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DOCUM ENTO
LA FUNDACION DE SAN FRANCISCO DE ASIS,
ALTOS DE JALISCO
Je a n M e y e r
El Colegio de Michoacán Universidad de Perpignan
San Francisco de Asís se levantó en masa el 9 de enero de 1927 empezando así su participación en la Cris- tiada1. Su párroco, el padre Angulo, había tratado de impedir la insurrección pero finalmente no pudo detener a sus feligreses. Este joven sacerdote había tenido anteriormente varios enfrentamientos con el gobernador de Jalisco, J. G. Zuño, y de inmediato le colgaron el sambenito de cura guerrillero. Es más, la versión oficial, según la cual encabezó personalmente el sangriento ataque al tren de La Barca, el 19 de abril de 1927, ha sido recogida en cantidad de libros, hasta la fecha. Versión absolutamente errónea. El padre Angulo se opuso cuanto pudo al levantamiento en San Francisco y habla, en su carta, muy duramente del cura guerrillero Reyes Vega2.
San Francisco de Asís se encuentra en el corazón mismo de Los Altos, región originalmente englobada en una sola y vasta hacienda, la de San Ignacio Cerro Gordo, o hacienda de la Trasquiela, que parece haber sido dividida, dice la tradición, por Fray Antonio de Segovia. Según otros, fue Fray Margil de Jesús quien “arregló el problema agrario”3 sin que haya prueba alguna que apoye tales afirmaciones. La aparición de varias haciendas más pequeñas es manifiesta en los comienzos del siglo XVIII, y esta lenta parcelación continúa hasta la independencia, Un español, Juan Noriega, vendió por en
tonces la hacienda a los Hernández y a los Fonseca, que explotaron esencialmente en aparcería aquellas tierras pobres, propias para la cría de ganado lechero. En 1917, un joven sacerdote, el padre Angulo, nacido en la región, obtuvo de Monseñor Orozco que la aldea de La Estanzuela (cinco casas) se convirtiera en vicariato y de este modo nació, por decreto eclesiástico, San Francisco de Asís. Las propiedades de Aniceto e Irineo Hernández habían menguado considerablemente, tanto que estos ancianos murieron pobres4.
Cinco mil personas vivían diseminadas en 35 rancherías principales y numerosas granjas aisladas; pero San Francisco creció rápidamente, porque el padre Angulo comenzó por construir allí una iglesia y una escuela, y después un edificio municipal, con lo que se evitaba a los campesinos tener que bajar a Atotonilco. En 1922, tenía el pueblo sus calles, sus plazas, su iglesia y mil habitantes. El trabajo había sido hecho “a pura faena”, es decir, recurriendo a la prestación personal colectiva, trabajando todos gratuitamente. Así se construyó una carretera empedrada hasta Atotonilco, Arandas y las principales aldeas. El padre Angulo encontró en su trabajo la oposición de los hacendados y de los comerciantes de Atotonilco, descontentos al ver escapárseles aquella zona y tal oposición se tradujo en la persecución activa contra su persona y una multitud de vejaciones contra el pueblo (que aún no existía en 1970 en los mapas oficiales). En 1926, los de San Francisco no eran aún propietarios (pasaron a serlo después, al comprar las tierras que ellos trabajaban); pero su status no les preocupaba demasiado: “Aquí fue un lugar libre desde que me crié. N o se necesitaba la recomendación de nadie, no había el control de las haciendas, no contábamos con la imposición de los ricos, por eso fuimos muy contrarios al agrarismo ratero y (sic) interesado al ajeno”5; algunas grandes familias (Hernández, Fonseca, Angulo) poseían las tres cuartas partes de la jurisdicción;
pero estas pequeñas haciendas ganaderas, como en todos Los Altos, no empleaban mano de obra; repartían lo esencial de sus tierras en aparcería ("a medias”), lo cual permitiría, por ser los arriendos generalmente perennes, un paso fácil a la pequeña propiedad.
Los propietarios no eran tacaños en cuanto al plan de explotación, y el aparcero podía fácilmente tener su caballo y dos o tres vacas; unos cuantos peones empleados en los ranchos más grandes (es decir la porción de la hacienda directamente explotada) y un número muy pequeño de jornaleros completaban el sistema. En 1926, ?1 60% de los jefes de familia de San Francisco eran aparceros o arrendatarios, el 30% trabajaban como peones y jornaleros y el 10% pequeños propietarios, artesanos y comerciantes.
N O T A S
1 J. Meyer La Cristiada, México: Siglo XXI Editores, 1973 (la. edic.) Tomo I, pp. 13M4.
2 El “tristemente célebre” padre J. Reyes Vega.3 Jean Meyer/Jesús Vázquez de la Torre, Don Cruz, P. José Gutiérrez;
1969.4 La tradición menciona una distribución de tierras a las familias es
pañolas “que habían quedado pobres y huérfanas por la guerra de conquista”. La familia Hernández había terminado la construcción de una casa en 1802 .
5 Así, en 1931, Don Cruz pagó 2 000 peso-s por su “caballería” (40 hectáreas). Tenía 600, pero para pagar al contado pidió prestado a unos- amigos, a quienes se lo reembolsó en seis años, revendiendo una parte por 400 pesos.
1. LA FUNDACION DEL PUEBLO: ANTES Y DESPUES*
Lijeros datos históricos, que da el Pbro. J. Jesús Angulo, al Sr. Arzobispo de Guadalajara, Dr. y Mtro. D. Francisco Orázco y ]imenéz, sobre el origen y fundación de San Francisco de Asís, llamado “Los Altos”, por antonomacia, en el X IV aniversario de su fundación.
“Los Altos”,, fue el nombre, que quiza los misioneros Franciscanos, dieron a la faja de Tierra Colorada, principalmente, a la de Ayo el Chico, que se extiende, de oriente a poniente, por el norte de Ayo, Atotonilco y Tototlán. Considerándose el centro, en lo que hoy es San Francisco de Asís.
El Padre D. J. Refugio Huerta, actual Párroco del Sagrario, de Guadalajara, dice: Haber visto él, en la Biblioteca de Santa Brígida en México, el legajo, en que consta, como el trono español repartió, “Los Altos”, a familias españolas, que habían quedado pobres o huérfanas, por la guerra de conquista, que, por ser tierras pobres, las repartieron en la forma, que aún tiene la propiedad, en esta Región, a dichas familias de españoles pobres, vascongados y gallegos.
Sus costumbres e ideales, parecen confirmar lo dicho por el padre Huerta, que trató muchos años, por su ministerio Sacerdotal a esta gente Alteña, siendo él, ministro de Atotonilco.
Las familias dominantes, por su mayoría y posición social, han sido Navarro, Angulo y Hernández; esto se puede ver en el Archivo Parroquial de Atotonilco el Alto, y sobre todo en el de Ayo el Chico, cabecera de Atotonilco y Tototlán, en aquéllos tiempos.
El nombre, “Los Altos” , poco a poco, se fue extendiendo a toda la Tierra Colorada, y últimamente, a la tierra blanca, unida a la Colorada; esto último lo ha hecho el gobierno al repartir los sectores militares, para combatir a los Criste- ros de “Los Altos” .
En la Región de “Los Altos”, en que están: Arandas, Tepatitlán y la Jurisdicción de San Francisco de Asís, sólo de una Hacienda, hay mensión: “San Ignacio Cerro Gordo o Hacienda de la Trasquiela, quedando resuelto el problema agrario, en esta Región cristiana, por Fray Antonio
* Los documentos pertenecen al archivo parroquial de San Francisco de Asís y me fueron señalados por el Sr. Cura José Gutiérrez Q. E. P.D.
de Segovia, según unos viejecitos, aunque otros dicen, que esto, lo arregló, Fray Margil de Jesús, sin que haya pruebas de nada de ésto.
Hacia el norte de Atotonilco, se levanta preciosa la “Loma de Piedras” . En su falda poniente, rica en manantiales y gigantescos fresnos, había, por los años de 1914, una casa vieja de adobe y terrado, rodeada a cierta distancia, de cinco jacaiitos; dicha casa, pertenecia a dos familias. La mitad comprendía el saguán, grande a la española, cuatro piezas con sus dos corredores; uno al frente, y el otro en el patio interior; ésta era la parte de “Doña Petrita” Señora Vda., tipo clásico de vascongado; se apellidaba Hernández, vivia con ella su hijo Aniceto Hernández y Hernández, casado; con dos hijos, Roque y Antonio y dos hijas, M. Trinidad y Juana; de ésta familia, era la mitad de esta casa, terminada en 1802. La otra parte de la casa, era de D. Irineo Hernández, cuñado de Doña Petrita, y casado en segundas nupcias con M. Espectación Fonseca, de cuyo segundo matrimonio nació J. Jlesús en el año de 1915. Su parte de casa, comenzaba al norte del saguán que vehía al oriente, y tenía, tres piezas, seguidas de oriente a poniente, comunicadas entre sí, y con el saguán; seguían al norte de estas tres piezas, un patio, con muralla al oriente y al poniente, y al norte, limitado con “La Galera de las borregas” ; Al poniente de esta casa, había cuartos, corrales y toriles en ruinas. Como la casa, así estaban repartidos los terrenos de su alderredor entre las dos familias. Esta pequeña finca, de campo, la había construido el español, “D. Juan Noriega”, terminándola, el año de 1802; a dicha finca,se le llamaba, “La Estanzuela” .
El año de 1914, al invadir la revolución carrancista a nuestra República, su Señoría lima, y Rvma., nos dejó ir a nuestras casas a los Seminaristas, temiendo algo grave. Yo era un pobre tonsurado, con quién su S. lima., se estrenó en Jalisco, tonsurandome, en el Oratorio de su Palacio, el 19 ele marzo de 1913, miércoles Santo y, antes de que le impusieran el Sagrado Palio, como Arzobispo de Guadalajara. En el propio año, 1913, fue Su Señoría, por primera vez a visitar a Atotonilco el Alto, y, sabiendo que yo estaba enfermo, dispuso me fuera a Atotonilco, a curarme, porque no me había perdido de vista, por haber sido el primero que tonsuró en Jalisco, pues ya mis compañeros, desde entonces, notaron cierta caridad especial, de Su Señoría, para mí, por
liaber sido el primer tonsurado por Ud., en Guadalajara. En su visita a Atotonilco, lo atacó un fuerte cólico, a Su Señoría lima, y por poco no murió allí. Acompañaban a Su limo., como Secretario de visita, el padre José Gutiérrez Pérez, como familiar, el padre José Ma. Figueroa, y, al estar Ud. mejor del cólico mortal, le sugerió el padre Gutiérrez, la idea de que me dejara ir con mis tíos, a la “Estansuela”, pues él conocía ya de sobra desde menorista, a este ranchito v a las gentes de mis padres, que eran los dueños, y a los mismos hermanos de mis papás. Asi fue como yo, J. De Jesús Angulo, hijo legítimo de Marciano Angulo y de Ramona Navarro Altenos, fui mandado por Ud., a mi casa de “Los Altos”, y no habiendo podido ordenarme; primero, por la muerte del limo. Sr. Ortiz y después por la fiebre intestinal, que me vino y sus consecuencias.
Vo-ví al Seminario, al año siguiente, 1914, y en mayo del propio año, cerró Su Señoría, los planteles, por temor del carrancismo, yéndonos cada quien a nuestras casas. Fue entonces cuando, les rogué a mis tíos, me dejaran hacer una Capillita, allí en “La Estanzuela”, y que se la dedicaríamos a Señor S. José “El Viejito” ; D. Irineo mi tío, me dió los tres cuartos, que formaban lo principal de su casa; les quitamos los tabiques, para formar un saloncito, compusimos las azoteas de nuevo, y, con dinero de la familia, compramos y colocamos el Altar, en aquel Oratorio improvisado, en cuatro paredes de adobes levantadas, hacía 112 años. Esto lo hice, de acuerdo con el Sr. Gura de Atotonilco D. José Arnulfo Jiménez, quien pidió la debida autorización, a la Sagrada Mitra, para esto, dándole yo $25.00 para derechos, por la bendición de la dicha Capilla.
En los primeros días del mes de Octubre de 1914, y ya en pleno dominio carrancista, estando los Sacerdotes de Guadalajara, presos en “ESCOBEDO”, tuve el inmenso gusto de ver, que el Sr. Pbro. D. Donaciano Ruvalcaba, había sido nombrado, por la Sagrada Mitra y el Sr. Cura Jiménez, para bendecir mi Oratorio, allí donde era mi casa.
En mayo de 1914, lo comensé y hasta fines de Julio del propio año, pudo venir el Sr. Cura Jiménez, a colocar la piedra fundamental. En Septiembre lo terminé, y el día 6 de Octubre del propio año, 1914, tuve el gusto de ver su Dedicación, hecha por el Sr. Pbro. D. Donaciano Ruvalcaba, acompañado del señor Prevendado D. Martiniano Gutiérrez, que estaba aquí escondido con mi familia, y el Sr. Cura de
San José de Gracia, D. Fermín Padilla. Puse en el Altar un cuadro de Señor S. José. Así empezó el futuro San Francisco de Asís.
En pleno carrancismo y amarguras, para la Iglesia en México, se pasó el resto de 1914, y el año de 1915 y casi todo el 16. Durante este tiempo, yo me dediqué a enseñar el Catecismo, a los niños de “La Estanzuela”, y ranchitos circunvecinos, teniendo el centro principal, en “El Refugio” , antes “M anche”, congregación que dista de “La Estanzuela” una legua al norte, allí nacieron mis padres y mis hermanos, por eso quise poner en esa congregación, el principal centro de la doctrina, para honrar asá la memoria de mis padres. En los últimos días del mes de Octubre, de 1916, me llamó a Guadalajara, el Muy Ilustre. Sr. Al varado, para que hiciera mis ejercicios espirituales y recibir mi Ordenación Sacerdotal. Todos los trámites para ésto estaban ya terminados. Dirigió los ejercicios el padre D. Feliciano Cortés, Abad actualmente de la Basílica de N. Sra. de Guadalupe. El día primero de Noviembre, recibí las cuatro Ordenes menores en la Iglesia del Pilar; el día 5 del mismo mes, domingo, el subdiáconado, el día 12 domingo recibí el diáconado, y el día 19 del propio mes de Noviembre domingo, me ordenaron Sacerdote, en la Capilla del Hospital de la Trinidad en Guadalajara; me Ordenó por orden de Su Señoría lima, y Rvma., el limo. Sr. Plascencia. El día 21 me dispuso el Sr. Alvarado, cantara mi primera Misa lo más pronto posible, porque sabiendo El, que me gustaba andar a caballo, me iba a mandar a Totatiche donde había mucho tifo, y acababan de morir dos Padres; el Padre Jara en el Salitre y José Valdés en Totatiche. En esos días compré una estatua de Señor San José a Dn. Agustín Espinoza y fui con ella a la “Estanzuela” a cantar mi primera Misa, en aquel ranchito de cinco jacales, donde yo habiía hecho el Oratorio, a Señor S. José, y el día 28 del Mismo Noviembre, canté mi primera Misa, delante de la Imágen, que yo mismo había comprado y en el Oratorio que había hecho, eligiendo para cantar mi primera Misa este día tan seco, para no tener en espera a mis superiores, que me querían mandar a la región del tifo. U n día después de mi canta-misa salá a Guadalajara y recibí allí mi oficio para Totatiche como ministro y profesorcillo del Semiinarito que allá había. Por algo me entretuvo el Señor Alvarado en Guadalajara, y por fin en la primera quincena de Diciembre del propio año 16,
salí a mi destino en una burra y encontré en mi camino al padre Garibi, que venía a Guadalajara. El d]ía 12 de diciembre de 1916, llegué a la Estanzuela del Teúl, a pie porque la burra se había cansado y el día 14 como a las 8 llegué al Teúl, y en la calle encontre a Su Señoría lima, y Rvma. ¡Que gusto Dios mío sentí al verlo! Yo llevaba unas cartas del Sr. Alvarado, para el Gura del Teúl, un Sr. Vélez, sin darme cuenta que eran para S. Señoría lima, y Rvma., Ud. tuvo la gentileza de llevarme al Curato, disponer que me dieran de almorzar, me regaló $10.00 en tostones y me prestó su caballo tordillo, para que me fuera a Totatiche y al despedirme, me dijo su Señoría: “Vete aprisa y le dices al Sr. Cura Magallanes, que aquí lo espero, porque dará ejercicios a los Sacerdotes. Allá está un medio padre /. Concepción Urzúa. De esta fecha 14 de diciembre de1916, hasta los últimos días de Septiembre, del año 17, estuvo su Señoría por allá oculto y muy perseguido por Dié- guez, Alvañez y Santiago.
En la barranca de la Ciénega y en casa del buen Viejo Octaviano, lo volvíí a ver, y fué cuando pasé dos veces el Río Grande, crecido, para arreglar su salida de aquel lugar peligroso, y traermelo a la tierra de mis padres, “Los Altos”. ¿Se acuerda? Saqué a su lima., pasando por Tecual- tita y cercanías de Istlahuacán y de allí acompañado del Padre Basilio Gutiérrez y Toribio, paso Ud. el Río Verde nadando, para entrar a la Región de “Los Altos” . Ya tenía yo arreglando para recibir a Su Señoría lima, a Justo Ga- lindo, su casa y su familia.
El domingo tercero de octubre de 1917, estaba su Señoría sano, salvo y con mucha tranquilidad, en la “Hiedra” .
Entra aquí una parte interesante para San Francisco de As'fe. Yo, de las noches, hacía d'ías, siendo la comisión de espionaje, para que nada le pasara a Ud., acompañado de mi par de ancianitos: Epigmenio de Orta, a quién su lima, llamaba “San Pedro”, y Florencio de la Cerda. Todo mi empeño estaba, en granjear mucho a Su Señoría lima., para alcanzar, las gracias necesarias, para aquella gente de mis padres, gracias que sólo Diios y Ud., podían conceder: dos Capellanías, una en la “Hiedra”, y otra en la “Purísima” ; antes “Loma del Tigre” ; pero principalmente, que a “La Estanzuela”, la hiciera Ud. Vicaría fija. No salieron fallidos mis trabajos, su generoso y agradecidísimo corazón, nos concedió, cuando le pedimos, Justo Galindo y yo, estas gra
cias tan deseadas y necesarias en la tierra de mis padres y, dándome Su Señoría, nombramiento de Capellán, para la “Estanzuela”, me concedió empezar a trabajar, para hacer la grande Iglesia; fue tanto mi empeño, para realizar esto, que Su Señoría no pudo contenerse, y el 25 de diciembre de 1917, firmaba su Señoría, el Decreto de Vicaría fija, donde antes había sido “La Estanzuela”, concediéndome, el que se le cambiara el nombre a ese lugar, y que se llamara San Francisco, en honor y grato recuerdo de Ud. limo, y Rvmo. Sr. siendo entonces, cuando Ud. me dijo: “Sí que se llame San Francisco, pero de Asís”.
El padre José Viilaseñor Planearte, fue el Secretario, que en elegante cartulina, escribió el Decreto, de la nueva Vicaría, en la Región de “Los Altos”, Jalisco, llamada esa vicaría, San Francisco de Asís; dicho Decreto, se dió en “La Esperanza”, antes la “Hiedra”, el día 25 de diciembre de1917, Decreto, firmado y sellado, por Su Señoría lima, y Rvma., a petición mía, después de muchos trabajos y esfuerzos. Era entonces yo, un joven Sacerdote lleno de entucias- mo y valor. Conservo una carta suya que me mandó de Chicago, la primera después de su aprehensión por Diéguez y Carranza, “. . .si tú hubieras estado en Lagos, no me hubieran tomado preso” ; esto nunca lo olvidaré, porque debido al entuciasmo que yo tenía en levantar la Iglesia y formar el pueblo de San Francisco de Asís, cometí la tontera de no acompañar a su lima., hasta “Lagos” , fiado en la seguridad, que ofrecía para Ud., el Sr. Cura Masías.
Parte importantísima
El 25 de diciembre de 1917, a las 3 de la tarde, salí de la “esperanza”, al galope en mi “caballo alazán”, acompañado de Aniceto Hdez. para llegar al nuevo S. Francisco de As\s, y enseñarle al “Viejito” Iríneo Hernández, mi tío, el tan esperado Decreto, de Vicaría Fija. Así fue, y esa misma tarde, convenimos el propietario de aquél terreno Aniceto Hernández y yo, esto: Primero; que ellos los dos, Aniceto y D. Iríneo, regalarían el terreno, para edificar la nueva Iglesia Vicarial. Segundo: D. Aniceto, regalaba, de su casa el saguán, la sala, y el patio, lado oriente, para dar principio a la construcción del nuevo Templo, tocándole a éste Señor Aniceto, la mitad poco más del atrio, y una esquina de la nueva Iglesra; allí se fabricó el Curato, taü y como su Señoría lo dispuso y conoce: pero la casa ruinosa de
detrás del Curato, nunca la cedieron, para la Iglesia, porque no fue necesario y, además., porque era su casa habitación.
Al morir D. Aniceto, hizo dueño de todo lo suyo, a Roque su hijo para que éste, repartiera a sus hermanos, dejándole a su hija menor, Juana, la casa paterna de atrás. Ni los dueños, ni su Señoría lima, ni yo, hemos sabido jamás, que ésa casa haya sido nunca de la Parroquia; es de la hija menor del difunto Aniceto Hdez. Ultimamente, se ha abierto puerta del Curato, a un cuarto de la casa ajena, convirtiendo dicho cuarto en cosina, abuso, que con razón, tiene indignados a los dueños.
Del lado norte de la Iglesia nueva y Oratorio, así como del lado poniente del dicho Oratorio, quedó la casa del Vie- jito D. Irineo; el murió llevándose el gusto de haber vfeto tapada la nueva Iglesia, ya que había regalado la mayor parte del piso, de la Iglesia nueva, y casi medio atrio. A su muerte, la esposa y un pequeño niño, quedaron encargados a mi cuidado. La Vda. M. Espectación Fonseca, con muy buena voluntad, me presto su casita, para las Carmelitas, recojiéndose élla, a dos piecesitas antiguas, muy atrás del Oratorio, y cuando Su Señoría lima, me mando las Siervas, ésta señora Vda. dejó los cuartiyos que se había reservado, para vivir, prestándolos también para las siervas. Además, quizo ella, que violentáramos la construcción de su nueva casa, que estaba empezada^ hacía tiempo, al lado norte de la Parroquia, cuyo estilo sería igual al del Curato, que está a la derecha del Templo, y pidiéndo élla, entonces dos favores: una puerta de su casa para el Templo y que le ayudara yo, con todo empeño, a la terminación de su casa, para prestarla para la escuela de niñas, y a las Siervas. Empleamos algunas veces en la Fábrica de ésta casa el sistema conocido en ese nuevo pueblito, para la construcción violenta, cuyo sistema se empleó con esta Señora y con otras muchas personas del pueblito. Era este el sistema, decíamos “oro es lo que ora vale” . Necesitábamos dinero para los albañiles y peones, para las trabajadas de la Iglesia y entre los medios que teníamos para sacar dinero, entraba éste: “dar faena”, para la Iglesia. Nos juntábamos con carretas, burros, cajones loderos, a trabajar con alguna persona; se calculaba el trabajo, que habíamos hecho, y la persona; dueña de la fábrica, me pagaba aquél trabajo, en dinero y aración (sic), v de esta manera, sostuve mucho tiempo y en distintas veces el trabajo de “los de paga” , albañiles, etc., resultando ser cier
to, que algunos al nombre de faena, trabajaban, en casas ajenas a la Iglesia, siendo en realidad de verdad, faena para la Iglesia y no para los particulares dueños de las fábricas. Fué -así, como se dio, esta clase de faena en la casa de la Vda. dei Viejito D. Irineo, grandes bienhechores, tanto El, como su familia, D. Aniceto y la suya, de ésa Iglesia y Jurisdicción; siendo una verdadera ignominia, el tratamiento que actualmente se les está dando a esas familias, dignas de toda gratitud y respeto; tanto más, cuanto que, la familia de D. Aniceto ha quedado pobre.
Al morir D. Irineo, me dejó encargada, su anciana Vda. y su hijito J. Jesús Hdez. Fonseca. AI poco tiempo murió la Vda. Doña Ma. Espectación Fonseca, encargándome a su muerte, esta Señora, a su pequeño hijo. Mi familia lo ha atendido, hasta que acabó su Elemental en la Ciudad Pénjamo, y hace dos años, está de interno, en un Colegio. Tiene a la fecha el jovencito, 16 años, y está haciendo el segundo año de Preparatoria, con mucho aprovechamiento. Al morir la Señora Vda. de D. Irineo, escrituró su poca tierra, al Sr. D. Néstor González, que se ha portado hasta ahora decentísimamente.
D. Irineo, al morir, había escriturado su patrimonio, al Sr. D. Próspero Rodríguez su concuño; este Sr. se ha portado ejemplarmente caballero, con los bienes del huerfanito; es el apoderado del terreno y de las casitas, de este joven, que están anexas al lado norte del Templo Parroquial y Oratorio. En la parte del terreno de la Vda. que fue de D. Irineo Hernández está la casa del diezmo; tiene escritura de ese terreno, en el que está dicha casa, el Sr. Néstor González.
Con faena y sin pago, hice la cuesta de Atotonilco a San Francisco que Su Señoría Ilma.._ acompañado del limo. Sr. Uranga, fue a inaugurar, cuando tuvo a bién, elevar la Vicaría fija, de San Francisco de Asís, a la categoría de Parroquia, poco tiempo después de su vuelta del destierro, teniéndole ya entonces, tapada la gran Iglesia nueva y construido casi la mitad del Curato. El recuerdo de ese acontecimiento, es la cuesta de San Francisco a Atotonilo, que, a pesar de los tiempos y descuidos, se conservan aún, los largos tramos de empedrado. También la nueva cuesta de Automóviles, de Atotonilco a “Los Altos” , la hice con mucha faena y sin pago: si bién es cierto, que en ésta, ya intervino el gobierno con dinamita, peones y dinero; con faenas, v sin paga, hice también las carreteras a los distintos ranchos. Está vivo, en el ánimo de todos los habitantes de la Región,
el cHa en que su Señoría lima, y Rvma,, se dignó ir a Dedicar la nueva Parroquia, en la gran fiesta del Patrocinio de señor San José, en el año de 1926, (teniendo la gran pena del cierre del culto, el último de julio, del propio año)-. Fue entonces, cuando tuve el gusto más grande de mi vida, al presentarle a su lima, el fruto de mis esfuerzos juvenil-sa- cerdotales. “La Estanzuela”, con una casa vieja y cinco ja- calitos, donde yo había vivido con mis tíos, mis primosi y paisanos, hacía 12 años; se la entregué a Su lima., a fuerza del luchar y sufrir, transformada, en un pintoresco y risueño pueblo. Con su Iglesia de tres naves, plena de esculturas hermosísimas, riquísimos mármoles de carrara, dos buenos Colegios: de niños,uno y de niñas el otro. Al frente de éllos, Religiosas Carmelitas, y Siervas. Un buen Curato amueblado, automóvil para el Santísimo, planta de luz eléctrica, escuelas y caminos, en todos los ranchos hecha ya Comisaría Municipal, con su Panteón, Registros y derechos respectivos y después de seis años de haberle hecho a Ud. esa entrega, no han podido acabar, con esa obra providencial, ni perversos ni envidiosos, ni canallas; y lo que es más, le entregué las 6,000 personas que forman esa Jurisdicción, formando una sola familia unida, fervorosa y entusiasta alrededor de su Parroquia, de su Cura, de su Señor Arzobispo, de su Padre San Francisco, y de su Dios, por medio de la Madre Santísima de “Los Altos” . No han podido los perversos acabar con esa obra, porque es de Dios, pero sí, ya casi acaban con el indigno medio, de que Dios se valió, para esta realización, y en venganza de todo lo que me han hecho, estampo, estas expresiones, nacidas de lo íntimo de mi alma. ¡Como tienen su cara tienen sus hechos! ¡Les perdono!
De hecho, fue entonces cuando yo entregué a Su Señoría lima, y Rvma., esa joya preciosa y enriquecida, porque tres meses después de la dedicación del rico Templo, se cerró el culto, y en noviembre de ese mismo año, ya tuve que ocultarme con ocasión de que, buscándome federales en “La Purísima”, mataron al niño Domingo Rodríguez y golpearon a otras personas, que (trabajaban conmigo en* una faena de tierra, para el trabajo de aquella Iglesita de la Santísima Virgen.
Los Alteños, sin darse éllos cuenta, vinieron demostrando su origen e ideales vascongados, porque, cuando dijeron que, el Papa aprobaba la defensa armada, los hombres y muchas mujeres y niños casi, como Roberto Cama-
cho, aparecieron ^u;'rreros, luchando heroicamente, como buenos descendientes de la tierra vascongada, para defender los derechos de su Dios, de su Virgen, de su Patria y de su tierra; fué San Francisco de Asís, el lugar de donde salieron los guerreros con su grito, el domingo 9 de enero de 1927. Fué ese pueblecito el Cráter del nuevo volcán, por el cual la Región de “Los Altos”, habló con hechos heroicos de amor y de gloria, a la patria mexicana y a todo eil mundo civilizado por el cristianismo. Los Altos, desde esa fecha 9 de enero de 1927, comenzaron a ser conocidos a lo lejos y a lo cercas, y ya el mundo sabe lo que son y lo que valieron “Los Altos” .
Los Sacerdotes que han trabajado allí, en la Jurisdicción de San Francisco de Asís, son los siguientes: Después de mí, y, sin nombramiento de la Sagrada Mitra, ni con mi licencia, trabajó, el tristemente célebre padre J. Reyes Vega, desde la segunda quincena de enero de 1927, hasta el mes en que, se hizo en México, el principio de los arreglos del conflicto religioso” .
Abierto el culto, fué nombrado Párroco, el Señor Pbro. Don Juan Soltero Jiménez.
Fui yo, nombrado nuevamente Párroco de allí, duré menos de un mes, cuando me amenazó de muerte nuevamente el gobierno “Tapado” .
El padre Estanislao Vázquez, joven de buen espíritu, y honrado Sacerdote, fue nombrado, mi vicario substituto, enfermó y fué cambiado por el padre J. Concepción Ur~ zúa; salió éste y fué nombrado párroco el actual Pbro J. Refugio Galindo.
Gerónimo Gutiérrez, nacido muy cerca de donde está ahora “San Francisco de Asís”, fué el arquitecto y ejecutor, de la nueva Iglesia Parroquial. Zacarías su hermano, fué su grande ayudante.
Trabajaron en esta obra, como albañiles: el anciano Cirilo García y sus dos hijos, Rafael y Matilde, D Cirilo hizo las puertas del Templo; todos son nacidos, cerca de este lugar, San Francisco de Asís.
La Parroquia, es un retrato de la Capilla del Colegio Pío Latinoamericano en Roma.
Gerónimo apenas sabía leer, por esto es más admirable su artística obra, principalmente la cúpula preciosísima.
La Señorita Josefa Angulo, con sus hermanas Macedonia y María; fué la primera profesora que, salida de los
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Colegios del Padre D. J. Refugio Huerta, con las mejores calificaciones, puso el primer Colegio en “La Estanzuela” , hoy San Francisco de Asís; de este Colegio de “La Señorita Pepa”, hay ya Religiosas de Votos perpetuos, muchas y, jóvenes para Sacerdotes muchos, y otros muchos estudiantes. Tanto esta Señorita Josefa Angulo, como Gerónimo Gutiérrez, fueron Alteños, murieron en olor de Santidad y sus cuerpos están sepultados en el nuevo Templo.
El Viejito Irineo Hernández, Benemérito de esa Jurisdicción de San Francisco de Asís, y D. Aniceto Hernán- 4ez, murieron, dejando un grande vacío, entre esas gentes aiteñas, ya muy notables, por su heroicidad cristiana. Los cuerpos de estos dos varones notables, descansan en el Templo Parroquial, tumba de otros muchos mártires desconocidos. Al limo, y Rvmo. Señor Arzobispo de Guadalajara, Dr. y Mtro. D. Francisco Orozco y Jiménez, y a los Alteños mis hermanos queridos, y a sus descendientes, en el XIV aniversario de la fundación de nuestra cara población y centro de glorias cristianas.
A los 25 días del mes de diciembre de 1931.En un Hospital, fuera del Arzobispado de Guadalajara.
Pbro. (rúbrica)2. CORRESPONDENCIA
Copia auténtica, sacada fielmente del orig inal
“Los Altos”, Jalisco, a 8 de Agosto de 1929.Señor Gura D. J. de Jesús Angulo.Muy respetable Señor e inolvidable Padre:Somos sus destrozados hijos de “Los Altos”, los que ve
nimos ahora con nuestra alma hecha pedazos, porque después de tantas calamidades que por tres años largos, hemos soportado con paciencia y valor, salido éste de la esperanza de Dios nada más, nos miramos privados ahora del grande v único consuelo que esperábamos: Ud. no ha venido y esto nos tiene amargadísimos y en un estado atroz de abandono y desconsuelo! Es por esto que, haciendo nosotros un esfuerzo de hijos, por buscar a Ud. para que por nosotros cumpla con un Sagrado y patriótico deber que tenemos los Alteños y nuestras familias con el limo. Sr. Delegado Apostólico, el limo, y Rvmo. Sr. Arzobispo de Mich. D Leopoldo Ruiz y Flores, haciendo un esfuerzo por encontrar a Ud. repetimos, hemos tenido el consuelo de saber que Ud. vive ocupado siempre en su Ministerio Sacerdotal de paz y de consuelo, no muy lejos de nosotros; es por esto que, le supli
camos se digne aceptar la representación de todos nosotros los Alteños y de nuestras familias, y pasar a la Ciudad de México y hacerle una visita por nosotros al Sr. Delegado Apostólico y decirle estas cosas de nuestra parte: Primero; que estamos enteramente adheridos a El, filial patriótica y cristianamente. Segundo que se digne ver en nosotros, a sus hijos sinceros en la fé, y obediencia digna, que El, justamente merece por sí, y por la altísima representación de que, Dios Nuestro Señor, Nuestra Señora de Guadalupe y la Santa Sede, lo han investido. Tercero: Que nosotros no dejamos pasar un solo día sin pedir muchas veces a Dios Nuestro Señor por El, a fin de que guiado por la mano de Dios, pueda cumplir con su misión tan espinosa que ha puesto sobre sus hombros la Divina Providencia. Cuarto: que se digne recibir nuestro agradecimiento porque se dignó aceptar esa misión de Delegado Apostólico en nuestra Patria para nuestro bien y provecho, seguro de que nosotros estamos muy agradecidos con El. Quinto: Que le suplicamos muy respetuosa y filialmente, se digne saludar por nosotros a nuestro santo y queridísimo Prelado, nuestro Arzobispo, el limo, y Revmo. Sr. Don Francisco Orozco y Jiménez, pues aún no sabemos en donde se encuentra el pobresito.
Sr. Cura, seguros de que aceptará gustosísimo nuestra pobre representaciaón, ante el Sr. Delegado Apostólico, le anticipamos gracias mil por este nuevo favor, asegurándole que Dios Nuestro Señor, le pagará todo lo que ha hecho por nosotros, y siga haciendo por éstos, sus pobrecillos hijos “Alteños”, en esa su preciosa vida Sacerdotal, que Dios ha premiado ya muchas veces, tolerando persecuciones y calumnias tan injustificadas sobre Ud.
Suplicamos por último, reciba nuestro agradecimiento y que vuelva pronto a nosotros: nos despedimos rogándole nos bendiga siempre.
San Francisco de Asís, Región de “Los Altos”, Jalisco a los ocho días del mes de agosto de 1929. —Las comisiones representativas de todos los habitantes de esta Parroquia Alteña.
Seguían los nombres y rúbricas de los que formaban el Comité representativo de “Los Altos” .
Nótese muy bién: primero: El espíritu de adhesión, respeto y obediencia a los superiores Eclesiásticos y, ejemplar aprovechamiento, en el espíritu de disciplina, que siempre tuve empeño grande, en infundirle a esta gente ideal.
Segundo: Causa verdadera alegría cristiana, al ver es-
tos hombres Alteños, sacrificando primero sus vidas, intereses etc.; pero lo más admirable en éllos, es su heroico sacrificio, espiritual e ideal, sujetándose, entera, prontamente y con esa sinceridad heroica, que los caracteriza, a la primera indicación, que se les dió de calma bélica, por orden del Señor Delegado Apostólico, cuya orden obedecieron, con la prontitud de un Angel y la sencillez de un niño, a pesar de que los han seguido matando.
Estos son hechos, que hasta los ciegos ven, aparte de, las pruebas que dan los dos Documentos adjuntos.
El Papa gozará, el d^a en que conozca estos Documentos.José de Jesús Angulo, Pbro.
(rúbrica)
Copia auténtica sacada fielmente del original.DELEGACION APOSTOLICA
México, D. F.Puebla No. 249 22 de Agosto de 1929.Señores Bernardino Rodríguez y demás firmantes.“Los Altos55, Jal.
Muy estimados hijos en Jesucristo.Hace pocos días que recibí vuestro hermosísimo men
saje del 8 del corriente y la gratísima impresión que me produjo se ha gravado en mi espíritu, pues veo en vuestras palabras, refejo sincero de vuestras almas, a los genuinos hijos de la Iglesia Católica que todo lo dan por la defensa de su Madre y todo lo esperan de Jesucristo Ntro. Señor.
No os aflijáis si no habéis visto colmado vuestro gozo con la libertad plena de Nuestra Santa Madre. Dios Ntro. Señor ha contemplado desde el cielo vuestros heroicos sacrificios y los ha anotado en el libro de la vida.
Es más; cuanto habréis padecido por Nuestro Señor, se ha convertido en bendiciones para nuestra pobre Patria, pues sin duda ninguna, a nuestras penas y lágrimas, a vuestros sacrificios y oraciones se debe el que Nuestro Señor se haya compadecido de nosotros y haya dado este prinenpio de solución al problema religioso.
Ellos os bendigan y colmen de gracias, como yo en su nombre os doy de todo corazón mi apostólica bendición.
Leopoldo Ruiz.Arzob. de Michoacán.Delegado Apostólico.(rúbrica.)
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