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Tipos de sistemas político-económicos
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El marxismo
El marxismo es el sustrato de la mayor parte de las corrientes del
comunismo y de algunos sectores del socialismo. Cuando la Revolución
Francesa liquidó al régimen feudal, surgió la sociedad capitalista, la cual
representaba un nuevo sistema de opresión y explotación para los
trabajadores. En respuesta a ello aparecieron diversas doctrinas socialistas,
uno de cuyos antecedentes es el socialismo utópico corriente filosófica que
criticaba a la sociedad pre capitalista, imaginaba un régimen superior y se
esforzaba por hacer que los ricos se convencieran de la inmoralidad de la
explotación.
“Las ideas por sí mismas no pueden cambiar a la sociedad”. Ésta fue una de
las primeras conclusiones de Marx.
Marx insistía en que para entender a la sociedad era preciso comprender a
los seres humanos como parte del mundo material. El afirmaba que el
materialismo (el estudio de la humanidad para introducirla al estudio científico
del mundo natural) era un gran avance en relación con las variadas
concepciones idealistas y religiosas de la historia. El remplazo del idealismo
por el materialismo era el cambio del misticismo por la ciencia.
Inicios del marxismo.
La ideología marxista surge a mediados del siglo XIX y ejerció influencia
durante todo el siglo XX.
Marx elaboró su teoría durante el apogeo del capitalismo inglés y todas sus
tesis fueron desarrolladas para explicar el capitalismo. En apoyo a las clases
trabajadoras, propuso un método por medio del cual, decía, “La lógica del
propio sistema, lo llevará a su destrucción”.
Marx afirma que el capitalismo prevalente durante la época que el existió,
tendía a concentrar el poder y el dinero en las manos de la burguesía,
mientras que el proletariado, aumentaba cada vez más, con lo que el propio
sistema se desintegraría. Afirmaba que el mercado sería la fuerza que lo
llevaría a su colapso. Marx propone además la idea de revolución para
acelerar esta destrucción. Con revolución se refiere a un cambio violento y
acelerado que no espere que el capitalismo desaparezca por sí solo y en un
tiempo indefinido.
El momento histórico en que apareció la teoría marxista fue el idóneo; sobre
todo la petición o recomendación de Marx: “Proletarios del mundo: uníos”.
El método abstracto deductivo.
El método abstracto deductivo puede definirse como el análisis de elementos
esenciales del problema: materialismo histórico, teoría del valor, teoría de la
plusvalía, teoría del capital, el trabajo asalariado y las leyes económicas del
sistema capitalista.
Por lo antes expuesto, describimos a continuación los elementos referidos:
1. Materialismo histórico.
Para Carlos Marx el estudio científico de la sociedad comienza cuando
primero tomamos en cuenta su modo de producción, para después ubicar allí
sus ideas sobre el mundo, las doctrinas filosóficas, religiosas, morales,
educativas y políticas. Por lo que se analizan las relaciones de trabajo y las
condiciones de vida, después entender por qué los hombres tienen una idea
de la riqueza y la felicidad humana, estudiar cómo surgen las clases sociales
y cómo luchan, y para finalizar ubicar el papel real que tienen los grupos
políticos hasta el individuo.
Expreso Marx esta formulación:
En la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas
relaciones de producción, necesarias e independientes de su voluntad, que
corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas
productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma
la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se erige
una supra estructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas
formas sociales de conciencia. El modo de producción de la vida material
condiciona el proceso de vida social, política y espiritual, en general. No es la
conciencia de los hombres la que determina su ser, sino, por el contrario, su
ser social el que determina su conciencia. Al llegar a cierta fase de su
desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en
contradicción con las relaciones de producción existente o, para decirlo en
términos jurídicos, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se
han movido hasta ahora. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas,
estas relaciones se convierten en trabas suyas. Sobreviene entonces una
época de revolución social. Al cambiar la base económica se revoluciona,
lenta o rápidamente, toda la inmensa supra estructura. Al estudiar estas
revoluciones, hay que distinguir siempre entre la revolución material de las
condiciones económicas de producción, que es posible comprobar con el
rigor de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas,
artísticas, o filosóficas, en una palabra, ideológicas en que los hombres
cobran conciencia de este conflicto y lo debaten. Y, del mismo modo que no
podemos juzgar lo que un individuo es por lo que él piensa de sí mismo, no
podemos tampoco juzgar una de estas épocas de revolución por su
conciencia, sino que, por el contrario, debemos explicar esta conciencia a
base de las contradicciones de la vida material, del conflicto existente entre
las fuerzas sociales productivas y las relaciones de producción.
2. Teoría del valor.
Toda mercancía es un objeto que satisface una necesidad determinada, es
decir, cualquier artículo destinado al comercio.
3. Teoría de la plusvalía.
Es uno de los conceptos centrales de la economía política postulada por
Marx y sus seguidores; designa la cantidad de trabajo que no ha sido pagada
por el empresario al trabajador y que constituye, por tanto, el origen de la
ganancia. Este excedente de trabajo no pagado constituye el fundamento de
la economía capitalista.
4. Teoría del capital.
La extracción de la plusvalía conduce, según Marx, a la acumulación del
capital, expresada en la concentración fabril y empresarial y en el avance
tecnológico de la maquinaria industrial. La introducción de maquinas cada
vez más productivas eliminaría periódicamente a una parte de la fuerza de
trabajo.
Clases y lucha de clases.
Marx no es el descubridor, ni mucho menos el “inventor”, de las clases y la
lucha de clases. De su existencia
tuvieron ya noticia Tito Livio, Maquiavelo, Adam Smith, Sismondi, Thierry,
Guitzot, Thiers, Caryle y otros muchos historiadores, economistas y
sociólogos. Tan solo en Alemania y Austria de los tiempos de la Santa
Alianza, en este desconcierto de estamentos y estamentos desamparados,
de cortes principescos y vasallos, de privilegios y relegados, de gremios y
censuras, no se sabía nada de las clases; y a la lucha de clases se le
consideraba como una maquinación de extranjeros subversivos.
La aportación de Marx a la teoría de las clases y de la lucha de clases
consintió en lo siguiente.
I. El intento de determinar las características de una clase.
II. El análisis del nacimiento de las clases.
III. El conocimiento de que siempre que los intereses de una clase se
encuentran en armonía con el desarrollo de las fuerzas productivas,
con su impulso hacia nuevas estructuras sociales, otras clases
defienden lo establecido, lo tradicional, en apoyo de sus propios
intereses.
IV. El convencimiento de que el proletariado será la última clase y de que
su emancipación exigirá la supresión de todas las clases y el
establecimiento de una sociedad sin clases y sin dominación.
De la división social del trabajo se han originado grupos profesionales
de todas las especies y, como resultado de un largo desarrollo, se
han originado las clases.
Las clases sociales para el marxismo están definidas por las relaciones de
producción, es decir, por la forma en que los hombres producen mercancías.
En el seno de las relaciones de producción,
el papel que ocupa cada individuo está determinado por la división del
trabajo, es decir, aquellos que desarrollan una misma actividad -y por tanto
están sometidos a unas idénticas condiciones- conforman una clase social.
Las clases sociales vienen determinadas por el lugar que ocupan en
el proceso de producción de la riqueza. Unos la producen y otros se apropian
de una porción de la misma. De esa relación no cabe esperar sino
el antagonismo y la hostilidad entre explotados y explotadores.
En el seno de la sociedad capitalista ocurre igual: la lucha de clases es
protagonizada por la burguesía, propietaria de los medios de
producción(capital, fábricas, máquinas, transportes, etc.) y por
el proletariado que, al disponer únicamente de su fuerza de trabajo, se ve
obligado a venderla a cambio de un salario que escasamente sirve para
satisfacer la supervivencia.
Los intereses de ambas clases son antagónicos e incompatibles y conducirán
indefectiblemente al enfrentamiento. A medida que el capitalismo vaya
desarrollándose el número de obreros se incrementará, lo que unido al
deterioro de sus condiciones de vida, conducirá a la revolución.
La revolución tendrá como objetivo conseguir una sociedad perfecta donde
no existan ni explotadores ni explotados. Para ello será imprescindible la
abolición de la propiedad privada, es decir, la socialización los medios de
producción, evitando la mera sustitución de los antiguos propietarios por otros
nuevos.
Dialéctico materialismo.
El materialismo dialéctico se opone al idealismo, en el sentido en que
considera que no existe más realidad fundamental que la materia; pero la
materia no es una realidad inerte, sino dinámica, que contiene en sí la
capacidad de su propio movimiento.
Se distingue por tratar de temas como:
1. Las formas de conciencia.
2. Las leyes de la dialéctica; a). Ley de la unidad y lucha de contrarios; b).
Ley de transición de la cantidad a la cualidad; c). Ley de negación de la
negación.
3. La concepción materialista de la historia.
4. El modo de producción: a) La Estructura económica; b) La
Superestructura jurídico-política; c) La Superestructura ideológica.
5. Los modos de producción históricos.
Esta filosofía materialista la expone Engels sobre todo en su obra Dialéctica
de la naturaleza (publicada en 1925), donde formula las tres leyes que rigen
en esta dialéctica:
- La ley de la unión y la lucha de contrarios: el principio de movimiento y
desarrollo no reside fuera de las cosas ni procede por supuesto de un primer
motor, sino de las contradicciones de la naturaleza, que Engels interpreta
como una refutación del principio de no contradicción (más adelante se negó
que éste fuera el sentido de esta ley y se habló más bien de tendencias
contrarias en la naturaleza y en la sociedad);
- La ley del paso de la cantidad a la cualidad: la ley de la transformación de la
materia universaliza para toda la naturaleza que el cambio no consiste en una
mera agregación de elementos, sino que, supuesta una determinada cantidad
de los mismos, se pasa a una nueva
integración o a una transformación en un todo de tipo superior, a una
cualidad, en un momento determinado que depende de la naturaleza de cada
fenómeno material: así como el aumento de temperatura obliga a un cambio
de estado, esto es, a una nueva organización de la materia, así también el
aumento de complejidad en un sistema nervioso lo convierte en un psiquismo
de orden superior capaz, por ejemplo, de pensamiento y conciencia.
- La ley de la negación de la negación: es el desarrollo de la característica de
la dialéctica hegeliana que mejor explica la idea de progreso, porque toda
novedad surge como contradicción de un primer estado, que a su vez es
negada o suprimida, por lo que hay una vuelta a un estado semejante al
primero, pero en una condición más elevada; la planta es negación de la
semilla, pero un proceso ulterior lleva a la negación de la planta que se
transforma de nuevo en multitud de semillas. Engels establece que estas
leyes son universales y se cumplen en la naturaleza, en la sociedad humana
y en el pensamiento, manteniendo la misma idea de Hegel que sostiene que
el pensamiento es dialéctico porque lo es la naturaleza.
Estructural funcionalismo.
Los orígenes del estructural-funcionalismo, en general, encuentra sus
principales luces en las teorías positivistas del orden y progreso; el
funcionalismo organicista antropólogo de Malinowski en el estructuralismo de
Levi-Strauss; en el funcionalismo relativista de Merton; en la teoría de la
acción social de Max Weber; el elitismo italiano representado
por Pareto y en los principales postulados de Saint Simón, Augusto Comte,
Ely Chiniy, pero sin duda los más importantes Emilio Durkheim y Talcott
Parsons.
El estructural- funcionalismo plantea que el propósito de la sociedad es el
mantenimiento del orden y la estabilidad social, y que la función de las partes
de una sociedad y el modo en que estas están organizadas , la estructura
social, serviría para mantener ese orden y esa estabilidad.
Los principales postulados mediante los cuales “el estructural-funcionalismo
trata de explicar el desarrollo de la vida social son:
* Establecer una analogía de la vida orgánica y la vida social. Tomando
como modelo las funciones de los organismo biológicos para aplicarlas a los
organismos sociales.
* Las funciones realizadas por los grupos sociales tienden a hacerse más
especializadas, interdependientes y eficaces a medida que la sociedad crece
y se desarrolla en niveles más complejos de organización.
* Las acciones consientes e inconscientes de los individuos provocan una
movilidad y función de la sociedad. Este postulado se refiere a la movilidad
como la acción o función que desempeña un individuo, según el estatus
social, la cultura imperante y al grupo social al que pertenece. Estas acciones
conforma la serie de funciones que dentro de la sociedad realiza un individuo.
* Para el estructural-funcionalismo lo importante es el individuo”
El hecho social.
Cuando se observan conductas humanas que están dotadas de un poder
coercitivo y el individuo no sabe a lo que responden ni sabe por qué realiza
determinada conducta, se trata de situaciones que deben ser analizadas por
el científico social.
Según Durkheim:
“Los hechos sociales son formas de actuar, de pensar y de sentir que no son
dominadas por las personas sino dotadas de un poder de coacción externo a
los sujetos”.
La primera regla del método sociológico de Durkheim considera que es
necesario definir los hechos sociales, pero además tomarlos como cosas. La
palabra cosa llevó a numerosas polémicas, porque se argumentaba que lo
social no es objeto sino sujetos, esto es, el científico social no estudia con
objetos como el físico sino con seres humanos, por lo tanto, no pueden
llamarse cosas.
El método comparativo.
El Estructural funcionalismo, usa el método comparativo combinando el
estudio intensivo de una sociedad y la comparación con otras sociedades.
Usa un análisis sociológico siguiendo el método de las ciencias naturales, el
método inductivo. La principal tarea es la búsqueda de leyes. Este método ha
sido denominado de generalización por comparación.
La búsqueda de regularidades y leyes constituye uno de los objetivos
principales. Los otros son la descripción del funcionamiento de las estructuras
sociales y la clasificación de los fenómenos sociales.
Concepción de la realidad en la sociedad.
El estructural funcionalismo ofrece una amplia idea de lo que es la sociedad,
a la que considera como una estructura o sistema cuyas partes cumplen
determinadas funciones que garantizan la existencia del sistema, Ely Chiniy
dice que la sociedad son partes independientes e interrelacionadas, es una
estructura completa de grupos de individuos que se mantienen unidos por
relaciones sociales: Es un sistema de instituciones relacionadas entre sí y
que funcionan recíprocamente.
La sociedad está formada por instituciones entre las cuales se encuentra la
escuela; en la medida en que las instituciones funcionen, harán de la
sociedad algo más equilibrado.
La sociedad es como una gran maquinaria, cuyo funcionamiento esta
caracterizado por la estabilidad, la armonía, el equilibrio, el consenso y el
orden.
Las instituciones están compuestas por individuos, estos al relacionarse con
otros producen lazos de los cuales derivan papeles específicos.
En virtud de que la conducta humana se expresa de acuerdo a las funciones
que le corresponde a cumplir en sociedad, aquella debe adaptarse a esta a
modo de que se garantice el equilibrio, la armonía y el orden sociales. Dicha
internalización de normas, valores etc. Constituye la socialización del
individuo.
De acuerdo con el estructural funcionalismo, una de las funciones de la
institución escolar es la socialización del sujeto; a través de conocimientos,
actividades, actitudes y valores que la escuela programa para los sujetos. La
socialización estimula la conformidad en tres formas diferentes: inculcando
una conciencia de la costumbre y la tradición, inspirando una conciencia
auto-reguladora que incorpora valores sociales y sociabilizando al individuo
frente a los juicios y expectativas de los demás.
El estructural Funcionalismo no desconoce que el hombre llega a estar en
contra de las normas, valores, principios, ideas costumbres, creencias etc. De
la sociedad, cuando ello acontece, cada grupo dentro de las instituciones
tiene establecidas sus sanciones aplicables a quienes transgreden.
Cuando un sujeto cae en el supuesto anterior al grado de ser sancionado, su
conducta se ha desviado pues debilita la armonía y solidaridad sociales.
A medida que varios grupos eliminaban los fuetes de donde proceden sus
dificultades, surgen soluciones que pueden restablecer el consenso, la
solidaridad y la integración de la cultura y estructura social para que la gente
viva unida dentro de una sociedad ordenada.
Teoría comprensiva.
Uno de los principales exponentes fue el sociólogo Max Weber (1864-1920)
fue uno de los economistas, políticos y sociólogos más importantes de los
siglos XIX y XX sus aportes lo han reconocido como uno de los fundadores
de la sociología moderna y la administración pública.
Weber se opuso radicalmente a las concepciones de Carlos Marx,
complementa de forma significativa el análisis marxista en aspectos como la
dinámica de las clases sociales y la relación de estas con los partidos, la
construcción de estatus y el poder. Para él la sociedad es el ámbito de la
acción social y su teoría se levanta sobre tres conceptos fundamentales:
comprensión (es decir, una forma de conocimiento social), sentido de la
acción y tipo ideal social.
El planteamiento de Max Weber se aleja de la concepción de la ciencia
positivista, porque reconoce la particularidad de los problemas culturales que
estudia y, por tanto, del método que debe emplearse en éstas, distinto de
aquel que emplean las ciencias naturales. Pero también se aleja del
marxismo, porque considera que en la sociedad no hay leyes históricas, ni la
sociedad tiene un destino ya trazado, llamado espíritu positivista o sociedad
comunista.
A diferencia de Marx quien lo hizo a través de la dialéctica y la contradicción
social, y de Durkheim que utilizo los hechos sociales, Weber lo efectuó
mediante la comprensión de la cultura y con el uso los tipos ideales.
Concepción de la realidad.
Weber en la famosa primera frase de economía y sociedad, define la
sociología como: «... una ciencia que se propone comprender por
interpretación la actividad social interpretándola, y a partir de ahí explicar
causalmente su desarrollo y sus efectos». De aquí se derivan las tres etapas
de toda sociología: comprensión, interpretación y explicación, que no han de
considerarse como peldaños de una escalera sino como formas de análisis
convergentes de la realidad social, sin que quepa considerar a una “superior”
a otra.
Comprender la acción social significa optar por la “neutralidad axiológica”,
tanto por razones morales como por la propia especificidad de la teoría. No
es necesario ponerse en la piel de los actores sociales para comprenderles.
Weber expresa: “No es necesario ser Cesar para comprender a Cesar”.
Interpretar la acción social llega a ser posible mediante la construcción de
“ideales tipo”. Un “ideal tipo” es una construcción abstracta, de estatuto
provisional, susceptible de ordenar el caos, la infinita diversidad de lo real. No
expresan “la verdad”, que en tanto que concepto substancial es un ideal
vano, sino uno de sus aspectos, a través de acentuar los rasgos cualitativos
de una realidad. En palabras de Weber:
“Se obtiene un “ideal tipo” al acentuar unilateralmente uno o varios puntos de
vista y encadenar una multiplicidad de fenómenos aislados –difusos y
discretos – que se encuentran en mayor o menor número y que se ordenan
según los precedentes puntos de vista elegidos unilateralmente para formar
un cuadro de pensamiento homogéneo”.
Explicar significa, en palabras de weber, establecer “juicios de imputación
histórica” que, a diferencia de lo que ocurre en Marx, implican un pluralismo
causal. Es importante establecer que un mismo fenómeno puede ser
explicado de formas muy diversas. Debe, pues, tenerse muy presente, en la
medida que concierne a la teoría weberiana del “espíritu del capitalismo”, que
el propio weber tenía más que reservas ante la sobrevaloración, atribuida a
sus intérpretes, del papel de la ética religiosa sobre el famoso “espíritu”.
Acción social.
Para Weber, en la vida diaria se realizan acciones y acciones sociales. Las
acciones sociales tienen un sentido hacia los otros. Hay una intención, en
otras palabras; la acción social se orienta por las acciones de otros, las
cuales pueden ser pasadas presentes o esperadas como futuras.
No toda clase de "acción" es social, la conducta íntima
es acción social solo cuando está orientada por acciones de otros. La
actividad económica (de un individuo) únicamente lo es en la medida en que
tiene en cuenta la actividad de terceros. Esta no es idéntica ni a una acción
homogénea de muchos, ni a la acción de alguien influido por conductas de
otros.
Tipos ideales.
El tipo ideal es la denominación más popular de la famosa concepción
sociológica weberiana, pero tal vez hablar de tipo puro resulta más adecuado,
puesto que define mucho más claramente el sentido que el autor le otorga a
este concepto metodológico.
El tipo ideal no debe considerarse como una hipótesis. Se trata de un
instrumento para analizar hechos históricos y acontecimientos concretos. Es,
pues, una herramienta conceptual, una construcción mental que no puede ser
localizada empíricamente en ningún sitio de la realidad, porque se estructura
a partir de la exageración de uno o más rasgos observables en la realidad y
por una gran cantidad de fenómenos concretos individuales, acentuados de
manera unilateral en una construcción analítica unificada.
No se piense que el tipo ideal procede del mundo real. Más bien se deriva de
las exageraciones unilaterales de lo fundamental que sucede en el mundo
real. De ahí que el tipo será más útil para la investigación sociológica, en la
medida en que resulte mayor su exageración. Un ejemplo muy simple sería el
de un debate político ideal que contendría diversos elementos
fundamentales, entre otros: sujetos polemizantes, espacio amplio y
adecuado, medios informativos, numeroso público, moderadores,
capacidades retóricas de los ponentes, participaciones del público, tiempo
límite para cada intervención, etc.
Un debate político típico no tiene necesariamente que contar con todos esos
elementos. Lo relevante es el conocer los elementos que son susceptibles de
comparación con los que conforman el tipo ideal.
La conjunción de los elementos de un tipo ideal no obedece a un criterio
caprichoso o arbitrario, pues han sido seleccionados lógicamente, en razón
de su comparabilidad.
Weber delineó una gran cantidad de tipos ideales, tipos que, aún dentro de
su diversidad, tuvieron en común la manera como fueron concebidos. He
aquí algunos.
• El tipo ideal estructural, constituido por formas obtenidas de la acción social.
• El tipo ideal de acción, basado en las motivaciones personales de un actor
determinado.
• El tipo ideal histórico, ubicado sincrónicamente, es decir, el tipo localizado
en una época histórica específica.
• El tipo ideal de la sociología, que alude a fenómenos socio-históricos
típicos.
La teoría crítica.
La Teoría Crítica entendida como aclaración racional nació de dos
planteamientos: la conjunción de la teoría marxiana con la de Freud y, por
otro lado, el replanteamiento de los problemas de la teoría y de la práctica
en su aplicación a la nueva Sociedad de Masas.
Precisamente, el surgimiento de esta nueva formación económica y
sociopolítica organizada sobre una economía de demanda y de consumo
ponía en cuestión numerosas previsiones hechas por
el Marxismo clásico. Y, sobre todo, en esta nueva etapa del capitalismo la
introducción del psicoanálisis y de la metapsicología freudiana se hacía
necesaria ya que, por primera vez, se hacía un uso político de la psicología
colectiva.
La preocupación epistemológica y metodológica resulta ser determinante.
Horkheimer fundamenta la distinción básica de la Escuela entre razón crítica
y razón instrumental, diferenciación esencial a la hora de constituir los
núcleos de investigación y de método introduciendo, en este punto, una
revalorización de lo cualitativo frente a lo cuantitativo.
A partir de esta revalorización, el enfrentamiento con el positivismo se
interpreta no tanto como proceso lógico como resultado y consecuencia
sociopolítica. La autopresentación del positivismo como metodología
experimental acentúa el carácter instrumental de la razón. Por consiguiente,
esa racionalidad instrumental acaba siendo el instrumento de la dominación
colectiva. Destrucción de la Naturaleza bajo los principios de la ganancia y
explotación del ser humano revestida de la retórica de la eficacia y la utilidad
son producto del instrumentalismo convertido en proceso científico y
tecnológico.
De la crítica al positivismo, Horkheimer pasa a las consecuencias
sociopolíticas que la razón instrumental conlleva. La experiencia del
Nazismo, como compendio de la acción de una racionalidad administrada y
planificada en función de una dominación "eficiente", es el punto de inflexión
que conduce a Hokheimer a sus continuados estudios -sirviéndose del
psicoanálisis- sobre la estructura de autoridad, y su paso a autoritarismo, así
como su transmisión en la familia.
El Nazismo y el fascismo constituyen fenómenos sociopolíticos en los que el
poder y la conciencia funcionan al unísono. El sistema de prejuicios articula
unos tipos de caracteres que son el sustrato profundo para el triunfo del
autoritarismo y de los más temibles movimientos de masas.
Sin embargo, con la desaparición del Nazismo de Hitler no desaparecen los
procesos de autoritarismo latente. Al contrario, la cultura de masas y la
sociedad capitalista de consumo representan el renacer de la razón
instrumental que convierte a los sujetos en objetos y a los objetos los sitúa
como las finalidades de la vida humana. La sociedad de consumo de
masas, por tanto, es la que altera el esquema medio-fin, haciendo que los
medios parezcan los fines y, a la inversa, los fines y objetivos de una
existencia realizada (amistad, conocimiento, realización) los vuelve medios
para el consumo de productos serializados y homogeneizados en los que el
individuo "deberá" encontrar su "ser".
Sin embargo, Horkheimer no queda en la mera denuncia de la dialéctica de la
alienación. Siguiendo su revisión epistemológica del papel de la Filosofía y de
la Ciencia Social en un proyecto que no sea el de la dominación, será quien
establezca lo que debe entenderse como la función social de la teoría.
La Teoría Crítica, entonces, reclama una vuelta a la razón especulativa que
el positivismo intentó eliminar bajo la etiqueta de "metafísica". Para
Horkheimer, la necesidad de una antropología crítica que reinstaure al ser
humano en su lugar histórico, pasa por la emancipación del subjetivismo
casi autista en el que el consumo ha confinado al individuo y por la
reinstauración de aquellas posiciones intelectuales -incluidas la metafísica,
el arte o la teología- que han impulsado al ser humano hacia su liberación.
La búsqueda del sentido, como afirmaba Horkheimer, es prevenir que el
principio de dominación no triunfe en la Historia y de aquí la responsabilidad
de la Filosofía ante el sufrimiento del mundo.
El Nazismo se convierte en el punto de inflexión para comprender
globalmente la mitologización, en cuanto parálisis de la razón y del
pensamiento, sociopolítica y cultural. Pero es Nazismo no es considerado
como excepción histórica. Al contrario, éste es sólo un momento histórico de
la irracionalidad devenida en política de poder. La irracionalidad se
caracteriza porque tiene muchas caras y procesos. En última instancia, la
capacidad para anular la conciencia crítica, destruir la capacidad causal del
pensamiento y extinguir en la Masas el anhelo solidario de una sociedad
mejor tiene que seguir considerándose secuela histórica del Nazismo.
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