La Palabra se encarna - Misioneros Claretianos...cada parte de mi cuerpo. Tienes en los ojos...

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Era necesario respirar para mirar alrededor. Paseo por la Habana

y un café frente al Malecón.Comienzan los recuerdos,

las espinas afloran en mi interior. Todo lo que no se atiende

tarde o temprano reaparece.Pero nos miramos, vaya año pasamos,

a ver si remontamos. Sin dedicarle más tiempo.

Y el mundo está lleno de mujeres y hombres buenos. Así que le canto a los valientes

que llevan por bandera la verdad, a quienes son capaces de sentirse

en la piel de los demás, los que no participan

de las injusticias, no miran a otro lado,

los que no se acomodan, los que riegan siempre su raíz.

A ti, mi compañero, que me tiendes la mano,

que es tu corazón bondad.

Me estudias con curiosidad, me miras con respeto

y besas con cariño cada parte de mi cuerpo.

Tienes en los ojos girasoles y cuando me miras

soy la estrella que más brilla. Cuando ríes se ilumina

todo el techo. Ya duermo tranquila,

siento tanta calma adentro.

El progreso de la condición humana

requiere inapelablemente que exista gente

que se sienta en el fondo feliz en gastar su vida

al servicio del progreso humano.

Es necesario revivir para poder saborear. Encajo las ideas,

reflexión para mejorar. Antes de un gran impulso

doy un paso pequeñito para atrás. Todo lo que no atendí

vuelve siempre a resurgir. Pero sonreímos ¡Vaya si vivimos!

Todo lo que aprendimos. No le dedicaré más tiempo pues el mundo está lleno

de mujeres y hombres buenos. Así que le canto a los coherentes, a los humildes que buscan la paz,

a los seres sensibles que cuidan de otros seres

y saben amar. A todos los que luchan por nuestros derechos,

miran a todo hombre igual, a quienes no me juzguen y

a quienes estén dispuestos a compartirA ti, mi compañero,

que tienes alma pura, que es tu corazón bondad.

La Palabra se encarna

Cristo: gafas para leer la Biblia

Profunda interrelación: Jesucristo y

Escritura

Esas historias… ¡son nuestras!

Emprender la aventura… y descubrir el tesoro de la Biblia

La Palabra se encarna… también en nosotros

Para muchos: el acceso a Jesús

Ser “caja de resonancia”

¿Es Jesús “mis gafas”?

¿Qué puedo hacer para emprender esta aventura?

¿Cómo es mi “encarnación” en lo cotidiano?

¿Qué sonidos

hago que resuenen?

¿Qué ecos dejan mis palabras y

mis gestos?

Jesús, al contemplar en tu vida el modo que tú tienes de tratar a los demás.

Me dejo interpelar por tu ternura. Tu forma de amar nos mueve a amar.Tu trato es como el agua cristalina, que limpia y acompaña al caminar.

Jesús, hazme sentir con tus sentimientos, mirar con tu mirada,

comprometer mi acción, donarme hasta la muerte por el Reino,

defender la vida hasta la cruz, amar a cada uno como amigo y en la oscuridad llevar tu luz.

Jesús, yo quiero ser compasivo con quien sufre,

buscando la justicia, compartiendo nuestra fe.

Que encuentre una auténtica armonía entre lo que creo y quiero ser.

Mis ojos sean fuente de alegría, que abrace tu manera de ser.

Quisiera conocerte, Jesús, tal como eres. Tu imagen sobre mí

es lo que transformará mi corazón en uno como el tuyo que sale de sí mismo para dar.

Capaz de amar al padre y los hermanos, que va sirviendo al Reino en libertad.

Jesús enséñame tu modo de hacer sentir al otro más humano,

que tus pasos sean mis pasos, mi modo de proceder.

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