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7/26/2019 Cap 9 Duranti
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375
Autropologla /i / g , - {s ti c a
posible la conversacin. Se deben estas preferencias y rasgos a los uni-
versales de la cortesa humana, o son rasgos necesarios de la supervi-
vencia de las especies? O ambos? La naturaleza de la interaccin
conversacional es inherentemente democrtica y plural? Por qu? La
reticencia a enfrentarse a estas cuestiones por parte de los analistas de
la conversacin es, en parte, un producto lateral de la naturaleza formal
de su trabajo; se parece a la reticencia de Chomsky a enfrentarse al nivel
de explicacin psicolgica o sociolgica de los fenmenos lingsticos
que estudia. Todo ello hace que el anlisis de la conversacin aporte
sugestivas ideas a una gran variedad de temas y, sin embargo, sea imper-
meable a la crtica que la formulacin de estos mismos temas podra
sugerir. Esta sabidura, sin embargo, tiene un precio. A medida que las
nuevas generaciones de estudiantes se embarcan en el estudio de las
sutilezas de las prcticas conversacionales que han revelado los analistas
de la conversacin, tendrn que decidir si desean permanecer dentro
de los lmites de la disciplina, tal como ha sido definida por sus funda-
dores, o aventurarse en las procelosas aguas del anlisis cultural, donde
a menudo hay que olvidarse del formalismo si se pretende captar la sin-
gularidad de la experiencia humana. _
En el siguiente captulo nos aventuraremos en unidades de anlisis
que expanden nuestro horizonte analtlco con el fin de incluir no solo
intercambios ms complejos, sino tambin situaciones donde el habla
se mezcla con otros recursos cornunicativos.
374
9
Unidades de participacin
Un hilo que ha atravesado las ciencias humanas en los siglos XIX y
xx
ha sido la conceptualizacin de la conducta humana como una serie
de sistemas autonmos que interactan, cada uno de los cuajes es sus-
ceptible de poderse dividir en componentes ms y ms pequeos.
Como vimos en los captulos 5 y 6, en la lingstica este hilo ha signi-
ficado la descomposicin del discurso humano en oraciones, frases, pala-
bras, morfernas, fonemas y rasgos distintivos. Todo este proceso nos ha
permitido tener una comprensin ms profunda de la complejidad del
habla humana, de sus diferentes planos, de las diversas formas en que
esos planos se retroalimentan, pero no ha respondido a la pregunta de
cmo los hablantes con iguen conectar las pequeas unidades del len-
guaje con las grandes entidades a las que estas pertenecen. En los dos
ltimos captulos hemos examinado algunas tentativas de conectar las
formas lingisticas, bien con los actos individuales, bien con las secuen-
cias de actos. En este captulo voy a ampliar el estudio con la explora-
cin de otras unidades de anlisis. El tema de fondo ser en este caso la
participacin .
La participacin -que aqu abordaremos tanto en su dimensin
de interaccin humana como en la de perspectiva de anlisis- es un
concepto que parte de diversas corrientes dentro de la lingstica, la
antropologa, la sociologa y la psicologa. Los sociolingistas han inter-
pretado que la participacin es una cuestin que afecta a la relacin
entre individuos y grandes grupos de referencia, o a otros agregados
como las redes sociales (Milroy, 1980; Milroy y Milroy, 1985) y las
comunidades de habla (Hudson , 1980; Labov, 1966; Romaine, 1982;
Walters, 1988). Los antroplogos lingsticos, por su parte, se han decan-
tado por el estudio del lenguaje que se usa en las interacciones cara a
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Ailfropologa Iillgiisfim
Finalmente, en la conclusin del captulo ampliar el contexto de anli-
sis al entorno construido y al uso del cuerpo humano
y
de la visin en la
interaccin (seccin 9.5). Un estudio de los saludos cara a cara nos ofrece
un ejemplo del tipo de anlisis integrado que puede hacerse mediante la
combinacin de un enfoque sobre la participacin y el uso de documen-
tacin audiovisual, que hemos propuesto en los captulos 4 y 5.
Unidad es de pnrticipation
cara, como los intercambios ceremoniales, los discursos orales, las narra-
ciones, las bromas, las discusiones. Esta diferencia en el objeto de estu-
dio se debe, en parte, a las diferentes condiciones que intervienen en la
prctica de ambas disciplinas, sociolingstica y antropologa lingstica:
mientras que la primera trabaja normalmente sobre grandes comuni-
dades urbanas, la segunda lo hace en el seno de pequeas comunidades
tradicionalmente rurales. Aunque e concepto de participacin que estu-
diamos en este captulo es el resultado de este ltimo tipo de investiga-
cin, su extensin a otras disciplinas o investigaciones es un desafio con
el que habrn de tener la valenta de
vrselas
las nuevas generaciones de
antroplogos lin gis ticos que trabajen en escenarios urbanos.
Al igual que en anteriores captulos, voy a enunciar brevemente las
fuentes intelectuales de los conceptos que introduzco. Tambin dar
algunos ejemplos del tipo de anlisis que son posibles dentro del marco
establecido por la nocin de participacin-.Aflrmar que pensar en tr-
minos de unidades de participacin contribuye a reconectar estos aspec-
tos del lenguaje que hemos abordado en captulos anteriores con otras
dimensiones, casi siempre olvidadas, de la experiencia humana, como el
papel que desempean los cuerpos de los hablantes, los recursos mate-
riales que los rodean, y las instituciones sociales constituidas por las prc-
ticas lingsticas. Pensar en los hablantes 7omo participantes significa,
entonces, moverse ms all del habla e, incluso, ms all del habla como
accin, e incorporar la totalidad de la experiencia de lo que significa ser
miembro de una comunidad de habla. Al mismo tiempo, la participa-
cin es una dimensin del habla que tiene tambin races gramaticales,
como muestran el trabajo sobre la deixis y los marcos metalingusticos
y rnetapragmticos. Este captulo rene estas dimensiones diferentes de
la participacin, que hasta ahora se han estudiado. en el seno de tradi-
ciones de investigacin separadas. Empezar con la nocin de activi-
dad, tal como la usa la psicologa de Vygotsky (seccin 9.1), y con la
nocin de evento comunicativo (seccin 9.2), primero en la obra de
Jakobson y, luego, en la formulacin que hace de l Hymes. A conti-
nuacin veremos tres unidades de anlisis diferentes pero relacionadas,
que afirman tomar la participacin como el lugar de partida para el estu-
dio de la interaccin cara a cara (seccin 9.3). La deconstruccin de la
nocin de hablante y oyente, que han realizado Goffman y otros
autores, nos permitir abordar la discusin de la autora, la intenciona-
Jidad y la construccin conjunta de una interpretacin (seccin 9.4).
9.1.
LA NOCIN DEACTIVIDAD EN LA PSICOLOCA
DE VVCOTSKY
La nocin de juegos de lenguaje de Wittgenstein (captulo 7) convierte
la nocin de actividad en el ncleo de estudio del significado. Este hecho
supone un gran cambio en el estudio del lenguaje como accin, porque
trata al mismo tiempo de integrar el lenguaje con la accin y de ofrecer
un modo de pensar sobre los grandes marcos dentro de los que opera el
lenguaje. En vez de partir de los enunciados, como hacen los tericos del
acto de habla,Wittgenstein sugiri que se empezase por qu hacen real-
mente las personas cuando se renen. Basta recordar el ejemplo del
LISO
de sustantivos como
cub o , p ilar, losa
o
viga,
entre un albail y su asistente
al comienzo de las
Inves tiga ciones jilos ijiw s
(vase e epgrafe
7.4).
Wittgenstein no fue el nico que pens en trminos de activida-
des, porque aproximadamente en la misma poca se adoptaba un enfo-
que similar en e seno de la -psicologa sovitica'. Comenz con la
teora
de Vygotsky sobre el desarrollo cognitivo, que implicaba decisivamente
una actividad mediada entre un principiante (i. e. un nio) y un
experto (un adulto) (vase el epgrafe 2.4). Despus de la muerte de
Vygotsky, algunos de sus discpulos, especialmente A. N. Leonryev, trans-
formaron sus ideas en lo que denominaran la teora de
la
actividad.
Como ha estudiado Wertsch (1981), una de las cuestiones que esta teo-
ra intenta resolver es la relacin entre la conciencia y el mundo mate-
rial. Para algunos psiclogos soviticos como Vygotsky, Leontyev y
Rubinstein, esta cuestin surge de una posicin terica sobre la cual
I Aunque no parecen exist ir i ndicios de ninglllla relacin directa entre Wittgenste~n y los
psiclogos soviticos de los que
vaya
hablar, s hay algunos vnculos indirectos. Por algo.Vigorsky
ley a
Bhle r,
que estaba en Austria aproxinudanlt:ntc al
. l1ISillO uel~lpo
que
Wlttge~stclll
meditaba sobre su oportunidade (vase el captulo 7). Ta11.ble l son pos,b ~s. otras conexiones.
No
err'UTIQS
si decimos que la
idea
de
encrividad (01110 unidad
para el
anlisis
de las facultades
mentales y lingliscicas
rondaba-
los crculos
3G ldm ..icos
en los aos 20 y 30.
37 7
76
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3/34
~ ~
A utr opolog /il lgiis tica
gravitaba el debate de Marx y EngeJs sobre la ideologa, y la crtica de
Marx a las teoras materialistas previas (vanse los artculos de Wertsch,
1985a). En su Tesis sobr e Feue niod i, Marx subraya la importancia de man-
tener una relacin entre la conciencia y la actividad prctica y senso-
rial de los seres humanos en el mundo:
El principal defecto de todo el materialismo actual hasta la fecha...
es que la cosa, realidad, sensorialidad, se concibe solo en la forma de
un objeto para la
cout en ipl ac in ,
y no como una acti vidad
humana
SCIISO-
rial, como una pr ctica, no subjetivamente. Por tanto, lo que ocurri es
que el idealismo, para contradistinguirse del materialismo, desarroll el
lado
ac tivo,
pero solo de forma abstracta, puesto que, desde luego, el ide-
alismo no conoce la actividad real sensorial como tal.
(Marx, [1845] 1978: 143) (Cursiva en el original)
Vygotsky y sus colaboradores transformaron esta posicin en una
pregunta: cmo elaborar una teor a de la'mente humana que se tome
en seno el hecho de que los sujetos pensantes no solamente piensan,
Sll10 qu: tambin se mueven, construyen, tocan, sienten y, sobre todo,
interactuan con otros seres humanos y obj~os materiales por medio de
la actividad fs ica y semitica. Est~ perspectiva, que a menudo est
ausente en la psicologa cognitiva norteamericana', se acerca a (y en
algunos casos se apoya en) las recientes teoras antropolgicas que tra-
tan la cultura como prcticas y no solo simplemente como modelos de
pensamiento (vase el captulo 2). En ambos casos, la cuestin es cmo
reconciliar lo que parecen ser procesos cognitivos individualment e con-
trolados con actuaciones pblicas conseguidas mediante la interaccin
y d.onde lo~indjviduos participan de forma conjunta en actividades qu~
parecen lilas que la mera
sum a
de sus partes. La solucin de Vygotsky
a este problema fue invertir la relacin habitual entre el individuo y la
sociedad. En vez de pensar desde el individuo y considerar que la acti-
vidad social conjunta es la SUl11ade procesos y acciones cognitivos indi-
viduales, Vygotsky propuso una teora lel desarrollo segn la cual las
facultades Individuales (o' t . lgi cas) d
. . 111
rapsico oglcas surgen e procesos inte-
ra:cl~nale~ ,(o ll1terpsicolgicos). Ofrece el ejemplo del desarrollo de la
sealizacin con el dedo, que empieza con el intento fallido del nio
Pero vause Ncwman. GniTi Il y Cole (1
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Arl lf up o log a lin gM sti[( /
9.2. EVENTOS COMUNICATIVOS: DE LAS FUNCIONES
DEL HABLA A LAS UNIDADES SOCIALES
El primer paso real que dieron los gramticos hacia el estudio del habla
subordinada a unidades sociales fue la introduccin de un modelo en
el que tanto el hablante como el oyente desempeaban un papel deci-
sivo. En el Congreso de Sryle, que organiz la Universidad de Indiana,
en 1958, el lingista ruso Roman Jakobson, en un trabajo que ampliaba
los hallazgos del psiclogo austraco Karl Bhler', propuso un modelo
de eventos comunicativos compuesto de seis factores constitutivos
cada uno de los cuales determina una funcin diferente del lenguaje
(jakobson, [1960] 1974: 353). La figura 9.1 reproduce los seis factores,
y la figura
9.2
las seis funciones, tal como las representaba esquemti-
camente Jakobson.
CONT EX TO
MENSAJE
DES TINADO R
DESTINA TARI O
CONTACTO
C D IGO
~
Figura 9.1. Lo s s eis [ actores constitut ivo s de IIn evento de hab la .
RE FER ENCIAL
POTICO
EM OTIV O
CON ATIVO
F TICO
METALING ST ICO
Figura 9.2.
Las seis
[unciones
dell eng llaj e seg r n Jak obso n.
~ Karl Bhler
fue
una
psiclogo
ausrriaco
que se
interes
por el lenguaje y escribi un
tratado fundamental, Spmr/I /eorie , que se public en 1934, y que fue muy influyente en los
crculos lin g sci co s europeos, incluyendo la Escuela de Linglisrica de Praga, a la que perteneca
Jakobson. El modelo de lenguaje de Bhler (cuya primera versin puede encontrarse en llllO de
sus artculos de 1')18) contemplaba tres factores: (a) representacin
(Darslell g),
(b) expresin
(A lI sd, .rk ) y (c) llamar la atencin (Appel} (Bhler, [1934] 1990).A cada uno de estos tres factores
corresponde una funcin. Las funciones referencial, ernoriva y conariva de Jakobson se basan en
el modelo de Bhler (jakobson, 1
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Autrapologla /i llg, -{ stica
expresin, sino que aaden informacin sobre una actitud particular o
postura que adopta el hablante (vase Gurnperz, 1992; Ochs, 1996).
La orientacin hacia el destinatario significa una explotacin de la
funcin conativa: el ejemplo clsico es el vocativo, que en algunas len-
guas se marca morfolgicamente (como en el latn Brute [Oh Brutal,
donde la vocal final
e
nos dice que se habla
a
Bruto, no
sobre
Bruto), y
en otros casos nicamente por la entonacin (la entonacin apelativa
de
Ju an , ven aqull],
La diferencia entre la funcin referencial, por un
lado, y la conativa y ernotiva, por otro, es que solamente cuando se usa
la primera puede afirmarse el valor de verdad de lo que se dice. En los
otros dos casos, este juicio no es apropiado. As, pues, como seala
]akobson, no podemos responder a alguien que dice
b ebe
(funcin
conativa que expresa la forma imperativa) diciendo es cierto eso o
no? (vase la posicin de Austin al respecto en el epgrafe 7.2).]akob-
son tom prestadas de
Bhler
estas tres funciones, y aadi tres ms: la
potica, la ftica y la metalingstica.
Del estudio de los aspectos secuenciales del habla (vase el cap-
tulo 8) hemos aprendido que ambas funciones, emotiva y conativa,
desempean un papel en el lenguaje, aunque pueden ser ms o menos
dominantes. Por ejemplo, incluso cuando f a gente profiere impreca-
ciones despus de un hecho adverso (~.e. tropezar, dar un traspis, per-
der un autobs, dejar caer un helado al suelo) y produce expletivas
como
Juck
(Joder), en ingls,
mcrdel,
en francs,
cazeoi,
en italiano, u
oka , en sarnoano, se pone en marcha a un cierto nivel el diseo del des-
tinatario. Esto se hace evidente por la habilidad de los hablantes para
controlar el modo y manera en que se articulan estas imprecaciones,
que oscilan entre los susurros y los gritos (Goflinan, 1981: 97-98).
La funcin potica se activa cuando se pone el nfasis en el men-
saje en s mismo (jakobson, 1960: 356). Esta funcin, que forma parte
aunque no idntica, del lenguaje de la poesa, es lo que permite el juego
verbal, el fonosimbolismo (vase el epgrafe 6.8.1) y cualquier otra
estrategia lingstica que manipule u opere con la forma o el sonido
del mensaje. La funcin potica permite que la forma del mensaje pre-
valezca sobre el contenido. Por ejemplo, cuando un escritor de can-
cienes o. un poeta buscan una palabra que rime con otra de una lnea
anterior, dan preeminencia a la funcin potica sobre la
funcin
refe-
rencial. De hecho, ~n algunos casos, si encuentran la palabra o frase que
suena bien, podran incluso rehacer algo que escr ibie t
on an es para
382
Unidades
de participncin
que encaje con el marco acstico que establece la llueva expresin. Esta
f~ncin potica no predomina nicamente en los poemas, sino en
generas como los eslganes polticos y comerciales.
La predominancia del contacto sobre otros factores nos da lo que
]akobson, siguiendo la nocin de comunin ftica de Malinowski
(1923), llama la funcin ftica, que caracteriza lo que se dice solo (o
principalmente) para establecer, prolongar o cortar la comunicacin,
como cuando los hablantes se cercioran de que el canal est abierto,
como en
Hello , can
)011
hear lile?
(Hola, me oyes?). Para ]akobson, los
saludos desempean esta funcin ftica, puesto que
110
suelen tener un
contenido (no son acerca de algo),
y
cuando s lo tienen, este no se
parece a su propsito principal. Esto ocurre tambin con expresiones
acerca del tiempo que suelen decirse en los ascensores y en otros espa-
CIOS
cerrados donde la proximidad espacial impulsa a las personas (en
muchas sociedades) a sentirse en la obligacin de decir algo.
La funcin metalingstica (denominada normalmente rneta-
lingstica o reflexiva) es el uso del lenguaje para hablar sobre ellen-
guaje (Lucy, 1993). El trmino se ha tomado de la lgica, donde se
hacen distinciones entre e lenguaje objeto (por ejemplo, los smbo-
los matemticos) y el metalenguaje, esto es, el lenguaje que usamos
para hablar del lenguaje objeto (i. e. el ingls) (Tarski, 1956).]akobson
extendi la funcin metalingustica a todos los casos en los que habla-
mos de habla, incluyendo el debate sobre el significado de laspalabras
en nuestro propio lenguaje
(c uand o alguien dice te odio sig ni fica qll e l/O
sa be c mo relac ionar se configo )
y la explicacin de una palabra en una len-
gua extranjera (o lio u
s ignifi ca libro en japons )
(vase el epgrafe 6.7
sobre la conciencia metalingstica). Es habitual que utilicemos comi-
llas al escribir, con el fin de separar la expresin en el lenguaje objetivo
de lo que se dice en e metalenguaje. Al hablar, los entrecomillados se
indican mediante sutiles cambios en el timbre de la voz y en la proso-
dia o en otros rasgos suprasegrnentales como el volumen
y
el tempo
(Cru ttenden, 1986; Crystal y Davy, 1969). En algunos casos, estos y
otros rasgos lingsticos se utiliia'n para sealar que lo que se dice es
una cita, no necesariamente de un hablante diferente ino de diferen-
tes dialectos o formas de ser. Este uso de la funcin metalingi.istica es
lo que Morgan (1996) llama dialecto lector en la comunidad afro-
americana, una prctica por la que sus miembros, casi siempre de forma
irnica u humorstica, contrastan o destacan (
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An tr op o log a J illg ii s ti ca
cidos del ingls afroamericano (A.A.E.) y del ingls americano (A.E.)
para respaldar sus argumentos.
Por ejemplo, para hacer hincapi en algn argumento lospartici-
pantes podran decir
It's
not simply that Tarn cool. Tbe cool. In fact,
1 been cool (a very long rimeja'. En la comunidad afroamericana, los
dos dialectos, el ingls afroamericano (A.A.E.) y e ingls americano
(A.E.) no son solo
le dos
constantemente, sino que los interlocutores
lee n,
tambin constantemente, otras variaciones dentro de estos dialectos.
(Morgan, 1996: 410)
En estos casos, entonces, ciertos rasgos gramaticales como e verbo
monoflexivo
be
(ser) en una proposicion principal (en
I be co ol
[yo soy
guay]) o la ausencia de verbo auxiliar haber (en
I bee n
[yo sido]) se con-
vierten en decticos de los contextos en que se utilizan dichas formas,
que se convierten as en casi citas.
El modelo de Jakobson debe bastante no solo a Bhler, como he
mencionado anteriormente, sino tambin a toda la teora lingstica de
la Escuela de Praga'. Sus miembros instauraron un mtodo para el estu-
dio del lenguaje que prestaba idntica atencin a la estructura y a la
funcin. Segn este enfoque, el lenguaje est inmerso en la actividad
humana y, al mismo tiempo, es un insty.tmento de ella.
Producto de la actividad humana, la lengua comparte con esta acti-
vidad su carcter de finalidad. 'Cuando se analiza e lenguaje como
expresin o comunicacin, la intencin del sujeto hablante es la ms
plausible y natural de lasexplicaciones.
(T esis pr ese n ta das al Pri mer Co ngres o de fillogos es la vo s, 1929,
en Vachek, 1964: 33)
Esta idea sobre el lenguaje, que pona e nfasis en su carcter de acti-
vidad orientada a un objetivo, era importante porque obligaba a los inves-
tigadores a relacionar e estudio de las formas linguisticas con e estudio
de las funciones sociales. Esta premisa, que haba inspirado el modelo de
Jakobson, ocup un papel ms central si cabe en la invocacin de Dell
Hymes hacia una etn o l:r aJ la
de la comu nicac in .
En este caso, la influencia
. Juego de t iempos verbales de dificil traduccin. Una aproximacin orientativa
podra
ser: -No solamente estoy guay, soy un tipo guay. De hecho, he sido siempre guay.'
(N rielT.)
, Sobre la relacin enrre Biihler y los miembros de 1.1Escuela de Praga, vase Vachek (1966).
:t
El parecido con la
reoria
de la
actividad
no es tan accidental, ya que Vigotsky conoca
d trabajo de
Bhler y
lo citaba con frecuencia en sus escritos.
384
Unidades de part ic ip acin
de los intereses y mtodos de la antropologa era visible en los tres pilares
del enfoque de Hymes (1964): (i) los mtodos etnogrficos; (ii) un estu-
dio de los eventos de habla que constituyen la vida social de una cornu-
n.idad; (iii) un modelo de los diferentes componentes de los eventos.
El punto de partida es el anlisis ernogrfico de los hbitos
COJ11l1-
nicativos de una comunidad en su totalidad, con el fin de determinar
culesson los eventoscomunicativos y cules los componentes de estos,
y de no concebir conducta comunicativa alguna fuera o independiente
de conjunto enmarcado dentro de un escenario o de una cuestin
implcita. El evento comunicativo es, pues, central. (En trminos del
lenguaje adecuado, esta declaracin significa que e foco de atencin
se desplaza de cdigo lingstico al acto de habla.)
(Hymes, 1964b: 13)
Como muestra esta cita, la tarea que se propuso Hymes para l
y
sus
discpulos (muchos de los cuales se convertiran en grandes figuras de la
antropologa lingstica) fue conectar las especificidades del uso del len-
guaje con la comunidad dentro de la cual dichos usos tienen lugar,
s~~
interpretados y reproducidos. El vnculo con la comunidad se eS,tablecJO
por medio del evento comunicativo como unidad de anlisis. El escri-
bi: en un sentido, esta perspectiva se centra sobre las comunidades orga-
nizadas como sistemas de eventos comunicativos (1964b: 18).
Hymes se basa explcitamente en e modelo de evento de habla de
]akobson, cuyos seis factores refina y ampla hasta confeccionar una
lista que creci de siete (Hymes, 1964b) hasta diecisis (Hymes, 1972a).
Con e fin de que fuese ms facil de recordar, Hymes reagrup los die-
cisis componentes bajo las letras del trmino S-P-E-A-K-I-N-G:
Situation, Participants, Ends, Act sequences, Rey, Instrumentalities.
Norms, Genre (situacin, participantes, fines , secuencia de actos, clave,
instrumentos, normas y gnero).
... . fl . d . . ejemplo de Kennerh
., Hymes (1972a: 51)
reconocio
diversas
inuuencias
e Otro
npo,
1'01 ,
Burke,
quien,
durante )05
aos
40, elaboc
una
reoria
de los
/lII(PM
que
d~scansaban
en
conceptos
como agencialidad, acto, propsito
y
escena (Burke, 1945). ,
. Cada uno
de
estos ocho
componentes.
con la excepcin de
kcy [clave)
y
~genre
genero,
. . S .. (1 L .. ) E
la)
PartiClI,antc, 3. Hablante,
se
sub div idi
en dos o 11135componentes: uuacion . Liga, _. scel ,
. . Desri io) F' (7 Propsiros-resllltado 8. 1'1'0-
4. Emisor, 5.
Oyente o receptor, o
audirorio, 6. esrmaranor: IIlcS . .
psitos-objerivos); Secuencia de actos (9. Forma dd mensaje, 10. Colltcllldo del mensaje); Cla~c (11.
t 1 bla): N' (14 Normas de inreraccrn: 15.
Clave); l
nstruruentos
(12. Canal, 13. Formas
l
e la a, 011113, . . (05)
. eneros) V 11 (197?, 1974) Y Duranri (1 ~o .
Normas
de
interpretacin):
Genero (1h.
Gneros). eanse
yme::. _..
385
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7/34
A ut ro potog ta li / lg ii slica
Estos fac tores eran componentes del habla o componentes de los
actos de habla (l-Iymes, I972a: 58) . El trmino original evento comu-
nicativo (Hyrnes, 1964b) se abandon ms tarde a favor de evento de
habla. Por eventos de habla se entenda, en sentido estricto, aquellas acti-
vidades o aspectos de actividades gobernadas directamente por reglas o
normas para el uso del habla (l-Iymes, 1972a: 56); son ejemplos de even-
tos de habla una lectura, una conversacin telefnica, una oracin, una
entrevista o un chiste. En estas actividades el habla cumple un papel deci-
sivo en la definicin de lo que sucede, esto es, si suprimimos el habla, la
actividad no puede tener lugar. Las situaciones de habla, por otro lado,
son actividades en las que el habla desempea un papel menor o subor-
dinado, como un partido de ftbol, un paseo con un amigo, un viaje en
autobs o una visita a un museo. Esta distincin analtica entre eventos
de habla y situaciones de habla es intuitivarnente sugerente, pero puede
ser problemtica, especialmente si, como analistas, esperamos distincio-
nes ntidas entre ambas, porque lo que encontramos en el mundo real
son situaciones o fragmentos de situaciones en las que el habla se usa de
forma constitutiva, es decir, como un instrumento para sostener o defi-
nir ese tipo particular de situacin. Este uso-erio que caracteriza una con-
versacin, pero puede tambin caracterizar un juego, o un paseo con un
amigo. La ausencia de habla en estos casos podra ser tan importante
como su presencia en esas otras situaciones que hemos definido como
eventos de habla (vase Duranti, 1985).
Hymes hizo hincapi en la naturaleza heurstica de su modelo
, SPEAKING, que l haba pensado C0l110 una gua til (o red tica) para
el trabajo de campo y el anlisis intercultural (se supona que los etn-
grafos del habla estudiaban el uso del lenguaje en distintas comunida-
des del mundo y en
funcin
de los componentes que Hymes haba
descrito) (vase Sherzer y Darnell, 1972). La idea no pareca invitar
tanto a hacer una serie de descripciones etnogrficas de eventos de
habla que ilustrasen con ejemplos cada uno de los diecisis compo-
nentes -la lectura de estas descripciones suele ser particularmente abu-
rrida- C0l110 a ofrecer una idea de los factores que intervienen en el
estudio del lenguaje en cuanto parte integrante de la vida social (por
tanto, el ttulo de H ymcs del artculo de 1972 Modelos de la interac-
cin dellenguajc y la vida social). La autntica novedad de la amplia-
cin que Hymes hizo del modelo de Jakobson fue no tanto el nmero
y
tipos de componentes como la naturaleza de la unidad de anlisis.
38 6
-_. ~
..-
Unidades de pa rti cipa c in
Para ]akobson, la nocin de evento de habla fue una forma de uni-
ficar sus seis componentes y sus funciones correspondientes de lenguaje.
Con el cdigo lingstico como preocupacin central de su modelo,
jakobson aport sugerencias importantes sobre la forma de relacionar las
distintas formas de participacin con modelos gramaticales. Sin embargo,
]akobson no estaba interesado en la organizacin sociocultural de los
eventos de habla ni en el papel que desempeaban dentro de la comu-
nidad. Por otra parte, para H ymes la comunidad es el punto de partida,
y los eventos de habla estn all donde se forman y renen las comuni-
dades. La unidad de anlisis deja de ser una unidad lingstica como tal,
y se convierte en una unidad social en la que se basa o integra el habla.
Por tanto, a Hyrnes le preocupan menos las funciones del habla en el sen-
. tido de ]akobson y ms, en cambio, el modo en que los diferentes aspec-
tos de la in teracc in contribuyen a defini r lo que se dice y cmo se dice.
Los actos de habla y los eventos de habla son, pues, unidades de partici-
pacin para Hyrnes en, al menos, dos sentidos: (i) son formas en que las
personas se vinculan a la comunidad; (ii) son formas de constituir una
comunidad. La comunidad, por su parte, puede entenderse a distintos
niveles. En un nivel rnicrointeraccional, la comunidad se refiere a un
grupo pequeo o grande de personas que se organizan alrededor de una
actividad comn, que puede variar desde una conversacin a dos bandas
a travs del telfono, una ceremonia de iniciacin con una docena de
participantes, hasta un m.itin poltico con miles de personas.En un nivel
rnacrointeraccional, entiendo la comunidad
C0l110
un grupo de refe-
rencia, normalmente ms amplio, real o imaginario (cfr. Anderson, 1983),
cuya constitucin excede los lmites del aqu y el ahora de una situacin
determinada, y que se establece sobre la base de lino o ms criterios de
pertenencia de tipo geopoltico, tribal, tnico, profesional y lingstico.
9 .2. 1 . Es tud ios e ll 1 o < ~ r 4 { t c o s de 10 5 evento s de hab la
Aunque el modelo SPEAKING'de Hymes apenas se ha utilizado en su
versin extensa , ha inspirado un considerable nmero de estudios
ti Dada
1 : :1
insistencia de Hvmes en los eventos como unidades de anlisis, diversos autores,
incluido yo mismo, hemos inter~retado en el pasado los COlllponelltes del modelo SPEAKING
COIllO
una referencia a las c aractersticas de los eventos, en vez de a los actos de
hab ln
(Duran-
ti, 1985; Savillc- Troike, 1989). Debido a la naturaleza dinnuca de cualquier evento de habla. sin
embargo. rie ne
1111 5
sentido pensar en estos componentes
COI11;
partes
c~nstltUtlVaS
de los actos
de habla, en el sentido que dicta la tcorfa de actos de habla (vase el capitulo 7).
38 7
7/26/2019 Cap 9 Duranti
8/34
Antropolooa
/illgsli cn
etnogrficos sobre comunidades
lin g sti cas
desde el punto de vista de
los eventos de habla. En la organizacin de estos estudios ocupa un
lugar central la relacin entre los componentes de los eventos de habla,
especialmente e escenario, los participantes y e gnero.
Sherzer
1974, 1983),
por ejemplo, estudia una buena parte de la
vida social de los cuna de Panam desde el punto de vista de los even-
tos de habla que tienen lugar en el interior de la casa de asamblea
[onmakket ne lea} , donde la gente habla, discute, hace planes para el futuro
y habla sobre l pasado. Sherzer muestra que los distintos eventos de
habla que all suceden se basan en buena medida en e gnero que se
utiliza y en el tipo de participacin que exige el auditorio. AS,pues, si
un jefe va a cantan)
(namniak e}
o hablan)
(sunlll ak ke),
depende en parte
de la presencia de otro jefe en la casa que pueda responderle [apinsue}
utilizando la lengua de los jefes [sak a kaya) (Sherzer,
1983: 98).
Ade-
ms, aunque todos los cantos se realizan en la lengua de los jefes, los
formatos de participacin varan bastante de un tipo de evento a otro.
Durante el konkr es o congreso, un tipo de evento que ocurre cada dos
noches y donde participan tanto hombres como mujeres, tras algn
debate pblico sobre temas relativos a la comunidad, ya sean asuntos de
economa o disputas recientes entre las personas, se da comienzo al
canto en forma de un dilogo rituali7ado en el que cada una de las
intervenciones de los jefes cantando versos (ikar) es replicada por el
comentario teki as es, es verdad, por parte del jefe que responde.
1 ) O C = jefe que canta,JR.= jefe que responde)
J C:
// le ya /ase pap a/ a np arlll ialilllarye
so l e l itt o le .
Dios nos envi a esta montaa decir oir.
elea
111 0> 111/1/
akkw ekarye
opanv e. .
Con el fin de cuidar sus races de banana expresar..
JR:
teki
As es .
JC:
eka/
iuso tareawamu
akkl lleka ryey
so ke / it to lete
on el fin, pues, de cuidar las races del raro para l decr oir.
5111 111 0
ipi ti
opanue.
Expresar en verdad.
JR.: leki
As es.
( ...)
(Sherzer, 1983: 50)
388
Unidades de participacion
Mientras tiene lugar la actuacin, los
po licias-
locales patrullan la
casa advirtiendo en voz alta laipit a marve ino durmis' y nue ittomarve
iponed a tenc in. El auditorio se involucra an ms gracias a la labor
del
arkar
o intrprete del jefe, que debe traducir a un lenguaje
corriente lo que el jefe acaba de cantar en el esotrico sak la kaya. Este
tipo de evento es diferente de otros tipos de interacciones donde l
auditorio participa de forma distinta. En el intercambio de saludos for-
males [ar ea n du e, literalmente apretn de manos) entre un jefe visi-
tante y un jefe local, por ejemplo, no hay ningn personaje oficial.
Cualquier persona puede entrar en la casa de asamblea, sentarse y
escuchar, pero tambin pueden hablar unos con otros o con los acli-
tos del jefe visitante, en ocasiones en voz ms bien alta; no hay ningn
polica que se pasee por la casa para garantizar que se atienda y se par-
ticipe. Cuando ha terminado el intercambio de saludos, no hay tra-
duccin oficial. Qu explica las distintas formas de participacin de
estos dos eventos? En los cantos que tienen lugar durante un konkreso,
el principal objetivo de la actuacin parece ser la ense anza de valores
morales. As, pues, de acuerdo con Sherzer (1983: 90), la popularidad y
xito de un jefe cuna reside en su habilidad para construir posiciones
morales, favorecer modos de conducta y abrazar determinados puntos
de vista mediante un lenguaje creativo, innovador y casi siempre indi-
recto. Tambin los aprendices aprovechan este momento para apren-
der del lenguaje esotrico de los cantos y escuchar la interpretacin
que de ellos luce e traductor oficial. En este caso, los cantos se enmar-
can y organizan como una ocasin para la transmisin de conocrrruento
y la reproduccin de la memoria colectiva (Severi, 1989). Los saludos
formales, en cambio, estn nicamente dirigidos a los jefes y el resto de
la comunidad es testigo casi de forma accidental. Sin embargo, en otro
tipo de evento de habla, el ritual de sanacin, se excluyen auditor ios
ms numerosos. En este caso, adems del chamar (Severi, 1989), al
que Sherzer llama el sabedor del ileat, los nicos participantes son la
persona enferma y las mu~cas (suar nu chu lea ua) , qU,erepresentan los
espritus de bien, cuyo papel es contrarrestar los espnitus del mal que
causan la enfermedad (Sherzer, 1983: 111). Lo qLle muestra la tlpol~-
I
.Id
t
c paclOn
gia de los cantos cuna es que cuanto mayor es e ruve e pal
I1 .
del auditorio, ms' creativa es la actuacin. En los rituales de sanacion,
el oficiante pretende convencer a los espritus de su conOCImIentO de
la tradicin; as, pues, hay menos espacio para la creatividad individual.
38 9
7/26/2019 Cap 9 Duranti
9/34
Al/tro p% gro Iil lgMstico
Mientras que, por el contrario, en los cantos que se celebran en el
leo n-
kresso ,
los jefes tratan de impresionar al auditorio con su habilidad para
establecer conexiones especiales entre el pasado
y
el presente.
El
aspecto ms
sorpreudcnte
de los cantos y del habla de la casade
reunin es su modo de hacer hincapi
CI
la adaptacin
creativa,
en la
habilidad de los individuos -
7/26/2019 Cap 9 Duranti
10/34
Antropolog a Iillgiisriw
En contraste con los discursos ofrecidos en los intercambios cere-
moniales, en la parte del 10110 dedicada al debate se aplican diferentes
normas para hablar y para interpretar, y los gneros se mezclan o
corrompen descaradamente, mientras los participantes se esfuerzan
por definir qu contexto es el relevante para que su discurso tenga sen-
tido y logre lo que los dems esperan de l, incluyendo la def inicin de
la verdad (Lindstrom, 1992).
Hacer hincapi en los aspectos de
creacion
del contexto de la
actuacin verbal es una consecuencia natural del inters por estudiar
las comunidades a travs de los eventos de habla. Para entender mejor
estas dimensiones realizativas del habla necesitamos examinar una serie
de modelos que se construyen a partir de la nocin de participante
que se encuentra en el modelo SPEAKING de Hymes.
9.3. LA PARTICIPACIN
A unque la participacin es una importante dimensin del enfoque de
Hyrnes
J
972a) sobre el estudio de las comunidades de habla, no es el
aspecto central de su modelo. Hay que recurrir a otros autores, algunos
de los cuales fueron estudiantes o colegas suyos en la Universidad de Pen-
silvania, para encontrar nociones analticas~ue tomen la participacin
como el punto de partida del estudio del habla. En las
prximas
tres sec-
ciones, debatir tres unidades de
parti cipa cin
relacionadas y, sin embargo,
diferentes, concretamente, la
estructura de participacin
de Philips
(epgrafe 9.3.1), el
marco de participacin
de Goffman (epgra-
fe 9.3.2) yel
marco participante
de M. H. Goodwin (epgrafe 9.3.3).
9.3. 1. La estnutum de pa rtic ip ac in
En su trabajo con la actuacin de los nios amerindios en la escuela,
Philips (1972, 1983) present la nocin de estructura de participacin,
entendida C0l110 un tipo particular de encuentro o de disposicin
estructural de la interaccin.
Los profesores emplean distintas estructuras de participacin, o for-
mas de gestionar las inreracciones verbales con los estudiantes con el
fin de comunicar distintos ripos de material educativo, y para que exista
variedad en la presentacin del material escolar, con el fin de mante-
ner el inters de los nios.
(Philips, 1972: 377)
392
Unidad es de pnrtic ipa ciu
De acuerdo con Philips, hay cuatro estructuras bsicas de participa-
cin en el aula, cada una de las cuales difiere de las dems en el nmero
de estudiantes que participan en ella con el profesor, en la estructura no-
verbal de la atencin, y en los principios que se utilizan para regular los
turnos de palabra de los estudiantes (Philips, 1983: 78). El primer tipo
de estructura de participacin abarca la
in rera cc in
de la clase entera
con el profesor y, por tanto, excluye cualquier otro tipo de interaccin.
En este caso, el profesor selecciona para que hable a un estudiante con-
creto o al conjunto de la clase. Una variante de este modelo es la estruc-
tura en la cual el estudiante se ha hecho con
a lgun as
de las prerrogativas
del profesor y se dirige : 1 la clase, por ejemplo en :111evento como Show
and Tell (Muestra y cuenta) o en la presentacJOll de un Infor~lle indi-
vidual. En esta variante, sin embargo, los estudiantes contmuan dir
i-
gindose al p rofesor en
vez
de a la clase en su conjunto, como muestra
el hecho de que los profesores deben advertir a los alumnos que se diri-
jan tambin al resto de sus
compaeros.
El segundo npo de estructura
de participacin es el grupo reducido. En este caso, el profesor se cen-
tra en la interaccin con una parte de la clase, normalmente de CI1lCOa
diez estudiantes (1983:
80).
A los estudiantes que no participan de la
interaccin con el profesor se les dan instrucciones para que trabajen
individualmente en su pupitre. El tercer tipo de estructura de partlclpa-
cin es la relacin personalizada entre el profesor y un nico estudiante.
Estos encuentros suelen producirse durante perodos en los que los
nios se hallan concentrados en tareas de pupitre. uando uno de ellos
tiene una duda, levanta la mano o se acerca a la mesa del profesor
(1983: 81). El cuarto tipo es bastante distinto de los otros_tres; es el tra-
bajo de pupitre, esto es, una
situ ac in
en la que el 1I11l~ trabaja con
materiales escritos en su pupitre y no inr erac ta con n11lgun otro com-
paero en la clase. La ventaja de pensar sobre los tipos de estructuras de
participacin es que nos ofrecen un modo de evaluar las dlstl1l~a s c~n-
secuencias de cada formato. Qu tipo de formato requiere mas ~altl-
cipacin activa de los estu liantes? Por ejemplo, Philips descubri que
los estudiantes de origen indio. tienden a formular ms preguntas que
. di t 1 profesor y lo hacen
sus compaeros ante las instrucciones que IC a e , .
dirigindose a ambos por igual. Estas preguntas suelen hacerse dentro
. - I . st l e 1 clase un a hi sro rr a
Juego tradicional mfanril en el que los nmos ~..lC:II(J.n ,1 les o
acerca de algn objeto personal o de su inters. (N.
del 1.)
391
7/26/2019 Cap 9 Duranti
11/34
A u tro po ogi a li/lg ii s ti ca
de una estructura de participacin donde el profesor est presionado por
el tiempo o desea mantener la atencin de la clase entera, y considera que
se distrae si los nios conversan entre ellos. PhiJips sostiene que los nios
amerindios estn socializados para participar en interacciones con adul-
tos y con otros nios en modos que contrastan abruptarnente con las
estructuras de participacin que organizan los profesores no-indios en el
aula. La autora sostiene
laihip tes is
de que estas diferencias son parcial-
mente responsables de la pobre actuacin de los
n ios
arnerindios .
En su trabajo, Philips utiliza de base y referencia conceptos como
encuentro
soc ia l
y participante ratificado, que in trodujo uno de sus
maestros, Ervin GofIinan. En la prxima seccin, estudio el modelo de
participacin que desarroll el propio Coffman.
9.3.2 . Marco s de participacion
La distincin que realiz Hyrnes entre los distintos tipos de participan-
tes (hablante, emisor, destinador, eriunciador, por un lado, y oyente,
receptor, destinatario, enunciatario, por otro) fue recogida (y ampliada)
en el estudio de Goffman sobre el footing [p osicionami ento] (Goffman,
1979,1981)'-'. Por posicionamiento GeflTi,an entiende la toma de posi-
cin que adopta un individuo al enunciar una expresin lingstica dada,
entre otras, una clave particular (uno de los componentes de Hymes)
con la que interpreta el habla o el papel de participante que desempea
el hablante o el oyente (Levinson, 1988: 163).
Ahora consideremos el posicionamiento y sus cambios. Dicho de
otra forma, consideremos los mltiples sentidos en que puede apare-
cer el orador, esto es. las proyecciones mltiples con las que se autoim-
plica, y que l ueden rastrearse en lo que se dice y hace en el estrado.
(Goffinan,
1981: 173)
Coffman ofrece el ejemplo de un lector competente que alterna
momentos en los que torna cierta distancia de su texto previamente
escrito con momentos en los que permite que su voz resuene con scn-
11 Para
el
desarrollo y la
elaboracin de este enfoque en otros
escenarios
educativos.
vall
7/26/2019 Cap 9 Duranti
12/34
Antro po log lill g iis fi cn
cel Mauss 1938) sobre la nocin clsica de persona, no debera in ter-
pretarse como el reconocimiento de una ilusin social. Los hablantes
no
pretenden
solamente ser personajes diferentes, se
co nviert en
en ellos
y son tratados COIIIO
si
lo fuesen; los seres humanos existen en tanto que
seres sociales, precisamente porque son entidades que pueden asumir
diferentes personajes sociales y representar diversos puntos de vista. La
constitucin de nuestro ser, nuestro modo peculiar y, sin-embargo-
similar-a-otros seres, y a otras formas de actuar en el mundo se con-
sigue por medio del habla mediante los sutiles caminos por los que
aSllITlImOSos distintos tipos de status y posiciones con respecto a nues-
tras propias palabras, as como a las de los dems. Goffman utiliza el
t~mino status de participacin para denominar la particular rela-
Clan que cualquier persona, en una situacin dada, mantiene con lo
ql~e se est diciendo, y marco de participacin para la configura-
Clan total de dichos status en un momento determinado (Goffman,
1981: 127 Ypass im).
Por ejemplo, podra ser bastante equvoco asumir un modelo de
interaccin lil:gstica en el que los pronombres de primera persona
(
7/26/2019 Cap 9 Duranti
13/34
A su ropo logla
1i 1 t < : S fi c a
Para Goffinan, el locutor, autor y poderdante constituyen lo que l
ha llamado el formato de produccin de un enunciado (1981: 226).
A este formato corresponde un conjunto de status que distinguen entre
distintas clases de receptores. Dadas las polticas de inclusin y exclu-
sin en el uso de las formas pronorninalcs y de tratamiento, no es sor-
prendente que Goffman propusiera sustituir el trmino oyente por
una serie de distinciones ms sutiles. En una situacin dada, puede
haber todo tipo de personas que oigan lo que se dice, pero solo unas
pocas (en ocasiones solo una) tienen derecho a tomar parte en el evento
comunicativo, y se espera de ellos que as sea (vase tambin Goffman,
1964). A estos ltimos l los llam
participantes ratificados
ya los
dems participantes no ratificados. Entre los participantes ratifica-
dos hizo ms distinciones, especialmente cuando se selecciona a una
persona del auditorio
C01110
receptor principal, aquel a quien se dirige
el acto de habla o a quien se cuenta la historia. Los receptores ratifica-
dos necesitan marcar su participacin mediante rasgos distintivos. Como
hemos mencionado anteriormente, en la casa de asamblea, dentro de la
ceremonia de los cnticos de los jefes cuna (Sherzer, 1983), por ejem-
plo, hay siempre un jefe que da la rplica y~ue participa con una serie
de respuestas convencionales en rnorneritos determinados. El resto de
las personas en la casa tambin son-participantes ratificados, pero se
espera que sean oyentes mudos, aunque atentos. Este tipo de marco de
participacin es similar, pero no idntico, al que encontramos en el
fon o
de Samoa (reunin del consejo del pueblo), donde el orador no escu-
cha la rplica de una persona determinada, sino breves respuestas en
momentos
sea lado s
mediante marcadores de apreciacin convencio-
nal como
mli e
bien dicho y (menos habitual) 1/10
i
cierto (Duran-
ti, 1984a: 231). Este tipo de respuestas. sin embargo, procede solamente
de los miembros del pueblo que se sientan en el crculo ms prximo
de los individuos autorizados. La comparacin entre los cnticos de los
cuna y los discursos de Samoa sugiere que reponder de ciertas mane-
ras o no responder en absoluto proyecta los tipos de participacin
A veces. GO([1I1.11 (1981) parece oponer las nociones de formato de produccin y
marco de
parcicipaciu. donde
la
primera
se refiere a los
distintos
roles que normalmente se
integran
bajo
el rtulo
hablaute,
y
segunda a 10'\ que
norrnahneure
se
integran
bajo el
rtulo
oyente. En otras ocasiones, sin embargo, el marco de participacin parece un trmino ms
general
que
cubre tanto
1 produccin
C01110
la recepcin.
39 8
Unidades de participacin
futura; en otras palabras, que responder podra ser un modo de aceptar
o anticipar contribuciones futuras. El que responde viene a decir Estoy
escuchndote, t me tendrs que escuchar
despu s .
En contextos pol-
ticos, este mensaje implcito acarrea, por supuesto, una serie de conno-
taciones importantes.
La identidad del
rece pt or princip al
ratificado es importante, porque
suele ofrecer al hablante el punto de vista desde el que contar la histo-
ria. Una de las contribuciones del anlisis de la conversacin (vase el
captulo 8) ha sido el examen de las formas con que los hablantes dise-
a n
su discurso de acuerdo con quin es su receptor. Schegloff (1972b)
se al
que el estudio de cmo las personas definen los lugares nos habla
no solo del conocimiento
y
deseo de los hablantes, sino tambin de
cmo conceptualizan el conocimiento, los deseos o la persona social
de su receptor. Dentro de este contexto, entra en juego la nocin de
diseo del receptor. Los hablantes disean su discurso teniendo en
cuenta, entre otras cosas, a su receptor. Ms concretamente,
lo s habl an-
le s di sean su discur so de acuerd o con una evalu acin e/1 m archa de su rece p to r,
como miembr o pertenecient e a /.1/ 1 grupo o clase determinados.
Esta es una
importante observacin, porque en ella se basa la idea de que el estu-
dio de la conversacin es un aspecto central del anlisis de la sociedad.
Si observamos cmo los hablantes formulan preguntas o identifican
personas. objetos y lugares, podremos conocer el anlisis sociolgico
que los propios participantes hacen de la situacin. Preguntar a alguien
sobre Eco n
h
significa, al menos, que se identifica a esa persona como
miembro de una comunidad universitaria de habla inglesa, probable-
mente americana. Las personas que no pertenezcan a esa comunidad
desconocern probablemente que Econ l significa el curso deno-
minado nmero 1 del Departamento de
Econmicas
en el campus.
Hablar en Los ngeles de la Industria conlleva una serie de presu-
puestos sobre la actividad laboral o, al menos, el conocim.iento del des-
tinatario respecto a la
industri a d, el cine
J '
la telev isin.
El receptor desempea un papel importante no solo en la defini-
cin de los referentes, sino tambin en el contenido de la interaccin.
Charles Goodwin (1.979, 1981) demostr que en una conversacin
corriente
los liab laut es cambian el cont eni do de lo 1//( di cen en .(lII cin de a
qu in identijican
COl/10
su rece ptor
princ ip al.
Si utilizamos la mirada
paraindi-
carnos el receptor principal del enunciado del hablante, un registro
visual de una intcraccin nos puede dar el ruo me nto exacto en el que
399
7/26/2019 Cap 9 Duranti
14/34
Autropoloola li /l g M s (i {( )
una persona selecciona un nuevo receptor. Utilizando este tipo de an-
lisis, Goodwin nos muestra que la fuerza ilocutiva o naturaleza de un
acto comunicativo puede cambiar a medida que el hablante cambia de
un receptor desconocido a uno conocido. Por ejemplo, lo que en un
principio puede ser considerado como noticia, puede reforrnularse si
se dirige a alguien que ya la conoce. En el curso del enunciado Real-
mente hace ho y U /la sema na qlle he dejad o d e [ u
tila
r,
el hablante cambia la
naturaleza de lo que se comunica tres veces a medida que su mirada se
desplaza en cada movimiento a un nuevo receptor. Por ejemplo, lo que
empez como la comunicacin de una noticia (el hablante ha logrado
dejar de fumar) a un amigo, se reformula como el anuncio de un ani-
versario (hace una semana) cuando el hablante termina dirigindose a
su esposa, que ya conoca la noticia. De forma similar, en otro ejem-
plo, la oferta de informar a un receptor que ignora el modo de con-
tar los puntos en un juego de cartas es reinterprerada por parte de los
receptores que conocen el procedimiento como una peticin para
que lo verifiquen (Goodwin, 1981: 149-153)1 .
El temprano inters de Goffman (1964) por la situacin, como
plinto de partida del anlisis sociolgico de la conversacin, se refleja
en su preocupacin por las clases de receptores que pueden no ser des-
tinatarios oficiales. Lo que es interesante de los participantes no rati-
ficados es que (i) pueden ser ratihcados y (ii) su presencia puede
tenerse en cuenta por parte de los hablantes. Los espectadores cir-
cunstanciales (bysta ll ders) son aquellos receptores no ratificados que
tienen algn tipo de acceso (auditivo y/o visual) a la situacin. Como
nos advierte Goffman (1981: 132), debe considerarse su presencia
como la excepcin y no la regla. Estos espectadores circunstanciales
pueden ser oyentes casuales o furtivos {eavesdroppers}, Por supuesto,
los contextos y las culturas varan con respecto a lo que se espera que
hagan los espectadores circunstanciales. En algunos contextos, estos
podran actuar como si no estuviesen presentes (GofTman, 1981: 132),
pero, en otros casos, pueden evidenciar su presencia y su comprensin
de la interaccin, de tal modo que se obliguen a s mismos a parrici-
JI .
a nuestros efectos,lIamarClllOS receptor desconocido a un receptor de quien se dib'J
que carece de una informacin relevante que el hablante posec:;'sl el receptor posee informacin
que el hablante desconoce, nos referiremos a l con el nombre de receptor conocido.
(Goodwin, 1981: ISO).
40 0
Unidades de pa rtic ip ari
par en el intercambio. Esto es lo que ocurre en el siguiente ejemplo,
citado por Levinson (1988: 166), donde no se dirigen directamente a
Karen, sino que la participacin de esta se evoca por el contenido de
las palabras de Mark:
3) SHARON:
Yo didn' CO /l/O (I/It tall : tu l, Kare u?
No has venido a hablar con Karen?
No, Karen- Karen' 1 're
h aI J illg a fig lt( ,
No, Karen- Karen y yo estarno peleao,
0.4)
af rer
she u /e nt o u t
un t]
Keith 111 1' // 01
l/I i( 1t
[me).
porque sali con Keiih y no con (migo).
ha h It a l, ha l,
lial,
v v , tI lv /a rk, yO Il l/e IJe r
c /s ke d
/ l/e 0111 .
Pero Mark, t no me lo pediste.
(Sacks
et al.,
1978: 29)
MARK:
MARK:
RUTHIE:
KAIUN:
En algunos casos, parece que los hablantes convierten espontnea-
mente, cuando no a propsito, a los participantes en oyentes ocasionales,
como un modo de invitar a que participen declinando la responsabilidad
de haberlo hecho. Este el caso, por ejemplo, de las personas a las que
se les ha cado o perdido algo, y hablan con su perro o con su nio
pequeo en presencia de otros adultos, para que as estOs puedan sen-
tirse autorizados a ofrecer su ayuda. En otras ocasiones, los hablantes
disean un enunciado con el fin de que sea escuchado casualmente por
otras personas. Este es uno de los usos de lo que en las comunidades
afroamericanas se denomina codificar, que quiere decir un modo
de cifrar mensajes o significados durante la conversacin que suele, lle~
var aparejado, en la mayora de los casos, un elemento de
ind ir ec cin
(Mirchell-Kernan, 1972: 165). Al distinguir entre distintos tipOS de sIg-
nificado, Morgan (1996) introduce el trmino indireccin dirigida
para aquel uso en el que un hablante dice algo a alguien (un receptor
falso) de forma ostensible, dirigindose en realidad a otra person~ para
que esta, al orlo, lo reconozca. En estos casos, como en la practica
denominada dialecto lector (vase el epgrafe 9.2), es importante pres-
- da propia sobre
11 Otro uso habitual es el dudo verbal donde el ano de IIslgnJllcar roma VI I
J I
bl tratan de anularse LIno .t
una secuencia extendida de turnos de; palabra en los que os
la
ante)
I
orco (vanse Kochman, 1972. 1981; Labov, 1J72b: cap. 8).
401
7/26/2019 Cap 9 Duranti
15/34
A /II /'ilpo log a li/ lg{ is ti ca
ta r atencin a los rasgos que se utilizan para ind icar el
objetivo
pre-
tendido; en la nocin de objetivo (target, en ingls) es necesario dis-
tinguir entre el receptor aparente del mensaje (efalso receptor) y la
persona hacia la que en realidad se dirige la observacin. Vemos en el
siguiente e jemplo que, cuando Morgan introduce el tema de los das
de adolescencia, la observacin de Judy sobre u propia mirada es
seguida por una serie de turnos de palabra a cargo de otros partici-
pantes (Baby Ruth, especialmente) que corroboran la descripcin que
judy hace de s misma C0l110 alguien fabulosa, sin dirigirse directa-
mente a Judy. La ambigedad con la que Baby Ruth y Ruby cuestio-
nan convincentemente la primera observacin de Judy es tpica del
acto de codificar.
Tee tla ,I e
OIl)S
Das de adolescencia
M. Morgan:
w ti a t um s teeua- bei/l g a tee nag er Ii ke 1 ui ca ti w li a t
lo que era ser un quinceaero como lo que
was.:
4) 1
2
3 Judy:
era
~
o.t. l iv a s: g M { g e ; ,S
Oh,
yo era
ntaravillosa
[
[Oh
we /l
b) , tliat
t im e
HO:NEY lier
Oh,
bueno, en aquellapoca, cielo,
li ea.d 1/111 5 SO : big
su cabeza era tan grande
[0:1-1/1/) GO:D o.H
If )
GO.D
Oh,
dios mio, dios mo
(pausa)
Tuis is the Coca Cola
p li.ase ?
No era la fase de la Coca Cola)
:: BABYThe whoc ivo rles
Oh, pequea, todo iba bien
(pausa)
She
wa s
the
01/ ./) '
ou e
Ella era la nica
(pausa)
Unidaaes de participa cin
12
She
11I/ 1
iu
(h e
Mi ss
blacle W HA1 ((/ /10 alt o))
Ella iba a s er elegida para Miss black o lo
EV?:ER (/iflg they
que fuese que
u/as
RUNNING
in tl tosc
da :ys=
que tocaba por entonces
Ruth:
=Sure
di:d
Claro que s
4
Baby Ruth:
13
14
(Morgan,
1996: 418)
AqU se significa mediante la introduccin de palabras y rasgos pro-
sdicos que tienen connotaciones negativas en el ingls afroamericano,
como el uso de
honey
(cielo), seguido de la descripcin de la cabeza
de Judy como tan grande (lnea 4) y el vocativo baby (pequea)
(lnea 8), y el cuantificador negativo whatever (lo que sea) (lnea 12).
(Vase el artculo de Morgan para un estudio ms detenido de estos
trminos.)
En aquellos casos en que los hablantes utilizan diferentes varieda-
des lingiisticas para hablar con distintos participantes, el uso de una
variedad que no se utiliza normalmente con un receptor puede indi-
car que el objetivo es otra persona. Este es el caso, por ejemplo, de una
interaccin que se examina en Duranti (1990), donde una esposa, que
est enfadada con su marido por haberse emborrachado, habla con el
investigador en una variedad fonolgica (ejerga) que utiliza habitual-
mente con aquel, pero no con el investigador.
La oratoria tradicional, especialmente en lassociedades donde las
personas que ocupan un rango alto tienen un portavoz oficial, es un
buen caso para poner a prueba el marco de participacin de Goffinan.
Un ejemplo es el estudio de Yankah (1995) sobre el
o leyeam e
(en plu-
ral, aky eame) , el orador de la t ribu Akan, nico que tiene libre acceso
en las asambleas pblicas para dirigirse directamente al jefe o al rey. En
un escenario formal, el jefe
acta
como el poderdante. Transmite su
mensaje a su
okveame,
quien, en funciones de locutor, presenta los
deseos y opiniones de su jefe al
o ieveam e
del destinatario, quien, a su
vez, realiza una funcin similar transmitiendo el mensaje a su jefe. El
esquema de Goffman nos permite hacer una serie de inferencias: a) el
primer
okyeanie,
en la medida en que embellece lo que el jefe (rnan-
dante) le ha dicho, participa en la autora del mensaje -podranlOs
S
Ruth:
6
7
M. Morgan:
8
Baby Ruth:
9
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16/34
Ant ropologa lil lgi is tica
decir, entonces, que en un caso as se pueden distinguir dos autores,
con interesantes diferencias entre los dos-; b) el jefe receptor, por otro
lado, se convierte en el oyente casual de los dos mensajes: el mensaje
que el jefe le dirige y el mensaje tal fomo lo transmite el
okyeame
del
otro jefe; finalmente, c) la presencia del segundo ok yeam e afecta el resul-
tado del primero, que se dedica ms a la funcin esttica del discurso
oral (Yankah, 1995:
110.
Al ampliar el mbito de fenmenos relevantes en la comunicacin
cara a cara, Goflinan llamaba la atencin tambin sobre lo que l deno-
mina la cornunicacin
subordinada
esto es, la conversacin que es
alentada, entonada y
sincronizada
para que constituya una perceptible
interferencia que atene lo que podra denominarse la comunicacin
dominante en su entorno inmediato (Goffman, 1981: 133). Ocurre
con frecuencia que los participantes hablan sin tener la palabra o sin
haberla pedido (Goffman, 1981: 29). Esto suele hacerse por medio de
observaciones rpidas, ampliaciones o clarificaciones que cumplen la
funcin de sumarse a la conversacin en marcha sin detenerla oficial-
mente o sin
des viar la
del curso de accin previsto. Goffman distingue
entre tres tipos de comunicacin subordinada: (i) byplay (juego o
representacin exterior), comunicacin en.&,;eun subconjunto de par-
ticipantes ratificados, (ii) crossplay Uuego orepresentacin cruzado),
comunicacin entre participantes ratificados, y (iii) sideplay (juego o
representacin lateral), comunicacin entre espectadores circunstancia-
les. M. H. Goodwin (en prensa) estudi la comunicacin exterior y
lleg a la conclusin de que deba entenderse como una caracterstica
negociada de la
in te racc in,
que puede tener consecuencias para el
turno de palabra del hablante principal o para su interpretacin. Al
involucrarse en un juego o representacin exterior, los participantes
obligan al narrador de una historia a modificar lo que dice o, incluso,
a finalizar su narracin sin competir oficialmente por la palabra. Por
ejemplo, en una conversacin que tiene lugar durante una cena, como
muestra la figura 9.3, Fran describe la mesa de una elegante residencia
propiedad del grupo de Coalicin Cristiana al que pertenece.
La eleccin de Fran en (5) al formular la pregunta 1
+don r--
know~/lOw~many~people -una forma caracterstica de la
b squ eda de
palabra-r- provoca el jocoso inserto de Hundreds ( ientos) de la l-
nea 4, que va acompaado de miradas hacia Ed. Este, a su vez, inicia una
secuencia de otros humorsticos juegos exteriores (lnea 8: oKing
Art-
4 4
Unida des de pa rti cipa ciII
Figura 9.3.
Particip antes en
ta co uversacin
an aliea da por M . J-I.
Coodwin (eu
pr ens a} .
hus.s table [La mesa del Rey Arturo] y lnea 10: W as ir ro uu d? rEra
redondaj'[) que termina compitiendo con la historia principal de Fran.
(5) 1
Fran:
Tl iev have a hu:ge /cm::g table in the lIIiddl e
rh a t
would
sea t
l=don'r-know
/tow~many~people.= *h And th eu l/tey have-a
Tienen una enorme mesa en el centro como para
no s cuntas personas.Y, luego, tienen una
,Hlllld reds.
Cientos
ti ttl e [dining room labl e at the e:nd.
pequea mesa de comer al
fina l
,(0]-{lIlIdreds~at~least.)
cientos, al menos.
Which lis rhe--size-of-onrs.
que mide lo que la nuestra
, 0 G n g Arrhus:'s lable.
la mesa del Rey Arturo
*h BY ,their ba:y
I/Jindow .
junto a la cristalera que da al mar.
'Was it rou ind?
Era redonda?
4
Bob:
5
Fran:
6
Al:
7
Fran:
8
Ed:
9
Fran:
10
Bob:
405
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17/34
Antropologa lillgiistica
11 han:
Yknow? plus
they
have-
*h in
a U
their
bedrooms they have: what~arc they
ca lfe d .=
Window seats?
Sabes?Y, luego, ti enen en todas las
habitaciones tienen, cmo se llaman?,
sillas de ventana?
(Goodwin, en prensa)
La conversacin o juego exterior se produce de tal modo que no
interfiere en el turno de palabra de la hablante principal. Por ejemplo,
Ed utiliza un tono ms bajo e inclina su cabeza hacia atrs mientras mira
a Bob (vase la figura 9.4). Por otro lado, a pesar del hecho de que Fran
no reconoce oficialmente el juego exterior, durante el turno de la lnea 5
se ajusta a l. Inclina su cuerpo hacia Dianne, su destinataria real, y
aumenta su volumen y la expansividad de sus gestos con
BY
[their ba:y
[/lindow (vase la figura 9.4). Las flechas de la figura muestran que tie-
nen lugar dos interacciones paralelas dentro del espacio conversacional
de la misma narracin.
Figura 9.4. lnteraaiones paralelas dentro de la
11/;511/ ( /
secuencia lIorrat;va.
4 6
Unidades de' participacin
Lo que resulta llamativo de este tipo de anlisis es que nos pro-
porciona algunas herramientas para comprender que lo que en un
determinado momento de la conversacin puede parecer como el
discurso dominante est, en realidad, subvertido de un modo sutil
pero efectivo por un discurso que no compite oficialmente con la
comunicacin dominante. As, en (5),Al y Ed, que hablan en voz baja
(marcada por el smbolo
o
antes de su enunciado), se solapa n con el
turno de palabra de han en vez de esperar al lugar adecuado para la
transicin (vase el captulo 8), y producen un enunciado con un
ritmo que se acopla en paralelo al primer enunciado de Al en la
lnea 6, es decir, que los tres turnos de juego o representacin exte-
rior tienen un doble acento
silbi co.
Si extendemos' este tipo de an-
lisis a escenarios institucionales, como los debates polticos, los
tribunales o las aulas, nos dar una valiosa medida de cul es la soli-
daridad frente a la resistencia al discurso dominante. El anlisis del
juego o representacin exterior ofrece un modo de medir el grado
de participacin del auditorio, una dimensin decisiva en toda clase de
eventos de habla.
Al estudiar la nocin de posicionamiento de Go Hrnan , Levinson
(1988), con buen criterio, suscita la cuestin de si hay
grarnaticaliza-
cin de los roles participantes que Cofhnan haba investigado, es decir,
si la lengua ha codificado realmente sus distinciones. Sabemos que todas
las lenguas hacen distinciones lx ica s y/o morfolgicas entre la primera,
la segunda y la tercera persona -que se considera casi siempre como
un categora residual o de no-persona . En algunas lenguas tambin se
hacen distinciones sutiles dentro de cada categora en trminos de
nmero, gnero y status social o rango (Anderson y Keenan, 1985). En
Sa1110a110,or ejemplo, se distingue entre pronombres singulares, dua-
les y plurales. En los pronombres que no son de primera persona del
singular pueden diferenciarse a su
vez
entre inclusivos y exclusivos
(vase la tabla 9.1).
As, pues, en algunas lenguas 110 existen pronombres de tercera persona (Dixon. 19RO;
Levinson, 1988 : 183 . La idea de la tercera perSOI1;l (01110 -no-persoua- se encuentr a en Be 1-
veniste (1956).
1 Para un anlisis componcncial de
U1
sistema
pronominal siuular. el del
hanun
Filipinas , vase Conklin 1962. Para UIl e.udio de
algunas
de las impJicaciollec; del anlisis de
Couklin. vase Bean (1978).
47
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18/34
A
11ropolo la /illgiisliw
Tabla 9.1. Prono mbr es persoua les
fIJ saIllOa/IV.
Primera
Segunda
Tercera
Singular
au
oe
(olia
Dual inclusivo)
t 'ua
inclusivo)
rnaua
oulua l'ua
Plural inclusivo)
ttou
exclusivo)
rntou
outou ltou
J
Hay lenguas que se articulan segn organizaciones ms complejas.
Los dialectos fiyianos, por ejemplo, tienen las tres distinciones de
nmero que encontramos en el samoano, ms la forma
tri dica
(o pau-
cal). Otras lenguas tienen pronombres especiales para la expresin de
respeto o cortesa (Agha, 1994; Brown y Levinson, 1978, 1987). No
encontramos, sin embargo, lenguas con distinciones
lx ica s
o morfol-
gicas que puedan relacionarse inmediatamente con categoras como
locutor, autor o poderante, o que representen univocamente la distin-
cin entre participantes ratificados y no ratificados. Estas son categoras
que son morfolgica o ~xicamente pre~ridas, es decir, marginadas,
relegadas a un segundo termrno como categoras gramaticales abiertas.
Lo que, encontramos, en su lugar, e>..q.uelas lenguas muestran la preo-
cupacion de sus hablantes por la inclusin o exclusin de los partici-
pante~ en los eventos y caracteristicas de los que se habla. As, pues,
adems de la distincin universal entre hablante (yo) y destinatario ( t) ,
muchas lenguas poseen distinciones ms sutiles, como las que se ilus-
tran para el sarnoano en la tabla 9.1, ms arriba. En otras palabras, las
lenguas ofrecen a sus hablantes las herramientas para constituir grupos
y marcar divisiones. Sin embargo, ni los pronombres personales ni los
adjetivos personalesreflejan un mundo objetivo predefinido. Constitu-
yen, producen y destacan grupos particulares y clases de relaciones.
Cuand~ un marido dice a su esposa
111
hijo, refirindose al hijo de los
dos, esta poniendo de relieve la relacin de la madre con su hijo, y rele-
gando la suya a un segundo plano. Cuando los trabajadores usan we al
hablar sobre su empresa muestran la identificac'o' n co I d
' n su ugar e tra-
. Al cscri~ir sobre 1)01l rna , en las islas Fiyi, Dixon (1988: 535 SOStiene que la formas
denominadas
fI [r1adlcas
pueden referirse
de hecho a ms de res personas.
4 8
Unid ades de
participacilI
bajo. Cuando un sarnoano pregunta
til
8 dos-de-nosotros (inclusivo)
ir? quiere decir puedo ir
coritigo?.
Si alguien dice
mil .)
dos-de-
nosotros (exclusivo) ir? significa que el destinatario no est invitado.
La eleccin de un pronombre puede tener implicaciones para el modo
de definir los participantes reales y potenciales, y de establecer la auto-
ridad o la posicin moral desde la que se habla. Pero estas dimensiones
de la interaccin humana y de la conceptualizacin de la participacin
normalmente se construyen o se infieren a partir de una infinitud de
sutiles mecanismos indirectos y, con frecuencia, semiticos (vase el ep-
grafe 5.4), algunos de los cuales son de naturaleza cintica o gestual.
Uno de los objetivos de la crtica de Goffman a propsito de los tr-
minos hablante y oyente es el nfasis en el factor sonid que estos
trminos implican: es evidente que, organizativamente, la vista es muy
significativa tambin, en ocasiones incluso el tacto (1981: 129). He
mencionado la importancia de la documentacin visual en el captulo 5
al estudiar la transcripcin. Lo que la nocin de participacin nos pro-
porciona es un marco terico dentro del cual usar la informacin sobre
el acceso visual que permiten las nuevas tecnologas. Los investigado-
res que han trabajado sobre el registro visual de las inreracciones han
mostrado que la postura visual
y
la mirada son importantes para esta-
blecer quin ha ratificado al receptor de la interaccin. Como hemos
mencionado anteriormente, Goodwin (198]) estudi cmo mediante
la combinacin de cambios en la mirada con modificaciones en el
habla, la oradora tiene la capacidad de cambiar el foco del destinata-
rio y, as, reorganizar a sus receptores con un solo enunciado (1981:
152). Kendon (1992) parti de la nocin de GofTman (1974) de tra-
yectorias de atencin en las interacciones para enfatizar la impor-
tancia de la organizacin espacio-orientativa de las condLlctJs de
interaccin.
En interacciones con contacto visual
y
auditivo, los participantes
adoptan
y
mantienen una particular orientacin
y
postura espacial. De
esta manera, parece que se ofrecen unos a otros
pruebas
de que estn
preparados para mantener un perspectiva comn orientada.
(Kendon,1
C)i)2 329 )
Vanse, por ejemplo, Goodwin (1979, 1981, 198~), Goodwm y Goodwin (19';12a) ,
Heath (1982, 1984), Ke ndon (1967, 1990).
4 9
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19/34
AI /lr opo log{o Iil/gii{s lica
De acuerdo e n Kendon, en esta perspectiva comn orientada tiene
un papel decisivo la coordinacin de posturas y movimientos corporales.
Estos rasgos de la int e ra cc in dan lugar a clases especficas de marcos de
participacin, entre los cuales destacan los modelos de autoria y recepcin
que sean especficaruente culturales (vanse los epgrafes
9.4
y
9.5).
9.3.3. M arcos
pa rtic ip antes
En su e tudio del habla de chicos y chicas de un barrio de Filadelfia, Mar-
jorie
L-:.l.
Goodwin
(1990) in trodujo
la nocin de m a rco partic ip ont e (por
oposicin a pa rtic ipa cicn} . Aunque relacionada con la de Goffinan, esta
nocin tambin parte de la relevancia de la organizacin secuencial de
la conversacin en la constitucin de una actividad hablada:
Empleo [marco participante] con el fin de abarcar dos tipos de
fenmenos ligeramente distintos. En primer lugar, las actividades colo-
can
a
los participantes UIlOSfrente a otros de manera especfica (por
ejemplo, la actividad de construir un turno de palabra distingue a los
participantes en
ha blan te
y oyente (s)), y este proceso es decisivo para
el modo en que las actividades proporcionan recursos para constituir
una organizacin social dentro de la inte~ccin cara a cara ... En
segundo lugar. adems de situados cara acara, unos frente a otros, en
razn de la actividad, las partes relevaatcs se caracterizan con frecuen-
cia, o se configuran de alguna manera, como personajes animados
(Goffman, [974, 1981) o actores dentro de la conversacin.
El trabajo de Goodwin parte de la misma idea que el anlisis de la
conversacin: y es que el modo en que se estructura una conversacin es
por s mismo un tipo de organizacin social (vase el capt;ulo 8). Ella uti-
liza esta idea para investigar en las consecuencias que tienen para los pro-
pios participantes ciertos tipos de organizacin conversacional, adems
de sus voces y posiciones. Al centrarse en las diferencias entre las estrate-
gias verbales de los chicos y de las chicas, Goodwin muestra que tomar
la participacin C0l110 unidad de anlisis nos da un nuevo modo, emp-
ricamente ms fundamentado, de estudiar un amplio nmero de fen-
menos, incluyendo clmodo en que puede emplearse la organizacin de
11
Con el fin de
mantener I~ diferencia aualitic.r entre las
uociones de
Goflinan y
Coodwin,
cuando lo he estimado conveniente he sustituido el trmino
/ 1 1 ) de j Jt 1 rl i c ipa c i lI
que
en
ocasiones
emplea Goudwin por el de
l/arco poniripantv,
410
Unid ades
de
parli cipo cilI
la historia para estructurar la relacin entre las personas y la organizacin
social de una discusin emergente (Goodwin,
1990:
cap.
10) .
Uno de los marcos participantes en una disputa que estudia Good-
win es lo que ella llama pares contrapuestos
(paired co uu ter s}.
Son dos
secuencias de turnos en donde lo que dice el primer hablante es refu-
tado o replicado por otro hablante. He aqu algunos ejemplos:
(6) (Chopper sube los escalones hasta donde se sienta To Ily)
TONY: Get o(f my steps.
Bjat e de uiis esca lo nes.
CHOPPER: No.You get 011
1l1y
steps.
I
get 011yours.
No. Si
r
le Silbes en los
tnlos ,
yo nie Silbo en los III)'os.
(Goodwin, 1990: 104)
f
7) MALCOLM: Get out o[ here, Tony.
Sa l de aqu , T , , ,J .
TONY: 1l11 not gettin' out of nowhere.
Yo O tue vo) ' de il/R II/ lado.
(Goodwin,
J
990: 105)
(8) ToNY: Gimme the things.
D aine la s c os as.
CHOPPER: You sh:ut up you big lips. (Y'aU been hallging
around with thieves.)
Cierro
el
pico. (So is u na p O l/ di lla de
ladro ucs.}
TONY: (Shur IIp.)
(Cllol e.)
CHOPPER:
Dont
gimJ11e that.=
Im
not talking to yOll.
D jat e
de I/,JI/dol/gas.
=
No esto) '
ltab tando
COI/ligo .
(1 .4 )
TONY: l'm talking ro y.ou
i Yo s eS loy I/(// lol/d~ COI /I( f{O
CHOPPER: Ah you bcttcr sh:ut up with your liulc- di:ngy
sneaks.
Por ql/
1/(1
le co l/as IIIS SII (OS
pa
Ira/o s.
1.4)
TONY: I'm a dingy your he.ad.r= How would you like that.
Sucia s
II IS
110
rices. Ctutpate esa.
(Goodwin, 1990; 295)
411
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20/34
A nt ropo lo g io lingiis/i ea
Como se ve en el ltimo ejemplo, donde Tony y Chopper se repli-
can el uno al otro, turno por turno, una de las consecuencias de los
opuestos recprocos es que restringen la participacin en la secuencia a
un grupo pequeo de individuos, normalmente a dos hablantes (Good-
win, 1990: 241). La organizacin de los contrapuestos recprocos
(ABAB ... ) tambin sugiere la cuestin (para los propios participantes)
de cmo finalizar una secuencia as. En contraste, la narracin de una
historia presenta un marco partiipante donde pueden estar implicadas
ms de dos personas, y donde quien era participante ratificado exclusivo
en la serie de contrapuestos se convierte en uno ms de los participan-
tes ratificados. Este ltimo rasgo se realiza deicticarnente mediante el
cambio de uso pronominal: la misma parte que sola ser un
t,
se con-
vierte en un
l.
Mientras se cuenta una historia, un hablante puede
ampliar el marco de participacin de una controversia haciendo que las
partes enfrentadas en ella se unan a posturas personales que se presen-
tan en la historia. He
aqu
un ejemplo de un principio de una historia
que comenzaba al final del ltimo ejemplo. Chopper se d etiene en mitad
de la controversia
(N o you w on 't you li ttl e-)
(No, no me la chupo t no-)
para contar una historia sobre la conducta cobarde de Tony:
~
(9) TONY: I'rn
a
dingyyom hea:d.= How would you like that.
~
.
Su cias tu s nari c es . Ch pa te esa.
(0.4)
-7
CHOPPER: No you
won't
you Iittle- h guess
what.
; y
sab es qll
[
]ACK: noul) foul thing.
Va deJara l.
(0.4)
CHOPPER:
Lemme+rell-rya.r=
Guess
what. (0.8)
We
was cornin' home
from practice, (0.4)
and, three boys came
IIp
there (.) and
asked-us-for-money-and-Tony-did-like-this.
(0.6) *hh ((raising hands up)
t
INT
COTn(h)(hh)[o m(h)oney
(Os voy a cont a r. = N o as ima gin is. Vo lv amos a c as a del
ensay o , (0 .4) y , tr es chi cos vienen pa ' noso tro s (.) y- nos-p iden-
pa sta-y- Tonv-vo-v-se-pone.tt).
6)
*hh ((S IIb ielldo la s manosj]
NO TENGO
ni
/111
duro, bonitos
412
Unid ades de pa rtic ip acin
PETE:
Ah-hih-ha,
Ah, (risas).
*hh Hah+hah
(M.
H.Goodwin,
1990: 245)
En esta secuencia, Chopper comienza su historia con un tpico
prlogo
[G uess w hat?)
(No te imaginas), que anuncia a codos los pre-
sentes que va a contar una historia y que, por lo tanto, tornar la pala-
bra durante ms de un turno. Sin esperar a que su receptor o receptores
ofrezcan una garanta por la historia, Chopper se lanza a contar su his-
toria sobre Tony. Este movimiento tiene distintas consecuencias, una de
las cuales es que puesto que el enunciado que contiene la rplica de
Chopper no llega a su
trm ino ,
Tony pierde
la
oportunidad de r-espon-
den> (Goodwin, 1990:244).Todos los presentes, no solamente Tony, son
participantes ratificados de la historia. Adems, una vez se ha contado
la historia, hay diferentes tipos de acciones posibles, incluida la valora-
cin pbl ica de los eventos de la histor ia, que dar a Chopper la opor-
tunidad de buscar el apoyo de las otras partes presentes y, por tanto, de
reestructurar la organizacin social de la discusin.
Otro campo de investigacin donde el enfoque de marco participante
es especialmente til es el gnero. Comparando la representacin de con-
troversias verbales entre chicos
y
chicas, Goodwin muestra que, aunque
estas disputas comparten diversos rasgos -como que (1) el terna principal
suelen ser las ofensas de unos a otros y
(2)
uno de los personajes de la his-
toria es un participante presente-, difieren en que entre
las
chicas ... las
ofensas responden a
hi s to ri as sobr e partic ip ant es ause nt es (pg .
278). He
aq u i
un ejemplo de una secuencia l-dijo-que-ella-dijo donde la hablante
(Bea) nos cuenta cmo otra chica (Kerry) excluy ingeniosamente a una
receptora principal de la historia (julia) de un grupo particular:
10)
BEA :
She said, She
saidrhar
um, ( 0.6)
rhat (0.8) ifth t girl wasn'r there=
You
know rI~atgirl
that always makes those funny
jokes, *h Sh'aid ifthar girl
wan't there you wouldnt
be
acriri',
(0.4) a :11stupid Iike rhar.
E lla di jo , ell a dijo qu e, 1/11 m ,
que si aq u ella chi c a 11 0 tui bi era es tada a ll ,
413
7/26/2019 Cap 9 Duranti
21/34
DEA:
DEA:
414
A /l lropolog a li/lgii f. 1 don't
wannt
have her name
clown here.
[5- Is- Js- said She woulda allowed you name.
Pero el/a ni siquiera ha
pu esto /11
uo tnhre
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(Goodwin, 1990: 263)
Unidades
de
participodu
La ausencia de la parte presuntamente causante de la ofensa tiene
consecuencias. Mientras que los chicos que son las partes ofendidas
pueden confrontar directamente al narrador y al ofendido, las chicas
ofendidas dirigen sus contraataques a las partes ausentes. Al mismo
tiempo. (da conversacin del momento crea un campo de relevancia
que implica de formas muy distintas a los presentes en l (Goodwiu,
1990: 270). Esto significa que los miembros del auditorio, que no se
definen como parte ofendida y tampoco forman parte de la historia,
deben disear sus contribuciones de acuerdo con ello. Un modo de
hacerlo es sugerir comentarios generales sobre el carcter del ofensor.
Esto es lo que
Brb ara
hace en los siguiente ejemplos:
(11)BARBARA:
Keny-always-rnad-nt somebody,
01' on'
careo
Kerrv siemp re est eujadada W I/ a(( lI iel/.
N o lil e impo rta.
(De Gooclwin,
J
99 0: 27 0)
12) BARBARA:
Kerry
always
say
somp'm.
=
When you jU111p in her Iace she gonna deny it.
Kerrv siemp re deja c aer aLglIl/a.
Y atando se la dice s a la cara, lo l/i eJ .a.
(lbd.)
Estas contribuciones crean un contexto para que la parte ofendida
compruebe la cantidad de apoyo que recibe de sus compaeros o COI11-
pa er as y las expresiones de solidaridad o las sugerencias que le hacen
sobre sus futuras acciones. La organizacin de la conv
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