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Las bienaventuranzas resultarán extrañas a una sociedad que con frecuencia vive
en la superficialidad y parece haber perdido el gusto
por las cosas de Dios y del espíritu.
Sin embargo, estas palabras de Jesús revelan a toda persona, creyente o no creyente, la más honda verdad
del ser humano.
Los valores fundamentales de una sociedad
que quiera ser humana y humanizadora.
Las bienaventuranzas son un don de Dios para que podamos dirigir a Él nuestros pasos.
Las bienaventuranzas son un don de Dios para que podamos dirigir a Él nuestros pasos.
En ellas, Jesús nos decía cómo era Dios.
La solemnidad de Todos los Santos es un auténtico mensaje profético de:
anuncio, denuncia y renuncia.
Una persona que, con la gracia de Dios, logra descubrir la honda realidad del ser humano.
Las bienaventuranzas anuncian un tipo de persona que ama la verdad.
Un mundo que confunde la satisfacción con la felicidad.
Un mundo que nos ofrece como valores lo que solamente son engaños.
Las bienaventuranzas denuncian la arrogancia de este mundo.
Las bienaventuranzas indican el camino
de una renuncia que conduce a la auténtica libertad.
El presente, aun siendo difícil, se abre a un futuro de esperanza y de gloria.
Las bienaventuranzas son sin duda sobrenaturales. Eso no quiere decir que sean antinaturales.
En realidad reflejan lo “super” de la naturaleza.
Las bienaventuranzas son sin duda sobrenaturales. Eso no quiere decir que sean antinaturales.
En realidad reflejan lo “super” de la naturaleza.
En ellas está la verdadera alegría.
La esperanza del más allá nos ayuda a construir
el más acá.
Señor Jesús, hoy nos alegramos por
tantos intercesores que nos han precedido en el signo de
la fe y del amor.
En ellos vemos alentada nuestra esperanza de seguir el camino de la verdad que
lleva a la vida que no acaba. Amén.
Texto: José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR –Salamanca Presentación: Antonia Castro PaneroMúsica: Relax5
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