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“hacerse como niños, “hacerse como niños, hacerse como niños, hacerse como niños, hacerse como niñoshacerse como niños, , hacerse como niños...”hacerse como niños...”
El Niño sobrevive en nuestro interior y permanece con nosotros durante toda la
vida: siempre niño, completamente vivo, una posibilidad íntima que aguarda tu
reconocimiento total y consciente. Abrazar al niño y acogerlo de manera cons
ciente, como una expresión saludable de nuestra plenitud psíquica, equivale a re
cibir sus dones. El proceso debe iniciarse en alguna parte, probablemente la más
obvia. Un simple acto de reconocimiento, una mirada lúdica, una sonrisa, y de
ahí puede arrancar todo. La experiencia del niño interior nos hace ingresar en el
mundo.
J. Abrams
Inspiración
El proceso de toma de conciencia de uno mismo, conlleva una serie de beneficios.
Entre otros y de manera destacada, creo que está la sabiduría que dice que "lo que la mente
oculta, el cuerpo proclama". Este es un proceso muy interesante. ¡Lo importante que es
nuestro cuerpo! Muchas veces sentimos que la cabeza nos dice una cosa y esta, no es del
todo cierta. No sabemos porque es así. Tal vez tal vez porque nuestra cabeza está ocultando
de manera consciente o inconsciente aquellos acontecimientos que en su día nos chuparon
la energía.
Todos y cada uno de nosotros vivimos aquellos acontecimientos como "unos vampi
ros" que un día entraron en nuestro cuerpo y nos restan la energía necesaria para la vida.
Algunos sabios dicen que la energía que utilizamos para defendernos no podemos usarla
para crecer y que, por tanto, es necesario desprendernos de estos vampiros para poder se
guir creciendo.
Es curioso descubrir también aquellos patrones que reconocemos como repetitivos.
Muchas veces la vida nos pone en evidencia como de manera repetida caemos una y otra
vez sobre la misma piedra. Cuando practicamos la atención plena nos damos cuenta de que
algunos de los acontecimientos funcionan como un resorte, que activa determinados com
portamientos. Siempre los mismos comportamientos. Descubrimos así que estos patrones
repetitivos tienen su origen, en la mayoría de las ocasiones, en nuestro desarrollo infantil.
Vistas así las cosas, llego a la conclusión de profundizar en el autoconocimiento per
sonal. ¿Cómo ahondar en el autoconocimiento personal para llegar a ser lo que cada uno
está llamado a ser? En este sentido es muy importante el núcleo de este trabajo: cómo res
catar al niño interior. El destino de este trabajo sin duda es esa honda dimensión propia,
personal y universal a la vez, del autoconocimiento.
Así, estas líneas que vamos a desgranar abordan numerosas oportunidades para el
desarrollo personal. Probablemente nos introducen en un camino de plenitud, a dos niveles
fundamentalmente: relaciones y contacto con la trascendencia. En el sentido relacional, sa
nar nuestro niño interior procura que no vivamos de proyecciones, intenta no generar rela
ciones utilitarias para saciar las propias necesidades insatisfechas, propone un camino de
relaciones auténticas, empáticas, sinceras.
Auténticas en todo lo relativo a ser lo que realmente somos, sin apariencias, desde
nuestros límites, desde nuestras verdades , desde nuestras incoherencias. Y a relacionarnos
así con esta autenticidad. También sinceras estableciendo en el camino relacional una pauta
de autenticidad, sin apariencias. Y cómo no, empáticas, para contactar con el propio senti
miento a la vez que me lo muestra el compañero de la relación, el de hacer una radiografía
emocional a aquél con el que relaciono, y a mi mismo en mi reacción.
Plenitud también en el sentido de trascendencia. El contacto con uno mismo nos
hace participar de nuestro ser de Dios. Profundizar en el autoconocimiento nos lleva, sin
duda, al contacto con ese Dios que nos habita. Esta es una motivación también importante.
Sale de lo moral y llega a lo esencial. Contactar con la esencia personal nos hace participar
de esas semillas divinas que ya nos habitan.
Intención
El camino de la plenitud nos lleva inexorable
mente, a abordar la cuestión de las luces en las
sombras. La luz y la sombra es un binomio
dual. La realidad de la dualidad sólo existe
nuestra mente. Acercándonos a una vivencia
de no dualidad, podemos decir que sólo somos
luz, en nuestra vida esencial no existe la oscu
ridad, aunque sí la creemos y creamos en ella.
La luz, como tantos otros, es uno de esos mil
nombres de lo que en realidad somos. Somos
luz, somos amor, somos verdad….
En Realidad nuestra sombra ocupa una parte de nuestra persona. Estos aconteci
mientos, vividos con miedo, reprimidos, aquellos acontecimientos que nos hacen perder
energía para crecer, para vivir en plenitud...: todo eso es nuestra sombra personal. Es un
acontecimiento también universal, creado por nuestra mente, sin duda, pero universal.
Guiados por este amor que somos intentaremos integrar nuestra sombra. Este es el
camino. El Camino del amor.
Desde la intuición el camino es más fácil. Sin duda, no nos podemos olvidar de la in
tuición. Así, desde un camino menos racional, menos emocional, como más intuitivo, llega
mos a conclusiones más sabias, más amplias, más sinceras. Así formulo mi intención gene
ral en esta investigación: ahondar en el niño interior para profundizar en el autocono
cimiento personal y contactar con la trascendencia.
Investigación e indagaciones
Podemos abordar este apartado desde dos puntos de vista: aquello que ya está escri
to y responde a lo que otras personas indagaron y descubrieron y aquello que es experien
cia propia.
De las primeras cuestiones no nos podemos olvidar, son la tradición viva de aquellos
que ya ha recorrido el camino, y por tanto han sido motivo de estudio. Pero el punto de vis
ta más interesante a mi entender reside en aquello que es experiencia propia, observada y
trascendida, a ello dedicaremos la primera parte de esta exposición.
Entre las indagaciones personales destaca, en primer lugar, aquello que es y quiere
ser un cambio de perspectiva: lo que interesa en la vida es vivir, experimentar. Muchas
veces nos perdemos en saber, en conocer, en informarnos, en leer.... Pero todo ello cuando
no va acompañado de la propia experimentación se torna en conocimiento valdio. Los co
nocimientos nos vivenciados son conocimientos caducos, que quedan en el exterior, que no
penetran a las entrañas.
Las cuestiones no integradas de la infancia son las responsables de la mayor
parte de los comportamientos tóxicos de los adultos. Son múltiples las maneras de abor
dar la evolución personal. Desde el conductismo y otros enfoques psicológicos somos cons
cientes que se da una evolu
ción en la persona que se
quiere trabajar a sí misma o
que pide ayuda a otras perso
nas en su camino. La expe
riencia nos lleva a constatar
que podemos avanzar, que ge
neramos comportamientos y
pensamientos más positivos....
pero al final, todos los cami
nos o nos llevan a recuperar
nuestro niño interior o no nos
llevan a ningún sitio.
Así, resulta esclarece
dora esta imagen rescatada
del psicoanalista Juan Pundik,
que aboga por generar contex
tos saludables que hagan del desarrollo del un lugar vivenciado desde el amor y el respeto.
Es para mi claro este asunto formulado desde una perspectiva bastante distinta: "si
nos os hacéis como niños no entraréis en el reino de los cielos". Este es un contenido an
cestral y sabio, desvela el gran valor que es recuperar al niño interior para ser hombres de
Amor y constructores de Paz. Hacerse como niños no es volver a ser niños, es vivir como vi
ven los niños siendo ya adultos. Ese es el reino del Amor y La Paz, el construido por los Ni
ños desde el Aquí y Ahora, desde la autenticidad y desde la compasión.
Observar a los propios niños es para mi otra gran intuición. Cómo hacen y cómo
viven los niños, cómo son tratados los niños por los adultos y como los tratamos los adultos
en primera persona, cómo son las relaciones familiares con los niños, desde los padres, los
abuelos... Cuántas claves nos aporta para entender la propia infancia vivir la infancia con
los propios hijos: por qué los tratamos así, cómo los tratan los abuelos (como nos trataron a
nosotros, sus propios hijos), y de nuevo surge la necesidad de volver al niño interior y recu
perar, sanar sus heridas.
Otra gran intuición es ser consciente de que todo adulto tiene un niño herido que
le sigue haciendo sufrir. Esta es una experiencia creo que universal y posiblemente se si
túa en el centro de la experiencia del mal.
Dicen algunos autores (Michael Brown) que la experiencia puramente emocional,
que comienza para nosotros cuando abandonamos el útero materno, disminuye y en mu
chos casos cesa su desarrollo cuando alcanzamos aproximadamente la edad de siete años. A
los siete años termina oficialmente la infancia. Los niños comienzan con sus obligaciones.
Entonces pasamos ya a ser muchachitos y muchachitas. Es entonces, cuando dejamos
la infancia, dejamos estar centrados en nuestra experiencia emocional y pasamos a estar
centrados en el desarrollo de nuestro cuerpo mental.
Desde los siete hasta las 14, aprendemos a desarrollar y a dominar mentalmente los
fundamentos de nuestras habilidades de comunicación: hablar, leer y escribir. También
aprendemos a comportarnos del modo que se estima correcto para la sociedad que nos toca
vivir. A partir de los 14 años más o menos, nuestro desarrollo mental comienza a centrarse
en lo que los demás consideran que tenemos que saber para que asumamos un papel físico
significativo en la sociedad. Este nuevo enfoque viene marcado por un incremento en la
conciencia física que tenemos del entorno y de la relación que mantenemos con el.
Los cambios hormonales hacen su aparición y lo físico, tiene una tendencia muy
marcada. Este tercer ciclo intensifica el desarrollo de nuestra relación con el mundo físico
externo, somos entonces adolescentes.
Nos hacemos conscientes de no solo lo físico y de nuestro lugar físico en el mundo.
Es aquí donde elegimos un grupo y también es durante este ciclo cuando se ponen énfasis
en averiguar cómo vamos a asumir nuestro papel de seres humanos físicamente capaces y
responsables.
Cómo podemos apreciar este es un ciclo que va de lo emocional a lo mental, y de lo
mental a lo físico. En otras palabras este proceso, este ciclo, nos muestra como el primer
momento, de los 7 años de la infancia, es su ciclo emocional. Este es el punto causal de to
das nuestras experiencias desagradables del presente. Aquí encontraremos las semillas
emocionales que se plantaron entonces y que no se integraron conscientemente en nuestras
vidas.
Y nos lleva tantas veces a ese punto en el que inexorablemente podemos, tenemos
que decir: los adultos son niños que murieron.
P ráctica educativa
Vamos a abordar a continuación la práctica educativa. Son numerosos los textos que
nos invitan a trabajar nuestro niño interior. He consultado algunos de gran valía, sobre todo
me parecen excepcionales los trabajos que proponen un proceso personal para abordar la
herida de nuestro niño interior.
En concreto quiero destacar los dos textos siguientes: el proceso de la presencia
(Brown) y volver a casa (Bradshaw). Ambas referencias se citan al final.
Algunos de estos textos serán utilizados para abordar la práctica educativa. Aunque
prefiero centrarme en otras cuestiones que son más personales, y sobre todo de evidencia
por ser de experiencia.
Quiero abordar la práctica educativa centrándonos fundamentalmente en cuáles son
las experiencias, prefiero decir las necesidades, de los niños que conozco. Vistas así las
cosas, y desde la experiencia que en estos momentos estoy viviendo compartiendo la vida
cotidiana con niños, he ido haciendo una observación de cómo viven los niños y he intenta
do trascender aquellas cuestiones que se me antojaron como necesarias para el desa
rrollo de cada uno de los niños que conozco.
La propuesta es recuperar estas actividades para sanar nuestro niño interior.
Así, desde esta perspectiva, y atendiendo a las actividades que los niños desarrollan
en la infancia, he entendido mejor que es el niño interior que vive cualquier adulto.
A buen seguro el estudio es incompleto, he de reconocerlo humildemente. Sin em
bargo de la propia observación deduzco, y traduzco, cuáles son las actividades, en un prin
cipio, que generan mayor desarrollo en los niños.
Planteamiento: rescatar algunas actividades de la infancia que hacen que los
niños tengan un desarrollo armónico y equilibrado. Proponerlas como ejercicio coti
diano a los adultos que quieran trabajar su niño interior.
Algunas de estas actividades son las que paso a relatar a continuación:
El juego.
El contexto de amor y respeto
La mirada.
La palabra.
La dedicación al momento presente.
El movimiento.
Notamos como algunas de estas, por ejemplo el juego, son actividades que el niño
espontáneamente realiza. Sin embargo otras, como la mirada o la palabra, son actividades
que se ejercen sobre El niño. Unas y otras son necesarias para el desarrollo emocional equi
librado del niño.
El juego El juego es la actividad mas agradable con la que
cuenta el niño. Desde que nace hasta que tiene uso
de razon el juego ha sido y es el eje que mueve sus
expectativas para buscar un rato de descanso y es
parcimiento y sobre todo la herramienta funda
mental de conocimiento. Sabemos por tanto que a
los ninos no debe privarseles del juego porque con
el desarrollan y fortalecen su campo experiencial,
sus expectativas se mantienen y sus intereses se
centran en el aprendizaje significativo.
El juego, tomado como entretenimiento suaviza las asperezas y dificultades de la
vida, por este motivo elimina el estres y propicia el descanso. El juego sirve para fortalecer
los valores relativos a la necesaria socialización: honradez, lealtad, fidelidad, cooperacion,
solidaridad con los amigos y con el grupo, respeto por los demas y por sus ideas, amor, tole
rancia... También propicia rasgos como el dominio de si mismo, la seguridad, la atencion
debe estar atento para entender las reglas y no estropearlas, la reflexion, la busqueda de al
ternativas o salidas que favorezcan una posicion, la curiosidad, la iniciativa, la imaginacion,
el sentido comun, porque todos estos valores facilitan la incorporacion en la vida.
Los juegos son actividades que mantienen una estrecha relación con el desarrollo.
No me refiero tanto a los juguetes, como los juegos. Parece claro que juegos tienen un fin
consciente y otros son un fuente de placer a veces importante. Hay otros juegos que nos in
troducen en la transición hacia el trabajo.
Hay juegos relacionados con el desarrollo de las percepciones sensoriales, de la acti
tud motriz, otros son visuales, juegos motores, juegos auditivos... En fin no quiero desarro
llar una doctrina sobre los juegos. Textos hay suficientes que abordan esta cuestión. Quisie
ra señalar cuál es la práctica que propongo en este aspecto: que el adulto reserve tiempos a
lo largo de su tiempo para poder practicar el juego. Puede también compartir su tiempo de
juego con sus propios hijos, así garantizamos también el desarrollo armónico de los propios
hijos.
He observado que en los niños jugar produce un desarrollo espectacular de la aten
ción plena, hacerse expertos en el vivir el propio presente, no otro. También he observado
que cuando los niños juegan al adulto le recuerda su infancia. Probablemente el desarrollo
del juego como práctica habitual nos sitúa de nuevo en el presente, recuerda nuestros re
cuerdos, y eliminar ciertas desganas así como ciertos miedos a hacer el ridículo y similares.
Esta es la primera propuesta, volver a jugar como cuando se es niño, con las sal
vedades de tiempo y otras que todos entendemos. Supone primero observarse ser conscien
te de qué se está moviendo en uno mismo, cómo afrontar los miedos que latentes conviven
con nosotros. Y confiar, dar el paso y soltarse. Los propios hijos son unos excelentes aliados
para realizar este ejercicio. Gana uno en ternura, gana uno en atención, gana uno en nor
malidad, gana cada uno que se somete a este ejercicio en vínculo con los propios hijos, y
consigo mismo, con su niño interior.
Para mí otra necesidad que se conjuga con la última parte (del movimiento) es que
los juegos no sean de cabeza, racionales, son necesidades que los juegos sean de movimien
to, practicar juegos fundamentalmente manuales. Así matamos dos pájaros de un tiro la
primera necesidad para el juego y la última para el movimiento. Dejamos estar así tranquilo
también la cabeza toma el gobierno gran parte de nuestras vidas. Pasamos a dar protago
nismo a aquello que es más manual, más dinámico, menos reflexivo, menos racional.
No me resisto a hablar de la
necesidad del juego en todos los
ámbitos, fundamentalmente por
que todos los aprendizajes que reci
ben los niños en la escuela son emi
nentemente auditivos y verbales.
El niño necesita aprender hacien
do, con otros, colaborando y si no
veamos esta imagen que refleja la
necesidad del juego, incluso en la escuela.
Contexto de amor y respeto
El texto que se cita a con
tinuación está tomado de
Rebeca Wild en su libro
Libertad y limites, amor y
respeto. "Imaginemonos a
una persona pequena que
se encuentra en el decimo
cuarto o decimoquinto mes
de vida y que debe arre
glarse con el mundo por la
fuerza de este impulso in
terior. En esta etapa necesita agua, arena, tierra, plantas, animales, un recinto con obstaculos,
tambien muchos tipos de aparatos y materiales estructurados y semiestructurados fabricados
por personas. En este entorno natural y culturalmente enriquecido debe gatear, andar, correr,
escalar, saltar, bambolear, girarse. Debe tocar y golpear, presionar, arrojar, llevar, balancear, za
randear, abrir y cerrar, mezclar y agitar, pintarrajear y ordenar, empujar y hacer girar la peon
za, romper y doblar, volcar y columpiar, tirar y empujar.
En todo eso necesita libertad para llorar y reir, para expresar dolor enfado y alegria, la
posibilidad de escuchar y de hablar de el o ella misma, y la seguridad de que puede desarrollar
su propio pensamiento de tal manera que concuerde con su experiencia. Pero igual de basica
que todas estas manifestaciones que activan todo su organismo y le permiten madurar poco a
poco, es la posibilidad de practicar constantemente como tomar decisiones."
Tendemos a veces a pensar en grandes cosas cuando hablamos del amor. Es un senti
miento ideal, tantas veces manido, que a veces se convierte en desgastado. El amor necesi
ta concretarse porque si no muchas veces se convierte en utilitarismo, proyección, vincula
ción que busca la satisfacción de las propias necesidades…
Me gusta este texto de Rebeca y todo su mensaje. El amor tiene que tener apellido.
¿Que eres el amor? Podríamos hacer grandes y largos discursos, elocuentes, pero tantas ve
ces desencarnados de la propia realidad. Cuando hablamos de amor hablamos de respeto,
como las dos caras de la misma moneda. Y eso es un gran valor. Es por esto que Rebeca en
sus textos Relata incluso los pormenores para que el contexto, el lugar donde vive el niño,
sea tan respetuoso que proponga los materiales necesarios para su desarrollo.
No sólo, si no también que el contexto sea el que equilibre emocionalmente al niño,
lugares donde los límites son claros precisos y aborden la necesidad de cada niño cada mo
mento. Es decir el contexto físico también puede ser y ha de ser respetuoso.
Muchas veces nos ocurre a los adultos que no entendemos cómo reaccionamos con
los niños. Tal vez violencia, tal vez impaciencia, tal vez necesidad de hacer las cosas por los
niños, en este sentido el contexto también ha de ser respetuoso. Esta es la segunda pro
puesta de trabajo para recuperar al niño interior: observar mi comportamiento con
los niños.
La relación que mantenemos con los niños es completamente asimétrica. A los niños
somos capaces de hacerle cosas que a los adultos ni se nos ocurriría pensar siquiera en
ellas. Con los niños tenemos el poder, el poder necesario para hacer lo que queramos. Es
por esto que observar la Relación que mantenemos con los niños nos da pistas claras conci
sas y suficientes para ver qué pasa con nuestro niño interior.
De la observación se producirá sufrimiento. Nos vemos pues con las carencias que
proyectamos a los niños. Nos vemos pues haciendo el daño que no queremos y no haciendo
el bien que queremos. Y esto duele, duele mucho.
Descubriremos en este camino cómo nos trataron a nosotros. Es indudable que aque
llo lo aprendimos. Que nuestro cuerpo tiene memoria. Que aunque no seamos conscientes,
nuestro cuerpo grabó perfectamente el recuerdo de aquel trato que tuvieron con nosotros.
Y aquel trato es el que reproducimos con los niños con los que vivimos. No nos educaron
por lo que nos dijeron, nos educaron por lo que fueron con nosotros y con nosotros hicie
ron. Así además educamos ahora nosotros, a pesar de nuestro pesar.
Los niños por tanto hacen de espejo. Son los espejos donde mirarnos. Cada uno de
nuestros comportamientos desvela y revlela aquello que hicieron con nosotros, cada uno de
nuestros comportamientos desvela nuestra intención por ser lo que realmente somos, por
abandonar nuestra vida, por dejar tan sólo de ella un recuerdo . Una cicatriz.
La MiradaCitando a Martínez Lozano, podemos decir que "El
niño es pura necesidad; y, básicamente, necesidad de ser recono
cido. Ayudar a vivir al niño significa responder adecuadamente
a esa necesidad fundamental. Y es a través de cuatro cauces
como podrá llegarle al niño la respuesta que necesita:
A través de su cuerpo: antes que nada, el niño es cuerpo; el con
tacto corporal, cariñoso y prolongado, será fuente de confianza,
seguridad y equilibrio. A través de la mirada: la mirada serena,
gustosa, alegre y prolongada hará posible que el niño aprenda a
verse a sí mismo como un ser valioso y digno; el niño necesita sentir que gusta a sus papás; la
mirada que sabe ver la belleza de su “corazón” será su mayor fuente de serenidad"
Esta es por tanto la tercera propuesta, mirarnos cálidamente en el espejo por un
espacio de tiempo prolongado, en la intimidad e intentando volver a ver a aquel niño
que llevamos dentro.
Al comenzar la práctica es posible que la mirada sea dura y severa, tal vez vergon
zosa o vergonzante, fruto del momento que se esté viviendo. Nos encontraremos con esta
cara, que no me esperaba. Un rostro... Qué interesante descubrir nuestros rasgos de niño
pequeño, tal cual nos recordamos o después de visualizar alguna fotografía de entonces.
Mirarnos a los ojos, a los ojos de ese niño que fuimos y de este adulto que somos...
Y ha medida que avance el tiempo ir viviendo de otra manera, mas cómodo conmigo
mismo, mas encontrado, mas feliz, .... Acabar sonriendo en aceptación de los que hemos vi
vido en este momento. Y terminar con una reverencia, una profunda actitud de agradeci
miento.
El ejercicio es mirar a los ojos del niño que fuimos, a su frescura, a la vivacidad ra
diante, a la vitalidad. Parecen como espejos, silenciosos pero penetrantes. Sólo unos ojos así
pueden alcanzar lo interior. Funcionará con cualquier cosa.
Dice la psicología positiva que la felicidad
depende de tres grandes factores: valor de
referencia o genética, la actividad delibera
da o cómo vivimos lo que nos toca vivir y
nuestras circunstancias es decir lo que nos
toca vivir.
Cambiar y trabajar la mirada, supo
ne trabajar no tanto las circunstancias sino el cómo vivir las circunstancias. Por eso es nece
sario aprender a mirar. Aprender a mirarse a uno mismo, aprender a mirar la propia vida,
aprender a valorar lo que se tiene. Vivir así con una actitud de agradecimiento y aceptación
y confianza plena en lo que llega. Así, mirando de otra manera, vivimos de otra manera.
La Palabra
En palabras, de nuevo, de Martínez Lozano: "El niño es
pura necesidad; y, básicamente, necesidad de ser reconocido.
Ayudar a vivir significa responder adecuadamente a esa necesi
dad fundamental. Y es a través de cuatro cauces como podrá
llegarle al niño la respuesta que necesita:
A través de la verbalización: el niño necesita –y se merece que
le digamos quién es para nosotros, que le reflejemos también
verbalmente todo lo positivo que percibimos en él."
Escribir cartas es una manera de verbalizar aquello que sentimos hacia nuestro niño,
hacia nuestro niño interior. Imaginar que el niño que quieres eres tú de recién nacido, en
edad preescolar, la primera infancia, como adolescente. Más adelante, imaginar que necesi
tas escribirte una carta. La carta no necesita ser larga, tal vez un párrafo o dos. Dile a tu
maravilloso niño interno que le amas, que estás muy contento de que sea un niño, que le
quieres, que le darás el tiempo que necesite para crecer y desarrollarse.
Decirte afirmaciones: si no se cubrieron las necesidades de tu primera infancia, el
niño herido seguramente tiene toda su energía original. Aún necesita el cuidado que nunca
consiguió y una forma de dárselos es mediante afirmaciones. Las afirmaciones positivas
refuerzan nuestro ser y pueden curar las heridas espirituales. Estos mensajes repetidos, se
convertirán en estímulos emocionales. Una vez que les has escuchado ayudarán a nuestro
niño interior a crecer y liberarse
Decirnos cosas positivas durante la meditación. Consiste esta actividad en escuchar
cariñosamente cómo nos decimos confirmaciones del tipo: bienvenido al mundo, he estado
esperándote, me alegro de que estés aquí, me gusta tal como eres, no te dejaré por ninguna
razón, quiero cuidar de ti,... Estas actividades y otras tremendamente interesantes, son una
propuesta de John Bradshaw en el texto que lleva la X edición: volver a casa, recuperación
y reivindicación del niño interno. Para que el lector interesado remito al trabajo con este li
bro, que es estupendo.
De estas tres formas citadas elaboramos la cuarta propuesta: hablarle a nuestro niño.
La dedicación al momento presenteUna necesidad fundamental de los niños es vivir auténticamente en el momento presente.
Al camino de hacers mayor es el de la previsión, la antelación, la valoración del pasado y el
miedo al futuro... Y así los niños se van del momento presente. La siguiente propuesta es re
gresar al presente, y este es un camino al que se puede llegar desde la meditación.
Segun Matthieu Ricard, el hombre mas feliz del mundo...
"Algunos de los grandes meditadores hacen retiros como de
tres años en los que meditan 12 horas al día, y luego, el
resto de sus vidas, lo hacen de tres a cuatro horas diarias.
Son auténticos campeones olímpicos del entrenamiento de
la mente. Despues los científicos estudian cómo son sus
cerebros y Le pedimos a los meditadores que han estado
meditando por años y años que pusieran su mente en un estado en que no hubiera más que
afecto y amor, total disponibilidad al ser sensible. Por supuesto, durante el entrenamiento, ha
cemos eso con objetos, pensamos en gente que sufre, en gente que amamos, pero en cierto pun
to, puede ser un estado que impregna todo. He aquí el resultado preliminar, en resumen, gente
que tiene más actividad en el lado derecho de la corteza prefrontal es más depresiva, retraída,
no se caracterizan por tener afecto positivo. Lo opuesto está en el lado izquierdo: más tenden
cia al altruismo, la felicidad, a la expresión, a la curiosidad, etc. Existe una línea básica para
la gente, que también se puede cambiar. Si ves una película cómica, vas a tu lado izquierdo. Si
estás feliz por algo, te mueves más hacia la izquierda. Si tienes un ataque de depresión, vas a
tu lado derecho. Lo han encontrado después de tres horas y media de RMN... que algunos me
ditadores son capaces de controlar su respuesta emocional más de lo que se pensaba. Como los
experimentos de sobresaltos, por ejemplo. Sientan a alguien en una silla con todo tipo de apa
ratos que miden su fisiología, y hacen estallar una especie de bomba, la respuesta es tan instin
tiva que, en 20 años, no han visto a alguien que no brinque. Algunos meditadores, sin tratar
de evitarlo, pero simplemente siendo totalmente abiertos al pensamiento de que el estallido es
sólo un pequeño evento como una estrella fugaz son capaces de no moverse en lo absoluto."
La meditación consiste en cultivar el espíritu. Hemos trabajado hasta la saciedad este
aspecto en nuestro curso que ahora termina. Quisiera proponer esta actividad, desde mi
propia experiencia personal, como un trabajo tremendamente adecuado, para trabajar y
sanar el niño interior.
Cambiar el contenido de nuestros pensamientos y experiencias, observar los
fenómenos mentales en lugar de estar bajo su dominio. No es necesario ser una persona
religiosa, ni siquiera participar de una religión particular. Todos compartimos la misma
consciencia, y todos podemos meditar. La práctica de la meditación nos proporciona un
Espacio necesario para liberarse del círculo vicioso en el que a menudo estamos inmersos.
Muchos de estos pensamientos provienen como ya hemos valorado de la infancia. La
meditación no es un medio para escapar de la realidad, sino para ver la realidad tal cual es.
Fruto de la meditación es el discernimiento de aquellas cosas que provocan el surgimiento.
la meditación también disipa la confusión mental que nos lleva buscar el bienestar en
lugares equivocados.
Esta es por tanto la quinta propuesta: hacer de la meditación algo cotidiano,
diario, reservando unos 15 minutos para trabajarnos personalmente todos los días.
Una buena propuesta es la que hace Matthieu Ricard en su libro El arte de la meditación,
de la editorial Urano.
El MovimientoLos niños tienen una gran necesidad de movimiento. El camino hacia el mundo
adulto incluye también la pérdida de la libertad para el movimiento. Es más, muchas de las
cuestiones infantiles surgen como límites que se han puesto al movimiento cuando este era
tremendamente necesario.
El chi kung ( 氣功 en chino, pinyin qìg ngō /t i k u /) alude a una diversidad deɕʰ ˥˩ ʰ ŋ˥˥
técnicas habitualmente relacionadas con la medicina china
tradicional, que comprenden la mente, la respiración y el ejercicio
físico. El chi kung se practica, generalmente, con objetivos
orientados al mantenimiento de la salud, pero también en algunos
casos, especialmente en China, se puede prescribir con objetivos
terapéuticos específicos. La siguiente propuesta se encamina a
movilizar la energía que no nos permite crecer, que hace que el niño sea el dueño de
nuestro ser adulto... Una práctica que me ha resultado tremendamente útil ha sido la
práctica de esta técnica.
Las reacciones que suscita la práctica del chi kung varían de forma remarcable. La
mayoría de médicos occidentales, algunos profesionales de la medicina china tradicional,
así como el gobierno de China, ven el chi kung como un conjunto de ejercicios de
respiración y movimiento, con algún posible beneficio para la salud debido a la práctica de
ejercicio físico y a la educación de la respiración. Hay diversos estudios médicos que avalan
algunos beneficios atribuidos a la práctica del chi kung. Otros ven el chi kung en unos
términos más metafísicos y proclaman que la respiración y los ejercicios de movimiento
pueden influir las fuerzas del universo. Es necesario también constatar cómo la práctica de
esta actividad es capaz de remoner nuestra energía, movilizarla y canalizada de la forma
más adecuada. Cuando el niño interior está herido, nuestra energía está bloqueada. Esta es
peor tanto la sexta propuesta, practicar regularmente Chi Kung, diariamente a ser
posible. En el siguiente enlace podemos inciarnos en esta técnica.
http://m.youtube.com/watch?feature=relmfu&v=oYA0vdVmvD4
Conclusiones personales
He intentado plasmar por escrito aquello que son, sobre
todo, intuiciones. Desconfiando de los caminos trazados y ya
explorados, yendo a los márgenes y concediendo una oportunidad
a la intuición.
Después de todo el relato sobran ya palabras, sólo queda expresar aquellas que
ahora, al concluir, brotan del corazón:
Recuperar al niño interior,
una oportunidad.
Descubrir esta necesidad,
un regalo.
El tiempo necesario para valorar cómo hacerlo,
una suerte.
Me queda tan solo reconocer
esta Gracia
y un Gracias.
“hacerse como niños, “hacerse como niños, hacerse como niños, hacerse como niños, hacerse como niñoshacerse como niños, , hacerse como niños...”hacerse como niños...”
¡Buen viaje!
Bibliografía y lecturas recomendadas
Wild, Rebeca. (2006)Libertad y límites, amor y respeto. Barcelona: Herder Editorial,
S.L.
Videos tutoriales para el aprendizaje de Chi Kung.
http://m.youtube.com/watch?feature=relmfu&v=oYA0vdVmvD4
Página de Juan Pundik. De aquí están extraídos los posters relativos al bienestar de los
niños
http://www.filium.org/
Martínez Lozano, E. (2007)Vivir lo que somos. Cuatro actitudes y un camino. Bilbao:
Desclée de Brouwer.
Matthieu, R. (2009) El arte de la meditación. Barcelona: Urano.
Decroly, O. (2002). El juego educativo. Madrid: Morata, S.L.
Bradshaw, J. (2008). Volver a casa. Recuperación y reivindicación del niño interno.
Madrid: Los libros del comienzo.
Brown, M. (2012). El proceso de la presencia. El poder del ahora y la Conciencia del
Instante Presente. Barcelona: Obelisco.
Javier del Valle Antolín.
En Palencia a 23 de Septiembre de 2012.
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