incluyendo algunas las
Coplas de Mingo Revulgo 'j la Doctrina del Es/oico Filo
.<Ofo Epiclelo, traducida del griego por el Brocense J,
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Sevilla, Alonso Picardo, 1575. 12· prol.
Sevilla, Alonso Picardo, 1577, 12° pro\. [La licpncia, fr
chada en 157:l, hace presumir otra edición de este año l. Alcalá dI' Henares, Querino Gerardo, 1581, 12", 113 fo
lios útiles. Bib. Na\. de Madrid: R. 2857. Medina del Campo. Francisco del Canto, 1582, [2·,
146 hjs. útiles, sin foliar. Bib. Na\. de Madrid: 1i.
2°7°· Madrid, Luis Sánchez. "15g8, 12", 6 hjs. preliminares sin
numerar + :104 folios. Bib. :'ia\. de ~1adrid : R. 79°[. (A este ejemplar 1(' faltan los 12 últimos folios).
\:Iadrid. Juan de la Cuesta, 1614, l:l·, 6 hjs. prelimina
res sin foliación + :104 foliadas. Bib. Na!' de Madrid :.
U. 1 [2g. (En esta misma ciudad y año, de la Cuesta
publicó dos ediciones).
Madrid, Juan de la Cuesta, 16[4. 12" prol., 6 hjs. pre
liminares + 236 folios. [Con la Doctrina de Epicteto l. Bib. Na!' de Madrid: R. 6978.
Madrid, viuda de Alonso Martín, 1632, [2° pro\., 6 hjs.
preliminares + 246 foliadas. [Con la Doclrina de" Epic
leloJ. Bih. 'ü\. de ~Iadrid : H. 5919. En el libro Refranes o proverbios e,~paiioles de César
Oudin. París, [608. Lyon, [6[4.
Bruselas, [634. [Sin luga\'. ario ni foliación. Son 16 págs. en 4", impre
sas en el siglo XVIII por Pedro Josef '\lonso de Padilla,
juntamente con un romance titulado El blasón de las
mujeres.J
Las coplas conlra el amor (Con refranes de Blasco de Garay. Lo
renzo Palmircno y Malara). Madrid, Repulles, 180l.,
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Diálogo ealre el Amor y /lit Vil'jo y E.~par:a. En Flo/'es/a de
rimas alltíyuascastellaaa.~. por J. ". Bahl de Faber. Hamburgo, 18!!I-18:~3-182j, 3 vols. 1.235-143.,301.
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';101'0 el dicho Argipre .• te. Aquí ffabla de la pelea qu'el
A/'\,ipreste ovo con dOIl Amo/' (del l'ezo) , y De la pelea que
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co.<as de A /1101'. En Cancionero cas/el/ano del siglo X r~.
por R. Foulch~-Delbosc. Il, 631-635 Y 638-643. TAPIA. Comieru;atl las obras de .... .Y es/a pr¡'¡lem es l'na en que
di!e que, es/ando sin al/lOreS, le buscó el A mor y le
mandó qul' los /ouiesse ... pte. En Cancionero cas/ellanu
del úylo XV, por R. Foulché-Delbosc, Il, 440-44:.!. XIMÉNEZ (el bachiller), Vlla acusacion que hizo a su amiga y Pur
galorio de Amor. En Cancionero castellano del siglo X r, por R. Foulché-Delbosc, 11, 273-:.183.
\/ANUSCRITOS
[\utóg-rafo tlel doctor Alonso Cota.] En la última hoja vuelln.
t!p\ Comentario de Bartholo a la última partp dp\ Di
gps/o. Biblioteca NaeÍonal de Madrid: I. 860. Carlas de Isabel la Católica (referentes a Sancho, Rodrigo y Fran
cisco' Cola). En la Biblioteca\aeiona\ de 'Madrid: Dd.
59, pág. !JI. (Colpcción del P. BUl'riel.)
Epitalamio satírico. En la Biblioteca ~acional de Madrid: K. 97
antíguo, pág. \14. HOBozco, SEBASTl\N DE, Solicia.~ curiosas sobre dijeren tes materias.
En la Biblioteca Nacional de Madrid: I\a. 105, hoy
9 1 75. [Inventario de obras jurídicas que pertenecieron al doctor Cota].
En la Biblioteca ~acional de Madrid: D. 43, hoy 691. folios 31 i vuelto y 318 recto.
Lista de illhábiles de Toledo)' cantidades que cada U/IO pagó pOI' SIl
rehabilitación en 194'i. En el Archivo Histórico Nacional
de Madrid: Inquisiciún de Toledo, lrg. 120, n° 92,
23 hjs. rn folio.
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pruebas de hábito en la Orden de Santiago (verificadas
en 1634). TAMAYO DE VARGAS. TOMÁS, Junta de lilJros, la mayor que Espaíia
ha visto en SIl lengua hasta el ario 16"2f" folios 23-24. Biblioteca ~acional de Madrid.
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