La Juventud Actual 2 Milton Camargo

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La Juventud ActualDificultades, Desafíos y Oportunidades

“La situación juvenil del mundo actual es muy distinta y, como saben educadores y pastores, presenta condiciones y aspectos multiformes. Sin embargo, también hoy perduran los mismos interrogantes: ¿Quiénes son los jóvenes, qué desean, hacia dónde van, qué es lo que necesitan? Son preguntas difíciles, pero ineludibles, que todo educador debe afrontar.

No faltan hoy día, entre los jóvenes de todo el mundo, grupos auténticamente sensibles a los valores del espíritu, deseosos de ayuda y apoyo en la maduración de su personalidad. Por otro lado, es evidente que la juventud está sometida a impulsos y condicionamientos negativos, fruto de visiones ideológicas diversas. El educador atento debe saber captar la condición juvenil concreta e intervenir con competencia segura y sabiduría clarividente.” (Carta Iuvenum Patris de Juan Pablo II, No. 6)

1. Los hijos de la Soledad

Realidad:

Soledad existencial de niños y jóvenes debido a realidades tales como: desplazamiento forzado, migración, disolución de la familia, maltrato, abandono.

Soledad emocional y afectiva de niños y jóvenes que, a pesar de estar acompañados, se sienten muy solos, en parte, porque los adultos están en sus propias crisis.

Reducción de las familias a pocos miembros y empobrecimiento de la vida al interior de las familias por estrés, ocupaciones, cambio de valores, intereses individualistas, crisis de la institución familiar.

Constatación, en dificultades prácticas, de los niveles de soledad que soportan los niños y adolescentes.

Dificultades:

Búsqueda de experiencias de “pertenencia” por parte de niños y jóvenes, lo cual los puede llevar a diversos tipos de situaciones, no siempre positivas.

Falta de experiencia de vida familiar y deficiencia de los aprendizajes que en otro tiempo se recibían en familia.

Deprivación afectiva en muchos niños y jóvenes, de la cual se derivan dificultades de autoaceptación y búsqueda desesperada de amor o de realidades que se parezcan al amor.

Niños y jóvenes acompañados por adultos que no los acompañan porque tienen problemáticas análogas.

Desafíos:

Ofrecer lugares valiosos y fecundos de pertenencia.

Posibilidad de construir experiencias de fraternidad y comunidad que superen lo simplemente funcional (hacer cosas juntos) y aporten un género de vida con valores familiares.

Responder a la necesidad de los niños y jóvenes de ser amados sinceramente con un amor de calidad que les ayude a crecer como personas íntegras.

Generar experiencias de acompañamiento real en las cuales los niños y jóvenes sean efectivamente guiados por adultos sólidos con experiencia real de vida y amor.

Oportunidades:Posibilidad de cuestionar una vida comunitaria en la cual las relaciones interpersonales suelen ser de tipo funcional y faltan experiencias reales de cariño, pertenencia y afecto.

Afrontar las experiencias de soledad que hay en nuestra vida para:

cuestionarnos la soledad que hace daño a las personas

cuestionar los comportamientos que surgen a partir de la soledad (amarguras, compensaciones, rigideces)

asumir la parte de soledad propia de nuestra vida

2. La Crisis de la Autoestima

Realidad:

La soledad, la deprivación afectiva, el abandono y el maltrato lesionan la propia estima y el concepto que los niños y jóvenes tienen de sí mismos.

Debido a experiencias internas (fallas y defectos personales, realidades propias que decepcionan, inseguridades de la edad), se alimenta una pobre concepción de sí (no ser bello, no ser deseado, no merecer amor.)

El ambiente externo (críticas y visiones negativas, burlas y rechazos, modelos inalcanzables de identidad e imaginarios juveniles) exacerba la pobre concepción de sí.

Dificultades:La baja autoestima se expande en otras problemáticas:

descuido por sí mismo

intentos de hacerse daño e incluso de quitarse la vida

búsqueda del aprecio y del sentido en otras personas o en cosas o en experiencias intensas

comportamientos que lesionan la estima de otros

La baja autoestima hace difícil la transparencia tanto para reconocer lo valioso, como para ver las dificultades y trabajarlas poniendo medios concretos.

Desafíos:Posibilidad de generar procesos formativos y comunitarios que permitan:

enseñar un amor ordenado por sí mismo y por los demás

un adecuado cuidado de sí y de los otros

unas relaciones más como experiencia de entrega que de búsqueda de lo que nos hace falta

Propiciar procesos de descubrimiento interior que permitan ver los propios valores y la propia belleza y trabajar seriamente las dificultades personales.

Oportunidades:Oportunidad para cuestionarnos la baja autoestima que suele haber en la vida religiosa y sacerdotal, y que está a la base de dificultades afectivas y de tendencias a buscar reconocimiento o valoración por parte de los demás.

Trabajar la realidad de la autoestima en nuestras vidas:

para valorarnos a nosotros mismos

para aprender a valorar con sinceridad a los otros

para superar celos y actitudes de competencia

para asumir el desgaste de imagen propio de la opción por Cristo y por su seguimiento

3. La Ausencia de Utopías

Realidad:

La conjunción de diversos fenómenos sociales y culturales, ha llevado a la irrupción de una niñez y juventud mucho menos utópica. Se destacan los siguientes fenómenos:

Fracaso de utopías sociales y colapso de regímenes fundados sobre una utopía

Pérdida de confianza en la utopía científica

Visión pesimista del futuro

Mundo del consumo centrado en la satisfacción de deseos de corto plazo

Dificultades:Los niños y jóvenes que carecen de utopías significativas, tienen menor tolerancia a las frustraciones.

Sin sentido utópico es muy difícil captar el sentido de realidades tales como el sacrificio, el esfuerzo, la ascesis, la entrega abnegada por algo o por alguien.

Sin utopía existe siempre el peligro de fundar el sentido existencial sobre el “estar bien” (lo cual es momentáneo) y sobre la satisfacción de deseos de corto plazo y baja estatura.

Sin utopía se dan mayores dificultades de sentido existencial.

Desafíos:Ofrecer la experiencia de Cristo y de su seguimiento como posibilidad de dar sentido completo a la vida, proveyéndola de un carácter utópico que ésta necesita.

Desde los valores cristianos, religiosos y sacerdotales, realidades insoportables para los jóvenes de hoy, pueden alcanzar sentido y posibilidad de ser vividas. Grandes dolores y realidades muy difíciles, pueden ser llevaderas desde la experiencia de la utopía cristiana.

Conectar con los sentimientos de los niños y jóvenes de hoy para, sin negar su sentido del momento presente, enriquecerlos con el sentido de la utopía.

Oportunidades:Hemos de cuestionarnos el excesivo énfasis que se ha hecho en la vida cristiana y religiosa como vida de sacrificio en tensión hacia una gran utopía. Aunque esto es cierto, vale la pena valorar el sentido del presente, el gusto y satisfacción por algo que ya podemos vivir.

Tanto el seguimiento de Cristo como la vida religiosa, y en particular la vida sacerdotal, constituyen opciones utópicas. Si bien la ausencia de utopías dificulta captar y valorar su sentido utópico, el hecho de que sean utopías en una época sin utopías, las hace atractivas, convenientes y hasta necesarias.

La invitación a la vida cristiana, religiosa y sacerdotal, puede ser opción de sentido para muchos chicos.

4. La Fragilidad

Realidad:Todo lo anterior ha conllevado la irrupción de una generación frágil, con poca resistencia a la frustración, los fracasos, las decepciones, el esfuerzo y la dificultad.

La fragilidad se nota en la facilidad con la cual se abandonan proyectos que antes ilusionaban o con la que se pasa del entusiasmo al desánimo en cuestión de instantes.

La fragilidad se ve especialmente en la poca tolerancia que tiene la generación actual para vivir en circunstancias difíciles. Los niños y jóvenes de hoy tienden a tener poca capacidad de aguante.

Dificultades:La fragilidad tiene múltiples consecuencias:

mayor posibilidad de caer en estados depresivos debido a las dificultades, frustraciones u obstáculos

dificultad creciente para asumir compromisos definitivos, sin importar las circunstancias

dificultad para la incondicionalidad

tendencia a quebrarse afectivamente y, a partir de ahí, a derrumbarse en los demás aspectos de la vida

indolencia para asumir actitudes de crecimiento y curación de la interioridad

Desafíos:

Presentar la vida cristiana, religiosa y sacerdotal como lugar en el cual la fragilidad puede ser transformada por obra del Espíritu en fortaleza, entrega, compromiso e incondicionalidad.

Posibilidad de asumir una doble actitud: de acogida a la fragilidad humana y de trabajo para transformar esa fragilidad en oportunidad de crecimiento para las personas.

Oportunidades:Ser capaces de existir en nuestra fragilidad, superando la tendencia a proyectar una imagen de fortaleza e invulnerabilidad.

Conocernos unos a otros en nuestras fortalezas, pero también en nuestras debilidades y fracturas.

Reconocer que nuestro género de vida favorece la fragilidad y esforzarnos por crear ambientes comunitarios y de trabajo que ayuden al crecimiento interior de las personas.

No ser ingenuos y aprender a trabajar oportunamente las fragilidades, para que luego no nos destruyan.

5. El Individualismo y la crisis de

pertenencia

Realidad:Estamos viviendo una época en la cual se ha pasado de la importancia del grupo a la importancia del individuo. Si hubo épocas en las cuales lo realmente importante era la tribu, la aldea, el clan, la comunidad, la familia o la patria, hoy ese lugar tiende a tenerlo el individuo.

Esto conlleva que los intereses individuales prevalezcan sobre los intereses colectivos.

Al mismo tiempo, implica que la búsqueda del bien común y del bien que beneficie a la mayor cantidad de personas, haya dado paso a la búsqueda de la conveniencia individual. Más aún, muchas decisiones perjudican al colectivo, pero benefician al individuo.

Dificultades:La tendencia individualista tiene diversas consecuencias:

la absolutización de intereses y conveniencias individuales

la pérdida de sentido de pertenencia a un colectivo

o la tendencia a pertenecer sólo mientras lo colectivo no perjudique los intereses individuales

la dificultad para vivir valores típicamente comunitarios que suponen una negación de los intereses individuales: sacrificio, donación, solidaridad, capacidad de compartir, capacidad de aceptación de los otros, aguante.

Desafíos:

Ofrecer un género de vida que, sin anular la individualidad, permita vivir valores comunitarios.

Ofrecer a los niños y jóvenes de hoy, muchos de ellos privados de experiencias de pertenencia fuertes, un lugar donde ser acogidos, donde crecer en común y donde sentirse pertenecientes a algo.

Formar, en medio de un mundo cada vez más individualista, en valores generosos que partan de las necesidades de los otros y no de los intereses propios.

Oportunidades:

El excesivo énfasis en el bien de la comunidad, levó muchas veces a la anulación de la persona individual en la vida de la Iglesia y de las comunidades. La época actual constituye una gran oportunidad para redescubrir el valor y la legitimidad de los anhelos personales y del derecho que cada quien tiene a realizarse y a desplegar sus potencialidades.

Al mismo tiempo, una época centrada en el individuo, constituye una oportunidad para dar testimonio de uno de los valores cristianos más hermosos: la comunidad, el amor a los hermanos.

6. Más allá del bien y del mal

Realidad:

La juventud actual vive una época de desconcierto ético. Los valores tradicionales (muy influenciados por la sociedad de cristiandad) entraron en crisis y ha surgido una nueva escala de valores más acorde con el tipo de sociedad que hay hoy en día.

Más que el imperativo ético, existe hoy una moral del imperativo estético: hacer lo que nos nace o nos gusta.

Esto se acerca a aquella concepción nietzscheana del niño libre que en la playa juega sin el obstáculo de la moral y que, en ejercicio de su libertad, actúa yendo más allá del bien y del mal.

Dificultades:

La tendencia a actuar sin un sentido ético claro, supone:

desconcierto ético: no saber qué conviene o qué no conviene moralmente

pérdida del sentido del valor de la ética y, en particular, de la norma

tendencia a considerar legítimo moralmente lo que es sólo un gusto o una conveniencia individual

atracción por lo malvado, pues ello se concibe como una posibilidad de ejercer más plenamente la libertad

por ende, atracción por lo satánico y anti-religioso y desinterés por lo religioso, pues es muy normativo.

Desafíos:

Ofrecer un género de vida que, en el seguimiento de Cristo como modelo de humanidad, recupere el valor del actuar ético.

Proponer una ética fundamentada en la humanidad misericordiosa y plena de Jesucristo.

Ser guías de muchos jóvenes que, en medio de su desconcierto, buscan una respuesta para su forma de vivir y de actuar.

Oportunidades:

La época actual nos brinda la posibilidad de cuestionar una vida cristiana, religiosa, sacerdotal y comunitaria que se fundó excesivamente en la norma.

Así mismo, nos permite ofrecer una experiencia de liberación a personas que, debido a una concepción rígida de la norma, han sufrido mucho.

Al mismo tiempo, nos da la oportunidad para construir a partir de la contemplación de Cristo y de la fraternidad, una propuesta ética de hondo calado humano.

7. El Consumo como respuesta

Realidad:

Un rasgo de nuestra época es que, allí donde había grandes anhelos humanos (utopías), ha puesto el consumo de bienes, servicios y placeres como satisfacción sucedánea de tales anhelos.

Los niños y jóvenes de hoy son especialmente sensibles al consumo: por un lado, porque siendo “nuevos” en el mundo, creen que el consumo es la forma normal de experimentar satisfacción (no tienen elementos de juicio para creer lo contrario); y, por otra parte, porque la maquinaria publicitaria está especialmente dirigida a ellos, ya que son el estrato de la sociedad más determinante en la toma de decisiones de consumo.

Dificultades:

Muchos niños y jóvenes viven en familias que, en vez de proveer felicidad y valores espirituales, ofrecen comodidades y bienes materiales.

No pocos niños y jóvenes sufren el “síndrome del niño rico”: tener bienes materiales y, sin embargo, sentirse profundamente desgraciados.

Sin embargo, el consumo de bienes, servicios y placeres, sigue pareciendo ante los jóvenes como una opción de libertad y de felicidad. En esta perspectiva resulta muy difícil comprender valores evangélicos tales como la pobreza, la simplicidad y la renuncia.

Desafíos:

Ofrecer en la vida cristiana y religiosa una opción existencial alternativa en la cual la felicidad es una experiencia interior y no la satisfacción de un deseo consumista.

Anunciar la pobreza evangélica como un valor profundamente liberador, ya que emancipa de la dependencia del consumo y abre la posibilidad de una vida centrada en la entrega de sí mismo, en la solidaridad con los otros (especialmente con los pobres) y en la capacidad de vivir la renuncia.

Descubrir el valor formativo de la carencia y de la dificultad.

Oportunidades:

Cuestionar el consumismo nuestro y el de nuestras comunidades.

Replantearnos una pobreza excesivamente centrada en lo que se tiene o no se tiene, en lo que se compra o no se compra, y menos centrada en la actitud del corazón.

Aprovechar esta época del consumismo extremo para vivir y presentar nuestra pobreza como anuncio de valores más altos y de una felicidad mucho más cierta.

8. La Erotización y la crisis de roles

sexuales

Realidad:

Estamos viviendo una época de una gran erotización del medio. Aunque esa realidad nos afecta a todos, afecta especialmente a los niños y jóvenes.

Tal erotización está presente en la publicidad, en los medios de comunicación y cada vez más en los usos y costumbres cotidianos.

Lo que en otro tiempo era habitado por valores espirituales como la amistad, la ternura, el amor o la alegría, hoy está siendo colonizado por el erotismo.

Esto va unido a una crisis de los roles sexuales tradicionales: agenda homosexual, androginia, bisexualismo.

Dificultades:Aunque algunas dificultades no son únicas de nuestra época, sí se han exacerbado. Algunas son:

Abuso sexual de menores

Pornografía infantil

Experiencias sexuales precoces y, en particular, experiencias de tipo homo o bisexual

Embarazos de adolescentes

Triunfo de la mentalidad preconizada por la agenda homosexual: toda orientación es normal

Dificultad para entender la opción por la virginidad

Desafíos:Proponer el amor cristiano, que no niega lo erótico, sino que lo sublima y eleva, como verdadera realización en un amor capaz de entrega y que supera el nivel depredador.

Proponer la vivencia cristiana de la sexualidad en cuanto amor ordenado que, sin negar la legitimidad y el valor del placer, lo pone en su justo lugar, haciendo del valor espiritual del amor lo verdaderamente importante.

Ofrecer a través de la fe y de la misericordia una posibilidad de sanación para quienes tienen golpeada su vivencia de la sexualidad por dolores del pasado.

Proponer el amor de castidad como amor realizante.

Oportunidades:Cuestionarnos la poca atención que en la vida religiosa y comunitaria hemos dado al afecto, la ternura, los signos externos de cariño y la sana expresión de la sexualidad.

Cuestionarnos la tendencia a tratar la realidad sexual como realidad privada, callada, secreta y darnos la oportunidad de formarnos y crecer en esta dimensión.

Resignificar nuestra castidad más como seguimiento del amor de Cristo que como abstención de la vida sexual.

Aprovechar esta época erotizada para proponer nuestra Castidad como testimonio de amor desinteresado y oblativo.

9. La absolutización libertaria

Realidad:Vivimos en una época que ha hecho de la libertad (entendida como hacer lo que uno quiere y cuando quiere) su más alto valor.

Desde esta perspectiva, las realidades que constriñen el libre ejercicio de la libertad, terminan siendo antivalores en la práctica: las normas, las obligaciones, los reglamentos, los compromisos.

El tipo de libertad que se preconiza, está especialmente centrado en los intereses y conveniencias del individuo. Los intereses y conveniencias de los otros, de la comunidad, no sólo son secundarios, sino que pueden suponer un límite al ejercicio de la libertad.

Dificultades:Algunas consecuencias del concepto actual de libertad son:

Pérdida del sentido del valor de la autoridad

Pérdida del sentido del valor de la obediencia

Pérdida del sentido del valor de buscar el bien común, cuando dicho bien limita el ejercicio de la propia libertad

Tendencia a asumir que sólo es válido lo que uno mismo legitima y valora como tal: se pierde así el sentido del valor de la ascesis y el sacrificio

Vivencia de la libertad como libertinaje

Desafíos:Presentar la vida cristiana, religiosa y sacerdotal como ejercicio de una libertad más auténtica: la libertad de Cristo.

Anunciar la libertad cristiana no como el ejercicio de la propias apetencias, sino como la realización de la voluntad del Padre para el bien de los hermanos.

Ayudar a los jóvenes a descubrir valores tan importantes como el sentido de la autoridad, la obediencia y el sacrificio personal para lograr el beneficio de los otros.

Ayudar a los jóvenes a tomar conciencia del daño interior que les hace una libertad de libertinaje.

Oportunidades:

Cuestionarnos el carácter formalista y, en ocasiones, meramente externo de nuestra obediencia.

Vivir la obediencia no como anulación de la persona ni constreñimiento de sus legítimos anhelos, sino como búsqueda en comunidad, mediante el discernimiento, de la voluntad de Dios.

Proponer con audacia, en medio de un mundo que sólo entiende la libertad de corte burgués, una libertad más plena y humana, la libertad de Cristo, la libertad de la obediencia al Padre.

10. Lo “light” como talante existencial

Realidad:Vivimos en una época con grandes dificultades para asumir realidades radicales, comprometidas y fuertes. Hoy existe una tendencia sensible a lo leve, lo liviano, lo de baja intensidad, lo “light”. En la ciencia, en la literatura, en la cultura, en la vivencia religiosa, en las opciones existenciales, la tendencia a lo cómodo, llevadero, mediocre y sin radicalidad es sensible.

Particularmente en la vivencia de la fe aparecen diversas tendencias “light”: vivir lo atractivo de la fe y escamotear lo que supone compromiso y entrega, buscar opciones emocionales y no que comprometan la vida, tomar la persona de Jesús como modelo, pero no como salvador.

Dificultades:Muchos jóvenes se sienten atraídos por Cristo, por el seguimiento del Señor, por el servicio a los demás; pero tienen la tendencia a tomar de esto las realidades que les producen satisfacción o emociones positivas y a desdeñar las realidades que implican sacrificio, abnegación o dificultad.

La espiritualidad, la oración, la vida sacramental, el apostolado, tienden a ser experiencias vividas de forma superficial, provisional y mientras no impliquen una dedicación más allá de lo elemental.

Existe la tendencia a vivir elementos de la fe mezclados con elementos extraños a ella y más propios del ambiente “light” de la época (vgr. Nueva Era).

Desafíos:

Proponer la opción por Jesucristo y por su seguimiento como una opción de radicalidad y entrega absoluta, en medio de una época que poco sabe de tal tipo de opciones.

Formar para la radicalidad, ofreciendo experiencias formativas fuertes y profundas en las diversas dimensiones de la vida humana, de la cultura y de la experiencia de fe.

Presentar la vida cristiana, la vida religiosa y sacerdotal como estilos de vida alternativos ante la mediocridad de la vida burguesa.

Oportunidades:Cuestionarnos la progresiva mediocrización de nuestra vida consagrada y ministerial.

En medio de un mundo que cada vez entiende menos las opciones radicales de amor, renovar nuestro compromiso cristiano, religioso y sacerdotal en cuanto compromiso radical.

Aprovechar el talante “light” de nuestro tiempo para proponer como contraste una formación comprometida, seria y profunda.

Vivir la radicalidad de nuestra opción, pero sin perder el gozo, la alegría de vivir que nos puede aportar la juventud.

La generación “Y”

La Nueva Generación:Son los jóvenes de la tecnología, el mundo del internet, de las relaciones virtuales, de los juegos de computador.

Son los jóvenes de la generación “mírame” (look at me), que ponen su imagen, sus fotografías y su información en sitios públicos para darse a conocer. Aunque les cuesta mucho abrir el corazón.

Son los jóvenes que aman la independencia, pero abandonan cada vez más tarde la casa paterna.

Son los jóvenes de la provocación, a quienes les gustan los tatuajes, pendientes, piercings y modas de colores oscuros e intimidatorios.

La Nueva Generación:

Son los jóvenes que, aunque pueden tener inquietudes espirituales, no suelen considerarse miembros de una confesión religiosa en particular y tienden a generar un concepto personal de Dios.

Son los jóvenes más preocupados por sus intereses, gustos y diversiones, que por la vida política y social del país en el cual viven.

Son los jóvenes globales, muy similares en diferentísimos lugares del mundo.

Son los jóvenes que tienen por ideales la fama y la fortuna.

La Nueva Generación:Son los jóvenes de las emociones extremas, de las drogas de diseño, de las fiestas electrónicas, de los encuentros sexuales sin amor ni compromiso.

Son los jóvenes de la permisividad sexual, que tienden a aceptar con naturalidad las diversas orientaciones sexuales.

Son los jóvenes que necesitan admirar a personas importantes, las cuales suelen ser personas cercanas a ellos y, muy especialmente, aquellas personas que les han aceptado y amado así como son.

Y son los jóvenes del mundo de hoy.

Son los jóvenes de nuestro tiempo.

Son los chicos con los que nos ha correspondido soñar.

Y es verdad que viven grandes dificultades.

Y que, en ocasiones, nos cuesta creer en ellos.

Pero son maravillosos.

Son nuestra esperanza.

Y aún son nuestro gran amor.

Y es que, con todo y sus dificultades, son obra creadora de Dios.

Con todo y sus realidades difíciles, por ellos dio la vida Cristo, nuestro Señor.

Y con todo y las cosas que nos cuestan de ellos, son los llamados a ser la Iglesia del mañana, los consagrados del futuro, los pastores del pueblo de Dios.

Son los obreros necesarios para la mies abundantísima del Señor.

Sí,ellos son nuestra mejor

oportunidad.