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I ENCUENTRO INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN
Espacios de investigación y divulgación.
29, 30 y 31 de octubre de 2014
NEES - Facultad de Ciencias Humanas – UNCPBA
Tandil – Argentina
II.1. Pedagogía y Ciencias de la Educación
Aportes de la Teoría Integral a la construcción del conocimiento científico de las
Ciencias de la Educación por parte del investigador. Desnaturalizando lo natural.
Figueredo Corradi, Florencia (FHyCE – Univ. de la República)
florencia.figueredo@gmail.com
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La teoría integral.
Una teoría integral pone el acento en la particularidad del mundo social y la relación
entre lo general y lo específico. Desde esta perspectiva las ciencias sociales se encargan de
la objetividad social y sus cambios, concibiendo al mismo tiempo que esa realidad es
generada por la práctica humana material y simbólica.
Estiman que los individuos y sus acciones están incluidos a dicha objetividad en dos
sentidos. El primero establece que, los sujetos desarrollan sus acciones en las entrañas de
una realidad de acuerdo a fines, propósitos, intenciones y motivos. Si bien cada sujeto
toma una decisión en su accionar, material o simbólico, y estas acciones responden a fines
y propósitos que los individuos esperan alcanzar, esto no implica que los sujetos actúen
deliberadamente buscando todas las consecuencias que sus actos conllevan, ya que las
consecuencias de sus actos pueden alcanzar lugares insospechados para ellos, escapando a
su esfera de control y de intención. Aquí es donde el otro aparece en escena, donde
también toma decisiones (fines y propósitos) y acciones (materiales y simbólicas) que
generarán resultados intencionales o no, construyendo el entramado social. Por lo tanto, el
segundo sentido sería la concepción de los individuos como sujetos sociohistóricos, que
actúan en y bajo determinadas reglas sociales en un momento histórico determinado, en
otras palabras, actúan “en y bajo las determinaciones de las formas de existencia histórica
de las relaciones sociales de producción y reproducción, no como sustancia autónoma o
exterior a la determinación social” (Guber, 2005, p.30)
Una de las tareas de las ciencias sociales es analizar aquellos componentes que
promueven, motivan y crean ese sistema de propósitos y fines que hacen que los actores
realicen ciertas acciones y no otras. Sin embargo, suscribir a una teoría del conocimiento
social que reconoce el elemento subjetivo, es decir el modelo de mundo que cada persona
tiene con sus representaciones, acciones, creencias y valores, como elemento de la realidad
no implica ello la no explicación en las ciencias sociales, sino que se busca comprender
como opera lo particular (individuo) en lo general (sociedad) y lo general en lo particular.
“Las ciencias sociales se ocupan de un mundo en el cual el investigador (sujeto) se
encuentra frente y junto a otros sujetos que constituyen, a través de su práctica, el
mundo social. La singularidad se erige como instancia en la que el mundo social
cobra sentido para sus actores concretos. A dicha instancia integrada por
significados y por prácticas diversas, la llamaremos “perspectiva del actor”.
(Guber, 2005, p.30)
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El investigador tiene el desafío de un doble nivel de comprensión, por un lado
interpretar aquello en que es ignoto, y en consecuencia un inexperto, y al mismo tiempo
interpretar a los demás miembros de su mundo social. Desde esta perspectiva la
comprensión sería una etapa medular hacia el conocimiento de lo social, tanto como
metodología de investigación, y como forma experimental concreta en que el sentido
común adquiere conocimiento del mundo sociocultural.
“las propuestas no dualista postulan que el conocimiento de lo social no puede
prescindir del conjunto de explicaciones que los individuos dan sobre su
comportamiento, ni de las interpretaciones con que viven su relación con otros
hombres y su entorno natural: en suma, no puede prescindir de la reflexividad
propia de de la acción humana.” (Guber, 2005, p.31)
Asimismo cabe aclarar que la construcción teórica de lo social a partir de la práctica de
los sujetos no se da de forma directa, sino se estaría haciendo referencia, una vez más, al
simple hecho de registros de datos y la utilización de un caso junto al sentido común, para
realizar generalizaciones a partir de la observación de un evento particular. La elaboración
de hipótesis generales requiere la formulación de conexiones teóricas que den cuenta de las
relaciones entre las variables calificadas de esenciales con respecto a la particularidad a
exponer. De este modo el investigador no sólo da cuenta de lo que aparece a simple vista
en la investigación, sino y principalmente, los hilos más y menos visibles que dan cuenta
de este entramado social. De esta manera se puede contener elementos, que en la
constatación empírica, puedan aparentar ser desvíos o anomalías.
Es importante explicitar que las exposiciones en ciencias sociales no son predictivas, y
no por eso mengua el carácter de científicas. La capacidad explicativa se basa en
tendencias, las cuales están sujetas a enunciados que establecen conexiones que se pueden
modificar, cambiar, y no a leyes inalterables. Son patrones que dan cuenta de una realidad
específica en un tiempo histórico determinado.
Continuando con la exposición de Guber, hasta ahora se ha expuesto como opera lo
singular en lo general, a partir de este momento atenderá como lo general influye en lo
particular.
“el elemento distintivo de las ciencias sociales es la descripción. Esto es, todas las
ciencias comparten dos niveles de comprensión: el primario o “reporte” informa
qué ha ocurrido (el “qué”); el secundario o “explicación” alude a sus causas (el
“por qué”); pero las ciencias sociales no pueden prescindir de un nivel terciario
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de comprensión que es la “descripción”, el cual se ocupa de lo que ocurrió según
sus agentes (el “cómo es” para ellos). Un investigador social no puede entender
una acción sin comprender los términos en que la caracterizan sus protagonistas.”
(Guber, 2005, p.32)
Desde esta perspectiva lo esencial de un buen investigador y un excelente trabajo
descriptivo, es no caer en explicaciones etnocéntricas, sustituyendo el punto de vista,
valores y razones de los protagonistas por los del investigador. Se estableció que lo real no
se manifiesta directamente en el sujeto, sino que está mediatizado por una construcción
teórica, desde donde se lo investiga. Esto le permite al científico trazarse una estrategia de
indagación que contiene pautas de análisis y métodos de la ciencia en general, que son
acondicionados y reformulados frente al caso concreto. Es el investigador el que construye
su objeto de conocimiento, ocupándose de una problemática concreta, ocupándose de la
diversidad.
¿Cómo se convierte el análisis de la diversidad en la construcción teórica del objeto de
estudio?
Guber indica que la bibliografía respecto a la construcción teórica del objeto de estudio
procede de vertientes racionalistas de la epistemología. Estas vertientes muchas veces han
caído en un racionalismo extremo, ocasionando una teoricismo que se ha impuesto frente
al trabajo empírico, en otras palabras cuando la realidad no se ajustaba a la teoría lo que se
debía modificar era la realidad. En consecuencia las investigaciones eran etno y
sociocentrista perdiendo total perspectiva del actor en la construcción del conocimiento,
como ya se ha señalado. Ahora bien desde la perspectiva de la diversidad es esencial la
integración, el diálogo entre testimonios e hipótesis, para la construcción teórica del objeto
de estudio.
Por consiguiente desde esta configuración se define el objeto de conocimiento como:
“una relación construida teóricamente y entorno a la cual se articulan explicaciones
acerca de la dimensión de lo real1; es una “relación problemática” no evidente,
formulada por el investigador sobre la base de ciertos supuestos (y apuestas) acerca de
cómo es el mundo y cómo funciona ese mundo en el caso específico a analizar.” (Guber,
2005, p.33) Es así que algo llama la atención al investigador, algún suceso, un hecho o una
serie de hechos, que él entiende que son relevantes y lo hacen cuestionarlos, y es desde ese
1 Extraído de Guber y Rosato, 1989:6 en Guber 2005:33.
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momento que comienza una serie de hipótesis y conjetura que luego, en el transcurso de la
investigación rectificará o ratificará.
“Los cuerpos teóricos son las herramientas por excelencia para problematizar lo
real con fines de investigación. “Problematizar” significa introducir preguntas
acerca de lo que sucede; significa transformar un hecho aparentemente
intrascendente o habitual en un problema e incorporarlo a un tema mayor de
investigación”. (Guber, 2005, p.34)
Los cuestionamientos hacen que el investigador observe los hechos desde una
perspectiva distinta, guiado por el problema que empieza así a ser esbozados. La
posibilidad de interrogar a lo real resulta del conjunto de articulaciones explicativas que
realiza y de su entrenamiento en plantearse preguntas. Quién no duda, quién no se
cuestiona y cuestiona la realidad circundante no investiga, y quién no tiene ejercicio
en investigación no distingue líneas posibles de interpelación. De manera que
evoluciones en el ejercicio de su profesión, ya no sólo será capaz de distinguir las líneas de
interrogación, sino que además, podrá diferenciar aquellas que son ricas para su
investigación de las que son superficiales para la misma.
Cabe aclarar que, cuando un investigador se plantea una serie de interrogantes, en la
formulación de estas ya preexiste alguna guía hacia las respuestas, y esta guía está dada por
los modelos teóricos y su modelo de mundo, según los cuales se conoce lo real.
Es preciso determinar por lo que se concibe como “modelo de mundo”. Para hablar de
“modelo de mundo” se va hacer referencia a los aportes que realiza la Programación Neuro
Lingüística sobre esta temática, lo que denomina Niveles Lógicos que dan coherencia
interna a cada “modelo de mundo”. Ellos son: el entorno en el cuál los sujetos crecieron y
viven, es donde se establecen las pautas externas, el “deber ser”, lo que se espera de cada
sujeto. Esto genera conductas adaptativas en cada individuo para funcionar en ese entorno,
que se visualizan a través de los comportamientos, es decir por medio de capacidades,
destrezas, habilidades, actitudes y aptitudes adquiridas. Estas capacidades y aptitudes
están sustentadas bajo un sistema de creencias, criterios y valores, sobre sí mismo, sobre
los demás y sobre el mundo en general. En otras palabras es la lectura y la valoración que
se realiza, de forma consciente o inconsciente, sobre el accionar propio y ajeno,
delimitando lo que está bien y es lógico o natural, de lo que está mal, irracional o
incomprensible. Sobre este sistema de creencias, criterios y valores se sustenta la
identidad de cada persona, es lo que le da coherencia interna a cada forma de pensar, decir
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y actuar. Cada persona a su vez circunscribe su identidad con la de un grupo de
pertenencia, que lo envuelve y sobre pasa al mismo tiempo, ya sea familia, religión,
grupos sociales; es el sentir que forma parte de algo más grande que sí mismo, que
pertenece a un colectivo mayor.
Retomando la exposición, si el investigador se basa en modelos teóricos y su modelo
de mundo para aproximarse a lo real, esto se traducirá en la elección del marco teórico al
cual suscribirá. Según el marco teórico al cual el investigador adhiera tomará como
relevantes ciertos hechos de lo real, desechando otros que la realidad le ofrece pero que no
son significativos para su objeto de estudio. Desde este enfoque el bagaje teórico no sólo
promueve ciertas interrogantes, sino que también delimita su campo de estudio
distanciando al investigador del objeto conocido. Por medio de la elaboración de un
modelo de conexiones tendenciales, se desnaturaliza lo natural, se cuestiona lo obvio,
adquiriendo así la categoría de realidad problematizada.
El trabajo etnográfico no sólo la teoría permite al investigador problematizar lo real,
sino que también el sentido común propio de su sector social, de su grupo étnico, de su
adhesión política, etc. La construcción del objeto de investigación es trazada inicialmente
en relación a ambos bagajes: la teoría y el modelo de mundo, sin que esto signifique que
adquiera una actitud acrítica frente al referente empírico. Es necesario que ambos bagajes
se reconozcan y se expliciten, para que dialoguen y se contraste con aquello que el
investigador ha elaborado a partir de su información, esto permite la obtención de datos
que reformulen, desarrollen y profundicen la teoría y la comprensión de lo real. En
consecuencia afirma que: “para iniciar la construcción del objeto de investigación es
necesario explicitar y sistematizar los supuestos teóricos y explicitar los supuestos del
sentido común.” (Guber, 2005, p.35)
1.1. El rol de la teoría en la construcción del conocimiento social desde una visión
integrada.
Desde este modelo las investigaciones etnográficas integrales u holísticas explican
las conexiones que se interrelacionan en las acciones de los sujetos, tanto a nivel teórico
como a nivel empírico. Por consiguiente la descripción antropológica se distingue por
abarcar un extenso espectro, tomando en íntima relación y simultáneamente lo que, desde
el medio académico, suele tratarse de forma independiente. Es así que una práctica
definida como “de género”, por ejemplo, adquiere sentido en relación con otros aspectos
como ser políticos, económicos, sociales, históricos, etc., que se establecen según las
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circunstancias observadas y en el conjunto organizativo de la vida social. Los
investigadores, desde una perspectiva integrada, buscan establecer la vida real de una
cultura, dando cuenta de lo informal, las hendiduras, lo no documentado, más que lo
establecido y formalizado. Es evidente que esto abre una puerta a la discusión en torno a la
explicación de las contradicciones entre lo que se considera que se debe hacer, lo que se
dice que se hace y lo que se hace realmente. Los caminos para zanjar esta cuestión son
múltiples y depende de decisiones teóricas, pero a pesar de ello el reconocimiento de este
“lado oscuro” de la sociedad reclama la presencia del investigador como condición
necesaria, pero no suficiente, para la captación de los textos y subtextos de la vida social.
“Esta precisión introduce la necesaria bidireccionalidad del proceso de
conocimiento, la retroalimentación entre conceptos del investigador y referentes
de los actores, ya que cualquier observador tiene sus propios marcos de
referencia que le posibilitan desde la mera observación hasta la organización
posterior de los datos, desde la selección del ámbito de trabajo hasta el tipo de
registro sobre el cual asentará su posterior descripción. Pero de no explicitarlos,
esos marcos permanecerán subyacentes a su conocimiento” (Guber, 2005, ps.38-
39)
Por lo tanto, ¿cómo actúa la activa intervención teórica del investigador en la
producción de conocimiento y la explicación de lo social? El investigador inicia su
recorrido desde algún paradigma teórico que es admitido por otras ciencias sociales. Este
paradigma tiene una correspondencia con lo real indirectamente, por consiguiente, es
preciso que existan sucesivas mediaciones que se manifiestan en el mundo de los actores.
A este mundo el investigador no accede de forma directa por la percepción sensorial, sino
que lo hace a través de un intenso diálogo con su modelo teórico, el cual le posibilita
ordenar sus prioridades y criterios escogidos para la observación y el registro. Por ende, la
configuración de los actores es una construcción orientada teóricamente por el
investigador, quien busca plasmar la realidad tal y como es vivida por los actores. Esto no
deja por fuera la lógica de la perspectiva de los actores, ya que el investigador va
empleando sus propios marcos de referencia para interpretar lo que sucede en su objeto de
estudio, pero luego, paso a paso lo irá modificando en busca de un marco que dé cuenta de
la lógica de los actores. Es así que el científico comienza a profundizar en las prácticas y
discursos, así como en la teoría sustentada por dichos actores acerca de su propio modo de
vida, para relevar qué sentido asignan a su reproducción.
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“Y si en efecto comprobara que no se dan cuenta de lo que hacen, debería entonces
preguntarse en qué consiste ese “no darse cuenta” y qué indicadores se han
tomado para llegar a esa conclusión. Estas cuestiones pueden indagarse a través
del trabajo empírico y su puesta en relación con el mundo del investigador y su
marco teórico.” (Guber, 2005, p.39)
2. El rol del investigador desde la perspectiva holística.
2.1. Perspectiva del actor y diversidad.
La diversidad es una construcción teórica que la antropología social ha abordado desde
diferentes corrientes teóricas. En su afán por dar cuenta de los procesos y transformaciones
sociales, la antropología pretende reconocer las características de los sucesos y la
injerencia en ellos de mujeres y hombres a través de su práctica. Por consiguiente, cuando
Guber habla de “diversidad” no hace referencia a simples diferencias empíricas, como ser:
formas de vestir, de gustos musicales, de sanar un paciente, sino que se remite a la
construcción teórica que le concede a la diversidad algún rol en la explicación de la
investigación. Es el científico que desde un enfoque teórico, plantea la diversidad desde un
ángulo económico, étnico, religioso, político, o mejor dicho que a través de lo religioso se
expresan cuestiones políticas y económicas.
Asimismo, la dimensión teórica de la diversidad, no excluye las manifestaciones
empíricas de la misma. “Esta noción de diversidad está profundamente en nuestra
concepción de la naturaleza del mundo social y en la importancia otorgamos al papel de
la perspectiva del actor en la explicación socioantropológica, porque describir y analizar
el desarrollo social en su diversidad y singularidad supone recuperar la lógica de la
producción material y simbólica de los sujetos sociales.” (Guber, 2005, p.40)
La escritora plantea que en su tarea investigativa, el científico se halla frente una
determinada configuración histórica de actividades y concepciones, que sólo dentro de ella,
el mundo social tiene sentido para quienes lo producen, y al mismo tiempo, se reproducen
en él. Dicha conformación es consecuencia de una constante tensión entre continuidad e
innovación. Está en proceso continuo pero es identificable para sus miembros, que actúan
y razonan bajo las opciones que ofrece y, que no es extrínseco a ellos, pero tampoco su
producto es intencional.
“Es en el entramado significante de la vida social donde los sujetos tornan
inteligible el mundo en que viven a partir de un saber compartido –aunque
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desigualmente distribuido y aplicado-, que incluye experiencias, necesidades,
posición social, modelos de acción y de interpretación, valores y normas,
etcétera.” (Guber, 2005, p.41)
A ese cosmos de referencias compartidas que subyace y relaciona el conjunto de
prácticas, conceptos y sentidos dispuestos por la interpretación y actividad de los sujetos
sociales, se ha denominado “perspectiva del actor”. De la misma forma que la diversidad,
la perspectiva del actor existe tanto a nivel empírico como teórico. Este marco de
conocimientos presupuesto sobre mundo social, está ceñido sociocultural e históricamente
y precisa ser interpretado en relaciones que vinculen esos cosmos significantes al proceso
social general.
El etnocentrismo se puede manifestar de las formas más diversas y sutiles, y una de
ella es separar los actos de las nociones que emplean los actores sobre ellas, para
sustituirlas por las nociones del investigador. Estas divisiones se ocasionan sutilmente al
definir, explícita o implícitamente, qué actos y que nociones son racionales y cuáles no,
por ejemplo, a través de la elección de actos relevantes para la observación y la
explicación.
Guber determina que el antropólogo ha desarrollado ciertas habilidades en estudiar
lo no documentado, lo tácito, lo no reglamentado, y así descubrir desfasajes e
incoherencias internas en una cultura, entre lo que los actores declaran que realizan y lo
que realmente hacen. Esta diferenciación ha hecho que algunos autores seleccionaran entre
uno y otro aspecto, sucumbiendo en la visión normativa o pragmática de la cultura. En
cualquiera de los casos se cercena la totalidad del hecho social, lo que lleva
inexorablemente a conclusiones parciales, reducidas y sintéticas. Desde diferentes
corrientes teóricas se han proporcionado diversas respuestas a la naturaleza de lo formal y
de lo informal, por lo general se ha caracterizado como estructurada, no caótica, a la que se
debe desentrañar y explicar.
El vínculo entre lo formal y lo no formal es una de los orígenes más habituales de
desconcierto para el investigador. Es aquí justamente en este punto inesperado, sin
referencias teóricas ni concomitancias culturales para el investigador, donde se generan las
fracturas con lo familiar y lo conocido. Es ahora donde se presenta la transición de
desnaturalizar lo naturalizado, de descotidianizar lo cotidiano, o de exotizar lo familiar. Es
en el campo donde el investigador se orienta a encarar dicho proceso, no tanto a partir de la
identificación con los sujetos, sino a través del conflicto que le estimula, debido a la
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distancia social y cultural, ese acervo de nociones y prácticas no compartidas. “Es un
momento de incertidumbre creativa (Willis, 1984:11). Ello lo conduce a concientizar y
explicitar el cúmulo de ideas, decisiones y comportamientos que asume en este proceso”
(Guber, 2005, p.43), exponiéndolos al análisis en los propios términos que lo efectúa con
los actores.
La producción teórica sólo tiene razón de ser si se comprueba y reformula desde las
categorías de los actores y las transformaciones del trabajo empírico. La argumentación
final de una explicación de lo social deja de ser sociocéntrico si se ha pasado por uno o
varios momentos de desconstrucción de las lógicas del investigador, para edificar sobre la
reconstrucción de momentos sistematizados, elegidos y relevantes, observados en el
campo. En resumen, se ha operado en una constante puesta en relación entre lo universal y
lo singular.
Para acceder a la visión del actor el trabajo de campo es una condición necesaria
pero no suficiente, a esto se le agrega la elaboración teórica y del sentido común que, desde
el inicio hasta la última etapa, permite apropiarse de la información, convertirla en dato y
constituirla en una explicación. La antropología proporciona un medio apropiado para
llevar a cabo estas tareas, entendiendo ese medio como un enfoque holístico para el cual la
perspectiva es al mismo tiempo punto de partida, ya que hay que comenzar a conocerla, y
primera llegada, debido a que conforma una parte de la explicación de lo real.
“Concebimos el conocimiento reflexivamente, lo cual significa incorporar al
investigador al campo de análisis y poner en cuestión su mundo académico,
cultural y social, que es su condicionamiento, a la vez que su posibilidad de
conceptualizar la objetividad social” (Guber, 2005, p.43)
3. La teoría integral desde las Ciencias de la Educación.
3.1. ¿Qué significa “hacer ciencias” desde la Ciencias de la Educación a partir de
una perspectiva holística?
Desde este enfoque ¿qué significa “hacer ciencia” desde la Ciencias de la
Educación? En otras palabras ¿a través de un enfoque sistémico integral cómo se encara
una investigación que se aproxime a dar cuenta de lo real?
Está claro que desde un enfoque integral, no sería pertinente, concebir a lo que
sucede en el tramado social sólo desde una única perspectiva. Es decir, lo económico no
puede divorciarse de lo político, o lo religioso o lo pedagógico. En consecuencia no podría
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hacerse referencia a la Filosofía de la Educación sin tener en cuenta por lo menos aspectos
de la Sociología de la Educación, la Psicología de la Educación, la Historia de la
Educación, la Economía de la Educación, la Antropología de la Educación, la Política
Educacional, la Administración Educacional, la Pedagogía, la Didáctica y el Currículum de
la comunidad.
Todos estos aspectos dialogan y se articulan constantemente en la vida cotidiana, es
lo que forman “lo real”. La construcción social es un entramado y como tal se constituye.
Por consiguiente la investigación desde las Ciencias de la Educación es dar cuenta de cómo
se articula este entramado en la transmisión del saber, de lo que se legitima como
conocimiento “valido” y de la forma que ese saber o conjunto de saberes se transmite. Es
ampliar el foco de objeto de estudio, es tener más opciones y no menos.
Para ello, para tener más opciones, el investigador no debería dejarse fuera de la
ecuación, en otras palabras, es preciso que el investigador sea consciente de sus propias
creencias, valores y criterios a la hora de investigar. Que sea consciente que él es producto
de ese entramado, que lo atraviesa y configura. Al reconocer cuáles son sus propias
convicciones y evidenciarlas ante sí, es posible adoptar una postura “abierta” frente al
objeto de estudio. Al hacer el ejercicio de “desnaturalizar” lo que vive como “natural”, le
permite experimentar lo que los hechos le ofrecen, chequear sus conjeturas con los actores
que naturalizan esos hechos, que los explican, que los comprenden desde su propia lógica,
con su propio modelo de mundo.
Esta actitud no implica ser inocente, sino ser consciente que el entramado está
presente en cada hecho, para poder evidenciar cómo es que articula en los actos más
sencillos y cotidianos del hacer. Significa que el investigador adopte una actitud humilde
frente a los hechos, frente al modelo de mundo del otro, sin prejuzgar o subestimar lo que
el otro tiene para contar sólo porque para él es ajeno o extraño. Si adopta esta actitud
abierta y humilde podrá aproximarse a ese “dar cuenta” de cómo se construye lo real.
Por consiguiente realizar “ciencia” desde las Ciencias de la Educación, desde esta
perspectiva no supone sólo la visión Pedagógica de la transmisión del conocimiento. Sino
recordar que esa transmisión no es “neutra”, que no es “objetiva” ni “aséptica”, sino todo
lo contrario. La transmisión de ese conocimiento está atravesada por el modelo de mundo
que tienen los sujetos que viven esa realidad, que se vuelve en lo real. Ya que los hechos si
bien pueden ser “objetivos”, la interpretación de los mismos no lo son, y es esa
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interpretación lo que configura lo real. No son los hechos sino como cada sujeto los viven
lo que configuran lo real y lo que da la posibilidad de transformación.
Referencias Bibliográficas
DILTS, Robert, HALLBOM, Tim SMITH, Suzi (1998) Identificación y cambio de
creencias Ediciones Urano, Barcelona, España.
DILTS, Robert (1999) Creación de los modelos con PNL. Ediciones Urano, Barcelona,
España.
DILTS, Robert (2004) Cómo cambiar creencias con la PNL. Editorial Sirio, Buenos Aires,
Argentina.
GUBER, Rosana (2005) El salvaje metropolitano. Reconstrucción del conocimiento social
en el trabajo de campo. Editorial Paidos, Buenos Aires, Argentina. Primera
reimpresión.
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