Conversatorio “El comer como acto social” · 2019-03-14 · “A mí me gustaba mucho la feria...

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Conversatorio “El comer como acto social”

Participantes: usuarios/as UED Ferrusola.

Facilitadora: Elena García Muñoz-Reja (terapeuta ocupacional col. 443).

Fecha: martes 05/03/2019.

Durante esta primera sesión hemos entrado en contacto con el título del proyecto “El comer como acto social”. Los usuarios comenzaron a comentar que este título les sonaba a “gentío”, “sociedad”, “restaurantes”, etc. Tras esta lluvia de ideas comenzamos a adentrarnos en las celebraciones más importantes para ellos a lo

largo de su vida y si conllevaban algún acto relacionado con el comer en compañía, como bien dice el título, en sociedad.

Os mostramos el resultado:

“Una de las celebraciones más importantes que recuerdo es el día de mi boda. Me casé con un

pañuelo en la cabeza y una falda negra, ya que no podía ir de blanco al ser ya madre de una niña de 3 años. La fiesta fue en mi casa; dispusimos de una gran mesa con chacinas, queso, chorizo, etc. Si mi

boda hubiese sido ahora hubiese sido muy diferente, tanto en mi vestido como en el menú.

Sin ir más lejos, hace poco fue la boda de una familiar y tenía un vestido blanco espectacular,

parecía una princesa. Ahora es impensable hacer una boda en una casa, esta fue en un cortijo que contaba con servicio de restaurante y comimos

mucho marisco, unos platos de carne muy elaborados, canapés de todo tipo y la tarta nupcial

era enorme.”

Carmen Guerrero, 74 años.

“Las bodas, bautizos y comuniones que he vivido en mi infancia y juventud eran todas iguales. Se

hacían en las casas y como soy valenciana el plato que se comía siempre era la paella. De postre se

sacaban dulces caseros que las mujeres de la familia hacían los días anteriores al evento.”

C.C., 84 años.

“Todos los jueves nos gusta ir a desayunar juntas a una cafetería. Nos encanta ese ratito para nosotras,

para cambiar de aires, reforzar nuestra amistad y tener intimidad para hablar de nuestras cosas.

También nos encanta desayunar cosas diferentes que a veces compartimos. En compañía siempre es

más divertido probar cosas nuevas”

Rosario Ruiz, María Ordóñez, María Rodríguez, Isabel González y Carmen Guerrero.

“Una de las celebraciones del año que esperaba con más ilusión era el día de Navidad. Recuerdo que me vestían con

mis mejores ropas y nos juntábamos toda la familia para comer alrededor de una mesa todos juntos. Normalmente comíamos un pollo grande que criábamos en especial para

ese día y puchero.

En las celebraciones de Navidad hoy en día hay mucha abundancia, impensable para mi época: consomé, jamón,

quesos, langostinos, carne, pavo… Un lujo.”

María Ordóñez, 82 años.

“Me encantaba la Feria de Abril, no solo porque me podía vestir de gitana, sino porque era la excusa perfecta para

comer conejo al ajillo, pajaritos en salsa, codornices, beber manzanilla… ¡Quién pudiera volver a aquellos maravillosos

años! Un día importante para mí fue y sigue siendo el Día de

Andalucía, donde comíamos pan con aceite y azúcar y me alegra ver que esta tradición siga vigente.”

Encarna Rodríguez,

“Un día muy importante en mi casa cuando era niña era el 18 de julio, el día del Alzamiento Nacional. Recuerdo que íbamos al campo todas las familias y comíamos un pollo muy grande especial para ese día. Se hacía una gran fiesta, ya que había mucha alegría al darnos el Estado una paga doble. De postre comíamos sandía y peras frescas.”

Carmen Guerrero, 74 años.

“En bodas, bautizos y comuniones nos vestíamos con lo mejor que teníamos en casa, que a veces no era

mucho. Yo sobre todo trataba hacerme un peinado muy bonito y ponerme zapatos de tacón. Me

encantan estas ceremonias. Ahora siempre suele haber una fiesta luego, pero en mis tiempos con

celebrar la ceremonia era suficiente. Ahora se le da demasiada importancia a estos festejos, gastando

mucho dinero en una cantidad excesiva de comida que acabará en la basura.”

F. T.,

“Para las celebraciones grandes tratábamos de llevar un vestido diferente, no muy lujoso porque la

economía no lo permitía, pero sí diferente. No fui a muchas celebraciones en mis tiempos, pero fui a una comunión muy bonita en la que había una gran olla en la que hicieron un puchero delicioso para todos

los invitados. Hoy en día veo normal y bueno que los tiempos hayan cambiado. Recientemente he ido a una

comunión y parecía una pequeña boda: una fiesta grande, música, muchos regalos para los niños,

mucha bebida y sobre todo mucha comida.”

Pepa Pérez,

“A mí me gustaba mucho la feria de mi pueblo. En los pueblos las fiestas son mejores porque la gente

está más unida. Compartíamos la comida y las casas eran de todos.

En las ciudades la vida es muy triste; aquí en Sevilla capital la gente queda, va a un bar y cuando les parece

cada uno a su casa y se acabó. En cuanto a las vestimentas, a veces me parece

ridículo lo que muchos muchachos llevan puesto. Yo tenía un traje blanco para todo.”

Manuel Ramírez,

¿Comer solos o

acompañados?

Todas las personas mayores que participan en el proyecto refieren que prefieren comer acompañados antes que solos. Todos piensan que comer solo es triste y que solo se debería comer solo cuando no queda más remedio.

A todos les gusta charlar mientras comen.

“Prefiero comer acompañado siempre, pero por mi trabajo muchas veces he tenido que

comer solo. Para empezar bien el día, antes de ir a trabajar me comía un tomate cortado a la mitad, con sal, aceite y un arenque. Comía solo pero al menos me alegraba el paladar.”

Manuel Ramírez,

“Es importante comer juntos porque comer no es solo alimentarse, es salir de tapas, tomarse unas cervecitas…Creo que es una forma muy buena de que la gente tímida se relacione y

salga más a la calle. Siempre es mejor con una cerveza y alrededor de un plato.”

Antonia Giraldo, 83 años.

“Me gusta comer acompañada, participando en conversaciones, charlando. No me gusta

cuando estoy con personas jóvenes almorzando o merendando y que saquen el teléfono. Es como estar con una pared. Es cierto que si están con el móvil puedo seguir comiendo

pero ¿con quién hablo?”

María Rodríguez,

“Creo que eso del WhatsApp es una falta de educación. Al menos no utilizarlo cuando

estemos en la mesa sentados. Me parece muy triste estar en una cafetería y ver como en la

mesa de al lado hay un grupo de chavales mirando a sus teléfonos en completo silencio,

o haciendo fotos a la comida. No entiendo para qué salen.”

Manuel Verdón,

Remedios caseros

“Cuando tenía hambre y no era la hora de comer me iba con unas amigas a la ribera del río y cogíamos berros. Los

aliñábamos con aceite y saciaban mucho el hambre.”

“El aceite que usábamos para cocinar lo calentábamos un poco y nos lo untábamos en el pecho para después taparlo

con papel de traza y así evitábamos la congestión.”

Isabel González, 82 años.

“En casa todo mal se curaba con remedios caseros; para el dolor de garganta tomábamos miel con limón, mucho

líquido para la diarrea, tila para el dolor de cabeza y menta poleo para el mal de estómago”.

Encarna Rodríguez,

“En casa sabíamos que alguno de mis hermanos estaba

malo porque mi madre compraba plátanos y yogures. Eran unos lujos que mi madre solo compraba en estas

situaciones… ella decía que eran muy buenos para sanar cualquier enfermedad. Aunque no fuésemos los enfermos esperábamos con ansia que mi madre nos diera un plátano

o un yogur, están deliciosos.

Cuando nos dolía la barriga o teníamos náuseas una cucharada de bicarbonato nos ayudaba a hacer la digestión

o a vomitar.”

Pepi Ramírez,

“Cuando estaba mala de los nervios me iba al campo y cogía camomila. La hervía, la colaba y me tomaba esa

infusión calentita. Asentaba el alma.”

María Ordóñez, 82 años.

“Cuando me dolía la garganta o estaba resfriado mi madre me daba miel. Para cuando me entraba hipo lo que hacía y sigo haciendo es exprimir un limón en un vaso y tomarlo de un trago. A mí desde luego me resulta muy efectivo.”

Juan Luis Rodríguez,

“Yo era un niño y creían que no me daba cuenta, pero las mujeres de mi pueblo cuando tenían embarazos no

deseados dejaban toda la noche una copa de coñac al ras a la luz de la luna y lo bebían a la mañana siguiente para

abortar.

Para el resfriado lo típico en mi casa era tomar naranjas con miel y para bajar la fiebre un vaso de anís”

Manuel Ramírez,

La alimentación infantil ayer y hoy

“Creo que como niños los de mi generación hemos tenido mejor alimentación que los de ahora porque antes se criaba a los animales en el campo y

se cosechaban de forma natural muchas cosa. Ahora vas a un supermercado y no sabes ni lo que

estás comprando.”

“Muchas mujeres se han incorporado al trabajo y por lo tanto hay menos tiempo en general para

estar en casa, por lo que se les da a los niños cualquier cosa para comer, por lo general cosas

poco sanas”

Pepa Pérez,

“Los padres no se preocupan en enseñarles las cosas de la vida a los niños, ni si quiera el valor de compartir la comida; los niños son cada vez más

egoístas. Es muy triste que en las grandes ciudades haya niños que crean que los filetes salen del

supermercado, niños que no han visto a una vaca o a una oveja en su vida. No saben lo que comen,

lo que sus padres les compran es pura grasa y azúcar”.

Manuel Ramírez,

“Es mucho mejor y más sano preparar a los niños las cosas en casa que comprarlos. Muchos padres ponen la excusa de la falta de tiempo pero hay

muchas recetas fáciles de cosas muy ricas, sanas y rápidas.”

F. T.,