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HISROTIA DE LA VID
Resulta imposible determinar los verdaderos orígenes de la vid silvestre que estaba
extendida en todo el hemisferio norte, desde el Himalaya hasta lo que es actualmente el
territorio de los Estados Unidos. Cuando se produjeron las glaciaciones, en la era
Cuaternaria, y el hemisferio norte se cubrió de hielo, desapareció gran parte de las
plantaciones.
Sin embargo, algunas plantas se salvaron en lo que se conoce como los refugios
climáticos. Esos refugios existieron en todo lo que es hoy Europa, Asia Menor y en los
Estados Unidos.
El más importante, en el Asia, fue denominado Refugio Caucásico, donde se conservó la
mayor cantidad de especies vegetales. Los botánicos del mundo consideran que allí se
originó y luego se distribuyó hacia el mundo la mayor parte de las especies frutales, entre
ellas la vid.
Así, los primeros pueblos que comenzaron a utilizar la vid fueron los llamados "de la
media luna fértil", que parte desde el Cáucaso, abarcando Siria, Irán, Palestina e Irak. Allí
fue donde se crearon ciudades importantes, como es el caso de Babilonia.
La vid silvestre crecía especialmente en los bosques, con la particularidad de enroscarse
en los árboles. De sus frutos surgieron los primeros vinos. La historia de la viña se
encuentra ligada desde la más remota antigüedad a la de la mitología oriental,
especialmente a la de Baco, que desde Asia irradió a Egipto, Tracia y los países
mediterráneos.
La adoración a Baco por los iniciados iba más allá de la veneración debida al creador y
protector de la vid. Según la concepción órfica, Baco apareció como una especie de
divinidad.
LA VID EN FRANCIA
El cultivo de la vid en Francia es la consecuencia de la romanización de la Galia. Julio
Cesar, para la tradición gala, más que un gran militar estaba considerado como el padre de
las viñas. Porque en sus memorias, Julio Cesar señala que a medida que iba penetrando en
el territorio francés, en su lucha contra los galos, observó que en aquellas tribus donde el
medio de vida era la agricultura, los propietarios abandonan los predios. Sin embargo,
quienes tenían viñas las defendían con uñas y dientes.
Así, entonces, consideró que había que fomentar el cultivo de la vid para arraigar la
población y para que defendieran los lugares conquistados.
Esa tradición de los vinos de Francia se trasladó a España y luego pasó a América.
Especialmente porque en España el vino era muy apetecido y porque era tomado inclusive
como moneda de cambio. Se llegó a decir, inclusive que en su momento Andalucía era un
verdadero mar de vino. Y como desde los puertos de Andalucía partieron las carabelas
hacía América, trasladaban con ellos las especies vegetales más importantes, entre las que
se encontraban el olivo, la higuera y la vid. A esos aspectos deben agregarse que los
marinos fueron acompañados por sacerdotes que requerían el vino para la liturgia de la
misa.
Según se afirma, en un principio se trasladaron estacas de vid que se secaban ó brotaban
en el mismo viaje, por lo que era muy difícil trasladarlas al Nuevo Continente. Las primeras
plantaciones se realizaron en la Isla de Santo Domingo, pero el hábitat fue totalmente
adverso, por lo que los cultivos no dieron resultados.
Por ese motivo se piensa que el origen de la vid en las regiones más sureñas surge de la
llegada a la zona de los soldados españoles que trasladaban pasas de uva, las que
constituían para ellos un alimento energético de valor extraordinario y, paralelamente,
eran muy livianas y ocupaban poco espacio.
Se estima que los primeros viñedos surgieron de semillas, aunque éstas no reproducen
nunca al progenitor, en razón de que se inicia un proceso degenerativo. Por ello también
se afirma que aquellas viñas americanas tenían características hasta entonces
desconocidas y que serían el origen de las vides criollas .
No existe una clara unanimidad sobre el lugar en el que comenzaron a realizarse los
primeros cultivos de vid en España y quienes fueron los que introdujeron las técnicas de
elaboración del vino. Diversas fuentes apuntan que los primeros viñedos se habrían
asentado en el litoral sudoccidental andaluz constituyendo el punto de entrada y el lugar
de las viñas más antiguas de España.
Esta teoría parece ser la más probable, y está avalada por la presencia de los fenicios en la
península hace alrededor de 3.000 años. Este pueblo comerciante fundó un puerto en el
sudoeste al que llamaron Gadir (Cádiz, en la actualidad). Después se trasladó tierra
adentro, creando otra ciudad llamada Xera (ahora Jere en cuyas montañas circundantes
plantaron vides. El clima cálido de la zona favoreció la naturaleza fuerte y dulce de los
vinos, lo que les permitía soportar muy bien los viajes. Este hecho, unido al espíritu
comerciante de los fenicios, supuso que ya en el comienzo de la era cristiana, los vinos
españoles se convirtieran en una de las mercancías más comunes en los intercambios
comerciales del Mediterráneo y norte de África.
Serían los romanos los que continuarían la producción de vinos en la península, para lo
que incorporaron sus métodos particulares de elaboración. Entre ellos destaca la crianza
en ánforas de barro situadas en estancias altas y soleadas, y cerca de chimeneas. Al
parecer, los caldos obtenían así texturas, sabores y fragancias de frutas y flores e, incluso,
ahumados muy apreciados. La necesidad de abastecer al vasto imperio y sus legiones
contribuyó a intensificar el ya notable tráfico comercial que habían alcanzado los vinos
españoles.
El declive del Imperio Romano y la posterior invasión bárbara supuso un freno en el
desarrollo de la viticultura en España. Las primeras hordas germánicas destruyeron
muchas plantaciones de vid. Posteriormente, la llegada de los visigodos a la península
contrarrestó la acción de los bárbaros.
Mucho más civilizados que sus predecesores por el contacto con los romanos en las
provincias limítrofes del Imperio, concedieron una gran importancia a la viticultura.
La llegada de los árabes en el siglo VIII también se tradujo en algunas dificultades para el
desarrollo de la vid y la elaboración del vino debido a la prohibición coránica de consumir
bebidas fermentadas y alcohólicas. Pese a ello, el cultivo de la vid continuó e, incluso, se
mejoró durante el periodo de dominación musulmana.
La primera causa se encuentra en la propia uva como fruta y su zumo: no había motivos
para prohibir su consumo ni tampoco el del mosto sin fermentar. Por lo tanto, no se podía
impedir su cultivo, al menos para los no musulmanes. La segunda causa es la conocida
permisividad de algunas dinastías más liberales hacia los cristianos dominados, a los que
permitieron continuar con el cultivo de sus viñedos y la elaboración del vino, sobre todo
en los monasterios.
Sin embargo, no sería hasta después de la Reconquista por parte de los Reyes Católicos
cuando se produciría el despegue definitivo de la vinicultura. Las comunidades religiosas y
los monasterios que se fueron restableciendo jugaron un importante papel ya que serían
los monjes y frailes los que más se afanaron en recuperar la tradición vinícola. El vino era
un elemento imprescindible para sus ritos religiosos, aunque no se conformaron con el
necesario para su culto, sino que se encargaron también de abastecer sus bodegas para
alegría de los lugareños y peregrinos. De este modo, las viñas comenzaron de nuevo a
florecer alrededor de los monasterios y abadías para extenderse posteriormente a otros
terrenos.
A lo largo de los siglos siguientes el vino se convirtió en un alimento esencial en la dieta de
la época, a lo que se unió la posibilidad de comercializarlo en lugares distintos a los de su
producción. Este desarrollo de los flujos comerciales potenció el nacimiento de las
distintas regiones vinícolas y se produjo así un considerable trasiego de municipios y
regiones que se turnaron en el abastecimiento de vino a la Corte.
El siglo XIX es crucial en la industria vinícola española. Aunque tímidamente, comienzan a
implantarse algunas reformas que tienen como objetivo la mejora de la calidad del vino y
se implantan nuevas técnicas industriales de elaboración del vino que sustituyen a las
tradicionales artesanales. Por otro lado, la desgraciada llegada de la filoxera al norte de
Europa, que devastó progresivamente los viñedos a mediados de siglo, contribuyó a
consolidar la vinicultura en España. Muchos vinateros franceses se establecieron al otro
lado de los Pirineos como única forma para continuar con su medio de vida y trajeron
consigo sus variedades de uva, maquinaria y métodos, entre los que destacaban la
disposición de las cepas, el control de la fermentación o el sulfitado. Algunas de las
plantaciones de Cabernet-Sauvignon y Merlot existentes en la actualidad en La Rioja y
Ribera del Duero proceden de este tiempo.
Sin embargo, a finales del siglo la plaga terminó afectando a la península.
Afortunadamente, en aquel momento ya se conocía la solución para acabar con ella:
injertar sobre patrón americano, inmune a la plaga, con lo que la recuperación de las viñas
y su producción resultó menos traumática que otros países europeos.
Ya en el siglo XX, la industria vinícola tuvo que enfrentarse a dos nuevos desastres. La
Guerra Civil condenó a la viña al abandono y cuando el enfrentamiento acabó, la II Guerra
Mundial supuso la paralización del mercado europeo del vino. Ambos sucesos supusieron
un nuevo y duro golpe para el sector, que sólo a partir de los años cincuenta empezó a
recuperar la normalidad.
Desde entonces, las reestructuraciones de viñedos y la renovación y modernización de los
procedimientos de elaboración y bodegas han caracterizado la actuación de los
viticultores y vinicultores españoles, hasta situar a los vinos de España en igualdad de
condiciones competitivas que los foráneos, tanto en el mercado nacional como mundial.
La transformación de la imagen y calidad de los vinos españoles durante el último cuarto
del siglo XX ha sido notable. Un grupo de esforzados pioneros empezaron a introducir y
aplicar las nuevas tecnologías vinícolas acordes con la modernización mundial del sector.
Especialmente en los últimos años, una nueva generación de maestros vinícolas ha sabido
unir tradición y calidad.
LA VID EN ITALIA
Italia, en 1870, una vez que logró la constitución definitiva de su unidad, después de un
cúmulo incesante de viscitudes y con la mirada puesta en un ambicioso porvenir, se abocó
al desarrollo de sus recursos económicos, principalmente los agrícolas, mostrando un
marcado interés por la vitivinicultura que era una de sus ramas más importantes. Había
obstáculos que paralizaban su desarrollo como fue la falta de capitales y la insuficiencia de
instrucción técnica en los productores, todavía muy empíricos y rutinarios.
La producción estaba lejos de ser uniforme en calidad; en el sur de la península y en Sicilia
se producían vinos de coupage y vinos licorosos como el Marsala, el Zucco y el Lacryma
Christi; en la Italia central y el Valle del Po, vinos de mesa y vinos de lujo cuyo renombre
había traspasado sus fronteras como el Chianti, al Asti y el Barbera y otros. Por lo tanto, el
fortalecimiento del mercado externo debía organizarse junto con la construcción de la
joven nación. Fue entonces cuando se desarrollaron inteligentes programas de políticas
públicas para ordenar y desarrollar estos temas.
Alrededor de 1850 apareció en el Piemonte y la Liguria la epidemia del oidio; a finales de
los 70 lo hizo la filoxera en Lecce, en Milano y en Sicilia; este flagelo comenzó a avanzar
con su ciclo destructivo desde los dos extremos de la península. Al mismo tiempo, por
primera vez en Italia, se veía la peronóspera. Estos tres parásitos produjeron efectos
desastrosos en un lapso de treinta años más de 600.000 has de viñedos (2).
Frente a estas circunstancias, las cámaras de comercio provinciales propusieron una seria
de iniciativas respondiendo a las exigencias del momento. La más importante fue la
creación de estación experimental que ayudarán a trabajar científicamente los viñedos
para lograr así una evolución trascendente en la vitivinicultura.
El reino de Italia, a través de su Ministerio de Agricultura, se comprometió a desarrollar
una política inteligente e integral de apoyo y crecimiento de esta actividad. Para lograrlo
comenzaron a seleccionar sus propias cepas y a introducir algunas nuevas de Francia y
Alemania que mejoraran la calidad de los viñedos. También se comenzó a trabajar sobre el
pie americano para combatir los estragos de la filoxera. Era necesario curar las tierras y
avanzar, aplicando los progresos de la ciencia que favorecieran la evolución de la
agricultura como un medo no sólo de desarrollo económico del país sino también como
una manera de lograr la evolución de las actividades individuales.
Se implantaron colecciones de vides en diversos lugares del territorio y tomó gran
importancia el estudio de la ampelografía. La contribución de los italianos en este tema
fue muy importante.
La primera Escuela enológica de Italia fue la de Conegliano, fundada en 1876 en la
provincia de Treviso.
Fueron posteriores Avellino, en la provincia homónima; Alba, en la provincia de Cuneo;
Catania, en Sicilia y Cagliari, en Sardegna. Asimismo, pensando en controlar las
enfermedades de la vid, fueron fundadas las Reales Estaciones de Patología Vegetal de
Pavia y Roma. Este programa fue apoyado por bodegas experimentales estatales a lo largo
y ancho de la península, que indicaban las modificaciones que debían aportar a los
sistemas de elaboración y conservación del vino basado en pruebas de hecho.
También se organizaron Cátedras Ambulantes por iniciativa de distritos locales y
provinciales y Reales Cátedras Ambulantes y Especiales para la vitivinicultura.
Se organizaron además exposiciones de vinos en Suiza, Bélgica, Alemania y Argentina.
En esta primera etapa, aparecieron dos iniciativas importantes: las sociedades enológicas
y posteriormente las bodegas sociales. Por lo tanto, capital y estado comenzaron a
transitar un camino conjunto.
La producción enológica italiana aumentó considerablemente como así también la calidad
de los vinos y de los cepajes. Fue así como con estas políticas, con legislaciones muy
progresistas y liberales y también con nuevas escuelas que favorecieron la instrucción, e
instituciones públicas y privadas dedicadas al tema, en cuarenta años la industria
vitivinícola y enológica italiana se modificó y pasó a ser un faro de conocimiento y
especialización, en el que abrevaron tanto los pueblos nuevos como otros del viejo
continente.
En 1915, malos vientos se ciernen sobre Europa: Había comenzado una nueva guerra de
alcances imprevisibles. En mayo de ese año, Italia a alía a las potencias centrales para
contribuir en la lucha contra el predominio germánico, pensando además en completar la
obra de la unidad italiana liberándose del yugo austriaco.
Por algunos años faltó la producción de uva para las prácticas enológicas dificultándose la
vinificación.
MENDOZA Y SU INMIGRACIÓN ITALIANA
La llegada de los inmigrantes se vio favorecida por políticas tendientes a proteger la
industria vitivinícola.
La planificación del país necesitaba pobladores, educadores y desarrollo. Durante el
Gobierno de Rufino Ortega (1870? 1873) se promulgó una ley que establecía el pago a un
agente que dirigiera la inmigración en Buenos Aires, ¨... de la suma de un peso por cada
inmigrante con destino a Mendoza.
Así comenzó, a lo largo de estos siglos la presencia de los italianos en Mendoza, donde ¨...
participaron en el desarrollo de la industria vitivinícola de manera efectiva, mediante la
construcción de grandes bodegas, más que otros extranjeros y que los criollos mismos,
una vez transcurrido el período inicial. ¨ A la importación de cepajes que los italianos
realizaron por iniciativa propia, debe sumarse la introducción de técnicas y material
enológico empleados en la vinificación y la difusión del vocabulario de laboratorio
originario de la península, especialmente por la influencia de la escuela enológica italiana.
También en los cultivos aparece la huella italiana. Un nuevo tipo de viñedo comienza en
Cuyo. Es el famoso parral veneciano conocido en Argentina, como parral Pini.
A principios del siglo XX, el enólogo Egisto Pini comienza su implantación en Mendoza, de
allí su nombre. Este sistema de larga data en Italia, fue creado en 1882 por los hermanos
Bellussi, del poblado de Tezze, cercano a Conegliano.
Las cepas de esa zona estaban apoyadas en las ramas de los árboles, cuyas copas
proyectaban sombra sobre las vides y facilitaban los ataques de peronóspera.
En cuanto a la influencia de la tecnología originaria del Veneto que llega a Mendoza,
quizás lo más emblemático es la moledora despalilladora ¨Garolla¨. Esta fue una invención
de Giuseppe Garolla, en 1877. Esta revolucionaria máquina se dio a conocer en la ¨
Primera Muestra Tecnológica de Conegliano´, en 1881 y fue incorporada en muchas de las
grandes Bodegas mendocinas
HISTORIA DEL VINO EN EL PERU
El vino es la bebida alcohólica mas antigua del mundo, es elaborada por fermentación
del jugo, fresco o concentrado, de uvas. Su nombre proviene de la variedad 'Vitis
Vinifera' que es la variedad de uva de la que descienden la mayoría de las utilizadas
para la elaboración de vinos, y las primeras en ser utilizadas para ello (aunque existen
algunas excepciones a este último dato).Las características de un vino varían según
región, clima, suelo y topología, mas los cuidados que le den los productores que lo
elaboran. Es sabido que una uva que crece en un determinado lugar y produce un
determinado vino, llevada y cultivada en otro lugar, producirá un vino con
características distintas.Para la producción del vino, las uvas recién recogidas son
prensadas para que liberen su mosto o jugo, que es rico en azucares. Luego de esto,
las levaduras transportadas por el aire, o la adición de levaduras seleccionadas al
mosto, provocan la fermentación de éste, resultando como principales productos de la
fermentación el alcohol etílico y el dióxido de carbono. Este último, liberado en forma
de gas.
La fermentación se interrumpe normalmente cuando todos los azúcares fermentables
han sido transformados en alcohol y dióxido de carbono, o cuando la concentración del
primero supera la tolerancia de las levaduras. Para ese momento, lo que era mosto, se
ha transformado en vino.La graduación de los vinos varía entre un 7 y un 16% de
alcohol por volumen, aunque la mayoría de los vinos embotellados oscilan entre 10 y
14 grados. Los vinos dulces tienen entre un 15 y 22% de alcohol por volumen.La
primera referencia escrita de esta bebida se remonta al viejo testamento (Genesis
9:20) cuando es mencionado por Noé. En Grecia antigua, el vino era tomado con agua
(tomarlo sin mezclarlo era mal visto); Teocrito describe a los vinos como venerables
cuando cumplían los 4 años de edad. Por aquel entonces era guardado en toneles,
recipientes hechos en pieles de cabra y ánforas impermeabilizados con aceites y trapos
engrasados; por lo que el aire estaba en contacto con el vino en todo momento.
Los romanos demostraron mejor cuidado y mejor vino a través de los vinos Falernianos
de un año de añejamiento introduciendo otros recipientes. Aunque de todas formas no
se llego hasta la maduración completa del vino cuando se introdujo la botella con
corcho.El vino conservado en madera no alcanza la madurez hasta pasados los tres
años; mantenido mayor tiempo no mejoraba pero podía deteriorarse. Los toneles eran
mantenidos hasta 20 años hasta el final del siglo 18, momento en que fueron
mejorados; pero el hábito fue abandonado y los connoisseurs encuentran en ello un
tema para discusión.
Los romanos plantaron viñedos en todos los lugares en que la uva soporto el clima
(África del norte, España, Gaul, Inglaterra e Illyria). Los cultivos permanecieron para
consumo local, en particular para la Sagrada Comunión, por lo que su cuidado paso a
ser preocupación de los eclesiásticos. La reaparición del vino como bebida, y la de
famosas bodegas, resulto invariablemente de los esfuerzos de monjes y monarcas
distinguidos por su devoción a la iglesia.La mayoría de los vinos locales eran de baja
calidad, especialmente de áreas actualmente consideradas como de alta latitud. El
Vino de Suresnes de las afueras de París se transformó en algo fino. En Inglaterra
existen registros de Vinos Espumantes de la variedad Welsh que datan del siglo 19 en
producido en las afueras de Cardiff.Si bien las plantaciones mas importantes son
atribuidas a Carlomagno, no fué hasta el siglo 12 que las grandes plantaciones
encontraron lugar y grandes mercados. Debido a las dificultades para transportar
mercaderías de la época, la mayoría de los viñedos que subsistieron fueron aquellos
que estaban a orillas de ríos importantes. Tal es el caso de los viñedos a orillas del Rhin
en Alemania, Garonne y Loire. Otros eran producidos en la zona controlada por Venecia
de Grecia donde se producían variedades de Madeira, hacia 1420.La utilización de
botellas y corchos apareció para finales del siglo 17, y se atribuye su creación a Dom
Pierre Perignon de Hautvillers, padre del mercado del Champagne. Otro
descubrimiento, al que se llegó, pero por error, fue la obtención de vinos dulces y
bouquet, los cuales se producían dejando que las uvas entraran en cierto fermento
todavía en los viñedos y parras, en el año 1775 en Rheingau. Esta pourriture noble
(podredumbre noble) era causada por la presencia de cierta microdermia especial que
hizo posible algunos Sauternes y conocidos algunos vinos de Hungría afectando ciertos
toneles.También durante el siglo 17, fue cuando los productores de Madeira, Jerez y
Oporto comenzaron a fortificar sus vinos agregando Brandy durante la elaboración.La
desaparición de muchos viñedos importantes ocurrió después de 1863, cuando
accidentalmente se transportó una variedad de piojo denominado Phylloxera que atacó
las raíces de las plantas. Debido a esto, áreas que alcanzaron los 2.500.000 acres
fueron devastadas por la peste, dejando a los productos franceses al borde de la
quiebra y a los productores de Madeira y Canarias completamente sin producción. La
devastación fue controlada luego de importar plantas resistentes a ese piojo desde
California. Los vinos Pre-Phylloxera actualmente son practicamente imposibles de
conseguir.
HISTORIA DEL VINO EN MOQUEGUA
MOQUEGUA. En el Perú la Vid fue introducida por los españoles durante la conquista, habiéndose propagado satisfactoriamente en nuestro país. Del Perú salieron las Vides que dieron origen a la industria Vitivinícola de Argentina y Chile.
HISTORIA DE LA VITICULTURA EN EL PERÚGarcilazo de la Vega en sus "Comentarios Reales", resalta que Francisco de Caravantes, natural de Toledo y uno de los principales conquistadores que vino al Perú, envío al parecer por el año 1551 a un emisario a España para traer cepas, pero dicho emisario no dio cumplimiento al encargo, pues en su propósito de que los mugrones a conseguir llegaran más frescos a su destino recaló en las Islas Canarias. El enviado poco conecedor de la calidad y variedad de las plantas, las tomo de uva prieta, llevándola a Lima en cuyas afueras Caravantes las plantó, llevando otros sarmientos al pago de Tacara en Ica.
La Historia de la Viticultura en Perú
En las época colonial la extensión que ocupó el cultivo de la vid en nuestro país fue superior a las 35 000 Has, habiendo alcanzado nuestra industria vitivinicola a niveles insospechados que
pusieron al Perú en la condición de un importante país exportador de vinos a América Cnetral y del Sur, compitió con las mejores producciones provenientes de España.
Posteriormente durante nuestra vida Repúblicana por razones del orden tributario, asú como por la filoxera, se produjo una competencia abierta con el licor de caña, que es un sub producto barato.
Así mismo la demanda exterior del algodón costeño impulsó el cultivo de algodón en muchas áreas dedicadas a la vid, por lo que fue eiminado este cultivo y estancado hasta el año 1960 en que se inicia una década de surgimiento hasta el año 1969 alrededor del cual nuevamente se estanca, ya en la década de 1990 se inicia el impulso de la viticultura pero con nuevas áreas de uva de mesa para exportación, incrementándose un área de 2 000 Has.
RESEÑA HISTORICA DE LOS VIÑEDOS DE MOQUEGUAAlrededor del año 1555 en el Valle de la Convención, Cuzco, se obtuvo la primera cosecha de uva que se vendió como fruta fresca del valle de la Convención, se propagó a Huamanga en Ayacucho, Victor y Majes en Arequipa, Moquegua y Tacna.
La Historia de la Viticultura en Moquegua
En MOQUEGUA hubo producción de vinos antes de 1587, según instrumento público otorgado en el pueblo de Juli por Pedro de Bóveda, que vendió a Diego Ávila, cien (100) botijas de vino por cuatrocientos pesos, como lo comunicó Montenegro y Ubaldi.
La Historia de la Viticultura en Moquegua
En el año 1791 se experimento una cosecha de 249 mil 724 botijas de vino osea 14 millones 234 mil 268 litros por botija, la producción rindió la suma 15 mil 607 pesos y 06 reales, en los buenos años se cosechaba 40 mil quintales de aguardientes (2 millones de litros) a 50 litros por quintal que se Comercializaron en la Sierra, Potosí, Oruro y la Paz Bolivia.
La Historia de la Viticultura en Moquegua
En la memoria estadística de Agricultura en Moquegua data que en 1874, se hace mención de la gran producción de la uva en Moquegua, con la quense elaboraba el Vino Tinto, Blanco, Jerez, Oporto, se produjo 49 mil 648 quintales de vino (2 millones 384 mil 544 litros de vino a 48 litros por quinta, que se vendían de 09 a 12 pesos el quintal, osea de 7.2 a 9.6 soles). El mismo año, se destilaron 228 mil 213 quintales de uva que produjeron 55 mil 825 quintales de aguardiente de 18° haciendo 2 millones 791 mil 250 litros a 50 litros por quintal equivalente a un rendimiento de 4.08 quintal de uva por uno de agua ardiente, se vendia de 10 a 14 pesos o sea de 8 a 11.2 soles por quintal.
La Historia de la Viticultura en Moquegua
De acuerdo al cuadro de la producción de vino y aguardiente se puede deducir que la interferencia de producción de licores, fue el terremoto antes de 1868 (rotura de los tinajones), la Guerra con Chile, el vandalismo, el saqueo a la población, el incendiado de sus haciendas, destruyeron sus bodegas y después de embriargarse hasta la saciedad dieron rienda suelta a sus sádicos instintos y con placer no disimulado, hicieron correr como agua el líquido de los toneles.
La Historia de la Viticultura en Moquegua
Asimismo la filoxera plaga, que vino en los cascos de las acémilas de los Chilenos, que produjeron el total quebrante de la Industria Vitivinicola hasta hoy no recuperada. Antes del terremoto de 1868 según estadística de Jacinto López en su obra "Manuel Pardo" comenta sobre las contribuciones directas a la República en 1865, de un total de 156 mil 572 soles, en un semestre figura como
primer contribuyente Lima con 66 398 soles (42.40%) en un segundo lugar Moquegua con 15 788 soles (10.08%) en un tercer lugar Arequipa con 14 422 soles (9.21%), de la contribución que a Moquegua le correspondía el mayor aporte, es por el imspuesto a los predios rústicos con 7 852.70 soles, seguido de la contribución industrial con 3 231.05 soles, por la colaboración de licores, impuesto de patentes con 1 826.55 soles.
La Historia de la Viticultura de Moquegua, demuestra que ha disminuido la producción de Vid con los años,
La Historia de la Viticultura en Moquegua
La Ruta del Pisco
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