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8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras
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EL MITO DE PROMETEO EPIMETEO
LAS FINALIDADES DEL CASTIGO
(P ro tgoras )
1 . Qu e s u n s o fis ta ?
Muy temprano, cuando an no amanece , el joven Hpcrates, hijo de
Apolodoro y hermano de Fasn, llega a casa de Scra tesy, dirigindose a l
dormitorio del filsofo, le comunica que es portador de una gran noticia :
Protgorasde Abdera est en Atenas y se aloja en la morada de Calias, el hijo
de Hipnico. El vis itante anuncia a Scratessu deseode conocer al clebre
maestroy de beneficiarsecon su enseanza,por caro que esto pueda costarle.
Espera que el filsofo lo recomiende con el abderitano, a fin de que ste ac-
ceda a lo que Hipcrates quie re pedirle . -No convendra -inquie re des-
pus->
que fusemosa casade Calias antesde que su huspedsalga? . . Sera
anticiparnos -objeta Scrates.Vayamos afuera y conversemosall hasta que
rompa el da .
Mientras paseanpor el patio el moralista pregunta a
Hipcrates
qu espe-
ra recibir de Protgorasa cambio de lo que se propone darle . -Si fue ras en
buscade esegran hombre que se llama como t y le ofreciesesdinero por sus
lecciones,qu propsito te movera? .. -Convertirme en mdico -responde
e l joven. -Y a l acudir a Protgoras, lo ha rs pa ra volve rte un sofista , o te
dara vergenza presentartecomo tal ante los ojos de los helenos? . . - S,
por Zeus, Scra tes,me dara vergenza ,si en verdad he de expresar lo que
pienso. -Ya veo: lo que anhe las no es llega r a e je rce r e l oficio de Prot -
goras,sino mejorar tu educacin...
Fiel a su costumbrede definir rigurosamentelos trminos,el hjio de Sofro-
nisco pide a Hipcra tes que jun tos examinen cul es e l arte que Protgoras
cult iva, y el segundoaseveraque la profesin del abderitano es formar hom-
breselocuentes. oque afirmas puede ser cierto -comenta Scrates-; mas
no ba sta , pue s lo que debe preocupa rnos e s sabe r en qu ma te ria s hace e l
sofista elocuentesa quienes lo escuchan.Si el tocador de lira vuelve elocuen-
tes a sus discpulos en lo que atae al empleo de ese instrumento, no habr
que decir, de modo paralelo, que el sofis ta vuelve elocuentesa los suyos en
lo que sabe y les tra smite?Pero, qu es en realidad lo que e l sofista sabe y
ensea?..
Como Hipcrates se declara incapaz de responder, Scrates le advierte
que corre un gran pe ligro, ya que est a punto de gasta r su fortuna pa ra p o -
nerseen manos de un hombre a quien no conoce ,
y
de cuya actividad profe-
Captulo de una obra en prensa .
Pro t g ora s, 3 12 a.
[1]
Dinoia, vol. 25, no. 25, 1979
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EDUARDO GARetA MYNEZ
s ional no t iene la menor idea. Es como si, de hallarse enfermo, recurriese a
un mdico desconocido,que en vez de curarlo podra arruinar su salud.
El sofista-sostiene Scrates- es una especiede mercader,al por mayor
o al menudeo,de las cosasde que se alimenta el alma.
2
-Cules son ellas?
-interroga el joven. -Las doctrinas3 -contesta el filsofo, y aade que hay
que tener cuidado con quienes las difunden, porque stos ,a fuerza de pon-
derar sus mercancas,acaban por engaarnos,como suelen hacerlo los que
comercian con las necesariaspara el cuerpo. Pues los lt imos, sin importar-
les si sus vveresson buenoso malos, los alaban con exceso,a fin de venderlos
pronto y obtener pinges ganancias.Algo parecido ocurre con los mercaderes
que recorren las ciudadesofreciendo su ciencia a los que deseanadquirirla y
exaltan por igual todo lo que venden.Con ellos el riesgo es ms grande que
con los ot ros , pues lo que nutre
al
alma ha de escogersecon mayor cautela
que las provisionesde boca.
Al ver que ha amanecido,Scratespropone a su vis itante que se dirijan
a la mansin de Ca lia s, donde se hospedanno slo e l ilustre sofista , sino
Ripias de Elis , Prdico de Ceas
y
otros adeptosdel retrico de Abdera.
2. Protgoras habla
de
su
profesin
Al ser recibidos en casade Calias, Scratesy su amigo encuentran a Pro-
tgorasdelante del prtico, paseandoen compaa de su anfitrin; de Paralos,
hijo de
Percles, y
de Carmides, hijo de Glaucn. Cerca estaban]antipo, hijo
tambin de Pericles: Filpides, hijo de Filomeles,
y
Antimeros de Merenda,
dilecto discpulo del abderitano. Tras ellos caminaban muchos otros, en su
mayor parte extranjeros,squito habitual del sofista.Esta brillante comitiva
movase
c< :mran respetodetrs de Protgoras,teniendo buen cuidado de no
ponersedelante de l. Cuando el maestrogiraba sobre sus pasos , los que le
seguan
colocbanse
en crcu lo a derecha e izquierda hasta que l pasaba ,a
fin de situarsenuevamentea sus espaldas.
Al ot ro ext remo del prtico, sobre un sitia l e levado,ve ase a Ripias de
Elis, y en torno suyo,sobre las gradas,hallbanse Erixmaco, hijo de Acurne -
nos; Fedro de Mrrinusia: Andrn, hijo de Androtin, y varios coterrneos
de aqu l, que le hadan dive rsas preguntas sobre temas de fsica
y
astro-
noma.
Despusde contemplar a esta plyade de doctos personajes,Hipcrates y
el hijo de Sofroniscose acercana Protgoras,y el segundodice al sofista:
-Protgoras,
Hpcrates
y yo hemosvenido a verte .
El retrico inquiere s i deseanhablarle a solas o delante de los presentes .
Scrates le explica que su acompaante,a quien describe como hombre de
tua; 3l3c.
e Hemos vert ido la voz griega L6 1 ] , J t t t por doctrina, y no por conocimiento, como lo
hacenla mayora de los traductores,porque slo de las doctrinas,y no de los conocimientos,
puede decirse con propiedad que son
ve rdade ro s
o
f a l sos .
De las versionesdel
Pro t go ra s
que tuvimos a la vis ta , nicamente en la de W. R. M. Lamb (Loeb Classical Library) ,
J . t 6 l 1 t t t se traduce por doctrina.
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EL MITO DE PROMETEO y EPIMETEO
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t an buen natura l que por ningn ot ro de su edad es igualado, t iene la ambi-
cin de distinguirse en su patria y est persuadido de que, para lograrlo, las
leccionesde Protgoras le resultarn imprescindibles. El sofista no disimula
su inters en que la conversacinque Scratesacaba de iniciar sea escuchada
por los que le rodean, y e l hijo de Sofronisco,para ha laga r a l abde ritano,
hacela sugerenciade que Ripias y Prdico se unan al grupo. Protgorasac-
cedegustosoy, entre todos, traen sillas que colocan cerca de Ripias, donde
haba ya buen nmero de bancos. Una vez que los huspedesde Ca lia s se
han sentado,el sofis ta pide a Scratesque repita frente a los circunstantes
lo que poco antes haba empezadoa decirle . El segundodeclara que Hip-
cratesarde en deseosde recibir las leccionesdel maestrode Abdera, y quiere
saberqu clase de ventajasle reportar tal enseanza.
Entonces Protgoras, volvindose hacia
Hipcrates,
le dice: -Querido
joven, lo que ganarscon mis lecciones ser que desde e l da en que est s
conmigovolvers a tu casa hecho un hombre mejor, y lo mismo ocurrir al
da siguiente.Y cada vez tus progresossern ms grandes. 4
Scratesobservaque ello nada tiene de extrao,
y
que 10 mismo sucedera
s i Hipcrates, en vez de estudiar con Protgoras, lo hiciese con un maestro
de pintura, que tambin podra prometerlehacerlo siempremshbil. No hay
duda de que, gracias a su dedicacin, el discpulo har progresoscada da;
pero parece conveniente que el maestro aclare qu clase de progresossern
stos.
Protgorasrespondeque la pregunta le agrada,
y
que Hipcrates no corre-
r a su lado el riesgoque correra con otrosmaestros,que obligan a sus alum-
nos a estudia r ma te ria s que ni le s inte re san ni habrn de se rIe stile s, en
tanto que con l Hipcrates aprender lo que realmente le importa, la pru-
dencia en el t rato de los propios asuntos ,que indica cmo puede uno admi-
nis trar su casa de la mejor manera; y, respectode los negociospblicos , en
qu forma se vuelve uno
mximamente
capaz de intervenir, por medio de la
accin y el discurso,en la vida del Estado .
Estas palabras revelan
el
propsito de Protgoras:trasmitir a sus oyentes
un saber eminentementeprctico, relacionado no slo con el manejo de sus
asuntosdomsticos,sino con su intervencin en los de la pol s.
Pasando por a lto la primera fina lidad de la enseanzadel abderitano,
Seratespareceinteresarseslo por la segunda,y dice a Protgorasque, si ha
entendido bien sus expresiones,el objetivo principal de su docencia es con-
vertir a susdiscpulos en buenos ciudadanos.
-Precisamente -contesta e l sofista- eso es mi mayor orgullo.
-La polt ica es un arte maravilloso, s i es cierto que lo posees-comenta
Scra tes-; mas no tengo empachoen confesartelo que de ella pienso. T
asegurasque la enseas,pero yo he cre do s iempre que no depende de los
hombrescomunicarla a los dems.Voy a exponerte las razonesque me indu-
cen a pensar as. Juzgo, como todos los helenos,que los ateniensesson muy
sabios .Cuando se renen en sus asambleas
y
la dudad t iene necesidadde
4
Pro t g o ra s , 3 IS a -b .
5 I bid ., 3 IS e -3 I9 a .
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4
EDUARDO GARefA MYNEZ
que se le vante un edificio, se llama a los a rquite ctos pa ra que den su dicta -
men; si se proyecta la const ruccin de un navo, convocamos a los ve rsados
en cuestione s nutica s, y lo mismo hacemos re specto de aque lla s otra s que
por su misma na tura le za pueden se r enseadasy aprendida s; y si a lguno que
no tiene conocimiento de e lla s se mete a da r conse jos, nadie lo e scucha , por
bueno, noble o adinerado que sea. Es ms: todos se burlan de l, le silban
o hacen que se le arroje del recinto. En cambio, cuando se delibera sobre
problemas que conciernen a la adminis tracin del Estado, se oye indiferente-
mente a todo el mundo, ya se trate de un labrador, de un herrero, de un
fabricante de ca lzado, de un comerciante o de l capitn de una nave , sin t ene r
en cuenta si es rico o pobre, noble o plebeyo, y ninguno les echa en cara
que hable n de cosa sque jams han aprendido y por nadie son enseada s, lo
cua l e s prueba evidente de que
no son enseables.
Ello sucede no slo a pro-
psito de los a suntos de la polis, sino tambin en lo re la tivo a la conduccin
de los de ndole privada. En estas materias no hay profesores, y los ms
competentes entre nuestros conciudadanos se consideran incapaces, en lo que
a tales materias atae, de comunicar su sabidura a los dems. Pericles ha
hecho que sus dos hijos aprendan todo lo que puede ser objeto de instruc-
cin; pero en punto a capacidad poltica, ni l los alecciona, ni los enva a
ca sa de ningn expe rto. Hay muchos otros e jemplos de hombre s hbile s e n
el manejo de los asuntos pblicos, pero ninguno de ello ha logrado trasmit ir
su expe riencia a sus propios hijos, ni tampoco a los a jenos. Todo e llo -con-
cluye Scrates- me inclina a pensar que la virtud no puede ser enseada;
pe ro si t, Prot gora s, e st s e n condicione s de demostra r lo contra rio, por
favor, no nos e sca times tu sabe r.
3. Fbula de Prometeo
y
Epimeteo
Despus de e scucha r los razonamientos de l filsofo, Protgora s le pre -
gunta si desea que l, como hombre viejo que se dirige a los ms jvenes,
haga la demostracin de la tesis opuesta por medio de un mito o de una ar-
gumentacin en forma.
Los presentes exclaman que Protgoras debe e legir la manera de hacerlo.
-Sie ndo a s -conte sta e l sofista - juzgo que una fbula se r m s agradable :
Hubo una vez un tiempo en que los dioses existan, mas no habia cria-
tura s morta le s. Cuando, se a la da por e l de stino, lle g pa ra sta s la hora de
nacer, las divinidades las modelaron en el interior de la Tierra, haciendo
una mezcla de tierra y fuego, y de cuantas materias con el fuego y la tierra
se combinan. Y, cuando estaban a punto de sacarlas a la luz, encargaron a
Prometeo y Epmeteo
que las dotaran, a tribuyendo a cada una las facu ltades
6 lbid. 3 2 0 b c.
Prometeo (II Q O - lL flO e < ; ; ) significa, en griego, prov iden t e o p ruden t e . Prometeo reflexio-
na antesde actuar, Epmeteo
( 'E m - - t 1 jO E < ; ; )
hace lo contra ro .En la p . 206de
Th e My th s 0 1
Pla to ( Lo s m it os p la t nico s) ,
J .
A. Stewart traduce
P r om e t e o
y
Ep im e t eo
por
For e t h oug t
y
Ajterthougt o sea, para buscar un equivalente en castellano,por Piens apr im ero y Piensa -
d e s p u s .
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EL MITO DE PROMETEO y EPIMETEO 5
convenientes. Epime teo suplic a Prome teo que le pe rmitie se hace r l la dis-
tribucin. -Cuando la haya hecho -dijo- t la examinars. s
Epimeteo dot a los animales con los a tributos ms d ismiles, procurando
al hacerlo que la reparticin fuese justa, de manera que las ventajas conce-
didas a unos quedasen compensadas con los privilegios otorgados a otros.
Urdi todo e llo t eniendo cuidado de que ninguna especie fue ra a extinguir-
se ; y una vez que la s provey de medios pa ra evita r la s de struccione s mutua s,
ide un recurso frente a la s e st acione s dispuesta s por Zeus, vist indolos con
espesaspe lambres y duros carapachos , suficientes para protegerlos cont ra e l
invierno y capaces, tambin, de defenderlos de los ca lores, de suerte que, a l ir
a sus guarida s, les sirvie ra n de le cho propio
y
natural para cada uno. 9
Epimeteo, que no era muy prudente, reparti entre los animales todo lo
que haba que repa rtir, olvidndose por comple to de los hombre s. Prximo
estaba el da en que los humanos deban aparecer sobre la Tierra, y Prome-
teo, que pronto se percat del descuido de Epimeteo, no saba qu partido
tomar. Pero al fin encontr un ingenioso expediente: sustrajo del taller de
Hefesto y Atenea e l fuego y los secretos de las artes, e hizo con ellos un pre-
sente al hombre. Cuando ste goz de esa porcin divina , fue el nico
de los viviente s que rindi culto a los diose s y se puso a levanta rle s a lta re s
y
estatua s; a dem s, por su de stre za , r pidamente a rticul sonidos y pala -
bras ; encontr la forma de hacer casas y vestidos, y aprendi a procura rse
los productos de la tie rra . Provistos de ta l modo, en los comienzos los huma-
nos vivan dispe rsos y no haba ciudade s; e n conse cuencia , e ra n die zmados
por las fie ras, debido a que, en todos los respectos , resultaban ms dbiles que
e lla s . Su habilidad manua l e r~ suficie nte re curso en lo que a ta e al a limen-
to, pero insuficiente para su lucha contra las bestias feroces, pues an no
tenan el arte cvico, del cual el de la guerra es una parte , Trataban, pues,
de reunirse
y
conservarse fundando ciudades; pero, al congregarse, cometan
incontables injusticias, por lo que, dispersndose de nuevo, perecan. Entonces
Zeus, temeroso de que nuest ra especie se ext ingu iese del todo, envi a Hermes
para que llevara a los hombres el respeto mutuo
y
la justicia, a fin de que
hubiese ordenamientos y lazos que estrecharan su amistad . Hermes pre-
gunt a Zeus de qu modo dara a los hombres tales dones. _ Acaso he de
repartirlos en la forma en que las artes lo han sido? . Pues stas lo fueron
aS: uno solo, conocedor del arte mdico, es suficiente para muchos que lo
ignoran, y lo propio ocurre con los que e je rcen ot ras profesiones . Depos itar
8 Protgoras, 320d-c.
9 Ibid
321
a.
10 tua; 322a-b.
bid., 322c. Refirindose a estos trminos, Guthrie escribe: Dikl es e l sen timiento
del derechoo la justicia;
aidos
una ms complicada cualidad en que vagamentese combinan
los sentimientos de vergenza.pudor y respetoa los dems. W.,K. C. Guthrie ,
A History
of Greek Philosophy (Historia de la filoso/la griega). te rce r volumen, p. 66. En su Phi/o-
soph i s cher Handkommentar zu den Dialogen Platos (Comentario f ilosfico-manual a los
dilogos de Platn),
Hermann Gauss vierte la segunda de las dos voces por pudor
(Schamgefhl)
y
conciencia (Gewissen).A. E. Taylor, Plato. The Man and his Work,
traduce 1 1 ( 1 ) por
senseo/ right y
u t & c ; por
conscience
(p. 243).
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EDUARDO CARetA
MAYNEZ
tambin de e sta mane ra en los hombre s la justicia y e l re spe to mutuo, o
he de repa rtirlos entre todos? - Entre todos -repuso Zeus-, que todos
tengansu parte, pueslas ciudadesno llegaran a formarsesi slo unos cuantos
part iciparan de aqullos como de las otras artes .E inst ituye en mi nombre
la ley de que , a quien no pueda se r pa rtcipe de l re spe to r ecproco y de la
justicia, se le hagamorir cual si fueseun cncerde la ciudad. 12
4. Sobre el fundamento y las finalidades de la sancin penal
Esta fbula, prosigue Protgoras,revela por qu los atenienses.cuando
se discurre acerca de la excelencia de un maest roo de cualquier artesano,
piensan que hay que ir hacia pocos en busca de conse jo,y en ca so d e que
alguno, no siendo de estospocos,se atreva a aconsejar,no lo soportan,como
t dices, Scrates,y con toda razn, como afirmo yo. Mas cuando necesitan
asesoramientosobre la excelencia cvica, que debe ir totalmente de acuerdo
con la justicia
y
la sensatez,aceptanel parecerde todo hombre,como si a todo
hombre correspondieraparticipar de tal excelencia...
13
Si a lguien se jacta de se r un buen flautista o de descolla r en cua lquie r
otro a rte que en realidad de sconoce ,todo e l mundo se mofa de l, y los .
suyos,acercndose,lo motejan de Ioco . Pero si el que es injusto confiesa
serlo en presenciade muchos, los que respectode las artes tenan por buen
sentidodecir la verdad,al hombre que pregonasu injusticia lo juzgan insano,
y aseguranque todos deben sostenerque son justos ,sea que lo fueren o no.
Ciertamente con buen juicio, los ateniensesadmiten como consejero, en
cuestionesrelacionadascon los asuntospblicos, a cualquier ciudadano, por-
que estnpersuadidosde que todos los miembrosde la polis participan de la
justicia , virtud de la que creen que no existe por na tura leza ni de modo
espontneo,sino que puede ensearsey, con esfuerzo,ser adqurda .> Quien
no trata de adquirirla
y
cae en el vicio contrario, indefectiblementeprovoca
los estallidosde ira, los castigos
y
las
admoniciones t. i
Si la virtud no fue se
algo que con diligencia y estudio podemosprocurarnos, imposible sera
entender por qu se sanciona a quien delinque. Pues nadie, precisamente
por estardotadode razn,cast igaa los que son injustos por el hechode que
obraron injustamente,a no ser que, cual bestia salvaje,se vengue sin ningn
Pro t g o ra s , 3 22 d .
Comentando el mito de Prometeo y Epimeteo, Adolf Menzel afirma
que Protgoras describ i e l desarro llo de la cultura humana como una lnea ascendente .
Hasta los aos en que e l sofista griego dia loga con Scra te s. gene ra lmente se cre a en la
existencia de una edad de oro, colocada en los orgene s de la h istoria humana ; e l mismo
Platn festej esta tes is en alguno de sus di logos (Menzel,
Calicles,
traduccin de Mario
de
la
Cueva. Centro de Estudios Filosficos de la Universidad Nacional Autnoma de Mxi-
co, 1964,p . 17) .En un apndice a l captulo IV de su
His to ria d e la jilo so l{ a g rie ga ,
vol. ro,
pp. 79-84, Guthrie incluye una serie de in te resantes pasa jes de autores griegos (Esquilo,
Sfocles, Empdocles, Didoro, Critias, etc.) descriptivos del progreso humano .
3 tu 3 2 2 d - e .
14
rus;
3 2 3 a .
15
tus; 3 2 3 c .
16 tu
3 2 3 e .
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EL MITO DE PROMETEO y EPIMETEO
7
fundamento. .. . El que trata de cast igarcon razn no se venga en vis ta de la
injusticia pasada-pues no considerara lo ya hecho como no ocurrido- sino
en atencin a lo porvenir, para que no cometanuevamenteinjusticias ni este
mismo ni otro alguno, al ver que aqul fue cast igado;y, teniendo tal pensa-
miento, comprende que la virtud puede ser objeto de educacin,ya que cas-
tiga con un propsito preventivo. 17 Quienes sancionan a los malos, ya en
privado, ya en pblico, lo hacen con este fin, tanto los ateniensescomo todos
los dems,pues estn convencidos de que la virtud puede ser adquirida y
enseada.w
5. Tras el mito, el razonamiento
Protgorasse refiere despusa la tesis socrtica de que los hombres que
han dado pruebas de la mayor excelencia cvica se sienten incapacesde tras-
mitir staa sushijos, lo mismo que a otros ciudadanos.
-Para respondera tu objecin -dice e l sofistaa Scra tes- no recurrir
a una fbula; me valdr de un razonamiento.Si, como lo he demostrado,la
virtud puede ensearse,te parece creble que los grandeshombres se preocu-
pen por instruir o hacer que se instruya a sushijos en las artes que sin riesgo
de castigopueden ser ignoradas,y renuncien a que aprendan las cosascuya
ignorancia va ordinariamente seguida de la crcel, del destierro,de la con-
fiscacinde bieneso incluso de la muerte?
Comenzando desde su ms t ierna edad, hasta el lt imo momento de sus
vidas, los instruyen y amonestan.Tan pronto como uno de ellos comprende
lo que se le dice , tan to la nodriza como la madre , ye l pedagogo,y e l mismo
padre , luchan con empeo para que el nio llegue a ser como el mejor, en-
sendoley explicndole; respectode cada acto y cada palabra, que esto es
justo y estoinjusto; que una cosa es noble y otra vergonzosa;que sta es san-
ta
y
aqu lla impa ; que se ha de hace r estoy no hace r lo otro. Y si obedece
: 7
Protgoras, 324a-c.
A. Menze l comenta a s e l pa sa je cita do: En la s pa la bra s de Pro-
t gora s encuentra n una expre sin magnifica la supe ra cin de la te ora de la pena como
recompensa o ret ribucin por
el
acto consumado, p redominan te en aquellos aos,
y
la
fundamentacin de l de recho a castiga r en la idea de fin, pues la pena debe provoca r temor
y , a l imponerse, ha de procurar e l perfeccionamiento de
la
persona. El conocido apotegma
de que se ca stiga non quia pecca tum e st, se d ne pe cce tur , que sirve de ba se al de re cho
penal aun en nuest ros d as, viene rodando desde los aos en que vivi e l sofis ta de Abdera .
Menzel, obra y t raduccin citadas, p.
1 6 .
En re lacin con e l mismo tpico, Taylor a firma
que es fcil entende r por qu los a tenienses realmente pensaban que la virtud puede
ense-
arse, s i re flexionamos en que no corregan n i censuraban a quienes t en an defectos
fsicos de los que no e ran re sponsable s. Al hombre que e s feo, pequeo o enfe rmizo no
se le reprende n i se le corrige: se le t iene lst ima. Pero los hombres son just amen te repren
ddos
y
castigadoscuando delinquen,
y
e l p rops ito es que la reprimenda o el cast igo puedan
ser una leccin para el delincuente o para otros, a fin de que no cometan delitos en lo
fu tu ro. La s imple exis tencia de la just icia criminal
e s
as una prueba de que la virtud
puede ser objeto de aprendizaje . A. E. Taylor,
Plato. The Man and his Work.
Methuen,
London,
1 9 6 0 ,
p.
2 4 4 .
18
El punto es ampliamente dis cu tido en la obra a que remite la nota ante rior (cap.
x, rr,
pp.
2 4 1 - 2 4 7 ) .
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8
EDUARDO GARCfA MYNEZ
de buen grado, bien; pero si no, lo enderezancon amenazasy golpes ,cual
si fueseun trozo de maderatorcido y doblado. 19
Es cierto que los hijos de padresbuenospueden llegar a sermalos; pero
estoslo prueba que aunque la virtud seaenseable,no todosse hallan igual-
mente dotadospara adquirirla, y lo mismoocurre con cualquiera de las artes.
Si supusisemosque tocar la flauta fuesetan necesariopara la vida de la
polis comola excelenciacvica, piensasacaso,Scrates,que los hijos de los
buenosflautistas,ms que los de los malos,llegaran a ser buenos tocadores
de flauta? 20 Las capacidadesy aptitudesson siempre variables, tanto en el
campode la politica comoen el de la tcnica.Y cuando,respectodel primero,
faltan del todo, al negadopara adquirir y pract icar las virtudes que hacen
posible la convivenciase le da muerte,a fin de acatar esa divina ley que el
mito de
Prometeo
menciona.
6. Hay una o muchas virtudes?
Luego de escucharel anterior discurso,Scrates,dirigindose al sofista,
le dice: -Ahora, Protgoras,slo me falta que me contestesesto: la virtud,
en tu opinin, puedeser enseada,y si yo me dejaseconvencerpor alguno de
los hombres,sera por
ti;
pero al estart hablando,algo me sorprendi;da,
pues,satisfaccina mi espritu. Afirmabas que Zeus envi a los hombresla
justicia y el respetomutuo y, despus,a menudo sostienesque la justicia,
la templanza,la santidad
y
todo lo dems,serian,en suma,una sola cosa:la
virtud. Por tanto,
explcame
con precisinsi en verdad la virtud es algo uno,
de lo cual son partes la just icia , la templanza
y
la santidad,o si la s que yo
ahora mencionabason todas nombresdel mismoser uno.
21
Siendo una sola cosala virtud -responde Protgoras-e, aquello por lo
que preguntasson suspartes.
-Acaso -inquiere nuevamenteS6crates.- son partessuyascomo lo son
las de la cara: boca,nariz, ojos y odos ,o como las del oro, que no difieren
unas de las otra s ni entre s ni re spectode l todo, sa lvo en grandor
y
pe -
queez? 22
Las partesde la virtud -opina Protgoras- son como las de la cara (en
relacincon todo el rostro).-Pero -insiste Scrates- cmoparticipan los
hombresde estasporcionesde la virtud: unos de sta,otros de aqulla, o es
necesarioque si alguien poseeuna, tengatodaslas dems? : 3
A esteplanteamientosigue una larga discusin,en uno de cuyosmomen-
tos Protgorasadmite que las virtudes se parecenentre s, aunque hay una,
el valor V a Q E t a ) , de la que no puede afirmarse lo propio, puestoque hay
hombresvaliente s,pero injustos,
y
muchos otros que, siendo justos,no son
19
tu
325e-d.
2 0 1bid., 327b.
gl 1bid., 3 2 9be . Sobre la tesis socr tica de Ja unidad de Jas virtudes , ct. A. E. TayJor,
obra citada, cap. x, m, pp. 247-251.
22
1bid., 329d.
1lS lbid.
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EL MITO DE PROMETEO
y
EPIMETEO
9
valerosos.>El examende este tpico conduce a Scratesa uno de los princi-
piosbsicosde su filosofa: el de que la virtud es sabers Tal principio tiene
dos corolarios: 1) no hay hombresmalos, slo hay ignorantes; 2) quien pre-
fiere el vicio a la virtud es vctima de un error de c lculo. Adems, si la
virtud es saber, podr ser enseada.Esta es la verdadera conviccin socrti-
ca,la piedra angular de su magisterio.La pregunta que el moralista formula
al iniciar el dilogo con Protgoras obedeceslo al deseode que el sofista
hable de la ndole y finalidades de su docenca.w
En relacin con el tema central de esta obra, las doctrinas que Scrates
defiende en la ltima parte del coloquio pueden resumirseas: 1) slo es en
verdadjusto quien conoce la esenciade la justicia; 2) tal conocimiento,para
sercabal, ha de referirse no nicamente al se r de dicha virtud, sino a las con-
secuenciasque su ejercicio produce; 3) el hombre que prefiere la injusticia
a la justicia yerra por partida doble : en lo que respectaa la esencia de lo
justo y de lo injusto y en lo que atae a los resultadoso efectosdel vicio
y la virtud correspondientes.Estos son los temasque, despusde la conclu-
sin negativa del libro de
La Repblica,
sern prolijamente discutidos en
los libros II a IV del mismo escrito.w
7. Comentario
J. Los conocedoresde los dilogos, con muy pocas excepcones.v consi-
deran que, si atendemosal valor filosfico de las doctrinas que contiene, el
Pro t go ra s resulta inferior a la mayora de los escritosdel Filsofo de la Aca-
demia.En cambio, de modo unnime declaran que como obra artstica es, si
no la ms bella, s una de las produccionesestticamentemejor logradas,del
pensadorateniense.Taylor, por ejemplo, escribe: Si existe un dilogo que
puedadisputar al Banquete la pretensinde ser el chef d oeuvre de su autor,
esedilogo es el Protgoras, con su brillante y amplia semblanzadel famoso
maestroy sus alegres bocetos de los sofistas menores,Prdico e Hipias. 29
Por su parte, Guthrie opina que aunque el Protgoras no nos brindase
ninguna leccin filosfica , seguira siendo, pesea ello, una soberbia obra de
arte Iite rario t.w El mismo helenista combate el aserto,defendido por nume-
24 Protgoras, 32ge.
25
Cj.
Taylor, obra y captulo citados en la nota
21 ,
seccionesv y VI, pp.
2 5 7 - 2 6 2 .
26 La virtud, como Scra tes la entiende , no es asunto de tradiciones s ino un saber
que se rige por principios ; se t rata , a no dudarlo, de un conocimiento y, por tanto, de
algo que puede ser enseado .Taylor,
o p ,
cit., p. 246.
2 7 En el prximo captulo nos referiremosal libro 1 de La Repblica. Sobre las tesis
expuestasen los libros lI-IV del mismo dilogo pueden ser consultadaslas siguientesobras:
R.
L.
Nettleship,
Lectuse s on The Republic
01
Plato.
Macmillan
S e
Co. Ltd., Nueva York,
1 9 6 4 ,
captulos l-VII; R. C. Cross y A. D. Woozley,
Plato s Republic. A Philosophical Com-
mentary,
Macmillan, 1970, captulos 3 y 4; N. R. Murphy,
The Inte rpre tation oj Plato s
Republic, Oxford, at the Clarendon Press, 1 9 6 7 , captulos r-m,
28 De todasellas, la principal, sin duda alguna, es la estimacindel valor filosfico del
Protgoras
en e l captulo x de la ya citada obra de Taylor.
29 Obra citada en la nota anterior, p .
235 .
so Guthrie, tomo IV de la obra a que remite la nota
1 2 ,
p.
2 1 5 .
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10/20
EDUARDO CARetA MYNEZ
rososcrticosdel sigloXIX, de que el opsculode que estamoshablandoesun
trabajode juventud,o acaso,comolo sostuvovon Arnim en 1914, el primero
de los dilogosplatnicos.Ritter pensabalo mismo,no slo por razonesde
ordenlingstico,sino porque,a semejanzadeWilamowitz, se resistaa creer
que Platn hubiesepodido retratar a Scratesen forma tan poco halagea
despusde su destinode mrtir . 31Coincidiendo con Nestle en estepunto,
Guthrie juzga que el Pro tgoras es el ltimo de los dilogos socrticos ,
y
estoporque,aun cuandova msall que los otros del mismogrupo,man-
tiene la estricta aquendidad ( pure this-worldliness )del enfoquede Scra-
tes, sin exhibir ninguna impronta de los interesesmatemticos,metafsicos
y escatolgicosque enlazana Platn con los pitagricosy que, comorazona-
blementese conjetura,fueron fomentadospor la primera visita de aqula la
Italia meridionaly a SiciHa . 32
11.Al conversarcon Hipcrates,poco antes de salir para la morada de
Calas,
Scratesexpone,con su habitual franqueza,la mala opinin que de
los sofistastiene. Dos son las principales causasde su menosprecio.La pri-
meraha de buscarseen la costumbre,niciada por Protgoras
3
y seguidades-
pus por sus discpulos,de cobrarhonorariospor la instruccin que impar-
tan. No puede serms cruel la frasede que se vale para caracterizara los
miembrosde esegrupo: son mercaderes,al por mayor y al menudeo,de
las cosasde que se alimentael alma .84Scratespensaba-escribe jenofonte-;
que al recibir dinero por sus leccioneslos sofistasvendan su libertad, pues-
to que se obligaban a tener tratos con cualquiera que pudiese pagarlesel
estipendioque ex g an .w Semejanteprctica era a los ojos del filsofo una
especiede
prostitucin.w
31
Obra y tomo citados en la nota precedente,p. 213.
3~
Obra y tomo citados,p_214.
~3 Refirindose a esta costumbre,Gomperz escribe: El conceptoque los griegostenan
de la vida fue siemprearistocrtico.La actividad industrial gozabaentre ellos de un presti-
gio aun menor que entre otras nacionescuya economase basaba tambin en la esclavitud.
Los corintios son los que menosdespreciana los artesanos,y los lacedemoniosson los que
ms los desprecian ,nos dice Herodoto, preguntndosesi los helenos no tomaron de los
egipciossu menospreciode las industrias.En Tebas haba existido la ley de que nadie poda
ser elegido para una funcin pblica si no se haba mantenido alejado durante diez aos
de toda actividad en el mercado,
y
tanto el propio Platn como Aristteles crean opor-
tuno excluir a artesanosy comerciantesdel pleno gocede los derechoscvicos. Poqusimas
ocupacioneslucrativas, entre ellas en primer lugar la de mdico, eran consideradascomo
no directamenteincompatibles con el prestigio social. Realizar trabajo intelectualen favor
de otra personaque pagaba una remuneracin,era una actividad que llevaba adherida una
mcula especial.Se la considerabacomo un rebajamiento,una servidumbre buscadaVolun-
tariamente.Cuando la profesin del redactor de discursoso del abogadohizo su primera
aparicin, fue perseguidano menosque la del sofista por la burla de los autoresde come-
dias. Si alguien, como el orador Iscrates, se haba dedicado durante un tiempo a aquella
profesin,haca luego todo lo posible para borrar todo vestigio de esta actividad, y cuando
el mismo Iscratesse vio obligado a abrir una escuelade oradores,verti, segnse cuenta,
lgrimasde vergenzaal recibir su primer honorario. Theodor Gomperz,
Pensadoresgriegos,
trad. de Carlos Guillermo
Krner,
Editorial Guarania, Asuncin del Paraguay,tomo
1,
p. 465.
84 Protgoras, 313c. .
35 Memorabilia, 1, 2, 6 Y 1, 6, 5.
36 Ibid. J, 6,
13.
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EL MITO DE PROMETEO y EPIMETEO
11
Otra de las causas del desdn que le inspiraba la actividad de los sofistas,
era la ndole de su docencia. Recordemos el parangn que traza al departir
con su joven visitante : ms t emible s que los que comercian con los a limentos
del cuerpo son los vendedores de las cosas de que se alimenta el alma. As
como e l mercade r sin e scrpulos slo se preocupa por sa lir de sus mercanca s,
estn o no en buen estado, al que pone precio a sus doctrinas, sean o no ver-
daderas;
no le inte re sa la sa lud mora l de sus oyente s, sino ha ce rlos aptos pa ra
vencer, por cualquier medio, en las controversias judiciales o en las asam-
ble as poltica s. Lo de cisivo, pa ra quie ne s se vanagloria n de tra smitir ta l de s-
treza, no es la intrnseca bondad de las causas, sino la aptitud para hacerlas
t riunfa r, aun cuando sean injusta s. Esto se aplica tambin a quiene s discuten
sobre cualquier tema, pues toda discusin es una batalla verbal en la que
tiene que habe r un vencedor
y
un vencido , y no, como lo afirmaba Scra tes,
la bsqueda en comn de un saber autntico.
III. La re spue sta que da e l a bde rita no, cuando se le pre gunta qu venta ja s
puede espera r Hipcra tes de las lecciones que anhe la recibir, cla ramente reve-
la los objetivos de la enseanza protagrica. Hipcrates no tendr que estu-
diar materias que ni le interesan ni habrn de serle tiles, sino lo que real-
mente le importa: la prudencia en el manejo de los propios negocios, que
indica cmo puede uno administrar su casa de la mejor manera; y, respecto
de los asuntos pblicos, en qu forma se vuelve uno mximamente capaz de
in te rvenir, por medio de la accin y e l discurso, en la vida de l Estado. S8 Tr-
ta se , pue s, de un magiste rio dirigido hacia e l logro de fina lidade s utilit aria s,
as en la vida privada como en la esfera de la actividad poltica.
Protgoras y, con l, sus adeptos, e sta ban convencidos de que dentro de un
rgimen en que , como en a ctitud crtica de ca Scra te s, lo mismo se e scucha
en las asambleas al pobre que al rico, al ignorante que al docto, al noble
que a l ple beyo, la oportunidad de se r pa rte s e n la discusin de los problema s
comune s de ningn modo implica que los ciudadanos te ngan t a le n t o s ig u a le s
ni
p are ja s p os ib ilid ad es d e b ue n xit o .
Tanto en los debates polticos como
en cua lquie ra otro tipo de polmica , la victoria corre sponde siempre a l m s
diestro en el arte oratorio. En tales lides no se lucha con la espada, sino con
la palabra, y los sofistas son, precisamente, los supremos maestros de esta
e sgrima ve rba l. Si re specto de cua lquie r tpico podemos en todo ca so se rvir-
nos ,como pre tenda e l abderitano, de dos argumentos con tra rios , habr que
reconoce rque stos no son nunca ni correc t o s ni f a l aces ) sino f u e r t e s o dbi les ,
conv i nc en t e s o n o c o no in ce n t e s
Cuando Scra te s pregunta a Protgora s si e l obje tivo principa l de su ense -
anza es formar buenos ciudadanos, el sofista contesta que en ello cifra su
mayor orgullo. Mas no hay duda de que lo que
el.
re trico entiende por
buen ciudadano de ningn modo coincide con lo que entiende Scrates.
Buenos Ciudadanos son en re alidad, pa ra Prot gora s, no los me jore s en e l
87 ej Guthrie, tomo
de la obra citada, pp. 24 Y 51.
38 Protgoras , 3 1 9 a .
39 ej Gomperz, obra y traduccin citadas, cap. VI, pp. 513s s .
4
Protdgoras ,
3 1 9 a .
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12
EDUARDO GARCfA MYNEZ
sentido socrtico,sino los ms hbiles , es decir, los ms duchos en el arte
de imponer sus propias opiniones y, por ende, sus intereses.Los criterios de
medida resultan,pues,muy diversos.Uno, el de Protgoras,es el logro de ven-
tajas personales;otro, el de Scrates,la subordinacin de la conducta a
prin-
cipios que en ocasionesexigen que el individuo sacrifique sus impulsos egos-
tas en arasdel bien comn.
IV: Para respondera la objecin socr tica de que la sabidura poltica
no puede ser objeto de enseanza,Protgorasse sirve, como hemosvisto, de
un mito y un razonamiento.En e l ca t logo de sus obra s figura una cuyo
titulo era Sobre e l orden originario de las cosas= Se ha conjeturado que la
fbula que Platn pone en boca del abderitano es,en lo esencial,una repro-
duccin de puntos de vista del famosoretrico, expuestos,muy probablemen-
te, en el mencionado
escrito.v
Semejanteparecer no es compartido por quie-
nes, como
J .
A.
Stewart ,opinan que el de Prometeo y
Epmeteo
no e s slo
una creacindel filsofo de la Academia, sino el ms bello de los mitos pla-
tnicosr
Las pa labras inicia le s de l re la to: Hubo una vez un tiempo en que los
dioses existan, mas no haba criaturas mortales , deben tomarse,a juicio
de los crt icos, como un simple ornato literario, pues Platn saba muy bien
que en materia religiosa el abderitano se declaraba agnstico.As
10
indican
estaspalabras: Respectode los diosesno tengomanera de averiguar si exis-
ten o no existen.En efecto,muchascosasimpiden saberlo: la oscuridad del
asuntoy la brevedadde la vida humana.
44
Como Protgorasse jacta de que
la fina lidad de su labor es preparar a los ciudadanos para que intervengan
con eficacia en el exameny solucin de los asuntospblicos, lo que lgica-
mente suponeque el arte de la polt ica es enseable,en su mito se niega que
la capacidad para adquirir ta l sabe r sea inna ta en e l hornbre .v Por e llo es
necesarioadquirirla, y su trasmisinexige, por una parte, la obra educativa
del maestro y, por otra, la dedicacin y el esfuerzodel discpulo. Esta idea
y la que sirve de base al argumentode Scratesno son incompatibles, pues
si bien es cierto que en las asambleaspolt icas de Atenas se escuchaa todo el
m_undo(seapobre o rico, ignoranteo instruido),ya que as lo demandael prin-
cipio fundamentalde la democracia,esteprincipio no suponeque la igualdad
de oportunidadesde intervencin en los debatesdemuestreque todos los ciu-
dadanos tengan
igual destreza
ni
las mismas posibilidades de triunfo.
Pues,
si las tuviesen,ninguna necesidadhabra de prepararlos para esasluchas, ni,
por ende, haran falta maestrospara ello.
A diferencia de la virtud cvica , la aptitud tcn ica es congnita , pues,
segnel mito, Prometeola concedi a los humanos desdeque stosvieron la
41 En el captulo IX
5 5 ,
de
Vidas de los filsofos ilu stre s,
Di6genes Laercio incluye una
lis ta de las obras a tribuidas a Pro tgoras.
42
ej
Guthrie, tomo
JII
de la obra citada, p.
6 3 .
43
J .
A_ Stewart, The Myths of Plato, pp. 212ss.
44
Di6gene s Laercio,
Vidas, IX
51-52.H. Diels,
Die Fragmente der Forsokrat iker,
u, 265,
Protagoras, Fr. IV.
45
Protgoras, 3 2 3 c.
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EL MITO DE PROMETEO
y
EPIMETEO
1 3
luz.
46
Apenas les fue otorgada esta porcin divina empezarona rendir cul-
to a los diosesy les levantaron altaresy estatuas .
Al referirse a los inicios de la existencia humana, Protgoras distingue
claramentedos etapas.Durante la primera, anterior a la formacin de las
comunidadespolticas, los dones que Prometeobrind a lGShombres resul-
taban insuficientes,ya que, si bien los humanos pudieron conocer, gracias
a tales ddivas,el fuegoy los secretosde las artes,este saber tcnico los colo-
caba en situacin de inferioridad frente a las bestiasferoces,que en todo caso
eran ms fuertesque ellos, por carecernuestra especiedel arte cvico ( M A t -
tLX~ t X v r ) , del cual el de la guerra es una parte . Su vida en el estado de
naturaleza,
entendiendopor tal la situacin que precedi a su convivencia en
el senode la polis, pona en tal peligro al linaje humano, que Zeus, temeroso
de que nuestra especiese extinguiesedel todo, envi a Hermes para que lle-
vara a los hombresel respetomutuo y la justicia
( ( l w < l ~
y ~ bnl),a fin de que
hubiese ordenamientosy lazos que estrecharansu amistad . Cuando Hermes
pregunt a Zeus si deba deposita r en los hombres la justicia y e l re spe to
mutuo en la forma en que las artesfueron distribuidas, el padre de los dioses
respondi:Debesrepartirlos entre todos; que todostengan su parte, pues las
ciudadesno llegaran a formarsesi slo unos cuantosparticiparan de aqullos
comode las artes.E instituye en mi nombre la ley de que , a quien no pueda
ser partcipe del respeto recproco y de la justicia , se le haga morir cua l si
fueseun cncer de la ciudad .
Cmo hay que entenderlas palabras aW< l ~ y MwI J,de que Protgorasse
sirve en su mito? Por lo que toca a la primera , juzgo que se re fie re , como
diramos hoy empleando una expresin hartmanniana,v, al
sentido
o
senti-
miento de la justicia,
es decir, a la aptitud, a todos otorgada ,de intuir la
esenciadel mencionadovalor, ascomoa la necesidadde fundar en l el orden
legal de la
polis.
Dicha aptitud que, segnla fbula, hizo posible el trnsito
del primitivo estadode lucha y desordena la
vida poltica,
no garantiza,sin
embargo,de acuerdocon estaexgesis,la total eficacia de aquel valor, porque
los favorecidoscon la ddiva que Prometeoolvid brindarles tienen no slo
la capacidadde realizar la just icia a t ravs de la formulacin y el cumpli-
miento de los V I 1 0 L , s ino tambin (sea por incurable pervers idad,sea por
ignorancia),la de violar stos,hacindoseas acreedoresa los castigosque las
leyesimponen. Aun cuando lo ltimo no se diga en e l mito, no hay duda
de que est implcito, como lo prueba la teora sobre e l fundamento de la
sancin penal, que Platn pone en labios del abderitano en el discursoque
stehace inmediatamentedespus,deseosode explicar el sentidode su fbula.
En cuanto a l otro trmino, que hemos traducido por
respeto mutuo,
lo
que el retrico de Abdera quiere expresares que, ademsdel sentido o senti-
mientode lo justo o, comoconsecuenciasuya,los que pasandel estadonatural
a la vida poltica no ven ya a los demscomo
enemigos
que pueden conver-
t irlos en vct imas de sus violencias -cual ocurra en la etapa precedente-
sino como
conciudadanos
a quienesmueve el mismo anhelo de paz y de con-
4 -8 Ibid. 3 2 1 e d.
41
ej N. Hartmann, Ethik v, cap. 14.
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14
EDUARDO GARCfA MYNEZ
cordia . El re spe to mutuo, como reconocimiento, por parte de cada miembro
de la
polis,
de la dignidad ciudadana de los dems, implica, asimismo, que
todos los : r o o A L . m tienen el debe r de cont ribuir, ha st a donde sus dive rsa s apti-
tude s lo pe rmita n, a la e structura cin y mantenimiento del orden legal del
Estado. Las normas que integran este orden no se fundan en la naturaleza;
derivan del consenso mayoritario de quienes, despus de establecerlas, quedan
obligados a cumplirlas. Protgoras no es
iusnaturalista;
48 los V OL tienen
su fuente en la libre volunta d de los sbditos. Pa ra stos, como expre samente
lo afirma el retrico de Abdera, la justicia no existe por naturaleza ni de
modo espontneo, sino que puede ensea rse y, con esfue rzo, se r adquirida
( 3 23c ) .
Estas palabras revelan, a nuestro entender, el propsito del mito de
Prometeo y Epimeteo. Lo que Protgora s se propone es la justificacin filo-
sfica de los regmenes democr ticos . La dign idad de l
; o A h r ~ ,
dentro de ta le s
regmenes, depende, ante todo, de la posibilidad que se le da de intervenir
e n la cre acin de l orden jurdico. El se ntido o sentimiento de la justicia e s lo
que condiciona tal posibilidad. No se trata, empero, de una intuicin cabal
ni infa lible de 10 justo, sino de una aptitud cuyo mayor o menor pe rfeccio-
namiento se a lcanza por obra de la educacin. Recurriendo otra vez a giros
hartmannianos 50 podra de cirse que Prot gora s no s6lo admite que hay ca sos
de estrechez o angostura del sentido de la justicia, sino otros tambin de
total ceguera para tal valor. Esto ltimo explica las palabras que pone en
labios de Zeus: E instituye en mi nombre la ley de que, a quien no pueda
ser part cipe de l respe to reciproco
y
de la justicia, se le haga morir cual si
fue se un cnce r de la ciudad.
51
V. Examinemos ahora el pasaje en que el abde rita no expone sus ide as
sobre la s fina lidade s de la sancin pena l: Nadie , pre cisamente por e sta r do-
tado de razn, castiga a los que son injustos por el hecho de que obraron
injustamente, a no ser que, cual bestia salvaje, se vengue sin ningn funda-
mento. Pero el que trata de castigar con razn no se venga en vista de la
injusticia pasada -pues no considerara lo ya hecho como no ocurrido- sino
en a te ncin a lo porvenir, pa ra que no come ta nuevamente injusticia s ni e ste
mismo ni otro alguno, al ver que aqul fue castigado; y, teniendo tal pensa-
miento, comprende que la virtud puede ser objeto de educacin, ya que cas-
t iga con un propsito prevent ivo
( 3 2 4a - c ) .
Del paso ante rior se de sprende :
1) Que la imposicin de una pena no debe ser considerada como un acto
de venganza.
2) Que debe te ne r, por e l contra rio, un fundamento ra ciona l.
3) Que la razn por la cual se castiga no ha de buscarse en la injusti-
cia pa sada , pue s nadie conside ra ra lo ya he cho como no ocurrido .
8 ej
Guthrie, obra citada,
IV,
p. 217, Y Ernest Barker,
(keek Polit ical Theorv, 1970,
p.
71.
. ~ Pro t g o ra s , 324ac.
50 Cf N. Hartmann,obra citada,v, cap. 16e.
51 Pro tgoras , 322d.
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EL MITO DE PROMETEO y EPIMETEO 1 5
4) Que e l que castigacon razn lo hace a tendiendo a lo porvenir (no a
un hecho pretrito).
5) Que la pena se impone no slo con el propsito de que el delincuente
no reincida,
sino a fin de que los dems,ante
el
espectculode la punicin,
se abstengande delinquir.
6) Que la finalidad esencialde las sancionespenaleses la
prevencin
de
futuros delitos.
Si nos atenemosa las palabrasque Platn atribuye a Protgoras,podremos
percatamosde que en la doctrina protagricasobre las finalidades de la pena
no existe n inguna referencia a la idea re tribut iva , ya que , de acuerdo con
aquellas palabras,no se sancionaa l delincuente
porque
delinqui, sino
para
que no uueloa a delinquir.
En el mismo pasajese sugiere,en cambio, que lo que con la imposicin
de l castigose busca es que e l autor de l hecho punible se
arrepienta
de su
falta
y
salga del error en que incurri al violar la ley.
Qu juicio debemosformamos de una tesis a la que autorescomoAdolfo
Menzelv tributan tan clidos elogios, por considerarque el abderitano su-
per la concepcin retributiva de la pena?
Que el castigono ha de tener e l sent ido de un acto de venganzasino un
fundamentoracional es evidente; pero el asertode que el que cast iga con
razn no lo hace en vista de la injusticia pasada sino en a tencin a lo
porvenir, no puede, a nuestro juicio, ser ms desafortunado.Si ello fuese
cierto resultara imposible entender, primero, por qu se impone un sufri-
mientoal autor del delito (o, comoPlatn lo expresa)de la injusticia pasada;
y ,
despus,cmo pueda justificarse la afirmacin de que se castiga al delin-
cuenteno por
lo que hizo,
sino por
lo que an no ha hecho, pero se teme que
haga.
Recordemosel parecerde un destacadopenalista contemporneo: Quien
dice sancin dice reaccin , retribucin , castigo y, por tanto, expresauna
idea que se orienta hacia el pasado,hacia algo que ocurri, hacia la violacin
ya consumadade una norma, hacia la lesin de un bien protegido,no hacia
algo que ha de producirse,como si la sancin se predispusiesepara evitar la
futura realizacin de un hecho lesivo. s3
Se ignora s i la doct rina penal a tribuida a Protgorasen el di logo que
lleva su nombre es realmentedel sofista,o, como Apelt lo sostiene,s,se trata
de una tes is platnica. Que Apelt esten lo justo nos parece indudable, no
slo porque la susodichadoctrina concuerdaen lo esencialcon las ideas que
acercade la pena expone el filsofo en varios de sus escritos,sino, sobre todo,
porque en
Las leyes
repite
textualmente
las palabras de que, al t ratar el mis-
mo argumento,se sirve en el Protgoras.
55
52
e j.
A Menzel,
ealicles,
trad. Mario de la Cueva p. 16.
53 Giuseppe Bettol,
Dirit to Pe n a le ,
Padova, Casa Edit rice Dott , Antonio Milani, Sesta
Edizione,
1 9 6 6 ,
p .
6 2 2 .
~ ~ e j .
Otto Apelt , Platons Straftbeorie , en Platoni sche
Autsiit e
( En s a y o s p la t n ic o s ) ,
Amo Press ,Nueva York, 1976,pp. 189
s s .
5S
Leyes, 934a-b.
8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras
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1 6
EDUARDO GARetA MAYNEZ
Habr , pues, que considerar el pasaje t ranscrito no en forma a is lada , s ino
en conexin con los re stante s a spectos de la concepcin pla tnica de l de lito
y de la pena.
Pun to de part ida de sta son las s igu ientes tes is socr ticas:
1~)Nadie es voluntariamente injusto.
2~) Sufrir una injust icia es preferib le a cometerla .
3~ )Quien comete iniquidades e s de sdichado en todo ca so, pe ro an ms
desdichado si no se le sanciona ni es objeto de retribucin por sus actos de
in just icia , aunque menos desd ichado s i se le inflige una pena .
De estas ideas tra taremos in e xt e ns o en e l capitulo siguiente , a s que , por
ahora , nos limit aremos a re sumir la s conclusione s a que Scra te s llega en e l
Gorgias
al discutir con Polo:
1) Ser castigado no es obrar, sino padecer.
2) El sufrimiento que la pena ocasiona a quie n de linque e s impue sto por
e l funciona rio a quien se encomienda la ta rea de ca st iga r.
3) El que cast iga con razn cast iga con jus ticia , y e l que re cibe e l ca stigo
sufre una accin justa .
4) Lo que pade ce e l ca stigado e s bueno por su utilidad, ya que , gracia s a l
ca stigo, puede aqu l libe ra rse de l mal que haba en su a lma.
5) As como al e nfe rmo se le conduce a ca sa de l mdico pa ra que se a a te n-
dido, a los que se abandonan a la injusticia y el libert inaje hay que llevarlos
ante e l jue z, pa ra que se le s aplique la sancin que me re cen.
6) Si pensamos en dos enfermos, para inquirir cul es ms desdichado,
aquel a quie n se a tie nde pa ra cura rle y aque l a quie n n o se cura y sigue pa-
deciendo, a l segundo lo tendremos por ms in fe liz. Lo propio ocurre en el
caso de la injusticia: el que por ella es castigado se ve libre del ms grande
de
1 8 s
vicios, que e s la ma ldad, y e l dolor que sufre lo bene ficia , pue s e l ca s-
tigo e s la medicina de l a lma .
El problema ms arduo de los que plantean a Platn los principios
socrticos que arriba enumeramos y de cuya verdad el filsofo de la Academia
estaba convencido, deriva de l ase rto de que nadie es voluntariamente in justo
(oooct~hwv lh K l > L ) . A primera vista --escribe Apelt- parece que este prin-
cipio hace imposible habla r de la pena . Si lo entendemos en su sentido lite ra l
excluye toda responsabilidad
y
con e lla la justificacin de l ca stigo, pues lo
que hago sin querer no puede imputrseme como culpa .~8Pero sus dis tincio-
ne s psicolgica s ofrecen a Pla tn los medios pa ra e stablece r
y
caracterizar
con gran sut ileza las gradaciones que nuestro juicio formula acerca de la injus-
ticia y de l de lito, e n re la cin con la s inte ncione s, la volunta rie dad, e tc. Si
leemos sus ideas sobre e l homicidio
( L e y e s ,
8 6 5
a ) ,
encon tra remos en e llas
un clmax de la responsabilidad, con una clara distincin entre dolus y
cuipa , As que , a un cuando e l principio de la involunta rie dad de l e ntue rto
pa rezca cerra r todo camino a la pena, una consideracin ms cu idadosa reve-
la que en lo fundamental es compatible con las concepciones criminalis ticas, y
5S Go rg ia s , 4 7 2 e .
~7 t u a ;
4 7 8 d .
ss Ape lt, ensayocitado en la nota 54, p. 191.
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EL MITO DE PROMETEO
y
EPIMETEO
1 7
tieneslo la peculiaridadde que,en lo que a las finalidadesdel castigoatae,
Platn relegaa un segundoplano todoslos demspuntos,para colocaren el
primero las ideas de la enmienda
y
el progresivoaprendizaje.Como el acto
volatorio de la ley es consecuenciade una antinatural falta de libertad del
entendimiento,es decir, de una enormelimitacin del dominio que a ste
corresponde,el dao que el delito produce slo puede ser subsanadosi se
ayuda a que el entendimientorecuperesu imperio y total libertad. La ins-
truccin y la mejora que engendra es, pues, el fin propio y ms noble
de la actividad punitiva. Con l se contribuye a realizar al mismo tiempo
la tarea fundamentaldel Estado,que consisteen hacer virtuosos a los hom-
bres .59
Segnla concepcinplatnica, la pena es el sufrimiento con que la ley
retribuyeel mal causadopor el delito. El hechodelctuoso no slo daa a la
vctima del entuerto; tambin causaun dao al alma del delincuente.Este
dao es el que el dolor producido por la punicin, obrando a un tiempo
comomedio educativoy comorecursoteraputico,tiende a corregir.Conside-
rada no en lo que tiene de aflictiva, sino en sus efectossaludables,la pena
resulta,moralmentehablando,un
bien
para quien la sufre.
ea
Aun cuandola forma en que la teora de la prevencines presentadaen
el Pro tgoras y en los renglonesde Las leyes que la reproducenparece ex-
cluir la idea de la retribucin, nosotroscreemosque lo que en otros escritos
y, especialmenteen el Gorgias , Platn expone acerca de los delitos y las
penas,demuestrados cosas:una, que si bien la teora del castigocomomedi-
cina del alma subraya de manera exageradala importancia de los efectos
preventivosy ejemplaresde la sancin penal, ello de ningn modo prueba
que el autor de
La
Repblica desconozcala naturaleza retributiva de tal
sancin;otra, que numerosostextosde Las leyesy , sobre todo, el delGorgias
que hace pocoscitamos,corroboranplenamentenuestroaserto.Acabamosde
referirnosal pasaje que dice: Quien cometeiniquidades es desdichadoen
todocaso,pero an msdesdichados i no se le sanciona n i es obje to de re tri-
bucin por sus actos de injusticia, aunque menos desdichadosi se le inflige
una pena (472a).
No es nuestropropsitonegar, por supuesto,que la pena tiene una efi-
cienciapreventiva,tanto especialcomo general;6 lo que negamoses que se
castigueno en vista de l pasado (para retribuir el mal del delito), sino exclu-
sivamenteen atencin a lo porvenir, para que el delincuenteno reincida y
sirvade ejemploa los demssu castigo .
La prevencinespecial-escribe Bettiol- es uno de los objetivos de la
pena,pero sta,para no perder su naturalezatica, debeser reafirmacinde
la normaviolada, debe ser retribucin, pero retribucin que en el casocon-
cretono olvide la personalidadmoral del individuo y deje abierta la posi-
59
Ensayo a que remite la nota 54, p. 193.
60 Apelt , obra y ensayo cit ados , p . 194.
61
Sobre los conceptos de prevencin general y prevencin especial, f Bettiol, obra y
edicin cit adas , p . 652 .
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EDUARDO GARC1A MYNEZ
bilidad, por la forma de su individualizacin y ejecucin,de la enmiendadel
culpable.
62
VI. El punto mscontrovertido,en relacin con la filosofa protagrica,de-
riva del aparenteconflicto entre la doctrina epistemolgicadel sofistay la tesis
que, a propsitode suobra educativa,Platn poneen labiosdel famosoretrico.
En el dilogo intitulado Teeteto, el filsofo de la Academia discute con
gran prolijidad la sentenciadel abderitano: El hombre es la medida de todas
la s cosas,de l se rde la s que son y de l no se rde la s que no son.
63
A qu se
refiere, en estafrase,la palabra hombre ? ( o v 6 Q ro .lt o; ) : a cada sujeto par-
t icular o a la especiehumana?64 Platn, tomando como base el aspectoepis-
temolgicode la doctrina, da a la tesis un sentido individualista y subjetivs-
taoPara Protgoras-afirma Scratesen el mencionadocoloquio- cada cosa
espara m comoa m me parece,y para t i comoa
ti
te parece .Lo que aqul
quiere decir -prosigue el hijo de Sofronisco- es, por ejemplo,que cuando
sopla un mismo viento, uno de nosotrossiente fro y otro no lo siente,s te
poco y aqul mucho . Surge entoncesla pregunta: el viento, tomado en si
mismo,esfrio o no esfro?... O tendremosfe en Protgoras,que quiere que
sea frio pa ra e l que as lo siente ,y no lo seapara quien lo juzga c lido? ..
En consonanciacon la primera interpretacinde la sentenciaprotagrica-ex-
plica Comford- ninguno de los dos sujetosa que el ejemplo se refiere tiene
fundamentopara pretenderque el otro esten un error. Cada uno de noso-
tros es la nica medida, el nico criterio o juez de la exis tencia o realidad,
r l de lo que percibe .ls6 Caliente y fro son dos propiedadesque
puedencoexistir en el mismoobjeto fsico.Yo percibo una de ellas; t perci-
bes la ot ra . El viento es fro
para m
s ignifica que el fro es la propiedad
que me apareceo me afecta,aun cuandono sea la que te afecta o te aparece
a ti. Decir simplementeque el viento es fro podra naturalmente entender-
se en el sentidode que estafraseimplica que el viento no es clido. Pero de
hecho esambascosasa un t iempo; por e llo aadimos para m , a fin de ex-
presarque yo tengoconciencia de tal propiedad,aunque t tengasconciencia
de la otra . Pero cabe una segunda interpre tacin: e l viento no es, en s
mismo,ni caliente ni fro, No tiene ninguna de las propiedadesque cada uno
de los sujetos percibe,ni es, en s mismo, percept ible; es algo que exis te
fuera de nosotros y origina mi sensacinde fro y tu sensacincontraria .
Lo fro y lo clido no exis ten de modo independienteen el objeto, y slo
adquieren existencia cuando el acto perceptivo se produce. Cornford juzga
62
Bettiol, op . cit., p.
6 5 7 .
6 3 Teeteto, 152a: r r . ' \ '1 ; O O V XQ I 1 JA. I 't O l' V J A. 1 : Q O V O '' t LV vO Q < J m O ~ , t r o v J A . 8 V l ' V t o o v I J~
e O ' t L v , t r o v l
ome
I } V t o o ' V w ~
ome
~ O ' t t v .
Diels, Fragmente der Vorsokrauker, Protagoras,
D ,
2 6 3 ,
Fr. l.
64 A dife rencia de ca si todos los comenta rista s, Gompe rz sostiene que a l habla r de l
hombre, Protgoras quera referirse no a cada individuo. s ino, genricamente,a la especie
humana. el. obra y traduccin citadas, tomo
1,
cap.
VI,
pp. 502ss .
65 Teeteto, 152a.
66 Francis Macdonald Cornford, Plato s Theory 01 Knoiuledge, The Libera l Art s Press ,
Nueva York, 1957,p. 33.
6 1
Id.
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probable que Protgora s haya adoptado la primera de la s dos inte rpre ta cio-
ne s: e l viento e s, a un tiempo, c lido y fro. Esta exgesis, comenta e l mismo
autor, coincide con la doct rina de Anaxgoras, qu ien sos tena que cualidades
opuestaspueden darse en las cosas fuera de nosot ros , y que la percepcin lo es
de los contra rios. A propsito de e ste punto, Cornford cita e l siguie nte pa -
sa je de Sexto: Protgora s a seve ra que la ma te ria contiene los fundamentos
subyacentesde todas las apariencias, de tal suerte que en e lla , independ iente-
mente considerada , pueden exis tir todas las cosas que nos aparecen. Los hom-
bre s aprehenden obje tos distintos en dive rsos momentos de acue rdo con sus
va ria ble s condicione s. El que se halla e n un e sta do norma l aprehende en la
materia lo que puede aparecer a una persona normal; el que se halla en un
estadoanormal aprehende lo que puede aparecer a un suje to anormal. Lo mis-
mo se aplica a dive rsa s poca s de la vida , a los e sta dos de sueo o de vigilia
y a toda e spe cie de condicin. As que , se gn Prot gora s, e l hombre prueba
que e s e l crite rio de todo lo existe nte : todo lo que le apa re ce existe tambin;
Jo que no apare ce a ningn hombre no existe e n absoluto. 6S
Cuando cita a Sexto, pa ra apoya r la prime ra inte rpre tacin de la sente n-
cia de Protgoras -escribe Guthrie- Cornford omite la frase anterior al
p rra fo por l tra nscrito, e n la que Sexto a tribuye al a bde rita no la doctrina
de que la materia est en constante flujo ( t ~v A t 'j V Q : E 'U O T T ] v E LV UL ) . 6 9 Esta afir-
macin pe rte ne ce a la enseanza se cre ta de que se habla en e l Teetetossy
Sexto resu lta ser un tes tigo no fidedigno de las ideas genu inamente prota-
grica s cuando tra ta de ir m s a ll de la sente ncia de l sofista y de sus obvia s
implicaciones
.71
El resultado a que Guthrie llega, y que nosotros aceptamos, es que el re-
trico de Abde ra de fe ndi un subje tivismo extremo de a cue rdo con e l cua l
no hay ninguna realidad de tr s e independientemente de la s apa riencia s, ni
dife rencia a lguna ent re apa rece r y se r, por lo que cada uno de nosotros e s juez
idneo de sus propias impresiones. Lo que a m me aparece e s para m, y
ningn hombre puede de cir a otro que e st equivocado. Si
que yo sie nto
. c l do t lo sientes fro, no cabe argumentar sobre ello: es clido para mi
y fro pa ra ti :12
6S Cita de Cornford en la p. 35 de la obra a que remite la nota 66.
69
Guthrie, obra citada, tomo
JII,
p. 185.
70
Teeteto 152c - 153d , Comentando estos pasajes,Cornford escribe: Platn introduce en
seguidaotro elemento,requerido por su tema de la percepcin sensorial..Tal elementopro-
cede de Herclito: Todas las cosasestn en movimiento. La sugestin de que Protgoras
enseesto a sus discpulos como doctrina secreta no puede engaar a nadie. Protgoras
no tena escuela ;cualquiera poda escuchar sus exposicionesy leer sus libros. Pla tn est
insinuando que la doctrina del flujo universal realmente deriva de otra fuente, y procede
a a tribuirla a Homero y a todos los filsofos , con excepcin de Parmnides .No hay aqu
ms fundamento para infe rir que Protgorase ra un heraclit ano que para infe rir que Ho-
me ro tambin lo fue se . La inte ncin de Pla tn e s a cepta r la doctrina de que todos los
obje tos sensibles cambian de modo incesante -principio fundamental de su propia filo-
sofa . Pero para Pla tn esosobje tos sensiblesno son todas las cosas .Ms tarde sos tendr
que el asertoirrest ricto de que todas las cosases tn s iempre cambiando hace del conoc -
miento algo imposible. Cornford,
o p .
ci t . ,
p. 36.
11 Guthrie, obra citada, IlI, pp, 185Y 185~
72
Obra y tomo cit ados en la nota anterior, P: 186.
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EDUARDO GARCA MAYNEZ
Este re la tivismo fue exte ndido por Prot gora s a l te rre no tico. Nue stra
informacin -sigue dicie ndo Guthrie - se re fie re nicamente a los Esta dos.t-
pero es claro que si un hombre sinceramente piensa que robar es bueno, en-
tonce s pa ra l, mientra s siga pensndolo a s, ta l a cto e s bueno. 74 Pero de la
misma manera que interesa al mdico cambiar con sus drogas el mundo del
enfermo, para que lo que le parece y es para l amargo le parezca y sea dulce
para l, a la mayora o a sus representantes, para quienes robar parece
y
es
ma lo a un tiempo, le s inte re sa a ctua r por medio de la pe rsua sin sobre e l que
cree lo contrario, hasta que su punto de vista -es decir, lo que para l es
verdadero-s- cambie . 75
Confirma plenamente la ante rior exgesis e l te st imonio de Aristte le s en
su
Metaf s ica:
Prot gora s a firm que e l hombre e s medida de toda s la s cosa s,
que es como decir que lo que opina cada uno es la verdad; pues, si es as,
resulta que lamisma cosa e s y no es, y es mala y es buena, y as lo dems que
se dice en los juicios contradictorios, ya que muchas veces a unos les parece
que una cosa de te rminada e s he rmosa
y
a otros lo contra rio,
y
la medida es
lo que aparece a cada uno.
76
Por otra pa rte , re sulta ra difcilmente explicable que Protgora s hubie se
s ido re la tivis ta en teora de l conocimiento y obje tvis ta en e l plano axiolg ico.
En cuanto al problema que plantean las doctrinas que Platn le atribuye en
e l di logo que e stamos comentando, la solucin se encuentra ya en e l mismo
escrito: toda s la s opinione s son igua lmente de fendible s, mas no todas tienen
igual valor para la sociedad o el individuo. Aun cuando, como observa Gu-
thrie, la conclusin lgica del subjetivismo protagrico sea la anarqua en
lo moral y en lo poltico, tal resultado jams fue admitido por Protgoras,
quien crey pode r e ludirlo a l re emplaza r e l crite rio epistemolgico de ve rdad
y falsedad por el puramente pragmtico que ofrece la distincin entre lo
mejor y lo peor, lo conveniente y lo inconveniente. Las apariencias del
momento son as subordinadas a un punto de vista superior: el fin o prop-
sito de la naturale za humana y la sociedad. Al mismo tiempo surge otra espe-
cie de re lativismo: los individuos y la s socie dade s difie re n profundamente
y , por tanto, en igual medida varan tambin sus necesidades. No hay un
omniabarcante bien para el hombre . Hacer el diagnstico de una situacin
particular
y
prescribir la mejor linea de conducta para una colectividad o
un individuo, como hace el mdico con su paciente, es, a los ojos de Prot-
goras, la tarea del sofis ta . ?
EDUARDO GARdA MYNEZ
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSFICAS
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXIco
73 Obra y tomo citados, p . 187
14
Ibid.
75
tu
78
Aristteles, Metaflsica, 1062b, 15. Valent n Garda Yebra , edicin trilinge. Gredos,
s .
A. Madrid , 1970,p . 152.
77 Guthrie, obra y tomo cita dos e n la nota 71,
p.
187.
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