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Carta dé Estados Unidos
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el. asunto con los fragmentos que se ledan es, ni más ni menos -digámoslode una vez-, un gesto más de escapismo.Como en las novelas, como en las plásticas, se trata de liquidar la razón -conla cual, sin embargo, ha-podido avanzarla humanidad durante un puñado desiglos-, de minar las convicciones, desembrar la ·duda negativa, de sonreírdisplicentemente ante los "buenos sentimientos". ¿Para qué sirven los buenossentimientos?, parecen decir los representantes de esta nueva "vanguardia".Cuando se sabe que d<?s educadores -l~sseñores Teindas y Thueau- han pubhcado los resultados de una encuesta entre millares de adolescentes -estudiantes y aprendices- cuya inmensa mayoríasólo aspira a tener dinero, mujeres, uncochecito y una jubilación sustanciosa,sin participar de ningún ideal c.onstr~c
tivo, se da uno cuenta de las dImensIOnes aterradoras del problema.
[París, octubre 9 de 1961]
Un año más la vieja Sorbona ha abiertosus aulas a millares de estudiantes (muchos de ellos de otros países) , que llegana ella atraídos por el renombre, ganadoen buena lid, de conjugar los valores delhumanismo con el más rigoroso conocimiento científico. Llenáronse tambifnaulas y laboratorios de la nueva Facultad de Medicina, en la rue des SaintsPeres (casi frente al viejo hotel dondeAntonio Machado vivió con Leonor, esquina a la rue de Perronet), y ya comienzan a habilitarse los nuevos localesde la Facultad de Ciencias, ganados enáspera lucha de años a los intereses privados de los mercaderes de vinos.
Verdad es que autoridades académicas,organizaciones de estudiantes y profesores se lamentan de ciertas insuficienciasmateriales; para ser sinceros, diremosque su indiscutible existencia no restabrillo ni alegría a este recomenzar de lastareas universitarias.
Tampoco por ello deja de ser la Universidad uno de los "hauts lieux" -paraemplear la expresión de aquí- de laconciencia francesa, santuario de conciencia me atrevería yo a decir. Nadieignora que el tema del neo-racismo inquieta seriamente a los espíritus europeos. Las extravagancias peligrosas de los"Teddy-Boys" británicos, el relente deun antisemitismo vergonzante aquí yallá, la existencia de la discriminaciónracial en África del Sur, y otros fenómenos que por conocidos me huelgo decitar, hieren las mejores sensibilidadeseuropeas. La concesión del premio Nobel de la Paz (ex-equo con el difuntoHammarskjoeld) a un negro, AlbertJohn Luthuli, figura señera del liberalismo sud-africano, particularmente maltratado por el racismo en el poder, haimpresionado favorablemente a todo elmundo del espíritu. Este mundo, que hasido siempre el principal motor de lairradiación cultural francesa, es particularmente sensible a esta cuestión. No es,pues, extraño que una veintena de profesores universitarios (entre ellos sabiosde renombre mundial como Kastler,Gurvitch, Hauriou, Schwartz, Meyerson) y unos cincuenta escritores (recuerdo los nombres de Sartre, Jean Cassou,André Breton, Simone de'--Bt'Jauvoir,Aragon, entre los veteranos, y Butor,Natalia Saurrate, Margueritte Duras, dela "nueva ola") hayan creído necesariauna enérgica y pública toma de posición
frente al racismo. Hilaire Cuny, conocido escritor científico, que triunfó hacepoco con su libro sobre Joliot-Curie, haemprendido también la lab~r de desmontar -partiendo de las tnstes experiencias del III Reich- la base pseudocientífica del racismo.
Pero si esas afirmaciones, que 'tantohonran a la cultura francesa, constituyen algo así como la superficie, algo encrespada, de la vida espiritual de estassemanas, otras manifestaciones que sonde creación cultural forman como lasramas sólidas de este vigoroso árbol,que siguen dando sus frutos y acreditando así su razón de ser.
Pero hay que hablar también de loque siempre constituye un acontecimiento teatral: una obra de Bertold Brecht.En este caso se trata de Schweyk en laSegunda Guerm Mundial, puesto en escena por Roger Planchan e interpretadapor Jean Bouise. Este personaje, ya célebre en la Europa central entre las dosguerras, fue reencarnado por Brccht,situándolo en la Checoeslovaquia ocupada por los nazis. Schweyk es, sencillamente, un pillo de siete suelas, un truhán redomado, que se defiende del nazismo a su manera -asocial. insolidariamediante tretas astutas, con la sonrisa decuco en los labios. Alguien ha dicho queSchweyk no es un héroe sino un antihéroe; es verdad, y la obra nos deja estaimpresión de desazón, incluso en susfragmentos de ópera granguiñolesca,
Por Manuel DURÁN
La gran novedad literaria de estos últimos días ha sido la publicación de unanueva novela de Salinger, titulada Zooeyand Franny (algo extrañamente, pero eltítulo está compuesto por los nombresde dos personajes principales, y los héroes de Salinger suelen llevar nombresextravagantes). Salinger es quizá el escritor predilecto de la juventud norteamericana. Sus personajes adolescentes,retratados con precisión, ofrecen unamezcla de inocencia y egoísmo, de individualismo rebelde y aceptación inconsciente de ideales sociales, que permitena los jóvenes lectores identificarse plenamente con ellos. Muchos de sus cuentos han aparecido en la revista NewYorker, y representan bastante bien elespíritu de esta publicación: elegancia,cosmopolitismo, pero siempre con reservas, sin subrayar excesivamente ningunaopinión demasiado personal. El neologismo que expresa la actitud de la revista, y el estilo de Salinger, ha sido yaaceptado por el uso corriente en lospaíses de lengua española: es "la sofisticación". Pero a ello Salinger añade ladescripción de la torpeza propia de laadolescencia. Sus cuentos no tienen unfinal bien definido, son como conversaciones interesantes y reveladoras que seacaban de pronto sin saber por qué, como si los personajes se hubieran dadocuenta de que habían ido demasiadolejos y de que sus esfuerzos por definirsea sí mismos eran absurdamente pretenciosos. La novela que acaba de publicarno llega, en el fondo, al nivel artísticode sus mejor.es cuentos, y ello se debe,quizá, a que una novela exige a su autor
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cuando Schweyk se enfrenta con Hitleren la estepa rusa o cuando aparece esteúltimo con sus dignatarios. Gisselbrecht,traductor con Joel Lefevbre de la obra,recuerda la frase en que Brecht decíaque don Quijote, Candine o El Revisorson espejos cóncavos, pero al fin y alcabo espejos. Schweyk no deJa de serloy en ello puede que resida el mayorvalor de esta obra que no se presentójamás en vida de su autor. Hay queañadir dos palabras sobre la escena giratoria montada por Planchan, que suprime el ángulo estático del espectador.Esta visión dinámica está reforzada porel decorado inteligente de René Allió,cuya gama cromática negro-gris-blancocontribuye a la visión de ese mundosórdido del nazismo, cuyas salpicadurasllegaban a todos los Schewyk vivientes.Porque con la sola arma del chiste no seha derribado jamás ninguna tiranía.
No quiero terminar esta carta sin decirles que Pablo Picasso ha cumplidoayer ochenta años. Artistas y escritoreshan comenzado ya en París los homenajes al gran Pablo; durante la semana enU-ante Niza y Vallauris ofrecerán su mejor aire de verbena meridional en honoral malagueño, que allí ha echado raÍCes.De todo esto espero que hablemos, ymucho, pronto. Porque Picasso es unjalón, no sólo de la historia plástica,sino también de la dignidad del hombre.
[París, octubre 25 de 1961]
unas convicciones artísticas mucho másdefinidas que las que Salinger posee.
Otro escritor norteamericano de primera fila, y del que se hablará muchoen un futuro próximo, es Edwanl Albee.En Nueva York han empezado a ensayaruna nueva obra teatral de Albee, quepor ahora no tiene título. Es, según parece, la respuesta norteamericana a losproblemas que plailtea el Rinocerontede Ionesco; y las afinidades que unen aAlbee con Ionesco y los otros dramaturgos europeos de vanguardia son muchas.Baste decir que la mayor parte de losempresarios se niegan todavía a representar sus obras, porque las juzgan demasiado complicadas y misteriosas, ycreen que el público no reaccionaríafavorablemente; en lo cual se equivocanprobablemente, puesto que en un paístan vasto como éste hay público paratodo, y si bien el teatro de Nueva Yorksuele estar dominado por el género híbrido, mitad comedia y mitad opereta,que se llama "comedia musical", es evidente que actualmente existe en EstadosUnidos un público selecto que no solamente acepta obras más difíciles sino quelas reclama. Ocurre con el teatro lo mismo que con el cine: el éxito del teatroeuropeo de vanguardia, y del mejor cine europeo, ha educado a todo un sectordel público, al que las producciones comerciales corrientes le parecen sentimentales, absurdamente anticuadas, eincapaces de revelarle nada nuevo, y eseste público el que ayudará a renovar elteatro y el cine norteamericanos.
Y sin embargo, es preciso señalar quela publicación que más se ha leído y
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Nueva Yo ../:: "collSl.l"IIccióll de '/"efllgios cOPl/ra /005 ti/tiques fIIólllicflS"
discutido en el país durante las últimassemanas nada tiene que ver con la literatura. Es un folleto profusamente ilustrado, publicado por el Departamentode la Defensa Civil, sobre construcciónde refugios contra los ataques atómicos,del cual se han tirado ya unos cuatromillones de ejemplares, y que se ha convertido en el best-seller más sombrío ydeprimente de est?s últimos años. Co~n
cidiendo con este mterés por los refugIOsariti.atómicos, que algunos juzgan malsano, y otros afirman basado en el instinto de conservación más elemental, elprograma de televisión titulado TheTwilight Zone (La zona crepuscular),escrito y dirigido por Rod Serling, y quepor cierto es uno de los más interesantesde la televisión norteamericana, ofrecióhace unos días a su público la espeluznante, si bien imaginaria, aventura deuna familia norteamericana sorprendidapor la guerra atómica. El padre, un médico previsor, había hecho construir unrefugio para los suyos. Suena la alarma;los vecinos, enloquecidos, que unas ha·ras antes le habían dado una fiesta parafestejar su cumpleaños, asaltan su refu·gio y tratan de derribar la puerta parapenetrar en él y salvar así sus vidas. Laalarma resulta ser infundada, y todostratan, con grandes dificultades, de volver a una existencia normal.
Mientras tanto, lo que pudiéramosllamar "política universitaria" norteame·ricana, y que tan distinta es, en el fondo,de la mexicana, sigue un rumbo algoincierto que la lleva hacia la tragicome·dia. La nota alegre y excesivamente frívola la dieron hace unos días los estudiantes de la gran Universidad de ''''isconsin, que cuenta con más de veintemil alumnos, muchos de los cuales, intoxicados por un partido de futbol yuna noche de luna, trataron de asaltarla Residencia de Señoritas y causarongeneral alarma entre los pacíficos habitantes de la ciudad de Madison. La notatrágica se encuentra en el fracaso casitotal del proyecto de ley gracias al cualKennedy quería ayudar a la educacióncon fondos federales, y que habría contribuido en mucho a resolver la crisiseconómica de muchas escuelas primariasy secundarias. El proyecto ha sido desechado por el Congreso; y Abraham Ribicoff, Secretario de Educación, en unreciente discurso dirigido a los rectores,directores de institutos de segunda enseñanza y educadores en general, les hareprochado duramente, llegando casi aincreparlos, su falta de actividad duran·te las semanas en que el Congreso debatía el programa y lo rechazaba. Si loseducadores se hubieran movilizado y hubieran escrito cartas a sus representantes en el Congreso, el destino de la leyhubiera sido otro. ¿Ingenuidad u optimismo excesivo? En todo caso, un paísen que los más graves problemas puedenser resueltos a base de escribir unas cuantas cartas a Washington es un país queno parece todavía presa de la desesperación. La comodidad y el optimismo siguen presentes, siguen actuando comoun buen lubricante, tranquilizando a lasmasas, aun cuando el motor no funcionepor ahora al ritmo deseado.
El idioma inglés, igual que el español,abunda en expresiones ambiguas, que notienen el mismo sentido para todos losque las emplean o las escuchan. Si lehablamos de "la nueva ola" a un aficionado al cine, entenderá inmediatamente
que nos referimos a la nueva generaciónde directores de la cinematografía francesa. Pero si nuestro interlocutor es unprofesor norteamericano, creerá que estamos hablando del problema que m,\sinquieta a los educadores de su país: lanueva ola de estudiantes universitarios.Un ejemplo concreto: en la gran Universidad de California las inscripcioneshan aumentado este año en un diez porciento; la cifra total de estudiantes llegaa más de cuarenta mil. Esta cifra noasustará, por cierto, a los que estén fa·miliarizados con el crecimiento de laUniversidad Autónoma de México, perono hay que olvidar que el caso de Cali·fornia se repite por todas partes en unpaís que cuenta con más de mil centrosde enseñanza superior; que en variasuniversidades se prevé un aumento deldiecisiete por ciento para el año queviene, y que pasan de los cuatro millones los alumnos que siguen actualmentecursos universitarios o técnicos superio·res.
La gran sensación de la temporadaartística en Nueva York ha sido la expo·sición de arte chino montada con materiales recibidos de Formosa. Vale la penaigualmente visitar la exposición de escultura italiana reunida por ColumbiaUniversity: algunos de los Marini exhibidos en la misma resultan muy superiores a sus esculturas más conocidas.Pero el arte chino es quizá el que mejorpuede apreciarse al verlo directamente:hecho de matices, de la intangible relación entre líneas, delicadas masas de color, y materiales casi aéreos, es un arteque pierde mucho al ser reproducido, ygana al ser visto de cerca
Otra exposición curiosa es la deldesnudo en la pÍtllura noneameri ana,compuesta en su mayor pal'le -comoha observado el críti o John anadaypor obras de calidad dudosa, prcisamente porgue la tradi ión non americana, en gran parte puritana, in lusoen el terreno del arte, no permitióen el siglo pasado müs que ocasionalesimitaciones de los desnudos académicosfranceses, y en nuestra época se ha vis·to atraída, sobre todo en los últimoquince o veinte años, por tendencias cada vez m,\s abstractas, y como tales has·tiles igualmente al desnudo. Los mejores pintores norteamericanos, como Jackson Pollock, De Kooning y Klein, pocas veces han pintado desnudos quepuedan decirse que caen de lleno enesta categoría. Es curioso observar quela mejor pintura de la exposición era unpseudo·desnudo, del que ni el pintorni los críticos acertaron a decirnos siverdaderamente era un desnudo o si representaba a una joven vestida. La ejecución, brillante y dramática, como todo lo de este pintor, llegaba a dominary a aplastar al modelo.
Los aficionados al ballet están de suerte, pues en las últimas semanas habránpodido comparar los más diversos y comoplementarios estilos: un excelente programa de bailes africanos, los ballets Ki·rov de Leningrado, refinados y elegantísimos, y el dinamismo algo estridentepero muy expresivo de la moderna danza norteamericana, bajo la dirección deJerome Robbins en algunos de sus mejores programas. Por cierto que la películaThe West Side Story (ignoramos cuál seael título que le den en la versión exhi-
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DOCUMENTOSMacartismo en PittsburghPor foseph G. COLANGEW fr.
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bida en México), contiene algunos delos números más impresioI]antes ideadospor Robbins, a quien muchos consideranel genio del ballet norteamericano. (DeRobbins era también la magnífica secuencia de ballet en Ana y el rey deSiam.) Se diría que Robbins y su escuela han llegado a las últimas dimensionesdel baile moderno, en que la expresividad y el ritmo se combinan con la música para transmitir un mensaje menosequilibrado y menos sereno, quizá, queel de los clásicos ballets rusos, pero también más cercano a la actitud moderna,inquieta y audaz, experimental y asimétrica. Según parece, durante la filmaciónde la película que mencionamos anteriormente, y cuyas estrellas son NatalieWood, George Chakiris y Russ Tamblyn,Robbins se peleó con el director de lamisma, Robert Wise, y se marchó deHollywood sin haber terminado de supervisar los ballets de la obra. No importa; la cinta (una versión moderna dela vieja historia de Romeo y Julieta, abase de "palomillas" rivales en la ciudadde Nueva York), vale la pena; la actuación es impecable, mucho mejor de loque Natalie Wood nos hacía esperar, ylos bailes, supervisados en gran partepor Robbins, son poco menos que sensacionales. En ellos se mezclan los ritmospuertorriqueños con el más puro jazznorteamericano, y el resultado es la mejor demostración de la vitalidad de ladanza norteamericana que hemos vistoen muchos años.
En cuanto al ballet Kirov, no necesita,por cierto, de ningún superlativo paradejar bien establecida su reputación como uno de los dos o tres conjuntos másadmirables en el campo del ballet clásico. Y que conste que la crítica no ha sidounánime. Sobre todo al principio: y esdebido, quizá, a que los artistas de estegrupo son especialmente sensibles a loscambios de clima y de ambiente. Hayvinos que no tienen el mismo sabor allídonde son recolectados y fermentadosque en otra parte; viajan mal, se estropean, en parte, durante el transporte. Lomismo cabría decir con respecto al ballet Kirov: al principio de una temporada por tierras extranjeras, según se hapodido observar en Londres, en París yen Nueva York, se pasan unos días ounas semanas adaptándose al público, alescenario, a todos los medios técnicos,que cambian forzosamente según la localidad en que se encuentran, y hayalprincipio de sus temporadas una falta decoordinación, una cierta t;midez, unavacilación en algunos momentos culminantes, que defraudan al público e incluso lo irritan: esperábamos más. Peropronto pasa este período de adaptación,y entonces el grupo revela todo lo quepuede dar: y es mucho, incluso diríamoses más que lo que cualquier otra compañía puede hacer, en cierto sentido. Nohay que pedirles lo mismo que al grupode Robbins, incluso tampoco cabe esperar de ellos el mismo éxito en ciertos programas, la misma brillantez deconjunto que en el Saddler's Wells deLondres; pero lo que presentan, dentrode ciertos límites estrictos que ellos mismos se han impuesto, es sencillamenteinsuperable. Ver a Kolpakova en la suiteCascanueces o a Zubkovskaya en el Lagode los cúnes es creer en una posible reencarnación de Ana Pavlova.
Todavía sucede. Un profesor de historiade la Universidad de Pittsburgh ha sidoatacado desde principios de este año, porsus opiniones sobre Castro y Cuba, suparticipación en supuestas organizaciones subversivas y sus actividades en laBrigada Abraham Lincoln durante laGuerra Civil Española. El profesor esRobert G. Colodny, antiguo maestro dela Universidad de California, del SanFrancisco State College, de la WesleyanUniversity (Conn.) y de la Universidadde Kansas. Especialista en historia de laciencia e historia de las revoluciones, eldoctor Colodny llegó a Pittsburgh en1959.
El ataque ha sido encabezado por laPittsburgh Press, vocero local de la cadena Scripps-Howard. Empezó con unaentrevista publicadá en la primera página del número correspondiente al domingo 15 de enero, en la cual el periódico citaba las palabras del doctor Colodny de que Cuba podía convertirse en"otra España" por medio de la intervención exterior en su revolución.
Aunque en esencia esto no era másque lo que muchos otros decían en esetiempo, William Gill, el periodista dela p,.ess, ligó las declaraciones del profesor, mediante el uso de comentarioseditoriales en itálicas y entre paréntesis,con una serie de hechos y suce50S sin relación verdadera, transformándolas enuna acusación de subversión.
Por ejemplo:El doctor Colodny declaró que había
peleado con la Brigada Abraham Lincoln durante la Guerra Civil Española)' el artículo comentaba: "La filocomunista Brigada Abraham Lincoln todavíaencabeza la lista de organizaciones subversivas del Procurador General ..." (Elperiódico estudiantil de la Universidadaclaró que la lista del Procurador General estaba en orden alfabético.)
El profesor fue empleado por el gobierno de México cuando Lázaro Cárdenas era presidente y ·"esta misma semana p,.ess ha denunciado que un 'congreso pro paz', de hispanoamericanosligados con el comunismo, fue planeadoel mes pasado en la casa del antiguopresidente mexicano Lázaro Cárdenas."
El doctor Colodny ha "firmado unadeclaración publicada por el 'Comité proJuego Limpio para Cuba', una abiertaorganización pro castrista" y entre losfirmantes estaban "el crítico de teatroKenneth Tynan, que dirigió la primavera pasada un programa de televisióninglés en el que se incluía, entre otros'distinguidos americanos disidentes', aAlger Hiss."
En la parte de atrás de la puerta de laoficina del profesor, en la Universidad,estaba un cartel, recuerdo de la GuerraCivil Española. El cartel tiene la siguiente inscripción: "UGT, Federación Nacional La Edificación". La organización-explicó el periodista Gill- "era unaconocida empresa comunista durante laGuerra Civil Española".
Dos días después de la aparición delartículo, el diputado por el Estado dePennsylvania, John T. Walsh, del cercano pueblo de McKeesport, que cuarenta y ocho horas antes había anunciado su candidatura para la representaciónde ese pueblo en las próximas primeraselecciones del partido demócrata, denunció al doctor Colodny en la Cámara delEstado e introdujo una resolución en dospartes pidiendo una investigación sobrela Universidad de Pittsburgh y sobre los"sentimientos antiamericanos" en todaslas escuelas del Estado.
El reverendo Francis E. Walter, presidente del Comité de Actividades Antiamericanas, declaró en exclusiva a laPress que en los archivos de su Comitéhabía "varias menciones" del doctor Colodny, aunque el profesor nunca habíadeclarado en persona ante él.
El presidente de la Suprema Corte de.Justicia de Pennsylvania, que aparentemente no tiene ninguna otra conexióncon el caso, declaró a la Press que el doctor Colodny "tenía que haber sido sordo,mudo y ciego para no saber... que sicualquiera levantaba la barba de Castroencontraría el Manifiesto Comunista enrollado alrededor de su cuello".
La Legión Americana y los Veteranosde las Guerras Extranjeras del área seunieron a la contienda y presionaron poruna investigación estatal. Y la Press preguntó en un editorial "cómo un investigador con los grados necesarios paraocupar un lugar en la facultad de historia de la Universidad de Pittsburgh podía malinterpretar los sucesos cotidianos,hasta el grado de creer que la asesina tiranía de Fidel Castro, dominada por loscomunistas, es solamente un 'movimientode reforma agraria'."
Por su parte, el doctor Colodny declaró a la Pittsburgh Post-Gazette, el otroperiódico de la ciudad, que sigue la línea del Sun-Telegraph de Hearst, que"bajo ninguna circunstancia puede decirse que yo apoyé o ataqué al gobiernocubano." Alegó que él simplemente había dado su opinión como historiador yque esto había sido deformado. La PostGazette, en un editorial titulado "Juegolimpio para el profesor", llamó a la investigación propuesta una "caza de brujas educacional".
Críticas similares a la Press y al diputado vValsh fueron expresadas por laAsociación Americana de Profesores Universitarios con secciones y miembros dela Universidad de Pittsburgh y los colegios vecinos, Carnegie Tech, Chatham,Duquesne y Mount Mercy; por la Asociación Americana de Libertades Civiles,SANE (de la cual Colodny es vicepresidente de la sección local), la Unión deAmigos de la Iglesia Cuáquera y el conocido sacerdote católico de PittsburghCharles Owen Rice.
La Press les replicó: "Los defensores del doctor Colodny ... están cada vezmás frenéticos ... Palabras y frases conociclas entran en estas defensas: 'manchar','insinuación', 'caza de brujas' y 'culpable por asociación', frases invariablemen-
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