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TEMA 9
BLOQUE II
La prospección arqueológica
(presentación sin imágenes)
Índice de contenidos
1. La planificación del trabajo y la información previa: fuentes documentales,
toponimia, cartografía, investigaciones precedentes, etc.
2. Las técnicas de prospección superficial
2.1. Prospección extensiva y sistemas de muestreo
2.2. Prospección intensiva
2.3. El registro de los datos
3. Procedimientos geofísicos aplicados a la prospección
4. Interpretación de los datos: representación gráfica y cartografía, extrapolación
de resultados. Prospección y Sistemas de Información Geográfica
5. Limitaciones de la prospección y sistemas correctivos
1. La planificación del trabajo y la información previa
De los yacimientos se puede tener noticias por vías muy diversas: restos
visibles, información antigua conservada por escrito o transmitida como
tradición oral, hallazgo fortuito, la exploración clandestina y el expolio, etc.
Sin embargo, también se puede realizar una búsqueda deliberada de
yacimientos arqueológicos sobre un territorio, tarea que conocemos como
prospección arqueológica.
Una cuestión importante a tener en cuenta a la hora de realizar un estudio
territorial, tanto si es con un objetivo puramente científico como si es con
un interés patrimonial, es seleccionar el área que se va a estudiar.
1. La planificación del trabajo y la información previa
La base es la cartografía, que se presenta en distintos formatos (papel,
soporte digital) y escalas, pudiendo ser de contenido topográfico general o
de carácter especializado: mapas geológicos, hidrológicos, cultivos, etc.
Por lo general es útil combinar una escala amplia, por ejemplo el 1:50.000,
para recoger en una o pocas hojas el territorio completo, y una escala
detallada (1:10.000 o 1:5.000 en ciertos casos), para la situación y
delimitación concreta de los yacimientos .
En los propios mapas puede encontrarse información de interés,
empezando por la red fluvial, los manantiales, las pequeñas alturas
susceptibles de ocupación, vías de comunicación, hábitats existentes o
abandonados, etc. Además, pueden incluir la localización de yacimientos
ya conocidos, de explotaciones como minas o canteras que pueden haber
tenido aprovechamiento antiguo, etc.
1. La planificación del trabajo y la información previa
Tesoro
Santo
Cueva
Moros
Tejares
Vico
Villa
Canchal
Huaca
La propia toponimia recogida en estos mapas puede proporcionar datos de
interés. Los nombres procedentes de lenguas en desuso (las lenguas
prerromanas, el latín, el árabe o las indígenas en el caso de América o
África, pueden ser indicativo de que un lugar fue conocido en la época
correspondiente.
Además, se encuentran nombres de carácter popular que generalmente se
asocian a la aparición de restos arqueológicos
CastilloVillares
1. La planificación del trabajo y la información previa
Contamos con varios tipos de cartografía, en su mayoría disponible en el
IDE de la Junta de Andalucía (http://www.ideandalucia.es/) :
Cartografía topográfica: Podemos encontrarla tanto en soporte papel como
en soporte digital y a diferentes escalas. Actualmente disponemos de una serie
completa de cartografía digital producida por el ICA a escala 1:10000 en formato
raster y vectorial. Esta escala básica se ve completada por producciones a
diversas escalas (hojas 1:50000 del Servicio Cartográfico del Ejército, hojas
1:25.000, cartografía urbana, etc.).
Cartografía temática: el ICA ha publicado cartografía o coberturas digitales
sobre hidrología y recursos hídricos, geología, litología o incluso geomorfología y
edafología; también encontramos mapas de cultivos y usos de suelos, mapas de
núcleos urbanos, mapas fisiográficos, etc.
Cartografía histórica: se trata de la cartografía procedente de archivos,
publicaciones o series cartográficas institucionales anteriores al año 1900.
Normalmente se encuentran en formato papel, aunque muchos archivos e
instituciones han iniciado ya un proceso sistemático de digitalización en formato
raster. Recientemente el ICA ha publicado el Catálogo de Cartografía Histórica
de la Provincia de Sevilla en formato digital.
Mapas catastrales: del Instituto Geográfico y Estadístico a escala 1:25000. Se
puede consultar en la Oficina Virtual del Catastro, en la página
https://www.sedecatastro.gob.es/
La fotografía aérea constituye un complemento esencial de la cartografía a
la hora de realizar un análisis territorial de carácter arqueológico o
patrimonial.
1. La planificación del trabajo y la información previa
La utilidad de la fotografía aérea reside en que la visión de conjunto desde
gran altura pone de manifiesto aspectos que el ojo humano no puede
captar en superficie, por ser de gran extensión: irregularidades en el
terreno o en la forma de las estructuras, diferencias en el crecimiento de
las plantas que evidencian construcciones o huecos bajo las mismas,
identificación de elementos que parecen aislados como parte de grandes
conjuntos, etc. Hay de dos tipos:
La fotografía vertical consiste en un barrido sistemático del territorio
desde un ángulo de 90º, en bandas paralelas de la superficie terrestre que
se solapen entre sí al menos en un 60%.
La fotografía oblicua de pequeñas extensiones es mucho más asequible y
adecuada para el reconocimiento y análisis de yacimientos concretos,
apoyándose en una serie de indicadores físicos.
1. La planificación del trabajo y la información previa
La fotografía aérea como apoyo a la investigación arqueológica tiene cuatro
objetivos fundamentales:
1) Descubrir yacimientos nuevos poco visibles en superficie o en regiones
muy desconocidas desde el punto de vista arqueológico
2) Establecer en una visión amplia de conjunto el contexto territorial de los
yacimientos: su adaptación al entorno físico, a las vías de comunicación
natural, a los cursos fluviales, las distancias entre lugares, etc.
3) Ilustrar directamente en toda su extensión yacimientos ya conocidos,
que pueden encontrarse en proceso de excavación, contribuyendo a
levantar su planimetría o contrastando los datos con los de una
prospección geofísica
4) Analizar la evolución de un paisaje histórico a lo largo del tiempo y
detectar elementos naturales y/o antrópicos que han desaparecido o se han
visto transformados por la mano del hombre, así como el impacto de la
presión humana sobre el paisaje y los restos arqueológicos
Desde hace mucho tiempo se vienen aplicando a la fotografía aérea filtros
ópticos que permiten resaltar determinados colores, contrastes, luces, etc.
La manipulación digital de las imágenes permite ahora superponer todo
tipo de tramas, colores, resaltes, etc. a fin de facilitar la interpretación.
1. La planificación del trabajo y la información previa
La teledetección introduce también en la Arqueología el empleo de
imágenes de la superficie terrestre obtenidas por satélite.
El principio básico es que todos los elementos del Universo emiten
radiaciones electromagnéticas, con diversas longitudes de onda. En
nuestro caso, se analizan las diferentes radiaciones emitidas por los
materiales terrestres, como reflejo de la energía recibida del Sol. Sus
ondas son captadas por sensores y un sistema informático analiza los
resultados, traduciéndolos a imágenes y mapas.
La fotografía satélite tiene dos grandes ventajas respecto a la fotografía
aérea.
- No depende tanto de las condiciones meteorológicas, aunque la nubosidad
abundante afecta a su capacidad.
- La posibilidad de estudiar regiones inaccesibles o donde la vegetación es tan
densa que hace inútil la fotografía aérea.
El ICA tiene también publicadas y disponibles todas las ortofotos realizadas
en Andalucía, a diferentes escalas, resolución, tanto en B/N como en color,
así como algunas imágenes de satélite (http://www.ideandalucia.es/)
1. La planificación del trabajo y la información previa
Es frecuente que exista documentación fotográfica de yacimientos o restos
arqueológicos realizadas por exploradores o arqueólogos, en muchas
ocasiones sus propios descubridores y que podemos encontrar tanto en
archivos como en las publicaciones o memorias de sus viajes.
También son útiles las fotografías realizadas por aficionados sobre
hallazgos esporádicos, restos aparecidos durante la realización de obras
civiles, o durante tareas de restauración etc.
La documentación escrita permite localizar o situar determinados
elementos en el paisaje y proporciona cronologías absolutas para algunas
actuaciones en el territorio que a su vez permiten discriminar otras
actuaciones proporcionando para las mismas una cronología relativa.
El uso e interpretación de la cartografía histórica constituye una
herramienta imprescindible para el estudio diacrónico del paisaje.
Contamos con una cartografía precisa, sobre todo a partir de principios del
siglo XVIII. Se trata de mapas realizados por el ejército o por los gobiernos
que permiten reconstruir determinados elementos del territorio en un
momento anterior a las grandes transformaciones contemporáneas
1. La planificación del trabajo y la información previa
La documentación escrita puede ser muy variada tanto en su función como
en su contenido:
Cartas de repoblación o repartimiento
Documentos de ventas y donaciones
Delimitación del territorio de una villa o ciudad en el marco de una fundación
Pleitos interconcejiles o intermunicipales
Actas capitulares de cabildos municipales
Ordenanzas municipales
Documentación eclesiástica
Documentación nobiliaria
Catastros
Protocolos notariales
También habrá de tenerse en cuenta la información escrita procedente de
viajes exploratorios, crónicas y expediciones arqueológicas llevadas a cabo
desde el siglo XVI, así como los informes y memorias de excavaciones,
prospecciones, estudios históricos o etnográficos, etc.
1. La planificación del trabajo y la información previa
La historia y la información oral puede resultar de suma utilidad tanto para la
arqueología prehistórica como, sobre todo, para la histórica.
Puede proporcionar información sobre la aparición de restos arqueológicos o
“tesoros”, así como la localización de yacimientos, estructuras, cuevas, etc.
En muchos casos la población local asocia a estos elementos arqueológicos
tradiciones o creencias que pueden aportar información sobre su significado
presente.
Algunos topónimos tradicionales, que no aparecen en los mapas, pueden transmitir
indicios sobre la localización de restos arqueológicos (huaca, la cueva del moro, el
tesoro, etc.).
La información oral nos permite también desarrollar estudios etnoarqueológicos.
Es importante preguntarle a los lugareños sobre las fuentes de materias primas
(sílex, arcilla, piedra para la construcción, etc.), ya que permite localizar algunos
recursos abióticos del entorno
Puede resultar también interesante entrevistar a ceramistas, torneros o cualquier
otro tipo de artesanos acerca del proceso de recogida de materias primas y del
proceso tecnológico de elaboración
2. La prospección superficial (generalidades)
La prospección superficial consiste sencillamente en explorar visualmente
un área de forma sistemática de tal modo que permita localizar
yacimientos arqueológicos.
El yacimiento es la unidad operativa básica de cualquier prospección,
aunque también se pueden y deben registrar otras entidades
arqueológicas, como elementos arqueológicos puntuales.
Por lo que respecta al equipo, su número y composición dependerá
fundamentalmente de los objetivos de la prospección, la extensión de
terreno a abarcar, de los medios y el tiempo disponibles, así como de la
experiencia de sus miembros.
Las condiciones actuales del terreno condicionan de manera drástica la
visibilidad de los yacimientos.
2. La prospección superficial (generalidades)
El registro de superficie se compone casi exclusivamente de materiales no
perecederos como la cerámica, la piedra, en ciertos casos el metal o el
vidrio, restos constructivos, etc.
Por último, las dificultades de accesibilidad, ya sean por lo escarpado de la
topografía, por una vegetación espesa o por los propios límites de
propiedad, también complican el trabajo.
Prospección arqueológica sigue siendo el principal método empleado para
la localización in situ de yacimientos arqueológicos y de otras huellas
materiales dejadas por el hombre en el paisaje.
La aplicación de técnicas de prospección superficial nos debe permitir la
recogida de información a dos niveles:
1) Localización de yacimientos arqueológicos. Su reconocimiento viene del
establecimiento de aquellas áreas de la capa superficial en las que la
densidad de materiales es mayor.
2) Recogida de datos de dispersión off-site.
El primer aspecto a tener en cuenta es el grado de cobertura del territorio,
que puede ser total o mediante técnicas de muestreo
2. La prospección superficial (generalidades)
2.1. La prospección superficial: prospección extensiva
1- La prospección de cobertura total es la que proporciona una
información más exhaustiva, sin embargo requiere un equipo muy
numeroso y mayor inversión de tiempo y medios.
2- El muestreo consiste en seleccionar áreas que se consideran
representativas, prospectarlas exhaustivamente y extrapolar sus
resultados al conjunto. Para ello el territorio se divide, a partir de distintos
criterios, en “unidades de muestreo” que pueden ser de diferentes
tamaños, prospectándose selectivamente una parte de las mismas.
Las unidades de muestreo pueden tener forma cuadrada (quadrets) o de
pasillos rectangulares (transects, transectos), que se distribuyen de forma
aleatoria o sistemática dentro del terreno.
A la hora de elegir la estrategia de muestreo deben tenerse en cuenta, por un
lado, el tipo de yacimientos, su conservación, los procesos postdeposicionales y
la visibilidad; mientras que por el otro hay que atender a los objetivos del
proyecto, el número de personas que van a realizar la prospección, así como el
tiempo y el presupuesto de que se dispone para el proyecto.
2.1. La prospección superficial: prospección extensiva
Actualmente se aplican diversas técnicas de muestreo:
Muestreo probabilístico: las áreas a prospectar se seleccionan al azar, para
lo cual se divide el área de estudio en unidades y se prospecta un porcentaje
predeterminado de ellas. Esta técnica de muestreo presenta dos variantes:
Muestreo aleatorio simple: División del territorio en
unidades (kilómetros cuadrados, transects) y
prospección de un porcentaje determinado (5-10%).
Muestreo aleatorio estratificado: Previamente se realiza
una división del territorio en “estratos” (a partir de los
tipos de suelo, topografía, unidades agrícolas, etc.), y
dentro de cada estrato se realiza un muestreo aleatorio
simple.
Muestreo “crítico”: las áreas a prospectar se seleccionan conscientemente
en función de criterios apriorísticos: unidades de paisaje, información previa,
pautas culturales, objetivos de la investigación, análisis de “vacíos
arqueológicos”, etc.
2.1. La prospección superficial: prospección extensiva
El muestreo aleatorio simple ha sido muy criticado porque la
determinación aleatoria de las unidades a prospectar choca frontalmente
con la estructura organizada que suelen presentar los territorios
antropizados.
Requieren una reflexión previa sobre el paisaje y el territorio a
prospectar.
Responden a necesidades explícitas de la investigación.
Permiten una integración de los resultados en un análisis más
general del paleo-registro.
Por el contrario, los muestreos críticos (y el muestreo aleatorio
estratificado no deja de ser una forma de muestreo crítico) presentan
diversas ventajas:
Una vez organizado el muestreo, los sectores seleccionados son batidos
de forma sistemática de acuerdo a varias estrategias posibles, según las
condiciones del terreno y el equipo disponible: una sola pasada en líneas
rectas paralelas o realizando desplazamientos cortos a izquierda y
derecha para que cada prospector cubra más terreno; pasadas
alternativas de ida y vuelta, etc.
2.2. La prospección superficial: prospección intensiva
Pueden plantearse con tres objetivos básicos:
Delimitar yacimientos de especial importancia para arbitrar las
medidas de protección más adecuadas.
Analizar internamente un yacimiento determinando áreas funcionales,
fases de ocupación, diferencias étnicas, socioeconómicas, etc.
Planificar intervenciones futuras.
La prospección intensiva o in site (nivel micro) tiene por objeto el estudio
específico y en profundidad de un yacimiento, con vistas a su
investigación, excavación, protección, musealización, etc.
2.2. La prospección superficial: prospección intensiva
Recogida intensiva de materiales en toda el área delimitada del
yacimiento: Supone la división previa del área delimitada en sub-
unidades en cada una de las cuales se produce una recogida
exhaustiva de materiales superficiales, posteriormente cuantificados y
tipificados.
Muestreo: Supone la disposición de áreas concretas de recogida de
materiales, en base a criterios similares a los del muestreo territorial.
Puede ser igualmente aleatorio o crítico.
Una variante específica de esta técnica es la disposición de transects
ortogonales a partir del área de máxima concentración y en una
longitud equivalente o superior al área delimitada.
Las técnicas de prospección in-site suelen ser variantes intensificadas de
la prospección territorial.
2.3. La prospección superficial: el registro de los datos
El registro de un yacimiento es un proceso selectivo y depende del tipo de
proyecto. No obstante, hay unos requisitos mínimos básicos que deben
documentarse en cualquier yacimiento, independientemente de sus
características o de la época a la que corresponde.
Una vez localizado el yacimiento, hay que proceder a su delimitación, es
decir, situarlo sobre el mapa con sus coordenadas precisas, y a
continuación describirlo.
El yacimiento no se define con un único punto, sino que se delimita en
extensión tomando varias referencias en sus límites externos, que unidas
conforman uno o varios polígonos relacionados.
Extraer las coordenadas del yacimiento, bien por medio de un GPS o
calculadas manualmente a partir de un mapa topográfico.
Describir el acceso y accesibilidad del yacimiento recurriendo, si fuera
preciso, a un croquis.
Realizar una breve descripción sobre la entidad del yacimiento, el
tipo, el tamaño y el entorno medioambiental.
Elaborar una lista breve de las principales características del
yacimiento y de su contenido.
Evaluar las condiciones de conservación del yacimiento y de su
contenido, así como los indicios de expolio.
Dibujar un croquis del yacimiento, con indicación de los elementos
más relevantes. Debe incluir una flecha indicando la dirección del
Norte y alguna indicación del tamaño.
Tomar fotografías del yacimiento y de su contenido que ilustren las
características más significativas.
Anotar el nombre del propietario y su actitud hacia el yacimiento, así
como las condiciones de propiedad de la tierra.
El protocolo de actuación que debe llevarse a cabo una vez
localizado y delimitado un yacimiento puede resumirse en los
siguientes puntos:
Junto a esta información básica, es preciso recopilar información
específica en relación con el tema de investigación y/o
catalogación que se esté desarrollando.
La forma más eficiente de
recopilar la información de
forma coherente es por medio
de una ficha de registro
normalizada, especialmente si
estás documentando las
mismas variables en diversos
yacimientos.
a) Sus características morfológicas: una
descripción general que incluye forma de
acceso, vegetación, altitud, topografía,
extensión, rasgos físicos del entorno, etc. La
combinación de GPS y SIG permite realizar un
levantamiento topográfico, además de
simplificar la descripción física que puede
tomarse de otras fuentes e incluirse en el SIG.
b) Características del material de superficie, ya
sea cerámico, constructivo, de otros materiales,
más o menos concentrado o diferenciado por
zonas, etc. Los datos del material serán los que
permitan establecer la adscripción cronológica
y cultural del yacimiento.
c) Datos referidos al equipo, ritmo y condiciones
de trabajo, que permiten valorar la eficacia de
la prospección.
La ficha de cada yacimiento puede recoger más datos de los que
luego figuran en el inventario de carácter administrativo, ya que
también sirve también como base para el estudio de los
yacimientos:
Información sobre cómo se desarrolla el trabajo de campo,
las estrategias que se han adoptado, las actividades diarias
del proyecto y cualquier problema que haya surgido (puede
anotarse en un cuaderno de campo).
También se puede incluir información sobre los transectos
prospectados, indicando el alcance de la cobertura del área
de prospección, así como sobre las condiciones de
visibilidad de la superficie del terreno en el área de
prospección.
Información sobre las características del terreno, la
vegetación, los suelos y las formaciones geológicas
encontradas en el área del estudio.
Información sobre las fuentes de agua encontradas en el
área del estudio.
Dependiendo del tipo de proyecto, puede ser preciso registrar otra
información complementaria, fundamental para entender el
contexto en el que se llevó a cabo la investigación, el entorno
físico y geográfico de cualquier yacimiento descubierto, así como
las propias limitaciones de la investigación:
Por lo que respecta a las características del terreno, son
simplemente las diversas unidades topográficas que integran el
paisaje, como los arroyos, la ladera de una colina, la cima de las
montañas, las llanuras o los valles.
Es importante anotar los distintos elementos del paisaje que se han
atravesado en cada transecto, ya que cada uno de ellos lleva asociadas
diversas formas de erosión o de procesos deposicionales, distintos tipos
de vegetación, cobertura del terreno y recursos hídricos, por no
mencionar diversas formas de uso en el pasado.
La documentación de la pendiente, es sumamente útil a la hora de
valorar los límites de un yacimiento o su grado de alteración
(desplazamiento de los objetos) por la acción de los elementos
naturales o del hombre.
Del mismo modo, el tipo y las características de los suelos
condicionan la disponibilidad de determinadas plantas y animales,
así como las posibilidades de practicar la agricultura, pero también
las condiciones de conservación de los yacimientos arqueológicos.
Al registrar la vegetación se debe tomar nota de:
La estructura de la vegetación (qué altura tienen los
árboles más altos, la composición del sotobosque y de la
cobertura del suelo);
las especies dominantes;
otras especies destacadas, incluyendo las nativas e
introducidas, ya que la presencia o ausencia de estas
últimas puede indicar si la vegetación ha sido modificada
de manera intensiva;
el tamaño aproximado del árbol más grande, que servirá
de guía para establecer su edad, y por tanto su
antigüedad, y si la vegetación está bien establecida.
El análisis de la vegetación es de gran importancia, ya que nos
permite obtener información sobre la gama de recursos vegetales
disponibles para las poblaciones pasadas. Asimismo, nos puede
indicar la posible presencia de yacimientos arqueológicos.
Los principales recursos hídricos son:
Puntos de agua permanente, como los ríos y lagos.
Los recursos de agua semipermanentes, como los grandes arroyos,
algunas marismas y los remansos.
Las fuentes de agua efímeras, como los arroyos y lo pequeños
riachuelos.
Las fuentes de agua subterráneas
Los recursos hídricos es uno de los factores ambientales que más
condiciona la conducta humana y, por tanto, la ubicación de los
hábitats en el pasado.
La disponibilidad y cantidad de recursos minerales existentes en un área
seguramente condiciona el acceso de las poblaciones del pasado a las
materias primas necesarias para la elaboración de instrumentos de
piedra, elementos de construcción, metales, etc.
Los rasgos geológicos y edafológicos de una región afectan a las
pautas de distribución de los restos arqueológicas.
3. Procedimientos geofísicos aplicados a la prospección
Basados en las propiedades físicas de los materiales
Miden sus propiedades naturales o su respuesta ante estímulos eléctricos,
magnéticos, etc. inducidos (métodos pasivos y activos)
Aplicados directamente al subsuelo
Permiten detectar posición y forma de estructuras enterradas
Las principales técnicas son:
• Resistividad: Basada en la diferente capacidad o resistencia a conducir
la electricidad de sólidos y huecos, con distintos grados de humedad.
• Magnetometría: el magnetómetro mide alteraciones del magnetismo
natural provocadas por el calor de la combustión; La susceptibilidad
magnética mide la reacción natural de los materiales expuestos a un
campo magnético.
• Georradar: Mide la respuesta del terreno a las ondas
electromagnéticas de alta frecuencia.
• Prospección sísmica: Se emiten ondas sísmicas para comprobar la
diferente elasticidad de los materiales del subsuelo.
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