View
5
Download
0
Category
Preview:
Citation preview
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
36
0
MEMORIAS
La memoria y el espacio como elementos de comunicación intercultural.
El caso de pueblo de San Miguel Carrillo, Querétaro.
Lorena Erika Osorio Franco1
lorenaosorio030@hotmail.com
Universidad Autónoma de Querétaro
Resumen
La presente ponencia se deriva de una investigación en curso sobre un antiguo pueblo
que se integró física y funcionalmente a la ciudad en los años 70´s. Mi objetivo es dar a
conocer desde dónde construyo la mirada teórico-metodológica que me permite dar
cuenta de la identidad local. Por tratarse de un avance no presento resultados, pero si
señalo algunos elementos a lo largo del documento a partir de los cuales es posible
vislumbrar como se (re)construye la identidad local de los carrillenses a partir de una
comunicación intercultural, entendiendo por esta ultima los códigos culturales
comunes y la memoria colectiva como prácticas que se realizan en un espacio dado.
Palabras Clave: espacio, memoria, identidad local, comunicación intercultural.
Abstract
This work stems from an ongoing investigation into an ancient people whose
integration was physically and functionally to the city in the 70s. My goal is to show
from where the theoric-methodological look allows me realize local identity built.
Because of this being a work preview I do not show results, but if I point out some
elements throughout the document from which it is possible to see how carrillenses
local identity is (re)constructed from an intercultural communication, understanding
this last thing with common cultural codes and collective memory as practices that take
place in a given space.
Key words: space, memory, local identity, intercultural communication.
1 Universidad Autónoma de Querétaro. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.Tel: (442) 192 1265. Correo: lorenaosorio030@hotmail.com
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
36
1
MEMORIAS
La memoria y el espacio como elementos de comunicación intercultural.
El caso de pueblo de San Miguel Carrillo, Querétaro.
Lorena Erika Osorio Franco
lorenaosorio030@hotmail.com
1. Introducción
En Querétaro, la construcción de vías de comunicación, principalmente la carretera 57,
y el crecimiento urbano e industrial en las inmediaciones de este importante eje
carretero provocaron que la mancha urbana fuera alargándose hacia el norte y noreste
de la ciudad, en esta zona se concentró la industria y con ella comenzó la demanda de
vivienda para obreros, mandos medios y gerenciales que laboraban en las empresas.
Durante ese mismo periodo, el gobierno estatal comenzó a expropiar tierras de ejidos
cercanos para dar lugar a lo que sería el primer parque industrial (hoy conocido como
ciudad industrial Benito Juárez2). El gobierno estatal expropió un total de 300 ha –
superficie en donde se asentó el parque- a los núcleos ejidales de Felipe Carrillo Puerto,
San Pablo y El Salitre.
El crecimiento de la ciudad de Querétaro se dio, por un lado, a partir de la
expansión sobre los barrios populares ya existentes de la cabecera y los pueblos
conurbados y, por otro, por la construcción de nuevas colonias y fraccionamientos. En
este marco de transformación urbana y de complejidad creciente por la diversidad de
población, la pluralidad de espacios y de procesos socioculturales que caracteriza hoy a
la ciudad se (re)construyen diferentes formas de comunicación, de significación y de
habitar el espacio urbano.
2 Los terrenos del parque fueron adquiridos sin servicios, para lo cual se requirió de un fideicomiso con Nacional Financiera. Las primeras industrias que ahí se establecieron fueron: Tremec (1965), Massey Ferguson (1966), Laboratorios Vineland de México (1963), Engranes Cónicos (1979), Bombas Alemanas (1969), Xolox (1977), Cardanes (1971) y Tecnomac (1977) (González y Osorio, ibid: 89). En la actualidad el parque ocupa una superficie de 450 hectáreas y da cabida a un total de 105 empresas.
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
36
2
MEMORIAS
La pérdida del territorio y las formas de relación social que se establecen a partir
de los procesos modernizadores, han obligado a conformar nuevos vínculos sociales y a
poner el juego la capacidad organizativa de los pobladores originarios, quienes lejos de
romper los lazos colectivos parecen conformar nuevos. Este parece ser el caso de un
antiguo pueblo conocido como San Miguel Carrillo, en donde la construcción de la
identidad local se da en varias dimensiones, pero aquí destaco dos: a) en la vida
cotidiana a través de una comunicación que se traduce en códigos culturales
compartidos (valores, creencias, rituales, significados, prácticas), b) en la construcción
de un pasado común que se reproduce a través de la memoria colectiva. En este
sentido, lo que mantiene unida a la gente de Carrillo es el hecho de que sus pobladores
comparten un origen común (indígena y campesino), tradiciones, costumbres y lugares
sagrados (como las capillas), todo ello en el marco de una ciudad moderna, turística e
industrial.
Me interesó particularmente el caso de Carrillo porque es un lugar (desde la
perspectiva antropológica de Augé) en donde se preserva una identidad arraigada al
territorio que se refleja en una clara estructura del espacio a partir de la organización
en barrios. Se preserva también una memoria colectiva que se construye a partir de
prácticas culturales que han trascendido generacionalmente como ha sido la
celebración del ciclo festivo en donde la fiesta patronal ocupa un lugar central, o las
bandas de música, que son reconocidas tanto por la gente del lugar como de los
pueblos y barrios vecinos.
Hoy en día, la identidad local más que una realidad es una construcción
imaginaria, “una invención” (Anderson, 1993). En este contexto, me propongo estudiar
¿cómo en un lugar como Carillo, con arraigo histórico, se crea y recrea la identidad
local? ¿cómo concibe la gente su pueblo, cómo lo significan y qué atributos identitarios
encuentran en este espacio al que ellos llaman pueblo? ¿qué distingue a este pueblo de
otros espacios locales en la ciudad? Mi perspectiva parte desde la mirada del pueblo,
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
36
3
MEMORIAS
me interesa el punto de vista del carrillense y no tanto la visión desde la ciudad o desde
los inmigrantes que han llegado a radicar a dicho lugar, aunque no por ello dejo de lado
esta mirada ya que la identidad social se construye desde dinámicas no excluyentes:
por pertenencia, por referencia (a ideas y valores) y por contraste (por distinción u
oposición a otros) (De la Peña y De la Torre, 1994: 25). Me interesan las personas
originarias como ese sector poblacional que se adjudica “por derecho de antigüedad”
el pueblo y que lo reconocen como tal. Desde ahí, construyen una identidad que se
ancla fuertemente al territorio. El pueblo representa el marco espacial y temporal a
partir del cual se articulan las relaciones sociales que sustentan una historia y una
cultura común.
A pesar del proceso de urbanización, en Carrillo la división por barrios que
configura espacialmente al pueblo y las formas de interacción social posibilitan el
proceso de formación de una identidad local. En Carrillo, la relación que se establece
entre vecinos es fundamental, ya que el uso compartido del territorio implica, además
de la inversión afectiva, el establecimiento de acuerdos, la elaboración de una
normatividad que sanciona y significa en colectivo, la forma en que se utilizan los
espacios comunes y las conductas con ellos asociadas, la construcción de códigos
identitarios que se reproducen culturalmente (entre los que destacan las tradiciones y
costumbres vinculadas a la devoción de San Miguel Arcángel). Todos estos elementos
contribuyen a la construcción de la identidad local, la cual si bien no deja de estar
exenta de conflictos y tensiones, también establece importantes formas de
comunicación intercultural.
2. Aproximación teórica
Hoy en día, frente a situaciones críticas que hoy se viven en las ciudades y las dinámicas
desestructuradoras que estimulan la fragmentación, la privatización (Borja, 2003), la
segregación espacial (Duhau y Giglia, 2008), la inseguridad pública y los proyectos
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
36
4
MEMORIAS
enfrentados de ciudad (Ramírez y Safa, 2009), existen otras tendencias y fuerzas que
actúan en sentido opuesto. Al respecto, Borja plantea que los movimientos ciudadanos
de los últimos 30 años han hecho importantes contribuciones a la gestión de las
ciudades y al urbanismo, y distingue por lo menos tres: 1) la revalorización del lugar, del
espacio público, del ambiente urbano, de la calidad de vida de la dialéctica barrio-
ciudad, del policentrismo de la ciudad moderna, 2) la exigencia de democracia
ciudadana, de concertación y participación en los planes y proyectos urbanos y 3) como
consecuencia de lo anterior, o tal vez como premisa, la recreación del concepto de
ciudadano como sujeto de la política urbana, quien se hace ciudadano al intervenir en la
construcción y gestión de la ciudad (ibid: 72).
Al amparo del debate ciudad-ciudadanía, Patricia Safa (2009), señala que no se
puede negar el aumento acelerado de las organizaciones de todo tipo: sociales,
culturales, religiosas, de ayuda mutua, entre otras. En el caso de las organizaciones
vecinales, la llamada crisis de la ciudad explica su revitalización (pág. 256). Los
habitantes de antiguos pueblos conurbados hoy a la ciudad, de los barrios y
vecindarios, no se mantienen al margen ni se resignan ante los procesos de
trasformación y degradación de su entorno.
Los espacios locales en la ciudad, trátese de pueblos, barrios, vecindarios, son
lugares que se han construido a partir de su propia historicidad, y en eso reside su
particularidad y su fuerza, lo que los hace diferentes de otros espacios. La
heterogeneidad de esos lugares contribuye a la construcción de la ciudad, son los que
hacen manifiestas las distintas formas de habitar y significar un espacio que todos
compartimos, dado que la ciudad, como sostiene Tamayo y Wildner (2005), es
producto de la intención humana, resultado de la acción social, escenario de conflictos
sociales y derivación de manifestaciones culturales (pág. 28). Estos espacios se
(re)construyen a partir de distintos referentes de identidad, como su memoria histórica
(se conservan los lugares donde tuvieron lugar acontecimientos en el pasado), su
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
36
5
MEMORIAS
patrimonio arquitectónico (edificaciones y monumentos, así como calles), sus fiestas y
tradiciones, el ambiente (referido a las formas de vida social), la relación con el entorno
natural (el territorio-signo), la cosmovisión. Y tantos otros más como los habitantes de
esos lugares construyan para preservarse a sí mismos, para conservar su territorio y su
identidad (Portal, 2006).
2.1. Las identidades sociales
Abordo el concepto de identidad social resaltando el papel que tiene en la relación con
el territorio. Esta relación me permitirá articular mi argumentación teórica y
metodológica ya que parto de un contexto en el presente que se vincula con el pasado
a partir de la memoria colectiva, a través de esta articulación busco entender cómo los
sujetos construyen sus representaciones y sus prácticas pasadas ancladas en un
territorio y cómo estas se han trasformado y reconfigurado en el presente. Si bien es
cierto se trata de un territorio que cambia (por la urbanización), también es un
territorio que permanece en la memoria, un territorio que se construye en el imaginario
y que se preserva porque significa “algo” para los lugareños.
En la construcción de la identidad local, la percepción del espacio, las formas de
socialización, la organización comunitaria y las interacciones juegan un papel relevante
en la cohesión social. Por un lado, los elementos antes señalados dan certidumbre por
su permanencia en el tiempo, lo que contribuye a la estabilidad; pero al mismo tiempo,
la pertenencia se construye a contracorriente, en un contexto donde las influencias
externas, vinculadas con la creciente urbanización, están a la orden del día. En este
contexto, el espacio, las prácticas y las representaciones cambian, algunas contribuyen
a la construcción de la identidad pero otras pueden incidir en la disolución de la
identidad barrial.3 La identidad no es consustancial de un grupo o de un territorio, es un
proceso que se construye.
3 En una investigación que se realizó sobre el barrio de Tepito, Francios Tomas (2005) señala que varias fueron las consecuencias de la degradación de la identidad barrial, una de las más terribles fue la desaparición de las iniciativas culturales. El dinero fácil de la fayuca y de los tráficos ilegales margino las
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
36
6
MEMORIAS
Berger y Luckmann (2005), subrayan que la identidad constituye un elemento
clave de la realidad subjetiva y en cuanto tal se halla en una relación dialéctica con la
sociedad. Recíprocamente, las identidades producidas por el interjuego del organismo,
conciencia individual y estructura social, reaccionan sobre la estructura social dada,
manteniéndola, modificándola o aun transformándola. Las sociedades tienen historia
en cuyo curso emergen identidades específicas, pero son historias hechas por hombres
y poseen identidades específicas. Si se tiene en cuenta esta dialéctica se puede evitar la
noción errónea de “identidades colectivas”, sin tener que recurrir a la singularidad de la
existencia individual.4 Desde esta perspectiva, la identidad es un fenómeno que surge
de la dialéctica entre el individuo y la sociedad (ibid: 215).
En este sentido, Paris Pomero (1990) subraya que la reciprocidad, es decir, la
percepción del otro, es fundamental en la conformación de una identidad de yo y esta
identidad sólo puede desarrollarse en base a la identidad trascendente de un grupo. Es
el grupo el que tiene el marco normativo, es el que teje la realidad simbólica y las redes
de imaginario al interior de las cuales se dibujan los ideales del yo. La afirmación del yo
al interior del grupo depende así de una estructura definida con base en normas y
valores, es decir, con base en el marco normativo del grupo. El grupo a su vez,
encuentra también su cohesión y su identidad en esa normatividad general de valores,
imágenes y mitos que lo conforman y que lo distinguen de otros grupos sociales. El yo
individual y el yo colectivo sólo puede definirse en un orden; en el orden configurado
por la tradición. El individuo se unifica con su comunidad en el mito, que constituye el
horizonte de un orden cósmico general, donde cada imagen y cada ser tiene su lugar y
su pertenencia (pág.74).
actividades manufactureras y al tianguis tradicional. Señala que, como pasó en Tepito, existen eventos dramáticos que muestran que elementos de la cultura local que en un tiempo fueron determinantes terminan por comprenden y admitan que su tiempo ya termino dado que los actores movilizados cambian. En este sentido, las bases de una identidad barrial se pueden socavar tan rápidamente como se establecieron. 4 Los autores señalan que no es aconsejable hablar de “identidad colectiva” a causa del peligro de hipostasiación falsa (o ratificadora) (ibid: 214).
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
36
7
MEMORIAS
De esta manera se puede explicar cómo a partir de un testimonio individual se
puede articular la experiencia de una comunidad. Un sujeto que está inmerso en un
territorio próximo y una cultura local no habla de ellos como individuo, sino como
miembro de una colectividad a la que pertenece y de la cual forma parte. El riesgo de
hipostasiación,5 de acuerdo a Sciolla, sólo sería real si la identidad colectiva de un grupo
se entendiera como algo totalmente “diferente” y exterior a las identidades personales
de cada uno de los individuos que forman parte de dicha identidad colectiva, y a la cual
estos mismos tendrían que conformarse siempre (ibid: 5), algo que con poca frecuencia
ocurre en el caso de los barrios como Carillo.
En algunas charlas informales con gente de Carrillo, las narraciones personales
dan cuenta de lo colectivo, de los valores, las creencias, tradiciones y costumbres que
han contribuido a la construcción de una identidad local. El ámbito familiar es
determinante en este sentido ya que a través de este se preservan importantes
tradiciones que trascienden generacionalmente, lo que implica una profunda vocación
de servicio, un arduo trabajo colectivo y una voluntad inquebrantable para que
cíclicamente se reproduzcan. En esta reproducción el ciclo ceremonial juega un papel
fundamental.
La persistencia de las tradiciones, así como de linderos (marcajes en el territorio)
que delimitan fronteras simbólicas, nos habla de una cultura local que está viva y que
resiste -en la medida de lo posible- los embates de la urbanización, una cultura que se
reproduce en el espacio/tiempo micro, el de la vida cotidiana y en el espacio/tiempo
cíclico, el del ritual. Por ello el acercamiento a estas dimensiones es trascendental para
mi investigación.
La identidad nos remite a la subjetividad y a la experiencia tanto de un individuo
como de una colectividad, se construye a través de diversas manifestaciones que
5 Sciolla (1983) señala que para algunos autores el concepto de identidad sólo puede ser entendido como atributo de un sujeto individual. Aplicar el concepto de identidad a grupos de individuos y hablar de “identidad colectiva” equivale a una hipostasiación (ibid).
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
36
8
MEMORIAS
podemos distinguir en un espacio dado, en un ritual, en la pervivencia de un modo de
vida, en las costumbres y la cultura local. Esta construcción tiene como marco social
una memoria colectiva, anclada en el pasado, que sirve de puente para entender desde
dónde y cómo se construye, pero primordialmente por qué y para qué.
2.2. El territorio
Existe una extensa bibliografía que da cuenta de las distintas perspectivas desde donde
se definen los conceptos de espacio y territorio,6 de antemano sé que se pueden hacer
distinciones importantes, sin embargo, en el caso de esta investigación, entrar a esta
revisión es desviar el tema de atención dado que no es una discusión central. Asumo
que cuando se habla de territorio, predomina una perspectiva un tanto más material
(como entorno físico), mientras que cuando se habla de espacio, la referencia implica
concepciones no sólo materiales sino también culturales y simbólicas. Desde esta
premisa concibo el espacio como un territorio apropiado, construido a través de la
acción y las representaciones sociales.
La base física del territorio mucho contribuye a la fijación de fronteras que
delimitan un espacio de otro, pero ¿qué sucede en el caso de los barrios que forman
parte de las ciudades, en donde la delimitación física es compleja dado el proceso de
urbanización porque diluye las fronteras? Una concepción más intersubjetiva del
espacio ayuda en este tipo de análisis, para ello recurro a Marc Augé (1993), quien
plantea que se puede hablar de pertenencia cuando un individuo es capaz de
diferenciar un lugar de otro; la identificación de un lugar supone la construcción de una
representación de dicho lugar en la cual el individuo articula elementos directamente
percibidos, preconstruidos culturales que circulan acerca de ese lugar y también la
propia experiencia vivida en relación con el lugar. El resultado de estos procesos es la
posibilidad de identificar el lugar y en consecuencia, diferenciarlo de otro (pág.51).
6 Véase Marc Augé (1993), Safa y Ramírez (1996), Hoffmann y Salmerón (1997), Armando Silva (2000), Tamayo y Wildner (2005), Bueno y Pérez Negrete (2006) y Gilberto Giménez (2007).
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
36
9
MEMORIAS
Augé incluye en la noción de lugar antropológico la posibilidad de los recorridos
que en él se efectúan, los discursos que allí se sostienen y el lenguaje que lo caracteriza
(idem: 87).7 Señala que los lugares tienen por lo menos tres rasgos comunes, son: 1)
identificatorios, 2) relacionales e 3) históricos. El plano de la casa, las reglas de
residencia, los barrios del pueblo, las plazas públicas, la delimitación del terruño
corresponden para cada uno a un conjunto de posibilidades, de prescripciones y de
prohibiciones cuyo contenido es a la vez espacial y social. Nacer es nacer en un lugar,
tener destinado un sitio de residencia. El lugar de nacimiento obedece a la ley de lo
“propio”. En tanto que factor identitario, el lugar genera adscripción (ibid: 58). Augé
sostiene que el hombre establece con los lugares dos tipos de relaciones
fundamentales: la identificación de los lugares y la apropiación de los lugares.
En el estudio de los espacios locales (barrios, vecindarios, pueblos), la cultura y la
identidad son elementos sustanciales que permite distinguirlos de otros espacios en la
ciudad. Para Giménez (2007) la cultura tiene un papel preponderante ya que funciona
como mediadora entre los hombres y la naturaleza; de esta manera, todo fenómeno
social tiene un referente en el espacio (pág.161). En paralelo, todo grupo social tiene
como referente primario un territorio, es por ello que adquiere tal fuerza que la esencia
de la identidad esta signada, en buena medida, por el lugar de origen. En Carrillo, al
igual que en otros lugares, ser “originario” es un atributo y un referente básico a partir
del cual no sólo reivindican su derecho de pertenencia, sino también a partir del cual se
articulan las relaciones sociales con los “propios” (los que son de ahí) y los “otros”
(los que han llegado de fuera).
7 Concibe el lugar antropológico, ante todo, como algo geométrico. Se establece a partir de tres formas espaciales simples: líneas, intersección de líneas y puntos de intersección de líneas. Las líneas corresponden a los caminos itinerarios o ejes; las intersecciones refieren a encrucijada, lugares de encuentro y reunión; los puntos de intersección aluden empíricamente a centros más o menos monumentales, sean religiosos o políticos, que definen a su vez un espacio y fronteras más allá de las cuales otros hombres se definen como otros respecto a otros centros y otros espacios. Itinerarios, encrucijadas y centros no son independientes, se superponen parcialmente (ibid: 62).
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
37
0
MEMORIAS
3. Metodología
3.1. La elección del lugar de estudio
A partir de los años sesenta, la vida social y el reordenamiento espacial de Carrillo
comenzó a cambiar notablemente. La urbanización generó la sensación de que se
diluía–metafóricamente hablando- para dar lugar a una colonia periférica más de la
gran urbe, un lugar que a la vista de cualquier observador externo, podría fácilmente
pasar por un asentamiento irregular, con viviendas de autoconstrucción, producto de la
migración rural a la ciudad y no de un lugar con una historia añeja. Lo que sucede en
Carrillo no es privativo de este lugar, sucede todos los días y en muchos de los espacios
urbanos de la ciudad en donde se presenta un acelerado crecimiento urbano.
El pueblo se construye en términos de temporalidad, entre el antes y el ahora.
Para los originarios su presencia en la zona es vivida como ancestral. La sensación de
invasión -real y simbólica- de la ciudad es un elemento cotidiano, pero también histórico
¿cómo se construyó históricamente el pueblo hasta adquirir su actual fisonomía?,
¿cómo se construyeron el adentro y el afuera de este lugar?, ¿qué implicaciones tiene
esto en el proceso identitario? Considero que las identidades sociales (lo que implica la
autoidentificación y heteroidentificacion) se construyen en un complejo proceso
histórico de acuerdo, negociaciones, conflictos y tensiones.
Mapa 1. División municipal (por delegaciones)
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
37
1
MEMORIAS
Elegí Carrillo porque es un
lugar con una identidad
reconocida, un “lugar con
arraigo histórico”, Carrillo forma
parte de la delegación municipal
que lleva el mismo nombre. San
Miguel Carrillo es uno de los
núcleos poblacionales más
antiguo de la cabecera
delegacional. En la actualidad la
delegación se conforma por 16 localidades, 3 barrios, 6 colonias populares, una de
interés social, 10 para clase media y una residencial (véase anexo 1).
San Miguel Carrillo fue designado en 1924 como subdelegación y tres años
después, en 1927, se convirtió en delegación municipal. En 1994 se le dio un nuevo
nombre a la delegación: Felipe Carrillo Puerto (en honor al mexicano que luchó por los
derechos sociales de los indígenas). La delegación colinda con el municipio de
Corregidora y por el poniente con el estado de Guanajuato y hasta la altura de
Santiaguillo, bordeando Juriquilla colinda con San Pedro Mártir, Avenida 5 de Febrero y
la carretera a Celaya.
De la heterogeneidad de espacios que conforman esta delegación, me interesa
particularmente el caso de uno de sus barrios más antiguos (considerado así para la
administración local): San Miguel Carrillo, hoy conocido simplemente como “Carrillo”.
La historia de este antiguo pueblo se remonta al siglo XVI, la población de San Miguel
(primer asentamiento humano de la delegación) tiene su origen en grupos de origen
mesoamericano. A finales del siglo XVIII se hace referencia a San Miguel Carrillo8 como
8 A la congregación de San Miguel o San Miguelito se llamaba también barrio de Carrillo (Jiménez Gómez, 2006).
Fuente: elaboración propia, INEGI, 2005.
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
37
2
MEMORIAS
uno de los barrios indígenas que conformaban la ciudad (Jiménez, 2006:31).9 Hoy los
descendientes de los pobladores originarios tratan de preservar ese pasado remoto a
partir del cuidado celoso de sus capillas familiares (oratorios de origen otomí) y de un
fuerte sentido de religiosidad popular.
Particularmente me parece pertinente dar cuenta a través de la etnografía de los
espacios, lugares, tradiciones, celebraciones y acciones que nos permitan conocer
quiénes son los habitantes de esos espacios que forman parte de la ciudad. La presente
investigación se sumará a los estudios sobre los espacios locales (trátese de barrios,
pueblos, vecindarios) en la ciudad, lo que permitirá profundizar teórica y
empíricamente en el estudio de ésta temática.10 Asimismo, contribuirá a entender la
complejidad, particularmente en cuanto a la construcción de las identidades locales se
refiere, dado que la urbanización no es un fenómeno mecánico ni unidireccional, sino
un proceso complejo de negociaciones, asimilaciones y resistencias que implican
construcciones y reconstrucciones identitarias en el espacio y en el tiempo.
El estudio de los espacios locales (trátese de pueblos, barrios o vecindarios),
permite a las autoridades competentes, planificadores y diseñadores urbanos tener
herramientas sobre la realidad que priva en los espacios que han sido marginados y
subordinados por el crecimiento de la ciudad. Para lograr mayores niveles de eficacia
(en cuanto a infraestructura, servicios y vivienda), que redunden en una mejor calidad
de vida, considero que se deben contemplar los relaciones identitarias que existen en
los múltiples espacios que forman parte de la ciudad.
9 Jiménez Gómez señala que el pueblo de Querétaro se caracterizaba por una diversidad étnica congregada un una sola república de indios. A finales del siglo XVIII los barrios que formaban parte de la ciudad eran: Santa Cruz, San Francisquito, Santa Ana, San Antoñito, San Sebastián, San Isidro, San Juan de los Alamos, Espíritu Santo, San Roque, Santa Catarina y San Gregorio. A las congregaciones de San Agustín del Retablo, San Miguel Carrillo y San Pablo también se les identificaba como barrios. En el caso de la ciudad todavía quedaban muchos vecinos indios en los barrios de Santiago y de la Divina Pastora. Santa María Magdalena se consideraba pueblo en 1808 (ídem). 10 La incorporación de pueblos y ejidos a las ciudades es un proceso indiscutible. Este fenómeno se ha estudiado particularmente en la zona metropolitana más grande del país.
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
37
3
MEMORIAS
Se ha constatado que derivado de la exclusión, las grandes ciudades suelen ser un
contexto propicio para los movimientos sociales por la marginalidad que engendran las
nuevas centralidades de la economía y la política. Por lo anterior es importante seguir
pensando en pueblos, barrios y vecindarios pero no como inmutables o atemporales.
Permanecen porque producen sentido. Las fiestas patronales, por ejemplo, se nutren
de la tradición, aunque algunas no son tan antiguas como buscan presentarse, sobre
todo porque casi siempre son invenciones, no en el sentido de falsedad sino como
construcciones sociales y culturales. Lo importante de este tipo de tradiciones que
sirven para construir la identidad no es su fidelidad al pasado, sino la manera en que se
logran activar los compromisos de las personas que participan en ellas y que viven en el
lugar (Portal y Safa, 2005; Safa, 2001).
A través de otras experiencias de trabajo de campo que he tenido (en Santa Rosa
Jáuregui y Jurica)11 y las lecturas teóricas comprendí que, como el territorio, el
concepto de identidad es inseparable de la idea de cultura. Cada día cobra mayor
fuerza la convicción de que el territorio no se reduce a ser un mero escenario o
contenedor de los modos de producción y de la organización de flujos de mercancías,
capitales y personas, sino que también es un significante dentro de significados y un
tupido entramado de relaciones simbólicas (Giménez, 2007).
En la construcción de la identidad social intervienen aspectos esenciales como el
arraigo a un territorio, la existencia de fuertes vínculos sociales y una relativa
homogeneidad de valores y costumbres. En esta construcción la socialización juega un
papel preponderante dado que es a través de esta que los sujetos interiorizan
progresivamente el complejo simbólico cultural de su colectividad. Este complejo está
fuertemente anclado en el territorio ya que la identificación con este genera
sentimientos de seguridad y estabilidad.
11 Al respecto véase Osorio, 2005 y Osorio, 2012.
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
37
4
MEMORIAS
3.2. Construcción de objeto de estudio
El espacio
Las personas construyen referencias de pertenencia por ser el lugar donde nacieron o
por ser el lugar donde crecieron y/o les tocó vivir. Ambas implican formas distintas de
relacionarse con el territorio y metodológicamente es importante estudiar cómo en
Carrillo los distintos grupos usan, construyen y viven en un territorio que comparten.
Algunos de los indicios que dan muestras del arraigo territorial se relacionan con: la
convivencia como una prolongación de la casa, mayor satisfacción y orgullo por residir
en el lugar donde nacieron, no cambian su lugar de residencia aunque pudieran
hacerlo, la mayor parte de la gente vive donde nació, permanecen y hacen su vida la
mayor parte del tiempo dentro del pueblo.
El conocimiento que tienen las personas del espacio se encuentra trasminado por
una diversidad de atributos propios (edad, trabajo, movilidad cotidiana, etcétera). El
conocer y usar los espacios va de la mano con las prácticas, lo que redunda en una
apropiación territorial. Procesos como los que hoy se viven en Carrillo están presentes
en otros lugares de la ciudad, esta es una de las razones por las que es pertinente su
análisis. Lo relevante del estudio de la pertenencia (como un atributo de la identidad)
es analizar lo que significa para las personas (Augé, 1993; Safa, 2001). En un contexto de
fuerte transformación del espacio y la complejidad derivada del proceso de
urbanización, resulta imprescindible entender cómo las personas construyen su arraigo
a un lugar.
Para ello propongo identificar un espectro a partir del cual el espacio adquiere
distintas connotaciones que sirven como referentes para el análisis. En primer lugar
considero el espacio construido en cuanto al medio material, pero entendido desde la
concepción de Rapoport (1978), quien sostiene que: “los elementos físicos de todas las
ciudades son las mismas casas, las mismas calles y las mismas plazas, zonas de culto,
etcétera. Es la naturaleza del significado de los principios subyacentes que los
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
37
5
MEMORIAS
organizan y relacionan la que difiere” (pág. 30). El espacio construido no sólo es la
acción de la gente que vive en el lugar, también está la presencia de otros actores,
como los desarrolladores urbanos y el Estado.
Considerar el espacio construido es importante porque nos habla de los sujetos
que lo habitan: las casas de adobe y varias unidades domésticas en un solo solar
distingue a los originarios de los que no lo son. Mientras que las casas unifamiliares, con
materiales duraderos (cemento y tabique) distingue a los inmigrantes y/o a las familias
jóvenes. Lo mismo ocurre en la comparación entre la zona más antigua (el pueblo y sus
barrios) y los nuevos asentamientos (colonias populares y de trabajadores que
comenzaron a construirse en los años 70´s) Asimismo, me interesa describir la
urbanización del territorio, lo que implica identificar las áreas que han cambiado más en
el devenir histórico, así como las tensiones y disputas por el cambio de uso de suelo.
En segundo lugar me interesa identificar el espacio practicado en términos de los
usos, la apropiación de los espacios y la interacción social. En este marco es posible
identificar las fronteras (reales y simbólicas) y el grado de involucramiento social a
partir del cual se comparte un complejo simbólico cultural (como comunidad imaginada
a la manera de Anderson) y un espacio temporal (el territorio marcado por la
historicidad).
En tercer lugar incorporo al análisis el espacio imaginado como la precepción
sensible y evocativa que la gente construye del espacio, la evocación emerge cuando la
gente es capaz de manifestar lo que valoran de él y sus atributos (lo que los identifica),
los lugares que sirven de marco a la memoria, que son recordados individual y
colectivamente, que significan “algo” para la gente que habita en ellos. Finalmente me
interesa describir el espacio real como un espectro en donde se abordan los problemas
sociales más apremiantes, problemas que llevan, en el caso de algunos jóvenes, a
“querer salir” y dejar ese lugar. Esos cambios representan un riesgo porque es lo que
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
37
6
MEMORIAS
hace que un lugar pierda su fuerza, porque deja de tener significación y relevancia en
términos de referente identitario para el grupo que lo habita.
Memoria y vida cotidiana
Para conocer la historia del pueblo es necesario remontarnos al pasado, su génesis se
inscribe en la época prehispánica, con una fuerte influencia de la cultura otomí. La
memoria colectiva de los carrillenses se remonta hasta fines del siglo XIX, a través de
las narrativas es posible conocer la historia del pueblo de San Miguel Carrillo, los
cambios por los que han transitado hasta la actualidad, así como sus tradiciones y
costumbres.
En este sentido, como señala Portal (1997) lo que la gente guarda en la memoria
no es la realidad, sino la experiencia. En este sentido, la memoria no registra, sino
construye (es lo que otorga especificidad a cada grupo) y esta construcción social tiene
un sentido cultural. Desde esta perspectiva, la memoria colectiva no puede ser pensada
como “historia”, sino como una vivencia continua, la cual sólo retiene del pasado lo
que está vivo para el grupo que la sustenta (pág. 57). La memoria colectiva es el puente
que permite transitar del pasado al presente, y comparar cómo era la vida antes y cómo
se desarrolla hoy, así como conocer los acontecimientos más importantes que han
marcado el desarrollo histórico del barrio.
La memoria colectiva, no sólo es un puente que permite conectar el antes con el
ahora, sino también, permite delimitar el adentro y el afuera. En este sentido el uso
social del espacio define los límites de la territorialidad, simbólica y subjetiva, dentro de
los cuales los nativos se autoreconocen (Silva, 2000). En Carrillo, ante fronteras físicas
que se diluyen por el proceso de urbanización, la gente construye fronteras simbólicas
que contienen lo que la gente identifica como su pueblo. En paralelo a la delimitación
de las fronteras simbólicas, en la vida cotidiana se entretejen elementos de la vida
tradicional y elementos de la vida moderna.
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
37
7
MEMORIAS
El análisis de los cambios en la cotidianidad se puede realizar considerando la
naturaleza de las prácticas, estas pueden ser de socialización interna o externa al
hogar, y en distintos ámbitos (doméstico, laboral, vecinal, etcétera). Las prácticas se
realizan en un fondo espacio/temporal (Lindón, 1999: 125). Para el análisis de Carrillo
me interesaba abordar los siguientes estratos espaciales de la cotidianidad: el de la
casa, el barrio y la ciudad.12 Metodológicamente es importante considerar la distancia
social dado que en los entornos cercanos (casa y barrio) la socialización cara a cara
prevalece y las redes sociales son más fuertes. En cuanto a los tiempos sociales,
retomo: 1) el ciclo cotidiano, 2) el tiempo cronológico (marcado por eventos
significativos que se guardan en la memoria colectiva) y 3) el tiempo cíclico ritual.
El primero remite a la idea de la cadencia, a la velocidad o a la rapidez con la que
suceden los acontecimientos y los diferentes estados; se refiere al ajuste rápido de las
diferencias y las discontinuidades. Esta noción está presente siempre en las diferentes
esferas de lo real, en las distintas actividades y las tareas a realizar. Es una acentuación
de las duraciones y de los intervalos, una búsqueda del equilibrio entre la continuidad y
la discontinuidad, que son inherentes a todo proceso social (Lindón, 1999: 150). Así, se
puede decir que el ritmo es construido a partir de un sistema de regularidades, acorde
a las circunstancias y necesidades de cada individuo y grupo social al que pertenecen.
En los ritmos se entreteje el ciclo cotidiano, como el tiempo que se vive en forma de
rutina, como sucesión de repeticiones, que son las que reducen la esfera de lo
desconocido, de lo imprevisible. El juego entre las rutinas y los acontecimientos
(entendido como lo nuevo, lo creativo) va construyendo la vida cotidiana, no así la
cotidianidad, ya que esta última sólo refleja la parte repetitiva (idem).
El segundo está marcado por acontecimientos que trascienden la cotidianidad y le
imprimen otro sentido. Son eventos que se guardan en la memoria y que, con el
12 Retomo el concepto de proxemia de Hall, referido a la distancia social.
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
37
8
MEMORIAS
devenir de los años, constituyen las etapas (o parteaguas) a partir de las cuales se
ordenan las experiencias y se construye la historia local; una historia que se desconoce
más allá de las fronteras del pueblo pero determinante para sus habitantes. El tercero
está marcado por las celebraciones religiosas, es un tiempo circular a partir del cual se
refrenda el compromiso con el Santo Patrono.
En paralelo, me interesa conocer el tipo de redes que prevalecen en Carrillo (de
parentesco, familiares, vecinales o de amistad), ya que en diversos estudios se ha
constatado que de acuerdo a las características de estas redes (productoras o
creadoras, debilitadoras, desprovistas) se puede establecer una relación importante
con la construcción de la identidad local. Me interesa analizar el tipo y características de
las redes, los ámbitos de interacción y los vínculos (unión/desunión).
Finalmente, incluí los desplazamientos, me interesa analizar qué factores inciden
en la movilidad, si se derivan de cuestiones estructurales (trabajo principalmente) o de
cuestiones sociales y culturales (por ejemplo: las compras en mercado o en el super, o
paseos por plazas comerciales o el centro de la ciudad).
3.3. Técnicas de recolección de la información
Para poder conocer y acceder a los procesos y las formas en que la gente construye su
identidad requería de la etnografía ya que de esta manera podía observar los contextos
espaciales y temporales constitutivos de la acción y la interacción. Además me
permitiría establecer nexos y una relación más cercana –cara a cara- con los
entrevistados.
La entografia implica realizar investigacion in situ, a traves de la observacion, el
registro y el analisis. Para Godelier (2002) es a través de las observaciones de larga
duración, de las recurrencias (rituales, celebraciones de ciclo de vida, etcétera) y de los
diferentes acontecimientos, de las interacciones observadas durante todo el tiempo
del trabajo de campo, que se acumulan en la cabeza los datos y que la cabeza está
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
37
9
MEMORIAS
colmada de hechos a analizar, de “granos para moler teóricamente” una vez que
salimos de campo (pág. 207).
Durante el trabajo de campo es pertinente establecer ciertos controles
epistemológicos orientados a la validación, para lo cual Hammersley y Atkinson (ibid)
proponen echar mano tanto de la triangulación de fuentes de información como de la
triangulación de técnicas. En cuanto a las primeras, los autores señalan que no se debe
confiar en una sola versión, ya que existe el peligro de que un error no haya sido
detectado en el proceso de recogida de información y tenga como consecuencia un
análisis incorrecto. Si, por otro lado, diversos tipos de información llevan a una misma
conclusión, se puede confiar más en las conclusiones (ibid: 216).
En cuanto a las segundas, los autores plantean que la etnografía frecuentemente
se constituye como una combinación de técnicas, lo que hace posible comprobar la
validez de los datos procedentes de diferentes técnicas a través del recurso de otra
técnica, por ejemplo entre la observación participante, las entrevistas y los
documentos. No obstante, la triangulación no es una prueba simple. Puede ocurrir que
todas las inferencias sean inválidas, que como resultado de un error sistemático o
casual, ellas lleven a la misma conclusión incorrecta. Lo que la triangulación implica no
es la combinación de diferentes tipos de datos, per se, sino, más bien el intento de
relacionar tipos de datos de forma que contrarresten posibles amenazas a la validez del
análisis (ibid: 217). A través de este tipo de triangulación es posible observar
importantes diferencias entre los cuerpos o tipos de información, es decir, entre lo que
la gente dice que hace normalmente y lo que hace realmente (ibid: 218).
La primera elección metodológica que tomé fue estudiar la identidad como una
construcción social y cultural de prácticas y representaciones que llevan a generar
distintos niveles de involucramiento con el territorio. La segunda estrategia fue
articular las diferentes dimensiones que intervienen en la construcción de la identidad.
Asumo que a través del espacio y la vida cotidiana se pueden diferenciar los distintos
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
38
0
MEMORIAS
grupos (los originarios y los no originarios), así como las diferencias generacionales. En
este sentido, el tercer recorte metodológico se refiere a la distinción de tres grupos:
jóvenes (de 12 a 29 años), adultos (30 a 59 años), y mayores (60 años y más).
Anexo 1. Tipo de asentamientos en Carrillo
Localidades Barrios
Colonias:
Populares Interés social
Medias Residencial
Cerro Prieto, La Colmena, Mompaní, El
Patol, El Puertecito, El Rincón, San
Juanico. Santa María del
Retablo, Santo Niño de Praga,
El tiradero Municipal,
Tlacote, Zapote El Alto, El
Tránsito, El Zapote, Santa María del Sapo
y El Nabo
San Antonio de la Punta,
Felipe Carrillo Puerto y Modelo
El Rosario, Las
Teresas, Progreso
Santa Mónica, La
Sierrita, Manuel
Jurado y El Tintero
Zona Militar
Ensueño, La Carambada, Residencial
Frondoso, San Antonio del
Laurel, Villas Arboledas, La
Capilla, Prados de la Capilla,
Rinconada de la Capilla, Santiago
y Virreyes
Las Galindas
Fuente: elaboración propia con base en información del Plan Parcial de Desarrollo Urbano para la
Delegación Felipe Carrillo Puerto, 2008.
Anexo 2. Barrios y capillas de Carrillo
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
38
1
MEMORIAS
Fuente: elaboración con base en Cérbulo, 1999.
Barrio Capilla Patrono/a
Barrio de San Pedro San Pedro San Pedro Barrio de San Antonio San Antonio San Antonio “ “ “ “ San Juan Bautista San Juan Bautista Barrio de la Otra Banda Santa Cecilia Santa Cecilia Barrio de los Carlos Señor de la Piedad Señor de la Piedad Barrio del Llanito San Antonio San Antonio Los Arquitos La Sagrada Familia La Sagrada Familia Barrio de Santa Juanita Santísima Virgen Santísima Virgen Barrio de las Maravillas Señor de las Maravillas Señor de las Maravillas Barrio de los Juárez María Magdalena María Magdalena Barrio El Tintero La Dolorosa La Dolorosa Barrio centro San Miguel Arcángel San Miguel Arcángel
Fuente: elaboración propia.
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
38
2
MEMORIAS
Bibliografía
Auge, Marc (1995), Los “no lugares”. Espacios del anonimato. Una antropología de la
sobre modernidad, Gedisa, Barcelona.
Anderson, Benedict (1993), Comunidades Imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la
difusión del nacionalismo, Colección Popular, FCE, México.
Berger, Peter y Thomas Luckmann (2005), La construcción social de la realidad,
Amorrortu, Buenos Aires.
Borja, Jordi (2003), “La ciudad es el espacio público”, en Espacio público y
reconstrucción de ciudadanía, Patricia Ramírez Kuri (ed), Porrúa, México, pp. 59-
87.
Bueno, Carmen y Margarita Pérez Negrete (Coords) (2006), Espacios globales, Plaza
Valdés y UIA, México.
Cérbulo Pérez, Víctor (1999), Usos y apropiaciones del espacio en Felipe Carrillo Puerto,
asentamiento conurbado a la ciudad de Querétaro, Tesis para obtener el grado de
Maestra en Antropología, CIESAS, Distrito Federal, México.
De la Peña Guillermo y Reneé de la Torre (1994), “Identidades urbanas al fin del
milenio”, en Ciudades, no. 22, abril-junio, RNIU, México, pp. 22-31.
Duhau, Emilio y Ángela Giglia (2008), Las reglas del desorden: habitar la metrópoli, UAM
Azcapotzalco y Siglo XXI, México.
Giménez, Gilberto (2007), Estudios sobre las culturas y las identidades sociales,
Conaculta/ITESO, México.
Gobierno del Estado de Querétaro (2008), Plan Parcial de Desarrollo Urbano para la
Delegación Felipe Carrillo Puerto, en La sombra de Arteaga, Periódico oficial del
gobierno del Estado libre y soberano de Querétaro de Arteaga, Querétaro,
México.
Godelier, Maurice (2002), “Romper el espejo de sí”, en De la etnología a la antropología
reflexiva, Christian Ghasarian et al, Ediciones del sol, Argentina, pp. 193-215.
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
38
3
MEMORIAS
González G., Carmen Imelda y Lorena E. Osorio Franco (2000), Cien años de industria en
Querétaro, Universidad Autónoma de Querétaro y Gobierno del Estado,
Querétaro, México.
Hall, Edward (1986), La dimensión oculta, Siglo XXI, México.
Hammersley, M. y P. Atkinson (1994), Etnografía. Métodos de investigación social,
Ediciones Paidós, Barcelona.
Hoffmann, Odile y Fernando I. Salmerón Castro (1997) (coords), Nueve estudios sobre el
espacio: representación y formas de apropiación, CIESAS, México.
Jiménez Gómez, Juan Ricardo (2006), La República de indios en Querétaro, 1550-1820,
Instituto de Estudios Constitucionales, Gobierno del Estado, Querétaro.
Lindón, Alicia (1999), De la trama de la cotidianidad a los modos de vida urbanos, El Valle
de Chalco, El Colegio de México, México.
Miquel Rodrigo (2011), La comunicación intercultural, Portal de la Comunicación InCom-
UAB, Original disponible en: http://portalcomunicacion.com
Ortiz, Renato (1996), Otro territorio. Ensayos sobre el mundo contemporaneo,
Univeridad de Quilmes, Buenos Aires.
Osorio Franco, Lorena E. (2005), Transformaciones en el modo de vida y cambios de uso
de territorio. El caso de la delegación Santa Rosa Jáuregui, Tesis para obtener el
grado de Maestra en Antropología, Facultad de Filosofía, Universidad Autónoma
de Querétaro.
_____(2012), Jurica un pueblo que la ciudad alcanzo: la construcción de la pertenencia
socio territorial, Porrúa y UAQ, México.
Paris Pomero, María Dolores (1990), Crisis e identidades colectivas en América Latina,
UAM y Plaza y Valdéz, México.
Portal, María Ana (2006), “Espacio, tiempo y memoria. Identidad barrial en la ciudad de
México: el caso del barrio de la Fama, Tlalpan”, en Pensar y habitar la ciudad,
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
38
4
MEMORIAS
Patricia Ramírez Kuri y Miguel A. Aguilar (coords), Anthropos, Universidad
Autónoma Metropolitana, México, pp. 69-85.
_____(1997), Ciudadanos desde el pueblo. Identidad urbana y religiosidad popular en San
Andrés Totoltepec, Tlalpan, Culturas Populares de México y Universidad
Autónoma Metropolitana, México.
_____ y Patricia Safa (2005), “De la fragmentación urbana al estudio de la diversidad en
las grandes ciudades”, en La antropología urbana en México, Néstor García
Canclini (coord.), Conaculta, UAM y FCE, México, pp. 30-59.
Ramírez Sáiz, Juan Manuel y Patricia Safa (2009), “Tendencias y retos recientes en tres
metrópolis mexicanas, ciudad de México, Guadalajara y Monterrey”, en
Cuadernos en Antropología Social, número 30, Instituto de Ciencias Antropológicas
de la Facultad de Filosofía, Universidad de Buenos Aires, Argentina, pp. 77-92.
Rapoport, Amos (1978), Aspectos humanos de la forma urbana, editor GG.
Rizo Marta y Vivian Romeu (2006), Cultura y comunicación intercultural. Aproximaciones
conceptuales, en Revista da Associação Nacional dos Programas de Pós-
Graduação em Comunicação. Original disponible en: www.compos.com.br/e-
compos.
Safa Barraza, Patricia (2009), “La emergencia de ciudadanías y de proyectos de ciudad:
los nuevos retos de la planeación urbana”, en Espacio público y reconstrucción de
ciudadanía, Patricia Ramírez Kuri (ed), Porrúa, México, pp. 253-277.
_____(2001), Vecinos y vecindades en la ciudad de México, CIESAS, México.
Sciolla, Loredana (1983), Identitá, Turin, Rosenberg & Seller, Traducción de Gilberto
Giménez, pp. 7-60.
Silva, Armando (2000), Imaginarios Urbanos, Tercer Mundo Editores, Colombia.
Tamayo Sergio y Kathrin Wildner (coords.) (2005), Identidades urbanas, Universidad
Autónoma Metropolitana, México.
Comunicación Intercultural
Pág
ina3
38
5
MEMORIAS
Tomas, Francios (2005), “Estrategias socio espaciales y construcción/destrucción de la
identidad urbana: apuntes a partir del caso de Tepito”, en Identidades urbanas,
Sergio Tamayo y Kathrin Wildner (coords), Universidad Autónoma Metropolitana,
México, pp. 335-357.
Recommended