View
220
Download
0
Category
Preview:
DESCRIPTION
Viaje apasionante por el Languedoc francés y los castillos cátaros.
Citation preview
1
2
3
EL VALLE DE LAS
VIDAS PERDIDAS
Luis Ernesto Romera
Ediciones LERSSOFT
www.elescriturario.blogspot.com
ISBN : 091-11-9490-579-1
4
A todos los que buscan sus raíces
en el inmenso bosque de este mundo.
5
SINOPSIS
Tras un viaje al sur de Francia junto con un grupo de amigos aficionados a la
historia del Medievo, Luigi, un joven técnico en electrónica industrial, queda
fascinado por las ciudades y castillos medievales del Languedoc. Pero sufre una
extraña experiencia en una pequeña aldea, hasta ese momento desconocida por él.
Una experiencia mental que le hará iniciar una búsqueda de sus raíces, búsqueda, que
a su vez le hará romper con todo lo que hasta ese momento era su realidad. Le hará
enfrentarse contra un enemigo al que no ve y descubrir que la búsqueda de su
felicidad va íntimamente ligada a la de su verdadera identidad y el sentido de su vida
al encuentro del verdadero amor. Un libro, contado en forma de vivencias del
personaje principal, lleno de intriga, emoción y a la vez con dosis de comedia
romántica.
6
Me crié en los hermosos valles del sur de la Toscana, territorio de los
ancestrales etruscos, quienes a su vez fueron los primitivos habitantes de
lo que llegó a convertirse en el gran imperio romano, cuna de la lengua
italiana actual y de la mayoría de las lenguas mediterráneas occidentales.
Claro que de eso hace ya mucho tiempo y poco importa hoy día, pero
siempre me gusta recordar eso a todo el que me pregunta dónde diablos
está Grosseto, la tierra que me vio crecer y que siempre añoraré. Lo más
encantador que recuerdo de esa región era su clima estable, poco lluvioso,
lo suficiente para que se obtenga buenos frutos del campo y se vea el sol
en todo su brillo y esplendor casi todo el año..
Viví mis alegres tiempos de indocumentado en lo que podría ser la
rodilla de Italia, a pocos kilómetros del mar, de hecho desde una de las
lomas de la Maremma de Alberese, también en la provincia de Grosseto,
donde teníamos una casa de verano, podía ver, no de muy lejos, los bellos
acantilados que dan al Tirreno. Algo que jamás olvidaré son aquellas
puestas del sol en otoño, realmente bellas e impresionantes, evocan la paz
y la tranquilidad que durante buena parte de mi vida disfruté.
Fui un niño del montón, como cualquiera de mi edad, eso sí, tuve una
buena educación en un colegio privado, mis padres tenían cierto poder
adquisitivo y podían costearlo. Mi adolescencia se podría decir que fue un
poco más dura, sobre todo después de ciertos sucesos traumáticos en el
seno de mi familia, que enturbiaron esa felicidad de la que hasta ese
momento disfrutaba. Pasé por momentos difíciles para un joven
7
preadolescente, pero considero que no hay heridas que el tiempo no pueda
cicatrizar, y a veces con el paso inexorable del tiempo, te puedes dar
cuenta que ciertas cosas son casi mejor que hayan sucedido de esa manera.
Todo lo que nos sucede son engranajes de un mecanismo que nos ayuda a
descubrirnos a nosotros mismos.
De hecho al pasar el tiempo y llegado a la vida de adulto, no podría
quejarme, pues no se puede decir que haya sufrido muchas dificultades, en
cuanto concluí los estudios de electrónica industrial, obtuve un buen
empleo en una importante empresa de fabricación y programación de
equipos de Domótica. Si, muchos de mis familiares me preguntan qué es
eso de domótica, y si está relacionado con los robots.
-¡He dicho: domótica, no robótica! Y de momento poco tiene que ver
salvo por aquello de los programas inteligentes, o salvo que se consideren
robots a los sistemas de iluminación, ventilación y a los equipos
audiovisuales, aunque desde luego estos son cada vez más listos, porque a
decir verdad, dominan incluso la manera y el tiempo que le dedicamos al
ocio hogareño. Más no creo que convenzamos a nadie si le decimos que
su tele tiene inteligencia artificial, aunque nosotros con nuestros sistemas,
logramos que se encienda cuando nota la presencia del dueño en el sillón y
se ponga su canal favorito a determinada hora deseada. Tampoco por el
hecho de que su nevera se conecte a Internet y pueda, previo acuerdo
suscrito con ciertas grandes superficies, comprar determinados alimentos
básicos, aún así, nunca la llamaríamos nevera-robot. Aunque también es
posible que algún día se utilicen los robots para nuestro confort formando
parte de los electrodomésticos inteligentes de la casa, entonces
probablemente sí se podrá decir que la domótica se acercará a la robótica,
8
o viceversa. Bien pues a eso era a lo que yo dedicaba la mayor parte de mi
tiempo, a que determinados ricos snobs, y caprichosos artistas disfrutaran
de sus casas inteligentes con toda clase de confort automatizados o
controlados por un mando a distancia. Por mis manos pasaban toda clase
de invenciones y sistemas de control, y conocía absolutamente todas las
funciones de cada dispositivo, ya que trabajaba en la sección de
verificación y control de calidad de la fábrica. Era el rey de la domótica.
Eso que a cualquier otro le serviría para ligar en los bares de copas, o
en reuniones sociales, creando una aureola de curiosa especialización y
utilizado el tema para llamar la atención de las féminas, en mi caso no me
servía de mucho. Quizás una de las razones es que no frecuentaba esos
sitios, ni era asiduo de reuniones sociales, y a decir verdad, las mujeres se
me daban mal.
Aunque de ninguna manera me consideraba un friki, ni alguien
aislado de la sociedad, pues en la empresa en la que trabajaba, tenía muy
buena relación con mis compañeros, a algunos de ellos, como Roberto, los
consideraba como de mis mejores amigos. Tenía incluso una amiga, con la
que deseaba poder ir más lejos, Belina, la secretaria del jefe, amiga de la
infancia, una joven de carácter apacible, inteligente pero nada altiva. Sus
ojos verdes o marrones, no sabría precisar, pero de una profundidad
suficiente para cautivarme. Su boca no demasiada grande ni sus labios
demasiado carnosos, pero suficientemente llamativos para seducirme. De
ellos sale una dulce y suave voz que me da paz y me inspira confianza. Su
exuberante melena de bellos rizos negros es lo primero que siempre
buscaba por las mañanas al llegar al trabajo, y su ausencia hacía que la
jornada fuera como una monotonía sin resultados.
9
Acostumbraba a acompañarla hasta su casa, sobre todo en invierno,
en su barrio solía haber calles un tanto peligrosas y ella lo agradecía, y yo
notaba que mi compañía le agradaba, pues a veces me esperaba cuando por
algún problema de funcionamiento de algún sistema, salía más tarde. En el
camino a casa, solíamos tener muy buenas conversaciones, lo que llevó a
entablar una noble y profunda amistad. Yo la pretendía desde hace algún
tiempo, aunque no me decidía a hacer saber eso a ella, siempre he temido
al fracaso y no quería echar a perder una buena amistad si ella no me
correspondía. No sé, en las películas parece todo tan fácil, solo se trata de
una cena, acompañar a la chica en cuestión a su casa, una mirada frente a
frente y un beso que da inicio una relación profunda y luego a la cama,
incluso eso último al principio. Pero eso no iba conmigo, en la realidad,
por lo menos en la mía, nunca encontraba esa ocasión para lanzarme con
un beso que la convenciera sin palabras de lo que sentía por ella.
Por otro lado, temía un poco a los compromisos, por eso quizás
postergaba la decisión, también porque en el fondo pensaba que la tenía en
el bote, o eso me parecía a mí, pues a menudo las miradas, esas sonrisas al
verme y los casuales encuentros en el comedor de la empresa o en la
puerta al salir, por eso no tenía prisa por romper esa emoción y esa
sensación intrigante, pero a la vez agradable de ser y no ser.
En cualquier caso, no me veía preparado para adquirir compromisos
como casarme y compartir mi vida con una persona. Y no porque estuviese
acostumbrado a vivir solo, yo vivía en una cómoda casa de clase media
alta con mis tíos Betonna y Casano. Ellos habían vivido en Suiza durante
varios años y con los ahorros alcanzados allí volvieron cuando yo cumplí
los 8 y se establecieron más cerca del clan familiar. Cuidaron de mí desde
10
que tenía 12 años, cuando quedé huérfano al sufrir un accidente
automovilístico en el norte, en un viaje a Milán. Ese fue el trágico suceso
al que antes hice referencia; mis padres solían hacer ese viaje a menudo
por asuntos de negocios, esa fue la primera vez que les acompañaba y la
última. Íbamos también a visitar los Alpes, y otras regiones que yo no
conocía, de la zona norte de Italia, incluso llegaríamos a Suiza, por deseo
de mis tíos. Pero un imprevisto truncó todos los planes, haciendo girar el
camino que seguiría en mi vivir, y aunque no ha sido el único suceso que
ha cambiado drásticamente mi vida, pero si fue del más duro que tengo
constancia, de alguna manera eso me llevaría con el tiempo, unido a otros
acontecimientos a descubrir cosas asombrosas sobre mi familia, mi pasado
y mi historia.
De que manera sucedió aquello, realmente no lo recuerdo bien, se
que el viaje transcurría normalmente según lo previsto, llevábamos varias
horas de viaje y solo faltaban dos para llegar al primer destino. No
habíamos sufrido ni atascos ni ningún incidente que nos atrasara, hasta que
en una carretera de alta montaña, un animal grande, no podría precisar que
fue, se nos atravesó en medio de la calzada, mi padre intentó esquivarlo
pero con tal mala fortuna que nos salimos de la carretera y caímos por un
barranco. Yo salvé la vida casi milagrosamente, quizás, por el hecho de ir
detrás, pues el coche cayó de frente, dejando como un acordeón casi todo
el vehículo, salvo un pequeño hueco justo donde yo estaba sentado. Todo
esto afortunadamente no lo recuerdo, más bien me lo contaron, hubiese
sido demasiado duro para mi tener delante tal imagen grabada en mi
mente, aún infantil, a esos 12 años.
Desde el accidente en el que perdí a los más directos familiares, me
11
aficioné a los recuerdos, sobre todo a los fotográficos, era como si no
quisiera borrar de mi mente la imagen de mis padres, no quería enterrarlos
en el tiempo. Realmente se puede decir que soy un nostálgico recalcitrante,
colecciono fotos, e ilustraciones de toda clase, sobre la ciudad donde me
críe, tengo decenas de recortes de periódicos que mencionan nuestra
ciudad o la región a través de los años y décadas. Pero me han interesado
sobre todo mis raíces familiares, llegué a lograr conseguir, un árbol
genealógico con hasta ocho generaciones atrás, con toda clase de fotos por
año y mes relacionando las con acontecimientos históricos, pues la historia
es otra de mis pasiones. De hecho gané un premio a la originalidad por mi
trabajo con el álbum genealógico, en un concurso en el instituto en
secundaria.
Mi familia siempre ha tenido dinero y posibilidades para conservar
su legado a través de la fotografía. Con una excepción, en mi caso faltan
muchas fotos desde antes de mis tres años de edad. Al parecer, según me
contaron mis padres, había ocurrido una gran inundación y la casa donde
vivíamos a unos kilómetros de aquí había quedado sumergida por la
crecida del Ombrone, el río que riega la comarca. Se perdieron muchos
recuerdos familiares y gran parte del patrimonio tradicional de la familia.
Aún así, he logrado conseguir un inmenso álbum que organizo de
forma genealógica de todos mis parientes, remontándome a los abuelos de
los bisabuelos de mis bisabuelos allá por el 1770. Aunque en estos casos
lógicamente solo dispongo de retratos pintados, que se conservan en
algunas de las grandes casas de algunos de mis tíos ricos. Me he dedicado
a fotografiarlos para poder colocarlos en mi álbum genealógico. La
primera fotografía directa de la que dispongo es de los abuelos de mis
12
bisabuelos paternos allá por 1887, fue difícil convencer a mi abuelo para
que se desprendiera de ella por un tiempo, de hecho tuve que llevarme
todo mi equipo, para escanearla in situ y así volver a sacarla una vez
editada y más o menos reparada de sus daños.
Esto me ha ayudado a conocer algunos detalles e historias de mi
familia, que se remontan a muchas generaciones. Entre ella ha habido
condes, duques, grandes generales, incluso algún cardenal del vaticano.
Algo común en casi todas las generaciones y que identifica mucho a los
miembros de mi familia, sobre todo por parte de mi padre, es el perfil de la
nariz, la mayoría tiene el perfil grecorromano, larga y terminada en punta
gorda. Es curioso que incluso en cuadros o pinturas de miembros antiguos
de la familia, sea un detalle que los identifica, bien es verdad que hoy
después de muchas mezclas, ese perfil se está perdiendo, en mi caso por
ejemplo, he heredado una nariz muy larga, recta, pero mucho con la punta
más fina. Otros tienen la nariz más corta pero gruesa, proveniente de una
línea de mi madre, el caso es que de una manera u otra casi todos tenemos
una nariz llamativa.
Así que dentro de mi gran colección de fotos e imágenes, aunque
faltan muchísimas que no logro conseguir, tengo copias de más de 7000
fotos de familia. Esto ha ocupado gran parte de mi tiempo libre, por eso,
soy poco asiduo a fiestas y lugares de diversión, y por ello también, el
poco éxito con las mujeres, más que poco éxito es que me doy poca
oportunidad para el éxito o el fracaso en esas lides.
En ese proyecto fotográfico, me faltan además, algunas del tiempo de
la guerra, debido a la crisis económica y ciertas destrucciones por la
propia situación, desaparecieron las de algunos tíos y familiares en su
13
niñez, al igual que casi ninguna de mis padres o mía de la época de mis
primeros 3 años de vida. Solo tengo algunas de cuando se supone que era
yo “recién nacido”. Este vacío me ha hecho buscar en diferentes lugares y
visitar a toda la familia, intentando poder llenar el hueco, pero todos tienen
las mismas fotos mías de los primeros meses de vida. Este asunto aparte
de ser una pequeña frustración en mi proyecto, no habría detenido más
importancia para mí, de no haber sido por otro suceso que cambió mi vida.
14
EL VIAJE
Fue en el verano de 2005, cuando contaba con 26 años, junto con
unos amigos, entre los que se encontraban Roberto, quien era además
compañero de trabajo y mi más cercano confidente; luego estaba Giovanni
y Renato, amigos de afición y colegas de un pequeño club de
coleccionistas medievales al que pertenecíamos, era otra pasión que
ocupaba gran parte de mi tiempo libre. Reconozco que mis aficiones no
son desde luego nada comunes, pero aún así no me considero un friki,
aunque a los ojos de la gente lo sea.
Bien pues, aprovechando unas vacaciones en las que después de
varios intentos fallidos, por fin coincidía con mis amigos, decidimos ir de
visita al sur de Francia. Aunque siempre he tenido predilección por el
norte de Italia, los Alpes, y Suiza, después del accidente he evitado dichos
lugares. Por otro lado la zona el sur francés y los Pirineos son mi otra
debilidad, sobre todo Carcassone con sus castillos y fortalezas, siempre
había querido hacer la famosa “Ruta de los Cataros”.
Había convencido a mis amigos para que vinieran con nosotros,
Belina y otra amiga suya, Tania, compañera en la oficina, a lo cual algunos
entusiasmados otros no tanto, accedieron. Pero por circunstancias
laborales, a Belina, no pudieron concederle vacaciones para esa época, y
su amiga al no venir ella, decidió no acompañarnos, lógico por otro lado.
15
-Mejor, -opinaba Renato- así no tenemos que arrastrar de
ninguna carga.
Para él, misógino convencido, el que las chicas viniesen iba a
quitarle la libertad y la agilidad a un viaje cuyo principal propósito era
visitar castillos, buscar artilugios para coleccionistas de la época y revivir
el espíritu del Medievo, no pasaríamos desde luego por muchas tiendas de
suvenires a comprar postales..
A decir verdad, para ellas tampoco hubiera sido un viaje
precisamente divertido, pues nosotros teníamos en común una afición que
para los demás quizás les pareciera excéntrica o poco corriente. Solemos
frecuentar una librería de nuestra localidad que además de libros antiguos,
vende cómics y otros objetos de coleccionistas, esta es frecuentada por
muchos “raros personajes” interesados en los temas más extraños y
diversos.
En nuestro caso, pese a que trabajamos en actividades más
tecnológicas y relacionados con las necesidades de nuestro tiempo, a los
cuatro nos fascinaba la historia y sobre todo como ya he mencionado
antes, el Medievo. Giovanni, quién trabaja en una empresa de seguridad y
vigilancia, instalando sistemas avanzados de circuitos cerrados de
televisión, tiene en su casa un verdadero arsenal, entre lanzas, sables,
mazas, hasta alguna fusta.
Roberto, compañero de trabajo en la misma empresa que yo,
especializado en robótica y autómatas programables, luce en su habitación
una armadura metálica completa, se gastó los ahorros de varios años para
adquirirla, además de coleccionar escudos de armas, y cabezas y otros
restos de esqueletos, de las que desconocemos su procedencia. Según él,
16
corresponden a famosos caballeros cruzados, aunque a decir verdad a mí
siempre me parecieron huesos de perro.
Luego estaba Renato, al que llamamos el ecologista, trabaja en una
empresa de reciclaje de materiales plásticos, papel, cristal y aparatos
electrónicos, el es un tanto más místico y espiritual, como yo, pero en otra
dirección, le interesaban mas los documentos y manuscritos de la época,
sobre todo lo relacionado con las diferentes ordenes de caballeros, los
templarios, los hospitalarios, merovingios y todo lo que tenga que ver con
la defensa del catolicismo.
Por otro lado, al contrario que a Renato, a mí siempre me ha
interesado de la edad media, las luchas con los movimientos disidentes de
la época, los albigenses, los valdenses, petrobruscianos y los misteriosos
cátaros, grupos que defendieron sus ideales en una época de fanatismo y
escasa libertad de pensamiento. Es un tema que me apasiona, tengo
decenas de libros relacionados con estos movimientos religiosos de entre
el siglo IX al XIV. Claro en mi familia no siempre me comprenden, pues
tienen unas fuertes raíces católicas muy tradicionalistas.
-Te vas a volver loco con tantas historias medievales, solía decirme
mi tío Casano, un buen hombre, sencillo, muy devoto a la tradición
católica, y muy papista. A menudo discutíamos porque yo siempre sacaba
a relucir las atrocidades cometidas por los papas católicos en la edad
media, la inquisición, la caza de brujas y la intromisión constante en la
política. Son discusiones que nunca llevaban a ningún sitio, pues casi
siempre el terminaba diciendo :
-Hereje, te van a excomulgar. –m edecía- A lo que yo respondía:
-Menos mal que no a quemar.
17
Bien, pero volviendo a nuestro viaje, escogimos el sur de Francia, y
sobre todo la ruta de los cátaros, por la cantidad de castillos y fortalezas
históricas que ostenta, además porque aunque no tengo facilidades para los
idiomas, sin embargo, siempre se me ha dado bien el francés, cosa que no
me ha sucedido con el inglés, u otras lenguas, que mis tíos siempre han
intentado que estudie. Así que gracias a mis conocimientos de la lengua
gala, serví de guía a mis amigos en lo que tenía que ver con el idioma. No
tuvimos muchas dificultades para movernos de un lugar a otro, pues
habíamos visto imágenes, documentales, mapas de la zona y después de
leernos decenas de guías turísticas, en realidad conocíamos los diferentes
lugares casi como nuestra casa. Aparte de eso, nuestro coche iba equipado
con un moderno GPS de gran pantalla, con los mapas actualizados de toda
Europa, conectado al sistema de sonido del vehículo, de tal manera que
cuando va a dar una instrucción baja el nivel de sonido de la música y
procede a hablar.
En mi caso, soy un obsesionado de los datos, busqué información en
Internet, sobre cada lugar que visitaríamos, guardaba la pagina de la web,
la convertía en formato de lectura y la introducía en mi PDA, ya que era
más fácil llevar toda la información en un pequeño dispositivo a tener que
cargar con decenas de guías y libros o papeles explicativos.
Por fin llegó el deseado momento, partimos raudos hacia nuestro
destino, nos esperaba una tierra desconocida y la vez conocida, tierra de
aventuras y leyendas, estábamos cual niños que los llevan a un parque de
atracciones.
El punto clave de nuestro tour fue la ciudad medieval de Carcassona,
al llegar allí tengo que reconocer que me embargó una especie de nostalgia
18
mezclada con admiración por su historia y los sucesos que allí se
desarrollaron. La ciudadela de Carcassona, ubicada a la orilla del Río
Aude, no dejaba de maravillarme, al parecer es la ciudad fortificada que
mejor se conserva del mundo. Y no pongo en duda eso, porque al entrar en
aquella hermosa villa medieval, llena de torres, llegue a contar hasta 26 y
al contemplar sus dos murallas de más de 3 kilómetros de longitud, aquello
fue para mí y mis amigos como retroceder al pasado de repente. Y tal
como decía una guía turística que pude leer, “uno sentía que podía esperar
en sus puertas que en cualquier momento cientos de caballeros se
adentraran por el puente colgante con sus lanzas y armaduras”. La calle
principal de la ciudad, es la Cross-Mayrevielle, y esta conduce
directamente al castillo llamado Comtal con una extraña forma de
cuadrilátero. A todos nos pareció increíble el grado de conservación de sus
muros, teniendo en cuenta que algunos tramos tenían más de mil años;
desde luego, ya no hacen construcciones así hoy día.
Después, al día siguiente fuimos al castillo de Queribus situado en el
municipio de Cucugnan, en pleno Languedoc francés, en su día al parecer
fue frontera entre los reinos de Francia y Aragón, refugio de los Cátaros y
punto estratégico de defensa y control de la zona. Según cuenta la guía, sus
orígenes se remontan al siglo XI. Está situado a unos 630 metros de
altitud, en la misma sierra escoltada por el puerto conocido como el Grau
de Maury, en el departamento de Aude, desde donde pudimos tener una
sobrecogedora panorámica de las crestas montañosas, el mar y los
Pirineos. Al llegar a la base del castillo, el camino a subir prometía dureza
y no apto para cardiacos, pero una vez que empezamos a andar, a un ritmo
lento pero sin pausas, en poco menos de 15 minutos ya estábamos arriba.
19
Una vez llegado a la cima, vimos sus paredes ruinosas, sus restos de lo que
algún día fue un enorme castillo, pero que poco quedaba de él, no obstante,
no quedamos defraudados, porque lo mejor es la visión que se obtiene
desde arriba
Desde Queribus, nos dirigimos al castillo que todos los expertos nos
habían indicado como el más el más bello de todos, el Perypertuse.
Aunque de él también queda poco, algunas bóvedas y unas cuantas
murallas derruidas, pero teniendo en cuenta que su historia se remonta a
antes del 1070, ya era bastante; se le menciona como el territorio que era
dominio de los condes catalanes de Besalú y en 1240, tras el fracaso de los
Cátaros, pasó a ser posesión francesa.
En realidad nos dimos cuenta que el gran Perypertuse, está dividido
como en dos castillos, dos fortificaciones, unidas entre sí por unos restos
de piedras y malezas. Algunos de los turistas, que bajaban mientras
subíamos hasta allí comentaban lo deteriorado que estaba y que no valía la
pena tanto esfuerzo para llegar hasta allí para ver unas piedras apiladas.
Que incultura y poca sensibilidad por la historia, pensé al
escucharles, pero por otro lado comprendí que realmente había que echarle
mucha imaginación para ver en aquellos restos la monumental obra de la
que hablaban las guías turísticas, por lo menos al entrar parece que no
vamos a encontrar nada más que paredes derrumbadas. Pero lo que yo
siempre pienso al ver estas antiguas construcciones es el gran esfuerzo
requerido para en aquel peñasco construir una fortaleza como esa, sobre
todo pensando en los medios técnicos de aquella época. Aunque también
tuvo su mérito conquistarla y hacerla caer, ¿Cómo pudieron montar un
campamento y armar la catapultas, en un terreno tan escarpado? En fin, no
20
puedo evitar esconderme en mis pensamientos, sin siquiera entrar, cuando
me di cuenta Roberto y los demás ya salían del castillo, mientras yo me
encontraba quieto allí a la entrada, cual estatua de mármol, envuelto en mis
historias, ensimismado en mis pensamientos.
Los acantilados que protegen el castillo son impresionantes. Parece
como si sus murallas nacieran directamente del macizo de roca, y que sus
paredes son las mismas rocas en forma de muralla. Ese día pasamos
bastante frío, pues a esa altura corren muchas corrientes de aire, el viento
azota fuertemente incluso en esta época primaveral del año. Aquel día
tuvimos la primera experiencia con la lluvia francesa. Pero eso le dio un
toque más mágico al lugar.
De regreso a la Cité, como se le suele llamar a Carcassone, no
desviamos por un camino alternativo, a Giovanni le encantaba meterse en
esos jaleos, así que bajamos por una carretera espectacular. Las montañas
cuales monjes reclinados hacia la carretera en señal de veneración, nos
rodeaban hasta casi cubrirnos. La calzada era tan estrecha que se podía
decir que era de un solo coche, y para colmo muchas personas caminaban
por la carretera, de repente había mucha niebla. Cuando preguntamos a
uno de los viandantes dónde estábamos, respondió con cierto acento
español-catalán, fácil de entender para cualquier italiano, que nos
encontrábamos en la garganta de Galamus, además nos preguntó como
habíamos subido el coche hasta allí. No fue difícil entender el porqué de
esa pregunta, de repente nos encontramos en un camino aun más estrecho
y mal asfaltado, el Galamus era una enorme grieta que se mostraba a la
derecha, mientras el techo del vehículo parecía que en cualquier momento
rozaría las rocas de la montaña que se asomaban a la carretera. Por ello
21
comprendimos la razón por la que había tantas personas andando y
muchos dejaban los coches en ciertas salidas laterales de la estrecha
carretera. Eso fue lo que hicimos en la siguiente salida, dejar el coche y ver
aquello en directo, el terreno se abría ante nosotros con una
espectacularidad dantesca, realmente valió la pena llegar hasta allí.
Fue imposible seguir bajando en coche, así que en esa primera salida
que encontramos dimos la vuelta y regresamos por el mismo camino, de
repente empezó a llover de forma escandalosa. Tras una hora de angustiosa
salida, más lentos que los caracoles que veíamos pegados a las piedras,
llegamos de nuevo a la carretera que conducía a Carcassone. Como dejó de
llover, cosa común en estos lares, y en esta época, llueve, sale el sol, luego
la niebla. En los momentos en los que se despejaba pudimos contemplar
sus espectaculares vistas; desde allí pueden verse hacia el norte las
montañas Negras, con sus densos bosques llenos de madera que según
leímos previene del calor en verano, no sé para qué si allí el verano no creo
que se note mucho; luego a un costado se ven a lo lejos los Pirineos,
todavía nevados en aquella época primaveral. Además, desde la parte alta
se nos ofreció una vista del Río Aude y el cruce del Canal del mediodía, o
Canal del Miègjorn, como se diría en occitano, el único canal que une el
Mediterráneo con el Atlántico, además de ser navegable, según leímos
aquel canal se había realizado por un tal Pierre-Paul Riquet, nada menos
que en 1680, en menos de veinte años, todo un récord para aquellos
tiempos, claro que se basó en obras iniciadas por los romanos y
continuadas por Carlomango y otros gobernantes franceses que nunca
pudieron terminar la monumental obra.
Tuve la suerte de viajar con amigos que como yo, les interesa la
22
historia y sobre todo la de aquella dura época de oscurantismo medieval,
así que cada vez que parábamos en algún sitio interesante, yo consultaba
una guía completa y la famosa Wikipedia, adaptada a mi PDA, que
siempre iba conmigo. Mis amigos la llaman agenda electrónica, yo
prefiero como debe ser, PDA (personal device assistent), pues aunque
según ellos es para almacenar direcciones, yo la utilizaba principalmente
para leer libros digitalizados, gracias a que su pantalla retro-iluminada y
con fondo blanco bien imitaban las hojas de los libros, y era posible leer en
ella en plena oscuridad. Para mí, ávido lector, el poder llevar cientos de
libros en un dispositivo tan minúsculo era una gran comodidad, aparte de
la gran cantidad de papel que se ahorra con estos dispositivos.
Roberto prefería esperar a que se desarrollara y perfeccionara el
papel electrónico, más flexible, aunque también tenía su propio dispositivo
lector, un ebook de los primeros modelos.
Tras varios días por aquellas tierras, viajamos a Ariége, un poco más
al sur, donde se encuentran los restos de Montsegur, último feudo de los
cátaros, la experiencia fue fascinante, era increíble haber sobrevivido
encima de un gigantesco peñasco y haber construido semejante castillo.
Eso, o era ganas de complicarse la vida, o espíritu de superación, ¿Instinto
de supervivencia?, no lo sé, pero me parece increíble y extraordinario que
perdure hasta ahora para contemplarlo. Algunos de estas construcciones
las hacían con el fin de perdurar y superar a sus propias generaciones,
igual que ahora, que con 50 años las casas están que se caen.
23
LA EXTRAÑA EXPERIENCIA
Hasta ese día yo me encontraba extasiado por las maravillas que
estaba descubriendo. Por mucho que yo haya leído en las guías, libros, en
mi PDA, en Internet y las imágenes presentadas en las pelis y
documentales que tuve la oportunidad de ver antes de mi viaje, jamás se
puede comparar con la realidad vista por mis ojos, todos mis compañeros
coincidíamos en esa apreciación.
Mi éxtasis sin embargo pronto se convertiría en obsesión, y no por
observar algo más llamativo o bello de lo que había visto, todo era tal
como lo esperaba. Más bien, fue por una experiencia extraña, algo que
jamás había sentido, y en un lugar totalmente desconocido para mí, un
sitio del que no habíamos oído hablar, un paraje que ni siquiera era zona
de turismo, y que no entraba en nuestros planes. No era un lugar
especialmente llamativo por algo en particular, de hecho era una simple
aldea de montaña, pero de toda mi experiencia y visita en el país galo, fue
el sitio que me dejaría marcado para el resto de mis días, de hecho podría
decir que aquella visita cambiaría mi vida para siempre.
Aquello ocurrió el cuarto día de nuestro periplo en el Languedoc
francés, decidimos hacer una excursión hacia Lastours en el macizo de la
Montaña Negra. Queríamos revivir la lucha por la defensa de sus castillos
24
por parte de albigenses y cátaros, frente al temible Simón de Monfort.
Lastours está constituida por cuatro castillos: Quertinheux,
Surdespine, Torre Régine y un poco más lejano Cabaret, posados en la
cumbre de una cresta que domina el valle de más de 300 metros. Hay un
mirador situado sobre la ladera opuesta que permite observar un panorama
magnífico. Y un escarpado camino permite llegar hasta los castillos del
bajo valle. La excursión prometía, bellas vistas, muchos castillos y un
magnifico entorno. Pero debido a que se trataba de carreteras secundarias
el camino sería largo, por ello dado que yo era el único que no conducía,
decidí ir leyendo durante el camino, estaba entusiasmado por un libro
electrónico que tenía en mi PDA.
-¿Cómo puedes leer algo en esa pantalla tan pequeña? -preguntaba
Roberto-
-Sin problemas, tu pones el tamaño de letra que más cómoda te
resulte y listo.
-Pues yo prefiero el ebook, por lo menos es del tamaño de un libro,
además tiene más brillo y contraste, se lee más natural, conozco uno que
tiene un efecto de pasar páginas, como un libro de verdad.
-Bobadas, yo, donde esté el tacto de un libro y el olor a papel, que me
quiten todos esos trastos, -interrumpe Renato, mientras de reojo me veía
leyendo-
-Pues tus viejos libros que coleccionas, solo huelen a moho, no es
precisamente agradable olerlos. -responde Roberto-
-Te diré una cosa, a este -señalando hacia mí- se le acaba la batería a
su cacharro y se queda sin leer.
-No importa, traigo un cargador de coche
25
-¿Y si se te descarga en el campo o en una excursión?
-Tengo el cargador solar
-Si, claro, como aquí tenemos tanto sol, eso te servirá para la costa,
pero aquí....
Apagando mi dispositivo lector, y respondiendo a Renato dije:
-¡Anda que si tuviese que llevar los 100 libros como los que ahora
llevo mi en Palm!, no cabríamos en el coche. Tienes que actualizarte
Renato, que el papel se acaba, nos quedamos sin árboles, mira, lo mío es
mas ecológico.
-Además esto es el futuro, lo tuyo el pasado -añadía Roberto-
-Bastante llena de basura electrónica está la tierra, no sabéis bien la
cantidad de cacharros de esos que pasan por la recicladora donde trabajo, y
que apenas tienen nada aprovechable. El plástico se reaprovecha en
envases nuevos, el vidrio en botellas, hasta las ruedas de coche en asfalto,
pero de esos aparatos, juntamos toneladas de móviles y calculadoras de
esas y apenas se saca un gramo de algo valioso o útil . -afirmaba Renato,
para añadir : -Ah y de los libros sacamos mas papel, reutilizable.
-De los tuyos solo papel higiénico, no?, Porque no negarás que tus
libros viejos para poco mas pueden servir. -respondía Roberto a fin de
sacar de sus casillas a Renato-
-Calla que para incultura, me basta y me sobra la de mis compañeros
de la fábrica, que de Francia solo saben lo de la torre Eiffel y poco más. -
replicaba Renato-
Mientras discutíamos sobre mi PDA, ebooks, libros y reciclaje,
Giovanni, quien conducía, decide emprender el camino por una pequeña
carretera de comarca, pues las vistas según nos dijeron en el hotel, eran
26
magnificas por allí, así que seguimos la carretera que nos habían indicado
dirección a un pueblo llamado Mazamet, al norte. No obstante, debíamos
desviarnos a mitad de camino y tomar una pequeña carretera a la derecha
hacia la pequeña ciudad de Saissac, pero por despiste de parte de Roberto
quien olvidó el cargador de coche del GPS, este se apagó justamente en
ese preciso momento. De esa manera nos quedamos sin poder saber cuál
era el desvío hacia Saissac, ni cuanto quedaba para este, y era el único
camino según nos dijeron que llevaba directamente a Lastours, nuestro
destino.
Después de dar varias vueltas por carreteras minúsculas, que ni
siquiera el incompleto mapa que llevábamos encontraba y ya sin saber
donde estábamos, nos dirigimos por una carretera que en un momento
quedó cubierta cual túnel por un denso bosque de hayas y coníferas, las
copas de los arboles cerraban a nuestro alrededor la visión del cielo, era
realmente misterioso y bello a la vez. Pero quisimos salirnos de esta,
girando a la derecha, pensando en encontrarnos con alguna salida. Este
camino, solo nos condujo a una pequeña aldea casi abandonada, llamada,
según el cartel: “Les Martys”, en el valle de l´Orbiel. Por el reducido
número de casas, no debía tener ni 50 habitantes. A decir verdad parecía
un pueblo fantasma, ni siquiera aparecía en nuestro mapa. Pero dada la
hora que era, decidimos comer allí, aunque no confiábamos encontrar
ningún restaurante en aquel lugar, por suerte llevábamos bocadillos que
conseguimos en una tienda antes de salir de Carcassone. A mí me pareció
llamativo el pueblo, quizás hubiese alguna ermita o monasterio
abandonado para ver.
Aparcamos el vehículo en lo que supongo, sería la calle principal del
27
minúsculo pueblo, en realidad una pequeña aldea, en otros tiempos quizás
más habitado, pero ahora claramente en estado de desahucio. Al bajar del
coche, solo alcanzamos a ver un hombre mayor paseando con su perro, no
menos viejo, a lo lejos. Con ello nos percatamos que la pequeña localidad
si estaba habitada, mas no se escuchaba de niños ni perros ladrando, quizás
el de aquel hombre mayor era el último que quedaba.
En cualquier caso decidimos echar un vistazo antes de partir y buscar
un lugar para comer. Mas el sentimiento que me invadió al bajarme del
vehículo, fue algo nunca experimentado por mi hasta aquel día. De repente
sentí que todo aquello que se presentaba delante de mí, me era familiar. Y
aunque la luz del sol, muy brillante y claro ese día, a diferencia de lo que
era común en aquellas tierras, me impidió en un principio ver claramente
los detalles del pueblo, me fui adentrando en una calle perpendicular a la
que daba entrada y sin perder de vista donde aparcamos el coche. A la
izquierda dejamos atrás un estrecho camino sin asfaltar que conducía a una
casa con un establo donde descansaban un buen número de caballos. Pero
a la derecha, tras un viejo muro del resto de una antigua vivienda ahora
derruida, había una calle empedrada con adoquines que se adentraba en el
pueblo.
-Vamos por aquí. -les insté a mis amigos-.
-¿Por qué tenemos que ir por allí? -preguntaba extrañado Renato, el
más reticente de los cuatro a detenernos en el minúsculo pueblo-.
-Es cierto, -allí no hay nada especial comentaba también Giovanni-.
-Seguidme, esto me suena familiar. -Respondí, sin siquiera
percatarme bien de lo que estaba diciendo-.
-Si claro, llevas tres días en Francia y ya conoces hasta el pueblo
28
más minúsculo.
-¡Pero Luigi si esto ni siquiera aparece en el mapa! -argumentaba de
nuevo Renato-.
-Por esa próxima calle a la derecha, creo que se va a una plaza que
tiene un gran árbol en medio. -eso lo mencioné con la convicción del que
sabe lo que dice-.
Roberto, adelantándose a los demás, llegó hasta la intercesión mencionada
y se detuvo, quedándose asombrado mirando lo que tenía enfrente, no
porque fuese espectacular, sino por mi acierto al indicar lo que allí se iba a
encontrar.
-Pero Luigi. ¿Tú te has aprendido la guía de memoria o qué? ¿Para
qué queremos tanto mapa, ni GPS, teniendo a este? -dijo en son de broma,
pero a la vez de admiración por la exacta descripción que di del lugar, sin
siquiera haberlo visto de lejos, pues la aldea apareció de pronto entre el
denso bosque. Cuando todos los demás compañeros se acercaron, también
quedaban perplejos y llenos de admiración.
-Si claro, dinos ¿Que más hay en esa plaza? -Preguntó Giovanni con
cierto tono escéptico, mientras yo aún no me había adentrado a la plaza -.
-Creo que hay una tienda de comestibles con cajas de frutas. Y una
estatua grande al lado del árbol –apunté de nuevo-
Efectivamente, al llegar a la pequeña plaza, a la derecha, había una
pequeña y abandonada tienda que aún se podía leer D'outre-mer, o
“Ultramarinos”. Y sorprendentemente también estaba la estatua metálica
enfrente de la tienda y al lado del árbol.
-Os lo aseguro, no sé cuándo ni porqué, pero yo he estado aquí antes.
Aquello solo sucedió en ese lugar del minúsculo pueblo, pero al
29
acercarme a la plaza, por la calle que llegaba hasta allí, también observé un
gran portal de un viejo edificio de piedra que me atrajo tal fijación, que se
me pusieron los bellos de punta. Me venía a la mente un vago recuerdo, si,
me veía entrando en el edificio y subiendo por una escalera, con azulejos
de colores llamativos. No pude comprobar si eso estaba allí o no, porque el
portón estaba cerrado con un candado, es posible que allí ya no viviera
nadie, pues el edificio se veía en estado de abandono y ruina. Mientras
caminaba por la plaza, la lluvia de recuerdos no paraba de atormentarme,
como si de pronto se me abriera una parte de la memoria que tuviera
escondida o encerrada en lo más recóndito de mi cerebro y explotara
sacando a la luz momentos y situaciones asombrosamente claras en mi
mente. Recuerdos de muchedumbres, de personas muy altas, saludando y
sonriendo y el rostro de una mujer que me acompañaba, pero que no logré
asociar con ninguna persona conocida. Además de imágenes me venían a
la mente sonidos como de música, personas dirigiendo sus miradas hacia
mí y hablándome a mí, pero sin lograr entender lo que me decían. También
me vino a la mente una gran casa de madera, pero no logramos encontrarla
en la pequeña villa.
Todos estábamos extrañados por la experiencia. ¡Jamás había salido
de Italia en mi vida!. Apenas había salido de la Toscana, solo aquella
ocasión del accidente donde perdí a mis padres.
Sin poder olvidar la curiosa experiencia, abordamos a un habitante
del pueblo para preguntar por algún sitio para comer, y este nos dirigió a
una venta a la salida del pueblo además muy amablemente nos dijo que
cerca de allí había una especie de garganta montañosa y caída de agua de
las nieves fundidas muy bonita de ver. Conversamos un poco sobre el
30
pueblo y su historia, el hombre nos contó que él había escuchado de su
abuelo que el nombre “Les Martys”, era en honor a un grupo de cristianos
que fueron quemados vivos hace muchos siglos. Tengo que reconocer que
vinieron a mi mente imaginaciones sobre ese suceso, pero lo atribuí a la
cantidad de veces que leí sobre las hogueras de gente en la inquisición.
Aquel sencillo hombre, no pudo concretar qué clase de cristianos fueron
torturados allí, pues según contaba era una leyenda del pueblo..
Haciendo caso a aquel amable hombre nos dirigimos hacia ese valle
del que nos habló buscando la garganta. En un momento dado vimos un
pequeño letrero que indicaba el camino, decidimos por mayoría , solo con
la oposición de Renato, bajarnos del auto y seguir por un sendero andando
hasta el lugar. Al ir por el camino un tanto lejos del pueblo que ya no
lográbamos ver por lo escarpado del lugar, encontramos una casa de
madera y de nuevo la extraña sensación, mientras mis amigos comentaban
la curiosa casa y seguían por el camino comentando lo que significaría
para cada uno de ellos vivir aquí, con tanta paz y naturaleza, yo sentía la
curiosidad por entrar en la casa, algo me decía que yo había estado allí.
Subí por la pequeña escalera que conducía a la puerta y toqué. En poco
tiempo me abrió un señor que me preguntó rápidamente si era alguien
interesado en comprar la casa.
-No le dije, solo quería verla.
-Esto no es un museo, para que usted la vea, sino es porque esté
interesado en comprarla. -me respondió el hombre, ofendido por mi
petición-
La curiosidad por entrar era superior a mi timidez ante aquel antipático
señor de unos 60 años, parece que vivía con su mujer, de unos 50, con
31
aspecto más de sueca que dé francesa, con unas gruesas gafas, y que no
hacía más que mirarme de arriba abajo, como tratando de estudiar si era o
no de fiar .
-Bueno, tal vez si esté interesado por comprar.
-Entonces, adelante, pase..
Alcancé a ver a mis amigos de lejos haciendo señas, como queriendo decir
qué clase de locura estaba haciendo. El hombre, que de repente se había
tornado un poco menos brusco y más amable, me ofreció un café.
-No gracias, es que tengo que comer pronto y no suelo tomar café
antes..
-Quiere comer algo, -dijo la mujer, sin mucho interés como
esperando un no de mi parte-
-No, gracias tengo a unos amigos afuera que me esperan para comer
juntos, muy amable señora.
Según me iban enseñando la casa, yo iba reviviendo momentos muy
borrosos y lejanos, pero como si ya la conociera, casi todo me era familiar.
Al salir, tomé nota del precio, su nombre Marcel Larroux y su teléfono en
el bloc de notas de mi PDA, simulando cierto interés para llamarle si me
convenía la oferta. Y me despedí de ellos, no sin antes preguntarle al señor
de la casa, como podía ir al valle y el salto de agua del que habló el otro
hombre del pueblo.
-Siga por ese camino, va directo allí.
-Adiós, gracias Bon Homme.
Esto último lo dije, sin percatarme de que le había usado una expresión
occitana utilizada por los antiguos cátaros y relacionada con los que habían
recibido el llamado Consolamentum, o ritual de iniciación, el hombre
32
extrañado por tal expresión, se echó a reír. Culpa de todo lo tenía el libro
que iba leyendo por el camino. La expresión de extrañeza de aquel hombre
y su reacción por el término utilizado hacia él fue lo que hizo darme cuenta
que no era eso lo que quería decir.
Bien, después de esa anécdota, nos pusimos rumbo a disfrutar de las
vistas, según iba transcurría el tiempo, decidimos dejar para el siguiente
día la excursión a Lastours, en realidad, ya ninguno de los cuatro opuso
resistencia a seguir por el camino que andábamos, el paraje era realmente
de increíble belleza, se respiraba aire puro. Todo el camino por donde iba
me parecía familiar, conocido, pero ya no me atrevía a decir nada de ello a
mis amigos, para no seguir incordiando con mi "déjà vu".
Seguimos la senda, tras dejar una densa arboleda, llegamos a un
paraje de sobresaliente y exuberante vegetación, el camino casi se cerraba
y se escondía entre el verdor, y la humedad hacía que la temperatura, pese
a ser Mayo, pareciera Febrero. Entonces fue cuando llegamos a una
explanada amplia. Se colmaron todas nuestras expectativas al ver lo más
bello que habían visto nuestros ojos en cuanto a naturaleza, una montaña
que acababa abruptamente y dejaba un amplio hueco, al otro lado una
inmensa grieta en el terreno, hacía que el agua cayera desbordada en una
fina pero impresionante caída de agua, que convertía aquel paraje en un
paraíso a la vista.
-Deberíamos comer aquí no os parece. -Reclamó Roberto-.
Todos mis amigos estaban extasiados del lugar y no paraban de hacer fotos
de un lado y de otro. Yo en cambio sabía que esto también lo había visto
antes y el sonido del agua caer me hacia abrir los ojos cual infante que ve
por primera vez algo grande y llamativo.
33
Después de un buen tiempo, quizás dos o tres horas, realmente
ninguno deseábamos abandonar aquel tranquilo y relajante lugar,
decidimos que era hora de regresar, pues se acercaban nubes
amenazadoras en el horizonte, y siendo Francia, ya sabíamos lo que eso
podía significar.
Por fin al día siguiente cogimos de nuevo carretera camino a
Lastours y esta vez si llegamos al destino, todo lo que esperábamos en
cuanto a majestuosidad y belleza lo tenía aquel lugar y no nos decepcionó.
Pero ya no era lo mismo, por lo menos para mí. El recuerdo de la
experiencia del día anterior me había dejado bloqueado, como si algo de
mí se había perdido allí, no dejaba de pensar en aquella plaza, la gente
pasar de un lado y otro, la casa de madera, gente muy alta y sonriente todo
el tiempo.
Tenía que saber que podía significar todo aquello. Me lleve un buen
número de fotografías, que hice con el propósito de saber algo más sobre
aquel lugar y su historia. En el hotel no pude encontrar nada, y hablar con
el recepcionista tampoco me sirvió de mucho. En la oficina de turismo en
Carcassona, me dieron un folleto sobre un hotel rural en los alrededores y
solo pude averiguar que aquel pueblo había sido abandonado
paulatinamente por sus habitantes, quedando actualmente solo unos 200
aproximadamente. Pero no me pudieron dar más información sobre su
historia o sucesos llamativos que indicasen el porqué me era tan familiar.
Me cercioré por si había salido en alguna película o reportaje, como había
sucedido en Lastours, Carcassone, incluso en Cabaret, Montreal y otros
lugares pintorescos de Languedoc, pero no era un lugar llamativo en ese
sentido.
34
-A todo el mundo le ha ocurrido alguna vez esto Luigi. Afirmaba
Renato
-Eso fue un “"déjà vu"”, son visiones de una vida pasada, aseguraba
Roberto
-Anda, no digas tonterías Roberto, esas son cosas de la mente, alguna
fotografía o un documental de la tele que habrás visto y ahora lo recuerdas,
o es más que eso. Respondía el escéptico de Giovanni.
-Según me han dicho, esto nunca ha salido por televisión , ni se han
hecho películas en ese lugar.
-Pero si todas estas carreteras salen siempre en el Tour de France con
los ciclistas, por eso te parece familiar. Dijo Renato
-Si pero en la cerrera siempre enfocan a los ciclistas no las vivencias
ni los interiores de un pueblecito, y menos siendo tan poca cosa.
-Bueno, pues lo habrás visto en alguna enciclopedia, pero seguro que
lo has visto, además pueblos como estos habrá muchos por aquí. Pasa
como en la Toscana que casi todos los pueblos pequeños son iguales.
-Pero cuando estaba allí, en mi mente veía además personas y me
venían recuerdos de voces, música y hasta palabras que me hablaban. No
llego a recordar bien que me decían pues parecía como un francés, pero
distinto. Es difícil de describir.
-No sigas Luigi, eso es un "déjà vu". Seguro que tú en tu vida
anterior has sido alguien que vivía aquí. Y ese áurea de vida anterior te
hizo venir con algún propósito.
-Anda, Roberto, tú sí que has visto muchas películas, replicaba
Renato.
Después, la conversación de tornó en bromas sobre las diferentes personas
35
que pude haber sido en esa supuesta vida anterior. Yo nunca he creído en
esas cosas que decía Roberto, pero el realismo de mis sensaciones allí, me
hicieron pensar.
Por fin el viaje concluyó, y se puede decir que fue una experiencia
magnifica, prometimos volver a viajar juntos en otra ocasión y
quedaríamos para poder decidir dónde.
36
EL MENTALISTA
Al volver a la realidad, en la Toscana, ver otra vez el sol y el mar, del
que casi había olvidado que existían en la nublada Francia, esto me
devolvió la alegría que empezaba a perder en aquel país tan lluvioso,
acostumbrado como estaba yo a las escasas lluvias de mi provincia. Como
tenía todavía unos días más de mis vacaciones, decidí ir a la ciudad de
Grosseto, desde que tengo Internet no lo había hecho, pero fui a la
biblioteca principal en busca de más información sobre el misterioso
pueblo francés que tanto atrajo mi atención.
Ya que no se cumplieron mis expectativas, siendo escasa la
información encontrada y nada relevante, simplemente se hace mención
como un pequeño pueblo de Langudoc francés. Entonces indagué aún más
en Internet donde tampoco encontré nada importante o revelador, casi lo
mismo que en la Biblioteca. Recordando las palabras de Roberto, busqué
información sobre “Déjà vu”, o “paramnesia”, lo que me llevó a una
asociación de expertos en el tema, que curiosamente tenían un centro en la
ciudad.
Al día siguiente, armado de valor fui allí en busca de información
sobre mi experiencia, pues llevaba varios días en los que además soñaba
con aquel lugar y no lograba quitarme de la mente la visión de las personas
saludando como si fuera desde lo alto y hablando cosas totalmente
37
indescriptibles, he de reconocer que me intrigaba muchísimo lo que esto
pudiera significar. Decidí ir solo, pues sabía que ninguno de mis amigos
iba a entender que consultara a uno de esos chiflados, o como los llamaba
Giovanni, los “mentalistos”, expertos en engañar a los ingenuos.
Al llegar a la vía Bobetonna en el número 10, había un portal con una
gran placa en la que aparecía el nombre Juiliano Gaztanelli “Mentalista”.
Estuve un tiempo pensando si entrar o no, jamás había confiado en este
tipo de personas, me parecían charlatanes que solo hablaban palabrerías
para ganar dinero. Bueno, ya que estoy aquí, que puedo perder me dije,
total siempre me puedo levantar en cualquier momento e irme.
Así que atravesé aquella entrada defendida por una especie de cortina
negra con letras y símbolos extraños. Una vez dentro, me encontré con la
recepción, me resultaron llamativas las imágenes llenas de símbolos
orientales, algunos cuadros con especie de escudos con letras inteligibles
que colgaban de la pared, triángulos con formulaciones extrañas. Todo
parecía esotérico. Espero no haberme metido en un grupo de locos
espiritistas, pensé.
En la recepción había una joven de penetrantes ojos verdes, y larga y
lisa cabellera negra, con una sonrisa seductora y una voz de muñeca,
vestida con un ceñido corpiño que hacía resaltar una delantera de infarto,
su presencia me hizo tartamudear, y solo con su ayuda pude terminar de
formular la razón de mi visita. Ya que no tenía cita previa, me hizo esperar
un poco en una especie de estancia, una pequeña sala con iluminación
suficiente como para poder leer, aunque ninguno de los temas de las
revistas o libros que pude ver allí llamaron mi atención, salvo uno con un
repulsivo pero llamativo tema : “La curación por la orina”, me pareció tan
38
absurdo y la vez tan inquietante que lo tomé en mis manos para darle una
ojeada y reír un poco, pensando en lo ridículo del tema, pero me
escandalizó la manera de presentarlo como un libro serio y con base
científica, estuve por lanzarlo de asco al leer consejos tan repulsivos sobre
métodos para ingerir orina que el libro sugería, que si tomar orina por las
mañanas, que si mezclarla en ensaladas y otras recetas a cual más
repugnante.
Aunque en realidad solo lo solté de forma precipitada, como si algo
malo estaba haciendo, como cuando mi madre, siendo yo adolescente, me
descubrió con una revista de adultos. En este caso, sentí lo mismo, cuando
la acaramelada voz de la recepcionista me indicó que era mi turno y a la
vez mencionó que si me interesaba el libro podía obtener uno. Algo
ruborizado, rechacé la oferta, agradeciendo el detalle, pensando en que
podía pensar de mi leyendo semejantes ideas. Aunque por otro lado, pensé
que si estaba el libro allí es porque esta gente creerá en esas cosas, en fin,
preferí olvidar el episodio. Acto seguido me hizo pasar a otra sala interior
en la que parece ser estaba la consulta del mentalista.
Me recibió un hombre alto y muy delgado, melena canosa y poco
arreglada, con unos ojos grandes que parecían salirse de sus órbitas y con
tal penetrante vista que me intimidaba. He de reconocer que aquella
situación me estaba poniendo muy nervioso, pues al hablar, me sentía
torpe y no me salían las palabras, tartamudeaba como nunca lo había
hecho. El hombre, al contrario muy seguro de sí mismo y afianzado en su
espacio, me hizo pasar a una sala pequeña donde tenía su despacho.
Parecía como si me iba a comer con la vista, de arriba a abajo como si de
un examen corporal se tratase. ¿Será gay? -me pregunté por un momento-.
39
Su tendencia sexual sin embargo quedó clara cuando llamó a la joven
recepcionista con un seco, pero fuera de dudas: -Cariño, lleva estas notas
al archivo, por favor, ah y trae el libro del Dr. Moody.
-Es guapa, eh. Es mi mujer, siempre le digo que venga un poco mas
recatada, pero que le vamos a hacer ella es así.
Esto lo dijo, tras haber observado como mis ojos se plasmaban en
lugares prohibidos de la superdotada recepcionista, ni que decir tiene que,
apartando rápidamente la vista intenté torpemente aparentar que no me
había dado cuenta de su extraordinario y llamativo físico.
-Si, bueno si, la verdad no la había visto, bueno si la he visto, pero en
fin tiene usted suerte de tener una esposa tan...
-¿Tan buena? ¿Maciza? ¿Cañón? ¡No sea tímido hombre!, suelte lo
que piensa, ¿no sabe que yo puedo leer sus pensamientos?
Aquello, lejos de relajar mis nervios, me los tensó aún más. Solo la
explicación posterior me tranquilizó un poco, al parecer se lo hacía a todos
los clientes para romper el hielo.
A continuación empezó un interrogatorio exhaustivo y
pormenorizado de mi viaje y de la experiencia que tuve en Francia. Con
sus insistentes preguntas le tuve que contar todos los detalles de lo que vi,
sentí, las razones que me llevaron a Francia, las circunstancias que me
llevaron a ese pueblo, y un sin fin de cuestiones que me parecían poco
relacionadas con el tema, pero que obedientemente respondí sin rechistar.
Mientras preguntaba, no hacía más que anotar datos en su libreta, y casi
sin quitarme la vista de encima.
A partir de ese momento, empezó a formular una serie de teorías a
cual más extraña y rocambolesca. Me dijo que todos estamos en un círculo
40
vicioso de reencarnaciones y a veces quedan ciertos recuerdos de vidas
pasadas. Por lo que me explicó, lo que yo había experimentado fue un
“Déjà visité”, que según me dijo, se trataba de una experiencia aunque
menos frecuente que un “deja vú”, abarcaba más que eso pues era el
extraño conocimiento de un lugar del que nunca se había oído hablar, pero
que a uno le parece totalmente conocido. Uno puede saber encontrar el
camino por una ciudad o lugar nuevo sabiendo al mismo tiempo que no
puede ser posible. También me habló de los “Déjà vécu”, una experiencia
que envuelve más que la simple vista, por lo que incluye una gran cantidad
de detalles, pero solo percibiéndose las sensaciones vividas no solo
imágenes.
Así, por las explicaciones del supuesto experto, al parecer yo
experimenté ambas sensaciones juntas, lo cual según el indicaba, eran
cosas y sucesos que había vivido con seguridad en una vida anterior. Me
invadían un sin fin de preguntas al respecto, pero temía formularlas, quizás
para que no pensara que no le creía, aunque en el fondo era así.
Pregunté el porqué de tantas reencarnaciones, y él me respondió que,
esto era con el propósito de mejorar el alma, con cada reencarnación
podíamos mejorar algo que teníamos deficiente en vidas anteriores e
íbamos perfeccionando.
-¿Hasta cuándo?
-Hasta alcanzar lo que los budistas e hindúes conocen como el
Nirvana. Llámelo séptimo nivel, o nivel de purificación absoluto.
¿Cómo puede estar seguro de eso? -le pregunté pues no cabía en mi
cabeza tal explicación.
Me habló de viajes astrales, de transferencia mental y de los
41
experimentos de un tal Dr. Moody, al que citaba frecuentemente. Insistió
en que probara algunos de esos métodos, en los que él era experto, eran los
mejores métodos para descubrir vidas anteriores y cosas por el estilo.
Pese a que por momentos casi me convence, con lo poco de
exceptivo que me quedaba le dije no, en el fondo es que no me resultaban
muy atractivas dichas actividades, sin ser tajante, le indiqué que ese tipo de
experimentos mejor lo dejaríamos para otra sesión. Realmente reconozco
que tuve cierto reparo, mejor dicho miedo, pues aunque siempre he sido
escéptico en ese tipo de cosas, la manera tan convincente de explicar los
asuntos, exponiendo todo con una lógica aplastante, casi convincente.
Antes de marcharme, y cobrar la cita, me dijo algo, no sé si para
atraer mi atención o para suavizar el sablazo económico que me iba a dar,
o si realmente se trataba de verdadera intuición de su parte :
-Sabe una cosa, señor D´Pascola, estoy seguro que usted en su vida
anterior fue un cátaro. Y vivía en una aldea de Languedoc.
-¿Cómo puede saber eso? -fue mi inocente e intrigante pregunta-.
-Usando mi poder extrasensorial he podido leer en su mente las
imágenes que usted observó.
He de reconocer que al principio me dejó sin argumentos en contra,
la seguridad con que hacía aquellas afirmaciones, con una naturalidad,
como si de cosas normales se tratase. Me explicó todo sobre ciertas
extrañas teorías acerca de la vida después de la muerte, mas y mas teorías
del mencionado Dr. Raymond Moody. También me citó comentarios de un
tal Allan Kardec, con los cuales explicó asuntos sobre reencarnaciones,
vidas paralelas y otras cosas de las que jamás había escuchado. Tenía
varios libros que me ofreció, pero por falta de fondos, pues la cita me costó
42
un buen puñado de euros, los rechacé, con la excusa de que tal vez los
compraría en la próxima ocasión que volviera. Después me dijo que
debería tener una sesión de hipnosis para poder sacar más de mi interior y
poder determinar quien se supone que fui y el lugar exacto de esa supuesta
vida anterior.
A mí personalmente no me gustaba la idea de una sesión de ese tipo,
pues había escuchado sobre personas que se habían aprovechado de dormir
a otras y habiendo desvalijado sin que se dieran cuenta. En mi caso, no
hizo falta dormirme para desvalijarme pues la sesión ya me costó un buen
dinero. El problema es que no tuve valor para decirle que no y acepté para
la próxima visita. En realidad fue difícil negarse cuando rápidamente me
envío de nuevo a la recepción, donde me esperaba la despampanante
secretaria-esposa o novia del mentalista, quien para tomar nota de la
próxima cita, se me acercó de tal manera que me hizo sentir incomodo y
aunque mi instinto masculino me hacía dejarme llevar y recrearme por la
buena vista de su llamativa y protuberante delantera, que casi por
momentos me la acercaba a un palmo, el saber que la indiscreta joven, no
estaba libre me hacía mirar para otro lado, para evitar pasar por mas apuros
como los de antes.
Salí con una extraña sensación de haber sido embaucado y estar
cayendo en las redes de un hábil timador, pero a la vez, con la sensación
de que quizás algo de razón tuviese aquel extraño personaje. Pero todo
aquello lejos de aclarar nada, me dejó aun más intranquilo si cabe. Ahora
tenía una cita con el mentalista para la próxima semana y me debía
enfrentar a algo que desconocía y de lo cual desconfiaba mucho. Pero por
otro lado pensaba que tal vez me daría respuestas a mis interrogantes sobre
43
mi supuesta vida anterior.
Curiosamente tan solo unos días después, mientras iba caminando
hacia mi casa tras dar un paseo meditativo de los que últimamente solía
hacer, a fin de tratar de comprender lo que me pasaba, fui abordado por
una pareja de personas bien arregladas que representaban a una religión
alternativa, estos me invitaron a aceptar unas revistas religiosas, una de
estas llamó mi atención, sobre todo por el tema de la portada: ¿Ha vivido
usted antes?”, decía el articulo de portada.
- ¡Vaya! ¡Era justo lo que necesitaba saber! –me dije a mi mismo-
Sin más, las acepté con gusto, simulando simple cortesía aunque poco
interés, para que no pensaran que estuviese muy interesado en el tema.
Bueno en realidad, la cogí, casi arrancando las revistas de las manos de la
joven que me las ofrecía, les agradecí la información y la pareja se
despidió cordialmente, curiosamente sin pedirme nada a cambio. Bueno,
pensé, por lo menos estos no son como el mentalista, que me cobró tarifa
de lujo.
Al leer la información que aquel folleto contenía, por un lado me
abrió los ojos, aunque me creo otras dudas. Sí, me di cuenta que por un
lado, aquello era lo que necesitaba saber, en varios artículos exponía las
diferentes razones por las que a veces se tienen recuerdos o sensación de
familiaridad con lugares o personas. Por increíble que pareciera, se
hablaba del famoso Dr. Moody del que citó el mentalista que visité, es
increíble que alguien más que aquel charlatán conociera al tal Moody. Pero
la revista, lejos de darle la pompa y el halo de sabiduría que el mentalista
le dio, al contrario, razonaba sobre lo ilógico de sus ideas y afirmaciones.
Aquello desbarataba todas las teorías del mentalista sobre las supuestas
44
vidas anteriores. Recuerdo que el mentalista me explicó que volvemos a
nacer para mejorar algo, y la revista se preguntaba que si esto fuera así por
qué entonces hemos olvidado lo que ese algo es. Indicando además que si
la razón por la que se renace es para tener otra oportunidad de mejorar
nuestra situación, en realidad es una gran desventaja haber vivido otras
vidas y no recordarlas, pues solo podemos aprender de nuestros errores
pasados si los recordamos.
Entre otros argumentos, mostraba lo inútil de las llamadas terapias
regresivas, que solo escarban en recuerdos de la vida actual, sueños,
vivencias, cosas vistas y oídas. Mostraba la manera como nuestra mente
guarda la información vista y oída desde la niñez, produce un depósito de
información mayor de la que podemos imaginar o asimilar. Luego toda
más información llega a ese depósito a través de la lectura de libros,
revistas, de lo que vemos en la televisión, oímos en la radio y otras
experiencias y observaciones en muchos casos subjetivas a la realidad.
Mucha de esa información se acumula en algún lugar recóndito del
subconsciente porque no tenemos un uso directo o inmediato que darle,
luego durante los sueños, mientras se ordenan los pensamientos a veces se
utiliza esa información y se crean realidades ficticias. Bien pues esas
realidades ficticias, mezcladas con recuerdos vividos, es en lo que
escarban los que aplican la llamada hipnosis, en realidad tan solo invierten
la consciencia de la persona para que afloren a la superficie recuerdos
olvidados, que ellos interpretan como experiencias de vidas anteriores,
pero que no son más que la mezcla de información olvidada junto con
situaciones de nuestra vida que temporalmente hemos olvidado, en
definitiva es como inventarse sueños.
45
Según leía del artículo, se me iban abriendo los ojos, al parecer los
que defienden la llamada teoría de la reencarnación piensan que se pueden
afrontar mejor los problemas actuales si, mediante la hipnosis, podemos
recordar las vidas pasadas, pero en muchos casos dicho método es
utilizado para influir en la mente del paciente y manipular sus
pensamientos. Fue entonces cuando caí en la cuenta que el mentalista sacó
a colación lo de los cátaros y mi vida anterior por la explicación dada por
mi mismo previamente cuando me preguntó la razón de nuestro viaje, por
la cantidad de cosas que yo había leído sobre estos, yo mismo le hablé con
un entusiasmo inusitado, por ello ese era el camino más fácil. Algo que
encontré en el artículo y me terminó de convencer de la inutilidad de la
teoría del mentalista con respecto a que eso sirviera para mejorar a la
humanidad, fue un razonamiento que también encontré en la revista: Si
solo son los buenos los que vuelven a nacer como seres humanos, ¿de
dónde vinieron todos los malos? ¿No tendría que haber cada vez menos
malos?
Los razonamientos y el planteamiento de aquella revista en cierto
modo fue una liberación, por lo menos me ayudó a despejar esa incógnita
esotérica que mi caso seguro no debía tener. Algún día quizás busque más
información sobre aquellas personas que me abordaron y conocer más
sobre ese grupo alternativo, aunque intentaré que no se entere de esto mi
tío Cassano, por aquello de su tradicionalismo papal. También he de
reconocer que si bien aquello no aclaró el significado de mi experiencia en
Francia, lo leído en ese artículo, me hizo decidir no perder más dinero ni
tiempo con el mentalista. Ahora tenía la seguridad de que no acudiría a la
cita, en cualquier caso me alegré de no haberle dejado ni mi teléfono ni mi
46
dirección. Fue un alivio tomar esa decisión, pues no me hacía mucha
gracia pasar por ningún tipo de experiencia en la que sea o no verdad, me
pudieran además de leer, manipular la mente.
Claro que ahora volvía a estar perdido, ya que seguía sin tener claro a
qué se debía aquella extraña experiencia en aquel desconocido pueblo de
los bosques franceses, pues si no eran rastros de mi vida pasada, ¿Que es
lo que me sucedió? ¿Por qué recuerdo voces y expresiones en un idioma
distinto al mío? ¿Por qué me parecían tan reales todas las imágenes y las
sensaciones? Quizá en realidad alguna vez pude haber estado allí con mis
padres de visita o en algún pueblo similar, -concluí-.
47
TÍO IACCO
Después de un tiempo, tras mi experiencia con el falso experto en
vidas pasadas y tras semanas en frustrada búsqueda de la pareja que me
obsequió aquellas revistas que en cierto modo abrieron mis ojos a otra
realidad, sigo sintiendo la necesidad de encontrar más respuestas a mis
inquietudes, por ello decidí iniciar la búsqueda y la lógica a todo esto por
mi cuenta, busque infructuosamente en Internet, aunque casi todas las
paginas consultadas, me llevaban a lo trascendental y las vidas mas allá,
eso para mí eran cuentos, tenía que haber otra explicación. Fue entonces
cuando me dediqué a visitar a mis parientes en busca de datos, iba
anotando mi PDA que siempre me acompañaba, cual libreta de periodista
de los de antes, aunque más moderna. También portaba un grabador de
audio digital, por aquello de que nada se perdiera. Así empecé a
bombardear con preguntas sobre mi pasado tras lo cual hablaba a todos
sobre mi déjà vu, a tíos, primos mayores incluso vecinos que conocieron
mi infancia. Lo curioso es que todos coincidían en afirmar que yo jamás
había salido de Grosseto, que mis padres jamás habían vivido ni viajado a
Francia, ni siquiera solos, como para haberme contado historias de allí.
Pero en medio de toda esa búsqueda, hubo algo que me hizo plantear
ciertas dudas y me hizo pensar y sospechar en todo lo que mis parientes
48
me habían dicho. Fue algo que mencionó a quien ahora se consideraba la
oveja negra de la familia, alguien un tanto ya alejado, pero al que yo
siempre he apreciado mucho. Fue el tío Iaccobo, “Tío Iacco”, como le
llamábamos familiarmente. El estaba alejado de la familia, ser el ex-esposo
de una de las más agrias e influyentes de mi familia, la tía Giusta, una
hermana de mi padre, le había costado convertirse en un paria. Se decía
que se habían divorciado por desavenencias personales, y por maltrato
hacia ella por parte de él. Aunque la realidad había sido otra, Giusta una
mujer de armas tomar, que con un grito de los suyos hacía sentarse al más
duro, difícilmente sería mujer maltratada, más bien maltratadora, recuero
las veces que ridiculizaba a Iacco en público y siempre le menospreciaba,
como que era poca cosa para ella. Ella siempre se salía con la suya, y en
muchas ocasiones, como a la hora de dividir los bienes demostró quien
cortaba el bacalao en esa casa, el se “conformó” con el coche y la víctima
Giusta, se quedó con la casa que había sido patrimonio de la familia de
Iacco por muchas décadas, con los ahorros de ambos en el banco, a cuenta
de la pensión que debía pasarle. El bueno de Iacco aceptó la desventajosa
propuesta, para evitar las acusaciones de malos tratos con la que ella le
amenazó.
Tío Iacco, siempre había sido muy querido por todos, desde pequeño
recuerdo que recogía a todos los sobrinos y nos llevaba a la montaña o a la
playa y era muy divertido estar con él. Ahora vivía lejos del clan familiar,
en Santa Liberata, a unos kilómetros al sur de Albarese, en la costa, cerca
del fascinante y famoso Porto Santo Stefano, no solo lejos en la distancia,
sino también como si se tratara de un proscrito, al mismo tiempo de
romper con su esposa, perdió su empleo en los astilleros del poderoso tío
49
Julietto, allí había trabajado en el mantenimiento de la maquinaria
eléctrica.
Mas no podía quejarse, afirmaba el, en realidad aquello supuso una
ventaja, pues ahora trabajaba en una pequeña tienda de electrónica
aplicada a la marina, vendiendo sistemas de navegación, radares para la
detección de bancos de peces, herramientas y artilugios electrónicos para
la pesca, el buceo y otras actividades relacionadas con el mar. En realidad,
años atrás fue él quien despertó en mí el interés por la tecnología, pues de
pequeño me regaló un juguete didáctico basado en experimentos
electrónicos, llenos de resistencias, cables incluso transistores y otras
piezas para experimentar. Construí mi primer radio con ese sencillo kit
experimental.
Lo encontré casi por casualidad en una calle del centro de la ciudad,
parecía como si muchos años había pasado sobre él,
-El contacto con el mar envejece, -me dijo, el siempre muy positivo-
, ahora navego mucho los fines de semana, y oye, me está gustando la
pesca, tengo un amigo que me deja su velero y con eso me entretengo
cuando no trabajo.
Aunque sus pelos canos y su aspecto excesivamente delgado,
delataba otra realidad que quizás se negaba a reconocer. Me invitó a tomar
algo en una cafetería y aproveché para contarle lo de mi experiencia
francesa. Le pregunté, como ya había hecho con otros familiares, si sabía
de algún viaje que yo haya realizado a Francia con mis padres, quizás de
muy pequeño, o si recordaba si yo hubiera vivido en otro lugar antes. Su
semblante cambio mientras le iba dando detalles de mi deja´vu en aquella
aldea minúscula de Les Martys. Me miró a los ojos y con una palmada en
50
mi hombro, intentó decir sin hacerlo algo sorprendente que no llegué a
captar muy bien en ese momento, pero que desde luego abriría una nueva
línea de investigación personal :
-Luigi, sabía que tarde o temprano descubrirías la realidad, se lo dije
en su día a tu padre. -me dijo, con el ceño fruncido y llevándose la mano
derecha a la barbilla, como rememorando acontecimientos pasados, que
quizás hacía tiempo no desempolvaba.
-¿De qué hablas tío Iacco? -fue la pregunta que se me ocurrió, tras
una negación a la evidente idea que ahora Iacco trataba estaba colocando
delante mía ¡Qué tengo yo que descubrir, que no me hayan dicho mis
padres!
Por un lado, no me había gustado la manera en que expuso el asunto,
dejando caer algo sin decirlo, esto pensaba, podía ser rencor por el rechazo
que tiene de parte de la familia, quizás por hacerlo culpable del fracaso con
la tía Giusta. Pero, por otro lado si en verdad había algo, es que algo sabía,
cosa que por un lado me ocultaba y por otro dejaba entrever.
-Luigi, no puedo decirte más, es más, no digas a nadie lo que te he
dicho, por favor, a nadie. Pero tú debes buscar tus raíces, tienes derecho a
ello.
-Pero que tengo que descubrir sobre mis raíces. Que, Yo solo quiero
saber si se trata de si viví en otro lugar durante algún tiempo o no. No sé a
qué viene decirme eso de descubrir mis raíces, y lo de ocultarme la verdad.
¿Qué verdad? ¿Porque me iban a ocultar mis padres y toda la familia que
estuvimos viviendo en otro país? ¿Hay algo malo en eso?
-La verdad, Luigi, a veces es muy difícil decirla, y más dura es
aceptarla.
51
-mirando a un lado y otro, como si sospechara de los que estaba alrededor
nuestro en la cafetería continuó y bajando la voz volvió a decir :
-Sigue buscando y llegarás a descubrirla, estoy seguro que con el
tiempo llegarás a saber quién eres realmente. Pero lo siento, creo que te he
dicho demasiado, yo no puedo contarte nada mas, querido Luigi, lo debes
descubrir por ti mismo.
-No digas bobadas tío Iacco, mis padres no tenían secretos para mí,
siempre me estaban contando cosas de cuando era pequeño. ¿Por qué
entonces ni ellos, ni nadie de la familia me ha dicho nada? Y porqué...
-¡Porque todos comen del mismo plato Luigi y nadie quiere perder su
porción! -dijo interrumpiendo lo que yo a continuación quería decir sobre
su actitud rencorosa.
-Bueno, no sigas tío Iacco, ya veo que tu rencor y tu odio hacia mi
familia ha crecido.
-Te equivocas Luigi, nada tengo contra tu padre ni tu madre, tarde o
temprano lo comprenderás. Pronto quizás lo veras todo tan claro, solo
deseo que lo hagas por ti mismo. Bueno, Luigi, ¿Te enseño mis últimas
adquisiciones tecnológicas? -dijo esto, intentando cambiar de tema-
Accedí a su invitación, pero nada era lo mismo, cuando llegué a su
apartamento y mientras me enseñaba sus aparatos electrónicos con la
fascinación de siempre, yo quise aparentar normalidad, pero me corroía la
mente por todas las cosas que este soltó, o por las que realmente no soltó,
que era aún más inquietantes. Sus palabras realmente abrieron una grieta
en el cuadro de perfección y harmonía que hasta ese momento yo veía en
mi familia. Tras volver a Albarese, empecé a meditar sobre lo
que quiso decir Iacco, quizás había veneno en sus palabras o tal vez no,
52
simplemente me animó a seguir buscando la verdad. Pero, de nuevo me
preguntaba ¿Qué clase de verdad debía descubrir? No podía entender todo
lo que encerraban sus palabras.
Recuerdo que mis tíos a menudo me contaron porqué tuvieron que emigrar
a Suiza, la crisis que hubo tras aquella inundación en la que perdieron su
negocio y su casa, tal como también sucedería con mis padres; atando
cabos, empecé a pensar si quizás tío Iacco se refería a que mis origines no
eran de aquí, y tal vez estuve viviendo en Francia con mis padres como
inmigrantes, por eso los recuerdos, tal mis padres se hayan sufrido alguna
mala experiencia, como mis tíos en Suiza, quizás algo trágico o peor los
obligara a volverse a Italia, ¿sería que mi padre había sido prófugo de la
justicia francesa por algún mal negocio allí?, o tal vez mi madre haya
tenido algún desliz allí y yo sea el fruto de ese “pecado” que les obligó a
dejar aquello, y tal vez por eso ese mutismo, no lo sé, pero en cualquier
caso. Esa hipótesis cobraba valor, el honor de la familia en juego, el
apellido DiPascola manchado por un adulterio, que ahora debía ser
cubierto y escondido, argumento ideal para una novela sudamericana, pero
no para mi familia, además de ser así, en cualquier caso eso, se podía
haber quedado en la intimidad matrimonial de mis padres y no salir de allí.
Sea lo que sea, tendría que estar relacionado con aquella insignificante
aldea francesa, pero ¿por qué entonces no impidieron que viajase hasta
allí, sabiendo que pudiera ocurrir esto?
Lo que si sabía ahora, es que ya nada era lo mismo, todo lo que me
decían los demás sobre las cosas del pasado, eran sospechosas de no ser
verídicas o cuanto menos de no ser completas. Cuando referí a Betonna las
cosas mencionadas por Iacco, se le descompuso el semblante.
53
¡Como se te ocurre hablar con ese sinvergüenza, gusano mal nacido,
traidor, inhumano, hijo del mismo diablo!
-¿Traidor por qué? -pregunté- ¿Acaso hay algo que me dijo que no
debía decirme para llamarle traidor?
Me sentía contrariado también ya que jamás había escuchado a tía
Betona hablar así. Y porque haber utilizado tales términos en mi mente
solo hacía germinar mas sospechas, sospechas de si tal vez de alguna
manera esto les delataba como que un mínimo de razón podía tener el
despreciado Iacco. ¿Me estarán ocultado algo importante de mi pasado que
debía saber?
Por un momento, intuí por su rostro que se le había escapado algo que no
quería decir. Con voz nerviosa me contestó :
-No hijo, lo que quise decir es que ha traicionado a tu tía Giusta.
-Pero si él no se ha ido con nadie, más bien ella es la traidora por
estar con...
-¡Calla! No sigas. No te pongas contra la familia. No luches contra el
que te da de comer. -interrumpió, para evitar que dijera nada del hombre
con el que ahora está, Carlo, quien fue asignado de entre los primos a dedo
por la “mamma Gina”, para que sustituyera a Iacco.
-A mí nadie me da de comer, yo puedo valerme por mi mismo, no
necesito a la familia. Y menos a una familia que me oculta la verdad
-¡No hables así de la familia! ¿Por qué vamos a ocultarte nada? ¡Ese
hombre solo trata de dividirnos y que nos enfrentemos unos a otros como
ahora lo estás haciendo conmigo! Dicho eso, preferí no seguir con la
discusión y me retiré a mi habitación. No pude conciliar el sueño esa
noche, empecé a comparar las palabras de uno y de otro y entendí que algo
54
había que no se me quería decir. Aunque totalmente opuestas, había
similitud en las ideas expresadas por mi tía y por Iacco; el afirmaba que
todos comían del mismo plato y ella habló del que me da de comer, son
dos manera de señalar a un mismo punto. Por otro lado, la forma en que mi
tía perdió los nervios, si, todo era muy confuso ahora en mi familia, mi
bienestar se estaba derrumbando. Esa noche me levanté de la cama y me
puse a repasar mi gran álbum familiar para ver si descubría alguna pista.
Empecé a pensar en las fotos que faltaban de mi niñez, sabía lo de la
catástrofe, pero quizás esas fotos, si lograse encontrar alguna copia serían
reveladoras. La ida de si quizás no haya sido un hijo ilegitimo, que
realmente mi padre fuera otro, sobre todo por no haber sacado casi nada en
lo físico de mi parentela, era lo que más me inquietaba..
A la vez, fui entendiendo algunas de las cosas que me dijo Iacco. En
realidad la empresa en la que yo trabajaba pertenecía a un holding en el
que un familiar mío era socio mayoritario, el tío Julietto, con el que nunca
congeniaba, me parecía muy altivo y jamás veía en él, el cariño que tenía
con los demás. Ni siquiera me recibió cuando quise hablar con él sobre mi
experiencia francesa, me dijo que tenía una reunión muy importante y no
tenía tiempo para mí.
Muy diferente era sin embargo su esposa, la tía Gina, toda una
mamma al más estilo tradicional, siempre estaba en todos los jaleos de la
familia, y era ella quien por otro lado la mantenía unida. Mientras el tío
Julietto, era el dueño y que daba trabajo directa e indirectamente a todo el
clan familiar.
Las palabras de mi tía defendiendo al que me da pan; casi todos en
mi numeroso clan familiar, trabajaban en empresas relacionadas con el.
55
Por ejemplo Lucca hermano de mi tía, lo hacía en los astilleros Julietto y
Cia, al igual que muchos de mis primos. La mayoría de mis primas
trabajaban de cajeras en dos grandes supermercados, que estaba a cargo de
otro tío. Hasta mi propio tío Casano que hacía de padre, era el contable de
una de las empresas de Julietto. Todo lo cual encajaba con lo que me dijo
Iacco sobre comer del mismo plato. Pero ¿Que tenía que ver eso con mi
pasado?
Al día siguiente, el ambiente en casa era frío, ni yo me sentía igual,
ni el saludo de los míos fue el mismo..
-No des disgustos a tu tía, que está enferma y se altera muy
fácilmente. -me reprendió mi tío-
-Lo siento tío Casano, en realidad no tiene importancia. No te
preocupes no va a volver a ocurrir.
No quise seguir con la discusión y me callé, ese día fui al trabajo con la
meta de tratar de olvidar todo ese incidente y volver a la felicidad que tenía
hasta entonces, después de todo, que iba a resolver el conocer cosas que ya
son historia pasada y que nada pueden afectar a mi vida actual. No podía
permitir que una experiencia que parece más común de lo que parece y
llena de falsas interpretaciones, terminara dominando mi vida.
56
EL ÁRBOL DE SU VIDA
Al explicar a Roberto todas las dudas que ahora me agobiaban, este
intentó hacer que me olvidara del asunto y pensara solo en el presente.
Pero en vista de mi insistencia, y mi obsesión por el tema, me habló de una
página en Internet que se dedicaba a la búsqueda de raíces familiares. Al
principio, me sentí un tanto culpable por querer buscar lo que mi familia
negaba rotundamente, pero lo consideré como un deber mío ahora
demostrar y descubrir por mi mismo que las insinuaciones que dejó caer
Iacco, no tenían base. Así que buscando en esa página, en un banner
encontré un link que me llevó a otra web en la que se ofrecía un servicio
un tanto original. La pagina tenía un titulo curioso : “El árbol de su vida” y
su lema de intenciones decía : “Envíe sus datos y le hacemos un árbol
genealógico con sus ascendientes” . La idea me llamó la atención sobre
todo por el hecho de que se relacionaba con el trabajo que tantos años
llevaba haciendo, la genealogía de los DiPasccola. ¿Cómo no había
encontrado esta página antes?
Mencionaba casos de personas que tenían sus raíces originales en el
siglo X. A algunos incluso se les asocia con algún emperador. En otros
casos se encuentran parentescos con algún duque o conde famoso. Aunque
yo no buscaba ser ascendiente de ningún famoso histórico, decidí no
57
obstante aprovechar esa oportunidad, quizás descubriría que por fin fui un
cátaro, como afirmó el mentalista.
Los que más me sorprendió del método, era que tan solo necesitaban
fotos, fotos personales en los que se percibiera bien el rostro de la persona,
unas de la actualidad, otras con 15 años, otras con 10 , con cinco, con uno
o dos años y de recién nacido, todo eso junto con antecedentes familiares,
diferentes apellidos en la familia y fotos de familiares de hasta la cuarta
generación. Gracias a mi trabajo con el archivo fotográfico, no tuve
dificultades para conseguirlas, simplemente tenia de sobra. Salvo la foto
con dos años, que como era lógico, estaban perdidas, todo lo demás no era
problema para mí. Al parecer usaban un método de comparación de rasgos
distintivos y búsqueda de detalles comunes, que luego aparte de los
apellidos, podían servir para compararla con antiguos personajes de
quienes se tienen retratos o bustos.
Por un lado, si no me servía para aclarar los asuntos, por lo menos
me podría ser útil para prolongar mi árbol genealógico. Eso me debía
hacer olvidar todo lo ocurrido en estos últimos días, tanto lo de Francia,
como las conversaciones con Iacco. Y así fue, ahora volvía a sentirme feliz
en mi entorno, volvía a retomar mis proyectos, pensaba más en Belina y en
buscar un momento oportuno para declararme.
Pasaba el tiempo y en mi trabajo las cosas se me presentaban muy
bien, mi equipo había logrado desarrollar un sistema de sonido que podría
ser innovador, un equipo digitalizado que era capaz de hacer que desde un
sencillo “pendrive” o lápiz de memoria, conectado a la central, enviase la
música que este contenía a las diferentes zonas a las que estuviese
conectado, sean habitaciones de hotel o de una casa y con un control en
58
cada una de estas, se podía elegir la música que se deseara escuchar en
cada habitación o zona. Aquella solución seguro que la venderíamos muy
bien. Esto significó un aumento de sueldo y sobre todo lo que más me
satisfacía, el reconocimiento como el empleado del mes.
Belina fue la primera en darme la enhorabuena, ya que ella tenía
acceso a los documentos de la dirección, supo de primera mano a quien se
había escogido para tal noble designación, que significaba salir en el
catalogo como empleado modelo y una placa especial, que se me daría en
la próxima reunión de empleados. Ahora, hasta en mi casa de nuevo se
respiraba el buen ambiente que reinaba tiempo antes de mi viaje a Francia,
y con mis amigos ya estábamos planeando un nuevo viaje, esta vez a
España, a Toledo y la zona de, Ciudad Real, en busca de otros castillos y
otras historias del Medievo que tanto nos entusiasmaban.
Pero algo nuevo iba a dar un vuelco negativo y de desconfianza a mi
vida. Unos meses después de haber enviado las cosas que me solicitaron
los de la pagina del Árbol de su vida”, recibí un e-mail con la respuesta de
los investigadores. En parte la misiva decía : “Sentimos no poder ayudarle
Sr. DiPasccola, pero debe asegurarse de enviarnos fotos y documentos
correspondientes a su familia biológica. No tratamos casos de adoptivos o
familiares segundos.” Indicando además que por el estudio foto
fisionómico, así le llamaban al sistema utilizado para determinar las raíces
familiares, mi perfil no se correspondía con las fotos de familiares
enviadas, pero si deseaba continuar, podían hacerlo solo teniendo en
cuenta los rasgos de los supuestos familiares de los que envíe las fotos,
para ello bastaba solo con el consentimiento de estos.
Aquello fue de nuevo como un jarrón de agua fría, precisamente
59
cuando ya estaba superando las palabras que Iacco me había dicho, de
nuevo me perseguía la idea de que después de todo haya quizás yo haya
sido un hijo ilegitimo fruto de algún desliz y por aquello del honor de los
DiPasccola, la familia haya hecho un voto de silencio.
Aunque más preocupante fue lo que descubrí al releer la carta, me
hizo descartar lo de hijo ilegitimo, pues al parecer los expertos no
encontraron ningún rasgo común con los de ningún familiar ni de mi
padre, y aún peor, ni de mi madre. Lo que me llevó a pensar que tal vez
fuese hijo adoptado. Por un momento incluso pensé en romper la carta y
olvidarme de todo, pues esto me podría traer problemas, pero en el fondo
sabía que temía enfrentarme a una realidad y a una verdad muy distinta a
la que yo esperaba. Tampoco quería enfrentarme a toda la familia que con
tanto amor y desinterés me había cuidado en estos últimos años. ¿Habré
sido uno de esos niños abandonados o dados en adopción por padres que
no fueron capaces de darme las atenciones mínimas? Pero en ese supuesto
no cabe el hermetismo de todos, creo tener la suficiente madurez como
para considerar familia a los que me han criado y dado todo lo que tengo,
no soy ningún desagradecido, solo quería saber si esto era así o no. ¿Por
qué se me ha negado ese derecho de conocer mis antecedentes?
-No te fíes de esos estudios. -me decían tanto Roberto como Belina, esta
última me animó incluso a hacerme una prueba de ADN, ella tenía una
amiga que trabajaba en un laboratorio y podía hacerme la prueba a buen
precio, era además algo sencillo de hacer.
Por un lado, la idea de una prueba de ADN me parecía interesante,
así podía quedarme más tranquilo y olvidarme del tema, o tal vez no.
En cualquier caso, decidí que lo mejor en ese momento, sería hablar
60
de nuevo con Iacco, debía sacarle toda la información que en su día
también me negó, él era el único que podía estar dispuesto a revelarme la
verdad sobre mi pasado. Así, de nuevo el tema de mis orígenes se había
convertido en una obsesión. Pensé que le debía llamar, y así lo hice, el me
invitó a ir a su casa en Santa Liberata mas al sur a unos 40 km de aquí.
Pero mientras hablábamos para la cita, noté que mi tía estaba cerca y
probablemente haya estado pendiente de la conversación.
-Hijo, ¿porqué tienes que juntarte con ese cizañero? Es el demonio en
persona. Solo te va a traer problemas. -Dijo ella, cuando colgué-.
-Con quien yo me asocie es cosa mía, además yo busco lo que los
demás me negáis. Solo quiero saber algo de mi pasado y nada más.
-¿Sigues insistiendo en ese asunto? No nos crees a nosotros y te vas a
fiar de lo que esa serpiente venenosa te va a decir.
En ese momento llegó mi tío e interrumpió la conversación. Yo no quería
seguir hablando del asunto, así que esa interrupción me vino bien. Aunque
tampoco le di importancia a que escuchara o no, con esta situación quizás
podría hacer presión y lograría que me contaran la verdad. Ella por otro
lado calló, quizás para evitar que mi tío, más razonable y tendente a ceder,
se fuera de la boca. La verdad, no entendía por qué esa oposición a que
hablara con Iacco y porqué evitaba hablar de mi pasado.
Investigué la manera de poder hacerme las pruebas de ADN, en el
laboratorio de la amiga de Belina, pedía demasiada documentación además
firmada por los afectados, por lo que desistí, no quería peleas ni
discusiones en mi casa. Así que pensé que en Internet hallaría algo mejor y
más fácil, y así fue, tras visitar diferentes paginas al respecto en seguida
encontré una que captó rápidamente mi interés, se hacían llamar : “Vidas
61
Perdidas”. En un apartado indicaba sus razones de ser : Buscamos sus
raíces, orígenes. Centro especializado en búsqueda de padres biológicos
para hijos adoptivos, ilegítimos, abandonados o perdidos. La pagina
estaba avalada por una sociedad llamada BVP, desconocía el significado
de dichas siglas, pero me pareció esperanzador, por lo menos un buen
punto de partida.
Después de rellenar un larguísimo cuestionario, tuve que explicar
también detalladamente las dudas razonables que tenía para desconfiar de
mi procedencia, haciendo mención sobre el estudio fisionómico que me
habían hecho en la web del Árbol de la Vida”, y cómo esto fue el
detonante para que empezara a dudar de mi identidad.. También me
indicaron lugares para poder hacer la prueba de ADN , o si quería mas
discreción podría hacerlo a través de un servicio especial que ellos daban,
previo pago, por supuesto. Por un momento pensé en la oferta de Belina,
pero prefería hacerlo con los de la BVP, pues el solo hecho de tener que ir
a una clínica y convencer a mis tíos para que aceptaran la prueba podía ser
tarea difícil. En esta asociación, podían hacerlo con solo enviarles
muestras de cabellos de familiares directos, a ser posible mis padres, tíos y
por supuesto míos. Sin decir nada a mis tíos, conseguí, gracias a que en
casa cada uno utiliza de manera sumamente celosa su propio cepillo o
peine y jamás lo compartimos, así obtuve algunos cabellos de mi tío, que
era hermano de mi padre, así compensaba hasta cierto grado la
imposibilidad de conseguir algo de mi fallecido padre; de mi tía, quien a su
vez era prima de mi madre y curiosamente aunque de hacía varios años,
envíe un mechón de pelo de mi madre que celosamente guardaba como
recuerdo, entre tarjetas y fotos que tenía en una caja de mi armario, era
62
todo lo que quedaba de ella, aparte de mis recuerdos, pero en aquel
momento me vino muy bien.
También en aquella pagina daban algunos consejos sencillos para
poder hacer una investigación particular, a que organismos debía ir y
solicitar información sobre adopciones legales o aceptadas en la región
donde vivía, y una serie de pautas a seguir.
Mientras esperaba el resultado del ADN, hice tal como me
aconsejaron en la página de “Vidas perdidas”. Lo cual significó sacrificar
todos los días libres para usos personales que me quedaban, si quería más
tiempo libre tendría que decir adiós a las vacaciones y cualquier viaje que
quisiera hacer en este año, eso no me lo perdonarían mis amigos, ya que
teníamos casi preparado el viaje en Noviembre. Necesitaba obtener más
días pues el ir a los diferentes organismos, oficinas de censo, y otros,
requería muchas citas en diferentes lugares de la provincia de Grosseto,
pero tampoco quería sacrificar mi viaje a España, utilizando mis
vacaciones para estos menesteres, no, mi viaje era sagrado y nada iba a
trastocarlo, pensé. En mi empresa, incluso si se trataba de alguna falta, sea
por vistas al médico, por enfermedad u otros asuntos personales, debía ser
llegada por el interesado o por algún familiar, un justificante firmado en el
mismo día. En mi caso, puesto que no podía contar con mi familia sin
darles una explicación y esta no cabía darla, me era imposible. Entonces
vino la inestimable ayuda de mi querida y aún solo amiga, Belina, el plan
era que ella guardaba varios documentos en blanco firmados por mí para
ser rellenados y entregados cuando fuere necesarios, como notas que yo
entregaba para justificar mi ausencia.
Parece que su interés por mi iba siendo notable, o esa era mi
63
percepción, en cualquier caso yo tenía planeado una vez se aclarara todos
estos asuntos en los que ahora volcaba todos mis esfuerzos y tiempo, poder
hacer claras mis intenciones hacia ella, viendo que parecía que ente los dos
se estaba desarrollando un feeling, que iba más allá de una simple amistad.
En mi caso los sentimientos hacia ella los tenía claros, a menudo soñaba
con ella, guardaba fotos suyas, en algunos casos tomadas desde lejos, sin
que ella se percatara, eso lo solía hacer en las fiestas que la empresa de vez
en cuando organizaba para los empleados, en esas ocasiones ella estaba
esplendorosa. Así que simulando hacer fotos genéricas, centraba el zoom
en ella y la inmortalizaba, después guardaba todas la fotos en un archivo
privado, Belina se había convertido en mi otra obsesión.
El asunto es que los resultados de todas mis pesquisas no fueron muy
fructíferas, por lo menos como yo esperaba. Todo lo relacionado conmigo
parecía estar en regla, tenia documentos de nacimiento, no constaba en
ningún sitio, ninguna petición o aceptación de adopción aplicada a la
familia DiPasccola entre los años 1978 a 1985, hasta en el hospital
constaba los datos de mi nacimiento, la entrada y salida de mi madre al
centro y mi nombre siempre ha sido al parecer el mismo. Constaba
también por las fechas cuando yo debía tener entre 2 a 5 años que mi
familia vivía en Spergolaia, en una casa situada cerca de las márgenes del
Río Ombrone, hasta la llegada de la inundación. Todo parecía encajar con
la realidad que hasta ahora había aceptado y me habían contado.
Así que legalmente y según los datos oficiales no había pruebas para
pensar en que fuese un hijo adoptado. Aquello me tranquilizó en gran
manera, quizás después de todo, el famoso estudio fisionómico, no servía
para detectar familiaridades. Pensé que había gastado el tiempo y el dinero
64
en nada, por aquello de la prueba de ADN, que sin haber llegado el
resultado había tenido que pagar por adelantado. De nuevo me sentí
timado cuando me di cuenta que la pagina del Árbol de la vida, tenía links
con la de “vidas Perdidas”. Por eso no me fue difícil encontrarla, ahora
seguro que me dirían algo para que invirtiera más dinero. Así que pensé
que sea cual fuese el resultado de las supuestas pruebas de ADN, iba a
ignorarlas y olvidarme del tema. Después de todo concluí que así era
mejor, me olvidaría definitivamente del asunto una vez que quedara
confirmado que biológicamente soy un DiPasccola, entonces solo me
centraría en mi relación con Belina y poner las cosas claras ante nosotros.
Por supuesto no olvidé la cita con el tío Iacco, pero esta vez ya no
solo para que me aclarara nada sino para que entrara en razones y dejara
sus rencores y su odio a la familia y nos dejara vivir la vida tranquilos.
Resultó extraño que no contestara a mis numerosos mensajes y no me
llamara para confirmar que estaría en su casa para el último fin de semana
de Octubre. Parece mentira que ya habían pasado casi cinco meses desde
que mi vida giraba en torno al tema de mis raíces y aquel “"déjà vu"”
francés. Aunque él no contestara la llamada para confirmar decidí ir y con
la información que ya disponía por un lado poner claro ante el que no iba a
conseguir nada sembrando dudas en mi familia. Quizás en el fondo mi tía
Betonna tuviese razón y el solo tenía intención de crear división entre
nosotros, siendo como somos una familia muy unida. Tal vez no perdonase
que nadie le haya dado la razón en relación al fracaso de su matrimonio y
haya perdido la custodia de sus hijos, en cualquier caso arriesgué y decidí
acudir a su casa.
El caso es que una vez llegado a Santa Liberata, esa pequeña
65
localidad del suroeste de la Toscana, situada cerca del puerto Santo
Stefano, en un cabo al que yo llamo un grano en la pantorrilla de Italia,
hacía un calor inusual para esas fechas otoñales, por ello que me dije que
después de hablar con Iacco, aprovecharía para hacer una visita al puerto.
Una vez en el pueblo, llegué a un pequeño edificio de apartamentos donde
vivía Iacco, ya había estado allí en otras ocasiones la última aquella en la
que me enseño todas sus novedades tecnológicas. Me resultó muy extraño
que la puerta estuviese llena de polvo, como si llevase meses sin haber
nadie. Pregunté a los vecinos y decían no haberle visto desde hace ya
algunas semanas. Tal vez le haya surgido un viaje, se que últimamente
según me había contado lo hacía a menudo para asistir a ferias del sector
en el que trabajaba, de hecho nos citamos tres semanas después por
asuntos de viajes que debía realizar.
El caso es que tampoco me había avisado de su ausencia. ¡Que viaje
tan infructífero! -pensé-. Pero eso no significó que dejara pasar la
oportunidad de visitar el hermoso Porto Santo Stefano y disfrutara de sus
vistas y sobre todo de su puesta del sol, hacía años estuve con mis tíos
comiendo en un reconfortante restaurante en el malecón. Ahora me
encontraba allí rememorando aquellos buenos tiempos con mis queridos
tíos, pensando en cómo una pequeña experiencia podía cambiar mi vida de
esta manera, tantos años después.
De regreso, pasé de nuevo por casa de Iacco, con el mismo resultado,
concluyendo que este probablemente estuviese de viaje y olvidara nuestra
cita, pensé que quizás eso demostraba que tampoco era tan importante lo
que en aquella ocasión trató de decirme sin acabar de contarlo todo. O
quizás es que no me lo quería decir, en cualquier caso, ya no era tan
66
necesario lo que lo hiciera, por lo menos con la información de la que
hasta ese momento yo disponía.
67
BELINA
Quise demostrar mi agradecimiento a Belina por la gran ayuda que
en todo este asunto me había brindado desinteresadamente. Al salir,
compré una cadena en una joyería cerca de mi casa, y aunque la vendedora
me sugirió un anillo a juego, pensé que sería demasiado directo si le
obsequiaba un anillo, y si todo fallaba ¿qué?. No, pensé, el anillo lo
dejaría cuando tuviese las cosas totalmente claras y el camino despejado.
La observaba últimamente hablando mucho con el contable, que venía
todos los miércoles, para ajustar las cuentas. Incluso salía con él a tomar
café, lo cual me inquietaba, había demasiado cleuasmo entre ellos.
Pero fue eso precisamente lo que me dio la idea, invitarla a cenar, eso
sería una buena manera de mostrar mi agradecimiento, darle el regalo y
demostrarle claramente mis sentimientos hacia ella. Así que estuve varios
días, haciendo intentos para que coincidiéramos solos en la cafetería de la
empresa, pero siempre había alguien por medio, a veces Roberto, otras
Tania, otras lo dos, cuando no, el pegajoso contable, que si no fuera por lo
amanerado de sus gestos y afeminado de su habla, pensaría que estaba
intentando algo con ella. Por fin un día, cuando tuve de nuevo la
oportunidad de acompañarla a casa después de varias semanas en las que
no pude, ya que tuve la obligación de quedarme a trabajar hasta más tarde
por causa de varios prototipos y la preparación de una feria de muestras
68
del sector, pude aprovechar la oportunidad, en el último momento cuando
nos habíamos despedido, me volví bruscamente y de forma errática y
tropezada, le mencioné lo de la invitación a cenar.
-Haber si quedamos a, a comer, o bueno, a cenar un día de estos..
Me costó sudores hacer esto, varios ensayos en casa y en los lavabos
de la oficina, era algo que jamás había hecho con ninguna mujer en mi
vida. Por un momento pensé que quizás me haya precipitado en esa
invitación, pero quería aprovechar el buen momento de nuestra relación,
de paso, quizás adelantaba el momento de declarar mis sentimientos hacia
ella, yo ya no era ningún niño, ni adolescente para andarme con rodeos, si
ella no aceptaba mi propuesta, nada iba a impedir que continuara con su
agradable amistad, ¿o sí?.
Su respuesta fue :
-Bueno pues dime cuando, ah, y yo preferiría a cenar -me dijo,
mientras se alejaba, y yo me quedé sin palabras, mientras, ella se adentraba
al pasillo que da a su oficina, se detuvo, se encogió de hombros e hizo
señas con sus brazos, diciendo: -Pon tu la fecha y luego me dices, vale?
-Si, si, vale, mañana te lo diré...
La verdad es que no me esperaba que me lo pusiese tan fácil, por
ello, no tuve una reacción rápida como cabía de esperar. Esa noche no
hice más que pensar en lo que sería esa cena, lo que vendría después, como
darle el regalo, la proposición, en fin apenas pude conciliar el sueño.
Por torpeza mía, no pude evitar que lo que iba ser una romántica
velada, Belina y yo a solas, se convirtiera en una reunión de amigos. Por
torpeza, al día siguiente abordé a Belina y le mencioné el Miércoles por la
noche, sin caer en la cuenta que aquella noche coincidía, con una reunión
69
que teníamos Roberto y yo con Renato y Giovanni, para preparar nuestro
viaje a España, así que no tuve más remedio que explicarles a estos la
razón por la que no iba a ir, Renato y Giovanni, lo entendieron, incluso me
desearon suerte. Pero no así Roberto, quien pese a sus buenas capacidades
tecnológicas, tenía menos perspicacia que un caracol en una acera, se
quiso unir a nosotros, yo traté de insinuarle que en esta ocasión no era
apropiado, pero no captando la indirecta, muy entusiasmado me dijo que él
conocía el lugar y se iba a encargar de reservar la mejor mesa para los
cuatro. Si, los cuatro, pues no tardó ni cinco minutos en llamar a su nueva
chica, que era nada más y nada menos que Tania, la compañera de oficina
de Belina. Esta al parecer tampoco tenía el tacto y el cerebro suficiente
para darse cuenta que no queríamos compañía, y al día siguiente sacó el
tema y le informó a Belina que estarían en la cena, claro, por lo menos
Belina me consultó.
-¿Que me dices? ¿Pueden venir Tania y Roberto a la cena? o... ¿Es
algo entre tú y yo?, -preguntó con un tono sugerente en su voz y su rostro
reflejando el deseo de que mi respuesta fuese lo que ella y yo queríamos.
La respuesta sería fácil para cualquier mortal que tuviera las ideas
claras, tenía la situación ofrecida en bandeja, por lo que un sencillo no,
hubiese dejado todo despejado y listo para mis planes. Pero en ese
momento vi acercarse a un alegre Roberto, y no sabía cómo decirle que no.
En cualquier caso, ya lo había invitado contra mi voluntad y sin que Belina
supiera nada.
-Bueno, no sé, si quieren venir, así por lo menos nos hacen
compañía, no te parece? -mientras mi boca soltaba esa desatinada idea,
dentro de mí, me auto insultaba con toda clase de improperios, mientras
70
Belina arrugaba la frente y apretaba sus labios, asentaba mis palabras, con
poco convencimiento-
Después con expresión de extrañeza y encogiéndose de hombros,
como no entendiendo nada, hizo intento para irse, no sin antes insistirme,
-Luigi, que a mí me da igual, le digo ahora mismo a Tania que no y
no pasa nada, eh.
Mas no pude aprovechar esa segunda oportunidad, que pocas veces
se nos presentan en la vida, era la ocasión para rectificarme, quizás con un:
“tienes razón mejor solos tu y yo”, pues en ese momento llegó Roberto, e
interrumpió de la manera menos oportuna.
-Todo arreglado chico -dirigiendo la voz hacia mí, mientras Belina
quien todavía estaba cerca observaba con atención-, he reservado la mejor
mesa del Marterolo, justo la que da al ventanal, tiene unas vistas únicas.
¿A qué hora nos vemos entonces?
-Ah ... ¿Tu lo sabías? -dijo Belina, con expresión entre sorprendida y
decepcionada
-Tierra trágame, pensé en ese momento,
-Claro, si vamos Tania y yo, ya lo veréis que bien lo vamos a pasar,
después os llevaremos a un sitio de baile guapo.
-Bueno, vale, una comida de amigos, bueno chicos, me voy que
tengo mucho trabajo, nos veremos después. -se despidió Belina, sin
esperar mi explicación, claro que tampoco podía explicar mucho, el
desatino ya estaba hecho.
Llegó el día y los cuatro nos vimos en la puerta del restaurante, yo
corrí, con la idea de llegar antes y si Belina, que también era puntual
llegaba, darle alguna explicación sobre el asunto, pero llegó junto con
71
Tania y Roberto, riendo de las gracias de este, quien iba a ser el bufón de
la noche.
Era difícil para mi entender cómo era posible que Roberto tuviese a
Tania, siendo esta una chica tan fina y de gustos más bien pijos. No sé
cuanto iban a durar estos dos, sobre todo por las rarezas y excentricidades
de mi amigo, es posible que se asustara al entrar en su casa al descubrir la
gigantesca armadura que presidía su habitación, junto con sus paredes
llenas de escudos y su afición por coleccionar esqueletos o cabezas
humanas, conseguidas de forma fraudulenta, que dice pertenecer a
antiguos caballeros. Por lo que sé, la última chica con la que salió, le
abandonó asustada por sus rarezas. En mi caso, con mi pretendida Belina,
creo que no tendré los mismos problemas, ella acepta mis hobbies, es más,
le parecen interesantes. El caso es que al venir estos, la cita se convirtió en
una reunión de amigos, lógicamente no tuvo la intimidad necesaria para
poder hablar con ella y decirle lo que pretendía decirle, eso sí, por lo
menos no noté en ella ninguna incomodidad, ni molestia por compartir
cena con la otra pareja. Gracias a que Tania, se sintió indispuesta al
finalizar y Roberto tuvo que acompañara al ambulatorio más próximo,
Belina y yo nos quedamos solos, y no sé, pero me dio la impresión,
cuando al final la acompañe a su casa que ella esperaba algo de mí.
Pensé en ser franco con ella y declarar a ella mis intenciones,
mientras la acompañaba a su casa, era por otro lado lo más lógico, pensé.
Pero mis temores pudieron con mi deseo de declararle mi amor, me limité
a hablar de cómo iba toda la investigación de mis asuntos, asuntos de
familia y del trabajo y otras cosas sin importancia. Pero cuando todo
parecía que se iba a quedar en eso, se me presentó una oportunidad única y
72
magnifica para lanzarme,
-Y ¿Que piensas hacer con tu vida cuando todo esto se aclare? -
preguntó ella, con una sonrisa persuasiva, y sus ojos clavados en los míos-
Siendo como ella es, clásica para estas cosas esperaba de mi que tomara la
iniciativa, y tratando de ayudarme, me dijo aquello, tal vez esperando que
yo dijera algo que hiciera que nuestros corazones se fundieran y como en
las películas, termináramos con un beso apasionado. Desde luego, no
podía negar que fácil me lo estaba poniendo.
Pero eso solo ocurre en las películas, la realidad, por lo menos la mía,
es que mi pudor, mi inexperiencia con las chicas, reconozco que jamás he
salido formalmente con ninguna, y mi timidez, se juntaron para estropear
el momento con simple :
-No lo sé.
-¿Solo eso? -preguntó sorprendida de mi simple y pueril respuesta-
¡Puede ocurrir algo que puede cambiar tu vida por completo y no sabes
que vas a hacer!
-Es que no me lo he planteado, -fue mi respuesta que lejos de mejorar
mis perspectivas, vino a estropear aún más la visión que tenía ella de mi-
-Ah, que no te lo has planteado, ya. -dijo mientras agachaba la
mirada y asentía, como en tono de decepción-
Entonces se hizo un silencio que hasta los pájaros parece que dejaron de
cantar y los coches dejaron de pitar en las calles. El mundo se detuvo,
sentía que toda la gente a mi alrededor me miraban, esperando mi
reacción.
-Si, la verdad es que tengo que pensar en que voy a hacer. -llegué a
decir, para quizás estropear aún más la hermosa velada-.
73
-¡Pero pedazo de idiota! Si llevas años esperando este momento,
planeando tu vida con ella, pensando en cómo hacerla feliz, ¡Estás
desperdiciando la oportunidad de tu vida! - gritaba la voz de mi
conciencia-
Ella entonces con un rostro serio, tal vez indicando una gran decepción se
despidió, y con una sonrisa forzada y algo nerviosa dijo:
-Bueno, es tarde, debo irme, me voy, hasta mañana Lui.
Me quedé petrificado, no supe reaccionar. ¡Como podía ser posible que
dejara pasar la oportunidad de mi vida! Había ensayado días atrás la
manera de abordar la situación, como decírselo, pero tal como se presentó
la situación fue totalmente sorprendente para mi, y no supe reaccionar. Ni
siquiera le llegué a dar el regalo, que guardaba en el bolsillo, y que tanto
trabajo me había costado envolver. Aquel día tuve el presentimiento de
que difícilmente podría aprovechar una ocasión mejor, estaba seguro que
no olvidaría aquella noche en toda mi vida.
A la mañana siguiente quise arreglar el estropicio de la velada
anterior, planeaba hablar con ella y explicarle mis verdaderos planes de
futuro en los que deseaba incluirla a ella, pero no pudo ser, ese día se
ausentó al trabajo. Al parecer la cena del día anterior no le debió sentar
bien, tal como le pasó a Tania y enfermó.
Decidí llamarla por teléfono, y quizás esto, pensé, abrirá una nueva
oportunidad para decirle lo que siento por ella, pero contestó su madre, al
parecer ella estaba en cama indispuesta. No pudo ser, pero tal vez el que
ella vea interés por mi parte no apague lo que pueda haber en su corazón.
74
LA TRAICIÓN
Lo que a continuación sucedió, significo un cambio en los
acontecimientos que de nuevo me alcanzaron por sorpresa. Al llegar a mi
casa encontré una carta de la BVP, la agencia que se encargaría de la
pruebas de ADN, por fin dejaría zanjado un asunto que tan intranquilo me
había hecho estar en estos últimos meses. Pero el resultado de las pruebas
fue sorprendente y contradictorio. De nuevo me sentí abatido, cuando
alcance a leer lo siguiente : “Sr. Luigi DiPasccola, por lo datos obtenidos
en el estudio del ADN comparando las diferentes muestras que envío de
sus familiares, con las suyas, todo nos indica que usted genéticamente no
tiene nada en común con la familia a la que dice pertenecer. Es posible
que en su día haya sido adoptado. Esto debería estar documentado en los
diferentes archivos legales o datos consignados en los estamentos
gubernamentales de su ciudad o provincia. Si no es el caso y si desea más
información, puede ponerse en contacto con nosotros y le ayudaremos a
buscar sus orígenes. Envíe respuesta urgente si desea seguir con la
investigación.”
Esta noticia me dejo sin aliento y sin respuesta lógica alguna. ¿Cómo
podía ser posible tener todos los papeles y certificados legales atestiguando
mi nacimiento, origen y confirmando mi pertenecía clara a la familia?
Familia, que por otro lado conocía siempre. Jamás, salvo la extraña
75
experiencia en el Languedoc francés, he tenido otros recuerdos que no
sean en mi tierra, en Alberese, en la provincia de Grosseto, en mi querida
Toscana. No tengo recuerdos de otras personas que no sean las que
siempre me han rodeado de atención y amor familiar. Algo debía fallar o
esto es una siniestra broma.
Como no podía esperar mucho tiempo escribiendo y esperando
respuesta, el resultado de la prueba de ADN tardó casi dos meses. Y llevo
ya casi siete desde que estoy envuelto en este asunto, decidí presentarme
en la oficina directamente. El plan sería esperar al próximo fin de semana,
estábamos en Martes, lo que significaba menos de una semana de espera,
además podría viajar el domingo, dormir allí y amanecer el Lunes para
buscar la oficina desde temprano. De paso volví infructuosamente a
intentar contactar con Iacco, para explicarle mi descubrimiento, por si él
me podría ayudar a ver más luz en este asunto. Su teléfono ya ni siquiera
daba cabida para mas mensajes. Parece como si la tierra se lo hubiese
tragado.
Al siguiente día, ya repuesta Belina de su malestar, pude explicarle la
novedad sobre el asunto. Pese a que la notaba más seria y con pocas
palabras, se mostró dispuesta a colaborar con las notas informativas, que
acostumbrábamos a hacer, esta vez se supone que iba a actualizar mi
documento de conducir. Roberto, estaba dispuesto incluso a llevarme en su
coche a Roma, para que pudiera ir más relajado, además presume que él se
mueve en Roma como pez en el agua. En principio me pareció buena idea,
pero eso podría levantar sospechas en la empresa si faltasen dos
trabajadores del mismo turno y de la misma sección, así que le desanimé
de acompañarme, no quería que el tuviese problemas en el trabajo por mi
76
culpa..
Bien, los días pasaron lentos y por mi parte, con sentimientos
encontrados. No veía oportuno hablar con Belina sobre lo nuestro, pero
tampoco quería dejar la situación así, desde la última conversación aquella
noche después de la cena, la notaba más seria y su rostro denotaba un halo
de tristeza, quizás decepción, incluso cierto resentimiento. Me convencí a
mi mismo que debía esperar a un momento más oportuno, quizás una vez
que toda la investigación se pusiera en marcha, así cuando volviera de
Roma iba a ser mi momento. Aunque por otro lado pensaba que seguir
posponiendo ese momento iba en mi contra.
Algo extraño que estaba notando últimamente o por lo menos a mi
me parecía, era que me sentía vigilado, en por lo menos dos ocasiones veía
a alguien que seguía mis pasos y cuando yo me detenía, este lo hacía. No
sé, quizás sean imaginaciones mías, pero para evitar situaciones que
hicieran peligrar mi integridad física, empecé a cambiar de rutas para ir al
trabajo.
Por fin llegó el Domingo, ese día decidí organizar toda la
documentación que tenía disponible para llevarla a la oficina de la BVP
día siguiente, estaba casi todo, pero me percaté que faltaba la carta que
había recibido días atrás informando del resultado de las pruebas del ADN.
Busqué por todas partes, en todas mis chaquetas y bolsillos, cajones y
hasta debajo de la cama, sin resultados, está claro que alguien la había
sustraído. Mis tíos en apariencia actuaban conmigo con toda la
normalidad, no parecía que ellos hubiesen descubierto aquel documento,
de lo contrario estoy seguro eso hubiera suscitado una gran disputa en el
caso de mi tío, sobre todo por el hecho de usar material genético sin su
77
consentimiento. Decidí preguntar a mi tía por si alguien había entrado en
mi habitación en los últimos días, o si ella lo había limpiado. Su respuesta
negativa, no me sorprendió, era lo que lamentablemente esperaba.
Pero eso no iba ser impedimento para que yo fuera a Roma y poder
aclarar todo este asunto, estaba dispuesto a llegar hasta el final, con
independencia de los tropiezos que me pusiesen. Al no tener acceso a la
carta, decidí actuar lo mas astutamente posible, no pude tomar nota del
teléfono indicado allí y tampoco lo había memorizado, no se me da muy
bien recordar números de teléfono. Pero si recordé la dirección, Vía
Bufalotta. Solo era cuestión de buscar, esperando tener la suerte de
encontrarme con una calle corta.
Una vez en Roma, no fue difícil dar con la Vía Bufalotta, pero me
llevó casi dos horas encontrar entre los muchos edificios de la larga calle
el lugar donde se encontraba la oficina de la BVP, que no debía ser muy
llamativa. Cuando por fin di con el lugar, una pequeña oficina en un
céntrico edificio cerca de una clínica médica. Me recibió un funcionario
muy amable, llamado Martino Caperalli. Al parecer Caperalli era el
director de la agencia y uno de sus fundadores. El otro al parecer era un tal
Mescanelli, que no se encontraba allí.
El propósito de la asociación BVP, siglas que todavía desconocía,
según me explicó Caperalli, era en un principio ayudar a padres a buscar a
hijos desaparecidos. El mismo Caperalli según me contó, había perdido a
su hija pequeña 15 años atrás. -Si vive cumplirá los 17 el próximo mes. -
me llegó a decir, esperanzado aún de poder encontrarla-.
También en otro despacho contiguo, estaba Antonella, quien desde hacía
diez buscaba a su hijo, perdido en un parque cuando vivían en un pueblo
78
pequeño en Milán. Mescanelli, encontró a su hijo muerto después de una
intensa búsqueda de tres años, al parecer había muerto tratando de escapar
de sus captores, el niño contaba con tan solo cinco años. Por ello ahora
dedicaban su vida a ayudar a otros en la búsqueda de esos seres queridos
que un día misteriosamente los hicieron desaparecer seres desaprensivos.
Dada la dificultad para poder iniciar las búsquedas con los escasos
datos aportados por los padres, decidieron actuar a la inversa, utilizaban la
pagina web “El Árbol de su vida” y la propia de “Vidas perdidas”, para
que personas que tuviesen dudas sobre sus orígenes, se acercaran y a partir
de allí, con ayuda de la inmensa base de datos que disponían podían
averiguar fácilmente si se corresponde con alguien buscado por sus
progenitores.
Yo no me sentía muy identificado con las situaciones descritas por
estos, ni por sus traumáticas experiencias, además en este caso no se
trataba de un padre buscando a su hijo perdido si no en todo caso de lo
contrario. Pero simplemente pensaba que en mi caso se trataba de alguna
adopción de la que no había sido informado, tal vez porque mis orígenes
no fueran algo de lo que me pudiera orgullecer.
Sin embargo al parecer no se había avanzado mucho en mi caso, de
hecho el asunto se había archivado. Alguien se me había adelantado y
había detenido el asunto. Pero...¿Cómo podía alguien detener la
investigación de algo que para mí se había convertido en asunto crucial.?
Era la pregunta que yo me hacía.
Caperalli me explicó que mi solicitud estaba paralizada
temporalmente, por propio deseo de mi parte. ¡No podía entender nada de
lo que estaba pasando! Al parecer, alguien había llamado en mi nombre
79
para anular todo el proceso, explicando que no estaba interesado. Dado
que el aviso fue telefónico, ellos, según me informó Martino, habían
pedido a la persona con la que hablaron, (que supuestamente era yo), que
enviara un escrito firmado indicando que no deseaba que se siguiera la
investigación. Insistí en ver ese documento, pues me negaba a creer lo que
estaba sucediendo, no podía ser, yo jamás había ningún papel o escrito al
respecto. No hacía más que pensar quien podría haberse hecho pasar por
mí, debía ser la misma persona que extrajo el informe del ADN.
Gracias a mi persistencia, y por las muchas explicaciones y razones
que le di, el funcionario accedió y me sacó el papel, un documento
perfectamente redactado, en el que entre otras cosas, expresaba que no
deseaba que se siguiera con la investigación, dado que ya había resuelto el
asunto y había sido informado de todo ello, por medio de la oficina de
registros de mi localidad. Además de pedirles que bajo ningún concepto
hicieran accesible esta información a terceros. El escrito terminaba con un
atentamente, mi nombre.... ¡Y con mi firma autentica! Si, era la
verdadera, pues si hay algo difícil de imitar es mi elaborado garabato.
¿Como era eso posible? No creo tener doble personalidad, estaba seguro
que yo no había llamado y aún menos escrito para detener la investigación
cuando era todo lo que deseaba hacer. ¡Había pospuesto una relación con
la mujer que amaba solo por esto!
Al pensar en Belina recordé lo de los documentos en blanco firmados
por mí que ella guardaba. Pero no podía ser ella la autora de esta astuta
treta para detener mi búsqueda. Me costó convencer al funcionario de la
BVP, de que se trataba de documentación falsificada. Todo, después de
explicarle lo del robo de las pruebas de ADN, de la misteriosa
80
desaparición de Iacco, la sensación de sentirme vigilado y lo de los
documentos en blanco.
Ahora debía redactar otro documento firmado de mi puño y letra para
reactivar la investigación.
Caperalli me dio instrucciones y después de hacer unas cuantas
llamadas, me indicó que ellos se pondrían en contacto conmigo y me
advirtió de no informar nada a nadie, ni familiares cercanos, ni amigos,
novia, ni compañeros de trabajo. Lo de novia estaba claro que sería difícil,
si ni siquiera era capaz de tenerla.
Con todas estas condiciones me sería imposible poder llevar una vida
normal, era una carga difícil de llevar para mí, pero me propuse mantener
silencio. No obstante, al regresar a mi ciudad con mis amigos y sobre todo
con Belina, a la que ahora me tocaba pedirle explicaciones para esclarecer
algunas cosas, me di cuenta de lo difícil que iba a ser todo esto para mi,
alguien poco acostumbrado a desconfiar de la gente, que ahora tendría que
convertirme en alguien totalmente suspicaz y receloso de los más cercanos
a mí.
Al llegar a casa, tuve el primer asalto, el interrogatorio de mis tíos.
Yo les expliqué que había ido con unos amigos a ver un museo nuevo,
aquello fue una pobre excusa, pues al parecer Giovanni y Renato habían
llamado insistentemente preguntando por mí, para reanudar la cita anulada
por la cena con Belina, y no sabían nada de mi últimamente, ni por
supuesto de mi viaje a Roma. Por ello, mis tíos sospechaban que en
realidad había ido a visitar a Iacco, y preferí que aceptaran eso como la
realidad, antes de mencionarles el verdadero motivo y lugar de mi viaje.
Después en el trabajo también se complicaban las cosas, Roberto me
81
dijo que alguien de la dirección de la empresa, no hacía más que preguntar
sobre mí, sobre mis ausencias, viajes y movimientos. Y más preocupante
aún, también según Roberto, era posible que alguien de aquí estuviese
informando de todo, pues le preguntaron por cosas que solo él y Belina,
supuestamente sabían. El, al ser quien me informaba de estos pormenores,
se excluía lógicamente, toda sospecha de filtración venia de otra parte. De
hecho me dijo algo que aumentaría las sospechas sobre quien debía ser el
traidor o traidora en este caso, al parecer esos interrogatorios los hacía
siempre que salía de la secretaría. ¡Donde trabajaba Belina!
-Te están vigilando Lui, precisamente el Lunes, sabían que habías ido
a Roma.
-me dijo en tono preocupado Roberto-.
-¿Quien te informó sobre eso? --le pregunté-, no entendiendo porqué,
ni quienes podían estar tan interesados en mi vida privada, no siendo yo
ningún famoso, ni asiduo a la prensa rosa.
-Eran algunos de los directivos, el señor Paccini, Otto Mambrissi y
otro hombre al que no conozco. Pero lo peor es que no viene de ellos esa
información, Lui.
-Pero lo del viaje lo sabían también algunos familiares míos,
sospecho que alguien de mi familia está detrás de todo esto.
-Ya saben lo de tus pruebas de ADN y de muchas cosas que muy
pocos conocemos, ni siquiera tu familia..
-No estarás insinuando que ....
-Luigi, abre los ojos, solo ella, (aludiendo a Belina), en esa oficina
sabe lo de tu viaje a Roma, lo de tus pruebas y el resultado de esta. ¿Quién
va a ser, sino ella?
82
-Tu que les respondiste.
-¡Que les voy a decir! Que tu conmigo solo hablas de libros, de
historia y de coleccionismo.
-Gracias amigo, no sabes lo difícil que es para mí todo esto y encima
el que me estén poniendo trabas desde la familia.
-No te preocupes Lui, yo estoy contigo para cualquier cosa, cuenta
conmigo. Pero es mejor que no nos vean hablando mucho, para que no me
sigan intentando sacar información.
Todo esto por un lado, me hacía confiar en que se pueden tener
amigos aún en estas circunstancias y me sentí más cómodo al poder
explicarle la situación actual y el hecho de confirmar que efectivamente
alguien de aquí me estaba traicionando, por el asunto de la carta enviada al
BVP con mi supuesta solicitud de renuncia a la investigación.
Pero estaba dispuesto a llegar hasta el fondo, de repente perdí el
miedo, debía aclarar quién y con qué interés me vigilaban, quien se había
encargado de detener la investigación del BVP. Belina parece que
intentaba esquivarme y o salía antes o después que yo, el caso es que
durante varios días no pude acompañarla a casa como de costumbre.
En una de esas ocasiones, cuando salí de mi jornada, iba mirando de
reojo de un lado a otro, simulando que leía, fue entonces cuando pude ver
al que me vigilaba, aproveché doblar una esquina para esperarle y cogerle
cuando este doblase, pero me di cuenta que era muy listo, había cruzado la
calle para observarme desde el otro lado. Decidí entonces ir hacia él, así
que aligeré mis pasos esta vez en su dirección, le hice ver que había notado
su presencia y que iba a pedirle explicaciones. Dándose cuenta de ello,
huyó calle abajo y en cuestión de segundos le había perdido el rastro. Pero
83
si pude notar algunos aspectos físicos, era un hombre no muy alto, pelo
negro y con algo de entradas, las gafas oscuras me impidieron verle los
ojos, pero si su corta pero ancha nariz, en eso era yo experto. Aunque no
pude alcanzarle, se que le había dado una lección, ya sabía quién me
seguía y solo era cuestión de tiempo para que le cogiera.
Por otro lado no hacía más que pensar en el escrito con mi firma, al
principio pensaba que probablemente al igual que robaron de mi propia
casa y de mi habitación el informe del ADN, no iba a ser mas difícil si se
trataba de alguien de la dirección acceder a los documentos que guardara
Belina. Pero para ello, debía conocer su existencia. Esos papeles firmados
por mi solo los conocía ella, y recuerdo que me dijo que los escondía bien,
pues si la descubrían la echarían en el acto, sin embargo no la habían
echado del trabajo, salvo que la tuvieran amenazada y quizás por eso
colaboraba con ellos, me era difícil pensar que podría traicionarme por su
propia iniciativa, ni por dinero. Pero la conversación con Roberto y lo que
sucedió pocos días después me hicieron cambiar de opinión. Fue algo que
me haría sospechar por primera vez y muy a mi pesar de la persona que
mas apreciaba y quería.
Un par de días después de volver de Roma, al llegar al trabajo, Belina me
abordó con sigilo, como quien no quiere que nadie se diera cuenta y me
pidió que firmara otro de los papeles en blanco. Le indiqué que ya había
firmado varios a lo que ella me respondió que necesitaba uno más.
-Pero yo ya no tendré que necesitar más de eso, le dije.
-Si, pero el jefe está furioso, sabe que te ausentaste el Lunes y le
aseguré que me habías entregado el justificante firmado y ahora debo
hacer el documento, para entregarlo urgentemente.
84
-¿No me dijiste antes de irme que tenías varios de esos papeles con
mi firma y a buen recaudo?
-Si, lo recuerdo y estaba segura de ello, pero es extraño, no los
encuentro, quizás el otro día que hice limpieza en la oficina, no sé, es
posible que los haya tirado accidentalmente. En cualquier caso, necesito
que me firmes otro si no quieres que los dos tengamos problemas..
-Rellena tu eso y luego lo firmo. Alcancé a decirle, justamente
cuando interrumpió el jefe con su llegada..
En el momento de entrar el jefe, el rostro de Belina se tornó pálido,
su semblante asustadizo y sus movimientos erráticos. A él sin embargo se
le notaba cordial, me saludó como si nada y me pregunto sobre la
producción del nuevo dispositivo de control de acceso que pretendían
introducir en América.
Respondí, disimulando mi sorpresa por tanta amabilidad y afabilidad
de su parte, que muy bien, que ya casi estaba preparada toda la remesa
para su exportación. Luego hizo unas preguntas a Belina sobre asuntos de
empresa y se marcho, no sin saludarme de nuevo y desearme buena
jornada. No parecía desde luego una persona de malhumor, todo lo
contrario, otras veces lo he notado más seco. Fue entonces cuando pensé
que lo mejor sería irme inmediatamente sin mediar mas palabras con ella.
Mis sentimientos confusos y contradictorios no me dejaban ordenar los
pensamientos y antes de decir cosas de las que arrepentirme, prefería
callar.
-Te espero después en la salida. Tengo que contarte algo. Eso dijo
ella mientras yo me alejaba sin siquiera despedirme.
Su tono me sonó en ese momento sospechoso, no le notaba la
85
serenidad típica de su voz y por otro lado su extraña actitud ante el jefe,
me pareció pobre la argumentación sobre la perdida de los papeles
firmados. Todo eso me hizo reaccionar negativamente contra ella, todos
los buenos pensamientos que tenía a su favor de pronto se esfumaron.
Como si se me abrieran los ojos y entonces viera a otra mujer, no a la
amiga confiable, a la mujer con la que quisiera compartir todas mis ideas,
pensamientos, frustraciones y alegrías. Ahora empezaba a verla, como
quien no sé porqué oscuros intereses, era capaz de fríamente colaborar con
los que ponían tropiezos en la búsqueda de mi verdadera identidad. Todo
el futuro que había planeado y del cual quería pronto hacerla participe,
todas mis metas y mis expectativas basadas en compartir con ella mi vida,
ahora todo eso se empezaba a desmoronar, sin tan siquiera haber
empezado.
Por otro lado, tampoco entendía quien de mi empresa tenía interés en
meterse en mi vida y dificultar el camino que llevo, hasta el grado de
utilizar a la persona de más confianza y aprecio que tenía para colocar
obstáculos en la búsqueda de mi verdad..
Pensé entonces en el tío Julietto, el era accionista y copropietario de
mi empresa, era el único que podía estar interesado en este asunto. Aunque
apenas hacía acto de presencia por aquí, a veces en las reuniones de los
socios enviaba a su esposa. Tampoco entendía el porqué no me
preguntaban o interrogaban a mi directamente. Constantemente empecé a
recordar las palabras de tía Bettona, “no te opongas al que te da de comer”.
¿En qué sentido me estaba oponiendo? Quizás el sepa más de lo que yo
podría imaginar de mi pasado. En este caso, yo ahora estaba dispuesto a
todo, no me importaba si tenía que perder mi empleo, o abandonarlo todo,
86
de todas formas, a Belina ya la daba casi por perdida. Nada me importaba
en esos momentos.
Ese día, una vez terminada la jornada, salí todo lo rápido que mis
pies me permitían andar, pero algo me hizo detener, a lo lejos puede
observar que ella me esperaba, notaba que veía constantemente hacia
dentro y constaba su reloj de forma insistente. Sin que ella se diera cuenta,
pude observarla desde lejos como a modo de nostálgica vista de algo
deseado y no conseguido. Reconozco que ella seguía despertando en mi,
sensaciones y no podía dejar de contemplar su especial belleza, su hermosa
cabellera, las curvaturas de su cuerpo que su ajustada vestimenta dejaban
notar y su estilizado perfil. Si, todavía había en ella algo que me cautivaba
y atraía, sabía que iba a ser difícil olvidarla.
Realmente en mi interior se gestaba una lucha, mis sentimientos
hacia ella por un lado, pues no quería perderla de mi vida definitivamente,
y por otro lado la razón, esta me repetía que en estos momentos esa
relación no era lo más conveniente. Pero en mis pensamientos no hacía
más que revolotear la pregunta, ¿Porqué? Si, ¿Porqué esa dulce boca
habría de vender mis secretos a mis enemigos? ¿Porqué tenía que ser la
persona que llenaba mi corazón con solo mirarla a la que ahora tendría que
evitar para que no me traicionara?
No encontraba razones ni argumentos para que esto fuese posible.
Por un lado, pensé que debía volver y escuchar su versión de los hechos,
tal vez había algo que yo desconocía en todo este asunto. Ella misma había
mencionado que había algo importante que tenía que decirme. Estaba
dispuesto a darme la vuelta y volverme, si, en ese momento se que tanto
Belina como yo necesitábamos hablar y aclarar estas dudas. Pero no había
87
dado apenas dos o tres pasos en dirección a ella, cuando me topé con
Roberto y este empezó a preguntar sobre la conversación con Belina y
todo lo sucedido.
Si tenía una pequeña posibilidad de hablar con ella y aclarar los
asuntos, Roberto la apagó, me dijo que había compañeras en la empresa
que son confidentes de los directivos, no hay un paso que demos que no lo
sepan ellos, sobre cualquier cosa, así que anda con cuidado me dijo, ella no
es de fiar, tenía pruebas que indicaban que era una de las que pasaba
información confidencial de los demás, incluyéndome a mí. En otras
circunstancias hubiera defendido a uñas y dientes la trasparencia y lealtad
de Belina, pero yo mismo guardaba serias dudas, no sé si bien fundadas o
no pero dudas que me angustiaban. Así que haciendo caso a mi amigo me
alejé de ella aún a mi pesar y con la conciencia intranquila y el corazón
dividido.
Después de la conversación con Roberto, empecé a pensar que sería
mejor ir directamente a los que de alguna manera estaban interesados en
mis pasos y saber de primera mano porqué podía interesarle a alguien mis
inquietudes. Probé con el tío Julietto, pero fue inútil, aparte de lo
inaccesible y difícil que era, casi tan difícil como solicitar audiencia con
un monarca o con el mismo papa. El caso es que después de varias visitas
a su casa, siempre era recibida por la amable mamma Gina, quien me
atendía, me invitaba a té y escuchaba todas mis inquietudes como nadie lo
hacía. Cuando le hice mención de mi experiencia en Francia, ella me contó
una historia bastante creíble de un conocido suyo que después de haber
visto una película en la que salían imágenes de cierto lugar, soñaba con ese
sitio pensaba que él había vivido allí antes, pero después por casualidad
88
encontró en casa de su abuelo, un libro que al parecer de pequeño ojeaba,
donde venían imágenes de ese mismo lugar, y esa era la razón por la que la
mente le hacía pensar y soñar con aquel lugar como si fuera conocido.
Aquello me sonó bastante lógico, fue una de las explicaciones,
después de las de la revista que me dieron, más satisfactorias que había
escuchado. Pero al notar mi inquietud y dudas sobre mi origen, ella,
conocedora de todos los secretos de la familia, y mediadora en todos los
problemas, que se sabía las fechas de nacimiento, de todos y cada unos de
los sobrinos y nietos que tenía, me aseguró, como ella decía por lo mas
santo, que jamás había escuchado nada de ninguna adopción ni de ningún
hijo ilegitimo dentro de los DiPascola. Es más, me dijo que cuando yo
nací, dieron una gran fiesta y hasta me enseñó fotos de aquel
acontecimiento, ya que era el único hijo de Pietro, su hermano favorito.
Tuve la tentación de mencionarle lo de mis investigaciones y las pruebas
de ADN, pero recordé la promesa hecha al enviado de la BVP de no decir
nada a nadie de la familia y menos a nadie cercano a Julietto.
Aunque la conversación con Gina, en cierto modo me tranquilizó, no
aclaró el asunto del ADN, por ello, no lograba entender que es lo que no
encajaba en toda esta historia, como era posible que familiares de
confianza, mis tíos más cercanos, los documentos acreditados en todos los
estamentos oficiales demostraran lo contrario que las pruebas genéticas.
Una curiosa situación que me hizo pensar en lo que podía haber
pasado, fue el que vi una noticia en la que se mencionaba como una
gemela había sido separada de su hermana y cambiada por otra
accidentalmente en el hospital, con lo cual todo encajaría, quizás fui
cambiado de pequeño y ahora el verdadero DíPascola, pertenezca a otra
89
familia, todos dicen la verdad, pero la realidad genética es otra. Pero si
esto es así, ¿Por qué tanto secretísimo por parte de la BVP? Y ¿Porqué
tiene alguien interés en que no investigue?
90
RUPTURA
Pasaron varios días tratando de esquivar a Belina y evitarla,
sencillamente no sabía como reaccionaria yo mismo de confirmarse que
fuera ella la traidora, temía enfrentarme a esa realidad.
Pero la verdad, no era fácil evitar encontrarme con su presencia, pues
mientras una parte de mi quería rehuirla, siempre la otra la buscaba con la
mirada. Además, puesto que para acceder a mi puesto debía pasar cerca del
acceso a las oficinas, había un pasillo y una entrada a la derecha y otra a la
izquierda, la de la derecha era el acceso a nuestra sección dedicada a las
pruebas de control de calidad y de allí pasaba la mercancía a la sección de
manufactura que era la sala contigua a la nuestra. La puerta de la izquierda
conducía a un pasillo donde estaba en primer lugar, la oficina donde
trabajaba Belina, a solo dos metros y enfrente el despacho del jefe de
sección, cuya ventana daba a la sala de manufactura y control de calidad,
donde trabajábamos Roberto y yo, junto a otros 15 operarios. Así que de
vez en cuando a través del ventanal era posible verla entrar a la oficina del
jefe cuando este quería darle alguna orden importante. Desde allí se podía
observar como se realizaba el trabajo de nuestra sección y mantener el
control de todo., pero a la vez podíamos ver parte de la oficina del jefe y
con quien hablaba, el corazón me seguía latiendo más deprisa cuando ella
91
se asomaba al ventanal viendo hacia nosotros.
Cierto día vi entrar a Belina en el despacho del jefe y parecía hablar
secretamente con alguien. Puesto que ese día había reunión de directivos
estaba claro que no era con el jefe con quien hablaba. Ella no hacía más
que mirar por la ventana mientras hablaba con la misteriosa persona, yo
veía de reojo, para que no sospechara que me había dado cuenta, pero noté
como parecía darle muchas explicaciones. Roberto, señalando hacia ella
me indicó por señas que estaba pasando información. Al poco tiempo dos
operarios que trabajaban en nuestra sección fueron despedidos. También
era curioso que desde que yo no hablaba con ella, ahora me veía más
vigilado, ya no me parecía uno el que me seguía sino dos personas . Estaba
cada vez más convencido que de alguna manera todas estas cosas
guardaban relación.
Así transcurrieron varios días, mi investigación estaba casi detenida,
ya me había cansado de buscar en vano asuntos relacionados con
adopciones en Francia, en Italia, incluso en Suiza, tampoco tenía noticias
de los de la agencia. Por otro lado yo me lo había tomado con calma, no
tenía prisa por adelantar acontecimientos, simplemente trataba de llevar
una vida normal, no salía ni los fines de semana, para aburrir de alguna
manera a mis vigilantes.
Mientras, trataba de no encontrarme frente a frente con Belina,
quizás el tiempo haría olvidarla o perdonarla, en cualquier caso me auto
convencí que debía dejar pasar el tiempo. Todo parecía tranquilo y bajo
control, hasta que en uno de esos días al llegar al trabajo y pasar cerca de
la puerta que conducía a la oficina de Belina, ella estaba allí, me esperaba
con una sonrisa de la que hacía tiempo no disfrutaba de ver, aunque en ese
92
momento no me pareció oportuna. Ella me abordó, y con voz dulce y
sugestiva, como pretendiendo seducirme, o por lo menos así lo interpreté
yo :
-Hola Lui ¿Podemos hablar?
-No, tengo mucha prisa, tengo mucho trabajo atrasado. -Respondí
con una excusa poco sostenible-
Por otro lado ella, pocas veces usaba ese diminutivo para hablar conmigo,
recuerdo que siempre me gustaba que lo usara, solo los más íntimos
amigos míos lo hacían y para mí el que lo hiciera significaba mucho. Mi
respuesta, un tanto cortante, hizo que su sonrisa desapareciera tan rápido
como una huella borrada por el mar.
-¿Que pasa contigo Luigi? ¿Te he hecho yo algo para que me evites
de ese modo? -preguntó tomándome del brazo, como queriendo ganar mi
confianza-.
-Tu lo sabes muy bien. De hecho, creo que sabes demasiado -
contesté de forma brusca-
Si, quizás mi respuesta fue demasiado seca, pero no porque abrigara odio o
rencor, realmente estaba confuso y quería de alguna manera demostrarle
que si era ella la que se había ido de la lengua, yo ya me había dado
cuenta. Y por otro lado mi corazón palpitaba aceleradamente y suspiraba
internamente al oír otra vez su voz, realmente deseaba que me respondiera
claramente y demostrara que era inocente. Ella solo respondió preguntando
de nuevo, pero con el semblante un tanto decaído y triste y a la vez
sorprendida:
-¿Saber bien el que? No te entiendo, parece que estuvieras hablando
en clave. ¿No confías en mi o que?
93
Mientras, yo permanecía callado y ni siquiera me atrevía a mirarla a los
ojos, ella seguía, no sé si fingiendo o no, pero como si no entendiera
porqué de mi actitud :
-Tenía algo importante que decirte y no quieres hablar conmigo, no
te entiendo.
-¿Algo importante que decirme? ¿No sería que buscabas algo
importante que sacarme?
-¿Que dices? Habla claro Luigi. De verdad, no sé de qué me hablas.
-Deja las apariencias, que ya sé porqué tanto interés en que firmara
papeles en blanco, ya se lo de la falsa renuncia enviada a Roma con mi
firma. Ya sé por qué tanta vigilancia y porqué y como todo el mundo sabe
a dónde voy y de donde vengo. Ya sé porque sabían otros que guardaba
documentación importante y donde.
Al decir esto, su rostro pasó de esa tristeza a una expresión de sorpresa e
indignación y dijo:
-¿Intentas culparme de algo? ¡No me lo puedo creer, pensé que entre
nosotros...
-No sigas, no hace falta seguir con el teatro. Lo es todo de ti. Dime...
¿Cuánto te pagan por la traición? .
Dicho esto, la joven, no pudiendo reprimir el llanto, por las acusaciones y
difamaciones que salían de mi boca, concluyó con una declaración
contundente que me dejo sin palabras.
-¡Vete! No sabes lo injusto y cruel que estas siendo y lo equivocado
que estás conmigo. Desde luego, ¡no sabes nada de mí! Pero a partir de
ahora, te aseguro que vas a saber aún menos..... Y no te preocupes, que de
mi boca no ha salido nada. Ni saldrá nada que tenga que ver contigo. Para
94
mí, desde ahora ya no existes. Firma este papel y vete por favor...
Me dio el documento rellenado por ella, en el que pude leer una
explicación de mi ausencia. Firmé tembloroso y tenso a la vez, sin poder
articular palabra alguna, cualquier cosa que dijera en ese momento podría
empeorar aún más las cosas. Ella puso el papel sobre la mesa y sin mediar
palabra, salió de la oficina, tratando de contener sus lagrimas se dirigió al
cuarto de baño, en ese momento llegaba Tania, preguntando que le ocurría,
la abrazó y consoló, dirigió la mirada hacia mí como preguntando que le
había hecho. En ese momento no sabía que hacer, ni decir, simplemente
hice el gesto de ignorar lo sucedido, pero en el fondo solo deseaba
desaparecer, que se abriera el suelo y cayera dentro y este se cerrara sobre
mí para siempre.
Ese incidente me hizo sentirme realmente mal, de repente me había
dado cuenta de lo cruel e injusto que había sido, ella mismo lo había dicho.
¡Ni tan siquiera le había dado la oportunidad para defenderse o explicarse!
No sé que me ocurrió, quizás estaba tan envenenado, o sencillamente soy
nefasto para la diplomacia, porque al fin al cabo. ¿Que pruebas tenía
contra ella? Solo mis suposiciones, solo las sospechas, y las acusaciones
indirectas de Roberto contra ella. Yo se que todas las cosas tienen
explicación, pero yo ni siquiera le di la oportunidad de que se explicara.
Ella quería decirme algo importante, y yo por mi dureza e incomprensión,
me quedaré con las ganas de saber que era aquello tan importante que ella
deseaba decir.
95
SECRETO DESVELADO
Los días posteriores transcurrieron sin ninguna novedad, aunque me
estaba sumiendo en una sensación de desanimo insoportable. Ya nada de
lo que antes me divertía, mis hobbies, el estar con los amigos. Estaba a
punto incluso de anular el viaje a España, nada se me había perdido allí, ni
nada iba a cubrir el vacío que ahora sentía. Nada de lo que antes me
entusiasmaba, significaba algo para mí. Ni siquiera el deseo de saber sobre
mi pasado me llenaba de alguna razón para seguir luchando. Me sentía
inútil y no porque no fuera hábil en mi trabajo, en realidad estaba logrando
avances importantes, incluso me habían subido la categoría, lo cual me
sorprendió. Pero toda mi vida se estaba convirtiendo en una monotonía sin
resultados. De vez en cuando me encontraba frente a frente con Belina,
pero ella me evitaba, a veces quería acercarme y pedirle perdón y
escucharla, pero no encontraba el valor suficiente para hacerlo.
Decidí concentrarme solo en mi trabajo y no pensar en mis fracasos
sentimentales. Por otro lado también quise volcarme más en la búsqueda
de mis orígenes, quizás el dar con mis verdaderos padres y mi verdadera
familia, me suministre el sentido y la dirección a mi vida y me devolviera
las ganas de seguir luchando en esta vida que cada vez me parecía vacía y
sin propósito.
El problema es que todo transcurría tan lentamente, no recibía nada
96
de información de la BVP, parece como si se los hubiese tragado la tierra..
Decidí buscar por mis propios medios, en los ratos libres que ahora tenía
más, pues no salía con amigos y apenas tenía tratos con nadie, salvo con
Roberto que siempre me llamaba para invitarme a ir con ellos. Estudiaba
francés, pues tenía la sensación de que allí podría encontrar esos orígenes.
Descartada la idea de haber sido adoptado legalmente, decidí escribir a una
asociación de búsqueda de hijos entregados por madres desesperadas que
ahora los buscan. Había más casos de los que nadie puede imaginar. Pero
en ningún caso encontré algún perfil o fecha que coincidiera conmigo. Así
que escribí a una asociación francesa que llevaba el registro de búsquedas
de personas perdidas, donde de nuevo me topé con listas inmensas, pero
¿Como podría saber si alguno de estos niños perdidos fui yo, si ni siquiera
podría saber el nombre que tenía en el supuesto caso de haber nacido allí?.
Además, desconocía el momento en que desaparecí, podía oscilar entre los
años 80 al 85. Eso significaba cientos de casos para poder buscar, además
de la gran dificultad para localizar a los familiares que muchas ocasiones
me topaba con que ya no vivían en los lugares originales, ni coincidían sus
teléfonos.
Una semana después, mientras me dirigía a mi casa desde el trabajo,
una persona me abordó, era como de unos 40 años, vestía traje gris con
líneas verticales, una corbata con notas musicales que no parecía muy seria
y lucía una grandes gafas oscuras que ocultaban sus ojos. Se presento
como Giano Mescanelli, me instó a que lo acompañara a una cafetería en
una pequeña calle que transcurría paralelo a la que habitualmente yo
recorría. Al llegar me entregó la tarjeta como representante de la BVP, eso
al menos me tranquilizó, no se trataba de un matón enviado por alguien.
97
Después me dijo que debía reunirme con ellos para explicarme la situación
de la investigación. Me recordó que debía actuar con mucha prudencia,
pues había alguien interesado en obstaculizar la investigación, y no
dudaría en tomar cualquier acción para evitar que se llegara al fondo de la
cuestión. Huelga decir que no paré de preguntar sobre todos los detalles, a
lo que me respondía que no era un lugar seguro donde hablar.
-Cuide de no hablar con nadie, -repitió constantemente. Me dijo la
fecha de la cita, el próximo sábado a las 12 en las oficinas de la BVP y yo
tomé nota de ello en un papel de una vieja libreta que solía llevar en mi
chaqueta, luego pensaba ponerlo en la PDA, ya que la escritura a mano
alzada en la pantalla táctil todavía no la dominaba bien, así que decidí
escribir a mano y luego mas tranquilamente pasarla a mi verdadera agenda.
Al día siguiente y desatendiendo al consejo del misterioso
Mescanelli, referí el asunto al único en el que podía confiar en ese
momento, Roberto, lo hice, porque era la primera vez que realmente sentía
miedo, pensé que si pasa algo, me secuestran, me matan o lo que sea, (así
notaba que se estaban poniendo las cosas), había alguien que podía dar
alguna pista de mi paradero. Aunque le dije que debía viajar a Roma,
procuré no mencionar nada ni del lugar exacto de la cita ni la hora, el
mismo me pidió que no lo hiciera, por mi seguridad y quizás también por
la suya. Sin embargo, ambos pensamos que para despistar, sería mejor que
viajara en tren, salía uno a las 7 y tenía suficiente tiempo para poder llegar
a la cita. Era más fácil controlar si alguien me seguía de esa manera.
La verdad que todo esto cada vez me parecía una película de
gánsters, no entiendo como es posible que se hayan tornado las cosas de
esta manera. Para no levantar sospechas, a mis tíos les dije que iba a visitar
98
a unos amigos en Grosseto y que volvería tarde el sábado. A otros amigos,
les hice creer que iba a visitar a un familiar a Porto Santo Stefano. Incluso,
como sugerencia de Roberto, dejé caer en la puerta de la oficina cerca del
escritorio de Belina, una nota, en una hoja arrancada de mi libreta. Ella
conocía muy bien esas hojas, pues tenían un símbolo de una rana con un
bolígrafo en la lengua en una esquina de cada página, recuerdo que esta le
hacía mucha gracia y siempre me pedía que le consiguiera una libreta
como esa. Bien, en la nota escribí una dirección y un teléfono, el de Iacco,
con una hora como indicando que iría a Santa Liberata el sábado, todo esto
para despistar a la supuesta informante.
Aunque poco creo que pudiera ella informar, pues desde aquella
discusión, no habíamos cruzado palabra alguna, ni siquiera a la hora de
firmar las nominas, que lo hacíamos en su oficina, yo procuraba hacerlo
cuando ella se ausentaba, pero cuando no podía ser observaba como en el
momento que yo entraba, tenía los papeles colocados en la mesa,
esperando mi rubrica, mientras ella disimulaba buscando en los archivos
cualquier cosa, todo con tal de no encontrarnos cara a cara.
Reconozco que aquello me hacía sentir muy mal, jamás imaginaría
que aquel estúpido episodio en Francia, alterara de tal manera mi vida y
mis relaciones personales. Solo, una curiosa situación alivio un poco la
tristeza que me invadía y me hacía ver que no estaba todo perdido o eso
creía. Hubo alguna mirada de lejos, en mi caso con ojos nostálgicos,
echando de menos su presencia cerca de mí, su voz y su sonrisa. Aunque a
veces no hacen falta las palabras, algunas miradas dicen mucho. No
olvidaré lo que ocurrió en cierta ocasión en una reunión general de la
empresa, pocos días antes del Sábado, nuestras miradas no solo se
99
cruzaron sino que se clavaron.
Era una gran sala circular, con una enorme mesa de por lo menos 10
metros o mas de largo por 2 de ancho, en ella se hacían las reuniones
importantes con los directivos, o importantes clientes, aquel día nos citaron
para explicarnos los proyectos económicos de la empresa, un absoluto
aburrimiento de cifras y balances, que nos lo enseñaban para según
pensaban ellos, motivarnos a hacer más por nuestra empresa. Ella estaba
sentada justamente enfrente de mí, en el otro extremo de la mesa, en un
momento dado de la reunión, me quedé observando, aquel bello
semblante, su ojos, la dulzura de su boca, aquella melena rizada, su
perfilada nariz, todo en ella me parecía algo hermoso para contemplar,
sobre todo mientras ella no se daba cuenta. Recordando los buenos
momentos que pasamos juntos, mientras duró lo nuestro, (o lo que nunca
llegó a ser), yo mantenía mis ojos dirigidos hacia ella y lo hice durante un
buen rato, mientras ella iba ordenando algunos papeles y notas que tenía,
podía observar su perfilada nariz, sus labios, que si bien denotaban
seriedad, deseaba que algún día se uniesen a los míos, llevaba una blusa
ajustada que perfilaba bien su anatomía superior. De repente levantó la
vista al frente y yo pensando que se volvería hacia otro lado, seguí
observando, esperando que el encuentro visual no durase ni un segundo.
Cuál fue mi sorpresa al ver que ella también mantuvo su mirada dirigida
hacia la mía.
Al principio en su mirada y en su rostro se denotaban desprecio, casi
cercano al odio, una mirada rencorosa, casi como si quisiera disparar un
rayo fulminante que me quitara de su presencia, no obstante aún así, no era
capaz de apartar su vista. Yo, cual estatua de piedra también continuaba
100
sin bajar ni desviar mis ojos de su hermoso y aunque serio rostro, seguía
viéndola con esa especial belleza que me cautivaba, quizás ella notó que
mis ojos, lejos de irradiar rencor, la buscaban como llenos de triste
nostalgia por lo que había perdido.
Poco a poco, noté que su semblante iba cambiando, sin abandonar su
seriedad, pero como si empezara a ceder, ya no me dirigía esa mirada de
desprecio de antes y poco a poco fue pasando a un rostro como de
añoranza y a la vez como si quisiera comunicar sus verdaderos
sentimientos. Sus ojos apenas parpadeaban y se mantuvieron unidos a los
míos, yo sentía su llamada, parecía como si me pidiera con la vista que me
acercara a ella y la tomara en mis brazos y olvidáramos todas nuestras
desavenencias.
Bueno, tal vez esto último no sea nada más que fruto de mi
imaginación, pero mantuvimos la mirada uno enfrente del otro durante un
buen tiempo, solo interrumpida por alguien que solicito su atención para
pedirle algún documento. En ese momento yo disimulé como si cambiara
la vista a otro lado, pero de reojo noté como ella volvía sus ojos hacia mí,
como esperando que reanudáramos esa conexión visual para comunicarnos
de la única manera que ahora podíamos. Lo hice, pero entonces ella bajó
su vista, como si de pronto su mente recordara que lo nuestro ya no era
posible, y era inútil llegar a una solución solo basada en las miradas..
Aquello no obstante me llenó de esperanza, quizás todo no estuviese
perdido, es posible que pudiéramos recuperar al menos la amistad tan
agradable que antaño tuvimos. Pero yo ya no me conformaría con eso,
ahora estaba seguro de mis sentimientos hacia ella y resolver nuestros
asuntos significaba algo más que mantener la amistad.
101
Pasaron los días y llegó el esperado Sábado, cuando ya me disponía a
tomar el tren, apenas había podido dormir esa noche y realmente me sentía
nervioso y tenso. Me di cuenta que había perdido la nota que tome en la
libreta con la cita y sobre todo el teléfono que me dio el tal Mescanelli. No
lo podía entender, creí haberla anotado en mi libreta y esta no la había
soltado desde entonces, por despiste no la pasé a la PDA y ahora estaba
perdido, no porque no recordar a la hora y el lugar, ya había estado antes
en la oficina de la BVP, pero si algo fallaba no podía llamar a Mescanelli.
Busqué por todos los bolsillos, pero tampoco recordaba haberla arrancado
de la libreta. Esta situación me inquietó aún más, si la nota caía en manos
de los desconocidos enemigos, descubrirían mi trama y no sé que podría
pasar.
Mientras registraba mi maletín, en busca de la nota perdida, entonces
apareció alguien misteriosamente por allí y me entregó un sobre, un
desconocido, quien sin embargo me reconoció, desapareciendo
rápidamente entre las multitudes. Al abrir el sobre, había una hoja con el
membrete y cabecera de la BVP donde se daban instrucciones indicando
que por motivos de seguridad, la cita se cambiaba a las 10:30 horas del
sábado y en otro lugar. En la vía Livenza, esquina con Vía Po, en una
cafetería llamada Provenza café. Ya no podía cambiar el billete de tren, así
es que ya no iba a tener la oportunidad de poder pasar una mañana de
paseo por Roma, como tenía planeado. Pero ¿Porqué cambian mi cita sin
contar si puedo o no puedo? ¿Porqué no me avisaron por teléfono? Más
extraño aún, ¿Cómo sabían que iba a tomar el tren de las siete? Era un mar
de preguntas sin respuestas, empecé a pensar si Roberto no estaría también
en mi contra, ya que él era el único que sabía la hora de mi partida. El
102
problema es que al haber perdido la nota con el teléfono, no podía
llamarles para indicarles mi desacuerdo con ese cambio. Tampoco podía
regresar a casa para buscarla, por si me la hubiese dejado allí.
En fin, como tenía suficiente tiempo para llegar al lugar de la cita,
pensaba dedicarlo a buscar alojamiento económico y cercano al punto de
encuentro. Así que no hice nada por cambiar el billete del viaje, subí en el
tren correspondiente, no sin antes lanzar miradas de un lado a otro en
busca de los posibles espías. Nada sospechoso había visto, salvo el hombre
de la BVP que me dio la nota con el cambio de hora y lugar de la cita y
este se había mezclado entre la muchedumbre desapareciendo sin dejar
rastro. Estando ya en el tren en marcha, como a la media hora, recibí un
mensaje en el teléfono de un número desconocido y oculto. -Si te cambian
los planes, no vayas a la cita, es una trampa.
No podía entender nada de lo que estaba pasando, por un lado
alguien aparentemente de la BVP me da una nota cambiando la cita, lo
cual podían haber hecho por teléfono y ahora otro desconocido me envía
un mensaje, advirtiendo de una trampa. ¿Cual es la trampa? ¿La cita que
personalmente concreté con Mescanelli a las 12:00? O ¿La de la vía
Livenza, que me dio el desconocido en la estación? Estuve por llamar a
mi amigo Roberto, pero una llamada a él quizás lo hubiese puesto en
peligro. Además de haber sabido algo, el hubiera sido el primero en
llamarme advirtiendo de cualquier novedad.
Después de darle vueltas al asunto, decidí ir a la oficina del BVP a
las 12 como había acordado originalmente, total entre las dos opciones sin
duda era la más segura, puesto que la había tratado directamente con
Mescanelli, difícilmente podría tratarse de una trampa pensé. Aunque
103
reconozco que tuve la tentación de pasarme por la vía Livenza y desde
algún punto estratégico observar quien llegaba, pero por otro lado el
mensaje me dejó desconcertado y con cierto temor. ¿Que hay si alguien
me sigue? ¿Y si todo es un engaño? En un momento dado incluso estuve a
punto de dejarlo todo, olvidarme del asunto y quizás librarme de tanta
presión. Pero sabía que la incógnita me perseguiría el resto de mis días y
era mejor aclararlo todo de una sola vez.
Cuando por fin llegué al lugar, unos quince minutos antes de la hora
acordada, el local permanecía cerrado. Toqué a la puerta, pero nadie abrió.
Notaba no obstante que alguien desde el otro lado de la calle no me
quitaba ojo. Empezaba a sospechar de todo el mundo que pasaba por allí,
de repente alguien toco mi espalda con el dedo. Mi reacción fue dar un
salto y poco faltó para darle un manotazo a una pobre anciana que
preguntaba por la Vía Goletta. De forma brusca y bajo una gran tensión y
quizás con un tono un tanto grosero, le dije que no sabía nada, que me
dejara, que yo no era de aquí, ante la mirada de estupor de la pobre mujer.
Realmente, toda esta situación me estaba desquiciando. Observé que
el vigilante del otro lado de la calle seguía allí. De repente veo que se
encuentra con otra persona, alguien con una gabardina muy sospechosa,
aunque no puedo explicar que puede tener de sospechoso una gabardina,
pero en aquellos momentos de tensión, cualquier cosa me inspiraba
desconfianza. Veo que hablan dirigiendo la mirada hacia mi posición, en
esos momentos pensé que sería aconsejable alejarme de ese lugar, pero
decidí por lo menos cumplir con la hora acordada y si no llegaba nadie de
confianza irme..
Pocos minutos después llega otra persona, tampoco me daba buena
104
espina, pelo largo y barba abundante, un tanto desaliñada, se volvió y
dirigió su mirada hacia mí con ojos fijos haciendo unos comentarios, sin
quitar la vista hacia el lugar donde yo estaba. Ahora los tres parece que al
unísono se dan la vuelta y parecían dirigirse hacia mí. En ese momento,
decidí salir huyendo del lugar, parece que efectivamente era una trampa,
quizás alguien tiene interés en hacerme desaparecer y han mandado tres
matones para quitarme de en medio concluí..
Al darme la vuelta para salir en dirección hacia otra calle, choqué
con una persona que estaba detrás de mí, era Mescanelli, el hombre que
me había citado aquí, por fin podía respirar aliviado, una cara conocida
que me inspiraba algo de confianza. Tras saludarnos, los tres hombres de
la otra acera nos habían alcanzado. Mescanelli, sin ningún temor los saluda
y pasa a presentarme a los tres desconocidos. Uno de ellos, al verlo de
cerca, caí en la cuenta que era nada menos que Martín Caperalli, con el
primer funcionario de la BVP con el que traté, reconozco que no tengo
muy buena memoria visual y por supuesto me alegro de haberme
equivocado con él, claro quizás solo me había llamado la atención su
gabardina, de la que pensé que saldría la ametralladora con la que me
acribillarían. El otro, al primero que vi resultó ser el detective Pastella, del
cuerpo de investigaciones especializadas de la policía, encargado de
investigar casos de secuestros y desapariciones internacionales. Al tercero
me lo presentó Mescanelli, como un tal Marcel Valdú, era el de las
melenas y la barba, tenía un arraigado acento francés, y solo balbuceaba
algo el italiano, Mescanelli, hacía las veces de traductor, aunque en
realidad yo podría entenderle, pese a mi reducido francés.
Al entrar al edificio, mientras los demás pasaban a un despacho
105
amplio, abordé a Mescanelli aparte y le conté todos los detalles de lo
ocurrido, el papel que me dieron en la estación con el cambio de cita, el
mensaje del móvil con la advertencia, etc. Este me tranquilizó indicando
que no me preocupara, que todo está en manos de la policía y que ya
podemos decir que el caso se puede dar casi por terminado.
-¿Que quiere decir con terminado? Pregunté. A lo que me respondió :
-Tranquilo, pase y tome asiento por favor, y escuche lo que le vamos
a explicar, le interesa mucho.
A partir de ese momento, me pasó a explicar, junto al detective, todos los
hechos relacionados con mi caso. Según iba escuchando, no salía de mi
asombro ante la magnitud que el asunto había adquirido.
Al parecer, según el resultado de la investigación, yo fui el eslabón
que llevó a la detención de una red dedicada al secuestro y venta de niños
a nivel internacional. Esta llevaba operando impunemente desde hacía 25
años. Una macro organización, que tenía contactos en agencias de
adopción, en oficinas gubernamentales relacionadas con documentación y
certificados de nacimiento, que en muchos casos se dedicaban a
suministrar documentos falsificados. Disponían de empresas tapadera tanto
en Francia, Italia, España y el norte de África, y actuaban incluso en
América. Además tenían contactos y ramificaciones en redes de
pederastas, algunos de los niños y niñas secuestradas, eran utilizados como
bardajes. Tenían incluso una rama de secuestradores de niños con fines de
extracción de órganos, aunque eso solo lo hacían en Centroamérica y norte
de África.
Yo solo fui una víctima más, de las miles que había. En su mayoría,
se dedicaban al robo de bebes y niños con edades no superiores a un año,
106
con el fin de dificultar su posterior identificación y evitar que los niños
recordasen a su familia. Los niños secuestrados eran entregados en
adopción utilizando métodos fraudulentos a familias pudientes que
pagaban sumas astronómicas para poder tener el hijo que no podían
conseguir de forma natural.
En mi caso, fui de las pocas excepciones que se hicieron con respecto
a la edad, pues fui secuestrado, cuando contaba con unos tres años. Según
parece, el método fue de lo más sutil, unas personas, sin usar ninguna clase
de acción violenta, sino por medio de atracción y confianza, de allí que no
tenga recuerdos negativos que me hayan marcado y que normalmente se
quedan grabados en la mente de un niño para toda su vida, me llevaron
consigo y posteriormente me entregaron previo pago, a la familia que hasta
ahora yo había considerado mi familia natural.
Si queda un residuo en mi memoria más profunda, esa fue la causa de
mi "déjà vu" en Francia, pues yo vivía con mi familia real en la pequeña
aldea de Les Martys, al parecer aquel portal de aquella plaza que yo
recordaba como si hubiera vivido allí, efectivamente esa fue mi casa. Pero
por circunstancias, las personas que me secuestraron, me llevaron como de
paseo, el método de parecer cordiales y ganarse la confianza de los niños
resultaba asombrosamente fácil. Los convencían para que los
acompañaran, quizás con promesas de llevarlos a algún parque o lugar
atractivo para él. Me retuvieron por algún tiempo en aquella casa de
madera a las afueras del pueblo, que al parecer por ese tiempo estaba
alquilada por uno de los colaboradores de la banda.
Poco tiempo después, hicieron la entrega a una familia rica italiana
de la Toscana, que justamente tiempo antes habían perdido su hijo de 3
107
años en una inundación, el incidente había ocurrido en una cabaña que
tenían para sus vacaciones a la orilla del Río Ombrone. Su hijo se llamaba
Luigi y no hubo aviso de su muerte a las autoridades, por ello no consta en
los archivos oficiales.
Pero tampoco culpo a mi madre impuesta, según explicó alguien
cercano, ella estuvo por perder la cabeza por la perdida, sobre todo porque
era imposible para ellos tener más hijos, debido a dificultades en su primer
parto, había perdido toda oportunidad de volver a ser madre y esto la
sumió en una profunda tristeza. Fue entonces cuando alguien de la familia,
los convenció para adoptar a un niño para sustituir al perdido. Todo se
haría saltándose los largos procesos envueltos en ello. En estos momentos
ya se ha constatado que huesos encontrados enterrados en la zona donde
estuvo la casa, pertenecen al niño al que yo he suplantado casi toda mi
vida.
Por otro lado también según iba descubriendo en la conversación, la
familia que perdió a su hijo, es decir a mí, que por cierto respondía al
nombre de Louis, era una familia de escasos recursos, hizo todos los
esfuerzos por encontrarlos, pero no tenía poder económico para hacer una
búsqueda mas allá de lo que otros le ofrecieran. Aun así, la foto del niño
apareció en todos los periódicos y letreros durante varios meses, hasta que
el caso se archivó debido a que no se había dejado rastro alguno, y nadie
había visto a ningún sospechoso. Todo eso explica el porqué no tengo
absolutamente ninguna foto mía entre los dos y los cinco años.
Según me explicaron, la labor de investigación se inicio por pura
casualidad, cuando el funcionario de la BVP, en vista de mi petición,
solicitó las fotos a la sociedad “Árbol de la vida” a quien había enviado yo
108
esos datos anteriormente para que buscaran mis antecesores, y quienes
habían hecho el estudio fisionómico, que puso en duda mi parentesco
familiar. Fue entonces cuando el detective Pastella, quien se encargó de
mi caso, empezó a cotejarlas con las que disponía a nivel nacional sobre
niños de esa época perdidos o desaparecidos y luego pasó a otros países.
En su investigación y comparación de datos dio con unas fotos de un
pequeño de 3 años desaparecido en el sur de Francia. Vio mucha
coincidencia y por ello de nuevo las mando junto con las mías a la agencia
“Árbol de la vida” Allí confirmaron que se trataba de la misma persona.
Se pusieron en contacto con mis familiares más directos, pudiendo
localizar solo a Marcel Valdú, hermano del desaparecido. ¡El hombre con
barba y desaliñado resultó ser mi hermano mayor! El pobre ha tenido que
vivir más de 22 años sintiendo la carga de creerse culpable por no haber
podido cuidar de su hermanito, al que sus padres, quienes trabajaban en el
campo habían dejado a su cuidado. Mi madre según me explico Marcel,
todavía vive, pero en otro mundo, perdió la cabeza al poco tiempo del
suceso, no pudo superar la perdida, Hace poco tiempo, pude tener la
oportunidad de conocerla en un hospital psiquiátrico cerca de Carcassona.
Cerca de allí pude ver el rostro de mi verdadero padre, era una vieja foto
colocada en su lapida, en el cementerio local. Ocurrió pocos años después,
para él, el ver a mi madre en esas condiciones fue superior a sus ganas de
vivir y acabó lanzándose por el precipicio en aquel mismo lugar donde
hace pocos meses, con mis amigos, disfrutamos de las bellas vistas y de
aquella caída de agua cerca de la casa de madera en Les Martys. Mi
hermano encontrándose huérfano como yo, se crío con unos tíos en una
localidad del norte de Francia, pero en su memoria nunca ha olvidado la
109
búsqueda de su hermano perdido. ¡Jamás había podido ni en la más
compleja de las hipótesis, pensar en que tenía algún hermano en algún
lugar buscándome!
Por lo demás, he podido saber quien fue la persona que contrató los
servicios de aquella banda de traficantes de niños, quien además era parte
importante de esa red. Resultó ser la misma que después, hizo que mis tíos,
me cuidaran cuando murieron mis falsos padres. También esa persona fue
la que hizo que desaparecieran los documentos relacionados con las
pruebas de ADN, fue quien se encargó de escribir sobre el documento
firmado por mí que salió de la oficina de personal, a fin de detener la
investigación, haciendo parecer que yo no estaba interesado en el asunto.
Fue también esa misma persona quien contrató detectives privados para
que vigilaran todos mis movimientos. También fue quien pagó a matones
para que hicieran desaparecer a Iacco sin dejar rastro, y después lo
intentaran conmigo, conocían muy bien a los de la BVP, pues en mas de
alguna ocasión habían estado cerca de alguno de los casos de
desapariciones.
Esa persona resultó ser, no a quien yo imaginaba como cerebro de
todas la empresas del grupo, no, no era el tío Julietto, el que era un hombre
tan metido en sus negocios ni siquiera supo de las maniobras y los
negocios paralelos que a sus espaldas de fraguaban en su propia casa. Sí,
porque su encantadora y adorable esposa ,“la mamma” para todos, la que
conocía todos los secretos de la familia y velaba porque se mantuvieran
así, la tan amable y cariñosa tía Gina, era la encargada de todos los oscuros
asuntos. Ella gozaba de una doble vida, las ganancias del holding de tío
Julietto provenía no solo de sus empresas, sino de una red de traficantes de
110
niños, de la que ella era la cabeza. No pudo soportar que siendo para ella
tan fácil traficar con niños pequeños y bebés, su hermana favorita a la que
había cuidado cual hija suya cuando su madre murió perdiera su único hijo
en aquella catástrofe, por ello, hizo arreglos para, saltando sus propias
reglas, se secuestrara a un niño de más edad, con ciertos rasgos parecidos a
los del verdadero Luigi, todo hay que decirlo, a fin de que nadie
sospechara.
Ella se encargó de que a la muerte de mis padres impuestos, fueran
mis tíos Bettona y Casano, los que cuidaran de mi, eran los mejores para
guardar el secreto de mi procedencia, pues ignoraban todo, ellos siempre
habían creído que yo era el verdadero Luigi, al que solo habían visto
cuando nació, posteriormente se trasladaron a Suiza y allí vivían cuando
sucedió la inundación que significo la muerte del verdadero Luigi
DiPasccola. Gina le ofreció un buen puesto de trabajo en la empresa de su
marido y una ayuda económica especial por el cuidado del pequeño Luigi.
Por eso, ellos, no podían entender que yo dudara y pensaban que era la
mala influencia de Iacco la que me hacia hablar así. Esos comentarios
pusieron en alerta a Gina y esta se movilizó para evitar que se descubriera
todo el entramado. Iacco, quien anteriormente había trabajado para Gina,
estaba amenazado de muerte si abría la boca, cosa que lamentable sucedió
sin que lo hiciera, no había sido la primera víctima del sucio entramado, y
de no haber sido por la ayuda que recibieron por una llamada anónima, yo
mismo hubiese sido el siguiente en desaparecer.
Sobre la persona que informaba a Gina acerca de mis
investigaciones, la respuesta me dejó de piedra. Según me explicaron,
había una mujer que trabajaba en las oficinas y que tenía alguna relación
111
cercana conmigo a la que pagaron para mantenerlos informados de todo.
Esa mujer una vez enterada de mis movimientos y pesquisas, se ponía en
contacto con un tal Otto Mambrissi, miembro de la dirección, quien a su
vez informaba a Gina. Ni siquiera me atreví a preguntar el nombre de la
mujer, pues en mi mente no cabía otra, lamentablemente para mi, todas las
sospechas recaían en Belina.
Pero también me hablaron de que alguien hasta ese día anónimo, les
puso en guardia acerca de estos asuntos, es decir, alguien de dentro de la
empresa se puso en contacto con ellos para informar sobre los planes que
tenía la red, tanto para vigilarme, como para incluso acabar conmigo, por
ello sabían ya lo de la falsa cita y enviaron un señuelo para capturar y a
partir de allí tirar del hilo. Me preguntaron si yo podría saber quién era esa
persona que había hecho esas llamadas y les había alertado. Lógicamente
pensé en Roberto, pero al decirme que se trataba de una voz femenina, no
podía suponer quien era esa informante. En las oficinas trabajaban unas
seis chicas, Belina por mis sospechas quedaba descartada y la otra más
conocida era Tania, pero desconocía que supiera algo del asunto, pues
nunca hablé con ella de esto, salvo que Roberto se lo hiciera saber. Fue
entonces cuando si quise conocer la identidad de la agente confidente de
Gina.
No salí de mi asombro cuando me enseñaron una foto, se trataba de
la persona que se había encargado de pasar la información a la red de
Gina. Por un lado no me atrevía a verla, para no encontrarme al rostro de
quien mi corazón aún añoraba, no sabía si podría soportarlo. Pero ahora
me sentía obligado a identificar a las diferentes personas de todo este
entramado. Cuando alcancé a ver la foto, ¡Dios mío! Los asuntos ahora
112
daban un giro de 180º , todas las ideas y pensamientos en mi mente se
revolvieron en una confusión. ¡Era Tania!, la amiga de Belina y novia de
Roberto. No podía creer lo que estaba descubriendo.
Si, la persona de la que menos podía sospechar, de hecho ignoraba
que ella supiera algo de mis asuntos. Al parecer esta actúo astutamente, se
acercó persuasivamente ganándose a Roberto, solo para sacarle
información de mis movimientos, al ver que de Belina podía sacar poco.
Por el, supo de los documentos que Belina guardaba con mi firma, así
pudo sustraerlos y entregarlos a la tía Gina, a cambio de suculentas
comisiones.
Entonces, que papel tenía Belina en todo esto. Me dijeron que por
accidente yo había dejado caer la nota con los datos de la cita y gracias
esto la persona anónima se puso en contacto con ellos y gracias a eso salvé
la vida. Cuando escuché eso, mi corazón empezó a latir de forma acelerada
y de repente se juntaron las piezas del complejo puzle que había en mi
mente, en ese momento comprendí lo terriblemente injusto que había sido
con la persona que todo este tiempo había estado de mi parte, incluso pese
a mi rechazo, me había salvado.
Belina, quien accidentalmente se dio cuenta de que su amiga Tania
tramaba algo, cuando cierto día escuchó a Otto Mambrossi darle
instrucciones a esta, al respecto de mi, para que tratara de enterarse de mis
viajes y pesquisas. Esto resultó ser la cosa importante que Belina iba a
decirme aquel fatídico día en el que yo eche a perder nuestra relación.
Roberto, ignorante de todo, confiaba a Tania, todo lo que yo a la vez
confiaba a él, fue ella la que predispuso a este contra Belina, para hacer
que sospechara negativamente de ella, consiguió sacarle la hora en que
113
partiría a Roma, por ello pudieron enviar al mensajero con aquel mensaje
falso, hasta habían falsificado hojas con el logotipo de la BVP, para que
pareciera convincente. Pero a irse de la lengua con su falsa novia, tengo
que agradecer a mi amigo, su buena idea de hacerle llegar a Belina aquella
nota en la que trataba de confundirla en cuanto a la cita, bueno gracias a él
y a un despiste de mi parte. Yo había escrito en una hoja de mi libreta la
dirección y teléfono de Iacco, para dar a entender que iba a ir ese fin de
semana allí, pero sin darme cuenta, lo había hecho en reverso del mismo
papel en el que había anotado por la otra cara la cita en la oficina de la
BVP, la hora y el teléfono. Gracias a eso Belina, pese al mal trato que
había recibido de mi parte, quiso ayudarme.
El día anterior a mi viaje a Roma, Belina había escuchado planes de
liquidarme si seguía con la investigación, en una conversación entre Tania,
Gina y Otto en un despacho de la oficina, no se percataron de su presencia
en el pequeño cuarto donde se guardan archivos. Fue allí donde escuchó el
plan de cambiarme la cita y conducirme a otro lugar y hora para acabar
conmigo, puesto que ellos no sabían dónde ni a qué hora estaba yo citado.
Así, Belina decidió que debía actuar rápido, primero llamó Iacco, pero
puesto que este ya había desaparecido y lógicamente no contestaba el
teléfono, decidió enviarme el mensaje desde un teléfono desconocido para
mi, el de su madre, para que no supiera que era ella y desconfiara del
mensaje. Llamó a Mescanelli al teléfono que aparecía en la nota,
explicando todo lo que sabía. Gracias a eso, aunque yo hubiese acudido a
la otra cita, se había preparado un plan B.
Me sentí inmensamente aliviado al saber que Belina no solo era
inocente, sino que me había salvado la vida, pero a la vez, me invadió un
114
remordimiento y una sensación de culpa por haber actuado tan cruelmente
con ella al desconfiar sin darle la oportunidad para su defensa. Después de
saber todo esto, sabía que no me quedaba otra que ir a verla, le debía una
disculpa y además todo esto incrementó el amor que sentía por ella, ya no
me avergonzaba de ello. Ahora si estaba dispuesto a declararme, aunque
sin esperanzas de éxito, después de todo el desprecio y la desconfianza a la
que yo la había sometido. ¿Como podía ella acercarse a mí y decirme que
si? Pero sería justo castigo por todo aquello recibir un no por respuesta,
por ello hice acopio de valor y la llamé por teléfono para entre otras cosas
citarla a mi vuelta, esta vez solos. La noté seria y sin mucho entusiasmo,
solo me llegó a decir que se alegraba por mí, de que todo haya salido bien.
Pero ante mi insistencia accedió a la cita y quedamos para hablar en cuanto
regresara de Roma, un par de días después.
Tuve que quedarme en la capital, puesto que la investigación aún
estaba abierta y debía hacer algunas identificaciones más. Por fin cogí el
ten de vuelta a casa, sabiendo que nada volvería a ser igual, con la
seguridad de haber perdido el trabajo, la relación con mi familia ahora se
vería truncada, en realidad a veces todavía me invadían pensamientos
negativos con respecto a todo esto, de no haber sucedido nada, todo sería
tan feliz como antes. Pero por otro lado, me alegraba de haber sido la clave
para desmantelar esa mafiosa red, que todavía veinte años después
continuaba secuestrando criaturas inocentes, esta vez al parecer servían de
apoyo a una red de tráfico de chicas jóvenes de Europa del este, para la
prostitución.
Llegó el momento de volver, todo había cambiado en mi vida, la
empresa en la que trabajaba, se vio afectada directamente por el escándalo,
115
lógicamente, por obvias razones se iba a prescindir de mi, de Roberto,
Belina y de los directamente implicados, Tania, y algunos directivos, y no
sabía si quiera si sobreviviría, sobre todo porque con la inmensa fianza que
Julietto tuvo pagar por su esposa, aquello supuso la venta de algunas de las
empresas y la caída en desgracia de las demás. Pero aunque yo disfrutaba
de mi trabajo, me gustaba, era lo mío, mas no me preocupa demasiado
haber perdido todo aquello, creo que he salido ganando.
Fueron tres los días que permanecí en Roma, suficiente tiempo para
pensar en mi futuro, no hacía más que recordar aquella conversación con
Belina, y su ¿después que? y lamentarme por no haber aprovechado las
ocasiones que tuve, ahora mis posibilidades, si es que las hubiese eran
mínimas, aunque esta vez procuré no decir nada a Roberto del día de mi
llegada para evitar intrusos. Aunque aquel amigo también me necesitaba,
después de todo su novia lo había utilizado y ahora la perdía
obligatoriamente, según me dijo el mismo, ya no quería seguir en vista de
las circunstancias, ni siquiera en el trabajo, el ambiente en la fabrica se
había enturbiado y enrarecido, después de esto. Jamás pensé que un simple
deja´vú pudiera causar tal desastre, pero así es la vida.
Llegó el Martes, el día de partir, todo estaba seguro ya en mi ciudad,
todas las detenciones se habían efectuado y el camino libre, ahora me tenía
que ver cara a cara con una nueva realidad, no sabía como reaccionarían
mis tíos, ni el resto de la familia, pero no era eso lo que me traía de cabeza,
en realidad la mayor parte de mis pensamientos, los tenía en Belina, la
tensión era máxima, intentaba hacerme una idea. Barajaba todas las
posibilidades, sobre todo el no , o el vamos a esperar un tiempo, no sabría
decir que sería pero para mí, pero en cualquier caso, tenía la obligación de
116
hacerle saber a ella que todo este tiempo, aunque no lo pareciera, siempre
estaba por ella y nadie más.
117
EL ENCUENTRO
El encuentro fue en la estación de tren, era Martes por la noche, ella
estaba radiante, como nunca la había visto, se había vestido de forma
especial para la ocasión. Yo llevaba todo el camino en el tren, meditado en
todas las palabras que quería decir, las disculpas que le debía por mi
desconfianza y sospechas sobre ella. Sobre todo, pensaba en la manera en
que trataría de volver a conquistarla, había dedicado tiempo ensayando las
palabras más adecuadas y acertadas para llegar a su corazón. Tal vez
recobrando la conversación aquella sobre mis proyectos después que
pasara todo, quizás decirle que ella era todo mi futuro, o que mi futuro
dependía de ella, no sabía realmente que sería mejor, por otro lado quizás
sea mejor dejarse de rodeos e ir directo. Por otro lado debía decirle que
nunca la había olvidado, que todo ese tiempo ella estaba en mi corazón,
circulaba en mis venas mi amor por ella, claro que todo eso sonaba
demasiado novelesco y no iba conmigo. ¡Oh no!, debí traerle algo de la
ciudad o quizás debí haber comprado una flor, se que eso siempre funciona
con las mujeres, pero ahora era tarde, me la iba a encontrar con las manos
vacías, bueno tal vez encuentre una de algun jardía, en fin gran parte del
tiempo se me fue en la planificación y mentalización de lo que iba ha decir
y hacer.
Pero, llegó el momento, me bajé del tren y por supuesto no encontré
118
ninguna jardinera de donde poder cortar la flor, tampoco encontré ninguna
tienda y sería por otro lado poco juicioso comprarle un souvenir de
Grosseto. Por fin al salir del anden y dirigirme a la salida de la estación la
vi a lo lejos, el pulso se me aceleró de repente me notaba tembloroso.
Observé que ella aceleró el paso a mi encuentro, entonces cntramos
nuesras miradas el uno hacia el otro. Al vernos, prácticamente sobraron las
palabras, nos miramos fijamente durante unos segundos, su rostro serio se
tornó sonriente, se acercó a mí, yo tenía como frío, pese ir bien abrigado y
no podía salir de mi boca ni siquiera un hola, aunque ella parecía como si
supiera todo, nos acercamos peligrosamente uno frente a otro y sin mediar
palabras nos fundimos en un efusivo abrazo. De forma tímida al principio,
pudo salir de mi boca un “Te quiero”, ella entonces se separó y con rostro
serio pero sin acritud, me pidió que repitiera lo que había dicho. Entonces,
tuve el valor de poder decirle mirando a sus bellos ojos, no sé si verdes o
marrones, lo que tantas veces me había costado: -Te quiero, Belina. Ella,
sonrojada y emocionada a la vez, sonrío y dijo: -Yo también te quiero, Lui,
¡Y no sabes cuánto he deseado escuchar eso de ti y cuantas veces te lo he
dicho yo en silencio!, ¡No sabes cuantas veces te observaba mientras
hablábamos y me acompañabas a casa, esperando que tu me tomaras de la
mano y me abrazaras y me besaras!. De repente el frio se convirtio en un
calor que me obligó a desabrocharme el abrigo y depues quitarmelo.
Tras el encuentro, fuimos a cenar y no puedo recordar cuantas horas
estuvimos hablando, recuperando el tiempo perdido y planeando lo que
sería nuestra vida a partir de entonces. Un vida que cambiaría no solo para
mi, que ahora había descubierto que tenía otra familia, y que perdía otra
sino para Belinda, que además de perder una amiga prdía su empleo, pero
119
nada de eso importaba ya para nosostros, lo mas importante era que
habíamos logrado romper la barrera que nos separaba y que ahora nada ni
nadie podría separarnos. Ese fue el inicio de una especial relación que
espero nunca termine.
Jamás podía haber imaginado que lo que sucedió aquella mañana de
Mayo, en aquella pequeña aldea del Languedoc francés, en la que los
recuerdos de una vida perdida volvían tras años escondidos en los lugares
más recónditos de mi mente, llegase a desembocar en todo esto. Nunca
pensé que estos lejanos recuerdos, sobre personas gigantes para un niño de
apenas tres años, que le sonreían al pasar, que le hablaban cosas que
después de años no entendía, aquella plaza, el portal aquella casa, el valle
y el rostro de aquella mujer entrañable, llegasen a conducir a este gran giro
que ha dado mi vida.
Ahora, gracias a la buena indemnización recibida por los daños y
perjuicios sufridos, pude dejar aquel trabajo en la fábrica y decidí
trasladarme a Francia. Sigo coleccionando fotos, pero esta vez de mi
verdadera familia, trato de reconstruir lo que otros en su momento
destruyeron.
Por supuesto hecho de menos el clima de mi también querida tierra
de la Toscana, sus praderas, sus viñedos y añoro la brisa del mar en mi
querido Alberese, en Grosseto, quien nada de culpa tuvo en todo esto. De
hecho todavía vuelvo de vez en cuando a visitar aquellas tierras, sus
hermosas y cálidas playas, la naturaleza de su Maromma, y vuelvo a ver a
los que todavía considero como parte de mi familia, a mis tíos Betonna y
Cassano, quienes tanto hicieron por mí, desconociendo absolutamente
todo, ellos siempre vivieron con la seguridad de que yo era su querido
120
sobrino. Eran los únicos de la familia que no sabían nada de mis orígenes y
ahora son los únicos a los que sigo considerando como parte de mi familia,
siguen siendo, mis tíos de la Toscana.
Me establecí en el sur francés, allí pude encontrar trabajo en una
planta de reciclaje de plásticos, aparatos electrónicos y baterías usadas. O
sea, que ahora me dedico a algo que aunque no está en contra de la
tecnología, a lo que yo he estado unido durante tanto tiempo, sin embargo
es un empleo muy distinto, por otro lado es un trabajo digno en el que trato
de darle utilidad a los objetos que esta era del usar y tirar desaprovecha, y
hasta en este sentido creo que he ganado una nueva personalidad.
Belina, el amor de mi vida y yo, nos casamos, ahora vivimos felices
en esa pequeña aldea de Les Martys. Pude contactar con el señor Marcel
Lerroux, cuyo nombre y teléfono anoté aquel día en mi PDA y ahora
Belina y yo vivimos en aquella casita de madera, antaño inicio de la
perdida de mi verdadera identidad, cerca de aquella explanada y de aquel
verde valle, desde la que podemos contemplar la hermosa caída de agua y
recuperar la vida que un día se perdió.
*******************F I N*****************
L.E. R 2007
Este libro fue distribuido por cortesía de:
Para obtener tu propio acceso a lecturas y libros electrónicos ilimitados GRATIS hoy mismo, visita:
http://espanol.Free-eBooks.net
Comparte este libro con todos y cada uno de tus amigos de forma automática, mediante la selección de cualquiera de las opciones de abajo:
Para mostrar tu agradecimiento al autor y ayudar a otros para tener agradables experiencias de lectura y encontrar información valiosa,
estaremos muy agradecidos si"publicas un comentario para este libro aquí".
INFORMACIÓN DE LOS DERECHOS DEL AUTOR
Free-eBooks.net respeta la propiedad intelectual de otros. Cuando los propietarios de los derechos de un libro envían su trabajo a Free-eBooks.net, nos están dando permiso para distribuir dicho material. A menos que se indique lo contrario en este libro, este permiso no se transmite a los demás. Por lo tanto, la redistribución de este libro sín el permiso del propietario de los derechos, puede constituir una infracción a las leyes de propiedad intelectual. Si usted cree que su trabajo se ha utilizado de una manera que constituya una violación a los derechos de autor, por favor, siga nuestras
Recomendaciones y Procedimiento de Reclamos de Violación a Derechos de Autor como se ve en nuestras Condiciones de Servicio aquí:
http://espanol.free-ebooks.net/tos.html
Recommended