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El Barroco cordobés y el impacto de la Contrarreforma
EL BARROCO CORDOBÉS Y EL IMPACTO DE LA
CONTRARREFORMA
Jesús Rivas Carmona
Universidad de Murcia
ISBN:
Pp.
Resumen: El Barroco cordobés es contemplado desde la Contrarreforma y su impacto. Se destaca la
importancia del culto eucarístico y una manifestación fundamental del mismo en los famosos
sagrarios, como el de Lucena. Asimismo se resalta el papel de la devoción a la Virgen y su plasmación
en una importante serie de construcciones, sin olvidar tampoco el protagonismo de los santos y el
arte relacionado con ellos.
Palabras clave: Córdoba, Barroco, Contrarreforma
Abstract: The Cordovan Baroque is seen from the Counter-Reformation and its impact. It emphasizes
the importance of the Eucharistic cult and a fundamental manifestation of it in the famous sacred
ones, like that of Lucena. It also highlights the role of devotion to the Virgin and her presentation in
an important series of buildings, not to mention the protagonism of the saints and the art related to
them.
Keywords: Cordova, Baroque, counter Reformation
El Barroco cordobés ha sido objeto de un buen número de estudios por parte
de diversos autores, desde que a mediados del siglo XX, exactamente en 1950, el
prestigioso hispanista René Taylor publicase un importante artículo sobre el
arquitecto Francisco Hurtado Izquierdo (1669-1725) y su escuela1. A partir de
1 TAYLOR, R. “Francisco Hurtado and his school”. The Art Bulletin XXXII (marzo 1950).
Jesús Rivas Carmona
entonces se suceden otros trabajos del propio hispanista citado2, así como de otros
autores, entre ellos José Valverde Madrid, María Ángeles Raya Raya o Jesús Rivas
Carmona3. Todos estos estudios han propiciado que se conozca bien este Barroco
cordobés, que se destaquen sus protagonistas con Hurtado Izquierdo a la cabeza y,
en definitiva, que se puedan señalar su riqueza y envergadura así como su lugar
dentro del Barroco andaluz, con vínculos fundamentales con la Alta Andalucía, sobre
todo con Granada4.
Ciertamente, el Barroco cordobés se caracteriza por su riqueza artística,
especialmente en obras tan ornamentadas y espectaculares como el Sagrario de
Lucena (Fig. 1). Pero este mismo sagrario en su completo programa iconográfico, de
2 TAYLOR, R. “Estudios del Barroco andaluz. Construcciones de piedra policromada en Córdoba y Granada”. Cuadernos de Cultura nº 4 (Córdoba, 1958), “La Sacristía de la Cartuja de Granada y sus autores (Fundamentos y razones para una atribución)”. Archivo Español de Arte nº 138 (1962), Una obra española de yesería. El sagrario de la parroquia de San Mateo de Lucena. México, 1978, Arquitectura andaluza. Los hermanos Sánchez de Rueda. Salamanca, 1978, El entallador e imaginero sevillano Pedro Duque Cornejo (1678-1757). Madrid, 1982 y “Análisis estético del Sagrario de la Asunción”, en PELÁEZ DEL ROSAL, M.; TAYLOR, R.; y SABASTIAN, S. El Sagrario de la Asunción (Historia, Arte e Iconografía). Priego de Córdoba, 1988. 3 VALVERDE MADRID, J. Ensayo socio-histórico de retablistas cordobeses del siglo XVIII. Córdoba, 1974. Para Raya Raya, M. A. deben mencionarse El retablo en Córdoba durante los siglos XVII y XVIII. Córdoba, 1980, El retablo barroco cordobés. Córdoba, 1987, “El retablo del siglo XVII en Córdoba”. Imafronte nº 3-5 (1987-1989), “Escaleras del siglo XVIII en Córdoba”. Homenaje a Dionisio Ortiz Juárez. Córdoba, 1991, “Jerónimo Caballero entre Lorca y Andalucía”. Imafronte nº 12-13 (1996-1997), “Francisco Hurtado Izquierdo y su proyección en el arte andaluz del siglo XVIII”. Congreso Internacional Andalucía Barroca. Vol. I. Sevilla, 2009 y “La catedral adornada: el mecenazgo de los obispos de Córdoba”. Pvlchrvm. Scripta varia in honorem Mª Concepción García Gainza. Pamplona, 2011. Respecto a Rivas Carmona, J. pueden citarse Arquitectura barroca cordobesa. Córdoba, 1982, “Gaspar Lorenzo de los Cobos, un sevillano en el Barroco cordobés”. Homenaje al Profesor Hernández Díaz. Universidad de Sevilla, 1982, “Los mármoles cordobeses del siglo XVII”. Antonio del Castillo y su época. Catálogo Exposición. Córdoba, 1986 y Arquitectura y policromía. Los mármoles del barroco andaluz. Córdoba, 1990 así como la serie de capítulos, incluida en El Barroco en Andalucía. I Curso de Verano de la Universidad de Córdoba. T. I. Córdoba, 1984: “El Barroco cordobés en el marco andaluz”, pp. 289-296, “Camarines y sagrarios del Barroco cordobés”, pp. 297-304, “Francisco Hurtado Izquierdo”, pp. 305-313, “Artistas lucentinos del Barroco”, pp. 315-324, “Artistas cordobeses del Barroco”, pp. 325-334, “Artistas prieguenses del Barroco”, pp. 335-342 y “El Rococó en Priego”, pp. 343-350. Conjuntamente, RAYA RAYA, M. A. y J. RIVAS CARMONA, J. “El obispo don Marcelino Siuri y la arquitectura barroca cordobesa”. Estudios de Arte. Homenaje al Profesor Martín González. Universidad de Valladolid, 1995. Debe añadirse también el estudio de ILLESCAS ORTIZ, M. “Arquitectura de los siglos XVII y XVIII”. Córdoba y su provincia. T. III. Sevilla, 1986. Asimismo hay que tener en cuenta las aportaciones puntuales de RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, A. “El convento de la Merced Calzada de Córdoba”. Reales Sitios nº 56 (1978) y CASTELLANO CUESTA, M. T. “La reforma barroca de la Iglesia de San Francisco y Eulogio de la Ajerquía de Córdoba antiguo convento de San Pedro el Real”. Apotheca nº 4 (1984). 4 No deja de ser curioso que artistas fundamentales del Barroco cordobés trabajen indistintamente para la provincia de Córdoba y para Granada. Un caso representativo, dentro de la segunda mitad del siglo XVII, es el José Granados de la Barrera, estudiado por TAYLOR, R. “El arquitecto José Granados de la Barrera”. Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada nº 22 (1975). Pero igualmente valdría su sucesor Melchor de Aguirre. También Francisco Hurtado, ya en el primer cuarto del siglo XVIII. Y así se podría seguir con más casos en el curso del Setecientos.
El Barroco cordobés y el impacto de la Contrarreforma
exaltación eucarística, es a su vez una muestra excepcional de su riqueza de
contenidos y de su relación con la doctrina tridentina. Y ello lleva a considerar el
valor del impacto de la Contrarreforma y de sus concepciones religiosas. Sin que esto
quiera decir que el arte civil carezca de significación5, aunque lo cierto es que el
religioso es el que manifiesta el verdadero esplendor del Barroco cordobés.
La Contrarreforma fue acogida en la diócesis de Córdoba tal como
correspondía a una de las importantes en España. Y en dicha acogida resultó
fundamental la acción de una serie de destacados personajes, empezando por San
Juan de Ávila6, tan presente en la tierra con una labor apostólica fundamental en la
propia Córdoba capital y en alguno de sus pueblos7, como Montilla, donde murió en
15698. Sin embargo, se hace especialmente relevante la actuación de los obispos
titulares de la diócesis, que con sus empresas, incluso artísticas, contribuyeron
decididamente a la implantación y desarrollo de la Contrarreforma9. Un magnífico
ejemplo de ello proporciona su actuación en la misma catedral, que se convirtió en
5 Incluso Córdoba fue escenario de empresas especialmente relevantes al respecto, como demuestra la Plaza de la Corredera. De igual manera algunos de los grandes pueblos de la provincia, como Baena y su Coso. Asimismo cabría considerar los palacios o las casonas señoriales, como la magnífica de los condes de Santa Ana de Lucena, que también se ha conocido como de los Torres Burgos (RIVAS CARMONA, J. “Estudios de arquitectura barroca cordobesa III. La arquitectura civil del siglo XVIII en los pueblos meridionales de Córdoba”. Axerquía. Revista de estudios cordobeses nº 3 (1981), pp. 167-188). 6 Llama la atención su implicación en la puesta en marcha de la Contrarreforma, incluso involucrándose decididamente en el Concilio Provincial de Toledo de 1565, como bien recoge TINEO, P. “La recepción de Trento en España (1565). Disposiciones sobre la actividad episcopal”. Anuario de Historia de la Iglesia nº 5 (1996), pp. 271-273. Asimismo se hace eco VILLAR MOVELLÁN, A. “Realismo frente a idealismo en la imaginería pasionista andaluza”, en ARANDA DONCEL , J. (ed.), Cofradías penitenciales y Semana Santa. Actas del Congreso Nacional. Córdoba, 2012, pp. 27-29. 7 Esta actividad de San Juan de Ávila, tanto en lo religioso como en la educación, es resaltada por ARANDA DONCEL, J. Historia de Córdoba. La época moderna (1517-1808). Vol. III. Córdoba, 1984, pp. 103, 115, 168 y 171. 8 Aún se conserva en esta ciudad de la Campiña cordobesa, la casa donde vivió y murió el santo con su ermita de Ntra. Sra. de la Paz. Ver GARRAMIOLA PRIETO, E. Montilla. Guía histórica, artística y cultural. Córdoba, 1982, pp. 131 y ss. Se sabe también de su estancia en Priego de Córdoba (PÉLAEZ DEL ROSAL, M. y RIVAS CARMONA, J. Priego de Córdoba. Guía histórica y artística de la ciudad. 3ª edición. Priego de Córdoba, 1986, p. 95). 9 Desde mediados del siglo XVI los obispos de Córdoba dan ejemplo del típico obispo contrarreformista y hasta varios llegaron a asistir al Concilio de Trento, como don Diego de Alba y Esquivel, don Cristóbal de Rojas y Sandoval o fray Martín de Córdoba y Mendoza. Destacaron por su erudición y formación así como por su vida religiosa, incluso con algunos pertenecientes a distintas órdenes religiosas, principalmente dominicos y franciscanos, caso de Mardones o Salizanes, y por prodigarse en las limosnas. Destacaron también por sus iniciativas respecto al culto y por sus fundaciones destinadas a la caridad, caso del hospital del cardenal Salazar, sin olvidar la promoción de obras en iglesias y capillas y también la dotación de ajuar litúrgico. En otro orden, el obispo Pazos creó el Seminario de San Pelagio, al poco tiempo de concluir el citado Concilio de Trento. Fundamental para el conocimiento de los obispos de Córdoba es la obra de GÓMEZ BRAVO, J. Catálogo de los Obispos de Córdoba. Córdoba, 1778. Ver también ARANDA DONCEL, J. Historia de Córdoba…ob. cit., pp. 44-48 y 219-220.
Jesús Rivas Carmona
modelo de templo contrarreformista con las obras patrocinadas por algunos
prelados, entre capillas, retablos y ajuar de platería. Así, se advierte ya con fray
Bernardo de Fresneda, personaje vinculado a la corte de Felipe II y confesor del
propio monarca10, que propició el aderezo de platería de la Virgen de Villaviciosa11
y también se implicó en el Sagrario de la catedral12, formado en un ángulo de la
antigua mezquita, en el mismo flanco del mihrab, además de apoyar la construcción
del Monumento de Semana Santa13, uno de los más lucidos del siglo XVI. De esta
manera vino a reafirmar el culto mariano y el eucarístico en el preciso momento de
iniciar su andadura la Contrarreforma, marcando así una pautas decisivas en estas
devociones tan fomentadas por la religiosidad contrarreformista. No menos
importante fue su labor respecto al reconocimiento de las reliquias de los Santos
Mártires, descubiertas en la iglesia de San Pedro en 157514, y con esto impulsó otro
de los pilares claves del mundo devocional de la época. Décadas después, a partir de
1618, fray Diego Mardones vuelve a lo mismo en una obra del mayor rango
monumental como es el gran retablo de mármoles destinado a presidir la nueva obra
de la catedral, o sea a convertirse en la referencia fundamental del templo15.
Evocador del retablo mayor de El Escorial, como él tiene por elemento principal el
templete eucarístico, incluso se realza en su tamaño y presencia hasta el punto de
alcanzar prácticamente toda la altura del cuerpo del retablo16, denotando en tal
acentuación su protagonismo y relevancia dentro del conjunto, como centro visual
y espiritual del mismo, según convenía a las directrices de Trento17. Sobre él,
presidiendo el ático, se dispuso la Asunción, titular de la catedral, pero que asimismo
10 Al respecto debe citarse a GARCÍA ORO, J. y PORTELA SILVA, M. J. “El obispo fray Bernardo de Fresneda y la reforma tridentina en la iglesia de Córdoba”. Carthaginensia nº 29 (2000), pp. 139-181. 11 Sobre el particular ver NIETO CUMPLIDO, M. La Catedral de Córdoba. Córdoba, 1998, pp. 453-454 y DABRIO GONZÁLEZ, M. T. “Obras de Rodrigo de León en la Catedral de Córdoba”. Estudios de Platería. San Eloy 2002. Murcia, 2002, pp. 115-121. 12 Para este sagrario y la implicación de Fresneda: NIETO CUMPLIDO, M. ob. cit., pp. 382-384 y 516, además del estudio de VILLAR MOVELLÁN, A. “Parroquia del Sagrario de la Catedral de Córdoba. La Gloria Pintada”. Calleja de las Flores. Revista de Información Turística nº 11. Córdoba, 2001. 13 VILLAR MOVELLÁN, A. “La arquitectura del Quinientos”. Córdoba y su provincia. T. III. Sevilla, 1986, p. 225. 14 Relación de ello proporciona RAMÍREZ DE ARELLANO, T. Paseos por Córdoba, ó sean apuntes para su historia. 2ª ed. Córdoba, 1973, pp. 186-187. Ver asimismo RAYA RAYA, M. A. El retablo en Córdoba…ob. cit., pp. 219 y ss. y ARANDA DONCEL, J. Historia de Córdoba…ob. cit., p. 106. 15 RAYA RAYA, M. A. El retablo en Córdoba…ob. cit., pp. 135-144. 16 RIVAS CARMONA, J. “Los mármoles cordobeses…” ob. cit., pp. 213 y ss. 17 RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, A. “Liturgia y configuración del espacio en la arquitectura española y portuguesa a raíz del Concilio de Trento”, Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte (Universidad Autónoma de Madrid) vol. III (1991), pp. 48-50.
El Barroco cordobés y el impacto de la Contrarreforma
es bien ilustrativa de la dimensión concedida a la Virgen en los programas
contrarreformistas, subrayado por la presencia del Padre Eterno encima de ella. A
ambos lados del templete y de la titular figuran sendos lienzos con santos mártires
cordobeses, San Acisclo y Santa Victoria, patronos de la ciudad, acompañando al
primero, y San Pelagio y Santa Flora con la representación de la Virgen. En fin, un
completo muestrario de los fundamentos doctrinales de la Contrarreforma18, no
menos elocuente que el que ofrece el retablo de El Escorial19.
Lo expuesto es suficientemente revelador de la aceptación de los dictados
contrarreformistas desde un principio. Así, se sentaron las bases para el desarrollo
posterior de los programas religiosos, de suerte que el Barroco cordobés los hizo
suyos hasta el extremo de tener como capítulos esenciales la exaltación del
Santísimo Sacramento, la glorificación de la Virgen y el culto de los santos con una
especial atención a los locales. Por, tanto, en este sentido el Barroco cordobés
constituye un magnífico espejo de lo que representó el impacto de la
Contrarreforma.
La devoción eucarística es de la mayor importancia para el Barroco cordobés,
tanta que propició algunos de sus aspectos más característicos del mismo. De
entrada, las fiestas del Corpus Christi dan un especial testimonio al respecto20. Y con
ellas la rica serie de custodias procesionales21, empezando por la de Enrique de Arfe
para la catedral y otras del siglo XVI, sobre todo la de Fuente Ovejuna, y continuando
por las importantes realizaciones de los siglos XVII y XVIII22. Ciertamente, pocas
provincias españolas pueden dar un muestrario tan relevante. No menos rica es la
serie de arcas eucarísticas destinadas a los monumentos de Semana Santa, sobre
todo en el siglo XVIII, entre las que se cuentan varias del gran platero Damián de
Castro con la de la catedral a la cabeza, que constituye una de las obras maestras de
la platería cordobesa del Setecientos. A ello hay que sumar otras muestras más de
platería, como puertas y visos de sagrario o doseles para la exposición eucarística,
además de los típicos ostensorios, cuyo repertorio no sólo es nutrido sino que
18 Ello exige la cita de MÂLE, E. El Barroco. Arte religioso del siglo XVII. Madrid, 1985. 19 Para el programa de este retablo ver C. von der OSTEN SACKEN, El Escorial. Estudio iconológico. Bilbao, 1984. 20 Noticias de estas fiestas en ARANDA DONCEL, J. Historia de Córdoba…ob. cit., pp. 109-110. 21 De la importancia de las custodias cordobesas da buen testimonio el libro de HERNMARCK, C. Custodias procesionales en España. Madrid, 1987. 22 DABRIO GONZÁLEZ, M. T. “La custodia procesional en Córdoba”. Laboratorio de Arte nº 17 (2004), pp. 209-228.
Jesús Rivas Carmona
incluye obras de la categoría de la custodia de Villa del Río, debida al citado Damián
de Castro. Si olvidar tampoco las lámparas votivas para ser colgadas delante de la
reserva del Sacramento, ofreciendo ejemplos como la monumental que donó el
obispo Lovera para colocar delante del retablo mayor de la catedral y su sagrario23.
Aunque tan espectacular muestrario de platería confirma por sí solo el
énfasis puesto en el culto eucarístico, su expresión más llamativa y relevante se
encuentra en las capillas sacramentales, que en la tierra reciben el nombre de
Sagrarios, en cuanto que son recintos específicos para el depósito y la veneración
del Santísimo Sacramento, junto con su distribución en la comunión fuera de la
misa24, según era característico en aquellos tiempos25. Tan alta función,
evidentemente, exigió un tipo de capilla especial, que fuera el escenario adecuado
para la presencia eucarística26. Ni más ni menos, el trono de Dios o su tabernáculo
entre los hombres. Mejor no pudo ser expresado por uno de los predicadores que
concurrieron a las fiestas de dedicación del Sagrario de Lucena en mayo de 1772, el
dominico de Antequera fray Hipólito García, que dijo y dejo por escrito entonces: “te
voy a descubrir nuevo cielo, nueva tierra, en una ciudad que ha descendido del Cielo
a tu Suelo, en ese Nuevo, Suntuoso y Magnífico Sagrario, que se ha construido para
colocar al Cordero de Dios Vivo… Ésta es la nueva Ciudad, que ha descendido del
Cielo: éste el Augusto Tabernáculo, que ha construido el Señor para habitar con los
hombres”27. En fin, poner en imágenes arquitectónicas y artísticas algunos textos
bíblicos, de Ezequiel o del Apocalipsis28.
23 Para esta platería de función eucarística se remite a NIETO CUMPLIDO, M. y MORENO CUADRO, F. Eucharistica Cordubensis. Córdoba, 1993. Asimismo MORENO CUADRO, F. Platería Cordobesa. Córdoba, 2006. 24 Precisamente, la necesidad de disponer de la oportuna capilla para este menester, principalmente en el tiempo del cumplimiento pascual, cuando las comuniones se multiplicaban, fue una de las razones de peso que se argumentaron en 1772 a la hora de construir el nuevo y más capaz Sagrario de Priego. Ver TAYLOR, R. “Análisis estético…” ob. cit., p. 52. 25 JUNGMANN, A. J. El Sacrificio de la Misa. Tratado histórico-litúrgico. Madrid, 1951, p. 1128. 26 La valoración de los mismos en RIVAS CARMONA, J. “Camarines y sagrarios…” ob. cit., pp. 301-304 y “Los sagrarios barrocos andaluces: simbología e iconografía”. El Barroco en Andalucía. Cursos de Verano de la Universidad de Córdoba. T. III. Córdoba, 1986, pp. 137-153. 27 GARCÍA, Fr. H. Sermón de la Traslación y Colocación del Señor Sacramentado en el nuevo sagrario fabricado en la ciudad de Lucena, en su Iglesia Parroquial de San Matheo. Antequera, 1772, p. 3. Se puede consultar este sermón con todo su contenido en la Biblioteca Virtual de Andalucía: file:///C:/Users/Home/Desktop/BibliotecaVirtualAndaluc%C3%ADa%20_%20Sermon%20de%20la%20translacion%20y%20colocacion%20del%20se%C3%B1or....html 28 Así, Ezequiel (37, 26) refiere: “Los estableceré, los multiplicaré y pondré mi santuario en medio de ellos para siempre”. No menos explícitamente figura en el Apocalipsis (21, 2-3): “Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: Esta es la morada de Dios con los hombres”.
El Barroco cordobés y el impacto de la Contrarreforma
Estos sagrarios se remontan a los mismos inicios de la Contrarreforma y
constituyen, por tanto, uno de los mejores indicios de su implantación. Como se
recordará, el obispo Fresneda apoyó la configuración del Sagrario de la Catedral,
cuyas obras continuaron en sucesivos episcopados29. Adaptado a las construcciones
existentes en el ángulo suroriental de la vieja mezquita, se formó tras las naves un
sancta sanctórum para el depósito sacramental, que se cierra con adornadas puertas
doradas. Su interior cobija un monumental templete circular con dos órdenes de
columnas, que no deja de llamar la atención. Desde luego, no pasa desapercibido un
cierto parentesco con el sagrario del retablo mayor de El Escorial, labrado por
entonces30. No menos con el tabernáculo de mármoles que se propuso para el
antiguo Sagrario de la Catedral de Sevilla y que llegó a contratarse en 1565 conforme
a las trazas de Hernán Ruiz II31. Incluso con la custodia del Corpus de la misma
Catedral de Sevilla, realizada por Juan de Arfe entre 1580 y 158732. Resulta notorio
que en esa época se recurrió con frecuencia al templete rotondo con columnas para
el culto eucarístico, por evidentes razones relacionadas con el significado de la
planta central y su perfección, particularmente el círculo, dentro de la tradición del
Renacimiento33. Además de esa significativa disposición, el tabernáculo del
Sacramento se caracteriza por incluir relieves con distintos episodios de la Pasión -
al frente figuran Cristo a la columna y el Camino del Calvario-; o sea, el
correspondiente programa iconográfico, que se continúa en las puertas del sancta
29 A partir de 1573 se efectuó la portada de acceso por el arquitecto catedralicio Hernán Ruiz III, que se completó con una reja del maestro Fernando de Valencia. El templete para la reserva, documentado en 1578, se hizo por el artista flamenco Guillermo de Orta. Su dorado corrió a cargo del pintor Alonso de Ribera. En 1583 se inicia la decoración pictórica del conjunto por el italiano César Arbasia. Bibliografía sobre este sagrario en nota 12. 30 Esta cuestión ya se ha puesto de relieve por RIVAS CARMONA, J. “Contrarreforma, obispos franciscanos y catedrales: el ejemplo del sur de España”, en PELÁEZ DEL ROSAL, M. (ed.), El franciscanismo en Andalucía. VII y VIII Curso de Verano. Córdoba, 2003, p. 164. Aunque el sagrario escurialense se inició algo después que el cordobés, su proyecto ya podría conocerlo el obispo Fresneda dados sus vínculos con la corte de Felipe II. Estos vínculos son resaltados por DABRIO GONZÁLEZ, M. T. “Obras de Rodrigo de León…” ob. cit. 31 MORALES, A. J. Hernán Ruiz “el Joven”. Sevilla, 1996, p. 57. También destaca su valor HEREDIA MORENO, M. C. “Francisco de Alfaro y el Sagrario de la Catedral de Sevilla”. Estudios de Platería. San Eloy 2006. Universidad de Murcia, 2006, p. 261. Desde luego, el proyecto de este tabernáculo de Hernán Ruiz II debió conocerlo su hijo Hernán Ruiz III, presente en la obra del Sagrario. 32 Sobre esta importante custodia ver SANZ SERRANO, M. J. Juan de Arfe y Villafañe y la custodia de Sevilla. Sevilla, 1978. La relación con el templete de San Pietro in Montorio y con el dibujo del mismo que incluye Serlio en su tratado es puesta de relieve por HEREDIA MORENO, M. C. “Juan de Arfe Villafañe y Sebastiano Serlio”. Archivo Español de Arte nº 304 (2003), pp. 386-387. 33 Para esta cuestión es suficiente la cita del libro de WITTKOWER, R. Los fundamentos de la arquitectura en la edad del humanismo. Madrid, 1995.
Jesús Rivas Carmona
sanctórum con las oportunas prefiguraciones del Antiguo Testamento. Con todo,
predomina el ciclo de santos y mártires de las pinturas murales, presidido por la
gran escena de la Santa Cena, que destaca en el testero del recinto, sobre el acceso a
la cámara de la reserva, confirmando así lo eucarístico34. De esta manera, se
establece ya uno de los rasgos más característicos de los Sagrarios, la importancia
del programa iconográfico.
Este tipo de sagrario debió considerarse muy oportuno tanto por ser del
principal templo de la diócesis como por dar adecuada respuesta a las concepciones
contrarreformistas. En efecto, se convirtió en referencia para otros que se
construyeron a continuación, en el curso del siglo XVII35. Así, los Sagrarios
parroquiales de Aguilar de la Frontera y Monturque, que incluso repiten las ricas
puertas y sobre ellas la Santa Cena36. Aun dentro del siglo XVIII, en 1714, se formó
otro semejante en la parroquia del Pontón de Don Gonzalo, actual Puente Genil,
aprovechando el retablo de la Virgen del Rosario37, que se había labrado unas
décadas antes38. Sin embargo, esta clase de capilla sacramental fue dejando de ser
característica más allá de esa fecha, ya que en el Setecientos se impusieron otros
tipos. Uno muy especial está representado por el Sagrario de la parroquia de la
Asunción de Montemayor, cuyas obras se vieron rematadas en 1726. Debido a
Gaspar Lorenzo de los Cobos, un artista muy fecundo en la zona por entonces39, se
concibe como un recinto de planta combinada con dos cámaras sucesivas, según una
solución que recuerda la de la Capilla de San Isidro de Madrid40. Ello determina unos
efectos escenográficos muy llamativos, acentuados por los contrastes de luces y
34 El programa de este sagrario ha sido estudiado por PÉREZ LOZANO, M. “Los programas iconográficos de la Capilla del Sagrario de la Catedral de Córdoba”. Cuadernos de Arte e Iconografía. 1991. Debe mencionarse, a su vez, a VILLAR MOVELLÁN, A. “Parroquia del Sagrario…” ob. cit. 35 RIVAS CARMONA, J. “Los sagrarios barrocos…” ob. cit., pp. 140-141. 36 GALISTEO MARTÍNEZ, J. “Mysterium Fidei. La Capilla Sacramental de la Parroquia de Santa María de Soterraño de Aguilar de la Frontera: Arca de la Alianza y Templo de Cristo”. Boletín de Arte nº 23. Universidad de Málaga, 2002 y GALISTEO MARTÍNEZ, J. y LUQUE MARTÍNEZ, F. “El Sagrario de loa Parroquia de San Mateo de Monturque, un renovado locus Dei para el Barroco cordobés”. Boletín de Arte, Universidad de Málaga, nº 25 (2004). 37 PÉREZ DE SILES, A. y AGUILAR Y CANO, A. Apuntes históricos de la villa de Puente Genil. Sevilla, 1874, p. 272. 38 RIVAS CARMONA, J. Puente Genil Monumental. Puente Genil, 1982, pp. 46-47. 39 RIVAS CARMONA, J. “Gaspar Lorenzo de los Cobos…” ob. cit. Para su labor como retablista también debe consultarse el libro de RAYA RAYA, M. A. El retablo barroco… ob. cit. 40 En definitiva, este Sagrario ofrece un esquema longitudinal, que será lo más frecuente en los sagrario del siglo XVIII con una serie de variantes. Así, por ejemplo, el Sagrario de la parroquia de la Asunción de La Rambla -iniciado en 1759 y concluido para 1775- presenta la sucesión de tres tramos con el central mayor y cuadrado, elevándose sobre él la cúpula.
El Barroco cordobés y el impacto de la Contrarreforma
sobras y la riqueza decorativa. Desde su portada de yeserías policromadas -como el
resto de su decoración- se percibe el espectáculo de una perspectiva como de teatro,
al fondo de la cual destaca el dorado retablo que sirve de dosel al depósito
eucarístico, resplandeciendo gracias a las brillantes luces que proceden de unas
ventanas ocultas. Es la escenificación del propio milagro del Sacramento, de su
misteriosa presencia divina.
Los sagrarios cordobeses por antonomasia son los de Lucena (1740-1772) y
Priego (1772-1784)41. De entrada, figuran entre las obras más sobresalientes del
Barroco cordobés, tal como ya se destacado respecto al primero. En ellos se
encuentra la mejor expresión del apogeo dieciochesco de estas dos ciudades, tan
importantes dentro de la provincia de Córdoba, y se consagran sus principales
artistas, Leonardo Antonio de Castro, en un caso, y Francisco Javier Pedraxas, en
otro.
Su fasto ornamental de yeserías los convierte en verdaderamente
antológicos. Pero quizás convenga insistir en su propia disposición. En ambos
predomina la planta central con deslumbrante cúpula y en medio de su espacio se
encuentra un templete para la reserva42, como eje visual y espiritual del conjunto
(Fig. 2). De esta manera se impuso uno de los tipos preferidos por la Contrarreforma
para recintos destinados al Sacramento, tal como confirma la Capilla de Sixto V en
Santa María la Mayor de Roma43. No obstante, hay precedentes más cercanos en la
propia Andalucía, empezando por la Catedral de Granada y la rotonda que Diego de
Siloé dispuso para su capilla mayor, que desde un principio tuvo un templete central
dedicado al culto eucarístico44. Su significación, desde luego, la convirtió en
referencia y modelo y su repercusión en el Sagrario de Priego, incluso en la
41 Para ellos son fundamentales los estudios de TAYLOR, R. Una obra española de yesería… ob. cit. y “Análisis estético…” ob. cit. También puede citarse a RIVAS CARMONA, J. “Camarines y sagrarios…” ob. cit. y “Los sagrarios barrocos…” ob. cit. Sin olvidar su consideración en otras publicaciones sobre el Barroco andaluz, como BONET CORREA, A. Andalucía barroca. Barcelona, 1978. 42 El Sagrario de Priego no tiene un templete de su tiempo. En él se han sucedido varios, siendo el actual una obra del siglo XX, del artista montillano Garnelo. Ello queda reflejado en TAYLOR, R. “Análisis estético…” ob. cit., p. 74. 43 Para el carácter eucarístico de la capilla de Sixto V ver MÂLE, E. El Barroco. Arte religioso del siglo XVII. Madrid, 1985, p. 93. En su centro figura el sagrario de Domenico Fontana, a modo de maqueta de templo centralizado, elevado por ángeles. 44 ROSENTHAL, E. E. La Catedral de Granada. Un estudio sobre el Renacimiento español. Granada, 1990, pp. 150 y ss.
Jesús Rivas Carmona
organización de su arquitectura, es más que notoria45. A su vez, deben tenerse en
cuenta los sagrarios que Francisco Hurtado Izquierdo ideó para las cartujas de
Granada y El Paular, en los cuales se ven anticipados algunos aspectos importantes.
En definitiva, los sagrarios de Lucena y Priego entroncan en una tradición de la
tierra46, favorecida por las concepciones contrarreformistas47.
Ciertamente, la planta central era lo más conveniente para estas capillas
sacramentales, incluso por la relación que propicia con el Santo Sepulcro, como
recinto para el depósito del cuerpo de Cristo48. Además, con ella y su cúpula se
evocaba a gran escala el propio tabernáculo o sagrario de la reserva eucarística. En
este sentido no pasa desapercibido el hecho de que el Sagrario de Lucena ofrezca la
misma composición arquitectónica que el sagrario de Fontana para la Capilla de
Sixto V, aunque lo que en éste es volumen en la obra lucentina es espacio. Pero en lo
esencial es lo mismo, un edificio cuadrado que se hace octogonal con los ángulos en
chaflán, donde se encuentran unas hornacinas para esculturas.
En Lucena, esas hornacinas albergan las hermosas imágenes de los
Evangelistas, que se acompañan de unos santos menores, entre ellos San Lorenzo,
Santo Tomás de Aquino, San Felipe Neri y San Carlos Borromeo, unos antiguos y
otros de la época de la Contrarreforma. Más arriba, en las pechinas, figuran los
Santos Padres en relieve. En otras palabras, se asocian a los machones de
sustentación la propia Iglesia con su doctrina y su santidad, como apoyo espiritual
de la cúpula, donde se sitúan delante de las ventanas símbolos eucarísticos y
cristológicos denotando toda una apoteosis del Sacramento, cuya glorificación se
hace más patente con una multitud de ángeles, que por todos lados pueblan el
Sagrario (Figs. 3 y 4). Tal apoteosis adquiere un sentido triunfal con los grandes
lienzos que ocupan tres de los lados, representando precisamente el triunfo de la
45 Ya hace años mi maestra, la Dra. García Gainza, me hizo ver las coincidencias arquitectónicas entre la rotonda granadina y la gran cámara del Sagrario de Priego. Sobre el particular ver RIVAS CARMONA, J. “Los sagrarios barrocos…” ob. cit., p. 137. 46 En esta tradición también debe incluirse la Capilla de Jesús Nazareno, en la iglesia de San Francisco de Priego, construida a partir de 1730. En origen tuvo un templete en el centro, aunque destinado a la imagen del titular. Sobre ello y su relación con estos sagrarios ver TAYLOR, R. Arquitectura andaluza… ob. cit., pp. 45 y 51. 47 Incluso éstas ya se ven anticipadas en la propia rotonda de la Catedral de Granada, como reconoce RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, A. ob. cit., pp. 45-46. 48 Relación ya señalada por TAYLOR, A. Una obra española de yesería… ob. cit., p. 19. Para la significación del Santo Sepulcro se remite a KROESEN, J. The Sepulchrum Domini Through the Ages. Its Form and Function. Lovaina, 2000.
El Barroco cordobés y el impacto de la Contrarreforma
Eucaristía sobre los cultos paganos, la herejía y la filosofía antigua (lám. 5)49. En
suma, el Sagrario se convierte en un magnífico escenario destinado a la exaltación
de la grandeza del Santísimo Sacramento, la cual constituye una expresión muy
significativa del valor otorgado por la Contrarreforma al mismo y el más elocuente
ejemplo de ello dentro del Barroco cordobés.
El templete central de dicho Sagrario sirve de trono a una imagen de la
Inmaculada Concepción (Fig. 6). Con ella se llega a la consideración del papel de la
Virgen, que alcanzó un particular protagonismo, hasta el punto de dedicarse a ella,
en distintas advocaciones, muchas de las iglesias y capillas del Barroco cordobés y
también muchos de sus retablos y camarines. Pero no sólo hay que tener en cuenta
ese simple número sino que, mejor aún, debe resaltarse su categoría e importancia.
Así, por ejemplo, se advierte en la ermita de la Virgen del Valle, emplazada en las
afueras de Santaella, en un hermoso paraje de olivar. Edificada tal como hoy está a
mediados del siglo XVIII y con el patrocinio de un clérigo devoto, don Miguel Vicente
Alcaide y Lorite, constituye uno de los templos más interesantes del Setecientos
cordobés. A pesar de ser de cruz latina, como tantas otras iglesias de la época, resulta
sumamente original en la solución de cabecera y brazos del crucero, adquiriendo
estos una disposición trebolada, a la que incluso se adapta su abovedamiento, todo
ello de claro carácter borrominesco50. También resulta muy interesante la iglesia de
la Virgen de las Mercedes de Priego, construida unas décadas después por Francisco
Javier Pedraxas, el mismo autor de Sagrario de esta ciudad51. Destaca por su especial
configuración, que en este caso ofrece una particular variante de la cruz latina con
nave relativamente corta en relación con su crucero, incluso uno de sus dos tramos
queda como anulado por el coro alto que lo ocupa, por lo que no deja de ser una
especie de vestíbulo. Por tanto, parece que se quiso alcanzar un curioso compromiso
entre el esquema longitudinal y la centralidad del dominante crucero52. A ello hay
que sumar el ornato rococó y las destacadas figuras de los arcángeles, que con sus
alas abiertas y sus teatrales gestos se anteponen a las pechinas. “La expresión es en
49 Este programa ya fue valorado por LUQUE REQUEREY, J. “La Capilla del Sagrario, esa lección de Teología”. Luceria 1-VII-1973. También se hace eco del mismo SEBASTIÁN, S. Contrarreforma y barroco. Lecturas iconográficas e iconológicas. Madrid, 1981, pp. 188-189. 50 RIVAS CARMONA, J. Arquitectura barroca… ob. cit., pp. 268-270. 51 TAYLOR, R. “Análisis estético…” ob. cit., pp. 60-61. 52 Este aspecto renovador, tan característicamente barroco, ha sido bien resaltado por TOVAR MARTÍN, V. Arquitectos madrileños de la segunda mitad del siglo XVII. Madrid, 1975, p. 37.
Jesús Rivas Carmona
esta obra femenina, un etéreo y gracioso tributo a la Virgen”, en palabra de George
Kubler53.
Mientras se construía esta iglesia de Priego también estaba en obras otro
importante templo mariano, la Concepción de Puente Genil (Fig. 7)54. Se inició en
1758 y en 1766 se bendice su cabecera, prosiguiendo su edificación por la nave y la
fachada en lo que resta de siglo XVIII, aunque no se concluyó hasta la siguiente
centuria. La tradicional tipología de iglesia de cajón se presenta en una original
versión con espaciosa y ancha nave y cúpula elíptica transversal, antecediendo el
presbiterio, y una vistosa decoración de yeserías, no exenta de un encantador
carácter popular (Fig. 8). Pero en esta ocasión interesan más bien las circunstancias
que hay detrás de su construcción. De entrada, llama la atención el hecho de que se
hiciera para sustituir una ermita anterior, más pequeña, que resultaba insuficiente
para la cantidad de fieles que asistían a las fiestas dedicadas a la titular, lo que es un
claro testimonio de la devoción que se le profesaba. En efecto, Ntra. Sra. de la
Concepción gozaba de especial veneración en la villa desde que en 1650 se acudiera
ella con motivo de la terrible epidemia del cólera y fuera entonces proclamada
patrona con un solemne voto, sustituyendo así a la Virgen del Rosario, que hasta esa
fecha había detentado tan alto honor55. Al margen de lo que esto pueda tener de
significación en la villa pontana, se revela como un ejemplo muy ilustrativo del culto
a la Inmaculada Concepción, que alcanzó ser uno de los principales de la
Contrarreforma en Córdoba y su provincia56. Y, evidentemente, ello tuvo unas
importantes consecuencias artísticas.
Al respecto, resulta más que oportuna la Capilla Salizanes de la Catedral de
Córdoba, conocida de esta manera por su patrocinador el obispo fray Alonso
Salizanes, de la orden franciscana, que fue titular de la diócesis entre 1675 y 168557.
53 KUBLER, G. Arquitectura de los siglos XVII y XVIII. Ars Hispaniae. Madrid, 1957, p. 297. 54 Para este templo debe citarse la siguiente bibliografía: PÉREZ DE SILES, A. y AGUILAR Y CANO, A. ob. cit., pp. 331-338 y RIVAS CARMONA, J. “Nuestra Señora de la Concepción de Puente Genil”. Actas I Congreso de Historia de Andalucía. Andalucía Moderna (Siglo XVIII). Córdoba, 1978, pp. 183-189 y Puente Genil… ob. cit., pp. 88-98. Asimismo el libro de ILLANES VELASCO, A. y RIVAS JIMÉNEZ, C. J. Historia de la Pontificia y Real Cofradía de Ntra. Sra. de la Concepción, La Purísima, Madre de Dios Coronada y Patrona de Puente Genil 1586-2011. Puente Genil, 2011. 55 Esta cuestión y sus consecuencias artísticas han sido tratadas por RIVAS CARMONA, J. “La significación de los programas artísticos de las cofradías marianas: el ejemplo de las patronas de Puente Genil”. Laboratorio de Arte nº 25, 1 (2013), pp. 397-416. 56 ARANDA DONCEL, J. Historia de Córdoba… ob. cit., pp. 109-112. 57 La figura de este prelado franciscano cuenta con los estudios de PAZOS, M. R. “Ensayo biográfico del P. Alonso Salizanes, O.F.M. Ministro General y Obispo de Oviedo y Córdoba (1617-1685)”. Archivo
El Barroco cordobés y el impacto de la Contrarreforma
Desde luego, la capilla es una de las más importantes de la catedral y uno de los
principales conjuntos del Barroco cordobés58. Ciertamente, se encuentra a la altura
de su patrocinador, que en ella proporciona un magnífico ejemplo del
comportamiento del típico prelado de la Contrarreforma. Así, como tal, resalta el
valor de la devoción, en concreto la devoción inmaculista, por entonces tan en alza
y, sobre todo, tan asociada a la orden religiosa de donde procedía Salizanes. Y
además, como tal obispo, se ve en la obligación de emprender empresas de esta clase
y rango como recurso clave para fomentar dicha devoción. A la altura del
patrocinador también se encuentran los artistas, de tan reconocidos méritos como
el escultor granadino Pedro de Mena, que se ocupó de las hermosas imágenes de la
Inmaculada, Santa Ana y San José que ocupan el retablo. Asimismo se recurrió a
Melchor de Aguirre para la construcción y los trabajos del mármol. Éstos
representan uno de los aspectos más relevantes de la Capilla Salizanes59, tanto que
incluso llegan a revestir por completo la cámara principal, desde el pavimento hasta
la cúpula, aunque también se compone con ellos una lucida portada que sale al
vestíbulo precedente. Éste dispone igualmente de cúpula, pero pintada al fresco. De
esta manera, se produce una sucesión de espacios, cada uno con su propia cúpula,
como una planta combinada, lo que determina unas visiones de gran efecto
escenográfico, enmarcadas por la citada portada de mármoles y por otra que une el
recinto con las arquerías de la vieja mezquita. Ello, a su vez, dramatizado por los
chorros de luz que descienden desde las cúpulas, los cuales crean un decidido
contraste con la mayor penumbra de las naves vecinas. Con esto se consigue
representar el milagro, especialmente patente al fondo, en la bella imagen de la
Ibero-Americano, Tomo V (1945), pp. 39-74, 204-241, 321-365 y 562-589 y Tomo VI (1946), pp. 3-34 y “Provinciales compostelanos”. Archivo Ibero-Americano, Tomo XXVI (1966), pp. 384-392. A ello hay que sumar el libro del mismo Pazos, El Padre Salizanes, General de los Franciscanos y Obispo de Oviedo y Córdoba (1617-1685). Madrid, 1946. 58 La bibliografía de esta capilla incluye: ORTÍ BELMONTE, M. A. La Catedral-antigua mezquita y santuarios cordobeses. Córdoba, 1970, p. 109, SALCEDO HIERRO, M. La Mezquita-Catedral de Córdoba. Córdoba, 2000, pp. 207-216 y NIETO CUMPLIDO, M. ob. cit., pp. 351-354, además de VALVERDE MADRID, J. ob. cit., pp. 17-19 y RAYA RAYA, M. A. El retablo barroco… ob. cit., pp. 53, 135, 240 y 395. Específicamente sobre ella, RIVAS CARMONA, J. “El arte franciscano en la Catedral de Córdoba: la Capilla Salizanes”. El arte franciscano en las catedrales andaluzas. Córdoba, 2005, pp. 145-166. 59 El valor del mármol en esta capilla ha sido resaltado por los estudios de TAYLOR, R. “Estudios del Barroco andaluz…” ob. cit., pp. 33-37. También por RIVAS CARMONA, J. “Los mármoles cordobeses…” ob. cit., pp. 209 y ss., Arquitectura y policromía… ob. cit., pp. 73-77 y “La significación de los mármoles del Barroco andaluz”. Congreso Internacional Andalucía Barroca. Sevilla, 2009, pp. 216-217.
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Virgen, ubicada en el nicho central del retablo, bajo la complacencia del Padre
Eterno, que queda en un tondo del ático.
Esta preferencia inmaculista tiene otras importantes manifestaciones en más
capillas, retablos y camarines60. Entre estos últimos figuran algunos tan magníficos
como los que hay en los retablos mayores de las iglesias franciscanas de San Esteban
y San Pedro de Priego61, que vienen a ratificar la identificación de esa orden con la
devoción hacia la Inmaculada Concepción. En ellos se encuentran unas imágenes de
extraordinaria categoría, que dan testimonio de la significación de una imaginería
inmaculista que llegó a alcanzar un particular desarrollo, a consecuencia de ese
fervor devocional62.
El culto de los santos lleva al tercer gran capítulo. Y especialmente interesa
resaltar los santos locales63, que ya se han visto como parte fundamental del
programa del retablo mayor de la catedral. En este sentido, debe recordarse el
descubrimiento de las reliquias de los Santos Mártires en la parroquia de San Pedro,
en tiempos del obispo Fresneda64. Su culto, refrendado por este prelado y luego por
el Concilio Provincial de Toledo de 1583, fue incrementándose desde entonces,
incluso con la constitución de una cofradía propia en 1673, unida a partir de 1741
con la cofradía del Santísimo Sacramento de la parroquia. Fruto de esa unión fue la
nueva capilla de los Santos Mártires, que se construyó conforme al plan del maestro
mayor Diego de los Reyes y se decoró con las yeserías de Juan Fernández del Río,
que se complementan con los relieves de los Evangelistas de Alonso Gómez de
Sandoval y los ángeles de Pedro Duque Cornejo65; en fin, todo un plantel de
60 También se debe hacer referencia a algunas iglesias parroquiales que fueron dedicadas a la Inmaculada Concepción. Es el caso de la parroquia de Benamejí, cuyo edificio se remonta al siglo XVII, como acredita la nave y su fachada, aunque lo principal del mismo, el crucero y su cúpula ondulante, pertenece a la centuria siguiente y se trata de una importante obra del arquitecto Cristóbal García, de la vecina ciudad de Antequera (RIVAS CARMONA, J. Arquitectura barroca… ob. cit., pp. 235-238). Asimismo, es el caso de las iglesias de las Nuevas Poblaciones fundadas por Carlos III, como La Carlota, Fuente Palmera o San Sebastián de los Ballesteros (RIVAS CARMONA, J. “Estudios de arquitectura barroca cordobesa II. Las Nuevas Poblaciones de Andalucía”. Axerquía nº 4 (1982), pp. 45-68). 61 Para estos camarines se remite a TAYLOR, R. Arquitectura andaluza… ob. cit., pp. 40-41 y 56. 62 RAYA RAYA, M. A. El retablo barroco… ob. cit., pp. 311-312. 63 Al respecto, conviene citar el estudio de RAMALLO ASENSIO, G. “La potenciación del culto a los santos locales en las catedrales españolas durante los siglos del Barroco”, en RAMALLO ASENSIO, G. (ed.), Las Catedrales Españolas. Del Barroco a los Historicismos. Universidad de Murcia. Murcia, 2003, pp. 643-671. 64 Se remite a lo reseñado en nota 14. 65 La historia de la capilla y la relación de sus artistas en RAYA RAYA, M. A. El retablo en Córdoba… ob. cit., pp. 223-225. Para los ángeles del imaginero sevillano ver también RAYA RAYA, M. A. “Los Ángeles
El Barroco cordobés y el impacto de la Contrarreforma
relevantes artistas del momento, que de por sí da idea de la categoría de la capilla y
de la significación de su función sacramental y martirial. Al fondo del recinto destaca
el original retablo, realizado por el referido Alonso Gómez de Sandoval, cuya obra se
hizo entre 1760 y 1764. De rutilante dorado, sirve de escenario para las pequeñas
imágenes de los dieciocho mártires venerados66. En su centro se abre el arco del
camarín, donde se aloja una monumental arca de las reliquias, importante pieza de
la platería cordobesa que se hizo en 1790 por Cristóbal Sánchez Soto, como
confirman sus marcas67. Ella constituye el centro de toda la atención, como
verdadera protagonista, en tanto que sirve de recipiente de las reliquias, visibles a
través de sus huecos ovalados, y da imagen de la santidad de los mártires con las
historias en relieve que la engalanan.
En la parte superior de dicha arca campea la destacada figura del arcángel
San Rafael, que asimismo figura en una de las escenas que hay en la repisa,
específicamente su aparición al Padre Roelas, escena que también se halla en un
medallón en relieve del ático del retablo. Esta vinculación de San Rafael a los Santos
Mártires viene precisamente de las apariciones a dicho sacerdote y de sus mensajes
sobre ellos68. Más aún, en la noche del 7 de mayo de 1578 llegó a jurarle por
Jesucristo al mismo Roelas que era el Custodio de Córdoba. Esto justifica
sobradamente que San Rafael se convirtiera en devoción principal de la ciudad y que
se le construyese una importante iglesia en el lugar donde profesó su juramento, que
fue objeto de distintas obras. Así, se erigió un templo en 1732, que fue ampliado
hasta ponerlo en su estado actual a partir de 1795. El culto a San Rafael encuentra
una de sus más características expresiones en Córdoba capital en los triunfos
levantados en distintos lugares del casco urbano69. El más monumental y famoso es
el que se encuentra en las inmediaciones del Palacio Episcopal, obra del artista
de la Capilla de los Mártires de la Parroquia de San Pedro, obras documentadas de Pedro Duque Cornejo”. Boletín de la Real Academia de Córdoba, de Ciencias, Bellas Letras Nobles Artes nº 100 (1979). 66 RAYA RAYA, M. A. El retablo en Córdoba… ob. cit., pp. 225-233. 67 RAYA RAYA, M. A. “El programa iconográfico del Arca de los Santos Mártires de la parroquial de San Pedro de Córdoba”. Estudios de Platería. San Eloy 2005. Universidad de Murcia, 2005, pp. 445-459. 68 RAYA RAYA, M. A. El retablo en Córdoba… ob. cit., pp. 230-233. 69 Para el culto de San Rafael en Córdoba se remite a REDEL, E. San Rafael en Córdoba. Córdoba, 1900. La veneración por el arcángel custodio propició que su imagen figurase en retablos e iglesias de la ciudad, como reconoce RAYA RAYA, M. A. El retablo barroco… ob. cit., p. 316.
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francés Miguel Verdiguier, establecido en Córdoba en la segunda mitad del siglo
XVIII. Llama la atención sus parecidos con la Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini70.
El culto a los santos locales incluye, además de los antiguos Santos Mártires,
a otro más reciente, el montillano San Francisco Solano. Profeso en la orden
franciscana y misionero por América del Sur, murió en Lima en 1610 y pronto
alcanzó gran veneración por la propia América, sin olvidar su Montilla natal, que ya
lo declaró patrón en 1647. En la casa familiar se edificó una hermosa iglesia, iniciada
en 1681, que cuenta con un vistoso retablo salomónico, que fue contratado en 1728
con Gaspar Lorenzo de los Cobos71. En la hornacina central aparece la imagen del
santo como misionero, portando el crucifijo y la concha del bautismo, como
principales signos de su intensa labor evangelizadora (Fig. 9).
La fecha del retablo de San Francisco Solano no deja de ser significativa y
permite ponerlo en relación con la canonización del santo, efectuada por Benedicto
XIII en los últimos días de 172672. O sea, que sólo transcurrió poco más de un año
entre el inicio del retablo y la canonización. Por tanto, el retablo es la más clara
manifestación del reconocimiento oficial de la santidad de tan ilustre montillano y
un testimonio muy especial de la significación de la Contrarreforma en tierras de
Córdoba con la exaltación de un hijo de las mismas.
70 PONZ, A. Viaje de España. T. XVII. Madrid, 1972, nº 14-15. También cabe citar el estudio de VILLAR MOVELLÁN, A. “Barroco y Clasicismo en la Imaginería Cordobesa del Setecientos”. Apotheca nº 2 (1982), pp. 116-117. 71 GARRAMIOLA PRIETO, E. ob. cit., pp. 93-97. Para el retablo de Gaspar Lorenzo de los Cobos ver los estudios de RIVAS CARMONA, J. “Gaspar Lorenzo de los Cobos…” ob. cit. y RAYA RAYA, M. A. El retablo barroco… ob. cit. 72 También con motivo de la canonización el Ayuntamiento de Montilla sufragó en 1727 las obras del coro de la iglesia de San Francisco Solano (GARRAMIOLA PRIETO, E. ob. cit., p. 95).
El Barroco cordobés y el impacto de la Contrarreforma
Fig. 1. Cúpula del Sagrario, parroquia de San Mateo,
Lucena (Córdoba). Foto: Javier Selma Torres [JST].
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Fig. 2. Vista general, Sagrario de la
parroquia de San Mateo, Lucena
(Córdoba). Foto: JST.
Fig. 3. Detalle. Sagrario, parroquia de San Mateo, Lucena (Córdoba). Foto: JST.
El Barroco cordobés y el impacto de la Contrarreforma
Fig. 4. Detalle, Sagrario, parroquia de San
Mateo, Lucena (Córdoba). Foto: JST.
Fig. 5. Templete central con la Inmaculada,
Sagrario, parroquia de San Mateo, Lucena
(Córdoba). Foto: JST.
Jesús Rivas Carmona
Fig. 7. Iglesia de la Concepción, Puente Genil
(Córdoba).
Fig. 8. Iglesia de la Concepción, Puente Genil (Córdoba).
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