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AGRADECIMIENTOS
Las personas con las que estoy agradecido saben lo que pienso al respecto, sin embargo,
luego de dos años de haber sido apoyado, periodo en el cual desarrollé esta investigación,
siempre tuve el respaldo de personas valiosas, mismas que es indispensable mencionar,
aunque ellas ya lo sepan.
Gracias a mi familia: mamá, papá, hermana, abuela, hermano y Muñeca.
Gracias a mis amigos, los profesores: Hugo Cansino, José Antonio Guerrero y Martha Pérez
Palomares, por compartir su tiempo, sus ideas y buenos chistes.
Gracias a mi guía, a mi amigo, a mi asesor, a mi Maestro: Víctor Manuel Ramos García. El
master de masters.
Gracias a Edith Lechuga.
Gracias a la Dra. Sonia de Regules, por la locura.
Gracias a Magaly, a Anacatalina (joooorge), a Erik, a Cristian, a Jorge por ser tan buena onda.
Gracias a Emilian Ortega, por ser buen amigo.
Gracias a mi Institución.
Gracias a aquellas personas que en el camino me brindaron el gusto por aprender en esto
que es apenas el comienzo, humildemente les digo a todos ustedes: ¡gracias, …totales!
1
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
I ORÍGENES Y DESARROLLO DE LA PRENSA CÍVICA EN MÉXICO 11
I.1. EL DESPERTADOR AMERICANO 14
I.2. LOS PRIMEROS AÑOS DEL MÉXICO INDEPENDIENTE: EL PRIMER IMPERIO MEXICANO Y EL FEDERALISMO 18
I.3. LA PRENSA EN LA REFORMA 24
I.4. LA PRENSA EN EL PORFIRIATO 31
I.5. EL HIJO DEL AHUIZOTE 35
I.6. REGENERACIÓN 39
I.7. LA PRENSA EN LA REVOLUCIÓN 43
II LA PRENSA MODERNA MEXICANA 50
II.1 EL UNIVERSAL 52
II.2 EL EXCÉLSIOR 53
II.3 EL CASO EXCÉLSIOR 55
II.4 PROCESO 57
II.5 UNOMÁSUNO 60
II.5.1 LA FOTOGRAFÍA DEL UNOMÁSUNO: FOTOPERIODISMO DE
VANGUARDIA 62 II.5.1 LA RUPTURA……… 63
II.6 LA JORNADA 64
II.7 EL FINANCIERO 66
II.8 REFORMA 67
II.9 LA PRENSA MARGINAL 70
II.10 REVISTA ZÓCALO 75
2
II.11 PERIÓDICO MACHETEARTE 76
III LA TRANSICIÓN EN EL SISTEMA POLÍTICO MEXICANO 79
III.1 CARACTERÍSTICAS DE UN ESTADO MEXICANO Y AUTORITARIO 81
III.2 CONCEPTO DE DEMOCRACIA 88
III.2.1 ORIGEN Y DESARROLLO DEL CONCEPTO DE DEMOCRACIA 88
III.2.2 TRES TIPOS DE DEMOCRACIA: POLÍTICA, SOCIAL Y ECONÓMICA 95
III.3 LA TRANSICIÓN SIMULADA EN MÉXICO 97
III.4 EL ANTIGUO RÉGIMEN 102
III.5 USO RETÓRICO DE LA TRANSICIÓN EN MÉXICO 110
III.5.1 LA TIPOLOGÍA DE HIRSCHMAN: TRES CLASES DE DISCURSOS POLÍTICOS 111
III.6 EL NACIONALISMO EN LA TRANSICIÓN MEXICANA 115
III.7 EL POPULISMO Y LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICO‐POLÍTICA
EN MÉXICO 126
III.7.1 CARACTERÍSTICAS DEL POPULISMO PREMODERNO 128
III.7.2 CARACTERÍSTICAS DEL POPULISMO POSTDEMOCRÁTICO 129
III.7.3 LÁZARO CÁRDENAS: POPULISMO A LA MEXICANA 132
III.7.4 LUIS ECHEVERRÍA Y JOSÉ LÓPEZ PORTILLO: POPULISMO
DE LOS SETENTA 133
III.7.5 CARLOS SALINAS DE GORTARI: NEOPOPULISMO
AUTORITARIO 135
III.8 LA CORRUPCIÓN EN LA TRANSICIÓN MEXICANA 137
III.8.1 EFECTOS DE LA CORRUPCIÓN EN EL RÉGIMEN POLÍTICO MEXICANO 139
III.9 LOS INTELECTUALES Y LA TRANSICIÓN MEXICANA 143
III.10 LA TRANSICIÓN EN VOZ DE LOS POLÍTICOS 147
3
III.11 LA CIUDADANÍA Y LA TRANSICIÓN 151
III.12 LA TRANSICIÓN EN LA PRENSA MEXICANA 153
IV EL CONCEPTO MODERNO DE PODER 159
IV.1 LA GENEALOGÍA DE LA MORAL DE NIETZSCHE, LAS BASES NO
JURÍDICAS DEL PODER 162
IV.2 LO “BUENO Y LO MALO” VERSUS LO “BUENO Y LO MALVADO” 165
IV.3 LA “CULPA”, LA “MALA CONSCIENCIA” Y SIMILARES 169
IV.4 ACERCA DE LOS IDEALES ASCÉTICOS 175
IV.5 LA MICROFÍSICA DEL PODER DE FOUCAULT 178
IV.6 EL PODER, SEGÚN LOS TRES MOMENTOS EN LA OBRA
FOUCAULTIANA (SABER, PODER Y SUJETO) 186
IV.7 FOUCAULT Y EL SUJETO Y EL PODER 190
IV.8 EL ALMA, PRISIÓN CORPÓREA 199
IV.8.1 LA SOCIEDAD DISCIPLINARIA 204
IV.8.2 EL PANÓPTICO 204 IV.8.3 EL USO DEL TIEMPO 205
IV.8.4 LA MIRADA BUROCRÁTICA 206
IV.9 ASPECTO PSICOANALÍTICO DEL PODER EN EL INDIVIDUO SEGÚN FREUD 209
IV.10 FREUD VERSUS CLAUSEWITZ, SIMILITUDES DEL DUELO COMO COMO ESENCIA DE TODO CONFLICTO 213
IV.11 POSTULADOS BÁSICOS ACERCA DEL PODER DE NIKLAS LUHMANN
Y NORBERTO BOBBIO 216 IV.11.1 EL PODER COMO MEDIO DE COMUNICACIÓN SEGÚN
NIKLAS LUHMANN 216
IV.11 REFLEXIÓN DEL PODER DE NORBERTO BOBBIO RESPECTO A LA TEORÍA POLÍTICA 221
4
V LA PRENSA Y EL PODER EN MÉXICO 224
V.1 LOS CANDIDATOS Y LOS DIRECTORES 234
V.2 ECHEVERRÍA Y EL PODER DE LA INFORMACIÓN 236 V.2.1 ¿QUIÉN ES LUIS ECHEVERRÍA? 237
V.3 EL PODER DE LOS VOCEADORES 245 V.3.1 LAS REGLAS SECRETAS 246
V.4 NÓMINAS SECRETAS E INSTAURACIÓN DE PREMIOS A PERIODISTAS 247
V.4.1 LA PARTIDA ESPECIAL 248
V.5 NOTIMEX 251
V.6 EL CHAYO 252
V.7 LA PRENSA CIVILISTA Y SU CONFORMACIÓN 258
V.8 EL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN DE LOS MEDIOS
AUTORITARIOS EN LA PRENSA MEXICANA 262
V.9 EL MODELO CÍVICO, EL AUTORITARIO Y EL REGIDO POR
EL MERCADO 264
V.10 EL PERIODISMO CÍVICO EN MÉXICO 266
V.11 LA TRANSFORMACIÓN DE LOS MEDIOS AUTORITARIOS 274
V.12 SALAS DE REDACCIÓN 276
V.13 AUGE Y TRANSFORMACIÓN DE LOS MEDIOS CÍVICOS 282
VI CONCLUSIONES 292
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA 297
5
Nunca pienso en las consecuencias de fallar un gran tiro… cuando se piensa en las
consecuencias, se está pensando en un resultado negativo.
Michael Jordan
6
INTRODUCCIÓN
El objetivo fundamental de esta tesis es analizar, comprender, estudiar, ubicar y reconocer
el contexto en que surge el modelo civilista de periodismo en nuestro país para que
tengamos una base sólida acerca del proceso de maduración profesional a lo largo de la
transición política que vivió la prensa mexicana en el siglo XX.
Se busca que encontremos los elementos fundamentales que han permitido que el ejercicio
periodístico en México haya transformado su tradicional modelo autoritario, de índole
pasivo y acrítico, en uno con tres características primordiales autónomo, proactivo y plural.
Analizaremos mediante un recorrido histórico a la prensa mexicana y partiremos desde un
punto inicial en el tiempo: el año de 1810 y la guerra de independencia, visto esto como un
periodo de rompimiento en la historia de nuestro país que se valdrá de una herramienta
potencial para transmitir sus ideas a la gente y reforzar el movimiento independentista
mediante el involucramiento de la sociedad: la prensa.
Mediante este suceso trascendental es que estableceremos un primer vínculo con el
objetivo principal de este trabajo de investigación: ubicar genealógicamente el antecedente
directo con la prensa cívica en México, El Despertador Americano, publicación creada por el
cura insurgente Miguel Hidalgo y Costilla, cuyo primer número se publicó el 20 de
diciembre de 1810.
La característica de este medio informativo es que se asemeja, dadas las condiciones en las
que sale a la luz, a un periodismo “combativo”, mismo que para ser de esta característica
requería de otras cualidades: ser autónomo, crítico del sistema político en el que se
desarrolla y un faro y guía de la sociedad.
A través del reconocimiento de este periódico como el verdadero iniciador de un
periodismo independiente en México, señalaremos ya desde ese momento histórico y sin
que hubiera existido un caso similar previamente, a un medio que buscaba un “ideal de
sociedad”, un contacto con la opinión pública y un pensamiento liberal. Aspectos que
definitivamente darían forma al carácter elemental de un ejercicio periodístico libre, crítico
y social, producto de un pensamiento ilustrado y muy avanzado a su época, tal que sería el
7
inicio de un movimiento que no tendría marcha atrás: lograr la independencia de lo que hoy
conocemos como México, convocado originalmente por ese “cura cabrón”.
Posteriormente, haremos un escrutinio de las principales publicaciones que sucedieron a El
Despertador Americano y que a lo largo del siglo XIX, ya en el México independiente,
fortalecieron el ideal de un tipo de periodismo crítico y combativo.
Se destacan las publicaciones El Siglo XIX, El Monitor Republicano, El Hijo del Ahuizote, El
Porvenir, y como medio protagónico y fundamental, Regeneración, creado por los hermanos
Flores Magón, publicación que emerge en condiciones marcadas por el autoritarismo de
una dictadura que llevaba dos décadas en el poder bajo el mando de Porfirio Díaz.
La importancia que este medio representa para el periodismo mexicano, y en particular
para la prensa cívica (nuestro tema principal), es un legado que al día de hoy sigue vigente
en el ejercicio periodístico, mismo que a través de sus páginas pretende educar a la
sociedad para concientizarla de sus derechos básicos y transmitir su función social a través
de una asimilación y conquista ideológica que busca una transformación cultural de la
totalidad de los modos de vida de la ciudadanía.
Estas implicaciones hegemónicas que se incluyen en medios como el semanario
Regeneración fueron posibles gracias al pensamiento de figuras como Ricardo Flores
Magón, personajes que más allá de cumplir una labor de impresores o simples redactores,
buscaron comprender el momento histórico que vivían y en consecuencia, transformarlo.
Ricardo Flores Magón fue una persona que nació en la sierra oaxaqueña y que creció
marcado por coyunturas bélicas, mismas en las que su papá se desenvolvió y que obtuvo el
grado de coronel.
El fundador de Regenración fue una persona preocupada por el enriquecimiento de su
espíritu, en otras palabras, fue una mente lúcida y al igual que Miguel Hidalgo, dueño de sí
mismo gracias a un pensamiento crítico, estudiado y autónomo, aspectos que determinarían
su visión de la realidad, por lo que: “La libertad es para Ricardo la actividad por excelencia
del hombre. Así lo postularon los liberales en la Reforma, pero con Díaz se convirtió en una
meta frustrada al imponer el orden sobre ella” (Ramos, 1980:57). Pensamiento que
8
evidenciaba claramente su reflexión anarquista de la vida y un antibarredismo (Gabino
Barreda fue en promotor del positivismo en México) bastante claro: “Para Ricardo, la
autoridad ya sea civil o clerical o de cualquier otro tipo, es la negación de la libertad. La
autoridad no hace falta sino para mantener una desigualdad social” (Ramos, 1980:58).
La palabra clave, respecto al comentario anterior es “orden”, término que contextualmente
señala al modelo porfirista de gobierno, y aunque no lo parezca, no me estoy refiriendo a la
dictadura, sino, al positivismo. Estado de las cosas en donde la autoridad actúa como una
medida de desequilibrio social y abiertamente anti humanista.
Entonces ya que hemos analizado un factor determinante para el periodismo cívico (su
sentido hegemónico), es primordial reconocer que por medio del pensamiento
floresmagonista es que se transmitieron ideas benéficas para la “organización y
concientización de las masas campesinas y obreras a través de la prensa” (Ramos, 1980:58).
Luego de entrever un segundo momento de la prensa civilista, en el primer capítulo
abordaremos aquellas publicaciones destacadas ya en el siglo XX como lo son El Universal,
Excélsior, Proceso, Unomásuno, La Jornada, El financiero y Reforma. Además, incluiremos las
nociones básicas de la prensa marginal en nuestro país al retomar al diario Machetearte y a
la revista Zócalo dirigida por Carlos Padilla.
A lo largo de esta revisión resaltaremos la influyente posición que al día de hoy ejerce un
periodista que ha sido todo un hito en el periodismo mexicano: Julio Scherer García, quien
reinventó a la prensa nacional en pleno sistema político autoritarista, cuando fue director
de Excélsior y que lo llevó a ser uno de los más importantes en Latinoamérica, mismo que
por su carácter crítico y de investigación generó la suficiente inconformidad (mal habida)
en el gobierno de Luis Echeverría, quien intervino en la vida interna de ese diario a través
de Regino Díaz Redondo (que fungía como subdirector el de ese periódico) y provocó el
conocido “Golpe a Excélsior” hecho que provocaría la expulsión de Scherer y su equipo para
formar 4 meses después el semanario Proceso.
Por otro lado, un grupo afín a Scherer, pero bajo el liderazgo de Manuel Becerra, y que
también provenía del Excélsior fundarían el Unomásuno y posteriormente La Jornada.
9
Este aspecto destacado es un suceso de índole central, ya que de un medio que fue dirigido
por un periodista hábil, crítico y perseverante, emergieron varios más que a la larga
fundarían otras publicaciones, hasta llegar a La Jornada en los ochenta o Reforma en los
noventa, rotativos ya considerados como medios cívicos.
Para que podamos reconocer la importancia histórica que esto significa, analizaremos
temas trascendentales como democracia, nacionalismo, populismo, corrupción, violencia de
Estado (en México), y sobre todo transición.
Todos estos términos influyen en el proceso histórico por el cual la prensa mexicana ha ido
recorriendo su camino, y como expondremos en el desarrollo de esta investigación,
expresaron una realidad carente de sentido democrático durante varias décadas, mismo
que la prensa civilista rechazó y por ello construyó su propio proyecto.
La relación con el poder en un sistema autoritaritario la vamos a comprender con base en
criterios que se derivan de lo que estos agentes del cambio (Miguel Hidalgo, Flores Magón,
Scherer, ) entendieron como el bien o el mal, cómo asimilar su responsabilidad con el
régimen priísta y de qué manera es que coexistirían prensa y gobierno según los criterios
de una relación de poder donde uno tratará de imponer su hegemonía sobre el otro, pero
este último tendrá la posibilidad de resistirse ante los embates de códigos de
comportamiento con los que la idea es controlarlo y establecer un modelo de pensamiento
similar (lo Mismo) que mediante el lenguaje defina aquello “anormal” que tiene que ser
tratado (lo Otro).
En ese punto, mismo que refiere al capítulo 3 del presente trabajo, abordaremos a la
epistemología del poder y comprenderemos según criterios de teóricos de la sospecha
(Nietzsche, Freud) y críticos del sociedad moderna (Foucault) aquellos resquicios que le
dan forma y sentido a lo que llamamos “poder”. Es así que focalizaremos nuestra atención
en las significaciones que ello implica, el concepto de culpa, el predominio de lo bueno y lo
malo, el uso de la inteligencia, el establecimiento de la sociedad disciplinaria, el alma como
habitante de una prisión corpórea dentro de una “normalidad” establecida por la
imposición de una identidad, el uso de códigos como determinantes del poder y reflexiones
etimológicas del término.
10
Todo lo anterior, es una profundización en un punto que nutre al central, pero que se
retomará en la última parte de esta investigación, el capítulo 4, mismo que cimienta los
orígenes y desarrollo de la prensa cívica en México y donde primero develaremos ciertas
maneras de proceder entre prensa y poder y al final, estableceremos el modelo de un
periodismo civilista y delimitaremos sus diferencias respecto a lo tradicional.
Conoceremos la relevancia que tiene la sociedad civil para este nuevo enfoque y el carácter,
que en sintonía con publicaciones como El Despestador Americano y Regeneración, nos
muestran periódicos civilistas al actuar como un enlace entre gobierno y sociedad, donde el
medio se convierte en una herramienta similar a un watch dog y dará signo y seña de cómo
procede el gobierno respecto a la rendición de cuentas con la ciudadanía.
Es así que buscaremos definir, mediante este tipo de términos yuxtapuestos (transición,
democracia, poder y prensa), las características elementales en las que el modelo cívico de
periodismo se ha consolidado como un conjunto de acciones en beneficio de la sociedad
civil a través de herramientas interpretativas que ejercen su hegemonía desde el dominio
de las salas de redacción en los periódicos.
La idea integral de esta tesis es reinterpretar el periodismo mexicano para transformarlo,
luego de esta reflexión que tiene que ver con un proceso histórico, con una relación de la
prensa con el poder y con las necesidades que nuestra nueva “complejidad social”
determina en el espacio público de la sociedad.
11
I. ORÍGENES Y DESARROLLO DE LA PRENSA CÍVICA EN MÉXICO
Estatua derruida
en cenizas la brasa consumida
con la arcilla de ayer formó su vida.
Salvador Novo
El periodismo mexicano está próximo a cumplir tres siglos de existencia, de ser enlace entre
los hechos cotidianos y la sociedad y desde el primer periódico que vio la luz en nuestro
país, aquel 1722 en que las noticias de La Gaceta de México eran difundidas por pregoneros
ya se cumplen 289 años.
Este antecedente es sólo un dato en que podemos enunciar que se publicó un periódico en
el sentido en que actualmente lo conocemos, pues el origen directo que le podemos asignar
como primordial a la labor periodística mexicana radica mucho tiempo antes, en épocas
precolombinas, como Salvador Novo1 lo menciona en el prólogo de El periodismo en México:
500 años de historia (Reed y Ruíz, 2007:7) la primera nota de carácter relevante que se
difundió fue “el arribo de esos hombres ‘blancos y barbados’ de quienes hablara
Quetzalcoatl” al emperador Moctezuma por medio de enviados especiales.
Durante este capítulo hablaré de la primera publicación que pretendió, desde su primer
número, difundir la idea de una nación soberana e independiente, que buscó la unión de
todos los criollos y de los habitantes “americanos” y que señalaba las tropelías cometidas
por los españoles. El Despertador Americano fue un medio de carácter civilista que tuvo una
existencia de siete números y que inaugura una nueva etapa en la historia nacional y da
inicio al periodismo de combate y a una prensa libre y autónoma.
Posteriormente se analizará el periodo de la Reforma para la prensa mexicana, los
principales diarios, su posición respecto a los diferentes gobiernos en turno y aquellos
personajes primordiales que fueron figuras y ejes de esa importante etapa del México ya
1 Premio Nacional de Literatura 1967; fue el primer poeta mexicano traducido al inglés (libro completo) en 1935; perteneció al grupo de los “Contemporáneos”. Nació en la ciudad de México en 1904 y falleció en 1974.
12
independiente, pero aún joven, dividido y en constante lucha entre liberales y
conservadores.
Destacan los periódicos El Monitor Republicano y El Siglo XIX, los cuales, evolucionaron la
prensa liberal y tuvieron como personaje elemental a Francisco Zarco.
Su versión opuesta fue El Universal, considerado el periódico oficial de la dictadura de Santa
Anna, tenía bases de su antecesor El tiempo y difundía ideas favorables a la monarquía. A
diferencia de la prensa liberal, este tipo de medios pro gobierno se convirtieron en abiertos
voceros gubernamentales, como ya se hablará con mayor detalle.
El primer periódico de corte moderno fue El Imparcial, lo funda Rafael Reyes Espíndola,
retomó el estilo de los periódicos norteamericanos de la época: secciones, corresponsales
en el interior del país y contaba ya con los servicios de la agencia de noticias Associated
Press y llegó a contar con un tiraje de 100 mil ejemplares.
Posteriormente en el capítulo 4 se hablará acerca de un periódico moderno fundado en los
noventa y cuyo base se sustenta en El Norte, rotativo regiomontano que desde los setenta es
dirigido por Alejandro Junco de la Vega, hablo del Reforma, uno de los periódicos que
representan a la prensa civilista en México.
El Imparcial, además de ser un medio vanguardista, fue un diario de ideas contrarias a El
Siglo XIX y El Monitor Republicano, contó con las primeras rotativas en nuestro país, publicó
fotografías en primera plana y desapareció en 1914, fue impulsado por una figura del
Porfiriato, José Ives Limonatour
El ocaso de los logros obtenidos por la Reforma en el ámbito de la libertad de prensa, de
ejercicio informativo y que da paso a una de las épocas más oscuras, autoritarias y
represivas que ha tenido México fue la dictadura de Porfirio Díaz por más de 30 años.
En ese lapso sólo existió una cosa: toda prensa de oposición sería perseguida y sus talleres
incautados; se optó por institucionalizar la burocratización de los periodistas cuyos sueldos
eran pagados por el gobierno y que salvo distinguidas excepciones como los fueron
Filomeno Mata, Francisco Zarco, Manuel Cabrera y los hermanos Flores Magón, faro y guía
13
de la prensa libre, constantemente atacados por el gobierno, y en el caso de los
floresmagonistas, tuvieron que recurrir al autoexilio.
Su legado fue precursor del auténtico periodismo civilista, crítico, mordaz, independiente,
que hizo historia: El Diario del Hogar, El porvenir, El Hijo del Ahuizote, El Colmillo Público y
por su puesto, Regeneración.
Al caer la dictadura e iniciada la Revolución Mexicana, se revivió el momento de transición
política entre periodos gubernamentales, primero con el interinato de Francisco León de la
Barra y posteriormente con el gobierno constitucional de Francisco I. Madero, se presentó
una libertad de prensa irrestricta. En los primeros años luego del estallido del
levantamiento armado, los mismos periódicos que combatieron el Porfiriato, ahora se
dedicarán a criticar al sistema o a la dictadura.
Por el otro bando conservador, los periódicos católicos El Imparcial y El país, tenían como
misión desprestigiar el proceso revolucionario (eran los arietes de la Contrarevolución),
mismo objetivo que se logró al mantener una férrea oposición al régimen maderista y que
no contó con control alguno del gobierno al gozar de absoluta libertad, con lo que muchos
periodistas que solían ser antiporfiristas, terminaron arropando lo que por muchos años
condenaron.
De esta manera comenzamos el recorrido con un medio que no por su efímera existencia
pasó desapercibido, al contrario, fue la llama que encendió a una nueva nación la cual se
formaría de la mano de su fundador: el cura Miguel Hidalgo y Costilla y que es cuna y madre
del periodismo crítico y autónomo en México, El Despertador Americano.
14
1.1 El Despertador Americano
Viva la Patria y viva y reine por siempre en este Continente
Americano nuestra sagrada patrona, la santísima Virgen de
Guadalupe
Miguel Hidalgo y Costilla
Era el año de 1810 en la Nueva España, habían pasado casi tres siglos desde la caída de
Tenochtitlán en 1521 y este territorio aún se encontraba regido por las leyes de la corona
española.
Pese a lo anterior, la sociedad “novoespañola” se integraba de una mayoría india (3
millones); 1.5 millones eran mestizos; medio millón eran negros y castas; 900 mil eran
criollos y menos del uno por ciento de la población total eran españoles: 100 mil (Navarrete
y Aguilar, 1998:19).
El periodo de la revolución por la independencia comprende un proceso que inicia desde
1763 con las reformas borbónicas y culmina en 1821, con la conformación del estado
nacional republicano.
La etapa en la que nos centraremos comprende la revolución burguesa por la
independencia (Navarrete y Aguilar, 1998:19), 1808 a 1815, momento en el cual la
situación de la estructura social era de una clase dominante española, una oligarquía criolla
y una realidad de explotación para las clases trabajadoras.
La población conformada por los criollos manifestaba una clara inconformidad con la
situación imperante, al grado que ser patriota significa ser antiespañol. Las libertades, la
justicia para los pobladores de esta colonia española estaban realmente disminuidas y eran
de conformidad a lo que asumiera el rey español.
En la Nueva España los impresores requerían de una licencia otorgada por la Junta de
Censura para poder publicar algún libro, folleto o periódico. Sin embargo, ciudades como
Guadalajara y la zona del Bajío mexicano mostraban un creciente interés por la cultura y en
aquella época se comenzaron a formas las “sociedades de amigos”, en las cuales se leían
15
poemas, se discutían libros y escritos –muchos de ellos prohibidos– transmitidos en la
clandestinidad y que compartían una visión liberal.
La influencia de la Revolución francesa fue una escuela abierta y gracias a ella comenzaron
a ventilarse poco a poco los conflictos entre españoles europeos y los americanos en dichas
agrupaciones se encontraron personajes que más tarde fueron las cabezas del movimiento
insurgente y de gobiernos posteriores ya en el México soberano.
La madrugada del 16 de septiembre de 1810, un cura criollo con un inmenso apoyo social
logró congregar las distintas facciones en pro de una independencia y luchar contra el yugo
invasor que promovía la esclavitud, la miseria y la explotación de recursos para la corona.
Durante este periodo surge la primera publicación “insurgente” de nuestro país. El primer
periódico de carácter autónomo nació bajo la consigna de defender el derecho social, de
mencionar en sus líneas lo que implicaba la soberanía del pueblo y los límites de la
autoridad, de hablar sobre los deberes de los gobernantes, de informar al ciudadano
cuestiones de su interés (Navarrete y Aguilar, 1998:18).
El 20 de diciembre de 1810 nació El Despertador Americano, lo hizo en la ciudad de
Guadalajara; lo fundó el mismo “cura cabrón” (como lo llamaba Ignacio Allende) que dio el
Grito de Dolores unos cuantos meses antes, Miguel Hidalgo y Costilla quien difundió sus
ideas en 7 números hasta el 17 de enero de 1811.
Además del descontento social producto de la explotación ciudadana por parte de
españoles, el mundo occidental vivía un momento de transición política, religiosa y civil.
La invasión a España en 1808 por Napoleón Bonaparte fue un acontecimiento que marcó un
hito para el mundo hispano ya que abrió la posibilidad de difundir sus ideas políticas.
El 16 de noviembre de 1810 la Corte de Cádiz promulgó el Real Decreto sobre la Libertad
Política de Imprenta y un mes después en la Nueva España ya se tenía conocimiento del
mismo y fue en ese contexto que surgió El Despertador Americano.
16
El dueño de la imprenta era Francisco Severo Maldonado, imprimía 2 mil ejemplares a un
costo de dos reales. El tiraje era una cifra récord para esos tiempos y se pretendía llegar a
los 30 mil “mexicanos” que entonces sabían leer.
Los 7 números que se publicaron fueron suficientes para inaugurar el terreno de la libertad
de imprimir ideas políticas y sociales. Las consecuencias fueron la desaparición del
periódico y el encarcelamiento de su impresor. Este suceso inaugura lo que sería la relación
entre gobierno y prensa escrita en la historia de México cuya realidad durante el siglo XIX y
casi todo el siglo XX sería de una animadversión.
Llegaría a su punto álgido en la época priísta de mediados del los sesenta cuando Díaz
Ordaz era presidente y Luis Echeverría secretario de Gobernación, quienes, consientes de
que la prensa crítica era un problema para la gestión del autoritarismo del PRI gobierno
utilizaron todos los medios posibles para establecer una amistad con los dueños de medios
a partir de 1968, cuando el conflicto social estudiantil tomaba influencia en la sociedad
mexicana, más adelante se explicará este punto, aunque no se debe olvidar que fue desde
épocas independentistas en que prensa y poder se confrontan por diferencia de opiniones
respecto a la realidad social.
El nombre completo era El Despertador Americano, correo político económico de
Guadalajara, y se difundió con gran éxito entre la población porque promovía la emergencia
de una conciencia americana durante un periodo clave.
Lo hizo paralelamente con la aparición de una efervescencia intelectual y política, su
impacto se extendió al nacimiento de una novela nacional, como lo fue El Periquillo
Sarniento, de Joaquín Fernández de Lizardi.
La población criolla utilizó la información de la prensa con un carácter doctrinario
(Gueda:1992). El periodismo insurgente fue el producto de una necesidad propagandística
e ideológica del movimiento independentista.
En sus páginas se manifestó un “ideal de sociedad” y fue la primera manifestación de un
espíritu libre y soberano de la Nueva España. Los únicos siete números de esta publicación
exponen la opinión de los personajes de primer orden en el movimiento insurgente.
17
Expresaron su criterio acerca del escenario histórico que ellos mismos estaban viviendo, y
con ello, la ideología revolucionaria adquirió un aspecto formal, pues fueron personajes que
por medio de la acción, el discurso y el escrito, buscaron convencer a sus compatriotas de
los ideales libertarios.
El discurso del periódico tenía como objetivo proyectar las circunstancias por las cuales se
había llegado a un movimiento armado en busca de la libertad de los oprimidos.
¿Por qué ese nombre al primer periódico crítico de oposición de México?
Miguel Hidalgo, un hombre lúcido y carismático sabía con claridad que la libertad del
pensamiento es ante todo guía y sabiduría, un sendero a la seguridad: “El auxilio de la
imprenta nos es quizás de mayor necesidad que las bocas de fuego” (Fregoso, 2002:71). En
las relaciones de poder siempre es indispensable un elementos para que éstas puedan
existir: la resistencia.
Es importante mencionar que ante las terribles condiciones en las que vivían millones de
indios y mestizos en la Nueva España, el proceso de inconformidad que dio origen a la lucha
de independencia fue resultado de una resistencia ante el poder que ejercían los españoles,
como medida para manifestar su malestar, en el movimiento se decidió emplear a la prensa
para informar a aquellos (aún no) mexicanos que pretendían obtener una vida soberana. En
el capítulo 3 hablaré acerca de la epistemología del poder (basado en términos no jurídicos)
y contextualizaré qué tiene que ver con el tema que estamos tratando: la prensa mexicana.
El nombre de la publicación es una expresión que manifiesta la voluntad de sus forjadores:
difundir y penetrar ideológicamente a un mayor radio de acción y a los distintos niveles de
la sociedad. La prensa insurgente es más humana, busca el contacto con lo que podemos
llamar opinión pública, es abiertamente liberal.
Hablar de El Despertador Americano es hablar de una conciencia cívica ya existente desde
antes de que nuestro país se consolidará independiente, en la segunda parte del capítulo V
explicaré qué implica y cómo surge la prensa civilista mexicana y por qué es importante.
18
Durante la lucha por la independencia de México existieron más publicaciones afines al
movimiento: el Ilustrador Nacional del presbítero José María Cos en abril de 1812, de
periodicidad semanal y se imprimió cada sábado hasta el 16 de mayo.
A partir del 27 de mayo surge el Ilustrador Americano, constó de 36 números y su último
ejemplar se editó el 17 de 1813; en él escribieron, José María Cos, don Andrés Quintana Roo
e Ignacio López Rayón. Se imprimía los miércoles y los sábados y fue financiado por la
sociedad de los Guadalupes “grupo secreto que auxiliaba a los insurgentes” (Reed y Ruíz,
2007:112).
Otros periódicos que circularon en ese periodo fueron el Correo Americano del Sur, fundado
por el cura don José Manuel de Herrera y auxiliado por Carlos María de Bustamante; en la
ciudad de México apareció El Noticioso General; La Abeja Poblana, nació el 30 de noviembre
de 1820 y se imprimió hasta el 17 de diciembre de 1821, fue un semanario y en marzo de
ese año publicó el Plan de Iguala jurado por Agustín de Iturbide, gobernante que marcó un
nuevo periodo luego de la consumación de la independencia de nuestro país.
Al respecto, brevemente hablaré de las principales características que existieron en ese
lapso, luego, se mencionarán los principales acontecimientos dentro del federalismo y el
papel de la prensa en él; posteriormente, hablaré acerca del periodo inmediato a la Reforma
y sus implicaciones en las diferentes publicaciones de la época.
1.2 Los primeros años del México independiente: El Primer Imperio Mexicano y el
Federalismo
Las desgracias y el tiempo dirán a mis paisanos lo que les
falta. ¡Ojalá me equivoque!
Agustín de Iturbide2
2 El 27 de septiembre de 1821 se consuma la independencia de México, luego de 11 años y de 11 días de lucha. Por medio del Plan de Iguala se constituyó al Ejército Trigarante cuyas tres garantías eran: independencia,
religión y unión. Se firman los Tratados de Córdoba por Vicente Guerrero, Agustín de Iturbide y el último
virrey Juan O’Donojú.
19
El 7 de noviembre de 1823 se establece el Congreso Constituyente del cual surgiría la
Constitución de 1824 con lo cual se instauró el federalismo como forma de gobierno en
México luego de la abdicación de Agustín de Iturbide al Primer Imperio Mexicano.
Guadalupe Victoria (José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix) fue el primer
presidente mexicano y gobernó de 1824 a 1829.
Los primeros años del México independiente fueron caóticos, se vivía dentro de constantes
guerras civiles y la mayoría de la población en ese entonces consideraba que la monarquía
era una opción viable porque se estaba acostumbrado a este tipo de gobierno. La
Constitución de 1824 detonó un profundo rechazo por parte de la sociedad, lo que devino
en constantes luchas y desorganización político‐social.
Victoria fue el único gobernante que culminó su mandato en más de 30 años, lo anterior fue
el reflejo de un profundo divisionismo entre los que optaban por el federalismo y los que
querían que regresara la monarquía por considerarla como lo mas óptimo para el país.
La política intervencionista norteamericana sembró el descontento entre los políticos
mexicanos al interesarlos por el federalismo como una visión a seguir, por medio de Joel R.
Poinsett.3 En otras palabras, se auguraba una clara escisión entre las facciones políticas en
México.
Así el derrocamiento de Iturbide significó la instauración de la República y con ello una
forma de gobierno que contemplaba la creación de muchas pequeñas repúblicas que eran
los Estados y que gozaban de amplia autonomía “lo que ocasionó no pocas veces la total
discordancia entre aquellos y el gobierno del centro, y esto aun en conflictos
internacionales” (Reed y Ruiz, 2007:152).
El federalismo en México produjo guerras intestinas, odios, persecuciones, expulsiones,
enormes deudas, dilapidación escandalosa del erario público nacional y de cada una de las
entidades federativas; luego, para sofocar esos males en los fondos públicos, se eligió al
3 Poinsett abre los caminos para la aplicación de la Doctrina Monroe e inicia la penetración de su país en la vida del naciente estado mexicano. Se convertiría poco después en el primer ministro plenipotenciario de los
Estados Unidos.
20
centralismo como modelo, se amplió a ocho años el periodo presidencial y a los estados se
les llamó Departamentos y se les suprimió la soberanía.
Durante esta época inicial destacan figuras del periodismo nacional como Carlos María de
Bustamante quien desde distintas publicaciones opinaba sobre el devenir de la política y
sus actores, entre 1821 y 1822 publicó La Avispa de Chilpancingo en abierta oposición al
Plan de Iguala y su impulsor Iturbide, era editado en la ciudad de México.
Meses después, en 1823 sale a la luz el Diario Liberal de México posteriormente
renombrado El Centzontli de México, festeja la caída del imperio y difunde ideas de la
República, lo fundó el mismo Bustamante en la capital.
El Águila Mexicana era un periódico político y literario, se fundó el 16 de abril de 1823, fue
el órgano de difusión de los federalistas y perteneció a la logia yorkina.4 Contenía las
sesiones del Congreso en extracto o en su totalidad (a la letra), se firmaba por medio de
seudónimos o bien, los artículos eran anónimos. En 1826, el periódico lo adquiere Lorenzo
de Zavala “para dirigir el periódico de acuerdo con los intereses del gobierno” de Victoria
(Reed y Ruiz, 2007: 135).
Su contraparte fue El Sol, nació el 5 de diciembre de 1821, fue difusor de las ideas de la logia
escocesa, apoyó al Plan de Iguala y su fundador y director fue Manuel Codorniú.5 Este
periódico tuvo varias etapas, en 1822 Iturbide hizo desaparecer al El Sol. Un año más tarde
reaparece el 15 de junio, y mantiene cercanía en torno a Lucas Alamán, su criterio editorial
se enfoca a ideas centralistas y a atacar al imperio de Iturbide por considerar que su política
ha optado por un giro hacia el federalismo; duraría hasta 1828.
4 Las facciones políticas en el México independiente se divieron en dos: centralistas y federalistas, es decir, conservadores y liberales. Los centralistas se conforman por los masones escoceses, los antiguos
monarquistas, el alto clero, militares como Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete. Los federalistas se
componen de la secta yorkina, de los ex iturbidistas y generales de tendencia populista como Guadalupe
Victoria y Vicente Guerrero. 5 Manuel Codorniú Ferreras fue el impulsor de la ideas heredadas del liberalismo español y apoyadas por la logia escocesa, además, fue el médico del Jefe Político Superior de la Nueva España, o bien, del último virrey:
Juan D’Odonujú y O’rian.
21
Se volvería a difundir en 1829, en su tercera época desde el 1º de julio, su objetivo es
desprestigiar a la facción de Vicente Guerrero y fue partidario del Pacto de Jalapa que
desconocería al gobierno de este último.6
El 7 de diciembre de 1831 aparece El Fénix de la Libertad, fue un influyente periódico de
oposición que se publicará hasta 1834, fue fundado por Vicente Rocafuerte, Andrés
Quintana Roo, Mariano Riva Palacio y Juan Rodríguez Puebla. Su último número fue el 1º de
junio y en sus páginas se criticó la disolución del Congreso que hizo Santa Anna, parte de su
editorial dijo:
“El general Santa‐Anna ha retrogradado; abandona la senda del inmortal Washington y se
arroja a ciegas en los brazos del encarnizado partido que se complace en dar a la patria días
de luto”.
…En otras palabras, con el desconocimiento de las dos Cámaras, se establecía que
la Constitución podía ser reformada “aun salvando los trámites establecidos”.
En 1836, en Puebla, nace el periódico La Fuerza de la Opinión, del liberal don José María
Lafragua; contemporáneo a este rotativo fue La Lima de Vulcano, un periódico editado en la
ciudad de México, publicación que criticó al federalismo por el entreguismo hacia los
Estados Unidos, en especial de don Lorenzo de Zavala, a quien se le atribuía un pacto
secreto para ayudar a la rebelión de los texanos.
Al respecto, El Mosquito Mexicano afirmó en sus páginas que el mismo Zavala, el
vicepresidente Valentín Gómez Farias y José Antonio Mejía se comprometieron en un pacto
secreto en Nueva Orleans a ayudar a dicha revuelta, Antonio López de Santa Anna ya era
presidente.
En ese entonces la situación en México era de una virtual bancarrota y el país se encontraba
en estado de ruina y anarquía, aún faltarían la separación temporal de Yucatán, y
posteriormente la invasión norteamericana a México.
6 El 4 de diciembre de 1829, el vicepresidente y general Anastasio Bustamante, junto con sus tropas, se levantó en armas con el Plan de Jalapa para derrocar a Vicente Guerrero.
22
Ya en 1840, surgiría un periódico que fue vocero de un prominente grupo intelectual de
nuestro país cuyo nombre fue El Ateneo Mexicano, fue fundado por José Justo de la Cortina
con colaboración del marqués Juan José de la Barca.
Un año más tarde, en plena rebelión federalista contra el gobierno centralista nace un
periódico eje en la historia diarista de México, El Siglo XIX cuyo fundador se llamó Ignacio
Cumplido, tuvo cuatro épocas (1841‐1845; 1848‐1858; 1861‐1863 y 1867 – 1896), en las
páginas de este periódico se hicieron famosos los artículos de Ignacio Ramírez, quien
firmaba como “El Nigromante”.
Francisco Zarco se hizo célebre en esta publicación y fue él director durante muchos años,
además llegó a ser Ministro de Relaciones Exteriores. Este periódico contenía
colaboraciones primordialmente de liberales, aunque también escribían personas del ala
conservadora.
Zarco fue una de las personajes más sobresalientes en el pensamiento mexicano del siglo
XIX, como veremos en el capítulo 4, la prensa cívica surgida en a partir 1980 para romper
con el pensamiento único impuesto por el sistema priísta, en las publicaciones de carácter
civilista se optó desde un comienzo por incluir a un conjunto plural para que las distintas
voces de la sociedad no quedaran relegadas en su contenido editorial, en el caso del
periodista que después de muerto fue declarado Benemérito de la Patria en 1869, se
destaca esa visión plural ya existente en él, en el México joven de hace siglo y medio y cuyo
aspecto es vital para el modelo cívico que trataremos más adelante: opinión plural.
Santa Anna, ante las constantes guerras civiles tuvo el apoyo de la sociedad mexicana para
gobernar en más de una ocasión con la finalidad de crear gobernabilidad, sin embargo,
cuando su régimen se convirtió en una franca dictadura, El Siglo XIX se volvió el principal
periódico de oposición, mismo que informaba sobre las maniobras presidenciales para
coartar las libertades públicas y establecer el despotismo. Era el periódico más popular del
momento.
En 1844, a partir del 22 de diciembre sale a la venta El Monitor Republicano, lo fundó
Vicente García Torres y aportaba cierta innovación al periodismo de ese entonces al contar
23
con secciones como Política, Literatura, Comercio, Sociología y ya poseía publicidad,
muchos de sus colaboradores laboraban en El Siglo XIX.
La presidencia del general conservador Mariano Paredes y Arrillaga (enero‐julio de 1946)
fue una administración que vivió el principio de la invasión norteamericana y un mandato
en el que no hubo concesiones con la prensa. El Siglo XIX suspendió la publicación al tomar
el poder Paredes, mientras que Vicente García Torres fue enviado al exilio por un artículo
publicado en El Monitor Republicano donde criticaba al presidente.
El Tiempo fue un periódico conservador favorecido por Paredes y Arrillaga, lo fundaron
Lucas Alamán e Ignacio Aguilar y Marocho. Su contenido manifestó apego por la monarquía
y generó demasiadas polémicas entre las sociedad mexicana por hacer propaganda a favor
del Infante don Enrique, cuñado de Isabel II de España, a quien promovían para tomar las
riendas de nuestro país.
En la segunda parte de 1846, las consecuencias del divisionismo entre los mexicanos
centralistas y federalistas fueron la catástrofe llamada Guerra contra Estados Unidos;
mientras el enemigo ganaba plazas en el norte de la república, en el centro se libraban
combates a muerte entre las diferentes facciones políticas por el control de los asuntos
públicos; los gobernadores Francisco Modesto, Benito Juárez y Melchor Ocampo o no
enviaban tropa o no enviaban dinero. Al mismo tiempo Yucatán desconocía su unión con
México.
Luego de este incidente en la historia de nuestro país, y con la consecuente pérdida de más
de la mitad del territorio nacional, ya en 1848, se publicó por primera vez en México The
American Star, órgano del gobierno norteamericano editado en inglés.
La Guerra contra los Estados Unidos provocó una interrupción en la publicación de
distintos periódicos en la capital, al reaparecer, presentan un programa completo de
reformas que incluían al ejército, al clero y a la burocracia, también se pretendía sanear al
sistema hacendario y que se depurara la administración de la justicia.
El periodo que siguió producto de estos acontecimientos fue el de la Reforma y en la cual se
aguardó la transformación de una generación progresista en México y al que le
24
antecedieron graves momentos de ingobernabilidad y que hasta había existido una
dictadura en el breve lapso del México independiente.
1.3 La prensa en la Reforma
El pueblo no existió para la prensa
Gerald L. Mc Gowan
Los Estados Unidos Mexicanos se encontraron en un momento crítico que necesitaba se
aplicaran reformas radicales por el sencillo motivo que era urgente y porque la sociedad lo
exigía, como prueba de ello por medio de la prensa se publicó un programa completo de
reformas necesarias cuando, inmediatamente después de la Guerra contra Estados Unidos,
reaparecieron los periódicos que se editaban en la capital luego de una interrupción por el
conflicto internacional.
Manuel Payno, fundador de El Eco del Comercio, periódico portavoz de los intereses
mercantiles en 1848 publicó en uno de sus editoriales:
“El triste estado en que actualmente se encuentra la república es la contestación más
victoriosa: no han hecho sino males, y de un desacierto han caído en otro mayor”. En este
momento de la historia de México destaco la opinión de Iturbide, quien, en sentido
resignado decía que el tiempo les diría a sus compatriotas mexicanos lo equivocados que
estaban al proceder con una escisión de bandos y que lo único que provocaría sería la
desorganización de la nueva república y una profundización en la lejanía de liberales y
conservadores. Como sentencia al comentario de Iturbide sólo hay tener en cuenta que la
única administración que concluyó completo su periodo fue la de Guadalupe Victoria en
tres décadas.
La presidencia interina de Manuel Peña y Peña pretendía lograr la paz con los
norteamericanos y mantuvo un gobierno moderado, pacta el Tratado Guadalupe Hidalgo
con los Estados Unidos con lo que se concluye la guerra.
25
El Congreso mexicano elige como sucesor a José Joaquín de Herrera quien por tercera
ocasión ocupa el cargo pero esta vez contaría con una administración en declive hacendaria
y graves problemas sociales.
El ala liberal se encontraba muy dividida entre sí, mientras que los conservadores unieron
fuerzas entre las facciones santanista y monarquista y habían trabajado a favor de la
dictadura.
En 1850 el general Mariano Arista resulta electo presidente, durante su mandato existieron
constantes campañas reformistas por parte de los periódicos capitalinos que defendían las
doctrinas avanzadas con miras a un nuevo orden público.
Uno de estos periódicos fue El Demócrata fundado por Francisco Zarco en 1850. El Siglo XIX
donde también figuró Zarco, propuso a la totalidad de la prensa a participar en la discusión
razonada a las modificaciones a la ley fundamental “en tanto el Congreso se ocupaba en el
arreglo del crédito interior y exterior del país”. (Reed y Ruiz, 2007:174).
El Siglo XIX siempre a la vanguardia en la prensa nacional publica un artículo redactado por
Zarco llamado “Qué sucede?” en él se acusa al presidente Mariano Arista de preparar un
golpe de estado. En respuesta fue perseguido por territorio nacional el periodista, pese a ser
miembro del Congreso.
Este tipo de historias de persecuciones gubernamentales contra periodistas críticos no se
repetirían en el México del PRI gobierno, pero no por un avance en la libertad de prensa,
sino porque existían métodos rigurosos y autoritarios que hacían desaparecer periódicos y
revistas, en caso Excélsior es un ejemplo y se verá más adelante.
Por otro lado, dado que por expresar una opinión contraria al gobierno no se estaba
trasgrediendo ninguna ley, es básico tener presente que el análisis que posteriormente se
hará del concepto de poder será en términos de relaciones entre dos partes (a y b), o bien,
como lo dice el pensamiento foucaultiano, en términos de relaciones de poder.
Zarco, al escribir ese artículo estaba rompiendo con “lo Mismo”, con un pensamiento
controlado, y entonces, al pertenecer su opinión a “lo Otro” se volvía objeto de represión
26
por parte de quien ejerce el poder. Para comprender esta relación, en el capítulo 3, además
de Foucault, mencionaré la perspectiva de Nietzsche y Freud acerca del concepto de poder.
La situación social no daba tregua a la manera en que se estaban conduciendo la vida
nacional, crecía el número de desafectos al régimen, mientras que la prensa conservadora
no cegaba en difundir ideas que apoyaran al gobierno. En Jalisco se pactó el Plan del
Hospicio en octubre de 1852, se pretendía regresar a Santa Anna al poder bajo la
Constitución Federal de 1824.
El 22 de septiembre de 1852 Arista promulga una ley que prohíbe publicar cualquier idea
que critique a las autoridades. En respuesta El Siglo XIX aparece en blanco ese día y el
siguiente a manera de protesta, poco después y ante el descontento popular, el gobernante
dio marcha atrás a esa ley. El poder es una constante en la que habrá resistencias, mismas
que se entienden como un escape del control y la vigilancia, se pueden manifestar de mil
maneras.
Una publicación impresa tiene contenido, al publicarse en blanco luego de una
normatividad impuesta por el gobierno, lo que está mostrando es una inconformidad, es
una rebeldía espontánea, una resistencia ante el poder que es considerado en este caso
autoritario por quien lo recibe, el periódico El Siglo XIX. En el capítulo 3 hablaré más acerca
de las resistencias ante el poder.
El 6 de enero de 1853 Arista renuncia a la presidencia y entrega el poder a Juan B. Ceballos
quien disuelve al Congreso y el 20 de abril Santa Anna toma el poder y proclama una
dictadura.
El periódico del régimen fue El Universal, publicación que tuvo como antecedente a El
Tiempo de Lucas Alamán. Entre su política editorial se contempló defender la venta de La
Mesilla justificando la necesidad de salvar al resto del país del peligroso vecino del norte.
Situaciones como esa le delegaron un rechazo popular entre los lectores. La última campaña
de este rotativo consistió en desmentir los rumores de la huída de Santa Anna en 1855 y
con ello el fin de la dictadura.
27
Este antecedente decimonónico es el claro ejemplo de la prensa aliada al gobierno que
durante los gobiernos del PRI existió en México, uno de ellos fue el Novedades, rotativo que
literalmente prestaba su espacio a las órdenes del presidente en turno, es decir, servía para
legitimar sus acciones, en la primera parte del capítulo IV haremos referencia a este
periodismo “sobre todo [de] las bondades que tuvo hacia los gobiernos, con el sistema todo”
(Rodríguez, 2007:101).
De esta manera comenzaremos a analizar las características que definieron a este periodo
en la sociedad mexicana y el papel que las distintas publicaciones ocuparon en ella.
El México de mediados de siglo XIX estaba dominado por 4 grupos que aquí se definen
como: el poder, la prensa, las élites y los partidos. En conjunto controlaban los asuntos
nacionales.
Esta sociedad política la ubicamos desde la última dictadura de Santa Anna, hasta el
asesinato de Melchor Ocampo. Era común en esta sociedad que: el público y la prensa se
unieron para derrotar a un gobierno; que existió una unión del gobierno y la prensa para
engañar al pueblo; y hubo un enlace entre el público y el gobierno para destruir a un
periódico.
La Revolución liberal se gesta y procrea la Reforma gracias al regreso de prohombres del
liberalismo que maduraron sus ideas reformistas en el exilio impuesto por la dictadura.
El movimiento de la Reforma es una continuidad del pensamiento insurgente, pero en otro
momento, en un México joven y ya independiente. Los ideales de libertad de expresión
permitieron un caso particular, gran parte de los personajes que ostentaron un cargo
público también fueron periodistas.
El 12 de agosto de 1855, Francisco Zarco publica en El Siglo XIX un editorial que habla del
inicio de una nueva era. Al final de ese año, Ignacio Cumplido lanza El Republicano que
estaba destinado a difundir las ideas de las teorías liberales en los estratos inferiores de la
población. Poco después resurge El Monitor Republicano dirigido por Florencio María del
Castillo.
28
Durante el periodo de 1853 a 1861, Mc Gowan menciona seis actitudes del poder hacia la
prensa:
1) 1853‐1855: Decreto de imprenta Lares. Estricto control de la prensa. En provincia se
extinguieron las publicaciones liberales. Presidente Santa Anna.
2) Agosto 1855‐diciembre de 1855: Absoluta libertad de prensa. Presidente Juan Álvarez.
3) Diciembre de 1855‐diciembre de 1857: Hubo cierto control y una relativa libertad de
prensa. Presidente Ignacio Comonfort.
4) 1858‐diciembre de 1860: Estricto control de prensa. El poder conservador se establece
en la Ciudad de México. Presidentes Alternativos: Félix Zuloaga y Miguel Miramón.
5) 1858‐1860: Amplia libertad de prensa. Presidente Benito Juárez.
6) Enero de 1861: Nuevo reglamento de imprenta. Francisco Zarco lo suscribe. Permanece
vigente hasta el asesinato de Melchor Ocampo.
En esta época existió una libertad de prensa real y plena únicamente durante la presidencia
de Juan Álvarez. En el resto “se vio bastante maltratada” .
“La prensa tenía, en general, que opinar a favor del gobierno o guardar silencio y, a veces,
desaparecer por orden superior” (Mc Gowan, 1978:20).
La consigna de la prensa de oposición fue esperar la caída de un gobierno para poder hablar
libremente. Y en el momento de transición entre cada nuevo mandato existió una amplia
libertad de prensa debido al vacío de autoridad que se producía. La libertad de prensa fue
directamente proporcional a la seguridad del gobierno. A mayor seguridad del gobierno,
mayor libertad de prensa.
Un ejemplo (de la gran variedad que hubo) fue El Siglo XIX, luego de caer la dictadura
impuesta por Santa Anna, ya en la época liberal vuelve a editarse. En ese entonces la
Constitución de 1857 es alabada por el lado de los reformistas; mientras que los
conservadores la denominan anticatólica, con tendencia a un fanatismo constitucional y
demagógica.
29
Periódicos como El Movimiento, en el año de 1860 dirigido por Gabino F. Bustamante
introdujeron la tesis de que la Carta Magna recién aprobada era ya inoperante por lo cual
proponía una convención para redactar una nueva Constitución. La posición conservadora
sobre la Reforma fue de franca oposición y consideraban que la nueva Constitución era la
que había realmente dividido al país, historia similar pero en otro momento a su antecesora
de 1824.
Dicho postulado permeó a otras publicaciones como lo fueron El Heraldo y El Monitor
Republicano. En contra de estas ideas surge El Constitucional quien las relacionaba con el
supuesto de un golpe de estado de Comonfort. En 1860 La prensa, periódico con tendencia
conservadora nace para defender los bienes eclesiásticos.
El periodismo en la Reforma le dio mayor importancia a la interpretación de las noticias
(editoriales). De esta manera se consagró a las publicaciones como órganos de orientación y
de combate.
Desde la dictadura de Santa Anna se instaura una primera prensa oficial, la cual funge más
como una máquina de propaganda con el expreso fin de mantener al gobernante en el
poder, que como un medio informativo.
Una nueva crisis política estaba por venir debido a la precaria situación de la nueva
administración juarista lo que devino en el decreto de la suspensión de pagos de la deuda
extranjera, este hecho abre un breve lapso en el cual existió la prensa antiintervencionista y
a su rival, la prensa a favor del imperio y de la intervención.
La situación anterior de un nuevo enfrentamiento entre las principales facciones políticas
en México provino de las leyes de la Reforma que significaban una victoria para una visión
federalista y era una derrota para los conservadores, quienes, sin poder mirar a otro lado
más que para Europa, optaron por la idea del intervencionismo como medida para
contrarrestar los avances que el juarismo y la Reforma estaban logrando en México, todo
esto producto de los tratados binacionales Maclane‐Ocampo y Corwin‐Doblado firmados
por el gobierno de Juárez.
30
Durante el mandato de Benito Juárez la libertad de imprenta gozó de legalidad y la prensa
tuvo como característica una férrea vigilancia del gobierno y de sus movimientos, sin
embargo los conservadores, ofendidos por las leyes de la Reforma planeaban la manera de
reinstalar los antiguos privilegios que solían tener, mientras que los liberales se mantenían
firmes en continuar con una concepción vanguardista de la ley, aunque al pueblo de México
eso no le interesara mucho como consecuencia de constantes crisis políticas, económicas y
sociales.
Del lado conservador, se ejerció una considerable influencia al ejecutar una visión
pragmática y un concepto de unidad al poder. Al final del gobierno de Juárez, la presión
ejercida por los conservadores en contra de la Constitución de 1857 generaría la discordia
para que de facto quedara inoperante.
Se limitó la libertad del individuo y se centralizó el poder con el fin de acrecentar la fuerza
de una sola fracción en claro perjuicio del resto.
En pocas palabras, se institucionalizó la violación de la Carta Magna hasta inutilizarla de
facto y engendrar la próxima dictadura, la de Porfirio Díaz. ¿A qué se enfrentaron los
liberales? El concepto conservador de unidad de poder propuso: un ejecutivo fuerte, un
sistema centralista, democracia = demagogia, elecciones, un engaño. En el siguiente capítulo
hablaré acerca de la corrupción en la transición mexicana, básicamente cómo es que surgió
en los gobiernos del sistema político priísta.
Lo anterior explica una característica del México en el siglo XIX: por más insurgente,
reformista, revolucionaria, liberal y federalista que haya sido la nación en un momento
dado, siempre regresó a lo tradicional y conservador, situación que a continuación explicaré
y que es una época mejor conocida como El Porfiriato, que gobernó por medio de una
dictadura y que duró más de 30 años, así concluye el siglo XIX, con una prensa siempre
participativa y hegemónica.
31
1.4 La prensa en el Porfiriato
“Abierta o de manera subrepticia el gobierno sostenía
una red de periodistas y periódicos fieles que creció
conforme el Porfiriato necesitó mayores respaldos”.
(Pineda y del Palacio, 2003:249)
Después de la muerte de Juárez, Porfirio Díaz aspiraba a la presidencia de la república,
misma que conquistó para el periodo de 1876‐1880 con el Partido Militar que él dirigía.
Nueve años antes, en 1867, Díaz compitió sin éxito por la silla presidencial luego de que
rechazó el cargo que quiso darle Juárez, El Ministerio de Guerra.
Con espíritu de violencia, el nuevo presidente se hizo del poder, lo que generó una vigorosa
corriente oposicionista que desembocó en numerosas conspiraciones y rebeliones armadas
de generales inconformes con la actitud del nuevo mandatario, quien las reprimió.
Aunque ése no sería el problema de Díaz pues si alguien fue el aguafiestas de su gobierno,
fue la prensa… los periodistas, un obstáculo de vigilancia informativa para una
administración con tendencias dictatoriales, lo que condujo a una enemistad profunda
entre los periodistas y los funcionarios de su administración.
“El legado que en materia de prensa recibió el general Díaz de sus dos antecesores
inmediatos en el poder, fue un periodismo de oposición vigilante y extraordinariamente
combativo” (Reed y Ruiz, 2007:229).
El periodismo de combate se ejerció con una libertad casi irrestricta durante el mandato de
Díaz, quien posteriormente aplicó un antídoto para la prensa oposicionista, la prensa
subvencionada por el Estado. Dicha circunstancia es un ejemplo de la hipótesis: “a mayor
seguridad de un gobierno, mayor libertad de prensa” (Mc Gowan, 1978:20).
En el caso de un gobierno autoritario y virulento como el de Díaz era más que evidente que
ni era una administración con seguridad (se impuso por medio de la fuerza) ni mucho
menos permitiría la libertad de prensa (su piedra en el zapato).
32
Como todo un demasiado buen político, Porfirio consideró la eficacia del método
subvencionista: aumentó las subvenciones a los periodistas “oficiosos” y favoreció con
empleo y canonjías a redactores, mientras que en torno a estos organizaba un vacío oficial
que contrarrestara a los periodistas combativos.
Fue un vicio que comenzó en los albores de la guerra de Reforma y benefició a la dictadura
de forma descarada debido a la burocratización de los profesionales. En la parte final de
esta investigación veremos un punto que habla de las partidas especiales para sueldos de
periodistas y dueños de medios durante los sexenios de Díaz Ordaz y Echeverría.
Con el método en marcha, estos burócratas con facha de periodistas proclamaban su
objetivo específico: colaborar con el gobierno en su labor de regeneración y alejar del
pueblo toda idea revolucionaria… y también abstenerse de atacar a la figura presidencial y a
su administración.
La modificación a los artículos 6º y 7º constitucionales efectuada en 1883 implicó el hecho
de que un periodista podía ser detenido por publicar información incómoda para el
gobierno.
Cuando el cuñado de Díaz, el general Manuel González estuvo al frente del ejecutivo se
implementaron medidas más restrictivas: se podía confiscar imprentas y útiles de trabajo
ya que (literalmente según esta ley) eran los instrumentos del delito. Si la Ley Lares
(impuesta en la anterior dictadura) reventó la relación entre prensa y poder, esta nueva
disposición la minó de por vida, fue una abrupta declaración de guerra y tuvo
consecuencias inmediatas: la oposición se extremó y devino en radical y contundentemente
combativa.
Mas, como ejemplo lúcido de la prensa antiporfirista ubicamos a Filomeno Mata quien creó
El Diario del Hogar en septiembre de 1881 y que en plena oposición editorial a la
administración de Porfirio se volvió famoso por ser objeto de persecuciones del gobierno.
Su periódico se editó hasta 1912, ya estallada la Revolución.
En el año de 1885 ya se desmembraba el control total ostentado por la dictadura, los
liberales tuxtepecanos rompen con él y se unen al bando de los oposicionistas. Es en ese
33
año que surge El Hijo del Ahuizote, semanario ilustrado creado por Daniel Cabrera y al cual
le dedicaremos una sección especial, por su influencia e importancia en la sociedad
mexicana.
La transición política mexicana en la segunda parte del Porfiriato significó una lucha
insalvable del gobierno contra la prensa, pese a las medidas restrictivas que la dictadura
impuso a la libertad de prensa, ésta siempre halló una forma de resistirse al poder, lo que
era un potente detonador de tensiones en su relación, el semanario de Cabrera fue
protagonista, junto a Regeneración en la denuncia de los abusos de poder del régimen
porfirista, en este punto es elemental el concepto de poder que más adelante veremos.
Ireneo Paz, fundó La Patria en 1887, fue el estandarte de la prensa oficiosa, su lema fue:
“Industria. Paz. Progreso.”. Otro ejemplos fueron La Libertad, fundado en 1878 por
Telésforo García y que existiría hasta 1900, y El Universal creado por Rafael reyes Espíndola
en 1888 y que después pasó a manos de Ramón Prida quien convirtió al periódico en el
órgano oficial de llamado “partido científico”.
La situación entre la prensa de combate y el gobierno era un divorcio a muerte,
manifestaban su desprecio uno del otro de manera evidente. Para ilustrar este relación
basta mencionar al periódico El correo del Lunes de Adolfo Carrillo, cuya función era minar
el prestigio del gobierno, existió de 1882 a 1885… y fue tal la confrontación que Carillo,
editor del rotativo, terminó en el exilio.
Es durante este periodo que surge el periódico visto como una empresa, momento en que se
popularizaba este medio y se fomentaba su uso en la sociedad.
En 1885, al igual que surgían influyentes publicaciones como El Hijo del Ahuizote, el
gobierno fortalece sus filas y nace El Partido Liberal, fundado por José Vicente Villada (un
periódico aliado de la dictadura).
En 1888 la prensa subvencionada en cifras representaba un gasto al erario de un millón de
pesos al año, costo similar a la dieta de los 248 diputados, 56 senadores federales y 27
legisladores locales de ese momento. En la capital existían 30 periódicos a los que se
destinaban 40 mil pesos mensuales por parte del gobierno; en el interior de la república se
34
contabilizaron 27, cifras que fueron publicadas el 24 de junio de ese año en el semanario de
Daniel Cabrera.
Si la dictadura de Díaz dedicaba un monto equivalente a la manutención del Congreso de la
Unión en ese momento, los gobiernos del PRI harían algo más, instaurarían Premios y
gratificaciones oficiales a periodistas, pero con una característica, el jurado era impuesto
desde gobernación. Eso lo analizaremos en el capítulo 4.
Esta prensa burocratizada se dedicó a sostener el oficialismo cuyos intereses representaron
a la oligarquía porfirista: la burguesía, el clero y los representantes del capital extranjero. Se
proclamó la paz (a costa de la represión oficial) y se satanizó cualquier tendencia
revolucionaria.
Por otro lado en la última década del siglo XIX, sectores cultos de la clase obrera fundaron
sus propios periódicos, así como grupos de periodistas independientes, entre estas
publicaciones encontramos a El demócrata, El 93, La Metralla, El Día, El Mosquito y La
Oposición. Lo anterior era causa de la deserción de viejos periodistas ya conocidos que
decidían dejar el oficio o bien, optaban por la redención ante el gobierno. Los únicos que se
mantuvieron firme y a la cabeza fueron Filomeno Mata, Paulino Martínez y Cabrera. Los
redactores de dichos rotativos antiporfiristas fueron aprendidos y las imprentas
clausuradas en abril de 1893. Al salir de la cárcel “muchos de los brillantes oposicionistas
del memorable año de 93 […] aceptan empleos y recompensas del gobierno a cambio de
silencio o de su apoyo” (Reed y Ruiz, 2007:242).
En 1896 Rafael Reyes Spíndola fundó El Imparcial un prototipo de la nueva prensa,
industrializada y protegida por el gobierno. Su carácter fue de un amarillismo informativo,
en sus contenidos predominaba la noticia, se redujeron los editoriales (muy comunes en ese
momento), y esta publicación inicio la era de los grandes tirajes.
Ya se acercaban los tiempos en los que el boomerang liberal provocado por la dictadura de
Porfirio Díaz regresaba ahora con el poder de un nuevo orden social y como ejemplo
tenemos al “vocero mejor orientado de todos los órganos periodísticos de la época […]
35
llevaba gritos de rebeldía e impulsos de revolución social, política, económica y religiosa”:
Regeneración. (Caloca, 2003:157)
Ya en la primera década del siglo XX el espíritu de las Leyes de Reforma cobraba vida otra
vez y las ideas liberales se propagaban y se organizaba a la sociedad para un cambio. Más
adelante se hablará lo pertinente a su propio legado.“La Confederación de Clubes Liberales,
formada en San Luis Potosí en 1901, alentó la aparición del semanario Regeneración” (Reed
y Ruiz, 2007:243). Camilo Arriaga encabezó el movimiento liberal en ese entonces.
La labor periodística de la prensa combativa fue elemental durante el régimen de Díaz, su
misión fue dar los pormenores que desde su administración pretendían empoderar a un
ínfimo grupo de oligarcas, de inversionistas extranjeros y de políticos que tenían al país en
extremas medidas represivas, en una situación miserable y cuyo objetivo no era gobernar
sino mantener sus privilegios.
El Hijo del Ahuizote resalta durante esta época y se erige como una publicación que a pesar
de persecuciones, encarcelaciones a sus redactores e incautación de talleres e imprentas,
sagazmente persistió con el fin de informar a la sociedad, por lo que es el tema a seguir.
1.5 El Hijo del Ahuizote
“…y me quedaba horas mirándolos, observando […]
sus oscuros movimientos. Ahora soy un axolotl” .
Julio Cortázar
Para comprender la vida intelectual del México prerevolucionario, es fundamental recurrir
a El Hijo del Ahuizote, una publicación de una imbatible oposición a Díaz, un semanario
central de la prensa en México la cual nos remite a un constante discurrir de opiniones en
las que la información ha ido hablando de distintos intereses, de cómo legitimarse por
medio de los periódicos.
Fue una publicación distinguida, activa y puntual en registrar la dinámica intelectual de
aquella república porfirista.
36
“Falta un profundo estudio sociopolítico de la publicación que nos dé cuenta de la
complejidad de las relaciones que se dieron en el mundo político y en las esferas
intelectuales del Porfiriato para ubicar el papel del grupo que dio vida a El Hijo del Ahuizote
durante tanto tiempo” (Pineda y del Palacio, 2003:263).
Creada por Daniel Cabrera a sus escasos 27 años, de origen poblano, un 23 de agosto de
1885. Su primer número contó con un tiraje de 4 mil ejemplares, llegaron a imprimirse
hasta 6 mil y en tiempos de persecución se redujo a 3 mil.
Para comprender el significado del nombre empleado en este semanario tenemos que el
octavo rey mexica, sanguinario y cruel, se llamó Ahuizotl; también se le conoce así a un
animal de agua mexicana, el ajolote; así mismo, un “ahuizote” es una persona que molesta y
fatiga continuamente y con exceso.
Es singularmente el apelativo de una figura mexicana, retomada para un semanario crítico y
mordaz, o como lo definiría Fernández de Lizardi en El Periquillo Sarniento: Ahuizotl, cierto
animalejo de agua como perrillo, o animal de mal agüero “…designación que embona bien
con los objetivos y prácticas de la publicación” (Caloca, 2003:246).
Fue “El Hijo…” porque anteriormente había existido un periódico que se llamó El Ahuizote
en 1874, creado por el general Vicente Riva Palacio. Dicho rotativo fue un feroz crítico del
gobierno de Sebastian Lerdo de Tejada.
Su contenido incluía información sobre el orbe, además se distribuía en algunos países de
Latinoamérica, como Cuba, Colombia o Argentina. El origen de este periódico no fue obra de
la casualidad, Daniel Cabrera, para contrarrestar los claros indicios dictatoriales y
caudillistas, lanzó el semanario.
Se funda en un momento de reformas antipopulares, como las de Manuel González,
compadre de Díaz, quien modificó los artículos sexto y séptimo de la Constitución con el
objetivo de considerar delito a los “excesos” de los periodistas.
37
En esta tesitura, El Hijo del Ahuizote estableció desde un principio sus valores: la defensa de
las ideas liberales, una oposición virulenta al releccionismo del régimen y un manifiesto
rechazo al clericalismo y a los españoles.
La administración de Díaz además de incautar imprentas tenía la disposición de corromper
a la prensa, periódicos que en otro momento fueron de oposición, como el caso de los
católicos La Voz de México y El Tiempo, no dudaron en apoyar al régimen en compensación
por los favores del gobierno.
“La tarea de sobrevivir era ardua en un México plagado de publicaciones afectas al
gobierno que dejaban un margen de acción bastante pequeño para el quehacer de la
oposición” (Pineda y del Palacio, 2003:249).
Con tal situación, la prensa aliada y combativa no tardó en disminuir, sólo el Diario del
Hogar de Filomeno Mata era una versión prevaleciente con el peso suficiente para ser guía
de la opinión pública no corrompida por el régimen.
Al ser del ala liberal y vivir bajo un mandato que hacía trizas los postulados de la Reforma,
eran conscientes de que una soberanía ciudadana y republicana se lograría mediante
actitud crítica, libre y de lucha. Cabrera veía con desprecio al clero y no fue extraño ver en
su publicación un desmenuzamiento y descrédito áspero respecto a la prensa católica y sus
postulados.
Daniel Cabrera nacido en Zacatlán, Puebla en 1858, falleció en Tomatlán en ese mismo
estado, en 1914. Fue un periodista e intelectual que reflejó una visión analítica y
sumamente irónica de los acontecimientos políticos de México, fue heredero de una
cosmovisión liberal pura, despreciaba la influencia española por una tendencia mexicana al
tutelaje exterior y en especial, al ibérico, y criticaba arduamente la ingerencia del clero en
los asuntos gubernamentales, señalaba a la prensa oficialista como no profesional y
consideró que la función del ejercicio periodístico era de informar y analizar los sucesos
que repercutían en el orden social.
Como ejemplo de los señalamientos a la prensa subvencionada que hizo Cabrera desde El
Hijo del Ahuizote resalta un conflicto con un periodista que originalmente había sido crítico
38
del régimen porfirista y que tras recibir el apoyo de Díaz, este subvencionado personaje,
conformó la Prensa Asociada de la Ciudad de México (inaugurada por Porfirio Díaz), hablo
de Ireneo Paz, director de La Patria.
Daniel Cabrera redactó un reto público en las páginas de su semanario en los que pedía a
los periodistas de La Patria que exhibieran sus papeles que los acreditaban como
profesionistas, al considerarlos sumisos, no objetivos y a sabiendas pagados por el mismo
gobierno.
Irenio Paz (abuelo de Octavio Paz) se negó al reto al considerarlo difamatorio y en
consecuencia ambos periódicos dedicaron durante meses un constante ataque mutuo en los
que el uno al otro se llamaban “Doña Daniela” y “Doña Irenia”.
El contenido de dichos artículos por parte de Cabrera se enfocaba en la visión apegada al
oficialismo por parte de Paz respecto a la situación prevaleciente en México y a su
conformismo crítico, cabe recordar que el lema del periódico que dirigía Paz era “Industria.
Paz. Progreso.”, casi similar a la doctrina del Porfiriato que fue “Libertad, Orden y Progreso”.
En la segunda mitad de 1902, El hijo del Ahuizote se reformularía debido a una mayor
participación y dirección de la empresa periodística por parte de Ricardo Flores Magón,
crítico acérrimo de la dictadura, quien tomaría el control de la publicación con un objetivo
particular:
“preparar el terreno ideológico para la gesta revolucionaria de 1910, de ahí que
concentrara sus esfuerzos en demostrar la anacronía de la dictadura porfirista y la
necesidad de un cambio real por el camino de la violencia” (Pineda y del Palacio,
2003:263).
Las constantes revueltas motivadas por la decadencia de la dictadura motivarían a los
hermanos Flores Magón a crear una nueva publicación de la cual hablaré en seguida y que
fue una instancia determinante en “la conquista de la hegemonía por parte del proletariado”
(Ramos, 1980:134): Regeneración.
39
1.6 Regeneración
“La rebeldía es la vida: la sumisión es la
muerte”.
Ricardo Flores MagóN
Otra de las publicaciones de mayor influencia en la historia de la prensa mexicana fue sin
duda Regeneración, periódico editado por los hermanos Ricardo y Jesús Flores Magón, y un
semanario que reflejó las condiciones en el periodo inmediato anterior a la Revolución
Mexicana.
Tuvo una vida muy participativa en la escena nacional y en algunas ocasiones interrumpió
su distribución en los 18 años de existencia (1900‐1918). Fue un órgano oficial del Partido
Liberal Mexicano desde 1905 y su primer número se editó el 7 de agosto de 1900. Era un
semanario.
Si bien el fin último de esta tesis no es ahondar en una publicación en especial, cabe
mencionar que Regeneración representa un hito en la prensa nacional y fue un instrumento
insurrecto creado para confrontar la opresión de un régimen entreguista, arbitrario y en
extremo explotador.
Este periódico subversivo nació en la última década del Porfiriato, momento de la dictadura
en el cual las contradicciones de clase se agudizaban a tal grado que se iba gestando una
crisis social como la que dio origen a la independencia, pero ahora con un país soberano.
La vida del semanario inicia dentro de una crisis orgánica, in crescendo y una oligarquía en
el poder que había acabado de forma autoritaria con los mínimos preceptos de libertad, con
las ideas de la Reforma y usurpaba el poder mismo a costa de un pueblo oprimido.
El lema de los primeros números fue: “Contra la mala administración de la justicia”, el
objetivo fue transmitir los procedimientos ilegales del gobierno; meses después, en
diciembre de 1900 se renombró: “Periódico independiente de combate”.
40
La respuesta por parte del gobierno porfirista fue no sólo la clausura inmediata, sino, el
encarcelamiento, aunque desde la celda escribieron artículos para sus periódicos
hermanos: El Hijo del Ahuizote y El Colmillo Público.
Los primeros años del nuevo siglo reflejaban una situación de ingobernabilidad y limitantes
al ejercicio periodístico al grado de tener que exiliarse en los Estados Unidos para poder
seguir ejerciendo la libertad de expresión, pues en el México de aquellos años todo
comentario desaprobatorio al régimen de Díaz terminaba siendo motivo de cárcel y de
incautación de talleres e imprenta.
En julio de 1902, Ricardo Flores Magón asume la dirección de El Hijo del Ahuizote y contaba
con el caricaturista Jesús Martínez Carrión. El contenido manifestaba un rechazo a la sexta
reelección de Díaz, sin embargo, la policía no tardó en hacerles una visita a sus oficinas para
confiscarlas y a los miembros de ese periódico los llevaron presos a la cárcel de Santiago
Tlatelolco. Quedaron en libertad en enero del siguiente año.
En 1903, previo a las elecciones presidenciales del 1904, el club Redención que editaba al
Excélsior publicó un manifiesto en El Hijo del Ahuizote en el cual invitaba a todos los
liberales a postular un candidato afín para competir contra Porfirio Díaz y aseguraba que de
seguir gobernando este déspota personaje, la única alternativa sería la violenta guerra civil.
La opresión no tardó en llegar y el 16 de abril de 1903 la policía invadió las oficinas de esa
publicación y confiscó todo el equipo, fueron arrestados los hermanos Flores Magón, Juan
Sarabia, Alfonso Cravioto y Santiago de la Hoz; se les acuso de “ultrajes a funcionarios
públicos en ejercicio de sus funciones”.
“Y para que no quedase ninguna duda acerca de sus intenciones de terminar de una vez por
todas con la prensa de oposición, el gobierno expidió un decreto, con fecha 9 de junio de
1903, en el que prohibía la publicación de cualquier información o artículo escrito por los
periodistas de El Hijo del Ahuizote, que hubieran sido encarcelados el 16 de abril” (Ramos,
1980: 100).
Al ser liberados, la mayoría de estos periodistas optan por el exilio a los Estados Unidos a
finales de 1903. Un año más tarde, en noviembre de 1904, con un préstamo de Francisco I.
41
Madero y fondos recolectados por El Colmillo Público, salió el primer número de
Regeneración en el exilio, impreso en la ciudad de San Antonio, Texas.
La situación social en México se dirigía a un punto rojo y ya se empezaban a dar brotes de
insurrección a partir de 1906. En consecuencia, todo opositor al gobierno sufrió de una
persecución encarnizada: “La represión se ensañó sobre todo con quienes utilizaron la
palabra escrita, la pluma, para concientizar al pueblo de sus derechos legítimos” (Ramos,
1980:105). Respecto a la prensa mediados de 1970, existió un caso similar, en El caso
Excélsior daremos los pormenores.
Luego de las huelgas de Cananea y Río Blanco en 1906, un año después, en agosto de 1907,
Ricardo Flores Magón es encarcelado y permanecería tras las rejas hasta septiembre de
1910. Previamente Ricardo, junto con su hermano fueron a dar a la cárcel de Belem por
haber criticado y denunciado en las páginas de Regeneración la represión por parte de la
dictadura al Club Liberal de Lampazos, Nuevo León, el 21 de mayo de 1901, una de muchas
ocasiones.
Ante estos embates dictatoriales y abiertamente opresivos, la prensa de oposición jugó un
papel de vital importancia: además de ser un vehículo que difundía la línea política‐
ideológica del Partido Liberal Mexicano, permitió la sobrevivencia de Regeneración. Ante
irrupciones contra la imprenta, embargos o encarcelamientos, se hacían colectas y
campañas políticas para que regresara a la circulación.
“…Para que sea la prensa vigorosa e invencible que se impone a los tiranos y redime a los
pueblos es preciso ante todo, que la solidaridad una estrechamente a todos los periodistas”
(Ramos, 1980: 16)
Y un ejemplo en tiempos de crisis orgánica es el siguiente: Regeneración en conjunto con los
periódicos de oposición formaron una red de contrabando político a lo largo de la frontera
entre México y Estados Unidos, y los trabajadores ferrocarrileros dentro de México. De esta
manera el objetivo fue claro, ser faro de las ideas liberales. Los exiliados mediante esta red
enviaban a México miles de copias de Regeneración. En septiembre de 1905 la distribución
de Regeneración aumentó de 11 mil a 20 mil ejemplares y en 1906, a 30 mil.
42
En 1908 la prensa crítica, no subvencionada por el gobierno, de oposición se encontraba
casi extinta, lo mismo sucedía con los clubes liberales, los cuales sólo sobrevivían en la
clandestinidad. En mayo de ese año el club Tierra, Igualdad y Trabajo fundó su órgano de
difusión Tierra y Trabajo con oficinas en Los Ángeles. El autor de la mayoría de los artículos
de ese periódico era Ricardo Flores Magón, los hacía al salir de la cárcel y los publicaba con
seudónimos
“En septiembre de 1910 reaparecería nuevamente Regeneración. En su primer número
anunciaba la Revolución que se iniciaría el 20 de noviembre de 1910” (Ramos, 1980:18).
De esta publicación se desprende la siguiente historia, devela el objetivo de ilustrar amplios
sectores de la sociedad y deja claro cómo es que un periódico es un elemento indispensable
para cambiar la forma de concebir la realidad.
El 1º de octubre de 1910, a escasos días que estallara la Revolución Mexicana, Ricardo
Flores Magón publicó en Regeneración el artículo “Tierra”, del que reproduzco el principio y
final:
“Millones de seres humanos dirigen en estos momentos al cielo su triste mirada, con la
esperanza de encontrar más allá de las estrellas que alcanzan a ver, ese algo que es el todo
porque constituye el fin […] ese algo es la felicidad […] La tierra forma parte del cielo, la
humanidad por lo mismo está en el cielo… la tierra es de todos”
y concluye: “Sed fuertes vosotros, sed fuertes todos y ricos haciéndonos dueños de la tierra;
pero para eso necesitáis el fusil; compradlo, pedidlo prestado en último caso, y lanzaos a la
lucha gritando con todas vuestras fuerzas: ¡Tierra y Libertad!”
La historia a la que me refiero es la de un profesor de nombre Otilio Eduardo Montaño
quien se enroló en el ejército zapatista, y posiblemente fue él quien le habrá hecho llegar los
pensamientos del periódico Regeneración y de los hermanos Flores Magón a Emiliano
Zapata. Posiblemente por las ideas difundidas y el objetivo de concientizar a la sociedad que
tenía ese periódico, es que el caudillo del Sur haya retomado para su lucha armada una
frase del anarquista y periodista Ricardo, que leyó un maestro y que se lo hizo saber al
revolucionario: ¡Tierra y Libertad!
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El profesor Montaño, fue un morelense de origen humilde, originario de Villa de Ayala.
Nació un 13 de diciembre de 1877, estudió en la primaria Guillermo Prieto en Cuautla y fue
alumno del maestro Celso Hormigo.
Al finalizar su primaria, se dedicó a la docencia en una primaria de Tepalcingo,
posteriormente fue director de la Escuela de Villa de Ayala. Tiempo después sería
promovido a otra escuela en Yautepec, donde conoció Amador Salazar, quien era sobrino de
doña Cleofas Salazar, madre de Emiliano Zapata.
A grandes rasgos podemos observar lo determinante que fue este medio impreso en la
organización y difusión de ideas para la sociedad mexicana de ese momento, además de
demostrar una concepción avanzada de la prensa como un elemento ideológico de vital
importancia en la propagación de ideas que impregnan todas las capas de una sociedad.
Lo que siguió fue la prensa en un periodo en el que ya no existiría el dictador Díaz y el
estallido de una crisis político‐social que aglutinaría a todos los estratos de la sociedad en el
gobierno constitucional de Francisco I. Madero que determinaría la vuelta temporal a la
libertad irrestricta de expresión.
Con ello se buscó sofocar el clima de inconformidad que prevalecía entre el bando de los
revolucionarios y los miembros del viejo régimen, tema del cual se hablará en el siguiente
punto y del cual se anticipa un periodo opaco para la prensa de oposición, prevalece una
prensa sumisa y contrarevolucionaria.
1.7 La prensa en la Revolución
Durante más de 30 años de dictadura porfirista la prensa coexistió con un gobierno poco
amigable y que conforme pasaban los años se llevó a un amordazamiento insostenible tal
que al concluir la primera década del nuevo siglo, cayó el régimen dictatorial y la prensa
gozó nuevamente de libertad de expresión… misma que se convirtió en libertinaje.
Una mordaza es un instrumento que se pone en la boca para impedir el hablar, situación
que puede definir lo que en términos de libertad de expresión sucedió durante el mandato
del general Díaz.
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Francisco I. Madero al asumir la presidencia, luego de una lucha por la democracia, permitió
una libertad de prensa irrestricta que se volvió poco después contra él mismo. Por su parte,
Victoriano Huerta recurrió a la censura para acallar las demandas de democracia, libertad y
tierras. En este punto, cabe destacar una diferencia entre gobernantes, Luis Echeverría,
consciente del poder y de la ayuda al gobierno que resultaba de una buena relación con los
medios, basó su estilo de gobernar en el control informativo, ver capítulo 4.
En este periodo, ya iniciada la Revolución eran varios los periódicos que cooperaban al
rápido desprestigio del movimiento revolucionario y sus hombres, algunas de estas
publicaciones contrarrevolucionarias fueron El Imparcial, El País y La Nación.
La apertura informativa con total libertad y a posteriori de una dictadura militar fue una de
las imprevisiones que en mayor grado contribuyeron a la desgracia del presidente Madero,
pues permitió que miembros del antiguo régimen se reorganizaran y desde distintas
publicaciones arremetieran contra su gobierno y contra la Revolución.
El mapa periodístico en la gresca quedó comandada por tres grupos: a) la prensa
reaccionaria, por los antiguos porfiristas; b) la nueva prensa, por la alta burocracia; y c)
publicaciones clericales que asumieron una postura de oposición sistemática al gobierno
constitucional de Madero, que en conjunto y en forma delictuosa e impune mantuvieron un
ataque constante hasta lograr una cierta degradación moral del movimiento.
Así podemos nombrar a El Imparcial que fue dirigido por Rafael Reyes Espíndola y a La
tribuna, por Nemesio García Naranjo y José Luis Velasco. El escenario periodístico era el
reflejo directo de las pugnas entre los ideólogos de la lucha, estos dos periódicos
representaban el lado conservador de esa breve época.
El periodo histórico en cuestión marcó la pauta para una transición hacia una nueva era,
aunque distaría mucho de lo que la Revolución pretendía, que el punto básico al que me
quiero dirigir es este momento de vacío sin límites que se formó al final de la dictadura y
propagó una libertad extremosa en la prensa, además que la caricatura satírica se
popularizó como instrumento principal de información y adoctrinamiento.
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Por otro lado, la prensa que durante tantos años combatió al antiguo régimen ahora
quedaba representada por El Diario del Hogar, cuyo fundador Filomeno Mata falleció en
mayo de 1911 y ahora quedaba al mando de Juan Sarabia y Luis G. Mata.
Regeneración reaparece ese mismo año bajo la tutela de Jesús Flores Magón; así mismo,
luego de salir de prisión, Alfonso Barrera vuelve a editar el periódico Redención. La misión
de la prensa crítica fue combatir la permanencia de hombres que provinieran del gobierno
porfirista.
Para el periodismo reaccionario el empleo de la sátira impregnada sobre todo en la
caricatura, fue el instrumento más eficaz de la lucha; a través del dibujo se podía aleccionar
a los grupos populares en su mayoría analfabetas cuyo papel había sido decisivo en el
triunfo de Madero. Por medio de la caricatura se trataba de alentar el descontento popular
provocando la burla y el descrédito…. Por lo tanto haciendo un uso faccioso de la
información a estratos sociales literalmente ignorantes, mismos que representaban una
parte mayoritaria de la población.
Con este acto el tipo de prensa ya conocido y del que hemos abarcado anteriormente, no
tuvo mayor trascendencia. La Revolución perdió terreno al paso que cobraron fuerza los
antiguos órganos porfiristas y los nuevos periódicos antirrevolucionarios.
Los periódicos El Imparcial y El país, eran la voz escrita del Partido Católico Nacional,
presidido por Gabriel Fernández Somellera, aunque dicha agrupación política contaba con
su propio órgano de difusión: La Nación.
La prensa reaccionaria se caracterizó por una feroz crítica al maderismo, generaron encono
en la población y un efecto devastador, ejemplos de este tipo son los semanario La Risa,
Multicolor, Frivolidades, Ypiranga, TilínTilín, La Sátira, y el bisemanario Actualidades, el
cual alcanzó un tiraje de 20 mil ejemplares y fue una de las publicaciones que más hizo por
derrocar a Madero.
Al ser asesinado el presidente Madero y su Vicepresidente José María Pino Suárez, con
Huerta en el poder se cierra la corta pero particular libertad de expresión lograda durante
el periodo revolucionario y la prensa divide sus falanges en tres brigadas:
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1) La prensa de la metrópoli y de las poblaciones importantes en poder del régimen,
además de los ya mencionados semanarios y periódicos, ubicamos en este grupo a El
Noticioso, El Diario y El Independiente.
2) Los periódicos editados por mexicanos en el extranjero con el objetivo de dividir a los
revolucionarios. Solían hacerse pasar por un tipo de prensa independiente y antihuertista.
3) La prensa extranjera que solía alquilar sus columnas a los antirrevolucionarios
mexicanos como The Mexican Herald.
El periódico oficialista del gobierno de Huerta fue El Noticioso Mexicano, tenía dos ediciones
diarias y fue dirigido por Samuel G. Ávila y Ángel T. Montalvo. Entre las dos ediciones tenía
un tiraje de 48 mil ejemplares diarios. Su misión fue “la pacificación”, pretendían conseguir
el reconocimiento y la consolidación del gobierno, y destruir al zapatismo.
Al caer Victoriano Huerta, son los constitucionalistas, grupo que tomó el poder y que
pertenecían a la facción de Venustiano Carranza, los que reorientan la política editorial de la
prensa en México. Se pretendió unificar los ideales constitucionalistas en diversas
publicaciones, un ejemplo de ello son: La Prensa, dirigido por Antonio Rivera de la Torre y
redactado por Félix F. Palavicini; El Mexicano, en primera instancia; posteriormente se
unirían a la causa carrancista El Liberal, El Dictamen, La Opinión y El Demócrata, fundado
por Rafael Martínez.
En ese momento y hasta 1917, la atención se fijaría únicamente en los trabajos del Congreso
Constituyente de Querétaro, un año antes surge un periódico dotado de todos los adelantos
del periodismo moderno, con una fuerte influencia norteamericana y que en sus inicios fue
un gran difusor de aquella Convención de la cual se generaría la Constitución Mexicana,
hablo de El Universal y fue fundado por Palavicini.
Este medio representaría a la larga uno de los periódicos más influyentes de México y en el
siguiente apartado se hablará al respecto de este rotativo. Así, la prensa en la Revolución
fue un lapsus que implicó una fuerte ebullición de amplia libertad de expresión pero que
cayó en la sátira simple, burlona y facciosa.
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Fue un elemento para reorganizar a las diferentes facciones luego del movimiento armado y
denostar a las causas de la Revolución por lado, por el otro, derrocar al gobierno de Madero.
La prensa mexicana de principios del siglo XIX nació con un objetivo claro: informar a la
sociedad, de una forma independiente, acerca de los sucesos que conformaban la realidad
cotidiana, con un marcado sentido social y como una herramienta de análisis con miras a
una concientización del individuo, del ciudadano.
Es evidente que conforme fueron avanzando los años, desde ese primer número de El
Despertador Americano, la prensa, se volvió indispensable y tiene vital relevancia esta
herramienta informativa en el periodo de la Reforma cuando liberales y conservadores
encabezaran los diarios que marcaron las principales tendencias ideológico‐políticas del
México de principios del siglo XIX.
Los avances que la cultura liberal en el desarrollo de la libertad de expresión habían
permeado en la sociedad mexicana tuvieron sus periodos problemáticos y dependían del
gobierno en turno y que en momentos de dictaduras (Santa Anna y Díaz) realmente las
garantías individuales fueron una burla y el respeto se lo tuvo que ganar la prensa de
oposición al resistir los embates, al huir de las pesquisas… al caer en la cárcel y redactar
desde las celdas los textos que publicaban en sus páginas
Un vicio que se fomentó desde el gobierno juarista pero que se acentuó de manera
descarada en la dictadura porfirista fue la prensa subvencionada, un mal quehacer que
crece en momentos de crisis políticas para sostener un gobierno, pero en detrimento del
carácter social.
Al final, perduró la prensa de combate y grandes personajes en su momento simples
periodistas, hoy están en los libros de historia como valuartes, y que detrás de un medio
exigieron justicia, rendición de cuentas, pero sobre todo: ¡Tierra y Libertad!
Gracias al legado de la prensa escrita, podemos corroborar la importancia que tiene un
periódico para elaboración de una nueva visión de la realidad y por ende de la instauración
de un nuevo régimen. De la misma manera como Hidalgo, los hermanos Flores Magón
irradiaron nuevas ideas, en su momento la Contrarevolución lo hizo en las planas de los
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periódicos que albergaban a los “científicos” y que denostaron a la prensa revolucionaria y
al gobierno maderista.
Por otro lado, la prensa del siglo XX tuvo una fuerte influencia norteamericana en la noticia
versus el análisis o las editoriales como lo fue en la Reforma, aunque, esta forma de mayor
incisión fue retomada por el Excélsior de Julio Scherer con una importancia en los
reportajes en la investigación.
Scherer marcó historia y de su escuela se desprenden primero dos medios, los que
formaron el semanario Proceso y los que fundaron el diario Unomásuno, ambos críticos del
gobierno pero uno afín al equipo de Scherer y el otro identificado con Manuel Becerra
Acosta.
Tiempo después, nace La Jornada, proveniente de periodistas del Unomásuno y es desde la
misma iniciativa de aquellos profesionales del peridiodismo el darle un carácter
directamente social, además de conformar una cooperativa como medida de autonomía y
solvencia económica para poder existir sin necesidad primordial de las inserciones
oficiales.
Fue tanto la misma sociedad como los nuevos requerimientos en la oferta de la opinión
pública las que dieron origen a publicaciones como El Financiero en los ochenta, así como el
diario Reforma en los noventa.
El impulso a un periodismo con prioridad en los lectores resurge en los últimos 20 años del
siglo pasado como resultado de una mayor libertad pero sobre todo de una independencia
respecto a una prensa oficialista.
Ejemplos de esto son el periódico Machetarte, la revista Zócalo que cumplen una función en
la sociedad y que son autosustentables, además de que cubren un sector, el primero, un
rotativo con información que aqueja de la situación de las clases más desposeídas y la
función de las políticas públicas para enfrentar esa realidad, y el segundo, una revista
mensual que permite el análisis de los medios informativos, aunque pertenece a la rama de
prensa marginal.
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Desde una perspectiva académica, pese a que no sólo la prensa mexicana nos puede guiar
para conformar la historia nacional, es esta misma la que representa la prioridad que se le
da a la ciudadanía no sólo mediante la libertad de expresión, sino de políticas públicas, del
acceso a la información y al mismo tiempo, por la posibilidad de que existan periódicos
independientes.
Luego del estallido de la Revolución, se congregó a la élite política a que existiera una
convención en torno a una nueva Carta Magna y se acordó un tinte hegemónico de tono
carrancista; uno de los principales promotores fue El Universal de Palavicini, nuestro
siguiente tema.
50
II. LA PRENSA MODERNA MEXICANA
Muchos periódicos nacían en diversas ciudades del país […] No
tenían recursos para pagar agencias internacinales, por lo cual su
información era básicamente local. De la Ciudad de México
recibían un mensaje diario, de cincuenta a cien palabras, con tres o
cuatro noticias condensadas, que luego eran <infladas> con los
antecedentes que tenían los directores.
(Reed y Ruiz, 2007:303)
Durante la etapa de la prensa moderna destaca la creación de uno de los periódicos que a la
fecha es de los principales en circulación nacional: El Universal, fundado por Félix F.
Palavicini en 1916 con una fuerte influencia de la prensa norteamericana.
Al año siguiente se funda otro diario que sería pieza fundamental en la vida nacional en
décadas posteriores, fundado por Rafael Alducín y siguió el diseño del New York Times: El
Excélsior, el periódico de la vida Nacional. Cuando Julio Scherer García toma la batuta de la
dirección del Excélsior en el año de 1968, inicia una de las épocas más significantes de la
labor periodística y crea una escuela que dejará legado para la historia de la prensa
nacional.
Durante la dirección de Scherer (1968‐1976) Excélsior se convierte en un contrapeso del
poder en México, sobresale su grupo cercano de reporteros e intelectuales que le dieron un
sustento crítico, reporteril y de investigación al diario.
El 8 de julio de 1976 mediante una estrategia implementada por el gobierno de Echeverría,
Scherer fue expulsado de la dirección, y se impuso a Regino Díaz Redondo como su sucesor.
Julio Scherer y sus colaboradores cercanos abandonaron este diario luego de que se
consumara el “Golpe a Excélsior”. A partir de este momento comienza un nuevo periodismo
en México, en noviembre de ese año se funda el semanario Proceso dirigido por el ex
director del Excélsior y que contó de inicio con los periodistas Vicente Leñero, Miguel Ángel
51
Granados Chapa, Carlos Marín, entre otros. Este medio se consolida como opción a la
autonomía periodística y con un ideal de periodismo crítico.
Un año después se funda el diario Unomásuno, dirigido por Manuel Becerra hijo,
procedente él y su grupo de colaboradores del Excélsior de Julio Scherer. Este medio
revolucionó el fotoperiodismo en nuestro país y fue durante sus primeros siete años de
existencia uno de los periódicos críticos más importantes de México.
Al tener mayores dudas y formas de interpretar el ejercicio periodístico, parte de ese
equipo de trabajo que formó el Unomásuno y que ya no se sentía identificado con ese
rotativo, decidieron formar uno nuevo ya en la década de los 80s, uno abiertamente
civilista, con prioridad social y darle voz a quienes no la tienen: La Jornada, otro periódico
que al día de hoy, es de los principales a nivel nacional.
Fue en esa década que emergió una particular importancia respecto a los procesos
económicos de carácter mundial, y para cubrir esa necesidad informativa surge El
financiero que daba respuesta a las nuevas reformas neoliberales, que brindaba análisis de
mercados y retomaba una posición crítica en temas bursátiles.
La nueva prensa civilista no se completaría sin el surgimiento de otro de los diarios eje en
México: Reforma, propiedad de la familia Junco de la Vega y parte del Grupo Reforma, que
entre otros rotativos cuenta con la influyente publicación El Norte. El Reforma cuenta con
una distribución a nivel nacional, vigoriza la labor informativa y evoluciona el periodismo
nacional impulsando la autonomía editorial y financiera de un diario.
Revoluciona el periodismo debido a que separa su departamento comercial de su redacción
lo que le brinda una solidez en sus contenidos y una independencia financiera.
Para concluir con esta vista panorámica acerca de la prensa en México se retomará el tema
de la prensa marginal, sus principales características cuáles fueron sus exponentes más
conocidos y que lugar ocupa ahora en el ejercicio periodístico en nuestro país.
Para explicar el momento actual en este tipo de prensa se abordará al periódico
“underground” Machetearte, que se distribuye en vagones del metro de la ciudad de México,
52
y es un medio cuyo origen tiene un nexo con una publicación de los 80s más analítica y para
gente especializada en movimientos sociales (El Chido), pero que para que cubriera una
distribución diaria adoptó la noticia corta y con una línea editorial identificada con las
cuestiones populares y de las clases marginadas. Sus miembros no reciben paga, pues son
colaboraciones.
Para completar este análisis de la prensa marginal revisaremos a la revista Zócalo, fundada
en el año 2000, en un momento de plena transición política en México y una etapa de mayor
envolvimiento de la sociedad respecto al acceso a la información.
Esta revista, originalmente en formato de periódico y de carácter mensual, surge con el
objetivo de brindar a la sociedad herramientas necesarias para consumir medios
electrónicos, de analizar las reformas que repercuten en el uso del espectro radio
electrónico, de educar a sus lectores respecto a temas de medios de comunicación.
2.1 El Universal
El diario El Universal nació el 1º de octubre de 1916, fue fundado por el ingeniero Félix
Fulgencio Palavicini, miembro del Congreso Constituyente de Querétaro.7 El objetivo de la
publicación fue exponer los ideales provenientes de la Revolución Mexicana y tenía el lema
de “Diario político de la mañana”, en sus talleres se imprimió la primera Constitución
Política de 1917.
En 1921, se agregó el lema “El Gran Diario de México”. Tuvo muy buena aceptación por
parte de los lectores y al año siguiente , en 1922 lanza su edición vespertina El Universal
Gráfico, fue el pionero en este tipo de publicaciones en el país.
7 También formaron parte del Congreso políticos y militares destacados, como: Luis Manuel Rojas, Ignacio L. Pesqueira, Esteban Baca Calderón, Amado Aguirre, Cándido Aguilar, Pastor Rouaix, Heriberto Jara, Juan de
Dios Bojórquez y Francisco J. Múgica, entre otros. El uno de diciembre de 1916 se abrió el período único de
sesiones del Congreso Constituyente de los Estados Unidos Mexicanos, presidido por el diputado Luis Manuel
Rojas y la presencia de Venustiano Carranza, Jefe del ejercito constitucionalista y encargado del Poder
Ejecutivo del País. El 5 de febrero de 1917, por bando solemne se promulgó en el Palacio de Gobierno (mejor
conocido como “Casa Mota”).
53
La aportación de El Universal radicó en la contratación de los servicios de agencias
noticiosas y que enviaba corresponsales al interior de la república y al extranjero. Vía
telegrama era recibida la información de sus enviados. En otras palabras se inauguraba una
nueva época del periodismo mexicano, con una marcada influencia norteamericana.
Conforme la actividad posrevolucionaria se iba convirtiendo en un pacto entre élites para
darle cierta gobernabilidad al país, El Universal cambia su enfoque editorial, deja una visión
puramente constitucionalista y se adapta al nuevo periodo, a principios de la tercera década
del siglo XX incorpora distintos matices en sus contenidos, de este aspecto se deriva el
cambio en el lema del diario.
La característica básica de la influencia que tuvo este periódico fue que ante la incursión de
las nuevas tecnologías, fue un periódico que siempre pretendió estar a la vanguardia, y
privilegió a los avances tecnológicos y por ende se priorizó la noticia. Como ejemplo,
durante la Segunda Guerra Mundial, recibía fotografías vía hilo telegráfico, tomadas en los
campos de batalla.
En 1940, el propietario era Miguel Lanz Duret, y a partir del 23 de octubre de 1969, Juan
Francisco Ealy Ortiz asume la Presidencia y la Dirección General del diario. A la fecha este
rotativo es uno de los tres principales a nivel nacional.
2.2 El Excélsior
Es el segundo periódico más antiguo de la capital mexicana. El Excélsior se publicó por
primera vez el 18 de marzo de 1917. Fue fundado por Rafael Alducín.
Este diario empleó como modelo a su antecedente directo, El Imparcial, con una visión de
empresa que por medio de la publicidad generaban ingresos que la hacían sustentable.
Luego de 7 años de haber nacido, falleció su fundador, quien le delegó a su familia la
conducción del periódico.
A partir de ese momento y hasta pasada la segunda mitad del siglo XX, la vida de ese diario
fue de una política editorial oscilante, quedó preso de las pugnas entre políticos y luego
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cayó en quiebra. Aunque el origen fue una empresa familiar, posteriormente se formó una
sociedad cooperativa para darle viabilidad al periódico.
Desde una perspectiva de periodismo norteamericano fue crítico del poder, hasta que en
1924, Rodrigo de Llano fue nombrado Director General, quien brindó apoyo a la causa
cristera en el final del México revolucionario, lo que le ganó la enemistad del fundador del
sistema político mexicano que gobernaría a nuestro país durante 71 años: Plutarco Elías
Calles.
Bajo la dirección de Rodrigo del Llano y de Gilberto Figueroa, personajes míticos se
consolidó como una de las principales instituciones periodísticas a nivel nacional. Figueroa
fue contador público y se caracterizaba por ser religioso. Se encargó de organizar la
administración de la cooperativa, misma que al pasar los años logró una buena estabilidad
financiera.
Rodrigo del llano, originario de Monterrey había sido reportero y luego jefe de información
del El Imparcial. En 1914 fundó una agencia de publicidad en Nueva York, con una línea
editorial muy similar al New York Times.
Esta segunda etapa del Excélsior es relatada por Marcelo Castillero del Saz en su artículo
publicado en el suplemente La Jornada Semanal (31/12/2005 No. 565):
“La mayoría de los colaboradores de las páginas editoriales, adictos a la política
estadounidense, combatían con tenacidad cualquier asomo de izquierdismo. La mayoría de
los reporteros gozaban de privilegios concomitantes a su trabajo pues, a más de su paga
semanaria, buena parte de ellos disfrutaba de las prebendas económicas que el aparato
corruptor del sistema otorgaba. Una minoría dorada se distinguió siempre por su inflexible
honestidad y fue, sin duda, el semillero que generó el nuevo Excélsior. Con un apacible y
simulado conformismo, transcurrió así la segunda etapa en la vida del periódico”.
En 1962 fallecieron Figueroa y del Llano. La asamblea de socios nombró a Manuel Becerra
Acosta director, quien contaba con una amplia experiencia periodística y además era
apoyado por el joven reportero Julio Scherer García, quien desde entonces fungía como su
auxiliar.
55
En agosto de ese año, muere Manuel Becerra Acosta, Julio Scherer asume la dirección el 31
de agosto de 1968, quien modificó las políticas editoriales conservadoras del diario, y
propuso un nuevo modelo en el periodismo mexicano.
Bajo la dirección de Scherer, el Excélsior fue el periódico más importante de México y uno
de los más influyentes en América Latina.
2.3 El caso Excélsior
Nombrado Director General y hasta 1976, Julio Scherer García introdujo un periodismo de
investigación y formó un grupo de profesionales que a la postre serían clave en el
periodismo nacional.
Las planas de ese diario compartían plumas brillantes, plurales y de todas las edades.
Scherer apostó por un periodismo propositivo y democrático. Contaba con su grupo
cercano de nuevos reporteros y existía la Cooperativa del Excélsior con sus 1300 socios. 52
años después de haber surgido, bajo una nueva dirección fijó su ideario y el nuevo rumbo
laboral y ético dentro de la cooperativa:
La vocación periodística del medio significó para el aparato de estado no sólo una piedra en
el zapato, sino una afrenta al poder que se sustentaba con la premisa: una honesta
consciencia individual.
En pocos meses con base en su contenido, en una buena administración, en una innovadora
técnica de disciplina reporteril, se convirtió en la institución periodística más importante
del país.
Personalidades como el caricaturista Abel Quezada; el cronista Carlos Monsiváis, el poeta
José Emilio Pacheco; Alejandro Gómez Arias; Miguel Ángel Granados Chapa, Vicente
Leñero… todos ellos figuras galardonadas por su exitosa carrera profesional y legado a la
cultura y a la sociedad actualmente, pero en ese momento, sólo colaboradores y críticos del
sistema.
El Excélsior de Scherer tomó una actitud crítica hacia el gobierno, acción impulsada por su
grupo cercano e identificado con las ideas del director; mientras tanto la cooperativa no
56
veía con simpatía ese tipo de actos, eran personas acostumbradas a una política editorial
moderada y de derecha. Para ellos ser críticos podía provocar inestabilidad debido al
contenido. En este tono, giró la vida interna del periódico, con un grupo de profesionales
que proponía una línea más especializada y que se confrontaba con los miembros de la
cooperativa.
La propuesta editorial pretendió consensuar al rotativo con la prensa del exterior, la
academia y las universidades, fue así que en muy poco tiempo este diario “A falta de un
poder legislativo fuerte y de partidos políticos vigorosos, el Ejecutivo sólo tenía el
contrapeso de Excélsior. Y pronto se hizo inmanejable”. Revista Viceversa (Especial
Excélsior, p. 37).
Llegó a ser considerado uno de los diez mejores periódicos del mundo en un país como
México en pleno apogeo de la “dictadura perfecta”… el PRI, en su máximo esplendor con
Luis Echeverría a la cabeza y con una forma particular: se intenta hacer denuncias sobre
problemas económicos, políticos y sociales, resultando afectados, con ello, tanto facciones
del sector público como del sector privado.
De las plumas más respetables, fue Daniel Cosío Villegas. Al mismo tiempo la imagen gráfica
cobró importancia en el diarismo mexicano a través del Excélsior.
Regino Díaz Redondo era el responsable de controlar a las bases (la cooperativa), él fue uno
de los 14 miembros que apoyó a Scherer para que se consolidara como Director. Conforme
avanzó el sexenio echeverrista se profundizó el problema de comunicación entre este
medio y el gobierno hasta que fue inevitable la ruptura.
El 8 de julio de 1976 comenzó una nueva era de transformación y de mayor independencia
para el periodismo mexicano, por medio de un golpe interno, orquestado por el titular del
ejecutivo, Luis Echeverría y ejecutado por Regino Díaz Redondo, se ordenó la destitución
de Scherer de la dirección y así culminó una tribuna ciudadana libre y crítica.
Lo que pasaría después es la salida de reporteros, editorialistas y gente afin a Julio Scherer y
quienes formarían después otros medios, de los que destacan Proceso, Unomásuno y La
Jornada.
57
En 1973 ya se notaba la respuesta de inconformidad respecto al ejercicio periodístico que
venía realizando Excélsior. Un boicot de la iniciativa privada contra el diario hace que éste
pierda todos sus anuncios, a lo que el gobierno de Echeverría responde con apoyo
contratando anuncios de paraestatales.
En 1976 ya no hubo más apoyo de ninguna índole y con el golpe interno al Excélsior se
cierra un capítulo de un nuevo periodismo que se dedicó a denunciar cacicazgos e
ineficiencias, corruptelas y abusos de poder, darle voz a sectores tradicionalmente
silenciados y proponiendo editoriales con verdadero contenido, mismas que eran hechas
por las ya notables plumas de Hero Rodríguez Toro, Miguel López Azuara y Miguel Ángel
Granados Chapa.
El grupo de Julio Scherer ese mismo año lanzaría un nuevo semanario que al día de hoy
continúa siendo elemental para el periodismo de información en nuestro país y que durante
más de 30 años se ha mantenido en la lucha por la construcción de una prensa crítica:
Proceso.
2.4 Proceso
Los aficionados al box sabemos que no hay golpe como el
gancho al hígado.
Julio Scherer García
El semanario Proceso nació el 6 de noviembre de 1976, es un medio testigo que desde
entonces ha dado testimonio de la vida pública de este país.
Julio Scherer, meses antes de ver el primer número de Proceso sabía que la defensa por el
periodismo que había creado requería continuidad, y aún vulnerado por la irrupción en el
periódico que dirigió veía al presidente en turno como un “boxeador sucio”. El 19 de julio de
ese año, días después de haber abandonado el Excélsior, Scherer y su equipo conformaron la
agencia de información Comunicación e Información, S.A. de C.V.
El proyecto fue presentado en el salón del Ángel del Hotel María Isabel en la Ciudad de
México, ante la iniciativa privada y amigos cercanos. Se superó la mala costumbre a
58
resignarse y reinstalarse al viejo sistema; se fortaleció a la libertad de expresión y se
instauraba una oportunidad de información y poder para la opinión pública.
CISA, antecedente de Proceso, allanó el camino para que el ahora semanario político
imprimiera su primer número y, gracias al apoyo de José Pagés Llergo quien prestó la
imprenta y oficinas de la revista Siempre!.
La editorial del primer número describe el objetivo de este medio: Esta publicación surge
entre dificultades remontadas penosamente al calor de la lucha por la libertad de expresión,
lucha perenne entre la prensa que busca ser responsable y el poder que no se ciñe a la
legitimidad.
El objetivo de Proceso fue revelar los temas que no se exploran en la prensa, documentar
hechos de carácter relevante que difícilmente aparecerán en radio o televisión. Es un
periodismo hipercrítico, una auténtica prensa de combate del siglo XX y a la fecha.
Mediante la investigación, el reportaje y sus portadas se pretendió contribuir a que la
nación se conozca a sí misma, para que a partir de su propia conciencia, pueda delinear su
porvenir. El contenido es reflejo de la sociedad civil para darle herramientas suficientes y
hacerla activa y vigorosa.
Sus contenidos daban sustento a declaraciones comunes del tipo “había muchas cosas en la
vida pública mexicana que no se podían leer más que en Proceso”. Dichos reportajes en
realidad fueron escándalos de corrupción por parte de funcionarios, crímenes políticos,
expedientes comprometedores, trayectorias personales, negocios ilícitos, transacciones
dudosas, medidas erráticas (políticas públicas), secretos que integran esa tupida red de
complicidades que sustenta el sistema político mexicano.
Con esta proclama, a lo que el periodismo de investigación se enfrentaría sería a medidas de
control gubernamental como en el sexenio de José López Portillo, primero le suspendería el
acceso a los reporteros a eventos y reuniones públicas y posteriormente vendría el
ahorcamiento por medio de no anunciar publicidad oficial en el semanario, con la famosa
frase : no pago para que me peguen.
59
Proceso en gran medida depende de sus lectores como medio se subsistencia y además
presenta, como lo sería un semanario del siglo XIX, un retrato de la vida política nacional a
través de la caricatura: con miembros destacados como Naranjo, Hernández, Helguera,
Efren; su antecedente sería El hijo del Ahuizote de Manuel Cabrera.
Desde su inicio ha contado con una rica sección cultural, muchos años dirigida y fundada
por Vicente Leñero y Armando Ponce. Está integrada por un apartado destinado a la crítica
de libros, otro a crítica de medios, cuya responsable es Florence Toussaint; actualmente es
dirigida por Rafael Rodríguez Castañeda.
El 4 de abril de 2010, en la edición 1744 de Proceso, el ex director de ese semanario sale en
la portada de la revista junto a uno de los personajes centrales del narcotráfico mexicano
miembro de Cártel de Sinaloa y mano derecha de Joaquín “el Chapo” Guzmán, hablo de
Ismael “el mayo” Zambada.
En ese número se publicó la entrevista que el periodista realizó “en algún lugar” de nuestro
país al narcotraficante que forma parte de la principal organización criminal del país.
El primer diálogo que aparece por parte de Zambada, es en referencia a Sherer y le dijo:
“Tenía muchas ganas de conocerlo”… a lo que el periodista respondió “Muchas gracias” e
inicio la charla.
Es de destacar lo siguiente, nuevamente de voz “del mayo”: “He leído sus libros y usted no
miente”. La conversación se manejó en los linderos del narcotráfico en México, de su lugar
en la sociedad y de lo que puede decir un narco a un periodista. La charla terminó cuando
Zambada le dice a Scherer “¿Nos tomamos una foto?”.
Este ejercicio periodístico de gran valor (como lo define el columnista Julio Hernández
López en el Astillero [8/04/2010]) se dio en un contexto donde el actual gobierno mantiene
una “guerra contra el narcotráfico” y el ambiente político y social vive una descomposición
sin precedentes.
Esa entrevista representa lo que ha sido Proceso, lo que su fundador manifiesta… “los
periodistas tenemos el azar de nuestro lado: tarde o temprano todo se sabe”. Y el
60
periodismo, herramienta de la sociedad tiene una máxima: El tiempo hace suya la historia y
la hace sin retórica.
Desde hace más de 30 años, luego de la artera intromisión al Excélsior, el periodismo
ejercido por Proceso denota elementos imprescindibles de análisis que a la fecha ayudan a
comprender la realidad en una sociedad como la nuestra.
Me ocurre pensar que si mirara a Echeverría a punto de dar un paso en el vacío, no tendría
valor para gritarle: “¡Cuidado, Luis!”: Julio Scherer García. Proceso. Edición de 30
aniversario.
Un año después de la salida de Scherer, se fundaría un periódico que durante sus primeros
7 años fue el principal diario en nuestro país, creado por ex miembros del Excélsior pero
identificados con la figura de Manuel Becerra, así iniciaría el ya inminente cambio diarístico
en México con el Unomásuno.
2.5 Unomásuno
Una forma de entender a Manuel y aquel unomásuno es
revisar su relación con la fotografía.
Juan Pablo Becerra Acosta
A finales de 2010 se dedicó una serie de conferencias en honor a Manuel Becerra Acosta,
quien fuera un periodista lúcido, que trabajó al lado de Julio Scherer cuando estuvieron
juntos en el Excélsior y que a partir de 1976 tomaron caminos distintos, uno fundó un
semanario y el otro dirigiría a un nuevo diario, el Unomásuno.
El tema fue A diez años de la muerte de Manuel Becerra y el contenido íntegro se puede
hallar en su página de Facebook el cual ilustra desde la perspectiva de los mismos
periodistas que laboraron en ese diario cómo se vivió ese ejercicio periodístico.
Durante el sexenio echeverrista el ejercicio periodístico en México era un instrumento de
poder, aunque con sus notables excepciones, eran poquísimos los medios impresos y los
periodistas que practicaron un periodismo crítico.
61
En Unomásuno confluyeron periodistas nacionales y de otros países, los últimos en su
mayoría perseguidos políticos de centro y Sudamérica. Este diario se caracterizó por
innovar desde un principio el concepto cotidiano de los diarios en México, producto de la
experiencia de sus integrantes en el Excélsior.
Se caracterizó por el rescate del reportaje como elemento central, la crónica como aspecto
evocativo de un hecho, la entrevista como documento de fondo, las notas del día con
elementos de exclusividad, el cartón como editorial, la fotografía no como complemento de
la nota sino como nota en sí. Los reportajes seriados hasta agotar el tema fueron otra
aportación invaluable para el lector. Pero sobre todo el compromiso social del diario que
resultaba sumamente incomodo para el sistema.
Ese periódico contó con la incorporación de académicos e intelectuales en sus páginas y
guiaron el contenido hacia un sector de la población no contemplado por otros medios… a
los más desprotegidos, a los trabajadores, a los campesinos, a los indígenas y a los
estudiantes.
Entre estas mentes brillantes que impulsaron el ejercicio periodístico ya dentro de un
enfoque civilista encontramos a Miguel Ángel Granados Chapa, Octavio Rodríguez Araujo y
al notable Fernando Benítez.
“Gracias a la gesta de Excélsior, la prensa mexicana […] se adentraba en un nuevo camino al
que a fines de 1977 entró el diario Unomásuno” (Musacchio, 2010:99).
Este medio como se menciona en líneas anteriores creó una forma nutrida de periodismo,
un grupo muy particular y una influencia en la escena nacional que se caracterizó por
mantenerse en torno a Becerra Acosta y tener una misión: servir a la sociedad con un
periodismo libre de ataduras y compromisos con el poder. “Usted y nosotros”, rezaba el
lema.
A partir de su primer número publicado del 14 de noviembre de 1977 y hasta el sexenio
salinista, el Unomásuno fue protagonista del cambio democrático en el país y es considero
durante ese periodo como el posgrado de muchos reporteros, de los cuales, varios de ellos
62
hoy son directivos de otros diarios, fue un periódico que tenía una meta: especialización del
periodismo con investigación social, o bien, el periodista y la gente.
El Unomásuno adoptó el formato tabloide por razones de facilidad de lectura y de
impresión, tomó en cuenta a los diarios extranjeros Le Monde, de París; La Repubbica, de
Roma; La Opinión, de Buenos Aires para su conformación. Se descartó el uso de color, para
asignarle un carácter serio, por lo que se imprimió en blanco y negro.
No contaba con página editorial y los artículos de análisis y opinión se distribuían entre las
secciones correspondientes de su materia. Optaron por un uso no común (puritano) del
lenguaje pues su perspectiva era incluir a todos los sectores de la sociedad por medio de un
lenguaje liberador.
¿Por qué fue “uno de los grandes” en su momento este diario (hoy condenado a una pobreza
periodística)? Porque se ocupaba de diseccionar las entrañas del poder, sobre todo por
retratar diariamente el México existente.
2.5.1 La fotografía del Unomásuno: fotoperiodismo de vanguardia
La fotografía fue pieza eje en este periódico y en su contenido se podía encontrar en forma
gráfica, profunda y nítida la vida de un campesino, de un indígena, de los mineros, los
ferrocarrileros, los pescadores, los artesanos, los obreros, los albañiles, los policías, las
prostitutas, los desplazados, los pandilleros, las chicas bien, guerrilleros, pontífices,
estudiantes, millonarios, ríos, mares contaminados, muertos, pepenadores, cineastas,
caciques, intelectuales y yuppies.
La intención de Manuel Becerra era estimular a la inteligencia por medio de la fotografía,
unir la mirada del lector con su propio pensamiento. Era contar una historia por sí misma.
Se rechazaba el adorno innecesario y se buscaba más la parte humana.
Dentro del periodismo nacional, Becerra fue uno de los pioneros en contemplar al
fotoperiodismo como una pieza fundamental en la construcción de un diario, apreciaba el
trabajo de los fotógrafos y otorgó uno de los principales logros en esa época: que se
imprimiera el nombre del fotógrafo junto a su trabajo. Algo inédito hasta entonces.
63
El lugar que tuvo la imagen gráfica en ese medio impreso cumplía una necesidad
informativa que despojaba todo convencionalismo porque además de contar con cualidades
plásticas despojaba a la típica foto oficialista y así dio inicio a la era crítica‐analítica a través
de las imágenes.
Un ejemplo de ese cambio editorial fue mostrar a la figura del Presidente de la República
(un ente intocable) a través de la óptica crítica: en las páginas del rotativo se mostraron las
diferentes facetas de José López Portillo exhibiendo por medio de la imagen su carácter
autoritario, populista, déspota, solemne, seductor.
Manuel Becerra era además, un amante de la fotografía, detrás de su escritorio solía
guardar los mejores trabajos fotoperiodísticos que a su gusto eran dignos de
contemplarse… entre los autores de dicha obra podemos encontrar a Héctor García, Christa
Cowrie, Marta Zarak, Pedro Valtierra, David Hernández, Miguel Castillo, Aarón Sánchez,
Armando Salgado, José Luis Rocha, Luis Borboa, Lázaro González, Fernando Franco, Flor de
María Cordero y Gustavo Miranda.
2.5.2 La Ruptura
Siete años luego de la fundación de este dinámico diario, el 8 de diciembre de 1983, un
grupo de periodistas dentro de los cuales se encontraba Miguel Ángel Granados Chapa…
publicaron “¿Por qué nos fuimos de Unomásuno?” en la revista Siempre! De José Pagés
Llergo.
La política editorial ya no era afín a todos los miembros del equipo y se acusaba al director
Manuel Becerra de una tendencia conservadora poco visible aún hacia el exterior y se le
acusaba de traidor.
Los inconformes abandonarían el Unomásuno, entre ellos: Carlos Payán (futuro director y
fundador de La Jornada) y Carmen Lira (hoy directora de La Jornada).
Efectivamente, de la incursión de varios periodistas provenientes del Excélsior de Julio
Scherer y luego formadores del Unomásuno, se fundaría un año más tarde en una
64
emblemática fecha el periódico La Jornada… 19 de septiembre de 1984, y con ello concluye
un ciclo periodístico pero anuncia la llegada de una nueva era en la prensa nacional.
2.6 La Jornada
Durante alrededor de cinco horas que duró la charla
entrevista –incluido el almuerzo– con La Jornada, Fidel
aborda los más diversos temas.
Entrevista a Fidel Castro por parte de Carmen Lira Saade
30/08/2010
La Jornada se publicó por primera el 19 de septiembre de 1984. Los fundadores de este
diario pretendieron formalizar una publicación que ejerciera la oportunidad de brindar voz
a quienes no la poseen; a apoyar con firmeza las causas y demandas sociales que la
ciudadanía exige sean presentadas ante la opinión pública.
El primer ejemplar contó con 32 páginas y para llegar a él, existió una reunión entre 70
periodistas y escritores, entre quienes destacaban Pablo González Casanova, Carlos Payán
Velver (primer director del periódico), Miguel Ángel Granados Chapa, personajes que
postulaban una nueva forma no sólo de informar, sino de organizar a una publicación.
El estilo consistió en crear una empresa constituida por gran cantidad de pequeños
inversionistas a manera de contener un capital atomizado y democrático el cual no
dependiera de influencias externas para su manutención.
En los ochentas los medios informativos no contaban con credibilidad, se les veía como
afines al estado y casi se podría afirmar, que formaban parte del mismo sistema político
mexicano, medios desequilibrados y con tendencia conservadora, una simple y llana lógica
mercantil y con contenido que no responde a la demanda social sino al status quo salvo
claras excepciones, como Unomásuno y Proceso.
“en México hacía falta mantener y profundizar la línea de periodismo que había empezado
en Excélsior, que surgió en Proceso y el viejo Unomásuno y que se consolidó con el
surgimiento de La Jornada” (Musacchio, 2010:134). En realidad, cuando el periodismo
mexicano llega a la década de los ochenta, una nueva ola de periodistas independientes y
65
autónomos ejercen control desde las salas de redacción y reinterpretan al periodismo, y
muestran en su ejercicio profesional un nuevo objetivo que tiene que ver con los valores y
la sociedad civil, muchos de ellos provienen de aquel Excélsior de Scherer y en el caso de La
Jornada, gran parte de sus fundadores, a su vez, habían sido fundadores del Unomásuno.
Entre algunos de los que dieron vida e impulso a esa publicación se ubican (además de los
ya mencionados anteriormente): Carmen Lira Saade (actual directora), Miguel Concha,
Ángeles Mastretta, Carlos Monsiváis, Eduardo Montes, Elena Poniatowska y Gabriel García
Márquez.
Luis Ángeles sugirió el nombre del diario, el cual hacía referencia a la gran cantidad de
periódicos norteamericanos que se llamaban “Journal”, además que tenía un antecedente de
nombre similar pero en 1906, Jornal Económico de Veracruz dirigido por Manuel López
Bueno.
Este periódico en formato tabloide, con un diseño que le da prioridad al texto frente a la
imagen, tuvo un auge importante por un hecho circunstancial en la historia de nuestro
país.
En el año de 1994, con un sentido independiente fue junto con el rotativo El Financiero, los
únicos que cubrieron el levantamiento armado en Chiapas del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional. Hecho que significó la consolidación de un nuevo frente de opinión
pública, más plural, más enfocada a lo igualitario y que por medio de sus páginas dejó
entrever la división profunda que ya existía en la sociedad mexicana, que se vivía a diario
pero que ningún medio lo publicaba ya sea por servilismo al gobierno o por mero
desinterés.
Actualmente es uno de los tres diarios más importantes de circulación nacional, cuenta con
colaboradores de talla internacional, como alguna vez lo fue el recién fallecido premio nobel
de literatura José Saramago. Es un periódico con un enfoque social y que se identifica con
ideales liberales. En esa época de principios de los ochenta surgiría otro diario muy
importante, pero éste daría cuenta de los asuntos de dinero, en un principio y
66
posteriormente “con gran despliegue se crearon las secciones de política nacional y política
internacional, así como las páginas editoriales” (Musacchio, 2010:173): El Financiero.
2.7 El Financiero
Esta publicación es producto de una respuesta a una forma sencilla y clara de acceder a la
información, surge en octubre de 1981, con un tiraje de 10 mil ejemplares y que constaba
de 24 páginas en su edición inicial, con una circulación de lunes a viernes, cual semana
inglesa de los mercados bursátiles.
A partir de 1976, en pleno gobierno del genocida Luis Echeverría Álvarez, la economía
mexicana entró en picada y la cuestión política debía ser complementada con los aspectos
financieros que bien se pondrían en boga en las vísperas de la emergencia del
neoliberalismo.
Pese a contar con un presupuesto limitado en un principio, innovó formas de llegar a su
público; tuvo una distribución gratuita en los vuelos de las aerolíneas, en los hoteles, en
restoranes de prestigio, así como en oficinas públicas y privadas de alto nivel.
El fundador de la columna Frentes Políticos del diario Excélsior, Rogelio Cárdenas Pérez
Redondo fue también quien dio origen a este diario de información económica y financiera.
Contemporáneo a una situación financiera del país, que pasó de una idea de prosperidad
(por el auge petrolero) a una de sus crisis más agudas que influyeron y determinaron en la
nacionalización de la banca y el control de cambios, El periódico El Financiero se presenta
como una nueva opción de acceso a la información ya en el sexenio de José López Portillo, el
primer tecnócrata en la silla presidencial.
Al morir Cárdenas Pérez redondo, queda su hijo, Rogelio Cárdenas Sarmiento como director
general. Licenciado en Economía por la Universidad Anáhuac, se especializó en economía
petrolera en París. En 1964 su padre fue nombrado director de prensa de PEMEX, cuando
Jesús Reyes Heroles fue designado Director General de ese organismo.
Años después, surge la agencia Informex, misma que daría paso al rotativo del cual estamos
hablando.
67
En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, pieza eje de la transición clásica priísta a la
tecnocrática y emanado del primer fraude electoral en México, El Financiero resistió
muchas presiones por parte del gobierno salinista, pues el ejecutivo discrepaba
rotundamente por el criterio editorial del diario y como “castigo” acotó tajantemente el
acceso a todo personal del diario a información oficial, además de cancelar publicidad
gubernamental en ese rotativo.
“al empezar los años noventa, El Financiero se colocó como el periódico líder […] En los
últimos meses de 1992, Rogelio Cárdenas decidió aprovechar el auge para salir todos los
días de la semana y no sólo de lunes a viernes” (Musacchio, 2010:175). Como ya lo
mencionaré en el capítulo 4, además de la prensa cívica, existió otro modelo que surgió en
ese momento y cuyo contenido se identificaba con información de mercados y valores, por
otro lado, la apertura comercial que se vivió en México implicó una mayor demanda de
noticias de carácter diverso, es decir, más allá de lo nacional.
Es el único periódico en nuestro país que tiene varias plantas en México y en el extranjero
(D.F., Monterrey, Jalisco, Mérida y Los Ángeles); Alejandro Ramos Esquivel es el director de
las ediciones en los estados.
Cabe mencionar que Miguel Ángel Granados Chapa laboró en cada una de las publicaciones
que hemos ido describiendo, desde el Excélsior, Proceso, Unomásuno, La Jornada y El
Financiero, siendo un elemento indispensable y de gran valuarte en cada uno de ellos. A
finales de 1993, Granados Chapa dejaría a El Financiero para colaborar con la fundación de
otro prestigioso periódico: Reforma.
2.8 Reforma
El periódico El Norte, editado en la ciudad de Monterrey se había convertido en la década de
los noventa en el diario más influyente de la frontera, bajo la dirección de Alejandro Junco
de la Vega, sin embargo, su contenido era dirigido a un público zonal y marcadamete
empresarial, por lo que se optó por diseñar uno nuevo de distribución nacional y que
tuviera su sede en la ciudad de México.
68
El Reforma implementó la innovación en el campo periodístico en un aspecto de
independencia editorial, separó la división comercial de la editorial, lo cual le imprimió
mayor autonomía en la información que difundía y así evitar la colusión con los anunciantes
a modo de favor.
El 20 de noviembre, día en que se conmemora el inicio de la Revolución Mexicana y
estipulado como fecha festiva en el calendario laboral, no se trabaja, por lo tanto, los
vendedores en los puestos de periódicos tampoco, sin embargo ese día se lanzó a la venta
esta publicación por primera vez en el año de 1993… y fueron los mismos periodistas,
directivos y celebridades quienes salieron a las calles a vender el diario.
Grupo Reforma nació en el año de 1922 al fundar el periódico El Sol, en abril; 16 años
después, en 1938 surge El Norte y sucesivamente: Metro, de Monterrey, en 1988; Reforma,
en 1993; Palabra, de Saltillo, en 1997; El Metro, en la Ciudad de México, así como Mural de
Guadalajara, en 1998; El Metro Saltillo, en 2004; Metro Guadalajara, en 2005, Metro Estado
de México en 2007 y Metro Puebla en 2008.
La importancia de que existan varias publicaciones del estilo de El Metro, se refleja en su
contenido editorial, el cual, como se explicará en líneas posteriores, se crea mediante un
consejo editorial en el periódico Reforma, la línea principal que se acuerde en dicho diario,
será la línea que segirán los demás periódicos del grupo.
Este grupo periodístico es propiedad de la familia Junco de la Vega. Fue Celedonio Junco de
la Vega quien de enero de 1919 a abril de 1922 se desenvolvió como el primer editorialista
de El porvenir.
Su hijo mayor, Rodolfo Junco Voight fundó el vespertino El Sol, también en el 22; esposo de
María Teresa Gómez, recibió apoyo de la familia Martínez Echartea y así inició la travesía.
Producto de los cambios políticos en el México post revolucionario, con el apoyo del
industrial regiomontano Luis G. Sada, se fundó el periódico El Norte, un foro para la gente
de esa región. Apareció el 15 de septiembre de 1938, contaba con 8 páginas y se vendía a 15
centavos con un tiraje de 15 mil ejemplares.
69
En 1973, el nieto Alejandro Junco hereda el grupo editorial y lo transforma, trabaja junto
con Ramón Alberto Gómez García y le da un nuevo empuje al diario.
Como ya se mencionará posteriormente en el capítulo 4 las redes de distribución de todos
los diarios representaban una verdadera jerarquía y en parte importante, de ese poder
corrupto dependía que el periódico llegara a los lectores.
Reforma, sin embargo, contaban con los recursos necesarios, implementó su propia red de
distribución… así como nació, en las calles. En 1994 se probó una forma de romper la
barrera de esa jerarquía dominante en la ciudad de México, luego de sufrir boicot decidió
congregar el apoyo de sus lectores, de intelectuales, de artistas y periodistas… en las calles
se pudo observar a grandes figuras mexicanas como el recién fallecido Germán Dehesa o al
maestro Granados Chapa vendiendo el periódico, como si fuera un voceador.
En la cuestión informativa, Grupo Reforma es una variante sui generis vanguardista del
periodismo, ya que uno de los pilares de su modelo son los Consejos Editoriales… cada
sección del diario cuenta con la suya y se conforma por un grupo de personas líderes en el
área de interés y también con el público, entonces, se les congrega una vez por semana o
mes para establecer la agenda editorial de esa sección.
Su margen de acción implica que tienen completa libertad de acción para establecer agenda
sobre lo que el periódico está cubriendo. La estructura de ese consejo se rige por el editor
de esa sección y los miembros de tal consejo editorial son por lo general: un diputado, un
senador, varios políticos, algún miembro de las ONG, así como lectores (civiles)… amas de
casa, estudiantes, etc.
Las reuniones se dividen en dos partes, en la primera se habla del contenido de esa sección,
qué se ha publicado, qué se ha hecho bien o mal; mediante el consenso se opina.
Posteriormente, la segunda parte implica darle solución a esas opiniones y aclarar cómo se
debe tratar ahora la información y qué eventos se deben cubrir. Aquí se define el programa
editorial.
70
Al año 850 personas son parte de los consejos de 70 editoriales, las cuales definen la agenda
editorial de todos los diarios del Grupo Reforma. Alrededor de 8 mil personas, en los últimos
15 años han sido miembros de un consejo editorial, la participación es voluntaria.
Cada año se renueva la junta de miembros, sin embargo, se vota porque dos de cada sección
permanezcan para que exista cierta constancia en el trabajo que se ha ido efectuando. Cada
trimestre, el editor entrega un resumen y reporte de las sugerencias y opiniones, así como
la forma en que se han implementado las acciones en cada sección.
Es en ese cambio cuando se definió la política de crear una sala de redacción separada de
los asuntos comerciales y con contacto directo con los lectores.
Así Alejandro Junco de la Vega, de familia capitalina pero con empresas periodísticas en
provincia, innovó y asombró con la idea de establecer un diario en la capital, Reforma,
surgido en 1993 y que inició con un tiraje de 35 mil ejemplares de 12 páginas…
Actualmente también circula los días festivos y es uno de los tres principales periódicos de
circulación nacional.
Además de la prensa que hemos ido distinguiendo a lo largo de este capítulo, es básico
conocer un tipo de publicaciones que son elementales para distintos grupos sociales y que
en momentos de coyuntura llegan a ser determinantes, me refiero a la prensa marginal y
sus características.
2.9 La prensa marginal
La prensa marginal en México tiene su origen dentro de los movimientos sociales y
políticos, por lo que se le identifica con un enfoque de izquierda. Su primer antecedente se
remontó a la época de la lucha por la independencia cuando surge El Despertador
Americano.
En la segunda mitad del siglo XIX se consolidaron las primeras organizaciones obreras y
éstas agrupaciones publicaron los periódicos: El Socialista, La Comuna, El Obrero
Internacional, EL Hijo del Trabajo y La Huelga, a partir del año 1871.
71
Las condiciones socio‐políticas durante el Porfiriato impidieron que dichas publicaciones se
siguieran editando hasta el año de 1900 por cuestiones de represión del sistema. A partir de
esa fecha y luego de la fundación del periódico floresmagonista Regeneración es que se
publican El ferrocarrilero y Alianza.
Si Regeneración fue el órgano de difusión del Partido Liberal Mexicano durante los primeros
años del siglo XX, El Machete fue el periódico del Partido Comunista Mexicano, fundado en
la década de los 20s, el cual, durante algún tiempo fue clandestino debido a constantes
persecuciones por su postura crítica ante el nuevo régimen. En 1938 se transforma en La
Voz de México.
Con la consolidación del partido emanado de la Revolución Mexicana se organiza al
proletariado en centrales burocráticas afiliadas al Estado. La verdadera prensa
independiente desaparece y únicamente publicaciones como El Popular de Vicente
Lombardo Toledano y a posteriori la revista Lux permanecen.
En mayo de 1960 Manuel Marcué Pardiñas funda Política, una publicación enfocada en
temas sociales y de visión izquierdista. Tuvo una fuerte influencia en México, sobre todo en
época de coyunturas. Pertenecía a la editorial Problemas Agrícolas e industriales de México.
Algunos de sus colaboradores fueron Fernando Benítez, Víctor Flores Olea, Carlos Fuentes,
Enrique González Pedrero y Francisco López Cámara, mismos que a partir de 1964
abandonan a la publicación por considerar que su línea editorial se ha radicalizado.
Su posición extremista en torno al gobierno le impidió trascender. En diciembre de 1967,
luego de una huelga de trabajadores en los talleres de su imprenta deja de ser publicada.
Esta revista marca el inicio de dos cosas en la historia del periodismo mexicano moderno y
crítico: 1) el comienzo de la represión por parte del gobierno (en 1961, su director fue
detenido y golpeado por la policía) y 2) empiezan a surgir múltiples ramificaciones de la
izquierda, las corrientes.
El año de 1968 se caracteriza por concentrar diferentes grupos políticos, cada uno con su
propio periódico y la mayoría de distribución interna, salvo el ya mencionado La Voz de
72
México del Partido Comunista Mexicano y El Militante de la Liga Comunista Espartaco, que
eran de distribución nacional.
La clave de la comunicación marginal en los inicios de la segunda mitad del siglo XX fue la
espontaneidad, una prensa que significó un fenómeno de comunicación popular que
aglutinaba a las masas en épocas de coyuntura social.
Un ejemplo de ello fue el movimiento estudiantil de 1968, el cual por medio de volantes y
periódicos se difundía y organizaba a grandes grupos de estudiantes y académicos dicha
información era distribuída por brigadas estudiantiles. La principal publicación fue Gaceta
Universitaria de la UNAM, vocero oficial del Comité Coordinador de Huelga.
La influencia que tuvo este fenómeno social inédito en nuestro país permeó a otros sectores
de la población que por medio de periódicos que eran distribuidos en los centros de trabajo
o en barrios populares se buscó unión con los obreros, quienes se organizaban en un grupo
político pequeño y de manera clandestina, como los clubes de lectura en la época
independentista o los clubes liberales en la Revolución, en esta tesitura ubicamos a las
publicaciones El Pueblo y La Hoja Popular.
Luis Echeverría luego de las represiones de 1968 y 1971 la apertura democrática con la
finalidad de dar estabilidad a su mandato. Una medida tomada para sofocar la inestabilidad
generada por la mala imagen del gobierno y que significó un momento de cambio y
dinamismo para la sociedad, aunque, con un uso primordialmente retórico.
En 1972 aparecen Punto Crítico, El Martillo, Trinchera, La Palabra y Alianza. A partir de ese
momento, el renovado pensamiento de izquierda optó por ir más allá de la Universidad y se
caracterizó por dar prioridad a la política de masas, por el surgimiento de grupos
marxistas, una mayor organización ciudadana y un seguimiento a las líneas impuestas por
el Partido Comunista Mexicano (PCM).
Al existir diversas corrientes de izquierda se provocó una multiplicidad de interpretaciones
del significado de “lucha”, además de emplear una verticalidad en la difusión de la
información transmitida.
73
Otro factor viciado en esa prensa marginal fue un uso excesivo de la teoría y un discurso de
consigna pero que dejaba de lado a los problemas cotidianos.
La situación de este tipo de publicaciones en la década de los 70s manifestaba una clara
tendencia a un contenido elitista y de cliché en detrimento de problemáticas reales que
afectaban la vida diaria de los trabajadores.
El diseño precario de la prensa marginal resultaba poco atractivo a los lectores, siempre
contó con pocos recursos financieros y una distribución muy limitada debido a que iban
dirigidas a públicos muy específicos o a militantes del PCM.
La prensa marginal se subdivide en diferentes grupos según su contenido, entre estos tipos
se encuentran los periódicos doctrinarios, periódicos de propaganda o información,
periódicos estudiantiles, periódicos campesinos y de colonos, periódicos especializados,
periódicos populistas y periódicos integrales.
a) Periódicos doctrinarios: Tienen el objetivo de aglutinar a las personas en torno suto,
difunden la tesis de su grupo político y discuten la posición de sus adversarios. No cuentan
con información abundante acerca de movimientos populares.
Entre estas publicaciones están Acción Proletaria, Marcha hacia el Socialismo, El
Organizador Socialista, Voz Proletaria y Socialismo Obrero.
b) Periódicos de propaganda e información: Es el tipo de prensa marginal con mayor
difusión, su contenido aborda posiciones políticas y el movimiento de masas en general.
Tienen la misión de organizar a su público.
Este tipo de periódicos cuenta con varias ramificaciones:
1) De difusión general: Pretenden tener circulación nacional de sectores. Ejemplos: Bandera
Roja y Oposición, este último fue el nuevo vocero el PCM luego del cierre de EL Machete.
2) Periódicos obreros: existían dos vertientes, una, dirigida a trabajadores en general y dos,
a un solo sindicato en particular, entre ellas están: Solidaridad, que fue el periódico más
longevo de las publicaciones obreras independientes, contaba con testimonios de
74
trabajadores que participaban en las luchas, presentaba abundante información gráfica y
contenido variado; La Unidad, Boletín Magisterial, EL Marro y Liberación Obrera, eran otros
representantes de esta vertiente.
3) Periódicos estudiantiles: Debaten acerca de la organización estudiantil, apoyan al
movimiento obrero, aparecen y desaparecen con rapidez: Perspectiva, EL Mexicano,
Combate, EL Socialista, La Comuna y 27 de Agosto.
4) Periódicos campesinos y de colonos: La gran mayoría de estas publicaciones eran
pequeños boletines editados por campesinos o estudiantes con una intención
propagandística dentro del agro mexicano, ejemplos: Unidad Revolucionaria y Los
Paracaidistas.
5) Periódicos especializados: registran actividades de grupos artísticos o culturales, se
enfocan a un tema en particular e informa acerca de algunos movimientos populares, como
lo fueron CLETA del Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística, así como Octubre,
órgano de difusión de un taller de cine con el mismo nombre.
6) Periódicos populistas: Son editados por miembros que luchan a favor del pueblo
manifestando un uso popular del lenguaje y que se distribuía en colonias y fábricas: Por
qué?, La Causa del pueblo, Frente Popular y Fragua.
7) Periódicos integrales: Aportan elementos para la formación política y organizacional,
crean su propio público, toman como punto de partida la visión del proletariado, se ofrece
un panorama abundante acerca de las luchas: El Martillo y Punto Crítico.
La prensa marginal en México ha pretendido expresar de manera sistemática y alternativa
los problemas de los trabajadores y sus causas, difundir las luchas sociales como muestra
de una franca oposición al gobierno o a la burguesía. La función principal más allá de ser un
simple medio de choque es hacer accesibles los significados para el público al que están
dirigidos y mantener el sentido de la lucha social.
75
Su presentación fue precaria ya que contaba con sólo lo indispensable para su impresión,
incluso llegó a emplear formas rudimentarias y artesanales, contaban con un contenido
gráfico con una técnica básica.
Las publicaciones de este tipo suelen no tener regularidad, se editan de manera inconstante
a causa de su viabilidad financiera. Se sostienen de colaboraciones de sus simpatizantes y
de la bolsa de sus propios editores. Tienen la característica de ser parciales, fragmentarios y
con una redacción poco óptima.
Para darle mayor actualidad a este tipo de publicaciones, abordaré en seguida dos ejemplos
de este tipo de prensa: Revista Zócalo y el periódico Machetearte.
2.10 Revista Zócalo
En el año de 1998 se crea la Fraternidad de Reporteros, una congregación independiente de
periodistas que tenía como finalidad difundir información acerca del gremio periodístico
para lo cual contaban con el periódico Los periodistas dirigido por Carlos Padilla. Tiempo
después se buscó crear un diario que abordara temas en la ciudad, crónicas e historias
referentes a la capital.
Es cuando se decide formar a una nueva publicación, la cual sería nombrada Zócalo en
referencia al centro de la Ciudad de México y como símbolo de la urbe.
En un inicio fue un periódico quincenal, surgido en septiembre del año 2000 y que a partir
el número 8 se convertiría en mensual. Contó con un tiraje de 5 mil ejemplares y entre los
destacados colaboradores estuvieron en un principio María Victoria Llamas, Germán
Dehesa y el monero Hernández, entre otros.
El concepto de crónicas citadinas pasó a ser en realidad una crítica a los medios de
comunicación y su papel que ocupan en la sociedad con lo que se manifestó la revista Zócalo
como un medio de análisis y de especialización. Durante los primeros cinco años mantuvo
el formato de periódico y a partir del sexto se convirtió en revista con la única idea de
hacerlo más atractivo al lector y poder distribuirse a nivel nacional por medio de las tiendas
76
Sanborns. Actualmente cuenta con un tiraje de 8 mil ejemplares, tiene suscriptores a lo
largo de toda la república, aunque su principal público se encuentra en la ciudad de México.
Su director fundador es Carlos Padilla, un comunicólogo egresado de la ENEP Acatlán (hoy
FES), formado en sus inicios en la Gaceta de la UNAM y posteriormente manteniendo una
larga trayectoria en Radio Educación, con la labor de reportero y ahora redactor.
La intención en la publicación es proponer una mayor crítica a los medios de comunicación,
tanto impresos como electrónicos y además exponer al periodismo como un factor de
cambio en la sociedad. Por otro lado tenemos al Machetearte un periódico dirigido a
segmentos de la sociedad de estatus socioeconómico bajo.
2.11 Periódico Machetearte
Este periódico nació el 21 de diciembre de 1998, su antecedente directo es El Chido (1979),
una publicación político‐cultural, cuyo tiraje llegó a ser de 3 mil ejemplares.
Es periódico “alternativo”, pues toda la conformación desde la redacción hasta la
distribución no debe contar con ningún tipo de apoyo de gobiernos, instituciones políticas o
religiosas.
El nombre fue tomado del periódico que en la década de los veinte fundara Diego Rivera,
Cachita Amador, José Alfaro Siqueiros, Tina Modotti, Julio Antonio Mella…. Mismo que
posteriormente pasó a manos del Partido Comunista Mexicano.
Ya sin existencia de ese organismo político, los miembros del CLETA decidieron hacer uso
de ese nombre, y darle continuidad. Es en marzo de 1990 sale el primero número de El
Machete, con un tiraje de 3 mil ejemplares, originalmente era semanal, posteriormente
mensual.
Con la consigna de “construir un medio que diera espacio a la expresión de organizaciones
de trabajadores que realmente quisieran enfrentar al Gobierno Federal”, es que se da el
cambio.
77
La distribución se dio en las diferentes estaciones del sistema de Transporte Colectivo
Metro, aunque con poca aceptación de los usuarios.
La situación fue buscar una alternativa a ese mismo proyecto, es así como “El Machetearte”
sale a la luz, que a diferencia de su antecesor éste constaba de notas cortas, lenguaje
sencillo. El Machete, como se leía en su portada: Está hecho para la gente más enterada
sobre los movimientos sociales y los círculos de estudio organizados.
Tres semanas después de ese 21 de diciembre, sale el segundo número de El Machetearte, el
tercer número fue publicado 14 días después, y a partir del cuarto, ya se editó cada semana.
Desde 2 de octubre e 2001, se comenzó a imprimir como diario, salvo los domingos y tiene
un tiraje promedio a la semana de 8 mil ejemplares.
En enero de 2010 Machetearte llegó a la edición 1500. Su forma de trabajo le ha permitido
existir bajo una política de no paga, ni patrones, ni jerarquías y en el que se participa
voluntariamente.
Jesús Miranda Iniesta, en su tesis de licenciatura “La prensa popular en México: un estudio
de caso, el Periódico Machetearte (FCPyS, UNAM, 2004) retoma y define a este medio como
un proyecto cultural símbolo de la urbanidad del D.F., está ligado a los sectores marginados
en un sentido de brindar información sobre la labor del gobierno en políticas públicas para
el bienestar de la sociedad.
El principal medio de difusión, el CLETA (Centro Libre de Experimentación Teatral y
Artística), una agrupación que se constituye como un referente social frente a los proyectos
de comunicación dominante; El Machetearte se basa en el concepto de prensa popular.
Se ubican como el medio alternativo que le da voz a un grupo social inconforme con las
noticias típicas de los medios de comunicación tradicional.
El Chido era el órgano de difusión de diversas agrupaciones populares, indígenas y del
magisterio, en el cual se publicaban las actividades que se llevarían a cabo. En 1989 deja de
ser publicado este medio y a parece uno nuevo: El Machete, con un concepto que pretendía
ser tribuna de organizaciones con conciencia ideológicas.
78
De manera tajante existe una marcada influencia del grupo que formó Julio Scherer García
en el periódico Excélsior de 1968 a 1976 y en las demás publicaciones que surgieron
posteriormente.
Tiempo después, nace La Jornada, proveniente de periodistas del Unomásuno y es desde la
misma iniciativa de aquellos profesionales del peridiodismo el darle un carácter
directamente social, además de conformar una cooperativa como medida de autonomía y
solvencia económica para poder existir sin necesidad primordial de las inserciones
oficiales.
Fue tanto la misma sociedad como los nuevos requerimientos en la oferta de la opinión
pública las que dieron origen a publicaciones como El Financiero en los ochenta, así como el
diario Reforma en los noventa.
Luego de conocer los orígenes y el desarrollo de la prensa cívica en México, el siguiente
capítulo tratará acerca del concepto de transición y su proceso político en México.
79
III. LA TRANSICIÓN EN EL SISTEMA POLÍTICO MEXICANO
La palabra chingar […] define gran parte de nuestra vida y califica
nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas.
Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser
chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender.
(Octavio Paz, 1950:32)
Comenzaré este segundo capítulo con un tema que está intrínsecamente ligado a la forma
de gobernar que utilizó el PRI por lo que hablaré acerca de las principales características
que el Estado mexicano elaboró para el control social de tipo violento y autoritario;
recurriremos a Carlos Montemayor en su obra La Violencia de Estado en México (Debate,
2010), para dar cuenta de las medidas represivas que permitieron al régimen gobernar a
costa de abusos avalados desde el mismo gobierno, y hablaré acerca del aspecto primordial
de donde surge la famosa frase de “la guerra sucia”, medida de control sumamente
represiva de la que se valió el Estado mexicano durante la década de los setenta y por lo
tanto todo un tema a discutir para la transición política mexicana.
Posteriormente será básico que conozcamos cómo se construyen los sistemas democráticos
y en qué consiste el ideal de democracia. Se explicarán cuáles son los 3 tipos de democracia
(política, social y económica). Explicaremos el origen y desarrollo del concepto de
democracia, el cual se compone de tres tipos de concepciones que son: democracia literal,
realismo y perfeccionismo.
Mediante estas características conoceremos el sentido epistemológico del término
“democracia”, mismo que tiene su origen con Heródoto y del que se explicará su
transformación a lo largo del tiempo, para tener una idea de qué es lo que significa
“democracia”.
Se abordará el origen moderno del término, mismo que nace con el surgimiento del Estado
contemporáneo en el siglo XIX. Posteriormente explicaré en qué consiste el concepto de
transición y cuál es la importancia para el sistema político mexicano y cómo es que el PRI
adoptó medidas para postergarse en el poder y simular un proceso de transición durante
80
siete décadas. Elaboraremos un recuento de lo que fue el Antiguo Régimen y explicaremos
las principales características que representaron en el régimen priísta.
Definiremos el uso retórico que el sistema priísta transmitió a la sociedad mexicana con la
finalidad de comunicar un cambio democrático, aunque éste sólo se dio de forma
propagandística y en los hechos no cambió nada, pues su objetivo era sólo preservar el
poder. Para complementar esta parte, expondré las 3 clases de discursos políticos, según la
tipología de Hirschmann mismas que tuvieron su uso y eficacia en gobiernos priístas.
En seguida, abundaré en los aspectos nacionalistas que han sido explotados por el Estado
con la finalidad de unificar al país en torno al PRI, a ese Partido Nacional; en este punto es
fundamental el análisis que hizo Octavio Paz en su libro El laberinto de la soledad (1950).
Haremos mención de las características del populismo premoderno y posdemocrático con
el objetivo de analizar los diferentes populismos en la transición mexicana como son los de
Lázaro Cárdenas, Luis Echeverría y José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari.
Expondremos las implicaciones de la corrupción en el sistema político mexicano a lo largo
de los gobiernos del PRI, sus funciones y efectos en el régimen.
Hablaremos acerca de la posición que han tenido los intelectuales respecto al régimen y qué
opinan acerca del proceso de transición democrático. También abordaré la opinión de los
políticos acerca del tema en cuestión.
Explicaremos dos cuestiones básicas con el tema que estoy investigando, la ciudadanía y la
prensa; qué papel han jugado en la construcción de la democracia durante el proceso de la
transición política.
Es oportuno destacar que sobresalen las obras, para la construcción de este capítulo, del
politólogo César Cansino (Debate, 2009) y de Giovanni Sartori (Taurus, 2008); de los
valiosísimos ensayos de El laberinto de la soledad de Octavio Paz (1950); del recuento de El
antiguo régimen y la transición que hace el nieto del que fuera secretario de Hacienda en el
sexenio de Miguel de la Madrid, Jesús Silva‐Herzog Márquez, así como el magistral recuento
de las medidas de un Estado mexicano violento, autoritario y antidemocrático que hace
81
Carlos Montemayor (Debate, 2010), este último tema con el que comenzaremos este
análisis del concepto de la transición en México.
Antes de iniciar este segundo capítulo, me gustaría hablar de quién fue ese ser humano
llamado Carlos Montemayor.
Nació en Parral, Chihuahua y falleció en la ciudad de México a los 62 años, era hasta 2010 el
intelectual más reconocido en México por su estudio acerca de las lenguas indígenas y su
profundo conocimiento de los movimientos guerrilleros, del que destaca su novela Guerra
en el paraíso.
Fue integrante de la comisión mediadora entre el Ejército Popular Revolucionario y el
gobierno federal, en 2009 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes, así como la
máximo galardón de las artes chihuahuenses: la presea Gawí Tónara: Pilares del Mundo.
Fue licenciado en Derecho y maestro en Letras Iberoamericanas por la Facultad de Filosofía
y Letras de la UNAM en 1995 obtuvo el grado de Doctor Honoris Causa por parte de la
Universidad Autónoma Metropolitana por sus contribuciones en el campo de las ciencias
sociales y las humanidades. Fue nombrado profesor emérito por la Universidad Autónoma
de Ciudad Juárez.
3.1 Características de un Estado mexicano violento y autoritario
La violencia de Estado en México se ha manifestado de manera
devastadora, a lo largo de varias décadas, en el delito de lesa
humanidad denominado “desaparición forzada de personas. Es el
sello de la guerra sucia de los años setenta del siglo XX.
(Montemayor, 2010:235)
El movimiento estudiantil de 1968, la represión del 2 de octubre de ese mismo año en
Tlatelolco y el 10 de junio de 1971, simbolizan el cambio de imagen que el sistema político
mexicano estaba representando para esa nueva clase media de los sesentas, organizaciones
obreras, campesinas y estudiantiles, quienes comenzaron a creer que dados esos
antecedentes brutales, el cambio no se buscaría pacíficamente.
82
Además de la conformación en la ciudad de México del movimiento estudiantil, campesinos
en Guerrero y en Chihuahua se manifestaban cada quien por su lado. En Guerrero, el cambio
fue notorio con la guerrilla de Lucio Cabañas, misma que se transformó en sucesivas
organizaciones armadas y que no tuvo conexión con el desarrollo del movimiento
estudiantil de 1968, más bien, fue luego de la matanza en Tlatelolco que se optó por otro
tipo de lucha.
A nivel social eso sucedía, mientras tanto, en las cuestiones de la prensa, el 68 coincide con
la llegada de Julio Scherer García a la dirección del Excélsior, en ese momento un rotativo
consolidado como uno de los de mayor influencia en nuestro país, posteriormente, de la
mano de su nuevo director, se convertiría en uno de los más importantes de América Latina.
En esos momentos el control del Estado a los medios de comunicación era rotundo,
prácticamente periódicos, revistas, radio y televisión eran una extensión más del Estado y
salvo un solo medio, Excélsior todos los demás estaban secreta o abiertamente coludidos
con el gobierno.
1968 significó para muchos estudiantes de la UNAM y del IPN el inicio de un proceso de
maduración política que los motivó a continuar en la vía armada (en un futuro) o en nuevas
organizaciones sociales la construcción de un país más justo.
Sin embargo, eso fue en el panorama de la lucha social, pero en términos del Estado
mexicano, el 2 de octubre de 1968 “fue un laboratorio de experimentos represivos a gran
escala” (Montemayor, 2009:95) en donde se inmiscuyeron todas las corporaciones de
seguridad federales y locales y además al ejército, el Ministerio Público y los jueces, la
puesta en marcha de la Operación Galeana que empleó al Batallón Olimpia, de lo cual se
destaca que ya tenían un antecedentes del estilo, pero este sería un ensayo monumental:
“El modus operandi de esta vasta maquinaria del Ministerio Público y del Poder Judicial se
había aplicado en la represión de movimientos sociales anteriores, particularmente del
ferrocarrilero y del magisterial. La diferencia ahora fue la continuidad de mandos,
contingentes y modos de operar de cuerpos policiales y del ejército a lo largo de varias
décadas” (Montemayor, 2009:95).
83
Como veremos en el capítulo 4 en 1968 los medios de comunicación ocuparon un papel de
aliado del gobierno y establecieron con su apoyo al Estado un modelo de gobernar en el que
poco importaría la sociedad, si actualmente se cataloga a esa fecha como un suceso en
extremo represiva fue en gran medida por la colaboración de la radio, la televisión y de la
prensa escrita. Al respecto del papel de la prensa opina “el corresponsal de The Economist,
Gideon Lichfield […] que si bien es cierto que luego del 3 de octubre del 68 Excélsior se
habría de distinguir por algunos contenidos, al paso de los días volvía a la formalidad de los
otros medios” (Rodríguez, 2007:140). Es decir, había muy poca libertad editorial impuesta
desde el gobierno.
La Operación Galeana, comandada por el general Crisóforo Mazón Pineda fue una operación
de apoyo al Batallón Olimpia y su única misión fue la aprensión de todos los cabecillas del
movimiento, logrando con éxito su cometido.
Otro grupo que participó fueron “Los Halcones”, quienes aparecieron por vez primera en
1967. Fueron personal de seguridad entrenado y que se disimulaban como trabajadores de
limpieza, panteones o servicios generales en el Departamento del Distrito Federal (DDF).
Su creación estuvo a cargo de Manuel Díaz Escobar, luego de que un año antes había sido
nombrado subdirector de Servicios generales del DDF, 10 días después de que el general
Alfonso Corona del Rosal fuera nombrado regente capitalino.
Esta dirección agrupaba al mayor número de empleados de la regencia capitalina:
departamento de limpia, panteones, parques y jardines, el Bosque de Chapultepec y otros.
“…la abundancia de empleados facilitaba el encubrimiento de centenares de elementos
entrenados como fuerzas de choque” (Montemayor, 2009:138), su función era participar en
hechos represivos e ir más allá, ya fuera asesinar o “desaparecer” a los críticos del sistema.
La importancia de este gran experimento represivo fue preparar la plataforma para lo que
sería la guerra sucia de los años setentas, forma de reprimir ideada entre otras personas
por el mismo Gustavo Díaz Ordaz, el general Luis Gutiérrez Oropeza, Fernando Gutiérrez
Barrios, Alfonso Corona del Rosal, Manuel Díaz Escobar y Luis Echeverría, quien fue una
pieza clave y tuvo un papel protagónico en los sucesos de 1968 y 1971.
84
Es imprescindible señalar desde este momento de la investigación que Luis Echeverría
basaría su gobierno (mismo que sucede a Díaz Ordaz y a la masacre estudiantil de
Tlatelolco) en dos aspectos, el primero, el sistema político priísta ya consolidado
(corporativismo, estado paternalista y presidencialismo) y segundo, en un a política de
control de los medios de comunicación sobre la sociedad.
Él sabía perfectamente que muchas de las atrocidades sí quedarían impunes (aunque sea
por algunos años) si establecía lazos con los dueños de medios, por las buenas y si no, por
las malas, ya sea a través de PIPSA o de un injerencia como la de Excélsior y los
cooperativistas. La finalidad era un control de la información. En este punto, en el capítulo 3
explicaré de qué manera se ejecutan las relaciones de poder entre quien lo ejerce y quien lo
recibe.
La violencia de Estado en México ha tenido un uso para controlar procesos electorales en
los cuales, la finalidad puede ser un fraude electoral, la desaparición selectiva de candidatos
o de opositores electorales, la represión y la masacre: “En los inicios del siglo XXI se amplió
este espectro hacia un nuevo extremo: la manipulación de medios electrónicos”.
(Montemayor, 2009:215). Como iremos explicando, durante los setenta y los ochenta, la
“receta” fue en gran medida a través de la prensa escrita.
Las decisiones elegidas en torno a la “democracia” mexicana dejan ver que la represión a los
vanconcelistas, la coalición de partidos que apoyaron la candidatura presidencial del
general Manuel Henríquez Guzmán, el fraude de las elecciones federales de 1988, el
asesinato gradual y selectivo de 400 militantes del Partido de la Revolución Democrática
durante el salinismo son muestras de la violencia devastadora que suele aplicarse y que
tiene su origen a partir de 1968 mediante ese gran experimento para postergar el poder el
PRI gobierno a través de medidas represivas del Estado.
Me gustaría establecer un eje de lectura de esta investigación, no hay que adelantarse, si
bien el punto focal se centra en el rol que han tenido la prensa y el poder en la transición
mexicana, no hay que encerrar el estudio a una inmediata relación de cualquier tema con la
prensa, sino, si estoy hablando en el capítulo 2 de en qué consiste la transición, pienso que
lo óptimo es reconocer el contexto más allá de sólo ver y hablar de periódicos o revistas, en
85
su momento llegará la oportunidad de describir el enlace. Pienso que lo necesario, dada la
complejidad del tema en cuestión (la prensa cívica en México) conlleva abordar los aspectos
sociales o epistemológicos para no limitarnos a que si abordamos a la prensa mexicana sólo
veamos papel y letras impresas.
Por ejemplo, antes de 1968 sucedió que el 23 de mayo de 1962 concluye un periodo en la
guerrilla en México al ser asesinado Rubén Jaramillo, su esposa Epifania Zúñiga Pifa
(embarazada) y sus hijos adoptivos Enrique, Filemón y Ricardo (quienes militaban en la
Juventud Comunista en México) en el estado de Morelos.
Este dirigente zapatista participó en la huelga de campesinos y obreros de la Sociedad
Cooperativa Emiliano Zapata en 1942. Un año más tarde se refugió en el monte debido a la
represión gubernamental en su contra y desde ahí decide tomar las armas y organizar una
guerrilla misma que estuvo en constante combate durante un año con el ejército.
En 1944, Manuel Ávila Camacho acordó con él el cese al fuego. Sin embargo ante los
intentos de asesinato en su contra en 1951 regresó a la lucha armada y una década más
tarde con una campaña de desprestigio en su contra, en Xochicalco fue asesinado junto con
su familia.
En otro caso, inspirados seguramente en la acción realizada por Fidel Castro, en el año de
1953 contra el cuartel Moncada de Santiago de Cuba, y que lo llevó al poder en 1959, la
madrugada del 23 de septiembre de 1965, un grupo de jóvenes guerrilleros asaltó el
pequeño cuartel militar de la población de Madera, Chihuahua. Los atacantes eran
comandados por Arturo Gámiz García; un profesor de 25 años originario de Las Nieves,
Durango y por Pablo Gómez Ramírez; un médico y profesor rural de 39 años, ambos
dirigentes del movimiento campesino, estudiantil y magisterial que desde los años sesenta,
se había desarrollado en Chihuahua y el norte de Durango.
El 23 de septiembre de 1965, marca la fecha del inicio de las operaciones ofensivas del
movimiento revolucionario armado socialista marxista en nuestro país. Dio origen también
a importantes organizaciones regionales que se ramificaron a nivel nacional, como el
Movimiento 23 de Septiembre, el Grupo Popular Guerrillero «Arturo Gámiz», los Guajiros,
86
Los Procesos, Movimiento de Acción Revolucionaria 23 de Septiembre, el Partido de los
Pobres y dio origen también, al grupo guerrillero urbano llamado Liga Comunista 23 de
Septiembre. Todos esos grupos fenecieron en la segunda mitad de los años ochenta.
Las medidas represivas por parte de la policía o de militares tuvieron antecedentes que no
cumplieron sus objetivos, un ejemplo fue el surgimiento de la guerrilla de Lucio Cabañas
luego de la represión a una manifestación pacífica el 18 de mayo de 1967. En Acapulco, el
asesinato de 27 copreros desencadenó la aparición de la guerrilla de Genaro Vázquez Rojas.
No quiero desviar el tema, mismo que es definir las características de un Estado represivo y
autoritario, pero, como veremos en el capítulo 4, en 1994 la relación temática que la prensa
estableció respecto a un levantamiento armado, fue muy diferente al momento en que Lucio
Cabañas se levantó en armas, pero en este caso (Cabañas), más que sea básico hablar de la
prensa por sí misma, importa hablar de esas medidas coercitivas latentes en el gobierno
mexicano pues no existía como tal una prensa crítica, sino una serie de publicaciones
aliadas al gobierno, entonces primero hay que definir ciertos tópicos, aunque por
momentos (de este capítulo y del que sigue) no hable precisamente de la prensa y no la
mencione, pues estoy abarcando otras cuestiones que considero posteriormente pueden
sustentar el papel en el que se han ido desenvolviendo los periódicos o en qué consiste su
relación con el poder.
Por lo que es bueno retomar el análisis que hace Jacinto Rodríguez, en su capítulo “Prensa:
Sombra y silencio” respecto a la guerrilla de Lucio Cabañas. El autor critica que en los
primeros años el Excélsior de Scherer “fue poco crítico en momentos en que era necesaria
su voz de denuncia frente a los excesos del poder”, por ejemplo, en 1974, en el asesinato de
Cabañas la nota principal tenía como fuente la versión de una instancia oficial <Lucio
Cabañas fue ‘Muerto en un Encuentro’: Sria. De la Defensa> y en su editorial era descrito el
guerrillero como un delincuente. (Rodríguez, 2007:141).
Respecto a lo anterior ¿qué se debe decir de la prensa? ¿Que sólo un periódico influyente en
México existía cuando Luis Echeverría ordenó ejecutar al ejército una operación de
aniquilación a cientos de luchadores sociales incluido Cabañas? ¿Y que dicho rotativo sólo
publicó la versión oficial? Es a lo que me refiero, primero hablaré de la transición como
87
proceso histórico y cuando llegue su momento diré cómo se comportó la prensa, insisto,
aunque por lapsos deje de hablar de la prensa.
Carlos Montemayor relata acerca del tema: “De 1985 a 1991 realicé mis investigaciones de
campo sobre la guerrilla de Lucio cabañas y la guerra sucia en Guerrero para escribir
Guerra en el Paraíso. EN esa novela he descrito ampliamente las acciones del ejército y de
las corporaciones policiacas federales y estatales en arrestos colectivos, asaltos a
comunidades, torturas a detenidos, asesinatos de guerrilleros o de sospechosos de serlo;
ahí consigno las distintas modalidades de la desaparición forzada de personas que van
aparejadas a interrogaciones con tortura o al lanzamiento de presos desde helicópteros al
mar de la Costa Grande en el estado de Guerrero. La información escrita y oral que obtuve
durante más de cinco años de investigaciones de campo y de archivos para documentar mi
novela en términos de insurgencia y operaciones militares, la compartí por vez primera con
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) cuando Jorge Carpizo era su
presidente y Luis Raúl González el enlace conmigo y con las familias campesinas de la sierra
de Guerrero que sugerí contactar. El informe preparado por la CNDH sigue constituyendo
un valioso referente de la guerra sucia en Guerrero” (Montemayor, 2010:172).
La matanza del 10 de junio de 1971 provocó la génesis de la Liga Comunista 23 de
septiembre y de las Fuerzas de Liberación Nacional, ésta última, organización armada que
en la última parte del siglo anterior aportó la base de trabajo para el nacimiento del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional en 1994. La matanza de 17 campesinos en el vado de
Aguas Blancas en 1995 dio lugar al surgimiento del Ejército Popular Revolucionario (EPR).
Lo que si debe quedar claro es que, tras estas medidas coercitivas implementadas en los
setenta luego del 68, Echeverría haría hasta lo imposible porque los periódicos fueran sus
aliados, porque sabría que al final la historia desenmascara y “Sus palabras lo condenan.
Por eso el miedo a las letras impresas. Por eso” (Rodríguez, 2007:143). Hablaré a detalle al
respecto y relacionaré lo necesario en el capítulo 4; mientras proseguiré con el concepto de
democracia, que es básico para tratar el tema de la transición en México.
88
3.2 Concepto de democracia
Mi ideal político es el democrático. Cada uno debe ser respetado
como persona y nadie debe ser divinizado.
Albert Einstein
Para acercarnos al significado de “democracia” y luego de haber realizado un recorrido
histórico de la prensa en México, hablaremos acerca del concepto de democracia, a partir
del libro del politólogo italiano Giovanni Sartori ¿Qué es la democracia? (Taurus, 2008) se
revisarán los postulados básicos al respecto y así completar una panorámica elemental de
transición.
3.2.1 Origen y desarrollo del concepto de Democracia
los modernos, para realizar la democracia en grande, se han tenido
que conformar con menos democracia.
(Sartori, 2008:172)
La concepción de la democracia está caracterizada por 3 tipos de ramificaciones:
democracia literal, realismo y perfeccionismo.
a) Democracia literal: Democracia viene del griego “demos”, tiene su origen en siglo V a.C.
y hace énfasis en cuatro aspectos de su definición 1) pletosplenum (cuerpo de ciudadanos
en su totalidad); 2) hoy polloi (a los muchos); 3) hio pleiones (a los más) y 4) ochlos (a la
muchedumbre).
Durante el imperio romano se transforma el “demos” en “populus” en el cual se agrega un
sentido jurídico y una entidad orgánica al término. Actualmente el sentido empleado en las
lenguas romance tiene un sentido singular en el cual el pueblo es una totalidad indivisible e
implica una legitimidad a los totalitarismos del siglo XX al considerar a todos como uno
solo. Es totalizador y disolvente, el individuo se funde en el espíritu del pueblo y tiene un
fluir impersonal de la historia. En el inglés, al contrario “people” implica una acepción
plural, the people, a diferencia de “popolo”, “peuple”, “volk”, “pueblo”, que implica que “el
pueblo es”, versus la acepción anglosajona “el pueblo son”.
89
En singular, el sentido se remite a una “voluntad general”; en plural es una agregado de
muchos “cada quien”, son una multiplicidad oculta.
El pueblo como totalidad orgánica e indivisible radica en el “populus medieval” y llega hasta
la Revolución Francesa y a la primera Revolución Industrial. Es un concepto corporativo en
donde “agrupaban al individuo en nichos que resultaban inmovilizantes pero a la vez
protectores” (Sartori, 2008).
El antecedente de “demokratía” se lo debemos a Heródoto, quien le da un sentido al
“demos” de ciudadanos de la polis, en la cual, “polis” era una comunidad (gemeinschaft).
Existió en dos momentos (comunidades medievales y luego en el tercer y cuarto estado
(Revolución Francesa).
A raíz del surgimiento de la máquina de vapor surgen las masas, el hombre masa y la
sociedad de masas. Este hombre de masas se recrea en una democracia en donde elige y
decide; vota con la mayoría y se nutre de esa mayoría pero al mismo momento deja de estar
sometido a voluntad propia.
Su poder radica en la posibilidad de cambiar de opinión, que es como se ejerce la libertad,
misma que es un ejercicio continuo y duradero y se puede pasar entonces de esa mayoría a
una minoría. Las más avanzadas democracias modernas se rigen bajo criterios en los cuales
la seguridad de las minorías representa el quantum de libertad que un país posee.
La sociedad de masas es un agregado amorfo con las magnitudes ya de una megalópolis, es
decir, la antítesis de una polis. Contiene la cualidad de la aceleración del cambio, la
movilidad geográfica y la pérdida de familiaridad debido a que el hombre pierde su tejido
conectivo natural, es un individuo alienado y sin raíces.
La sociedad de masas es una sociedad fácilmente expuesta a la movilización y a la
manipulación: está aislado, es vulnerable y siempre está disponible; puede oscilar entre un
fanatismo y una extrema utopía.
En las democracias el poder es de quien lo ejerce, ahí tiene su sustento el poder del pueblo.
Pero para ello una cuestión elemental es contar con una representación electoral en la cual
90
la lucha por el poder se ejecute con garantías y en determinadas condiciones de libertad. Se
suprime a un “poder propio” si la representación es una “mistificación”, por lo que
cualquier elección sin oposición es un fraude (Sartori, 2008:36).
Las democracias modernas se rigen por reglas mayoritarias en donde el mandato
corresponde a quien obtiene más votos, pero que tiene la característica clave que quien
tenga esa mayoría será el sector de la sociedad que realmente cuente.
El poder del pueblo es el gobierno sobre sí mismo, en donde se expresa de manera elíptica
pues más que importar la ida, el proceso de transmisión da mayor énfasis al control de los
controlados sobre los controladores (la vuelta).
b) Realismo y perfeccionismo (implicaciones etimológicas del término): Estas variantes se
posicionan en dos conceptos, racionalista y empirista. El primero tiene el objetivo de
proyectar racionalidad en la realidad y el segundo es la proximidad de lo que se puede ver,
tocar y experimentar. Este último nos remite a una forma de los hechos a la mente.
El racionalista habla de su instinto por rehacer todo desde sus bases, tiene una acepción
hegeliana que define que lo racional es real y lo real es racional. En términos prácticos, la
vara de medir es la racionalidad misma, lo que es verdad en teoría es verdad en la práctica.
Este apartado implica coherencia, se impone y se superpone a la experiencia, es definitivo.
Para el empirista, un racionalista es un ser sensato… “para el racionalista, debemos ser
racionales (rigurosos y coherentes) aún a costa de ser insensatos” (Sartori,2008:49).
c) Perfeccionismo:
Lo que ha hecho siempre del Estado un infierno en la Tierra es
precisamente el intento del hombre de convertirlo en su
paraíso.
Hörderlin
El perfeccionismo es un idealismo extremo en donde la soberanía es sinónimo de
autogobierno y que tiene su fundamento en la construcción de la democracia
91
norteamericana (aquella de la que habló Tocqueville y que mencioné anteriormente) en
donde se ejemplifica que un ideal es un ideal y posteriormente se postula que todos los
hombres son creados iguales.
Respecto a aspiraciones que definieran un nuevo estado social, Rousseau definió a su
ciudad ideal como una asociación entre individuos que defienda y proteja a cada miembro,
pero que el sujeto en comunicación con los demás se obedezca a sí mismo y sea libre. Esta
definición contiene dos objetivos principales: la libertad y la igualdad.
En su posición, Marx definió al comunismo como una comunidad en común (Gemeinwesen)
en donde no se da ningún “kratos”; el libre desarrollo de cada uno es la condición del libre
desarrollo de todos, y se es libre porque se puede realizar cualquier actividad sin exclusión
de otras actividades y es la sociedad misma la que regula la producción conjunta (el tipo de
actividades). La libertad y la esfera exclusiva de actividades son incompatibles en el
comunismo.
De la producción social surge la idea de la “falsa conciencia” en donde todo nuestro
pensamiento enmascara los intereses materiales de la clase dominante dado que es una
mentira inconsciente que consiste en dos fases: 1) nuestras ideas son clasistas (están
condicionadas y determinadas por una pertenencia de “clase” y 2) Por lo tanto, son falsas.
Finalmente se impone una hegemonía clasista por un grupo dominante que únicamente
puede ser confrontado por la libertad de cada individuo en su conjunto.
El esclavismo es la subordinación a la división del trabajo, idea básica que recoge el
concepto de alienación, la cual dice que el hombre se encuentra enajenado de sí mismo, por
lo que su salvación está en la recuperación para sí y en sí. Idealistamente, el comunismo es
la recuperación de la libertad absoluta (Gemeinwesen).
La idea más moderna de democracia proviene de Bertand Russell en 1946 y es la más usual
a la fecha y dice que la democracia tiene que ver con un gobierno de la mayoría y donde el
pueblo en su naturaleza ignorante, desconoce de sus propios intereses por lo que es un
gobierno sobre el pueblo, a pesar del pueblo y en interés del pueblo (Sartori, 2009:287).
92
Es un efecto inevitable, no podemos escapar de ella porque la hace inadvertida. El fin de la
comunidad (la polis) significó ser una ciudad sin Estado. “Estado” viene de “status” término
que se empleó bajo el significado de “estado de las cosas” hasta el siglo XVI, implicaba “el
estado en que uno nace” y de ahí se derivó la interpretación de clase social (estado social).
A Maquiavelo en su libro El príncipe, es a quien se le asigna el nuevo significado de la
palabra “Estado”. En su obra señala que los Estados pueden ser repúblicas o principados,
aludiendo a una forma de gobierno sobre los hombres en la antigua Italia maquiavélica en
la cual las formaciones políticas medievales –regnum, imperium o civilitas– eran
“manifiestamente” inadecuadas, por lo cual ya se asignaban expresiones como “Estado de
Florencia” o “Estado de Venecia” (Sartori, 2008:168).
El proceso de transición en las formaciones políticas posteriores a ese periodo tuvo una
transformación importante hasta el siglo XIX al designar el concepto y práctica del tipo de
estado que en la actualidad manejamos.
La idea a la cual me refiero es el surgimiento de una “Herrchaft”, palabra alemana que
significa: soberanía, señoría, baronía, dominio, dominación, mando, enseñaramiento,
gobierno, imperio.
Una Herrschaft contaba con un “Herrscher”: soberano, reinador, dominador, gobernante. El
cual domina, reina, impera y quien era acompañado de una “Herrscherin”: soberana. De
ambos podría surgir una Herrscherhaus: dinastía.
Toda esta terminología emerge de la palabra “Herr”: señor, dueño, amo, patrón, soberano.
En español la palabra “señor” refiere a un dueño de una cosa, que tiene dominio y
propiedad en ella, proviene del latín “senior” que significa más viejo; viejo, anciano; esta
palabra es comparativo de “senex”: el viejo; la vieja; de muchos años.
Giovanni Sartori habla de esta Herschaft como un dominio que cuenta con una estructura,
es impersonal y tiene un control efectivo en el cual anuncia su poder o autoridad (Sartori,
2008:169).
93
Esta versión contemporánea implica un vasto conjunto de estructuras de mando, de
administración y de legislación… algo similar a la frase que hoy conocemos como “aparato
de Estado”, que se sostiene por una variedad de otros aparatos. Tuvo su gran auge al final
del siglo XIX, pero sobre todo con la primera Guerra Mundial, suceso histórico que
determinó la instauración del Estado y el fin de los Imperios.
Este rompimiento que da génesis al Estado, es en realidad una ruptura milenaria en la
forma de concebir la organización social pues, como lo mencioné anteriormente, pese a que
vulgarmente se le conoce a las polis como ciudad‐estado, acepción incorrecta y lejana de la
realidad, pues la polis era una pequeña ciudad constituida en comunidad, una democracia
“sin Estado”.
La democracia helénica se conformaba por un consejo (boulé) de 500 miembros y tenía una
amplia variedad de magistraturas; los cargos públicos eran asignados por sorteo y con una
rotación muy rápida. Era una ciudadanía “sin políticos” con una configuración horizontal de
la política; gobernados y gobernantes se intercambiaban por turno, papeles, etc.
El concepto de soberanía y las distinciones de titularidad y ejercicio de poder provienen de
la era medieval, por eso el término de soberanía popular tiene mayor importancia desde los
romanos.
La polis al no incluir la formación de Estado aludían a una forma de gobernar sin
verticalidad. La cuestión para su supervivencia era precisamente la koinonía, la comunidad,
en pocas palabras una ciudad pequeña. Sin Estado quiere decir sin extensión.
Por lo tanto, esta transición de una pequeña comunidad a un Estado requirió de dos mil
años; se ha mantenido una democracia y para que dejara de ser pequeña se transformó en
Estado, y ahora está libre de límites y tamaños (Sartori, 2008:170).
Respecto al tema de los griegos, Heródoto fue el inventor de la palabra “democracia” en el
456 a.C. y la cual tenía una característica fundamental, la “isonomía”: leyes iguales, reglas
iguales para todos… aspecto que abordaré con el postulado que hizo Aristóteles respecto a
la degeneración democrática, que en juicio de Sartori, Aristóteles se anticipó
magistralmente a la modernidad.
94
El griego elabora un esquema general sobre las formas de gobernar que podrían surgir del
gobierno de “los más”, “de los muchos”, del gobierno de la democracia y que el filósofo
definió como el mal gobierno de los muchos.
El número de gobernantes, más el interés al que sirven (general o propio); luego, el
gobierno de uno solo, del que surge la monarquía, tipificada como buena y la oligarquía
como “mala”. El gobierno de muchos en politeia (buena) y democracia (mala).
En conclusión, el estagirita muestra uno de los tres casos de mal gobierno, el de gobernar
con un interés particular (democracia). Dicha concepción del término se debió a que el
“demos” cada vez que había una transición de gobierno, hacía y deshacía las leyes a su
antojo, lo que a la larga ocasionaba la polarización social… conflicto entre clases y por ende
el significado asignado a “democracia aristotélica”: el gobierno de los pobres.
El verdadero sentido de la autocracia griega (que da sustento a la democracia) fue
gobernarse a sí mismo, pasando toda la vida gobernando. Situación de desequilibrio social
al entregar el ciudadano su vida (entrega de trabajo diario) al servicio público “El
ciudadano total” producía una sociedad malformada (ciudadano de tiempo completo).
La solución, ya dejando a Aristóteles, fue una democracia representativa, que conlleva un
“proceso político entretejido de mediaciones” para evitar radicalizaciones en la forma de
gobernar. Aspecto del que surge la sociedad civil. Y para bien o para crítica están estas
frases históricas de los personajes que marcaron la concepción de comunidad:
“Quien tiene la necesidad de trabajar para vivir no puede ser ciudadano” Aristóteles. “Los
que trabajaban eran los esclavos” Rousseau… el gran quehacer del pueblo era su propia
libertad.
Una democracia contará con una sociedad civil, una esfera autónoma y autosuficiente, esa
sociedad prepolítica en donde hay un sistema de control con limitación de poder. Nosotros
claramente no estamos condenados a la “condición infeliz” en la que “el ciudadano puede
ser perfectamente libre sólo cuando el esclavo sea perfectamente esclavo” (Sartori,
20078;172).
95
La democracia ateniense concluyó en el año 323 a.C., tuvo un siglo y medio de existencia. La
palabra República proviene de “res” y “pública” cosa de todos, en donde hay interés general,
un bien común. Es un sistema político de todos en el interés de todos. En inglés se convierte
en “common weal” que evoluciona en “Commonwealth” que es bien y bienestar común,
justo y medio.
Todo sistema democrático se cimienta en un deber ser y debe ser entendido en realidad
como una poliarquía, cuyo funcionamiento se entiende a efectos normativos, es una
relación constante entre el deber ser y el ser y en la cual los ideales suelen ir por encima de
una condición real (Sartori, 2008:18).
La cuestión dual (deber ser y ser) se desarrolla al hacer tangible una prescripción, y a su vez
siempre debe perdurar un ideal para que la democracia exista. El ideal democrático no
define la realidad democrática y el deber ser de la democracia no es la democracia misma,
por lo que será oportuno comprender los tres tipos de democracia que hay.
Como hablaré en el último capítulo, la prensa cívica tiene como ideal un Estado
democrático; el ejercicio periodístico civilista tratará de acercarse a la sociedad civil
mediante el contenido de sus publicaciones, mismas que serán sustento del espacio público
ciudadano para intercambiar opiniones y construir el Estado ideal, pero la prensa cívica por
más crítica que sea, no es la democracia misma, es sólo una herramienta y un modelo de
periodismo, antes que cualquier otra cosa. En este momento, es oportuno abordar los
distintos tipos de democracia.
3.2.2 Tres tipos de democracia: política, social y económica
Si nos fijamos no en las definiciones verbales, sino en el modo en
que la mayoría de la gente usa la palabra <democracia>,
descubrimos que no tiene nada que ver con el autogobierno.
James Burham
La democracia social en su aspecto más primitivo se refiere a una sociedad que cuenta con
la igualdad de condiciones y con un espíritu igualitario colectivo. El término proviene de
96
Tocquevile en su obra La democracia en América donde define a la democracia como un
“estado de la sociedad” como eran los Estados Unidos de 1831.
Por su parte, Bryce entiende a la democracia como una forma de vivir y convivir, condición
general de toda sociedad; término que implica una connotación de democracia únicamente
como concepto político.
La democracia social se constituye de un ethos cuyos miembros pueden verse y tratarse
como socialmente iguales. Este tipo de democracia es en realidad una sociedad multigrupal
en donde sus interrelaciones nutren a la democracia desde su base y forma entre todas un
gran conjunto de democracias primarias que actúan desde la sociedad civil. Su actuar sirve
de base a la superestructura política.
La democracia económica sustenta su significado procedente de la democracia industrial y
se refiere a una práctica democrática en el lugar de trabajo y en la organización y gestión de
trabajo. Se compone de la pieza clave, el trabajador, quien es miembro de una comunidad
económica concreta que en su forma acabada implica un autogobierno local y que
constituye al ámbito nacional el cual se basa en un sistema político que contiene criterio de
representación de oficios y competencias.
La democracia política tiene la cualidad de ser dominante y condicionante, en otras
palabras, si no está la democracia principal, las otras dos no tienen posibilidad de existir. EN
lo general, democracia no es antónimo de tiranía, sino de aristocracia, y es una estructura
social horizontal. Democracia en su sentido natural se refiere a democracia política.
En cada microdemocracia formada (fábrica) se ejerce la titularidad y el ejercicio del poder.
La democracia política se refiere a una igualdad jurídico política, la social a una igualdad de
status. La primera es una condición necesaria de las otras dos. Democracia social y
económica son una ampliación del concepto de democracia en su sentido político, se
presentan en casos de democracias más consolidadas, auténticas y conforman a una grupo
de “microdemocracias, democracias de grupos pequeños” (Sartori, 2008:22).
De esta manera concluyo el complemento del concepto de transición, “democracia” que de
manera breve se pretendió explicar las implicaciones fuera de la haute vulgarisation que se
97
suele contemplar de ese término y que significa un pilar fundamental a la hora de abordar
el tema de cualquier proceso de transición.
Ahora me abocaré a pormenorizar el concepto de transición, no agotándolo en su término
mismo, sino en las implicaciones que contextualizan el proceso evolutivo por el que México
ha tenido que pasar para construir su propia democracia y en qué punto se encuentra.
Básicamente, el principio implica inevitablemente hablar de un solo tema en concreto, el
antiguo régimen y cómo se desarrollaron las cuestiones democráticas o anti democráticas
en ese sistema político del que hoy sólo se tienen lagunas, pero que fue hecho para
perdurar en el poder, simular un sistema democrático y llevar al extremo el populismo en
diferentes etapas.
Por lo tanto, antes que pormenorice en el tema “prensa” hablaré de esos resquicios que la
democracia mexicana desconoció por vivir con un régimen como el que a continuación se
describirá.
3.3 La transición simulada en México
Durante cuatro décadas, la economía de México generó suficiente
riqueza para mantener unido al sistema político. El costo social de
esta estrategia fue elevado y, aun antes de la crisis de principios del
decenio de 1980, el “milagro” económico no había podido proteger a
varios millones de la desnutrición, el subempleo, el analfabetismo y
las condiciones de vida paupérrimas
(Riding, 2006:165)
“Transición” es la acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto,
proviene del latín “transitio” que significa “el pasajero”.8
El proceso de la transición política en México tiene que ver con los distintos cambios de
régimen que ha habido en nuestro país; es una alternancia en el orden de las diferentes
8 Un pasajero es aquel que va de camino de un lugar a otro, alguien que no ostenta un cargo en el vehículo en el que se transporta porque su trayectoria es sólo transitoria, es fugaz y perecedera.
98
fuerzas políticas en el cual se regenera la figura común de poder político y se instaura una
nueva legitimación ético‐jurídica.
La transición contiene cambios institucionales y es una constante evolución lenta en la cual
de manera consciente o inconsciente hay una transformación de la cultura ciudadana. Para
que la transición pueda desarrollarse es necesario que existan las condiciones político‐
sociales aptas para incluir un nuevo pacto social.
En este contexto, la transición política en México se realiza en un sistema político que
proviene de un régimen presidencialista sexenal y que estuvo gobernado durante 71 años
por un partido único y donde el eje era el presidente de la República y cualquier tipo de
oposición sólo era retórica.
Incluso la prensa crítica desde antes de la fundación en 1929 del Partido Nacional
Revolucionario fue relegada al bando de los contrarios “al bien de México”, junto a los
anarquistas y aquellos seres molestos que sólo buscaban la guerra y la división de los
mexicanos, así era la realidad de la prensa crítica en la posrevolución.
Frases como “la dictadura perfecta” o que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) era
un verdadero “animal político” en el Estado mexicano, definen la naturaleza del sistema que
se ha ido transformando en una incipiente democracia. En otras palabras, era una
construcción autoritaria sin las normas mínimas para que un estado democrático pueda
operar en la sociedad mexicana.
Para que la transformación política sea palpable se requiere de un aspecto fundamental: la
participación ciudadana. A través de la sociedad civil se establecen prioridades elementales
para la consolidación democrática, tales como el respeto a los derechos humanos, el lugar
de las organizaciones sociales, los derechos de los pueblos indígenas y la aceptación a la
diversidad.
Es así que la transición implica un proceso evolutivo sociedad‐gobierno en el que se tiene
entendido que en la ciudadanía radica la última esencia de la sociedad, y ésta será la que
transforme a las instituciones del Estado por lo cual se destaca que “no hay sociedades
libres si no hay ciudadanos libres” (Cansino, 2009:245).
99
Por parte del gobierno, el poder se entiende como el uso de un espacio vacío que
únicamente se puede ocupar simbólicamente por la ciudadanía y nunca de manera material.
La democracia proviene de las iniciativas ciudadanas y la transición a la democracia no se
valora únicamente por factores políticos o económicos, sino se logra por la participación
ciudadana, aspecto estrechamente ligado a la transición ya sea si existe una fortaleza social
o no la hay.
El siglo XX en México se constituyó de una sociedad y gobierno que vivieron un largo, sui
generis y complejo proceso de transición en el cual existió desde 1929 hasta el 2000 un
partido gobernante, bastión del presidencialismo.
Al haber únicamente una afirmación presidencial como sistema de gobierno, todas las
instituciones del Estado se subordinaban a él y los partidos de oposición tenían una lógica
“leal” (la oposición leal”), quienes eran aquellos que cuestionaban al régimen pero no lo
confrontaban, como lo fue el Partido Acción Nacional, a partir de 1938.
Con respecto a la prensa, se consolidaba una visión periodística en que el objetivo principal
de un periódico no era ser un medio crítico y mucho menos analizar objetivamente a las
políticas públicas o las necesidades de los ciudadanos, sino era algo más banal y putrefacto,
hacer negocio a costa del servilismo con el presidente, quien a través de “la publicidad
gubernamental en medios, que durante décadas fue el verdadero sostén económico de los
medios de comunicación en general” (Rodríguez, 2007:147), estableció una medida de
control a periódicos, ya que si se iba en contra de la línea oficial, te quitaba la publicidad
oficial y el negocio dejaba de ser lucrativo.
Con respecto al “nefasto Scherer”, quien era todo un dolor de cabeza para el sistema
presidencialista, pretendía solicitar publicidad pagada a través del Excélsior para la edición
de homenaje a la esposa de Díaz Ordaz, la Secretaría de Gobernación emitió un telegrama
para todos los gobernadores (AGN. Fondo DIPS. Caja 2952) el 30 de diciembre de 1969:
“Dicho proyecto o cuenta con la simpatía ni apoyo y ruéguesele, con su discreción y tacto
característicos, negar todo tipo de ayuda directamente de ese gobierno” (Rodríguez,
2007:147). Y existía esta respuesta porque el contenido editorial de ese rotativo no era de
100
la simpatía gubernamental y, como se hablará más adelante, Julio Scherer y José Pagés no
apoyaban a Echeverría como candidato a la presidencia.
“La firma [de ese telegrama era de] Mario Moya Palencia, subsecretario de Gobernación y
en esos días encargado del despacho [es decir, de la Secretaría de Gobernación] mientras
Echeverría recorría el país para cumplir con el ritual que lo llevaría, de todos modos, a la
Presidencia de la República” (Rodríguez, 2007:147).
Es así que desde el establecimiento del PRI como gobierno hasta la alternancia mal lograda
en 2000, se gobernó a México de manera unilateral, centralista y populista, y además, con
un apoyo total de los medios de comunicación, salvo muy contadas publicaciones como lo
han sido Excélsior (de Scherer), Proceso, Unomásuno, La Jornada y Reforma, o bien, según el
enfoque… con una política de control de la comunicación en el Estado mexicano.
Nuestro país no vivió una democracia, sino una forma de gobierno que simulaba elecciones,
falseaba leyes, institucionalizaba a los movimientos sociales y que se regía bajo una sola
premisa: la que dictaba el señor Presidente. Quien piense lo contrario, se aleja de esa
“democracia de fachada” que se instituyó por 71 años, periodo en el que nunca hubo una
democracia. El sistema político tenía elecciones periódicas pero no competitivas, el sucesor
lo elegía el presidente en turno y tenía que ser del PRI.
Luego de la Revolución Mexicana, Plutarco Elías Calles fue quien conformó “un espacio
consensual más no democrático” (Silva‐Herzog, 2000:23). Este régimen fue creado desde un
principio para que tuviera una larga continuidad institucional, una “eternidad artificial” de
un sistema político que contaba con varios partidos políticos y donde una verdadera
alternancia era impensable porque las reglas fueros creadas por el mismo partido
hegemónico (donde siempre ganaría) y los demás partidos eran literalmente simples
espectadores.
Para lograr una política presidencialista, lo otros dos poderes: el legislativo y el judicial
fueron dóciles, en especial el Congreso de la Unión, el cual, no contaba con reelección, lo que
aseguraba un constante flujo de políticos que cada 3 años serían renovados por otros y que
101
al no generar carrera fueron servidores públicos amateur y su principal función era la de
apoyar al régimen y al ejecutivo.
En el aspecto social, este “animal político” reunió a obreros, campesinos, mineros, maestros;
todos ellos afiliados a organizaciones controladas por el Estado, aspecto que conformó al
corporativismo mexicano, bastión del PRI para controlar, manejar, manipular a las masas,
las cuales, corporativizadas siempre apoyarían al régimen.
Un regla tácita fue la siguiente: en el gobierno sólo debía sobresalir una fuerza política, la
del presidente, y éste no debía tener sombra alguna. Cada nuevo sexenio se conformaba una
nueva élite en el poder, constituida por familiares, amigos y socios del ejecutivo.
Fue un sistema de vasallaje, silencio, disciplina, servilismo (Silva‐Herzog, 2009:41) donde,
además de la figura intocable de ese régimen, un factor se convirtió en una regla básica en
México: la corrupción/lealtad, el método de control político y el otro, el de servilismos.
El PRI fue una proyección depurada del estilo porfirista de gobernar, los ejemplos fueron
evidentes: el corporativismo colectivo y el poder absoluto del presidente. Entendemos al
sistema político mexicano como un régimen en el cual había un vínculo de dependencia y
fidelidad de todas las instituciones y la sociedad hacia el presidente, situación que se
manifestaba en ceremonias especiales, una de ellas, la más emblemática durante décadas: el
informe de gobierno, sinónimo del “día del presidente”.
Todo individuo en el gobierno estaba sometido al servicio de las órdenes presidenciales y
cualquiera que ingresara tenía la obligación de seguir la pauta de “envolver al presidente”.
El silencio era comprado por dinero de las arcas públicas y la disciplina de salvaguardar los
intereses del sistema político mexicano era, desde todos los niveles: proteger al
presidente… por ende se protegía al sistema.
En dicha obligación, los dueños de medios eran vitales pues “A diferencia del amargo trato
que se dio a Excélsior, la relación del gobierno con la mayor parte de los diarios era
marcadamente distinta […] Con otros, definitivamente, no había siquiera el menor esfuerzo,
pues antes de que lo pidiera el gobernante, funcionario o político en turno, las páginas o
espacios de radio o televisión estaban a su disposición” (Rodríguez, 2007:149).
102
Entonces, de forma todavía muy precaria se vislumbra una manera de gobernar en que
implícitamente los medios formaban parte del gobierno, pero oficialmente “eran
independientes”. Al respecto, me gustaría introducir por primera vez un concepto que
veremos a detalle en el capítulo 4, a lo anterior, Jacinto Rodríguez lo llama “la tiranía
invisible” porque es algo que existe pero como lo acabo de mencionar, en apariencia se ve,
pero, oficialmente no existió para la población, porque era parte de la estrategia de
comunicación gubernamental.
Hoy se sabe gracias a los documentos desclasificados del Archivo General de la Nación que
Jacinto Rodríguez analizó en su investigación y que es de donde surge su libro La otra
guerra secreta. Los archivos prohibidos de la prensa y el poder (Debate, 2007).
Para conocer más acerca del concepto de gobierno priísta que fue fundado en la sumisión
incondicional a la autoridad, ejemplo de un poder omniponente pero sin fines
democráticos, sociales o culturales es que a continuación abordaremos al Antiguo Régimen.
3.4 El antiguo régimen
Vino el éxito, la época de abundancia, el augurio de que este país
sería una potencia media, como Francia, y López Portillo perdió el
rumbo... Transformados sus caprichos en actos de gobierno, designó
heredero a Miguel de la Madrid.
(Scherer, 2007:94)
Cuando se acordó la fundación de un nuevo régimen post revolucionario, se pretendió
crear gobernabilidad al hallar en las diferentes posturas consenso con la finalidad de
trascender a otro estado de gobernar. En ese momento la finalidad fue organizar a un
gobierno y terminar con la Revolución.
Aquellos que decidieron ejercer esta transformación vivieron una transición política que
reunía a visiones contrapuestas y en la cual se pretendió desarrollar los principios
revolucionarios. La dificultad de gestar este nuevo pacto social radicó en que las partes
críticas involucradas rechazaron de inicio esta nueva conformación al entrever en ella una
consolidación no democrática.
103
Como consecuencia se segregó a las partes que no quisieron “pactar” el inicio “democrático”
de México y sólo se introdujo a un grupo reducido que se hizo del poder. Aquellos que
criticaban ese acto, obtuvieron como respuesta la confrontación desde el poder y se les
catalogó de revoltosos, delincuentes, subversivos y peligrosos.
De esta perspectiva es que surgiría toda la historia de un México que en 71 años sólo
conoció una forma de gobernar: la autoritaria. Tal vez por eso Jesús Silva‐Herzog Márquez,
incluso después de que ya había dejado de gobernar el PRI en Los Pinos, opina: He escrito
“transición”. Debo decir que a pesar de que está en el título mismo de este libro, uso la
palabra sin placer… Pronunciarla en estos tiempos es como meterse un chicle masticado a
la boca (Silva‐Herzog, 2000:12).
Desde que se conformó el PRI, cualquier visión de oposición (contrapuesta) fue rechazada,
excluida, aplastada. En ese tenor, pertenecer a un pensamiento liberal o de izquierda era
visto como querer levantarse en armas, algo similar a armar una revolución.
El origen de ese sistema político tuvo un concepto básico, el nacionalismo, que incluyó una
visión revolucionaria, que tenía que establecerse por medio de un partido hegemónico y
por lo tanto, cualquier idea de democracia iba después de nuestro nacionalismo.
Para llevar a cabo esa función se ejecutó un acaparamiento de la política, del poder mismo y
se rechazó la posibilidad de cualquier tipo de pluralismo que no proviniera del régimen, así
se protegía a la nación, por medio del autoritarismo como forma ideal de gobierno.
La monopolización del poder se realiza por medio de la significación, es así como el Partido
Nacional Revolucionario en su mismo nombre comenzó por asignarse un carácter de
propiedad de una nación. El uso de los colores de la bandera mexicana en su emblema y
sobre todo formalizando la herencia que dejó la Revolución y sus causas, mismas que serían
efectuadas de manera oficial por un partido “nacional”, con el que se identificaran todos los
mexicanos porque era un verdadero “partido mexicano”. “Lo simbólico es lo que crea la
cohesión” (Silva Herzog, 2000:24). Lo anterior implicó una auténtica expropiación de la
simbología nacional por medio de una institución no democrático y política.
104
El nacimiento del PNR buscó la unidad como factor principal, luego del movimiento armado
de 1910, tuvo una misión pacificadora; era el remedio contra la violencia, un organismo
político de la Revolución Mexicana en un inicio y que en el sexenio de Lázaro Cárdenas se
consolidó al crear una estructura compuesta por corporaciones y que desde su fundación
era una coalición formada de caudillos regionales, una alianza comprendida a lo largo del
territorio nacional.
Se creó para perdurar, para adueñarse del poder y que su institucionalidad no dependiera
de una figura, sino del sistema mismo, uno de carácter circulatorio, que sistemáticamente
fuera relevado, que existiera la transferencia del poder pero con un mismo fondo, el sistema
priísta.
Cada nuevo mandato se legitimaba en las elecciones, las cuales no tenían competencia, no la
había y siempre fueron un simbolismo sin fondo y que entronaba al sumun de ese régimen:
el presidente.
Entendemos al sistema priísta como un largo y complejo proceso de afirmación presidencial
(Silva Herzog, 2000:26) en el que cualquier otro poder está subordinado al ejecutivo,
incluyendo el “partido nacional”, el cual sólo era un negociador de la política mexicana para
prolongar el régimen.
El papel de diversos rotativos en dicha subordinación fue fundamental, un periódico que
cumplió a cabalidad su función de vocero gubernamental fue La Prensa, aliado e
incondicional del gobierno mismo que contaba con una característica básica que le servía
de lleno al Estado y “que le daba sentido único a esa relación: el perfil amarillista de las
noticias, lo que aseguraba en cierto modo una influencia directa en un amplio sector de la
población […] En agosto de 1966 La Prensa alcanzaba ventas de más de 70 mil ejemplares
diarios, mientras que Excélsior y El Universal, dos de los diarios más importantes, apenas
rebasaban 20 mil ejemplares por día” (Rodríguez, 2007:149).
105
Para que el PRI llegara a esas instancias, primero, en el cardenismo se instauró una base de
apoyo social de índole aliancista, herencia directa de la dictadura porfirista y pieza maestra
del PRI: la amistad para hacer política.9
Un favor, es una ayuda, un socorro que se concede a alguien; también una honra, beneficio,
gracia (favor: favor, protección, amor, inclinación). Entonces resulta fundamental
comprender y sobre todo valorar el sentido que en la práctica política determinó el largo
proceso de transición en México, que tuvo una fórmula de origen en el Porfiriato, dictadura
que duró 30 años y que terminaría por el estallido de la Revolución, fórmula que fue
retomada por los principales caudillos revolucionarios y que fue sustento para ejercer otra
dictadura, “la perfecta”.
Para comprender este punto de vista, retomo a Jesús Silva Herzog Márquez: “La Revolución
es antes que cualquier otra cosa, “guerra”. Para combatir al enemigo, en una guerra, existen
las alianzas con la finalidad de congregar a una coalición suficientemente poderosa y
derrotarlo, así Lázaro Cárdenas pasó de las alianzas militares a apoyos permanentes del
estado por parte de sus caudillos regionales, el objetivo fue: ’conformar una base política
socialmente amplia para enfrentar a los enemigos’” (Silva‐Herzog, 2000:33)… palabras más,
palabras menos.
En este entendido las corporaciones sustituyeron a órganos institucionales como el
Congreso de la Unión en una labor elemental: la representación social, dejando de un lado a
la competencia electoral (no había reelección parlamentaria) y el debate legislativo. Por
medio del corporativismo se explotaban las demandas sociales, es decir, el Estado
9 La palabra amistad significa afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Proviene del latín “amicitas”, proviene de amicitia que significa “amistad”, ésta a su
vez proviene de amicus, amigo: ser amistoso y favorable, un amigo político, un camarada.
Así mismo tiene una connotación paralela: merced, favor”, la primera es un premio o galardón que se da por el
trabajo, viene del latín “merces” y significa estipendio, una paga o remuneración que se da a alguien por algún
servicio; del latín “stipendium”: paga a la tropa. Un estipendio era la paga por un año de servicio durante una
campaña bélica o una expedición militar y que solía tener gran remuneración debido a que se exponía la vida.
106
expropiaba las demandas de la sociedad civil para crear un estado de paz, ésa fue una de las
razones de su autoritarismo: una sociedad civil débil en la cual administraba lo que ésta
requería en función de su interés para prolongar el régimen o bien lo anterior fue “la
colonización de sus espacios por parte del Estado” (Silva‐Herzog, 2000:34).
Debemos tener perfectamente claro que este sistema sui generis de organización política
surgido de la Revolución Mexicana fue en realidad una forma de gobierno consensual que
escondió desde su nacimiento su principal característica: un régimen no democrático,
aquel en el que “El tejido corporativo de alianzas es la modernización del edificio
porfiriano, es decir, de la política basada en la amistad” (Silva‐Herzog, 2000:33).
Durante los sexenios del “animal político” las transformaciones hacia un Estado
democrático fueron lentas y poco útiles en realidad. Únicamente cambiaba el representante
de una organización estatal corrupta y autoritaria pero la esencia: irreflexiva y antisocial
perduró a lo largo de sus 71 años.
La normatividad en que se mantenía en el sistema priísta cambió sustancialmente al final
del gobierno de Luis Echeverría Álvarez, quien en plena crisis económica (luego del mal
empleado Desarrollo Estabilizador), nombró sucesor al primer tecnócrata en el gobierno:
José López Portillo.
Usualmente eran elegidos generales o posteriormente lo común fue que el sucesor sería el
secretario de Gobernación, sin embargo, hubo un cambio de rumbo al elegir una tendencia
neoliberal y antipopular al final de los setentas. Cabe destacar que en esa transición hacia
un estado neoliberal se vivió una elección presidencial sin opositor, ya que Acción Nacional
decidió no participar, Silva‐Herzog Márquez opina al respecto:
“El control del oficialismo era apabullante, asfixiante. No obstante ese mismo poderío
resaltaba más claramente que nunca el déficit democrático. Sin una oposición estimable, el
título democrático del régimen era risible” (Silva‐Herzog, 2000:55).
El ex candidato presidencial en 2006, Andrés Manuel López Obrador señala que la crisis del
Estado mexicano a la que nos estamos refiriendo se origina en la década de los setentas,
cuando “un grupo internacional de potentados” decidieron implementar medidas absurdas
107
como la supremacía del mercado, la desregulación de la economía y del sistema financiero,
en otras palabras el neoliberalismo.
“En el caso de México, estas políticas comenzaron a implementarse desde el gobierno de
Miguel de la Madrid (1982‐1988), pero se profundizaron durante el sexenio de Carlos
Salinas de Gortiari (1988‐1994)” (López Obrador, 2010:15).
Ése fue el origen de un cambio reprimido y atrasado desde 1968, que vislumbró no sólo
oportuno sino necesario para darle sustento al régimen, una salida por medio de un
precario fortalecimiento a la oposición que de no haberse dado el sistema pudo haber
colapsado.
La Reforma política de 1977 conducida por Jesús Reyes Heroles, significó el principio del
cambio democrático en México, y para el PRI, tener futuro en el poder, aunque sólo fueran
algunos años más.
El control en la apertura democrática del régimen desistió de su función monopolizante en
1994 debido a factores sociales y políticos que obligaron “a soltar las riendas del proceso”.
En primer lugar: el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo (24 de mayo de 1993), El
levantamiento armado en Chiapas (1º de enero de 1994) y los asesinatos del candidato
oficial priísta Luis Donaldo Colosio (23 de marzo de 1994), y del secretario general del PRI
José Francisco Ruiz Massieu (ex esposo de la hermana de Carlos Salinas, 28 de septiembre
de 1994) .
Hay que señalar que desde el sexenio de Echeverría: “El detonador de la transición fueron
las sucesivas crisis económicas. La longevidad del PRI se debe en gran medida al aparato
clientelar que logró armar […] el PRI no era un solo partido, era una forma de vida, de
repartirse el botín, pues hasta los ochenta hubo mucho que repartir porque México crecía,
porque teníamos petróleo, etc”. Denise Dresser (Aristegui y Trabulsi, 2009:108).
La opinión de la periodista, Dresser, es el punto rojo que en gran medida tiene que ver con
el surgimiento de una prensa civilista por dos cosas, ella señala un periodo, “los ochenta”, y
a “las sucesivas crisis económicas”, estos dos factores serían, tal cual lo dice: un detonante
108
de una organización social que evolucionaba y que tenía mucho que ver con la sociedad
civil.
En otros términos es el producto de gobiernos tecnócratas que heredan de “la dictadura
perfecta” un aparato clientelar que ya no podía ser sostenido por un gobierno neoliberal y
por lo tanto, al no haber ese “botín”, todo lo que se había creado de un Estado paternalista,
consensual y autoritario, se tambaleó, era una nueva “complejidad social” en donde la
prensa cívica aprovechó su momento, y por otro lado, gracias a auténticos periodistas
críticos formados en la escuela del “nefasto Scherer” en pleno “control informativo” de los
setenta (también llamado “Guerra Sucia”) crearían en los ochenta organizaciones
periodísticas que por fin podrían ser autónomas, críticas y con carácter civilista.10
“…a partir de diciembre de 1985 el secretario de Hacienda, Jesús Silva‐Herzog, visitó una y
otra vez las instalaciones del FMI, el departamento del Tesoro y los grandes bancos
comerciales, decidido a engatusar a sus funcionarios” (Volpi, 2006:223).
En 1997, a mitad del sexenio del último presidente priísta, el proceso de debilitamiento del
régimen era evidente, el partido hegemónico dejó de serlo y por primera vez no tuvo
mayoría en la Cámara de Diputados, ese proceso inició en 1977 y se consolidó 20 años
después con resultados notorios, pero que no dejaban de existir dentro de un sistema de
partido único.
“Cuando Jesús Silva‐Herzog regresó de […] la visita a Washington había producido dos o
tres cuartillas que podías leer como la ‘Carta de intención’ del Fondo Monetario
Internacional […] ahí empieza el fin del régimen antiguo”: Manuel Bartlett (Aristegui y
Trabulsi, 2009:26).
A finales del siglo XX, México contaba con alternativas partidistas más fortalecidas y
órganos de imparcialidad, aunque como veremos más adelante, todavía en una edad no
madura. En ese momento se rompió la ley de la hegemonía total y se empezó a considerar
10 Ver capítulo 1: El caso Excélsior, Proceso, Unomásuno y La Jornada
109
el surgimiento del siguiente paso: “El partido que antes llamábamos oficial ya no es la única
escalera al poder” (Silva Herzog, 2000:100).
Antes de continuar con el siguiente tema, que hablará de la retórica oficialista para
conservar el poder, explicaré el porqué de el “nefasto Scherer”, lo haré con base en el
comentario que hace Jacinto Rodríguez, respecto a un panfleto formado en imprenta con el
título El nefasto Scherer. AGN. Fondo DIPS Caja 2928:
“La guerra contra Excélsior se dio en varios frentes. Uno de los más comunes fue a través
del grupo que dentro del diario mantenía diferencias con Scherer y seguidores. Las pruebas
de ellos se quedaron en los archivos de la Secretaría de Gobernación en forma de
comunicados, informes, textos que servían de propaganda y contrapropaganda [a favor del
gobierno y en contra de Scherer y el Excélsior]” (Rodríguez, 2007:135).
Escribe un cooperativista (informante del gobierno): “La llegada de Scherer a la Dirección
General ha sido nefasta […] la orientación comunista [que supuestamente Scherer le estaba
dando al periódico] que pretende darle a las publicaciones de nuestra casa no está
respaldada por la mayoría de los cooperativistas, que no compartimos esa doctrina”
(Rodríguez, 2007:137). El final de esa historia ya lo conocemos.
Sin embargo, mucho antes del golpe al Excélsior y cuando Echeverría aún no era presidente,
ya se conocería el modelo que pretendía el nuevo gobierno; narra Carlos Montemayor en
La violencia de Estado en México: “hay un dato relevante del modus operandi de Echeverría
en el manejo de la información. Julio Scherer García registró en Los presidentes que la noche
del 2 de octubre, en un telefonema urgente recibido en el periódico Excélsior, Echeverría le
informó ‘que en Tlatelolco caían sobre todo soldados’, y apunto de colgar el teléfono había
dejado al aire la frase amenazante: ‘¿Queda claro, no?’ Difícil no reconocer que Luis
Echeverría procuraba así encubrir al menos una parte de la información de los sucesos del
2 de octubre” (Montemayor, 2010:119). De lo anterior se deduce que ¿Sí queda claro que
era una orden, no?
110
3.5 Uso retórico de la transición en México
“Como complemento de este capítulo y para acentuar la necesidad
de que el PRI disponga de un instrumento organizado técnicamente
que desarrolle en su favor una propaganda institucional y no
incidental, se consigna esta idea: <por la acción de la propaganda
política podemos concebir un mundo dominado por una Tiranía
Invisible que adopta la forma de gobierno democrático”
(Rodríguez, 2007:35)
El legado de un régimen autoritario para una sociedad deseosa de un cambio democrático
se reflejó en las tomas de decisiones para la transición. Luego de 1977 se gestaron dos
visiones para una apertura política: 1) el reformismo gradualista controlado por el Estado y
2) una transición pactada que colocase en igualdad de circunstancias a todos los actores
políticos, gubernamentales y no gubernamentales para un auténtico consenso (Cansino,
2009:67).
La primera postura define la estrategia de los últimos años del régimen priísta: sí existiría
una apertura democrática pero de manera paulatina en la que el Estado daría la pauta y
discurso a seguir, abriendo la confrontación también en el ámbito ideológico.
Dicha postura sigue vigente a la fecha aunque con una oposición más desarrollada, su
función fue mostrar una voluntad de cambio por parte de la élite priísta, sin embargo, su
verdadero objetivo fue que el PRI se mantuviera en el poder algunos años más.
La segunda postura fue clara y necesaria aunque no lo suficientemente consolidada en el
régimen para una transición por consenso en la cual se aprobara el nuevo modelo a seguir y
donde el aspecto electoral no era la pieza clave, pues se consideró reduccionista.
Si no se solidificó esta última estrategia se debió a que la élite priísta jugó un papel de
neutralización de la “disidencia”, cualquier postura diferente a sus intereses era peligrosa y
por lo tanto había que anularla. Por otro lado, para la continuidad del régimen se optó por
mantener el mismo sistema, a menos que algo representara un verdadero peligro y
entonces se modificaba.
111
La hegemonía priísta durante los últimos 20 años del siglo anterior, actuó con cautela
administrativa, el poder desde un ámbito ideológico (mayor apertura democrática) pero
contó con discursos engañosos con argumentos altamente populistas y sin trasfondo que
definen perfectamente ese periodo de la transición en México: se proponía una voluntad de
un “verdadero cambio” aunque lo único que se pretendió fue la prolongación del partido
hegemónico.
Para ejecutar ese tipo de movimientos políticos, el viejo PRI siempre contó (hasta el final de
su largo periodo en la presidencia [2000]) de sus fieles amigos, los dueños de periódicos
que estarían con el sistema hasta el final. Más allá de los logros democráticos obtenidos por
luchas sociales, por políticos de oposición o por la ciudadanía que se manifestaba, el sistema
político priísta seguía contando con medios como El Nacional o el Novedades que
prácticamente eran periódicos oficialistas: “la relación era de absoluta obediencia, situación
que en este caso a nadie debe sorprender, pues en la naturaleza misma de El Nacional era
tal” (Rodríguez, 2007:122).
Los logros en el terreno democrático para la sociedad mexicana no tuvieron “una
concesión… sino una conquista de movimientos y organizaciones políticas emergentes”
(Cansino, 2009:70), conquista que entraría en constante conflicto con la visión gradualista
impuesta por el Estado y que manejaría una retórica de confrontación para prolongarse en
el poder.
La transición se vistió como democrática bajo el discurso sin sustento alguno. Para un
análisis más profundo de la situación, el politólogo César Cansino adopta el postulado
teórico del científico social Albert E. Hirschman y adapta las visiones previamente
mencionadas (gradualista y transición pactada) al modelo de Hirschman para comprender
los discursos políticos y sus mensajes ocultos.
La primer postura será la de los “reaccionarios”, aquellos que propusieron una reforma
controlada por el Estado; la segunda pertenece a los “progresistas”, quienes optaron por
una transición pactada entre todos los miembros (oposición).
112
Los “reaccionarios” pretendieron exhibirse como “gradualistas” y cuando no, optaron por la
intimidación, el retardo o la confusión en el mensaje transmitido. La consecuencia fue la
provocación desde un ámbito ideológico contra la otra facción.
3.5.1 La tipología de Hirschman: tres clases de discursos políticos
cualquier análisis crítico a nuestra norma fundamental [la
Constitución de 1917] demuestra que es una constitución
pensada y diseñada para perpetuar a un régimen autoritario.
(Cansino, 2009:88) Hirschmann busca construir una tipología que explique en qué consisten los imperativos de
la argumentación, aspectos que dan forma aquellos discursos tautológicos, que sólo usan la
retórica en forma limitada pues la verdadera comunicación con el otro se soslaya, y sólo se
pretende de manera alienada elaborar construcciones semánticas para legitimarse sin
buscar, en ningún momento, el entendimiento con la otra parte.
Su estudio se cimienta en un recorrido histórico de dos siglos, desde las ideas que se
opusieron luego de la Revolución francesa “a la afirmación de la igualdad ante la ley y de
los derechos civiles en general, hasta la crítica más reciente al Estado benefactor y las
tentativas de deshacer o reformar algunas de sus medidas, pasando por el largo
movimiento que en su tiempo se opuso al sufragio universal” (Cansino, 2009:72).
Para lograr ello, expone tres clases de discursos: tesis de la perversidad, tesis de la futilidad
y tesis del riesgo.
a) La tesis de la perversidad señala que cualquier intento por cambiar a la sociedad
resultará en sentido opuesto al propuesto, tiene la cualidad de ser sencillo, sugestivo y
devastador y es efectivo en el público en general. Su mensaje dirá que cualquier intento
fracasará a causa de una serie de consecuencias inesperadas.
Ejemplo: Una apertura democrática sin frenos o controles puede generar respuestas
autoritarias y un retroceso en las libertades alcanzadas.
Lo que se expone en este argumento “perverso” es que el Estado debe llenar la batuta en la
toma de decisiones para una apertura, pues de no ser así puede haber consecuencias
desastrosas. En opinión de Cansino “Sólo es posible estar de acuerdo con proposiciones de
113
este tipo si nos adscribimos a una concepción del intelectual como cortesano administrador
de armonías” (Cansino, 2009:80).
Este tipo de discurso es una muestra de enorme peligro para la consolidación de un estado
democrático al infringir miedo a la sociedad y le otorga autenticidad y apoyo a la manera de
proceder del gobierno.
b) La tesis de la futilidad afirma que cualquier intento de transformación será superficial e
ilusoria, la estructura social permanecerá intacta y su objetivo será desprestigiar al
oponente al señalar su incapacidad, desmoralizándolo y humillándolo.
Visto de otra manera: las acciones humanas son impotentes, por lo tanto nada cambiará. El
mejor ejemplo de esta tesis salió de la boca de Ernesto Zedillo: México no requiere de una
transición democrática, pues el país ha contado durante décadas con una democracia formal.
A lo sumo, requiere profundizar la “normatividad” democrática.
c) La tesis del riesgo habla de que un cambio buscado o deseado tendrá un costo altísimo,
por lo tanto todo debe quedarse como está.
Ejemplo: El PRI es el único partido que cuenta con la experiencia necesaria para gobernar,
por lo que el eventual triunfo de un partido de oposición sólo puede generar caos y violencia.
Este argumento fue usado en épocas electorales en 1994 y a lo largo del salinismo su
variante fue este mensaje: Una apertura democrática sin frenos o controles puede acarrear
serios problemas que amenacen la continuidad del proyecto económico.
Argumento con contenido persuasivo, pero en los hechos resulta fácilmente refutable: el
levantamiento guerrillero en Chiapas, la violencia política in crecesndo y la crisis económica.
El uso discursivo sin fundamento degeneró las cualidades de un debate necesario para
alentar la apertura democrática y alienar a la sociedad como en el caso del primer ejemplo
de este tipo de discursos. Lo irracional siempre debe ser combatido con el buen criterio, “no
hay razones para suponer que un relevo partidista en el poder debía ir acompañado de caos
y violencia” (Cansino, 2009:79).
114
La perspectiva discursiva que se empleó para conservar una transición “gradualista”
durante los últimos años del PRI en el poder sólo trajo consecuencias que denostaron a la
opción progresista y retrasaron el arribo de una democracia más consolidada. Esto último
es un perfecto ejemplo desde el ámbito discursivo de por qué una prensa civilista generó
gran expectativa respecto a la retórica gubernamental, por ejemplo, respecto al
levantamiento armado de indígenas chiapanecos, la investigadora estadounidense, Sallie
Hughes opina que:
“Al cubrir acontecimientos como el levantamiento zapatista muchos periodistas en México
se sentía satisfechos de que su trabajo ayudara a movimientos y actividades sociales en
áreas tales como derechos humanos, feminismo, derechos indígenas y medio ambiente”
(Hughes, 2009:26).
Lo importante aquí, es comprender que el discurso oficialista estaba desgastado y cuando
se detona un acontecimiento, que repercutió a nivel mundial, como lo fue el levantamiento
armado del EZLN, en un sistema político desgastado y luego de que el gobierno bombardeo
pueblos de influencia zapatista en Chiapas, es vital establecer un lazo entre una nueva
sociedad y un ejercicio periodístico que buscaba ejercer una profesión que se había limitado
a ser repetidor de instancias oficiales.
Cuando llevan a cabo esa vocación periodística con valores y con un sentido que no tuviera
detrás de sí el ordenamiento gubernamental se da una apertura profesional hacia la
ciudadanía: “El contacto con la sociedad civil parecía permear las identidades profesionales
de los periodistas [civilistas] ciudadanos durante la transición política” (Hughes, 2009:27).
Por su parte, la sociedad civil, en ese contexto histórico, cuando percibe que sus
necesidades informativas son tomadas en cuenta por parte de un medio de comunicación, y
que no sólo existe una imposición gubernamental en el manejo de los mensajes, responde
con una apertura extra estatal, que reflejaba su idiosincrasia ciudadana, y que es consciente
que el medio la fortalece. En el capítulo 4 daré los pormenores de este modelo de
periodismo cívico.
115
Acerca de mecanismos de control informativo para crear gobernabilidad en un sistema en
apariencia democrático, desarrollaré en el capítulo 4 este aspecto, tema que está
estrechamente ligado con el presente punto.
A continuación trataremos un tema sumamente interesante, el nacionalismo en la
transición en México y dentro del cual abordaremos a uno de los intelectuales a nivel
mundial más importantes del siglo XX: Octavio Paz.
3.6 El nacionalismo en la transición mexicana
La clave radica en el pasado, en un profundo pasado subconsciente
que está vivo en los mexicanos de hoy
(Riding, 2006:14)
Una fuente inagotable de legitimación en la transición mexicana fue la manipulación de la
cultura nacionalista, un arma política e ideológica para conservar valores, iconos e ideas
que en ausencia de un gobierno democrático sirvió para organizar a la sociedad desde el
Estado.
En los años treinta los grupos políticos triunfantes de la Revolución ya unificados en el
Partido Nacional Revolucionario delinearon ideológicamente los rasgos centrales de su
discurso del poder para dar coherencia y legitimidad al Estado: el nacionalismo
revolucionario. (Cansino, 2009:94).
Fue un modelo eficaz dada su larga estancia en el poder, congregó a la nación en torno a lo
nacional y a lo revolucionario pero engendró al autoritarismo como medio. Se empleó
según momentos e intereses, redujo las contradicciones entre clases (populismo) y proveía
un sentimiento de identidad nacional, con lo anterior se prevenía de neutralizar a cualquier
oponente que no fuera afín a un Estado nacional… dominado todo por un partido “nacional”
(Silva Herzog, 2000:41). Aquí, rescato un aspecto que desarrollaré más adelante y que Jorge
Volpi lo define así: En México sólo se puede ser intelectual crítico si se participa en alguna
medida en las estrategias del poder (Volpi, 2003: 448).
116
En el cardenismo se concentró el periodo clave para acentuar el sentido nacionalista
necesario que masificó y reunió a los patrones de identidad de nuestra cultura popular: la
época de oro del cine nacional; el muralismo, que exaltó a lo máximo el folclor mexicano; la
Revolución; la causa obrera, los campesinos, lo ancestral, el comunismo y el
antiimperialismo. Todos ellos elementos fundamentales para distinguir a México del
exterior y recrear la historia nacional desde los libros de texto gratuitos.
Esta característica del Estado mexicano daría sustento a una característica elemental de la
transición de nuestro país, el populismo como forma sistemática de gobierno.
El nacionalismo fue convertido en ideología, hecha de tal manera que siempre se podía
modificar y que se basa (a la fecha) en una reivindicación del pasado indígena, el
guadalupanismo, el mestizaje, los atributos naturales, etc. Fue durante mucho tiempo una
creación discursiva originada desde el Estado y que mediante el partido único se articulaba
en la sociedad de clases.
Las élites en el poder redefinen con un objetivo en particular el sentido de las
significaciones en la estructura ideológica nacionalista, lo que se pretende es legitimidad.
En el caso de México, esta medida de legitimación se debió a una profunda división luego de
la lucha armada de principios del siglo XX y que de 1917 vivió un proceso de consolidación
hasta 1929, con una meta elemental, consolidar un renovado Estado proveniente de un
levantamiento revolucionario.
Mediante el uso nacionalista con fines gubernamentales, destacan ciertas palabras que
delinean al México priísta en toda su extensión: paternalismo, populismo, desarrollismo,
antiyanquismo; palabras que según fuera necesario se explotarían más y sustentarían los
intereses oportunistas del gobierno mexicano.
La manera de concebir al Estado y a sus instituciones la dictaba el mismo gobierno, un
sistema político presidencialista, un partido nacional y popular que se interesaba por las
causas “sociales” (corporativismo), un sistema sin partidos y un Estado benefactor.
Esta idea que antepone todo lo nacional sobre cualquier otro aspecto es un elemento de la
cultura del mexicano que proviene esencialmente de una actitud victimista construida a lo
117
largo de varios siglos, que, para aislar la conducta explotadora que países extranjeros
instauraron en México provocando saqueo y miseria al interior de nuestro país.
Octavio Paz, en su majestuosa obra El laberinto de la soledad, escrita a mediados del siglo
pasado, analizó esta percepción sumamente introyectada en el mexicano, y en la cual más
allá de señalar que la cultura mexicana tiende a echar la culpa a otros de los males propio,
explora las razones por las cuales la memoria colectiva nacional es víctima de sí misma.
Este libro del único nobel de literatura de México, no resulta un simple escrito
intrascendente, porque precisamente de la razones que el nieto de Ireneo Paz11 esboza
nítidamente en sus 8 ensayos contenidos en ese trabajo, es en buena medida la sustancia
básica de lo que el PNR se basaría para idear la construcción de un Estado
posrevolucionario.
Lo anterior quiere decir una cosa, que Octavio Paz analiza el inconsciente del mexicano
ancestral que produjo al mexicano introyectado del siglo XX. Por su parte, el grupo que
quedó en el poder, cuando se formaliza la transición de la Revolución al Estado priísta, se
remite (por practicidad) a medidas paliativas que le darían legitimidad y sustento a un
régimen pacificador, aspectos que están muy relacionados con el concepto que el poeta y
ensayista desarrollaría posteriormente en su obra y tema que a continuación elaboro.
México es un país donde convergen distintos niveles históricos:
“Nuestra historia reciente abunda en ejemplos de esta superposición y convivencia de
diversos niveles históricos: el neofeudalismo porfirista (uso este término en espera del
historiador que clasifique al fin en su originalidad nuestras etapas históricas) sirviéndose
del positivismo, filosofía burguesa, para justificarse históricamente; Caso y Vasconcelos —
iniciadores intelectuales de la Revolución— utilizando las ideas de Boutroux y Bergson para
combatir al positivismo porfirista; la Educación Socialista en un país de incipiente
capitalismo; los frescos revolucionarios en los muros gubernamentales […] Todas estas
11 Ver 1.5 El Hijo del Ahuizote
118
aparentes contradicciones exigen un nuevo examen de nuestra historia y nuestra cultura,
confluencia de muchas corrientes y épocas” (Octavio Paz, 1950:2).
El estilo mexicano contiene además una característica que destaca al margen de lo antes
expuesto, mira hacia el exterior e importa ideas para concretarse a sí mismo, o bien, para
simplemente justificarse, y donde el porfirismo se erige como base en la formación del
mexicano moderno.
La cultura nacional proviene de un mundo único que hasta el siglo XVI era desconocido para
el viejo continente, por lo tanto, era distinto, desconocido y por ende incomprendido. Al
trascender el proceso de mestizaje se creó en el sujeto mexicano un sentido de soledad, por
su cultura perdida, por sus raíces distintas; de inferioridad, porque a sus antepasados se les
conquistó, lo cual no es factor indispensable para que se humillara a lo largo del tiempo,
sino que proviene de una cultura conquistada y en este caso, el extranjero es el
conquistador, uno que de paso fue confundido con el dios Quetzalcoatl. En conclusión,
existe un individuo que está en soledad y que tiene un sentimiento de inferioridad.
“El sentimiento de soledad, por otra parte no es una ilusión –como a veces lo es el de
inferioridad– sino la expresión de un hecho real: somos, de verdad distintos. Y, de verdad,
estamos solos” (Octavio Paz, 1950:5).
Para no sentirnos solos es que adoptamos esas formas externas, más como una medida
mitigante de nosotros mismos que como una solución. Paz hace una analogía con respecto a
la naturaleza de la vida del mexicano y el estadounidense, por ejemplo. En México la
realidad es por sí misma, ya estaba, ha estado desde siempre; en Estados Unidos, no, es una
vida creada por el hombre (no existía): “El mundo ha sido construido por él y está hecho a
su imagen: es su espejo” (Octavio Paz,1950:6).
El mexicano busca su origen en esa realidad de la que fue despojado en sucesivas ocasiones,
las dos más evidentes fueron en primera instancia en 1521, durante la Conquista y
posteriormente ya en un ambiente mestizo, en 1821, en la Independencia, cuando el “sueño
español” fue retirado del mexicano, y así como la cultura mexica en su momento, el sueño
español fue “roto y manchado”, sin embargo, en una sintonía similar al proceso de tres
119
siglos atrás, la gente que se creó en ese entorno (realidad) la busca, la anhela y espera y
pretende volverla a encontrar, es por eso que “En cada hombre late la posibilidad de ser o,
más exactamente, de volver a ser, otro hombre” (Octavio Paz, 1950:9).
Algo característico del mexicano es la auto‐alienación a la que se somete. La soledad a la
que está sujeto no sólo lo aísla de los demás y del mundo, sino de sí mismo. Es un muro
virtual que se establece desde el lenguaje <reticente>, que como su definición misma lo
dice: Efecto de no decir sino en parte, o de dar a entender claramente, y de ordinario con
malicia, que se oculta o se calla algo que debiera o pudiera decirse. De ahí la frase: <al buen
entendedor pocas palabras>.
El resultado es un efecto hermético del que claramente se evidencian formas reiterativas en
la vida político‐social mexicana. Se muestra la hombría al no rajarse, concepción con lo que
se defiende del exterior y adquiere la cualidad de macho, pues, para ser hombre no se debe
uno <rajar>, pues sólo las mujeres, seres inferiores que están heridas de por vida, porque
en su sexo <su rajada> está la explicación: al entregarse, <se abren>.
Los cobardes son los que se abren y son unos traidores, quien se abre ha sido violado en su
intimidad y ha perdido su hombría, lo que resulta mucho peor que humillarse o agacharse.
Se tiene una escuela que a enseña ser estoico (antes que ser humano) y se sufren las
pérdidas con dignidad y donde “la resignación es una de nuestras virtudes populares”
(Octavio Paz, 1950:11).
La idea a la que quiero llegar es que este tipo de actitudes tienen consecuencias a nivel
social que han edificado una transición política fracturada y que tiene como estandarte
monumental a el siglo XIX mexicano y aunque Octavio Paz critica a los liberales por haber
sido los que provocaron mediante la imposición de la Constitución de 1857 esta afección,
pues la consecuencia inmediata fueron la Dictadura de Porfirio Díaz y consecuentemente, la
Revolución de 1910, el mexicano en sí mismo es cerrado y eso ha propiciado estos
resultados.
El proceso histórico que la prensa ha vivido especialmente en estos tres momentos que
anteceden al régimen priísta revelan una cosa, por ejemplo, es verídica la conclusión a la
120
que llega el nobel de literatura al definir al mexicano como un ente hermético, basta ver el
papel que jugaron los liberales en la Reforma; impusieron su estilo de pensar y no sólo eso,
crearon un código normativo donde se cercioraron que quedara establecido.
No hay que olvidar que, a su vez, esa respuesta liberal fue producto de una dictadura de
años atrás, la de Santa Anna. Más allá de lo vanguardista que pudo haber resultado esa
Constitución y lo avanzada en términos de libertad de expresión generó encono, tal vez, una
aproximación a la discrepancia que expresa Octavio Paz respecto a la manera de proceder
de los liberales de la Reforma es que literalmente impusieron su pensamiento, mostraron
ese hermetismo arraigado en su ser, en términos del ensayista, manifestaron a gritos su
tremenda soledad.
La Constitución de 1857 trató de acercar a México a un gobierno demócrata y cerciorarse
de que no regresaría más un estilo monárquico, en ese sentido, el clero fue el gran afectado
y el gobierno de Benito Juárez hirió de muerte a la Iglesia, no es tema de este trabajo, pero
por lo menos ese hecho sí implico eso mismo que menciona el poeta, el surgimiento de un
profundo conflicto entre dos bandos que con constitución cosmopolita y muy avanzada, lo
que devino fue una dictadura que duró 30 años y que prácticamente cobró venganza, chingó
en toda la extensión de la palabra al mexicano y a un pacto social que si no estaba
construido aún, lo fracturó gravemente hasta encontrar como solución un paliativo, el PNR;
pero ya después de una dictadura y de un movimiento revolucionario que dejó alrededor de
10 millones de muertos.
Entonces, aquí, mediante la idiosincrasia del mexicano resalta ya un proceso tripartito que
inicia en la Reforma, pasa por el Porfirismo y concluye en la Revolución, situación de la que
emergería en 1929 el Partido Nacional Revolucionario; producto de simulaciones de
procesos anteriores y momento histórico del mexicano que bien se puede definir, por su
conformación sexenal presidencialista como un sistema en que “cada minuto hay que
rehacer, recrear, modificar el personaje que fingimos, hasta que llega un momento en que
realidad y apariencia, mentira y verdad se confunden” (Paz, 1950:15).
En ejemplos no cesamos con poderosas ejemplificaciones, como el Desarrollo Estabilizador,
o como en el lopezportillismo se elevó a México por momentos de auges petroleros a
121
niveles de primer mundo, o bien, ser sede de competiciones a nivel mundial (México 68,
México 70 y México 86) y aparentar: “simular es inventar o, mejor, aparentar y así eludir
nuestra condición” (Paz, 1950:15).
En cuanto a la cuestión ritual del mexicano, es evidente que ama la fiesta, la reunión. Se
festeja a lo grande en los múltiples días feriados y en especial el 15 de septiembre cuando
en todo el país se conmemora un aniversario más del inicio de la lucha por la
Independencia. El 12 de diciembre, se suspende el tiempo, es una fiesta que “nos ofrece un
presente redondo y perfecto, de danza y juerga, de comunión y comilona con lo más antiguo
y secreto de México” (Paz, 1950:18).
Eso a nivel nacional, a nivel regional y local, cada pueblo, primero que nada tiene su santo
patrono; en los barrios cada año se celebra fiestas, ferias, ceremonias.
Y si no basta con la irrealidad del auge petrolero, el mismo ensayista relata la cultura
mexicana desde los que gobiernan:
“Son incalculables las fiestas que celebramos y los recursos y tiempo que gastamos en
festejar. Recuerdo que hace años pregunté al Presidente municipal de un poblado vecino a
Mida: ‘¿A cuánto ascienden los ingresos del Municipio por contribuciones?’ ‘A unos tres mil
pesos anuales. Somos muy pobres. Por eso el señor Gobernador y la Federación nos ayudan
cada año a completar nuestros gastos’. ‘¿Y en qué utilizan esos tres mil pesos?’ ‘Pues casi
todo en fiestas, señor. Chico como lo ve, el pueblo tiene dos Santos Patrones.’” (Paz,
1950:18). En la fiesta siempre es “otro tiempo”. Quizá por eso, en la política nacional los
“sabadazos” siempre fueron tan efectivos.
El periodismo cívico es básico para la sociedad civil en ejemplos como el anterior, su trabajo
consistirá en exponer cuáles son las necesidades primordiales para la sociedad y en caso de
que se esté haciendo un uso inadecuado del presupuesto, se mostrará el dispendio
gubernamental, situación que contribuye a una sana rendición de cuentas por parte de las
autoridades (Hughes, 2009).
Las medidas nacionalistas en la República Mexicana no han sido simples invenciones por
parte de los gobernantes sino una medida que buscó ir a las raíces del ideario colectivo pero
122
que no necesariamente buscaba su bienestar, sino la prolongación del régimen. Luego de un
breve recorrido por un lado analítico‐filosófico a través del estudio de Octavio Paz, otros
personajes han vislumbrado el horizonte de lo nacional.
El sociólogo Alan Riding describió al ex presidente Cárdenas como un mestizo de origen
tarasco, que mostró su preocupación por el hombre común y corriente y que ya en el poder
“siguió escuchando las quejas y los problemas sociales como si estos contactos mantuvieran
vivo su fervor reformista” (Riding, 2006:69).
El mexicano hace una mezcla de lo ritual y lo jerárquico por medio de una gran capacidad
de negociación, prueba de ello es que el sistema presidencialista pudo durar durante tantos
años. El presidente “Forma parte de una ecuación de intereses, tradiciones, principios y
supersticiones mucho más extensa y compleja, que lo coloca en su puesto y que sostiene su
autoridad” (Riding, 2006:86).
En el PRI gobierno era tan importante la figura del presidente, que esa descripción de una
“ecuación de intereses” parecería quedarse corta a como literalmente era. En el sexenio de
Díaz Ordaz ocurrió un suceso relacionado con la prensa que expresa lo intocable que era la
investidura del ejecutivo y al mismo tiempo mostraba lo intransigente del sistema político
mexicano de entonces.
El acontecimiento al que me refiero tiene que ver con “La historia del Diario de México,
[misma que] para su desdicha, queda reducida a la triste referencia de un par de fotos mal
puestas en su página 3 del 23 de julio de 1966 y que, de acuerdo con las varias versiones
que existen de este asunto, definiría su existencia, su futuro todo” (Rodríguez, 2007:114).
En esa plana se publicaron dos fotografías, una era una convención al estilo típico del
priísmo de esos tiempos, muchedumbre, alabanzas al presidente y al fondo la foto de Díaz
Ordaz; la otra foto tenía a un par de mandriles.
“Todo estaba bien salvo los pies de foto. Estos se habían publicado al revés. El de la
convención de gasolineras con todo y foto de Díaz Ordaz en el fondo, decía: ‘Se enriquece al
zoológico. En la presente gráfica aparecen algunos de los nuevos ejemplares adquiridos por
las autoridades para divertimento de los capitalinos’ […] El pie de foto de los mandriles
123
daba cuenta de la reunión de gasolineras: ‘Al iniciarse ayer la IV Convención Nacional
Ordinaria de la Unión de Expendedores…’” (Rodríguez, 2007:114‐115).
En agosto de ese año ya se había decido desde gobernación el destino de ese rotativo y su
error se vio exhibido cuando en ese mes la publicidad oficial había sido cancelada y sus
reporteros fueron segregados de los actos oficiales. En 1969 dejó de publicarse.
El mexicano siente orgullo de sus raíces indígenas, los edificios gubernamentales están
recubiertos con murales y esculturas que exaltan este sentido precolombino, los granes
museos mexicanos albergan auténticas joyas prehispánicas.
La tradición y el espíritu indígena que se ha conservado pese al trabajo de conversión que
realizaron frailes franciscanos, dominicos y jesuitas en los siglos XVI y XVII ya que “A la
larga, incluso la Iglesia aceptó el sincretismo indígena del cristianismo y el paganismo,
donde los antiguos dioses muchas veces asumieron la identidad formal de los santos
católicos, pero conservaron sus poderes tradicionales, invariablemente relacionados con el
clima, las cosechas, la salud, la defensa contra enemigos externos y la devoción por los
muertos” (Riding, 2006:259).
Por eso, no fue muy extraño que durante el Cardenismo se elevara a sagrado lo indígena,
pues: “el mundo aparentemente gris de caminos de barro y casuchas de adobe, adquiere
vida con leyendas mágicas que refuerzan la filosofía, la religión y las costumbres sociales de
las personas” (Riding, 2006:259).
Entonces el mexicano moderno manifiesta creencias, costumbres y “supersticiones
religiosas” que forman parte esencial de la familia, y si no, la Virgen de Guadalupe no
existiría a la fecha, tampoco la Basílica ni sus millones de visitantes cada año ni el proyecto
de la Plaza Mariana por el cual el hombre más rico del mundo, Carlos Slim donó 800
millones de dólares para su creación.
Bajo este precepto, en regiones rurales perdura la imagen del “padrecito” que es un
potencial líder de su respectiva comunidad y al que la gente del pueblo acude en busca de
protección y consejos (Riding, 2006:290).
124
Este uso nacionalista de lo indígena, de lo prehispánico se desarrolla hasta en la educación y
la prueba latente fue José Vasconcelos y la Universidad Nacional, su lema “Por mi raza
hablará el espíritu” proviene de su profundo estudio acerca del pasado indio y siempre
estuvo estrechamente relacionado con la idea de la “raza cósmica” (Somos indígenas de
cuerpo y alma. El idioma y la civilización son españoles: Vasconcelos).
En fin, el legado de Cárdenas no tardó mucho en llegar y sus obras discursivas no pudieron
ser más claras en sus objetivos: “Hablamos de mexicanizar los recurso naturales, sin darnos
cuenta que también es necesario mexicanizar nuestros recursos humanos” Luis Echeverría
(Riding, 2006:245).
Si el uso de un nacionalismo ha sido objeto de mal uso y aparentar una naturalidad de un
estado mexicano, a continuación presento otro síntoma grave de “la dictadura perfecta” y
que en buena medida está profundamente ligada con un aspecto de cultura nacionalista: el
populismo.
Se definirán las características elementales del fenómeno del populismo, sus dos vertientes
generales: el populismo premoderno y el populismo posdemocrático; y en la parte final se
describirán a los diferentes periodos populistas y a qué tipo de populismo pertenecen.
Antes de pasar al siguiente tema, me gustaría recuperar una reflexión que hace Silva‐
Herzog Márquez en El antiguo rumien y la transición en México en el capítulo de El Sultán y
la mujer dormida.
En él relata que José López Portillo estando a bordo del avión presidencial Quezalcóatl II y
“Desde el aire, recordaba el día en que el poder se hizo palpable y rotundo. Ante la imagen
de la Coyolxauhqui desenterrada, el presidente saboreaba su dominio sobre la historia.
‘Aquel 28 de febrero de 1978, sentí pleno y redondo poder: podía, por mi voluntad,
transformar la realidad que encubría raíces fundamentales de mi México’ La voluntad
presidencial rescataba los lugares sagrados, rehacía el trazo de la ciudad, abrazaba el
origen. La palabra de un hombre lograba reconciliar a México con el eje de los astros, ‘Y yo
tenía el poder para rescatar el espacio y redimir tiempos nuestros. (…) Y pude hacerlo.
125
Simplemente dije: exprópiense las casas. Derríbense. Y descúbrase, para el día y la noche, el
Templo Mayor de los aztecas’” (Silva‐Herzog, 2000:40).
Ser presidente en tiempos del PRI gobierno era la concentración de un poder metafísico
algo que según Gabriel Zaid, era definido como ser “jefe de estado, de la ciudad‐estado y de
los 31 estados; del poder ejecutivo, legislativo y judicial; de las guardias presidenciales, del
ejército, la fuerza aérea, la marina y los cuerpos de policía, del partido oficial, los
altoparlantes, la televisión; de las vías y los medios de comunicación […] y hasta de los
accionistas, supuestamente dueños de todo”, así lo describía en su ensayo La economía
presidencial publicado en la revista Vuelta en 1987.
En relación a los medios de comunicación aquel poder supremo se describía de la siguiente
manera: el 3 de octubre de 1968, Jacobo Zabludovsky, titular del noticiero estelar de
Televisa (y que lo sería hasta 1998), recibió una llamada del Díaz Ordaz, quien le reclamó al
empleado de esa televisora “que hubiese aparecido en su noticiero portando una corbata
negra”, Jacinto Rodríguez acota: “Si el Presidente podía controlar hasta el color de la corbata
del locutor, eso lo dice todo” (Rodríguez, 2007:279).
Hasta este punto, haré énfasis en una cosa, inicié este capítulo con una cita que remite al
uso de un verbo idiosincrásicamente ligado al mexicano, chingar; decidí enfatizar en la
concepción presidencialista del poder con base en la opinión misma de López Portillo, del
amigo de la infancia de Echeverría, del primer tecnócrata en el gobierno mexicano, de quien
Denise Dresser indirectamente señala como el responsable de las políticas financieras que
llevaron a México, a “…mi México” a las recurrentes crisis económicas, ese detonante de un
cambio social, esa manera de chingar al mexicano que ya chingado y jodido, todavía debía
recibir más la fuerza del Estado hasta ser reducido a la miseria moral, y luego tener que ser
rescatado gracias a la Solidaridad de gobiernos como el de Salinas de Gortari.
Esa manera de chingar es la que deseo que con esfuerzos como el de “el nefasto Scherer”, el
de Jacinto Rodríguez, el de Lucio Cabañas, el de Carlos Montemayor, el de Sallie Hughes, el
de Marco Lara Klahr, el de Víctor Ramos, el de Ricardo Flores Magón, el de Miguel Hidalgo,
se manifieste tajantemente que no habrá peor juez que la historia, que esa visión de
humillar, castigar y ofender la dignidad de los mexicanos por parte de la miseria de los
126
dictadores, de los gobiernos del PRI, de los tecnócratas… siempre sea recordada y sea
temida y que su política restrictiva de medios sea su propia condena “Por eso el miedo a las
letras impresas. Por eso” (Rodríguez, 2007:143).
Y que “Los fuertes –los chingones sin escrúpulos, duros e inexorables– [aquellos que] se
rodean de fidelidades ardientes e interesadas. El servilismo ante los poderosos
–especialmente entre la casta de los ‘políticos’, esto es, de los profesionales de los negocios
públicos– […] No importa. Su riqueza o su influencia en la administración les permite
sostener una mesnada que el pueblo llama muy atinadamente, de ‘lambiscones’ (de lamer)”
(Octavio Paz, 1950:32).
3.7 El populismo y la transición democráticopolítica en México
México ha sido y es un cliente frecuente del fenómeno populista
(Cansino, 2009:106)
El populismo en las democracias suele manifestarse tras periodos impopulares de algún
gobierno en donde se trastoca el orden institucional y cuenta con un uso arbitrario del
discurso con el que se pretende establecerse en el poder.
Mediante su principal cualidad semántica, “la personalización del poder” el caudillo se ubica
por encima de las instituciones y da pie al segundo elemento, se vuelve un “sujeto popular”
pues muestra una imagen de estar más cerca de la gente que otros políticos y sólo hay una
distancia simbólica con el pueblo éste a su vez sólo puede hablar a través de su líder.
Es así que un tercer elemento señala que la única esperanza está en las masas y el líder es la
boca del pueblo. Por medio de una cercanía obnubilada con la gente, éste se vuelve guía al
que recurren las masas.
Mediante el poder de la gente hay un acoso latente a las instituciones, los puede movilizar
en cualquier momento con un gran impacto mediático y político. El pueblo se vuelve la
sustancia de la vida democrática y la ley reside en las masas, en la gente y no en las
instituciones.
127
Existe un uso retórico del discurso, crea expectativas populares y es altamente dramático
con la finalidad de disminuir la reflexión y se refugia en la idea del futuro.
El grado evolutivo de un gobierno determinará la tendencia populista de un gobierno, a
mayor crecimiento, menor será el rebase a los marcos institucionales por parte de grupos
políticos, auténticas camarillas inmersas en la vida política que suelen apoderarse de las
instituciones.
Por parte del líder, en una democracia consolidada, es poco probable una personalización
de la política; es la sociedad civil en su conjunto la que retoma cierto liderazgo, el cual se
logra a través de órganos de representación ciudadana, mismos que fungen como
intermediarios en la elaboración de políticas.
En un sistema político moderno, la oposición incrementa su nivel de protagonismo en la
cultura de masas. Los medios de comunicación permiten la presencia de otros actores
políticos en sus espacios debido a que las medidas de control y de cooptación de disidencia
no se manifiestan como en un sistema autoritario donde la sociedad civil ocupa un lugar
secundario.
El populismo en la actualidad es un simple exceso de realidad – mediante una política
discursiva se trastoca lo que acontece en una nación mediante la exageración, la falsedad y
el dramatismo.
Los “grandes caudillos” son líderes que tomaron el control de un gobierno poco
consolidado, con instituciones rebasadas y alta corrupción. Se legitiman con el método de
las mitologías que en su contenido pretenden llevar a una situación anterior o posterior en
la cual se originó/desembocará todo el mal.
Al transmitir este tipo de política se sustenta su poder en la capacidad de movilización
social que estará guiada por el líder que los defenderá de ese que señala en su mitología
discursiva. Se consolidará al llamar hacia un futuro mejor a su pueblo‐nación, proceso en el
cual él defenderá los derechos, la justicia, la igualdad y la legalidad.
128
“Su proyecto de sociedad parte de la interpretación de que esta última alcance sus logros en
el futuro inmediato, a pesar de que el presente y sus problemas sean resueltos a golpe de
decretos o acciones “de urgencia” (Cansino, 2009:114).
Un personaje inevitable en la historia de México, como lo fue Echeverría, sabía claramente
que el “inmenso poder que daba poseer y controlar la información” sería la clave para sus
“sueños del poder” por eso “Sabía que solamente a través de los medios de comunicación, el
poder al que aspiraba y el de su partido, el Revolucionario Institucional (PRI), alcanzaría
niveles de trascendencia e inmortalidad” (Rodríguez, 2007:63). Y lo haría al estilo populista.
3.7.1 Características del populismo premoderno
El primer factor que se debe tener presente a la hora de analizar estilos de gobernar con
tendencia premoderna es que van en contra del pluralismo de los valores, de una
institucionalización política, de la cultura crítica y de la especialización del trabajo, además
estarán regidos bajo ciertas normas para poder ser catalogados dentro del ramo y entre las
principales encontramos:
a) Contexto autoritario: Es el elemento básico de cualquier populismo premoderno. El poder
se ejerce como un mecanismo para controlar de manera coercitiva a la sociedad. La práctica
democrática no es aplicable debido a una “tendencia a sofocar los equilibrios entre los
poderes” (Cansino, 2009:115).
b) Discurso ideológico/pragmático: En la práctica no hay una estructuración política, sólo en
el discurso (estrategia ideológica), salvo cuando hay fenómenos que influyen para una
restructuración del Estado, generalmente de carácter financiero (estrategia pragmática). Al
actuar de esta manera existiría una transición de un gobierno premoderno a uno
posdemocrático, sin pasar por una modernidad política.
Las consecuencias visibles ante un acto que prescinde de los principios fundamentales (de
consolidación democrática arrojan gobiernos imprecisos en su lógica discursiva al virar la
dirección según las necesidades del momento, sin una consolidación ideológica y sin
proyecto sustentable.
129
c) Estructura eje: políticas de corte asistencial: Es una distribución del gasto público que
adopta formas de autoridad y protección de carácter masivo, suele desactivar la función
crítica en la sociedad (con la posibilidad de volverse parasitaria) y representa un alto costo
al erario que se disfraza eficazmente con un discurso de cambio, mejoría y avance.
d) Clientelismo y corporativismo: Si el autoritarismo es una pieza básica en el populismo
premoderno, el clientelismo es el engranaje que le garantizará el éxito a un gobierno
populista mediante actividades de intercambio informal “(por ejemplo, votos por favores o
dinero por lealtad)” (Cansino, 2009:117).
El corporativismo es la esencia del autoritarismo ahí radica su poder estructural en la
sociedad con una capacidad brutal de organizar mediante agrupaciones y donde el
individuo pasa a segundo término.
e) Personalización de la política: Esta característica es el nítido retrato del legado de Porfirio
Díaz; el líder decide cada movimiento de la política nacional, su voz está por encima de las
instituciones, así de simple. Es el sistema nervioso central de un gobierno.
f) Carisma y tradicionalidad: Si el líder es “del pueblo”, la sociedad está entregada a él
debido a su don de Dios en su elocuencia discursiva y su sensibilidad social; carisma que
encubre su carácter autoritario. La cuestión tradicional proviene del mito, de los valores
que prevalecen en el imaginario colectivo, de los hábitos, la vida cotidiana de un país y de su
biografía cultural.
g) El ejército: Para ejercer coercitivamente el poder, se requiere de un componente
sustancial: la milicia. La organización política y social se efectúa mediante el chantaje y la
disciplina castrense con el objetivo de una adhesión social y de índole grupal en la que no se
puede cuestionar sus fundamentos, so pena de castigo.
3.7.2 Características del populismo posdemocrático
Este tipo de populismo surge en la Europa de principios del siglo XXI, se genera luego de
periodos de una fuerte consolidación y desarrollo de la democracia, es un punto álgido que
130
exhibe un punto crítico en la maduración democrática de una nación, sus principales
atributos son:
a) Impasse democrático: La traducción literal de “impasse” es una dificultad insalvable,
característica necesaria para que el populismo posdemocrático aparezca. Es una situación
de crisis en la democracia e implica “determinada forma histórica en un tiempo específico
(por ejemplo, los problemas de gobierno en el interior del régimen democrático de los
últimos años)” (Cansino, 2009:118).
b) Regionalismo y discurso antipolítico: El resultado de la conjunción de fuerzas políticas de
derecha puede provocar una fuerte inclinación hacia el regionalismo, de carácter conflictivo
y mediatizado. Ubica en un momento determinado y con mala voluntad a determinada
región con base en una lógica centralista, segregando así a “lo regional”, provocando un
ejercicio populista antipolítico.
En respuesta es normal que surjan líderes populistas regionales que basan sus discursos en
la defensa de los sectores sociales que pueden ser afectados por el recorte presupuestal a su
región, debido a la centralidad antipolítica del gobierno.
c) Tecnocracia: Si el Estado benefactor es la esencia del populismo democrático, el Estado
regulador (neoliberal) es la clave de esta vertiente posdemocrática y es llamado “Estado
contractual”. Se permite una dispersión de poderes públicos (elemento central de la
“dinámica”) y existe un desarrollo in primis de la clase empresarial dentro de las propias
instituciones gubernamentales, consintiendo que el sector privado tome decisiones. Así
mismo se sectorizan las instancias públicas y se vuelven gobiernos técnicos en donde hay
una serie de combinaciones y agrupamientos, cuya finalidad es introducir el primado de los
principios de mercado (Cansino, 2009:123).
d) Instrumentos de consenso: Los populismos posdemocráticos concentran su atención en
una focalización de un problema y se legitiman mediante la solución de tal afección.
Manejan una concepción tradicional de la política y sectorizan a la nación (regionalismo)
con lo cual crean un fuerte apego a los valores, creencias, identidades regionales que van
más allá de lo compartido a nivel nacional.
131
e) Legitimidad antidemocrática: Con la misma característica de personalización del poder y
de índole carismático pero con el acceso al poder únicamente mediante las elecciones, es
que el líder puede dominar a las instituciones y agredirlas.
f) Liderazgo civil: Este tipo de populismo es de carácter cívico al impedir que el ejército
forme parte de la política interna.
Dadas las características básicas del populismo en sus dos variantes, a continuación
hablaremos acerca de personajes y modos de gobernar, entre ellos destaca la figura
parternalista por excelencia: Lázaro Cárdenas.
Posteriormente, de un estilo similar serían Echeverría y López Portillo; luego vendría Carlos
Salinas de Gortari con una forma renovada, moderna de ser populista.
La relación con la prensa es básica desde “el tata” Cárdenas, con respecto a su populismo,
fue en su gobierno cuando las figuras corporativistas del sistema se establecieron para
darle cimiento al régimen priísta. Pese a que no se hizo un sindicato de por ejemplo, las
fábricas de papel que le vendían a los periódicos, sí e hizo otra cosa, al cerrar la fábrica de
papel de San Rafael, Lázaro Cárdenas, en 1934 estableció una medida paternalista que
“otorgaba permisos de importación y subsidios fiscales para que los periódicos obtuvieran
papel, y que después, con el objeto de no establecer preferencias, determinó en el año de
1935 la fundación de PIPSA, que ha sido beneficiosa para la industria editorial mexicana y
en especial para los periódicos independientes” (Rodríguez, 2007:182).
Fue una medida de apoyo, pero que embona perfectamente en el tercer atributo de
populismo premoderno y que a la larga daría el tiro de gracia a la libertad de prensa
durante los sesenta y setenta. La creación de PIPSA por parte de Cárdenas en los treinta se
define como una “estrategia [que] coincide con una plataforma política de cambio, mejorías
sociales y promesas que son mantenidas a costos altísimos para la arquitectura estatal.
Además, este atributo expresa la pretensión de desactivar la capacidad crítica y de
organización horizontal (entre pares) de la sociedad” (Cansino, 2009:116‐117).
132
Fue un procedimiento que apoyó pero a costa de obtener una buena imagen entre los
dueños de medios, entre los censores que son el enlace entre sociedad y gobierno… se tomó
el camino de extender la mano a cambio de “desactivar la capacidad crítica”.
Posteriormente vendría Mario Moya Palencia y él no apoyaría sino, chatajearía.
3.7.3 Lázaro Cárdenas: Populismo a la mexicana
Un caso ejemplar de populismo premoderno es el del gobierno de Lázaro Cárdenas (1934‐
1940), quien creó un Estado corporativista y vertical/autoritario para sostener una
democracia que traía muchos conflictos producto de la Revolución Mexicana y de una
sociedad dividida y segmentada.
Este gobierno hizo política tradicional al conciliar y mediar con los principales actores
sociales del régimen y optó por cooptar a la disidencia. Cárdenas provino de un de los dos
grupos que encabezaron a la clase dirigente en México a partir de 1929, uno era el de
Plutarco Elías Calles (programa estabilizador y conservador de la Revolución) y el otro lo
conformaba un grupo de generales con Cárdenas como su principal representante y que
proponían una solución al proceso de unificación nacional que implicaba alianza y reformas
que reconocieran a las clases subalternas “y que se servirá de la estructuración estatal
(apenas en su nacimiento)” (Cansino, 2009:142).
El corporativismo fue un instrumento de domesticación de la clase trabajadora para
“conciliar” el apoyo al régimen. El uso discursivo tuvo una connotación ideológica
nacionalista y revolucionaria en la que hábilmente se asoció a los recursos naturales como
un aspecto de identidad nacional (soberanía).
El legado de Cárdenas –además de la Confederación de Trabajadores de México, en 1936; la
Confederación Nacional Campesina , en 1937 y la Expropiación petrolera, en 1938– fue un
culto al cardenismo en la sociedad mexicana por establecer su propia dirección en la toma
de decisiones de la política mexicana.
133
Esta personalización del poder fue para muchos de sus sucesores la fuente ideológica de
donde alimentar su manera de gobernar, por lo que en realidad es “una forma pervertida de
gobierno presidencialista” (Cansino, 2009:143).
3.7.4 Luis Echeverría y José López Portillo: populismo de los setenta
Una clave fue el eje rector de las políticas públicas del populismo en los setenta: el abuso del
gasto público para preservar el control político. El contexto social y político al inicio del
gobierno de Echeverría reflejaba el malestar provocado por la represión estudiantil de
1968, mostraba la necesidad de la sociedad por un fortalecimiento de las prácticas
democráticas y una repuesta de carácter retórico por parte del gobierno con el objetivo de
legitimarse en ese clima de inconformidad.
El gobierno de Luis Echeverría tuvo como antecesor a uno de los más tiranos y repudiados
del régimen presidencialista, Díaz Ordaz, cuyo secretario de gobernación fue Echeverría. El
saldo político por haber mandado asesinar a estudiantes develaba el carácter
hiperprepotente, represivo y autoritario del sistema político mexicano de entonces, por lo
cual, para conservar el poder, Luis Echeverría, luego de asumir el ejecutivo tuvo la
necesidad de: mantener la estabilidad del régimen… y diferenciarse claramente de su
antecesor, aunque él mismo hubiera sido segundo al mando cuando Díaz Ordaz gobernó.
El elemento principal en la construcción de la estrategia discursiva fue la “apertura
democrática” y dejó de ser “el pueblo”. La retórica pretendió asegurar un enlace con la
nueva clase media mexicana que crecía de manera veloz aunque en la implementación de
políticas públicas para fortalecer ese crecimiento fue nula.
La focalización del problema fue ese sector de la sociedad que no comulgó con la práctica
corporativista tutelada por el Estado y “que potencialmente significaba una amenaza seria a
su persistencia y estabilidad” (Cansino, 2009:145).
Este gobierno populista aunque retóricamente fomentó la “apertura democrática” y que en
realidad no le interesaba sino para preservar el poder centró su acción en la clase media
emergente y tuvo –sin más opción– que abrir espacio a la oposición, además de sufrir las
consecuencias de sus políticas gubernamentales y económicas (centradas en ese sector de
134
la sociedad que representaba un verdadero peligro para el régimen) y concluir el sexenio
con una fuerte devaluación económica y una crisis política… que era el reflejo de sus tomas
de decisiones y la insistente necesidad de una apertura democrática tangible y una mayor
participación de la oposición.
En más acercamientos que se crearon con base en la estrategia de comunicación política de
Echeverría, se decretó un 31 de diciembre de 1975 la entrega de los Premios Nacionales de
Periodismo e Información. “En esos términos, los días y los premios para los periodistas son
una concesión del poder” (Rodríguez, 2007:357). En el capítulo 4 abordaré a detalle estos
actos contra la crítica periodística.
“A la larga, el discurso democratizador de Echeverría y su política de beneficios a favor de
las clases medias abrieron un resquicio de mayor tolerancia a la oposición y a la disidencia”
(Cansino, 2009:145).
La respuesta a una serie de crisis económico‐políticas por parte del sucesor de Echeverría
fue promover la reforma política de 1977 dirigida por Jesús Reyes Heroles, suceso que
primitivamente estableció las bases del proceso de transición moderna en México e inicio la
carrera tecnocrática en el presidencialismo mexicano, José López Portillo, amigo de la
infancia de Echeverría, abogado de profesión y secretario de Hacienda fue el elegido para
subsanar la tremenda devaluación de la divisa mexicana.
Durante el lopezportillismo el discurso en pro de la democracia en México se volvió tema
transexenal y un aspecto recurrente en la retórica oficial del momento, pese a que se
desarrollaba en circunstancias de abierto autoritarismo.
La segunda mitad de los setentas recibió como herencia a una clase política (en su mayoría
priísta) confrontada con la iniciativa privada debido a los constantes discursos de Luis
Echeverría en pro de pensamientos socialistas y a su política de gasto social (desarrollo
estabilizador) que era considerada una medida con consecuencias recesivas e
inflacionarias, tal cual concluyo su mandato.
López Portillo siguió una estrategia discursiva práctica y una retórica de “economía mixta”,
nacionalizó la banca y supo adaptar sus mensajes al contexto y momento, pues al tiempo
135
que se colocaba del lado de los marginados, fue en su sexenio donde se comenzó a
incrementar la concentración de la riqueza en la punta de la pirámide social, mientras la
clase media se empobrecía y los pobres perdían más poder adquisitivo.
Lo que vendría después (el sexenio de Miguel de la Madrid, antecesor de Carlos Salinas de
Gortari) lo define claramente el ex secretario de Gobernación durante el madrilismo:
“Antes de terminar su sexenio, José López Portillo le concede la Secretaría de Hacienda a
Miguel de la Madrid, quien a su vez, designa después a Jesús Silva‐Herzog como secretario,
en medio de una crisis generada o acelerada brutalmente por la expropiación bancaria, la
caída de los precios del petróleo, etc” (Aristegui y Trabulsi, 2009:22).
El segundo tecnócrata a bordo del régimen priísta, en voz de Barlett opinó que: “Miguel de
la Madrid nos hizo un planteamiento a quienes íbamos a ser miembros de su gabinete,
diciendo que nos estaba invitando no a una fiesta sino a una tragedia”. Y recalca que: “ya
para la transición de de la Madrid a Salinas… toda una tradición se rompe. Entonces entra
toda la gente del Banco de México, de la Secretaría de Hacienda, convertidos en políticos”
(Aristegui y Trabulsi:23).
3.7.5 Carlos Salinas de Gortari: neopopulismo autoritario
El antiguo régimen durante el salinismo se transformó en un estado ampliamente
neoliberal, autoritario y populista; la clave de su gobierno fue crear gobernabilidad con
base en la concentración de poder en el ejecutivo.
Salinas llegó a Los Pinos luego de aquella “tragedia” que fue el gobierno madridista, unas
elecciones declaradas fraudulentas por su principal opositor y un periodo de crisis política
que lo obligó a abrir espacios a la oposición y que promovía la transición democrática, con
la característica de ser pactada de inicio.
Su sexenio fue de un populismo premoderno y autoritario, era una nueva variante frente a
la tradición premoderna pues al mismo tiempo promovió políticas neoliberales y
programas asistencialistas como su famoso proyecto “Solidaridad”.
136
La transición pactada, la relación tripartita entre gobierno, sindicalismo e iniciativa privada,
los acuerdos con la oposición le permitieron al régimen político mexicano no simplemente
superar “la etapa de desequilibrio precedente, sino que también pudo recuperar buena
parte de la legitimidad perdida durante los comicios de 1988” (Cansino, 2009:150).
La reintegración exitosa del régimen de la mano de Salinas se logró debido a su capacidad
de liderazgo lo que generó una centralidad tradicional en el ejecutivo y le fue posible
recuperar un nivel de popularidad sólo comparable al que tuvo Lázaro Cárdenas, uno muy
alto; pudo competir exitosamente con una oposición mejor posicionada y la institución
presidencial resurgió con él.
Su relación con la ciudadanía fue por una lado promover un discurso democratizador y por
el otro, ejecutar el Programa Nacional de Solidaridad el cual tenía como objetivo una
política paternalista que debía de implementarse en “aquellas regiones del país en las que la
votación de 1988 fue adversa para el PRI” (Cansino, 2009:155). Hacían llegar servicios de
salud, vivienda y educación a la población en situación de pobreza extrema. En este sentido,
la imagen presidencial se sustentó en un programa asistencialista.
Los elementos clave para comprender la gestión del salinismo fueron: privatización exitosa
de empresas públicas, reanudación de las relaciones iglesia‐estado, la negociación con
Estados Unidos y Canadá para el Tratado de Libre Comercio, apoyo a derechos humanos y
temas ecológicos, reconocimiento a victorias de la oposición en tres estados cuya elección
se puso en duda y una buena política económica.
En síntesis fue un gobierno que se supo adaptar a las exigencias del momento y mantuvo
una visión autoritaria y centralista. A continuación viene un tema paralelo a la democracia:
la corrupción en México.
137
3.8 La corrupción en la transición mexicana
Salinas no sólo se propuso entregar empresas y bancos propiedad de
la nación a particulares, a cambio de acciones o sobornos para él y
su familia, sino que se empecinó en crear un grupo compacto con
quienes se beneficiaron por el remate de los bienes públicos, para
que le ayudaran, económica y políticamente, a sustentar su poder
transexenal.
(López Obrador, 2010:16)
En México el fenómeno de la corrupción está inmerso en el gobierno, en cada transición y
en la sociedad misma; un componente cotidiano que hizo su forma de vida en un régimen
autoritario. Cada sistema político tiene sus propios mecanismos de funcionamiento con una
variable general: gobierno/oposición, por lo que se entiende que los sistemas sociales
funcionan con códigos binarios, los cuales no tienen que ver con los códigos morales de una
sociedad.
La importancia de un ciudadano es que en su vida cotidiana en sociedad se pone en juego la
individualidad de los sujetos: tienen o no tienen autodeterminación. La igualdad y la
libertad constituyen un elemento fundamental para lograr la autodeterminación. La
libertad depende en gran medida de qué tan evolucionado esté nuestro país; para lograr
ello se intercambian opiniones y se propicia el debate abierto. Es decir, implica un proceso
de comunicación que depende de las garantías para que se el individuo se autorealice
socialmente. “La deliberación pública, es el proceso político por excelencia” (Cansino,
2009:176).
A través de la denuncia pública es que se puede corregir los actos de corrupción, es un
mecanismo de malestar social que se contiene con la deliberación pública. Al respecto,
índices internacionales basan sus análisis en aspectos como el enriquecimiento personal,
compra de funcionario y “gratitud” de parte de compañías beneficiadas con contratados.
El desarrollo de la corrupción mexicana surge de una lógica sexenal que existe de una
manera paralela al gobierno y tiene una capacidad increíble de adaptación a cada nuevo
138
régimen sexenal. Tiene la cualidad de actuar como un equilibrio del sistema político
mexicano y es un recurso extra para llevarlo a la práctica.
En el régimen político mexicano la corrupción ha cumplido varias funciones operativas
tales como mecanismo de circulación de los distintos puestos y burocracias diferentes cada
seis años; mecanismo de compensación de los bajos salarios, en especial el sector público;
mecanismo de cohesión en los altos puestos públicos “la familia revolucionaria”: un
equilibrio discrecional para desarrollar políticas en una determinada orientación (interés
priísta) para obtener beneficios económicos del sector público.
Clasistamente se impuso un impuesto a los pobres, grave y constante en México: pobreza,
justicia social grave y extorsión, líneas de continuidad entre el autoritarismo y la
democracia mexicana. En este aspecto tenemos a la mordida, te cobro por ser pobre (e
ignorante).
Octavio Paz califica al verbo chingar como maligno, ágil y “juguetón como un animal de
presa […] El soborno se llama ‘morder’. Los burócratas roen sus huesos (los empleos
públicos). Y en un mundo de chingones, de relaciones duras, presididas por la violencia y el
recelo, en el que nadie se abre ni se raja y todos quieren chingar, las ideas y el trabajo
cuentan poco. Lo único que vale es la hombría, el valor personal, capaz de imponerse.”
(Octavio Paz, 1950:33).
César Cansino, sin referirse a la prensa civilista hace énfasis en ella, pues habla de aquellos
excesos de la corrupción mismos que encara con el problema central de la democracia;
asegura que lo caótico no son los actos “de hombría” ni de quienes “quieren chingar”
(Octavio Paz dixit) sino de habilitar un espacio de debate (deliberación pública) “(léase de la
denuncia pública y el malestar social)”, es decir, mientras esa temática no exista en el
intercambio habitual de mensajes entre los ciudadanos “entonces seguirá siendo una
práctica rutinaria incontrolada de una clase política a la que se le resbala todo, que hace de
la política un botín” (Cansino, 2009:177).
Mientras no se consolide ese fluir informativo dentro del espacio público, los chingones
seguirán mandando a la democracia a la Chingada y “¿qué es la Chingada? […] es la Madre
139
abierta, violada o burlada por la fuerza. El ‘hijo de la Chingada’ es el engendro de la
violación, del rapto o de la burla” y para ser más exactos: La Chingada “Es una palabra
hueca. No quiere decir nada. Es la Nada” (Octavio Paz, 1950:33).
La digresión de Cansino señala a hacer uso de la crítica, él textualmente lo dice: “Hoy más
que nunca el poder político esta en vilo, por lo que ninguna decisión o práctica que no pase
por el respaldo social será ilegítima y en consecuencia cuestionada” (Cansino, 2009:186).
Con respecto al ensayo del poeta, en sintonía con el exhorto del politólogo, si no se hace una
crítica a esas chingaderas entonces los chingones seguirán chingando a la democracia… en
pocas palabras seguirán burlándose de la sociedad civil, pues no hay que olvidar que por
esos hijos de la Chingada se dice que: “México ha sido tradicionalmente un país de cínicos”
(Cansino, 2009:181).
Y entonces la ciudadanía se debe de preguntar “¿Quién se debe ir a la Chingada?”. No es
menester de esta investigación pormenorizar en este aspecto, pero sí es evidente que la
labor de periodistas de orientación civilista han fomentado un enriquecimiento de la
espacio social en el que la opinión pública ha transmitido sus intereses y necesidades en los
que manifiestan que debe haber un escrutinio más riguroso en la manera en que los
funcionarios públicos ejercen su labor.
Sallie Hughes da cátedra a lo que trato de decir, en su entrevista a Lázaro Ríos, Director
General Editorial del diario Reforma, éste le dijo a la investigadora que “Al periodista ‘lo
lleva la sociedad a ser un vigilante que monitorea la actividad política. La gente es sabia. Por
eso, el papel de informar es más importante aún que el de vigilar, porque siguiendo este
enfoque, es la gente la que da el siguiente paso” (Hughes, 2009:23).
Es un nuevo enfoque en donde la sociedad civil tiene una herramienta que le permite hacer
ese escrutinio: la prensa cívica.
3.8.1 Efectos de la corrupción en el régimen político mexicano
Degradación de las instituciones políticas, su uso se pervierte y se pone al servicio de
corruptores y corrompidos; impacto negativo en el funcionamiento global de la economía,
trastoca decisiones públicas a favor de los propios corruptos; la corrupción afecta la
140
capacidad y los recursos del Estado para llevar a cabo los compromisos con la ciudadanía,
provoca desencanto y escepticismo en la sociedad.
La corrupción en el ámbito social en donde el estado psicológico colectivo es caracterizado
por el deterioro de una moral social. La sociedad observa el ejercicio impune de la
autoridad al mismo tiempo que la marginación del ciudadano se acrecenta, al igual su
resentimiento. Se establece un vínculo con una premisa: Para poder crecer tienes que
pertenecer al circuito de la corrupción.
Hay un daño social por prácticas corruptas con la finalidad de un lucro fácil e ilícito, se
quebranta la ley y se perdura el abuso del poder sobre el esfuerzo y el trabajo honesto. En
consecuencia, la práctica de las instituciones se vuelve despreciable socialmente y los
paradigmas sociales giran en torno a esos moldes poralizados y su resultado difícilmente
reversible (Cansino, 2009:179).
Las condiciones culturales e históricas en las que han coexistido gobierno y corrupción
provienen de una clase política que considera al ciudadano común como un receptor
acrítico e incapaz de generar una respuesta hacia la autoridad, por lo que no hay una
costumbre de rendición de cuentas y sí una política de cinismo, en gran medida, dirigida a
una masa silenciosa que actúa de esa manera por conformismo, costumbre o ausencia de
los canales apropiados “el grado de corrupción en un país mantiene una relación
inversamente proporcional con el grado de democratización alcanzado en términos
institucionales” (Cansino, 2009:181).
Actualmente, la corrupción excesiva en el gobierno ha provocado una evidente ausencia de
instituciones apegadas a derecho, por lo que ha sido la sociedad civil la que, en abandono de
la institucionalidad por parte de las autoridades ha ido ocupando lugar en el especio
público.
Debido al mismo eclipse gubernamental se ha desatado el fenómeno del narcotráfico en un
contexto donde en el Estado mexicano “formalmente” hay prácticas democráticas, pero que
en realidad hay poderes informales que mantienen una gran influencia en las decisiones, lo
que implica una descomposición real de la política, alienta el fortalecimiento de poderes
141
fácticos autónomos que no pasan por el Estado y obligan a una creciente militarización del
país, generando una informalización de la política.
Este tipo de actos se da cuando un grupo reducido de delincuentes y de políticos corruptos
se hace del poder y al operar producen un impacto macroeconómico indirecto benéfico a la
economía nacional, resguardo con el que amenazan al Estado pues si se les combate, la
estabilidad interna del país sufriría una afectación ya que las divisas del narcotráfico
estimulan importantes rubros de la economía interna en diferentes sectores: construcción,
servicios, turismo, etc.
El narcotráfico en estas circunstancias ha sido resultado de una práctica democrática sin
bases sólidas, con una economía sumamente deficiente, situación que ha mantenido una
pirámide social en extremo inequitativa.
Como dato adicional en este último punto, la edición especial No. 32 del semanario Proceso
“Los rostros del narcotráfico. Primera parte” aborda a los principales capos del tráfico de
estupefacientes en México ubicados en la zona occidente y norte de México: Las ciudades
son Culiacán, Guadalajara, Tijuana y Ciudad Juárez.
En esta investigación se muestran a las figuras iniciales del narcotráfico en nuestro país,
quienes a principios de los ochenta salieron de Sinaloa debido a la Operación Cóndor que el
presidente en turno, José López Portillo llevó a cabo.
En ese primer auge, eligieron como refugio a la zona metropolitana de Guadalajara y que
establecieron como su gran centro de mando, los personajes que marcarían historia debido
a su rápido ascenso entre la clase política y empresarial mexicana fueron los aún (en ese
entonces) no conocidos como “capos” Rafael Caro Quintero “el hombre que durante años se
creyó dueño de vidas y destinos”, y quien sería sucedido por “el implacable” Miguel Ángel
Félix Gallardo, quien a su vez contaba con un archienemigo, Héctor El Güero Palma; estos
jefes del narco mexicano fueron discípulos “del viejo maestro”: Ernesto Fonseca, Don Neto.
Personalidades de indiscutible poder político y económico, todos ellos ya presos pero que
en su momento dominaron la escena nacional, protegidos por corruptos jefes policíacos,
por gobernadores y funcionarios públicos.
142
Actualmente (mes de mayo de 2011) ya se cumplen poco más de diez años de la fuga de
Joaquín “el Chapo” Guzmán del penal de Puente Grande en Jalisco aquel viernes 19 de enero
de 2001. Lo importante hoy no es si la administración de Vicente Fox (primer gobierno no
priísta) fue el responsable, ni cómo se fugó; lo importante es darse cuenta que a una década
de su fuga, él se ha convertido en el delincuente más buscado en el mundo, según The
Guardian, respecto a las agencias como el FBI, la DEA o la Interpol.
Lo anterior quiere decir una cosa, que los sistemas de inteligencia mexicanos que deben
brindarle seguridad a la sociedad mexicana no han sido lo suficientemente eficaces en diez
años para atrapar a quien se les escapó de un penal de mediana seguridad.
“Según Forbes, Joaquín Guzmán tiene 56 años y posee una fortuna de por lo menos mil
millones de dólares, lo que lo ubica en la posición 1,140 entre los más acaudalados del
planeta. Además lo ubica como el responsable del 25% del tráfico de drogas de México a
Estados Unidos”12
“En su lugar, crece la informalización de la política, la represión, los poderes discrecionales,
la corrupción incontenible” (Cansino, 2009:182). En ese sentido es que la prensa cívica
actúa como un elemento hegemónico para la rendición de cuentas, pues a través de la
denuncia es que la sociedad construye un espacio social habitable, una opinión ciudadana
compuesta de sus inquietudes y necesidades.
Yo pienso que es intrascendente señalar a culpabilidad de un narcotraficante fugado si el
mismo sistema político mexicano no se ha consolidado en uno donde la participación
ciudadana tenga oportunidades que le permitan habitar el espacio público, incluso, aunque
ese “delincuente”, ese “anormal” haya estado involucrado en el tiroteo en el que fue
asesinado el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo el 24 de mayo de 1993 en el aeropuerto
de Guadalajara.
Si hay una investigación que incluye un análisis y categorización de documentos que
involucran a Luis Echeverría en la matanza de estudiantes en 1968 y que estableció una
12 http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/623542.html
143
política de control informativo a través de la guerra sucia y ese sujeto ni siquiera ha tocado
la cárcel, ¿por qué un individuo como “el Chapo” sí debe ser visto como alguien que tiene
que ir a prisión. ¿Por qué sí hay recompensa por el narco y por el asesino no?
La conclusión a la que llego es que este tipo de deliberaciones deben estar en la sociedad
civil a través de los medios cívicos y que sea el proceso de transmisión informativa y de
debate lo que determine, según una opinión crítica, reflexionada, lo que la sociedad
necesita.
3.9 Los intelectuales y la transición mexicana
en 1968 el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz se suicidó
Carlos Fuentes
(Aristegui y Trabulsi, 2009:165)
La clase intelectual mexicana y sus gobernantes mantuvieron durante el régimen priísta
una relación oficial de disputa y desacuerdo y que en realidad contuvo afinidades entre
ambas partes para la consolidación de la estructura política mexicana.
El lugar de los intelectuales durante ese régimen fue el de apoyo a la construcción cultural
ordenada desde el gobierno, nunca de manera pública y sí de forma pactada y voluntaria.
Un objetivo que se pretendió, fue el de darle legitimidad al régimen y al mismo tiempo
impedir el verdadero debate cultural, promoviendo la indiferencia crítica mediante una
regla implícita: el apoyo tácito al sistema, y si no, la marginalidad o la persecución (Cansino,
2009:188).
La actividad intelectual representó asumir una posición incrédula, comprometida o
combativa ante tales circunstancias, y en el caso de los que apoyaron al gobierno, implicó
un costo muy alto a su labor: la pérdida de credibilidad.
La gran mayoría de ellos se dedicaron a defender al régimen y fueron seducidos para
favorecer al sistema a cambio de prebendas o apoyo gubernamental.
144
Perduró entonces una larga cooptación silenciosa y un lugar donde “el medio intelectual
mexicano ha afirmado un sistema que hace de la mediocridad virtud, donde cualquiera que
alza la voz para disentir con sus colegas es odiado o denostado” (Cansino, 2009: 200).
Daniel Cosío Villegas propuso tres claves para comprender la verdadera relación que debe
existir entre intelectuales y poder:
a) Los ordenamientos políticos mantienen un vínculo estrecho y permanente con los
principios e ideales que le dieron origen o le dan sustento, por lo que desentenderse de
ellos siempre tiene un costo en términos de legitimidad e identidad y, en casos extremos
puede conducir a su virtual colapso o sustitución por un ordenamiento distintos.
b) Por más sólidos que sean los principios articuladores de un régimen político, el poder,
siempre está en vilo, pues también depende de los valores y las expectativas que se definen
y redefinen permanentemente en la sociedad.
c) La congruencia entre el discurso del poder y el ejercicio del poder es más importante de
lo que suele creerse, por lo que subestimar siempre tiene costos políticos.
Después de la última reelección de Porfirio Díaz, casi un siglo le ha
tomado al país acercarse a procesos electorales que se asemejen a
los de una sociedad democrática civilizada.
(Montemayor, 2010:216)
Respecto al tema de la transición en voz de algunos intelectuales que fueron entrevistados
para el libro “Transición” (Aristegui y Trabulsi, 2009) retomo ciertos comentarios que
contextualizan el proceso evolutivo de la democracia en México y que se destaca de manera
tajante que 1968 marcó un hito en la historia de México como un impulsor a futuro de
reformas pro democráticas, señalan un fraude histórico en 1988 y todos deploran el papel
de Fox en el cambio de partido en el poder.
145
Carlos Fuentes (escritor)
Las elecciones de 1988 influirían en 2000, por lo que Ernesto Zedillo sabía que el candidato
priísta, Francisco Labastida probablemente no ganaría. A partir del año de 1968 se perdió
la legitimidad revolucionaria, misma que en los periodos posteriores sólo existió
retóricamente y únicamente se mantuvo la regla general de México: el autoritarismo.
El primer gobierno de la alternancia dejó una gran cantidad de escasos resultados, lo cual
es muy lamentable y rumbo a 2006 Fox enturbió las elecciones que se llevarían a cabo. Con
los ataques a López Obrador, le restó institucionalidad a su gobierno.
La transición empezó en 1968, cuando el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz se suicidó y
entonces resultó imposible seguir creyendo en un gobierno revolucionario luego de la
matanza de estudiantes en Tlatelolco.
Miguel Ángel Granados Chapa (periodista)
Un punto de la transición en México significó redistribuir el poder del partido hegemónico
a uno donde otros partidos pudieran competir. En términos más estructurales inició en
1997 cuando por primera vez el PRI dejó de tener mayoría en el Congreso de la Unión.
El régimen concluyó cuando en ese sistema presidencialista el presidente se acotó a sí
mismo y fue perdiendo funciones, mismo que significó un debilitamiento del Estado, así
también, los otros poderes surgidos para reemplazar al poder presidencial no
necesariamente adquirieron poder.
Vicente Fox fue un buen candidato y un pésimo presidente, llegó al poder debido al
hartazgo de la sociedad por tantos años del PRI en la presidencia. Es un hombre
profundamente ignorante, frívolo y que no estaba preparado para ser presidente, no tenía
la capacidad de tomar decisiones que lo extendieran en el tiempo histórico.
Lorenzo Meyer (investigador del CIDE)
1988 es la consecuencia directa de la crisis económica de 1982, lo cual implicó el fin
de un modelo económico y de una visión de México. Cuauhtémoc Cárdenas fue el
146
centro‐catalizador que congregó a una sociedad que estaba en desacuerdo con las
políticas que se venían aplicando; fue una rebelión cívica que el PRI en el poder pensó
que daría y que no supieron atender la “resolvieron mediante el fraude” (Aristegui y
Trabulsi, 2009:229).
1988 fue un momento de crisis en todo el sistema y de todo el proyecto nacional. La
clase política que encabezó Salinas decide jugarse el todo por el todo para salvarse a
sí misma. En 2000, el presidente en ese instante, Ernesto Zedillo consideró que el PRI
ya no tenía salvación, por lo que a la transformación económica seguiría la
transformación política.
Carlos Monsiváis (escritor)
En 1988 no se puede hablar de ninguna transición a la democracia por dos cuestiones
básicas: el fraude electoral y una democracia económica destruida e insalvable.”…no
se puede ya insistir en transiciones, democracias, etcétera, mientras exista una
desigualdad del tamaño en la que vivimos” (Aristegui y Trabulsi, 2009:249).
Roger Bartha (antropólogo)
El nacionalismo revolucionario se ha ido erosionando, pero no está liquidado. Hemos
transitado a una democracia representativa aunque aún falta consolidar los
mecanismos que la legitiman.
En 2006 sucedió una crisis de legitimidad en donde ganó un partido en condiciones
muy difíciles y que no gozaba de legitimidad. En 1988 es el punto preciso donde la
cultura nacionalista revolucionaria entra en crisis, el tema de la democracia se pone
en boga en la sociedad y donde el candidato que perdió le hicieron fraude.
En 2000, Vicente Fox decide evitar la extinción del PRI e inclina su gobierno bastante
hacia la derecha. Fox determinó apoyarse en el PRI. Lo que vino después fue la
consolidación de un sistema político compuesto de tres partidos principales, la
característica de ese tipo de democracias es que suelen generar mucha inestabilidad,
en especial en situaciones de crisis.
147
La otra vertiente de los verdaderos especialistas que han sido partícipes durante la
larga transición mexicana son los políticos mismos, muchos de ellos, si no es que
todos (salvo Vicente Fox) fueron formados de inicio en el PRI y que ahora, por
ruptura o por decisión personal pertenecen a otro bando ideológico político.
Ellos ofrecen un verdadero recuento de los principales acontecimientos que
propiciaron poco a poco un cambio democrático, destacan las entrevistas de Manuel
Barlett y Miguel de la Madrid, piezas que jugaron un importantísimo papel antes de la
caída (literal) del sistema y que vivieron el momento de mayor inestabilidad política
luego del movimiento estudiantil de 1968.
De eso hablaré en seguida y que conforman la otra cara de las opiniones, por un lado
los intelectuales (los críticos del poder) y por el otro, los que gobiernan.
3.10 La transición en voz de los políticos
En el IFE solía decir que la confianza es una construcción difícil que
avanza por micras y retrocede por kilómetros: José Woldernberg
(Aristegui y Trabulsi, 2009:272)
Como complemento para abordar el concepto de transición ofrezco la opinión de aquellos
políticos que han vivido este proceso desde las instancias del gobierno (en su mayoría), o
bien, desde la prensa.
Se destacan tres momentos clave durante esta larga evolución transitoria como ejes de
cambios democráticos y dos fechas como antecedentes directos. Hablo de 1988, 2000 y
2006, momentos, sin duda, que marcaron historia. Y respecto a la antedata que dio origen a
estos tres puntos de quiebre en la democracia mexicana ubico a 1968, como la primera
intención de cambio y posteriormente 1977, consecuencia básica de una nueva forma de
pensamiento consagrada y reprimida en 1968.
De manera introductoria es pertinente saber qué señalan dichas fechas por lo cual me
abocaré a definir que los tres momentos clave fueron elecciones presidenciales, en los que
la oposición se hizo sentir ampliamente sólo que en la primera (1988) y en la última
148
(2006), los comicios electorales fueron sumamente desacreditados, generaron gran
inconformidad social y perduró la percepción en la gente de un fraude electoral.
Las diferencias básicas entre 1988 y 2006 es que el PRI todavía gobernaba en la primera,
mientras que el PAN recién cumpliría su primer mandato en el poder y sexenio en cuyas
elecciones el competidor panista, Felipe Calderón, compitió reñidamente en contra de una
coalición encabezada por el PRD (partido que fundó el hijo de Lázaro Cárdenas luego de los
comicios de 1988) con el candidato Andrés Manuel López Obrador.
El año 2000 fue diferente, sólo dos partidos tenían verdadero potencial para ganar la
presidencia y uno de ellos seguía siendo el PRI, el otro fue el PAN, que ganó con su
candidato Vicente Fox Quesada, personaje que sólo por ser el primer presidente emanado
de una institución política que no fuera priista, estará en la historia al romper una raquítica
trayectoria de 71 años de PRI‐Gobierno.
Sin embargo, como lo mostraré más adelante, todos los actores sociales que intervienen en
esta serie de opiniones coinciden en algo: el triunfo del 2 de julio de 2000 fue
desperdiciado por Fox debido a su ineptitud.
Las opiniones fueron recopiladas del libro Transición de Carmen Aristegui y Roberto
Trabulsi (Grijalbo, 2009) y es notorio que existe en la opinión pública la importancia de
estos momentos clave, al ser tomados en cuenta como aspectos elementales de cambio
pero que no han consolidado aún a la democracia mexicana.
Miguel de la Madrid (ex presidente de México 1982‐1988)
En 1988 no hubo fraude, fue una lucha pluripartidista que no se había observado en
ocasiones anteriores en México. La expresión de la “caída del sistema” es incorrecta, el
sistema no se cayó, sino que los votos computados que se pronosticó ingresar, no se
lograron.
Fue “preocupante” que Cuauhtémoc Cárdenas fuera ganando, en especial en algunos
estados, si se daba la noticia de que él iba ganando, la elección se pondría en duda.
Respecto a Vicente Fox, él hizo un mal gobierno en todos los sentidos.
149
Manuel Barlett (ex secretario de gobernación 1982‐1988)
El punto de quiebre que implicó la pérdida del poder para el PRI radicó al final del sexenio
de José López Portillo, quien le concedió la Secretaria de Hacienda a Miguel de la Madrid,
este último, ya como presidente designó a Jesús Silva Herzog como titular de esa
dependencia, situación que se dio durante una crisis “generada o acelerada” por la
nacionalización de la banca, la caída de los precios del petróleo, etc.
Silva Herzog presentó al gabinete de Miguel de la Madrid la situación real de México, luego
de una reunión en Washington; el país estaba en quiebra total, había una fuga de divisas
tremenda.
En los seis años del gobierno de de la Madrid se perdió 50 por ciento del nivel de vida de
los mexicanos. Antes de que iniciara su mandato nos dijo a quienes formaríamos su
gabinete “que nos estaba invitando no a una fiesta, sino a una tragedia”.
Durante ese sexenio se vivió una tensión cotidiana producto de las políticas aplicadas para
contrarrestar la crisis financiera. Había paros cívicos nacionales, los precios de los
productos eran muy altos, en cada elección se tenían que subir los precios y bajar los
salarios, correr más gente.
En 1988, la protesta que se generó tomó una connotación especial a causa de una “broma”
de Diego Fernández de Ceballos, quien dijo el día de la elección “a las seis o siete” de la
tarde ante periodistas que el sistema se había caído. Sin embargo, el sistema de computo no
tenía nada que ver con la elección.
Barlett dice en su entrevista: Honestamente yo creo que ganó Salinas. La distancia de votos
no fue muy grande y el año 2000 significó no sólo la pérdida de una elección, sino que se
perdió la identidad, se perdió el partido.
Manuel Camacho Solís (político)
Respecto a la legitimidad democrática que ha adquirido el estado mexicano resulta erróneo
creer que ésta se ha logrado gracias a las reformas electorales. Luego de 1988, recomendé a
150
Carlos Salinas de Gortari que contemplara el nuevo panorama de la vida política del país “y
que se había acabado el sistema de partido único” (Aristegui y Trabulsi, 2009:43).
Cuauhtémoc Cárdenas (ex candidato a la presidencia de México en 1988)
El proceso de construcción de la democracia mexicana cuenta con varios puntos de
quiebre, uno de ellos fue 1968, un reclamo de apertura democrática, de hacer valer los
derechos y rechazar toda política represiva.
Algunos años más tarde en 1985 muchos grupos se dan cuenta que es necesaria una
participación política más activa… aspecto que se reflejó en 1988. 1988 significa “un
rompimiento del sistema, más allá del fraude electoral (Aristegui y Trabulsi:54).
Juan Ramón de la Fuente (ex rector del a UNAM)
La transición mexicana comenzó en 1968, se tardó 20 años en obtener una expresión
electoral con la candidatura del ingeniero Cárdenas. Es imposible entender 1988 sin 1968,
año que nos marcó a los jóvenes de esa época de una forma definitiva. Actualmente el
estado democrático se encuentra instalado, pero no consolidado.
Diego Fernández de Ceballos (candidato a la presidencia en 1994)
2000 implicó indiscutiblemente alternancia y cambio, pero no fue el que todos hubieran
querido. Vicente Fox fue inmejorable candidato, pero no alcanzó la misma calificación como
presidente.
Porfirio Muñoz Ledo (senador)
1988 es el disparador de todo, ahí se presenta una ruptura del PRI. El error de México es la
creencia absurda de que vivimos en una normalidad democrática.
Luis Carlos Ugalde (ex consejero presidente del IFE)
“Fox abusó de su condición. Hubo movilización de la investidura presidencial y de su
retórica para favorecer la continuidad de su gobierno y atacar de manera implícita y
directa a López Obrador.
151
El año 2000 es el capítulo dorado en el que la boda sale muy bien. El 2006 es la tormenta
perfecta en que todo sale muy mal” (Aristegui y Trabulsi, 2009:263).
Si las opiniones giraron en torno a lo político, un fenómeno represivo ocultado desde los
gobiernos priístas existió desde por lo menos 1967 como medida de contención para los
que no estuvieran a favor del sistema.
Un tema que no debe faltar en este capítulo es la ciudadanía en la transición política de
México.
3.11 La ciudadanía y la transición
La acción social es diálogo civil, no guerra civil
(Cansino, 2009:245)
Los cambios constitucionales logrados en el proceso de la transición política en el estado
mexicano han sido impulsados por una serie de cambios en la cultura ciudadana que
repercutieron en la renovación de las instituciones públicas.
La participación ciudadana es un cuerpo indispensable que ha conducido las
transformaciones en los diferentes ámbitos que construyen a la democracia: política,
instituciones y sociedad.
En dicho elemento sustancial, las organizaciones de la sociedad civil son las responsables de
haber consolidado aspectos básicos como los derechos humanos y de pueblos indígenas en
nuestra precaria democracia.
Este tipo de organismos ciudadanos actúan como el enlace con la ciudadanía para hacer
valer sus derechos fundamentales, repercutiendo en la opinión pública de manera
influyente mediante la interrelación que deben de tener con partidos políticos,
movimientos sociales, gobiernos, etc.
Lo central en esta idea es la sociedad misma, aquellas acciones colectivas que efectúan o
dejan de hacer son las que darán vida a la regeneración política e institucional. La no acción
152
determinará en una muerte de la sociedad: “ciertas lógicas de pensamiento se repiten casi
por sistema… reproducen sus vicios y contradicciones” (Cansino, 2009:226).
La lógica democrática a la que se aspira con un capital social fortalecido es que los
individuos razonables y racionales coexistan con los mejores estándares de convivencia y
paz social, en otras palabras: la democracia se mide en términos de cohesión social, y
depende del espacio público, lugar en donde desembocan estas acciones colectivas.
Las organizaciones sociales (OSC) son sistemas autónomos cuya finalidad radica en
solucionar problemáticas de la vida cotidiana que debido al desinterés o falta de acción de
instituciones públicas, las OSC han sido las que satisfacen estas necesidades del ciudadano.
Dentro del proceso de transición que busca la constante evolución de una democracia bien
cimentada se debe tener presente que una transición exitosa va más allá de la cuestión
electoral, incluso de políticas económicas o reformas políticas. La democracia nace de las
iniciativas ciudadanas y de sus expresiones de protesta.
La acción colectiva es parte de ese capital social que se mueve constantemente en el espacio
público cuyas direcciones, intensidades y formas tienen su fundamento en la sociedad;
situación que implica que el poder sea “un espacio vacío que sólo puede ser ocupado de
manera simbólica por la sociedad y nunca de manera artificial por cualquiera de sus partes”
(Cansino, 2009:253). Los requerimientos mínimos de la sociedad son los siguientes:
Derechos humanos, equilibrio de poderes, rendición de cuentas, obligaciones económicas y
sociales del Estado.
Las condiciones mínimas para un auténtico estado de derecho son: el imperio de la ley,
rendición de cuentas, reciprocidad entre representantes y representados, ampliación de
derechos humanos y disminución de las inquietudes sociales.
A consecuencia de un uso faccioso de la autoridad en el poder en donde no se cumplan las
características arriba mencionadas, son las organizaciones de la sociedad civil las que se
han encargado de cubrir la escasez de capital social para empoderar la vida democrática, en
donde la acción social es un diálogo con la sociedad, un diálogo constante.
153
En las instituciones del Estado no radica la última esencia de la sociedad, sino en la
ciudadanía: “En una sociedad libre no hay certezas, pero en el momento en el que la
sociedad abraza una, deja de ser una sociedad libre” (Cansino, 2009:45).
Por lo tanto no hay sociedades libres si no hay ciudadanos libres, cuyo precepto básico es la
opción al debate y a la discusión. Por último, no puede faltar en este tema el lugar de la
prensa en la transición democrática mexicana, tópico con el que cierro este segundo
capítulo.
3.12 La transición en la prensa mexicana
“Muchos periódicos locales son para sus lectores, tal vez, como ciertos
rincones provincianos apacibles… es por ello, quizá, que a la mayoría sigan
disculpándoles estar mediocremente escritos o estar tan mal impresos que
manchan las manos, o sus distorsiones informativas crónicas, o los usos
inescrupulosos de sus periodistas , y la connivencia de sus dueños con las
élites” (Marco Lara, 2005:137).
La prensa mexicana durante el siglo XX tuvo una característica especial, los periódicos del
interior de la república solían recrearse en su propio microcosmos sin darle mucha
importancia a las noticias internacionales y no representaban un verdadero contrapeso al
poder, pues su contenido, por lo general y en su mayoría siempre fue afín a los gobiernos
locales.
Incluso la información nacional era muy escasa, durante el siglo pasado este tipo de
publicaciones provincianas eran un medio de carácter social en el sentido de que
encumbraban a las clases económicamente pudientes dándoles un espacio en la sociedad.
La ascensión de las nuevas familias adineradas en sus respectivas localidades era motivo (y
sigue perdurando a la fecha) de ser anunciado por el medio, era la noticia del pueblo.
Otro detalle es que la sección deportiva siempre ha sido fundamental, no así la cultura, que
en definitiva nunca se tomó en cuenta, siempre fue motivo de omisión debido al “poco
interés” que representa para la sociedad.
154
Fue hasta finales de los setentas, cuando los grandes periódicos del momento en México,
editados en la Ciudad de México y que eran de distribución nacional, marcaron la pauta de
esa sociedad incipiente que comenzaba a buscar una información apegada a los intereses
sociales, políticos, culturales y económicos; primero fue el Unomásuno, y luego La Jornada,
publicaciones que se caracterizaron por mantener una férrea crítica a las políticas de los
gobiernos priístas.
La respuesta ante este tipo de “cambios” en la esfera informativa fue “que desaparecían a
menudo (‘no llegaban’) porque incluía alguna información desfavorable al gobierno, desde
siempre priísta” (Lara, 2005:139). A juicio de este mismo autor, a partir de los 80s nuevos
fenómenos como la ciudadanización de las relaciones sociales y la emergente cultura de la
transparencia han favorecido la apertura informativa.
El ejercicio periodístico en nuestro país al que me refiero (carácter localista, poca cultura y
benéfico a los grupos de poder) que existió durante todo el siglo XX en la mayor parte de
nuestro país es producto del legado periodístico del siglo XIX, donde los periódicos surgían
de inicio vinculados orgánicamente a facciones y por lo tanto con un carácter pro gobierno
en la sociedad; al día de hoy, esa herencia sigue manifestándose, si no de manera evidente y
continua, sí paulatinamente.
El multipremiado periodista mexicano Marco Lara Klahr ejemplifica un caso de periodismo
instrumental que en pleno siglo XXI sucedió en un diario capitalino llamado El
Independiente, el cual fue fundado en 2003, su dueño era el empresario Carlos Ahumada
Kurtz, y los directores, Javier Solórzano y Raymundo Riva Palacio. En 2004, luego de un
suceso mediático en donde se difundieron videos de este empresario sobornando a
miembros del Partido de la Revolución Democrática (3/3/2004), renunciaron los
directores, Ahumada fue encarcelado y las instalaciones del periódico confiscadas por la
Procuraduría General de la República.
Si por un lado existió un impulso ciudadano, por otra vertiente hubo un auge empresarial
que propició el surgimiento de nuevos medios en los noventas. La transición en la prensa
mexicana refleja un caso elemental que define este ámbito, en donde se crea un periódico
con una visión puramente empresarial que en opinion de Jorge Zepeda (fundador de Siglo
155
XXI [1991] y Público [1997] en la ciudad de Guadalajara) este tipo de nuevos medios
contaban “con lógicas organizativas modernas, procesos de eficientización que incluían a la
redacción, la aplicación del marketing, y la evaluación del negocio” (Lara, 2005:146) hablo
del Grupo Reforma, que bajo esta perspectiva aportó al periodismo nacional un enfoque
empresarial y posteriormente civilista.
El eje de la balanza cambió a partir de la década de los 70s cuando el periódico
regiomontano El Norte retoma el modelo periodístico de la prensa texana y modifica su
empresa al adoptar esquemas de racionalización y eficacia y darle prioridad a contar con
un aparato comercial agresivo.
La diferencia entre este medio y los demás fue que bajo estos nuevos criterios de carácter
empresarial, se blindaba para no depender el Estado y ser así una publicación
autosuficiente, que contaba con una planta periodística profesional y con sueldos que no
los hicieran necesitar de algún ingreso extra (en el argot del gremio, se llama el chayo), el
mejor ejemplo de este método comercial fue la puesta en marcha del diario Reforma en
1993 en la ciudad de México.
“Tenemos incluso que recordar que periódicos como Excélsior en sus mejores tiempos al
final traían una masa de intelectuales y reporteros que desempeñaban alguna otra
actividad para sobrevivir, como dar clases en la Universidad, corregir pruebas o editar
alguna revista institucional, y en algunos casos, cosas oscuras, porque los sueldos de los
profesionales no eran tales” (Lara, 2005:147).
A partir de la década de los 90s, y con la influencia que ejerció el periódico regiomontano El
Norte desde dos décadas atrás, muchas publicaciones locales que si a nivel nacional no eran
reconocidas, a nivel regional o en su respectiva ciudad ejercían una labor digna del
periodismo crítico.
Los diarios que marcaron el cambio de rumbo con una idea de autonomía financiera e
independencia editorial fueron, a juicio de Jorge Zepeda Patterson: El Norte (Monterrey), El
Imparcial (Hermosillo), Diario de Yucatán (Mérida), Siglo XXI (Guadalajara, 1991‐1997),
156
Reforma (Ciudad de México), Norte de Ciudad Juárez, a.m. (León), El Diario (Ciudad Juárez),
El Universal (Ciudad de México), El Debate (Culiacán y otras ciudades sinaloenses).
Al respecto, la investigadora estadounidense Sallie Hughes, considera que exiten los
periódicos “pioneros” en esta lista de prensa crítica que contó con una inependiencia
editorial, agenda ciudadana y diversidad temática: El Financiero (Ciudad de México), La
Jornada (Ciudad de México), El Sur (Acapulco), Frontera (Tijuana), Público (Guadalajara),
Mural (Guadalajara), estos periódicos comenzaron a ejercer un periodismo cívico con
mayor anticipación que otros diarios; estos medios influenciaron a otros, lo que propició
un marcado nuevo tipo de prensa que si deferencia en gran medida del que se conocía en a
finales de los setentas.
Como ejemplo de esta localía reconocida y profesional, ubicamos a El imparcial de
Hermosillo, cuya política principal fue profesionalizar a la redacción, crearon un plan de
desarrollo para editores y reporteros y se optó por contratar a jóvenes universitarios que
no estuvieran viciados con los viejos estilos del periodismo mexicano, se mejoraron los
sueldos y se eliminaron las comisiones de la publicidad oficial. Este diario tuvo la influencia
directa de El Norte y de la prensa del sur de los Estados Unidos.
Medidas que a simple vista parecían simples y sin mayor trasfondo como rechazar regalos
de empresarios de la región, no permitir el pago de comidas o de viáticos en giras de
funcionarios públicos y privados y se decidió no participar en premios estatales o
nacionales de periodismo porque se consideraban competencias abiertamente oficialistas.
Reforma pertenece a un tipo de prensa regida por el mercado pero que tiene contenidos de
interés para la sociedad civil y es una verdadera empresa periodística, mantiene una
conformación independiente y la opción fue no requerir del gobierno para su operación ya
que eso le restaría autonomía.
Otro tipo de prensa en la de carácter cívico, que como ya se ha mencionado pertenece a un
nuevo periodismo surgido desde las salas de redacción en donde el mismo periodista es el
que de inicio tiene la idea de incluir temas de carácter social, problemas emergentes de
157
grupos excluidos y que es en la práctica donde se comparte esta perspectiva (en primera
instancia) con otros periodistas.
Se le da prioridad a la sociedad civil a medida que sus contenidos reflejen los tópicos que
resultan urgentes y básicos para la agenda ciudadana. Los pioneros en este ramo fueron La
Jornada y su antecesor el Unomásuno.
Mantienen como empresa una autonomía respecto al gobierno y no pretenden tener una
relación parcial y carente de crítica respecto al poder. Actualmente se cuenta con un mayor
avance en la prensa respecto al carácter civilista en sus contenidos y destacan momentos
como en los ochentas con el surgimiento de los rotativos antes mencionados o bien, con
editores que ejercieron su influencia en la línea editorial de cada diario, como lo fue el El
Universal de Roberto Rock.
Concluido lo relacionado al concepto de transición, y habiendo abarcado de inicio al
sistema autoritarista y represivo en México, tema de los cual se habla poco en la opinión
pública y no es una vertiente explorada, pero sí es muy conocido el lema de “la guerra
sucia”, el surgimiento de un grupo paramilitar que pretendía de manera camuflageada
eliminar cualquier tipo de oposición ya sea desde amenazas o hasta la desaparición
forzada.
Abordamos la definición de “democracia”, tema central para la comprensión de toda
transición política; pasando por los aspectos básicos que le dieron sustento al sistema
político mexicano durante el siglo XX; el antiguo régimen, sus vicios, sus personalidades
elementales, cómo se gestó y cómo es que logro perdurar tantos años a través de la
instauración del corporativismo.
Explicamos los abusos que se emplearon de la cultura nacionalista mexicana y la exaltación
de determinadas significaciones para legitimarse en el poder; por otro lado, el uso retórico
que en buena medida cumplía su objetivo de eludir toda crítica, denostar enemigos o
prolongar la estabilidad del sistema, además, el tema del populismo en México, sus
principales exponentes y los tipos de populismo que se dan.
158
Hablamos de la corrupción, narcotráfico y funcionarios inmersos en prácticas anti
democráticas, todo ello producto de malas administraciones desde el ejecutivo mexicano
que dieron como resultado las constantes crisis económicas, tema principal que detonó y
aceleró la desaparición del régimen priísta y la instauración de políticas tecnocráticas.
El siguiente capítulo abordará otro tema fundamental que se analiza en este trabajo: el
concepto de poder, estudiado bajo la obra de Foucault Microfísica del poder y de Nietzsche
La genealogía de la moral; como complemento analizaremos la visión de Freud respecto al
poder, según la reflexión que el filósofo argentino, León Rozitchner hizo del pensamiento
del psicoanalista. Para cerrar veremos la opinión de Nicklas Luhmann y de Norberto
Bobbio acerca del poder.
159
IV. EL CONCEPTO MODERNO DE PODER SEGÚN NIETZSCHE, FOUCAULT,
FREUD Y OTROS
Michel Foucault: ¿Cuál es la forma de represión, más
insoportable para un estudiante de bachiller de hoy: la autoridad
familiar, la cuadriculación cotidiana que la policía ejerce sobre la
vida de todo hombre, la organización y la disciplina de los
institutos, o esta pasividad que os impone la prensa.
Serge: La represión en los institutos: es evidente porque se ejerce
sobre un grupo que se esfuerza por actuar. Es más violenta, y se
siente más vivamente.
(Foucault, 1992:33)
El concepto de poder va ligado innegablemente al pensamiento de Friedrich Nietzsche y en
particular a su última obra La genealogía de la moral en la cual define cuáles son las
situaciones en las que el ser humano se construye una mítica deuda con sus antepasados y
que nunca podrá pagar porque su culpa no se lo permitirá y su mala conciencia será un eje
rector en su vida en sociedad.
La vanguardia filosófica de Nietzsche puso los cimientos para otros pensadores que años
más adelante retomarían sus postulados para definir la forma en la que la sociedad
contemporánea ejerce sus mecanismos de control y en las que el individuo está sujeto, está
amarrado a ciertas normas. Uno de estos pensadores, si no es que el más importante, es
Michel Foucault, quien logró descifrar esta red que constituyen las relaciones de poder y
que inician desde el seno de la familia con el surgimiento de la sociedad disciplinaria.
Nietzsche antecede a una conceptualización ajena a las cuestiones jurídicas, por lo que con
él comienza una redefinición de cómo es que el hombre ejerce su poder y lo equivocado que
puede ser el hecho de concebir a la verdad como una deuda.
A lo largo de este capítulo desarrollaremos el concepto de poder, bajo la óptica que Michel
Foucault hace en su obra, Genealogía del poder. Sustentaré la descripción del concepto en
cuestión tomando como referencia su libro Microfísica del poder y como complemento, la
reflexión que hace María Inés García Canal en su libro Foucault y el poder (UAM Xochimilco,
2005) donde aborda el análisis que el filósofo francés desarrolló del sujeto y de las
160
relaciones de poder que tienen que ver con la instauración de la sociedad moderna en el
siglo XIX.
El estudio de García se centra en la temática de las relaciones de poder, básicamente en los
tres ejes del pensamiento foucaultiano (saber, poder, sujeto) para hablar de las
implicaciones del poder en el individuo, por lo tanto, es una reflexión que sustenta el
pensamiento de Foucault dirigido a definir el poder.
Posteriormente se analizará la cuestión psicoanalítica y por lo tanto individual del poder
con base en el estudio que hace el reconocido filósofo bonaerense León Rozitchner acerca
de los postulados de Sigmund Freud en su libro Freud y el problema del poder (Losada,
2004).
Se tratará la cuestión edípica en el individuo como una constante repetitiva en la sociedad
que es indispensable para la organización social en la que el individuo termina repitiendo
los patrones aprehendidos en la infancia en una edad madura y esta cuestión crea un ideal
del yo con la que el sujeto determina su relación con la realidad mediante una forma
despótica.
Rozitchner propone una analogía entre el aparato psíquico del hombre (Yo, superyó y ello
[Freud]) y los tres órdenes de realidad en una sociedad moderna (jefe militar, gabinete
político y pulsiones del pueblo [Clausewitz]).
Como complemento retomaré ideas básicas que proponen Niklas Luhmann y Noberto
Bobbio para identificar el ejercicio del poder y donde temas elementales como “la libertad”
o la importancia del lenguaje ocupan una posición fundamental para ejercer el control
social.
Es oportuno saber que el objetivo del presente capítulo tiene la finalidad de dar a conocer la
epistemología del poder con base en una visión no jurídica; se centrará en las relaciones de
poder, en el sujeto y en el lenguaje.
Para explicar dichos términos haré énfasis en cuestiones que por momentos no señalen al
tema central de esta investigación. Lo que me pretendo es que presentemos y abundemos
en el concepto de poder, más allá (en este capítulo) de la prensa o la transición, porque, así
como reconocimos en el concepto de democracia un punto en que la mayoría de los
individuos ha escuchado y/o escucha constantemente el término “democracia”, realmente
no se sabe qué es lo que significa, o tenemos un concepto erróneo de su significado.
161
Por lo tanto, abordaremos en esta parte aquellas cuestiones que hacen al sujeto ser objeto o
cómo el sujeto hace que otros sujetos se vuelvan su objeto en las relaciones de poder.
Es básico que descifremos nítidamente esta parte para poder reconocer en el capítulo
posterior la relación entre prensa y poder y, además de la misma transición política, cómo
es que se ha logrado proponer un modelo de prensa civilista en nuestro país a partir de la
década de los ochenta.
Entonces, no estoy diciendo que no haremos mención alguna en esta parte de la prensa,
más bien, nos preocuparemos, primero por exponer el concepto de poder y posteriormente,
manifestaremos las claves por las cuales abordaremos el tema de la prensa con respecto a
lo que expusimos del poder.
Para comenzar es elemental conocer que una relación de poder surge siempre y cuando
haya dos partes involucradas (a y b); que dicho intercambio de fuerzas tiene implicaciones
respecto a lo bueno y lo malo; que es una relación similar a una guerra y ésta es mediada a
través de la política; que quien ejerce el poder sobre la otra parte siempre estará expuesto a
resistencias como respuesta; que la finalidad es obtener la victoria sobre el oponente y que
el poder se ejerce a través de códigos.
En este sentido la prensa y el poder han librado una batalla que tiene historia a lo largo del
siglo XX y que el modelo civilista implica una propuesta que hace frente a un Estado
autoritarista que predominó en nuestro país durante décadas.
Respecto a lo anterior tendremos que aclarar que pese al estado conflictivo que conlleva la
palabra “guerra”, el Estado y la prensa cumplen funciones diferentes en la sociedad y en
algún punto del espacio social es que se han encarado para librar esa batalla en términos
que básicamente tienen que ver con un “bien informativo”, nos referimos a “bien material” a
un “objeto social” de carácter interpretativo, es en esa ramificación que ambas partes,
gobierno y prensa se relacionan.
Habiendo explicado lo elemental, es que podemos iniciar esta encomienda y comenzaremos
con uno de los pensadores de la sospecha, Nietzsche, a quien analizaremos con base en la
óptica de La genealogía de la moral, su última obra reconocida.
162
4.1 La genealogía de la Moral de Nietzsche, las bases no jurídicas del poder
Precisamente este animal olvidadizo por necesidad, en el
que el olvidar representa una fuerza, una forma de la salud
vigorosa ha creado en sí una facultad opuesta a aquella,
una memoria con cuya ayuda la capacidad de olvido queda
en suspenso…
(Nietzsche, 2009:76)
En tres ensayos el filósofo alemán Friedrich Nietzsche describe en su obra a la “verdad”,
vista como la más simple, áspera, la no‐moral. Ahí trata de mostrar la conciencia humana, la
compasión, el bien y el mal, el sacerdote enmascarado que en la modernidad es el filósofo.
Hace un análisis histórico con una visión psicológica. Durante el primer ensayo, donde trata
de lo bueno y malo, bueno y malvado” señala que la psicología inglesa de la época sustenta
sus estudios en un análisis no‐histórico por lo que lo óptimo es recurrir a la genealogía y en
concreto, a la etimología.
En un principio, el hombre vivía con valoraciones de carácter realista, existía lo bueno (gut)
–las cualidades del sujeto fuerte y poderoso–, y lo malo (schlecht)
–características del sujeto simple y bajo.
Posteriormente la casta sacerdotal introdujo ideas y sentimientos en la sociedad, base de su
“neurastenia” y sustento de su resentimiento. Nietzsche señala al pueblo sacerdotal por
excelencia, el pueblo judío.
Con esta transvaloración cambia la forma de concebir a la realidad: lo bueno (gut) y lo
malvado (böse). El malvado anteriormente era el bueno, con este cambio… el poderoso, el
violento, el lleno de vida ya no es el bueno. Por el contrario, al que solía ser el malo, el
hombre simple, el enfermo, el indigente, el bajo, ahora es el bueno.
Es el cristianismo el heredero histórico de dicha revalorización de la moral creada por el
pueblo judío. Los esclavos se rebelan en la moral. Nietzsche afirma que el cristianismo
(cuyo origen lo transvaloró el pueblo judío) es una religión de odio profundo contra los
buenos (los veraces, los nobles, los poderosos).
163
En su segundo ensayo, en el cual elabora una reflexión acerca de la “culpa”, “mala
conciencia” y similares, nombra al olvido como una “forma de salud vigorosa”, en ocasiones,
cuando se hace una promesa se requiere recordar y crearle al hombre una memoria.
“Para que permanezca en la memoria se lo graba a fuego; sólo lo que no cesa de doler
permanece en la memoria” (Nietzsche, 2009:79).
La conciencia, en palabras del filósofo alemán es el sentimiento con el que el sujeto puede
disponer de su futuro. Existe también una mala conciencia que surge en la prehistoria,
proviene de la culpa (Schuld), es una deuda que el individuo adquiere con la sociedad y ésta
descarga sobre él los golpes.
La interioridad humana es la conformación de los desahogos instintivos del hombre preso
de la sociedad “la mala conciencia es la profunda dolencia a que tenía que sucumbir el
hombre bajo la presión de aquella modificación […] que se dio cuando el hombre se
encontró definitivamente encerrado en el sortilegio de la sociedad y de la paz” (Nietzsche,
2009:109).
Las viejas estirpes sentían deuda por sus antepasados; su culpa la pagaban con sacrificios
para así redimirse. A mayor deuda, los dioses serán más poderosos. Si la deuda era
impagable, el Dios era único y omnipotente. Ser ateo, es no tener culpas (deudas con los
antepasados) la “unschuld”.
…”Mas ¿qué estoy diciendo? ¡Basta ¡Basta! En este punto sólo una cosa me conviene, callar:
de lo contrario atentaría contra algo que únicamente le está permitido… a Zaratustra el
ateo” (Nietzsche, 2009:124).
El tercer ensayo intenta responder al significado de los ideales ascéticos y lanza una crítica
contra artistas de la talla de Wagner, a quienes los considera unos inconstantes que unas
veces apoyan la castidad y otras alaban la sensualidad.
Critica fuertemente los tres votos del filósofo (pobreza, crítica y castidad) y afirma que
estos pensadores fueron despreciados o terminados, en respuesta, el sacerdote‐filósofo se
tuvo que hacer temer trabajando el ascetismo (crueldad consigo mismo) y luego se volvió
164
cruel con los demás. En la modernidad el filósofo no se ha desprendido de esa “larva
repugnante” y sombría que es el sacerdote ascético.
El sacerdote envenena a sus enfermos al curarlos debido a un ideal único. Con base en la
obra La genealogía de la moral cuyo autor es uno de los tres grandes que forman “la escuela
de la sospecha”, según Paul Ricoeur (teórico de la hermenéutica [los dos restantes son Marx
y Freud]), y bajo una perspectiva personal usa el método de la genealogía para analizar la
transvaloración de todos los valores.
Según el filósofo G. Deleuze, la genealogía tiene un valor fundamental, está en franca
oposición al carácter absoluto, relativo o utilitario de los valores.
“En lo que se refiere, por lo demás, a la vida, a las denominadas ‘vivencias’, ‐¿quién de
nosotros tiene siquiera suficiente seriedad para ellas? ¿o suficiente tiempo?” (Nietzsche,
2009:21).
Estos pensamientos que tratan de descifrar de dónde provienen los prejuicios morales de
nosotros los humanos tienen un antecedente directo en la obra “Humano, demasiado
humano” Un libro para espíritus libres” escrito entre 1876 y 1877 de autoría
nietzschesiana.
Posteriormente la idea central en aquel libro se maduró para escribir La genealogía de la
moral debido a la “voluntad fundamental” de conocimiento del autor alemán.
“No tenemos nosotros derecho a estar ‘solos’ en algún sitio: no nos es lícito ni equivocarnos
solos, ni solos encontrar la verdad” (Nietzsche, 2009:23).
Como antedata a este libro, el pensador de la sospecha leyó cuando era adolescente El
origen de los sentimientos morales de Paul Rée, uno de los primeros genealogistas de la
moral de ahí destaca su pensamiento escrupuloso acerca de los análisis históricos y de todo
sentido de culpa.
“Yo soy un adversario del vergonzoso reblandecimiento moderno de los sentimientos”
(Nietzsche, 2009:27).
165
Teniendo presente el tema que se tratará con base en La genealogía de la moral, una obra
de gran controversia en la segunda mitad del siglo XIX cuyo análisis histórico de la sociedad
moderna fue la base para posteriores estudios acerca de las formas de socialización del
individuo (como Michel Foucault lo hizo retomando a Nietzsche en el siglo XX), comenzaré
con el primer ensayo.
Lo anterior es un pasaje introductorio para que nos vayamos acercando al objetivo que
buscamos, y es, que conozcamos detenidamente el concepto de poder.
4.2 Lo “Bueno y malvado” versus lo “bueno y malo”
El enfoque que retoman los estudios que ponen a la partie honteuse (parte vergonzosa)
como la fuerza inercial (vis inertiae) del hábito humano, es objeto de crítica por parte de
Nietzsche a los psicólogos ingleses de la época a quienes consideraba como unas personas
que en realidad ocultan hostilidad y rencores subterráneos ubicados en su conciencia y
nunca exteriorizados, en contra del Cristianismo, o bien, un poco de todo y una “imperiosa
necesidad de pimienta” (en sus vidas (Nietzsche, 2009:26).
Sin embargo, a esos investigadores y microscopistas del alma (Nietzsche dixit) les falta algo
esencial, el espíritu histórico. Lo anterior sitúa a estos “animales valientes” a situar lo bueno
de quien no procede la bondad.
“El derecho del seño a dar nombres llega tan lejos que deberíamos permitirnos el concebir
también el origen del lenguaje como una exteriorización de poder de los que dominan”
(Nietzsche, 2009:38).
Frase con que sustenta que un primer origen de “los buenos” eran los nobles, los poderosos,
los hombres de posición superior que por un “pathos de la sustancia” se ubicaron en un
sentido opuesto a todo lo bajo, lo abyecto, a lo vulgar y lo plebeyo.
Lo moderno, ha cambiado y preceptos como “moral”, “no egoísta” y “desinteressé” se ponen
en el mismo nivel en la conciencia humana gracias al “instinto de rebaño” con el que declina
el juicio aristocrático de la actualidad como si fuera una enfermedad mental.
166
La primera señalización que hace Nietzsche de carácter genealógico es la “idéntica
metamorfosis conceptual” de la que se genera la palabra “bueno”, que proviene “en todas
partes” de lo noble, lo anímicamente elevado, lo aristocrático y que siempre era lo contrario
a todo lo vulgar, plebeyo y bajo, cuyo sentido era lo “malo”.
En alemán “malo” (schlechz) es muy similar a “simple” (schlicht) y “simplemente”
(schlechtweg).
Etimológicamente, el poeta Teognis, portavoz de la aristocracia griega –y de quien
Nietzsche hizo su primer trabajo filológico– habló de los nobles como “los veraces”, noble
significa alguien que “es”, que tiene realidad, que es real, que es verdadero.
Posteriormente se torna subjetivo y adquiere un sentido de verdadero en cuanto veraz, lo
que le dará un término distintivo de aristocrático versus el “mentiroso” que es un hombre
vulgar.
El malo y el miedoso eran relacionados con el plebeyo, lo contrario al bueno. El hombre se
convirtió en un “animal interesante” gracias a la aristocracia sacerdotal y donde el alma
humana ha llegado a la profundidad en un sentido superior y se ha vuelto “malvada”, pero
que representa una forma “esencialmente peligrosa” de existencia humana.
Hasta aquí sería valioso reconocer desde un punto de vista nietzschesiano a aquel plebeyo
que era lo opuesto al verdadero hombre, a uno de valor, uno que no es simple y por eso es
bueno, en términos contemporáneos se definiría como “original”.
“Entre los sacerdotes, cabalmente, se vuelve más peligroso ‘todo’, no sólo los medios de
cura y las artes médicas, sino también la soberbia, la venganza, la sagacidad, el desenfreno,
el amor, la ambición de dominio, la virtud, la enfermedad” (Nietzsche, 2009:45).
Los sacerdotes son los “enemigos más malvados” cuya impotencia genera un odio
venenoso. Son impotentes en contra posición al valor caballeresco‐aristocrático…
constitución física poderosa, salud floreciente, guerra, aventuras. Ellos carecen de ello.
167
Los sacerdotes son los odiadores más ricos de espíritu y “los judíos” mediante un acto de la
más espiritual venganza hicieron una transvaloración de los valores de aquellos “nobles” y
“poderosos”.
La invención aristocrática de los valores pasó de ser
bueno=noble=poderoso=bello=feliz=amado de Dios, a los miserables son los buenos, los
únicos buenos son los pobres, los impotentes, los bajos, los que sufren, los indigentes, los
enfermos, los deformes, y así “han mantenido con los dientes del odio más abismal (el odio
de la impotencia) esa inversión” (Nietzsche, 2009:46).
Con los judíos dio inicio una revuelta de dos milenios, que Nietzsche en “Más allá del bien y
del mal” nombra como un comienzo “en la moral de la rebelión de los esclavos” que en la
vida cotidiana simplemente pasa desapercibida ya que dicha rebelión “ha resultado
vencedora” (Nietzsche, 2009:47).
Ahora la moral del vulgo prevalece sobre los ideales “más nobles”. Jesús de Nazaret, el
“redentor” que era el fiel reflejo de la seducción, el mismo que hacía ganar a los
desposeídos, a los pecadores y enfermos.
Actualmente, dicha victoria se muestra cuando el mundo se judaiza, se cristianiza y se
aplebeya. Situación que es un envenenamiento de la sangre y una intoxicación exitosa, pero
que es un veneno que no disgusta a la humanidad.
La Moral de los esclavos primero necesitó un mundo opuesto y externo, su reacción fue la
venganza imaginaria y luego, lo más esencial sin lo cual no se puede comprender este
proceso histórico: Una raza “más inteligente” que cualquier raza noble, venerará la
inteligencia en una medida del todo distinta: a saber, como la más importante condición de
existencia” (Nietzsche, 2009:52).
La conceptualización de los valores en la Tierra ha librado una batalla de dos mil años. Lo
“bueno y malvado” ha prevalecido frente a lo “bueno y malo”. El curso de esa lucha es
“Roma contra Judea, Judea contra Roma”.
168
Es la lucha cúspide por excelencia en toda la historia de la humanidad. La percepción que
Roma tenía del judío era como si fuera su antinaturaleza misma, su “monstrum antipódico”.
Un judío era visto como un “convicto” que odiaba a todo el género humano.13
Los judíos sentían contra Roma un deseo de venganza que pesaba en sus conciencias; por el
contrario, sólo hay que notar una cosa, en la historia de la humanidad no han existido
hombres más fuertes ni más nobles que los romanos, tampoco se les ha soñado; los judíos,
eran el pueblo sacerdotal del resentimiento por excelencia.
Sin embargo, hoy la historia es otra, actualmente el mundo se inclina ante tres judíos y una
judía. A la cabeza Jesús de Nazaret; luego, el pescador Pedro; posteriormente el tejedor de
alfombras, Pablo; además, la madre del nazareno, María.
El proceso de la modernidad que inició con el Renacimiento, no es sino el resurgimiento de
lo clásico donde Roma vuelve a nacer pero esta vez sobre una sinagoga ecuménica llamada
Iglesia.
Posteriormente, la Roma Renacentista se judaizó una y otra vez, primero con el
advenimiento de la Reforma protestante y luego “Judea volvió a vencer otra vez sobre el
ideal clásico con la Revolución francesa: la última nobleza política que había en Europa […]
sucumbió bajo los instintos populares del resentimiento” (Nietzsche, 2009:69).
Aunque un último respiro “del otro camino” apareció poco después con el ejemplo “en
carne y hueso” del ‘ideal noble en sí’: Napoleón “esa síntesis de inhumanidad y
superhombre”… (Nietzsche, 2009:69).
13 Nietzsche cita a Tácito, ‘Anales’, XV, 44. “Se comenzó por apresar a los que confesaban su fe; después, sobre sus revelaciones, una multitud de otros, que fueron ‘convencidos menos’ del crimen de incendio que de ‘odio
contra el género humano’.
169
4.3 La “Culpa”, la “mala conciencia” y similares
Para que el humano pudiera responder de sí “como futuro”, se tuvo que hacer “calculable”,
situación que se contrapone a su naturaleza de salud “vigorosa” y en vez de ésta, antepone
una “memoria de la voluntad” que responde a “un seguir y seguir queriendo lo querido una
vez”.
De esta manera nació un animal que hace promesas e hizo a un lado su “capacidad de
olvido” con lo que lo lícito de hacer promesas no permite vivir “ningún presente” y no se
podrá tener una “asimilación anímica”.
De lo anterior, surge la “responsabilidad” en el que la primera tarea es “hacer” al individuo
“necesario, uniforme, igual entre iguales, ajustado a regla, y, en consecuencia, calculable”
(Nietzsche, 2009:77).
A este quehacer se le denomina “eticidad de la costumbre”, una labor del individuo sobre sí
mismo “en el más largo periodo del género humano”, la prehistoria.
Durante esos 40 mil años, desde la aparición del homo sapiens en la Tierra, se consolidó el
sujeto y al mismo tiempo asentó su tiranía, estupidez e idiotismo con una formada camisa
social que inspira tres cosas: confianza, amor y respeto, aspectos que conforman su
“responsabilidad” … su conciencia de libertad, es su conciencia.
El destino del hombre se halla en su propia conciencia y en su prehistoria que
mnemotécnicamente vuelve al hombre “serio”. Axioma antiquísimo de la psicología del
espanto en la cual se basan en el dolor como su principal herramienta.
“Para que algo permanezca en la memoria se lo grababa a fuego; sólo lo que no cesa de
‘doler’ permanece en la memoria” (Nietzsche, 2009:79).
Todo lo relacionado a lo ascético está unido a la mnemotécnica, eso que pretende que la
totalidad del sistema nervioso y del intelectual queden atrofiados por ciertas “ideas fijas”
que no son más que “unas cuantas ideas [que] deben volverse imborrables, omnipresentes,
inolvidables, <fijas> […] los procedimientos ascéticos y las formas de vida ascéticas son
170
medios para impedir que aquellas ideas entren en concurrencia con todas las demás, para
volverlas <inolvidables> (Nietzsche, 2009:80).
Por lo tanto el hombre que adopta un procedimiento ascético se condena a ser un simple
“instantáneo esclavo de los afectos”.
La “mala conciencia” sentó sus bases en la “culpa” (Schuld) que proviene del concepto
“tener deudas” (Schulden)14 por lo que proviene de una relación acreedor‐deudor y que en
la vida del hombre remite a la cuestión de imputar una pena, pero no porque “el reo merece
la pena” sino algo más simple y de hecho “familiar”.
Los padres tienen un perjuicio sufrido y castigan a sus hijos con la idea de que hay un
equivalente para compensar el dolor causado por ese perjuicio.
El hombre incluye en su conciencia a la restitución como una obligación, por eso promete y
crea una relación dual con un “sentimiento de bienestar” que tiene la finalidad de “faire de
mal pour le plaisir de le faire” en el que el primero descarga su poder sobre el impotente.
“goce que es estimado tanto más cuanto más hondo y bajo es el nivel en que el acreedor se
encuentra en el orden de la sociedad” (Nietzsche, 2009:84).
Mediante un derecho a la crueldad la parte punitiva (acreedor) se ubica en “derecho de
señores” con lo que inflinge una persona a quien le debe y lo hace sentir inferior, mediante
la obligación de que le pague (remisión) y el verlo maltratado.
Los hombres modernos son unos mansos animales domésticos, somos notros; tenemos la
cualidad de contar con una simpatía malévola (simpatía malevolens), propiedad que se
presenta como “normal” en el individuo.
14 Culpa=Schuld. En alemán la palabra “Schuld” significa indistintamente “culpa” y “deuda”. E texto del “padrenuestro” decía: <perdónanos nuestras deudas (culpas)>. Este doble sentido es la clave de un gran
sector de este segundo tratado. (Retomado de la Nota 40 de Nietzsche, 2009).
171
El “espectador” es un producto de la humanidad antigua, momento de la historia en donde
el mundo era básicamente público, hecho para el que ve y estrechamente ligado al
espectáculo y la fiesta, pilares de la felicidad.
Las grandes guerras, por ejemplo, la troyana no fue otra cosa que un “festival” para los
dioses. La justicia tiene que ver con el compromiso, con la buena voluntad y que implica que
los hombres se pongan de acuerdo: “El ojo estaba ya adaptado a esa perspectiva: y con
aquella burda consecuencia lógica […] “toda cosa tiene su precio; <todo> puede ser pagado”
el más antiguo canon moral de la justicia […] de toda objetividad en la Tierra (Nietzsche,
2009:93).
Dicha objetividad no es otra cosa que la objetivación de los bienes y ventajas que ofrece el
orden social –en ese momento “la comunidad” – y que si alguien la quebrantara se vuelve
un “infractor”, por lo que la “miseria” (Elend, elend) será su pena con lo que “se le recuerda
“la importancia que tales bienes poseen” en la vida común (Nietzsche, 2009:92).
Aquí enlazamos esta parte de la justicia “humana”, entrecomillada porque habrá que
observarla más como un defecto que como algo del estado humano, con su consecuente
objetivación de la vida cotidiana e iniciamos entonces el camino de la prensa respecto a la
visión nietzschesiana.
PIPSA, como ya se ha visto, tenía un valor para los dueños de periódicos en México, una
importancia extra informativa, era más un bien del que se servían las empresas
periodísticas para cumplir con el ritual del presidente, uno donde a ellos se les facilitaba la
materia prima papel, pero que les impediría manifestar opiniones independientes ya que se
habían comprometido, al aceptar un subsidio, a respetar a la investidura presidencial.
En el sistema político priísta, respetar al presidente, era sinónimo de respetar al régimen, si
se respetaba al régimen de partido único en donde no había elecciones competitivas,
entonces se avalaba el estado de las cosas de una “dictadura perfecta”.
Continuando con el filósofo teutón, la pena se convierte en una mímesis que simboliza el
odio (de la totalidad) frente a la figura del infractor. Cuando las comunidades crecen, ocurre
172
un fenómeno en el que las penas se suavizan, al igual que la autoconciencia, sin embargo, si
aparece un nuevo delito grave, aparecen formas más duras y represivas.
“El hombre activo, el hombre agresivo, asaltador, está siempre cien pasos más cerca de la
justicia que el nombre reactivo” (Nietzsche, 2009:96). Subyugar y enseñorearse es un
sinónimo de reinterpretar y reajustar, situación que pretende borrar cualquier finalidad
anterior.
En la opinión de Nietzsche, en el pensamiento moderno se ha ido desarrollando una forma
opuesta a todo lo que domina y quiere dominar, tiene el nombre de “misarquismo” y éste
ha penetrado la espiritualidad de la sociedad, es decir, en las ciencias, que las enmascaran y
las hacen pasar por objetivas.
En este sentido el hombre que se adapta es una cuestión de reactividad, consta de una
adaptación interna cada vez más apropiada a circunstancias extremas.
Respecto al tema de la pena, ésta es la generadora de la culpa, y es usada como un
instrumento de reacción anímica que la sociedad moderna llama: “mala conciencia”
(Nietzsche, 2009:105.
“Lo que con la pena se puede lograr, en conjunto, tanto en el hombre como en el animal, es
el aumento del temor, la intensificación de la inteligencia, el dominio de las
concupiscencias: y así la pena ‘domestica’ al hombre, pero no lo hace ‘mejor” (sólo lo hace
un ser sometido) (Nietzsche, 2009:107).
La conexión que hemos hecho con PIPSA, queremos que sea una aproximación al
pensamiento del filósofo alemán, pues nuestra lectura es una interpretación de su reflexión
genealógica de la moral con respecto a un tema en particular, la prensa, esa prensa que
antecede al modelo civilista. No hay que caer en una apropiación vulgar de lo que Nietzsche
devela en su obra. Tampoco es algo sistemático que ya porque lo hemos interpretado de
esta manera, caigamos en: “lo dijo Nietzsche y ya siempre va a ser así”.
Entonces prosigamos, con PIPSA por ejemplo, con la finalidad de descubrir ese fenómeno
que incluyó a la prensa mexicana del régimen priísta con el poder y atendamos a esta
173
cuestión que el filósofo señala como una fenomenología en que la pena tiene que ver con un
aumento de medidas de restrictivas (inteligencia) misma que va a adiestrar al hombre
(domesticar) y que le manifestará en su interioridad que su estado de la realidad (mala
conciencia) para que se responsabilice y cumpla con su deuda.
Cuando los dueños de medios en los años 30 acceden a la creación de PIPSA, no tomaron en
cuenta que se habían comprometido con el gobierno. Al pasar los años y llegar a los setenta,
los conflictos sociales se hacían latentes y el Estado necesitaría del apoyo de quienes
anteriormente él apoyó y no se los pediría, sino les avisaría, así de simple.
La forma en que el gobierno por medio de la pena domesticó a la prensa escrita en a finales
de los sesenta fue a través de PIPSA al hacerles saber que ésta cerraría y con ello los
subsidios se terminarían y aquellos que tuvieran deudas ahora sí las tendrían que pagar. “El
chantaje como herramienta del poder funcionó a la perfección [(…) desaparecer PIPSA], era
algo que hacia temblar a los dueños de los periódicos, revistas y editoriales” (Rodríguez,
2007:181). Así comprendemos cómo es que el poder ejercía su inteligencia.
Para encontrar la paz, el hombre se organizó en sociedad, lo que significó su propia condena
en donde lo social presiona constantemente al individuo lo que da origen a su “profunda
dolencia”: la mala conciencia.
El hombre sufre una “interiorización”, sucede cuando los instintos del sujeto que no se
externan, se van hacia dentro, con ello el hombre tiene “alma”.
Sin embargo, a ello se debe el sufrimiento del hombre por sí mismo que existe debido a un
salto abrupto no voluntario con implicaciones de “crecimiento orgánico en el interior de
nuevas condiciones” (Nietzsche, 2009:110).
Nietzsche recalca que el daño social al individuo se introdujo cuando se congregó a una
población por medio de actos exclusivos de violencia a que adoptara formas rigurosas.
El Estado fue una forma acabada y trabajada en la cual el hombre encontró la fórmula para
poder moldear a su pueblo. La mala conciencia es una enfermedad similar al embarazo, la
174
estirpe sólo subsiste en la actualidad gracias a los sacrificios de los antepasados, por lo cual
tienen una deuda con ellos y la tienen que pagar.
Lo anterior está intrínsecamente ligado con el proceso de transición que abordamos en el
capítulo dos, y con respecto a lo que hemos explicado de la relación gubernamental a través
de PIPSA con la prensa es un fenómeno que manifiesta la arquitectura del régimen
presidencialista, pues a esa figura paternalista que inició con “el tata” Cárdenas, finalmente
quedó reflejada en la investidura presidencial, en la institución que va más allá de una
figura y se convirtió en el Estado mexicano que ritualizaba el orden de las cosas por medio
de ese ente llamado presidente, pero donde lo importante era la continuidad del sistema.
El monto irá aumentando constantemente pues siempre van surgiendo nuevas ventajas de
aquellos espíritus que “nutren”. En la conciencia habita el temor al antepasado, quien
aumenta su poder al ir creciendo cada vez que crece el imperio.
Respecto al hombre moderno: “El advenimiento del Dios cristiano, que es el Dios máximo a
que hasta ahora se ha llegado, ha hecho, por esto, manifestarse también en la tierra el
‘maximum’ del sentimiento de culpa” (Nietzsche, 2009:116).
El acreedor se sacrifica por quien le debe, así el genio del Cristianismo redime al hombre y
por “amor” se sacrifica por la culpa –que no por culpa– del deudor.
Con la mala conciencia el hombre se autotortura y su prisión no es el cuerpo, sino el Estado,
donde el individuo será domesticado consigo mismo, Dios y demonio, su deuda con Dios
será su tortura.
Aquí ocurre algo muy interesante que Nietzsche describe como la exteriorización de una
negación dentro del hombre a causa de su demencia de voluntad que es consecuencia de
una deuda que nunca podrá pagar con su pena impuesta (por más cruel que sea la pena que
paga), afuera de sí estará Dios juez, o el infierno, o la culpa, o el Dios verdugo, la pena como
cuerpo existente.
175
4.4 Acerca de los ideales ascéticos
Wagner se convirtió en una especie de oráculo debido a que en su calidad de músico adoptó
los ideales (teoría e innovación) de Schopenhauer, quien decía que la excitación de la
voluntad del interés era lo que dictaba lo bello.
El animal filosófico está en busca de un “optimum para lograr su “maximum”. Es un camino
que busca el poder de la acción y la infelicidad.
De lo anterior se deriva la misma historicidad de la filosofía, pues “un filósofo casado es un
personaje de ‘comedia’ (Nietzsche, 2009:139), pues si no: “Sócrates, parece que el malicioso
Sócrates se casó ‘ironice’ (por ironía), justamente para demostrar esta tesis.
El filósofo por medio del “optimum” afirma su existencia y sólo “su” existencia: “perezca el
mundo, hágase la filosofía, hágase el filósofo, hágame yo” (Nietzsche, 2009:140). El filósofo
en este camino tendrá que ser precavido, hablará quedo, se ocultará y se hará esperar.
Sobre Schopenhauer es que giró un debate acerca del estímulo liberador, que es la visión de
lo bello que actúa sobre la fuerza de reflexión y de la mirada que penetra. El ascetismo, por
su parte es una renuncia “dura y serena”, un hybris (orgullo sacrilegio).
“Los más antiguos filósofos supieron dar a su existir y a su parecer un sentido, un apoyo y
un trasfondo, en razón de los cuales se aprendió a temerlos. De ahí radica la crueldad
consigo mismos, y recrear una automortificación rica en invenciones.
“al principio el espíritu filosófico tuvo siempre que disfrazarse y enmascararse en los tipos
‘antes señalados’ del hombre contemplativo, disfrazarse de sacerdote, mago, adivino, de
hombre religioso en todo caso” (Nietzsche, 2009:150).
El ideal ascético es la forma de presentación del sacerdote, quien ha constituido, hasta la
época más reciente, la repugnante y sombría forma larvaría, única bajo la cual le fue
permitido a la filosofía vivir “en la seriedad”: voluntad, poder, interés… derecho a existir.
“El asceta trata la vida como un camino errado, que se acaba por tener que desandar hasta
el punto en que comienza o como un error, al que se le refuta –se le debe refutar mediante
176
la acción: pues ese error exige” que se le siga, e impone, donde pueda, su valoración” de la
existencia” (Nietzsche, 2009:152).
Ser filósofo es una encarnación de la voluntad de contradicción y de antinaturaleza por su
carácter hostil a la vida por una búsqueda de un bienestar en el fracaso.
El ideal ascético nace del instinto de protección y de salud de una vida que degenera.
Combate de manera inteligente, dura y secreta contra la anarquía y la autodisolución en
todo tiempo germinantes dentro del rebaño, en el cual se va constantemente amontonando
esa peligrosísima materia detonante y explosiva, “el resentimiento”.
El sacerdote ascético es una claro ejemplo de un sentimiento de culpa. Éste ha corrompido
la salud anímica en todos los sitios en que ha llegado a dominar, y , en consecuencia, ha
corrompido también el gusto in artibus et litteris [en las artes y en las letras] (Nietzsche,
2009:184).
Acerca de este tema, Nietzsche nombra a Lutero como el campesino más inmodesto e
inteligente que Alemania haya tenido, basta con ver su oposición a “los santos
intermediarios” de la Iglesia que no era sino el Papa “esa puerca del diablo”.
Martín Lutero al mostrar esa postura frente al clero, manifestó (según Nietzsche) un franco
hastío hacía esa buena etiqueta que ostentaba (supuestamente) la Iglesia debido a un gusto
“hierático” que sólo se le brinda a gentes más iniciadas y silenciosas. En pocas palabras fue
“mortalmente hostil a todos los buenos modales” porque pretendió (y lo hizo) hablar sin
ceremonias con su Dios.
“el miedo a la felicidad y a la belleza, ese anhelo de apartarse de toda apariencia, cambio,
devenir, muerte, deseo, anhelo mismo, todo eso significa atrevámonos a comprenderlo ‘una
voluntad de la nada’” (Nietzsche, 2009:205).
Finalmente, se comprende que el camino del asceta brinda la posibilidad de ser inteligente,
pero tiene detrás de sí la característica que está implícito el resentimiento, es un filósofo
que no ha roto ese cordón umbilical con su origen sacerdotal y que su necesidad de haberse
hecho temer implica que transmita veneno en el ser humano.
177
El trabajo de Nietzsche al final de su obra lúcida es un estudio sin igual que remite a la
verdad y que no necesariamente tiene que gustar, pues como veremos más adelante, el ser
humano (y no precisamente la filosofía de Nietzsche) se hizo “para que gustara” pero
dentro de cánones transvalorizados como lo bueno y lo malo, como el tener culpa y saberse
deudor de sus antepasados y que nunca podrá liquidar esa gran deuda que le genera una
culpa constante.
El resentimiento que en gran medida tuvo que ver con la transvalorización de los valores en
la esfera judeo cristiana permite ver que el ideal ascético es un lugar no reclamado por el
ente que contempla, que analiza, que tiene que refugiarse de mil maneras en la tierra para
poder hacer acto de dominio con base en su criterio filosófico, pero que el hecho de hacerse
temer ha puesto de cabeza al hombre por situaciones de resentimiento.
En si el hombre, está profundamente ignorante respecto a los principales motivos por los
cuales se ha originado y donde ahora vive, que no es otra cosa más que el producto de una
larga y duradera guerra judeo‐cristiana en donde los judíos en acto de venganza (lo bueno
y lo malo) hoy gobiernan sobre la Roma noble (lo bueno y lo malvado).
El siguiente tema a abordar tiene que ver mucho con la filosofía nietzschesiana que en gran
medida influyó a Foucault, así mismo maneja una cuestión genealógica como eje de
pensamiento y ya habla directamente de “el poder” y lo que implica una relación de fuerza.
En el capítulo 4 estableceremos la otra vertiente de la prensa en México a través de la óptica
de Nietzsche, la prensa civilista, pues hasta este punto hemos expuesto el fenómeno de una
prensa autoritaria, por lo que con base en la crítica de la culpa humana es que
vislumbraremos qué decisiones tomó la prensa cívica para establecer su modelo en los
ochenta.
Por lo mientras, procederemos a dilucidar en la reflexión que Michel Foucault hace del
poder.
178
4.5 La Microfísica del poder de Foucault
El individuo es uno de los primeros efectos del poder
(Foucault, 1992:152)
El juego de poder comienza desde la enseñanza, toda instrucción implica una relación dual:
represión y exclusión. La educación en las escuelas conlleva un tipo de conocimiento
preestablecido, se debe saber cierto número de cosas y otro tanto se debe omitir debido a
que no es importante, o lo necesario ya se transmite en ese saber académico, por lo tanto, es
una conformidad política en donde todo lo que no sirve, se borra y entonces no existe en la
historia (o no existirá), en la memoria colectiva de la gente.
El proceso de instrucción en el Instituto –llámese escuela; educación básica, secundaria,
preparatoria y universidad‐ representa el poder y la norma; situación que determina una
enseñanza que siempre habla del pasado, de lo que ya fue, y lo contemporáneo, lo que se
está viviendo ahora se relega. En el continuo “aquí y ahora” la actualidad pasa a segundo
término (Foucault, 1992:35).
Al final del proceso instructivo, los individuos, plenamente educados acerca de la
importancia del pasado que les han enseñado, ya saben que lo verdaderamente importante
no es lo contemporáneo, y al asentir esto refuerzan indirectamente al poder consagrado de
la historia.
El sujeto de nacionalidad mexicana en el siglo XX es un efecto del poder ejercido por
aquellos gobernantes que hicieron del nacionalismo un bufete al servicio de las necesidades
que el Estado requiriera enfatizar para legitimarse en la sociedad.15 Foucault fue consciente
y sumamente claro al respecto, la educación, el instituto es un primer momento en que se le
enseña al sujeto a ser “normal”.
15 Ver capítulo 2.
179
Ser “normal” en aquel México nacionalista y priísta era ver la vida a la mexicana, era vivir en
constantes crisis económicas y recibir a Karol Wojtyla cantando (pese a que el peso se había
devaluado lo suficiente como para preocuparse por otros dos sexenios) Tú eres mi amigo de
Roberto Carlos, porque “como México no hay dos” y donde el maíz y el chile son elementos
indispensables que te hacen ser un mexicano y el Templo Mayor mexica son verdaderas
reliquias. Ser un “anormal” era ser como el “nefasto Scherer”.
Para Foucault, el saber, siempre una simbiosis de “elección‐exclusión”, enseña a identificar
“el suceso”, el objetivo es impulsar una instrucción efímera y poderosa (efectiva). Habla de
mantener una organización social con base en la técnica, es decir, con sustento en la
privación del verdadero saber.
Si ese conocimiento auténtico en realidad no es el que se transmite, lo que se proyecta es la
forma pervertida en un número determinado de sucesos pero nunca la esencia, y con esto
sólo quiero manifestar una aproximación al origen donde se funda el poder, cumplido mi
objetivo me remitiré brevemente a las características más básicas que conllevan a este
poder del Instituto en donde reside un orden social de vastísima importancia.
La Universidad representa el aparato institucional a través del que la sociedad asegura su
reproducción “tranquilamente y con el menor gasto” (Foucault, 1992:39). 1968, me refiero
al Mayo del 68, fue un momento decisivo que transformó la estructura de la educación
superior emanada del siglo XIX, sin embargo, los instrumentos reales de la sociedad
moderna en los cuales se transmite y se perpetua el saber siguen existiendo: medios de
comunicación (prensa, radio, tv, institutos) pese a que la Universidad es la institución para
culminar y darle continuidad a la sociedad, en los institutos (educación básica, secundaria y
preparatoria) se sigue perdurando el conocimiento antiguo a 1968.
“El profesor y la universidad aparecen no quizá como elementos principales sino como ‘ejes
de transmisión’, puntos privilegiados de cruzamiento” (Foucault, 1992:194). La Universidad
así como la enseñanza son regiones políticamente ultrasensibles “La cuestión política, en
suma, no es el error, la ilusión, la conciencia alienada o la ideología; es la verdad misma”
(Foucault, 1992:200).
180
Una aspecto básico a la hora de tratar el poder, es sin duda, el aporte que una persona
instruida genera para la sociedad y para el ejercicio de las relaciones de poder. La
politización del intelectual contiene dos factores habituales: 1) la posición del intelectual
dentro de la sociedad burguesa “en la ideología que esta produce o impone” y 2) el discurso
que transmite el intelectual a la gente… “el intelectual decía lo verdadero a quienes aún no
lo veían y en nombre de aquellos que no podían decir: conciencia y elocuencia” (Foucault:
1992:85).
La investigadora estadounidense Sallie Hughes destaca la labor que para el periodismo
cívico ejercieron personalidades como Gabriel García Márquez, Julio Scherer García,
Alejandro Junco de la Vega y Jesús Blancornelas, quienes son catalogados como unos
famosos pioneros cívicos que influyeron en nueva generación de periodistas cívicos.
“Conforme se expandían las redes, la orientación tradicional y subordinada del periodismo
mexicano perdió legitimidad” (Hughes, 2009:162).
Para evitar desgastar el término, emplearé palabras como “instruido”, “pensador”, “docto” o
“sabio” en el mismo sentido que “intelectual”.
El sitio práctico de un instruido en el sistema de poder conlleva una actividad reguladora de
la verdad, de la conciencia colectiva y es ante todo una “lucha contra el poder, lucha para
hacerlo aparecer y golpearlo allí donde es más invisible y más insidioso” (Foucault, 1992).
Esta práctica envuelve al sabio para definir en qué consiste el poder, saber qué es, cómo se
reproduce y qué provoca, quién lo ejerce, en qué lugar y hacia quienes. Lo primero que se
debe reconocer es que al poder siempre se ejerce en determinada dirección.
Es el pensador quien critica, devela, analiza, aquellas conexiones y las instancias de
jerarquía, de control, de vigilancia, de prohibiciones y sujeciones por los que se ejecuta el
poder “Reducir a alguien a pan y agua, eso se nos enseñaba desde pequeños” (Foucault,
1992).
Al respecto de uno de estos términos, es vital y necesaria la actividad intelectual; “sujeción”
significa: unión con que algo está sujeto de modo que no puede separarse, dividirse o
181
inclinarse. En su otra acepción, es la acción de “sujetar” palabra que implica someter al
dominio, señorío o disposición de alguien.
El origen de esta palabra tiene una rico significado y su misma procedencia ejemplifica la
magnitud del término y un aspecto poco considerado pues “subiectio” palabra en latín de la
que proviene “sujeto”, tiene estrecha relación con “subjicio” que más allá de significar
“poner debajo”, revela que es: poner fraudulentamente en lugar de, sustituir (falsum
aliquid).
La fortaleza en la práctica sabia desarrolla el planteamiento de cómo el poder desemboca
en el sujeto, y el poder según Foucault es un bien que nadie posee, nadie es dueño de, sin
embargo, éste siempre existe, es latente y en la medida en que se logre visualizar la forma
de su ejercicio en cada individuo, la sociedad misma determinará el verdadero lugar que
ocupa un intelectual.
“El intelectual no puede seguir desempeñando el papel de dar consejos. El proceso, las
tácticas, los objetivos deben proporcionárselos aquellos que luchan y forcejean por
encontrarlos” (Foucault, 1992:117).
Y por eso la profundización en “sujeción”, porque en la medida en que se comprenda el
factor de sumisión se conocerá a mayor detalle el o los elementos que en ejercicio del poder
podrían poner fraudulentamente al sujeto en formas sociales inadecuadas y que de ser
necesario el docto analizará.
Esta concepción requiere de una amplia y detenida aprehensión de lo anterior pues señala
una lucha en el sentido de denuncia pública, el abrir un debate con un discurso crítico de
una forma de poder es lo necesario y lo que requiere todo sistema y sociedad. No es una
concepción romántica en el sentido de ser voz de las masas, esto es incorrecto, sino se
deben tener perfectamente claro que es una lucha contra el secreto que existe en alguna
parte de toda estructura de poder.
Foucault describió cómo funcionan los dispositivos en los distintos sectores de la sociedad.
Este punto pudo ser logrado mediante el método de la Genealogía, un acoplamiento de los
182
conocimientos eruditos y de las memorias locales que permite la constitución de un saber
histórico de la lucha y la utilización de ese saber en las tácticas actuales.
Jurídicamente el poder es un derecho, es considerado un bien pues se puede transferir o se
puede alienar total o parcialmente. Todo individuo detenta y cede poder ya sea de manera
total o parcial y así contribuye a la formación de una soberanía.
En la concepción general marxista del poder, resalta una funcionalidad económica del
poder, pues mantiene las relaciones de producción y una dominación de clase, misma que
favorece su desarrollo, modela su propia fuerza de trabajo apropiándose de ella (Foucault,
1992:143).
El poder político en la economía tiene su razón política, histórica y de existencia. En un
análisis no económico del poder, se manifiesta una característica básica, que es una relación
de fuerza y que sólo existe dicha relación mediante un acto. El poder es esencialmente lo
que se reprime (naturaleza, instintos, a una clase, a los individuos). En el siguiente capítulo,
la primera parte mostrará estas cuestiones de represión en donde veremos la posición que
la prensa jugó respecto al poder.
Foucault propone una explicación del poder respecto a términos bélicos, según Clausewitz.
Basado en la política es la guerra continuada con otros medios:
El poder funciona en una determinada relación de fuerza establecida en un momento
determinado, históricamente localizable de la guerra. El poder político hace reinar la paz,
sin embargo, el poder reinscribe perpetuamente la relación de fuerza creada para
equilibrar los efectos bélicos.
Este acto neutraliza todo desequilibrio mediante una especie de guerra silenciosa: se
inscribe en las instituciones, en las desigualdades económicas, en el lenguaje, en los cuerpos
de unos y otros.
“La política sería corroboración y el mantenimiento del desequilibrio de las fuerzas que se
manifiestan en la guerra” (Foucault, 1992:144). Por lo tanto, en estos términos la política no
es más que la continuación de una guerra, de manera pactada y silenciosa.
183
Hay dos tipos de análisis del poder de tipo no economicista. Uno es la Represión (hipótesis
de Reich), que es con un enfoque jurídico y que podría interpretarse como la consecuencia
política de la guerra mediante un “poder‐contrato” en donde la opresión se ve como una
superación del límite (abuso) y los términos se asimilan como legítimo e ilegítimo.
La otra variante es un enfrentamiento belicoso de la fuerza (hipótesis de Nietzsche), que
sustenta un esquema de guerra‐represión en el que es el simple efecto y la continuación de
una relación de dominación y será una relación perpetua de fuerza vista como lucha‐
sumisión.
El filósofo francés propone una forma de cómo funciona el poder, esta explicación constará
de dos partes. A una, la denomina como las reglas del derecho que delimitan formalmente al
poder y a la otra como los efectos de verdad (producción, transmisión y reproducción de
ese poder.
Su análisis consiste en definir qué tipo de reglas de derecho ponen en marca las relaciones
de poder para producir discursos de verdad y se pregunta el tipo de poder que es
susceptible de producir dichos discursos de verdad, aquellos que están dotados de unos
efectos muy poderosos de dominación.
Actualmente, la sociedad contiene múltiples relaciones de poder, que atraviesan,
constituyen y caracterizan el cuerpo social. Funcionan por medio de una producción que
hace acumular, circular y funcionar a un determinado discurso.
La producción de la verdad desde el discurso implica que el poder sólo se puede ejercer a
través de la producción de la verdad. Para poder acceder al poder es necesario hablar a
través de aquella verdad construida donde se sustenta quien ejerce el poder.
Toda verdad hace leyes, la verdad produce el discurso “verdadero” que se transmite;
promueve los efectos del poder. El derecho de Occidente proviene de un símbolo de
derecho regido por el rey el cual es la base autoritaria, administrativa y absolutista.
Es el personaje central de todo el edificio jurídico occidental. El rey enmascara la
dominación y sus consecuencias. El derecho solía ser el instrumento de toda dominación, el
184
campo judicial, el sistema de derecho. Aquellas transmisiones permanentes de relaciones
de técnicas de sometimiento poliformas. En tales circunstancias, lo importante es qué tipo
de procedimientos e ponen en marcha.
Para saber por qué el soberano que aparece en lo alto ejerce el poder en una determinada
manera, hay que responder cómo es que los sujetos han constituido de manera progresiva,
real, material una guía de cuerpos y gestos que rigen los comportamientos. En otras
palabras, es detectar el funcionamiento de las cosas al nivel del proceso del sometimiento
(en la vida cotidiana). Hay que asir siempre al poder en los límites menos jurídicos de su
ejercicio.
El poder tiene que ser analizado como algo que circula, que sólo funciona en cadena y que
no está en ningún momento en las manos de ninguno porque éste transita
transversalmente y “no está quieto en los individuos” (Foucault, 1992:152).
Cada individuo es un elemento de conexión del poder y uno de los primeros efectos que
hacen posible que éste circulo dé la forma en que lo han constituido.
“En la práctica, lo que hace que un cuerpo, unos gestos, unos discursos, unos deseos sean
identificados y constituidos como individuos, es en sí uno de los primeros efectos del
poder” (Foucault, 1992:152).
El estudio del poder debe abarcarse como un análisis ascendente que devele los
mecanismos “infinitesimales” que tienen historia propia, trayecto, técnica y táctica. Estos
mecanismos de poder están colonizados por formas globales de dominación.
“…se interesa por el conjunto de los mecanismos mediante los cuales el delincuente es
controlado, castigado, reformado”, se interesa por el poder (Foucault, 1992:155). Así nos
percatamos que en realidad hay una “máquina de poder” que es una reproducción
ideológica.
Partir de que el Estado es quien ostenta los orígenes y desarrollo del poder es un sustento
sin mucha “fecundidad histórica”. El poder como planteamiento es un conjunto de
relaciones de fuerza existentes en una sociedad dada y esto constituye el dominio de la
185
política. Según el pensador galo, será prudente que comprendamos al poder como un
ejercicio social organizado que gira en una dirección determinada donde sus integrantes
tendrán características muy similares.
Por ejemplo, ser periodista y no recibir “el chayo” en México era, literalmente, algo
imposible, porque el sentido en que se dirigía el discurso del poder giraba en un entorno en
el que el gobierno alentaba este tipo de actos como una medida de domesticación
periodística. En el capítulo 4 explicaremos cómo es que este conjunto de relaciones de
fuerza se daba en nuestro país, desde que Gustavo Díaz Ordaz, institucionalizó “la irrigación
del chayo”.
La política es una estrategia que tiene que ver con la coordinación de una sociedad y que le
debe de dar sentido a las relaciones de fuerzas que prevalecen en el poder. Una relación de
fuerza siempre va a implicar una relación de poder que es su forma momentánea en
dirección al campo político del que forma parte.
Hay una erotización del poder en el sujeto, por lo que existe la “necesidad” de moderar
aquellos placeres que el individuo pretenda satisfacer, así se tendrá cierto control y se
estipulará que el sexo es el “código” del placer.
“El análisis contemporáneo del poder en términos de libido está siempre a la vieja
concepción jurídica” (Foucault, 1992:179), por eso no es extraño que en Occidente la
máscara del poder siempre ha sido el derecho, sin embargo es fundamental saber que éste
“no es ni la verdad ni la justificación del poder”.
El poder es algo latente, es coextensivo al cuerpo social; las relaciones de poder están
imbricadas en otros tipos de relación (de producción, de alianza, de familia, de sexualidad)
y juegan un papel dual: condicionante y condicionado.
Las relaciones son multiformes, no obedecen a la sola forma de la prohibición y del castigo.
El entrecruzamiento de las relaciones de poder esboza hechos generales de dominación; la
dominación se organiza en una estrategia coherente y unitaria que reajusta los
procedimientos dispersados, heteromorfos y locales y que además los refuerza y los
transforma por las estrategias globales, manteniendo una coexistencia con múltiples
186
fenómenos de inercia, de desniveles y sobre todo de resistencias. Es una producción
multiforme de relaciones de dominación que son parcialmente integrables en estrategias de
conjunto.
Toda relación de poder “sirve”, es útil pues se puede emplear en una estrategia, situación
que no es lo mismo que esté “al servicio” de un interés económico primigenio. No existen
relaciones de poder sin resistencias. Las resistencias existen porque están allí donde el
poder está. Son múltiples e integrables en estrategias globales.
En seguida, complementaré la reflexión acerca del poder en el pensamiento foucaultiano
según el análisis que hace María Inés García Canal (UAM Xochimilco, 2005).
Hasta este punto, principalmente hemos mencionado detalles que competen a una prensa
coludida con el Estado, y de manera aún precaria se han establecido nexos con nuestro
tema eje, la prensa cívica.
Lo anterior tiene un fin, reconocer el origen y saber en qué contexto se ejercía el periodismo
en un régimen antidemocrático como en el que se vivió en México por siete décadas.
4.6 El poder, según los tres momentos en la obra foucaultiana (saber, poder y sujeto)
Somos, entonces, resultado de los saberes explícitos e implícitos
de una sociedad en un momento dado y de las formas en que
funciona el poder
(García, 2005:24)
Los principales postulados en la obra de Foucault a lo largo de 30 años tratan acerca de tres
momentos: la arqueología del saber, la genealogía del poder y la estética de la existencia.
Durante su análisis acerca del poder y del sujeto, encuentra una disquisición respecto al
poder en el que éste se ubica dentro de una relación de fuerza y los aparatos de estado se
sustituyen por relaciones entre actores, por lo tanto siempre será una cuestión de
relaciones de fuerza.
El sustento crítico se basa en la sociedad disciplinaria (funcionamiento de las disciplinas),
nos persigue con su control y vigilancia. No es necesario cerrar los ojos para soñar, sino hay
que leer, pues el sujeto no es más que un sueño soñado en un sueño ajeno.
187
El trabajo de Foucault fue descubrir el inconsciente de los conocimientos de Occidente que
tienen su base en el saber, el poder y el sujeto, mismos que detallan el funcionamiento de la
sociedad moderna, ésta, se encuentra constituida básicamente de lo Mismo y lo Otro
(institución – otredad). Es un aspecto trágico (contradictorio) en el que no puede existir
uno sin el otro: “sin el loco, ¿qué sería de la razón” (García, 2005:21).
Lo que Foucault nombra “sociedad disciplinaria”, Nietzsche ya lo había vislumbrado como
“el uso de la inteligencia” para la domesticación del individuo. Resalta fascinante entrever
cómo es que el filósofo alemán, quien antecede a ese orden social a través de las disciplinas,
ya lo había definido. Y no es extraño eso, pues ambos se basan en una genealogía del
hombre para plantear sus postulados. Nietzsche parte de una reflexión de la moral y
Foucault de las relaciones de fuerza.
Sujeto‐experiencia en la modernidad. La existencia significa un punto fundamental, pues es
la que se trastoca, se modifica, se inventa en diferentes momentos históricos; son
condiciones modificadas en distintos “espacio‐tiempo”.
La experiencia es la estrecha relación, dentro de una cultura, entre campos de saber, tipos
de normatividad y formas de subjetividad. Los diferentes órdenes del saber son: ciencia,
filosofía, literatura, leyes y los reglamentos, los saberes no escritos, la religión, la moral.
Los órdenes del poder serán analizados respecto a cómo son controlados los sujetos. El
sujeto es atado a un orden y no sólo a una ley; entonces éste acata o se resiste a ello.
Se impone una forma orden y una forma de someter a los individuos; la experiencia es un
punto de cruce entre un adentro y un afuera. La subjetividad son formas de saber y formas
de funcionamiento del poder.
El primer momento (desplazamiento) en la obra foucaultiana es el del Saber. En él nos
habla qué formas tomaron las prácticas discursivas del siglo XIX. Todas las disciplinas
estudiadas manejaban un mismo concepto de hombre: “el hombre, en tanto concepto, nace
con el discurso de las ciencias, pues antes de esto, no existía dicho concepto” (García,
2005:24).
188
En el discurso de las Ciencias, todas hablan de un mismo tipo de hombre, por lo cual
producen el mismo concepto (hombre/occidente/ciencias del siglo XIX), es una verdadera
invención de la modernidad.
“Si el hombre tuvo un día de inicio con el discurso de las ciencias, especialmente las ciencias
humanas y médicas, también hará un día en que se extinguirá” (García, 2005:25).
Esta etapa se ubica entre los años 1964 y 1970, contiene dos libros (Historia de la locura y
Arqueología del saber) en las que se aborda qué es lo que se dice del hombre, es decir, el
lenguaje, el trabajo y la vida cotidiana. Una categorización que implica la reclusión del
concepto “hombre” en una semántica de transmisión de información, uso de la fuerza y
concepción de la realidad.
El Segundo momento estudia a los tipos de normatividad, qué relaciones se entrecruzan en
la sociedad y qué y cómo es esa red de relaciones de poder. El poder es una relación de
fuerza (como una guerra) y es una forma de ejercicio con estrategias abiertas, tácticas y
técnicas de ejercicio.
El tercer momento se remite a la Subjetividad, su tesis trata de resolver cómo es que se
relaciona el hombre consigo mismo. Menciona que hay un diálogo permanente consigo
mismo (diálogo permanente intrínseco) que permite modificar actitudes, sentimientos y
formas de comportamiento.
El sujeto tiene una relación elemental consigo mismo en la cual se constituye y se reconoce
como sujeto. Entonces ¿qué es lo que problematiza el hombre en determinado momento?
Ahí es donde radican las distintas problematizaciones de la sociedad moderna, las cuales
son la base de la experiencia en las que el sujeto cuestiona el tipo de ejercicio de poder.
A este momento se le reconoce como la Estética de la existencia y se ubica en el periodo de
1976 a 1884, su principal obra es la Historia de la sexualidad (se divide en dos partes): El
uso de los placeres y La inquietud de sí.
189
Los sujetos se constituyen dentro de una tipología, ésta se divide en los “normales” y los
“patológicos”, lo que es idéntico a: lo Mismo y lo Otro. Es un análisis acerca de los
dispositivos de encierro: el hospital, la cárcel, la fábrica, la escuela.
Anteriormente (antes de Nietzsche) el estudio del poder se limitaba a los instrumentos
jurídicos, lo que la ley dice o deja de decir y sus formas de aplicación (de la ley y de la
justicia).
Foucault estudió más allá de la forma jurídica y de la ley, situación que se refleja en su obra
(momento) de la Genealogía del poder (1970‐1976) y refleja cómo es el orden del discurso.
Retoma las enseñanzas de su maestro en el College de France, Jean Hyppolite, y su tesis se
basa en el postulado de Nietzsche acerca de “el poder como enfrentamiento belicoso de las
fuerzas” (García, 2005:25). Es un análisis de las relaciones de poder en las que éste
construye y fabrica los cuerpos, aquello que constituye lo propio del sujeto: la sexualidad.
En términos generales los tres desplazamientos hablan del sujeto pero visto en tres
enfoques referentes. En el primero, el “sujet” (sujeto) se aborda como el origen de la
palabra en francés, “tema de discurso”; posteriormente, se analiza cómo el hombre es
sujetado, amarrado a discursos y prácticas; al final, se observa al hombre sometido a su
propia conciencia y al autoconocimiento.
Este estudio filosófico pretende responder cómo es que el ser humano se convierte en
“sujeto”. Lo hace mediante el análisis de lo que se dice de los sujetos en el discurso de la
Ciencias; en la forma en que sus cuerpos han sido construidos por el poder; en las maneras
en que el sujeto deviene “sujeto deseante”.
Además, para comprender el sentido de lo que será el pensamiento foucaultiano respecto al
poder, brevemente describiré la recopilación de sus artículos y conferencias (Dits et écrits
[Gallimard, 1994]) que contienen tres fases en las que ocurre esta transición del hombre al
sujeto: 1) La estrecha relación entre el lenguaje y muerte, 2) La experiencia límite y 3) La
ficción.
1) La relación entre el lenguaje y la muerte.‐ Foucault dice que se está en constante relación
con el lenguaje, por eso es que hablamos y escribimos, para no morir: El tiempo es el
190
espacio del lenguaje (es una lucha contra la muerte, la escritura repite el habla, la voz, el
sonido. Repite la palabra hablada y se vuelve doble de la voz.
2) La experiencia límite.‐ Es intentar llegar a un cierto punto de la vida que sea lo más
cercano posible de lo invisible, se requiere de una intensidad llevada al extremo y al mismo
instante un máximo de imposibilidad.
El sujeto se arranca de sí mismo, con lo que se auto‐aniquila y se auto‐diluye. Se pone en
juego el límite y la transgresión, el erotismo y la muerte, el lenguaje y ausencia. Transgredir
es cruzar el límite, ese movimiento es su único espacio. Al momento de que se atraviesa, se
constituye un nuevo límite por lo que se define que toda transgresión no es sino el
desplazamiento del límite.
Las experiencias‐límites de la sociedad occidental son la locura, el crimen, la enfermedad.
3) La ficción.‐ El filósofo francés aborda a la ficción en sentido literario pues ésta produce,
fabrica, tiene el efecto de realidad y de verdad. El lenguaje establece la distancia con las
cosas, es un simulacro donde solamente se da la presencia de las cosas.
4.7 Foucault y El sujeto y el poder
Las relaciones de poder se conforman por la familia, la pareja, la intimidad, el espacio
público y la vida privada: “Estemos donde estemos, cuando hay más de una persona, las
relaciones de poder hacen acto de presencia” (García, 2005:33).
En 1960, durante el segundo momento de la obra foucaultiana es en el libro Microfísica del
poder en el que analiza al poder allí donde actúa: extremidades y puntos terminales. Hay
una secuencia de pequeños actos “vulgares y mezquinos” que conforman una compleja red
(de significaciones), lo cual le da una forma determinada a las relaciones que marcan a lo
social en su totalidad.
Lo “obvio” y lo “repetitivo” es el objeto de análisis, posee una particular importancia pues
permite y posibilita una forma de dominio. Forma parte de una tecnología de poder: las
relaciones cotidianas constituyen una parte instrumental del poder en práctica: “estas
191
relaciones hacen posible aquellas otras que sí consideramos importantes, tales como el
Estado, las formas de gobierno, las luchas organizadas” (García, 2005:34).
En Occidente la historia muestra diferentes tipos de lucha a lo largo del tiempo, sin
embargo: “ha sido siempre una la que ha tomado carácter hegemónico en cada sociedad en
un momento histórico determinado” (García, 2005:34).
En “El sujeto y el poder” (su artículo más famoso, quizá) Foucault define tres tipos
específicos y diferentes de lucha.
1) Luchas políticas.‐ Se rechaza y se opone (el sujeto) a una forma determinada de
dominación ya sea étnica, social o religiosa. Esta es la forma hegemónica de lucha durante el
feudalismo.
2) Luchas económicas.‐ Se rechaza el tipo de explotación al cual el sujeto es sometido
(fuerza de trabajo). La relación impuesta a la que es sujetado el individuo mediante la
explotación de su fuerza de trabajo y el producto de su actividad es igualmente refutada. El
proletariado es el estandarte de este tipo de lucha que se suscitó hegemónicamente en el
siglo XIX.
3) Época contemporánea.‐ El sujeto combate todo lo que lo amarra a sí mismo. Se combaten
las diferentes formas de subjetividad impuestas por la modernidad. Se lucha contra (en el
sentido literal del término) permanecer sujetados e impedidos a existir más allá de una
sola identidad social, nacional, grupal o de estrato socioeconómico, misma (identidad) que
se les impuso para poder “pertenecer” al ámbito social. En términos sencillos y claros se
opone a lo Mismo.
La producción en serie (masificación) en realidad va más allá de lo material, de hecho, está
sumamente inmerso en lo social: “se les ha exigido a hombres y mujeres convertirse en un
tipo determinado de sujeto” por lo que actualmente se lucha contra esa estipulación
mediante la consagración de una propia identidad, y por lo tanto una nueva forma de
subjetividad. El objetivo es obtener un nuevo tipo de experiencia (García, 2005:35), al
oponerse a la imposición.
192
La subjetividad del sujeto, en este momento y en particular desde la segunda mitad del siglo
XX se ha elevado a un grado principal en los individuos, entonces, la rebelión social en boga
es la que rechaza la imposición de un tipo de sujeto y de subjetividad.
Los “otros” esperan del sujeto una forma determinada de ser, por lo que el sujeto desde que
tiene conciencia de sí mismo niega esa imposición de conductas deseadas con la finalidad
de obtener la propia. En otras palabras, la “normalidad” le dice al sujeto cómo es que debe
conducirse y por lo tanto le pretende asignar una forma de ser “normal” (García, 2005:35),
…aunque lo deje vacío individualmente.
Esa conducción “normal” de la otredad hacia el sujeto proviene del derecho de guía y
conducción del que los otros se creen dueños debido a “la posesión de un saber”, lo que “les
da el poder” de asignar identidades.
La vida del sujeto, en este tipo específico de lucha, develará comúnmente la rebelión del
niño contra sus padres. Visto desde el lado opuesto (desde la Otredad), los papás harán un
intento por dirigir la identidad del niño. Posteriormente ya en un tipo de cárcel, por ejemplo
en un hospital, un paciente combate la orden de cómo manejar su cuerpo… “Podríamos
decir que estamos frente a la rebelión abierta (o soterrada) de ‘las ovejas contra los
pastores’” (García, 2005:35).
El surgimiento de este tipo de poder (en la sociedad moderna) proviene de finales del siglo
XVII y se ha ido desarrollando a la fecha. En ese momento surge el sustento de lo que hoy
conocemos como Estado moderno cuya técnica elemental –el poder pastoral, en el que se
conduce y dirige a los sujetos bajo su dominio, tal cual un pastor “guía” y “conduce” a las
ovejas– es un prototipo instrumental creado por el Cristianismo en el que se aseguraría la
“salvación” de todos los humanos en la “vida eterna”.
La salvación” era individual y el “pastor de almas” debía conocer a todos los que integraban
su rebaño, lo que implicaba que tenía que saber qué pensaba cada uno, qué sentían y qué es
lo que deseaban, con ello se les podría “guiar” mejor y si se perdían, ese pastor debía
conducirlos de vuelta al rebaño.
193
El sustento de todo era la confesión, sólo así todo salía a la luz y desde el nacimiento de los
sujetos hasta su muerte, tendría ya a un guía (garcía, 2005:36). Entonces hablamos de una
forma de dominación muy, pero muy de antaño.
Foucault define al Estado moderno como la continuación de una institución pastoral que
inició con la Iglesia. La variación consistió en contar con objetivos terrenales; los religiosos
(la salvación eterna) se borraron en esta nueva forma.
Las metas se convirtieron en salud, bienestar y seguridad de la población (nivel de vida).
Como brazo elemental que emerge del Estado moderno está la policía, quien es la
responsable de administrar la seguridad interna.
Mediante el surgimiento del Estado se estableció una normatividad que tipificó a las
conductas sociales como “sanas” y “normales”, que para mayor control el Estado debía
contar con conocimientos globales y cuantitativos (la estadística) y a la vez conocimientos
analíticos, cualitativos e individualizantes: la medicina, la psiquiatría, la psicología y
aquellas ciencias del comportamiento.
La constitución del poder pastoral en esta nueva forma requirió de la existencia de varios y
distintos poderes en la esfera social: la familia, el saber psiquiátrico, la pedagogía, el saber
médico‐clínico.
Es decir: “la aparición de gerentes que lo ejerzan por doquier…” la madre y el padre, poder
familiar; el psiquiatra, poder médico‐mental; el maestro, poder educativo; el médico, poder
clínico.
La producción del sujeto se crea en un ambiente con una forma de acción constante de unos
sobre otros: maestro sobre los alumnos; psicoanalista sobre los pacientes; padres sobre los
hijos; psiquiatra sobre los locos (García, 2005:37).
La sociedad se individualiza para saber: quién es, qué piensa, qué hace, qué desea… el
sujeto; posteriormente el objeto de dicho conocimiento es homogenizar a todos los sujetos
dentro de la “normalidad”, y absolutamente no “para aceptar su singularidad” (García,
194
2005:37). En el capítulo 4 veremos las implicaciones que esta acepción determina en la
relación prensa y poder.
Lo anterior implica un doble vínculo que es paradójico pues la individualización es parte de
un proceso integrador hacia el todo homogenizador. Al final los sujetos deben pertenecer a
lo Mismo. La consecuencia de este tipo de constitución pastoral es el momento mismo que
se ubica en el tercer tipo específico de lucha, en el cual se combate para eliminar la conexión
contradictoria entre la Otredad y cada sujeto.
La característica de las luchas en esta categoría implican un combate doble, uno contra el
tipo de individualización, así como otro contra las técnicas globalizadoras y totalizantes.
“El poder, para Foucault, no es más que una relación entre parejas, sean individuales o
colectivas” (García, 2005:37).
Toda relación surge cuando hay al menos dos individuos y toda relación es sólo la forma de
acción de a sobre b; de qué manera acciona a sobre las acciones de b.
“El poder es una acción sobre las acciones de los otros, sean éstas acciones presentes,
eventuales o futuras” (García, 2005:37).
El poder actúa desde a en donde se guía, se conducen las acciones de b; lo importante es
que además de reprimir, inducirá, seducirá, facilitará, dificultará, ampliará y limitará‐ La
prohibición no es la forma más sofisticada del poder, ni tampoco la privilegiada.
En toda relación el límite es la violencia, la naturaleza se rompe y se transgrede la forma de
poder… se transforma una simple acción mutua sencilla. “Si tenemos un sujeto encarcelado
y encadenado no hay relación de poder sino de violencia directa y vil” (García, 2005:38).
El poder siempre se ejerce con “resistencias” aspectos rebeldes que se presentan en toda
relación. Éstas son una voluntad obstinada por parte del sujeto que rechaza ser modelado y
una profunda búsqueda de libertad.
Las resistencias son una búsqueda de los sujetos por el escape del control y de la vigilancia,
se puede manifestar consciente o inconscientemente, de mil formas, ser efímeras o
195
duraderas, combativa, gregaria, solitaria, organizada o espontánea. El análisis de las
relaciones de poder se concentra en cinco puntos fundamentales:
1) Sistemas de diferencias.‐ Toda diferencia es una condición y un efecto del poder: estatus
social, cultural, económico, geográfico, de aptitudes, habilidades.
2) Tipos de objetivos.‐ Toda relación de poder tiene un fin en específico.
3) Instrumentos. Cualquier relación de poder se ejerce mediante algún instrumento: por
medio de la palabra, del control, de las armas, del dinero, de la vigilancia, de la intimidación.
4) Tipo de estructura.‐ ¿En qué rigor se establecen las relaciones de poder? Ej. En un
hospital en que el enfermo es objeto de estudio o en un hospital donde se considera al
enfermo como un ser humano; escuela abierta o autoritaria.
5) Grados de racionalización. ¿Qué tan elaborada es una relación de poder? Aquí se
determina el nivel de conciencia de sus objetivos.
El poder es un hecho cotidiano en permanente elaboración, transformación,
desorganización y reorganización. Toda relación de poder adquiere un carácter bélico en
donde hay una lucha constante entre las fuerzas involucradas.
El poder tiene un carácter creativo en continuo movimiento y que depende del tipo de
relaciones entre parejas. Algo tiene que ver la segunda ley de Newton en este factor creativo
dinámico en donde a toda acción corresponde una reacción, esto en el sentido que adquiere
cualquier relación respecto a las siempre diferentes respuestas de b (la parte sobre la que
se ejerce el poder) a “a” (quien ejerce el poder).
Nunca habrá respuestas similares por siempre, más bien, habrá respuestas comunes y
sorpresas; de lo que se derivará una nueva invención diferente para actuar sobre las
conductas de b, por parte de a.
La capacidad de resistencia del sujeto es un potente detonador de tensión en las relaciones
de poder, es ahí cuando la relación evoluciona a un tono beligerante, y la consecuencia
primera es el surgimiento de estrategias (por parte de a y b); el fin, la victoria.
196
Toda victoria definitiva concluye, pone fin a una relación de poder. El que una de las dos
partes gane implica el aniquilamiento de la otra. Las relaciones de poder no sintetizan la
existencia del sujeto a lo bueno y lo malo, sólo son situaciones en donde se desempeñan
diferentes papeles, son de carácter móvil.
El poder implica el ejercicio de fuerza misma que se emplea de una parte (a) hacia la otra
(b). En este sentido la fuerza contiene una bidimensionalidad: una cara que afecta y otra
cara que puede ser afectada.
El poder es la capacidad de afectar (cara a); las resistencias constituyen el ser afectado
(cara b). Foucault analiza este aspecto del poder con base en un postulado bifásico:
disciplina y gobernabilidad.
La disciplina se entiende como una técnica privilegiada del ejercicio del poder, tiene su
origen en el siglo XIX y su tarea conlleva la individualización de los sujetos por medio de la
imposición de conductas determinadas y donde el individuo será sometido a un control y
vigilancia de manera permanente mediante la ubicación de una multiplicidad de sujetos en
un espacio cerrado.
La institucionalización de lo “normal” es lo prioritario con estas acciones estrictas, in
interrumpidas y homogenizadoras, lo que es sinónimo de imponer una ley de verdad que se
debe reconocer.
La gobernabilidad se refiere concretamente a los instrumentos técnicos y a los dispositivos
de seguridad que permiten el control y gestión en determinado territorio con determinada
población (multiplicidad de individuos).
La resistencia generalmente consiste en una actividad que pretende romper con la serie de
imposiciones (fuerzas) que trataban de controlar al sujeto.
Aunque también existe la no‐acción, la cual se transforma en una variable positiva, pues
transforma su connotación negativa: ser rebelde significaría en la forma de la acción burlar
literalmente las reglas del juego, lo que le puede significar una serie de atributos como
197
violento, peligroso, belicoso; al no haber acción, es decir, al haber una no acción, se puede
entender esto como una desarticulación de los atributos negativos.
Un ejemplo puede ser “La marcha del silencio” en 196816 en donde la consigna era
manifestar una inconformidad social pero simbólicamente se hizo con la boca cerrada.
Actualmente lo más cercano a esta “no‐acción” es la Resistencia Civil Pacífica que proviene
de la parte de la sociedad que respalda al ex candidato presidencial en 2006, López
Obrador.
“La noción de resistencia se convirtió en el concepto clave de las reflexiones de Foucault, ya
que su mirada se centró en aquellos que resisten, el loco, el enfermo, el criminal” (García,
2005:42).
El sujeto nace con la capacidad de resistir, así, su experiencia será determinada por la forma
en que se logre sustraer a las múltiples relaciones de poder mediante su voluntad de
obstinación.
Lo que pretende el sujeto en esta constante lucha entre imposición‐obstinación es la
conservación de su individualidad, del afuera totalizador. La repuesta es una fuerza desde
dentro para afuera con lo que busca no perderse, con lo que se complementa el concepto
bifásico.
El que resiste “no sólo es afectado por otras fuerzas sino que es capaz también de afectar el
exterior” (García, 2005: 42). Este punto representa una visión crítica del fenómeno del
modelo civilista dentro de las salas de redacción, mismo que en el siguiente capítulo
conoceremos a detalle.
En una relación de poder predomina el erotismo; en una resistencia, el goce y el placer. Al
resistir se inscribe en la memoria la individualidad del propio sujeto a lo largo de esa
experiencia. Es una situación de autoconocimiento, de lucha consigo mismo; Foucault
enumera cuatro ejes para comprender dicho proceso sujetivo.
16 O su variable más reciente, en 2005 durante el desafuero contra el que ostentaba el cargo de Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, homónima: La Marcha del Silencio.
198
1) Eje material.‐ ¿Qué tipo de relación tiene el individuo con su propio cuerpo? Conlleva
cuidado, placeres, deseos, inclinaciones.
2) Eje ético.‐ Reglas morales que estructuran la interioridad del sujeto.
3) Eje del saber.‐ ¿Cómo es que el individuo ejerce la búsqueda de la verdad sobre sí mismo?
Por ejemplo, el psicoanálisis.
4) Eje de lo esperable. Aspectos estructurados en la conciencia del individuo acerca de lo
que espera: libertad, muerte, salud, fama.
En este proceso los cuatro ejes se ubican en constante disputa unos contra otros, se busca
una coherencia, sin embargo ésta suele ser siempre precaria.
Aquí se entrecruzan las necesidades intrínsecas respecto a las prescripciones impuestas
desde afuera, en otras palabras, en el sujeto siempre predomina un valor fundamental: “si
ya no queda nada, quedo yo”.
“es precisamente el yo el que aparece como nueva posibilidad estratégica del ser humano
de hoy” (García, 2005:43).
El individuo asume una pasión por la libertad y es consciente de que su obstinada voluntad
conllevará ciertos riesgos y elegirá siempre alguna alternativa que lo dirija hacia la
conservación de su individualidad. En este punto es de vital importancia reconocer lo antes
mencionado, en el análisis foucaultiano no hay buenos ni malos.
“Aquel que ejerce el poder pretende darles a sus propias razones el carácter de validez
universal… le corresponde a cada sujeto optar” (García, 2005:44)… o como dijo Max
Webber y que García cita en su libro: “Puesto que no hay verdad en los valores y el cielo se
ha venido abajo, que cada quien combata por sus dioses y, cual nuevo Lutero, peque con
Convicción”.
199
4.8 El alma, prisión corpórea
En el siglo XIX se implementó un nuevo tipo de prácticas de castigo al hombre cuyo factor
de cambio se hacía notar al hacer menos físico el arte de hacer sufrir. La reinvención de este
mecanismo buscó algo en particular: la corrección, en vez de aplicar dolor a la carne. El
delincuente se tiene que “curar”.
Aquí cabría retomar el tema con el que iniciamos el capítulo 2, mismo que habla del uso de
la inteligencia con fines experimentales para perfeccionar ejercicios ministeriales y poliacos
a gran escala. Hablamos de 1968, un laboratorio que se instauró en el Movimiento
Estudiantil de ese año y que marcaría el inicio de la guerra sucia en México. Una forma
sumamente represiva de proceder para “corregir” un mal social por parte de gobierno de
ese entonces con un movimiento social.
El objetivo será apoderarse de la libertad del sujeto en donde sus derechos como individuo
común se suspenderán y se pretenderá mediante un complejo ejército de técnicos –
vigilantes, médicos, capellanes, psiquiatras, psicólogos, educadores– “curar” al sujeto de ser
un “no‐normal”.
Aunque: “El castigo no ha desaparecido, sólo ha tomado otras formas, ha tomado como
objeto principal la pérdida de un bien o un derecho, la libertad… la obligación de seguir
ciertos gestos, ciertos actos y el ordenamiento pautado de la vida cotidiana” (García,
2005:47).
La existencia del sujeto se da a través de lugares determinados que actúan en la
individualidad del hombre marcándolo, dándole a su cuerpo (sujetivo) cierta forma, desde
su nacimiento hasta su muerte. Estos lugares son reconocidos como “colonias
penitenciarias”, sitios en donde se inscriben sentencias que juegan con el dolor individual,
tales como “sé una buena persona, un buen padre, una buena hija”, etc.
Por lo tanto: “todo espacio se convierte en un espacio de encierro”, hay encierros totales y
encierros parciales: los primeros en tanto una cárcel y el hospital o el psiquiátrico; los
segundos, la casa, la universidad, la escuela, el trabajo (García, 2005: 51). En sentido nítido:
aunque suene macabro es la experiencia inmediata cotidiana del ser humano… ser sujeto.
200
Todos los espacios generan relaciones de poder, mismas que se establecen a través de ritos,
ceremonias, uso de técnicas (que marcan los cuerpos). Estos son “espacios normales” que
producen a los sujetos. Así en cada espacio habrá este tipo de maquinarias que pretenden
sistemáticamente la adopción por parte del sujeto de un determinado sistema de reglas que
el sujeto aprende en la vida cotidiana.
El sujeto sufre la aprehensión de las reglas y normas a lo largo de su vida, ya sea por
infringir la ley y recibir un castigo o bien, por simple imposición. Entonces (también)
aprende antes de transgredir. La finalidad es internalizar la sumisión de lo normal a
instancias de la propia individualidad.
Los cuerpos al sufrir esta imposición exterior, son marcados por esa maquinaria (de un
determinado espacio), esto se logra cuando el sujeto se homogeniza: proceso que contiene
a) asume los códigos sociales; b) “los inscribe” en su cuerpo y c) reproduce los
comportamientos socializados –aspecto que conlleva la no rebelión a la norma.
Luego de este procedimiento “normalizador”, el sujeto es “normal”, y actúa a manera de
orden en el individuo, cada norma implica un mandato “haciendo, de esta manera, más
económico el sometimiento, ya que son los mismos sujetos los que se someten a dichas
órdenes” (García, 2005:52).
El funcionamiento de los códigos conductuales normales requiere de que los sujetos no los
pongan en evidencia y que sean tomados por lo natural y lo necesario. “El conocimiento de
estos códigos, el hecho de desarmarlos, de entender su funcionamiento y eficacia es ya, en sí
mismo, una forma de subvertir el orden” (García, 2005:53).*
Respecto a la relación prensa‐poder, una prensa cívica que diera a conocer cómo procede
un gobierno con respecto a ciertas políticas públicas hace que la sociedad civil tome mayor
relevancia en el espacio público pues adquiere información valiosa que le hace cuestionarse
acerca de quién los representa, si lo está haciendo bien o mal o si debería retirarse del
cargo.
La prensa no es un organismo destinado a quitar del cargo a nadie, pero sí es un elemento
indispensable para transmitir a la sociedad información que la ciudadanía requiera en
201
función de un fortalecimiento de la sociedad civil y de un monitoreo constante de quien
gobierna ya que es la sociedad quien exigirá que la dirección del poder se mueva en torno a
determinado sentido debido a sus necesidades ciudadanas.
El nexo respecto al funcionamiento de los códigos conductuales es precisamente esa labor
civilista de la prensa que ante cuestiones autoritarias y de control social, la información que
transmite subvierte esa represión que por ejemplo, un gobierno autoritario podría ejercer
sobre la población.
La importancia de esta reflexión, manifiesta el esparcimiento informativo que los agentes
de cambio de una prensa cívica ejercen en su entorno en pro de una mayor participación
ciudadana, lo anterior procede, si analizamos el postulado de Foucault con base en un
estado autoritario.
En ejemplos no cesamos, este párrafo atrás, al cual le puse un asterisco al final lo
contemplaremos como el postulado que con respecto a la prensa en el Porfiriato revela lo
incómoda que puede resultar una (en ese entonces llamada) prensa de combate, a tal grado
“subversiva” (en términos dictatoriales), que se tenían que incautar los talleres y la
imprenta de aquel diario que criticara al dictador.17
Vamos a explicarnos, en el caso de Regeneración, tal cual su objetivo como periódico lo
decía, pretendían mostrar a la sociedad los malos manejos que jurídicamente, la
administración de Díaz, ejecutaba en perjuicio del erario público, por ejemplo.
Mediante una investigación concluían y publicaban cómo es que los “científicos” ejercían
un abuso de sus funciones al priorizar el beneficio de una política oligarca y clasista; y el
resto de la población, vivía en situaciones miserables.
En ese mismo contexto, una publicación hermana a Regeneración mostraba el gasto que la
administración de Díaz invertía para pagar a periodistas de la ciudad de México y del
interior de la República, prensa subvencionada que tenía un costo anual al erogado por las
dietas de diputados locales y federales y senadores de ese entonces.
17 Ver capítulo 1.
202
Esta situación para efectos de la dictadura de Díaz era, mediante su publicación en estos
medios una forma de “entender [el] funcionamiento y eficiacia” de los códigos conductuales
que en esa sociedad se ejercían, por parte de los ciudadanos. Al darlos a conocer y
analizarlos, el aspecto “subvertir” adquiere una connotación de verdadero caos en un
sistema represor como lo es una dictadura. Por eso no nos debe sonar extraño que, como ya
se habló en el primer capítulo, Díaz y la prensa crítica vivieron en un profundo divorcio
imperdonable y de odio a muerte… “El conocimiento de estos códigos, el hecho de
desarmarlos, de entender su funcionamiento y eficacia es ya, en sí mismo, una forma de
subvertir el orden”.
En otras palabras: cualquiera que piense “más” o de “manera diferente” a lo Mismo, a lo
“normal”, es un ser peligroso, por lo tanto, la opción “es” no pensar. Por lo que: “los sujetos
desaparecen, pero las máquinas persisten, se mantienen, son ellas a las que hay que
desarmar… son lugares de la máquina y no las personas las que deben ser combatidas”
(García, 2005:53).
La función de toda máquina es a través de ritos y ceremonias, y estos a su vez anteceden a la
máquina en su aparición y también desaparecen antes que ella, en un sentido de fatalidad
anticipada para ésta.
“Jamás un fenómeno se presenta porque sí, es necesario que aparezcan las condiciones que
lo hacen posible y éstas dependen no sólo de las acciones de los que ejercen el poder, sino
también de las formas que asume la resistencia” (García, 2005:53).
Una nueva ritualidad va a proyectar al tipo de maquinaria social que se producirá con otros
códigos, lenguajes y sentencias diferentes que se inscribirán en los cuerpos.
“Descifrar los ritos en su gestación misma forma parte de un saber de ruptura que hace
posible la desarticulación de la maquinaria, aún antes de que esté constituida y que
perdure” (García, 2005:54).
Foucault ejemplifica este aspecto mediante la explicación de un cambio de sociedad a través
de sus sistemas punitivos. Todavía en 1700 se ritualizaba la ejecución de una condena en
203
público: la plaza, el verdugo, la exhibición. En el siglo XIX al nacer una nueva organización
penal, nace un nuevo tipo de sociedad.
“Si ya no es más el cuerpo, no queda otra alternativa que pensar que las penalidades recaen
ahora sobre el ‘alma’” (García, 2005:54).
El tipo de castigos en boga en la sociedad contemporánea según la obra de Foucault van
dirigidos al pensamiento, a la voluntad, al corazón a los deseos, con el precepto de corregir
el alma.
Las penalidades pretenden la corrección mediante la domesticación y codificación del
cuerpo del sujeto, entonces antes del acto delincuente, primero se castiga al deseo. Se le
asigna mayor interés a la causa que conduce al sujeto a efectuar un acto “anormal”.
Mediante este precepto: “Nace entonces la identidad, que en matemáticas significa la
existencia de un término idéntico a sí mismo: A es igual a A” (García, 2005:55). Cabe
destacar que el trabajo maquínico no se limita a la instauración de una ideología sino que
aniquila la diferencia, impone la identidad, lo que es lo mismo a que la individualidad
sujetiva muere para darle paso a lo Mismo.
Los sujetos en esa naturaleza “normal” se convierten en sujetos sometidos por ejemplo,
quien no sea un buen padre, una buena madre no será lo suficientemente similar al resto de
los buenos padres y por lo tanto será susceptible a una sanción; hasta que los individuos
realmente no se encuentren sujetados a un orden serán castigados socialmente, de esta
manera el estado de las cosas implicará un sometimiento no físico al dolor. La maquinaria
enseña a repetir lo habitual, lo logra por medio del examen, análisis que hace el sujeto en
busca de la verdad.
El examen implica la génesis de una nueva ritualidad, con esta técnica el sujeto, todo sujeto
tiene la facultad de poder determinar la facultad de cualquier otro individuo.
Una nueva codificación con respecto a la falta, la culpa y el castigo, en la cual, la primera
adquiere una connotación social (ya no se relaciona con el pecado), la segunda es una
infracción contra la ley (norma jurídica) y la última se convierte en un problema individual.
204
Para la vigilancia, el saber sustenta la importancia del examen, ya que posibilita un análisis
pernicioso de la conducta del sujeto, qué hace con lo impuesto: ¿lo acepta? ¿Lo rechaza? ¿Se
puede corregir su conducta? He ahí el auge de la psiquiatría, la psicología, el psicoanálisis, la
sociología; las grandes ciencias de la observación.
Entonces resalta la importancia del binomio poder‐saber, mismo que surge en un proceso
en donde el primero produce el segundo y donde todo saber constituye determinadas
relaciones de poder.
4.8.1 La sociedad disciplinaria
Este tipo de sociedad tiene un precepto básico, el trabajo es directamente proporcional a la
sumisión. Lo anterior tiene una explicación, si aumenta la fuerza económica, disminuye la
fuerza política “ya que todas sus fuerzas estarán dedicadas a la producción y al trabajo, lo
que le restará potencia para oponerse y resistir” (García, 2005: 60).
La obediencia implicará una mayor productividad y utilidad, pero deja de manifiesto su
docilidad. “De esta manera, el espacio cerrado fue una creación de vital importancia para la
producción de la sociedad moderna: espacio cerrado con sus hombres y mujeres
enclaustrados, cada sujeto en su lugar y cada lugar con su función” (García,
2005:61)…¡Amén!
Lo único propio en el sujeto será entonces la capacidad de resistir, mediante este acto es
que se enfrentará al poder –directa o indirectamente– y entonces únicamente en esta forma
se conformará su singularidad, solitaria o colectivamente.
4.8.2 El panóptico
Jeremy Bentham da origen a una forma carcelaria de vigilancia y control para hacer más
eficaces a las prisiones, sin embargo, ese sistema se extendió a toda la sociedad: hospitales,
escuelas, fábricas y viviendas. “El panóptico se generalizó y la sociedad se enfermó de
panoptismo” (García, 2005:80). En este aspecto y para posteriores referencias usaremos el
término “panóptico” y “panoptismo” retomados de la obra de Foucault, señalando a dicha
caracterización del encierro mediante la vigilancia.
205
Foucault propone al panóptico como la segunda imagen de la forma arquitectónica de la
sociedad disciplinaria: “una muralla circular que aísla al edificio del exterior y no permite la
visión desde afuera hacia adentro, ni de adentro hacia fuera; luego una construcción
circular que rodea el muro que es la zona de celdas; un patio interior; y en el centro una
torre con anchas ventanas que se abren a la cara interior de la construcción circular.
Se coloca a un vigilante en la torre central, se encierra en cada una de las celdas a un loco,
un enfermo, un delincuente, un obrero o un estudiante… sólo se requiere de un vigilante
(García, 2005:79).
Es una disciplina‐lugar cerrado‐función. Un espacio útil y efectivo en donde se emplean
técnicas: clausura (lugar cerrado y protegido); sujet ubicado en un lugar determinado, es un
espacio analítico organizado y similar a un convento… “todos juntos, pero separados entre
sí” (García, 2005:71); cada lugar tiene cierta función (espacio útil y efectivo); importa el
rango, pero no el sujeto; éste puede ser sustituido.
4.8.3 Uso del tiempo
Foucault habla de tres procedimientos que se manejan en estos lugares de reclusión, uno:
establecimiento de ritmos, obligación de ocupaciones determinadas y regalamiento de los
ciclos de repetición. Aplicación en escuelas, fábricas y hospitales, 2) Actos y gestos
preestablecidos se realizan en el tiempo preestablecido, 3) Los gestos deben coincidir con
los de otros sujetos y 4) No se debe perder el tiempo (plus).
De lo anterior se deduce que la disciplina es celular, es orgánica y es combinatoria;
análogamente, la disciplina implica la implementación de tácticas y estrategias para obtener
la victoria.
La disciplina convierte a toda institución en una zona de guerra, sin embargo, es
considerada un acto político. “El problema no está en los seres concretos que ejercen el
poder sino en el lugar que ocupan dentro de la estructura” (García, 2005:81).
La dominación pretende que el sujeto internalice a la vigilancia y pretenderá no ser
descubierto de algo que se sabe es “vigilado”.
206
Ante todo lo anterior se destaca que “Desde 1820 se comprueba que la prisión lejos de
transformar a los criminales en gente “honrada”, no sirve más que para fabricar nuevos
criminales o para hundirlos más en la criminalidad” (García, 2005:81).
Michel Foucault considera a la burguesía como una clase inteligente y cínica, nunca tonta,
reprimida o timorata. “A finales del siglo XVIII, la burguesía soñaba con una sociedad sin
delincuencia, sin embargo, muy poco después dejó de soñar con ello, ya que se dio cuenta
de que los delincuentes eran demasiado útiles para que pudiera soñarse con algo tan tonto
y peligroso como una sociedad sin delincuencia, ya que sin delincuencia no hay policía”
(García, 2005:83)… y si no comprendieron a dónde estoy llevando este análisis del
pensamiento foucaultiano, pregúntenle al Chapo Guzmán a qué me refiero.
…Pero como dice Nietzsche: ¡Basta, Basta! No vaya a ser que esté pecando… y mejor
digamos que eso lo dijo Zaratustra…
4.8.4 La mirada burocrática
La visión tiene una estrecha relación con el cuerpo, el ojo enraiza el afuera en el adentro.
Aunque a “la mirada” sólo le pertenece a la cultura y a un orden simbólico determinado,
aspectos que constituyen una visión particular en la cual el sujeto puede mirar únicamente
a través de “filtros específicos”, los cuales controlan la función del ver.
“El lenguaje y la mirada se constituyeron, a partir del siglo XVIII, en los elementos
estructurantes del sujeto moderno” (García, 2005:85).
El lenguaje y la mirada existen a través de la distancia, a través de esa lejanía conectan al
sujeto hacia las cosas. En este punto surge una relación simbiótica entre sujeto y objeto, uno
ve y el otro es visto.
Toda mirada contiene deseos, valores y significaciones de una experiencia colectiva, varía
conforme al lugar y a la época. La mirada de la Otredad adiestra al sujeto a adoptar una
determinada personalidad y al mismo tiempo se le enseña a mirar a los otros y a mirarse a
sí mismo.
207
El otro otorga una representación del cuerpo del sujeto con la cual se logra reconocer a sí
mismo. Éste reflejo es a su vez un filtro con que el sujeto se mirará y mirará su entorno.
El sujeto adquiere la naturaleza activa en esta estructuración del pensamiento, todo lo que
esté fuera de él se convierte en objeto, situación que le asigna a este último la característica
de pasividad: “el objeto se halla en la mira del sujeto para ser conocido, sometido, utilizado
en sus más diversas formas” (García, 2005:87).
El hombre saludable es el objeto hegemónico que se persigue en la sociedad moderna como
aspecto primordial. La mirada clínica, como la denomina Foucault, proviene de el enfoque
bifásico observación‐anomalías del cuerpo humano, situación que debía contar con un lugar
donde se consagrara el ritual de una observación minuciosa entre un sujeto que observara a
su objeto de estudio: médico y enfermo en el hospital.
Con lo anterior se institucionalizó la interrogación y el examen como pilares fundamentales
de una sociedad occidental moderna. La mirada desde el siglo XIX contiene ciertas
características:
1) Es espacial: Todo mal se localiza siempre en el cuerpo del sujeto. La mirada clínica aporta
su influencia en el saber a través de un registro pedagógico de una multiplicidad abarcada.
2) Es plurisensorial: La mirada se ata de otros sentidos para reconocer con mayor precisión
el objeto que mira.
3) Es parlanchina: Lo visible es aquello que ha sido traducido al lenguaje y por ende
comunicado. “Ver y hablar se solicitarán uno al otro, se prestarán sus potencialidades,
producirán “la visibilidad” (García, 2005:90).
La palabra hace tangible lo que el ojo ve, por lo que se requiere decir aquello que se ve y
comunicar eso mismo que se ve. Así, se logra una estructuración discursiva acerca del
cuerpo y cómo la medicina hará del cuerpo el objeto de su discurso.
4) Es de superficie: Toda mirada tiene como límite la superficie de las cosas, por lo que se
suele abrir los cuerpos, transgresión que pretende exteriorizar lo que hay en su interior,
transformar el interior en un exterior.
208
5) Está dominado por la muerte: Espacio, lenguaje, mirada y muerte organizan la estructura
perceptiva y generan un nuevo orden discursivo. La destrucción del cuerpo es una fuente
inagotable de conocimiento.
6) Es individualizante y provoca la indiferencia: El cuerpo al ser objetivado sufre
automáticamente una pérdida de individualidad. Es un cuerpo que genera conocimiento,
está enfermo y es un cuerpo indiferente.
“El panóptico, en su búsqueda de poner a la luz al sometido para mejor observarlo,
encuentra su analogía en los cadáveres abiertos de la medicina anatomopatológica para
lograr llegar a lo más oculto del cuerpo (García, 2005:91).
7) Provoca una práctica divisoria: Todo aquello que no pertenezca a lo “Normal” se vuelve
objeto de la mirada, cuya función es buscar diferencias, anomalías, disfunciones y
patologías… busca lo “anormal”. Se excluirá aquello que no sea lo Mismo y luego lo recluirá.
“La mirada disciplinaria, al igual que la clínica (siendo una y la misma con sus
particularidades y objetivos singulares), busca individualizar los cuerpos” (García,
2005:91).
La sociedad moderna habita sometida bajo tratamientos especiales y cuenta con sus
lugares de reclusión para producir esa otredad totalizante.
Mediante la mirada y el lenguaje se ejerce el poder de la clasificación la distinción y la
observación. Estas dos técnicas de la sociedad moderna dependen siempre de un saber
determinado en una época y en un espacio.
La mirada es un producto de una erotización del mirar, se encuentra placer al descubrir lo
que está oculto: “esta forma de mirar propuso una relación erotizada entre sujeto y objetos,
entre víctimas y verdugos, donde el objeto se sometió a los designios del sujeto, a sus
necesidades de búsqueda del placer, a su uso y abuso” (García, 2005:93).
Aquel que ejerza únicamente una posición activa podrá ser considerado sujeto (poder de la
palabra y la mirada), los cuerpos‐objetos pierden la palabra y el derecho a la mirada.
209
Sin la intención de que se haga a un lado las cuestiones de la prensa mexicana en la
transición política en México, continuaremos dilucidando en el concepto de poder. No sin
antes aclarar que en el próximo capítulo (4) se enfatizara en la relación prensa‐poder.
Por ahora nuestro siguiente tema a abordar es la reflexión que se recaba del pensamiento
freudiano respecto al poder.
4.9 Aspecto psicoanalítico del poder en el individuo según Freud
EDIPO: Terrible injuria me causaron los pañales
Sófocles
Freud afirmó que a la historia la organiza un aparato psíquico, pues la sociedad se ha
interiorizado dentro del sujeto a tal punto en que éste aparece coherentemente integrado
en esa forma de concebir la realidad que el individuo produjo. Somos una reproducción
inmediata de una simple continuidad de la realidad.
La estructura subjetiva del sujeto es una organización racional que se encuentra en el
cuerpo pulsional y que es determinado por una determinada forma social.
“Muchas de las explicaciones que desarrolla Freud se basan en modelos de las instituciones
represivas sociales interiorizadas: la policía, los militares, la religión, la economía, la
familia” (Rozitchner, 2003:19).
Todo lo que vemos en acción acuerda, aparece y permite la construcción teórica de una
organización subjetiva adentro. Determina nuestro modo de ser como réplica de la
organización social. En el trabajo de Freud retoma particular importancia ya que son las
determinaciones históricas las que le dan forma a ciertas conductas individuales.
La forma social “triunfa” con base en una transacción objetivo‐subjetiva que se deriva de
una lucha anterior, es decir, la modelación desde la niñez por parte del sistema social.
El sujeto crea una fuerza de resistencia, alberga un proceso histórico‐social y desde una
esfera individual lucha contra la imposición exterior, sin embargo, el hombre no tiene cura:
“es imposible desarrollar y permitir la aparición del lugar personal donde se engendra y se
desarrolla el poder de resistencia individual contra el sistema “ (Rozitchner, 2003:22).
210
La vida está en lo colectivo, regida por un modelo de dominación implantado desde la
infancia y que al llegar a la edad adulta limitará su propia libertad.
“La locura, en última instancia, es el desborde y la ruptura en este aparato de contención
que nosotros mismos somos” (Rozitchner, 2003:35).
Yo mismo es el lugar donde se encuentra la represión, es decir, el sujeto mismo en tanto
“yo”. Yo soy para mí mismo, el represor. La represión está afuera, pero, existe un acuerdo
que el sujeto intentará romper para liberarse de ella y reconocer dentro de sí a un sujeto
libre.
El Edipo individual es en un trasfondo de un Edipo colectivo e histórico. El niño se enfrenta
para dominar la voluntad del adversario, es una lucha a muerte.
A nivel subjetivo está presente en el individuo, pero no tenemos memoria (Propia) de ello,
es una integración desde la escala social. Luego viene la prohibición (incesto y parricidio),
se elimina al otro que se le opone, surgimiento de la figura de vencido y vencedor, sin
embargo, el niño es un ser disminuido frente al poder (en referencia al deseo de poseer a su
mamá, reprimido por el padre.
De este proceso inicial emerge la figura de autoridad (por parte del padre) hacia el niño,
quien vivirá la angustia de la muerte si sobre pasa los límites impuestos (angustia ante las
propias pulsiones, angustia ante el superyó y angustia ante la realidad exterior), aspecto
que sucede a la “señal de angustia” que el niño genera en su conciencia acerca de que podría
romper los límites, situación que puede ser un simple índice de incoherencia.
“Allí, en lo que no debe ser pensado, donde lo efectivo desbarata la razón pensante, aparece
el índice, la señal” (Rozitchner, 2003:41).
El niño construye una realidad producto de ese proceso infantil e individual e imaginario,
sin embargo, es de esta construcción que se crea una relación con lo real, lo colectivo y lo
adulto.
211
Forma individual, infantil e imaginaria determina la inserción del hombre en sociedad cuya
forma es adulta, colectiva e histórica “el sistema no utiliza el poder de su fuerza para
dominarnos, sino también las fuerzas de los dominados mismos” (Rozitchner, 2003:43).
Sobre este primer aprendizaje que el niño tiene de la realidad es que el sistema cimienta el
poder de sus instituciones. El adulto las reencuentra y las vive en la familia, la escuela, el
estado y la religión, con base en esas formas primordiales de dominación En orden de
menor a mayor es: Edipo, familia, escuela, economía, estado y religión.
La realidad es la instauración del poder despótico en la subjetividad del sujeto desde una
forma aparentemente de inocencia como el inicio de su vida en el proceso histórico‐social.
Es un enfrentamiento inicial en donde la sociedad coarta toda rebeldía, lo que implica la
construcción social como una inhibición de pulsiones que la sociedad misma produce, que
no existiría sin la negación del propio sujeto para ser socialmente incluido, aspecto que
actúa como una negociación y al mismo tiempo es un alejamiento de ese deseo reprimido.
“Desde fuera de un orden externo inapelable, una ley absoluta va a determinar o organizar
la vida de mi propio cuerpo” (Rozitchner, 2003:46).
Los límites de nuestro pensar y sentir serán determinadas por la ley del Otro, pues a partir
de la negación del propio deseo se establecen los límites al respecto. El inconsciente es lo
más propio, lo relegado y lo reprimido… a conciencia es producto de la negación de aquello
que la había producido. Es el drama crucial de un enfrentamiento a muerte (Rozitchner,
2003).
Para Freud, una rebelión colectiva que pretende la liberación de los sometidos es el
comienzo de la historia del hombre. En ese proceso histórico, la realidad se repite
constantemente del pasado al presente.
Desde la familia se implanta el sometimiento en cualquier nivel, en donde los hijos se
producían como un individuo sometido en cualquier aspecto de su relación con la realidad.
Nuestra sociedad cuenta con instituciones que le dan sentido a la vida del sujeto (Iglesia,
ejército, relaciones económicas, el Estado). El sujeto retiene en su subjetividad un ideal de
212
yo, que determina su relación con la realidad, situación que será un general, sacerdote o
líder común.
La conexión sujetiva se debe a que a nivel inconsciente hay una forma común de padre y
una forma común de familia, situación que representa la forma despótica contenida en el
sujeto.
Con lo anterior, la sociedad moderna adquiere el sentido de masa artificial mediante el
reconocimiento del sujeto a una relación de sometimiento que consta de dos momentos; el
primero, uno a uno al jefe, segundo, todos están igualmente sometidos.
La masa es artificial por el sentido de colectividad única que adopta el proceso de la vida
cotidiana del sujeto en la que la cabeza (el líder) es un centro de poder regulatorio que
somete uno a uno al líder.
En la relación entre los sujetos se aparenta mediante el sentido de lo colectivo, la sumisión
individual a la que es objeto. En el capítulo anterior se desarrolló un pasaje que habla de lo
cotidiano (el pueblo) que tanto en español como en alemán (la palabra) adquiere un
sentido totalizador, no así (the people) en inglés.
“El lugar del ‘poder’ no es el de su mera representación, porque todo lo que este moviliza
para enfrentarnos está tomado por nosotros mismos colocados en las instituciones
colectivas, a su disposición” (Rozitchner, 2003:71).
Freud habla de una lógica en el desarrollo de los procesos históricos que implican la
individualización de cada proceso en el sujeto, lo cual determinará su construcción
subjetiva.
Son formas de simbolización (aparato psíquico) que el sujeto inconsciente usa (pero que ha
interiorizado) para integrarse socialmente. Contará con su conciencia individual, la cual,
como una cualidad del cuerpo estará determinada por una estructura particular del modo
de producción.
213
4.10 Freud versus Clausewitz, similitudes del duelo como esencia de todo conflicto
La guerra es un acto de violencia cuyo objeto es obligar al
enemigo a realizar nuestra voluntad
Carl Von Clausewitz
Toda organización social es el producto de una lucha librada “donde el dominio de la
voluntad ajena es lo que está en juego” (Rozitchner, 2003:143).
La guerra es un poder constituido y está presente desde antes de que estalle abiertamente
un conflicto, pero utiliza su forma política para suscitar las fuerzas colectivas. En la obra de
Clausewitz De la guerra, el general prusiano establece que la razón de ser te toda guerra es
el duelo, un enfrentamiento entre dos individuos cuyo objetivo es imponer su dominio
sobre la voluntad del otro.
“Cada acto que desarrollara el hombre de guerra tendrá que ser un acto absoluto sin
continuidad ni futuro” (Rozithchner, 2003:157).
La guerra nunca es un acto aislado, por lo tanto no es un duelo, no es algo absoluto en su
resultado. Generalmente se planteará una concepción falsa de la guerra, una de tipo
imaginaria y fantaseada: “lo imaginario forma sistema con la realidad y se prolonga en ella
dando sentido a la realidad” (Rozitchner, 2003:158).
El militar emplea una construcción edípica para resolver un conflicto que no pudo
enfrentar, entonces ahora pretenderá hacer uso de cualquier fuerza colectiva e histórica a
su alcance, y así cumplir en su imaginación lo que en realidad no pudo hacer “pero sin tener
que cambiar [de opinión] aunque lleve a la muerte y a la derrota al ejército, al pueblo y a la
nación” (Rozitchner, 2003:159).
Antes del exterminio, la guerra termina con la tregua, situación que reinserta la política y
“la paz”. La política es el resultado de un conflicto bélico anterior y que planea establecer la
paz, entonces la tregua mediante esa renuncia al exterminio por parte de un bando y la
aceptación de la voluntad ajena por parte del otro bando (para conservar la vida) acceden a
una transacción pactada en donde competirán por medio de la política, así mismo, es la
continuidad de una guerra no finalizada.
214
Se generará siempre dos tipos de política: la de vencidos y la de vencedores y así mismo se
convierte en el lugar social de un enfrentamiento mortal en el campo de la paz. Mediante la
política se continuará la ofensiva (por parte de los más fuertes) y los más débiles se
mantendrán a la defensiva.
“el que es más fuerte en la ofensiva mantendrá su empuje y su dominio hasta encontrar un
límite, la defensiva del dominado” (Rozitchner, 2003:161).
Clausewitz desarrolla la teoría de la “extraña trinidad” que postula que la guerra debe ser
pensada desde el duelo, y que la matriz despótica en la que una parte considera que
solamente ella existe y por ende, lo que se encuentre más allá de esa parte tiene que ser
erradicado, por lo que la realidad de los demás no es algo que su propia voluntad es capaz
de dominar.
Clausewitz desarrolla tres órdenes de realidad en donde el jefe militar ocupa un nivel, y se
encuentra sometido a 1) la existencia del pueblo y 2) a las exigencias del gabinete político.
El jefe de guerra unirá las pulsiones del pueblo en los requerimientos políticos. Rozitchner
hace una analogía acerca del pensamiento del general prusiano y de Freud con respecto a
este planteamiento, el austriaco define al aparato psíquico como un conjunto constituido de
tres instancias: yo, ello y superyó‐ a) Yo: El sujeto percibe su propia individualidad siendo
quien es. El Yo está determinado por el b) Superyó, quien regulará al sujeto mismo donde
habita la ley, la lógica y la moral. c) El ello serán las pulsiones que pretenden una
satisfacción y sobre lo cual el yo se sustenta.
“allí donde la política es ineficaz y no alcanza a modificar la voluntad popular, he aquí que
la guerra aparecerá como una cosa puramente política” (Rozitchner, 2003:168).
215
Clausewitz así como Freud hablan de la constitución de la subjetividad del sujeto
determinada por una estructura social. Cada sistema social produce un cierto tipo de
sujetos. La destrucción de dicha imposición por parte de una estructura despótica será
similar a la ruptura edípica del niño: falsa, imaginaria, infantil e individual.
“Si en la política el pueblo ignora la voluntad que lo domina, si se organiza un campo de
apariencia donde las relaciones de fuerza que lo incluyen en este campo lo hacen aparecer
como fuerza pulsional natural sin racionalidad… entonces se entiende que también en la
guerra se prolongue la apariencia (Rozitchner, 2003:169).
La guerra se sustentará en su mayor parte en un ámbito imaginario, en donde la
imaginación pretenderá colmar lo que el conflicto bélico no logre. En la subjetividad del
sujeto está la matriz despótica, el complejo de Edipo (aquello individual, infantil e
imaginario) que después se transformará en lo colectivo, lo adulto y lo real.
De lo anterior se deduce que: “El proceso que comenzó en relación con el padre culmina en
su relación con las masas” (Rozitchner, 2003).
Para concluir, veremos los postulados básicos que Nicklas Luhman y Norberto Bobbio
hacen acerca del poder.
216
4.11 Postulados básicos acerca del poder de Niklas Luhman y Norberto Bobbio
"El poder es comunicación guiada por el código"
(Luhmann. 1995:22)
Para el teórico alemán Nicklas Luhmann el poder, a pesar de que existe una resistencia,
siempre ocasionará resultados, “es casualidad bajo circunstancias desfavorables”
(Luhmann, 1995:4).
Luhmann hace una seguimiento teórico respecto a lo postulado por Parsons (1963) quien
trató al poder como un medio de comunicación, de manera histórica, la expansión de la
escritura es una causa del desarrollo de los medios de comunicación. Fue la escritura la que
potenció la comunicación en la sociedad.
Norberto Bobbio estipula según la teoría liberal clásica que la libertad es una facultad de
realizar o no ciertas acciones, sin ser impedido por los demás, por la sociedad como un
todo orgánico o, más sencillamente por el poder estatal.
4.11.1 El poder como un medio de comunicación según Niklas Luhmann
El poder dependen en gran medida de la escritura, sin ella no se crearían las redes de poder
en cualquier burocracia política, ni existiría un control de la política. Un medio de
comunicación emplea un código de símbolos generalizados en su transmisión. Los
contenidos difundidos tienen la capacidad de volverse objeto de expectativas.
Los contenidos de un medio de comunicación actúan en el individuo como entes que
dirigen sus selecciones. Habla una inseguridad con la selección que “alter” hace del poder;
“alter” tiene más de una alternativa.
Respecto a un medio de comunicación, se habla de poder cuando se influye en la toma de
decisiones frente a varias posibilidades por parte de un “ego afectado”.
217
El nivel de poder se jerarquiza por la permanencia ante muchas alternativas. No es una
coerción para efectuar algo en concreto, pues una persona “limitada” no elegirá por lo tanto
no aumentará el poder; lo contrario a una mayor libertad de cualquier individuo que este
sujetado al poder.
Cuando se llega al grado de la coerción, se renuncia a guiar la selectividad del sujeto
respecto a una producción simbólica.
En otras palabras: “El poder del portador de poder es mayor si puede poner la elección de
realizar, con base en su poder, tipos de decisiones cada vez más diversas” (Luhmann,
1995:15).
El lenguaje cuenta con un gran potencial para la negación o la aceptación de mensajes y la
información no es un bien perecedero.
“Sólo las sociedades más avanzadas desarrollan una necesidad de diferenciación funcional
entre los códigos del lenguaje en general y, en especial, los medios de comunicación
simbólicamente generalizados tales como el poder o la verdad, que condicionan y regulan
la motivación para aceptar selecciones ofrecidas” (Luhmann, 1995:19).
De esta situación se derivan las confrontaciones hegemónicas y es la escritura la pieza
fundamental aquí. Luhmann denomina “supuesto más importante” a aquellos procesos de
comunicación en que los sujetos se reúnen –gracias a los medios masivos‐ para
complementarse.
Transferir selecciones entre un alter y un ego es sinónimo de una “reproducción” de los
contenidos abstraídos por parte de un alter.
Para que esto pueda suceder, los medios de comunicación construyen mensajes cuya
significación es de carácter general y mantienen una no identidad para que puedan
compartirse y así los medios actuar como un poder.
El medio de comunicación le asigna una facultad prioritaria al proceso de comunicación
respecto al fenómeno del poder en la sociedad, ya que no es un individuo quien lo posee,
218
sino al fenómeno comunicativo: “El poder es comunicación guiada por el código”
(Luhmann, 1995:22).
El poder existe a través de la acción y no únicamente a través de la experiencia. Cuando hay
una posibilidad de acción, inmediatamente surgen controles especiales para sujetarla.
El poder sólo se usa cuando se construye una combinación de alternativas más
desfavorables ante una expectativa dada. El poder actúa y funciona como una posibilidad
(potencial, oportunidad, disposición).
No se puede usar sistemáticamente ni con todo el mundo, sino, es una habilidad/cualidad
(por parte del portador de poder) que sólo debe emplearse con base en una selección
razonada del propio poder.
El poder en la acción se transforma en una metacomunicación, en donde el proceso
comunicativo actúa como una amenaza. La acción comunicativa adopta una cualidad de
modelización para que el poder sea efectivo como una posibilidad.
Así, en sintonía como lo sucede con el dinero la liquidez en este caso del poder implica que
cuando hay un uso de códigos adecuados, es cuando fluye el poder y comienza a tomar la
forma de un proceso que transmite complejidad reducida de una decisión a otra (Luhmann,
1993:41).
Para la evolución social y cultural, el código más importante se forma con la ayuda del
lenguaje, porque el lenguaje implica las capacidades para la negación, de manera que para
las funciones importantes del lenguaje, existe una negación que corresponde exactamente a
la expresión.
“En un sentido muy elemental o interaccional, el poder siempre es un código” (Luhmann,
1995:49).
Ejemplo: cuando una persona sujeta al poder muestra un no deseo a un deseo de quien
porta el poder. “Como resultado de esta regla de duplicación que forma alternativas
evitables complementarias, el poder siempre es un código” (Luhmann, 1995:50).
219
No todas las formas de solucionar un problema son compatibles a otras, y todas tienen
errores en su funcionamiento, sus efectos totales determinan el nivel respectivo en que
funciona el poder socialmente diferenciado.
El poseedor del poder no tiene que ordenar, porque se obedecen incluso las órdenes que no
da. El código incluso puede garantizar que el poder sea relativamente independiente de
cualquier consideración de la materia por medio de símbolos adecuados.
El código, al igual que el lenguaje, también permanece abstracto, en el sentido de que no
establece una secuencia según la cual va a ocurrir la comunicación sobre los temas. Las
cadenas de acción son un ordenamiento de los procesos de poder en donde se reúnen dos o
más individuos que verticalmente ejercen su poder sobre el que sigue (A sobre B; B sobre
C; C sobre D…) hasta que uno que no tiene a alguien más concluye la cadena.
En dichos ordenamientos el poder es un catalizador, pues marca un orden y permite la
integración de nuevas cadenas de acción: “una cadena sólo existe si, y en cuanto que, el
portador de poder puede intervenir en la cadena” (Luhmann, 1995:58).
La reflexividad del proceso de poder es cualidad de usarlo sobre uno mismo. Es la
característica definidora de la formación de cadenas. Los códigos del poder serán
“formales” e “informales”, mismos que se encontrarán debajo de la pirámide en lugares
clave, estos se llaman subcódigos.
Las sociedades más avanzadas requieren complejizar constantemente sus códigos con la
finalidad de dirigir un orden evolutivo de su cultura y por ende tienen que satisfacer una
mayor demanda de necesidades para la transmisión de selecciones.
Los subcódigos surgen por oponerse a los códigos, tienen cualidades opuestas y pueden
realizar la misma función. Los subcódigos tienes tres características: 1) Una concreción y
dependencia mayor de las circunstancias; 2) Una capacidad menor para la legitimación
social, menor presentabilidad y, 3) Dependencia de la sensibilidad, un conocimiento del
medio ambiente, de la historia, de la confianza y desconfianza que no se puede compartir
con el mundo exterior.
220
Este último punto, contiene las circunstancias especiales para que los subcódigos puedan
funcionar en el sistema.
Para el portador legal del poder, el poder real es el que siempre tiene que ser tomado en
cuenta. El poder se simboliza como una decisión (en cuanto que y donde quiera que). El
código no obstaculiza ni el cambio ni la preservación; el poder, se puede usar de manera
universal.
La selección (toma de decisiones) se da por medio de la transmisión de tareas de reducción
(influencia) y dichosas tareas son una generalización cuyo instrumento más importante es
el lenguaje (Luhmann, 1995:106).
“Los medios de comunicación simbólicamente generalizados tienen un sistema de
referencia necesario: la sociedad y también en esto se comparan con el lenguaje”
(Luhmann, 1993).
El poder es un factor universal para la existencia societal, establecido en el mundo de la
experiencia viviente. La estructura de todos los códigos de medios vuelve imposibles las
revoluciones… sin embargo, las revoluciones se han llamado sucesos morales porque en la
moralidad no pueden imaginarse una revolución.
La diferenciación del poder político, al usar un código de medios específicos del poder, hizo
posible en el curso del desarrollo histórico, el cambio de las sociedades arcaicas a las altas
culturas, y desde entonces se ha convertido en uno de esos logros evolutivos que realmente
no pueden invertirse.
El uso de un código generaliza la dirección de un poder determinado el cual será mayor si
brinda un gran número de opciones de selección en el individuo cuya función será
reproducir los contenidos mediante la transferencia entre sujetos respecto a selecciones
escogidas, ahí es donde radica el verdadero poder como medio de comunicación.
221
4.11.2 Reflexión del poder de Norberto Bobbio respecto a la teoría política
El politólogo italiano, afirma que desde una perspectiva de la teoría democrática, la
libertad es el poder de no obedecer otras normas que las que me he impuesto a mí mismo,
es darse leyes a sí mismo.
Bobbio hace una analogía entre el pensamiento de Nietzsche y el webberiano, a ambos los
considera muy parecidos y nombre algunas características elementales respecto a su
“concepción realista de la política”:
a) El “Match” es la esfera política donde se desenvuelven las relaciones de potencia y la
“Herrschaft” de poder: ahí convergen individuos, clases, razas y naciones en una lucha
incesante cuyo fin es el poder, en sus dos vertientes: de hecho y legitimo.
b) la Lucha nunca tendrá una “catarsis” definitiva en la historia del hombre, porque es
incesante (podría ser semejante el postulado freudiano de que el hombre no tiene cura, por
eso vivirá en constante disputa con su propia creación edípica); c) La acción política tiene
sus propias reglas; las reglas de la moral no aplican para juzgar a un político éticamente
hablando, sino únicamente con base en el resultado.
El pensamiento webberiano (desde la concepción de Bobbio) maneja una definición
histórica y sociológica –además de realista – de Estado el cual afirma que el rasgo
primordial se obtiene del medio que permite el ejercicio de un poder que está por encima
de los demás poderes: la monopolización de la fuerza física.
“Definir el poder político mediante la capacidad que sólo ellos fueren, recurriendo en
última instancia al uso de la fuerza física, y el poder hacerlo a diferencia de todos los
individuos y grupos que viven en el mismo territorio porque posee su monopolio, es una
manera de definir el Estado mediante el análisis histórico del proceso por el cual se ha
venido formando la concentración del poder, rasgo definitivo de los grandes Estados
territoriales” (Bobbio, 2003:151).
El Estado no sólo debe concentrar la fuerza para ejercer su dominio, sino debe contar con
una fuerza legitima.
222
“Política” y “poder” tienen vínculos muy estrechos. Según Hobbes, el poder es el consistente
en los medios para obtener una determinada ventaja; Rusell lo denomina como el conjunto
de medios que permiten conseguir los efectos deseados.
El dominio de la naturaleza y sobre otros hombres implica que el poder sea una relación
entre dos individuos en la cual uno impondrá su propia voluntad sobre otro y determinará
contra aquel su comportamiento.
El instrumento decisivo para imponer la propia voluntad es el uso de la fuerza (la guerra).
Basados en una tipología moderna de las formas de poder, en la actualidad perduran tres
tipos de poder (económico [imposición de una cierta conducta para realizar cierto trabajo],
ideológico [ideas que ejercen determinada influencia en la sociedad y que la cohesionan y
le dan forma], y político [que “se basa en la posesión de los instrumentos a través de los
cuales se ejercita la fuerza física […] se trata del poder coactivo en el sentido más
restringido de la palabra” ‐Bobbio, 2003:179]).
El poder político es el poder supremo, todos los demás poderes están subordinados a él. El
poder coactivo es aquel al que se recurre para preservarse.
“No existen fines de la política de una vez y para siempre, y mucho menos un fin que los
incluya a todos y que pueda ser considerado el fin de la política. Los fines de la política son
tantos como metas un grupo organizado se propone” (Bobbio, 2003:183).
El poder por el poder es la forma degenerada del ejercicio de cualquier forma de poder (la
del hombre maquiavélico) “no existe un fin tan específico para la política, como sí existe en
cambio, para el poder que el médico ejerce sobre el enfermo, o el del niño que impone un
juego a sus compañeros””… por lo que “Si el fin de la política […] fuera realmente el poder
por el poder, la política no serviría para nada” (Bobbio, 2003:186).
De esta forma se concluye el presente capítulo luego de abarcar los orígenes no jurídicos
del poder que tienen gran fundamento en la explicación que Nietzsche ofrece con base en lo
ético de una lucha milenaria entre Roma y Judea en donde lo “bueno y lo malo” ha
perdurado en los últimos años (a partir del Renacimiento) sobre lo “bueno y lo malvado”.
EL filósofo alemán sentó las bases de un hombre que construye una deuda mítica con sus
223
antepasados y eso le hará sentir una culpa que lo atará. Nietzsche sienta las bases de lo que
formará el pensamiento foucaultiano del poder.
Michel Foucault consideró al poder como una relación de fuerzas entre dos individuos en
donde luchará uno para imponer su fuerza en el otro, el segundo se resistirá en respuesta a
dicha imposición. Desde la familia comienza este modelo educador, pasando por el
Instituto, continuando en la Universidad y luego en el trabajo.
A partir de la instauración de la sociedad disciplinaria es que comenzó un nuevo tipo de
civilización desde el siglo XIX, situación que hace de la prisión objeto principal del ojo
humano y cuya función será vigilar, característica que se reproducirá no sólo en la cárcel
sino en los demás espacios (prisiones) comunes del sujeto: la escuela, la casa, el trabajo.
Lo que pretende este tipo de sociedad es formar sujetos que pertenezcan siempre a lo
Mismo y separar para luego reformar a los que pertenecen a lo Otro. Es decir, los
“normales” versus los “anormales”.
Luego, hay una cuestión similar entre el postulado de Freud respecto al de Clausewitz
quienes ven como una situación de guerra (una lucha a muerte) para ganar una batalla
entre dos bandos. El psicoanalista lo hace a nivel individual y el general prusiano lo
representó a nivel estatal. La guerra será una construcción edípica en el hombre quien
debido a su inserción en la sociedad de manera violenta, en la vida adulta repetirá la forma
en la que accedió a la vida social con la finalidad de cumplir sus deseos.
Niklas Luhmann y Norberto Bobbio complementan el concepto de poder, el primero
haciendo énfasis en el medio de comunicación como fuente de poder donde dice que todo
código es una determinante de quien ostenta el poder; el segundo reflexiona desde la teoría
política las acepciones elementales que conlleva el ejercicio del poder.
En el siguiente capítulo se mencionaran las principales características en las que la prensa
mexicana se relaciona con el poder y qué tipo de usos se le ha dado, durante el siglo XX y
principalmente durante la época priísta. Se develarán sus vicios, mafias y la forma en que
estaba conformada esta relación.
224
V. LA PRENSA Y EL PODER EN MÉXICO
No había límites, había <amigos> y <enemigos> del sistema y ya.
(Rodríguez, 2007:29)
<La propaganda política de una democracia no debe imitar la del
estado dictatorial pero sí aprenderle muchas cosas>
(Rodríguez, 2007:37)
Este capítulo se constituye de dos partes, la primera, un recorrido que describe a la prensa
mexicana en la década de los sesenta y lo setenta, qué tipo de nexos estableció con el poder
y cómo es que el Estado mexicano ejercía un control sobre los medios de comunicación
mediante una estrategia de comunicación social que fue creada desde el gobierno de
Gustavo Díaz Ordaz y que en el sexenio de Luis Echeverría fue una medida recurrente para
ejercer su mandato.
En esta primera parte expondremos aquellos poderes fácticos que actuaban como
reguladores de control informativo ya sea mediante organizaciones como la Unión de
Voceadores o como organismos estatales con fines paternalistas como PIPSA.
Se describirá el rol que jugaron los protagonistas de este periodo que en el caso de la
prensa únicamente destaca Julio Scherer García, el gran iniciador de toda una escuela de
periodismo cívico en México; por el lado del gobierno, sobresalen Gustavo Díaz Ordaz, Luis
Echeverría, Mario Moya Palencia y José López Portillo, todos ellos presidentes, salvo Moya
Palencia, quien fue secretario de Gobernación en el sexenio echeverrista, pero quien fue
relegado como sucesor presidencial por el amigo de la infancia de Echeverría, López
Portillo, quien además de ser su amigo, ya en el poder, fue secretario de Hacienda y quien
inicia la era tecnocrática en el presidencialismo mexicano.
Mario Moya Palencia se desenvolvió como el representante del Estado mexicano ante los
medios de comunicación y su importancia en este rol fue tal que llegó a dirigir PIPSA. Era un
hombre de todas las confianzas de Luis Echeverría y mientras estuvo en la Segob fue mano
derecha del presidente en turno.
225
En esta parte destaca un momento histórico como un suceso a partir del cual se establecería
un control absoluto de los medios de comunicación, en particular de la prensa escrita y nos
referimos al año de 1968, cuando se detona el Movimiento Estudiantil y al percatarse que
la inconformidad social producto de constantes manifestaciones y organización social, se
les ha salido de control, deciden implementar una política represiva que basaría su eficacia
en el control de la información. En este punto PIPSA, durante los setenta jugó un papel
protagónico para la relación prensa‐poder.
La política de control informativa se extendió a política de cooptación de periodistas, al
final, se hace una reflexión acerca del origen del apoyo que el gobierno ha hecho a los
periodistas y que va desde nóminas secretas, instauración de premiaciones y el surgimiento
de “El chayo”, del cual, Julio Scherer en su libro Los presidentes narra cómo es que se instaló
este mecanismo en el sistema mexicano.
En la segunda parte explicaremos en qué consiste el modelo cívico de periodismo que surge
en la década de los ochenta y que tiene sus antecedentes en el único rotativo crítico que
existió en México en los setenta, el Excélsior dirigido por Julio Scherer, mismo que contaba
con un equipo de periodistas que más tarde serían los pioneros del periodismo cívico en
nuestro país.
En este capítulo resultan básicos dos autores, en la primera parte, el periodista Jacinto
Rodríguez Munguía, quien hizo un meticuloso análisis de documentos desclasificados
hallados en el Archivo General de la Nación y ordenó la información recopilada dentro de
un mismo periodo que comprende básicamente la década de los sesenta y los setenta, en
dicho trabajo se revelan documentos oficiales que exponen la cercana relación de muchos
dueños de periódicos con el poder, además de archivos gubernamentales que proponen una
estrategia de comunicación selectiva para postergar al régimen en el poder y que dependía
en gran medida del control de los medios informativos.
En la segunda parte, la investigadora estadounidense Sallie Hughes, elaboró en su libro
Redacciones en conflicto un análisis basado en entrevistas a aproximadamente 200
periodistas cívicos y propone una categorización de modelos de periodismo en México
surgidos a partir del tipo tradicional y autoritario de periodismo en nuestro país que
226
perduró durante el régimen priísta. Modelos periodísticos que debido a varios factores (que
explicaremos en su momento) dan fin a toda una época de no ejercicio libre de prensa.
Ella aporta un concepto importantísimo: es en las salas de redacción de los periódicos,
donde se construye primordialmente este modelo civilista, a través de los agentes de
cambio.
La primera parte se entiende como un antecedente de lo que en la segunda proponemos
como el modelo civilista, que, pese a que uno es autoritario, éste sólo refleja el momento
histórico que se vivió en México dentro de los gobiernos del PRI de los setenta y que tienen
que ver con una visión de un régimen anti democrático como lo fue el del Partido
Revolucionario Institucional mientras estuvo en Los Pinos.
Es así que comenzamos con esta parte final que dará paso a que comprendamos el origen y
características principales del modelo civilista de la prensa mexicana.
La cárcel de Lecumberri, hoy albergue de documentos oficiales contiene “lo que a muchos
medios se les olvidó registrar” pero que “a los hombres en el poder no; y más aún, la habían
guardado” (Rodríguez, 2007:22).
Para comprender el periodo previo al surgimiento de periódicos cívicos en México,
abordaremos de inicio cuatro “lecciones” respecto a la relación entre prensa y poder en
México durante el gobierno del PRI:
1) La gran mayoría de los periodistas decidieron actuar de manera conveniente respecto al
poder y a su manera de proceder; 2) El poder impuso miedo al periodismo mexicano a
través de sus mecanismos de control, subsidios, papel, publicidad oficial; 3) Se elegía un
papel conveniente para conservar un medio (periódico, revista, radio y tv) y con ello perder
la influencia y 4) Los dueños de los medios y periodistas optaron más por conveniencia que
por responsabilidad ética, por lo que no fue siempre necesaria la cooptación, la presión, el
control de papel, ni tampoco la publicidad.
“En casos concretos no hubo necesidad de tomar decisiones ya que el proyecto ideológico
del gobierno coincidía con el de los empresarios de los medios y, en algunos casos, con el de
los mismos periodistas” (Rodríguez, 2007:23).
227
Hay caso como El Heraldo de Gabriel Alarcón, quien siendo originario de Puebla, mismo
estado natal que el de Díaz Ordaz, si mantiene una estrecha relación con el gobierno es
porque se siente identificado con la forma en que régimen gobernaba y su finalidad era el
ser un medio coludido con el Estado.
Los medios siempre fueron y son parte del proyecto del gobierno y asumieron su papel, fue
un rol que les permitía vivir como medio, aunque no fueran una fuente legítima de
información para el ciudadano sino un simple y llano repetidor oficial. “Y con estos medios
de comunicación cuestionados, callados, a veces por conveniencia y otras por necesidad, es
con los que llegamos a un nuevo siglo y con los que se empujó la caída del sistema político
priísta en el año 2000” (Rodríguez, 2007:27).
Aunque dicha opinión necesita verse con un previo análisis del lugar que ocupó la prensa
cívica en México desde la década de los ochenta. El fin del sistema político autoritario
mexicano, como ya se mencionó en el capítulo 2 tiene que ver con la conclusión de una larga
era de décadas, vicios y que por cuestiones de requerimientos operativos, el gobierno
siempre mantuvo el brazo atado a la prensa, en un sentido autoritario y pusilánime, a
ambos les convenía ese papel, y fueron cómplices durante muchos años.
Lo que sucede en términos sociales es que los nuevos mecanismos de poder, como el
neoliberalismo, rompieron esa tradición paternalista, por eso, una de las vertientes del fin
del PRI en el poder y de un nuevo capítulo en la transición mexicana está sumamente ligada
a las crisis económicas que a parte de devastadoras, fueron recurrentes.
Independientemente de la reforma electoral de 1977, el PRI postergó mientras pudo su
estancia en el poder y desde ese momento relegó cualquier intento por instaurar una
transición democrática construída de manera plural e independiente del Estado18 “que
simplemente aspiraba a que todos los actores políticos, pero sobre todo los partidos, y no
sólo el Estado, tuvieran un mayor protagonismo y participación en el proceso de
construcción de la democracia” (Cansino, 2009:68).
18 Ver capítulo 2
228
Actualmente los medios, pese a la transición “siguen presentando síntomas de problemas
que por lo menos desde la década de 1960 se vienen enunciando” (Rodríguez, 2007:27). El
conflicto estudiantil del verano de 1968 fue una primera prueba de aquella relación que se
venía construyendo años atrás entre medios y poder. Ahí se confirmaron alianzas y se
definieron distancias. “Precisamente en el conflicto se vería el nivel de lealtad, interés y
convivencia” (Rodríguez, 2007:28).
En palabras de Carlos Montemayor, uno de los escritores con mayor experiencia en cuanto
a los movimientos sociales que existieron en el siglo XX, desde un inicio se pretendió
afirmar una vinculación (la hubiera o no) del Movimiento Estudiantil del 68 con la Unión
Soviética y Cuba, en otras palabras, que dentro del sistema político era imposible que
hubiera problemas, porque el sistema estaba hecho para preservarse a lo largo de los años
y concluye: La masacre del Jueves de Corpus de 1971 cerró el ciclo de represión que se
había iniciado con el movimiento estudiantil de 1968, pero se abrió otro más: el
surgimiento de otras organizaciones armadas, particularmente la Liga Comunista 23 de
Septiembre y las Fuerzas de Liberación Nacional en la ciudad de Monterrey (Montemayor,
2010:131).
Fue en ese periodo (68‐71) que México vivió una transición caótica donde el antiguo
régimen perdió legitimidad y para conservar el poder ejerció un fuerte control informativo:
“Si la información es poder, el gobierno se preocupó más por ir construyendo amplios y
detallados expedientes de medios periodísticos incómodos, aquellos que debía vigilar y
observar sin descanso” (Rodríguez, 2007:29), y si lo consideraba necesario, intervenirlo
como en 1976 en el caso Excélsior.
Y además de descriptivo, esta última cita del periodista mexicano que devela los archivos
“secretos” del poder resulta hasta cierto punto ejemplar de la teoría del Panoptismo de
Foucault, y que nutre lo ya mencionado respecto a cómo el sujeto es amarrado por medio de
mecanismos que lo hacen sentirse vigilado y que se reproducen una y otra vez en los
distintos espacios de la sociedad moderna, escuela, trabajo, universidad, espacio público.
En la época “dorada” del PRI, había distintos métodos de vigilancia , algunos de ellos se irán
mencionando a lo largo de este capítulo, algunos de ellos, Foucault los llama en Vigilar y
castigar como “un reglamento de fines del siglo XVIII, las medidas que había que adoptar
229
cuando se declaraba la peste en una ciudad” (Foucault, 2003: 176).
Me refiero al origen de una forma de organización que proviene de una verdadera pérdida
de orden y un momento donde tuvieron que implementar, primero, para retomar el control,
y después para instaurar un nuevo mecanismo de control en la sociedad, hablo de la peste
europea.
Visto como una situación de contingencia, el 68 resultó ser algo caótico para el sistema o
como dijo Montemayor: “el 2 de octubre de 1968 fue un laboratorio de experimentos
represivos a gran escala […] El modus operandi de esta vasta maquinaria del Ministerio
Público y del Poder Judicial se había aplicado en la represión de movimientos sociales
anteriores, particularmente del ferrocarrilero y del magisterial” (Montemayor, 2010:95).
Es obvio que hay una clara referencia “al aspecto laboratorio, el Panóptico puede ser
utilizado como máquina de hacer experiencias, de modificar el comportamiento, de
encauzar o reeducar la conducta de los individuos” (Foucault, 2003:200).
El Panóptico es un dispositivo de vigilancia en el que un solo custodio puede vigilar
determinado territorio en donde se albergarán a cierto número de presos. Es una prisión.19
Independientemente que haya sido un modelo inspirado en una cárcel, el concepto de
control basado en la vigilancia se extendió a otros espacios públicos, tales como la escuela o
el trabajo.
En una cárcel, la finalidad es reinsertar a los “anormales” de nueva cuenta en la sociedad, es
decir, volverlos “normales”, o bien, “curarlos”. Por eso es tan importante, porque modifica el
comportamiento y según un orden preestablecido si un sujeto tiene tendencias que no
pertenecen a “lo Mismo”, será recluido, será tratado, será “curado”.
Cuando Carlos Montemayor expresa que la represión estudiantil de 1968 se encausó como
un gran laboratorio por parte del Estado mexicano, es porque el gobierno sabía que había
una creciente inconformidad social que ya no controlaban, y para ello implementaron lo
que al día de hoy conocemos como 2 de octubre: matar cobardemente a los estudiantes que
realizaban una reunión informativa en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.
19 Ver capítulo 3.
230
La finalidad no era asesinar a estudiantes, sino, aprovechar la coyuntura de un
“enfrentamiento provocado por delincuentes estudiantiles que provocaron a la policía y
dispararon a elementos del ejército” para probar un método de represión gubernamental
basado en el falseo de la información que contaba con el apoyo de los dueños de periódicos,
radiodifusoras y televisora.
Es por ello que 1968 es la cúspide de un nuevo orden en el Estado mexicano regido por un
sistema antidemocrático que utilizó a los medios para hacerse pasar por democrático y que
se aprovechó de la ignorancia de una nación gobernada por principios paternalistas y
populistas.20 No hay que olvidar que el corporativismo se adueño de la libertad del
ciudadano incorporando en organismos dependientes del estado a los trabajadores para
asegurar su adhesión y la prolongación del régimen.
Posteriormente, si en 1968, mediante ese gran experimento represivo de gran escala se
logró el apaciguamiento de un movimiento social, para posteriores conflictos la fuerza del
Estado ya tendría previsto un sistema de aniquilamiento de conflictos y disidentes. Un
verdadero monstruo de dos cabezas, por un lado su cara paternalista y por el otro, uno que
no se ve, un aparato represivo al estilo de una dictadura.
Para efectos prácticos el poder, se deberían tener en cuenta aspectos prioritarios, entre los
de primer orden, respecto a Moya Palencia: “En los días más difíciles del poder, los mejores
hombres en las mejores posiciones” (Rodríguez, 2007: 180). Frase que engloba los
preceptos más antidemocráticos para una nación. El periodista señala que esos hombres
catalogados como “los mejores” no lo eran por ser excelentes y populares servidores
públicos, sino por ser hombres de confianza del presidente, quienes, tenían conocimiento
de la estrategia de comunicación que el gobierno instauró para controlar a la sociedad de la
mano de los medios de comunicación.
Rodríguez narra respecto a la historia de El Heraldo, dice: “El 3 de octubre de 2003 se
concretaba la liquidación de El Heraldo. Ese día Joaquín López‐Dóriga escribió su última
columna En Privado en ese diario. El 2 de octubre fue el tema con que cerró esa época [de El
Heraldo]. Ahí cuenta detalles de la cobertura que le tocó hacer esa tarde el Tlatelolco [en
20 Ver capítulo 2.
231
68], que no se publicaron [por lo ya comentado], y de cómo la encontró, la mañana del 3 de
octubre y dormido sobre su máquina de escribir, el dueño Gabriel Alarcón: <…Había
llegado, como todas las mañanas, el primero, a las ocho, y como cada día, recorría la
redacción desierta como siempre a esas horas, excepto aquella mañana del 3 de octubre. Me
despertó, le saludé y le respondí. Y me dio mi plaza de reportero> (Rodríguez, 2007:113).
La escuela de López‐Dóriga (el periódico El Heraldo) es descrita así: “El Heraldo funcionaba
con los mismos sentidos del gobierno. Detectaba lo que sabía que a los funcionarios, sus
amigos, les preocupaba y eso lo transmitía puntual, a detalle, con fidelidad [al gobierno]”
(Rodríguez, 2007:108) y que se vería reflejado “durante el conflicto de 1968 [cuando] el
señor Alarcón había hecho un servicio amplio al poder, sin importar que se les criticara por
su <parcialidad y entreguismo y por ser Díaz ordacista a toda prueba>, eso le daba cierto
derecho a pedir” (Rodríguez, 2007:111).
Primero, a Alarcón le sería indiferente si lo identificaban como un personaje aliado del
gobierno, él sabía que si apoyaba al régimen, incluso en actos como el de la matanza
estudiantil, después podría pedir algo a cambio, un favor, una concesión de radio, la
condonación de una deuda, lo que fuera.
Segundo, éste era el tipo de medios que buscaba el gobierno: línea oficial. No había de otra.
“En esos días no valdrían los titubeos: o con el poder o contra él” (Rodríguez, 2007:180).
Respecto al panoptismo y la carrera formativa de López‐Dóriga, Foucault opinó que “El día
designado, se ordena a cada cual que se encierre en su casa, con la prohibición de salir de
ella so pena de la vida” (Foucault, 2003:192). El papel ejercido por los medios fue entonces
un “Espacio recortado, inmóvil, petrificado. Cada cual está pegado a su puesto. Y si se
mueve, le va en ello la vida, contagio o castigo” (Foucault, 2003:194).
Lo que queremos decir es que el espacio informativo en la prensa mexicana se convirtió en
“ese gran convento” en donde cada elemento tiene un lugar asignado y todos están en
habitaciones separadas cumpliendo una función en específico y en el caso de los medios, se
encontraban encerrados e inmóviles, presas de sus propios acuerdos con el gobierno; su
inmovilidad se representaba por su incapacidad para efectuar una línea editorial diferente a
la impuesta por el Estado ya que, como expone Foucault (haciendo referencia en su
232
comentario al momento de la peste europea) “Y si se mueve… lo matan” porque existía un
férreo control y los acuerdos de esa política represiva implicaban que realmente “no
valdrían los titubeos” de ninguna índole. Era la guerra sucia, era obtener la victoria sobre el
otro. Era toda la fuerza del Estado.
Es oportuno contextualizar un aspecto, si en el Archivo General de la Nación (AGN) aún
existen estos documentos oficiales desclasificados (aquellos que Rodríguez Munguía
documentó para su investigación) se debe a un suceso que tiene que ver con la designación
como sucesor presidencial de Echeverría a López Portillo. Mario Moya Palencia,
encolerizado por no ser el elegido, decidió guardar estos archivos que registraron el modus
operandi oficial y que gracias a ello (a la investigación basada en esos archivos), hoy se
comprende qué fue en realidad esa guerra sucia:
“En lugar de destruir estas cajas, como solía ocurrir con mucha de la documentación en las
oficinas de Gobernación, Moya Palencia, entonces titular de la dependencia, vio en el
resguardo de esta historia parte de su venganza por haber sido eliminado” (Rodríguez,
2007:31). Mario Moya guardó los documentos en cajas, mismas que no destruyó.
O bien, son informes que contienen expedientes no clasificados del AGN, mismos que
incluyen historias de la relación medios‐poder y que documentan dos décadas.
Además, se recopiló documento hecho por el PRI que consta de 41 folios, elaborado entre
1964 y 1965 cuando el presidente era Gustavo Díaz Ordaz y el secretario de Gobernación
Luis Echeverría Álvarez. En él se da cuenta de una estrategia de comunicación que cataloga
las diferentes formas en que el gobierno debe desde desarrollar un mensaje, hasta elegir un
medio, el fin era manipular a las masas para conservar el poder.
Parte de ese escrito dice: “La propaganda política debe adoptar como tesis –en el caso de la
democracia mexicana‐ el uso de la verdad” (Rodríguez, 2007:41). En términos generales se
maneja que el PRI estaba sobrado de premisas para hacer un uso adecuado de la emoción
(manipularla), así como de la simpatía, y la compresión en toda la ciudadanía.
La técnica de todo esto era el “Leit Motiv” de la propaganda política en el estado mexicano y
tenía como cuestión básica “la verdad como compromiso”. A esta estrategia gubernamental,
233
que pretendía la instauración de toda una serie de acciones basadas en la comunicación y
en los medios masivos, Jacinto Rodríguez la llamó “tiranía invisible” porque actúa con los
preceptos de una dictadura, pero se pretende que pase inadvertida y se consolide dentro de
un estado “democrático”.
César Cansino critica el uso faccioso que se le dio a la retórica desde el poder, quien, supo
definir que más allá del discurso oficial había una clara intención de mantener el poder
aunque todo fuera mentira: “En efecto, en nombre de la transición democrática, la élite
priísta propaló diversos engaños. Más aún, el tema de la transición fue ocupado
discursivamente desde el poder, con lo cual se convirtió en un componente más para
legitimar las acciones de la élite gobernante al tiempo al tiempo que se debilitaba su valor
meramente explicativo y/o descriptivo” (Cansino, 2009:69).
Durante el proceso en que gobernó Díaz Ordaz y hasta Luis Echeverría “Nadie podía
imaginar […] que 1968 sería tan convulso, tan definitivo para la relación entre la prensa y el
poder; nadie, que el 68 llegaría a marcar en muchos sentidos la historia de México”
(Rodríguez, 2007:49). El movimiento estudiantil fue un evento que cimbró la memoria
colectiva y que en ese año tanto medios de comunicación como periodistas, “asumieron
decisiones definitivas” para bien o para mal.
En ese momento el régimen era (mediante esta estrategia represiva) sólido y la relación con
los dueños de los medios se hacía notar con el tipo de rituales de fin de año, que desde
Gobernación llegaba a los empresarios, cajas de whisky Haig, de champán Viuda de
Clicquoy, de dom Perignon, de Paulet… “La lista es larga” (Rodríguez, 2007:50).
Posteriormente en vísperas de la sucesión presidencial (1969), Luis Echeverría ya había
mandado a hacer un ensayo de sondeo para conocer las preferencias presidenciales en los
directivos de medios, método usado por el PRI para releccionar a sus candidatos a la
Presidencia de la República, “a fin de cuentas siempre habría tiempo para cobrar facturas o
pagar favores” (Rodríguez, 2007:51).
234
Otro apartado de “la tiranía invisible” dice así: “La propaganda política a menos que se
acompañe de controles estrictos y severos –y en ocasiones crueles tiene un ámbito reducido
de acción y una permanencia muy discutible en el ámbito del sujeto” (Rodríguez, 2007:39).
5.1 Los candidatos y los directores
Para disponer anticipadamente del futuro […] Ésta es
cabalmente la larga historia de la responsabilidad
(Nietzsche, 2009:77)
Es increíble la cercanía que, por medio de estas lealtades compartieron durante mucho
tiempo los directivos de los diarios más importantes con el poder en México, al grado que,
en su calidad de agentes informativos (los periódicos) tuvieron reuniones privadas con
informantes de LEA y en franca sintonía con el gobierno (por conveniencia o por lealtad)
manifestaban a su juicio quién sería el candidato ideal a suceder a Díaz Ordaz.
Estos informantes del Estado, más que ser personajes que únicamente le dirían a
Echeverría los resultados de los sondeos, eran auténticos espías. A cada medio le era
asignado un informante, mismo que no se reuniría una sola vez con el directivo del medio,
sino estarían constante relación.
Lo anterior suena similar a la descripción que Foucault hace también de la peste, cuando,
para tener controladas ciertas zonas de una ciudad “Cada calle queda bajo la autoridad de
un síndico, que la vigila” (Foucault, 2003:192). Esto tiene un trasfondo más amplio que,
“fulano está conmigo” y “sutano no”.
Ese “síndico” asignado por parte de Echeverría significaba una parte de la sociedad, es
decir, el público lector de La Prensa no era el mismo sector de la sociedad que el de
Excélsior o Novedades. Cada informante en realidad, por medio de un periódico, estaba
“vigilando” a esa parte de la sociedad, de manera simbólica.
El “sondeo” se elaboraba desde la secretaría de Gobernación y solía constar del nombre del
directivo, el medio y su candidato propuesto en iniciales. Durante la transición hacia el
siguiente decenio la lista según mejor posición fue (de mayor a menor): Luis Echeverría
235
Álvarez (LEA), Emilio Martínez Manautou (EMM); Antonio Ortiz Mena (AOM) y Alfonso
Corona del Rosal (ACR).
Esta técnica de medición fue levantada también con directivos de la UNAM, líderes
sindicales, funcionarios y gobernadores; era orquestada desde la Segob, que era la
responsable de impulsar el proceso de sucesión presidencial.
Los gobernantes sabían perfectamente que era imprescindible tener una muy buena
relación (incluso amistad) con los dueños de medios impresos ya que “a fin de cuentas
decidían lo que se publicaba o no, lo que se decía o se callaba en los periódicos” (Rodríguez,
2007:53).
La frase “los dardos estaban cargados” devela que siempre, tácita o explícitamente había un
candidato oficial y quien, en estas pruebas revelara el apoyo a un candidato “diferente”
–como fue el caso de Manautou‐ inmediatamente era objeto de vigilancia por parte de
Gobernación: dónde se reunía, con quién, qué hacía… El Estado sabía que “no eran tiempos
de titubeos” y por lo tanto ejercía un estricto control que permitiera la preservación del
régimen.
Uno de los informantes de Echeverría, en ese entonces fue el ex gobernador de Michoacán
(1962‐1968) Agustín Arriaga Rivera; en uno de sus informes con fecha al 17 de octubre de
1969 relata acerca de una reunión sostenida con Raúl Salinas de Gortari, quien ostentaba el
cargo de titular de la Secretaría de Industria y Comercio.
Raúl Salinas le dijo: “que los banqueros y empresarios estaban atemorizados por el grupo
de extrema izquierda que rodeaba a Martínez Manautou y que hace pensar que de llegar
éste a la suprema responsabilidad estaría peligrosamente manejado por estos grupos
anarquizantes” (Rodríguez, 2007:54).
En otras palabras, era la necesidad de separar “al leproso” (al “anormal”) e instaurar la
Sociedad Disciplinaria: “Dos maneras de ejercer el poder sobre los hombres, de controlar
sus relaciones, de desenlazar sus peligrosos contubernios” (Foucault, 2003:195). En el caso
de Manautou, para el régimen, era un “anormal” podría poner en riesgo, y sus amigos eran
otros “leprosos”, uno de ellos, que lo apoyaba abiertamente: “el nefasto Scherer”. Para del
236
“tratamiento” que al “anormal” ya se le estaba dando, era la descalificación evidente con
comentarios como el “peligrosamente manejado por estos grupos anarquizantes”.
Aunque queda clara la charla que reproduce el informante, se enfatiza una sola cosa, y es
que lo “peligrosamente manejado” en el texto de Arriaga señala a una regla implícita que
pondría en jaque al poder supremo.
Lo que molestaba al entonces delfín de Díaz Ordaz y que el ex gobernador consideró básico
respecto a su charla con Raúl Salinas era que las reglas del priísmo tenían muy claro que “La
construcción del antiguo régimen fue el largo y complejo proceso de afirmación
presidencial” y para dejarlo perfectamente dicho “En buena medida, esa ruta consistió en
mantener fuera del juego al resto de los agentes de la sociedad política” (Silva‐
Herzog:2000:26). Manautou, no estaba invitado a la afirmación presidencial, “tenía lepra”.
Este detalle (una posible candidatura de Manautou) innegablemente rompería con el status
quo, le restaría legitimidad al poder del presidente (y del priísmo) y se lo delegaría a esos
“grupos anarquizantes”. Cabe mencionar un dato fundamental, tanto José Pagés Llergo
(revista Siempre!) como Julio Scherer (Excélsior) apoyaban abiertamente a Manautou.
Sin embargo, “Lo cierto es que luego de destapado, ya nada detuvo el ascenso de Luis
Echeverría al máximo poder en México: la Presidencia de la República”. (Rodríguez,
2007:58).
5.2 Echeverría y el poder de la información
A un filósofo se le reconoce en que se aparta de tres cosas
brillantes y ruidosas: la fama, los príncipes y las mujeres.
(Nietzsche, 2009:143)
Echeverría siempre estuvo ligado a los medios de comunicación. No es trabajo de esta
investigación enfatizar en uno de los transgresores sociales que evidenciaron su carácter
infrahumano y poco estadista, sin embargo, es vital abordar que desde antes de su mandato
presidencial (1970‐1976), cuando fue subsecretario de Gobernación (el titular de la
dependencia era Díaz Ordaz [diciembre de 1958]), las actividades que desarrollaba tenían
237
que ver con la difusión y la propaganda “que entre otras funciones se encargaría de todo lo
relacionado con políticas de población y medios de comunicación” (Rodríguez, 2007:64).
Fue un político altamente enfocado en los medios de comunicación y un personaje que
marcó un hito en la historia de nuestro país y respecto a medios masivos de comunicación
ejerció gran influencia. Se puede decir que lo que Lázaro Cárdenas hizo a nivel
corporativista, Luis Echeverría lo hizo a nivel informativo.
5.2.1 ¿Quién es Luis Echeverría?
El ejército es el apoyo definitivo del régimen y la tranquilidad del
país . Luis Echeverría21
LEA (por sus siglas) implica un antes y un después en el presidencialismo mexicano, que
básicamente, su protagonismo era evidente desde 1968, es esta fecha la que conmemora la
revalorización (y no en sentido positivo) del sistema político mexicano.
Este periodo surge en un momento extremadamente autoritario en la historia nacional,
cuando era necesario hablar de la democracia pero sin acceder a ella (retórica) y donde “En
el caso de Echeverría, las condiciones adversas en las que inicia su gobierno originadas
sobre todo en la represión estudiantil de 1968, lo obligaron a diseñar una estrategia
discursiva muy radical para su tiempo denominada ‘apertura democrática’” (Cansino, 2009:
144).
Por otro lado, 1968 es de suma relevancia por la matanza estudiantil y porque a partir de
esa fecha aquel estado revolucionario que giraba en torno al PRI, se suicidó, perdió
legitimidad e hizo que aquella “tiranía invisible” (la dictadura perfecta) se tambaleara. Por
eso: “Contra la peste que es mezcla, la disciplina hacer valer su poder que es análisis”
(Foucault, 2003:194).
La “inteligencia” para domesticar a la sociedad mexicana de los setenta fue hacer a un lado a
todos esos “anormales” y con toda la fuerza del estado, establecer el uso de la sociedad
21 Declaración que hizo el ex presidente Luis Echeverría en una entrevista que concedió a Marco Antonio Blázquez en 2010. Puede ser encontrada en http://youtu.be/o2hAVxr55lk vía Youtube.
238
disciplinaria mediante el “análisis”. El 68 fue el resurgimiento de la sociedad civil en busca
de sus derechos frente a un sistema que no avanzaba en la misma velocidad que lo que la
ciudadanía lo hacía, y una de las figuras fundamentales que jugó un papel sumamente
importante fue precisamente LEA, quien reprimió a esos ciudadanos conscientes.
Echeverría inauguró con la matanza del 2 de octubre y del 10 de junio de 1971 “la guerra
sucia”, aspecto social donde los medios de comunicación se enrolarían como amigo íntimo
del presidente. La Guerra Sucia, no es una frase que refiere al mal gobierno o el simple
abuso de las autoridades contra ciudadanos o disidentes, sino fue el uso sistematizado de
medidas represivas, fue el uso de “la inteligencia” para controlar a una sociedad deseosa de
cambios y que querían una democracia.
Esta herencia fue formada a lo largo de treinta años desde que Echeverría inició su carrera
por el poder en 1940, cuando fundó y dirigió el periódico México y la Universidad, Periódico
para jóvenes durante sus años de estudiante en la licenciatura en Derecho de la UNAM.
Algunos de sus colaboradores fueron Agustín Yáñez, José Luis López Portillo, Jesús Reyes
Heroles y Raúl Álvarez.
Aquí hacemos una pausa, figuras que a la postre serían fundamentales y no necesariamente
amigos, en un principio fueron cercanos y los reunió una publicación. Por un lado Reyes
Heroles durante la transición hacia 1970 apoyó a Manautou, “una de las varias cosas que no
perdonaría LEA a Reyes Heroles” (Rodríguez, 2007:428).
En esas guerras de complicidades que se vivían en el Antiguo Régimen, además de el
servilismo como característica de políticos y servidores públicos, la lealtad era considerada
elemental y cualquier traspié que dañara lo leal era considerado como una traición.
Echeverría se sintió ofendido con quien fuera su amigo y luego del apoyo de Reyes Heroles
a Manautou, Luis Echeverría ya en Los Pinos segregó a Reyes Heroles de su círculo más
cercano. En términos foucaultianos, quien abandonaba su posición asignada en tiempos de
la peste, signaba su propia condena, la muerte: “si [el sujeto] la abandonara, sería castigado
con la muerte” (Foucault, 2003:192).
239
En términos de poder, Reyes Heroles trastocó el orden establecido para ejercer control a
apoyar a un individuo que se contraponía al modelo a seguir a “lo Normal”, cuando decide
pensar críticamente es visto como un sujeto que está fuera de “lo Mismo” y en consecuencia
el no perdonarle ese proceder, más allá de su amistad, significó su muerte política mientras
Echeverría estuviera en el poder.
Con respecto a los estudios de Echeverría, él siempre estuvo en escuelas oficiales y en la
UNAM se graduó con la tesis “El sistema de equilibrio de poder y la Sociedad de las
Naciones”.
En 1943 y hasta 1947 estaría inmerso en el periodismo; primero entabló a su joven edad
relación ni más ni menos que con Isidro Fabela, el que conformó a uno de los grupos
políticos de mayor poder en México, el grupo Atlacomulco “uno de los caciques políticos
más importantes del PRI” (Rodríguez, 2007:428) y donde se concentraron Carlos Hank
González, Gustavo Baz y Alfredo del Mazo.
Con Fabela fungió como secretario del “Boletín de la Asociación Mexicana por un Mundo
Libre” y posteriormente escribió en El Nacional y en el Excélsior, hasta que conoció a su
“guía, tutor e ideólogo: al general y entonces presidente del PRI, Rodolfo Sánchez Taboada”
(Rodríguez, 2007:64).
Sánchez Taboada, toda una “finísima persona” representaba en su máximo esplendor al
sistema político mexicano y al producto de esa guerra pactada llamada posrevolución: el
PRI.
Sánchez Taboada: “Formó parte del ejército federal que habría de combatir a los seguidores
de Emiliano Zapata y que luego, el 10 de abril de 1919, bajo las órdenes del coronel Jesús
Guajardo, participó en la emboscada y asesinato del caudillo del sur” (Rodríguez,
2007:429).
LEA fue Discípulo de este militar quien le enseñó “los pequeños secretos de la mecánica
política” y que en 1952 fue nombrado secretario de Marina, por su parte en ese año,
Echeverría asume la dirección general de Cuentas y Administración y en 1954 se vuelve
oficial mayor de la Secretaría de Educación Pública.
240
“ya no hubo quien contuviera su asenso en la historia con una estrategia muy personal:
callado, lejos de la sospecha, aislado, tesonero, eficaz, combinando con precisión la
inteligencia y el cálculo político” (Rodríguez, 2007:64).
Ya como secretario de Gobernación, LEA participó en la Mesa Latinoamericana de
Periodismo y en la creación del Departamento Cinematográfico en el Banco Nacional “labor
propagandística […] (que) tendría consecuencia efectivas al momento de planear sus
estrategias de información y desinformación desde el poder” (Rodríguez, 2007:65).
Resalta la línea desde la cual LEA ejerció su poder e influencia: la información, y sobre todo
el lenguaje. “El lenguaje cuenta con un gran potencial para la negación o la aceptación de
mensajes y la información no es un bien perecedero” (Luhman,1995:10).
Echeverría, al estilo de Porfirio Díaz, “todo un buen político” sabría aprovechar los
beneficios de su tiempo, las teorías de la información y las aplicaría, en un principio desde
la secretaría de Gobernación, ordenando por medio de circulares a sus más fieles ciervos:
los medios de comunicación.
En otras palabras, ya en esas instancias del poder literalmente ordenaba más allá de sus
oficinas y tenía la mira puesta en los medios informativos.
“Basta sacudir el polvo de los años para que en los documentos que se originaron y
emitieron desde la secretaría de Gobernación durante 1968 aparezcan las directrices que
orientaron la política de comunicación gubernamental hacia el movimiento estudiantil”
(Rodríguez, 2007:69).
Las primeras circulares dirigidas a todos los medios de divulgación por parte de la Segob
ordenaron categorizar ciertos términos con respecto al movimiento de 1968. Los
“estudiantes” debían ser nombrados como “terroristas”, “guerrilleros”, “agitadores”,
“anarquistas”, “apátridas”, “mercenarios” o “traidores”.
Entonces cada vez que fueran nombrados los sucesos del Movimiento Estudiantil, en
automático se ligaría a cualquiera de esas categorías, el punto era desprestigiar, un método
de contra propaganda gubernamental que contrarrestaría cualquier opinión negativa en
241
contra del gobierno, pues todos los medios de información, por órdenes presidenciales
manejarían un guión oficial (literal).
Me gustaría enfatizar algo: “En un sentido muy elemental o interaccional, el poder siempre
es un código” (Luhmann, 1995:49). El sentido que siguió el discurso oficial (con “oficial”
también nos referimos al de los medios de comunicación en 68) fue uno donde
sistemáticamente se asignó una connotación negativa al elemento “estudiante”,
“Movimiento”, “opinión crítica”. Al establecerse de esta manera, se instauró una fuerza que
determinaría que todo lo que tenga que ver con el Movimiento era malo, y si era malo, por
lo tanto era objeto de desprestigio, y por ende contaba con una fuerza que castiga a quien se
ostentara como un miembro de ese Movimiento, que antes del asesinato de estudiantes en
Tlatelolco, si llegó a causar tal preocupación al gobierno, fue porque concentraba a varios
segmentos de la sociedad como lo fueron el Movimiento de los ferrocarrileros o el de los
Profesores. “El lenguaje como arma” (Rodríguez, 2007:69).
Por eso, a través de una orden a todos los medios de comunicación para abordar un
fenómeno en específico y con un guión elemental que tenían que seguir cada vez que se
hablara de esos estudiantes y de “enfrentamientos” (nunca un conflicto) es que por medio
del lenguaje y una organización mediática se hirió de muerte a un Moviiento Social
consensual, en el que los estudiantes fueron los chivos expiatorios.
Por lo que en respuesta el gobierno Díaz ordacista desplegó una contra campaña
publicitaria en medios para hacer frente a las críticas estudiantiles que señalaban las
omisiones y fallas de la acción gubernamental.
Cada secretaría de Estado tendría una fuerte campaña en medios en donde se difundirían
los logros alcanzados en varias materias sociales años atrás en comparación con 1968.
Eso quiere decir que, en el caso del 68, lo “bueno” se separó de lo “malo” al difundir
mensajes que hablaran de “incidentes”, pero nunca de un “conflicto” como el que en
realidad estaba sucediendo.
Se estandarizó un solo discurso oficial en el cual los iniciadores del conflicto fueron los
“terroristas” (estudiantes) y que se refugiaron en los edificios que rodean a la plaza donde
242
armados con rifles y pistolas dispararon e hirieron (ellos) primero al general Hernández
Toledo.
Luego, contarían con grabaciones de algunos dirigentes detenidos (en material de película
cinematográfica) que confesaran haber estado en el movimiento pero que el gobierno
usaría para sostener el guión oficial. De esta manera se ejemplifica grosso modo cómo un
personaje de la talla de Echeverría se instauró en la más alta jerarquía política en México,
aunque con un daño social irreversible.
“Una de esas marcas fueron las circulares que se emitían desde Gobernación para poner a
trabajar a los medios de comunicación a favor del presidente o de todo el aparato de Estado.
Las circulares eran a penas unos de los tantos mecanismo y estrategias del poder para
construir, reforzar o ratificar su dominio sobre el resto de la población” (Rodríguez,
2007:65).
En 1968 se difundían volantes y papeles que manifestaban inconformidad del movimiento
por el enfoque que los medios le asignaban al fenómeno social al grado que se hizo famosa
la frase “prensa vendida”. El atraso de la prensa mexicana y de los periodistas mexicanos es
producto de una relación de poder construida desde el inicio de los regímenes priistas hasta
finales de los noventa.
El corresponsal Gideon Lichfield, de The Economist en México, retomado por Rodríguez en
su investigaciónn, dijo en un ensayo acerca del tema en cuestión: “con los medios impresos
[…] el gobierno tendría una relación más intensa en todos los sentidos” (Rodríguez,
2007:85).
Para que todas estas actividades pudieran realizarse sin ningún contratiempo bajo las
órdenes iniciales de Echeverría, surgiría un personaje elemental, su mano derecha, su
secretario de Gobernación y antes de eso, el responsable directo de que los medios
“hicieran su parte”: Mario Moya Palencia.
Fue director de Cinematografía, director de la Productora y Importadora de Papel (PIPSA) y
secretario de Gobernación, es decir, todo personaje de la gran elite mexicana en ese sexenio.
243
Él tuvo un “verdadero espíritu y conocimiento sobre la importancia de los medios de
comunicación para el poder” (Rodríguez, 2007:179). Fue él quien se encargaba de ordenar
las redes de comunicación según se requiriera desde Gobernación.
La empresa que distribuía papel a periódicos y revistas durante la época priísta fue creada
en 1935 por decreto presidencial en el sexenio de Cárdenas, luego de un conflicto en la
compañía San Rafael.
Era un mecanismo de control de contenidos de la información oficial y una medida de
influencia hacia la prensa que lograría “altos grados de efectividad en los años 60 y 70”
(Rodríguez, 2007:446).
Dicha efectividad significa que los periódicos y revistas se convirtieron en objetos muy
redituables a nivel informativo para el gobierno pues “la mayor parte de los medios
impresos terminaron oxigenando al poder, asegurando la sobrevivencia [serían rescatados]
y su permanencia [seguirían editándose]. Para esa tarea Mario Moya Palencia fue pieza
básica. (Rodriguez, 2007:180).
La sobrevivencia de los medios por conducto de PIPSA fue una transición en la que se les
perdonaban deudas onerosas a cambio de obediencia; Moya Palencia era quien les exigía el
apoyo al sistema.
Esta relación fue cuidadosamente documentada por el ex director de PIPSA, Moya Palencia,
en tarjetas membretadas dio cuenta de fecha y nombre de los dueños de medios con quien
acordó realizar estas transacciones.
Después de 1968 la única ley era ésta: o estás con el gobierno o estás en contra de él, no
había de otra. Si estabas con el gobierno lo apoyarías en todo lo que se pidiera (literal, en
todo) y si no, el chantaje; ahí es cuando venía PIPSA, su significado para periódicos, revistas
y editoriales era que el precio del papel estaba subsidiado y además, que podían seguir
endeudándose y no tendrían ningún problema, mientras apoyaran al gobierno.
Cuando el presidente amenazó con cerrar PIPSA en 1969, fue por dos cuestiones y una de
ellas era que sabía perfectamente que esa noticia “hacia temblar a los dueños de periódicos,
244
revistas y editoriales” y con ello, podría (segunda razón) controlar a su antojo la
información que se difundiera de 1968.
Sin lugar a dudas, una medida que literalmente fue efectiva y que dejan claros “los turbios
actos de una historia que apenas comienza a aclararse” (Rodríguez, 2007:181).
Esta cita textual refleja lo ocurrido luego de 1968 y ya con LEA como presidente, pues si el
gobierno sostenía una versión oficial y los medios la secundaban y además llamaban una y
otra vez a los estudiantes “delincuentes” entonces ¿quién podría oponerse a la verdad
oficial? Si es que los que demandaban un cambio eran los “anormales”, los “locos” y los
“normales” pretendían acabar con ellos, aunque fuera aniquilándolos, o bien, recluirlos en
la prisión pues “lo bueno” tenía que ser eliminado y ellos tenían que pagar su culpa de ser
unos estudiantes “malos”.
Mario Moya Palencia se distanció de LEA luego de que fue elegido José López Portillo el
sucesor presidencial, en venganza, el secretario de Gobernación echeverrista ordenó
conservar todos los archivos antes mencionados. Murió el 9 de octubre de 2006.
“Dice Echeverría a Jorge G. Castañeda sobre Moya Palencia: <Fue en excelente, leal
secretario de Gobernación, talentoso y brillante, y fue el candidato de grupos políticos
importantes del partido, del país… Él supo que iba a ser. Era de toda mi confianza, con toda
eficacia, con mucho talento; nos veíamos con grupos de amigos para tomar café en Los
Pinos, muy pocas veces, pero había eso. Antes de que yo fuera Presidente y él secretario de
Gobernación, iba a su casa con frecuencia; las señoras eran entonces amigas. Tenía
aptitudes… No, pero mi determinación y mi gran influencia fue el contacto con las fuentes
de crédito, con la banca de desarrollo> Ése era López Portillo.” O bien, eso era el inicio del
tecnocratismo oficial en México. (Rodríguez, 2007:448).
245
5.3 El poder de los voceadores
Qué y cómo exhibir un periódico o revista en los portales de
distribución era apenas la forma más sutil y visible del ejercicio
de poder de la Unión.
(Rodríguez, 2007:237)
“Todo un poder paralelo era el de los voceadores” (Rodríguez, 2007:237) El “engrane
natural” entre los medios impresos y los lectores fueron los voceadores, que desde 1923
nacen como agrupación mediante la Unión de Expendedores y Repartidores de la Prensa
del D.F., dirigidos por Manuel Corchado Palma, surge a instancias de El Universal.
En respuesta y apoyados por el Excélsior nace Voceadores y Repartidores de los Periódicos de
México, sus dos dirigentes fueron Everardo Flores Sahagún y Francisco L. Rentería.
En 1944 se fusionan estas agrupaciones y consolidan La Unión de Voceadores, organización
que durante décadas y hasta 1990 funcionó como una pieza de control del gobierno y se
conformó como una estructura autónoma de poder piramidal perfecto. Había doce líderes
que “ejercían influencia entre un selecto grupo de expendedores quienes finalmente
controlaban a los miles de voceadores” (Rodríguez, 2007:237).
Este gremio era tan importante en la industria de la prensa mexicana que no sólo podía
negarse a acatar las órdenes de los periódicos más poderosos, sino incluso “doblar” las
decisiones de estos si consideraba que podría afectar económicamente a su agrupación.
Literal, era un poder aparte y si algo no le parecía adecuado a los dirigentes, lo
manifestaban de diferentes maneras. Un ejemplo del poder que ejercía La Unión de
Voceadores se mostró en 1966 cuando diarios como El Universal, Excélsior, La Prensa,
Novedades, Esto, El Sol, Ovaciones avisaron a la Unión que el precio de los ejemplares
aumentaría casi al doble, situación que nunca se consultó con la agrupación, y además se
tomó como un acto intempestivo.
En respuesta exigieron una reunión con los directivos y enviaron su contrapropuesta, sin
embargo, no recibieron respuesta y ante la omisión la Unión envió una advertencia, si no
246
había reunión, no distribuirían sus periódicos; luego de esa carta, los directivos accedieron
de inmediato para reunirse.
Sin lograr un acuerdo que beneficiara a las dos partes se propuso un mes de prueba y luego
otra reunión que sería convocada por los directivos, sin embargo, pasó el periodo y no hubo
llamado a junta; en respuesta tomó por asalto a salida de los periódicos a las cuatro de la
madrugada y condicionaron la devolución libre o bien “las empresas se quedaban con sus
tirajes y a ver quién se los distribuía” (Rodríguez, 2007:240).
El final de la historia fue simple, quien no aceptó se quedó en la bodega y salvo La prensa y
El Universal que sí accedieron, los demás hasta no reconsiderar su postura se quedaron sin
circulación.
5.3.1 Las reglas secretas
Para qué pegarle a un gremio que en todo momento había sido
fiel a los designios del poder; mejor ejemplo, la obediencia
absoluta que asumió [la Unión de Voceadores] cuando el
gobierno desató la cruzada contra la pornografía y todo lo
obsceno en publicaciones impresas. Sin los voceadores no hubiera
sido posible.
(Rodríguez, 2007:242)
Si el gremio quería aumentar su poder económico forzaba la circulación de alguna
publicación por medio de fácil venta, como por ejemplo La Prensa, que al día registraba 35
mil ejemplares por número, si los expendedores pretendían adquirir ese día algunos
ejemplares de ese periódico, necesariamente tenían que comprar a la publicación forzada.
Los voceadores pertenecían a una cadena de suministro y la regla en su eslabón era que
forzosamente tenía que adquirir las publicaciones con los expendedores, así eran las reglas,
no podían comprarle directamente a los editores.
Para aumentar, de otra manera la venta de alguna publicación (o disminuirla) ésta era
visible o invisible a los ojos de los compradores.
247
El “boicot secreto” sucedía cuando alguna publicación no se ajustaba a los intereses de los
dirigentes y en consecuencia los expendedores no adquirían todo el pedido completo, a su
vez, los voceadores no la ponían en exhibición.
En el capítulo 1 se habló al respecto del monopolio de la Unión de Voceadores cuando
llevaron a cabo un boicot contra el diario Reforma, quien en respuesta decidió romper un
cerco histórico impuesto por dicha agrupación y dueños, columnistas, reporteros, salieron a
las calles a vender el diario en un día festivo.
Posteriormente “Reforma estableció un modelo de distribución paralelo [e independiente] a
los voceadores” (Rodríguez, 2007:244).
Aguilar y Terrazas en La prensa en la calle relatan que “la relación entre el gobierno y la
Unión es tan estrecha que el líder del gremio puede utilizar la casa presidencial como salón
de fiestas. Este vínculo entre voceadores y autoridades se ha manifestado por más de cuatro
décadas, desde que el 23 de abril de 1953 el presidente Adolfo Ruiz Cortínez instituyó el Día
del Voceador” (Rodríguez, 2007:450).
5.4 Nóminas secretas e instauración de premios a periodistas
Aquella frase de <prensa vendida> habría de quedarse como un
tatuaje para siempre en la piel de la historia del periodismo en
México […] Gobernación guardó en sus archivos un texto en el
que una parte del gremio protestaba por la forma en que el
gobierno estaba enfrentando el conflicto estudiantil de 1968.
(Rodríguez, 2007:342)
Distintos mecanismos se implementaron como medidas de control informativo que
permitiera al sistema atar de una forma más a la prensa mexicana. Una de ellas fue la
creación en 1966 de la Oficina de Información Periodística Popular por parte del Estado,
pero con la consigna de que no “pareciera como dependencia oficial” (Rodríguez,
2007:340).
Este organismos se encargaría de dar a conocer a la ciudadanía la obra pública del gobierno
por medio de “Cartas al Pueblo” y “Misivas a la Ciudadanía” y se pretendía instaurar en la
248
sociedad una imagen óptima del presidente a manera de “colchón” entre los ciudadanos,
pues al dar éste una recomendación sobre alguna política pública a seguir, éstas tendrían
una acogida favorable y sostenida entre la población.
Las hojas informativas serían distribuidas por las diferentes secretarías de Estado y la
Segob designaba a los supervisores del funcionamiento de esta encomienda. La operación
de dicha oficina implicaba un costo de 18 mil pesos (de entonces); se contrató a 12
personas quienes elaboraban los artículos que se enviaban a los diferentes periódicos de
provincia.
5.4.1 La partida especial
Desde 1963, al menos en los documentos, la Presidencia de la
República, como parte de los usos y las costumbres en su relación
con la prensa, disponía de una parte del presupuesto para
<apoyos> a medios de comunicación y periodistas en todas sus
variantes.
(Rodríguez, 2007:347)
La prensa mexicana, por lo menos desde 1963 ya contaba con “apoyos” económicos por
parte del gobierno que en realidad, era un respaldo total que abarcaba papel, subsidios,
publicidad, sobornos, boletines de prensa, columnas… toda una “censura ambiental”.
Oficialmente las partidas especiales eran directamente destinadas a cubrir estos rubros y
como ejemplo están las publicaciones Mañana, Hoy, Revista e América que recibían dos mil
pesos. Es importante que expliquemos una cosa; debido a las devaluaciones económicas
desde que se emplea este mecanismo por parte del Estado, al día de hoy, esos dos mil pesos
vendrían siendo mil dólares.
Para que se pudiera justificar legalmente, siempre hallaban una forma y en otro caso, de
una partida aprobada para imprevistos de los aparatos de inteligencia mexicanos, un monto
iba destinado a las revistas Siempre, Impacto, y Tiempo (2 mil pesos).
249
Aunque “Era una regla no escrita desaparecer recibos o documentos que delataran los
montos otorgados a los medios y periodistas” (Rodríguez, 2007; 348) sobrevivió un
documento con la fecha de 1967‐1968 que devela claramente los “apoyos”.
Excélsior, 50 mil pesos; funcionarios de la cooperativa Excélsior, 30 mil pesos, diez mil cada
uno; Redactores Arnulfo Uzeta y Regino Díaz Redondo, 5 mil pesos; Últimas Noticias, 1ra.
Edición Directores y Fuentes, 25 mil pesos; El Universal (empresa), 50 mil pesos; Asociación
Mexicana de Periodistas (Trámite)… y la lista sigue.
Otra medida para resguardar a la investidura presidencial o al aparato gubernamental era
la asignación de recursos para “la adquisición de tirajes completos de publicaciones o
grandes cantidades de ejemplares” (Rodríguez, 2007:349).
En 1969 se adquirieron ocho mil ejemplares de la revista Por Qué? Con un monto de 14 mil
pesos en su edición del 1º de junio.
El caso Carlos Denegrí permite conocer otra variante de periodismo ligado estrechamente
con el gobierno, un personaje que de manera mercantil hacía de la columna política un
espacio al servicio de los políticos dispuestos a pagarle para publicar determinada
información.
Su columna se llamó Miscelánea Política, originalmente y posteriormente de lunes a viernes
escribió una titulada Buenos Días, los sábados Miscelánea de la República y los domingos
Miscelánea Semanal que contaba con varias secciones entre ellas Fichero Político, Editorial
mínimo y Gran mundo.
“Alguna vez Julio Scherer dijo: <Denegri era despreciable como ser humano, pero el más
extraordinario reportero que he conocido” (Rodríguez, 2007:350).
250
La vida del periodista fue un caudal de éxito profesional, falsa moral, escándalo, ambición,
audacia, respeto y miedo, quien después de muerto hasta película tuvo, producida por
Gustavo Alatriste.22
La reseña del largometraje, retomado del Sistema de Información Cultural del Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes dice así: El corrupto y poderoso periodista Carlos
LeBlanc se enamora de una mujer de la vida galante. Después de hacerle costosos regalos la
obliga a vivir en un departamento lujoso y ahuyenta con amenazas a su anterior amante.
Posteriormente la introduce en su casa sin importarle que su esposa este presente. Poco
después repudia a la esposa y deja en su lugar a la amante. La vida para la mujer es un
infierno. LeBlanc es un enfermo, los celos lo hacen amenazarla con una pistola y lleva
prostitutas a su casa. Un día la mujer desesperada acepta la pistola que el mismo LeBlanc le
ofrece para que lo mate. Ella le dispara y lo asesina.
Carlos Monsiváis en un artículo publicado en El Universal el 30 de julio de 2006 escribe
acerca de la película: “Historia de una mujer escandalosa (1980), la historia de la autoviuda
de Carlos Leblanc (retrato nada disimulado de Carlos Denegri), el columnista y repor‐tero
de Excélsior que emblematizó la prensa corrupta y abusiva”.
Denegri fue, más allá de un periodista… toda una figura en la vida pública.
Respecto a las premiaciones, fue en el sexenio de Miguel Alemán que por decreto
presidencial se estableció el Día de la Libertad de Prensa; un año antes el presidente era
celebrado en una comida en su honor por parte de los dueños de periódicos y que era
convocada por José García Valseca.
El 31 de diciembre de 1975, LEA inauguró por decreto presidencial los Premios Nacionales
de Periodismo e Información. Durante décadas los premios a periodistas fueron más que
algo merecido, una concesión del poder, los criterios de selección los definía el Poder
Ejecutivo.
22 Gustavo Alatriste produjo, dirigió y estelarizó una película inspirada en algunos pasajes de su vida [de Carlos Denegri]. Protagonizada también por Sonia Infante […] la cinta, aunque fallida, evidencia el mundo de
corrupción y falsa moral en que vivía Denegri: Recuperado de: http://alturl.com/bx52o (11/05/2011)
251
En 1976 se entregó por vez primera el Premio Nacional de Periodismo y de Información,
cuyo Consejo de Premiación salía ni más ni menos que de las oficinas de Moya Palencia en la
Segob, constaba de un premio de 50 mil pesos; dos años más tarde, en un nuevo sexenio, se
incrementó a 100 mil pesos.
El costó total ya en tiempos de López Portillo era de millón y medio de pesos, constaba de
10 premiaciones (según la categoría) y de la elaboración de las medallas para los
galardonados. En 2000 dejó de ser una prerrogativa gubernamental “y pasó a ser un
consejo ciudadano en el que participan universidades, periodistas y organizaciones no
gubernamentales” (Rodríguez, 2007:363).
5.5 Notimex
El gobierno y sus estrategas tenían claro que la radio de
transistores daba la oportunidad de que el gobierno llegara y
fuera escuchado hasta en los lugares carentes de caminos y
electricidad. Aspiraba a constituir un modelo semejante a la BBC
de Londres
(Rodríguez, 2007:366)
El 20 de agosto de 1968 surge la Agencia Noticiosa e Informativa, Notimex y era dirigida
por Enrique Herrera Bruquetas. En 1967 se realizó una encuesta entre los sectores más
influyentes del país, quienes veían con buenos ojos la creación de una agencia informativa.
Al surgir, Notimex (Agencia Notimex, S.A.) tendría una vigencia de 99 años con un capital de
cinco millones de pesos distribuidas sus acciones en cinco personas que ocuparían puestos
en la dirección y en el Consejo de Administración.
El enfoque de esta agencia de Estado según sus corresponsales sería que “enviarían a
México con tamiz, criterio y proyección México‐latinoamericana toda información positiva o
que convenga que se produzca en la zona a su cuidado. A la vez vigilará el prestigio
informativo de la agencia y, sobre todo, el buen nombre de México” (Rodríguez, 2007:364).
Según cálculos conservadores operativos, en sus inicios Notimex tendría un costo de 800
mil pesos mensuales y tenía una aspiración similar a la BBC de Londres como agencia, para
252
tal se pretendía crear una radiodifusora del gobierno mexicano con enfoque periodístico, en
este sentido, Enrique Herrera Bruquetas fue elemental; en 1989‐1992 fue coordinador de
asesores de Gobernación con Fernando Gutiérrez Barrios y en la LVIII Legislatura ocupó un
lugar en la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía de la Cámara de Diputados
“aunque esta vez vistiendo la camiseta del Partido de la Revolución Democrática (PRD)”
(Rodríguez, 2007:366).
5.6 El chayo
La Secretaría de Gobernación destinaba también recursos para
[…] financiar programas de televisión. Cada uno de los
noticiarios Ocho Columnas, que dirigía Carlos Denegri, le
costaba al gobierno un promedio de 1,850 pesos. Estos tenían
una duración de 15 minutos y se transmitían en el Canal 5 a las
23:15 de la noche de lunes a viernes.
(Rodríguez, 2007:347)
Como punto de reflexión abordaremos el tema de los apoyos económicos que el gobierno
daba a periodistas y medios como medida de cooptación y que también se le conocía como
“el chayo”, apelativo del que explicaremos el porqué se le llama así cuando el gobierno
soborna a algún periodista.
Entonces, queremos manifestar que este tópico lo explicamos para darle al lector una
cultura general con respecto al periodismo.
El ex director del Excélsior y del semanario Proceso relata en su libro Los Presidentes
(2007:159) como es que “El Chayo florece a su máximo esplendor desde que Gustavo Díaz
Ordaz institucionalizó su irrigación. Mientras el entonces presidente de la República
pronunciaba un día de 1966 el discurso inaugural de un sistema de riego en el estado de
Tlaxcala, entre los reporteros corría la voz: <¿ves aquel chayote? Están echándole agua. Ve
allá>”.
253
Cuenta el decano periodista que entre la herbácea, de manera semioculta, un funcionario de
la Presidencia entregaba dinero (entregaba el chayote) en sobres a los periodistas; su labor
comenzaba desde un pasillo de un DC‐3 en pleno vuelo y que “en cada paso, en cada asiento,
va repartiendo sobres a los periodistas” (Scherer, 2007:159), su nombre era Fernando
Garza. Y es oportuno señalar que cuando Scherer habla de una institucionalización de la
irrigación del chayo, se refiere a un acto en donde se reparte dinero a periodistas, situación
que es ordenada desde el Estado; lo que sería incorrecto contemplar al leer “institucionalizó
su irrigación” es que se crea que dicha irrigación consistía en ver que el chayo llega al
mayor número de periodistas… es decir, verlo como algo que se expande. No, simple y
llanamente es un acto donde se reparten sobornos, y es nombrado chayo, por su origen ya
mencionado y porque debe de ser discreto.
Y continúa: “El chayote creció y se institucionalizó aunque su florecimiento máximo se da
en cada campaña del candidato del PRI a la Presidencia de la República. Así sucedió con Luis
Echeverría, con José López Portillo y con Miguel de la Madrid”.
En otra forma de contemplar lo acontecido, le debemos mucho a Gustavo Díaz Ordaz,
además de matar estudiantes, institucionalizo “el embute”.
Scherer concluye en su relato del apoyo gubernamental a periodistas: “Considerando un
promedio de 2000 pesos diarios que entregarían a cada diarista o reportero de otros
medios, el PRI gastaría 120000 pesos diarios, 840 mil a la semana y 3 millones 360 mil
pesos al mes, en embutes” (Scherer, 2007:161).
La descripción que hace el reconocido reportero que se formó en el Excélsior y que llevó al
periodismo mexicano a niveles internacionales cuando dirigió ese rotativo en los setentas
en pleno sexenio de “eficacias metódicas” de LEA tiene una connotación en la que el chayo
es algo vulgar para persuadir al periodista para ser afín al gobierno, pues de manera oficial
se reparte y al mismo tiempo significa que la profesión es sólo de membrete pues con el
embute en manos del reportero, la labor de informar pasa a segundo término, no interesa
tanto como estar en zonas de irrigación para recibir un sobre con algunos billetes que le
asegurarán al gobierno un control informativo y al mismo tiempo un manejo social con la
ciudadanía.
254
Claro, ésa era la vieja escuela y como ya se mencionó en el capítulo uno, fue en las últimas
dos décadas del siglo anterior que la cosmovisión de la prensa mexicana giró radicalmente,
más en consecuencia de las constantes crisis económicas que del proceso de transición que
se venía gestando.
En el último capítulo de esta investigación hablaré precisamente de la formación y situación
actual de este producto cultural llamado “Prensa cívica” que tiene que ver con un ejercicio
profesional, pero más allá, de relación con la sociedad y desde luego con el poder, pero ya
no visto como un amiguismo estatal, sino con la influencia que ejerce este tipo de prensa.
Reforma en palabras claras y sencillas separó el lado comercial de la redacción y además
instauró por política de su empresa tener los mejores salarios a sus periodistas y redactores
para evitar el embute como medida de trabajo y sí una línea editorial independiente,
palabra clave en la prensa cívica.
Sin embargo este tema se pormenorizará en el siguiente capítulo, y por ahora resta aclarar
algo ya mencionado en la sección donde desarrollé todo lo concerniente a la transición
mexicana y cabe mencionar lo que propone César Cansino (2009) en uno de los ensayos
donde habla de la Corrupción en el sistema político mexicano.
La lógica del embute como una medida de cooptación proviene del pensamiento filosófico
de un político ejemplar del priísmo, Carlos Hank González, el que opinó que no se es político
si no se poseen riquezas, en este sentido, un periodista que no se embute unos cuantos
pesos “es un saturrón” y serlo es más importante que ser un profesional (Ver Scherer,
2007:159), entonces “Lo cierto es que la honradez política es un lujo, una excepcionalidad”
(Cansino, 2009:172).
De manera clara y abierta a todo el mundo, el sistema se recreó de una manera polarizante
y acostumbró a cierto tipo de medidas a los medios, sin embargo, ha sido el proceso
evolutivo en el que la misma sociedad ha modificado esa perspectiva restrictiva, autoritaria
y arcaica de mirar el poder en la ciudadanía “hoy resulta cada vez más difícil contener el
creciente flujo de información sobre casos particulares de enriquecimiento, soborno,
255
contubernio con el narcotráfico, abusos de autoridad, y otros fenómenos de corrupción
(Cansino, 2009:173).
Cansino señala que este proceso de transición generó en los medios una ineludible apertura
a lo plural y a la crítica “por razones de credibilidad”. El carácter del embute o no embute en
la sociedad mexicana es un signo representativo de gran importancia, y no es intención
entrar en cuestiones moralistas, pero sí manifestar que si el poder surge dentro de la
sociedad como un patrón de lo que conocemos todos de “lo bueno” y “lo malo” y con base en
ello hay leyes y conciencia colectiva sí cabe destacar por qué nuestro país “siempre queda
ubicado en el rango de naciones con mayor corrupción en el mundo, al lado de Nigeria,
Pakistán, Camerún y Venezuela, entre otros” (Cansino, 2009:178).
La parte que corresponde a la prensa mexicana respecto a la corrupción es precisamente el
embute como medida, como “medio” entre poder y sociedad, en donde si el reportero
mismo accede a un “apoyo” por parte del Estado, está aceptando flagrantemente al sistema
y el mensaje que le envía a la sociedad es de estar a favor del gobierno (cual Porfirio Díaz en
pleno siglo XXI), entonces ese mensaje es el que va a llegar a la ciudadanía y no el que la
crítica información recopilada tiene que estar fluyendo en el ideario colectivo.
Entonces, la relación con el poder entre la prensa y el Estado es de carácter importantísimo,
porque es el “medio” que permite a la ciudadanía ejercer el poder hacia las políticas de la
autoridad y que tiene que ver con todo: política, internacional, deportes, finanzas,
espectáculos. Es tan importante por ejemplo en los negocios, que periódicos como El
financiero y más adelante Reforma surgen, el primero con un enfoque en temas
socioecómicos en boga en los ochentas (tecnocratismo y consecuencias), el segundo, con un
enfoque empresarial.
“En este sentido, el triunfo de la corrupción conlleva un envilecimiento de los códigos y
paradigmas sociales difícilmente reversibles” (Cansino, 2009:180), así o más claro…
Respecto a la monopolización del poder y las riquezas naturales de la nación, producto del
Desarrollo Estabilizador y consecuencia del tecnocratismo mexicano (es decir, después de
Luis Echeverría y desde López Portillo) López Obrador hace precisamente una crítica al tipo
256
de influencias que de manera ilícita ejercen personalidades como el mismo Raúl Salinas y su
grupo de amigos en donde se explica cómo el legado de “la corrupción ha pertenecido
siempre al ámbito institucional y organizativo de la vida pública del país, al punto de
volverse irremediable y fatalmente un elemento consustancial a ellos” (Cansino, 2009:178)
y que “el verdadero pilar que sostiene al poder oligárquico en México, es el control que
ejerce el grupo de potentados sobre casi la totalidad de los medios de comunicación y, en
particular, de la televisión. A través de este monopolio, manipulan el pensamiento de
millones de mexicanos y administran la ignorancia en el país […] La relación Televisa‐
Salinas es la piedra angular que soporta toda la estructura de poder de las élites en el
México contemporáneo. Ellos representan a la minoría que manda y decide en función de
sus intereses (López Obrador, 2010:60).
Y la influencia del Grupo Atlacomulco es realmente longeva, pues: “Porfirio Díaz basó gran
parte de su política en la eliminación o compra de sus potenciales adversarios, en los
llamados gobiernos revolucionarios, muchos políticos se dedicaron al saqueo del erario
para hacerse grandes con la riqueza mal habida. El profesor Carlos Hank González decía que
‘un político pobre es un pobre político’” (López Obrador, 2010:67), respecto a este punto,
no hay que olvidar que el último presidente no tecnócrata (Luis Echeverría) cuyo sucesor
fue su amigo de la infancia (López Portillo) fue discípulo y muy cercano personaje del
fundador de ese grupo caciquil, Isidro Fabela y que el padre político de Echeverría fue un
militar contrarevolucionario que peleó y estuvo presente en el asesinato del mismísimo
Emiliano Zapata.
“En este marco de complicidades y componendas entre el poder económico y el poder
político, se llevaron a cabo las privatizaciones y, en ese contexto, debe verse también el
asunto del Fobaproa: un rescate financiero a favor de una minoría, que se produjo no sólo
por el agravamiento de la crisis económica a partir de 1995, sino también y
fundamentalmente, por el uso patrimonial del poder público que derivó en la realización de
operaciones fraudulentas, cometidas por funcionarios públicos, banqueros y un grupo muy
selecto de hombres de negocios” (López Obrador, 2010:67).
257
Y he ahí la relación entre prensa y poder, porque sólo en el caso del Fondo Bancario de
Protección al Ahorro (Fobaproa) hay una analogía con respecto a lo que Carl Bernstein y
Bob Woodward investigaron en el escándalo del Watergate en tiempos del presidente
Nixon pues si México tuviera un sistema político legal y menos corrupto con respecto a la
democracia estadounidense, el auténtico robo que fue el Fobaproa en nuestro nación
hubiera provocado la dimisión de Ernesto Zedillo en ese momento tras una investigación
meticulosa (que la hubo, pero pesó más la corrupción), Nixon tuvo que dejar su cargo dos
años después de la revelación hecha por los dos periodistas del Washington Post y de
“garganta profunda”. Al respecto (del Fobraproa) Samuel del Villar hizo un excelente
análisis publicado en seis partes en La Jornada, del cual, transcribo un párrafo de lo que fue
su segunda entrega (La Jornada/9/11/2004):
“Y es que la corrupción fue la guía construida por el Fobraproa‐IPAB para llegar a esa venta
portaestandarte del sistema bancario en su conjunto. El Fobraproa y el IPAB no han sido
más que membretes de la Secretaría de Hacienda (SHCP), del Banco de México y de la
Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) a partir de las contrarreformas de Salinas
de 1990 y 1993. Establecieron el infausto fideicomiso y la irresponsabilidad e inmunidad
administrativa y penal de los integrantes de la junta de gobierno del Banco de México, su
fiduciario y coadministrador en el ‘comité técnico’ con la SHCP y la CNBV”.
De manera general, la relación entre prensa y poder no implica una simple cercanía entre
miembros del Estado y los dueños de medios, es en realidad un complejo mecanismo que
opera desde la década de los sesentas en México cuando Gustavo Díaz Ordaz era presiente y
que se tuvo en su máximo apogeo durante el echeverrismo en nuestro país.
Al gobierno siempre le convino llevarse bien con la prensa y aunque ésta, en sus casos
excepcionales, no hablará como el gobierno quisiera, sabía muy bien que lo conveniente
para el sistema siempre sería tener a quien publicaba todos los días lo que miles de
personas leerían, como amigos.
Lo que el gobierno no tuvo muy presente pero que sabía que debía manejarlo siempre con
mucha cautela, aunque la sociedad civil ya hubiera desistido de optar por considerar al
gobierno un aparato eficaz fue 1968, momento en el cual además de la represión, del uso de
258
toda la fuerza judicial y policiaca, se ejerció un brutal control informativo que serviría de
ejemplo para futuros conflictos y para llevar al régimen priista a la cabeza del sistema
político mexicano hasta el año 2000, porque pudo haber terminado antes, mucho antes sin
eso.
El papel de Echeverría en el control de medios será siempre objeto de mucho análisis, de
reinterpretaciones acerca del poder que obtuvo con base en la cercana delación con los
medios de información y que desde antes de llegar al máximo poder en México, supo que
sin ellos sería imposible gobernar a ultranza.
Y si el deseo del gobernante fue siempre tratar de hacer depender a la prensa del gobierno,
el de la prensa fue en muchos casos conveniente para poder seguir existiendo, y en casos
como el Premio Nacional de Periodismo, fue hasta el año 2000 que dejó de depender de las
oficinas de Gobernación, desde donde se elegía al comité y que en su inicio era designado
por el mismo Moya Palencia.
5.7 La prensa civilista y su conformación Hace dos décadas, Guillermo O’Donnell, Philippe C. Schmitter y
Lawrence Whitehead pronosticaron que el entusiasmo por el
esfuerzo cívico disminuye después de que una sociedad logra
transitar de un sistema autoritario a uno de elecciones
competitivas.
(Hughes, 2009:14)
En este último capítulo explicaré en qué consiste el modelo de la prensa cívica en México y
cómo es que se generó, además hablaré de los otros tipos de periodismo que coexisten en
nuestro país y que originalmente se derivaron de uno con características autoritarias.
Esta parte de la investigación retoma los planteamientos que la investigadora
estadounidense, Sallie Hughes, destaca de la prensa mexicana de carácter social, surgida en
la década de los ochenta, como un nuevo comportamiento del periodismo mexicano. A lo
largo del capítulo me referiré a Sallie Hughes, autora de Redacciones en conflicto como la
estadounidense o la investigadora; su trabajo representa una parte fundamental para el
tema que estamos abordando.
259
Así mismo, me detendré en analizar la forma discursiva en que Hughes suele describir
algunas facetas de la transición mexicana, y trataré de profundizar en una interpretación
objetiva de lo que sus datos revelan acerca del ejercicio periodístico que se ha desarrollado
en México desde hace ya tres décadas. El legado histórico que el PRI dejó tras varias
décadas en el poder en México produjo a juicio de Hughes una “purulenta cicatriz” en el
pasado mexicano con instituciones mediáticas autoritarias en las cuales se nota una
similitud con el tipo de populismos premodernos y con la situación de un presidencialismo
de claro orden vertical.
Dichas organizaciones mediáticas se componían de “acapillados intelectuales” diluyéndose
en las redacciones confinados al papel de amanuenses que a diario se relacionaban con el
producto coyuntural y mezquino del reporteo: sobornos, regalos, prebendas, puestos
públicos e impunidad” (Hughes, 2009:6).
El carácter para terminar con este tipo de situaciones aisladas de la crítica, la objetividad y
la independencia se comprende por “la transformación de los medios informativos [la cual]
depende también de la transformación mental de cada uno de quienes lo hacemos” opina
Marco Lara en la presentación (Hughes, 2009:5).
La autora a lo largo de su investigación retoma dentro del contexto general del surgimiento
de la prensa cívica aspectos extra priístas y de carácter mundial como la liberalización
económica y el adelgazamiento del Estado, lo que para otros autores es el tecnocratismo o
neoliberalismo.
El proceso que la investigadora recopila como pieza eje proviene de un “desgaste de
décadas” del sistema político priísta y que trajo un rompimiento en diferentes direcciones
como “la fundación del [Partido] de la Revolución Democrática y el fortalecimiento electoral
de Acción Nacional” además de “la simbiosis poder político –crimen organizado, con sus
secuelas de violencia” (Hughes, 2009:6).
Todo ello en sintonía con una sociedad civil organizada, forma de vida social que ha sido
recreada desde Hobbes hasta Marx y que en su inicio estaba relacionada con el trabajo, la
división de trabajo, riqueza y trabajo, moral y decadencia moral (Hegel), base conceptual
para que posteriormente Marx lo complementara con su postulado esencial de las
estructuras económicas y de las superestructuras (ideología).
260
Por su parte, el italiano Antonio Gramsci reinterpreta a la sociedad civil y explica su
existencia a través de determinadas superestructuras (sindicatos, partidos, escuelas, la
prensa, la literatura y la iglesia) que coexistirán con la sociedad política.
Esta fuerza organizativa independiente del Estado, según la estadounidense detona una
fuerza ascendente a partir de la década de los ochenta que ha coincidido con un
levantamiento armado en Chiapas (algo nunca antes pensando en nuestro país) y con
acontecimientos tales como asesinatos políticos y sociales que cimbraron al país entero.
La tesis de Hughes apunta a una reconceptualización de la forma de hacer periodismo desde
las salas de redacción a raíz de dichos acontecimientos, sin embargo, la crítica de Hughes es
bastante radical, de hecho busca serlo al describir el nulo aporte de algunos medios que
pese a tener una oportunidad de crecer en un ámbito profesional y autónomo siguen siendo
esclavos del gobierno, o más tajante aún: “los que sin aportar entusiasmo, se integran a la
maquila multimediática de contenidos”, según propone Marco Lara (Hughes, 2009:7).
Marco Lara, en su presentación del libro de Hughes, considera una descripción en extremo
positiva de la visión de regeneración del profesionalismo del periodismo, es decir, él cree
que sí hay un cambio, aunque aun hay cierto rezago.
Además, destaca que el periodismo cívico ha sido capaz de proponer una función social de
los medios y periodistas en donde la idea “es la de ser instrumentos para la consecución del
derecho ciudadano a la información, la supervisión –por cuenta de la ciudadanía‐ del poder,
dar más voz a los actores sociales conforme menos la tengan en el espacio público, y ser
parte de la solución de problemas coyunturales o estructurales de la comunidad” (Hughes,
2009:8).
El contenido de la obra proviene de profesionales inmersos en el periodismo mexicano
como el mismo Marco Lara, Roberto Rock o Claudia Fernández; fueron más de 200
periodistas que aportaron relatos acerca del cambio en la prensa a lo largo de los años.
261
Con respecto a mi tesis, el trabajo de Hughes resulta ser una aproximación temática
bastante clara con lo propuesto a lo largo de este trabajo de investigación en donde hablar
de una prensa cívica como tal implica conocer los principales procesos evolutivos de la
transición política en México, tema que César Cansino logra precisar en El evangelio de la
transición al describir los meollos del sistema político mexicano a lo largo de los años.
Varios de los apuntes que hace Hughes vistos como contexto general de donde emerge una
prensa ciudadana tiene que ver tanto con el sistema político priísta (la “dictadura
perfecta”), como lo propuesto por el periodista Jacinto Rodríguez en su libro Prensa y poder
(2007), sin embargo, este nuevo ejercicio profesional de la prensa de carácter social no
puede ser abordada sin conocer lo mínimo de su origen, una relación prensa‐poder que
mucho tuvo que ver con el trato que se le dio al Movimiento Estudiantil de 1968.
El Estado ejercía medidas de control a los medios impresos creando mecanismos para
hacerlos “funcionar” dentro de lo que el presidencialismo considerara adecuado, he ahí la
creación de PIPSA durante le gobierno corporativista de Lázaro Cárdenas.
La prensa cívica que a lo largo de este capítulo me abocaré a definir tiene que ver con una
reinterpretación del ejercicio periodístico en donde los mecanismos de control ya habían
dejado de tener ese efecto decisivo durante el echeverrismo o el lopezportillosmo, tal vez
por eso Jacinto Rodríguez se atreve a decir al final de su libro La otra guerra secreta que fue
la prensa un factor fundamental para que el tradicional partido único dejara el poder y
aspectos como lo moralmente bien o lo malo fueron transformados en la prensa mexicana
cívica, pues si era necesario incluir a sectores que antes no se contemplaban entonces, lo
malo (profesionalmente hablando) sería no publicar notas acerca de ese grupo social
ascendente.
Si el legado del PRI en lo mediático tiene que ver con esta relación medios‐poder, entonces
gran parte de la situación actual de los medios en México están unidos irrevocablemente al
folio de 41 páginas llamadas tiranía invisible, por lo que si ha habido apertura en medios,
ésta siempre tendrá un límite ligado con el tipo de normatividades que se les haya aplicado
a los dueños de prensa, radio y televisión.
262
El punto al que quiero llegar es que esos indicadores descriptivos son sustento de algunos
de los análisis que ofrece Hughes –uno de tipo cuantitativo‐ pero que resalta un fenómeno
en función del tipo de medio, es decir, la prensa escrita (periódicos y revistas) han ido
reproduciendo sus cambios de manera más lenta durante la transición mexicana, los
periódicos más grandes se caracterizan por una autónoma financiera con respecto al Estado
y bajo un esquema noticioso, estos medios abordan comúnmente una crítica hacia el
Presidente y funcionarios, aunque “es esporádica la investigación a profundidad de temas
políticos y económicos y sus actores” (Hughes, 2009:14).
Ahora el origen de un medio cívico no significa de ninguna manera que éste vaya a
continuar siendo un modelo ejemplar, pues pueden suceder factores que lo hagan
retroceder o como en el caso del Unomásuno, que su plantilla laboral migre a otra
publicación debido a que ya no se identifican con su visión.
Los factores de la prensa nunca dejarán de lado las implicaciones ideológicas ni de poder en
el caso de nuestro país porque estaba concebida una relación (cercana) y con respecto a
cada cambio de sexenio, a menos de que la transición sea con políticas que difieran de sus
antecesores, siempre va a ser un dardo envenenado la transición entre regímenes iguales.
“Una vez que gobiernos con ideología similar toman posesión, la vena crítica del periodismo
decae” (Hughes, 2009:14).
5.8 El proceso de transformación de los medios autoritarios en la prensa mexicana
En 2001, el PRI perdió el epicentro del sistema político mexicano
–la Presidencia de la República. Una nueva era en la política y el
periodismo había nacido.
(Hughes, 2009:20)
El fin del PRI, o bien, la transición política mexicana tienen que ver con la emergencia de
una sociedad que “se tornó más participativa y demandante” durante las últimas dos
décadas del siglo XX.
Al mismo tiempo “un conjunto de publicaciones” iniciaban una nueva perspectiva en sus
contenidos pues a mediados de los ochenta “habían logrado abrir espacios para el debate y
la deliberación públicos” (Hughes, 2009:20).
263
Ya en los noventa, el sistema político vivía bajo un escrutinio cada vez más ascendente
respecto a años anteriores ya que contaba con una prensa más proactiva, diversa y
autónoma.
Este tipo de prensa fue la vía no oficial que muchos actores sociales y la sociedad civil
decidieron tomar para contrarrestar los ya típicos embates desde el poder para controlar a
la información y a los símbolos nacionales.
Es aquí donde manifiesto una primera aproximación al trabajo de esta investigación en
donde se ubica a un conjunto de periódicos con orientación ciudadana que interpretan al
ejercicio informativo como una esfera social que es absolutamente independiente del
gobierno y que implica un manejo de la información de la cual no depende de una línea
marcada desde el Estado porque “Estos periodistas retrataron como legítima la
participación política fuera de las organizaciones sancionadas por el Estado” (Hughes,
2009:20).
La lógica del sistema priísta era proceder de manera “liberalizadora” en cuanto a sus
políticas y propaganda por lo que no era necesario pactar o realizar cambios significativos
“en la dirección del timón” a menos de que una verdadera amenaza democrática los pudiera
quitar del camino. “...el tema de la transición fue ocupado discursivamente desde el poder,
con lo que se convirtió en un componente [la transición] más para legitimar las acciones de
la élite gobernante al tiempo que se debilitaba su valor meramente explicativo y/o
descriptivo” (Cansino, 2009:69).
Lo que comenta el politólogo César Cansino en su ensayo acerca de las Retóricas de la
transición es la conexión con esos periodistas que Hughes describe como aquellos que
generaron una manera independiente de ver la política y de transferir política en la esfera
social pues como el doctor por la Universidad de Florencia lo dice, a raíz de un abuso del
concepto de la transición mexicana en cada sexenio, al no haber un cambio… sólo se agotó,
porque era un discurso oficial y por lo tanto no lo generaba la sociedad.
Un punto fundamental en el desarrollo del capítulo es que esta nueva forma en los años
ochenta de ejercer el periodismo es que al no seguir una versión oficial por parte del
gobierno, emergió la posibilidad de brindar determinada información muy valiosa y que
264
además de una conformación de opiniones críticas respecto a la política, estos periódicos:
“hicieron posible una participación que sometió al gobierno a una rendición de cuentas vía
las elecciones, las protestas y la organización independiente, en tanto que consolidó los
valores de la oposición como posibles alternativas de comportamiento político” (Hughes,
2009:20).
En este punto que es uno de los principales para el origen de la prensa cívica, resulta
particularmente increíble el tipo de parecido con la prensa descrita en tiempos de la
Revolución Mexicana, con el periodismo floresmagonista por medio del semanario
Regeneración (Víctor Ramos, 1980).
Por ejemplo, la razón de ser de Regeneración se proponía: “Educar al pueblo para que
aprenda a exigir y hacer respetar sus derechos. Porque para que una sociedad cambie no es
suficiente que la clase dominante esté en crisis […] es necesario […] que estén preparados y
organizados para hacerlo” (Ramos, 1980:73).
La investigadora hace una categorización de tres tipos de periodismo que convivieron
juntos hasta el fin del PRI en el poder: “el modelo cívico o de orientación ciudadana, el
autoritario y el regido por el mercado” (Hughes, 2009:20).
5.9 El modelo cívico, el autoritario y el regido por el mercado
Hasta los ochenta [en] el periodismo mexicano […] incentivos,
valores y presupuestos actuaban en conjunto como un
aglutinante que mantenía los patrones de pensamiento y acción
periodísticos estandarizados.
(Hughes, 2009:35)
El tipo de periodismo que destaca de la escisión del autoritarismo es el cívico el cual
manejaba una información que permitía a los ciudadanos comunicar sus necesidades al
gobierno, además de potencializar la rendición de cuentas y brindar oportunidades para
una mayor debate en la esfera pública.
Lo anterior es posible gracias a sus sistema de comunicación bidireccional (es decir, al
habilitado entre el gobierno y la sociedad). El medio se convierte en una especie de scanner
265
respecto a la actuación del Estado, situación que le permite a la ciudadanía un análisis
desde distintas perspectivas.
El requerimiento para posibilitar este tipo de medios se ubica en las salas de redacción,
aquellas que requerían manifestar su autonomía, una visión plural y una “proactividad en la
recopilación de noticias” (Hughes, 2009:20). El producto del trabajo en estos términos
implicó una innovación suficiente para acercar más la vida democrática a la sociedad y
consolidar una respuesta efectiva para que los ciudadanos dejaran de percibir lo que
Cansino considera como una línea común en la que “Los mexicanos hemos sido
espectadores los últimos años de un deterioro institucional y político que abona al
desánimo y el malestar” (Cansino, 2009:235).
Justamente, en la visión que describe el politólogo, el modelo autoritario fue esencial para
que la sociedad civil estuviera ajena a algún tipo de progreso y sólo viera a lo lejos cómo
todo seguía igual o iba empeorando.
Las características del modelo autoritario muestran a sus salas de redacción carentes de
autonomía, con un enfoque editorial estrictamente ligado a “las posiciones del régimen” o
sistema político en el que se encuentren (Hughes, 2009:21).
Hay una actitud pasiva en la búsqueda de noticias ya que “El modelo puede ser impuesto
desde arriba (como en el caso de regímenes autoritarios represivos) o por los periodistas
mismos” (Hughes, 2009:21).
Generalmente, las personas que se ubican dentro de este tipo de periodismo consideran que
el régimen que defienden es bueno y por ende debe ser apoyado “o buscando un ascenso
laboral dentro de su propio medio, o bien una mezcla de ambas” (Hughes, 2009:21).
Jacinto Rodríguez ejemplifica este tipo de prensa con el periódico Novedades, medio que
gozó durante toda su existencia de “una relación feliz, tan feliz que cuando uno de los dos se
fue, cuando el Partido Revolucionario Institucional perdió en las elecciones de julio de
2000, el otro, Novedades, apenas soportaría la soledad 18 meses y para el 31 de diciembre
de 2002 tomaba sus cosas y también desaparecía” (Rodríguez, 2007:101).
O bien, en el diario El Heraldo el cual nace en el sexenio de Díaz Ordaz y cuyo dueño era una
empresario de origen poblano (al igual que el ex presidente), Gabriel Alarcón, y que este
266
medio “al igual que con Novedades, la relación con El Heraldo sería casi una reedición […] De
esa relación, intensa, romántica, comprometida, quedarían sus cartas, de hojas con adornos
en los extremos. Que ellas cuenten esta historia” (Rodríguez, 2007:108). Esas cartas, son
parte de los documentos en el Archivo General de la Nación respecto a los documentos no
revelados de la prensa y el poder.
En este tipo de prensa destaca lo que propone el pensamiento freudiano respecto al poder:
“Desde fuera de un orden externo inapelable, una ley absoluta va a determinar u organizar
la vida de mi propio cuerpo” (Rozitchner, 2003:46).
El otro tipo de periodismo de esta triada es el modelo regido por el mercado y que sólo
puede surgir en un sistema político liberal y un sistema económico sustentado en el
mercado.
Sus características implican que exhiben falta de independencia; realizan investigaciones a
personas de primer nivel en lo político o lo económico sólo cuando resulta redituable, y en
caso de que monitoreen a alguien “al menos, no los amenaza” (Hughes, 2009:21); su oferta
de pluralismo gira en torno a las necesidades del mercado y las noticias tienden a depender
de las presiones del mercado.
Las noticias tienden a depender de las presiones del mercado (subordinación mercantil) y
puede haber un intercambio comercial (contratos publicitarios) a cambio de entrevistas. “El
lugar del ‘poder’ no es el de su mera representación, porque todo lo que éste moviliza para
enfrentarnos está tomado por nosotros mismos colocados en las instituciones colectivas, a
su disposición” (Rozitchner, 2003:71). Si una nota es relevante en términos comerciales
tiende a importar más que una investigación a fondo sobre un rescate bancario, aunque
dicho rescate le haya costado billones de pesos al erario, no es el contenido en sí, sino su
valor simbólico e intercambiable en rating.
5.10 El periodismo cívico en México
Ricardo Flores Magón, escribía: “La Revolución no comienza con
el cambio violento o pacífico […]. Mucho antes de que se intente
el cambio, la Revolución se ha efectuado en la conciencia
colectiva”. (Ramos, 1980:74)
267
Esta categoría de periodismo en México nació con una visión de periodismo autónomo,
proactivo y políticamente diverso, estimuló a la participación ciudadana y a una mayor
rendición de cuentas del Estado a la ciudadanía, se enfocó en una mayor relevancia de las
necesidades civiles y “objetivos ciudadanos expresados por sus practicantes principales”
(Hughes, 2009:22).
La autora estadounidense denomina específicamente al periodismo cívico mexicano como
un watch dog por su labor de intenso escaneo del gobierno. Lo anterior repercutió de dos
maneras inmediatas en la sociedad: 1) representación ciudadana (en los medios cívicos) y
2) rendición de cuentas por parte del gobierno.
Tan sólo como prima facia, el periodismo cívico basa su ejercicio primordial en que la
ciudadanía pueda administrar mejor su vida en sociedad respecto a las practicas
gubernamentales.
Como medidas transitorias fomentó las prácticas democráticas y visiones de mayor
pluralismo. Y aquí me gustaría aclarar un poco más detenidamente qué implica ejercer el
periodismo de forma civilista, pues existe un factor que proviene de la sociedad moderna
(la conformación del Estado como organización social) y que compete a las autoridades, sin
embargo, en realidad, ocurrió un fenómeno en el que las garantías que dicha autoridad
debió dar, las soslayó debido al rezago de los gobiernos del PRI en la esfera social.
Es por eso que la estadounidense señala: “Del concepto de periodismo como instrumento
de defensa o promoción de una causa, el periodismo cívico mexicano tomó prestado el
compromiso general con el establecimiento de la democracia” (Hughes, 2009:22).
¿Qué quiere decir lo anterior? Primero, hay una inmensa simetría con la prensa
floresmagonista y la lucha que tenía contra los abusos a la clase trabajadora, con el saqueo
de las riquezas naturales, con la amenaza a la sociedad civil (gobierno represor); prensa de
principios del siglo XX que antecede a la conformación del régimen presidencialista del PRI
y que surgió dentro de una dictadura militar; periodismo que nace con el fortalecimiento de
la sociedad civil aún primitivo (había un dictador) y que después daría paso a un proceso
bélico en busca de mejores condiciones de vida para la mayor parte del a población
mexicana
268
En su certero análisis del semanario Regeneración, Ramos señala al rompimiento de un
bloque histórico, donde lo viejo tendría que morir para darle paso a lo nuevo y para que
esto pudiera suceder primero se tendría que fomentar una conciencia “intelectual y moral”
del pueblo.
“El tono de sus artículos no iba más allá de la denuncia […] Es necesario una amplia y
profunda crítica de los aparatos hegemónicos dominantes y de todas las instituciones que
mantienen en la ignorancia y el sometimiento a las masas trabajadoras, como paso previo a
cualquier cambio social” (Ramos, 1980:79).
Segundo, el periodismo cívico, sólo fue una pieza eficaz dentro de toda la transformación
mexicana, por eso es que Hughes dice textualmente que la prensa vanguardista de los
ochenta “tomo prestado el compromiso general con el establecimiento de la democracia”.
La relación con los capítulos anteriores toma en este último trazo de mi investigación una
cercanía latente y poderosa en el sentido que existe una larga reflexión que pretendió
conocer cabalmente cada una de las ramificaciones de las que se desprende esta tesis y que
no, y quiero que esto sea evidente, que no depende únicamente de la prensa un cambio, hay
factores “ajenos” que por la comodidad de decir “prensa y gobierno” no se busca más allá,
no se abunda en la medida necesaria.
Lo que trato de decir es que se observa desde un sentido superficial esta larga tradición en
la que gobierno y prensa escrita son fieles amigos, entonces dentro del romance buscado y
alargado por años el régimen priísta logró su cometido, hacer depender a la prensa del
gobierno y sobre todo, prolongarse en el poder por años (Rodríguez, 2007).
Por lo que eso fue fundamental para que “El partido de la revolución jugaría muchos
papeles. En primer lugar, servía como artefacto simbólico […] En segundo término, era un
poderoso aliado de lealtades […] Finalmente, el PRI y sus antepasados habrían de cimentar
la permanencia del sistema. Función simbólica, integradora y reproductiva” (Silva‐Herzog,
2000:23).
En este enfoque, al prensa ocupaba un lugar secundario, de hecho no le importaba, pues
único primordial era tener una plataforma que ofrece el medio para reproducir su “tiranía
invisible”: “No todas las informaciones del PRI pueden vaciarse en el artículo, el reportaje o
269
el editorial, pero en su mayoría pueden ser objeto de trato informativo. Como este <trato>
queda a juicio de los directores, es prudente ejercer un control técnico del espacio y del
sentido de los encabezados. Muchas notas a juicio del director del periódico deben ocupar
un sitio y una extensión y una <cabeza> que de ninguna manera corresponden a la mediana
importancia de la nota. O al revés, por su propio criterio, minimizar su alcance de
información trascendente” (Rodríguez, 2007:80).
Es evidente la intención que el PRI buscaba mediante el control informativo usando no sólo
las instancias del poder, sino de los medios mismos, de los ciudadanos, del espacio público.
Es el uso de esa forma individual que Freud denominó como infantil e imaginaria por medio
de la que el sujeto tiene que entrar en sociedad [o como Foucault opina, que el sujeto es
amarrado] “…el sistema no utiliza el poder de su fuerza para dominarnos, sino también las
fuerzas de los dominados mismos” (Rozitchner, 2003:43).
Entonces cómo entender a una prensa cívica (que en sí, sólo lo anterior ha sido una
introducción) sin el siglo XIX y en especial, sin el floresmagonismo y su hermano y aliado, El
Hijo del Ahuizote.
En momentos prerevolucionarios en México, se libraban unas auténticas batallas a muerte
(literal), pero en las que los periodistas eran el blanco de la dictadura, unas guerras al estilo
Porfirio Díaz en donde o desapareces o te saco del país luego de mandarte al ejército e
incautar tus talleres, oficinas y haberte metida a la cárcel por publicar lo que el gobierno
gasta y debe rendir cuentas.
“El 16 de julio de 1902 salió el primer número de El Hijo del Ahuizote dirigido por Ricardo
Flores Magón […] Pronto fueron visitadas las oficinas e imprenta por la policía para
confiscarlas y llevar presos de nueva cuenta a sus directores, ahora a la prisión militar de
Santiago Tlatelolco” (Ramos, 1980:97).
Pero si sucedía esto era por la pérdida de noción por parte de quienes ejercen el poder
desde el Estado, es así que Lo más básico, el poder es esencialmente lo que se reprime (la
naturaleza, los instintos, a una clase, a los individuos) y funciona mediante una relación de
fuerza establecida en un momento determinado e históricamente localizable (Foucault,
1993).
270
“La represión permitía cada vez menos ‘indisciplinas’; los periodos de libertad eran cada
vez más cortos; la cárcel, cada vez más familiar para los luchadores de la libertad de ideas y
de su expresión a través de la prensa” (Ramos, 1980:97).
Hughes aclara que los medios cívicos “conscientes o no, eran parte de un movimiento
ciudadano más amplio en varios aspectos” y que estos medios tuvieron que denominarse
“independientes” o “democráticos” para diferenciarse de los que eran afines al viejo
régimen (Hughes, 2009:23).
Respecto a lo que generan en la vida social, es la ampliación de una esfera pública que será
plural e independiente de cualquier poder fáctico (político, económico o cultural) y yo en
esta tesis por mencionar a Filomeno Mata o Daniel Cabrera o los hermanos Flores Magón
encuentro una analogía de pensamiento respecto a lo que la investigadora estadounidense
afirma acerca de la actualidad, pues “La calidad de la esfera pública en las complejas
sociedades modernas depende en gran medida del desempeño de los periodistas y de los
medios de comunicación informativos” (Hughes, 2009:23).
En este último punto es sumamente básico lo que propone Ramos: “La función del
periodista en la formación de una opinión pública que crea y defienda los ideales de la
libertad, es una misión de suma importancia. La opinión pública es el contenido político de
una voluntad política que puede ser discordante. Y más aún cuando existe un estado que
ejerce el poder y un control casi absolutos sobre todos los medios de expresión” (Ramos,
1980:83). Reflexión que señala al ejercicio periodístico de la prensa floresmagonista, y
pensamiento que es similar a lo propuesto por Sallie Hughes del modelo cívico, situación
increíblemente peculiar de la genealogía del periodismo mexicano por su contundente
forma paralela en diferentes épocas.
La estadounidense aporta ejemplos contemporáneos que muestran el objetivo civilista de
periodistas de esta categoría; dice de Lázaro Ríos “[él] relaciona la misión informativa de su
periódico directamente con el empoderamiento de la participación ciudadana” (Hughes,
2009:23). Él es Director General Editorial del diario Reforma.
Para la investigadora, esta noción de periodismo cívico y sociedad civil es un muy buen
ejemplo de cómo, al menos temporalmente, se transformó el periodismo durante la
271
democratización mexicana. Con la sentencia de lo “temporal” hace manifiesto (consciente o
inconscientemente) que todo proceso es algo finito.
El momento representativo de una prensa cívica va de la mano con que “Las prácticas
opositoras crecieron en los ochenta y noventa debido al estancamiento económico, la
creciente complejidad de la sociedad y unas condiciones internacionales cambiantes”
(Hughes, 2009).
Por lo tanto, la prensa cívica no era (ni nunca pretendió serlo) un gobierno paralelo a la
decadencia del PRI, ni era la democracia misma llevada al periodismo, era simplemente
parte de esa “creciente complejidad de la sociedad” pero que curiosamente surge durante
esos momentos de coyuntura ochentera; Regeneración tuvo una historia muy parecida, pero
en tiempos que antecedieron a la Revolución.
En la edición del 15 de septiembre de 1901, se publicó la meta del semanario: “la misión del
periodista es muy elevada. Contra el hirviente oleaje de las pasiones y de las
preocupaciones sociales, tiene que luchar a brazo partido, pugnando por encauzar las
conciencias hacia los ideales sanos y viriles de la libertad y la democracia”.
La “creciente complejidad” (Hughes dixit) en la que Regeneración se desarrollaba se
reflejaba en una realidad en la que se pretendía “combatir la superestructura jurídica del
porfirismo. Tengamos en cuenta que los ideólogos del porfirismo los ‘científicos’, muchos de
ellos ‘eminentes abogados’ de la época, habían montado todo un aparato jurídico
reformando parte de la Constitución de 1857, limitando en forma considerable los aspectos
liberales y progresistas de éste, como eran la libertad de expresión y la explotación del
subsuelo por los nacionales […] la cuestión jurídica […] implicaba la defensa de los intereses
de las clases oprimidas; luchar contra los defensores del orden porfirista”, era develar una
fachada jurista (Ramos, 1980:83‐84).
Es fundamental, para este punto de la investigación comprender a detalle que una mala
interpretación del concepto de prensa civilista podría llevar a afirmaciones disparatadas
como que El Ejército Zapatista de Liberación Nacional y la prensa cívica querían derrocar al
gobierno en 1994.
Por eso insistiré de aquí en adelante que hay que evitar la pereza de abarcar una correcta y
272
muy acertada interpretación del modelo cívico. Por ejemplo, el trabajo de Hughes es muy
valioso en cuanto concentra estas formas de periodismo latente en nuestro país que por
medio de entrevistas a profesionales aporta un sustento crítico de lo que realmente implica.
Una evidencia de lo que estoy tratando de decir es: “En las elecciones de Guadalajara, de
1995, los reporteros de radio trabajaron al lado de monitores ciudadanos de las elecciones,
denunciando, al aire y en vivo, las irregularidades de las casillas (Hughes, 2009:27).
Con base en el discurso previamente dicho, la investigadora describe el hecho de que esos
periodistas (civilistas) estaban ejecutando su labor, es decir, trabajaban en la zona de los
hechos, en donde se está dando la noticia y al decir “denunciando” únicamente ella enfatizó
en que se encontraban recopilando información de lo que sucedía a su alrededor; pero que
ciertas terminologías en ocasiones dan un tinte pasional a un trabajo serio y formal (hablo
de Hughes) y veamos:
“los reporteros de radio trabajaron al lado de los monitores ciudadanos de las elecciones,
denunciando”, mi crítica radical se dirige a explicar que esos reporteros no eran unos
agitadores sociales ni nada que se les parezca, eran unos periodistas en busca de
información y cuya labor era transmitir un nuevo suceso dentro de “esta creciente
complejidad de la sociedad”.
Me gustaría aclarar la razón de mi comentario, que como ya dije, es valiosísimo el aporte
que Hughes hace al periodismo, pero que en momentos suele ser un tanto alejada de una
objetividad, me refiero, suele ser pasional al grado que parece que en realidad está diciendo
otra cosa, tal como (en lo anterior) los reporteros también eran unos agitadores sociales.
Aunque no coincido con esa manera romántica en la que cae la investigadora, reproduzco lo
siguiente en el sentido a mi propuesta, que prensa, democracia y sociedad, sí son temas
independientes cada uno del otro y sólo se complementan.
“El rotativo La Jornada apoyó abiertamente al movimiento zapatista, pero periodistas de
diversas publicaciones revelaron que la cobertura del levantamiento tuvo un profundo
impacto en su concepción del periodismo” (Hughes, 2009:27). En este punto, si tal vez soy
muy radical quiero enfatizar mi desacuerdo, pues, dadas las bases que ya se han
mencionado acerca del periodismo cívico o un nuevo enfoque periodístico yo pregunto…
273
¡acaso te tienen que sacar la pistola para tener conciencia de las cosas? No lo creo.
Y poco después continúa acerca del relato “de un joven reportero mexicano” que estuvo
inmerso en la cobertura del EZLN: “Eso nos cambió. Hubo un periodismo de gran seducción
hacia el movimiento. Era una deuda moral que pagábamos por lo que no habíamos hecho
antes” (Hughes, 2009:27).
Ese tipo de comentarios es precisamente lo que hace un poco desproporcionado el sentido
que la investigadora estadounidense le asigna a ciertas variaciones que descontextualizan a
la prensa civilista.
Para comprender lo que quiero decir y tener presente que eso y muchos otros temas son
sustento del modelo civilista queda ad hoc el concepto de la culpa nietzschesiano, “Ese
pensamiento ahora tan corriente y aparentemente tan natural, tan inevitable” (Nietzsche,
2009:82). Ser conscientes de tener deudas con algo más allá de nosotros “no se extinguió ni
siquiera tras el ocaso de la forma organizativa de la <comunidad> […] El sentimiento de
tener una deuda con la divinidad no ha dejado de crecer durante muchos milenios”
(Nietzsche, 2009:116).
Considero que la concepción de prensa cívica es algo mucho más sencillo y que dentro de la
evolución de la transición democrática mexicana al mismo tiempo que había elecciones
impugnadas, mayor pluralidad de partidos políticos en el poder, existió y se ha vivido esa
ampliación de la esfera pública que representó un espacio en que, en este caso, los
periodistas cívicos encontraron un lugar habitable en esta nueva sociedad. Es decir, el
periodista no tiene por qué ser un ente calculable, ni sufrir una “memoria de la voluntad”
sino ser proactivo y vivir su momento para no “seguir y seguir queriendo lo querido una
vez” (Nietzsche, 2009:78).
La conciencia es el sentimiento con el que el sujeto puede disponer de su futuro, si un
periodista civilista se deja achacar deudas que no tiene por qué pagar, entonces, qué legado
le está dejando a la sociedad civil, es más, qué tipo de mala conciencia transmite en su
información y sobre todo cuánta culpa no recaerá en la ciudadanía cuando lea lo que
escribió.
274
5.11 La transformación de los medios autoritarios
Al desbaratarse las instituciones mediáticas autoritarias, no
fueron reemplazadas por una institución monolítica, sino por un
sistema mediático “híbrido”
(Hughes, 2009:28)
De esta transformación genealógica de la democracia en México, la otra prensa, la
autoritaria, viró en un sentido que le permitiera vivir dentro de estas complejidades
sociales modernas.
El modelo híbrido es la representación de “modelos alternativos de creencias y
comportamientos” pues se compone de las tres categorías de periodismo (Cívica,
autoritaria y regida por el mercado), pero que virará siempre más hacia una dirección en
específico. “Aunque en ninguna organización se encuentra un seguimiento puro de uno de
estos modelos, en su conducta y valores se inclina más hacia uno u otro” (Hughes, 2009:28).
La investigadora, en referencia a Fernández y Paxman (2000) y posteriormente a Riva
Palacio (1997) describe el modelo autoritario y señala eficazmente en este punto a las salas
de redacción donde se reproducía el pensamiento del régimen priísta y al más fiel estilo de
como describí en el capítulo 4, la relación de EL Heraldo, su dueño y el PRI, en la prensa
autoritaria “muchos dueños y periodistas servían a sus propios intereses al apoyar al
Estado” (Hughes, 2009:28).
Un ejemplo de sistema híbrido en lo general se suscitó en las cadenas de televisión, en lo
que ahora el “rating” se convirtió en pieza eje y la competencia transformó lo profesional en
una búsqueda de audiencia, con lo que “Los noticieros empezaron a transmitir escándalos
políticos, mientras que eran otros los que descubrían, especialmente cuando imágenes
videograbadas eran filtradas y las faltas morales individuales podían ser exhibidas”
(Hughes, 2009:29).
Esto proviene de ese rompimiento propuesto de la prensa cívica en los ochentas y que “A
finales de los noventa, el periodismo de mercado emergió en México para desafiar el
régimen priísta y al sistema mediático que éste había creado” (Hughes, 2009:29).
El fenómeno civilista en realidad antecede a lo que sería una serie de pasos sucesivos en
275
todos los medios mexicanos y que dicho proceso ya en el año 2000 se había convertido en
civilista o mutó en algo variado a lo autoritario, en ese año: “Una ausencia de independencia
profesional, así como de prácticas y normas contradictorias, caracterizó al sistema
mediático híbrido conforme México se dirigía a la primera elección presidencial después de
la caída del PRI” (Hughes, 2009:31).
Lo anterior se debió a que aquellos periodistas que viraron del periodismo autoritario hacia
el periodismo cívico carecían de una verdadera autonomía profesional, lo que les impidió
“combatir abiertamente la intrusión de lo autoritario o lo comercial en las normas del
periodismo ciudadano” (Hughes, 2009:30).
El tipo de relación que había entre periodismo, organizaciones mediáticas y las
transformaciones de esta nueva complejidad social fueron graduales y propiamente
detectables desde el contenido que los medios transmitían.
En 2000 “Estudié los diarios con mayor detalle porque fueron el primero tipo de medios
masivos en divergir del periodismo pasivo y subordinado al autoritarismo mexicano, y se
volvieron puntos de referencia para la población políticamente activa durante la transición”
(Hughes, 2009:31). Concentra su estudio en los diarios porque fue en la prensa escrita que
el modelo civilista “se manifestó de una manera sostenida e importante” (Hughes, 2009:32).
En el año 2000 un fenómeno se manifestaba de manera distinta a otras épocas ya que las
diferencias ideológicas fueron evidentes luego que el PRI perdiera por primera ocasión el
poder.
Para comprender las características centrales de los tres tipos de periodismo en un mismo
cuadro, retomo el Cuadro 1 (Hughes, 2009:33) en el que se explican estos elementos
básicos y representa la antítesis entre cívicos y autoritarios; por su parte el modelo de
mercado es una situación variable.
Para que este cambio haya trascendido tuvo que darse un proceso que involucra cuatro
ámbitos de la acción institucional como lo son una evolución en el entorno macro de la
sociedad, en el campo organizacional de los medios, en la sala de redacción y sobre todo, en
el mundo sociopsicológico del periodista a título individual.
276
CUADRO 1
5.12 Salas de redacción
Las salas de redacción fueron el punto focal de esta
transformación.
(Hughes, 2009:45)
Dentro de este espacio, se deben considerar 3 variables para que el reportero se haya
convertido en un agente de cambio, para empezar, hay una clara visión respecto a los
valores políticos de oposición al régimen; luego, existirán ideas alternativas acerca del
periodismo y de la sociedad; por último, el poder organizacional para establecer e imponer
la política de la sala de redacción tiene que manifestarse y perdurar.
Hablar de los valores políticos que criticaban a un sistema autoritarios significa que hubo
una oposición al sistema político priísta debido a la manera de proceder en sus políticas
económicas o morales. Requirieron del control de sus salas de redacción para dirigir el
cambio (periodístico).
Las ideas externas que motivaron a los agentes para un nuevo tipo de periodismo, fueron
que éste servía como un “facilitador de la rendición de cuentas y la participación ciudadana”
(Hughes, 2009:36).
Cuando existe una apertura del mercado mexicano (TLC), surgen medios con orientación de
marcado y ellos propusieron un modelo de valores políticos neutrales además de que fue
277
ese contexto social económico que permitió un nuevo y mayor flujo de noticias “y el acceso
a nuevas ideas de los agentes del cambio con orientación ciudadana” (Hughes, 2009:36).
Se vislumbraron ciertas características regionales de los agentes del cambio:
El Periódico EL Norte se opuso a la política económica dirigida por el Estado y por ideas
acerca del periodismo que se habían difundido desde Estados Unidos. Este es un caso
particular debido a la región donde se ubica este rotativo ya que, es limítrofe con el estado
de Texas, en la frontera con Estados Unidos y, Nuevo León, particularmente la ciudad de
Monterrey, es un centro de grandes empresas mexicanas, un lugar industrial por lo que
“Estos valores e ideas eran más comunes en el norte del país que en el centro” (Hughes,
2009:36).
La investigadora habla de una “oposición” pero en realidad era el reflejo de una crítica de
contenido a los modelos que se pretendían implantar en México en materia económica, era
publicar bajo un análisis las cuestiones de las políticas públicas y en especial, proponer esta
nueva prensa que por cuestiones evolutivas de mercado, un grupo industrial en el norte del
país ya no se identificaba con la normatividad en materia económica con el Estado. Y no era
en tiempos tecnocráticas únicamente, Luis Echeverría si a alguien tuvo de ente conflictivo,
fue al grupo de industriales que constantemente le reprochaban sus reformas sin visión de
largo plazo y con consecuencias catastróficas (crisis, devaluación del peso, pérdida de
competitividad).
Así lo manifestó El Norte de Alejandro Junco de la Vega: “Si la clase empresarial se
confrontó en varias ocasiones a Echeverría fue más por su excesiva retórica de izquierda y
porque consideraban que su política económica y social podía tener efectos recesivos e
inflacionarios, amén de un endeudamiento público que podría poner en riesgo el futuro del
país, cuestión que a la postre ocurrió y que se tradujo en un gran desprestigio del
presidente” (Cansino, 2009:147).
Ciertamente es una descripción de la relación de un personaje autoritario con la clase
empresarial y la sociedad, y que simplemente no le importaba, en lo más mínimo otra cosa
que gobernar (mal) al país, es decir, el poder.
La otra vertiente de vanguardia periodística que se presentó en México fue principalmente
en la zona centro del país con otro tipo de características tales como valores políticos de
278
izquierda, influencia de ideas acerca de la ciudadanía, un periodismo proveniente de la
academia mexicana y una influencia de la transición política española.
En ambos casos (el del norte y el del centro), el cambio en el periodismo fue por la
democratización y el ascenso del libre mercado y “Tales transformaciones sociales
redujeron los controles del Estado sobre los medios y cambiaron los incentivos financieros
en pro de una mayor pluralidad política en las noticias” (Hughes, 2009:35).
DIAGRAMA 1
La investigadora refiere a un aumento de voces en la opinión pública, o lo que es lo mismo,
que esa línea editorial única, impuesta desde la Secretaria de Gobernación como en tiempos
de Mario Moya Palencia en el sexenio echeverrista se difuminó por consecuencias
mundiales y un proceso propio de la “complejidad de la sociedad” mexicana de los años
ochenta, por lo tanto, no es extraño que al haber más de una sola opinión, el control por
parte del gobierno disminuyera dado que ya no se manejaría un mensaje único. El diagrama
279
anterior muestra la transformación de las salas de redacción cívicas; pretende mostrar
aquellas influencias que recaen en el agente de cambio para lograr esa transformación.
El trabajo periodístico de carácter civilista refugia su supervivencia en la habilidad de los
periodistas para que identifiquen su propia identidad con una realidad en la que la
participación ciudadana y las medidas para que el Estado rinda cuentas estén
perfectamente bien plantadas en la necesidad de búsqueda de información; en gran medida
es una iniciativa individual del periodista que “depende de la convicción personal y el arrojo
permanente de los emprendedores institucionales que logran el control de sus salas de
redacción y sobreviven lo suficiente como para influir en el resto de los medios”
(Hughes:2009:42).
El nuevo estilo de la prensa cívica se ideó en las salas de redacción, se creó un entorno en el
que confluyeron las identidades de profesionales que consideraron otro tipo de periodismo,
se mezclaron formas organizativas en un macro entorno en transformación, en palabras de
la estadounidense, este sitio (la sala de redacción de la prensa cívica mexicana) “es un
fenómeno de múltiples capas” (Hughes, 2009:45).
Este espacio organizativo contiene metas específicas, mismas que se logran por los
integrantes, quienes comparten valores, expectativas y normas de conducta; esta
experiencia civilista tiene la facultad de convertirse en una “institución trans‐organizativa”
cuando su cultura organizacional trasciende en tiempo y espacio.
Por lo general los medios de comunicación de masas pretenden lograr una eficiencia
económica óptima con un sustento en la investigación en fenómenos sociales que
subvaloran los patrones estandarizados de conducta y valores presentes en las
organizaciones mediáticas.
El proceso evolutivo de la prensa cívica engloba una primer momento, el inicial, en los
ochenta. En esta fase se caracterizó una relación extrema en ocasiones debido a que su
forma periodística compuesta por valores y conductas civilistas provocaban
confrontaciones con el gobierno, por revelaciones o por organizar una nueva institución
periodística en la cual se diera nota de los procedimientos de aquel Estado monopartidista.
Fueron motivados por conocimientos exteriores (periodistas extranjeros), académicos y
por nuevos paradigmas acerca de la independencia de medios con respecto al gobierno.
Es evidente que un logro obtenido en dimensiones de transformación social y profesional
280
implica tener una confrontación con códigos instrumentales de un entorno que era a todas
luces controlado por el Estado.
Los modelos mentales creados en las salas de redacción tenían que ver con cánones no
tomados muy en cuenta, por eso “En el periódico Reforma de la ciudad de México, el código
de vestimenta fue diseñado para incrementar el estatus de los reporteros frente a los
políticos y crear el sentido en la sala de redacción de un propósito común” (Hughes,
2008:60).
En lo general, destaca el papel de los directivos de las salas de redacción al fomentar y
difundir la prensa cívica, es decir, no quedarse con hacer su trabajo, sino darlo a conocer
como una oportunidad de enlace con la sociedad y fortalecimiento del profesionalismo
dentro de un estado autoritario, situación que más allá del directivo o periodista, modificó
la cultura de su grupo y cambió el proceso de socialización de los individuos (que integran
una sala de redacción), una construcción de roles y sobre todo de una contratación
selectiva.
Todo cambio individual tendrá la posibilidad de progresar a un cambio organizacional
mientras los individuos sean capaces de determinar valores, normas conductuales y la
visión del mundo predominante en las salas de redacción.
Aunado a lo que se puede llamar una mayor conciencia por parte del periodista civilista,
existieron factores que coexistieron de forma determinante con la proactividad del
reportero. La crisis del PRI a nivel político, después de varias devaluaciones económicas
obligó a que se tomaran medidas restrictivas de parte de esa institución política, fue un
proceso paulatino que inició en 1985 y que quedó de manifiesto en 2000.
Parte de esa ruptura con el sistema priísta tuvo que ver con que los regímenes opositores
permitieron mayor independencia en los medios, y me estoy refiriendo a la oposición a
nivel local fue ganando terreno lentamente, en el año de 1989 el PRI perdió la primera
gubernatura, en 1993, la oposición contaba con 4 gobernadores y en 1999, ya eran 11
estados y el Distrito Federal, con gobiernos distintos al PRI.
281
“Al mismo tiempo, el gobierno federal inició un proceso de reestructuración económica que
hizo más importantes la demanda de los consumidores para los medios de comunicación”
(Hughes, 2009:64). Lo que ya venía mencionando, las medidas macrosociales hicieron que
DIAGRAMA 2
surgiera una mayor demanda de noticias y que se diversificó, es decir, ya no era sólo la nota
del presidente o del gobierno “ayudando” al pueblo, sino temas de carácter global y, desde
luego, social.
Hughes hace un señalamiento importante, este procedimiento llamado “ajuste estructural”
implicó que lo que hizo el primer tecnócrata en Los Pinos (nacionalización de la banca),
durante el salinismo, se revirtió y por ende los bancos se privatizaron; estos eran los
principales anunciantes en medios (junto con las secretarías de Estado y la Presidencia) y
eso “significó que el gobierno controlara menos recursos económicos con los cuales
amenazar y corromper a los medios de comunicación” (Hughes, 2009:65).
282
Por lo tanto: “Las devaluaciones monetarias y las recesiones económicas restringieron la
capacidad presupuestaria del gobierno, forzando recortes en el dinero previamente
utilizado para la compra de anuncios y para corromper reporteros” (Hughes, 2009:65).
De lo anterior se entiende “compra de anuncios” como arreglos del gobierno con medios y
de lo segundo, “corromper reporteros” viene de lo mismo, pero para ser preciso quiere
decir que el adelgazamiento de ese Estado mexicano de los años ochenta fue aprovechado
por los periodistas que promovían el modelo civilista y era ya en ese entonces más
complicado para el gobierno proceder en contra de una prensa independiente. Había crisis
económica, política y no querían que se convirtiera en crisis social, aunque en 1985 con el
terremoto, en 1988 con las elecciones y en 1994 con el levantamiento armado, era más que
evidente un Estado caótico.
5.13 Auge y transformación de los medios cívicos
Cuando las instituciones se colapsan, surgen nuevas formas de pensar
y comportarse para desafiar las viejas formas
(Hughes, 2009:73)
Los cambios en la prensa mexicana en los años ochenta sucedieron luego de “algunas
fisuras” en el sistema político mexicano, que desde finales de los sesenta aparecieron como
una alternativa que sí cuestionaba el autoritarismo priísta, sin embargo “el entorno político
y económico de la sociedad no permitió que las redacciones innovadoras se extendieran o
sobrevivieran para cuestionar la hegemonía del PRI” (Hughes, 2009:73).
Como ya se mencionó se necesitó de un contexto macro social en el que se desarrollaron
una serie de transformaciones en nuestro país y muchas de ellas tuvieron que ver con una
aproximación a la democratización de México, en el caso de la prensa, difícilmente, medios
civilistas anteriores a la década de los 80s pudieron coexistir con las medidas de control,
salvo la revista Proceso que surgió a finales de 1976 o antes de eso, el Excélsior de Julio
Scherer, que a final de cuentas pertenece al mismo grupo de periodistas que siempre
cuestionaron al gobierno.
283
Es interesante el concepto de nuevo periodismo surgido de esa década renovadora, porque,
básicamente los periodistas sufrieron “los controles políticos y cognitivos” del sistema en
los setenta, y esos, son los que formarían esta nueva prensa cívica.
Una genealogía de los medios civilistas en los ochenta tiene un primer momento años atrás,
cuando Scherer asume la dirección del Excélsior desde 1968 hasta 1976, año en que se
interviene a ese rotativo y se provoca la salida del director y de su equipo, así como de
Becerra Acosta.
El segundo momento es una respuesta a esa intromisión a la vida interna del diario y
primero, Scherer y su equipo lanzaron el semanario Proceso y un año después, Becerra
Acosta y la otra parte crítica del Excélsior formaría el periódico Unomásuno.
En pocas palabras, de un mismo periódico influyente, analítico y crítico en el México
posterior al Movimiento Estudiantil de 1968, se generaron dos medios que son
antecedentes directos de la prensa civilista ochentena.
Scherer dirige con éxito a Proceso y se consolida como un medio elemental y sumamente
crítico del gobierno. Por su parte “ La Jornada [1984], un innovador diario de orientación
cívica temprana, se formó después de que casi la totalidad del staff de Unomásuno
renunciara al considerar que la independencia del diario había sido comprometida”
(Hughes, 2009:64).
Continuando en esta línea del tiempo, en la década de los noventa, Reforma, con el respaldo
del periódico EL Norte decidió implementar un plus en su modelo periodístico: contratar
selectivamente a jóvenes inexpertos para profesionalizarlos con el enfoque deseado y
hacer lo que La Jornada –aunque con periodistas con trayectoria profesional en el caso de
La Jornada e hizo: “Para los agentes del cambio las salas de redacción se volvieron salones
de clase” (Hughes, 2009:64). Más allá de lo que se aprende en una universidad, se requería
reeducar a los nuevos profesionales pues el modelo era realmente novedoso y con
proyección a dos cosas: a futuro y a tener un enfoque relacionado con la sociedad civil,
situación que por lo mismo que no era muy conocida debía enseñarse para contrarrestar o
prevenir los típicos vicios y controles que el Estado tenía para la prensa.
284
Se aprovechó un “relajamiento” del Estado sobre los medios en los ochenta (crisis de l
sistema político priísta), debido a las circunstancias macro sociales previamente
mencionadas y fue que se logró “clavar una cuña en la institución mediática autoritaria”
(Hughes, 2009:73).
Una característica fundamental en la producción noticiosa cívica es su carácter proactivo,
un elemento que define la tendencia a la hora de elaborar el contenido informativo y es al
mismo tiempo una fuente de renovación en la visión periodística.
Hay una relación en este sentido con lo que Nietzsche propone como la culpa. En la década
de los ochenta en la prensa mexicana, ser proactivo implicaba cuestionar “en lugar de
aceptar pasivamente las declaraciones y comunicados del gobierno y buscan activamente
información en temas como corrupción, compadrazgos y fracasos de las políticas públicas”
(Hughes, 2009:93).
Una culpa implica una deuda que se adquiere de los antepasados y es la generadora de una
mala conciencia, un acto individual pero que tiene que ver con los social en donde se
reprime al sujeto con base en criterios que provienen del exterior, pero que el sujeto decide
hacerse cargo de esa “responsabilidad” porque dentro de sí mismo tiene que cubrir una
deuda que está en su prehistoria.
Conforme el individuo quiere hacerse cargo de su culpa, saldarla se vuelve una
“obligación”, por lo tanto y sin, necesariamente saberlo, se condena a sí mismo: “Aquella
tarea de criar un animal al que le sea lícito hacer promesas incluye en sí como condición y
preparación, según lo hemos comprendido ya, la tarea más concreta de hacer antes al
hombre, hasta cierto grado, necesario, uniforme, igual entre iguales, ajustado a regla, y , en
consecuencia, calculable” (Nietzsche, 2009:77).
Estos periodistas fundadores de una nueva corriente toman conciencia de sí mismos y con
respecto al régimen toman una decisión que los separa de esa relación corrupta con el
Estado y concluye aquel “le deben” al gobierno rendir respeto, no hablar mal de él y
285
cumplir a cabalidad lo que se les pide, pues como dijo López Portillo: “No pago para que me
peguen”23.
Esta forma civilista sabedora de otro ejercicio periodístico al que prevalecía en el México
autoritario, eligió un camino en el que no adquiriría esa deuda que el gobierno ofrecía y por
lo tanto, al no tomarla, no tendrán culpa alguna, es decir, no tendrán una deuda que pagar y
sí son libres, son autónomos.
Ese camino varió del modelo común, uno lleno de “Incentivos, valores y presupuestos [que]
actuaban en conjunto como un aglutinante que mantenía los patrones de pensamiento y
acción periodísticos estandarizados” (Hughes, 2009:35).
A juicio de la estadounidense, la autonomía civilista actúa como un muro crítico que se
enfrenta discursivamente al poder político y es una medida analítica de la sociedad; la
autonomía, es una cualidad sin la que no se ejecutaría lo proactivo del periodismo cívico,
pues esta prensa “provee a los ciudadanos de la información que necesitan para exigir la
rendición de cuentas a los funcionarios públicos” (Hughes, 2009:93).
Si un periodista ha adquirido una culpa y por lo tanto, ha tomado la decisión de condenarse
a una deuda [“Cabalmente es en estas donde se hacen promesas {…} El deudor, para
infundir confianza en su promesa de restitución, para dar una garantía de la seriedad y la
santidad de su promesa, para imponer dentro de sí a la conciencia la restitución como un
deber, como una obligación, empeña al acreedor, en virtud de un contrato, y para el caso de
que no pague, otra que todavía <posee>, otra cosa de la que todavía tiene poder, por
ejemplo su cuerpo, o su mujer, o su libertad, o también su vida” (Nietzsche, 2009:83)] cómo
es que podría llamarse “autónomo”, de qué manera un medio se autodenominaría como un
periódico con “autonomía” si ni siquiera va a ser capaz de “reafirmar su independencia
publicando críticas a los más poderosos beneficiarios del régimen del PRI” (Hughes,
2009:90). ¿Cómo?
23 Esta frase se hizo famosa luego de que el semanario Proceso publicó reportajes que criticaban las políticas públicas del gobierno, y en consecuencia, José López Portillo, canceló la publicidad oficial a ese medio con la
consigna de que “No pago para que me peguen”.
286
Al aceptar la deuda, es decir, literalmente al ser “culpable” el periodista avaló a esos
antepasados que le han heredado su propia culpa y por eso ha perdido su oportunidad de
ser libre, porque ya está comprometido.
Si hace algo fuera de lo que la paga de su deuda requiere, entonces su enfermedad interna
se hará presente y ésta, su mala conciencia, actuará como pena porque no está cumpliendo,
y violentamente se culpará o bien, lo culparán por no cumplir.
Por eso, cuestiones como pasividad periodística fueron terminantemente criticadas por los
integrantes de la prensa cívica, pues al no ser en principio independientes consigo mismos,
entonces la información que el periodista “deudor” transmite a la sociedad, qué cualidad
posee en su contenido si no podrá ser empleada por la ciudadanía como una herramienta
de rendición de cuentas con respecto al gobierno.
Su deuda estará primero y la sociedad civil no existirá, podrá criticar a la corrupción,
porque el ya es parte de la corrupción, ya no podrá decir quiénes son los “culpables” de
malas políticas públicas porque ese periodista ya tiene mucho que pagar. Como ejemplo
está otro caso, un especial, de los medios que cuando el PRI dejó Los Pinos, también ellos
desaparecieron de la escena principal.
“Sin más aspiraciones que ser el vocero del gobernante en turno, el expediente sobre El
Nacional viene a confirmar su actuar público […] la relación era de absoluta obediencia […]
se dio mayor impulso a la información deportiva y a la divulgación de asuntos culturales”
(Rodríguez, 2007:122). La diferencia entre ese común denominador de medios autoritarios
en un sistema político autoritario era que ahí existían relaciones (salvo muy contados
medios) como de la Alejandro Carrillo, director de este rotativo quien en 1968 dijo: “a
partir de que me hice cargo de la dirección, y en obediencia a las instrucciones que
personalmente me diera el C. Presidente de la República, desapareció la llamada ‘Plana
Roja’” (Rodríguez, 2007:122).
A mencionar este ejemplo, cabe destacar la diferencia que se dio a partir de la penúltima
década de siglo XX, pues otro tipo de intereses estaban en juego con respecto a la prensa y
es evidente que el proceso de transición en el prensa mexicana regeneró esta relación en el
287
medios y poder, periodismo con carácter civilista que contaba con una visión de la sociedad
civil en la que apuntaba su información.
Fue un cambio que existió en diferentes momentos, pero que inicio en los ochenta, y a raíz
del surgimiento de determinados medios24 es que se aproximaba este nuevo periodismo
como una visión consolidada de un modelo civilista, pues en los ochenta un periódico
hegemónico de la sociedad civil fue La Jornada, el de los noventa fue Reforma y después de
las elecciones de 2000 “En los espacios noticiosos en México estaba librándose una batalla
entre visiones del mundo, normas y valores” (Hughes, 2009:96). Es decir, entre “normales”
y “anormales” diría Foucault.
La investigadora estadounidense revela que aquellos periodistas libres “ayudaron al
debilitamiento de la hegemonía interpretativa del régimen priísta” (Hughes, 2009:98). Lo
anterior hay que dejarlo, la prensa no luchó para derrocar al gobierno, no hay que
equivocarnos, pues ese no es su trabajo. La prensa cívica dio una herramienta
INTERPRETATIVA a la sociedad civil que ayudó a la ciudadanía a ampliar el espacio cívico,
intercambiar ideas plurales y debatir acerca de nuevos temas.
Este pensamiento más plural ayudó a que “ciertas redacciones mexicanas hicieran
coberturas que, siguiendo una orientación cívica de proactividad, autonomía y diversidad
política, de hecho, ayudaron a minar el sistema autoritario”, en este sentido se refiere a las
imposiciones que “Para las elecciones del año 2000, conforme iban declinando los
controles normativos y coercitivos que mantenían subordinados a los medios, el
periodismo cívico compitió por el control de las salas de redacción con las otras
alternativas periodísticas: la autoritaria y la regida por el mercado” (Hughes, 2009:99).
El procedimiento de “minar” desde la prensa al sistema priísta fue además de criticar y
analizar su forma de gobierno, desentenderse del periodismo como arma del gobierno y
verlo mejor como una herramienta social, una prensa civilista. Por ejemplo, en seguida,
siguiendo las ideas textuales de Sallie Hughes, propondré un ejemplo de lo que ella señala y
que sucedió en la historia de la prensa mexicana.
24 Ver capítulo 1
288
“La cooptación fue el método predilecto para tratar con disidencia real y potencial [un
disidente real y potencial en los términos de la investigadora sería Julio Scherer García],
pero el presidente y sus colaboradores tenían la posibilidad de aplicar forzadamente
tácticas represivas, debido a la legitimidad con la que contaba el sistema entre la población
en general [aquí se refiere, por poner un ejemplo de muchos a determinados personajes de
un momento en especial, Luis Echeverría –presidente‐, Regino Díaz Redondo –colaborador‐
, golpe interno a Excélsior en 1976 –tácticas represivas‐] la cual se basaba en el desarrollo
económico de la población urbana, la estabilidad política en comparación con el resto de
América Latina [Salvador Allende, presidente de Chile en los primeros años de los setenta,
visitó México en el sexenio echeverrista, meses después, la Operación Cóndor aniquiló la
democracia chilena, a su presidente y se instauró una dictadura militar por el general
Augusto Pinochet], y la manipulación de los símbolos ideológicos de la revolución en la
ceremonias públicas ritualizadas y en los medios masivos de comunicación (Hughes,
2009:102).
Así, queda de manifiesto lo que César Cansino aporta respecto a la manía nacionalista en la
que incurría el PRI‐gobierno en México, sin embargo, como dice el politólogo, el abuso de
las principales significaciones de lo nacional terminaron agotando al mismo sistema, que
teniendo su base en el producto de la revolución, al acabarse su efectividad, se acabó el
mismo sistema, además de que intervinieron factores como la apertura de mercados. “Con
el nacionalismo revolucionario no sólo se dio coherencia y legitimidad al Estado, sino que
se favoreció la paz social al conciliar contradicciones entre clases y grupos sociales, y
coadyuvó al consenso político nacional” (Cansino, 2009:95).
Consenso social que terminaría en los mismos ochenta y se agudizaría a mediados de los
noventa con otra crisis económica más y ya con una crisis social y política estallada, el
levantamiento guerrillero al sur del país y los asesinatos de dos políticos de primer orden y
de un cardenal.
El contexto, la realidad en la que emerge la prensa cívica tuvo su origen, cuando en los
ochenta “México se había vuelto una sociedad compleja, urbana e industrializada, y la crisis
289
duró lo suficiente como para que la mayoría de la población sintiera sus perjuicios”
(Hughes, 2009:102).
En el ámbito del poder, fue en esta época cuando figuras como Vicente Fox “y otros
neopanistas” levantaron al PAN en preferencias electorales. En el ámbito del dinero,
dirigentes empresariales que antes estaban con el PRI, se unieron a Acción Nacional, “Entre
ellos [los neopanistas] estaba Vicente Fox Quesada, entonces ejecutivo de Coca‐Cola”…
(Hughes, 2009:102.
Justamente en este contexto es que se gestaron las bases de los que en 2000 sería el fin de
una era; en el PRI, las cosas no serían muy distintas, pues aquellos miembros de ese partido
que tenían una ideología identificada con las causas de la izquierda y que estaban en
desacuerdo con las políticas económicas renunciaron a esa institución política, entre ellos
estaría Cuauhtémoc Cárdenas.
Luego de las elecciones de 1988 y el cisma social pos electoral fue que “un pequeño grupo
de intelectuales de la ciudad de México se internó en las montañas de Chiapas para
organizar una rebelión armada” (Hughes, 2009:103). Ya en los noventa, los zapatistas se
levantaron en armas y en la segunda mitad de esa década, otros dos grupos armados en
Guerrero se dieron a conocer entre 1996 y 1997.
Entonces, lo que resulta significativo, dentro de esta relación prensa‐poder, es que la
primera hace énfasis en la sociedad civil para reajustar su propia relación con el gobierno.
La cuestión de que al ser independiente del gobierno, por cuestiones de valores o de
nuevos enfoques periodísticos,, la prensa ejerce una influencia en el espacio social, lo que
sirve de fortaleza a la sociedad civil, o bien a otero poder: la ciudadanía.
“un primer núcleo de agentes del cambio en las redacciones transformó su identidad
profesional siguiendo valores políticos disidentes e ideas distintas sobre el periodismo y su
relación con la sociedad” (Hughes, 2009:145).
Abrir el espacio social promovió que un poder relegado por años (sociedad civil haya
tenido la oportunidad de experimentar su realidad desde una perspectiva diferente, una
290
“realidad compleja” generó un nuevo tipo de relaciones, empezando por la prensa y el
gobierno y, empoderando indirectamente a la sociedad civil
Al respecto, queda evidente que es una cuestión separada, un fenómeno que desemboca en
una transformación cultural y que no necesariamente tiene que ver una con la otra, como
ya lo he dicho anteriormente
Es importante señalar que al transformarse la prensa en México en los ochenta, hablar de la
relación Estado‐medios, inmiscuye directamente a la ciudadanía y al asomarse este nuevo
elemento se comprende que 1) lo evidente, una eficaz herramienta que actúa como
mediador entre gobierno y sociedad se ha consolidado y 2) Existe una sociedad civil.
Por lo tanto, sin una sociedad civil, no podría existir una prensa civilista. Si existe una
ciudadanía que se transforma (se enriquece) en el espacio social, el poder, el Estado mismo,
es una autoridad plural. Si diferenciamos los setentas con respecto a 2000, tendremos que
el proceso de transición mexicana ha significado el surgimiento de un espacio poco
contemplado e incluso reprimido por décadas, el espacio social
La prensa mexicana a partir de los ochenta decide darle una vuelta de página a la transición
mexicana y demás de autonomía como característica en su ejercicio, opta por reconocer su
logro mediante la inserción de nuevos periodistas inexpertos que en las salas de redacción
transformarán este nuevo periodismo en una organización cultural renovada por medio del
liderazgo de otros periodistas proactivos que ejercen su profesionalismo con base en una
nueva normatividad.
Por eso concluyo primero con una frase que engloba gran parte de este capítulo: “Esa fase
de propagación respondió tanto al nuevo contexto de la producción noticiosa como al
trabajo de agentes del cambio para crear nuevas identidades profesionales entre un sector
más amplio de periodistas” (Hughes, 2009:145).
La producción noticiosa depende del entorno y en un momento de apertura de mercados,
de globalización, importó bastante que otro tipo de noticias giraran en el espacio público y
que fueran requeridas como algo necesario para comprender la nueva etapa que se estaba
viviendo.
291
Los agentes del cambio fueron personas aguerridas y llenas de carácter que supieron
ejercer desde las salas de redacción un nuevo enfoque periodístico en el que lo profesional
estaba estrechamente ligado con los valores.
292
CONCLUSIONES
Preocupado Scherer porque la mujer se había golpeado en la ceja
y sangraba mientras Scherer le decía discúlpeme ¿qué le pasó? Yo
le pago el golpe aquí está mi tarjeta, ¿usted es Julio Scherer?
Preguntó la mujer sorprendida, sí señora discúlpeme ¿se golpeó
muy fuerte? ¿se siente mal?, qué lástima conocerlo en estas
circunstancias dijo la mujer que admiraba a Julio Scherer desde
Excélsior y estaba enterada de todo y era ella quien ahora decía
no se preocupe señor Scherer no fue nada, no hay problema.
(Vicente Leñero, 2007:322)
Encontraremos a lo largo de la genealogía del periodismo crítico mexicano una constante:
dotar a la sociedad de los elementos indispensables para crear en ella una conciencia social
acerca de sus derechos fundamentales y los deberes que el gobierno en turno debe cumplir.
Abordamos esta visión crítica del ejercicio periodístico desde la perspectiva de: El
Despertador Americano; casi un siglo después, Regeneración; y ya en el siglo XX, en los
setenta, Excélsior. Estas publicaciones ejercieron una influencia determinante en la prensa y
en la sociedad mexicana de su tiempo.
Detectamos que en el periodo posterior a la independencia de México, pasando por la
Reforma y hasta mediados de la dictadura porfirista, las constantes pugnas entre los dos
bandos políticos en los que se cimentó la democracia mexicana (liberales y conservadores)
provocaron un estado de turbulencia permanente en la sociedad mexicana y se caracterizó
por ser un largo “momento de extremos”.
Por ejemplo, con respecto al periodismo, lo radical que podía llegar a ser un bando era
determinante para imponer su visión sobre la otra parte mientras su grupo estuviera en el
poder, con la consecuente desaparición momentánea de publicaciones diferentes a la
ideología imperante por ese grupo en el poder.
En respuesta, cuando caía ese régimen, las publicaciones que fueron reprimidas o
segregadas, volvían a distribuirse y las que apoyaban al antiguo gobierno preferían salir de
circulación mientras “las aguas se apaciguaban” para su causa. En realidad, podemos
293
distinguir a la mayor parte del siglo XIX como un periodo verdaderamente caótico del
sistema político mexicano.
Destacaron periódicos como EL Siglo XIX, El Monitor Republicano, El imparcial y El Tiempo.
Por parte de los periodistas liberales ubicamos a Francisco Zarco y por parte de los
conservadores a Ireneo Paz.
El proceso de la guerra en que se desarrolló la Revolución Mexicana implicó un reacomodo
de distintos bandos en los que perduró la búsqueda de un establecimiento de la paz para
poder formar un gobierno que bajo las normas de la Constitución de 1917 pretendía ser
“democrático”, pero cuya finalidad era crear un sistema político que perdurara en el poder a
través de los años y es así como surge el Partido Nacional Revolucionario cuyo objetivo fue
hacer del gobierno mexicano un sistema presidencialista que fuera llevado de la mano por
“el partido nacional”, el partido de México, lo que durante 71 años fue gobierno de partido
único.
A través de este “reacomodo” es que la vida de la sociedad mexicana en el siglo XX estaría
inmersa en un alud de corporativismo, nacionalismo, populismo, guerra sucia y nula
participación ciudadana.
En términos sociales, los gobernantes en el siglo XX en México se dedicaron a chingar la
sociedad, a su democracia y a la libertad de los mexicanos, en el sentido en que el nobel de
literatura, Octavio Paz utiliza ese término:
“La palabra chingar, con todas estas múltiples significaciones, define gran parte de nuestra
vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas. Para el
mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, de humillar,
castigar y ofender. O a la inversa. Esta concepción de la vida social como combate engendra
fatalmente la división de la sociedad en fuertes y débiles” (Paz, 1950:32).
El poeta aproxima su análisis a un uso en el que las personas “fuertes” son aquellos que
mediante su abuso de autoridad y de sentido crítico, transgreden al débil para manifestarle
su superioridad, pero sin ningún trasfondo, únicamente con la finalidad de demostrar cierta
294
hombría que oculta se cerrazón ante el mundo, ante la razón y ante una forma de
autoaceptación.
Precisamente fue a partir de un acto de estas características en que sostenemos que en
1968 se pudo decir que “Cuando alguien ejecuta un acto desmesurado y contra las reglas,
comentamos: ‘hizo una chingadera’” (Paz, 1950: 32). Nos referimos al uso de la fuerza
pública que con fines de control social el gobierno mexicano organizó un estado de las cosas
en donde estableció una alianza con la prensa para hacer frente a una represión histórica
coordinada directamente desde la Secretaría de Gobernación y que tenía la finalidad de
matar a estudiantes para, mediante un acto intimidatorio, hacer valer su fuerza sobre una
sociedad mexicana que a diferencia de los treinta, a finales de los sesenta comenzaba a
mostrar inconformidad con un sistema autoritarista.
Dado el origen del sistema político mexicano del PRI gobierno, mantenerse en le poder
implicaba crear una estrategia de comunicación social en el que se estableciera una alianza
con los medios de comunicación y crear situaciones en las que la finalidad era mantener al
periodismo fuera de toda búsqueda de autonomía, de crítica y de una visión social.
Luis Echeverría fue el presidente que más basó su política en un empleo estrechamente
ligado a estrategias informativas, por eso su necesidad de controlar primero a los dueños de
medios y posteriormente, con ello se lograría su control social en un momento de
inconformidad, que para que pudiera ser posible requirió de medidas represivas
coordinadas entre las instancias del gobierno, presidencia, Ministerios Públicos, Policía y
Ejército: a esta medida implementada por el Estado mexicano se le llamó “Guerra Sucia” y
en los setenta tiene su momento cúspide como factor de estabilizador social a través de la
represión de discidentes.
Con respecto a la prensa cívica, es através del ejercicio periodístico del tercero de nuestros
personajes esenciales en la genealogía periodística mexicana de donde surgiría un grupo de
periodistas civilistas pioneros que luego del golpe a Excélsior y tras su paso por medios
posteriores como Proceso o Unomásuno a finales de los setenta; en la década de los ochenta,
ya con una visión más comprometida del tipo de ejercicio periodístico profesional que actúa
en una sociedad crítica es que comenzaría un surgimiento de medios de carácter cívico que
295
a través de la influencia de agentes de cambio dentro de las salas de redacción a sus
compañeros de trabajo, primero generaron una reconceptualización del periodismo que
debían de trabajar y posteriormente al repercutir en la escala social influenciaron a otros
medios para así, consolidar a lo largo del tiempo el modelo civilista de periodismo en
México.
Este proceso que tiene que ver con un modelo profesional de prensa, se acentuó dentro de
un periodo compuesto por “una complejidad social” de los ochenta que tenía sus propias
características y que por ese carácter único, existió la posibilidad de vivir un cambio en la
estructura social‐política de México.
El proceso de transformación fue producto de elementos externos como el auge en el
mundo, del sistema neoliberal y con ello la apertura de mercados; en un aspecto interior,
los malos gobiernos del PRI a causa de políticas mal encausadas en años provocaron una
aceleración del empobrecimiento de la gente en tan sólo una década y básicamente en los
gobiernos de Echeverría y López Portillo.
Fue un hartazgo social que había sido reprimido desde esa chingadera de 1968 y que en la
década de los ochenta logra manifestarse y cohesionar a una sociedad civil que se sirvió de
un periodismo cívico para fortalecer el debate en el espacio público y hacer que los
gobiernos rindieran cuenta de sus actos al mantenerlos bajo vigilancia como si fueran
periódicos tipo watch dog.
Fue un proceso que permitió romper con un modelo autoritario de periodismo que
perduraba en México en sintonía con el sistema político, pero que se logró transformar,
debido a esa “complejidad social” en medios cívicos, en medios regidos por el mercado o en
medios híbridos.
La visión particular de educar a la sociedad, que rescatamos del pensamiento de Ricardo
Flores Magón hace ya más de 100 años es una cuestión muy vigente y que se sigue
ejerciendo en una ya más consolidada visión cívica del periodismo en México, pero que a
través de publicaciones como La Jornada, Reforma o Proceso tiene a sus principales
exponentes.
296
Aún no ha surgido una figura representativa que continúe y transforme a un periodismo
crítico como lo ha sido Julio Scherer, y que en los setenta, a través de su trabajo, enseñó una
forma lúcida de hacer periodismo social, es un personaje que se mantiene como el
estandarte de la autonomía periodística mexicana, de la proactividad y de una visión plural
de la realidad.
Pienso que se debería estudiar a profundidad el pensamiento de periodistas como Jacinto
Rodríguez Munguía, quien realizó ese magnífico análisis de la relación prensa y poder en
México, trabajo sin el cual, aspectos sustentados en documentos oficiales no se tendrían
para que comprendamos el rol que ha jugado la prensa respecto al poder y a la sociedad.
Por otra parte, el esfuerzo de la investigación que Sallie Hughes realizó para elaborar los
sustentos de un modelo de periodismo cívico en México se deberían retomar en
universidades para una mayor reflexión que lleve a las nuevas generaciones a establecer
una verdadera postura crítica respecto al papel que juega la prensa.
Es indispensable que mencionemos el aún imberbe sentido de la concepción que se tiene
del poder, ya sea epistemológicamente o en la relación que existe de todo gobierno con la
sociedad, reflexión que, a través del pensamiento de Nietzsche y de Foucault se puede
reconocer el tipo de “complejidad social” en la que se desarrolla la ciudadanía del siglo XXI.
Una sociedad civil no podría existir sin una prensa proactiva, plural y autónoma. Así de
sencillo. De esta manera agradezco al lector que critica y que hace de su pensamiento
opiniones en busca de un debate para ejercer su libertad como ciudadano y fortaleciendo el
espacio social al transmitir su pensamiento.
297
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