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Afrodita
donde el autor evoca primro su poder sobre
los dioses y luego sobre las bestias: Ella ex-trava incluso la razn de Zeus que am
a el rayo, l, e! m
s grande de los dioses ... ; inclu-so de ese espritu tan sabio abusa ella cuan-do quiere... Ella alcanza el Ida de las m
il fuentes, la m
ontaa madre de las fieras: de-
trs, marchan halagndola los lobos grises,
los leones de pelo leonado, los osos y las panteras rpidas, insaciables de cervatillos. Al verlos se regocija de todo corazn y lanza el deseo a los pechos de aqullos; entonces van todos a la vez a acoplarse a la som
bra de los vallejuelos (H
YM
N, 36-38,68-74). Es
el amor en su form
a meram
ente fsica, el de-seo y el placer nicam
ente de los sentidos; eso no es an am
or a nivel especficamente
humano. En el plano m
s elevado del psi-quism
o humano, donde el am
or se completa
con el enlace anmico, cuyo sm
bolo es la es-posa de Zeus,
Hera, el sm
bolo Afrodita
expresar la perversin sexual, pues el acto de fecundacin puede buscarse slo en fun-cin de la prim
a de gozo que la naturaleza le otorga. La necesidad natural se ejerce enton-ces perversam
ente (D
IES, 166).
Se puede preguntar uno, sin em
bargo, si la interpreta-cin de este sm
bolo no evolucionar, a con-secuencia de
las investigaciones modernas
sobre los valores propiamente hum
anos de la sexualidad. Incluso en los m
edios religio-sos, de
moralidad
muy exigente,
est en estudio la cuestin de saber si el nico fin de la sexualidad es la fecundidad y si no es po-sible hum
anizar el acto sexual independien-tem
ente de la procreacin. El mito de A
fro-dita podra seguir siendo todava en cierto m
odo la imagen de una perversin, la per-
versin del gozo de vivir y de las fuerzas vitales, no ya porque la voluntad de trans-m
itir la vida estuviera ausente del acto amo-
roso, sino porque el amor m
ismo no estu-
viera humanizado: quedara a nivel anim
al, digno de esas fieras que com
ponen el cortejo de la diosa. A
l trmino de tal evolucin, sin
embargo, A
frodita podra aparecer como la
diosa que sublima el am
or salvaje, integrn-dolo a una vida verdaderam
ente humana.
Agricultura. En algunos textos irlandeses se
dice que los dioses son la gente de arte y los
52
no dioses los agricultores. Por ah se pondra en evidencia el carcter aristocrtico y gue-rrero de la civilizacin cltica, la cual habra abandonado
a las
poblaciones inferiores,
conquistadas o sometidas, el cuidado de las
funciones productivas ( ...... castas). Pero po-dra ser conveniente tom
ar la expresin en un sentido diferente: dioses que existen, y dioses que no existen. Es posible que los transcriptores cristianos de la m
itologa y de la
epopeya hayan
transpuesto, en
efecto, m
uy tardamente la expresin. Los irlande-
ses de la edad media evaluaban la riqueza,
no en cultivos, sino en ganado. El pastor era honorable, no el labrador. La cualidad agr-cola del dios druida, el D
agda, no es ms
que una atribucin tarda: no es de ninguna m
anera fundamental (O
GA
C, 12,387).
La agricultura
tiene por em
blemas
los cuernos de la abundancia, un arado o una laya cerca de un arbolito, por divinidad una Ceres coronada de espigas, por regulador la rueda del Zodaco. La agricultura sim
boliza la unin de los cuatro elem
entos, cuyo casa-m
iento condiciona la fecundidad: la tierra y el aire, el agua y el calor.
Los cultos agrarios son innumerables, en-
tre los ms prim
itivos, y los ms ricos en
smbolos. Pero la agricultura en la jerarqua
social parece haber tenido siempre un rango
inferior, mientras que el pastor, el nm
ada, tena la dignidad del guerrero. A
qulla se co-rresponde con el ...... vientre.
Agua.
Las significaciones
simblicas
del agua pueden reducirse a tres tem
as domi-
nantes: fuente de vida, medio de purifica-
cin y centro de regeneracin.
Estos tres tem
as se hallan en las tradiciones ms anti-
guas y forman las com
binaciones imagina-
rias ms variadas, al m
ismo tiem
po que las m
s coherentes. Las aguas, m
asa indiferenciada, represen-tan la infinidad de lo posible, contienen todo lo virtual, lo inform
al, el germen de los gr-
menes,
todas las
promesas de
desarrollo, pero tam
bin todas las amenazas de reabsor-
cin. Sumergirse en las aguas para salir de
nuevo sin disolverse en ellas totalmente, sal-
vo por una muerte sim
blica, es retornar a las fuentes, recurrir a un inm
enso depsito
53
de potencial y extraer de all una fuerza nue-va: fase pasajera de regresin y desintegra-cin que condiciona una fase progresiva de reintegracin y regeneracin (...... bao, ...... bautism
o). El Rig Veda exalta las aguas que aportan
vida, fuerza y pureza, tanto en el plano espi-ritual com
o en el plano corporal.
Vosotras, las A
guas, que reconfortis, itraednos la fuerza, la grandeza, la alegra, la visin! ... Soberanas de las m
aravillas, regentes de los pueblos, ilas A
guas!, yo les pido rem
edio. iV osotras las A
guas, dad su plenitud al remedio,
y que sea como coraza para m
i cuerpo y que as vea yo por m
ucho tiempo al Sol!
... Vosotras las A
guas, llevaos esto, ese pecado cualquiera que sea, por m
cometido,
ese entuerto que perpetr contra quien fuere. ese juram
ento falaz por m prestado (V
EDV
, 137).
Las variaciones de las diferentes culturas sobre estos tem
as esenciales nos ayudarn a com
prender mejor y a profundizar, sobre un
fondo casi idntico, las dimensiones y los
matices de esta sim
blica del agua. l. En A
sia los aspectos del simbolism
o del agua son m
uy diversos. El agua es la forma
substancial de la manifestacin, el origen de
la vida y e! elemento de la regeneracin cor-
poral y espiritual, el smbolo de la fertilidad,
la pureza, la sabidura, la gracia y la virtud. Es fluida y tiende a la disolucin; pero tam
-bin es hom
ognea y tiende a la cohesin, a la coagulacin. C
omo tal, podra correspon-
der a satlva, pero como se derram
a hacia abajo, hacia el abism
o, su tendencia es la-m
as; como se extiende en la horizontal, su
tendencia es tambin rajas.
a) El agua es la materia prim
a, la Prakriti: todo era agua, dicen los textos hindes; las vastas aguas no tenan orillas ... , dice un texto taosta. Brahm
anda, el Huevo del
mundo se
incuba en la superficie de
las aguas. D
el mism
o modo el Soplo o Espritu
de Dios se incuba segn el G
nesis en la su-perficie de
las aguas. El
agua es W
u-ki, dicen los chinos, lo sin cum
bre, el caos, la indistincin prim
era. Las aguas representan la totalidad de las posibilidades de m
anifes-tacin y por ello se dividen en aguas supe-riores, que corresponden a las posibilidades
Agua
informales, y en aguas inferiores, que corres-
ponden a las posibilidades formales, duali-
dad que el Libro de Enoch traduce en trmi-
nos de oposicin sexual, y que la iconografa representa a m
enudo por la doble espiral. Las aguas inferiores se dice que estn ence-rradas en un tem
plo de Lhasa, dedicado al rey de los naga; las posibilidades inform
ales se representan en la India por las ...... Apsara (de Ap, agua). La nocin de aguas prim
or-diales, de ocano de los orgenes es cuasi universal. Se la encuentra hasta en la Poli-nesia, y la m
ayor parte de los pueblos aus-troasiticos localizan en el agua el
poder csm
ico. Se le aade frecuentemente el m
ito del anim
al que se zambulle com
o el jabal hind que trae un poco de tierra a la superfi-cie, em
brin alumbrado por la m
anifesta-cin form
al. O
rigen y vehculo de toda vida: la savia es agua y, en ciertas alegoras tntricas, el agua representa a prana, el soplo vital. En el pla-no corporal y porque es tam
bin don del cielo, es un sm
bolo universal de fecundidad y de fertilidad. El agua del cielo hace el pad-dy,
dicen los montaeses de V
ietnam de!
Sur, muy sensibles por otra parte a la fun-
cin regeneradora del agua, que es para ellos m
edicamento y elixir de inm
ortalidad. b) N
o menos generalm
ente, el agua es el instrum
ento de la purificacin ritual; del is-lam
al Japn, pasando por los ritos de los antiguos fu-chuei taostas (seores del agua consagrada), sin olvidar la aspersin de agua bendita de los cristianos, la ....,. ablucin de-sem
pea un papel esencial. En la India y en el sureste asitico, la ablucin de las estatuas santas -y de los fieles-
(particularmente en
el ao nuevo) es a la vez purificacin y rege-neracin. La naturaleza del agua la condu-ce a la pureza, escribe W
en-tse. Ella es, ensea Lao-tse, el em
blema de la suprem
a virtud (Tao, cap. 8). Es tam
bin el smbolo
de la sabidura taosta, pues no tiene oposi-ciones;
est libre y sin ataduras, se deja correr siguiendo la pendiente del terreno. Es la m
edida, pues el vino demasiado fuerte
debe mezclarse con agua; ese vino es el del
conocimiento.
e) El agua, opuesta al fuego, es yin. Co-rresponde al norte, al fro, al solsticio de
Agua
invierno, a los riones, al cofor negro, al tri-gram
a k'an que es el abisal. Pero de otra m
anera el agua est ligada al rayo, que es fuego. A
s pues, si
Agua
que una vez, pues permite acceder a otro es-
tado: el del hombre nuevo. Este rechazo del
hombre viejo, o m
s bien esta muerte en un
mom
ento de la historia, es comparable a un
diluvio, pues ste simboliza una desapari-
cin, una destruccin: una poca se aniqui-l, otra surgi.
El agua, que posee una virtud purificado-ra, ejerce adem
s un poder soteriolgico. La inm
ersin es regeneradora, opera un renaci-m
iento, en el sentido de que es a la vez m
uerte y vida. El agua borra la historia, pues restablece el ser en un nuevo estado. La inm
ersin es comparable al entierro de Cris-
to: l resucita tras este descenso a las entra-as de la tierra. El agua es sm
bolo de rege-neracin: el agua bautism
al conduce expl-citam
ente a
un nuevo
nacimiento
(Jn 3,3-7). El Pastor de H
ermas habla de los que
descendieron al agua muertos y volvieron de
ella vivos. Es el simbolism
o del agua viva, de la fuente de Juventa. Lo que yo tengo en m
, dice Ignacio Teoforo (segn Calixto), es el agua que obra y que habla. Se recordar que el agua de la C
astalia de Delfos daba su
inspiracin a la Pitia. El agua de la vida es la gracia divina. R
ecordemos que el agua
est mezclada con la sangre que se escapa
del corazn traspasado de Jess. Los cultos se concentran m
uy a menudo
alrededor de las fuentes. Todo lugar de pere-grinaje com
porta su punto de agua y su
fuente. El agua puede curar en razn de sus virtudes especficas. En el curso de los siglos la Iglesia se ha levantado m
uchas veces con-tra el culto rendido a las aguas; la devocin popular ha considerado siem
pre el valor sa-grado y sacralizante de las aguas. Pero las desviaciones paganas y el retorno de las su-persticiones eran siem
pre amenazantes: lo
mgico acecha a lo sagrado para pervertirlo
en la imaginacin de los hom
bres. Si bien las aguas preceden la creacin, es
bien evidente que siguen estando presentes para la recreacin. A
l hombre nuevo corres-
ponde la aparicin de otro mundo. G
uigues II el C
artujo ha hablado del encuentro en l de las aguas superiores y de las aguas inferiores.
d) En ciertos casos -segn sealbamos al
principio de esta nota-el agua puede actuar com
o la muerte. Las grandes aguas anuncian
56
en la Biblia las pruebas. El desencadena-
miento de las aguas es el sm
bolo de las grandes calam
idades.
Dardos de rayos partirn certeros
como de arco bien tensado, saltarn de las nubes a su
blanco. Piedras de granizo cargadas de furor, sern lanzadas com
o por catapulta; Las olas del m
ar contra ellos se desencadenarn, los rios los anegarn sin m
isericordia. El soplo de la O
mnipotencia se levantara contra ellos
y como huracn los aventara (Sab 5,21-23).
El agua puede asolar y engullir, los torna-dos destruyen las vides en flor. A
s el agua puede entraar una fuerza m
aldita. En tal caso castiga a los pecadores, pero no puede alcanzar a los justos que no tienen por qu tem
er las grandes aguas. Las aguas de la
muerte no conciernen m
s que a los pecado-res ya que se transform
an en agua de vida para los justos.
Com
o el fuego, el agua puede servir de or-dala. Los objetos lanzados se juzgan, pero el agua no juzga.
Smbolo de la dualidad de lo alto y lo
bajo: aguas de lluvia, aguas de los mares. La
primera es pura, la segunda salada. Sm
bo-lo de vida: pura, es creadora y purificadora (Ez 36,25); am
arga, produce la maldicin
(Nm
5,18). Los ros pueden ser corrientes benficas, o dar abrigo a m
onstruos. Las
aguas agitadas significan el mal, el desorden.
Los malvados se com
paran al mar agita-
do ... (Is 57,20). Slvame, oh D
ios, pues las aguas han entrado en m
i. alma, m
e hundo en el lodo ... (Sal 69,1-12).
Las aguas en calma significan la paz y el
orden (Sal 23,2). En el folklore judo, la se-paracin hecha por D
ios, en el mom
ento de la creacin, de las aguas superiores y las aguas
inferiores designa
la divisin
de las aguas m
acho y las aguas hembra, que
simbolizan la seguridad y la inseguridad, lo
masculino y lo fem
enino. Las aguas am
argas del ocano designan la am
argura del corazn. El hombre -dir Ri-
cardo de San Vctor-
debe pasar por las aguas am
argas, cuando cobre conciencia de su propia m
iseria, esta santa amargura se
transformar en gozo (D
e statu interioris ho-m
inis 1,10, P.L. 196,124). M
.-M.D
.
57 3. En las tradiciones del islam, el agua
simboliza tam
bin numerosas realidades.
a) El Corn designa el agua bendita que
cae del cielo como uno de los signos divinos.
Los -> jardines del Paraso tienen arroyos de
aguas vivas y fuentes (Corn, 2,25; 88,12,
etc.). El hombre m
ismo ha sido creado de un
agua fluente (Corn, 86,6). Las obras de los no creyentes las considera
como agua aquel que tiene sed; pero no es
ms que un espejism
o. Se parecen a
las aguas tenebrosas en un m
ar profundo, que olas
sucesivas vienen
a recubrir
(Corn, 24,39-40). La vida presente se com
para al agua que el viento disipa (Corn, 18,45).
Es:
... el agua pura que Dios hace descender del cielo
vivificando con ella a la tierra despus de muerta
(Corn, 2,164).
Dios es quien ha creado los cielos y la tierra
y ha hecho descender agua del cielo m
ediante la cual hace brotar frutos para sustentaros (C
orn, 14,32).
En su comentario de los Fosus de lbn al-
'Arabi, .am
i identifica el agua sobre la cual se halla el Trono divino (Corn, 11,9) con el A
liento del Dios M
isericordioso. Hablando
de la Teofana eterna, Rm
i dice que el m
ar se cubri de espuma y, a cada copo de
espuma, algo tom
aba forma, algo tom
aba cuerpo (D
iwan). Jili sim
boliza el universo
por el hielo,
cuya substancia es el agua. El agua es aqu la m
ateria prima.
En un sentido ms m
etafisico, Rm
i sim-
boliza el Fundamento divino del universo
por un ocano, cuya esencia divina es el agua. Ella \lena toda la creacin y las olas son las criaturas.
b) Por otra parte el agua simboliza la pu-
reza y se utiliza como m
edio de purificacin. La
oracin ritual
musulm
ana -salat-no
puede ser vlidamente consum
ada ms que
cuando el orante se ha puesto en estado de pureza ritual por sus abluciones, cuyas m
o-dalidades son objeto de reglas m
inuciosas. e) En fin, el agua sim
boliza la vida: el agua de la vida, que se descubre en las tinie-blas, y que regenera. El ->
pez arrojado a la confluencia de los dos m
ares, en la sura de
Agua
la Caverna (Corn, 18, v. 61,63), resucita
cuando est sumergido en el agua. Este sim
-bolism
o forma parte de un tem
a inicitico: el bao en la
Fuente de la inmortalidad.
Este tema reaparece constantem
ente en la tradicin m
stica islmica, especialm
ente en el Irn. En las leyendas referentes a A
lejan-dro, ste parte a la bsqueda de la Fuente de la V
ida, acompaado de su cocinero A
ndras que, un da, lavando un pescado salado en una fuente, lo ve revivir y encuentra a su vez la inm
ortalidad. Esta fuente est situada en el pas de las Tinieblas (a relacionar sin duda con el sim
bolismo de lo inconscien-
te). E.M
.
Diosa azteca de las aguas. Pectoral de cuatro hileras de
piedras verdes
4. En
todas las dem
s tradiciones
del m
undo, el agua desempea igualm
ente un papel prim
ordial que se articula alrededor de los tres tem
as ya definidos, pero con una insistencia
particular sobre
los orgenes.
Desde un punto de vista cosm
ognico el agua corresponde a dos com
plejos simbli-
cos antitticos, que no hay que confundir: el agua descendente y celeste, la lluvia, es una sem
illa urnica que viene a fecundar la tie-
Agua
rra; masculina pues, y asociada al fuego del
cielo. Por otra parte el agua primera, el agua
que nace de la tierra y del alba blanca, es fe-m
enina: la tierra est aqu asociada a la luna corno sm
bolo de fecundidad consum
ada, tierra preada, de la que sale el agua para que, iniciada la fecundacin, la germ
inacin tenga lugar.
En un caso corno en el otro el simbolism
o del agua contiene el de la --> sangre. Pero no se trata tam
poco de la mism
a sangre, pues tam
bin la sangre corresponde a un simbo-
lismo doble: la sangre celeste, asociada al sol
y al fuego; la sangre menstrual, asociada a la
tierra y a la luna. A travs de estas dos opo-
siciones, se discierne la dualidad fundamen-
tal luz-tinieblas. a) Entre los aztecas la sangre hum
ana, ne-cesaria para la regeneracin peridica del sol, se llam
a cha/chivat/, agua preciosa, es decir, el jade verde (SO
UM
). El agua, sem
illa divina, tambin de color
verde, fecunda la tierra para engendrar los H
roes Gem
elos en la cosmogona de los do-
gon (GR
IE). Estos gemelos venen al m
undo siendo hom
bres hasta los riones y serpien-tes por debajo. Son de color verde (G
RIE). Pero el sm
bolo del agua, fuerza vital fe-cundante, va m
s lejos an en el pensamien-
to de los dogon y de sus vecinos los bamba-
ra. As pues el agua -o
la semilla divina-es
tambin la luz, la palabra, el verbo genera-
dor, cuyo principal avatar mtico es la -->
espiral de cobre rojo. Sin embargo agua y
palabra no se tornan acto y manifestacin,
ocasionando la creacin del m
undo, m
as que en form
a de palabra hmeda, a la que se
opone una mitad gem
ela, que permanece
fuera del ciclo de la vida manifestada, que
dogon y bambara llam
a agua seca y pala-bra seca. A
gua seca y palabra seca expresan el pensam
iento, es decir, la potencialidad, tanto en el plano hum
ano corno en el divi-no. Toda agua es seca antes de que se form
e el huevo csm
ico, en cuyo interior nace el principio de hum
edad, base de la gnesis del m
undo. Pero
el D
ios suprem
o urnico,
Am
ma, cuando crea a su doble, N
omm
o, D
ios del agua hmeda, gua y principio de la
vida manifestada, guarda para s, en los cie-
los superiores, fuera de los lmites que da al
58
universo, la mitad de estas aguas prim
eras, . que siguen siendo las aguas secas. D
e la mis-
ma m
anera, la palabra no expresada, el pen-sam
iento, se llama palabra seca; no tiene
ms que valor potencial, no puede engen-
drar. Es en el microcosm
os humano la rpli-
ca del pensamiento prim
ordial, la primera
palabra robada a Am
ma por el genio Y
uru-gu, antes de la aparicin de los hom
bres actuales. Para D
. Zahan (ZAH
O) esta palabra
primera,
palabra indiferenciada,
sin con-
ciencia de s, corresponde a lo inconsciente: es la palabra del sueo, aquella de la cual los hum
anos no son dueos. El --> chacal, o el zorro plido, avatar de Y
urugu, habiendo hurtado la prim
era palabra, posee pues la clave de lo inconsciente, de lo invisible y en consecuencia del
porvenir, que no es ms
que la componente tem
poral de lo invisible. Por esta razn el sistem
a adivinatorio ms
importante de los dogon est basado en la
interrogacin de este animal.
Es interesante sealar que el Yurugu est
tambin asociado al fuego ctnico y a la
luna, que son universalmente sm
bolos de lo inconsciente (PA
UC
, ZAH
O, G
AN
O).
A.G
. b) La divisin fundam
ental de todos los fenm
enos en dos categoras regidas por los sm
bolos antagonistas del agua y del fuego, de lo hm
edo y lo seco, encuentra una ilus-tracin notable en las prcticas funerarias de los aztecas. Por otra parte los hechos m
ues-tran igualm
ente la analoga de sem
ejante dualidad sim
blica con la nocin de pareja original Tierra-C
ielo: todos los que moran
ahogados o alcanzados por el rayo, los le-prosos, los gotosos, los hidrpicos, en sum
a todos cuantos los dioses del agua y de la lluvia haban por as decir distinguido re-tirndolos
del m
undo eran
enterrados. Todos los dem
s muertos eran incinerados
(SOU
A, 23 1).
Estas relaciones entre el agua y el fuego se observan tam
bin en los ritos funerarios de los celtas. En el agua lustral que los druidas em
pleaban para espantar los maleficios, se
apagaba un tizn ardiente sacado del fuego de los sacrificios. C
uando haba un muerto
en una casa, se pona en la puerta un gran jarro lleno de agua lustral, trado de alguna casa en la que no hubiera ningn difunto.
59
Todos los que venan a la casa del luto se rociaban con esta agua al saliD) (C
OLO
, 226). En todos los textos irlandeses el agua es
un elemento som
etido a los druidas que tie-nen el poder de atar y de desatar. Los m
alos druidas del rey C
ormac atan as las aguas
del Munster, para con ello som
eter a las gentes por la sed, y el druida M
og Ruith las
desata. El ahogamiento es el castigo aplicado
a un poeta culpable de adultero. Pero el agua es tam
bin y sobre todo, por su valor lustral, un sm
bolo de pureza pasiva. Es un m
edio y un lugar de revelacin para los poe-tas que la encantan para obtener de ella profecas. Segn Estrabn los druidas afir-m
aban que al fin del mundo reinarn solos
el agua y el fuego (elementos prim
ordiales) (LER
O, 74-76).
Entre los germanos las prim
eras aguas que se escurren en prim
avera por la superficie de los hielos perpetuos son el antepasado de toda vida ya que, vivificadas por el aire del sur, se renen para form
ar un cuerpo vivo, el del prim
er gigante Ym
ir, de quien proce-den los dem
s gigantes, los hombres y en
cierta medida los propios dioses.
L.G.
c) El agua-plasma, fem
enina, el agua dul-ce, el agua de lago, el agua estancada, y el agua ocenica, espum
osa, fecundante, ma-
cho, son cuidadosamente diferenciadas en la
Teogona de Hesodo: La Tierra ( ... ) dio
tambin a luz, pero sin el deseable am
or, a Ponto, el estril pilago de hinchadas olas; y m
s tarde, acoplndose con el Cielo (Ura-
no), dio origen a Ocano de profundos re-
molinos (H
esodo, Teogona). El agua estril y el agua fecundan te se distinguen segn H
e-sodo por la intervencin del am
or. El agua estancada, plasm
a de la tierra del que nace la vida, aparece en num
erosos mi-
tos de creacin. Segn ciertas tradiciones turcas del A
sia central, el agua es la madre
del caballo. En la cosmogona babilnica, al
comienzo de todo, cuando no haba an ni
cielo ni tierra, slo una materia indiferen-
ciada se extenda desde siempre: las aguas
primordiales. D
e su masa se desprendieron
dos principios elementales, A
psu y Tiamat...
Apsu, considerado corno una divinidad m
as-culina, representa la m
asa de agua dulce sobre la cual flota la tierra ... En cuanto a
Agua
Tiamat, no es sino el m
ar, el abismo de agua
salada de donde salen todas las criaturas (SO
UN
, 119). A
simism
o una cresta de limo em
ergiendo de las aguas es la im
agen ms frecuente de la
creacin en
las m
itologas egipcias.
Un
gran loto sali de las aguas primordiales, tal
era la cuna del sol en la primera m
aanID) (PO
SO, 67,154).
La valoracin femenina, sensual y m
ater-nal del agua, ha sido m
agnficamente canta-
da por los poetas romnticos alem
anes. Es el agua del
lago, nocturna, lunar y lechosa',
donde se despierta la libido; el agua, esta criatura prim
era, nacida de la fusin area, no puede negar su origen voluptuoso y, so-bre la tierra, se
muestra con una celeste
omnipotencia corno el elem
ento del amor y
de la unin ... No es en falso que los sabios
antiguos buscaron en ella el origen de las co-sas ... y todas nuestras sensaciones agradables no son, a la postre, m
s que dversas mane-
ras de fluir internamente los m
ovimientos de
este agua original que est en nosotros. El propio sueo no es sino el flujo de este invi-sible m
ar universal, y el despertar el co-m
ienzo de su reflujo (Novalis, N
OV
O, 77).
Y el poeta concluye: slo los poetas debe-
ran ocuparse de los lquidos. A
.G.
5. De los sm
bolos antiguos del agua corno fuente de fecundacin de la tierra y de sus habitantes, podernos volver a los sm
bolos analticos del agua corno fuente de fecunda-cin del alm
a: el arroyo, el ro, el mar repre-
sentan el curso de la existencia humana y las
fluctuaciones de los deseos y los sentimien-
tos. Corno para la --> tierra, conviene distin-guir en la sim
blica de las aguas la super-ficie y las profundidades. La --> navegacin o el errar de los hroes en la superficie signifi-ca que ellos estn expuestos a los peligros de la vida, lo que el m
ito simboliza con los
monstruos que surgen de las profundidades.
La regin submarina se convierte as en sm
-bolo de lo subconsciente. La perversin se encuentra igualm
ente representada
por el agua m
ezclada con la tierra (deseo terreno), o estancada, que ha perdido su propiedad purificadora: el fango, el lodo, el pantano. El agua helada, el
hielo, expresa el estanca-m
iento en su ms alto grado, la falta de
Agua
calor del alma, la ausencia-del sentim
iento vivificante y creador que es el am
or: el agua helada representa el com
pleto estancamien-
to psquico, el alma m
uerta (DIES, 38-39).
El agua es el smbolo de las energas in-
conscientes, de las potencias inform
es del alm
a, de las motivaciones secretas y desco-
nocidas. Sucede bastante a menudo en los
sueos que se est ((sentado al borde del agua pescando. El agua, sm
bolo del espritu an inconsciente, encierra los contenidos del alm
a que el pescador se esfuerza en traer a la superficie y que debern alim
entarlo. El pez
es un
animal
psquico ... (A
EPR,
151,195). G
astan Bachelard ha escrito sutiles varia-ciones sobre las aguas claras, las aguas pri-m
averales, las aguas
corrientes, las aguas am
orosas, las aguas profundas, durmientes,
muertas, com
puestas, dulces, violentas, el agua duea del lenguaje, etc., que son otras tantas
facetas de
este sm
bolo espejeante (BA
CE). (Espejo m
enos que escalofro... a la vez pausa y caricia, pasaje de un' arco lquido en un concierto de espum
a (Paul Claudel).
guila. l. El guila, capaz de elevarse por
encima de las nubes y de m
irar fijamente al
sol, se considera universalmente com
o sm-
bolo celeste y solar a la vez, pudiendo los dos
aspectos, por otro
lado, confundirse.
Reina de las aves, corona el simbolism
o ge-neral de aqullas, que es el de los
ngeles, el de los estados espirituales superiores. En la antigedad clsica es el ave de Zeus, con la que llega incluso a identificarse; su papel de reina del cielo est explcito igualm
ente entre los cham
anes siberianos. Su identifica-cin con el sol, fuente y radiacin de la luz, es esencial para los indios de A
mrica del
Norte que, llevando plum
as de se
identifican con esa radiacin (que es espiri-tual, tanto com
o fisica). Las plumas de gui-
la y el silbato de hueso de guila se utiliza en la danza que m
ira al sol. La mism
a identifi-cacin existe entre los aztecas, y tam
bin en el Japn: el kam
i cuyo mensajero o soporte
es un guila se denomina guila del sol ce-
leste. Ntese que en G
recia todava, las gui-las, surgidas del extrem
o del mundo, se dice
60
que se detienen en la vertical del ompha/os
de Delfos: siguen as la trayectoria del sol,
de la salida en el cenit, que coincide con el eje del m
undo.
guila con las alas extendidas, bronce dorado. A
rte visi-gtico del siglo VI (Pars. M
useo de Cluny)
El guila mirando fijam
ente al sol, es tam-
bin el smbolo de la percepcin directa de
la luz intelectiva. ((El guila 'mira sin tem
or cara al sol, escribe A
ngelus Silesius: ((ya ti resplandor eterno, si tu corazn es puro. Sm
bolo de contem
placin, que entronca
con la atribucin del guila a san Juan y a su Evangelio. Ciertas obras de arte de la edad m
edia la identifican con Cristo mism
o, del cual significa la ascensin y a veces la realeza. Esta segunda interpretacin es una trasposicin del sm
bolo romano del im
pe-rio, sm
bolo que ser tambin el del sacro
imperio m
edieval. Los Salmos, por ltim
o, la tienen por sm
bolo de regeneracin espiri-tual, com
o el fnix.
El simbolism
o del guila entraa tambin
un aspecto malfico. C
omo ocurre frecuen-
temente, la reversin del sm
bolo de Cristo hace de ella la im
agen del A
nticristo: el guila es la rapaz cruel, robadora. Es tam
-
61
bin a veces -y esto est vinculado a los diversos aspectos del poder im
perial-smbo-
lo de orgullo y opresin. Es la perversin de su poder.
Otro aspecto solar es el del pjaro m
tico ->
Garuda que es originalm
ente un guila. Pjaro solar, brillante com
o el fuego, mon-
tura del Vishn -l m
ismo de naturaleza
solar-Garuda es nagari, enem
igo de las ser-pientes, o nagantaka, destructor de serpien-tes. La dualidad del guila y de la serpiente significa universalm
ente la del Cielo y la Tierra, o la lucha del ngel contra el dem
o-nio. En Cam
boya, Garuda es el em
blema de
los soberanos de raza solar, el Naga el de los soberanos de raza lunar. G
aruda es tambin
la Palabra alada, el triple Veda, un sm
bolo del V
erbo, lo mism
o que el guila en la ico-nografia cristiana.
Garuda es tam
bin smbolo de la fuerza,
del coraje, de penetracin; lo es tambin el
guila, en razn de la agudeza de su visin (CO
RM, D
AN
A, H
EHS, H
ERS, MA
LA).
P.G.
2. A esta sim
blica general del guila, las culturas
tradicionales aportan
numerosas
precisiones, como un bordado sobre una tela
de fondo. En Am
rica como en Siberia, en
todo el universo chamnico, el guila es un
smbolo de la fuerza urnica. Se utiliza por
una suerte de simpata m
gica para los vue-los de los cham
anes a travs del espacio. ((El cham
n danza largo tiempo, cae a tierra in-
consciente y su alma es llevada al cielo en
una barca tirada por guilas (ELlC
, 315). 3. El guila es tam
bin un pjaro tutelar. Posada sobre las cim
as de las ramas del r-
bol csmico, vela com
o remedio de todos los
males que contienen esas ram
as (KRA
M, 266;
ELlC, 247).
Los paviotso, indios de Am
rica del Nor-
te, la utilizan como una cura m
gica: un bastn, que lleva en su extrem
idad superior una plum
a de guila procurada por un cha-m
n, se coloca sobre la cabeza del enfermo.
La curacin por la pluma de guila evoca el
vuelo chamnico y las' experiencias extti-
cas: se considera que el guila se lleva el m
al, el alma, el cham
n. 4. El guila es igualm
ente el pjaro inicia-dor. U
na gran guila salva al hroe Toshtk del m
undo de abajo para elevarlo al mundo
guila
de arriba; solamente ella es capaz de volar de
un mundo a otro. Por dos veces, engulle al
hroe moribundo para rehacerle el cuerpo
en su vientre, antes de devolverlo a la luz. O
tras tantas imgenes iniciticas que revelan
un poder de regeneracin por absorcin. El guila form
a parte, en un relato apcri-fo gals, de los Antiguos del m
undo; este texto corresponde al relato irlands de Tuan M
ac Cairill y a un pasaje de Mabinogi de
Kulhw
ch y Olw
en; el guila es uno de esos anim
ales primordiales iniciadores, que son
tambin el m
irlo, el bho, el
ciervo, y el
salmn. N
o se conoce de ella otra apa-ricin en la m
itologa cltica, salvo la meta-
morfosis de Llew
en guila, cuando acaba de ser m
atado por el amante de su m
ujer adl-tera Blodeuw
edd, en el Mabinogi de M
ath; pero aparece bastante frecuentem
ente en la num
ismtica gala. Su papel parece haberlo
detentado en Irlanda el
halcn (CH
AB,
71-91; LOTM
, 1,206-207). 5. El guila ocupa un lugar igualm
ente im
portante en la mntica. El arte augural in-
terpretaba el vuelo de las guilas para perci-bir las voluntades divinas. (El guila ro-m
ana, como el cuerpo germ
ano-cltico, es esencialm
ente la mensajera de la voluntad
de lo altO) (D
UR
S, 134). Reina de las aves duerm
e, dice Pndaro, ((sobre el cetro de Zeus, cuyas voluntades da a conocer a los hom
bres. Cuando Pram
o va a pedir a A
quiles que le devuelva el cad-ver de H
ctor, hace una libacin a Zeus:
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