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Tema 8
Nuevos retos educativos: bulling, mobbing escolar y
ciberbullying
Familia, Educación y Centro Educativo
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Índice
Esquema 3
Ideas clave 4
8.1. Presentación y objetivos 4
8.2. Violencia escolar: bullying, mobbing y
ciberbullying 5
8.3. Protocolos, modelos y programas de actuación
en el contexto escolar 23
8.4. Pautas de intervención en el ámbito familiar 31
A fondo 35
Test 42
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Tema 8. Esquema 3
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Esquema
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Tema 8. Ideas Clave 4
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Ideas clave
8.1. Presentación y objetivos
Cada vez es más frecuente encontrar en prensa noticias relacionadas con
compañeros que hostigan y humillan a otros niños, agresiones físicas, insultos, etc.
Noticias que hace unos años no eran de interés porque se consideraban «cosas de
niños», actuaciones normales o, directamente, exageraciones por parte de la víctima.
Además, en la sociedad de la información y el conocimiento aparecen nuevas formas
de acoso, exclusivas del ámbito digital y cuya gravedad y alcance suelen ser
superiores a los daños derivados del acoso tradicional.
A lo largo de las próximas páginas detallaremos en qué consiste la violencia escolar,
cuáles son las causas que parecen provocarlo y los diferentes patrones de
personalidad que desarrollan acosadores y víctimas.
Nos detendremos a caracterizar el bullying, mobbing y ciberbullying el ámbito
escolar, desde un abordaje interdisciplinario.
De la misma forma, se formulan los objetivos que se pretenden conseguir en este
tema:
Conceptualizar el término violencia y sus principales manifestaciones en el ámbito
escolar: bullying, mobbing escolar y ciberbullying.
Conoceremos cuáles son los protocolos de actuación en los centros educativos y
qué medidas preventivas de éxito se están ejecutando.
Explicaremos pautas y estrategias de intervención con las familias.
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8.2. Violencia escolar: bullying, mobbing y
ciberbullying
En las últimas décadas el término violencia se ha extrapolado al ámbito educativo
para describir diferentes fenómenos que suceden en el centro escolar.
Siguiendo a Díaz-Aguado, actualmente se ha incrementado la toma de conciencia
respecto a un problema que es tan viejo y generalizado como la propia escuela
tradicional: el acoso entre iguales.
Esta toma de conciencia ha llevado a que, en el campo de la investigación educativa,
proliferen los estudios sobre este tema y se diseñen programas validados para evitar
la violencia e instaurar una cultura de paz en los centros educativos.
Partiremos, en primer lugar, aportando algunas definiciones sobre el concepto
violencia, para posteriormente, adentrarnos en términos más concretos a cerca de
las formas en la que se manifiesta esta violencia en el ámbito educativo.
En el apartado A fondo puedes ampliar información con el artículo «Por qué se produce
la violencia escolar y cómo prevenirla».
Así pues, la cultura de la paz concibe la violencia como «la actitud o comportamiento
que constituye una violación o una privación al ser humano de una cosa que le es
esencial como persona, integridad física, psíquica o moral, derechos, libertades,
etc.». (Asociación pro Derechos Humanos, 2000).
Por su parte, la definición que propone la Organización Mundial de la Salud (OMS)
para el término violencia es la siguiente:
«el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho, o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo de comunidad, que cause o tenga muchas
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probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones». (OMS, 2002).
Desde este marco general, también es importante diferenciar que la violencia puede
ser ejercida por una persona (agresora, ladrona, etc.), una institución (una cárcel, una
fábrica, una escuela, etc.), o una situación estructural (explotación laboral, injusticia
social, etnocentrismo cultural, etc.).
La clasificación aportada por la OMS divide la violencia en tres categorías generales,
a partir de quién comete el acto:
Figura 1. Clasificación de violencia según la OMS.
Fuente: elaboración propia.
A la hora de explicar y de comprender la naturaleza de la violencia, el informe de la
OMS plantea un enfoque o modelo ecológico que explora la relación entre los
factores individuales y contextuales y considera la violencia como producto de
muchos niveles de influencia sobre el comportamiento. Entre esos niveles de
influencia que desencadenan la violencia destacan (OMS, 2002):
El nivel individual que pretende identificar los factores biológicos y de la historia
particular que influyen en el comportamiento de una persona.
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El nivel de las relaciones sociales (amigos, pareja, miembros de la familia), que
aumentan el riesgo de convertirse en víctimas o en agresores.
El nivel de la colectividad que examina los contextos de la comunidad en los que
se inscriben las relaciones sociales, tales como la escuela, el lugar de trabajo y el
vecindario y que busca identificar las características de esos ámbitos que se
asocian con ser víctimas o agresores.
El nivel social que examina los factores sociales que con mayor frecuencia
determinan las tasas de violencia. En este nivel, se tienen en cuenta elementos
como los que crean un clima de aceptación de la violencia, los que reducen las
inhibiciones contra esta, y los que crean y mantienen las brechas entre los
distintos segmentos de la sociedad, o que generan tensiones entre diferentes
grupos o países, destacando:
• Normas culturales que apoyan la violencia como una manera aceptable de
resolver los conflictos.
• Actitudes que consideran el suicidio como una opción personal, más que como
un acto de violencia evitable.
• Normas que asignan prioridad a la patria potestad por encima de cualquier otra
apreciación sobre los hijos.
• Normas que refuerzan el dominio masculino sobre las mujeres y sobre los
niños.
• Normas que respaldan el uso excesivo de la fuerza policial contra los
ciudadanos.
• Normas que apoyan los conflictos políticos.
• Políticas sanitarias, educativas, económicas y sociales que mantienen altos
niveles de desigualdad económica o social entre distintos grupos, sobre todo
teniendo en cuenta los efectos de la globalización.
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Avanzando hacia el terreno educativo, para autores como Cava, Musitu y Murgui «la
violencia escolar constituye un tipo de conducta transgresora que tiene lugar en
escuelas e institutos» (2006).
Dichas autoras continúan afirmando que estos actos violentos van desde actos
delictivos leves (como la rotura de cristales o las pintadas) hasta patrones de
comportamiento más graves y relacionados con la agresión física y verbal a
profesores y compañeros.
Actitudes violentas: origen, agresores, víctimas y espectadores
A continuación, ahondaremos en algunas de las causas y características que están
sirviendo como base para estudiar las causas de las conductas violentas siendo para
ello importante, en primer lugar, diferenciar agresividad y violencia.
Así pues, Valzelli (1983) define la agresividad como un componente de la conducta
adaptativa que se expresa para satisfacer necesidades vitales o para superar
cualquier amenaza a la integridad física.
Desde un punto de vista psicobiológico, la agresividad está orientada a la
conservación del individuo, ayudando a la supervivencia de la especie.
Sin embargo, el término violencia se aplicaría a formas de agresión en las que el valor
adaptativo no orienta la conducta reflejando una disfunción de los mecanismos
neurales relacionados con la expresión y control de la conducta agresiva en tanto que
su objetivo es el daño extremo. La agresión impulsiva, manifestada en el acto
violento, es generalmente una respuesta inmediata a un estímulo del
medioambiente.
Para Stahl (2014) este tipo de respuesta puede reflejar «una hipersensibilidad
emocional y una percepción exagerada de las amenazas, lo que puede ir ligado a un
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desequilibrio entre los controles inhibidores, corteza prefrontal e impulsos límbicos,
amígdala».
En este sentido, la investigación evidencia que la amígdala está implicada en este tipo
de conductas. Así pues, la amígdala se relaciona con un conjunto de procesos
complejos como son la cognición social, la regulación de la emoción, el
procesamiento de la recompensa y la memoria emocional; también con la detección
de las amenazas procedentes del medio ambiente visual o auditivo, así como la
excitación de respuestas de lucha o huida a través de sus conexiones con estructuras
del tronco del encéfalo. Personas con lesión en la amígdala muestran dificultades en
reconocer las señales faciales de malestar y, de igual modo, para generar respuestas
de miedo condicionadas (Adolphs, 2013).
Figura 2. Partes del cerebro implicadas en la violencia
Fuente: https://www.tendencias21.net/Descubiertas-las-bases-neurologicas-de-la-agresion-
humana_a1906.html
Así pues, los hallazgos en el campo de la neurociencia nos informan cómo la conducta
violenta se refleja en nuestro mapa cerebral, sin embargo, es importante destacar
que existen ambientes en los que nos desarrollamos, sobre todo en períodos críticos
de nuestra vida: infancia y adolescencia, que van diseñando en los sujetos esa
predisposición a la violencia.
Es evidente que el contexto familiar tendrá en muchas ocasiones la respuesta al por
qué de la conducta violenta de los menores.
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Para Díaz-Aguado (2004) destacarían los siguientes factores en las relaciones
familiares como razón explicativa de la conducta acosadora:
Factores en las relaciones familiares como razón explicativa de la conducta acosadora
Situación social negativa (aunque sí tienen algunos amigos que les siguen en su
conducta violenta)
Tendencia muy acusada a abusar de su fuerza
Impulsivos, con escasas habilidades sociales
Baja tolerancia a la frustración
Dificultades para cumplir las normas
Relaciones negativas con los adultos
Bajo rendimiento
Escasa autocrítica
Tabla 1. Factores en las relaciones familiares como razón explicativa de la conducta acosadora.
Entre los antecedentes familiares más destacados, Díaz-Aguado (2006) señala los
siguientes:
Antecedentes
familiares
Ausencia de una relación afectiva cálida y segura por parte de
los padres, sobre todo de la madre.
Actitudes negativas o escasa disponibilidad por parte de la
madre para atender al niño.
Dificultades para enseñar a respetar límites, así como
permisividad ante conductas antisociales.
Empleo frecuente de métodos autoritarios y coercitivos usando
en muchos casos el castigo corporal.
Tabla 2. Antecedentes familiares como razón explicativa de la conducta acosadora.
Fuente: elaboración propia.
En este sentido hablaríamos de que un componente genético pero una gran
influencia epigenética, irá condicionando el modelado de nuestra fisiología y
emociones para el desarrollo de conductas violentas.
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A continuación, definiremos qué características suelen presentar los agresores y las
víctimas como emisores o receptores de la violencia.
Comenzaremos por el definir el perfil del acosador. (Gómez et al., 2007):
Características personales de los agresores
Temperamento agresivo e impulsivo
Hiperactividad, conductas disruptivas en clase, menor sensibilidad, menor CI
Más asertivo, se sienten a gusto con las agresiones fácilmente provocables
Puntuaciones altas en escalas de psicotismo
Baja autoimagen
Peor conducta y aceptación social
Tabla 3. Características personales de los agresores.
Fuente: Gómez et al. (2007).
Además, el estudio realizado por Díaz-Aguado, Martínez y Martín (2004) afirma que
los agresores presentan los siguientes esquemas de creencias:
Están de acuerdo con las creencias que llevan a justificar la violencia y la
intolerancia en distintos tipos de relaciones, incluidas las que se producen entre
pares, manifestándose igualmente como más racistas, xenófobos y sexistas. Es
decir, que tienden a identificarse con un modelo social basado en el dominio de
los unos y en la sumisión de los otros.
Tienen dificultades para ponerse en el lugar de los demás. Su razonamiento moral
es primitivo si se compara con el de sus compañeros, siendo más frecuente entre
los agresores la identificación de la justicia con hacer a los demás lo que te hacen
a ti o con lo que crees que te hacen, orientación que puede explicar su tendencia
a vengar ofensas reales o supuestas. Comulgan con una serie de conceptos
relacionados con el acoso escolar, como los de chivato y cobarde, que utilizan para
justificarlo y para mantener la conspiración de silencio que lo perpetua.
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Están menos satisfechos que sus compañeros con su aprendizaje escolar y con las
relaciones que establecen con los profesores.
Son considerados por sus compañeros como intolerantes y arrogantes, pero al
mismo tiempo se sienten fracasados.
Su frecuencia es mayor en la adolescencia temprana (13-15 años), en los cursos
de Educación Secundaria Obligatoria, en los que se experimenta una mayor
dependencia del grupo de compañeros.
Con respecto a la neuropsicología de las víctimas, un estudio evidenció como niños
con bajo peso al nacer y prematurez condicionan déficits neurocognitivos, que a su
vez influye en la aparición de bullying (González, Guerrero y Castañon, 2017).
La influencia de las experiencias tempranas y del ambiente donde el niño se
desarrolla prenatal, postnatal y en los primeros años de vida, impactará en el
desarrollo cerebral y la activación de una parte sobre otras.
En el caso de las víctimas, de nuevo la amígdala será la encargada de asociar un
estímulo neutro con otro que genera temor, provocando un estado constante de
ansiedad, miedo, tristeza depresión.
Al respecto Gómez et al. (2007) detallan las siguientes características en la víctima:
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Características personales de las víctimas
Tímidas y apocadas
Mas introvertidas y con baja autoestima
Se perciben como menos competentes que sus compañeros
Menores habilidades sociales
Víctimas provocativas: conducta hiperreactiva y temperamento inestable
Agresor/víctima simultánea: perfil más parecido al de los agresores puros
Tabla 4. Características personales de las víctimas.
Fuente: Gómez et al., (2007).
Díaz-Aguado (2006) desarrolla los roles de víctima típica (pasiva) y víctima activa.
A continuación, se detallan las características de ambos perfiles.
Víctima pasiva Víctima activa
Aislada socialmente
Escasa asertividad y dificultades de
comunicación
Miedo a la violencia
Vulnerabilidad
Ansiedad
Inseguridad y baja autoestima
Tendencia a la auto culpabilización
o incluso negación del acoso
Aislamiento social e impopularidad (superior
a la de los agresores o víctimas pasivas)
Tendencia a actuar de forma excesiva e
impulsiva
Intervenciones con conductas no apropiadas
para la situación
Problemas de concentración (llegando
incluso a la hiperactividad)
Tendencia a reaccionar con conductas
agresivas e irritantes (provocación)
El pronóstico a largo plazo de las víctimas
activas es peor que en el caso de las pasivas
Tabla 5. Características de víctima pasiva y activa.
Fuente: elaboración propia.
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Entendiendo que el acoso escolar es un fenómeno de grupo, nos faltaría incluir a los
espectadores como parte involucrada. Los espectadores o testigos, se dividen a su
vez en 4 categorías:
Indiferentes (no intervienen).
Culpabilizados (no intervienen por miedo al agresor, pero se sienten culpables por
ello).
Amorales (justifican el poder que tiene el agresor).
Los que intervienen, ya sea animando al agresor o defendiendo a la víctima.
En el caso práctico que se plantea «Support for Grayso» se muestra la importancia de la
comunidad de apoyo y de los espectadores en la detención de conductas de acoso.
El análisis de las características psicosociales nos lleva a comprender qué factores
están tras el mantenimiento de la conducta agresiva. Actualmente se tiende a
considerar que el inicio y mantenimiento de este tipo de conductas viene definido
por las recompensas y beneficios obtenidos, ya que estas superan a los
inconvenientes que pueden llegar a producirse. Es decir, la aparición y
mantenimiento de las conductas acosadoras vendría a equivaler a una balanza, en
uno de cuyos brazos se encontrarían los inconvenientes derivados de las conductas
violentas (castigos, rechazo social, etc.) y en otro, los beneficios y recompensas (alta
autoestima, reconocimiento social, etc.).
La llamada teoría de la acción planificada (Ajzen y Fishbein, 1973) afirma que las
personas tendemos a realizar una conducta en función de los siguientes factores:
Fuerza y sentido de nuestra actitud hacia esa conducta (es decir, sería un gradiente
con un polo muy favorable hacia la conducta y otro, muy desfavorable hacia ella).
La influencia que tiene sobre nosotros la norma subjetiva (es decir, si nos dejamos
influir o no por lo que creemos que los demás esperan de nosotros).
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Control externo de la conducta (sistema de recompensas o castigos).
Además, el desarrollo de una conducta en concreto, está condicionada por las
experiencias previas ya que nuestra tendencia espontánea es a poner en marcha
patrones de conducta previamente usados en situaciones similares.
Para el agresor, las recompensas derivadas de la realización de las conductas
agresivas son las siguientes:
Figura 3. Recompensa de la conducta agresiva.
Fuente: elaboración propia.
Una vez aclarado el término violencia y tras analizar las características de agresores
víctimas y espectadores, pasaremos a definir la violencia escolar categorizada en las
tres principales formas que encontramos en la actualidad. Nos estamos refiriendo al
bullying, mobbing escolar y ciberbulling.
Concepto bullying
El término «bullying» es un anglicismo derivado del término «bully» matón o «to
bully» acosar. Por lo tanto, el bullying consiste en poner en marcha actitudes
amenazantes e intimidatorias hacia otras personas consideradas más débiles por el
acosador.
Tal y como indican Elipe, Ortega-Ruiz, Hunter y del Rey (2012): «El acoso escolar es
un tipo de violencia escolar entre iguales caracterizado por agresiones repetidas
injustificadas de uno o varios estudiantes hacia otro con la intención de hacerle daño,
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pudiendo ser estas de naturaleza verbal, física, psicológica e incluso de exclusión
social»
Por su parte, Díaz-Aguado (2005) considera el bullying como «una forma de violencia
entre iguales». Para este autor, el bullying presenta las siguientes características:
Presencia de conductas variadas tales como burlas, amenazas, intimidaciones, agresiones
físicas, aislamiento sistemático, insultos.
Problemas que se repiten y prolongan en el tiempo
Abuso de poder de un matón apoyado por el grupo hacia una víctima que no tiene forma
de escapar de la situación
Se mantienen por la pasividad o ignorancia de los que rodean a la víctima
Tabla 6. Características del bullying para Díaz-Aguado.
Fuente: Díaz-Aguado, (2005).
Por último, citaremos a Ortega y Mora-Merchán (2000), quienes consideran el acoso
escolar como «una situación social en la que uno o varios escolares toman como
objeto de su actuación injustamente agresiva a otro compañero y lo someten, por
tiempo prolongado, a agresiones físicas, burlas, hostigamiento, amenaza, aislamiento
social o exclusión social aprovechándose de su inseguridad, miedo o dificultades
personales para pedir ayuda o defenderse».
Al respecto de cómo identificar el bullying en los centros escolares, Oñate y Piñuel
(2006) proponen tres estrategias diagnósticas:
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Criterios diagnósticos del bullying
La existencia de una o más conductas de hostigamiento intencionadamente reconocidas
como tales.
Conducta no incidental, sino sistemática en el entorno escolar.
Duración en el tiempo, con afectación significativa en las áreas académica, afectiva,
emocional y familiar
Tabla 7. Criterios diagnósticos del bullying.
Fuente: Oñate y Piñuel, 2006
El acoso escolar es un factor multicausal, en el cual están implicados varios factores.
Es decir, no existe una única razón explicativa que justifique la puesta en marcha de
conductas de acoso. En aparente igualdad de condiciones, algunas personas se
convertirán en acosadores, mientras que otras no llevarán a cabo tales conductas.
El análisis cuidadoso de los diversos factores, así como de las interacciones entre
ellos, nos darán las claves para comprender el porqué de la aparición de la conducta
de acoso.
Concepto ciberbullying
Aunque en el lenguaje cotidiano los términos ciberacoso y ciberbullying son
considerados sinónimos, el lenguaje técnico los diferencia claramente.
Así, tal y como indican Salmerón, Campillo i López y Casas (2013), el ciberacoso hace
referencia a una «situación en la que un sujeto recibe agresiones de forma reiterada
de otros a través de soportes electrónicos móviles o virtuales, con la finalidad de
socavar su autoestima y dignidad personal y dañar su estatus social, provocándole
victimización psicológica, estrés emocional y rechazo social».
Las conductas que pueden ser empleadas por el ciberacosador son variadas:
amenazas, insultos, ridiculizaciones, extorsiones, robos de contraseñas,
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suplantaciones de identidad, vacío social, etc. Los métodos a través de los cuales se
produce el acoso son variados: mensajes de voz o texto, fotografías, vídeos.
El ciberbullying, por su parte, requiere que «únicamente estén implicados menores en el
entorno de las TIC» (Salmerón, Campillo i López y Casas, 2013).
Cervera (2009), a su vez, define el ciberbullying como «el acoso (que) tiene lugar cuando
una persona, de forma intencionada y repetida, ejerce su poder o presión sobre otra con
ayuda de medios electrónicos y de forma maliciosa, con comportamientos agresivos,
tales como insultar, molestar, el abuso verbal, las amenazas, humillaciones, etc.».
Las características diagnósticas del ciberbullying son las siguientes:
Características del ciberbullying
Situación de acoso prolongado en el tiempo
Suele existir contacto o relación previa en el mundo físico
No siempre existe intención de hacer daño (al menos al inicio del proceso)
Puede estar o no ligado a un acoso en la vida real
Uso de las TIC
Tabla 8. Características del ciberbullying.
Fuente: elaboración propia.
El ciberbullying no es un fenómeno unitario, sino que pueden identificarse varios
tipos de acoso, todos ellos constitutivos de ser considerados como ciberbullying:
Hostigamiento
Envío de imágenes o vídeos denigrantes, humillación de compañeros de juegos
online, seguimiento a través de redes sociales.
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Exclusión
Uso de entornos públicos para acosar repetidamente, realizar comentarios
despectivos, difusión de rumores difamatorios, denegación de acceso a foros, chats.
Manipulación
Uso de la información disponible en la web para su difusión no adecuada, acceso a
contraseñas para realizar acciones lesivas en su nombre.
Entre las principales conductas consideradas como constitutivas de ciberacoso
podríamos destacar las siguientes (Avilés et al., 2012):
Envío repetido de mensajes ofensivos e insultantes hacia un determinado
individuo.
Luchas online a través de mensajes electrónicos (chat, mensajería instantánea vía
móvil, SMS, redes sociales...) con un lenguaje enfadado y soez.
Envío de mensajes que incluyen amenazas de daños y que son altamente
intimidatorios. Además, se acompañan de otras actividades (acecho, seguimiento)
en la Red que hacen que la persona tema por su propia seguridad.
Enviar o propagar cotilleos crueles o rumores sobre alguien que dañan su
reputación o la dañan ante sus amigos.
Pretender ser alguien que no se es y enviar o difundir materiales e informaciones
online que dejan mal a la persona en cuestión, la ponen en riesgo o causan daño a
su reputación ante sus conocidos o amigos.
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Compartir online información secreta o embarazosa de alguien. Engañar a alguien
para que revele información secreta o embarazosa que después se comparte
online. Publicación de datos personales...
Excluir intencionalmente a alguien de un grupo online, como una lista de amigos.
Enviar programas basura: Virus, suscripción a listas de pornografía, colapsar el
buzón del acosado...
Grabar y colgar en Internet vídeos de peleas y asaltos a personas a quienes se
agrede y que después quedan expuestos a todos.
Por otro lado, existen dos términos en el contexto del ciberacoso que debemos
conocer: grooming y sextorsión. En la Guía de actuación contra el ciberacoso (Avilés
et al., 2012), se define el grooming como:
«el acoso o acercamiento a un menor ejercido por un adulto con fines sexuales. Concretamente, se refiere a acciones realizadas deliberadamente para establecer una relación y un control emocional sobre un niño con el fin de preparar el terreno para el abuso sexual del menor, incluyéndose en este desde el contacto físico hasta las relaciones virtuales y la obtención de pornografía infantil».
El grooming se caracteriza por:
Contacto y acercamiento
El acosador contacta con el menor fingiendo ser otro menor con gustos similares.
Puede hacerlo con fotografías del supuesto menor obtenidas en Internet, con el fin
último de ganarse la confianza de la víctima.
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Sexo virtual
Tras alcanzar la amistad, el acosador puede conseguir que el menor le envíe
fotografías o vídeos de contenido sexual.
Ciberacoso
Tras obtener el material comprometido, el acosador amenaza con su difusión entre
conocidos y redes sociales si el menor no accede a proporcionarle nuevos contenidos.
Abusos y agresiones sexuales
Ante las amenazas, el menor puede acceder a las exigencias del acosador, pudiendo
llegar al contacto físico y a mantener relaciones sexuales.
La llamada sextorsión es una forma de acoso en la cual se difunde a través de las
redes sociales una imagen de contenido explícito obtenida de forma no coercitiva a
través del llamado sexting (compartir imágenes explícitas con amigos o parejas).
Sin embargo, presenta ciertas diferencias con el grooming que deben ser destacadas:
La sextorsión puede afectar tanto a menores como adultos.
El material explícito no es obtenido inicialmente mediante extorsión, sino que es
la propia víctima quien lo comparte de forma voluntaria.
En el apartado A fondo, puedes ampliar información sobre este tipo de acoso, a partir
del caso real de Amanda Tood quien terminó suicidándose víctima del ciberbullying y la
sextorsión.
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Concepto de mobbing escolar
Oñate y Piñuel (2006) consideran que el bullying tan solo hace referencia al maltrato
físico. Estos autores consideran preferible emplear el término mobbing para definir
las conductas de acoso y hostigamiento presentes no solo en el ámbito laboral, sino
también en el escolar.
En este contexto, el mobbing o acoso sería «un continuado y deliberado maltrato
verbal y moral que recibe un niño por parte de otro u otros, que se comportan con él
cruelmente con el objeto de someterlo, apocarlo, asustarlo, amenazarlo y que
atentan contra la dignidad del niño».
Por último, para cerrar este apartado, presentamos la siguiente tabla con las
principales similitudes y diferencias existentes entre el bullying y el ciberbullying:
Diferencias y similitudes bullying tradicional vs ciberbullying
Similitudes Diferencias
Intencionalidad
Desequilibrio de poder entre
víctima y agresor
Miedo a la violencia
Acciones recurrentes
Roles que participan en el acoso
Sensación de anonimato
Desinhibición virtual
Audiencia agrandada
Víctimas: mayor confusión y sufrimiento por más
tiempo de exposición y audiencia
Acosador «sin perfiles»
Tabla 9. Diferencias y similitudes bullying tradicional y ciberbullying.
Fuente: elaboración propia, basado en Salmerón, Campillo i López y Casas, (2013).
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8.3. Protocolos, modelos y programas de
actuación en el contexto escolar
Estrategias y programas de prevención de la violencia
Tal como hemos visto en puntos anteriores, la existencia de un clima violento en sus
diversas formas dentro del aula y de pautas de conducta no adecuadas, puede
desencadenar y mantener las conductas agresivas y de acoso.
En el apartado A fondo, puedes ampliar información con el artículo «Análisis de los
factores influyentes en un ambiente escolar con violencia y dificultades de convivencia».
Además, puedes acceder a la web «Convivencia escolar», de la Junta de Andalucía.
Algunos autores consideran que la educación en valores a través del aprendizaje
cooperativo puede impedir el desarrollo de conductas de acoso.
En este epígrafe, repasaremos en primer lugar, estrategias de carácter educativo
diseñadas para evitar la aparición de las conductas agresivas.
Tras estas estrategias educativas, pasaremos a desarrollar ejemplos de protocolos de
actuación diseñados desde las instituciones para hacer frente al bullying una vez ha
hecho acto de presencia en el aula.
Cada comunidad autónoma posee sus protocolos de actuación propios, en los cuales
se detallan los pasos a seguir ante la detección del acoso.
Díaz-Aguado (2003) defiende el papel del llamado aprendizaje cooperativo como
factor de protección frente al acoso. La autora reflexiona acerca de cuáles pueden
ser los motivos que están tras las conductas agresivas, para, posteriormente,
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proponer estrategias de actuación basadas en el fomento del aprendizaje
cooperativo específicas según el grupo de edad.
En el apartado A fondo, puedes ampliar información con el artículo «Aprendizaje
cooperativo y prevención de la violencia».
En dicho trabajo, la autora afirma que la superación del clima agresivo en el aula pasa
por fomentar los siguientes aspectos:
Adaptar la educación a los actuales cambios sociales, desarrollando la
colaboración a múltiples niveles.
Mejorar la calidad del vínculo educativo y desarrollar el empowerment.
Desarrollar alternativas a la violencia en los contextos y en los individuos.
Romper la conspiración de silencio sobre la violencia escolar e insertar su
tratamiento en un contexto normalizado, orientado a mejorar la convivencia.
Enseñar a condenar toda forma de violencia, favoreciendo una representación que
ayude a combatirla.
Favorecer la identificación con el respeto a los derechos humanos.
Incluir actividades específicamente dirigidas a prevenir la victimización dentro de
los programas de prevención de la violencia.
Prevenir la intolerancia y el sexismo.
Educar en la ciudadanía democrática, mejorando la coherencia entre los valores
que se pretenden enseñar y la práctica educativa.
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Poner a disposición del profesorado los medios que permitan adaptar la escuela a
una situación nueva.
El llamado «currículum de la no-violencia» (Díaz-Aguado, 2004) es un programa
compuesto por dieciséis actividades a través de las cuales se promueve la educación
en valores.
A continuación, se detallan las actividades que lo componen:
Democracia es igualdad
Activación de esquemas previos y de habilidades básicas de comunicación a partir
de un spot.
Discusión sobre distintos tipos de discriminación, enfatizando la conexión con la
vida cotidiana y con las discriminaciones que se producen en la escuela.
La construcción de los derechos humanos como base de la convivencia
Elaboración de una declaración sobre los derechos humanos.
Comparación con la declaración elaborada en 1948.
Discusión sobre las violaciones de los derechos humanos en la vida cotidiana.
Favorecer una representación general de la violencia que ayude a combatirla
Discusión sobre la naturaleza de la violencia a partir del vídeo Odio y destrucción.
Discusión sobre acoso y victimización.
Racismo y xenofobia como ampliación del bloque A
Aprendiendo a detectar el racismo.
¡Qué mala memoria tenemos!
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Sexismo y violencia de género
Detección del sexismo y generación de alternativas.
Discusión sobre la violencia de género a partir del vídeo Hogar, triste hogar.
Elaboración de un mensaje para prevenir o para detener la violencia de género.
Violencia entre iguales en la escuela y en el ocio.
Detección de las distorsiones que contribuyen a la violencia en general.
Detección de las distorsiones que contribuyen a la violencia entre adolescentes.
Discusión sobre estrategias para prevenir o para detener la violencia en el ocio.
Elaboración de un decálogo para erradicar la violencia desde las relaciones que se
establecen en la escuela.
Sesión de discusión final sobre la integración de los temas tratados con anterioridad
en la propia identidad
Protocolos de actuación ante casos de bullying o ciberbullying
Si las estrategias preventivas no han resultado eficaces y se detecta la existencia de
una situación de acoso en el aula, la opción de intervención correcta pasa por la
aplicación del protocolo vigente en la comunidad autónoma en la que se ubique el
centro escolar. En las páginas web de las correspondientes consejerías de educación,
se suelen encontrar para descargar listados de los diferentes materiales y protocolos
de referencia ante casos de acoso.
A continuación, detallaremos, como referencia, el protocolo de actuación fijado por
la Consejería de Educación de la Comunidad Autónoma de Madrid, siendo
conscientes de que el resto de protocolos son muy semejantes a este.
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Tabla 10. Protocolo de intervención ante sospecha de bullying.
Fuente: elaboración propia.
En el siguiente gráfico se detallan los pasos a seguir por parte del centro educativo
una vez se sospeche de la existencia de un caso de ciberbullying dentro de sus aulas:
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Figura 4. Ciberbulling. Pasos centro educativo
Fuente: elaboración propia, basado en Luengo, (2014).
A continuación, desarrollaremos cada uno de estos puntos.
Detección y obtención de la información preliminar
Cualquier miembro de la comunidad educativa que tenga indicios y pruebas
razonables debe comunicar sus sospechas a algún profesor, de preferencia
orientador, tutor o miembro de la dirección, respetando la confidencialidad
necesaria. En cualquier caso:
El equipo directivo siempre debe ser informado.
El equipo debe analizar la información con la mayor rapidez posible, en
colaboración con el tutor del curso, del orientador y en su caso, del inspector del
centro.
Se determinarán los alumnos implicados, así como sus antecedentes y posibles
relaciones que existan en espacios comunes, aulas...
Valoración de la posibilidad de realizar entrevistas con la supuesta víctima, así
como otras a realizar con familiares, compañeros, profesores...
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Valoración, investigación y primeras propuestas
Análisis y valoración de la información por parte del equipo directivo de la
información obtenida en la fase anterior.
Si existen evidencias de ciberbullying, además de seguir recabando información,
se intervendrá con carácter prioritario para detener el acoso.
Investigación
Las actuaciones a llevar a cabo serán las siguientes:
Entrevistas:
• Con la víctima.
• Con el posible agresor o agresores.
• Con la familia del alumno víctima.
• Entrevista con la familia del agresor o agresores.
• Con compañeros que puedan conocer la situación.
• Con los profesores de los alumnos afectados o implicados.
Informe
Constará de los siguientes apartados:
• Naturaleza, intensidad y gravedad de los hechos.
• Alumnos implicados y afectados.
• Duración de la situación.
• Efectos producidos.
• Conocimiento de la situación por compañeros.
• Características de los medios y dispositivos utilizados.
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Conclusiones
Pueden ser enviadas a la comisión de convivencia del centro y en su caso, a la
inspección educativa.
Solicitud de asesoramiento
Si es necesario, se puede solicitar ayuda a servicios externos al centro como pueden
ser: agencia española de protección de datos, agentes tutores de la Policía Local,
Servicios Sociales o Unidades de Investigación Tecnológica o Delitos Telemáticos de
las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil).
Evaluación y seguimiento del plan
Deberán tenerse en cuenta los siguientes aspectos:
• Características y naturaleza de las acciones analizadas y de los medios y
dispositivos tecnológicos utilizados en la comisión de los hechos.
• Naturaleza y expansividad de la posible difusión de las acciones.
• Facilidad / dificultad para detener el ciberbullying.
• Tiempo y exposición de la víctima al ciberbullying.
• Edad y características psicológicas de esta y de los presuntos agresores.
• Repercusión e impacto en la víctima.
Si se confirma la existencia de ciberbullying, podrán adoptarse medidas cautelares
como las recogidas en el artículo 11 de la Ley 2/2010, de 15 de junio, de Autoridad
del Profesor.
Para poner en marcha estas medidas deben ser informados los tutores, orientador y
Comisión de Convivencia, así como la inspección educativa, si fuese necesario.
Además, se informará a los padres o representantes legales de los alumnos. Si fuese
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necesario, se adoptarían medidas urgentes de atención y apoyo al alumno víctima
del maltrato.
Por último, en determinadas circunstancias, se valorará la necesidad de informar al
Ministerio Fiscal o a las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado.
8.4. Pautas de intervención en el ámbito familiar
Entre los derechos y responsabilidades de las familias frente a las diversas situaciones
expuestas de violencia escolar destacan los siguientes (Merayo, 2013):
Tienen el derecho y la responsabilidad de asegurar que a su hijo o hija se le trate
bien el colegio.
Tienen el derecho de ser informados de la asistencia de su hijo, de su
comportamiento y del progreso en la escuela.
Tienen el derecho de examinar todos los expedientes de su hijo.
Tienen derecho a la información sobre ayudas que pueden beneficiar a su hijo.
Tienen derecho a pertenecer al Consejo Escolar.
Tienen derecho a constituir y formar parte del AMPA del centro.
La intervención centrada en el ámbito familiar debe incidir en la importancia de
mantener un clima afectivo cordial dentro del seno familiar, favoreciendo que el niño
o adolescente tenga la confianza suficiente para comunicar a sus padres si es víctima
de acoso por parte de sus compañeros.
Además, son muy adecuados los programas formativos destinados a mostrar a los
padres qué síntomas pueden ser señales de alarma que hagan sospechar del acoso.
La detección temprana de estos síntomas (muchas veces sutiles o negados por el
menor) es vital, ya que se evita la cronificación del evento aversivo. Las escuelas de
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padres pueden ser el vehículo formativo más adecuado para llevar a cabo este tipo
de actuación, así como charlas informales dentro del programa de tutorías.
Por último, en ocasiones se hace imprescindible acudir a terapia familiar, una vez la
situación se ha cronificado o bien presenta un alcance y gravedad que hagan
recomendable la ayuda de un terapeuta especialista. En este caso, terapias cognitivo-
conductuales o sistémicas pueden ser especialmente útiles, dotando a los padres de
las herramientas necesarias para afrontar el acoso, ayudando, de paso, a sus hijos a
superarlo.
Con respecto al ciberbullying, es habitual que los padres subestimen la frecuencia con
la que sus hijos pueden ser víctimas de situaciones de acoso a través de la red en
cualquiera de sus variedades.
Debido a esta circunstancia, se hace especialmente importante el trabajo a nivel
familiar, con el fin de concienciar a las familias tanto de la frecuencia y gravedad del
ciberacoso, como de las consecuencias que de él se derivan y de cómo pueden llegar
a intervenir para prevenir su aparición y frenar su desarrollo.
Aparte de los daños ya citados que pueden sufrir las víctimas de acoso, a nivel familiar
el ciberacoso puede provocar problemas de comunicación y de relación, así como
posibles chantajes a los padres de la víctima, tendentes a perpetuar la agresión.
Existen ciertos aspectos a tener en cuenta en relación a las familias y su
afrontamiento del ciberacoso, y que pueden actuar como factores protectores a nivel
familiar tanto para la prevención del rol de víctima como de agresor. Estos factores
serían:
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Factores protectores familiares
Niveles adecuados de comunicación intrafamiliar
Educación en sensibilidad
Conciencia adecuada
Pensamiento ético y consensual
Tabla 11. Factores protectores familiares.
Fuente: elaboración propia.
Niveles adecuados de comunicación intrafamiliar
Deben estar consolidados desde el principio, no provocar su creación súbita.
Favorecen la convivencia cotidiana familiar.
Concienciación adecuada
Las familias deben tener muy presente la importancia y gravedad del ciberacoso.
Educación en sensibilidad
Las familias deben comprender el papel de la víctima, su derecho a ser respetada.
Pensamiento ético y consecuencial
Las familias deben enseñar a los niños la importancia de saber a qué tipo de
información acceden, cómo comprobar su veracidad. Además, deben educarles en el
conocimiento de las consecuencias de sus acciones.
Además, se ha comprobado la eficacia protectora de educar a las familias en la
importancia de establecer colaboraciones efectivas con los centros educativos, y no
optar por soluciones de carácter aislado o vengativo.
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En relación a la responsabilidad penal de los padres cuyos hijos realicen conductas de
acoso a través de las redes sociales, la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero,
reguladora de la responsabilidad penal de los menores establece lo siguiente en su
artículo 61.3:
«cuando el responsable de los hechos cometidos sea un menor de dieciocho años, responderán solidariamente con él de los daños y perjuicios causados sus padres, tutores, acogedores y guardadores legales o, de hecho, por este orden. Cuando estos no hubieren favorecido la conducta del menor con dolo o negligencia grave, su responsabilidad podrá ser moderada por el juez según los casos».
Es decir, los padres, en caso de responsabilidad civil, actuarán de forma solidaria
junto con sus hijos.
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A fondo
Variables de personalidad asociadas en la dinámica bullying (agresores versus
víctimas) en niños y niñas de 10 a 15 años
Cerezo, F. (2001). Variables de personalidad asociadas en la dinámica bullying (agresores
versus víctimas) en niños y niñas de 10 a 15 años. Anales de psicología, 17(1), 37-43.
El presente trabajo resume una investigación que permitió comprobar algunas
variables de personalidad y socialización asociadas a cada una de las partes de la
dinámica bullying: agresores y víctimas.
Sobre una muestra de 315 escolares de 10 a 15 años, se detectaron 36 alumnos
bullies y 17 víctimas mediante el cuestionario Bull (Cerezo y Esteban, 1994), estos
sujetos completaron el cuestionario de personalidad EPQ-J Eysenck, el de Autoestima
de Rosenberg (Adap. Cerezo, 1996) y la Batería de socialización BAS-3 de Silva y
Martorell.
Los resultados revelaron diferencias significativas: altas puntuaciones en
Psicoticismo, Sinceridad y Liderazgo en los bullies, y Autocontrol y Ansiedad/Timidez
en las víctimas, destacando el Psicoticismo como dimensión discriminante entre
ambos grupos.
Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.um.es/analesps/v17/v17_1/04-17_1.pdf
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Por qué se produce la violencia escolar y cómo prevenirla
Díaz-Aguado, M. J. (enero-abril, 2005). Por qué se produce la violencia escolar y cómo
prevenirla. Revista iberoamericana de educación, 37, 17-47.
En este artículo se analizan las condiciones de riesgo y de protección de la violencia
escolar, prestando una especial atención a la serie de estudios que la autora ha
dirigido sobre este tema con adolescentes.
Por otra parte, los resultados reflejan la especial relevancia que el modelo dominio-
sumisión tiene en los agresores, el aislamiento que caracteriza a la situación de las
víctimas, así como tres condiciones de riesgo estrechamente asociadas con el
currículum oculto de la escuela tradicional respecto a la violencia: la tendencia a
minimizarla, su pasividad, y la ausencia de un tratamiento adecuado respecto a la
diversidad existente en el alumnado.
A partir de ellos se propone desarrollar la prevención a través de innovaciones que
ayuden a redefinir la función del profesorado y su disponibilidad para ayudar, el papel
del alumno, las relaciones que se establecen entre compañeros mediante el
aprendizaje cooperativo y del currículum de la no-violencia, y la antítesis del modelo
de dominio-sumisión en el que se basa la violencia.
Las respuestas obtenidas en un programa evaluado con 783 adolescentes confirman
la eficacia y la viabilidad de dichos componentes en la prevención de la violencia entre
iguales, así como en la mejora de las relaciones con el profesorado y en las propias
del aprendizaje.
Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://rieoei.org/rie37a01.htm
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Análisis de los factores influyentes en un ambiente escolar con violencia y
dificultades de convivencia
Carpio, C., Tejero, J. M. y García, V. (2013). Análisis de los factores influyentes en un
ambiente escolar con violencia y dificultades de convivencia. Revista Española de
Orientación y Psicopedagogía, 24(3), 124-134.
En este artículo se describen qué factores favorecen la existencia de un clima violento
y problemas de convivencia en un aula de Educación Secundaria: agresiones verbales
y físicas, desprecios, desobediencia de normas y conductas disruptivas que dificultan
una convivencia en paz y el logro de objetivos de aprendizaje.
Se evalúan los factores que podrían influir en la generación y mantenimiento de
actitudes y conductas negativas. Se aplican pruebas sobre clima escolar, actitudes de
convivencia y relaciones interpersonales (profesorado entre sí, profesorado-
alumnado y alumnado entre sí), además de tener en cuenta determinados datos de
los alumnos (rendimiento escolar, hábitos de estudio, ocio, preferencias, datos de sus
familias: composición, unión conyugal, familia extensa, nivel socioeconómico,
cultural, de estudios, hábitos familiares, relación).
Los resultados apuntan a que el fracaso escolar de algunos alumnos, no compensado
desde el hogar, puede generar un oposicionismo compartido hacia todo lo escolar,
con actitudes violentas que aprenderían sobre todo de los medios de comunicación
visuales y digitales, a los que dedican gran cantidad de tiempo. Se requiere una
intervención desde el departamento de orientación que coordine a los agentes
educativos.
Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://revistas.uned.es/index.php/reop/article/download/11249/10761
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Tema 8. Test 38
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Aprendizaje cooperativo y prevención de la violencia
Díaz-Aguado, M. J. (2003). Aprendizaje cooperativo y prevención de la violencia. Revista
del Colegio de Doctores y Licenciados, 145, 35-39.
En este artículo se presentan las reflexiones y propuestas desarrolladas a partir de
una larga serie de investigaciones experimentales sobre cómo luchar contra la
exclusión y prevenir la violencia desde la escuela, abogando por una metodología
educativa basada en el aprendizaje cooperativo.
Estas investigaciones han permitido comprobar que para prevenir la violencia desde
la escuela es preciso llevar a cabo, además de actividades con contenidos
explícitamente orientados a dicho objetivo (sobre valores contrarios a la violencia,
como la igualdad, la democracia, los derechos humanos o la tolerancia...), que con
frecuencia se consideran propias de la tutoría o de determinadas materias
relacionadas con estos contenidos (Ética, Filosofía, Historia, Ciencias Sociales....),
otras innovaciones metodológicas que adecuadamente aplicadas, desde cualquier
materia, pueden ser de gran eficacia para prevenir la violencia y otros problemas
relacionados con ella.
Innovaciones que se caracterizan por incrementar el poder y el protagonismo del
alumnado en la construcción de los conocimientos y los valores, así como por
distribuirlo mejor al estructurar el trabajo en equipos heterogéneos de aprendizaje
cooperativo.
Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.deciencias.net/convivir/1.documentacion/D.cooperativo/AprendizajeA
C_Prevencion_Diaz-Aguado_8p.pdf
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Tema 8. Test 39
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13 Reasons why
Serie de televisión dura, sin censura, en la que se aborda el tema del
acoso escolar y el uso de las nuevas tecnologías para magnificar y
extender el abuso más allá de las aulas escolares (ciberbullying).
Hannah es una adolescente que un día, sin previo aviso, se suicida. Sus compañeros
de instituto comenzarán poco después a recibir cintas de cassette grabadas por la
propia Hannah antes de su muerte, en las que les detallará cuáles fueron las trece
razones que la llevaron a suicidarse.
Accede al tráiler a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=cCgKEnde3wU
Un caso real de ciberbullying y sextorsión
El caso de Amanda Todd
Amanda era una chica canadiense de quince años que se suicidó tras sufrir de forma
reiterada acoso virtual por parte de sus compañeros de instituto y de un adulto que
difundió material sensible de la propia Amanda.
Todo comenzó cuando ella, que por aquel entonces contaba con doce años, mostró
brevemente sus pechos a la webcam durante un chat en una página web. Su
interlocutor tomó fotos y comenzó a distribuirlas entre los compañeros de clase de
la chica a través de perfiles falsos de Facebook en los que se hacía pasar por un menor
de edad.
En dichos perfiles agregaba a los compañeros de Amanda con el fin de aumentar la
difusión de las imágenes. La difusión fue tal, que incluso algunos de los profesores de
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Tema 8. Test 40
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la chica recibieron en sus correos las imágenes. Finalmente, los padres de Amanda
optaron por cambiarla de instituto, aunque poco tiempo después el acoso comenzó
de nuevo, al iniciarse la distribución de las imágenes entre sus nuevos compañeros
de clase.
En este nuevo centro escolar el abuso pasó de virtual a físico, ya que un grupo de
chicos propinaron una paliza a Amanda y la dejaron inconsciente en una zanja. Tras
esta agresión, la chica intentó suicidarse por primera vez, ingiriendo lejía. Lejos de
calmar a sus agresores, estos retomaron el acoso enviándole fotos de botellas de lejía
o etiquetándola en publicaciones en Facebook en las que se burlaban de su intento.
Tras un período de adicción al alcohol para intentar calmar sus problemas de
ansiedad, Amanda publicó un vídeo en Youtube en el que explicaba que estaba
siendo víctima de una sextorsión. También publicó una guía con consejos sobre cómo
afrontar el ciberbullying. Finalmente, se suicidó a los quince años de edad, incapaz de
seguir afrontando el acoso constante del que era víctima.
La publicación de su caso no solo no ha servido para frenar los acosos, sino que se
han detectado ciertos casos de ciberacoso post mortem, lo cual abre una nueva vía
de investigación acerca de los alcances reales del acoso virtual.
Actualmente, se puede acceder a su vídeo en Youtube, así como a diversos perfiles
creados en su honor.
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=6yIhGau0qXg&has_verified=1
Familia, Educación y Centro Educativo
Tema 8. Test 41
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Guía escrita por Amanda para ayudar a afrontar situaciones de ciberbullying:
Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://prezi.com/atoa68wrotkm/cyber-bulling/
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Tema 8. Test 42
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Test
1. Según Valzelli (1983) el componente de la conducta que se expresa para satisfacer
necesidades vitales o para superar cualquier amenaza a la integridad física, se
denomina:
A. Agresividad.
B. Violencia.
C. Las opciones A y B son correctas.
D. Daño extremo.
2. Según Gómez et al. (2007), son rasgos del perfil del acosador/agresor:
A. Más introvertidos y con baja autoestima.
B. Se perciben como menos competentes que sus compañeros.
C. Hiperactividad, conductas disruptivas en clase, menor sensibilidad, menor CI.
D. Menores habilidades sociales.
3. El pronóstico a largo plazo de las llamadas «víctimas activas»:
A. Es idéntico al de las víctimas pasivas.
B. Es peor que el de las víctimas pasivas.
C. Es mejor al de las víctimas pasivas.
D. Todas las opciones son correctas dependiendo de cada caso.
4. El hostigamiento es un tipo de conducta englobada dentro del ciberbullying que
consiste en:
A. Uso de entornos públicos para acosar repetidamente.
B. Envío de imágenes o vídeos denigrantes.
C. Uso de la información disponible en la web para su difusión no adecuada.
D. Todas las opciones son correctas.
Familia, Educación y Centro Educativo
Tema 8. Test 43
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5. El grooming es un tipo de ciberacoso en el que:
A. Un adulto acosa a un menor con intenciones de índole sexual.
B. Acosador y acosado son menores.
C. Puede darse en cualquier rango de edad.
D. Acosador y acosado son adultos.
6. El grooming se caracteriza por:
A. Enviar programas basura: virus, suscripción a listas de pornografía, colapsar
el buzón del acosado.
B. Acceso a contraseñas para realizar acciones lesivas en nombre de la víctima.
C. Envío de imágenes o vídeos denigrantes.
D. El acosador contacta con el menor fingiendo ser otro menor con gustos
similar.
7. La sextorsión, a su vez, es un tipo de ciberacoso en el que:
A. Un adulto acosa a un menor con intenciones de índole sexual.
B. Acosador y acosado son menores.
C. Puede darse en cualquier rango de edad.
D. Acosador y acosado son adultos.
8. Díaz-Aguado defiende la importancia del aprendizaje cooperativo como factor de
prevención ante el acoso escolar, así como en la necesidad de crear un clima
favorable dentro del aula. Con este fin propone medidas tales como:
A. Enseñar a condenar todo tipo de violencia.
B. Prevenir la intolerancia y el sexismo.
C. Educar en la ciudadanía democrática.
D. Todas las respuestas son correctas.
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Tema 8. Test 44
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9. Indica cuáles de los siguientes son pasos a seguir por parte del centro educativo,
una vez se sospeche de la existencia de un caso de ciberbullying dentro de sus
aulas:
A. Envío del informe A o B a la inspección educativa.
B. Valoración, investigación y primeras propuestas.
C. Evaluación y seguimiento del plan.
D. Las respuestas B y C son correctas.
10. Una de las principales similitudes existentes entre el bullying y el ciberbullying es:
A. Audiencia agrandada.
B. Sensación de anonimato.
C. Roles que participan en el acoso.
D. Desinhibición virtual.
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