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Capacidad indigena
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FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS
Segn la capacidad intelectual de cada uno: lites, estado y educacin indgena a inicios del siglo XX.
Tesis para optar el ttulo de Licenciado en Historia que presenta el Bachiller:
JORGE ALBERTO CCAHUANA CRDOVA
ASESOR: JESS COSAMALN
LIMA, 5 DE NOVIEMBRE DE 2013
Resumen
La presente tesis analiza la poltica educativa indgena en el Pera inicios del siglo XX.
Haciendo uso de documentos oficiales de la poca, as como de discursos y propuestas
tericas de los principales intelectuales que participaron en el Partido Civil, esta
investigacin pretende construir la relacin entre el mundo acadmico y polticas
educativas durante la llamada Repblica Aristocrtica.
El objetivo de esta investigacin es demostrar la existencia de una poltica educativa
racializada a inicios del siglo XX, lo cual se constituy en uno de los primeros proyectos
inclusivos de las clases dirigentes en ser aplicados efectivamente. Hasta hace unos aos,
investigadores como Flores Galindo sealaron que el segundo civilismo, fundado en 1896,
no cont con un proyecto de nacin que incluyera a los dems sectores populares. Sin
embargo, en Allure of Labor(2011) Paulo Drinot ha demostrado la existencia de proyectos
nacionales inclusivos con los sectores populares por parte de la lite limea durante la
primera mitad del siglo XX. En esa lnea, nuestra investigacin sostiene que una joven
generacin de civilistas, que ingresaron en la vida poltica peruana en los primeros aos del
siglo XX, propici un discurso nacional que propugnaba un proyecto inclusivo a travs de
la expansin de educacin en los sectores populares, aunque con un marcado criterio
racista.
Nuestra hiptesis es que las jvenes generaciones del civilismo, adscritos a las teoras
raciales del positivismo social, pretendieron modernizar la sociedad a travs de la
educacin pblica, pero tomando como referente los nuevos estereotipos que esta teora
asentaba cientficamente para las razas inferiores, como la indgena, lo cual los llev, sin
ningn reparo,a la implementacin de una educacin limitada para esos grupos. As, los
tradicionales estereotipos acerca del indgena (radicalizados luego de la debacle de 1879)
como la moderna teora racial configuraron las polticas educativas con las cuales el estado
inici el camino de inclusin del indgena en la sociedad civil en el siglo XX.
1
ndice de Contenido
Lista de cuadros ................................................................................................................................... 2
Introduccin ........................................................................................................................................ 3
Captulo 1: Redefiniendo al indgena ................................................................................................ 12
1.1 Ciudad y campo ....................................................................................................................... 12
1.2 Estereotipos y ciudadana ........................................................................................................ 16
1.3 Positivismo y teora racial ....................................................................................................... 21
Captulo 2: Estado, lites y educacin popular ................................................................................. 25
2.1 Desencuentros del civilismo: Estado y educacin .................................................................. 26
2.2.1 Pardo y los jvenes turcos ................................................................................................ 28
2.2.2 Educar al indgena? ........................................................................................................ 38
2.2 Centralizando la educacin: lites regionales y el estado ....................................................... 44
Captulo 3: Civilismo y educacin indgena ..................................................................................... 50
3.1 Racializando la educacin ................................................................................................... 51
3.1.1 La capacidad intelectual de cada uno ........................................................................... 51
3.1.2 Ensear segn sus capacidades ........................................................................................ 55
3.1.3 Porque l no comprende lo que la educacin vale ........................................................ 58
3.2 Educacin para el trabajo ........................................................................................................ 65
Conclusiones ..................................................................................................................................... 75
Cuadros ............................................................................................................................................. 78
Bibliografa ....................................................................................................................................... 91
2
Lista de cuadros
Grfico 1: Expansin de escuelas por regiones. 63
Cuadro 1: Alumnos en las escuelas pblicas entre 1906 y 1915.. 84
Cuadro 2: Poblacin en edad escolar segn edad, raza y nivel de instruccin (1902).. 85
Cuadro 3: Escuelas elementales y centros escolares entre 1902 y 1920... 88
Cuadro 4: Escuelas presupuestadas por el Ministerio por regiones naturales entre
1902 y 1918... 89
Cuadro 5: Escuelas elementales y centros escolares por departamento entre 1902 y
1918 90
Cuadro 6: Expansin de escuelas fiscales por provincias entre 1902 y 1918 91
Cuadro 7. Egresados de las escuelas normales en el pas entre 1905 y 1915 94
Cuadro 8: Preceptores de escuelas pblicas a nivel nacional entre 1906 y 1920.. 95
3
Introduccin En marzo de 1905, el ministro de Justicia e Instruccin Jorge Polar expuso ante los
miembros del Congreso de la Repblica el inters del gobierno en aprobar la ley No. 162.
Esta buscaba reformar la educacin pblica centralizando en el ministerio la conduccin de
las escuelas primarias de todo el pas, lo cual implicaba despojarlas dela jurisdiccin de los
concejos provinciales y las municipalidades distritales. El ministro acusaba a los gobiernos
locales de un psimo manejo de las escuelas, que haba ocasionadounconsiderable atraso de
la educacin pblica.
La ley 162 no slo centralizaba la educacin pblica, sino que tambin divida la educacin
primaria en escuelas elementales y centros escolares. La primera solo enseara los dos
primeros aos de educacin primaria, mientras que la segunda ensearan los cinco aos
completos. Para justificar dicha separacin, el ministro Polar no solo sealaba que as el
gobierno podra dirigir mejor sus esfuerzos por expandir la educacin a los territorios ms
alejados del pas, sino que tambin aseguraba que esta era la mejor opcin debido a las
caractersticas de la poblacin a la cual pretenda educarse. Para Polar,
la mayor parte de nuestra poblacin [la indgena] est muy retardada, intelectualmente [...], para esa poblacin retardada se debe hacer solo la escuela elemental, [mientras que] para nuestras poblaciones ms adelantadas, para nuestras ciudades, es necesario algo ms, hay que establecer centros escolares.1
La hiptesis central de esta tesis es que el positivismo social que lleg al Per en la segunda
mitad del siglo XIX y los estereotipos acerca de los indgenas operados por gran parte de
las lites letradas configuraron la poltica educativa del estado durante la Repblica
Nuestra tesis tiene como objetivo demostrar que la poltica educativa del segundo civilismo
estuvo basada en una estrategia de diferenciacin racial respecto al sujeto a educar
(blanco o indio), lo cual reforz el discurso hegemnico que sustentaba
cientficamentela marginacin y degradacin de los indgenas dentro de la modernidad.
Este discurso tuvo como antecedentes los estereotipos acerca delos indgenasque se
reforzaron luego de la Guerra del Pacfico un tema que ha sido ampliamente estudiado
y tambin la posterior llegada de nuevas teoras raciales descendientes del positivismo
europeo.
1 Justicia, 1906, p. 5.
4
Aristocrtica: lo cual se reflej no solo en las reformas que la ley N 162 planteaba, sino
tambin en la implementacin de escuelas normalistas (es decir, escuelas para profesores),
programas educativos y la efectiva expansin de escuelas en las distintas regiones del
pas.Estas nuevas medidas tuvieron como objetivo la eliminacin del modo de vida
indgena (calificada como arcaica y violenta) como requisito previo para su admisin
dentro del proyecto de modernizacin que las clases dirigentes queran aplicar para el
Per.Esta poltica educativa reflejaba el inters de una nueva generacin del civilismo, que
apareci con Jos Pardo, y que representaba un cambio significativo respecto a la
generacin anterior. Este cambio se manifest en su visin sobre la participacin del
estado, a travs de la educacin pblica, en la modernizacin de los grupos sociales.
Nuestro sujeto de investigacin sern, entonces, los integrantes de la lite civilista que
durante esta poca (fines del siglo XIX y principios del XX) tuvieron un papel importante
dentro de la formulacin de polticas de estado, especialmente en materia educativa. Se
sabe que la Repblica Aristocrtica se caracteriz por la monopolizacin del poder por
parte del civilismo. El Partido Civil tuvo fuertes lazos con si no es que estaba constituida
por los principales lderes econmicos del pas: hacendados, banqueros e industriales,
principalmente. Sin embargo, la dirigencia del Partido Civil tambin estuvo conformado
por intelectuales, descendientes tambin de la lite econmica,pero que desarrollaron sus
carreras en el mundo acadmico. Estos intelectuales tenan no solo amplios conocimientos
cientficos sino que tambin elaboraron sus propias propuestas sobre ciudadana, estado y
nacin. Este doble rol, como representantes de la lite econmica y acadmica peruanas
adems de miembros significativos de la clase poltica, los hacen sujetos importantes
dentro de nuestro anlisis sobre las relaciones entre discurso cientfico y poltica
educativa.2
2 Felizmente, el estudio sobre las relaciones entre intelectuales y el poder ha tenido un floreciente crecimiento en Latinoamrica. As tambin el estudio de los intelectuales, cuya principal recopilacin para Latinoamrica ha sido el editado por Carlos Altamirano (2008), tuvo tambin en nuestro pas su correspondiente versin en el libro editado porCarmenMc Evoy y Carlos Aguirre (2008). Por ltimo, los trabajos compilados por la misma McEvoy y Ana Mara Estuven (2007), aunque abocadas al siglo XIX, demuestran que la historia de las ideas y los intelectuales tiene un futuro prometedor en nuestra regin.
5
Esta investigacin explorar la historia de las ideas y su influencia en la poltica pblica. De
all que nuestra metodologa emplear bsicamente el anlisis de discursos, libros y
artculos de los miembros ms importantes del civilismo que ejercieron, a la vez, un papel
preponderante dentro de la intelectualidad peruana, y tambin de documentos oficiales
como las memorias ministeriales, informes sectoriales, etc. Toda esta informacin nos
permitir establecer la relacin entre las teoras raciales de fines del siglo XX, la
intelectualidad peruana y las polticas pblicas que se emprenden durante la Repblica
Aristocrtica.
Cronolgicamente esta investigacin se centrar a inicios del siglo XX, cuando la lite
criolla inici un proceso de inclusin del indgena a travs de la accin modernizadora de la
educacin pblica; lo cual nos obliga a una mirada retrospectiva hacia las dos ltimas
dcadas del siglo XIX, que es cuando la concepcin del indio en la sociedad peruana es
discutida una vez ms (aunque en este ocasin ocupando un lugar central en las discusiones
de la esfera pblica peruana sobre el destino de la nacin).
Los renovados estudios de cultura poltica, que tuvieron en Latinoamrica como principales
impulsores a Hilda Sbato, Franois -Xavier Guerra, Jos Carlos Chiaramonti entre otros, volvieron la mirada de los investigadores sociales hacia al complejo proceso de definicin
de ciudadana y espacios pblicos que las nacientes repblicas latinoamericanas
experimentaron en el siglo XIX.3
3 Para una mirada sobre los temas actuales que se ven desde los estudios de cultura poltica en Amrica Latina, Vase Sbato, 1999; Guerra, 2003. Buscando deconstruir los procesos de negacin y exclusin con que se construyeron los modernos estados latinoamericanos, los investigadores poscoloniales encontraron cmo estos estados sentaron sus bases en concepciones y subjetividades ambiguas, definidas en base a estereotipos y contradicciones construidas en un escenario de sometimiento a la episteme europea. Tomando como fuente los trabajos sobre teora crtica de la Escuela de Frankfurt, estos investigadores los renovaron en los estudios de cultura poltica. As, las ltimas dcadas presenciaron una renovada visin sobre el complejo proceso de formacin y desarrollo de los conceptos de ciudadana, democracia, esfera pblica en Latinoamrica teniendo como fondo los insalvables estereotipos raciales.
Las lites criollas se encontraron ante el reto de asentar su
modelo de ciudadana ideal hacia los sectores populares, especialmente problemtica con la
de poblacin indgena:Un sistema republicano que les obligaba a contar con el apoyo de
esos mismos sectores populares.
6
Recientemente, la historiografa peruana ha empezado a ocuparse de la formacin de una
cultura poltica durante el siglo XIX. A travs de su estudio, se ha pretendido explicar, por
ejemplo, el modelo de ciudadana que los sectores dirigentes pretendieron asentar hacia sus
dems ciudadanos y cmo utilizaron el control que tenan sobre el aparato estatal para
limitar quienes podan ejercer plenamente como ciudadanos de derecho.4
Pero si llegada de la Repblica represent un acontecimiento trascendental dentro de la
configuracin de la ciudadana poltica en toda Latinoamrica, en el Per especficamente
la derrota en la Guerra del Pacfico revolvi profundamentelos antiguos estereotipos en que
haban descansado los modelos deciudadana que se haban creado durante los primeros
cincuenta aos de vida republicana. As, los conflictos entre indgenas y hacendados,que
tuvieron lugar luego de la invasin del ejrcito chileno, motivaron la exaltacin de los
viejos estereotipos que ligaban al indgena con la violencia y la ignorancia. La
historiografa peruana ha dedicado tambin amplios estudios a este tema y junto a los
reveladores estudios de Florencia Mallon, sobre la zona del Mantaro y la regin
cajamarquina durante la ocupacin chilena, y los de Mark Thurner, sobre Ancash durante la
rebelin de Atusparia en 1886, nuevos trabajos han abundado sobre el imaginario racista y
estereotipado que sobre el indgena se recre a fines del siglo XIX entre las lites blancas.
5
4 La bibliografa se ha visto grandemente enriquecida en las ltimas dcadas. Sobre la cultura poltica en el siglo XIX, la cantidad es mayor que para el siglo XX. Entre los cuales tenemos a Cristbal Aljovn, Neils Jacobsen y Vctor Peralta, entre otros. Para un vista general sobre desarrollo actual de esta vertiente, vase Jacobsen y Aljovn, 2005.
5 As, en Republicanos Andinos, Mark Thurner ofrece una imagen significativa sobre el pavor con que las lites citadinas vieron las revueltas campesinas de Ancash dirigidas por el lder indgena Atusparia. (2006, especialmente el captulo IV). La imagen de una masa rebelde incontrolable llen de estupor a la lite limea y acrecent el estereotipo que sobre la rebelda y bestialidad indgena ya se venan construyendo desde hace una dcada atrs, luego de la ocupacin chilena. Florencia Malln (2003) ha sealado cmo las entonces valerosas masas indgenas de la Sierra Central se transformaron en hordas rebeldes para los medios limeos cuando no quisieron subordinarse a los dictados del gobierno cacerista. El reto de las lites latinoamericanas, y especialmente de aquellas con una gran poblacin indgena, fue asentar un imaginario de clase popular civilizada acorde con sus propios intereses. Es all donde empezarn los estereotipos del indgena ignorante en las discusiones citadinas, lo cual qued reflejado en los intentos por borrar al indgena como sujeto activo de las narrativas nacionales que se iba construyendo a fines del siglo XIX, como BrookeLarson lo ha reseado para el Per en su estudios sobre ciudadana y estado en Latinoamrica (2002, p. 140-144). Por otro lado, estos proceso de degeneracin de la
7
Es en este proceso de construccin de una ciudadana ideal por parte de las lites blancas, y
la subsecuente definicin de quines encajaban en ese molde y quines no lo hacan, que
estas mismas lites, luego de recuperar el manejo directo del estado en los ltimos aos del
siglo XIX, llevarn con ms bro el proceso de definicin de ciudadana teniendo ahora
como medio la educacin pblica. Para ngel Rama, el proceso de modernizacin de las
ciudades,ocurrido en la segunda mitad del siglo XIX, represent un nuevo reto para las
lites letradas. La expansin de la alfabetizacin poda atentar contra el dominio de los
signos que estas lites haban ostentado desde la colonia. Pero la expansin de la
alfabetizacin impulsada por una corriente modernizadora de educacin popular brindaba a
estas mismas lites la posibilidad de participar en la direccin del proceso, aun cuando esto
ltimo no significase para nada un dominio absoluto sobre el proceso.6
Lamentablemente, aun cuando esta poca ha tenido abundantes investigaciones, la mayora
han girado sobre la consolidacin de una oligarqua y gamonalismo peruanos dentro de un
proceso de expansin del mercado mundial, los procesos de luchas sociales que desde las
ciudades se emprendieron antes la nueva situacin econmica o la renovacin de la
intelectualidad peruana. Sobre la educacin pblica para esta poca ha sido muy poco lo
que se ha avanzado desde el pionero trabajo de Carlos Contreras, que ha sealado el
renovado inters que vivi la educacin pblica durante la Repblica Aristocrtica.
7
imagen del indio contribuy a su estereotipacin y marginacin de la ciudadana de primer nivel que disfrutaban las clases dirigentes, excusados en la supuesta incapacidad del indio para manejar las virtudes republicanas, tal como GabriellaChiaramonti (2000) lo ha sealado respectos a los debates de la reforma electoral de 1896 que quit el derecho a votar a los analfabetos. 6 Como sabemos, La ciudad letrada (1998) tiene un marco cronolgico ms amplio. Parte desde la Conquista, cuando, segn observ Rama, los hispanos construyeron una forma de organizacin social jerrquico traspuesta a la ciudad real y regida por una razn ordenadora que colocar en su justo lugar a cada cosa que habita dentro de la ciudad (y, por ende, la sociedad). El inters de Rama era observar cmo se desarroll esta razn ordenadora, y para ello se centr en los letrados, lo cuales articulaban esta razn. En La ciudad letrada, la modernizacin de las ciudades reflejaba tambin el deseo de las lites ilustradas por controlar la formacin cultural de las clases populares, quienes continuamente iban en ascenso dentro de las ciudades.
7 Fuera del seero trabajo de Carlos Contreras, la ltima dcada tampoco ha presenciado algn aporte especfico sobre la educacin indgena en el siglo XX. Alex Loayza y Ximena Recio (2006) han abordado el tema en un estudio comparativo sobre el desarrollo de la
8
Creemos que todo este renovado inters tuvo tambin como correlato la redefinicin del
indgena. Esta nueva concepcin parta, a su vez, de una serie de estereotipos y teoras
raciales que se fueron consolidando entre fines del siglo XIX y principios del s. XX.Los
estudios sobre racismo y estereotipo en el Per han tenido un gran desarrollo en las ltimas
dcadas. Se puede sealar los estudios de Alberto Flores Galindo como uno de los primero
en estudiar el problema desde una percepcin inmanente de la mentalidad criolla, el cual
abri toda una veta de estudios sobre la composicin racial en el Per y los problemas que
originaron en las lites que buscaban dominar y acondicionar estos nuevos grupos dentro de
sus modelos de ciudadana. ltimamente, los trabajos de De la Cadena y Paulo Drinot han
venido a reformular el panorama sobre la tensa relacin entre lites y sectores populares en
la primera mitad del siglo XX. Haciendo eco de los trabajos de Goldberg y Stocking, han
vuelto la mirada hacia los mecanismos de exclusin e inclusin que el estado y la ciencia
construyeron por medio de los estereotipos raciales.8
Esta investigacin parte de estos puntos centrales. Creemos que a inicios del siglo XX se
configur desde el estado un proceso de racializacin de la educacin pblica, donde se
defini qu grado de educacin se impartira dependiendo del sujeto a educar. Esta
diferenciacin tena como precepto la teora racial que cuestionaba la capacidad de las razas
inferiores de procesar mayores conocimientos en una sola generacin, la cual tuvo gran
aceptacin entre la lite intelectual y poltica que conform la Repblica Aristocrtica.
Segn Portocarrero [e]l racismo cientfico (1850-1950) fue la ideologa implcita del
educacin en la primera centuria del Per y Chile republicanos. Sin embargo, el texto de Loayza, aunque bien documentado y asentado en una buena bibliografa, es una visin general sobre el proceso educativo nacional, siendo muy poco lo que se mencione sobre la educacin indgena. Aun as, Loayza, tomando en cuenta el estudio de Contreras, no deja de resaltar la importancia que el tema indgena recobr en los debates sobre la educacin pblica a inicios del siglo XX. Saliendo de nuestro marco cronolgico, podemos sealar tambin los trabajos de Grover Antonio Espinoza (2011) que ha abordado la relacin entre las polticas pblicas, el estado y las lites en el siglo XIX; o sobre Los ncleos escolares campesinos en el Per: 1945-1952 (2010). Un trabajo ms completo es el de MoniqueAlaperrine (2007) que incide sobre los debates que alrededor de la educacin de los hijos de los caciques se gener entre la lite criolla y los representantes de la Corona. 8 Aqu tambin hay que destacar el aporte de la teora crtica racial hacia una nueva mirada sobre la funcin del racismo dentro de las estructuras institucionales de la sociedad. Para un anlisis del concepto de raza y su influencia en la ciencia, vase Stocking, 1988. Para ver cmo la aplicacin cientfica del concepto de raza inund todos los aspectos de la sociedad, vase Goldberg, 1993.
9
moderno Estado oligrquico (1895-1968), la base de su legitimidad, pero, al tener que ser
negadas por el discurso oficial que promova el progreso nacional en el mestizaje, solo
pudo sobrevivir como parte ntima, el sentido comn, que legitimaba la exclusin
poltica y el sentimiento aristocrtico.9
Esta racializacin se condice con otros procesos similares que tambin se emprendieron
desde el estado. As, PauloDrinotestablece cmo en la primera mitad del siglo XX se
configur un discurso racial que vea en el trabajo obrero un medio para incluir al indgena
dentro de la modernidad. Ambos procesos tuvieron como origen esta mismatransformacin
de la concepcin del indgena que fue madurando a fines del siglo XIX, luego de la debacle
de la Guerra del Pacfico. Esta tuvo como origen los estereotipos citadinos y la teora racial
de la poca, adems de un panorama donde las generaciones ms jvenes de la lite vean
de modo crtico la actuacin de sus antepasados como dirigentes de la nacin. Todos estos
factores influyeron en la creacin, por vez primera, de una efectiva propuesta asimilativa
hacia el indgena.
10
Una educacin sumamente bsica (primer y segundo ao de primaria) debera ser el nico
objetivo del Estado respecto a los indgena. No porque el estado no tenga las capacidades
de darle mayor educacin, sino porque el mismo indgena sera incapaz de procesarla. De
all tambin que algunos de estos mismos integrantes de las lites empezaran a ver a la
educacin orientada hacia su desarrollo como obreros como uno de los medios ms
efectivos para recorrer el camino a la modernizacin pues [l]a parte ms vital de la cultura
de la humanidad se halla incorporada en muebles y utensilios, en maneras de vivir y
trabajar, []; y todo esto se adquiere fcilmente, espontneamente, por obra de imitacin y
del contacto, no de la escuela. De all que, inclusive para algunos, la educacin ms
adecuada para el indgena era aquella basada en la educacin objetiva del trabajo y del
ejemplo.
11
9 Portocarrero, 2004, pp. 219-225. 10Drinot, 2011. 11 Villarn, 1954, pp. 11-17.
Es aqu, en medio de las propuestas de educacin popular y los estereotipos
sobre el indgena, que el estado peruano sent las bases para la expansin de la educacin
primaria en las comunidades.
10
Esta tesis explicar este proceso a partir de tres captulos. El primer captulo incidir en el
proceso de reconfiguracin dela figura del indgena dentro del discurso de la lite citadina,
el cual tuvo como origen la estereotipada imagen que sobre el indgena se construy luego
de la Guerra con Chile y las modernas teoras raciales venidas del positivismo. Para ello,
utilizaremos los ltimos trabajos provenientes de los estudios de cultura poltica. As, si
bien la primera mitad de nuestro captulo se asentar en investigaciones anteriores, la
segunda mitad tendr aportes ms originales con base en un anlisis propio de textos y
autores de la poca.
El segundo captulo se ocupa delos sujetos de investigacin: los miembros de la lite
civilista. Examinaremos cmo esta nueva concepcin sobre el indgena se enmarca dentro
de un contexto histrico definido por los debates sobre la nacin, el rol crtico de las lites y
cmo ello produjo serias divergencias en lo que se crea una slida alianza, durante los
inicios de la Repblica Aristocrtica, entre la lite capitalina y provincia y, ms an, dentro
del mismo civilismo. Pero, por encima de todo, cmo esta nueva percepcin modifica la
relacin que el estado haba establecido histricamente con los indgenas. Por lo tanto,
tomaremos el proyecto sobre la educacin indgena como parte de un debate ms amplio
sobre el descentralismo, defendido por las lites regionales, versus el centralismo,
propuesta por la lite capitalina. As, este proyecto educativo produjo un enfrentamiento
entre la lite limea y las lites regionales, pero tambin expresaba una profunda grieta
dentro del civilismo que se haba reconstruido a fines del siglo XIX.
El tercer captulo abordar de lleno nuestro argumento central: cmo el proyecto educativo
civilista tuvo como fondo una perspectiva racial sobre la educacin pblica; enfocado no
slo en cmo la raza defina el grado de enseanza, sino tambin qu se buscaba ensear a
cada grupo. La limitada educacin a los indgenas era enteramente comprensible pues era la
nica posible segn la teora cientfica de la poca. La dirigencia del civilismo, muchos de
ellos con una labor acadmica y poltica, moldearon las nuevas ideas del positivismo racial
al contexto peruano e implementaron un programa educativo enfocado a las potencialidades
de cada raza.
En conclusin, estatesis aporta una nueva entrada a travs de la cual mirar el proceso de
modernizacin del estado a inicios del siglo XX. En ese sentido, nuestro trabajo pretende
11
demostrar al lector cmo, en sus inicios, el proceso inclusivo que emprendieron las clases
dirigentes a travs del estado, al asimilar a nuevos grupos sociales dentro del radio de
accin de sus servicios pblicos, estuvo basado en una profunda concepcin racial sobre los
sujetos que iba incluyendo. As, si bien trabajos como los de Cotler y Flores Galindo
sentenciaron a la oligarqua como un grupo falto de visin nacional12
12Cotler, 1992, p. 388. Flores, 1994, p. 138.
, a travs de este
trabajo pretendemos argumentar que la oligarqua s lleg a contar, al menos desde el
campo de la educacin, con un proyecto de asimilacin cultural del indgena. Y si bien este
proyecto era claramente limitante respecto a la educacin que se dara al indgena, esta
restriccin era justamente parte integral del proyecto: no por falta de medios o por un
inters subrepticio de perjudicar cualquier avance superior del indgena dentro de la
escuela, sino porque la misma teora de la poca les demostraba que era enteramente
normal una educacin elemental a una raza que, supuestamente, careca de una tradicin
intelectual superior. Fue as como el estado inici el proceso inclusin educativa en el siglo
XX.
12
Captulo 1: Redefiniendo al indgena El objetivo de este captulo es presentar un panorama de la situacin del indgena y su
imagen a principios del siglo XX. Empezaremos con una aproximacin a la recuperacin
econmica que experiment el pas a inicios del siglo XX, lo cual redund en el
crecimiento de las ciudades y el reimpulso de nuevo circuitos econmicos regionales en el
campo. Este proceso de florecimiento citadino vino precedido, para el caso peruano, del
trauma de una Guerra nacional y posterior ocupacin extranjera que trastoc, tanto en la
ciudad como en el campo, las relaciones sociales, los imaginarios colectivos y los
conceptos de ciudadana. La posguerra fue escenario de profundos debates sobre el rol de
las lites y las clases populares en el desarrollo nacional; siendo la poblacin indgena, que
conformaba ms de la mitad del pas, uno de los grupos que gener mayores discusiones.
Este perodo de discusiones estuvo unido a la expansin de las nuevas teoras raciales que
pretendan aplicar las leyes del positivismo a los grupos humanos. Sin duda, los renovados
estereotipos raciales sobre el indgena, que volvieron con mayor fuerza luego de la Guerra
del Pacfico, fueron el perfecto campo para aplicar modernas las teoras raciales que venan
de Europa.As, entre renovados estereotipos raciales sobre el indgena y la nueva teora
racial, los intelectuales peruanos empezaron a construir el camino para la redencin del
indgena a travs del camino de la educacin y, especialmente, el trabajo.
1.1 Ciudad y campo Los ltimos aos del siglo XIX representaron el inicio de una bonanza econmica y
estabilidad poltica que no se haba experimentado nunca antes en el Per, sustentado en un
modelo econmico centrado en la exportacin de materias primas, lo cual re-articul la
economa peruana hacia un mercado global.13
13La firma del contrato Grace en 1888 sac al Per del aislamiento internacional. A costa de entregar gran parte del manejo de la economa nacional a la compaa transnacional britnica, se sanearon las finanzas internacionales peruanas y los grupos exportadores extranjeros y peruanos pudieron expandirse nuevamente (Deustua, 2011, p. 206). El modelo exportador, sustentado en el liberalismo (promovido por Inglaterra en todo el mundo), reorganiz los circuitos econmicos peruanos: en el Norte, las haciendas azucareras; en el Centro, los enclaves mineros (como la Cerro de Pasco Corporation); y en el Sur, la produccin lanar. Esta modernizacin econmica provoc, a su vez, una modernizacin del corpus jurdico: fueron dadas nuevas leyes que favorecan la entrada de inversores extranjeros y liberaban propiedades vinculadas (Armas, 2011, p. 132). Pero la exportacin no solo moderniz su capacidad productiva, sino que permiti a esos mismos
Este crecimiento econmico estuvo aunado a
13
un proceso de estabilizacin poltica que inaugur una etapa de floreciente, todo lo cual
coincidi con una modernizacin de las ciudades latinoamericanas14. El renacimiento de la
economa y las ciudades, despus de la devastacin de la Guerra del Pacfico, permiti el
crecimiento de los crculos intelectuales en las ciudades del pas (a la vez de un crecimiento
de las relaciones de los crculos de distintas provincias) y, adems, presenci la aparicin
del intelectual moderno, independiente del estado y, en ciertos casos, hasta crtico hacia
ste.15
Este renacimiento de la ciudad no slo buscaba dejar atrs su imagen colonial sino que
tambin encarnaba el deseo de las lites por representar en la ciudad el nuevo orden
republicano y expandirlo hacia el campo, cada vez ms conectado a la ciudad. Para
muchos, el temor a la alfabetizacin y la educacin popular (el nuevo paradigma de la
modernidad) era que poda conducir a la perversin de las normas, tal como la correcta
pronunciacin. De all que, frente al proceso de expansin de la educacin y la
alfabetizacin a los sectores populares, la lite intelectual se preocupara por establecer
referentes culturales que deberan establecer el adecuado uso del idioma (como la
Sin embargo, ello no signific que los intelectuales terminaran alejndose del estado.
Es ms, durante la primera mitad del siglo XX a diferencia de la siguiente muchos de
ellos estuvieron ligados de alguna manera hacia el estado: sea como ministros, consejeros,
directores, etc., funcionarios de alto y bajo nivel que, si bien no hicieron carrera dentro del
estado como s suceda en el siglo pasado tuvieron un paso significativo dentro de
alguna de las dependencias del estado.
empresarios diversificar sus empresas y apostar por la creacin de industria manufacturera, aunque no a gran escala (Klaren, 2005, pp. 256 y ss.). Sin embargo, el sistema financiero, que se haba recuperado espectacularmente luego de la posguerra, ms que una ayuda fue una traba para una mayor diversificacin, ya que se concentraron en el crdito hipotecario y en el comercio importador, siendo los ms beneficiados las casas comerciales como la misma Grace Companylas cuales nunca estuvieron interesadas en un proceso de integracin industrial vertical (Monsalve, 2011, p. 281). 14 Rama, 1998, pp. 61 y ss. 15 Un proceso muy similar al que experiment Europa en la segunda mitad del siglo XIX (Charle, 2000, p. 86). Este proceso, que ya poda rastrearse en Europa en el siglo XIX, tambin corri paralelo a la renovacin de la filosofa, las ciencias y el conocimiento cientfico, lo cual conectaba bien con una etapa de desarrollo del pensamiento nacional y de configuracin de proyectos de nacin entre las lites peruanas.
14
Academia Peruana correspondiente a la Academia de la Lengua Espaola, fundada en
1887).16
El crecimiento econmico de fines del siglo XIX tambin afect fuertemente a las
dinmicas entre la ciudad y el campo. A opinin de Cosamaln, la relajacin del sistema de
haciendas as como la disminucin de la presin hacia las tierras comunales durante buena
parte del siglo XIX favorecieron el crecimiento demogrfico de la poblacin de las
comunidades indgenas.
17
En el sur, la exportacin de lana que ya haba sido un producto importante desde
mediados del siglo XIX en el sur andinoagrup a los hacendados de las alturas puneas y
cusqueas con los poderosos comerciantes arequipeos. El establecimiento del ferrocarril,
especialmente, contribuy con ese panorama: elimin las antiguas rutas comerciales
manejadas por arrieros indgenas, pero ms an con el ferrocarril se inici la
penetracin del imperialismo en el sur.
Sin embargo, esta relacin cambiara a finales del siglo XIX, con
la reactivacin del pas despus del desastre de la Guerra con Chile.
18 En Puno ms que otras regiones, se sinti la
violencia de la penetracin de la economa exportadora. Cientos de campesinos fueron
desalojados de sus tierras (bajo triquiuelas legales o slo utilizando la amenaza de
violencia fsica) en manos de hacendados que dedican sus tierras a la exportacin lanar y de
fibras.19
Para finales del siglo XIX el proceso de expansin de las haciendas en el sur del Per,
iniciado tmidamente unas dcadas atrs, se intensific. Para contar con mano de obra, estas
haciendas hicieron uso de la antigua figura del yanaconaje (donde el indgena quedaba
como un sirviente del hacendado, a cambio de que ste le diera algunos frutos de la
cosecha) y el enganche (donde el indgena era trado a las haciendas para trabajar bajo un
contrato que le restaba libertades). Durante las ltimas dcadas del siglo XIX, los
hacendados empezaron a tomar ms territorios dentro de las serranas peruanas. Su
expansin se produca muchas veces por artilugios y maas que, con aquiescencia del juez
16Rama, 1998, p. 74. 17Cosamaln, 2011, p. 36. 18 Flores, 1994, p. 337. 19Tamayo, 1981, p. 90. Jacobsen, 1993, cap. 6.
15
de la zona, cometa contra los indgenas para quitarle sus tierras. La triada del gamonal,
juez y cura se convirti en el poder local que sustentaba un esquema mayor conformado por
estas mismas lites regionales junto a la capitalina. Es as como las dinmicas del campo
cobraron un nuevo perfil donde los gamonales cobraron un poder omnmodo en el campo.20
Obviamente, la aparicin y expansin de las haciendas origin violentas disputas por
lmites de terrenos, muchas de las cuales tuvieron fuerte resonancia en los medios
periodsticos. El estado peruano, en las ocasiones ms graves, reaccion enviando
comisiones que deberan averiguar las causas de tales revueltas.
21Pero las comunidades
indgenas no tuvieron la va de la violencia como nica instancia para defenderse del
avance gamonal, sino que tambin buscaron apelar a las posibilidades que les podra el
aparato republicano: como las comitivas de mensajeros que vinieron a Lima para tener
audiencia con las ms altas autoridades del pas.22
Las sucesivas revueltas indgenas impactaron en diferentes partes de la Sierra y motivaron
agrios debates en Lima sobre las culpas y responsabilidades de esos levantamientos. Ante el
escenario de violentas rebeliones indgenas que aparecieron en las primeras dcadas del
siglo XX, las ciudades reaccionaron con temor. En las ciudades se vea con temor que los
indgenas de las punas seabalan[cen] contra las ciudades.
23
Pero la imagen del indio no slo fue puesto a debate entre las clases dirigentes, sino que
tambin acapar el debate intelectual y cientfico de la poca. As, el llamado problema
indgena se convirti en una de las principales cuestiones a resolver por cualquiera que se
20Davies, 1974, p. 50; Jacobsen, 1993, captulo 5. La Repblica Aristocrtica fue el primer intento de la lite limea por dominar el campo a travs de esta triada. De all que los primeros indigenista, como Zulen, vinculase gamonalismo y centralismo. Burga, 1987, pp. 247-248 y 309. 21Una de las ms conocidas fue la Comisin Maguia, confeccionada en 1901 en respuesta a los dramticos testimonios presentados por un grupo de mensajeros indgenas venidos de Chucuito (Puno) respecto a los abusos que les eran inferidos a su comunidad por las autoridades y propietarios de la zona. 22 lvarez-Caldern, 2005. Muchos de estos informes no fueron estimados por el Congreso o el Ejecutivo, y terminaron, ms bien, en buenas intenciones. Como por ejemplo el intento de Jos Pardo de nombrar juzgados de paz especiales para resolver el problema de la limitacin de tierras, que, sin embargo, fue desechado por el Congreso. Davies, 1974, p. 61. 23Flores 1994, p. 279.
16
dedicase a la reflexin acerca de la realidad social peruana, pero tambin represent un
nuevo reto para la ciencia. Es en este escenario que las lites culturales provincias y
limeas empezaron a discrepar acerca del papel del indgena, mientras los primeros
propusieron su inclusin como parte importante de la cultura nacional (no sin antes un
refinamiento para alejarlo de contexto rstico), los segundos tardaran un poco ms en
aceptar su inclusin dentro de esta.24 Es en este contexto que la inclusin de la sabidura y
conocimientos indgenas ocasionaron nuevos debates dentro de cada una de las ramas de
las ciencias modernas.25
1.2 Estereotipos y ciudadana
Durante este proceso de modernizacin, se fue consolidando en las ciudades un amplio
debate sobre la nueva concepcin del indgena dentro de la futura nacin peruana. Efran
Kristal ha sealado la pugna entre una oligarqua exportadora y otra terrateniente. Tanto los
liberales indigenistas como las jvenes generaciones del civilismo que aparecieron en el
cambio al siglo XX (ligados al positivismo en boga) vean a la oligarqua terrateniente
como una huella del pasado feudal que impeda el progreso del pas. La concepcin del
indgena era tambin una disputa sobre su destino dentro de la nacin.26
Durante la poca de la resistencia cacerista, la imagen de una masa rebelde incontrolable
llen de estupor a la lite limea y acrecent los estereotipos que sobre la rebelda y
bestialidad indgena ya se venan construyendo desde hace dcadas atrs
La derrota en la guerra con Chile fue el factor decisivo en la reconfiguracin de la sociedad
peruana. En algunos sectores del campo peruano, la resistencia contra el ejrcito invasor
trastoc las relaciones entre los distintos actores sociales o, ms an, provoc nuevos
espacios para la conformacin de un discurso de ciudadana alterno al que promovan las
ciudades. La imagen del indgena fue nuevamente puesta a debate.
27
24 Especficamente, con la llegada de la propuesta de mestizaje de Vctor Andrs Belande en la dcada de 1930. 25 Sobre la discusin que origin la adopcin del conocimiento indgena en la academia (en este caso, la medicina), vase Cueto, 2000, cap. 3. 26Kristal, 1991.
. Florencia
27 La Guerra del Pacfico potenci los estereotipos que sobre el indgena ya se venan construyendo entre los sectores criollos durante el siglo XIX (y que venan, incluso, desde la Colonia). As lo ha visto Mndez (2000) a inicios de la Repblica respecto al trato que tuvo la lite limea con Santa Cruz. Ms adelante, cuando empezaron las primeras
17
Malln, en Campesino y Nacin(2003), ha sealado cmo las entonces valerosas masas
indgenas de la Sierra Central se transformaron, para los medios limeos, en hordas
rebeldes cuando no quisieron subordinarse a los dictados del gobierno cacerista. As
tambin, en Republicanos Andinos, Mark Thurner ofrece una imagen significativa sobre el
pavor con que las lites citadinas vieron las revueltas campesinas de Ancash dirigidas por el
lder indgena Atusparia.28
Fueron estos estereotipos los que predominaron entre las lites citadinas cuando sucedieron
las revueltas indgenas durante la Repblica Aristocrtica y el leguismo. Fue all, en la
llamada guerra de razas, donde la imagen del indgena violento y rebelde termin por
consagrarse en el imaginario citadino. Ms an, lo que ms atemorizaba a las autoridades
enviadas a sofocarlos era el no poder comprender qu es lo que hablaban sus enemigos.
Su unin y su incomprensible idioma jugaban a favor de los indios.
29
En las ciudades serranas sus lites tambin elaboraron estrategias para diferenciarse de lo
indio. As, Marisol de la Cadena ha discutido como la lite cusquea de inicios del siglo
XX, al observar que las modernas teoras raciales implcitamente los condenaban a ser
vistos tan degenerados como a los indios que rodeaban la ciudad, rechaz abordar el
problema indgena en trminos raciales para, en cambio, hacerlo en trminos morales
(definido ahora por su condicin socio-econmicas). Se propusieron la eliminacin del
indio degenerado pervertido por el alcohol y la coca, por el de indio modlico
higinico, trabajador y consciente de su pasado histrico, ms afn a sus deseos de
reformar la visin que se tena sobre el hombre andino. Si las lites limeas hicieron uso de
la geografa para enclaustrar a los indios a los Andes, las lites serranas hicieron uso de una
distincin moral para definir un indio modlico y el actual indio pervertido. Ambas lites
La existencia
misma del idioma quechua podra ser subversiva.
elecciones regulares de mediados del siglo XIX, estos estereotipos fueron reforzadas por estas mismas lites, quienes vean a indgenas y negros como sujetos no aptos para ejercer la funcin ciudadana del voto (Monsalve, 2009, pp. 217-218). Durante la segunda mitad del siglo XIX, la modernizacin del aparato estatal y la introduccin de la estadstica permiti la transformacin de los estereotipos en una fuente ms palpable en datos, como lo ha visto Aguirre para el caso de la criminalidad en Lima (Aguirre, 2004). 28Thurner, 2006, especialmente el captulo IV. 29 Flores, 1994, p. 271.
18
compartan en comn su intento por separar aquello a lo cual se aborreca y sealaban
como obstculo para entrar en la senda del progreso.30
Todos estos estereotipos acerca del indgena convivan con posturas contestaras que
pretendan explicar su desgracia como producto de su medio social. Los primeros
intelectuales indigenistas sealaban el abuso del gamonal y el ambiente social srdido en
que vivan como las causas de las revueltas y brotes de violencia que sucedan en los
Andes. La expropiacin de sus tierras o la explotacin en la hacienda, y no un deseo insano
por matar blancos, mova a los indgenas a rebelarse contra sus autoridades y patrones.
31A
diferencia la lite intelectual de la poca, para Manuel Gonzlez Prada, por ejemplo, la
degeneracin del indgena no estaba determinado por su raza sino por su misma condicin
social. Mientras muchos de los intelectuales discutan la concepcin del indgena desde los
cnones del positivismo social, Gonzlez Prada, aunque tambin positivista, prefera
replantear la discusin desde trminos sociales y econmicos.32
Aun as, la visin indio como un ser ignorante y limitado mentalmente tambin
predomin en los primeros indigenistas. Este fue un concepto hegemnico entre las lites
intelectuales citadinas peruanas desde fines del siglo XIX, y fue compartido tanto por
conservadores limeos como por los intelectuales indigenistas. Si bien Manuel Gonzlez
Prada atribua la miseria del indio a su medio social explotado por el gamonal, podan
coincidir con Jorge Polar o Manuel Vicente Villarn en que el indgena era un ser
socialmente envilecido y cuya regeneracin solo sera posible en un futuro distante.
33
Estos procesos de estereotipacinacerca del indio contribuyeron a su marginacin del
nuevo discurso de ciudadana que la clase dirigente peruana pretendi construir luego de la
guerra, excusados en la supuesta incapacidad del indio para manejar las virtudes
republicanas. El ejemplo ms resaltante de este proceso es la reforma electoral de 1896 que
quit el derecho de voto a los analfabetos (la cual estaba compuesta, en su mayora, por la
poblacin indgena). Los defensores de la restriccin haban invocado en la opinin pblica
30 De la Cadena, pp. 62-64. 31 lvarez-Caldern, 2005; Rnique, 2004, pp. 46-49. 32Cosamaln, 2008, p. 261 y ss. 33 Sobre la visin estereotipada en la obra de Manuel Gonzlez Prada, vase Sanders, 1997, pp. 224-225; Cosamaln, 2008, p. 269.
19
la imagen de un indio sumiso carente de cultura, como un todo pasivo, indeferenciado
para asentar la idea de una poblacin inmadura que desvirtuara la institucin republicana
del voto. Segn Chiaramonti, quedaba entendido que en el intento de regenerar el pas y
llevarlos por las vas del progreso y la modernizacin las lites dirigentes peruanas haban
decidido excluir a los indgenas, para lo cual fue necesario modificar las bases sociales del
Estado, reubicar la titularidad de la soberana [...] y volver la espalda a los andes para tratar
formar las 'repblica andinas sin indios'.34
En las naciones con una amplia poblacin indgena, como el Per, el reto de las lites fue
asentar un discurso de ciudadana civilizada acorde con sus propios intereses, ms an
cuando, a causa de la conmocin social que produjo la invasin chilena, nuevos modelos de
ciudadana alterna surgieron al interior del pas. Gracias a los trabajos de Florencia Mallon
y Nelson Manrique, se observa cmo las montoneras de la sierra central, durante el perodo
de la resistencia a la invasin chilena, llegaron a fundamentar un modelo de ciudadana, los
ciudadanos soldados, distintos al modelo propuesto desde las ciudades.
35 En la zona de la
Sierra Central, las comunidades indgenas no solo jugaron un papel vital en la resistencia de
Cceres contra el ejrcito chileno, sino que tambin llegaron a conformar proyectos de
nacin alternativos al propuesto desde las ciudades en base a alianza multitnicas que
congregaron no slo a indgenas sino tambin a mestizos e incluso pequeos hacendados.36
34Chiaramonti, 2000, p. 240. 35 Manrique, 1981; Mallon 1983. Estos textos fueron despus complementados con posteriores trabajos. Vase Manrique, 1987; Mallon, 2003.
36 La existencia de un discurso de ciudadana alternativo entre los sectores populares ocasion un gran debate entre los historiadores por la dcada de 1980. Heraclio Bonilla (1979), quien haba sealado la particularidad de las guerrillas de la Sierra Central en la poca de la invasin chilena, objet que el discurso campesino significase en s un proyecto de ciudadana cabal y sealaba, ms bien, que pudo haber provenido de la retrica patritica cacerista con la cual los campesinos reaccionaron ante el contexto acuciante de la ocupacin chilena; siendo, ms bien, este suceso un caso excepcional dado las caractersticas especiales de la regin. Ms an, al momento de producirse la Guerra ni siquiera la burguesa peruana haba logrado construir un proyecto nacional -como tericamente le corresponda, segn Bonilla-. Bonilla vea los conceptos de nacin y ciudadana en trminos gramscianos, como construcciones ideolgicas que las lites burguesas recreaban y pretendan hacer aceptar sobre los dems grupos sociales para, as, asentar su hegemona sobre la sociedad. En este esquema, las comunidades indgenas no eran capaces de crear por su propia cuenta una concepto desarrollado de nacin y
20
A ello tambin se agregan los trabajos de Mark Thurner sobre la rebelin de Atusparia en
1886, donde se seala la existencia de una consciencia de ciudadana igualitaria entre los
indgenas ancashinos. Si bien los liderados por Atusparia nunca llegaron a plantear una
nacionalidad autnoma, como los indgenas de Comas, Thurner demuestra que ellos
tambin fueron capaces de construir toda una serie de relaciones intertnicas en defensa de
su derecho a no pagar las capitaciones que el Tayta Cceresaquel con quienes haban
peleado hace poco durante la resistencia de la Brea- haba ordenado.
Estos modelos alternos de ciudadana y nacionalismo fueron combatidos rpidamente por
las lites citadinas, que observaron con desconcierto y temor dichas propuestas. La opinin
pblica asoci sus manifestaciones como una amenaza a la paz social y, consciente o
inconscientemente, solo observaron en ellas salvajismo y degeneracin. Es decir, oper un
proceso de ocultamiento de las alternativas de ciudadana indgena37
Si bien el racismo y los estereotipos raciales haban acompaado la historia del Per
republicano, a finales del siglo XIX esta relacin se hizo ms evidente y se profundiz con
mayor viveza dentro de las estructuras de la sociedad. Cosamaln ha hecho un breve
seguimiento a la extensin de la categora racial india entre mediados del siglo XIX y el
XX. Para Cosamaln, a medida que avanzaba la educacin en los estratos inferiores, estos
dejaban de lado su percepcin de indgenas. Como resultado, fue el analfabetismo el que
quedaba relacionado con lo indgena.
.
38
nacionalismo ya que carecan de los incentivos econmicos necesarios para construir y expandir una ideologa de unificacin nacional (como la burguesa tena en la apertura del mercado interno, la obtencin de una mayor mano de obra, etc.). (Bonilla, 1990) Alejado de la teora marxista que asignaba a la burguesa como portador y creador del nacionalismo, la propuesta de Mallon reclamaba prestar atencin sobre la existencia de propuestas nacionales alternativas provenientes de grupos sociales que, se crean, no podan ser capaces de producirlos. Sin embargo, es poco lo que sabemos sobre el subsecuente desarrollo de las ideas de nacin y ciudadana en estas regiones con el paso al siglo XX. (Mallon, 1987) 37Larson, 2002, pp. 140-144. 38Cosamaln, 2011, pp. 59-60.
En resumen, para inicios del siglo XX los
estereotipos sobre el indgena estaban asociados con la ignorancia y la violencia. Fueron
estos estereotipos los que estaban en la cultura de la clase dirigente, y fueron ellos los que
21
configuraron las polticas estatales enfocadas a redimir al indgena e incluirlo dentro de la
sociedad.
1.3 Positivismo y teora racial Como hemos visto, luego de la Guerra del Pacfico el indgena se convirtipara las lites
citadinas en una de las partes centrales del problema nacional. Para los intelectuales
citadinos, que vean el el problema del indio como un obstculo a solucionar si es que se
deseaba desarrollar la nacin peruana, lo principal era sacar al indgena del estado de
aislamiento en que se encontraba respecto a la modernidad citadina. Frente a las propuestas
de mejorar la sociedad a travs de la migracin extranjera, que haban sido promovidas
vehemente desde mediados siglo XIX y que se comprobaba que eran un fracaso,
intelectuales como Francisco Tudela promovan la adopcin de la raza indgena como mano
de obra barata para el nuevo camino de progreso que se auguraba.39
El perodo de la Reconstruccin Nacional coincidi tambin con la expansin del
positivismo en Latinoamrica. Este positivismo se convirti, a fines del siglo XIX, en la
doctrina comn entre las nuevas generaciones de intelectuales peruanos.
Consideraban que el
camino apropiado para la integracin del indgena que constitua la mitad de la poblacin
del pasa la sociedad peruana era a travs del mercado laboral (sea la industria o el agro
tecnificado).
40
39 Luna, 1997. 40 Como sabemos, el positivismo haba proporcionado la base terica a travs de la cual los intelectuales del XIX transitaron de la razn especulativa hacia la razn prctica (Salazar, 1965, p. 4). En Europa, Augusto Comte, a la par que los filsofos del Crculo de Viena, haba declarado la inutilidad de la metafsica. Comte critic que ella no pudiera contar con mtodo alguno de verificacin real solo especulativa-, careciendo, por lo tanto, de sentido prctico para la sociedad. Comte proclamara, en cambio, un nuevo estadio: la ciencia positiva. En la ciencia positiva, la nica forma de conocimiento vlida sera aquella que se realice a travs de la observacin de los fenmenos sensoriales, como las ciencias naturales. As, al conocer las leyes que rigen la naturaleza, tambin se reconoceran las leyes que rigen el comportamiento de los seres humanos y, por ende, de sus sociedades. El desarrollo de la ciencia positiva conllevara, entonces, al perfeccionamiento de las leyes morales y polticas de la sociedad y, por ende, de ella misma. Castro, 2009, p. 141; Salazar, 1965, p. 6.
Se haba
infiltrado en todas las ramas del saber y se haba convertido en la nueva fe, hecha a la vez
22
de atraccin por la ciencia y de esperanza de una vida racionalmente fundada.41 Segn
Quintanilla, el positivismo que lleg a al Per estuvo influenciado por su rama
spenceriana42
Es que en el fondo de esta triste historia, en el centro de ese organismo enfermo [la raza criolla], moral e intelectualmente, de esa sociedad dbil, perezosa, viciosa y cortesana, se sienten los latidos de un corazn noble y generoso y se perciben los
, enfocada hacia la aplicacin de las leyes naturales en los grupos humanos y,
especialmente, las razas. Para el positivismo social,la ciencia decimonnica demostraba la
existencia de razas con mayor o menor desarrollo cultural; as, la idea ilustrada de una
igualdad de los individuos y de las razas dentro del pueblo careca de fundamento.
Estas teoras raciales venidas de Europa calzaron perfectamente con las renovadas visiones
estereotipadas sobre el indgena que se fueron construyendo luego de la Guerra del
Pacfico. La nueva teora brindaba a la lite los argumentos cientficos necesarios para auto-
representarse como grupo dirigente del proyecto de modernizacin que la sociedad
necesitaba, dada la incapacidad de los otros grupos raciales para conducir este proceso.
Para jvenes civilistas como Javier Prado, era la raza criolla la ms a probable para liderar
el proyecto nacional. Si bien Javier Prado afirmaba, en Estado social del Per (1894), que
los tres siglos de colonia espaola haban dejado como herencia una profunda corrupcin
en las tres razas que componan el pas; sin embargo, entre una raza indgena indiferente y
una raza negra incapaz de convertirse en una raza superior, corresponda a la raza blanca
recuperar su primigenia herencia y ocupar su lugar como raza superior y dirigente del
pueblo peruano:
41 Salazar, 1965, pp. 4-5. Acadmicamente, el positivismo aparecera en las aulas universitarias peruanas recin en el ltimo cuarto del siglo XIX, encontrando apoyo en las secciones de Derecho, Ciencias Sociales y Medicina: en 1878, Celso Bambarn defenda la postulados de Comte en la Facultad de Medicina de Lima y planteaba el conocimiento cientfico-natural sustentado en la praxis como fundamento de la teora; ms adelante, en 1890 Javier Prado sustentar su tesis El mtodo positivo en el Derecho Penal. Con el positivismo se daba muerte al pensamiento escolstico heredado de la Colonia y que haba sobrevivido en gran parte de los centros de conocimientos decimonnicos peruanos. Tanto Prado como Villarn o Manzanilla haban estudiado entre las dcadas de 1880 y 1890, momento de auge del positivismo en la Universidad San Marcos. Meja, 1961; Salazar, 1965, pp. 4-5; Castro, 2009, pp. 159, 166. 42 Quintanilla, 2009, p. 117.
23
destellos de una inteligencia superior, elementos que bien aprovechados en diverso medio social, podan haber elevado a una raza y hecho grande a un pas.43
Predispuestos, pues, los indios, como es justo reconocerlo, por espritu de raza y por la misma organizacin social del imperio teocrtico de los Incas, y encadenados dentro del rgimen de la opresin, degeneraron por completo en su carcter, en sus sentimientos y en sus ideas. Quedaron arraigados todos los vicios de los dbiles.
All estaban Pedro Peralta y la Sociedad de Amantes del Pas, la muestra ms factible
segn Prado de una raza que poda dar una muestra clase de altsima inteligencia. La
original raza indgena, en cambio, haba sido apagada por el yugo del conquistador, la
explotacin del encomendero y la rapia del corregidor:
44
Y sin embargo, esta raza, a pesar de sus debilidades y de sus vicios ingenitos, haba tenido condiciones dignas de ser estimadas y aprovechadas. Era dcil, sufrida, infatigable, de espritu ingenioso, de hbitos tranquilos y perseverantes; acostumbrada a obedecer y a dejarse dirigir por el gobierno.
Pero la degeneracin de la raza india no significaba su completa inutilidad. Consciente
Prado que los indgenas constitua la mitad de la poblacin del pas, sera imposible que
aquella raza no representase alguna utilidad para la sociedad:
45
Alentados por el proceso de popularizacin de la educacin como base para la expansin
industrial llevada en Estados Unidos y Argentina, cuyo ejemplo queran seguir, la
Entonces, para Javier Prado haba caractersticas que definan la degeneracin del indgena,
pero tambin haba otras que podan representar una esperanza, aunque lejana, para su
redencin. Para los jvenes intelectuales civilistas vieron en los postulados educativos del
positivismo social una herramienta efectiva para sus objetivos.
43Prado, 1941, p. 160. 44Prado, 1941, p. 178. 45 Prado, 1941, p. 179. En cambio, para el negro, a pesar de su fuerza e ingenio, no haba posibilidad de confiar. Si [l]os vicios de la sensualidad, robo, supersticin caracterizaban al negro esclavo de la colonia; ahora en la Repblica [l]os negros criollos, los mulatos, los zambos, en particular las mujeres entre los blancos, encubran, en parte, los instintos heredados de sus progenitores. Prado, 1941, p. 175.
24
educacin popular (capaz de transformar solo parte su herencia) se convirti, entonces, en
uno de los principales objetivos de los positivistas peruanos.46
46 Los textos de Domingo Sarmiento sobre educacin popular fueron bien recibidos en por la lite peruana (Heredia, 1988). Al igual que la lite boliviana (Larson, 2007, p. 120) y dems partes de Sudamrica, la peruana estuvo muy influida por el pensamiento argentino. (Kuon, 2009).
25
Captulo 2: Estado, lites y educacin popular A finales del siglo XIX, el Per pudo iniciar un proceso de estabilizacin poltica con base
en una alianza entre Pirola y el Partido Civil. Segn Flores Galindo, la estabilidad social
de la Repblica Aristocrtica se asent en la alianza de sectores oligrquicos costeos y el
gamonalismo andino: El Estado requera de los gamonales para poder controlar a esas
masas indgenas excluidas del voto y de los rituales de la democracia liberal. A cambio, el
estado oligrquico beneficiaba a las lites regionales procurndole espacios de podera
travs del Parlamento (el llamado caciquismo poltico) y la relativa dependencia del
aparato del Estado en los gobiernos locales y provinciales (como en educacin y la
salud).47
Para que el proyecto modernizador que la lite limea propugnaba tuviera efecto, era
necesario recuperar o reorganizar para el gobierno central el manejo de las distintas ramas
del estado. Todo ello iba en contra de la autonoma con que se haban manejado las lites
Pero, como se ver en las siguientes pginas, a inicios del siglo XX una faccin del
civilismo buscrestablecer una centralizacin administrativa con el propsito de hacer ms
factible su proyecto educativo. Esta nueva propuesta choc contra los intereses de las lites
provinciales, quienes vieron amenazados sus espacios de poder, y contra otras facciones del
partido.
El objetivo de este captulo es demostrar la existencia de una corriente reformista dentro del
civilismo (especialmente en la joven generacin que acompa a Jos Pardo), crtica del
antiguo rol de las lites e influida por la teora positivista de la poca, que reconfigur su
mirada sobre el papel del estado en la redencin de los sectores indgenas. En pos de ese
propsito, los jvenes civilistas replantearon el papel del estado en la sociedad: hacerlo ms
participativo en la adaptacin del indgena a la modernidad. Y, conforme a los mrgenes
que le planteaba la teora racial, el nico medio para realizarlo era la educacin orientada a
su mejor adaptacin a la industria moderna.Es as como este sector del civilismo pretendi
expandir su discurso nacional sobre el mundo rural a travs de la educacin, imponiendo un
proyecto civilizatorio que modernizara todos los mbitos de la economa y la sociedad
rurales.
47 Sobre caciquismo poltico, vase Burga, 1991, p. 169-170. Sobre la relacin entre estado y lites regionales a travs del cobro del tributo luego de la guerra del Pacfico, vase Contreras, 1996.
26
regionales en el pas luego de la guerra con Chile, y que poco a poco se vena revertiendo
desde el gobierno de Pirola.48
2.1 Desencuentros del civilismo: Estado y educacin
Esta nueva relacin entre estado y lites regionalesocasion
toda una serie de debates y crticas en el Congreso con los representantes de estas lites e
incluso con los miembros ms veteranos del civilismo.
Luego del asesinato de Manuel Pardo y la derrota peruana en la Guerra del Pacfico, el
Partido Civil haba entrado en una profunda crisis. Sus principales miembros haban sufrido
persecucin durante la ocupacin chilena y el grueso de sus partidarios o termin
alejndose de la vida poltica o se mudaron a diversas tiendas polticas, como el Partido
Constitucional de Cceres (que acoga a la mayor cantidad de ellos).49 Como bien lo
resuma Manuel Candamo en un discurso de aos posteriores, entre las dcadas de 1880 y
primera mitad de 1890 los civilistas haban sido sucesiva y hasta simultneamente
pradistas, calderonistas, iglesistas, caceristas, bermudistas, cvicos, coalicionistas y
demcratas50
La vieja guardia del civilismo daba por descontado la candidatura de Isaac Alzamora. Sin
embargo, en un hecho que tom por sorpresa a sus experimentados copartidarios, el
relativamente joven Jos Pardo lanz su nominacin y asegur contar con el respaldo de
.
Ser bajo la imagen de Candamo que el partido lograr su reunificacin y recompondr sus
cuadros polticos. En 1903 el mismo Candamo lograr ganar las elecciones presidenciales y
terminara por consolidar la presencia del Partido Civil en el poder. Pero menos de un ao
despus, el 7 de mayo de 1904, Candamo falleca en Arequipa. Tras s, Candamo dejaba un
partido slido que ya dominaba el panorama poltico nacional y que haba casi
monopolizado todas las instancias del estado. Fallecido el presidente, era inminente una
nueva convocatoria a elecciones.
48 Contreras, 2011. 49 Al dar visos el cacerismo de querer monopolizar el poder, los civilistas mudaron a otras tiendas o abrieron nuevas con poca fuerza (como Francisco Rosa o Nicols Valcrcel). Mir Quesada, 1961, pp. 189-196. 50 El Comercio, 11 de mayo de 1896. Esta divisin tambin exista respecto a polticas econmicas y sociales. Vase, Contreras, 2012, pp. 191-193.
27
dos miembros de la Junta Electoral Nacional.51 El hijo de don Manuel lograba as destruir
la nominacin de Alzamora como candidato del partido. La pugna entre el joven civilista y
la vieja guardia de su partido no pas desapercibida en la prensa peruana. En los das
siguientes, El Tiempo, de posicin demcrata,52
A nadie se le oculta que esta lucha en el seno del civilismo tiene una gran trascendencia poltica, no solo porque el predominio de la corriente que representa el doctor Pardo, significa la afirmacin y, probablemente, el ensanchamiento del sistema administrativo puesto en prctica durante el gobierno del seor Candamo, a la vez que la tendencia a los gobiernos personales que tanto hemos reprochado a aquel hombre pblico.
analizaba los recientes sucesos:
53
El Tiempo vea en este golpe de mano pardista no solo la llegada de nuevos aires dentro
del partido, sino la irrupcin de una nueva generacin de partidarios con una visin sobre el
estado completamente distinta a la de la vieja guardia del civilismo. El temor de los
demcratas, adems de un gobierno personalista (entendido para los demcratas como
reacio a seguir gobernar bajo el consenso de la alianza de 1895) era justamente la
consolidacin de una visin de un estado cada vez ms influyente en la sociedad.
54
51 La pugna entre el joven Pardo y el veterano Isaac Alzamora vena desde la poca del mismo Candamo, cuando ste eligi al primero por encima del segundo como premier (Mir Quesada, 1961, pp. 358-360). Esta vez, el escenario de la batalla fue la sesin de la Junta Directiva del Partido Civil del 24 de mayo de 1904 que convocara a la Asamblea General del partido para elegir a su candidato en las inesperadas elecciones presidenciales de ese ao. Pese a los intentos de Alejandro Deustua e Isaac Alzamora por sacar del juego al joven Pardo, los jvenes civilistas, astutamente, haban trabajado das antes para asegurar que dos de sus recomendados sean nombrados por las cortes superiores de Justicia para integrar los cuatro escaos de la Junta Electoral Nacional que a estos les correspondan (Mir Quesada, 1961, pp. 363-364). Teniendo a sus recomendados dentro de la Junta Electoral, los jvenes se aseguraban influencia sobre el organismo adems de demostrar su fuerza poltica al dejar fuera de juego a sus viejos copartidarios. Deustua, como ltima medida, lleg a proponer una asamblea de partidos para elegir al candidato nico, pero al final ganara la propuesta de Pardo de una asamblea general pero solo del partido. La opinin nacional, 25 de mayo de 1904. 52Gargurevich, 1991, p. 117. 53 Citado en La Opinin Nacional, 19 de mayo. 54 Contreras, 2011, p. 237 y ss. El Partido Constitucional que fund Cceres en la dcada de 1880 haba estado formado por antiguos civilistas que haban quedado hurfanos en poltica luego de la disolucin del Partido Civil tras la Guerra del Pacfico, pero estos fueron dejando al general a medida que observaban afanes de este por atornillarse en el poder. Mir Quesada, 1961, pp. 173-181.
28
2.2.1 Pardo y los jvenes turcos El grupo que acompaaba a Alzamora haba estado conformada por civilistas de viejo cuo
como Alejandro O. Deustua, Domingo Almenara y Manuel Marcos Salazar, grupo que
haba conformada la joven generacin de partidarios que acompa a Manuel Pardo en
1872 y al cual se haban integrado nuevos representantes de los sectores empresariales y
propietarios, como Antero Aspllaga o Antonio Delgado.55 A ellos le suceda una
generacin relativamente ms jovenmuchos de ellos hijos, literalmente, de la primera
generacin de civilista y que ingres a la vida poltica en la primera dcada del siglo XX
con nuevas ideas sobre el papel del estado en la sociedad y la redencin del indgena.Esta
nueva generacin (entre los 30 y 40 aos) haba pasado por las aulas universitarias entre las
dcadas de 1880 y 1890, poca marcadas por el esplendor del positivismo56
Ya a inicios del siglo XX, el joven Manuel Vicente Villarn, uno de los mejores exponentes
del positivismo acadmico de la poca y que antes de acabar la dcada se convertira en
uno de los miembros ms importantes del civilismo haba publicado un brillante alegato
contra el papel que la lite haba tenido en el desarrollo econmico del pas. En Las
profesiones liberales en el Per(1900), Villarn describa el excesivo inters de las lites
letradas por las profesiones liberales, en desmedro de las carreras tcnicas, cuyas plazas
eran ocupadas por extranjeros. Acusaba a las lites coloniales y republicanas de falta de
espritu emprendedor y de poca predisposicin para hacer riquezas por sus propias manos y
no vivir de sus rentas.
y la crisis de la
posguerra con Chile. No haban tenido una participacin poltica efectiva durante la guerra
con Chile ni en la poca crtica de la Reconstruccin, pero s habran presenciado las agrias
discusiones ideolgicas respecto el destino del pas que ocurri en la dcada de 1880.
57
55 Como se ha dicho, de influencia positivista haban sido muchas de las primeras figuras del civilismo. Sin embargo, su lenguaje se combinaba entre positivismo y republicanismo liberal (Aljovn, 2005, p. 22). Ellos recibieron una influencia positivista menos estructurada que las siguientes generaciones propias del partido, como Javier Prado o Manuel Vicente Villarn, o que colaboraran con ste, como Jorge Polar o Jos Matas Manzanilla. 56 Castro, 2009, pp. 139-145
57 Villarn, 1964, pp. 307-326. Esta preocupacin por la responsabilidad de las lites nos remite tambin a otra fuente del pensamiento filosfico que comenzaba a asentarse en el Per a inicios del siglo XX, en medio de la aparente consolidacin del positivismo: el espiritualismo. En el Per se reconoce dos ramas del espiritualismo: una ligada
29
La falta de acumulacin de riqueza, segn Villarn, haba llevado al pas al desastre de la
primera centuria republicana. La riqueza, ms que cuestin de bienestar y cultura, es para
nosotros en el da cuestin de dignidad, de honor, quiz de independencia, sentenciaba.
Animaba al Estado a dirigir sus esfuerzos a preparar un mejor escenario para la explotacin
de los recursos por los nuevos empresarios nacionalesy, as,formar un respetable nmero
de comerciantes e industriales peruanos, bastantes ricos y capaces, para dar a la actividad
econmica del pas el rumbo que conviene a los intereses de la nacin.58
De all tambin que durante la primera dcada del siglo XIX se abriesen, o reformen,
escuelas especializadas como la de Comercio, la de Ingenieros y la de Agricultura; no con
el propsito de instruir a la plebe, sino de educar en las nuevas tecnologas a las lites. La
Escuela de Agricultura, fundada en 1902, tena como propsito la enseanza superior
tcnica en temas agrnomos y veterinarios. La Escuela de Ingenieros, fundada en 1876 pero
reformada y repotenciada en 1910, persegua igual objetivo respecto a las nuevas ciencias
prcticas que aparecan en Europa. El propsito de estas escuelas especializadas era
entonces conformar una lite profesionalmente tecnificada que sea capaz de dirigir el
desarrollo industrial y comercial del pas. [P]orque me asiste el convencimiento
Villarn
sealaba, al igual que muchos de sus congneres, un camino de modernizacin social
apoyado en la industria y la actividad econmica, pero apoyado tambin en la educacin
como un medio para el desarrollo de las habilidades tcnicas y econmicas de los grupos
sociales que conformaban el pas.
directamente a los postulados tericos de Bergson y otra emanada del espiritualismo, encabezada por el arielismo de Rod. Esta ltimo estuvo relacionado a la bsqueda de la conformacin de una casta americana, una lite intelectual que, con un ideal comn de progreso y tomando como base la herencia cultural latina, dirija los destinos del pas hacia una nueva cultura latinoamericana. Uno de los primeros y ms representativos portaestandartes de esta latinoamericanidad fue Francisco Garca Caldern. Las ideas del arielismo influyeron fuertemente en su obra, as como en la de muchos contemporneos de la generacin del 900. El aporte del arielismo fue contribuir entre los pensadores peruanos la idea de que la educacin, muy aparte de formador de ciudadana, tambin deba implantar entre sus estudiantes una idea de objetivo nacional, de proyecto de nacin que deba ser cumplido. Sobre Garca Caldern, vase Mc Evoy, 2008. 58 Villarn, 1954, p. 325. Una acusacin que, ciertamente, no haba nacido espontneamente del civilismo, sino que haba venido desde los sectores ms representativos del radicalismo, como Manuel Gonzlez Prada. Son conocidos los textos de Gonzlez Prada que atacaban el desastroso papel de la lite peruana durante el siglo XIX y, ms an, lo daino de su herencia hispnica. Vase Sanders 1997, p. 210-215.
30
afirmaba Pardo de que la educacin es la nica que puede vencer los vicios de la
gerencia y la que nos puede llevar a reconquistar lo perdido.59
As, el joven civilismo pretenda desmarcarse de otras posturas sobre la redencin indgena
construidas en la misma poca, como la de Manuel Gonzlez Prada, quienes omitieron la
centralidad de la educacin en la salvacin del indgena. Para el viejo pero an vibrante
anarquista el indgena estaba degenerado precisamente por su medio social, por la
explotacin del gamonal y las autoridades pblicas. La solucin al problema indgena,
entonces, no pasaba solo por la solucin educativa sino que abarcaba mucho ms: La
cuestin del indio, ms que pedaggica, es econmica, es social.
En un escenario positivista donde el progreso social debera ser construido con base en el
desarrollo econmico (es decir, en la expansin de las actividades econmicas modernas),
la clase dirigente limea vea con sumo inters la propagacin de estas nuevas ideas y
tcnicas para modernizar la infraestructura y los medios de produccin en provincias.Las
nuevas generaciones del civilismo apostaban por un proyecto de modernizacin social
amplio, en el que otra de sus principales aristas sera ahora la educacin bsicacomo
mediopara el desarrollo laboral de los distintos grupos sociales. Para el civilismo, el
indgena sera redimido solo bajo el efecto de la educacin y el trabajo, para as ocupar un
lugar especfico dentro del cuerpo de la nacin: la industria o el campo tecnificado.
60 En la misma tendencia,
Joaqun Capelo, en El problema de la educacin pblica(1902), atacaba pblicamente el
atraso del sistema educativo peruano. Coincida con Gonzlez Prada en ver no solo a la
escuela como nico medio para civilizar al indgena, sino tambin invocaba a incidir en el
medio social al que estaban condenados. As, no solo la falta de educacin haba condenado
al indgena a la ignorancia, sino que el Estado tampoco se haba abocado a eliminar las
barreras que impedan al indgena entrar al seno de la patria.61
Pero los intentos del primer lustro del siglo XX por popularizar la educacin elemental
haban fracasado frente a la desidia de las provincias, que vean en la actuacin del
gobierno central una intromisin de Lima en sus predios, como haba sucedido
59 Pardo, 1904, p. 4. 60 Gonzlez Prada, 1983, p. 78. 61 Capelo, 1902, pp. 24-26.
31
anteriormente con la fallida implementacin de la Ley Orgnica de 1901.62
El concepto que yo tengo sobre la urgencia de fomentar la instruccin primaria sealaba en medio de una reunin de partidarios es tal, que considero que el mejor gobierno que habr tenido el Per ser el que abra mayor nmero de escuelas.
Ahora, en
medio de la campaa presidencial de 1904, Pardo sealaba la principal meta de su gobierno
respecto a la educacin popular:
63
62 Durante el gobierno de Pirola, una comisin conformada por demcratas y civilistas se encarg de confeccionar la nueva Ley Orgnica de Instruccin. Pero si bien la propuesta de la Comisin no sera tomada en cuenta durante el gobierno de El Califa, sera en el gobierno de Lpez de Romaa, bajo la alianza democrtica-civilista, que se promulgar la Ley Orgnica de Instruccin de 1901. Aunque dicha ley se estableci en base al modelo francs se crearan los llamados Liceos para segunda enseanza y escuelas normales para la formacin del maestro, tambin estuvo influenciada por el modelo norteamericano (popularizacin de la educacin). En ese sentido, la ley se aboc especialmente en la expansin de la educacin primaria: se le declaraba obligatoria y se divida en 2 grados, y los aos por grado seran determinados por el Consejo Superior de Instruccin. Para el campo, se establecan escuelas rurales slo de primer grado y se obligaba a los hacendados a la fundacin de una escuela rural mixta en los caseros, fundos o establecimientos industriales, donde hubiere ms de 20 menores. Por ltimo, para impulsar todo este proceso, se empez a publicar la revista La Educacin Nacional, rgano del Ministerio de Justicia e Instruccin que debera constituirse en foro de debate acadmico y el medio a travs del cual el ministerio llevara las nuevas metodologas pedaggicas a los preceptores de todo el pas. Sin embargo, la Ley Orgnica de 1901 tuvo poco tiempo de existencia. Entre los avatares de una alianza civil-demcrata que se iba haciendo pedazos y una serie de diferencia dentro del civilismo sobre el destino de la educacin pblica las propuestas de la ley de 1901 terminaron quedando sin sustento poltico. 63 Pardo, 1904, p. 4.
Opuestos a una educacin clsica que no preparase a los nuevos ciudadanos para el
progreso venidero, brillantemente defendido por Villarn en Las profesiones liberales del
Per, y que solo privilegie la educacin elitista sobre la popular, defendido por Labarthe,
los jvenes civilistas se propusieron a llevar la educacin hacia los sectores populares
orientndola hacia la conformacin de una mano de obra tecnificada como medio de
transformar la nacin. Para ello, era necesario arrebatar a las lites provinciales el control
de la educacin.
En su presentacin al Congreso, Jorge Polar, ministro de instruccin de Jos Pardo,
tcitamente coincida con estos planteamientos:
32
Cuanto ms grande es la distancia entre las clases directivas y las clases populares, ms inaparente es una Nacin para resolver los serios problemas de carcter social que se imponen hoy o que se impondrn maana. [...] La cultura acumulada en unos pocos y negada a los ms, acabar siempre por ser una explotacin de los de abajo por los de arriba.64
Para inicios de 1904, an con Candamo en Palacio de Gobierno, el ministerio de Justicia e
Instruccin iniciaba un proceso de expansin de escuelas primarias en los departamentos
menos cubiertos por la educacin pblica. En marzo de 1904 se aprob la primera partida
de 10 mil libras para el fomento de la Primera Enseanza.
65
Al ao siguiente, Polar conseguira una partida de 17 mil libras para construccin de
escuelas.
Los primeros beneficiados
fueron los departamentos selvticos de Loreto y Amazonas. Eran los departamentos ms
extensos y los que menos haban sido favorecidos por la educacin pblica. Los otros
beneficiados fueron departamentos limtrofes como Tumbes, Piura y Tacna, ubicados en los
lmites de la nacionalidad y tambin pobremente cubiertos a nivel escolar. Con mayor
presupuesto que estos ltimos, rondando las mil libras para cada uno, estaban los
departamentos de Cusco y Puno, ambos representativos de la masa indgena surea.
66
64 Justicia, 1906, p. 5. 65 Como lo ha demostrado Carlos Contreras, el estado peruano invirti fuertemente en Loreto a inicios del siglo XX (2012, p. 217). Cabe recordar que haca poco, en 1897, una revuelta popular en Iquitos desemboc una rebelin separatista, que fue finalmente sofocada. El gobierno central dirigi su atencin al lugar enviando una comisin especial presidida por Joaqun Capelo. El proyecto educativo civilista, en este caso, servira para satisfacer los recientes reclamos separatistas de la poblacin loretana y, acaso, utilizarla como mecanismo ideolgico de unin con la repblica. 66 El Peruano, 25 de febrero de 1904. p. 101.
Pero en esta oportunidad, adems de determinar el lugar donde funcionaran
dichas escuelas, el ministerio informaba que ellos mismos se encargaran de implementar
las escuelas y nombrar a los profesores, quienes seran pagados por el Ministerio a travs de
los tesoreros fiscales respectivos, dejando atrs la anterior normativa, que encargaba a los
concejos provinciales suministrar las listas de docentes. Ese mismo da, el 23 de marzo,
expeda una circular a los prefectos (para las capitales de departamento) y subprefectos
(para las dems provincias) instruyndoles cmo deberan instalar las nuevas escuelas tan
pronto como los profesores se presentasen a tomar el cargo. Los prefectos se encargaran de
33
la vigilancia de las escuelas hasta la instalacin de los respectivos inspectores
departamentales.67
Al ao siguiente, el gobierno promulgara la ley N 162. Este era, bsicamente, el primer
intento por expandir la educacin primaria a los estratos inferiores de la sociedad: declaraba
gratuita la enseanza primaria (slo a los nios de 6 a 14 aos), estableca escuelas
ambulantes (que atendiendo a lo diseminado de la poblacin escolar, se [trasladarn] de un
lugar a otro, en los campos, caseros y chcaras, para dar la instruccin elemental)
68,
mandaba la existencia de por lo menos, una escuela elemental mixta en las aldeas,
haciendas y minas y, en general, en todo centro de poblacin que tenga ms de doscientos
habitantes; adems de establecer multas a los padres que no cumplan con mandar sus hijos
a la escuela. En palabras de Polar, la tarea de [r]edimir al analfabeto se constitua en la
obligacin primordial del Estado.69
Los jvenes civilistas buscaban reimpulsar la popularizacin de la educacin y, en pos de
su cometido, apostaron completamente por la centralizacin del proyecto en manos del
gobierno central. La cuestin de la instruccin primaria entre nosotros, por el estado en
que se hallan nuestras poblaciones, menos es cientfica, menos es tcnica, que
administrativa, se
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