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Antihéroe de la memoriaEnsayo sobre la invisibilidad
Rodrigo Ignacio
Santiago, Chile
Antihéroe de la memoria Ensayo sobre la invisibilidad
Rodrigo Ignacio Cabello Zárate
Santiago, Chile, viernes 29 de agosto de 2014
1
2
Antihéroe de la memoria
Ensayo sobre la invisibilidad
1
Invisible. Este ensayo trata sobre el que fue invisible. El que de alguna u otra forma se
tornó invisible. El que no se ve, el que pasó desapercibido, el que no salió, el que
quedó fuera de la historia, el que no logró protagonismo, el que no fue héroe, ni tan
héroe, pero tampoco ni tan antihéroe, el que estuvo ahí, el que vio la historia, el que
también la vivió, pero no la protagonizó, el que vivió para contarla, el que sufrió, pero
no tanto, el que no se arriesgó, el que no gritó, el que no lloró y no mamó, el que no
pudo con su miedo, el que arriesgó algo, pero tampoco tanto, el que no se definió, el
que no fue de izquierda. Ni de derecha. Ni de centro. Ni de centro izquierda, ni centro
derecha, ni conservador, ni liberal, ni progresista. El que necesitó ayuda, el que dio
ayuda, el que contuvo, el que escuchó, el que obedeció, el que siguió las ordenes, el
que respetó las reglas, el que quiso vivir, el que corrió, el que escapó, pero se mantuvo.
El que persistió, el paciente, el que no fue nada, el que perdió por ser nada, el que no
vieron, el que no sintieron, el que no conocieron, el que se durmió y se lo llevó el río, el
que algo ganó, pero ni él sabe bien qué. El que no movió masas, el que no hizo
discursos, el sin opinión, el amarillo, el naranjo, el mestizo, el que jamás fue rojo, ni
azul, el que se enojó, el que sintió ira y se la comió, el que algo lloró, solo. El que no
quiso irse, pero tampoco quedarse, solo el que estuvo, el que sobrevivió. El que no
tuvo identidad, el que fue sujeto y no individuo, el que no cayó en combate, el que
nunca fue mito, el que no tuvo imagen, el que no perduró en la memoria, ni en la
memoria colectiva, ni en la memoria individual, ni en la memoria oficial, ni en la
memoria oculta, ni en la memoria subversiva, ni en la buena memoria, ni en la mala
memoria. El que no denunció, el que no dijo, el que miró para el lado, pero algo vio, el
que algo escuchó, el que a alguien igual salvó. El que se hizo el tonto, pero ni tanto.
2
Hipótesis. Este ensayo plantea una hipótesis, la del individuo que por haber vivido en
el peligro termina por invisibilizarse como mecanismo de defensa (in)consiente, por
auto anularse. Producto de este desvanecimiento es sancionado como responsable
(pasivo) de los feroces actos y crímenes de lesa humanidad propios de las dictaduras,
dicho de otra manera: El problema sobre cómo la sociedad otorga criterios de valor
(valientes y cobardes, héroes y villanos) a quienes participaron (sea como víctimas o
victimarios) en procesos de violaciones a los derechos humanos, sacralizando héroes
y demonizando villanos, siempre protagónicos, anulando a su vez al personaje
3
secundario, el antihéroe, el que no figuró en la historia, o peor aún, criminalizando la
figura del individuo por sobre la del sujeto. ¿Fue un crimen haber sobrevivido a la
dictadura? ¿Tiene menos valor alguien que haya sobrevivido en el exilio que al
interior mismo de la dictadura, en este caso Chile? ¿Es culpable aquel que no sufrió
torturas ni vejámenes solo por el hecho de protegerse él y a los suyos? ¿Cuáles son los
grados de responsabilidad o culpabilidad por el hecho de ser un sobreviviente?
Esta hipótesis surge de la lectura de Me dijo Miranda, novela de Federico Galende
publicada el 2013. En ella se ve la figura de Miranda como aquel que cuenta la historia,
pero no es el narrador de la novela. Y es además el protagonista de la novela, aunque
no es la figura principal de lo que pasa1, el héroe, el gran protagónico es sin duda la
figura del ex presidente Salvador Allende.
Miranda es un policía que pasará de la Brigada de
Homicidios a la Policía Política y de la Policía Política a
la Guardia Presidencial. El héroe de esta historia es el
héroe de la historia, es decir Salvador Allende; Miranda
es, por su parte, “un hombre capaz de diluirse”, un
hombre al que “lo que lo distinguía era su facultad para
pasar desapercibido”. 2
Efectivamente es como si la HISTORIA (con mayúsculas) pasara por el lado de
Miranda, frente a sus ojos, donde héroes y villanos la protagonizan y él solo entra y
sale, cumpliendo su deber, haciendo lo que le corresponde, mirando y cuando se le
ordene actuando. La cifra utilizada por Galende en Me dijo Miranda, sucede como una
narración oblicua de los hechos por todos conocidos, una mirada filtrada, objetivada
de los hechos, a modo de lo que hace Tom Stoppard en su novela Rosencrantz and
Guildenstern are dead (1966), donde, se narra la historia del príncipe Hamlet a través
de dos personajes secundarios que aparecen en el drama de William Shakespeare
(Rosencrantz y Guildenstern, dos cortesanos que intentan conquistar el
compañerismo de Hamlet por orden del Rey Claudio, absolutamente secundarios
mueren en el original de Shakespeare, tan secundarios que seguramente el grueso de
las personas no recuerda siquiera dichos personajes). Stoppard cita los hitos de la
historia original, pero narrados por esta dupla secundaria, cambiando inclusive el
género de la obra de tragedia a comedia, vemos a la dupla de secundarios en primer
plano sosteniendo un diálogo mientras de fondo pasan Hamlet y Ofelia discutiendo, o
1 Kohan, Martin. (2013) El que debe ser mirado, en Galende, Federico. (2013) Me dijo Miranda. Santiago,
Chile. Ed. Alquimia. Pág. 228. 2 Ibid. Contraportada.
4
al príncipe de Dinamarca cruzando la escena al fondo con el cráneo de Yorek en la
mano (Seguramente en su monólogo del Ser o no ser), imágenes de fondo que sabemos
pertenecen a la historia oficial, pero que en esta ocasión transcurren como telón de
fondo; esta operación literaria se puede percibir de igual manera en El tercer Reich de
Roberto Bolaño (Escrita en 1989 y publicada póstumamente en el año 2010), o
Formas de volver a casa (2011) de Alejandro Zambra, en donde siempre figura la meta
literatura como estructura del relato, la del sujeto que intenta relatar en la voz de un
individuo hechos de un pasado reciente. Algo similar ocurre en Me dijo Miranda,
donde narrar con Miranda de por medio, o sea no lo que pasó, sino lo que Mirando
dijo, supone hacer pasar la realidad de los acontecimientos políticos por el tamiz de la
perspectiva de ese hombre lateral, fácil de omitir, fácil de olvidar.3
En este último punto es donde se detiene el ensayo ¿Es responsable Miranda (como
muchos otros chilenos) de diluirse en el relato de los héroes de la dictadura? ¿Es
Miranda culpable de no anteponer su cuerpo por salvar al Héroe de la historia? ¿Es
Miranda un antihéroe por no querer figurar en la HISTORIA como un mártir de la
dictadura?
Para poder re-flexionar sobre esta idea habrán algunos conceptos en torno a los
cuales se hará esta flexión: (anti) héroe y memoria. Para el desarrollo de estas
reflexiones se ha tomado como autores principales a Tzvetan Todorov como una de
las voces más relevantes del estructuralismo Ruso y sus aportes al análisis literario y
concepto de memoria; Umberto Eco, filólogo, historiador y filósofo italiano y sus
aportes en el análisis de la sociedad contemporánea; Joseph Campbell, mitólogo,
escritor y profesor estadounidense y sus aportes al entendimiento del concepto de
héroe; Ruben Chababo licenciado en literatura, escritor y director del Museo de la
Memoria de la ciudad de Rosario, Argentina quien en su última publicación tensiona
precisamente los conceptos entre heroísmo y situaciones de emergencia política y
social; y por último, Marco Antonio de la Parra, siquiatra y dramaturgo chileno, testigo
(y en cierta medida protagonista) de la cultura chilena en el período de dictadura. Este
marco teórico pretende ser el sostén que sirva a la fundamentación en la búsqueda a
una respuesta a la cuestión central que plantea el presente ensayo.
3
El héroe. ¿Qué es un héroe? ¿Qué define a un ser humano para entrar en esta
categoría? ¿A qué nos referimos cuando hablamos de héroe? Al abordar primero el
concepto de héroe, algunos de sus alcances, definiciones y problemáticas, se aborda a
3 Kohan, Martin. (2013) El que debe ser mirado, en Galende, Federico. (2013) Me dijo Miranda. Santiago,
Chile. Ed. Alquimia. Pág. 229.
5
su vez, por antítesis, el concepto de antihéroe. El héroe, según Campbell en su libro El
héroe de las mil caras:
… Inicia su aventura desde el mundo de todos los días
hacia una región de prodigios sobrenaturales, se
enfrenta con fuerzas fabulosas y gana una victoria
decisiva; el héroe regresa de su misteriosa aventura con
la fuerza de otorgar dones a sus hermanos.4
Se desprende por medio de la operación mencionada por Campbell, que todo héroe
inicia un viaje, un movimiento, este movimiento conlleva acción, ésta sola acción
heroica o la reiteración de la acción heroica, daría paso a la creación del mito, que es
en definitiva uno de los espacios donde trabaja la narrativa de las memorias, el
espacio donde se construyen los héroes de la memoria, idealizando esta figura y
dando, en definitiva, paso al mito.
Por otra parte, al remitirse a la definición de héroe en el sentido amplio, se encuentra
que “héroe” es aquel que salva a otras personas de un grave peligro, produciendo con
ello un hecho noticiable o mediático; héroe en su sentido literario es simplemente el
personaje central de una obra, cuyas acciones o hazañas se relatan. 5 En este sentido
Miranda no cumple con las características que pudieran convertirlo en héroe. En
términos netamente literarios nos enfrentamos ante una fórmula no tradicional de
relato, ya que Miranda por un lado no es ni el narrador de la historia, aparentemente
es el propio Galende quien relata, pero por otro lado tampoco es el protagonista de la
historia, ya que ese sitio está destinado a Allende. Miranda es el filtro, Miranda es el
que estuvo ahí y puede contar como vio las cosas, es el que vivió en torno a la figura
central de Allende. En el sentido amplio de la definición de héroe, Miranda cumple a
medias, si bien cumple (solo) con su deber como Guardia de la Presidencia, no logra el
objeto final que es salvar la vida del presidente.
Pero ¿Qué pasa con la condición del héroe en el mundo contemporáneo? Eco en
Apocalípticos e integrados, indica que a veces las virtudes del héroe se humanizan y
sus poderes más que sobrenaturales, constituyen la más alta realización de un poder
natural: la astucia, la rapidez, la habilidad bélica, o incluso la inteligencia silogística y
el simple espíritu de observación,6 es decir, la lucha ya no es contra los dioses, ya no se
requiere de un don sobre natural, ni de fuerzas extra planetarias, esto supone a la vez
un problema: la lucha es ahora la del hombre contra el hombre por medio de la
4 Campbell, Joseph. (1949) El héroe de las mil caras. DF. México. Ed. Fondo de Cultura. Pág. 35. 5 En www.wikipedia.org/wiki/Héroe Visitado el martes 26 de agosto de 2014 a las 12:58 hrs. 6 Eco, Humberto. (2011) Apocalípticos e integrados. Barcelona, España. Ed. Lumen. Pág. 268.
6
utilización exacerbada de sus propios medios y la tecnología. Este problema nos
sumerge en cuestiones de la contemporaneidad (lucha de clases, enemigo interno del
estado, la individualización del sujeto, etc.), esta cuestión gatilla al menos dos claras
alternativas: la operación del sujeto en pos de un bien común, o bien la emergencia del
individuo, o como diría Eco el surgimiento de los integrados, como aquellos que se
amoldan, se integran a la masa y de diluyen en la misma, Miranda pasaría entonces a
ser un integrado (no apocalíptico) que se diluye en su individualidad.
Si el acercamiento al concepto de héroe propone entrar a una región de prodigios
sobrenaturales donde se salva a personas de graves peligros, donde la rapidez, la
astucia y la habilidad bélica son características inherentes a su condición
contemporánea, o ser -en el sentido literario- el personaje central de una obra;
operando por lógica opuesta, el antihéroe será aquel que no entra en una región de
prodigios sobrenaturales, aquel que no logra salvar a las personas de graves peligros,
aquel que no se caracteriza por su rapidez, astucia o habilidad bélica y aquel que no es
el personaje central de la obra, en consecuencia, Miranda, sí cumple con estos últimos
atributos, ergo, cumple eventualmente con el rol del antihéroe.
4
La memoria. ¿Qué es la memoria? Las definiciones del concepto memoria abarcan
una infinidad de acepciones dependiendo del contexto en que se le utilice. Para efectos
de este ensayo se utilizará la acepción del concepto vinculada a temas de historia
reciente del país, a la memoria en dictadura, la memoria a la que nos lleva Galende, la
del golpe militar el once de septiembre de mil novecientos setenta y tres. Es la
memoria dolorosa la que pone en juego Galende por medio de lo que nos puede contar
Miranda. Pierre Nora en Les lieux de mémoire, aporta con una conceptualización al
menos válida:
La memoria es la vida, siempre encarnada en grupos
vivientes y, en ese sentido, está en evolución permanente,
abierta a la dialéctica del recuerdo y de la amnesia,
inconsciente de sus deformaciones sucesivas, vulnerable
a todas las utilizaciones y manipulaciones, capaz de
largas latencias y repentinas revitalizaciones. La
historia es la reconstrucción siempre problemática e
incompleta de lo que ya no es. La memoria es un
fenómeno siempre actual, un lazo vivido en el presente
eterno; la historia, una representación del pasado. Por
ser efectiva y mágica, la memoria solo se ajusta a
detalles que la reafirman; se nutre de recuerdos
7
borrosos, empalmados, globales o flotantes, particulares
o simbólicos; es sensible a todas las transferencias,
pantallas, censuras o proyecciones.7
Son aclaradores los alcances que da Nora en torno a separar, diferenciar y definir los
conceptos de memoria versus historia, tan homologados, confundidos y utilizados casi
como sinónimos. De lo que acá se habla es de la memoria y todas sus subjetivaciones,
del cómo un hecho puntual, es visto según el prisma individual de cada memoria como
distinto, a veces casi opuesto, también habrá puntos más o menos coincidentes a lo
que se le llamará memoria colectiva. Lo que percibimos en Me dijo Miranda, es la
memoria de Miranda, no es la historia, sino la memoria, o la historia filtrada por la
memoria de Miranda.
La memoria será un acto subjetivo donde solo algunos hechos son rescatables al
recuerdo del individuo que los evoca, en consecuencia, la memoria es un proceso
individual, es una construcción que se hace en un momento dado, la memoria no es
pasado, sino como se interpreta y se le da sentido a ese pasado en este momento
presente, es hacer vivos los recuerdos en el presente para ampliarlos hacia el futuro,
como plantea Todorov en Usos de la memoria, el ser humano se distingue de otras
especies animales por su conciencia de encontrarse inscrito en el tiempo y esta
conciencia del tiempo transcurrido es lo que se denomina memoria sea ésta individual
o colectiva, en un sentido muy general. La memoria no se contrapone al concepto de
olvido, la memoria en cierto sentido es el olvido:
La restitución integral del pasado es algo imposible pues
la memoria siempre implica una selección: ciertos rasgos
de los sucesos vividos son conservados, otros apartados
de inmediato, o poco a poco, por lo tanto, olvidados. Por
eso es desconcertante que llamen memoria a la
capacidad de los computadores para conservar
información: a esta operación le falta un rasgo
constitutivo de la memoria, el olvido. Paradojalmente,
uno podría decir que, lejos de oponerse, la memoria es
olvido: olvido parcial y orientado, olvido indispensable.8
7 Nora, Pierre. (2009). Les lieux de mémorie. Santiago, Chile. Ed. LOM. Pág. 20-21 8 Todorov, Tzvetan. (2013). Los usos de la memoria. Santiago, Chile. Ed. Museo de la Memoria y los
Derechos Humanos. Pág.18
8
Esto último da algunas luces sobre porqué existe cierta tendencia a la tentación de
construir una memoria idealizada, en donde el joven combatiente se le recuerda como
un héroe plagado de virtudes, sin contradicciones ni defectos tan propios de la
condición humana, o como se recuerda a la figura de la víctima elevándola también a
la categoría de héroe donde sus sufrimientos son la moneda de cambio por subir en el
escalafón moral del presente.
En la construcción de memoria que se produce en la operación realizada por Galende
en Me dijo Miranda, se asiste a una memoria que carece de esta idealización ya que
Miranda no es víctima, pero tampoco es héroe, Miranda está ahí, es el punto medio, es
el eje, la bisagra entre uno y otro y aparentemente estar en el punto medio es tan
condenable en el ámbito de la memoria como estar en la posición del malhechor, del
antihéroe.
5
Anti héroe de la memoria. Se ha realizado una aproximación al concepto de (anti)
héroe y luego, al concepto de memoria. Lo que se pretende a estas alturas es poner en
juego las dos variables e intentar dar alguna respuesta posible al planteamiento de la
hipótesis. La pregunta en un principio versaba sobre la responsabilidad o eventual
culpa del individuo que sobrevive a los procesos dictatoriales, sin haber recibido
graves torturas, o perdido a algún ser querido; sino que sobrevive, pasando,
cuidándose y cumpliendo solo, lo que por contrato, está establecido en sus funciones,
como es el caso de Miranda. Este hecho de “pasar” es lo que en la memoria colectiva
sería condenado por carecer de acción heroica, vale decir, un relato como el de
Miranda, no reúne componentes propios del relato heroico, ergo es susceptible de ser
condenado. Todorov en su texto Los usos de la memoria, nos entrega un pasaje
esclarecedor para esta situación:
Debemos aproximarnos a la cuestión de los usos de la
memoria (…)Los hechos que constituyen el pasado se nos
presentan bajo la forma de relatos que en general siguen
esquemas estereotipados (…)Esto permite distinguir
cuatro roles principales: el bienhechor, el beneficiario, el
malhechor y la victima (…)estos dos últimos, por el
carácter de su relación con los dos primeros, se
encuentran marcados moralmente: (…)ser víctima de
una maldad es evidentemente más respetable que ser el
9
responsable. Reconocemos aquí los dos tipos de
construcción histórica: el relato heroico, que canta el
triunfo de los míos; y el relato victimizado, que nos trae
su sufrimiento9.
La idea del estereotipo es pertinente en esta cuestión, dado que la tentación social a lo
maniqueo conspira a favor de los relatos de memoria, despojándolos de todo tipo de
matices o complejidades: los malos son muy villanos, los buenos son muy héroes; y
todo lo que haya entremedio es criticable, a medias tintas, cobarde o derechamente
condenable. Estos dos tipos de construcción histórica (por medio del relato de la
memoria) que menciona Todorov, apuntan al mismo fin: la heroificación del relato, en
definitiva ¿Quién no quiere ser el héroe de la historia? Sea por victimización o por
hipérbole de las buenas acciones relatadas.
De esta forma se construyen –por lo general- los relatos de memoria, estereotipando,
exacerbando según cada individuo el sufrimiento o el acto heroico, lo curioso en
Miranda es precisamente la carencia de hipérbole, la ausencia de estereotipo, la falta
de acción heroica.
Rubén Chababo, Director del Museo de la Memoria de la ciudad de Rosario en
Argentina, en su reciente texto Apuntes sobre el heroísmo, grafica muy bien esta
situación de la idealización en el relato de memoria:
La memoria es, no cabe duda, una construcción. Los
individuos y las comunidades humanas mantienen con
sus pasados relaciones complejas y tantas veces
conflictivas que hacen que esa memoria del ayer no
pueda ser leída bajo el inocente tamiz de la
transparencia. Recordar es, en gran medida, imaginar,
pero también, acomodar el propio cuerpo y la propia
historia a ese tiempo ido. Lo que hemos sido en el
pasado, dice algo también de quienes somos en este
presente. Indudablemente imaginarse heróicos y
valientes es un modo para encontrar un lugar menos
inquietante y más noble en el presente que comienza a
9 Todorov, Tzvetan. (2013). Los usos de la memoria. Santiago, Chile. Ed. Museo de la Memoria y los
Derechos Humanos. Pág. 43-44
10
echar preguntas acerca de las conductas civiles a la
barbarie enemiga10.
Incluso va más allá, recordar es imaginar, el acto de memoria se idealiza, querámoslo
o no la memoria es la idealización del recuerdo. No solo idealizamos ese recuerdo por
el solo acto de recordar, sino que en casos de violaciones a los derechos humanos este
ideal se ve acrecentado por el componente moral que otorga las cualidades de héroe al
que fue bueno y villano al que fue malo, olvidando cualquier tipo de complejidad
psíquica en la ejecución de los actos. Al detenerse y analizar la figura de la víctima, se
percata en ella un giro curioso: al mismo tiempo que se es víctima, se es también un
héroe doloroso de la historia. Todorov refuerza esto último (en la misma línea que
Chababo):
Uno podría extrañarse de ver figurar aquí las víctimas
junto a los héroes que todos admiran. ¿Qué tendría de
agradable el hecho de ser víctima? Nada, por cierto.
Pero, si nadie quiere ser víctima muchos son los que, en
cambio, se presentan como tales. Aspiran a un status de
víctima. La vida privada conoce bien esta situación: un
miembro de la familia asume el rol de víctima pues, de
ese modo, puede atribuir a los otros el rol mucho menos
envidiable de verdugo. Ser víctima te da el derecho a
quejarte, a protestar y reclamar. Salvo que quieran
romper todo vínculo con usted, quienes le rodean están
obligados a responder a sus demandas. Resulta mucho
más ventajoso quedarse en el rol de víctima que recibir
una reparación por la ofensa sufrida, suponiendo que
esa ofensa es real. En vez de una satisfacción puntual,
uno conserva un privilegio permanente; la atención y el
reconocimiento de los otros le son garantizadas.11
10 Chababo, Ruben. (2014). Apuntes sobre el heroísmo. Santiago, Chile. Ed. Museo de la Memoria y los
Derechos Humanos. Pág. 16-17 11 Todorov, Tzvetan. (2013). Los usos de la memoria. Santiago, Chile. Ed. Museo de la Memoria y los
Derechos Humanos. Pág. 45
11
Estas declaraciones pudieran no caer bien sobre todo en el mundo de las
organizaciones de defensa de los derechos humanos, no por nada Todorov ha sido
nombrado persona non grata por la Agrupación de las Madres de la Plaza de Mayo en
Argentina, sin embargo el tema en cuestión no debiera politizarse, sino que ser visto
bajo una óptica estructural y analítica, vale decir, independiente quien juegue el rol de
villano o el rol de héroe, lo que está en análisis es responder a la pregunta ¿Por qué la
sociedad tiende a condenar a aquellos individuos que no figuran en la memoria
colectiva como héroes o víctimas de las violaciones a los derechos humanos,
designándolos como cobardes, culpables y hasta en cierta medida responsables de
muchas de las situaciones ocurridas bajo el régimen dictatorial? Ya se han entregado
algunas luces a lo largo de este ensayo que pudieran en cierta medida tener alguna
validez al menos teórica, en cuanto a que la memoria, como relato, como construcción,
tiende a trabajar con estereotipos, cayendo en alguna medida en la comparación
moral maniquea donde no hay matices ni términos medios, y en caso de haberlos,
estos puntos medios, son condenables por carecer de propiedades heroicas o por
carecer del sufrimiento necesario para volcarse en una actitud heroica de igual
manera.
Entrando de lleno en el caso de la dictadura chilena, el siquiatra y dramaturgo Marco
Antonio de la Parra en su libro La Mala Memoria, realiza un diagnóstico que puede
ayudar a comprender de mejor manera la tesis planteada en el presente ensayo:
(…)La historia oficial seguía su ideario básico: Las
derrotas no degradan al chileno sino el comportamiento
del derrotado. Nuestros héroes son dignos hasta la
muerte y encuentran la gloria en su fracaso. Competir
con la frente en alto y ser consagrados como nobles
perdedores. El lado bueno de toda esta enseñanza es sin
duda la dignidad como valor superior, su lado perverso
la confusa asimilación de la catástrofe como estado de
gracia12.
De la Parra, entra en una dimensión no tocada en este ensayo hasta el momento, que
es la dimensión psíquica de una sociedad que asimila la catástrofe como un estado de
gracia, donde el sufrimiento es visto como un valor, se provoca un vuelco en las
definiciones morales, la tortura, mejor dicho quien fue víctima de tortura pasa a
poseer una clase de valor moral por sobre quien -para nuestro caso- estuvo en la
12 De la Parra, Marco Antonio. (1998). La mala memoria. Santiago, Chile. Ed. Planeta. Pág. 35
12
media, tratando de defenderse, de no caer; por eso en el presente, es más válida la
opinión de un torturado que vivió la dictadura, que la de un individuo que se defendió
de la dictadura. No se trata de no reconocer lo vil, cruel e inhumano que es acometer
actos de tortura contra cualquier individuo, ni mucho menos de no reconocer las
graves violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado de Chile en el
período de dictadura, sería absurdo no reconocer en las víctimas de violaciones a los
derechos humanos su fortaleza como seres humanos para soportar estos vejámenes,
el valor de supervivencia, de dignidad y de consecuencia para con sus ideales, pero así
como se reconoce en ellos estos valores, es también reconocible el mismo valor en
aquellos que transitaron la resistencia por otros derroteros.
Esta forma de entender los relatos de la memoria, no son tan solo propias de nuestro
país, Chababo ejemplifica en dos casos puntuales de otras latitudes: el primero de
ellos con la resistencia francesa a la barbarie Nazi post segunda guerra mundial, en
donde el relato de memoria construido por la nación como una sociedad heróica,
resistente y atrevida, frente a la ocupación Nazi, se vio fracturado por la publicación
del texto de Jean Paul Sartre Paris bajo la ocupación (1968) en donde el filósofo y
escritor desacralizaba este relato consensuado, sosteniendo una visión para nada
condescendiente con el relato de memoria heroico, delimitando el acto de resistencia
heroica a un grupo reducido de ciudadanos y en absoluto patrimonio de la nación
francesa. El segundo de ellos referido al episodio de la noche del 16 de septiembre de
1976, bajo la dictadura Argentina de Videla, donde un grupo de estudiantes
secundarios de la ciudad de La Plata fue secuestrado de sus hogares, posteriormente
torturados y algunos de ellos asesinados, luego en el año 1983 uno de los jóvenes
sobrevivientes publica su testimonio, que posteriormente pasaría a transformarse en
una película conocida como “La noche de los lápices (1986)” quedando este hecho
marcado como uno de los más fuertes en la memoria de generaciones de jóvenes
argentinos, el punto en cuestión es que hasta antes de la aparición del testimonio (y
posterior película) durante años, el relato de memoria soslayaba la filiación de este
grupo de jóvenes con su militancia política, exacerbando así la imagen de inocencia de
los mismos, barrando de alguna manera la inscripción ideológica del grupo
secuestrado y torturado. Estos dos ejemplos hablan del carácter universal de
construcción de una memoria heroica.
Volviendo al punto en cuestión, la operación presentada en Me dijo Miranda de
Federico Galende, lleva a la reflexión en torno a esta cualidad de antihéroe como ya se
ha mencionado anteriormente, un antihéroe de la memoria, ya que no pasa a
constituir parte de los relatos estereotipados de memoria donde se sacralizan héroes,
Miranda es en este caso uno más de los que eligió los derroteros que su condición
13
humana le permitió, el lugar de los héroes quedó destinado a las víctimas y los
mártires. Para comenzar a concluir de cierto modo el presente ensayo, se presentan
dos citas que parecen pertinentes a la hora de hacer un recuento final:
Ese dejar decir, ese prestar oído al murmullo inquietante
que desacraliza el mito, lejos de ser descalificado bajo la
acusación de estar amenazando la memoria de los
derrotados de la historia, debiera ser visto como un
gesto riesgoso, pero no por ello menos luminoso, de darle
entidad humana – con todo lo que ello implica- a los
humillados de la historia.13
Y eso es precisamente lo que hace Galende, otorgarle entidad humana a Miranda,
llenarlo de cotidianeidad, de contradicción, lo que nos lleva en definitiva a plantearnos
un cuestionamiento en torno al uso que la contemporaneidad le da a la memoria,
queda entonces planteado el desafío:
En la vida cotidiana olvidamos fácilmente el mal que
hacemos, pero guardamos mucho tiempo en la memoria
el que hemos sufrido. (…) Una vez que hayamos
renunciado a reconocernos exclusivamente en los roles
de héroe o víctima, el trabajo de memoria nos permitirá
ir, no directamente de un caso particular a otro, sino
sobre la base de cualquier vago parecido o contigüidad,
de lo particular a lo universal que se dejan examinar y
criticar con ayuda de argumentos racionales. El pasado
no será, entonces, repetido hasta la saciedad, ni
convertido en categoría universal, sino leído en su
ejemplaridad. El buen uso de la memoria será aquel que
sirva a una causa justa14.
En definitiva la lectura de Me dijo Miranda, hace detenerse en ese punto de reflexión:
el uso o abuso de la memoria.
13 Chababo, Ruben. (2014). Apuntes sobre el heroísmo. Santiago, Chile. Ed. Museo de la Memoria y los
Derechos Humanos. Pág. 57. 14 Todorov, Tzvetan. (2013). Los usos de la memoria. Santiago, Chile. Ed. Museo de la Memoria y los
Derechos Humanos. Pág. 52.
14
Bibliografía
Campbell, Joseph. (1949) El héroe de las mil caras. DF. México. Ed. Fondo de Cultura.
Chababo, Ruben. (2014). Apuntes sobre el heroísmo. Santiago, Chile. Ed. Museo de la
Memoria y los Derechos Humanos.
De la Parra, Marco Antonio. (1998). La mala memoria. Santiago, Chile Ed. Planeta.
Eco, Humberto. (2011) Apocalípticos e integrados. Barcelona, España. Ed. Lumen.
Galende, Federico. (2013) Me dijo Miranda. Santiago, Chile. Ed. Alquimia.
Nora, Pierre. (2009). Les lieux de mémorie. Santiago, Chile. Ed. LOM.
Todorov, Tzvetan. (2013). Los usos de la memoria. Santiago, Chile. Ed. Museo de la
Memoria y los Derechos Humanos.
Web
www.wikipedia.org/wiki/Héroe Visitado el martes 26 de agosto de 2014 a las 12:58
hrs.
* Imagen de la portada: Collage digital creado por Rodrigo Cabello Zárate
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