La Tristeza Del Maya

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7/14/2019 La Tristeza Del Maya

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La tristeza del maya

Un día los animales se acercaron a un maya y le dijeron:

No queremos verte triste, pídenos lo que quieras y lo tendrás.

El maya dijo:Quiero ser feliz.

La lechuza respondió:¿Quién sabe lo que es la felicidad? Pídenos cosas más humanas.Bueno añadió el hombre, quiero tener buena vista.

El zopilote le dijo:Tendrás la mía.

Quiero ser fuerte.

El jaguar le dijo:Serás fuerte como yo.Quiero caminar sin cansarme.

El venado le dijo:Te daré mis piernas.Quiero adivinar la llegada de las lluvias.

El ruiseñor le dijo:Te avisaré con mi canto.

Quiero ser astuto.

El zorro le dijo:Te enseñaré a serlo.Quiero trepar a los árboles.

La ardilla le dijo:Te daré mis uñas.Quiero conocer las plantas medicinales.

La serpiente le dijo:

¡Ah, esa es cosa mía porque yo conozco todas las plantas! Te lasmarcaré en el campo.Y al oír esto último, el maya se alejó.

Entonces la lechuza dijo a los animales:El hombre ahora sabe más cosas y puede hacer más cosas, perosiempre estará triste.Y la chachalaca se puso a gritar: ¡Pobres animales! ¡Pobres animales!

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 Agua Clara

El agua clara es vida

Para poder vivir todos los días

Regalo de Dios que nos brinda

Su amor y grandes maravillas.

El agua clara nos alimenta

Símbolo de fertilidad

Hace crecer a las plantasY a toda la humanidad.

 Agua clara del cielo

 Agua clara de Dios

De los mares y riachuelos

Y de su inmenso amor.

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Un día los animales se acercaron a un maya y le dijeron: No queremos verte triste, pídenos lo que quieras y lo tendrás.

El maya dijo:

Quiero ser feliz.

La lechuza respondió:

¿Quién sabe lo que es la felicidad? Pídenos cosas más humanas.

Bueno añadió el hombre, quiero tener buena vista.

El zopilote le dijo:

Tendrás la mía.

Quiero ser fuerte.

El jaguar le dijo:

Serás fuerte como yo.Quiero caminar sin cansarme.

El venado le dijo:

Te daré mis piernas.Quiero adivinar la llegada de las lluvias.

El ruiseñor le dijo:

Te avisaré con mi canto.

Quiero ser astuto.

El zorro le dijo:Te enseñaré a serlo.Quiero trepar a los árboles.

La ardilla le dijo:Te daré mis uñas.

Quiero conocer las plantas medicinales.

La serpiente le dijo:

¡Ah, esa es cosa mía porque yo conozco todas las plantas! Te las marcaré en el campo.Y al oír esto último, el maya se Y la chachalaca se alejó.

Entonces la lechuza dijo a los animales:El hombre ahora sabe más cosas y puede hacer más cosas, pero siempre estará triste.

 puso a gritar: ¡Pobres animales! ¡Pobres animales!

La tristeza del Maya. Leyendas mayas. Leyendas de américa.

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El cazador mentiroso

Este relato sucedió en un pueblo cercano, hacemuchos años.En este pueblo vivía un grupo de cazadores, que

les encantaba ir al monte a cazar. Entre estoshombres había uno que le encantaba mentir; acualquier persona engañaba, engañaba a suesposa, a sus hijos o a sus compañeroscazadores.Había días en que imitaba a la codorniz; todos suscompañeros rápidamente se preparaban paracazar al ave; cuando lo distinguían sólo se reía;ahí todos comprendían que él había estadoimitando el canto de la codorniz.Muchas veces le dijeron que no lo hiciera, puespodría suceder que un día no lo vieran y resultaraherido por algún compañero. Sin embargo, él no

aprendía.

Como dicen, muchas cosas ocurren dentro delmonte; nosotros no lo podemos ver, pues somoshombres pecadores.Así, un día se juntaron los Señores del Monte paradecidir qué harían con esa persona que se negabaa aprender. Muchas cosas pensaron, muchotiempo estuvieron reunidos para decidir, peronadie quería aceptar totalmente lo que sucompañero proponía. Así estaban cuando seasomó un enorme jaguar que dijo:

-A mí me molesta que me burlen, por eso quiero que reciba su castigo este mentiroso.Esto es lo que he pensado...

Cuando terminó de contar lo que había en su cabeza, todos los Señores del Montedijeron que estaba muy bien la propuesta del jaguar.Uno solamente pensó que era muy cruel el castigo, y aunque se opuso rotundamente,ninguno de sus compañeros lo respaldó en su objeción.Una mañana se reunieron los cazadores en la boca del pozo del pueblo para acordarcómo organizarían la batida, ya que uno de ellos había visto en el monte las huellas deun venado. Así pues, tomaron el acuerdo de cuándo hacer la batida y de cuántosserían. Llegó el momento señalado y al hombre malo lo dejaron cazar un jaguar que seatravesó en su camino; así comenzó el suplicio que padecería.

Como tenía por costumbre, la cosa que pasó primero por su mente fue asustar a suscompañeros. Tomó al jaguar y lo empezó a despellejar; cuando terminó de desollarlose puso encima la piel y se escondió tras los árboles por donde pasarían suscompañeros.No había transcurrido mucho tiempo cuando oyó que se acercaban sus compañeros,riéndose a carcajadas, pues habían cazado un enorme venado. Venían tan contentosque no se fijaron que su compañero estaba tras un árbol.

Pasaron al lado del tronco cuando salió el hombre con la piel de jaguar encima,

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rugiendo. Asustados, los cazadores olvidaron hasta los rifles que cargaban, solamenteacertaban a gritar. Salían corriendo cuando notaron que se detenía el jaguar y vieronque era su compañero. Se disponían a regañarlo cuando observaron que trataba dequitarse la piel de jaguar pero no la podía desprender de su cuerpo; se le habíapegado.No había pasado mucho tiempo desde que tratara de deshacerse de esa piel, cuando

vio que le estaban saliendo garras.

Los compañeros veían lo que estaba pasando, sin saber qué hacer, solamente semiraban entre ellos. De pronto oyeron que hablaba el compañero afectado.-Mis compañeros, creo que harían muy bien en irse, porque siento que me estoyvolviendo un monstruo. ¡Corran!

Nada más oyeron sus compañeros, comenzaron a correr en dirección al pueblo.Cuando llegaron, platicaron a todos los del pueblo lo que había ocurrido en el monte.Aunque con dolor, la esposa del cazador que se estaba transformando fue la primeraen salir del pueblo.

El cazador en ese momento completaba su transformación, ya no le quedaba nada dehombre, era completamente un animal que también se estaba dirigiendo a lapoblación. En eso fue interceptado por el Señor del Monte que no estuvo de acuerdocon la propuesta del jaguar.-¡Detente, cualquier cosa que seas!-¿Qué quieres? ¿No tienes miedo que yo te coma?-Vengo a ayudarte. Cuando llegues al pueblo se te habrá acabado la facultad delhabla; sin embargo, todavía te quedará el entendimiento.

Cuando terminaron de explicarle la forma en que podría convertirse otra vez enhombre, comenzó a correr con más fuerza para ver si alcanzaba a decirle a su esposala manera en que podría volver a ser un hombre normal. Llegó a su pueblo y ya noquedaba nadie. Comenzó a llorar con fuerza pero le vino a la mente ir hasta donde se

reunieron la última vez para decidir la batida. Nada más llegó ahí y comenzó a escribircon su uña alrededor del pozo.

Ahí escribió cómo podría transformarse nuevamente en humano. Hasta ahora está esaescritura, esperando el día que pueda ser descifrada para transformar nuevamente almonstruo en hombre.

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Fabula Maya: El Perro Fiel

Un hombre era tan pobre que siempre estaba de mal humor, y no perdía la ocasión de

maltratar a un infeliz perro que tenía. Kakasbal (espíritu del mal), quien está en todo, vio que

podía sacar partido de la inquina que, seguramente, el perro sentía contra su amo, y se le

apareció para decirle:

—Ven acá y dime qué te pasa, pues te veo triste.

— ¿Cómo no he de estarlo? Mi amo me pega cada vez que quiere —respondió el perro.

—Yo sé que es de malos sentimientos. ¿Por qué no lo abandonas?

— Es mi amo y debo serle fiel. 

—Yo podría ayudarte a escapar.

— Por nada le dejaré. 

—Nunca agradecerá tu fidelidad.

— No importa, le seré fiel. 

Pero tanto insistió Kakasbal que el perro, por quitárselo de encima, manifestó:

— Creo que me has convencido; dime, ¿qué debo hacer?  

—Entrégame tu alma.

— ¿Y qué me darás a cambio?  

—Lo que quieras.

— Dame un hueso por cada pelo de mi cuerpo. 

—Acepto.

— Cuenta, pues... 

Kakasbal, entonces, se puso a contar los pelos del perro. Y cuando sus dedos llegaron a la

cola, el perro se acordó de la fidelidad que le debía a su amo, pegó un salto y la cuenta se

perdió.

— ¿Por qué te mueves?— le preguntó Kakasbal.

— No puedo con las pulgas que me comen día y noche. Vuelve a empezar.  

Cien veces Kakasbal empezó la cuenta, y cien veces tuvo que interrumpirla porque el

perro saltaba. Al fin, Kakasbal decidió:

—No cuento más. Me has engañado; pero me has dado una lección. Ahora sé que es más

fácil comprar el alma de un hombre que el alma de un perro.