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ALGUNOS CUENTOS
CONTENIDO
1 Absurdo
2 Amanda
3 Fuerzas Ocultas
4 Infortunio
5 Miseria
6 Penumbra
Absurdo
Era el tiempo adecuado, pero, debía su vida a la muerte, muchas veces
reflexionó sobre esto sin mantener jamás la palabra de su promesa, sin
amar nunca lo que Dios le ofreció, y sin ser, quien tenía la voluntad de
cambiar su mundo. Ahora no tenía enormes energías, y jamás las tuvo,
entonces, ¿porqué era el indicado?.
Siniestro o diabólico, oscura influencia maligna inusual, que se
se apodera de una persona, y la hace reprimirse a ese inestable espacio
esotérico y esquizofrénico como la posesión demoniaca. Tampoco, era
el tiempo para morir; menos aún, sin arrancar sus despojos del alcohol
y de las drogas. Siguiendo esa vía enigmática se agujeró el pellejo con
pesares, fue dominado por el demonio en el tiempo de su perdición, su
logro fue, ser el mas ruin y miserable de su comunidad.
Ahora el camino es la reivindicación con el tiempo perdido, un
desaliento como la soledad y la angustia tendrían que desaparecer.
Sergio rascó su barba curtida y entreverada, y una amplia mue-
ca contorsionó su rostro, sus dientes carcomidos, mordieron sus labios
resecos, giró ágil sobre su pie derecho y emprendió la moribunda mar-
cha hacia la confrontación, ¿sería él, vencedor?.
Sus pasos caían sobre el asfalto árido, la siniestra prolongación
de la carretera de concreto estaba a varios metros, y cuadra tras cuadra
ya estaba sobre ella, pisoteando casi su objetivo, divisando, la extensa,
solitaria, fría y tenebrosa avenida hacia lo misterioso, un tiempo trans-
curriendo en un espacio para los vivos desconocido, un lazo de amarre
que te sujeta y vas siendo succionado hasta coagularte toda la sangre y
llevarte por fases a un estado inerte o pudrición.
- ¡Condenada vida! - pronunció melancólico horas antes de sus
enfermas ansiedades, pensó solo en su desagradable condición y abso-
lutamente en toda la basura que a tenido que soportar, como ser huma-
no decadente y rechazado. Alguna, algunas o quizás muchas veces, es-
tuvo riéndose en su extraño mundo de impotencias.
Aplastado, arrastrado en su letal inmundicia, el dolor y el cora-
je le arrancaban las carnes por tirones, el odio, y el desprecio sobre to-
da perdición que existe sobre la tierra, o que subsiste en nuestra mente
infernal.
Su pensamiento era mas que un triste lamento, era, la reflexión
de una vida agónica inmersa entre dos estados temidos:
La vida y la muerte.
Nada, se pudo hacer por salvarle la vida, una sobredosis, acabó
con su lucha; perdió en la mas completa suciedad, que puede llegar un
ser humano.
Otros se han ahorcado, disparado, y arrojado a los automotores
cuando la muerte no los necesita, para quedar vagando en el limbo co-
mo espíritus difusos; creyendo que no han muerto y tratando de seguir
suicidándose una y otra vez, sin límite de tiempo en su espacio dimen-
sional equidistante al nuestro, pero, paralelo, una yuxtaposición miste-
riosa que nos aterra.
Su alto grado de conciencia, lo había elegido, como, el posible,
ejemplo de superación, pero nada, todo aquello fue un sueño traumáti-
co, desesperante, una muerte agónica y maniática, el desenlace cruel y
afligido de escurrirse lentamente, dentro del infierno mental, que crea-
mos con nuestras acciones, morimos primero en él y después de tantos
sufrimientos desaparecemos.
FIN
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