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mtm editores ha recogido en este libro la difusión y aplicación de esta herramienta lúdico-terapéutica en las residencias de 3ª edad.
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Los Mandalasy la gente mayorNuestra experiencia en residencias geriátricas
Con la valiosa colaboración de Graciela Soñez
Los Mandalas y la gente mayor
© 2006 de la edición española:
mtm editores, Massens, 57 Barcelona (España)
info@mtm-editor.es / www.mtm-editor.es
93 213 02 74
Recopilación de textos: María Rosa Solsona
SEGUNDA EDICIÓN: Febrero de 2008
Cubierta y maquetación:
mtm editores, Estudi Jordi Mestres
ISBN: 978-84-95590-92-3
Depósito legal: B-FALTA-2008
Impreso en España Publidisa
los mandalas y 3 la gente mayor
Prólogode la Consellera de Salut de la Generalitat de Catalunya,
Marina Geli
Me es muy grato participar, con la aportación de estas líneas, en una experiencia
tan innovadora y útil como es el taller de Mandalas de la Residencia Titus
de Arenys de Mar.
Se trata de una iniciativa interesante que da protagonismo a las personas
mayores, ayudándolas a sentirse mejor consigo mismas, ejercitando sus facul-
tades, motivándolas e incrementando su creatividad.
El taller, que desde hace dos años se viene desarrollando en la Residencia
Titus, ha dado como resultado el libro que ahora tienen en sus manos. Una
publicación en la que se recopilan los trabajos realizados por los mayores
los mandalas y 4 la gente mayor
que residen en el centro, a la vez que se dedica una parte extensa a la técnica
para la realización de los mandalas.
Con la información recogida y la experiencia acumulada estoy segura de
que Los mandalas y la gente mayor se convertirá en un importante manual
de trabajo para todos aquellos centros que se quieran sumar a esta impor-
tante experiencia. Algunas residencias ya lo han hecho y el resultado, según
se explica en el libro, es plenamente satisfactorio.
Nuevamente, mi enhorabuena por esta iniciativa interesante, práctica y
de gran utilidad y beneficio para nuestros mayores, quienes, en definitiva,
son los principales protagonistas de esta experiencia.
MARINA GELI I FÀBREGA
Consellera de Salut de la Generalitat de Catalunya
los mandalas y 5 la gente mayor
Presidente de la Asociación Catalana de Recursos Asistenciales,Vicenç Vicente
Me llena de orgullo poder participar en un libro que recoge la experiencia
de una actividad artística y creativa con las personas mayores.
Desde ACRA, creemos firmemente que organizar actividades conjuntas
con las personas usuarias de una residencia geriátrica es una excelente forma
de demostrar su potencial. Son gente mayor, sí, pero en ningún caso, inac-
tiva. Como muestra evidente de que creemos en ello, anualmente convoca-
mos un concurso de postales navideñas entre las residencias y centros
asociados, que se salda invariablemente con un éxito de participación.
Tenemos, pues, dos esperanzadoras y positivas pruebas de trabajo activo
con las personas mayores: este libro de mandalas, que tengo el honor de pro-
logar, y nuestro concurso de postales, que este año llega a la quinta edición.
Seguro que existen muchas otras experiencias reseñables. Es el camino que
se debe seguir. Explotar las capacidades artísticas de las personas mayores,
fomentar actividades que las motiven, resultan fórmulas infalibles para alcan-
zar el auténtico objetivo de todos los que nos dedicamos a la atención geriá-
trica: mejorar su bienestar y calidad de vida.
VICENÇ VICENTE
Presidente de ACRA
los mandalas y 6 la gente mayor
Índice
Introducción 9
1ª PARTE · ENFOQUE TEÓRICOLa vejez 15Familia y tercera edad 19Mandalas 23¿Cómo se colorea un mandala? 27Observaciones generales 29
2ª PARTE · TESTIMONIOS: LOS MANDALAS EN LA VIDA REALRecopilación de experiencias
La Residencia TitusGraciela Soñez. Cosechando colores y sueños 35Marianne y sus mandalas. Una historia de vida 73La Residencia ImpalaEster Iglesias. La integración generacional 77Las Residencias Clara y SagreraDavid Prats. Unirse por el bien común 83Centro de día para gente mayor Besòs-MinaLourdes Casas 87Experiencia en varias residenciasSandra Missé. Un taller de mandalas 97
Conclusión 105
Introducción
Hace unos años llegó a mis manos el primer libro de mandalas para colo-
rear, entonces un producto prácticamente desconocido en España.
El autor del ejemplar era Christian Pilastre, procedente de una escuela
experimental fundada por Marie Pré, quien llevaba más de veinte años tra-
bajando e investigando sobre las propiedades de tales dibujos y sus posibles
aplicaciones.
La propuesta me pareció muy interesante, pero realmente comprendí de
qué se trataba al llegar a casa por la noche. Encontré en la cartera los cua-
dernos de muestra que me habían enviado. Sentí curiosidad y comencé a
colorear uno de ellos con los puntafinas que siempre llevo encima, y sin
darme cuenta la actividad me absorbió de tal manera que tuve la necesidad
los mandalas y 9 la gente mayor
de levantarme para buscar más colores y acabar mi primer mandala.
Aquella noche dormí como un angelito.
Por la mañana tenía bien claro que la experiencia se tenía que probar y
creé una línea editorial específica para ellos.
Los libros de mandalas de mtm editores comenzaron a nacer, crecer y
multiplicarse con un impulso vital asombroso.
Observando los beneficios del coloreado, fundé en octubre de 2004 el
Mandala Club Barcelona, una institución de carácter libre y gratuito cuya
finalidad es facilitar un espacio para todos aquellos que quieren introdu-
cirse en el mundo de los mandalas.
Pedagogos, psicólogos, terapeutas o licenciados en Bellas Artes se en-
cuentran en este espacio con personas cuyas profesiones no tienen nada
que ver con los mandalas, e incluso asisten niños. Todos manifiestan igual
alegría.
En uno de estos encuentros conocí a Graciela Soñez, y ella me refirió su
trabajo con mandalas para la tercera edad.
Fue como la primera vez: al escucharla supe que iba a crear y editar otro
libro sobre mandalas y que esta vez estaría dedicado a la gente mayor por-
que la experiencia era de tal valor que merecía ser difundida.
La editorial tomó contacto con distintas residencias geriátricas y personas
que, a instancia de Graciela Soñez, trabajaban con esta técnica, observando
los mandalas y 10 la gente mayor
el nivel de participación y el incremento de lazos sociales que la actividad
despertaba en los mayores, así como el clima de paz y armonía que se ins-
talaba.
La palabra mandala, usada como sinónimo de círculo sagrado, símbolo
de sanación y totalidad, nos remite al corazón del ser humano, a su centro.
Así, este libro, que intenta brindar una herramienta útil a quienes lo lean
y utilicen, habla desde el corazón para el corazón, intentando formar en
una gran ronda, el mandala de la familia humana.
JONI BRUGUÉS, EL EDITOR
los mandalas y 11 la gente mayor
1ªparte
ENFOQUE TEÓRICO
La vejez
Para todas las cosas hay sazón,
todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su tiempo.
Eclesiastés, 3:1
¿Cuándo comenzó el hombre a medir el tiempo?
En los comienzos de la humanidad, la vida simplemente transcurría
entre una sucesión de hechos naturales.
Al cazador primitivo, recolector de bayas y frutos, le siguió aquel que
aprendió a sembrar para obtener su alimento, y el tiempo apareció para
poder calcular los ciclos de las cosechas.
los mandalas y 15 la gente mayor
La vida comenzó a regirse por pautas determinadas y la conciencia del
devenir se instaló en la mente de ese ser que elevaba su postura y sus ojos
para medir su distancia con las estrellas.
Lentamente esta percepción se instaló en la memoria colectiva de la espe-
cie humana y fue considerada de diferentes formas. Una, como el proceso,
íntimo y personal, de cada existencia; otra, como el devenir histórico o
social del grupo al que pertenecía.
La manera de entender la vejez fue variando de acuerdo con la época y
cultura de cada pueblo. Para las sociedades más antiguas, las personas de
edad avanzada eran los custodios de la experiencia y la sabiduría. Existían
consejos de ancianos que tenían influencia en las decisiones que tomaba el
conjunto, y se les escuchaba con respeto. Tanta consideración merecía una
edad avanzada que en los libros más antiguos, como la Biblia, por ejemplo,
se agregaban años a los patriarcas para acentuar su importancia. Lo mismo
sucedía en relatos, que se han transmitido a través de la tradición oral, de
pueblos indígenas americanos.
La experiencia constituyó un tesoro muy valorado por generaciones
anteriores.
Los ciclos vitales eran más cortos y las edades consideradas avanzadas,
aún en el siglo XIX, época en que el escritor Alfred de Musset nos habla de
un “ancianito de cincuenta años”, no se regían por los mismos parámetros
que tiene la sociedad actual.
los mandalas y 16 la gente mayor
Es verdad que en Occidente la medicina, las normas higiénicas y la nutri-
ción han conseguido alargar el promedio de vida del ser humano en su
conjunto y que se investiga en forma permanente para sostener y prolongar
estos avances.
Quizás la pregunta que debemos hacernos es cuánto ha mejorado la cali-
dad de esa vida, y mirar sin prejuicios épocas pasadas y presentes, para
obtener lo mejor de cada una en beneficio de la sociedad.
Hay una vejez biológica, marcada por signos externos e internos que son
innegables, pero también es cierto que no sólo se ha prolongado la vida,
sino que los cuidados y avances en materia de salud hacen que los mismos
signos de envejecimiento aparezcan años después. Claro que, lamentable-
mente, esto es uno de los privilegios de las sociedades más avanzadas, a
diferencia de lo que sucede con los menos favorecidos.
Así, volvemos a observar que el concepto sobre la edad varía de acuerdo
con el lugar de nacimiento y al acceso de cada individuo para obtener unos
beneficios que no se distribuyen equitativamente.
Venimos al mundo con una carga genética que es nuestro patrimonio.
Pero el lugar donde nos desarrollemos será de importancia capital para que
esta opere a favor o en contra.
Sin embargo, la biología y las posibilidades que puede brindar la ciencia,
aún en forma discriminada, no lo son todo.
los mandalas y 17 la gente mayor
La soledad y la falta de integración social constituyen elementos funda-
mentales en la problemática de la vejez en los tiempos presentes.
los mandalas y 18 la gente mayor
Familia y tercera edad
Nuestra época se caracteriza por la pérdida de certezas y por la gestación
de nuevas maneras de concebir el mundo.
La sociedad actual pone el énfasis en lo individual, en el éxito social y
económico.
La imagen corporal es hipervalorada y concentra gran parte de las ener-
gías vitales, potenciada por los medios de comunicación.
El consumismo aparece como el dispensador de una felicidad hueca,
vacía, que acentúa las diferencias socioeconómicas.
El ocio, el esparcimiento, la educación, se realizan de maneras muy dife-
rentes a las de antaño, en parte por la incorporación masiva de medios
audiovisuales e informáticos.
los mandalas y 19 la gente mayor
La juventud es considerada como un bien que debe preservarse a costa de
cualquier esfuerzo. Buena cuenta de ello dan las crecientes demandas de
cirugías estéticas, pastillas milagrosas y todo tipo de recursos puestos a
disposición de esta premisa.Es un modelo de sociedad que desplaza su aten-
ción de los valores familiares y comunitarios, para centrarse en el individuo.
En este campo de cambios constantes, se produce la paradoja del resur-
gimiento religioso cruzado con elementos mágicos o exóticos, que rompe
con esquemas anteriores o los modifica sustancialmente.
La incorporación de la mujer en el mercado laboral y las posibilidades de
evitar embarazos indeseados conllevan un retraso en la edad de formar
pareja. Se tiene el primer hijo a mayores edades y hay un creciente número
de gente sola.
La familia, antes amplia, donde coexistían tres generaciones, es casi im-
posible de imaginar con el ritmo de vida actual. El tejido social se compo-
ne de familias nucleares, muchas veces monoparentales. Alojadas en espa-
cios casi siempre reducidos, con menor número de integrantes y con ocu-
paciones que llevan a los adultos a permanecer fuera casi todo el día, queda
poco lugar para la persona mayor.
La diferencia de rol del anciano es muy acusada porque ahora, en lugar
de constituir un apoyo, es considerada, en múltiples ocasiones, como un
estorbo o una carga a asumir.
los mandalas y 20 la gente mayor
Pero también es verdad que se buscan e intentan diversas soluciones para
paliar los conflictos derivados del cambio. En muchos lugares del mundo
existen sistemas diseñados para cuidar y atender a los ancianos cuando la
familia está imposibilitada o no desea hacerlo.
Por otra parte, en comunidades existentes en Holanda, Canadá y Estados
Unidos, se experimenta con modelos diferentes, como el llamado cohou-
sing, que se asemeja al modo de vida integrado donde convivían varias
generaciones, tal como sucedía en las familias antiguas.
Al elevarse el promedio de vida y restringirse los nacimientos, las pobla-
ciones envejecidas se han incrementado y continúan aumentando. Por ello
hay que tener una mirada muy atenta sobre el tema.
Preparar al anciano para una buena inserción en la sociedad actual, impli-
ca promover una actualización de su cultura social, propiciar la solidaridad
intergeneracional, respetar y valorar su papel de custodios de la memoria
colectiva, alentarlos a conservar su autosuficiencia y a cuidarlos cuando la en-
fermedad los golpee, con el respeto por la dignidad que cada persona merece.
Estos conceptos hacen que actualmente se lleven a cabo múltiples técni-
cas de apoyo que ayudan al anciano a sentirse mejor consigo mismo, ejer-
citando sus facultades.
Cultivar la mente y el espíritu fomentando tertulias, lecturas, asistencia a
lugares propicios para estar al día con los nuevos conocimientos, así como
los mandalas y 21 la gente mayor
los mandalas y 22 la gente mayor
participar en reuniones grupales y actividades que beneficien la actividad
física, como el yoga y las caminatas, entre otras, hacen que la persona
mayor se sienta estimulada hacia la vida y, por lo tanto, mejor integrada en
su entorno.
La experiencia nos ha demostrado que una herramienta excelente para
centrar la atención, contrarrestar el nerviosismo e incrementar la creativi-
dad es realizar una actividad pictórica organizada alrededor de un centro,
o lo que es lo mismo, colorear mandalas.
Los resultados de esta experiencia son tan interesantes que nos han lle-
vado a hacerla pública y a compartirla con el lector.
Para profundizar más en el conocimiento de los mandalas sugerimos la
lectura del libro “Mandalas y pedagogía” de Marie Pré (mtm editores)
donde se amplía la parte teórica.
Esta misma editorial ha publicado el libro para colorear “Mandalas para
la gente mayor”, específicamente pensado para ellos.
Pero ¿por qué mandalas?
Porque la experiencia con los mandalas nos demuestra que no es lo
mismo colorear un dibujo cualquiera, que un mandala. El hecho de colo-
rear un dibujo centrado, además de mejorar la atención y la precisión,
moviliza en el individuo todo un universo de sensaciones positivas. Y todo
ello redunda en una mayor autoestima y una mejor adaptación al entorno.
los mandalas y 23 la gente mayor
Mandalas
Siglos atrás, cuando las palabras tenían el brillo y la vitalidad de todo lo que
nace, se comenzó a usar en la India el término mandala. En idioma sáns-
crito, mandala significa “círculo”, pero representa mucho más. Es un sím-
bolo que nos transmite la idea de la totalidad, de la integridad que se orga-
niza en torno a un centro.
Los budistas tibetanos dicen que el mandala “es una matriz o modelo de
un universo perfecto”. Y lo cierto es que, a poco que observemos, percibi-
remos tanto en nuestro medio ambiente, como en nosotros mismos, las
formas circulares del mandala.
Los átomos, los cristales, las ondas del sonido, las constelaciones, en
un solo acorde que va desde lo más pequeño hasta lo más grande, repiten
el patrón de un centro simétrico que se expande en forma circular.
Es que como decía el gran escritor Goethe: “Toda criatura no es sino un
modelo a escala de una totalidad armoniosa y grande”.
Las plantas, animales y seres humanos estamos formados por diminutas
células. Estas células ofrecen el mismo diseño antes citado. Al agruparse de
diferentes modos, muestran la riqueza de texturas y colores que todos
vemos. Es como contemplar variados tapices, diferentes en apariencia, pero
urdidos con los mismos hilos.
Las culturas más antiguas utilizaron la forma circular y espiral para pin-
tar escenas rituales o construir en piedra asombrosos observatorios astro-
nómicos desde los que intentaban descifrar el universo.
Danzas que llegan a nuestros días arrancadas a lo profundo del tiempo,
continúan aportando su mensaje de energía y espiritualidad. Ejemplo de una
de ellas, la sardana del pueblo catalán, que nos muestra en el círculo, el deseo
de comunión y trascendencia. Uniendo las manos en ronda, las personas se
integran bailando su música y transmitiendo un mensaje, que pasa de gene-
ración en generación, ya que simboliza, con su forma, el Uno, lo eterno.
Unirse para ser uno en el mandala colectivo.
Hay en todos los continentes construcciones sagradas realizadas por el
hombre; y por dispares que parezcan sus modos expresivos, todas ellas tie-
nen presente el centro.
los mandalas y 24 la gente mayor
Desde los mandalas de arena de los budistas tibetanos, hasta las pinturas
de los indios navajos o los espléndidos rosetones de las antiguas catedrales,
esta forma se repite una y otra vez con el mismo significado.
Estudiando estos signos, el psicoanalista suizo-alemán Carl Gustav Jung
(1875-1961) realizó una investigación sobre el mandala en todas las cultu-
ras del mundo, y llegó a la conclusión de que este era una forma arquetípi-
ca universal. Descubrió que crear mandalas constituye una herramienta
muy útil para el autoconocimento y un modo de curación del propio ser
interior. Por este motivo dijo: “Quien mira hacia fuera sueña, quien mira
hacia dentro despierta”.
Los mandalas pueden ser simples o complejos, reflejando a quien los crea.
Las formas, los símbolos y los colores que elegimos para realizarlos tienen
un profundo contenido que brota de las raíces de nuestro ser.
Lo importante para crearlos es permanecer tranquilos, con la mente en
reposo, para permitirnos fluir a través del diseño y del color.
Como está demostrado en múltiples experiencias, niños, jóvenes y adul-
tos se benefician con su práctica. Pero hay un campo donde se pueden
observar resultados especialmente significativos, y es en la tercera edad.
Interesados en ello, hemos recogido el testimonio de quienes componen
equipos interdisciplinarios y trabajan con esta técnica, y también de los
propios mayores.
los mandalas y 25 la gente mayor
¿Cómo se colorea un mandala?
Es importante realizar esta actividad en un lugar tranquilo y bien iluminado,
con música suave o en silencio.
La participación nunca debe ser obligatoria y se han de ofrecer varios
modelos de dibujo para que cada uno pueda elegir el que más le agrade, y
diferentes tipos de material plástico (rotuladores, lápices, ceras, pintura, etc.).
La actividad puede ser individual o grupal. Cuando se realiza un traba-
jo colectivo se seleccionan valores como amor, amistad, trabajo, paz,
salud…
Es preferible no dar consignas sobre cómo realizar el trabajo (puede ser
desde la periferia al centro o viceversa) pues la elección tiene que ver con
el momento interno que la persona atraviesa.
los mandalas y 27 la gente mayor
El tiempo de duración puede variar desde unas horas a unos días, según
su complejidad, pero lo importante es no comenzar otro mandala antes de
haber concluido el anterior.
Al final del trabajo suele hacerse una pausa destinada a la observación del
dibujo, seguida de comentarios acerca del proceso de realización y del
resultado final. La reflexión no sólo se limita al mandala sino que también
es objeto de observación el propio estado interior.
Estos comentarios no deben estar sujetos a ningún tipo de interpretación
o interferencia por parte los demás. Son un testimonio.
Todos estos pasos son los aconsejados por los especialistas, ya que se trata
de una tarea que mueve aspectos muy profundos de la psique.
los mandalas y 28 la gente mayor
Observaciones generales
Los cambios en la familia a los que aludíamos al comienzo hacen que
muchos ancianos, por decisión propia o de su entorno, vivan hoy en resi-
dencias especiales, diseñadas teniendo en cuenta la etapa de la existencia
que atraviesan.
La práctica, extendida en el mundo entero, cuenta con modalidades
diversas. Estas residencias poseen equipos profesionales y sanitarios, y
diversos especialistas para atender de un modo afectuoso a quien en ellas
ingresa.
Se trabaja en estos centros con todo tipo de ancianos, desde los que poseen
autonomía y asisten al lugar sólo de día, hasta los que viven en él de forma
permanente.
los mandalas y 29 la gente mayor
Muchas de estas personas están sanas y otros padecen enfermedades físicas
o mentales, como demencia senil o Alzheimer.
Lo interesante de la aplicación del coloreado de mandalas en institucio-
nes, es que nos permite conocer la respuesta de un amplio grupo de perso-
nas y obtener datos fiables que muestran la eficacia de esta técnica.
Es sorprendente ver, en todas las residencias visitadas, la concentración y
el clima de paz que se genera durante la práctica de estos ejercicios. Hemos
podido comprobar cómo personas con graves dificultades se tranquiliza-
ban al pintar su mandala.
“Para que el trabajo sea más efectivo —nos explica Graciela Soñez—, los
dibujos que se presentan deben adecuarse a ciertas dolencias. Cuando hay
alguna dificultad, las figuras serán precisas, con líneas bien definidas. Ellos
sienten que el borde los contiene.”
Una persona con Parkinson, por ejemplo, necesitará diseños amplios y
poco complicados, del mismo modo que a una severa disminución visual
corresponderá un dibujo de líneas netas, con dibujos grandes y precisos,
que pueda observarse sin dificultad.
Pero las cualidades de la práctica de esta singular manera de pintar no
sólo se circunscriben a instituciones. Hemos podido comprobar que nu-
merosos mayores realizan esta actividad en sus hogares, muchas veces
compartiéndola con nietos, bisnietos u otros miembros de la familia, como
los mandalas y 30 la gente mayor
una forma de recreo e integración; es una manera divertida de interactuar
con nuestros seres queridos.
Del mismo modo, otros nos han referido el placer que les reporta el
hacerlo en soledad, cumpliendo un anhelo de realización personal por
medio del arte, o simplemente para centrarse y meditar.
los mandalas y 31 la gente mayor
los mandalas y 61 la gente mayor
� Participamos en el concurso de postales navideñas del año 2004 con una
composición decidida por ellos, un mandala colectivo.
Equipo de la Residencia
Titus, 2004
los mandalas y 62 la gente mayor
� Sobre la base de un círculo y otro más pequeño dentro y dividido en ocho
porciones, invité a que cada uno hiciera un diseño diferente, para que todos
pintaran su propio dibujo y el de los demás compañeros.
Diseño de mandala de Paquita Fuster Coloreado por Conchita Riera
los mandalas y 63 la gente mayor
� En febrero de 2005, para el aniversario de la residencia, confeccionamos unmandala gigante con rosas de dos tamaños pintadas.
Diseño de mandala de Conchita Vilardell Coloreado por Alfonso
La jefa de enfermeras, Neus Molero,está pintando mandalas en seda.
los mandalas y 64 la gente mayor
� Recortados y partidos en dos,
hemos hecho campanas para
decorar la residencia en la Navidad
de 2005.
� Pegamos dos mandalas iguales o
diferentes, los plastificamos y con
un hilo los convertimos en bolas
navideñas gigantes.
los mandalas y 65 la gente mayor
En segundo plano María Torrent y enfrente Graciela Soñez Mercè Salazar
Paquita RomeroMaría Costa
los mandalas y 66 la gente mayor
Mavi Pérez (gerocultora) y Neus Fàbregas (psicóloga) Rosa Salvador
Agustina BastidasConchita Vilardell
los mandalas y 67 la gente mayor
Dionisia Castelló Amparo Soria
Elvira GuerrisConchita Riera
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Encarna Rodríguez Miguel Gil
Maria TorrentJosefina Sarrión
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Pilar Ferrer Irene Valcanera
Neus PareraExposición de Susanne Schmid en la Residencia Titus
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