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1922-1939

La crisis económica de 1929 facilitó el ascenso, sobre todo en Europa, de nuevos gobiernos dictatoriales y totalitarios.

Esos nuevos gobiernos pretendían controlar los desórdenes, corregir los errores del capitalismo y enfrentar la amenaza del comunismo.

El nacional-socialismo

alemán.

El franquismo español.

El fascismo italiano

Rechazo total del liberalismo y del comunismo: frente a estos dos sistemas, se plantea una tercera opción de carácter nacionalista, conservador, represivo y autoritario.

Predominio de unaraza superior: eso culminará en la teoría de la raza pura y perfecta, la aria, planteada finalmente por los nazis.

Derecho de los “mejores” a gobernar: eso justificará el dominio de unos sobre otros, tanto a nivel interno como externo (política internacional expansionista).

Necesidad de unasociedad militarizaday, como tal, lista y dispuesta a enfrentar cualquier reto.

Domino total del Estado: el Estado estaría por encima de los individuos y las leyes. De ahí que su lema fuera“todo dentro del Estado, nada en contra del Estado y nada fuera del Estado”.

El fascismo italiano es dirigido por Benito Mussolini (el Duce), quien toma el poder en octubre de 1922.

Desde ese momento, el régimen fascista promueve la intervención del Estado en la economía, las conquistas militares en el exterior y la eliminación de cualquier oposición interna (se encarcelan, expulsan o asesinan a los lideres contrarios).

El nacionalsocialismo o nazismo alemán, por su parte, sería encabezado por Adolfo Hitler, quien gobierna entre 1933 y 1945.

Hitler impulsa el intervencionismo del Estado, el rearme y la expansión alemana. Se impone entonces el sistema de partido único, se acaba con cualquier disidencia y se inicia la persecución contra las minorías (judíos, gitanos y discapacitados).

El discurso en la Alemania nazi era simple: “un solo jefe, un solo pueblo, un solo Estado”.

El fascismo y el nacionalsocialismo resultan casos interesantes y paradójicos. En primer lugar, estos dos movimientos se oponen a la democracia y al liberalismo, pero se valen de ellos para llegar al poder y, desde ahí, atacarlos de manera definitiva.

Aún más, el fascismo y el nazismo rechazan al comunismo, pero terminan adoptando medidas muy similares a las de aquel: sistemas de partido único, militarización e intervención económica.

Por ello, ambos casos representan el triunfo de la intolerancia y la represión, que inevitablemente

llevarían hacia la Segunda Guerra Mundial.