View
217
Download
0
Category
Preview:
DESCRIPTION
Editorial, Radio Progreso y Eric-SJ
Citation preview
Es hora ya…
El bien más preciado de una sociedad democrática es el derecho a la vida
pues es la base esencial para el ejercicio de los demás derechos. Pero este
derecho no solamente se refiere al derecho a no ser privado de la vida
arbitrariamente por actos criminales, sino también a que no se impida el
acceso a las condiciones que garanticen una existencia digna.
Y una existencia digna implica que todas las personas se encuentren al
amparo de la ley, sin temor a la discriminación ni a las represalias, gocen
de libertad de opinión, de culto y de asociación, y se sientan libres del
temor, de manera que la violencia no destruya su existencia y sus medios
de vida.
Al ser un bien tan preciado, el respeto al derecho a la vida es un
termómetro idóneo para medir la legitimidad y los niveles de
humanización de un Estado, quien no sólo tiene la obligación de no
empeorar las condiciones de vida de las personas, sino también tiene el
deber de mejorarlas mediante el fortalecimiento de las capacidades
básicas que permitan a la gente tener una vida larga y saludable, acceder a
la educación de calidad y a los recursos necesarios para disfrutar un nivel
de vida digno.
Contrariamente a lo que debería suceder en un Estado de derecho, en
Honduras la vida es el bien más despreciado de todos pues diariamente
20 vidas humanas son asesinadas sin que el Estado adopte medidas
eficaces para detener esta barbarie que nos coloca en la cima de los países
más violentos del mundo muy por encima de otros que oficialmente se
encuentran en guerra.
Pero también diaria y lentamente hay otros asesinatos silenciosos que
arrebatan la vida a las personas más vulnerables de la sociedad, quienes
son sacrificadas en el altar del hambre, del desempleo, de la migración
forzada, de la vulnerabilidad ambiental, de la enfermedad prevenible y
curable, y de la denegación de la tierra.
Y toda esta barbarie tiene responsables políticos que detrás de la máscara
del bipartidismo han desgobernado el país y lo han convertido en un
centro de exterminio en donde el que no muere por hambre, muere por
balas; y por eso, es hora de gritar “basta”, es hora de aplastar
colectivamente la impunidad, es hora de que las víctimas levanten la
frente y clamen “justicia”.
Nuestra Palabra | 15 Mayo 2012
Recommended