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LOS NUEVOS PARADIGMAS DE DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA
El Sumak Kawsay en Ecuador
Jaime Patricio Carpio Benalcázar
Jaime Patricio Carpio Benalcazar
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Tesis doctoralAlicante, diciembre 2015
Universitat d’AlacantUniversidad de Alicante
LOS NUEVOS PARADIGMAS DE DESARROLLO EN AMERICA LATINAEL SUMAK KAWSAY EN ECUADOR
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15
ED|UA Escola de DoctoratEscuela de Doctorado
edua.ua.es
INSTITUTO INTERUNIVERSITARIO DE DESARROLLO SOCIAL Y PAZ
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y EMPRESARIALES
LOS NUEVOS PARADIGMAS DE DESARROLLO EN AMERICA LATINA El Sumak Kawsay en Ecuador
Autor
JAIME PATRICIO CARPIO BENALCAZAR
Tesis presentada para aspirar al grado de DOCTOR POR LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE
PROGRAMA DE DOCTORADO
AMERICA LATINA EN EL SISTEMA MUNDIAL (Cod. 0303)
Dirigida por JAVIER ULLAN DE LA ROSA
2015
1
Instituto Interuniversitario de Desarrollo Social y Paz
DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGIA II
LOS NUEVOS PARADIGMAS DE DESARROLLO EN
AMERICA LATINA
EL SUMAK KAWSAY EN ECUADOR
Autor
JAIME PATRICIO CARPIO BENALCAZAR
Tesis presentada para aspirar al grado de DOCTOR POR LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE
PROGRAMA DE DOCTORADO
AMERICA LATINA EN EL SISTEMA MUNDIAL
Dirigida por
JAVIER ULLAN DE LA ROSA
2015
2
Agradecimientos A todas las personas que desde muchas perspectivas contribuyeron para seguir adelante con este largo e intenso proyecto y motivarme a culminarlo
Dedicatoria A Doménica, puñadito de esperanza, que iluminó mi compromiso para continuar hasta el final en la tarea. Y a María Isabel, por estar aquí y ahora, siempre en las luchas por los dos.
3
RESUMEN
El desarrollo representa una de las categorías sociales y políticas con mayor
resiliencia tanto en el plano teórico como de aplicación en las sociedades y a escala global,
tanto que con variantes de contexto histórico, sigue vigente, pese a las críticas y
maquillajes de diversa índole.
Vamos a entender a lo largo de este trabajo, por “desarrollo convencional” al
proceso que surge de una matriz sustentada en la colonialidad, donde unos actores
irrumpen sobre otros y se arrogan la misión de orientarlos por una vía previamente
diseñada por ellos mismo, dando origen a la modernidad capitalista y a la colonialidad del
ser, del poder y del saber (en términos de la escuela de la modernidad-colonialidad).
A esta matriz se acoplan las teorías del crecimiento económico y de la
modernización-desarrollo, dando como resultado un concepto claramente político y
funcional a la reproducción de las asimetrías globales, con epicentro en los países
industriales hegemónicos como Estados Unidos y los países de Europa Occidental.
Desde muchos ámbitos se han generado críticas al desarrollo convencional,
nutriéndolo de nuevos elementos con la pretensión de superar sus falencias. El desarrollo
humano, sostenible, local, los objetivos de la ONU en sus dos versiones –del milenio y
sostenible ahora- entre los más relevantes, representan importantes contribuciones en
esa búsqueda; la negación del desarrollo en las teorías del decrecimiento
fundamentalmente por la contradicción entre un planeta finito y un modelo de
producción-consumo infinito, dan pautas para el ocaso de esta noción universalizante.
Desde la periferia del mundo, desde pueblos y nacionalidades resurge la filosofía ancestral
del Sumak Kawsay andino-amazónico y propone la recuperación de las relaciones
primordiales entre los humanos y la naturaleza.
El Buen Vivir, se construye de todo este proceso de crítica y alternativas al
desarrollo. Es un sistema dinámico y complejo en plena creatividad y elaboración. Abarca
subsistemas como las Pluri-diversidades, Eco-armonías, Soberanías y otras Economías, con
sus respectivas dimensiones como el Estado Plurinacional, los derechos de la Naturaleza,
la Democracia participativa entre otras.
Enfrenta también bifurcaciones y lucha de sentidos, pero representa uno de los
esfuerzos más relevantes por definir derroteros civilizatorios alternativos para las
sociedades del siglo XXI.
4
INDICE
INTRODUCCION ..................................................................................................................... 9
PARTE I
CONSTRUCCIÓN, DIFUSIÓN Y OCASO DE LA NOCION DE DESARROLLO
1. GENESIS DE LA NOCION DE DESARROLLO ....................................................... 10
1.1. La Colonialidad .................................................................................. 15 1.1.1. Paradigma y Poder ............................................................................. 16 1.1.2. La enajenación originaria y la metástasis ideológica ................................. 21 1.1.3. La ideología institucionalizada ........................................................... 32
1.2. Crecimiento económico ..................................................................... 37 1.3. La teoría de la modernización ........................................................... 42
1.3.1. La relación modernización desarrollo ................................................. 42 1.3.2. Modernización y colonialismo interno ................................................ 47
2. CRITICA AL DESARROLLO ..................................................................................... 55
2.1. Desarrollo Alternativo ................................................................................ 59
2.1.1. Desarrollo Humano ................................................................................. 59 2.1.2. Desarrollo a escala Humana ....................................................................... 65 2.1.3. Desarrollo Sostenible ................................................................................. 69 2.1.4. Desarrollo Local.......................................................................................... 78 2.1.5. Los Objetivos del Milenio (ODM) y los Objetivos del Desarrollo Sostenible
post 2015 (ODS) ......................................................................................... 92 2.1.5.1. Los Objetivos del Milenio (ODM) ............................................................ 92 2.1.5.2. Los Objetivos del Desarrollo Sostenible post 2015 (ODS) ......................... 96
2.2. Alternativas al Desarrollo ............................................................................... 101
2.2.1. Posdesarrollo ........................................................................................ 101
2.2.2. El Sumak Kawsay desde el pensamiento andino.................................. 110 2.2.2.1. El Sumak Kawsay en la comunidad ....................................................... 116
3. CONCLUSIONES PARTE I ...................................................................................... 121
5
PARTE II
EL BUEN VIVIR: UN PARADIGMA EN CONSTRUCCION
1. CONTEXTOS ................................................................................................................ 124
1.1. Crisis del pensamiento social .......................................................................................... 124
1.2. Crisis económica .................................................................................................. 126
1.3. Crisis política ........................................................................................................ 128
2. FUENTES Y PARTES INTEGRANTES DEL BUEN VIVIR .............................................. 130
2.1. Buenos Vivires .................................................................................................. 130
2.2. El Buen Vivir como sistema complejo .............................................................. 142
2.3. Fuentes del Buen Vivir ...................................................................................... 143
2.3.1. Desde la crítica al desarrollo ..................................................................... 144
2.3.2. Desde el Sumak Kawsay ............................................................................ 148
2.3.3. De las resistencias y movimientos sociales ............................................... 149
2.4. Las Partes integrantes del Buen Vivir y sus dimensiones ................................ 153
2.4.1 El sistema Pluri-diversidades .................................................................. 157
2.4.1.1. El Estado Plurinacional ............................................................................. 158
2.4.1.2. Los Derechos colectivos ........................................................................... 169
2.4.1.3. La Interculturalidad ............................................................................... 181
2.4.1.4. Democracia participativa ..................................................................... 191
2.4.2 Sistema de Eco-armonías ........................................................................ 198
2.4.2.1. Biocentrismo y Derechos de la Naturaleza Sistema de Eco-armonías ......... 198
2.4.2.2. Territorios y territorialidad ...................................................................... 202
2.4.2.3. Descentralización .................................................................................. 216
2.4.3 Otras Economías ...................................................................................... 222
2.4.3.1. Economía Social y Solidaria .................................................................. 222
2.4.4 Soberanías ............................................................................................... 230
2.4.4.1. Soberanía política y económica........................................................... 230
2.4.4.2. Soberanía alimentaria .......................................................................... 233
2.4.4.3. Soberanía Energética .............................................................................. 237
2.4.4.4. Soberanía Cultural ................................................................................ 238
6
2.4.4.5. Soberanía del cuerpo ............................................................................... 240
3. CONCLUSIONES PARTE II ........................................................................................ 243
PARTE III
EL BUEN VIVIR: ¿ES ALTERNATIVA?
1. EL RETO: DESPOJARSE DE LAS ENVOLTURAS DEL DESARROLLO ................... 245
2. UN BALANCE NECESARIO: ¿CUÁNTO HEMOS CAMINADO? ........................ 251
2.1. Plurinacionalidad, Derechos colectivos e Interculturalidad ............. 252
2.2. Democracia participativa, participación ciudadana y control social . 261
2.3. Derechos de la naturaleza .............................................................. 267 2.4. Descentralización y control de territorios ........................................ 271 2.5. La economía social y solidaria ......................................................... 275 2.6. Soberanía alimentaria .................................................................... 282
3. CONCLUSIONES PARTE III ............................................................................... 288
PARTE IV
CONCLUSIONES GENERALES Y PERSPECTIVAS
1. El Buen Vivir como construcción paradigmática .......................................... 294
2. El Buen Vivir como proyecto político ......................................................... 296
3. El Buen Vivir desde las políticas públicas .................................................... 297
4. Inteligenciación social para el Buen Vivir .................................................... 298 5. Viabilidades para el Buen Vivir .................................................................. 300
V. BIBLIOGRAFIA.............................................................................................................. 304
VI ANEXOS
7
Índice de Cuadros
Cuadro 1
Características básicas de la teoría de la modernización……………………..……….……………………... 46
Cuadro 2
Elementos centrales de la carta de punta del este, OEA, 1962……………………..…………………..... 50 Cuadro 3
Elementos constitutivos de la noción de desarrollo……………………………………..……………..………. 54
Cuadro 4
¿Quiénes son los pobres?.....................................................................................………………. 65 Cuadro 5
Elementos alternativos en el enfoque del desarrollo a escala humana……………….......…………. 68 Cuadro 6
Evidencias de la crisis ambiental…………………………………………..……………………………………….……. 75
Cuadro 7
Elementos propuestos por el paradigma del desarrollo sostenible……………..............…………. 78
Cuadro 8
Elementos comunes al enfoque de DL…………………………….………………………………………..…...… 91
Cuadro 9
Objetivos del milenio ODM……………………………………………………..…………..…….………..…………. 93 Cuadro 10
Agenda 2030 Objetivos de desarrollo sostenible…….…………………………....…………………….…... 98
Cuadro 11
ODS y sus condiciones de viabilidad ……………………………………….……………………….…….……….. 100 Cuadro 12
Ecosistema global finito vs subsistema económico infinito…………………….……………..……….. 105
Cuadro 13
Elementos centrales del paradigma de posdesarrollo………….……………………..……………….…. 109
Cuadro 14
Los principales objetivos de la CONAIE 1992……………………….…………………………………………. 115
8
Cuadro 15
Diferencias entre la visión capitalista y la visión del Sumak Kawsay………………………….…... 120
Cuadro 16
Contribuciones paradigmáticas al buen vivir……………………………………………………...…………. 143
Cuadro 17
Partes integrantes del sistema del buen vivir …………………………………………….…………………. 156
Cuadro 18
Constitución de la república del Ecuador………….………………………………………………………….. 164
Cuadro 19
Mapa de pueblos y nacionalidades del Ecuador……………………………………………………....….. 165 Cuadro 20
Pueblos y Nacionalidades del Ecuador por región…………………………………………………....….. 166 Cuadro 21
Derechos colectivos………………………………….……………………………..…………………………………… 171 Cuadro 22
Testimonio de la aplicación de la justicia indígena dentro del pueblo Kañari ……………….. 180
Cuadro 23
Retos de la plurinacionalidad ……………………………………………………………..…………………….... 190
Cuadro 24
Diferencias entre democracia participativa y democracia representativa…….………………. 193 Cuadro 25
Desterritorialización en el pueblo Kañari ………………………………………………………………..….... 206
Cuadro 26
Dinámicas territoriales…………………………..…………………………..…….……..…………………..…..….. 210
Cuadro 27
Diferencias entre ordenamiento territorial y re-territorialización……….…..…………...…..….. 213 Cuadro 28
Los territorios ancestrales en la constitución…..……………………………………...…………..…..….. 214
9
INTRODUCCION
El Buen Vivir, es un planteamiento ideal, tan ideal, que parece más una utopía. Pero si está legitimado por un referéndum y es mandato constitucional, es, al menos, un primer paso.
Yanagihara Toru1
El objetivo del presente trabajo es entender la propuesta del Buen Vivir como una
construcción paradigmática alternativa a la noción de desarrollo, pues este representa una
estrategia política, económica y cultural del sistema capitalista a escala global desde la
postguerra, estrategia cuyos tres pilares constitutivos son la colonialidad, las teorías del
crecimiento económico y la teoría de la modernización, cada uno de las cuales contribuye
a sostener un edificio de profundos cimientos y de extensas estructuras cuyas esencias
siguen vigente bajo diversos discursos relativamente contextualizados a los diferentes
momentos históricos de la sociedad global.
El análisis de estos fundamentos constructivos del desarrollo nos permitirá concluir
si el Buen Vivir es un paradigma alternativo o una adjetivación andina al desarrollo
alternativo ya existente. Desde nuestro enfoque, este nuevo paradigma se levanta sobre al
menos cuatro fundamentos: el Sumak Kawsay o filosofía indígena sobre la naturaleza y la
comunidad; el desarrollo alternativo, que incorpora otras dimensiones al concepto de
desarrollo más allá de la economía; el posdesarrollo, que incluye la dimensión ecológica
como determinante del modelo de crecimiento de la economía global; y la crítica al
sistema por parte de los movimientos sociales anti-sistémicos nacionales y globales.
Proponemos además un conjunto de elementos que a nuestro juicio constituyen, bajo un
ordenamiento sistémico específico, las partes más originales de este concepto.
Por último, nuestro análisis del Buen Vivir concluye con una apreciación evaluativa
sobre el proceso ecuatoriano, cuya constitución del 2008, la ampara con un marco jurídico
y señala hitos para su construcción.
Si estamos en la ruta de este nuevo paradigma o no, lo presentamos como
conclusiones al final del estudio, señalando los logros y limitaciones que entraña esta
alternativa.
1Profesor en el curso “Desarrollo local de gobiernos locales en las regiones andinas” realizado en Tokio-Japón del 7 al 24 de marzo
del 2010, en el que participó el autor de esta tesis doctoral.
10
PARTE I
CONSTRUCCIÓN, DIFUSIÓN Y OCASO DE LA NOCION DE DESARROLLO
1. GENESIS DE LA NOCION DE DESARROLLO
El Señor Desarrollo es un blanco caballero, adulto y muy adinerado, de poderosas amistades y de codiciado consejo; camina por los pueblos periféricos, predicando el evangelio del capital y del mercado, como único sendero para la sociedad prometida.
Patricio Carpio2
La noción de desarrollo es quizá una de las categorías sociológicas con más
capacidad de resiliencia conceptual en las últimas décadas de globalización capitalista;
se sustenta en el diseño de procesos de cambio y continuidad para las sociedades no
industrializadas hacia su modernización e integración en el sistema-mundo, abarcando
dimensiones políticas, económicas, socioculturales, y ambientales, cuya dialéctica y
énfasis ha determinado múltiples versiones y tendencias en los discursos. Hoy, en los
estudios sobre desarrollo, y en términos generales, se pueden encontrar tres grandes
corrientes: las que persisten en su vigencia, las que cuestionan sus realizaciones dentro
del mismo paradigma y aquellas que consideran que su momento histórico ha
fenecido. En las transiciones entre una y otra, encontraremos una amplia gama de
matices y entreveros, propio de un debate político- ideológico de múltiples opciones.
La capacidad de resiliencia de la noción de desarrollo consiste en que, a pesar
de la infinita creatividad para pensar y repensar sus contenidos, prevalece un
entendimiento que hasta nuestros días sigue siendo hegemónico: como proceso
evolutivo de las sociedades hacia metas de crecimiento, progreso, bienestar y
2Cita del Autor, 2015
11
civilización bajo el modelo occidental, versión que constituye la base de su
construcción histórica y paradigmática.
Bajo estas consideraciones, el análisis de nuevos paradigmas de desarrollo y de
sus alternativas, como en nuestro caso del Buen Vivir, debe repasar por las más
significativas elaboraciones y teorías con la finalidad de encontrar los puntos de
continuidad, de innovación, de ruptura y de viabilidad. En este marco, el presente
estudio tendrá sentido analítico y quizá contribución.
El desarrollo como se entiende en la actualidad epistemológicamente tiene tres
fundamentos constitutivos, los cuales han contribuido -en diferentes períodos
históricos- a su evolución y construcción paradigmática. Estos tres pilares conforman
una unidad interactiva y dinámica, cuya dialéctica sólo se podrá entender desde un
análisis de totalidad pensada, aunque, para fines expositivos, debamos abordarlos por
separado. Estos tres fundamentos son: la colonialidad, el crecimiento económico y la
modernización (Hidalgo, 1998); Quijano 2009; Payne 2012; Alburquerque 2013)
La colonialidad se refiere al proceso económico, político y sociocultural por
medio del cual Europa occidental irrumpe invadiendo otros continentes, inicialmente,
España y Portugal en lo que hoy es América, luego Gran Bretaña, Francia, Holanda,
Bélgica y otros países tanto en la propia América, como en Asia y África. El sustento del
colonialismo es la extracción de materias primas de los países conquistados. En función
de ello se construyeron formas políticas de dominación a los pueblos de ese otro lado
y se desarrollaron mecanismos de desarticulación social y cultural a los pueblos
originarios para imponer otras lógicas de vida, las de los colonizadores; a este legado
histórico estructural le denominamos colonialidad3, pues, desde aquí, se imprime la
ideología de la inferioridad de lo no europeo con sus consiguientes determinaciones de
racismo y exclusión.
Los principios de ruptura de la colonialidad, desde una perspectiva filosófico-
cultural y política la empujan los pueblos ancestrales de los continentes que sufrieron
3Aníbal Quijano (2009) las denominará la colonialidad del poder, del saber y del ser.
12
el colonialismo y hoy formas de neocolonialismo; en Mesoamérica, las comunidades
mayas-zapatistas y en los andes los pueblos kichwas y amazónicos como las
vanguardias de las corrientes de de-colonialidad.
El crecimiento económico al cual la economía política apela, surge como
ontología de vida en los procesos de colonización con el mercantilismo y madura hacia
la acumulación capitalista e industrialización, donde la extracción de materias primas
de las colonias y la explotación indiscriminada de la naturaleza junto con el trabajo
humano constituyen los medios para dicho fin. Progreso y tecnología constituirán el
ideario civilizatorio de este paradigma, al cual los países progresivamente se suman, en
una carrera sin fin, por superar “el atraso” (Payne y Philips, 2012).
A finales del siglo XX, se desarrollan corrientes del pensamiento que rompen de
raíz con las teorías del crecimiento económico bajo el postulado de que este ha
sobrepasado la capacidad del ecosistema global para cumplir sus ciclos vitales y que es
necesario para garantizar la sobrevivencia de las especies, el decrecimiento o
crecimiento cero; la acumulación capitalista está planteada como infinita dentro de un
ecosistema global finito, contradicción insuperable bajo las condiciones de este
sistema económico y cultural.
Por último, la teoría (y práctica) de la modernización, constituye el pilar
definitivo, donde la estrategia de desarrollo se muestra en toda su madurez, para ser
presentada al mundo no industrializado –subdesarrollado- como evangelio universal
de desenvolvimiento de países y sociedades, a través de estrategias y políticas
transnacionales con gobiernos nacionales apoyados por organismos internacionales.
Modernización implicará ajustar estructuras sociales, políticas y culturales a la lógica
de los países occidentales siguiendo una línea supuestamente evolutiva y natural hacia
la globalización capitalista. En América Latina, surgen corrientes que explican que
condición del desarrollo es la existencia de subdesarrollo, por tanto desarrollo-
subdesarrollo son dos caras de una misma moneda. Sin embargo, en sus
planteamientos estas posiciones mantienen el eje de crecimiento y modernización vía
sustitución de importaciones en los países sub-desarrollados (Cardoso, 1977).
13
Luego, varias corrientes de pensamiento, después de décadas de interacción
del paradigma modernizador y desarrollo, cuestionaron su visión mono-direccional y
eurocentrista y han venido proponiendo complementos de orden social, ambiental y
cultural, con la finalidad de lograr mayor operatividad en la integración al sistema
global; desarrollo humano, desarrollo sostenible, desarrollo local, destacan como
propuestas de re-dimensionamiento y complementariedad a los presupuestos de
crecimiento y modernización (Alburquerque, 2013).
En el siglo XXI, el Buen Vivir, aparece como una propuesta paradigmática más
organizada para romper con el discurso de la modernización. Sin embargo, las
evidencias sobre su viabilidad en Ecuador y Bolivia, aún están en ciernes.
Con estas entradas fundacionales, el desarrollo constituye a la vez una
ideología, una cultura y un programa político, con estrategias y mecanismos que lo
impulsan y que permiten su vigencia discursiva plena, como lo demuestran los
Objetivos del Milenio y la Agenda post 2015 también denominada Objetivos de
Desarrollo Sostenible, planteada hasta el 2030.
Sobre estas bases, la pregunta obligada en una indagación relacionada a los
nuevos paradigmas de “desarrollo” sería: ¿es posible pensar, desde dentro del
desarrollo, otras posibilidades de desenvolvimiento societal? Al parecer aquí está la
trampa existencial que nos impide visualizar “otro mundo posible”, pues
definitivamente estamos –se quiera o no- imbricados de desarrollo y de lógicas
capitalistas, quizá por ello, es que las respuestas en negativo, sólo van surgiendo desde
pueblos y culturas originarias, cuyas prácticas y sistemas de vida aun dan cuenta de
filosofías, racionalidades y cosmovisiones diferentes que recuperadas y sistematizadas
aparecen como indicios de nuevas perspectivas. Tal el caso del Sumak Kawsay/Sumak
Qamaña en el Buen Vivir o Vivir Bien planteado como posibilidad societal en Ecuador y
Bolivia.
14
Desde nuestra perspectiva, la posibilidad de desechar la noción de desarrollo,
pasaría por generar otro concepto que exprese el desenvolvimiento universal de las
sociedades y en cualquier contexto, pues por las connotaciones epistemológicas
señaladas, no sería recomendable intentar una desconstrucción del concepto para
darle nuevos contenidos. Esta posibilidad implicará entender que toda sociedad
mantiene un proceso dinámico – vivencial por adaptarse a su entorno eco-social y
desarrollar actitudes y aptitudes para responder con eficiencia a su medio ambiente
(relación energía-productividad) para su reproducción como sociedad; en esta
racionalidad vital, conocimiento e información juegan como motor de cambio y
continuidad en toda cultura; a esta dinámica de desenvolvimiento la denominaremos
“inteligenciación social”. Si esto resulta aceptable, se corrobora la tesis antropológica
de que no existen culturas inferiores ni superiores sino diferentes; en las sociedades
complejas de nuestro siglo, esta perspectiva deberá re-encontrarse también con
formas más complejas de organización social y económica y de relacionamiento con la
naturaleza, si hablamos de paradigmas alternativos que superen los enfoques en
colonialidad, crecimiento económico y modernización.
15
1.1. La Colonialidad
Cuanto más amplio sea el concepto de justicia, más
abierta será la guerra de la historia y de la memoria: la
guerra entre los que no quieren recordar y entre los que
no pueden olvidar
(De Souza Santos, 2010)
La entrada histórica para el análisis del desarrollo y el entendimiento del Buen
Vivir, resulta particularmente interesante en la perspectiva de encontrar un hilo
conductor tanto en la construcción de la ideología del “superior-inferior”, como en la
construcción hegemónica de “desarrollo-subdesarrollo”. Ampliamente se ha
difundido, desde los cronistas de Indias hasta pensadores y filósofos europeos
racionalistas, idealistas, materialistas, la lógica evolutiva de las sociedades en un claro
ejercicio de determinismo histórico, para concluir en la definición de las sociedades y
culturas indoamericanas antes de la conquista, como colectivos inmaduros y de
gradación primitiva, respecto al nivel de estructuración y organización occidental, por
lo cual, el Imperio y el Estado Colonial se erogaba para sí la misión civilizadora de
dichos pueblos originarios, con las rupturas sociales, económicas y culturales que este
proceso significó para los actores locales.
La necesidad de insistir sobre dicho proceso, radica en que hoy, en base a
nuevas investigaciones y socio-análisis, podemos re-interpretar la historia en una
suerte de rebelión del objeto de civilización para su transformación en sujeto histórico.
(Villasante, 2014). Este proceso de reflexión en el marco de una epistemología política,
se demuestra por la pervivencia de las culturas originarias, aun luego de cinco siglos de
políticas orientadas a su asimilación en la cultura dominante, lo cual se explica por el
manejo de -estrategias deliberadas o espontaneas- de resistencia, cambio y adaptación
en la perspectiva de la continuidad socio cultural.
16
Este analizador histórico4 que proponemos, no implica una posición esencialista
en nuestro discurso, al contrario, es una puesta a tono con las epistemologías del sur
que movimientos sociales, activistas, teóricos, académicos y políticos de izquierda,
sostienen sobre la decolonialidad y el pretendido, único, saber occidental (Quijano,
(1992)-(2009); Dusell 1992; Mignolo, 2010; De Sousa Santos, 2011). Es más, la versión
del Buen Vivir que desarrollaremos en este trabajo, diferencia entre el Sumak Kawsay
andino y el Buen Vivir como proyecto de sociedad que se construye para el siglo XXI5.
1.1.1 Paradigma y Poder
No le basta al colono limitar físicamente el
espacio del colonizado; el colono hace del
colonizado la quinta esencia del mal. El
colonizador desfigura y deforma el imaginario
del colonizado
Fanon, (citado en De Souza Silva, 2011:5)
La pregunta de fondo que nos planteamos aquí es ¿cómo se construyen los
paradigmas socio-culturales e ideológicos que orientan el pensamiento en una
determinada época? Thomas Khun, en su clásico estudio La estructura de las
revoluciones científicas(1971) sostiene que los paradigmas son sistemas de
conocimiento constituidos por un cuerpo coherente y articulado de teorías
reconocidas por las comunidades científicas como parte de una ciencia. De esta
manera, los paradigmas actúan como filtros de los datos que la realidad ofrece al
investigador, el cual los clasifica aislando aquellos que le son incompatibles con su
paradigma, pues quien analiza una realidad determinada sólo ve… lo que sus
conceptos le permiten ver.
Para el pensamiento vulgar y las construcciones culturales e ideológicas que
forjan “el sentido común” de determinada época opera la misma lógica paradigmática 4En términos de Tomás Villasante (2014) un analizador, es un elemento desencadenador-provocador de un análisis complejo. En
nuestro caso, el analizador, nos permite revolucionar el concepto de “indio oprimido-sin cultura” como sujeto histórico y portador del Sumak Kawsay. 5Muchos de los enunciados del Buen Vivir que en este trabajo desarrollaremos, son parte de la Constitución ecuatoriana del 2008.
17
con la diferencia que, en esta esfera del pensar, lo científico es relativo, y confluyen
ideas y creencias religiosas, tradiciones, costumbres, valores u otros elementos de la
cotidianidad de una sociedad determinada, que han sido elevados a nivel de verdades
absolutas.
Carlos Marx, en su también clásico tratado La ideología alemana (1974), explica
cómo surgen y se reproducen las ideas. Afirma directamente que “Las ideas de la clase
dominante son las ideas dominantes de cada época; o dicho en otros términos, la clase
que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder
espiritual dominante” (Marx y Engels, 1974: 50), argumentando que quienes ejercen el
poder y el control sobre los medios de producción, disponen del control de las
condiciones para la producción, reproducción y distribución de sus ideas.
Estas explicaciones resultan adecuadas al estudio del proceso de enajenación
originaria y la construcción ideológica de la dialéctica superior-inferior en el contexto
latinoamericano y su inserción desigual en la primera globalización, el denominado
“descubrimiento”; poder y paradigma serán entonces los pilares que sostienen
históricamente estas relaciones.
La tesis que intentamos demostrar es que, al momento de la conquista, se
construye un imaginario en la conciencia de los conquistadores quienes, fruto tanto de
la ideología “religionizante” de la época como de su limitada capacidad explicativa,
categorizan a los pueblos originarios como de naturaleza inferior a la humana europea.
Esta distorsionada interpretación, es legitimada por el poder colonial y avalada por la
estructura eclesial católica, hecho que justificará una cadena de relaciones de
explotación y atropellos contra personas y comunidades nativas en todo el período de
la colonia y que se arrastrará como paradigma dominante y bajo diferentes discursos
hasta la actualidad. Este planteamiento tiene su fundamento en el grueso de crónicas y
escritos históricos así como en la literatura contemporánea sobre la fase de la
colonización europea en América, como lo veremos más adelante(Lander, 2001).
18
En otras palabras, epistemológicamente, no se vislumbran en esta fase de la
historia señales de ciencia que puedan dar pautas interpretativas sobre las evidencias
de pueblos encontrados en el Nuevo Mundo6; son entonces las construcciones
ideológicas y los valores dominantes los que diseñarán las bases comprensivas de
estos colectivos, con el aditivo imprescindible de toda conquista: la supremacía del
conquistador y la desvalorización del conquistado; es por esto un pensamiento
fundamentado sobre bases pre-científicas con la preeminencia de la teología sobre la
filosofía, de la fe sobre la razón, y la espada sobre el ser, todo justificado por una
institucionalidad represiva, autoritaria, inquisitiva expresada en la iglesia católica, que
en directa relación con las monarquías reinantes, organizaban sociedad, cultura,
conocimiento y economía, en función de sus intereses para perpetuar su poder. Es
este período del Medievo oscurantista el que se traslapa al “nuevo mundo” con las
visiones y lógicas ampliamente difundidas y que abordaremos más adelante, pues
como dice Inmanuel Wallenstein, la historia hay que re-escribirla cuantas veces sea
necesario (2008).
Quijano (2009) argumenta que en este proceso se forjó la colonialidad del
poder, del saber y del ser para afianzar y legitimar las asimetrías norte-sur que hasta
hoy subsisten. La primera hace relación a las estructuras creadas para anular la
identidad del otro (conquistado) y someterlo históricamente con el auto-
convencimiento de su incapacidad para una actuación autónoma. La idea de raza e
inferioridad aquí cobra sentido.
La colonialidad del saber implica el poder sobre el conocimiento,
sobrevalorando el occidental y negando los saberes ancestrales; la visión dominante
del mundo entonces pasa a ser la visión del dominador. De esta manera se logra que
las culturas vernáculas dejen de pensarse como tales y sean asimiladas como creencias
primitivas, su filosofía como mitos y tradiciones y su conocimiento como prácticas
empíricas.
6Voces aisladas como Bartolomé de las Casas y otros misioneros intentaron demostrar humanidad y cultura en los pobladores
amerindios, sin mayor eco en la construcción del paradigma “superior-inferior” que se construía como dominante(Dusell, 1992)
19
La colonialidad del ser es ya la negación del otro a partir de su caracterización
como inferior. Es por tanto sujeto de “misión” para moldearlo bajo los supuestos de la
“perfectitud” del colonizador, blanco, cristiano, occidental y masculino.
De esta manera, la modernidad europea fundamentará y extenderá el
constructo sobre la inferioridad de las otras culturas no-europeas y se arbitrará la
misión de convertirlas a dicha matriz civilizatoria. Los siglos posteriores han significado
una institucionalización de esta cosmovisión traduciéndola a los tiempos actuales en
una suerte de geopolítica del sub-desarrollo, y en la cultura, ideología y política de las
clases dominantes latinoamericanas en un ejercicio de colonialismo interno hacia las
culturas ancestrales. Por estas consideraciones, sostenemos que esta fase de la
historia universal no está cerrada, como lo señala Boaventura de Souza Santos al
enfatizar que persiste la “guerra de la historia y de la memoria: la guerra entre los que
no quieren recordar y entre los que no pueden olvidar” (2010:205).
En esta confrontación de sentidos encontramos diferentes perspectivas que se
construyen desde situaciones históricas específicas: así, en el campo del pensamiento
y la política dominante, tanto en nuestro propio continente como fuera de él, la
“herencia colonial” sería un justificativo para cubrir un conjunto de “incapacidades”
provenientes de “ausencia de cultura” subyacentes en nuestra sociedad y
fundamentalmente en pueblos indígenas; este déficit cultural constituiría, para dichas
élites, la principal traba al desarrollo hacia sociedades organizadas y
emprendedoras(Harrison & Huntington, 2001).
Una segunda perspectiva viene desde los pueblos y nacionalidades originarias,
para quienes el pasado colonial no tiene resolución más que con la recuperación del
Sumak Kawsay como presupuesto político y filosófico que les permita su continuidad
histórica y cultural, dentro de la sociedad intercultural y de un estado plurinacional, en
un ejercicio neo-civilizatorio de unidad en la diversidad(CONAIE, 2012)
20
Y una tercera perspectiva, con más acervo académico, pero con profundo
sentido crítico y posicionamiento político, la encontramos en el pensamiento crítico
latinoamericano que reivindica el peso de la colonialidad7y sostiene que la
modernidad, como concepto civilizador, nace en 1492, con el desembarco de los
conquistadores españoles a lo que hoy se llama el continente americano. Este hecho
implica para los europeos, la afirmación del eurocentrismo, mientras que para las
culturas originarias, su sacrificio. (Dussel, 1992)
En esta última línea demostraremos los impactos diferenciados que el choque
cultural genera en los actores involucrados por la abrupta llegada de europeos
españoles al continente americano: la desazón benevolente de las culturas nativas y el
triunfalismo violento de los conquistadores y las consiguientes derivaciones
ideológicas que se construyen a lo largo de los siglos para perpetuar y legitimar un
modelo de dominación, por lo cual, siguiendo a Enrique Dussel(2015) consideramos “…
entonces que la primera tarea epistemológica es repensar el largo siglo XVI cuyo centro
fue España y la primera experiencia fue América Latina, esto quiere decir que nosotros
somos la otra cara de la modernidad desde hace cinco siglos”8
Este planteamiento se sustenta en que el descubrimiento para el europeo no
significó encontrar un mundo nuevo, sino un espacio vacío de civilización, fértil para
reproducir y multiplicar un mundo a su imagen y semejanza. “América no es
descubierta como algo que existe distinta como el Otro, sino como la materia a donde
se le proyecta “lo Mismo”: “en-cubrimiento”” (Dussel 1992). Lo “nuevo” radica
entonces en que el viejo mundo, tiene una nueva oportunidad de sobrevivencia
proyectando su ego al nuevo mundo. Desde esta lógica, la modernidad cobra
perspectiva y Europa se convierte en el centro del mundo, rompiendo las fronteras
que la ataban al mundo islámico y asiático; resulta adecuado entonces reafirmar que
7“El Proyecto Modernidad/Colonialidad es uno de los más importantes colectivos de pensamiento crítico activos en América Latina durante la primera década del siglo XXI. Se trata de una red multidisciplinar y multigeneracional de intelectuales entre los cuales se contaban los sociólogos Aníbal Quijano, Edgardo Lander, Ramón Grosfoguel y Agustín Lao-Montes, los semiólogos Walter Mignolo y Zulma Palermo, la pedagoga Catherine Walsh, los antropólogos Arturo Escobar y Fernando Coronil, el crítico literario Javier Sanjinés y los filósofos Enrique Dussel, Santiago Castro-Gómez, María Lugones y Nelson Maldonado-Torres. Sus trabajos pueden ser vistos como el más genuino aporte latinoamericano al Poscolonialismo, que generalmente estuvo dominado por autores provenientes de las antiguas colonias inglesas o francesas en Asia, Oceanía y el Medio Oriente”. Más información del grupo en https://es.wikipedia.org/wiki/Grupo_modernidad/colonialidad 8Enrique Dusell entrevistado por Steven Navarrete en Diario El Espectador, 3 de abril del 2015.
21
los europeos “inventaron América como un nombre, como un concepto y al hacerlo
también inventaron una entidad histórica” (Elliot, 1999), con un estigma y un destino.
Desde la entropía podríamos interpretar que la descomposición de la sociedad
europea no tenía mayores opciones bajo el sistema feudal imperante, el mismo que
había polarizado a sus sociedades en segmentos excluyentes, una aristocracia que
derramaba riqueza y ostentación y una masa social sumida en la marginalidad y
literalmente en la ignorancia. La única salida de recomposición de estas sociedades fue
los recursos externos, pues desde esta visión ecológica, ningún sistema puede
regenerarse desde sí mismo cuando la entropía se ha incrementado:
El único remedio contra la maximización de la entropía (definida
dramáticamente por los termodinámicos como «muerte térmica») parece ser la
ruptura de las fronteras del sistema, abriéndolo al intercambio con su entorno
exterior, con el que previamente no tenía relaciones. Esta transformación de un
sistema aislado en uno abierto supone, de hecho, la inclusión del entorno en la
órbita del sistema o, más bien, la entrada del sistema y su entorno en una red de
relaciones constantes y mutuas (Bauman 2002: 177)
1.1.2 La enajenación originaria y la metástasis ideológica
De la investigación que Dussel (1992) ha desplegado por encontrar testimonios
y evidencias directamente de los actores del proceso de conquista y colonia, queda
con bastante nitidez las bases de la matriz interpretativa que los europeos fundan para
caracterizar a los pueblos que interceptan: “Estas gentes de estas Indias, aunque
racionales (sic) y de la misma estirpe de aquella santa arca de Noé, están hechas
irracionales (sic) y bestiales por sus idolatrías, sacrificios y ceremonias infernales”
(Historia general y natural de las Indias (citado en Dusell, 1992: 54)
En la construcción conceptual del mundo descubierto, los conquistadores ven
sólo aquello que sus filtros paradigmáticos les permiten admitir: seres con ausencia de
cultura y de dudosa humanidad; seres vacíos de civilización y valores que, al igual que
el territorio, están ahí para ser copados y cubiertos, explotados, por la cultura europea
y civilización cristiana.(Dusell, 1992). De ahí, se desprende que un continente lleno de
22
riqueza ofrezca oro y esclavos para los conquistadores, tierra, sustento y mano de obra
para los colonos, ganancias para mercaderes, almas para los misioneros, y refugio para
los perseguidos. (Elliot, 1999). Bartolomé de las Casas describe esta lógica de la
manera siguiente:
La causa (final) porque han muerto y destruido tantas y tales y tan
infinito número de ánimas los cristianos, ha sido solamente por tener su fin
último el oro y henchirse de riqueza en muy breves días y subir a estados muy
altos y sin proporción a sus personas. (La causa ha sido) por la insaciable codicia
y ambición que han tenido.….” Bartolomé de Las Casas (citado en Dusell,
1992:55)
La primera piedra en la pirámide colonial del superior europeo y el inferior
nativo, ha sido ubicada con la espada y la cruz y desde aquí se edificará un mundo
efectivamente nuevo para el universo de este continente donde los horizontes vitales,
les son reubicados, por otros, ajenos y lejanos.
Si para los europeos el mundo nuevo es la recuperación de la razón imperial, el
engrandecimiento, las oportunidades ilimitadas, y por cierto y básicamente, la
acumulación originaria de riqueza en el margen de los cánones de la transformaciones
del propio sistema feudal en crisis, para las culturas locales, la perspectiva es inversa,
pues la avanzada de los conquistadores les fue inmensamente conmocionante como lo
relatan las crónicas de los propios españoles, cuando describen la profunda tristeza de
emperadores y comunidades al enterarse de dicho advenimiento, y lo que sus sabios y
profetas en sus cuatro puntos cardinales anunciaban como “el fin del mundo”. En el
espacio Inca, cada 500 años, es el inicio de una nueva época, un nuevo “Pachakutik”,
este que iniciaba representaba destrucción y obscuridad.
La evidencia histórica es que Abya-Yala, como nombraba el pueblo Kuna de
Panamá al continente americano, estaba literalmente cultivado de culturas, con
diferentes niveles de organización societal, según UNICEF, en la América Latina
perviven hoy 522 pueblos originarios.(UNICEF-AECID, 2009)
23
La ontología, los valores y el ideal de vida, en estos espacios, tenía
presupuestos sustentados en la vida en comunidad como sentido de identificación y
pertenencia; el ejercicio de la reciprocidad como estrategia de complementariedad y
continuidad; la sujeción a las leyes de la naturaleza como religiosidad suprema, y un
conjunto de normas filosóficas que ordenaban la convivencia social9 (Sanchez-Parga,
2010).Sin embargo esta estructura cultural y filosófica, no fue reconocida ni entendida
por los conquistadores, como lo explica Hernán Cortes sobre México:
No podré yo decir de cien partes una de las que de ellas se podrían decir;
mas como pudiere, diré algunas cosas de las que vi, que aunque mal dichas, bien
sé que serán de tanta admiración, que no se podrán creer, porque los que acá
con nuestros propios ojos las vemos, no las podemos con el entendimiento
comprender. (Enguita, 1992:381)
Por ello, la tesis que sostiene desentendimiento, para describir la realidad local
y justificar la barbarie (Quijano 2009, Dusell 1992), cobran validez y en última instancia
es lo que explica la institucionalización de esta visión social construida por los
conquistadores y aceptada y difundida por el poder imperial europeo. El régimen
colonial consiguiente gira en razón de una organización económica funcional a los
requerimientos tanto de la corona española, cuanto de las articulaciones con Europa
para que el flujo de recursos, sobre todo mineros continúe alimentando su desarrollo
industrial. En esta empresa, se desarrollan un conjunto de instituciones para forzar y
sobreexplotar el trabajo y la humanidad indígena: los obrajes, mitas, concertajes,
reducciones, reparticiones, etc. prolongando el sacrificio de los pueblos americanos en
la conquista, hasta la perpetuidad. Hubo quienes previendo el casi exterminio de esta
población y, con ella, la amenaza de desabastecimiento de mano de obra para
plantaciones y minería, recurrieron a la iglesia Católica, para implorar benevolencia
hacia el indio, logrando el reconocimiento de humanidad. La Bula del papa Paulo III de
1537, los reconoce como portadores de alma y por tanto con categoría de “hombre”.
Para Quijano este hecho sólo reafirmará el destino fatal de estos pueblos, ahora para
ser habitados espiritualmente como sujetos de evangelización, dando paso a su des-
identificación original, religiosa, filosófica.(Quijano, 2009)
9La existencia de diversidad cultural, per se, no implica idealización de la cultura andina, simplemente representan las evidencias
de diferenciación con las matrices culturales europeas.
24
Estructuralmente, la importancia de este nuevo mundo descubierto no es su
gente, sino sus riquezas, en un momento de reordenamiento geopolítico y económico
en la escala global, como lo describe Marx, en El Capital:
El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la
cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la
población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias
Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros:
son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista.
Estos procesos idílicos representan otros tantos factores fundamentales en el
movimiento de la acumulación originaria. (Marx, 1975: 638)
La emergencia de América, por tanto, mueve el piso en la historia universal,
principalmente en el ámbito económico, acelerando la transición del feudalismo al
capitalismo con la extraordinaria inyección de recursos para que países como
Inglaterra forjen sus procesos de industrialización. Cómo estos recursos no produjeron
un escenario de transformación industrial en España no es tema de este análisis; lo
que aquí nos interesa, es evidenciar el rol de América en el proceso originario del
capitalismo europeo y su ubicación en el sistema-mundo como continente en
dependencia, como señala Ernest Mandel:
La doble tragedia de los países en desarrollo consiste en que no sólo
fueron víctimas de ese proceso de concentración internacional, sino que
posteriormente han debido tratar de compensar su atraso industrial, es decir,
realizar la acumulación originaria de capital industrial, en un mundo que está
inundado con los artículos manufacturados por una industria ya madura, la
occidental. (Mandel, 2008: 175)
De la filosofía alemana, Hegel, representa sin duda un pilar en el desarrollo de
sustanciales corrientes del pensamiento y filosofía occidental; en sus escritos, él
determina el rol e importancia de continentes, sociedades y culturas en la historia
universal y retóricamente quiere demostrar que el inicio del proceso civilizatorio se
encuentra en Asia, pero que el eje de la civilización ha girado hacia Europa, la cual
representa el final del camino en la realización de la historia (De Souza Santos s/f;
Dusell, 1992). América no es parte de este proceso, básicamente por sus rasgos de
25
inmadurez constitutiva que no aplicaría para lugar ni atención en la historia de la
humanidad. Una secuencia interminable de argumentaciones filosóficas, religiosas,
socio- culturales, políticas, económicas y hasta ambientales por parte de un
encadenamiento de pensadores sacramentalizarán la visión eurocéntrica sustentada
en el evolucionismo y la linealidad de la historia (Feinmann, 2006).Aquí Hegel
determina el lugar de América:
De América y su grado de civilización, especialmente en México y Perú,
tenemos información de su desarrollo, pero como una cultura enteramente
particular, que expira en el momento en el que el espíritu se le aproxima…. La
inferioridad de estos individuos en todo respecto es enteramente evidente” (…)
“La “inmadurez (Unreife) es total, física (hasta los vegetales y los animales son
más primitivos, brutales, monstruosos; o simplemente más débiles, degenerados.
(Dusell, 1992: 15.16)
El eurocentrismo hegeliano lo lleva a afirmar que la ruina de las culturas
americanas se debe a su debilidad, tal que no pudieron resistir el simple “soplo” de los
europeos, y habla de estas culturas como naturales, sin relación al “espíritu”. Lo que él
desconoce es que estos pueblos fueron sometidos a un proceso progresivo de
deshumanización bajo formas brutales de extorsión como el trabajo forzado y el
alcoholismo para degradar su altivez y dignidad. Aun así, un recuento histórico a lo
largo y ancho de América muestra que, en 500 años, no hubo un solo país donde no se
registren –en algún lado- actos de lucha y resistencia indígena contra el poder
instituido en su contra. Hegel tampoco indagó, sobre la filosofía amerindia, que
sostiene la unidad entre cuerpo y espíritu, entre naturaleza, humanidad y vida. Él juzga
el mundo desde la modernidad occidental donde el hombre domina a la naturaleza a
fuerza de tecnología, proceso resaltado como progreso –y que marcará el inicio de la
hecatombe ambiental que vivimos hoy en día- ; para las culturas de este continente, es
imposible separar el ser humano de la naturaleza. Por el contrario, esa unidad es la
base de su continuidad existencial (Kowii, 2011).
Posteriormente pensadores como Marx y Engels son afectados por el efecto
paradigma de la matriz hegeliana, cuando argumentan sobre los procesos colonialistas
e imperialistas de Inglaterra en la India y en China, y de EEUU en la guerra de
26
apropiación de California contra México. Sostienen que dichas prácticas colonialistas
representan un avance en el progreso de las propias culturas y países invadidos y
expoliados, al ser tutorizados por potencias industriales, quienes inyectarían en ellas el
sentido de la civilización occidental; he aquí una cita que Leopoldo Zea en su libro
Visión de Marx sobre América recupera al respecto:
¿Acaso es una desdicha que la magnífica California haya sido arrancada
a los holgazanes mexicanos, que no sabían qué hacer con ella? La
"independencia" de algunos españoles de California y Texas sufrirá, quizás; la
"justicia" y otros principios morales puede que sean afrentados aquí o allá, ¿pero
qué significa todo esto ante tantos hechos de este tipo en la historia universal?".
"Todas esas pequeñas naciones impotentes deben estar reconocidas, en suma, a
quienes siguiendo necesidades históricas, las agregan a un gran imperio,
permitiéndoles así participar en un desarrollo histórico al cual abandonadas en sí
mismas, habrían permanecido completamente ajenas. Es evidente que ese
resultado no podría ser realizado sin aplastar algunas dulces florecillas. …Sin
violencia no se puede llevar nada a buen fin en la historia. Marx (citado en Zea,
1983:5)
Es decir, en los creadores del socialismo científico persiste la teoría del
progreso social donde la constitución del Estado nacional es una formación
indispensable en el capitalismo. Las variaciones geopolíticas de Europa debían
favorecer a la formación y consolidación de grandes entidades estatales viables cuya
“misión civilizadora” represente un avance en el internacionalismo del proletariado.
“Los pueblos periféricos salvajes”, “las reliquias etnográficas”, “los pueblos de
borrachos” (descripciones de Engels a eslovacos, croatas, serbios, etc.) sólo tienen la
disyuntiva de sumarse al proceso integrador que el desarrollo capitalista impone a la
historia (Haupt, 1978).
Aquí ya está trazada la historia de la humanidad como un proceso evolutivo
lineal, por fases, y se ha categorizado a pueblos y culturas según esa métrica, donde
determinados indicadores señalarán el grado de evolución de los mismos. Lo
maniqueo significa adaptar un conjunto de valores y teorías sobre realidades
específicas, históricamente determinadas, para justificar sus tesis elevadas a categorías
de verdades absolutas; es de esta manera justificable cualquier atrocidad, si están
27
orientados a la evolución de las sociedades hacia el capitalismo y hacia ese fin de la
historia que será la sociedad socialista-comunista; esta visión se generalizó en la
izquierda marxista latinoamericana, cuyos programas políticos, como lo veremos más
adelante, la asumen, con consecuencias negativas para la perspectiva revolucionaria
en nuestros países.
Para Aníbal Quijano (2000) la invisibilización de América en la historia universal,
tiene connotaciones racistas, pues desde su punto de vista el racismo es una
construcción ideológico-política que da sustento a la dominación social y económica,
justamente en los albores de la conquista y colonia de América por los europeos. Es
una forma de legitimar la explotación extrema que se ejerció sobre la población
originaria de este continente y de la población expatriada de África como esclavos,
bajo razonamientos naturalistas: características biológicas, mentales, de estos grupos
sociales que les incapacitarían para crear cultura; así, se institucionalizaría la
denominación superior-inferior como una correspondencia natural y difundida en el
mundo desde la posición de poder que alcanzó Europa desde el siglo XVI en adelante;
relación que se refleja en la división del trabajo, en la escala local y global: lo blanco lo
superior (quienes se apropian de la riqueza y son beneficiarios de la acumulación) y lo
no blanco lo inferior (los trabajadores que generan la riqueza para los otros), como lo
señala también Mandel a propósito de este proceso:
El racismo justifica estas prácticas inhumanas afirmando la superioridad
y el “destino histórico civilizador” de la raza blanca. De un modo aún más sutil,
este mismo racismo expropia los pueblos colonizados de su propio pasado, de su
propia cultura, de su orgullo étnico, e incluso de su lengua, al tiempo que les
arranca sus riquezas nacionales y una buena parte de los frutos de su trabajo
(Mandel, 1979)
Esta interpretación ha ganado ya amplio consenso entre latinoamericanistas,
historiadores y pensadores del desarrollo. Raúl Prada Alcoreza arriesga el concepto de
“Economía política racial” para explicar esa subrepticia dualidad entre cuerpo-concreto
y espíritu-abstracto, donde el ser de “color” encarna lo primero, mientras lo blanco, la
civilización y el progreso; de aquí se entiende la “razón civilizadora” de conquista y
28
colonia para saquear territorios y pueblos, como aquello concreto, sin “espíritu”(Prada
Alcoreza, 2015).
A nivel de los propios pueblos originarios, hay relevantes voces que sostienen
que la discriminación racial por los rasgos antropométricos “son elementos que
conducen hacia la división de los grupos humanos contrapuestos racialmente,
generando prácticas discriminatorias. En este contexto, la discriminación racial genera
posiciones divergentes: unos se sienten superiores sobre otros, considerándolos como
subalternos o racialmente inferiores”(Choque Canqui, 2010);(Reynaga, 2015), más aun,
“la columna vertebral, ideológica de la explotación al indio en los últimos siglos ha sido
racial. La justificación de toda explotación es racial, el blanco por ser tal es el que sabe
y civiliza, el indio por ser tal es quien no sabe y debe ser dominado”. Reynaga (citado en
Carpio, 1992).
Dentro de este proceso ideológico-cultural la estructuración del mundo colonial
se consolida en dos dimensiones: una externa y otra interna. Hacia el exterior, América
originaria es afirmada como “pueblos sin historia”; y hacia el interior, el paradigma
superior-inferior, se reproduce desde las clases dominantes (criollos y mestizos de
élite) sobre los pueblos indios y afrodescendientes, en una lógica de colonialismo
interno, manteniendo si, un interés sobre ellos, exclusivamente como mano de obra
necesaria para haciendas, plantaciones y servicios. Gunder Frank(1966), señala que la
lógica colonial metrópoli-satélite/desarrollo-subdesarrollo penetra y estructura la
propia vida económica e incluso política y social de las colonias y países
latinoamericanos. Estos mismos satélites se convierten en metrópolis respecto a sus
regiones interiores, tejiendo de esta manera un sistema de subdesarrollo en espiral
inversa.
Tres siglos después del colonialismo, los procesos emancipatorios de la corona
española a inicios del siglo XIX en nuestro continente conllevan ya, madura, la
segregación racial y económica instituida por el poder colonial y no se plantea
eliminarla. La idea de Bolívar y los libertadores fue organizar sociedades y naciones
bajo el modelo económico y político de los países referenciales de Europa como
29
Francia e Inglaterra (Bolivar, 2003) marcando así, en nuestro continente, la
modernidad subordinada, como ruta inexorable de dependencia política, económica y
cultural.
Bolívar opta por la independencia y asume el patrón político-ideológico
dominante en esta nueva época de la historia: las ideas liberales y del progreso como
vía para redimir al pueblo americano del estado de alienación colectiva al que ha sido
convertido por la dominación colonial española:
Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y
del vicio, no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni virtud…… Por el
engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha
degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las
tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción;
(Bolivar, 2011)
Para el libertador, es la opresión y la ausencia de derechos, la que genera el
ostracismo y la miseria, aunque en partes de sus escritos mantiene la idea de “civilizar
a los salvajes”. El hilo conductor de su pensamiento independentista es que una vez
liberados del yugo español, nuestras sociedades convertidas en repúblicas
democráticas, instaurando los derechos universales y las libertades individuales, se
encaminarían en un destino de civilización y bienestar. Para Bolívar “El sistema de
gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor
suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”(2011)
¿Quién es el sujeto histórico en el proyecto político y societal de Bolívar? Sin
duda, los mestizos de élite y los criollos, que surgen como herederos de un continente
usurpado y sometido por poderes extranjeros. Pueblos indios y afro descendientes no
aplican en la nueva historia que se construye con la independencia:
Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano
del norte, que más bien es un compuesto de África y de América, que una
emanación de Europa, pues que hasta España misma, deja de ser Europa por su
sangre africana, por sus instituciones y por su carácter. Es imposible asignar con
30
propiedad a qué familia humana pertenecemos. La mayor parte del indígena se
ha aniquilado, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y
éste se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos todos del seno de una
misma madre, nuestros padres, diferentes en origen y en sangre, son
extranjeros, y todos difieren visiblemente en la epidermis….”(Bolivar, 2011)
La independencia por tanto, es un proceso político que cambia las relaciones de
poder en la América colonial, cortando la cadena de dominación imperial desde
España, para que los grupos emergentes de criollos y mestizos de élite, tomen ese
poder, y configuren las nuevas naciones en función de sus intereses.
Para el pueblo llano, para las culturas originarias y para afrodescendientes,
estos violentos procesos -en que participaron con su sangre- no significó
transformación alguna, pues, con determinadas variantes, el sistema de exclusión
social y económica se mantuvo, incluyendo la reproducción ideológica cultural del
racismo y el colonialismo interno; la formación social latinoamericana y
particularmente para nuestro caso, la ecuatoriana, se configuró sobre la base de la
segregación social y racial y bajo un sistema de privilegios para una ínfima minoría
criolla y blanco-mestiza. Indios y negros rezagados al peonaje en haciendas y
plantaciones mientras los mestizos a ocupaciones de segundo nivel en la gestión
administrativa de las propiedades de la clase dominante (Quevedo Ramírez, 2015). Por
ello, luego de la última batalla por la independencia, en Quito, apareció
visionariamente, escrito en los muros de la ciudad:
…último día de despotismo y primero de lo mismo…
En adelante, nuestro continente se enfrascará en luchas fratricidas entre las
diferentes fracciones de la clase dominante: liberales y conservadores alternarán en el
poder, sin lograr constituir proyectos nacionales hasta finales del siglo XIX y los inicios
del siglo XX, donde las corrientes liberales, por medio de sendas revoluciones -como en
el caso ecuatoriano- toman el poder y organizan el Estado, en perspectiva del
capitalismo mundial.
31
Para los pueblos originarios, el liberalismo, constituye sin duda, la segunda ola
del colonialismo: la opción estatal por integrarles en el modelo de sociedad
dominante, anulando con políticas públicas su especificidad socio cultural en función
de la homogenización en la modernidad. Desde aquí, el discurso de lo moderno será el
paradigma dominante, y la apelación a lo tradicional o a la diferencia, resultará
ahistórico en un proceso irreversible, único y universal.
La fatalidad histórica que se consolida en este período en América Latina, es la
de un dualismo estructural, donde coexisten dos mundos, aquel que pretende
insertarse en la lógica económica, política y cultural “occidental”, mundial, y el mundo
de los pueblos indígenas, situados en la periferia de la sociedad, sin canales de
expresión ni posibilidades de autodeterminación. El Estado y la democracia que se
construye en nuestros países, tienen una exclusiva direccionalidad, la modernización
capitalista, donde este otro mundo no tiene espacio más que renunciando a su pasado
y a su cultura, como se afirma en un clásico estudio sobre la sociología indigenista
ecuatoriana, realizada pioneramente por un intelectual liberal de principios del siglo
XX:
El indio no tiene otra puerta hacia el porvenir que la puerta de la cultura
moderna, ni otro camino que el camino ya desbrozado de la civilización latina”
(Jaramillo, 1983b: 99)
… Finalmente, la solución del problema del indio no lo ha de resolver el
mismo indio con sus sublevaciones, que ya tiene en la historia nacional
manifestaciones viriles repetidas, sino que el factor principal del éxito es en
primer término el hacendado, con la contribución de su cultura, luego
simultáneamente, la acción política, la acción religiosa y la acción social acabara
la obra de la reivindicación de los derechos del indio, incorporándolo a la vida
nacional, pues que el hacendado, el político, el cura y el perjuicio social, le han
mantenido postergado(Jaramillo, 1983b: 243)
El tema de fondo es que en esta visión se asume como natural y evidente un
conjunto de criterios sobre los pueblos indígenas y que expresan las tesis
fundamentales del progreso: primero, que los indígenas necesariamente deben ser
integrados al proceso de modernización de la sociedad y, segundo, que son incapaces,
32
por si mismos, de encontrar los caminos de su liberación y bienestar. En el eje
discursivo de este pensamiento, se cultiva el tratamiento del dualismo estructural ya
enraizado donde “el problema indígena” como se llega a denominar a la persistencia
de pueblos originarios, es una barrera en la construcción del Estado nación, como
entidad homogénea y viable. Por ello se sostiene que “para salvar al país del indio, es
preciso modificar radicalmente su actual situación cultural”(Jaramillo, 1983b: 99) en
esta lógica, lo fundamental resultaba romper las cadenas que atan al indígena a las
haciendas y al concertaje,10 facilitando las condiciones de libre contratación para las
plantaciones de cacao y banano en la costa, que serían los puntales de la economía de
enclave hasta antes del período petrolero en 1970, pues como anota Jaramillo, el 80%
de la población ecuatoriana en 1923 es autóctona, por lo que se pregunta “Y si el indio
carece de cultura, si no está incorporado a la vida nacional, ¿cuál es al fin el grupo
representativo? ¿Cuál es la población militante conscientemente en las filas del
progreso nacional?”(Jaramillo, 1983b; 239)
Con estas evidencias, nos queda nítida la contradicción paradigmática que ha
sido soslayada en el pensamiento burgués y común de los sectores blanco-mestizos
latinoamericanos y es que pueblos y nacionalidades originarias constituyen la matriz
física, cultural y territorial de lo que hoy somos los países latinoamericanos, por tanto
aquello de “salvar al país del indio”, resulta una ironía y un cinismo de la historia, que
busca desterrar de la memoria el contenido de nuestro pasado, y desterrar del
continente a quienes originalmente les pertenece.
1.1.3 La ideología institucionalizada
Demostrado hasta aquí el surgimiento y desarrollo de la ideología que avala la
supremacía cultural europea por sobre las denominadas “sub-culturas americanas”,
enraizada en la colonia, afirmada en la filosofía europea y reproducida tal cual en el
período republicano en forma de colonialismo interno, es vital demostrar cómo estos
constructos político-ideológicos se han diseminado y globalizado, hasta constituirse en
paradigma dominante del pensamiento cotidiano. 10
El concertaje fue un sistema por medio del cual la población indígena quedaba atado de por vida a las haciendas.
33
Como testimonio vivencial de esta afirmación en la escala política y económica
global contemporánea, vale reproducir un texto, que demuestra que a través de los
siglos, cual bola de nieve, la argumentación de la no existencia de América, sigue
vigente:
En 1969, en Viña del Mar, el canciller chileno Gabriel Valdés expuso los
intereses de los países de América Latina. Estaba ahí Henry Kissinger, quien le
dijo: “Usted acaba de pronunciar un discurso raro. Viene a hablar aquí de
América Latina cuando eso no es importante. Nada importante podría venir del
Sur. La historia jamás ha tenido lugar en el Sur (...) Lo que suceda en el Sur no es
importante… América Latina puede hundirse en el mar que nada nuevo ni
importante pasaría en el mundo. (Feinmann, 2006: 82)
Desde la orilla en la que se teje el tapiz homogéneo de la modernidad,
Lawrence Harrison, ex jefe de las misiones de USAID en varios países de América Latina
entre 1965-1981, y hoy prominente teórico del paradigma de la cultura, afirma en
varias de sus publicaciones que las diferencias entre los países, para que unos –en su
entendimiento- sean exitosos y ricos, y otros pobres y atrasados, radica en los valores:
¿Qué explica la persistencia de la pobreza y el autoritarismo? ¿Por qué
han resultado tan difíciles de lidiar? ¿Por qué no hay países en África, Asia y
América Latina, fuera de los dragones asiáticos, que hayan transitado hacia el
grupo de élite de países ricos? Los diagnósticos convencionales que se han
ofrecido durante el último medio siglo, explotación, imperialismo, déficit de
educación y conocimientos técnicos, falta de oportunidades, falta de capital,
mercados inadecuados, instituciones débiles--son claramente insuficientes. El
elemento fundamental que ha sido ignorado en gran parte es el cultural: es
decir, valores y actitudes que se interponen en el camino del progreso. Algunas
culturas, sobre todo las del oeste y las de Asia oriental, han demostrado más
propensión a avanzar más. Sus logros son reiterados cuando su gente emigra a
otros países, como en los casos de los británicos en los Estados Unidos, Canadá,
Australia y Nueva Zelanda; y los chinos, japoneses y coreanos, que prosperaron
donde han emigrado. (Harrison & Huntington, 2001: 1)
34
Harrison, invoca varios autores latinoamericanos como Mario Vargas Llosa,
Carlos Montaner, Mariano Grondona, y otros, para sustentar lo inapropiado de las
explicaciones que incorporan elementos estructurales de la historia de América Latina:
Ni el "colonialismo" ni la "dependencia" tienen mucha credibilidad hoy.
Para muchos, entre ellos algunos africanos, el estatuto de limitaciones sobre el
colonialismo como explicación del subdesarrollo caducó hace mucho tiempo.
Además, cuatro antiguas colonias, dos británicas (Hong Kong y Singapur) y dos
japonesas (Corea del Sur y Taiwán), son ahora parte del primer mundo. Rara vez
se menciona hoy la dependencia, ni siquiera en las universidades
estadounidenses, donde hace no muchos años era un concepto popular que no
permitía ningún desacuerdo. Contribuyeron a la desaparición de la teoría de la
dependencia, entre otros factores, la caída del comunismo en Europa Oriental; la
transformación del comunismo en China en el autoritarismo convencional, cada
vez más libre mercado; el colapso de la economía cubana, después de que Rusia
detuvo masivas subvenciones soviéticas; el éxito de los dragones asiáticos en el
mercado mundial; la derrota decisiva de los Sandinistas en las elecciones de
Nicaragua de 1990; y el abandono de la estridencia anti-Yanqui contra la
iniciativa de México para unirse a Canadá y los Estados Unidos en el
NAFTA(Harrison & Huntington, 2001)
El tránsito a la modernidad implicaría transformar aquellos elementos
perturbadores para el progreso e impregnar en nuestras sociedades valores intrínsecos
a las democracias liberales, mismas que constituyen un modelo universal de progreso
y bienestar. El subdesarrollo está en la mente, un libro de gran difusión de Lawrence
Harrison (1985), constituye sin duda, la mejor expresión de esta corriente.
En un artículo publicado en internet por el Centro de estudios internacionales
para el desarrollo, de Buenos Aires, -CEID-, el autor sostiene al respecto:
Siempre he compartido la conclusión final de Harrison: no hay nada
racial –ni otras tonterías por el estilo– en la diferencia entre desarrollado y
subdesarrollado. Todo radica en la manera de pensar. Si se cambia una cultura
del atraso y del resentimiento por una del progreso, las cosas pueden
modificarse positivamente. El subdesarrollo es al final, como repetía Harrison, un
estado mental. Uno casi siempre es miserable por querer ser miserable y no
porque lo obliguen a serlo. El resto entra en el terreno de las llamadas “teorías
35
conspirativas”, meros pretextos para disimular las propias falencias de una
sociedad (CEID, 2009).
Esta visión convertida ya en paradigma del sentido común societal tiene al
menos tres sesgos de origen: evita fácilmente el análisis estructural e histórico del
proceso de constitución del Estado-nación latinoamericanos; no aborda la complejidad
de las culturas originarias en nuestro continente que subsumidas por la dominación
colonial interna y externa aun luchan por re-construir caminos propios de identidad y
vida; y asume la perspectiva de desarrollo capitalista occidental como universal.
Vale sin embargo esta referencia teórico-ideológica, para incursionar en la base del
proceso de enajenación originaria de nuestras sociedades y dar con el origen de la
exclusión social y la consiguiente fundamentación de la dialéctica superior-inferior que
aún persiste en las dicotomías globales y locales de países y de clases.
Como conclusión de este primer capítulo es preciso señalar, en primer término
y de acuerdo con Bauman, que es “pre-científico hablar de jerarquías
culturales”(Bauman, 2002) pues la cultura, en sí, es reflejo de ideales de vida en
contextos específicos, donde nada carece de sentido espiritual y referencia social,
como base de la identidad colectiva de un pueblo, de una nacionalidad; cada cultura
edifica un conjunto de imaginarios, valores y sentidos para interactuar con su medio
biofísico y social y lograr la más razonable adaptación que permita a dicho colectivo, su
reproducción socio-cultural y material.
En segundo lugar, queda sustentado que es de la dialéctica Poder y Paradigma
desde donde se construye artificiosamente la ideología del superior-inferior, como
categorías de legitimidad para evangelizar al dominado, en la cultura del dominador y
perpetuar esa relación. Históricamente, quien conquista inferioriza al conquistado,
destruye su imaginario y pretende reubicarlo en su cultura y valores de tal suerte que
internalice que este, el dominador, es portador de sabiduría, poder y civilización. El
36
éxito del conquistador se torna sostenible y pleno cuando el conquistado, reproduce
su cultura y le agradece por su luz civilizatoria.
En tercer lugar, queda explicitada la mutación de la enajenación originaria en
una trama de doble dimensión: por un lado la construcción del “subdesarrollo” para
nuestros países, y por otro, la actitud exclusionista de las clases dominantes locales,
para con la población indo y afroamericana y con la población mestiza de origen
popular, relación que se reproduce piramidalmente entre los diferentes estratos y
segmentos de la población.
En cuarto lugar, que el colonialismo implica per se la plataforma del
denominado “subdesarrollo contemporáneo” y su base primario-exportadora que ha
condicionado el proceso de países como el nuestro, incorporados a la mundialización
desde el siglo XVI. (Baez, 1982)
En quinto lugar, enfatizar que estas construcciones ideológicas persisten hoy
bajo múltiples expresiones tanto en las políticas públicas como en la cotidianidad de
las relaciones interculturales de nuestros países.
Y por último, señalar que esta historia no está cerrada, y que pueblos y
nacionalidades están hoy reconstruyendo sus presupuestos culturales desde su
perspectiva identitaria para cobrar protagonismo en la sociedad del siglo XXI, lo cual
implica que a pesar de su holocausto, nunca perdieron el cordón umbilical con sus
matrices ancestrales.
37
1.2 Crecimiento económico
La noción de desarrollo relacionada al crecimiento económico tiene sus
antecedentes en los albores del capitalismo entre los siglos XVI y XVIII y cobra nombre
y apellido como concepto a partir de la segunda guerra mundial en el siglo XX, con la
consolidación del sistema en el mundo euro-norteamericano bajo hegemonía de los
EUA. Desde ahí es posible inventariar aquellos elementos claves, que
independientemente de los momentos de auge o crisis del sistema han sido
considerados por las ciencias económicas y sociales y por las políticas
gubernamentales, como sustento de desenvolvimiento de los países para su
crecimiento y expansión. Elementos con los cuales intentaremos explicarnos a su vez,
razones y elementos estructurales del denominado “subdesarrollo”.
Existen muchos estudios que han recopilado las diferentes teorías del
desarrollo económico. Sin embargo, por el interés central de nuestro estudio, nos
remitimos a los trabajos enciclopédicos de Alburquerque (2013) y Payne & Philips
(2012) de quienes induciremos aquellos elementos que a nuestro juicio constituyen los
estructurantes y que a continuación pasamos revista.
Haciendo arqueología de la noción de desarrollo como crecimiento económico,
la referencia básica representa sin duda Inglaterra como pionera en la industrialización
y desarrollo capitalista, por ello, nos remitimos al siglo XVI con el mercantilismo, cuyas
iníciales formulaciones, “señalaban que la riqueza se obtenía mediante el excedente
del comercio entre países y se medía por la capacidad para acumular riqueza,
fundamentalmente en forma de metales preciosos” (Alburquerque, 2013). Con el
desarrollo del comercio en el s.XVI se desencadena la lógica de la acumulación de
riqueza como sentido orientacional de personas y sociedades; metales preciosos y
materias primas, pasan a constituir en esa fase el soporte del naciente capitalismo, y
las colonias la fuente para la acumulación originaria que conducirá a la producción
38
manufacturera. “Thomas Mun señalaba que el objetivo fundamental era el crecimiento
de la riqueza nacional, lo cual no sólo contenía el oro sino el conjunto de mercancías
obtenidas a través del comercio” (Alburquerque, 2013: 6)
Ya en el siglo XIX, otros Estados europeos van progresivamente
industrializándose dentro del sistema capitalista y las teorías económicas se
multiplican según momentos y según contextos, pero el hilo conductor de todas yace
en analizar y recomendar mecanismos y estrategias para el crecimiento económico.
Las teorías clásicas, neoclásicas y subsiguientes serán quienes insisten
sistemáticamente en la necesidad ineludible de la acumulación de capital y la
industrialización como condición sine qua non para este objetivo. (Alburquerque,
2013)
De inicio, se enraízan tres pilares estructurales en la construcción del sistema:
el colonialismo como mecanismo de extracción de las materias primas para su
industria, la gestión del mercado como mecanismo de acumulación de riqueza y el
trabajo como nodo de la producción.
El primer elemento constituye la partida de nacimiento de la división del
mundo entre países industrializados y países coloniales primario-exportadores, división
internacional del trabajo que con determinadas variantes se mantiene hasta la
actualidad, y que explica en gran parte las distorsiones del proceso de desarrollo
latinoamericano; hoy, extractivismo o neo extractivismo representan los ejes de la
conflictividad social, política y ambiental del siglo XXI.
El segundo elemento, relacionado a la gestión del mercado, igualmente arrastra
vitales determinaciones geopolíticas, ya sea en términos de proteccionismo regulatorio
preservando la producción nacional, sobre todo en la primera fase de industrialización,
o ya sea promoviendo políticas internacionales de libre comercio en las fases
posteriores donde la producción nacional es altamente competitiva y ampliada. La
teoría clásica, neoclásica y el keynesianismo, en sus tiempos, oponen estas opciones,
sin embargo según Alburquerque (2013) las teorías de Hamilton para EEUU y Lizt para
39
el capitalismo emergente en países como Alemania y Francia, les dan
complementariedad y constituyen a su vez referentes de este proceso; posteriormente
Japón, China y otros países asiáticos optarían por esta vía.(Payne, 2012)
El trabajo asalariado es el otro aspecto constitutivo del sistema capitalista. Para
Marx, el trabajo humano y su expresión en salario, representa, el punto nodal en la
producción de la plusvalía capitalista, pues el trabajador sólo recibiría compensación
por el equivalente al trabajo socialmente necesario –aquel que en condiciones sociales
normales es necesario para producir una mercancía- mientras el resto del tiempo es
“plus-trabajo- cuyos productos representan la ganancia para el empleador capitalista.
La jornada laboral y el establecimiento del salario mínimo vital, representan por ello,
los puntos de conflicto en la historia de las luchas obreras. Actualmente, estrategia de
competitividad constituye la deslocalización de las grandes empresas manufactureras,
las maquilas y otros mecanismos, que apunten a mejorar las ganancias del capital
sobre el trabajo aprovechando las ventajas comparativas de salarios entre países del
centro y la periferia.
Los mercantilistas –siglos atrás- ya entendieron la dinámica de hacer negocios y
señalaban que determinados beneficios laborales como mejoramiento de salarios y
reducción de horas laborales así como educación para los trabajadores, contribuiría a
la vagancia en la clase trabajadora en detrimento de la economía; para la nobleza
española, en su fase imperial y colonialista, el trabajo era castigo divino que debía ser
cargado sobre las clases populares (Alburquerque, 2013) . En nuestros países, esta
ideologización del trabajo persiste en las llamadas clases aristocráticas de origen
hacendatario con sus réplicas en otros estamentos sociales burgueses y de clase
media.
Para Adam Smith la riqueza de una sociedad tiene como base el trabajo
humano y su crecimiento en la división del trabajo cuya producción destinada al
mercado a su vez estimulará la productividad, proceso que deviene en una progresiva
acumulación de capital, de intensificación de la producción-productividad (con
40
especialización técnica del trabajo) y de la consiguiente ampliación de
mercados.(Alburquerque, 2013)
Keynes por su parte, sostiene, que una de las clave del crecimiento económico,
está en la regulación de los mercados; considera que es la demanda de bienes y
servicios lo que lleva a la ampliación del consumo y la inversión propiciando por tanto
la producción ampliada y concomitantemente la generación de empleo; aquí la espiral
virtuosa del crecimiento económico es: ahorro, inversión, producción, consumo,
empleo, expansión de la economía en el marco de la planificación del estado y el
control de mercados.(Alburquerque, 2013)
La naturaleza, en la teoría económica del capitalismo, tiene vital importancia
como objeto de explotación, extracción y transformación. Los fisiócratas cuyo objeto
de reflexión es el desarrollo agrícola, señalaban proféticamente que la naturaleza no
debe ser sobrepasada en sus leyes naturales(Alburquerque, 2013), pero para Smith, es
la fuente de materia para la producción; las denominadas ventajas comparativas de
David Ricardo para referirse a la especialización en líneas de producción con mejores
oportunidades por sus costes, y luego el aporte que Marshall (Alburquerque,
2013)respecto a la mayor o menor posibilidad de acceso a bienes de la naturaleza y sus
condiciones de procesamiento como factor de desarrollo de la producción en sus
propuestas de distritos industriales y organización territorial de la producción,
reafirman la necesidad del capital de profundizar la división internacional del trabajo
entre industrializados y exportadores de materia prima, convirtiendo a la naturaleza en
fuente de extracción ilimitada.
Otros elementos identificados en la consolidación del capitalismo son: el
desarrollo tecnológico para la optimización de la producción (eficiencia, eficacia,
reducción de mano de obra, automatización, etc.); la organización de la producción
(Marshall) como factor adicional a tierra, capital y trabajo y como respuesta al
individualismo (egoísmo) expresado en la teoría clásica; el desarrollo de la educación y
la conformación de capital humano como condición de la innovación tecnológica y
organizativa(Alburquerque, 2013)
41
Naciones Unidas en la década del cincuenta desarrolla con sendas comisiones
de expertos aplicaciones de la teoría del crecimiento. Es memorable el informe
“Medidas para el desarrollo económico de los países subdesarrollados” de 1951, donde
se recalca la necesidad de ahorro, acumulación e industrialización, bajo la planificación
del Estado (Alburquerque, 2013). Luego otros estudios insistirán en este mismo
modelo añadiendo elementos como la tecnología o las ventajas comparativas dentro
del impulso inicial hacia el despegue industrial.
En síntesis, el paradigma base que alimentará la noción de desarrollo es el de
crecimiento económico, a partir de la generación de capital obtenido principalmente
de producción industrializada, la cual sólo ha sido posible con procesos de acumulación
originaria de capital, cuyo origen data del comercio, la extracción de materias primas
de las colonias y la explotación de la naturaleza.
A este circuito, se le debe agregar la explotación del trabajo humano, la división
del trabajo, el desencadenamiento de los “poderes de la producción” como la
educación, las infraestructuras, la innovación permanente de tecnología y organizativa,
los territorios y sus ventajas comparativas, el rol del Estado sobre el mercado (control
primero y de libertades luego de la industrialización).
Todos estos elementos que sistematizan la experiencia de la historia del
capitalismo, conforman un vademécum de este sistema como universal y señalan una
suerte de bitácora u hoja de ruta para otros países que buscan por decisión propia o
ajena alinearse en la vía del desarrollo capitalista a través de las denominadas teorías
de la modernización aunque ninguna de estas teorías pudo visibilizar los límites del
crecimiento en términos ambientales en relación a las tasas de contaminación y a las
tasas de reposición, en un ecosistema global finito.
En conclusión, la idea del desarrollo se incuba en la propia dinámica del
capitalismo como un proceso espiral evolutivo e infinito, lo cual constituye la ruta
obligada a transitar por los países que buscan el “progreso” esto es, la dominación de
42
las fuerzas de la naturaleza y sus recursos con la tecnología para su transformación en
mercancías y la obtención de réditos económicos (plusvalía) para continuar en la
carrera dentro de la espiral evolutiva. La imposibilidad de enrutarse en el esquema
señalado es categorizado como “atraso”, por ello la mayoría de los países
centroeuropeos se inscriben en la competencia en el siglo XIX, y en el siglo XX, la
generalidad de los países del mundo buscan un lugar en la misma. De aquí en adelante,
este proceso tomará nombre propio, y se denominará “desarrollo”(Arocena, 2002).
1.3 La teoría de la modernización
1.3.1 La relación modernización desarrollo
Si bien el capítulo anterior nos da las pautas para entender la génesis y el
sentido de la noción de desarrollo, la primera como crecimiento económico y la
segunda como proceso evolutivo del capitalismo, es necesario ahora desentrañar dicha
noción como estrategia misional de los centros del poder global hacia su periferia.
Hasta la postguerra, el término tiene un uso generalizado tal cual se entiende
hoy. Sin embargo, desde inicios del siglo XX, ya se discutían en EEUU y otros países las
dicotomías existentes entre el sector rural y el sector urbano, mismas que resultaban
disfuncionales al desarrollo del capitalismo como sistema orgánico, pues las
estructuras agrarias definidas como tradicionales impedirían la ampliación y desarrollo
de las industrias, obstruyen el crecimiento del mercado y retrasarían la reproducción
ampliada del sistema en su conjunto. La sociología agraria norteamericana de tinte
funcionalista, (Guillete 1920; Taylos 1926; Sorokin y Zimmerman 1929; Roher y
Douglas 1969) se destacó por investigaciones, diagnósticos y estudios que daban
cuenta de estas disparidades y ofrecía estrategias para corregirlas modernizando el
agro a través de pioneros programas de “desarrollo de la comunidad” y
“extensionismo rural” (García, 1976) constituyéndose estas estrategias en referencias
de colonialismo interno que luego pasarán a ser sendas estrategias de geopolítica
desde EUA para el tercer mundo, como lo señala claramente Harry Trumann de 1949,
43
en su discurso de posesión como Presidente de EEUU, dando por inaugurada la “era
del desarrollo” como un programa de incidencia para encausar sociedades “sub” hacia
escenarios previamente diseñados:
Debemos embarcarnos en un nuevo programa para hacer que los
beneficios de nuestros avances científicos y el progreso técnico sirvan para la
mejora y el crecimiento de las áreas subdesarrolladas. Creo que deberíamos
poner a disposición de los amantes de la paz los beneficios de nuestro almacén
de conocimientos técnicos, para ayudarles a darse cuenta de sus aspiraciones
para una mejor vida, y en cooperación con otras naciones deberíamos
fomentar la inversión de capital en áreas necesitadas de desarrollo. Truman
(citado en Valcárcel M, 2007:6)
En esta perspectiva, la noción de desarrollo adquiere aquí una tercera
sustanciación adicional: como misión. Semánticamente vamos a entender la base de
los significados que abarca el término y comprender el por qué resulta apropiado en su
aplicación generalizada.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española tiene al menos tres
acepciones sobre desarrollo: des-hacer un rollo, incrementar algo y efectuar acciones u
operaciones para cambiar una forma original en otra(RALE, 2014).Con este concepto
se supone entonces que algo está enrollado y requiere ser desplegado; que es posible
incrementarlo y que es susceptible de intervenir para cambiarlo. En esta relación, son,
a su vez, indispensables un sujeto y un objeto: el sujeto que interviene para desarrollar
al objeto y el objeto “enrollado”, “estancado” “bloqueado” que puede desplegarse,
que puede ser modificado
Trasladado al campo sociológico, el sentido del concepto desarrollo significaría:
la existencia de una sociedad “estancada”, “trabada”, “bloqueada” en su
desenvolvimiento que requiere por ello una intervención “de alguien o algo” externo a
su naturaleza, quienes implementarán un conjunto de operaciones orientadas a
modificar su situación de “bloqueo” para desplegar su desenvolvimiento…. hacia su
madurez.
44
Se presupone, por tanto, en esta lógica misional, que el sujeto o agente, en la
relación de desarrollar, tiene una agenda prediseñada para su intervención en las
sociedades “objeto de desarrollo”, cuya dinámica interna es la que va a ser modificada
imprimiéndole un ritmo y curso diferente.
Quienes idearon la aplicación del concepto “desarrollo” a las sociedades se
sustentaron en presupuestos teóricos e ideológicos inmanentes a la sociedad
industrial. Tomaron las teorías evolucionistas extraídas de la biología como marco de
referencia para afirmar un proceso “natural” de las sociedades en semejanza a los
organismos vivos, cuyo desarrollo natural es crecer, madurar, ser capaces; de la noción
de progreso tomaron la actitud creativa y sometedora del hombre sobre la naturaleza
a través de la tecnología y la industria, creando infinitas posibilidades de bienestar a
través del crecimiento económico.
Así, detrás de las palabras, y desde su partida de nacimiento, se dibuja en el
concepto de “desarrollo” el tatuaje de “modernización” como significado
paradigmático cultural y económico que se construye sobre la transformación de las
formas pre-capitalistas de producción y que se organiza en base al capital, la iniciativa
privada empresarial, la acumulación y el mercado, la industrialización; es una
cosmovisión global que imprime una sola racionalidad en todos los ámbitos y es el
sendero obligado a transitar.
Cuando Alan Touraine extiende la noción de desarrollo utilizándola como
categoría de análisis válida para todos los procesos de industrialización,
caracteriza los modos de desarrollo según el agente de desarrollo. Se
refiere entonces a varios casos diferentes de industrialización: la Inglaterra del
siglo XVIII y su burguesía nacional, la Alemania del siglo XIX conducida por el
Estado bismarckiano, la Unión Soviética del siglo XX desarrollada por el
partido-Estado. En cuanto a las sociedades del Tercer Mundo, llamadas a veces
sociedades dependientes, el agente de desarrollo se caracteriza por ser externo,
es decir los países colonizadores o las empresas multinacionales.(Arocena, 2002:
17)
Así, la estrategia del desarrollo diseñada en esos momentos por los ideólogos
del gobierno estadounidense obedecía claramente a dos objetivos: funcionalizar las
45
economías de nuestros países a las necesidades de expansión del capital transnacional
de base estadounidense, y por otro, eliminar la perspectiva de que en este espacio
geopolítico pudiesen germinar procesos socialistas en la línea cubano-moscovita, es
decir, otro proyecto de desarrollo.
La extensión de los patrones organizativos a nivel planetario, que se plantea el
nuevo imperialismo, involucra un modelo sistémico por adecuar y adaptar las
estructuras disfuncionales de la periferia al sistema en su conjunto y específicamente a
las necesidades de reproducción, fortalecimiento y expansión de su núcleo económico,
armonizando los aspectos políticos bajo el modelo democrático liberal; la cultura a la
modernización y al progreso como categorías civilizatorias; el consumo de masas, y la
economía al modelo de libre mercado.
La misión civilizatoria del desarrollo es entonces transformar a los
subdesarrollados en:
… sociedades modernas y dinámicas” capaces de insertarse
competitivamente en mercados dinámicos globales. Las políticas de los
organismos internacionales, de la cooperación internacional y de los propios
estados y gobiernos de la mayoría de países se inscriben en este paradigma. «El
reto de la modernización sería el de lograr que los países de historia y cultura
diferentes dejen de ser diferentes tanto por imposición como por decisión de las
propias elites o clases gobernantes. Todo aquello que les es particular, específico,
propio, diferente, tiene que ser negado, rechazado, reemplazado por ser un
impedimento a la modernización, sea esto religión, cosmología, concepción y
utilización del tiempo y el espacio, ética del trabajo o relaciones entre individuo y
comunidad (Escobar, 1996).
En síntesis, el desarrollo es una construcción política en un contexto
históricamente determinado, el de la postguerra, donde se marca el liderazgo
hegemónico de Estados Unidos y con ello su misión de envolver a los países
latinoamericanos en la modernización de sus estructuras institucionales, transformar
las culturas locales en función del mercado y el concepto empresarial de competencia
y acumulación, y subsumir las formas tradicionales de organización económica, todo lo
cual está caracterizado como barreras para el desarrollo, desde la lectura del norte.
46
Las características básicas del enfoque de la modernización, siguiendo a Valcárcel,
serían las siguientes:
CUADRO N° 1 CARACTERISTICAS BASICAS DE LA TEORIA DE LA MODERNIZACION
Universalismo. El esquema evolucionista que propone tiene validez universal. El
supuesto: existe un modelo único de desarrollo. Lo que ha pasado en los países
capitalistas da las pautas, la perspectiva a seguir a los países subdesarrollados que
desean abandonar su condición de tales.
Etnocentrismo. El desarrollo de occidente es el más elevado y sus instituciones las
más necesarias. Las sociedades del Tercer Mundo no son vistas como posibilidades
diversas e incomparables de modos de vida, sino colocadas en una única vía
"progresista".
Dicotomismo. Existen dos sectores en la sociedad, uno moderno que cumple un rol
activo en la transformación, y uno pasivo, el tradicional, que impide el desarrollo.
Este es igualado a crecimiento y lo moderno a lo industrial y occidental. Lo
tradicional constituye simplemente lo no moderno, deviniendo así en una categoría
residual.
Evolucionismo. La modernización implica una larga marcha que pasa por diversas
etapas, las que hay que atravesar inexorablemente para llegar al ansiado
desarrollo”. (2006, pág. 5)
Elaboración: P. Carpio B. 2015
La dimensión global del desarrollo como categoría institucionalizada se
evidencia en la multiplicidad de organizaciones internacionales ya sean de orden
multilateral, bilateral o de la cooperación, que utilizan explícitamente el término
desarrollo en sus denominaciones, tales como el BID, OCDE, PNUD, USAID. El número
se eleva a más de un centenar. En sus programas apelan generalizadamente a
contribuir al desarrollo, la lucha contra la pobreza, y apuntalar el crecimiento
económico, o dicho de otra manera, su pretensión es contribuir a la integración
funcional de nuestros países al sistema capitalista mundial. (Payne, 2012)
47
1.3.2 Modernización y colonialismo interno
Para comprender la lógica de la teoría de la modernización y las consiguientes
políticas aplicadas al interior de los países, es indispensable abordar la teoría del
colonialismo interno, esta parte de la existencia de dos sociedades, una atrasada
(rural, agraria) y otra moderna (urbana, industrial). Las políticas de modernización
señalan que esta dualidad debe ser superada a través de programas de asistencia que
abarquen varios aspectos y componentes de la sociedad hasta lograr una integración
armoniosa del desarrollo nacional, pues las áreas periféricas y subdesarrolladas son
obstáculo al desarrollo de las áreas más dinámicas de la economía(Carpio, 1992). El
antropólogo norteamericano Robert Redfield intentó una caracterización general de
las comunidades rurales bajo un tipo ideal denominado “sociedad folk” y cuyos
elementos centrales serían:
… pequeña, aislada, analfabeta y homogénea; tiene un gran sentido de
solidaridad grupal y un sistema convencional y coherente en su manera de vivir
al que se llama “cultura”. El comportamiento de la gente es tradicional,
espontaneo, no crítico y personal; no acostumbra experimentar ni reflexionar
con fines intelectuales. El parentesco es la base de su organización social, la
familia, la unidad de acción. Lo sagrado prevalece sobre lo profano. La economía
es más bien de prestigio que de mercado(Redfield, 1942)
Estas dicotomías son asimiladas dentro del paradigma de modernización y
desarrollo en la antropología evolucionista y culturalista norteamericana que
proponían “que las entidades étnicas se les podía ahorrar algunos peldaños evolutivos
por los que las sociedades occidentales ya habían transitado, de tal manera que se les
sometiera a un proceso de aceleración histórica; metafóricamente, los indígenas serían
“inyectados” de cultura occidental, con nuevos avances técnicos, de tal manera que se
modificaran lo que se consideraba como su intrínseca actitud propensa a lo tradicional,
a lo atrasado”(Ortega, 1981:4-5).
La aplicación de estos enfoques se realizó en EEUU en la década de los treinta
como parte de los programas denominados “Desarrollo de la Comunidad” y, con ese
48
legado, la misión modernizadora se traslada a nuestros países, con orientación al
mundo rural desde los años cincuenta y sesenta (Barsky, 1984).Así, la estrategia de la
modernización conjugó a lo largo de la historia un conjunto de visiones y políticas para
el desarrollo de nuestras sociedades, cuyas líneas generales, normalmente se
diseñaban en el norte para ser aplicadas por los gobiernos latinoamericanos y por una
amplia diversidad de agentes de desarrollo entre los que destacan los organismos
internacionales y de cooperación.
Es la Misión Andina de las Naciones Unidas (1956) quien inicia en el país los
programas de desarrollo de la comunidad, con miras a lograr la integración sistémica
de las comunidades indígenas y campesinas a la sociedad nacional. Sienta los
precedentes históricos y la experiencia práctica de acciones en más de doscientas
comunidades rurales del área interandina. Desde allí hasta la actualidad, el desarrollo
rural será entendido como la dotación de servicios e infraestructura básica orientada
hacia fines productivos incorporando funcionalmente los componentes de
organización y participación comunitaria, pero siempre excluyendo el componente
tierra. “Las acciones combinaban actividades destinadas a mejorar la disponibilidad de
alimentos (sobre la base de prácticas demostrativas, introducción de nuevas
variedades de semillas, de nuevos cultivos, de desinfección de semillas y fumigación de
cultivos, de la introducción de ovejas de raza para mejorar las manadas de los
campesinos, etc.) con otros destinados a mejorar las condiciones de vida (mejora de
vivienda, construcción de letrinas, construcción de escuelas y capillas, introducción de
fogón alto en remplazo de cocinas en el suelo, etc.). Otros aspectos importantes eran la
enseñanza de obras a hombres (carpintería, artesanías rurales, etc.) y mujeres
(costuras, bordado, etc.) y, como elemento central del enfoque, la formación de líderes
campesinos mediante curva de capacitación, en función de elevar el nivel de
organización de los campesinos” (Barsky, 1984)
Aquí las nociones de “progreso y atraso” ya son parte cultural e ideológica en
las clases dominantes en el poder, por ello se entenderá en esta arqueología del
desarrollo los esfuerzos del Estado y sus gobiernos en armonizarse con las políticas
externas, por articular funcionalmente a pueblos y nacionalidades indígenas y
49
campesinas, con sus recursos territoriales, a la dinámica de la modernización como lo
reconoce el ex Consejo Nacional de Planificación de Ecuador, CONADE: “de una
revisión general de los planes de desarrollo, se constata que el tratamiento dado a la
población indígena se inspira en una corriente indigenista, esto es, una política
orientada a integrar a los indígenas en la sociedad nacional, como una forma de
“redimirlos” del atraso y postergación histórica de los que han sido víctimas. En el
fondo, subyace una visión dualista de la sociedad, según la cual los indígenas,
perteneciendo a la sociedad tradicional, deberían evolucionar a la sociedad moderna,
asociando a esta como sinónimo de progreso” (CONADE, 1984)
En nuestro país estas perspectivas se manifestaron con el surgimiento del:
Servicio Cooperativo Interamericano para la Agricultura y de Punto
Cuarto (programa de EE.UU para América Latina) cuyo objetivo era la
transferencia tecnológica. La fundamentación era que el desarrollo rural es un
problema de educación, de tecnología y en este sentido debía inculcárseles
valores de rentabilidad y de competitividad a través de la alfabetización rural y
programas de extensión tecnológica (Chiriboga, 1988: 13).
En 1959, bajo la influencia de la revolución verde, se implementa el Instituto
nacional de Investigaciones Agropecuarias del Ecuador, INIAP, que de igual forma
persigue objetivos de transferencia de tecnologías generadas en otros países para
adaptarlas al nuestro, se siguen entendiendo que la realidad del mundo rural es por
efectos del atraso tecnológico. Este programa actuará en coordinación con el Servicio
de Expansión Agrícola, responsable de la difusión de las primeras propuestas de
innovación tecnológica (Chiriboga, 1988:13)
En la década del sesenta, la revolución cubana da luces de alarma al gobierno
estadounidense sobre las fuertes contradicciones socio-económicas al interior de los
países de tercer mundo y que estas no se resolvían con la superficialidad desarrollista
50
desplegada por sus agencias en el frente rural. Por ello, en 1962, imponen en la OEA la
famosa “Carta de Punta del Este” cuyas principales definiciones son las siguientes:
CUADRO N° 2 ELEMENTOS CENTRALES DE LA CARTA DE PUNTA DEL ESTE, OEA, 1962
“Impulsar, dentro de las particularidades de cada país, programas de Reforma Agraria
Integral, orientada a la efectividad de transformación de las estructuras e injustos
sistemas de tenencia y explotación de la tierra donde así se requiera…”
“Robustecer la base agrícola, extendiendo los beneficios de la tierra en forma cada
vez mayor a quienes la trabajan, y asegurando en los países de población indígena, la
integración de está al proceso económico, social y cultural de la sociedad moderna.
Para la realización de estos propósitos deberán adoptarse, entre otras medidas
tendientes al establecimiento o mejoramiento, según el caso de los siguientes
servicios: extensión, crédito, asistencia técnica, investigación, y mecanización
agrícola, salud y educación, almacenamiento y distribución, cooperativas y
asociaciones campesinas, programas de “desarrollo comunal”,
“Estados Unidos ayudará a los países participantes cuyos proyectos de desarrollo
establezcan medidas de ayuda propia y política económica y social acorde con los
principios de esta carta”.
“Los países participantes solicitaran el apoyo de estos países exportadores de capital y
de las instituciones componentes para que otorguen ayuda con el fin de lograr estos
objetivos”
Fuente: (C.C.T.A, 1981, págs. 23-26) Elaboración: P. Carpio B. 2015
Obviamente este discurso perseguía en la práctica al amortiguamiento de las
contradicciones sociales despejando los rezagos pre-capitalistas para desarrollar la
agricultura empresarialmente, constituir un nuevo tipo de productor agrícola (tipo
farmer) y organizar la producción de acuerdo a los condicionamientos de la división
internacional del trabajo y del mercado mundial.
51
Estos dictámenes se concretan a través de los procesos de Reforma Agraria en
1964 que pretendían básicamente eliminar las formas precarias de trabajo
(Huasipungo, arrimazgo, sembraduría), parcelar las propiedades de la iglesia, el estado
y haciendas improductivas de absentistas, ampliar la frontera agrícola en base a
políticas de colonización, y presionar a los terratenientes a la modernización y
productividad(Chiriboga, 1988)
En términos globales, ésta débil reforma agraria no alteró significativamente la
estructura de tenencia de la tierra en el país, pues la presión ejercida por los sectores
terratenientes impidió una adecuada redistribución de la misma, repartiendo sólo
aquellas menos productivas y montañosas(Chiriboga, 1988) Sin embargo para la
comunidad indígena andina, la reforma agraria más allá del problema de acceso a la
tierra, significó una nueva desarticulación de sus modalidades de subsistencia. El
sistema de hacienda tenía ya tres siglos de historia y había logrado incorporar en su
reproducción y bajo diferentes formas de explotación a la comunidad indígena, en una
suerte de complementariedad asimétrica. Desde ahora, las comunidades indígenas
arrojadas a zonas de refugio, de páramo, tierras de alta pendiente y erosionadas,
deberán enfrentar múltiples estrategias para sobrevivir en un horizonte de recursos
muy limitados. (Chiriboga, 1988)
En 1973 se intenta una nueva reforma agraria algo más radical que la primera en
relación a los términos de explotación de tierras de hacienda no trabajadas, generando
un proceso de minifundización del agro que no modifica en lo sustancial la estructura
agraria piramidal existente en el país. (Chiriboga, 1988) Estas reformas agrarias logran
algunos impactos, a saber:
Desarrollo de agroempresas articuladas a la exportación, agroindustrias y a los
circuitos financieros
Generación de pequeños productores y minifundistas cuya producción se
orienta al mercado interno con productos básicos
52
Impulsa la migración campo-ciudad abasteciendo de mano de obra barata a los
sectores productivos y concomitantemente se provocan rupturas
organizacionales y culturales en las comunidades indígenas y
campesinas.(Chiriboga, 1988)
En este escenario, en 1979, la dictadura militar pone fin a las reformas agrarias e
inaugura con el Banco Mundial las políticas de Desarrollo Rural Integral que recoge
elementos y enfoques metodológicos de los postulados del “desarrollo de la
comunidad” ahora con una clara direccionalidad microempresarial con programas
orientados hacia el pequeño productor que pueda garantizar el paquete tecnológico
de crédito, agroquímicos, monocultivo y mejoramiento en la calidad pecuaria. Aliados
estratégicos en esta perspectiva serán múltiples agencias de cooperación y organismos
no gubernamentales que a través de nuevos discursos participativos e innovaciones
metodológicas, se involucran en el proceso.
Estas intervenciones estatales y asistenciales logran trastocar muy hondo en el
comportamiento rural en general y del movimiento indígena en particular, los efectos
que en cadena generaron, se resumen en al menos tres:
En primer lugar la vinculación al mercado de bienes y de trabajo produjo
fuertes procesos internos de diferenciación social
En segundo lugar, la reorganización de su “situación ecológica” sustentada en
el control comunal sobre los recursos (básicamente tierra y agua), en las
formas y tipos de actividad productiva y en los niveles y mecanismos de
intercambios con la sociedad global
En tercer lugar, la política agraria venida de la bonanza petrolera generó una
organización campesina e indígena bajo pautas clientelares y de negociación
burocrática, que si bien se ha planteado la autonomía en la gestión de sus
necesidades no ha podido salirse de la “Ideología del desarrollo” impuesta por
el capital transnacional desviando el quehacer organizativo hacia la
tramitación y admisión de proyectos justamente de tipo desarrollista
relegando la lucha por la tierra y por transformaciones estructurales de la
situación agraria en un plano discursivo y eventual. (Carpio, 1992)
53
En conclusión, la teoría de la modernización con sus políticas de intervención, tuvo
impactos determinantes en las estructuras de nuestros países, sobre todo en la
fragmentación de las lógicas de vida de los pueblos y comunidades de la ruralidad
ecuatoriana y su integración a los circuitos del sistema.
La teoría de la modernización conceptualmente representa el culmen al diseño de
la noción de desarrollo en sentido clásico, mismo que en esta fase logra su madurez y
proyección como ideología, cultura y programa a nivel global; “desarrollo” en el
imaginario de la población se ha internalizado como: “un proceso que nos lleva de
menos a más”, “es un avance”, “significa crecimiento con base en lo económico”,
“evolucionar”, “progresar”, “lograr bienestar”11.
Así, la visión del desarrollo es la de un mundo homogéneo y universal, donde el
modo de vida de personas y sociedades está articulado por relaciones generadas en el
contexto de mercados dinámicos y, desde ahí, la existencia de una ciudadanía universal
conformada por productores y consumidores que, en permanente innovación y
competencia, se conviertan en el motor de la nueva historia de la humanidad.
Misionalmente, el desarrollo debe contribuir a la conformación de una ciudadanía
universal de productores y consumidores y en el fomento de mercados dinámicos como
base de realización de todos los circuitos vitales del individuo y la sociedad y punto de
equilibrio del sistema en su conjunto. Representa el diseño de una estrategia definida y
concreta orientada a un modelo de sociedad bajo parámetros universales para todos los
pueblos sin distinciones culturales, económicas ni históricas. (Carpio, 2009)
A nivel político, las referencias al desarrollo desde las vocerías gubernamentales
de nuestros países son religión cotidiana. Tal vez el mejor ejemplo, por lo paradójico
del caso, es la apelación del Presidente ecuatoriano Rafael Correa a la modernización,
progreso y desarrollo del país, a costa de la afectación por extracción petrolera del
ecosistema del Yasuní, una de las reservas de biodiversidad más importantes del
11Respuestas genéricas logradas en grupos focales en varias investigaciones que el autor ha desarrollado en la Fundación OFIS en veinte años de trabajo social.
54
mundo y perla en el discurso sobre Buen Vivir en Ecuador, demostrándose así que la
noción de desarrollo tiene una polaridad múltiple en teorías y propuestas, pero en la
práctica mantiene los fundamentos intrínsecos a su noción original.
CUADRO N° 3 ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA NOCION DE DESARROLLO
Elaboración: P. Carpio B. 2015
Desarrollo
Crecimiento Económico
Proceso de acumulación capitalista sin fin
Explotación del trabajo y la naturaleza
Colonialidad
Dominación y control político, económico y cultural a otros
pueblos y naciones
Ideologías de superior-inferior, racismo
Modernización
Camino evolutivo y lineal de
occidentalización
Globalización
55
2. CRITICA AL DESARROLLO
A lo largo de varias décadas y concomitante al proceso de afirmación del
desarrollo en sus tres dimensiones (como colonialidad, como crecimiento económico y
modernización) han surgido voces contestatarias a esta matriz de entendimiento,
críticas con énfasis diversos, unas al modelo desarrollo-subdesarrollo como la d la
CEPAL, otras al crecimiento económico como variable central, y otras a la concepción
evolutiva del desarrollo. Surgieron así múltiples adjetivaciones complementarias para
señalar aspiraciones de integralidad al concepto, tales como desarrollo humano,
sostenible, local y otras denominaciones.
Una de las primeras reacciones a las políticas de desarrollo se levanta a nivel
del pensamiento latinoamericano buscando las causas del “subdesarrollo”, en una
etapa en la que los países latinoamericanos se encuentran circunscritos por los países
desarrollados, particularmente por EE.UU. La CEPAL bajo el liderazgo de Raul Prebisch
propone que el capitalismo ha dividido el mundo en dos zonas, el centro y la periferia,
cada cual con economías especializadas diferencialmente: los primeros producirían
productos industrializados y los segundos materias primas. En las relaciones
comerciales, los países periféricos progresivamente se verían afectados por los
términos desiguales de intercambio, razón por la cual se dificultaba el proceso de
acumulación de capital y su consiguiente proceso de industrialización(Cardoso, 1977);
por el otro lado, los países industrializados mejoraban sus condiciones en la espiral de
desarrollo, análisis que llevó a sentar bases posteriormente sobre el entendimiento de
que el desarrollo produce subdesarrollo, tal y como lo plantearía Gunder Frank(1966)y
la teoría de la dependencia(Cardoso, 1977). La alternativa que proponía la CEPAL –
recordando a los ideólogos del capitalismo tardío- fue la política de sustitución de
importaciones como estrategia de industrialización nacional. (Alburquerque, 2013).
Estas argumentaciones tienen eco hasta la actualidad, cuando se trata de
analizar las dificultades estructurales de los países latinoamericanos para organizarse
56
bajo el modelo capitalista o para superar los altos indicadores de pobreza que
caracteriza a su población, o para demostrar la inviabilidad del desarrollo, como lo
señala Aledo Tur:
No obstante, el desarrollo de los países occidentales se ha fundado en el
subdesarrollo de los países coloniales y en la explotación y degradación de la
naturaleza. No se puede entender el desarrollo económico y político de
Occidente sin tener en cuenta la rapiña que tuvo lugar en los países coloniales
desde el siglo XV. La esclavitud, la destrucción de ecosistemas naturales, la
explotación económica y política del sur por el norte; en definitiva, la pobreza
estructural y crónica de los países calificados como subdesarrollados está en
directa relación con la prosperidad de la que gozamos los habitantes de los
países occidentales (Aledo Tur, 2003)
Ni las teorizaciones cepalinas ni las de la dependencia llegaron a cuestionar el
concepto de crecimiento económico y acumulación originaria, y no visualizaron una
tercera vía para nuestros países, a excepción del pensamiento marxista que proponía
la opción socialista como alternativa al capitalismo pero reconociendo la necesidad de
una fase “democrática-burguesa” de desarrollo como lo proponían aquellos
intelectuales de la línea ortodoxa estalinista(Alburquerque, 2013)
Efectivamente, en la línea del partido comunista ecuatoriano –bajo las
directrices político ideológicas internacionales- era indispensable la integración de
todos los estamentos sociales bajo el sistema clasista del capitalismo, la agudización de
contradicciones sociales y el consiguiente desarrollo de procesos de revolución social
liderada por el proletariado. Lo étnico perecería dentro del campesinado y este en la
gran masa proletaria.
Estas afirmaciones se expresan en el programa del partido Comunista del
Ecuador, aprobado por su VIII Congreso de agosto de 1968. Se plantea en el punto E
sobre la cuestión indígena (en ocho líneas) como la premisa de la solución definitiva
del problema la realización de la reforma agraria democrática (tierra, insumos,
tecnología, etc.) como forma operativa de superar supuestos rezagos feudales e
integrarlos a la modernidad. “Serán también medidas que contribuyan a ese objetivo
57
de elección por los indios de sus propias autoridades, llevar a los indios todos los
elementos de la cultura moderna, darles cuanto sea necesario para elevar su economía
y aumentar sus relaciones de consumo en el mercado nacional”(pág. 38). Sobre el rol
político lo asimila dentro del campesinado como “aliado natural de la clase obrera”.
(pág. 18).Sin duda estas líneas reflejan la lógica de la modernización y el colonialismo
interno, adaptadas al paradigma socialista.
Estos elementos, con matices distintos, son comunes en los programas de la
izquierda marxista tradicional ecuatoriana y latinoamericana en general a pesar de los
intentos de Mariátegui por reubicar el enfoque cuando señalaba:
La solución del problema del indio tiene que ser una solución social. Sus
realizadores deben ser de los propios indios… Un pueblo de cuatro millones de
hombres, consciente de su número no desespera nunca su porvenir. Los mismos
cuatro millones de hombres mientras sean una masa inorgánica, una
muchedumbre dispersa, serán incapaces de decidir su rumbo
histórico(Mariategui, 2007)
En los años ochenta los pueblos indígenas y sus organizacionesempiezan a
madurar y consolidar respuestas a los afanes integracionistas, con nuevas estrategias
de resistencia a la pretendida asimilación neocolonial perseguidas desde los diferentes
espacios de la modernización occidental, siendo sus intelectuales quienes
tempranamente desde la CONAIE se cuestionan que:
(…) cuando se habla de integración, siempre surge una pregunta:
¿integración a qué? Las respuestas pueden ser diversas: integración al
desarrollo, a una nación o a una comunidad religiosa. Todas estas modalidades
han sido puestas en práctica con los pueblos indígenas. Pero en la mayoría de los
casos, por no decir siempre, se ha partido de un presupuesto errado, ideológico:
creer que la integración pasa necesariamente por un proceso de
homogenización. Y entonces integración significa tener los mismos valores,
reducir las diferencias y homogenizar las prácticas sociales, las creencias y hasta
el lenguaje. El mismo desarrollo cultural del país se sustentó en el rechazo al
indio; un rechazo ancestral, cuyos orígenes están en la conquista, cuando se
impone un único modelo, la cultura occidental. (Diario HOY, 1987)12
12
http://www.elcomercio.com/tag/diario-hoy /25 de julio de 1987
58
Contribuyen en la crítica organismos de cooperación comprometidos con la
causa de los pueblos, intelectuales y académicos de izquierda quienes en muchos
casos, con los movimientos campesinos e indígenas, pugnan por desprenderse de las
matrices eurocentristas para visualizar otras opciones de inteligenciación social,
cultural, ecológica y política en el contexto de un Estado plurinacional.
El punto de inflexión desde la década de los ochenta es el contexto del
neoliberalismo que, sustentado en las teorías de libre mercado de Friedman y luego de
la Escuela de Chicago, se expresan en el llamado “Consenso de Washington” cuyos
postulados centrales son:
“(i) situar al sector privado como motor principal de la acumulación de capital y el
crecimiento económico; (ii) confiar en los mecanismos de libre mercado para la
asignación de recursos; y (iii) desregular los movimientos del capital financiero, lo que
supone dar prioridad al capital financiero sobre el capital productivo” (Alburquerque,
2013: 31) a lo que debemos adicionar las políticas de modernización del Estado y de
descentralización que conjuntamente con las privatizaciones de sectores estratégicos
pretendían reducir el estado a su mínima expresión desprendiéndole de cualquier
opción para controlar la economía y el libre funcionamiento del mercado.
El ajuste estructural y la globalización propuesta por las instituciones globales
que defienden el capital financiero transnacional, generaron fuertes indicadores de
pobreza y ampliando las brechas de inequidad en todos los países donde se
implementaron estas políticas. Alburquerque señala que “en 2003 la pobreza
alcanzaba el 44% de la población total de América Latina, siendo además los
indicadores de desigualdad los peores a nivel mundial” (pág. 33)
En este contexto, surgen varias corrientes que levantan críticas al desarrollo
realmente existente en general y al neoliberalismo en particular, de las cuales
pasaremos revista al denominado desarrollo alternativo, mismo que se centra en el
mejoramiento de las condiciones de vida humana como objetivo central y estratégico.
Estos enfoques, constituyen el “desarrollo humano” que buscará entender la dinámica
59
de las necesidades humanas y su satisfactores; luego el desarrollo sostenible centrado
en los temas ambientales como sustento de las necesidades humanas, y por fin el
desarrollo local y territorial como espacios humanos, todos los cuales manejan
enfoques antropocentristas; al final analizaremos el posdesarrollo que irrumpe contra
estas tendencias.
2.1 Desarrollo Alternativo
2.1.1 Desarrollo Humano
Las corrientes críticas que empiezan a madurar en este proceso cuestionan que
el enfoque de desarrollo realmente existente no logra superar la pobreza ni la
inequidad y que, por tanto, habría que pensar en otras entradas para promover un
“desarrollo integral”. Nuevamente desde la ONU, particularmente desde una de sus
agencias, la OIT, en 1976, se plantea pioneramente que el desarrollo no estaba
resolviendo los temas de empleo, pobreza y desigualdad, por lo cual era prioritario
reorientar el desarrollo hacia la satisfacción de las necesidades básicas de una ingente
población en estado de pobreza expresada en carencia de medios de supervivencia;
inaccesibilidad a servicios básicos y públicos, y exclusión política y de oportunidades de
participación; surge como respuesta, la primera agenda de desarrollo para satisfacer
las necesidades básicas de la población pobre en el mundo, agenda que se plantea un
horizonte temporal hasta el año 2000(Payne, 2012)y constituye el primer ejercicio de
las agendas del milenio y Post 2015 de amplia difusión en estas décadas.
El enfoque en las necesidades básicas rápidamente se difundió
“discursivamente” por los países tercermundistas y se incorporó al lenguaje de
gobiernos y agencias e instituciones de desarrollo como el Consejo Nacional de
Desarrollo de Ecuador, quienes se plantean abordar el problema del desarrollo con
este enfoque a través de proporcionar a la población el acceso al consumo de bienes
de mercado y de servicios públicos, al empleo, a la participación política y a la equidad
social: “En otros términos se trata del derecho que se tiene y la posibilidad de
60
satisfacer las necesidades humanas de nutrición, vivienda, educación, salud,
participación y cultura” (CONADE, 1984: 179)
A tono con los análisis del PNUD, el CONADE afirma que:
En los últimos años se ha ido constatando que el desarrollo no es
sinónimo de crecimiento económico, pues a pesar de que los indicadores
económicos señalan una situación positiva para el país en lo que respecta al
crecimiento de su economía en las últimas tres décadas, sin embargo las
condiciones de marginalidad afectan al 50% de la población, esto es carencia de
empleo, ingresos bajos y deficiencias serias en alimentación, educación,
etc.(CONADE, 1984, pág. 179)
Sin embargo de todas estas aspiraciones, la década del ochenta –por efecto de
las políticas neoliberales- representa para los países denominados del tercer mundo y
particularmente para Ecuador, un retroceso sustancial en todos los indicadores sobre
calidad de vida, tal como lo señala el PNUD en su informe de (1990)
Amartya Sen, pionero en imaginar propuestas alternativas de desarrollo,
emerge como el ideólogo más representativo de la corriente del desarrollo humano.
En su crítica al desarrollo convencional plantea la necesidad de superar el
entendimiento de desarrollo sustentado en el PIB, en los ingresos, en el desarrollo
tecnológico o en la modernización. (Sen, 2000). Este autor, si bien no niega estos
factores, lo que señala es la insuficiencia de este enfoque para promover las libertades,
para lo cual propone considerar elementos como la planificación social y económica, la
educación, salud, derechos, participación y relevancia del rol de las mujeres, entre
otros aspectos innovadores.
Lo que se está planteando desde esta perspectiva, es un traslado del enfoque
del desarrollo hacia la sociología de la pobreza, donde los pobres del mundo pasarían a
constituir el objeto de desarrollo, y para lo cual se deberá considerar la ausencia de
democracia, el limitado acceso a las oportunidades económicas, la baja cobertura de
los servicios públicos y todos los elementos que, estando disponibles, son inaccesibles
para los pobres, quienes sufren extremas carencias para su supervivencia.
61
Para Amartya Sen (2000), la libertad es un ideal del desarrollo que se logra a
través de liberar al individuo de ataduras sinérgicas: a regímenes económicos que lo
atan a relaciones de dependencia personal sin posibilidad de libre contratación; a
regímenes políticos represivos y corruptos, con instituciones sociales y políticas que
impiden el ejercicio de los derechos individuales y limitan oportunidades sociales,
económicas y de acceso a redes de seguridad.
Con libertad y libre albedrio y “con oportunidades sociales adecuadas, los
individuos pueden formar efectivamente su propio destino y ayudarse unos a otros; no
necesitan ser considerados como los receptores pasivos de los beneficios de ingeniosos
programas de desarrollo” (Sen, 2000:20). La libertad, constituye el medio y el fin del
desarrollo, es el motor del cambio social por su incidencia en el desarrollo de
capacidades y de las potencialidades de agencia; la expansión de la libertades el
objetivo del desarrollo.
Este enfoque, sin duda, sirvió como detonante para incorporar otras variables
en la medición del desarrollo más allá del PIB y de los ingresos per cápita. Introduce la
discusión sobre la pobreza y sus causas estructurales, además de incluir aspectos
subjetivos en el desarrollo como la ética y la libertad.
Elemento relevante en la conformación de la idea de desarrollo de Sen es la
reflexión, también pionera, sobre “mujer y desarrollo”; sostiene que “A lo mejor nada
sea tan importante hoy en la economía política del desarrollo como que se reconozca
como es debido la participación y el liderazgo en el terreno político, económico y social
de las mujeres. Se trata de un aspecto muy importante del desarrollo como libertad”
(Sen, 2000:249). Considera la necesidad de que las mujeres y los movimientos
feministas analicen el rol de ellas como “agentes” de los procesos sociales, para
ampliar sus capacidades de gestión, acción y decisión soberana sobre los diferentes
tópicos de su vida y bienestar. Si las mujeres activasen su agencia –sostiene-, las
familias, los propios hombres y la propia sociedad mejorarían su condición de libertad
y bienestar. La agencia en las mujeres se activa con un conjunto de accesos que
62
históricamente les han sido bloqueados como la educación, ingresos autónomos,
propiedad, etc., los cuales permitirían su autonomía y empoderamiento.
Payne y Philips (2012) incluyen, además, dentro de las construcciones de
desarrollo humano, las propuestas del Banco Mundial, que en 1990 propone impulsar
la utilización productiva del trabajo de los pobres a través del uso intensivo de
tecnología y de promoción del empleo, combinando con atención preferencial a las
familias a través de la satisfacción de las necesidades básicas para su supervivencia.
Estas preocupaciones orientadas hacia la escala local y de atención a la
pobreza, en realidad representaban paliativos para que los estados, organismos de
cooperación y ONGs recogiesen muertos y heridos que el neoliberalismo provocaba,
mientras estructuralmente, este organismo internacional condicionaba a nuestros
países –a través de sus políticas de endeudamiento y las famosas cartas de intención- a
la necesaria reforma y modernización del Estado, orientándolo hacia su reducción por
un lado, y por otro a la reorganización de sus instituciones en función de una “buena
gobernanza y gobernabilidad democrática”, como se denominó a las estrategias de
control social frente a las reacciones populares en contra de las políticas
macroeconómicas que se aplicaban.
En 1990, el PNUD presenta su “Informe sobre Desarrollo Humano” en cuya
elaboración participó Amartya Sen junto a un equipo de expertos internacionales y
donde se reitera la idea de que no existe un vínculo directo entre el crecimiento del
ingreso y el progreso humano y la necesidad de construir nexos positivos entre estos
dos aspectos, así como la idea de que el crecimiento del PIB, es necesario pero no
suficiente en esta nueva perspectiva de desarrollo centrado en las personas, por ello
definen el desarrollo en relación a las oportunidades, así:
El desarrollo humano es un proceso en el cual se amplían las
oportunidades del ser humano. En un principio estas oportunidades pueden ser
infinitas y cambiar con el tiempo. Sin embargo a todos los niveles del desarrollo,
las tres más esenciales son disfrutar de una vida prolongada y saludable, adquirir
conocimientos y tener acceso a los recursos para lograr un nivel de vida decente.
63
Si no se poseen estas tres oportunidades esenciales, muchas otras alternativas
continuarán siendo inaccesibles (PNUD, 1990: 34)
Según sus autores, el desarrollo humano se diferencia de los otros
enfoques recientes, como el del “Bienestar”, cuyos contenidos asumen un sujeto
del desarrollo pasivo, “beneficiario” de las acciones de desarrollo, y no
participativo como ahora proponen; igualmente, dicho enfoque estaría centrado
en la distribución de bienes hacia la población pobre y no en las estructuras de la
producción.
Respecto al enfoque en las necesidades básicas, establece distancias al señalar
que este enfoque se centra en la satisfacción de necesidades básicas para la
supervivencia de la población marginal (alimentos, vivienda, abrigo, agua, salud)
dejando a un lado el acceso a las oportunidades que los seres humanos en general y
los pobres en particular, tienen derecho
En cambio, el desarrollo humano compagina la producción y distribución
de artículos de consumo y la expansión y uso de las capacidades humanas.
También se concentra en las alternativas -en qué debe tener la gente, qué debe
ser y qué debe hacer para asegurar su propia subsistencia. Además, el desarrollo
humano se refiere no solamente a las necesidades básicas, sino también al
desarrollo humano como un proceso dinámico de participación. Es aplicable
tanto a los países menos desarrollados como a los países altamente
desarrollados (PNUD, 1990: 35)
En general, son tres los aportes sustanciales que hace el PNUD a la teoría del
desarrollo: el primero, relativizar las variables económicas señalando que el
crecimiento, para que esté orientado al desarrollo humano, debe enfocarse
adecuadamente a su distribución considerando las dimensiones socioculturales, la
libertad política, económica y social. “El término desarrollo humano significa aquí,
tanto el proceso de ampliar las oportunidades de los individuos como el nivel de
bienestar que han alcanzado”. (PNUD, 1990: 35). El segundo es el intento de crear un
instrumento de medición para determinar el grado de desarrollo humano por países, a
través de un índice que contempla tres componentes: la longevidad, los conocimientos
y los niveles de vida decentes, cuyos indicadores nos permitirían determinar el “Índice
64
de Desarrollo Humano”. De esta manera se proponen un conjunto de indicadores
generales para todos los países y culturas, que van desde la esperanza de vida al nacer,
el alfabetismo y los ingresos, y otros necesarios para una aproximación más objetiva a
cada una de los tres componentes anotados. La limitación de esta propuesta la asume
el propio informe al constatar que en las sociedades de cada país existen brechas
importantes en educación, ingresos, esperanza de vida, etc., entre estamentos y clases
sociales, de género, etnia, edad y otras categorías, disparidades que son invisibilizadas
al someterse a promedios por país. La necesidad de una contextualización
socioeconómica y cultural constituye el tercer aporte sustancial que el PNUD hace a la
teoría del desarrollo; incluyen en el informe una aproximación sobre quiénes son los
pobres que da pistas de investigación sobre esta compleja realidad global. (Ver Cuadro
Nº 2)
Por último, en relación a la pobreza y sus definiciones, resulta imprescindible
destacar el punto de vista de los pueblos ancestrales, quienes consideran que los
indicadores utilizados en dichos ejercicios tecnocráticos son altamente relativos, no
sólo porque esconden a través de estadísticas las desigualdades estructurales en la
sociedad, sino porque estos tienen bases en la colonialidad; para ellos, desarrollo,
bienestar, pobreza o riqueza no existen, y en su lugar apelan al Sumak Kawsay (vida
plena), sumak allpa (tierra sin mal) y sacha rrunayachay (conocimiento ancestral) como
elementos claves de su cultura. “No sabía que soy pobre”, exponía Marlon Santi, ex
Presidente de la CONAIE criticando los indicadores del PNUD y comentando las formas
de vida en armonía con la naturaleza que se ejercen en los pueblos quichuas
amazónicos del Ecuador”. (Carpio, 2006)
65
CUADRO N° 4 ¿Quiénes son los pobres?
Primero, los pobres no son un grupo homogéneo. Los pobres crónicos se encuentran al
margen de la sociedad y constantemente sufren de privaciones extremas. Los pobres de la
línea límite son ocasionalmente pobres, tal como los desempleados estacionales. Los nuevos
pobres son las víctimas directas del ajuste estructural de los ochentas, como por ejemplo los
funcionarios públicos y los trabajadores industriales despedidos.
Segundo, más de 1.000 millones de personas viven en condiciones de pobreza absoluta en el
Tercer Mundo. Asia tiene 64% de los habitantes del mundo en desarrollo en condiciones de
pobreza absoluta, África el 24% y América Latina y el Caribe el 12%. La pobreza está
aumentando más rápidamente en África, en donde la cantidad de pobres absolutos ha
aumentado dos tercios entre 1970 y 1985.
Tercero, tres cuartas partes de los pobres de los países en desarrollo viven en zonas rurales.
Sin embargo, hay una reciente tendencia hacia la urbanización de la pobreza, debido al rápido
aumento de tugurios urbanos y asentamientos de invasión, que han aumentado en
aproximadamente un 7%por año.
Cuarto, existe una estrecha relación entre la pobreza y el medio ambiente. Aproximadamente
tres cuartas partes de los pobres en el mundo en desarrollo están concentradas en áreas
ecológicamente frágiles, con un bajo potencial agrícola. Debido a la falta de empleo y de
oportunidades para obtener ingresos fuera de la agricultura, la degradación ambiental y la
pobreza continuamente se refuerzan entre sí.
Quinto, la pobreza tiene una decidida tendencia hacia uno de los sexos. Gran cantidad de
hogares pobres están gobernados por mujeres, especialmente en el África rural y en los
tugurios urbanos de América Latina. Con frecuencia las mujeres de un hogar pobre se
encuentran en peores condiciones que los miembros del sexo masculino debido a las
diferencias, basadas en el sexo, en la distribución de alimentos y otros derechos dentro de la
familia. Si bien las mujeres africanas producen el 75% de los alimentos, sufren mayores
privaciones que los hombres. (PNUD, 1990: 58)
Fuente: “Desarrollo y Libertad” Amartya Sen, 1990 Elaboración: P. Carpio B. 2015
66
2.1.2 Desarrollo a Escala Humana
A nivel latinoamericano, es necesario incorporar las propuestas de Manfred
Max Neef sobre “Desarrollo a Escala Humana (1998), quién incluye un amplio espectro
de supuestos sobre las necesidades humanas y desarrollo como ecuación irreductible:
… Tal desarrollo se concentra y sustenta en la satisfacción de las
necesidades humanas fundamentales, en la generación de niveles crecientes de
auto dependencia y en la articulación orgánica de los seres humanos con la
naturaleza y la tecnología, de los procesos globales con los comportamientos
locales, de lo personal con lo social, de la planificación con la autonomía y de la
sociedad civil con el Estado. Necesidades humanas, auto dependencia y
articulaciones orgánicas, son los pilares fundamentales que sustentan el
Desarrollo a Escala Humana. (Neff, 1998: 30)
Los elementos novedosos que Max Neef introduce en el debate sobre el
desarrollo constituyen una trama bastante compleja e integrada de presupuestos
políticos, sociales, económicos y ambientales que conformarían una vía civilizatoria de
sociedad en contradicción con el modelo convencional del desarrollo; por el contrario
muchos de los elementos integrantes del “Desarrollo a Escala Humana” constituyen
fundamentos en las diversas opciones de desarrollo alternativo como puede verse en
el Cuadro N°3.
Para un nuevo entendimiento de desarrollo, sostiene Max Neef, se debe
evaluar la insuficiencia de las teorías precedentes que han servido de marco de
aplicación de políticas de Estado con indicadores homogeneizantes y poco útiles
dentro de la compleja diversidad e interdependencia de las sociedades actuales, por lo
cual es necesario replantear el entendimiento sobre las necesidades y los objetivos
mismos del desarrollo.
Señala que las necesidades tienen un carácter universal pero no son infinitas.
Son los medios de satisfacerlas, los satisfactores, los que corresponden a procesos
diversos según los contextos económicos y socio culturales:
67
Las necesidades humanas pueden desagregarse conforme a múltiples
criterios, y las ciencias humanas ofrecen en este sentido una vasta y variada
literatura. En este documento se combinan dos criterios posibles de
desagregación: según categorías existenciales y según categorías axiológicas.
Esta combinación permite operar con una clasificación que incluye, por una
parte, las necesidades de Ser, Tener, Hacer y Estar; y, por la otra, las necesidades
de Subsistencia, Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Ocio, Creación,
Identidad y Libertad (Neff, 1998: 41)
Para satisfacer las necesidades desde la perspectiva local, es necesario para el
autor incrementar los niveles de autosuficiencia a nivel internacional,
desestructurando las relaciones de intercambio desigual que los países ricos imponen
a los países del tercer mundo perpetuando su dependencia e incrementando su
asimilación a los patrones culturales del norte:
La concentración económica y la centralización de las decisiones políticas
generan y refuerzan dependencias entre estos distintos niveles: los países pobres
están sometidos al arbitrio de los países ricos, y al interior de los países pobres
sucede lo mismo que entre países pobres y ricos: realidades locales y regionales
parecen destinadas a subordinar sus opciones a los designios de los gobiernos
centrales y de quienes concentran el poder económico de la nación (Neff, 1998:
83)
68
CUADRO N° 5 ELEMENTOS ALTERNATIVOS EN EL ENFOQUE DEL DESARROLLO A ESCALA HUMANA
Manfred Max Neef
1. El desarrollo está orientado al ser humano y no a los objetos ni la acumulación de riqueza
2. La misión del desarrollo es satisfacer las necesidades humanas y con ello elevar la calidad
de vida de personas y sociedades.
3. Esa misión debe emprenderse a través de tres estrategias:
a. De completitud: incrementando del nivel de autodependencia de personas y
sociedades. Autodependencia y desarrollo están en relación directamente
proporcional.
b. De consistencia: los medios no justifican fines, es decir el desarrollo no debe
apoyarse en medios insustentables; el sistema en si no puede ser autodestructivo.
c. Decibilidad: la capacidad de aprendizaje permanente en búsqueda de eficiencia y
desarrollo de capacidades.
4. Para la autodependencia es fundamental el protagonismo de las personas y la sociedad
civil en el marco de una democracia participativa; se debe transitar de objetos pasivos y
receptores de desarrollo a sujetos protagonistas de su propio desarrollo y con
capacidades de autonomía para decidir prioridades y satisfactores de sus necesidades.
5. Superación de las conductas antropocéntricas del desarrollo convencional que sitúan al
ser humano por encima de la naturaleza. El desarrollo con enfoque ecológico debe
articular seres humanos, naturaleza y tecnología y garantizar la sustentabilidad de la vida.
6. Establecer articulaciones entre lo micro y lo macro, de abajo hacia arriba a través de la
planificación autónoma local que exprese diversidad, necesidades, intereses y
aspiraciones de los actores del territorio.
7. Fortalecimiento de actores locales con capacidad de dialogo local nacional y sociedad
civil-Estado a través de la utilización de recursos no convencionales como la solidaridad, la
autoayuda, la conciencia social, etc. que permitan desde la sociedad civil estructurar
proyectos sociales y políticos articulados nacionalmente en función de la
autodependencia y no del crecimiento o acumulación capitalista.
8. Posicionamiento del “mundo invisible” de sectores que desarrollan sistemas de vida
diferentes (mujeres, etnias, jóvenes, etc.) a través de incorporar diversas perspectivas en
la construcción de una sociedad democrática, participativa, descentralizada y a escala
humana.
9. Un nuevo orden económico internacional se sustentará en redes económicas locales
autodependientes tanto a nivel inter-nacional como intra-nacional.
Fuente: “El Desarrollo a Escala Humana” de Manfred Max Neef 1998. Elaboración: P. Carpio B. 2015
69
2.1.3 El desarrollo sostenible
Las preocupaciones ambientales surgen de la firme tendencia del discurso del
progreso y el desarrollo industrial por aprovechar lo que la naturaleza contiene en
forma de recursos para su transformación y agregación de valor industrial y satisfacer
las necesidades de la población mundial en crecimiento progresivamente geométrico.
Es a partir de la década del sesenta en adelante que especialistas y científicos del norte
destapan las discusiones sobre la “capacidad de carga del ecosistema global” (Costanza
et al, 1999) –ante el boom por el industrialismo en la mayoría de los países y
particularmente en los de economías dependientes.
Un clásico texto de Carlo M. Cipolla -escrito en su primera versión en inglés en
1962- y que constituye un importante antecedente de la economía ecológica, advierte
ya sobre la encrucijada planetaria en el uso de fuentes de energía, crecimiento
demográfico y crecimiento industrialista: “la acumulación de capital es condición
necesaria para la supervivencia y el progreso de cualquier sociedad. A la inversa, la
supervivencia y el progreso de una sociedad es en cierto modo la medida de la
capacidad que para acumular capital y utilizarlo eficientemente tiene dicha sociedad”
(Cipolla, 1979: 71) En esta espiral de desarrollo, señala el autor, cada fase de la
historia, desde el neolítico, la revolución agrícola y hasta la revolución industrial,
facilitan el crecimiento demográfico (mejoramiento de la esperanza de vida, salud,
educación, etc.) por el mayor control acumulado sobre la naturaleza, pero,
contradictoriamente, este hecho afecta los equilibrios sobre los que se sustenta la
vida, pues el sistema económico que los humanos hemos desarrollado dependen de la
oferta de energía y materias primas de esta y de su capacidad de absorción de
desechos.
Según esta lectura, los dilemas se profundizan cuando los países pobres se
plantean el camino de la industrialización, el mismo que tiene dos posibilidades: si
fracasan estarán condenados a la miseria, y si lo logran multiplican la contaminación y
70
el agotamiento de los recursos naturales; por otro lado, en los países desarrollados el
crecimiento industrial ha generado problemas en todos los sentidos, como la
necesidad infinita de recursos, problemas cuya resolución implica abrir otros nuevos,
todo lo cual ha llevado a que se levanten voces sobre la posibilidad de un desarrollo
con crecimiento cero. El autor concluye que la vía industrializadora no garantiza una
vida material apriorísticamente exitosa. Esta dependerá de un cambio cualitativo en la
civilización humana sustentada en una ética humanista.(Cipolla, 1979)
En 1968 se conforma el grupo denominado “Club de Roma” justamente para
discutir las relaciones entre desarrollo y ambiente, y en 1972 dan a luz a su primer
informe, Los límites del crecimiento, bajo responsabilidad de Denis Melados y otros
connotados especialistas en los temas relacionados. En base a modelaciones
matemáticas, muestran escenarios para los próximos 50 años utilizando variables
sinérgicas como la población humana, la producción agrícola e industrial, el uso de
recursos naturales y la contaminación ambiental (Meadows, 1972)
Para este grupo de investigadores, la variable determinante de las crisis
ambientales también el crecimiento demográfico, pues de ella depende la ampliación
del uso de recursos e inversiones como la producción de alimentos agrícolas y
artefactos industriales, la ampliación de servicios de salud y educación, la creación de
empleos y el creciente consumo. Ello les lleva a plantearse un conjunto de
interrogantes sobre la capacidad planetaria para sostener población humana y sobre el
agotamiento de los recursos naturales tanto por el uso intensivo de la agricultura
como por la demanda industrial.
Luego del análisis del comportamiento de las variables manipuladas, la
conclusión a la que llegan es que: “Si se mantienen las tendencias actuales de
crecimiento de la población mundial, industrialización, contaminación ambiental,
producción de alimentos y agotamiento de los recursos, este planeta alcanzará los
límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años. El resultado más
probable sería un súbito e incontrolable descenso tanto de la población como de la
capacidad industrial” (Meadown, 1972: 40).
71
Estos planteamientos inauguran el debate amplificado sobre las relaciones
entre crecimiento económico, industrialización, crecimiento demográfico y
degradación ambiental. En el juego de escenarios catastróficos que los expertos
pusieron en la agenda global, el énfasis radica en la inminente necesidad de anular el
crecimiento demográfico con una relación cero entre las tasas de mortalidad y
natalidad, y fundamentalmente la detención del proceso de acumulación de capital en
procesos de desarrollo industrial para reducir las tasas de contaminación
desarrollando, sí, nuevas tecnologías con menor entropía. El modelo de Meadows
resulta de esta manera un importante antecedente en las corrientes del desarrollo
sostenible (capacidad de carga planetaria), del capitalismo verde (tecnologías limpias)
y del postcrecimiento (cero crecimiento y consumo responsable).
Concomitantemente, en 1981, organismos internacionales (IUCN, WWF,
PNUMA) proponen el concepto de desarrollo sostenible como el proceso planificado
de modificación de la biosfera en función de las necesidades y la calidad de vida
humanas; la sostenibilidad se garantizaría por considerar los factores económicos,
sociales, ecológicos considerando la base sobre la que se sustentan los recursos
bióticos y abióticos. Esta definición, si bien mantiene el criterio de funcionalizar la
naturaleza al ser humano, pone las primeras pistas sobre la necesidad de considerar
los límites de reproducción de los recursos naturales, punto de debate que se
arrastrará entre los países industriales y en “vías” de desarrollo hasta la
actualidad(Gudynas, 2004).
El llamado Informe Bruntland, Nuestro futuro común, presentado en 1987 a la
Asamblea General de la ONU por la CNUMAD, representa un hito decisivo en la
consagración del Desarrollo Sostenible como paradigma oficial en la retórica sobre
desarrollo. Aquí se lo define como: “El desarrollo que satisface las necesidades del
presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus
propias necesidades”. (Gudynas, 2004: 55). Señala que las políticas nacionales y
globales deben centrase en la pobreza causada por la desigualdad en el acceso a los
recursos y los beneficios del desarrollo, pues, según este discurso, son los pobres del
72
mundo los principales responsables de la degradación de los ecosistemas y la
contaminación mundial, con lo cual se mantiene la hipocresía del desarrollo
sustentada en el crecimiento económico por no atacar el sistema económico
capitalista como el generador de los grandes problemas globales tanto a nivel
ambiental, como la existencia de fuertes brechas entre riqueza y pobreza, el hambre y
la seguridad alimentaria. En síntesis esta definición de desarrollo sostenible, presenta
una posición ambigua sobre el crecimiento, un entendimiento de la sostenibilidad
antropocéntrica y una apelación a capacidades y necesidades sin contexto
socioeconómico, cultural ni histórico.
El Informe Bruntland ubicó un conjunto de postulados y advertencias que han
contribuido sustancialmente a la innovación del concepto convencional de desarrollo.
Sin embargo, su vaguedad y ausencia de posición sobre la estructura misma del
sistema ha servido para argumentar posiciones de diversas tendencias,
constituyéndose hasta hoy en un concepto amigable para gobiernos y agencias de
desarrollo en todo el mundo, como veremos más adelante con las agendas de la ONU
en Río (1992) los Objetivos del Milenio, y Objetivos del Desarrollo Sostenible post
2015.
Para entender con mayor precisión los fundamentos de esta comisión y la
declaración de la Cumbre de la Tierra en Río, revisamos el documento que sistematiza
las discusiones de la Cumbre de la Haya organizada por la misma CNUMAD en 1991 en
la que participaron varios expertos del Informe Bruntland. En Río y en las posteriores
agendas, se propone que “el desarrollo sostenible, implica un nuevo concepto de
crecimiento económico, un concepto que brinda justicia y oportunidades a todos los
pueblos del mundo, no sólo a la minoría privilegiada, sin seguir destruyendo los
recursos naturales y la capacidad de sustento finitos del mundo” (Pronk, y Haq, 1992:6)
Las recomendaciones que plantean los expertos en esta Cumbre, parten de
señalar las evidencias de la crisis ambiental mundial (ver cuadro N° 5) pero lo
fundamental es su negativa a valorar el concepto hegemónico de desarrollo como
crecimiento económico:
73
No hay opción entre crecimiento económico y protección ambiental. El
crecimiento no es una opción. Es un imperativo. No se trata de saber cuánto
crecimiento económico sino que tipo de crecimiento. El crecimiento cero puede
ser tan perjudicial para el ambiente como el crecimiento rápido. No es el ritmo
de crecimiento económico el que nos permite medir los efectos sobre el medio
ambiente. Es la composición del PIB –la mezcla de productos tanto como los
tipos de procesos de producción- los que nos pueden decir si el impacto general
sobre el medio ambiente es positivo o negativo. (Pronk, y Haq, 1992:10)
Con estas argumentaciones se sigue que la solución está en dos claves
fundamentales: por el lado de los países industrializados, crecer en base a nuevas
tecnologías menos contaminadoras y más eficientes en uso de energía; y para los
países pobres, rectificar sus modelos de desarrollo basados en el uso ineficiente de
energía y ser “más racionales desde el punto de vista ambiental” (Pronk, y Haq,
1992:10). Y, por supuesto, una tercera es reducir el crecimiento demográfico de
nuestros países, pues mientras los pobres se reproduzcan, más riesgo encarnan los
ricos.
Desde Río 1992 y, posteriormente, en las cumbres mundiales sobre ambiente
nos queda la gran evidencia de que la crisis ambiental se ha convertido,
estructuralmente, en el principal cuello de botella para el sistema capitalista. Por ello,
los países precursores del crecimiento y acumulación son aquellos que se niegan a
generar los cambios necesarios en el modelo, pues estos implicarán un desmontaje de
la tecnología construida en base a energías fósiles y por consiguiente a desarrollar
otras con mayor eficiencia y sustentadas en fuentes energéticas no contaminantes,
todo lo cual significa ingentes inversiones de capital y retornar a la línea de partida en
la carrera por controlar los mercados mundiales, a su vez estos países defienden los
intereses de las grandes corporaciones globales de biotecnología por apropiarse de
recursos genéticos desatando fuertes conflictos con los pueblos originarios por
territorios y propiedad intelectual (Leff, 1999).
El pedido de aplicación de normativas y políticas ambientales que suelen
plantearse en los discursos en estas conferencias, se quedan en simples declaraciones,
pues al fondo los sectores empresariales transnacionales tienen ya una hoja de ruta
74
trazada con los gobiernos de los países del tercer mundo, poseedores de la riqueza
natural, quienes bajo la concepción desarrollista, los entregan normalmente bajo
condiciones perniciosas para sus propias economías y ecosistemas; las críticas que
reciben suelen ser descalificadas como fundamentalistas y anti-desarrollo.13
Hasta que este proceso se vaya consolidando, las grandes corporaciones y sus
voceros a nivel científico y/o gubernamental contradicen las alertas sobre la inminente
fatalidad ecológica que se cierne sobre la vida en el planeta. Al contrario, demuestran
que el crecimiento económico –aun con comportamientos desiguales por regiones-
favorece a la calidad de vida, mejorando los estándares de bienestar y la consiguiente
expectativa de vida en muchos países, negando por tanto la necesidad de cambios
radicales en sus modelos de producción y tecnología(Costanza et al, 1999). Por ello
ninguna de las declaraciones en estos espacios globales (Estocolmo 1972, Río de
Janeiro 1992, Johannesburgo 2002, Copenhague 2009) presenta luces cuestionadoras
a la estructura del modelo de desarrollo económico y cultural que mueve el
capitalismo, ni supera la concepción utilitarista de la naturaleza como recurso
subsumido a la naturaleza (Gudynas, 2004).
Sin embargo, por el lado de quienes defienden la urgente necesidad de tomar
medidas locales, nacionales y globales para enfrentar la crisis ambiental señalan que se
acumulan evidencias en relación a la pérdida de bosques y biodiversidad,
contaminación acuífera subterránea, atmosférica y de los mares, disminución de áreas
pesqueras en los océanos, escasez de agua dulce para consumo humano e irrigación,
erosión de suelos y desertificación, calentamiento global, deshielos en los polos, etc.,
por ello se hace necesario el diseño de políticas sobre los elementos que inciden sobre
la capacidad de carga de la tierra como el crecimiento demográfico, el cambio
tecnológico y el uso sustentable de los suelos(Costanza et al, 1999).
13
Ver discursos de García Linera y Rafael Correa contra la oposición ecologista
75
CUADRO N° 6
EVIDENCIAS DE LA CRISIS AMBIENTAL
El crecimiento de la población con tendencia a duplicarse cada cuarenta años, y la
creciente presión de la población sobre recursos naturales no renovables.
Alrededor de 10% de la tierra potencialmente fértiles del planeta ya se han
convertido en desierto o han sido derrochadas por la intervención humana, otro 25%
se halla en peligro; todos los años se pierden 8,5 millones de hectáreas por la erosión
y la sedimentación. Más de 20 millones de hectáreas de bosque tropicales se cortan
cada año.
La mayor parte de los pobres viven en las zonas más vulnerables desde el punto de
vista ecológico: 80% en América Latina, 60% en Asia y 50% en África.
Cerca de 1.300 millones de personas tiene acceso solo a agua contaminada, 2.300
millones de habitantes carecen de acceso a instalaciones sanitarias y 1.500 millones
carecen de leña suficiente para cocinar y calentarse
El decenio de 1980 fue el más cálido del siglo. si se mantiene la tendencia actual de la
emisión CO2y de otros “gases de invernadero”, la temperatura en aumento podría
aumentar el nivel del mar en medida peligrosa y provocar muchas consecuencias
imprevisibles para las plantas y los animales tanto como para los ecosistemas de todo
el mundo
En Europa (con exclusión de la ex URSS), el número de árboles afectados por la
contaminación del aire es superior a 14 veces la cosecha anual de madera de la
región. Europa necesita gastar 60.000 millones de dólares por año durante 25 años a
fin de proteger sus bosques de la contaminación acida y de otro tipo de
contaminación del aire
Los países de la OCDE produjeron unos 9.000 millones de toneladas de desechos
sólidos en 1990, incluidos 300 millones de toneladas de desechos peligrosos, 70% de
ellos eliminados en botaderos desde los cuales pueden afectar a la salud y la
seguridad humanas
Los costos sociales y económicos de la degradación ambiental suelen ser grandes (ej.
En Indonesia la depredación acumulada de bosques, suelos y recursos del petróleo
ascendió entre 1971 y 1984 a 96.000 millones de dólares (en dólares de 1989), cerca
de 9% de sus PIB de ese periodo)
Fuente: (Pronk, J. y Haq, M., 1992) Elaboración: P. Carpio B. 2015
76
Herman Daly y otros economistas ecológicos sostienen que “lo que necesitamos
ahora es un desarrollo económico y social real (mejoramiento cualitativo sin
crecimiento en el uso de recursos) y un reconocimiento exclusivo de la interrelación e
interdependencia de todos los aspectos de la vida en el planeta” (Constanza et al,
1999:5)con el fin estratégico de mantener el tamaño de la economía mundial dentro
de la capacidad del ecosistema, esta sería la sostenibilidad desde la perspectiva de la
economía ecológica, y que sustentará las corrientes sobre posdesarrollo.
Por último, este grupo de investigadores, sostiene que para fines explicativos y
de diseño de políticas, se debe diferenciar definitivamente crecimiento de desarrollo,
pues el primero hace referencia a incremento en los rendimientos, mientras el
segundo, aumento de eficiencia, “el crecimiento es destructivo para el capital natural y
más allá de cierto punto, nos costará más de lo que vale” (Constanza, 1999: 113). El
desarrollo o el mejoramiento cualitativo no se da a costa del capital natural sino con
una serie de cambios para un uso eficiente de la energía y forjando políticas
democráticas y participativas que enfrenten la problemática señalada de manera
integral reconociendo a la naturaleza como socio paritario del ser humano(Costanza et
al, 1999)
En estas reflexiones, ya se encuentran latentes al menos tres dimensiones que
aborda el Buen Vivir: el mejoramiento cualitativo de las sociedades, la crítica al
extractivismo y el entendimiento de la naturaleza como sujeto.
El desarrollo con el adjetivo “sostenible” desde Río 1992 se ha constituido en el
lenguaje donde convergen discursos desarrollistas desde los gobiernos neoliberales
hasta progresistas y agencias y organizaciones de todas las tendencias, pues la idea del
“aprovechamiento sustentable de los recursos naturales” resulta una pantalla verde
para cualquier forma de explotación de la naturaleza bajo el justificativo generalizado
en todos nuestros países sobre “generación de empleo, diversificar la producción,
mejorar los ingresos, combatir la pobreza e imponer una distribución equitativa de la
riqueza, pues resultaría altamente perjudicial, sino absurdo, desaprovechar el potencial
77
productivo que la abundancia de la naturaleza ofrece a los países del sur”. Como dijo
García Linera, vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, “superar el
extractivismo con el extractivismo” (Garcia, 2015).
Adicionalmente, el desarrollo sostenible nace en el contexto político y
hegemónico del modelo neoliberal, lo cual va a tener una suerte de “sello de origen”:
la tendencia a la privatización y mercantilización de la naturaleza. Nacen así los
conceptos de “capital natural” “servicios ambientales” y otros, con la clara definición
de re-insertar a la naturaleza en los costos de producción, y por tanto incluirlos en el
engranaje del sistema en base a su valoración y apropiación de los bienes (recursos) y
servicios (ciclos naturales). Así, el agua, el carbono, la biodiversidad, el paisaje y hoy
hasta los conocimientos ancestrales, pasan a ser parte de disputa y competencia en el
nuevo mercado del capitalismo verde. Desde las agencias internacionales de
financiamiento y cooperación al desarrollo, se promueve la idea de asignar valores
también a los servicios ambientales. Así, en esta estrategia se entiende que la
conservación de la naturaleza tendría mayor garantía con derechos de propiedad y
precios a los servicios ambientales. En otras palabras, el que contamina paga. (Leff,
1999). Se complementa adecuadamente a esta perspectiva la apropiación por el
sistema del concepto de “eco-desarrollo”, que no es otra cosa que la reafirmación de
la utilización de los recursos de la naturaleza hasta los límites ecológicos permisibles
para su reproducción, para lo cual se diseñarán políticas, planes, programas y
proyectos de fomento y uso sostenible de los recursos naturales, discurso común en la
década del noventa en las esferas del estado y organizaciones no gubernamentales.
Positivamente, el desarrollo sostenible representa el último eslabón por
“civilizar” el concepto mismo de desarrollo, al introducir en su ámbito el ambiente,
concomitantemente con temas de participación, género, democracia, diversidad
cultural, tecnologías, políticas, pobreza, educación, etc., como elementos que,
integrados, impulsarían un equilibrio sustentable entre producción, sociedad y
ambiente.
78
CUADRO N° 7
ELEMENTOS PROPUESTOS POR EL PARADIGMA DEL DESARROLLO SOSTENIBLE
La necesidad de incorporar la variable ambiental en relación al crecimiento
económico
El ecosistema global tiene límites ecológicos (capacidad de carga) que no deben ser
sobrepasados por la actividad humana en su afán de producir mayor crecimiento
económico.
Las evidencias de la crisis ambiental y los impactos negativos sociales y económicos
en las poblaciones más vulnerables de los entornos extractivistas.
Garantizar a las futuras generaciones la disponibilidad de recursos para atender sus
necesidades, usando hoy los recursos con responsabilidad intergeneracional
El crecimiento demográfico es un detonante para el incremento de extracción de
recursos naturales orientados a la satisfacción de las necesidades humanas
Es necesario un desarrollo cualitativo y el crecimiento debe darse en función de un
uso eficiente de energía y de tecnologías no contaminantes.
La cooperación internacional del norte hacia el sur, debe ser un mecanismo óptimo
para mejorar el desarrollo de los países más vulnerables.
Se introducen nuevos conceptos como capital humano, capital natural, servicios
ambientales, para integrar la naturaleza a la economía.
Elaboración: P. Carpio B. 2015
79
2.1.4 Desarrollo Local14
“No hay ninguna receta que garantice el éxito en
materia de desarrollo. Pero si hay por lo menos dos
afirmaciones ciertas: si el desarrollo se encuentra en
nuestro futuro, no será con ideas del pasado que lo
alcanzaremos; si el desarrollo es un producto de la
propia comunidad, no serán otros quienes lo
construirán”
Sergio Boisier
Como último elemento de propuestas de desarrollo alternativo analizaremos la
corriente del desarrollo local/territorial por la importancia global que ha tenido desde
los noventa hasta el presente. Esta vertiente tiene la particularidad de incluir en el
desarrollo el tema del espacio como una geo-referenciación sociocultural, ambiental y
económica más dúctil para intervenciones de desarrollo en función de dinamizarlo
armónicamente con los niveles regionales, nacionales y globales del sistema.
Existen diversas versiones sobre desarrollo local como veremos más adelante,
particularmente cuando se habla de DL desde Europa, -Italia y España-, y cuando se
habla desde América Latina. En el análisis de la escuela europea el eje vertebrador gira
alrededor del desarrollo económico local –DEL-, mientras en América Latina hacia la
concertación y participación de actores locales. (Carpio, 2006)
Los elementos que aquí se proponen tienen una raíz en las teorías económicas
fundamentalmente de Hamilton y Lizt cuyas ideas sobre “capital espiritual”
(Alburquerque, 2013) que en ellos incluían las capacidades, la educación, la formación,
acá se denominarán “capital humano”, necesario para iniciar y potenciar procesos de
DEL en cualquier contexto.
14
Sobre desarrollo local, el autor tiene varias publicaciones que sintetizan foros internacionales bajo su coordinación y organizados por la Fundación OFIS entre 2005 y 2010 y ha dirigido programas de DL desde los años noventa. El análisis que aquí se presenta tiene como sustento dichas experiencias y artículos.
80
De Marshall se recuperan las ideas de localización, cuyo sustento está en el
aprovechamiento de las ventajas comparativas que un territorio ofrece. (Payne,
2012)Surgen así los planteamientos que este autor desarrolla sobre “Distrito
industrial” para referirse a la posibilidad de que un territorio se dinamice a partir del
aprovechamiento racional de recursos locales, los cuales incluyen una atmosfera
social, cultural e institucional para el desarrollo de emprendimientos, de gestación de
redes de pequeñas empresas, cooperación, cadenas productivas y uso de capital
humano local(Alburquerque, 2013); Schumpeter aportará en esta construcción las
ideas de innovación tecnológica y organizativa (Payne, 2012). En DL a esta trama se le
llamará “capital social”(Carpio, 2006)
En el contexto europeo, se trata claramente de una estrategia para impulsar el
crecimiento económico de localidades y regiones que han quedado rezagadas del
desarrollo capitalista dentro de un mismo país y, a partir de un conjunto integrado de
estrategias, dinamizarlas y hacerlas competitivas en el marco de la globalización. Las
reflexiones sobre desarrollo local surgen de evidencias concretas de dinamismo
industrial a partir de PYMES (en Italia) que se articulan para optimizar tecnologías y sus
procesos productivos desarrollando sistemas empresariales locales en base a sinergias
sociales, culturales y político institucionales en territorio específicos, organizando así,
distritos industriales como sustento de procesos de desarrollo endógeno local,
Este proceso de “industrialización difusa” (o modelo descentralizado de
desarrollo local) se caracteriza, según Becattini y sus colegas italianos, por la
presencia de un conjunto de pequeñas y medianas empresas especializadas en
actividades manufactureras ligeras ubicadas en determinados territorios, con las
consiguientes economías de aglomeración, capaces de competir a escala
nacional e internacional, con niveles de calidad muy similares a las grandes
empresas. Se trata, por tanto, de sistemas locales de pequeñas empresas que
lideran el desarrollo de su área territorial respectiva, sobre la base del
aprovechamiento del potencial endógeno existente en la misma. Un modelo de
industrialización “descentralizado”, basado en un enfoque de desarrollo
económico local “desde abajo”. Para Becattini, el “distrito industrial” puede
definirse como una entidad socio-territorial caracterizada por la presencia activa
de una comunidad abierta de personas y de un conjunto de pequeñas y
medianas empresas manufactureras, en una zona históricamente determinada,
81
en la cual tanto la comunidad como las empresas poseen fuertes lazos o
vinculaciones entre sí… (Alburquerque, 2003:49)
En síntesis, este modelo se basa en la existencia de empresas que conforman
cadenas productivas en un ambiente de cooperación que se especializan en
determinados productos que constituyen la “marca territorial”; estas asociaciones
denominadas también “clúster” inciden en una atmosfera colaborativa público-privada
con instituciones y gobiernos locales que reproducen y fortalecen la innovación y el
emprendimiento en el territorio, el cual a su vez proyecta una identidad social que
constituye un valor agregado de competitividad. (Alburquerque, 2013)Este enfoque
también ha sido ampliamente difundido en América Latina donde el caso emblemático
es en Rafaela, Argentina, bastante estudiado y promovido como paradigma de
Desarrollo Local (Madoery, 2001)
Desde otra perspectiva, en América Latina las corrientes de DL están inspiradas
en las propuestas teóricas de José Arocena, de cuya matriz de pensamiento existe una
proliferación muy rica de voces aportativas en esta temática. Aunque quisiéramos
unificarlas bajo conceptos amplios y generales, esto no sería posible, pues existen
muchas perspectivas que perderían su identidad15. Tal vez lo único generalizable es
sostener que no existe sustento para afirmar que las sociedades se desenvuelven de
manera lineal, menos aún bajo pautas o modelos universales(Souza Silva, 2006). Esto
para contradecir la corriente hegemónica de modernización y desarrollo que apareció
como evangelio universal occidentalizante para todas las sociedades e incapaz de
explicar la diversidad cultural y de modos de vida que hoy emergen con fuerza en
Latinoamérica a través de nuevos procesos sociales y políticos que evidencian que
“otro desarrollo es posible”. Por ello, según los proponentes del DL, al menos
teóricamente los conceptos de la modernización han caducado y cobra fuerza la idea
que el “desarrollo no es universal sino contextual”, pues se corresponden a contextos
históricos y culturales específicos (De Souza Silva, 2006).
15
Justamente estos son los términos de la advertencia personal de José Arocena, a quién agradecemos la sugerencia de evitar pretensiones uniformadoras dentro de una sola perspectiva preestablecida.
82
Desde la perspectiva latinoamericana de DL se reconoce la historia de
colonialismo y dependencia como factores que explican las grandes brechas de
desigualdad e inequidad en nuestros países, pero se sostiene que la pobreza y la
exclusión son también responsabilidad de los actores internos, que han sido incapaces
de definir agendas concertadas de país con objetivos estratégicos de largo
alcance.(Carpio, 2006)
Según Arocena (2002; 2006) podemos identificar tres versiones en los discursos
sobre DL en América Latina. Aunque en la práctica estas se combinan y complementan,
aquí nos referimos a sus énfasis y objetivos de trasfondo para evidenciar que existen
múltiples vías para el desarrollo local en América Latina.
a) El desarrollo económico local, de origen europeo, promueve la activación de los
actores locales en función de aprovechar y potenciar los recursos existentes en un
territorio con eficiencia y eficacia para lograr competitividad en el mercado global.
En la caracterización de Arocena, esta visión correspondería a la concepción
“globalista o determinista”, es decir, al entendimiento de que lo local sólo se
resuelve desde una perspectiva global, lo que significa acelerar procesos locales
para alcanzar su rápida y eficaz integración al mercado mundial y a la cultura de la
globalización. “Hoy el desarrollo es entendido como un conjunto de capacidades
generadas endógenamente, ligadas a la calidad de los recursos humanos, la
disposición organizativa de los agentes, la calidad institucional territorial, donde los
impulsos exógenos se complementan insertándose en un sistema territorial
organizado” (Madoery, 2001: 16).
El desarrollo económico local es altamente funcional a la política neoliberal, por
lo que ha sido impulsado como enfoque de programas y proyectos por el BID, la
Unión Europea, la OIT y otras.
b) La municipalización del Desarrollo Local es otra versión que está en escena en el
continente. Se afirma en los gobiernos locales como actores determinantes de los
procesos de desarrollo y son estos el eje articulador de dinámicas participativas.
83
El énfasis en el buen gobierno de este enfoque es formal, pues no cuestiona el
modelo de desarrollo, las estructuras sociales y económicas cerradas y excluyentes
o la naturaleza del Estado; en la práctica reproduce el centralismo del Estado a
nivel de sus jurisdicciones e instrumentaliza la participación ciudadana para lograr
la gobernabilidad de sus proyectos políticos partidistas. Es un enfoque centrado en
lo local, sin estrategias de articulación con otros niveles. Este enfoque está
caracterizado como “localista o autárquico”, pues concibe que las soluciones a
todos los problemas del desarrollo se encuentran y pueden darse en el plano
municipal.
c) La perspectiva local-global o sinérgica es un proceso de construcción teórico y
político que se sustenta en la correlación de varias dimensiones (económica, social,
político, ambiental y cultural) y que busca incidir en transformaciones
democráticas nacionales a través de la articulación de las políticas nacionales con
las locales y de estas con las primeras en un marco de concertaciones sociales y de
un Estado descentralizado. Lo global cabe en esta versión como un referente
necesario y cuyas señales pueden ser orientadoras en la definición de procesos y
prioridades locales.
Una definición con mayores consensos sobre DL es entenderlo como un
proceso que conjuga una dialéctica de niveles tanto verticales (local, nacional, global)
como horizontales (político, económico, ambiental y sociocultural), coordenadas
necesarias para su viabilidad y sostenibilidad; la dinámica territorial y la orientación
democrática que se le imprima al proceso, dependerá de la capacidad de concertación
de los actores locales (Carpio, 2006).
En las dimensiones horizontales, a nivel social, los actores locales constituyen el
motor que anima un territorio. Recuperando el pensamiento de Sen sobre el
despliegue de la libertad, el ejercicio de derechos y la capacidad de agencia de
individuos y colectivos, un actor local se entiende como aquel colectivo organizado,
con capacidad de convocatoria, con recursos económicos, políticos o de conocimientos
84
disponibles en el territorio, con determinados niveles de incidencia socio-política, por
tanto reconocimiento social, empoderado en sus derechos ciudadanos, que encarna
intereses y necesidades. Los actores locales que constituyen tejidos y redes de acción
colectiva conforman una sociedad local, la misma que se caracteriza por su capacidad
de producir valores y bienes localmente gestionados(Arocena, 2002). La participación
ciudadana con actores pro-activos es un elemento sustancial en procesos de DL, con
experiencias registradas en varios de nuestros países sobre democracia participativa a
nivel local que han replanteado las formas tradicionales de gestión pública como las
asambleas ciudadanas, mesas de concertación, presupuestos participativos, alianzas
público-privada, etc., todas ellas experiencias que representan indicios para la
construcción de la democracia participativa y la gobernabilidad.
Lo “local” está definido por los propios actores. Son ellos quienes establecen
sus límites de acuerdo al alcance de esas interacciones que constituyen la sociedad
local; más allá de esa mirada, se auto diferencian de “los otros”, que gestionarán
territorios circunvecinos. Esta relatividad de percepción ocasiona en la práctica
dificultades de planificación, por lo cual se ha optado por diferenciar los territorios y lo
local a partir de los límites jurisdiccionales que legalmente están atribuidos a las
unidades político-administrativas de cada país, por ejemplo los municipios.
En el nivel ambiental, el territorio tendría una dimensión más amplia que lo
local, pues este comprende el contexto biofísico y social donde los grupos humanos
desarrollan sus actividades primordiales, construyen relaciones entre sí, con otros
colectivos y con la naturaleza; el territorio es un espacio apropiado por dichos grupos
humanos de cuya unidad nace la identidad colectiva local.
Elemento sustancial en la asimilación del territorio dentro del DL es concebir a
este como actor del desarrollo, actor con necesidades y perspectivas, traducidas como
la necesidad de estabilidad de sus ecosistemas y su perspectiva de vivir plenamente
con sus ciclos vitales. Es un actor abierto al diálogo y a la concertación, diálogo en base
a la comprensión de sus dinámicas y funciones, y concertación para fijar límites a la
interacción con las actividades humanas. La ruptura de un acuerdo de convivencia
85
traerá los grandes desequilibrios ambientales, tales como el cambio climático,
desastres naturales, erosión, desertificación y otros efectos del maltrato a la
naturaleza que constituye la esencia de un territorio. Para establecer estos diálogos,
será fundamental el desarrollo del conocimiento y la planificación territorial
(ordenamiento), con lo cual la convivencia tendría mejores opciones de armonía.
Para Alberto Enríquez (2006), el desarrollo local es un proyecto de territorio
concertado por los actores locales con el propósito de elevar la calidad de vida de sus
habitantes de manera sistemática y creciente; el territorio redefinido como sujeto de
desarrollo es el punto de partida para la definición de lo local y de su gestión.
A nivel ambiental, el DL asimila los postulados del desarrollo sostenible,
privilegiando la complementariedad y reciprocidad entre los aspectos económicos,
sociales y ambientales, en función del bienestar humano.
El dilema que el DL no resuelves el de las relaciones y disputas sobre los
recursos naturales –fundamentalmente minerales- entre el Estado y las
transnacionales, contra el territorio. Históricamente, el extractivismo transnacional ha
violentado toda racionalidad local con anuencia del Estado, interviniendo a fuerza de
presión (política, económica y militar) en áreas con recursos mineros, sin mayores
esfuerzos por cumplir regulaciones ambientales, con impactos irreversibles en los
ecosistemas y en la salud de comunidades aledañas, generando rupturas en las
estrategias de vida sobre todo de pueblos y nacionalidades, hasta en algunos casos su
extinción física y cultural.
La sostenibilidad ecológica, punto de partida de la gestión territorial, y la
construcción de desarrollo local tienen asísu techo en los conflictos socioambientales
donde se cruzan factores legales, culturales e institucionales que obedecen a intereses
empresariales en desmedro de la naturaleza y la sociedad local. La pregunta obligada y
que hemos debido enfrentar en muchas experiencias en Ecuador es ¿cómo hacer
86
desarrollo local sostenible en territorios concesionados hasta en 70% a empresas
extractivistas transnacionales?16
El desarrollo local sólo podrá ser viable con alto protagonismo de la sociedad
local y dentro de un Estado altamente descentralizado, donde a partir de la
confrontación de criterios ambientales, socioculturales y económicos, y concertados
en los niveles local-nacional, se decida la conveniencia del desarrollo minero. Estas
evaluaciones deben considerar factores relacionados a la sostenibilidad-
sustentabilidad de los ecosistemas involucrados (agua, suelos, biodiversidad, y aire) a
los impactos sociales y culturales de las poblaciones en riesgo, y a la calidad de las
negociaciones económicas y sus beneficios, todo lo cual debería resolverse en última
instancia con la consulta previa a los actores locales.
De estas connotaciones, el DL a nivel político requiere de autonomía política
territorial con capacidad para tomar decisiones de acuerdo a la dinámica y a la
especificidad locales. Sin un adecuado proceso autonómico y de descentralización del
Estado, la posibilidad de implementar políticas y programas de DL se complejiza, y los
objetivos territoriales no serán viables sino subsumidos en perspectivas definidas
externamente por el Estado central y los grupos de poder ligados a intereses
transnacionales.
El DL apela a la gobernanza democrática con instituciones dotadas de
competencias y recursos, y actores con capacidad de acción colectiva sobre su
territorio. Por ello, en los procesos de DL, uno de los programas más promovidos es el
fortalecimiento de los gobiernos locales, y dentro de estos, la competencia para
planificar. Así, desde los años noventa, se puso en sus agendas sistemas de
planificación participativos con enfoques y metodologías que apuntaron a buscar
racionalidad de las inversiones dentro de una lógica necesidad, prioridad, inversión, en
lo que se denominaron presupuestos participativos, PP. (Arocena, 2002)
16
Es el caso de provincias ecuatorianas de Morona Santiago y Zamora Chinchipe en la Amazonía concesionadas a empresas fundamentalmente chinas para la extracción de oro y plata.
87
El enfoque de planificación que se asumió fue la planificación estratégica,
importada del mundo empresarial y adaptada al ámbito de la gestión pública local.
Constituyeron ejercicios democráticos locales en función de diseñar una democracia
más abierta y participativa que permitieron un conjunto de acumulaciones de
organización, movilización, concertación y mostraron el potencial de las organizaciones
ciudadanas para identificar problemas, soluciones e intereses de corto y largo alcance.
Estas experiencias representaron un paso adelante por recuperar el sentido y la
competencia planificadora en estas instancias, si bien, en la práctica, los cambios de
tendencia del modelo de desarrollo se evidenciaron sólo en casos aislados en
municipios pequeños; se explica esto por el poco rigor técnico que el modelo exige, la
cultura clientelar imperante en los gobiernos locales y las prácticas burocráticas en los
mismos, además de los bajos niveles de participación ciudadana. Esta realidad, nos
lleva a cuestionar la sostenibilidad misma de los procesos de DL sustentados
exclusivamente en los gobiernos locales y sin el crecimiento cualitativo en términos
político-organizativos de la sociedad civil, quien, en última instancia deberá ser el
sujeto del DL al ubicar agendas de corto y largo alcance, con seguimiento y control
social.
A nivel de la dimensión económica, el DL, desde la perspectiva latinoamericana,
no centra su atención en la integración al crecimiento económico sino en la economía
sustentable. Significa el entender que, dadas las actuales condiciones de degradación
de los ecosistemas, la economía no puede crecer ilimitadamente, a riesgo de volverlos
incapaces de auto regeneración o re-asimilación. Se trata, pues, de un crecimiento
cualitativo, es decir, que no suponga presión sobre los recursos naturales, entendiendo
la interdependencia de procesos y estructuras que conforman los vínculos de la
sociedad con la naturaleza. Desde este enfoque, economía, ambiente y sociedad, son
parte de un sistema solidario basado en la satisfacción de necesidades y no en el
consumismo mercantilista propio de la época capitalista globalizada; se habla ya en
muchos espacios de la necesidad de propiciar el buen vivir o el bienestar de la
población local, con énfasis en la igualdad de oportunidades para los más pobres,
fomentando actividades económicas que apunten hacia ese objetivo y con políticas
claramente subordinadas a los requerimientos sociales, culturales y ambientales, a fin
88
de desestructurar el tradicional esquema económico sustentado en la acumulación y
en el mercado, depredador del ambiente y de alta concentración económica en
contadas familias del poder local.
Por otro lado, el análisis de las condiciones de vida, el bienestar y la economía
está íntimamente ligado al de los territorios y sus potencialidades, al de la estructura
del Estado y al de los procesos de descentralización, elementos que constituyen el
modelo local de desarrollo realmente existente.
El territorio es el continente de la actividad económica, donde los actores
locales tejen sus relaciones y estructuras. Las potencialidades que los procesos de
desarrollo local buscan aprovechar son de orden tangible e intangible: las primeras se
refieren al espacio natural y construido y sus respectivos recursos (elementos que la
naturaleza ofrece, infraestructura, conectividad, energía, etc.) y las intangibles atañen
a la calidad social (talentos humanos, niveles de organización y redes sociales,
institucionalidad, etc.). En este sentido el territorio es un agente de desarrollo
endógeno, pues su potencial es el indicador de lo que allí se puede construir en
términos de bienestar.
La articulación de procesos locales con los nacionales es fundamental para
viabilizar las propuestas endógenas de los diferentes territorios que constituyen el
Estado nacional. Las políticas de conectividad, por ejemplo, nacen de las necesidades
de los procesos productivos, que requieren agilidad en el flujo de bienes y servicios
entre territorios, integrando la economía nacional y contribuyendo a su competitividad
territorial. El desarrollo económico local no es autarquía. Es ante todo perspectiva local
con sentido nacional y con proyección global, en la que participan en primer término
los actores locales señalando su agenda y sus prioridades de acuerdo a los intereses
concertados; los actores regionales involucrados en intereses compartidos; los actores
nacionales como el Estado y los sectores económicos nacionales articulados a
territorios locales y los actores globales con intereses económicos particulares en
dicho territorio. Dependerá entonces de la capacidad de negociación de los actores
89
locales (y de su identidad y compromiso) la viabilización de sus intereses en función
del desarrollo local.
Por su parte, la negociación entre los diferentes niveles de actores requiere de
legitimidad jurídica desde lo local, control sobre los recursos y autonomía para tomar
decisiones. De ahí la necesidad de un Estado descentralizado que permita a los
territorios definir su futuro y diseñar su proceso.
A nivel de la identidad territorial o local, el DL propone procesos de
convergencia y concertación intercultural, partiendo de nuestra propia auto-
identificación, del reconocimiento del otro y de las diferencias, en ejercicios
democráticos de unidad en la diversidad sin mediación de juicios de valor entre
aquellos diferentes. Juan de la Cruz Villca, desde la cosmovisión Aymara, sostiene que
el primer paso en la construcción de una nueva perspectiva de desarrollo es el
“reconocimiento de sí mismo”, lo cual implica una reflexión sobre las raíces históricas y
culturales que permitiría a los diferentes colectivos construir su propia identidad
(Villca, 2006).
En la diversidad de identidades que debe contemplar un proyecto territorial se
identifican la etnicidad, el género y lo generacional. Sobre la etnicidad, América Latina
es un mosaico cultural que corresponde a la pervivencia de pueblos y nacionalidades
ancestrales y de afro-descendientes, los mismos que desde siglos anteriores enfrentan
procesos de dominación y etnocidio tanto en los períodos de conquista europea, como
en el Estado colonial y hoy en el Estado nación. Muchos de estos pueblos enfrentan
hoy los intentos de desterritorialización que las transnacionales y el Estado nacional
buscan con fines de explotación minera y petrolera fundamentalmente en la
Amazonía, con miras a fundamentar el argumento de que esos territorios son espacios
vacíos de gente pero llenos de riqueza a disposición del desarrollo nacional.
La identidad de género es también fundamental en el proyecto de DL, toda vez
que hombres y mujeres tienen roles y visiones específicas, necesidades y propuestas,
dinámicas organizativas y económicas, que necesariamente deben estar presentes,
90
abierta y transparentemente, en las agendas territoriales. Estas identidades, al igual
que las generacionales, son parte incluyente de toda la colectividad, lo cual evidencia
que a nivel de un territorio no es factible encontrar una identidad única (las personas
en sí mismas mantienen identidades fragmentadas) sino una diversidad.
Las agendas locales de género expresan importantes logros de los movimientos
de mujeres por incluir y difundir sus perspectivas, muchas de las cuales se han
constituido en políticas públicas. Con estos logros, la lucha de las mujeres por la
equidad no se realiza plenamente, pues esta tiene además dimensiones nacionales y
globales que pasan por la articulación de sus organizaciones desde lo local hasta lo
global para concretarlas. La inclusión del género en los procesos de desarrollo local es
todavía un proceso inicial, si bien es visible y relevante la constitución de las mujeres
como actoras autónomas, con identidad, con visión integrada de los aspectos políticos,
sociales, ambientales, económicos y con capacidad de propuesta, seguimiento y
vigilancia de las políticas públicas y los gobiernos locales.
El DL, con todos estos elementos anotados, se convirtió en las décadas del
noventa y dos mil en un paradigma potente para armonizar las disparidades
territoriales en los diferentes países. Sin duda, con el enfoque del crecimiento
económico y el del desarrollo sostenible, son tres procesos globales. Nuestra
experiencia en DL en varios países17 nos permite afirmar la confluencia de elementos
comunes globales cuyo objetivo final es el logro del “desarrollo dinámico inclusivo” del
que hablan los japoneses; la creación de redes e innovación, como plantea Vásquez
Barquero en sus propuestas de desarrollo endógeno; la participación ciudadana y las
actorías locales como se han planteado desde la red Iniciativa y ReDete en las cuales
están los principales investigadores y teóricos del DL18; el territorio y el ambiente como
actor del desarrollo como ha señalado Arocena (2006). Lo que no ha logrado
impregnar en DL es el impulso de la OIT a través de su red DelNet sobre empleos
verdes y el desarrollo de emprendimientos locales (Turín) como forma de
descontaminar la producción, pues el punto central del maldesarrollo no se encuentra 17
Hemos tenido la oportunidad de visitar experiencias de DL en España, Italia, Japón, Perú, Chile, y acompañar procesos en Ecuador, lo cual nos permite capitalizar un análisis comparativo de las diferentes versiones de DL en varios espacios. 18
Alberto Enríquez en El Salvador, Carlos Molina en Bolivia, Sergio Boisier en Chile, José Arocena en Uruguay, Fabio Velasco en Colombia, Antonio Vásquez Barquero en España por citar algunos nombres referenciales.
91
ahí exclusivamente, sino en las relaciones y estructuras que sostienen el modelo de
acumulación capitalista(Tortosa, 2011)
A continuación un cuadro con los elementos comunes y relevantes del enfoque
de Desarrollo Local:
CUADRO N° 8 ELEMENTOS COMUNES AL ENFOQUE DE DL
Los actores locales como motor del proceso territorial
Los gobiernos locales y su rol de facilitador del DL
La constitución de redes de productores como esquema de complementariedad y
competitividad territorial
La inclusión de sistemas y métodos de Planificación estratégica participativa, control
social y rendición de cuentas
Los presupuestos participativos, asambleas ciudadanas, mesas de diálogo y
concertación como prácticas de democracia participativa y gobernabilidad.
La lucha permanente por autonomías y descentralización del Estado
Visión glocal y de articulaciones de lo local con lo nacional
La incorporación del territorio y su dinámica ambiental como sujeto de DL
El rol de las identidades étnicas, de género y generacional para incorporar visiones
diversas y desarrollar procesos coherentes de unidad en la diversidad.
Elaboración: P. Carpio B. 2015
92
2.1.5 Los Objetivos del Milenio (ODM) y los Objetivos del Desarrollo Sostenible post
2015 (ODS)
Sin duda, las Naciones Unidas constituyen el organismo mundial que desde sus
inicios es el principal difusor del desarrollo. Sólo recordemos que desde aquí se creó
las teorías de desarrollo humano, de desarrollo sostenible así como de estrategias de
implementación, de mediciones y de evaluación.
Las cumbres globales y las conferencias anuales que impulsan tienen como
centro el análisis del desarrollo o alguno de sus componentes; aunque con más
retórica que acciones concretas, el desarrollo guarda una relación sinérgica con este
organismo del cual todos los Estados del mundo forman parte. Desde el año 2000 este
organismo ha propuesto al mundo dos agendas globales para encaminar a los países
en la ruta del desarrollo. Estos son los Objetivos del Milenio (ODM) en el 2000 y la
Agenda post 2015 o de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el 2015.
Consideramos necesario incluirlos en nuestro análisis por la incidencia en la escala
mundial que estas propuestas implican para justamente “mundializar/globalizar” la
noción de desarrollo y sus aplicaciones.
2.1.5.1 Los Objetivos del Milenio, ODM
Las evaluaciones realizadas desde múltiples organismos especializados han
demostrado a lo largo de décadas que los esfuerzos por armonizar el sistema del
desarrollo a escala nacional-global no han generado resultados alentadores. Según
Koldo Unceta (2015), estudios relevantes como el de UNICEF Ajuste con rostro
humano (1987), de la CEPAL Transformación productiva con equidad (1990) y del
Banco Mundial Informe sobre el Desarrollo Mundial (1990) taxativamente sostienen el
fracaso de las políticas de ajuste estructural desplegadas indiscriminadamente por el
neoliberalismo hegemónico en los 80 y 90, y cuyo impacto devino en un aumento a
nivel mundial de los índices de pobreza denotados en La cumbre social de Copenhague
y la estrategia 20:20 (1995) y el informe Shapingthe 21st Century (OCDE/CAD,1996).
93
Para Unceta, estos representan los antecedentes que conducen a la ONU a diseñar y
proponer los Objetivos del Milenio, ODM.
CUADRO N° 9 OBJETIVOS DEL MILENIO
ODM
1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre
2. Lograr la enseñanza primaria universal
3. Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer
4. Reducir la mortalidad infantil
5. Mejorar la salud materna
6. Combatir VIH/SIDA, paludismo y otras enfermedades
7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo
Fuente: Objetivos del Milenio, PNUD, 2000 Elaboración: P. Carpio B. 2015
Los ODM, si bien contemplan un abanico amplio de temas y se sustentan en
diagnósticos detallados sobre la pobreza y sus indicadores, no tocan el modelo de
“maldesarrollo” tal como lo entiende Tortosa19(2011). La atención se concentra en un
nuevo relato sobre la pobreza, hacia la cual se concentran el 90% de las metas, bajo el
argumento de que superar la pobreza es la tarea urgente para escalonar en la ruta del
desarrollo, cuya responsabilidad se deja en manos de los países del “sur” y de las
Agencias de desarrollo del “norte” (Unceta, 2015), estrategia que, en el fondo,
mantiene el entendimiento misional del desarrollo y de injerencia e imposición como
acertadamente lo señala un artículo sobre el tema de la revista Política Crítica de
España:
19
Tortosa entiende por Maldesarrollo al sistema capitalista y su sentido de acumular capital infinitamente, el cual por esa lógica genera inequidades en todas las dimensiones del convivir humano y de la naturaleza.
94
La condición de la ayuda ha sido utilizada sistemáticamente por los
países desarrollados para imponer reformas internas en los países receptores;
esto, unido al problema de la deuda externa, convierte a la ayuda al desarrollo
en muchas ocasiones en una forma de injerencia de los países ricos y organismos
internacionales tales como el FMI o el BM, que acaba perjudicando a largo plazo
a los países en desarrollo, y beneficiando a las empresas extranjeras asentadas
en esos territorios. La ayuda nunca podrá ser eficaz si sigue siendo un
instrumento de política exterior de los países ricos, y la clave está en otras
políticas como la comercial, la agrícola, las relacionadas con la inversión
extranjera directa, la migratoria… que en la mayoría de los casos son
contradictorias con los planteamientos de desarrollo del milenio. (Diaz, 2013 )
Los ODM fijaron objetivos y metas mesurables sobre la erradicación de la
extrema pobreza y el hambre, la prevención de las enfermedades mortales pero
tratables, y la ampliación de las oportunidades educacionales de todos los niños y
niñas, como ejes prioritarios.
En cuanto al enfoque de desarrollo, los ODM tienen la particularidad de
combinar el eje de crecimiento económico con las estrategias del desarrollo local. En el
caso de Ecuador, para el CONGOPE20, la viabilidad de los ODMs tiene que ver con un
modelo de crecimiento económico que impulse el crecimiento de la productividad en
un marco de territorios con altos niveles de competitividad (Salazar, 2007).
El informe 2015 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (PNUD, 2015) señala
un conjunto de logros a nivel de estas metas, destacando la reducción de la pobreza y
extrema pobreza (se señala que son alrededor de mil millones de personas que han
salido de esta categoría), de la desnutrición, el acceso a educación de niños y niñas, la
mortalidad infantil, en salud y en lucha contra el sida y otras enfermedades. No está
claro si los avances en estas áreas pueden ser atribuibles a acciones directas de los
ODM, pues se debería considerar que en los países del sur, en este período se ha
generado un crecimiento del PIB por el auge en la demanda de commodities, lo cual
podría estar incidiendo en el decrecimiento de los indicadores de pobreza.
20
Consorcio de Gobiernos Provinciales del Ecuador
95
Según el análisis de Unceta(2015), en realidad se han cumplido dos metas que
hacen relación a reducción del porcentaje de personas que viven con ingresos por
debajo de 1,25 dólares al día, la reducción del porcentaje de personas con acceso a
agua y saneamiento y la igualdad en el número de niños y niñas con acceso a la
enseñanza primaria. En todas las demás metas se registran avances pero no se llega a
cumplir con los indicadores propuestos, con la particularidad que los logros
corresponden a datos relativos a China e India, los cuales influyen en los datos
absolutos; por su parte los retrocesos se concentran en el objetivo ambiental, en las
metas referentes a emisiones de CO2 (que han crecido en un 50%) y claros fracasos en
relación al objetivo 8, pues en el mundo en esta última década, se registran alrededor
de 60 millones de personas desplazadas por algún tipo de violencia.
Al final, cabría preguntarse si los ODM contribuyeron a cambiar la desigualdad
socioeconómica existente en el mundo atacando sus causas estructurales o
simplemente han servido para la sostenibilidad de las agencias de desarrollo que
proliferan bajo el discurso de la pobreza.
Desde nuestra perspectiva, si bien los ODM han contribuido para ubicar en las
agendas nacionales y de las agencias de cooperación los acuciantes problemas que
devienen de la pobreza, lo que está claro es que medidas paliativas tienen impactos de
corto alcance y con riesgos de multiplicación futura si efectivamente no se considera
las estructuras que generan la pobreza, la inequidad, la inseguridad y la exclusión, y
que subsisten en las entrañas mismo del modelo de desarrollo, como lo ha señalado el
propio Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon,
Los indicadores medioambientales, económicos y sociales nos
demuestran que nuestro actual modelo de progreso es insostenible. El cambio
climático está destruyendo nuestro camino hacia la sostenibilidad. El nuestro es
un mundo de desafíos inminentes y recursos cada vez más limitados. El
desarrollo sostenible brinda la mejor oportunidad de adaptar nuestro rumbo. Es
por esta razón que he dado primera prioridad a este desafío.(Moon, 25 de enero
2012 )
96
2.1.5.2 Los Objetivos de desarrollo Sostenible, ODS
La agenda 2030 de Naciones Unidas inicia diagnosticando nuevamente los
grandes problemas que aquejan a la humanidad, como la desigualdad, la violencia, los
desastres naturales, el cambio climático y la degradación del ambiente, y concluye
señalando que “Peligra la supervivencia de muchas sociedades y de los sistemas de
sostén biológico del planeta” (NNUU, 2015)21
Los ODS, reemplazarán a los ODM y sus limitados logros bajo el
reconocimiento de que“…. la tarea aún está inconclusa para millones de personas y es
necesario hacer un último esfuerzo por poner fin al hambre, alcanzar la igualdad de
género, mejorar los servicios de salud y lograr que todos los niños asistan a la escuela.
Ahora debemos poner al mundo en una senda sostenible y los Objetivos Mundiales
apuntan a eso, con 2030 como fecha límite (…) La nueva agenda para el desarrollo
incluye a todos los países, promueve sociedades pacíficas e inclusivas y mejores
empleos, y responde a los desafíos ambientales de nuestra era, en particular el cambio
climático” (PNUD, 2015).
Propone 17 objetivos y 169 metas diseñados con un enfoque más integral y
multidimensional, ubicando la sostenibilidad como base de la propuesta. Los ODS
abordan la pobreza en relación a la desigualdad y el acceso a las oportunidades,
superando la focalización en efectos más que en causas, cosa de la que adolecían los
ODM; ponen mayor atención en temas de género, derechos humanos, justicia,
discriminación, reconoce la inviabilidad parcial del modelo de producción y consumo y
sobre todo se plantean como responsabilidad planetaria de países, gobiernos,
instituciones en escalas diferenciadas según sus posiciones y roles en el mundo.
(Unceta, 2015).
El 25 de septiembre del 2015 los líderes del mundo se reunieron en la sede de
las Naciones Unidas en Nueva York para aprobar esta agenda para el desarrollo
sostenible. Los discursos de los presidentes uno a uno fueron señalando la adscripción
21
http://www.undp.org/content/undp/es/home/mdgoverview/post-2015-development-agenda.html
97
al desarrollo sostenible y los esfuerzos que han realizado para mejorar la vida, el
ambiente y la democracia. El presidente de Bielorusia Aleksandr Lukashenko, sin
embargo, desmontó de manera frontal “las hipocresías de occidente” en la generación
de las grandes crisis señaladas y sobre todo desnudando los intereses que se juegan en
contra del ambiente y en contra de la paz, sobre todo en Asia y el mundo musulmán
(Conferencia en la ONU el 25 de septiembre del 2015); el Presidente Correa de
Ecuador habló de los derechos de la naturaleza y de la justicia ambiental, exactamente
el mismo momento en que fuerzas militares y privadas de una compañía minera china
desalojaban en el suroriente ecuatoriano a familias indígenas de una área
concesionada a la transnacional. Habló de la “Iniciativa Yasuní” como ejemplo mundial,
aun cuando su reserva petrolífera está ya entregada a otra transnacional china22.
Incluimos aquí estos comentarios para corroborar la versión política y discursiva sobre
el DS y las grandes contradicciones de las políticas globales y nacionales que
justamente no apuntan en la dirección de los objetivos civilizatorios.
Las críticas que surgen a los ODS radican en señalar la vaguedad en la
formulación de objetivos y, por tanto, en la ausencia de compromisos concretos (se
utilizan verbos como alentar, reforzar, fomentar), así como la ausencia de indicadores
(que deberán ser formulados a posteriori) y sobre la indefinición de medios y
financiamiento(Unceta, 2015)
En términos de enfoques de desarrollo, los ODS mantienen la línea del
crecimiento económico como matriz y sobre el que se hipoteca la realización de los
objetivos en cada país, crecimiento e industrialización, producción y consumo
adjetivados con la palabra “sostenible”. Es decir, manteniendo las tesis iníciales del
desarrollo sostenible de mejorar la eficiencia energética en los procesos productivos a
través de la innovación tecnológica sin afectar las relaciones de producción y el
modelo de acumulación capitalista -aunque se lo mencione reiterativamente. Se
continúa en la línea de los intensos diagnósticos y las terapias superficiales que
caracterizan a los discursos sobre modelos de desarrollo alternativo (Tortosa, 2011).
22
Seguimiento directo de las intervenciones de los Presidentes en la Asamblea General de la ONU por TV
98
Efectivamente, hay un consenso generalizado sobre el desarrollo sostenible en
cuanto la necesidad de imponer un límite a la producción y a los cambios en los
patrones de consumo, tal como fue planteada por primera vez en la Conferencia de las
Naciones Unidas de 1992 sobre Medio Ambiente y Desarrollo que se celebró en Río, e
incluida en Agenda 21, “la causa principal del continuo deterioro del medio ambiente
mundial es el patrón no sostenible de consumo y producción, particularmente en los
países industrializados, lo cual constituye un tema sumamente preocupante, que
agrava la pobreza y los desequilibrios" (PNUD, 1992)
CUADRO N°10 AGENDA 2030
OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE
1. Erradicar la pobreza en todas sus formas en todo el mundo
2. Poner fin al hambre, conseguir la seguridad alimentaria y una mejor nutrición, y
promover la agricultura sostenible
3. Garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos para todas las
edades
4. Garantizar educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover oportunidades de
aprendizaje permanente para todos
5. Alcanzar la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas
6. Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para
todos
7. Asegurar el acceso a energías asequibles, fiables, sostenibles y modernas para todos
8. Fomentar el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno
y productivo, y el trabajo decente para todos
9. Desarrollar infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y
sostenible, y fomentar la innovación
10. Reducir las desigualdades entre países y dentro de ellos
11. Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros,
99
resilientes y sostenibles
12. Garantizar las pautas de consumo y de producción sostenibles
13. Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos (tomando
nota de los acuerdos adoptados en el foro de la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático)
14. Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, mares y recursos marinos para
lograr el desarrollo sostenible
15. Proteger, restaurar y promover la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres,
gestionar de manera sostenible los bosques, combatir la desertificación y detener y
revertir la degradación de la tierra, y frenar la pérdida de diversidad biológica
16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar
acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas
a todos los niveles
17. Fortalecer los medios de ejecución y reavivar la alianza mundial para el desarrollo
sostenible
Fuente: Agenda 2030, Naciones Unidas. 2015 Elaboración: P. Carpio B. 2015
Para Unceta (2015) los ODS representan una oportunidad para profundizar el
debate sobre el modelo de desarrollo a escala global y en cada país, además de discutir
sobre la cooperación, sus fines, estrategias y prioridades. Este espacio abierto debería
ser aprovechado por todos los sectores globalmente para impulsar reflexiones y
políticas de fondo, sobre todo de cara a la cumbre de cambio climático en Paris 2016.
En esta perspectiva se hace necesario señalar la posibilidad de los ODS según
categorías de viabilidad para su cumplimiento (ver cuadro N° 11): aquellos que
requieren una reforma al modelo, los que implicarían cambios revolucionarios y los
que requieren una direccionalidad inversa del modelo.
100
CUADRO N° 11 ODS Y SUS CONDICIONES DE VIABILIAD
Fuente: Koldo Unceta, 2015
101
2.2 Alternativas al Desarrollo 2.2.1 Posdesarrollo
El posdesarrollo es una vertiente de pensamiento crítico hacia la noción de
desarrollo, tanto a las teorías que la respaldan como a sus diferentes estrategias y
formas de intervención. Surge en los años sesenta de las investigaciones y
planteamientos de la economía ecológica, cuyo fundamento central es señalar los
límites del planeta como ecosistema global con recursos finitos frente al crecimiento
económico infinito que constituye la matriz del desarrollo capitalista; desde sus inicios,
los enunciados sobre el “crecimiento cero” para las economías industrializadas han
sido altamente cuestionadas en las cumbres mundiales sobre ambiente y desarrollo
por los poderes globales que manejan los organismos internacionales, por los
gobiernos de los países centrales del sistema-mundo como EE.UU., UE, Japón, China,
Rusia, y claramente por las grandes corporaciones transnacionales. El informe que a
título personal presentan Jan Pronk y Mahbubul Haq como co-presidentes del
Simposio de la Haya es clara evidencia de esta afirmación:
También para los países industrializados detener el crecimiento o incluso
una seria reducción no constituyen una opción muy pragmática para la
protección del medio ambiente mundial. Por una parte, el crecimiento más lento
de los países desarrollados pondrá en peligro la tasa de crecimiento de los países
pobres, dependientes como son de los mercados de los países ricos. Por otra
parte, el crecimiento continuo de los países industrializados es necesario para
generar tanto las nuevas tecnologías ecológicamente seguras como el margen
extra de recursos para transferirlos a los países pobres. Los modelos actuales de
crecimiento de los países industrializados deben cambiar abruptamente. Desde
luego debe reemplazarse el énfasis actual en el crecimiento cuantitativo por una
mayor preocupación por el crecimiento cualitativo. Pero no se debe confundir
esto con el crecimiento cero, que es en gran medida un dialogo estéril y molesto
(Pronk, J. y Haq, M., 1992: 10-11)
Aquí, explícitamente, encontramos la base de la resistencia al cambio del modelo
desarrollista:
102
El crecimiento económico de los países ricos no es cuestionable
Los commodities de los países pobres son sustanciales para el crecimiento de
los países ricos
Sin esta dependencia extractivista, los países pobres no podrían crecer
El crecimiento es necesario para el desarrollo tecnológico “limpio” de los países
ricos
Para las esferas del poder está claro entonces que no existen alternativas fuera del
sistema y que su racionalización y su perfectibilidad dependen de ajustes posibles
tanto en las economías desarrolladas como en las dependientes y en sus interacciones,
de lo cual se infieren las diversas versiones de desarrollo alternativo que han surgido
en estas décadas. Así, las diferentes gamas de desarrollo “alternativo” no se involucran
en la disyuntiva, pretenden con las adjetivaciones amortiguar las fuertes
contradicciones del capitalismo y apoyar su sostenibilidad a través de estrategias
democratizantes como la participación social, el fortalecimiento institucional, la
organización local, la descentralización, el equilibrio ecológico, la incorporación de la
diversidad cultural, género y otros elementos, importantes pero no suficientes para
garantizar la recuperación del hábitat y embarcarnos en nuevos sentidos civilizatorios.
Es necesario, desde la perspectiva del posdesarrollo, entender que el capitalismo
es un sistema dinámico cuya economía ampliada requiere materia, energía y nuevos
procesos y productos, en una espiral progresiva, que abarca y envuelve a cada vez más
espacios naturales para aprovechar recursos y materias primas; generar nuevos
procesos, nuevos productos, nuevas áreas por mercantilizar. Esta lógica no responde a
subjetividades o al voluntarismo de líderes globales, sino a las estructuras y leyes
internas del sistema, por tanto la crisis ecológica es inmanente al modo de producción
(ley del valor) por producir y consumir infinitamente.
Al capitalismo hay que entenderlo no sólo como modo de producción
sino también y sobre todo como economía-mundo y sistema-mundo, no sólo
como economía, en el sentido restringido de la palabra, como ámbito de la
producción, distribución y consumo, sino también hay que concebirlo como
modelo civilizatorio antropocéntrico, tecnocéntrico, cuantitativistas, basado en
103
el dominio de la naturaleza, centrado en la valorización del dinero(Prada
Alcoreza, 2015).
Para concretar dicha lógica, el desarrollo como estrategia misional de
globalización ha buscado históricamente consolidar el modelo neocolonial donde
aquellos que se auto-asumen como desarrolladores definen las jerarquías de
conocimientos y de sociedades, sub-valorando permanentemente otras formaciones
culturales y económicas a las cuales, bajo el apelativo de “pobres”, convirtieron en
sujetos de cooperación.
Entender las bases del capitalismo y del desarrollo realmente existente como
un único proceso dentro del sistema-mundo nos llevará a entender que la crisis
ecológica, o crisis ambiental, es un problema global, dependiente directamente del
sistema capitalista y su sistema económico que, a su vez, abarca integralmente
elementos sociales, políticos y culturales, pero cuyo detonante estructural, hoy,
representan las rupturas ecológicas y ecosistémicas, como los quebrantos en las
interacciones en la biodiversidad y nichos ecológicos que afectan los encadenamientos
tróficos existentes en la naturaleza, los altos grados de contaminación ambiental por la
expulsión de residuos y desechos urbanos e industriales al ambiente (agua, aire,
suelos) , la deforestación y desertificación, el calentamiento global, la vulnerabilidad
de la agricultura y producción de alimentos y el permanente crecimiento de industrias
y la producción de tóxicos para la agricultura, todo lo cual va acompañado de la
inexorable cultura del consumo de masas(Prada Alcoreza, 2015).
Para Constanza, Daly y otros investigadores(Costanza et al, 1999)el ecosistema
global en la lógica capitalista está colapsado, pues en el proceso sistémico (ver Cuadro
n°7), la entrada de energía está limitada por la disminución de recursos disponibles, los
procesos transformativos son altamente entrópicos y las crecientes cantidades de
desechos (salidas) han sobrepasado la capacidad de los sumideros para su reabsorción
en el sistema, hecho que impide el desarrollo del ciclo vital del ecosistema a escala
planetaria. Hemos pasado de un mundo vacío de gente y lleno de naturaleza a un
mundo vacío de naturaleza y lleno de gente y desechos industriales, concluirán estos
104
autores. “La crisis estructural del capitalismo termina invadiéndolo todo, en la medida
que el capitalismo se ha mundializado, se convierte en crisis del modelo civilizatorio
moderno, en crisis de mundo, en crisis del planeta, en crisis ecológica” (Prada Alcoreza,
2015). Con estas evidencias que no se trata hoy en día de buscar y justificar un
desarrollo alternativo sino de construir alternativas al desarrollo, es decir, de superar
los supuestos de su viabilidad histórica y construir un nuevo paradigma que recupere
el sentido de la vida desde la diversidad de opciones de pueblos y culturas que han
sido afectados justamente en nombre de ese desarrollo impuesto y que, en calidad de
“subdesarrollados”, no tienen decisión de un desarrollo propio quedando por tanto
sentenciados de origen a vivir “luchando por el desarrollo” en un sistema global
diseñado precisamente para impedirlo.
Cualquier alternativa deberá entonces entender que el desarrollo es un proceso
complejo, que involucra múltiples variables y que sus impactos son diferentes según
contextos históricos y sociales. Por ello, las estrategias y políticas que desde hace más
de medio siglo se implementan en la perspectiva de homogeneización de países y
culturas han dado resultados diversos, contradictorios y siempre impredecibles, pero
no han logrado establecer las metas de bienestar general que se han ofertado, aun
cuando en la actualidad “La noción del progreso continúa siendo probablemente la idea-
fuerza más potente de la sociedad contemporánea. Y, sin embargo, la inviabilidad a
mediano y largo plazo del modelo civilizatorio industrialista y depredador se hace cada
vez más evidente” (Lander, 1996: 1).
La teoría del posdesarrollo justamente enfrenta el dilema existente entre la
búsqueda de alternativas para remediar la crisis ambiental, regulando e innovando el
sistema o negando su validez para inaugurar una nueva etapa civilizatoria donde el
capital y el mercado no regulen las sociedades, para lo cual parte por cuestionar
radicalmente el concepto de desarrollo y la de-construcción del paradigma de
crecimiento económico, en la búsqueda de nuevas opciones en términos de “deshacer
el desarrollo, rehacer el mundo”.23 En esta disyuntiva se han involucrado lo más
23
Nombre de un evento internacional auspiciado por UNESCO realizado en Francia del 28 al 3 de marzo del 2002 (Citado por Serge Latouche, en su libro-entrevista “Decrecimiento y Postdesarrollo”)
105
progresista del pensamiento crítico en la escala global y los movimientos sociales
locales, nacionales, regionales y globales. Arturo Escobar sostiene que el posdesarrollo
inaugurará “una era en la que el desarrollo ya no sería el principio organizador central
de la vida social”(Escobar A. , 2003)
CUADRO N° 12
ECOSISTEMA GLOBAL FINITO VS SUBSISTEMA ECONOMICO INFINITO
Fuente: Constanza et al, 1999
106
Se trata de re-pensar el sentido existencial de los individuos y las sociedades en
el capitalismo, donde la producción y el consumo están al centro de las
preocupaciones humanas, y donde el desarrollo juega el rol estratégico de colonizar
conciencias y naturaleza; conciencias, para subsumirlas al imaginario idealizado de
bienestar material; y naturaleza, como fuente inagotable de los recursos para el logro
de ese bienestar; de-construirlo será entender que “es el desarrollo realmente
existente el que domina el planeta desde hace tres siglos, el que engendra la mayor
parte de los problemas sociales y ambientales actuales: exclusión, superpoblación,
pobreza, contaminaciones diversas, etc.” (Latouche, 2003:12)
Múltiples voces consideran que “se abre la posibilidad de crear diferentes
discursos y representaciones que no se encuentren tan mediados por la construcción
del desarrollo, la necesidad de cambiar las prácticas de saber y hacer y de multiplicar
centros y agentes de producción de conocimientos, particularmente, hacer visibles las
formas de conocimiento producidas por aquéllos quienes supuestamente son los
“objetos” del desarrollo para que puedan transformarse en sujetos y agentes”(Escobar
A. , 2003)
En esta línea de pensamiento, Vandana Shiva (2011)propone un nuevo orden
social, económico y ambiental fundamentado en la democracia ecológica, cuyos
presupuestos básicos giran en torno a valorar especies y personas por sí mismos y no
por su potencial económico de apropiación privada; la diversidad en la naturaleza y la
cultura en lugar de la homogeneización y destrucción de culturas y ecosistemas
efectuadas por el capitalismo globalizado; la llamada economía viviente, que se
construye en economías locales en las cuales se deciden necesidades locales; una
democracia viva basada en la inclusión y la diversidad, donde las decisiones se adoptan
a nivel local, en las comunidades, y la delegación hacia arriba se hace sólo con la
aprobación desde abajo; el conocimiento vivo elaborado por las comunidades en
contacto con sus necesidades; ninguna persona o corporación podrá apropiarse de la
cultura construida colectivamente o monopolizarla; hay que globalizar la paz;
reemplazar la lógica de la competencia y el conflicto por la del cuidado y la compasión.
(Carpio, 2009)
107
Igualmente Enrique Leff, sostiene:
Varias vías de transformación se están articulando bajo los valores éticos
del ambientalismo y de la democracia, apuntando hacia una diversidad de
proyectos sociales en los que puede concebirse la construcción de una nueva
racionalidad productiva, fundada en la socialización de la naturaleza, la
apropiación colectiva de los medios ecológicos de producción y la autogestión
comunitaria de sus recursos ambientales. Al tiempo que se van legitimando los
principios de una gestión democrática de los recursos productivos, también
emerge un conjunto de imperativos ecológicos que están configurando el campo
del poder y orientando las fuerzas sociales hacia la transición democrática y el
desarrollo sustentable. La sociedad civil está reclamando mayores espacios de
participación y decisión en los procesos que determinan sus condiciones
ambientales de existencia. Leff (citado en Carpio, 2009)
Antonio Aledo Tur propone “tomar el riesgo de ampliar los escenarios más allá
de lo local y, por lo tanto, transformar la identidad sin perderla. Las nuevas fórmulas de
desarrollos, el posdesarrollo debe situarse en esa tercera vía. Debe aceptar dos
desafíos. El primero supone aceptar la idea de que construimos las estructuras y, por lo
tanto, las podemos modificar, pero esas estructuras han ampliado su ámbito más allá
de lo local. El segundo desafío consiste en pensar en términos de felicidad y no de
objetivos meramente económicos. Pensar en la felicidad significa acercarnos más a los
otros, que pasan de ser objetos a sujetos; significa introducir las emociones, lo que no
es medible ni mercantilizable en la negociación del desarrollo; significa aceptar las
fantasías y los sueños…”. (Aledo Tur, 2003)
A diferencia de las otras corrientes del desarrollo, ésta perspectiva se plantea la
necesidad de organizar resistencias al modelo de desarrollo existente desde aquellos
movimientos sociales que, por disimiles situaciones, no encajan con la dinámica
capitalista. Hablamos de los movimientos de activistas en el norte (Occupy, indignados,
ecologistas, feministas, etc.) y de movimientos de pueblos originarios y organizaciones
rurales en el sur (movimiento indígena, sin tierra, anti-extractivistas, etc.), es decir
aquellos con capacidad de movilización y de propuesta con una plataforma de acción
directa medioambiental, al margen del sistema, justamente para responder desde otra
108
lógica, más allá de la cultura dominante e imposible desde la racionalidad del poder y de
las cumbres de expertos mundiales, cuyos propósitos, aun siendo tibios, nunca se
concretan; las evidencias del potencial de acciones colectivas de resistencia son los
bloqueos a las explotaciones de gas de esquisto en Balcombe; a las perforaciones en el
Ártico en aguas rusas; los juicios a las compañías de energías bituminosas por
contaminación y violación de la soberanía indígena, entre otros muchos casos que
están ocurriendo en el planeta(Klein, 2013).
La integración de resistencias pasaría por el reconocimiento de aquellos sectores
sociales ausentes en la historia universal, contada desde el poder occidental: “El primer
paso en esa dirección es estar muy atentos a la diversidad del mundo, que es
inagotable. Y esa diversidad es cultural. Pero lo que es nuevo en nuestro tiempo, a
inicios del siglo XXI, es que lo cultural también es económico y también es político. Por
eso nos pone cuestiones como la de una refundación del Estado y de una refundación
de la democracia”24.
La crítica que el posdesarrollo ha recibido hace relación a sus argumentaciones
anti-desarrollo sin reconocer que el desarrollo realmente existente sigue vigente y con
alta capacidad de adaptación y resiliencia, y que, en su proceso, ha generado impactos
que también podrían valorarse como positivos en los ámbitos de salud, educación,
esperanza de vida, infraestructuras y tecnología. Ciertamente con costos sociales,
culturales y ambientales, pero ha contribuido a mejorar la calidad de vida de millones
de personas; la otra crítica es que frente al denominado fracaso del desarrollo, esta
corriente no ha desarrollado consistentemente propuestas viables que, sin desechar lo
existente, puedan construir alternativas hacia adelante (Payne, 2012).
El posdesarrollo suele ser equiparado a “decrecimiento”. Sin embargo, esta
versión tiene más una connotación más focalizada hacia los países industrializados.
Parte del entendimiento de que para lograr la sostenibilidad en los términos de
Bruntland se requiere la reducción del tamaño de la economía en esos países, esto es,
24
Boaventura de Souza Santos. Conferencia dictada a Asambleístas ecuatorianos en Manta, marzo de 2008.
109
reducir la producción y mejorar la calidad del consumo. El decrecimiento sería así una
vía hacia la recuperación ecológica, la justicia social y el bienestar, a partir de esfuerzos
individuales, de la comunidad y del Estado (Payne, 2012).
Desde nuestro criterio, el posdesarrollo incorpora varios planteamientos
alternativos al desarrollo convencional, muchos de los cuales han entrado como
elementos constitutivos del Buen Vivir; lejos de ser un discurso cargado de utopías
ideológicas como señalan sus detractores, son propuestas que abren caminos para
pensar diferente y construir otras perspectivas. Marca una ruptura epistemológica con
la noción de desarrollo, pues no se fundamenta en los patrones del tener sino del ser; y
no en la acumulación, el crecimiento económico, la reducción de la naturaleza a
“recurso o capital”, la alienación consumista y el pensamiento único. Se trata de
revalorizar otras posibilidades como la economía del cuidado, del afecto, donde la
comunidad se fortalece en sus relaciones de cooperación, complementariedad,
seguridad, y reciprocidad.
CUADRO N° 13
ELEMENTOS CENTRALES DEL PARADIGMA DE POSDESARROLLO
Desarrollo realmente existente es modelo capitalista de producción y consumo
La producción capitalista ha rebasado la capacidad de carga del ecosistema planetario
La crisis ecológica que se ha suscitado, es consecuencia del modelo de desarrollo y del
capitalismo
Post desarrollo por tanto no busca remediación del desarrollo sino otras opciones de
sociedad basadas en relaciones humano naturaleza en equilibrio
Es necesario inaugurar un proceso de decrecimiento de las economías sustentadas en
el PIB, fundamentalmente en los países del norte industrializado
Son los pueblos no encajados en el capitalismo los que están en condiciones de
generar resistencias
La era del desarrollo ha llegado a su fin
Elaboración: P. Carpio B. 2015
110
2.2.2 El Sumak Kawsay desde el pensamiento andino25
“SUMAK KAWSAY es una concepción andina ancestral de la
vida, que se ha mantenido vigente en comunidades
indígenas hasta la actualidad. Sumak significa lo ideal, lo
hermoso, lo bueno, la realización; y Kawsay, es la vida, en
referencia a una vida digna, en armonía y equilibrio con el
universo y el ser humano. En síntesis, el Sumak Kawsay
significa la plenitud de la vida”.
(Kowii, 2014: 168)
Frente a la colonialidad de la noción de desarrollo, hoy encontramos
elaboraciones estructuradas del pensamiento andino, el denominado Sumak Kawsay
que representa una sistematización de la filosofía de los pueblos y nacionalidades
ancestrales. Este ideal, en décadas y hasta siglos anteriores permanecía oculto en la
intimidad y oralidad de las comunidades, por las represiones que implicaban los
esfuerzos de anulación de la cultura vernácula. Sin duda, sus parámetros originales se
habrán erosionado y sincretizado con la cultura occidental, por ello, esa recuperación
es altamente valorada en la perspectiva cultural y política de esos pueblos y para la
sociedad en general.
En las diferentes fases de la historia de sujeción, los pueblos originarios
levantaron formas de acción colectiva, siempre orientadas a abrir espacios para su
reproducción autónoma, social y cultural. Ahí, en el proceso de resistencia, se ha ido
tejiendo progresivamente una agenda no escrita, sobre su ideal de vida. Sólo con la
emergencia de un movimiento articulado y organizado nacionalmente este colectivo
cobra protagonismo26 y se desencadena una reflexión sobre su papel en la historia del
país, donde sus propios intelectuales ponen la agenda de los pueblos y nacionalidades
con ejes y políticas públicas que garanticen su continuidad histórica, políticas que –
25
Las reflexiones que se presentan a continuación son producto de un intenso dialogo de saberes entre las comunidades que conforman las organizaciones indígenas parroquiales de Suscal, Socarte, Zhud y Chontamarca, pertenecientes a la provincia del Cañar en el marco del proyecto “Promoviendo capacidades en las organizaciones sociales de los pueblos ancestrales” en el 2013, impulsado por la Fundación OFIS con la organización Kañari Zhamuy y coordinada por el autor. Para este trabajo, se suman artículos y textos de varios intelectuales del movimiento indígena. 26
Nos referimos al levantamiento indígena de 1992 en Ecuador, el cual constituye un hito en la lucha indígena moderna.
111
para ellos- sólo podrían ser efectivas en el marco de un estado Plurinacional y bajo
lineamientos del Sumak Kawsay (Macas, 2014).
Esta sistematización filosófica que proponen los “amautas” o intelectuales de
los pueblos originarios, aun encuentra barreras para su institucionalización en el ego
occidental, que ni acepta la posibilidad de filosofía propia ni la existencia de
intelectuales indígenas, lo cual es entendible si el paradigma superior- inferior y
desarrollo- subdesarrollo siguen siendo hegemónicos en el sistema-mundo.
El Sumak Kawsay, desde la perspectiva de los pueblos y nacionalidades, tiene
potentes significados políticos, culturales y ambientales, cuya amplitud y profundidad
es de complejo discernimiento para la sociedad occidentalizada y dominante porque
básicamente, de un lado, no parte de sus premisas epistemológicas y de otro por la
obstrucción ideológica y racista para reconocer una filosofía originaria en el mundo
andino pre-hispánico, obstrucción, producto de la “colonización del saber y del
poder”(Quijano, 2000)que obliga a sostener la unidireccionalidad del desarrollo de
manera evolutiva y universal. La racionalidad colonial pervive y se reproduce en y con
el Estado hacia la sociedad y, viceversa, se expresa fundamentalmente en la cultura
con las visiones de superioridad-inferioridad tanto a nivel de personas, como de
pueblos y países (desarrollado-subdesarrollado), y se torna cotidiano, invisibilizando al
otro, a los pueblos originarios, bajo criterios estandarizados y normados culturalmente
de discriminación y racismo.
Luis Macas señala que “Desde nuestro punto de vista, advertimos la presencia
de dos matrices civilizatorias que han convivido durante 500 años y más: la matriz
civilizatoria occidental-cristiana y centenaria, que es eurocéntrica, egocéntrica
(decimos centenaria porque es reciente); y la matriz civilizatoria indígena y milenaria,
que existe desde hace diez mil años”(Macas, 2014: 173) y anota que en esta última,
“Hay un momento en que esto se rompió para decirnos que el conocimiento, los
sistemas económicos, el sistema de organización son únicos. Los pueblos indígenas
tenemos que decir que eso no es así. La pluralidad de los sistemas expresan una
ruptura epistemológica. El sistema económico, político, de organización de nuestros
112
pueblos es absolutamente distinto; no tiene que ver nada con eso que nos han
enseñado. Incluso el sistema democrático es una concepción absolutamente ajena a las
comunidades, porque nosotros practicamos los consensos” (Macas, 2014: 172)
El punto sustancial que aquí se plantea –justamente para provocar rupturas- es
que el Sumak Kawsay es un sistema complejo y articulado de elementos filosóficos,
políticos, culturales y éticos y que atraviesan las relaciones primordiales que
constituyen la comunidad y le dan sentido estructural como entidad eco-social. Es una
totalidad holística, pensada y concreta que no puede ser entendida a través de
elementos aislados sino exclusivamente en su integralidad. En consecuencia, el Sumak
Kawsay es un concepto complejo y en constante evolución en la medida que es una
construcción histórica, social y cultural de las sociedades.
Desde la cosmovisión de los pueblos originarios, se entiende que la naturaleza -
Pachamama- “madre tierra”, es la madre de la cual somos parte los seres humanos al
igual que todos los seres vivos. Para establecer interacción con ella, se necesita
conocer su ser, sus ciclos, su manera de existir; sólo así podremos ejercer la
reciprocidad, es decir, tomamos de ella sus frutos (cultivos y cosechas) y le devolvemos
atención (ofrendas, fertilización, descanso, rotación de cultivos, regadío). Los seres
humanos sólo podemos tomar de ella lo necesario, lo contrario sería una transgresión
a la reciprocidad.
Espiritualmente, la naturaleza es sagrada y muchos de sus elementos son
concebidos como poderosos apuk o dioses protectores de nuestra existencia. Para una
relación armónica con la naturaleza y con la comunidad es fundamental mantener el
sumak samay o serenidad, para recuperar la energía y visualizar el camino, en busca
del Runa Kawsay (saber ser), que significa el ser humano en su integridad.
La bisagra para la interacción entre lo espiritual y lo material es el trabajo, pues
solo éste puede garantizar el bienestar. El trabajo está concebido como una actividad a
nivel familiar y a nivel comunitario; en cada nivel existen formas de cooperación y
solidaridad que afianzan las relaciones primordiales en la vida comunitaria (el ayni, el
113
makimachi, rantinchik y minka); el trabajo establece además la ética andina del ama
killa, agilidad ; ama llulla, veracidad; ama shua, transparencia ”.
Es importante insistir en la unidad entre lo espiritual y material que sustenta a
este pensamiento, el mismo que adquiere vida en la práctica y se expresa en la
vivencia cotidiana (ser estando); es un proceso permanente, en movimiento,
cambiante, donde armonía y equilibrio (kawsay) se conjugan internamente para
producir lo nuevo y superior (sumak). Esa es la misión de la comunidad, por ello se
organiza social y políticamente con poder (ushay), sabiduría (yachay) y trabajo (ruray,
makinakuy, ayni).
Prevalece en este contexto el sentido de comunidad o la vida en comunidad
como sistema (ayllu), siendo este elemento el eje de la reproducción social y del
Qapak Kawsay o camino del Sumak Kawsay. La comunidad integra lo humano y lo
natural con sus diversas formas de existencia, de donde se desprende el concepto de
territorio (kuskallakta) como el espacio de realización y reproducción socio-cultural y
económica de la comunidad.
En consecuencia, es imposible entender a la familia o al individuo sin ser parte
de la comunidad y de la tierra. Por ello, la relación con el territorio es trascendente, lo
cual explica la lucha de los pueblos ancestrales en defensa del territorio, pues sin él, sin
la tierra dejarían de ser; la resistencia a la colonización y a las nuevas formas de
invasión se expresa en esa relación de identificación.
El “desarrollo”, o avanzar en el mundo andino, estaría representado por la
creatividad Wiñak Kawsay, que significa la permanente interacción entre lo existente
para crear lo nuevo; la innovación por tanto es parte constitutiva de la dialéctica
ancestral, tinkuy, en la cual se conjugan el equilibrio (Pakta Kawsay) y la armonía (Alli
Kawsay) como principios y elementos de la convivencia del ser humano.
Con estos valores, el runa kawsay (forma de vida del ser humano) transita la
vida (Qapak Ñan) hacia la vida armónica: el SUMAK KAWSAY, que se construye
114
permanentemente. Así el Sumak Kawsay es un sistema de vida que busca la plenitud
del ser individual, del ser comunitario, del ser naturaleza, todo en unidad; es una
sistematización filosófica-cultural del pensamiento andino (Kichwa) y surge de
prácticas, convicciones y costumbres que se “cultivan” dentro de la comunidad. El
Sumak Kawsay entendido como sistema de pensamiento es parte de la cultura viva,
con arreglos y adaptaciones a la vida contemporánea. Es una referencia histórica-
cultural que permite al pueblo ancestral moverse en situaciones de cambio, sin perder
la conciencia de su identidad. Para sus líderes e intelectuales, este constituye un
proyecto de vida, social y político que se construye en la diversidad e inclusión
intercultural. “Para los pueblos indígenas consolidar el Sumak Kawsay implica el
reconocimiento y el ejercicio pleno de sus derechos, como el control de su territorio, la
libre determinación, el ejercicio del gobierno propio, el desarrollo de su economía y la
práctica de su espiritualidad”(Maldonado, 2014: 209)
De estas percepciones se desprende la incompatibilidad con el sistema
capitalista y sus formas de organización social y económica:
No es posible la convivencia del Sumak Kawsay y el sistema actual; no
puede ser un sistema de este Estado; hay que pensar fundamentalmente en el
cambio de estructuras de este Estado y construir uno nuevo, pero hecho con
nuestras manos, con las manos de todos y todas…..El objetivo es recuperar y
desarrollar nuestros sistemas de vida, instituciones y derechos históricos,
anteriores al Estado, para descolonizar la historia y el pensamiento. (Macas,
2014: 175)
La pregunta que surge al final del análisis es “¿es posible consolidar o construir
el Sumak Kawsay en un contexto colonial? Definitivamente, debemos decir que eso no
es posible; sin cambios estructurales no es posible construir el Sumak Kawsay. El riesgo
que se corre es que simplemente se remoce el capitalismo” (Maldonado, 2014: 197). El
Sumak Kawsay es antagónico al modelo de la sociedad capitalista, por ello se puede
afirmar que la verdadera frontera frente a la globalización está en los pueblos
indígenas; y, como hemos podido analizar, ambas sociedades se sustentan en dos
visiones civilizatorias enfrentadas y antagónicas (Maldonado, 2014).
115
Aquí es importante considerar el pensamiento político del movimiento indígena
que ha madurado y se ha desplegado en las últimas tres décadas, el mismo que se
refleja básicamente en el discurso de la CONAIE. Se puede fijar como punto de
inflexión el levantamiento indígena de junio de 1992 donde se visualizan ya con
claridad los planteamientos sobre interculturalidad y plurinacionalidad que
reivindicaban en el marco de lo que denominaron la campaña por los 500 años de
resistencia. A estos puntos estratégicos se sumaba la lucha por tierras y territorios,
educación bilingüe, expulsión de organismos de colonización evangélica como el
Instituto Lingüístico de Verano de los Estados Unidos.
CUADRO N° 14
Los principales objetivos de la CONAIE 1992
Consolidar a los pueblos y nacionalidades indígenas del país
Luchar por la defensa de tierras, territorios indígenas y los recursos naturales;
Fortalecer a la educación intercultural bilingüe;
Luchar contra el colonialismo y neocolonialismo (empresas transnacionales en
comunidades indígenas);
Impulsar la auto legislación comunitaria y desarrollar el comunitarismo integral;
Fortalecer su identidad y sus formas de organización social;
Promover el ejercicio de los Derechos Colectivos de pueblos y Nacionalidades Indígenas
del Ecuador, reconocidos en la Constitución Política de la República;
Construir una sociedad intercultural; promover la participación mediante el
establecimiento de una democracia participativa, con fines de alcanzar la
descentralización del poder y los recursos económicos, la solidaridad y la equidad;
Lograr la igualdad y la justicia en los pueblos y nacionalidades indígenas, por ende en la
sociedad en general; y,
Mantener las relaciones internacionales entre las nacionalidades indígenas del Continente
ABYA-YALA, a fin de viabilizar una comunicación alternativa entre los pueblos indígenas, y
con otros sectores sociales comprometidos con la causa.
Elaboración: P. Carpio B. 2015
116
2.2.2.1 El Sumak Kawsay en la comunidad27
Si bien la intelectualidad indígena ha desarrollado una importante
sistematización del pensamiento filosófico andino, nos asalta la preocupación
antropológica por aproximarnos a las comunidades para conocer si este pensamiento
tiene raíz en su cotidianidad de vida.
Las comunidades (Zhud, Chontamarca, General Morales, Suscal) del pueblo
Kañari desde donde fundamentamos este análisis, se autodefinen como cultura
específica, particular, “con la sabiduría milenaria que debemos preservar a nuestras
generaciones; nuestro vestido, cultura, tradiciones, forma de pensar y respeto a las
demás culturas; parte del núcleo familiar, hacia la familia ampliada que es la
comunidad, tenemos nuestro propio proceso y estamos organizados con redes desde
las comunidades a nivel de comunidades, cantones, provincia y región” (entrevista a
comunero)28
Desde estos diálogos, una primera constatación es que el Sumak Kawsay tiene
una base de entendimiento primordial para los indígenas, y hace relación a la vida en
comunidad, dentro de un espacio natural o territorio del cual son parte, vida familiar y
comunitaria en relación a los recursos naturales, tierra, agua, páramos, condiciones
enteras para reproducir la vida y la cultura. La idea fuerza que define el Sumak Kawsay
desde diferentes voces y actores de las comunidades, es la búsqueda de la convivencia
armónica, con los seres humanos y con la naturaleza.
Desde los pueblos andinos se trata de la vida armónica con el ser
humano y la familia. En la mayoría de las comunidades se vive desde la
cotidianidad, ahí creamos armonía y así evidentemente encontramos Sumak
Kawsay. (Belisario Chimborazo, 2013)29
27
Estas reflexiones han sido desarrolladas a partir de entrevistas a miembros y dirigentes, hombres, mujeres y jóvenes de
comunidades y organizaciones Kañaris en Cañar y de Puruhaes en Chimborazo, así como en talleres de investigación-acción con las organizaciones Kañaris. 28
Taller sobre Educación Bilingüe e Interculturalidad, Zhud 21 de septiembre del 2013. Indígena Kañari – Anónimo
29Alcalde del Cantón Cañar – Entrevista realizada sobre el Sumak Kawsay
117
Vivir dentro de la comunidad en armonía con todos, respetando la Pacha
Mama. (Anastasio Pichaizaca, 2013)30
Así entendido, el Sumak Kawsay constituye un proyecto de vida, mismo que
para los dirigentes implica una mayor complejidad, pues entienden que su realización
pasa por dimensiones políticas, de interrelaciones con el poder constituido y la
sociedad mestiza, por la organización de su pueblo y las perspectivas de asumir el
poder local para controlar soberanamente sus territorios; por la educación de los
jóvenes, por la preservación de la cultura frente a la modernización que fluye con las
políticas públicas del Estado, por el control de proyectos socio productivos para
enfrentar la migración, que a su juicio, representa el factor de mayor
descomunalización y aculturación.
Para las personas llanas de la comunidad el Sumak Kawsay representa una sana
convivencia, donde las familias y las personas realizan la vida a través de producir y
consumir lo propio, sin la intromisión tecnológica de agroquímicos, sino con los
saberes ancestrales, así se entrega buena salud para los propios y los consumidores;
constituye además un sistema de valores que se trasmiten de generación en
generación a través de la oralidad,
(…) los abuelos, tatarabuelos, ellos Vivian el verdadero Sumak Kawsay,
ahora con el desarrollo, la juventud actual está perdiendo muchos valores
(Manuel Naula, 2013)31
Dentro de la comunidad en armonía con todos, respetando la pacha
mama, familia, área urbana. Juventud, mayores. El respeto mutuo hacia el ser
humano y al resto de la sociedad, practicar la medicina ancestral, nuestros
valores organizativos, con todos los seres vivos, manteniendo el ejemplo tanto en
discurso como en la práctica, dejando el individualismo (Fray Llivicota, 2013)32
Esta visión, representa una lucha permanente, ya que en la comunidad se
mantienen prácticas y vivencias de reciprocidad, minka, randi-randi, la ritualidad, el
30
Presidente de la organización UPCC – Entrevista realizada sobre el Sumak Kawsay 31
Presidente de la Organización Interparroquial Zhamuy del Catón Cañar – Entrevista realizada sobre el Sumak Kawsay 32
Dirigente Indígena de la Parroquia Zhud– Entrevista realizada sobre el Sumak Kawsay
118
idioma, la práctica de la justicia indígena, valores no materiales sino desde la
espiritualidad, como la solidaridad; se vive en la participación, organización, la
redistribución, “todo lo cual está amenazado porque estamos sumergidos en el mundo
mestizo”. Según sus apreciaciones, los valores culturales se van erosionando, así desde
la vestimenta se va reemplazando con modelos del mercado, igual sucede con los
patrones alimenticios producto de la propaganda; la migración, constituye un proceso
devastador de la identidad, de la comunidad, del desarraigo.
Vivimos desde varios años, ahora ya perdemos eso pero yo quisiera
revivir porque Sumak Kawsay es en salud, vestimenta, alimentación (Transito
Paucar, 2013)33
En las comunidades es importante vivir con ancestralidad y principios, La
unidad, reciprocidad, equidad, solidaridad, identidad, complementariedad;
manejar todos los principios del comunitarismo. Lo que nosotros vivimos es en la
comunidad con el sentido de igualdad con identidad propia y eso es lo que
tenemos; la identidad se pierde con la migración, el problema de
complementariedad, ya no conocen nuestros principios, comida, medicina. Se
pierde el idioma, cultura, vestimenta. (Antonio Quinde, 2013)34
Ante estas realidades, señalan que el Sumak Kawsay es responsabilidad de las
propias comunidades y de sus organizaciones, por ello, defienden la educación
bilingüe, pues desde esa experiencia se han formado centenares de jóvenes, mujeres y
hombres, técnicos y profesionales que aportan en el fortalecimiento de un desarrollo
con identidad generando un optimismo en sus propias fuerzas para un cambio sin
intermediarios. Tal como lo señaló un comunero “Nosotros somos los que hacemos el
Sumak Kawsay”35.Sin embargo ellos están conscientes de la necesidad de
articulaciones y relacionamientos con los niveles gubernamentales, ya sea a nivel local
o nacional, pues sin recursos no podrían cubrir las necesidades en sus territorios para
mejorar la calidad de vida de las familias, pero en un marco de respeto a sus culturas y
de un Estado Plurinacional que atienda sus necesidades.
33
Dirigente de la organización Interparroquial Zhamuy- Grupo de Mujeres – Entrevista realizada sobre el Sumak Kawsay 34
Dirigente de la organización Provincial UPCCC – Cañar, Entrevista realizada sobre el Sumak Kawsay 35
Comunero del Cantón Cañar en una intervención en el FORO Intercultural – Sumak Kawsay - 22 de noviembre del 2013
119
La principal estrategia para su continuidad que afirman varios dirigentes, es
recuperar los saberes ancestrales, el conocimiento de los Yachac, la información,
descolonizar las mentalidades, y trasmitirlos para reorientar a la juventud y niñez y
motivar para continuar cultivando la cultura y la identidad. Políticamente, es
“Fortalecer a los gobiernos comunitarios y trabajar con las comunidades y exigir
nuestros derechos, los derechos colectivos” (Anastasio Pichisaca, 2013)36y en base a la
organización abrir los espacios necesarios para el cumplimiento del mandato
constitucional del Estado Plurinacional y se pueda acceder a recursos y potenciar las
formas de vida comunitarias en función del Sumak Kawsay.
Analizando la percepción de las comunidades sobre el desarrollo y el Sumak
Kawsay, encontramos percepciones bastante claras sobre las diferencias. Ellas sienten
que el desarrollo les es ajeno, impuesto, orientado en un sistema de producción para
comprar y vender obteniendo ganancias, acumulando riqueza, mientras “La visión del
Sumak Kawsay, es nuestra propia forma de vida, en donde todo lo que tenemos se
debe redistribuir y compartir, nos prima la complementariedad, la minga, la unidad, la
reciprocidad, devolver el trabajo de hoy para dar mañana, la armonía y la disciplina en
contexto comunitario. En la visión mestiza esta todo en acaparamiento y de tener
manejado en un solo régimen” (Fray LLivicota/Manuel Naula dirigentes de la
organización Interparroquial Zhamuy); otros dirigentes contribuyen en el análisis
señalando que, “Pobreza para los mestizos es la pobreza económica en cambio en el
mundo andino, es huaccha, tener familia y comunidad” (Antonio. Quinde), o como
concluye Transito Paucar: “Nosotros vivimos Sumak Kawsay, compartimos. Los
mestizos no comparten ni convidan”.
Las particularidades y diferencias de la cosmovisión indígena del Sumak Kawsay,
frente a una visión capitalista de desarrollo, desde el entendimiento de las
comunidades se expresan de la siguiente manera:
36
Presidente de la organización provincial UPCCC – Cañar intervención en el FORO Intercultural – Sumak Kawsay - 22 de noviembre del 2013
120
CUADRO N° 15 DIFERENCIAS ENTRE LA VISION CAPITALISTA Y LA VISION DEL SUMAK KAWSAY
VISION CAPITALISTA ELEMENTOS DEL SUMAK KAWSAY
Tener: más propiedades de manera privada
Acumulación de riqueza sin límites; crecimiento
económico y diferenciación entre ricos y pobres
La naturaleza es un recurso para apropiarse y
extraer riqueza en beneficio privado
Competencia e individualismo
La cultura y la vida social están ordenadas en
función de la acumulación de capital y de
competencia en el mercado
Ser: condición de pertenencia a la comunidad para
tener
La producción está orientada a satisfacer
necesidades humanas fundamentales; no existe el
concepto de desarrollo, acumulación o pobreza. Es
vivir en plenitud con la comunidad y la naturaleza;
los excedentes se redistribuyen bajo rituales en la
fiesta comunitaria
La naturaleza y los seres humanos somos una
unidad indisoluble, la relación es de respeto y
reciprocidad.
Las relaciones son comunitarias, de solidaridad,
cooperación y ayuda mutua
La cultura sustenta la vida en comunidad y el
compartir
Fuente: Taller en Zhud con la organización Zhamuy, 2013 Elaboración: P. Carpio B. 2015
En conclusión, “El Sumak Kawsay (vida en armonía) para nuestras comunidades
significa la convivencia en respeto, en un territorio productivo, sano, sembrando y
cosechando alimentos propios y diversos; una naturaleza llena, con bosques, aire,
páramos y ríos limpios; significa tener un territorio bajo el control de nuestra
organización, decisión y poder; una educación en base a valores y lengua propia y una
comunicación constante; con una cultura ancestral viva, mostrándose y creciendo en
nuestros niños y jóvenes”37
37
Entrevistas realizadas por el autor
121
3 CONCLUSIONES PARTE I
Una sociedad que se plantea el desarrollo como meta
necesariamente se percibe a sí misma como subdesarrollada,
es decir, en un estado de atraso respecto a un modelo al que
se ve como universal y superior.
(Agostino 2009:445)38
1. La noción de desarrollo tiene una prehistoria donde –en los marcos de la
colonización europea- se construyen las bases de una triple colonialidad: del poder,
del saber y del ser (Quijano) las cuales constituyen pilares de un paradigma
ideológico-cultural que, en esencia, define a los pueblos originarios como de
naturaleza inferior a la blanca-europea, inferioridad que justificará estrategias
misionales para su “civilización” (dialéctica superior-inferior).
2. Este paradigma, en los siguientes procesos históricos, se amplía a los países
latinoamericanos dependientes y se transmuta en relaciones desarrollo-
subdesarrollo, donde los primeros se arrogan igualmente la misión de desarrollar
bajo sus propios presupuestos económicos y culturales a los segundos (dialéctica
desarrollo-subdesarrollo)
3. Estas dos versiones de la dominación-segregación global constituyen estrategias de
crecimiento y desarrollo de quienes emiten esta visión-organización del mundo.
Detrás de los discursos y las intenciones de integración unilateral están los
intereses sobre los recursos, la fuerza de trabajo, los territorios, los mercados de
las potencias coloniales y neocoloniales. Esta misma lógica se ha reproducido al
interno de nuestras sociedades con el denominado colonialismo interno.
4. Por lo anterior, debe quedar claro que el desarrollo es un concepto construido en
el norte y que se sustenta en procesos históricamente reales en Europa y Estados
38
Citado en: De Sousa Silva, José. (2011). Hacia el ‘Día Después del Desarrollo’ Descolonizar la comunicación y la educación para
construir comunidades felices con modos de vida sostenibles. Brasilia, 4.
122
Unidos, pero que se estructura como imaginario para el sur; dicho de otra manera,
la teoría económica y el enfoque de crecimiento son pensados en el norte para el
norte, pero aparecen en el sur más como ideología (pensada en el norte para el
sur) para homogeneizar patrones culturales, ideológicos y aspiraciones de vida. La
teoría de la modernización representa, pues, un proceso de adecuación medios-
fines a nivel económico, político, ideológico y cultural.
5. El camino seguido por el norte en su proceso de industrialización es un proceso
que ha incorporado un conjunto de experiencias y estrategias que efectivamente
les ha permitido constituirse en prósperas economías y referencias de organización
y crecimiento y en mejoramiento progresivo de las condiciones de vida de su
población.
6. El desarrollo ha constituido un proceso avallasador en nuestras sociedades. Sin
embargo, no todo el “mal-desarrollo” se puede endosar a la estructura
dependiente en la que se desenvuelven nuestros países; también es la dinámica
interna de nuestra propia organización social, que reacciona fragmentadamente y
sin capacidad para construir concertadamente procesos alternativos, aun
conviviendo con ingente abundancia”39.
7. El desarrollo alternativo surge de constatar que en el sur este proceso no se ha
viabilizado, y que la creciente pobreza en nuestros países atenta la estabilidad
planetaria. Paralelamente, se cuestiona el modelo de crecimiento industrial,
inadecuado en términos de eficiencia energética en el norte. Estas nuevas
corrientes del pensamiento del desarrollo, no cuestionan las bases contradictorias
sobre las que se desenvuelve el sistema-mundo: el capital sobre el trabajo y el
crecimiento sobre la naturaleza, por tanto no están capacitadas para enfrentar las
grandes crisis que enfrenta la humanidad, fundamentalmente a nivel ecológico y a
nivel económico.
39
“La maldición de la abundancia” es una afirmación hecha por Alberto Acosta, (Presidente de la asamblea Constituyente del 2008 en Ecuador), y que le sirvió como título de uno de sus importantes libros donde señala al extractivismo como un fenómeno que nos ha impedido pensar otras vías.
123
8. El posdesarrollo apunta a señalar las causas estructurales de la crisis ecológica,
entiende que es justamente el sistema capitalista su causa y su efecto. Propone la
incorporación de varios elementos que ya han sido puestos en la mesa del
desarrollo alternativo, pero re-contextualizándolos en un marco de resistencia-
desobediencia a la lógica del sistema.
9. El Sumak Kawsay andino ubica en la mesa del debate los elementos filosóficos
sobre la “vida en plenitud” en base a la convivencia en solidaridad y reciprocidad
tanto a nivel comunitario como con la naturaleza de la cual somos parte
indisoluble. Sostiene una posición anticapitalista y anti-occidentalista que
epistemológicamente son incompatibles con esta filosofía.
10. Desde aquí se abre la posibilidad de crear nuevos discursos y ejercitar nuevas
propuestas políticas y prácticas societales que no estén mediados por la visión del
desarrollo realmente existente, lo cual implica procesos de organización y acción
colectiva con los movimientos sociales anti-sistémicos para generar las rupturas
necesarias a la colonialidad del poder, del saber y del ser. Se trata entonces de
recuperar nuestras bases epistémicas como sociedades en estas tres dimensiones.
11. El Buen Vivir constituye una experiencia en esta perspectiva.
124
PARTE II
EL BUEN VIVIR: UN PARADIGMA EN CONSTRUCCION 1. CONTEXTOS
1.1 Crisis del pensamiento social
El proyecto de Buen Vivir surge como propuesta societal en un contexto de
auge del modelo neoliberal que, impregnado en nuestros Estados, gobierno y
sociedad, ha estrangulado el desarrollo del pensamiento social en general bajo su
entendimiento mercantil de la vida, priorizando el crecimiento económico a partir de
la iniciativa privada, un Estado reducido, el capital transnacional, los commodities, la
flexibilización laboral y la desregularización del mercado.
La metáfora denominada “la caída del muro de Berlín” implica, en este
contexto, la caída de referentes alternativos al capitalismo y de crisis de paradigmas en
las ciencias sociales expresada por su estancamiento conceptual para explicar las
nuevas realidades que se configuran en el nuevo milenio fundamentalmente en
América Latina (emergencia de nuevos actores, crisis periódicas del capitalismo,
hegemonía del capital financiero global, crisis ambiental y energética, crisis social,
crecimiento de la pobreza estructural y migraciones, etc.).
Surgen planteamientos que re-afirman a la sociedad liberal capitalista como un
proceso único, universal, irreversible e incuestionable donde la posibilidad de imaginar
otros modelos resulta infructuoso ante las evidencias de la historia. Es, pues, el fin de
las ideologías y el triunfo de la democracia liberal(Fukuyama, 1992); en esta
arremetida, los espacios para pensar en la diferencia se reprimen y se reducen;
paradigma y poder, nuevamente, operan organizadamente en el intento por moldear
el curso de la historia a los intereses hegemónicos de los detentadores del poder
económico global. La intromisión externa, bajo presión política o militar para
125
establecer la democracia liberal como el único sistema civilizatorio está justificada por
encima de la diversidad de culturas nacionales o modelos políticos soberanos; la
política del “patio trasero” para Estados Unidos continúa bajo viejos discursos y
estrategias hegemonistas como los de: “… estimular la «occidentalización» de
Latinoamérica y, hasta donde sea posible, el estrecho alineamiento de los países
latinoamericanos con Occidente” (Huntington, 2001:307).
Para los ideólogos del sistema, como los autores antes citados, la combinación
perfecta para las sociedades es desarrollo económico, democracia política y
modernidad cultural(Huntington, 2001), cada una de estas variables llenas de
contenidos pre-establecidos en el esquema del capitalismo; el neoliberalismo y la
globalización representan el culmen de ese ideal sistémico donde centro y periferia se
articulan asimétricamente en función de los intereses de la matriz del sistema.
Como hace siglos, con las pretensiones del moderno discurso Kant-hegeliano y
el triunfo de la razón y el espíritu universal, hoy se proclama el triunfo de la razón
capitalista y la cultura occidental en la llamada globalización; sin embargo, la
complejidad del pensar humano produce dialécticas, lucha de contrarios, contra-
hegemonías, y la visión teleológica de la historia es irreverentemente cuestionada. En
el campo que nos ocupa, el desarrollo convencional y su paradigma evolucionista es
criticado, repensado, redefinido, tanto por su ineficacia estructural para impulsar
sociedades democráticas, equitativas, organizadas y de bienestar cuanto por sus
presupuestos teóricos economicistas, occidentalizantes y universalizantes. De esta
crítica surgen planteamientos como ya lo analizamos en dos sentidos: hacia la
sostenibilidad del desarrollo, con la integración de variables más allá del crecimiento
económico hasta antes no consideradas como la cultura, el ambiente, el género, el
territorio. Y otras hacia des-conceptualizar la noción de desarrollo para hablar de
alternativas como el pos-crecimiento y pos-desarrollo. Es en este marco que los
pueblos y nacionalidades de Ecuador y Bolivia levantan otra opción de pensamiento
social: el Sumak Kawsay o Sumak Qamaña (vida plena) como un concepto integrador
de la vida en sociedad, con la naturaleza y entre diferentes, articulando elementos
filosóficos y ambientales para una vida en armonía en la diversidad. El Buen Vivir,
126
recoge todas estas expresiones y lo traducirá en una propuesta societal, cuyas bases se
expresaron en las constituciones de dichos países.
1.2 Crisis económica
Si esto ocurre en el campo del pensamiento, a nivel socio-económico, el
escenario de finales de siglo está marcado por la crisis económica, la recesión
capitalista a nivel mundial y las políticas de ajuste estructural en nuestros países.
Según un estudio de 1992 del Grupo Esquel-Ecuador, el neoliberalismo generó
impactos, tanto en Ecuador como en los países latinoamericanos, poco alentadores.
Por ejemplo, según cifras de la CEPAL, la pobreza en los ochenta pasó de 136 millones
de pobres a 220 millones en la década de los noventa(Marchan, 1992).
Para Ecuador, en el período neoliberal la pobreza llegó a alrededor del 60% a
inicios del 2000 (alrededor de 8,5 millones de personas de un total de 13 millones de
habitantes en Ecuador), lo cual incidió en el éxodo migratorio más grande de nuestro
país, por efectos de la pérdida de soberanía monetaria, con más de un millón de
ecuatorianos que abandonaron el país en busca de refugio económico en Estados
Unidos y España. (Marchan, 1992)
Lamentablemente, en 25 años, los gobiernos ecuatorianos no han tenido la
visión de futuro necesaria para aprovechar las rentas petroleras; estos se preocuparon
en determinados factores, como las infraestructuras, pero fracasaron en relación a lo
primordial: las bases para un desarrollo a largo plazo. Por el contrario, el país agudizó
su crisis y su esquema de mal desarrollo cuyos nefastos indicadores en economías
dolarizadas multiplicaron el shock en las economías familiares sobre todo de los
hogares con mayores carencias. Para inicios del milenio, el salario básico era de 200
dólares, pero la canasta básica estaba ya en 400 dólares(Marchan, 1992).
A más de las políticas económicas antipopulares, los veinte años de
neoliberalismo significaron el destape sin precedentes de un sistema institucionalizado
de corrupción que a decir de analistas, implicaba un desvío de hasta el 20% del
127
presupuesto nacional (Davalos, 2008). En concordancia con esta trama, la
institucionalidad del Estado fue desbaratada deliberadamente para ajustarla a ese
esquema. Así, las principales instituciones, como el Congreso Nacional, se vieron
afectadas por mayorías compradas por el oficialismo, las Cortes de Justicia
reorganizadas en función de los gobiernos de turno, al igual que el sistema de control
como la Procuraduría, Contraloría, Tribunal constitucional, etc.(Carpio, 2008).
El neoliberalismo significó entregar la conducción del Estado a los organismos
internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial
(BM), responsables de velar que el Consenso de Washington y su hoja de ruta se
cumplieran adecuadamente, esto es de diseñar las estrategias para organizar la
apertura comercial y la desregularización arancelaria, la reducción del Estado, las
privatizaciones, la flexibilización financiera y laboral, la profundización del
extractivismo y la reprimarización de la economía(Paz y Miño, 2008). Siendo el Ecuador
un país privilegiado por sus recursos naturales y por su biodiversidad de especies y
ecosistemas, los indicadores de las últimas décadas del siglo pasado resultan
contradictorios y alarmantes, sólo explicables por los antecedentes históricos, pues la
historia del presente, como toda historia no es más que el acumulado del pasado, y
este, para el caso ecuatoriano, es un acumulado del modelo primario exportador
sostenido por clases dominantes de base oligárquica cuya esencia es ser culturalmente
suntuosas y sin identidad nacional, económicamente rentistas y sin capacidad
competitiva, políticamente patrimoniales, violentas y dependientes y socialmente
excluyentes y racistas.
Para América Latina, los objetivos de los nuevos imperialismos se concretan con
el impulso al neoextractivismo, ahora en disputa entre nuevas potencias industriales
como China y cuyo impacto en nuestros países deja una huella ecológica irrecuperable.
Petróleo y minerales como cobre, plata, oro y otros metales son transferidos a los
centros industriales globales bajo condiciones deplorables para los productores con la
anuencia de gobiernos y de sectores oligárquicos ligados al capital transnacional. Se
incluye también en esta lógica el incentivo a la producción extensiva de monocultivos y
transgénicos de soya, maíz, caña de azúcar, palma, etc., orientados a la elaboración de
128
biocombustibles; las grandes obras de infraestructuras como represas y centrales
hidroeléctricas, vías de comunicación como base para la megaminería y el transporte
de la producción a los puertos de embarque, por ello:
No es casualidad, entonces, que en este escenario de reprimarización de
la economía, caracterizado por la presencia desmesurada de grandes empresas
transnacionales, se hayan potenciado las luchas ancestrales por la tierra, de la
mano de los movimientos indígenas y campesinos, al tiempo que han surgido
nuevas formas de movilización y participación ciudadana, centradas en la
defensa de los recursos naturales (definidos como “bienes comunes”), la
biodiversidad y el medio ambiente; todo lo cual va diseñando una nueva
cartografía de las resistencias, al tiempo que coloca en el centro de la agenda
política la disputa por lo que se entiende como “desarrollo sustentable”(Svampa,
2008:8)
1.3 Crisis política
Este modelo neoliberal criollo, devino en crisis de gobernanza y gobernabilidad,
y desde 1996 no hubo gobierno electo que pudo terminar su período. Las revueltas y
levantamientos populares se lo impidieron y en la década fueron derrocados tres
presidentes; los protagonistas de estos acontecimientos, el movimiento indígena,
estudiantes y ciudadanía, levantaron permanentemente una plataforma, si bien no
estructurada ni homogénea, pero que daba cuenta de los puntos centrales que
animaban a una sociedad harta de lo mismo: corrupción, manipulación política, des-
institucionalización, pérdida de soberanía y sometimiento al Banco Mundial y al FMI,
extractivismo con las transnacionales sin beneficio para el país, crisis agraria,
desempleo, éxodo migratorio, altos indicadores de pobreza, burocracia estatal y
centralismo omnipotente, comunidades y gobiernos locales abandonados a su suerte.
Se fue progresivamente procesando una dinámica social con nuevos discursos y
actores surgidos desde las entrañas de la postergación, el desencanto y la pobreza. Al
otro extremo de la sociedad, desde su base, nunca el esquema de sociedad impuesto
fue pasivamente aceptado, pues fueron innumerables las manifestaciones de rechazo
y lucha al sistema vigente. Actores como el movimiento obrero y campesino en su
129
momento, los jóvenes y la clase media, o la permanente acción colectiva de las
comunidades indígenas hasta su estructuración como movimiento y fundamental actor
contestatario de la sociedad desde la década de los ochenta, son indicadores de una
sociedad activa pero sin vasos comunicantes que posibiliten una respuesta alternativa,
común y contrahegemónica a los intereses del sistema establecido.
Por último, cabe resaltar el rol protagónico que en este fase de la historia,
cobró el movimiento indígena y sus organizaciones, fundamentalmente la CONAIE,
quienes pasaron de ser actores invisibles y sub-valorizados, a convertirse en referente
de las luchas anti neoliberales en Ecuador y quizá en América Latina, liderando además
iniciativas por los 500 años de resistencia como denominaron a sus campañas. El
surgimiento y consolidación de la organización matriz del movimiento indígena, la
CONAIE, logra por primera vez articular a pueblos y nacionalidades de la sierra, la costa
y la Amazonía, logrando un impresionante poder de convocatoria e incidencia política
en las esferas gubernamentales(CONAIE, 1989). El movimiento indígena legaliza su
partido político Pachakutik y en 1996 logran un importante bloque legislativo, luego en
el 2002, gana las elecciones aliados a un movimiento de exmilitares, quienes a los
pocos meses en el poder, desechan la alianza. Este fue el bautizo en el poder político
para el movimiento y que dejará importantes aprendizajes para la política de alianzas
en lo posterior.
El Buen Vivir se cocina así en un contexto neoliberal que profundizó la crisis de
pensamiento social, la crisis económica y la desconfianza generalizada en las
instituciones del sistema y en la democracia real. Efervece desde los procesos de
organización local, las ONGs, desde la iglesia de los pobres, los movimientos sociales,
desde las luchas y levantamientos populares y la crisis política, desde el movimiento
indígena, de intelectuales y académicos y de los foros globales antisistémicos como
alternativa no sólo a la crisis del pensamiento social, sino como pensamiento
alternativo con propuestas que proponen otras lógicas para analizar y enfrentar la
crisis.
130
2. FUENTES Y PARTES INTEGRANTES DEL BUEN VIVIR
2.1 Buenos Vivires
A partir de la constitución del 2008 en Ecuador y 2009 en Bolivia, denominadas del
Buen Vivir (Sumak Kawsay) y del Vivir Bien (Sumak Qamaña) respectivamente,
proliferan estudios y aproximaciones conceptuales que buscan aportar con
sistematizaciones para su comprensión y entendimiento40. Existen, por tanto,
diferentes posturas teóricas que explican el Buen Vivir en un verdadero ejercicio de
diversidad, lo que a su vez nos permite afirmar que este paradigma -como nosotros lo
caracterizamos- está en proceso de madurez, de construcción, de aportación y de
tensiones, pues también, como en otras construcciones sobre desarrollo, se ha
generado ya una disputa de sentidos como analizaremos a continuación.
Académicamente, ya hay quienes arriesgan categorizaciones sobre las
posiciones que están colocadas en la mesa del debate sobre Buen Vivir, tarea difícil en
la medida que previamente se debería contar con criterios claros de diferenciación,
mismos que dada la complejidad que este paradigma abarca, dificultan establecer
fronteras entre unas y otras tendencias.
Desde nuestra perspectiva se podría intentar una categorización en relación al
énfasis de cada corriente, ya sea en torno a los presupuestos filosófico-culturales,
ambientalistas o como proyecto político, pero nos resulta, aun así, reduccionista y
arbitrario porque las propuestas emitidas desde cada actor pretenden un
dimensionamiento integrador.
40
En el buscador Google de internet hay más de un millón y medio de páginas que hacen referencia al “Buen Vivir”
131
Hidalgo Capitán con el grupo de investigadores de PYDLOS41 proponen que
Buen Vivir tiene, al menos, tres concepciones diferentes en Ecuador(Hidalgo Capitan,
2014). La primera de dichas concepciones es una suerte de variante del Socialismo del
Siglo XXI, en lo que se ha venido en denominar “Socialismo del Sumak Kawsay”
(Ramírez, 2010a: 5). La segunda de estas concepciones se la entiende como una
“utopía por construir” (Acosta, 2012). Y la tercera de estas concepciones es la que han
difundido los intelectuales indigenistas ecuatorianos.(Hidalgo Capitan, 2014).
A continuación exponemos los elementos centrales de las tres concepciones,
según PYDLOS, incluyendo, ajustes de apreciación y contenidos desde otros autores
para enriquecer la propuesta.
1) La corriente del socialismo del Buen Vivir, ha sido expresada en el discurso
oficialista del Gobierno de Rafael Correa y de varios de sus intelectuales orgánicos. Sus
planteamientos se sustentan en parte en el discurso del Sumak Kawsay andino
(particularmente en lo relacionado al respeto a la naturaleza y la interculturalidad)
pero con elementos del socialismo democrático, con fuertes matices estatistas, pues
las aspiraciones del Buen Vivir en esta versión están “institucionalizadas” en la
constitución, en el plan nacional, en políticas públicas y demás agencias e instrumentos
gubernamentales, de esta manera el socialismo del Buen Vivir, se asemejaría más a un
modelo de Estado centralista burocrático que a un Estado plurinacional con
democracia participativa. Un estado centralista que busca organizar desde ahí, en base
a la planificación y regulación, un nuevo modelo redistributivo-igualitario de sociedad,
El socialismo del Buen Vivir se organiza fundamentalmente alrededor de un
Estado centralista, de derechos, re-distributivo, sustentado en la justicia social y la
movilización de los sectores populares. Para René Ramírez42 (2010)
La propuesta plantea una estrategia nacional endógena y sostenible
para el Buen Vivir con una inserción estratégica y soberana en el sistema mundo.
Esta estrategia consiste en implementar políticas públicas que modifiquen los
41
PYDLOS es un departamento de investigación en temas de desarrollo de la Universidad de Cuenca 42
Ex Secretario de Planificación del Estado del Gobierno de Rafael Correa
132
esquemas de acumulación, redistribución y distribución con un enfoque
territorial que permita reducir las inequidades. En este marco, la planificación de
la inversión pública, los incentivos tributarios productivos y las políticas de
crédito público buscan superar el modelo primario exportador, democratizar el
acceso a los medios de producción y generar empleo de calidad. (2010b:55)
Ana María Larrea Ex Subsecretaria del SENPLADES43sostiene que el Buen Vivir
crece en el marco de disputa de sentidos, y que los procesos constituyentes en
Venezuela, Bolivia y Ecuador tienen el reto de promover agendas programáticas para
el cambio social; resalta los elementos estructurantes de la constitución del Buen Vivir
en Ecuador como el énfasis ambiental, de economía solidaria, la interculturalidad, el
estado plurinacional y los derechos(Larrea, 2010). A estos elementos, se suma el Plan
Nacional del Buen Vivir como “(…)mapa de ruta que orienta la política pública
reivindicando la igualdad como principio de justicia: para la realización plena de todos
los ciudadanos en una sociedad solidaria, que mantenga el «Buen Vivir», como nuevo
paradigma de desarrollo para América Latina”(Ramírez, 2010a:5-6).A propósito de
esto, Katherine Walsh plantea que es el Estado quien se ha arrogado la potestad de
definir qué es Buen Vivir, lo cual se explicita en el Plan de Desarrollo que Ramírez
dirigió; para esta autora, mucho de lo que ahí se plantea hace más relación a los
presupuestos del desarrollo humano y sostenible que a la originalidad del Buen Vivir,
quedando en duda su desprendimiento de la concepción colonial del desarrollo. Walsh
(citado en Schavelzon, 2015)
Para una definición más precisa del socialismo del Buen Vivir del gobierno de la
Revolución Ciudadana, Doris Solís44, apunta que deben considerarse además varios
otros elementos:
Una democracia radical participativa que supone la construcción del
poder ciudadano a través de la participación, rendición de cuentas y control
social. Un modelo económico solidario, que no desecha el mercado pero no lo
convierte en su única fuente de legitimidad, y que más bien da primacía al
trabajo sobre el capital. Una forma social incluyente, que se ancla en la
43
Secretaria Nacional de Planificación y Desarrollo – Ecuador 44
Directora Nacional del partido de gobierno, Alianza país y ex ministra de varias carteras de Estado
133
interculturalidad entendida como la posibilidad no solo de reconocer
cosmovisiones distintas sino, sobre todo, de interactuar y convivir entre sujetos
diversos. Un modo de relacionamiento equilibrado con el entorno y la
naturaleza. El Buen Vivir es entonces vivir a plenitud, integrando todas estas di-
mensiones. Se trata de la construcción de un proyecto emancipatorio y
poscapitalista, bajo el entendimiento de que el capitalismo ya no es reformable.
(Solís, 2010: 9)
Bajo estas argumentaciones, el denominador de “socialismo del siglo XXI” para
esta corriente tiene más un sentido ideológico que practico, pues, su ejercicio en la
política real, tiene sustentos estatistas con un acento populista y una orientación
modernizante del desarrollo con objetivos estratégicos de sintonización menos
asimétrica del país en el capitalismo global.
Por ello, justamente, esta corriente se desenvuelve dentro de la paradoja del
poder, ya que al ser discurso oficial y tarjeta de presentación del gobierno a nivel
internacional en cumbres, foros y eventos oficiales, debe estar acompañada de
evidencias e indicadores coherentes con el mismo, situación que a nivel nacional
(intelectuales, movimiento indígena y en general los movimientos sociales) y de un
importante sector de académicos y líderes de opinión de izquierdas en el plano
global,(Gudynas y Acosta 2011; Fernández et al 2014) es criticada por las
contradicciones en materia ambiental (abandono de la propuesta Yasuní, por ejemplo),
de derechos, desentendimiento del Estado Plurinacional, entre otras.
(…) se critican las contradicciones existentes entre la teoría del Buen Vivir
y la práctica institucional de un gobierno que lo utiliza como marketing político,
legitimando un programa prevalentemente desarrollista y extractivista.
(Gudynas y Acosta 2011: 82; Fernández et al 2014: 104).A este respecto, los
lemas del gobierno más emblemáticos son los que propician el “extractivismo
para salir del extractivismo” y el “sembrar petróleo para recoger conocimiento”,
percibidos desde la crítica como falacias conceptuales y retórica engañosa.
También se denuncia la falta de reflexión teórica y conceptual por parte del
ejecutivo y de los sectores afines, excesivamente dedicados a la planificación
técnica del programa de gobierno y evitando una interlocución abierta y
horizontal con las fuerzas sociales más críticas. (Ayllon Pino, 2014: 10)
134
En este marco, Koldo Unceta cuestiona:
¿Quiere ello decir que los procesos llevados a cabo en nombre del buen
vivir en países como Ecuador o Bolivia a lo largo de los últimos años no han
representado transformaciones sociales más o menos importantes? En modo
alguno. Tanto en uno como en otro caso, las políticas llevadas a cabo han
supuesto cambios sustanciales en la distribución de las rentas y mejoras
evidentes en las condiciones de vida de amplios sectores de la población. Lo que
se pretende subrayar es únicamente que dichos cambios no han supuesto una
modificación del modelo en línea con los postulados del Buen Vivir sino que, por
el contrario, se han denominado “políticas para el Buen Vivir” actuaciones que,
en algunos aspectos, resultan abiertamente contrarias a dicha noción (Unceta,
2014: 34)
2) La segunda corriente, es denominada por Hidalgo Capitán (2014) El Buen
Vivir como Utopía en construcción, o post-estructuralista por Vanhulst (2015), aunque,
a nuestro juicio, tiene sentido considerarla como proyecto político en construcción que
como utopía en sentido abstracto. Su primigenia elaboración en Ecuador se sustenta
igualmente en el Sumak Kawsay andino-amazónico y presenta algunos elementos en el
programa político inicial de Alianza País, se desarrolla e institucionaliza –como
discurso- con la constitución ecuatoriana del 200845 desde donde se expande con un
conjunto de elaboraciones teóricas y políticas(Altmann, 2013). Comparte esta entrada
Unceta cuando afirma que:
(...) las propuestas iniciales relacionadas con el buen vivir –Suma
Qamaña o Sumak Kawsay– parten de la cosmovisión de los pueblos indígenas
andinos y reivindican aspectos propios de las formas de vida preexistentes, tales
como la defensa de la comunidad, la importancia de los saberes tradicionales, o
la inserción de la vida humana en el conjunto de la naturaleza” (Unceta, 2014:
31).
La representación de académicos en esta corriente del Buen vivir está
constituida por autores con un amplio legado de aportes a la crítica al desarrollo y la
de-colonialidad como (Gudynas) (2011), (Escobar)(2005), (Quijano, 2000), (De Souza
Santos, 2010) (Lander, 2001), (Boff, 2009), (Unceta, 2014), (Leff, 2009), (Coraggio,
45
En la Constitución de 2008, se declara en el preámbulo que se busca construir “una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la naturaleza, para alcanzar el Buen Vivir, el Sumak Kawsay”, se desarrolla en el articulado sobre “Régimen de desarrollo y se hace alusión en alrededor de 100 artículos.
135
2004), (Tortosa, 2005), siendo sus principales representantes quizá, Alberto Acosta46 y
el mencionado Gudynas(Hidalgo Capitan, 2014).
Según Hidalgo Capitán, esta corriente denota un “planteamiento ecléctico a
modo de collage postmoderno” (2014: 35), sobre el que Acosta (2012) advierte que se
trata de un concepto en permanente construcción: “El concepto del Buen Vivir no sólo
tiene un anclaje histórico en el mundo indígena, se puede sustentar también en otros
principios filosóficos: aristotélicos, marxistas, ecológicos, feministas, cooperativistas,
humanistas…” (Acosta, 2012:28), confluencias que igual que para nosotros, explican un
proceso de ordenamiento conceptual, sistémico y que responden a las vicisitudes del
nuevo milenio en el sentido de que la visión del Buen Vivir:
Es compartida por los movimientos y organizaciones políticas que van
fraguando una cultura política y un proyecto socioeconómico basado en el anti-
capitalismo, el ecologismo, el feminismo, la democracia participativa, el
comunitarismo de los bienes, la cultura del cuidado, la autogestión, la economía
social, la propuesta de instituciones internacionales altermundistas y
desglobalizadoras respecto al modelo de globalización neoliberal. (Salazar Díaz,
2014: 23-24)
Esta evolución expresa la permanente búsqueda por encontrar alternativas de
vida en el marco de las luchas de los pueblos por la libertad y la vida digna(Acosta
2012) cuyos pilares serían: a) la idea de armonía con la naturaleza, b) la perspectiva
social popular de una sociedad democrática y equitativa, c) el Estado plurinacional e
intercultural como eje de una democracia social, participativa y de derechos humanos
y colectivos, d) el ejercicio de las soberanías política, económica, cultural(Vanhulst,
2015)
Alberto Acosta como el ideólogo y autor que más ha difundido a nivel
internacional en el debate sobre este tópico sostiene que el Buen Vivir
46
Ex Presidente de la Asamblea Constituyente del 2008 y autor de varios libros sobre Buen Vivir (algunos de los cuales han sido traducidos al inglés, francés y alemán).
136
(…) surge desde visiones utópicas, se fundamenta en la realidad del
todavía vigente sistema capitalista y en la imperiosa necesidad de impulsar en el
mundo la vida armónica entre los seres humanos y de estos en la naturaleza; una
vida que ponga en el centro la autosuficiencia y la autogestión de los seres
humanos viviendo en comunidad”(Acosta, 2012: 32).
Para él, esta aspiración de armonías ser humano-naturaleza, vida plena, etc.,
no es exclusiva de las culturas andinas o amazónicas: es parte de muchas culturas en
diferentes tiempos y espacios en la historia. En nuestro continente existen elementos
semejantes dentro de culturas como la Mapuche (Chile), los Guaranís de Bolivia y
Paraguay, los Kunas (Panamá), los Achuar (Amazonía ecuatoriana), pero también en la
tradición Maya en Chiapas (México), entre otros, y en occidente en la filosofía
aristotélica de la “vida buena” (Acosta, 2013).Villasante agregaría otros aportes a los
buenos vivires: en Asia el Swaraj o autogobiernos propiciados por Gandhi, el taoismo,
el budismo zen, que implican vida comunitaria y comunión con la naturaleza, y en
occidente-norte, las llamadas transiciones post-capitalistas como el ecosocialismo,
convivencialismo, post-crecimiento(Villasante, 2014).
En esta diversidad, Acosta señala:
El Buen Vivir acepta y apoya maneras de vivir distintas, valorando la
diversidad cultural, la interculturalidad, la plurinacionalidad y el pluralismo
político. Diversidad que no justifica ni tolera la destrucción de la Naturaleza, ni la
existencia de grupos privilegiados a costa del trabajo y sacrificio de otros.
(Acosta, 2012: 226)
Lo esencial de este pensamiento, afirma Acosta (2012), es que surgiendo de la
periferia, ha generado expectativas, reflexiones y preguntas no sólo en el contexto
andino sino a nivel global. Por ello representa un punto de quiebra entre la noción de
desarrollo, su deconstrucción, y la oportunidad para imaginar otras posibilidades de
convivencia para nuestros países pero también para los países industrializados.
El eje sobre el cual gira el debate, y en el que radica precisamente la fuerza del
concepto, es la crítica y la propuesta alternativa al desarrollo, que genera “debates
deconstructivos y constructivos, desde concepciones y paradigmas de vida
137
alternativos”(Crespo, 2013) que provienen de grupos “minoritarios”, “excluidos”,
“marginados”, “discriminados” e incluso “humillados”. Grupos culturales que según
Tortosa están en “la periferia social de la periferia mundial” (Tortosa, 2011:11).
El Buen Vivir o Vivir Bien abarca una serie de propuestas que surgen y se
debaten como respuesta diferente a la visión convencional del desarrollo. Hay una
permanente exploración de otras perspectivas no sólo académicas sino de prácticas
sociales y culturales. Para Gudynas, no es tan importante encontrar una definición
única del concepto como entender que este es un concepto en “construcción, y que
necesariamente debe ajustarse a cada circunstancia social y ambiental” (Gudynas,
2011: 17)
Gudynas (2011), identifica al menos tres planos relevantes para abordar este
proceso de construcción del concepto de Buen Vivir. El primero es que cuestiona en
forma radical las bases conceptuales del desarrollo y la ideología de progreso,
abordando aspectos esenciales que son ampliamente ignorados en las visiones
convencionales, como las maneras de concebirnos a nosotros mismos y de concebir el
mundo. El segundo plano hace referencia a la narrativa del desarrollo y a la
legitimación de las ideas de progreso, que conciben crecimiento y consumo como
indicadores de bienestar. En el tercer campo se encuentra el desafío más grande para
viabilizar el concepto, y es precisamente convertirlo en estrategias y acciones
concretas, como proyectos políticos, planes gubernamentales, marcos normativos y la
formulación y aplicación de alternativas al desarrollo convencional, que efectivamente
se diferencien de los postulados que se critican.
Estos tres elementos le permiten sostener que un “componente esencial del
Buen Vivir es un cambio radical en cómo se interpreta y valora la Naturaleza. En varias
de sus formulaciones, se convierte al ambiente en sujeto de derechos, rompiendo con la
perspectiva antropocéntrica tradicional” (Gudynas, 2011:3).
Desde esta perspectiva crítica con el antropocentrismo, Dávalos, sostiene que
la “teoría económica vigente adscribe al paradigma cartesiano del hombre como:
138
“amo y señor de la naturaleza”, y comprende a la naturaleza desde una
ámbito externo a la historia humana (un concepto que incluso es subyacente al
marxismo), el Sumak Kawsay (Buen Vivir) incorpora a la naturaleza en la historia.
Se trata de un cambio fundamental en la episteme moderna, porque si de algo se
jactaba el pensamiento moderno es, precisamente, de la expulsión que había
logrado de la naturaleza de la historia. De todas las sociedades humanas, la
episteme moderna es la única que ha producido tal evento y las consecuencias
empiezan a pasar la factura. El Sumak Kawsay (Buen Vivir) propone la
incorporación de la naturaleza al interior de la historia, no como factor
productivo ni como fuerza productiva, sino como parte inherente al ser social
(Dávalos, 2008: s/n).
En línea con esta crítica, la comprensión del Buen Vivir requiere profundas
rupturas cognitivas y políticas, ya que tiene las siguientes características: es una
propuesta desde la periferia del mundo; es una alternativa al desarrollo; se orienta a
un reencuentro con la naturaleza y se constituye en un reto democrático para el
capitalismo y el socialismo. Su originalidad radica en que surge de
(…) raíces comunitarias no capitalistas, plantea una cosmovisión
diferente a la construcción occidental de civilización hegemónica. Rompe por
igual con las lógicas antropocéntricas del capitalismo en tanto civilización
dominante así como con los diversos socialismos “reales” existentes hasta ahora
y sus contradicciones intrínsecas” (Acosta, 2013: 8)
Esta visión, encuentra una clara contraposición con el desarrollo desde la lógica del
“progreso civilizatorio occidental”, que establece:
(…) dicotomías de dominación: desarrollado-subdesarrollado, avanzado-
atrasado, superior-inferior, centro-periferia, primer mundo-tercer mundo (…) Así
cobró nueva fuerza la ancestral dicotomía salvaje-civilizado, que se introdujo de
manera violenta hace más de cinco siglos en nuestra Abya-Yala con la conquista
europea”(Acosta A. , 2013).
El Buen Vivir, es por tanto una propuesta alternativa a la colonialidad del
poder, que se expresa en relaciones de dominación norte-sur y nos impone:
139
(…) el conocimiento occidental homogeneizante pretendiendo anular los
saberes populares, la colonialidad del ser que silencia la alteridad y la otredad de
las minorías, y la colonialidad del tener que pretende reducir el Buen Vivir a
términos de consumo, y en ese sentido se cree superior a quien más
tiene.(Acosta A. , 2013).
Esta versión alternativa o post-estructuralista constituye un potente programa
de crítica al desarrollo convencional, al desarrollismo progresista, al extractivismo y
consumismo. Sin embargo, está fuertemente confrontado con los discursos y prácticas
del Buen Vivir institucionalizado, esto es de los gobiernos llamados progresistas y
evidentemente con aquellos que transitan abiertamente aun, por los senderos del
neoliberalismo del XXI(Vanhulst, 2015).
3) La tercera tendencia en el Buen Vivir está caracterizada como la “genuina” e
“indigenista” por el PYDLOS (2014). Es la referida al Sumak Kawsay, que aunque ya nos
referimos detenidamente en su conceptualización en la Parte I de este trabajo, aquí
trataremos exclusivamente sus puntos más relevantes. PYDLOS define el Sumak
Kawsay como “la filosofía de vida del indígena (runa) basada en la búsqueda y el
mantenimiento de la armonía con la comunidad y con los demás seres de la
naturaleza, y que tiene tanto un plano de aspiración vital como otro de cotidianeidad
vital” (Hidalgo Capitán, 2014: 29).
Se le atribuye el carácter de indigenista por contener un legado de luchas y
reivindicaciones históricas por la liberación del pueblo indígena, fundamentalmente
por su autonomía; representa el punto de des-marcación política con la “corriente
intelectual de blancos y mestizos, que hasta mediados del siglo XX en los países
andinos se proclamaba como defensora de los indios” (Hidalgo Capitán, 2014: 31).
Como parte de este grupo, se destacan intelectuales indígenas kichwa-
ecuatorianos, aymara-bolivianos y quechua-peruanos como Viteri (200047), Yampara
47En materia de Buen Vivir señala esta antología en referencia a Carlos Viteri Gualinga, destaca su breve trabajo “Visión indígena del desarrollo en la Amazonía”, elaborado y difundido en el año 2000 y varias veces publicado en 2002, 2003, 2004, 2005 y
140
(2001), Rengifo (2002). Como ya se señaló, el hito culmen de esta construcción, para
Ecuador representa el 2008 con su proceso constituyente donde se posicionan los
conceptos en escenarios políticos y académicos más amplios y se promueven autores
indígenas y no indígenas, que enriquecen esta corriente como Luis Macas, Blanca
Chancoso, Nina Pacari, Luis Maldonado, Ariruma Kowii, Lourdes Tibán, Humberto
Cholango, Silvia Trujillo, Floresmilo Simbaña, Mónica Chuji, Pablo Dávalos y Atawallpa
Oviedo entre los más significativos48.
Desde la visión indígena kichwa de la Amazonía, esta práctica social va mucho
“más allá de lo material”, porque responde a:
(…) una visión holística acerca de lo que debe ser el objetivo o la misión
de todo esfuerzo humano, que consiste en buscar y crear las condiciones
materiales y espirituales para construir y mantener el ‘buen vivir’. Se trata más
bien de una “filosofía de vida de las sociedades indígenas [y] constituye una
categoría en permanente construcción. Viteri (citado en Atmann, 2013: 290)
Para abordar este tema, afirma Houtart (2011), se requiere una nueva sociología del
conocimiento orientada hacia los análisis contextuales:
Toda producción de sentido se realiza en un contexto social preciso y
tiene funciones propias. En la época pre-colonial, eran pueblos autónomos los
que vivían en el Continente, con sus cosmovisiones, sus saberes, sus
representaciones, su racionalidad; todos en correspondencia con su situación
material y su modo de relacionarse con la naturaleza. (….) Los ritos, los cultos,
correspondían a la necesidad de actuar simbólicamente en una realidad
difícilmente controlable y eran muy racionales. Se inscribían dentro de un
pensamiento que podemos llamar simbólico (que identifica el símbolo con la
realidad). La función social de este último consistía por una parte, en expresar el
carácter holístico del mundo y así crear una fuerte convicción de la necesaria
armonía entre la naturaleza y los seres humanos, y por otra parte, en manifestar
la fuerza de las representaciones y los ritos de la acción humana en su entorno
natural y social. Los pueblos eran diferentes entre sí, con expresiones también
variadas, pero con la misma cosmovisión fundamental (Houtart, 2011: 2)
2006;también es autor de la tesis de licenciatura inédita Sumak Kasai. Una respuesta viable al desarrollo, presentada en el año 2003 en la Universidad Politécnica Salesiana de Quito. 48
Estos autores tienen una vasta gama de publicaciones sobre el tema desde inicios del 2000.
141
En la línea indigenista-esencialista, Muruchi Poma, explica las bases filosóficas del
pensamiento andino que constituye este Sumak Kawsay:
Sumak Kawsay/Suma Qamaña es una percepción vivida en el sentido del
Pachakutik. Pues refleja una forma de vida que tiene sus raíces en la historia
milenaria de los andino-amazónicos. La misma aún existe en la práctica diaria de
las comunidades. Pero también es una propuesta de vida para el futuro. Por
tanto, esa forma de vida vista y vivida es un proyecto con un basal sistémico de
percepción del tiempo y espacio (Pachakutik) en sus tres componentes: pasado
convivido, presente conviviendo y futuro a convivirla, en el sentido no lineal sino
cíclico. (Poma, 2015: s/n)
Una variante del esencialismo indigenista, lo propone Leonardo Boff desde la Teología
de la Liberación quien recoge la base filosófica holística andina y la transfiere hacia un
estado ideal de comunión-comunidad terrenal, conjugando así lo andino con el
cristianismo.
Buen Vivir apunta a una ética de lo suficiente para toda la comunidad y
no solamente para el individuo. El Buen Vivir supone una visión holística e
integradora del ser humano, inmerso en la gran comunidad terrenal, que incluye
no sólo al ser humano, sino también al aire, el agua, los suelos, las montañas, los
árboles y los animales; es estar en profunda comunión con la Pachamama
(Tierra), con las energías del Universo, y con Dios. (Boff, 2009).
En síntesis, algunos de los principios reconocidos por estos autores como aspectos
fundamentales del Sumak Kawsay son:
Esta breve descripción de las miradas diversas que han proliferado sobre Buen
Vivir, dan cuenta del potencial productivo que ha generado esta nueva perspectiva con
sus bifurcaciones y lucha de sentidos49, aunque al menos entre estas tres corrientes, se
percibe un consenso: que el Buen Vivir representa otra opción diferente al desarrollo,
que recupera la deuda histórica con los pueblos originarios y que es una respuesta
adecuada para enfrenar las crisis ambiental y socio-económica. El disenso yace en
definir los actores que lo impulsan: el Estado como actor protagónico (estatismo) o en
comunión con la sociedad civil organizada y los movimientos sociales.
49
Para ampliar referencias sobre este debate se puede consultar: A. Oviedo (2014); A. Escobar (2010); Del Viso (2010).
142
La ausencia en estos debates hace relación a la organización del Buen Vivir,
capaz de que pueda convertirse en un programa de sociedad en línea diferente a
cualquier forma en que el desarrollo persiste y resiste en el imaginario y en la realidad.
2.2 El Buen Vivir como sistema complejo
Más allá de las caracterizaciones anteriores, para nuestro entendimiento, el
Buen Vivir es una propuesta socio política de organización societal que promueve la
construcción de un sistema complejo de correspondencias e interacciones de las
sociedades humanas tanto con su entorno socio-ambiental, como entre sus miembros
y con otras sociedades, en un marco de interculturalidad, convivencia recíproca y
equilibrio de desenvolvimiento armónico, dinámico e inclusivo.
No cabe por tanto, en este paradigma, relaciones asimétricas o inequidades
donde el sistema natural resulte afectado negativamente por la acción humana, pierda
equilibrio e integridad de tal manera que su desenvolvimiento se vea atrofiado en sus
posibilidades de reproducción; igualmente en el sistema social se busca superar la
explotación del hombre por el hombre y establecer relaciones de cooperación
fundamentadas en las necesidades y el bienestar.
El Buen Vivir así entendido es una categoría, sistémica, concreta y total; abarca
todos los ámbitos de la vida en sociedad y envuelve en su perspectiva, el ecosistema
del cual los humanos somos parte constitutiva y unidad indisoluble de vida.
Representa un proceso de sistematización de alternativas a la crisis civilizatoria que
vive la humanidad y en particular a la crisis de la noción de desarrollo; se asume como
un proceso en construcción de validez contextual y no universal, diverso y flexible y
nada dogmático ni acabado.
Los elementos que propone la constitución ecuatoriana del 2008 representan
un esquema viable, inicial de lo que sería la sociedad del Buen Vivir. De ahí extraemos
143
las fuentes y partes integrantes del Buen Vivir actual, dinámico, inclusivo y
democrático
2.3 Fuentes del Buen Vivir
En correspondencia con nuestro análisis precedente, las fuentes del Buen Vivir
vienen de la crítica al desarrollo y las propuestas de desarrollo alternativo, del
posdesarrollo y de los movimientos sociales anti-sistémicos y de una matriz filosófica
andina, el Sumak Kawsay.
El siguiente cuadro, muestra la matriz de sus nutrientes epistemológicos que
analizamos en otros capítulos:
CUADRO N° 16
CONTRIBUCIONES PARADIGMATICAS AL BUEN VIVIR
PARADIGMAS ELEMENTOS PARA EL BUEN VIVIR
Desarrollo sostenible Lo ambiental como parte de la agenda del
desarrollo. Búsqueda de articulación
tridimensional con aspectos económicos y
socio culturales
Desarrollo Humano Inclusión de nuevas variables en la
comprensión del desarrollo: necesidades,
libertades, capacidades, empoderamiento
social, género, cultura, ambiente.
Desarrollo Local Concertación de actores locales;
territorialización del desarrollo;
descentralización; planificación local a partir de
recursos endógenos.
Posdesarrollo Límites al crecimiento; teorías del
decrecimiento; anti-extractivismo
Movimientos sociales50
Luchas anti-sistémicas; ecofeminismo, ecología
de los pobres, otras economías;
interculturalidad y unidad en la diversidad.
Participación social, ciudadana y política.
Sumak Kawsay Principio de integralidad entre seres vivos y la
perspectiva de unidad con el ser humano,
naturaleza superando el antropocentrismo
occidental; principios de economía solidaria y
reciprocidad. Identidad cultural. De-
colonialidad.
Elaboración: P. Carpio B. 2015
50
http://www.forumsocialmundial.org.br/main.php?id_menu=19&cd_language=4
144
2.3.1 Desde la crítica al desarrollo
Del desarrollo alternativo, se recupera la necesidad de articular otros
elementos más allá del económico, como los factores ambientales, culturales, sociales
y políticos propuestos para un nuevo desarrollo; territorializar los objetivos
estratégicos de acuerdo a las perspectivas de actores locales y las potencialidades del
territorio, descentralización política como mecanismo de concretar la visión y misión
local.
Del desarrollo sostenible, representa una importante corriente que pone sobre
la mesa del debate global desde las NN.UU. el tema ambiental, en articulación con la
economía y la dimensión socio-cultural. Su principal preocupación radica en el uso no
sostenible de los recursos naturales y en la necesidad de un manejo técnicamente
adecuado de los mismos a fin de que no pierdan su capacidad de renovación. De esta
idea central se han desarrollado planteamientos más consistentes sobre el cuidado de
los ecosistemas y las interacciones con la biosfera en general; han surgido métodos y
técnicas más amigables de producción, como la ciencia de la Agroecología, impulsada
ampliamente en programas locales y nacionales de desarrollo por agencias
gubernamentales y no gubernamentales; se han desarrollado nuevos enfoques para la
gestión del agua y de cuencas hidrográficas así como de forestación y reforestación; la
biodiversidad es parte de programas de manejo y conservación; se han desarrollado
tecnologías con SIG y cartografía para manejar áreas de conservación; a nivel urbano
han emergido conceptos y programas como el de “ciudades sustentables” y el derecho
a la ciudad”; el tema ambiental es considerado como un sistema dentro de los planes
de desarrollo y ordenamiento territorial en interacción con el nivel económico, social,
cultural e institucional tanto en Ecuador como en muchos otros países
latinoamericanos que han recuperado la planificación del Estado.
145
La definición de áreas protegidas como espacios geográficos para una gestión
sustentable por medios legales, normativas y acciones amigables para su conservación
por su alta biodiversidad biológica, riqueza paisajística, servicios ecosistémicos y/o,
patrimonio cultural es un indicador relevante de los países en relación a la
sostenibilidad ambiental. En Ecuador, se han definido 51 áreas protegidas que
representan alrededor del 20% del territorio nacional conservado, esto es como 19
millones de hectáreas que se enmarcan dentro del Sistema Nacional de Áreas
Protegidas (SNAP) distribuidas en todo el país.(MAE, 2010).
Por último, el desarrollo sostenible dio pautas para un entendimiento más
integral del desarrollo, pues, además de incorporar el tema ambiental como elemento
clave, anunció estrategias de participación social en la gestión de territorios, políticas
públicas y financiamiento, temas de descentralización y hasta aspectos culturales. El
desarrollo sostenible evolucionó en dos direcciones, hacia propuestas de capitalismo
verde bajo formas de aprovechamiento de los recursos con tecnologías menos
contaminantes y con propuestas de consumo responsable. Por otro lado, hacia
propuestas de posdesarrollo con cero crecimiento como intento último por preservar
los servicios ambientales de los ecosistemas que sostienen la vida planetaria.
El Buen Vivir recupera todo el bagaje sobre ambiente y desarrollo y ubica la
problemática ambiental desde una perspectiva integral entre ser humano y naturaleza,
reconociendo a esta la calidad de sujeto con derechos, como lo ampliaremos más
adelante en el análisis de las partes constitutivas del paradigma.
En el bloque de otros desarrollos, donde cabe el “Desarrollo Humano” y sus
variantes incluyendo las teorías de Amartya Sen (2000) y Manfred Max Neef (2010)
sobre capacidades, libertades y necesidades, podemos señalar que los aportes más
dinámicos son el entender el desarrollo desde un enfoque multidimensional,
señalando explícitamente que el énfasis en el crecimiento económico es
absolutamente limitado como proyecto para nuestras sociedades y ubica al centro del
desarrollo al ser humano. Desde esta perspectiva se potencian un conjunto de
discursos que señalan la importancia de los actores locales en la definición de las
146
estrategias de desarrollo, por ello su énfasis radica en apoyar el fortalecimiento de
capacidades para que estos puedan “agenciar” el desarrollo de acuerdo a sus
necesidades identificadas.
Se desprende desde aquí, una línea de gestión del desarrollo relacionada con la
construcción de ciudadanía, de empoderamiento social, de derechos, de organización
y participación, de educación de adultos, trasmutando la idea original de funcionalizar
a la población para el desarrollo, hacia una dimensión más política del
empoderamiento a partir de la reflexión y la acción colectiva para producir cambios
democráticos en las sociedades. El enfoque de género aparece como sustancial en los
debates y programas de desarrollo. Este enfoque parte de entender el fundamental rol
de la mujer en la sociedad y en la necesidad social y política de atacar las inequidades
que por mera razón biológica, oprime a la mujer en sus potencialidades de realización
personal y colectiva.
Bajo estos enfoques proliferaron programas de desarrollo alternativo que
ponían énfasis en las propias fuerzas y potencialidades de los actores y del territorio,
como, por ejemplo, la potenciación de economías locales a partir de recuperación de
especies nativas o criollas, agrícolas o pecuarias, el uso de tecnologías adecuadas, la
producción limpia, los mercados justos, etc. En los aspectos ambientales, la protección
del agua, el manejo de ecosistemas como el páramo, la reforestación con plantas
vernáculas entre otros aspectos. Y con los ejes transversales como género,
participación, autogestión y sostenibilidad. Todos estos elementos redefinidos del
contexto del desarrollo alternativo son incorporados ahora como estrategias del Buen
Vivir.
Por fin, la corriente de desarrollo local cuenta también con relevantes
contribuciones a la teoría del desarrollo y a la construcción del Buen Vivir. Esta
elaboración teórica está impregnada de conceptos y adjetivos derivados del desarrollo
147
alternativo51, pero el punto de atención central aquí es “lo local”, que no es otra cosa
que el territorio entendido como una construcción social donde interactúan las
sociedades con su geografía específica.
Desde el Buen Vivir se recupera el rol de los actores locales en la gestión del
territorio, para planificar y gestionar el desarrollo a partir de objetivos estratégicos
previamente concertados en procesos participativos. En este sentido, la constitución
de ciudadanía organizada y con capacidad de análisis, consensos y propuestas en
interacción con los gobiernos locales es un aspecto básico para la gobernabilidad del
Buen Vivir.
Además de estos aspectos se rescata de esta propuesta la necesidad de la
descentralización político-administrativa de los territorios. Esta forma de organización
estatal resulta para el Buen Vivir la única posibilidad real de convergencia, gobernanza
y gobernabilidad nacional-local, por ello reclama por una democracia territorial
descentralizada como eje fundamental del desarrollo nacional.
La descentralización es un tema de tensión permanente entre Estado y
territorios pues implica
(…) la exigencia de “redistribuir” el poder hacia lo local y por la necesidad
de encontrar articulaciones consistentes entre niveles de gobierno, que deberían
resolverse bajo un esquema de planificación coherente y consistente. Sin
embargo, la obsesiva pasión de los políticos por controlar y protagonizar todo
proceso –ya sea a nivel nacional o local– aleja la opción privilegiada de construir
modelos de gestión, modernos, ágiles y efectivos, y en lugar de promover la
descentralización, se afirman prácticas centralistas inaceptables para los nuevos
retos del desarrollo territorial (Carpio, 2011: 14).
En la perspectiva del Buen Vivir, la descentralización democrática constituye un
pilar clave para su viabilidad, pues este tema sigue siendo un tema de tensión y
conflicto y aunque esté escrita en las constituciones, ésta sigue siendo inconclusa; para
51
Como referencia de este uso indiscriminado, anoto un término particular de un texto de planificación estratégica de la Asociación de Municipalidades del Ecuador –AME- , para referirse a un “componente” del desarrollo local, el de “Identidad sostenible”
148
el Buen Vivir la gestión y defensa de los territorios desde la perspectiva de su
población es innegociable.
2.3.2 Desde el Sumak Kawsay
De la conceptualización del Sumak Kawsay andino se recuperan los principios
de integralidad entre seres vivos y la perspectiva de unidad entre el ser humano y la
naturaleza, superando el antropocentrismo occidental. Este entendimiento de que
somos parte de un ecosistema global nos ata indisolublemente a la reciprocidad y
solidaridad con toda expresión de vida pues, por lógica existencial, la transgresión de
los equilibrios sistémicos se traducirá en amenazas a la propia continuidad
comunitaria, familiar e individual.
Además de este elemento filosófico, se consideran también las perspectivas de
economía solidaria y determinados entendimientos anticapitalistas, sin la tensión de la
competencia individualista y la acumulación de riqueza.
Filosóficamente, el Sumak Kawsay aporta elementos trascendentales sobre el
sentido de la vida: “el estar bien en comunidad” para ellos tiene un sentido pleno y
suficiente. Para nuestra sociedad aquel sería un estado de quietismo que contradice el
emprendimiento y la competencia por “avanzar, ser más y mejor”, una forma de
entender el desarrollo que esconde detrás el “estar en mejores condiciones para tener
más”, lo cual parece ser el verdadero sentido de la vida de los individuos en las
sociedades occidentales. En esta visión cosificada de la vida el peligro que se evidencia
es que toda organización social y económica gire en torno a la obtención de
“plusvalor”, rentabilidad, ganancia, acumulación y consumo, espiral que termina por
conflictuar el propio sistema social y ambiental que, en sus crisis, amenaza el
ecosistema global en su conjunto. Desde nuestra perspectiva, este es el principal
dilema que debe enfrentar un proyecto de sociedad como el Buen Vivir.
149
2.3.3 De las resistencias y movimientos sociales
El contexto sociopolítico nacional y global de las últimas décadas del siglo XX,
bajo el neoliberalismo, si bien dejó estructuras socio-económicas, políticas e
institucionales desconfiguradas y en crisis, por el lado de las resistencias y
movimientos sociales se produjo la emergencia de nuevas actorías y discursos
innovadores, más abiertos a alianzas políticas y conformación de plataformas y redes
reconociendo la diversidad, menos burocratizadas, pro-activas y participativas,
contestatarias con el sistema y con perspectivas de poder.
Son organizaciones de nuevo tipo que entran en escena relevando a sindicatos
obreros, federaciones campesinas, cooperativas y otras formas de organización
gremial y popular que agotaron su convocatoria y discursos en la década de los
setenta. Se trata de movimientos de mujeres, organizaciones ambientalistas y de
derechos humanos, organizaciones comunitarias de base, movimientos urbanos, y
hasta organizaciones no gubernamentales. Resaltan en este abanico las organizaciones
de pueblos y nacionalidades, que hasta ahora ubicados en las fronteras del sistema,
cobran protagonismo al impulsar luchas anti-neoliberales cada vez más conectadas
con pares o semejantes en la escala nacional y global, cuyas agendas comunes hacen
relación a la exigencia de los sectores excluidos por la participación democrática en la
toma de decisiones de la política pública, del estado y de gobiernos locales; critican el
modelo extractivista depredador de la naturaleza y los ecosistemas, reclaman por
otras formas de producción y consumo, por la interculturalidad, la plurinacionalidad, la
democracia participativa, los derechos humanos, colectivos, la soberanías (de
territorio, alimentaria, del cuerpo, del pensamiento) dando un salto cualitativo en sus
programas y formas de acción colectiva.
Por su parte el movimiento de mujeres es otro colectivo que emergió con
mucha fuerza en estas décadas incidiendo en varios de los cambios fundamentales que
se han incorporado en la legislación tanto local como nacional, así en temas de
derechos reproductivos, salud y representación política (en toda lista de elección
150
popular debe constar alternabilidad hombre-mujer o viceversa) se han asimilado
avances democráticos muy importantes.
El sector ambientalista también se abrió espacio en esta fase, pues la crisis
generalizada del país nos condujo a un total desorden en el acceso a los recursos
naturales, los mismos que entraron como parte de la bandeja neoliberal a la feria del
mercado para ser objeto de compra-venta y de la consiguiente entrega de extensiones
de tierra a las transnacionales. Así, al módico precio de “dólar por hectárea” se
concesionaron varios millones de hectáreas a empresas mineras (oro, plata, cobre,
uranio, etc.) y petroleras. Igualmente se destinaron cientos de miles de hectáreas a
empresas camaroneras en áreas de manglar que fueron taladas; la explotación
maderera en la cordillera occidental de los Andes y en la Amazonía está marcando
records históricos y mundiales en tasas de deforestación. En esta situación se ha
desatado una alta conflictividad entre comunidades locales y empresas mineras, y en
este conflicto, las organizaciones ambientalistas han tomado cuerpo y han ido
conformando a nivel nacional un importante movimiento social que tiene su eco en la
vida del país.
Contribuye en la formación y el fortalecimiento de movimientos y
organizaciones sociales, así como en el desarrollo del pensamiento alternativo, la
Teología de la Liberación o iglesia de los pobres, entre cuyos ideólogos más notables52
destacan Pedro Casaldaliga, Leonardo Boff, Gustavo Gutiérrez, John Sobrino, Giulio
Gerardi (+) y en nuestro país, el Arzobispo de los indios, Leónidas Proaño(+)quien:
en vísperas de la anunciada celebración de los 500 años del
“descubrimiento” de América, llamaba la atención críticamente sobre el saldo
histórico negativo para la población indígena. Y, además, se unía a la denuncia
de las consecuencias de la explotación indiscriminada de la naturaleza,
particularmente de la región amazónica, porque comprometía la vida de
comunidades originarias. En este contexto, Proaño reivindicaba el valor de las
relaciones humanas, y de éstas con su entorno natural, que veían en el modo de
vida indígena una base para un ordenamiento social más amplio: El indio piensa
con el corazón que la tierra es su madre. (Cortez, 2011)
52
Entrevista personal con el diacono José Astudillo Msc, catedrático de la Universidad de Cuenca-Ecuador el 6 de septiembre del 2015, en el centro de postgrados de la facultad de Economía de esta universidad.
151
Desde ONGs de tendencia progresista (ej. Intermón de España), movimientos
sociales académicos y activistas sociales se creó así, en los años ochenta y noventa un
potente discurso que al margen del marxismo, imperante en sindicatos y gremios,
reivindicaba el protagonismo y acción directa de las organizaciones sociales en la
esfera pública. Se fortalecen en este período los movimientos barriales, de mujeres, de
jóvenes, grupos ecologistas y fundamentalmente el movimiento campesino e indígena
en el caso ecuatoriano, donde una importante generación de dirigentes salta al
escenario político nacional y particularmente, el movimiento indígena se torna
protagonista en el escenario del país.
Puede señalarse, además, que un fuerte contingente de sectores medios
emerge a la vida política como negación a los partidos tradicionales, populistas y
oligárquicos que dominaron la escena en estos últimos veinticinco años de historia
ecuatoriana. La entrada de este sector es por la vía de exigir participación y romper los
círculos viciosos y autocentrados de poder local y nacional. Se exige una democracia
directa y participativa, mecanismos de consulta, de transparencia y de rendición de
cuentas, temas que la denominada partidocracia jamás tenía en mente.
El eje fundamental sobre el cual se tejen las respuestas es la crítica a la
democracia representativa y formal. Se puso en evidencia que el sistema político y
jurídico no expresaba la diversidad cultural que existe en nuestra sociedad, así, en la
reivindicación de reconocimiento se crece el movimiento indígena, el mismo que pasa
a constituirse en la principal fuerza social y desarrollando una propuesta política más
allá de situaciones puntuales para sus comunidades.
En todos estos procesos innovadores se produce un retorno a lo local, como
espacio más factible de incidencia política y de concertación entre los actores, pues el
nivel centralizado del Estado queda realmente lejos para las demandas ciudadanas y
en esta fase se encuentra en pleno desmontaje su propia institucionalidad; es el ajuste
macroeconómico, la deuda externa, las transnacionales y la omnipresencia
norteamericana en sus decisiones lo que le obnubila. Queda en manos de los
152
gobiernos locales hacerse cargo de la sociedad y la gente y en esta responsabilidad
emerge una nueva forma de gestionar el desarrollo, nuevos espacios de participación,
nuevas perspectivas para entender el territorio.(Ramón, 2004). Experiencias múltiples
se registran en varios espacios del Ecuador, sin embargo resaltan los procesos en los
cantones indígenas de Cotacachi (Larrea, 1999) al norte y Nabón (Intercooperación,
2009) al sur del Ecuador.
Estas experiencias sin duda constituyeron la avanzada popular para impulsar
una plataforma que llevó a Correa al poder y que logró en la asamblea Constituyente
del 2008 incluir los aspectos más democráticos en una Constitución en toda la historia
del Ecuador.
En la trama de resistencias se va configurando una suerte de programa que
moviliza a las organizaciones sociales-populares, las mismas que pueden sintetizarse
en las siguientes:
a. La participación ciudadana y política: por la necesidad de tomar parte en las
decisiones sobre lo público y disputar espacios al poder constituido tanto en la
escala local como nacional
b. La defensa de territorios: por la arremetida extractivista que expulsa pueblos y
comunidades de sus hábitats naturales en función de los intereses de las
transnacionales
c. La defensa de culturas: frente a la desestructuración de culturas y saberes por
la globalización, se plantea la interculturalidad como sistema de convivencia
social.
d. Soberanías: La plurinacionalidad
153
2.4 Las Partes integrantes del Buen Vivir y sus dimensiones
Aceptando que el Buen Vivir constituye un sistema complejo de interacciones
entre múltiples elementos, cuya integración y acoplamiento genera una dinámica
positiva, incluyente de armonías para la realización de colectividades humanas en
sustentabilidad y en compatibilidad con el equilibrio de ecosistemas, la tarea es
explicar cuáles son las partes integrantes motrices y cuales sus funciones dentro del
sistema.
Sin caer en visiones evolucionistas, deberemos señalar que el Buen Vivir está
más allá del desarrollo convencional en el sentido de las realizaciones básicas que se
asume que este, en cualquier sociedad y cultura, debería haber cumplido. Nos
referimos a la obligación neta de cualquier gobierno por satisfacer las necesidades
básicas de su población: agua, saneamiento, educación, salud primaria, vivienda y de
elementales componentes de la democracia formal como el respeto a los derechos
humanos. Esta afirmación podría llevarnos a incurrir en la errada deducción de que los
países que han superado estos elementales requisitos están ya en la vía del Buen Vivir.
Lo que afirmamos es que los elementos o partes que integran el Buen Vivir están más
allá de la lógica desarrollista y que, aunque un régimen político de Buen Vivir deba
asumir estas tareas, requiere un conjunto de estrategias diferentes para
complementar el “bienestar” de su población con orientación a otras valoraciones de
la vida y a través de otra organización de la sociedad.
La base para sustentar “las partes integrantes del Buen Vivir” como aquí la
definimos, tiene su sustento en la Constitución ecuatoriana del 2008, propuesta que
tempranamente ya propusimos en ese mismo año -antes del referéndum aprobatorio-
en un artículo denominado “El Buen Vivir más allá del desarrollo: la nueva perspectiva
constitucional del Ecuador”(Carpio, 2008) y publicado en varios medios digitales y
luego en el pionero libro coordinado por Alberto Acosta y Esperanza Martínez “El Buen
Vivir: una vía para el desarrollo”(2009) donde se recopilan los aportes de varios
autores para este inicial debate.
154
La intención de entrar al entendimiento del Buen Vivir por la vía constitucional,
tiene al menos tres sustentos: a) una intencionalidad política por demostrar que este
paradigma tiene un sustento viable, construido participativamente con decenas de
miles de ecuatorianos en una cruzada histórica de diálogo y concertación entre
diversos y cuyo producto fue una “bitácora” o “pacto social” para construir una
sociedad sustentada en patrones socio-culturales y políticos propios y soberanos; b)
porque los aspectos sustanciales y hasta transversales de esta carta constitucional
representan (Cortez, 2011); y, c) retomar las líneas innovadoras que marcan la
diferencia con el modelo convencional y tradicional de organización societal,
definiendo una nueva ruta civilizatoria, diferente al desarrollismo modernizador
capitalista.
Asumimos también otro supuesto sustancial, mismo que nos distancia de los
análisis más clásicos sobre Buen Vivir: que esta construcción paradigmática no es
equivalente al Sumak Kawsay andino, básicamente porque los presupuestos que
afirma el Buen Vivir están planteados para sociedades diversas, complejas, con
referencias urbanas, tecnológicas, globalizadas, con estructura estatal y con sustento
democrático, para millones de personas con formas de vida no necesariamente
comunitarias; el Sumak Kawsay tiene como referencia el modo de vida andino, “(…) el
Sumak Kawsay es una institución, una vivencia que se desarrolla en las entrañas del
sistema de vida comunitario y es aplicable solo en este sistema” (Maldonado, 2014:
184),en una cosmovisión y cultura específica, la de los pueblos originarios, quienes
mantienen una dinámica y cotidianidad que está referida a una relación directa con los
elementos de la naturaleza como la tierra, las plantas, los animales, las montañas, la
selva. Allí se recrea y potencia la comunidad con esa espiritualidad que implica la
unidad originaria entre los seres vivos y la Pachamama.
Varios intelectuales indígenas como Maldonado, Macas, Chuji, (Hidalgo Capitán,
2014) comparten esta diferenciación, aunque desde otra perspectiva, sostienen que:
En la Constitución ecuatoriana se ha traducido Sumak Kawsay como
“Buen Vivir”; esa traducción es definitivamente deficitaria, no corresponde al
significado etimológico (…) el concepto del Buen Vivir se procesa desde la visión
155
occidental, que tiene correspondencia con el pensamiento, el sistema vigente y
se inscribe en este modelo, que significa maquillar o mejorar este sistema. Por lo
que, consideramos que el Sumak Kawsay y el Buen Vivir son dos concepciones
totalmente contrapuestas… (Maldonado, 2014: 184)
Ciertamente el Sumak Kawsay, como sostiene el indigenismo, es original y válido
en un contexto socio cultural y socio-ecológico concreto. Por ello, en la búsqueda de
alternativas que respondan a sociedades pluriculturales y a la construcción de un
Estado Plurinacional, los avances por configurar el Buen Vivir, tal como lo planteamos
aquí, resultan de mayor consistencia y amplitud para abarcar justamente la diversidad
en una sociedad democrática. Es entendible, sí, que todo paradigma con potencial de
cambio es sujeto de ataques conceptuales e ideológicos para castrar esas
potencialidades vaciando los contenidos de-coloniales y reemplazándolos con
adjetivos de progreso y de desarrollo funcionales al sistemacomo señaló una
compañera Kañari, en uno de los talleres para esta investigación: “El Buen Vivir está
escrito pero no se práctica; el Sumak Kawsay no está escrito, pero se práctica en las
comunidades”53.
A pesar de las “incompletitudes” que conlleva la construcción de un nuevo
paradigma, con la responsabilidad de ser aplicado en un contexto socio cultural y
político específico, en la sociedad ecuatoriana el Buen Vivir constitucional representa
un hito histórico porque apunta a la refundación del Estado(Souza Santos,
2010)sustentado en versiones no típicamente occidentales de la vida, la política, el
ambiente, la diversidad cultural y de la propia modernización y modernidad(Cortez,
2011).
Es el artículo 275 de la constitución ecuatoriana que nos permite estructurar de
manera sistémica la propuesta de Buen Vivir:
Régimen de Desarrollo es el conjunto organizado, sostenible y dinámico
de los sistemas económicos, políticos, socio-culturales y ambientales, que
garantizan la realización del buen vivir; el buen vivir requiere que las personas,
comunidades, pueblos y nacionalidades gocen efectivamente de sus derechos y
53
Taller realizado en Chontamarca, cantón Suscal, el 13 de julio del 2013
156
libertades, y ejerzan responsabilidades en el marco del respeto a sus diversidades
y la convivencia armónica con la naturaleza. (Constitución del Ecuador, 2008.
Art. 275)
Esta definición nos da las señales para proponer un sistema de interacciones
cuya dialéctica está determinada por las necesarias conexiones entre los diferentes
elementos como condicionantes unos de otros. Superando la clásica triada que
propone el enfoque de desarrollo sostenible entre los aspectos ambientales,
económicos y sociales, proponemos al Buen Vivir como un sistema integrado por los
siguientes (sub) sistemas: de Pluri-diversidades, de Soberanías, de Eco-armonías y
Economías, cada cual a su vez constituido por dimensiones e indicadores específicos y
con capacidad operacional en políticas, planes, programas y proyectos. La organización
interactiva y sistémica de estos elementos marcará una lógica original de una sociedad
en transición poscapitalista:
CUADRO N° 17 PARTES INTEGRANTES DEL SISTEMA DEL BUEN VIVIR
Elaboración: P. Carpio B. 2015
•Economía Social y Solidaria
•Biocentrismo
•Re-territorialización
•Descentralización
•Económica
•Cultural
•Alimentaria
•Energética
•Del cuerpo
•Plurinacionalidad
• Interculturalidad
•Derechos Colectivos
• Democracia participativa
Pluri
Diversiades Soberanías
Otras Economías
Eco
Armonías
157
Este conjunto de elementos estructurantes del sistema del Buen vivir implica
un reordenamiento estructural en la organización de la sociedad; pasa por ajustarnos a
una nueva cultura colaborativa, de participación e involucramiento en los temas
societales y del país; en asumir responsabilidades como ciudadanos y ciudadanas,
como organizaciones y colectivos que miramos y dialogamos con otros diferentes, que
asumimos diversidades y construimos plurinacionalidad; que buscamos liberarnos de
la cadena de consumo y apostamos por la naturaleza con soberanía.
2.4.1 El sistema Pluri-diversidades
Los elementos clave del sistema Pluri-diversidades del Buen Vivir son cuatro: El
Estado Plurinacional, la Interculturalidad, los Derechos colectivos y la Democracia
participativa. Estos elementos constituyen a su vez sistemas de menor jerarquía, en la
infinita red de la constelación de una organización sistémica.
Las interacciones se expresan de la siguiente manera: La interculturalidad es
condición necesaria para el Estado Plurinacional, no podría entenderse este sin una
transversalidad intercultural; los derechos colectivos constituyen fundamento de este
tipo de Estado, pues los pueblos y nacionalidades, en su misión de continuidad
histórica-cultural sólo se protegen de su disolución en la cultura global-dominante con
derechos que protejan sus pautas culturales y territoriales, en un marco de
interculturalidad. La Democracia participativa constituye la estrategia política para la
gobernabilidad a través de espacios y mecanismos por los cuales los diferentes
sectores de la sociedad se expresen, propongan, decidan y controlen.
158
2.4.1.1 El Estado Plurinacional
(…) que todos somos y que cada uno tiene
derecho de vivir en un lugar determinado, comuna o
caserío, sector indígena y/o mestizo, donde puedan
habitar respetando sus diferencias y costumbres que
comparten; plurinacionalidad es un conjunto de
diversas culturas, nacionalidades, pueblos que
comparten un país y están cobijados dentro de las
leyes de un mismo Estado.54
La Plurinacionalidad es un concepto jurídico y político según el cual varias
nacionalidades dentro de un mismo Estado y sujetas a una misma Constitución están
reconocidas con derechos colectivos para su continuidad como pueblos particulares;
en sí mismo, plurinacionalidad no implica un modelo de desarrollo específico,
alternativo, o anticapitalista; en muchos países se debate esta opción de organización
estatal y otros lo han asumido constitucionalmente como Bélgica, Suiza o Canadá,
como mecanismo más adecuado de inclusión de la diversidad cultural existente en sus
jurisdicciones territoriales; en América Latina, en Ecuador y Bolivia, luego de intensos
debates en sus procesos constituyentes, se incorporó el concepto de Estado
Plurinacional como matriz en las nuevas constituciones.(Clavero, 2014)
Es importante señalar dos aspectos centrales sobre la plurinacionalidad en
Ecuador: primero, que la definición de Estado Plurinacional es un logro de la lucha de
las organizaciones y nacionalidades ancestrales, y no una concesión del Estado Uni-
nacional hacia ellas; y segundo que ese reconocimiento jurídico está referido a
colectivos que se identifican históricamente como nacionalidades, es decir, pueblos o
comunidades históricas con matrices identitarias comunes, idioma, cosmovisión, que
comparten una organización social y económica propia, territorio y recursos naturales,
con normas, principios y valores de convivencia, así como derechos, obligaciones,
toma de decisiones y formas de gobierno legitimadas colectivamente, conjunto de
54
Conclusión a la que llegaron los participantes en el taller sobre Plurinacionalidad con las organizaciones Kañari Zhamuy, en Chontamarca, el 13 de julio del 2013.
159
elementos que constituyen “sistemas de vida” específicos e históricamente
constituidos55
La nacionalidad indígena es una construcción histórico-cultural, que implica la
consolidación y desarrollo de un conjunto de relaciones sociales, económicas y
políticas que configuran un territorio étnico, cuya unidad, cohesión, organización y
defensa los transforma explícitamente en nacionalidad. Por tanto, grupos dispersos
con especificidades culturales, sin capacidad de acción colectiva, fundamentalmente
en el plano político, es decir, sin una organización que los represente, no logran
expresión de nacionalidad.
La plurinacionalidad se pone en contraste con el concepto de Estado-nación el
cual, en contextos de pueblos que se asumen como nacionalidades, resulta excluyente
en pro de la cultura dominante y su racionalidad. Así, en América Latina, “El Estado-
nación es una construcción falsaria para dar poder a determinados elementos dentro
de espacios políticos cuyas fronteras están determinadas no por principios nacionales,
sino por eventualidades históricas muy variadas como es la conquista colonial”
(Clavero, 2014).
De hecho en nuestros países se fundan las repúblicas independientes bajo la
matriz colonial; el Estado-nación que surge de los procesos libertarios
independentistas recoge importantes aspectos sobre la democracia liberal que crecía
en Europa pero mantiene las estructuras de exclusión a los pueblos ancestrales para
quienes no se extienden los derechos del individuo moderno como actor de la
modernidad colonial, donde, es la categoría de ciudadano el sujeto de derechos
sociales, civiles, económicos, políticos y de propiedad. Hacia la población indígena se
mantiene ese encasillamiento colonial de “inmadurez”, ideología racista que se
proyecta en el artículo 68 de la primera constitución ecuatoriana, que señala: “Este
Congreso constituyente nombra a los venerables curas párrocos por tutores y padres
55
En el marco del debate en Ecuador, Nacionalidad es el conjunto de comunidades y pueblos que hablan un mismo idioma; los pueblos son unidades particulares más locales como los Kañaris, Saraguros, Otavalos o Puruhaes en la sierra ecuatoriana, pero les unifica el idioma por lo que se autodenominan nacionalidad Kichwa
160
naturales de los indígenas, excitando su ministerio de caridad a favor de esta clase
inocente, abyecta y miserable." (Constitución del Ecuador (1830)
Es claro, entonces, que las nacionalidades ancestrales, en nuestros países
latinoamericanos, fueron sometidas a los designios de una nación dominante, la cual
desarrolló una forma de Estado a su imagen y semejanza buscando, bajo múltiples
estrategias, una integración asimétrica, anulando su identidad histórica. El Estado-
nación, por sí mismo, estructuralmente, ha sido incapaz de desplegarse con una
democracia inclusiva para pueblos y nacionalidades. Por el contrario, se ha sustentado
en el paradigma integrador que, enfáticamente, ha buscado asimilar a estos a una sola
cosmovisión, la occidental. Por ello Bartolomé Clavero insiste en que
(….) cuando nos planteamos lo de la plurinacionalidad del Estado no
estamos defendiendo una alternativa entre otra, sino lo que estamos es
poniendo de relieve la necesidad de que los Estados existentes se replanteen a sí
mismos, y vengan al reconocimiento de la realidad y a su reacomodamiento.
Esta es la única manera para que dejen de funcionar como estructuras
legitimadoras de poderes sociales, bajo la apariencia de que esos poderes son
representativos de la sociedad entera. (Clavero, 2014).
Desde esta perspectiva, para el caso ecuatoriano y boliviano, la
plurinacionalidad tiene un sentido profundamente de-colonial, es un hito que marca el
antes y el después del Estado–nación:
La plurinacionalidad es una demanda por el reconocimiento de otro
concepto de nación, la nación concebida como pertenencia común a una etnia,
cultura o religión. En el lenguaje de los derechos humanos, la plurinacionalidad
implica el reconocimiento de derechos colectivos de los pueblos o grupos sociales
en situaciones que los derechos individuales de las personas que los integran
resultan ineficaces para garantizar el reconocimiento y la persistencia de su
identidad cultural o el fin de la discriminación social de que son víctimas (De
Souza Santos, 2010: 119)
En este sentido, tiene un significado (re) fundacional, pues implicaría de-
construir la estructura del Estado uni-nacional definiendo una nueva institucionalidad
161
plurinacional así como la propia organización territorial y un marco legal y político que
le dé soporte, en la perspectiva de la descolonización del poder.
El planteamiento de los pueblos originarios está orientado por procesos de
cambio y adaptación en búsqueda de reconstituir los elementos articuladores de la
identidad, creando condiciones viables para su reproducción ampliada. Por ello, la
lucha por la tierra y los territorios, por la lengua y la cultura, se tornan urgencia vital,
por lo que su mayor logro es el reconocimiento constitucional del Ecuador como un
Estado Plurinacional. Esta posibilidad de organización estatal sería la base que
permitiría el reconocimiento de las culturas vivas de pueblos y nacionalidades, la
posibilidad de recomposición y desarrollo de sus bases territoriales, organizativas, de
revitalización de la identidad y de la opción de convivencia en la diversidad:
(…) La propuesta de la plurinacionalidad pasa, necesariamente, por la
reconstrucción y la reconstitución de los pueblos originarios; es decir, atraviesa
por la autodeterminación de los pueblos y por la identidad política con amplios
sectores sociales, en base a la crítica a las estructuras del Estado y el
cuestionamiento del modelo y el sistema vigente.... el objetivo es recuperar y
desarrollar nuestros sistemas de vida, instituciones y derechos históricos,
anteriores al Estado, para descolonizar la historia y el pensamiento (Macas,
2014:193)
El movimiento indígena ecuatoriano una vez que se consolida con la
conformación de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador –CONAIE-
en 1986 (CONAIE, 2001) ubica en la agenda política nacional el tema del Estado
Plurinacional, conectando estratégicamente el hilo conductor de la resistencia
indígena de 500 años, con una propuesta de reconocimiento jurídico, político y social,
en igualdad de condiciones en la sociedad nacional, propuesta que constituye un salto
cualitativo y un hito histórico en su proceso de visibilización como sujetos de derechos.
De aquí en adelante el escenario sociopolítico ecuatoriano cambiará en actores y
discursos, dando paso al debate sobre la ampliación de la democracia, participación,
derechos colectivos, territorios indígenas, representación política, interculturalidad.
162
La demanda por la plurinacionalidad y del Estado Plurinacional resulta ser un
acumulado histórico para los pueblos indígenas, para quienes la lectura de la historia,
tiene referentes epistemológicos diferentes pues parten de entenderse como
sociedades en desarrollo que fueron desconfiguradas por la irrupción cronológica de
procesos de conquista, colonia y república, bajo los cuales y con diferentes
modalidades, han generado estrategias diversas de oposición/adaptación para su
continuidad como culturas; la historia para ellos, es ante todo, historia de lucha y
resistencia. Desde los años sesenta se va configurando un conjunto de demandas que
van desde la lucha por la tierra, el fomento a la producción, la educación intercultural,
la interculturalidad hasta la plurinacionalidad a finales de siglo. Nótese en este proceso
el hilo conductor por la supervivencia y continuidad como pueblos ancestrales, pues,
“…. quizá las características más importantes y que le otorgan un diferente carácter a
nuestro movimiento son: la búsqueda de autonomía, libre de mediadores externos, y
el haber dado a las reivindicaciones un carácter socio económico, cultural y político.
(CONAIE, 1989: 279)
Como factores adyacentes, en el desarrollo del programa político del
movimiento indígena ecuatoriano se debe señalar los importantes intercambios y
diálogos con las organizaciones indígenas continentales y particularmente la boliviana
quienes también venían desarrollando la idea de plurinacionalidad (Schavelzon, 2015:
87); igualmente intelectuales de izquierda como Alberto Acosta quien dirigió la
Asamblea Constituyente de Montecristi y personalidades como Boaventura de Souza
Santos, Presidente del Foro Mundial, y muchos otros contribuyeron a la construcción
sistemática del proyecto de Plurinacionalidad que fue incorporado en la Constitución
(Acosta A. , 2009).
Se debe mencionar también que los avances en esta materia por parte de la
ONU representan espaldarazos en la legitimación de estas propuestas. Este organismo,
a través de la OIT y su renombrado Convenio 169 sobre “Pueblos Indígenas y Tribales
en Países Independientes”, refiere al respecto de los elementos estructurantes de
estos pueblos:
163
Este Convenio tiene dos postulados básicos: el respeto de las culturas,
formas de vida e instituciones tradicionales de los pueblos indígenas, y la
consulta y participación efectiva de estos pueblos en las decisiones que les
afectan. Estas premisas constituyen la base sobre la cual deben interpretarse las
disposiciones del instrumento que fue adoptado en 1989. El Convenio garantiza
el derecho de los pueblos indígenas y tribales a decidir sus propias prioridades en
lo que atañe al proceso de desarrollo, en la medida en que éste afecte sus vidas,
creencia, instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan
de alguna manera, y de controlar, en la medida de lo posible, su propio
desarrollo económico, social y cultural. (…) reconoce la relación especial que
tienen los indígenas con las tierras y territorios que ocupan o utilizan de alguna
otra manera y, en particular, los aspectos colectivos de esa relación(OIT, 2007).
La construcción del Estado Plurinacional implica una mediación entre lo
sociocultural y lo político sin la cual la diversidad de pueblos y culturas no encontraría
la viabilidad para la reproducción ni la convivencia democrática. Es en un escenario
político con mayor legitimidad para las reivindicaciones del pueblo indio que, en 1998,
el proceso constituyente ecuatoriano reconoce la “Interculturalidad” y, en la
constitución del 2008, la “Plurinacionalidad”. “Allí se tomaron en cuenta los derechos
de los diversos grupos étnico-culturales, los mismos que son diferentes en cuanto a su
forma de ser, vestir, actuar, pensar, alimentarse y hablar. Somos diferentes pero
aceptamos una sola Constitución para todos los pueblos, nacionalidades y grupos
étnicos existentes en el territorio ecuatoriano” (Fray LLivicota)56
La constitución del Ecuador comienza con el siguiente texto que describe su
inspiración en el pensamiento del Sumak Kawsay, la interculturalidad, la soberanía y el
Estado Plurinacional:
56
Dirigente de la organización Kañari Interparroquial Zhamuy, en el taller del 13 de julio del 2013
164
CUADRO N° 18 CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR
PREÁMBULO
NOSOTRAS Y NOSOTROS, el pueblo soberano del Ecuador
RECONOCIENDO nuestras raíces milenarias, forjadas por mujeres y hombres de
distintos pueblos,
CELEBRANDO a la naturaleza, la Pacha Mama, de la que somos parte y que es vital
para nuestra existencia,
INVOCANDO el nombre de Dios y reconociendo nuestras diversas formas de
religiosidad y espiritualidad,
APELANDO a la sabiduría de todas las culturas que nos enriquecen como sociedad,
COMO HEREDEROS de las luchas sociales de liberación frente a todas las formas de
dominación y colonialismo, y con un profundo compromiso con el presente y el
futuro,
Decidimos construir
Una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la
naturaleza, para alcanzar el buen vivir, el Sumak Kawsay;
Una sociedad que respeta, en todas sus dimensiones, la dignidad de las personas y las
colectividades;
Un país democrático, comprometido con la integración latinoamericana – sueño de
Bolívar y Alfaro-, la paz y la solidaridad con todos los pueblos de la tierra; y,
En ejercicio de nuestra soberanía, en Ciudad Alfaro, Montecristi, provincia de Manabí,
nos damos la presente Constitución
Art. 1.- El Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia, social,
democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico. Se
organiza en forma de república y se gobierna de manera descentralizada.
La soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la autoridad, y se
ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de participación
directa previstas en la Constitución.
Fuente: Constitución de la República del Ecuador, 2008 Elaboración: P. Carpio B. 2015
165
CUADRO N° 19 MAPA DE PUEBLOS Y NACIONALIDADES DEL ECUADOR
166
CUADRO N° 20
PUEBLOS Y NACIONALIDADES DEL ECUADOR POR REGION
CLASIFICACIÓN SIERRA COSTA AMAZONIA
NACIONALIDADES
• Kichwa
• Tsachila
• Awa
• Chachi
• Epera
• Zápara
• Waorani
• Shuar
• Epera
• Shiwiar
• Siona Secoya
• Cofán
• Andoa
• Achuar
PUEBLOS
• Otavalo
• Panzaleos
• Puruwá
• Kisapinch
os
• Natabuela
• Kayambi
• Chibuleo
• Waranka
• Kañari
• Palta
• Saraguro
• Pasto
• Karanki
• Kitukara
• Salasaka
• Manta
• Wankabilka
• Kichwa
Amazónico
Fuente: CONAIE, 2008 Elaboración: P. Carpio B. 2015
La Plurinacionalidad es entendida en el Buen Vivir como propuesta societal
alternativa al modelo de desarrollo convencional y dominante en nuestros países. Se
trata claramente de la construcción de una nueva democracia sustentada en la
inclusión y en la participación ciudadana, creando espacios y formas de representación
más allá de la democracia formal-electoral, donde la representación está muy ligada al
poder económico y a la partidocracia.
167
Entendida así, la plurinacionalidad representa un nuevo paradigma de
organización societal en varias dimensiones: en términos políticos (reconocimiento de
los actores invisibilizados históricamente); en términos constitucionales
(reconocimiento de derechos colectivos a pueblos y nacionalidades en el marco de un
Estado Unitario), en términos jurídicos (ampliando la visión del derecho occidental a
nuevas opciones de entender la justicia, los derechos y la institucionalidad) y en
términos culturales (con reconocimiento a la interculturalidad).
El reconocimiento de derechos para pueblos y nacionalidades tiene para los
dirigentes indígenas el mismo sentido ontológico que los derechos fundamentales,
individuales, otorgados a ciudadanos y ciudadanas de un país, pues estos pueblos, se
constituyen en nuevos sujetos de derechos, con los derechos colectivos:
El Estado Plurinacional es una nueva forma de contrato social que
respeta y armoniza los derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas con la
estructura jurídica y política vigente, reconociéndolos en su estatus de sujetos
políticos con plenos derechos … El Estado Plurinacional puede, entonces, ser
definido como el Estado que reconoce y garantiza el ejercicio, la aplicación y la
vigencia de los derechos fundamentales de varios sujetos ontológicamente
reconocidos como tales: desde el sujeto moderno (el ciudadano) hasta los nuevos
sujetos (nacionalidades y pueblos). (Chuji, 2008, s/p)
La Plurinacionalidad articulada al paradigma del Buen Vivir, implica el desarrollo
de instituciones y de políticas públicas diseñadas y controladas por las nacionalidades y
orientadas a fortalecer los sistemas de vida diversos subyacentes en pueblos y
nacionalidades y a establecer estrategias y mecanismos de diálogo intercultural para el
conocimiento y reconocimiento, valorización y respeto entre las culturas diversas
poniendo efectivamente en valor el ideal de “unidad en la diversidad”.Por tanto, la
plurinacionalidad implica el reconocimiento de esta diversidad cultural, “El concepto
de plurinacionalidad, es reconocer a las 14 nacionalidades con sus propias autoridades
168
y sus instituciones. Interculturalidad es un espacio, es una construcción de nueva
sociedad incluyente, de carácter humanitario, democrático” (Yupangui, 2013)57.
Para las organizaciones indígenas el Estado Plurinacional es el medio para
concretar en la vida práctica el Sumak Kawsay, porque para ellos es en esta forma
jurídica y política que se organiza la diferencia y se incluye a cada cual con derechos,
cultura, saberes e instituciones58.
Por tanto, el Estado no legisla sobre las formas de organización social y
política de los pueblos indígenas, o sobre sus sistemas de administración de
justicia, o sobre sus instituciones ancestrales de salud, de justicia, etc. El Estado
los reconoce, establece niveles de coordinación de competencias y de funciones
con la estructura estatal y los sistemas judiciales, de educación, de salud, etc. En
esa medida construye formas democráticas de interculturalidad (Maldonado,
2014b: 214)
Este entendimiento de cómo debería operar el Estado Plurinacional, es
particularmente importante, ya que como veremos más adelante, el Estado mono-
cultural se auto asume justamente con el rol de mandante sobre las instituciones
ancestrales indígenas para ejercer sobre ellas políticas y programas, creando la
conflictividad con dichos pueblos y su consiguiente distanciamiento.
Para Ana María Larrea(2010), son condiciones para la plurinacionalidad los
siguientes aspectos:
El reconocimiento de territorios y competencias para pueblos indígenas,
afroecuatorianos y montubios.
El Sumak Kawsay como objetivo de desarrollo
Los derechos colectivos para pueblos y nacionalidades
La justicia indígena
La educación bilingüe
57
Kuricama Yupangui, “Justicia indígena en el Ecuador” Ponencia presentada en el taller de “Justicia Indígena de las comunidades y organizaciones del sector bajo del cantón Cañar”, Socarte –UPOIS, 25 de mayo del 2013. 58
Taller sobre Plurinacionalidad con las organizaciones Kañari Zhamuy, en Chontamarca, el 13 de julio del 2013.
169
El reconocimiento de idiomas oficiales de relacionamiento intercultural al
castellano, kichwa y shuar
Para nuestro análisis y perspectiva, estos elementos nos resultan demasiado
abiertos, tanto que equipararían Buen Vivir con Plurinacionalidad, cuando esta última
es parte constitutiva de la primera. Consideramos por ello, como elementos
sustanciales para la viabilidad del Estado Plurinacionalidad en el marco del Buen Vivir,
–a más de la institucionalidad necesaria-, los derechos colectivos, el pluralismo
jurídico, el control de territorios y la descentralización del Estado; la educación bilingüe
la analizaremos en relación a la interculturalidad.
2.4.1.2 Los Derechos colectivos
Los derechos colectivos surgen y se desarrollan bajo la concepción “moderna
de los derechos humanos”. Esto quiere decir que se estructuran con un sentido amplio
y plural adecuado para un Estado plurinacional e intercultural, pues incorporan el
pluralismo jurídico al concebir como sujetos de derechos a las colectividades y no solo
a los individuos (Antón, John y García Fernando, 2009).
Los derechos colectivos están contemplados en un conjunto de declaraciones
internacionales como el ya citado Convenio 169 de la OIT sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas y Tribales (1989) y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas, (2007) que establece en 46 artículos los derechos y
las responsabilidades de los Estados signatarios para garantizar su aplicación.
Los derechos colectivos traen consigo la necesidad de implementar una
democracia de naturaleza intercultural en correspondencia con un Estado
plurinacional y también la necesidad de una nueva generación de derechos colectivos
y su reconocimiento como nuevos derechos fundamentales, que no estén en
contradicción con los derechos individuales, como el derecho al agua, a la tierra, a la
soberanía alimentaria, a los recursos naturales, a la biodiversidad, a los bosques y a los
saberes tradicionales(De Sousa Santos, 2008).
170
La aplicación de los derechos colectivos, es poner en práctica los grandes
postulados que se orientan a la construcción de un Estado distinto, que recoge
propuestas de agendas políticas de pueblos y nacionalidades que tienen otras
concepciones de la vida, de la organización de la sociedad y del bienestar. Estas
concepciones responden a otras lógicas y su comprensión. Implican un profundo
debate sobre el reconocimiento de las instituciones y de las instancias de gestión,
propias de pueblos y nacionalidades sobre las tierras y territorios; el control, uso y
manejo de recursos naturales; la transversalización del enfoque de interculturalidad y
plurinacionalidad en la estructura del Estado y de la sociedad.
El texto constitucional (2008) incorpora muchos de los planteamientos de
pueblos y nacionalidades indígenas sobre derechos colectivos59 (Ver Cuadro Nº 19). Lo
innovador del texto constitucional es que estos derechos contienen dos elementos
clave (De Sousa Santos, 2008):
a. El Estado reconoce a los pueblos y nacionalidades indígenas como actores
colectivos y se relaciona con éstos de manera colectiva, además del
relacionamiento individual con cada ciudadano perteneciente a las distintas
nacionalidades y pueblos.
b. El cumplimiento de los derechos colectivos es una garantía de la
implementación del Estado plurinacional e intercultural en correspondencia y
complementariedad con el Buen Vivir.
59
El Convenio 169 de la OIT y la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, 2007, son la base para varios de los planteamientos realizados por la CONAIE a la Asamblea Constituyente 2008.
171
CUADRO N° 21
Derechos colectivos
Capítulo cuarto
Derechos de las comunidades, pueblos y nacionalidades
Art. 56.- Las comunidades, pueblos, y nacionalidades indígenas, el pueblo
afroecuatoriano, el pueblo montubio y las comunas forman parte del Estado
ecuatoriano, único e indivisible.
Art. 57.- Se reconoce y garantizará a las comunas, comunidades, pueblos y
nacionalidades indígenas, de conformidad con la Constitución y con los pactos,
convenios, declaraciones y demás instrumentos internacionales de derechos
humanos, los siguientes derechos colectivos:
1. Mantener, desarrollar y fortalecer libremente su identidad, sentido de pertenencia,
tradiciones ancestrales y formas de organización social.
2. No ser objeto de racismo y de ninguna forma de discriminación fundada en su
origen, identidad étnica o cultural.
3. El reconocimiento, reparación y resarcimiento a las colectividades afectadas por
racismo, xenofobia y otras formas conexas de intolerancia y discriminación
13. Mantener, recuperar, proteger, desarrollar y preservar su patrimonio cultural e
histórico como parte indivisible del patrimonio del Ecuador.
El Estado proveerá los recursos para el efecto.
15. Construir y mantener organizaciones que los representen, en el marco del respeto
al pluralismo y a la diversidad cultural, política y organizativa. El Estado reconocerá y
promoverá todas sus formas de expresión y organización.
16. Participar mediante sus representantes en los organismos oficiales que determine
la ley, en la definición de las políticas públicas que les conciernan, así como en el
diseño y decisión de sus prioridades en los planes y proyectos del Estado.
18. Mantener y desarrollar los contactos, las relaciones y la cooperación con otros
pueblos, en particular los que estén divididos por fronteras internacionales.
19. Impulsar el uso de las vestimentas, los símbolos y los emblemas que los
identifiquen.
21. Que la dignidad y diversidad de sus culturas, tradiciones, historias y aspiraciones
se reflejen en la educación pública y en los medios de comunicación; la creación de
sus propios medios de comunicación social en sus idiomas y el acceso a los demás sin
discriminación alguna.
El Estado garantizará la aplicación de estos derechos colectivos sin discriminación
alguna, en condiciones de igualdad y equidad entre mujeres y hombres. (Constitución
del Ecuador, 2008)
Elaboración: P. Carpio B. 2015
172
Bajo esta consideración, es posible hacer la siguiente lectura de algunos
derechos colectivos constitucionales, que pueden ser considerados como ejes del
estado plurinacional y elementos constitutivos del Buen Vivir:
El derecho a las tierras y territorios como base material y espiritual de la
existencia e identidad de los pueblos y nacionalidades indígenas, hace referencia a que
no hay pueblos y nacionalidades sin territorio. La territorialidad y la tierra son la base
material y espiritual de su existencia, identidad y bienestar.
El reconocimiento del acceso y posesión de la tierra y de los territorios indígenas
como un bien colectivo, garantiza la continuidad histórica y cultural de un pueblo o
nacionalidad. En este sentido los pueblos indígenas consideran
(…) que nuestra vida tiene estrecha relación con la naturaleza y el
territorio y de lo que pase con la naturaleza y las formas en que se manejen
nuestros territorios indígenas, depende la vida de nuestros pueblos… El territorio
para los pueblos indígenas significa vida, espacio en el que desarrollamos
nuestra cultura, cosmovisión, espiritualidad, idiomas, organizaciones propias,
justicia e interactuamos con la naturaleza (Muiba, 2009:260)
La tierra desde esta perspectiva no es un bien transable, no es un bien de
capital al que se le debe sacar los mayores beneficios en el menor tiempo posible.
Existe una dimensión espiritual en el territorio, fundamentada en la concepción de
éste como el espacio donde la persona reconoce lo sagrado y la necesidad de
interactuar con los espíritus creadores y protectores de todas las vidas. Es la base
material y simbólica de la vida a través de las generaciones.
El Derecho al acceso, uso y manejo de recursos y áreas naturales incluyendo
un tema innovador en el Artículo 12, en el cual establece el derecho humano al agua
como fundamental e irrenunciable; el agua constituye un patrimonio nacional
60
Indígena, Líder boliviano
173
estratégico de uso público, inalienable, imprescriptible, inembargable y esencial para
la vida.
Estos derechos están relacionados con la conservación y utilización sustentable
de la biodiversidad y están directamente vinculados con el derecho a controlar los
territorios y tierras comunitarias y los recursos que tradicionalmente han poseído u
ocupado los pueblos indígenas. El Buen Vivir no es posible si no se garantiza el derecho
de los pueblos a ser consultados a fin de obtener su consentimiento libre e informado,
antes de que se realice cualquier actividad extractiva o que pueda generar impactos
ambientales, sociales y culturales sobre sus territorios y recursos.
El agua también es un elemento fundamental para la vida de los pueblos y ha
sido un eje transversal en las agendas políticas y organizativas de los pueblos
indígenas andinos. Constituye un elemento vital para la naturaleza y para la existencia
de los seres humanos. La gestión comunitaria del agua es necesaria para garantizar su
manejo equitativo, eficiente y sustentable.
Los derechos colectivos y justicia, son fundamentales en el Estado
Plurinacional, ya que es necesario establecer un marco especial de derechos, garantías
y deberes para los pueblos y nacionalidades indígenas y afroecuatorianos, no con el fin
de segregarlos, sino de propiciar medidas especiales que permitan su recuperación
económica y afirmación política e identitaria, para incrementar y dignificar su
participación dentro de la economía, la política y la cultura del conjunto de la nación.
Este punto será tratado más adelante como pluralismo jurídico y justicia indígena.
El derecho a la autonomía política y administrativa y ejercicio del
autogobierno y la libre determinación están estrechamente vinculados a los
territorios. La autodeterminación es entendida por pueblos y nacionalidades como el
derecho a la libre determinación, a elegir libremente su propio sistema político y
modelo de desarrollo económico, social, cultural, científico y tecnológico, en un
territorio plenamente definido dentro del marco del Estado Plurinacional.
174
El principio político ideológico de democracia plurinacional comunitaria, es
entendido como una forma de garantizar la plena y permanente participación de
pueblos y nacionalidades en la toma de decisiones y en el ejercicio del poder político.
Esto significa comprender que la democracia no se circunscribe a los límites de la
democracia representativa, sino que da paso a una democracia participativa que
implica el reconocimiento de los pueblos y nacionalidades no solo como actores
sociales, sino como sujetos de derechos colectivos dentro de la construcción política
del Estado.
El espacio para el ejercicio de la autonomía política y administrativa y de la
democracia plurinacional, es el territorio comunitario de las nacionalidades y pueblos
de acuerdo a los usos, costumbres y derecho propio de los pueblos. Esto se refiere
también al ejercicio de la autoridad indígena y al control, administración, gestión y
ordenamiento del territorio.
Existen interesantes evidencias de aplicación de este derecho, por ejemplo en
el cantón Nabón al sur de la ciudad de Cuenca, donde la Municipalidad opera un
enfoque de plurinacionalidad en su gestión a partir de la organización indígena en
forma de Comunas, las mismas que gobiernan sus territorios articuladamente con el
Gobierno local por medio de la planificación, los presupuestos participativos, las
asambleas comunales y el control social.61
El derecho a la educación intercultural y a la salud intercultural será tratado
en interculturalidad y educación bilingüe. La salud intercultural se vincula al ejercicio
de otros derechos, entre ellos, al agua, a la alimentación, a la educación, a la cultura
física, al trabajo, a la seguridad social, a los ambientes sanos y a todos aquellos que
sustentan el buen vivir. La institucionalidad que requiere un estado plurinacional, para
la aplicación de este derecho, tiene que revitalizar y valorar la medicina indígena con
sus prácticas y conocimientos acumulados por generaciones basadas en el uso y
aprovechamiento de sus plantas medicinales, animales y minerales. Para ello es
61
Entrevista con Magaly Quezada alcaldesa de Nabón y dirigentes de cuatro comunas (Shiña, Puca, Chunasana y Morasloma) el 20 de noviembre del 2015, en la municipalidad de Nabón.
175
necesaria la aplicación de protocolos interculturales que faciliten la implementación
progresiva de la medicina ancestral y alternativa con visión holística en los servicios de
salud pública y privada.
El Derecho de pueblos y nacionalidades a determinar su propio proceso de
desarrollo económico y social, se relaciona con la necesidad de contar con un estado
equitativo, que promueva iguales condiciones y oportunidades para hombres, mujeres,
niños, jóvenes y ancianos, así como para todos los sectores sociales que convivimos en
el país, privilegiando a quienes históricamente han tenido menos oportunidades. Se
relaciona con la economía comunitaria, entendida como una forma de organización
social y un sistema de organización de la economía familiar.
Para los pueblos amazónicos este derecho quiere decir afirmar principios y
valores donde el ser humano sea sostenible. Estos valores permiten vivir con dignidad
en los territorios, con base en la cosmovisión del pueblo, entrecruzando sistemas de
relaciones que involucran a seres humanos y ambientes naturales, en profunda
sincronía con el mundo espiritual, en el cual se alimenta la vida diaria del individuo y
de la colectividad(COICA, 2005)
Derecho de pueblos y nacionalidades a su identidad cultural promoviendo la
interculturalidad, es el reconocimiento de las diferencias y de la diversidad cultural.
No implica un proyecto divisionista del país; implica, sí, un reconocimiento de los
derechos específicos de los pueblos y nacionalidades a vivir la diferencia. (CONAIE,
1994)
Por último, este conjunto de derechos no otorga privilegios a unas culturas
sobre otras, simplemente reconoce las particularidades específicas de culturas
ancestrales que perviven con diferentes niveles de interacción con la sociedad
nacional, para cuyos miembros, en su conjunto nos rigen los derechos humanos.
176
Pluralismo jurídico y justicia Indígena62
El Buen Vivir plasmado en la constitución ecuatoriana conlleva un pluralismo
cultural y también jurídico. Lo plural debe ser entendido como aceptación de la
heterogeneidad y en términos jurídicos significa la existencia de varios sistemas
jurídicos (uno oficial, formal, y otros de orden consuetudinario) que apuntan en
condiciones contextuales (culturales) a resolver conflictos de orden social dentro de un
mismo Estado. El entendimiento aceptado de justicia hace relación al conjunto de
normas jurídicas que rigen a una sociedad de acuerdo a sus convicciones y valores, en
un determinado período de su historia, sin embargo esta visión excluye otras versiones
de justicia que coexisten con aquella oficializada por el Estado-nación. Para Souza de
Santos (2010), el constitucionalismo plurinacional, rompe con este paradigma al
establecer que un mismo sistema jurídico, no necesariamente debe ser uniforme; este
autor afirma que:
“En el marco de la plurinacionalidad, el reconocimiento constitucional de
un derecho indígena ancestral –ya presente en varios países del continente-
adquiere un sentido todavía más fuerte: es una dimensión central no solamente
de la interculturalidad sino también del autogobierno de las comunidades
indígenas originarias” (De Souza Santos, 2010)
Efectivamente, en un estado plurinacional es necesario que los pueblos tengan
facultades jurisdiccionales que reconozcan a las autoridades de justicia indígena para
solucionar todo conflicto o problema (llaki) dentro de sus tierras y territorios, con base
en sus tradiciones ancestrales y su derecho propio o consuetudinario. Las decisiones
de las autoridades de la jurisdicción indígena tienen que ser respetadas por las
instituciones y autoridades públicas, dejando a la Corte Constitucional la potestad de
revisar dichas decisiones (Eguiguren, 2011).
La constitución ecuatoriana reconoce el ejercicio de la función de justicia a
pueblos y nacionalidades, sin embargo, la tarea central en esta apuesta es
62
El pluralismo jurídico y la justicia indígena cuyo reconocimiento se desprende de este, es parte de los Derechos Colectivos, pero al ser consideradas por las comunidades con las que hemos interactuado, parte sustancial de sus derechos, le damos un tratamiento diferenciado.
177
complementar y articular estas concepciones, sin contradicción ni con la constitución,
los convenios internacionales ni los derechos universales, así, el artículo 57 la
Constitución explícitamente señala: “Crear, desarrollar, aplicar y practicar su derecho
propio o consuetudinario, que no podrá vulnerar derechos constitucionales, en
particular de las mujeres, niñas, niños y adolescentes”. (Constitución del Ecuador,
2008).
Esto quiere decir garantizar su autonomía, jurisdicción y autoridad, como
entidades autónomas al interior del Estado, con derecho a auto gestionarse y decidir
sobre sus propios asuntos, sin apartarse del destino del conjunto del país.
En un país como el Ecuador, donde existen diversas culturas, los sistemas de
justicia de pueblos y nacionalidades tienen características particulares, por ello, se ha
creado el concepto de justicia indígena para designar las normas que sustentadas en
valores y principios culturales propios, organizan la vida colectiva con procedimientos y
prácticas ancestrales.
Conociendo lo que significa justicia se puede establecer que nuestros
pueblos y nacionalidades indígenas en el Ecuador, desde hace mucho tiempo,
antes de la colonización española, administran su propio sistema de justicia, el
mismo que no está basado en fundamentos europeos sino en su propia
experiencia y cultura, que más bien está de acuerdo a sus principios de
cosmovisión, en la cual la justicia se fundamenta en que las sanciones son
aplicadas con el objetivo de que el individuo que ha cometido un delito pueda
reconocer su falta, enmendar su error y no volver a repetirlo en el futuro (Salinas,
2013: s/p)
Esta demanda se plasma en el artículo 171 sobre Justicia indígena:
“Las autoridades de las comunidades, pueblos y nacionalidades
indígenas ejercerán funciones jurisdiccionales, con base en sus tradiciones
ancestrales y su derecho propio, dentro de su ámbito territorial, con garantía de
participación y decisión de las mujeres. Las autoridades aplicarán normas y
procedimientos propios para la solución de sus conflictos internos, y que no sean
contrarios a la Constitución y a los derechos humanos reconocidos en
instrumentos internacionales…. El Estado garantizará que las decisiones de la
jurisdicción indígena sean respetadas por las instituciones y autoridades
178
públicas. Dichas decisiones estarán sujetas al control de constitucionalidad. La
ley establecerá los mecanismos de coordinación y cooperación entre la
jurisdicción indígena y la jurisdicción ordinaria”. (Constitución del Ecuador, 2008)
Conceptualmente la justicia indígena busca ante todo la reinserción de víctima
y agresor a la comunidad, posibilitando la reparación de las transgresiones a los
principios y valores comunitarios a través de la recomposición, la compensación y/o la
remediación de los daños causados. Por el contrario, para la justicia ordinaria, la
transgresión se sanciona con castigos y penas.
En Ecuador desde el año 1998 se empieza hablar de la validez de la justica
indígena para los distintos pueblos y nacionalidades. Se reconoce como un derecho
colectivo en cuanto es parte de la autodeterminación de los pueblos; también como
una práctica con sentido comunitario, pues supone un procedimiento de sanación a la
persona o las personas involucradas, que hayan cometido algún acto inmoral, para que
no se vuelva a repetir la acción que no es digna para el pueblo o la comunidad, para
que se recuperen las normas, costumbres y buenas prácticas propias en cada pueblo,
para recocer los derechos y a su vez reanudar los deberes, para mantener armonía con
los integrantes de la comunidad.
Al respecto, el Convenio 169 de la ONU y la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los derechos de los pueblos indígenas, constituyen una entrada para legitimar la
justicia indígena, ejerciendo prácticas y costumbres para cumplir los principios
comunitarios fundamentales de ama killa, ama llulla, ama shua63.
Las comunidades64 consideran que el reto de la Justicia Indígena está en la
responsabilidad para promover las buenas prácticas y motivar a las nuevas
generaciones para que conozcan, valoricen y activen espacios de integración
comunitaria que están ligados a procedimientos propios, ancestrales. Se debe
promover –señalan- la capacitación ampliada sobre la aplicación de la justicia indígena
hacia los jóvenes, en temas de jurisdicción no solo indígena sino también ordinaria,
63No robar, no mentir, no ser ocioso. 64Planteamientos de participantes en el taller de Justicia Indígena, Socarte-Cañar, 25 de mayo del 2013
179
para que se puedan resolver problemas comunitarios conforme manda la Ley y la
Constitución, sin violar derechos de cada persona. Las autoridades por su parte, deben
tener el compromiso comunitario y estatal para ordenar y ejercer los derechos propios
y necesarios para lograr armonía con el pueblo de cada nacionalidad de acuerdo al
pluralismo jurídico.
Plantean que la igualdad, participación e inclusión social son las claves para
promover un sistema equilibrado de derechos colectivos y por ende la buena
aplicación de la justicia indígena en el Ecuador, ya que todas las decisiones que se
tomen deben realizarse desde una visión y perspectiva comunitaria y la casi totalidad
de conflictos debe ser resuelta en la propia comunidad; a esto se une que nuestro país
en tanto Estado pluriétnico y pluricultural, debe reconocer las actuaciones e identidad
de las diferentes nacionalidades y pueblos, y aplicar un sistema adecuado para cada
uno de ellos.
Por último, es preciso, señalar que el tema de la justicia indígena ha levantado
un fuerte debate en la sociedad ecuatoriana. Las críticas más comunes en las calles
califican a las prácticas de “justicia por la propia mano” como aplicaciones salvajes,
folclóricas, irracionales, primitivas que atentan contra los derechos humanos. Existen
suficientes evidencias y testimonios del abuso del mandato constitucional en
contradicción directa a los derechos humanos. Frente a esto Kurikama Yupangui, pone
como ejemplo la existencia de organizaciones de hecho como la “Ronda Campesina”
conformada por campesinos y organizada para combatir el abigeato. Estas personas
castigan a los ladrones de acuerdo a sus propias normas que no tienen ninguna
relación con la constitución ni las leyes y generalmente violentan derechos, y estas
imágenes son las que los medios de comunicación publicitan como justicia indígena, la
cual tiene otras raíces y otros conceptos. (OFIS, 2014)
180
CUADRO N° 22
Testimonio de la aplicación de la Justicia Indígena dentro del pueblo Kañari
En el caso del pueblo Kañari, el principal determinante de la justicia indígena es el perdón y
reconciliación con ellos mismos y la comunidad. Se dice que “los indígenas pueden vivir
comunitariamente porque sus jueces saben hacer perdonar”65
Para realizar un procedimiento ancestral de justicia indígena y proceder al acto de sanación,
se convoca a Asamblea Comunitaria tanto a directivos como a miembros de la comunidad, y
en ella, el presidente o presidenta de la comunidad, da a conocer públicamente el delito
cometido señalando a los protagonistas del mismo: agresor-a y agredido-a; la Asamblea
delibera y por consenso definen la pena o sanción al agresor o agresora; a través de un acta, y
con todos los análisis se llega un acuerdo para la aplicación de la sanción, mismo que es
firmado por el implicado y el perjudicado con un garante. Como acto final se procede a
ejecutar la sanción.
La justicia indígena es una acción que se ve reflejada en las leyes y normas propias de cada
comunidad, pueblos y nacionalidades que se encuentran registradas en la actual Constitución
ecuatoriana.
Para el pueblo Kañari la cárcel no aplica en códigos penales; el pueblo Kañari tiene sus propios
procedimientos y normas que deben ser respetadas. La cárcel no es una opción de corrección
de malas prácticas, porque así no se obtiene la armonía en la comunidad, ni la paz; la
sanación es la opción de cambio y de convivencia comunitaria. Los robos, asesinatos,
violaciones, etc., son sinónimos de tristeza (Lluqui), más no un delito.
“Para nosotros el daño y hasta la muerte de una persona de la
comunidad por causa de algún agresor de la misma comunidad, nos
causa mucha tristeza, no sólo por la afectación que ha sufrido esa
persona, sino también por la persona que le causó ese dolor, porque
nos está diciendo que es alguien que ha enfermado el alma y necesita
sanación y no castigo; el castigo de la cárcel le enfermará aún más y
no podrá volver a la comunidad como una persona completa”66.
Fuente: Taller de Justicia Indígena, Socarte-Cañar, 25 de mayo del 2013 Sistematización: P. Carpio B. 2015
65Expresión de un participante en el taller de Justicia Indígena, Socarte-Cañar, 25 de mayo del 2013. 66Participante del Taller de Justicia Indígena, Chontamarca-Cañar, 13 de julio del 2013.
181
Para el historiador Juan Paz y Miño (2013), la Justicia indígena envuelve al menos
tres problemas:
a. ¿cuáles son las “tradiciones ancestrales” y el “derecho propio” de los
indígenas?;
b. ¿cuál es el alcance de los “conflictos internos” en el “ámbito territorial”, sobre
los cuales puede operar, en forma exclusiva, la justicia indígena?, y
c. ¿cuándo las “normas y procedimientos propios” del mundo indígena pueden
estar en contra de la Constitución y de los derechos humanos, que son los que
prevalecen frente a cualquier tradición ancestral?
Las respuestas a estos temas seguirán siendo de debate, pero merecen
responderse en la medida que es un tema de alta sensibilidad social, y debe estar
enmarcado claramente para inmunizarlo de abusos y malas prácticas sin conexión con
el Buen Vivir que se plantea en la Constitución.
2.4.1.3 La Interculturalidad
La interculturalidad en el Buen Vivir conforma una unidad coherente con la
plurinacionalidad, es parte de los derechos colectivos y transversales en la
Constitución ecuatoriana.
La interculturalidad es un concepto que involucra dimensiones complejas,
como las inequidades étnica, racial, cultural, y hasta de género; expresa “otra
dimensión de la desigual distribución del poder” (Naranjo, 2014:68), que caracteriza a
Estados como el Ecuador. Desde las nacionalidades está relacionado con el
reconocimiento de la diversidad histórica étnico-cultural de un país o región así como,
el atender las demandas de los pueblos ancestrales y generar políticas de
reconocimiento e inclusión constitucional (Walsh, 2008).
Es la dimensión política de la interculturalidad la que conlleva un fuerte sesgo
de conflictividad en relación a situaciones de hecho que pueden ser constatadas
182
empíricamente como la conciencia de la interdependencia que se ha dado desde
siempre dentro de una:
(…) relación asimétrica entre los integrantes de la diversidad social. Más
aún, el carácter eminentemente jerárquico de “unos-unos” frente a “otros-otros”
ha configurado un ámbito de hegemonía y subordinación, de tal modo que esa
interdependencia ha sido regulada por una rígida estructura económica social y
política, que ha dictado las reglas de juego para que tal situación se perpetúe
(Naranjo, 2014:67)
Es posible constatar que el Ecuador al igual que la mayoría de Estados “no
suele ser practicante de la interculturalidad ni la tiene entre sus objetivos prioritarios.
Más bien sucede todo lo contrario: sus prácticas monoculturales son lo habitual”
(Tortosa, 2005:3); las estructuras, leyes, instituciones políticas, educativas, de justicia,
formas de gobierno y autoridad corresponden a una lógica, lengua y racionalidad: las
de la cultura dominante (Walsh, 2008), demostrándose que en realidad, no hay interés
por construir la interculturalidad, es más, el sentido histórico de las clases dominantes
ha sido el de consolidar una sociedad uniforme por encima de la evidente constatación
de que “Las relaciones entre las diferentes culturas y diversos sectores de la sociedad se
caracterizan por el racismo, la pobreza y la exclusión social” (Ayala, 2014:13).
Para la CONAIE una de sus demandas más importantes como movimiento de
pueblos y nacionalidades indígenas ha sido el respeto y valoración de sus culturas, de
sus idiomas, costumbres, cosmovisiones, en definitiva, de su “ser diferentes” y tener
sus propias identidades. Este reconocimiento de la diferencia cultural es la piedra
angular de la propuesta de Plurinacionalidad y de su Proyecto Político (Eguiguren,
2011: 46) pues constituye la:
(…) primera organización indígena que combina reivindicaciones sociales
con demandas étnicas; conceptos de igualdad con conceptos de diferencia y
derechos específicos para los pueblos y nacionalidades indígenas y afro. Estos
derechos se refieren al control autónomo sobre el territorio que habitan y a la
representación de los pueblos y nacionalidades a nivel nacional mediante
instituciones específicas. Básicamente, ‘plurinacionalidad’ significa más derechos
para las llamadas minorías étnicas y más democracia y participación para todo
el pueblo (CONAIE: 2001:14)
183
La interculturalidad en su relación con la plurinacionalidad genera debates y
críticas en todos los niveles: académicos, sociales y políticos. La FENOCIN señala
Altmann (2013) se declaró intercultural en 1999 y exigió un “desarrollo sustentable,
equitativo y con identidad”, concibió a la “interculturalidad explícitamente como
alternativa abierta a la plurinacionalidad, descrita como fundamentalismo étnico. No
obstante, la interculturalidad también apunta a una mayor participación de todo el
pueblo, dado que impugna toda forma de exclusión y racismo” (Altmann, 2013: 288)
Quizá en esta misma línea, Ayala Mora sostiene que la interculturalidad es un
proceso incluyente y que apunta al fortalecimiento de las culturas en interacción,
potenciando a su vez la unidad de un Estado en la diversidad, al contrario de la
demanda por el Estado Plurinacional que resulta, para él, excluyente, etnocentrista y
“racista al revés” pues busca un retorno al pasado queriendo restituir el Tahuantinsuyo
en una “República de indios”, fragmentando la unidad nacional (Ayala, 2014).
Este debate conceptual se convierte en una oportunidad para que el concepto
de interculturalidad evolucione en el movimiento indígena desde el proyecto político
de la CONAIE que inicialmente sólo lo mencionaba en referencia a la educación
intercultural bilingüe, hasta que en el 2001, ya es un concepto basado en el derecho a
la coexistencia pacífica, y, entendido como el reconocimiento y respeto mutuo entre
las nacionalidades, pueblos y demás sectores sociales existentes en el Ecuador. La
interculturalidad llega a ser entendida como la unidad en la diversidad, y como
elemento fundamental de un estado plurinacional, es decir de un régimen político
basado en la participación y la autodeterminación (CONAIE, 2001)”.67
Ese enfoque lo recoge la Constitución de la República (2008) y desde el ámbito
de lo normativo, declara al Ecuador como un Estado intercultural entre otras
características, con lo cual reconoce implícitamente que esta es una condición para la
construcción de un Estado constitucional de derechos y Plurinacional. Para ello
considera que es necesaria la reestructuración y desconcentración de las instituciones
públicas del Estado, para lograr la congruencia entre la pluralidad de la sociedad civil y
67
En: www.CONAIE.org
184
la unidad de la sociedad política estatal, conformando un Estado plural, que respete y
fomente la diversidad socio-cultural de la población civil y afirme su identidad. Hay
que enfatizar lo que ya indicamos al inicio, esto es que:
El reconocimiento constitucional de la interculturalidad en el contexto
de la realidad ecuatoriana no ha sido una concesión de una Asamblea
Constituyente, sino que su advenimiento ha sido el resultado de una lucha de
larga data, emprendida por una serie de movimientos sociales, cuyas posturas,
finalmente fueron escuchadas y plasmadas en el texto constitucional (Naranjo,
2014: 77)
También en el ámbito normativo, “El Buen Vivir, Plan Nacional 2013-2017, todo
el mundo mejor”, entre sus principios y orientaciones establece la importancia de la
interculturalidad como un factor fundamental para enfrentar uno de los desafíos del
país, que es el “reconocimiento de la diferencia en la igualdad para crear y garantizar
oportunidades igualitarias” (SENPLADES, 2013: 27)
Como en todos los campos que constituyen materia del Buen Vivir,
encontramos significativos avances en el debate y también en la legislación
ecuatoriana. Sin embargo, sus concreciones empiezan por trabarse en el diseño de
políticas públicas que mantienen la visión cultural monolítica y en la ausencia de
instituciones que gestionen los mandatos constitucionales.
Estas limitaciones se evidencian por la falta de voluntad política para focalizar
la atención en la plurinacionalidad, por ello lo urgente en la sociedad es reconocer y
comprender la existencia de culturas diversas y aprender a convivir horizontalmente
en esa diversidad. Ariruma Kowii, da un paso adelante al afirmar que:
Los encuentros y desencuentros que se han dado en el proceso histórico
ecuatoriano han generado el mestizaje, lo que constituye nuestra mayor
fortaleza como pueblo y como país. Este mestizaje cultural enriquece la razón de
ser de todos quienes coexistimos en el país y sus aportes son múltiples a través
de la historia. (Kowii, 2011:14);
185
Desde la sociedad no indígena la tarea pendiente entonces es internalizar el
valor de la cultura indígena, reconocer nuestra matriz originaria y aceptar la culpa de
la negación, visibilizando la existencia hoy, de dichas culturas en nuestra cosmovisión.
El reto del reconocimiento de las diversas identidades de los pueblos y
nacionalidades es lograr la congruencia entre la pluralidad de la sociedad civil y la
unidad de la sociedad política estatal, conformando un Estado plural, que respete y
fomente la diversidad socio-cultural de la población civil y afirme su identidad. Esto
quiere decir que visibilizar la forma de pensar de los pueblos indígenas puede ser un
aporte importante para el necesario diálogo desde la diversidad.
La interculturalidad y la educación bilingüe
Si las nuevas generaciones no son portadoras
con altivez y dignidad de nuestra identidad
ancestral, entonces nuestras comunidades
estarán destinadas a la muerte como culturas”
(Zhud, 2013)68
La educación bilingüe es parte los derechos colectivos, a la vez constituye una
estrategia para la interculturalidad y hace relación a lo que Kowii (2011) denomina
“seguridad identitaria” para la continuidad cultural de las diversas nacionalidades.
El sistema de educación formal en el Ecuador, ha sido predominantemente
colonizador y desvalorizador de lo propio:
“lo indio ha sido inculcado a niños y adolescentes como algo inferior y
tradicional, afirmando la cultura blanco-mestiza y occidental como la única con
validez universal. Esta dinámica ha afectado a la juventud quienes han ido
perdiendo interés por los conocimientos de nuestros mayores y por el ejercicio de
68
Taller realizado con las comunidades indígenas Kañaris de Zhud, 21 de septiembre del 2013
186
nuestra cosmovisión, generando una baja autoestima y debilitando la identidad
propia” (Melchor Duchi)69.
En este sentido, la Educación Intercultural es una propuesta levantada por los
pueblos y nacionalidades con el fin de fortalecer y desarrollar las culturas ancestrales
desde la niñez y adolescencia a través de socializar valores y conocimientos en lengua
nativa y lengua oficial, pero siempre dentro del contexto socio-cultural de dichas
culturas; es intercultural porque incorpora saberes y conocimientos de diversas
culturas, enriqueciendo el desarrollo personal y garantizando la convivencia en el
Estado plurinacional como manda la Constitución del Ecuador.
En la historia de la educación bilingüe del Ecuador personajes como Dolores
Cacuango, lideresa del pueblo Kayambi y de la Federación Ecuatoriana de Indios, ya
planteaban la educación bilingüe fundando la primera escuela kichwa-castellano en
1946. La presión de terratenientes que rechazaban la educación de los indios
determinó que en 1963 una dictadura militar prohibiese el idioma kichwa en las
escuelas, lo cual duró hasta 1988 en que por presión de las organizaciones indígenas,
se crea la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe –DINEIB- para atender
las necesidades educativas de la población indígena del país. En 1994 la CONAIE
propuso que la educación bilingüe intercultural respondiese a los planes nacionales de
desarrollo económico, social y cultural de una nueva sociedad humanista; que
promoviese una educación liberadora, crítica, reflexiva y plurinacional, a la que todos
tuvieran acceso (CONAIE, 1994)
Después de 18 años de funcionamiento de la DINEIB, a pesar de los logros
importantes, el idioma castellano predomina en la enseñanza en el sistema de
educación intercultural bilingüe; esto debido a que las lenguas indígenas se utilizan
como una lengua auxiliar, a que no han sido capacitados los profesores/as en una
metodología para la enseñanza en las lenguas de las nacionalidades, a que no se ha
producido suficiente material didáctico para profesores y estudiantes en las diversas
69
Expositor Kañari en el Taller realizado con las comunidades indígenas Kañaris de Zhud, 21 de septiembre del 2013, Zhud.
187
lenguas indígenas y a que el presupuesto es insuficiente para el sistema de educación
intercultural bilingüe (Eguiguren, 2011)
Por ello, advierte Ana María Larrea (2008), en aquellas sociedades marcadas
por la desigualdad no es posible pensar la interculturalidad sin tomar en cuenta los
procesos de dominación. Un diálogo intercultural parte de la premisa de diálogo entre
iguales y esto no es posible cuando una cultura está subordinada a la otra. Parte de
este “diálogo entre iguales” requiere ser retomado en las políticas de educación
intercultural y de salud intercultural. Para la sociedad nacional, hasta la fecha, la
educación intercultural ha estado destinada a los pueblos indígenas, pero no al
conjunto de la sociedad nacional; lo mismo ocurre con la salud y con otro conjunto de
sabidurías. Como afirma Catherine Walsh, las reformas educativas han asumido los
valores e ideales de la cultura dominante para llevar los conceptos de modernidad,
competitividad, etc., hacia las otras culturas (Eguiguren, 2011).
La Constitución de 2008, en su Artículo 27, reconoce:
“La educación se centrará en el ser humano y garantizará su desarrollo
holístico, en el marco del respeto a los derechos humanos, al medio ambiente
sustentable y a la democracia; será participativa, obligatoria, intercultural,
democrática, incluyente y diversa, de calidad y calidez; impulsará la equidad de
género, la justicia, la solidaridad y la paz; estimulará el sentido crítico, el arte y la
cultura física, la iniciativa individual y comunitaria, y el desarrollo de
competencias y capacidades para crear y trabajar. La educación es indispensable
para el conocimiento, el ejercicio de los derechos y la construcción de un país
soberano, y constituye un eje estratégico para el desarrollo nacional”.
(Constitución del Ecuador, 2008)
Igualmente, el Artículo 57 sobre los derechos colectivos manifiesta como
derecho desarrollar, fortalecer y potenciar el sistema de educación intercultural
bilingüe, con criterios de calidad, desde la estimulación temprana hasta el nivel
superior, conforme a la diversidad cultural, para el cuidado y preservación de las
identidades en consonancia con sus metodologías de enseñanza y aprendizaje.
188
Pueblos y nacionalidades se acogen a la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que señala el derecho a establecer y
controlar sus sistemas e instituciones docentes que impartan educación en sus
propios idiomas, en consonancia con sus métodos culturales de enseñanza y
aprendizaje; los indígenas, en particular los niños, tienen derecho a todos los niveles y
formas de educación del Estado sin discriminación; los Estados adoptarán medidas
eficaces, conjuntamente con los pueblos indígenas, para que las personas indígenas,
en particular los niños, incluidos los que viven fuera de sus comunidades, tengan
acceso, cuando sea posible, a la educación en su propia cultura y en su propio idioma.
Para las comunidades ancestrales70, que los niños, niñas y jóvenes se inserten
en la educación bilingüe no es tarea fácil, es un reto incluir en los procesos educativos
las leyes del mandato constitucional y aplicar el Modelo del Sistema de Educación
Intercultural Bilingüe (MOSEIB). Para esto se requiere recursos y un trabajo conjunto
con autoridades, ministerios y comunidad y que se fortalezcan acciones conjuntas para
fomentar una educación intercultural en el país.
Otro problema detectado es que para algunos sectores de estas comunidades,
existe la idea de que la educación intercultural cierra oportunidades laborales y de
desarrollo para la juventud indígena en la medida que esta educación limitaría la
inserción en el medio laboral mestizo.
Para los dirigentes indígenas, esto debe enfrentarse desde las organizaciones,
fortaleciendo los mecanismos de la interculturalidad como oportunidad inclusiva y no
excluyente, para ellos lo vital está en la “urgente necesidad de propiciar el
reconocimiento y autovaloración de las tradiciones, costumbres, vivencias y
ancestralidad de los pueblos con el objetivo de que las nuevas generaciones
reproduzcan esas prácticas y no se pierdan en un mundo homogenizador”71
70
Taller realizado con las comunidades indígenas Kañaris de Zhud, 21 de septiembre del 2013 71 Conclusiones del Taller realizado con las comunidades indígenas Kañaris de Zhud, 21 de septiembre del 2013
189
Para Kowii la “fragilidad identitaria hace que la población sea presa fácil de los
procesos de aculturación por parte de sociedades hegemónicas, y que sea susceptible
de ser seducida por las atracciones y espejismos de la sociedad de consumo del mundo
globalizado, que se promueven en los distintos medios de comunicación” (2011:20)
Estas incertidumbres plantean un falso dilema de tipo cultural-existencial a los
pueblos y nacionalidades: integrarse o perecer sin encontrar mediaciones que les
permitan “seguir siendo”. Kuricama Yupangui72 salva esta disyuntiva al referirse a la
experiencia de su pueblo Kichwa-Saraguro: nos comentaba la decisión que los mayores
de la comunidad de San Lucas tomaron respecto a la inserción de sus hijos en la
sociedad nacional; ellos decidieron poner todos los esfuerzos para que accedan a la
educación superior y de postgrados como forma de romper la cadena de exclusión
generacional. Hoy decenas de profesionales saraguros trabajan en instituciones
públicas y privadas y las universidades del país cuentan con gran afluencia de jóvenes
de dicha etnia en sus aulas, y se puede claramente percibir que llevan su cultura –aun
con los sincretismos propios de la convivencia intercultural- y lo importante, es que
ellos se autodefinen Saraguros.
Al final, el gran desafío para los pueblos y nacionalidades en el presente y
futuro inmediato es desarrollar estrategias para el ejercicio de la plurinacionalidad a
fin de forzar el tránsito de lo escrito formalmente en la Constitución a la práctica, pues
hasta ahora los enunciados constitucionales son letra muerta, no encuentran
viabilidad, esto se expresa en que no existen políticas públicas plurinacionales, no se
desarrollan estructuras definidas ni metodologías operativas. Es más, no se visualiza
cómo se manejan los instrumentos constitucionales y no hay planteamientos directos
y concretos para lograr la conformación por ejemplo de las Circunscripciones
Territoriales Indígenas o darle vida a los derechos colectivos. Al parecer el Estado ha
inaugurado un Sumak Kawsay común y homogéneo para todos, sin entender que la
expresión del Sumak Kawsay es justamente el Estado Plurinacional, es decir la
72 Entrevista personal. Kuricama Yupangui es abogado constitucionalista, Kichwa-Saraguro.
190
diferencia, lo específico a cada cultura, la interculturalidad y la unidad en la
diversidad73
CUADRO N° 23
Retos de la Plurinacionalidad
El principal desafío74 que tenemos que enfrentar es la descomposición
cultural, la pérdida de tradiciones en cuanto a valores, alimentación,
formas de vestir, costumbres, etc.
Si la identidad se pierde y la base cultural se desvanece en el mundo
mestizo, entonces no existe pluriculturalidad, solo una cultura occidental
única y ahí ya no tendrá sentido un estado plurinacional.
El fortalecimiento de nuestra identidad con perspectiva futura recae en
los jóvenes como protagonistas del nuevo proceso, son ellos los llamados
a no tener vergüenza de lo que son, a retomar la lengua kichwa y a
defenderla.
“Nos falta avanzar. El Ecuador está declarado como un estado único,
plurinacional, pluricultural. Lo que pasa es que nosotros no tenemos leyes
secundarias para el estado plurinacional. El Sumak Kawsay es complejo y
diverso y hay que comprender las 14 nacionalidades y 18 pueblos
diversos del Ecuador”.
“se habla y se escribe, pero no se práctica”
Elaboración: P. Carpio B. 2015
73
Extracto de entrevista realizada a KuricamaYupangui por Manuel Naula, Agosto del 2014. 74
Conclusiones del Taller realizado en Chontamarca-Cañar, el 13 de julio del 2013 con delegados de las comunidades y
organizaciones de la organización parroquial Zhamuy.
191
2.4.1.4 Democracia participativa
Todos los gobiernos que existen sobre la tierra
muestran vestigios de la debilidad humana, semillas de
corrupción y degeneración, que los astutos sabrán
descubrir, la perversidad insensiblemente abierta crece
y se perfecciona. Cualquier gobierno degenera cuando
se confía solamente a sus gobernantes. Por lo tanto, el
pueblo mismo es su único depositario seguro. Y para
mantenerlo seguro, sus mentes deben mejorarse en
cierta medida.
(Tomás Jefferson)75
La democracia es en sí mismo un proceso de emergencia de acción y
representación popular para limitar el poder de las clases que lo han detentado de
manera absoluta o totalitaria y redistribuir recursos para la satisfacción de las
necesidades de la mayoría generando espacios de expresión de esas mismas mayorías.
(Resnick, 2007).
Las más importantes revoluciones han estado orientadas justamente a ampliar
la base del poder para incluir a los excluidos, aunque estos, según su capacidad de
incidencia, cobren protagonismo, excluyendo a su vez segmentos y clases sociales con
menor nivel de madurez socio política. La revolución francesa, la independencia de las
Américas, la revolución rusa son un ejemplo de “cambio y continuidad” de la
dominación; esa es la pugna histórica de las sociedades por encontrar formas de
organización política acorde a las aspiraciones de todos los sectores que la conforman.
La tensión por la extensión del poder, se refleja en las formas de ejercicio de la
democracia: representativa y participativa-directa.
Ziccardi caracteriza la democracia representativa o delegativa por el manejo del
poder exclusivo de las élites políticas, la misma que se sustenta en el voto, las
elecciones libres y secretas y la delegación de decisiones de los ciudadanos en los
75
Tercer Presidente de los Estados Unidos - Gobierno -
192
representantes electos; se puede decir que existe cierto consenso sobre los límites y el
desencanto generado por la democracia representativa como forma de gobierno,
capaz de garantizar una mejor calidad de vida para el conjunto de la ciudadanía
(Arciniegas, 2015; Maíz, 2006)
Por su parte, las ideas originales de la democracia participativa (Resnick, 2007)
tendrían como objetivos los siguientes:
Que la política sea entendida como el medio de crear ciudadanía activa con la
participación de la gente
Que las decisiones sobre asuntos públicos, sean concertada con la sociedad civil
Que se generen espacios legítimos de expresión, participación, decisión de la
ciudadanía
Siendo así, “una verdadera democracia implica que las nuevas generaciones y
los ciudadanos en general puedan discutir, definir y exigir constantemente sus
derechos, en una suerte de constituyente permanente” (Gargarella citado en
Arciniegas, 2015). Es decir, una democracia con ciudadanía pro-activa, interesada,
motivada y comprometida con su realidad social, “… lo cual significa articular el
proceso político con la construcción de ciudadanía a través de la educación, la
información, la deliberación, la organización” (Ziccardi citado en Arciniegas, 2015)
Este tipo de democracia incluye a una pluralidad de actores ciudadanos,
que de manera individual o colectiva ejercitan su derecho de intervenir en los
procesos decisorios y reorientar el uso de los recursos en función de sus
aspiraciones colectivas y sociales, incrementando de esta manera su autonomía,
afirmando su identidad y reconociendo su interés como parte de la comunidad
política mediante formas de democracia directa en todas las esferas de la
sociedad y del Estado (Arciniegas, 2015:19).
Las principales diferencias entre la democracia representativa y la democracia
participativa ponen en evidencia las limitaciones de la democracia representativa y la
importancia que cobra la democracia participativa en la construcción de sociedades
193
más equitativas. Para Maíz (2006:15) las principales diferencias entre los dos sistemas
de democracia son:
CUADRO N° 24 DIFERENCIAS ENTRE DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y
DEMOCRACIA REPRESENTATIVA
Elaboración: P. Carpio B. 2015
En el análisis comparativo realizado por ese autor, la democracia es un ejercicio
que facilita el acceso directo y el respeto de las preferencias del pueblo en la toma de
decisiones, lo cual, implica un acercamiento identitario entre gobernantes y
gobernados, como elemento clave para superar la “agregación que supone filtros e
intermediarios que desnaturalizan la voluntad popular, el respeto de las preferencias
requiere la participación directa de los ciudadanos mismos”(Maíz, 2006:16); la
participación en la toma de decisiones es crítica con el discurso de la democracia
representativa “basado en la excelencia política del gobierno de “los virtuosos” (Maíz,
2006:16)
La democracia participativa está en directa relación con la institucionalización
de derechos, sin los cuales el Buen Vivir no será posible. Un sistema democrático en sí
mismo se sustenta en derechos constitucionales y los derechos universales, los cuales
son base en el desarrollo de los nuevos derechos del Buen Vivir como son los derechos
Democracia Representativa
liberal
Democracia Participativa
Representación Identidad
Agregación Participación
Libertad negativa Libertad Positiva
Privado Público
Intereses Virtudes
Votantes Ciudadanos
Mandato representativo Mandato imperativo
Mayorías Bien Común
Política instrumental Política autotélica
Neutralidad estatal Estado intervencionista
Liberalismo Democracia
194
colectivos para pueblos y nacionalidades, los derechos de la naturaleza, a un ambiente
sano, al derecho al agua y alimentación, la justicia indígena; comunicación, ciencia,
tecnología, cultura, hábitat, derechos de grupos de atención prioritaria y otros que
garantizan la vida en bienestar y armonía.
Contribuye en esta perspectiva democrática del Buen Vivir el desarrollo de una
ciudadanía activa, con información y capacidades para el ejercicio de instrumentos de
participación ciudadana y control social de manera autónoma del Estado, de tal
manera que impida la separación tradicional y convencional entre la clase política y
sociedad civil, donde históricamente los elegidos para funciones políticas y los
nombrados para funciones públicas asumen intereses particulares, extraños a los del
pueblo que los eligió; la revocatoria de mandato, es un instrumento efectivo dentro
del control social.
Para Rafael González Ballar la participación ciudadana es un proceso de
involucramiento de los individuos y colectivos en la toma de decisiones y control social
en los asuntos públicos que los afectan. Este proceso fomenta el crecimiento de la
democracia comunitaria y de los individuos para la convivencia social.
La participación ciudadana, por tanto, es un proceso relacionado con los
derechos universales, fundamentalmente los relacionados a la libertad de
pensamiento, opinión, reunión, organización, participación política, y de defensa de un
orden social coherente con dicha declaración (Declaratoria Universal de los Derechos
Humanos , 1948).
En América Latina, se empieza a hablar de democracia participativa a partir de
las restricciones que el neoliberalismo desde los años ochenta infringe a la democracia,
más aun cuando el continente salía de las dictaduras militares represivas instauradas
en la década de los setenta; es la movilización social y ciudadana que pone en la mesa
del debate la discusión sobre la naturaleza, forma y contenido de la democracia formal
vigente en nuestro país. El debate desde esta perspectiva entiende a la participación
como “el resultado de un proceso en construcción a partir de un recorrido histórico,
195
fruto de la organización y movilización de las personas, pueblos y grupos sociales
diversos, en búsqueda de mejorar sus condiciones de vida y de incidir en la vida social y
política del país” (Carrera, 2015: 2)
Las movilizaciones sociales en Ecuador, contribuyeron de manera activa en el
proceso constituyente, que tiene como resultado la Constitución del Ecuador 2008, en
la cual se plantea un modelo de democracia directa donde se reconocen los derechos a
la participación y se la institucionaliza reconociéndola como el Quinto Poder, para lo
cual crea el Consejo Nacional de Participación y Control Social, con resultados que
serán analizados al respecto de la implementación de políticas públicas para el Buen
Vivir.
La constitución del Buen Vivir inaugura un sistema de democracia participativa,
donde
“las ciudadanas y ciudadanos, en forma individual y colectiva,
participarían de manera protagónica en la toma de decisiones, planificación y
gestión de los asuntos públicos, y en el control popular de las instituciones del
Estado y la sociedad, y de sus representantes, en un proceso permanente de
construcción del poder ciudadano. La participación se orientará por los principios
de igualdad, autonomía, deliberación pública, respeto a la diferencia, control
popular, solidaridad e interculturalidad ….La participación de la ciudadanía en
todos los asuntos de interés público es un derecho, que se ejercerá a través de los
mecanismos de la democracia representativa, directa y comunitaria”
(Constitución del Ecuador, 2008: art.95)
En el artículo 61 sobre “Los derechos de participación” se establecen los
ámbitos de la participación: a elegir y ser elegidos, participar en asuntos de interés
público, presentar proyectos y leyes, ser consultados, fiscalizar al poder público,
revocar el mandato, desempeñar funciones públicas, conformar asociaciones políticas.
(Constitucion, 2008).En esta gama de espacios se pueden distinguir la correlación entre
elementos de la democracia representativa y la democracia participativa, conjugación
complementaria pues en la democracia moderna deberán existir momentos, espacios
196
y mecanismos para cada una. Dependerá ciertamente de las fuerzas sociales enfatizar
una u otra.
Otro de los más importantes mecanismos de participación y control social
establecido por la Constitución de 2008 es la creación de la Función de Transparencia y
Control Social, cuyos objetivos son impulsar el control de las entidades y organismos
del sector público y fomentar e incentivar la participación ciudadana para proteger el
ejercicio y cumplimiento de los derechos y prevenir y combatir la corrupción. Para su
aplicación la constitución prevé la creación del Consejo de Participación Ciudadana y
Control Social. Esta instancia expresa que la participación ciudadana tiene que ver
exclusivamente con el ámbito de lo público, es decir entre el Estado y el ciudadano,
con el fin de impedir o vigilar el funcionamiento idóneo y transparente de instituciones
y funcionarios públicos. (Carrera, 2015).
Por su parte, el Plan Nacional del Buen Vivir (SENPLADES, 2009) y sus 12
objetivos están genéricamente atravesados por alusiones a la participación; se
sostiene en el marco justificatorio que:
Por primera vez se reconoce la democracia comunitaria, además de la
directa y representativa, de tal suerte que esta última se enriquece desde los
diversos modos personales y colectivos de practicarla, lo que propicia su
innovación constante. Los sujetos de la participación, en el marco constitucional,
ya no son únicamente las y los ciudadanos a título personal, sino también las
comunidades, pueblos y nacionalidades. De este modo, las personas y
colectividades pueden incidir en la planificación, presupuestación, gestión,
control y evaluación de las políticas públicas.(SENPLADES, 2009).
Prevalece aquí la idea de construir una sociedad de derechos por medio de la
participación activa en la toma de decisiones sobre el bien común; esta participación
será promovida por el gobierno institucionalizando mecanismos adecuados para su
cumplimiento como la adecuación de los modelos de gestión pública, buena
gobernanza, acceso a la información para el control social y la rendición de cuentas.
(SENPLADES, 2009)
197
Están también planteados otros mecanismos de participación ciudadana
orientados básicamente en relación a gobiernos locales a través de asambleas
ciudadanas y consejos de participación para la planificación local; la “silla vacía76”
como mecanismo de deliberación y propuesta de la ciudadanía en los Consejos
cantonales sobre temas de interés local.
Por último, en términos de Buen Vivir como paradigma societal, la democracia
participativa y la participación ciudadana tienen una función fundamental en el
sistema político, pues con su ejercicio se incorpora en las deliberaciones sobre la
gestión pública a los diversos sectores involucrados o con posiciones en aspectos
específicos de orden público. Es en base a espacios y mecanismos de diálogo y
concertación que la gobernabilidad democrática y una adecuada gobernanza tendrían
posibilidades de fluir en función del territorio; los problemas de orden ambiental que
van surgiendo por afectaciones mineras, petroleras o de megaproyectos y que son
resistidos por amplios sectores organizados en los territorios, podrían ser tratados bajo
el cumplimiento de lo explicitado en la constitución y las leyes sobre participación.
Esto es aplicable también a una serie de fracturas sociales que generan alta
conflictividad sociopolítica como la educación bilingüe, la institucionalidad
plurinacional, el ejercicio de derechos, el financiamiento de programas y proyectos y la
formulación de leyes y políticas desde los poderes legislativo y ejecutivo.
Los derechos de pueblos y nacionalidades bajo el presupuesto de la democracia
participativa en el Estado Plurinacional serían viables, y el dialogo intercultural sería un
importante espacio de solución de conflictos sociopolíticos al entenderse las diferentes
actorías sociales y étnicas como partes integrantes de una totalidad en igualdad de
condiciones. Asumir la democracia participativa, significa entonces posibilitarse como
sociedad la oportunidad de organizarnos en condiciones de equidad entre diferentes y
multiplicar las perspectivas de convivencia bajo el amparo de la plurinacionalidad. He
ahí su rol en el Buen Vivir.
76
Es un mecanismo de participación aplicable en los Gobiernos Autónomos Descentralizados GAD en las sesiones oficiales en la
que puede ser ocupada por un representante de la ciudadanía en relación con los temas que se traten, con la finalidad de participar en el debate y en la toma de decisiones en asuntos de interés general. Las personas que participen con voto serán responsables administrativa, civil y penalmente. Las normas para su funcionamiento están determinadas por cada GAD (Art. 311, COOTAD; Art. 77, Ley Orgánica de Participación Ciudadana).
198
2.4.2 Sistema de Eco-armonías
Este sistema pone la mirada fundamentalmente en la relación ser humano-
naturaleza y recupera, en sustancia, el Sumak Kawsay andino como armonías (el todo
como unidad indisoluble) pero contextualizándolo en sistemas complejos. La teoría de
la complejidad que inspira nuestro análisis, sostiene que el todo sistémico es ante todo
dinámico y en contradicción, y cada unidad que constituye un sistema genera orden y
desorden a la vez. La armonía es entonces para nosotros un mundo de conexiones
precisas para que la dinámica y energía del sistema social, fluya generando
posibilidades de expansión o despliegue de cada una de sus partes, respetando las
interacciones funcionales entre las mismas en un infinito proceso de cambio-
adaptación-continuidad (Morin, 1993).
Los elementos que conforman este sistema de Eco-armonías son el Bio-
centrismo, la Re-territorialización y las Des-centralización. El bio-centrismo tiene en los
derechos de la naturaleza su mayor fortaleza de realización y en la re-territorialización
la garantía de recuperación de la eco-armonía hombre-naturaleza. La descentralización
se presenta en este esquema como condición de gobernanza territorial, sin la cual la
territorialización y los derechos de la naturaleza no tendrían realización completa.
2.4.2.1 Biocentrismo y Derechos de la Naturaleza
El biocentrismo es parte de la ética: el derecho a la existencia autónoma de
todos los seres vivos, a su desarrollo y expresión; considera que la especie humana por
su nivel organizacional, sus necesidades y su sentido existencial socialmente
construido y manifiesto en los modelos de desarrollo en los que se desenvuelve, es la
especie que tiene mayor responsabilidad en la continuidad del ecosistema global. Este
entendimiento supera la visión instrumental y antropocéntrica de la naturaleza, y
pretende recuperar la conciencia de que ser humano y naturaleza corresponden a una
199
misma unidad, por ello, “hay que entender que lo que hacemos por la Naturaleza, lo
hacemos por nosotros mismos” (Acosta, 2012: 117).
El punto nodal del Buen Vivir yace en este entendimiento biocéntrico sobre la
naturaleza, a la cual desde este paradigma, se le concibe como “sujeto” con derechos y
con determinados límites biofísicos –como todo ser vivo- que deben reconocerse y
respetarse.
Es la modernidad capitalista la que fragmenta al hombre de la naturaleza y las
ciencias económicas las que legitiman su disolución, al entender que la naturaleza
tiene valor en la medida que el ser humano le asigne (valor de cambio); cuando esta se
transforma en “recurso” para los procesos de transformación industrial o de servicio
ambiental, entonces adquirirá determinado valor económico. “Un aspecto clave en
estas posturas es su visión dualista, donde el ser humano se separa y es distinto de la
Naturaleza, y en tanto es medida, origen y destino de todos los valores, se apropia de
los recursos naturales al entenderlos únicamente como medios para nutrir los procesos
productivos contemporáneos”(Gudynas, 2010: 49)
El paradigma del desarrollo propio de la modernidad y de la posmodernidad
por tanto, se sustenta en una ética antropocentrista, que a su vez legitima y se legitima
en la construcción de una identidad superior: "la humanidad con valores tradicionales
de dominación patriarcal, control de la naturaleza, crecimiento económico y consumo
material ilimitado” (Castells citado en Capra, 2003:279).
El Buen Vivir incorpora los derechos de la naturaleza, entendiéndola como
fuente-madre-sostén de toda vida (Pachamama) por lo cual debe entendérsela como
ser con derechos, orientados a preservar su integridad y la regeneración de sus ciclos
vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos (Constitución del Ecuador, 2008).
La naturaleza de esta manera es entendida como sujeto de derechos y no como objeto
de explotación; sus elementos pueden ser tomados siempre y cuando no afecten ni a
la estabilidad de los ecosistemas ni a poblaciones humanas, para los cuales existirán
200
procedimientos de consulta previa y estudios científicos para determinar opciones, o
no, de extracción.
Para De Souza Santos (2010) la construcción y reconocimiento de los derechos
de la Naturaleza es ante todo una tarea epistemológica, que implica romper con la
concepción occidental de los derechos basada en que solamente los que son
susceptibles de ser sujetos de deberes tienen derecho a ser sujetos de derecho; este
avance jurídico, irrumpe el mito de la modernidad que advierte que “si protegemos la
naturaleza la gente tendrá cada vez menos”, y sólo “a través de la explotación y
destrucción de la naturaleza podemos proveer más a los seres humanos; y por ello,
debemos destruir, pedazo a pedazo, el mundo, debemos destruir cada bosque, cada
selva, para poder tener crecimiento” (Shiva, 2011: 163)
La Constitución del Ecuador 2008 al estipular en el Artículo 71 el derecho
integral a la existencia de la “naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza
la vida”77, sus ciclos de vida y procesos, también establece la potestad de “toda
persona, comunidad, pueblo o nacionalidad” para exigir ante las autoridades el
cumplimiento de los derechos de la naturaleza; el Artículo 72 establece la
“restauración” como un derecho de la naturaleza independiente de las
indemnizaciones a individuos y colectividades afectados por daños ambientales,
implica una de las más importantes y profundas transformaciones constitucionales en
América Latina porque “se consagra una perspectiva intercultural al homologar el
entendimiento occidental de la “naturaleza” con la “Pacha Mama”, propia de los
pueblos y nacionalidades indígenas del país; porque establece una justicia ecológica
que demanda la “restauración” del medio ambiente vulnerado, no sólo
compensaciones a los seres humanos afectados”. (Cruz, 2014: 16)
77
Artículo 71º: La naturaleza o Pachamama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos. // Toda persona, comunidad, pueblo o nacionalidad podrá exigir a la autoridad pública el cumplimiento de los derechos de la naturaleza. Para aplicar e interpretar estos derechos se observarán los principios establecidos en la Constitución, en lo que proceda . // El Estado incentivará a las personas naturales y jurídicas, y a los colectivos, paraqué protejan la naturaleza, y promoverá el respeto a todos los elementos que forman un ecosistema.
201
En el Artículo 73 la Constitución establece la obligación del Estado de aplicar
“medidas de precaución y restricción para las actividades que puedan conducir a la
extinción de especies, la destrucción de ecosistemas o la alteración permanente de los
ciclos naturales” (2008). Obligaciones que implican prevenir desastres y proteger estos
derechos aplicando un principio fundamental que es el de precaución, que requiere
“reconocer las restricciones y limitaciones de las actividades productivas” (Martínez,
2011:12)
El reconocimiento de derechos a la naturaleza tiene implicaciones a todos los
niveles del quehacer humano, lo que ratifica la trama de interacciones existentes y su
relación con el Buen Vivir:
En términos de interculturalidad: entender, reconocer y aceptar el sentido y valor
filosófico y ecológico milenario de la Pachamama como fundamento de las culturas
andinas y la necesidad de re-encontrarnos en la unidad sistémica con la naturaleza
para lo cual es necesario generar valores culturales que consideren la ética
ecológica o bioética en nuestra cotidianidad.
En términos de conocimiento: ubicar a las ciencias de la tierra en relación a las
ciencias humanas de manera horizontal y complementaria, pues sólo desde la
complejidad podemos abordar la complejidad. La necesidad de dialogar con la
naturaleza a través de la ciencia es un imperativo para los procesos de re-
territorialización y ordenamiento de las actividades humanas en los ecosistemas.
En términos jurídicos: ampliar los conceptos del derecho y la justicia para un
nuevo marco de convivencia con la naturaleza.
En términos económicos: considerar que toda actividad humana genera impactos
sobre la naturaleza, por lo que es necesario identificar dónde, cómo, cuánto y
porqué y para qué desarrollamos esas actividades, para lo cual es necesario
profundizar las exigencias de ordenamiento territorial ya instituidas.
202
2.4.2.2 Territorios y territorialidad
Para Alberto Enríquez(2006) el territorio es un actor multifacético, con
intereses y necesidades complejas que requiere de un entendimiento sistémico para
una equilibrada relación con las necesidades e intereses de los humanos; es una
fracción de la naturaleza apropiada por un colectivo humano para constituir-
reproducir su comunidad, proceso dialectico que genera identidad, simbolismos,
cultura; por esta simbiosis se considera al territorio como una construcción social,
determinada a su vez por relaciones de poder (Herner, 2009), mismas que en última
instancia determinarán las relaciones que allí se establezcan a favor o en perjuicio de
su sustentabilidad.
Gómez Orea prefiere denominar a este conjunto de relaciones territoriales,
“sistema territorial”. Lo plantea como una “Construcción social inevitable, que
representa el estilo de desarrollo de una sociedad, que se va formando desde la noche
de los tiempos, y seguirá formándose inexorablemente hacia el futuro” (2001); es un
sistema en cuanto está constituido por la interacción de sus dimensiones ambiental,
físico-espacial, cultural (identitaria, simbólica), económica (en referencia a las
actividades productivas que allí se desarrollan y del uso y usufructo de sus recursos
naturales) y política en términos de organización para su administración, gestión y
control, a más de las infraestructuras y asentamientos humanos(Gomez Orea, 2001).
Para estos autores, el territorio está determinado por el modelo de desarrollo y este
por el poder instituido que lo maneja; el territorio es naturaleza transformada por la
sociedad que se lo ha apropiado, pero, y aquí el punto de conflicto, también por
actores externos que pretenden sus recursos.
A estos procesos de cambio y adaptación que conlleva el territorio los
denominaremos “dinámicas territoriales”, las cuales están determinadas por un
conjunto de relaciones socio-políticas, ecológicas, culturales y económicas cuya lógica
interna se sustenta en la forma o modo que el poder en las sociedades humanas
adopta para su interacción con el territorio; la especificidad resultante, en términos
203
generales las denominamos –siguiendo a Gilles Deleuze-, territorialización,
desterritorialización y reterritorialización. (Herner, 2009).
Por territorialización entenderemos al proceso de apropiación, organización y
convivencia originaria entre las sociedades humanas y la naturaleza. Es un proceso
interactivo, continuo y progresivo de transformación en las dos partes que mediado
por la inteligenciación social y la capacidad de acogida de los ecosistemas, da como
resultado una espiral de cambio-adaptación-cambio. La inteligenciación social es la
capacidad humana para desenvolverse cada vez de manera más satisfactoria en un
contexto eco-social específico, mientras la capacidad de acogida de los ecosistemas
hace relación al límite en la bondad que la naturaleza tiene para responder a las
crecientes necesidades humanas; cuando la reciprocidad se quebranta, entonces los
ecosistemas en des-armonía tienden a expulsar comunidades humanas; evidencias de
estos desajustes son los procesos migratorios por erosión y desertificación de suelos
no aptos ya para la producción.
La noción de apropiación, en la territorialización implica un proceso de
identificación de la comunidad o sociedad con su territorio, el desarrollo por tanto de
culturas específicas que crecen y se enriquecen en la interacción con su propio
territorio y con las dinámicas extraterritoriales según el nivel de contactación que se
han creado.
Desde el punto de vista cultural e identitario el territorio también se
valoriza, eso sí, dentro de una dialéctica globalizadora producida por la
confrontación entre las tendencias homogeneizadoras tanto tecnológicas como
culturales y la defensa del ser individual y colectivo. ¿Quién se quedaría impávido
ante una pérdida completa de la identidad, reemplazada por una alienación
total? ¿Quién vería con indiferencia la pérdida de la nacionalidad en favor de una
imaginaria ciudadanía corporativa? ¿Quién preferiría ser “ciudadano de la Coca-
Cola o de la Mitsubishi” en vez de ser chileno, o argentino, por ejemplo? […] Por
algo el exilio es considerado como una pena extrema. Si alguien todavía tiene
dudas acerca de nuestra irrenunciable naturaleza de “animal territorial”, puede
preguntar a judíos y palestinos si acaso el territorio “importa” o no. (Boisier,
2006:455)
204
Para los pueblos y nacionalidades de nuestros países latinoamericanos y del
Ecuador en particular, la lucha por el territorio tiene un sentido estratégico, pues para
ellos los territorios ancestrales hacen relación a aquellas áreas habitadas
milenariamente y de uso productivo, simbólico y espiritual, y en cuya relación han
desarrollado, cultura, identidad y sentido de pertenencia. Para los pueblos andinos, la
relación con la tierra y el territorio es sagrada y primordial; su ruptura y fragmentación
es la amenaza más fuerte para su continuidad como culturas.
Igual ocurre en los espacios urbanos –pueblos y ciudades- donde los habitantes
nos hemos territorializado por varias generaciones y hemos construido identidades
locales profundas, mismas que nos diferencias de otras y que nos amalgaman en
proyectos comunes para una convivencia en bienestar.
La desterritorialización, es un proceso más complejo, pues implica la des-
estructuración territorial fundamentalmente por determinaciones externas. Otras
inteligenciaciones organizadas en sistemas de mayor complejidad imponen en
territorialidades originarias nuevos ordenamientos generalmente por medio de la
violencia. Se implementan así, mecanismos de expropiación, expulsión y control
político del territorio para acceder a sus recursos con actividades extractivas, usos
intensivos del suelo (agricultura comercial), y explotación de la mano de obra.
La desterritorialización ha sido una constante en la historia de la humanidad,
“El territorio se puede desterritorializar, esto es, abrirse, en líneas de fuga y así salir de
su curso y se destruye. La especie humana está sumergida en un inmenso movimiento
de desterritorialización, en el sentido de que sus territorios ‘originales’ se rompen
ininterrumpidamente….” (Guattari y Rolnik citado en Herner 2009); significa este
postulado que la desterritorialización implica en sí misma reterritorialización bajo
nuevos usos, proceso que tiene que ver con poder, dominación, liberación y
reconfiguración.
Para los pueblos andinos, la des-territorialización no se inicia con la invasión
europea, pues antes, en el imperio Inka, a determinadas nacionalidades que no se
205
sometían por completo a su mandato, se les aplicaba la estrategia de “mitimaes”, es
decir, desarraigar comunidades enteras y re-asentarlas en espacios lejanos. Esta lógica
debilitaba la capacidad de acción colectiva de los desplazados, quienes debían
concentrarse por generaciones, en su re-adaptación al nuevo entorno eco-social.
La invasión europea, el período colonial, la era del capitalismo y el desarrollo
significan sendos procesos de desterritorialización; la territorialidad de los pueblos
originarios fue desconfigurada, desterritorializada, reorganizada y reterritorializada
bajo otras pautas en cada fase de dominación externa. Las lógicas de dominación así
como los modelos de desarrollo han incidido en la fragmentación territorial y en la
ruptura de las identidades de los pueblos originarios dando por resultado fuertes
procesos de descomposición comunal, migraciones, desarraigo.
La reacción de indígenas y campesinos frente a la desterritorialización,
históricamente ha sido la lucha por la tierra, que constituye el espacio de
“sobrevivencia” donde se han recreado estrategias socio económicas familiares para
su reproducción, lucha por la tierra cuyo techo fueron las reformas agrarias que
tampoco implicaron cambios estructurales en el sistema piramidal de tenencia de
tierra en nuestros países y en la reterritorialización de comunidades y pueblos; es a
partir de los años 80 y 90 que las organizaciones indígenas se plantean la lucha por el
territorio, “La diferencia entre la lucha por la tierra y la lucha por el territorio, es que
para los pueblos indígenas el territorio no es simplemente la tierra agrícola, sino la raíz
misma de su identidad cultural”. (De Souza santos, 2012: s/p)
206
CUADRO N° 25 DESTERRITORIALIZACION EN EL PUEBLO KAÑARI
TESTIMONIO
Para nuestros pueblos el despojo de territorios y la imposición cultural. Luego de quinientos
años, reclamamos la restitución de derechos sobre lo que nos queda, para garantizar a los
renacientes la continuidad como pueblos, originarios de estas tierras y portadores de cultura
milenaria. El nuevo territorio es siempre productivo, es por esta razón que el mundo es un
territorio que debe ser siempre territorializado, ocupado, reconstruido, habitado; una tensión
que sólo puede satisfacer la intensidad de una acción creativa múltiple.
En el caso del pueblo Kañari por ejemplo, éste habitó gran parte de lo que los Incas
denominaron el Chinchasuyo (región norte del Tahuantinsuyo), desde Socarte al límite con
Chimborazo hasta el valle del Jubones al sur. Somos uno de los pueblos que mayor
fragmentación ha sufrido, quedando en Hatun Cañar lo más representativo de la cultura
originaria, pero subsisten también comunidades en los cantones Biblián y Déleg en la
provincia del Cañar y en el cantón Nabón de la provincia del Azuay, continúan vigentes Shiñas
y Chunasanas.
Los antiguos Kañaris cuando se hicieron sedentarios y empezaron a cultivar sus alimentos a
través de la agricultura en los valles de Chordeleg y Sígsig, permanecieron en la cueva de
Chobshi y se dieron cuenta cuán grande e importante es la Pacha Mama pues empezaron a
cultivar la planta sagrada de maíz y ésta se convirtió el alimento principal para las primeras
familias dedicadas a la agricultura.
Con los procesos de reforma agraria, nuestras familias y comunidades formaron parte de la
redistribución de la tierra en el Ecuador, pero como uno de los grupos más afectados, pues
fueron acreedores de los terrenos menos productivos de la zona sur del país, quedándose los
grandes hacendados con las mejores tierras y dejándonos las tierras altas y las pendientes
para la construcción de las viviendas de las familias y el trabajo agrícola. Al ser herederos de
este proceso histórico, los Kañaris como los otros pueblos del Ecuador, tenemos el reto de
defender, resignificar y potenciar nuestro territorio, considerándolo como el pilar
fundamental para la construcción permanente del Sumak Kawsay.
Fuente: Taller de investigación-acción: 17 de agosto del 2013 sobre “Ley de Tierras”. Suscal-Cañar Participante Indígena del Pueblo Kañari. Sistematización: P. Carpio, 2015
207
Hoy, América Latina surge de las entrañas del colonialismo con sus diversidades
y sus propias perspectivas de soberanía. Sin embargo, un nuevo proceso neocolonial
en el marco del capitalismo globalizado está incidiendo profundamente para
reprimarizar sus economías y desterritorializar aquellos territorios con potencial
natural para el mercado mundial. Hablamos de tierras aptas para cultivos industriales y
biocombustibles como palma africana, soja, maíz; zonas de bosque donde se extrae
maderas preciosas (chonta, cedro, caoba, copaiba, machinga, etc.) y reforestación en
esos mismos espacios, con plantaciones maderables comerciales propias y exóticas
como la teca.78
“En este sentido, queda claro que la demanda cada vez mayor de los
países desarrollados hacia los países dependientes, en términos de materias
primas o de bienes de consumo, ha conllevado una peligrosa expansión de las
fronteras: del petróleo, del gas, de la minería, de las plantaciones celulósicas, de
la soja transgénica; expansión que genera transformaciones mayores,
reorientando completamente la economía de pueblos enteros y amenazando en
el mediano plazo la sustentabilidad ecológica”(Svampa, 2008).
Para muchos analistas del pensamiento crítico, es la “Maldición de la
abundancia” (Acosta A. , 2009) que convirtió a los países latinoamericanos desde la
época colonial, en exportadores de materias primas sin preocuparse por agregarles
valor y ganar soberanía; pues es esta asignación en la división internacional del
trabajo, la que está perjudicando principalmente a los campesinos e indígenas y sus
territorios donde sus fronteras son violentadas por el avance de la deforestación, las
grandes obras de infraestructura como vías y represas, la minería a gran escala, la
explotación petrolífera, la privatización de la tierra y el impulso de cultivos
agroindustriales, transgénicos y agrocombustibles; irónicamente esta arremetida
extractivista, fue prevista en las constituciones de Ecuador y Bolivia –países que más
concesionan territorios en América latina- con un interesante articulado en defensa de
pueblos indígenas y naturaleza. (Svampa 2008; De Souza Santos, 2012). Para
Boaventura, esto ocurre “porque las presiones del neo-liberalismo, de las agencias
78
En entrevista con funcionarios de los Gobiernos provincial y municipal de la provincia de Orellana y ciudad capital Coca, frente a la ejecución de un proyecto sobre alternativas a la deforestación, ellos manifestaron que “no se trata de frenar la deforestación sino de que esta sea selectiva, y se debe promover entre los colonos dicha actividad para aprovechar sustentablemente ese recurso frente a los altos índices de pobreza existente” Coca, 27 de octubre del 2015.
208
internacionales, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, de la
Organización Mundial del Comercio, les están diciendo que su ventaja comparada son
los recursos minerales y que deben ser explotados ya”. (De Souza Santos, 2012)
Esta ola de nueva desterritorialización tiene fuertes implicaciones para los
territorios en términos gente-naturaleza. Por un lado, las comunidades que conviven
en aquellos territorios sufren las consecuencias directas de la contaminación (como las
comunidades amazónicas ecuatorianas con el caso Texaco-Chevron) o son
directamente desplazadas (como el caso de las comunidades en Tundayme, Zamora
Chinchipe al sur del Ecuador, donde el estado concesionó a la empresa china
Ecuacorrientes alrededor de 10.000 has para exploración y explotación de oro, plata y
cobre, desalojando militarmente a comunidades que allí habitaban (El Universo, 2015).
El caso más emblemático quizá representa “la iniciativa Yasuní” donde se evidencia la
dificultad estructural por caminar por otras vías civilizatorias alternativas al capitalismo
extractivista (Martinez, s/f) Por su parte los territorios con su naturaleza sufren
transformaciones irreparables a nivel de sus ecosistemas y sus elementos vitales como
las fuentes de agua y la biodiversidad de la cual muchas especies son únicas y en
extinción.
Los gobiernos nacionales a tono con los intereses de las transnacionales,
implementan políticas y normativas para rebasar lo que las constituciones señalan
respecto a los derechos colectivos y derechos de la naturaleza. Lo justifican con
elaboraciones discursivas en los que irónicamente se denomina a las áreas en codicia
como “territorios vacíos” (vacíos de gente y llenos de recursos) o “territorios en
sacrificio” por el costo sociocultural para las comunidades y ambiental para la
naturaleza, pero minimizados en función de las regalías que se obtendrían para
garantizar el desarrollo de toda la población necesitada aunque unos pocos se
opongan; el falso dilema que mediáticamente ponen los gobiernos es entonces:
“territorios en sacrificio vs bien común”79 (De Souza Santos, 2012, Gudynas 2010,
Bonilla, 2012, Acosta, 2012). Así, estos gobiernos, mientras castigan a los habitantes
79
Discursos del gobierno ecuatoriano y boliviano frente al extractivismo y a los grupos opositores de pueblos y nacionalidades y de los movimientos sociales.
209
que allí habitan, premian a las transnacionales con inversiones en infraestructuras y
conectividad como vías, aeropuertos, puertos, oleoductos y demás requerimientos en
claro ejercicio de los “intercambios desiguales” denunciados por los estructuralistas
latinoamericanos hace medio siglo.
La realidad es que el desarrollo capitalista, es intrínsecamente,
“desterritorializante”, pues apela con su fuerza modernizadora a disolver todos los
vínculos tradicionales con el fin último de envolvimiento a toda cultura en la espiral de
la acumulación y el consumo, es en esa función que el capitalismo reorganiza los
territorios, reterritorializa, pero toda desterritorialización a más de su impacto
fragmental, tiene otro, vital, la reterritorialización como respuesta de nuevas
convivencias. Así lo entiende también Boaventura de Souza cuando señala que
“Todo el extractivismo vino también a territorializar las relaciones
económicas y políticas y es esa la gran contradicción de la globalización, ya que
si se pensaba que ésta iba a desterritorializar todo al mismo tiempo, una serie de
factores nos obligan a pensar que al final la desterritorialización es apenas uno
de los lados de nuestra condición. El otro lado es, en contraposición a ella, la
reterritorialización…” (De Souza Santos, 2012: s/p)
La reterritorialización es en realidad un proyecto de nueva convivencia,
representa una respuesta de inteligencia colectiva a la desterritorialización que el neo-
extractivismo produce en los territorios; pasa por una re-apropiación consciente y
concertada del territorio por parte de sus co-habitantes, por la autoidentificación-
unificación con el mismo y por tanto de un compromiso identitario y de
sustentabilidad para su defensa en base a formas de organización, resistencia y lucha.
210
CUADRO N° 26 DINAMICAS TERRITORIALES
Elaboración: P. Carpio B. 2015
El Buen Vivir busca recuperar el territorio a través de estrategias y mecanismos
para re-insertarlo en la naturaleza, no desde la ecología profunda80, esto es como
elemento natural puro, sino desde la ecología popular donde los pueblos organizados
se involucran activamente en procesos de sustentabilidad (Martinez Alier, 2005); el
Buen Vivir, considera a la geografía y los territorios continente de la actividad humana,
que estando en permanente interacción-transformación, deberá armonizarse,
equilibrarse con el ecosistema natural del cual es parte, ordenando las actividades
humanas de acuerdo al carácter de dicho ecosistema tanto en el nivel urbano como
rural.
80
Para Joan Martínez Alier, la ecología profunda es aquella que en esencia propone la conservación de los ecosistemas importantes asignándoles formalmente alguna categoría de protección ambiental, dejando fuera a la gente; la ecología popular por el contrario expresa la lucha y resistencia de pueblos y nacionalidades, campesinos y pobladores por su territorio, la desigualdad social y la convivencia sustentable tanto a nivel local como global.
Territorio
Construcción socio-cultural permanente
Territorialización
Apropiación
Identidad
Organización-convivencia
Des-territorialización
Des-apropiación-fragmentación
Expulsión-desarraigo
Control
Extractivismo-Usos intensivos
Re-Territorialización
Re-apropiación
Identidad-defensa
Re-organización
Sustentabilidad-convivencia-BV
211
Desde esta perspectiva, es necesario abrir el debate sobre el sentido
estratégico de la planificación territorial desde el enfoque del Buen Vivir; el
ordenamiento territorial como su instrumento central está definido como una “Política
de Estado y proceso político-técnico-administrativo planificado y concertado, con el que
se pretende configurar, en el largo plazo, una organización del uso y la ocupación del
territorio y orientar su transformación en el espacio-tiempo”(Massiris, 2014) y tiene
por objetivo “velar para que las actividades humanas con repercusión directa sobre los
usos del suelo se implanten y desarrollen en el territorio de forma coordinada,
equilibrada y compatible entre sí, de modo que a largo plazo se consolide un modelo de
utilización racional o inteligente del territorio en el que se cumplan tanto los objetivos
de sostenibilidad y cohesión territorial como el objetivo de la competitividad”
(Hildenbrand, 2014); en el Código Orgánico de Planificación y Finanzas Públicas del
Ecuador, mismo que rige para la planificación en los Gobiernos autónomos
descentralizados, el artículo 41 dice literalmente: “Los planes de desarrollo son las
directrices principales de los GAD respecto de las decisiones estratégicas de desarrollo
en el territorio (COPFP, 2010)
Como se deduce de estas conceptualizaciones y legislación, el ordenamiento
territorial tiene dos dimensiones: como instrumento de planificación y como política
pública restringida al uso del suelo de un territorio, donde la prioridad parecería recaer
en armonizar las actividades humanas entre sí para mantener la capacidad de carga de
ese territorio que se le planifica desde la visión de los planificadores (y desde los
actores si el proceso conlleva un nivel participativo); un adecuado manejo del territorio
le daría entonces, “competitividad”.
Visto así, el ordenamiento territorial corresponde a un instrumento coherente
con el enfoque del desarrollo sostenible, donde la sostenibilidad está, en última
instancia, referida a las actividades humanas y no al territorio. Dicho de otra manera,
se pretende manejar el territorio bajo determinadas pautas para que este pueda seguir
siendo utilizado y explotado infinitamente por los humanos; aquí no se cuestiona la
forma, ni el contenido, menos aún el sentido de las actividades humanas, sino la
212
capacidad de carga del territorio para soportarla; en última instancia no se valora el
modelo de desarrollo ni las inequidades que genera, por ejemplo sobre la estructura
de tenencia de la tierra, pues lo que interesa para el desarrollo es su competitividad,
no las contradicciones económicas y sociales existentes. Tampoco resuelve las grandes
contradicciones entre el Estado y las comunidades o los derechos del capital vs los
derechos colectivos y de la naturaleza y por último, no tiene un alcance para “ordenar
el territorio” desde una perspectiva plurinacional, lo que implicaría entender otras
formas de gestión territorial diferentes a las del desarrollo. Con estos razonamientos,
concluimos que los principales des-ordenadores del territorio son el Estado, el modelo
de desarrollo y el capital.
El término “(des)ordenamiento” busca la perspectiva de que el
ordenamiento explicitar territorial estatal está, necesariamente, vinculado a su
opuesto, el desordenamiento, ya que significa siempre la ruptura de otros
órdenes preexistentes en el espacio sobre el cual la malla territorial
arbitrariamente se impone. (Bonilla, 2014:6)
Los puntos de interés para una discusión sobre este tema radican en que el
territorio bajo este enfoque está considerado como “objeto de planificación” y no
como “sujeto de derechos” pues esto contradice los derechos de la naturaleza,
derechos que por extensión le corresponden también al territorio; este entendimiento
se explica por la visión antropocéntrica del desarrollo y la idea de progreso y dominio
de la naturaleza con la ciencia y tecnología donde el ordenamiento territorial es
justamente un instrumento “técnico, neutro” orientado a imponer una lógica, la del
desarrollo, sobre el “recurso territorio”(Bonilla, 2014)
Desde el Buen Vivir, hablaríamos de “re-territorialización” en contraposición al
ordenamiento territorial, incorporando un enfoque biocéntrico, que implica entender
al territorio como sujeto y actor con derecho propio (Art. 71 de la Constitución). Aquí
el protagonismo gira del ser humano al territorio donde la sociedad y la naturaleza
están en igualdad de condiciones, como unidad indisoluble, por tanto no se trata de
“Territorializar el desarrollo” sino de “armonizar el territorio”. Estas definiciones no
representan un juego semántico, sino de profundos contenidos eco-sociales que
213
deben partir del conocimiento construido desde el “dialogo interactivo de saberes”
con los dos actores protagonistas: el propio territorio, a partir de entender su
dinámica, funciones, capacidades, bondades, limitaciones, y con los colectivos
humanos que hacen la convivencia territorial, quienes portan conocimientos, prácticas
de interacción, simbolismo, identidad, cultura. Sólo así lograremos concretar aquello
de “cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa”81 incorporando la diversidad y
des-estatizando la planificación territorial, y sobre todo asumiendo los derechos
fundamentales del Buen Vivir: los derechos colectivos y los derechos de la naturaleza.
(Bonilla, 2014)
CUADRO N° 27 DIFERENCIAS ENTRE ORDENAMIENTO TERRITORIAL Y RE-TERRITORIALIZACION
Ámbitos
Ordenamiento territorial para el Desarrollo Re –territorialización para el Buen Vivir
Conocimiento Para administrar y gestionar
Para la convivencia en armonía
Cosmovisión Antropocéntrica
Biocéntrica
Organización Territorial Nacional/local
Plurinacional/local/CIT82
Control Estatal y GAD
Social e intercultural
Enfoque Primacía técnica de carácter neutral Primacía de los derechos de la
naturaleza y derechos colectivos
Objetivo estratégico: Normar las actividades humanas
para la sostenibilidad del desarrollo
Armonizar el territorio para el Buen
Vivir
Base teórica Teoría de sistemas; estructural-
funcionalismo
Teorías de la complejidad
Elaboración: P. Carpio B. 2015
Hoy, el espacio nacional, con sus múltiples territorios y diferentes dinámicas
territoriales, ya representa otra realidad donde múltiples culturas y sociedades han
organizado territorialidades diversas y superpuestas con la diezmada (desconfigurada)
territorialidad ancestral. En este escenario, el Buen Vivir propone una
81
Slogan asumido por el pueblo Kicwa-Colta, en el Plan de Vida o de Desarrollo y Ordenamiento territorial de su Cantón, 2010. 82
Circunscripciones Indígenas Territoriales establecidas en el Art. 57 y 257 de la Constitución ecuatoriana
214
reterritorialización integral, sistémica y plurinacional en contraposición a la
reterritorialización desarrollista que tiene un sentido excluyente, vertical,
antropocéntrico, monocultural y asimétrico. Bajo esta orientación la Constitución
ecuatoriana plantea algunas directrices innovadoras y que están permitiendo a los
movimientos sociales, legitimar sus luchas y reivindicaciones. Los puntos centrales
sobre territorios ancestrales son los siguientes:
CUADRO N° 28
Los territorios ancestrales en la Constitución
Capítulo cuarto
Derechos de las comunidades, pueblos y nacionalidades
Art. 57.-
4. Conservar la propiedad imprescriptible de sus tierras comunitarias, que serán
inalienables, inembargables e indivisibles. Estas tierras estarán exentas del pago de
tasas e impuestos
5. Mantener la posesión de las tierras y territorios ancestrales y obtener su
adjudicación gratuita.
6. Participar en el uso, usufructo, administración y conservación de los recursos
naturales renovables que se hallen en sus tierras.
7. La consulta previa, libre e informada, dentro de un plazo razonable, sobre planes y
programas de prospección, explotación y comercialización de recursos no renovables
que se encuentren en sus tierras y que puedan afectarles ambiental o culturalmente;
participar en los beneficios que esos proyectos reporten y recibir indemnizaciones por
los perjuicios sociales, culturales y ambientales que les causen. La consulta que deban
realizar las autoridades competentes será obligatoria y oportuna. Si no se obtuviese el
consentimiento de la comunidad consultada, se procederá conforme a la Constitución
y la ley.
11. No ser desplazados de sus tierras ancestrales.
Los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario son de posesión ancestral
irreductible e intangible, y en ellos estará vedada todo tipo de actividad extractiva. El
Estado adoptará medidas para garantizar sus vidas, hacer respetar su
autodeterminación y voluntad de permanecer en aislamiento, y precautelar la
observancia de sus derechos.
Art. 60.-
Los pueblos ancestrales, indígenas, afroecuatorianos y montubios podrán constituir
circunscripciones territoriales para la preservación de su cultura. La ley regulará su
conformación.
Elaboración: P. Carpio B. 2015
215
Por último, es importante señalar que los procesos de reterritorialización en el
Ecuador y América Latina cuentan con experiencias concretas interesantes como
referencias de su potencial movilizador evidenciando que la principal contradicción
actual del sistema está en el campo ambiental entre el capital extractivista y las
comunidades con los movimientos ecologistas y sociales por la defensa de los
territorios pero también de la biodiversidad, de las fuentes de agua y de la economía
campesina; de las semillas vernáculas, confluyendo la defensa de la tierra con la
autonomía de los territorios de pueblos y nacionalidades y la defensa de la vida.
Estos nuevos protagonismos políticos que han surgido en América Latina
dejaron una cosa clara. Que para ciertos grupos sociales no hay dignidad sin
territorio. Es la gran reivindicación de los pueblos indígenas que no imaginan el
respeto de su cultura y de sus saberes sin el respeto por sus territorios, porque
sus saberes están inscritos en sus territorios. Por lo tanto, no hay cualquier
posibilidad de garantizar su dignidad sin garantizar la autonomía territorial. Este
reconocimiento es un gran avance histórico. (De Souza Santos, 2012: s/p)
Para las comunidades los principales desafíos frente a la amenaza de
fragmentación de sus territorios, es movilizarse por el cumplimiento de las normas
constitucionales:
Preservar las fronteras comunitarias, las tierras comunales, las tierras de
producción, las áreas de protección ambiental, patrimoniales, culturales y las
áreas de asentamientos humanos para lo cual la estrategia socio política es la de
captar los poderes locales, ya sean parroquias, municipios o provincias, pues
desde esos espacios de poder será posible implementar la Constitución y las leyes
y hacer prevalecer los derechos comunitarios, fortalecer el tejido social y la
articulación de patrimonios ancestrales; proteger la producción y no poner en
riesgo la seguridad agroalimentaria de los territorios mediante el re-
establecimiento del equilibrio con la naturaleza83
83
Síntesis del Taller “Ley de Tierras y Territorialidad” desarrollado en Suscal el 17 de agosto del 2013, con comunidades pertenecientes a las organizaciones parroquiales de Zhud, Chontamarca, Socarte y Suscal de la provincia del Cañar, en el marco del proyecto “Promoviendo capacidades en las organizaciones sociales de los pueblos ancestrales” dirigido por el autor
216
2.4.2.3 Descentralización
Entendemos por descentralización, un proceso integral, económico, político,
institucional, y sociocultural cuya esencia radica en la transferencia de poder desde el
Estado hacia una nueva institucionalidad sustentada en la participación y control
ciudadano, de esta manera, la descentralización es más que la organización del
territorio, abarca una concepción de desarrollo, un modelo económico y de
democracia,(Azpur, 1999)enfoque este que implica un cambio radical en el modelo de
gestión pública y de su relación con la ciudadanía, la cual en esta perspectiva pasa a
tener un protagonismo sin mediaciones.
Por el contrario, el centralismo es una categoría política referida al modelo de
Estado, desde el cual se concentra el poder de decisión sobre las políticas, sus
prioridades y los recursos a ser asignados hacia regiones y localidades y sobre el país
en general; es una estructura que controla el Estado como un sistema gravitatorio
multidimensional cuyas partes giran alrededor del centro y sobre sí mismo y además
sobre ellas giran otras varias partículas que reproducen a su nivel la misma lógica. Es el
centro quién asigna roles y funciones a las partes. Así, los centros político
administrativos son las capitales jerárquicamente organizadas según su nivel de
decisiones. El “centro” tiene connotaciones de tipo político en términos de organizar el
sistema económico de un país en función exclusiva del sector que lo administra. Desde
esa posición se toman las decisiones más trascendentales para el país, y para las
diferentes regiones, provincias, cantones y parroquias. El centralismo entonces
aparece como una institución que oprime y ahoga la visión local sobre sus prioridades.
Si bien, el centralismo republicano obedece a un momento histórico clave en la
historia del Ecuador (la constitución del estado-nación que justificó la existencia de un
estado fuerte, organizado y con capacidad de gestión para atender la diversidad
territorial del territorio y cumplir el rol de articulador nacional en una fase de
fragmentación cultural, social, política y económica) existen otros condicionantes para
su enraizamiento y perpetuidad en la historia nacional.
217
De esta manera cultura y centralismo se han convertido en una conjunción
histórica de difícil disociación hasta asimilar que si el centralismo administra y reparte,
los sub-centros (provincias y sus capitales) reclaman, reciben y agradecen; esta praxis
cultural la reproducimos piramidalmente en todos los espacios de la administración
territorial. Por ello, con razón, insiste Boisier en que:
El destino del proyecto descentralizador en América Latina está
condicionado al reconocimiento del carácter cultural de la centralización y, por
tanto, al carácter cultural de su contrapartida: la descentralización. Esta
presupone un cambio cultural, una modificación del patrón de alteridad tan
propio de nuestra población (siempre buscamos a otro, al “alter”, para que nos
resuelva nuestros problemas) y ello significa [asumir] un modelo de
comportamiento individual y social basado en la autorresponsabilidad y en la
subsidiaridad. Pero no se cambia una cultura por decreto, sino por enseñanza y
vivencia desde la infancia. Desde la escuela primaria hay que enseñar a “vivir
descentralizadamente” porque simplemente ello es desconocido en América
Latina(Boiser, 2002).
El Estado centralista en los años de vida republicana no ha logrado cimentar las
bases de una auténtica democracia, ni ha sido capaz de abrir caminos para un
desarrollo sostenido del país y tampoco ha conseguido articular la diversidad territorial
y cultural en un proyecto nacional.
Por el contrario, el centralismo ha fragmentado el país en territorios ricos y
pobres, y cuyos indicadores de desarrollo reflejan el grado de atención que los
gobiernos dan a cada uno, formal y discrecionalmente, bajo un patético enfoque de
colonialismo interno. De hecho, este sistema privilegia relaciones con la periferia
según los recursos del territorio y la capacidad de generar riqueza que allí existan y,
por supuesto, según el poder de los actores locales y su nivel de “enredamiento” con el
centro.
La descentralización surge de la dialéctica del propio sistema centralista, es
decir, es una suerte de metástasis de su evolución, un cambio cualitativo de su propia
acumulación histórica para responder a las nuevas vicisitudes de creciente
urbanización (necesidad de ampliación de servicios públicos), de globalización
218
(apertura económica), desarrollo de las tecnologías informáticas (que reducen tiempos
y espacio para la gestión), de deslocalización de los centros de producción, de
emergencia de nuevos actores y de desarrollo de capacidades locales, de la necesidad
de democracia y participación, de los requisitos para la inversión y competitividad
territorial.
De toda esta conceptualización debe quedar claro que la descentralización
tiene mayor trascendencia y profundidad en las transformaciones estructurales del
Estado que la reforma administrativa a la que determinados sectores la quieren
reducir pues, afecta las relaciones que históricamente el centralismo ha construido
entre estado y sociedad civil, implica como muchos autores señalan un nuevo contrato
social, una nueva forma de distribución espacial del poder, una rearticulación social y
política entre los actores tanto del estado como de la sociedad(Boiser, 2002)
Ahora bien, todavía es necesario previo al análisis del proceso descentralizador
en Ecuador, evidenciar el debate político ideológico que entraña la alternativa
descentralizadora en nuestros países, “…pues la descentralización -como discurso
ideológico o como proceso real- puede servir tanto a la reacción como a las fuerzas
populares, según quién la comande, según la coyuntura, pero en ningún caso podría
servir a ambas por igual”. (Coraggio, 2004).
La descentralización representa un eficaz y excelente pivote a las políticas
neoliberales y globalizantes impulsadas desde el centro del gran capital transnacional,
pues abre la posibilidad de reorganizar el Estado reduciéndole a su mínima expresión
de garante de la seguridad nacional y de las relaciones internacionales y asignando a
instancias locales determinadas funciones que históricamente le correspondía.
En este marco, las nociones de participación y concertación son asimiladas
funcionalmente al marco de acción de un gobierno local. Así, se focaliza la atención de
la población en las modalidades y estrategias para la satisfacción de sus necesidades
inmediatas, sobre lo cual se levantan priorizaciones y se establecen sistemas
innovadores de concertación social que un gobierno local se compromete a cumplir.
219
Igualmente en esta lógica se asimilan los conceptos de autogestión desembarazando al
estado de su responsabilidad social y de organización social como mecanismo
funcional de viabilizar programas locales en alianza con los gobiernos de cercanía.
La ciudadanía de esta manera ha sido alienada de un campo exclusivo de su
reproducción social, mientras los grandes temas estratégicos como la deuda externa,
los fondos de todos (ej. petróleo), el manejo de los recursos naturales, las grandes
obras de infraestructura para el desarrollo nacional, serán competencia de unos pocos
y de las transnacionales.
Por otro lado, una propuesta democrática de descentralización debe ser
integral e integradora. Integral, pues no abarca exclusivamente el campo
administrativo y económico, sino que debe afectar una reestructuración política del
estado que afecte la esencia del poder establecido que mina al estado y a la sociedad
desde sus orígenes. Y debe ser integradora, en la medida que articule las regiones
equitativamente bajo un paraguas de un estado con competencias fundamentales para
armonizar la estructura nacional y el propio desarrollo como país que busca identidad
y presencia en un concierto internacional globalizado.
Aquí, los conceptos de participación, autogestión, gobierno local, concertación,
cobran un sentido diferente a la funcionalización neoliberal. Al contrario, se busca
profundizar la democracia en base a la calificación de la participación ciudadana,
autónoma, crítica y propositiva; ciudadanía organizada que en base a objetivos
regionales y nacionales es capaz de plantearse estrategias de acción colectiva con altos
niveles de concertación; ciudadanía movilizada por objetivos nacionales y no
exclusivamente por sus problemas inmediatos.
La descentralización democrática nos resulta fundamental para la gestión
territorial desde lo local, pues, “Sin un adecuado proceso autonómico fortalecido por
la descentralización del Estado, es difícil la implementación de políticas de desarrollo
local, pues sus objetivos no serían viables sino subsumidos en perspectivas definidas
externamente que normalmente recaen en los grupos centralizados de poder y/o en
220
objetivos transnacionales” (Carpio, 2006). Más aun, una jurisdicción territorial
descentralizada requiere de mecanismos de retención de recursos financieros allí
generados para reinvertirlos en función de ampliar y fortalecer el aparato productivo
local, de modificar el sistema de ciencia y tecnología acorde a las necesidades locales,
(Boiser, 2002), de proteger y preservar su riqueza natural, de crear una
institucionalidad dinámica que responda a las nuevas competencias, y un sistema de
participación y control social con una base jurídica acorde, para todo lo cual la
descentralización representa el sostén político administrativo del desarrollo local.
Además, la descentralización en el Buen Vivir supone la existencia de actores
con capacidad estratégica de accióncolectiva como condición necesaria para ejercer el
poder autonómico, pues si estos no tienen capacidad de decidir sobre el futuro de su
territorio, entonces estamos entrampados en el localismo y actuando para viabilizar
intereses externos y mantener el modelo vigente. Para sobrepasar esta limitación
propia de la estructura centralista del Estado es absolutamente imprescindible que la
acción estratégica de los actores locales esté imbuida de acción política para incidir
sobre los poderes tradicionales que mantienen las estructuras excluyentes del mal-
desarrollo y lograr transformaciones local-nacional con altos niveles de autonomía
local, por tanto, la definición de prioridades locales y objetivos estratégicos en dicha
escala pasa por la construcción y cualificación de la ciudadanía y la profundización de
la democracia. Esto implica que los procesos de concertación se impulsen sobre la base
de la participación con una ciudadanía propositiva, creativa y responsable. (Carpio P. ,
2011)
Vale la pena, sin embargo, recalcar que el Buen Vivir tanto como el desarrollo
local enfrentan el desafío de articular las diferentes dimensiones que le son
intrínsecas, es decir, horizontalmente: lo económico, lo político, lo institucional, lo
socio cultural, y lo territorial ambiental y verticalmente el nivel local con el nacional y
el global. De cualquier forma, la descentralización por sí misma no va a potenciar el
desarrollo local ni a resolver los problemas históricos y estructurales que aquejan al
país, a sus instituciones y a la sociedad en su conjunto. Esta constituye sólo un medio
para posibilitar cambios, pues lo que se requiere en el fondo es un conjunto de
221
operaciones jurídicas, políticas, administrativas y societales que permitan imaginar,
armar, construir un país con estructuras nacionales descentralizadas y plurinacionales
como un todo orgánico y sistémico.
Políticamente es fundamental en la sociedad del Buen Vivir la organización del
Estado en base a presupuestos concretos de descentralización democrática, es decir,
que los territorios tengan posibilidades de tomar decisiones y administrar sus recursos
(económicos y naturales) en función de la definición concertada de objetivos de corto,
mediano y largo aliento y en dialogo con otros niveles gubernamentales y
circunvecinos para potenciar reciprocidades y complementariedades donde los actores
locales serían los “custodios” del territorio y quienes, desde perspectivas culturales,
identitarias y de pertenencia, puedan gestionarlo con enfoques de sustentabilidad y
equidad.
Para el sistema del Buen Vivir es muy oportuno el planteamiento de José
(Arocena, 2002) cuando señala que de lo que se trata es de encontrar un nuevo
equilibrio entre lo central y lo local, pero para ello se requiere tanto de sociedades
participativas y organizadas que se piensen a sí mismas cuanto de actores
protagonistas del territorio y de un Estado e instituciones fuertes, solventes y con
enfoques descentralizadores, además de un nuevo paradigma cultural sobre la gestión
pública de cooperación y solidaridad política entre los actores.
Las capacidades territoriales para decidir con autonomía tienen
necesariamente que entenderse dentro de un proyecto político altamente
democrático, con apropiación ciudadana, con enfoque en la diversidad étnica y
territorial, que garantice la plurinacionalidad efectiva y con equidad, con equilibrio
técnico-político concertado entre el gobierno central y los niveles locales. Sólo así se
garantizaría una descentralización sostenible, enraizada en la base territorial y sin
retorno al viejo y absorbente centralismo.
Las demandas por la descentralización y autonomías en el Ecuador surgidas
desde los gobiernos locales y sectores de la población se concretan en el 2008 en la
222
Constitución. El espíritu con el que se escribe los temas de organización territorial del
Estado estaba enmarcado en distribuir el poder a los territorios, a sus actores locales
como mecanismo de fomentar la democracia territorial hacia el Buen Vivir superando
históricas disparidades regionales como centros y periferias e inequidades espaciales
como lo rural con lo urbano.
En la constitución del 2008, en el tema territorial se inserta, según Fernando
Buendía84, varios elementos innovadores como: modificar la estructura del Estado, de
centralista a descentralizado; se otorga autonomía a los gobiernos locales a nivel
legislativo y administrativo con competencias y recursos; establece la posibilidad de
asociatividad territorial por afinidades entre las jurisdicciones sub-nacionales; clarifica
quién hace qué en el territorio; promueve la equidad y democracia territorial, evitando
la conformación de súper regiones; entrega competencias de gobierno local a las
unidades más pequeñas de administración como las parroquias (Buendía, 2009).
La descentralización y la autonomía territorial dentro del Estado Plurinacional
está en estricta relación con los procesos de gestión territorial y control de recursos
naturales, derechos de la naturaleza, participación ciudadana y control social,
territorialidad indígena y de las nacionalidades. Es parte constitutiva de la democracia
del Buen Vivir en la medida que inaugura una forma de organización territorial bajo
conceptos de equidad, especificidad, autonomías y articulaciones solidarias,
recíprocas y complementarias entre territorios.
84
Asesor del Legislador Virgilio Hernández, presidente de la Comisión de Autonomías y descentralización 2009-2012
223
2.4.3 Otras Economías
2.4.3.1 Economía Social y Solidaria
Vivamos con lo suficiente, cuidemos los equilibrios
ecológicos y los equilibrios entre las personas que
cohesionan a las comunidades, evitando la
diferenciación por la acumulación de riqueza.
(Coraggio J. L., 2011)
Como elemento sustancial del Buen Vivir, debe considerarse el sistema
económico, matriz de toda la actividad humana productiva y que relaciona la
supervivencia humana y la supervivencia del ecosistema con su capacidad para ofrecer
acogida.
Talvez la dimensión económica resulta la más compleja en el sistema del Buen
Vivir tanto en su conceptualización como en su aplicación práctica por las
interacciones y enraizamientos en el modelo de crecimiento económico y en general
dentro del sistema capitalista globalizado en el cual nos desenvolvemos. Plantearse
otras economías dentro de este sistema resulta el reto central de una revolución que
implique cambio de paradigma. Coraggio (2011) y Acosta (2012) por esto prefieren
hablar de economías en transición hacia un mundo poscapitalista. Desestructurar las
relaciones capitalistas de producción, resultan ciertamente un proceso altamente
complejo y que requeriría un conjunto de procesos convergentes en la escala global,
sin embargo, potenciar economías como la denominada social y solidaria cuyas bases
tienen más sustento en la satisfacción de necesidades y en intercambios justos que en
la maximización de valor y acumulación capitalista, son una vía adecuada para calar
como economías alternativas próximas al Buen Vivir.
Estas economías deben estar directamente relacionadas con el entorno
ambiental, con las necesidades de la población, deben apuntar a la soberanía y
seguridad alimentaria; no pueden ser mecanismos de enriquecimiento de unos a costa
224
del trabajo de otros, peor estar organizada por intereses transnacionales ni en la
producción (monocultivos, semillas y transgénicos) ni en la comercialización,
dependientes de imposiciones de la agroindustria. La nueva economía debe
solventarse en la organización de productores que asumen patrones organizacionales,
de producción, de tecnología, de agregación de valor y comercialización desde un
enfoque cooperativo, solidario, justo, sustentable y en función de necesidades de la
población.
En el Buen Vivir, se pretende desarrollar una economía social y solidaria
alternativas al maldesarrollo global (Tortosa J. M., 2011) el mismo que está
caracterizado, entre otros aspectos, por la crisis ambiental, el extractivismo
transnacional de base depredadora, la violencia estructural y la pobreza en la escala
mundial, y este es el escenario donde fermentan otras economías, que constituyen
señales sobre rutas diferentes al modelo vigente. Esas referencias son las prácticas
campesino-indígenas de solidaridad, cooperación y reciprocidad ligadas al Sumak
Kawsay y que se mantienen con determinados sincretismos y simbiosis con la
economía de mercado; otras formas de relaciones económicas constituyen sistemas de
intercambios urbanos, comercio justo, finanzas populares, economía del cuidado o
feminista, que tienen diferentes trascendencias fundamentalmente a niveles
comunitarios y locales, y que no constituyen aun alternativas determinantes al sistema
instituido; se consideran también referencias válidas determinadas propuestas del
desarrollo endógeno local que a partir de asociatividades para la producción y
comercialización, buscan potenciar territorios basándose en recursos locales.
La economía social y solidaria, marca una racionalidad diferente a la economía
convencional capitalista, pues pretende garantizar la calidad de vida de las personas,
familias, comunidades y sociedad en general hoy y sosteniblemente en el futuro sin
sacrificar los sustentos que ofrece la naturaleza ni coartar el despliegue de las
libertades y capacidades de los seres humanos (Sen, 2000), es decir en sintonía con los
derechos humanos y los derechos de la naturaleza, característica que afirma su sentido
orientacional: no pretende la acumulación de capital como meta de la actividad y
225
organización económica sino la suficiencia a partir de relaciones de cooperación y
complementariedad y el ejercicio de la solidaridad (Acosta, 2012).
La pregunta que surge es entonces ¿con quién se solidariza este tipo de
economía? Coraggio responde que es solidaria porque no se sustenta en la
competencia sino en la colaboración mutua; no se centra en intereses privados sino en
los de la comunidad y la naturaleza ubicando sus capacidades para resolver
necesidades sociales en contextos más amplios y complejos (Coraggio, 2011). Y
también es social
(…) porque produce sociedad y no sólo utilidades económicas, porque
genera valores de uso para satisfacer necesidades de los mismos productores o
de sus comunidades generalmente de base territorial, étnica, social o cultural– y
no está orientada por la ganancia y la acumulación de capital sin límites.
(Coraggio, 2011:45-46)
Estas otras economías no obedecen a modelos o esquemas organizacionales
normados o instituidos, pues representan formas consuetudinarias o espontaneas que
van surgiendo en contextos diversos de acuerdo a situaciones concretas, es decir,
toman forma para responder a necesidades de un colectivo optimizando el trabajo sin
que medie el capital y su relación esencial la obtención plusvalía a través de la
explotación del trabajo. El capital puede estar presente, y puede ser necesario, pero
castrado de su esencia y sustituido por la cooperación y la redistribución; en definitiva
es una economía que se sustenta en el trabajo y no en el capital (Coraggio, 2011).
La economía social y solidaria en el sistema del Buen Vivir busca abrirse los
espacios para cubrir toda la sociedad. Es en la visión del desarrollo, la cooperación y las
elites económicas y políticas que se asume este proyecto como paternalista, clientelar
y asistencialista orientado hacia los sectores populares entendiéndole como política
social y administrada en las instituciones del Estado denominadas de “inclusión
social”85. Todo lo contrario, esta economía debe ser enfocada como integral y viable,
para la generalidad de la sociedad, ciertamente con énfasis en la población con menos
85
En Ecuador, la Economía popular y solidaria está administrada por el Ministerio de Inclusión Económica y Social, MIES.
226
oportunidades, pero sostenida y potente para generar desde la base, desde los
productores, desde las esferas locales, esa sociedad democrática y participativa que
impulsa el Buen Vivir (Acosta 2012).
En la constitución ecuatoriana se define al sistema económico como social y
solidario y sus relaciones con las formas organizativas de la economía: pública, privada,
popular y solidaria que incluye el sector cooperativista, asociativo y comunitario.
Señala que su objetivo es buscar un equilibrio entre Estado, naturaleza y mercado y se
plantea como fin último el Buen Vivir (Constitución del Ecuador, 2008, art. 283)86
Así, el sentido de plantearse está lógica para la economía es enfrentar varios de
los aspectos para los que el crecimiento económico y el neoliberalismo como modelo
de producción y consumo no tienen respuestas como las siguientes perspectivas:
La sustentabilidad: el impulso de procesos económicos en
subordinación y relación a la armonía con los ecosistemas y sus ciclos
ecológicos y de reproducción, tal que no violentemos su vocación y
capacidad para acoger la actividad humana.
La satisfacción: está centrado en la satisfacción de necesidades en base
al trabajo colaborativo de quienes se involucran en los procesos
productivos.
La equidad: para combatir la explotación, el desempleo y la pobreza a
través de emprendimientos productivos asociativos, familiares,
comunitarios, de pequeña y mediana escala; con involucramiento de
jóvenes y mujeres.
La articulación: con encadenamientos productivos desde el productor
hasta las otras formas de economía, incluyendo la empresarial y la
86
Artículo 283: “El sistema económico es social y solidario; reconoce al ser humano como sujeto y fin; propende a una relación dinámica y equilibrada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con la naturaleza; y tiene por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el buen vivir. “El sistema económico se integrará por las formas de organización económica pública, privada, mixta, popular y solidaria, y las demás que la Constitución determine. La economía popular y solidaria se regulará de acuerdo con la ley e incluirá a los sectores cooperativistas, asociativos y comunitarios.”
227
pública. Se promueve desde las esferas locales para satisfacer
necesidades de mercados locales y regionales. Se vincula
selectivamente según las posibilidades y potencialidades al mercado
nacional y mundial. Establece relaciones de reciprocidad a nivel
urbano-rural.
Soberanías: requiere de soberanía territorial para desde los Gobiernos
locales con los productores decidir qué se produce, en donde y para
quienes; que respete tierras y territorios de pueblos ancestrales;
soberanía cultural para en relación con la soberanía alimentaria
determinar una producción alimentaria sustentada en la identidad
territorial, valores tradicionales, geoplasmas locales y nativos en contra
de semillas transgénicas y certificadas.
Institucionalidad: para el fomento de estas economías a través del
dialogo de saberes, el apoyo tecnológico y financiero, el desarrollo de
redes de comercialización y la implementación de infraestructuras de
soporte a la producción.
Producción limpia: sin contaminantes tóxicos y con procesos de
reciclaje que eliminen el exceso de desperdicios, así como el uso de
energías alternativas y renovables.
Participación y democracia: requiere de apertura y creatividad política
para involucrar a todos los actores de un territorio en un diálogo para la
cooperación y la determinación de objetivos de largo plazo en un
territorio, con organizaciones de productores con capacidad de
incidencia y de propuesta para la planificación y diseño de políticas
públicas concertadas.
La economía social y solidaria vista de esta manera tiene experiencias concretas
a nivel local, que implican señales sobre su viabilidad. En el cantón Nabón, en la
provincia del Azuay, se desarrolla un proceso generalizado de economía solidaria.
Parte de una iniciativa concertada entre la cooperación internacional, el gobierno local
228
y las organizaciones indígenas-campesinas (Intercooperación, 2009)87.En una primera
fase se desarrollaron las infraestructuras productivas (riego por aspersión) y se
capacitó a los productores en agroecología; se fomentó la asociatividad y en base a
subsidios se trabajó en las fincas familiares con producción para la seguridad
alimentaria y el mercado local. En una segunda fase, las organizaciones y el gobierno
local implementaron sistemas de planificación participativa a nivel cantonal, se creó la
mesa de desarrollo económico local y se involucró a la institucionalidad
gubernamental y no gubernamental en las necesidades e intereses locales
garantizando la sostenibilidad del proceso. El financiamiento de la producción está a
cargo de una cooperativa de ahorro y crédito del sistema de finanzas populares, no
hay subsidios.
En visita de campo88 para valorar el proceso (luego de alrededor de veinte
años) en reunión pactada con la máxima autoridad municipal y los dirigentes de las
organizaciones, explicaron el desarrollo ampliado de esta perspectiva, donde se habían
ya involucrado productores mestizos y de sectores urbanos, las mesas de diálogo se
habían institucionalizado y las instituciones del Estado se sujetaban al modelo local; las
relaciones tradicionales de complementariedad como la minka, maki-purarina, randi-
randi, y otras, se habían fortalecido. Buscaban hoy entrar en una tercera fase que han
denominado de transformación productiva, esto es, agregación de valor a partir de
procesos agroindustriales locales y de comercialización directa con alianzas
estratégicas. Este proceso es una clara evidencia de que en territorios pesimistas, con
altas tasas de emigración, alcoholismo, con bajísima utilización de suelos, con este
modelo de economía social, es factible su transformación para un Buen Vivir, creado,
imaginado por los actores locales, demostrándose lo que Coraggio sostiene:
“..el desarrollo de la vida de las personas y comunidades es
favorecido por la acción colectiva en ámbitos locales, donde los conflictos
de intereses y la competencia pueden ser regulados de manera más
87
Hay una importante bibliografía que da cuenta de este proceso, también el autor de esta tesis ha
publicado varios sistematizaciones para la ONG suiza Intercooperación. 88
Visita de campo realizada el jueves 26 de noviembre en compañía del catedrático Domingo Gómez Orea de la Universidad Complutense de Madrid, para constatar un modelo alternativo de gestión territorial. La Fundación OFIS que dirige el autor de esta tesis, fue la que con el gobierno local y las organizaciones indígenas iniciamos el proceso en el año 1996. Hoy el proceso continúa bajo un enfoque de democracia y sostenibilidad.
229
transparente en el seno de la sociedad, donde las relaciones interpersona-
les fraternales puedan afianzarse sobre vínculos productivos y
reproductivos de cooperación, generando asociaciones libres de
trabajadores antes que empresas en las que el trabajo es subordinado al
capital autoritario por la necesidad de obtener un salario para sobrevivir “
(Coraggio, 2011: 45)
Las barreras que enfrenta esta economía son varias, pero la más importante es
la relacionada con las políticas públicas desde el Estado como lo analizaremos en la
Parte III de este estudio, pues si el Buen Vivir no se enraíza en políticas, planes y
programas concretos, será un eufemismo para discursos de políticos y académicos sin
conexión con la realidad; el otro problema es que esta economía requiere de un gran
dialogo entre los actores involucrados para diseñar un camino adecuado para la
mayoría de la población, pues no tenemos en este ámbito recetarios ni modelos pre
establecidos.
230
2.4.4 Soberanías
Como parte del sistema del Buen Vivir, las soberanías son indispensables para
su entendimiento y funcionalidad. Debe entenderse por soberanía el poder de un
sujeto para gobernar un ámbito, que en nuestro caso hace referencia a la política, a la
economía, a la cultura, a la alimentación, a la energía y hasta al propio cuerpo,
gobernar desde su propio interés y sin mediaciones o interferencias.
2.4.4.1 Soberanía política y económica
Desde el punto de vista político, la soberanía es la que reside en el pueblo y se
ejerce por medio de sus órganos constitucionales representativos dentro de una
organización estatal. La soberanía tiene como condición sine qua non la independencia
de un pueblo para crear sus propias leyes, administrar sus recursos, desarrollar su
cultura y establecer vínculos, en otras palabras, es el derecho que tienen los pueblos
de gobernarse a sí mismos sin injerencia de otros estados u organismos
supranacionales. Es un atributo esencial del poder y el fundamento de la personalidad
internacional de un Estado que “tiene la capacidad política y jurídica de auto-obligarse,
auto-determinarse, crear y aplicar un ordenamiento legal propio, vinculante y exigible”
(Corral, 2013). En este sentido, es una cualidad sustantiva del poder de un Estado que
no admite otras potestades concurrentes y que se autodetermina, política, jurídica y
administrativamente, sin subordinación a otros poderes.
La soberanía de un país en el ámbito económico se sustenta en su capacidad
para adoptar decisiones de acuerdo a los intereses nacionales, ello implica estar libre
de cualquier presión, sometimiento o imposición de potencias extranjeras u
organismos internacionales, así como de grupos económicos internos, al menos esto
es lo que señala la teoría, sin embargo en períodos de globalización la
interdependencia es el signo de los tiempos, y lo deseable es mantener esa
interdependencia en términos positivos “gana-gana”
231
La constitución ecuatoriana en su artículo 280 hace relación a la Soberanía
económica donde establece los contenidos estratégicos de lo que debe ser su política
económica. (Constitución del Ecuador, 2008)
La soberanía es condición también para que un Estado tenga identidad en el
ámbito internacional en igualdad de condiciones con otros estados y asuma libremente
sus compromisos frente a ellos, es decir ejerza su independencia y su capacidad de
autodeterminación. Sin embargo, ello no exime a un Estado de someterse a reglas
pactadas en tratados y convenios internacionales incorporados a la legislación local.
No hay que olvidar que el poder soberano, tanto en lo interno, como hacía el exterior,
está sustentado en un sistema de reglas expedidas legítimamente dentro de un marco
legal, que generan un deber jurídico general de subordinación.
La soberanía de los pueblos y nacionalidades, a nivel interno, se contempla en
la Constitución del 2008, bajo el amparo de los derechos colectivos (art. 57, inciso 9 y
otros) donde se reafirma su derecho a autogobernarse en sus territorios
En el marco de la globalización y de la pugna geopolítica de las potencias por
controlar áreas con riqueza en recursos naturales, el ejercicio de la soberanía en
nuestros países se debilita sustancialmente, tanto a nivel de la declinación de los
gobernantes frente al exterior (organismos internacionales, corporaciones
transnacionales, de países hegemónicos como Estados Unidos o China y de la Unión
Europea como colectivo transnacional) como hacia el interior replicando violaciones
hacia la soberanía territorial de pueblos y nacionalidades que contienen recursos
naturales codiciados (Acosta, 2010).
El advenimiento de gobiernos de corte progresista en la mayoría de países de la
subregión, luego de la fase neoliberal, supuso una recuperación de la soberanía. Sin
embargo, este ideal es relativo en la medida que no ha cambiado la matriz productiva
y las economías de los países latinoamericanos siguen dependiendo del extractivismo y
la agroexportación, que ha significado desde siempre la entrega de sus recursos
naturales para luego importar elaborados, tal como dice Martínez Alier refiriéndose a
232
Europa: “importamos barato y exportamos caro, mientras que muchos países del Sur
siguen religiosamente la regla de San Garabato, “compre caro y venda
barato””(Martinez Alier, s/f), es decir se mantiene el esquema dependiente que
impide que nuestros países tengan verdaderas posibilidades de desenvolvimiento y
alcancen el sueño del Buen Vivir (Acosta, 2010)
Uno de las estrategias más efectivas para diezmar soberanía desde el
capitalismo central hacia la periferia, -en complicidad siempre con élites
desnacionalizadas- ha sido el endeudamiento externo, el cual según Stiglitz, (2004) es
parte de una estrategia prediseñada entre el Departamento de Tesoro de EE.UU, el
FMI y el Banco Mundial que se implementó con todo su esplendor en las décadas del
80 y 90 con el neoliberalismo en casi todos los países del sur, este economista en una
entrevista hace algunos años señalo al respecto:
Hoy, el país se enfrenta a una crisis y el FMI le dice que, si quiere más
dinero, tiene que hacer tal, tal y tal cosa. Hay una fotografía muy significativa, en
la que Michel Camdessus (anterior responsable del FMI) está sentado así,
mirando por encima del hombro al presidente de Indonesia, mientras éste firma
la cesión de la soberanía económica. Hay incluso una farsa permanente, que
consiste en que el país redacta una carta de intenciones, en la que detalla lo que
piensa hacer, y la envía al FMI; pero es el FMI el que le ha dicho previamente lo
que tiene que escribir. Se lo han dictado. (Stiglitz, 2004)
La lógica del consenso de Washington todavía ronda en Latinoamérica, después
de una aparente recuperación de las soberanías nacionales, las cartas de intención de
los organismos multilaterales como el Banco Mundial, FMI, BID, son fantasmas que
amenazan con su regreso, sobre todo en países como el Ecuador que ha vuelto por el
camino del endeudamiento agresivo, que mina soberanía pues no hay que olvidar que
la deuda externa ha sido “la llave maestra para abrir la puerta a los programas de
estabilización y los planes de ajuste estructural impulsados por el Consenso de
Washington” (Acosta, 2010: 16). Hoy el Ecuador tiene un intenso endeudamiento por
alrededor de 35 mil millones de dólares, siendo su principal acreedor, China, lo cual
demuestra que el sistema capitalista no tiene un solo centro y sus matrices espaciales
233
giran permanentemente, pero los supuestos para las interrelaciones centro-periferia
se mantienen.
2.4.4.2 Soberanía alimentaria
La soberanía alimentaria es el derecho de cada pueblo a definir sus
propias políticas agropecuarias y en materia de alimentación, a proteger y
reglamentar la producción agropecuaria nacional y el mercado doméstico a fin
de alcanzar metas de desarrollo sustentable, a decidir en qué medida quieren
ser auto-suficientes, a impedir que sus mercados se vean inundados por
productos excedentarios de otros países que los vuelcan al mercado
internacional mediante la práctica del ‘dumping’ (...) La soberanía alimentaria no
niega el comercio internacional, más bien defiende la opción de formular
aquellas políticas y prácticas comerciales que mejor sirvan a los derechos de la
población a disponer de métodos y productos alimentarios inocuos, nutritivos y
ecológicamente sustentables. (Foro mundial sobre soberanía alimentaria. La
Habana 2001)
En esta declaración está resumida lo fundamental de la soberanía alimentaria
de los pueblos, como el derecho a definir sus políticas en materia de alimentación, a
proteger y reglamentar su producción, a un comercio internacional justo y a contar con
productos alimenticios bajo estándares de calidad. La soberanía alimentaria es un
tema de seguridad y de poder real de un país por lo tanto no puede estar supeditada a
influencias externas o instrumentos de presión que de una u otra manera pongan en
riesgo su seguridad, que no es más que el derecho de todos los habitantes a contar con
alimento suficiente para una subsistencia saludable que cuide y desarrolle la calidad de
vida de las personas. La soberanía alimentaria es una base esencial del Buen Vivir.
La soberanía alimentaria involucra una serie de componentes como: tierra,
aguas, semillas, productos fitosanitarios, comercialización, transporte, etc. que inciden
de forma directa o indirecta en la producción, calidad y consumo de alimentos, los
mismos que deben ser manejados de acuerdo a las necesidades de la población más
no regulados por organismos comerciales internacionales como la OMC o el TLCAN,
mismas que representan a las grandes corporaciones transnacionales. Por ello es que
cuando en 1996 la ONU acuñó el concepto de seguridad alimentaria, las voces de
234
protesta de los sectores organizados de la sociedad civil no se hicieron esperar, lo
calificaron como simplista porque no consideraba la procedencia de los alimentos, ni
su calidad y su relevancia cultural; además, “no cuestionaba el modelos de
concentración corporativa que es la principal causa de hambre en el mundo y da
cabida a varias prácticas nocivas de alimentación de los pueblos…” (Carrera 2010: 76).
El concepto de soberanía alimentaria fue acuñado por la organización
internacional “Vía Campesina” y ha sido favorablemente acogido por las
organizaciones sociales a nivel mundial, que lo han enriquecido y difundido; Javier
Carrera resume con claridad cuál es la significación real de soberanía alimentaria:
(…) busca sentar las bases para el acceso permanente a alimentos sanos,
culturalmente apropiados y producidos localmente, principalmente por la
población campesina. Pone énfasis en el derecho de los pueblos de controlar los
elementos claves de la producción: tierra, agua, semilla, así como la
implementación de procesos de comercialización equitativos y solidarios.
(Carrera, 2010: 77)
El cumplimiento de estos propósitos necesariamente implica romper con las
políticas neoliberales en este campo, es decir oponerse a la concentración y
apropiación del mercado mundial de alimentos en manos de las corporaciones
transnacionales, a la sustitución de productos nacionales por productos importados y a
la pérdida de calidad de los alimentos, que han sido mecanismos fomentados por la
economía de libre mercado, que no otorga ninguna importancia a las economías
locales, las culturas e identidades y el bienestar humano que, por el contrario, son la
preocupación central de la soberanía alimentaria (Cruz, 2014).
La Constitución ecuatoriana del 2008, ha sido la primera carta política de
América Latina que integra a su texto la soberanía alimentaria, así, el artículo
281señala: “La Soberanía Alimentaria constituye un objetivo estratégico y una
obligación del Estado para garantizar que las comunidades, pueblos y nacionalidades
alcancen la autosuficiencia de alimentos sanos y culturalmente apropiados, de forma
permanente”. Este mandato constitucional implica que la soberanía alimentaria es un
235
objetivo estratégico del Estado y que todas sus políticas deberán ir enfocadas hacia esa
meta, ya que constituye en un eje transversal
La soberanía alimentaria viene a ser parte del patrimonio de los ecuatorianos,
los actores de la misma son las personas, pueblos, comunidades y nacionalidades, por
lo tanto al Estado solo le compete un rol regulador y de vigilancia para que el mandato
constitucional se cumpla a cabalidad. En este punto es necesario entender que si bien
el Estado tiene una responsabilidad, son los productores y consumidores en sus
distintas expresiones sociales los que tienen que resguardar este patrimonio (Carrera,
2010).
Parte fundamental de la soberanía alimentaria es el rescate de los alimentos
que ancestralmente ha consumido nuestra población, este propósito es harto difícil
porque implica enfrentarse con el aparato publicitario y las distorsiones
propagandísticas que han implementado las transnacionales de alimentos, dirigidas a
generar en el imaginario de la gente la idea de que los alimentos propios de nuestra
tierra, cultivados por los campesinos o pequeños productores agrícolas, son de baja
calidad, no observan reglas de higiene y por lo tanto son nocivos para la salud; en
contraste, los alimentos que ellos producen supuestamente garantizan la calidad
nutricional, son enriquecidos con valores adicionales (vitaminas, proteínas, etc.), son
inocuos y seguros para el consumo humano. Millones de dólares diarios gastan en
publicidad las industrias de alimenticios, la mayor parte es engañosa porque oculta
aspectos como el uso de colorantes, persevantes y otros productos químicos y
sintéticos cuyos efectos en la salud de los consumidores ha sido convenientemente
ocultada. Por el contrario, los alimentos cultivados en los huertos y campos, son
productos de la tierra en los que se han empleado saberes tradicionales, desde la
selección de las semillas hasta la cosecha, en su cultivo no se utilizan químicos porque
se conoce el manejo para cada etapa de desarrollo de la planta, de manera que son
productos sanos, con los que se han alimentado históricamente a nuestros pueblos.
Al respecto de lo expresado y para ser coherentes con lo que dispone nuestra
Constitución, Javier Carrera expone lo siguiente:
236
… nuestro concepto de lo que es sano debe ser muy diferente. Más
realista. La pequeña y mediana producción tiene más capacidad de controlar la
calidad y sanidad de los alimentos, más cuando los productos se distribuyen a
través de mercados locales. En primer lugar porque al no ser masificada, se evita
muchos de los riesgos que corren los alimentos masificados en los momentos
que entran en contacto con otras grandes cantidades. En segundo lugar porque
al no ser propiedad de empresas anónimas y lejanas, cuyo objetivo es el lucro
(…) puede ser controlada mejor por organismos locales y por los propios
consumidores… (2010: 82-83)
Esta necesidad de privilegiar el consumo de alimentos propios, producto del
trabajo de pequeños y medianos productores agrícolas o ganaderos, coincide
plenamente con el artículo 13 de la Constitución ecuatoriana que señala: “Las
personas y colectividades tienen derecho al acceso seguro y permanente a alimentos
sanos, suficientes y nutritivos; preferentemente producidos a nivel local y en
correspondencia con sus diversas identidades y tradiciones culturales”. Es importante
resaltar que queda sobrentendido que lo nutricional tiene una relevancia cultural, por
ello constituye una parte sumamente importante de los distintos componentes
sociales que deben confluir para el logro del Buen Vivir, sin negar por supuesto que
esta se enriquezca con nuevos productos, siempre que sean “limpios”.
La soberanía alimentaria contribuye al Buen Vivir porque protege la salud
humana con alimentos frescos libres de aditivos, tiene relevancia cultural porque
respeta la producción local lo que va a redundar en el fortalecimiento de la economía,
el dinero que se gasta en alimentos quedará en las comunidades, alimentando sus
circuitos económicos y generando empleo. Además al incentivar una producción
diversificada reduce el monocultivo y favorece una producción agroecológica.
Un aspecto concomitante con la soberanía alimentaria, sin el cual sería muy
complicado alcanzarla, es la preservación y cuidado de la naturaleza, por ello en la
Constitución se norma que “…la Soberanía Alimentaria, depende de que la naturaleza
pueda mantener y recuperar sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos
evolutivos” (Carrera 2010: 87).
237
2.4.4.3 Soberanía Energética
Cuando se habla de soberanía energética, se está haciendo referencia al control
autónomo que un Estado ejerce sobre una variedad de recursos, finitos o
permanentes, que son esenciales para dar sustento al desarrollo de mediano o largo
plazo y que sean compatibles con el crecimiento económico en un marco de
sustentabilidad ambiental (Galeano 2009). Esta primera aproximación conceptual
concibe la soberanía energética como el pleno dominio del Estado nacional sobre las
fuentes de recursos energéticos y recursos naturales existentes en su territorio, lo que
obviamente le otorgaría el derecho a ejercer autoridad política sobre los mismos.
Cada Estado dispone en su territorio de un conjunto de recursos naturales
sobre los cuales ejerce soberanía, porque constituyen su patrimonio inalienable, por
ello es que la noción de soberanía energética está muy ligada al concepto de
patrimonio ecológico territorial. Al respecto Luis Rodríguez (2011) hace una
interesante interrelación entre los aspectos constitutivos de la soberanía energética y
propone tres significados:
1° significa que todos los recursos energéticos deben permanecer bajo la
propiedad nacional, el control y la gestión del Estado; 2° que la matriz energética
de cada territorio y cada comunidad debe realizarse prioritariamente a partir de
las propias fuentes energéticas, de manera de disminuir al máximo la
dependencia energética externa, y 3°, que cada territorio debe utilizar sus
propios recursos de energía de un modo sustentable, procurando no contaminar
otras zonas del país con su explotación. (Rodriguez, 2011)
Por la importancia social, económica y política que tiene la energía para el país,
está considerada dentro de los sectores estratégicos, pues constituye un eje esencial
en el sistema del Buen Vivir como soporte a la producción, a los derechos de la
naturaleza y a calidad de vida de la sociedad. En la Constitución en los artículos 15, 284
y 304 proclama la soberanía energética como un elemento básico para la gestión del
Estado. En el artículo 15 se hace referencia a la necesidad de promover en el sector
público y privado el uso de tecnologías limpias y de energías alternativas no
238
contaminantes, como una forma de precautelar el medioambiente y no poner en
riesgo la soberanía alimentaria. En el mismo artículo se habla de la prohibición de
armas químicas, biológicas y nucleares por considerarlas perjudiciales para la salud
humana (Montesdeoca, 2011)
El mandato constitucional con respecto a la soberanía energética solo puede
hacerse efectivo cuando se impulse un verdadero proceso de transformación de la
matriz energética. Como señala Alberto Acosta “hay que instaurar un adecuado
esquema de usos de la energía disponible, reorientando el consumo en función de las
necesidades energéticas del Ecuador, sobre todo para el aprovechamiento de fuentes
de energía renovables” (2010: 32). El potencial del país en este campo todavía no ha
sido aprovechado.
2.4.4.4 Soberanía Cultural
Un pueblo soberano es aquél que genera su propia cultura, que ejerce el
derecho de conocer sus raíces y las defiende resguardando y difundiendo sus
tradiciones, creencias, hábitos, etc. Un pueblo soberano es aquel que no teme a la
diversidad, sino que la entiende como un gran tesoro.89
La cultura engloba todas las manifestaciones y formas de expresión que tiene
una sociedad, costumbres, ritos, sistemas de creencias, música, vestimenta, arte,
artesanía, es decir todas las habilidades y la información ancestral que se materializa
en la forma de ser y actuar de un conglomerado humano siempre en constante cambio
y adaptación; esta comunión dota a los pueblos de identidad y sentido de pertenencia,
por ello es que la cultura es la base de la nacionalidad (Jiménez 2011).
El respeto a las manifestaciones culturales de los diferentes pueblos y
nacionalidades que conforman el Ecuador, es la base de una nueva forma de
convivencia ciudadana que procura la igualdad en medio de la diversidad como forma
89
Texto tonado de http://musiqueando1.weebly.com/soberaniacutea-cultural-definicioacuten.html
239
de alcanzar el Buen Vivir, ya que en ello está involucrado el respeto a la dignidad de las
personas y las colectividades.
El idioma es uno de los soportes básicos de la cultura, por ello el Buen Vivir
sostiene la necesidad de precautelar los idiomas ancestrales, más aun cuando existe
una lengua dominante, como en el caso del Ecuador, el castellano, que obnubila a las
lenguas originarias que tienden a desaparecer, por ello es que en el artículo 2 de la
Constitución además del castellano se señalan lenguas como el kichwa y el shuar como
“idiomas oficiales de relación intercultural”. Este mandato señala también que “los
idiomas ancestrales son de uso oficial para los pueblos indígenas en las zonas donde se
hablen”. Este mandato fortalece la soberanía cultural porque está reconociendo la
coexistencia de las nacionalidades y la pluriculturalidad, el mismo que implica un logro
para la interculturalidad, que ya en otros países décadas atrás lo habían
institucionalizado.
Un elemento básico de la soberanía cultural de un país es la comunicación, en
el numeral 1 del artículo 16 de la Constitución, dispone que la comunicación, además
de libre, debe ser intercultural, diversa y participativa, es una forma de garantizar que
las manifestaciones culturales de las diferentes colectividades puedan ser difundidas.
Este mandato tiene relación con el derecho a construir y mantener la identidad
cultural, como se señala en el artículo 21 de la Carta Magna, en el que además se deja
en libertad a las personas a decidir su pertenencia a una o varias culturas y a expresar
libremente dichas elecciones.
La educación es talvez el ámbito más propicio para ejercer la soberanía cultural;
en el artículo 27 de la Constitución se hace hincapié en el carácter de la educación que
entre otros aspectos debe ser intercultural e incluyente. Esta disposición se refuerza el
artículo 28 que expresa el derecho de toda persona y comunidad a interactuar entre
culturas y promover en el campo educativo el diálogo intercultural en sus múltiples
dimensiones. La Constitución además dispone que la dignidad y diversidad de las
culturas, sus tradiciones históricas y aspiraciones históricas se reflejen en la educación
pública (art. 57, inciso 21)
240
La soberanía cultural implica necesariamente el ejercicio de derechos. En este
sentido la Constitución de la república dedica todo un capitulo a los derechos de las
comunidades, pueblos y nacionalidades (Capítulo IV), en el artículo 57, numeral 1, se
señala como uno de los derechos “mantener, desarrollar y fortalecer libremente la su
identidad, sentido de pertenencia, tradiciones ancestrales y formas de organización
social”; en el numeral 12 se hace relación al desarrollo de sus ciencias, tecnologías,
saberes ancestrales, prácticas de medicina tradicional “ con inclusión del derecho a
recuperar, promover y proteger los lugares y rituales sagrados,…”
La referencia que hemos hecho a los textos constitucionales nos permitiría
afirmar que el en la constitución ecuatoriana esta visualizada la soberanía cultural
como puntal del Buen Vivir, sin embargo estos mandatos representan un proceso en
construcción que tiene que ser fortalecido tanto desde los gobiernos como desde los
pueblos y comunidades y la sociedad no indígena.
2.4.4.5 Soberanía del cuerpo
La soberanía del cuerpo está en íntima relación con el enfoque de género, el
cual se construye y opera como estrategia y política de ruptura con el estado patriarcal
y la sociedad androcéntrica, por ello el tratamiento que aquí enfatizamos como
soberanía del cuerpo hace relación a la búsqueda de equidad-libertad de las mujeres
en el seno de la familia y sociedad.
La soberanía del cuerpo tiene necesariamente que pasar por el reconocimiento
de que “el cuerpo de la mujer es de ella y nadie más” (Sendón, 2014) lo que está en
juego es la propiedad y el control del cuerpo de las mujeres, su libertad plena para ser
lo que ellas quieran ser, sin imponerles ningún rol de sumisión, como obligarlas a ser
madres.
241
Romper con el sistema patriarcal que impone una serie de limitaciones,
principalmente a la sexualidad de las mujeres y la reproducción, es una condición de
derechos dentro del sistema del Buen Vivir pues este solo será posible cuando las
mujeres puedan gozar libre, informada y responsablemente de su cuerpo, pues
estamos hablando que el 50% de la población estaría en condiciones de inequidad.
El carácter androcéntrico de nuestra sociedad queda de manifiesto cuando los
derechos de las mujeres todavía se ven limitados y en algunos casos conculcados, a
pesar de la lucha denodada que, por décadas, han protagonizado las organizaciones
femeninas, en todos los ámbitos. Si bien existe un avance significativo, todavía
persisten formas de dominación que se expresan en aspectos como: en la
desvalorización del trabajo en el hogar, remuneraciones laborales inferiores a las de
los varones, dificultades para su autodeterminación económica, explotación sexual,
femicidio y negación del derecho de soberanía sobre sus cuerpos, entendida esta
última como el poder que les permita a las mujeres tomar decisiones autónomas y sin
imposiciones.
Existen múltiples testimonios sobre la lucha de las mujeres (Carrión, 2010) que
demuestran con claridad la lucha de las mujeres por alcanzar la soberanía de sus
cuerpos y contra quienes se deben enfrentar como en el caso de la demanda por la
despenalización del aborto –uno de los aspectos más emblemático en la búsqueda de
soberanía del cuerpo- han debido enfrentar desde al fanatismo religioso, la doble
moral conservadora y hasta sectores de izquierda progresista.
Entender que ser madre es una posibilidad, pero que no serlo también lo es,
aquella es una decisión que deben tomar las mujeres en un ejercicio de soberanía
sobre su cuerpo. Las leyes especialmente la Constitución tienen la obligación de
precautelar este derecho; el cuerpo de las mujeres y las decisiones y el control sobre el
mismo son de exclusiva competencia de las mujeres, ni de la iglesia ni de los agentes
políticos ni de los tribunales de justicia. Una nueva sociedad democrática será tal
plenamente, cuando cada mujer sea dueña del control y decisiones sobre su cuerpo y
242
su vida y tenga plena libertad para decidir sobre lo que considera su camino de
realización.
243
CONCLUSIONES PARTE II
Del análisis desarrollado en esta parte, se desprenden algunas conclusiones que
presentamos a continuación:
1. El Buen Vivir, surge en un contexto de una de las constantes crisis del sistema
capitalista, pero también en un marco de descomposición política en el plano
nacional y en los niveles locales, de desterritorialización. Las necesidades, el
maldesarrollo y el malestar colectivo constituyen históricamente el caldo de
cultivo de nuevas opciones y alternativas de vida.
2. Si bien el Buen Vivir tiene una matriz ancestral andino-amazónica, esta no
constituye la única fuente de nutrición conceptual. El pensamiento y las
reflexiones de décadas sobre un desarrollo humano y sostenible, local,
participativo y con equidad viene madurando por todos los continentes y
contribuyen sustancialmente en la confluencia de alternativas al
convencionalismo; igualmente son la lucha de los pueblos en varias latitudes
sobre derechos, territorios, anti extractivismo y democracia que se plasman en
este paradigma.
3. Es con la formalización del Buen Vivir y Vivir Bien en las constituciones de
Ecuador y Bolivia respectivamente que se desencadena la reflexión no sólo en
los países andinos o latinoamericanos, sino a nivel global, múltiples
contribuciones sobre su naturaleza y que están expresando esa búsqueda
incesante por encontrar caminos viables en dirección a la sustentabilidad
planetaria. De todo este bagaje de buenos vivires, nos queda al menos una
certeza en el espesor de las contribuciones: que no hay una verdad sobre el
Buen Vivir, que estamos en el armazón conceptual y que no tiene lógica
universal sino contextual.
4. Que el Buen Vivir al ser un sistema complejo, sólo es entendible desde la
complejidad sistémica. No se puede entender el Estado plurinacional sin
244
interculturalidad y derechos colectivos; los derechos de la naturaleza no son
viables sino se impulsan otras economías y si no hay descentralización política.
Es decir todos los elementos innovadores que integran el Buen Vivir –según
nuestra propuesta- deben necesariamente estar inmersos en una dinámica
estructural de interacciones recíprocas.
245
PARTE III EL BUEN VIVIR: ¿ES ALTERNATIVA?
1. EL RETO: DESPOJARSE DE LAS ENVOLTURAS DEL DESARROLLO
El Buen Vivir, para constituirse en alternativa de poder, debe enfrentar los tres
grandes paradigmas que sostienen la noción de desarrollo y sus prácticas instituidas: la
colonialidad, el crecimiento económico y la teoría de la modernización.
En términos de colonialidad nos referimos a lo explicado por Quijano (2000)
como aquel conjunto de procesos político ideológicos que forjaron una estratificación
global del mundo y que constituye el patrón subjetivo de la dominación. Desde esta
subjetividad globalizada el “saber” tiene marca de origen y de legitimación en el norte,
constituyéndose en modelos y referencias tácitas para el sur. El saber ancestral fue
históricamente desvalorizado y perseguido; hasta hoy cuando existen
sistematizaciones que pretenden recuperarlo, se lo busca equiparar con las matrices
epistemológicas del racionalismo occidental y evidentemente, se lo descarta bajo
calificaciones de “pre-cientificidad”. Hoy mismo, la producción intelectual en ciencias
sociales, debe ser sometida a estándares de indexación diseñadas en el norte;
“Latindex” por ejemplo tiene una limitada referencia en la mayoría de universidades
europeas o americanas.
La otra cara de la colonialidad constituye la modernidad, la cual en términos
acotados, no es otra cosa que el imperio de la racionalidad capitalista y occidental en
todos los ámbitos, fundamentalmente culturales e ideológicos. Desde esta perspectiva
es que el Buen Vivir ya tiene una corriente de presión epistémica; en una primera
ronda, “Se decía que era cosa de indígenas, ambientalistas y pensadores radicales,
difuso y romántico, y por lo tanto se lo desechaba o minimizaba”.(Gudynas, 2013)
246
En una segunda fase, las críticas son más agudas y vienen de diversas posturas
políticas e ideológicas, pero que enfatizan en la debilidad para ofrecer un cuerpo
teórico que lo sustente lo cual le daría un carácter de difuso, ingenuo o indigenista
“incapaz de ofrecer una conceptualización aceptable, seria o rigurosa, y difícilmente
aplicable en la práctica” (Gudynas 2013).
Eduardo Gudynas (2013) resume estas críticas, luego de una exhaustiva
revisión, en las siguientes:
Como ejemplo de esas críticas se han seleccionado las siguientes: Desde
Ecuador, J. Sánchez Parga (2011), lo califica como un retroceso reaccionario que
distrae la atención en la lucha contra el mercado. El filósofo H.C.F. Mansilla
(2011) sentencia que su aplicación en Bolivia expresa un saber arcaico y
ambiguo. El economista argentino P. Stefanoni (2012), agrega que es un relleno
de ideas diversas, diluidas completamente en una retórica cuasi mística o
utopista altermundista. Finalmente, la antropóloga británica A. Spedding (2010),
alerta que es una elucubración filosófica sin anclaje en las comunidades
reales. Los cuestionamientos conceptuales en todos estos autores aparecen
mezclados con críticas a los desempeños gubernamentales y sobre la validez de
los nuevos marcos constitucionales. (Gudynas, 2013:185).
De hecho, la teoría del Buen Vivir, está en construcción como lo hemos
reiterado varias veces en este trabajo. Aun así, es necesario señalar que su
comprensión –al menos en la parte que toca a la filosofía andina- requiere de una alta
compenetración con la comunidad étnica y de ejercicio efectivo de pluralidad cultural
para alcanzar a entenderla al menos en sus bases primordiales. Pero más allá de este
elemento constitutivo, también se deben entender las otras fuentes de inspiración de
este paradigma y fundamentalmente las partes que la componen dentro de un sistema
complejo.
El Buen Vivir a nuestro juicio, debe sobrepasar la prueba de la colonialidad del
saber y del poder a través de convertirse en opción societal soberana, es decir en pasar
de la retórica a programa de país. En Ecuador, al menos está marcado como mandato
247
constitucional y es reconocido por un alto porcentaje de la población y eso ya marca
una diferencia90.
En cuanto al crecimiento económico, el reto del Buen Vivir es deconstruir su
sentido capitalista de acumulación sin fin y redefinirlo en una perspectiva social y
solidaria. Si bien las corrientes críticas al desarrollo ya esbozaron sus reacciones por el
centramiento del crecimiento económico como matriz y meta de las sociedades, el
“Desarrollo sigue significando crecimiento económico medido por aumentos del
Producto Interno Bruto” (Tortosa, 2011); ciertamente tanto desde las esferas
gubernamentales como desde el pensamiento económico más común, el crecimiento
económico es la única vía para superar el “subdesarrollo” y la pobreza, a esto los
neoliberales acotan que la estrategia natural en estas perspectivas, es atrayendo
capital extranjero y potenciando exportaciones en un marco de libre mercado. (Acosta,
2012); evidencia de esta conclusión es la afirmación de un importante asesor
gubernamental en el período neoliberal del Ecuador que en un artículo titulado Sin
crecimiento no habrá Buen Vivir (2008) señala:
Sin un alto crecimiento económico no será posible erradicar la pobreza
y procurar el "buen vivir". La ciega creencia que el mercado interno puede
reemplazar al mercado global y que el norte del modelo económico debe ser la
redistribución de una paupérrima producción condenará al país a la pobreza
perpetua. (Carrera J. , 2008)
Para autores como Sen (2000) el crecimiento económico es un medio y no un fin en
sí mismo, más aun, el crecimiento puede ser altamente negativo, cuando para ello, por
un lado se depreda la naturaleza sin considerar los límites de los ecosistemas y por
otro se explota a trabajadores o campesinos e indígenas sumiéndoles en la pobreza
(Acosta 2012).El crecimiento económico es una necesidad en países como los nuestros,
pero tiene sentido sólo en función de romper con las inequidades históricas que
arrastramos, al contrario del neoliberalismo, que en contexto de bonanza económica
90
La constitución del “Buen Vivir” fue aprobada en referéndum el 28 de septiembre del 2008 con el 63.9% de los votos válidos.
248
incentivó las brechas en todos los países donde fue implantado91, es decir que el sólo
crecimiento económico no garantiza la democracia económica, esto depende
básicamente del modelo de desarrollo que se aplique.
En el Plan Nacional del Buen Vivir 2009-2013 de la SENPLADES, se reafirma que:
(…) ya no estamos hablando de crecimiento económico, ni del PIB,
estamos hablando de relaciones amplias entre los seres humanos, la naturaleza,
la vida comunitaria (…) El objetivo que nos convoca ya no es el “desarrollo”
desde esa antigua perspectiva unilineal de la historia, sino la construcción de la
sociedad del Buen Vivir (SENPLADES, 2009: 28)
La redefinición del crecimiento económico es un reto estructural, pues para
países cuya matriz económica está sustentada en los recursos naturales como el
Ecuador, Bolivia o Venezuela, y sometidos a presiones de las más grandes
corporaciones globales de commodities, encontrar un punto de equilibrio entre
extractivismo y sustentabilidad resulta altamente conflictivo, tanto que líderes de los
gobiernos progresistas de América Latina sostienen que efectivamente “sin
extractivismo no podemos salir del extractivismo” (Garcia Linera, 2013); y que “el
mayor atentado a los derechos humanos es la miseria y el mayor error es subordinar
esos derechos humanos a supuestos derechos de la naturaleza” (Correa, 2014). Para el
Presidente ecuatoriano, se busca conservar la naturaleza, pero ante todo se busca
acabar con la miseria, para lo cual el extractivismo servirá para invertir en talento
humano, ciencia, tecnología e innovación (Correa 2014)
En coherencia con ese pensamiento, en el PNBV 2009-2013 ecuatoriano se
plantea como su principal estrategia, los recursos de la naturaleza: “Podríamos resumir
que el centro de la estrategia endógena de generación de riqueza es convertir a la
91Acosta (2006) señala que: “Chile, el modelo neoliberal más citado, ha conseguido hacer crecer su economía, cuenta con importantes inversiones y registra exportaciones en aumento, pero, además de una relativa reducción de la pobreza, no consigue generar empleo suficiente y de calidad, mientras que la desigualdad es cada vez mayor: en 1990 el 5% más rico de la población recibía ingresos 110 veces superiores a los del 5% más pobre; en el 2000 la brecha llegaba a 220 veces y sigue subiendo. En México, el ejemplo más socorrido de la hinchada pro-TLC, a pesar de registrar un aumento de más de tres veces de las exportaciones y un aumento significativo de la inversión extranjera, los resultados macroeconómicos son magros: el ritmo de crecimiento en los 12 años de TLC no llega ni a la mitad de lo logrado en los años cepalinos, con impactos lamentables para la mayoría de la población”.
249
principal ventaja comparativa que tiene el Ecuador, su biodiversidad, en valor
agregado….” (SENPLADES, 2009: 101)
Estas propuestas para el cambio de paradigma, a nuestro entender, no estarían
encaminadas al Buen Vivir, primero porque no se libera de la lógica extractivista; no
hay constancia empírica que una sociedad del tercer mundo, gobernada por el
extractivismo, haya ganado en democracia y bienestar satisfaciendo sus necesidades;
que los territorios no hayan sido des-territorializados y no se hayan producido
contaminación y degradación irremediable de los ecosistemas. Un discurso semejante
ya se inauguró en Ecuador a inicios de los años 70 cuando se iniciaba la exportación
petrolera92 y los cambios esperados han tenido relación en la lógica de la
modernización capitalista pero no en las estructuras socio-económicas inequitativas
que perduran hasta hoy. Segundo, si bien es cierto que el Buen Vivir se construye en el
marco del desarrollo realmente existente, el modelo propuesto está claramente
orientado -otra vez- hacia la modernización capitalista y la inserción más competitiva
de nuestra economía en el mercado mundial, pero no hay pistas sobre el impulso a las
formas económicas alternativas no sustentadas en la reproducción capitalista.
El tercer reto, sobre el camino al desarrollo trazado por la teoría de la
modernización, el Buen Vivir deberá enfrentar el diseño de vías originales, viables,
democráticas y amigables para transitar a esa sociedad plurinacional e intercultural.
Será necesario aquí poner en operación los mandatos sobre soberanías cuyo ejercicio
implican rupturas con la colonialidad del ser (Quijano, 2000), es decir, con la
posibilidad de autodeterminación para imaginar otras rutas.
La modernización implica seguir el camino del capitalismo de carácter
dependiente, pues aquellos países del capitalismo central, sólo admiten un desarrollo
92
Las últimas cuatro décadas el Ecuador ha explotado 4780 millones de barriles de crudo de la región Amazónica. Lo cual le significó ingresos en exportaciones de petróleo y derivados por USD 109 000 millones, según datos del Observatorio de la Política Fiscal y el Banco Central. De este monto, al presupuesto del Gobierno entraron alrededor de USD 53 000 millones. Pero pese a la fuerte inyección de recursos inesperados, el país no ha logrado incrementar significativamente su nivel productivo; se ha endeudado profundamente, y es más dependiente del petróleo que cuando lo descubrió, a inicios de los 70. (Diario El Comercio del 26 de junio del 2012, http://www.elcomercio.com/actualidad/negocios/40-anos-anclados-al-petroleo.html) y la deuda externa creció exponencialmente de USD 248 millones, en 1972, a 35.000. millones en el 2014.
250
funcional a sus propios intereses como los tratados de libre comercio –TLC- y otras
estrategias que nos obligan a optimizarnos para su eficiencia.
Lamentablemente la ruta del Buen Vivir de nuestros gobiernos progresistas se
asemeja más a un neo-desarrollismo que a una propuesta poscapitalista. Para el
Vicepresidente ecuatoriano, el país ha cumplido con la expectativa de inversores
extranjeros al desarrollar y modernizar las infraestructuras para los megaproyectos
que implican el cambio de la matriz productiva y la extracción minera. Efectivamente,
el Ministro de sectores estratégicos manifestó que se espera inversión para 94
proyectos en minería, petróleo, electricidad, telecomunicaciones, hídricos y
bioenergéticos por un monto de 37 mil millones de dólares; sólo en minería se
esperaría 4 mil millones en 25 áreas a ser concesionadas.93
93
Ver entrevista en http://www.teleamazonas.com/2015/10/ecuador-busca-inversion-en-proyectos-estrategicos/Teleamazonas, 26 de octubre del 2015.
251
2. UN BALANCE NECESARIO: ¿CUÁNTO HEMOS CAMINADO? Las Políticas Públicas y el Buen Vivir
En este apartado pretendemos desarrollar un balance técnico a nivel cualitativo
de las políticas públicas de lo que consideramos las partes integrantes del Buen Vivir,
entendiéndolo como sistema dinámico en el cual la interacción de sus diversos
elementos configuraría una sociedad de armonía, no en términos de un estado final de
realización individual/social, sino de convivencias equitativas entre las diversidades
culturales y entre los seres humanos con la naturaleza.
El análisis tomará como referencia la versión institucional del Buen Vivir,
generada por el Estado ecuatoriano; específicamente se contrastarán los enunciados
plasmados en la Constitución del 2008 y en el plan nacional de desarrollo del gobierno
de Rafael Correa, denominado como Plan Nacional del Buen Vivir, con las políticas
sectoriales, leyes secundarias y con programas o proyectos gubernamentales. Cada
tema o ámbito será contextualizado a partir de los enunciados constitucionales
respecto al Buen Vivir; luego de la contrastación se espera valorar el avance, tensiones
o contradicciones surgidas en la concreción del discurso acerca de este paradigma de
vida. Se trata, por lo tanto, de una lectura de los discursos y las prácticas sobre el Buen
Vivir en el campo de las concreciones en la realidad de Ecuador.
Dado que el Buen Vivir es un sistema, los cambios en uno o algunos de sus
elementos, influyen en los demás. Sin embargo, con fines metodológicos analizamos
por separado cada uno de los seis ámbitos claves del sistema (ver sección 2.4: “Partes
integrantes del Buen Vivir”), con lo que pretendemos demostrar su relación tanto con
el sistema en su conjunto como entre sí.
Se trata de señalar logros y limitaciones en los siete años transcurridos desde
que se promulgó la nueva Constitución ecuatoriana; a partir de esta lectura podremos
proponer algunas reflexiones respecto a los desafíos que deberían cumplirse para
hacer realidad el paradigma del Buen Vivir, en tanto utopía en construcción, más allá
252
de su versión institucional. A continuación se exponen las valoraciones hechas sobre
estos ámbitos señalados.
2.1 Plurinacionalidad, Derechos colectivos e Interculturalidad
Como se expuso anteriormente, en el subsistema de las Pluri-diversidades
interactúan cuatro dimensiones: El Estado Plurinacional, la interculturalidad los
derechos colectivos y la democracia participativa; en este apartado trataremos los tres
primeros.
La Constitución del 2008, reafirma el principio de interculturalidad y la vigencia
de los derechos colectivos como garantía para el ejercicio pleno de la diversidad
cultural. El Plan Nacional del Buen Vivir 2013-2017 plantea la complejidad de este
enunciado y la relación con el logro de una sociedad realmente democrática. Al
respecto dice:
La plurinacionalidad tiene como horizonte la construcción de una
sociedad incluyente, de respeto a la diversidad y de complementariedad para el
bienestar individual y colectivo del país. Busca conseguir las condiciones
materiales y simbólicas que permitan a la ciudadanía vivir la diversidad en
igualdad de derechos. Se requiere avanzar en la construcción del Estado
plurinacional con sus implicaciones territoriales, institucionales, culturales y
políticas. Algunos han sido los avances en este ámbito pero aún quedan
importantes retos por asumir. (SENPLADES, 2013: 94)
Antes de la Constitución del 2008, Ecuador había alcanzado algunos logros
especialmente en la generación de políticas públicas que garantizaran el ejercicio de
los derechos colectivos de los pueblos y nacionalidades indígenas, así como en el
fortalecimiento de espacios de reconocimiento a la diversidad cultural, con miras a la
creación de una sociedad intercultural. En cuanto al primero, se puede establecer
como un hito el reconocimiento de zonas intangibles en territorios de pueblos en
aislamiento voluntario, como son los grupos Tagaerei y Taromenane, en la Amazonía94.
94
Zona Intangible Tagaeri-Taromenane se crea por Decreto Ejecutivo N. 552, del 2 de febrero de 1999. (Registro Oficial, Suplemento 121, 1999)
253
En cuanto al segundo aspecto, el estatuto oficial de los así llamados sistemas de
educación bilingüe intercultural95 y de salud intercultural, significaron un espacio de
fortalecimiento de los sistemas de vida de los pueblos originarios. Las experiencias de
implementación de programas de educación bilingüe intercultural y de salud
intercultural, administrados y regulados desde el ámbito público con amplia
participación de las organizaciones indígenas y de organismos no gubernamentales,
demostraron ser no solo espacios para la formación académica o la atención sanitaria,
sino pruebas palpables de que es posible la unidad en la diversidad. Estos procesos,
aunque fueron experiencias circunscritas a dos esferas de la vida, evidenciaron lo
factible de constituir un Estado plurinacional.
La nueva constitución ratificó estas experiencias en salud, educación, régimen
territorial y participación ciudadana, se establecen los principios para hacer realidad un
Estado respetuoso de la diversidad cultural. A propósito de esta evaluación se
valorarán los logros en educación, salud y régimen territorial.
En cuanto a educación, la Constitución del 2008 (art. 57, inciso 14) establece
que: el Sistema de Educación Intercultural Bilingüe de las nacionalidades y pueblos
indígenas del Ecuador comprende desde la estimulación temprana hasta el nivel
superior. Está destinado a la implementación del Estado plurinacional e intercultural,
en el marco de un desarrollo sostenible con visión de largo plazo, como
reconocimiento la realidad multilingüe plurinacional y, por lo tanto, al derecho que
tienen las nacionalidades indígenas a contar con su propia educación, al igual que los
demás pueblos (Valdivia, Huancavilca, Manta, Yumbo, etc., y las poblaciones negra y
mestiza) que habitan en el país.
En la legislación secundaria, luego de la aprobación de la Constitución, se
emitió la nueva Ley Orgánica de Educación Intercultural (Asamblea Nacional, 2011),
que implica un avance cualitativo respecto a la normativa anterior: por primera vez,
toda la educación nacional (desde la pre-escolar hasta el bachillerato) se define como
95 Oficializada en 1988, Gobierno de Rodrigo Borja, como Sistema Nacional de Educación Bilingüe Intercultural, cuya ejecución estuvo a cargo de la Dirección Nacional de Educación Bilingüe Intercultural –DINEIB.
254
intercultural; anteriormente,96 la Ley de Educación normaba la enseñanza-aprendizaje
para la población hispano hablante, mientras que la educación para la población
indígena –única reconocida como intercultural- estaba normada por un reglamento
especial. Este cambio de enfoque se expresa, en el plano del discurso, una vez más en
el Plan Nacional del Buen Vivir 2013-2017, cuando señala como política educativa el
“Asegurar que los contenidos curriculares y sus procesos reflejen la pluralidad de
saberes y culturas del país y del mundo, evidenciando la interculturalidad y el dialogo
de saberes dentro de las instituciones educativas” (SENPLADES, 2013: 172)
En la gestión de la educación para la población indígena, se evidencia un primer
logro: el Sistema de Educación Intercultural pasó de ser una Dirección a ser una
Subsecretaría, lo cual contribuye a una mejor participación en la toma de decisiones.
En agosto del 2015, se anunció la creación del Consejo Plurinacional del Sistema de
Educación Bilingüe, en cumplimiento al artículo 251 de la Ley Orgánica de Educación
Intercultural (Salvador, 2015: 1).
El segundo logro se refiere al acceso a la educación, como se expresa en la
evaluación hecha por SENPLADES. Según esta entidad,
En 2012, la tasa neta de matrícula en educación básica llego al 92% en la
población indígena, al 96% en la afro ecuatoriana y al 95% en la mestiza, casi
alcanzando la universalización de la educación básica (INEC, 2010a). (…) Dentro
del Sistema de Educación Intercultural Bilingüe se han registrado 46588
estudiantes y se ha capacitado a 4406 docentes en 2012.” (SENPLADES, 2013:
162.
En la actualidad 161.000 estudiantes indígenas asisten a 2.305 unidades
educativas interculturales bilingües. “Este Gobierno contrató a más 3.000 profesores
que enseñan en sus lenguas maternas a los chicos. También se destaca la inversión en
nueva infraestructura, las modernas Escuelas del Milenio ahora están al servicio de los
96 “Art. 1.- Ámbito.-La presente Ley garantiza el derecho a la educación, determina los principios y fines generales que orientan la
educación ecuatoriana en el marco del Buen Vivir, la interculturalidad y la plurinacionalidad; así como las relaciones entre sus actores. Desarrolla y profundiza los derechos, obligaciones y garantías constitucionales en el ámbito educativo y establece las regulaciones básicas para la estructura, los niveles y modalidades, modelo de gestión, el financiamiento y la participación de los actores del Sistema Nacional de Educación.” (Asamblea Nacional, 2011, pág. 8)
255
pueblos indígenas, consiguiendo justicia y equidad para todos.”(Andes Agencia de
Noticias, 2013)
Pese a los logros señalados, los cambios en el sistema de educación para
población indígena no han estado exentos de conflictos. El gobierno señala que las
causas de los mismos es el interés de la dirigencia de las organizaciones indígenas
CONAIE y ECUARUNARI, por controlar el proceso.97Esta respuesta surgió luego de que
las organizaciones indígenas, campesinas y del magisterio declararán a Correa
“enemigo de la educación bilingüe” (Redacción Plan V, 2015: 1) en el IV Encuentro
Nacional de Educación Intercultural Bilingüe, realizado en junio del 2015, al acusarlo con
los siguientes términos:
Declarar enemigo de la Educación y en particular de la Educación
Intercultural Bilingüe al Señor Rafael Correa Delgado, a su Ministro de Educación,
así como a todos sus colaboradores quienes con su actitud servil cumplen con las
recetas imperialistas de EEUU y China, cerrando masivamente las escuelas
bilingües y rurales, impidiendo y limitando el cumplimiento del derecho universal
de acceso libre a la educación de calidad, cercanía y con calidez a los
sectores indígenas, campesinos, urbanos pobres. (Redacción Plan V, 2015: 1)
El origen del conflicto entre las organizaciones y el gobierno, en este tema en
particular, obedece a que –en el afán de concentrar a los estudiantes en las así llamadas
Unidades Educativas del Milenio-, se han cerrado más de cien escuelas comunitarias,
muchas de ellas uni-docentes.
97
“Aquí lo que se está confrontando son dos modelos. El modelo de la dirigencia de la CONAIE y de la Ecuarunari que pretende
que la educación intercultural bilingüe siga siendo una educación de piso de tierra, pared de caña, techo de zinc, profesor bachiller, generalmente amigo, pariente de algún dirigente, y el otro, en el cual nosotros pensamos que hay que cambiar el modelo, considerando la cosmovisión indígena que fue trabajado con las nacionalidades, y que se aplica en nuevas unidades educativas modernas, con tecnología de punta.” (Declaraciones del Ministro de Educación, en Ecuavisa, 9 de agosto del 2015) “El Presidente Rafael Correa, durante el Enlace Ciudadano, recordó que antes se usaban los recursos destinados a ese segmento de la educación a favor de los ex dirigentes, mientras la formación de los jóvenes era precaria.” (Declaración tomada de El Ciudadano, 08 de agosto del 2015)
256
Por su parte para el analista Milton Luna estas tensiones tienen trasfondos: el
problema no es solo educativo, sino que podría configurar un "etnocidio", pues el cierre
de las escuelas no solo afecta a la educación, sino a la reproducción de las culturas
indígenas. “Cuando la escuela deja de funcionar, se altera la dinámica de la comunidad y
empiezan procesos de disolución de las comunidades, cree Luna y precisa que el proyecto
educativo del actual régimen se basa en parámetros y dispositivos que van alineando a
todas los centros educativos en un entorno que impide el desarrollo de iniciativas e
innovaciones y procesos locales. "A la larga el concepto del sistema es homogeneizante,
que no respeta las diversidades de ningún tipo". (Redacción Plan V, 2015: 3)
Armando Muyolema, académico kichwa e importante gestor de la educación
intercultural en América Latina, señala que el conflicto se origina en una visión errónea
de la institucionalización de este proceso. Señala que:
Formalmente sigue vigente el antiguo régimen con escuelas y colegios
que son nominalmente clasificados como bilingües o no bilingües sin importar la
composición étnica y lingüística de la población estudiantil. La vigencia del
antiguo régimen de jurisdicciones en la clasificación de las escuelas sólo sirve
para encubrir que en la práctica no se ofrece educación bilingüe en ninguna de
las escuelas. (Redacción Plan V, 2015: 2)
Agrega respecto a la nueva Ley de Educación que los problemas de exclusión
que se pretendían superar con la misma siguen vigentes:
Una cuestión crítica es la redefinición de la oferta educativa bilingüe que
debe estar basada en criterios territoriales, demográficos, socioeconómicos,
lingüísticos y culturales, teniendo como horizonte la implementación de la
interculturalidad en todo el sistema educativo nacional.” (Redacción Plan V,
2015: 7)
En sus críticas a la gestión de la educación bilingüe en esta etapa señala,
además, los siguientes aspectos: una concepción estandarizada de los sistemas de
evaluación que responden a modelos internacionales hegemónicos; eliminación de la
autonomía de la que gozaba la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe
dentro del Ministerio, como espacio de dignidad y reconocimiento de los pueblos
257
indígenas y sus organizaciones; un intento de cooptación por parte del Ejecutivo a
ciertos dirigentes para convertirlos en burócratas(Redacción Plan V, 2015)
Pero, en esencia, dice, lo que está en juego son dos visiones de modernidad: la
propugnada por los pueblos indígenas y la que desea imponer el gobierno a todo el
país, insiste Muyolema:
Hay modernidades alternativas que se gestan en las dinámicas vivas de
las sociedades en contradicción con las lógicas homogeneizadoras de los
“aparatos ideológicos del estado” como las “escuelas del milenio”, el discurso de
la calidad ligada a parámetros internacionales, y las “comunidades del milenio”,
auténtica actualización de las “reducciones” coloniales. (Redacción Plan V, 2015:
8)
En el campo de la salud, en concordancia con la Constitución, el gobierno ha
hecho propuestas de inclusión de un enfoque intercultural en la salud; sin embargo,
hasta el momento, estos no se han concretado sino parcialmente. El gobierno
reconoce que en este campo se ha avanzado en dos temas: la adecuación de los
servicios para atención de partos y la inclusión de las parteras en la red de atención
primaria98. Sin embargo, estos dos elementos resultan insuficientes frente al
significado profundo de la interculturalidad en salud, que “implica una interrelación
entre distintas culturas sanitarias, (y) una estrategia que requiere la sensibilización y
capacitación de talento humano (Agudelo, 2014: 34)
La Ley Orgánica de Salud, plantea la obligación de promover y regular las
medicinas tradicionales y alternativas; para ello, debe reformar la institucionalidad y
procedimientos del sistema de salud integralmente. Según Agudelo, en ese sentido se
ha avanzado solamente en dos aspectos:
98
“Se habla directamente y únicamente de la necesidad de mejorar los servicios de atención materna, para disminuir las barreras
de acceso a dichos servicios por lo que: “el 65% de mujeres que se autoidentifican como indígenas afirma haber tenido partos domiciliarios. En provincias con alta población indígena y afro ecuatoriana, el parto domiciliario alcanza un 40%; en la región Amazónica, esta situación llega al 38%” (PNBV, 2013: 140). (Agudelo, 2014, pág. 32)
258
El Reglamento de las Medicinas Tradicionales que está en elaboración y
discusión aún, (…) existen otros documentos como una Guía de Adecuación de
Servicios Maternos con Enfoque Intercultural, así como también un desarrollo
de indicadores específicos en el tema, que también están en construcción con la
ayuda de organizaciones internacionales como Family Care International y el
ORAS-CONHU. (Agudelo, 2014: 36)
El Ministerio de Salud Pública ha hecho esfuerzos mínimos por incorporar al
sistema de salud a los agentes tradiciones de los distintos pueblos, a sus prácticas
terapéuticas y, menos aún, a sus concepciones acerca de la salud y enfermedad.
Esa disputa alrededor del reconocimiento termina por afectar incluso a
los modelos y experiencias que puedan o quieran desarrollarse de manera
independiente, al impedir un marco normativo que otorgue legitimidad a estas
prácticas, señala Agudelo en la evaluación comparativa de la salud intercultural
en Bolivia y Ecuador. (Agudelo, 2014: 94)
Un último aspecto sobre el que merece una reflexión es el relativo al régimen
territorial, planteado en la Constitución del 2008, en los Planes del Buen Vivir y en la
práctica concreta. Al respecto, la Constitución (art. 60) introdujo un elemento
demandado por el movimiento indígena desde los años noventa: el reconocimiento de
los territorios ancestrales; lo hizo a través del mecanismo de “circunscripciones
territoriales”(Asamblea Nacional Constituyente, 2008, pág. 39); al momento no hay
ninguna concreción al respecto. En cuanto al tratamiento de los territorios de los
pueblos en aislamiento voluntario, la Constitución establece (art. 57), que estos son
irreductibles e intangibles y que en ellos está vedada cualquier tipo de actividad
extractiva (Asamblea Nacional Constituyente, 2008: 39)
La realidad contradice estos enunciados; en efecto, la expansión de la frontera
extractiva afecta directamente a los territorios de las nacionalidades indígenas. Sólo en
la zona sur oriental del país, seis nacionalidades (shuar, achuar, shiwiar, andoa y
zápara) enfrentan conflictos territoriales por la licitación de nuevos bloques petroleros
y las concesiones mineras a empresas internacionales. El gobierno ha rechazado todos
los pronunciamientos en contra de las actividades extractivas en territorios indígenas,
esgrimiendo el argumento de que los mismos han sido sometidos a procesos de
259
consulta previa, pero que esta no es vinculante para el Estado. Al respecto, la
organización no gubernamental Acción Ecológica señala que:
Este Decreto 1040 también reduce la consulta previa a un mero
procedimiento de trámite en la ejecución de actividades extractivas ante las
cuales las nacionalidades indígenas no tienen ninguna posibilidad de oponerse.
Declara que las opiniones de las nacionalidades serán incluidas en la medida de
que sean técnica y económicamente viables, y que en caso de que las personas
de la nacionalidad afectada no acudan a los eventos de la consulta, se
continuará con el proyecto; aunque también dice que serán inejecutables los
proyectos en los cuales no se haya realizado el proceso de consulta, en ningún
momento se refieren a la decisión de la comunidad. (Acción Ecológica, 2011: 17)
El caso más grave de afectación territorial a un pueblo indígena es el que ocurre
con el inicio de las actividades de explotación en los campos Ishpingo, Tambococha y
Tiputini, que se ubican dentro de la zona intangible Tagaeri-Taromenane y del Parque
Nacional Yasuní. Organizaciones sociales nacionales e internacionales, sectores
académicos, actores políticos e inclusive algunos colaboradores del propio gobierno,
como Lenin Moreno, han expresado su desacuerdo con esta intervención(Larrea,
2015). Sin embargo, el gobierno mantiene las actividades preliminares (construcción
de vías, desbroce del bosque, instalación de líneas eléctricas, entre otros); se
desconoce la afectación real que está ocurriendo en este territorio ya que el gobierno
ha prohibido el ingreso de toda persona que no esté ligada directamente con la
empresa estatal petrolera.
El propio gobierno, a través de su principal organismo de planificación,
reconoce que los logros alcanzados en cuanto a cerrar la brecha existente entre los
“niveles de bienestar alcanzados por la población indígena, montubia y afro
ecuatoriana, y aquellos de la población blanca y mestiza.” (SENPLADES, 2013, pág. 68)
Esto lleva a pensar que los logros respecto a fortalecer una perspectiva intercultural en
la sociedad también son reducidos. Según Agudelo:
Estamos frente a un proceso de institucionalización de la
interculturalidad, de ahí que contempla no solo una serie de documentos
técnicos y normativos, sino que encuentra un lugar en instituciones creadas para
260
tal fin. Lo que habría que cuestionar es si ese movimiento de institucionalización
no es al mismo tiempo una manera de neutralizar la demanda por el proceso
social de base y la transformación estructural que implica pensar la
interculturalidad en un estado plurinacional. Es decir que a pesar de la
insistencia en la característica transversal de la interculturalidad que
encontramos en los documentos, con la institucionalización la interculturalidad
encuentra un lugar “dentro” del estado, en la que paradójicamente podría estar
quedando encerrada en la medida que todo lo referente al tema va a parar a
una oficina, una dirección, un viceministerio… (Agudelo, 2014:82)
La interculturalidad, como condición básica para la creación de un Estado
plurinacional, es un enunciado constitucional que no logra atravesar la
institucionalidad. Como señala Aparicio:
La Constitución ecuatoriana se queda bastante más lejos. Como señala
Clavero, “entre los poderes estrictamente políticos, esto es, los de las funciones
legislativa y ejecutiva, los pueblos indígenas ni comparecen, con lo que la
construcción de la plurinacionalidad ni se aborda” (CLAVERO, 2010). En el
ámbito jurisdiccional, también las diferencias son de calado: el capítulo que lo
regula (capítulo IV, Título IV) es denominado “Función Judicial y justicia
indígena”, de modo que, a diferencia del caso boliviano, se opta por seguir
separando la justicia indígena del resto” (Aparicio – Wilhelmi, 2013: 302)
Tampoco avanza hacia el reconocimiento de las instituciones propias ni al
derecho a la libre determinación de los pueblos: “la Constitución ecuatoriana no
incorpora ninguna referencia al derecho de libre determinación de los pueblos
indígenas, obviando de esta manera las previsiones de la Declaración de Derechos de
los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas de 2007 (art. 3).” (Aparicio – Wilhelmi, 2013:
300)
Siguiendo el razonamiento de Aparicio, en Ecuador el tema de la relación
pueblos indígenas-Estado sigue, de acuerdo a las evidencias, enmarcado en un
enfoque de multiculturalidad y reconocimiento formal de la diversidad, antes que en
camino a la constitución de un Estado plurinacional.
261
2.2 Democracia participativa, participación ciudadana y control social
La democracia participativa, constituye una opción política para la
gobernabilidad a través de espacios y mecanismos por los cuales los diferentes
sectores de la sociedad, se expresen, propongan, decidan y controlen. El gobierno
inició su mandato estimulando y abriendo las puertas a la participación y el diálogo.
Los años 2007 y 2008 fueron años de intensa participación de la ciudadanía en la vida
política, a través de movilizaciones, diálogos directos y consultas populares.99
A propósito de la formulación de la nueva constitución, miles de organizaciones
locales, regionales y nacionales debatieron en sus cantones y provincias, acudieron a la
Asamblea Constituyente a presentar sus propuestas y fueron escuchadas por las
distintas mesas de trabajo100; muchas de sus propuestas fueron incorporadas en el
texto constitucional. Alberto Acosta señala que el objetivo central del gobierno de la
Revolución Ciudadana para estimular esta dinámica fue: “propiciar un modelo
participativo a través del cual todos los ciudadanos y las ciudadanas puedan ejercer el
poder, formar parte de la toma de decisiones públicas y controlar la actuación de sus
representantes políticos.” Acosta (citado en Minnaert y Endara, 2015: 152). Los
resultados constitucionales, expresaron esa opción política:
El título IV de la Constitución establece el protagonismo de las
ciudadanas y los ciudadanos en la toma de decisiones, en la planificación y en la
gestión de los asuntos públicos, y lo reconoce como un derecho. Además,
determina una serie de mecanismos de relacionamiento Estado-sociedad, en
diferentes ámbitos de la acción pública, y reconoce las expresiones de la
soberanía popular y la organización colectiva. (SENPLADES, 2013: 86)
99
“El 2008 se caracterizó por las presiones, medidas de hecho y demandas dirigidas desde diversos sectores sociales hacia la Asamblea Constituyente. A diferencia del 2007 en el que los eventos críticos se centraron en las disputas entre el Ejecutivo y los partidos, en el año analizado la búsqueda de plasmar en el nuevo diseño constitucional los intereses de grupos organizados fue la tónica de los intercambios. De hecho, entre enero y octubre de 2008 se presentaron 343 casos de conflictividad, mientras que en el mismo período del 2007 se registraron solamente 287 eventos de características similares.” (Basabe-Serrano, 2009) 100 “Las mesas constituyentes tuvieron la siguiente conformación temática: derechos fundamentales y garantías constitucionales; organización, participación social y ciudadana y sistemas de representación; estructura e instituciones del Estado; ordenamiento territorial y asignación de competencia; recursos naturales y biodiversidad; trabajo, producción e inclusión social; régimen de desarrollo; justicia y lucha contra la corrupción; soberanía, relaciones internacionales e integración latinoamericana, y legislación y fiscalización.” (Basabe-Serrano, 2009)
262
Uno de los ejes del Buen Vivir constituye la participación ciudadana como un
elemento sustantivo en la construcción de ciudadanía y de una nueva democracia, que
no se restrinja a las votaciones en las elecciones, sino que además implique la
participación de la ciudadanía en la toma de decisiones y el control de la ciudadanía
del poder político y de las políticas públicas. El proyecto de la revolución ciudadana
planteaba la visión de una nueva democracia, basada en la participación ciudadana.
(Larrea, 2015) En el Plan Nacional del Buen Vivir 2013-2017, se radicaliza el discurso; ya
no sólo se habla de una democracia participativa sino de un nuevo Estado.
Un nuevo periodo de gobierno nos exige continuar con el
desmantelamiento del Estado burgués en procura de un Estado democrático y
ciudadano, un Estado popular para el Buen Vivir; nos obliga a profundizar
programáticamente las transformaciones estatales y a hacerlas irreversibles. Se
requiere consolidar una institucionalidad democrática y eficaz, dar vitalidad a la
movilización ciudadana, dinamizar la organización social y mantener vivo el
poder constituyente, base de la soberanía popular. (SENPLADES, 2013: 86)
Para valorar estos enunciados y propósitos, revisaremos las condiciones en que
se ha dado la participación ciudadana en el último ciclo democrático correspondiente
al gobierno de la Revolución Ciudadana. Para ello, se tomarán en cuenta tres aspectos:
i) normatividad; (ii) control social; y (iii) democracia directa.
Respecto al primer aspecto, es claro que Ecuador cuenta con una constitución y
normativa secundaria muy avanzadas respecto a la democracia participativa. Los
principios constitucionales se han plasmado en leyes y reglamentos, que establecen
mecanismos de participación (desde la democracia directa, a través de consultas hasta
la opción de la silla vacía) y control social (veedurías, observatorios y la creación del
Consejo de Participación Ciudadana y Control Social101). Sin embargo, esos cambios
normativos no siempre son aplicados. Al respecto, Massal, citando a Hevia, señala que:
Hevia (2007) reconstruye un panorama de los cambios constitucionales
en la mayoría de países latinoamericanos, y de leyes secundarias en seis países
101 “Además de los instrumentos previstos en la Carta Magna, la promulgación de la Ley Orgánica Electoral- Código de la Democracia (2009) y de la Ley Orgánica de Participación Ciudadana (2010) ha supuesto un gran avance en este sentido.” (SENPLADES, 2013, pág. 96)
263
(Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela). Esto podría dar pie, a
primera vista, a considerar esta región latinoamericana como muy propensa a
creer en la DP o en procesos participativos, y esta es su imagen internacional.
Sin embargo, el análisis de los cambios legales y constitucionales revela una
situación contrastada y matizada (Massal, 2010: 8).
En unos casos, esas limitaciones obedecen a la actual relación de fuerzas de los
actores sociales y políticos; ilustra esta situación el hecho de que, pese a que la
Constitución plantea que los proyectos de ley deben ser socializados, es decir
sometidos a un debate nacional, estos se han convertido en reuniones con
simpatizantes del régimen. Un caso sintomático de ello, fue el proceso de debate
alrededor de las enmiendas constitucionales planteadas por el gobierno. El “diálogo
nacional”, se redujo a algo más de un centenar de talleres con organizaciones sociales
afines al régimen que involucraron a no más de 60.000 personas. En otros casos, las
limitaciones en la aplicación del texto constitucional, también obedecen a las
complejidades de que se ha revestido su implementación, como es el caso del
procedimiento para consultas de iniciativa popular. El procedimiento es tan complejo y
debe pasar por tantas instancias que aprueben cada paso, que desde el 2008 hasta el
momento no se ha logrado concretar ninguno de los procesos de consulta popular
planteados por actores sociales.
Respecto al control social, como elemento central de una democracia
participativa, es necesario comprender que este, en Ecuador, tiene una historia
generada desde la sociedad civil. La Comisión Cívica de Control de la Corrupción
investigó y denunció casos de corrupción que forzaron, en algunos casos,
procedimientos judiciales contra los implicados. La Constitución del 2008, resolvió
fortalecer estos espacios de control y creó un cuarto poder: el de control social. Sin
embargo, en la práctica, la constitución del principal organismo de control social, ha
resultado incapaz de traducir en hechos los enunciados constitucionales.
El traslado de las facultades de nominación y designación de
funcionarios clave, de un órgano que es el resultado de la elección popular como
es el Poder Legislativo hacia un Consejo de Participación Ciudadana y Control
Social (CPCCS) que carece de representación alguna, da cuenta de lo expuesto.
En la misma línea, el hecho de que en todos los niveles de gobierno se
264
conformen instancias de participación en las que intervendrán no sólo las
autoridades electas sino también representantes del régimen dependiente y de
la sociedad (art. 100) es otra muestra de lo afirmado. Finalmente, los llamados
consejos ciudadanos no constituyen otra cosa que instancias paralelas a las
entidades representativas, lo que significa establecer un tutelaje sobre la
voluntad popular (Pachano, 2008). En conclusión, el nuevo diseño constitucional
conduce a erosionar la voluntad ciudadana, sometiéndola a las decisiones de
pequeños grupos. (Basabe- Serrano, 2009:387)
Otros mecanismos de control social, como la exigibilidad de la rendición de
cuentas, han tenido un desarrollo negativo en la última década, especialmente en el
ámbito del gobierno central. Al inicio del gobierno de Correa, se instauraron los
llamados gabinetes itinerantes como mecanismo de diálogo directo con la ciudadanía
junto con la rendición de cuentas de la acción gubernamental. Poco a poco, el objetivo
de la rendición de cuentas como un mecanismo democrático de control de la
ciudadanía a sus mandantes se ha ido convirtiendo en un espacio para confrontar a los
adversarios políticos del gobierno. Básicamente, la rendición de cuentas no tiene un
efecto concreto en la política pública, porque los funcionarios del Estado no están
obligados a justificar su accionar. Es más, el riesgo de ser procesado judicialmente102
por denunciar posibles actos de corrupción, demuestra que la participación de la
ciudadanía en el control social no tiene ninguna relevancia actualmente. Las
negociaciones políticas que antes primaban entre actores diversos y que hacían casi
imposible el control social, han sido reemplazadas por la judicialización de las
denuncias ciudadanas. Los avances en esta dirección son casi nulos, como lo explica
Santiago Basabe:
En cuanto a rendición de cuentas –accountability- horizontal, hay que
anotar que Ecuador tuvo en el pasado un amplio abanico de agencias
encargadas de ejercer el control y supervisión de los Poderes del Estado.
Procuraduría, Fiscalía, Contraloría, Tribunal Electoral, Tribunal Constitucional y
Defensoría del Pueblo fueron algunas de ellas. Dichos organismos fueron piezas
clave para asegurar la formación de alianzas políticas entre el gobierno y la
oposición, de modo que establecieron de facto un sistema de pesos y
contrapesos para regular el ejercicio del poder político (Mejía et al., 2008). Al
102 Un caso emblemático de esta situación es el juicio seguido a los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita por publicar el libro “El gran hermano”, en el cual denuncian el tráfico de influencias por parte del hermano del presidente Correa.
265
haberse trasladado la selección y nombramiento de las autoridades de tales
entidades del Legislativo al CPCCS no sólo se produce un efecto negativo sobre
el balance y mutuo control entre Poderes del Estado sino que se restringen los
incentivos otorgados al Ejecutivo para rendir cuentas. (Basabe- Serrano, 2009:
340)
Finalmente, respecto a la concreción de los enunciados sobre democracia
directa, Ecuador cuenta con el mecanismo constitucional de consulta popular y
plebiscito. Aun el mismo proceso constituyente del 2008, se logró apelando a una
consulta popular; desde el inicio del gobierno de Correa, se han dado tres consultas
populares: para convocar a la Asamblea Constituyente, para aprobar o negar la nueva
constitución y para introducir reformas constitucionales. En los tres procesos, las tesis
del gobierno han resultado ganadoras, aunque en el tercer momento el triunfo se
alcanzó con una diferencia mínima. Por el contrario, ninguna de las iniciativas
ciudadanas de consulta popular ha sido aprobada, en la mayoría de casos por razones
de interpretación reglamentaria.
El discurso de Correa, especialmente en el último año, ha insistido en que es el
espacio deliberativo electoral el campo donde debe expresarse la correlación de
fuerzas,103 sin embargo, los representantes del movimiento de gobierno en el Consejo
Nacional Electoral, la Corte Constitucional y la Asamblea Nacional (en donde son
mayoría), han bloqueado cualquier posibilidad de hacer uso de los mecanismos
constitucionales de democracia directa. Simultáneamente, el gobierno justifica la falta
de diálogo con las organizaciones sociales, con el argumento que estas no han ganado
las elecciones y por lo tanto no tiene legitimidad, ni legalidad para imponer su agenda.
“Ganen las elecciones” es el reto que les impone.
Finalmente, los iniciales espacios de diálogo con las organizaciones sociales se
han deteriorado luego de la Asamblea Constituyente. El presidente ha roto el diálogo
con la Unión Nacional de Educadores, con la Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador, con las organizaciones integrantes del Frente Unitario de
Trabajadores. Al ubicarlos en el espacio de la “oposición tira-piedras”, impide cualquier
103
Frases como: “Si quieren eso, vamos a elecciones y veamos quién gana en las urnas”, están presentes en el discurso de Correa, de manera casi permanente.
266
puente para dialogar o escuchar al menos sus planteamientos. Paralelamente, desde el
año 2012, cuando se dio la Marcha por la Vida (junio 2012), la movilización social se ha
incrementado, aunque el rigor de la fuerza pública también lo ha hecho. De la protesta
social, apoyada incuso por el gobierno, se pasó a considerar la protesta social como
ilegítima e ilegal y a procesar penalmente a los dirigentes de paros y protestas. Entre el
2010 y el 2013, 126 dirigentes sociales fueron encausados penalmente, 30 de ellos
acusados de terrorismo. (Universidad Andina Simón Bolívar, 2013)
El espíritu constitucional que buscaba “que la política sea entendida como el
medio de crear ciudadanía activa con la participación de la gente; que las decisiones
sobre asuntos públicos, sea concertada con la sociedad civil y que se generen espacios
legítimos de expresión, participación, decisión de la ciudadanía” (SENPLADES, 2009.
17), está siendo cuestionado por la práctica de los poderes del Estado, en los cuales el
movimiento de gobierno tiene total control desde el año 2009. El afán de crear un real
poder ciudadano, expresado en la Ley de Participación104, no ha superado el discurso.
La aprobación de un diseño constitucional caracterizado por el
desplazamiento de las instituciones de representación democrática y el
afianzamiento de incentivos negativos hacia la cooperación entre los Poderes
del Estado, reflejan las principales lógicas del nuevo escenario político
ecuatoriano. Paradójicamente, los actores provenientes del viejo sistema de
partidos, la asignación clientelar de recursos o espacios de poder y el ancestral
caudillismo político a los que critica permanentemente el gobierno del
Presidente Correa, constituyen los rasgos básicos del período de sedimentación
de la denominada "revolución ciudadana". (Basabe- Serrano, 2009: 381)
Y como señala Santiago Basabe,
… durante los últimos treinta años la democracia ecuatoriana ha pasado
de un extremo de bloqueo institucional a otro de incondicional hegemonía
personal, sin haber desarrollado un pluralismo constructivo y equilibrado. Si en
las décadas de los ochenta y noventa la adopción de reformas tenía que ser
104
Ley de Participación Ciudadana, Título III DEL PODER CIUDADANO, Art. 29.- La participación y la construcción del poder ciudadano.- El poder ciudadano es el resultado del proceso de la participación individual y colectiva de las ciudadanas y ciudadanos de una comunidad, quienes, de manera protagónica participan en la toma de decisiones, planificación y gestión de
asuntos públicos; así como, en el control social de todos los niveles de gobierno, las funciones e instituciones del Estado, y de las
personas naturales o jurídicas del sector privado que manejan fondos públicos, prestan servicios o desarrollan actividades de interés
público, tanto en el territorio nacional como en el exterior.
267
negociada con múltiples actores, a futuro un solo actor hegemónico tomaría las
decisiones, sin controles ni reparos, sin oposición ni alternativas. Por otro lado,
si antes la oposición no gozaba de incentivos formales para colaborar con el
gobierno, ahora simplemente no figura en la agenda. Al final, la ausencia de
respeto al derecho de las minorías, la inexistencia efectiva de pesos y controles y
la residual emergencia de sectores de oposición lo suficientemente maduros y
responsables condenarán a la democracia ecuatoriana a reproducir su histórico
ciclo de inestabilidad política y desgobierno. (Basabe- Serrano, 2009: 408)
2.3 Derechos de la naturaleza
“Como un avance importante para las culturas occidentales,
plantean la armonía con la naturaleza; para los indios
amazónicos no se trata de la armonía con la naturaleza, sino
de la armonía en la naturaleza”
Taita Miguel, dirigente de la Confederación de Indígenas de la Cuenca Amazónica, COICA, en el Parlamento Europeo, mayo 2002
En el sistema de las Eco-armonías evaluaremos el tratamiento gubernamental a
los derechos de la naturaleza y a los procesos de descentralización.
Bajo el postulado de que sin derechos de la naturaleza no hay derechos
humanos, la Constitución elaborada en Montecristi consagró por primera vez en la
historia del país los derechos de la naturaleza, constituyendo un avance significativo en
materia ambiental. Concordante con esto, los primeros años de gobierno de Alianza
PAIS, se caracterizaron por declaraciones y acciones de protección de la naturaleza.
Por ejemplo, en el 2007, el gobierno resolvió que todas las concesiones mineras se
revirtieran al Estado, para que estas sean otorgadas de manera transparente y que las
personas y empresas interesadas cuenten con planes de manejo ambiental. Se
establecieron también procedimientos para el control ambiental en las minas
artesanales. Igualmente, la propuesta de dejar el petróleo bajo tierra y no ampliar la
explotación petrolera en parques nacionales y áreas de reserva, fortaleció esta idea de
un gobierno enmarcado en la nueva disposición constitucional. La iniciativa Yasuní se
268
convirtió en un símbolo de esta postura y planteó un desafío a la comunidad
internacional en los años 2008 y 2009.
El Plan Nacional del Buen Vivir 2009-2013, expone como un tema prioritario el:
“promover el manejo sustentable de los recursos naturales,
particularmente, en las áreas protegidas y parques nacionales; así como ejecutar
planes de gestión responsable de actividades extractivas y el fomento de
emprendimientos productivos basados en las potencialidades de la zona,
inclusive los de la minería que generen empleo que disminuya la
migración.”(SENPLADES, 2009)
Luego de siete años de vigencia de la Constitución, los derechos de la
naturaleza han quedado como enunciados, sin implicaciones prácticas. La legislación
secundaria, nos sólo no traduce los preceptos constitucionales en normas prácticas,
sino que en algunos casos los contradice. Las contradicciones más fuertes se
evidencian en la Ley Minera y en el tema de la explotación petrolera en el Parque
Nacional Yasuní.
Algunas de las disposiciones de la Ley de Minería no son fieles a la letra y
espíritu de la Constitución vigente. No se establecen reglas claras en relación con la
prelación entre el uso del agua para fines de explotación minera, la conservación del
medio ambiente, la conservación de las fuentes de agua, la salud de las poblaciones y
el consumo humano. Como lo resume Alberto Acosta en el marco de la demanda de
inconstitucionalidad de la ley minera:
El artículo 71 de la Constitución reconoce derechos a la naturaleza o
Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida. Allí se dice textualmente que
la Naturaleza tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el
mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y
procesos evolutivos. La Ley de Minería abre la puerta a la actividad minera a
gran escala y a cielo abierto, modalidad extractivista incompatible con la
conservación y uso sostenible del medio ambiente, sobre todo en zonas de
elevada diversidad ecológica y alta sensibilidad social. (Consideraciones de
Alberto Acosta respecto a la Ley de Minería, 2009: 6)
269
Lo conflictos principales en la actualidad se producen en las provincias de
Zamora, Chinchipe, Azuay, Pichincha105(Observatorio de conflictos mineros de América
Latina, 2015); como indica Castro, estos ocurren porque las poblaciones que habitan
en territorios de explotación minera, sienten ya los impactos ambientales y sociales de
esta actividad:
Ante la imposición autoritaria de la Ley de Minería empezó a incubarse
la explosión social con ocasión del trámite de la Ley del Agua, lo que desató el
último levantamiento de la CONAIE que obligó al Gobierno de Rafael Correa a
incluirlos en el debate de la nueva legislación del agua, lo que seguramente
recreará la disputa sobre el tema de la minería metalúrgica a gran escala y a
cielo abierto, y consecuentemente sobre el modelo de economía del socialismo
del siglo XXI (Castro, 2010: 99)
Los numerosos conflictos que ocurren hoy en Ecuador entre comunidades y
empresas mineras, demuestran que no se ha dado un salto cuantitativo que supere la
lógica de extracción-explotación-exportación del recurso natural y que incorpore la
tesis de la defensa y cuidado ambiental –es decir los derechos de la naturaleza- como
elemento constitutivo del buen vivir. El caso, por ejemplo, del proyecto Mirador
provocará una grave afectación ambiental pues:
… se encuentra en una zona particularmente sensible tanto a nivel físico
como social, por su alta pluviosidad y sismicidad, por su nivel de endemismo y su
mega-biodiversidad, y por ser territorio de la nacionalidad indígena Shuar. La
Cordillera del Cóndor es conocida por su variedad de hábitats y micro-hábitats
que, al estar aislada de la Cordillera Oriental por el valle del río Zamora, tiene
páramos, bosques, matorrales y pantanos muy distintos a los del resto de los
Andes.” (Sacher& et.al., 2015:12)
Diversas organizaciones sociales han rechazado la Ley Minera. El testimonio de
las organizaciones de mujeres reunidas en el año 2014, ilustra el sentir de este sector:
Hoy nos juntamos mujeres afectadas por petróleo y minería. Mujeres
que luchan incansablemente contra la amenaza de la expansión minera con el
105Cordillera del Cóndor; Tundayme; Río Blanco, Molleturo; Mirador; Intag; Quimsacocha, son los
conflictos que actualmente se encuentran en una etapa de confrontación abierta.
270
Proyecto Mirador en Zamora Chinchipe, el proyecto Panantza San Carlos en
Morona Santiago; estamos mujeres de comunidades amenazadas de ser
expulsadas de su territorio en Intag por el proyecto Llurimagua; mujeres que nos
enfrentamos a la violencia de la militarización tanto sobre nuestros territorios
como sobre nuestro hijos, primos hermanos, padres; mujeres que somos
criminalizadas por resistir a la minería en Quimsacocha, porque defendemos el
agua y la vida; mujeres amazónicas que caminaron desde la selva a la capital
ecuatoriana para demandar al gobierno la no explotación petrolera en los
territorios Shiwiar, Kichwa, Sápara y por la No explotación del Yasuní; nos
juntamos hoy mujeres de pueblos que dan la cara ante la evidente vulneración
de los derechos de los pueblos indígenas, campesinos y de la Pachamama.
(Encuentro de mujeres, 2014: 3)
La CONAIE, en su exposición de motivos en la demanda de inconstitucionalidad
advierte que: “La ley minera vigente contiene preceptos que permiten el
desplazamiento, la división y el gravamen del territorio de las nacionalidades indígenas
del Ecuador, mediante el establecimiento obligatorio y discrecional de servidumbres
para la actividad minera (Demanda de inconstitucionalidad de la ley minera por parte
de CONAIE, 2009: 22)
En el texto de su demanda, CONAIE también denuncia que dicha ley “consagra
además la libertad de prospección por la cual se permite a cualquier persona irrumpir
en territorio de las nacionalidades indígenas para realizar actividades de prospección.”
(Demanda de inconstitucionalidad de la ley minera por parte de CONAIE, 2009: 22)
En cuanto al tema petrolero, ocurre algo similar a lo indicado respecto a la
minería. Las reformas a la Ley de Hidrocarburos contradicen los preceptos
constitucionales y constituyen una amenaza a los derechos de la naturaleza y a los
derechos colectivos de los pueblos indígenas que ocupan ancestralmente los
territorios sujetos a la explotación. Al respecto, Acción Ecológica denunció que:
En junio del 2010 se convocó a licitación para entregar 5 nuevos campos
marginales incluyendo el polémico campo Armadillo donde se tiene evidencia de
la presencia de grupos indígenas en aislamiento voluntario. Se ha anunciado
también para octubre del 2011 la licitación de los bloques del sur este de la
Amazonía para lo cual tuvieron que acomodar el marco jurídico porque antes la
271
ley no lo permitía Estos bloques se encuentran en territorios indígenas y no
fueron explotados anteriormente precisamente por la oposición de estos.
(Acción Ecológica, 2011: 8)
Lo cierto es que la frontera de exploración y explotación petrolera se ha
ampliado en los últimos cinco años; esta tendencia se agudizará en los próximos años
dada la caída de los precios del petróleo que presiona al gobierno a compensar el
déficit incorporando nuevos campos a explotación. Esta salida no debería ocurrir de
haberse alcanzado el pretendido cambio en la matriz energética y en la matriz
productiva que propugnan los planes nacionales del buen vivir.
(…) actualmente hay mucho más territorio destinado a la actividad
petrolera en el país. Se observa también que la mayoría de bloques están en
manos de las empresas públicas lo cual puede ser importante desde el punto de
vista de la soberanía pero en los aspectos social, ambiental y cultural es
completamente perjudicial para la población porque las actividades petroleras
han demostrado que causan graves impactos negativos e irreversibles. Además
es contradictorio con propuestas del mismo Gobierno como la del Yasuní ITT y
es contradictorio con la necesidad que tiene el país de iniciar una transición
hacia un Ecuador post petrolero. (Acción Ecológica, 2011: 14)
2.4 Descentralización y control de territorios
El proceso de descentralización se inició en Ecuador hace décadas (desde 1995)
con la reforma incorporada en la Constitución de 1998 que establece destinar el 15%
del presupuesto general del Estado a los gobiernos seccionales. A partir de la
constitución del 2008, este proceso debía adoptar una dinámica integral y radical
como lo enuncia SENPLADES:
En ese contexto, la nueva organización territorial fue uno de los pilares
de la propuesta de recuperación y transformación del Estado; la tesis de caminar
hacia un Estado regional autónomo, que supere la histórica y aberrante
inequidad territorial, se fue consolidando. Para ello, se requirió de un Estado
que, a más de recuperar sus facultades de rectoría, planificación y regulación, se
gobernase de manera profundamente descentralizada, entendiendo a ésta
272
como una forma de redistribución del poder y de ejercicio corresponsable en la
obligación de satisfacer las demandas de la ciudadanía. La descentralización, por
lo tanto, no es un proceso tecnocrático sino democrático. (Consejo Nacional de
Competencias, 2012: 8)
Para alcanzar este propósito, la Constitución del 2008 creó el
Consejo Nacional de Competencias, integrado por delegados de todos los
niveles de gobierno, mismo que debía lograr con una perspectiva
estratégica la transformación del sistema de gobierno. Esta nueva
institucionalidad expresa un cambio en el modelo de descentralización,
que implica tres grandes reorientaciones: “de un modelo “negociado” (“a
la carta”) a un modelo reglado, de un modelo voluntario a uno
obligatorio-vinculante, y por el establecimiento de un ente encargado del
proceso (mientras en el esquema anterior era abierto, cada Ministerio
podía establecer mecanismos de negociación).” (Consejo Nacional de
Competencias, 2012: 8)
El Plan de Descentralización 2012-2015 propone 3 objetivos estratégicos:
4.1.1 Objetivo 1.- Garantizar que el proceso de descentralización promueva
la equidad social, territorial y fiscal en el país.
4.1.2 Objetivo 2.- Impulsar la integralidad y excelencia de la gestión pública
a través del proceso de descentralización.
4.1.3 Objetivo 3.- Garantizar que el proceso de descentralización
sea transparente, participativo y responda a las realidades y necesidades
territoriales. (Consejo Nacional de Competencias, 2012: 12)
Estos objetivos, a decir de sus autores, harán realidad el espíritu de la
Constitución del 2008:
Se trata de un cambio de época. “El Estado a tu lado” es nuestra
consigna. Los territorios son ya parte del territorio nacional. Las autonomías
significan integración y no autoaislamiento ni fragmentación. (Consejo Nacional
de Competencias, 2012: 8)
Los ejes transversales de este nuevo enfoque de la descentralización son el
reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado para garantizar los derechos
culturales, la participación como piedra angular de la democracia, la garantía plena de
273
los derechos individuales y colectivos, y una nueva organización territorial que
responda a la realidad socio-histórica y ambiental de las regiones.
La concreción del régimen se plasmó en la emisión del Código Orgánico de
Organización Territorial, Autonomía y Descentralización – COOTAD- en el 2010. Desde
entonces se ha fortalecido, al menos normativamente, la planificación local, como lo
reconocen los actores directamente involucrados:
La recuperación de la planificación local se impulsa en el marco de la
recuperación de la planificación en el Estado. La ley respectiva ordenó que en el
año 2011 todos los gobiernos locales desarrollen dos planes: el de Desarrollo, y
el Plan de Ordenamiento Territorial. Dicha actualización o creación implicó
fortalecer en todos los GADs la función de planificación, sea mediante la
contratación de consultorías o con la formación de equipos internos. (Consorcio
de Gobiernos Provinciales del Ecuador CONPOPE, 2013:5)
Sin embargo de esta legislación, el mismo Consejo Nacional de Competencias
reconoce que:
Pese a lo anterior, a la existencia del COOTAD y los grandes avances en
materia constitucional y legal, el proceso presenta un vacío legal en otras áreas
igualmente importantes para asegurar un Estado descentralizado. A manera de
ejemplo, la ausencia de leyes como la de agua, patrimonio, ambiente, cultura,
caminos y vialidad, ocasionarán algunas dificultades en el proceso de
transferencia de competencias relacionadas con estos sectores. (Consejo
Nacional de Competencias, 2012: 20)
La evaluación hecha a propósito de diseñar el Plan Nacional de
Descentralización 2012-2015, establece logros y limitaciones existentes en los años
anteriores –del 2008 al 2012. Entre los logros señala el incremento y regularidad de las
asignaciones a los gobiernos descentralizados:
El actual modelo de equidad territorial en la provisión de bienes y
servicios públicos entrega el 21% de ingresos permanentes y el 10% de ingresos
no permanentes del Presupuesto General del Estado para los GAD, y elimina las
leyes de pre-asignaciones que hacían de la descentralización fiscal un proceso
engorroso altamente complejo. (Consejo Nacional de Competencias, 2012: 28)
274
Entre las limitaciones señala que no se ha logrado constituir regiones, que
debían lograr superar la tradición localista; por el contrario, las provincias siguen
siendo las unidades intermedias de gobierno y planificación territorial, se mantiene
una lógica de planificación central por parte de los niveles intermedios de gobierno
que no recogen ni articulan los procesos de planificación local.
Una segunda limitación expresada en este balance la:
… falta de una cultura de transparencia en la gestión de los GAD. Pese a
que la ley lo exige, el 73.76% de los cantones, el 88.79 de la parroquias y el
37.5% de las provincias no entregaron un informe de rendición de cuentas en el
2010. Es fundamental entonces, avanzar hacia una cultura de mayor
participación ciudadana, transparencia y control social, como elementos
fundamentales para garantizar mayor justicia económica y democrática en el
territorio. (Consejo Nacional de Competencias, 2012: 40)
Pese a los señalamientos de la Constitución y al nuevo marco legal, el proceso
de descentralización sufre un estancamiento y paulatinamente se retorna a un proceso
de re-centralización de la planificación, toma de decisiones y gestión, las mismas que
se realizan desde el gobierno central. El proceso de transferencias automáticas a los
Gobiernos Autónomos Descentralizados, independientemente de su posición política,
cambia a partir del 2009. Los GADs sufren la presión del gobierno central para
alinearse políticamente, incluso se han dado acciones de intervención en sus
competencias; el caso de la Prefectura del Azuay ilustra lo dicho. Este gobierno
provincial manejaba el peaje de las carreteras; la recaudación se destinaba al
mantenimiento vial y se apoyaba a las Juntas Parroquiales Rurales. El gobierno central
revirtió la concesión a la Prefectura y las carreteras del territorio pasaron a ser
administradas por el Ministerio de Obras Públicas. Esto significa una contracción en los
presupuestos de los gobiernos descentralizados que, en promedio, conforman una
tercera parte de los mismos. (CONGOPE, 2013)
275
A decir de CONGOPE, el proceso de descentralización se encuentra detenido
por un enfoque administrativo, antes que político, pues se priorizan las funciones y se
limita el poder local:
… Y en cierto sentido, la descentralización se ha “funcionalizado” a
la situación de concentración de poder, con mayor o menor beneplácito
de los implicados. (Consorcio de Gobiernos Provinciales del Ecuador
CONGOPE, 2013: 5)
Esta limitación, a decir de CONGOPE y otros actores locales tiene –entre otras-
una causa política:
En la práctica, la conformación política del CNC [Consejo Nacional de
Competencias], en el marco de la concentración del poder que hemos
comentado, ha sido cooptada por un sólo movimiento político [por PAIS, el
movimiento del gobierno central], lo que implica mantener una única agenda
política. En esa agenda, la orientación de una descentralización puramente
administrativa se produce con mucha facilidad. (Consorcio de Gobiernos
Provinciales del Ecuador CONGOPE, 2013: 18)
La evaluación hecha por CONGOPE concluye:
Desde lo nacional, parecería que existe una visión de la rectoría desde la
“articulación del poder público” en el proceso de fortalecimiento del Estado. Y
en determinados momentos, también una visión de las administraciones locales
como entes con menores competencias y capacidades para la gestión, por lo que
se requiere de una fuerte supervisión, y en muchos casos, de la gestión directa
del territorio por parte del Ministerio (con una comprensión extraña del
principio de subsidiaridad). En ese marco, “programas nacionales” “aterrizan” en
el territorio local sin conocimiento de las autoridades locales.” (Consorcio de
Gobiernos Provinciales del Ecuador CONGOPE, 2013: 27)
2.5 La economía social y solidaria
Uno de los ejes centrales de la propuesta electoral de Alianza País en el 2006,
misma que se mantuvo en los debates alrededor del proceso constituyente del 2007 y
que se plasmó en la nueva Constitución, fue lograr un cambio radical en el modelo de
desarrollo nacional, altamente inequitativo, concentrador de la riqueza y destructor de
la naturaleza. Se planteó, entonces, una estrategia para –como lo establece el PNBV-
276
modificar los esquemas de acumulación, redistribución y distribución con un enfoque
territorial que permita reducir las inequidades, tal como lo establece la Constitución
del 2008.106
Esta estrategia involucró, entre otros, el fortalecimiento de la economía popular y
solidaria –cuyo aporte a la economía nacional ha sido invisibilizado- mediante el apoyo
estatal. Este apoyo, se propuso, debía incluir los aspectos técnico, financiero y
regulaciones jurídicas para controlar los monopolios y oligopolios en la producción y
comercialización y abrir oportunidades al sector. En esa dirección se creó en el año
2008 el Instituto Nacional de Economía Popular y Solidaria –IEPS-, adscrito al
Ministerio de Inclusión Social, de esta manera se institucionalizó la experiencia
desarrollada en la década anterior por el Programa de Reducción de la Pobreza y
Desarrollo Rural Local –PROLOCAL-, que operó en los 41 cantones más pobres del país
entre el 2001 y el 2007(Endara, 2015). La gestión del IEPS también se orientó a la
consolidación de alianzas con las grandes cadenas de comercialización masiva y la
compra directa o privilegiada a los pequeños productores locales para los programas
alimenticios del Estado; los resultados de esta propuesta son muy bajos: menos del 1%
de los productos locales se comercializan a través de las grandes cadenas. El IEPS tiene
actualmente cobertura nacional; sin embargo, el presupuesto asignado para inversión
en la proforma 2015 del presupuesto general del Estado es de algo más de 16 millones
de dólares(Ministerio de Finanzas, 2014). Esta cifra, en términos relativos, es menor al
presupuesto que manejó PROLOCAL en su fase de inversión: 24 millones durante el
año 2005 (PROLOCAL, 2007: 29), siendo su cobertura mucho menor.
Otro programa creado para concretar el fortalecimiento del sector de la
economía social fue el de crédito “5-5-5”, gestionado durante los años 2007 y 2008 por
el Banco Nacional de Fomento. El programa consistió en la adjudicación de créditos de
cinco mil dólares, al 5% de interés y hasta cinco años a los actores de la economía
social y solidaria: microempresas, emprendedores individuales y pequeños
106
“En contraste, en la economía social y solidaria que proclama la Constitución del 2008, el mercado pierde esa centralidad en el sistema económico para convertirse en un mecanismo más, junto con otras formas de intercambio justo y de organización económica de tipo comunitario, público, autónomo o mixto, según el Artículo 319.”, (Trujillo & Grijalva, 2010)
277
productores campesinos. Como un mecanismo para mejorar el acceso al crédito de
este sector, se creó la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, como
organismo de control y fortalecimiento de las entidades financieras cooperativas,
antes reguladas por el Ministerio de Inclusión Económica y Social. El programa “5-5-5”
perdió vigencia por la alta morosidad presentada (algo más del 33%) y la canalización
del mismo hacia actividades de comercio antes que de producción(Vela & et.al., 2012).
El gobierno de Rafael Correa propuso en sus inicios mantener transitoriamente
el programa Bono de Desarrollo Humano, ejecutado por el Ministerio de Inclusión
Económica y Social-, que consiste en un subsidio directo a las personas que se
encuentran en condición de extrema pobreza. La propuesta era mantener este
subsidio hasta lograr que los beneficiarios se incorporasen a la producción o a un
trabajo estable, salvo en el caso de personas de la tercera edad que no tengan seguro
social y personas con discapacidades. En esta línea se impulsó el programa “Hilando el
desarrollo” que permitió la incorporación de 5.000 mujeres jefas de hogar a la
formación de microempresas familiares y asociativas textiles (Ministerio de Inclusión
Económica y Social, 2007). El bono de desarrollo humano se expandió de 700.000
beneficiarios a 1.600.000 beneficiarios y se incrementó el subsidio de 30 a 50 dólares
mensuales (Registro Oficial, 2013); la propuesta de incorporar paulatinamente a los
beneficiarios del bono a la economía social y solidaria quedó archivada por el costo
político de suprimir el subsidio directo.
Históricamente, los organismos no gubernamentales cumplieron un papel
importante en apoyo a este sector de la economía; estas entidades han desarrollado
programas de asistencia técnica, apoyo financiero, fortalecimiento organizativo,
comercialización asociativa, control de calidad, generación de valor agregado, etc. La
relación del gobierno con las ONGs, ha sido desde sus inicios de claro distanciamiento
y cuestionamiento a su labor; con el argumento de que el Estado ha asumido su
responsabilidad y es quien debe ejecutar toda la política pública (Ministerio de
Inclusión Económica y Social, 2007), se ha restringido la participación de las ONGs y se
278
han creado mecanismos de control que más que regular su gestión, la debilitan.107 Los
avances en términos de asociatividad a este nivel representan un retroceso.
Es fundamental tener presente que la consolidación, el crecimiento, el
desarrollo y la complejización de la economía popular y solidaria implica no sólo
trabajar sobre las cooperativas, asociaciones y comunidades ya existentes, sino
propiciar la asociación, la cooperación y formas no destructivas de competencia
entre los actores de la economía popular, en un sentido amplio, superando
realmente la brecha entre políticas “sociales” y “económicas”.(Coraggio, 2010)
El balance es más crítico en el agro, donde la política pública de estos años de
gobierno no ha implicado cambios estructurales. Los cientos de miles de Unidades de
Producción Agropecuaria108, carecen de apoyo del Estado. Los campesinos propietarios
siguen recurriendo a los mecanismos no formales de crédito (usura) para mantener su
actividad económica, ante la inexistencia de apoyo al sistema financiero rural
cooperativo.
En el ámbito agrario, una propuesta de estricta modernización, donde el
énfasis está colocado en el aspecto de la productividad y eficiencia de las
unidades productivas, entra en tensión con una propuesta de reforma profunda,
donde el énfasis está colocado en la redistribución de los recursos naturales y la
equidad en el acceso a las cadenas de comercialización y financiera. (Flor, 2010:
120)
También en el ámbito económico, el Plan Nacional del Buen Vivir propuso como
otra estrategia el cambio de la matriz productiva, que debía sustituir la práctica
extractivista, depredadora de los recursos naturales por una lógica generadora de
valor agregado, competitiva e innovadora, en la cual el desarrollo tecnológico y el
acceso a crédito productivo juegan un papel fundamental. Esta estrategia debía correr
a la par que la del impulso a la economía social y solidaria, como un elemento
importante para el cambio del modelo económico. Cinco políticas debían impulsar este
107
El Decreto Ejecutivo N. 19, del 14 de junio del 2013, regula las actividades de las ONGs y crea el sistema de registro. Los
requisitos estipulados en el mismo, han significado la desaparición de un gran número de entidades de este tipo o la restricción de
sus ámbitos de gestión. A más de ello, el Decreto Ejecutivo del 5 de junio del 2011, crea el Sistema Ecuatoriano de Cooperación
Internacional, que regula las acciones de las ONGs extranjeras. Los dos decretos amplían el control del Estado, restringen
actividades y se traducen en la reducción de entidades del sector. 108 Existen 248.398 UPAs de menos de una hectárea y algo más de 500.000 UPAs de entre 2 y 50 hectáreas; según el Censo del 7 de
noviembre del 2012.
279
cambio(Larrea, 2015); a continuación se exponen los contenidos de ellas y sus
limitaciones.
a) Soberanía económica: la política económica pasó a ser definida por el gobierno
nacional, en materia de producción, empleo, política de comercio exterior,
minas y petróleos, política crediticia y fiscal, por lo que se eliminaron las cartas
de intención y las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional y de los
organismos multilaterales de crédito. A partir del 2013, las relaciones con los
organismos multilaterales de crédito (Banco Interamericano de Desarrollo,
Corporación Andina de Fomento y Fondo Monetario Internacional), se
reabrieron y se obtuvieron 1.200 millones en créditos (700 del BID y 500 de la
CAF). El FMI realizó su informe 2014 sobre la situación económica de Ecuador,
planteando algunas recomendaciones, las mismas que en su mayoría fueron
aplicadas por el gobierno, tales como la reducción de la importación de
combustibles y gas, cambio de las cocinas de gas por la inducción, entre otras.
b) Capitalización de la banca pública: En los primeros años de gobierno se
capitalizó el Banco Nacional de Fomento con una inversión de 500 millones de
dólares109 y se reabrió la Corporación Financiera Nacional con una
capitalización de 1.000 millones de dólares, en el año 2007. (El Universo, 2007)
El objetivo era abrir líneas de crédito preferente para micro, pequeñas,
medianas empresas. Sin embargo, de los casi 250.000 millones de dólares
(Ministerio de Finanzas, 2014) manejados en los últimos casi nueve años (enero
2007 a diciembre 2015) por el gobierno nacional, solo 1.500 millones de
dólares se han invertido en crédito productivo.(El Universo, 2007) Desde el
109
“Aunque la mayor parte de la cartera es comercial, en los últimos tres años, el banco ha incursionado con fuerza en microfinanzas, siendo el Plan 5-5-5 uno de los productos bandera del Gobierno, pero con altos costos para el banco. en efecto, la cartera de microcrédito del BNF pasó de $ 1,67 millones en 2006 a $ 102,5 millones en 2009, logrando una participación de 14% en la cartera bruta. el extraordinario crecimiento de este segmento vino acompañado del aumento de la morosidad, que se ubicó en 33,5% en diciembre de 2009 (Cuadro 4). Como se vio, la CFN también cerró con un alto índice de morosidad de esa cartera.”(Vela & et.al., 2012) “Otro ejemplo: la alta morosidad de la cartera de microcrédito de alguna manera muestra las pérdidas del Plan 5-5-5, impulsado desde 2007, pues antes de esa fecha el BnF prácticamente no ofrecía microcréditos. esas pérdidas se habrían visto reflejadas en los resultados de 2008 y 2009, y en la decisión de las autoridades de que el banco solo apoye financieramente los programas de comercialización, que ahora están en manos del Ministerio de Agricultura.” (Vela & et.al., 2012)
280
2009 no se ha vuelto a hacer una nueva capitalización de la banca pública; esto
evidencia que el proyecto de la revolución productiva no se ejecutó.(Vela &
et.al., 2012)
c) Obra pública: Desde el 2007, se impulsó un agresivo plan de modernización vial
y, simultáneamente, la construcción de centrales hidroeléctricas para alcanzar
el objetivo de la soberanía energética, que en materia económica implicaría
bajar los costos de producción de electricidad y ahorrar recursos destinados a
la importación de electricidad en épocas de estiaje. El planteamiento inicial fue
condicionar la ejecución de esas obras a que las grandes empresas
constructoras nacionales y extranjeras incluyeran la subcontratación de
pequeñas y medianas empresas nacionales; esta condición nunca se cumplió,
con lo cual la concentración de riqueza en el gran capital se ha
mantenido.(Ospina, 2015) Resalta, por el contrario, que:
(…) el peso de las grandes empresas en el conjunto de la economía no ha
cesado de crecer durante la revolución ciudadana. Si en 2004 las ventas
combinadas de las 400 empresas privadas más grandes bordeaban el 50% del
PIB, ascendieron al 58% en 2014. (Ospina, 2015: 5)
d) Banca latinoamericana y moneda regional: el planteamiento de crear un banco
y una institución financiera latinoamericana, que permita ganar soberanía a la
región al depositar los excedentes en una banca regional y usarlos para el
desarrollo no ha terminado de concretarse.
e) Freno al endeudamiento externo: luego de una auditoría de la deuda externa y
establecer qué tramos de ella eran ilegales, se realizó la renegociación de la
deuda externa que permitió un ahorro de 3.000 millones de dólares(Larrea,
2015) Culminado el proceso de renegociación, la deuda quedó en 7.000
millones; sin embargo, esta política no se mantuvo y el gobierno ha vuelto a
contraer importantes paquetes de deuda para llegar al año 2015 con una
deuda pública total de 32.415 millones y una deuda externa de 20.312.700
millones(Ministerio de Finanzas, 2015)
281
Simultáneamente se planteó el cambio de la matriz energética para sustituir el
consumo de combustibles fósiles en la generación de energía, principalmente. Esta
política debía establecer altos parámetros de control ambiental a la exploración y
explotación petrolera y mantener bajo tierra importantes reservas de hidrocarburos
ubicadas en territorios altamente sensibles. El Presidente Rafael Correa, en la
Conferencia de Naciones Unidas en diciembre del año 2007, informó la decisión del
Estado de no explotar los campos ubicados dentro del Parque Nacional Yasuní, por ser
territorio de dos grupos en aislamiento voluntario y zona de alta biodiversidad. El
proyecto incluyó una estrategia de canje de servicios ambientales (petróleo por
oxígeno) a la comunidad internacional. Al no alcanzar la meta económica establecida
en este proyecto, el gobierno dio paso a la explotación de los campos ITT. Dos grandes
derrames de crudo, en las provincias de Sucumbíos y Orellana, demostraron que los
estándares de control ambiental siguen siendo deficitarios.110
En esta misma dirección se planteó la repotenciación de la refinería de
Esmeraldas y la construcción de nuevas refinerías con capacidad cada una de refinar
30.000 barriles día, para no depender de la importación de combustibles y lograr el
objetivo de la soberanía energética en materia petrolera, para el abastecimiento del
consumo nacional. Esta política tuvo cambios drásticos: en lugar del proyecto de
pequeñas refinerías, se planteó una mega planta con capacidad de refinar 300.000
barriles diarios (Refinería del Pacífico, en El Aromo, provincia de Manabí). Hasta la
actualidad (diciembre del 2015) no se contrata su construcción aunque se han
invertido aproximadamente 1.200 millones de dólares en las obras iniciales.
La estrategia de cambio de la matriz energética también proyectó la producción
hidroeléctrica; a más de las grandes centrales, se planteó construir plantas de pequeña
escala, eco-eficientes, y así evitar el consumo de gas licuado de petróleo. Hasta el
momento se han construido dos centrales (Manduriacu y San Francisco) y está en
construcción la central más grande (Coca Codo Sinclair). Sin embargo, se estima que
110
El 1 de julio del 2014 se produjo una ruptura en el oleoducto secundario del Campo Libertador de Lago Agrio. El crudo se derramó hacia el río Aguarico, se estima que el derrame fue de más de 2.000 barriles. Las ciudades de la zona suspendieron el abastecimiento de agua potable por más de una semana. (Diario El Universo, 3-VI-2014)
282
cuando todos los proyectos hidroeléctricos estén en marcha a mediados del 2017, la
capacidad de generación será mayor a la demanda.111
Una valoración global sobre el cambio de la matriz productiva y el
fortalecimiento de la economía social y solidaria, demuestra que no se ha logrado
avances significativos en esa dirección. Ecuador sigue siendo exportador de productos
primarios, no se ha alcanzado agregar valor a los productos agrícolas; la industria no ha
crecido significativamente y existe una alta dependencia del petróleo:
Conforme el boom de las materias primas se apaga, los problemas de
competitividad se agudizan. Aumentan entonces las presiones por parte de los
exportadores al gobierno para el relajamiento en las normas de contratación
laboral y para el avance en la liberalización comercial. Hasta ahora el gobierno
está cediendo a la presión (Ospina, 2015: 8)
El crecimiento económico y la aparente bonanza generada por el alto precio del
petróleo, demostraron no ser sustentables. Hoy el Ecuador se enfrenta a una
inminente crisis económica producto de la baja de los precios internacionales del
petróleo, cuyas exportaciones representan alrededor del 50% del presupuesto
nacional (Ospina, 2015). Decididamente el gobierno ha optado por anclarse en un
mayor endeudamiento externo, en el extractivismo y en el sector empresarial privado
poniendo fin al “Estado social”, lo cual nos confirma que aquí lo que se ha dado, es una
retórica del Buen Vivir, y una práctica populista bajo el ritmo de nuevas clases
económicas ligadas al “capital de las infraestructuras”.
2.6 Soberanía alimentaria
En concordancia con la Constitución del 2008, los dos Planes Nacionales del
Buen Vivir (2009-2013 y 2013-2017) establecieron la relevancia de una política de
soberanía alimentaria para superar la pobreza, especialmente rural y hacer realidad la
propuesta del Buen Vivir:
111
Según el Ministerio de Energía, se alcanzará la producción de 2.118 Mega Watios en las 9 centrales que estarán operando en el 2017: Toachi-Pilatón, Manduriacu, San Francisco, Coca Codo Sinclair, Sopladora, Mazar, Esmeraldas y Delsitanisagua. (Ministerio de Energía, 2015)
283
El Buen Vivir en los territorios rurales se sustenta en pilares
fundamentales uno de los cuales es recuperar la producción nacional de
alimentos, principalmente campesina, para garantizar la reproducción social de
todos los habitantes de las zonas rurales y articular el desarrollo rural equitativo
al desarrollo nacional (SENPLADES, 2009: 382)
Así, el sector agropecuario y pesquero debía reorientarse hacia el consumo
interno, fortaleciendo la agroecología, diversificando la producción, buscando la
complementariedad territorial “en consulta con productores y consumidores; así como
el impulso a políticas fiscales, tributarias, arancelarias, que protejan el sector
agroalimentario nacional, para evitar la dependencia en la provisión de alimentos.”
(SENPLADES, 2009: 383). En el discurso enunciado en el PNBV, el enfoque de desarrollo
territorial, permitiría una producción agropecuaria que reconozca y valore los saberes
de las distintas culturas de los pueblos originarios.
El concepto de soberanía alimentaria, como se ha señalado antes, alude al:
(…) derecho de los pueblos, comunidades y países a definir sus propias
políticas agrícolas, laborales, pesqueras, alimentarias y de tierra de forma que
sean ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas a sus
circunstancias únicas. Esto incluye el verdadero derecho a la alimentación y a la
producción de alimentos, lo que significa que todos los pueblos tienen el
derecho a una alimentación inocua, nutritiva y culturalmente apropiada, y a los
recursos para la producción de alimentos y a la capacidad para mantenerse a sí
mismos y a sus sociedades (Windfuhr & Jonsén, 2005: 12)
La valoración de logros y limitaciones de su implementación podría ampliarse a
todos estos aspectos, sin embargo, en este acápite, se abordará solamente dos
tensiones evidenciadas entre el postulado constitucional y recogido en el PNBV, frente
a la práctica real del gobierno nacional. Los dos aspectos que se valorarán de la política
agraria son la orientación de la producción agraria y la apertura a los transgénicos.
El Ministerio de Agricultura, en el 2013, realizó una evaluación denominada El
sector agropecuario, acuícola y pesquero en el cambio de la matriz productiva. A decir
del analista Edgar Isch:
284
En el mismo se fijan siete objetivos del cambio la matriz productiva
vinculada a las áreas de responsabilidad del ministerio. Con excepción de uno de
ellos que habla de la diversificación productiva y otro referido a promover la
sostenibilidad ambiental, en los demás se repiten los propósitos señalados
anteriormente: generación de valor agregado; incremento de la oferta
exportable (producir productos tradicionales con calidad); sustitución selectiva
de importaciones (producir localmente productos primarios, bienes y servicios
que importamos); incremento de la productividad y calidad; producción
intensiva innovación, tecnología y conocimiento (Isch, 2015: 16)
La visión de la producción agropecuaria, sigue centrada en el fomento de la
productividad sin que se refleje una propuesta de cambio. Las políticas agrarias siguen
beneficiando a las grandes unidades productivas y agroindustriales como se evidencian
en las siguientes cifras:
Entre los comerciantes alimenticios y agroindustriales (supermercados),
tres empresas controlan el 91% del mercado.
En elaboración de aceite, el 92.22% del mercado corresponde a dos
empresas.
En elaboración de productos de molinería, el 71% está en manos de cinco
empresas (335 empresas participan en el 29% restante).
En elaboración de productos lácteos el 61% del mercado está controlado
por cinco empresas (el 39% restante lo comparten 436 empresas). (Isch,
2015: 12)
Como señalan Pierril Lacroix, Christophe Chauveau y Diana Taipe:
… los pequeños productores campesinos del Ecuador representan la
gran mayoría de la población agrícola y son los primeros y principales
proveedores de alimentos estratégicos para la población nacional.112 (…) Tienen
un acceso limitado a la tierra, al riego, a la investigación, a la asistencia técnica y
al crédito, y sufren de pobreza e inseguridad alimentaria. (Hidalgo & et.al., 2013:
23)
En definitiva, las políticas públicas privilegian a los grandes productores, al
monocultivo y a la agroindustria. Al momento, se está discutiendo la nueva Ley
112 “Efectivamente, producen el 42% de la leche fresca, el 49% del arroz, el 46% del maíz duro, el 64% de la papa, el 71% del fréjol seco, el 76% del maíz suave, el 77% de la zanahoria amarilla, el 81% de la cebolla colorada, el 85% de la col, el 91% de la cebolla blanca, el 71% del ganado porcino, el 82% del ganado ovino, el 41% de los huevos de plantel y el 73% de los huevos de campo. Es evidente también su importancia en rubros de exportación como cacao (37%), café (36%) y, en menor medida, banano (14%) (Chiriboga, 2005 y SIPAE, 2007).”(Hidalgo & et.al., 2013)
285
Orgánica de Tierras y Territorios Rurales en la Asamblea Nacional. Las organizaciones
campesinas e indígenas han expresado su rechazo a esta ley que no enfrenta los
factores estructurales que afectan a la pequeña y mediana producción campesina.
El proyecto de Ley, circunscribe el análisis principalmente a aspectos de
producción y productividad, dejando de lado los aspectos fundamentales
vinculados con los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de la
población ecuatoriana, principalmente de aquella ubicada en el campo” (Isch,
2015:3)
Dentro de esta misma lógica que niega la importancia de la producción
agropecuaria de pequeña y mediana escala, se debe valorar la apertura comercial del
país en la última década. Como ocurre en muchos países de América Latina, se:
… han abierto sus mercados durante los últimos quince años, sus
productores de pequeña escala todavía tienen que competir con exportaciones
subvencionadas provenientes de los países industrializados. Debido a que los
países pobres no están en capacidad de pagar subvenciones a sus productores y
se ven forzados a eliminar obstáculos al comercio, casi ningún instrumento de
política agrícola prevalece en esos países”. (Windfuhr & Jonsén, 2005:72)
Ecuador se negó a suscribir tratados de libre comercio hasta el año 2012,
cuando accedió a hacerlo con la Unión Europea. Esta apertura significa un retroceso
respecto a las tesis sostenidas en los primeros años de gobierno de “revolución
ciudadana” que atendían a las demandas de los actores sociales, especialmente de las
organizaciones campesinas e indígenas. Desde su perspectiva, la apertura comercial
(“el bobo aperturismo” como lo denominó el presidente Rafael Correa) es una
amenaza a la soberanía alimentaria, ya que los pequeños productores campesinos no
pueden competir con los grandes agricultores de los países ricos, debido al “poco
acceso a factores de producción tales como estructuras de apoyo, crédito, tierra y
agua, o semillas, razas de ganado y fertilizantes” (Windfuhr & Jonsén, 2005:45)
El cambio en el discurso del gobierno de Correa evidencia un giro en las
políticas agrarias. El Ministro de Agricultura, luego de la suscripción del acuerdo de
libre comercio con la Unión Europea, declaró que este era una oportunidad para el
286
país, cuando antes el régimen se había opuesto a cualquier acuerdo comercial. Señaló,
también, que este acuerdo podría significar también problemas para algunos sectores
sin especificar a cuáles se refería.113
Otro aspecto que amenaza la soberanía alimentaria en el país, es la apertura
hacia los insumos transgénicos. Si bien la Constitución del 2008 declaró al territorio
nacional libre de cultivos y semillas transgénicos, en el 2012 el presidente Rafael
Correa expresó su malestar con ese texto constitucional introducido, según él por el
sector al que denomina “ecologismo infantil”. He aquí la nota que recoge sus criterios
en un diario nacional:
Calificó como un "error" la prohibición de los cultivos transgénicos
incluida en la Constitución y abrió la puerta a una posible enmienda. (..) El
mandatario alabó el potencial de la biotecnología para desarrollar plantas
resistentes al frío. "Las semillas genéticamente modificadas pueden cuadruplicar
la producción y sacar de la miseria a los sectores más deprimidos", dijo. (..)
"Cometimos un error en la Constitución", afirmó hoy el presidente, que dijo no
haber tenido "la entereza" para oponerse a esa cláusula, impulsada, según él,
por "el ecologismo infantil"(El Comercio, 2012).
Posteriormente, el presidente también se ha pronunciado a favor de desarrollar
la investigación de cultivos y semillas transgénicas, lo cual no está prohibido en la
Constitución. “El jefe de Estado aseguró que el Instituto Nacional de Investigación
Agropecuaria (INIAP) puede hacer investigaciones de laboratorio en transgénesis, pero
lo que está vedado es distribuir las semillas transgénicas y hacer cultivos. (…) Si es
necesario enmendar la Constitución, así habrá que hacerlo.’”(El Ciudadano, 2015) Ante
esa posición del gobierno, actores sociales como la Red de Guardianes de Semillas y la
Conferencia Plurinacional e Intercultural de Soberanía Alimentaria (COPISA), han
señalado que existe una amenaza a la agrobiodiversidad por la pérdida de semillas
originarias y el privilegio de una lógica productivista(El Universo, 2013).
113
La declaración textual fue: “Creemos firmemente que el acuerdo que hemos alcanzado es de gran importancia para el futuro del país, de Ecuador, sobre todo cuando se tiene en cuenta la importancia del mercado europeo para nosotros”, según el ministro de Comercio Exterior, quien agregó "En Ecuador, el costo de oportunidad es favorable. Ganamos más negociando el acuerdo que no negociándolo", indicó, al tiempo que agregó que eso "no significa que no haya perdedores”. (El Universo, 2014)
287
El gobierno ha declarado también que la “llamada “revolución agraria” está por
hacerse.”, señala Isch (Isch, 2015: 7) Las cifras proporcionadas por COPISA,
demuestran que los avances en esa dirección son muy pequeños. Por ejemplo, del
total de UPAS (más de 800.000), apenas “15.000 fincas que han adoptado el sistema
agroecológico para sus cultivos y más de 120 iniciativas comerciales están colocando
sus productos en el mercado". (El Universo, 2013)
Los factores estructurales como redistribución de la tierra, acceso seguro al
agua y a los demás activos productivos, no han sido afectados; tampoco se ha
avanzado, desde el Estado en la revalorización de los saberes agrícolas y pecuarios de
los campesinos e indígenas. Al igual que en otros países de América Latina:
(…) las personas que padecen hambre y desnutrición son, en su
mayoría, productores de pequeña escala, trabajadores sin tierra, pastores o
pescadores artesanales, con frecuencia ubicados en ambientes ecológicos
marginales y vulnerables. Además, con frecuencia tanto las políticas nacionales
como las internacionales los descuidan. Sin el apoyo adecuado, no pueden
competir con la agricultura industrializada cada vez más
subvencionada.(Windfuhr & Jonsén, 2005)
288
3. CONCLUSIONES PARTE III
Nos ha ido recontra bien haciendo lo mismo de siempre, somos una de las tres economías que más han crecido en América Latina (…). Sin embargo, tenemos un problema –entre otros- estamos haciendo mejor, mucho mejor, pero lo mismo de siempre
Rafael Correa, Presidente del Ecuador114
Con este análisis hemos podido constatar al menos tres elementos claves sobre
el Buen Vivir: el primero, la confusión discursiva y hasta conceptual tanto en la propia
Constitución y los demás instrumentos normativos como en los voceros
gubernamentales para entender y nombrar el Buen Vivir; indistintamente se habla de
Buen Vivir, Sumak Kawsay y Desarrollo. Lo segundo, se evidencia claramente, la
imposibilidad de las políticas públicas para despojarse de las envolturas del concepto
convencional de desarrollo como crecimiento y modernización; y tercero, las fuertes
tensiones que generan las orientaciones estratégicas y prácticas del Gobierno de la
revolución ciudadana con los movimientos sociales y demás actores que pugnan por el
Buen Vivir, pues estos no reconocen la gestión gubernamental como orientada hacia
este ideal.
El balance de las políticas públicas nos deja las siguientes conclusiones:
En primer lugar, es evidente que el marco constitucional del 2008 ofrece una
oportunidad sin precedentes en la historia del país para transformar la realidad
nacional; el reconocimiento de posibles nuevas formas de convivencia
(interculturalidad y derechos colectivos), de producción (economía social y
solidaria, soberanía alimentaria), de creación de poder popular (democracia
participativa y descentralización) y de relación armónica entre los seres humanos y
114Fueron declaraciones a la televisión peruana, citadas por Francisco Muñoz Jaramillo y Diego Carrión. Balance gobierno de Correa. Elecciones 2013, en La Línea de Fuego. Comunicación no alineada, publicado el 24 de enero de 2013, en http://lalineadefuego.info/2013/01/24/balance-gobierno-de-correa-elecciones-2013-franciscomunoz-jaramillo-diego-carrion/ (Citado por Pablo Ospina, 2015)
289
la naturaleza (derechos de la naturaleza), son -sin duda- un sólido punto de partida,
aun cuando tengan limitaciones.
Los planes de gobierno, denominados como Planes del Buen Vivir, son también
derroteros útiles para concretar los enunciados constitucionales -aunque con
enunciados eclécticos como señalamos anteriormente
Sobre el Estado Plurinacional: más allá de la declaratoria constitucional, no existen
indicadores para afirmar que el Estado mono nacional ha mutado hacia uno de
naturaleza plurinacional; no se ha conformado ni una sola institución de carácter
plurinacional, aun cuando muchas instituciones han incorporado funcionarios
provenientes de las nacionalidades a su personal. No se han conformado espacios
plurinacionales donde se construyan colectivamente leyes o políticas públicas ni a
nivel de la Asamblea nacional ni en las secretarías de Estado. Los Gobiernos
Autónomos descentralizados –a excepción del cantón Nabón- no contemplan la
plurinacionalidad ni como enfoque ni en la gestión territorial.
Sobre Interculturalidad, existen un conjunto de políticas y programas, sin embargo
estas en su totalidad son diseñadas desde el ejecutivo y sus secretarías, más aun,
en el caso de la educación bilingüe la gran mayoría de funcionarios que dirigen en
los territorios indígenas este programa, pertenecen a dicha nacionalidad, pero el
diseño curricular y el control del programa está exclusivamente en manos del
Ministerio de Educación que obedece a un enfoque monocultural, lo cual implica
un retroceso pues hasta antes del gobierno de Correa, existía una institucionalidad
bajo el control de las nacionalidades.
Sobre los derechos colectivos no se evidencias políticas, programas o proyectos
para potenciar el sistema de vida de los pueblos y nacionalidades. A excepción de
la “Justicia indígena” que tiene una incipiente y confusa legislación, no existen
avances en este aspecto. Hay determinadas acciones dentro de programas de
desarrollo pero que igualmente son diseñadas, ejecutadas y controladas desde el
290
ejecutivo y que más bien están afectando la integralidad de pueblos y
comunidades por su enfoque integrador y homogeneizante.
En cuanto a la democracia participativa y plural, esta registra retrocesos, pues las
organizaciones populares que a principios de siglo activaban espacios locales y
nacionales con alto nivel de incidencia, han perdido autonomía o se han dividido
por las políticas clientelares del gobierno para bajar su protagonismo; el control
social, fue cooptado y reducido a un poder del Estado. El Consejo de Participación
Ciudadana y Control Social, el cual exige una serie de requisitos para que alguien
desde la ciudadanía pueda fiscalizar instancias de la gestión pública. La
participación ciudadana persiste en algunos espacios, como estrategia para las
demandas ciudadanas en los presupuestos y la planificación, pero sin el horizonte
que maduraba, como espacios de poder popular.
Existen mecanismos de democracia participativa establecidos en la Constitución
como la “consulta previa” (artículo 57, inciso 7) que no ha sido aplicado por el
gobierno ni respecto al “caso Yasuní” ni en ninguno de otros casos que han
generado alta conflictividad socio-ambiental. Lo que se ha implementado en varios
momentos son “talleres de información” donde asambleístas o asesores convocan
a determinados grupo de personas e informan sobre un proyecto de ley,
procedimiento que lo denominan “socialización”.
A nivel de los derechos de la naturaleza, es un proceso que se desenvuelve en
tensiones permanentes. El Estado ha cedido espacio frente a las transnacionales
otorgando decenas de concesiones para el desarrollo minero, todas en territorios
ancestrales y de alta biodiversidad y potencial hídrico. El caso que desencadena
este proceso es el Yasuní en el 2010 generando una alta conflictividad a nivel
nacional. Existen políticas definidas para el manejo de áreas protegidas, sin
embargo estas áreas no están exentas de extractivismo si son consideradas por el
Estado como áreas estratégicas.
En esta lógica, existe una abierta violación a los derechos colectivos de pueblos y
nacionalidades, pues en esas áreas de extracción minera, estos pueblos son
291
sacrificados con la desterritorialización. Pueblos no contactados o en aislamiento,
se encuentran en peligro de extinción por el avance de la exploración petrolera y
las connotaciones que ello implica para dichos territorios.
A nivel de la descentralización del Estado, existe la institucionalidad (Consejo
Nacional de Competencias) y leyes orgánicas para su ejecución, sin embargo el país
ha sufrido un claro proceso de re-centralización. El énfasis que el gobierno ha
puesto en este ámbito es la “des-concentración” que significa que
administrativamente se pueden tomar determinadas decisiones en territorios, pero
no existe ningún nivel de autonomía política ni económica.
La soberanía energética es un pilar importante para el sistema económico, y el
gobierno ha logrado desarrollar un programa de suficiencia energética, sin
embargo los términos de las negociaciones de esas grandes infraestructuras y su
control posterior serán por algunos años, de las empresas chinas.
En soberanía alimentaria el gobierno ha desarrollado una política orientada a la
producción de monocultivos con dotación de semillas certificadas y tecnología
basada en agroquímicos e importación de transgénicos, en contravía a las
propuestas campesinas de desarrollo de los sistemas nativos y agroecología.
El tema de género y de la soberanía del cuerpo, es un tema muy mal tratado por el
gobierno central; para el movimiento de mujeres la legislación que se ha creado es
regresiva en temas como el aborto por ejemplo.
En cuanto a la economía social y solidaria, esta no representa alternativa de poder
frente a la economía empresarial capitalista. Es más, políticas gubernamentales
impulsan la formalización de estas economías y su inserción en los circuitos
financieros y del mercado capitalista bajo la política de “cambio de la matriz
productiva” la cual pretende potenciar a sectores económicos que estén en
capacidad de contribuir a la sustitución selectiva de importaciones y fomentar
exportaciones. (Ospina, 2015)
292
Con todos estos elementos, podemos concluir que la vía para el Buen Vivir está en
vía muerta, y lo que en Ecuador se ha implementado es un programa de gobierno de
tinte desarrollista, con elementos de carácter social que efectivamente ha contribuido
para mejorar las condiciones de vida de un importante segmento de la población115,
pero no implican procesos alternativos para construir otra economía, otra democracia
y, en definitiva, otra sociedad.
La pregunta pendiente es entonces ¿Por qué los cambios no son más profundos?
Aquí se intentarán explicar desde un enfoque socio-político al menos tres causas
estructurales:
a. La primera radica en la persistencia (resiliencia) de los grupos de poder
económico. Aunque aparentemente con la Constitución se desmontó el poder
de lo que se llamó “partidocracia”, ello no significó su bloqueo. Lo que han
perdido es sus formas de expresión y representación (los partidos tradicionales
y populistas), pero no el peso en la economía y, por lo tanto, tampoco se ha
reducido su capacidad de presionar a los gobernantes y a la institucionalidad
pública para imponer sus intereses. Esto se evidencia, por ejemplo, en los
mínimos efectos positivos logrados en el campo de la economía popular y
solidaria y en el cambio de las matrices productiva y energética. Muchos
analistas como Pablo Ospina (2015), sostienen que definitivamente estos
grupos han desarrollado una estrategia de “entrismo” en el Gobierno y
terminaron por copar las áreas fundamentales para orientarlas en dirección al
gran capital.
b. La segunda, en la debilidad de los actores sociales y políticos en la sociedad civil
para generar incidencia y presión, pérdida de poder que obedece a su
debilitamiento por haber depositado “toda la confianza” en el régimen en sus
inicios, sin rendición de cuentas. El gobierno cooptó muchos cuadros
dirigenciales que terminaron dividiendo las organizaciones; constituyó otras y
115
Los índices de pobreza extrema en diez años se redujeron a la mitad, de 16.9% en el 2006 al 8.97% en el 2015; y la pobreza bajó 13.8% puntos en igual período, del 37.6 en 2006 al 24.12 en 2015. La pobreza rural sin embargo, mantiene un alto porcentaje al 2015 equivalente al 43.35% y la extrema 19.74% (Palazuelos, 2014; INEC, 2105)
293
desarrolló todo un sistema clientelar para subsumir al movimiento popular en
la esfera de su control, y aquello que no pudo controlar, lo deslegitimó y hasta
lo criminalizó.
c. Y la tercera, no menos importante, es la contradicción que se ha creado, desde
el 2009 especialmente, entre el poder Ejecutivo y los actores sociales y políticos
que no coinciden con sus tesis. La estructura hiper-presidencialista del país
permite en la coyuntura actual un control total de las decisiones estatales por
parte del Ejecutivo. Si, además, las puertas del diálogo con la oposición se
cierran, la toma de decisiones tiene un déficit de participación evidente.
Ejemplo de todo ello es la imposibilidad de que algún actor político que no sea
afín al gobierno haya podido conseguir que se convoque a una consulta popular
en los últimos seis años.
294
PARTE IV
CONCLUSIONES GENERALES Y PERSPECTIVAS
1. El Buen Vivir como construcción paradigmática
El punto clave del Buen Vivir desde la perspectiva teórica, paradigmática y
epistemológica, es acordar si este constituye o no un nuevo paradigma y a qué campo
del saber pertenece. Los requisitos para hablar de paradigmas científicos según Khun
(1971) son la existencia de un conjunto de teorías articuladas por determinados
fundamentos epistemológicos que redefinen una problemática y nos plantean nuevas
preguntas de investigación y quizá un ámbito de aplicación.
Muy arriesgado sería concluir que el Buen Vivir representa un paradigma
acabado y consistente. Coincidimos más bien con el general de los autores citados en
este trabajo, particularmente con Acosta y Gudynas, quienes hacen insistentes
referencias en sus múltiples trabajos a que el Buen Vivir es un proceso teórico y
político en construcción.
Sin embargo, sí podemos encontrar algunos hitos que marcan los fundamentos
teóricos consensuados en este proceso:
El Buen Vivir incorpora la diversidad cultural y recupera elementos
filosóficos de culturas ancestrales andinas y amazónicas,
fundamentalmente valores cuyas referencias orientan una nueva ética y
entendimiento con la naturaleza y de relaciones de convivencia
colaborativa entre los seres humanos (negación a todo tipo de extracción-
explotación capitalista y converge en la idea de “armonías”).
De la crítica a la modernidad occidental y de la colonialidad del poder, del
saber y del ser (Quijano, 2009) se apunta a construir una epistemología del
295
sur (De Souza Santos 2010), lo cual implica la reinterpretación de procesos
históricos y el planteamiento de nuevas investigaciones y el desarrollo de
nuevos saberes a la luz de la decolonialidad; significa además el ejercicio de
las soberanías para imaginar otro mundo posible desde nuestra historia y
diversidad cultural hacia una sociedad sustentable e incluyente dentro de
una organización estatal plurinacional.
Se construye sobre la crítica al desarrollo convencional, y si bien se han
puesto en la mesa del debate diversos entendimientos sobre el Buen Vivir,
teóricamente tanto los ideólogos del Socialismo del Buen Vivir, del propio
Sumak Kawsay116 y los que defienden el Buen Vivir como Posdesarrollo,
coinciden en que este paradigma representa una alternativa al desarrollo,
entendiendo “desarrollo” con sus elementos estructurantes y su crítica tal
como lo hemos expuesto aquí. Diríamos nosotros, es una propuesta
concertada de transición poscapitalista.
Cualitativamente Buen Vivir, se construye como paradigma original y
autónomo del Sumak Kawsay así como de otras conceptualizaciones
caracterizadas como “desarrollo alternativo”. Sin embargo, se nutre de sus
contribuciones pero reordenándolas en una propuesta coherente y
consistente para la sociedad del siglo XXI.
El Buen Vivir implica cambios profundos en las ideas sobre el desarrollo.
Como bien señala Gudynas (2010), no es suficiente intentar “desarrollos
alternativos”, ya que estos se mantienen dentro de la misma racionalidad
de entender el progreso, el uso de la Naturaleza y las relaciones entre los
humanos. En lugar de insistir con los “desarrollos alternativos” se deberían
construir “alternativas al desarrollo”. Así, El Buen Vivir recoge raíces
comunitarias no capitalistas y plantea una cosmovisión diferente a la
construcción occidental de civilización hegemónica. Rompe por igual con las
lógicas antropocéntricas del capitalismo en tanto civilización dominante así
116
Con este punto también aclaramos que el Sumak Kawsay no necesariamente significa un proyecto indígena al cual todas esas culturas se adscriben. Dentro de las nacionalidades ancestrales y sus comunidades, también existe segmentación, estratificación social e intereses diversos.
296
como con los diversos socialismos “reales” existentes hasta ahora y sus
contradicciones intrínsecas.
Así, el Buen Vivir es uno de los aportes más significativos al debate actual en
las ciencias políticas y sociales en América Latina y en Europa. Hay toda una
corriente de pensamiento posdesarrollo/poscrecimiento que lo considera
como un paradigma de ruptura con el modelo hegemónico mundial
capitalista y como una herramienta de re-construcción para un nuevo
modelo referencial de organización social (Crespo, 2013).
Precisa sin embargo este naciente paradigma, de mayor estudio y
profundización respecto a la forma, contenido, relaciones y proyección de
estos elementos constitutivos. Si bien constitucionalmente están muchos
de estos aspectos signados en artículos, lo cual ya representa señales para
desarrollar sus contenidos, su generalidad da el espacio para la pugna de
sentidos a partir de interpretaciones diferentes que según intereses, los
diversos actores las impulsan como legítimas. Este aspecto, es el que genera
la bifurcación del Buen Vivir entre retórica desarrollista y alternativa al
desarrollo.
2. El Buen Vivir como proyecto político
El Buen Vivir como proyecto político sufre mayores tensiones que en el plano
teórico, pues aquí se expresan perspectivas de sociedad y “modelos de
desarrollo” diversos y a veces contradictorios, en este escenario, los siguientes
elementos nos parecen fundamentales de resaltar:
Desde una perspectiva plural, el Buen Vivir es una propuesta para una
sociedad concreta, contextualmente determinada tanto histórica como
culturalmente, por lo que si bien se asumen principios orientadores básicos,
no propone modelos universales.
297
No representa un proyecto político “pachamamista” ni de regreso al ideal
de la comunidad andina con sus normas de convivencia; pero tampoco es
un proyecto modernizador e integrador de todas las culturas en la sociedad
nacional basada en la cultura occidental. Se trata de un proyecto hacia el
futuro, donde la sociedad de la información y las tecnologías, la producción
ampliada y los mercados, la integración internacional, estén subsumidos al
desarrollo individual y colectivo de las personas y sus comunidades urbanas
y rurales, en un marco de equidad y de respeto a la interculturalidad, el
dialogo de saberes y perspectivas, los derechos humanos y los derechos de
la naturaleza y bajo el amparo de un Estado único de carácter Plurinacional.
Es un proyecto civilizador en tanto y en cuanto incorpora primero las
diversidades culturales, luego los pueblos con los cuales esta sociedad tiene
una deuda histórica de exclusión y marginamiento, así como con los
sectores populares empobrecidos por las políticas del capital. Incorpora a la
naturaleza quién es concebida como un actor, sujeto de derechos. Se ubica
a tono con las demandas de los sectores sociales por democracia y
participación, con tratados internacionales sobre derechos, y con la
necesidad global de contribuir a la sustentabilidad planetaria.
Es un proyecto soberano, cuyas políticas, programas y estrategias
corresponden a las necesidades y lógicas del país y no de los mandatos de
organismos internacionales.
3. El Buen Vivir desde las políticas públicas
En el objetivo de concluir con la viabilidad práctica del Buen Vivir, la referencia
obligada son las políticas públicas de un gobierno que se dice estar ideológicamente en
la línea del “socialismo del Buen Vivir” (Ramírez, 2010), que se orienta por una
planificación centralizada con el “Plan nacional del Buen Vivir” (2009-2013 y 2013-2017
y amparado bajo una constitución denominada del Buen Vivir.
298
Hemos encontrado que la aplicabilidad del Buen Vivir, es altamente conflictiva, por
la ausencia de una política nacional integral e integradora del Buen Vivir,
fundamentalmente porque el concepto de Buen Vivir, en sí mismo está sufriendo
un desgarramiento de sentidos entre un neodesarrollismo populista y una visión
utópica de posdesarrollo. La primera niega la posibilidad de que Buen Vivir
signifique alternativa de vida y la segunda nos ubica en un plano abstracto de
incertidumbre sobre su viabilidad. Tampoco existe un marco internacional de
reciprocidad y complemento a este paradigma, al contrario hay una pugna de las
transnacionales por despejar la vía hacia el neoextractivismo.
Las constataciones que evidenciamos en el análisis pertinente a las políticas
públicas nos demuestran en general que muchos de los elementos señalados son
objeto de intervención, otras no tienen atención y algunos han ido en franco
retroceso como la construcción del Estado Plurinacional y los derechos de la
naturaleza.
4. Inteligenciación social para el Buen Vivir
Luego del balance que presentamos sobre las bifurcaciones del Buen Vivir es
necesario presentar en lo que en este trabajo, entendemos por un Buen Vivir como
sistema complejo viable:
El Sistema del Buen Vivir en la perspectiva de la sociedad de nuevo milenio, deberá
sustentarse en dos elementos indispensables: el conocimiento y la información; el
primero como condición para el desenvolvimiento humano en todos los ámbitos y
para la compenetración respetuosa y equilibrada en su dialogo con la naturaleza y
sus elementos; y el segundo como clave de la democracia participativa y la
responsabilidad social. Estos dos elementos sustantivos a su vez deben estar
envueltos en tres valores: la equidad e inclusión, los derechos humanos, colectivos
y de la naturaleza, y en la participación ciudadana.
299
Con estos estos valores la dialéctica del sistema cobra sentido orientacional en sus
subsistemas: pluridiversidades, soberanías, eco armonías y otras economías
generando diversos campos de interacción donde operan justamente el
conocimiento y la información que por su propio desarrollo rebasarán las
colonialidad del saber, la orientación del crecimiento y la linealidad de la
modernidad-modernización.
Necesariamente en esta dinámica, el rol de un Estado democrático y Plurinacional
es indispensable para lograr gobernanza a través de la implementación de sistemas
participativos de planificación que incorporen las necesidades, intereses y
aspiraciones de la diversidad. Nuevamente aquí, no se trata de planificar sobre la
diversidad, sino con la diversidad, no sobre los territorios sino con los territorios.
He ahí las diferencias sustanciales con los métodos gubernamentales hoy.
En la planificación plurinacional, es requisito pendiente imaginar una nueva
métrica para el Buen Vivir con indicadores diferentes al del crecimiento y del
desarrollo convencional. De hecho hay ya iniciativas en esta dirección, en varias
universidades nacionales e internacionales.117
Las atenciones programáticas que una propuesta de Buen Vivir deben estar
sustentadas en las necesidades estratégicas de cada sociedad, de su dinámica, de
sus fortalezas y debilidades. Las necesidades inmediatas por el contrario es un
ámbito de emergencias que irremediablemente el Buen Vivir debe contemplar, y
que cualquier modelo debió haberlo asumido.
En el (sub) sistema pluridiversidades, el elemento motor, constituye la
construcción del Estado Plurinacional, con instituciones plurinacionales y planes,
programas, políticas y proyectos con base intercultural y en función de potenciar
los derechos colectivos y la equidad de género.
117
PYDLOS de la Universidad de Cuenca con la Universidad de Alicante desarrollan un proyecto sobre nueva métrica para el Buen
Vivir, donde contribuyen prestigiosos académicos como Antonio Alaminos y Francisco Francés entre otros; Tomas Villasante ex
profesor de la Universidad Complutense de Madrid, tiene algunas publicaciones que dan pistas sobre este tema (2014)
300
En el sistema Soberanías se debe contemplar dos pilares ineludibles: a nivel
internacional la integración en el sistema-mundo bajo consideraciones selectivas
de reciprocidad transnacional, impulsando espacios para la paz y la democracia
global; a nivel nacional la descentralización política de territorios (incluyendo las
Circunscripciones Indígenas Territoriales) y el impulso al fomento económico según
las ventajas comparativas de cada uno y de acuerdo a su relación con la naturaleza.
En el (sub) sistema Eco-armonías, el punto nodal es organizar el sistema de control
y de participación ciudadana y nacionalidades para garantizar los derechos de la
naturaleza. Arraigar un enfoque de reterritorialización y biocentrismo en función
de las leyes de la naturaleza, con conocimiento y dialogo de saberes es el camino
necesario de sustentabilidad en el Buen Vivir. El extractivismo como paradigma de
desarrollo, aquí ya no tendría cabida.
En el (sub) sistema económico donde priorizamos la economía social y solidaria, los
ejes estratégicos deberán considerar las necesidades locales, de las regiones y del
país sin descartar los vínculos potenciales con el mercado internacional.
Indicadores de una relación de equilibrio entre economía y ambiente así como el
desarrollo de tecnologías sustentables son tareas pendientes en nuestro país y en
la perspectiva del Buen Vivir.
Estos breves alcances, requieren de profundización y desarrollo, sin embargo quedan
planteados como línea divisoria entre lo que entendemos por Buen Vivir, y el neo-
desarrollismo que rige por ahora en nuestro país.
5. Viabilidades para el Buen Vivir
En última instancia, la viabilidad del Buen Vivir recae en el ámbito político y por
tanto en las estructuras del poder. Un cambio de organización política y económica
implica necesariamente una pugna de sentidos entre los sectores sociales y
económicos, clases sociales, estamentos, colectivos, cuyas formas de vida, marcarán
301
sus necesidades, intereses y aspiraciones, inevitablemente en contradicción con otras
perspectivas.
El panorama es bastante claro en la experiencia ecuatoriana. De una constitución
basada en plurinacionalidad, derechos, participación, libertades y respeto ambiental,
no se ha llegado hasta ahora a concretar en la práctica, ninguno de los conceptos
básicos del Buen Vivir.
Para los constitucionalistas, la explicación radica en que luego de firmada la
constitución, en referéndum por alrededor del 80% de ecuatorianos, el máximo órgano
legislativo, la Asamblea Nacional no ha sido capaz de construir un sistema de leyes
secundarias afirmativas del Buen Vivir, por el contrario estas han ido en relación
inversa, limitando libertades y derechos; “El gobierno de la revolución ciudadana no
camina por el sendero utópico marcado por la Constitución de Montecristi. Sin duda se
trata de un Gobierno que se ha dedicado a modernizar al Estado y hacer más eficiente
la inserción del Ecuador a un sistema global capitalista”(Avila, 2013).
Para Gudynas, el progresismo latinoamericano acepta las bases conceptuales del
desarrollo convencional “Festeja el crecimiento económico y los extractivismos. Es
cierto que en algunos casos se denuncia al capitalismo, e incluso hay intentos
alternativos (por ejemplo, con empresas nacionalizadas), pero prevalece la inserción
en éste. Las discusiones están en cómo instrumentalizar el desarrollo (por ejemplo, si
con más o menos Estado), pero no se disputa el mito del progreso” (Gudynas, 2014).
Para los movimientos sociales, fundamentalmente los sectores organizados en
las históricas organizaciones nacionales como la CONAIE, el proceso ecuatoriano ha
retrocedido hasta confundirse con políticas neoliberales del pasado.
Más allá de las consideraciones político-ideológicas que defienden unos y otros,
sin duda, en el caso ecuatoriano la propuesta del Buen vivir se ha visto erosionada por
una progresiva transición del gobierno de la denominada “Revolución ciudadana”
hacia posiciones de derecha, dando paso a un modelo de desarrollo convencional,
302
desarrollista y modernizante, con pretensiones de ingreso al sistema mundial en
condiciones competitivas.
El nuevo Plan de Desarrollo, eufemísticamente denominado del “Buen Vivir”,
tiene claras orientaciones modernizantes e integradoras. El nuevo pilar es justamente
“el cambio de la matriz productiva” impulsado por el sector más derechista del
régimen, la vicepresidencia. En esta propuesta, las políticas agrarias por ejemplo están
orientadas a la agroindustria, para lo cual se incentiva a los pequeños productores al
monocultivo con semillas certificadas, transgénicos, agrotóxicos y otras contrariedades
que apuntan a transformar su visión agroecológica, diversa, de seguridad alimentaria y
volverlos funcionales a la agroempresa y dependiente de la oferta y la demanda y por
tanto a la imposición de los precios que se les impongan.
Otros elementos vertebrantes como el Estado Plurinacional, la
descentralización y autonomías y la participación ciudadana, han quedado como
planteamiento y no existen concreciones efectivas; podemos así afirmar que las
innovaciones que recupera el Buen Vivir, en el caso del Ecuador, siguen en agenda.
Estas vicisitudes que la experiencia del Buen Vivir soporta, nos lleva a concluir
que este sistema, como cualquier otro que plantee alternativas al capital desde un
enfoque ecosocial, debe garantizarse con una ciudadanía más comprometida y
organizada; con movimientos sociales abiertos, no dogmáticos ni fundamentalistas,
que propongan, vigilen, gestionen, el proceso, pues dejar en manos de un grupo de
políticos y hombres de negocios sin antecedentes con la lucha por una nueva sociedad,
es un suicidio político. El peor enemigo ciertamente, en este proceso resultó ser la
propia sociedad civil, que aún no supera el clientelismo y populismo, caldo de cultivo
para gobiernos caudillistas por lo cual cerramos el análisis haciendo eco a la afirmación
de Boaventura de Souza Santos al señalar que:
Tal como ocurre con la democracia, sólo una conciencia y una acción
ecológica vigorosas, anticapitalistas, pueden enfrentar con éxito la vorágine del
capitalismo extractivista. Al “ecologismo de los ricos” es preciso contraponerle el
“ecologismo de los pobres”, basado en una economía política no dominada por
303
el fetichismo del crecimiento infinito y del consumismo individualista, sino en las
ideas de reciprocidad, solidaridad y complementariedad vigentes tanto en las
relaciones entre los seres humanos como en las relaciones entre los humanos y
la naturaleza (De Souza, 2014).
La evidencia que nos queda es que el Buen vivir, hasta ahora transita por
constantes bifurcaciones, importantes contribuciones teóricas, difíciles aplicaciones
programáticas y una creciente lucha de orientaciones estratégicas, indicadores que nos
demuestran su potencialidad de remoción del maldesarrollo y su valides para imaginar
otro futuro.
Consideramos al final, que el Buen Vivir, efectivamente podría convertirse en
una alternativa de reordenamiento de la vida si las sociedades con sus diversidades
culturales, asumen la responsabilidad de transformar el presente ahora, para
transformar el futuro en función de la equidad y la sustentabilidad, que en el fondo y
simplemente, son los pilares del Buen Vivir. La urgencia es porque el presente,
rápidamente se transforma en pasado y la construcción del futuro puede anclarse a la
indiferencia en el presente y se convierta en intención del pasado, entonces talvez será
demasiado tarde para reaccionar.
304
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SIGLAS
AECID Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
BID Banco Interamericano de Desarrollo BM Banco Mundial CAD Comité de Ayuda al Desarrollo CEID Centro de estudios internacionales para el desarrollo CEPAL Comisión Económica para América Latina y el Caribe CIT Circunscripciones Indígenas Territoriales CNUMAD Conferencias de Naciones Unidas sobre el Medio
ambiente y el Desarrollo COICA Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la
Cuenca de la Cuenca Amazónica CONADE Consejo Nacional de Planificación de Ecuador CONAIE Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONGOPE Consorcio de Gobiernos Provinciales del Ecuador COOTAD Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía
y Descentralización COPFP Código Orgánico de Planificación y Finanzas publicas COPISA Conferencia Plurinacional e Intercultural de Soberanía
Alimentaria DEL Desarrollo Económico Local DL Desarrollo Local ECUARUNARI Ecuador Runakunapak Rikcharimuy,
Movimiento de los Indígenas del Ecuador EEUU Estados Unidos de América EUA Estados Unidos Americanos FENOCIN Federación Ecuatoriana de Organizaciones Campesinas,
Indígenas y Negras. FMI Fondo Monetario Internacional GAD Gobierno Autónomo Descentralizado IEPS Instituto Nacional de Economía Popular y Solidaria INEC Instituto Nacional de Estadística y Censos INIAP Investigaciones Agropecuarias del Ecuador INIAP Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria ITT Ishpingo, Tiputini y Tambococha MAE Ministerio de Ambiente – Ecuador MOSEIB Modelo del Sistema de Educación Intercultural Bilingüe NNUU Naciones Unidas OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos ODM Objetivos del Milenio ODS Objetivos de Desarrollo Sostenible OEA Organización de los Estados Americanos
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OFIS Oficina Fundación De Investigaciones Sociales y Del Desarrollo
OIT Organización Internacional del Trabajo OMC Organización Mundial del Comercio ONG Organización no Gubernamental
ONU Organización de Naciones Unidas PNBV Plan Nacional del Buen Vivir PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUMA Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente PROLOCAL Programa de Reducción de la Pobreza y Desarrollo Rural
Local PYDLOS Programa Académico de Población y Desarrollo Local
Sustentable PYME Pequeña y Mediana Empresa RALE Real audacia de la Lengua Española SEMPLADES Secretaria Nacional de Planificación y Desarrollo –
Ecuador TCL Tratado de Libre Comercio TLCAN Tratado de Libre Comercio de América del Norte UE Unión Europea UICN Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza UNICEF Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia URSS Unión Soviética USAID Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional WWF World Wildlife Fund for Nature,
Fondo Mundial para la Naturaleza
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ANEXOS
Nº1 Informantes Claves (10 aplicaciones)
GUIA DE ENTREVISTA SUMAK KAWSAY PARA LA CULTURA KAÑARI
Realizada a: (nombre)
1. ¿Cómo entiende Ud. el Sumak Kawsay?
2. ¿Qué de lo que Ud dice, se vive realmente en las comunidades?
3. ¿Qué valores del Sumak Kawsay se están perdiendo y por qué?
4. ¿Cómo enfrentar la pérdida de valores del Sumak Kawsay en las comunidades?
5. ¿Qué impide que pueblos y nacionalidades avancen hacia el Sumak Kawsay?
6. ¿Cómo hacer cumplir los planteamientos de la constitución sobre el Buen Vivir? 7.
8. ¿Qué diferencias Ud. puede señalar entre las ideas del Desarrollo mestizo y el Sumak Kawsay?
9. Desde los gobiernos locales (municipios, juntas parroquiales) ¿Qué se debe impulsar y hacer para caminar hacia el Sumak Kawsay?
10. ¿Qué nos hace falta para vivir en un Estado Plurinacional?
11. ¿Cómo mantener los territorios de pueblos y nacionalidades?
12. ¿Cómo funciona la cultura del Sumak Kawsay en el pueblo Kañari?
13. ¿Cuáles son los resultados de la educación bilingüe entre los Kañaris? ¿Cómo fortalecerla?
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Nº 2
Para participantes del Encuentro de la Biodiversidad con Pueblos Indígenas (Abril 12
del 2013 Azuay)
(10 aplicaciones)
EL SUMAK KAWSAY DESDE LA PERSPECTIVA INDIGENA
Entrevistada :
Localidad:
1. Que es el Sumak Kawsay
2. Como caminar al Sumak Kawsay
3. Con quienes se hace el Sumak Kawsay
4. Que no permite lograr el Sumak Kawsay
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Nº3
PROYECTO:
PROMOVIENDO CAPACIDADES EN LAS ORGANIZACIONES SOCIALES DE LOS PUEBLOS ANCESTRALES
CONTENIDOS Este programa de apoyo a las organizaciones de los pueblos ancestrales busca desarrollar un conjunto de acciones tendientes a promover la reflexión, el análisis y la formación con el fin de fortalecer la capacidad de gestión y de propuesta en el marco del Sumak Kawsay, desde la visión de sus culturas y con énfasis en la juventud, responsable de la continuidad de sus valores e identidad.
Objetivos Objetivo General: Contribuir al debate sobre el Buen Vivir desde la perspectiva de las nacionalidades indígenas del Ecuador. Objetivo Especifico: Definición y desarrollo de líneas de una agenda indígena del SUMAK KAWSAY para las organizaciones participantes.
Resultados
Reflexionar con las nacionalidades Kañari y Saraguro los contenidos del SUMAK KAWSAY desde la cultura viva de sus pueblos y definir prioridades para un agenda de acción
Fortalecimiento de las organizaciones a través de formación social y técnica en áreas definidas por su dirigencia
Difusión de resultados obtenidos a través de publicaciones bilingües. DURACIÓN DEL PROYECTO
1 año (Febrero a Diciembre del 2013) Auspicio Fundación OFIS www.fundacionofis.org.ec Director Soc. Patricio Carpio B. Msc
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PROYECTO PROMOVIENDO CAPACIDADES EN LAS ORGANIZACIONES SOCIALES
DE LOS PUEBLOS ANCESTRALES
PROGRAMACION DE TALLERES DE DIAL0GO INTERCULTURAL
TEMAS:
a. Cosmovisión Kañari (23 de Abril del 2013-Zhud)
Que es la cosmovisión ancestral sobre el SK El SK en la Constitución ecuatoriana Vigencia del SK en las comunidades
b. Justicia Indígena (25 de mayo del 2013 Socarte)
¿Qué es la justicia indígena? La justicia indígena en la constitución Aplicación de la justicia indígena en las comunidades
c. Plurinacionalidad (13 de julio del 2013 Chontamarca)
¿Que es la plurinacionalidad? (que es un pueblo y nacionalidad) La plurinacionalidad en la constitución ¿Cómo avanzamos hacia la plurinacionalidad? Los grandes logros de pueblos y nacionalidades para el Sumak Kawsay
d. Ley de tierras y territorialidad (17 de agosto del 2013 Suscal)
¿Que son los territorios ancestrales? Los territorios ancestrales en la constitución Perspectivas para los territorios ancestrales
e. Ley de Educación / Ley de comunas (21 de septiembre del 2013 Zhud)
¿Qué es la educación intercultural bilingüe? La educación intercultural en la constitución Impactos de la educación intercultural bilingüe
f. Foro Intercultural Regional (22 de noviembre del 2013)
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