View
213
Download
0
Category
Preview:
DESCRIPTION
crs
Citation preview
La Cristianizacin de la Sociedad Luis Eugenio Silva
Desde el punto de vista social, el siglo IV presenci una
profunda transformacin religiosa: la sociedad cristiana sucedi a las
comunidades cristianas del perodo anterior. El Cristianismo dej de ser,
en el mundo mediterrneo, una religin de minoras para convertirse en
religin de muchedumbres. La evangelizacin desbord su anterior
marco urbano y lleg a la mayoritaria poblacin campesina. Las iglesias
rurales proliferaron y surgi una geografa eclesistica.
La libertad religiosa y tras ella la conversin cristiana del Imperio
romano tuvieron hondas repercusiones, desde el punto de vista histrico-
social: las puertas de la Iglesia se abrieron a las muchedumbres. A principios
del siglo IV, los cristianos constituan todava una reducida minora dentro del
Orbe romano, que, aun cuando hubiera ciertas regiones ms densamente
cristianizadas, en conjunto no alcanzara, seguramente, el diez por ciento de la
poblacin. Bajo el Imperio pagano perseguidor, tan slo hombres de gran
temple espiritual tenan la altura moral necesaria para arrostrar los riesgos y
desventajas humanas que llevaba consigo la conversin cristiana. Fue
solamente a partir de Constantino cuando las multitudes de personas vulgares,
que son siempre mayora en las sociedades terrenas, encontraron expedito el
acceso a la Iglesia.
El trnsito de un rgimen de comunidades cristianas a la sociedad
cristiana constituye otro de los aspectos de la gran transformacin religiosa
experimentada a lo largo del siglo IV. Antes, los discpulos de Cristo
formaban pequeas comunidades, en medio de una sociedad pagana. Ahora,
en el transcurso de un par de generaciones, en el mundo mediterrneo, solar
principal del Imperio romano, se oper la cristianizacin de la sociedad.
Usando el smil de las parbolas evanglicas del grano de mostaza o la le-
vadura y la masa, el paso de una Iglesia de comunidades cristianas a la
sociedad cristianizada podra entenderse como el resultado de la silenciosa y
eficaz accin de lo que fue en sus comienzos el fermento o la ms pequea de
las simientes. El fenmeno de la cristianizacin de la sociedad fue prdigo en
consecuencias.
Primer resultado de la nueva realidad cristiana fue un distinto
planteamiento de la forma de incorporacin a la Iglesia. Durante los siglos
precedentes, la conversin en edad de discernimiento fue el cauce ordinario de
acceso a las comunidades cristianas. Fiunt, non nascuntur christiani -los cristianos
no nacen, se hacen- es una sentencia de Tertuliano, cuyo sentido ms obvio
parece ser que, en su tiempo -a caballo entre los siglos II y tu-, la gran mayora
de los fieles nacan paganos y se hacan cristianos despus. La Iglesia, con la
mira puesta en la admisin de personas adultas, instituy el catecumenado,
largo perodo de preparacin asctica y doctrinal, que dispona al nefito para
la recepcin del bautismo, conferido de ordinario en las grandes solemnidades
litrgicas de Pascua y Pentecosts. El catecumenado tuvo su momento lgido
en el siglo IV, cuando, desde el reinado de Constantino, las muchedumbres
paganas llamaban en masa a las puertas de la Iglesia y pedan ser bautizadas.
Nacer cristianos -de padres bautizados- se hizo, en cambio,
frecuente durante el siglo IV, y en el siglo V lleg a ser habitual a todo lo
ancho de la cuenca del Mediterrneo. La incorporacin a la Iglesia desde la
primera infancia fue desde ahora lo normal, con la consecuencia de que la
disciplina bautismal se alterara sensiblemente. Se generaliz el bautismo de
infantes, administrado a hijos de padres cristianos inmediatamente despus del
nacimiento, a lo largo, por tanto, de todo el ao, sin esperar a las grandes
solemnidades litrgicas. El catecumenado entr en rpida decadencia al faltar,
cada vez ms, los conversos adultos y termin por desaparecer.
La difusin del Cristianismo haba comenzado por las ciudades,
verdaderos puntales de la vida romana en su poca clsica. De ah el carcter
urbano que tuvieron de ordinario en sus orgenes las comunidades cristianas.
Cuando lleg la libertad de la Iglesia, las ciudades se cristianizaron con rapidez
y hubo un tiempo en que exista un contraste entre la poblacin de la ciudad -
cristiana- y la de los campos, todava gentil. En este perodo fue cuando el
trmino paganos adquiri un sentido religioso y design -en oposicin a
cristiano- a los rsticos que permanecan an fuera de la Iglesia, aferrados a
sus ancestrales tradiciones idoltricas.
La libertad de la Iglesia hizo ms fcil la propagacin del
Cristianismo por campos y aldeas. Una intensa accin pastoral se desarroll en
los medios rurales, de la que fueron protagonistas grandes obispos misioneros,
como San Martn de Tours (371-397). En la catequesis destinada a estas
poblaciones de pobre nivel cultural se siguieron unas directrices que, en siglos
posteriores, fueron tambin vlidas para la conversin de las naciones
brbaras. La Iglesia tuvo buen cuidado en no limitarse a destruir los dolos y
procur que no se crearan vacos religiosos en aquellas gentes de ruda
mentalidad. Por ello se esforz en cristianizar sus hbitos sociales ms
arraigados y sus tradicionales fiestas religiosas, integrando a unos y otras en la
disciplina sacramental o en el ciclo litrgico anual del Misterio de Cristo y las
solemnidades en honor de la Virgen y de los santos.
Muchos templos cristianos se erigieron tambin sobre el solar de
antiguos santuarios paganos, es decir, en el lugar donde las poblaciones de la
comarca tenan, desde tiempo inmemorial, la costumbre de venir a adorar. El
culto de los mrtires, de los santos y de las reliquias -prueba tangible de su
humanidad-, que impresionaba vivamente a los rsticos de los campos,
constituy un gran instrumento de catequesis. Pese a todo, la obra
evangelizadora de los campesinos, subsiguiente a su bautismo, fue larga, hizo
falta mucho tiempo y un esfuerzo perseverante para ir desarraigando las
supersticiones y residuos idoltricos que, entremezclados con autntica
religiosidad, proliferaron entre las masas rurales.
Durante los primeros siglos de nuestra Era, el obispo haba sido el
jefe de la iglesia local, pastor de la comunidad cristiana radicada en una
determinada urbe. A partir del siglo IV, el quehacer del obispo se extendi a
los espacios rurales y sus poblaciones campesinas. Entonces se abri camino
la nocin de dicesis -distrito territorial sobre el que se extenda la autoridad
de un determinado obispo- y naci una geografa eclesistica. La divisin
diocesana cubri toda la superficie de los territorios cristianizados y se hizo
preciso establecer con exactitud el permetro de cada dicesis y fijar sus
respectivos lmites. La idea de competencia territorial fue abrindose camino y
la disciplina eclesistica urgi a los obispos a que ejercieran sus poderes
jurisdiccionales dentro de los confines diocesanos y tan slo sobre las
personas que residan en ellos, sin invadir esferas propias de otros obispos. La
cristianizacin de los campos exigi la construccin de numerosas iglesias y
oratorios para la atencin espiritual de los campesinos: tal fue el punto de
partida de la organizacin parroquial y el origen de un clero destinado a la cura
pastoral de las poblaciones rurales.
Un ltimo rasgo que hace falta destacar es el extraordinario realce
que alcanz la figura del obispo con la eclosin de la sociedad cristiana. Los
pueblos vean en el obispo a su pastor religioso, pero tambin, cada vez ms, a
su jefe natural y protector en todos los rdenes de la vida.
Recommended