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FACULTAD DE FARMACIA
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
TRABAJO FIN DE GRADO
ICTUS A EDADES TEMPRANAS
Autor: Belissa Bustamante Luján
Tutor: José Ángel Otero Gil
Convocatoria: Julio 2017
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INDICE Pagina
Resumen……………………………………………………………. 3 Introducción………………………………………………………... 3
Definición…………………………………………………………………….. 3
Clasificación de enfermedades cerebrovasculares…………………............ 4
Factores de riesgos en adultos jóvenes……………………………………... 6
Situación del ictus en España……………………………………………….. 7
Repercusión socioeconómica…………………………………………….. 9
Objetivos……………………………………………………………. 9 Material y método………………………………………………….. 9 Resultados y Discusión …………………………………………..... 9
Conocimiento del incremento de la incidencia de ictus a edades tempranas.. 9
Causas del incremento de la incidencia de ictus a edades tempranas……. 12
Costes al sistema nacional de salud…………………………………………. 16
Papel del farmacéutico en la prevención del ictus………………………….. 18
Conclusiones………………………………………………………... 19 Bibliografía…………………………………………………………. 20
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Resumen En España los accidentes cerebrovasculares (ACV) es un evento poco frecuente en personas jóvenes,
con edades inferiores a 55 años.
En los últimos años se ha ido incrementando la presencia de ictus en este tipo de pacientes. Este
aumento del ictus en jóvenes se está produciendo por un mal control de los factores de riesgo
vascular asociado a unos malos hábitos de vida. También, al desconocimiento se sus signos y
síntomas en la población en general y la falsa creencia en asociar esta enfermedad solo a personas de
edad avanzada.
El gasto socio-económico de esta enfermedad es enorme, ya que supone entre el 3-5% del gasto
sanitario nacional. El ictus supone un gasto de 27.711€ al año a las arcas públicas, de los cuales más
del 70% son en gasto hospitalario y siendo el paciente adulto-joven el que más tiempo permanece en
el hospital (26 días) respecto al de avanzada edad (10 días).
Introducción
Se considera ACV en pacientes jóvenes cuando este se presenta en menores de 45 años, o incluso en
menores de 55 años. Es un evento poco frecuente pero las consecuencias pueden ser devastadoras
porque afecta tanto al paciente como a sus familias. Correlativamente hay una mejor supervivencia
en pacientes jóvenes que en aquellos pacientes de edad avanzada con un evento vascular, sin
embargo, la mayoría de jóvenes sobrevivientes a un evento vascular cerebral tienen secuelas
emocionales, sociales y/o físicas que deterioran su calidad de vida. (1)
Definición El término ictus o enfermedades cerebrovasculares (ECV) es un conjunto de enfermedades que hace
referencia a cualquier trastorno de la circulación cerebral.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Ictus es una afección neurológica focal (o a
veces general) de aparición súbita, que perdura más de 24 horas o que conduce a la muerte y cuya
causa aparente es vascular. (2)
La definición de la OMS tiene el inconveniente de no incluir todas las etiologías de los ictus, por
ello, el Grupo de Estudio de las Enfermedades Vasculares Cerebrales de la Sociedad Española de
Neurología (SEN) recomienda como definición de Ictus, al trastorno brusco del flujo sanguíneo que
produce una alteración cerebral, permanente o transitoria de una determinada región del encéfalo,
secundaria a isquemia o sangrado por daño de los vasos sanguíneos encefálicos. (3)
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Clasificación de las enfermedades cerebrovasculares
Las ECV pueden dividirse en dos grandes grupos según su mecanismo de producción:
• Ictus isquémico o isquemia cerebral
También llamado infarto cerebral, representa entre el 80-85% de todos los ictus, incluyendo los
accidentes isquémicos transitorios (AIT).
Se origina por una oclusión de alguna de las arterias que irrigan el encéfalo, generalmente por
arteriosclerosis o bien por un embolo (embolia cerebral) que procede del corazón u otras arterias.
Dentro de la isquemia cerebral se puede distinguir entre:
. Isquemia cerebral Global cuando compromete a todo el encéfalo. Se produce por el descenso
rápido e intenso del flujo sanguíneo a todo el encéfalo.
. Isquemia cerebral Focal, si solamente afecta una zona del encéfalo, por ocluirse una arteria
cerebral. Se divide en 2 tipos según su duración:
1. Ataque sistémico transitorio (AIT)
Trastorno focal y breve, de duración inferior a 24h del riego sanguíneo encefálico o retiniano, dando
lugar a un déficit. Habitualmente sus síntomas y signos revierten por completo en pocos minutos
(casi siempre <1 hora) y sin que haya evidencias de necrosis tisular o infarto. (Matías-Guiu, 2009)
2. Infarto cerebral
Se produce por la alteración en el aporte circulatorio a una zona del encéfalo, dando lugar a un
déficit neurológico que persiste más de 24h, como expresión de una necrosis o infarto del tejido
cerebral.
El infarto cerebral puede clasificarse en función de su etiología (sistema de clasificación de la SEN).
Se distinguen en:
§ Aterotrombótico:
Por Arteriosclerosis de arteria grande. Es un infarto generalmente de tamaño medio o grande, en el
que se cumple alguno de los dos criterios siguientes:
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Ø Presencia de aterosclerosis con estenosis mayor o igual al 50% del diámetro de la luz
vascular u oclusión de una arteria extracraneal o de una arteria intracraneal de gran
calibre, en ausencia de otra etiología que lo explique.
Ø Aterosclerosis sin estenosis por la presencia de placas o de una estenosis inferior al 50%
en la arteria cerebral media, cerebral posterior o basilar, en ausencia de otra etiología.
§ Cardioembólico:
Generalmente es de tamaño medio o grande, para el que existe evidencia de alguna de las siguientes
cardiopatías embolígenas:
Ø presencia de un trombo o un tumor intracardiaco, estenosis mitral (EM) reumática,
prótesis aórtica o mitral, endocarditis, fibrilación auricular, etc.
Ø presencia de hipocinesia cardiaca global o discinesia independientemente de la
cardiopatía subyacente.
§ Lacunar
Enfermedad oclusiva de pequeño vaso arterial. Es un infarto pequeño (diámetro menor de 1´5 cm) en
la zona de la arteria perforante cerebral, que habitualmente ocasiona un síndrome clínico lacunar
(hemiparesia motora pura, síndrome sensitivo puro, síndrome sensitivo-motor, hemiparesia-ataxia o
disartria-mano tope) en un paciente con antecedentes de HTA u otros factores de riesgo vascular, en
ausencia de otra etiología que lo explique.
§ De causa inhabitual:
Es un infarto de tamaño pequeño, mediano o grande, en un paciente en el que se ha descartado el
origen aterotrombótico, cardioembólico o lacunar. Puede ser causado por enfermedades sistémicas o
por otras causas como la trombosis venosa cerebral, migraña, aneurisma, etc.
§ Origen indeterminado:
Es un infarto de tamaño medio o grande, en el que, tras un exhaustivo estudio diagnóstico, se han
descartado los subtipos aterotrombótico, cardioembólico, lacunar y de causa inhabitual. (Abilleira,
2009)
• Ictus hemorrágico, derrame cerebral o hemorragia cerebral
Representa el 15-20% de todos los ictus. Son extravasaciones de sangre dentro del encéfalo como
consecuencia de la rotura de un vaso. La etiología más frecuente es la hipertensión arterial. (4)
Según su localización puede ser:
§ Intracerebral (parenquimatosa o ventricular)
§ Subaracnoidea (HSA): la causa más frecuente es la rotura de un aneurisma, y típicamente
provoca cefalea brusca e intensa, signos meníngeos y alteración del nivel de conciencia.
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Factores de Riesgo en adultos jóvenes Se han encontrado vínculos epidemiológicos entre los tipos de ictus y múltiples factores de riesgo.
Los factores de riesgo en los adultos jóvenes son principalmente:
• Hipertensión
• Dislipemias
• Diabetes
• Obesidad
• Consumo excesivo de alcohol
• Tabaquismo
• Estrés
Gran parte del riesgo para sufrir un ictus, isquémico o hemorrágico, se asocia con tan solo diez
factores de riesgo:
Hipertensión arterial (HTA): es el más importante tanto para la isquemia como la hemorragia
cerebral, encontrándose en casi el 70% de los pacientes con ictus. A partir de los 65 años, incrementa
una unidad el riesgo de ictus por cada 10 mm Hg que aumenta la tensión arterial sistólica y su
control ha demostrado una reducción del riesgo de ictus en ensayos clínicos. (5)
NO MODIFICABLES
Edad
Sexo
Raza
Antecedentes familiares de
ictus
POTENCIALMENTE
MODIFICABLES
Diabetes mellitus
Homocisteinemia
Hipertrofia ventricular
izquierda (HVI)
MODIFICABLES
Hipertensión arterial
Cardiopatías:
Endocarditis infecciosas
Fibrilación auricular
Estenosis mitral
Infarto de miocardio reciente
Tabaquismo
Anemia de células falciformes
AITs previos
Consumo excesivo de alcohol
Consumo de drogas
Sedentarismo
Obesidad
Uso de anticonceptivos orales
Migraña
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Tabaquismo: En los fumadores, el riesgo de ictus (isquémico y hemorrágico) es un 50% mayor que
en los no fumadores. El consumo de tabaco se asocia a un riesgo 2-3 veces superior de ictus
hemorrágico, sobre todo HSA, pero también con la exposición pasiva al humo del tabaco.
Diabetes: incrementa el riesgo entre un 1,8 en hombres y un 2,2 en mujeres; además, los diabéticos
tienen una mayor predisposición para desarrollar aterosclerosis, y una prevalencia superior de
hipertensión, dislipemia y obesidad. (5)
Sedentarismo: relación inversa entre la actividad física y el riesgo de ictus isquémico y hemorrágico
en ambos sexos.
Índice cintura-cadera patológico: La obesidad abdominal (aumento del índice cintura-cadera)
incrementa hasta 3 veces el riesgo de ictus isquémico, sobre todo en varones.
Consumo excesivo de alcohol: su relación con el riesgo de ictus es dependiente de la dosis y su
ingesta elevada y continuada puede provocar hipertensión, coagulopatías y arritmias cardiacas. Más
de 60 g/día de alcohol duplican el riesgo de ictus hemorrágico.
Causas cardiacas: endocarditis infecciosas, fibrilación auricular, estenosis mitral, infarto de
miocardio reciente, etc.
El 20% de los ictus isquémicos es de origen cardioembólico y en la mitad de ellos el factor
etiológico es la fibrilación auricular. Esta enfermedad provoca una reducción de la cantidad efectiva
de sangre bombeada hacia los ventrículos, lo cual aumenta el riesgo de desarrollar un coágulo
sanguíneo que, en el caso de desprenderse podría circular por el torrente sanguíneo, pudiendo
alcanzar algún punto en que obturase un vaso, provocando un accidente cerebrovascular. El 15% de
los ictus tienen su origen en una fibrilación auricular no tratada. Se estima que la fibrilación auricular
incrementa entre 4 y 5 veces el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico y de eventos
embólicos sistémicos. (6)
Dieta de riesgo: consumo excesivo de sal, de grasas animales o los déficits de folato, vitamina B6 y
vitamina B12 (que se asocian a hiperhomocisteinemia) se relacionan con un mayor riesgo de ictus.
Relación apolipoproteína B/A1
Estrés y depresión
Situación del ictus en España A principios del siglo XXI, la incidencia estandarizada por edad de los accidentes cerebrovasculares
(ACV) en Europa oscilaba entre 95 y 290 / 100.000 por año. Aproximadamente 1,1 millones de
habitantes de Europa sufrieron un ACV cada año. Aunque la incidencia global de esta enfermedad
está disminuyendo, las tasas observadas en adultos jóvenes están en aumento, lo que sugiere la
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necesidad de estrategias para mejorar la prevención. Además, debido al envejecimiento de la
población, se prevé un aumento drástico en los próximos años; teniendo en cuenta las proyecciones
demográficas de la OMS, entre el 2000 y el 2025 la incidencia de ictus aumentará un 27% en los
países europeos. Por tanto, para el año 2025, 1,5 millones de europeos sufrirán un accidente
cerebrovascular cada año. (7)
En 1987 se establecieron lo que denominaron criterios ideales para el análisis de la epidemiología del
ictus, y que obligaba a estudios poblacionales intervencionistas para garantizar una selección
completa, ya que consideraban que la información de los registros hospitalarios y del registro de
defunciones era insuficiente e impedía la comparación de los estudios. En España la incidencia del
ictus no se conoce bien, ya que no disponemos de estudios epidemiológicos ideales sobre esta
enfermedad. La mayoría de la información disponible se basa en registros hospitalarios, en encuestas
puerta a puerta en población total por muestreo o mediante el registro de defunciones. (3)
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el ictus representaba en España la segunda causa de
muerte en la población general y la primera en las mujeres en 2014 (último año disponible); no
obstante, en los últimos años se ha observado una disminución en la mortalidad por ictus, debida a la
mejoría en las medidas de prevención secundaria y a los avances en la atención del ictus en fase
aguda. (8)
En España según datos de la Encuesta de Morbilidad Hospitalaria del Instituto Nacional de
Estadística (INE) del año 2011, última disponible actualmente, registraron 116.017 casos de ictus y
14.933 de isquemia cerebral transitoria, lo que correspondería, respectivamente, a una incidencia de
252 y 32 episodios por cada 100.000 habitantes.
Según datos del INE, se produce una muerte por ictus en algún punto de nuestra geografía cada 15
minutos, sin embargo, la mortalidad por las EVC ha ido disminuyendo desde el último cuarto de la
pasada centuria y lo sigue haciendo en estos últimos años, fruto probablemente de la mejora de los
cuidados hospitalarios durante la fase aguda. Aun así, en el año 2011 se registraron 33.304 muertes
por EVC de las cuales el 92,7% se produjeron en mayores de 65 años (9). Debido a las previsiones
de población, en las que España sería en el año 2050 una de las poblaciones más envejecidas del
mundo, se prevé́ un incremento de la incidencia y prevalencia de este tipo de enfermedad en los
próximos años. (3)
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Repercusión socioeconómica En España, dicha enfermedad supone un gasto sociosanitario muy elevado, que se estima va a
incrementarse en los próximos años debido al envejecimiento de nuestra población y a que el número
de casos de ictus aumenta con la edad.
El ictus consume el 3%-4% del gasto sanitario nacional, distribuyéndose el 76% de los costes
sanitarios directos en el primer año tras el evento, concentrados mayoritariamente en costes
hospitalarios. (3).
A partir de unos estudios promovidos por las instituciones europeas se estimaron que el coste
hospitalario de la enfermedad cerebrovascular en España durante el año 2004 fue de 1.526 millones
de euros, siendo un coste medio por paciente de 13.383€. Aun con estos costos, España se sitúa por
debajo del coste medio europeo, de 16.569€ medio por paciente. Si las previsiones de población se
cumplen en 2050 el coste que supondría para el sistema sanitario, la atención de todos los pacientes
que presentasen un ictus, alcanzaría cifras, verdaderamente impresionantes: para una incidencia de
266,66/100.000 habitantes en la población general, se producirían unos 145.000 nuevos ictus y su
coste rondaría los 1.900 millones de euros a lo que habría que sumar los costes de todos los pacientes
dependientes supervivientes y el incremento de la incidencia correspondiente al aumento derivado de
la mayor proporción de población anciana en las curvas de población. (10)
Objetivos El objetivo de este trabajo es hacer una revisión bibliográfica sobre la situación actual de la
incidencia del ictus en personas adultas jóvenes a partir del conocimiento en el incremento de la
incidencia, causas de dicho incremento, coste al sistema nacional de salud y nivel de participación
activa del farmacéutico en la prevención de dicha enfermedad, por ser una patología que se ha
incrementado significativamente en los últimos años en edades tempranas.
Material y Métodos Para la consecución de los objetivos se realizó una búsqueda bibliográfica en bases de datos
científicas como ScienceDirect y PubMed. Además, se utilizaron informes y estadísticas de
diferentes organismos gubernamentales como Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad
(MSSSI) y no gubernamentales como Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.
Resultados y discusión
Conocimiento del incremento de la incidencia de ictus a edades tempranas Los ictus ocurren más frecuentemente en personas mayores de 65 años, sin embargo, pueden ocurrir
a cualquier edad. El ictus en el paciente adulto joven se considera a edades comprendidas entre 15-45
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años o incluso <55 años; es una entidad poco frecuente y presenta una serie de peculiaridades que lo
diferencian del ictus del paciente de más edad desde un punto de vista tanto etiopatogénico y
etiológico como del pronóstico. Sus causas difieren respecto a las del adulto de más edad, con mucho
menor importancia que la arteriosclerosis, lo que implica, por lo general, una evaluación diagnóstica
más amplia. Además, en el adulto joven es fundamental determinar la etiología del ictus para poder
establecer las medidas de prevención secundaria óptimas.
Requiere, por tanto, un abordaje específico e individualizado, generalmente más exhaustivo que el
practicado en el ictus del paciente de edad más avanzada. (11)
En España los primeros estudios de incidencia publicados eran de diferentes poblaciones y diferentes
grupos de edad. El primero de ellos, publicado en 1993, analizó la incidencia de ictus en adultos
jóvenes en la Comunidad de Cantabria, obteniendo una tasa cruda de incidencia anual de 13,9 por
100.000 habitantes en el grupo de edad de 11 a 50 años; y de 12 por 100.000 habitantes en el grupo
de edad de 16 a 45 años.
En dos trabajos posteriores, realizados en poblaciones de Girona y de Asturias, se encontraron tasas
crudas de incidencia anual de 174 por 100.000 habitantes y 132 por 100.000 habitantes,
respectivamente, para todas las edades. El último estudio publicado realiza una aproximación a la
incidencia poblacional de las ECV en el año 2002 en Cataluña, de 65 de los 84 hospitales generales
catalanes durante dicho año en pacientes de más de 24 años, obteniéndose una tasa de incidencia
acumulada de 218 en varones y 127 en mujeres. (3)
AUTOR AÑO LUGAR POBLACION DE REFERENCIA
TASA INCIDENCIA ANUAL
(casos/100000) Incidencia de ictus (isquémico y hemorrágico)
Leno 1986-1988 Cantabria 11-50 años 13,9 Caicoya 1996 Asturias Toda la población 132 López Pousa 1995 Girona Toda la población 174 Marrugat 2002 Cataluña >24 años 206 Díaz-Guzmán 2006 Multicéntrico >17 años 255 Fuente: Guía de práctica clínica para el manejo de pacientes con ictus en atención primaria en el sistema nacional de salud, 2009.
Con los primeros estudios de incidencia no se puede obtener una información clara sobre el número
de incidentes cerebrovasculares en personas jóvenes ya que dichos estudios están dirigidos a la
población en general. Esto puede ser debido a que hace 20 años la incidencia de ictus a edades
tempranas era menos frecuente o conocida y clásicamente se considera una enfermedad asociada a
pacientes ancianos.
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Más adelante, en 2006 se realizó el mayor estudio epidemiológico hasta la fecha sobre incidencia de
patología vascular cerebral en España, el estudio IBERICTUS.
Este estudio constituye una primera aproximación epidemiológica a la incidencia del ictus en España
de modo prospectivo en una población de referencia de personas mayores de 17 años, durante el año
2006, con datos multicéntricos. Aunque no era específico para edades tempranas, se estimó durante
el periodo del estudio, un porcentaje de ictus en pacientes ≤ 55 años del 9´4%, por lo que su
incidencia era significativa. (12)
Finalmente, en 2014 se llevó a cabo un estudio específico de ictus en España en pacientes adultos
jóvenes, llamado “Ictus en adultos jóvenes: incidencia, factores de riesgo, tratamiento y pronóstico”
Es un estudio retrospectivo partiendo de un registro prospectivo de pacientes ≤ 55 años ingresados
en una unidad de Ictus durante el año 2014. Obteniendo una incidencia del 13´3 % (110 de 830
ictus), con predominio masculino (60,9%) y 35 pacientes (4,2%) tenían ≤ 45 años, con predominio
en estos del sexo femenino.
El rango de edad estuvo entre 15 y 55 años con una edad media 46,4 ± 8,1 años y una mediana de 49
años. La edad media fue superior en los hombres (47,7 vs. 44,4 años).
La incidencia global fue aumentando exponencialmente con relación a la edad. (13)
Figura: Numero de ictus por intervalo de edad. (González-Gómez et al, 2016)
En estos dos últimos estudios expuestos se puede observar el aumento de la incidencia en personas
jóvenes, un 13,3% de pacientes menores de 55 años tuvieron un ictus, lo que supone un aumento de
casi 5 puntos respecto al mayor estudio epidemiológico español (IBERICTUS) en el que un 9,4 % de
jóvenes lo padecieron.
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Causas del incremento de la incidencia de ictus a edades tempranas Se conoce un gran número de factores de riesgo relacionados con las enfermedades
cerebrovasculares, siendo las más frecuentes la HTA, la DM, la hipercolesterolemia, el tabaquismo,
cardiopatía u obesidad, siendo estas las causas más probables del ictus en personas ≥ 65 años. (10)
Existen 2 estudios a nivel nacional en los que se estudia la influencia de los FR en la población
general que ha sufrido un ACV:
• Estudio ICTUSCARE, es multicéntrico y de ámbito nacional, durante un periodo de 6 meses
(septiembre 2008-febrero 2009), se basa en el control de los FRCV en pacientes atendidos en
atención primaria que habían sufrido un ictus con anterioridad. Toma como referencia datos de
un estudio de 1992 en el que la HTA es el FR más prevalente con un 58%, seguido de la
fibrilación auricular 38%, hiperlipidemia y DM 22%, consumo de alcohol 26% y tabaquismo
21%. (14)
Los pacientes incluidos en este estudio habían padecido mayoritariamente un ictus isquémico
(61%). El 97,7% de los pacientes presentaron algún factor de riesgo cardiovascular (FRCV)
siendo los más frecuentes la hipertensión arterial con un 84,8% y dislipemia con un 61,8%,
seguido de obesidad abdominal con un 42,9%, diabetes mellitus 35,6% y tabaquismo 25,1%.
Figura. Factores de riesgo cardiovascular según el tipo de ictus. Abellán et al, 2011. (15)
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• Estudio EPICES, es un registro multicéntrico y prospectivo de la totalidad de los pacientes con
ictus hospitalizados bajo atención neurológica durante 4 meses (abril, junio y septiembre de 2008
y enero de 2009) en 66 hospitales de la geografía española. El 87,6% de los pacientes presentó un
ictus isquémico y el 12,4% un ictus hemorrágico. En cuanto a la prevalencia de los FRCV se
obtuvieron para ictus isquémico, una mayor frecuencia de hipertensión con un 67%, le siguen
dislipemia con 35,9%, diabetes con 30,9%, tabaquismo con 22,6%, fibrilación auricular 18,4% y
obesidad 13,6%; para ictus hemorrágico el factor más prevalente también fue la HTA con un
69,1%, le siguen la dislipemia con 25,3%, diabetes con 24,9%, fibrilación auricular con 16,6%,
tabaquismo 15,6% y obesidad 13,4%. (16)
Grafica. Prevalencia de los factores de riesgo vascular según clasificación de ictus (isquémico/hemorrágico). Adaptada de Arias-Rivas et al. (Brea et al, 2013)
Estos estudios entre otros no expuestos en este trabajo, aunque detallados, están asociados a una
población general en la que la mayor parte de pacientes que han sufrido un ACV son mayores de 65
años. De ellos se pueden deducir el predominio de la prevalencia de los FR clásicos en este tipo de
pacientes.
Son escasos los estudios en los que se puede obtener información sobre que FR influyen más en
pacientes adultos jóvenes. En los dos estudios a nivel hospitalario que se exponen a continuación dan
cierta información sobre los FR más frecuentes en la población joven:
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• Los servicios de Hematología y Neurología de la Fundación Jiménez Díaz y de la Fundación
Hospital de Alcorcón realizaron un estudio prospectivo desde febrero de 2003 hasta mayo de
2006 con pacientes mayores y menores de 65 años con enfermedad cerebrovascular isquémica
(ECVI). (17)
Tabla. Análisis de la combinación de factores de riesgo en pacientes mayores y menos de 65%. Adaptación de Moreno et al, 2008.
• Estudio clínico efectuado en el servicio de neurología del hospital universitario del Sagrat Cor de
Barcelona durante 24 años (1986-2009, ambos inclusive) en pacientes menores de 55 años.
También se efectuó un comparativo entre los ictus jóvenes y el resto de los ictus. (18)
Tablas. Resultados análisis comparativo de pacientes jóvenes y resto de pacientes.
Comparando ambos estudios de nivel hospitalario, con los estudios a nivel nacional de los FRCV en
adultos jóvenes y pacientes de edad avanzada, es resaltable la existencia de una frecuencia distinta de
presentación de los FR en ambos tipos de pacientes. Ya que factores clásicos como la HTA, la DM,
la cardiopatía isquémica y la fibrilación auricular son menos frecuentes en los adultos jóvenes y, en
cambio, el tabaquismo, el abuso de alcohol y a toma de anovulatorios en las mujeres son
significativamente más frecuentes. También se puede observar que en dichos subgrupos de pacientes
son más habituales los infartos cerebrales de etiología inhabitual o esencial que los infartos clásicos
de origen cardioembólico o aterotrombótico.
PACIENTES <65 AÑOS PACIENTES ≥65 AÑOS HTA + Dislipemia 21,6% 22,7% Dislipemias + tabaquismo 33% 11,4% DM + HTA 11,4% 19,1% HTA + Tabaquismo 20,5% 9,5% DM + Dislipemias 9,1% 9,5%
Datos demográficos y clínicos
Pacientes jóvenes
Resto de pacientes
Tabaquismo 37,5% 8,9% HTA 33,6% 59,7% Dislipemias 24,6% 19,9% Abuso de alcohol 15,7% 2,1% DM 14,3% 23% Obesidad 6,1% 4,2% Fibrilación auricular
3,9% 28,4%
Cefalea 27,9% 12,5%
Subtipos etiológicos
Pacientes jóvenes
Resto de pacientes
Infarto cardioembólico
7,1% 21,7%
Infartos aterotrombótico
11,4% 21,2%
Infarto de etiología esencial
14,3% 7,7%
Infarto de causa inhabitual
16,4% 1,9%
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En un reciente estudio realizado en 2014 (“Ictus en adultos jóvenes”) en una unidad de ictus en
pacientes ≤ 55 años, anteriormente mencionado, tenían como objetivo analizar los factores de
riesgos más frecuentes y tratar de determinar si la aparición de ictus en sujetos jóvenes se relaciona
con la presencia de FRV clásicos o de estrés psicosocial (estado de ansiedad, tensión, irritabilidad o
dificultad para conciliar el sueño relacionado con problemas externos, especialmente familiares,
económicos y laborales), obteniendo los siguientes resultados:
El 87,6% de los pacientes tenia al menos un FRV clásico y el 65% 2 o más FR. De los factores
clásicos, el tabaquismo fue el más frecuente. La mayoría de los FR fueron más frecuentes en el grupo
de >45 años, aunque solo la HTA y el consumo de alcohol alcanzaron significación estadística. En
los varones la hipertensión, el tabaquismo y la diabetes fueron más frecuentes que en las mujeres y
en estas hubo mayor prevalencia de migraña. Muchos pacientes desconocían sus factores de riesgo:
se descubrieron durante el ingreso un 64,3% de cardiopatías embolígenas, un 51,1% de
dislipidemias, un 25% de diabetes y un 18,2% de hipertensiones arteriales. El 57,2% de los pacientes
refería estrés psicosocial en la etapa previa al ictus. (13)
Figura. Prevalencia de los factores de riesgo vascular clásicos. (González-Gómez et al, 2016)
En el último estudio sigue la tendencia de los estudios anteriores. Los FR fueron más frecuentes en
los hombres y en el grupo de >45 años, lo que explicaría la preponderancia masculina y el
incremento exponencial de ictus que se observa con la edad. En comparación con otros estudios, la
prevalencia de factores vasculares clásicos fue globalmente superior, con mayores tasas de
tabaquismo, hipertensión, obesidad y diabetes. La elevada frecuencia de estos FR, inesperada en el
grupo de ≤45 años y en muchos casos desconocidos por los pacientes, indica la necesidad de
implementar estrategias intensivas de prevención en la población joven para evitar un primer evento
vascular o una recurrencia. Una de las novedades que se introducen en el estudio fue el análisis del
papel del estrés psicosocial en los pacientes con ictus, que afectaba a 6 de cada 10 pacientes. Existe
una evidencia moderada de que el estrés relacionado con el trabajo (exigencias psicológicas
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excesivas, falta de apoyo social, presión, etc.), los conflictos, las crisis y el estrés en la vida familiar
aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular. Recientemente diferentes estudios han observado
una asociación entre el estrés y la enfermedad cerebrovascular, que es independiente del resto de los
factores de riesgo (19). Es conocido que el estrés influye en una serie de mecanismos biológicos y
fomenta hábitos y estilos de vida poco saludables: consumo de tabaco, alimentación poco
equilibrada, sedentarismo o mala adherencia a tratamientos. (13)
Costes al sistema nacional de salud El ictus es la causa más importante de invalidez o discapacidad a largo plazo en el adulto y la
segunda causa de demencia. A los 6 meses del ictus, el 26,1% de los pacientes han fallecido, el
41,5% están independientes y el 32,4% son dependientes, estimándose de forma global que entre los
supervivientes del ictus el 44% quedan con una dependencia funcional (20)
En los estudios de costes del ictus se incluyen: los costes directos sanitarios (estancia hospitalaria),
los costes directos no sanitarios (asistencia social y/o familiar) y los costes indirectos, entendidos
como tales aquellos asociados con la pérdida de producción de bienes y servicios que ocasiona una
enfermedad tanto en el paciente como en el cuidador.
En el primer año del evento los costes sanitarios son los de mayor peso, sin embargo, en los años
siguientes al evento, los costes directos sanitarios son menores, debido a los menores costes
hospitalarios, ganando peso el resto de partidas, especialmente las referidas a la rehabilitación, la
medicación y las consultas externas. (3)
En 2008 se publicó una revisión de los 3 estudios, desarrollados hasta entonces, sobre costes de los
cuidados informales prestados a personas que han sufrido un ACV. Carod et al: sigue la perspectiva
nacional de salud. Años de estimación 1996.
• Beguiristain et al: sigue la perspectiva social. Años de estimación 2000.
• López-Bastida et al: sigue la perspectiva social. Año de estimación 2004.
De los 3 estudios solo el de López-Bastida et al contempla los costes directos e indirectos,
estimándose un coste social a nivel nacional de 6.320 millones de euros para el año 2004. Los costes
directos sanitarios representan el 31% del coste total, los costes directos no sanitarios (donde
incluyen los costes informales) el 53% del coste total y los costes indirectos el 16% del total. (21)
En el año 2012 se publicó los resultados del mayor estudio realizado hasta la fecha en España sobre
el impacto económico y social del ictus y su manejo, el Estudio CONOCES. Es un estudio
multicéntrico en el que participaron 16 unidades de Ictus de todas las CC.AA (excepto La Rioja y las
ciudades autonómicas de Ceuta y Melilla) durante el año 2011. La perspectiva social aplicada en este
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estudio implica la inclusión de los costes sanitarios y sociales de la enfermedad y, dentro de estos
últimos, tanto los derivados de cuidados formales como de los informales. Según este estudio un año
después de haber sufrido un ictus, el 49% de los pacientes tiene algún tipo de dependencia, siendo de
moderada a importante en la mitad de los casos. El cuidador principal de un paciente con ictus suele
ser una mujer (70% de los casos) con una edad media de 56,26 años que dedica de 30 a 34 horas a la
semana al cuidado del paciente. La mitad de los afectados por un ictus reciben cuidados por amas de
casa o pensionistas y jubilados. El 34,5% de los cuidadores son trabajadores activos que tienen que
modificar su situación laboral, principalmente reduciendo la jornada, por la sobrecarga que conlleva
cuidar de un paciente con ictus. Cabe destacar que 3 de cada 10 cuidadores se ve forzado a
abandonar su trabajo. (22)
Sólo durante el primer año un ictus cuesta 27.711€. De éstos, 18.141€ corresponden a cuidados
informales prestados por personal no profesional, habitualmente familiares del paciente. Los
cuidadores informales sufragan el 92% del coste del cuidado de los pacientes, puesto que son muy
pocos lo que reciben ayudas relacionadas con la ley de la dependencia o que tienen acceso a los
servicios sociales formales que ofrecen los distintos niveles de la administración. En relación al gasto
hospitalario se estima un coste medio de 9.438,44€ siendo de 6.947,22€ solo la estancia hospitalaria.
(23)
En un informe sanitario del MSSSI del año 2013 se detalla un análisis descriptivo de los datos de
hospitalización por las enfermedades cerebrovasculares (ECV) en el año 2010, el último para el que
se disponían datos en el momento de realizar el análisis.
Los 101.075 pacientes ingresados en 2010 por una ECV en los hospitales del SNS permanecieron de
media en el hospital 10,45 días. Sin embargo, por grupos de edad, la estancia media más elevada
para el conjunto de ECV correspondió al grupo de 15 a 44 años (26,09 días).
En el ictus la estancia media más elevada para el conjunto de ictus agudo correspondió al grupo de
15 a 44 años (32,51 días), seguida del grupo de 46 a 64 años (28,64 días). En relación con los costes
medios, se obtuvo, que para cada paciente de ECV fue de 6.123 euros por alta. (24)
La mayor estancia hospitalaria en los jóvenes puede ser debido a que en este tipo de pacientes la
causa de su ECV no es una causa evidente o común (aterotrombótico, cardioembólico o vascular
especifica), por lo que requiere la realización de un estudio exhaustivo para poder determinar la
causa especifica subyacente que permita realizar un tratamiento de prevención secundario adecuado.
Esto conlleva a más tiempo y pruebas hospitalarias lo que incrementaría el coste de esta partida.
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Papel del farmacéutico en la prevención del ictus.
La Atención farmacéutica es la participación activa del farmacéutico para la asistencia al paciente en
la dispensación y seguimiento de un tratamiento farmacoterapéutico, cooperando así con el médico y
otros profesionales sanitarios a fin de conseguir resultados que mejoren la calidad de vida del
paciente. También conlleva la implicación del farmacéutico en actividades que proporcionen buena
salud y prevengan las enfermedades. (25)
El farmacéutico asistencial, tanto a nivel hospitalario como comunitario, tiene un papel muy
relevante en la prevención primaria y secundaria de los principales factores de riesgo, en la detección
de síntomas sugerentes de un ictus y en el seguimiento farmacoterapéutico de los pacientes que lo
han padecido.
Las medidas prácticas más eficientes para la prevención del ictus consisten en controlar la
hipertensión, la diabetes, la obesidad y los niveles lipídicos, para lo cual el farmacéutico puede
prestar, especialmente en el ámbito ambulatorio un servicio personalizado en la detección y remisión
a los servicios médicos correspondientes para su control. El abandono del tabaquismo y la
moderación en el consumo de bebidas alcohólicas o su abstinencia completa cuando coexistan varios
factores de riesgo, son también medidas que deben ser informadas y facilitadas desde la farmacia,
insistiendo en la importancia de realizar actividad física moderada de forma frecuente y llevar una
alimentación sana y variada, en la que la dieta mediterránea es un modelo idóneo, controlando el
exceso de peso.
En cuanto a la fibrilación auricular, es el factor etiológico de la mitad de los ictus isquémicos de
origen cardioembólico y en España tiene una prevalencia elevada, 4,4%, en la población general
mayor de 40 años.
En Barcelona, se lleva a cabo un programa de “Detección de pulso irregular” a nivel comunitario que
permitió realizar controles a 4.729 personas a lo largo de 40 días y se detectó que un 5,9% de ellos
presentó un pulso irregular y fue derivado a los servicios médicos. Se trata de un cribaje coste-
efectivo a la hora de reducir las consecuencias potenciales de la fibrilación auricular y que pone de
manifiesto la relevancia del manifiesto como agente sanitario en la detección precoz de un problema
de salud. (26)
En abril de 2017, el presidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, Jesús Aguilar, y el
presidente de la asociación de pacientes Freno al Ictus, Julio Agredano, han firmado un convenio
marco de colaboración con el objetivo de promover acciones de información, sensibilización,
concienciación y formación dirigidas a los farmacéuticos y a la población para mejorar la prevención
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del Ictus y la actuación temprana para saber detectarlo, así como la promoción de la salud y la
mejora de la calidad de vida de afectados de daño cerebral adquirido (DCA) y familiares. (27)
Conclusión El ictus es la segunda causa de muerte en España y la primera en mujeres. Además, es la primera
causa de discapacidad en adultos.
A nivel mundial se ha producido un aumento alarmante del 25% en el número de casos de ictus entre
las personas de 20 a 64 años en los últimos 20 años, representando en este grupo el 31% del número
total de accidentes cerebrovasculares, en comparación con el 25% de antes de 1990, según concluye
un análisis integral y comparable de la carga regional y por países del ictus entre 1990 y 2010. (29)
En España el incremento de ACV en adultos jóvenes ha pasado de un 9,4% a un 13,3% según el
último estudio enfocado a esta población, con respecto al anterior estudio a nivel nacional realizado
en la población en general. (28)
La falsa creencia de que el ictus sólo afecta a mayores hace que cuando se presentan los síntomas de
alarma, no sean reconocidos por el paciente ni los familiares. Su aparición a estas edades se
relaciona, en un 60% de las ocasiones, con hábitos de vida como la dieta, el consumo de alcohol o
tabaco e incluso el estrés. (29)
Las consecuencias de un ictus en una persona joven en edad laboral son mucho mayores que en una
persona anciana, ya que cualquier mínima secuela va a condicionar su vida futura, pero también la de
su familia. Y al final si el paciente no puede volver a trabajar los costes sociales acabarán
repercutiendo en la sociedad dada la gran cantidad de años de vida que le quedarán por delante no
siendo productivo. (30)
El control de los factores de riesgo es muy efectivo en la prevención del ictus, en especial el control
de la HTA y la corrección de los hábitos de vida, en los que puede intervenir en la difusión la
farmacia comunitaria.
También es imprescindible concienciar a toda la población del conocimiento de los signos y
síntomas de alarma y de que, si se produce, la información que se transmite a emergencias debe ser
muy clara para activar lo antes posible el “código ictus” ya que, si un paciente que sufre un ictus es
atendido por un neurólogo en las primeras horas, la probabilidad de fallecer o quedar con una
discapacidad se reduce a la mitad.
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