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La ''Suicidiología'' de Hume
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La “suicidiología” de Hume
Esteban Ortiz Medina1
Resumen:
Este trabajo es un comentario e interpretación del texto Del Suicidio. En tanto comentario
se presentan los argumentos, teológico, sociológico y personal. En tanto interpretación, se
presenta el argumento empático. Todos a favor del suicidio. Esto traerá tres consecuencias:
primero, el pensamiento de Hume como una unidad; segundo, el suicidio es un acto
racional y tercero, ampliar las condiciones que postula Hume sobre el suicidio.
Palabras claves:
Suicidio, Argumento teológico, Argumento sociológico, Argumento personal, Argumento
empático.
Abstract:
This work is a commentary and interpretation of “Of Suicide”. As comment, theological,
sociological and personal arguments are presented. As interpretation, empathic argument
is presented. All in favor of suicide. This will bring three consequences: first, the thought of
Hume as a unit; Second, suicide is a rational act and third, extending the conditions
postulated by Hume on suicide.
Keywords:
Suicide, Theological argument, Sociological argument, Personal argument, Empathetic
argument.
1. Prefacio
1 Profesor de Filosofía. Licenciado en Educación. Estudiante del Magister en Filosofía de la Universidad de Concepción. E-mail: edeoeme@gmail.com.
El ensayo de Hume llamado Del Suicidio es ya un clásico para cualquier interesado
no solo en el tratamiento del suicidio2 que se presenta ahí, sino también para el interesado
en adentrarse en el pensamiento de Hume en general. Del Suicidio fue escrito en 1755 pero
publicado póstumamente en 1777, esto ocurrió porque Hume, muy precavidamente, supuso
las posibles reacciones de su entorno intelectual. Nada más acertado por lo demás.
En tal texto Hume “[…] identified with a handful of pre-Christian classical writers
who considered suicide an honourable and sometimes praiseworthy act. An autonomous
suicide, […], is permissible (and on occasion laudable) if, on balance, more value is
produced for the individual or more value is produced for society than would be produced
by not performing the act of taking one’s life […]”3.
El siguiente trabajo constará tanto de un comentario como de una interpretación del
texto Del Suicidio. En tanto que comentario al texto Del Suicidio, en este trabajo se
realizará un resumen del texto, este resumen constará fundamentalmente de los tres
argumentos a favor del suicidio dados por Hume. Los cuales llamaremos teológico,
sociológico y personal. Parte, por lo tanto, de este trabajo será comentar cada uno de los
argumentos de Hume a favor del suicidio como una opción viable bajo ciertas
circunstancias. Dados los argumentos perfectamente se puede concluir que el suicidio es un
acto racional4. También, a esta altura, se evaluarán ciertas objeciones a la posición de Hume
sobre el suicidio.
Luego, en tanto que interpretación, lo que se realizará es dar un cuarto argumento a
favor del suicidio. Este argumento tendrá por nombre argumento empático y no es otra cosa
que mostrar cómo el suicidio es compatible con las propias teorías de Hume,
específicamente, las postuladas en la Investigación sobre los principios de la Moral.
Por último esto traerá tres consecuencias, primero se observará el pensamiento de
Hume como una unidad gracias al argumento empático. Lo cual, a su vez, brindará mayores
2 Las huellas de Hume pueden verse en Brandt donde éste argumenta, siguiendo a Hume, que suicidio puede ser racional. Véase: BRANDT, R.B., “The morality and rationality of suicide”, en BRANDT, R.B., Morality, Utilitarism, and Rights, Cambridge University Press, New York, 1992.3 BEAUCHAMP, T.L., “Suicide”, en HONDERICH, T., The Oxford Companion to Philosophy, Oxford University Press, New York, 2005, p: 902.4 Por racional habrá que entender el carácter auxiliar de la razón será precisamente eso, auxiliar, supeditado a una categoría superior, la del sentimiento, el cual será, en definitiva, el que determine y decida . (HUME, D., Investigación sobre los principios de la Moral”, Alianza Editorial, Madrid, 2014, p: 14). Es decir por racional habrá que entender no una facultad fría y calculadora sino más bien una complementariedad entre razón y sentimiento.
fuerzas a los argumentos de Hume sobre el suicidio porque éstos, ahora, se encuentran bajo
un contexto más global y no como meros argumentos aislados. Segundo, los argumentos de
Hume también proporcionarán otro modo de enfrentarnos al suicidio, ya no como un
acontecer irracional, sino como una decisión abiertamente racional. Al ser una decisión
abiertamente racional Hume hace frente a la actual medicalización del malestar subjetivo,
que observa al suicidio como un comportamiento patológico. Es decir, que entienden al
suicidio como una enfermedad a curar. Y tercero, y no menos importante, exploraremos la
posibilidad de, dado el contexto actual y la actualidad5 del pensamiento de Hume, ampliar
las condiciones que postula Hume sobre el suicidio. Creemos que en tanto racional el
suicidio es justificable en toda circunstancia donde se haga presente la autonomía del
individuo.
2. Introducción
De modo simplificado, lo que pretende argumentar Hume es lo siguiente: los
hombres y las mujeres tienen todo el derecho a acabar con sus propias vidas bajo ciertas
circunstancias, las cuales son cuando consideran desde un punto de vista racional que
dichas vidas no les proporcionarán más que sufrimiento. Es decir, si existe un “[…]
individuo con intereses y que estos son informados; sentado también que la persecución de
esos intereses afecta primordialmente a ese mismo individuo […], no conozco ninguna
buena razón para negar que [el individuo] pueda o deba morir cuando lo considere
conveniente.”6
Es importante hacer notar que en el fondo del escrito Del Suicidio Hume se juega la
posibilidad de la autonomía en la decisión, que en este caso es referente al suicidio pero que
puede ser ampliada a otros casos.
Hume en Del Suicidio da tres argumentos para considerar el suicidio como algo
racional. Estos tres argumentos, más bien, deberían considerarse como contra-argumentos
porque Hume lo que hace es criticar las tres típicas objeciones que se han realizado a través
5 Es tal la actualidad del pensamiento humeano, que Holden establece que es posible ir beyond the issue of suicide, I relate Hume’s arguments in the essay to his secular approach to moral theory in general . (HOLDEN, T., “Religion and Moral Prohibition in Hume’s “Of Suicide””, Hume Studies, vol. 31, nº. 2, 2005, pp: 189 - 210.)6 TASET, J.L., “Razones para una buena muerte. (La justificación de la eutanasia dentro de la tradición utilitarista: de David Hume a Peter Singer)”, τέλος Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas, vol. XVIII, nº. 1 - 2, 2011, pp: 153 - 195.
de la historial al suicido. El primer contra-argumento es el que llamaremos argumento
teológico, que se opone a la idea de que el suicidio atenta contra la voluntad de Dios. El
segundo contra-argumento es el que llamaremos argumento sociológico, que se opone a la
idea de que el suicidio atenta el interés público y finalmente, pero no menos importante, el
tercer contra-argumento es el que llamaremos argumento personal, que se opone a la idea
de que el suicidio atenta contra el interés del propio individuo7.
Para Taset8 y Merril9, los argumentos de Hume en Del Suicidio son una reductio ad
absurdum y un modus tollens respectivamente. Con respecto al modus tollens: “Premise 1:
If suicide is criminal (i.e., morally impermissible), then it must be a violation of our duty to
God, or to society, or to ourselves. Premise 2: Suicide does not violate any of the duties
mentioned in Premise 1. Conclusion: Suicide is not criminal (i.e., morally
impermissible).”10
Antes de desarrollar el primer argumento, o contra-argumento, es necesario matizar
cierto aspecto, según Frey R.G.: “We shall only be able to have this debate if we think that
at least some acts of suicide can be moral, and we shall only be able to think this if we give
up the blanket condemnation of suicide that theology has put in place.”11
Por lo tanto pareciese que si no se está dispuesto a dejar a Dios de lado en relación
al suicidio, algo que a primeras parece muy difícil, la argumentación de Hume no tiene
mucho sentido pero como se verá más adelante es Hume mismo el que da un argumento
para, como mínimo, matizar la importancia de Dios con respecto al suicidio. Que Hume
deje de lado a Dios con respecto al suicidio no hace más que revelar la profunda actualidad
de los planteamientos del filósofo escocés porque cada día es más palpable el retroceso de
la religión en ciertos aspectos, algo de lo cual Hume estaría muy complacido.
3. El argumento teológico
7 Según Taset el argumento personal es una especie de paternalismo jurídico-moral. Véase: TASET, J.L. , “Razones para una buena muerte. (La justificación de la eutanasia dentro de la tradición utilitarista: de David Hume a Peter Singer)”, τέλος Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas, vol. XVIII, nº. 1 - 2, 2011, pp: 153 - 1958 TASET, J.L., “Razones para una buena muerte. (La justificación de la eutanasia dentro de la tradición utilitarista: de David Hume a Peter Singer)”, τέλος Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas, vol. XVIII, nº. 1 - 2, 2011, pp: 153 - 195.9 MERRIL, K.R., “Hume on Suicide”, History of Philosophy Quarterly, vol. 16, nº. 4, 1999, pp: 395 – 412.10 Ídem.11 FREY R.G., “Hume on Suicide”, Journal of Medicine and Philosophy, vol. 24, nº. 4, 1999, pp: 336 – 351.
La importancia del primer argumento es que Hume abre la posibilidad de entender
el suicidio sin un trasfondo de moralidad religiosa, específicamente cristiana. El argumento
teológico sigue así. Hume parte diciendo que frente a ciertas circunstancias “[…] donde
s[o]lo la muerte pone […] límite a esta miseria, la persona […] no se atreve a huir a este
refugio [es decir, al suicidio], sino que sigue prolongando una existencia miserable, con el
vano temor de ofender a su hacedor […].”12
Ante este desolador panorama, Hume se dispone a hacerle frente. Específicamente,
si el suicidio fuese un atentado contra la voluntad de la Providencia se seguirían ciertas
conclusiones que ningún creyente estaría dispuesto a seguir. La forma como Hume aborda
el problema teológico del suicidio es interpretando “the theological prohibition of suicide in
terms of a violation of the laws of nature, which are decreed by God and govern all his
creatures.”13. Para los y las creyentes existe una especie de determinismo en tanto que todo
se encuentra bajo las rigurosas leyes dictadas por la Providencia. Tanto para el mundo
material como para el mundo animal, en el cual la humanidad está incluida, existen leyes
inmutables. De las cuales hay generales, las que abarcan desde la más lejana galaxia hasta
la más pequeña partícula, y específicas, las cuales explicarían la capacidad de los
organismos vivos, sus pasiones y apetitos, inteligencia y memoria, entre otras cosas. Es
decir, todo se encuentra bajo los designios de la Providencia. Por lo tanto todo lo que ocurre
en el universo es obra de la Providencia, desde la formación de un nuevo planeta hasta que
Juan piense en la hipótesis “mañana saldrá el sol”. Es la Providencia la que en última
instancia destruye una casa por un huracán o construye una casa a manos de muchos
hombres, “tampoco las facultades humanas son menos obra suya que las leyes del
movimiento y la gravitación.”14. Con esto queda claro que la humanidad es solo una parte
más de toda la creación de la Providencia. No hay razones para pensar que la humanidad
tenga algo especial que la haga destacar por sobre las demás cosas de la creación. Mucha
gente a muerto, muere y morirá, ya sea por las razones más triviales, como la enfermedad, o
por sucesos importantes, como las guerras, y el conjunto de la creación prosigue con su
12 HUME, D., “Del Suicidio”, en MILLER, E. F., David Hume. Ensayos morales, políticos y literarios, Editorial Trotta, Madrid, 2011, p: 494.13 FREY R.G., “Hume on Suicide”, Journal of Medicine and Philosophy, vol. 24, nº. 4, 1999, pp: 336 – 351.14 HUME, D., “Del Suicidio”, en MILLER, E. F., David Hume. Ensayos morales, políticos y literarios, Editorial Trotta, Madrid, 2011, p: 496.
funcionamiento como si nada. El conjunto de la creación no tiene en cuenta la situación
particular de la humanidad.
Como se vio en el párrafo anterior la humanidad al igual que todo lo demás
dependen de las mismas leyes provistas por la Providencia. La vida misma de los hombres
y las mujeres depende de aquellas leyes eternas e inmutables. Por lo tanto, cualquier acción
que realice un hombre o una mujer está en adecuación con esas leyes. “No cometería yo un
crimen desviando de su curso el Nilo o el Danubio si fuera capaz de hacerlo. ¿Dónde está
entonces el crimen de desviar unas onzas de sangre de sus canales naturales?”15. Con esto,
“la muerte de un individuo humano —sea del modo que sea— no es más antinatural que
cualquier otro acontecimiento ocurrido en el mundo, […].”16. No es más antinatural que
cualquier otro acontecimiento ocurrido en el mundo porque, en última instancia, no
perturba ápice alguno a las leyes eternas e inmutables provistas por la Providencia, es más,
como ya se dijo, están en adecuación con éstas. En última instancia, “How could a weak,
depressingly finite agent frustrate the will of the Almighty?”17.
Para Hume si el suicidio supone una violación a las leyes provistas por la
Providencia entonces también lo sería querer sobrevivir frente a cualquier eventualidad. Por
ejemplo, si alguien se apartara de un piano que está a punto de caerle sobre la cabeza
violaría, según esta visión, el curso ya provisto por las leyes. Esto, hasta para un creyente,
es absurdo. Si evitar la muerte no es una interrupción a las leyes dadas por la Providencia
tampoco lo será el suicidio. Es más, en última instancia, son las mismas leyes provistas por
la Providencia las que permiten el suicidio. El suicidio no es algo allende las leyes.
Siguiendo el determinismo que existiría para los y las creyentes la Providencia ha guiado,
en última instancia, cada una de las causas que provocan un acontecimiento por lo tanto el
suicidio de un hombre o una mujer acontece con el pleno consentimiento de la Providencia.
Si el suicidio es considerado una blasfemia, la blasfemia sería considerar que pueda existir
una criatura capaz de cambiar el cómo acontece el mundo.
Hume cree que es fácil mostrar que el suicidio es legítimo en el cristianismo porque
no existe texto en la biblia que prohíba tal práctica. El mandamiento “No matarás” se
15 Ibídem. p: 498.16 TASET, J.L., “Suicidio y fiesta del yo. El suicidio como transgresión moral definitiva. A proposito de “Of Suicide” de David Hume”, τέλος, vol. I, nº. 1, 1992, pp: 149 – 166.17 MERRIL, K.R., “Hume on Suicide”, History of Philosophy Quarterly, vol. 16, nº. 4, 1999, pp: 395 – 412.
refiere a no matar a las demás personas sobre las cuales no se tiene autoridad, pero no hace
referencia a uno mismo.
Para Merril, dada la argumentación anterior, Hume incurriría en dos
contradicciones. La primera es que Hume postularía una cadena rígida de causas en tanto
las leyes de la Providencia son rigurosas. La contradicción está en que en Hume existe todo
un asunto en referencia a la causalidad18 y bajo la argumentación actual la postula sin más.
La segunda, y más grave, es que al postular una cadena rígida de causas, en tanto las leyes
de la Providencia son rigurosas, se seguiría que ningún acto podría ser considerado como
malo porque, en última instancia, el robo o el asesinato estarían inscritos en la serie causal
provista por las leyes de la Providencia.
Frente a estas observaciones diremos que estas contradicciones no son tales. No son
tales porque Hume lo que realmente está haciendo, cosa que Merril parece no ver, es tomar
las premisas de los y las que creen en la Providencia y llevarlas hasta el extremo, hasta el
absurdo19. No es que Hume crea que exista una cadena causal rígida ni que toda acción sea
igualmente laudable. Hume asume las premisas y saca ciertas conclusiones para, como
mínimo, matizar la importancia de Dios con respecto al suicidio. No es Hume el que tiene
que soportar la contradicción, son los creyentes de la Providencia. Son ellos o ellas lo que
tienen que realmente hacerse cargo de que si existe un cierto determinismo, entonces
ningún acto podría ser considerado como malo, porque todo acto estaría inscrito en las
leyes de la Providencia, ya sea robar o asesinar.
Para finalizar con el argumento teológico, como ya se dijo, la importancia de este
argumento es que Hume abre la posibilidad de entender el suicidio sin un trasfondo de
moralidad cristiana. Lo cual haría ver a la vida no como “[…] algo “sagrado” y, […] ajeno,
extraño, heterónomo respecto al resto de los valores humanos.”20. Esto último, por
18 Cuando miramos los objetos externos en nuestro entorno y examinamos la acción (operation) de las causas, nunca somos capaces de descubrir de una sola vez poder o conexión necesaria algunos, ninguna cualidad que ligue el efecto a la causa y la haga consecuencia indefectible de aquélla. S[o]lo encontramos que, de hecho, el uno sigue realmente a la otra. Al impulso de una bola de billar acompaña el movimiento de la segunda. Esto es todo lo que aparece a los sentidos externos. La mente no tiene sentimiento o impresión interna alguna de esta sucesión de objetos. Por consiguiente, en cualquier caso determinado de causa y efecto, no hay nada que pueda sugerir la idea de poder o conexión necesaria. HUME, D., Investigación sobre el conocimiento humano”, Alianza Editorial, Madrid, 1988, p: 87.19 He aquí el sentido de la reductio ad absurdum.20 TASET, J.L., “Razones para una buena muerte. (La justificación de la eutanasia dentro de la tradición utilitarista: de David Hume a Peter Singer)”, τέλος Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas, vol. XVIII, nº. 1 - 2, 2011, pp: 153 - 195.
supuesto, por sí solo no es razón suficiente para que el suicidio sea moral, el suicidio aún
puede ser inmoral, solo que si es inmoral lo será por razones no teológicas.
4. El argumento sociológico
El argumento sociológico se dirige contra los comentarios críticos al suicidio que
verían a éste como un daño al orden social establecido. Parte de los argumentos de Hume
son: "Una persona que se retira de la vida no hace daño a la sociedad. Deja únicamente de
hacerle bien. Lo que, de suponer un daño, sería mínimo. Concediendo que nuestras
obligaciones de hacer bien fueran perpetuas, tienen sin duda algunos límites. No estoy
obligado a hacer un pequeño bien a la sociedad a costa de causarme un gran daño a mí
mismo. ¿Por qué he de prolongar entonces una existencia miserable, por mor de alguna
frívola ventaja que quizá pueda el Estado recibir de mí? Si, debido a la edad y los
achaques, puedo legítimamente dimitir de cualquier cargo, y dedicar todo mi tiempo a
defenderme de esas calamidades y a aliviar, en la medida de lo posible, las miserias de mi
vida futura, ¿por qué no puedo cortar por lo sano esas miserias mediante un acto que ya no
perjudica a la sociedad?
Supongamos que no está ya en mi poder promover el interés del Estado.
Supongamos que soy una carga para él. Supongamos que mi vida evita que otra persona
sea más útil para el bien público. En tales casos, mi dimisión de la vida no sería sólo
inocente, sino loable. Y la mayor parte de las personas que sienten alguna tentación de
abandonar la existencia se encuentran en una situación semejante. Quienes gozan de salud,
de poder o de autoridad suelen tener mejores razones para estar a buenas con el mundo.”21.
El primer párrafo de la argumentación de Hume establece que no existe una relación
directa entre retirarse de la sociedad y realizar un daño a la sociedad. Nótese que dejar de
hacer un bien no implica, necesariamente, hacer un mal, simplemente se deja de hacer un
bien. Donde sí existe una relación directa es entre estar en la sociedad y servirle a ésta. Para
servirle a la sociedad se debe estar inmerso o inmersa en ella.
Para Taset22 los argumentos de Hume son lisa y llanamente de corte hedonista y
utilitarista. La inclusión del hombre y la mujer en la sociedad simplemente se explica
21 HUME, D., “Del Suicidio”, en MILLER, E. F., David Hume. Ensayos morales, políticos y literarios, Editorial Trotta, Madrid, 2011, p: 500.22 TASET, J.L., “Suicidio y fiesta del yo. El suicidio como transgresión moral definitiva. A proposito de “Of Suicide” de David Hume”, τέλος, vol. I, nº. 1, 1992, pp: 149 – 166.
porque la última proporciona un determinado nivel de placer y felicidad que no podrían
encontrar estando solos o solas. A esta altura Hume es más específico y proporciona ciertas
circunstancias en las cuales el suicidio es racional y por lo tanto moral y aceptable. Si el
hombre o la mujer se encuentran en un estado de deterioro el cual le impide obtener
beneficio por parte de la sociedad y a la vez no es capaz de aportar algo a ésta el suicidio
parece lo más pertinente. Es decir, para Hume, la condición para que el suicidio sea moral
es doble, por un lado el hombre o la mujer no pueden obtener beneficio alguno dada su
condición y por el otro, dada su condición el hombre o la mujer no son capaces de entregar
beneficio alguno a la sociedad. Si ya no hay capacidades de promover el interés de la
sociedad, si solo se es una carga para ésta, el suicidio es una acción loable. Por ejemplo,
ante el mantenimiento de un individuo que padece de un dolor extremo, éste sería más
importante que el posible placer de otros individuos. La condición del individuo y el
cálculo racional que hace éste a partir de su condición son “un convincente argumento
racional en favor de que para dicho individuo es mucho más satisfactorio dejar de vivir que
seguir viviendo, y aquí el argumento de la utilidad pública no tiene peso ninguno.”23.
Frey hace ver que en los argumentos dados por Hume existe una clara dicotomía
entre lo individual y lo social. Las condiciones y la forma en cómo se vive una vida
individual, si bien, pasan por la decisión, justamente, del individuo también se tiene que
considerar a la sociedad. Para un correcto funcionar de la dicotomía individual-social tiene
que existir un cierto balance. En ningún momento las demandas de la sociedad, ya sea
amigos, familia o sociedad en general, por más legítimas que sean tienen que entrar en
conflicto con las formas y condiciones en como un hombre o una mujer viven su vida.
Claramente el bienestar de la sociedad es un argumento para no practicar el suicidio, pero
tiene que serlo bajo ciertas consideraciones. El balance antes mentado no existe para el caso
del suicidio. No hay balance en los argumentos contra el suicidio. Argumentar contra del
suicidio en pos de la sociedad es hacer del individuo un mero engranaje de la sociedad. Es
no contar la variabilidad del comportamiento y la condición de la humanidad. Es solo
pensar al individuo como capacidad de entregar beneficio a la sociedad.
Los argumentos sociológicos de Hume a favor del suicidio siguen: “Un hombre
interviene en una conspiración en pro del interés público, es detenido bajo sospecha y se le
23 TASET, J.L., “Suicidio y fiesta del yo. El suicidio como transgresión moral definitiva. A proposito de “Of Suicide” de David Hume”, τέλος, vol. I, nº. 1, 1992, pp: 149 – 166.
amenaza con someterle al potro. Sabe, por su debilidad, que le harán confesar su secreto.
¿Podría una persona así servir mejor al interés público que poniendo fin a su miserable
vida? […]
Imaginemos ahora a un malhechor justamente condenado a una muerte infame. ¿Puede
pensarse en una razón por la cual no pueda anticipar su castigo y librarse de la angustia que
le provoca su aproximación a él? Se entromete en la función de la [P]rovidencia en no
mayor medida que lo hiciera el juez que ordenó su ejecución, y su muerte voluntaria es
asimismo beneficiosa para la sociedad, al librarla de un miembro pernicioso.”24.
Estos argumentos presentan casos hipotéticos en los cuales según Hume la sociedad
no tendría más que aceptar el suicidio porque éstos se encuentran en pos del bienestar de la
sociedad, sobre todo para el primer caso hipotético es importante hacer notar que Hume en
estos argumentos, al igual que lo hecho con el argumento teológico, toma las premisas de
los y las que critican el suicidio en pos de la sociedad y lleva tales premisas hasta el
extremo, hasta el absurdo. No es que Hume realmente crea que un individuo deba dejarse
influenciar por las demandas de la sociedad pero eso es lo que tendría que aceptar un crítico
del suicidio. Son ellos o ellas los y las que tienen que hacerse cargo de que si aceptan el
bienestar de la sociedad como un argumento para no practicar el suicidio entonces ese
mismo argumento puede ser un buen argumento para para practicar el suicidio en pos de la
sociedad. Pero ellos o ellas generalmente no aceptarían el suicidio en pos de la sociedad
porque justamente usan el “en pos de la sociedad” para evitar el suicidio, difícilmente
aceptarían la otra cara de la misma moneda que presentan. Esto no hace más que aumentar
la eficacia del argumento de Hume porque los y las que aceptan el bienestar de la sociedad
como un argumento para no practicar el suicidio no aceptaría las últimas consecuencias de
su propia creencia.
Para finalizar con el argumento sociológico cabe fijar un último comentario. La
inclusión de un argumento sociológico por parte de Hume se encuentra en perfecta sintonía
con lo que dijimos al final de la exposición del argumento teológico, una de las
consecuencias al criticar la postura teológica con respecto al suicidio es abrir la posibilidad
de entender el suicidio sin un trasfondo de moralidad cristiana. Por lo tanto si el suicidio es
24 HUME, D., “Del Suicidio”, en MILLER, E. F., David Hume. Ensayos morales, políticos y literarios, Editorial Trotta, Madrid, 2011, p: 501.
o no moral tiene que discutirse por razones no teológicas. Es por eso que se tiene que
discutir sociológicamente porque, justamente, no es un argumento teológico.
5. El argumento personal
El argumento personal se dirige contra los comentarios críticos al suicidio que
verían a éste como un atentado contra el interés del propio individuo, lo que, como ya se
dijo anteriormente, según Taset es una especie de paternalismo jurídico-moral. Los
argumentos de Hume son los siguientes: “Que el suicido puede a menudo ser coherente con
el interés y con nuestra obligación para con nosotros mismos no puede cuestionarlo nadie
que conceda que la edad, la enfermedad o la desgracia pueden hacer que la vida sea una
carga y se convierta en algo peor que su aniquilamiento. Yo creo que nadie dejaría la vida
mientras valiera la pena conservarla. Pues es tal el horror natural que nos inspira la muerte,
que los pequeños motivos nunca podrán reconciliarnos con ella. Y, aunque tal vez la salud
y la suerte de una persona no parecieran requerir tal remedio, podemos al menos tener la
seguridad de que cualquiera que, sin razón aparente, recurre a él estará aquejado de tal
depravación o melancolía de ánimo que envenena todo su disfrute y la sumerge en una
miseria cual si hubieran caído sobre ella las más penosas desgracias.
Si se da por supuesto que el suicidio es un crimen, solamente la cobardía nos puede
impulsar a cometerlo. Si no es un crimen, son la prudencia y el valor los que nos llevan a
dejar la existencia de una vez, cuando se convierte para nosotros en una carga. Es la única
manera en la que, en tal caso, podemos ser útiles para la sociedad, estableciendo un
ejemplo que, si fuera imitado, preservaría las oportunidades de felicidad en la vida de cada
uno, y le libraría eficazmente de todo peligro de caer en la miseria.”25.
En estos argumentos Hume muestra la conexión y coherencia entre el suicidio y la
obligación para con nosotros mismos o nosotras mismas. Para Hume es natural que el
individuo tenga que ser el que mejor juzgue con respecto a su propio interés. A esta altura
“[…] Hume apela simplemente a la consideración de la libertad del individuo como un bien
básico.”26. Si bien, normalmente, la vida se vive, no tiene por qué vivirse si ésta deja de
merecer la pena y son las personas, en su individualidad, las que tienen la capacidad de
25 Ibídem. pp: 501 - 502.26 TASET, J.L., “Razones para una buena muerte. (La justificación de la eutanasia dentro de la tradición utilitarista: de David Hume a Peter Singer)”, τέλος Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas, vol. XVIII, nº. 1 - 2, 2011, pp: 153 - 195.
decidir si sus vidas merecen la pena seguir viviéndose. Esta es una de las grandes
contribuciones de Hume al pensar actual, hay que reconocer, respectar y promover la
decisión personal. “Si la construcción de la propia personalidad moral, aun dentro de los
esquemas sociales y colectivos, es un derecho, también lo es la propia destrucción, cuando
ésta constituye la única salida racional y moral posible.”27.
El argumento personal puede entenderse como un corolario a las otras dos
argumentaciones, la teológica y la sociológica porque si “[…] the decision we make is a
voluntary, autonomous one with respect to ending our lives, […], then there is nothing in
the argument from theology and from our duty to society that absolutely bars our
permissibly making that decision.”28. Nada puede impedir la decisión del suicidio. Ni Dios
ni la sociedad. Lo que sí puede haber es suicidio como decisión autónoma en pos de la
sociedad.
Al ser el suicidio una decisión reservada para las personas esto tiene como
conclusión la actualidad del pensamiento de Hume. Puesto que Hume es capaz de dislocar
el fundamento desde donde se preguntaba por la moralidad del suicidio. Ya no se
encontraría en Dios. Desde Hume en adelante, donde se tiene que buscar el fundamento por
la pregunta de la moralidad del suicidio es en la humanidad misma.
6. El argumento empático
El argumento empático se dirige a la relación entre el suicidio y la empatía. Según
este argumento existe una relación positiva entre el suicidio y la empatía. Para decirlo de
otro modo, se siente empatía por el suicida y esta empatía es un buen argumento para
enfatizar la racionalidad del suicidio. Otra cosa importante, es que a diferencia de los
argumentos anteriores, es decir, el argumento teológico, el argumento sociológico y el
argumento personal, el argumento empático es propiamente un argumento y no un contra-
argumento como los primeros nombrados. Recalcamos que el argumento empático brinda
mayores fuerzas a los argumentos de Hume sobre el suicidio porque es, fundamentalmente,
una relación entre Investigación sobre los principios de la Moral y Del Suicidio. Entonces
27 TASET, J.L., “Suicidio y fiesta del yo. El suicidio como transgresión moral definitiva. A proposito de “Of Suicide” de David Hume”, τέλος, vol. I, nº. 1, 1992, pp: 149 – 166.28 FREY R.G., “Hume on Suicide”, Journal of Medicine and Philosophy, vol. 24, nº. 4, 1999, pp: 336 – 351.
los argumentos sobre el suicidio, ahora, se encuentran bajo un contexto más global y no
como meros argumentos aislados.
El argumento empático es el siguiente. Hume parte realizándose la siguiente
cuestión, ¿qué es lo que la humanidad considera como valioso? Para Hume lo valioso es un
sentimiento, un sentimiento de alabanza. Pero ¿qué es lo que se alaba con tal sentimiento?
Lo que se alaba con tal sentimiento es la utilidad, la utilidad en favor de la humanidad.
De esto último se desprende que, “En síntesis, parece, pues, innegable que nada
puede añadir más mérito a una criatura humana que el sentimiento de benevolencia en un
grado eminente; y que, por lo menos, una parte de su mérito surge de su tendencia a
promover los intereses de nuestra especie y a procurar felicidad a la sociedad humana.
[…].”29.
Eso sí, Hume matiza un poco tal afirmación porque la utilidad pública, es decir, la
felicidad humana, si bien es agradable de algún modo, este agrado puede ser tanto por
consideraciones egoístas como por consideraciones de corte más generoso. En la propuesta
de Hume no hay un altruismo a secas como bien se podría pensar a primeras.
Es este sentimiento el que está en la base de la distinción moral. La humanidad en
su conjunto es capaz de distinguir entre lo bueno y lo malo basados en aquel sentimiento
que se apodera en determinadas instancias. De esto se sigue que es muy difícil, sino
imposible, que exista un individuo al que le sea indiferente, ya sea en lo bueno o en lo
malo, algún otro individuo. Como mínimo, entonces, se tiene que afirmar que lo que
promueve la utilidad pública, es decir, la felicidad humana es bueno, y que lo contrario es
malo. Hume debido a la dificultad de que exista un individuo al que le sea indiferente otro
individuo da un paso más allá y da a entender que, debido a lo anterior, se puede establecer
que es propio de la manera de ser de la humanidad, es propio de la constitución de ésta que
aparezca alegría o desasosiego dependiendo la situación.
Es propio de la naturaleza humana que, “[c]uando tropezamos con un hombre que
está, como suele decirse, en situación holgada, se nos hacen presentes ideas placenteras
[…]. Por el contrario, cuando un hombre pobre se presenta ante nosotros, las imágenes
desagradables […] invaden inmediatamente nuestra fantasía.”30.
29 HUME, D., Investigación sobre los principios de la Moral”, Alianza Editorial, Madrid, 2014, p: 54.30 Ibídem. p: 142.
De todo lo anterior Hume establece ciertas conclusiones. A esta altura es donde ya
puede verse la relación entre el argumento empático y el suicidio. Hume cree que cierto
tipo de ideal que por la tradición siempre ha sido muy bien considerado, el ideal monástico
dice él, es una forma de esclavitud. Estos ideales monásticos como una forma de esclavitud
serían, entre otros, el silencio, la soledad, el ayuno, el celibato, la penitencia, la
mortificación, la negación de sí mismo, la humildad. Estos ideales son “inútiles y alejados
del auténtico deber humano, son más dañinos que beneficiosos para la sociedad y para el
individuo”31. Tienen que ser rechazados porque no sirven para cosa alguna: “no mejoran la
fortuna de un hombre en el mundo, no le convierten en un miembro más valioso de la
sociedad, no le preparan para amenizar a sus amistades y no aumentan su propia capacidad
de goce. Al contrario, […], embotan el entendimiento, endurecen el corazón, oscurecen la
imaginación y agrian el carácter.”32.
Dada la naturaleza humana si un individuo se ve enteramente influenciado por algo,
que bajo el contexto actual serían los ideales monacales, y no es capaz de emplear su propia
decisión para el propósito que pretende cumplir se transforma en un ser ruin porque estaría
olvidando el deber que tiene para consigo mismo. Frente a este tipo de individuo solo las
imágenes desagradables invaden inmediatamente nuestra imaginación.
Como ya se dijo a esta altura se fija la primera relación entre el argumento empático
y el suicidio. Parte de los argumentos en contra del suicidio guarda una estrecha relación
con los ideales monásticos, los cuales son criticados por el argumento empático. “¿No se
me ha enseñado que, cuando me aqueja un mal, aunque sea a causa de la malicia de mis
enemigos, debería resignarme ante la providencia, y que las acciones de los hombres son
actos del todopoderoso, tanto como lo son las acciones de los seres inanimados? Cuando
me dejo caer sobre mi espada, recibo por tanto la muerte de manos de la deidad igual que si
procediera de un león, de un precipicio o de la fiebre. La sumisión a la providencia que se
me pide en todas las calamidades que puedan sobrevenirme […]”33.
Más claro no puede ser, la cita anterior, que es un argumento contra el suicidio calza
perfectamente en la descripción que hace Hume de los ideales monásticos, más
específicamente en la mortificación, la negación de sí mismo, la humildad. Por lo tanto el
31 Ibídem. p: 24.32 Ibídem. p: 173.33 HUME, D., “Del Suicidio”, en MILLER, E. F., David Hume. Ensayos morales, políticos y literarios, Editorial Trotta, Madrid, 2011, p: 498.
individuo que actúa bajo los ideales monásticos, se transformaría en ruin porque estaría
olvidando el deber que tiene para consigo mismo y frente a este tipo de individuo solo las
imágenes desagradables invaden inmediatamente nuestra imaginación, como ya se dijo
anteriormente. Si solo las imágenes desagradables invaden inmediatamente nuestra
imaginación, esto quiere decir que el sentimiento reacciona no con un sentimiento de
alabanza, como lo sería en el caso de la utilidad en favor de la humanidad, sino que
reacciona con su contrario por lo tanto el no suicidarse, bajo la argumentación, es malo.
Bajo esta línea argumental el suicidio empáticamente recibe su mayor argumento.
Tenemos que preguntarnos ¿Qué imágenes suscita el suicida en el sentimiento humano? La
respuesta es clara, el suicidio suscita imágenes positivas. Esto confirma que el suicidio es
bueno y por lo tanto es viable como opción. Partamos por la siguiente cita de la
Investigación sobre los principios de la Moral, “Yo experimento un sentimiento de
agradable simpatía al ver tanto gozo, y no puedo pensar en la fuente de éste sin sentir las
más gratas emociones.
[…] Me quedo anonadado de horror ante tanto sufrimiento, y experimento una
fortísima antipatía hacia su autor.”34.
La segunda parte de la cita se puede relacionar directamente con el argumento
sociológico. La situación del suicida es una situación de sufrimiento. Es un caso donde ya
ni puede obtener provecho de la sociedad ni puede promover beneficio alguno de la
sociedad. Por lo tanto se experimentaría una fortísima antipatía. La antipatía se experimenta
con respecto a la situación de sufrimiento. La antipatía existe cuando por un lado el hombre
o la mujer no pueden obtener beneficio alguno dada su condición y por el otro, dada su
condición el hombre o la mujer no son capaces de entregar beneficio alguno a la sociedad.
Si la antipatía se experimenta ante la lamentable situación de sufrimiento en la que
se encuentra inmersa la persona que pensaría que el suicido es la mejor forma de acabar con
aquella situación, la acción del suicido no puede producir más que agradable simpatía. Al
contrario del que no es capaz de emplear su propia decisión para el propósito que pretende
cumplir, el suicida no es un ser ruin porque no estaría olvidando el deber que tiene para
consigo mismo. Por lo tanto las imágenes desagradables no invadirían inmediatamente
nuestra imaginación, si no que al contrario se nos harían presentes ideas placenteras. Con la
34 HUME, D., Investigación sobre los principios de la Moral”, Alianza Editorial, Madrid, 2014, p: 106.
acción del suicidio deja de existir la penitencia, la mortificación, la negación de sí mismo,
la humildad. El suicida hace frente a una falta de espíritu y de dignidad de carácter, éste
sabe lo que le debe a la sociedad por lo tanto posee cierta de conciencia de la propia. Lo
que beneficia a la propia persona debe preferirse. El suicida posee el “mejor carácter
[porque éste] no se ve influenciado por ningún tipo de alteración, sino que alternativamente
emplea decisión y cautela, según sea la una o la otra útil para el propósito particular que se
pretenda”35.
7. Conclusión
En este trabajo que se realizó tanto un comentario como una interpretación al texto
Del Suicidio. En tanto que comentario al texto Del Suicidio, se resumieron los tres
argumentos a favor del suicidio dados por Hume. Los cuales llamamos teológico,
sociológico y personal. El argumento teológico hace notar que si el suicidio fuese un
atentado contra la voluntad de la Providencia se seguirían ciertas conclusiones que ningún
creyente estaría dispuesto a seguir. En tanto que para los y las creyentes existe una especie
de determinismo porque todo se encuentra bajo las rigurosas leyes dictadas por la
Providencia, la muerte de un individuo, del modo que sea, es natural, está en
correspondencia con las leyes dictadas por la Providencia. Las conclusiones que ningún
creyente estaría dispuesto a seguir son primero, que si el suicidio supone una violación a las
leyes provistas por la Providencia entonces también lo sería querer sobrevivir frente a
cualquier eventualidad. Si evitar la muerte no es una interrupción a las leyes dadas por la
Providencia tampoco lo será el suicidio. Es más, en última instancia, son las mismas leyes
provistas por la Providencia las que permiten el suicidio. El suicidio no es algo a allende las
leyes. Segundo, al encontrarse todo bajo las rigurosas leyes dictadas por la Providencia, en
última instancia, ningún acto podría ser considerado como malo porque todos son conforme
a la ley. El argumento sociológico se dirige contra los comentarios críticos al suicidio que
verían a éste como un daño al orden social establecido. Sociológicamente si el hombre o la
mujer se encuentran en un estado de deterioro el cual le impide obtener beneficio por parte
de la sociedad y a la vez no es capaz de aportar algo a ésta el suicidio parece lo más
pertinente. Hume en el argumento sociológico nuevamente presenta conclusiones que
35 Ibídem. p: 127.
ningún crítico del suicidio en pos de la sociedad estaría dispuesto a seguir. Si aceptan que el
bienestar de la sociedad es un buen argumento para no practicar el suicidio entonces ese
mismo argumento puede ser usado como un buen argumento para para practicar el suicidio.
Los críticos del suicidio en pos de la sociedad tendrían que estar dispuesto a seguir la otra
cara de la moneda que ellos mismos presentan. El argumento personal se dirige contra los
comentarios críticos al suicidio que verían a éste como un atentado contra el interés del
propio individuo. Para Hume es natural que el individuo tenga que ser el que mejor juzgue
con respecto a su propio interés. Si bien, normalmente, la vida se vive no tiene por qué
vivirse si ésta deja de merecer la pena y son las personas, en su individualidad, las que
tienen la capacidad de decidir si sus vidas merecen la pena seguir viviéndose. El argumento
personal puede entenderse como un corolario a las otras dos argumentaciones, la teológica
y la sociológica. Nada puede impedir la decisión del suicidio. Ni Dios ni la sociedad. Lo
que sí puede haber es suicidio como decisión autónoma en pos de la sociedad. Finalmente
en tanto que interpretación del texto Del Suicidio se presenta el argumento empático que es
fundamentalmente establecer una relación entre Investigación sobre los principios de la
Moral y el texto primero. El suicidio empáticamente recibe su mayor argumento. La
situación del suicida es una situación de sufrimiento y en tanto situación de sufrimiento se
experimentaría una fortísima antipatía. Si la antipatía se experimenta ante la lamentable
situación de sufrimiento en la que se encuentra inmersa la persona que pensaría que el
suicido es la mejor forma de acabar con aquella situación, la acción del suicido no puede
producir más que agradable simpatía porque con la acción del suicidio dejaría de existir el
sufrimiento que produce la antipatía. Por lo tanto las imágenes desagradables no invadirían
inmediatamente nuestra imaginación, si no que al contrario se nos harían presentes ideas
placenteras.
Como se dijo en el prefacio todo lo anterior traerá tres consecuencias, primero se
observará una unidad del pensamiento de Hume gracias al argumento empático. Lo cual, a
su vez, brindará mayores fuerzas a los argumentos de Hume sobre el suicidio porque éstos,
ahora, se encuentran bajo un contexto más global y no como meros argumentos aislados.
Por lo tanto existe una coherencia interna en el pensamiento de Hume. Según Taset, cuando
el primero escribe ensayos, no abandona su filosofía, sino que muestra nuevas formas de
defensa de sus propósitos básicos. Segundo, los argumentos de Hume también
proporcionaran otro modo de enfrentarnos al suicidio, ya no como un acontecer irracional,
sino como una decisión abiertamente racional. Al ser una decisión abiertamente racional
Hume hace frente a la actual medicalización del malestar subjetivo, que observa en el
suicidio comportamientos patológicos. Es decir, que entienden al suicidio como una
enfermedad a curar. Esta perspectiva no solo implica una actualidad del pensamiento de
Hume porque ya no solo cuestiona el trasfondo religioso que existen para tratar al suicidio
sino que además puede usarse para cuestionar el trasfondo médico con el cual se trata.
Hume es capaz de disparar a dos blancos. Es necesario aclarar que esta perspectiva no es
original nuestra, Taset la propone en tanto que Hume se podría usar en contra de “la
progresiva patologización en la interpretación de la conducta suicida.”36 Lo que es original
nuestro es la importante conexión de la perspectiva de Hume contra la medicalización y la
empatía porque para que el suicidio no sea tratado como una enfermedad tiene que
entenderse que el suicida es “[…] un segundo yo de cada otro hombre, […]”37, es decir,
“[…] lo primero que no hay que olvidar es que esos “estados”… somos nosotros
mismos.”38. La empatía no solo da un mayor peso a los argumentos sobre el suicidio sino
también creemos que otorga un mayor peso al hacer frente a la actual medicalización del
malestar subjetivo. Creemos esto porque una cosa es la racionalidad en la decisión del
suicida y otra es que los demás individuos puedan sentir algo con respecto a esa decisión.
Al existir empatía con el individuo suicida significa que hay más humanidad, el acto ya no
es visto como algo extraño sino como algo propio del hecho de ser individuo y más
ampliamente del hecho de ser humano. Con la empatía se lograr un mejor acercamiento al
asunto del suicidio porque se encontrarían dos principios que usualmente se consideran
antagónicos, la razón y el sentimiento. Con la razón, se logra discernir si el suicidio es útil
pero luego de tal discernimiento, no es suficiente con la razón se necesita del sentimiento.
He ahí la importancia de la empatía. Todo esto es posible gracias a la inclusión de la
empatía.
Teniendo todo esto en cuenta es menester aclarar el por qué se usan comillas en el
título de este trabajo. Éstas se usan porque estrictamente la suicidiología sería un
36 TASET, J.L., “Suicidio y fiesta del yo. El suicidio como transgresión moral definitiva. A proposito de “Of Suicide” de David Hume”, τέλος, vol. I, nº. 1, 1992, pp: 149 – 166.37 HUME, D., Investigación sobre los principios de la Moral”, Alianza Editorial, Madrid, 2014, p: 58.38 PÉREZ SOTO, C., Una nueva Antipsiquiatría. Crítica y conocimiento de las técnicas de control psiquiátrico, Editorial LOM, Santiago, 2012, p: 118.
acercamiento científico hacia el fenómeno del suicidio, sería algo así como la ciencia del
suicidio. Claro está una ciencia de corte médico pero justamente, como se ha expuesto en
este trabajo, las opiniones de Hume estarían en contra del tal acercamiento. Es por eso que
ponemos la palabra “suicidiología” en comillas porque no estamos adscribiendo a Hume
una teoría científica sobre el suicidio, sino más bien una teoría racional. El logos de
suicidiología no es de ciencia sino de razón.
Por último, la tercera consecuencia es la posibilidad de, dado el contexto actual y la
actualidad del pensamiento de Hume, ampliar las condiciones que postula Hume sobre el
suicidio. Creemos que en tanto racional el suicidio es justificable en toda circunstancia
donde se note la autonomía del individuo. Hume mismo se entrampa dando demasiadas
condiciones para el ejercicio del suicidio. No tiene por qué existir la enfermedad o la
degeneración del cuerpo para que el suicidio sea justificado. Suficiente es, como se ha ido
viendo en este trabajo, la autonomía personal.
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A proposito de “Of Suicide” de David Hume”, τέλος, vol. I, nº. 1, 1992, pp: 149 - 166.
__________, “Razones para una buena muerte. (La justificación de la eutanasia dentro
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Iberoamericana de Estudios Utilitaristas, vol. XVIII, nº. 1 - 2, 2011, pp: 153 - 195.
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