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La inundación de 1944, también
llamada "La tragedia de Tuxtepec"
es un acontecimiento que se ha
perpetuado en la memoria de los
residentes, fundamentalmente por
su aspecto trágico y desgarrador.
Sin embargo, no existe una
valorización del fenómeno en su
conjunto que permita situarlo en
el medio y en contexto histórico
para inferir, a partir de él, la
significación que ha tenido en la
historia de la comunidad y su
medio.
El Santuario.
UN 27 DE SEPTIEMBREEL DIARIO «EL
UNIVERSAL»
BAJO EL ENCABEZADO "TUXTEPEC HA DESAPARECIDO PRÁCTICAMENTE", INFORMABA A TODO EL PAÍS…
«Los habitantes de Tuxtepec,
solicitan auxilio porque no tienen
que comer. Las principales casas
de la ciudad fueron arrasadas
por la corriente, al igual que los
edificios comerciales,
perdiéndose todas las mercancí
as. Las calles están intransitables
y las casas que aún quedan en
pié están llenas de escombros y
las calles de hoyancos…»
«Dentro de lo que eran habitaciones hay toneladas de arena en las que están sin duda, sepultados muchísimos cadáveres.El llamado barrio abajo de Tuxtepec ha desaparecido con pérdidas incalculables, las vías están interrumpidas y las autoridades de Veracruz son hasta el momento las únicas que han prestado auxilio.»
¿CÓMO COMENZÓ TODO?
Todo se inicia con un aciclonamiento estacionario
que azoté las costas de Guerrero, Oaxaca y Chiapas,
provocando rachas huracanadas con velocidades de
15 m/seg. Y una precipitación pluvial de más de 50
centí metros en la parte oriental de la sierra
mazateca y las tierras bajas adyacentes. En la
madrugada del sábado 23 el ciclón tocó tierra en el
puerto de Veracruz desatando copiosas lluvias en la
serraní a y fue todo.
El Papaloapan desbordá su cauce en toda la parte baja. Tuxtepec ante el azoro de los habitantes se vio repleto de agua por todos lados. Lo que en un principio apareció como una inundación más de las que ya habí a sufrido la población, pronto se convirtiá en una seria amenaza al subir aceleradamente el nivel y la fuerza con que las aguas azotaban las construcciones. El río cubriá todo el horizonte arrastrando en su loca carrera lo mismo hombres, casas, plantas y animales.
El mundo se fue a pique, alcanzando las aguas niveles de 4 y 9 metros en las zonas más bajas. Durante tres dí as angustiosos la población vio desfilar desde los techos de las casas más resistentes, lo mismo casas enteras que árboles y cadáveres. Ante la magnitud de la tragedia, las puertas de la cárcel municipal fueron abiertas para que los internos pudieran salvar sus vidas.
Las aguas del río bajaron con desesperante lentitud hasta permitir el auxilio a los temerosos habitantes.Se destaca entre todas, la labor de rescate de Francisco Rodrí guez Pacheco, tuxtepecano radicado en Puebla y reconocido como hijo predilecto y benefactor de Tuxtepec, a través de quien llegaron a la ciudad la Cruz Roja de Puebla y los maestros de la escuela "Pacheco & Henning" a brindar su valiosa colaboración.
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