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Estudio y Lucha es la publicación física y digital de la Asamblea Estudiantil de la UANL. ¡UANL científica y popular!
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Diciembre del 2014
- 1 -
Editorial
éxico se encuentra en una en-
crucijada. El asesinato y desapa-
rición de estudiantes de la Normal de
Ayotzinapa se ha convertido en el
ejemplo más aberrante de la violencia
que el Estado ejerce contra la pobla-
ción. La tesis de la “Guerra contra el
Narco” sufre en las últimas semanas
más cuestionamientos que nunca.
El papel que hemos jugado los estu-
diantes en lo que pudiera llamarse
“huelga política” no se explica sola-
mente porque los 43 desaparecidos
también sean estudiantes. Enrique
Peña Nieto, viene arrastrando desde
2012 el rechazo juvenil.
Para el estudiantado de la UANL, el
mitin de la Flama del 22-oct, ha pre-
cedido a 3 marchas: 5-nov, 20-nov y
1-dic., hasta el momento.
Estudio y lucha vuelve, después de un
letargo de 14 meses, con el objetivo de
darnos un respiro y analizar por un
momento en qué contexto estamos
parados, para un mejor entendimiento
de las luchas actuales y quizá, venide-
ras.
¡UANL, científica y popular!
M
Estudio y Lucha
es la publicación física y digital de la
Asamblea Estudiantil U.A.N.L.
No. 8 Diciembre 2014
¿Quieres mandarnos tu texto?:
estudioyluchauanl@gmail.com
Visita también /AEUANL
- 2 -
¿Cómo ganarle a la violencia? Por: David
nterior a la creación de la AEU-
ANL, existieron grupos de jóvenes
que pretendían luchar en contra de
una violencia que todos veíamos y que
nadie era capaz de materializar, era
tanta sangre que la única cara que
podíamos reconocer en esta marea era
la de la víctima, muerta o desparecido.
A lo largo de los últimos años de la
década pasada y los primeros de esta
década que entra a su segunda mitad,
la clase trabajadora vivió bajo el
enorme dilema de vivir o morir, matar
o morir, las oportunidades se acaba-
ban y la salida era en un lado el olvido
completo del mundo a través de la
droga, y por el otro la integración al
mundo subterráneo y sanguinario del
narcotráfico.
Con la creación de la AEUANL nos
enfrentamos a la desaparición forzada
y al recuerdo de los estudiantes caídos
del Tec y la UANL. Nos sorprendió el
asesinato del compañero de sociología
“Suri”, y seguimos esperando al com-
pañero Roy. En ese momento también
dimos batalla en contra de la tarjeta
Feria hasta que terminamos por
hacerla parte indispensable de los
estudiantes cuando reclamamos por
centros de recarga en los campus -
acrecentamos al número de empresas
privadas que intervienen en la educa-
ción pública, y ni siquiera nos dimos
cuenta-. Después de esto, cuando
pensábamos que estábamos cerca de
perderlo todo o ganar unas cuantas
migajas llega el #YoSoy132 y por razo-
nes fuera de nuestro control, y algunas
dentro de él, termina por comernos,
desmovilizando parcial y completa-
mente a la AEUANL.
Y después de este pequeño recuento de
mis recuerdos de la organización para
cuyo organismo de difusión hoy por
primera vez escribo, quiero resaltar
dos cuestiones que creo indispensa-
bles para los estudiantes que vienen
levantando los movimientos sociales
en Nuevo León y que tienen toda una
carrera por delante, principalmente
para que este salto generacional -que
ya termina el ciclo de la mayoría de los
que participamos en esa experiencia
de la AEUANL- sea un salto del cual se
aprenda y que no se cometan los mis-
mos errores, las cuales pueden englo-
barse en estas dos cuestiones que es el
caso de Ayotzinapa y la violencia del
Estado, y la cuestión de la organiza-
ción para la coyuntura.
¿Fue el Estado?
Primero, urge aclarar que el caso de
Ayotzinapa no es una coyuntura nue-
va, no es un acontecimiento aislado
como creo se ha dejado claro en otros
posicionamientos de diferentes orga-
nizaciones del país, por lo tanto su
importancia debe de ser analizada en
base al beneficio que esta lucha puede
traer al movimiento social en Monte-
rrey, sin dejar de lado jamás la solida-
ridad tan necesaria para el triunfo de
cualquier movimiento.
En la AEUANL nos enfrentamos al
problema de Ayotzinapa el 12 de di-
ciembre del 2011, cuando fueron ase-
sinados tres compañeros de dicha
Normal Rural durante la toma de una
carretera; en Monterrey nuestra prin-
A
- 3 -
cipal preocupación era la disposición
de los dueños del transporte público
para hacer la tarjeta de prepago Feria
como obligatoria, la AEUANL junto
con múltiples colectivos de la ciudad
salimos a marchar en solidaridad en
contra de la tarjeta FERIA.
Sin embargo, la lucha solidaria se
desvaneció entre las consignas por un
transporte urbano digno, y el caso
Ayotzinapa desapareció de las mentes
de quienes participábamos en los
movimientos sociales. Tuvieron que
desaparecer 43 compañeros de dicha
Normal para que tres años después
Monterrey volteara a ver los proble-
mas del sur del país. Muchos creíamos
que esta cuestión sería pasajera, pero
indudablemente las muestras de in-
dignación a nivel nacional han tomado
un rumbo sorpresivo al mantenerse y
al convertirse de poco en poco en un
levantamiento popular en las zonas
afectadas e incluso en la capital del
país donde la represión se vuelve cada
vez más cruda.
Antes de hablar de las propuestas
organizativas, me referiré primero al
problema que estamos enfrentando: la
represión. Definamos la represión
como:
“[…] el complejo de mecanismos, jue-
gos, estrategias y acciones que ejerce
el Estado-Gobierno –o sea, la estruc-
tura de poder y el partido en el poder,
en el caso mexicano- para producir y
reproducir una sociedad divida en
clases […], sea o no mediante el uso de
la fuerza directa”1.
Entonces queda claro que los testimo-
nios y declaraciones que hasta este
momento se han reproducido nos
llevan a una sola conclusión, fue el
Estado quien desapareció, y proba-
blemente asesino, a los 43 estudiantes
de la Escuela Normal Rural de Ayotzi-
napa. Los movimientos pacifistas2
recurren al reclamo de que nosotros
no somos como ellos, y que por tal
razón no debemos utilizar los medios
violentos, pero estos principios con-
tienen algunos errores fundamentales;
el primero, todo ser que se ve extermi-
nado tiene una respuesta natural ante
su exterminador, la violencia de de-
fensa y la huida, la violencia por parte
de un movimiento social debe de ser
válida cuando se utiliza como meca-
nismo de defensa; el segundo, el daño
a la propiedad pública o privada no es
sinónimo de violencia, es tan solo la
materialización de la inconformidad
de las instituciones que controlan y
administran nuestras vidas; y tercer y
último problema, no importa en lo
absoluto si un movimiento es pacífico
o violento, lo importante es el conte-
nido de éste y los beneficios que trae
para la lucha por la construcción de un
mundo nuevo y libre.
1 Víctor, (2014), “La organización como prevención de la represión” en Crítica y Acción, n. 5. Ediciones Subversión. 2 Distinto al movimiento pacífico, que en teoría puede cambiar a la violencia en el momento que esta sea vea necesaria.
- 4 -
Entonces comprendemos que no hay
manera de que se sobreviva a la vio-
lencia del Estado sin tener un orga-
nismo que funcione como un verdade-
ro centro estratégico de lucha por un
lado y de construcción de poder popu-
lar por el otro. Retomar la idea de la
acción violenta no directa y estudiar
los diversos problemas de represión y
violencia que se han sufrido en los
últimos 15 años en Monterrey son
tareas indispensables para el futuro de
la lucha estudiantil.
Los estudiantes que emprendan la
lucha que se está produciendo en estos
momentos, tendrán que valorar si
realmente los movimientos pacíficos
satisfacen la necesidad de cambio que
la sociedad demanda, y a su vez, de-
berá cuestionarse si la entrada de
actividades violentas dentro de los
movimientos traerán verdaderos bene-
ficios o si solo representarían la causa
para una mayor desintegración de los
elementos activistas y militantes de la
ciudad.
Organización para sobrevivir
Quizá uno de los mayores problemas
que tuvimos como AEUANL en su
periodo de auge, 2011-2013, fue el no
haber construido una verdadera
asamblea, es decir, una organización
de base, que pudiera combatir cada
coyuntura que se presentara y aunque
se perdiera se pudiera retomar el tra-
bajo. Aquí está entonces la clave para
el inicio de un nuevo movimiento
estudiantil. La construcción de una
organización estudiantil, popular y
combativa.
Lo que nos regresa al punto de la re-
presión, específicamente la que se ha
llevado a cabo en Nuevo León en los
últimos años, el cansancio; frente a las
acciones las más de las veces espontá-
neas y muchas veces mal planeadas, el
gobierno responde con silencio y sin
hacer ruido. En ocasiones recurre a
alargar las luchas, volviéndolas abu-
rridas, costosas y finalmente “abando-
nables”, patrón que se ha repetido
innumerables veces y que marca el
ciclo de vida de las luchas en Monte-
rrey.
Para evitar esto debemos crear organi-
zaciones con objetivos a corto, media-
no y largo plazo, en las que las deci-
siones se tomen de manera horizontal,
sin ser excluyentes, pero si específicas.
Con esto retomo la experiencia que
vivimos en el movimiento nacional-
mente conocido como #YoSoy132, los
primeros conflictos giraron en torno al
posicionamiento de cada organización
y la manera en que íbamos a organi-
zarnos. Al final de múltiples asambleas
se llegó a la decisión de crear un 132
organizado a través de la Asamblea
Interuniversitaria de Nuevo León
(UANL, Tec, UdeM y UMM), seguido
por la mayoría de los activistas ya
organizados antes del 2012, y un
132Ciudadano organizado de una
manera poco clara y liderado por
miembros de MORENA y nuevos
jóvenes profesionistas no incluidos en
las organizaciones estudiantiles.
El conflicto responde a una falta de
claridad de términos metodológicos
para la organización, que se solucio-
naba tan fácil y tan sencillo al com-
prender que el 132 era un movimiento
- 5 -
amorfo y poco claro, coyuntural desde
sus inicios, y que la coordinación entre
colectivos diversos era la manera en
que podría funcionar el movimiento,
como se intentó llevar a cabo en el
Frente Contra la Imposición en Nuevo
León, que agrupó a los colectivos frac-
cionados, pero terminó en desastre.
Todo esto llevó a un desgaste iniguala-
ble en las filas de la AEUANL, y aun-
que queríamos ver la creación de las
nuevas asambleas en las universidades
privadas como un triunfo, la verdad es
que éstas fueron desapareciendo poco
a poco hasta pasar a ser completamen-
te olvidadas. El punto que convirtió a
las asambleas en organizaciones débi-
les e incapaces de construir un nuevo
movimiento de las cenizas del 132, fue
el intento por crear una organización
de masas cuando no se conocía quien
era la masa, se intentó construir una
organización de base sin tener un
contacto directo con ella, en fin, inten-
tamos crear colectivos dentro de la
universidad cuando ya nos habíamos
desprendido por completo de nuestro
trabajo como militantes en nuestras
propias facultades.
Pero sobre todo, entramos a un movi-
miento sin reflexionar profundamente,
sin analizar las experiencias pasadas
para intentar crear un movimiento
diferente, duradero, constructivo y
combativo; de esta manera nos queda
ahora también muy claro que la crea-
ción de un movimiento de tal magni-
tud no puede ser creado sin un análisis
real de la sociedad que nos rodea y de
los movimientos sociales que nos
precedieron.
Consideraciones finales
Quizá este articulo les pueda parecer
confuso, es en parte un registro de mis
recuerdos sobre la experiencia en la
lucha estudiantil y en otra parte pro-
puestas para que no se cometan los
mismos errores una vez más, pero
sobre todo es un intento por dejar en
claro, a las y los nuevos compañeros
que retoman la lucha estudiantil, que
un movimiento sin un análisis de la
teoría sobre los movimientos sociales -
-siempre rica y distinta-, sin una am-
plia comprensión de la realidad en la
que están parados y sin un conoci-
miento básico de los movimientos
sociales que les precedieron, el avance
en la lucha estudiantil es imposible.
Aún quedan muchos asuntos que
resolver, la coyuntura de Ayotzinapa
puede acabar pronto, pero al menos
ayudó a sensibilizar a la gente ante las
atrocidades que comete día a día el
Estado; los estudiantes deben com-
prender que estas coyunturas deben
ser usadas no solo como un burdo
despliegue de fuerzas o un desespera-
do llamado de atención, sino como la
oportunidad para tomar experiencia
de una lucha a nivel nacional y para
intentar construir una organización
sólida y combativa en Nuevo León.
- 6 -
Apacible lugar sin respuestas Por: Mexi
a respuesta social ante el asesinato
y desaparición de estudiantes
normalistas en Iguala, Guerrero, el 26
de septiembre del presente año, ha
evolucionado a lo largo de dos meses
hasta alcanzar un aforo mediático de
magnitudes insondables; el momento
de indignación del país es ahora como
no lo ha sido tal vez en un par de
décadas.
Al igual que en 2012, la movilización
de una gran masa de población juvenil
tiene un cierto aspecto de desaire al
sistema político mexicano; con el
movimiento #Yosoy132, la base estu-
diantil más visible, proveniente de la
Universidad Iberoamericana de la
Ciudad de México, fijó el discurso en
denunciar la actuación de los medios
de comunicación de editorial comer-
cial (radio, televisión, periódicos)
como colocadores de opinión pública a
modo o en contra de los actores elec-
torales.
En dichas elecciones los medios de
comunicación fueron sólo la punta que
asomaba de la gran maquinaria clien-
telar y de prebendas con la que se
rindió el voto de la población despoli-
tizada, y se consumó la imposición de
un nuevo pacto político entre las cúpu-
las que desdibujara cualquier intento
de oposición, o lo que es lo mismo, de
democracia.
Frente a los atentados en contra de
estudiantes de la Normal Rural “Raúl
Isidro Burgos”, el #FueElEstado hace
de premisa en un discurso de movili-
zación conexo a un reclamo de legiti-
midad de los poderes públicos.
Y es que los propios hechos del 26 de
septiembre no son sino la resonancia
de un clima de terror solapado por la
ineficacia de las instituciones de Esta-
do. A lo largo de las últimas semanas
el país entero ha rebobinado ocho
años de guerra, y ha compactado a
más de treinta mil desaparecidos en
solo cuarenta y tres; en este último
mes, la propia Procuraduría General
de la República hace su versión de un
aparato gubernamental incompetente,
de la misma forma que así lo hicieron
cada una de las procuradurías estata-
les de este país, pues cuando se trata
de explicar a dónde van los desapare-
cidos en México, se guarda el recato de
la minimización del dolor, el silencio
de lo políticamente correcto, y la di-
plomacia de la deshonestidad.
Denunciar al Estado como responsable
es a su vez inquirir sobre el grado de
culpabilidad de un pueblo que en la
previa aquiescencia, se hace partícipe
del propio acto criminal; cabe decir
que denunciar a la burocracia, denun-
ciar a los partidos y denunciar a la alta
esfera gubernamental, requiere más
que las consignas a bocacalle, exige la
organización.
A manera de ideario, podría decir,
que ante la acentuación de una crisis
política en el país, la participación de
los estudiantes es imprescindible,
incluso me arriesgo a afirmar, que son
los estudiantes los únicos que podrían
sostener un ejercicio democrático del
tamaño de un movimiento de masas,
que nos pudiera llevar a replantear de
L
- 7 -
manera histórica el presidencialismo
mexicano y el sistema de partidos en
que se sostiene; estando de por medio
el hecho de que el movimiento estu-
diantil tendría que aprender el “cómo”
de la organización de una convocatoria
de tal magnitud.
Y es que si la población estudiantil,
como grupo privilegiado entre las
clases, no intenta ofrecer a la sociedad
los planteamientos de forma que re-
quiere la coyuntura, con mayor dificul-
tad puede esperarse lo mismo de otra
parte de la sociedad.
Es cierto, tras el movimiento del 68,
hubo quienes rectificaron sus creen-
cias sobre los estudiantes, absolviendo
al movimiento de su carácter revolu-
cionario, y se volvió a mirar a la clase
obrera y campesina; sin embargo hoy
debemos reconocer que el campesina-
do esta por extinguirse en la política
del abandono, y la masa obrera está
atada a la sostenimiento de su propio
consumo y reproducción. Por ello, el
estudiante y el maestro son quienes
poseen la capacidad para mediar las
condiciones que favorezcan un ejerci-
cio de comunicación democrática que
determine los nuevos procesos de
legitimación de los poderes y el ejerci-
cio del poder mismo.
[Poz]Guerraz Por: Ernesto “perro muerto”
I
Se pusieron de moda los "nudos en la
garganta"
moda para toda ocasión
moda para todas las edades,
para el metro, para el cine,
para eventos especiales,
para celebrar los cumpleaños de quie-
nes ya no están,
para quedarse tirado en cama los do-
mingos.
Nudos de todos los colores
de todos los tamaños, diseños y textu-
ras. Blancos, morenos.
Siempre amargos.
Desde el otro lado de la historia
(tan pequeña, tan frágil, tan cruel, tan
dolorosa, siempre la misma).
Llegaron con la novedad del famoso
"nudo en la garganta”, sin saber que
acá, ya llevamos bien puestos nuestros
propios nudos. Dicen que llovió sobre
este desierto mojado y nunca hubo
perchero que nos diera descanso.
Entonces pasamos del "nudo en la
garganta” a "la garganta en el nudo"
Los más vanguardistas
(contra su propia voluntad)
pasaron del "nudo en la garganta"
a "la garganta al desnudo"
Los menos atrevidos pasaron del "nu-
do en la garganta” al "nudo de corba-
ta"
Otros prefirieron sacarle filo a la
muerte.
- 8 -
Entonces pasó de moda incinerar a los
muertos, y reducidos a ceniza sepul-
tarlos en urnas.
Algunos, tratando de innovar, propu-
sieron la incineración colectiva al
estilo Royal.
Artistas de avanzada prefirieron des-
cuartizar a los muertos y sepultarlos
en bolsas para la basura. Esto como
metáfora de una sociedad descuartiza-
da, un cuerpo con los órganos expues-
tos, ya inservibles.
Los menos atrevidos prefirieron guar-
dar silencio, esto como metáfora del
famoso "nudo en la garganta"
II
Vamos a jugar a que todo fue un juego.
A que todos estuvimos de acuerdo en
que esto sucediera,
a que alborotados hicimos una rueda y
todos quisimos ser capitanes de equi-
po, pero no a que dividimos y nos
dividimos en grupos para que el juego
tuviera sentido,
a que la desigualdad social, en un
dedazo más que obvio, eligió uno por
uno a los "malitos".
Luego, por los mismos motivos y las
mismas razones, eligió uno por uno a
los "buenitos", y todos aceptaron,
como en un juego.
A que quienes creímos quedar fuera
del juego fuimos obligados a jugar de
todos modos.
A que en un disparejo se decidió quien
disparaba las primeras balas: un
muerto, dos muertos, tres muertos,
cincuenta mil muertos, y todos reímos
a carcajadas con el cabello despeinado
y los cachetes rojos, rojos, rojos.
Vamos a jugar a que a la cuenta de tres
todos corrimos a escondernos en nues-
tras casas, en nuestras escuelas, en
nuestros trabajos, en nuestra cotidia-
nidad, jugando a que teníamos miedo,
jugando que el sonido de las balas no
era pirotecnia, jugando a que los cuer-
pos colgados en los puentes no eran
piñatas entropistas, jugando a que
adivinábamos de qué cadáver provenía
esa peste: "gato, perro o halcón", carne
pudriéndose en una bolsa negra para
la basura.
Vamos a jugar a que quienes desapa-
recieron sólo juegan a las escondidas
pero no hemos comenzado a contar,
porque perdimos la cuenta.
Vamos a jugar a que las fosas comunes
sólo fueron un intento inconsciente
por conseguir que ciertos cuerpos se
abrazaran desconsolados después de
la muerte.
Vamos a jugar a que vale verga la vida.
Vamos a jugar a que el juego se trata
de una amenaza de muerte colectiva.
Vamos a jugar a que ya nos dijeron
que en cualquier momento nos puede
venir a cargar la verga.
Vamos a jugar a que en verdad nos
duele el dolor de los otros, en la carne,
en las vísceras, pero estas vísceras ya
no se bastan, y desesperadas buscan
incrustarse en la historia como balas
expansivas.
- 9 -
Vamos a jugar a que nos entran unas
ganas enormes de hacer hasta lo im-
posible, hasta lo impensable.
Vamos a jugar a que en verdad nos
dejamos dominar por nuestras ideas.
Vamos a jugar a que nos encontramos
en una posguerra, a que quedamos
trastornados, a que vamos por todos
lados exhibiendo nuestra locura, la
coordinada locura de nuestra época,
del espíritu de nuestra época.
Vamos a jugar a que nos miramos
directamente a los ojos para pregun-
tarnos "¿¡qué chingados pasó!?",
"¿¡qué chingados está pasando!?"
Vamos a jugar a que todo fue un juego
y a la cuenta de tres este juego se ter-
mina:
Uno, dos...
De Ayotzinapa a Monterrey Por: Alonso
iempos de lucha se viven de nueva
cuenta en el país. El asesinato de 6
personas -3 de ellas normalistas- y la
desaparición de 43 estudiantes de la
Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” en
la comunidad de Ayotzinapa, munici-
pio de Tixtla en el Estado de Guerrero,
ha levantado una oleada de indigna-
ción y rabia que se ha traducido en
manifestaciones a lo largo y ancho del
país, y que actualmente mantiene en
jaque a las autoridades.
Las manifestaciones en todo el país
han apuntado desde los primeros días
a señalar, como ha sido una de sus
más sonadas consignas, a “el Estado”
como el responsable de un crimen
salvaje y masivo, cuya comparación
sólo se puede encontrar en hechos
violentos como las matanzas del 2 de
octubre del 68 en Tlatelolco, del 10 de
junio del 71 en San Cosme o del 22 de
diciembre del 97 en Acteal.
El reconocimiento del Estado como
responsable de esta artera acción es un
primer paso de suma importancia en
relación con anteriores coyunturas
sociales en el país. De entrada, sitúa la
responsabilidad de los hechos no en
un solo personaje o partido político,
sino que trasciende el señalamiento a
toda la estructura estatal, señalando a
sus actores de bajo, medio y alto nivel,
así como a los partidos políticos e
instituciones que la componen (mili-
cia, armada, sistema judicial, etc.)
como los perpetradores directos de
este brutal acto represivo.
T
- 10 -
La omisión y el tortuguismo en las
investigaciones judiciales, tanto del
gobierno estatal de Guerrero como de
la PGR ha aumentado la desconfianza
y el enojo de los sectores en lucha con
las autoridades, como lo ejemplifica el
rechazo nacional al carpetazo que
pretendió dar al caso el procurador
Jesús Murillo Karam al señalar que los
cuerpos fueron quemados y las cenizas
arrojadas a un río sin tener pruebas de
esto.
El ataque a los normalistas es un claro
golpe contra un grupo cuyas moviliza-
ciones han sido constantes en los
últimos años, que es un referente de
combatividad e independencia políti-
ca, y por tanto, es declarado como
enemigo por el gobierno. Este golpe ha
despertado y unido a todos los secto-
res opuestos a las políticas del gobier-
no y constituye un salto en la lucha de
clases en México.
Extender la rabia por todo el país
Sectores tradicionalmente movilizados
como los maestros disidentes, las
agrupaciones estudiantiles, los norma-
listas en Chiapas, Michoacán y Oaxa-
ca, las organizaciones políticas de
izquierda, etc. han salido a las calles a
mostrar su solidaridad con los norma-
listas de Ayotzinapa y a exigir la pre-
sentación con vida de los desapareci-
dos, lo cual no hubiera sido nuevo, a
no ser que en las movilizaciones gra-
dualmente han confluido miles y miles
de personas a quiénes el asesinato, las
desapariciones y la torpeza del gobier-
no, así como otros escándalos del tipo
“Casa Blanca” han indignado.
Esta respuesta masiva a la represión
ha posibilitado que en casi todas las
ciudades del país se registren movili-
zaciones y acciones de protesta, y a
que estos se hayan sumado grandes
sectores de la población. Teniendo
como referencia las multitudinarias
marchas en el Distrito Federal, Guada-
lajara, Chilpancingo y Acapulco.
Sin embargo, es importante que los
sectores en lucha amplíen la difusión
del caso y de las reivindicaciones más
sentidas del movimiento, que permita
ampliar la coyuntura de unas cuantas
semanas a meses de acciones y movili-
zaciones, y que permita que este brutal
acto no quede sin respuesta.
Para esto se torna de central impor-
tancia difundir en escuelas, en centros
de trabajo, en barrios, etc. las deman-
das de presentación con vida, el seña-
lamiento de toda la estructura estatal
como la responsable, la urgente nece-
sidad de transformar profunda y radi-
calmente al país, y la necesaria renun-
cia de Enrique Peña Nieto.
Es preciso construir brigadas informa-
tivas que hagan frente al encubrimien-
to de la prensa y sus maniobras politi-
queras, que en muchos casos buscan
desviar la responsabilidad del movi-
miento hacia “el narco”, hacia el “al-
calde y su esposa”, y no señalan el
crimen de Estado perpetrado.
Radicalizar las luchas: de la indigna-
ción a la subversión
Los brutales hechos represivos de
Iguala no sólo han despertado la in-
dignación y la rabia, sino también han
- 11 -
llevado a un nuevo nivel de confronta-
ción la movilización combativa en todo
el país, pero particularmente en Gue-
rrero y el Distrito Federal.
En la entidad de Guerrero, el Movi-
miento Popular Guerrense conforma-
do por la CETEG, normalistas, y otras
organizaciones campesinas y sociales,
ha desarrollado movilizaciones com-
bativas y valientes, llevando adelante
tomas de alcaldías, bloqueos carrete-
ros, grandes marchas y quema de
edificios gubernamentales como el
Congreso, el palacio de Chilpancingo,
la sede el PRI y del PRD, etc.
En el D.F. se han registrado enfrenta-
mientos fuertes, la quema de una
estación de metrobús, el levantamien-
to de barricadas en la UNAM, y 2
enfrentamientos en el propio Zócalo.
En ambos casos (así como en la quema
del PRI en Xalapa o las acciones radi-
cales de los normalistas de Micho-
acán) la reacción de la prensa ha sido
siempre señalar a los sectores comba-
tivos como “infiltrados”, como “agen-
tes gubernamentales”, etc. Cuando el
único señalamiento cierto, es que de
hecho si se pretende “desestabilizar”,
pero al sistema que reprime, desapa-
rece y asesina impunemente.
Las acciones radicales presionan a las
autoridades y son las que los obligan a
ir tomando acciones. En Monterrey es
preciso rechazar el miedo a este tipo
de actos que expresan el hartazgo a las
acciones del Estado. La combatividad
y la acción directa son elementos in-
dispensables en la lucha del proleta-
riado por su emancipación.
Hay en los poderosos de México un
miedo atroz a los “encapuchados” es
decir, a las mujeres y hombres valien-
tes que no se quedan agachados frente
a la represión y los asesinatos, y que
plantean la autodefensa como método
clasista de lucha. Es a las y los compa-
ñeros de la línea del frente, a las y los
“encapuchados”, a quiénes hoy debe-
mos nuestra solidaridad y de quiénes
hemos de seguir el ejemplo en las
calles, con bloqueos, barricadas y
acción directa.
Por un cambio social revolucionario
Hay en México actualmente una mar-
cada lucha de clases que se expresa en
los ataques del gobierno hacia los
sectores en lucha. Ayotzinapa es prue-
ba clara y contundente de ello. El
gobierno impone por todo el territorio
nacional un modelo de despojo, de
injusticias, de saqueo, donde sólo
importa la ganancia y se privilegia la
acumulación capitalista por encima de
la vida humana.
Frente a esta política de Estado la
lucha por transformar revoluciona-
riamente el país es el único camino
para cambiar el estado de cosas. Hoy
en México es posible avanzar en pasos
firmes hacia un nuevo estadío de la
- 12 -
lucha de clases que posibilite dicho
cambio, y esto solo puede hacerse con
organización y lucha clasista y comba-
tiva, involucrando a toda la clase tra-
bajadora, a los estudiantes, a los ba-
rrios populares, al campo, etc.
Esta tarea nos corresponde a los ac-
tuales sectores movilizados y en lucha.
Es preciso pasar de la protesta pasiva a
la resistencia activa, a la ofensiva
abierta contra los asesinos y explota-
dores como única forma para evitar
nuevos 26 de septiembres y honrar a
los caídos de ayer y hoy.
¡Vivos los llevaron, Vivos los quere-
mos!
¡Por la extensión y radicalización de
las luchas!
Comentarios sobre la violen-
cia desde el pensamiento
anarquista Por: Víctor
Para que sobrevivan tus privilegios
hay que buscar culpables
que no puedan defenderse
el asesino se hace la víctima:
"¡necesitamos seguridad!"
Hay que olvidar a los viejos
renegar de los enfermos,
odiar al diferente,
expulsar al extranjero,
barrer a los mendigos,
eliminar a los parados,
aborrecer al débil,
obedecer al dinero
Este es el plan:
tener bien controlaos a los borregos
Violencia, ¡Y tú me hablas de violencia¡
Violencia ¡Y tú me hablas
de acabar con la violencia!
“Violencia”, Banda: La Polla Records
Sobre el pensamiento gubernamental
en la localidad
n la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad Autónoma de
Nuevo León, el doctor Giampiero
Bucci, en el marco de un Seminario
que tiene como tema central la rela-
ción entre Política y Violencia, hizo
una distinción útil entre el concepto de
“fuerza” y “violencia”.
El concepto de “fuerza” lo relacionó
con la institucionalización, con una
“violencia educada" al servicio de
determinada administración guber-
namental de la sociedad, la “violen-
cia”, con la animalidad y lo salvaje,
con la fuerza no controlada y no sujeta
a una finalidad institucional, como un
fenómeno reprobable y abyecto; des-
E
- 13 -
pués ilustro sobre el carácter nada
pacifista del cristianismo histórico,
pero esa es harina de otro costal.
Giampiero Bucci no se engaña y con-
sidera al ser humano como un ser
violento, que difícilmente podría vivir
en una sociedad no gubernamental,
como un ser necesitado de una forma-
ción-control-vigilancia adecuadas y
suficientes por el Estado, por un Esta-
do sobrio y maquiavélico (en el senti-
do positivo del término).
Algunas partes del pensamiento de
Bucci representan la más reflexionada
defensa del pensamiento gubernamen-
tal y estatista, bajo la noción de que la
solución a las crisis como las que vivi-
mos en estos tiempos está en que el
Estado sea lo que debe ser: gobierno y
administración fuerte y atenta a la
sociedad a la que representa.
Con todo y su racionalidad sobria, el
pensamiento de Bucci no propone una
salida distinta a la crisis actual distinta
de la que teórica y discursivamente
propone el Estado mismo, (pese a que
su manera de exponer las cosas permi-
te entender la funcionalidad y la ra-
cionalidad del fenómeno social del
Gobierno en sus elementos más bási-
cos); nosotros, que buscamos una
resolución que emerja desde la base de
la sociedad, desde la sociedad misma,
atentos a las lecciones que imparten
las mentes más brillantes de la UANL,
esos “grandes realistas”, no nos con-
formamos con sus propuestas y expli-
caciones, aunque aprendamos de ellas,
y por eso las mencionamos como refe-
rencia válida pero errónea.
Sobre la manera de interpretar la
violencia desde el pensamiento de-
mocrático y sus efectos en la realidad.
El caso Ayotzinapa, por otro lado, ha
puesto en el centro de la reflexión
nacional el tema de la violencia estatal
(un caso de “terrorismo de Estado” y
un crimen de lesa humanidad), ha
impugnado seriamente la noción
misma del Estado de Derecho, y ha
fracturado la idea de que el Estado
mexicano actual representa y sirve al
conjunto de la sociedad mexicana,
también ha puesto en duda la idea de
que es el Estado la instancia en la que
debemos buscar la salida a dicha si-
tuación.
Ayotzinapa, como caso de exceso de
violencia, es una lección puntual que
ilustra la realidad de las cosas acerca
de la violencia que se ejerce desde el
Estado.
El pensamiento democrático ha elabo-
rado sobredimensionadas ideas sobre
el despotismo y la tiranía (por eso
siempre hablan de "abuso de poder",
"exceso de poder"), las formulas como
deformaciones indeseables e inválidas
de la realidad y orden democráticos,
haciendo de estos fenómenos blancos
de su protesta moral; esto ha sido así
en la historia del pensamiento de-
mocrático por todo el mundo.
En el caso mexicano, su discurso indi-
ca una neurótica añoranza de un "Es-
tado de Derecho" siempre inexistente,
víctima de oscuros políticos sin co-
razón, de tiranos y déspotas que no
pueden explicarse más que por medio
de críticas morales hipócritas y falsas.
- 14 -
De ningún modo ha ofrecido una ex-
plicación real del fenómeno; estos son
los elementos característicos de su
discurso, que no es otro que el del
viejo liberalismo burgués sustentado
en una noción falsa e ideal de la “liber-
tad” pensada como doctrina y no como
hecho real.
Pensar pues, desde la lógica democrá-
tica y gubernamental incapacita al
individuo para apropiarse de nociones
claras sobre la naturaleza del Estado y
el fenómeno de la violencia, pues teor-
ía democrática y realidad democrática
están lejos de corresponderse. El pen-
samiento democrático es una de las
condiciones de una existencia medio-
cre y enajenada como la que vivimos
hoy en día.
Ciertamente que genera confusión el
intento de entender desde la lógica
democrática y gubernamental el
fenómeno real de la violencia, ahí está
su limitación histórica, pues transmite
ideas que no corresponden a la reali-
dad; explica e interpreta la realidad
desde abstracciones e ideas doctrina-
les como "ley", "Estado de Derecho",
"ciudadanía", "orden" “participación
ciudadana”, conceptos todos que no
hacen sino encubrir una realidad or-
ganizada por medio de la violencia y la
fuerza estatal (¡El pensamiento de-
mocrático quiere que la realidad se
ordene conforme a su doctrina!).
El pensamiento democrático y estatis-
ta embrutece a la juventud formándola
y educándola en la mentira y la lectura
irreal de las cosas (de ahí su descon-
cierto cuando estallan violentamente
los conflictos sociales en los que
emerge espontáneamente el policía
que llevan dentro): en vez de formar y
educar a esa juventud en los hechos de
la realidad y la vida la forman y la
educan en lo que la autoridad (desde
el papá y mamá, pasando por el maes-
tro y el doctor, hasta llegar al juez y el
policía) marca que las cosas deben ser
en su teoría, en lo que los que deten-
tan la fuerza real y ejercen la violencia
real reglamentan y legislan como
norma impuesta para la totalidad de
los individuos que vivimos en el terri-
torio mexicano; la instrucción en los
juegos del poder y la corrupción vie-
nen después, con la total ruina moral y
ética de los individuos, que termina
integrándose en una sociedad todo
menos humana.
Sobre un caso paradigmático del
pensamiento democrático
Y esto es una realidad hasta en las
expresiones más coherentes del pen-
samiento democrático y gubernamen-
tal más crítico y consecuente. Caso
paradigmático: Carmen Aristegui. Esta
- 15 -
periodista y su equipo de trabajo,
capta y describe la realidad de una
manera viva y atenta, ejerce una pre-
sión real en los acontecimientos políti-
cos del país, lo mismo denunciando
redes de prostitución que excesos de la
corrupción presidencial, produce
efectos en la realidad como pocos en el
territorio, pero la interpreta y la pro-
pone desde el pensamiento democráti-
co y gubernamental, y ahí está su
ruina como ejemplo de solución a
fenómenos como el de la violencia,
pese a su honestidad.
El caso de Aristegui demuestra que la
propuesta de solución democrática es
siempre moral: la praxis que obliga al
Gobierno a ser coherente con la doc-
trina democrática haciendo recaer la
responsabilidad en individuos aislados
y no en un orden social imperante.
En los hechos, esa praxis es una con la
realidad y el pensamiento democrático
y gubernamental, que produce y re-
produce la violencia; y es un tanto más
peligrosa, pues fomenta la idea de que
el Estado debe ser la localidad orgáni-
ca (espacio social) en la que se resuel-
van los conflictos sociales.
¿No en casos como los del abuso ma-
chista de Arturo Montiel, la red de
prostitución de Gutiérrez o los excesos
de la corrupción de la pareja presiden-
cial nos dice Carmen Aristegui que
todo es “grave, muy fuerte, impensa-
ble”, o digámoslo bien: ¡inmoral! y
anticonstitucional!? Esa es la fuerza de
su protesta.
¿Qué dice cuando las autodefensas de
Michoacán rebasan y anulan la fun-
cionalidad y la razón del Estado o la
juventud responde a las agresiones
policiales? Estos sectores “usurpan”
funciones estatales (uso de la violen-
cia) del régimen democrático ponien-
do en peligro el orden, responde. Tan-
to para uno como para otro caso Car-
men Aristegui defiende un conjunto de
ideas que en nada corresponden con la
realidad y fomenta la moralidad más
mediocre y anti-social.
Pues bien, para entender el fenómeno
de la violencia, abandonemos por el
momento las nociones y los pensa-
mientos democráticos y gubernamen-
tales ya nos vengan del doctor Bucci o
de la licenciada Aristegui, y adentré-
monos en los terrenos inexplorados
del pensamiento no democrático y no
gubernamental sino social y anarquis-
ta.
La violencia moderna: un nuevo
género de barbarie histórica
Históricamente, México como socie-
dad burguesa y como Estado real ha
estado atravesado por la produc-
ción/reproducción de la violencia
como método predilecto para adminis-
trar/negar la vida misma.
Fue a partir de la década de los 60’s
cuando el terrorismo político encontró
su expresiones más cómicas en figuras
como las de Nazar Haro, el cínico
policía-comediante-torturador; la
barbarie estatal practicaba la elimina-
ción física de sus opositores y sus
familias (caso Rubén Jaramillo, por
ejemplo) y las Fuerzas Armadas de
México llevaron el terror a lo grotesco
en los vuelos de la muerte en los aires
- 16 -
del Pacífico para asesinar a cientos de
campesinos dejándolos caer al agua,
por mencionar solo algunos episodios
de la violencia de los últimos 50 años.
Las lecciones de Occidente (Francia en
Argel, EE.UU. en Vietnam) fueron
bien aprendidas en México: el Estado
es el terror organizado, por eso es una
imbecilidad exigirle al Estado que no
sea Estado:
“Toda violencia es, como medio, o
fundadora de derecho o conservadora
de derecho. Si no aspira a ninguno de
estos dos atributos, renuncia por sí
misma a toda validez. Pero de ello se
desprende que toda violencia, como
medio, incluso en el caso más favora-
ble, se halla sometida a la problema-
ticidad del derecho en general... Si
decae la consciencia de la presencia
latente de la violencia en una institu-
ción, ésta se debilita...El temor a la
violencia y la falta de confianza en sí
mismo constituyen precisamente su
crisis”3
3 “Para una crítica de la violencia” Benjamín Walter
Sobre la no conclusión de este texto
Podríamos resumir todo y habernos
ahorrado todas estas palabras al decir:
mientras exista sociedad estatal exis-
tirá la violencia como modo de vida,
pero he decidido no hacerlo para invi-
tar a la lectora y el lector a reflexionar
en verdad sobre estas cosas; este texto
no quería concluir nada porque no hay
modo sencillo de entender la cuestión;
sabemos que estos grandes cambios
implican grandes mudanzas y despla-
zamientos de unas formaciones socia-
les a otras… dichas transformaciones
comienzan con grandes revoluciones
del pensamiento… para construir una
vida social no gubernamental tenemos
que empezar a pensar anti-
gubernamentalmente, ese es el desaf-
ío.
Tampoco encontré una manera más
sencilla de exponer la cuestión.
- 17 -
El “Regiomontanismo” como
baluarte de la burguesía Por: Alan
Las manifestaciones son para
pedir justicia, para pedir mejores
condiciones de vida, en Nuevo León
hemos entendido que es a través del
trabajo y el esfuerzo como las vamos
a obtener, no hay otra forma más que
el trabajo", declara tajantemente a la
prensa el Gobernador Rodrigo Medina
un día después de que 5 mil personas
marcharon por calles del centro de
Monterrey en repudio a la desapari-
ción de 43 estudiantes de la Normal
Rural de Ayotzinapa, Guerrero.
Como sacado de la época feudal, el
comentario de Medina ilustra de ma-
nera sublime el carácter incondicio-
nalmente trabajador del regiomonta-
no. Aquel que elige su carrera para
fácilmente encontrar trabajo y poder
sacar un carrito, aquel que se “pone la
camiseta” de la empresa aunque no
reciba Seguro Social, aquel que tiene
que laborar más de 10 horas diarias y
todavía pasar 3 horas más en el ca-
mión. Aquel que dice “de seguro an-
daba mal” respecto al asesinato de un
estudiante de FIME a manos de polic-
ías. Aquel que con desesperación esta-
lla su claxon en la Ave. Padre Mier
frente a una muchedumbre de mantas
y antorchas.
Más que lamentarnos por la apatía e
indiferencia local en las luchas socia-
les, es fundamental buscar explicacio-
nes de los orígenes e intereses que
subyacen a esta estructura psico-social
que bien podemos definir como
“regiomontanismo”.
La acumulación primitiva del capita-
lismo regio
Bernardo Reyes, militar de carrera, fue
gobernador de Nuevo León desde 1885
hasta el estallido de la Revolución de
1910. Fiel al régimen porfirista, a la
caída de Díaz organiza un golpe de
estado contra la naciente presidencia
de Madero. La maniobra fracasa y es
encarcelado. En 1913, se une al nuevo
golpe de estado encabezado por el
Gral. Victoriano Huerta, pero es asesi-
nado en los primeros enfrentamientos.
La etapa del reyismo en Nuevo León
se caracterizó por ser una eficiente
versión local del orden dictatorial
porfirista. Al respecto, Cerutti (1983)
señala: “Las políticas de Bernardo
Reyes resultaron decisivas para la
prosperidad industrial de Monterrey
a principios de siglo. Sus generosas
exenciones impositivas, su eficacia en
el mantenimiento del orden social y
político en la región y su preocupa-
ción para satisfacer los requerimien-
tos más ventajosos para el inversio-
nista…”. Es en este contexto -y luego
de la estabilización de la frontera y los
puertos, además del genocidio de
pueblos indígenas- en el cual las fami-
lias Muguerza, Sada, Zambrano, Mil-
mo y Madero comienzan a figurar en
la historia de Nuevo León.
"
- 18 -
Al considerable control que logró el
General Reyes “…hay que atribuir en
buena medida las débiles posibilida-
des de lucha y de sindicalización por
parte de los obreros regiomontanos”4
los cuales iban acrecentando su núme-
ro debido a la fuerte migración que
resultó de la incipiente industrializa-
ción de Monterrey.
Paralelamente a la acumulación de
capital económico, la camada empre-
sarial se avocó a la acumulación de
capital político: "La burguesía regio-
nal en ascenso aprovechó este marco
fructífero para sus intereses de clase.
Su satisfacción se manifestaba no sólo
en sus crecientes inversiones, en su
diversificación empresarial, en su
marcha estrictamente económica,
sino también en apreciaciones públi-
camente favorables al mandatario del
estado. Bernardo Reyes sabía que
podía contar para cada reelección
con sus amigos, los empresarios, a
quienes no pocas veces inclusive tuvo
de colaboradores: ya fuera en comi-
siones especiales, en el parlamento o
en la alcaldía regiomontana."5
El asentamiento del capitalismo en
Monterrey tuvo a la Fundidora de
Fierro y Acero y a la Cervecería Cuau-
htémoc como sus principales referen-
tes. Con la articulación de esta última
con Vidriera Monterrey y Hojalata y
Lámina llega a la ciudad la primer
“acta Taylorista” de América Latina.
En ella, “los accionistas extranjeros
establecían cómo se debía trabajar y
medían el tiempo y el esfuerzo que
4 5 Cerutti (1983). “Burguesía y Capitalismo en Monterrey,
(1850-1910)
debía hacer cada trabajador para
darles el rendimiento que esperaban
para obtener las óptimas ganan-
cias”5. En Europa y EE.UU., la disci-
plina explotadora del taylorismo fue
un factor importante para el hartazgo
y rebeldía de la clase trabajadora,
proceso en el que la radicalización de
las luchas obreras tuvo al anarquismo
como una de sus mayores ideologías.
La revuelta de 1910, -salvo la obvia
afectación a la producción y el memo-
rable episodio de Francisco Villa con el
empresariado regio en marzo de 1915-
no representó un cambio esencial en la
relación patrón-obrero de Monterrey.
La herencia zapatista del reparto agra-
rio y sus implicaciones políticas fueron
prácticamente inexistentes. La bur-
guesía regiomontana simplemente se
sacudió el polvo y volvió al negocio. El
obrero tuvo que esperar hasta la pre-
sidencia de Lázaro Cárdenas en la
década de los 30’s para la organización
en torno a sus derechos laborales.
La coerción al “nini”: Nada nuevo
Conmoción social causaron en 2009
los denominados “tapados” en Monte-
rrey. Cientos de jóvenes de colonias
marginadas realizaban bloqueos calle-
jeros con pancartas donde se leían
consignas como “Fuera Ejército”. Ante
la opinión pública, ayudada por la
prensa, no eran más que personas “sin
que hacer” pagadas por el narco para
desacreditar a la milicia. Fue entonces
cuando eminentísimos psicólogos,
sociólogos y economistas encontraron
el blanco perfecto para acuñar el
56
Sandra Arenal (1988). “En Monterrey no solo hay ricos”
- 19 -
término “nini”, es decir, personas que
no estudian, ni trabajan. Conferencias,
artículos académicos, noticias y repor-
tajes comenzaron a circular amplia-
mente hablando del fenómeno “nini”.
Rápidamente, la población “exitosa”
de Monterrey comenzó a utilizar el
término “nini” con tal intención des-
pectiva, que ya era mejor conseguir
cualquier trabajo o estudiar en la es-
cuela que fuera con tal de no formar
parte de los socialmente condenados.
Y, una vez señalado lo indeseable, una
vez construida la negación; viene la
afirmación, lo que “todos queremos”.
El programa “SiSi” -o sea, quienes sí
trabajan y estudian- del gobierno de
Medina viene a “darle la oportunidad a
la juventud” de hacer algo productivo
y salvarlos de ser reclutados por el
narco (para ser reclutados por la Fuer-
za Civil). Una vez más, no interesa en
lo más mínimo por qué el bato no
trabajaba o estudiaba, recordemos que
en 2008-2009, la economía global
tuvo su más fuerte recesión desde
1929. ¡Pero qué va!, lo importante es
que ya ahora es mínimo un “SiNo”, ¿o
quizá un “NoSi?”
Esta política coercitiva tiene un signi-
ficativo antecedente en la postura del
régimen reyista contra los “vagos”:
“Los llamados ‘vagos’ tampoco eran
muy apreciados en Nuevo León, en
estos años. De manera análoga a lo
ocurrido en otros países del continen-
te, cuando el capitalismo comenzó a
penetrar en las relaciones de produc-
ción exigió el sometimiento de una
mano de obra todavía remisa a la
disciplina que imponía esta forma de
organización del trabajo… Al vago se
le persiguió por medio de las institu-
ciones armadas… La leva al ejército
se solucionaba con gente que no tra-
bajaba, o que se podía acusar de no
tener un ’trabajo honesto’… Por una
vía o por otra, el no trabajador era
eliminado o incorporado al proceso
productivo.76
La ideología patronal
“El burgués piensa como patrón,
como ‘señor’ de sus trabajadores, con
un espíritu paternal-feudal que acep-
ta dar concesiones si eso le reporta
una mayor disciplina y obediencia de
los trabajadores, pero no permite que
se las arranquen, disfrazando esa
relación servil de una ‘obligación
moral’ e insistiendo en que la mejoría
de los trabajadores no depende de la
obligación constitucional, sino de la
moralidad del patrón.”87
Con el auge industrial de Monterrey
hacia mediados del siglo XX, alimen-
tado por la considerable migración a
las ciudades producto de la posguerra,
el empresariado regiomontano se
anticipó hábilmente a los programas
sociales que el legado cardenista perfi-
laba. Los trabajadores de las fábricas
de los Sada-Muguerza pudieron contar
son servicios médicos, crédito hipote-
cario, fondo de ahorro, etc., todo ad-
ministrado por la misma empresa. Lo
anterior es un hecho fundamental para
comprender la relación paternal-
feudal de la que habla Iglesias (1980)
en el párrafo anterior.
67
Cerutti op. cit. 78 Iglesias (1980). “La juventud contra la gran costumbre”
Crítica al movimiento estudiantil en Nuevo León (1968-1973)”
- 20 -
Al existir una relación laboral no me-
diada por un contrato político como lo
es la Constitución, además de la ins-
tauración de sindicatos controlados
por la empresa -“blancos”- y el com-
ponente de la impuesta devoción reli-
giosa, -sólo se aceptaban católicos en
las grandes empresas-, la burguesía
dispuso de relativa paz laboral.
“El hombre trabajador, el que se mata
trabajando, es modelo ideal al que se
aspira; en tanto que los detentadores
del poder económico llegan a ver que
eso cuadra perfectamente con sus
intereses.” Iglesias (1980).
Para concluir esta sección, como una
calca al comentario del gobernador
Medina, tenemos la opinión del em-
presariado: "No es el camino de la
huelga el que conduce a lograr mejor-
ía en los salarios sino el de la coope-
ración y la dedicación en el trabajo.”
Centro Patronal de Nuevo León "El
Salario". 1961.
Los resultados
Como se ha tratado de mostrar, la
burguesía regiomontana, circunscrita
al binomio gobierno-empresariado, se
ha empeñado históricamente en inser-
tar conductas subordinadas a fin de
incrementar y asegurar sus ganancias
económicas y políticas. Este compor-
tamiento no debe causar extrañeza,
puesto que, como ya se mencionó, se
trata de la búsqueda natural de sus
intereses de clase; lo interesante radi-
ca en las formas específicas en que se
ha dado este proceso en el estado de
Nuevo León.
El resultado de dicho proceso es el
empobrecimiento de la clase trabaja-
dora neoleonesa, especialmente en los
últimos años. El gráfico anexo muestra
el ITLP calculado por el CONEVAL, el
cual señala la tendencia de la propor-
ción de trabajadores que NO alcanza a
adquirir la canasta básica con su in-
greso laboral. Específicamente, en los
últimos 9 años, dicha proporción ha
crecido 145% en Nuevo León, frente a
un 38% en el promedio nacional. Lo
anterior implica que las condiciones
laborales se han deteriorado más en
nuestro estado que en todo México. De
hecho, Nuevo León presenta el peor
desempeño de los 32 estados.
De esta forma, la llegada de más in-
dustria manufacturera de corte neta-
mente exportador, tiene su explicación
principal en los bajos sueldos que
recibe el trabajador de Nuevo León.
¡Luchones, así somos!
Dada esta brevísima exposición sobre
el “regiomontanismo”, podemos decir
lo siguiente: 1) La cultura regia está
construida esencialmente desde la
burguesía con un afán subordinante y
2) El Estado es especialmente violento
-violencia no necesariamente física-
80
100
120
140
160
180
200
220
240
260
III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (III-2005 = 100)
Nuevo León
Nacional
- 21 -
hacia cualquier tipo de alteridad a la
cultura principal.
Ejemplo de lo anterior es la acepta-
ción, desde arriba, del fanatismo fut-
bolero, puesto que los equipos locales
están completamente corporativizados
y con un manejo sorprendente de la
maquinaria mercadotécnica. Y en
contraste tenemos a una expresión
desde abajo, una expresión proletaria
-pa’ acabar pronto-, como la música
vallenata/colombiana, cuyas conduc-
tas son censuradas, ya sea por los
medios, la policía, etc.
Otro aspecto relevante es la noción
que tiene el regiomontano sobre lo
público y lo privado, pues en esa dis-
tinción yace un potencial de moviliza-
ción muy importante, en especial para
la lucha estudiantil en la UANL.
Para finalizar, merece una mención
aparte el reciente paro de labores de
empleados de Metrorrey. Pues eviden-
temente trastoca toda esa efigie sobre
el trabajo intocable e inalterable que el
regio, como lo explicamos, tiene hasta
la médula.
Fragmento del comunicado de
FUNDENL al término de la
marcha del 1-DIC-14
…hacemos un llamado a la acción y, de
manera puntual, firme y en nombre de
nuestras hijas e hijos solicitamos el
apoyo de la población para hacer efec-
tivas las siguientes acciones:
• El Gobernador de Nuevo León Ro-
drigo Medina de la Cruz tiene como
plazo hasta el 11 de enero próximo
para dar a conocer un Programa de
Búsqueda con vida, en campo, de
Personas Desaparecidas supervisado
por las familias de las víctimas. En
caso de que no cumpla con este plazo
las familias comenzaremos a formar
grupos para salir a buscar a nuestros
familiares en todo el estado con ayuda
de la sociedad civil.
• El Gobernador de Nuevo León Ro-
drigo Medina de la Cruz tiene como
plazo hasta el 15 de diciembre para
hacer un informe público y veraz del
número de fosas encontradas en el
estado de 2009 a la fecha, el número
de cuerpos encontrados, donde se
encuentran resguardados, y lo más
importante: cuantos han sido identifi-
cados.
• El Gobernador de Nuevo León Ro-
drigo Medina de la Cruz tiene como
plazo hasta el 20 de diciembre para
poner en funcionamiento el Registro
Estatal de Víctimas, el Fondo de Aten-
ción a Víctimas y todas las medidas de
protección que incluye la Ley Estatal
de Atención a Víctimas y que protegen
a la población que ha sufrido Desapa-
riciones, ejecuciones, secuestros, ex-
- 22 -
torsiones y todo tipo de violencia. En
caso de no cumplir con este plazo
deberá presentar su renuncia inmedia-
ta la Directora del Comité de Atención
a Víctimas Lic. Aixa Alvarado y todos
los consejeros ciudadanos impuestos
en el Comité y deberá convocar a su
renovación en la que estén represen-
tadas efectivamente las Víctimas de la
Guerra.
• El Congreso del Estado tiene como
plazo hasta el 20 de diciembre para
aprobar la Ley de Declaración de Au-
sencia con la que se protegen los Dere-
chos de todas y todos los Desapareci-
dos. En caso de no cumplir con este
plazo las y los diputados deberán pre-
sentar su renuncia inmediata al pues-
to.
…
* FUNDENL: Fuerzas Unidas por
Nuestros Desaparecidos de Nuevo
León.
- 23 -
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