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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS
RAFAEL SOLANO
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El merengue es la msica popular por excelencia de la Re
nicana. Muchos lo nombran como msica autctona, definic
aunque, por su permanencia en el tiempo bien podra enm
categora, mas, no en cuanto a sus bien definidos cambio
identificables personajes. Estos cambios, vienen apareciend
las generaciones: cada oleada generacional trae sus propimusicales. El nombre de merengue se mantiene an a travs
sin importar las ocurrencias rtmicas, meldicas y lingstic
adicionarse o definitivamente reemplazar a las existentes. C
rengue se mantienen la tambora y la gira, dando todava s
aunque el inicio del siglo XXI trae asomos de cambios ra
reemplazo total de la tambora por un redoblante, siempre sin
la secular denominacin: merengue.
Para muchos, estas ocurrencias resultan inslitas, nicas e
rica Tropical y ms all. En los aos cincuenta, Dmaso Prez
m la guaracha cubana en lo que llam mambo. La esencia est
te: bongoes, tumbadoras, timbales y cencerros. Los cambios
efectuaron en el orden instrumental y su estructura. Era una
PRELUDIO
LUIS ALBERTIYLA ORQUESTA
GENERALSIMOTRUJILLO.
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE330
DMASO PREZPRADOYORQUESTA.ABAJO: BAILANDOMERENGUE ENUNAFIESTADESALN.
otro nombre. Sucesivamente conocimos otro ritmo, esta vez con sugerencias
de son montuno, pero sin dar lugar a confusin se llam, cha-cha-ch, con su
montaje coreogrfico incluido. No menos significativa fue la popularidad que
alcanz la msica de Brasil en los aos sesenta; nuevas tendencias, enriqueci-
das armonas e ingeniosas fusiones con el jazz de Norteamrica; el mismo lina-je musical brasileo, aunque con otro nombre: bossa-nova. A diferencia de lo
anterior, nuestros lderes musicales contemporneos se niegan a soltar las
amarras del viejo nombre: merengue.
No sin cierta razn, algunos refutan estos puntos de vista bajo el argumento
de que, precisamente, la variacin cuasi-perpetua de nuestro ritmo, ha sido lo
que ha propiciado su popularizacin innegable en todo el mundo, llegando a
penetrar ms all de las fronteras que en otros tiempos les eran infranqueables.
Lo cierto es que estas ideas encontradas, han debido constituir temas de
anlisis y discusin en el campo de la desarticulada musicologa criolla, con
una ptica puramente intelectual, sin que la sombra de los intereses mercuria-
les pueda empaar sus resultados. Lamentable ha sido que todas estas disqui-
siciones, tan provechosas como deben ser a la postre, no hayan encontrado
hasta ahora espacio en la mesa donde se debaten los asuntos de la culturanacional. No sabemos en verdad, si la tal mesa con argumentos como estos en
vista, haya alguna vez existido.
Esos diferentes giros y evoluciones del merengue, se entiende, no se susci-
tan como productos de laboratorio; no surgen de probetas graduadas ni de
clculos previos: son los mismos msicos, siempre annimos, quienes a fuerza
de romper las noches en pedazos de madrugada, los que transforman, adicio-
nan acentos, alteran los patrones y hasta a veces engalanan el texto musical
con sus improvisaciones. Con el tiempo y el manejo, estas adiciones se hacen
parte del trabajo diario, y sin darnos cuenta, se impone un nuevo estilo, ...un
nuevo merengue!
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EL TRNSITO DEL MERENGUE: DEL CAMPO
MSICOSTRADICIONALES . La historia del merengue siempre ha mantenido lados osc
biertos de sombras que no han podido esclarecer an los ms d
tigadores, culpa quizs de cierto descuido en el orden de la inve
tfica por parte de nuestros primeros folcloristas. Notorias des
asuntos no esenciales han sido posiblemente la causa de esta
dejado en la ms incmoda penumbra intelectual a los estudextranjeros por espacios de generaciones enteras.
Una de estas lagunas provoca la duda que persiste en cuant
gue emigr del campo a la ciudad, o si a la inversa, el tan cade
traslad desde las comunidades sub-urbanas hacia la campi
cuentran asideros estas inquisiciones? Es el jaleo de los saxofo
las orquestas de los pueblos, una adaptacin o substitucin d
figurajes arpegiados del bombardino, instrumento primordia
tos de bailes pueblerinos? Los tocadores del bombardino, pe
bandas municipales existentes nicamente en las cabeceras
Pero, no constituye el bombardino el nico instrumento del m
toma parte en el merengue; tenemos asimismo la important
del saxofn, invento belga-francs del siglo diecinueve, sin q
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grado encontrar la ms precisa informacin acerca de las circunstancias que
hicieron posible su llegada a manos de un msico (campesino) dominicano.
En otro sentido y todava con mayor significacin, las referencias persisten
en reconocer a Juan Bautista Alfonseca como el inventor del controversial
baile, informacin que nos induce a reflexionar sobre este personaje, compo-sitor de renombre, hombre de estudios, bien informado, militar y msico adies-
trado, sin el menor rasgo de campesino.
En cuanto a esto, con el sentido comn y la experiencia como estandarte,
se imponen las siguientes preguntas, es que alguna vez, en toda la historia de
la msica universal, folclrica o popular, se ha podido establecer, que tal o
cual ritmo, fue inventado por determinado individuo? Es el vals, el bolero, la
mangulina o el jazz, producto de la inventiva de algn genial msico, quien,
un buen da se levant triunfante con su nuevo invento en las manos, creado
despus de varias noches de clculos y combinaciones?
Todas estas interrogantes nos llevan por necesidad al mismo tiempo a pensar,
inquirir, sobre los movimientos migratorios de nuestra msica (folclrica?): es
que va del campo a la c iudad o su desplazamiento se efecta en sentido contrario?
Otra de las confusiones, producto de la imprecisa informacin, es aquella que serefiere en particular a los diversos patrones rtmicos de nuestra msica y su posible
procedencia de remotas latitudes. An cuando en la configuracin fsica de la
tambora, elemento clave en el merengue, podrn encontrarse semejanzas ilustrati-
vas que muevan a curiosidad, no ocurre lo mismo en lo que a percusin en sentido
general se refiere. La originalidad sus toques, variaciones, utilizacin de la mano
derecha armada de un corto palo, diferenciacin de golpes alternados sobre el
parche con la mano izquierda desnuda, sin excluir los materiales que intervienen
en la propia fabricacin del instrumento, en fin, todos estos constituyentes del arte
de tocar una tambora en el dominicano merengue, sin duda alguna, son nica-
mente de invencin de los propios ejecutantes. Intil es buscarlos en el entramado
de las herencias etnolgicas, mucho menos en la influencia de pases vecinos.
Y es precisamente este curioso instrumento, la tambora, la columna verte-
bral en el que reposa primordialmente la base rtmica del m
como lo hemos conocido desde los ltimos aos del Siglo XIX
Mltiples andanzas meldicas pueden construirse y as se
alrededor de este simple tamborcillo de dos parches, cilndrico y
decorativas y entrecruzadas cuerdas. Quin se invent el provocundo y desde dnde vino? El dato no ha de ser buscado ms q
tros de la propia dominicanidad, junto a otros preciados tesoros
pia cultura. Intil es inventar progenitores de difusa proceden
alguno, el merengue es de factura autntica nuestra. Los antece
bieran, de poca importancia son. El valor reside en el hecho mi
constituido, cules son los elementos que lo conforman y cmo
portar las inclemencias del tiempo y sus depredadores junto a la
forneas, quines son los personajes que han contribuido a su p
mejores intrpretes, compositores y cantores. Nacimiento, orig
son detalles de escaso monto en las biografas de los grandes ho
espeso volumen se concentra en su vida, obra y milagros.
Los cambios musicales que se efectan en la msica popu
no se suscitan, y en esto insistimos, por decisin de determinagrupaciones en determinados momentos. Diferentes factore
multiformas de una sola modalidad. El primero de ellos es el
diario y la interrelacin de los ejecutantes con el pblico rec
hay que mencionarlo, cuenta mucho la respuesta del individu
monotona que causa estar tocando lo mismo cada vez y de la
Algunas de estas variantes de orden estilstico no dejan de t
msica clsica, an frente al rigor que la misma impone y al r
estricto a los textos en cuestin. Mas, no tan simple resulta cu
msica popular, materia de tan activa participacin entre u
parte de los variados conglomerados de msicos y bailador
cuando hablamos de ritmos tropicales, considerando el temp
clidas y vivas emociones, propias de estas diferentes poblaci
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EL MERENGUE IRRUMPE EN LOS SALONE
La entrada del merengue a los salones de baile en la dcada de l
uno de los grandes cambios registrados en nuestra msica tpica.
mentos, en los salones se bailaba foxtrot, polkas, danzas y vals
estaba confinado al espacio rural. Su paso a los salones de baile im
fundamental en su ejecucin: del tpico tro liderado por el acord
integrada por saxofones, trompetas, trombones, bajo y piano.El protagonista de esta transicin fue el maestro Luis Alb
del clebre Compadre Pedro Juan. Su orquesta domin el ambie
los 40 con un merengue cadencia inimitable, cuyo rasgo m
sonido caracterstico de su seccin de saxofones, encabezada
ble Esteban Vsquez. Este ltimo, articulaba los jaleos media
nacin nica de la emisin del aire, la embocadura y la digita
do era un sonido inconfundible hasta hoy da, sin dejar de rec
teza de los dems integrantes de la seccin, en adhesin al
alto. Se puede asegurar, en referencia a lo anterior, que el m
nunca dict, ni determin tal estilo; ste surgi de manera es
los msicos, y qued marcado en las partituras de sus famoso
un sello inconfundible de la orquesta.
CONJUNTO MODERNOINTERPRETANDO
UNMERENGUE.
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Por muchos aos permaneci la orquesta de Luis Alberti co
modelo, no porque en ello interviniera su tan mencionada pre
rgimen de la poca, sino, por su real talento, ingenio, inven
el manejo de una msica de acento campesino, hasta enton
enramadas y galleras de la campia criolla. Alberti traduce el
den de los tros tpicos y lo convierte en coros sonoros de saxo
zados a tres, luego a cuatro voces.
Al mismo tiempo, surgieron en el pas otra orquestas de ba
gunas de escasa proyeccin nacional a causa de su limitado r
meramente provincial. Entre ellas se recuerda la Orquesta H
Hermanos Vsquez de Santiago; en Puerto Plata se destac
Maravilla, as como Tatn Jimnez y Rafaelito Martnez en
agrupaciones de semejante calidad existan en Moca, Ban, S
San Pedro de Macors, y otras poblaciones.
De este grupo, podemos dar cuenta en especial de la Orqu
de Puerto Plata, bajo la coordinacin de Jorge Severino, como
una no muy comn elegancia al interpretar el merengue. La M
gaba en su frente a un apuesto violinista, Alberto Zeller, de penversatilidad en el gnero popular, a pesar de su formacin clsic
cedes Cocco de Zeller, pianista y primera arpista dominicana fo
Francia); tena la orquesta en el piano, como un lujo, a Rafael A
maestro de generaciones en ese instrumento y personaje prepo
cultura general de la provincia. As mismo, y aunque por breve
menos sobresaliente figura de la pianstica dominicana, el maest
sola, ocup el importante lugar frente al teclado en la menciona
Otros msicos de no menos alcance completaban el elenco.
La Maravilla era contratada en ocasiones para amenizar
los suntuosos salones de los grandes trasatlnticos que visitab
durante los aos de Oro de la navegacin. Una de esas recepc
por la oficialidad de un barco europeo a las autoridades y dem
EJEMPLOMUSICAL:PARTITURA
DELMERENGUELOS CIEGUITOSDE LUIS ALBERTI .
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des del pueblo, dio lugar a que la prensa del pas de origen rese
con alabanzas especiales para la orquesta, con notorias referen
a su estilo. El merengue de la Orquesta Maravilla difera d
muchos aspectos, siendo el principal la cadencia misma, men
a lo clsico, pero esencialmente bailable.
Difcil sera enumerar las orquestas establecidas en la cap
omisiones que pueden resultar lamentables. No obstante, como
tra, traemos a la memoria la visita al pas de la popular Orq
la Playa en ocasin de una fiesta en honor al presidente Tru
de esta orquesta cubana de gran renombre, constituy un aco
cierta magnitud para la musicalidad criolla, ocasionando m
ras en cuanto a la orquesta del patio que sera escogida para
invitada estelar. La seleccin recay sobre el Grupo Meldic
clarinetista por muchos aos de la Orquesta Sinfnica Nacion
teo declara haber dado sus primeros pasos como cantante c
tambin llamado, Los Meldicos.
ORQUESTAMARAVILLA
DE PUERTO PLATA.
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LA VOZ DOMINICANA, ANTONIO MOREL
ESTUDIOPRINCIPALDE LA VOZ
DOMINICANA.
Fundada en 1942 por la dictadura de Rafael Trujillo como
penetracin cultural, La Voz Dominicana fue la primera plant
pas, y en ella se desarrollaron diversas reas del arte popula
intensidad. Merece una mencin especial en razn de haber
ella, sin lugar a dudas y durante su perodo de existencia, el
miento de nuestra msica popular, particularmente en cuanque nos ocupa, el merengue. Necesario es aclarar que la anter
emana de un punto de vista nicamente musical sin que la mi
necesariamente el auge del merengue durante las ltimas dca
la funcin de dicha emisora, como centro de proyeccin y desa
haba dejado de existir.
La Voz Dominicana, respetando su nombre original, se
permaneci durante largos aos, en el centro hacia donde gr
dedor del cual giraba todo el talento musical del pas. Clsic
forjaban y compartan un diario devenir artstico de contin
en todos los rdenes, mediante agrupaciones que iban desde
do hasta amplias formaciones sinfnicas, incluyendo present
ras con personal nativo.
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En cuanto al merengue, varios conjuntos tpicos formaban parte del elen-
co. Mencionemos los ms populares: Conjunto Alma Criolla, cantando
Ramn Beato, destacndose Tavito Vsquez con el saxofn; Isidoro Flores,
acordeonista de sobria elegancia al tocar a la par con su imponente figura. La
presencia femenina contaba con las Hermanitas Cruz y su conjunto, dueto
de voces alegres y de gran sabor a campia; luego, con el Tro Reynoso, el
merengue alcanz una de sus ms altas cspides. La voz y el acorden sin par
de Pedro Reynoso, proporcionaron amplias dimensiones al conjunto tpico,
hasta entonces limitado a cantores esforzados y sin rigor, condicin inadver-
tida por unos o soportada por otros como normal. Se recuerda a Pedro Reyno-
so como intrprete y compositor, parte y cabecilla de una numerosa familia
de cantantes que va desde sus progenitores, hasta la admirada Ileana Reyno-
so, pasando por el tenor Arstides Inchustegui, quien lleva la ms luminosa
antorcha de entre toda la notable saga.
Si bien La Voz Dominicana constituy el vehculo preciso para mejor dar
a conocer estos conjuntos tpicos, innegable es la predileccin hacia ellos
demostrada por diferentes sectores populares, desde el campo profundo hasta
las galleras sub-urbanas, pasando por las enramadas o simples parajes y aglo-meraciones. Desde entonces, uno de los ms importantes bastiones del me-
rengue tpico es la poblacin de Montellano, tanto como Mao (Valverde),
incluyendo los tiempos presentes. No en vano afloran estos lugares en las
letras e inspiraciones de numerosas composiciones, donde a menudo se desa-
rrollaban lides musicales alrededor de la figuras carismticas de Too Abreu y
ico Lora, entre otros. All en Montellano, como en otras comarcas, surgie-
ron interesantes variantes del criollo ritmo, tal como es el jaleo o merengue
ginchao, de factura muy particular aunque con la misma esencia merenguera.
Justo es sealar, en adicin a lo anterior, las diferentes formas que all se
suscitaban en cuanto al baile y su disimilitud con lo que comnmente cono-
cemos. Difcil es explicar a travs de estas lneas los rasgos coreogrficos, tal
como han sido mostrados por habitantes de la regin. Uno de ellos es el lla-
mado baile de empaliz, mediante el cual la pareja se despla
llevando en su mente el conocido uno, dos, uno, dos, (ti
marcha militar), el cual no aparece siquiera como variante en
res, digamos, de principio de siglo, ni en los aos subsiguiente
norteamericana, perodo del cual sospechamos viene el orig
clusin. Ante estas evidencias, tendramos que concluir, y en
de acuerdo Fradique Lizardo, que en el autntico baile del me
sos son punteados, cortos y no arrastrados.
En La Voz Dominicana, las agrupaciones de mayor impo
grandes orquestas, formadas por veinte msicos, incluyend
tantes; segn la ocasin, se les adicionaban cuerdas. Tres or
tipo existan, cada una con su repertorio y estilo particular
cin del merengue adquiri un nuevo concepto, adscribind
internacional de la poca al comps de las orquestaciones
selecto nmero de arreglistas. Desde Norteamrica, y disem
el mundo, se haba impuesto el sonido de las llamadas big ban
no menos de 4 metales en cada lnea (trompetas y trombone
te 5 saxofones.Cada una de estas reales big bands, en sus principios y duran
fueron dirigidas por pianistas y arreglistas importados desde Cu
rrez, Yoyo Casteleiro, Agustn Mercier), de Mxico (Antonio
Panam (Avelino Muoz), y hasta de Italia (Enrico Cabbiati
Estas importaciones resultaron positivas en cuanto al nue
tomara el merengue, sobre todo si observamos los movimie
desde un ngulo de mayor distancia en el tiempo. Paralelam
acontecer, Luis Alberti se mantena activo e imperturbable
estilo. (Ms adelante el maestro incorpor los 5 saxofones, au
sus 3 trompetas y 1 trombn en los metales).
El asunto de los directores importados y sus individuales in
del merengue, comporta variadas explicaciones. En primer lug
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TRIO REYNOSO.DEIZQUIERDA A
DERECHA, PANCHOLO,PEDROY DOMINGO.
su mayora, estos individuos, ya maduros profesionalmente,
sus diferentes formas de trabajo a las experiencias adquiridas
vos pases. Tenamos, pues, orquestas brillantes con sonorida
ternacional, y sobre todo, organizacin y disciplina, recurso
habamos estado siempre carentes.
El piano, por ejemplo, desde su reverenciado lugar hasta en
su conducto varios pasos hacia al frente, dejndose sentir por
encima de aquel mar de metales, entre mambos y glosas rum
novedad, pas el merengue, con todo y su nuevo esplendor, a s
guaracha cubana con sus tumbaos de piano (tambin llama
toque caracterstico de sonoras y conjuntos del vecino pas. D
mos ms adelante.
De retorno a Luis Alberti, este se mantuvo resistente an
llamarse una agresin, de no haber encontrado la respuesta po
vo por parte de las grandes mayoras, maravilladas con el enc
dominicano y las expresiones mundiales de la poca, tal com
en el celuloide y los acetatos. Alberti rechaz la inclusin de
en su tradicional merengue, manteniendo los floreos de trode aquellos, por lo cual se recuerda a Goyo Rivas.
De vuelta a La Voz Dominicana, tal fue el auge, que ante e
los msicos y la percepcin de los rasgos del swing norteam
dos en el merengue, el trompetista y arreglista Hctor de Le
permanecer por aos en Venezuela formando parte de la suntu
Aldemaro Romero, escribi un atractivo instrumental suste
base rtmica de tambora y gira, tumbadoras y batera, pero c
claramente enmarcado en el jazz. La emisora lleg a utilizar
tema en sus diferentes cambios de programacin. La orquest
adems de lo mencionado, comportaba 4 trompetas, 4 trombo
nes. Tal fue el xito de la pieza, que el reverenciado director d
teamericano, Count Basie, en visita a Santo Domingo, cono
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PAPA MOLINAYLA ORQUESTA
SAN JOS.
habiendo sido tan favorablemente impresionado, invit a de Len a unas
sesiones de grabacin con su famosa orquesta en Nueva York, con intencio-
nes visibles de incluirla en su repertorio. Hctor de Len, sin causa aparente,
no tom en serio la invitacin.
Ms adelante y conforme a la partida de los directores importados, estos
fueron reemplazados por jvenes msicos criollos debidamente capacitados.
Como resultado de ello, la Super Orquesta San Jos, cay en las manos
expertas del trompetista Papa Molina, msico mocano de alto calibre. Instru-
mentista y orquestador, Molina, aunque siguiendo la lnea de trabajo de sus
antecesores, al mismo tiempo puso en marcha sus propias ideas otorgndole a
la agrupacin un nuevo sonido mediante estrategias vanguardistas para la
poca. El merengue, en particular, ya en manos dominicanas, se erige con
todo su esplendor frente a las dems corrientes. Molina cuenta para ello, ade-
ms de un elenco de msicos insuperables, con una lnea frontal de cantores
de la talla de Joseto Mateo y Vinicio Franco.
El merengue impuesto por Papa Molina es sonoro, brillante, espectacular y
a la vez bailable. Introducciones a toda orquesta. La batera e
como nunca anteriormente, pero nicamente acentuando lo
sivos de los metales, y en especial en los intrusos mambos,
aceptados oficialmente. Molina utiliz con frecuencia el unso
fones en los jaleos apoyndose en la resonancia del saxofn ba
damente con el tradicional sistema de armonas cerradas. El p
ci soneando con su usual campaneo, aunque con menos p
las manos del tambin cubano, Pepn Ferrer. En cuanto al r
con su tambora el Chinito Gonzlez, coloso de ese instru
sorpresa de las nuevas generaciones, la orquesta utilizaba un g
para los merengues, novedad aparente en los grupos desde 19
Su nombre: Luisito Rosario, quien tambin tocaba las maracas
Echemos de nuevo un vistazo desde la distancia al mundo y
donde transita don Luis Alberti y su tranquila orquesta. Camb
tes, no se observan. Los comentarios y comparaciones entre am
embargo, abundan entre los grupos de bailadores. En este se
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE351
anotar lo siguiente: Luis Alberti est circunscrito mayormente al crculo es-
trecho de los altos jefes militares y civiles. Su radio de accin se enmarca
dentro de las esferas gubernamentales, sustentado por una admiracin sin
reservas, vigilado desde las alturas (si la expresin es permitida) en cuanto a
la preservacin de su invariable sistema de tocar, suave, sobrio, sin estriden-
cias ni complicadas sugerencias para el bailador, es la peligrosa clientela suya!
Impresionante resulta todava recordar aquellas noches de fiesta en el Cen-
tro de Recreo de Santiago. Alberti al frente de su tropa de msicos, todos
caballerosos, se divisa en el elevado balcn, lugar asignado para las orquestas
en el mencionado centro. Los salones sociales de entonces, comnmente ofre-
can a las orquestas su piano, unas veces en buen estado, otras en condiciones
horrorosas. Esta situacin daba lugar a que algunas orquestas de prestigio,
como la que nos ocupa, transportaran a duras penas su propio piano, aunque
pequeo y sordo, pero aceptablemente afinado. Alberti tocaba tan suave,
que hasta los solos ejecutados en aquel mini-piano, sin micrfonos, podan
ser escuchados sin esfuerzo. Asimismo, la voz de tercio pelo de Marcelino
Plcido, portando una especie de megfono en las manos, llenaba cmoda-
mente el amplio saln, con canciones como la que particularmente recorda-mos, Humo en los ojos.
Las polmicas callejeras se multiplicaban, entre comparaciones y argu-
mentos valederos para cada grupo. Alberti no apareca por televisin, cier-
to; las orquestas de la Voz Dominicana, por su parte, estaban a la orden del
da a travs de la pantalla chica, actividad entonces recin inaugurada en el
pas. Luis Alberti, por el contrario, destellaba solo en los salones de socie-
dad y mayormente, en su cuartel general, instalado en el Patio Espaol del
Hotel Jaragua.
Las otras dos grandes orquestas del Palacio Radio-Televisor, Angelita y
Meldica, presentaban ms o menos el mismo esquema, en parte por la
existencia de un cuerpo de arreglistas encabezado por Radhams Reyes Alfau
y Bienvenido Bustamante, quienes, complementados por otros, producan
msica para todas las agrupaciones a la vez, lo que vino a re
homogeneidad entre unas y otras, exceptuando los arreglos q
tor escriba para su respectiva formacin. i Vsquez cant
gues con la Meldica y Crucito Prez con la Angelita,
mados merengueros.
Alberti permaneci como orquesta principal en el Patio E
una dcada. De sbito, sin nadie esperarlo ni creerlo, comen
rumor de que sera sustituido. En principio, la opinin genera
antes de que esto sucediera, Trujillo lo impedira, tratndose d
maestro y sus msicos haban ido a residir a San Cristbal desd
insinuacin del gobernante, recibiendo ciertos beneficios (nunc
ca), y a costa de tocar muchas veces de gratis, bajo presiones y
El retiro de la orquesta del Hotel Jaragua se consum, p
todos, sin que jefe alguno interviniera. El seor Jos Mara N
trador del lugar, extendi sin penas la carta de cancelacin,
lugar a Antonio Morel y su Orquesta Antillana.
Qu factor tan importante determin la salida del maestro A
la pregunta que se han hecho sus admiradores, y muchos anel da de hoy. Una de las mltiples conjeturas, se cifra en
establecimiento comenz a traer desde los Estados Unidos u
pectculos de baile, formados por numerosas y atractivas muj
pos coreogrficos de entonces, a diferencia de los actuales,
acompaamiento musical, dependiendo de los msicos locale
ciones. A Luis Alberti, como orquesta de planta, le correspon
a una msica agitada, con complejidades y continua, casi sin
yendo sorpresivos solos de piano, resultando todo lo anterior
inconveniencias para una orquesta ajustada a un tipo de ms
bailable y sin mayores complicaciones. El maestro, ante esta
menz a valerse de un pianista de La Voz Dominicana para q
mente se escapara de aquel recinto y viniera a encargarse de lo
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE353
ANTONIOMORELYORQUESTA.
ABAJO: CONJUNTOINTERNACIONAL YLASHERMANASROMN.
espectculos. Aparte del problema mismo, acompaar grupo
populares siempre ha sido un dolor de cabeza para cualquier
questa: nunca encuentran los bailarines que los tiempos son c
han sido en los ensayos; cuando no est muy lento, es demasia
que no hay otra queja. Por fortuna, los actuales trabajan con s
da, con la cual ensayan y finalmente actan.
Para concluir, la situacin arrib a los trminos esperados,
hemos dado cuenta.
En medio de estos mencionados colosos del merengue, su
Antonio Morel con su popular orquesta. Msico de la Orqu
(clarinete bajo), Morel se impone con una especial dote de con
tro, ms que de msica, en el difcil arte de atraer a su grupo
individuos valiosos y colaboradores. No se recuerda el nomb
trumentista popular que en alguna ocasin no ocupara un atr
Antillana de Antonio Morel. Merengues de ritmo vivo, ac
poca, arreglos atrevidos y libertad entre los msicos para hac
ran con el instrumento en las manos, sern solo algunas de la
de la Antillana. Cuando se trataba de un merengue, Mosonoridad fuerte, agresivo y movido, sobre todo cuando no
por la presencia de algn jefe militar; suave, no tanto como
boleros cantados por Luca Flix. La juventud capitalina lo
segua con entusiasmo, incluyendo la faccin ms joven del
cual deveng simpatas y proteccin. La batera impuesta por P
los merengues con cierta moderacin, vino a ser elemento d
bajo la mgica conduccin de este nuevo lder del merengue.
su ejecutante, asestaba un platillazo en cada frase que le pare
No en vano vino a ser apodado por sus colegas como Chich
Morel fusionaba el ritmo del merengue, gira y tambora
pieza de moda que viniera del extranjero, incluido el tango
algn Vals de Strauss, o aquella meloda puesta en boga desde
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE355
Skokian; con este repertorio realiz mltiples grabaciones, muchas de gran
xito. La primera y ms conocida es la del merengue de origen haitiano Mas-
sa, massa, considerado como el disco de mayor venta en el pas hasta ese
momento, unas mil copias. Parte de ese gran xito, le corresponde al cantante
Francis Santana, quien merece especial mencin en este libro, como figura
importante en el difcil arte, aunque no lo parezca, de cantar merengues.
A propsito de Massa, massa y a manera de interludio, Rafael Trujillo,
reaccion enfurecido al escuchar a Francis Santana irrumpir con este meren-
gue en una fiesta en el Palacio amenizada por Antonio Morel y otras orques-
tas; al momento en que el generalsimo pregunt airado, si esta era una
fiesta de haitianos, un mensajero atraves raudo el saln para informar a
Morel y Francis del disgusto. En ese momento, sin mediar palabras, ntese
bien, el popular director cort con los brazos la pieza, y, con solo marcar 2
tiempos, con los pies, el cuerpo y su alma en tensin, la orquesta entera com-
prendi que se trataba del merengue San Cristbal como salida salvadora. Cosas
de la Era!
Poco tiempo antes de la cada de la dictadura, el rgimen p
una emisora paralela a La Voz Dominicana y para los mismos
propagandsticos: Radio Caribe. Sus ondas, de gran alcance
mecan los oyentes con sus diarios editoriales cargados de in
zas, dirigidas, lo mismo a opositores, a la Iglesia como a los gob
mericanos opuestos al rgimen. A semejanza de las tcticas d
ras, sobre todo la de Hitler, estas emisoras, siendo el medio de
de masas por excelencia, reciban un subsidio especial para
auge de las manifestaciones artsticas, desplegando con ello
velo encubridor de su verdadero propsito poltico. En el caso
la msica fue su mejor utensilio.
Radio Caribe funcionaba bajo la vigilancia personal de R
siendo prcticamente el cuartel general de Johnny Abbes; al m
como contraste, albergaba un importante ncleo de msicos,
cutores de primera calidad. Con una programacin de diferen
su estacin gemela, trasmita durante todo el da programas m
RAFAEL L. TRUJILLOBAILANDO MERENGUE .
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE356
nados, por supuesto, con otro tipo de emisiones, para las cuales fue principal-
mente creada. No tan abundante, ms bien especialmente escogido, su perso-
nal musical inclua algunos pequeos conjuntos, tros, junto a gran parte del
elenco nacido de La Hora del Moro en Rahintel.
Pero lo ms sobresaliente de Radio Caribe en cuanto a msica se refiere,
era una orquesta completa formada por los mejores disidentes de la estacin
de Petn Trujillo. Al decir orquesta completa, se entiende que se trata de 4
trompetas, 3 trombones, 5 saxofones, bajo, percusin, piano y 4 cantantes.
Algunas cuerdas eran ocasionalmente adicionadas, de acuerdo a la ocasin.
Esta Orquesta Caribe puede considerarse como la excelencia de la msica
popular criolla en ese determinado momento, si bien de corta existencia, puesto
que su desaparicin sobrevino con el derrumbe del rgimen y el incendio por
las turbas del edificio que albergaba la odiada emisora, del cual no sobrevivi
siquiera el valioso repertorio.
El merengue de la Orquesta Caribe era cosa diferente, mezcla de un Alber-
ti interpretado por msicos de avanzada y arreglos con una visin internacio-
nal mejor definida. El cubano Agustn Mercier y Rafael Solano, compartan
la tarea como directores musicales, pianistas ambos, y arreglistas en funcin.En una ocasin y como un gesto de cortesa de dictadura-a-dictadura, fue-
ron estos msicos enviados a Puerto Prncipe durante las celebraciones del
natalicio de Franois Duvalier. Otras agrupaciones internacionales tomaran
parte en el acontecimiento, quizs no exactamente por cortesa como el caso
nuestro, puesto que llegaban contratadas desde Nueva York. Una de estas
orquestas era la de Machito y sus Afrocubans de fama mundial. Cuando le
toc su turno a los dominicanos, y al arranque de aquel impresionante meren-
gue, tocado con aquel swingy tal presencia musical, la concurrencia, junto a
los mismos miembros de las dems agrupaciones, no pudieron ocultar su es-
tremecimiento, muchos, sorprendidos de que en la Repblica Dominicana
existiera semejante avance. Estas festividades comprendan cuatro bailes po-
pulares con los mismos grupos alternadamente. Sucedi entonces que la gen-
te slo esperaba por la Orquesta Caribe para salir a bailar, lconsiguiente la cancelacin del contrato de otros grupos.
Justo fuera poder ilustrar estos comentarios con una grab
orquesta. Sin embargo, ningn rastro ha quedado de tan ma
pretaciones, ms que el recuerdo de aquellos momentos de c
sionalidad, as como la compaa reconfortante de tan exc
duos, como paradoja, juntos bajo un techo de tanta crimina
Por suerte, el arrasador incendio que devor los arreglos y la
das, no alcanz a borrar estas memorias, hasta hoy dormidas
espacio de la historia.
RAFAEL SOLANO,ALAIZQUIERDA ,YLA ORQUESTA
ANGELITA.
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ORQUESTAS DOMINICANAS EN EL EXT
BILLO FRMETA. Desde 1970 en adelante el trfico de agrupaciones meren
exterior se ha intensificado, mayormente hacia los Estados U
sonancia con las crecientes migraciones de criollos hacia es
incrementado la realizacin de fiestas y espectculos con a
Estos bailes tienen lugar varias veces al ao, con la participaci
de orquestas llevadas desde Santo Domingo, cuando no son lla ciudad en cuestin, formadas tambin por msicos domini
questas, instaladas en el extranjero, se han ido proliferando c
los aos, en cierta forma y casi al mismo ritmo de las locales.
jantes en formacin, sonido y disolucin rpida.
Sin embargo, el ttulo de este captulo, tiene en vista la ilus
al lector sobre aquellas agrupaciones que han cargado sobre
responsabilidad de mostrar el ritmo del merengue en otras reg
que todo, en tiempos cuando la dominicanidad estaba relegad
miento. Poco se conoca de nuestro pas en el mundo durant
renta y cincuenta, que no fuera la dictadura de Trujillo, las
Porfirio Rubirosa, y a un escaso nmero de atributos de los c
haba razn de sentir orgullo. Tratar de imponer el merengue
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE360
ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE361
Nueva York, digamos, era emprender una dura tarea, en una urbe dominada
por comunidades latinoamericanas de mucho ms peso que la nuestra. All,
contra viento y marea, se impuso Ricardo Rico, popularizando por todas par-
tes un alegre merengue titulado: El hombre marinero. Durante muchos aos
fue este nmero, junto a Compadre Pedro Juan, nuestra identificacin musical
en el extranjero.
Asimismo, en Nueva York, enarbolan el pabelln criollo como autnticos
merengueros: ngel Viloria y su conjunto, el cantante Dioris Valladares, el
tamborero Luis Quintero, y Luis Kalaf a cuyo grupo se agrega igualmente Rafael
Petitn, el saxofonista Brunito Garca y ms tarde, el pianista Primitivo San-
tos. En esta misma ciudad el conocido msico cataln Xavier Cugat grab un
lbum de merengues como anuncio de la Feria de la Paz (1955-56); aunque en
el mismo intervino un experto tamborero criollo (Luis Quintero), este ltimo
no logra eximirlo de los marcados errores de cuadre y descuadre del ritmo
en relacin con la instrumentacin, de los cuales se resiente el buen odo domi-
nicano, sin que por ello se deje de apreciar la buena intencin.
En Venezuela, refugio de los msicos dominicanos durante
la dictadura, se establece con gran xito Billo Frmeta desde
orquesta de alto calibre, considerada la ms popular de ese
inicios hasta el ltimo de los das de su fundador. La Billo
mantuvo siempre dentro de su repertorio internacional los
merengues producidos en la Repblica, devengando con ell
invariable por parte de los grandes pblicos de ese pas. Otras
bezadas por dominicanos existan en Caracas, tales como la de
y Porfirio Jimnez. Este ltimo, todava en el 2003, mantiene
de gran envergadura, formada por un personal de primer orden
un repertorio modernista, incluyendo los merengues de la actu
dos por el propio director.
No menos importante para la divulgacin mundial del mer
la orquesta del saxofonista Napolen Zayas, residente en M
Zayas, mantuvo siempre estrecho y frecuente contacto con s
En uno de sus viajes al pas, 1954, form una orquesta de perso
criollo con la cual regres a Europa, llegando a realizar con l
nmero de grabaciones de merengues, logrando buena aceptcomo en su pas.
En cuanto a las dcadas ms recientes (1980-90) y como a
nuevo merengue en el extranjero, justo es mencionar a Bon
Orquesta, el Conjunto Quisqueya, y La Patrulla 15, rad
to Rico, desde donde han irradiado hacia las mayores aglome
ras del continente, enarbolando la insignia de nuestro ritmo y
Igualmente reconocemos en Nueva York el aporte valioso de
zana y Milly, Jocelyn y los Vecinos, orquestas formadas por
sionales dominicanos residentes en esa ciudad.
PORFI JIMNEZY ORQUESTA.
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COMO SE ESCRIBE UN MERENGUE: MSI
PATIO ESPAOLDELANTIGUO
HOTEL JARAGUA.
El estudio de la composicin musical se divide en cuatro
meloda(la principal), que consiste en la sucesin de sonidos de
y duracin ordenados con sentido artstico; armona, la ocurre
de tres o ms notas formando lo que se llama un acorde; el ritm
al pulso mtrico que rige los dos primeros, formando una esp
donde se desplaza y al cual se sujeta el flujo musical; y por lti
importante, la forma. Esta ltima, implica un concepto ineludi
cin del ms simple fragmento, sea una sonata, un concierto, hast
merengue. As, lo primero que debe tener en vista un composi
escribir, qu perfil, contorno, qu forma tendr lo que se dispon
Otros aspectos, no menos importantes y an ms complejos, c
mente, sin que su explicacin resulte pertinente ante el propsi
Mas, si ponemos nfasis en la forma, como parte esencial de
musical, es con el fin de resaltar las mltiples variedades de nue
Comencemos por mencionar el uso de la sncopa, recurso o
la msica afro-americana. Qu es una sncopa? El trmino de
cia de sonidos a contra-tiempo dentro del discurso musical par
un efecto de tensin. Los compases, trmino que define aqu
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE364
ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE365
separadas donde se escriben las notas, como las palabras, tienen sus acentos
naturales en determinados puntos. El desplazamiento de estos acentos a dife-
rentes lugares dentro del comps, crea tensin y gracia en la lnea meldica.
Las personas no avezadas en estos asuntos de ndole ms bien tcnicos, com-
prendern mejor si lo asimilamos al lenguaje hablado. Slo como ejemplo,
imaginemos que al conversar desplacemos el acento tnico de una slaba aotra en forma continua o alternadamente, mediante previo clculo; slo de
imaginarlo se creara un efecto sonoro, si bien dscolo, no exento de curiosa
perplejidad en el interlocutor. As es como se define una msica sincopada.
En efecto, la msica transcurre sobre valores numricos de carcter intangible
que slo se tabulan en la mente del que los maneja. El msico, tal como especific
el filsofo y matemtico alemn Leibniz, no es ms que un matemtico incons-
ciente, puesto que divide y subdivide, maneja valores en el tiempo al momento
que los ejecuta, con el mismo automatismo que camina, habla o re. Estos valores
estn a la vez sujetos a una gama de matices, variedad de acentos y no-acentos,
puntuaciones y silencios, tanto ms cuando se trata de expresiones autctonas.
Toda la gracia de nuestra msica, as como la de otros pases del rea, est
determinada por la sncopa; y estos contrastes sucesivos, minsculos en el
ritmo y la meloda, son el elemento determinante de la sensualidad inherente
a la misma. Cuando una bailadora cimbrea y contorsiona su cuerpo al comps
de un merengue, un son, o bien la msica del Brasil (obsrvense los espect-
culos callejeros de ese pas en carnaval), ritmos de la misma estirpe, no es ms
que la respuesta a una excitacin de tipo sensual en trminos de sonidos, en
funcin y consecuencia de la herencia tnica correspondiente.
Esta excitacin de marras, puede llegar a concitar diferentes tipos de respues-
tas en el sujeto receptor, pudiendo alcanzar niveles de extremo desenfreno,
rayano en la vulgaridad. En cuanto al merengue, muy en particular, vino a
ponerse en boga en determinada poca de su accidentada historia, un provoca-
tivo estilo de bailar bautizado explcitamente como, baile-ventaja, consis-
tente en un acercamiento corporal de connotaciones erticas al comps de
figurajes musicales muy en consonancia con las figuras bailable
la transmisin oral de la poca, termina uno por concluir, que,
Francisco Espaillat y sus diatribas contra del merengue, no de
asidero en alguna forma, sobre todo proviniendo de un hom
ascendencia y formacin, aunque su error consistiera en rechaz
bien difundido, aceptado y bien establecido, propugnando por Lo anterior trae a la memoria la msica romntica, el bolero
que en sentido muy diferente. En principio los cantante s de bole
norteamericanos y su msica, ofrecan unas interpretaciones b
inspidas, sobre melodas exentas de todo contenido emociona
nicamente de sus aflautadas voces. Con el tiempo, surgi una
cia al imprimir atractivos colores de sensibilidad al canto del bo
tonces un diferente y sugestivo estilo bajo el nombre de feeling
atrevidos intrpretes del norte, iniciadores del mismo. A este re
de los estudiosos de esta materia le han asignado a Louis Amstron
pionero de la tal modalidad. Amstrong comenz a jugar con l
frases, logrando trasmitir a su audiencia un diferente mensaje p
canto expresivo, en libertad y penetrante a la vez. A partir de es
mentalidades racistas comenzaron a argir que tal estilo se tra
creado por los negros, y slo para ellos. Pero el asunto no se de
contrario, comenz a despertar inters terminando Bing Crosb
causando revuelo e influencia entre otros. Frank Sinatra se hizo m
canto sugestivo, sensual, persuasivo y desenvuelto en el tiempo
mientras en Latinoamrica la cantante mexicana Toa la Neg
haca lo mismo. Al arribar a este punto, no puede uno menos
precisa y coincidente definicin del maestro espaol Hilarin E
es el arte de bien combinar los sonidos y el tiempo. Eso es exac
se entiende porfeeling: el arte de interpretar una cancin, mane
y la meloda de tal manera que despierte un particular estado
quien la recibe, y en especial donde tiene su asiento la sensualid
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE367
LUIS ALBERTI.
Obsrvese que no se percibe el mismo efecto cuando entramos en contac-
to con otras modalidades rtmicas y musicales. La msica espaola, por ejem-
plo, nos estremece en el sentimiento, pero esta respuesta tiene lugar slo en
determinado hemisferio de nuestro cuerpo emocional, donde est ausente la
picarda, la malicia que se oculta con el velo de la sensualidad. El tango,
por igual, puede sugerirnos drama y sufrimiento, elementos de la cotidiani-
dad; el vals peruano nos resulta evocador, con trazos de tristeza, y la ranchera
mexicana, alegre a ratos cuando no llorona, o bien colmada de hombra, pero
nunca nos traen esos cantares insinuaciones ardientes, tintadas de voluptuo-
sidad, ni de carcter propiciatorio de consumacin fsica amorosa. Esto pue-
de quizs resultar un poco difcil de entender; hara falta un estudio profundo
de tipo msico-neuro-psicolgico, a menos que la promisoria ciencia de la
msico-terapia haga un detour, y se interese por esta importante materia.
Por el momento hagamos un alto en esta sugestiva disgre
gamos el curso de nuestro tema. El merengue puede estar form
mente por sncopas continuas, como tambin puede interca
mtricas con las primeras.
En cuanto a la letra, existen merengues romnticos, msic
el alma, Anoche so, Juanita Morel, Arroyito cristalino); los
(Cualquiera va, A lo oscuro, El jarro pichao) ; narrativos de a
histricos y polticos (Desiderio Arias, La batuta o Se va Hora
temas religiosos (San Antonio, Virgencita del consuelo), y humo
fln, Vyase en Paz, Mal Pelao).
Abundan las referencias a pueblos y parajes (Juan Gomero
as como los que cuentan impresiones momentneas (El p
mesa al caco, Fiesta en la Joya). Finalmente, numerosos son l
el merengue se canta a s mismo: La agarradera, Mi meren
Pedro Juan.
Es de notarse como los autores de estos merengues han sabi
letras con las precisas melodas. Si uno escucha con atenci
digamos, deArroyito cristalino o Con el alma, recibe la impre
trata realmente de una cancin romntica; y an ms, si al
como tal, con ritmo de bolero, el efecto es digno de admira
inteligente de las formas!
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE368
ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE369
Preciso es mencionar uno de los aspectos ms interesantes del merengue y
sus variantes. La palabra pambiche nunca ha sido la ms adecuada. Culpa
del tiempo, (no el musical esta vez, sino el cronolgico) y del constante uso,
pero ms que todo de nuestros msicos, compositores, folcloristas, escritores y
gobernantes que permitieron el acceso de la tal denominacin en nuestro
registro popular como reemplazo de la nuestra, la original manera de referir-nos a una de las expresiones ms importantes de nuestro haber criollo. Lo que
se llama pambiche, corresponde aJaleo en lenguaje puro dominicano (tam-
bin se le llamaba merengue ginchao). Pambiche es una derivacin de
Palm Beach, nombre de una ciudad en la Florida, Estados Unidos.
Vino a ser, que se puso en boga un jaleo o merengue ginchao de letras
jocosas aludiendo una tela barata (Palm Beach), de venta entonces en el pas.
Tanto se populariz la tal pieza, al parecer, que vino a instalarse en las mentes
de los bailadores, terminando por cambiarle el nombre a todos los jaleos que
le siguieron. (Algo similar sucede con la bachata como giro musical, cuando
originalmente es una fiesta barrial de imaginables caractersticas.)
He aqu las letras iniciales del jaleo en cuestin, de acuerdo a la informa-
cin del maestro Luis Alberti:
Palm-beach es mejor que el dril / Y es mejor que el casimir / Con yo voy a
fiestar / Y con mi novia a bailar
Y su msica, reminiscente por cierto de El negrito del batey:
A propsito de este jaleo, llamado pambiche, creemos interesante
transcribir el comentario del folclorista don Julio Arzeno en su libro Del
folklore musical dominicano, publicado en 1927, acerca de e
don Julio:
En cierta ocasin el Departamento de Sanidad tom seria
pecto a las horizontales, llevndolas al cuartel de la Polic
en nuestro pueblo ocupa parte de la fortaleza San Felipe, en
tambin estn las prisiones; y como quiera que el pueblo llamatraje rayado estilo cebra con que visten a los presos, cant s
popular campesina:
Mujey de la vida alegre / No te ponga trite: / Te lleban pay
Despus de la anterior referencia, contina el autor con e
no menos interesante:
El siguiente es ms meldico y expresivo, y tiene el corte del m
Mandaron a bucay ay diablo, / y se present el demonio:
religin / ey que toma Ani dey Mono
EJEMPLOMUSICALDE PAMBICHE.
El jaleo es, en principio, la segunda parte del merengu
alcanza y provoca mayor excitacin en los bailadores. Com
ese clmax, los tamboreros desde antes del pasado siglo, de
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patrn rtmico diferente del original; luego, con el paso imperceptible de
los aos, el toque se fue delineando con las nuevas ideas incorporadas por
las manos de individuos dotados de un alto e innato sentido del ritmo, lo
que dio lugar a nuevas y enrevesadas variantes con una excitante cadencia.
Sin embargo y dejando a un lado lo anterior, vale la pena detener la atencin
si posible fuera, ante la estructura de los merengues aparecidos en el entre-siglo
XIX-XX. De tan preciado material no se tiene abundante informacin, tornn-
dose con el paso del tiempo cada vez ms difcil navegar en es
sentido, tenemos que sujetarnos de la mano y la memoria fragme
nas al borde de la inhabilidad fsica y mental para suplir el vaco d
requerida. Mas, an as, entre recuerdos incompletos no exentos
investigador musical, acucioso por necesidad, descubre una estam
diferente a la ya establecida por los aos. Tal parece que nuestro p
sido objeto de cambios sucesivos, habiendo algunos perdurado p
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oscuro, (A locuro), jaleo que ha desafiado todas las inclemencias del
tiempo, en competencia con El jarro pichao. A estas dos gemas de nuestro
folclor, tenemos que agregar La maricutana de Radhams Reyes Alfau, en
cuanto a la forma a que nos referimos, y alguna decena ms de la misma
especie.
EJEMPLOMUSICAL:A LOCURO.
Y este otro de Jos Sosa tituladoAmoros:
No siempre bastan estos 4 compases para conformar un jaleo: una simple varia-
cin aparece adicionando 4 compases ms, casi siempre como una secuencia de
los anterior, y un coro resumiendo el todo. Tales son los casos de La empaliz de
Luis Kalaf, y Vyase en paz, de Dionisio Meja (Guandulito).
Veamos otras variantes del merengue en cuanto a su forma: una de las ms
predilectas consiste en crear una especie pregunta y respuesta entre los saxo-
fones, preferiblemente, y la voz. Ejemplo de este tipo es el merengue de Luis
Alberti El desguaangue:
Otro no menos cadencioso escrito por Antonio Cruz, titula
Una interesante variedad introducida a nuestra msica c
llamado bolemengue. Tal como su nombre lo sugiere, la inno
consiste en fusionar el romntico bolero antillano con el ritm
El autor de esta modalidad es el pianista y compositor puertop
BABN ECHAVARRAY LUIS SENIOR.
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Senior con su composicin En donde ests. Senior le confi el arreglo de su
nueva invencin a Radhams Reyes Alfau, utilizando este ltimo como in-
troduccin una especie de paseo, de tanto agrado al pblico, que ha permane-
cido en el recuerdo como parte de la pieza misma. Este sub-gnero, a pesar de
tocarse con tambora y gira, no incluye jaleo alguno, permaneciendo la melo-
da tal cual un bolero; completado el canto, la orquesta pasa a un puente instru-mental para retornar a la voz desde la segunda mitad hasta la coda, o simple-
mente da capo, repitiendo todo de arriba a abajo. Tampoco incluye el arreglo
de un bolemengue los figurajes merengusticos tradicionales de los saxofo-
nes. De esto y lo anterior puede el lector inferir que un bolemengue es setenta y
cinco por ciento bolero, y el resto merengue. Luis Alberti, cantando Rafael
Coln, convirti este primer bolemengue en un indiscutible xito.
Otros compositores siguieron los pasos de Luis Senior en la produccin de
canciones de este tipo, entre ellos Julio Csar Bodden, George Moore y Babn
Echavarra, de quien recordamos su bolemengue Enamorado en las voces del
cuarteto Los Solmeos.
El bolemengue pudo haber tenido mayor xito en cuanto a su permanencia
en el tiempo si los ms importantes compositores del pas le hubieran dedica-
do mayor inters a su desarrollo. El argumento anterior, junto a los cambios
impetuosos acaecidos en la mentalidades musicales de las nuevas generaciones,
y mucho ms, frente a un mundo obsesionado por las altas velocidades, desde
la aeronutica hasta los ms simples quehaceres de la cotidianidad, asestaron
un golpe mortal a esta fina muestra de la musicalidad dominicana.
Otra variedad del merengue, bastante socorrida es la llamada salve. Esta,
sin embargo, no merece ser incluida como una verdadera modalidad dentro
del ritmo y baile que nos ocupa. En efecto, la salve no es otra cosa que una
coleccin de cantares religiosos muy difundidos en los campos profundos de
las distintas regiones del pas para conmemorar el culto a la Virgen Mara,
particularmente, y en general en diferentes efemrides del santoral. Estas con-
memoraciones tienen por lo general carcter propiciatorio para fiestas donde
REN CARRASCOYSUGRUPOMUSICAL.
ABAJO: RADHAMS REYESALFAUY JULIO
ALBERTO HERNNDEZ .
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CARTULADEDISCOPROMOCIONANDO
ALANTIGUOHOTEL JARAGUA.
se cantan tonadas eminentemente folclricas de gran rique
gln han sido bastante prdigos nuestros estudiosos costum
donos legado abundante material literario, aunque, como en
de los casos, exentos de anotaciones musicales.
Salve-merengue, o merengue-salve, llmese as a un mere
sus caractersticas rtmicas y estructurales, conformado conextrada o compuesta al estilo de las tonadas religiosas antes
No hemos incluido en este captulo el mencionado Pas
primera del merengue, por considerarlo ya sin uso, slo parte
Muy pocos merengues del extenso repertorio nacional inclu
slo llega a nuestro recuerdo Compadre Pedro Juan como pro
mo. En la realidad, el llamado paseo para referirse a aquell
ocho compases de introduccin (Julio Alberto Hernndez l
en ocasiones a slo cuatro compases), s lo ha existido como
pio de salones, si bien de poca importancia, o simplemente,
mento a las coreografas de espectculo. Nunca hemos visto
ni siquiera en fiestas de cuarenta o cincuenta aos atrs, pe
mar a la orquesta la ausencia de tal o cual paseo.
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LOS CONJUNTOS TPICOS
CONJUNTOTPICODELBALLET FOLKLRICO DELAUNIVERSIDAD AUTNOMA DE
SANTO DOMINGO(UASD).
Nunca haban tenido los merengues tpicos tanto auge y
tanta popularidadcomo en los aos finales del Siglo XX y los i
XXI. Aunque la anterior aseveracin podra parecer no muy b
puesto que cierto nmero (aunque escaso) de personas todav
revuelo causado en las poblaciones, campos y parajes, por i
Abreu, tan solo de pisar tierra en lugares como Montellano,
nico entre otros, para tocar en fiestas hasta el amanecer a prin
XX. Lo cierto es que los conjuntos tpicos actuales, de antao
co ripiao, apelativo de dudosa procedencia, parecen cada v
cuencia suplantar las populares y ya establecidas orquestas y c
acordeonista asegura a la prensa haber tocado con su grupo m
en un corto lapso en la ciudad de Nueva York.
Estos grupos, constituyen la clula primigenia y punto d
msica autctona dominicana que llamamos merengue. Seg
sus antecesores corresponderan a formaciones a base de guit
dose el cuatro, instrumento de cuatro cuerdas como su nom
posiblemente dispuestas en parejas de igual afinacin. El asun
y lugares, de cuando y donde tuvo lugar el mencionado trnsit
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE383
den, queda bien explicado en otro captulo de este libro. Lo cierto es que
tenemos a la vista, como asunto palpable, una formacin ms o menos estable
en el tiempo que incluye un saxofn alto, un acorden, una gira y una tam-
bora, y ocasionalmente, la llamada marimba para emular el sonido del bajo.
Esto tendra lugar hasta un poco ms de la mitad del siglo pasado, cuando la
electrnica toc a nuestras puertas y los pericos descubrieron las ventajasde tocar con un bajo elctrico amplificado, capaz de producir notas musicales
reales y sobre todo tan audibles como se desee, a diferencia de la sorda, inde-
finida e incmoda marimba.
Casi como regla general, el acordeonista es el cantante principal del grupo,
asistido por los dems con el coro, cuando es necesario. El canto del solista es,
por lo comn, en el registro agudo y casi siempre se inician las frases con un
Aaaaay. Algunos de estos cantores han demostrado especiales condicio-
nes vocales como veremos ms adelante, aunque la mayora no llega a alcan-
zar un nivel siquiera aceptable si se utiliza un escrutinio puramente musical.
Sin embargo, esta condicin si tan desventajosa fuera, se escapa inadvertida
con la llama rtmica que deslumbra y resuena desde la tambo
car de la gira.
Tras la demanda, se ha producido una inusitada proliferaci
tpicos lo cual ha trado como consecuencia un notable descens
la calidad de los mismos, pudindose casi asegurar la superiorid
riores en cuestin de dcadas. Uno de los flancos ms dbiles eadvierte en los tamboreros, incapaces en su mayora de mant
inicial a lo largo del merengue, ya de hecho demasiado rpid
acordeonista, para en forma acelerada, cada vez ms, arribar a u
cuando cada uno trata de alcanzar al otro en carrera loca e inc
grupos de este tipo, deambulan a lo largo de los litorales con
hoteles playeros, cuando no se desplazan por otras reas del pa
Estos comentarios podran considerarse impiadosos tratnd
msicos sin ningn tipo de instruccin en su oficio. Mas, no
traemos al frente de esta plataforma imaginaria a los de mayo
lento entre ellos, an siendo todos de la misma extraccin.
En este sentido remitimos el lector a un bien documentad
sugestivo ttulo:Antes de que te vayas (Trayectoria del Mer
co), escrito por Rafael Chaljub Meja. En esta obra, el autor
rrido exhaustivo, rayano en devocin casi personal, a travs
terior de los conjuntos tpicos, describiendo en detalles la vi
personajes ms sobresalientes de este quehacer, sin dejar de
aquellos menos dotados. El lector interesado encontrar en
riqueza de apuntes de primera mano, de escasa existencia en
de nuestro folclor.
PAREJABAILANDOMERENGUE Y
DIONISIOMEJA(GUANDULITO),
AFAMADO INTRPRETEDELMERENGUETPICO.
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RAMN ORLANDO.
EL PIANO
Desde su aparicin en Europa en el Siglo XVIII, el piano ha
mente un instrumento de connotaciones elitistas. Pianistas c
Liszt, entre otros, eran personajes mimados en los ms altos r
ciedad parisina durante sus estancia en la Ciudad Luz. Logr
como alumno de uno de esos dos colosos, era cuestin de alt
consecuencia y como simple ejemplo, mientras cualquier otro
ba slo cinco francos por una leccin, Chopin, conociend
preferencia, se hacia pagar doce. De estos nimios detalles se
significado en trminos de lustre intelectual para una dama ar
do poda acceder aunque torpemente al teclado del suntuoso p
minada velada de estampa real.
An sin existir en el mbito criollo escalafones de tal nobl
trfico de personas establecido entre nuestro pas y Europa, so
con el propsito de cultivarse y ensanchar sus conocimientos. C
cibir durante esos aos en la puerta de cierto nmero de mdic
una placa bronceada con su nombre y la inscripcin: De la Fac
Viene esto a cuenta ante la aparicin del merengue en la
ocupa, como nueva msica y baile que se difunde eufricamen
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE386
ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE387
salones del pas. Msica, letra y baile de corte campesino que alegre y victo-
rioso serpentea por los meandros ms populares del pueblo; mientras que, por
esos recintos, no se vislumbra el menor vestigio de lo que es un piano ni
mucho menos un pianista. Desde entonces y quizs hasta los tiempos presen-
tes, aqu, como en Pars, poseer un piano es asunto de familias con los recur-
sos econmicos propios de la clase media-alta; y llegar a obtenerlo, es condi-cin sine-qua-non para llegar a tocarlo siquiera aceptablemente.
Con estos argumentos en vista, uno concluye por descartar toda posibili-
dad de relacin entre el piano y el merengue en sus albores. Mientras tanto,
sigamos el curso sinuoso de nuestra msica, e iremos descubriendo como bajo
la tutela del tiempo, nuestro monrquico instrumento desciende de sus pala-
cios y se abraza amoroso con la tpica tambora y su hermana la gira.
Los pianistas de las orquestas llamadas de saln, aquellos que tenan la
posibilidad, se servan un acorden-piano cuando de un merengue se trataba.
Ejemplo de ello es Luis Alberti, Rafael Arzeno en Puerto Plata, Primitivo
Santos en Santiago, y otros. El acorden-piano todava subsiste como el ms
aceptable recurso para sustituir el piano y a la vez emular el sonido del acor-
den tpico. Esta emulacin viene a ser sin embargo una salida de emergen-
cia, reconociendo que el sofisticado instrumento no se asemeja en lo msremoto al usual de nuestra msica tpica.
Ahora, preguntar el lector, dnde resida la razn esencial de no usar el
piano en los merengues? En principio, un asunto de volumen: un piano no
tiene la capacidad sonora para competir con 3 trompetas, 1 trombn, 3 4
saxofones, ms tambora y gira; sin mencionar el contrabajo, de igual soni-
do escaso, pero con ms posibilidades de hacerse escuchar por la inherente
penetracin de sus frecuencias. Otro argumento que no podemos soslayar,
es aquel que corresponde al patrn exacto que podra seguir el piano en
conjuncin con los dems en la orquesta. Otra vez tenemos que recurrir al
omnipresente factor tiempo, preponderante elemento en el devenir de la
msica de los pueblos.
Durante los aos cuarenta residi en Puerto Plata el pian
tor vegano Enriquillo Snchez contratado por don Luis Peleg
en sus negocios de entretenimiento (emisoras de radio, salo
la playa, etc.). Snchez era ya un veterano msico, habiendo
en la fundacin de las orquestas en La Voz del Yuna de Bon
radio propiedad de Petn Trujillo. En cierta ocasin, fue prenista por un curioso joven estudiante sobre cul sera la fun
en la orquesta durante un merengue. He aqu transcrita su
mostrativa respuesta:
Ms adelante en la misma dcada, La Voz del Yuna se trasl
para convertirse en la Voz Dominicana; se formaron nuevas o
lugar a la importacin de expertos directores musicales, pia
casi todos. El merengue comenz entonces a cambiar de direcc
se ms internacional en cuanto forma y estilo. Aconteci en
nuevos pianistas comenzaron a inquirir sobre cul sera la ade
tocar el piano en el merengue, ritmo desconocido para ellos.
a las orquestas grandes de la poca, existan los llamados conj
formados por 3 o 4 trompetas, no saxofones, cantantes, perc
(este ltimo asume la responsabilidad de suplir la falta de s
guaracha cubana, como el merengue, arriba a una segunda p
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE389
momento cuando el ritmo se calienta, surgen las inspiraciones y resuenan los
coros y el cencerro. Un solo de piano es mandatorio y esperado, se repite
entonces lo anterior y termina la pieza. Lo que para el merengue es eljaleo,
para la guaracha es el montuno, slo que en el jaleo no interviene el piano,
(hasta el momento).
Sin encontrar un camino ms expedito, optaron los visitantes pianistas porinsertar en el merengue de aqu, el tumbao de piano al estilo usado por los con-
juntos cubanos. En este punto, debemos recordar que las orquestas en cuestin,
desplegaban una seccin de saxofones completa: 2 altos, 2 tenores y 1 bartono.
Veamos algunos ejemplos de estos tumbaos:
Con el tiempo, la prctica del tumbao se difundi, quednd
obligada en los merengues orquestales, hasta la entre-dcada 1despojndose de toda cubanidad, adopt nuevas formas de las
mos a continuacin.
Con el advenimiento y la multiplicacin de los nuevos grup
a partir del mencionado perodo, le fue asignado al piano un r
cuanto al merengue. Nos referimos a un toque ingenioso salid
va de un grupo de pianistas jvenes, quienes encontraron la
sustituir el toque pianstico de pasadas dcadas.
Estas frmulas, aparentemente sencillas, implican una dig
da entre ambas manos incluyendo ocasionales dobles-notas,
tuadas octavas. El entre-juego resulta doblemente interesante
lo como al escucharlo, sin estar exento en ocasiones de sus
Y este otro:
EJEMPLOSMUSICALES:TUMBAOS .
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE391
ejecucin. Estos tumbaos, aceptemos llamarlos as, no son ms que frases
minsculas, repetitivas y compactas, donde entra en juego la fluidez, extrema
concentracin y exactitud metronmica en el ritmo.
Veamos algunos ejemplos tomados de algunos de los ms conocidos pro-
pulsores de esta variedad.
Tumbao de Ramn Orlando
Hemos tratado sobre el uso del piano como instrumento de
orquestas grandes y conjuntos. Veamos en los prrafos sigui
produce la emancipacin del mismo, al erigirse como voz ca
del merengue, en determinadas ocasiones. Para ello debemos
da hacia el pianista francomacorisano Francisco Sim Damir
tantos aos de haberse producido su partida hacia el extranjergada ausencia, no puede menos la memoria que permanecer su
espacio del no-recuerdo, no sin por lo menos reconocer el tra
en favor de nuestra estampa nacional y su msica, en las mano
do de la dominicanidad. Sim Damirn anduvo por todos los
pre junto a su inseparable compaero, Negrito Chapuseaux. E
gre y verstil cantante, verdadero as con un par de maracas
cuando no una gira, por doquiera llev y mantuvo hasta el f
la bandera nacional en sus manos y con ella envuelta nuestra
rengue, como leitmotiv de sus presentaciones.
Mientras Negrito haca delicias con su voz y la gira en ma
mirn desarrollaba un estilo pianstico para el merengue, inco
de sus actuaciones. Chapuseaux y Damirn, irradiaban desde lo
dos hacia todas partes de Amrica y el mundo, sin ms utenpiano y el complemento necesario para producir un buen m
sus composiciones ms recordadas se cuentan: La mecedora, E
las vacas volaran, Por un man, y muchas ms.
Si reconocemos el aporte definitivo de esta pareja de artis
tema del piano en el merengue, justo es mencionar tambi
puertorriqueo Johnny Conquett, quien tuvo la ocurrenci
disco titulado precisamente Piano merengue, incluyendo va
nuestro ritmo. La grabacin en cuestin obtuvo un xito in
que sin canto alguno, pero sin dejar de suscitar gran predil
carcter novedoso.
Este otro de Sonny Ovalle
Y este de Dioni Fernndez
EJEMPLOSMUSICALES:TUMBAOSDE
RAMN ORLANDO,SONNY OVALLE
YDIONI FERNNDEZ .
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He aqu algunos compases de la pieza-ttulo de este lbum
Igualmente, el pianista y compositor dominicano Bienven
dujo en los aos cincuenta una grabacin titulada Merengue e
lizando el piano como elemento principal acompaado de lo
de percusin correspondientes. El disco no pas de ser un int
que exitoso, nunca fue continuado.
PRIMITIVO SANTOSY ORQUESTA.
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EL SAXOFN
TAVITO VSQUEZ.El instrumento que mayor facilidad ofrece para su aprend
fn: basta slo un ao para que un estudiante aplicado pued
menos en forma aceptable. A diferencia del piano o el violn, y
mos el corno o el arpa, entre otros, instrumentos capaces de e
diez horas al da durante largos aos antes de que podamos ex
una audiencia, el saxofn se muestra amistoso y fascinante
voluptuoso y conquistador. Sin embargo, y antes de que el leen serio estas aseveraciones y se apresure a adquirir de inmed
brante sax-tenor, preciso es significar o remitirlo a la exactitud
do: hemos hablado de la facilidad de tocar en forma ms o m
en ese lapso, y nada ms. En verdad, tocar exquisitamente el s
ya otros asuntos.
Dicho instrumento, as tan manejable como se muestra a
quiere, para su dominio, el control absoluto de la embocadura
ello, la emisin del aire en primer lugar, y luego, una serie de
vimientos combinados con la lengua, los labios, en fin todo e
contracciones y distensiones que se hacen involuntarias a fue
precisamente durante un solo ao, sino muchos ms.
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No sabramos establecer en cuales circunstancias se incorpora el saxofn
al merengue dominicano. Esteban Pea Morel lo ubica en nuestro pas cin-
cuenta aos antes de su aparicin en las orquestas de jazz en Norteamrica.
Tiempo anterior, el tres, el cuatro, las guitarras y flautas seran los predilectos
antes de que el inmigrante saxofn se hiciera parte de la escena dominada por
el sonoro acorden. Ya urbanizado el merengue, el instrumento en cuestin
entra en familia y se constituye en seccin. Las grandes orquestas del pas, a
semejanza de las del gigante del norte, ostentaban cinco saxofones: 2 altos, 2
tenores y 1 bartono. Mientras las agrupaciones de provincias, slo incluan 2
altos y 1 tenor, con los cuales producan tan buenos jaleos como los anterio-
res. Los combos, han mantenido nicamente alto y tenor en su plantilla.
Los jaleos en los saxofones constituyen la piedra angular de un buen me-
rengue. Estos jaleos entran en funcin mayormente durante la segunda parte
del mismo. La primera parte est compuesta, o bien por notas largas marcan-
do la armona correspondiente, alternadas con frases al unsono, como tam-
bin se presentan los saxofones con fragmentos de jaleos, armonas, unsonos,
en fin, una combinacin de todas las posibilidades. Los jaleos son normal-
mente escritos, aunque los saxofonistas tienen la habilidad de improvisarlos
sobre la marcha, dependiendo del entusiasmo. El primer alto, lder de la cuer-da de saxofones, es el encargado de trasmitir a los dems la improvisacin del
nuevo jaleo; una vez es presentada, los dems se suman a la misma buscando
rpidamente sus respectivas voces.
Al tratar sobre los jaleos y las improvisaciones nos viene a la mente un
caso divertido digno de mencin. Durante los aos cuarenta, en la Orquesta
Maravilla de Puerto Plata tocaba el primer alto, Julio Barbel. Msico diestro
y a la vez dotado de un perenne buen humor; Julito, con su extraordinaria
digitacin e innata capacidad para tocar el saxofn, se inventaba los ms
intricados jaleos con el fin premeditado de poner en apuros a sus colegas,
quienes deban rpidamente asimilarse a sus invenciones, tal como es la cos-
tumbre en las orquestas dominicanas. Ya establecido el jaleo, y despus de la
tenaz bsqueda tras el figuraje por parte de los dems, Bar
breve respiro e irrumpa entonces con otro ms enrevesado,
proceso, tan cargado de hilaridad para el travieso primer alto
toso para los dems.
El caso de Tavito Vasquez es diferente. Este ltimo, verdad
instrumento, al improvisar sus jaleos, siempre se mostr ms gcompaeros, estando estos a varias leguas de distancia de su
especiales. Tavito es producto de una verdadera saga de msico
engendrados en las callejuelas de Santiago, ciudad donde se
generaciones, recibiendo por va oral las instrucciones de uno
en La Voz Dominicana como primer saxofn-alto en varias or
rodos diferentes. Mas, alcanz su mxima expresin como
tocando en el conjunto Alma Criolla de la mencionada
tpico de merengue donde, estando en plena libertad, dej pla
cidad como solista mediante una fraseologa sin precedentes e
ca y una admirable capacidad de invencin, asignndole al
dimensin hasta entonces no imaginada.
Durante un par de dcadas antes de su fallecimiento, Tavit
parte en un buen nmero de sesiones de grabacin, por medhan podido las generaciones siguientes conocer y admirar la
genial msico. En este sentido, justo es reconocer la labor a
marcha por el tambin saxofonista Juan Coln, quien con una
muy usual se dispuso a transcribir nota por nota algunos de los
grabados por Tavito, recogidos a manera de coleccin, y pre
libro de carcter didctico e informativo. Este trabajo es comp
una produccin discogrfica donde se incluyen estos solos in-e
por el mismo Juan Coln a los cuales l se dio a la tarea de arm
y cinco voces utilizando movimientos paralelos a la meloda.
Tavito Vsquez tiene un lugar de honor asegurado en la po
empeo en demostrar las mltiples y mejores posibilidades de
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PARTITURADECONELALMA.TRANSCRIPCIN
DE JUAN COLNDEUNSOLODE
TAVITO VSQUEZ.
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE401
Pagn, quien sustituy ms adelante al anterior, tambin em
Rico, aunque por la va legal.
A esta misma categora pertenece Scrates de Len (Choc
de la Orquesta Angelita de La Voz Dominicana, y luego de
orquestas de Venezuela entre ellas la de Billo Frmeta. Por lt
como parte de este grupo de profesionales, incluimos a Juan C
destaca en el alto como en el tenor con la misma destreza, com
otras agrupaciones, de Juan Luis Guerra y su 440.
Aunque alejado de la patria desde muy joven, recordamos a
residente por dcadas en Nueva York, donde ha sido conside
publicaciones especializadas en la materia como uno de los me
de esa ciudad, incluyendo los norteamericanos. Por muchos a
de la Orquesta de Dizzy Guillespie, as como de otras orquesta
nas no menos prestigiosas.
En el orden de las presentes generaciones reconocemos a C
dez, quien ha contribuido grandemente en el delineamiento
rengue, y quien se desempea adems en el campo de la pedag
mento. Otros saxofonistas de la nueva generacin que merec
nados son, por coincidencia, nativos de Puerto Plata. Son elloda, alto, soprano y tenor, de espritu modernista y de innato
musical; Sandy Gabriel, y Guarionex Merete, todos poseedore
to y sobre todo conocedores de las nuevas modalidades estils
mento. Por ltimo, aunque no menos importantes, incluimo
(Guri) y Lusn del Rosario oriundos de San Cristbal y Papo C
Juan de la Maguana.
CUARTETOTRADICIONAL
DESAXOFONES .
que tiene nuestro merengue, y con ello, su reclamo de un lugar ms digno
dentro de la msica popular-autctona de las naciones.Otras figuras cimeras se destacan en el firmamento del fino arte de tocar el
saxofn. Mencionemos algunas de ellas no sin afrontar el riesgo de omitir
otras involuntariamente. En el ao 1948 la Orquesta San Jos viaj a Puerto
Rico acompaada de su mentor, Petn Trujillo. El primer alto de la orquesta,
Fidel Fernndez, aprovechando la oportunidad, desert con la ayuda de ami-
gos, causando gran enfado al hermano del dictador. Si bien el msico logr su
ansiada liberacin, no menos cierto es que la orquesta y el pas perdieron a
uno de sus ms eficientes instrumentistas. Sonido hermoso y fraseo expresivo,
junto a una musicalidad sin par, eran slo algunos de los mayores atributos de
Fernndez, quien ms adelante pudo viajar a Venezuela y Nueva York, solici-
tado por las principales orquestas de la poca. No menos talentoso era Oscar
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LA TROMPETA
La trompeta es sin dudas el instrumento primordial en la or
Su sonido brillante, centrado en la regin ms alta del espec
dan esta categora. An ms, la agrupacin define su sonorid
consonancia con el tono del primer trompetista. En el pasad
los merengues no eran tan dependientes de la trompeta como
los aos treinta cuando se conformaron las grandes orquestas
cho ms desde la introduccin de los llamados mambos cojaleos. Antes de estos acontecimientos y de acuerdo a las crn
ser la trompeta un instrumento tan importante en los conju
gue, exceptuando aquellos dedicados a amenizar bachatas o
bles en los barrios populares. En tales casos, cuando de meren
la trompeta (siempre era una sola) cantaba la meloda princi
en el jaleo, improvisar una especie de floreo al estilo del so
Lamentablemente, pocas muestras mediante grabaciones s
ner hoy da de lo anteriormente descrito. Sin embargo, hurgan
vas discogrficas de coleccionistas, puede el lector recrear e
acontecer musical de las pasadas pocas en cuestin.
Hemos introducido el trmino floreo para referirnos a la p
ARMANDO BELTR.
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE405
ORQUESTADEPAPA MOLINA.
ABAJO: PAPA MOLINAY CUTO ESTVEZ.
la trompeta en determinado segmento, el ms excitante del
embargo, este estilo florido, semeja estar presente en todo
cuando menos requerido suele ser, llegando a convertirse en
vicio de interpretacin muy comn en el perodo que nos ocu
neramiento, as podramos llamarlo, llegaba hasta el mismo
nal, alterando sus figurajes mediante una lectura impropia, d
inicial y a todo el largo del mismo. Lo anterior, por supuesto, er
do en las bandas de provincias, sin que las de la capital estuvi
tal ocurrencia.
De vuelta a la trompeta, su rol en nuestra msica popular
los floreos amanerados del prrafo que antecede, justo e
improvisaciones en este sentido nacidas de los labios, las man
de un buen nmero de ilustres instrumentistas. Cinco de ell
pecial mencin: Goyo Rivas, Cecilio Comprs, Leoncio Sa
Estvez y Papa Molina, todos oriundos de la Ciudad del Viad
estos cinco debemos agregar, muy respetuosamente y por reco
Papa Molina, a Moncito Reynoso, si bien no tan conocido
cionados, fue la fuente de inspiracin y modelo para el este
noso era tambin, mocano.
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BAILANDOMERENGUEENUNAFIESTAEN
LA CASADE ESPAA.
FLOREO TIPO GOYO RIVAS
Con la instalacin de La Voz del Yuna en Bonao y luego su
La Voz Dominicana en la capital, se formaron las grandes o
cuales ya hemos hecho referencia. Por su tamao y estilo, se in
gue a las corrientes internacionales. En este trnsito hacia
cargado de espectacularidades, se despoj nuestra msica, hast
ple, de su humilde estampa criolla. El paso efectuado por Alb
otros en ese sentido, se ensanch hasta el establecimiento penetrante, estridente y cautivante a la vez, musicalmente m
que la anterior, bailable y al mismo tiempo elegante.
El merengue pasa a ser el rey de los centros sociales, vesti
tropical y sayos de seda, y junto al brillo de las luces en colores
las lentejuelas, tambin deslumbran las campanas y pistones d
y trombones anunciando la instauracin de una nueva histor
popular dominicana. Ya no se escuchan los floridos y solitar
jaleos, ahora llega el resonar de tres o cuatro incisivas tromp
cin provocativa, cuando no al unsono, en juego armnico
tuibles saxofones.
El pas siempre ha sido cuna de excelentes ejecutantes d
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FIESTAENUNSALNDEL
ANTIGUO
HOTEL JARAGUA.
Instrumento de manejo fuerte que demanda una buena condi
taleza, musculatura labiodental consistente y firme dentaduraltas regiones en la trompeta es asunto de mucha prctica, p
posiblemente, condiciones innatas.
No hay espacio suficiente en este libro para hacer una listad
todos los trompetistas que el pas ha procreado, an si nos ci
importantes. No por ello, sin embargo, dejarn sus nombres
algn lugar de estos escritos, aunque sea en forma separada.
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ICO LORA,FAMOSO
ACORDEONISTA
DOMINICANO.
LA CLAVE
Alberto Beltrn grab en Cuba el merengue El negrito d
Sonora Matancera. Cuando el disco llego al pas, como en
hispana, fue recibido con entusiasmo, incluyendo los msi
fuerza de compartir la cotidianidad con los dems en el mism
den a conmoverse poco ante el trabajo ajeno. En esta ocasi
trataba de un compatriota, querido por todos, cuyo xito en
pena celebrar. Sin embargo, algo mova a murmuracin en rgrabacin: Por qu las trompetas se montaban encima de
de la primera parte al jaleo: no terminaba bien la voz su f
antes de decir que es la cosa ms sabrosa, atacaban las trom
da del jaleo. Asunto bien curioso para una buena parte de
musical. La respuesta estaba en la clave, de lo cual tratare
explicacin, que aunque sucinta, podr satisfacer al lector, c
los inquirientes msicos de entonces.
La clave se toca con dos pequeos trozos cilndricos de madera
pulgadas de largo y dos de dimetro. La gente llama palitos a e
trumentos de percusin. Ahora, la clave no son los palitos: es
una especie de recordatorio, un mero apuntador de una frmula rt
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ENTRE DOS SIGLOS: MSICA Y MSICOS DEL MERENGUE413
Veamos la correccin, tal como se grab:
ce como gua en diversas modalidades de la msica afro-antillana con carcter
severo, inalterable, desde el comienzo hasta el final de la pieza. Cuando, pordescuido o desconocimiento del compositor o arreglista se quiebra el patrn
de la clave, se resiente el msico y se perturba el bailador, el buen bailador!
Incluso, una agrupacin puede prescindir de los palitos como sonido audi-
ble; en su ausencia, habr notado el lector seguramente como el cantante
utiliza sus dedos, para mediante el chasquido, mantener sus inspiraciones en
concordancia de la inexorable frmula.
En la msica cubana, la clave es un asunto sacramental; as, cuando Bel-
trn introdujo su merengue, quien tuviera que preparar la instrumentacin,
detect que determinado punto caa fuera de clave, especficamente, al
pasar de la primera parte al jaleo.
Estos desajustes ocasionales no significan en verdad un grave problema tan
difcil de enmendar, siempre que el arreglista poseyera ciert
capacidad para advertirlo a tiempo.
Mostremos la forma como se solucion este problema, el
oyente le mueva a desconcierto, aparece como la nica y ob
aras de mantener las normas.
Primeramente, mostremos la frase original, incorrecta:
Si observamos con atencin, encontraremos un buen nmgues semejantes al anterior con desajustes en cuanto a la cla
San Antonio de ico Lora y el tan gustado, Cana brava, de T
ALBERTO BELTRN,ALCENTRO, SENTADO.
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BAJOELCTRICODE JOE NICOLS .
EL BAJO
De todos los instrumentos que entran en funcin con el me
es el que ms cambios ha sufrido. Tan inestable en el tiempo c
gue mismo, el bajo se muestra susceptible a cuantas variacione
ridas y aplicadas, tornndose ardua la tarea de enumerarlas y
mencemos por descartar la llamada marimba al carecer de
cientfico o profesional, tratndose de un instrumento sin so
sordo, ms bien amorfo. Ningn valor musical se le puede asigba, ms que la ilusin auto-impuesta por los tros tpicos del p
do lo que podra llamarse, un bajo. Enfilemos entonces nuestro
los grupos urbanos. All encontraremos en principio, la particip
bardino fungiendo de bajo, cuando no se li
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