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Universidad de Costa Rica
Facultad de Letras
Escuela de Filosofía
Los nublados del día:
Estudio de una metáfora política
Tesis para optar por el grado de licenciatura en filosofía
Candidata:
Marcela Hernández Guillén
Ciudad Universitaria Rodrigo Fado
San Pedro de Montes de Oca
San José, Costa Rica
2014
Hoja de aprobación
Los(as) abajo firmantes, como miembros del Tribunal Examinador de este Trabajo Final
de Graduación, declaran que éste ha cumplido satisfactoriamente con todos los
requisitos para que su sustentante, Marcela Hernández Guillén, obtenga el grado de
licenciada en filosofía.
Dr. Sergio Rojas Peralta
Director de Tesis
~-
Dr. Víctor Hugo Acuña Ortega
Lector
Dr. Alexander Jiménez Matarrita
Lector
l,.
MSc. Roberto Fragomeno Castro
Director, Escuela de Filosofía
Dra. Ruth Cubillo Paniagua
Representante del Decanato
Marcela Hernández Guillén
Sustentante
San Pedro de Montes de Oca, abril de 2014-04-30
iii
Reconocimientos
Esta investigación se realizó en compañía de muchas personas. En primer lugar debo
agradecer a mi equipo asesor, Sergio Rojas, Víctor Hugo Acuña, y Alexander Jiménez. No
solo fueron ellos constantes y rigurosos en su apoyo académico, sino también
comprensivos, pacientes y solidarios en términos afectivos.
Desde el inicio del proyecto recibí sugerencias y consejos importantes de amigos,
allegados, y personas que no conocía y que compartieron amablemente su tiempo y sus
conocimientos. Entre ellos debo mencionar a Catherine Lacaze, Pablo Hernández,
Elizabeth Muñoz, Rolando Tellini, David Díaz, Helio Gallardo, Jethro Masís, José M. Arias,
George García, Adrián Vergara, Luis A. Mora, Antonio Jara.
De muchas maneras estuvieron presentes también en el proyecto William Vega, Pamela
H ernández, Luis C. Protti, Marco E. Arce, Agustín Gutiérrez, Rocío Zamora, Esteban
Chinchilla, Cristina Morales, Mónica Bravo,
Gabriela Arguedas, Marianela Madrigal, Sergio Pacheco, Juan D. Espinoza, Ana C.
Cubero, Mariángel Vicente, Jasmín Selva, Paola Ravasio, José P. Segreda, Natalia Zeledón,
Víctor Alba, Silvia Pereira, Angela Schmidt, Francisco Víctor, Felipe Alpízar, Carla
Jiménez, Mauricio Herrera, Claudia López, Karla V. Herencia, Hannia Fernández.
Agradezco muy especialmente la gentileza y disposición de los artistas Emilia Villegas,
Joaquín Rodríguez del Paso y Javier Calvo, quienes me facilitaron las imágenes de sus
obras, además de informaciones y detalles importantes en torno a ellas.
Y por último, el más sentido agradecimiento va para mi familia, sin cuya generosidad y
apoyo sin límites este proyecto no habría sido posible.
V
Introducción
"He preguntado a los pueblos de Centroamérica qué hora es y me responden:
es medianoche; esperemos que amanezca".
Máximo Jerez
En efecto: el señor Alcalde 19, don Santiago Bonilla, dijo: 'De ninguna manera
puedo ni debo comprometerme ni en pro ni en contra de lo determinado en la
capital de Guatemala, mediante a que las vicisitudes del día no dan lugar a fijar un
voto fijo. Y si en el acta anterior fui de otro sentir, lo hice precipitadamente, por
no haberse dado tiempo para meditar con la prudencia y reflexión debida.' [ ... ]
Bajo el arco, pues, de tales vacilaciones hizo su entrada a Costa Rica la santa
independencia.
Con raras excepciones, ese temperamento de vacilación y de irresolución se ha
mantenido en la mayor parte de los gobernantes de nuestro país, y parece ser el
espíritu que preside a la marcha lenta de Costa Rica por la senda del progreso.
Nada de extraño tiene, pues, que sus clases dirigentes se hayan mostrado
conservadoras y sufridas, aun en presencia de situaciones graves, que exigen
resoluciones briosas y radicales. Y si las clases dirigentes han sido así, las masas
populares han tenido que marcar inevitablemente ese compás de compasillo de
sus directores sociales y políticos. (Zelaya, 1917, p. 29)
El profesor universitario Ramón Zelaya se refería de esta forma, en septiembre de 1917,
a una actitud que mostraban reiteradamente las elites políticas en Costa Rica desde el
tiempo de la separación de la monarquía española. El temperamento vacilante,
irresoluto y conservador de las autoridades políticas costarricenses está condensado en
la metáfora que enunciaron en repetidas ocasiones dichas autoridades en momentos de
incertidumbre, cuando se tomaban o se postergaban decisiones 'hasta tanto que se
aclararan los nublados del día'.
El propósito de esta investigación es elaborar una lectura filosófica de dicha expresión
en el contexto de los discursos nacionales costarricenses. Dicha lectura parte de tres
dimensiones: su carácter metafórico, su contexto de procedencia, y su prevalencia en la
actualidad como parte de una doxa nacional.
Esta temática fue elegida por la inquietud que nos genera la implantación y la
reiteración de ciertos enunciados que circulan, no gratuitamente, en contextos
específicos a través del tiempo. Nuestras preguntas comenzaron a abrirse con la lectura
de varios textos de Friedrich Nietzsche, que ejemplarmente en Genealogía de la Moral
elabora una interpretación respecto de este proceso (re)iterativo, el cual implica algún
grado de legitimidad y distintas valoraciones entre quienes coexisten en determinada
comunidad de hablantes. En la eterna lucha de fuerzas que se enfrentan para que estas
narraciones pervivan, es necesaria "una pequeña habilidad en cambiar los nombres y
rebautizar las cosas, [ ... ] en prescribir pequeñas alegrías que sean fácilmente accesibles
y puedan convertirse en regla" (GM III, §18). Según una lectura de este aspecto de la
filosofía nietzscheana, Michel Foucault afirma que el método genealógico permite
"reconocer bajo el aspecto único de un carácter o de un concepto, la proliferación de los
acontecimientos a través de los cuales (gracias a los cuales, contra los cuales) se han
formado" (2004, p. 26). Un concepto, entonces, así como también una metáfora política,
pueden ser rastreados en las múltiples, discontinuas, y a veces caprichosas huellas que
han dejado en ese cuerpo del devenir que es la historia.
viii
Uno de los aspectos que más nos interesó de esta perspectiva es su desdén hacia los
hechos crudos o los orígenes esenciales de las cosas que habrían de ser develadas en una
supuesta pureza absoluta (ya sin las 'máscaras' de sus 'accidentes'). Importan, más bien,
todos esos accidentes, todos los azares, los giros, las ausencias, los errores, los malos y
también los buenos cálculos "que han dado nacimiento a lo que existe y es válido para
nosotros" (Foucault, 2004, p. 27).
Para encontrar la pervivencia de un discurso es necesario, pues, emprender una labor a
la vez histórica y filosófica, que socave y revele la fragmentación intrínseca de lo que se
creía unitario, homogéneo, conforme a sí mismo: es decir, idéntico. Las formas que
adopta la ficción de la identidad (el id, el "eso es igual a eso"), están, en última instancia,
vacías, y es tarea del pensamiento crítico el desentrañar esa vacuidad.
En el caso específico de la identidad nacional encontramos un material
excepcionalmente rico para hacer una lectura filosófica que revelara los juegos de
fuerzas, los intereses, efectos y resistencias que están en juego en la difusión de los
discursos que confirman y reproducen, o ponen en tensión, dicha identidad.
Así, los discursos de identidad nacional en Centroamérica han tenido ciertas
características generales, y también marcadas diferencias al interior de los distintos
países que la conforman. En Costa Rica, en particular, las características consideradas
excepcionales de la nación no solamente se corresponden con imaginarios o discursos
ideológicos más o menos prejuiciados, más o menos fundamentados material o
efectivamente, sino que también configuran prácticas que se pueden considerar
deseables, esperables o contradictorias respecto de ese imaginario, y que promueven o
no sociedades habitables en términos de convivencia, de agencia, y de relaciones con la
ix
política. Rastrear estas imágenes y narraciones de manera crítica y rigurosa es una tarea
a la cual la filosofía en Costa Rica se ha abocado escasamente, y es por esto que resulta
importante continuar con las investigaciones que al respecto se han realizado en esta
área, en comunidad con otras como la historia, la sociología y el análisis político, en el
ámbito académico de nuestro país.
Por estos motivos elegimos estudiar el lugar que ocupa en los discursos de la identidad
nacional una metáfora que fue enunciada por la Diputación Provincial de León,
Nicaragua, al conocerse la noticia de la separación de Guatemala respecto de España. La
reacción que tuvo dicha entidad fue la de declarar, en el Acta del 28 de setiembre de
1821, "la independencia del gobierno español hasta tanto que se aclaren los nublados del
día y pueda obrar esta provincia con arreglo a lo que exigen sus empeños religiosos y
sus verdaderos intereses" (citada en Montero Barrantes, 2006, p. 163, énfasis nuestro).
El significado de esta metáfora en este contexto tenía que ver con la decisión, por parte
de las autoridades de la Diputación Provincial de León, de no entrar en conflicto con
España como lo habían hecho otras provincias, sino de esperar a que esos conflictos
(que en la metáfora están designados por 'los nublados') fueran resueltos o despejados.
La resolución estaba fuera del control de las autoridades locales, pues en otras latitudes
con mayor poder comercial, económico y político, se cocinaban planes que podían
amenazar con traer innecesariamente a este lado la discordia. La expresión revelaba,
pues, la percepción, por parte de las élites políticas de las provincias de Nicaragua y
Costa Rica, de que era más cómodo quedarse bajo el mandato español que formar
gobiernos autónomos. Es decir que manifestaba, a fin de cuentas, una sensación de
inviabilidad de las provincias para devenir Repúblicas, y por lo tanto una actitud de
X
pasividad y espera ante lo que ocurriera en el exterior.
La metáfora de los nublados del día fue recuperada por las élites políticas en Costa Rica
en actas y en discursos, inmediatamente después de aquella primera enunciación.
Pronto tomó vigor en las primeras obras de historia costarricense durante el siglo XIX, y
continuó mencionándose en las que, con un carácter más profesional, aparecieron
durante la mayor parte del siglo XX. La expresión no solamente describía, en estos
trabajos, aquel momento específico de la 'historia patria' en que la mejor decisión era la
de aplazar toda acción que pudiera ser arriesgada, sino que hablaba de una actitud o de
una lógica política que caracterizaba a Costa Rica como nación, y que tenía que ver con
otras imágenes que constituían su excepcionalidad en relación con el resto de países
centroamericanos. En el último cuarto del siglo, sin embargo, estos discursos fueron
puestos en cuestión por una generación de historiadores( as) cuyo compromiso radicaba
no en defender posturas institucionales o partidarias, sino en comprender críticamente
el pasado, así como las formas en que éste había sido mirado antes, haciendo uso de
instrumentos historiográficos que hasta el momento no se conocían en el país. Esta tarea
continúa, no solo en el ámbito de la historia sino también en otras disciplinas que hacen
acopio de ella y la atraviesan, como las ciencias sociales, los estudios culturales, la
filosofía, la lingüística, y las zonas comunes e intersticiales que ellas forman.
Explicar la incidencia y recepción de todas estas elaboraciones en las visiones de mundo
de la población costarricense es una tarea harto compleja, y cae fuera de las
pretensiones de esta investigación. No obstante, confirmamos la hipótesis de que las
nociones de la identidad nacional que se condensan en la metáfora de los nublados del
día, siguen hoy, a casi dos siglos de la enunciación que la hiciera célebre, teniendo
xi
prevalencia en la doxa nacional costarricense.
De esta manera, el problema sobre el que gira nuestra investigación consiste en conocer
cómo se han forjado la prevalencia, los sentidos y las valoraciones de la metáfora de los
nublados del día en los discursos de la identidad nacional, desde su enunciación oficial
en 1821, y hasta la actualidad.
Las fuentes en las que indagamos estas cuestiones fueron actas y oficios de la época
posterior a la independencia, así como los principales libros de historia en los que se
narra dicho momento, escritos a partir de las últimas décadas del siglo XIX. Hallamos,
asimismo, la prevalencia de la metáfora, en artículos de opinión de ciudadanos(as)
costarricenses no dedicados al oficio de la historia, así como en discursos que
acompañan a tres obras plásticas contemporáneas costarricenses, proporcionados por
sus autores.
Las fuentes mediante las cuales analizamos la expresión que nos atañe corresponden
con sus tres dimensiones. Para comprender su naturaleza metafórica dentro del
discurso político, utilizamos los estudios de filósofos, sociólogos y lingüistas que han
abordado este tema, entre ellos Friedrich Nietzsche, Paul Ricoeur, Jacques Derrida, Gilles
Deleuze, George Lakoff y José María González. La procedencia histórica de nuestra
metáfora será analizada a partir de estudios historiográficos recientes, que entienden las
naciones, y en particular las centroamericanas, como invenciones o construcciones por
parte de élites políticas, y como vinculadas hasta cierto punto con el curso efectivo de la
historia. Entre estos investigadores conviene mencionar a Víctor Hugo Acuña, Arturo
Taracena, Steven Palmer, David Díaz Arias e Iván Molina. En el área de la filosofía fue
también necesario recuperar el trabajo de Alexander Jiménez, quien se ha dedicado a
xii
complementar la investigación historiográfica de la nación costarricense
específicamente desde el discurso filosófico. Por último, el aspecto doxástico de la
metáfora será investigado con criterios de investigadores como Roland Barthes, Pierre
Bourdieu, Terry Eagleton y Ruth Amossy.
Consideramos que la importancia de este tema radica en las varias perspectivas desde
las cuales elaboramos la lectura de la metáfora política de los nublados del día, la cual no
ha sido el eje central de ninguna investigación filosófica en Costa Rica hasta el momento.
Sin embargo, las investigaciones críticas que abordan el tema de los discursos de
identidad nacional, y que han sido fundamentales para configurar el panorama en el cual
se inscribe nuestra metáfora, han recorrido ya un importante camino. Mencionaremos
brevemente algunas con el fin de señalar el estado de la cuestión de nuestro tema
específico.
José Daniel Gil Díaz menciona e interpreta directamente la apelación a esperar a que se
aclaren los nublados del día, en tiempos de Independencia, en un artículo académico
titulado 'Imágenes de la nada, entre la duda y la ignorancia: los primeros pasos en la
construcción del país' (Gil Díaz, 2006). Este autor menciona la metáfora en relación con
la duda y la incertidumbre que generó en la provincia la noticia de la separación de
España, en octubre de 1821. En su opinión, Costa Rica tomó varios años en 'despejar los
nublados', es decir, en establecer con determinación cuál iba a ser la forma de gobierno
que se construiría en el territorio:
Los nublados del día no fueron días, sino años [ ... ]. Que en el país se demorase
tanto en despejar los nublados fue producto de la ausencia de un proyecto
político y de una intelligentsia [sic] que tuviera claro que [sic] es lo que había que
hacer a ese mismo nivel. (Gil Díaz, 2006, p. 226)
xiii
El autor afirma a continuación que una de las acciones que las élites debían tomar con
mayor premura era la de organizar una nueva forma de administración de la sociedad,
"y la verdad hay que reconocer que no lo hicieron con mucha claridad" (Gil Díaz, 2006, p.
227). A pesar de esa ausencia de un proyecto político claro, para Gil el deseo de
autonomía en la provincia era evidente desde el principio.
Otra de las investigaciones que enmarcan el estado de la cuestión de nuestro tema es El
imposible país de los filósofos (2002), de Alexander Jiménez Matarrita. Este ensayo
propone una crítica de las narraciones de profesionales en filosofía que reprodujeron y
contribuyeron a difundir en Costa Rica el llamado nacionalismo étnico metafísico. Esta
categoría condensa el conjunto de nociones metafísicas que pretenden definir una cierta
identidad nacional costarricense basándose sobre todo en una supuesta igualdad
'esencial', proveniente de una pretendida continuidad entre la sangre española y la
costarricense. Así, "la nación costarricense es imaginada como el producto de una
organización racional derivada de la homogeneidad étnica de su población" (Jiménez
Matarrita, 2002, p. 34).
De este modo, en lugar de desentrañar críticamente mitologías y lugares comunes sobre
la nacionalidad costarricense (además de su homogeneidad racial, un carácter racional,
pacífico, trabajador y destinado a la democracia), el discurso de los filósofos
nacionalistas metafísicos (entre quienes podemos contar a Luis Barahona, José Abdulio
Cordero, Guillermo Malavassi, Hernán Peralta y Abelardo Bonilla) contribuyó las más de
las veces a promoverlos y legitimarlos.
Más específicamente en relación con nuestro tema, Jiménez analiza un conjunto de
xiv
metáforas que han estado presentes en el discurso identitario costarricense, y que han
colaborado con la articulación del mismo. La más importante de estas metáforas es la de
la blancura. Sobre todo durante la época liberal, a fines del siglo XIX,1 las metáforas del
blanqueamiento tuvieron un papel altamente performativo: permitieron, por ejemplo,
dar una imagen hacia el exterior de un país apropiado para hacer negocios en el
vertiginoso horizonte de las sociedades del capitalismo. En un nivel interno, la imagen
de una población idéntica en términos étnicos creaba una efectiva coartada para
"compensar imaginariamente las desigualdades económicas, políticas y sociales"
(Jiménez Matarrita, 2002, p. 190).
El discurso de los filósofos que Jiménez llama nacionalistas étnico metafísicos recuperó
las mismas nociones de excepcionalidad que se habían creado durante la conformación
de la nación y la nacionalidad costarricense en el siglo XIX. La diferencia consistió más
bien en el uso de unas argumentaciones y unas metáforas retóricamente más propias del
discurso filosófico, como 'ser costarricense', 'patria esencial', 'alma nacional', etc. Éstas
se referían a una pretendida igualdad de todos(as) los( as) costarricenses, que estaba por
encima de cualquier desigualdad económica o social efectiva, y más allá de toda
complejidad en las relaciones de dominación, resistencia y transformación que tienen
1 A partir de 1870, con la administración de Tomás Guardia, la política en Costa Rica comenzó una serie
de transformaciones orientadas a "fortalecer el Poder Ejecutivo, expandir la agricultura capitalista y
'civilizar' a los sectores populares" (Malina Jiménez y Palmer, 2011, p. 69). Desde este momento y hasta la
transición entre siglos, las llamadas reformas liberales impulsaron procesos de modernización en lo social
y en lo administrativo, y es a esta época que llamaremos en lo sucesivo la época liberal en la historia
política de Costa Rica.
XV
lugar permanentemente en la vida social y política de un país.
Otras metáforas analizadas por Jiménez son las que tienen que ver con la situación
geográfica de Costa Rica, una tierra de 'valles' y 'suaves contornos', 'aislada' y por lo
tanto pobre comercialmente, aunque rica en recursos naturales. Si bien no analiza
directamente la metáfora de los nublados del día, el trabajo de Alexander Jiménez
constituye una guía fundamental para el rastreo y la interpretación de un conjunto mas
grande de metáforas que pueblan el universo discursivo de la identidad nacional.
El siguiente referente para nuestro estado de la cuestión lo constituye la obra de Víctor
Hugo Acuña Ortega, quien ha dado importantes aportes a la historiografía crítica de
nacionalidades, nacionalismos e identidades en Centroamérica y Costa Rica,
particularmente en sus discursos y vocabularios políticos. En este último sentido, el
artículo 'La invención de la diferencia costarricense, 1810 - 1870' (Acuña Ortega, 2002)
ha mostrado que a partir de la época de la independencia, el discurso sobre las
características que se asumen propias o exclusivas de Costa Rica comenzó a ser
enunciado reiterativamente hasta configurar un sentido social a la vez de pertenencia a
lo nacional, y de diferencia (peculiaridad, especificidad) en relación con otros vecinos del
istmo, en especial con Nicaragua.
Dentro de estos ra~gos se cuenta, según el desarrollo de Acuña Ortega, el de una Costa
Rica que a pesar de ser pobre, desconocida y aislada, tanto geográfica como
comercialmente, permanece leal al patronazgo de España. Esta cuestión se comprueba
en diversos momentos posteriores a la recepción de la noticia en la que se anunciaba la
Independencia del reino de Guatemala y de todas sus provincias. La llamada Acta de los
Nublados (el primer documento oficial en el que aparece la metáfora que le da nombre)
xvi
constituye un ejemplo particularmente claro de esta decretada lealtad.
Esta declaración manifiesta, como ya ha sido mencionado, una sensación general de
incertidumbre y de duda ante una serie de acontecimientos que entonces implicaban un
cambio inminente en la vida política de toda la América española, y por lo tanto también
en la provincia. Ante este giro irreversible, las élites políticas más conservadoras en
Costa Rica no concebían la posibilidad de que ella fuera un territorio viable para
constituirse como República. Y sin embargo, algo estaba despejado: había que establecer
una forma provisional de gobierno interno, bajo cuya autoridad fuera posible liberarse
de la tutela de Nicaragua.
La constitución de una Junta Provisional de Gobierno por la vía legal y con
representantes de cada uno de los municipios, y asimismo, la promulgación del Pacto de
Concordia fungieron como base material para la elaboración de más señales identitarias,
por ejemplo, la de un pueblo caracterizado por una unidad política interna sin grandes
desgarramientos. La Primera Junta Superior Gubernativa proclamó, en este sentido, el 9
de noviembre de 1822:
Cumpliéndose ya felizmente un año que rompiendo sin estrépito ni difusión de
sangre las gruesas y pesadas cadenas del gobierno español, sacudisteis su yugo
tiránico, [ ... ] y aborreciendo las exaltaciones y negros sentimientos de muchos
pueblos del septentrión, sólo os movió la mira religiosa de perpetuar la paz.
(citado por Acuña Ortega, 2002, p. 197)
Incluso después de situaciones de conflicto como la guerra civil de 1823 entre liberales y
conservadores, la significativa presencia de los militares a partir de 1838 o la guerra
contra los filibusteros en 1856 - 1857, la percepción de una Costa Rica que goza de paz y
xvii
armonía internas permanece incólume. El 26 de junio de 1824, declara la Junta:
Sería la cosa más lastimosa que un estado [sic] cuya suerte es envidiada por su
unión y que cortó brevemente la primera división que nació en su seno, se
arruinase ahora por diferencias particulares, o que por la desidia y apatía no se
uniformasen sus hijos a asegurar su futura suerte (citado por Acuña Ortega,
2002, p. 198).
Esta imagen se sostiene en parte también mediante el recurso de la comparación con
otras provincias de la región, cuyas minorías dirigentes se disputaban cuotas de poder
entre ellas. En medio de estas convulsiones, las élites de poder en Costa Rica deciden
que la provincia debe permanecer al margen, sin intromisiones de ningún tipo, es decir,
neutral. Tanto la neutralidad como la lealtad a España permiten configurar
discursivamente la idea de que Costa Rica es un país de paz.
Otro rasgo que se configuró durante la época de la independencia fue el de los y las
costarricenses en cuanto hijos de españoles, no de africanos ni de indígenas, y por lo
tanto blancos en su enorme mayoría, con poca mezcla racial.2 Además, según este
discurso, el desarrollo o evolución de Costa Rica hacia su consolidación en una República
transcurre en una historia que sin rupturas avanza por la senda del progreso. Por
último, se difundió también la idea de una poblaciqn costarricense con una relativa
homogeneidad educativa y económica, conformada en buena medida por pequeños
2 Iván Molina Jiménez confirma esta idea en Costarricense por dicha, donde cuenta la ofensa provocada a
un ilustre costarricense por la proyección en Bélgica, en 1914, de una película en la que se representaba a
Costa Rica como una tribu incivilizada de indios con taparrabo (Molina, 2010, p. 7).
xviii
propietarios.3
El trabajo de Víctor H ugo Acuña no solamente constituye un esfuerzo desmitificador en
relación con la pluralidad de imágenes mediante las cuales se ha solido identificar a
Costa Rica, sino sobre todo revela las bases materiales sobre las que fue posible elaborar
un discurso político que enfatizó, a partir de la época de la independencia, la
especificidad o la diferencia del pueblo de Costa Rica en relación con el resto de
Centroamérica.
Por ejemplo, 'Las concepciones de la comunidad política en Centroamérica, 1820-1823'
(Acuña Ortega, 2005) ofrece una perspectiva más amplia en relación con ciertas
concepciones que utilizaron las élites políticas, en toda la región centroamericana,
durante la época de la Independencia:
La independencia del Reino de Guatemala fue en última instancia la consecuencia
del proceso independentista de la Nueva España encabezado por Agustín de
lturbide. En este sentido, durante los años 1820 - 21 las élites centroamericanas
estuvieron en una posición de espera frente a lo que acontecía al lado. Dichas
élites carecían tanto de la fuerza como de la voluntad para emprender ellas
mismas la decisión de hacerse independientes (Acuña Ortega, 2005, p. 252,
énfasis nuestro).
3 Un artículo aparecido en el periódico La Tertulia (fundado cerca de 1830), señala que "[e]l Pueblo
Costarricense es compuesto en su totalidad de propietarios en pequeño o en grande" (citado por Acuña
Ortega, 2002, p. 204). Esta idea era sostenida por los dos medios impresos de opinión que existían en el
momento, que en temas tales como el de la capitalización estaban más bien en pugna. Las divisiones
internas, pues, entre las élites costarricenses en temas políticos no quebraron la imagen de una cierta
homogeneidad en los atributos 'distintos' de la colectividad política, en relación con los de sus vecinos.
xix
El temor a la discordia y a la rebelión, así como la percepción de inviabilidad para
autogobernarse, no fueron, pues, exclusivos de la provincia de Costa Rica. Esto nos
permite hallar un precedente del llamado a esperar hasta tanto que se aclaren los
nublados del día, del cual posteriormente se apropiaron las figuras políticas en Costa
Rica, y que ya no podía sostenerse en el resto de la región. Nuestra investigación pondrá
particular interés en la manera como la metáfora de los nublados del día constituye la
condensación de algunos de los rasgos más sobresalientes de esta diferencia, a saber, la
imagen de una Costa Rica pacífica, prudente y neutral.
Finalmente, las investigaciones de David Díaz Arias son también referentes importantes
para nuestro proyecto. Muchas de ellas continúan con el trabajo de rastrear los
fundamentos históricos y materiales que permitieron la elaboración de las imágenes
identitarias en el país. Por ejemplo, en Construcción de un Estado moderno (2008), Díaz
Arias describe cómo, en diferentes momentos y como respuesta a diferentes intereses
políticos, los discursos y las festividades oficiales difundieron imágenes muy específicas
para definir el carácter costarricense. La imagen de una Costa Rica pacífica, laboriosa,
progresista, igualitaria y educada, fue producto de un largo proceso que respondía a la
necesidad de consolidar un sentimiento nacional durante la construcción del Estado y la
legitimación de su sistema político.
Uno de los elementos claves para nuestra investigación, presentes en los artículos de
Díaz Arias, es el recurso pacifista: como veremos más adelante, la metáfora de los
nublados del día ha sido muy utilizada con el sentido de que Costa Rica esperaba en paz
y tranquilidad mientras que sus vecinos luchaban, derramando sangre en anarquía.
Dado que la Independencia en la provincia no provino de ninguna guerra, y que tampoco
XX
después intervino en los conflictos que tenían lugar en el resto de la región, la élite
liberal costarricense promovió con gran insistencia el carácter pacífico, tanto de la
organización política del país, como de sus habitantes. El recurso de la paz "motivaba la
actitud sumisa frente al poder político que gobernaba y, graciosamente, podía ser
utilizado en la modelación de una característica apropiada para la población" (Díaz
Arias, 2003, p. 76). Otras etiquetas de la identidad nacional rastreadas por Díaz son la
libertad, el orden y la moderación, el progreso, el trabajo arduo y la educación. Ya en
1862 suena el eco de estas etiquetas:
Sin clases elevadas, sin nobleza titulada, sin caudales inmensos que dependiesen
de los favores del antiguo Gobierno [ ... ], con un pueblo morigerado y homogéneo,
de costumbres sencillas y reunido en un pequeño espacio y en escaso número,
predispuesto por lo mismo al sistema que se adoptó; pasamos de la monarquía á
la República como un niño despierta á la luz del día, sin recordar casi las tinieblas
de la noche precedente. [Mientras que las demás Repúblicas hispanoamericanas]
se han agitado y se agitan aun en las convulsiones de la revolución, la guerra civil
y la anarquía [ ... ], la pequeña Costa Rica apenas ha visto oscurecer su radiante
horizonte con uno que otro nubarrón que pronto ha disipado el buen juicio,
cordura y denuedo de sus hijos" (citado por Díaz Arias, 2003, pp. 88, 89).
Trabajos como el citado nos permiten analizar los usos de la metáfora de los nublados
del día (referidos a una Costa Rica· pacífica, neutral y prudente) en el contexto más
amplio del discurso de la identidad nacional que se configura durante el siglo XIX y que
se mantiene, no sin tensiones y discontinuidades, durante el siglo XX y lo que va del XXI.
Es nuestro propósito acoger y hacer un aporte a estas y otras investigaciones, que han
arado un terreno fértil en la deconstrucción de numerosas e importantes mixtificaciones
xxi
y prejuicios sobre lo nacional, sobre cómo nos pensamos a nosotros mismos(as) los(as)
costarricenses, cómo pensamos a los otros, y qué posibilidades abren u obstaculizan
estas construcciones en términos de un proyecto de sociedad.
Para ello, en el primer capítulo estudiaremos las principales interpretaciones filosóficas
de la metáfora, desde aqueUas que la consideran como un recurso meramente
ornamental hasta las que Je atribuyen un papel constitutivo del lenguaje mismo.
Analizaremos asimismo los vínculos que guarda la metáfora con las imágenes, el valor,
los afectos, y en esta medida, las funciones que cumple en el discurso político como
herramienta de persuasión. Esto nos permitirá enmarcar la metáfora de los nublados del
día en su dimensión retórica-política, y mostrar un aspecto gracias al cual su uso se ha
conservado a lo largo del tiempo.
En la segunda parte del trabajo nos dedicaremos a generar un contexto histórico de
procedencia de la mencionada expresión, de modo que puedan comprenderse algunas
de las razones que históricamente posibilitaron su enunciación así como la conveniencia
de su reiteración por parte de las elites políticas costarricenses. Finalmente, en el tercer
capítulo haremos un recorrido por Jos usos y Jos sentidos que le dieron a Ja metáfora de
Jos nublados los textos de Historia de Costa Rica que, durante los siglos XIX y XX, fueron
la base de Jos programas educativos nacionales en esa materia. Abrimos la hipótesis de
que esta es una de las vías más efectivas para la difusión de una doxa nacional en la que
la expresión que nos atañe calza muy apropiadamente. Como confirmación de su
pervivencia, mencionamos una selección de expresiones doxásticas en las que Ja lógica
política que la metáfora de Jos nublados del día condensa, tiene un lugar central.
xxii
Capítulo 1
¿Cómo leer filosóficamente una metáfora política?
En este capítulo echaremos una mirada a la metáfora desde una perspectiva filosófica.
Para ello haremos un recorrido por los principales problemas filosóficos que genera,
desde su definición como traslación de un registro a otro en el lenguaje, hasta las
consideraciones que le asignan un papel cognoscitivo fundamental. En parte gracias a
dicho papel, es posible concebir la metáfora como un importante instrumento de
persuasión política, y a menudo de dominación. En este marco inscribiremos una lectura
preliminar de la metáfora de 'los nublados del día'.
1. Los comienzos
El análisis filosófico sobre la metáfora comienza con Aristóteles. Solamente su definición
en la Poética desata un despliegue teórico que aún en nuestros días sigue adquiriendo
nuevos matices. Sin embargo, es bien conocido el uso y la mención de incontables
metáforas entre poetas y también entre filósofos antes de este primer abordaje
sistemático que comenzó el estagirita.
Homero y los poetas épicos utilizaron metáforas profusamente, como lo hicieron
también los autores de tragedias y comedías. Los filósofos presocráticos dieron
preeminencia al recurso metafórico en un tiempo en que la determinación teórica no
tenía aún arraigo en el pensamiento de los griegos; El célebre fragmento 52 atribuido a
Heráclito es un claro ejemplo de esto: "El evo (Aión) es un niño que juega y desplaza los
dados; de un niño es el reino." (citado por Mondolfo, 1976, p. 37)
Isócrates, estudioso de la retórica, había ya mencionado la metáfora entre los elementos
propios, y funcionales, del discurso poético:
Porque a los poetas se les permiten muchos procedimientos de ornamentación.
Les es posible, en efecto, poner en contacto a los dioses con los hombres y
hacerles hablar y ayudar a quienes quieran; pueden mostrar estas cosas no sólo
con los términos establecidos, sino con expresiones extranjeras, nuevas y con
metáforas, y no dejan de utilizar nada, sino que adornan su poesía con todo tipo
de figuras. (Evag. IX, 8-10)
Platón no utiliza directamente el nombre metáfora, pero sí el verbo metapherein para
referirse al traslado de nombres de un lenguaje a otro:
Puesto que Solón quería utilizar el relato para su poesía, investigó el significado
de los nombres y descubrió que aquellos primeros egipcios los tradujeron a su
propia lengua al escribirlos, y él, a su vez, tras captar el sentido de cada uno, los
vertió a la nuestra cuando los escribió (Crit. 113a).
Asimismo, utiliza el término eikon para referirse a una similitud no solamente visual o
física, sino también verbal:
2
SÓC. -- Eres astuto, Menón, y por poco me hubieras engañado.
MEN. -- ¿Y por qué, Sócrates?
SÓC. -- Sé por qué motivo has hecho ese símil (eikasas) conmigo.
MEN. --¿Y por cuál crees?
SÓC. -- Para que yo haga otro contigo. Bien sé que a todos los bellos les place el
verse comparados -les favorece, sin duda, porque bellas son, creo, también las
imágenes (eíkones) de los bellos-; pero no haré ninguna comparación contigo
(Men. 80c).
Eikon, que puede ser traducido por imagen, comparación o similitud, es finalmente una
especie de representación: "la representación de algo (material o conceptual) por parte
de algo otro" (Kirby, 1997, p. 131). El tema de la relación entre eíkon y metáfora tendrá
resonancia en la filosofía aristotélica y hallará su lugar en las más importantes
discusiones sobre la metáfora entre quienes se han abocado a su estudio.4
2. La apertura del problema en Aristóteles
La definición más célebre de la metáfora, y una de las más citadas entre filósofos y
lingüistas, aparece en la Poética: "La metáfora es la traslación de un nombre ajeno, o
desde el género a la especie, o desde la especie al género, o desde una especie a otra
especie, o por analogía." (Poet. XXI, 1457b) Así, como había dicho Empédocles, en la
expresión 'la vejez es la tarde de la vida', el término 'la tarde' es propio del ámbito del
tiempo atmosférico, pero se traslada al del tiempo de una vida humana, que en la vejez
está cerca de su fin. La escogencia del término 'traslación', que también puede traducirse
por transferencia, traslado, o transposición, constituye uno de los problemas más
4 En su artículo 'La mitología blanca', Derrida bosqueja una completa historia de la metáfora en el texto
filosófico. Ver Derrida, 2006, 249-311.
3
discutidos en la filosofía, en particular en la contemporánea, y a él nos referiremos en
primer lugar.
Un segundo aspecto que tendrá nuestra atención es el vínculo que Aristóteles establece
entre la metáfora y la imagen. La primera incorpora dentro de sí a la segunda, de modo
que ambas prácticamente se pueden identificar: "la imagen es también una metáfora,
pues se distingue poco de ella" (Rhet. 111, 4, 1406b). Éste es un tema importante desde
Platón que tiene dimensiones y alcances no solamente epistemológicos o retóricos, sino
también, y de forma muy importante, éticos y políticos.
El tercer problema que se despliega con las precisiones de Aristóteles es el de la relación
entre las diversas funciones de la metáfora, desde su más obvia función retórica hasta
otras más profundas, como la cognitiva o la política. Aristóteles expresa gran estima por
la metáfora como figura retórica dentro de los discursos, pues hace que éstos se alejen
de lo ordinario o lo vulgar. Pero en concordancia con la premisa, tan importante para el
filósofo, de que en todo discurso debe prevalecer la mesura, es necesario también
añadirle una cuota importante de claridad, de modo que no resulte completamente
oscuro, enigmático, o inaccesible: "los vocablos extraños, la metáfora, la palabra
ornamental y los demás tipos mencionados evitarán la vulgaridad y la bajeza, y el
vocablo usual conllevará claridad." (Poet. XXII, 1458b). Gracias al poder de la conjunción
entre lo enigmático o extraño (xenikon) y lo icónico, la metáfora facilita la comprensión
del discurso en el oyente, además de provocar ciertas pasiones en el auditorio: "la
compasión, el sobrecogimiento, la ira, el odio, la envidia, la emulación y el deseo de
disputa." (Rhet. 111, 18, 1419b) Pensadoras y pensadores contemporáneos se han
dedicado a abordar estas relaciones bajo muy distintas perspectivas, pues no se puede
4
ignorar el hecho de que la metáfora ha sido siempre un recurso fundamental en el
discurso político. La expresión 'los nublados del día' constituye un ejemplo entre
muchos de la fuerza de las metáforas que han marcado el discurso político costarricense,
y es por ello que dedicaremos a este tema la parte final del presente apartado.
2.1 Los sentidos y los alcances del fenómeno de la traslación
'Metáfora' proviene del vocablo griego µe1:mpopá, formado a partir de la preposición µei:á
(hacia, después de) y del verbo cpopeiv (pasar, llevar). Los antiguos veían la metáfora
como un cambio en el uso de un término, que usualmente refiere a una cosa pero que se
hace referir a otra. El efecto es la transposición o el traslado del término de su lugar
habitual a otro lugar no habitual. Este movimiento ha sido comparado también al de un
préstamo: la metáfora 'toma prestado' un término de un lugar que estaría 'fuera de
contexto', es decir, fuera de la literalidad del contexto original. 'Aurora, la de rosados
dedos' es un ejemplo que Aristóteles toma de Homero y en el que al amanecer se le
asignan características impropias del contexto atmosférico al que es transferido, pues
son más bien propias del cuerpo humano.s
Cicerón (De Orat. III, 155 y ss.) también se refiere, como lo hiciera Aristóteles, a la
creación de metáforas como un talento, el de traer algo lejano o extraño hacia lo que está
presente o frente a uno, o bien porque el que escucha es llevado hacia otro lugar en sus
pensamientos, pero sin extraviarse.
5 Aurora, por cierto, es también una diosa. Sobre la relación entre metáfora y mito, véase Blumenberg,
2003, p. 165 y SS.
5
El fenómeno de la transposición puede ser comprendido en términos de movimiento,
más específicamente del desplazamiento de un lugar hacia otro (phora es una especie de
cambio en relación con el lugar). Para Paul Ricoeur, el desplazamiento no es solamente
de un término que sustituiría a otro (de hecho no hay en Aristóteles suficientes
elementos para concluir que el movimiento sea el de la sustitución, como hacen las
teorías modernas que adoptaron este nombre). Se trata más bien de un desplazamiento
de sentido, del significado de las palabras. Si escucháramos decir 'Julieta es el sol', la
palabra 'sol' multiplica los significados de Julíeta, pues se trata de una palabra que evoca
una dimensión directamente sensible (el cáior y también la visión, en virtud de ser
fuente de luz), una dimensión emotiva (la alegría que traen los días soleados) y también
una intelectual (la comprensión tradicionalmente se relaciona con la facultad de ver, la
cual es posible gracias a la luz del sol).
Las nociones de traslación, transferencia o transposición están enlazadas con la clásica
tesis según la cual existe una oposición entre lo propio y lo impropio de un determinado
texto, la misma, finalmente, que aquella entre lo literal y lo figurativo. Si un término
'ajeno' se 'trae' desde otro lugar hacia un 'acá', es porque en su sitio 'original' dicho
término se alojaba en su más propia 'literalidad', pero una vez que se toma para ser
presentado en otra escena, dicho término se hace figurativo o metafórico.
Muy pronto la filosofía advirtió la paradoja inherente a esta oposición entre lo
literal/propio y lo figurado/impropio. Ricoeur la señala en una frase muy simple: "es
imposible hablar sobre la metáfora de manera no-metafórica ... la definición de metáfora
vuelve sobre sí misma" (Ricoeur, 2004, p. 18-19). Es sencillo constatar la paradoja
cuando la misma definición de la metáfora (incluso su nombre) se hace en términos de
6
movimiento, porque 'literalmente' el lenguaje no puede desplazarse, como se desplazan
los entes físicos, de un lugar a otro.6
La afirmación de Ricoeur fue compartida también por Derrida, que en su artículo 'La
retirada de la metáfora' (1989) aborda el problema de la metáfora utilizando una
imagen metafórica de la traslación. Habitamos la metáfora, dice, a la manera como
entramos en una enorme ciudad-biblioteca, en la que hay que caminar o desplazarse en
autobús. El autobús nos traslada (Derrida señala la palabra alemana para esto:
übersetzen, que es la misma que se utiliza para 'traducir') o nos transfiere. Somos los
"pasajeros, comprendidos y transportados por metáfora" (Derrida, 1989, p. 35). Pero
esta manera de hablar, advierte pronto Derrida, no es meramente metafórica. La 'figura'
intercambia los lugares y las funciones: el hablante que utiliza metáforas no es ya el que
lleva el timón del lenguaje, sino que es lo contenido o la materia que está ya siempre
embarcada dentro de ese coche que lo traslada, mientras él cree, no sin ingenuidad, ser
el conductor. "Como un piloto en su navío" (Derrida, 1989, p. 36).
Derrida se rehúsa a hacer un tratado de la metáfora sin tratar con ella, tomándola
prestada para hablar de ella. Y en el desvío, en el momento en que la descripción escapa
a su control, advierte: que no se puede hablar de la metáfora sin estar ya implicados en
ella, porque en general, no se puede hablar de ninguna cosa sin implicarse en lo
metafórico:
3 Algunos filósofos contemporáneos de la tradición analítica anglosajona, uno de cuyos ejemplos más
polémicos en este tema es Donald Davidson, estarían en desacuerdo, en virtud de procedimientos lógicos,
con esta afirmación. Para una interesante discusión entre varios lingüistas y filósofos afines a esta
tradición (incluido el mismo Davidson ), ver Sacks, 1980.
7
[I]ncluso si decidiese no hablar ya metafóricamente de la metáfora, no lo
conseguiría, aquella seguiría pasándome por alto para hacerme hablar, ser mi
ventrílocuo, metaforizarme. [ ... ] [N]o hay nada que no pase con la metáfora y por
medio de la metáfora. Todo enunciado a propósito de cualquier cosa que pase,
incluida la metáfora, se habrá producido no sin metáfora. (Derrida, 1989, p. 37)
La afirmación tiene que ver de nuevo con el carácter móvil del lenguaje mismo: ¿qué
hace el lenguaje sino traer o desplazar lo otro (lo no propiamente o no originalmente
lingüístico) hacia sí, expresando verbalmente lo no verbal, e irrumpiendo en lo real para
crearlo y modificarlo?
El carácter generalizado de la metáfora en el lenguaje es un tema de largo alcance, que
tuvo sus primeras expresiones filosóficas en Giambatista Vico. Para él, la empresa
metafórica por excelencia no es otra que el acto humano de nombrar. No se trata de la
supuesta preexistencia de un orden empírico o histórico al cual le sucediera la acción
nominativa, sino de que los eventos mismos adquieren su forma a través del lenguaje.
Vico fue muy cuidadoso en advertir que sus consideraciones sobre la metáfora como
manifestación ontológica fundante no provenían de la ingenua noción según la cual los
seres humanos primitivos observaban un fenómeno y sólo después procedían a darle un
nombre; por el contrario, "al nombrar al trueno 'Júpiter', éste se convierte en fenómeno:
inteligible, creado, real. Éste es el apuntalamiento metafórico de toda la realidad para
Vico, el trueno que es Júpiter" (Price, 1994, p. 120). Este acto poiético originario
constituye para Vico el germen de todas las instituciones culturales (lo religioso, las
formas del matrimonio, el ritual del entierro, el Estado, etc.), de modo que lo metafórico
no es simplemente un asunto de ornato al interior de un discurso; es el origen mismo de
8
todo discurso y de toda expresión en el orden de lo verbal.
De manera muy similar a Vico, el joven Nietzsche confirió a la operación metafórica la
potencia creadora por antonomasia, "[e]se impulso hacia la formación de metáforas, ese
impulso fundamental del hombre del que no se puede prescindir ni un solo instante,
pues si así se hiciese se prescindiría del hombre mismo" (Nietzsche, 2007, p. 34).7
De la creación metafórica del ser humano, quien gracias a su facultad lingüística encarna
el personaje del artista, proviene todo el edificio conceptual, lógico y teórico que
constituye la ciencia, cuyo origen en la intuición queda en el olvido:
Así como la abeja construye las celdas y, simultáneamente, las rellena de miel, del
mismo modo la ciencia trabaja inconteniblemente en ese gran columbarium de
los conceptos, necrópolis de las intuiciones; construye sin cesar nuevas y más
elevadas plantas, apuntala, limpia y renueva las celdas viejas y, sobre todo, se
esfuerza en llenar ese colosal andamiaje que desmesuradamente ha apilado y en
ordenar dentro de él todo el mundo empírico, es decir, el mundo antropomórfico.
(Nietzsche, 2007, p. 33)
Esta idea de la metafórica como un proceso estructural del lenguaje resulta mucho más
fecunda que aquella según la cual la metáfora se inscribiría, como un elemento extraño,
en un lenguaje con una estructura ya dada, de una vez y para siempre. Es también éste el
señalamiento de Gadamer, quien sostiene que en el origen mismo del pensamiento
lógico existe ya una operación metafórica. En esta medida, las díadas de
7 Algunos investigadores han visto también la posibilidad de elaborar una teoría de la metáfora a partir
del pensamiento kantiano, sobre todo desde las secciones 49 y 59 de la Crítica de/juicio. En ellas se basa
Nuyen (1989, pp. 95-109) para afirmar que la capacidad simbólica del ser humano es en sí mismo un
proceso metafórico, por el cual la imaginación crea sentido. Véase también Pillow, 2001, pp. 193-209.
9
desviación/originariedad o propiedad/impropiedad, quedan fuera de la escena:
La trasposición de un ámbito a otro no sólo posee una función lógica sino que se
corresponde con el metaforismo fundamental del lenguaje mismo. La conocida
figura estilística de la metáfora no es más que la aplicación retórica de este
principio general de formación, que es al mismo tiempo lingüístico y lógico. Así
podrá decir Aristóteles: 'hacer bien las metáforas es percibir bien las relaciones
de semejanza'. (Gadamer, 2005, p. 516)
Podemos dar una última perspectiva al tema de la traslación y de su implícita oposición
entre propio e impropio. En sus diálogos con Claire Parnet, Deleuze se refiere a esta falsa
dicotomía entre lo literal y lo figurativo: "No hay palabras propias ni tampoco metáforas
(todas las metáforas son palabras sucias/ impropias/ incorrectas/ inapropiadas o bien
las hacen así). Solamente hay palabras inexactas para designar las cosas exactamente"
(citado por Patton, 2010, p. 20). Para Deleuze no hay metáfora justamente porque no
hay un 'afuera' ni un sitio propio para el uso de cualquier término, desde el cual podría
transportarse hacia otro sitio al que no 'pertenezca' (lo propio aquí tiene que ver tanto
con lo apropiado como con la propiedad en el sentido de pertenecer).
Junto con Guattari, Deleuze habla de términos desterritorializados, es decir, arrancados
de su dominio 'propio' o más bien usual, e injertados en otro dominio, en otro flujo de
expresión, o en otro régimen de signos (injertados es una buena palabra: allí donde hay
injerto, la planta puede crecer y expandirse). Los territorios están en un mismo plano
inmanente, de modo que no hay ningún afuera, ningún lugar original o extraño al cual
pertenezca pétreamente ningún concepto: el evento es móvil, y móvil también tendrá
que ser el lenguaje que lo exprese (pues el lenguaje expresa, no representa).
10
2.2 Relación metáfora-imagen
Otra de las características asignadas a la metáfora en la Antigüedad, y que continúa
siendo relevante en las discusiones modernas y contemporáneas sobre el tema, es su
relación con la imagen. "Entre todos los tropos, es la metáfora la que continuamente e
insistentemente se considera que provee alguna imagen (picture), tal como un ícono
verbal o una fisionomía del discurso" (Moran, 1989, p. 3). Esta identificación del
lenguaje figurativo y las imágenes está presente en filósofos modernos como Hegel,8 y
ha sido ampliamente explorada por teóricos contemporáneos como W.J.T Mitchell,9 para
quien la metáfora sería un ejemplo de 'imaginería verbal'.1º
Pero es Platón el primer referente antiguo, y uno de los paradigmas en la historia del
pensamiento occidental, de las discusiones sobre la relación entre las imágenes y la
expresión poética, de la cual el lenguaje metafórico es un elemento constitutivo. Platón
rechazó y expulsó de su República a los representantes de las artes miméticas,11 en
8 "La expresión metafórica, en efecto, no enuncia sino la imagen, pero la dependencia es tan estrecha, el
sentido de tal modo manifiesto, que no está separado. Si oigo decir 'la primavera de sus días', o 'un río de
lágrimas', sé que debo tomar estas palabras, no en sentido propio, sino en sentido figurado.[ ... ] Entre la
metáfora y la comparación se coloca la imagen, que no es más que una metáfora desenvuelta." (Hegel,
1909, p. 140-165).
9 Véase Mitchell, 1986.
10 José María González también ha dicho que la metáfora "ha sido definida frecuentemente como una
'imagen verbal' y sirve de conexión entre el mundo de la imagen y el mundo de la palabra" (1998, p. 27).
11 Nos abstendremos de traducir mimesis por imitación, siguiendo el cuestionamiento que se hace Ricoeur
respecto de si no sería demasiado osado hacer una traducción tan simple. Quizás se le acerque más la
interpretación de Eugenio Trías: repetición creadora o recreación, que "pone el énfasis en la dimensión
histórico-generacional y dinámica del término" (Trías, 1981, s.p). Así, la mimesis no sería solamente una
imitación de lo real sino el fundamento mismo de cualquier aprendizaje y también de toda creación
humana.
11
particular a la poética, cuyo lenguaje tiene, como las imágenes mismas, un enorme poder
para semejar la realidad, y para generar, por ello, efectos en los ciudadanos como si se
tratara de realidades. Dichos efectos tienen que ver, como podemos sospechar, con la
persuasión y la conmoción de los afectos: "[m]ientras las palabras podrían someterse a
la razón por medio de las leyes de la dialéctica, las imágenes quedan sometidas a la sola
gracia de la imitación, del parecido y de la provocación efectiva de pasiones de origen
sensible" (Hernández Hernández, 2012, p. 30).
Platón había encontrado un amplio espectro de registros para alojar la mímesis: todas
las artes, los dominios del discurso, e incluso los entes físicos mismos, que no son más
que escaños inferiores a sus modelos ideales. Por esto mismo se permitió establecer
gradaciones entre las diferentes expresiones de la techné, pues algunas se aproximarían
más o menos al esencial, eterno y verdadero 'ser'. Una pintura, por ejemplo, gozaba de
una entidad bastante disminuida; era la mímesis de una mímesis, porque la cosa que
representaba no era más que una imagen, a su vez, de su modelo ideal.
Pero esta visión dicotómica y jerárquica que coloca la Imagen bajo el control de la
palabra, y a las artes en general como meras representaciones (no en su dimensión
creativa, productiva, propiamente poiética), solo esconde el reconocimiento del poder
de las imágenes, y del lenguaje metafórico que las evoca, en la conducción de los afectos
bajo determinados intereses. Este subrepticio reconocimiento adquiere un matiz moral
o moralizante, y también político, si se considera la contundencia de Platón en su
destierro de los poetas de su Politeia.
Aristóteles, muy en cambio, no otorga un valor negativo a las artes miméticas. A la
poética, como sabemos, dedica un riguroso análisis, y en su obra revisita el tema de la
12
mimesis que ya había tratado Platón, haciendo énfasis en que la metáfora, una figura en
verdad privilegiada en el universo poético, contribuye a la expresión mimética de las
acciones humanas, con el fin de provocar en el auditorio los sentimientos de miedo y
compasión, y finalmente de liberar a dicho auditorio de estas emociones en la catarsis.
También en los discursos (orales) de los políticos, la metáfora contribuye a alcanzar el
objetivo retórico de la persuasión. La expresión en el ámbito de la oratoria requiere no
solamente de contenidos específicos; hay que saber asimismo cómo decir lo que se
desea decir; hay que estudiar "el modo como estas materias predisponen los ánimos
mediante la expresión" (Aristóteles, Rhet. III, 1, 1403b). Las metáforas, en particular, dan
al discurso "la claridad, el placer y la extrañeza" (Aristóteles, Rhet 111, 2. 140Sa)
necesarios para comunicar los hechos de manera apropiada. "Se persuade por la
disposición de los oyentes, cuando éstos son movidos a una pasión por medio del
discurso. Pues no hacemos los mismos juicios estando tristes que estando alegres, o bien
cuando amamos que cuando odiamos." (Aristóteles, Rhet III, 2. 140Sa)
Tanto en el discurso de la tragedia como en el político, si bien estas áreas ostentan
características muy distintas, la metáfora opera en el nivel del movimiento o la
transformación de los afectos. Ricoeur describe la diferencia en la tríada poiesis
mimesis- catharsis, por un lado, y retórica- prueba- persuasión por el otro: en la poesía,
la metáfora contribuye a través de la mimesis a provocar una catharsis en el espectador,
mientras que en la oratoria, la metáfora contribuye, al interior de pruebas o razones, a
persuadir al interlocutor.
La Poética recuerda en varias ocasiones el efecto persuasivo de las imágenes en los
discursos: "Es preciso ... conseguir por medio de la expresión que se ponga [la cosa] ante
13
los ojos, pues así, viéndolo con la mayor nitidez, como si uno estuviere presente en
medio de los hechos, se descubre lo que es adecuado." (Aristóteles, Poet XVII, 1455a) De
hecho, un buen escritor de tragedias "debe imitar a los buenos retratistas" (Poet. XV,
1454b), y el poeta "es imitador, igual que el pintor o el hacedor de imágenes" (Poet XXV,
1460b).12
La tesis de que las imágenes y la imaginación juegan un rol constitutivo en la operación
metafórica prevaleció históricamente, y sigue presente en el pensamiento
contemporáneo. Para Ricoeur, por ejemplo, el 'momento pictórico' de la metáfora revela
un proceso intrínseco de la imaginación, que consiste en la capacidad de ésta de
"producir nuevos tipos de asimilación, y de producirlos no por sobre las diferencias,
como en el concepto, sino a pesar de y a través de las diferencias" (Ricoeur, 1980, p.
146).
2.3 Conocimiento, valores y afectos: efectividad política de una
metáfora
La evocación de imágenes que efectúa la metáfora fue en la Antigüedad un eje que
vinculaba sus dimensiones afectiva y cognitiva. Para Aristóteles, la metáfora facilita la
comprensión tanto por su capacidad de hacer que el discurso no caiga en lo bajo, como
porque sus imágenes hacen que se pongan las cosas ante la vista. Esto tiene, además, el
12 Esta misma referencia a la imagen verbal se describe en la Retórica: "Así, pues, la expresión propia de la
oratoria política es enteramente semejante a una pintura en perspectiva, pues cuanto mayor es la
muchedumbre, más lejos hay que poner la vista; y por eso, las exactitudes son superfluas y hasta aparecen
como defectos en una y otra." (Aristóteles, Rhet III, 12, 1414a)
14
correlato de lograr captar la atención del interlocutor de modo que éste se conmueva en
sus afectos, y esto es válido para argumentos dramáticos así como para discursos
políticos.
Más contemporáneamente, lingüistas y filósofos de muy diversas escuelas han mirado la
cuestión desde otras perspectivas, entre las que aparecen los temas del valor y del
símbolo. Nietzsche sobresale aquí como el más prominente ejemplo de un pensamiento
que socavó las entrañas mismas de la tradición occidental en cuanto al tema del valor y
del juicio moral, y ese pensamiento es básico para comprender la relación entre dicho
valor y el uso histórico que se hace de él en los discursos. Con base en esta perspectiva,
Foucault y Deleuze se encuentran en una zona de proximidad en relación con el tema de
las fuerzas que pugnan por hacer prevalecer su palabra, y de la importancia de sus
orígenes, así como de su efectividad y de sus usos. Blumenberg es otro autor que resulta
fundamental para ulteriores estudios sobre la metáfora y su relación con el mito y el
símbolo, entre los que sobresale, en nuestro idioma, el de José María González.
Finalmente, en el mundo anglosajón, nos interesará recuperar los estudios de George
Lakoff, Mark Johnson y Jonathan Charteris-Black, quienes llevan los aspectos cognitivo y
moral de la metáfora hacia el ámbito afectivo, específicamente en la vida política de las
comunidades imaginadas.13
13 Benedict Anderson acuñó este concepto que ya es clásico en la historiografía crítica sobre lo nacional.
Una nación "es imaginada porque aún los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la
mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno
vive la imagen de su comunión. ( ... J Por último, es comunidad porque, independientemente de la
desigualdad y la explotación que en efecto puedan prevalecer en cada caso, la nación se concibe siempre
como un compañerismo profundo, horizontal." (Anderson, 1993, p. 23-25)
15
Si hemos de aceptar que la metáfora "apela a asociaciones de palabras inconscientes y
emocionales, cuyos valores están arraigados en el conocimiento cultural" (Charteris-
Black, 2005, p. 30), debemos detenernos un momento en el tema del valor. Las
metáforas comportan, a través de sus imágenes, un contenido axiológico, un valor
dentro de un conjunto de múltiples valores, que han adquirido cierta posición a fuerza
de repetición al interior de los discursos con los que se identifica una comunidad
imaginada, o al menos a una parte de ella.
En Genealogía de la Moral, Nietzsche narra una historia heterodoxa de los valores
morales, ubicando su origen en la más primigenia imposición que ejercen unos seres
humanos sobre otros, y que se expresa en el nombrar. Lo 'bueno' sería, pues, lo
correspondiente a una superioridad estamental, y a lo que aquellos que la sienten suya,
declaran mediante el nombre de las cosas.
El pathos de la nobleza y de la distancia, como hemos dicho, el verdadero y
dominante sentimiento global y radical de una especie superior dominadora en
su relación con una especie inferior, con un 'abajo': éste es el origen de la antítesis
'bueno' y 'malo'. (El derecho del señor a dar nombres llega tan lejos que
deberíamos permitirnos el concebir también el origen del lenguaje como una
exteriorización de poder de los que dominan: dicen 'esto es esto y aquello',
imprimen a cada cosa y a cada acontecimiento el sello de un sonido, y con esto se
lo apropian, por así decirlo). (Nietzsche, 2000, p. 38)
El señalamiento de Nietzsche apunta a la desmitificación de los valores, particularmente
de los cristianos. Éstos se han ataviado de eternidad y de pureza, pero sobre todo de
universalidad. Nietzsche sospecha de toda pretensión de universalidad: ningún valor es
un valor en sí mismo; todos tienen su origen, su invención, su uso y un interés detrás de
16
ese uso. El uso (históricamente reiterado) de conceptos-valores, redunda en su valor, Y
les da prevalencia en los discursos. Hay una especie de circularidad entre el uso del
valor y el valor del uso, una idea retomada por Deleuze en su concepto de consigna.
La consigna (mot d'ordre) es la unidad mínima de sentido en el lenguaje, el enunciado
que se automatiza a fuerza de repetición. En esta medida, la palabra no comunica
ninguna información: "ordenar, interrogar, prometer, afirmar no es informar de un
mandato, de una duda, de un compromiso, de una aserción, sino efectuar esos actos
específicos inmanentes, necesariamente implícitos" (Deleuze y Guattari, 2010, p. 83).
El lenguaje mismo es la serie infinita de consignas, que funcionan como el slogan o el
esténcil, y que suelen ser ellos mismos eventos. Éste es el caso de un juez que pronuncia
una sentencia sobre un acusado, y que lo convierte, en el acto, en condenado. En el
instante mismo en que es dicha la palabra, ocurre un cambio en la vida del condenado,
en su cuerpo, en su existencia. Son enunciados performativos. La historia, y también la
vida cotidiana, están llenas de estos actos, y las declaraciones de independencia
representan uno de los ejemplos más claros de ellos, así como las de guerra, las de
soberanía, las de amor.
Es así como Deleuze y Guattari logran 'pasar por alto' a la metáfora: lo importante no es
el carácter metafórico de una expresión, sino su capacidad para instalarse en los
discursos mediante la repetición. Tampoco es importante la capacidad representativa
del lenguaje o de sus metáforas; lo importante es su capacidad de intervenir, de hacer
mundo. La función de consigna del lenguaje es un tema de efectividad: afecta los cuerpos
y efectúa transformaciones incorpóreas instantáneas. La sentencia contra Robert
Franc;ois Damiens que aparece al principio de Vigilar y Castigar (Foucault, 2002, pp. 11-
17
22), ilustra precisamente esto.
A diferencia de Deleuze y Guattari, Blumenberg considera la metáfora como un elemento
constitutivo de la comprensión humana. De este modo, rastrea la historia de algunas
metáforas, en particular de la Grundmetapher de la luz, las cuales muestran "las certezas,
las conjeturas, las valoraciones fundamentales y sustentadoras que revelan actitudes,
expectativas, acciones y omisiones, aspiraciones e ilusiones, intereses e indiferencias de
una época" (Blumenberg, 2003, p. 63). El autor, en efecto, rastrea los usos de las
metáforas "de fondo", "marcos últimos de decisiones y conjeturas previas con las que,
presos de horror vacuí, completamos los espacios en blanco de nuestras retículas
conceptuales" (Blumenberg, 2003, p. 25).
Esta idea de la metáfora como operación básica de la comprensión que desarrolla
Blumenberg, y que está también en Gadamer, es retomada por José María González, en el
mundo ibérico, y por los anglosajones Lakoff, Johnson y Charteris-Black. En Metáforas
del Poder, un estudio sobre la ubicuidad de la metáfora en la filosofía política desde el
Barroco, González la describe como "una estructura penetrante e indispensable de la
comprensión humana, mediante la que captamos figurada e imaginativamente el
mundo", y que resulta imprescindible para pensar la realidad social y producirla
cotidianamente (González, 1998, p. 13).
Su función, en este sentido, ha sido descrita como constitutiva del pensamiento mismo,
del lenguaje, y de la acción política a varios niveles. González se alinea con las teorías de
George Lakoff y Mark Johnson, quienes llegan al punto de decir que "nuestro sistema
conceptual común, en términos del cual pensamos y actuamos, es fundamentalmente
metafórico en su naturaleza" (Lakoff y Johnson, 2003, p. 3).
18
Los conceptos, que como decía Nietzsche, son en realidad metáforas cuyo origen se ha
olvidado, estructuran gran parte de nuestra vida cotidiana, desde percepciones hasta
maneras de relacionarse socialmente. Las expresiones metafóricas más complejas tienen
su fundamento en otras más directamente vinculadas con la experiencia del cuerpo
humano en el espacio.14 Y los conceptos específicamente políticos también tienen todos
ellos "un origen metafórico. El paso de la metáfora al concepto (de las metáforas vivas a
las metáforas muertas) señala un proceso de abstracción en el que se olvida la metáfora
originaria" (González, 1998, p. 18).
El aspecto cognitivo de la metáfora radica, pues, en su función en tanto puente entre
imaginación y razón: "nos hace comprender unos argumentos recurriendo a otros o
estableciendo imágenes que nos conectan con todo un mundo: el de los símbolos,
emblemas, representación iconográfica, etc." (González, 1998, p. 18). Para Charteris-
Black, la metáfora constituye también un puente o una mediación, una zona de traslape
entre dos modos de persuasión, el que apela a la comprensión racional de la realidad, y
el que apela directamente a los afectos o a la emoción: "las metáforas son portadoras de
sentido que exaltan las emociones" (Charteris-Black, 2005, p. 14).
Su eficacia, en particular en el discurso político, se asocia con su capacidad para mover
los resortes del ánimo, es decir, para conseguir un efecto de persuasión que apele a
ciertas acciones, o más bien a la calma, la pasividad y la continuidad en el rol del público
14 "Ninguna metáfora puede ser comprendida ni siquiera representada de manera adecuada si se toma
independientemente de su base en la experiencia. [ ... ] Nuestros valores no son independientes, sino que
deben formar un sistema coherente con los conceptos metafóricos en medio de los cuales vivimos."
(Lakoffy Johnson, 2003, 19-22). Algunas de las metáforas más básicas de la vida cotidiana son para estos
autores: 'conocer es ver', 'la verdad es la luz', 'la vida es un camino'.
19
espectador. De hecho, una de las metáforas más clásicas de la vida de una polis es la del
theatrum mundi:
un espectáculo teatral en el que el pueblo se mueve más con los ojos que con el
entendimiento [ ... ] un juego de presencia y ocultamiento, de cercanía y de dejarse
ver de lejos, juego en el que es básico también el secreto (González, 1998, 58).
Expresiones del tipo 'hasta tanto se aclaren los nublados del día' llevan implícita la
imagen del theatrum mundi. Hay allí la apelación a una espera de algo externo, que se
observa desde lejos, y de lo cual no se tiene ningún tipo de control. Es decir, no hay nada
que hacer mientras el cielo siga nublado (o en términos más literales, mientras se
acomodan ciertas fuerzas políticas en el exterior, en específico, en este caso, en España).
Resulta claro, pues, que el lenguaje político, con sus metáforas, no es en absoluto un
mero reflejo de la realidad; es un instrumento mediante el cual se regulan las relaciones
sociales y, en ese sentido, se ejercen mecanismos de control/dominación social.
González da el ejemplo de la manera como la Alemania del siglo XIX construyó dos
visiones totalmente distintas de la sociedad en torno a las metáforas de la máquina, por
un lado, y el organismo biológico, por el otro.
En esta misma tonalidad describe Lakoff la noción de familia como la metáfora básica en
la vida política estadounidense. Los conservadores, por una parte, utilizan el modelo del
padre estricto (el Estado), que protege a la familia (la nación) de los peligros inmanentes
a un mundo donde el mal puede acechar por cualquier costado. Este padre, además,
enseña a los niños lo que está bien y lo que está mal, y los castiga para que aprendan a
comportarse moralmente. La moralidad está asociada a la prosperidad: si los niños
resultan disciplinados y exitosos, prosperarán económicamente. Si no logran ser ellos
20
mismos padres proveedores y madres abnegadas, será su propia culpa, por rebeldes o
vagabundos. El vínculo entre la visión de mundo del padre estricto y el capitalismo de
libre mercado está dado por la moral del propio interés. La metáfora se puede ampliar a
los términos de la política exterior: cuando una nación es próspera en su conjunto, tiene
edad suficiente y por lo tanto autoridad en relación con otras, infantiles aún y por lo
tanto 'en vías de desarrollo'. "Si eres un padre estricto, les dices a los niños cómo tienen
que desarrollarse, qué normas tienen que cumplir, y, cuando se portan mal, los castigas.
Es decir, actúas utilizando, digamos, el sistema del Fondo Monetario Internacional."
(Lakoff, 2010, p. 32)
Lakoff contrasta este caso con el de la población más progresista en EEUU, que piensa y
elige políticamente basándose también en la metáfora de la familia, pero en este caso, de
una familia protectora. Bajo este modelo, tanto la madre como el padre tienen la
responsabilidad del cuido de los hijos, a quienes se les trata con empatía y dedicación, y
a quienes hay que dar suficiente libertad, oportunidades y confianza como para que
sepan tomar decisiones que sean no sólo buenas para sí mismos sino también para la
comunidad. Es bajo este modelo que los demócratas se refieren, por ejemplo, a la
importancia de políticas como la atención médica para personas jubiladas.
Jonathan Charteris-Black explora también el tema de los valores morales que rigen
ciertas metáforas del mundo político: "la metáfora influye en nuestras creencias,
actitudes y valores porque utiliza el lenguaje para activar asociaciones emocionales
inconscientes, e influye en el valor que otorgamos a ideas y creencias en una escala de lo
que es considerado correcto e incorrecto" (2005, p. 13). Aquí opera Ja ideología,
presente en los discursos bajo la forma de argumentaciones racionales, y que func_k)~a __ :--- - : _ · -. - .............
apelando a un determinado conjunto de creencias, valores y actitudes arraigadas entre
los habitantes de una comunidad imaginada. Pero también hace lo mismo bajo formas
más tradicionalmente consideradas como míticas. El mito del héroe o del héroe-caudillo
es un ejemplo sobresaliente de esto después de la segunda mitad del siglo XIX en
América Latina, y que pervive en los tiempos que vivimos hoy.
El discurso político precisa de metáforas que enmarquen ciertas ideas de claro contenido
moral. El lenguaje de Margaret Tatcher, por ejemplo, al describir el socialismo, recurría
constantemente a la evocación de emociones negativas; lo describía como una persona
no confiable, como un auto usado, como una enfermedad e incluso como el mismísimo
pecado original: "las metáforas difieren, pero todas ellas apelan a estereotipos culturales
valorados negativamente" (Charteris-Black, 2005, p. 24).
Cuando una consigna, deviene exitosa en un discurso, suele ser utilizada en el transcurso
del tiempo de acuerdo con las necesidades de quienes las usan en contextos específicos.
"Los hablantes no pueden escapar a las metáforas que se han convertido en maneras
establecidas de referirse a ideas políticas, pero estas mismas metáforas pueden ser
modificadas para acomodarse a cambios en la posición política" (Charteris-Black, 2005,
p. 16). Ésta es una idea clave en nuestra tesis, pues, como se verá, la expresión 'los
nublados del día' ha sido utilizada con sentidos y propósitos distintos, según lo demanda
cada contexto, y de acuerdo con los intereses de quien o quienes la pronunciaran.
3. Lectura preliminar de la metáfora de los nublados del día
Ante la sucesión de declaraciones de independencia efectuadas por las provincias del
Reino de Guatemala en 1821, la autoridad política para Nicaragua y Costa Rica, la
Diputación Provincial de León, reaccionó firmando un acta en la que se declaraba a su
vez la independencia absoluta respecto del Reino de Guatemala, pero no así respecto de
la Corona, de la cual se independizaba "hasta tanto se aclaren los nublados del día"
(citado en Meléndez Chaverri, 1978, p. 61). Se trataba palpablemente de una época
incierta. En este contexto, la declaración de esperar hasta tanto se aclararan los
nublados del día funcionaba a la vez como un guiño de lealtad a la Corona, y como una
muestra de que las élites de poder en Costa Rica y Nicaragua, junto con las del resto de
provincias del Reino, no concebían la posibilidad de que ser territorios viables para
constituirse en cuanto entidades soberanas e independientes.
Éste es un atisbo del contexto en el que surgió la expresión que constituye el objeto de
nuestro interés en esta investigación. Tomándolo como base, terminaremos este
capítulo con una lectura de la metáfora desde los aspectos que en él se abordaron:
transferencia, imagen, afectos, valores y efectividad de la consigna.
El acuerdo de declarar 'la independencia del Gobierno Español hasta tanto se aclaren los
nublados del día' utiliza la imagen celeste de las nubes. Las nubes son símbolos de caos,
de indeterminación, y de peligro. En el Diccionario de Símbolos de Cirlot, las nubes
simbolizan:
lo indeterminado, la fusión de los elementos aire y agua, el oscurecimiento
necesario entre cada aspecto delimitado y cada fase concreta de la evolución. La
23
'niebla de fuego' es la etapa de la vida cósmica que aparece después del estado
caótico; corresponde a la acción de los tres elementos anteriores al sólido. (Cirlot,
2006, p. 331)
También, cuando se vinculan con las pasiones, constituyen un símbolo de la posibilidad
de engaño, de ofuscamiento de la razón en virtud del dominio de los irracionales afectos.
Kant utiliza la imagen de las nubes en la Crítica de la razón pura, cuando hace ver el
conocimiento como una isla. La isla está rodeada por
un océano ancho y borrascoso, verdadera patria de la ilusión, donde algunas
nieblas y algunos hielos que se deshacen prontamente producen la apariencia de
nuevas tierras y engañan una y otra vez con vanas esperanzas al navegante
ansioso de descubrimientos, llevándolo a aventuras que nunca es capaz de
abandonar, pero que tampoco puede concluir jamás. (Kant, KrV A235 B295) 15
En el Diccionario de la Real Academia de 1780 (anteriormente llamado Diccionario de
Autoridades) se define la palabra 'nublado' de la siguiente manera:
NUBLADO: Usado como sustantivo significa lo mismo que nube. Tómase
regularmente por la que amenaza tempestad. NUBLADO. met.: La especie que
amenaza algún riesgo, ó turbación en el ánimo. [ ... ] NUBLÁRSELE EL CIELO A
ALGUNO. f. met. Entristecerse y congojarse demasiado. (Real Academia Española,
1817, p. 603)
15 González también relaciona las nubes como anuncio de tempestad, con las pasiones del alma: "Síntoma
de tiranía es dejarse llevar de furiosas tempestades de afectos, los cuales ofuscan la razón, desconocen la
verdad y hacen aprehender las cosas no como son sino como las propone la pasión." (1998, p. 61)
24
La imagen de las nubes que pueden anunciar una tempestad es trasladada al ámbito
político: representan, por un lado, el temor ante el riesgo de enemistad con la Corona,
con la que las autoridades políticas de la Diputación tenían relaciones directas. Y por
otro lado, representan una falta de claridad, una imposibilidad de ver y por lo tanto de
comprender, en un momento en que era imperativo tomar una decisión, cuál era en
efecto la decisión que debía ser tomada (podían separarse solamente de Guatemala y
permanecer unidas a España, separarse también de ésta, o bien anexarse al naciente
Imperio Mexicano de Iturbide). Ante la incertidumbre, se aplicó una lógica política de la
espera, es decir, se postergó toda decisión hasta que las condiciones estuvieran mejor
definidas.
Si bien la imagen de los nublados evoca los valores negativos de la incomprensión y del
riesgo, que a su vez apelan al afecto del temor, por otra parte el 'hasta tanto' apela tanto
a la espera como a la esperanza (en la teoría de los afectos en Spinoza, la esperanza es
solamente la otra cara del temor).16 Si se dice 'hasta tanto se aclaren los nublados .. .', se
está afirmando que es un hecho que dichos nublados se aclararán; solamente hay que
esperar.
Basten por ahora estas precisiones. En ulteriores capítulos nos abocaremos a indagar las
fuerzas que pugnaban en el surgimiento de nuestra expresión, y posteriormente
16 "[N]o hay esperanza sin miedo, ni miedo sin esperanza. En efecto, quien está pendiente de la esperanza
y duda de la efectiva realización de una cosa, se supone que imagina algo que excluye la existencia de la
cosa futura, y, por tanto, se entristece en esa medida; por consiguiente, mientras está pendiente de la
esperanza, tiene miedo de que la cosa no suceda. Quien, por el contrario, tiene miedo, esto es, quien duda
de la realización de la cosa que odia, imagina también algo que excluye la existencia de esa cosa y, por
tanto, se alegra; por consiguiente, tiene la esperanza de que esa cosa no suceda." (Spinoza, E 3DAF13)
25
diferentes usos que comprobarán su efectividad en tanto consigna al interior del
discurso nacional costarricense.
26
Capítulo 11
Contexto de surgimiento de la metáfora de los nublados del
día
No hay nublado que dure un año.
Juan Rodríguez Florián.
Comedia llamada Florinea, 1554.
Luego de conocer los aspectos afectivos y morales de la metáfora de los nublados del
día, por los cuales es posible asignarle una facultad instrumental en la retórica política,
nos dedicaremos en este capítulo a abordar el contexto político de las colonias
españolas, sobre todo en el istmo centroamericano, durante el proceso llamado
independentista en el que se enmarca la procedencia de dicha metáfora. Esta tarea la
realizaremos bajo la guía de algunos elementos que se revelan al revisar el significado
de la primera enunciación oficial de dicha metáfora. A continuación revisaremos algunas
especificidades del proceso de las independencias centroamericanas, sobre todo entre
Nicaragua y Guatemala, que explican con mayor detalle la pertinencia de la expresión en
el Acta que la adoptó. Finalmente mencionaremos los primeros usos de la metáfora en el
discurso político de la provincia de Costa Rica.
El antecedente inmediato de nuestra metáfora lo constituye la célebre acta del 15 de
setiembre de 1821. Este día las autoridades de la Capitanía General de Guatemala
atendieron el llamado de los mexicanos, quienes se independizaron de España,
conformaron un nuevo régimen monárquico a la cabeza del General Agustín de Iturbide,
y convocaron a las provincias del centro de América para unirse a dicho régimen en
referendos municipales. Guatemala reaccionó con una declaración que comenzaba así:
1º. Que siendo la independencia del gobierno Español, la voluntad general del
pueblo de Guatemala, y sin perjuicio de lo que determine sobre ella el Congreso
que debe formarse, el Señor Gefe Político la manda publicar para prevenir las
consecuencias que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho el
mismo pueblo.
2º. Que desde luego se circulen Oficios á las Provincias por Correos
extraordinarios para que sin demora alguna se sirvan proceder a elegir
Diputados é Representantes suyos, y estos concurran á esta Capital á formar el
Congreso que debe decidir el punto de independencia y fixar, en caso de
acordarla, la forma de gobierno y la ley fundamental que deba elegir. (citado en
Meléndez Chaverri, 1978, p. 61)
Además de esto, Guatemala conservaba la religión católica y exhortaba a las autoridades
eclesiásticas, así como a los ayuntamientos, a sofocar "todas las pasiones que dividen los
ánimos y producen funestas consecuencias." (Meléndez Chaverri, 1978, p. 62) Por
último, se indicaba que después de tomar la opinión de las autoridades y corporaciones
de las diferentes provincias, se jurase la independencia y la "fidelidad al gobierno
americano" que se estableciera (Meléndez Chaverri, 1978, p. 62).
No hubo, pues, en el centro de América, ninguna guerra de independencia contra el
régimen monárquico español, aunque sí tuvieron lugar conatos de insurrección contra la
autoridad capital en Guatemala, unos diez años antes, en San Salvador y en Granada.
Las Diputaciones Provinciales, órganos políticos locales que rendían cuentas a la
28
Capitanía General o Reino de Guatemala, produjeron cada uno, a su vez, sus respectivas
declaraciones de independencia, con distintas tonalidades y con indicaciones sobre lo
que en adelante harían respecto de la importante noticia. La Diputación Provincial de
Nicaragua, con sede en León, era el órgano político que regía para las provincias de
Nicaragua y Costa Rica. Su conformación, valga decirlo, era básicamente la de un grupo
de importantes figuras clericales o terratenientes, con intereses muy fuertemente
arraigados a la Corona. El acta donde se expresa la reacción de dicha entidad ante la
noticia de la Independencia desde Guatemala fue redactada por el español Fray Nicolás
García Jerez, y contenía estas palabras:
Vuestra Diputación Provincial e Ilustrísimo Prelado, en vista de los sucesos que
han tenido lugar en Guatemala el 15 del corriente, se han reunido y deliberado
sobre acaecimientos de tanta entidad y trascendencia, extendiendo los siguientes
acuerdos: 1 º· La absoluta y total independencia de Guatemala que parece se ha
erigido en soberana. 2º. La independencia del Gobierno Español hasta tanto se
aclaren los nublados del día y pueda obrar esta Provincia con arreglo a lo que
exigen sus empeños religiosos y verdaderos intereses. (Meléndez Chaverri, 1978,
p. 64)
Otros acuerdos en esta acta incluían la preservación de todas las autoridades, la orden
de castigar "severamente a los perturbadores de la tranquilidad pública y
desobedientes", y la indicación de comunicar y publicar el contenido del acta "a toda la
provincia, para su inteligencia y observancia." (Meléndez Chaverri, 1978, p. 64) En este
contexto específico, la independencia de España 'hasta tanto se aclaren los nublados del
día' expresa una lógica política según la cual la mejor manera de actuar es esperar. Su
significado: la Diputación no entraría en conflicto con España, sino que esperaría a que
29
las autoridades metropolitanas se pronunciaran o actuaran para reprimir, como lo
habían hecho desde 1810, en numerosas batallas independentistas en los virreinatos de
Nueva España, Nueva Granada y Río de la Plata. El hecho de que se estuviera
conformando un nuevo imperio en México y que, sin derramamiento de sangre, se
estuvieran haciendo declaraciones de separación con respecto de la Corona,
representaba una situación de poca claridad y mucha incertidumbre, y es esto a lo que el
acta del 28 de setiembre llama 'los nublados del día'. Dicha expresión revelaba, pues,
primero, que la lealtad a la monarquía por parte de la Diputación y su Ilustrísimo Prelado
permanecía intacta, y segundo, que no se consideraba viable aún ninguna otra forma de
gobierno que no fuese la monárquica tradicional, mucho menos una republicana.
Además, el Acta revelaba el aprovechamiento, por parte de las autoridades de León, de
la situación de independencia declarada por Guatemala, lo cual les permitía separarse de
esta última sin que ella pudiera tomar represalias.
La metáfora de los nublados del día fue recuperada por las élites políticas en Costa Rica,
con menores o mayores variaciones, justo después de esa primera enunciación oficial, y
su reiteración está registrada en actas y oficios de los cabildos. Pero aún es necesario
comprender el terreno en que dicha expresión pudo nacer y crecer, cuáles fueron sus
primeros usos, y qué significados se le dio en ese ámbito discursivo de la Costa Rica en
vías a la conformación de la Primera República. De esto nos encargaremos en lo
sucesivo.
30
1. El contexto político de la Hispanoamérica independentista
Con el fin de examinar los motivos de la aparición de la metáfora de los nublados del día
en su primera enunciación oficial, mostraremos algunos aspectos específicos del
contexto en que dicha enunciación tuvo lugar: el tema de las lealtades entre las élites
americanas en relación con la Corona española; la tensión que surge entre estas
lealtades y la formación de juntas autónomas de gobernación, así como el surgimiento
de algunos conatos de rebelión tendientes a las independencias (centro)americanas; la
poca presencia de prensa escrita y de un espacio público propiamente dicho en
Centroamérica, cuestión que dejaba las decisiones políticas enteramente en manos de
las élites de poder; las relaciones entre estas élites y las autoridades españolas; y
finalmente las rivalidades al interior de las oligarquías político-comerciales
centroamericanas.
1.1 Independencias de la mano de lealtades
El inicio de los procesos de separación de las colonias americanas con respecto a la
monarquía española suele señalarse con el año de la invasión napoleónica de la
península ibérica (1808); su culminación, en 1824, con la batalla de Ayacucho, el último
gran enfrentamiento entre grupos de poder político en hispanoamérica.
En este período,
la búsqueda de autonomía política por parte de los americanos es una errática
sucesión de hechos políticos y militares cuya evolución se extiende a lo largo de
tres lustros, que se caracterizó por vaivenes que hacían el desenlace imprevisible
31
(las fechas en que éste tuvo lugar varían de acuerdo con la región americana de
que se trate) y en la que la lucha armada tuvo, con frecuencia, más visos de una
guerra civil que de una guerra de liberación en contra de una metrópoli. (Breña,
2005, p. 74)
Es por esto que se prefiere, en ocasiones, hablar de procesos de independencia (que en
términos efectivos significó un reacomodo administrativo de los grupos políticos
dominantes, pero no un cambio en las relaciones de dominación), cuando se quiere
enfatizar en el hecho de que, en cada región hispanoamericana, las características de
estos procesos, así como los discursos que en ellos se manejaban, tenían importantes
especificidades.
Fran~ois-Xavier Guerra (1994, p. 70) pone su énfasis, sin embargo, en la imbricación
incuestionable que existió entre el proceso de desintegración de la monarquía española
y los acontecimientos en Hispanoamérica, en cuyas diferentes regiones hubo una
coyuntura política común, que desembocó en la separación con respecto a la corona de
toda la región que hoy llamamos América Latina.
La posición de este último autor nos ayuda a comprender algunos acontecimientos
definitorios en la historia de toda la región, pero pronto nos será necesario examinar
con más detalle las especificidades de las llamadas independencias en Centroamérica,
que hicieron posible la aparición de la metáfora de los nublados del día y su posterior
reiteración hasta convertirse en un lugar común de la doxa nacional.
La llamada revolución hispánica comienza con la abdicación forzada del rey Fernando
VII y de todos los miembros de la familia real, con la toma de la corona por parte de
Napoleón, y la sucesiva cesión de la misma a su hermano José. Este evento fue
enteramente inesperado y singular, y generalmente se le considera como uno de los
32
momentos más importantes en el proceso de desestabilización del régimen monárquico
en España, que inmediatamente aumentó una ya latente inestabilidad, también, en las
colonias hispanoamericanas.
La primera reacción de las autoridades políticas y, en general, de los pobladores de las
ciudades españolas, fue la de un rechazo absoluto a José Bonaparte, 'Pepe Botellas'. Se
trató de una ola de inconformidad respecto de la inesperada situación, que desató por
doquier proclamas de fidelidad a Fernando VII, a quien entonces se llamaba 'el Deseado'.
"El clima de insurrección es el de un patriotismo exaltado que, una vez pasada la
sorpresa de los primeros días, se expresa en una multitud de impresos:
periódicos, proclamas, manifiestos, cartas, hojas volanderas [ ... ], escritos por toda
clase de individuos y cuerpos de la sociedad del Antiguo Régimen." (Guerra,
1994, p. 199)
La primera insurrección en Madrid, que encuentra a las tropas napoleónicas, fue el inicio
de una guerra de seis años que suele llamarse Guerra de la Independencia, y cuyo
objetivo era enteramente conservador: restituir el antiguo régimen borbónico y poner
coto a la ocupación francesa, de carácter más liberal.
Las noticias de la invasión napoleónica fueron recibidas también con rechazo en muchas
provincias de la América española, cuyas gentes, en línea con las opiniones de las élites
políticas, manifestaron una insólita lealtad al Deseado, y declararon solidaridad para con
los patriotas españoles, incluso con el ofrecimiento de hombres para sumar a las filas de
la guerrilla. Específicamente en la Capitanía General de Guatemala, "el grupo
hegemónico en la capital se alió con los representantes de la autoridad española con el
fin de 'mantener el orden público'. Era mejor cualquier gobierno -aducía la élite
33
guatemalteca- que la anarquía." (Pérez Brignoli, 1993, p. 69)
A partir de este momento, en el cual la continuidad del imperio español se pone
claramente en entredicho, las múltiples fuerzas económicas o administrativas de la gran
región americana pueden ubicarse entre dos extremos: la lealtad y la traición al realismo
español. Quienes apoyaban el mantenimiento del orden y esperaban el restablecimiento
del régimen tradicional eran considerados leales, mientras que los que luchaban por
gobiernos más autónomos eran considerados anárquicos, rebeldes, traicioneros. Muchas
ciudades que se plegaban a la primera opción fueron condecoradas con títulos y
escudos, tales como la capital del territorio costarricense, que en 1814 obtuvo un escudo
con la frase Fide et Pace, y el título honorífico de Muy Noble y Muy Leal Ayuntamiento de
Cartago. Por su parte, los partidarios de la segunda opción desataron batallas que por lo
general defendían intereses económicos, pues en la época existían, por todas partes en
las Américas, enormes conflictos tributarios y de monopolios comerciales, y fueron éstos
quizá los más importantes motores de los procesos separatistas.
El tema de la fidelidad o la lealtad al rey nos remite a una de las tesis de Franc;ois-Xavier
Guerra que ha dejado larga estela en la comprensión del complejo proceso que comenzó
en Hispanoamérica a partir de estos sucesos en España, y que eventualmente cuajó en
las sucesivas independencias de las colonias. Se trata del carácter pactista o
contractualista de la relación que existía entre el antiguo monarca y ]as poblaciones de
las ciudades americanas: tanto las figuras de cuerpos territoriales, corporativos o
estamentales, como sujetos individuales de la población, adquirieron compromisos
políticos con el rey a través de Ja institución del juramento, la jura o Ja fe jurada. Esta
figura constituía la prueba de que Jos individuos, corporaciones o estamentos tenían el
34
deber de asistir al monarca con sus bienes, sus servicios, e incluso su vida. Asimismo,
dada la naturaleza divina que se le atribuía al soberano, el deber de la lealtad era
también un deber religioso, y ello confería a las juras de un peso simbólico aún mayor.
Esta lógica de la lealtad no fue trastocada al reconfigurarse la administración político-
burocrática que desató el proceso gaditano a principios del siglo XIX, sino que continuó
particularmente en los territorios centroamericanos, donde, como dijimos, no hubo
guerras independentistas, y donde incluso las declaraciones de independencia revelaban
reparos en cuanto a la separación absoluta de la Corona. El Acta de los Nublados es una
prueba de ello, pero no la única; todo el Reino de Guatemala "había experimentado una
historia de lealtad condicional no solamente con respecto a la corona española sino a las
varias entidades municipales o provinciales de la capitanía general" (Dym, 2012, p. 5).
Sin embargo, también había claras diferencias entre los procesos ocurridos aquí y
aquellos que tuvieron lugar en otros centros políticos de Hispanoamérica.
1.2 La formación de juntas y el mantenimiento de la lealtad
En regiones como Nueva España o Caracas los criollos con poder político más o menos
institucionalizado aprovecharon la situación de inestabilidad de la corona española, •
cerca de 1810, para comenzar movimientos tendientes a reforzar las autonomías
locales; por ejemplo, se crearon Juntas Provisionales de gobernación bajo el modelo de
las que habían sido creadas en España un par de años antes, momento en que la caída de
Fernando VII había dejado vacío el único poder considerado como legítimo.
Las Juntas en Hispanoamérica funcionaron para conformar autoridades legítimas y con
carácter representativo (algo que cobraba creciente importancia dada la adopción de
35
nuevas formas -si se quiere más propiamente modernas- de hacer política en la época)
en ausencia ya de esa figura simbólicamente fuerte que había sido, hasta hacía poco, el
rey. Si aceptamos la mencionada tesis pactista de Fram;:ois-Xavier Guerra, una vez que la
autoridad monárquica había caído, o al menos se había debilitado irreversiblemente, se
tambaleaba la relación contractual que existía entre el trono y las autoridades
americanas, quienes necesitaban por ello alguna otra figura de poder en quien depositar
su soberanía. Esto quiere decir que los regímenes políticos monárquicos se fueron
transformando hasta devenir republicanos, pero el imaginario tradicional respecto al
poder y a la autoridad permaneció.
No está demás mencionar, en relación con esto, que las actas en que se declaraba la
formación de juntas después de las abdicaciones de 1808 no tenían un carácter
efectivamente independentista. De hecho, había explícitas esperanzas de que Fernando
Vil regresara al trono, de modo que las soberanías provisionales locales se constituían,
en términos generales, a la espera del restablecimiento de aquella soberanía única e
incontestable que era la del Deseado. Por ejemplo, la primera proclama de la Junta de
Caracas declaraba, en 1811:
La Junta Central Gubernativa del Reyno que reunía el voto de la Nación baxo su
autoridad suprema, ha sido disuelta y dispersa en aquella turbulencia y
precipitación, y se · ha destruido finalmente aquella Soberanía constituida
legalmente para la conservación del Estado (Guerra, 1994, p. 213, énfasis
nuestro).
Este documento expresa con claridad que el nuevo sistema de gobierno, el Consejo de
Regencia, no gozaba de la misma legitimidad que la anterior Junta Central, que se había
36
formado con representantes de las Juntas provinciales en reacción a la ocupación
napoleónica, y que había recibido juramentos de reconocimiento (también una suerte de
lealtad) de parte de los americanos. Por esta razón, las élites criollas en Caracas se
sintieron en su derecho de organizarse ellas mismas de la manera que les conviniera, y
así constituyeron "una soberanía provisional [ ... ] para ella y los demás Pueblos de esta
Provincia, que se le unan con su acostumbrada fidelidad al Señor Don Fernando VII"
(Guerra, 1994, p. 213, énfasis nuestro).
Vale la pena observar por un momento las expresiones que hemos resaltado de la
proclama de la primera Junta de Caracas. En primer lugar, no era infrecuente encontrar
metáforas meteorológicas como 'turbulencia' y 'precipitación' para referirse a conflictos
o transformaciones políticas que hacían difícil prever el futuro próximo de las colonias.
Por otro lado, tampoco era inusual hacer pronunciamientos y tomar decisiones con
carácter provisional, hasta que dichas situaciones de imprevisibles resultados
comenzaran a verse con mayor claridad.
Naturalmente, las decisiones que se tomaron en las diferentes provincias americanas,
así como al interior de cada una de ellas, no eran unánimes.
En efecto, aunque la decisión tomada por los partidarios de gobiernos
independientes pudiera justificarse plenamente, también podía justificarse la
posición contraria: reconocer de nuevo, como un mal menor, a la recién formada
Regencia y esperar que la España peninsular no sucumbiese enteramente ante las
ofensivas francesas. Las autoridades regias de regiones tan importantes como la
Nueva España, América central o el Perú propiamente dicho escogieron, por
razones diferentes, esta última solución (Guerra, 1994, p. 214).
37
Si bien la formación de Juntas en América ocasionaba tensiones y sospechas en las élites
de gobierno españolas (las calificaban de "provincias desleales"), dichas autoridades
sabían, gracias a la experiencia de las colonias inglesas, que las independencias habrían
de ser eventualmente inevitables. De hecho, la percepción, por parte de regiones como
Venezuela, Nueva Granada y Río de la Plata, del acabamiento de la monarquía y de la
inexistencia de un gobierno central real en la metrópoli, aceleró el proceso de ruptura
con la Corona, en medio de guerras civiles. Ya para la segunda década del siglo XIX, en la
mayoría de países de Hispanoamérica la noción de pertenencia a una sola nación con
dos pilares (España y América) se acaba; el término 'colonia' comienza a utilizarse con
mayor frecuencia; las particularidades americanas, las diferencias respecto de la
península, se enfatizan gracias a mitos locales, rasgos geográficos e incluso gracias al
argumento de la recuperación del territorio originario que se había perdido en la
conquista.
Pero entonces, ¿qué pasó en Centroamérica, donde incluso algunas declaraciones de
independencia, como el Acta de los Nublados, contienen pronunciamientos de lealtad al
rey y de espera a su regreso? En estas latitudes, la opción conservadora tenía por
entonces una indiscutible primacía. Esto tenía que ver con la comunidad de intereses
que existía entre las autoridades españolas y las criollas, quienes tenían una clara
hegemonía en el ámbito administrativo y económico en la región, principalmente
aquellas radicadas en Guatemala y, en menor medida, en El Salvador. Estos intereses
estaban representados por toda la red de instituciones de la administración pública: las
audiencias, los cabildos, el clero, las alcaldías mayores. Si en Centroamérica había un
pacto como aquel del que Guerra habla, muy probablemente estaba mediado por este
38
otro: el que existía entre las élites peninsulares, a uno y otro lado del Atlántico, y las
criollas. "Como producto de tres siglos de función intermediaria con la Corona, este
grupo desempeñaba también un papel clave en las estructuras del gobierno local,
[función] que aunque de mala gana era aceptada por los cabildos de otras provincias"
(Pinto Soria, 1993, p. 82).
Es posible afirmar entonces que la formación de juntas de administración autónomas en
Centroamérica se dio en medio de una situación de lealtad o alianza con respecto a las
autoridades metropolitanas, y es ésta la lealtad que se manifiesta en expresiones como
la del Acta de León del 28 de setiembre.
1.3 La escasa voz pública en Centroamérica
¿Qué otras razones hicieron posible que una declaración de independencia contuviera
una advertencia de continuada lealtad hacia la Corona? Es posible decir que para el
momento de las independencias no existía un espacio que pudiera llamarse
efectivamente opinión pública en los países del centro de América; las élites políticas
sabían perfectamente la capacidad de influencia que podía tener la propagación de
noticias en prensa, correspondencia, etc., que versaran sobre las insurgencias en otras
provincias de Hispanoamérica.
Los líderes más destacados del movimiento insurgente americano recibieron los
peores calificativos: 'hienas', 'monstruos insurgentes', 'criminosa fracción', etc.
Por el contrario, no hubo suficientes elogios para enaltecer aquellos territorios
que, como el Reino de Guatemala, se mantenían fieles a España: 'Sólo el dichoso
Reyno de Guatemala, el fidelísimo de Lima, y la constantísima isla de Cuba, en
medio de las insurgencias y revoluciones, han mantenido su inalterable
39
tranquilidad, debida principalmente a la lealtad y fidelidad de los pueblos que los
componen, por gracia especial con que el Señor Dios de Ja paz por efecto de su
singular misericordia ha querido distinguirlo de otros muchos. Bendito sea para
siempre'. Según oficio del ayuntamiento, el Reyno de Guatemala, con su actitud
'fidelísima', su 'inalterable sometimiento al poder español', podía considerarse la
parte más dichosa del continente americano. (Sala Capitular de Guatemala, 12 de
noviembre de 1811, citado en Pinto Soria, 1993, p. 79).
Mientras que la presencia de Ja prensa escrita cada vez tomaba más fuerza en otras
latitudes, donde se comenzaron a discutir públicamente asuntos políticos de relevancia,
en las provincias del Reino de Guatemala las cosas fueron distintas. En las colonias
hispanoamericanas de las que hablan historiadores como Guerra (bastante omisos
respecto de la historia centroamericana), la prensa contribuyó a generar un verdadero
espacio público en relación con temas políticos ya en la segunda década del siglo XIX.
Fue, en consecuencia, un motor incontrovertible para la transformación ideológica de
las élites crioUas, y la formación de muy diversas variaciones de posturas (y partidos)
liberales. También fungió como un vehículo importante de expresiones y referentes
lingüísticos de la época, que se trasladaban desde España hasta las colonias. 17
17 Se hablaba, por ejemplo, de una "nueva sociedad" que tenía que constituirse como tabula rasa, para
dejar de lado lo que se comienza a llamar "el antiguo régimen". Se comienza a transformar el término
mismo de nación, que en tiempos no muy lejanos había sido utilizado en España con el significado del
conjunto de los súbditos del rey, quienes por virtud de esta relación eran todos iguales, a pesar de las
diferencias específicas de clase, funciones, composición étnica, etc. A la nación se aplicaba, también, la
clásica metáfora orgánica del cuerpo político, cuya cabeza era el rey y cuyo cuerpo lo constituían los
pobladores a ambos lados del océano. Esta imagen en ocasiones se mezclaba otra muy tradicional, la de la
familia, cuyo padre recae en la figura del rey y cuyos hijos son los pobladores peninsulares y americanos.
A partir de cierto momento, como ya hemos dicho, el concepto de nación no podía seguir reproduciendo
40
En las provincias centroamericanas, en cambio, las fronteras se vigilaban de cerca para
impedir el libre tránsito de documentos considerados peligrosos. Cuando era inevitable
la filtración de noticias, por ejemplo cuando se dieron insurrecciones en el resto del
continente, el recurso de las élites centroamericanas fue la tergiversación retórica de los
hechos. Como informa Alejandro Marure:
En Guatemala procuraban ocultarse estos movimientos, o sólo se hacían de ellos
falsas narraciones: se pintaba como a unos monstruos a los promotores de la
Independencia, y los nombres de insurgente y hereje eran sinónimos en boca de
los españolistas... Con estas imputaciones, fingiendo milagros, inventando
castigos del cielo, fulminando anatemas y empleando otras supercherías, se
procuraba atraer sobre los amigos de la Independencia la execración de los
pueblos crédulos. (citado por Pinto So ria, 1993, p. 79)
En Costa Rica, específicamente, no hubo espacios para un debate público propiamente
dicho hasta después de declarada la independencia. Las Tertulias Patrióticas, la primera
de las cuales tuvo lugar en mayo de 1824, eran sesiones que se celebraban bajo el
modelo de los salones franceses con un grupo reducido de 'vecinos principales' (la
mayoría congresistas, alcaldes, munícipes y curas, y en ocasiones el mismo Jefe de
Estado) de algunas ciudades que contaban con municipalidades, que se reunían para
discutir asuntos políticos. No es hasta 1830 que comienza a imprimirse el primer
periódico manuscrito, también con el nombre de La Tertulia Patriótica, con
características más bien propias de los panfletos y con una circulación en verdad
estas ideas, puesto que el rey no era ya la cabeza de familia, o al menos dicho puesto estaba
constantemente en disputa.
41
reducida.
Periódicos provenientes de otras provincias comenzaron a circular, también de manera
limitada, en esta misma época. En un oficio de julio de 1824, que el Jefe Superior de
Guatemala dirige a la Municipalidad de San José, se manda que "se suscriban para el
periódico titulado Gaceta del Gobierno las diputaciones provinciales, tertulias
patrióticas, municipalidades y curas de la cabecera de partido." (Citado por Vega
Jiménez, 1995, 24) Incluso antes de la independencia circulan en Costa Rica boletines
impresos de Guatemala y El Salvador, pero son principalmente de corte religioso.
1.4 Las relaciones de las élites criollas con las autoridades
metropolitanas
Durante las reuniones de la Junta Central, así como posteriormente durante el Consejo
de Regencia y propiamente en las Cortes de Cádiz, América tenía derecho de
representación. Sin embargo, dicha representación fue escasa, cuando no nula. El
descontento que esta situación generó entre los criollos se aunó a la inconformidad por
la falta de derechos políticos y comerciales en la región, donde lo que imperaban eran
los ordenamientos realistas. Asimismo, dichas situaciones configuraron en algunas
provincias de Hispanoamérica la percepción de que ellas no eran ya un pilar
fundamental de lo que habían llamado hasta entonces la nación (España y sus
dominios), sino más propiamente un grupo de colonias cuya función no era otra que
beneficiar económicamente a la metrópolis.
La puja por los derechos americanos comienza a darse más claramente cerca de 1810,
cuando sobreviene el cambio entre la Junta Central y el Consejo de Regencia, un nuevo
42
gobierno apoyado/sugerido por los británicos, quienes se habían aliado a España en su
lucha contra la invasión de Bonaparte. Como también ocurrió en México, donde el cura
Hidalgo y Morelos había declarado: "[n]o existen ya para nosotros ni el rey ni los
tributos" (citado por Florescano, 2004, p. 288), en América Central el tema de los
impuestos y el comercio fue particularmente crucial para poner en entredicho la
autoridad española. Sin embargo, México asumió su soberanía mientras durase la
ocupación francesa, "sin romper los vínculos con Fernando VII" (Florescano, 2004, p.
288). De manera similar, la primera revuelta importante de la época en Centroamérica
fue la de San Salvador, en 1811, pero no se proclamó en contra de dicho trono ni
tampoco con fines independentistas, sino como un movimiento anti-fiscal en contra de la
Capitanía General de Guatemala, que ejercía un opresivo monopolio comercial.
Una vez que la antigua metrópoli deja de ser un elemento unificador en términos de
autoridad en la región, las élites comerciales y administrativas criollas al interior del
istmo tienen más terreno para disputarse márgenes de acción entre ellas. De esta
manera, el centro político y mercantil, monopolizador y autoritario, la capital del Reino,
Guatemala, comienza a ser para algunos grupos el blanco al cual hay que apuntar si de
independizarse se trata. Esta es la razón por la cual, algunas provincias desatienden el
llamado de Guatemala, al momento de la declaración de setiembre de 1821, de
separarse de España: Comayagua condiciona dicha separación a la más urgente
independencia de Guatemala, y León, en el Acta de los Nublados, se separa
absolutamente de Guatemala, pero solo provisionalmente de España.
43
1.5 Las rivalidades internas en el istmo centroamericano
El cambio hacia políticas más representativas que significó la conformación de Juntas en
la España de 1808 ocasionó la exacerbación de las ya existentes tensiones trasatlánticas,
al interior de los cabildos que tradicionalmente se oponían entre sí, como Buenos Aires y
Montevideo, por disputarse preeminencia política y /o económica en la región.
En la Capitanía General de Guatemala, las pugnas entre las diferentes provincias tenían
que ver con el hecho de que la élite en la capital, la Nueva Guatemala de la Asunción,
mantuvo su control político y comercial en toda la región, pues contuvo los movimientos
insurreccionales en El Salvador y Nicaragua, y creó una alianza mercantil
monopolizadora que impedía a otras provincias sostener relaciones directas con
comerciantes de Cartagena, La Habana y Panamá. El historiador guatemalteco Jorge
Luján Muñoz lo explica en estos términos:
Eran obligados a traer el añil a la ciudad de Guatemala donde se efectuaban las
transacciones. Después, ya en propiedad de los exportadores, el añil salía hacia
España. [~ .. ] Este sistema monopolístico trató de romperlo el gobierno español,
sin éxito. A la larga provocó una serie de descontentos y enconos de parte de los
provincianos contra los grandes comerciantes de la capital (Luján Muñoz, 1982,
p.11).
En una nota al pie, el mismo autor hace una referencia importante:
44
Todo este sistema de explotación de los añileros y hacendados salvadoreños y
nicaragüenses explica el sentido de odio y resentimiento contra la capital, el
sentido separatista regional que más tarde va a ser importante para explicar
muchas situaciones durante la época federal. (Luján Muñoz, 1982, p. 11)
La concentración del poder político también estaba en la capital, pero no en manos de
los mismos grupos. La élite política estaba conformada mayoritariamente por
peninsulares en un sistema en verdad aristocrático, "en que los cargos eran otorgados
por el sistema de puestos vendibles y renunciables, con lo que cayeron en poder de las
oligarquías locales, sin que tuvieran representación alguna los grupos medios y
populares." (Luján Muñoz, 1982, p. 14)
Eventualmente, las disputas no sólo tuvieron lugar entre diferentes tendencias
ideológicas, sino también entre los altos funcionarios reales y los grandes comerciantes
criollos que querían ganar también control político. Existían asimismo rivalidades entre
criollos y peninsulares porque los primeros resentían el menosprecio social de parte de
los últimos, quienes también monopolizaban los altos puestos de poder.
Los centros urbanos de otras provincias del Reino aspiraron a autonomías locales en lo
comercial y también en lo político, de modo que para 1821, la independencia que más
convenía para ellas no era realmente la de España, sino precisamente la de ese centro
político, administrativo, comercial y religioso que era la ciudad de Guatemala: "los ricos
provincianos se veían explotados y no sentían simpatía alguna de la aristocracia
capitalina" (Luján Muñoz, 1982, p. 19). Fue en contra de ésta que lucharon los
movimientos de Granada y San Salvador años atrás, y las transformaciones que estaban
teniendo lugar en virtud del avance de Iturbide en la región acusaban nuevamente la
conveniente posibilidad, para las élites comerciales y políticas criollas de las
mencionadas provincias, de tomar un mayor control en ese ámbito.
"Independientemente de la forma en que se presentaron inicialmente los conflictos, al
final fue destacando lo que en realidad estaba en juego: el poder y el derecho que se
45
arrogaban los distintos grupos a monopolizarlo" (Pinto Soria, 1993, p. 88).
Previendo el riesgo de perder control político en el istmo, Guatemala se adelanta a
tomar las riendas de un proceso que ya se hacía inminente. Una pequeña ciudad
chiapaneca, Comitán, es la primera ciudad en la Capitanía en pronunciarse ante la
presencia cada vez más cercana de Iturbide, y la oligarquía guatemalteca decide actuar
rápidamente:
Para los representantes de la oligarquía capitalina la independencia suponía,
fundamentalmente, mantener y afirmar su poder económico, obteniendo un
mayor control del sistema, para así obtener más ganancias y que éstas no se
fueran a España, sino a sus bolsillos. Además, y esto era lo más importante,
quería obtener el control del poder político; querían el control del gobierno para
orientar éste en beneficio propio y de acuerdo a sus propios esquemas, que
favorecían, claro está, su poder económico. (Luján Muñoz, 1982, p. 24)
La proclamación del Plan de Iguala en México y el inminente triunfo del movimiento
independentista en América del Sur, evidenciaron que la capitanía general de Guatemala
no podía ya seguir siendo una simple colonia de España. "Estos hechos, y Ja
efervescencia republicana que se empezaba a sentir en el istmo, convencieron a la
aristocracia colonial de que tenía que ser ella la que debía proclamar la Independencia si
quería seguir conservando en sus manos el poder político" (Pinto Soria, 1993, p. 93). La
intención queda muy clara en el primer artículo de la Declaración del 15 de Setiembre,
citada al inicio de este capítulo, donde se manifiesta la necesidad de parte de la
oligarquía de tomar las riendas del proceso por temor a las consecuencias de que lo
hicieran los pobladores de a pie en la región.
46
El elemento republicano comienza también en épocas de independencia a tomar un
moderado vigor. La tendencia liberal de las Cortes de Cádiz, que rige nuevamente en
1820 después de un sexenio absolutista, así como las opciones independientes que
estaban ganando terreno por todas las Américas, contribuye a que los republicanos se
abran paso en la vida política centroamericana. Pero esto se encuentra en una
interesante tensión con opciones más conservadoras aún al interior de fuerzas
republicanistas.
Esta tradición moderada que caracterizó, en general, a las élites centroamericanas
liberales, recuerda a la que en su momento caracterizó también a las metropolitanas, a
uno y otro lado del océano. Al verse tambaleado el antiguo régimen monárquico, las
decisiones políticas de los españoles se alimentaron de al menos dos experiencias
previas y externas: el terror del jacobinismo en la revolución francesa y el estallido
rebelde en Haití. Estos procesos acusaron, para los peninsulares con orientación liberal,
los riesgos que podían correr si las poblaciones mismas, tanto en España como en las
Américas, se encargaban de encabezar procesos políticos revolucionarios. Los ejemplos
de Haití y Francia imprimieron, pues, el carácter moderado que manifestó España
durante el hundimiento de la monarquía y la construcción del nuevo régimen: "Los
hombres que están inventando el liberalismo hispánico [ ... ] deben realizar al mismo
tiempo dos tareas diferentes: por una parte, hacer la revolución contra el Antiguo
Régimen y por otra, evitar que ésta siga los pasos de Francia." (Guerra, 1994, p. 211)
Este nuevo régimen incluyó la importante figura de la representación política, pero se
conservaba intacta la creencia en la necesidad del rey, quien gozaba de un prestigio
importante: sin duda se trataría de una monarquía constitucional. Contribuye a esto la
47
"vigencia de la idea comúnmente aceptada de la imposibilidad de construir una
república -identificada con la democracia- en un vasto país" (Guerra, 1994, p. 211).
La peculiar mezcla entre elementos liberales y realistas dejó una huella notoria entre las
élites oligárquicas y clericales centroamericanas, para quienes las relaciones con la
corona seguían siendo importantes, y aún así, en ocasiones tensas, cuando sus intereses
se veían afectados por medidas implementadas por las Cortes. Las palabras de Luján son
muy esclarecedoras en este sentido:
En general [los] procedimientos [de los oligarcas capitalinos] fueron tímidos y
cautelosos, el convencimiento de su necesidad tardío. Prefirieron las tácticas
solapadas y ocultas que no los expusieran. Usaron el argumento verbal retorcido
y no abierto. Llegaron de último a la contienda, pero fueron los que sacaron
mejor tajada; supieron colocarse al frente en el momento oportuno, cuando ya no
había alternativas. Son los tardíos aprovechados. (Luján Muñoz, 1982, p. 24)
Al interior de esta lógica política "moderada", la posibilidad de unirse al imperio
mexicano caía como anillo al dedo como vía para salir de la dominación española sin
cambiar fundamentalmente el estado de cosas, en el que se encontraban en una posición
de franco privilegio. La fórmula trigarante (de tres garantías: independencia respecto de
España, conservación de la religión católica y unión de todas las clases sociales en el
imperio) "les garantizaba un sistema rígidamente estratificado en el que sus
prerrogativas se mantendrían y en el que podrían lucir posibles títulos nobiliarios, y
luego lucharon por el sistema que garantizaba la hegemonía capitalina." (Luján Muñoz,
1982, p. 24)
En relación con esta dinámica moderada, muchas de las decisiones políticas que se
48
tomaron entonces tenían también que ver con el temor a que el movimiento popular
independentista se radicalizara en similar medida a como ocurriera en México o en
Haití:
la comparación que hicieron las autoridades españolas entre México y Haití con
el caso centroamericano fue motivada por 'excesos' cometidos por las masas
populares, que fue sin duda cuando el movimiento popular alcanzó su mayor
radicalismo (Pinto Soria, 1993, p. 84).
Preocuparon en particular la llamada conspiración de Belén (Nueva Guatemala), un
levantamiento en Chiquimula, y la primera revuelta que había tenido lugar en San
Salvador. La oligarquía, sin embargo, exageraba: los movimientos agrarios no se dieron
hasta cerca de 1830 "y fueron provocados, directa o indirectamente, por los mismos
liberales en el poder". (Pinto Soria, 1993, p. 86)
Los centros oligárquicos en las provincias, que además de reclamos de mayor control
político y comercial deseaban, por ejemplo, obispados propios, también se manifestaron
en ese tono morigerado, tempranamente (ya en 1811y1814), pero con cierto "recelo y
desconfianza de las acciones más radicales de los grupos 'inferiores' [ ... ] Los llamados
infidentes de San Salvador (1811) [tuvieron una] actuación oportunista y pacificadora
del brote planteado por los 'mestizos'." (Luján Muñoz, 1982, p. 25) También en
Nicaragua, el descontento general por las pésimas condiciones de vida en las capas
populares hizo estallar acciones violentas pero poco encauzadas, de modo que no fue
difícil para los criollos neutralizar sus movimientos y afirmar su control mediante el
envío de aristócratas guatemaltecos que fueron a actuar a modo de 'pacificadores'.
En conclusión, con una lógica política contenida, calculadora, 'moderada', según la cual
49
las masas populares habrían de ser de previo aplacadas mediante recursos retóricos en
los limitados medios de comunicación que entonces circulaban, en medio de
resentimientos mezclados con lealtades a la 'madre patria', las oligarquías políticas,
administrativas, comerciales y/o religiosas en el centro de América eran serenas
espectadoras de los sucesos que acontecían a su alrededor: ante la inminente
inviabilidad de continuar bajo el régimen español,
[l]o que no se veía claro todavía era cuál sería la solución aceptable, y las clases
altas no asumieron una posición abierta, que suponía riesgos que no estaban
acostumbrados a correr. Se vivió en 'calma' a la espera de lo que fuera
sucediendo en otras regiones americanas." (Luján Muñoz, 1982, p. 29).
Incluso los grupos ilustrados inclinados a la independencia "también esperaban" (Luján
Muñoz, 1982, p. 29).
Gabino Gaínza, el Jefe Político del Reino, en el Manifiesto que escribió el 15 de setiembre
de 1821, menciona esa lógica de la expectación ante los sucesos externos que
caracterizó la época:
50
"Desde el año de 10, empesaron á conmoverse las dos Americas meridional y
septentrional: desde entonces empesaron á defender sus derechos, y sostener
sus títulos: desde entonces empesaron los acentos, y comensaron las voces de
libertad é independencia. Guatemala, colocada en medio de una y otra América,
era espectadora alegre y tranquila de ambas. Sus hijos oían con placer las voces:
observaban con gozo los pasos de los que siempre han creído hermanos suyos
[ ... ].El movimiento que se propaga en lo físico con celeridad, marcha también en
lo político con rapides; y era imposible que conmovida al Sur y al Norte toda la
masa de este continente, siguiese el centro en reposo.[ ... ] Se encendió entonces el
deseo que jamas se había apagado; pero los Guatemaltecos pacíficos siempre y
tranquilos, esperaban que los de Mexico llegasen á su último termino. Duró
meses esa expectativa pero la energía de los sentimientos crece en progresion.
Las noticias de N. España la aumentaban á cada correo. Se movió Oaxaca; Y el
movimiento pasó a Chiapa, que es en contacto con ella." (Citado por Luján Muñoz,
1982, p. 139).
Gaínza menciona aún otra vez que el gobierno había sido, hasta ese momento,
espectador de todas las acciones tendientes a independizarse, Y que los
independentistas "decían solamente que se esperase el resultado final de Mexico".
Además, recuerda sobre Guatemala la "moderación que la ha distinguido siempre"
(Citado por Luján Muñoz, 1982, p. 139).
Más historiadores lo confirman: la época en la que se enuncia la necesidad de esperar a
que se aclaren los nublados del día es "un período de búsquedas y tanteos" (Pérez
Brignoli, 1993, p. 10), pero esos tanteos se hicieron por lo general a la expectativa de las
decisiones que se tomaran en el exterior. Es en este contexto de expectación y espera
donde se redactan sucesivamente las actas de independencia en todas las provincias de
la América central.
Solo una mención respecto del tema de la espera y la expectación. Una espera puede ser
pasiva si no implica ningún tipo de acción, ni siquiera de análisis. Aquí la espera es
contemplativa, y por lo tanto se vincula directamente con la expectación. Por el
contrario, una espera en la que una situación se observa con detenimiento, se analiza lo
que mejor procede, y se ejecutan ciertas acciones tendientes a tomar una decisión final
respecto de la situación, es un tipo de espera activa, que podría identificarse~~ !a: _- "'..: --
prudencia como un valor político positivo. Veremos que, en sus primeros ~~~. i:d_
= - ~
metáfora de los nublados del día unas veces se utilizará en referencia a la espera
expectante, mientras que otras se utilizará con el sentido de una espera activa y
prudente. En el contexto de los usos que se le han dado a la misma metáfora en épocas
más recientes, sobre todo en las expresiones doxásticas de ciudadanos(as)
costarricenses, la espera será relacionada, o bien con valores negativos como la
irresponsabilidad y la sumisión, o bien con la prudencia como virtud política esencial en
la historia de Costa Rica, aunque en ambos casos la espera tenga el sentido de la
expectación pasiva.is
2. "Guerra de palabras". Independencias anexionistas en
Centroamérica
La Capitanía General de Guatemala no había aprovechado la crisis napoleónica de
principio de siglo para separarse de España. Tampoco se separó de ella en virtud de
intervenciones externas, como lo hicieran otras provincias de América del Sur por
mediación de personajes como Simón Bolívar o José de San Martín. Por mucho tiempo
Guatemala se mantuvo, sí, leal a la monarquía, pero llegó el momento en que la lealtad
no podía ya sostenerse, al menos no de parte de todo el bloque político-geográfico que
constituía el Reino. Esto no obstó, valga decirlo, para que discursivamente se continuara
por años con las tradicionales declaraciones de esa lealtad por la cual tanto se habían
: cata:c=terizado sus provincias.
~ 18 Véase-~.;., sobre la espera en Dastur, 2000, pp. 178-189.
El proceso en que se comienzan a declarar las independencias en Centroamérica
comienza no en su centro político, sino en la periférica ciudad de Comitán, parte de
Chiapas. La decisión de este centro comercial de separarse de España se hizo "por temor
o por entusiasmo" (Dym, 2012, p. 6), como reacción ante la avanzada del ejército del
recién autoproclamado Imperio de Agustín de Iturbide más allá de los rincones de
México. El voto de las autoridades políticas de Comitán fue el de poner a dicha ciudad y a
sus alrededores "bajo la protección de aquel nuevo Gobierno, declarándolo, si lo tuviere
a bien, independiente, pues de este modo la fuerza superior cuando llegue el indubitable
caso, no hará violencia ni estrago" (citado por Dym, 2012, 6). Este acto, que manifestaba
una asunción de soberanía conveniente, cauta y preventiva de parte de la ciudad
periférica de Comitán, "abrió la compuerta a una marea de pueblos de la capitanía
general que tomaron la iniciativa y decidieron la independencia no de Centroamérica,
sino de provincias y pueblos centroamericanos." (Dym, 2012, p. 7)
A la declaración de Comitán sucedió la de Ciudad Real, la capital de Chiapas (entonces
parte del Reino de Guatemala), que declaró la independencia de España y la anexión al
imperio mexicano para toda la provincia, y convocó a los territorios centroamericanos a
unirse a esta casi prepotente decisión. Así, se hizo obvio para las autoridades del Reino
que el Plan de Iguala se extendería hasta él, y Gabino Gaínza, Jefe Político, junto con el
Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Guatemala, concibieron en menos de un mes
el llamado Plan Pacífico de Independencia.
El detonante de dicho plan fue una colecta de firmas de algunos individuos que
demandaban la declaración de la Independencia. La más radical de las posiciones en el
juego político de esta coyuntura era la independencia absoluta de España, de México o
53
de cualquier otra nación. Una más conservadora era la separación de España y la unión a
México. Aún había otra postura más tradicionalista, que consistía en dejar que todo
permaneciera como estaba; seguir esperando sin hacer cambio alguno.
Las pujas entre estas tres diferentes posiciones resultaron en una declaración parcial,
condicionada, transicional: estaba "sujeta a lo que decidiera en definitiva un congreso
ulterior; no se menciona expresamente que sea de México; no se hace novedad en las
autoridades establecidas" (Luján Muñoz, 1982, p. 31). Es además una declaración
previsora: se redacta expeditamente con el fin de evitar las consecuencias de una
eventual conmoción popular, y se declara la necesidad de la anexión al Imperio de
Iturbide, con el objetivo de mantener el mismo orden y control que hasta ahora se había
tenido en la región.
Se ha dicho que los múltiples protagonistas y fuerzas que pugnaban en tiempos de
independencia en Centroamérica generaron a lo sumo una "guerra de palabras" (Dym,
2012, p. 4) que tuvo lugar en distintos momentos, con diversas justificaciones y usos del
lenguaje, entre agosto de 1821 y octubre de 1823. Las fuerzas políticas que en los
diferentes centros urbanos habían mantenido un perfil relativamente bajo comienzan a
hacerse más expresivas:
En casi toda ciudad importante . de la antigua Capitanía General existían
sentimientos de recelo y odio de parte de sectores sociales y económicos que se
sentían explotados y tiranizados desde la capital. [ ... ] Intereses, descontentos,
desconfianzas, odios, ideas que antes no se habían manifestado comienzan a salir
a luz. (Luján Muñoz, 1982, p. 44)
Para ellos, que veían en Guatemala el principal obstáculo para acrecentar su peculio y
54
privilegios, sí era importante que el orden de las cosas se transformara a su favor, de
modo que la oligarquía guatemalteca dejara de ser la entidad monopolizadora que hasta
entonces había sido, sobre todo, pero no exclusivamente, en términos económicos. De
hecho, en cada provincia de la Capitanía había claras diferencias y rivalidades entre
grupos de poder; unos con estandartes más tradicionalistas, otros más liberales. En
algunas ciudades primaban los representantes de la autoridad española, en otras los
comerciantes criollos, en otras, una alta oligarquía inconforme con muchas medidas que
les perjudicaban. Este último era el caso de Nicaragua, y también el de Costa Rica.
3. Las (in)decisiones políticas de la provincia de Costa Rica
En la ciudad de León, sede del gobierno provincial de Nicaragua y Costa Rica, el
intendente Miguel González Saravia, junto con el obispo Fray Nicolás García Jerez y los
demás miembros de la Diputación Provincial de Nicaragua recibieron rumores sobre la
independencia del Reino antes de que se recibiera el acta oficial que la confirmaba. El
obispo García Jerez, un dominico "muy fiel a la corona española" (Velázquez, 2012)
reaccionó de inmediato:
La ciudad de Guatemala ha jurado la Independencia con arrojo temerario. Es de
absoluta necesidad cumplir con los empeños religiosos que tenemos contraídos
al pie de los altares sin ser considerados reos de perjurio. Es indispensable
esperar otro conducto del que estamos seguros de lo que nos ordena y manda
nuestro rey Fernando VII. Dios nos ha colocado en medio del pueblo para que
seamos los conservadores del orden (citado por Velázquez, 2012).
55
Esta declaración se anticipa a la que habría de redactarse el 28 de setiembre de modo
oficial, en la que se declaraba la 'absoluta y total independencia de Guatemala', 'la
independencia del Gobierno español hasta tanto se aclaren los nublados del día', la
necesidad de mantener la misma estructura de la administración pública así como el
castigo a quienes alteren el orden, y el anuncio a toda la Provincia de dichas decisiones.
¿Cómo se recibe en Costa Rica esta declaración? El 13 de octubre de 1821, el Muy Noble
y Muy Leal Ayuntamiento de Cartago se reúne en sesión extraordinaria para
proclamarse en relación con tres documentos recibidos por correo desde Guatemala y
León. Se trata en primer lugar del oficio, firmado por Gabino Gaínza el 16 de setiembre,
que "trata sobre la independencia que ha abrazado aquella capital el 15 del mismo mes"
(Iglesias, 1899, p. 2), y en que se indica que las provincias que conformaban el Reino
debían seguir el mismo camino que la autoridad capital (declarar su independencia cada
una por su cuenta). En segundo lugar, de una carta o manifiesto de parte del mismo Jefe
Político, "que trata sobre lo anteriormente dicho" (Iglesias, 1899, p. 2). Y en tercer lugar,
del acta de León del 28 de setiembre, que luego se conocerá como Acta de los Nublados,
en que no precisamente se obedece a la indicación de la capital, sino que se declara la
independencia absoluta de ella, pero una independencia solo provisoria o condicional
con respecto a España.
La reacción inmediata de la élite política de Cartago en relación con estas tres misivas
fue la de plegarse a la misma decisión tomada en León:
56
El Señor Presidente Coronel Juan de Cañas fue de parecer se adoptase en un todo
lo acordado por la Excelentísima Diputación Provincial de León de Nicaragua y
Costarrica ínter dándose cuenta al Congreso Nacional que reside en Madrid se nos
remitan instrucciones que sirvan de arco iris de la paz en tan lúgubre situación"
(Iglesias, 1899, p. 3, énfasis nuestro).
Sin utilizar la expresión de los nublados, se manifiesta exactamente su mismo contenido:
la independencia de España solamente se dará hasta que las autoridades en esta
metrópolis establezcan que esta opción tiene alguna viabilidad. La independencia de
Guatemala, sin embargo, se declara absoluta.
De la misma opinión fueron los demás integrantes del ayuntamiento (muchos de ellos
miembros a su vez del clero), entre cuyas declaraciones cabe resaltar la del Sargento
Mayor Agustín Barba, "que tiene muy presente la famosa máxima moral del filósofo
Confucio en que dice, que quién es el piloto bárbaro que gobernando la nave, ve la
tormenta preparada que se ande á meterse en ella" (Iglesias, 1899, p. 4). La decisión de
León de aguardar a que se aclaren los nublados desde España es considerada
conveniente también por el regidor Nicolás Carazo: "de verificarse así no podrá
sobrevenir á la Provincia perjuicio alguno" (Iglesias, 1899, p. 4). El regidor José María
Peralta, por su parte, declaró "que por ahora conviene en que no se haga novedad en el
Gobierno que sigue esta Provincia, sujeta en lo político a la de León" (Iglesias, 1899, p.
4).
A continuación se manifiestan dos elementos que llaman la atención: las autoridades de
Cartago lamentan la nueva situación de posible o eventual independencia, que califican
como "una época [ ... ] crítica [que] a todos [ ... ] tiene consternados", "una época tan
lamentable" que es necesario tranquilizar los espíritus por medio de una misa de
rogación "á María Santísima con el título de los Ángeles, Patrona General de esta ciudad
á fin de que se digne interponer con su hijo Santísimo nos favorezca con los auxilios de
57
su Santísima gracia para nuestras determinaciones" (Iglesias, 1899, p. 5). El otro aspecto
que el ayuntamiento se cuida de advertir es que cualquiera que se atreviera a "perturbar
lo dispuesto en esta Acta", o a proferir "expresiones que puedan perturbar la paz,
tranquilidad y buena armonía de que goza este vecindario" (Ídem) habría de ser
castigado, aún si se tratase del padre del mismo Presidente.
Las autoridades de Cartago retomaron el asunto dos días después de una manera aún
más reservada. Se retractaron de la decisión "precipitada" (Iglesias, 1899, p. 7) que
habían tomado al recibir las graves noticias de independencia, y declaran que "de
ninguna manera puede ni debe comprometerse en pro ni en contra sobre lo
determinado en la capital de Guatemala y lo dispuesto por la Excelentísima Junta
Provincial de León, mediante á que las vicisitudes del día no dan lugar á fundar un voto
fijo" sin que se proceda a consultarse con "cada individuo del pueblo" (Iglesias, 1899, p.
7). Este fue el parecer del Alcalde Primero Santiago Bonilla, quien "añade que aunque en
el acta anterior fué de otro sentir, lo hizo precipitadamente por no haberse dado tiempo
para meditar con la prudencia y reflexión debida" (Iglesias, 1899, p. 7). Las sucesivas
declaraciones que se mencionan en este Acuerdo sobre los Acontecimientos de
Guatemala en Orden a Independencia coinciden en que la mejor opción es la de esperar
y no hacer novedad alguna hasta recibir ulteriores noticias ya fuere desde España o
desde el interior de la región.
Las fluctuaciones en el comportamiento de las autoridades de la capital de Costa Rica
revelan algo que no era exclusivo de esta provincia, sino que se cumplen de la misma
manera para todo el istmo:
La independencia del Reino de Guatemala fue en última instancia la consecuencia
58
del proceso independentista de la Nueva España encabezado por Agustín de
Iturbide. En este sentido, durante los años 1820 - 21 las élites centroamericanas
estuvieron en una posición de espera frente a lo que acontecía al lado. Dichas
élites carecían tanto de la fuerza como de la voluntad para emprender ellas
mismas la decisión de hacerse independientes" (Acuña Ortega 2005, p. 252,
énfasis nuestro).
La percepción de inviabilidad para constituir un gobierno autónomo en Costa Rica no
solamente tenía que ver con el padrinazgo tradicional de la Corona, sino con la nueva
irrupción en escena del Imperio de lturbide, y con la posición de esa autoridad comercial
y militar que hasta entonces había representado Guatemala.
Las vicisitudes de Cartago se encuentran con nuevas tensiones cuando San José y otras
ciudades comienzan a pronunciarse al recibir a su vez las noticias de Guatemala y de
León. En efecto, según el Acta del 14 de octubre de 1821, San José decide adherirse a las
indicaciones de León, pero bajo una importante salvedad: es necesario "constituir un
gobierno superior provisional análogo al sistema al sistema de nuestra constitución;
para que durante las críticas circunstancias del día proveyere omnímodamente en todos
los ramos de administración pública, civil, militar, judicial y de hacienda" (Iglesias, 1899,
p. 12). San José reconoce que la primera reacción de las autoridades de Cartago había
sido apresurada, irreflexiva, improvisada, omisa de "la ·rivalidad declarada entre
Nicaragua y Guatemala" (Iglesias, 1899, p. 12), y apoya el segundo pronunciamiento de
la Capital, que considera de "suma prudencia" (Iglesias, 1899, p. 12). Sin embargo
advierte que debe observarse que este último acuerdo deja a la provincia "en una
parálisis peligrosa", y de ahí la imperativa decisión de que, "por la premura de las
circunstancias, ínter se aclaran los nublados del día y puede obrar esta Provincia
59
conciliando sus empeños religiosos y verdaderos intereses se constituyese en su seno
una junta provisional de Gobierno en todos los ramos" (Iglesias, 1899, p. 15).
En este caso, esperar a que se aclarasen los nublados no significó quedarse de brazos
cruzados hasta que todo en el exterior se resolviera, como habían querido las
autoridades más conservadoras de Cartago, que dijeron: "mientras que el tiempo decide
la suerte seremos nosotros unos pacíficos espectadores de sus resultados, [pues] de
nuestra indiferencia ninguna responsabilidad puede resultamos y de tomar partido,
mucha" (Iglesias, 1899, p. 17). San José manifestó, por el contrario, una apelación a la
necesidad de plantear una organización política en el interior de la provincia, quizás
bajo la perspectiva de su eventual constitución como República independiente. Ambos
discursos, sin embargo, utilizan ya sea la misma metáfora (en la citada Acta de San José
prácticamente se transcribe lo dicho en el Acta de León) o bien variaciones de ésta
('mientras que el tiempo decide la suerte seremos nosotros unos pacíficos espectadores
de sus resultados').
A partir de este momento la expresión 'hasta tanto se aclaren los nublados del día'
tendrá presencia, con algunas variaciones, en los discursos más y menos conservadores
que revelan las decisiones políticas que se iban tomando en la pequeña provincia de
Costa Rica. En unos casos, la expresión revela una lógica de espera y expectación, con el
mantenimiento del orden de cosas. En los otros, como es el caso de figuras políticas un
tanto más liberales en San José, la metáfora expresa una lógica no tanto de esperar, sino
de actuar mientras se resuelven otras cosas en el exterior. ¿Cómo se difundirá nuestra
metáfora a partir de esta primera diferencia? Esta es la pregunta que motivará el
desarrollo del siguiente capítulo.
60
Capítulo 111
La difusión de la metáfora de los nublados del día
Habiendo mostrado el contexto histórico en el que surgió la metáfora de los nublados
del día, y en el que comenzó a ocupar un lugar en los discursos políticos costarricenses,
en este capítulo estudiaremos la manera como se inscribe dicha expresión en la doxa
nacional. Para ello haremos una introducción del concepto de doxa, y posteriormente
examinaremos los textos históricos que fungieron como fundamento de la llamada
historia patria, utilizados en programas educativos durante fines del siglo XIX y la
primera mitad del siglo XX, así como en otros textos historiográficos que cuestionaban
dicha historia oficial a partir de 1930 y sobre todo en las últimas dos décadas del siglo.
Finalmente comprobaremos la continuidad y las tensiones que se observan con respecto
a tales discursos historiográficos, en el uso de la expresión en algunos artículos de
opinión significativos, aparecidos en prensa nacional después de la década de 1980, y en
tres obras plásticas contemporáneas producidas igualmente a partir de dicha década.
1. La noción de doxa
Es conveniente que comencemos a explorar la propagación de la metáfora de Jos
nublados del día con una teoría que exponga el mecanismo de movilidad de Jos
discursos que se generan en el espacio de Ja política (en sentido más o menos
restringido de la administración social 'desde arriba'), y que interpelan a los individuos
en el ámbito de lo político (en el sentido amplio de las relaciones sociales en las que se
juegan diferentes cuotas de poder).19 Para este propósito nos serviremos de un breve
análisis del concepto de doxa (del griego do&ca),2º cuya historia se remonta a los
clásicos griegos, y permea también el pensamiento moderno y contemporáneo.
Empecemos con Platón, quien caracteriza la doxa como una especie de conocimiento
vago y de segunda mano, muy distante del conocimiento científico o epísteme
(eOpisth&mh). Uno de los muchos pasajes en los que Platón devalúa la doxa con
respecto a la episteme aparece en el Libro V de La República. En este diálogo, Sócrates
conversa con Glaucón sobre el conocimiento de las Ideas, del que solo son capaces los
filósofos. Según el maestro, si el conocimiento científico discurre sobre lo que es, la
ignorancia sobre lo que no es, entonces la doxa, que puede traducirse como opinión,
parecer, creencia o hasta ilusión, se hallaría en un interregno:
Hemos descubierto que las múltiples creencias de la multitud acerca de lo bello y
las demás cosas están como rodando en un terreno entre lo que no es, y lo que es
en forma pura. [ ... ] En tal caso, de aquellos que contemplan las múltiples cosas
bellas pero no ven lo Bello en sí, ni son capaces de seguir a otro que los conduzca
hacia él, o ven múltiples cosas justas pero no lo Justo en sí, y así con todo,
diremos que opinan acerca de todo pero no conocen nada de aquello sobre lo que
19 La distinción y relaciones entre la política y lo político se explica con mayor detalle en Gallardo, 2006,
pp.115 yss.
2º "La familia de términos en torno al lexema dok-, doc- (dokein, doxa, éndoxos) denota, más que una
veracidad probable inherente al objeto considerado, una aceptación subjetiva de dicha veracidad por
parte de individuos o, sobre todo, colectividades." (Nota de M. Cande! en Aristóteles, 1982, p. 89). En este
trabajo utilizaremos la expresión doxa bajo la acepción general de opinión o creencia, y los términos de
estereotipo, cliché, idea recibida, lugar común, etc., como expresiones de ese fenómeno. Véase Amossy,
2002, pp. 369-394 para una amplia bibliografía al respecto.
62
opinan. (Platón, Resp. V, 476e)
Aristóteles, por su lado, distingue la episteme de la doxa de este modo:
[S]on verdaderas y primordiales las cosas que tienen credibilidad, no por otras,
sino por sí mismas (en efecto, en los principios cognoscitivos no hay que inquirir
el porqué, sino que cada principio ha de ser digno de crédito en sí mismo); en
cambio, son cosas plausibles (doxasta) las que parecen bien a todos, o a la
mayoría, o a los sabios [ ... ]; ninguna de las cosas que se dicen plausibles se
manifiesta plenamente a primera vista (Aristóteles, Top. 1, lOOb).21
La doxa es, pues, para ambos filósofos indemostrable. Pero la diferencia entre ellos en
este respecto es que para el estagirita, a pesar de tener rango inferior al conocimiento de
las cosas verdaderas, la doxa desempeña una función clave en la formación del
razonamiento de tipo dialéctico.22 Gracias a esta función, la doxa para Aristóteles resulta
ser un elemento de gran utilidad argumentativa y retórica, "porque, habiendo
inventariado las opiniones de la mayoría, discutiremos con ellos, no a partir de
pareceres ajenos, sino de los suyos propios, forzándoles a modificar aquello que nos
parezca que no enuncian bien" (Aristóteles, Top. 1, 101a). En este sentido, el valor de la
doxa no tiene que ver con su verdad, sino con la probabilidad de ser reconocida o
admitida en determinado contexto social. Además de esto, la doxa tiene una función
cognitiva: es útil para "las cuestiones propias de cada conocimiento", pues se discurre en
21 'Doxasta' también puede traducirse como 'cosas admisibles'.
22 El razonamiento se define, en este pensador, como "un discurso (lógos) en el que, sentadas ciertas cosas,
necesariamente se da a la vez, a través de lo establecido, algo distinto de lo establecido.[ ... ] Es dialéctico el
razonamiento construido a partir de cosas plausibles" (Aristóteles, Top. 1, lOOb).
63
torno a ellos "a partir de las cosas plausibles concernientes a cada uno" (Aristóteles, Top.
1, 101a).
Las perspectivas de estos dos filósofos griegos sobre el concepto en cuestión tuvieron
una enorme resonancia en los estudios modernos y contemporáneos del discurso y del
lenguaje, no solo en la filosofía sino también en la retórica, la lingüística, la semiótica y la
politología. Estas disciplinas han analizado la doxa desde diversas de sus
manifestaciones, tales como la opinión pública, la verosimilitud, el sentido común, el
lugar común, las ideas recibidas, los estereotipos, y los clichés.
Nos referiremos brevemente a las dos direcciones principales en las que se han
conducido estos estudios,23 pues ambas nos serán de utilidad para explorar la difusión
de nuestra metáfora, que, como veremos con más detalle en lo sucesivo, puede
clasificarse como una expresión de la doxa nacional. La primera de estas tendencias se
concentra en el examen de la doxa desde una crítica de la ideología, mientras que la
segunda la aborda a partir de su valor retórico y constructivo.
1.1 Crítica de la doxa como crítica de la ideología
Es necesario, en primera instancia, que elaboremos brevemente la relación entre doxa e
ideología. Slavoj Zizek, uno de los grandes herederos actuales de Marx, introduce la
cuestión de esta manera:
La palabra 'ideología' puede designar cualquier cosa, desde una actitud
contemplativa que desconoce su dependencia de la realidad hasta un conjunto de
23 Según las indagaciones de Amossy, 2002.
64
creencias orientadas a la acción, desde el medio indispensable en que los
individuos viven sus relaciones con una estructura social, hasta las ideas falsas
que legitiman un poder político dominante. Parecería surgir justamente cuando
intentamos evitarla, mientras que no aparece cuando es claramente esperable.
(Zizek, 2004, p. 1 O)
La doxa es, pues, bajo esta perspectiva una forma de ideología que un conjunto de
individuos, situados en contextos espacio-temporales específicos, expresa en sus
discursos. Hacer crítica de la doxa, examinarla con detenimiento, es entontes, a la vez,
hacer crítica de la ideología, y esta operación funciona precisamente de forma para-
dóxica: toda vez que señalamos el carácter ideológico de un texto, debemos asumir que
ese señalamiento es también, inevitablemente, ideológico (no se puede 'escapar' del
contexto, siempre político, en que se han producido nuestras opiniones). De hecho, el
mismo Zizek nos advierte que la postura que califica la ideología como 'falsa conciencia'
o 'ilusión', desde un lugar que logra pretendidamente aprehender 'lo real' o 'lo
verdadero', constituye el procedimiento ideológico por excelencia. 24
Roland Barthes, otro filósofo que ha dedicado parte de su obra a explicar la doxa desde
este punto de mira, se remite a los estudios sobre retórica de Aristóteles, haciendo uso
de las nociones de opinión pública y verosimilitud para elaborar una crítica del poder
del discurso masivo en la modernidad, un discurso de mayorías que expresa opiniones
particulares como si fuesen normas universales, y que tiene la capacidad de transformar
aquello que fue producido históricamente, en algo que se percibe como natural
24 Véase una muy completa compilación de ensayos que rodean el fenómeno desde todos sus ángulos en
Zizek, 2004.
65
(Herrschberg Pierrot, 2002, p. 428 y ss).
La doxa que está presente en toda escritura y en todo discurso se revela en Barthes
como una figura de la memoria que circula por la vía de la repetición, "una repetición
muerta, que no viene del cuerpo de nadie'', una fuerza que "habla", que "no gusta del
sentido", que "circula, pero no quiere comprender ni explicar" (Barthes, 1978, p. 56 y
ss.), y que se toma como obvia o evidente.
[L]a verdadera violencia es la de aquello que se da por sentado: lo que es
evidente es violento aun si esta evidencia está representada suavemente,
liberalmente, democráticamente; lo paradójico, lo que no entra dentro del
sentido común lo es menos, aun si se le impone arbitrariamente: un tirano que
promulgara leyes estrafalarias sería, a fin de cuentas, menos violento que una
masa que se contentase con enunciar lo que se da por sentado: en suma, lo
'natural' es el último de los ultrajes. (Barthes, 1978, p. 96)
Como Barthes, también Pierre Bourdieu considera que la doxa no es más que "una
ortodoxia, una visión dominante, 'correcta', 'buena', que ha sido las más de las veces
impuesta a través de luchas entre visiones en disputa" (Bourdieu, 1993, p. 15). También
aquí la doxa es un punto de vista particular que se toma como universal, una perspectiva
históricamente construida que se toma como natural y 'obvia'. Pero, ¿cómo se
'naturaliza' una idea o una creencia?
Bourdieu se extiende sobre esta cuestión echando mano de los conceptos de capital
simbólico y de habitus. Se trata de una acción recíproca entre los contextos culturales en
los que se generan discursos (que expresan esas ideas o creencias), y los
comportamientos o actitudes de los agentes sociales implicados en estos contextos. El
66
habitus es precisamente el nombre que propone Bourdieu para ese conjunto de ideas,
conceptos, percepciones, factores emocionales y comportamientos, que se reconocen y
se comparten al interior de un determinado grupo social, y que son internalizados
gracias a una cierta socialización. Dicha socialización es ejercida en gran medida en
virtud de la promoción de determinados discursos por parte de instituciones, figuras o
agentes sociales a los que se les considera portadores de un cierto valor, un prestigio o
una autoridad, que Bourdieu coloca en la categoría de capital simbólico: "Lo que importa
en el habla, en el discurso, no es un poder inherente al lenguaje, sino el tipo de autoridad
o legitimidad por el que está respaldado." (Bourdieu y Eagleton, 2004, p. 295)
Consultado sobre la relación entre algunos de sus conceptos centrales (como la doxa, el
capital simbólico y el habitus) y la ideología, Bourdieu declara ser reticente al uso de
este último término, que ha sido empleado de maneras tan vagas y generales, ha sido tan
sobre-utilizado, que ha perdido parte de su capacidad explicativa. De hecho, el empleo
del término mismo de ideología ha sido, en su opinión, bastante violento, despectivo,
aristocrático, de forma paradigmática en el trabajo seminal de Louis Althusser, Ideología
y Aparatos Ideológicos del Estado. Para Bourdieu, la noción de doxa presenta la ventaja
de restringir la de ideología al plano de la naturalización de ideas, las cuales se expresan
no como fenómenos de la conciencia (o de una 'falsa conciencia'), sino como
mecanismos, prácticas, y discursos.
En este sentido, la conformación de los Estados modernos en general guarda un vínculo
muy estrecho con la producción de discursos y prácticas que, desde lugares de autoridad
(legitimada o en proceso de legitimación), generan y reproducen un sentido común de lo
que se considera y se reconoce como específicamente nacional. Pero ahondaremos en la
67
construcción de doxas nacionales un poco más adelante. Por ahora nos queda examinar
la doxa, en sentido amplio, desde otro costado.
1.2 El aspecto cognitivo de la doxa
Tomando como punto de partida la retórica clásica, pensadores de diversas
orientaciones de la teoría literaria abordan la doxa como punto de partida para toda
interpretación textual, y en ese sentido, como una herramienta cognitiva general. El eje
de este abordaje lo constituye la noción de verosimilitud, cuyo significado en este
contexto podemos resumir como la medida en que un discurso se encuentra en
conformidad con el conjunto de opiniones y creencias que un determinado grupo social
ya previamente comprende, admite, y maneja: "Decir que un enunciado es verosímil
significa que corresponde con lo que la opinión común reconoce como probable o
verdadero; en otras palabras, significa que se apoya en aquello que es visto como
probable o verdadero en discursos anteriores." (Amossy, 2002, p. 380)25
Todo enunciado, entonces, remite a otro texto más general, y aquí debemos tomar el
término 'texto' en sentido amplio, no solo como palabra escrita sino como todo aquello
que puede ser leído, es decir interpretado; una obra plástica, la arquitectura de una
ciudad o el discurso de un político pueden considerarse textos y, en este sentido,
componerse de enunciados. La admisibilidad de un tal enunciado (su verosimilitud,
atractivo, o carácter reiterativo) ocurre en el tanto éste logre calzar con los discursos
que de previo pueblan el imaginario sociocultural en que es emitido.
25 Otras investigaciones hablan más de la admisibilidad que de la plausibilidad en relación con el tema de
la doxa. Véase ejemplos en Amossy, 2008.
68
"Conocer es reconocer clichés" (Grivel, 1986, p. 49): la lectura es sobre todo un acto de
reconocimiento de códigos familiares, de información que ya se encuentra circulando en
el contexto sociohistórico en que se realiza la interpretación. Esa historicidad contenida
en toda interpretación nos remite pronto a la circularidad de la comprensión según
Gadamer:
Lejos de la norma de que para escuchar a alguien o hacer una lectura no se puede
acceder con prejuicios sobre el contenido y es preciso olvidar todas las opiniones
propias, la apertura a la opinión del otro o del texto implicará siempre ponerla en
relación con el conjunto, o relacionarse con ellas. (Gadamer, 1998, p. 66)
Podemos adelantar que este mismo aspecto cognitivo aplica en la construcción y
asentamiento de una doxa nacional:
Una vez establecida y enraizada, la nación se convierte en una especie de marco
cognoscitivo, un a priori del pensamiento con el cual miramos la realidad. [ ... ] La
nación pasa a ser un presupuesto de nuestra existencia, tanto cotidiana y
automática como la histórica (Acuña Ortega, s.f., p. 26)
Así, un discurso, una expresión, una metáfora solamente pueden ser reconocidos,
reproducidos e incorporados en el imaginario social de un tiempo y un espacio
definidos, si logra acoplarse a un sustrato ya existente de nociones y valores aceptados.
Resumiendo los principales aspectos que mencionamos, podemos decir que la ideología
es la noción más amplia, la base de toda comprensión e interpretación del mundo. El
habitus de Bourdieu es la manifestación concreta y situada de la ideología, e incluye
aspectos morales, afectivos, conductuales y discursivos. La expresión discursiva del
69
habitus es precisamente la doxa, la opinión que develamos en los discursos. Una especie
de doxa aún más específica es la doxa nacional, y dentro de ésta hay estereotipos, lugares
comunes, creencias, asunciones, etc.
La metáfora de los nublados del día puede ubicarse en la categoría de lugar común.
Siguiendo el uso que da a este término Barthes, un lugar común es un patrón formal que
resulta familiar dado su empleo reiterado, y que puede contener más de un significado
(Amossy, 2002, p. 388). Esta definición coincide con el carácter de nuestra metáfora, ya
que, como aprendimos en el Capítulo 11 y confirmaremos un poco más adelante, la
misma expresión ha funcionado con al menos dos sentidos: el primero es que ante
alguna circunstancia apremiante se posterga una decisión y las cosas permanecen
inmutables, y el segundo anuncia que se toma una acción al mismo tiempo que se espera
a que se resuelva una situación externa. Esto se manifestó, como vimos, en las
resoluciones que tomaron los ayuntamientos de Cartago y San José ante Ja recepción de
las actas de Independencia. Los primeros anunciaron que no se haría novedad en la
configuración institucional de la provincia "ínter [ ... ] se nos remitan instrucciones que
sirvan de arcoíris de la paz en tan lúgubre situación" (emulando el enunciado original en
el Acta de León y acatando lo dispuesto en ésta). Los segundos pronuncian Ja misma
enunciación que aparecía en dicha Acta, pero instando a Ja configuración de una Junta
Gubernativa provisional, mientras se disipaban Ja incertidumbre respecto de lo que
haría la Corona, y al margen de Jos patentes conflictos entre Nicaragua y Guatemala.
Volveremos sobre este punto oportunamente; demos antes un vistazo a las
particularidades de ese conjunto de ideas que hemos llamado doxa nacional.
70
2. La doxa nacional
El proceso de conformación de los Estados modernos, un invento europeo del siglo XIX
que se fue replicando globalmente, requiere no solo de una determinada organización
institucional y administrativa del territorio sobre el que se tiene jurisdicción, sino
también del reconocimiento de parte de una sociedad que, teniendo un mínimo nivel de
cohesión, considera legítima la autoridad de ese aparato administrativo-burocrático. Se
ha afirmado (Acuña Ortega, s.f., p. 21) que en los países que hoy conforman América
Latina, a la construcción de Estados que llevaron a cabo las élites políticas herederas del
poder colonial siguió la otra empresa, igualmente importante, de la paulatina
implantación de una doxa según la cual los habitantes de cada territorio devenían
ciudadanos de una nación,26 es decir, de una comunidad de desconocidos que se
imaginan 'hermanos', y que suponen compartir una serie de características que los
hacen iguales entre ellos, y excepcionales en el mundo.
Se trata, de hecho, de la clásica estrategia de la formación de doxas nacionales que Ernst
Gellner, pionero en el estudio de las naciones y nacionalidades, explica en estas
palabras:
El estado (sic) probablemente necesita que su manada lleve un hierro cultural
homogéneo en una situación en la que no puede apoyarse en subgrupos
considerablemente desgastados, ni para controlar a sus ciudadanos ni para
26 El término 'nación' designa la comunidad de individuos que conforman un Estado. En Centroamérica,
luego del proyecto de forjar una sola República con las provincias del antiguo Reino de Guatemala, y de
que este proyecto fracasara rotundamente, cada una de estas provincias conformarían, en diferentes
momentos, Naciones. Costa Rica la primera. Véase Acuña Ortega, 1995, pp. 63 - 7 4.
71
inspirarles ese mínimo de inflamación moral e identificación social sin el cual
resulta difícil que se desarrolle la existencia de la sociedad. (Gellner, 1988, p.
178).
Pero, ¿cómo se consigue este ejercicio más o menos sutil de control, cómo se cohesiona
una sociedad, a través de qué estrategias y desde qué lugares?
2.1 Admisibilidad de la doxa nacional costarricense
Es claro que parte de las razones por las que funcionan estas estrategias tiene que ver
con lo que antes habíamos llamado capital simbólico. Gracias a éste, ciertos individuos o
grupos tienen la capacidad de regular las relaciones que tienen los sujetos sociales entre
ellos, así como con la autoridad, las instituciones administrativas, la ley, el mercado, etc.
En las provincias americanas, los grupos políticos beneficiarios de la autoridad colonial
son los portadores efectivos de este estatus:
El análisis de la génesis del Estado como la base de los principios de visión y
división que operan al interior de su extensión territorial nos permite
comprender, a la vez, el apego a la doxa del orden establecido por el Estado, y las
bases propiamente políticas de dicho apego, aparentemente natural. La doxa es
un punto de vista particular: el punto de vista del dominador, que se presenta y
se impone como un punto de vista universal. Es el punto de vista de aquellos que
dominan al dominar el Estado, y que han constituido su punto de vista como si
fuese universal al constituir dicho Estado. (Bourdieu, 1993, p. 16)
Pero queda aún por preguntarse sobre las posibilidades que tienen los individuos o
grupos sociales de rechazar o aceptar la incorporación de ciertos elementos dentro del
72
conglomerado de ideas que constituyen una doxa, y en particular, una doxa nacional.
Para Bourdieu,
todo el proceso de internalizar y legitimar el poder autoritario es en sí mismo un
asunto complejo, que requiere capacidad, inteligencia. ( ... ] Es una paradoja, según
creo, que la legitimación de un poder dominante no sea sólo una cuestión pasiva
de aceptación. (Bourdieu y Eagleton, 2004, p. 303)
En el Capítulo II habíamos hecho algunas precisiones sobre la ausencia, en la época de la
Independencia, de un espacio donde se pudiera dar con propiedad un debate público en
Costa Rica. Durante los años en que se intentó forjar el proyecto de una sola República
Federal, la integración de las poblaciones "debía realizarse en un territorio con grandes
espacios vacíos y, además, habitado por diversas etnias. Los cálculos, entonces, eran de
un millón y medio de habitantes situados en 250 000 leguas cuadradas." (Taracena
Arriola, 1995, p. 45)
Costa Rica, que se mantuvo al margen de las disputas que se daban entre las fuerzas
políticas de Guatemala y El Salvador, logró concentrarse desde esa época temprana
(1823 - 1840) en sus asuntos internos, pero también aquí se debieron enfrentar los
desafíos de una población que, lejos de hallarse cohesionada, "albergaba estructuras
económicas y sociales diferenciadas" (Molina Jiménez y Palmer, 2011, p. 46).27 Las
27 Además de esto, había importantes divisiones entre fuerzas políticas de las provincias de San José,
Cartago, Heredia y Alajuela, las cuales provocaron las dos guerras civiles que se vivieron durante el siglo
XIX. Después de finalizada la segunda de ellas, llamada Guerra de la Liga, Carrillo llama al retorno del
espíritu pacífico de los costarricenses: " ... Afortunadamente pasó la borrasca en que corristeis tan mortal
peligro; pero no estaréis libres si el espíritu de los localismos sigue dividiendo. Es preciso que a los ojos
del gobierno no hay diferencia de Pueblos, que todos forman una sola familia ligada estrechamente por la
73
grandes distancias que separaban las poblaciones, y las diversas dinámicas económicas
y sociales en cada una de ellas, repercutían en un acceso desigual a cualquier tipo de
enseñanza, y por lo tanto, en el escaso y también desigual nivel de alfabetización de
estas localidades. Hasta 1830 se establece la primera imprenta, y es solo a partir de
entonces que se comienza a forjar la comunicación social escrita en el país, y en ese
sentido, un espacio de discusión pública de ideas:
Este escenario es deudor en buena medida del aumento de la alfabetización en el
país. Ciertamente a partir de la segunda mitad del siglo XIX el avance de la
alfabetización es lento pero constante lo que colabora con el aumento de la
demanda de impresos, fenómeno que se concreta en el consumo cada vez más
copioso de libros, novelas, periódicos, publicaciones religiosas y obras de teatro.
Tras el viraje en la orientación del Estado y la participación del grupo del Olimpo
después de 1880, se implementa un proyecto de modernización que tiene, entre
otros objetivos, civilizar a los sectores populares y para ello se apoya en la
expansión del sistema educativo en el ámbito formal y en la promoción y
regulación de diversas prácticas culturales, en el ámbito informal. De esta
manera, la cultura impresa se amplía en mucho impulsada por la reforma
educativa luego de 1885, un proceso que permite desarrollar políticas tendientes
a la creación de una identidad nacional secular. (Vega Jiménez, 2005, p. 122)
El proceso de formación de instituciones modernas en lo económico y lo político muy
pronto se vio acompañado del necesario (y exitoso) proceso de creación de una
identidad relativa a lo nacional,28 que poco a poco fue abarcando la mayor parte del
sangre, las relaciones y la Ley." (Citado por Acuña Ortega, 2002, p. 205)
28 Incluso tan pronto como en la primera década del siglo XIX, una vez iniciados los procesos de Cádiz que
implicaron una apertura a un régimen político moderno, "la voluntad de autonomía frente a Nicaragua
74
territorio en torno a un número de ideas que ya han sido harto estudiadas en la
historiografía nacional de tendencia modernista:29
En la primera década de vida independiente, Costa Rica consolidó su imagen de
país de virtudes políticas: paz, orden, legalidad, armonía, prudencia y neutralidad
frente a los conflictos de sus vecinos y tierra de refugio para quienes huían de la
discordia que asolaba sus países. [ ... ] Tras la llegada de la primera imprenta en
1830 nacieron los primeros periódicos, y estos sirvieron de foro para las
discusiones políticas de las élites; además, en relación con ellos las Tertulias
Patrióticas florecieron [ ... como] instancias embrionarias de sociedad civil y
espacios de articulación de la opinión pública. (Acuña Ortega, 2002, p. 201)
La coincidencia del proyecto de conformación de un Estado liberal con el de
implantación de los elementos principales de la doxa nacional, resulta ser el terreno
perfecto para el éxito de la empresa. Además, no debe olvidarse que, efectivamente, el
devenir histórico de este Estado constituye un arraigo material necesario para la
propagación de estos discursos: "Ciertamente que tanto la conciencia regional como la
nacional tuvieron como fundamento intereses materiales muy concretos y sería
equivocado pensar que la realidad fue mera consecuencia de un imaginario" (Acuña
Ortega, 2002, p. 218)
Podemos afirmar que este contexto es el sustrato perfecto para que se implantara una
alimentó los esfuerzos de búsqueda de rasgos propios de la Provincia de Costa Rica. Así, [los]
comerciantes decían que la pequeña y miserable Costa Rica se había distinguido por ser 'muy fiel y muy
leal parte de la Monarquía'." (Acuña Ortega, 2002, p. 194).
29 El modernismo es una corriente historiográfica que pone énfasis en el carácter moderno de las Naqo!'..es; así como en "el poder y en la noción de ciudadanía como criterio determinante de definici~,ck-ias naciones modernas." (Acuña, s.f, p. 21 ).
. 75_
de las nociones más reiteradas en el proceso de propagación de la identidad nacional: la
paz como protagonista en la vida política de Costa Rica, incluso a pesar de unas cuantas
dictaduras, guerras civiles y discordias entre fuerzas políticas antagónicas. Con este
valor se relacionan otros que también aparecen en documentos históricos cuando se
trata de definir algunas características básicas de la vida social y política del país, como
lo son la moderación, la prudencia, la neutralidad, la democracia y la blancura.30
Este sustrato nos permite analizar la metáfora de los nublados del día desde el aspecto
de su difusión en el contexto de la Independencia y de la conformación del Estado
nacional costarricense. La enunciación de esta metáfora en el Acta de septiembre de
1821, su reproducción casi inmediata por parte de las autoridades de los cabildos de
Cartago y San José, y posteriormente por otros documentos de historia oficial, es
muestra de que ella cae, por así decirlo, en un terreno fértil que la admite, la hace
verosímil, y le permite crecer. El motivo de esto es que las imágenes de una Costa Rica
blanca, homogénea, armónica, pacífica, prudente y neutral, las cuales se han estado
30 A pesar de su extensión, no podemos dejar de citar un documento del Secretario General del Gobierno
de Costa Rica, Francisco María Oreamuno, dirigido al Congreso Federal en 1836, pues sintetiza todas las
características principales que se le atribuyen por entonces a los habitantes del país: "Costa Rica es el
Estado que ha marchado con más regularidad y donde la tea de la discordia ha producido menos
incendios; pero obsérvese que por su aislamiento de los demás Estados ha podido librarse del contagio de
las perniciosas influencias del desorden general y del maligno influjo de los perversos, conservando de
este modo la sencillez de sus costumbres: que por la homogeneidad de sus habitantes ha gozado de la paz
que da la armonía de hombres que viven bajo las mismas leyes: que en Costa Rica las clases más infelices
cuentan con una propiedad que los hace relativamente ricos sin ambicionar los bienes ajenos: que el amor
natural a la propiedad en sus habitantes los ha hecho industriosos y laboriosos, y, en fin, que sobre estas
felices condiciones no ha pesado sobre ellos una administración dispendiosa, sino que han sido antes bien
- :favo:¡;e_éidos por leyes sencillas que han consultado su estado actual de civilización y fortuna." (Citado en - . - :.- ,.,.
· Acuña-:B~ega, 2002, p. 206). Véase también el Capítulo III de El imposible país de los filósofos (Jiménez
~ Matariiia¿zoo2), donde se abordan con detenimiento las principales metáforas nacionales costarricenses.
-7_6-
formando desde antes de la Independencia y que están ya arraigadas poco después,
calzan a la perfección con la apelación a la espera 'hasta tanto que se aclaren los
nublados del día'. De esta forma, la metáfora pudo ser incorporada en la doxa nacional
no solo ya para referirse al contexto de la Independencia, sino a otras situaciones, como
veremos más adelante.
2.2 Los medios de la difusión
Una de las tácticas más importantes en los procesos de formación de las naciones es la
inclusión de un sistema educativo formal en los programas de los gobiernos:
[ ... ] Generalmente cada uno de estos estados (sic) preside, mantiene y se
identifica con un tipo de cultura, una forma de comunicación, que predomina
dentro de sus fronteras y depende para su perpetuación de un sistema educativo
centralizado, supervisado, y muchas veces dirigido, por el estado (sic) en
cuestión, que monopoliza la cultura legítima casi tanto como la violencia legítima,
si no más. (Gellner, 1988, p. 178).
Francia fue pionera en la estrategia de institucionalizar la educación con el fin de
homogeneizar aspectos morales y culturales en la sociedad, entre ellos, y con particular
importancia, el idioma: "El 'afrancesamiento' de las provincias[ ... ] tendría que esperar
cerca de cien años, hasta 1881-1884, cuando la educación primaria en el francés
estándar se volvió obligatoria." (De Landa, 2010, p. 171). Este formato se aplicó al pie de
la letra en Centroamérica, donde
se quiso hacer de la lengua castellana un elemento cohesionador y para ello, la
Asamblea Constituyente [de la República Federal] emitió un decreto por medio
77
del cual se pedía dedicar 'las medidas parecidas, prudentes y eficaces de extinguir
los idiomas de los pueblos indígenas'. (Taracena Arriola, 1995, p. 58).
Las élites políticas costarricenses también harían buen uso de estos dispositivos: se
crearían los símbolos patrios como la bandera y el escudo de armas, aparecería una
prensa con crecientes niveles de difusión, se instaurarían programas educativos en los
que se incluiría una historia oficial (de la que estaban excluidas las comunidades
indígenas, sus lenguajes y costumbres), y algunos rituales conmemorativos de los
eventos definitorios de la vida del país, se erigirían e inaugurarían monumentos,
edificios y calles, para incorporar nombres, imágenes y consignas, muchas de ellas
metafóricas, en la memoria colectiva que devenía ahora una 'memoria nacional'.
La cultura impresa que va creciendo desde el ingreso de la imprenta, así como la vía más
eficaz para su difusión desde edades tempranas (la escuela), fueron medios claves en el
proceso de implantación de una doxa nacional, y con ella, de la metáfora de los nublados
del día, que corresponde como anillo al dedo al conjunto de virtudes que las élites
políticas confieren a los costarricenses. Es por esto que consideramos crucial revisar los
manuales oficiales de historia que aparecen durante la conformación del Estado
costarricense, para encontrar el medio (tanto en el sentido de puente o bisagra, como en
el de substrato o soporte) que es escenario del despliegue de dicha metáfora al interior
de la doxa nacional.
78
3. Los nublados del día en las Historias de Costa Rica
3.1 La época liberal
La más importante época en la empresa de socialización de lo nacional a través de un
sistema educativo es la llamada época liberal que comienza en la década de 1870, como
mencionamos en la Introducción de este trabajo. Durante estos años, en que se da una
importante reestructuración general de las instituciones estatales, ocurre también, y
como parte del mismo proceso, una considerable expansión educativa. Así lo afirman
historiadores como Iván Molina, quien señala que,
"durante el decenio de 1870, el Estado había empezado a incrementar el gasto
escolar y, con el decreto de agosto de 1881, había puesto la base para asumir el
control directo del sistema educativo. A esto se debe añadir que, a partir de la
década de 1880, Costa Rica empezó a experimentar una coyuntura nacionalista,
manifiesta en la creación de instituciones nacionales (el Archivo, el Museo, la
Biblioteca, entre otros), que culminó con la recuperación de la Campaña Nacional
y la conversión de Juan Santamaría en héroe nacional luego de 1885." (Molina
Jiménez, 2007- 2008, p. 56)
Es en este contexto que se empieza a dar una mayor importancia a la historia de Costa
Rica como materia básica en los programas escolares, y dentro de ésta, procesos como la
Independencia y la Campaña Nacional fueron esenciales para apelar a la emotividad
relativa a lo específicamente 'costarricense'.31 Así pues, los textos que se utilizaron con
31 De hecho, la célebre reforma educativa de 1886 tenía como objetivo la unificación de los programas y
contenidos educativos por todo lo largo del país, en un movimiento que a la vez, remplazaba una cierta
79
fines educativos durante el último cuarto del siglo XIX, serán importantes
contribuyentes en la conformación de la doxa nacional dentro de la cual se inscribe la
metáfora de nuestro interés. De hecho, como veremos, todos los libros de texto de este
tiempo, en los que se estudia el despuntar de la vida independiente, incluyen una
mención al Acta de León, a la que pronto se llamó Acta de los Nublados, y uno de ellos
utiliza ya la expresión para referirse a otras situaciones que no son la Independencia
declarada por la Diputación Provincial de Nicaragua y Costa Rica.
El primer libro con carácter histórico sobre Costa Rica es del guatemalteco Felipe Molina
Bedoya, y aparece en 1849 en versión inglesa. En español se llamó Bosquejo de la
República de Costa Rica,32 y funcionó como el primer libro de texto "oficial para la
enseñanza de la historia en Costa Rica entre 1862 y 1886, lo que se explica por la
carencia de verdaderos estudios universitarios" (Quesada Camacho, 1987, p. 88).
En este estudio, Molina Bedoya relata los que considera acontecimientos principales de
la historia de Costa Rica de manera sucinta y esquemática, con un encabezado que
denota la fecha en que cada suceso ocurrió. En el capítulo 'Desde la Independencia hasta
el presente día', el autor cita directamente la expresión que nos atañe, mencionando que
tendencia a la lealtad religiosa-católica, por una nacionalista-liberal. Molina afirma que se dio "una
secularización decisiva de los contenidos de la primaria, ya que la religión y la historia sagrada fueron
eliminadas del plan de estudios, al tiempo que se introducían materias como educación cívica, ejercicios
militares, nociones de agricultura y de economía doméstica (esta última para las niñas), y se hacía efectiva
la enseñanza de materias aprobadas en 1869, como geografía e historia de Costa Rica." (Molina Jiménez,
2007-2008, p. 204)
32 Dicho autor escribió el Bosquejo cuando comprobó, en un viaje diplomático a Estados Unidos (en el que
buscaba apoyo ante los problemas territoriales con la vecina Nicaragua), que Costa Rica era un país
francamente desconocido a nivel internacional. (Quesada Camacho, 1987, p. 87)
80
el intendente y el obispo de la Diputación "declaran separada aquella provincia
[Nicaragua] de la capital del reino, y acuerdan suspender la proclamación de la
Independencia de España 'hasta que se aclaren los nublados del día'." (Molina Bedoya,
2007, p. 111).
Llama la atención que en este capítulo, Molina Bedoya cita con comillas el Acta de los
Nublados, pero no la declaración de Independencia hecha en Guatemala el 15 de
setiembre, ni ninguna otra de las declaraciones que le siguieron tanto en Nicaragua
como en Costa Rica. En tres otras ocasiones, en el mismo capítulo, se hace referencia al
hecho de que las autoridades de la provincia de Costa Rica tomaban decisiones
provisionales 'hasta tanto' se resolvieran otros asuntos en el exterior (Molina Bedoya,
2007, pp. 112, 113 y 116).
Durante la época dorada del liberalismo costarricense, la educación primaria recibe
especial atención, y la secundaria comienza poco a poco a ganar terreno. Los mismos
políticos liberales hacen de historiadores, como es el caso de Joaquín Bernardo Calvo
Rosales, cuyos Apuntamientos geográficos, estadísticos e históricos se publican en 1886,
durante la administración de Bernardo Soto. Este texto estaba dirigido tanto a las
escuelas primarias como a algunos "círculos mercantiles a los cuales era necesario
transmitir, incompleta y brevísimamente, las nociones más indispensables sobre
nuestro poco conocido país;" además, se considera esta publicación "de interés nacional"
(Calvo Rosales, 1887, pp. 3-5). Después de transcribir en su totalidad el Acta de los
Nublados, Calvo Rosales confirma, con un verbo casi poético, el discurso de la naturaleza
excepcionalmente pacífica del país:
Después de la Independencia y á la sombra de una paz casi no interrumpida,
81
Costa Rica se constituyó y seguía tranquilamente su marcha de progreso,
mientras que en Nicaragua se agitaba la discordia y se encendía la guerra civil.
Los habitantes de Guanacaste presenciaban y comparaban el estado de ambos
países, y por un movimiento espontáneo y unánime, pidieron en 1824 su
incorporación definitiva á Costa Rica. (Calvo Rosales, 1887, p. 14)33
Es claro que, en esta época ya harto conocida como paradigma de la promoción oficial de
la nacionalidad costarricense, el discurso de la paz, la moderación y la neutralidad
políticas se relacionaran con el comportamiento de las autoridades de los
ayuntamientos más importantes de la entonces provincia, al conocer el cambio en la
coyuntura política que implicaba la independencia de Guatemala y también la de España.
En consecuencia, también fue usual la relación de este comportamiento con la apelación
a esperar (o a actuar, según la lectura) mientras se aclaran los nublados.
En 1892 aparece el clásico Elementos de Historia de Costa Rica, de Francisco Montero
Barrantes. Este texto también fue adoptado por la Secretaría de Instrucción Pública
"como texto para los colegios y escuelas nacionales" (Montero Barrantes, 2006, XIII).
Además de citar el Acta de los Nublados, Montero transcribe una cita considerablemente
larga que resume los acontecimientos posteriores a la recepción de dicha Acta en Costa
Rica, si bien no especifica su fuente. Las autoridades de Cartago:
33 Es importante mencionar que la imagen de la Costa Rica excepcionalmente pacífica tuvo como correlato
la 'discordia' que imperaba en el resto de la región, sobre todo a partir de los enfrentamientos armados
que se dieron en el seno de la República Federal de Centroamérica (cuando se intentaba,
infructuosamente, establecer una identidad de nación para el conjunto de los Estados de la Federación). El
hecho de que Costa Rica permaneciera al margen de estos y otros conflictos permitió elaborar la idea de
un Estado, primero, y de una República, después de 1848, ejemplar en cuanto a su 'esencia' armoniosa y
prudente (Acuña Ortega, 2002, p. 201 y ss.).
82
fueron de unánime consentimiento adherirse al imperio mexicano por concebir
ser el más benéfico y de conveniencia que se puede presentar a la Provincia, [ ... ]y
que es el supuesto bajo el que juró esta ciudad la independencia del Gobierno
Español, aguardando únicamente la disipación de nublados que hasta aquí se
habían presentado respecto al sistema adoptado por la capital de Guatemala y
algunas poblaciones del Reino. (Montero Barrantes, 2006, p. 169)
En relación con esto, el autor hace reiteradas referencias a una característica que
atribuye a la totalidad del Reino de Guatemala, y en particular al pueblo de Costa Rica: la
tranquilidad y el pacifismo que les hacía esperar vigilantemente.34
A inicios del siglo XX aparece publicada la célebre Cartilla Histórica de Costa Rica (1909),
uno de los manuales escolares de Historia de Costa Rica más leídos por generaciones,
pues fue utilizado en los programas educativos hasta 1960 (Palmer, 1995, p. 79). En esta
obra se menciona el Acta de los Nublados en relación con la decisión que adoptó León,
en primera instancia, de "mantenerse fiel a la monarquía" (Fernández Guardia, 1894, p.
77).
Este mismo autor, en el texto llamado La Independencia, por primera vez entre las obras
que constituyen nuestro corpus menciona la metáfora de los nublados para referirse a
34 "Contra lo sucedido en el resto de América, las cinco naciones del istmo obtuvieron su independencia sin
trastornos profundos, ni guerra sangrienta, ni desgracias de ninguna especie." Una vez que se supo sobre
el movimiento político en México, "se encendió el deseo [de independencia] que jamás se había apagado;
pero los guatemaltecos, pacíficos siempre y tranquilos, esperaban que los de México llegasen a su último
término. Duró meses esta expectativa". (Montero Barrantes, 2006, p. 160). Y sobre Costa Rica, por razón
de su aislamiento, "por su reducida población, sumida en la más completa ignorancia, y por la gala que
hacía de su fidelidad al rey, tales sucesos no despertaron en ella el sentimiento público" (Montero
Barrantes, 2006, p. 152).
83
situaciones que no son ya la llegada de la noticia de independencia a Costa Rica. De
hecho, dedica un capítulo entero al año en que las fuerzas políticas en la provincia
mantuvieron relaciones tensas (a las que llama precisamente 'los nublados'), que
desembocaron en la primera guerra civil en el territorio, la llamada Batalla de
Ochomogo. Dicho capítulo lleva por nombre 'Los nublados de 1822' (Fernández Guardia,
2007, p. 29), y en él, el término 'los nublados' refiere precisamente a eventos percibidos
como de gran tensión, caos y amenaza.35
En fin, podemos concluir la etapa liberal de la producción historiográfica en relación con
la metáfora de los nublados, citando esta afirmación de lván Malina:
Constituida por estudiosos del pasado por vocación-el más célebre fue Ricardo
Fernández Guardia-, la historiografía del período 1880-1930 se caracterizó por
centrarse en temas de índole político, militar y diplomático; por una narrativa
descriptiva más que analítica y, en lo esencial, legitimadora del orden social
prevaleciente; y por un énfasis en los considerados "grandes hombres", en
particular los gobernantes. Los principales aportes de las investigaciones
realizadas fueron elaborar una cronología básica de la historia costarricense,
catalogar fuentes (especialmente de carácter notarial) y publicar numerosos
documentos" (Malina Jiménez, 2008, p. 221).
En cuanto a los valores que se asocian a la metáfora de los nublados, podemos concluir
35 Otras enunciaciones de Fernández Guardia, que guardan una clara relación con nuestra metáfora, son:
"Solo Costa Rica se mantuvo inalterablemente fiel a España en aquella época borrascosa [enero 1812]".
(Fernández Guardia, 2007, p. 3) Y. en referencia a la decisión de Cartago de retractarse por lo acordado
una vez que se acogió el Acta de León, Fernández Guardia afirma que las autoridades de dicho
ayuntamiento consideraron más pertinente aguardar "a que se disolviesen y aclarasen los disentimientos
de las provincias del continente, para agregarse y donarse graciosamente a uno de los gobiernos
superiores en la América del Norte o la del Sur" (Fernández Guardia, 2007, p. 25) (énfasis nuestro).
84
que los tres autores liberales analizados la asocian con virtudes políticas tales como la
prudencia, la moderación y la neutralidad ante situaciones que generan incertidumbre o
temor.
Es importante señalar que este período fue fundamental para elaboraciones posteriores
del proceso de Independencia y de la formación del Estado en Costa Rica, pues el corpus
documental utilizado por esos primeros autores siguió siendo el mismo para los
historiadores profesionales del siglo XX; lo que cambió ya a partir de la década de 1980
fue la interpretación de dichas fuentes (Malina Jiménez, 2008, p. 222).
Pero antes de pasar a ese punto de giro en la historiografía costarricense, debemos
mencionar un período en el que la configuración de fuerzas en el juego político también
tuvo un efecto sobre los discursos de los historiadores, ahora llamados profesionales.
3.2 Renovación historiográfica a partir de 1930
En el ocaso de la hegemonía liberal, la historiografía sobre Costa Rica se profesionaliza, y
da un giro hacia tendencias más informadas sobre nuevas maneras de leer el pasado.
Los autores más difundidos de esta nueva ola fueron los miembros del Centro de
Estudios para la Realidad Nacional (y más tarde del Partido Liberación Nacional), Carlos
Monge Alfara y Rodrigo Facio Brenes. Su importancia radica en que fueron "iniciadores
de la historiografía socialdemócrata, ... [así como] los primeros en producir una
interpretación sobre las especificidades del capitalismo costarricense, la cual ha sido
más matizada que corregida completamente por las investigaciones posteriores"
(Malina Jiménez, 2008, p. 222).
En la Historia de Costa Rica de Monge Alfara, publicada en 1939, se sigue mencionando
85
la metáfora de los nublados con un tono apologista: a los miembros del ayuntamiento de
Cartago "no les convenía desatar las iras de Guatemala ni tampoco las de León:
decidieron por lo tanto, tomar una posición neutral, 'quedarse al margen de los
acontecimientos y esperar a que se aclarasen los nublados del día'." (Monge Alfaro,
1980, p. 180) Confirmamos este tono en el ensayo de Monge Alfaro 'Conceptos sobre la
evolución de Costa Rica en el siglo XVIII', en el que se exalta la labor de los políticos
josefinos, "la fuerza impulsadora del ideal democrático" (Monge Alfaro, 2007, p. 63),
ideal que se expresa con mayor vehemencia durante la Campaña Nacional de 1856-
1857, "el primer brote de nacionalismo salido desde las entrañas de la colectividad
costarricense". (Monge Alfaro, 2007, p. 64) La noticia de la Independencia fue, para
Monge, el despertar de la vida democrática del país. En referencia al proceso de
independencia, el ensayo culmina de esta forma: "En Sud América (sic) se batió una clase
por sus intereses y por un ideal: en Costa Rica no lográbamos comprender qué era lo
que nos había llovido del cielo." (Monge Alfaro, 2007, p. 65)
La diferencia entre los textos liberales ya analizados, y esta versión del pasado
costarricense, radica en que Monge no se concentra ya en el tema étnico para
determinar la excepcionalidad nacional, sino en los factores económicos y sociales,
especialmente en el proceso de colonización de la agricultura campesina y en el papel
que le imprimió esta clase popular al juego político de los dos siglos anteriores al XX. Sin
embargo, el uso que se le da a la metáfora de los nublados sigue siendo básicamente el
mismo que le dieron los autores de la época liberal.
Por su parte, Rodrigo Facio Brenes, discípulo de Monge, elabora una interpretación que
ahonda aún más en las complejidades de la época de la Independencia, y en la realidad
86
económico-social del país en ese momento. Facio Brenes busca explicar los motivos por
los que la provincia de Costa Rica asumió una actitud "sumamente especial", pues
mientras en el resto de la región el escenario era ciertamente convulso, "Costa Rica se
mantenía en extraña tranquilidad". (Facio Brenes, 2006, p. 167) Facio se remite a las
explicaciones dadas en primer lugar por don Ricardo Fernández Guardia, quien decía
entre otras cosas que dicha tranquilidad se debía en parte a "la índole pacífica y
ordenada del pueblo costarricense" (citado por Fado Brenes, 2006, p. 168) En segundo
lugar admite también la explicación de su profesor Carlos Monge, para quien la ausencia
de una burguesía agraria había evitado que se produjeran revueltas en esta provincia
durante aquella convulsa época. Sin embargo, para Fado Brenes esas explicaciones son
insuficientes "para aclarar en forma total la calma actitud nuestra de la independencia"
(Fado Brenes, 2006, p. 171).
Es la primera vez que observamos una crítica a la lógica política de la espera que
mostraron las autoridades en Costa Rica (sobre todo las de Cartago) al inicio de su vida
independiente, y que se condensa en la enunciación de la metáfora de los nublados del
día. Según Fado, los integrantes del ayuntamiento de Cartago escasamente podían
considerarse una agrupación política unificada. Adolecían de gran ambigüedad,
inconsecuencia y torpeza en la toma de decisiones políticas. El 'pueblo' de la ciudad no
era tal, "la sociedad cartaginesa no tenía personalidad ella misma y[ ... ] dejaba hacer a
sus minorías, aún en contra de sus propias necesidades conscientes, debiendo juzgarse
todas sus manifestaciones como artificialmente provocadas, mas nunca henchidas de
espontaneidad colectiva." (Fado Brenes, 2006, p. 189) Si bien en San José existía, según
este autor, una dinámica de mayor cohesión, la "falta de personalidad colectiva, en
87
comparación con los otros lugares de América Central" (Facio Brenes, 2006, p. 184) era
un rasgo que aplicaba para toda la provincia.
En otros lugares Facio caracteriza a la sociedad de entonces como "una serie de
individuos desligados sociológicamente", con "insensibilidad colectiva", "desgano", y sin
"fuertes sentimientos sociales" (Facio Brenes, 2006, pp. 182, 195). Esto explica el hecho
de que, a pesar de que entonces existía efectivamente "propaganda en pro y en contra de
la independencia", ésta se hacía con un mismo discurso religioso: por una parte, los
sacerdotes denunciaban los peligros atroces de un cambio en la organización política
que deseaba eliminar la religión católica; por otra parte los "los liberales proclamaban
que el sistema democrático era el que más se avenía con los principios" de dicha
religión. "Tal vez al ser usado por ambas partes el mismo instrumento de propaganda
social -el único medianamente eficaz en Costa Rica- se neutralizaron los efectos, pues lo
cierto es que la sociedad permaneció quieta". (Facio Brenes, 2006, p. 180). Estas razones
permitieron que las élites criollas actuaran (o postergaran acciones) a su antojo. Los
constantes cambios de opinión que están registrados en las actas de Cartago y San José
son muestra de esto.
A pesar de esto, Facio admite que las decisiones tomadas en aquellos tiempos inciertos
fueron acertadas:
88
"En resumen, que la actitud poco agitada de Costa Rica durante la Época (sic) de
la Independencia obedeció, en gran parte, a que el pueblo -o sus sectores- no
actuaba como tal, positivamente, unitariamente, sino que se concretaba a seguir,
y con desgano, la última dirección señalada por su minoría selectiva. Sólo así es
posible explicarse el tino y la suerte con que se resolvió cuestión tan escabrosa."
(Facio Brenes, 2006, p. 195)
Otra fuerza que puso en jaque la hegemonía de las prácticas políticas liberales, en las
primeras dos décadas del siglo XX, fue la ola crítica proveniente de la izquierda, y que
tuvo su expresión partidaria en el Partido Comunista (fundado en 1931). Personas más
o menos cercanas a este Partido irrumpieron en la vida política del país (tanto desde la
esfera institucional como desde sectores populares)36 con fuertes denuncias al orden
sostenido por las élites adeptas al capitalismo liberal, en momentos en que imperaba la
"explotación de los trabajadores por sus patronos, el descontento popular y la
penetración del capital extranjero (muy visible por la presencia que tenía la United Fruit
Company en el Caribe costarricense)" (Molina Jiménez, 2008, p. 221). En este período,
sin embargo, la influencia que tuvieron los círculos intelectuales de izquierda en la
historiografía nacional fue limitada.37
De esta ola proviene una variación en la lectura que se le de dio a la lógica que encarna la
expresión de los nublados del día, y de ella quisiéramos hacer mención aunque no
provenga de una persona dedicada al oficio de la historia. Se trata de un ensayo llamado
36 Véase Acuña Ortega y Molina Jiménez, 1991.
37 "Si bien desde finales del siglo XIX en Costa Rica se conocían textos de índole anarquista, socialista y
marxista (el tres veces presidente de Costa Rica, Ricardo Jiménez, fue lector de El Capital), la discusión de
tales documentos se limitó a algunos círculos de intelectuales-principalmente educadores-y obreros
urbanos. La fundación del Partido Comunista tuvo precisamente por base una organización en la que
confluían algunos estudiantes de Derecho y líderes de los trabajadores. En tales circunstancias, un
conocimiento básico del marxismo estuvo al servicio de la práctica política en el presente, pero fue
insuficiente para superar la forma predominante-descriptiva y episódica-de conceptuar el pasado."
(Molina Jiménez, 2010, p. 16) Las razones por las cuales fueron los socialdemócratas, y no los comunistas,
los encargados de renovar la historiografía costarricense durante el ocaso de la época liberal se exponen
en Molina Jiménez, 2008, p. 222 y ss.
89
'Don Gregorio José Ramírez, joven capitán que sacó a Costa Rica de una tempestad', y su
autora es María Isabel Carvajal, mejor conocida como Carmen Lyra. En este ensayo,
publicado seguramente en la década de 1940, 38 la escritora traslada la expresión a la
guerra civil de Ochomogo: "En marzo de 1823, los 'nublados del día' con que el obispo
cazurro de León de Nicaragua trató de oscurecernos la noticia de independencia, se
habían hecho muy espesos." (Lyra, 1972, p. 111) El objetivo del ensayo es sacar del
olvido la figura de Ramírez, comandante ad hoc de los Republicanos durante la batalla
de Ochomogo, como un luchador revolucionario, de espíritu libertador y progresista, y
precursor, junto con el Bachiller Osejo, de "las izquierdas de esa época" (Lyra, 1977, p.
164). En este ensayo, Lyra da razón a Carlos Monge cuando afirma que la Independencia
de Costa Rica fue un proceso que comienza con la llegada de las noticias desde
Guatemala y León, pero reivindica a Ramírez como una de las figuras que con más valor
afianzaron la vida republicana del país, un joven navegante a quien el resto de
republicanos buscaban por ser "el hombre que podía poner orden en aquel revuelto
mar" (Lyra, 1977, p. 161).
En suma, podemos afirmar que durante la década de 1930 se pronunciaron por primera
vez, entre los documentos de historiografía nacional, autores(as) que se alejan de una
manera tradicional de mirar la actitud política que caracterizó el período pre-
republicano en Costa Rica, y la observan con suspicacia y en un afán mucho más
38 No fue posible hallar la fecha en que este texto fue publicado por primera vez, sin embargo, sabemos
que fue posterior al ensayo 'Conceptos sobre la Evolución de Costa Rica en el siglo XVIII' de Carlos Monge
Alfaro (publicado en la Revista del Colegio Superior de Señoritas en 1937), pues la autora menciona los
contenidos de dicho documento. Véase la introducción de lván Molina Jiménez en Monge Alfaro, 2007.
90
analítico que descriptivo.39
3.3 Estudios historiográficos marxistas y modernistas
Durante la década de 1970 se configura, y a partir de 1980 se fortalece, una generación
de historiadores que basan sus análisis en criterios marxistas. Ciro Cardoso y Héctor
Pérez Brignoli encabezaron esta renovación, y les siguieron Víctor Hugo Acuña, Mario
Samper, Rodrigo Quesada y José Daniel Gil (Molina Jiménez, 2008, p. 229 y ss.). Hemos
mencionado a lo largo de nuestro trabajo las perspectivas de Acuña Ortega (sobre todo
las posteriores a 1990, cuando buena parte de sus intereses investigativos giran en
torno a la conformación de las identidades nacionales en Centroamérica), así como de
varios historiadores que continúan o complementan sus aportes, como Steven Palmer,
Iván Molina o David Díaz. También, por ser un caso raro en la filosofía costarricense, hay
que mencionar la obra de Alexander Jiménez, que ha sido clave para la comprensión del
papel que jugaron los filósofos costarricenses en la reproducción de la doxa nacional,
incluidas sus metáforas. Estos autores han posibilitado en gran medida el análisis de la
metáfora de los nublados del día que hemos acometido en este trabajo, y por lo tanto
sobraría extenderse sobre sus investigaciones.
39 En esta tendencia, y con una visión mucho más radicalizada por la influencia de vertientes marxistas, se
encuentran también Rodolfo Cerdas Cruz con su tesis Formación del Estado Costarricense (1821-1838),
publicada en 1964, y José Luis Vega Carballo, con dos estudios sobre la vida colonial en Costa Rica
publicados entre 1970 y 1972. Véase Cerdas Cruz, 1985; Vega Carballo, 1970; y Vega Carballo, 1972.
91
4. Los nublados en la doxa nacional: prensa y arte
contemporáneo
Podemos en este momento referirnos a otro ámbito de la vida cultural en el que se
reproduce o se cuestiona la doxa nacional, con todas sus metáforas y lugares comunes:
es el que corresponde a ciudadanos(as) no profesionales en la disciplina histórica, y que
expresan sus opiniones en breves artículos publicados en prensa. En estos discursos,
que revelan la prevalencia la metáfora de los nublados del día como lugar común,
haremos una lectura de los sentidos en que se utiliza dicha metáfora, así como de las
posturas que manifiesta o impugna tal uso. Presentaremos, finalmente, tres obras
plásticas contemporáneas que ilustran la prevalencia de la expresión en los discursos
identitarios, así como de las críticas que han hecho sus autores de la actitud política
encarnada por ella.
4.1 Artículos y ensayos de opinión
Elegimos cinco artículos de opinión. Los dos primeros se pronuncian en relación con la
Proclama de Neutralidad Perpetua, Activa y No Armada, declarada por el entonces
presidente de la República, Luis J\lberto Monge. Ambos artículos mencionan la metáfora
de los nublados del día, pero la utilizan de formas antagónicas.
El primero de los autores, Jorge Corrales Quesada, se refiere a la decisión de declarar la
neutralidad como algo que él no logra comprender, y que es necesario aclarar. Los
'nublados' son, en su texto, confusiones o preguntas que deben ser respondidas, tales
como: "¿qué previsiones, bajo el alero de la declaratoria de neutralidad objeto de estos
92
comentarios, ha tomado nuestro gobierno si, 'por si acaso o por lo que sea', Nicaragua
invade a Costa Rica?" (Corrales Quesada, 1983) Corrales cuestiona, además, la Proclama
de Neutralidad como potencial violadora del Tratado Interamericano de Asistencia
Recíproca, y solicita que se le de fin a sus nublados, pues "el silencio, ese ominoso
silencio tan frecuente en Costa Rica, no sirve como respuesta" (Corrales Quesada, 1983).
Por su parte, Alfio Piva, actual Vicepresidente de la República, hace referencia a la
metáfora de los nublados al celebrarse el vigésimo octavo aniversario de la Proclama de
neutralidad. Para encomiar esta decisión política, hace una analogía con aquella que se
tomó en tiempos de independencia:
"Todos hemos aprendido, desde nuestros años de escolares, la famosa frase de la
época de la independencia, 'hasta tanto que se aclaren los nublados del día', frase
que [ ... ] nos cayó en gracia como fórmula utilísima para expresar el deseo de los
costarricenses de no verse envueltos gratuitamente en las querellas que ya se
vislumbraban entre las autoridades de otros lugares de Centroamérica." (Piva,
2011).
Es claro el tono apologista con que se expresa Piva, para quien la Proclama fue un
registro oficial de una actitud "que los costarricenses de diversas generaciones hemos
llevado en el corazón: creemos que las discrepancias entre los países, como entre las
personas, pueden resolverse mediante el diálogo y la negociación, mediante los
mecanismos del Derecho y de la razón" (Piva, 2011). La neutralidad expresada en la
metáfora de los nublados está aquí relacionada, a diferencia al primer artículo, con los
valores de la democracia, la libertad y la paz.
Los dos siguiente artículos se refieren al proceso mediante el cual se llevó a Referendum
93
la aprobación del Tratado de Libre Comercio, en el año 2007. El primero de ellos,
titulado Los nublados del día y el TLC, considera la declaración de esperar a que se
aclaren los nublados como una actitud seria y prudente, e identifica esta actitud como
parte de una tradición histórica, una "cultura de paz", de "diálogo fraterno," que otros
han calificado erradamente como "falta de decisión" (Rojas Benavides, 2007). Como
partícipes de una sociedad con esos atributos, el autor insta a que se haga también en
este contexto una pausa reflexiva para pensar en la decisión más sabia para el país, que
sin importar cuál sea el resultado del Referendum, "seguirá siendo la misma Costa Rica"
(Rojas Benavides, 2007).
En el siguiente artículo, titulado Los Nublados del día y escrito por Bryan González
Hernández, se refiere de forma muy distinta a esa misma tradición que menciona el
anterior. Llama a Ja sociedad costarricense "retrógrada e hipócrita", pues "nunca [dejó]
de ser colonia[ ... ], una colonia fiel y obediente" que tiene nublada su vista y su mente en
una perpetua sumisión a las instituciones del gran capital mundial (González menciona
asuntos que van desde el Tratado de Libre Comercio hasta las políticas gubernamentales
respecto del narcotráfico, pasando por las decisiones de las Universidades públicas de
recibir préstamos del Banco Mundial). En suma, la expresión de los nublados tiene el
sentido, para este autor, de un disfraz ideológico que, tras la máscara de unos
pretendidos valores inscritos en la doxa nacional, oculta una lógica política que beneficia
a unos pocos y erosiona la vida social como un todo.
Finalmente mencionaremos un artículo de Yalena de la Cruz publicado en la sección de
Opinión del diario la Nación, en julio de 2012. La autora hace un recuento de fechas en
que, desde 1995, se publicaron en medios informativos casos de violación a niñas de 13
94
años o menos que resultaron embarazadas en Costa Rica, y de la desidia estatal que esto
representa, ya que instituciones como el Ministerio de Educación, el Patronato Nacional
de la Infancia o el Instituto Nacional de las Mujeres evidencian un reiterado
"incumplimiento de obligaciones esenciales como la denuncia penal de los casos de
violación" (De la Cruz, 2012). Nuestro lugar común, en este texto, se vincula con la
actitud negligente de estas instituciones en el caso de una niña de 9 años, violada y
embarazada. A esta niña:
"La mamá y su padrastro la llevaron hacia Nicaragua, donde se le practicó un
aborto, mientras en Costa Rica se seguían discutiendo mil argumentos sobre el
aborto terapéutico o el parto ... Para variar, ¡los nublados internos no se aclararon,
y el caso se resolvió en el norte! (De la Cruz, 2012)
Podemos concluir que en los artículos analizados, la metáfora de los nublados del día es
vista bajo dos perspectivas contrarias: la primera como expresión de una lógica política
neutral, prudente, seria, pausada y reflexiva, relacionada con los valores de la paz y la
democracia que pretendidamente caracterizan a los(as) costarricenses. La segunda es la
perspectiva que la juzga la metáfora como muestra de una sistemática indecisión, una
neutralidad falsa y una postergación indefinida que deviene irresponsable.
4.2 Tres obras plásticas contemporáneas
En el arte contemporáneo costarricense, el lugar común que nos concierne aparece,
hasta donde tenemos conocimiento, en tres obras distintas, posteriores a la década de
1980. La primera de ellas es una serie de collages elaborada cerca de 1987, de nombre
Un día nublado, y su autor es Joaquín Rodríguez del Paso. De ella se conservan un par de
95
fotografías (Véanse los Anexos, Imágenes 1 y 2). En el año 2011 Rodríguez decidió
reelaborarla, y de esto resultó una serie de pinturas Jlamada Variaciones de un tema
circa 1987. 4º (Anexos, Imagen 3)
Sobre la obra original, la artista, curadora e historiadora del arte Virginia Pérez-Ratton
había dicho:
Eran muy interesantes porque Luis Alberto [Monge, entonces presidente de la
República] había salido en una silla plegable en la portada de La Nación, con
aqueJla timba gigantesca, con aqueJla cara de borracho, con una pantaloneta y
chancletas. Es decir, una cosa que uno dice, indigna de un presidente, y sentado
con un trago en Ja mano, con una sombrilla de playa en Puntarenas [ ... ], ¡y lo
habían sacado en primera plana! [ ... ]Con esa obra, ahí empezó a haber como un
resquebrajamiento de Ja estética en el arte aquí, porque eran unos dibujos que
eran como voluntariamente sucios y feos, porque lo que transmitían era una
realidad sucia y fea, entonces había un conecte entre Ja parte conceptual y la
parte de factura, la parte de oficio.41
El mismo autor de la obra nos dijo que Ja elaboración original de Ja serie tenía que ver
con que en esa época (1984 - 1985) "se vivieron de muchas maneras días nublados en la
democracia costarricense, cuando se prestó el territorio nacional para que se hicieran
campamentos de las 'contras' (financiados por el gobierno de Ronald Reagan)".
(Rodríguez del Paso, 2014)
40 Esta información fue provista amablemente por Joaquín Rodríguez del Paso en comunicación escrita
privada en febrero de 2014.
41 Las declaraciones de Pérez-Ratton también fueron suministradas por Joaquín Rodríguez del Paso en
comunicación escrita privada en febrero de 2014. Provienen de una conversación sostenida en 2001 entre
ella, Edgar León y José Pablo Solís, y cuya grabación conservó y transcribió León.
96
La segunda obra data de 1998, lleva por nombre Los Nublados del día (Imagen 4), y su
autora es Emilia Villegas González. En este óleo aparece la imagen de un Juan
Santamaría obeso y en camiseta, que ha bajado de su pedestal para sentarse con el fusil
al hombro a observar el resto de la escena, en la que unas siluetas juegan al futbol,
orinan y disparan al aire alrededor de la estatua del expresidente de la República, Daniel
Oduber Quirós. Todo esto ocurre sobre las llamas de un asador en brasas. El nombre de
la obra apela tanto a la clase política como a los(as) ciudadanos, que observan
pasivamente el transcurrir de la decadencia de su propia sociedad en espera de alguna
salvación externa.
Sobre esta pieza, Villegas dice:
Esta obra surgió de mi interés por el 'no-lugar' que ocupan en el imaginario
colectivo los monumentos y la memoria que supuestamente encarnan. De ahí que
la obra muestra a un Juan Santamaría al mismo tiempo como personaje principal
y sin embargo, venido a menos. Es decir, convertido en 'wachimán descamisado',
sentado en la base de su propio pedestal de otrora 'héroe nacional' dizque
vigilando la gran parrilla-caldero ardiente sobre la que el país se cuece en los
últimos 35 años ... Próceres, gobernantes, iluminados por la luz blanca superior
del mito, mientras que por debajo hay una luz cálida de las brasas que ya se
sienten. Y mientras tanto, el anonimato del ciudadano concreto, la desidia y el
olvido, el futbol cómo único activador del espacio público, y en general, el 'porta
mí' ... Mientras que a nadie le importa que está sobre un caldero, sobre una
parrilla donde se va calentando la cosa lentamente. Y de ahí el nombre de la
pieza: esa actitud de esperar nadie sabe qué, mientras las cosas se dejan pasar.42
(Villegas González, 2014)
42 Declaraciones de Emilia Villegas en conversación escrita privada en enero de 2014.
97
Finalmente, la obra de Javier Calvo Sandí, también titulada Los Nublados del Día (2013),
es una serie de acuarelas de pequeño formato en las que se degrada paulatinamente la
imagen del monumento nacional (Anexos, Imágenes 5-7). Los cuadros fueron parte de
una exposición titulada Construcciones/Invenciones: de la Suiza centroamericana al país
más feliz del mundo (2013) en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, en San José.43
En ella se examinaron los discursos visuales de artistas costarricenses a lo largo del siglo
XX, desde las visiones bucólicas de la casa de adobe hasta comentarios sociales como el
de Villegas o el de Calvo. Este último artista inscribe su obra Los Nublados ... al lado de un
conjunto de instalaciones, videos y fotografías que llevan al absurdo los lugares
comunes de la identidad nacional costarricense, particularmente los de la blancura y la
excepcionalidad en la región centroamericana (Anexos, Imágenes 8 y 9). Esta serie de
acuarelas evoca los paisajes bucólicos de las casas de adobe, comunes en la década de
1930. El primer cuadro de la serie muestra el Monumento Nacional nítido y con
contornos definidos. Pero conforme pasan los cuadros, la pintura se va degradando y
haciendo más líquida, siendo el último una imagen difusa y tormentosa. La metáfora que
da nombre a la obra juega con la contradicción entre lo nebuloso y lo definido, y evoca la
posibilidad de que la espera misma, el mirar impasiblemente el paso del tiempo, sea
justamente lo que provoque la tormenta.
Del examen de los artículos de opinión y de los discursos sobre las obras plásticas que
elaboraron sus autores, comprobamos la prevalencia de metáfora de los nublados como
un lugar común en la doxa nacional, que muchas veces remite a su contexto original, y
que es utilizado ya desde una posición encomiástica de ciertas virtudes de la vida
43 La mencionada obra de Emilia Villegas también se expuso en esta muestra.
98
política, ya desde una postura que señala los peligros e incluso el cinismo que puede
enmascarar su enunciación.
99
CONCLUSIÓN
La apelación a esperar a que se aclaren los nublados del día ha tenido en Costa Rica una
considerable fuerza iterativa que proviene de varios frentes. En primer lugar, de su
carácter metafórico, y en ese respecto, icónico. El símbolo de las nubes evoca la
posibilidad de una tormenta, y ésta se asimila al caos, la confrontación, la discordia. Sin
embargo, esta imagen se acompaña de un llamado a la espera, a la asunción de que
aquella posibilidad pasará, y de lejos. En segundo lugar descuella su capacidad de
persuadir tanto por la vía de los afectos, en este caso los de esperanza y miedo, como por
la vía racional, la posibilidad de tener una comprensión clara (y por tanto de tomar
decisiones acertadas) una vez que se disipen las amenazas.
A las valoraciones morales que estas imágenes de suyo comportan, se unen aquellas con
las cuales la metáfora fue asociada, primero en los discursos de las autoridades políticas
de la provincia a partir de 1821, y luego en los que difundieron los historiadores del
siglo XIX y de la mayor parte del siglo XX. Estos valores fueron la paz, la prudencia
política y la neutralidad. A partir de la década de 1980, una generación de
historiadores(as) revisita estos y otros rasgos pretendidamente innatos en la nación
costarricense, y los desmitifica desde una perspectiva que toma como punto de partida
el hecho de que las naciones se construyen bajo agendas políticas más o menos
definidas, y con más o menos resistencia social.
En relación con los usos que se han dado a la metáfora, reconocimos una diferencia
marcada en relación con los propósitos políticos que le dieron las fuerzas en j~ego
durante la conformación de un nuevo sistema político a partir de la separació~ de -
España y de cualquier otra autoridad. Los políticos de corte más conservador, que en la
provincia se afincaban principalmente en Cartago, apelaron reiteradamente a la espera
'hasta tanto se aclararan los nublados' con el sentido de no hacer novedad alguna en las
instituciones y puestos vigentes. Las figuras de corte republicano, cuyo centro estaba en
San José, usaron la misma enunciación pero con un sentido más activo: mientras se
resolvían los asuntos sobre los que no se tenía control, era necesario ir conformando, al
menos provisionalmente, una forma de gobierno.
No percibimos, sin embargo, esta diferencia en la doxa que manifiestan ciudadanas(os)
en medios de información escrita a partir de la década de 1980, sean estas opiniones
favorables o no respecto de la lógica que comporta la expresión. Algunas de ellas
relacionan la metáfora con conceptos-valores como la neutralidad y la prudencia, tal y
como nos lo transmitieron los historiadores anteriores a la década de 1960, en cuyas
obras se basan la mayoría de manuales escolares que logramos revisar. Esta asociación
es recuperada convenientemente por la oficialidad estatal como muestra de un carácter
pacífico de la nación costarricense que fue forjado históricamente y está arraigado en su
cultura política. Esto lo comprobamos en un artículo de opinión publicado por el
Vicepresidente de la República, escrito en el año 2011 por la conmemoración del
vigésimo octavo aniversario de la Proclama de Neutralidad Perpetua, Activa y No
Armada, en 1983.
Sin embargo, de dicha asociación no se sigue necesariamente un juicio positivo: la
neutralidad, en particular la neutralidad política proclamada oficialmente en 1983, fue
vista como una posible amenaza a la violación de tratados internacionales a los que
· · . Costa Rica había suscrito. Este cuestionamiento de la neutralidad se casa, en ese
lln:
específico contexto, con discursos que parecen favorecer el papel de las fuerzas armadas
estadounidenses en contra de la Revolución Sandinista.
El lugar común de los nublados también está asociado, entre los artículos que
estudiamos, con una indecisión que unas veces es irresponsable y otras falsa y corrupta.
En el primer caso fue utilizada en el contexto de la negligencia institucional en cuanto a
la aplicación del aborto terapéutico a niñas violadas. Los daños físicos y psicológicos, e
incluso las muertes de estas niñas seguirán ocurriendo 'hasta que se aclaren los
nublados', es decir, indefinidamente. En la versión más fuerte, la expresión condensa
una actitud colonialista y descarada, según la cual el Estado abre sus puertas
irrestrictamente al gran capital, y a la consecuente injerencia de éste en políticas
públicas que benefician a unos pocos y deterioran crecientemente la economía y la
convivencia social en el país. La recuperación de la metáfora por parte de tres artistas
costarricenses se hizo también de manera contundentemente crítica. En estas obras se
asocia la metáfora con los temas de la neutralidad, la nula participación social en la
producción de un proyecto de país, y con una sociedad civil que, manteniendo relaciones
de dominación cotidiana, espera indefinida e irresponsablemente un mejoramiento en
sus condiciones de vida.
103
ANEXOS
1. Artículos de opinión seleccionados
1.1 Empecemos a aclarar lo de nuestra neutralidad
Jorge Corrales Quesada
La Nación, 24 de setiembre de 1983.
La tan traída y llevada neutralidad de Costa Rica en los conflictos internacionales poco la
he entendido, explicación que se debe encontrar en mi grave falta de conocimiento del
derecho internacional. Es por ello que me tengo que declarar ignorante acerca de la
conveniencia de que nuestro país se declare neutral bajo los lineamientos (o, apenas,
esbozos) expresados por nuestras autoridades.
Sin embargo, como ciudadano costarricense tengo la intención de formular algunas
preguntitas sencillas, a lo cual tengo todo el derecho, pues es mi neutralidad de
costarricense la que se está definiendo. Debo, antes de hacerlas, aclarar que, tal como lo
han dicho los gobernantes actuales, no se trata de una neutralidad ideológica, pues el
país comparte los principios de la democracia occidental. Es decir, el fondo del asunto es
el concepto de nuestra neutralidad ante los conflictos bélicos.
Primera pregunta: si somos miembros del Tratado Interamericano de Asistencia
Recíproca (TIAR), por el cual, según entiendo, la agresión de algún país extra-regional
contra uno de América, significa que esa agresión la es contra todos los del continente;
entonces, si, por ejemplo, la U.RS.S. ataca a Brasil, ¿permanecería neutral Costa Rica
desde el punto de vista bélico? Supongo que lo de asistencia recíproca se refiere a que la
agresión contra una de las naciones americanas es eventualmente repelida por las
armas y hombres y mujeres de todos los demás países firmantes del pacto.
Segunda pregunta: si la respuesta a la pregunta anterior es un simple y llano "sí", ¿no
significa, entonces, que, de hecho, nos estamos saliendo del pacto de asistencia
recíproca?
Tercera pregunta: si partimos de que la posición esbozada en la introducción a la
primera pregunta, es la que Costa Rica mantiene ahora, entonces, ¿si Costa Rica es
agredida por una potencia extranjera, debemos esperar con certeza que las demás
naciones de América envíen sus tropas para defendernos de la agresión extranjera?
Pregunta final: ¿qué previsiones, bajo el alero de la declaratoria de neutralidad objeto de
estos comentarios, ha tomado nuestro gobierno si, "por si acaso o por lo que sea",
Nicaragua invade a Costa Rica?
Espero que, por favor, alguien aclare estos nublados que cruzan mi mente, pues el
silencio, ese ominoso silencio tan frecuente en Costa Rica, no sirve como respuesta.
http://latforum.org/forums/showthread.php?25529-Art%EDculos-publicados-en
Diario-La-Naci%F3n-1980-1989/page3
1.2 Neutrales desde hace mucho tiempo
Alfio Piva- Vicepresidente de la República de Costa Rica (2010-2014)
Revista Poder, noviembre de 2011.
[Discurso leído en el acto principal de conmemoración del vigésimo octavo aniversario
de la proclama de la neutralidad].
106
En nombre de la señora Presidenta doña Laura Chinchilla y del Gobierno de la
República, me es grato saludar a todos ustedes en esta oportunidad, con motivo del
vigésimo octavo aniversario de la proclama de la Neutralidad Perpetua, Activa y No
Armada de Costa Rica.
Hablando de extrema derecha y de extrema izquierda, algún observador decía que Costa
Rica era el país del extremo centro. En alguna medida, ese extremismo hacia el centro se
ha puesto de relieve una y otra vez en la historia nacional, traducido en virtudes de
prudencia y moderación. Toc;los hemos aprendido, desde nuestros años de escolares, la
famosa frase de la época de la independencia, "hasta tanto que se aclaren los nublados
del día". Frase, por cierto, que no se inventó aquí, sino que vino de León en los papeles
relativos a la independencia. Pero que nos cayó en gracia como fórmula utilísima para
expresar el deseo de los costarricenses de no verse envueltos gratuitamente en las
querellas que ya se vislumbraban entre las autoridades de otros lugares de
Centroamérica. Y con la frase de esperar a que se aclararan los nublados, los
costarricenses de 1821 adoptaron temprana y pioneramente lo que no era sino una
política de neutralidad ante los conflictos ajenos. Política que a las pocas semanas se
tradujo en el famoso artículo segundo del Pacto de Concordia, donde se proclamaba que
Costa Rica " ... reconoce y respeta la libertad civil, la propiedad y los demás derechos
naturales y legítimos de toda persona y de cualquiera pueblo o nación."
Convencidos de la importancia de ese respeto a los derechos ajenos, Costa Rica mantuvo,
en forma reiterada, una política constante de no ser parte de las numerosas
confrontaciones bélicas que durante el siglo XIX enfrentaron dolorosamente a países
hermanos. Y aunque en esa época tenía fuerzas militares, solamente tomó las armas en
107
1856 cuando se vio agredida por los filibusteros de Walker.
La neutralidad fue oficializada en 1983 por el señor Presidente Monge. En ese momento,
cabe recordarlo, la proclama suscitaba polémica. Muchas de las censuras se formulaban
de buena fe; otras no tanto. Había quienes hacían sutiles lucubraciones teóricas y se
oponían a la declaratoria de neutralidad por razones de orden académico, indicando que
algunas de sus características no se ajustaban a los modelos jurídicos de neutralidad de
otros países. Había quienes Ja adversaban en razón de la complicada situación que
imperaba en aquellos momentos en varios países de Centroamérica y en la región en su
conjunto, y entre esos adversarios que podríamos llamar ideológicos los había de las
más disímiles orientaciones, desde Ja extrema izquierda hasta la extrema derecha. Pero
a pesar de todas las discusiones, jurídicas o políticas, la proclama llegó para quedarse, y
hoy nos complace celebrar su vigésimo [sic: vigésimo octavo] aniversario. Todos los
costarricenses menores de veintiocho años, y son muchos los jóvenes y los niños que
están en tal situación, han vivido toda su existencia en un país que ha proclamado
oficialmente su neutralidad ante los conflictos bélicos.
Recalco Jo de oficialmente, porque creo que desde mucho antes de 1983 ya vivíamos en
un país neutral. Al suprimir el ejército, Costa Rica había autorrenunciado, voluntaria y
decididamente, a la posibilidad de emprender aventuras bélicas; y carente de aventuras
militares propias, menos querría ver a sus hijos perecer en las ajenas. La proclamación
de la neutralidad, por consiguiente, no representó ninguna ruptura con las vivencias del
pueblo costarricense, sino que fue la consagración documental de una actitud que los
costarricenses de diversas generaciones hemos llevado en el corazón: creemos que las
discrepancias entre los países, como entre las personas, pueden resolverse mediante el
108
diálogo y la negociación, mediante los mecanismos del Derecho y de la razón.
Históricamente, nuestra experiencia interna nos ha demostrado que el recurso a las
armas no suele resolver nada, sino simplemente engendrar nuevos conflictos a corto o a
mediano plazo. Por eso nuestra vocación está impregnada de neutralidad ante los
conflictos bélicos, en la creencia de que el ser humano es capaz de evitarlos y de
encontrar otro tipo de opciones. De hallar vías constructivas y fecundas, que en este
recinto podríamos muy bien calificar como soluciones cooperativas, en las que cada
participante ponga un poco de su parte y se logre un producto beneficioso para todos.
Al apartarnos de las imposibles disyuntivas de los conflictos bélicos, el Presidente
Monge supo recoger una parte fundamental de nuestro ser nacional. Pero, con igual
sentido de la experiencia histórica costarricense, la proclama de neutralidad reiteró que
ante las cuestiones ideológicas Costa Rica no es neutral. No lo había sido antes tampoco.
En la época amarga en que cundían tiranías y despotismos en América Latina, Costa Rica
tenía una decidida actitud en contra de las dictaduras y clamaba por el respecto a los
derechos humanos en los foros hemisféricos y regionales. La proclama de neutralidad no
nos alejó de esa actitud, sino que la reforzó, al reafirmar que no éramos neutrales en la
disyuntiva entre democracia y dictadura, entre libertad y autoritarismo, entre razón y
abuso.
La proclama de neutralidad cumple hoy veintiocho años. Es joven. Pero cuando cumpla
el doble, o el triple, seguirá siendo joven. Porque su espíritu es de juventud, de fe en el
futuro y en la capacidad de los seres humanos para vivir en paz y construir juntos.
Porque en ella se mantiene vivo el espíritu que alumbró el nacimiento de este país en
1821: un pacto de concordia entre los costarricenses, un apasionado amor por la
109
libertad y un profundo respeto para los derechos de toda persona y nación.
Muchas gracias.
http://www.poder.cr/inicio /2011/12 /28-anos-de-neutralidad-neutrales-desde-hace
mucho-tiempo /
1.3 Los nublados del día y el TLC
Roberto Rojas Benavides, Gerente de la Asociación Solidarista de Empleados de
Agrosuperior
La Nación, 7 de junio de 2007.
Los costarricenses somos parte de una nación que históricamente ha tomado con mucha
seriedad la oportunidad de definir acciones con respecto a temas que han influido en el
desarrollo de nuestra sociedad.
El acta conocida popularmente como Los nublados del día, que marcó la pauta con
respecto a la decisión histórica de independizarnos de España en 1821, es un ejemplo
claro de la seriedad y responsabilidad con que nuestros antepasados tomaron el proceso
de independencia.
Mientras en otras latitudes se derramaba sangre por disputas internas, debido a la
presión existente para forzar una decisión con respecto a la declaración de
independencia, en Costa Rica precisamente hacíamos una pausa y esperábamos que se
aclararan los nublados del día.
Desde esas épocas inmemoriales se ha forjado nuestra cultura de paz, basada en el
diálogo fraterno que algunos consideran como falta de decisión. Pero, tanto ayer como
110
hoy, esta actuación de los costarricenses nos ha servido para construir una sociedad
justa y equitativa y buscar el bienestar de las grandes mayorías.
De la mejor manera. El debate alrededor del Tratado de Libre Comercio (TLC) con
Estados Unidos, los países centroamericanos y República Dominicana nos trae a la
memoria estos acontecimientos de nuestros inicios como nación independiente; pero
también debemos ser claros en que los costarricenses, cuando ha sido necesario tomar
decisiones con respecto a temas ímportantes, lo hemos hecho de la mejor manera.
El referéndum como instrumento superior de nuestro sistema democrático brinda una
oportunidad para definir, de una vez por todas, el destino que debe seguir nuestro país
en torno al tema de la apertura comercial.
A partir de la realización del proceso de referéndum, quedan atrás todos aquellos
intereses personalistas de falsos protagonismos, la defensa de intereses sectoriales y la
oportunidad política que significa estar a favor o en contra del TLC.
El pueblo costarricense exige la oportunidad de definir su destino, sin manipulaciones,
con la sabiduría que siempre lo ha caracterizado. Como en toda contienda, al final habrá
vencidos y vencedores, pero seguiremos síendo la misma Costa Rica.
Nos preparamos para vivir este proceso democrático, tenemos la responsabilidad de
educar a los costarricense [sic] hablando claramente de lo que significa la apertura
comercial, los sectores que eventualmente se puedan ver perjudicados y las
oportunidades que tienen para solventar estas dificultades.
http://wvw.nacion.com/ln_ee/2007 /julio/04/opinionl155090.html
111
1.4 Los nublados del día
Bryan González Hernández
Revista Paquidermo, 27 de septiembre de 2012.
Si me lo preguntan, en Costa Rica aún se está esperando a que se aclaren los nublados
del día. Y esa espera nos nubló la vista -y la mente-, y por eso nunca comprendimos el
significado de la noción de "independencia", y por consiguiente nunca dejamos de lado el
pensamiento colonial, razón, quizás, por la que somos una sociedad tan retrógrada e
hipócrita. Por eso la iglesia católica se mete hasta en nuestras camas, mutila nuestra
sexualidad mientras juega a la economía del casino con el diezmo.
Nunca dejamos de ser colonia, y más bien parece que hemos profundizado el
colonialismo; lo reinventamos. Meneamos más el rabo y aprendimos mejores trucos y
piruetas para ver qué país imperialista nos absorbía, y así ser su colonia faldera. Somos
una colonia fiel y obediente, y como no sabemos qué es la "independencia", sonreímos
mientras nos ultrajan. Por eso nuestro lema comercial para que nos invadan los
"turistas" es el "¡Pura Vida!"
Nuestra hipercolonialidad nos lleva a firmar Tratados de Libre Comercio que recuerdan
el intercambio de oro por baratijas, y a tener sueños mojados con ejércitos extranjeros
en nuestras calles. Nos facilitó la venta de nuestras universidades públicas al Banco
Mundial, ya que el entreguismo, la acriticidad, poca inteligencia y las ansias de poder y
lucro hicieron de las rectorías más bien una suerte de mafias encargadas de desmantelar
las universidades y hacerlas instrumentos coloniales para la producción de mano de
obra barata, especializada y analfabeta política. Es mediante las universidades, ya
coloniales, que el Banco Mundial se apropia de los conocimientos y de las riquezas de los
112
pueblos indígenas.
Nuestra sociedad es imbecilizada por las empresas de información masiva, que además
propagan la dominación cultural, saturándonos de una programación barata y absurda
que sólo transmite los valores hegemónicos, ya en decadencia.
El pasado 15 de setiembre -en realidad todo 15 de setiembre- celebramos, no nuestra
independencia, pues las colonias no son independientes ni soberanas, sino nuestra
colonialidad. Nos adscribimos a una guerra en la que nada tenemos que ver, y que ha
sido declarada para no ser ganada. La guerra contra el narcotráfico no pretende acabar
con el problema de las drogas, sino que es una estrategia militar de posicionamiento
geopolítico para el control y la vigilancia de los recursos por partetlel ejército de EEUU.
Esto me hace pensar en la grotesca caricatura de unos grupos oligárquicos mafiosos,
adictos a las drogas, que reciben su ración gratis por parte de los mismos narcos, y
además reciben el beneplácito de la potencia hegemónica para desmantelar al país y
enriquecerse con su ruina, a cambio de que mantengan la prohibición a las drogas,
aprueben leyes de emergencia y mantengan viva la guerra.
Nos pensamos independientes pero somos una sociedad totalmente sumisa y
respetuosa de la autoridad que la pisotea y la humilla. Nuestro pensamiento es tan
colonial que aceptamos y creemos religiosamente que lo más "democrático" es ir a votar
cada cuatro años, ser parte del circo electoral, que nos trae a los mismos payasos de
siempre que interpretan melodramas por un tamal.
Que se haya impuesto un Estado Policial, con un avanzado proceso de militarización es
la mejor prueba de que la "independencia" no figura en nuestro diccionario colonial
mental. Costa Rica participa año con año en ejercicios militares conjuntos y envía
113
policías a entrenarse en la Escuela de las Américas, en EEUU, famosa por sus cuadros de
honor, todos unos asesinos. Los permisos que la Asamblea Legislativa le otorga a EEUU
para que sus embarcaciones militares violenten nuestro territorio, son la muestra más
vergonzosa de nuestra hipercolonialidad y de la ignorancia de quienes posan sus nalgas
en las curules del congreso.
Ni qué decir de la presencia omnipotente de la institución más genocida y epistemicida
de la historia, la iglesia católica, siempre aliada de dictadores como Hitler y Pinochet;
que junto a las iglesias de garaje han colonizado nuestras mentes y nuestros cuerpos. Es
humillante que Costa Rica sea aún un estado [sic] confesional, y que por esto, esos
reprimidos e ignorantes sexuales que son los sacerdotes y los grupos religiosos
conservadores tengan tanto poder sobre los temarios de nuestras instituciones
educativas. Son a ellos a quienes debemos responsabilizar por el número creciente de
niñas embarazadas, así como de femicidios y crímenes de odio sexual por sus posturas
misóginas y homofóbicas.
Hoy celebramos nuestra colonialidad con bombos y platillos, desfiles y patrióticas. Nos
sentimos felices, y eso parece ser suficiente, una felicidad resguardada entre murallas,
portones, alambres navaja, prisiones impenetrables e "infugables" que nos resguardan
mientras vemos Combate o algún programa barato de la televisión gringa ... No somos
libres. El día se aclaró pero nosotrxs [sic] continuamos entre la niebla.
http://www.revistapaquidermo.com/archives/6248
114
1.5 Niñas madres ¡violadas!
Yalena de la Cruz
La Nación, 31 de julio de 2012.
La noticia no es nueva. Un año sí y otro también, menores de 13 años son violadas. Unas
quedan embarazadas; otras no. Para las primeras, el delito es evidente: se reporta como
"estadística" y, a veces, un reportaje o un artículo de opinión reiteran que no se ha
actuado en forma efectiva para revertir la realidad. Es lo que hago hoy; escribir para
decir simplemente que no se vale acostumbrarse a la violación de derechos y la
impunidad de los crímenes. Guardo en mí la esperanza de que en un día no lejano, otra
realidad sea posible ...
1995. "Parecía que en sus brazos cargaba una muñeca, pero no. A sus 12 años, Kattia
Trujillo Aguilar llevaba a su hija Jénifer Valeska". Así inició, la reportera de La Nación,
Hazel Barahona, su relato intitulado "Niña de 12 años tuvo un bebé" (La Nación,
3/12/95). Cinco años antes, nacieron 360 costarricenses cuyas madres tenían edades
entre 1 O y 14 años. (CCP, INEC, Datos 1990).
2002. Rosita, una niña de 9 años, ¡embarazada! Conmoción y discusión en el país. La
mamá y su padrastro la llevaron hacia Nicaragua, donde se le practicó un aborto,
mientras en Costa Rica se seguían discutiendo mil argumentos sobre el aborto
terapéutico o el parto ... Para variar, ¡los nublados internos no se aclararon, y el caso se
resolvió en el norte!
2003. Escribe don Julio Rodríguez: "Cada año, en Costa Rica, más de 800 niñas, menores
de 14 años, pasan de jugar y cargar sus muñecos a cuidar niños de verdad", los de ellas,
fruto de embarazos prematuros. "Anita, de 12 años, de Cartago, dará a luz, dentro de
115
pocos días, al quinto hijo de su padrastro" (La Nación 28/3/03).
2009. 570 niñas entre 9 y 14 años se convirtieron en madres (CCSS; La Nación,
13/08/2010).
2010. 428 nacimientos de menores de 14 años (CCP, INEC; Loría, La Nación,
22/07 /2012).
2012. Una niña de 12 años, vecina de Purra} de Guadalupe, da a luz. (La Nación,
10/06/12).
El panorama no puede ser más claro. No sabemos cuántas niñas son violadas; pero sí
cuántas quedan embarazadas y dan a luz: en promedio, nace más de un niño al día
producto de la violación a una menor de 13 años.
El delito está claro: una persona menor de 13 años que quede embarazada tipifica
violación (art. 156 CP). Todo parto en el cual la gestante haya tenido al inicio del
embarazo (9 meses antes) menos de 13 años conllevó la comisión de un delito penal.
Obliga a denunciar.
El PANI (protector constitucional de los menores), la CCSS (que atiende los partos y
quizás, el control prenatal), el MEP (cuyas maestras detectan en caso en el aula) y el
lnamu (a cargo de la violencia de género) tienen una deuda pendiente en esta tragedia
nacional, frente a la evidencia reiterada de incumplimiento de obligaciones esenciales
como la denuncia penal de los casos de violación.
Seguiremos verdaderamente mal como país mientras la "institucionalidad" no se active
con el alumbramiento de una niña violada.
http://www.nacion.com/archivo/Ninas-madres-violadas_0_1284071708.html
116
2. Imágenes
.l"' •
Imagen 1: Paisaje dividido (2011). Joaquín Rodríguez del Paso
117
Imagen 2: Sombras (2011). Joaquín Rodriguez del Paso
119
:-¡;¡-¿.--: ~~----~~.J~~~~~~~~~_,___.'-
Imagen 3: Variaciones sobre un tema circa 1987 (2011). Joaquín
Rodríguez del Paso
121
Imagen 4: Los Nublados del Día ( 1998). Emilia Villcgas
12'.l
Imagen 5: Nublados del día (2013). Javier Ca lvo
125
Imagen 6: Nublada (2013). Javier Calvo
127
3. Otros ejemplos en que se refiere a la metáfora de los
nublados del día en prensa nacional, de 1995 a 2014
Datos del documento Uso de la metáfora de Jos nublados del día
Eladio Jara Jiménez. Nueva aurora. La Nación, 26 de Se exalta Ja aprobación de Ja Ley de julio de 1995. Pensiones del Magisterio Nacional, y se
http://www.nacion.com/opinion/foros/Nueva_auror a_0_1356064573.html
Eduardo Lizano Fait 1996, un año mejor. La Nación, 15 de febrero de 1996.
http://www.nacion.com/opinion/foros/foro-1996_0_1382061971.html
Rolando Araya Monge. ¿Crisis económica o política? La Nación, 9 de noviembre de 1996.
http://www.nacion.com/opinion/Crisis-economicapolitica_0_1408459336.html
áscar Arias Sánchez. Discurso de rendición de cuentas del 1 º de mayo de 2010. La Nación, 1 º de mayo de 2010.
http:/ /www.nacion.com/opinion/DiscursoPresidente-Republica-Oscar-Sanchez_O_l 119688022.html
critica la tendencia en el Congreso de esperar a que se aclaren Jos nublados en asuntos de verdadera importancia.
En contra de Ja actitud costarricense de la espera expectante (que relaciona con Ja metáfora de Jos nublados), el expresidente del Banco Central hace un llamado a aprovechar las oportunidades de crecimiento económico que representan Jos programas de ajuste estructural.
El autor hace un llamado a no esperar a que se aclaren los nublados (que se identifican con problemas económicos, falta de liderazgo, mala administración, etc.) pues se agota el tiempo para solucionarlos.
El entonces Presidente de la República ·refiere a Ja metáfora como un vicio según el cual se rehúye a tomar acciones decisivas, espeáficamente en relación con el rezago en el tema del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, que no se discutía, en sus palabras, 'por miedo a perturbar la paz social de Costa Rica'.
129
Laurencia Sáenz Benavides. Odioso Integrismo. La Nación, 31 de mayo de 2010.
http://www.nacion.com/archivo/Odiosointegrismo_0_1125687 429.html
En relación con la propuesta de un grupo ciudadano de hacer un referéndum contra la legalización de las uniones gais, la autora hace un llamado a analizar con mayor detenimiento la situación de los derechos humanos de todas las personas, sin importar su orientación sexual. Así, apela a hacer una espera activa 'mientras se aclaran los nublados obscurantistas' del integrismo religioso.
Jorge Grané. Procrastinación. La Nación, 22 de octubre Se identifica la metáfora con la actitud de 201 O. de la procrastinación en la vida política
http://www.nacion.com/archivo/ Procrastinacion_0_1154484566.html
Enrique Gomáriz Moraga. Las raíces de la crisis política. La Nación, 7 de mayo de 2011.
http://www.nacion.com/archivo/raices-crisispolitica_O_l 193880619.html
nacional, de la cual se advierten peligros inminentes. El autor recuerda el uso de la metáfora en su contexto de procedencia también bajo la misma actitud procrastinadora, pero apela a la esperanza pues en ese entonces, 'las cosas no resultaron tan mal'.
La metáfora se menciona como un vicio inscrito en la subjetividad nacional, aunque en el pasado dicho aspecto idiosincrático había representado una ventaja.
Julio Rodríguez Bolaños. En Vela. La Nación, 15 de El periodista menciona la metáfora de junio de 2011. los nublados como muestra de una
http://www.nacion.com/archivo/Vela_o_1201679859 lógica insana de la pasividad inscrita en la mentalidad nacional. .html
Sergio Espinoza Alfaro. En el último vagón. La Nación, 5 de mayo de 2012.
http://www.nacion.com/archivo/CartasColumna_0_1266673336.html
Guido Alberto Monge. Un llamado a la sociedad costarricense. La Nación, 14 de junio de 2012.
http://www.nacion.com/archivo/llamado-sociedad-
130
El ciudadano señala la frase de los nublados como muestra de una constante actitud de pasividad en la vida política nacional, que ha dejado al país rezagado en cuestiones económicas, fiscales, sociales, etc.
El autor hace un llamado al cambio, "más allá de los nublados del día", es decir de toda incertidumbre y
costarricense_0_12 7 46 725 72.html oscuridad. Se hace una analogía entre la luz y las condiciones favorables que 'aún' tiene el país para progresar.
Francisco Fúster. Ginecólogos con opiniones divididas Entrevistado en relación con la tras estudio sobre pastillas anticonceptivas Yaz y inquietud que provocó la muerte de 23 Yazmin. La Nación, 14 de junio de 2013. personas, supuestamente relacionada
http:/ /www.nacion.com/nacional/politica/Ginecolog os-pastillas-anticonceptivas-Yaz-Yazmin_0_134 7665501.html
con un medicamento, el médico insta a las mujeres que lo consumen a cambiar de anticonceptivo 'hasta que se aclaren los nublados'.
Víctor Valembois. Peter Pan en Costa Rica. La Nación, Crítica a la pasividad de la nación 10 de septiembre de 2013. costarricense, que por temor al cambio,
http://www.nacion.com/ opinion/foros /Peter-PanCosta-Ri ca_0_13652634 79.html
se conforma con lo pequeño.
Andrés de Müller. Política del desmadre. La Nación, 24 Crítica a la indecisión y a la pasividad de octubre de 2013. política, de parte tanto de esferas
http:/ /www.nacion.com/opinion/foros/Politicadesmadre_0_13 7 4062598.html
Diego Bosque, Obras están detenidas en espera de nuevas leyes. La Nación, 22 de marzo de 2014.
http://www.nacion.com/nacional/Obras-detenidasespera-nuevas-leyes_0_140385960 2.html
Óscar López, 'Gracias a Dios seré diputado, voy a intentar lavarle la cara al PASE'. La Nación, 4 de abril de 2014.
http://www.nacion.com/nacional/elecciones2014/0s car-Lopez-Voy-intentar-PASE_O_l 402 259888.html
institucionales como ciudadanas. Se advierte de los riesgos de que se espere tanto que se haga demasiado tarde para mejorar las condiciones de vida en el país.
Crítica a la irresponsabilidad de las autoridades políticas en relación con el rezago en infraestructura en la provincia de Limón.
En referencia a su candidatura como presidente del Congreso, López afirma que lo único que le queda es "esperar pacientemente a que se diluciden los nublados del día."
131
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ÍNDICE ANALÍTICO
A
Acuña Ortega, Víctor Hugo, iii, v, xiii, xvi, xvii, xviii, xix,
xx,59,71, 73, 76,77, 78,84,91,93,138, 139
Afectos, v, xxii, 12, 13, 14, 15, 19;23, 24, 25, 27, 71,
103, 117
Amossy, Ruth, xiii, 64, 66, 70, 72, 139
Anderson, Benedict, 15, 139
Aristóteles, 1, 3, 4, 5, 6, 10, 12, 13, 14, 64, 65, 67, 139
B
Barthes, Roland, xiii, 67, 68, 72, 139, 143, 148
Blumenberg, Hans, 5, 15, 18, 139
Bourdieu, Pierre, xiii, 68, 69, 71, 7 4, 75, 139
e
Calvo Rosales, Joaquín Fernando, 83, 84, 137
Cauquelin, Anne, 140
Cerdas Cruz, Rodolfo, 93, 148
Charteris-Black, Jonathan, 15, 16, 18, 19, 21, 22, 140
Cicerón, Marco Tulio, 5, 140
D
De Landa, Manuel, 79, 140
Deleuze, Gilles, xii, 10, 15, 17, 18, 140, 142
Derrida, Jacques, xii, 3, 7, 8, 140
Díaz Arias, David, xiii, xx, xxi, 140, 141, 144
Doxa,96, 139,141,143, 148,149
Dufays, Jean-Louis, 141
E
Eagleton, Terry, xiii, 69, 75, 139
Excepcionalidad, 142
F
Facio Brenes, Rodrigo, 87, 88, 89, 90, 91, 137
Fernández Guardia, Ricardo, 85, 86, 89, 137
Foucault, Michel, viii, ix, 15, 18, 141, 142
G
Gadamer, Georg, 9, 10, 18, 71, 142
Gallardo Martínez, Helio, v, 64, 142, 148
Gellner, Ernst, 73, 74, 79, 142
Gil Zúñiga, José Daniel, xiii, xiv, 93, 142
González García, José María, 142
González, José María, xii, 11, 15, 18, 19, 20, 24, 55, 96,
99,100,114,137,138,140,142,143
Guattari, Felix, 10, 17, 18, 140
Guerra, Fran1=ois-Xavier, 32, 34, 36, 39
H
Habermas, jürgen, 142
Hegel, Georg Wilhelm Friedrich, 11, 142
Hernández Hernández, Pablo, 12, 142
1
ldentidad,138,139,142,144,147,148
Ideología, 69, 140, 147
lmagen,98,99,121,123,125,127,129,131
Independencia, xiii, xvii, xix, xxi, 29, 33, 41, 46, 54, 56,
59,72, 75, 78,81,82,83,85,87,88,89,90,92,137,
144, 147
lsócrates, 2, 143
J
Jiménez Matarrita, Alexander, iii, v, xiii, xiv, xv, xvi, 78,
93, 143
)ohnson, Mark, 15, lB, 19, 143
K
Kant, lmmanuel, 9, 24, 143, 145
Kofman, Sarah, 143
L
Lakoff, George, xii, 15, lB, 19, 20, 21, 143
Liberal, 145
Luján Muñoz, Jorge, 44, 45, 46, 48, 49, 50, 51, 54, 55,
144
Lyra, Carmen, 92, 137
148
M
Mitchell, William )ohn Thomas, 11, 144
Molina Bedoya, Francisco, 82, 83, 138
Molina Jiménez, lván, xiii, xviii, 75, 81, 82, 83, 86, 87,
91,92,93,138,139,144,148
Monge Alfaro, Carlos, 87, 88, 92, 138
Monge Álvarez, Luis Alberto, 94, 110, 111
Montero Barrantes, Francisco, x, 84, 85, 138
N
Nación, 36, 57, 81, 87, 88, 96, 98, 100, 107, 112, 117,
118,137,138,140,141,143,144,147
Neutralidad, 94, 95, 104, 108, 109
p
Palmer, Steven, xiii, 75, 85, 93, 144
Patton, Paul, 10, 145
Paz, 54
Pérez Brignoli, Héctor, 34, 51, 93, 145
Piel, jean-Baptiste, 138, 147
Platón, 2, 4, 11, 12, 13, 64, 65, 145
Q
Quesada Camacho, juan Rafael, 82, 145
R
Repetición, 142
Ricoeur, Paul, xii, 6, 7, 11, 13, 14, 146
T
Taracena Arriola,Arturo, xiii, 75, 80, 138, 147
Trías, Eugenio, 11, 147
V
Vega Carballo, José Luis, 93, 147
Vega Jiménez, Patricia, 42, 76, 147
z
Zifok, Slavoj, 66, 67, 139, 147
149
ÍNDICE DE CONTENIDOS
HOJA DE APROBACIÓN ................................................................................................................................. 111
RECONOCIMIENTOS ......................................................................................................................................... V
INTRODUCCIÓN ..........................................•..........................................•........................................................ VII
CAPÍTULO 1 ......................................................................................................................................................... 1
¿CÓMO LEER FILOSÓFICAMENTE UNA METÁFORA POLÍTICA? ........................................................ 1
1. LOS COMIENZOS ..........................................................•.............•.................................................................• 1
2. LA APERTURA DEL PROBLEMA EN ARISTÓTELES ...................................................•....................... 3
2.1 Los SENTIDOS y LOS ALCANCES DEL FENÓMENO DE LA TRASLACJÓN .......••.................•......•..............•........•.•...• 5
2 .2 RELACIÓN METÁFORA-IMAGEN •....................................•.............••......................•.•...•....•..•..................••....••.......•. 11
2.3 CONOCIMIENTO, VALORES Y AFECTOS: EFECTIVIDAD POLÍTICA DE UNA METÁFORA ....•.....•........•........•...•.• 14
3. LECTURA PRELIMINAR DE LA METÁFORA DE LOS NUBLADOS DEL DÍA .................•............ 23
CAPÍTULO 11 .........................•........................................................................................................................... 27
CONTEXTO DE SURGIMIENTO DE LA METÁFORA DE LOS NUBLADOS DEL DÍA ........••............ 27
1. EL CONTEXTO POLÍTICO DE LA HISPANOAMÉRICA INDEPENDENTISTA .......................•....• 31
1.1 INDEPENDENCIAS DE LA MANO DE LEALTADES ...............•...........•....•.....................................•...........•............••. 31
1.2 LA FORMACIÓN DE JUNTAS Y EL MANTENIMIENTO DE LA LEALTAD •........••...•.•................................•....•...•••..• 35
1.3 LA ESCASA VOZ PÚBLICA EN CENTROAMÉRJCA ..••..•...••....••.•.....•....•.....•.....•.••.......•..•.....•..•........•..........•..•.....•..•• 39
1.4 LAs RELACIONES DE LAS ÉLITES CRIOLLAS CON LAS AUTORIDADES METROPOLITANAS ..•.......•..••.....•.•.... ..42
1.5 LAS RIVALIDADES INTERNAS EN EL ISTMO CENTROAMERICAN0 .••.•..•..........••..•...•.•.....•..•......•.•.......•..•..•••..... .44
2. "GUERRA DE PALABRAS". INDEPENDENCIAS ANEXIONISTAS EN CENTROAMÉRICA ....... 52
3. LAS (IN)DECISIONES POLÍTICAS DE LA PROVINCIA DE COSTA RICA ...................................... 55
CAPÍTULO 111 ................................................................................................................................................... 61
LA DIFUSIÓN DE LA METÁFORA DE LOS NUBLADOS DEL DÍA ....................................................... 61
1. LA NOCIÓN DE DOXA ................................................................................................................................ 61
1.1 CRÍTICA DE LA DOXA COMO CRÍTICA DE LA IDEOLOGÍA ..................................................................................... 64
1.2 EL ASPECTO COGNITIVO DE LA DOXA .................................................................................................................... 68
2. LA DOXA NACIONAL ................................................................................................................................. 71
2.1 ADMISIBILIDAD DE LA DOXA NACIONAL COSTARRICENSE ................................................................................. 72
2.2 Los MEDIOS DE LA DIFUSIÓN ................................................................................................................................. 77
3. LOS NUBLADOS DEL DÍA EN LAS HISTORIAS DE COSTA RICA ................................................... 79
3.1 LA ÉPOCA LIBERAL .................................................................................................................................................. 79
3.2 RENOVACIÓN HISTORIOGRÁFICA A PARTIR DE 1930 ........................................................................................ 85
3.3 ESTUDIOS HISTORIOGRÁFICOS MARXISTAS Y MODERNISTAS ........................................................................... 91
4. LOS NUBLADOS EN LA DOXA NACIONAL: PRENSA Y ARTE CONTEMPORÁNEO ................... 92
4.1 ARTÍCULOS Y ENSAYOS DE OPINIÓN ................................................ : .................................................................... 92
4.2 TRES OBRAS PLÁSTICAS CONTEMPORÁNEAS ...................................................................................................... 95
CONCLUSIÓN ................................................................................................................................................. 101
ANEXOS ........................................................................................................................................................... 105
1. ARTÍCULOS DE OPINIÓN SELECCIONADOS .................................................................................... 105
1.1 EMPECEMOS A ACLARAR LO DE NUESTRA NEUTRALIDAD ................................................................................. 105
1.2 NEUTRALES DESDE HACE MUCHO TJEMPO ......................................................................................................... 106
1.3 Los NUBLADOS DEL DíA Y EL TLC ....................................................................................................................... 110
1.4 Los NUBLADOS DEL DÍA ........................................................................................................................................ 112
1.5 NIÑAS MADRES ¡VIOLADAS! ................................................................................................................................. 115
152
2. IMÁGENES .................................................................................................................................................. 117
IMAGEN 1: PAISAJE DIVIDIDO (2011). JOAQUÍN RODRÍGUEZ DEL PAS0 ............................................................ 117
IMAGEN 2: SOMBRAS (2011). JOAQUÍN RODRÍGUEZ DEL PAS0 .......................................................................... 119
IMAGEN 3: VARIACIONES SOBRE UN TEMA CIRCA 1987(2011). JOAQUÍN RODRÍGUEZ DEL PAS0 ............... 121
IMAGEN 4: Los NUBLADOS DEL DíA (1998). EMILIA VILLEGAS ......................................................................... 123
IMAGEN 5: NUBLADOS DEL DÍA (2013). JAVIER CALVO ....................................................................................... 125
IMAGEN 6: NUBLADA (2013). JAVIER (ALV0 ........................................................................................................ 127
3. OTROS EJEMPLOS EN QUE SE REFIERE A LA METÁFORA DE LOS NUBLADOS DEL DÍA EN
PRENSA NACIONAL, DE 1995 A 2014 ................................................................................................... 129
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................................. 133
1. FUENTES PRIMARIAS ............................................................................................................................ 133
2. FUENTES SECUNDARIAS ....................................................................................................................... 134
3. CONSULTA GENERAL ............................................................................................................................. 144
ÍNDICE ANALÍTIC0 ...................................................................................................................................... 147
153
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