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Autobiografía de María Inés Cruz Godínez
Era un sábado 23 de enero del año 1993,
5:30 pm; el duro frío de invierno golpeaba con toda
su fuerza en el municipio de Agua Prieta, Sonora.
Dios había destinado que en ese preciso momento
pudiera ver por primera vez este mundo y sentir a
esa persona que me cogió en sus brazos con una ternura y amor inexplicables,
mi madre.
Hoy día puedo volver a vivir cada momento importante en mi vida al
observar aquel viejo álbum que mi madre guarda como su mayor tesoro, al
abrirlo puedo mirar lo que ha sido mi vida de manera cronológica.
Por razones lejanas a mí, nunca pude vivir con mi padre; siempre estuve
al lado de mi madre, una mujer fuerte en todos los aspectos, digna de todo mi
respeto y admiración.
A edad muy pequeña tuve que asistir a una guardería; el estar allí me
ayudo a desarrollarme de manera social; todo lo que hacia, decía y escuchaba
lo sabia mi mamá, desde el momento que llegaba por mi pareciese como si me
daban “cuerda” para comenzar a contarle todo lo que había ocurrido en mi día.
Cuando cumplí la edad máxima para estar en dicho lugar se realizó una
pequeña ceremonia, donde más niños y yo estaríamos para dar por concluida
una de tantas etapas de nuestra vida y empezar una nueva, nuestra educación
preescolar.
Llegó el día anhelado, primer día de clases
en el kínder, un día de grandes emociones y varias
expectativas, pero ese día llegué totalmente
decepcionada a casa, y recuerdo haberle dicho a mi
madre: ¡El kínder es muy aburrido, puro pintar y
pintar! Al escuchar esto, mi madre soltó riendo un
poco y me dijo: “Ten paciencia con el tiempo te
enseñaran cosas nuevas”. Después de escuchar
eso pensé que ya no tenía nada que aprender, ya
que mi mamá antes de entrar al kínder ya me había
enseñado a escribir mi nombre completo, las
vocales, el abecedario, los numero del uno al diez y a identificar cuadrado,
Edad Preescolar
triángulo, circulo y rectángulo. Así que después de todo esto puedo decir que
de manera personal el kínder no fue una etapa muy satisfactoria para mi, yo
quería aprender algo nuevo, pero bueno, pude lograr terminar mis estudios de
nivel prescolar; el día de la graduación recuerdo haber bailado un vals con la
canción “Tiempo de Vals” de Chayanne, casi al término de la graduación nos
hicieron entrega de nuestras constancias. Ese día mi madre me llevó a comer a
un lugar especial y ambas estábamos felices. Cabe mencionar que jamás
olvidare una anécdota que me sucedió durante mi estancia en el kínder, que
siendo sincera no fue del todo aburrida; recuerdo que estaba cursando mi
último grado de educación prescolar, estábamos en la hora de receso, todos
jugábamos en las resbaladillas, los columpios, las correteadas y las
escondidas; mientras estábamos jugando también estábamos comiendo (algo
típico en todos los niños). Precisamente este día me estaba comiendo una rico
burrito de frijoles, pero como a unos cinco pasos de mí había una compañerita
comiendo un delicioso sándwich acompañado de un rico jugo de naranja; se
miraba tan delicioso que no pude evitar decirle: “¿Me regalas un pedacito?”, a
lo que su respuesta fue un rotundo: “No”, y continuaba comiendo; le hice la
misma pregunta tres veces y la respuesta era la misma; como ya se lo había
pedido muchas veces me molesté y no me dejó otra opción mas que utilizar un
poco de fuerza, recuerdo que le di una pequeña cachetada, le quité el
sándwich y me fui corriendo atrás de un salón para poder comérmelo agusto,
mientras yo comía ella me acusaba con la maestra. Cuando estaba disfrutando
casi lo ultimo vi que la maestra estaba a un lado de mi, me llevó a la dirección,
era más que obvio que ahora vendría una regañada; pero la maestra, como
aun me miraba comiendo no pudo contener la risa, solo me dijo que ahora le
dijera a mi mami que de lonche me pusiera un sándwich con jugo de naranja.
No tengo la menor duda que este tipo de experiencia jamás las olvidare.
Ahora en mi vida estaba por comenzar la educación primaria, una de las
etapas más largas, importantes y con un sinfín de aprendizaje y experiencias
muy lindas que me hicieron crecer en varios sentidos. En este lugar encontré
maestros y compañeros que sin duda alguna dejaron una huella muy
importante en mi vida, personas que jamás olvidaré. Estar en primero de
primaria; aprender a leer y escribir, recuerdo haber terminado este grado con
un promedio de 10.00 y haber obtenido el primer lugar por ello, ¡Que felicidad!
Al pasar a segundo de primaria el maestro que iba a impartirme este
grado no era una persona muy entregada a su profesión; recuerdo que ponía a
otros compañeros y a mi a dar la clase. Cuando mi madre se enteró de eso y
empezó a observar que académicamente yo no estaba avanzando fue a hablar
con el profesor para quejarse del mal trabajo que estaba realizando; el profesor
muy apenado le pidió una disculpa a mi madre y le dijo que ya no se
preocupara que a partir de ese momento pondría mas empeño en enseñarnos.
Al entrar el profesor al aula de clase era mas que obvio que estaba muy
molesto; nos dejó de tareas que contestáramos todo el libro de matemáticas sin
haber explicado absolutamente nada; así fui prácticamente todo el segundo
año de primaria; logré terminar con un promedio de 9.6 pero sin obtener ningún
reconocimiento, debido a que mi madre meses atrás se había quejado de él.
A la par que comencé mi segundo año de primaria, mi madre me dio la
noticia de que se casaría, para mí fue algo muy difícil debido a que estaba
acostumbrada a que solo éramos ella y yo; pero también era consciente de que
mi madre merecía una segunda oportunidad para ser feliz. Al cabo de unos
meses ella me dice que esta embarazada, que tendré un hermanito; esa noticia
me hizo sentir muy mal, pensé que ella ya no me abrazaría, que ya no me iba a
querer, ya no me compraría lo que yo quisiera, y para colmo era una niño.
El embarazo de mi mamá fue de alto riesgo y pues ella no podía hacer
muchas cosas, así que teníamos que ayudarle, pero fue cuando empezó: “¡Inés
quiero esto, Inés quiero lo otro, corre por aquí y corre por allá! Todavía no
nacía mi hermano y ya; ¡todo yo!
El día anhelado llegó, 30 de marzo del 2002 mi hermano nació. Al verlo
por primera vez mi expresión al verlo fue: “¡Esta muy feo, parece un viejito, esta
muy arrugado!”. Pero pensando en mi interior sabia que ya no estaría solita,
que aunque fuera un niño ya tendría un compañerito con quien jugar. Yo tenia
nueve años y pues quería agarrarlo como juguete, jugar a que yo era la mamá
y el mi hijo.
Cuando ocurrió todo esto entorno al nacimiento de mi hermano yo
estaba por terminar mi tercer grado de primaria, un año en el cual yo había
tenido un maestro verdaderamente entregado a su profesión ¡era todo lo
contrario al maestro anterior! Era un profesor sumamente activo, trabaja horas
extras para regularizar a los alumnos atrasados, además era un gran músico y
sobretodo una gran persona; este año aprendí nuevas cosas hablando
académicamente, terminé este años con 9.4 y gracias a Dios obtuve un primer
lugar.
Al comenzar el cuarto año de primaria me tocó una maestra que era
literalmente una “chispita”, una persona con un carisma inigualable, súper
alegre, con una hermosa sonrisa; transmitiendo siempre a sus alumnos ese
mismo sentir. Fue un año que disfrute mucho, la maestra supo combinar de
manera perfecta la diversión con lo académico; nuevamente este año obtuve
otro primer lugar al terminar con un promedio de 9.6.
Estando en el grado quinto y sexto tuve la misma maestra, una maestra
más tranquila, muy cariñosa, paciente, sencilla, se sentía el amor con el que
ella realizaba cada clase y cada trabajo que nos presentaba. Estos últimos
años fueron muy importantes, eran parte de la recta final de mi estancia en la
primaria, comenzar con la melancolía al tener que empezar a despedirme de
compañeros, amigos y maestros con los cuales compartí seis años de mi vida,
donde más que compartir una salón de clases compartimos infinidad de
sentimientos, travesuras, pero principalmente compartimos y cultivamos una
hermosa relación de amistad; fui muy triste cerrar este lapso de mi vida, pero a
la vez satisfactorio porque me esperaba una etapa totalmente nueva que tenía
que explorar. Estos últimos años los terminé con 9.8.
Al graduar estaba muy feliz porque de seis
grados cursados en cinco había obtenido un primer
lugar; mi familia ni se diga estaban muy orgullosos
de mi. Cabe mencionar que mi educación primaria
fue en una escuela de gobierno con el nombre de
“Escuela Profesor Armando Acuña Rivera #2”. Esta
etapa tan maravillosa terminó el verano del año
2005.
Ahora era tiempo de abrir una nueva puerta
y sumergirme a un mundo desconocido del cual yo
tenía unas expectativas grandes; era tiempo de empezar la secundaria. Mi
madre consideró que lo mejor era que estuviera en un colegio adventista, así
que entre al colegio de mi lo calidad, “Colegio Sonora”, esta seria mi nueva
casa por los próximos tres años; los mismos 15 compañero que ingresamos
Fiesta de graduación de la primaria
fuimos los mismos que graduamos. El ambiente en este colegio sin duda
alguna era único muy tranquilo y se sentía la estrecha relación que alumnos y
maestros teníamos con Dios; me encantaba asistir a los encuentros educativos,
algún que otro convivio con tutores, torneos internos, entre otras cosas. Los
tres años de educación secundaria logré
terminarlos con un promedio de 9.9 obteniendo
los primeros lugares, por tal motivo el día de la
graduación tuve el gran privilegio de dar las
palabras de agradecimiento y despedida; fue un
momento muy especial y emotivo para todos.
Jamás olvidaré ese día porque mi hermano y yo
graduamos juntos, el terminaba el kínder y yo la
secundaria.
Mientras estudiaba el ultimo año de secundaria, en mi iglesia (Iglesia
Adventista del Séptimo Día) me otorgaron el cargo de maestra en uno de los
departamentos infantiles, específicamente menores; realizando un breve
paréntesis cabe mencionar que la fecha de mi bautizo fue 21 de abril del año
2004, fue una etapa en la que como familia estábamos pasando por una
situación difícil y mi único refugio lo encontré en Dios, fue en ese momento en
el que decidí tener una “relación” mas profunda con Él.
El estar trabajando con este departamento infantil me ayudó en gran
manera a ir descubriendo poco a poco mi vocación, me encantaba estar frente
aquel grupo de 18 niños, descubriendo y dialogando acerca de las grandes
bendiciones que nuestro Dios otorga a cada ser humano.
Después de haber terminado la secundaria ahora estaba a la vuelta de
la esquina comenzar a con los estudios de la preparatoria y esto sería en una
escuela pública en la institución: “Colegio de Bachilleres del Estado de Sonora,
Plantel Plutarco Elías Calles”.
Corría el año 2008 cuando comencé la “prepa”, nuevos amigos, nuevos
maestros, un ambiente totalmente diferente del cual venía. A finales de ese año
llego a mi distrito un muchacho egresado de la Universidad de Montemorelos
con el nombre de David Reyes, acababa de graduar en Tecnología Dental, un
joven muy apuesto a mi parecer. Comenzamos a tener trato gracias a un
hermoso deporte, el baloncesto; el día anhelado por ambos al fin llegó, se armó
Graduación de la secundaria
de valor y me hizo la pregunta tanto deseada: “¿Quieres ser mi novia?”, fue
exactamente un sábado 16 de mayo del 2009 a las 10:30 pm terminando los
juegos sociales en mi iglesia, y obviamente mi respuesta fue un SI.
Con la emoción de haber comenzado una relación sentimental también
estaba la emoción de comenzar el segundo año de la prepa; año en el cual
conocí a mis queridas amigas Rita y Ruby, personitas que sin duda alguna
marcaron mi vida, que a pesar de aún no recibir a Cristo en su corazón me
enseñaron grandes lecciones de amistad; a una de ella pude darle estudios
bíblicos, no quiso bautizarse pero la semilla
ya esta en su corazón. A la par de este año
continué trabajando en los departamentos
infantiles de mi iglesia y me fue otorgado un
nuevo cargo, subdirectora del club de
aventureros (Club “APSON Jr” ) fue un cargo
muy lindo, el asistir con los niños al camporí
fue una experiencia totalmente diferente y
satisfactoria.
El último año de la preparatoria había comenzado y la graduación estaba
a la vuelta de la esquina, comenzar a decidir que carrera elegir y yo estaba con
dos opciones Psicología Educativa o Educación Primaria. Decidí estudiar
Psicología Educativa, me dejé llevar por la emoción momentánea y por el
erróneo concepto que tenía acerca de esta carrera; ahora era cuestión de
decidir a que universidad asistiría, sinceramente desde siempre tenía el deseo
de estudiar mis estudios de licenciatura en una institución adventista, pero
hablando económicamente para mí era algo literalmente imposible.
Conversando con mi novio el me hizo el comentario de que me fuera a estudiar
a la Universidad de Montemorelos, cuando dijo eso me solté riendo
burlonamente y le dije: “¡Esta carísimo y yo no tengo dinero para pagar esa
escuela!”; jamás olvidaré la respuesta que dio: ¡Montemorelos no es una
escuela para rico, es una escuela para personas que tienen fe en Dios! Al
escuchar semejante respuesta mi decisión ya estaba tomada, estudiaría en la
Universidad de Montemorelos.
Para ese entonces el y yo llevamos una relación de dos años con dos
meses. Mi madre mi acompañó en la mudanza a mi nueva ciudad,
Camporí 2010 como subdirectora de aventureros
Montemorelos N,L; solo estuvo conmigo durante el proceso de inscripción y se
regresó a Sonora; comencé el primero semestre en la Lic. Psicología
Educativa, pero algo dentro de mí me decía que eso no era lo mío, no era lo
que yo pretendía realizar el resto de mi vida, pero en fin, continué allí; después
de los exámenes de mitad de semestre decidí cambiarme a Lic. Educación
Primaria, pero ya era demasiado tarde, tenía que esperar el próximo agosto
para poder comenzar esta carrera, así que decidí terminar el semestre de
psicología pero totalmente decidida que el próximo agosto entraría a la Escuela
Normal.
Cuando terminé el semestre busqué trabajo y gracias a Dios lo encontré
en “Guardería Mis Amiguitos”, eso fue en el mes de diciembre del 2011; en el
transcurso de ese mes mi novio me propuso matrimonio, teníamos una relación
sólida así que no me extrañó mucho que lo hiciera, durante ese momento
fueron muchas emociones encontradas.
Ese invierno yo fui de vacaciones a mi estado natal y pues le comenté a
mi mami que tenia planes de casarme en julio del 2012; lógicamente mi madre
se puso a llorar, soy su única hija; me dijo que lo pensara muy bien que a ella
le gustaría que primeramente terminara mis estudios, ejerciera un tiempo mi
carrera y después pensara en matrimonio; pero que fuese cual fuese mi
decisión ella me apoyaría. Regresé de esas cortas vacaciones para comenzar
a trabajar para pagar mi deuda que tenía con la universidad y mi prometido
comenzó a ahorrar para la boda.
El mes de abril del 2012 un familiar muy cercano a mí, que vive en el
estado de Guerrero, tuvo un problema de salud (fractura de cadera) no había
quien la cuidara, mi madre me habló muy preocupada y me pidió que hiciera lo
posible para poder ir a cuidarle por el periodo de un mes. Gracias a Dios la
directora de mi trabajo me otorgo un permiso especial por un mes y me fui a
Guerrero. Este familiar sería operada en la Cd. De Acapulco a cuatro horas de
donde ella vive. Ella se encontraba totalmente inmóvil, yo tenía que cargarla
para cualquier actividad que ella quisiera realizar y sinceramente cuidar un
enfermo es muy difícil. Cuando mi prometido me habló por teléfono le comenté
la situación y el decidió pedir permiso en su trabajo para ir a ayudarme, él
estuvo conmigo durante todo el proceso de hospitalización y operación, al
termino de las dos semanas él se regresó a Montemorelos; yo me quedé el las
dos semanas que me faltaban para ayudarla un poco mas en su recuperación.
Cuando regresé de este viaje había que dedicarse de lleno a los
preparativos para la boda; primeramente asignar la fecha, 27 de julio por el civil
y 29 de julio por la iglesia. Los días comenzaron a
pasar muy rápido y esos hermosos días tan
anhelados llegaron, el día 27 de julio nos casamos
ante la ley y la sociedad, realizamos una comida
sencilla con padres y testigos. El día 29 de julio
por la tarde sería la ceremonia religiosa dirigida
por el Ptr. Benjamín Mojica en la Zona Ecológica
del Sanatorio Naturista, Canoas.
El esposo de mi madre, al cual veo como un
padre estaba conmigo, también mi madre y mi
hermano, los padres y el hermano de mi novio
también nos acompañaron, el resto de los
invitados fueron amigos muy cercanos. Fue una
boda muy sencilla pero muy hermosa, después de
tres años y dos meses de noviazgo no
encontrábamos entrelazados de las manos pidiendo la bendición de Dios para
unirnos en sagrado matrimonio. Un momento antes de que mis padres me
entregaran, mi madre me dijo: “Hija, estoy muy orgullosa de ti, te amo con toda
mi alma, que seas muy feliz, y no pierdo una hija sino que gano un hijo”; esas
palabras han sido una de las frases más hermosas que mi madre me ha dicho.
Días después de la boda mis padres se marcharon debido a que irían de
vacaciones a Guerrero.
Mi esposo y yo nos mudamos al que sería nuestro nuevo hogar,
estamos felices, trabajando y disfrutando de esta hermosa etapa.
El mes de agosto llegó, y con el las fechas de inscripción en la
universidad, gracias a Dios logré inscribirme en la Lic. Educación Primaria y me
encuentro inmensamente feliz, siento que voy por el camino correcto, desde las
primeras clases estoy sintiendo esa sensación de proyectarme y verme como
docente, siento haber encontrado mi verdadera vocación
Mi boda 29-Jul-2012
Estoy muy feliz, porque principalmente siento el apoyo de Dios, mi
esposo, padres y amigos. Hoy puedo decir que he terminado esta
autobiografía, pero diariamente se añade una nueva historia, por ello aun
quedan renglones que aun debo de llenar
María Inés Cruz Godínez.
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