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ARO 1 - ENTREGA 2a. JULIO-DICIEMBRE DE 19-l8
BUENOS AIRES
REVISTA DEL INSTITUTO NACIONAL DE LA TRADICION
AÑo I - ENTREGA 2a. Juuo-D1cIEMBRE 1948
CONTENIDO Pág.
l. INVESTIGACIONES Y ARTICULOS GENERALES
El viejo arte popular de la randa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
MARÍA DELIA MILLÁN DE PALAVECINO
La poli/onía popular de Venezuela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . 168
Lurs FELIPE RAMÓN Y RrvERA
II. MATERIALES Y DOCUMENTOS
Cuentos de la tradición oral argentina . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • 209
ALBERTO CARRIZO y JESÚS MARÍA CARRIZO
Cantares de la tradición bonaerense . . . . . . . . . . . . . . . . . .•. . . . . . . . . . . • . • • • 258
Contenidos en dos cuadernos manuscritos pertenecientes a don ]USTO P. RODRÍGUEZ
Adivinanzas ecuatorianas
JusTINo CORNEJO
III. MISCELANEA
295
San Antonio, sus devociones y milagros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • 357
VIRGINIA R. RIVERA DE MENDOZA
IV. INFORMACIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • • • . . . . . . . . . . . • • 368
ÜBRAS EDITADAS POR l!:L INSTITUTO
La Décima en México, por VICENTE T. MENDOZA.
683 pp. Buenos Aires, 1947 ................................ S 15.-Revista del Instituto Nacional de l.a Tradi.ci,ón.
Año I, N9 l. Enero/junio 1948. 160 pp. . . . . . . .. .. . • . . • . . . . . . . $ 5.-
Año I, N9 2. Julio/diciembre l94S. 212 pp. . • . . . . . . . . . . • • . . . . S 8.-
INVESTIGACIONES y' ;~TICUWS GENERALES
EL VIEJO ARTE POPULAR DE LA RANDA
Por
MARIA DELIA MILLAN DE PALAVECINO
Llámase randa en Tucumán a una fina labor de hilos que, desde los lejanos tiempos de la Colonia, se fabrica tradicionalmente. La randa es en realidad un tipo de malJa, y no un encaje como suele creerse.
Antiguamente, la palabra randa designaba los adornos de las orillas y también los calados que adornaban una prenda tejida. Según el diccio. nario de la Real Academia Española, el término randa deriva del anglosajón "rand", que significa borde. u orla.
Como se ve en cuadros y estampas del siglo XVI, las randas y encajes contribuyen a la decoraéión en cortinados, frisos, ornamentos litúrgicos y otros usos. En el siglo XVII, la moda de la randa decae y es sustituída por la blonda y otros encajes tenues, que se usaban en las fiestas aristocráticas de la corte.
En el inventario de ropas de Doña Juana la Loca (1509) aparecen "randas e trenc;:as e cordones e franjas e otras cosas", así como "dos madexue1as de randa de hilo de plata con su argentería e una ochava". Las madejas de randa citadas se valoran al peso por ser de oro y plata. En documentación de la misma época llaman randa a las mallas que, recubriendo bolsones, pajes o limosneras, completaban el traje. En el Quijote se lee que Sanchica "hace puntas de randas, con lo cual gana ocho maravedises, que va poniendo en su caja para sus ahorros". Con todo, algunas veces se llamaron randas a labores de hilo y calados que no lo eran en realidad. Una amiga barcelonesa que llevó a su patria como recuerdo del Norte argentino un pañuelo de randa, me escribe: "el pañolito que me regalaste no lo diferencian aquí de la malla bordada", designación esta última tal vez más a justada a la verdadera técnica de la randa. He podido ver también sábanas de hilo de lino tejidas en telar casero de Castilla la Vieja, que, por ser compuestas de dos paños angostos, estaban unidos con una especie de tejido de malla del mi~mo tipo que la Sra. Stapley Byne encontró con el nombre de randa.
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Lo dicho basta para establecer la filiación hispana de la randa así como de algunas de sus variantes. Con el auge de su difusión en Europa coincidió la formación de la primera sociedad hispanoamericana. La Colonia, al copiar los hábitos de la metrópoli, introdujo en el nuevo continente la palabra randa junto con la técnica de su confección.
Dentro de lo que yo he podido averiguar, desde México a través de Ecuador, Colombia y Perú, hay referencias que establecen la dispersión y boga de la randa hasta el siglo pasado. Entre la colección de fieles dibujos que en 1600 mandara hacer el obispo Compañón para documentar la vida de Trujillo, está la figura de un sacerdote que viste alba ornada por anchísima y bordada randa.
En el litoral argentino entró la randa por vía del N.O., y fué conocida en Buenos Aires y Santa Fe. También en Córdoba, arca de la tradición colonial, se hicieron randas, y la difusión de éstas tuvo todavía un impulso postrero cuando, en forma débil, llegaron a conocerse en ciudades nuevas como Mar del Plata y Resistencia. En Paraná, la procedencia norteña de la randa se hace patente por el nombre de quisca dado a la aguja de hacer malla, palabra con que se llama en quichua a la aguja de madera o espina. Tengo en mi poder muestras de randas con viejos motivos decorativos que fueron hechas en Mendoza, San Juan y Córdoba, provincias todas donde ya es casi imposible encontrar randeras. Actualmente se conocen y tejen randas todavía en una zona de nuestro país que, aunque extensa, se puede considerar reducida si la comparamos con la difusión del pasado. Esa zona comprende Salta, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero y parte del N.O. de Córdoba. Tucumán es_ entre todos los lugares mencionados el que mejor conserva la industria tradicional.
En el Departamento de Montero~, en un lugar llamado "El Cercado", familias descendientes de los primeros pobladores españoles han hecho lamoso su caserío por la belleza de esta pequeña industria doméstica. Hacen allí, de randas, pañuelos, mantillas para ir a la iglesia, manteles de altar, carpetas, etc. Hasta fines del siglo pasado ( 1870-1890), las randas se utilizaban especialmente en ornatos eclesiásticos, como ser roquetes, ruedos de casullas, manteles de altar, albas, etc. En estos casos, las randas estfo bordadas con motivos de cruces y florales simétricos. En esa misma época y desde antes, para adornar las salas, se tejían y bordaban randas o paños randa dos que se usaban en las cabeceras de sillones; tam
bién se aplicaban randas a las sábanas y los manteles, y lucían en las entonces llamadas t~allas, que consistían en una especie de dosel que, partiendo desde el centro del espejo del lavabo del dormitorio, caía hacia
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5 NOMBRES DE LOS DIFERENTES MOTIVOS DE BORDADO EN LA RANDA
l. Arroz. 2. Cadena. 3. Cortado. 4. Anís. 5. Motivos de "pinta" diferentes. 6. "Minido".
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7 y 2. Estrellas con cadena. 15. Palito con Arroz. 16. Patita. 17. Torcido relleno. 19. M~tivo usado comúnmente para puntas de randas combinado con cadena. 21. Palito torcido. 22 .. Labores de ojo. 23 y motivo sin número al lado del 17: Motivos usados para bordes y esquinas. 24. Cortado doble en grande. 26. Dibujo de puntilla.
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los lados. Todas estas prendas eran bordadas con motivos de flores y
palomitas. La indumentaria colonial permitió a las damas engalanarse con ran
das en profusión. Eran siempre las de uso personal muy finas y angostas. En aquella época de faldas amplias, las enaguas tenían hasta tres vola
dones terminados con randa, ampliando la silueta. Se veían también randas en los vuelos de las batas, escotes, bordes de tocados, combinando con fino holán y cambray, y en general en toda prenda que adornara y pudiera dar lucimiento a la habilidad de las niñas de la casa, porque la confección
de randas fué antes, más que un oficio, labor y distracción de señoras. Entre los documentos del Tucumán colonial fechados en 1606, figuran,
entre menciones de dotes, arras y herencias, camisas de ruan de fardo para
hombre, con sus hurracos y randas, mantos de puntas y sábanas con puntas de randa, así como tocados de escarchado de oro y plata y escamilla, gorguera de holanda y otra de red (de randa), con sus argenterías y es
camilla de plata. Hay que agregar aquí que puntas es la forma antigua de llamar a las randas de borde; puntilla es una forma posterior. Así,
Cervantes dice "puntas de randa" al hablar de los trabajos de Sanchica.
Tal como lo dije anteriormente, la designación que mejor se ajusta
a la técnica de la randa es la de malla bordada. Las randeras llaman · malla a la red que fabrican a la aguja y que utilizan como base de su
bordado. La malla para randa se hace con una aguja común y un palillo
o guía de metal o de madera que sirve para regular el tamaño del ojo de
la malla; una vez terminada la malla, se la coloca bien tensa en un bastidor y se da comienzo al bordado.
El hilo que emplean para su trabajo es el N01 200 para las labores más
finas. Cuando el motivo lo exige, como en el caso de las flores o tallos de
las mismas, se utiliza un hilo más grueso para destacar los contornos. La moda antigua dió cierta preferencia a los motivos de carácter
geométrico con distribución alterna o simétrica; en estos casos, la tarea era fácil de realizar sin modelo, por lo cual se llamaron "bordados a
ojo" o "bordados al pasar". Los dibujos más complicados se copian con
un estarcido.
Cada motivo suele recibir un nombre., que con frecuencia es el de la hoja, la semilla o la flor de determinada planta, el cual se otorga según semejanzas reales o imaginarias, como ser punto de arroz, anís, jazmín, ete. Existen también otros nombres derivados de la naturaleza, como estrellas, patita, nido, etc. Finalmente hay también nombres .caprichosos que
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La Sra. Margarita Toledo de Núñez, descendiente de toda una estirpe de randeras de El Cercado, Monteros, aun teje randas y ha trasmitido a la autora varios datos concernientes
a su arte.
Randeras de Monteros que presentaron trabajos en el Primer Concurso de Tejidos y Bordados celebrado el año 1915 en la ciudad de Tucumán durante el gobierno del Dr.
Ernesto E. Padilla.
Carpeta de randa con el borde llamado de cadena y motivos florales.
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designan motivos geométricos regulares, entre los cuales son corrientes la cadena, el cortado doble, el punto torcido, la pinta, etc.
Tal es, en sus líneas principales, la filiación y la técnica de esta bella industria del N.O. En estos momentos, la randa, después de haber sido desplazada por los encajes, cobra nuevamente auge. Tal vez al centro de Monteros, en Tucumán, amorosamente cultivado, le corresponda el papel principal en este renacimiento.
BIBLIOGRAFIA
Bl.ANC, CHARLES: L'art dans /,e parure et dans le vetement. Ed. Renouard, Paris. BuRMEISTER, GERMÁN: Viaje por los Estados del Plata. Buenos Aires, 1944. T. 11,
pp. 143 /144, y 111, figs. 108 y 109. Catálogo del "Primer Concurso Provincial de Tejidos y Bordados". Tucumán, 1915. CANO, CARMEN BAROJA DE: El encaje en España. Barcelona, 1933. CERVANTF.S, MIGUEL DE: Don Quijote de la Mancha. Ed. La Lectura, T. VII, p. 305,
y T. VIII, p. 270. Diccionario Enciclopédico Hispano Americano. Ed. Montaner y Simón, Barce
lona, 1912. Diccionario General de la Lkngua Catalana. Ed. Llibrería Catalonia. Barcelo
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ESTA ENTREGA SEGUNDA DEL AÑO PRIMERO DE
LA REVISTA DEL INSTITUTO NACIONAL DE LA
TRADICIÓN, DE LA CUAL SE TIRARON
1.500 EJEMPLARES, ACABÓSE DE
IMPRIMIR EN LOS TALLERES
GRÁFICOS DE ALEA S. A.
C. J. EL 26 DE
DICIEMBRE DE
1949
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