Colibrí y Margarito

8/8/2019 Colibr y Margarito

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Colibr y Margarito

Mara Tenorio

Al teatro se le ha atribuido, desde hace siglos, una funcin educativa. El peridicosansalvadoreo El Amigo del Pueblo (1843) adverta que "el teatro es una escuela prcticade moral y buen gusto, en donde las artes liberales, y sobre todo el ejemplo, concurren asuavizar las costumbres y extirpar los malos hbitos". Record esta cita decimonnicacuando me dispona a escribir este comentario sobre el espectculo infantil "Enanos ygigantes" que presenci el pasado sbado en el auditorio del MUNA (Museo Nacional deAntropologa).

Dos lecciones nos ofreci, a grandes y pequeos, la pieza teatral del grupo espaol Sol yTierra, que se present como parte del FITI (Festival Internacional de Teatro Infantil): laaceptacin de la diversidad, y la bsqueda del balance entre trabajo y diversin. La obratrataba sobre el particular encuentro entre el enano Colibr y el gigante Margarito,representantes de pueblos vecinos que no se relacionaban pues se tenan desconfianza.Mientras los enanos vivan dedicados a divertirse, los gigantes eran adictos al trabajo. Noobstante, un buen da, Colibr se aventur a cruzar el desierto rosado hasta llegar a la tierrade los gigantes... y se hizo amigo de Margarito.

A juicio de mi hermana y mo, la pieza debi haber concluido all, con esa rica amistad quevolvera trabajadores a los enanos y enseara a jugar a los gigantes. He de decir que elritmo lento y el carcter repetitivo de aquella leccin de "moral y buen gusto" nos tena untanto exasperados a los adultos que acompabamos a nuestros pequeos esa maana desbado. Una seora mayor, vestida de rojo y sentada en la fila frente a la nuestra, se entrega una siesta mientras los dos actores desplegaban sus dotes; al mismo tiempo, un padre defamilia caminaba azorado por el pasillo opuesto.

Pero la historia continuaba con un personaje un tanto insulso, aunque ciertamenteprovocador: el Pato Sabio. Este habitante del desierto rosado deba aprobar la amistad entrelos dismiles Colibr y Margarito, pues no era bien vista por los dems enanos. El Pato Sabio,lo confieso, me ha dejado pensando que en nuestra cultura occidental y testa la sancin dealguien ms --una autoridad-- es requerida para desafiar el estatus quo y sentirse a gusto enuna situacin que, por costumbre, ha sido objeto de prohibicin. Ser que se necesita de un

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"pato sabio" para actuar en contra de la corriente? Ah les dejo la pregunta.

Los nios y el espectculo

Ahora bien, desde la ptica de los nios, no temo afirmar que la obra les gust y losentretuvo mientras reciban su racin de valores morales. Los seis "enanos" de nuestro grupo

familiar, cuyas edades oscilaban entre los 3 y los 8 aos, estuvieron muy atentos a lo quelentamente les ocurra a Colibr y Margarito. Tampoco se resisitieron mayor cosa a seguir lasindicaciones del cuentacuentos cuando nos pona a aplaudir, a agitar los brazos, o a tocar lanariz de nuestro compaero de butaca. Ninguno pidi irse antes de que concluyera lafuncin.

En relacin con el espectculo como tal, esperaba ms de un grupo teatral procedente deEspaa. El decorado era, para mi gusto, demasiado sencillo: una pared cubierta por telasque simulaban un valle, un desierto y una montaa. El ttere que haca de Colibr pareca unsimple mueco de trapo. No as el gigante Margarito, que luca una elaborada mscara azulcon un gran nariz. Sin embargo, he de admitir que los actores eran simpticos y cercanos.Prueba de ello es que varios nios subieron con entusiasmo al escenario, para actuar en laobra, y que, al final, otros tantos saludaron y se tomaron fotos con los personajes.

En suma, cuando asisto a teatro para nios espero divertirme al tiempo que recibo laconsabida leccin. Voy dispuesta a dejarme embrujar por las magia de la representacin. Sibien entiendo que el ritmo para contar una historia vara segn la audiencia, algunos showspara "enanos" logran encantar tambin a los "gigantes". Lamento decir que este no fue elcaso. Espero tener ms suerte en la prxima.

(Publicado en Contrapunto, 12 octubre 2010)

Ilustracin: "Giant Sleeping" (1984) de Barry Moser