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Manual usado por los jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano- Venezuela durante las jornadas misioneras de Semana Santa del año 2012
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Movimiento Juvenil Salesiano-Venezuela.
No abras este Manual sin leer esto, de lo contrario traerá efectos secundarios:
aburrimiento, confusión y desánimo. Este Manual ha sido elaborado para verdaderos misioneros, no para misioneros piratas. Si le-
yendo las siguientes indicaciones te identificas como un verdadero misionero, entonces lo po-
drás abrir y será un instrumento para animarte, formarte y crecer en tu espiritualidad misione-
ra.
Si has tenido un encuentro personal con Jesucristo que llena tu corazón de ardor y de fe
Si admiras tanto a Jesús que tienes deseos de conocerlo más y vivir como Él, de seguirlo.
Si en el bailar, brincar y cantar ves a Cristo.
Si tu encuentro con Cristo es tan grande y te ha llenado tanto que tienes el deseo de anunciar
a otros que Él es el Camino, la Verdad y la Vida.
Si sientes un llamado a la misión como una oportunidad de encontrarte con Cristo en el pobre
y en el que sufre.
Si no te importa cansarte, asolearte, caminar y sudar por llegar a las casas de los más aleja-
dos para llevar un mensaje de paz.
Si sientes que te gustaría parecerte más a Jesús y como Él ser un verdadero misionero que
dedica tiempo suficiente a la oración, a la par de la planificación y la organización.
Entonces, ¡Abre este instructivo misionero de Jesús! Es para ti. Pero si el grupo misionero es para ti sólo un grupo de amigos, si la misión es una aventura, ¡bien
chévere! si Jesús no es nadie importante para ti y su Evangelio ni los domingos lo escuchas con
atención, si no te interesa la gente pobre y alejada, si te gusta la comodidad y pasártela tranqui-
lo solo con tu grupo de amigos de la Iglesia, si cada vez que puedes te haces novio(a) de cual-
quier miembro del grupo, si no crees que en la oración entras en comunión con Jesús; entonces,
cierra este folleto, guárdalo para otra ocasión, la misión no es para ti, TODAVÍA.
¡ADVERTENCIA!
… Ahora comienza la lectura de este Manual Misionero
encomendando tu misión a quien le da sentido a nuestro
caminar…
Padre nuestro Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal.
Amén.
1. “Fijémonos”: la responsabilidad para con el hermano.
El gran mandamiento del amor al prójimo exige y urge a tomar conciencia de que tenemos una responsa-
bilidad respecto a quien, como nosotros, es criatura e hijo de Dios , a quien el Señor ama infinitamente. Si culti-
vamos esta mirada de fraternidad, la solidaridad, la justicia, así como la misericordia y la compasión, brotarán
naturalmente de nuestro corazón.
La cultura contemporánea parece haber perdido el sentido del bien y del mal. El bien es lo que suscita,
protege y promueve la vida, la fraternidad y la comunión. La responsabilidad para con el prójimo significa, por
tanto, querer y hacer el bien del otro, deseando que también él se abra a la lógica del bien. Nuestras cosas y
nuestros problemas nunca deben absorber nuestro corazón hasta el punto de hacernos sordos al grito del
pobre. El encuentro con el otro y el hecho de abrir el corazón a su necesidad, son ocasión de salvación y de
bienaventuranza.
Hoy somos generalmente muy sensibles al aspecto del cuidado y la caridad en relación al bien físico y
material de los demás, pero callamos casi por completo respecto a la responsabilidad espiritual para con los
hermanos. En nuestro mundo impregnado de individualismo, es necesario que se redescubra la importancia de
la corrección fraterna, para caminar juntos hacia la santidad. Incluso «el justo cae siete veces» (Pr 24,16),
dice la Escritura, y todos somos débiles y caemos (cf. 1 Jn 1,8). Por lo tanto, es un gran servicio ayudar y de-
jarse ayudar a leer con verdad dentro de uno mismo, para mejorar nuestra vida y caminar cada vez más rec-
tamente por los caminos del Señor. Siempre es necesaria una mirada que ame y corrija, que conozca y reco-
nozca, que discierna y perdone (cf. Lc 22,61), como ha hecho y hace Dios con cada uno de nosotros.
2. “Los unos en los otros”: el don de la reciprocidad.
Una sociedad como la actual puede llegar a ser sorda, tanto ante los sufrimientos físicos, como ante las
exigencias espirituales y morales de la vida. En la comunidad cristiana no debe ser así. Nuestra existencia está
relacionada con la de los demás, tanto en el bien como en el mal; tanto el pecado como las obras de caridad
tienen también una dimensión social. Todo cristiano puede expresar en la preocupación concreta por los más
pobres su participación del único cuerpo que es la Iglesia.
3. “Para estímulo de la caridad y las buenas obras”: caminar juntos en la santidad.
La atención recíproca tiene como finalidad animarse mutuamente a un amor efectivo cada vez mayor, en
espera de vivir el día sin ocaso en Dios. El tiempo que se nos ha dado en nuestra vida es precioso para descu-
brir y realizar buenas obras en el amor de Dios.
Lamentablemente, siempre está presente la tentación de la tibieza, de sofocar el Espíritu, de negarse a
«comerciar con los talentos» que se nos ha dado para nuestro bien y el de los demás (cf. Mt25,25ss). Todos
hemos recibido riquezas espirituales o materiales útiles para el cumplimiento del plan divino, para el bien de la
Iglesia y la salvación personal (cf. Lc 12,21b; 1 Tm 6,18). En la vida de fe, quien no avanza, retrocede. Queridos
hermanos y hermanas, aceptemos la invitación, siempre actual, de aspi-
rar a un «alto grado de la vida cristiana» (Juan Pablo II).
Con mis mejores deseos de una santa y fecunda Cuaresma, los enco-
miendo a la intercesión de la Santísima Virgen María y de corazón impar-
to a todos la Bendición Apostólica. Extracto del Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuares-
ma 2012. Vaticano, 3 de noviembre de 2011.
A los misioneros «Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y
las buenas obras» (Hb. 10, 24).
Queridos jóvenes de Venezuela:
Estamos convencidos de su gran anhelo de Dios. Ustedes son críticos, exigentes, sinceros y
valientes. Jesucristo a través de nosotros quiere acercarse a cada uno de ustedes para ofrecerles
luz y fortaleza, para invitarles a seguir y comprometer su vida con Él, hacer camino con Él, asumir
sus ideales de amor, de justicia, de respeto y de solidaridad. Muchas veces ustedes nos confían sus
preocupaciones y angustia.
Observan cómo la droga, el alcohol y el sexo imperan sin ninguna moderación y orientación.
Les preocupa que se imponga la ley del más fuerte y se rinda culto a los más vivos y aprovechados,
con una falta de racionalidad y de respeto. Les angustia que la familia y el matrimonio se vean como
proyectos imposibles.
Muchos manifiestan frustración porque no ven el futuro seguro en el ahorro y en el trabajo,
o porque se sienten solos o abandonados. Algunos de ustedes encuentran hastío y hasta aburri-
miento ante la vida.
Vemos en ustedes el gran deseo que tienen de hacer el bien, el riesgo y la emoción que ex-
perimentan en la lucha a favor de causas nobles y justas. Esto hace que ustedes sean también após-
toles para otros jóvenes.
Hoy Dios mueve los corazones de multitud de jóvenes a través de otros jóvenes. Jóvenes:
“Sean generosos, puros, respetuosos, sinceros. Y edifiquen con entusiasmo un mundo mejor que el de sus mayores” (Concilio Vaticano II, Mensaje a los jóvenes, 5). Estas palabras siguen vigentes y,
por eso, el rostro juvenil de la Iglesia Católica quiere reflejarse en el siguiente lema “Joven vene-zolano, proclama y celebra la Buena Noticia de Jesús Resucitado”.
Esperamos de este proceso formativo manifestaciones concretas en sus vidas de jóvenes
para que sean artífices de la paz, para que el estudio y el trabajo sean vistos como maneras muy
dignas de construir la patria, para que ustedes, jóvenes, sean signos vivos de la caridad y al amor a
los pobres y más necesitados. Enamórense de la Palabra de Dios y de los sacramentos, como mani-
festación de la vida de Cristo en cada uno, para que sigan su vocación a la familia cristiana, al sa-
cerdocio o a la vida religiosa.
Jesús está vivo y resucitado tanto entre los discípulos de
Emaús como en el camino que vamos recorriendo con Él. También
ustedes pueden hacer la aventura de descubrir a Jesús y com-
prometerse con su proyecto.
Que Dios los bendiga,
Arzobispos y Obispos de Venezuela,
Extracto de la Carta de los Obispos venezolanos a los jóvenes. Caracas, 11 de enero de 2012.
Querido Misionero:
Quiero presentarte este pequeño manual. Será un
instrumento que permitirá a estimular tu creatividad y de-
seo de hacer algo que te llenará de alegría.
Un hecho muy simpático y significativo me sugiere
esta reflexión fue sin duda te será muy útil.
Iba en estos días por un camino de tierra hacia un
caserío del Estado Barinas, impróvidamente me encuentro
por delante un carro de colección bellísimo que adelantaba muy despacio. Al acercarme veo que
un burrito lo estaba arrastrando. Al acercarme le dije al campesino que conducía el animal:
-“Pero, chico, con tantos caballos de fuerza que tiene ese motor… lo vas a arrastrar con un pobre
burrito?”- él respondió:
-“Para que vea. Los 118 caballos de ese motor, no trabajan un carrizo si
no tienen gasolina… En cambio mi burrito, sin meter ruido, hala duro”.
Pienso que tú puedes ser como ese burrito. Hay muchos jóvenes
y muchachos que tienen muchas potencialidades, pero no tienen gasoli-
na. Necesitan de un burrito que los acompañes hasta bomba de gasoli-
na. Está demás decir que el burrito iba sudando y meneando la cabeza
por el esfuerzo. Pero al rato llegó a la bomba y la cosa cambió de inme-
diato.
Los días pasan, se trata de ser arrastrados o arrastrar. Escoge
tú. El misionero cristiano es una persona humilde, sacrificada, generosa y preocupada por sus
compañeros que no andan… o se dejan arrastrar por otros. Pero si los ayudamos a alcanzar la
bomba de la gracia de Jesús, se convertirán en carros de carrera para transformar este mundo.
Cristo te llama a entregar un poco de tu tiempo, de tu vida, para que otros descubran que
Jesús vino para dar su vida, para que todos tuviéramos su vida en nosotros. Jesús se sacrificó,
fue al encuentro de los necesitados y le ofreció todo lo que necesitaban. Caminó por empolvados
caminos, atravesó el lago, subió montañas, nada lo detuvo… hasta llegar al Gólgota. Allí, agotado,
ultrajado, flagelado y crucificado, derramó su sangre. Consumió su tarea de dar vida y enseñar-
nos a vivir con y por los demás.
Así hemos aprendido que la vida es servicio, es don, es entrega, es luz. Nos enseñó a sacri-
ficarnos por los demás. Sé portador de este mensaje de Jesús. Empieza a servir. Ellos serán como
tú y descubrirán que pueden ser locomotoras para arrastrar a otros a fin de que puedan vivir la
dimensión fundamental de la existencia con y por los demás.
La alegría de vivir la descubrirás en profundidad, en el momento en cual empieces a buscar
la felicidad del que está a tu lado, como lo hizo Jesús de Nazareth.
Pbro.Luciano Stefani.sdb. Inspector de los Salesianos de Don Bosco de Venezuela.
«Da la vida» (Jn. 10, 119).
El Manual Misionero es producto del tra-
bajo de muchas personas que se dan como
pan vivo para seguir formando buenos
cristianos y honestos ciudadanos que se
enrumben en la aventura de la evangeliza-
ción. Seguimos creciendo, tú también pue-
des ser parte de esta gran familia.
AGRADECIMIENTOS ESPECIALES:
P. José Luis Lofrano sdb.
P. Jesús Anibal Bello sdb.
Parroquia San Juan Bosco. Los Teques.
DIRECCIÓN:
Pbro. Carlos Da Franca. sdb.
Delegado para la Pastoral Juve-
REDACCIÓN:
P. Luciano
Stefani
Imágenes:
Patxi Velasco
“Fano”
IMPRESIÓN: Talleres de la Escuela Técnica Popular Don Bosco. Caracas-Venezuela
EDICIÓN:
Karina
Barrios
DIAGRAMACIÓN:
Yasury Romero
PORTADA: Yasury Romero
P. Carlos Da
Franca. sdb.
Alba
Rondón
Yasury Ro-
mero
Karina Ba-
rrios
Yasury
Romero
José. A Pérez
Diomar
Rosales
Enmanuel
Duarte
Wilfre
do
García
Pablo Penso Moisés
Meza
Aroldo
Rojas sdb
Juan Carlos Luis Gallo
P. Carlos Da
Franca. sdb.
Garius Dumé
A los misioneros 1
Compartir misionero 6
Nuestra experiencia 7
Experiencia misionera de Semana Santa
Otras experiencias misioneras
Pistas pedagógicas para las misiones
Retos
¿Quién es el misionero?
Momento 22
Planificación
Visita a los hogares
Recoger la experiencia
Jornadas del misionero
Sábado de Concilio 29
Celebración de envío
Domingo de Ramos 33
Lunes Santo 39
Martes Santo 44
Miércoles Santo 50
Jueves Santo 55
Viernes Santos 62
Sábado de Gloria 71
Domingo de Resurrección 81
Acción misionera 84
¡A planificar! y Liturgia 85
Oración para la visita a las casas 153
Vida de piedad 156
Rosario
Viacrucis
El Sermón de las 7 palabras
Pascua Infantil
Pascua Juvenil
Siempre alegres 216
Juegos cooperativos
Cantos dinámico
Gran juego de Semana Santa
Mi melodía ¡Da vida 225
Cantos
Notas 241
Contactos 246
Página
“Tomó el pan en sus manos, habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se los dio. En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron” (Lc. 24, 30-31)
En el camino de la evangeliza-
ción Dios va suscitando experien-cias que hacen más productivo
nuestro trabajo, el Manual
Misionero desea ser un herra-
mienta que se adapte a las necesi-dades de los jóvenes misioneros. En procuras de esta meta en esta edición se han aplicado muchas de las sugerencias que fueron pre-sentadas por los lectores, en la
edición pasada. En esta edición el contenido
del Manual Misionero presen-
tará una nueva distribución agru-pada en dos grande áreas: Compartir misionero: Aquí se
encontrará todo el material destinado al trabajo grupal y personal de la comunidad de misioneros.
Acción misionera; El material
necesario para trabajar direc-tamente con las personas de la comunidad, como la liturgia diaria y las dinámicas, serán agrupados en este segundo apartado.
De igual forma contarás con íco-nos que te indicarán en qué área
temática del Manual Misione-
ro te encuentras.
Así podrás buscar con más agili-dad la información que necesitas. Esperamos lo disfrutes.
Enfoque del día Oración de la
mañana Oración de la
noche Recoger del día
Compartir misionero Bienvenido al área del Manual Misionero en la que se encontrará el material desti-
nado al trabajo grupal y personal de la comunidad de misioneros y con el que te podrás
nutrir para levar adelante tu Jornada Misionero de esta Semana Santa.
Nuestra experiencia En nuestra Iglesia Venezolana se ha ido ofreciendo a los
adolescentes y jóvenes una serie de experiencias misione-
ras juveniles. Ellas fortalecen la animación misionera y
ayudan a brotar una comprensión de la vida personal, de la
iglesia y la sociedad desde las perspectivas de la Civiliza-
ción del Amor.
Como Movimiento Juvenil Salesiano (MJS) queremos dar
nuestro testimonio del bien que nos hace vivir estas expe-
riencias y de lo que están significando para nosotros.
En nuestro caso, estas experiencias misioneras involucran directamente a la diversidad de grupos del
MJS, junto a los adolescentes y jóvenes que se preparan a la confirmación, y otros interesados. Con ellos,
participan diversas personas de la Familia Salesiana: SDB sacerdotes y laicos (perpetuos y en formación
inicial); Hijas de María Auxiliadora; Salesianos Cooperadores; Damas Salesianas; Hermanas del Divino Sal-
vador; Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María; Asociación de Devotos de María Auxiliadora; Exa-
lumnas y exalumnos; Voluntarias de Don Bosco y Voluntarios con Don Bosco.
Estas experiencias se están articulando desde la comunidad parroquial como expresión de la misión
continental y de la dimensión misionera de su proyecto pastoral, y a través de ellas se comparte con la
Iglesia Local y las Diócesis más necesitadas, sembrando la inquietud del compromiso solidario con los más
necesitados desde los criterios del evangelio.
Experiencias Misioneras de Semana Santa En Semana Santa han crecido de manera considerable, a lo largo del territorio nacional experiencias
misioneras, que están ayudando a fortalecer el compromiso juvenil y a madurar opciones vocacionales. Por
más de 30 años, se han organizado en los colegios y centros juveniles grupos de alumnos de los últimos
años de bachillerato (entre 14 y 16 años de edad) para acompañar a alguno de los sacerdotes de esa comu-
nidad al pueblo donde van a prestar su servicio de animación ministerial de semana santa. Tradicionalmen-
te, varios de los salesianos de nuestra inspectoría han ido animando a los jóvenes para que los acompañen
durante los días santos a algún pueblo humilde, sin mucha asistencia religiosa. Fueron experiencias nacidas
por iniciativas locales y en sus inicios sin ningún tipo de coordinación entre sí, ni recursos, ni pautas peda-
gógicas y pastorales compartidas.
Será en 1993 cuando se busque coordinar el trabajo misionero de semana santa. Este esfuerzo fue
realizado en conjunto con las Hijas de María Auxiliadora y sirvió de plataforma para articular los diversos
grupos y empezar a dar organizar el Movimiento Juvenil Salesiano en Venezuela.
M A N U A L M I S I O N E R O
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Las Jornadas Vocacionales Misioneras
Desde la semana santa del 2001 se empezó a ofrecer, en el Centro Vocacional Salesiano de
Duaca, la Jornada Vocacional Misionera de Semana Santa para adolescentes y jóvenes, mayo-
res de 13 años, con inquietud de servicio de todas las obras y de muchos otros ambientes.
Estas jornadas, junto a la que se organiza en los primeros tres días de la novena de navidad y la de la pri-
mera semana de agosto (en las vacaciones de fin de año escolar), completa un ciclo anual para la capta-
ción y el seguimiento de los muchachos con inquietudes por una vida comprometida en la Iglesia.
Las Jornadas Vocacionales Misioneras han ido fraguando la espiritualidad y el compromiso misionero
de jóvenes de los distintos rincones del país, provenientes muchos de ellos de nuestras parroquias popula-
res, internados y colegios. A través de estas experiencias se extendió la inquietud de misionar a otros am-
bientes y se afianzó la convicción de no ser simples acompañantes (ayudantes del sacerdote), sino discípu-
los misioneros de Jesús, responsables de la labor evangelizadora.
Durante las jornadas, los jóvenes atienden a los caseríos cercanos en grupos de 6 a 8 participantes
que son animados por un coordinador: visitan las casas, organizan el viacrucis viviente, la pascua juvenil e
infantil, la celebración del lavatorio de los pies, entre otras actividades. En el Centro Vocacional participan
de las oraciones (catequesis) antes de salir a los caseríos (45 minutos), realizan la programación y eva-
luación de su trabajo todos los días, y las celebraciones diarias propias. En las noches del triduo pascual
realizan vigilias de oración: adoración al Santísimo, el Via Crucis de los jóvenes y la Vigilia Pascual, respec-
tivamente.
Los asesores del lugar (jóvenes entre 18 y 25 años), junto a los salesianos que apoyan la experiencia
van coordinando toda la labor misionera: el contacto con los caseríos, la programación y evaluación de las
actividades, la organización del transporte y la alimentación de los misioneros. El sacerdote, amén de par-
ticipar en la coordinación general de la experiencia, preside las celebraciones; confiesa y hace dirección
espiritual; anima las oraciones de la mañana como una catequesis. Es así como se testimonia la manera
conjunta de trabajar clérigos, consagrados y laicos, y se ofrece una experiencia de laicado activo y com-
prometido en comunión. Se vive la experiencia de una comunidad de discípulos misioneros unificada en
torno a la labor evangelizadora. Es una escuela de misioneros desde el testimonio y la praxis. En ella se
han formado los jóvenes que hoy en día son asesores y han impulsado y coordinado las experiencias misio-
neras junto a los miembros de la Familia Salesiana.
MJS organizado en acción misionera durante la Semana Santa
Para la Semana Santa del 2009, la Comunidad del Teologado Salesiano San Lucas or-
ganizó experiencias misioneras hacia poblados necesitados de atención religiosa, de
manera que los estudiantes de teología empezasen a realizar celebraciones de las
palabras y las atenciones ministeriales propias del lectorado y acolitado. En torno a
cada uno de los teólogos que fueron destinados a estas comunidades, se organizaron
grupos de misioneros provenientes de sus ambientes de apostolado durante los fines de semana.
Gracias a esta iniciativa, se coordinó para muchachos de varias presencias de Caracas y Los Teques;
la formación previa a las misiones (durante la cuaresma), unas propuestas y materiales comunes durante
la semana santa, la presentación de todas las experiencias misioneras en el “encuentro de misioneros” de
la segunda semana de pascua, y la celebración conjunta, de todos estos misioneros, en la Vigilia de Pente-
costés (con la participación de 600 jóvenes, entre misioneros y jóvenes de confirmación).
M A N U A L M I S I O N E R O
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Esta experiencia ayudó a concientizar en todo el MJS, que ya se encontraba activo en las ex-
periencias misioneras de semana santa, la importancia de la preparación previa, del compar-
tir y celebración posterior de la experiencia; y la riqueza de un trabajo articulado y coordina-
do.
Ese año, el Centro Salesiano de Pastoral Juvenil, impulsó entre los asesores la propuesta de
unificar un lema y un logo a nivel nacional que los identificara como MJS en misiones. Fue bien aceptada la
propuesta, y, a pesar de las múltiples contrariedades, asumida por todos los grupos del movimiento.
Como resultado de estos impulsos, para la Semana Santa del 2011, se movilizaron, en más de 150 cen-
tros de misión, más de 1.800 misioneros entre 13 y 25 años. Podemos decir que ya se comienzan a palpar
frutos del esfuerzo por la Comisión Inspectorial de Animación Misionera Salesiana, junto con la Coordinación
Nacional del MJS (ENI), quienes se están esforzando por hacer crecer una espiritualidad de la comunión y
favorecer un trabajo en conjunto: tenemos un lema y logo común a todos, compartimos los lineamientos
para la formación previa, y la temática propia de las Experiencias Misioneras de Semana Santa, y ofrecemos
como movimiento un aporte reconocido a la Iglesia venezolana.
En este esfuerzo de ayudar a fortalecer la conciencia de un trabajo conjunto, al final de la Semana San-
ta se publicaron las fotos y reseñas de todas las experiencias misioneras por zona en el boletín electrónico:
“Venezuela Salesiana”. Allí, se dieron a conocer como una única experiencia del MJS en diversas partes del
país. Un indicador valioso del logro de este objetivo, fueron las publicaciones de los muchachos en el Face-
book, donde compartieron videos, fotos y comentarios, en los que mostraban el orgullo de hacer el trabajo
como parte de un gran movimiento.
Motivados por este esfuerzo de coordinación se elaboró para las misiones de semana santa 2011 un
“Manual Misionero” con los recursos necesarios para los momentos formativos, la liturgia y las actividades
pastorales. Este material, fruto de la recopilación de los utilizados en las diversas obras, se ofreció en los
Secretariados Diocesanos de Pastoral Juvenil y en varias parroquias, donde tuvo muy buena acogida.
Para el 2012, presentamos una segunda edición del “Manual Misionero”, acompañado de calcomanías, y
la oferta de otros materiales como la cruz y franela misionera, y el bolso misionero. Previamente publica-
mos en la página web www.donbosco.org.ve los subsidios formativos de los misioneros llamados
“Recárgate”. Seguiremos recibiendo sugerencias, a través de mjsvenezuela@gmail.com y pjsvenezue-
la@gmail.com, para prestar un mejor apoyo a los misioneros que hacen esta experiencia en semana santa.
Podemos palpar como el estilo de las experiencias misioneras que se ha
ido fraguando en las Jornadas Vocacionales Misioneras, diseñado para su-
perar el activismo, es común a todos: se cuida con delicadeza y esmero los
momentos de oración y reflexión personal desde el misterio pascual y el
acompañamiento personal de los misioneros; junto a la típica actividad misio-
nera de visita a las casas, organización de las celebraciones litúrgicas y de
las actividades propias con niños, adolescentes y jóvenes.
El misionero es el primer gran destinatario de toda la oferta pastoral: es
un discípulo que se encuentra con su maestro en esos días, se descubre
llamado, configurado, enviado y animado por Dios y desde ahí vive su ser
misionero. En tal sentido la experiencia es misionera y vocacional, y está
ayudando a despertar respuestas de compromiso en el MJS, en las comuni-
dades locales con miras a una opción definitiva en la Familia Salesiana. En tal sentido, son experiencias sig-
nificativas, para quienes las realizan y animan.
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 9
Otras experiencias misioneras que se están fa-
voreciendo
a. Jornadas de Visita a los hogares
En la mayoría de nuestras Parroquias se trabaja en base a la sectorización para la creación de
una comunidad de comunidades, que es misionera en toda su dinámica. En ellas y en las Diócesis, motivados
también por la Misión Continental, se están favoreciendo, en distintos momentos del año, Jornadas de Visita a
los hogares, donde nuestros jóvenes misioneros ejercen un rol protagónico. Son convocadas por el Obispo o
los Párrocos y el MJS participa en su organización y realización a través de los Secretariados de Pastoral Ju-
venil de las Diócesis y de la Coordinación de Pastoral Juvenil de las Parroquias.
b. Misiones de Navidad
En navidad también se realizan algunas movilizaciones a sitios muy pobres para alegrar a
niños, enfermos e indigentes con motivo del nacimiento de Jesús. En las mismas comunida-
des se envía a los jóvenes, cantando “aguinaldos y parrandas” a dar un saludo navideño en
nombre de la comunidad cristiana y bendecir los nacimientos de las casas. También se orga-
nizan campañas de recolección y distribución de regalos para los niños más pobres.
c. Oratorio en Vacaciones
Desde 1964, durante las vacaciones largas de fin de año escolar, en los meses de julio y agos-
to, se organizan Planes Vacacionales para los niños más pobres, que duran desde 1 a 5 sema-
nas, dependiendo de las circunstancias propias de cada sitio. Es una iniciativa que ha ido cre-
ciendo significativamente y se mantiene a pesar de muchas dificultades económicas y organi-
zativas a que se enfrenta año tras año. Hoy en día, estas experiencias las llamamos “Oratorio en Vacaciones”
ya que en la mayoría de los sitios se le dan continuidad todos los fines de semana a través de la red de orato-
rios festivos y de calles y centros juveniles que animan jóvenes del MJS.
Desde el 1998 se está haciendo un esfuerzo de coordinación y articulación de los Planes Vacacionales, a
través de un Encuentro Nacional de coordinadores de Oratorios que se realiza después de Semana Santa para
definir el logo, el lema y los objetivos comunes para todos. En estos encuentros se definió el cambio de nombre
a “Oratorio en Vacaciones”.
Para el 2011 se organizaron alrededor de 24 Oratorios en Vacaciones, con 565 animadores, 164 colabora-
dores y 4000 participantes. Nos desafía organizarnos para lograr la aprobación de Proyectos de Financiamien-
to para todos los Oratorios en Vacaciones a fin de poder llegar a más muchachos y hacer ofertas más atracti-
vas y de mayor calidad.
d. Voluntariado de un mes
Se están realizando de una manera muy modesta el intercambio de animadores y asesores
para apoyar los Oratorios en Vacaciones. Estos intercambios, son la oportunidad de un Volun-
tariado de un mes que puede animar y preparar a muchos jóvenes al Voluntariado de un año.
La Comisión de Animación Misionera está estudiando la manera para coordinar estos inter-
cambios según las necesidades y cualidades de las personas y de las obras.
d. Voluntariado de un año
Las Hijas de María Auxiliadora y los Salesianos de Don Bosco están favoreciendo la experiencia de un año
de voluntariado en sus obras, para jóvenes mayores de edad. Después de un proceso de preparación son asig-
nados a una de las comunidades para realizar un trabajo pastoral mientras son acompañados en su crecimien-
to como cristianos.
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Otras experiencias misioneras que se están fa-
voreciendo
a. Jornadas de Visita a los hogares
En la mayoría de nuestras Parroquias se trabaja en base a la sectorización para la creación de
una comunidad de comunidades, que es misionera en toda su dinámica. En ellas y en las Diócesis, motivados
también por la Misión Continental, se están favoreciendo, en distintos momentos del año, Jornadas de Visita a
los hogares, donde nuestros jóvenes misioneros ejercen un rol protagónico. Son convocadas por el Obispo o
los Párrocos y el MJS participa en su organización y realización a través de los Secretariados de Pastoral Ju-
venil de las Diócesis y de la Coordinación de Pastoral Juvenil de las Parroquias.
b. Misiones de Navidad
En navidad también se realizan algunas movilizaciones a sitios muy pobres para alegrar a
niños, enfermos e indigentes con motivo del nacimiento de Jesús. En las mismas comunida-
des se envía a los jóvenes, cantando “aguinaldos y parrandas” a dar un saludo navideño en
nombre de la comunidad cristiana y bendecir los nacimientos de las casas. También se orga-
nizan campañas de recolección y distribución de regalos para los niños más pobres.
c. Oratorio en Vacaciones
Desde 1964, durante las vacaciones largas de fin de año escolar, en los meses de julio y agos-
to, se organizan Planes Vacacionales para los niños más pobres, que duran desde 1 a 5 sema-
nas, dependiendo de las circunstancias propias de cada sitio. Es una iniciativa que ha ido cre-
ciendo significativamente y se mantiene a pesar de muchas dificultades económicas y organi-
zativas a que se enfrenta año tras año. Hoy en día, estas experiencias las llamamos “Oratorio en Vacaciones”
ya que en la mayoría de los sitios se le dan continuidad todos los fines de semana a través de la red de orato-
rios festivos y de calles y centros juveniles que animan jóvenes del MJS.
Desde el 1998 se está haciendo un esfuerzo de coordinación y articulación de los Planes Vacacionales, a
través de un Encuentro Nacional de coordinadores de Oratorios que se realiza después de Semana Santa para
definir el logo, el lema y los objetivos comunes para todos. En estos encuentros se definió el cambio de nombre
a “Oratorio en Vacaciones”.
Para el 2011 se organizaron alrededor de 24 Oratorios en Vacaciones, con 565 animadores, 164 colabora-
dores y 4000 participantes. Nos desafía organizarnos para lograr la aprobación de Proyectos de Financiamien-
to para todos los Oratorios en Vacaciones a fin de poder llegar a más muchachos y hacer ofertas más atracti-
vas y de mayor calidad.
d. Voluntariado de un mes
Se están realizando de una manera muy modesta el intercambio de animadores y asesores
para apoyar los Oratorios en Vacaciones. Estos intercambios, son la oportunidad de un Volun-
tariado de un mes que puede animar y preparar a muchos jóvenes al Voluntariado de un año.
La Comisión de Animación Misionera está estudiando la manera para coordinar estos inter-
cambios según las necesidades y cualidades de las personas y de las obras.
d. Voluntariado de un año
Las Hijas de María Auxiliadora y los Salesianos de Don Bosco están favoreciendo la experiencia de un año
de voluntariado en sus obras, para jóvenes mayores de edad. Después de un proceso de preparación son asig-
nados a una de las comunidades para realizar un trabajo pastoral mientras son acompañados en su crecimien-
to como cristianos.
Pista pedagógicas para las misiones
...En cuanto al enfoque
Con un tiempo ya prolongado desarrollando estas experiencias, se han podido asumir gradualmente
unos criterios pedagógicos de formación en la animación misionera. Se trata, podríamos decir, de una
mentalidad común en todos los que participan. Entre los jóvenes y educadores se ha ido consolidando un
“modus operandi” que permite destacar los aspectos y perspectivas de formación misionera.
Un primer planteamiento global al respecto, tiene que ver con el horizonte hacia el cual se ve y se cami-
na con todos estos esfuerzos. Al inicio, no tan consciente ni explícito, pero ya para la fecha el proyecto apun-
ta hacia la consolidación de un laicado juvenil misionero en la Iglesia de Venezuela. Las orientaciones del
Concilio Plenario realizado en Venezuela y el respaldo de Aparecida, han permitido asumir con claridad esta
perspectiva: un discipulado juvenil misionero laical en el país.
El misionero es el primer gran destina-
tario de toda esta oferta pastoral: es
un discípulo que se encuentra con su
Maestro en esos días, se descubre llama-
do, configurado, enviado y animado por
Dios y desde ahí vive su ser misionero con
la Iglesia. En tal sentido la experiencia es
misionera y vocacional, y está ayudando a
despertar respuestas de compromiso en
las comunidades locales con miras a una
opción definitiva en la Iglesia; son expe-
riencias significativas, para quienes las
realizan y animan.
Esto deja clara una fluidez recurrente y la
actitud, en cuanto al servicio que se vive a
favor de los demás, de las familias de los
pueblos, de las parroquias visitadas, y
todas sus agrupaciones. Se busca animar
un camino de identificación vocacional
bautismal como discípulos misioneros.
Es decir, los esfuerzos no se terminan en
unas buenas y sacrificadas acciones
apostólicas, sino que se aprovechan es-
tas, para prolongar una experiencia de
catecumenado, de maduración en la fe.
Siendo que la intención final apunta a una vivencia del bautismo, se profundiza en la maduración de in-
quietudes vocacionales. Las experiencias misioneras quieren orientar a los participantes hacia opciones
estables de la propia vida bautismal. Esto conlleva la pedagogía de un proyecto de vida con el fin de aprender
a conocer y asumir la realidad personal y la propia maduración espiritual.
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P Á G I N A 1 1
...En cuanto a la ejecución La formación se entiende en un ambiente-clima (de familia, a ejemplo de la Familia de Naza-
reth, armonía, alegría, disponibilidad y sacrificio), en una praxis (oración personal y comunita-
ria, acción apostólica planificada, ejecutada y evaluada en grupo de manera sistemática según
los objetivos típicos de la experiencia, compartir responsable del mantenimiento de la casa y de
las tareas de atención a todo el grupo misionero, momentos de distención y celebración juvenil) más que
charlas o momentos ilustrativos.
La experiencia de estos años va ahondando en una praxis hecha a
través de una acción planificada en consensos y aprendizajes
cooperativos; dicha acción –la experiencia específica de cada año-
se convierte en la fuente de la reflexión, de la oración, de los apren-
dizajes prácticos y categóricos con los que un evangelizador se va
equipando como ministro del evangelio en una comunidad.
Es así como nos hemos ido equipando, como MJS y Familia Salesiana,
de algunos criterios pedagógicos sacados de la experiencia:
Legal. Todo misionero menor de edad debe entregar el permiso firmado por su representante. Si va a viajar,
debe adjuntar copia del permiso de la LOPNA (ente gubernamental). Los que son mayores de edad, firmar una
constancia de su libre deseo de participar en esta experiencia.
Social. Todo misionero debe tener conocimiento de las posibles realidades con las cuales se encontrarán:
inseguridad, violencia, apatía, pobreza extrema, indigencia, desnutrición, tribus urbanas, entre otros.
Religioso. Todo misionero debe ir adquiriendo un básico conocimiento a cerca de las diferentes religiones,
cultos o creencias propios del lugar de misión: santeros, testigos de Jehová, protestantes, gnósticos, adven-
tistas, entre otros; además de las creencias y tradiciones populares católicas comunes en los pueblos.
Igualdad. Todos viven una experiencia sin privilegios y en la misma condición, a pesar de tener coordinado-
res de la experiencia (en algunos casos, religiosos y religiosas), estos viven la misión con las oportunidades y
retos que el lugar, la gente y los propios hermanos ofrecen: pasar frio o calor, soportar hambre, dormir en el
piso, entre otras. En esos términos, el ambiente de familia (modelo) ayuda a fortalecer valores tales como el
respeto, la solidaridad, la tolerancia, entre otros. Esto en clave salesiana es simplemente ESTAR CON LOS
MUCHACHOS.
Identidad. Todo misionero debe ir identificado con el rol que le corresponde, eso ayuda a reducir la resis-
tencia de las personas. Por lo cual, se debe elaborar junto a ellos un perfil del misionero, asesorados por
quienes tienen más experiencia. También deben portar la franela misionera, la cruz para hacer la visita a las
casas a fin de ser identificados por las familias que los reciben
Pertenencia/solidaridad. Todo misionero vive un camino previo en el cual, además de la formación en lo
social, religioso y cultural, se experimenta la búsqueda de recursos económicos y materiales (alimentos)
para la misión. En este sentido hay un aporte económico con el que cada misionero se hace solidario
(pagando su propio pasaje) y otro aporte que resulta de las campañas misioneras, vendimias, promoción de
material entre otros que se hacen con este fin. Así mismo se abren paso las iniciativas de “Operación Tra-
je” (donde cada quien trae algo para compartir) y la “Operación Kilo” (cada quien trae un kilo de algún ali-
mento).
La Familia Salesiana apoya las iniciativas misioneras bien sea con la oración, la promoción, el acompaña-
miento espiritual, con aportes económicos, con alimentos, con el propio esfuerzo (cocinando en las jornadas
misioneras), a través de las pastorales social, juvenil, las parroquias, escuelas, entre otros.
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...En cuanto a su estilo
Este itinerario formativo es integral en sus planteamientos e integrador de los dina-
mismos personales y del proyecto. Conlleva aprendizajes de animación social, elementos de
liturgia y de catequesis, aprendizajes tanto lúdicos, como de predicación, cultivo de una inteligencia crítica
ante el dinamismo cultural del
colectivo con quien se realiza la
experiencia; por supuesto, sin des-
cuidar lo concerniente al deporte,
primeros auxilios, organización y
gestión, entre otros.
Estos aspectos se van ilustrando y
son asimilados por medio de Talle-
res de preparación y de evaluación
y, de manera particular, a través
de los encuentros diarios de pro-
gramación y evaluación de la expe-
riencia que se realizan en las mi-
siones. En los talleres y las reuniones de grupo fluye de modo armónico la experiencia de oración, con la
planeación o evaluación. Es así como se van compartiendo y asimilando aprendizajes específicos, y se perci-
be el camino consensuado hacia una mentalidad y un sentido de Iglesia.
El acompañamiento personalizado se convierte en una exigencia para la maduración en el compromi-
so por el Evangelio. Con procesos graduales y continuos se propicia un desarrollo progresivo y dinámico del
crecimiento personal en los itinerarios de fe.
Es una propuesta juvenil, con el rostro, la sensibilidad, heridas, esperanzas, fortalezas y debilidades;
tomando en cuenta las problemáticas que enfrentan y de la manera como lo hacen. Buscamos asumir al
joven con su realidad, partir de sus situaciones concretas, ayudarlo a evaluarlas a la luz del evangelio y
acompañarlo en su esfuerzo personal de transformación. Esto implica la capacidad de observación y escu-
cha para captar la situación real, la capacidad de adaptación y el sentido de pertenencia para comprome-
ternos a transformarla. Conscientes de nuestras posibilidades y limitaciones históricas.
Se favorece el liderazgo juvenil en clave de animación en comunión, que es asumido de manera
gradual. Los jóvenes son protagonistas de su experiencia de crecimiento en el MJS, a través de un acompa-
ñamiento personalizado, respetando su originalidad y enriqueciéndola con los valores de la Espiritualidad
Juvenil Salesiana (EJS). Participan activamente, por lo tanto, en la elaboración, aplicación y evaluación de
toda la experiencia.
Es una experiencia de contacto con realidades que cuestionan la organización de nuestra socie-
dad y reclaman compromisos de solidaridad. Los ambientes que se escogen son preferencialmente las
zonas más descuidadas y de mayor pobreza. Se da una confrontación vital y profunda con sus estilos de
vida, sus aspiraciones y anhelos, y se despiertan inquietudes de servicio que los lleva en muchos casos a
madurar opciones de vida, decisiones profesionales que resultan alternativas a la sociedad. Se siente cre-
cer la cultura alternativa de la solidaridad.
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P Á G I N A 1 3
El hecho de salir a los pueblos rurales y barrios de periferia, permite la educación y sen-
sibilidad de la dimensión social, en un esfuerzo evangélico para el encuentro con la realidad,
con una actitud crítica ante lo socio cultural y político. Esta dimensión social de la formación
misionera, despierta la responsabilidad ética de la vocación cristiana hacia compromisos de
ciudadanía.
Es una experiencia de comunión con la Congregación Salesiana en su camino de vuelta a Don Bos-
co y avivamiento de la llama del “Da mihi animas”, de relanzamiento misionero a las nuevas fronteras y de
toma de conciencia de las implicaciones de la dimensión misionera de la propuesta educativo pastoral que
tiene su origen e inspiración en Valdocco.
Es una experiencia de comunión con la Familia Salesiana. Según el querer de Don Bosco nos en-
contramos como familia atendiendo el bienestar integral de los jóvenes y hacemos una experiencia de co-
munión para ayudarlos a despertar a la vida abundante en Cristo Jesús.
En una experiencia de comunión con la Iglesia Diocesana, Venezolana, Latinoamericana y Mun-
dial. Los documentos de la Iglesia universal (Evangelii Nuntiandi; Redemtoris Missio; Novo Millenio Ineunte);
latinoamericana (Río, Puebla, Medellín, Santo Domingo; Aparecida; CAM 1,2 y 3 y COMLA 1,2,3,4,5,6,7 y 8);
Venezolana (Concilio Plenario) nos convocan como discípu-
los misioneros a ser parte de la gran Misión Continental y
ponernos en actitud de conversión pastoral. Como bautiza-
dos asumimos este llamado a una propuesta pastoral orgá-
nica con espíritu misionero y nos ponemos al servicio de las
Diócesis, para hacer un trabajo coordinado y en comunión
con los otros movimiento e instituciones de la Iglesia
(Infancia y Juventud Misionera….).
Es una experiencia incluyente porque involucra al
mayor número de personas según sus posibilidades y volun-
tad: Para la coordinación, la preparación de materiales, labores logísticas (comida, alojamiento, transpor-
te), atención sacramental, oraciones y formación de los misioneros…
Los SDB en formación inicial están implicados en las experiencias misioneras según la fase de for-
mación en la que están de manera que haciendo la experiencia la asimilen existencialmente y aporten el
vigor y la confrontación de su consagración juvenil.
…En cuanto a su fruto espiritual La dinámica interna de las misiones va ayudando a surgir entre los participantes una serie de actitudes y
convicciones que sienten típicas de su ser misionero.
Somos Iglesia. No vamos a título personal sino representando a la Iglesia. Nos envía nuestra parroquia,
en comunión con el obispo, nos asignan un lugar que no escogemos, vamos en grupo (de dos en dos) y
todo lo que presentamos es en nombre de la Iglesia. Somos una comunidad que es más grande que los
compañeros con los que estamos conviviendo y que busca cumplir la voluntad de Dios para el bien de
todos. Es descubrirnos como Iglesia en comunión y participación.
Somos testigos. No vamos a enseñar algo que aprendimos, sino a compartir una experiencia que esta-
mos haciendo de sentirnos muy amados por Dios. Es asumir el reto de predicar con el testimonio, vivien-do lo que anunciamos.
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P Á G I N A 1 4
Somos disponibles. No vamos simplemente a cumplir un plan trazado por nosotros.
Nuestra expectativa es vivir en continuo discernimiento, al servicio, haciendo lo que se nece-
site, cuando se necesite, para quien lo necesite. Coordinamos y nos dejamos coordinar para
que sea evidente que trabajamos por amor a Dios y los hermanos. Es poner en práctica la caridad con la prontitud del samaritano.
Somos perseverantes. No hay que detenerse ante ninguna dificultad, más bien confiar en Dios y seguir
adelante, sabiendo que las tentaciones y los problemas son la alcabala que preceden a la manifestación
de la Gloria de Dios. Buscamos vivir las implicaciones de las convicciones que están detrás de muchas
frases que repetimos: “a su tiempo lo comprenderemos todo”, “Dios escribe derecho en renglón torcido”,
“hay que pasar por la cruz para llegar a la resurrección”. Es asumir el sacrificio como camino al Cielo,
Somos discípulos. No hay que distraerse en las cosas y personas; hay que contemplar lo que hacemos y
con quienes lo hacemos, admirar la presencia de Dios en ello y sacar aprendizajes para la propia vida de
todo lo vamos viendo. Dios nos habla constantemente y debemos estar atentos a los pequeños detalles.
Dedicarle tiempo a la meditación de nuestro día para escuchar ahí la voz de Dios. Es vivir como contem-
plativos en la acción.
Somos alternativos (santos). No hay que dejarse atrapar por el “qué dirán y las incomprensiones”.
Dios nos llama a ser santos como Él y tenemos que aceptar que eso nos hace vivir marcando la diferen-
cia e implica que tengamos un estilo original que contrasta con nuestros familiares, compañeros, amigos.
Mucha gente, cercana y lejana, no va a comprender, se va a oponer y tendremos que superar esa tenta-
ción, luchar por mantener nuestra originalidad y responder a la llamada de Dios.
Pudiéramos presentar estas convicciones como unos rasgos de espiritualidad misionera que van sur-
giendo entre los muchachos que participan de estas experiencias. Son rasgos que están en íntima rela-
ción con la Espiritualidad Juvenil Salesiana (EJS) y que van fraguando “buenos cristianos y honrados
ciudadanos”. Es un proceso que debe desembocar en un Proyecto Personal de Vida iluminado desde el
evangelio a inspiración de Don Bosco.
Desemboques Progresivamente, a través de estas experiencias misione-
ras, nuestros jóvenes van asumiendo que el Jesús que van
descubriendo, tienen que compartirlo para poder crecer
en el amor que le sienten y la felicidad que les brinda. Se-
gún el nivel de implicación y la propia sensibilidad es el
desemboque que cada uno de ellos va teniendo.
Con respecto a los niños, adolescentes y jóvenes de los sitios de misión
En varias de las partes donde realizamos las experiencias misioneras surgen grupos de muchachos de
la zona que deciden seguir encontrándose y organizándose para aportar a su comunidad. Incluso fundan
oratorios festivos y de calle y se vinculan con el MJS. De entre los muchachos hay quienes deciden bautizar-
se o prepararse para realizar cualquiera de los sacramentos de iniciación. Estos adolescentes, conforme
van creciendo, van asumiendo roles protagónicos en la labor evangelizadora y se comienzan a organizar
para participar en las demás experiencias misioneras.
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Con respecto a los muchachos misioneros en la experiencia
A Corto Plazo:
Organización de Grupos Misioneros o de Pre-animadores: Los misioneros menores de 15
años, que no están en la confirmación y, habiendo participado en las experiencias misioneras,
quieren seguir trabajando en las labores de evangelización y se les invita a conformar grupos de
misioneros o pre-animadores y se encomiendan al cuidado de un animador experimentado o un asesor del
MJS. Estos grupos participan y promueven la participación de otros jóvenes en las Jornadas locales y dio-
cesanas de evangelización; estudian sobre la misión continental; hacen visita a hospitales; realizan activida-
des evangelizadoras en las plazas; van asumiendo responsabilidades de animación en las actividades de la
obra.
Algunos hacen Opción personal por asumir el reto de ser animadores del MJS en cualquiera de los
compromisos pastorales: ministerio de música o de danza, monaguillos, animadores de oratorio, catequista,
entre otros.
Otros sin asumir el compromiso de la participación activa en un grupo o de la animación en el MJS,
empiezan a participar más activamente en las actividades parroquiales y de su comunidad, y asumen cam-
bios en su manera de comportarse que llaman positivamente la atención de sus familiares y compañeros.
A Mediano Plazo:
Asumen el reto de ser asesores del MJS.
Participación en el Voluntariado Juvenil Salesiano.
Apoyan con talleres, según su propia cualificación profesional, a la formación de animadores y de-
más agentes pastorales
A Largo Plazo:
Hacen opciones de vida por alguno de los grupos de la Familia Salesiana o por algún compromiso
eclesial
Organizan y participan de iniciativas de compromiso social por los más pobres: doctor payaso, santa
en las calles, atención a los damnificados.
Retos La experiencia no está del todo sistematizada. Vive la frescura de una
fase carismática, inicial. Muchos retos que enfrentamos son propios
de estas circunstancias:
1. Unos retos tienen aspecto administrativo de sustentación y pedago-
gía del proyecto
2. Distribuir las experiencias misioneras según las etapas de los itine-
rarios formativos.
3. Organizar la variedad de experiencias según criterios legales ac-
tualizados (Ley Orgánica de Protección de Niños, niñas y Adolescen-
tes: LOPNA).
4. Contar con una Base de datos actualizada de los misioneros según
sus comunidades de referencia, y de los pueblos, caseríos y comuni-
dades atendidas por ellos.
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4.Coordinar a nivel nacional (ENI) el intercambio de los misioneros, sin descuidar las zonas
de base.
5.Coordinar las programaciones de los Oratorios en Vacaciones de tal manera que permita
tener experiencias de intercambio y conseguir mejores oportunidades de formación y re-
creación.
6.Elaborar y conseguir la aprobación de Proyectos de financiamiento para este conjunto de
experiencias.
7.Completar los 3 ciclos del “Manual Misionero” con la su propuesta formativa en torno al misterio pascual;
de la Jornada de Navidad, en torno al misterio de la encarnación; y de la Jornada Vocacional Misionera de
Agosto en torno a los santos salesianos y la Espiritualidad Juvenil Salesiana.
8.Realizar formalmente la propuesta formativa de los misioneros de semana santa durante la cuaresma, dis-
tinguiendo la formación de los que van a ir al Vicariato de Puerto Ayacucho.
9.Organizar la propuesta de formación para los animadores de Oratorios en Vacaciones.
Estamos tratando de asumir las implicaciones de la conversión pastoral pedida por la Conferencia de los obis-
pos en Aparecida (cf. nn 169, 198, 202, 218, 365, 371).
10.Asumir la lógica de la Pastoral de Conjunto y trabajar en todos los niveles en comunión y participación. Ayu-
dar a los SDB y los agentes pastorales a abrirse a la comunión eclesial y el trabajo en conjunto.
11.Vinculación con los misioneros de las Diócesis y movimientos juveniles.
12.Coordinar a nivel zonal (EZI) las experiencias de apoyo a las otras parroquias de las diócesis.
13.Integrar a los confirmandos y jóvenes universitarios en las experiencias misioneras.
14.Integrar a las familias de los misioneros.
15.Que las parroquias vivan el envío de los misioneros a cada una de las experiencias, como expresión de su
misionar.
Estamos esforzándonos por caminar en la vuelta a Don Bosco y por eso nos proponemos:
16.Integrar a toda la comunidad salesiana en el acompañamiento de las experiencias misioneras.
17.Ayudar a los SDB y agentes pastorales a valorar y favorecer el protagonismo juvenil al estilo de Don Bosco.
18.Ser misioneros en los nuevos patios del internet (Facebook, Twitter…) promoviendo y dando a conocer las
experiencias misioneras y consolidando iniciativas de evangelización en la web.
19.Lograr que estas experiencias misioneras vayan alimentando un dinamismo misionero propio del ambiente
en todos los momentos del año.
20.Trabajar como salesianos (miembros de la Familia Salesiana) en la conformación de liderazgos juveniles
entre los muchachos que se vuelvan evangelizadores y organizadores del movimiento entre sus coetáneos.
Finalmente, creemos firmemente en el camino de fe que se puede realizar a través de las experiencias misio-
neras ofrecidas de manera gradual y con la profundidad de una propuesta vocacional y un acompañamiento
espiritual. Esto es mucho más que realizar actividades, escribir proyectos, movilizar personas. Consiste en
crear una Cultura Vocacional-Misionera que sirva de humus, anime y sea enriquecida a través de las múltiples
iniciativas. Sentimos el paso de Dios en nuestras vidas a través de este trabajo y esperamos nos siga guiando.
Queremos que Él edifique y sea el fundamento de la Civilización que estamos construyendo con los jóvenes en
la Iglesia latinoamericana. Convocar y organizar con ellos estas experiencias misioneras es una manera de
colaborar con este hermoso proyecto de Dios y estamos felices de ser parte de esta aventura.
Dios quiera que esta experiencia que compartimos les sirva de ayuda y si de algo nos olvidamos, o no está
bien; esperamos el aporte a través de mjsvenezuela@gmail.com.
M A N U A L M I S I O N E R O
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¿Quién es el misionero? El misionero es llamado. Dios en persona pronuncia nuestro nombre, pensó
en nosotros y buscó una manera original de hacernos llegar la invitación a través de alguien
o algo. Él nos ha reunido en una sola familia, es iniciativa suya por eso estamos aquí.
El misionero es un enviado. El sitio de misiones no se decide por los intereses de las
personas que van a misionar, sino desde las necesidades de la Iglesia y los itinerarios de fe que vamos rea-
lizando. Todos los que vamos a participar de las misiones recibimos la designación de nuestro destino, ya
sea en la propia comunidad parroquial o en otra comunidad.
Es un cristiano que quiere ser auténtico. Somos piedra viva de la Iglesia que
está edificada en Cristo. A través de Espíritu Santo, Dios nos convoca y anima a vivir la misión, dando razo-
nes de nuestra fe y anunciando con valentía el mensaje que da sentido a nuestra vida. Decidimos vivir como
discípulos misioneros, haciendo la voluntad de Dios, alegrando la vida de los otros, siguiendo a Jesús.
Nuestro Primer sitio de misión son nuestras propias Parroquias y Co-munidades. Antes de decidir las misiones en
otras comunidades, debemos cubrir los espacios que
sean necesarios en nuestra Parroquia y Comunidad,
velando para que en esta experiencia parroquial, los que
participen en ella hagan su experiencia comunitaria de
programación, celebración y evaluación.
La Experiencia Misionera favore-ce nuestro camino personal de fe. Son experiencias graduales. No es volver a vivir lo mis-
mo de todos los años. El camino debe ir presentando
exigencias progresivas de mayor liderazgo y compromi-
so, no solo en su comunidad parroquial sino con la expe-
riencia de la Iglesia Universal.
La experiencia misionera debe ser un anuncio en la familia de los mismos misioneros. Los padres y
familiares deben estar informados y en la medida de lo posible involucrados en la experiencia misionera,
para ello se debe organizar una reunión previa con los familiares de los misioneros presentándole las expe-
riencias de años anteriores, los sitios dónde se va misionar, los responsables de los grupos y el sentido de
la experiencia a través de los testimonios de quienes ya han ido a misionar y la experiencia de sus padres.
También es oportuna una celebración al final de la experiencia para presentarles las fotos y evaluar juntos
lo vivido.
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3. Misionero diocesano
Es una persona enviada por su parroquia como
parte de un grupo misionero a un sector de otra
parroquia de la diócesis ()previo acuerdo con el
párroco) para realizar las actividades de evan-
gelización y celebración litúrgica.
Características:
Tiene como edad mínima 16 años.
Presenta Carta de petición personal para ser
misionero.
Ha misionado dos (2) veces en la parroquia.
Elabora la Carta de compromiso durante la
preparación de la ceremonia de envío.
Tiene una participación comprobada en las
activida-
des de la
p a r r o -
q u i a ,
compro-
bada con
una car-
ta del
a s e s o r
del grupo
o del
catequis-
ta o del
c o o r d i -
nador de
su apos-
tolado.
Ha asistido a los encuentros de formación
misionera.
Si es menor de edad, tener permiso escrito
por sus padres y permiso de viaje concedido
por los consejos de protección de menores.
Haber participado como mínimo en el 70% de
las actividades de recolección de fondos.
1. Colaborar misionero
Es una persona que realiza por pri-
mera vez su experiencia misionera y apoya la
logística de las actividades de evangelización y
celebración litúrgica en su parroquia.
Características:
Primera experiencia de misión.
Tiene como edad mínima 14 años.
Dispuesto a prestar un servicio parroquial.
Presentar permiso firmado de su represen-
tante.
2. Misionero parroquial
Es una persona que participa activamente en las
actividades de evangelización y celebración litúr-
gica dentro de la parroquia.
Característica:
Participa en la catequesis de confirmación
de 2do nivel, en una actividad o en grupo de
la parroquia.
Tiene como edad mínima 15 años.
Mínimo conocimiento de las actividades la
Jornada Misionera.
Presenta carta de petición para ser misione-
ro.
Participa en las Jornadas de Formación Mi-
sionera.
Presenta permiso firmado de sus padres
para la participación en las actividades.
Elabora Carta de compromiso durante la
preparación de la ceremonia de envío).
Presenta comprobante de participación en
grupo o actividad parroquial.
Participó como mínimo en el 70% de las acti-
vidades para recolección de fondos.
Perfil del Misionero
M A N U A L M I S I O N E R O
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5. Misionero ad gente
Son aquellos misioneros que trabajan en los luga-
res de primera evangelización.
Características:
Han realizado la experiencia de misionar en
parroquia y en las poblaciones de su diócesis.
Ha participado en la formación específica para
misioneros adgentes.
Asumen el reto de encontrarse con otras cul-
turas, por lo cual se prepara para conocer sus
modos de vivir y compartir con ellos la alegría
de conocer a Jesús.
El trabajo de misión adgente se realiza primor-
dialmente en el estado bolivariano de Amazo-
nas.
4. Misionero nacional
Es un joven , mayor de edad, que en-
viado por su parroquia como parte de un grupo mi-
sionero a un sector de otra diócesis en coordina-
ción con los otros grupos que atiende el lugar.
Características:
Es mayor de 18 años de edad.
Ha presentado la Carta de compromiso y partici-
pación voluntaria elaborada durante la prepara-
ción de la ceremonia de envío.
Ha presentado la Carta de postulación avalada
por las comunidades cristianas a las que perte-
nece.
Asistió a todos los encuentros de formación mi-
sionera.
Ha misionado en la diócesis dos (2) veces.
Ha presentado el comprobante de participación
en la catequesis, misiones, oratorio u otro apos-
tolado durante dos (2) años.
Asistió al encuentro de recolección de materiales
y demás recursos para la Jornada Misionera.
Ha participado en todas las actividades para
recolectar fondos.
Perfil del Misionero
“Sin compromiso,
las misiones es
solamente una
teoría... Sin
compromiso, es
una emoción que
dura un tiempo...
Sin compromiso, es
cuestión de ir... y
después... regresar
a mamá, a casa, al
trabajo.”
Wedge Alman.
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Decálogo de convivencia
Yo, como discípulo-misionero del Señor:
1.Respeto el derecho de los demás a la hora de hablar, escuchar, comer y dormir sin ser molestado.
2.Soy Responsable y por eso cumplo con mis deberes en la misión y en mi familia. Actúo rápidamente
a la hora de limpiar, ordenar, cocinar, organizar; es una forma de servir a Dios a través de mis herma-
nos.
3.Busco ser amable siempre, con mis hermanos misioneros y con la comunidad, para que a través de
mí, Cristo el buen pastor, pueda hablarles.
4.Escucho y acepto la Corrección fraterna, como medio por el cual Dios me habla y me guía.
5.Estoy dispuesto a aprender, por lo cual, humildemente me dejo guiar por los adultos que coordinan
la experiencia y me apoyo en los miembros de la comunidad que pueden enseñarme algo nuevo.
6.Doy testimonio de vida cristiana, por lo cual me comporto debidamente y evito hablar con mis com-
pañeros en las celebraciones, me confieso y comulgo para estar en gracia de Dios.
7.Amo la creación, por lo cual economizo todo tipo de material, hago uso del reciclaje siempre que
puedo para colaborar con la ecología.
8.Soy prudente con el uso
del celular, ipod y demás apa-
ratos, pues estoy consciente
de que pueden ser objetos de
tentación para alejarme de la
misión.
9.Soy humilde y sencillo,
sigo los pasos de Jesús, por
lo cual evito todo tipo de os-
tentación, me visto de forma
sencilla y adecuada.
10.Procuro propiciar
relaciones interpersonales
sanas, priorizando la amis-
tad entre los misioneros y las
personas de la comunidad.
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Planificación
A la hora de planificar recuerda: Planificar es deter-
minar dónde se quie-
re estar en el futuro
y las acciones y re-
cursos necesarios
para llegar allí. Es
plantar lo que desea-
mos cosechar
Nuestra meta:
La santidad
¿Qué es planificar?
¿Para qué? OBJETIVO
Antes de plantear cualquier actividad es necesario trazarnos un objeti-
vo que nos ayude a alcanzar la meta general de toda misión, que no es otra, que
llevar a Jesús a los miembros de la comunidad a la que hemos sido enviados.
Este objetivo debe ser:
Redactado de manera CLARA, cualquier persona que lo lea, aunque no sea
del grupo, debe entender qué se desea lograr.
CORTO, preferiblemente que no supere UNA línea de una hoja carta.
Iniciado con un VERBO EN INFINITIVO. Los verbos en infinitivo son aquellos
que no están conjugados, la manera de reconocerlos es que terminan en –
AR, -ER- IR. Por ejemplo: Realizar, Promover, Corregir.
Claro a las personas a quienes dirigido y el lugar que va a abarcar. Por
ejemplo: Integrar de 10 a 15 jóvenes del sector El Milagro al Vía crucis juvenil.
POSIBLE de alcanzar según el panorama que se conoce del sector, los re-
cursos generales del grupo y el tiempo. La idea es avanzar, no frustrarnos
por plantear metas imposibles. Por eso en lugar de plantearnos “Lograr que
TODOS los miembros del sector parte baja de El Nacional vayan a la misa
este domingo”, es preferible decir “Lograr que de 10 a 20 personas del sec-
tor parte baja de El Nacional vayan a la misa este domingo”.
Preferiblemente, UNO solo por día.
OBJETIVO: Favorecer un encuentro entre el grupo de misioneros y las familias del sector El Progreso.
Momentos La experiencia de misionar es profunda, única, diversa y cargada de parti-
cularidades sin embargo, existen instrumentos que facilitan y apoyan el trabajo
que se lleva adelante. En el apartado Momentos contarás con la iluminación temá-
tica que podrás leer de forma pausada en casa, para que al aplicar dichos instru-
mentos prácticos, nuestra misión sea ejecutada con más calidad. Recuerda que el
Señor nos dice que “nos reconocerán por nuestras obras” (Mt. 7, 20).
Ejemplo:
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 2 2
Este ítem consiste en indicar con un
TÍTULO la actividad que se va a desa-
rrollar. Seguramente habrán varias actividades cada
día aunque haya un solo objetivo por día.
¿Qué?
Ahora es necesario hacer una
descripción detallada de la
manera en la que se va a hacer la actividad. Implica un
desarrollo explicativo.
¿Cómo?
Para cada actividad se
debe destinar un tiempo determinado. Es
importante recordar que el tiempo es un
recurso valioso y debemos ser prudentes
con su distribución.
¿Cuándo?
En cada tarea, por senci-
lla que sea, requieren
ciertos recursos, humanos y materiales, es necesario
tenerlos en consideración porque si algún recurso falta,
se dificulta el desarrollo de nuestro trabajo y hasta po-
dría causar el fracaso de este. Es indispensable indicar la
cantidad de cada material, que sea justificada para evitar
malgastar.
¿Con qué?
Visita a los hogares.
-Saludamos a los miembros del
hogar y nos presentamos como
misioneros salesianos.
-Le entregamos el programa de
la Semana Santa.
-Realizamos la Oración “Te pe-
dimos Señor”.
10 a 15 min en cada casa.
-30 copias del programa.
-1 manual con la oración
“Te pedimos Señor”.
-10 hojas de canto.
Hay que delimitar espacial-
mente cada actividad de la
semana, de manera que no choquen los grupos, que se
puedan cubrir todas las
zonas de acción pastoral
y que el coordinador de
grupo sepa en qué lugar
están cada uno de los
miembros de su grupo.
¿Dónde? Grupo 1: Visitará el sector Cha-
pellín de El Vigía desde la prime-
ra casa hasta la Bodega de Ma-
ría.
Grupo 2: Visitará el edificio Villa
Francesa.
Ejemplo:
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 2 3
Si bien es cierto que el Coordinador
es el responsable del desarrollo
general de las misiones, es importante que en cada momento
haya un responsable puntual. El responsable no es a quién “se
le echa la culpa si la actividad no se da”, por el contrario,
existe un encargado de forma que el trabajo sea COMPARTIDO.
¿Q
Un misionero va degustando día
a día sus experiencias, Eso im-
plica saborear la dulzura y amargura del camino, pero, lo
más importante es que de ello aprende. Por ello, de cada
actividad debes idear un medio para evaluar ¿Qué hicimos
bien y qué hay que mejorar en la próxima ocasión? Respon-
damos estas dos pregunta y veremos que todo cambiará.
¿Qué tal?
Saludos: Nos lo turnamos en
cada casa.
Oración: Viviana
Canto: Martín
Evaluación diaria
1.- Nombra cuatro cosas positivas
del días de hoy.
2.- Nombra cuatro cosas a mejorar
del día de hoy para mañana.
3.- Con una palabra, cómo resumi-
rías el día de hoy.
Es necesario tener presente que las planificaciones no son camisas de fuerza sino apoyo para la
realización de la misión y que siempre existen elementos contingentes que pueden hacerla cambiar; allí es
necesario la existencia del popular Plan B, que no es otra cosa que una alternativa que permita solventar
cualquier imponderable que surja. De igual forma la improvisación, fruto de la experiencia, puede contri-
buir a salvar la planificación. Pero, no pierdas de vista un refrán que señala “No hay mejor improvisación
que la que se prepara”, es decir, no pretendas siempre improvisar, es un recurso que se gasta y que solo
es auxiliar y que será de mayor calidad y efectividad cuando sea usado por una persona habituada a planifi-
car que haya desarrollado pericia en el área en que ejecutará su plan. En la sección de Acción Misionera
tendrás a tu disposición el instrumento de planificación
Finalmente, planificar no es más que responder a estas 8 interrogantes y al final del camino, cada
¿Qué tal? te llevará a un nuevo ¿Qué?. Este es un camino que hay que recorrer sin perder
de vista la guía principal de todo misionero: Dios.
¿Para qué?
¿Qué?
¿Cómo?
¿Cuándo?
¿Con qué?
¿Dónde?
¿Quién?
¿Qué tal?
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 2 4
Las visitas a las hogares tienen por objetivo conocer
a las familias de una manera informal y establecer un víncu-
lo más personal y fraterno con ellos. En este ámbito de inti-
midad y cordialidad, se puede dar un diálogo mas profundo,
permitiendo un encuentro mas cercano entre evangelizado-
res y evangelizados. Durante las visitas, los misioneros co-
nocen a las familias, sus inquietudes y necesidades. De esta
manera, la evangelización es un proceso “de corazón a co-
razón”. También pueden detectarse necesidades especiales
de la familia: enfermos y ancianos, necesidades sacramentales y materiales.
La oración compartida con las familias, es el momento oportuno para transmitir la Buena Noticia.
Fundamentalmente, en las visitas se intenta llegar, sobre todo, a aquellas familias mas alejadas, que
por la distancia probablemente no puedan acercarse a las actividades que el grupo organice en los Centros
de Misión. No importa las distancias ni las dificultades para llegar: los primeros destinatarios de nuestra
misión son los más alejados…
Las visitas a las casas es una de las experiencias más enriquecedoras, tanto para las familias visi-
tadas como para los mismos misioneros, es un encuentro con Jesús vivo entre nosotros, los misioneros
caminan por cada sector de dos en dos, entrando a las casas de las familias que quieren recibirlos, se da
una conversación sencilla, un compartir de vida, se les anuncia quienes somos, qué estamos haciendo. Es
un enseñar aprendiendo que termina con la oración en la familia, la oración por Venezuela, con la bendición
de la casa, de algún niño o un enfermo.
Metodología Observar
Es necesario estar atentos a las personas, qué tan
receptivos son, qué imágenes religiosas tienen en la casa
para saber qué religión profesan o qué tan religiosos son.
Esto ayudará a saber cómo dirigirse a las personas y ser
así más efectivos en el acercamiento.
Presencia
A la vez que observa, el misionero es observado. La manera de vestir, la manera de hablar, el trato
a los demás… todo esto es importante y hay que cuidarlo. El misionero debe ir vestido digna y sencillamen-
te. Siempre deberá llevarse en lugar visible el distintivo de nuestra fe católica: una imagen de la Santísima
Virgen María, un crucifijo, etc. Esto evita muchas confusiones, abre muchas puertas y libra de muchos peli-
gros. Hay que saber presentarse con educación y decir la parroquia de la que provenimos.
Visita a los hogares
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 2 5
Introducción de la conversación:
Hay que evitar el nerviosismo, sobre todo al principio, o la apatía que puede darse sobreto-
do al final por el cansancio. Todos tienen derecho a recibir lo mejor de nosotros mismos.
Tener claras las metas y lanzarse con prudencia pero confiados en Dios. El responsable del
equipo indicará en cada caso la introducción conveniente a la conversación que será la
misma en todas las casas.
La conversación
Hay que entrar en materia lo antes posible. Puede ayudar preparar y memorizar alguna introducción.
Evaluar la oportunidad y el enfoque de la conversación, con base en preguntas guía:
Podemos encontrar:
Familias católicas practicantes: objetivo: animarles en su fe y buscar comprometerles con la parro-
quia. No requieren de mucho tiempo.
Familias no practicantes: pueden ser despreocupados por la vivencia religiosa o estar alejados o en
otra religiones o sectas. En cada caso hay que ver lo que conviene y jamás discutir (es completamente
inútil) mucho cuidado si empiezan a sacar revistas o la Biblia. Es mejor despedirse cortésmente y a
tiempo.
Cuerpo de la conversación: dependiendo del tipo de familia y de las observaciones que podamos hacer;
deberá enfocarse la conversación puesto que los objetivos son distintos en cada caso. El objetivo ulti-
mo de todas nuestras conversaciones será acercar las almas a Jesucristo, buscando comprometer-
les en la parroquia.
En las visitas se deberá:
Realizar la reflexión evangélica del día
buscando lograr un compromiso concreto
Invitar a participar en las actividades de
las misiones: Devociones populares, encuen-
tros celebraciones, entre otros.
Llenar la hoja de censo de visita a las ca-
sas para ir articulando y organizando la parro-
quia.
Comprometer a las personas a participar
en las actividades ordinarias de la parroquia.
Comprometer a las personas a participar
en la Celebración Eucarística y a acercarse
periódicamente al Sacramento de la Reconci-
liación.
Uso del material de apoyo:
Junto con la explicación de las verdades básicas de la fe católica, en las misiones suele ser útil dejar algu-
nos materiales, bien sea para profundizar en la fe (por ejemplo, un catecismo) sea para orar, por ejemplo,
rosarios, imágenes de María, o para tener mas presente a Dios en sus vidas, por ejemplo, medallas, posta-
les del Papa, entre otros. Estos materiales deben ser usados con discreción y hay que explicar el sentido
de cada cosa y hacer que la valoren.
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 2 6
N° Nombre y
Apellido
Edad Dirección exacta
(Colocar punto de Referencia)
Teléfono Necesidad
Sacramental
Aquí cuentas con un modelo de formato para el Censo Parroquial, que puedes realizar
por familias que pertenecen a la parroquia o por personas visitadas que cuentan con necesidades
específicas.
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P Á G I N A 2 7
Conclusión y despedida
Educación y cortesía: Nos haya ido bien o mal la visita, debemos recordar siempre que la
caridad es lo mejor que podemos dejar en las casas.
Resumen y propósito concreto: Antes de abandonar la casa es conveniente hacer un
resumen de lo tratado y concretar un propósito. Orar junto con la familia y despedirse cortés-
mente. No perder el tiempo. Recuerda siempre que el tiempo vale oro, y quien lo pierde, pierde un tesoro.
Anotar los datos de interés: deben anotarse no sólo las peticiones, enfermos en cama y las necesidades
detectadas sino también, los datos que permitan localizar fácilmente la casa (dirección, nombre de algún
conocido). Los censos deben revisarse en las reuniones de evaluación y entregarse luego al párroco.
Finalmente, resaltemos que el anuncio debe ser breve, sencillo, testimonial y directo y a modo de resu-
men los elementos que se sugiere no falten a la hora de visitar los hogares son los siguientes:
1. Invocar al Espíritu Santo y a María antes de entrar a cada
casa.
2. Saludo al entrar: que la paz del Señor esté en esta casa.
3. Invitación a estar presentes a todas las personas: Adultos,
jóvenes y niños.
4. Objetivo de la visita, explicando brevemente el por qué y
para qué están ahí.
5. Dar a cada persona el volante del mensaje, el folleto, la
oración de la Virgen.
6. Anuncio dado por uno de los dos misioneros, mientras el
otro apoya con la oración.
7. Dar testimonio breve de su encuentro con el Señor: ¿quién es Dios para el Misionero?
8. Invitar a la respuesta diciendo ellos con voz alta la oración.
9. Orar por los enfermos que se encuentren en la casa.
10. Hacer un reporte al salir antes de entrar a la siguiente casa.
Evaluar es revisar el camino andado, las huellas dejadas… y si ellas reflejan nuestra
meta principal: Anunciar a CRISTO.
Cada día la evaluación tendrá la siguiente estructura:
1. Saludo del asesor: “Todas las noches durante la misión, dedicaremos tiempo para
“Recoger el día” Esto no es solo evaluar lo bueno y lo malo que hicimos o sucedió en
el día; significa que buscaremos lo mejor, aprenderemos de ello y nos lo llevaremos para que forme parte
de nuestra vida. Se trata de abrazar lo que nos da vida. Nos serviremos de algunas preguntas para que no
nos dispersemos en la reflexión….
2. Canto o alguna lectura que permita serenarnos y sentir paz. Se puede encender una vela y hacer algún
ejercicio de respiración.
3. Se leerán las preguntas una a una. Dejando espacio para que cada persona pueda responderlas en su cora-
zón.
4. Se sugiere compartir después de cada pregunta; y no esperar al final del ejercicio.
5. Cerrar esta actividad dando gracias a Dios con un canto u oración.
¡Recoger el día!
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P Á G I N A 2 8
En estas misiones queremos experimentar la docilidad del
discípulo que aparta sus momentos para nutrirse del
maestro. La Oración Misionera son momentos para dejar-
nos iluminar por la Palabra, dándole tono a la experiencia
de celebración, anuncio, compromiso apostólico y compar-
tir fraterno que se va realizando durante los días santos.
En ellos experimentamos la Gracia que vamos a compartir
con nuestros hermanos.
Este año nos dejaremos iluminar por el relato de los
“Discípulos de Emaús” (Lc 24,13-35). Queremos nutrirnos
de esta experiencia de encuentro con el Resucitado, vivida por estos discípulos, que les hizo recobrar la
esperanza y los puso en camino para compartir la buena nueva con sus compañeros.
Contaremos con una propuesta de oración para iniciar el día y una para culminar la
jornada.
Realizaremos, junto a los discípulos de Emaús, un camino de fe, que afianzará nuestra esperanza y anima-
rá nuestra caridad por los hermanos:
“Tomo el pan en sus manos, habiendo dado
gracias a Dios, lo partió y se los dio”
(Lc 24,30)
Oración misionera
Etapas Día Tema a meditar …
1era etapa Sábado Celebración de envío: “Sin esperar más se pusieron en camino”
2da etapa Domingo “Se puso a caminar a su lado”
Lunes “¿De qué vienen hablando?
Martes “Se puso a explicarles”
Miércoles “Quédate con nosotros”
3era etapa Jueves “Tomó el pan en sus manos”
“Habiendo dado gracias a Dios”
Viernes “Lo partió y se lo dio”
Viacrucis Juvenil
4ta etapa Sábado Retiro: “Lo reconocieron”
5eta etapa Domingo Culminación de la experiencia “De verdad ha resucitado”
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 2 9
Es el día de llegada y del inicio de la misión, es importante buscar un momento para centrarse como grupo, hacer algunas dinámicas de conocimiento y de integración de acuerdo al tiempo y al lugar. Al finalizar el día o antes, de acuerdo a las circunstancias, hacer la celebración de envío que se propone a continuación.
Monición: Dios nos ha reunido aquí para hacer juntos un camino hermoso en el cual vamos a ir
descubriendo el rostro de Jesucristo en cada una de las experiencias que vamos a vivir. La esce-
na de los discípulos de Emaús nos irá acompañando todos estos días. Aquellos hombres recono-
cieron a Jesús al partir el pan en la intimidad de su casa e inmediatamente se levantaron a con-
tar lo que habían vivido con Jesús. Este camino de Emaús nos invita a “levantarnos” y poner toda
nuestra vida al servicio de los demás. Que este momento de oración profunda nos impulse y nos
haga sentir discípulos del Señor y enviados a anunciar su amor a todos.
Canto: Tómame, Envíame (N° 50)
Reflexión Inicial: Al iniciar un camino es muy importante darnos cuenta cómo nos sentimos, cuá-
les son las provisiones que necesitamos, cuáles son nuestros temores y dudas. Vamos a compar-
tir en unos minutos nuestras inquietudes.
Sábado de Concilio
“Y levantándose se pusieron en camino” Lc 24,33
Lectura del primer Libro de los Reyes (Re 19,3-8):
Elías se llenó de miedo y huyó para salvar su vida. Al
llegar a Berseba de Judá, dejó allí a su criado. Él se
adentró por el desierto un día de camino, se sentó
bajo un arbusto y deseándose la muerte decía: ¡Basta
Señor! Quítame la vida, que no soy mejor que mis an-
tepasados. Se acostó y se quedó dormido, pero un
ángel lo tocó y le dijo: Levántate y come. Elías mira, y
vio a su cabecera una porción de pan cocido todavía
caliente y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a
dormir. De nuevo, el ángel del Señor lo tocó y le dijo:
Levántate y come, pues te queda todavía un camino
largo. Él se levantó, comió y bebió; y con la fuerza de
aquel alimento anduvo cuarenta días y cuarenta no-
ches hasta que llegó a Horeb, la montaña de Dios.
Momento de silencio.
Se forman grupos de tres personas y se
dialoga en base a las siguientes preguntas:
1. ¿Cómo me siento al iniciar esta expe-
riencia?
2. ¿Cuáles son los temores y miedos ante
la misión?
3. ¿Por qué estamos aquí reunidos?
Después de un tiempo prudencial se com-parten algunas resonancias, es algo muy breve. Iluminación Bíblica: En este momento se
trae la Biblia en procesión con dos cirios
encendidos mientras se canta: “Enciende
una luz”. Se coloca al centro del salón y se
proclama la siguiente lectura:
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P Á G I N A 3 0
Reflexión compartida en grupo: Juntos en círculo alrededor de la Palabra de Dios, se reflexionará a luz del texto proclamado. Se comienza leyendo la reflexión, bien sea personalmente o por grupos según se prefiera, y luego se comparte partiendo de las preguntas que aparecen a continuación: ¿Cómo misioneros cuál debe ser nuestro alimento?
¿Qué queremos lograr en este camino misionero que iniciamos?
¿Cuáles pueden ser las dificultades que nos podemos encontrar? ¿Cómo superarlas?
¿Cómo podemos ser ángeles para tantas personas desanimadas y sin aliento?
Canto: Sumérgeme (N° 41).
Presentación de los símbolos: A medida que uno de los pre-
sentes eleva la siguiente oración se van colocando al centro
los signos que se van nombrando.
Señor, estamos agradeci-
dos porque una vez más te
quieres valer de nuestras
manos y pies para cons-
truir tu Reino de amor,
por eso con este MANTO
que colocamos en el cen-
tro de nuestra reunión queremos recordar la tierra en la que
has querido que te sirvamos con generosidad y alegría, manto
que nos recuerda el nuevo camino que hoy emprendemos;
permite que el centro de cada una de las acciones esté prece-
dido por el anuncio de tu PALABRA (se coloca la Biblia sobre
el paño) que arde en nuestro corazón y pide a gritos que la
compartamos humildemente sabiendo que la acción de tu Es-
píritu Santo va uniendo los corazones en un mismo latir y sen-
tir, en un mismo obrar y amar. Señor agradecemos grande-
mente la solidaridad y hospitalidad de esta maravillosa COMU-
NIDAD (se coloca el nombre de la comunidad a la que somos
enviados al lado de la Biblia) que nos recibe y que comparte su
experiencia de fe, permite que cada uno de NOSOTROS (se
colocan todos de pie alrededor del manto) sea testimonio de
tu bondad, de tu justicia y de tu paz; para que al final de esta
semana podamos verdaderamente reconocerte al partir el
PAN (se coloca el pan), alimento insustituible de nuestra vida
de discípulos misioneros… Jesús, tú que eres la LUZ (se colo-
ca una vela) ilumina esta misión…
Elías y el alimento para el camino:
Elías es uno de los primeros y más
grandes profetas del pueblo de Israel.
Ha sido elegido para anunciar al pue-
blo, que Yahveh es el único Dios y que
los ídolos no existen ni tienen poder
alguno. Como todo hombre de Dios, es
perseguido y huye porque la Reina Je-
zabel ha decidido acabar con él. Pero el
camino por el desierto es largo y fati-
goso, siente desánimo y ganas de mo-
rirse, pero Dios lo está esperando en la
montaña, debe continuar su camino
hasta el final. No puede desfallecer. El
ángel de Dios aparece para confortarlo
y le invita a levantarse y a comer. Dios
nunca abandona a sus elegidos, siem-
pre nos envía ángeles que nos confor-
ten y animen. En estos días de arduo
trabajo misionero a lo mejor sentire-
mos cansancio o persecución pero
Dios está con nosotros, Dios se nos ha
dado como alimento y bebida de salva-
ción: Cristo nos acompaña en nuestros
desiertos y soledades. Si abrimos el
oído podremos escuchar la voz del
Maestro que nos invita a levantarnos y
caminar con la fuerza de su amor.
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Oración del envío La proclamamos todos juntos. Jesús, Señor de Emaús, Dios de la vida, aquí estamos, envíanos.
En este tiempo en que como iglesia necesitamos renovar nuestro impulso
misionero, te pedimos la fuerza y el fuego de tu Espíritu que nos abra el
oído para volver a escuchar tu llamado a seguirte.
Queremos permanecer en oración como María y los apóstoles, y dejarnos
transformar el corazón para tener tus mismos sentimientos.
Queremos que el Espíritu nos ayude a descubrir los signos de tu presen-
cia en nosotros, en nuestras comunidades y también en nuestra realidad.
Que podamos alentar los dones de cada uno: la alegría en la entrega, la
solidaridad, la capacidad de compartir y celebrar tu fidelidad.
Que tu palabra nos haga arder el corazón, irradiar tu vida a través de
nuestro amor y proclamar tu esperanza.
Envíanos Señor de la historia, aquí estamos.
Sopla sobre nosotros tu Espíritu, para alejar el desaliento y la comodidad,
que nos impide ponernos en camino, y así salir al encuentro de nuestros
hermanos más necesitados.
Ayúdanos a descubrir el modo más adecuado para acercarnos, para dialogar, para aprender y
para anunciar tu promesa.
Envíanos, Señor Jesús, peregrino resucitado que camina a nuestro lado.
Que junto a María, podamos vivir con fidelidad y alegría nuestra vocación de
discípulos misioneros.
Bendición: la realiza quien preside la celebración (Sacerdote o guía): Oh Dios fuente de toda luz y origen de todo bien, que enviaste a tu Hijo único, Palabra de vida, para
revelar a las mujeres y los hombres el misterio escondido de tu amor. Bendice (+) a estos herma-
nos nuestros, elegidos para comunicar el mensaje del Evangelio. Concédeles que al meditar asidua-
mente tu Palabra, se sientan inundados y transformados por ella y sepan anunciarla con toda fide-
lidad a nuestros hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Hacemos un breve silencio por el momento vivido. Anuncio de Inicio de la misión: El que preside la oración les anuncia que la misión ha comenzado
y todos entramos en este hermoso camino confortados por la Palabra y la Eucaristía. Todos dicen a una sola voz:
“Y LEVANTÁNDONOS, NOS PONEMOS EN CAMINO SEÑOR”
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P Á G I N A 3 2
Domingo de Ramos
El domingo de ramos da comienzo a la semana en la que contemplamos y celebramos el
gran Amor de Dios por nosotros. Amor que lo llevó a aceptar el dolor del sacrificio de Jesús, quien
optó por ofrecer su vida ante la violencia de quienes le sintieron como un estorbo peligroso. Comenzamos este recuerdo celebrando la entrada de Jesús en Jerusalén y el recibimiento
que le hacemos en nuestra vida. Jesús, montado en un burro, entra como humilde servidor que
vive de la palabra de Dios, mientras era esperado y aclamado como Rey. Meditamos el contraste
entre quienes esperan un Dios que imponga su voluntad de manera violenta, y un Dios decidido a
aceptar que se le trate con violencia, por cumplir su
voluntad de amar hasta el final.
Este domingo nos recuerda que el camino a la
gloria de Dios es el sufrimiento. El amor, para que sea
aceptado tal cual es, debe ser probado en el dolor.
Solo así se puede apreciar su profundidad y valor.
El color litúrgico es el rojo, que nos recuerda que Je-
sús derramó su sangre por nosotros. Aclamamos a
Jesús con Ramos reconociendo su gloria, como lo hi-
cieron en Jerusalén, y meditamos el relato de la pa-
sión como testimonio de su entrega amorosa por no-
sotros.
Acompañamos al Señor que entra para ofrecer su
sacrificio por la redención del mundo, dispuestos a
participar con Él de su pasión y su gloria.
Al inicio de cada día los misioneros contarán con una ilumina-
ción temática que centra la vivencia de la jornada, en la que
encontrarán detalles claves como los signos litúrgicos, los per-
sonajes bíblicos del día y la religiosidad popular característica .
Enfoque Misionero
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Domingo de Ramos “Se puso a caminar a su lado ” (Lc. 24,15)
Ambientación
En el sitio de oración, preparar un camino (se puede hacer en el momento con todos los misioneros o ya
tenerlo preparado previamente) con los simbolismos propios de la Semana Santa: los ramos, los nombres
de los días santos, algunas de las actividades o celebraciones que se van a hacer en la comunidad etc. Se
trata de un camino que comience el domingo de ramos y termine el domingo de la Resurrección. Luego,
poner dentro del camino varias imágenes de sandalias o huellas con los nombres de cada uno de los misio-
neros, precedidos por las huellas que tengan el nombre de Jesús y las huellas de los discípulos de Emaús,
que son los personajes que nos acompañaran en las oraciones de estos días santos.
Motivación
Luego de un buen tiempo de
preparación y de reflexión,
ya estamos aquí, en nuestro
sitio de misión. Hemos sido enviados,
para proclamar en el nombre de Jesús,
su Buena Noticia a todas las personas
con las que en estos días santos nos
encontraremos. Durante estos días, en
nuestra oración de
la mañana, nos
acompañaran los
d is c ípu los d e
Emaús y su expe-
riencia de fe tenida
con el resucitado,
cuando le recono-
cieron al partir el
pan y, luego, llenos
de alegría fueron a pregonar que Jesús
estaba vivo, que realmente había resu-
citado…
Concretamente hoy comenzaremos
nuestra reflexión, meditación y oración
a partir de la experiencia de dolor y
tristeza profunda que vivían los discípu-
los de Emaús, porque les habían quita-
do, les habían matado a su Señor. Ante
esta situación de tristeza y desesperan-
za, un personaje que ellos no conocen o
no reconocen, les sale al encuentro y se
pone a caminar con ellos.
Inicio
Comencemos nuestra oración con la
Señal de la luz, que nos recuerda el
amor que Dios nos tiene: en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
Invoquemos y pidamos al Padre la pre-
sencia del Espíritu Santo, para que nos
ilumine y abra nuestra mente y nuestro
corazón para acoger su palabra y pue-
da producir frutos de conversión.
Canto: Fuego santo ven.
“Dios no
llama a los
calificados,
califica a
los llama-
dos.”
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P Á G I N A 3 4
Para la propia reflexión:
¿Cómo es mi caminar: qué actitudes, miedos, sueños, sentimientos acompañan mi caminar?; ¿con quienes
comparto mi caminar, quienes caminan conmigo?
¿En mi caminar quién me libra de las tristezas, de los miedos, de las rabias…?
Anota tus resonancias
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Pero también, el caminar es una actitud muy propia del misionero. A Jesús los evangelios lo presen-
tan siempre como un caminante, caminando de un sitio a otro, llevando la Buena Noticia a todos, sanando a los
enfermos, librando de los malos espíritus a las personas, compartiendo su vida entre los más pobres, los más
humildes, los más depreciados de la época. ¿Quieres vivir esta misma experiencia misionera durante estos
días de misión?
Ten presente, que la gente de esta comunidad que te vas a encontrar desde hoy, pueden estar vi-
viendo la misma situación de los discípulos de Emaús: tristeza, soledad impotencia. Pero también te encontra-
rás muchas personas, que viven de la fe en Dios, es decir, que su esperanza y confianza están puestas total-
mente en Dios.
A todas esas personas, que caminan el sendero de la vida, tú eres enviado para anunciarles la Buena
Noticia de Jesús en estos días de misión. ¿Cómo te dispones anímicamente para iniciar esta experiencia mi-
sionera?; ¿qué quieres lograr en esta semana de servicio y entrega desinteresada?
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Canto: alma misionera (N° 29) Se invita a compartir las resonancias de la meditación. Luego ora un Padre nuestro y la Consagración a María Auxiliadora.
Consagración a María Auxiliadora
Inmaculada Virgen Auxiliadora, Madre de la iglesia, Estrella de la evangelización, nosotros nos ponemos bajo tu
protección materna, y fieles a nuestro bautismo, te prometemos trabajar siempre para la mayor gloria de
Dios y por la salvación del mundo.
Confiando en tu intercesión, te rogamos por la iglesia, por cada una de nuestras familias, por los jóvenes,
sobre todo, por los más pobres, y por todos los que Cristo ha redimido.
Tú, que fuiste la maestra de Don Bosco, enséñanos a imitar sus virtudes, especialmente la unión con Dios, su
vida humilde y pobre entregada por completo a los jóvenes, su amor al trabajo y a la templanza, su fidelidad al
Papa y a los Pastores de la Iglesia.
Concédenos, Madre Auxiliadora, que nuestro servicio al Señor sea fiel y generoso, para que podamos llegar a
la alegría de la comunión plena en la casa del Padre. Amén
María Auxiliadora de los cristianos. Ruega por nosotros.
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Oración de la noche
Motivación:
Hubo un momento en que dos amigos andaban desconcertados, desorientados, desanimados,
desalentados y preocupados por lo que sucedió con Jesús de Nazaret. Pero a pesar de este momento
de desánimo que les tocó vivir en carne propia, los dos amigos compañeros tenían fe, aunque la llama de
aquella fe estaba a punto de apagarse. Identificaron sus problemas, le colocaron nombre, porque la fe se
afianza cuando se pone nombre a los problemas.
Yo también tengo dificultades, pruebas y problemas en mi vida, en mi familia. Tengo que identifi-
carlos, reconocerlos, ponerles nombres de modo que yo pueda encontrar solución para ellos. Los pro-
blemas no son para dejarme al suelo. Ellos me ayudan a crecer en la fe y humanamente si los supero, los
resuelvo, los asumo con valentía, entusiasmo y tranquilidad. La fe se fortalece en las dificultades y en las
pruebas. Cuando me siento débil, entonces soy fuerte (2 Cor 12, 10). He de abrirme a la experiencia de
Jesús Resucitado, experiencia que no se puede callar. Es necesario ir comunicándola a otros. Es decir
ponerme en camino.
Pero, ¿qué significa ponerme en camino? – no se trata sólo de moverme de un lugar a otro ni tan
sólo irme trotando para robustecer mi salud y perder peso. Se trata más bien del cultivo de actitud de
búsqueda; salir al encuentro de otros; abrirme a otros, dándome a conocer; tomar medida para hacer
realidades mis sueños; dirigirme sin más hacia la meta que me he propuesto.
La persona que dirige lee el siguiente apartado y motiva para que cada persona identifique qué rasgos de los discípulos tiene: 1. Dos discípulos como yo.
Con facilidad nos sentimos identificados con estos dos discípu-
los. Son muy semejantes a nosotros, muy humanos: han visto el
aparente fracaso de Cristo, y reaccionan como hubiésemos
reaccionado nosotros mismos: abandonando todo y volviendo a
su vida tranquila, cómoda, de Emaús. Habían visto los milagros
de Cristo, habían gozado de su presencia, habían saboreado sus enseñanzas, tal vez incluso habían re-
partido los panes en la multiplicación de los panes. Pero ahora... Todo había acabado. Cristo estaba
muerto y bien muerto. Nosotros esperábamos... Regresan a su tierra, pero regresan vacíos, insatisfe-
chos; en el fondo, saben que les falta algo, o mejor, les falta Alguien por quien vivir. ¡Qué humano es el
Evangelio! Y sobre todo, ¡qué bien conoce Cristo el corazón humano! Sabía que el desánimo, el cansancio
en nuestra vida, los momentos oscuros, nos asaltan en cualquier momento.
Luego escuchamos la lectura del siguiente texto con los ojos cerrados invitando a meditar qué resonan-cias tiene en nuestra propia vida. 2. Cristo siempre sale al encuentro.
Mientras van de camino, un desconocido se acerca a estos dos discípulos y empieza a caminar
con ellos. El camino es largo, y se hace más llevadero en compañía de alguien. Pero no es un simple des-
conocido, es Jesucristo que se acerca, callado, y comienza a escucharles, se interesa por sus preocu-
paciones. ¡Cuánta paciencia del Señor! Conocía perfectamente, detalle a detalle, todo lo que le estaban
contando, pero quiere oírlo salido de sus labios, con ese tinte de pesimismo que reinaba en el corazón
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 3 6
de los de Emaús. Es la mejor imagen de nuestra oración: Jesucristo conoce mis necesidades, mis proble-
mas, pero quiere que yo acuda a él, que me queje con él, que me desahogue contándole mis problemas. A
continuación, comienza su obra. Les ha escuchado, ha ganado su confianza, y ahora empieza su labor. Les
explica las escrituras, y les repite lo que durante su vida mortal les había dicho varias veces: el Mesías va a
padecer y morir, y después va a resucitar. En todos los anuncios de la pasión, Cristo siempre anuncia el
binomio pasión-resurrección, pero los hombres recordamos fácilmente la pasión y nos olvidamos de la re-
surrección.
Oración final: Salmo de un corazón alegre.
Coro 1: ¡Señor! Guárdame pues tú eres mi refugio. ¡Señor! Acógeme
pues tú eres mi casa y mi tienda.
Coro 2: ¡Señor! Protégeme, pues tú eres mi escudo en la pelea. Tú eres
mi roca firme y mi fortaleza.
Coro 1: Yo digo de todo corazón: Tú eres mi Señor, el Dios de la vida. Yo
digo en mi corazón: tú eres mi bien y fuera de ti no hay nada.
Coro 2: Me uno a los que creen en ti y te digo: Te adoro, Señor. Me uno a
los que esperan en ti y te digo: Espero en ti, Señor.
Coro 1: Me uno a los que aman de corazón y te digo: Te amo, Señor.
Dichoso el hombre que cuenta contigo.
Coro 2: Tú eres, Señor, el Todo de mi existencia, la plenitud de mi vida.
Las cosas que busco, Señor, fuera de ti, son polvo y basura.
Coro 1: Mi vida es para ti, mi Bien y mi Todo. Mis ilusiones y mis utopías están puestas en tus caminos.
Coro 2: Tú eres el Dios que salva, porque tu nombre es Amor sin medida. Dichoso el hombre que cuenta
contigo.
Coro 1: Tú caminas a mi lado y guías el sendero de mi vida; tú estás en medio de mi existencia y me hablas
al corazón con ternura.
Coro 2: Contigo me siento seguro y la marcha se hace ligera. Mi corazón se me alegra y mis entrañas sal-
tan de gozo, me siento feliz como una gaviota volando en libertad.
Coro 1: Dichoso el hombre que cuenta contigo. Mi corazón descansa, se siente junto a ti satisfecho;
tu Espíritu me conduce a la verdad plena y me siento libre; tu amor, constante como una ola, da seguridad a
mi vida; y tu rostro, como sol de mediodía, inunda de luz mis pasos. Dichoso el hombre que cuenta contigo.
Coro 2: Enséñame, Señor, el camino de la vida y dame el don de vivir; tu rostro esté siempre presente a lo
largo de mis noches y mis días y hazme gozar en lo interior de mi ser tu amor verdadero.
Coro 1: Eres mi delicia, eres mi esperanza; mi tesoro, mi bien; soy feliz contigo y salto de gozo como un
cervatillo en la montaña.
Coro 2: Señor, Tú eres el misionero por excelencia. Has dejado familia, trabajo y todo para ir revelando el
rostro bondadoso del Padre a los necesitados. Enséñame a ser un/a verdadero/a misionero/a según tu
corazón.
Todos- Alegra siempre mi corazón, oh Dios de la fiesta y la danza; alegra mi corazón joven que busca en ti
su mirada. Dichoso el hombre que cuenta contigo.
Padre nuestro….
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P Á G I N A 3 7
1.- Coloca tu mano sobre tu corazón y pídele a Jesús, que traiga a tu corazón el momento de este día por el cual
estas más agradecido. Pregúntate qué fue dicho y eso en ese momento que lo hizo tan especial. Inhala la grati-
tud que sentiste y recibe nuevamente vida en ese momento .
¿Por qué momento del día de hoy estoy más agradecido?
COMPARTIR…
2.- Pídele a Dios que traiga a tu corazón el momento de este día por el cual estas menos agradecido. Pregúnta-
te lo que fue hecho y dicho en ese momento que lo hizo tan difícil. Permanece con lo que sientas, no importa lo
que sea, sin tratar de cambiarlo ni arreglarlo de ninguna manera. Inhala y deja que el amor de Dios te llene tal
como eres.
COMPARTIR…
3.- Con el mismo silencio y espíritu de recogimiento, vamos a pasearnos por nuestro grupo de misioneros…
¿Cómo me siento entre ellos? ¿Me siento querido, valorado y/o apoyado?...O por el contrario hay roces, males-
tares o inconvenientes en la relación? Sereno mi corazón y me dispongo a expresarme con libertad y caridad
mi sentir: Evalúa la fraternidad entre el grupo.
…
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COMPARTIR…
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Lunes Santo
Tras el esplendor del domingo, la liturgia entra en la angustia de la pasión, siguiendo los últi-
mos días de vida de Jesús.
El lunes santo nos ofrece una clave de interpretación del misterio de la entrega de Jesús con la
meditación del Texto de Isaías que nos habla del Siervo Sufriente. Constituido alianza del pueblo y luz
de las naciones, hará brillar la luz de Dios sobre las naciones sin imposiciones violentas y con mucha
firmeza.
En el Evangelio nos presenta el escándalo de Judas ante la iniciativa de María quien lava y unge
los pies de Jesús. Los conflictos, que se presentan también al interno de su convivencia con los dis-
cípulos, no hacen doblegar a Jesús, quien anuncia con claridad la proximidad de su muerte.
Meditamos, en este día, la manera propia de Dios, de manifestar su firmeza sin violencia ni impo-
sición, y la conciencia del inevitable paso por la muerte que no desmotiva nuestra luchas, ya que
estamos ciertos en el amor de
Dios.
El color litúrgico es el mo-
rado, signo de esperanza y vo-
luntad de conversión. Al cele-brar la eucaristía con la comu-
nidad, meditamos la Palabra de
Dios y nos alimentamos de Je-
sús para disponernos a vivir en
nosotros el misterio del amor
durante el Triduo Pascual.
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P Á G I N A 3 9
Lunes Santo “¿De qué vienen hablando?” (Lc. 24,17)
Ambientación: Colocar en el centro la Palabra, y debajo de ella, la frase en grande “¿DE QUÉ VIENEN HA-
BLANDO?”. Alrededor de la Palabra y esa frase, unas más pequeñas “¿De qué habla la gente hoy? ¿De qué
cosas hablan casi siempre los jóvenes? ¿De qué cosas se hablan en la Iglesia? ¿Qué cosas nos hablan los
medios de comunicación? ¿Cuáles son tus temas predilectos de conversación?... de a dos misioneros, aga-
rrar una de esas preguntas, y discutirlas en cinco minutos. Compartir las respuestas.
Monitor: A la luz de esta refle-
xión compartida, vamos a escu-
char, una vez más, el Evangelio
que nos acompaña en este ca-
mino de semana Santa.- Pero antes pidamos
al Espíritu Santo que sea él quien ilumine
nuestras vidas, para poder comprender el
mensaje que Dios nos transmite hoy a través
de su Palabra.
Oración (todos juntos): Para hablarte mi
Señor Jesús, cómo me gustaría tener ojos de
águila, corazón de niño y una lengua callada.
Toca mi corazón Señor Jesús, tócalo con tu
Espíritu de amor. Tócalo y verás cómo des-
piertan los sueños enterrados en las raíces
humanas, en mis inseguridades y en mis mie-
dos. Ven a caminar con nosotros y ayúdanos
a comprender el mensaje de tu Palabra.
Amén.
Escucha de la Palabra (Uno de los miem-bros del grupo toma la Palabra y lee el evan-gelio que a continuación se indica)
Lector: “Ese mis-
mo día, dos de los
seguidores de
Jesús iban a
Emaús, un pueblo
a once kilómetros de Jerusalén. Mientras
conversaban de todo lo que había pasado,
Jesús se les acercó y empezó a caminar con
ellos, pero ellos no lo reconocieron. Jesús
les preguntó:—¿De qué están hablando por el
camino? Los dos discípulos se detuvieron;
sus caras se veían tristes, y uno de ellos,
llamado Cleofás, le dijo a Jesús:—¿Eres tú el
único en Jerusalén que no sabe lo que ha
pasado en estos días? Jesús preguntó:—
¿Qué ha pasado? Ellos le respondieron:—¡Lo
que le han hecho a Jesús, el profeta de Naza-
ret! Poderoso en obras y en palabras ante
Dios y ante el pueblo. Pero lo condenaron a
muerte y lo crucificaron”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.
Breve silencio, unos cinco minutos, donde cada uno relea el texto y piense en lo que Dios quiere decirle. Reflexión
Lector: Hoy la pregunta de Jesús resuena en
cada uno de nuestros corazones: ¿De qué
están hablando? ¿De qué venían hablando
estos discípulos? ¿De qué hablamos nosotros
hoy? Ellos hablan de lo que tienen en su co-
razón, de lo sucedido, de una esperanza casi
muerta. Con la próxima canción vamos a
pensar cuáles son nuestras inquietudes y
qué le preguntaríamos hoy a Jesús…
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P Á G I N A 4 0
Para la reflexión por parejas
¿Qué respuestas da la experiencia de los discípulos de Emaús a las interrogantes de
la canción?
Luego de que cada pareja comparte su parecer se reza el siguiente salmo a dos coros. Salmo
Antífona: Háblanos Señor y actúa con poder
Coro 1: Señor, somos los discípulos de hoy, los de ayer y los de siempre. Somos caminantes de un
mundo que ya no sabe de Ti, de un mundo que pregunta sin obtener respuesta, de un mundo que busca
la verdad. R
Coro 2: Queremos comprender Señor, pero somos duros de corazón y lentos para entender. No solo la
tristeza cierra nuestros ojos, también nos lleva a la oscuridad el desaliento, el desanimo, la flojera, la
indiferencia, el vacío existencial. R
Coro 1: Caminamos huyendo de nosotros mismos, del pasado, del futuro y del presente. La existencia
se nos ha vuelto un gran interrogante, y no hayamos respuestas. ¿A dónde iremos? ¿Quién nos respon-
derá? ¿Quién devolverá la alegría a nuestro corazón? R
Coro 2: Ven Señor a caminar con nosotros, ven y hazte compañero de nuestro andar. Ven y háblanos,
enciende la vida en nosotros, la alegría, la generosidad. Sé tú mismo nuestra única respuesta. R
Oración final (todos juntos): Gracias Señor por llamarnos a ser tus misioneros, gracias porque sales al
camino con nosotros, gracias porque preocupado te acercas y te mezclas en nuestra conversación.
Hoy tu voz resuena en nosotros: ¿De qué están hablando? Ayúdanos a hablar hoy de ti, a transmitir tu
mensaje, a esperar y confiar solo en ti, porque tú Señor eres la respuesta a nuestros miedos e inquie-
tudes, Tú eres la voz que hablará por cada uno de nosotros. Qué así sea. En el nombre del Padre, Y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canto: Dime.
(José Luis Perales).
Dime, ¿por qué la gente no sonríe?
¿Por qué las armas en las manos?
¿Por qué los hombres malheridos?
Dime, ¿Por qué los niños maltratados?
¿Por qué los viejos olvidados?
¿Por qué los sueños prohibidos?
Dímelo Dios quiero saber,
Dime ¿por qué te niegas a escuchar?
Aun queda alguien que tal vez rezará…
Dímelo Dios quiero saber
Dónde se encuentra toda la verdad
Aun queda alguien que tal vez lo sabrá
Dime, ¿por qué los cielos ya no lloran?
¿Por qué los ríos ya no cantan?
¿Por qué los has dejado solos?
Dime, ¿por qué las manos inactivas?
¿Por qué el mendigo de la calle?
¿Por qué las bombas radioactivas?
Coro
Pero yo no...
Dime, ¿por qué la gente no sonríe?...
Dime, ¿por qué los cielos ya no lloran?...
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P Á G I N A 4 1
Oración de la noche
Reunir a los misioneros en torno a la Palabra (Biblia y vela encendida). Luego de crear un ambiente
de silencio, se lee:
“Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban a Emaús, un pueblo a once kilómetros de Jerusalén. Mien-
tras conversaban de todo lo que había pasado, Jesús se les acercó y empezó a caminar con ellos, pero ellos
no lo reconocieron. Jesús les preguntó:—¿De qué están hablando por el camino? Los dos discípulos se
detuvieron; sus caras se veían tristes, y uno de ellos, llamado Cleofás, le dijo a Jesús:—¿Eres tú el único en
Jerusalén que no sabe lo que ha pasado en estos días? Jesús preguntó:—¿Qué ha pasado? Ellos le respondie-
ron:—¡Lo que le han hecho a Jesús, el profeta de Nazaret! Poderoso en obras y en palabras ante Dios y ante el
pueblo. Pero lo condenaron a muerte y lo crucificaron”.
Palabra del Señor.
Gloria a Ti Señor Jesús.
El animador invita a un breve momento de silencio y en el que meditaremos ¿Qué fragmento de la Palabra
escuchada refleja mi experiencia vivida el día de hoy?
Luego se reza el siguiente salmo a dos coros. Salmo
Antífona: Tú eres Señor, nuestra respuesta. Coro 1: Señor, Tú te acercas a cada uno de nosotros, te acer-
caste hoy en nuestro camino a preguntarnos ¿De qué hablan tan
tristes? Y ahora queremos responderte, hablamos de lo triste y
malo que es estar sin ti, por eso contigo a nuestro lado nada
tememos ni nada necesitamos. R
Coro 2: Señor, muchas son las preguntas que llegan a nuestra
mente y a nuestro corazón. Quizás encontremos respuestas a
muchas de ellas, quizás otras no se puedan responder, pero
ante todo ese mar de preguntas, Tú eres nuestra única y más feliz respuesta. R
Coro 1: Mira los que caminan solos, los que caminan desanimados, los que caminan tristes. Mira los corazones
Señor que viven solos, que no saben dónde van, que no saben ni qué esperar. A ellos también queremos ha-
blarles de ti. R
Coro 2: Tantas enfermedades, incomprensiones, depresiones y obsesiones, tantos conflictos íntimos, renco-
res y envidias, tantas melancolías y tristezas, limitaciones e impotencias, tantas son las cosas que se alojan
en nuestro corazón de joven, y a las que buscamos dar una respuesta. R
Coro 1: Tantas cosas por hacer esta semana, tanta fe que compartir, tanta alegría que transmitir, tanta gente
que nos espera, que te espera, tanta buena noticia que llevar. R
Oramos un Padre nuestro, un Ave María y decimos la bendición final.
Oración y bendición final (todos juntos): las respuestas de este día que son tus Palabras, nos lle-
naron de tranquilidad. Volvió la sonrisa a nuestros labios, estamos felices, nos arde el corazón, porque a tra-
vés de este largo día nos hablaste, nos guiaste, nos enseñaste a esperar solo en ti; amarte y amarnos. Dios
mío déjame pensar en ti esta noche, déjame hacerte más preguntas, y seguir soñando contigo, mi única y gran
respuesta. Amén. En el nombre del Padre….
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1. Coloca tu mano sobre tu corazón y pídele a Jesús, que traiga a tu cora-
zón el momento de este día en el que diste y recibiste más amor. Pregúntate cómo te sentiste en ese mo-
mento tan especial. Respira profundamente y da gracias a Dios por esa experiencia .
¿Cuándo di y recibí más amor hoy?
2. Pídele a Dios te ayude a ver cuándo diste y recibiste menos amor hoy. Pregúntate lo que fue hecho y
dicho en ese momento que te impidió dar y recibir ese amor. Permanece con lo que sientas, no importa lo
que sea, sin tratar de cambiarlo ni arreglarlo de ninguna manera. Inhala y deja que el amor de Dios te llene
tal como eres.
3. Piensa un poco en los momentos que debías realizar alguna responsabilidad…¿Cómo hice la tarea? Puse
amor en lo que me tocaba? ¿Obtuve buenos resultados?: Evalúa el nivel de responsabilidad.
100%
75%
50%
25%
5%
Hoy se logró el objetivo del
Aspectos positivos Aspectos a mejorar
De nuestro trabajo con la comunidad el día de hoy...
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P Á G I N A 4 3
Martes Santo
Seguimos recorriendo nuestro camino hacia la resurrección de Jesús. El profeta Isaías nos recuerda
el amor de Dios por todas las naciones y su decisión de iluminarlas de modo que su salvación, llegue hasta los
últimos rincones.
En el evangelio se nos presenta el escenario de la última cena, donde Jesús anuncia a sus amigos que va
a ser traicionado. Jesús al referirse a la traición de Judas dice que el hijo del hombre ha sido glorificado. Con
esto nos hace entender que el camino a la gloria es la entrega que Jesús está haciendo de sí mismo, por eso
su muerte no será una derrota sino un paso difícil que lo llevará a la gloria.
Meditamos, que la voluntad de Dios busca el bien de todos y que el camino a la gloria, al compartir con
Dios la eternidad, pasa por la entrega generosa de nuestra vida.
El color litúrgico
es el morado, que
expresa nuestra acti-
tud de conversión ante
el reconocimiento de
nuestras fallas. Al
celebrar la eucaristía
con la comunidad me-
ditamos la Palabra de
Dios y nos alimenta-
mos de Jesús para
disponernos a vivir en
nosotros el misterio
del amor durante el
Triduo Pascual.
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P Á G I N A 4 4
Martes Santo “Se puso a explicarles” (Lc. 24, 19-27)
Monición: Estamos iniciando otro día de encuentro con el Señor. Hoy Jesús nos
vuelve a invitar a seguir nuestro camino… Cuántos días tendría en los que cansa-
do no deseaba seguir, cuántos días en los que sentía que sus fuerzas mengua-
ban… cuántos días de disputas y pérdida de entusiasmo… Los discípulos cuando Jesús murió
sintieron un vacío inmenso del cual no era posible salir… se había muerto su Señor, se había
muerto su esperanza… ¿qué pensaban ellos? ¡Pobres hombres y mujeres! lo perdieron todo
en un momento… esa esperanza que les había dado la oportunidad de sonreír habían entrado
en la noche del dolor… y así como ellos muchos en la historia siguiente hasta nosotros…
pero Jesús se les aparece caminando con ellos y «les explica las escrituras» (Lc. 24,27).
Les ayuda a comprender todo lo que están haciendo… y sí… sí tiene sentido. Hoy nos sigue
hablando… y nos pregunta…
Se leerán en voz alta las siguientes preguntas, luego de cada una se dará un espacio de silencio en el que se expondrán los signos sugeridos. 1. ¿Eres consciente de los dones que tienes?
Signo: Hojas que algunos de los misioneros pueden colocar al centro con algunas cualidades (música, de-
porte, diálogo, escucha, amplio corazón,…) y luego en blanco como para ser escritas.
2 ¿Cuáles son las maravillas que Dios ha hecho para ti?
Signo: Una caja medianamente grande que dice por fuera: “Maravilla de Dios”, visible a
todos. Dentro tiene un corazón pero, no se muestra sino al terminar de mostrar los sím-
bolos, luego se indicará.
3. Piensa en tres dones que tengas
Signo: Se llevan algunas cruces y se depositan en la caja que dice “Maravilla de Dios”.
Las cruces se van depositando sin dejar ver nada más.
4. ¿Esos dones los pongo al servicio?
Signo: Se esparcen por el piso unos granitos de maíz u otra semilla, algunos deben
caer en la caja.
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Generosidad del mendigo
Glenda
Esta es la historia de un mendigo a quien
Dios decidió visitarle.
Enterado de esta noticia, se decía a si mis-
mo: “Dios viene a verme por fin me dará todo lo
que necesito…”
El Señor llegó hasta donde él y de rodillas le
pidió: “Dame algo de ti”.
Al mendigo le dio mucha rabia esa actitud
de Dios. Enfadado saco de su bolsa un trocito de
pan y se lo dio.
El Señor le besó efusivamente y muy agra-
decido se marchó.
Mucho tiempo después el mendigo volvió a abrir su
bolsa y se encontró en ella una hermosa miga de
pan de oro. Entonces se dijo: “que bueno es Dios
ahora comprendo por qué me pedía el a mí”.
Se brindará un momento de silencio perso-nal acompañado del siguiente canto que se puede escuchar o leerse de manera individual.
Quien pierda su vida por mí
Glenda, Quien pierda su vida por mí, la encontrará, la en-
contrará, la encontrará.
Quien deja su padre por mí, su madre por mí, me
encontrará, me encontrará.
No tengas miedo, no tengas miedo yo estoy aquí, yo
estoy aquí.
Quien deja su tierra por mí, sus bienes por mí, sus
hijos por mí, me encontrará.
No tengas miedo, yo conozco a quienes elegí, a
quienes elegí.
Quien pierda su vida por mí, la encontrará, la en-
contrará, la encontrará
Se lee en voz alta la Palabra y cada persona debe subrayar qué frase de la lectura no ha comprendido en su totalidad y desea que Dios se la explique en la vivencia del día que comienza. “¿Qué pasó?, les preguntó. Le contestaron: “¡Todo el asunto de Jesús Nazareno!” Era un profeta poderoso en obras y palabras, reconocido por Dios y por todo el pueblo. Pero nuestros su-mos sacerdotes y nuestros jefes renegaron de él, lo hicieron condenar a muerte y clavar en la cruz. Noso-tros pensábamos que él sería el que debía libertar a Israel. Sea lo que sea, ya van dos días desde que suce-dieron estas cosas. En realidad, algunas mujeres de nuestro grupo nos han inquietado, pues fueron muy de mañana al sepulcro y, al no hallar su cuerpo, volvieron hablando de una aparición de ángeles que decían que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.” Entonces él les dijo: “¡Qué poco entienden ustedes y qué lentos son sus corazones para creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No tenía que ser así y que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?” Y les
interpretó lo que se decía de él en todas las Escrituras, comenzando por Moisés y siguiendo por los profe-tas”. Oramos todos: Infunde en nosotros Padre eterno una disponibilidad y generosidad capaz de una entrega plena como la de Jesús, derrama el don de tu Espíritu para que podamos degustar las maravillas que has creado para noso-tros y ayúdanos a trabajar por tu reino. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
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P Á G I N A 4 6
Oración de la noche
Monición: En el atardecer de este día, cuando todo se recoge, presentemos llenos de gozo al
Señor el don recibido esta mañana y el compromiso por su reino de amor y de esperanza. Jesús nos ha
enseñado que él vino a entregarse por completo a todos los que necesitaban de Él, vino a desgastarse por
los desvalidos. Nosotros, su todo hoy, queremos también confirmar nuestro compromiso en las opciones
que hoy hemos tomado. Nada podemos sin él, por lo que le agradecemos con el don de nuestras obras.
Se entrega el siguiente canto impreso a la par que se escucha. Cada misionero va subrayando la frase que
le llamó más la atención y luego se da un espacio para compartir.
Que seas mi universo
Jesús Adrián Romero.
Que seas mi universo
No quiero darte solo un rato de mi tiempo
no quiero ser para tí un día solamente
que seas mi universo
no quiero darte mis palabras como gotas
quiero un diluvio de alabanzas en mi boca.
Que seas mi universo
Que seas solo lo que siento y lo que pienso
Que seas el primer aliento en la mañana
y la luz en mi ventana
que seas mi universo
que llenes cada unos de mis pensamientos
que tu presencia y tu poder sean mi alimento
¡Oh! Jesús es mi deseo
que seas mi universo.
No quiero darte solo parte de mis años
te quiero dueño de mi tiempo y de mi espacio
que seas mi universo
no quiero hacer mi voluntad quiero agradarte
y cada sueño que hay en mi quiero entregarte
Se reza a dos coros el Salmo Coro 1: ¡Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
nos ponga bajo la luz de su rostro!
Coro 2: Para que conozcan en la tierra tu camino,
tu salvación en todas la naciones.
Coro 1: Que los pueblos te den gracias, oh Dios,
que todos los pueblos te den gracias.
Coro 2: Que los poblados se alegren y te canten.
Coro 1: Pues tú juzgas los pueblos con justicia,
tú riges a los pueblos de la tierra.
Coro 2: Que los pueblos te den gracias, oh Dios,
que todos los pueblos te den gracias.
Coro 1: Ha entregado la tierra su cosecha,
Dios, nuestro Dios, nos dio su bendición;
que nos bendiga Dios, y sea temido
hasta los confines de la tierra.
Al terminar el salmo se realizan tres breves accio-nes de gracias espontánea por las obras del Señor en el día y luego de cada una un “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu…”.
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Luego del salmo, con música instrumental de fondo, una persona danza con la Biblia y la coloca en el centro de la reunión en alguna mesa o lugar elevando. Progresivamente se van acercando otras personas con frases escritas en franjas de papel, por ejemplo: entrega de Jesús, genero-
sidad, amor, entre otras. Colocar un extremo de cada franja de papel en la Biblia y que caigan al piso, como si salieran de ella. Ya dentro de la Biblia está ubicada la lectura de Lc 24, 27. Se encienden tres velitas en torno a la palabra y
se lee: “Y les interpretó lo que se decía de él en todas las Escrituras, comenzando por Moisés y siguiendo
por los profetas.”
Reflexión: Esto es lo que hacía
Jesús en su tiempo. Ahora Él nos
quiere hablar a nosotros al cora-
zón, nos invita a revisar cómo
estamos haciendo el trabajo que
nos ha encomendado, cómo con-
tinuamos el proyecto que él
inició en nuestro mundo: La
evangelización.
Se da un espacio de silencio y se
culmina con la siguiente oración:
Oración final: Padre lleno de
amor, que siempre estás atento
de tus hijos y los asistes con
toda clase de bienes, te pedimos que recibas con agrado estos dones que te hemos presentado y nos po-
sibilites con la fuerza de tu Espíritu, ser como Jesús, capaces de una entrega cada vez más generosa. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén
Recuerda...
“Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis
discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que
yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes
todos los días hasta el fin de la historia". (Mt 28,19)
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1. Coloca tu mano sobre tu corazón y pídele a Jesús, que traiga a tu cora-
zón el momento de este día en el que diste y recibiste más luz. Pregúntate
cómo te sentiste en ese momento tan especial. Respira profundamente y da gracias a Dios por esa expe-
riencia.
¿Cuándo diste más luz para que fuese glorificado el nombre del Señor. ?
2. Pídele a Dios te ayude a ver cuándo diste y recibiste menos luz. Pregúntate lo que fue hecho y dicho
en ese momento que te impidió dar y recibir ese amor. Permanece con lo que sientas, no importa lo que
sea, sin tratar de cambiarlo ni arreglarlo de ninguna manera. Inhala y deja que el amor de Dios te llene tal
como eres.¿ En qué momento traicionaste al Señor?
3. Piensa un poco en los momentos que debías dar testimonio de vida cristiana…¿Cómo lo hice? Fui cohe-
rente entre mi pensar, sentir y actuar? ¿Obtuve buenos resultados?: Evalúa tu testimonio.
100%
75%
50%
25%
5%
Hoy se logró el objetivo del
Aspectos positivos Aspectos a mejorar
De nuestro trabajo con la comunidad el día de hoy...
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Miércoles Santo El miércoles santo, en Venezuela conmemoramos de forma es-
pecial al Nazareno. Jesús cargando la cruz asume para si la expe-
riencia del siervo sufriente: golpeado, no apartó su rostro a insul-
tos y salivazos, porque Dios se lo endurecía y no permitió que fuera avergonzado. Por la traición de
Judas sufre todas estas penalidades con la mansedumbre que es fruto de la gracia de Dios.
El color litúrgico es el morado, que expresa nuestra actitud de conversión ante el reconocimiento
de nuestras fallas que le hacen sufrir. Durante la procesión, al acompañar al Nazareno en su cami-
nar, buscamos aprender de Él a
soportar las dificultades de la vida
sin permitir que nos destruyan,
confiados en la presencia cercana
de Dios que nos da la fuerza que
necesitamos. Jesús nos asegura
que no quedaremos avergonzados.
Toda prueba será superada por el amor. Aunque nos cueste la vida, la
gloria de Dios nos espera si opta-
mos por el amor. Dios escribe de-
recho en renglones torcidos.
Jesús nos pidió a todos la dis-
posición de cargar la cruz si lo
queremos seguir. Asumimos la ac-
titud de quien no evita o reniega,
sino que carga su cruz, la cruz de
los problemas familiares, de la en-
fermedad, la incomprensión, las
propias debilidades, comprende-
mos que nuestra cruz es la llave a
la resurrección.
M A N U A L M I S I O N E R O
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Miércoles Santo “Quédate con nosotros” (Lc. 24, 29)
Símbolo: Preparar un asiento como para un invitado muy especial, que llame la
atención por su decoración.
Motivación: Hoy miércoles nos encontramos a mitad de un camino que iniciamos,
en esta experiencia de campamento misionero, también hemos ido haciendo ca-
mino con estos dos discípulos y con el forastero que los acompaña, la enseñanza que nos
dejan el día de hoy es la caridad que en el caso de la lectura que vamos meditando, se hace
concreta en la hospitalidad, abramos nuestros oídos y nuestros corazones para dejar reso-
nar ese mensaje que quiere dejarnos hoy nuestro Señor.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canto: Ven Espíritu Santo (N° 51) Meditación:
“Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le for-
zaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y
entró a quedarse con ellos”. (Lc. 24, 28-29)
La distancia que había entre Jerusalén y Emaús era de 12 kilómetros, un camino que re-
corriéndolo a una velocidad promedio fácilmente podría recorrerse en 3 o 4 horas, ciertamente
tendría que haber sido un camino largo para que este forastero pudiera explicarles a estos dos
discípulos las escrituras que hacían referencia a aquel que habían crucificado. Es así, como en
una conversación amena poco a poco estos discípulos entran en una relación de confianza con el
forastero que los acompañaba.
Llega la hora de la noche, hora peligrosa en los caminos, debido a la oscuridad, los ani-
males nocturnos, los ladrones y el frío nocturno, los discípulos como todo judío caracterizándo-
se por ser hospitalarios le fuerzan a quedarse.
Para la cultura judía de los tiempos bíblicos la hospitalidad era un valor muy importan-
te, ellos tienen la profunda convicción de que la persona que viene a su casa es enviada por Dios.
Cuando Abraham agasajó a tres extranjeros que eran ángeles, mostró una actitud de felicidad
porque el cielo le había enviado tales huéspedes. (Gn 18,2-7).
Había una serie de costumbres que se usaban cuando un huésped entraba a la casa, estas son:
La reverencia: El significado simbólico de esta acción es para decir algo semejante a esto:
“Mi corazón, mi voz y mi cerebro están a tu disposición.”
Los Saludos: Cuando se entraba a una tienda a la que iban a visitar el amo de la casa les de-
cía: “Paz sea contigo” el huésped le contestará: “Paz sobre ti”.
Besos: Cuando Jesús fue invitado por un fariseo comentó que no le había dado un beso (Lc.
7,45) y luego se le ofrece agua para lavar sus pies.
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Tener una persona como huésped es una bendición porque es un enviado de Dios. Yendo más
allá de la hospitalidad, se pudiera hablar de un valor que está de fondo en ella y es la caridad,
que nos aumenta la visión. Ya no sería enviado de Dios solo siendo huésped, sino todas las per-
sonas a las que les puedo hacer un servicio, al niño que puedo hacer reír, al hambriento que
puedo darle de comer, al triste que puedo alegrar, al desorientado que puedo aconsejar. Pudie-
ra caerse en la tentación de hablar de caridad para las personas necesitadas o para aquellos
lejanos es decir los desconocidos, si bien ellos son destinatarios de nuestra caridad no quedan
excluidos nuestros seres más cercanos como nuestros familiares y amigos…
Canto: Por y con amor de Martín Valverde (N°52)
Reflexión por grupos:
En mi vida: ¿Veo como bendición de Dios, a las personas que tengo la opor-
tunidad de servirles? ¿Cómo es la hospitalidad que le ofrezco al que se
acerca a mi? ¿Qué dificultades encuentro para ser hospitalario en la casa de mi corazón?
¿Cómo es el trato con aquellos que se acercan a mi? ¿Cómo practico la caridad con mis seres
cercanos? A la luz de la esta palabra; en qué cosas creo debo crecer para ser “Hospitalario”?
En la misión: ¿Qué gestos concretos voy a
poner en práctica para ser “hospitalario” con
mis compañeros de trabajo? ¿Qué necesidades
estoy percibiendo en el sector donde estoy
misionando? ¿Qué personas estoy viendo, que
necesitan un acto de caridad en este lugar?
Se realizan peticiones de manera espontánea. Oración final: Gracias Señor porque nos en-
vías como testigos de tu amor a los mas nece-
sitados, haz podamos encontrar la alegría en el
servicio a las personas que pongas en nuestro
camino. Amén.
“Multitud de pequeños y desinteresados gestos a favor
de la vida van construyendo cotidianamente la Civili-
zación del Amor”
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P Á G I N A 5 2
Oración de la noche
En El nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Motivación: El día de hoy hemos tenido la oportunidad de practicar la caridad en diversas formas,
ahora pongamos en manos del Señor las experiencias que hemos vivido hoy.
Esta mañana hablábamos que nuestros destinatarios son para nosotros una bendición de Dios, en el evan-
gelio nuestro amigo Jesús va mas allá, presta atención para que puedas captar que regalo hermoso nos da
Dios en el servicio.
Reflexión:
En un corazón de papel cada misionero responderá a las siguientes preguntas en función de las vivencias del día de hoy, e iluminados por la lectura: ¿Estoy consciente que cada destinatario es un lugar de encuen-tro con Dios? ¿Cómo influye esto en mi forma de servir? Monición Final: Cerremos nuestra oración con las mismas palabras que nuestro Maestro nos enseñó…
Padre Nuestro…
Oración Final
Gracias Señor porque te manifiestas en todas las personas, gracias porque podemos contemplarte en las
necesidades de cada uno de nuestros hermanos, gracias Señor porque podemos ver tu sonrisa en cada
niño que alegramos el día de hoy, gracias señor porque creyendo que te llevamos a las demás personas te
podemos encontrar en ellas, haz pues Señor que nuestra disponibilidad al servicio sea cada día mayor, que
nuestro corazón sea cada vez más generoso, para que podamos ser fieles a tu llamado a construir el
Reino, Amén.
Se realiza la siguiente lectura: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria
acompañado de todos sus ángeles, entonces se
sentará en su trono
de gloria. Serán con-
gregadas delante de
él todas las naciones,
y él separará a los
unos de los otros,
como el pastor sepa-
ra las ovejas de los
cabritos. Pondrá las
ovejas a su derecha,
y los cabritos a su
izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha:
"Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del
Reino preparado para vosotros desde la creación
del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de
comer; tuve sed, y me disteis de beber; era foraste-
ro, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestis-
teis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinis-
teis a verme." Entonces los
justos le responderán:
"Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te dimos de
comer; o sediento, y te
dimos de beber? ¿Cuándo
te vimos forastero, y te
acogimos; o desnudo, y te
vestimos? ¿Cuándo te
vimos enfermo o en la
cárcel, y fuimos a verte?"
Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que
cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos
más pequeños, a mí me lo hicisteis." (Mt. 25,31-40).
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1.- Hoy ha sido un día largo; seguramente con muchos regalos de parte de
Dios; por eso me pregunto: ¿Cuándo me sentí más vivo hoy? Pídele a Dios
que te ayude a encontrar esos acontecimientos y/o personas que te llenaron de vida y te hicieron sentir muy
vivo. ¿Qué hiciste que se llenó tu corazón de vida?
2.- Hay situaciones que no siempre son claras y agradables; hay momentos en los que sentimos menos vida.
Pídele a Dios que te ayude a descubrir: ¿Cuándo sentí que la vida se escapaba de mí?: ¿Qué hice, qué es-
cuche, qué dejé de hacer, que la vida se me escapó como un suspiro?
3.- Dios me ofrece su amor, en cada momento del día; en cada segundo que pasa, por eso, reviso el respeto a
los ritmos del día. ¿Me acoplo al horario? ¿Me sirve así cómo está estructurado? O por el contrario siento
que me ahoga, que no me ayuda a compartir con mis compañeros…
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Jueves Santo El Jueves Santo, es el primer día del Triduo Pascual, que recuerda la Pasión, muerte y Resurrección
del Señor.
Al realizar la última cena, Jesús da un nuevo sentido a la Pascua y da inicio a la “Nueva Alianza”
entre Dios y los hombres, instituyendo la eucaristía que actualiza vez por vez, el sentido último de su muer-
te.
Mientras parte el pan y ofrece el vino, Jesús anuncia su muerte y resurrección que busca dar vida
nueva y plena a la humanidad. Viviendo conscientemente, y de manera anticipada, sus padecimientos, asu-
me su misión de salvarnos mostrando los caminos del amor pleno. El Dios encarnado se ofrece Él mismo
como nuevo cordero pascual, como comida y bebida de salvación que se queda para siempre con nosotros,
en la forma del pan y el vino consagrados.
Celebramos a Jesús que entrega su vida para darnos vida y enseñarnos que darla por amor es la
manera de alcanzar la vida plena. Participando en esta celebración manifestamos nuestra decisión de com-
partir la suerte de Jesús y somos confortados con la fuerza de su gracia para hacerlo en una entrega sa-
crificada, motivada sólo por el amor.
También aquella noche, Dios nos regaló el ministerio sacerdotal para animar a la comunidad y admi-
nistrar, en ella, la gracia de su misericordia. En este día elevamos una plegaria para que Dios bendiga y
acompañe a nuestros sacerdotes y siga ayudando a mucho jóvenes a dar el paso de asumir el ministerio
sacerdotal.
El Color litúrgico es el blanco. En la mañana, en cada diócesis, el obispo reúne a los sacerdotes en
torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran los Santos Óleos que se usan durante el año en los
Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos. En la tarde se con-
memora la institución de la Sagrada Eucaristía y del sacerdocio, y se recuerda el supremo mandamiento
del amor. Es el 'Día del amor fraterno' manifestado con el signo del lavatorio de pies.
Concluida la celebración vespertina, se reserva el Santísimo Sacramento en el "monumento", un
altar eucarístico construido para la ocasión, y en este se mantendrá hasta el oficio del Viernes Santo. La
Iglesia pide dedicar un momento de adoración y de agradecimiento a Jesús; meditando lo grande de su
amor y buscando en Él la fuerza para vivir por Cristo, con Él y en Él amando a nuestros hermanos. Este día
es de vigilia.
Todos estamos invitados a adorar el misterio de la eucaristía, a alimentarnos de ella, a agradecerle
el regalo del sacerdocio ministerial en nuestras comunidades y a vivir amándonos como Él nos amó.
Esta noche santa, Cristo nos ofrece su Cuerpo y su Sangre para alimentarnos y saciar nuestra sed
de eternidad. Revivamos este gran don y comprometámonos a servir a nuestros hermanos, amándonos
unos a otros como Él nos amó.
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Jueves Santo “Tomó el pan en sus manos” (Lc. 24, 30)
Motivación
En este día santo, en el que comenzamos el Santo Triduo Pascual, en donde celebraremos
junto a la comunidad o sitio de misión, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, segui-
mos profundizando en el texto y en la experiencia de los discípulos de Emaús. Concreta-
mente hoy, se nos invita a hacer oración desde el texto de Jesús: “Tomó el pan, lo bendijo,
lo partió y se los dio” (Lc. 24,30).
Comencemos nuestra oración con la Señal que nos re-
cuerda el amor que Dios nos tiene: en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Invoquemos y pidamos al Padre la presencia del Espíritu
Santo, para que nos ilumine y abra nuestra mente y nuestro
corazón para acoger su palabra y producir frutos de conver-
sión.
Canto: Ven Espíritu de Dios de Kairoi. (N°51)
Ambientación
En el sitio de oración se prepara la escena que se nos va a narrar en el evangelio: una mesa puesta para
tres personas con lo signos del pan y el vino. Mientras se va leyendo el texto, tres personajes lo van repre-
sentado: se sientan para comer; Jesús toma el pan, lo eleva bendiciendo y dando gracias a Dios; luego, lo
parte y lo reparte a los dos discípulos.
Hacia ti se levanta, Dios Padre nuestro, nuestra
bendición y alabanza por este hombre magnifico al
que le has dado tu apellido, Jesús, tu Hijo.
Él ha sido con su vida quien mostró el único sendero
de la verdad.
En vísperas de la muerte en que venció nuestro
pecado, en nombre tuyo, nos dejó el alimento que
salva de veras, su cuerpo y su sangre.
Por el pan y el vino nuevos, seguimos comulgando
con tu vida, participando de su vida, participando en
la tuya.
En este día bendito de Jueves Santo, recordamos
aquel sacrificio, y te ofrecemos de nuevo, con toda
la creación, el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo.
Y por eso los hombres, reunidos en Jesucristo con
toda la creación que preparaste para ellos, se vuel-
ven a Ti y proclaman tu santidad. Amén.
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P Á G I N A 5 6
Comencemos nuestra oración con la Señal que nos re-
cuerda el amor que Dios nos tiene: en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Invoquemos y pidamos al Padre la presencia del Espíritu
Santo, para que nos ilumine y abra nuestra mente y nuestro
corazón para acoger su palabra y producir frutos de conver-
sión.
Canto: Ven Espíritu de Dios de Kairoi. (N°51)
Meditación del texto:
Unidos en la mesa común: en su vida histórica, Jesús tuvo una larga serie de comidas diarias con
sus discípulos. Para los judíos de la época en que vivió Jesús, sentarse a la mesa significaba paz, confianza
y comunión pero siempre entre iguales, entre personas de la misma condición.
En cambio, en la comida con Jesús se trataba de algo más: Él se sentaba a la mesa con los últimos,
con los pobres, con los despreciados por la sociedad, con aquellos que jamás serían invitados a un banque-
te.
En este día Santo, Jesús te invita a ti a su banquete: ¿estás dispuesto a recibir el pan que Jesús te
ofrece?; ¿estás dispuesto a, ofrecer este pan que recibiste de Jesús, a tus hermanos?
Anota tu resonancia
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Jesús repartiendo su pan a los discípulos y por medio de ellos a cada uno de nosotros, y por medio
de nosotros a cada una de las personas en nuestro sitio de misión, nos dice: “Vengan, tomen y coman de
mí, para que comiendo de mí, vivan de mí y viviendo de mí, hagan lo mismo que yo hice.
¿Estás dispuesto como Jesús, a vivir dando vida para que otros tengan más vida?
Anota tu resonancia
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Se invita a compartir las resonancias de la meditación y luego se reza Padre Nuestro y el ofrecimiento del día a la Virgen (Pág. 35)
Lectura:
Se dice en voz alta el siguiente fragmento del Evangelio y se pide que cada misio-nero lo repita en su mente en varias ocasiones:
“Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo
partió y se lo dio.” (Lc. 24, 30) Se continúa el gesto del inicio, ahora, los dos discípulos que recibieron de Jesús el pan, van y lo reparten a cada uno de los misioneros. Mientras se va repartiendo el pan entre los misioneros se escucha un canto acorde a la celebración de la Eucaristía se sugiere El Señor Dios nos amó (N° 20)
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Oración de la noche: HORA SANTA JUVENIL
“ Habiendo dado gracias a Dios” (Lc. 24, 30)
Se proclama el Evangelio: “ En aquel tiempo Jesús oró al Padre diciendo: Padre, yo deseo que todos estos que tú me has dado pue-
dan estar conmigo donde esté yo, para que contemplen la gloria que me has dado, porque tú me amaste
antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, yo en cambio, te conozco y todos
estos han llegado a reconocer que tú me has enviado. Les he dado a conocer quién eres, y continuaré
dándote a conocer, para que el amor con que me amaste pueda estar también en ellos, y yo mismo esté en
ellos”
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión: Se lee de manera pausada, dando espacio a la interiorización del mensaje. Jesús está entregando su vida, se está despidiendo de sus discípulos, de sus amigos íntimos a quienes ha
amado hasta el extremo. Ahora en el contexto de aquella última cena, en la última noche que Jesús estará
en este mundo, ora al Padre por sus discípulos y por cada uno de nosotros sus seguidores, él quiere que
todos estemos unidos a él, que el amor de Dios permanezca siempre en nuestra vida. Él se entrega en
nuestras manos, nos da a comer su Cuerpo y a beber su Sangre, se hace nuestro compañero de camino y
parte para nosotros el pan, se pone en nuestras manos. Él alaba a su Padre, habla con él, le da gracias por
cada uno de nosotros sus seguidores. Estamos invitados a ver la gloria de Jesús, gloria que viene de su
amor y de su entrega total en la cruz y de su gloriosa Resurrección. Él se ha quedado con nosotros en
este sacramento para ser nuestro alimento en el camino, ésta ha sido la experiencia de los discípulos de
Emaús que lo reconocen en el gesto de partir el pan. Jesús da gracias al Padre y nos da su vida.
Canto: Mirando más allá de un simple pan de Gilberto García (N° 55)
Motivación inicial: En esta noche de oración, de silencio y
de preparación para la entrega generosa de Jesús, nos
reunimos todos como discípulos-misioneros en torno al
maestro para acompañarle, para escuchar su voz, para
contemplar el sacramento de la Eucaristía, donde late el
amor de Cristo por todos nosotros. Queremos agradecerle
su amor y su generosidad.
Canto: Si conocieras como te amo de Glenda. (N°54).
Momento de Adoración Personal: A partir de este canto cada uno habla de manera personal con Jesús. Se les invita a darle gracias por toda la experiencia que se ha vivido.
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Oración Compartida: A dos coros se proclama la oración
Momento de silencio y de reflexión a partir de la oración. Se les invita a releerla en silencio y a es-coger alguna frase que les llame la atención.
Oraciones Espontáneas: Se les invita a expresar algo a Jesús presente allí en la Eucaristía, al final de cada intención todos dicen: “Te damos gracias Señor por tanto amor”
Canto: Padre Nuestro
Oración Final:
Señor Jesucristo, tu vida y tu entrega es para nosotros motivo de alegría y de salvación. Tú has tomado entre tus manos el pan, has dado gracias al Padre y te nos das como alimento. Necesitamos de Ti, de tu presencia, de tu Palabra y de tu pan. Sin ti no podemos seguir caminando porque perderíamos el rumbo. Queremos sentarnos a tu mesa, recibir de tus manos benditas el pan de la vida y junto a ti dar gracias al Padre por tan-to amor, por darnos la posibilidad de ser discípulos-misioneros. Bendícenos a todos en esta noche, acompaña a todos los misioneros que estamos esparcidos por todo nuestro país, danos la gracia de reconocerte en la mesa compartida y en el pan entregado. Amén.
Con tus manos, Señor,
has partido un pan y nos lo has dado.
Lo has partido porque querías ense-
ñarnos a compartir
y a dar de lo que tenemos,
porque todo lo que es nuestro es
también para los demás.
Te has escondido en un trozo de pan
para que podamos co-
merte, de modo que
seas Tú, Señor de cielos
y tierra,
nuestro alimento y nues-
tra fuerza.
Lo mismo que Tú te has escondido en
un trozo de pan,
haz que también nosotros nos escon-
damos
como humildes migajas
de tu Misterio y tu presencia
en medio de nuestro mundo para
fermentar la masa.
Ahora te llevamos en el corazón, ¡Oh,
Señor Sacramentado!
y contigo oramos, amamos, te servi-
mos,
somos alabanza y gloria para el Pa-
dre.
Tú eres nuestro alimento y nuestro
amor,
eres nuestro compromiso cotidiano y
nuestra dulce
compañía,
el que comprende
todos nuestros
deseos.
Amén.
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1.- En este día podemos sentir un poco más el cansancio, la rutina o la
fatiga de lidiar con lo que ya conocemos. Pero, hay algo hermoso que tam-
bién se puede estar dando en tu corazón. Me pregunto: ¿Cuándo tuve más sentido de pertenencia a mí mismo,
a otros, a Dios, al universo? Entendemos por “sentido de pertenencia” aquel apego libre y cariñoso al grupo
con el que trabajas, que te lleva a respetarlo y compartir sus ideales. Por eso, piensa, ¿Cuándo hoy tuviste
mayor sentido de pertenencia al grupo y que sentimientos experimentaste?
2.- La convivencia no siempre es fácil. Como jóvenes aún estamos en el proceso de armonizar nuestra perso-
nalidad; por eso me pregunto: ¿Cuándo tuve menor sentido de pertenencia? ¿Qué dije o hice que me hizo
sentir con poca pertenecía a mi grupo misionero?
3.- Soy misionero y por lo tanto estoy llamado por Dios a testimoniar su amor. ¿Se transmitir lo que voy
viviendo? ¿Mi vida y mi acción reflejan Su amor?
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Viernes Santo
El Viernes Santo conmemora la Pasión y muerte del Señor. Es un día de esperanza y
confianza en Dios en medio del dolor. En este día recordamos la profundidad del amor de Je-
sús, que muere en la cruz para abrirnos el camino a la vida eterna.
El día en que los judíos sacrificaban al cordero pascual, en recuerdo de la Antigua Alianza, Jesús es
inmolado en la cruz como el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, para dar inicio a la nueva alian-
za. Después de ser juzgado injustamente, Jesús recibe una corona de espinas sobre su cabeza, le dan lati-
gazos, y le cargan la cruz con la que le hacen recorrer la ciudad de Jerusalén en dirección al Calvario, don-
de morirá hacia las tres de la tarde.
La crucifixión era la ejecución más cruel y degradante que se conocía, pues la muerte sobrevenía
después de una larga agonía. Jesús en la cruz, con un sufrimiento físico y moral muy grande, fue capaz de
perdonar a los que lo ofendieron y manifestar un amor que supera todos los límites, tal como lo refieren las
siete frases que recogen los evangelistas después de ser elevado en la cruz. La sentencia de Jesús, en la
cruz, a la humanidad que no ha sabido apreciar la propuesta de su amor cercano, es el perdón.
Desde la cruz, Jesús nos termina de dar su mensaje de amor y salvación dejándonos a su Madre y
enseñándonos a perseverar hasta el final. Nuestra atención dirigida a la cruz, símbolo de fracaso e instru-
mento de tormento y humillación, descubre que Jesús la ha convertido en el paso a la gloria y el altar donde
se ha manifestado el amor más grande.
El meditar este misterio de la cruz de Jesús nos recuerda que, para ser fiel discípulo del Maestro,
debemos tomar la cruz de cada día, y que sólo en ella encontramos la respuesta a las ansias de salvación y
liberación, la experiencia que nos permite asumir el amor verdadero como estilo de vida.
El color morado en la liturgia de la Iglesia significa esperanza y actitud de conversión. Durante el
Viernes Santo no se celebra la eucaristía. Se realiza una celebración donde se hace la adoración de la cruz,
se lee la pasión de Cristo y la Oración Universal, se comulga con las hostias consagradas el Jueves Santo.
También se hace el “Vía crucis”, que consiste en una serie de estaciones que recuerdan el Camino de Jesús
al calvario deteniéndose a meditar en cada estación.
En esta tarde, la desnudez del altar, símbolo de
la de Jesús en el Calvario, y la austeridad de la ceremo-
nia nos traslada al Gólgota. Es un acto de profunda se-
riedad, pero alumbrado por la gloria del madero “en el
que estuvo clavada la salvación del mundo”. En las igle-
sias, las imágenes se cubren con una tela, al igual que el
crucifijo, y el sagrario está abierto en señal de que Je-
sús no está.
Éste es un día de silencio, pues se recuerda la
Crucifixión de Cristo, y en gesto de penitencia se pide
que los fieles, con uso de razón y que no tengan algún
impedimento, se abstengan de comer carne, realicen el ayuno o algún tipo de privación voluntaria y hagan
una obra caritativa.
Este día no debe ser de llanto desconsolado ni de tristeza, sino de amorosa y gozosa contemplación
del sacrificio del que brotó la Salvación. Cristo no es un vencido sino un vencedor, un sacerdote que consu-
ma la ofrenda de su vida, que libera y reconcilia a toda la humanidad.
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Viernes Santo “Lo partió y se lo dió ” (Lc. 24, 30)
Monición: en esta mañana de contemplación, en la que todo está en silencio aguardando el
desenlace de una vida que se entregó hasta el extremo, tomamos conciencia de nuestra
vida en la realidad actual, aquí, cada uno. Hemos tenido la oportunidad de decir que él ha
tomado el pan en sus manos y ha dado gracias a Dios. Hoy se nos entrega a cada uno. Es un
solo movimiento de amor en el que de poseer toda la gracia de saberse amado por el Padre,
este hijo desgastado por buscar amarnos se entrega como pan, para ser consumido por nosotros. Por esto
levantemos el ánimo y acompañemos a Jesús que nos recuerda cuán fuerte es su amor por nosotros y nos
invita a vivir animados en su promesa fiel.
A continuación se escuchará un canto que busca disponer el alma a la generosidad, basados en al
amor inmenso y la iniciativa de Dios. Este canto es la expresión de Jesús que se da a todos de una forma
infinita y nos invita a salir de nosotros mismos y disponernos a una entrega semejante a la suya.
Luego de escuchar el canto, se colocan los siguientes símbolos y a la par que se hace la siguiente
reflexión:
Hemos venido a entregar nuestro tiempo, nuestro ser.
Reloj: Un misionero pasa al centro de la reunión y coloca un reloj que tiene pegada la palabra “Yo” a medida que se dice “Él se nos da a cada uno, se nos da en su totalidad de Dios hecho hombre” Cruz: Se colocan varias cruces en el centro alrededor del reloj o una grande. Él se hace alimento que nos nutre”.
Pan: Se trae un pan grande y se parte. Quienes lo reparten dicen en voz alta la frase indicada. “ Y queremos darle gracias por ello”
Se coloca en el centro la frase: “ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo” mientras se le invita a todos a decirla. Finalmente se dan un abrazo en signo de paz.
Si conocieras el don de Dios
Glenda
Si conocieras el amor que Dios te
tiene, si descubrieras lo que Él te
quiere regalar..."
uh,uh,uh,uh (2)
Si conocieras como te amo, si cono-
cieras como te amo, dejarías de vivir,
sin amor.
Si conocieras como te amo, si cono-
cieras como te amo, dejarías de
mendigar cualquier amor.
Si conocieras como te amo, como te
amo, serías más feliz.
uh,uh,uh,uh (2)
Si conocieras como te busco, si co-
nocieras como te busco, dejarías que
te alcanzara mi voz
Si conocieras como te busco, si co-
nocieras como te busco, dejarías que
te hablara el corazón
Si conocieras como te busco, como
te busco, escucharías más mi voz.
Si conocieras como te sueño, me
preguntarías lo que espero de ti, si
conocieras como te sueño, buscarías
lo que he pensado para ti..."
Si conocieras como te sueño, como
te sueño, pensarás más en mí
uh,uh,uh,uh...
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Se realiza la siguiente lectura:
Reflexión: Jesús es capaz de entregarse por completo. A lo largo de estos días venimos descubriendo
su presencia generosa que se da. Hoy nos dice: “me doy a todos y cada uno”. No quiere guardarse nada
para sí. Jesús prepara su corazón en la generosidad de sí para poder cargar con todos, sólo quiere que
todos tengan vida en la verdad, en él, en las relaciones de esperanza. La señal del amor divino es el pan,
el alimento. Es lo que revela a Dios en verdadera plenitud. El hijo ha vivido una opción por la coherencia,
por la vida, por la verdad… y esto tiene consecuencias. Ahora nos preguntamos: ¿Somos generosos?
¿Qué estamos sacrificando por amor? ¿La opción de Jesús toca nuestra vida? ¿A qué me invita Jesús
hoy? ¿Cómo puedo ser pan que se da a todos, que se entrega? ¿Cómo me puedo dejar comer por los
demás?
Canto: El siguiente canto se colocará invita a dar una respuesta generosa ante la invitación de Dios de darnos generosamente. Se pide a los misioneros que los escuchen de manera de motivar el trabajo que se realizará durante el día.
Se le entregará a cada misionero una hoja con la cita de Lc. 24, 30 “Y mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio.” se les invitará a que escriba por el re-verso de la cita un compromiso personal para vivir la generosidad en este día. Motivación final: El Señor siguiendo su corazón decide entregarse como pan. Él es nuestro pan de cada
día y nos pide que vivamos haciendo realidad el reino aquí en la tierra en el perdón y la entrega de no-
sotros mismos. Digamos por eso: Padre Nuestro…
Oración final: Padre eterno y misericordioso recibe nuestro corazón dispuesto a responderte con ge-
nerosidad y nuestro compromiso. Queremos vivir este día dando vida a todos con la entrega de la nues-
tra. Alimenta en nosotros por tu Espíritu el seguir a Jesús más de cerca hasta el extremo de la cruz, de
dar la vida. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
“Y mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Al
llegar cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le insistieron
diciendo: “Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día.” Entró, pues, para
quedarse con ellos.”
Un amor que siempre está a tu lado y que no te
obliga nunca a nada. Un amor que siempre está
esperando. Este es el amor de mi Dios.
Un amor que va de puerta en puerta, que bajo sonrisas siempre espera, un amor que siem-
pre está esperando, este es el amor de mi Dios.
Un amor que ríe cuando ríes, un amor que sufre
cuando sufres. Un amor que siempre está espe-
rando, este es al amor
de mi Dios.
Un amor que vive en el
silencio, un amor tan
suave como el viendo.
Un amor que siempre
está esperando, este
es el amor de mi Dios.
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Oración de la noche: VIACRUCIS JUVENIL
“Habiendo dado gracias a Dios” (Lc 24, 30) I Estación
Pedro promete fidelidad pero no es capaz de cumplirle al Señor.
“Pedro dijo: “Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y hasta la muerte.” (Lc. 22, 33)
Te vas a dar un golpe, Pedro, de esos que transforman una vida. Por impulsivo, por tener el cora-
zón más grande que la cabeza, porque hasta ahora no has dado demasiado tiempo a que estos años
transcurridos con Jesús vayan calando hasta lo más hondo.
En la noche del juicio, tras negarle tres veces, a Pedro le toca aprender de golpe dos lecciones tremen-
das: Primero, él mismo, no es el gran héroe que soñó. No es el “mejor” ni el “más grande” de los discípu-
los. Es débil, frágil, limitado, asustadizo… hasta la traición del amigo.
Son muchos los jóvenes que
viven el drama de Pedro, tal vez allí tam-
bién estamos nosotros. Prometemos
tantas cosas a Dios, tenemos tanto áni-
mo pero no se profundiza en lo que sig-
nifica seguir a Jesús. Son muchos los
jóvenes débiles, vacíos por dentro, inca-
paces de cumplir su palabra, que sólo
dicen las cosas para quedar bien. Son
tantos los que huyen del sufrimiento, del
compromiso, buscan la vida fácil. Ore-
mos por todos ellos.
Ambientación: Se coloca en medio del salón una cruz grande cubierta con fotos de jóvenes, en el suelo
se colocan, recortes de noticias de violencia y hojas con signos de interrogación.
Motivación inicial: Vamos a tener un momento intenso de oración y de encuentro con Jesús, que ha
muerto por todos nosotros, ha entregado hasta la última gota de su sangre por amor. Su vida es para
nosotros salvación y esperanza. En nuestro mundo existen innumerables jóvenes que sufren intensa-
mente, que no encuentran salidas a sus problemas y que necesitan de Jesús para tener fuerzas y salir
de sus oscuridades. ¡Cuántos sentimientos encontrados tenemos los jóvenes de hoy! No es fácil enten-
der el sufrimiento, ser fuertes en medio de las tempestades y las dudas. Jesús con en su pasión y muer-
te nos enseña que si podemos continuar, que el amor vence y que el Padre Dios nunca abandona a sus
hijos.
Canto: Aquí estoy, Señor (N° 56) Se distribuyen en siete grupos y cada grupo se le asigna preparar una estación del viacrucis de manera creatividad y haciendo uso de signos que la identifiquen, se dispone de unos 10min. para este trabajo.
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II Estación La triste traición de Judas.
"El llamado Judas, uno de los Doce, iba el primero, y se acercó a Jesús para darle un beso." (Jn.18, 3).
Lo siento de veras, Judas. Creo que cometes un error terrible. ¿De verdad crees que lo de Jesús es un
engaño? ¿De verdad te sientes tan defraudado? ¿No ves que su propuesta de cambiar las cosas tiene
mucha más hondura y es más subversiva que la violencia o el odio? Posiblemente esperaba un “Mesías”
libertador, guerrero, fuerte… con la fuerza de las armas. Pero cuando quisieron hacerle rey no se dejó.
Judas es, posiblemente, otra víctima de esta historia. Víctima de sus propias expectativas. Víctima de
su ceguera. De su incapacidad para descubrir el nuevo rostro de Dios anunciado en Jesús.
Hoy muchos jóvenes se dejan encandilar por el brillo del poder, por las fuerzas de las armas y del dine-
ro. Son capaces de vender hasta a su propia familia para conseguir más dinero y prestigio. Hay tanta
falsedad e hipocresía en nuestro mundo, aparentamos amor, y con un beso traicionamos a nuestros
amigos. La traición genera tristeza, soledad y muerte, sobre todo cuando no hay un verdadero arrepen-
timiento y cuando no se confía en Dios. Pidamos a Jesús que perdone a tantos traidores y les de la luz
que necesitan para recapacitar antes de que sea demasiado tarde.
III Estación Caifás escandalizado condena a Jesús.
"Los que prendieron a Jesús le llevaron ante el Sumo Sacerdote Caifás, donde se habían reunido los escribas y los ancianos” (Jn 18, 13)
¿Qué pasa, Caifás? ¿Por qué estás tan enfadado con Jesús? ¿Por qué perseguirle a muerte? ¿Por qué
vas a forzar a Pilatos para que le condenen? ¿Por qué te sientes tan amenazado?
Cuantos jóvenes se sienten amenazados, perseguidos. Ante el bien y las propuestas de Jesús se sienten
confrontados, no quieren cambiar de vida, les molesta Jesús y su Evangelio. Están centrados en sí mis-
mos, no quieren aceptar nada nuevo, no desean dejar sus vicios y sus seguridades. Son tantos los ado-
lescentes que están en bandas, que manejan armas y drogas y condenan a los demás, asesinan y se
sientes jueces.
Pidamos por tantos muchachos que viven esta situación de angustia, para que tengan la oportunidad de
convertirse y no sigan condenando a inocentes.
IV Estación Pilatos está ciego y no descubre el amor de Jesús.
“Los jefes de los sacerdotes y los guardias, al verlo, comenzaron a gritar: Crucifícalo, crucifícalo. Pilato les dijo: Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro delito alguno en él” (Jn. 19, 6)
Lo sabes, ¿verdad? Sabes que es inocente. Estás acostumbrado a tratar con canallas agresivos, con
asesinos, con gente desesperada capaz de cualquier cosa. Pilatos es un icono que podríamos tener en
la mesita de noche, para recordarnos que las buenas intenciones no son nada sin poner los medios,
especialmente cuando los tenemos
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. En su mano está hacer justicia, pero sucumbe a las amenazas: “tu prestigio”, “tu posición ante Roma”,
“tu provincia…” Muchos jóvenes son víctimas del miedo, se callan ante las injusticias, les conviene estar
viendo las cosas desde afuera porque temen perder su prestigio, su fama ¿Qué pueden pensar mis
compañeros si actúo como Jesús me pide? Son víctimas de la moda, de la apariencia y de la propia
imagen, mientras a su lado hay tantos que sufren y tienden la mano pidiendo ayuda. Pidamos a Jesús
que ablande el corazón de tantos jóvenes insensibles ante el dolor ajeno para descubran lo maravilloso
que es amar.
V Estación Jesús lleva a cuesta la pesada cruz del
desamor.
“Se hicieron pues, cargo de Jesús, quien llevan-do a hombros su propia cruz, salió de la ciudad hacia un lugar llamado “La Calavera” Jn 19,16.
¿Por qué todos abandonaron a Jesús? ¿Por qué
hay tanta indolencia en el mundo? ¿Qué significa
cargar la propia cruz?
La cruz más pesada que se puede llevar es el desamor, el sentirse solos, abandonados por todos y sin
ilusión. Esta cruz desangra el hombro y la vida de tantos muchachos que no cuentan con nadie en este
mundo, que han sido abandonados por su familia, han sido víctimas de abusos y de maltratos, se sien-
ten como estorbos y sin amor. Estos jóvenes son una bomba atómica, porque se llenan de odio y son
capaces de hacer cualquier locura. Cristo no se olvida de ellos, él también fue olvidado y abandonado
por sus seguidores, experimentó en su carne el dolor del desamor, pero confió en su Padre Dios y si-
guió adelante. Pidamos para que Jesús fortalezca a tantos jóvenes que sufren el desamor y el olvido.
VI Estación: Jesús cae ante el peso de las burlas y la violencia.
“Le escupían, le quitaban la caña y lo golpeaban con ella en la cabeza. Después de burlarse de él, le quitaron el manto, lo vistieron con sus ropas, y lo llevaron para crucifícalo” Mt 27,30-31.
Jesús es expuesto a la burla de todos, lo gol-
pean, lo insultan y ponen sobre sus hombros
una gran cruz. En el camino desfallece, no
puede más, sus fuerzas se debilitan y cae
rostro en tierra bajo el pesado madero. Nadie
lo consuela en este momento, lo obligan a
levantarse y a continuar sin tener ninguna
compasión. Aquellos maltratadores despre-
cian a Jesús y no comprenden su sufrimiento
y su debilidad.
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No son pocos los jóvenes que intentan llevar una vida digna, trabajan y estudian honestamente, pero
son víctimas de tantos atropellos y burlas, el mundo no soporta a aquellos que son diferentes, les ha-
cen la guerra. Cuantas caídas, heridas y golpes experimentamos los que seguimos a Jesús con auten-
ticidad. El peso de la tristeza y del sin sentido tumba hasta el suelo a muchos jóvenes que han decidido
seguir a Jesús, y son bastantes los que se quedan allí sin levantarse ahogados por el peso de la cruz.
Pidamos a Dios que los fortalezca que suscite manos que le ayuden a levantarse y le brinden apoyo.
VII Estación: Jesús entrega toda su vida por
amor.
“Entonces Jesús lanzando un fuerte gritó, expiró” Mc 15,37.
Jesús lanza el grito del dolor
intenso, el grito de la muerte, el
grito de tantos que caen bajo el
poder de las armas, de la violen-
cia, del odio. Pero a la vez es el
grito del amor hasta el extremo,
de una vida que se ha entregado totalmente, que se ha desgastado y que sigue amando hasta el final.
La muerte de Jesús es fuente de vida y de salvación, pues la Resurrección vence la muerte y la des-
truye, no todo termina aquí en este espantoso grito.
Hay jóvenes que gritan y piden auxilio, que se están muriendo a causa de las enfermedades, de la vio-
lencia, del odio y de la soledad. Su grito se expande a toda la sociedad, muchos se hacen los sordos,
pero existen algunos que lo escuchan, que ofrecen su vida y su tiempo para ayudar a los jóvenes, para
acallar sus gritos y para mostrarles el amor. Pidamos a Dios por tantas personas que entregan su
vida para hacer el bien a la juventud, que se desvelan y desgastan para que los jóvenes tengan vida.
Terminadas las estaciones, todos se reúnen, se sientan en círculo y hacen un momento de silencio profundo meditando lo que se ha vivido. Al final uno de ellos se levanta y eleva la siguiente oración:
Señor Dios, Señor de la historia, dueño de la vida y de la muerte
Ponemos en tus manos la vida y los sufrimientos de todos los jóvenes
De Venezuela y del mundo entero.
Que la sangre gloriosa de tu Hijo Jesús, lave y purifique las heridas de su corazón, que con-
vierta la violencia en paz y el odio en amor. Suscita en nuestra sociedad muchas personas que se interesen por
La suerte de los más pequeños y abandonados. Y que la muerte de tu Hijo Jesús sea para to-
dos nosotros motivo de salvación y de Vida.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
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Se coloca una música instrumental de fondo y se proclama el Evangelio Lc 24, 19-35, de manera pausada y clara. Se propone que a medida que se vaya leyendo el texto se dramatice la acción de forma silenciosa sólo a manera de escenificación resaltando así la fuerza de la Palabra.
Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban a Emaús, un pueblo a once kilómetros de Jerusalén. Mientras conversaban de todo lo que había pasado, Jesús se les acercó y empezó a caminar con ellos, pero ellos no lo reconocieron. Jesús les preguntó: —¿De qué están hablando por el camino? Los dos discípulos se detuvieron; sus caras se veían tristes, y uno de ellos, llamado Cleofás, le dijo a Jesús: —¿Eres tú el único en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado en estos días? . Jesús preguntó: . —¿Qué ha pasado? . Ellos le respondieron: . —¡Lo que le han hecho a Jesús, el profeta de Na-zaret! Para Dios y para la gente, Jesús hablaba y actuaba con mucho poder. Pero los sacerdotes principales y nuestros líderes lograron que los romanos lo mataran, clavándolo en una cruz. 21No-sotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Pero ya hace tres días que murió. . Esta mañana, algunas de las mujeres de nuestro grupo nos dieron un gran susto. Ellas fueron muy temprano a la tumba, y nos dijeron que no encon-traron el cuerpo de Jesús. También nos contaron que unos ángeles se les aparecieron, y les dijeron que Jesús está vivo. Algunos hombres del grupo fueron a la tumba y encontraron todo tal como las mujeres habían dicho. Pero ellos tampoco vieron a
Jesús. . Jesús les dijo: —¿Tan tontos son ustedes, que no pueden enten-der? ¿Por qué son tan lentos para creer todo lo que enseñaron los profetas? 26 ¿No sabían uste-des que el Mesías tenía que sufrir antes de subir al cielo para reinar? .
Luego Jesús les explicó todo lo que la Biblia decía acerca de él. Empezó con los libros de la ley de Moisés, y siguió con los libros de los profetas. . Cuando se acercaron al pueblo de Emaús, Jesús se despidió de ellos. Pero los dos discípulos insis-tieron: —¡Quédate con nosotros! Ya es muy tarde, y pronto el camino estará oscuro. . Jesús se fue a la casa con ellos. Cuando se senta-ron a comer, Jesús tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio a ellos. Entonces los dos discípulos pudieron reconocerlo, pero Jesús des-apareció. Los dos se dijeron: «¿No es verdad que, cuando él nos hablaba en el camino y nos explica-ba la Biblia, sentíamos como que un fuego ardía en nuestros corazones?» . En ese mismo momento, regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los once apóstoles, junto con los otros miembros del grupo. Los que estaban allí les dijeron: «¡Jesús resucitó! ¡Se le apareció a Pedro!» . Los dos discípulos contaron a los del grupo todo lo que había pasado en el camino a Emaús, y cómo habían reconocido a Jesús cuando él partió el pan. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
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Hoy se logró el objetivo del día en un...
Jesús es condenado a muerte ¿En qué me siento condenado? ¿Por quién?
Jesús carga con la cruz ¿Cuál es mi cruz?
Jesús cae, por primera vez, bajo el
peso de la cruz
Un obstáculo que me ha dificultado acercarme a mi grupo de
misionero
Encuentro con La Virgen ¿Qué tengo que mejorar para encontrarme con mi mamá (o
con quien ocupa su lugar?
El Cirineo ayuda al Señor a llevar la
cruz
¿Quién me ayuda a cargar mi cruz?
La Verónica enjuga el rostro de Jesús ¿Cuáles de mis dones he puesto al servicio de Jesús esta
semana que han permitido que otros vean su rostro?
Mi viacrucis
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Aspectos positivos Aspectos a mejorar
De nuestro trabajo con la comunidad el día de hoy...
Segunda caída en el camino de la cruz Un obstáculo que me ha dificultado acercarme a mi comunidad
de misión
Jesús consuela a las hijas de Jerusalén ¿A quién debo consolar?
Jesús cae por tercera vez Un obstáculo que me ha dificultado ver y encontrarme con
Jesús
Jesús despojado de sus vestiduras ¿De qué me debo despojar para aceptar mi cruz y transformar
mi sufrimiento en redención?
Jesús es clavado en la cruz ¿Qué situaciones de muerte están dentro de mi vida que me
lastiman?
Jesús muere en la cruz Jesús entregó su vida por amor, nadie se la quitó. No es lo
mismo donar tu tiempo que tener que hacer algo porque no te
queda de otra.
¿Yo siento que estoy dando mi vida en esta Jornada misionera
o me la están quitando?
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Sábado de Gloria El sábado santo honra el descanso de Cristo en el sepulcro, su descenso a los infiernos y su
encuentro con cuantos esperaban la apertura de los Cielos. Este día los cristianos se recogen en silencio y,
mediante la oración y el ayuno, esperan la Resurrección del Señor.
Es un día de intensa oración, acompañando a Jesús en el silencio del Santo Sepulcro. Parece que la historia
de Cristo ha terminado, que la causa de Dios se ha perdido. El cristiano, unido a los dolores de María, sabe
que el silencio de Dios es señal de purificación en lo más profundo y se llena de esperanza para la vida futura.
La Iglesia está en espera, junto al sepulcro, sabiendo que con este abajamiento de la muerte, el Señor inicia
su victoria sobre la misma.
Durante el Sábado Santo, la Iglesia, que permanece meditando la Pasión y Muerte de Jesús, se abstiene de
celebrar el sacrificio de la Misa, por lo que conserva el altar totalmente desnudo, las imágenes se cubren y
los sagrarios están abiertos. No puede darse la Sagrada Comunión (más que a modo de viático a los enfer-
mos y moribundos), hasta la Vigilia Pascual (“al caer el sol”).
Por la noche se celebra la Solemne Vigilia Pascual. Es el punto final del Triduo Pascual y en ella se inaugura
la Pascua con el misterio del triunfo de Jesús sobre la muerte. Todo el año litúrgico alcanzan su centro. Es el
punto donde confluyen las celebraciones anuales de los misterios de la vida de Cristo.
La vigilia comienza en el exterior del templo con la liturgia de la luz y se ilumina la iglesia como signo de la
resurrección del Señor. La liturgia de la palabra proclama las maravillas de Dios en la historia de la salvación,
desde la creación del mundo al Misterio Pascual de Jesucristo; luego viene la liturgia bautismal, con la reno-
vación de las promesas que se hicieron en la iniciación cristiana (el bautismo), y luego la asamblea es invita-
da a la mesa que el Señor, por medio de su muerte y resurrección, ha preparado para su pueblo.
Jesucristo resucitado es simbolizado en el cirio pascual, que conserva las huellas de la pasión en el dibujo
de la cruz y las cinco marcas señaladas con granos de incienso recordando las cinco heridas del crucificado.
Cirio que expresa el misterio de Jesús que vivimos en el hoy, al marcar en el año; que está presente desde el
inicio de la creación y que nos esperará al final de los tiempos, con las letras griegas de “alfa” y “omega” que
inician y finalizan ese alfabeto. Cirio encendido que ilumina toda oscuridad y da calor a nuestra vida con la
feliz noticia de la resurrección.
Celebramos el triunfo de la nueva alianza que nos hace pasar a la resurrección, a la vida que no termina, al
reino eterno de Dios. Ya no es solo la Pas-
cua de la tierra de esclavitud a la de liber-
tad como en la antigüedad. El derrotado no
es el Faraón, sino la muerte. Con esta alian-
za no esperamos solo bienes terrenales,
que más bien consideremos relativos, sino
el bien eterno del amor de Dios.
Celebramos que Cristo es la luz del mun-
do que, con su muerte y resurrección, ven-
ce a las tinieblas del pecado. Por eso enfo-
camos toda nuestra vida en seguir sus hue-
llas, construir el Reino de Dios, dando nues-
tra vida para alcanzar aquella que anhela-
mos por la eternidad.
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Sábado de Gloria “Lo reconocieron” (Lc. 24, 31)
Motivación: Esta mañana se tendrá un espacio de reflexión y oración personal y comuni-
taria en torno a la experiencia vivida durante esta Semana Santa, abriendo los ojos y el
corazón para vivir con gozo la Resurrección de Jesús. La experiencia estará planteada en
5 momentos.
Se reúnen todos los misioneros en un lugar conveniente, allí deberán estar colocados los
siguientes signos como parte de la ambientación:
Biblia
Letreros que digan: “Emaús”
Huellas en el suelo.
Cruz
Rostros de jóvenes.
Nombre de la comunidad donde han misionado.
Pan grande adornado.
I Momento Ambientación e Inicio.
Duración: 15 min. Canto: Háblame Señor
Monición: Estamos aquí reunidos para encontrarnos con Jesús, él se va a acercar al corazón de cada
uno de nosotros, nos va a iluminar para permitirnos contemplar las maravillas que ha hecho con noso-
tros durante estos días. Necesitamos reconocer su presencia entre nosotros para poder anunciarlo,
comunicando a todos lo que he hemos vivido con él.
Yo siento señor que tu me amas
Yo siento señor que te puedo
amar
Háblame señor que tu siervo es-
cucha
Háblame que quieres de mi
Señor tu has sido grande para mi
En el desierto de mi vida háblame
Yo quiero estar dispuesto a todo
Toma mi ser mi corazón es para ti
Por eso canto tus maravillas
Por eso canto tu amor
Por eso canto tus maravillas
Por eso canto tu amor
Lara, Lara, Lara, la, la, la
Te alabo Jesús por tu grandeza
Mil gracias te doy por tu gran
amor
Heme aquí señor para acompa-
ñarte
Heme aquí que quieres de mí
Señor tu has sido grande para mi
En el desierto de mi vida háblame
Yo quiero estar dispuesto a todo
Toma mi ser mi corazón es para ti
Por eso canto tus maravillas
Por eso canto tu amor
Por eso canto tus maravillas
Por eso canto tu amor
Lara, Lara, Lara, la, la, la
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II Momento “El camino que hemos recorrido”
Duración: 1 hora. Motivación inicial: Hace ocho días iniciamos una experiencia, nos encontramos y hemos formado
una familia misionera. Hemos dejado nuestro “Jerusalén”, nuestra casa, nuestros amigos y como-
didades y también nuestros problemas y conflictos. Hemos caminado hacia Emaús, hacia el en-
cuentro profundo con Jesús Resucitado, celebración que iniciaremos “hoy” en la noche. Pero…
¿De verdad nos hemos encontrado con Jesús? ¿Qué nos ha sucedido en el camino? ¿Qué cambios
se han dado en mi corazón?
Canto: Tú estás aquí de Jesús Adrián Rome-ro.
Aunque mis ojos no te pueden ver
Te puedo sentir sé que estas aquí
Aunque mis manos no pueden tocar
Tu rostro señor sé que estas aquí
Mi corazón puede sentir tu presencia
Tú estas aquí
Puede sentir tu majestad
Tú estas aquí
Mi corazón puede mirar tu hermosura
Tú estas aquí
Puedo sentir tu gran amor
Tú estas aquí
Aunque mis ojos no te pueden ver
Te puedo sentir sé que estas aquí
Aunque mis manos no pueden tocar
Tu rostro señor sé que estas aquí
Momento personal: “Desierto” A solas cada uno va a meditar sobre las experiencias vividas. Pueden ayudar estas preguntas :
1. ¿Qué dificultades he encontrado durante estos días?
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Reflexión central: Hemos podido darnos cuenta que tenemos nuestro “Jerusalén”, es decir, nuestra
realidad concreta, nuestra familia, escuela, amigos, todo aquello que hemos dejado para venirnos a
hacer esta experiencia. También tenemos nuestro Emaús, hacia el cual nos dirigimos buscando salir
de nuestros problemas y dudas. Pero “algo pasa en el camino”. Un personaje especial se acerca a
nosotros y le da sentido a todo: Es Jesús, vivo y resucitado, él da vida y luz donde estemos, alumbra
nuestro Emaús y nuestro Jerusalén. Por eso los discípulos volverán a Jerusalén llevando a Jesús en
el corazón, todo ha cambiado para ellos. Pero antes de este anuncio, tenemos que reflexionar lo que
“ha pasado en el camino”, tienen que abrirse nuestros ojos. En este retiro queremos ver a Jesús,
descubrirlo y sentirnos transformados por él.
2. ¿Cómo estaba mi vida antes de venir aquí?
¿Cuáles eran mis principales tristezas, preocu-
paciones y dudas en aquel momento?
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3. ¿Qué NOVEDAD he experimentado en estos
días de misión? ¿Han surgido más dudas o he
encontrado respuestas a las expectativas de mi
vida?
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Terminado el tiempo convenido se reúnen de nuevo para realizar la reflexión central en la que quien dirige la oración va motivando la participa-ción de los demás misioneros. Usa esta oración para favorecer el diálogo con Dios durante el momento de desierto.
Entra en oración
“quiero vivir se-
gún
tus designios”
Padre bueno, quiero hacer mi vida según tu voluntad, sé que tengo el modelo perfecto en Jesús, a quien has resucitado de entre los muertos. Gracias por enviarlo a que nos enseñara a vivir plenamente lo que le pediste y cómo cumplir su proyecto de vida. Jesús, tú nos mostraste el camino comunitario como estrategia perfecta para madurar en la vida. Nos dijiste que amando al prójimo aprende-mos a amarnos a nosotros mismos. Nos ense-ñaste que dando es como recibimos y compar-tiendo alcanza para todos. Espíritu santo, guíame y dame fuerzas para ma-durar mi personalidad y en mi fe. Que sea fiel servidor de Jesús y que lo sirva en mis herma-nos” Amén.
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III Momento “¿Quién es éste que camina con nosotros?”
Duración: 1 hora. Motivación: A Jesús le descubrimos escuchando su Palabra, comprendiendo que las Escrituras
anuncian y nos presentan a Jesús, nuestro Salvador. Vamos a hacer un ejercicio espiritual de en-
cuentro y confrontación con la Palabra.
Se forman cinco grupos y se le dan unas citas bíblicas para que las lean y las reflexionen:
Grupo1: Moisés. Ex 3, 7-11; Dt 18,18-19
Grupo 2: Isaías. Is 11, 1-5; Is 52,13-53,34.
Grupo 3: Jeremías. Jr 31, 31-34, Jr 19,9-11.
Grupo 4: Ezequiel. Ez 34, 11-16; Ez 37, 21-24.
Grupo 5: Daniel. Dn 7,9-14; Ez 7,27.
Preguntas:
¿Qué nos dicen estos textos?
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¿Qué características de Jesús están profetizadas en estos textos?
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Plenaria: Cada grupo presenta brevemente sus conclusiones. Reflexión: La Sagrada Escritura nos presenta a Dios que se nos muestra, que nos habla. Los profe-
tas han recibido la misión de anunciar a todos la presencia de Dios y su voluntad en el “aquí y aho-
ra” y a la vez prometen un Salvador definitivo, anuncian a Jesús de Nazaret, quien es la Palabra
hecha carne, él supera a todos los profetas y en él se cumplen todas las promesas que Dios ha he-
cho en la historia. Es cuestión de fe. Siempre hay anuncio de vida, de victoria aún en medio de situa-
ciones muy difíciles, siempre el amor vence al odio y a la muerte. Cristo no puede quedarse en el
sepulcro, no es algo del pasado, no es un mensaje desgastado sino que está “vivo” y presente entre
nosotros. Lo importante es que creamos en Dios, en su amor.
A la luz de esta reflexión comentar los versículos 25-27 del texto de los discípulos de Emaús.
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Canto: Quiero escuchar tu dulce voz.
IV Momento “Quédate con nosotros Señor”
Duración: 30 min. Reflexión inicial: La Palabra de Dios nos mueve, nos invita a seguir profundizando, ir descubriendo
a Jesús es una aventura. El corazón nos empieza a arder poco a poco. Descubrimos la necesidad
de seguir escuchando al Señor, de que se quede con nosotros. Esto sólo es posible si abrimos el
corazón y nuestros ojos para ver lo que Dios viene haciendo en nuestras vidas. Si nuestros ojos
están ciegos o turbios no podemos reconocer al Señor, andaríamos a tientas por la vida y nos lle-
naríamos de desaliento y confusión.
Signo iluminador: Se pide a tres voluntarios que se acerquen y se pongan en el centro de lugar. Cada uno debe hacer uno de los signos que se señalan a continuación delante de sus compañeros, mientras los demás los contemplan en silencio.: 1. Camina con un espejo grande delante de los ojos. 2. Camina apoyando los ojos en dos vasos bien llenos de agua. 3. Camina con los ojos vendados.
Profundización del Signo: Se reúnen libremente en tres grupos, cada grupo con alguno de los voluntarios que hicieron el signo. Allí comen-tarán este gesto, escuchando primero al que lo llevo a cabo, el cual compartirá su experiencia. Luego comentarán sobre el significado de este signo en el camino que venimos haciendo juntos en este retiro. Al finalizar el rato de diálogo se proclaman los versículos 28-29 del texto de Emaús.
Reflexión central: La Palabra de Dios va iluminando, la voz del Maestro va abriendo nuestros ojos y
nos invita a caminar y a experimentar la necesidad de que Jesús siga con nosotros por el camino,
que no nos abandone, pues ¿A quién iríamos?, sólo Él tiene palabras de vida eterna (Jn 6,68). Por
eso juntos sentimos la urgente necesidad de decirle a Jesús que se quede con nosotros.
Quiero escuchar tu dulce voz.
Quiero escuchar tu dulce voz
rompiendo el silencio en mi ser
sé que me haría estremecer
me haría llorar o reír
y caería rendido ante Ti
Y no podría estar ante Ti
escuchándote hablar sin llorar
como un niño
y pasaría el tiempo así
sin querer nada mas
nada mas que escucharte hablar
Iluminación sobre cada
signo:
Espejo: Hace que sólo te
veas a ti mismo, que te
centres en el pasado y no
logres ver el horizonte.
Agua en los ojos: Te en-
turbia la visión, la triste-
za, las lágrimas nublan
nuestros ojos y nuestro
corazón.
Ceguera: Es oscuridad
total, no te permite cami-
nar, nos hace sentir débi-
les.
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 7 6
V Momento “Lo reconocimos a nuestro lado y lo anunciamos con alegría”
Duración: 30 min. Motivación: Hemos experimentado la fuerte sed que tenemos de Dios, de conocer su Palabra, de
dejarnos confrontar por Él. Pero necesita-
mos también hablar con Él, expresarle
nuestros miedos y dudas, alegrías y sue-
ños.
Oración Comunitaria: Valiéndonos de una imagen de Jesús que irá pasando por nuestras manos, cada uno le expresará algo, de manera breve. Al final de cada intervención diremos: “Queremos recono-
certe Señor”
Al final se proclaman los versículos 30-31 del camino de Emaús. Reflexión final: Jesús vence a la muerte, está vivo, es lo que vamos a celebrar hoy. Él se ha que-
dado con nosotros en la Palabra y en la Eucaristía, allí siempre nos espera para encendernos el
corazón. Jesús ha estado con nosotros desde el inicio de esta experiencia misionera, nos ha
acompañado en el camino, hemos escuchado su Palabra, hemos comido de su pan que es su cuer-
po. Abramos los ojos de la fe y descubramos que Jesús está aquí entre nosotros, siempre ha esta-
do y estará. Sólo es cuestión de fe y de disposición de cada uno. Si lo hemos reconocido saldremos
con el gozo pascual a anunciar a todos lo que henos vivido, podemos volver entonces a nuestro
Jerusalén, a nuestra casa, a la vida diaria con el corazón encendido de amor y de alegría para
proclamar a todos que Jesús vive y camina con nosotros.
Antes de terminar se les propone redactar unos compromisos para vivir la Pascua. A partir de lo vivido y reflexionado durante todos estos días, al comprender el camino de Emaús
que he hecho me comprometo a:
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P Á G I N A 7 7
Finalmente realizamos la siguiente oración todos juntos en voz alta. Y luego el canto
Te acercaste a nosotros,
Tenías un rostro diferente, parecías extranjero,
Te adaptaste a nuestro paso, de personas inseguras,
Con el rostro triste.
Nuestros ojos no te reconocieron con este nuevo
aspecto.
Nos encendiste el corazón,
Nos descubriste el sentido de las Escrituras,
Mientras hablabas con acento extranjero
Parecía como si el cielo descendiese sobre nosotros.
Partiste el pan, se abrieron nuestros ojos,
Nos has reunido en torno a tu mesa, nos haces co-
munidad de fe.
Regresamos, afrontando el frío, la oscuridad, la no-
che.
Nos parecía que volábamos hacia la comunidad, hacia
nuestra familia. Donde estabas todavía esperándonos para invitarnos a tu mesa.
Que llevabas conversando
Me dijiste buen amigo
Y me detuve asombrado
A la vera del camino
No sabes lo que ha pasado
ayer en Jerusalén
de Jesús de Nazaret
A quien clavaron en la cruz
Por eso me vuelvo triste
A mi aldea de Emaús.
Por la calzada de Emaús
un peregrino iba conmigo
no le conocí al caminar
ahora si en la fracción de pan .
Van tres días que se ha muerto
y se acaba mi esperanza,
dicen que algunas mujeres
al sepulcro fueron de alba,
me dijeron algunos otros,
hoy también haya buscaron,
más se acaba mi confianza,
no encontraron a Jesús,
por ese me vuelvo triste
a mi aldea de Emaús.
Que tardíos corazones,
que ignorancia los profetas
en la Ley ya se anunció,
que al mecías padeciera,
y por llegar a su Gloria
Escogiera la aflicción
en la tarde de aquel día,
yo sentí que con Jesús,
nuestro corazón ardió
a la vista de Emaús.
Hizo señas de seguir,
mas allá de nuestra aldea,
y a la Luz del sol poniente
pareció que se muriera,
quédate forastero
ponte a la mesa y bendice
y al destello de su Luz
en la bendición del Pan,
mis ojos conocerán
al amigo de Emaús.
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 7 8
1.- La felicidad no es una meta a alcanzar, es sobre todo, una manera
de vivir. Dios me ha creado para ser feliz. Le pido a Dios que ilumine mi mente y mi corazón y me ayude
a ver ¿Cuándo fui más feliz hoy? ¿Qué sucedió a mi alrededor que me produjo tal felicidad? Doy gra-
cias a Dios por este regalo tan hermoso de sentir que es posible vivir feliz.
2.- En el día de hoy también pudieron suceder cosas que entristecieron mi corazón. Le pido a Dios forta-
leza para responder: ¿Cuándo me sentí más triste hoy? ¿Qué sucedió a mi alrededor o dentro de mí,
que me produjo tal tristeza? Le ofrezco a Dios todo lo que llevo en mi corazón. Sea lo que sea lo he vivi-
do para su mayor gloria, para testimoniarlo al mundo y para amarlo; porque El es mi Padre.
3. ¿Siento que he entregado mi vida por la misión que he sentido encomendada durante esta Jor-
nada Misionera? Nombro qué actitudes y momentos han hecho que me sienta así.
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Hoy se logró el objetivo del día en un...
Aspectos positivos Aspectos a mejorar
De nuestro trabajo con la comunidad el día de hoy...
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M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 7 9
Domingo de Resurrección La alegría iniciada en la misa de la Vigilia Pascual, se prolonga durante el domingo. Toda la fe cristiana se funda-
menta en la resurrección. La palabra pascua quiere decir “paso”, “pasar”. Celebrar la pascua no es sólo recordar
la Pascua de Jesús, que pasa de la muerte a la resurrección, sino expresar que queremos que haya un paso salva-
dor del Señor por nuestras vidas. La resurrección de Cristo nos llama a la vida.
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de
una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles en lo poco, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozare-
mos de Dios para siempre.
Por el bautismo, la iglesia nos llama a nuestra vida en Cristo. “Si hemos sido sepultados con él”, dice Pablo a los
Romanos, “también hemos resucitado con él”. La resurrección de Cristo nos invita a una renovación personal. Hoy
damos gracias a Dios por su amor y por su triunfo y le pedimos que siga transformando nuestras vidas en la pre-
sencia de su Hijo Resucitado entre
nosotros.
El color litúrgico para este tiempo
es el blanco, signo de alegría y triunfo
de Dios. Durante todo este tiempo se
enciende el Cirio Pascual que repre-
senta la luz de Cristo resucitado. Los
cincuenta días que van desde este
domingo de Resurrección hasta el de
Pentecostés han de ser celebrados
con alegría y exultación como si se
tratase de un solo y único día festivo,
más aún, como un “gran domingo”.
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 8 0
Domingo de Resurrección La alegría iniciada en la misa de la Vigilia Pascual, se prolonga durante el domingo. Toda la fe cristiana se funda-
menta en la resurrección. La palabra pascua quiere decir “paso”, “pasar”. Celebrar la pascua no es sólo recordar
la Pascua de Jesús, que pasa de la muerte a la resurrección, sino expresar que queremos que haya un paso salva-
dor del Señor por nuestras vidas. La resurrección de Cristo nos llama a la vida.
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de
una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles en lo poco, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozare-
mos de Dios para siempre.
Por el bautismo, la iglesia nos llama a nuestra vida en Cristo. “Si hemos sido sepultados con él”, dice Pablo a los
Romanos, “también hemos resucitado con él”. La resurrección de Cristo nos invita a una renovación personal. Hoy
damos gracias a Dios por su amor y por su triunfo y le pedimos que siga transformando nuestras vidas en la pre-
sencia de su Hijo Resucitado entre
nosotros.
El color litúrgico para este tiempo
es el blanco, signo de alegría y triunfo
de Dios. Durante todo este tiempo se
enciende el Cirio Pascual que repre-
senta la luz de Cristo resucitado. Los
cincuenta días que van desde este
domingo de Resurrección hasta el de
Pentecostés han de ser celebrados
con alegría y exultación como si se
tratase de un solo y único día festivo,
más aún, como un “gran domingo”.
Domingo de Resurrección “De verdad ha resucitado” (Lc. 24, 34)
Motivación
¡Aleluya, aleluya, el Señor ha resucitado! Llegamos al día de la Pascua, al día en que
Cristo ha vencido a la muerte y nos hace partícipe de su misma vida. Seguramente
nos encontramos cansados, pero al mismo tiempo muy contentos, por el trabajo que
hemos realizado. En estos días de misión hemos sido los pies, las manos, la voz del
Señor Jesús, para llevar su mensaje a tantos con lo que hemos compartido. Dispongamos a dar gra-
cias a Dios por todo lo vivido, pongamos una vez más en su corazón de Padre, esta comunidad que
con tanto cariño nos ha recibido. Que el mensaje que en nombre suyo hemos transmitido, Él mismo lo
haga fecundo para el bien de todos.
Leemos la siguiente Palabra:
“30Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.
31Entonces se le abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su vista. 32Se dijeron
uno a otro: “¿no estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el
camino y nos explicaba las Escrituras?” 33Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y
encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, 34que decían: “¡Es verdad! ¡El Señor
ha resucitado y se le ha aparecido a Simón!” 35Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en
el camino y cómo le habían conocido al partir el pan.
Resucitó
Ofrezcan los cristianos ofrenda de alabanza a
gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a
Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla, y,
muerto el que es la vida, triunfante se levanta.
“¿Qué has vito de camino, María en la mañana?”
“A mi Señor glorioso la tumba abandonada”
Los ángeles testigos, sudarios y mortajas.
¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí veréis los suyos la gloria de
la Pascua.
Primicia de los muertos, sabemos, por tu gra-
cia, que estás resucitado; la muerte en ti no
manda
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 8 1
Diálogo
S ¿Cómo sabremos que caminas a nuestro lado?
T Cuando se nos calienta el corazón y tenemos ganas de preguntar que alguien nos explique
lo que no entendemos, para buscar la verdad
S ¿Cómo sabremos que vives hoy y que tu Espíritu está actuando?
T cuando hay hombres que saben perdonar y olvidar las ofensas; cuando hay hombre que
saben dar algo y no pedir nada a cambio; cuando hay sonrisas que se abren en medio de la
tristeza que quiere invadirlo todo.
S ¿Cómo sabremos que eres nuestro compañero?
T cuando alguien se acerca a nosotros; cuando alguien camina a nuestro lado y nos pide una
palabra que ahuyente su tristeza.
S ¿Cómo sabremos que tienes palabra?
T Cuando juntos proclamamos la Escritura y junto rezamos al Padre y juntos partimos el pan.
Cuando nos reunimos en tu nombre, allí tu Palabra se hace vida y realidad.
Oración de los fieles
S Señor, cuando tengamos ojos ciegos para reconocerte.
T Abre nuestros ojos
S Señor, cuando el egoísmo nos domine y tengamos la cabeza únicamente en lo nuestro
T Ábrenos a tus cosas, a tu Palabra, a tu Presencia, a tu Espíritu
S Cuando nos conformemos con lo que todos dicen y no con lo que dice tu Palabra.
T Ábrenos a tu Palabra
S Señor, Cuando no descubramos tus gestos que se
dan a nuestro lado.
T Ábrenos a la verdad
S Señor, cuando nos arda el corazón y no le hagamos
caso.
T Ábrenos al compartir.
Padre Nuestro
Oración final
Señor Jesús, que estás vivo,
abre nuestros ojos para que te
podamos reconocer en tantos
gestos sencillos de la vida en los
que Tú estás. Calienta nuestro
corazón para que te busque con
pasión y nunca se desanime,
hasta que te encuentre y descan-
se en Ti Amen.
M A N U A L M I S I O N E R O
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100%
75%
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25%
5%
Hoy se logró el objetivo del día en un...
Familia
Colegio/Univ.
Trabajo
Amig@s y/o pareja
Apostolado
Relación con Dios
¿Qué piedra de nuestra vida debemos remover para tener vida nueva
en Cristo?___________________________________________________
__________________________________________________________________________________________
Que debe morir en mi: Para que resucite en mi:
Familia
Colegio/Univ.
Trabajo
Amig@s y/o pareja
Apostolado
Relación con Dios
P Á G I N A 8 3
M A N U A L M I S I O N E R O
Acción misionera Bienvenido al área del Manual Misionero en la que hallarás el material necesario
para trabajar directamente con las personas de la comunidad, como la liturgia diaria y
las dinámicas.
Fecha:
Objetivo:
¿Qué?
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Con qué? ¿Dónde? ¿Quién?
¿Qué tal?
Observaciones
Plan B
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 8 5
En este día, la Iglesia recuerda la en-trada de Cristo, el Señor, en Jerusalén para consumar su misterio pascual. En todas las misas se hace memoria de esta entrada del Señor: (I) por medio de una procesión o de una entrada solemne (II) por medio de una entrada sencilla . (I) Procesión o entrada solemne 1. A la hora señalada los fieles se reúnen fuera del templo llevando ramos en la mano. 2. El celebrante, revestido con los orna-mentos rojos requeridos para la misa, se acerca al lugar donde el pueblo está con-gregado. El celebrante, en lugar de casu-lla, puede usar la capa pluvial, que se qui-tará después de la procesión. 3. Se canta la siguiente antífona (Mt 21,9) o un canto apropiado ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que
viene en nombre del Señor, el Rey de Is-
rael! ¡Hosanna en el cielo!
4. El celebrante saluda al pueblo y hace una breve exhortación para invitar a los fieles a participar activa y consciente-mente en la celebración de este día. Pue-de hacerlo con éstas palabras:
Queridos hermanos y hermanas: Desde el
principio de la Cuaresma nos venimos
preparando con obras de penitencia y
caridad.
Hoy, cercana ya
la noche de Pas-
cua, en comunión
con toda la Iglesia, nos reunimos para
iniciar la celebración de los misterios de
la Pasión de nuestro Señor Jesucristo.
Acompañemos con fe y devoción a nues-
tro Salvador en su entrada a la ciudad
santa, para que participando ahora de su
cruz, merezcamos un día tener parte en la
Resurrección.
5. Después de la exhortación, el celebran-te dice la siguiente oración para bendecir los Ramos
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, dígnate ben-
decir † estos ramos y, a cuantos acompa-
ñamos jubilosos a Cristo, nuestro rey y
Señor, concédenos reunirnos contigo en
la Jerusalén del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
En silencio, rocía con agua bendita los ramos 6. El celebrante proclama el Evangelio de la entrada del Señor.
Domingo de Ramos L I T U R G I A C I C L O B
“El amor es la raíz
de las misiones.
El sacrificio es el fru-
to de las misiones.”
Roderick Davis
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 8 6
Evangelio Bendito el que viene en nombre del Señor.
Lectura del santo Evangelio
según san Mateo
21, 1-11
Gloria a ti, Señor.
Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al
llegar a Betfagé, junto al monte de los Oli-
vos, envió Jesús a dos de sus discípulos,
diciéndoles:
«Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al
entrar, encontrarán amarrada una burra y
un burrito con ella; desátenlos y tráigan-
melos. Si alguien les pregunta algo, díganle
que el Señor los necesita y enseguida los
devolverá».
Esto sucedió para que se cumplieran las
palabras del profeta: “Díganle a la hija de
Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible
y montado en un burro, en un burrito, hijo
de animal de yugo”.
Fueron, pues, los discípulos e hicieron lo
que Jesús les había encargado y trajeron
consigo la burra y el burrito. Luego pusie-
ron sobre ellos sus mantos y Jesús se
sentó encima. La gente, muy numerosa,
extendía sus mantos por el camino; algu-
nos cortaban ramas de los árboles y las
tendían a su paso. Los que iban delante de
él y los que lo seguían gritaban:
«¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito
el que viene en nombre del Señor!
¡Hosanna en el cielo!»
Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciu-
dad se conmovió. Unos decían:
«¿Quién es éste?»
Y la gente respondía:
«Este es el profeta Jesús, de Nazaret de
Galilea».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
7. Después del evangelio, si se cree opor-tuno, se puede tener una breve homilía. Antes de comenzar la procesión, puede hacer una monición con estas palabras: Como la muchedumbre que aclamaba a Jesús, acompañemos también nosotros con júbilo al Señor. 8. Comienza la procesión hacia el templo. Va delante el que lleva el incienso, luego el que lleva la cruz adornada, en medio de dos ministros con velas encendidas. A continuación el celebrante con los demás ministros. Por último, los fieles con los ramos cantando del salmo 23.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes,
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
«¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Hosanna en el cielo!»
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sagrado?
El hombre de manos inocentes y puro co-
razón,
que no confía en los ídolos ni jura contra el
prójimo en falso.
Domingo de Ramos
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 8 7
«¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Hosanna en el cielo!»
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
«¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Hosanna en el cielo!»
¡Portones!, alzad los linteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es el Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
«¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Hosanna en el cielo!»
¡Portones!, alzad los linteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es el Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos:
él es el Rey de la gloria.
«¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Hosanna en el cielo!»
9. El celebrante, al llegar al altar, lo venera y –si lo juzga oportuno– lo inciensa. Des-pués va a la sede (se quita la capa pluvial y se pone la casulla) y, omitiendo otros ritos, dice la oración colecta de la misa, que se-
guidamente ya se desarrolla como de costumbre. (II )Entrada Simple 1. En las restantes misas de este domingo en las que no se tiene entrada solemne, se hace memoria de la entrada del Señor en Jerusalén por medio de la entrada simple. 2. Mientras el celebrante se dirige al altar, se canta la antífona de entrada con el sal-mo:Seis días antes de la solemnidad de la Pascua, cuando el Señor subía a la ciudad de Jerusalén, los niños, con ramos de pal-mas, salieron a su encuentro, y con júbilo proclamaban: «¡Hosanna en el cielo! ¡Bendito tú que vie-
nes y nos traes la misericordia de Dios!»
Llegado al altar, el celebrante lo venera y saluda al pueblo. Seguidamente, la misa se desarrolla como de costumbre. 3. Es conveniente, donde no se haya podido tener procesión ni entrada solemne, que se tenga una celebración de la Palabra sobre la entrada del Mesías y la Pasión del Señor, o en la tarde del sábado o en una hora oportuna del domingo
Domingo de Ramos L I T U R G I A C I C L O B
“¡Si Dios te ha llama-
do como misionero, no
te bajes para ser rey!”
Jordon Grooms
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 8 8
Lectura del libro del profeta
Isaías
50, 4-7
En aquel entonces, dijo Isaías:
«El Señor me ha dado una lengua experta,
para que pueda confortar al abatido con
palabras de aliento. Mañana tras mañana,
el Señor despierta mi oído, para que escu-
che yo, como discípulo. El Señor Dios me
ha hecho oír sus palabras y yo no he
opuesto resistencia ni me he echado para
atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,
la mejilla a los que me tiraban de la barba.
No aparté mi rostro de los insultos y sali-
vazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no
quedaré confundido, por eso endureció mi
rostro como roca y sé que no quedaré
avergonzado».
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial 21
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has aban-
donado?
Al verme se burlan de mí, hacen muecas,
mueven la cabeza: «Acudió al Señor, que lo
ponga a salvo; que lo libre si tanto lo quie-
re».
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has aban-
donado?
Me acorrala una jauría de perros, me ro-
dea una banda de malhechores; me tala-
dran las manos y los pies, puedo contar
mis huesos.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has aban-
donado?
Se reparten mi ropa, echan a suerte mi
túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has aban-
donado?
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio
de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor,
alábenlo; linaje de Jacob, glorifíquenlo;
témanlo, linaje de Israel.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has aban-
donado
Domingo de Ramos
Oración Colecta Dios todopoderoso y eterno, tú
quisiste que nuestro Salvador se
hiciese hombre y muriese en la
cruz, para mostrar al género hu-
mano el ejemplo de una vida sumisa
a tu voluntad; concédenos que las
enseñanzas de su pasión nos sir-
van de testimonio y que un día
participemos en su gloriosa resu-
rrección.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 8 9
Segunda Lectura
Cristo se humilló a sí mismo; por
eso Dios lo exaltó
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Filipenses
2, 6-11
Hermanos: Cristo, siendo Dios, no conside-
ró que debía aferrarse a las prerrogativas
de su condición divina, sino que, por el con-
trario, se anonadó a sí mismo, tomando la
condición de siervo, y se hizo semejante a
los hombres. Así, hecho uno de ellos, se
humilló a sí mismo y por obediencia aceptó
incluso la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las co-
sas y le otorgó el nombre que está sobre
todo nombre, para que, al nombre de Jesús,
todos doblen la rodilla en el cielo, en la tie-
rra y en los abismos, y todos reconozcan
públicamente que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Cristo se humilló por nosotros y por obe-
diencia aceptó incluso la muerte, y una
muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó so-
bre todas las cosas y le otorgó el nombre
que está sobre todo nombre.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
Pasión de
nuestro Señor Jesucristo según
san Marcos
14, 1-72; 15, 1-47
A. Faltaban dos días para la fiesta de Pas-
cua y de los panes Ázimos. Los sumos sa-
cerdotes y los escribas andaban buscando
una manera de apresar a Jesús a traición y
darle muerte, pero decían:
B. «No durante las fiestas, porque el pueblo
podría amotinarse».
A. Estando Jesús sentado a la mesa, en
casa de Simón el leproso, en Betania, llegó
una mujer con un frasco dé perfume muy
caro, de nardo puro; quebró el frasco y
derramó e perfume en la cabeza de Jesús.
Algunos comentaron indignados:
B. «¿A qué viene este derroche de perfu-
me? Podía haberse vendido por más de
trescientos denarios para dárselos a los
pobres».
A. Y criticaban a la mujer; pero Jesús repli-
có:
†. «Déjenla. ¿Por qué la molestan? Lo que
ha hecho conmigo está bien, porque a los
pobres los tienen siempre con ustedes y
pueden socorrerlos cuando quieran; pero a
mí no me tendrán siempre. Ella ha hecho lo
que podía. Se ha adelantado a embalsamar
mi cuerpo para la sepultura. Yo les aseguro
que en cualquier parte del mundo donde se
predique el Evangelio, se recordará tam-
bién en su honor lo que ella ha hecho con-
migo».
Domingo de Ramos
L I T U R G I A C I C L O B
†
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 9 0
A. Judas Iscariote, uno de los Doce, se
presentó a los sumos sacerdotes para
entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegra-
ron y le prometieron dinero; y él andaba
buscando una buena ocasión para entre-
garlo.
El primer día de la fiesta de los panes
Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero
pascual, le preguntaron a Jesús sus dis-
cípulos:
B. «¿Dónde quieres que vayamos a pre-
pararte la cena de Pascua?»
A. El les dijo a dos de ellos:
†. «Vayan a la ciudad. Encontrarán a un
hombre que lleva un cántaro de agua;
síganlo y díganle al dueño de la casa en
donde entre: “El Maestro manda pregun-
tar: ¿Dónde está la habitación en que voy
a comer la Pascua con mis discípulos?” El
les enseñará una sala en el segundo piso,
arreglada con divanes. Prepárennos allí
la cena».
A. Los discípulos se fueron, llegaron a la
ciudad, encontraron lo que Jesús les
había dicho y prepararon la cena de Pas-
cua.
Al atardecer, llegó Jesús con los Doce.
Estando a la mesa, cenando, les dijo:
†. «Yo les aseguro que uno de ustedes,
uno que está comiendo conmigo, me va a
entregar».
A. Ellos, consternados, empezaron a pre-
guntarle uno tras otro:
B. «¿Soy yo?»
A. El respondió:
†. «Uno de los Doce; alguien que moja su
pan en el mismo plato que yo. El Hijo del
hombre va a morir, como está escrito:
pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del
hombre! ¡Más le valiera no haber nacido!»
A. Mientras cenaban, Jesús tomó un pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo
dio a sus discípulos, diciendo:
†. «Tomen: esto es mi cuerpo».
A. Y tomando en sus manos una copa de
vino, pronunció la acción de gracias, se
la dio, todos bebieron y les dijo:
†. «Esta es mi sangre, sangre de la alian-
za, que se derrama por todos. Yo les ase-
guro que no volveré a beber del fruto de
la vid hasta el día en que beba el vino
nuevo en el Reino de Dios».
A. Después de cantar el himno, salieron
hacia el monte de los Olivos y Jesús les
dijo:
†. «Todos ustedes se van a escandalizar
por mi causa, como está escrito: “Heriré
al pastor y se dispersarán las ovejas”;
pero cuando resucite, iré por delante de
ustedes a Galilea».
A. Pedro replicó:
B. «Aunque todos se escandalicen, yo
no».
A. Jesús le contestó:
«Yo te aseguro que hoy, esta misma no-
che, antes de que el gallo cante dos ve-
ces, tú me negarás tres».
A. Pero él insistía:
B. «Aunque tenga que morir contigo, no
te negaré».
A. Y los demás decían lo mismo.
Fueron luego a un huerto, llamado Getse-
maní, y Jesús dijo a sus discípulos:
†. «Siéntense aquí mientras hago ora-
ción».
. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan;
empezó a sentir terror y angustia, y les
dijo:
†. «Tengo el alma llena de una tristeza
mortal. Quédense aquí, velando».
Domingo de Ramos
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A. Se adelantó un poco, se postró en tierra
y pedía que, si era posible, se alejara de él
aquella hora. Decía:
†. «Padre, tú lo puedes todo: aparta de mí
este cáliz. Pero que no se haga lo que yo
quiero, sino lo que tú quieres».
A. Volvió a donde estaban los discípulos, y
al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
†. «Simón, ¿estás dormido? ¿No has podi-
do velar ni una hora? Velen y oren, para
que no caigan en la tentación. El espíritu
está pronto, pero la carne es débil».
A. De nuevo se retiró y se puso a orar,
repitiendo las mismas palabras. Volvió y
otra vez los encontró dormidos, porque
tenían los ojos cargados de sueño; por eso
no sabían qué contestarle. El les dijo:
†. «Ya pueden dormir y descansar. ¡Basta!
Ha llegado la hora. Miren que el Hijo del
hombre va a ser entregado en manos de
los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya
está cerca el traidor».
A. Todavía estaba hablando, cuando se
presentó Judas, uno de los Doce, y con él,
gente con espadas y palos, enviada por los
sacerdotes, los escribas y los ancianos. El
traidor les había dado una contraseña,
diciéndoles:
B. «Al que yo bese, ése es. Deténgalo y
llévenselo bien sujeto».
A. Llegó, se acercó y le dijo:
B. «Maestro».
A. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo
apresaron. Pero uno de los presentes
desenvainó la espada y de un golpe le cor-
tó la oreja a un criado del sumo sacerdote.
Jesús tomó la palabra y les dijo:
†. «Salieron ustedes a apresarme con
espadas y palos, como si se tratara de un
bandido? Todos los
días he estado
entre ustedes, enseñando en el templo y
no me han apresado. Pero así tenía que
ser para que se cumplieran las Escritu-
ras».
A. Todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba
siguiendo un muchacho, envuelto nada
más con una sábana, y lo detuvieron; pero
él soltó la sábana y se les escapó desnudo.
Condujeron a Jesús a casa del sumo sa-
cerdote y se reunieron todos los pontífi-
ces, los escribas y los ancianos. Pedro lo
fue siguiendo de lejos, hasta el interior del
patio del sumo sacerdote y se sentó con
los criados, cerca de la lumbre, para ca-
lentarse.
Los sumos sacerdotes y el sanedrín en
pleno buscaban una acusación contra Je-
sús para condenarlo a muerte y no la en-
contraban. Pues, aunque muchos presen-
taban falsas acusaciones contra él, los
testimonios no concordaban. Hubo unos
que se pusieron de pie y dijeron:
B. «Nosotros lo hemos oído decir: “Yo
destruiré este templo, edificado por hom-
bres, y en tres días construiré otro, no
edificado por hombres”».
A. Pero ni aun en esto concordaba su tes-
timonio. Entonces el sumo sacerdote se
puso de pie y le preguntó a Jesús:
B. «¿ No tienes nada que responder a
todas esas acusaciones?»
A. Pero él no le respondió nada. El sumo
sacerdote le volvió a preguntar:
B. «¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios ben-
dito?»
Domingo de Ramos L I T U R G I A C I C L O B
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A. Jesús contestó:
†. «Sí lo soy. Y un día verán cómo el Hijo
del hombre está sentado a la derecha del
Todopoderoso y como viene entre las
nubes del cielo».
A. El sumo sacerdote se rasgó las vesti-
duras exclamando:
B. «¿Qué falta hacen ya más testigos?
Ustedes mismos han oído la blasfemia.
¿Qué les parece?»
A. Y todos lo declararon reo de muerte.
Algunos se pusieron a escupirle, y tapán-
dole la cara, lo abofeteaban y le decían:
B. «Adivina quién fue»,
A. y los criados también le daban de
bofetadas.
Mientras tanto, Pedro estaba abajo, en el
patio. Llegó una criada del sumo sacer-
dote, y al ver a Pedro calentándose, lo
miró fijamente y le dijo:
B. «Tú también andabas con Jesús Naza-
reno».
A. El lo negó, diciendo:
B. «Ni sé ni entiendo lo que quieres de-
cir».
A. Salió afuera hacia el zaguán, y un gallo
cantó. La criada, al verlo, se puso de
nuevo a decir a los presentes:
B. «Ese es uno de ellos».
A. Pero él lo volvió a negar. Al poco rato,
también los presentes dijeron a Pedro:
B. «Claro que eres uno de ellos, pues
eres galileo».
A. Pero él se puso a echar maldiciones y
a jurar:
B. «No conozco a ese hombre del que
hablan».
A. En seguida cantó el gallo por segunda
vez. Pedro se acordó entonces de las
palabras que le había dicho Jesús: “Antes
de que el gallo cante dos veces, tú me
habrás negado tres”, y rompió a llorar.
Luego que amaneció, se reunieron los
sumos sacerdotes con los ancianos, los
escribas y el sanedrín en pleno, para
deliberar. Ataron a Jesús, se lo llevaron y
lo entregaron a Pilato. Este le preguntó:
B. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
A. El respondió:
†. «Sí lo soy».
A. Los sumos sacerdotes lo acusaban de
muchas cosas. Pilato le preguntó de nue-
vo:
B. «¿No contestas nada? Mira de cuántas
cosas te acusan».
A. Jesús ya no le contestó nada, de modo
que Pilato estaba muy extrañado.
Durante la fiesta de Pascua, Pilato solía
soltarles al preso que ellos pidieran.
Estaba entonces en la cárcel un tal Ba-
rrabás, con los revoltosos que habían
cometido un homicidio en un motín. Vino
la gente y empezó a pedir el indulto de
costumbre. Pilato les dijo:
B. «¿Quieren que les suelte al rey de los
judíos?»
A. Porque sabía que los sumos sacerdo-
tes se lo habían entregado por envidia.
Pero los sumos sacerdotes incitaron a la
gente para que pidieran la libertad de
Barrabás. Pilato les volvió a preguntar:
B. «¿Y qué voy a hacer con el que llaman
rey de los judíos?»
A. Ellos gritaron:
B. «¡Crucifícalo!»
A. Pilato les dijo:
B. «Pues ¿qué mal ha hecho?»
Domingo de Ramos
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P Á G I N A 9 3
A. Ellos gritaron más fuerte:
B. ¡«Crucifícalo!»
A. Pilato, queriendo dar gusto a la multi-
tud, les soltó a Barrabás; y a Jesús, des-
pués de mandarlo azotar, lo entregó para
que lo crucificaran.
Le pusieron una corona de espinas. Los
soldados se lo llevaron al interior del pala-
cio, al pretorio, y reunieron a todo el bata-
llón. Lo vistieron con un manto de color
púrpura, le pusieron una corona de espi-
nas que habían trenzado, y comenzaron a
burlarse de él, dirigiéndole este saludo:
B. «¡Viva el rey de los judíos!»
A. Le golpeaban la cabeza con una caña, le
escupían y, doblando las rodillas, se pos-
traban ante él. Terminadas las burlas, le
quitaron aquel manto de color púrpura, le
pusieron su ropa y lo sacaron para cruci-
ficarlo.
Entonces forzaron a cargar la cruz a un
individuo que pasaba por allí de regreso del
campo, Simón de Cirene, padre de Alejandro
y de Rufo, y llevaron a Jesús al Gólgota (que
quiere decir “lugar de la Calavera”). Le ofre-
cieron vino con mirra, pero él no lo aceptó.
Lo crucificaron y se repartieron sus ropas,
echando suertes para ver qué le tocaba a
cada uno.
Era media mañana cuando lo crucificaron. En
el letrero de la acusación estaba escrito: “El
rey de los judíos”. Crucificaron con él a dos
bandidos, uno a su derecha y otro a su iz-
quierda. Así se cumplió la Escritura que dice:
“Fue contado entre los malhechores”.
Los que pasaban por allí lo injuriaban me-
neando la cabeza y gritándole:
B. «¡Anda! Tú que destruías el templo y lo
reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo
y baja de la
cruz».
A. Los sumos
sacerdotes se burlaban también de él y le
decían:
B. «Ha salvado a otros, pero a sí mismo no
se puede salvar. Que el Mesías, el rey de
Israel, baje ahora de la cruz, para que lo
veamos y creamos».
A. Hasta los que estaban crucificados con él
también lo insultaban.
Al llegar el mediodía, toda aquella tierra se
quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde.
Y a las tres, Jesús gritó con voz potente:
†, «Eloí, Eloí, ¿ lemá sabactaní?»
A. Que significa:
†. «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?»
A. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
B. «Miren, está llamando a Elías».
A. Uno corrió a empapar una esponja en
vinagre, la sujetó a un carrizo y se la acercó
para que bebiera, diciendo:
B. «Vamos a ver si viene Elías a bajarlo».
A. Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
Aquí todos se arrodillan y guardan silencio
por unos instantes.
A. Entonces el velo del templo se rasgó en
dos, de arriba a abajo. El oficial romano que
estaba frente a Jesús, al ver cómo había
expirado, dijo:
B. «De veras este hombre era Hijo de Dios».
A. Había también allí unas mujeres que esta-
ban mirando todo desde lejos; entre ellas,
María Magdalena, María (la madre de Santia-
go el menor y de José) y Salomé, que cuando
Jesús estaba en Galilea, lo seguían para
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atenderlo; y además de ellas, otras mu-
chas que habían venido con él a Jerusalén.
Al anochecer, como era el día de la prepa-
ración, víspera del sábado, vino José de
Arimatea, miembro distinguido del sane-
drín, que también esperaba el Reino de
Dios. Se presentó con valor ante Pilato y le
pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó
de que ya hubiera muerto, y llamando al
oficial, le preguntó si hacía mucho tiempo
que había muerto. Informado por el oficial,
concedió el cadáver a José. Este compró
una sábana, bajó el cadáver, lo envolvió en
la sábana y lo puso en un sepulcro excava-
do en una roca y tapó con una piedra la
entrada del sepulcro. María Magdalena y
María, la madre de José, se fijaron en dón-
de lo ponían.
Hasta aquí la Pasión de nuestro Señor
Jesucristo, según san Marcos.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Imploremos, hermanos y hermanas, a Je-
sús, el Sumo Sacerdote de la fe que profe-
samos, que en la cruz presentó, con lágri-
mas en los ojos, oraciones y súplicas al
Padre, y oremos también nosotros por
todos los hombres:
Respondemos: Escúchanos, Señor.
Para que el Señor, que en la cruz excusó a
los ignorantes y pidió perdón por ellos,
tenga piedad de los fieles que han caído en
el pecado, les dé valor para recurrir al
sacramento de la penitencia y les conceda
el gozo del perdón y de la paz, roguemos al
Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que la sangre de Jesús, que habla
más favorablemente que la de Abel, recon-
cilie con Dios a los que aún están lejos a
causa de la ignorancia, la indiferencia, la
maldad o las propias pasiones, roguemos
al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que el Señor, que en la cruz experi-
mentó la amargura de sentirse triste y
abandonado, se apiade de los enfermos, los
afligidos y los oprimidos y les envíe a su
ángel para que los conforte, roguemos al
Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que el Señor, que recibió en su reino
al ladrón arrepentido, se apiade de noso-
tros, nos dé sentimientos de contrición y
nos admita, después de la muerte, en su
paraíso, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que enviaste a
tu Hijo al mundo, para que, con su pasión,
destruyese el pecado y la muerte y, con su
resurrección, nos devolviese la vida y la
felicidad, escucha las oraciones de tu pue-
blo y haz que podamos gozar de los frutos
de la cruz gloriosa de Jesucristo. El, que
vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Domingo de Ramos
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Prefacio La Pasión del Señor
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro
deber y salvación, darte gracias siempre y
en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor
nuestro.
El cual, siendo inocente, se entregó a la
muerte por los pecadores, y aceptó la in-
justicia de ser contado entre los crimina-
les. De esta forma, al morir, destruyó nues-
tra culpa, y, al resucitar, fuimos justifica-
dos.
Por eso,
te alaban los ángeles y los arcángeles,
proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin
que yo lo beba, hágase tu voluntad.
Oración después de la Comunión
Domingo de Ramos L I T U R G I A C I C L O B
Oremos:
Padre todopoderoso, que nos has ali-
mentado con esta Eucaristía, y por me-
dio de la muerte de tu Hijo nos das la
esperanza de alcanzar lo que la fe nos
promete; concédenos, Señor, llegar por
medio de su Pasión, Muerte y Resurrec-
ción a la meta de nuestras esperanzas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Por la Pasión de tu Hijo sé propicio a
tu pueblo, Señor, y concédenos, por
esta celebración que actualiza el único
sacrificio de Jesucristo, la misericor-
dia que no merecen nuestros pecados.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
“La eucaristía es
el alimento
indispensable
para la vida del
discípulo y
misionero de
Cristo” Palabras del Papa
Benedicto XVI .
Documento de
Aparecida, Saludo
inicial
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P Á G I N A 9 6
Fecha:
Objetivo:
¿Qué?
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Con qué? ¿Dónde? ¿Quién?
¿Qué tal?
Observaciones
Plan B
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.Antífona de Entrada
Combate, Señor, a los que me combaten,
ataca a los que me atacan; ponte la armadu-
ra, toma el escudo y ven en mi ayuda. Tú eres
mi fortaleza y mi salvación.
No se dice «Gloria».
Primera Lectura
No gritará ni hará oír su voz en las plazas
Lectura del libro del profeta
Isaías
42, 1-7
Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi
elegido, en quien tengo mis complacencias. En
él he puesto mi espíritu, para que haga brillar
la justicia sobre las naciones. No gritará ni
clamará, no hará oír su voz en las plazas, no
romperá la caña resquebrajada ni apagará la
mecha que aún humea. Proclamará la justicia
con firmeza, no titubeará ni se doblegará,
hasta haber establecido el derecho sobre la
tierra y hasta que las islas escuchen su en-
señanza.
Esto dice el Señor Dios, el que creó el cielo y
lo extendió, el que dio firmeza a la tierra, con
lo que en ella bro-
ta; el que dio el
aliento a la gente
que habita la tierra y la respiración a cuanto
se mueve en ella:
«Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación,
te llamé, te tomé de la mano; te he formado y
te he constituido alianza de un pueblo, luz de
las naciones, para que abras los ojos de los
ciegos, saques a los cautivos de la prisión y
de la mazmorra a los que habitan en tinie-
blas».
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial 26
El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién
voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa
de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar?
El Señor es mi luz y mi salvación.
Cuando me asaltan los malvados para devo-
rarme, ellos, enemigos y adversarios, tropie-
zan y caen.
El Señor es mi luz y mi salvación.
Aunque se lance contra mí un ejército, no
temerá mi corazón; aun cuando hagan la gue-
rra contra mí, tendré plena confianza en el
Señor.
El Señor es mi luz y mi salvación.
La bondad del Señor espero ver en esta mis-
ma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el
Señor confía.
Lunes Santo
Oración Colecta
Oremos: Concédenos, Señor, nueva fuerza
para no sucumbir a nuestras humanas de-
bilidades, por los méritos de la pasión de tu
Hijo. Que vive y reina …
Amén.
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Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, rey nuestro, sólo tú has teni-
do compasión de nuestras faltas.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de
mi sepultura
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan
12, 1-11
Gloria a ti, Señor.
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a
Betania, donde vivía Lázaro, a quien había
resucitado de entre los muertos. Allí le
ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro
era uno de los que estaban con él a la me-
sa. María tomó entonces una libra de per-
fume de nardo auténtico, muy costoso, le
ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó
con su cabellera, y la casa se llenó con la
fragancia del perfume.
Entonces Judas Iscariote, uno de los discí-
pulos, el que iba a entregar a Jesús, excla-
mó:
«¿Por qué no se ha vendido ese perfume en
trescientos denarios para dárselos a los
pobres?»
Esto lo dijo, no porque le importaran los
pobres, sino porque era ladrón, y como
tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que
echaban en ella. Entonces dijo Jesús:
«Déjala. Esto lo tenía guardado para el día
de mi sepultura; porque a los pobres los
tendrán siempre con ustedes, pero a mí no
siempre me tendrán».
Mientras tanto, la multitud de judíos, que se
enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no
sólo por Jesús, sino también para ver a
Lázaro, a quien el Señor había resucitado
de entre los muertos. Los sumos sacerdo-
tes deliberaban para matar a Lázaro, por-
que a causa de él, muchos judíos se sepa-
raban y creían en Jesús.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
No se dice «Credo».
Oración de los Fieles
Celebrante:
En estos días de la pasión del Señor, recor-
dando a Cristo, que en los días de su vida
mortal, con fuertes voces y lágrimas, pre-
sentó oraciones y súplicas al Padre, ore-
mos también nosotros por todos los hom-
bres y mujeres:
Respondemos:
Escúchanos, Señor.
Para que el Redentor del mundo, que se
ofreció a la muerte por su rebaño, libre a la
Iglesia de todo mal, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que el Redentor del mundo, que oró
con fuertes voces y lágrimas en la cruz,
interceda ante el Padre por todos los hom-
bres y mujeres, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Lunes Santo
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Para que el Redentor del mundo, que
experimentó en la cruz la angustia y la
tristeza, venga en auxilio de los que se
sienten agobiados por las propias culpas
y les infunda confianza en su perdón,
roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Que llegue a tu presencia, Padre, la ora-
ción de los que te invocan, y ya que, en la
pasión de tu Hijo, nos has manifestado tu
amor, haz que también lo experimente-
mos al ver escuchadas nuestras oracio-
nes.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio La victoria de la pasión
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y
necesario, es nues-
tro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque se acercan ya los días santos de
su pasión salvadora y de su resurrección
gloriosa; en ellos celebramos su triunfo
sobre la soberbia del demonio y renova-
mos el misterio de nuestra redención.
Por eso,
los ángeles te cantan con júbilo eterno y
nosotros nos unimos a sus voces, can-
tando
humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
No te me ocultes, Señor, el día de mi
desgracia. Escúchame con bondad, y
siempre que te invoque, respóndeme
enseguida.
Lunes Santo
Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, con bondad, este sacrifi-
cio que tú instituiste misericordiosa-
mente para reparar el daño de nues-
tros pecados, y hazlo producir en
nosotros abundantes frutos de vida
eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración después de la
Comunión Oremos:
Quédate, Señor, con nosotros, y pro-
tege con tu amor infatigable nuestros
corazones santificados por esta Eu-
caristía, para que podamos conser-
var siempre las gracias que hemos
recibido de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Con qué? ¿Dónde? ¿Quién?
¿Qué tal?
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Antífona de Entrada
No me entregues, Señor, al odio de mis
enemigos, pues han surgido contra mí testi-
gos falsos, que respiran violencia.
No se dice «Gloria».
Primera Lectura
Te convertiré en luz de las naciones, para
que llegue mi salvación hasta los últimos
rincones de la tierra
Lectura del libro del profeta
Isaías
49, 1-6
Escúchenme, islas; pueblos lejanos, atién-
danme. El Señor me llamó desde el vientre
de mi madre; cuando aún estaba yo en el
seno materno, él pronunció mi nombre.
Hizo de mi boca una espada filosa, me es-
condió en la sombra de su mano, me hizo
flecha puntiaguda, me guardó en su aljaba y
me dijo:
«Tú eres mi siervo, Israel; en ti manifestaré
mi gloria».
Entonces yo pensé:
«En vano me he cansado, inútilmente he
gastado mis fuerzas;
en realidad mi causa
estaba en manos del Señor, mi recompensa
la tenía mi Dios».
Ahora habla el Señor, el que me formó des-
de el seno materno, para que fuera su ser-
vidor, para hacer que Jacob volviera a él y
congregar a Israel en torno suyo –tanto así
me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza–.
Ahora, pues, dice el Señor:
«Es poco que seas mi siervo sólo para res-
tablecer a las tribus de Jacob y reunir a los
sobrevivientes de Israel; te voy a convertir
en luz de las naciones, para que mi salva-
ción llegue hasta los últimos rincones de la
tierra».
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial 70
En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Señor, tú eres mi esperanza, que no quede
yo jamás defraudado. Tú, que eres justo,
ayúdame y defiéndeme; escucha mi oración
y ponme a salvo.
En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Sé para mí un refugio, ciudad fortificada en
que me salves. Y pues eres mi auxilio y mi
defensa, líbrame, Señor, de los malvados.
En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Señor, tú eres mi esperanza; desde mi ju-
ventud en ti confío. Desde que estaba en el
seno de mi madre, yo me apoyaba en ti y tú
me sostenías.
En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Martes Santo
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a
celebrar los misterios de la pasión del
Señor con tal fe y arrepentimiento, que
podamos merecer tu perdón.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
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Yo proclamaré siempre tu justicia y a to-
das horas, tu misericordia. Me enseñaste
a alabarte desde niño y seguir alabándote
es mi orgullo.
En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, rey nuestro, para obedecer al
Padre, quisiste ser llevado a la cruz como
manso cordero al sacrificio.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
Uno de ustedes me entregará.
No cantará el gallo antes de que me hayas
negado tres veces
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan
13, 21-33. 36-38
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la
mesa con sus discípulos, se conmovió pro-
fundamente y declaró:
«Yo les aseguro que uno de ustedes me va a
entregar».
Los discípulos se miraron perplejos unos a
otros, porque no sabían de quién hablaba.
Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, se
hallaba reclinado a su derecha. Simón Pedro
le hizo una seña y le preguntó:
«¿De quién lo dice?»
Entonces él, apoyándose en el pecho de Je-
sús, le preguntó:
«Señor, ¿quién es?»
Le contestó Jesús:
«Aquél a quien yo le dé este trozo de pan,
que voy a mojar».
Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón
el Iscariote; y tras el bocado, entró en él
Satanás. Jesús le dijo entonces a Judas:
«Lo que tienes que hacer, hazlo pronto».
Pero ninguno de los
comensales entendió a qué se refería; algu-
nos supusieron que, como Judas tenía a su
cargo la bolsa, Jesús le había encomendado
comprar lo necesario para la fiesta o dar
algo a los pobres. Judas, después de tomar
el bocado, salió inmediatamente. Era de no-
che. Una vez que Judas se fue, Jesús dijo:
«Ahora ha sido glorificado el Hijo del hom-
bre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios
ha sido glorificado en él, también Dios lo
glorificará en sí mismo y pronto lo glorifica-
rá.
Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes.
Me buscarán, pero como les dije a los judíos,
así se lo digo a ustedes ahora: “A donde yo
voy, ustedes no pueden ir”».
Simón Pedro le dijo:
«Señor, ¿a dónde vas?»
Jesús le respondió:
«A donde yo voy, no me puedes seguir aho-
ra; me seguirás más tarde».
Pedro replicó:
«Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora?
Yo daré mi vida por ti».
Jesús le contestó:
«¿Conque darás tu vida por mí? Yo te ase-
guro que no cantará el gallo, antes de que
me hayas negado tres veces».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
No se dice «Credo».
Martes Santo
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 0 3
Oración de los Fieles Celebrante:
Acerquémonos, hermanos y hermanas, a
Jesús, mediador de la nueva alianza y signo
de propiciación por nuestros pecados y
por los de todo el mundo, y presentémosle
con fe las oraciones de su Iglesia:
Respondemos:
Señor, escúchanos.
Para que Dios Padre, que nos ha enviado a
Jesucristo como pastor y redentor del
mundo, guarde, proteja e ilumine a la Igle-
sia, y la fortalezca en la fe y en el amor,
roguemos al Señor.
Señor, escúchanos.
Para que el Dios de Abrahán, de Isaac y de
Jacob haga brillar su rostro sobre el pue-
blo de Israel y le manifieste a Jesús como
el Mesías de su esperanza, roguemos al
Señor.
Señor, escúchanos.
Para que los pueblos del Islam encuentren
en la fe y en la caridad de los cristianos
una luz que los encamine al único Señor
que perdona y salva, roguemos al Señor.
Señor, escúchanos.
Para que Dios todopoderoso y eterno, que
quiere que todos los hombres y mujeres se
salven y lleguen al conocimiento de la ver-
dad, descubra su rostro a los ateos, libre a
los paganos de toda idolatría, superstición
o engaño y les revele la luz de su palabra,
roguemos al Señor.
Señor, escúchanos.
Celebrante:
Mira, Señor, a tu fami-
lia, reunida en el nom-
bre de Jesucristo, y protégela con amor
constante; que los que se esfuerzan por
buscar tu rostro vean atendidas sus ora-
ciones y experimenten la ayuda de tu pro-
tección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La victoria de la Pasión
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro
deber y salvación, darte gracias siempre y
en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor
nuestro.
Porque se acercan ya los días santos de su
pasión salvadora y de su resurrección
gloriosa; en ellos celebramos su triunfo
sobre la soberbia del demonio y renova-
mos el misterio de nuestra redención.
Martes Santo
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad este pan y
este vino que te presentamos, y concede
a cuantos quieres hacernos partícipes
del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo,
llegar a poseerlo plenamente en tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
L I T U R G I A C I C L O B
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 0 4
Fecha:
Objetivo:
¿Qué?
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Con qué? ¿Dónde? ¿Quién?
¿Qué tal?
Observaciones
Plan B
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 0 5
Por eso, los ángeles te cantan con júbilo
eterno y nosotros nos unimos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión Dios no escatimó la vida de su propio Hijo,
sino que lo entregó por todos nosotros y con
él nos ha dado todos los bienes.
Antífona de Entrada
Que al nombre de Jesús, todo ser viviente en
el cielo, en la tierra y en el abismo caiga de
rodillas, porque el Señor aceptó por obedien-
cia hasta la misma muerte, y una muerte de
cruz. Por esto confesamos, para gloria de
Dios Padre, que
Jesucristo es el
Señor. No se dice «Gloria».
Primera Lectura
No he sustraído mi rostro a los insultos y
salivazos.
Lectura del libro del profeta
Isaías 50, 4-9
En aquel entonces dijo Isaías:
«El Señor me ha dado una lengua experta,
para que pueda confortar al abatido con
palabras de aliento.
Mañana tras mañana, el Señor despierta mi
oído, para que escuche yo como discípulo. El
Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo
no he opuesto resistencia, ni me he echado
para atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la
mejilla a los que me tiraban de la barba. No
aparté mi rostro a los insultos y salivazos.
Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré
confundido, por eso endureció mi rostro co-
mo roca y sé que no quedaré avergonzado.
Cercano está de mí el que me hace justicia,
¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi ad-
versario? ¿Quién me acusa? Que se me en-
frente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atre-
verá a condenarme?»
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Miércoles Santo
L I T U R G I A C I C L O B
Oración Colecta
Oremos:
Padre misericordioso, que para librarnos
del poder del enemigo quisiste que tu Hijo
sufriera por nosotros el suplicio de la cruz,
concédenos alcanzar la gracia de la resu-
rrección.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Marte Santo
Oración después de la
Comunión
Oremos:
Por medio de este sacramento, que desde
ahora nos comunica tu fuerza, concéde-
nos, Padre misericordioso, participar de la
vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 0 6
Salmo Responsorial 68 Por tu bondad, Señor, socórreme.
Por Ti he sufrido injurias y la vergüenza
cubre mi semblante.
Extraño soy y advenedizo, aun para aquellos
de mi propia sangre; pues me devora el celo
de tu casa, el odio del que te odia en mí re-
cae.
Por tu bondad, Señor, socórreme.
La afrenta me destroza el corazón y desfa-
llezco. Espero compasión y no la hallo; con-
soladores, y no los encuentro. En mi comida
me echaron hiel, para mi sed me dieron
vinagre.
Por tu bondad, Señor, socórreme.
En mi cantar exaltaré tu nombre, proclama-
ré tu gloria, agradecido.
Se alegrarán al verlo los que sufren, quie-
nes buscan a Dios tendrán más ánimo, por-
que el Señor jamás desoye al pobre, ni olvi-
da al que se encuentra encadenado.
Por tu bondad, Señor, socórreme.
Aclamación antes del Evangelio Honor y gloria a Ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, rey nuestro, para obedecer al
Padre, quisiste ser llevado a la cruz como
manso cordero al sacrificio.
Honor y gloria a Ti, Señor Jesús.
Evangelio
¡Ay de aquél por quien el Hijo del hombre
va a ser entregado!
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo
26, 14-25
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado
Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sa-
cerdotes y les dijo:
«¿Cuánto me dan si les
entrego a Jesús?»
Ellos quedaron en darle treinta monedas de
plata. Y desde ese momento andaba buscan-
do una oportunidad para entregárselo.
El primer día de la fiesta de los panes Ázi-
mos, los discípulos se acercaron a Jesús y
le preguntaron:
«¿Dónde quieres que te
preparemos la cena de Pascua?»
El respondió:
«Vayan a la ciudad, a casa de fulano y dígan-
le: “El Maestro dice: Mi hora está ya cerca.
Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos
en tu casa”».
Ellos hicieron lo que Jesús les había ordena-
do y prepararon la cena de Pascua.
Al atardecer, se sentó a la mesa con los
Doce y mientras cenaban, les dijo:
«Yo les aseguro que uno de ustedes va a
entregarme».
Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron
a preguntarle uno por uno:
«¿Acaso soy yo, Señor?»
El respondió:
«El que moja su pan en el mismo plato que
Yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del
hombre va a morir, como está escrito de él;
pero ¡ay de aquél por quien el Hijo del hom-
Miércoles Santo
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 0 7
breva a ser entregado! Más le valiera a ese
hombre no haber nacido». Entonces pregun-
tó Judas, el que lo iba a entregar:
«¿Acaso soy yo, Maestro?»Jesús le respon-
dió:
«Tú lo has dicho».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
No se dice «Credo».
Oración de los fieles Celebrante:
Pongamos, hermanos y hermanas, nuestra
mirada en Jesús, elevado en la cruz para que
todos los que crean en él tengan vida eterna,
y oremos al Señor los unos por los otros:
(Respondemos:
Escúchanos, Padre Santo).
Para que el Señor, que fue entregado a sus
enemigos por nosotros, tenga misericordia
de aquéllos que, como Judas, lo han traicio-
nado y abandonado,
roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre Santo.
Para que el Señor, que con su sangre precio-
sa limpió los pecados del mundo, se nuestro
ante el Padre amigo y defensor de todos los
seres humanos,
roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre Santo.
Para que los pobres, los agobiados, los des-
esperanzados y todos los que con sus sufri-
mientos participan de la cruz de Cristo en-
cuentren consuelo en la pasión del Señor,
roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre Santo.
Para que cuan-
tos por el bau-
tismo hemos sido sumergidos en la muerte
de Cristo participemos también de su resu-
rrección, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre Santo.
Celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que has querido
salvar al mundo con la muerte de tu Hijo,
concede a quienes recordamos con amor su
pasión gloriosa obtener los dones que te
pedimos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La victoria de la pasión
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
Miércoles Santo
L I T U R G I A C I C L O B
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te presenta-
mos y concédenos la gracia de traducir en
una vida de amor y de obediencia a tu
voluntad, el misterio de la pasión de tu Hijo
que estamos celebrando.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 0 8
En verdad es justo y necesario, es nuestro
deber y salvación, darte gracias siempre y
en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todo-
poderoso y eterno, por Cristo, nuestro Se-
ñor.
Porque se acercan ya los días santos de la
pasión salvadora y la gloriosa resurrección
de Jesucristo nuestro Señor, en los que
celebramos su triunfo sobre la soberbia del
demonio y recordamos el misterio de nues-
tra redención.
Por eso, los ángeles te cantan con júbilo
eterno y nosotros nos unimos a sus voces,
cantando
humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo …
Antífona de la Comunión El Hijo del hombre no ha venido a ser servi-
do, sino a servir, y a dar su vida para reden-
ción de todos.
Miércoles Santo
Oración después de la
Comunión Oremos:
Concédenos, Señor, Dios nuestro, creer
profundamente que por la muerte de tu
Hijo, padecida en el Calvario y anunciada
en cada Eucaristía, tú nos has dado la vida
eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Somos 1.181
millones de
bautizados, el
17,40% de la
población
mundial.... de
esos, ¿cuántos
hab vivido la ex-
periencia de ser
misioneros?. Todos
debemos serlo.
Ser misionero va
en el combo de
ser católico.
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 0 9
Fecha:
Objetivo:
¿Qué?
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Con qué? ¿Dónde? ¿Quién?
¿Qué tal?
Observaciones
Plan B
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 1 0
Antífona de Entrada
Que nuestro único orgullo sea la cruz de nues-
tro Señor Jesucristo, porque en Él tenemos la
salvación, la vida y la resurrección, y por Él
hemos sido salvados y redimidos.
Se dice «Gloria».
Primera Lectura
Prescripciones sobre la cena pascual
Lectura del libro del Éxodo
12, 1-8. 11-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aa-
rón en tierra de Egipto:
«Este mes será para ustedes el primero de
todos los meses
y el principio del año.
Díganle a toda la comunidad de Israel:
El día diez de este mes tomará cada uno un
cordero por familia, uno por casa. Si la familia
es demasiado pequeña para comérselo, que se
junte con los vecinos y elija un cordero adecua-
do al número de personas y a la cantidad que
cada cual pueda comer. Será un animal sin
defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.
Lo guardarán hasta el día catorce del mes,
cuando toda la
comunidad de
los hijos de
Israel lo matará al atardecer.
Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y
el dintel de la puerta de la casa donde vayan a
comer el cordero. Esa noche comerán la carne
asada a fuego, comerán panes sin levadura y
hierbas amargas. Comerán así: con la cintura
ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en
la mano; y comerán a toda prisa, porque es la
Pascua, es decir, el paso del Señor.
Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y
heriré a todos sus primogénitos, desde los
hombres hasta los ganados.
Castigaré a todos los dioses de Egipto, yo, el
Señor. La sangre les servirá de señal en las
casas donde habitan ustedes: cuando yo vea la
sangre, pasaré de largo, y no habrá entre uste-
des plaga exterminadora cuando hiera yo la
tierra de Egipto. Ese día para ustedes será un
memorial y lo celebrarán como fiesta en honor
del Señor. De generación en generación cele-
brarán esta festividad, como institución perpe-
tua».
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial 115
Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha
hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invo-
caré el nombre del Señor.
Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava
A los ojos del Señor es muy penoso que mueran
sus amigos. De la muerte, Señor, me has libra-
do, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava.
Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.
Jueves Santo
Oración Colecta
Oremos
Dios nuestro, que nos has reunido para ce-
lebrar aquella Cena en la cual tu Hijo único,
antes de entregarse a la muerte confió a la
Iglesia el sacrificio nuevo y eterno, sacra-
mento de su amor, concédenos alcanzar por
la participación en este sacramento la pleni-
tud del amor y de la vida.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
L I T U R G I A C I C L O B
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 1 1
Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invo-
caré tu nombre; cumpliré mis promesas al
Señor ante todo el pueblo.
Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.
Segunda Lectura
Cada vez que comen de este pan y beben
de este cáliz, proclaman la muerte del Señor
Lectura de la primera carta del
apóstol san Pablo a los Corintios
11, 23-26
Hermanos:
Yo recibí del Señor lo mismo que les he trans-
mitido: que el Señor Jesús, la noche en que iba
a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la
acción de gracias, lo partió y dijo:
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por uste-
des. Hagan esto en memoria mía».
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar,
diciendo:
«Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi
sangre; hagan esto cada vez que beban, en
memoria mía».
Por eso, cada vez que comen de este pan y
beben de este cáliz, proclaman la muerte del
Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Honor y gloria a Ti, Señor Jesús.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor:
que se amen unos a otros, como yo los he
amado.
Honor y gloria a Ti, Señor Jesús.
Evangelio
Los amó hasta
el extremo † Lectura del santo Evangelio se-
gún san Juan
13, 1-15
Gloria a Ti, Señor.
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús
que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre, y habiendo amado a los suyos,
que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo.
En el transcurso de la cena, ya el diablo había
puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo
de Simón, la idea de entregar a Jesús. Jesús
consciente que el Padre había puesto en sus
manos todas las cosas, y sabiendo que había
salido de Dios y a Dios volvía, se levantó de la
mesa, se quitó el manto y tomando una toalla,
se la ciñó; luego echó agua en una palangana y
se puso a lavarles los pies a los discípulos, y a
secárselos con la toalla
que se había ceñido.
Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo:
«Señor,¿Tú me vas a lavar los pies a mí?»
Jesús le replicó:
«Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes
ahora: lo comprenderás más tarde».
Pedro replicó:
«Tú no me lavarás los pies jamás».
Jesús le contestó:
«Si no te lavo, no tendrás parte conmigo».
Entonces le dijo Simón Pedro:
«En ese caso, Señor, no sólo los pies, sino
también las manos y la cabeza».
Jesús le dijo:
«El que se ha bañado no necesita lavarse más
que los pies, porque todo él está limpio.
Jueves Santo
L I T U R G I A C I C L O B
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 1 2
Y ustedes están limpios, aunque no todos».
Como sabía quién lo iba a entregar, por eso
dijo:
«No todos están limpios».
Cuando acabó de lavarles los pies, se puso
otra vez el manto, volvió a la mesa y les
dijo: «¿Comprenden lo que acabo de hacer
con ustedes?
Ustedes me llaman Maestro y Señor, y di-
cen bien, porque lo soy.
Pues si yo, que soy el Maestro y el Señor,
les he lavado los pies, también ustedes de-
ben lavarse los pies los unos a los otros.
Les he dado ejemplo, para que hagan lo
mismo que yo he hecho con ustedes».
Palabra del Señor.
Gloria a Ti, Señor Jesús.
Se dice «Credo». En la homilía se exponen los grandes hechos que se recuerdan en esta Misa, es decir, la institución de la Sagrada Eucaristía y del Orden Sacerdotal y el mandato del Señor sobre la caridad fraterna. Después de la homilía, donde lo aconseje el bien pastoral, se lleva a cabo el lavatorio de los pies. Lavatorio de los Pies Las personas designadas para el rito van, acompañadas por los ministros, a ocupar los asientos preparados para ellos en un lugar visible. El celebrante, quitada la casu-lla si es necesario, se acerca a cada una de las personas designadas y, con la ayuda de los ministros, les lava los pies y se los seca. Mientras tanto, se canta alguna de las si-guientes antífonas o algún otro canto apropiados.
Antífona Primera El Señor se levantó de la mesa, echó agua en un recipiente y se puso a lavar los pies de sus discípulos para darles ejemplo. Antífona Segunda — Señor, ¿pretendes Tú lavarme los pies?… Jesús le respondió: —Si no te lavo los pies, no tendrás nada que ver conmigo. Fue Jesús hacia Simón Pedro y éste le dijo: — Señor, ¿pretendes Tú lavarme los pies?… —Lo que yo estoy haciendo tú no lo entien-des ahora; lo entenderás más tarde. — Señor, ¿pretendes Tú lavarme los pies?… Antífona Tercera — Si yo, que soy el maestro y el Señor, les he lavado los pies, ¡con cuánta mayor razón ustedes deben lavarse los pies unos a otros! Antífona Cuarta — En esto reconocerán todos que son mis discípulos: en que se aman los unos a los otros. Antífona Quinta — Este nuevo mandamiento les doy: que se amen los unos a los otros como yo los he amado, dice el Señor.
Jueves Santo
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 1 3
Antífona sexta — Que permanezca en ustedes la fe, la espe-ranza y el amor; pero la mayor de estas tres virtudes es el amor. Ahora tenemos la fe, la esperanza y el amor;pero la mayor de estas tres virtudes es el amor. Inmediatamente después del lavatorio de los pies o, si éste no tuvo lugar, después de la homilía se hace la oración de los fieles. No se dice Credo
Oración de los Fieles
Celebrante:
Oremos a Dios Padre, que en Jesucristo su
Hijo nos ha amado hasta el extremo.
(Respondemos: Te rogamos, Señor, óyenos.)
Por la Iglesia, cuerpo de Cristo: para que guar-
de la unidad en la caridad que quiso para ella
Jesucristo, y así el mundo crea.
Roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Por el Papa, los obispos, los presbíteros y
todos los que ejercen algún ministerio en la
Iglesia: para que su vida sea siempre, a imagen
de Cristo, servicio y entrega a sus hermanos.
Roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor óyenos.
Por la unión de los cristianos de Oriente y
Occidente: para que encontremos la unidad en
la Cena del Señor.
Roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Por los gobernan-
tes de todas las
naciones: para
que sirvan a sus pueblos promoviendo la justi-
cia y la paz.
Roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Por nosotros, reunidos en este templo para
participar en la Cena del Señor: para que,
siguiendo el ejemplo de Cristo, vivamos la ur-
gencia del mandamiento nuevo de amar a to-
dos, incluso a los que nos quieren mal.
Roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Celebrante:
Dios, Padre nuestro, que has amado tanto al
mundo que entregaste a tu Hijo a la muerte por
nosotros, escucha nuestras súplicas y concé-
denos lo que te pedimos. Por Jesucristo, nues-
tro Señor.
Amén.
Prefacio
De la Santísima Eucaristía
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
Jueves Santo
L I T U R G I A C I C L O B
Oración sobre las ofrendas Concédenos, Señor, participar dignamente
en esta Eucaristía, porque cada vez que
celebramos el memorial de la muerte de tu
Hijo, se realiza la obra de nuestra reden-
ción.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 1 4
En verdad es justo y necesario, es nuestro
deber y salvación, darte gracias siempre y
en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todo-
poderoso y eterno, por Cristo nuestro Se-
ñor, el cual, verdadero y eterno sacerdote, al
instituir el sacrificio perdurable, se ofreció a
Ti como víctima salvadora y nos mandó que
lo ofreciéramos como memorial suyo.
En efecto, cuando comemos su carne, inmo-
lada por nosotros, quedamos fortalecidos; y
cuando bebemos su sangre,
derramada por nosotros, quedamos limpios
de nuestros pecados.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y
con todos los coros celestiales, cantamos sin
cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo,
Santo…
Antífona de la Comunión
Este es mi Cuerpo, que se da por ustedes.
Este cáliz es la nueva alianza establecida por
mi Sangre; cuantas veces lo beban, háganlo
en memoria mía, dice el Señor.
Después de distribuir la comunión, se deja sobre el altar un copón con hostias para la comunión del día siguiente, y se termina
con esta oración. Traslado del Santísimo Sacramento Dicha la oración después de la comunión, el sacerdo-te, de pie ante el altar, pone incienso en el
incensario y, arrodillado, inciensa tres veces al Santísimo Sacramento. Enseguida recibe el paño de hombros, toma en sus manos el co-pón y lo cubre con las extremidades del paño. Se forma entonces la procesión para llevar al Santísimo Sacramento a través del templo, hasta el sitio donde se le va a guardar. Va adelante un acólito con la cruz alta; otros acólitos acompañan al Santísimo Sacramento con ciriales e incienso. El lugar de depósito debe estar preparado en alguna capilla con-venientemente adornada. Durante la procesión, se canta algún canto eucarístico. Al llegar la procesión al lugar donde va a depositarse el Santísimo Sacra-mento, el sacerdote deposita el copón y, po-niendo de nuevo incienso en el incensario, lo inciensa arrodillado mientras se canta la parte final del himno «A tan grande Sacra-mento». Enseguida se cierra el tabernáculo o la urna del depósito. Después de unos momentos de adoración en silencio, el sacerdote y los ministros hacen genuflexión y vuelven a la sacristía. Enseguida se desnuda el altar, y si es posible, se quitan del templo las cruces. Si algunas no se pueden quitar, es conveniente que queden cubiertas con un velo. Exhórtese a los fieles, según las circunstan-cias y costumbres del lugar, a dedicar alguna parte de su tiempo, en la noche, a la adoración delante del Santí-simo Sacramento. Esta adoración, después de la medianoche, hágase sin solemnidad.
Jueves Santo
Oración después de la Comunión
Señor, Tú que nos permites disfrutar en
esta vida de la Cena instituida por tu Hijo,
concédenos participar también del banque-
te celestial de tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 1 5
Fecha:
Objetivo:
¿Qué?
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Con qué? ¿Dónde? ¿Quién?
¿Qué tal?
Observaciones
Plan B
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 1 6
1. El día de hoy y el de mañana, por una antiquísima tradición, la Iglesia omite por completo la celebración del sacrificio euca-rístico. 2. El altar deber estar desnudo por comple-to: sin cruz, sin candelabros, sin manteles. 3. Después del mediodía, alrededor de las tres, a no ser que por razón pastoral se elija una hora más avanzada, se celebra la Pasión del Señor, que consta de tres par-tes: Liturgia de la Palabra, Adoración de la Cruz y Sagrada Comunión. En este día la sagrada comunión se distri-buye a los fieles únicamente dentro de la celebración de la Pasión del Señor. 4. El sacerdote y los ministros, revestidos de color rojo como para la misa, se dirigen al altar y, hecha la debida reverencia, se postran rostro en tierra o, si se juzga me-jor, se arrodillan y oran todos en silencio por unos momentos. 5. Enseguida el sacerdote con los ministros va a la sede, donde, de cara al pueblo y con las manos juntas, dice la siguiente oración. 6. Luego todos se sientan y se proclama la lectura del profeta Isaías con su salmo.
Primera Lectura
El fue traspasado por nuestros crímenes
Lectura del libro del profeta
Isaías
52, 13-15; 53, 1-12 Miren, mi siervo tendrá éxito, subirá y cre-
cerá mucho. Como muchos se espantaron
de él, porque desfigurado no parecía hom-
bre, ni tenía aspecto humano; así asombra-
rá a muchos pueblos: ante él los reyes ce-
rrarán la boca, al ver algo inenarrable y
contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó
nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el bra-
zo del Señor? Creció en su presencia como
un brote, como raíz en tierra árida, sin figu-
ra, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atra-
yente, despreciado y evitado por los hom-
bres, como un hombre de dolores, acos-
tumbrado a sufrimientos, ante el cual se
ocultan los rostros; despreciado y desesti-
mado. El soportó nuestros sufrimientos y
aguantó nuestros dolores; nosotros lo esti-
mamos leproso, herido de Dios y humillado,
traspasado por nuestras rebeliones, tritu-
rado por nuestros crímenes. Nuestro casti-
go saludable vino sobre él, sus cicatrices
nos curaron. Todos errábamos como ove-
jas, cada uno siguiendo su camino, y el Se-
ñor cargó sobre él todos nuestros críme-
nes.
Viernes Santo
por exigencia de la naturaleza humana, la
imagen de Adán, el humano terreno, lleva-
remos grabada en adelante, por la acción
santificadora de tu gracia, la imagen de
Jesucristo, el humano celestial. Que vive y
reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Oh Dios!, tu Hijo Jesucristo, Señor nues-
tro, por medio de su pasión ha destruido la
muerte, que, como consecuencia del anti-
guo pecado, a todos los humanos alcanza.
Concédenos hacernos semejantes a él. De
este modo, los que hemos llevado grabada,
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Maltratado, voluntariamente se humillaba y no
abría la boca; como un cordero llevado al ma-
tadero, como una oveja ante el esquilador,
enmudecía y no abría la boca.
Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron. ¿Quién
meditó en su destino? Lo arrancaron de la
tierra de los vivos, por los pecados de mi pue-
blo lo hirieron. Le dieron sepultura con los
malhechores; porque murió con los malvados,
aunque no había cometido crímenes, ni hubo
engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo
con el sufrimiento. Cuando entregue su vida
como expiación, verá su descendencia, prolon-
gará sus años; lo que el Señor quiere prospe-
rará por sus manos. A causa de los trabajos
de su alma, verá y se hartará; con lo aprendi-
do, mi Siervo justificará a muchos, cargando
con los crímenes de ellos.
Por eso le daré una parte entre los grandes,
con los poderosos tendrá parte en los despo-
jos; porque expuso su vida a la muerte y fue
contado entre los pecadores, y él tomó el
pecado de muchos e intercedió por los peca-
dores.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial 30 Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca de-
fraudado. En tus manos encomiendo mi espíri-
tu; tú, mi Dios leal, me librarás.
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Soy la burla de mis enemigos, mis vecinos y
parientes de mí se espantan, los que me ven
pasar huyen de mí. Estoy en el olvido, como un
muerto, me han desechado como objeto tirado
en la basura.
Padre, en tus
manos encomien-
do mi espíritu.
Pero yo, Señor, en ti confío. Tú eres mi Dios. En
tus manos está mi destino. Líbrame de los
enemigos que me persiguen.
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo, sálvame
por tu misericordia. Sean fuertes y valientes
de corazón, los que esperan en el Señor.
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
7. A esta lectura sigue la de la carta a los He-breos con la aclamación del Evangelio.
Segunda Lectura
Aprendió a obedecer y se convirtió en causa
de salvación eterna para todos los que le obe-
decen
Lectura de la carta a los Hebreos
4, 14-16; 5, 7-9
Hermanos: Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro
Sumo Sacerdote que ha entrado en el cielo.
Mantengamos firme la profesión de nuestra fe.
Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no
sea capaz de compadecerse de nuestros sufri-
mientos, puesto que él mismo ha pasado por
las mismas pruebas que nosotros, excepto en
el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiada-
mente al trono de la gracia, a fin de recibir
misericordia, y hallar gracia para ser socorri-
dos en el momento oportuno.
Cristo, durante su vida mortal, ofreció oracio-
nes y súplicas con fuertes voces y lágrimas, al
que podía librarlo de la muerte, y fue escucha-
do por su piedad. él, a pesar de ser Hijo,
aprendió a obedecer padeciendo. Y, llegado a
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su perfección, se convirtió en causa de salva-
ción eterna para todos los que le obedecen.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la
muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo
levantó sobre todo y le concedió el «nombre-
sobre-todo-nombre».
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
8. Finalmente se lee la Pasión del Señor según san Juan, del mismo modo que el domingo pre-cedente.
† Pasión de nuestro Señor
Jesucristo según san Juan
18, 1-40; 19, 1-42
Gloria a ti, Señor.
C. En aquel tiempo Jesús salió con sus discípu-
los al otro lado del torrente Cedrón, donde ha-
bía un huerto, y entraron allí él y sus discípulos.
Judas, el traidor, conocía también el sitio, por-
que Jesús se reunía a menudo allí con sus dis-
cípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y
unos guardias de los sumos sacerdotes y de los
fariseos, entró allá con faroles, antorchas y
armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre
él, se adelantó y les dijo:
†. «¿A quién buscan?»
C. Le contestaron:
S. «A Jesús el Nazareno».
C. Les dijo Jesús:
†. «Yo soy».
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al
decirles «Yo soy», retrocedieron y cayeron a
tierra. Les preguntó otra vez:
†. «¿A quién buscan?»
C. Ellos dijeron:
S. «A Jesús el Nazareno».
C. Jesús contestó:
†. «Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí,
dejen marchar a éstos».
C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he
perdido a ninguno de los que me diste».
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada,
la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote,
cortándole la oreja derecha. Este criado se
llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
†. «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me
ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?»
C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los
judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo lleva-
ron primero a Anás, porque era suegro de
Caifás, sumo sacerdote aquel año, el que había
dado a los judíos este consejo: «Conviene que
muera un solo hombre por el pueblo». Simón
Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Ese
discípulo era conocido del sumo sacerdote y
entró con Jesús en el palacio del sumo sacer-
dote, mientras Pedro se quedó fuera a la puer-
ta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo
sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a
Pedro. La portera dijo entonces a Pedro:
S. «¿No eres tú también de los discípulos de
ese hombre?»
C. El dijo:
S. «No lo soy».
C. Los criados y los guardias habían encendido
un brasero, porque hacía frío, y se calentaban.
También Pedro estaba con ellos de pie, calen-
tándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús
acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús
le contestó:
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†. «Yo he hablado abiertamente al mundo: yo
he enseñado continuamente en la sinagoga y en
el templo, donde se reúnen todos los judíos, y
no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me
interrogas a mí? Interroga a los que me han
oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que
he dicho yo».
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que
estaba allí le dio una bofetada a Jesús, dicien-
do:
S. «¿Así contestas al sumo sacerdote?»
C. Jesús respondió:
†. «Si he faltado al hablar, muestra en qué he
faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por
qué me pegas?»
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo
sacerdote. Simón Pedro estaba de pie, calen-
tándose, y le dijeron:
S. «¿No eres tú también de sus discípulos?»
C. El lo negó diciendo:
S. «No lo soy».
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pa-
riente de aquél a quien Pedro le cortó la oreja,
le dijo:
S. «¿No te he visto yo con él en el huerto?»
C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un
gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al
Pretorio. Era al amanecer y ellos no entraron
en el Pretorio para no incurrir en impureza y
poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera,
a donde estaban ellos y dijo:
S. «¿Qué acusación presentan contra este
hombre?»
C. Le contestaron:
S. «Si éste no fuera un malhechor, no te lo
entregaríamos».
C. Pilato les dijo:
S. «Llévenselo ustedes y júzguenlo según su
ley».
C. Los judíos le dije-
ron:
S. «No estamos au-
torizados para dar muerte a nadie».
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús,
indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra
vez Pilato en el Pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Jesús le contestó:
†. «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho
otros de mí?»
C. Pilato replicó:
S. «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos
sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has
hecho?»
C. Jesús le contestó:
†. «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino
fuera de este mundo, mi guardia habría luchado
para que no cayera en manos de los judíos.
Pero mi reino no es de aquí».
C. Pilato le dijo:
S. «Conque ¿tú eres rey?»
C. Jesús le contestó:
†. «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido
y para esto he venido al mundo; para ser testi-
go de la verdad. Todo el que es de la verdad,
escucha mi voz».
C. Pilato le dijo:
S. «Y ¿qué es la verdad?»
C. Dicho esto, salió otra vez a donde estaban
los judíos y les dijo:
S. «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es
costumbre entre ustedes que por Pascua pon-
ga a uno en libertad. ¿Quieren que les suelte al
rey de los judíos?»
C. Volvieron a gritar:
S. «A ése no, a Barrabás».
C. (El tal Barrabás era un bandido). Entonces
Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar.
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Y los soldados color púrpura; y, acercándose
a él le decían:
S. «¡Salve, rey de los Judíos!»
C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez
afuera y les dijo:
S. «Miren, se los saco afuera, para que sepan
que no encuentro en él ninguna culpa».
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de
espinas y el manto color púrpura. Pilato les
dijo:
S. «Aquí lo tienen».
C. Cuando lo vieron los sacerdotes y los guar-
dias gritaron:
S. «¡Crucifícalo, crucifícalo!»
C. Pilato les dijo:
S. «Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque
yo no encuentro culpa en él».
C. Los judíos contestaron:
S. «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley
tiene que morir, porque se ha declarado Hijo
de Dios».
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asus-
tó aún más, y entrando otra vez en el Preto-
rio, dijo a Jesús:
S. «¿De dónde eres tú?»
C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le
dijo:
S. «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo
autoridad para soltarte y autoridad para cru-
cificarte?»
C. Jesús le contestó:
†. «No tendrías ninguna autoridad sobre mí si
no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el
que me ha entregado a ti tiene un pecado
mayor».
C. Desde ese momento Pilato trataba de sol-
tarlo, pero los judíos gritaban:
S. «Si sueltas a ése, no eres amigo del César.
Todo el que se declara rey está contra el Cé-
sar».
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó
afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el
sitio que llaman «El Enlosado» (en hebreo
Gábbata). Era el día de la Preparación de la
Pascua, hacia el medio día. Y dijo Pilato a los
judíos:
S. «Aquí tienen a su Rey».
C. Ellos gritaron:
S. «¡Fuera, fuera; crucifícalo!»
C. Pilato les dijo:
S. «¿A su rey voy a crucificar?»
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. «No tenemos más rey que el César».
C. Entonces se lo entregó para que lo crucifi-
caran. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la
cruz, salió al sitio llamado «de la Calave-
ra» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo
crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada
lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un
letrero y lo puso encima de la cruz; en él esta-
ba escrito: «Jesús el Nazareno, el Rey de los
Judíos». Leyeron el letrero muchos judíos,
porque estaba cerca el lugar donde crucifica-
ron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y
griego. Entonces los sumos sacerdotes de los
judíos le dijeron a Pilato:
S. «No escribas “El rey de los judíos”, sino
“Este ha dicho: Soy rey de los judíos”».
C. Pilato les contestó:
S. «Lo escrito, escrito está».
C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús,
cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una
para cada soldado, y apartaron la túnica. Era
una túnica sin costura, tejida toda de una pie-
za de arriba abajo. Y se dijeron:
S. «No la rasguemos, sino echemos a suertes
a ver a quién le toca».
C. Así se cumplió la Escritura: “Se repartieron
mis ropas y echaron a suerte mi túnica”.
Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de
Jesús estaban su madre, la hermana de su
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ba María la de Cleofás y María la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo
que tanto quería, dijo a su madre:
†. «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
C. Luego al discípulo:
†. «Ahí tienes a tu madre».
C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió
en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús
que todo había llegado a su término, para que
se cumpliera la Escritura dijo:
†. «Tengo sed».
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, suje-
tando una esponja empapada en vinagre a una
caña de hisopo, se la acercaron a la boca.
Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
†. « Todo está cumplido».
C. E, inclinando la cabeza, entregó el Espíritu.
En este momento todos se arrodillan y oran unos momentos en silencio. C.- Los judíos entonces, como era el día de la
Preparación, para que no se quedaran los
cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel
sábado era un día solemne, pidieron a Pilato
que les quebraran las piernas y que los quita-
ran. Fueron los soldados, le quebraron las
piernas al primero y luego al otro que habían
crucificado con él; pero al llegar a Jesús,
viendo que ya había muerto, no le quebraron
las piernas, sino que uno de los soldados con
la lanza le traspasó el costado y al punto salió
sangre y agua. El que lo vio da testimonio y su
testimonio es verdadero, y él sabe que dice la
verdad, para que también ustedes crean. Esto
ocurrió para que se cumpliera la Escritura:
“No le quebrarán un hueso”; y en otro lugar la
Escritura dice: “Mirarán al que atravesaron”.
Después de esto, José de Arimatea, que era
discípulo clandestino de Jesús por miedo a
los judíos, pidió a
Pilato que le dejara
llevarse el cuerpo de
Jesús. Y Pilato lo autorizó. él fue entonces y
se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el
que había ido a verlo de noche, y trajo unas
cien libras de una mixtura de mirra y áloe.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron
todo, con los aromas, según se acostumbra a
enterrar entre los judíos. Había un huerto en
el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un
sepulcro nuevo donde nadie había sido ente-
rrado todavía. Y como para los judíos era el
día de la Preparación, y el sepulcro estaba
cerca, pusieron allí a Jesús.
Hasta aquí la Pasión de nuestro Señor Jesu-
cristo, según san Juan.
9. Después de la lectura de la Pasión se tiene, si parece oportuno, una breve homilía.
Oración Universal 10. La liturgia de la Palabra se termina con la oración universal, que se hace de esta mane-ra: el celebrante, desde el ambón o en el altar, dice el invitatorio que expresa la intención. Enseguida oran todos en silencio durante un espacio de tiempo y luego el celebrante, dice la oración con las manos extendidas. Los fie-les pueden permanecer arrodillados o de pie durante todo el tiempo de las oraciones. 11. Las Conferencias Episcopales pueden apro-bar algunas aclamaciones del pueblo antes de cada oración del sacerdote o disponer que se conserve la invitación tradicional del diácono: «Arrodillémonos», «Levantémonos» y la cos-tumbre de que los fieles se arrodillen en si-lencio durante la oración.
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12. Cuando hay una grave necesidad pública, el Ordinario del lugar puede permitir o pres-cribir que se añada alguna intención especial. 13. De las oraciones que se presentan en el misal, el celebrante puede escoger las que sean más apropiadas para las circunstan-cias del lugar, cuidando, sin embargo, de que se conserve la serie de intenciones estable-cidas para la oración universal. I. Por la Santa Iglesia Oremos, hermanos y hermanas, por la santa
Iglesia de Dios, para que el Señor le conceda
la paz y la unidad, la proteja en todo el mundo
y nos conceda una vida serena para alabar a
Dios Padre todopoderoso.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo
revelaste tu gloria a todas las naciones, con-
serva la obra de tu amor para que tu Iglesia,
extendida por todo el mundo, persevere con
fe inquebrantable en la confesión de tu nom-
bre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
II. Por el Papa Oremos también por nuestro Santo Padre, el
Papa Benedicto XVI, para que Dios nuestro
Señor, que lo eligió entre los obispos, lo asis-
ta y proteja para bien de su Iglesia como guía
y pastor del pueblo santo de Dios.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, cuya providencia
gobierna todas las cosas: atiende nuestras
súplicas y protege con tu amor al Papa que
nos has elegido, para que el pueblo cristiano,
confiado por ti a su guía pastoral, progrese
siempre en la fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
III. Por el pueblo de Dios y sus ministros Oremos también por nuestros obispos, pres-
bíteros, diáconos, y por todos los miembros
del pueblo Santo de Dios. Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que con tu Espí-
ritu santificas y gobiernas a toda tu Iglesia;
escucha nuestras súplicas y concédenos tu
gracia para que todos, según nuestra voca-
ción, podamos servirte con fidelidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
IV. Por los catecúmenos Oremos también por los catecúmenos, para
que Dios nuestro Señor les ilumine interior-
mente y les comunique su amor; y para que,
mediante el bautismo, se les perdonen todos
sus pecados y queden incorporados a Cristo,
nuestro Señor.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que sin cesar
concedes nuevos hijos a tu Iglesia; aumenta
en los catecúmenos el conocimiento de su fe,
para que puedan renacer por el bautismo a la
vida nueva de tus hijos de adopción.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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V. Por la unidad de los cristianos Oremos también por todos los hermanos que
creen en Cristo, para que Dios nuestro Se-
ñor les conceda vivir sinceramente lo que
profesan y se digne reunirlos para siempre
en un solo rebaño.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que reúnes a
los que están dispersos y los mantienes en
la unidad; mira con amor a todos los cristia-
nos, a fin de que cuantos están consagrados
por un solo bautismo formen una sola familia
unida por el amor y la integridad de la fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
VI. Por los judíos Oremos también por el pueblo judío, al que
Dios se dignó hablar por medio de los profe-
tas, para que el Señor le conceda progresar
continuamente en el amor a su nombre y en
la fidelidad a su alianza.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que prometiste
llenar de bendiciones a Abrahán y su des-
cendencia; escucha las súplicas de tu Iglesia
y concede al pueblo de la primitiva alianza
alcanzar la plenitud de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
VII. Por los que no creen en Cristo Oremos también por los que no creen en
Cristo, para que, iluminados por el Espíritu
Santo, puedan encontrar el camino de la
salvación.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, concede a quie-
nes no creen en Cristo buscar sinceramente
agradarte para que encuentren la verdad; y
a nosotros, tus fieles, concédenos progresar
en el amor fraterno y en el deseo de cono-
certe más, para dar al mundo un testimonio
creíble de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
VIII. Por los que no creen en Dios Oremos también por los que no admiten a
Dios, para que obren siempre con bondad y
rectitud y puedan alcanzar el premio de
llegar a él.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, que creaste a
los seres humanos para que te busquen, y,
sólo al encontrarte hallen descanso; concé-
denos que, en medio de las adversidades de
este mundo, todos reconozcan las señales
de tu amor y estimulados por el testimonio
de nuestra vida tengan por fin la alegría de
reconocerte como único Dios y Padre de
todos los humanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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IX. Por los gobernantes Oremos también por los gobernantes de todas
las naciones, para que Dios nuestro Señor les
inspire decisiones que promuevan el bien co-
mún en un ambiente de paz y libertad.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, en cuyas manos
está mover el corazón de los humanos y de-
fender los derechos de los pueblos; asiste a
los que gobiernan para que, con tu ayuda,
promuevan una paz duradera, un auténtico
progreso social y una verdadera libertad
religiosa.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
X. Por los que se encuentran en alguna tribu-lación Oremos, hermanos, a Dios Padre todopodero-
so por todos los que en el mundo sufren las
consecuencias del pecado, para que cure a los
enfermos, dé alimento a los que padecen ham-
bre, libere de la injusticia a los perseguidos,
redima a los encarcelados, conceda volver a
casa a los emigrantes y desterrados, proteja
a los que viajan y dé la salvación a los mori-
bundos.
Se ora un momento en silencio. Prosigue el celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los
que lloran y fuerza de los que sufren; lleguen
hasta ti las súplicas de quienes te invocan en
su tribulación, para que sientan en sus adver-
sidades la ayuda de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
SEGUNDA PARTE Adoración de la Santa Cruz
14. Terminada la oración universal, se hace la adoración solemne de la Santa Cruz. Se puede elegir una de las dos formas que se proponen para mostrarla. -Primera forma de mostrar la Santa Cruz- 15. Se lleva al altar la cruz cubierta, acompa-ñada por dos ministros con velas encendidas. El celebrante, de pie ante el altar, toma la cruz, descubre un poco su extremo superior y la eleva, comenzando a cantar el invitatorio «Miren el árbol de la cruz». Todos responden: «Vengan a adorarlo», y terminado el canto se arrodillan y la adoran en silencio durante unos instantes, permaneciendo el celebrante de pie con la cruz en alto. El celebrante descubre el brazo derecho de la cruz, y elevándola de nue-vo, canta la invitación «Miren el árbol de la cruz», y prosigue como la primera vez. Final-mente descubre por completo la cruz y, ele-vándola, comienza por tercera vez el invitato-rio «Miren el árbol de la cruz». 16. Seguidamente, acompañándole dos minis-tros con velas encendidas, lleva la cruz a la entrada del presbiterio o a otro sitio adecua-do. Allí la deja o la entrega a los ministros o acólitos para que la sostengan, dejando las dos velas a los lados de la cruz. Se hace luego la adoración de la santa cruz como se indica. -Segunda forma de mostrar la Santa Cruz- 17. El celebrante, o el diácono, con los minis-tros, se dirige a la puerta de la iglesia donde toma la cruz descubierta, los ministros le acompañan con unos candelabros encendidos,
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y van procesionalmente por la iglesia hacia el prebiterio. Cerca de la puerta, en medio de la iglesia y antes de subir al presbiterio, el que lleva la cruz descubierta canta la invitación «Miren el árbol de la cruz», a la que todos responden «vengan a a d o -rarlo», y después de cada una de las res-puestas se arrodillan y la adoran en silen-cio durante unos momentos, como se ha indicado más arriba. Después se coloca la cruz con los candela-bros a la entrada del prebiterio. Adoración de la cruz 18. El celebrante, el clero y los fieles se acercan procesionalmente y adoran la cruz, haciendo delante de ella una genufle-xión simple o algún otro signo de venera-ción (como el de besarla), según la costum-bre de la región. Mientras tanto, se canta la antífona «Tu cruz adoramos», los Imprope-rios u otros cánticos apropiados; los que ya hicieron la adoración de la cruz están sen-tados. 19. Terminada la adoración, la cruz es lleva-da al altar y puesta en su lugar. Los ciriales encendidos son colocados a los lados del altar junto a la cruz.
TERCERA PARTE Sagrada Comunión
20. Se extiende un mantel sobre la mesa del altar y se pone el corporal y el libro. Enseguida el diácono o, en su defecto, el celebrante, trae el Santísimo Sacramento del lugar del depósito directamente al altar, mientras todos permanecen de pie y en
silencio. Dos minis-tros con candelabros encendidos acompa-ñan al Santísimo Sacramento, y depositan luego los candelabros a los lados del altar o sobre él. 21. Allí, teniendo las manos juntas, el cele-brante dice en voz alta: Fieles a la recomendación del Salvador, y
siguiendo su divina enseñanza, nos atreve-
mos a decir:
El sacerdote con las manos extendidas, dice junto con el pueblo: Padre nuestro…
El sacerdote con las manos extendidas, prosigue él solo: Líbranos, Señor, de todos los males, y con-
cédenos la paz en nuestros días, para que,
ayudados por tu misericordia, vivamos
siempre libres de pecado y protegidos de
toda perturbación, mientras esperamos la
gloriosa venida de nuestro Salvador Jesu-
cristo.
Junta las manos. El pueblo concluye la ple-garia aclamando: ¡Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria
por siempre, Señor!
22. A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto: «Señor Jesucristo, que esta comunión de
tu Cuerpo que me atrevo a recibir, no sea
para mí causa de condenación, sino que
por tu piedad, me aproveche para defensa
de alma y cuerpo y como remedio saluda-
ble».
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23. Seguidamente hace genuflexión, toma una hostia y, sosteniéndola un poco elevada sobre el copón y vuelto hacia el pueblo, dice en voz alta: Este es el Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo. Dichosos los invitados a
la cena del Señor.
Y juntamente con el pueblo, prosigue: Señor, no soy digno de que entres en mi
casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.
Luego, comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.
24. Después distribuye a los fieles la comu-nión. Durante ella se pueden entonar cánti-cos apropiados. 25. Acabada la comunión, se traslada el sacramento al sagrario especial. Después de un breve y conveniente silencio, el cele-brante dice la siguiente oración: Dios todopoderoso y eterno, que nos has
redimido con la gloriosa muerte y resu-
rrección de Jesucristo por medio de nues-
tra participación en este Sacramento, pro-
sigue en nosotros la obra de tu amor y ayú-
danos a vivir entregados siempre a tu ser-
vicio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre el pueblo Que tu bendición, Señor, descienda con
abundancia sobre este pueblo, que ha cele-
brado la muerte de tu Hijo con la esperanza
de su santa resurrección; venga sobre él
tu perdón, concédele tu consuelo, acrecien-
ta su fe y consolida en él la redención eter-
na.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Y todos salen en silencio. El altar se desnu-da en el momento oportuno.
Viernes Santo
“Discípulo es el
que habiendo
respondido a este
llamado, lo sigue paso a paso en los
caminos del
evangelio” Mensaje de la
V Conferencia General
a los Pueblos de
América Latina y el
Caribe.
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Fecha:
Objetivo:
¿Qué?
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Con qué? ¿Dónde? ¿Quién?
¿Qué tal?
Observaciones
Plan B
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P Á G I N A 1 2 8
Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y su muerte, y se abstiene del sacrifi-cio de la misa, quedando el altar desnudo por ello hasta que, después de la vigilia solemne o espera nocturna de la Resurrección, se des-borde la alegría pascual, cuya exuberancia inunda los cincuenta días siguientes. Hoy no puede darse la sagrada comunión más que como viático. 1. Según una tradición muy antigua, ésta es noche de vigilia ante el Señor (Ex 12,42), de tal modo que, teniendo presente la exhortación evangélica (Lc 12, 35 ss), las velas estén en-cendidas en las manos de los fieles, para que se asemejen a quienes esperan el regreso del Señor, y así, cuando venga, los encuentre vigilantes y los haga sentar a su mesa. 2. La Vigilia se desarrolla de la siguiente manera: después del breve lucernario (primera parte de la Vigilia), la santa Iglesia medita los portentos que obró desde el prin-cipio el Señor Dios con su pueblo, que confia-ba en su Palabra y en su promesa (segunda parte o liturgia de la palabra); luego, al acer-carse el día de la resurrección, junto con los nuevos hijos nacidos por el bautismo (tercera parte), es invitada a la mesa que el Señor ha preparado para su pueblo por me-dio de su muerte y resurrección (cuarta par-te). 3. Toda la celebración de la Vigilia Pascual se desarrolla durante la noche, de modo que no debe comenzar antes del principio de la no-che, ni terminar antes del alba del domingo.
4. La misa de la noche, aunque se celebre antes de la media noche, es la misa pascual del Domingo de Resurrección. Los fieles que participan en la misa de Vigilia, pueden co-mulgar también en la misa diurna de Pascua. 5. El que celebra o concelebra la misa de Vigilia, puede también celebrar o concelebrar la misa diurna de Pascua. 6. El celebrante y los ministros se revisten con los ornamentos blancos de la misa. Prepárense velas para todos los que partici-pan en la Vigilia.
PRIMERA PARTE
Bendición del fuego y
preparación del cirio 7. Se apagan las luces de la iglesia. En un lugar adecuado fuera de la iglesia, se encien-de el fuego. Allí se congrega el pueblo y allí va el celebrante con los ministros, uno de los cuales lleva el cirio. Cuando no se puede en-cender el fuego fuera de la iglesia, el rito se acomoda a las circunstancias. 8. El celebrante saluda, como de costumbre, al pueblo congregado y le hace una breve exhortación, con estas palabras u otras se-mejantes:
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Hermanos: en esta noche santa, en que
nuestro Señor Jesucristo pasó de la
muerte a la vida, la Iglesia invita a todos
sus hijos, diseminados por el mundo, a
que se reúnan para velar en oración. Si
conmemoramos así la Pascua del Señor,
escuchando su palabra y participando en
sus sacramentos, podremos esperar te-
ner parte en su triunfo sobre la muerte y
vivir con él siempre en Dios.
9. Seguidamente se bendice el fuego. Oremos:
Dios nuestro, que por medio de tu Hijo has
comunicado el fuego de tu luz: bendice †
este fuego, y concédenos que la celebra-
ción de estas fiestas pascuales encienda
en nosotros el deseo del cielo, para que
podamos llegar con el espíritu renovado a
la fiesta de la eterna luz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Del fuego nuevo se enciende el cirio pas-cual. 10. Bendecido el nuevo fuego, un acólito o uno de los ministros lleva el cirio pascual ante el celebrante, que con un punzón graba la cruz en el mismo cirio. Después hace sobre él la letra griega alfa, y debajo la letra omega, y entre los brazos de la cruz los números que expresan el año en curso, mientras dice: Cristo ayer y hoy. (Traza la línea vertical.)
Principio y fin. (Traza la línea horizontal.) Alfa. (Traza la letra alfa arriba de la línea vertical.) Y omega. (Traza la letra omega debajo de la línea vertical.) Suyo es el tiem-
po. (Traza el primer número del año en curso en el ángulo superior izquierdo de la cruz.) Y la eternidad. (Traza el segundo número del año en el ángulo superior derecho.) A Él la gloria y el poder. (Traza el tercer número del año en el ángulo inferior izquierdo.) Por los siglos de los siglos. Amén. (Traza el cuarto número del año en el ángulo inferior derecho.) 11. Después de haber trazado la cruz y los otros signos, el celebrante incrusta en el cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, mientras dice: 1. Por sus llagas
2. santas y gloriosas
3. nos proteja
4. y nos guarde
5. Jesucristo
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12. El celebrante enciende el cirio pascual con el fuego nuevo, diciendo: La luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe
las tinieblas del corazón y del espíritu.
13. Cuando por dificultades no puede encen-derse una hoguera, la bendición del fuego se acomoda a las circunstancias.
Procesión 14. Seguidamente el diácono o –en su defecto– el celebrante toma el cirio pascual y, teniéndo-lo elevado, canta él solo: Luz de Cristo.
Y todos responden: Demos gracias a Dios.
15. Después todos entran en la iglesia, prece-diéndoles el diácono o el celebrante con el cirio pascual. Si se emplea el incienso, enton-ces el turiferario va antes. A la puerta de la iglesia, el diácono o el celebrante, de pie y elevando el cirio, canta de nuevo: Luz de Cristo.
Y todos responden: Demos gracias a Dios.
Y encienden sus velas de la llama del cirio pascual, y avanzan. El diácono o el celebrante, cuando hubiese llegado ante el altar, de pie y vuelto al pueblo, canta por tercera vez: Luz de Cristo.
Y todos responden: Demos gracias a Dios.
Y se encienden las luces de la iglesia. 16. Cuando el celebrante ha llegado al altar, va
a su sede. El diácono o él mismo pone el cirio pascual sobre el candelabro colocado en me-dio del presbiterio o junto al ambón; seguida-mente, una vez puesto el incienso –si se trata del diácono– pide y recibe la bendición del celebrante, que dice en voz baja: El Señor esté en tu corazón y en tus labios,
para que puedas anunciar dignamente su pre-
gón pascual, en el nombre del Padre y del Hijo
† y del Espíritu Santo.
Amén.
Esta bendición se omite, si el pregón pascual es anunciado por alguien que no sea diácono. 17. El diácono o el celebrante, una vez incensa-dos el libro y el cirio, anuncia el pregón pas-cual en el ambón, estando todos de pie y con las velas encendidas en las manos.
Pregón Pascual Alégrense por fin los coros de los ángeles,
alégrense las jerarquías del cielo, y, por la
victoria de Rey tan poderoso, que las trompe-
tas anuncien la salvación.
Goce también la tierra, inundada de tanta
claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey
eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría
el orbe entero.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante; resuene este
templo con las aclamaciones del pueblo.
Por eso, queridos hermanos, que asisten a la
admirable claridad de esta luz santa, invo-
quen conmigo la misericordia de Dios omnipo-
tente, para que Aquél que, sin mérito mío, me
agregó al número de sus sacerdotes, infun-
diendo el resplandor de su luz, me ayude a
cantar las alabanzas de este cirio.
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Prefacio
Las fiestas pascuales
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, aclamar con
nuestras voces y con todo el afecto del
corazón a Dios invisible, el Padre todopode-
roso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesu-
cristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno
Padre la deuda de Adán y, derramando su
sangre, canceló la condena del antiguo pe-
cado.
Porque éstas son las fiestas de Pascua, en
las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los
fieles.
Esta es la noche en que sacaste de Egipto a
los israelitas, nuestros padres, y los hiciste
pasar a pie el mar Rojo.
Esta es la noche en que la columna de fuego
esclareció en las tinieblas del pecado.
Esta es la noche en la que, los que creen en
Cristo por toda la tierra, son arrancados de
los vicios del mundo y de la oscuridad del
pecado, son restituidos a la gracia y son
agregados a los santos.
Esta es la noche en que, rotas las cadenas
de la muerte, Cristo asciende victorioso del
abismo.
¿De que nos serviría haber nacido si no
hubiéramos sido rescatados? ¡Qué asom-
broso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para
rescatar al
esclavo, entre-
gaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán, que ha
sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz
la culpa que mereció tal redentor!
¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el
momento que Cristo resucitó de entre los
muertos.
Esta es la noche de la que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día, la noche
iluminada por mi gozo». Y así, esta noche
santa ahuyenta los pecados, lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos, expulsa
el odio, trae la concordia, doblega a los
poderosos.
En esta noche de gracia, acepta, Padre san-
to, este sacrificio vespertino de alabanza,
que la santa Iglesia te ofrece en la solemne
ofrenda de este cirio, hecho con cera de
abejas.
Sabemos ya lo que anuncia esta columna de
fuego, ardiendo en llama viva para la gloria
de Dios. Y aunque distribuye su luz, no men-
gua al repartirla, porque se alimenta de
esta cera fundida que elaboró la abeja fe-
cunda para hacer esta lámpara preciosa.
¡Qué noche tan dichosa en que se une el
cielo con la tierra, lo humano con lo divino!
Te rogamos, Señor, que este cirio, consa-
grado a tu nombre, para destruir la oscuri-
dad de esta noche y, aceptado como perfu-
me, se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso y es Jesu-
cristo, tu Hijo resucitado, que, al salir del
sepulcro, brilla sereno para el linaje hu-
mano, y vive y reina glorioso por los siglos
de los siglos.
Amén.
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SEGUNDA PARTE
Liturgia de la Palabra 18. En esta vigilia, «Madre de todas las vigi-lias», se proponen nueve lecturas: siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo (epístola y evangelio). 19. Por causas pastorales puede reducirse el número de lecturas del Antiguo Testamento. Pero siempre téngase en cuenta que la lectura de la Palabra es uno de los elementos fundamentales de esta Vigilia Pascual. Se leen, por lo menos, tres lecturas del Anti-guo Testamento, que en casos muy especiales pueden reducirse a dos. Nunca puede omitirse el relato del capítulo 14 del Exodo (lectura ter-cera). 20. Apagadas las velas, todos se sientan. Antes de comenzar las lecturas, el celebrante exhor-ta al pueblo con estas palabras:
Hermanos: Con el pregón solemne de la Pas-
cua, hemos entrado ya en la noche santa de la
resurrección del Señor. Escuchemos, en silen-
cio meditativo, la palabra de Dios. Recordemos
las maravillas que Dios ha realizado para sal-
var al primer Israel, y cómo en el avance con-
tinuo de la historia de la salvación, al llegar los
últimos tiempos, envió al mundo a su Hijo, para
que, con su muerte y resurrección, salvara a
todos los humanos.
Mientras contemplamos la gran trayectoria de
esta historia santa, oremos intensamente,
para que el designio de salvación universal,
que Dios inició con Israel, llegue a su plenitud y
alcance a toda la humanidad por el misterio de
la resurrección de Jesucristo.
21. Después siguen las lecturas. El lector se dirige al ambón y lee la primera. Seguidamente el cantor dice el salmo, proclamando el pueblo la respuesta. Acabado el salmo, todos se le-vantan y el celebrante dice: «Oremos», y, des-pués que todos han orado en silencio durante algún tiempo, dice la oración.
Primera Lectura
Vio Dios todo lo que había hecho y lo
encontró muy bueno
Lectura del libro del Génesis
1, 1-31; 2, 1-2
En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La
tierra era soledad y caos; y las tinieblas cu-
brían la faz del abismo. El espíritu de Dios se
movía sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios:
«Que exista la luz».
Y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena, y
separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz
“día” y a las tinieblas “noche”. Fue la tarde y la
mañana del primer día.
Dijo Dios:
«Que haya una bóveda entre las aguas, que
separe unas aguas de otras».
E hizo Dios una bóveda y separó con ellas las
aguas de arriba, de las aguas de abajo. Y así
fue. Llamó Dios a la bóveda “cielo”. Fue la tar-
de y la mañana del segundo día.
Dijo Dios:
«Que se junten las aguas de debajo del cielo en
un solo lugar y que aparezca el suelo seco».
Y así fue. Llamó Dios “tierra” al suelo seco y
“mar” a la masa de las aguas. Y vio Dios que
era bueno.
Dijo Dios:
«Verdee la tierra con plantas que den semilla y
árboles que den fruto y semilla, según su
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especie, sobre la tierra».
Y así fue. Brotó de la tierra hierba verde que
producía semilla, según su especie, y árboles
que daban fruto y llevaban semilla, según su
especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde
y la mañana del tercer día. Dijo Dios:
«Que haya lumbreras en la bóveda del cielo,
que separen el día de la noche, señalen las es-
taciones, los días y los años, y luzcan en la bó-
veda del cielo para iluminar la tierra».
Y así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras:
la lumbrera mayor para regir el día y la menor,
para regir la noche; y también hizo las estre-
llas. Dios puso las lumbreras en la bóveda del
cielo para iluminar la tierra, para regir el día y
la noche, y separar la luz de las tinieblas. Y vio
Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana
del cuarto día.
Dijo Dios:
«Agítense las aguas con un hervidero de seres
vivientes y revoloteen sobre la tierra las aves,
bajo la bóveda del cielo».
Creó Dios los grandes animales marinos y los
vivientes que en el agua se deslizan y la pue-
blan, según su especie. Creo también el mundo
de las aves, según sus especies. Vio Dios que
era bueno y los bendijo, diciendo:
«Sean fecundos y multiplíquense; llenen las
aguas del mar; que las aves se multipliquen en
la tierra».
Fue la tarde y la mañana del quinto día.
Dijo Dios:
«Produzca la tierra vivientes, según sus espe-
cies».
Y así fue. Hizo Dios las fieras, los animales do-
mésticos y los reptiles, cada uno según su es-
pecie. Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios:
«Hagamos al hombre a nuestra imagen y seme-
janza; que domine a los peces del mar, a las
aves del cielo, a los animales domésticos y a
todo animal que se arrastra sobre la tierra».
Y creó Dios al hom-
bre a su imagen: a
imagen suya lo
creó; hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo:
«Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tie-
rra y sométanla; dominen a los peces del mar,
a las aves del cielo y a todos ser viviente que
se mueve sobre la tierra».
Y dijo Dios:
«He aquí que les entrego todas las plantas de
semilla que hay sobre la faz de la tierra, y to-
dos los árboles que producen frutos y semilla,
para que les sirvan de alimento. Y a todas las
fieras de la tierra, a todos las aves del cielo, a
todos los reptiles de la tierra, a todos los seres
que respiran, también les doy por alimento las
verdes plantas».
Y así fue. Vio Dios todo lo que había hecho y lo
encontró muy bueno. Fue la tarde y la mañana
del sexto día.
Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con
todos sus ornamentos, y terminada su obra,
descansó Dios el séptimo día de todo cuanto
había hecho.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial 103 Bendice al Señor, alma mía.
Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío,
inmensa es tu grandeza. Te vistes de belleza y
majestad, la luz te envuelve como un manto.
Bendice al Señor, alma mía.
Sobre bases inconmovibles asentaste la tierra
para siempre. Con un vestido de mares la
cubriste y las aguas en las montañas concen-
traste.
Bendice al Señor, alma mía.
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En los valles haces brotar las fuentes, que van
corriendo entre montañas; junto a ellas vienen
a vivir las aves, y entre las ramas cantan.
Bendice al Señor, alma mía.
Desde tu cielo riegas los montes y sacias la
tierra del fruto de tus manos; haces brotar
hierba para los ganados y pasto para los que
sirven al hombre.
Bendice al Señor, alma mía.
¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas
las hiciste con maestría!; la tierra está llena
de tus criaturas. Bendice al Señor, alma mía.
Bendice al Señor, alma mía.
22. Oración
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, admirable siem-
pre en tus obras; que tus redimidos compren-
dan cómo la creación del mundo en el comien-
zo de los siglos no fue obra de mayor grandeza
que el sacrificio pascual de Cristo en la pleni-
tud de los tiempos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Segunda Lectura
El sacrificio de nuestro patriarca Abrahán
Lectura del libro del Génesis
22, 1-2.9a.-13.15-18
En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a
Abrahán y le dijo:
«¡Abrahán, Abrahán!»
El respondió:
«Aquí estoy».
Y Dios le dijo:
«Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto
amas; vete a la región de Moria y ofrécemelo
en sacrificio, en el monte que yo te indicaré».
Abrahán madrugó, aparejó su burro, tomó
consigo a dos de sus criados y a su hijo Isaac;
cortó leña para el sacrificio y se encaminó al
lugar que Dios le había indicado. Al tercer día
divisó a lo lejos el lugar. Les dijo entonces a
sus criados:
«Quédense aquí con el burro; yo iré con el
muchacho hasta allá, para adorar a Dios y
después regresaremos».
Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la
cargó a su hijo Isaac y tomó en su mano el
fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.
Isaac dijo a su padre Abrahán:
«¡Padre!»
El respondió:
«¿Qué quieres, hijo?»
El muchacho contestó:
«Ya tenemos fuego y leña, ¿pero dónde está el
cordero para el sacrificio?»
Abrahán le contestó:
«Dios nos dará el cordero para el sacrificio,
hijo mío».
Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron
al sitio que Dios le había señalado, Abrahán
levantó un altar y acomodó la leña. Luego ató a
su hijo Isaac, lo puso sobre el altar, encima de
la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo. Pero
el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le
dijo:
«¡Abrahán, Abrahán!»
El contestó:
«Aquí estoy».
El ángel le dijo:
«No descargues la mano contra tu hijo, ni le
hagas daño. Ya veo que temes a Dios, porque
no le has negado a tu hijo único».
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero,
enredado por los cuernos en la maleza. Atrapó
el carnero y lo ofreció en sacrificio, en lugar
de su hijo. Abrahán puso por nombre a aquel
sitio “el Señor provee”, por lo que aun el día de
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Sábado de Gloria
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El ángel del Señor volvió a llamar a Abrahán
desde el cielo y le dijo:
«Juro por mí mismo, dice el Señor, que por
haber hecho esto y no haberme negado a tu
hijo único,
yo te bendeciré y multiplicaré tu descenden-
cia como las estrellas del cielo y las arenas
del mar. Tus descendientes conquistarán las
ciudades enemigas. En tu descendencia serán
bendecidos todos los pueblos de la tierra,
porque obedeciste a mis palabras».
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial 15
Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
El Señor es la parte que me ha tocado en
herencia: mi vida está en sus manos. Tengo
siempre presente al Señor y con él a mi lado,
jamás tropezaré.
Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
Por eso se me alegran el corazón y el alma y
mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me
abandonarás a la muerte, ni dejarás que su-
fra yo la corrupción.
Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de
gozo en tu presencia y de alegría perpetua
junto a ti.
Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
24. Oración
Oremos:
¡Oh Dios, Padre supremo de los creyentes!,
que multiplicas sobre la tierra los hijos de tu
promesa con la gracia de la adopción y, por
e l mis terio
pascual, hiciste
de tu siervo Abrahán el padre de todas las
naciones, como lo habías prometido: concede
a tu pueblo responder dignamente a la gracia
de tu llamada.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Tercera Lectura
Entraron en el mar sin mojarse
Lectura del libro del Éxodo
14, 15-31; 15, 1a
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés:
«¿Por qué sigues clamando a mí? Diles a los
israelitas que se pongan en marcha. Y tú alza
tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y
divídelo, para que los israelitas entren en el
mar sin mojarse. Yo voy a endurecer el cora-
zón de los egipcios para que los persigan, y
me cubriré de gloria a expensas del faraón y
de sus carros y de su caballería. Sabrán los
egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya
cubierto de gloria a expensas del faraón, de
sus carros y de su caballería».
El ángel del Señor, que iba al frente de las
huestes de Israel, se colocó tras ellas, tam-
bién la columna de nube de delante se des-
plazó de allí y se puso a sus espaldas, colo-
cándose entre el campamento de los israeli-
tas y el campamento de los egipcios. La nube
era tinieblas para unos y claridad para otros,
y así los ejércitos no trabaron contacto du-
rante toda la noche.
Moisés extendió su mano sobre el mar, y el
Señor hizo soplar durante toda la noche un
fuerte viento del este, que secó el mar y se
dividieron las aguas. Los israelitas entraron
en medio mar como en tierra seca, mientras
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que las aguas formaban una muralla a su dere-
cha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su
persecución, entrando tras ellos toda la caba-
llería del faraón, sus carros y sus soldados.
Hacia el amanecer, el Señor miró desde la co-
lumna de fuego y humo al ejército de los egip-
cios y sembró entre ellos el pánico. Trabó las
ruedas de sus carros, que apenas podían avan-
zar. Dijeron entonces los egipcios:
«Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en
su favor contra Egipto».
Entonces el Señor dijo a Moisés:
«Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las
aguas sobre los egipcios, sus carros y sus
jinetes».
Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al
amanecer las aguas volvieron a su sitio. Al huir
los egipcios se encontraron con ellas, y el Se-
ñor los derribó en medio del mar. Y volvieron
las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y
todo el ejército del faraón que se había metido
en el mar para perseguir a Israel. Ni uno solo
se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco
en medio del mar; las aguas les hacían muralla
a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Se-
ñor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a
los egipcios muertos, en la orilla del mar. Is-
rael vio la mano fuerte del Señor y creyó en el
Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron
un cántico al Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Éxodo 15
Alabemos al Señor por su victoria.
Cantemos al Señor, sublime es su victoria:
caballos y jinetes arrojó en el mar. Mi fortaleza
y mi canto es el Señor, él es mi salvación, él es
mi Dios, yo lo alabaré; es el Dios de mis padres,
yo le cantaré.
Alabemos al Señor por su victoria.
El Señor es un guerrero, su nombre es el Se-
ñor. Precipitó en el mar los carros del faraón y
a sus guerreros; ahogó en el mar Rojo a sus
mejores capitanes.
Alabemos al Señor por su victoria.
El mar cayó sobre ellos; en las temibles aguas
como plomo se hundieron. Extendiste tu dies-
tra, Señor, y se los tragó la tierra.
Alabemos al Señor por su victoria.
Tú llevas a tu pueblo para plantarlo en el monte
que le diste en herencia, en el lugar que con-
vertiste en tu morada, en el santuario que
construyeron tus manos. Tú, Señor, reinarás
para siempre.
Alabemos al Señor por su victoria.
25. Oración Oremos:
Tus antiguos prodigios se renuevan, Señor,
también en nuestros tiempos, pues lo que tu
poder hizo con las aguas para librar un solo
pueblo de la esclavitud del faraón, lo repites
ahora por medio del agua del bautismo, para
salvar a todas las naciones. Concede a los hu-
manos del mundo entero contarse entre los
hijos de Abrahán y participar de la dignidad del
pueblo elegido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Cuarta Lectura
Con amor eterno se ha apiadado de ti tu }
redentor
Lectura del libro del profeta
Isaías
54, 5-14
«El que te creó, te tomará por esposa; su
nombre es “Señor de los ejércitos”. Tu re-
dentor es el Santo de Israel; será llamado
“Dios de toda la tierra”. Como a una mujer
abandonada y abatida te vuelve a llamar el
Señor. ¿Acaso repudia uno a la esposa de la
juventud?, dice tu Dios.
Por un instante te abandoné, pero con inmen-
sa misericordia te volveré a tomar. En un
arrebato de ira te oculté un instante mi ros-
tro, pero con amor eterno me he apiadado de
ti, dice el Señor, tu redentor.
Me pasa ahora como en los días de Noé: en-
tonces juré que las aguas del diluvio no vol-
verían a cubrir la tierra; ahora juro no eno-
jarme ya contra ti ni volver a amenazarte.
Podrán desaparecer los montes y hundirse
las colinas, pero mi amor por ti no desapare-
cerá y mi alianza de paz quedará firme para
siempre. Lo dice el Señor, el que se apiada de
ti.
Tú, la afligida, la zarandeada por la tempes-
tad, la no consolada: He aquí que yo mismo
coloco tus piedras sobre piedras finas, tus
cimientos sobre zafiros; te pondré almenas
de rubí y puertas de esmeralda y murallas de
piedras preciosas.
Todos tus hijos serán discípulos del Señor, y
será grande su prosperidad. Serás consoli-
dada en la justicia.
Destierra la angus-
tia, pues ya nada tienes que temer; olvida tu
miedo, porque ya no se acercará a ti».
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial 29
Te alabaré, Señor eternamente.
Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se
rieran de mí mis enemigos. Tú, Señor, me
salvaste de la muerte y a punto de morir, me
reviviste.
Te alabaré, Señor eternamente.
Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias
a su nombre, porque su ira dura un solo ins-
tante y su bondad, toda la vida. El llanto nos
visita por la tarde; por la mañana, el júbilo.
Te alabaré, Señor eternamente.
Escúchame, Señor, y compadécete; Señor,
ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en
alegría, te alabaré por eso eternamente.
Te alabaré, Señor eternamente.
26. Oración
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, multiplica, fiel a
tu palabra, la descendencia que aseguraste a
la fe de nuestros padres, y aumenta con tu
adopción los hijos de la promesa, para que tu
Iglesia vea en qué medida se ha cumplido ya
cuanto los patriarcas creyeron y esperaron.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Sábado de Gloria
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Quinta Lectura
Vengan a mí y vivirán. Sellaré con ustedes
una alianza perpetua
Lectura del libro del profeta Isaías
55, 1-11 Esto dice el Señor:
«Todos ustedes, los que tienen sed, vengan por
agua; y los que no tienen dinero, vengan, tomen
trigo y coman; tomen vino y leche sin pagar.
¿Por qué gastar el dinero en lo que no es pan y
el salario, en lo que no alimenta?
Escúchenme atentos y comerán bien, saborea-
rán platillos sustanciosos. Préstenme atención,
vengan a mí, escúchenme y vivirán.
Sellaré con ustedes una alianza perpetua, cum-
pliré las promesas que hice a David. Como a él
lo puse por testigo ante los pueblos, como prín-
cipe y soberano de las naciones, así tú reunirás
a un pueblo desconocido, y las naciones que no
te conocían acudirán a ti, por amor del Señor,
tu Dios, por el Santo de Israel, que te ha honra-
do.
Busquen al Señor mientras lo pueden encon-
trar, invóquenlo mientras está cerca; que el
malvado abandone su camino, y el criminal, sus
planes; que regrese al Señor, y él tendrá pie-
dad; a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Salmo Responsable Isaías 12 El Señor es mi Dios y salvador.
El Señor es mi Dios y salvador: con él estoy
seguro y nada temo. El Señor es mi protección
y mi fuerza, y ha sido mi salvación. Sacarán
agua con gozo de la fuente de salvación.
El Señor es mi Dios y salvador.
Den gracias al Señor, invoquen su nombre,
cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen
que su nombre es sublime.
El Señor es mi Dios y salvador.
Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a
toda la tierra. Griten jubilosos, habitantes de
Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande
con ustedes.
El Señor es mi Dios y salvador.
27. Oración Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, esperanza única
del mundo que anunciaste por la voz de tus
profetas los misterios de los tiempos presen-
tes: atiende los deseos de tu pueblo, porque
ninguno de tus fieles puede progresar en la
virtud sin la inspiración de tu gracia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Sexta Lectura
Sigue el camino que te conduce a la luz
del Señor
Lectura del libro del profeta Baruc
3, 9-5, 32-38; 4, 1-4 Escucha, Israel, los mandatos de vida, presta
oído para que adquieras prudencia. ¿A qué se
debe, Israel, que estés aún en país enemigo,
que envejezcas en tierra extranjera, que te
hayas contaminado por el trato con los muer-
tos, que te veas contado entre los que descien-
den al abismo?
Es que abandonaste la fuente de la sabiduría. Si
hubieras seguido los senderos de Dios, habita-
rías en paz eternamente.
Aprende dónde están la prudencia, la inteligen-
cia y la energía, así aprenderás dónde se
Sábado de Gloria
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encuentra el secreto de vivir larga vida y dón-
de la luz de los ojos y la paz. ¿Quién es el que
halló el .
lugar de la sabiduría y tuvo acceso a sus teso-
ros? El que todo lo sabe, la conoce; con su
inteligencia la ha escudriñado. El que cimentó
la tierra para todos los tiempos, y la pobló de
animales cuadrúpedos; el que envía la luz, y
ella va, la llama, y temblorosa le obedece; lla-
ma a los astros, que brillan jubilosos en sus
puestos de guardia, y ellos le responden: "Aquí
estamos", y refulgen gozosos para aquel que
los hizo. El es nuestro Dios y no hay otro como
él; él ha escudriñado los caminos de la sabidu-
ría y se la dio a su hijo Jacob, a Israel, su pre-
dilecto. Después de esto, ella apareció en el
mundo y convivió con los hombres.
La sabiduría es el libro de los mandatos de
Dios, la ley de validez eterna; los que la guar-
dan, vivirán, los que la abandonan, morirán.
Vuélvete a ella, Jacob, y abrázala; camina ha-
cia la claridad de su luz; no entregues a otros
tu gloria, ni tu dignidad a un pueblo extranjero.
Bienaventurados nosotros, Israel, porque lo
que agrada al Señor nos ha sido revelado.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor
Salmo Responsorial 18
Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta y es descanso del
alma; el precepto del Señor es fiel e instruye
al ignorante.
Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran
el corazón; la norma del Señor es límpida y da
luz a los ojos.
Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
La voluntad del
Señor es pura y
eternamente esta-
ble; los mandamientos del Señor son verdade-
ros y eternamente justos.
Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
Más precioso que el oro, más que el oro fino;
más dulce que la miel de un panal que destila.
Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
28. Oración
Oremos:
¡Oh Dios!, que sin cesar haces crecer a tu
Iglesia agregando a ella nuevos hijos: defiende
con tu constante protección a cuantos purifi-
cas en el agua del bautismo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Séptima Lectura
Los rociaré con agua pura y les daré
un corazón nuevo
Lectura del libro del profeta Eze-
quiel
36, 16-28
En aquel tiempo, me fue dirigida la palabra del
Señor en estos términos:
«Hijo de hombre, cuando los de la casa de
Israel habitaban en su tierra, la mancharon
con su conducta y sus obras; como inmundicia
fue su proceder ante mis ojos. Entonces des-
cargué mi furor contra ellos, por la sangre
que habían derramado en el país y por haberlo
profanado con sus idolatrías. Los dispersé
entre las naciones y anduvieron errantes por
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todas las tierras. Los juzgué según su con-
ducta, según sus acciones los sentencié. Y en
las naciones a las que se fueron, desacredita-
ron mi santo nombre, haciendo que de ellos
se dijera: “Este es el pueblo del Señor, y ha
tenido que salir de su tierra”.
Pero, por mi santo nombre, que la casa de
Israel profanó entre las naciones a donde
llegó, me he compadecido. Por eso, dile a la
casa de Israel:
“Esto dice el Señor: no lo hago por ustedes,
casa de Israel. Yo mismo mostraré la santi-
dad de mi nombre excelso, que ustedes profa-
naron entre las naciones. Entonces ellas re-
conocerán que yo soy el Señor, cuando, por
medio de ustedes les haga ver mi santidad.
Los sacaré a ustedes de entre las naciones,
los reuniré de todos los países y los llevaré a
su tierra. Los rociaré con agua pura y queda-
rán purificados; los purificaré de todas sus
inmundicias e idolatrías.
Les daré un corazón nuevo y les infundiré un
espíritu nuevo; arrancaré de ustedes el cora-
zón de piedra y les daré un corazón de carne.
Les infundiré mi espíritu y los haré vivir se-
gún mis preceptos y guardar y cumplir mis
mandamientos. Habitarán en la tierra que di a
sus padres; ustedes serán mi pueblo y yo
seré su Dios”».
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial 41 y 42
Estoy sediento del Dios que da la vida.
Como el venado busca el agua de los ríos, así
cansada, mi alma te busca a ti, Dios mío.
Estoy sediento del Dios que da la vida.
Del Dios que da la vida está mi ser sediento.
¿Cuándo será posible ver de nuevo su tem-
plo?
Estoy sediento del Dios que da la vida.
Recuerdo cuando íbamos a casa del Señor,
cantando, jubilosos, alabanzas a Dios.
Estoy sediento del Dios que da la vida.
Envíame, Señor, tu luz y tu verdad; que ellas
se conviertan en mi guía y hasta tu monte
santo me conduzcan, allí donde tú habitas.
Estoy sediento del Dios que da la vida.
Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es
mi alegría, y a mi Dios, el Señor, le daré gra-
cias al compás de la cítara.
Estoy sediento del Dios que da la vida.
29. Oración
Oremos:
Señor, Dios todopoderoso, poder inmutable y
luz sin ocaso, prosigue bondadoso a través
de tu Iglesia, sacramento de salvación, la
obra que tu amor dispuso desde la eternidad;
que todo el mundo vea y reconozca que los
caídos se levantan, que se renueva lo que
había envejecido y que todo se integra en
Aquél que es el principio de todo, Jesucristo,
nuestro Señor. Que vive y reina contigo por
los siglos de los siglos.
Amén.
30. Después de la última lectura del Antiguo Testamento, de su salmo y oración, se encien-den las velas del altar, el celebrante entona solemnemente el «Gloria», que todos prosi-guen, mientras tocan las campanas de acuerdo con las costumbres de cada lugar.
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31. Acabado el «Gloria», el celebrante dice la Oración colecta, como de ordinario.
32. Seguidamente el subdiácono o un lector lee la epístola de san Pablo.
Epístola
Cristo, una vez resucitado de entre los
muertos, ya nunca morirá
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los Romanos
6,3-11 Hermanos: Todos los que hemos sido incorpo-
rados a Cristo Jesús por medio del bautismo,
hemos sido incorporados a su muerte. En
efecto, por el bautismo fuimos sepultados con
él en su muerte, para que, así como Cristo
resucitó de entre los muertos por la gloria del
Padre, así también nosotros llevemos una vida
nueva.
Porque, si hemos estado íntimamente unidos a
él por una muerte semejante a la suya, tam-
bién lo estaremos en su resurrección. Sabe-
mos que nuestro viejo yo fue crucificado con
Cristo, para que el cuerpo del pecado quedara
destruido, a fin de que ya no sirvamos al peca-
do, pues el que ha
muerto queda libre
del pecado.
Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, esta-
mos seguros de que también viviremos con él;
pues sabemos que Cristo, una vez resucitado
de entre los muertos, ya nunca morirá. La
muerte ya no tiene dominio sobre él, porque al
morir, murió al pecado de una vez para siem-
pre; y al resucitar, vive ahora para Dios. Lo
mismo ustedes, considérense muertos al pe-
cado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor
nuestro.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
33. Terminada la Epístola, todos se ponen de pie y el celebrante entona solemnemente el «Aleluya» que todos repiten. Luego un salmista o un lector dice el salmo, al que el pueblo responde: Aleluya.
Salmo Responsorial 117
Aleluya, aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,
porque tu misericordia es eterna. Diga la casa
de Israel: Su misericordia es eterna.
Aleluya, aleluya.
La diestra del Señor es poderosa, la diestra
del Señor es nuestro orgullo. No moriré, conti-
nuaré viviendo para contar lo que el Señor ha
hecho.
Aleluya, aleluya.
La piedra que desecharon los constructores,
es ahora la piedra angular. Esto es obra de la
mano del Señor, es un milagro patente.
Aleluya, aleluya.
Sábado de Gloria
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que haces resplandecer esta
noche santa con la gloria del Señor resucita-
do, aviva en tu Iglesia el espíritu filial para
que, renovados en cuerpo y alma, nos entre-
guemos plenamente a tu servicio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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34. Para el Evangelio no se llevan velas. Pue-de emplearse el incienso.
Evangelio
Jesús de Nazaret, que fue crucificado,
resucitó.
Lectura del santo Evangelio se-
gún san Marcos
16, 1-7
Gloria a ti, Señor.
Transcurrido el sábado, María Magdalena,
María (la madre de Santiago) y Salomé,
compraron perfumes para ir a embalsamar
a Jesús. Muy de madrugada, el primer día de
la semana, a la salida del sol, se dirigieron al
sepulcro. Por el camino se decían unas a
otras: «¿Quién nos quitará la piedra de la
entrada del sepulcro?»
Al llegar, vieron que la piedra ya estaba qui-
tada, a pesar de ser muy grande.
Entraron en el sepulcro y vieron a un joven,
vestido con una túnica blanca, sentado en el
lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él
les dijo:
«No se espanten. Buscan a Jesús de Naza-
ret, el que fue crucificado. No está, aquí; ha
resucitado. Miren el sitio donde lo habían
puesto. Ahora vayan a decirles a sus discí-
pulos y a Pedro: “El irá delante de ustedes a
Galilea. Allá lo verán, como él les dijo”».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
35. Luego del Evangelio tiene lugar la homi-lía. Después comienza la liturgia bautismal.
Liturgia Bautismal
36. El celebrante con los ministros se dirige a la fuente bautismal, si es que ésta se en-cuentra a la vista de los fieles reunidos. De lo contrario, se pone un recipiente con agua en el presbiterio. Se llama a los catecúme-nos, si los hay, los cuales son presentados por los padrinos, o si son niños llevados por los padres y padrinos ante toda la asamblea. ;después el celebrante exhorta a los presen-tes con estas palabras: Si hay bautizandos:
Hermanos: Acompañemos con nuestra ora-
ción a estos catecúmenos que anhelan rena-
cer a una nueva vida en la fuente bautismal
y pidamos insistentemente todos juntos a
Dios, nuestro Padre, que guíe y acompañe
sus pasos hacia la fuente bautismal.
Si se bendice la fuente pero, no hay bauti-zandos: Invoquemos, queridos hermanos, a Dios
todopoderoso, y pidámosle que con su poder
santifique esta agua, para que cuantos en
ella renazcan por el bautismo sean incorpo-
rados a Cristo y contados entre los hijos de
adopción.
37. Dos cantores entonan las letanías, a las que todos responden, estando en pie. Si hay procesión, se organiza de esta mane-ra: primero el cirio pascual, al que siguen los catecúmenos con los padrinos; después el celebrante con los ministros. Hágase la monición antes de la bendición del agua.
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Bendición del agua
38. Si hay bautizandos, el celebrante bendice el agua bautismal, diciendo la siguiente ora-ción: ¡Oh Dios!, que realizas en tus sacramentos
obras admirables con tu poder invisible, y de
diversos modos te has servido de tu criatura
el agua para significar la gracia del bautismo.
¡Oh Dios!, cuyo espíritu, en los orígenes del
mundo, se cernía sobre las aguas, para que ya
desde entonces concibieran el poder de santi-
ficar.
¡Oh Dios!, que incluso en las aguas torrencia-
les del diluvio prefiguraste el nacimiento de la
nueva humanidad, de modo que una misma
agua pusiera fin al pecado y diera origen a la
santidad.
¡Oh Dios!, que hiciste pasar a pie seco por el
mar Rojo a los hijos de Abrahán, para que el
pueblo liberado de la esclavitud del faraón
fuera imagen de la familia de los bautizados.
¡Oh Dios!, cuyo Hijo, al ser bautizado por Juan
en el agua del Jordán, fue ungido por el Espíri-
tu Santo; colgado en la cruz vertió de su cos-
tado agua, junto con la sangre; y después de
su resurrección mandó a sus apóstoles:
«Vayan y hagan discípulos de todos los pue-
blos, bautizándoles en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu santo».
Mira ahora a tu Iglesia en oración y abre para
ella la fuente del Bautismo. Que esta agua
reciba, por el Espíritu Santo, la gracia de tu
Unigénito, para que el humano, creado a tu
imagen y limpio en el Bautismo, muera el hu-
mano viejo y renazca, como niño, a nueva vida
por el agua y el Espíritu.
Y metiendo, si lo cree oportuno, el cirio pas-cual en el agua una o tres veces, prosigue:
Te pedimos, Señor,
que el poder del Es-
píritu Santo, por tu
Hijo, descienda sobre el agua de esta fuente.
Y teniendo el cirio en el agua prosigue: para que los sepultados con Cristo en su
muerte, por el Bautismo, resuciten con él a la
vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
39. Seguidamente saca el cirio del agua, y el pueblo proclama:
Manantiales, bendigan al Señor, alábenlo con
himnos por los siglos.
40. Cada uno de los catecúmenos renuncian a Satanás, son examinados sobre su fe y son bautizados. Los catecúmenos adultos, inmediatamente después del bautismo, si está presente un obispo, o un sacerdote que tiene la facultad de confirmar, son confirmados. 41. Si no hay bautizandos ni se bendice la fuente bautismal, el sacerdote bendice el agua con la siguiente oración: Invoquemos, queridos hermanos, a Dios Padre
todopoderoso, para que bendiga esta agua,
que va a ser derramada sobre nosotros en
memoria de nuestro bautismo; y pidámosle
que nos renueve interiormente para que per-
manezcamos fieles al espíritu, que hemos
recibido.
Señor Dios nuestro, escucha las oraciones de
tu pueblo que vela en esta noche santa, en que
celebramos la acción maravillosa de nuestra
creación y la maravilla aún más grande de
nuestra redención; dígnate † bendecir esta
agua.
Sábado de Gloria
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La creaste para hacer fecunda la tierra y
para favorecer nuestros cuerpos con el
frescor y la
limpieza. La hiciste también instrumento de
misericordia al librar a tu pueblo de la escla-
vitud y al apagar con ella su sed en el de-
sierto; por los profetas la revelaste como
signo de la nueva alianza que quisiste sellar
con los humanos. Y cuando Cristo descendió
a ella en el Jordán, renovaste nuestra natu-
raleza pecadora con el baño del nuevo rena-
cimiento.
Que esta agua, Señor, avive en nosotros el
recuerdo de nuestro bautismo, y nos haga
participar en el gozo de nuestros hermanos
bautizados en la Pascua.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Renovación de las promesas
bautismales 42. Terminado el rito del bautismo (y de la confirmación) si ha tenido lugar, o después de la bendición del agua, todos, de pie y te-niendo en sus manos las velas encendidas, renuevan las promesas del bautismo. El celebrante se dirige a la comunidad con estas palabras u otras parecidas:
Hermanos, por el misterio Pascual hemos
sido sepultados con Cristo en el bautismo,
para que vivamos una vida nueva.
Por tanto, al terminar el tiempo de penitencia
de la Cuaresma, renovemos las promesas de
nuestro bautismo con las cuales en otro
tiempo renunciamos a Satanás y a sus obras,
y nos comprometimos a servir a Dios en la
santa Iglesia católica.
Así pues:
Celebrante: ¿Renuncian al pecado para vivir en la liber-
tad de los hijos de Dios?
Todos: Sí, renuncio.
Celebrante: ¿Renuncian a todas las seducciones del mal,
para que el pecado no los esclavice?
Todos: Sí, renuncio.
Celebrante: ¿Renuncian a Satanás, padre y príncipe del
pecado?
Todos: Sí, renuncio.
Celebrante: ¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, crea-
dor del cielo y de la tierra?
Todos: Sí, creo.
Celebrante: ¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor
nuestro, que nació de Santa María Virgen,
padeció y murió por nosotros, resucitó y
está sentado a la derecha del Padre?
Todos: Sí, creo.
Celebrante: ¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Igle-
sia católica, en la comunión de lo santos, en
el perdón de los pecados, en la resurrección
de los muertos y en la vida eterna?
Todos: Sí, creo.
Celebrante: Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro
Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado
Sábado de Gloria
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y nos ha hecho renacer por el agua y el Espí-
ritu Santo, nos conserve con su gracia unidos
a Jesucristo, nuestro Señor, para la vida
eterna.
Amén.
43. El sacerdote rocía al pueblo con agua bendita. 44. Oración de los Fieles
Celebrante: Supliquemos, hermanos, a Cristo, el Ungido
de Dios, en cuyas manos el Padre ha puesto
todas las cosas, y pidámosle que escuche
nuestra oración: Para que todos los cristia-
nos sepan seguir el ejemplo de humildad del
Señor, que lavó los pies de sus discípulos, e
imiten la bondad de Aquél que aceptó las la-
grimas de Pedro, que lo había negado, rogue-
mos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que el Papa Benedicto XVI y sus presbí-
teros, que en estos días han recordado el
inicio de su ministerio y han renovado sus
promesas, vivan plenamente conformes a
Jesús y sean siempre fieles a lo que en su
ordenación prometieron, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que el Señor, que se entregó a la muerte
para reunir a los hijos de Dios que estaban
dispersos, inspire sentimientos de conversión
a los que por el pecado o por la indiferencia
se han alejado de la Iglesia, roguemos al Se-
ñor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que los enfer-
mos, al ser ungidos con el óleo de la salva-
ción, experimenten la protección del Señor y
sientan mejora en su enfermedad y alivio en
sus dolores,
roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que el Señor, que con su humillación nos
exalta, con su entrega nos merece el perdón,
con su sangre nos purifica y con su cuerpo
nos alimenta, ilumine también nuestras men-
tes para que comprendamos y amemos los
misterios que hoy conmemoramos, roguemos
al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Celebrante: Señor Jesucristo, ya que, mientras vivimos
aún en este mundo, nos invitas a participar en
la mesa que es imagen del banquete eterno,
escucha nuestra oración y haz que los que
ahora
nos reunimos para celebrar el sacramento de
tu triunfo podamos ser también tus comensa-
les en el banquete de la Pascua eterna. Tú,
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CUARTA PARTE
Liturgia Eucarística
45. El sacerdote va al altar y comienza la Liturgia Eucarística en la forma acostumbra-da. 46. Es conveniente que el pan y el vino sean presentados por los neófitos, si los hay.
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Oración después de la Comunión
Oremos:
Infúndenos, Señor, tu espíritu de caridad,
para que vivamos siempre unidos en tu
amor los que hemos participado en este
sacramento de la muerte y resurrección de
Jesucristo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas Acepta, Señor, los dones que te presentamos y
concédenos que el memorial de la muerte y
resurrección de Jesucristo, que estamos cele-
brando, nos obtenga la fuerza para llegar a la
vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
El misterio pascual
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro de-
ber y salvación glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca en esta noche en que Cris-
to, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero que quitó el
pecado del mundo; muriendo destruyó
nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo
entero se desborda de alegría, y también los
coros celestiales, los ángeles y los arcángeles,
cantan sin cesar
el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de Comunión Cristo, nuestro Cordero pascual, ha sido inmo-
lado. Así, pues, celebremos la Pascua con una
vida de rectitud y santidad. Aleluya.
Sábado de Gloria
“Las misiones
no son el
'Ministerio de
la Opción' para
unos cuantos
cristianos hi-
peractivos en la
iglesia; las mi-
siones son el
propósito de la
Iglesia.”
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Fecha:
Objetivo:
¿Qué?
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Con qué? ¿Dónde? ¿Quién?
¿Qué tal?
Observaciones
Plan B
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Antífona de Entrada El Señor ha resucitado. Aleluya. A Él la
gloria y el poder por toda la eternidad,
aleluya.
Primera Lectura
Hemos comido y bebido con
Cristo resucitado
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles 10, 34a.37-43
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y
dijo:
«Ya saben ustedes lo sucedido en el país
de los judíos, comenzando por Galilea,
cuando Juan predicaba el bautismo. Me
refiero a Jesús de Nazaret, ungido por
Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que
pasó haciendo el bien y sanando a los opri-
midos por el diablo; porque Dios estaba
con Él.
Nosotros somos testigos de todo lo que
hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron
colgándolo de la cruz. Pero Dios lo resuci-
tó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo
el pueblo sino a los testigos que Él había
escogido: a nosotros, que hemos comido y
bebido con Él después de que resucitó de
entre los muertos.
Él nos mandó predicar al pueblo, dando
solemne testimonio de que Dios lo ha
constituido juez de vivos y muertos.
El testimonio de los profetas es unánime:
que cuantos creen
en Él reciben, por su medio, el perdón de
los pecados».
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial 117
Este es el día del triunfo del Señor, alelu-
ya.
Te damos gracias, Señor, porque eres
bueno, porque tu misericordia es eterna.
Diga la casa de Israel: Su misericordia es
eterna.
Este es el día del triunfo del Señor, aleluya.
La diestra del Señor es poderosa, la dies-
tra del Señor es nuestro orgullo. No mori-
ré, continuaré viviendo para contar las
hazañas del Señor.
Este es el día del triunfo del Señor, aleluya.
La piedra que desecharon los constructo-
res, es ahora la piedra angular. Esto es
obra de la mano del Señor, es un milagro
patente.
Este es el día del triunfo del Señor, aleluya.
L I T U R G I A C I C L O B
Domingo de Resurrección
Oración Colecta Oremos:
Dios nuestro, que por medio de tu Hijo
venciste a la muerte y nos has abierto las
puertas de la vida eterna; concede a quie-
nes celebramos hoy la Pascua de Resu-
rrección, resucitar también a una nueva
vida, renovados por la gracia del Espíritu
Santo.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
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Segunda Lectura
Busquen los bienes del cielo, donde está Cris-
to
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Colosenses 3, 1-4 Hermanos:
Puesto que han resucitado con Cristo, bus-
quen los bienes de allá arriba, donde está
Cristo,
sentado a la derecha de Dios.
Aspiren a los bienes del cielo, no a los de la
tierra. Porque han muerto, y su vida está con
Cristo,
escondida en Dios. Cuando se manifieste Cris-
to, vida nuestra, entonces también ustedes se
manifestarán juntamente con Él, en gloria.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Secuencia (Sólo el día de hoy es obligatoria; durante la Octava es opcional). Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza,
a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a
Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla y,
muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino, María, en la maña-
na? «A mi Señor glorioso, la tumba abandona-
da, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!»
Vengan a Galilea, allí el Señor aguarda; allí
verán los suyos la gloria de la Pascua.
Primicia de los
muertos, sabe-
mos por tu gracia que estás resucitado; la
muerte en Ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana
y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
Amén. Aleluya.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Ha sido inmolada nuestra Víctima pascual:
Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua.
Aleluya, aleluya.
Evangelio
El debía resucitar de entre los muertos
† Lectura del santo Evangelio se-
gún san Juan 20, 1-9
Gloria a Ti, Señor.
El primer día de la semana, María Magdalena
fue al sepulcro al amanecer, cuando estaba
todavía oscuro,
y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó
a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el
otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no
sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del
sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro
discípulo corría más que Pedro; se adelantó y
llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio
las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó
también Simón Pedro detrás de él y entró en
el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el
Domingo de Resurrección
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P Á G I N A 1 5 0
sudario que había estado sobre la cabeza de
Jesús, no con las vendas por el suelo, sino
doblado en un sitio aparte. Entonces entró
también el otro discípulo, el que había llegado
primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido las
Escrituras: que Jesús había de resucitar de
entre los muertos.
Palabra del Señor.
Gloria a Ti, Señor Jesús.
Se dice «Credo».
Oración de los Fieles Celebrante: Llenos de gozo por la santa resurrección del
Señor, purificados nuestros sentimientos y
renovado nuestro espíritu, supliquemos con
insistencia al Señor, diciendo:
Rey vencedor, escúchanos.
(Respondemos: Rey vencedor, escúchanos.) A Cristo que, con su gloriosa resurrección ha
vencido la muerte y ha destruido el pecado:
pidámosle que todos los cristianos sean siem-
pre fieles a las promesas del bautismo que
renovaron en la noche santa de Pascua, ro-
guemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.
A Cristo que, con su santa resurrección ha
hecho renacer a los nuevos hijos de la Iglesia,
engendrándolos por el agua y el Espíritu San-
to: pidámosle que afirme en ellos los dones
que les ha concedido en esta Pascua, rogue-
mos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.
A Cristo que, con su gloriosa resurrección ha
abierto las puertas de su reino a los que ge-
mían en el abismo y ha otorgado la vida al
humano mortal: pidámosle por todos los que
sufren, roguemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.
A Cristo que, con su gloriosa resurrección
anunció la alegría a las mujeres, y por medio
de las mujeres a los apóstoles, y por medio de
los apóstoles al mundo entero: pidámosle por
los que nos hemos reunido para celebrar su
triunfo, roguemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.
Celebrante: Señor Jesucristo, que en el cielo eres glorifi-
cado por los ángeles y los santos, y en la tie-
rra eres enaltecido y adorado por tu Iglesia;
dígnate compadecerte de este pueblo que
tiene puesta toda su esperanza en tu resu-
rrección.
Tú, que vives y reinas, inmortal y glorioso, por
los siglos de los siglos.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas Regocijados con la alegría de la Pascua te
ofrecemos, Señor, esta eucaristía, mediante la
cual tu Iglesia se renueva y alimenta de un
modo admirable.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
El misterio Pascual
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
Domingo de Resurrección
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P Á G I N A 1 5 1
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glo-
rificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este día en que
Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque Él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra
muerte, y resucitando restauró la vida.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros
celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sincesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Cristo, nuestro Cordero Pascual, ha sido inmolado: celebremos, pues, la Pascua con una vida
de rectitud y santidad. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Señor, protege siempre a tu Iglesia con amor paternal, para que, renovada ya por los
sacramentos pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Domingo de Resurrección
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“Hemos de fun-
damentar nuestro
compromiso mi-
sionero y toda
nuestra vida en la
roca de la Pala-
bra de Dios” Palabras del Papa
Benedicto XVI. Do-
cumento de Apare-cida
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P Á G I N A 1 5 2
Oración para los hogares
Bendición de María Auxiliadora
S. Nuestro Auxilio es el Nombre del Señor.
R/ Que hizo el cielo y la tierra.
T/ Dios te Salve María…
P/ Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de
Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en
nuestras necesidades;
antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh, Vir-
gen gloriosa y bendita.
S. María Auxilio de los cristianos.
R/ Ruega por nosotros.
S/ Señor escucha nuestra oración.
R/ y llegue a ti nuestro clamor.
S/ El Señor esté con ustedes.
R/ y con tu espíritu.
P/ Oremos:
Dios Todopoderoso y eterno,
que, con la ayuda del Espíritu Santo,
preparaste el Cuerpo y el alma de María,
la Virgen Madre, para ser digna morada de tu Hijo;
al recordarla con alegría, líbranos, por su interce-
sión,
de los males presentes y de la muerte eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/ Amén.
Bendición de la Familia
Bendito seas, Dios, Padre nuestro, por esta casa, destinada por tu bondad a que viva en ella
esta familia. Haz que sus habitantes reciban los dones de tu Espíritu y que el don de tu bendi-
ción se haga presente en ellos por su caridad, de manera que todos los que frecuenten esta
casa encuentren siempre en ella aquel amor y aquella paz que sólo tú puedes dar. Por Jesu-
cristo nuestro Señor.
R. Amén.
M A N U A L M I S I O N E R O
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Por la sanación de un enfermo
Señor, Tú eres el buen pastor y Tú
has dicho: «vengan a mí todos los
que están cansados y cargados y Yo
los aliviaré».
Te presentamos este enfermo(a). Bendícelo,
pon tu mano de buen pastor sobre él (ella) y por los
méritos de tu pasión, si es tu santa voluntad, sánalo
(a) de su enfermedad. Sabemos, Jesús, que Tú pue-
des hacerlo, y te lo pedimos con fe. No mires nues-
tros pecados, sino la fe de tu Iglesia.
Si no es tu voluntad darle la salud de su
cuerpo para purificar y fortalecer su espíritu, te
pedimos que le des consuelo y fortaleza para que
nunca se desespere, y sepa ofrecer sus sufrimien-
tos, uniéndolos a tus sufrimientos en la Cruz.
Te decimos gracias por todo lo que estás
haciendo ahora por él (ella) y por nosotros. Y toda
esta oración te la presentamos por intercesión de
nuestra Madre la Virgen Santísima; y te damos
gracias por lo que Tú vas a seguir haciendo en su
vida y la nuestra. Amén.
Bendición de un enfermo
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y
eterno, que con tu bendición levantas y fortaleces
nuestra frágil condición, mira con bondad a este
servidor tuyo N.; aparta de él la enfermedad y de-
vuélvele la salud, para que, agradecido, bendiga tu
Santo Nombre. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Por un niño enfermo
Señor, Dios nuestro, cuyo Hijo Jesucristo
recibió con afecto a los niños y los bendijo, extiende
benigno tu mano protectora sobre este servidor
tuyo, enfermo en su temprana edad; así, recobra-
das sus fuerzas, y devuelto en perfecta salud a tu
Santa Iglesia y a sus padres, pueda darte gracias
de corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Por un enfermo en peligro grave
Señor Jesucristo, Redentor de los hombres,
que en tu pasión quisiste soportar nuestros sufri-
mientos y dolores, te pedimos por este hermano
nuestro, que está enfermo. Tú que lo has redimido,
aviva en él la esperanza de su salvación y conforta
su cuerpo y su alma. Tu que vives y reinas por los
siglos de los siglos.
Amén.
Por un enfermo agonizante
Padre Misericordioso, compadécete de tu
hijo/a que se debate en agonía; te pedimos que
ayudado por la oración de
nuestra fe se vea aliviado
en su cuerpo y en su alma, y
sienta la fortaleza de tu
Gracia. Por Jesucristo, tu
Hijo, que venció a la muerte
y nos abrió las puertas de la
vida y contigo vive y reina
por los siglos de los siglos.
Amén.
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Bendición final
Quédate con nosotros, Señor Jesús. Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus dudas, sostenlas en sus
dificultades, consuélalas en sus sufrimientos y en la fatiga de cada día. Tú que eres la Vida, quédate en nues-
tros hogares, para que sigan siendo nidos donde nazca la vida humana abundante y generosamente, donde se
acoja, se ame, y se respete la vida desde su concepción hasta su término natural.
Quédate, Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes, que son la esperanza y la riqueza de nuestro
Continente, protégelos de tantas insidias que atentan contra su inocencia y contra sus legítimas esperanzas.
¡Oh buen Pastor, quédate con nuestros ancianos y con nuestros enfermos.
¡Fortalece a todos en su fe para que sean tus discípulos y misioneros!
Amén”.
Bendición a una mujer embarazada
(Antes del parto) Señor Dios, creador del género humano, cuyo Hijo, por obra del Espíritu Santo,
quiso nacer de la Virgen María, para redimir y salvar a los hombres, librándolos de la deu-
da del antiguo pecado, atiende los deseos de esta hija tuya, que te suplica por el hijo que
espera, y concédele un parto feliz; que su hijo se agregue a la comunidad de los fieles, te sirva en todo y
alcance finalmente la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
(Después del parto) Oh Dios autor y protector de la vida humana que has concedido a esta hija tuya el gozo de la mater-
nidad, dígnate aceptar nuestra alabanza y escucha con bondad lo que te pedimos: bendice y santifica a esta
madre y a su hijo/a para que los guardes de todo mal, los acompañes siempre en el camino de esta vida y
que, a su tiempo los acojas en la felicidad de tu reino. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Bendición a un niño recién nacido
Señor nuestro Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que engendrado antes de todos los siglos, en el tiempo
quisiste ser niño y amas la inocencia propia de la infancia; Tú, Señor, que abrazabas con amor a los niños
que te presentaban, y los bendecías, cuida a este niño con tierna bendición y no permitas que la malicia
pervierta su corazón. Concédele, Señor, que, creciendo en edad, sabiduría y gracia, siempre te agrade. Tú,
que siendo Dios vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los
siglos.
Amén.
Bendición a un anciano
Dios omnipotente y eterno, en quien vivimos, nos movemos y existimos, te damos gracias y te ben-
decimos por que has dado a este servidor tuyo largos años de vida, junto con la perseverancia en la fe y en
las buenas obras; concédeles ahora, Señor, que, confortado por el afecto de los hermanos, esté alegre en
la salud, no se deprima en la enfermedad, y, reanimado con tu bendición, emplee en tu alabanza el tiempo
de su ancianidad. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
L a bendición de Dios Todopoderoso, que a nadie abandona y que aún en la vejez y las canas guarda a
sus hijos con solicitud de Padre, descienda sobre ti.
Amén.
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P Á G I N A 1 5 5
En el siguiente apartado, titulado Vida de Piedad, encon-
trarás expresiones de la fe católica que permiten profun-
dizar en los misterios que contemplamos dentro de la
Semana Santa y en la vivencia de nuestra religiosidad.
Nuestra Iglesia venera la figura de María como
madre nuestra y una expresión de este amor es el rezo
del Santo Rosario.
Pio V, dominico (1566) fue quien ilustró y definió la forma
tradicional de rezar el rosario hoy, al respecto señaló
“Con este modo de orar, encendidos con sus meditacio-
nes e inflamados con sus plegarias, los hombres se vol-
vían otros, las herejías se disipaban y brillaba la luz de la
fe católica”,
Benedicto XV (1912), estaba profundamente con-
vencido “de que es una de las más sublimes flores de la
piedad cristiana, uno de los más fecundos manantiales de gracias divinas”. Y Juan Pablo II en una homi-
lía pronunciada el 2 de octubre de 1983 en la Plaza de San Pedro decía: “Se cumple este año el primer
centenario de la Encíclica del Papa León XIII ‘Supremi apostolatus’, con la que este gran Pontífice decre-
tó la dedicación especial del mes de octubre al culto de la Virgen del Rosario. Subrayaba él con fuerza
en este documento, la eficacia extraordinaria de esta oración rezada con alma pura y devoción, para
obtener del Padre celestial, en Cristo y por intercesión de la Madre de Dios, protección contra los males
más graves que puedan amenazar a la cristiandad y a la misma humanidad, y conseguir así los supre-
mos bienes de la justicia y la paz entre los individuos y entre los
pueblos. Con este gesto histórico, León XIII no hacía otra cosa sino
sumarse a los numerosos Pontífices que le habían precedido y deja-
ba una consigna a quienes le iban a seguir en el fomento de la prác-
tica del Rosario. Por ello, también yo quiero deciros a todos: haced
que el Rosario sea ‘dulce cadena que os una a Dios’ por medio de
María. Rezad todos juntos a la Madre de Dios”.
El Rosario es un espacio de diálogo con Dios, de encuentro
con la comunidad orante, de confiar al cuidado de María nuestra
misión; al respecto San Juan Bosco nos señala “Confíen en María
auxiliadora y verán lo que son milagros”.
Oremos a María
Vida de Piedad
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P Á G I N A 1 5 6
¿Cómo rezar el rosario Es menos complicado de lo que parece y son extraordinarios los frutos de estas rosas que
ofrendamos a María a continuación te presentamos 14 pasos para que realices esta oración:
1. Hacer el signo de la cruz y rezar el acto de contrición.
2. Anunciar el primer misterio.
3. Rezar el Padrenuestro; 10 Avemarías; Gloria y Jaculatoria.
4. Anunciar el segundo misterio.
5.Rezar el Padrenuestro; 10 Avemarías; Gloria y Jaculatoria.
6. Anunciar el tercer misterio. Rezar el Padrenuestro.
7. Rezar el Padrenuestro; 10 Avemarías; Gloria y Jaculatoria.
8. Anunciar el cuarto misterio.
9.Rezar el Padrenuestro; 10 Avemarías; Gloria y Jaculatoria.
10. Anunciar el quinto misterio.
11. Rezar el Padrenuestro; 10 Avemarías; Gloria y Jaculatoria.
12. Rezar Padrenuestro.
13. Jaculatorias a la Virgen Purísima con las Avemaría.
14. Gloria.
15. Rezar la Salve.
16. Rezar las Letanías y oración final.
Señal de la cruz (Paso 1)
+Por la señal de la Santa Cruz, +de nuestros enemigos +líbranos, Señor, Dios nuestro.
+En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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Acto de contrición (Paso 1)
Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados, que he cometido hasta
hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un Dios tan bueno. Propongo fir-
memente no volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia, me has de conceder
el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.
Padre Nuestro (Para el paso 3, 5, 7, 9, 11, 12)
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu
voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos
del mal. Amén.
Ave María (Para el paso 3, 5, 7, 9, 11, 13)
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y
bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, aho-
ra y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria (Para el paso 3, 5, 7, 9, 11, 14)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Jaculatoria de los Misterios (Para el paso 3, 5, 7, 9, 11)
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, / En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora
Alabanzas y gracias sean dadas en todo momento / al Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar
Bendita sea por siempre la santa, inmaculada concepción / de la bienaventurada, siempre Virgen, María,
madre Dios y madre nuestra
¡Oh! Buen Jesús, perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al Cielo a todas las
almas, Especialmente más necesitadas de tu misericordia. (Oración de Fátima).
Jaculatoria a la Virgen Purísima
(Paso 13)
Virgen purísima y castísima antes
del parto haznos puros, mansos,
humildes y castos / en pensamien-
tos, palabras y obras (Avemaría)
Virgen purísima y castísima en el
parto haznos puros, mansos, humil-
des y castos / en pensamientos,
palabras y obras (Avemaría)
Virgen purísima y castísima después
del parto haznos puros, mansos,
humildes y castos / en pensamien-
tos, palabras y obras (Avemaría)
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Letanías (Paso 16)
Señor, ten piedad / Señor, ten
piedad
Cristo, ten piedad /Cristo, ten
piedad
Señor, ten piedad. / Señor, ten
piedad
Cristo, óyenos. / Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos. / Cristo,
escúchanos
Dios, Padre celestial, / Ten pie-
dad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María, / Ruega por noso-
tros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado ori-
ginal,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo, / Perdóna-
nos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo, / Escúchanos,
Señor.
Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo, / Ten miseri-
cordia de nosotros.
Salve (Paso 15)
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te sal-
ve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este
valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos mise-
ricordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén
Oración Final. (Paso 16)
Dios, Padre Bueno, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste a
la Virgen María para que fuese digna morada de tu Hijo; concédenos que, a
quienes celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa interce-
sión, participar del misterio de la Pasión salvadora de su Hijo, el que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
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MISTERIOS GOZOSOS
(lunes y sábado) 1. La Encarnación del Hijo de Dios.
2. La Visitación de Nuestra Señora
a Santa Isabel.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios.
4. La Purificación de la Virgen Santísi-
ma.
5. La Pérdida del Niño Jesús y su ha-
llazgo en el templo.
MISTERIOS DOLOROSOS (martes y viernes)
1. La Oración de Nuestro Señor en
el Huerto.
2. La Flagelación del Señor.
3. La Coronación de espinas.
4. El Camino del Monte Calvario.
5. La Crucifixión y Muerte de Nues-
tro Señor.
MISTERIOS GLORIOSOS
(miércoles y domingo) 1. La Resurrección del Señor.
2. La Ascensión del Señor.
3. La Venida del Espíritu Santo.
4. La Asunción de Nuestra Señora
a los Cielos.
5. La Coronación de la
Santísima Virgen.. MISTERIOS LUMINOSOS
(jueves) 1. El Bautismo de Jesús en el Jor-
dán.
2. La Autorrevelación de Jesús en
las bodas de Caná.
3. El anuncio del Reino de Dios invi-
tando a la conversión.
4. La Transfiguración.
5. La institución de la Eucaristía.
(Paso 2, 4, 6, 8 y 10 )
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Vía crucis
El Vía crucis es una devoción centrada en los Misterios dolorosos de Cristo, que se meditan y con-
templan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio al Calvario, representan los
episodios más notables de la Pasión.
La difusión del ejercicio del Vía crucis ha estado muy vinculada a la Orden franciscana. Pero no fue
San Francisco quien lo instituyó tal como lo conocemos, si bien el Pobrecillo de Asís acentuó y desa-
rrolló grandemente la devoción a la humanidad de Cristo y en particular a los misterios de Belén y
del Calvario, que culminaron en su experiencia mística en la estigmatización del Alverna; más aún,
San Francisco compuso un Oficio de la Pasión de marcado carácter bíblico, que es como un «vía
crucis franciscano», y que rezaba a diario, enmarcando cada hora en una antífona dedicada a la
Virgen. En todo caso, fue la Orden francisana la que, fiel al espíritu de su fundador, propagó esta
devoción, tarea en la que destacó especialmente San Leonardo de Porto Maurizio.
El Vía crucis consta de 14 estaciones, cada una de las cuales se fija en un paso o episodio de la Pa-
sión del Señor. A veces se añade una decimoquinta, dedicada a la resurrección de Cristo. En la prác-
tica de este ejercicio piadoso, las estaciones tienen un núcleo central, expresado en un pasaje del
Evangelio o tomado de la devota tradición cristiana, que propone a la meditación y contemplación
uno de los momentos importantes de la Pasión de Jesús. Puede seguirle la exposición del aconteci-
miento propuesto o la predicación sobre el mismo, así como la meditación silenciosa. Ese núcleo
central suele ir precedido y seguido de diversas preces y oraciones, según las costumbres y tradi-
ciones de las diferentes regiones o comunidades eclesiales. En la práctica comunitaria del Vía cru-
cis, al principio y al final, y mientas se va de una estación a otra, suelen introducirse cantos adecua-
dos.
Aquí ofrecemos opcio-
nes de textos que ayu-
dan a meditar y con-
templar el amor de
Cristo en su camino de
cruz. Los fieles y las
comunidades sabrán
escoger lo que les sea
más útil en sus cir-
cunstancias.
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Viacrucis viviente Para niños
I ESTACIÓN Música instrumental para ambientar.
LOCUTOR: Era poco antes de la fiesta de Pascua. Jesús sabía que la hora de su muerte estaba cerca-
na. Los miembros del senado y los maestros de la Ley buscaban una ocasión para detener a Jesús.
SENADOR 1: Debe morir. Esto no puede seguir así. debe desaparecer.
SENADOR 2: Está blasfemando contra Dios. No tiene para nada en cuenta la Ley. No puede ser que
este Jesús sea un enviado de Dios.
SENADOR 3: Tenemos que detenerle sin llamar la atención. Que no sea en el día de la Fiesta. Eso po-
dría sublevar al pueblo, porque le quieren.
SENADOR 1: Ese pueblo estúpido, que no entiende nada de la Ley, está diciendo que es un gran Profe-
ta.
SENADOR 2: Debemos echar mano de él a escondidas. De noche cuando nadie nos vea.
JUDAS: Yo sé en que lugar va a estar mañana por la noche. En el huerto de Getsemaní, en el monte de
los Olivos. Allí pueden detenerle. Nadie lo verá.
SENADOR 3: ¿Es eso verdad ? ¿Lo sabes con seguridad ?
JUDAS: Lo sé con seguridad. Yo soy su amigo.
SENADOR 1: Tú eres su amigo, ¿y le traicionas? No podemos fiarnos de ti.
JUDAS: Yo era su amigo. Entréguenme el dinero que me han prometido: treinta monedas de plata.
SENADOR 2: Tendrás tu dinero. Gracias.
SENADOR 3: Esta noche indicarás el camino a nuestros esbirros.
JUDAS: Vendré en el momento oportuno. Les indicaré el camino y una señal para que los soldados
puedan reconocer a Jesús.
SENADOR 1: ¿Qué señal les darás?
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JUDAS: Aquél a quien yo bese, ese es.
NIÑO 1: Con un beso entrega Judas a Jesús, su mejor Amigo.
NIÑO 2: El amigo se ha vuelto enemigo.
NIÑO 3: Jesús no se puede fiar de su amigo.
NIÑO 4: Jesús es traicionado vergonzosamente por su amigo.
NIÑOS: Jesús es entregado. Jesús es vendido. Jesús es detenido.
TODOS: Jesús es Vencedor, Jesús es Rey, Jesús es el Señor del mundo.
II ESTACIÓN
LOCUTOR: La noche después de la última cena con sus apóstoles, Jesús fue al huerto de Getsemaní. Allí
llamó a Pedro, Santiago y Juan para que fueran con él. Porque tenía miedo.
JESÚS: (Invita a los apóstoles a acompañarle)
PEDRO: Yo voy contigo, adonde quieras que vayas.
SANTIAGO: Aunque tuviéramos que morir, seguiremos fieles a ti.
JUAN: Puedes fiarte de nosotros. No te dejaremos solo.
NIÑO 1: Jesús tiene miedo. No sólo nosotros tenemos miedo.
NIÑO 2: Jesús tiembla de miedo. Está lleno de angustia.
NIÑO 3: Nadie se puede defender del miedo.
NIÑO 4: Jesús reza en sus momentos de miedo.
III ESTACIÓN
LOCUTOR: Jesús reza: Padre, Padre mío, que suceda lo que tú quieres y como tú quieres Tú lo sabes
todo. Que se haga tu voluntad.
JESÚS: ( Se arrodilla y reza)
PEDRO: Tengo sueño. Estoy muy cansado. Le he dejado solo.
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SANTIAGO: También yo me estoy durmiendo. No se puede fiar de mí.
JUAN: Le hemos abandonado todos. Los verdugos si están despiertos, mientras nosotros dor-
mimos. Jesús sale al encuentro de sus enemigos. Está preparado.
NIÑO 1: Los amigos están dormidos. Los enemigos despiertos.
NIÑO 2: Jesús se quedó, en su miedo, totalmente solo.
NIÑO 3: No, no estaba solo. Rezaba, y Dios estaba con él.
NIÑO 4: La oración le quitó el miedo.
NIÑOS : Jesús está triste. Tiene miedo a la muerte. Y llama a su Padre.
TODOS: Jesús es vencedor, Jesús es Rey, Jesús es el Señor del mundo.
IV ESTACIÓN
LOCUTOR: Jesús es llevado delante del alto Senado. El Senado toma la decisión de entregarle al Gobernador
romano, Pilato. Pilato condena a Jesús a la muerte en cruz..
JESÚS: ( Es llevado delante de los senadores)
NIÑO 1: Jesús es condenado a la muerte más vergonzosa.
NIÑO 2: Debe sufrir la muerte más dolorosa.
NIÑO 3: No se defiende. No se resiste.
NIÑO 4: Calla y reza.
NIÑOS: No ha hecho nada malo. Y a pesar de eso, debe morir.
V ESTACIÓN
LOCUTOR: Cargan sobre los hombros de Jesús la pesado Cruz y es obligada a recorrer el camino del calva-
rio. Se cae varias veces.
JESÚS: (Es cargado de la cruz )
SOLDADO 1: Tú, extranjero, ven aquí. Aquí hay uno que necesita tu fuerza.
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SOLDADO 2: Vamos ayuda a este condenado a llevar su cruz.
SIMÓN: No. Nunca tocaré yo ese madero maldito. Déjenme en paz. vengo de mí trabajo y
quiero ir a casa.
SOLDADO 1: Ya irás más tarde a casa. Vamos, agarra la cruz.
SIMÓN: Ustedes no pueden obligarme a eso.
SOLDADO 2: Claro que podemos. Hazlo de buena gana o emplearemos la fuerza.
SIMÓN: ¿Ayudar de buena gana a un malhechor? No. ¿O es que no es un malhechor? ¿Es qué está sien-
do condenado injustamente, así como me obligan a mí a llevar su cruz?
NIÑOS: Jesús cae al suelo. ¿Quién le ayudará?. ¿Quién tendrá compasión de él?
TODOS: Jesús es vencedor. Jesús es Rey. Jesús es el Señor del mundo.
VI ESTACIÓN
LOCUTOR: A lo largo del camino había unas mujeres. Y lloraban y se quejaban.
JESÚS: (camina cargando la cruz).
MUJER 1: La cara de Jesús apenas si se puede reconocer.
MUJER 2: Le han golpeado y torturado.
MUJER 3: Y eso que sólo ha hecho el bien.
MUJER 4: El ha hecho ver a los ciegos y ha devuelto el habla a los mudos.
MUJER 1: Ha dado de comer a los hambrientos.
MUJER 2: Siempre quería ayudar a todos.
MUJER 3: Por todas partes ha repartido la alegría.
MUJER 4: Y como agradecimiento, le torturan y le matan.
MUJER 1: No puedo hacer nada más que llorar.
MUJER 2: No podré estar alegre nunca más.
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MUJER 3: Yo no entiendo cómo Dios permite esto
MUJER 4: ¿Por qué no le salva Dios?
TODOS: Dios, sálvale.
VII ESTACIÓN
LOCUTOR: Jesús vio como las mujeres lloraban y se lamentaban, y les dijo: No lloren por mí. Lloren por
ustedes mismas, porque vienen días malos para ustedes.
JESÚS: (Se detiene delante de las mujeres).
NIÑOS: En la cruz está la salvación . En la cruz está la ayuda. En la cruz está la vida.
TODOS: Jesús es Vencedor. Jesús es Rey. Jesús es el Señor del mundo.
VIII ESTACIÓN
LOCUTOR: Llevaron a Jesús fuera de la ciudad, a un monte llamado Gólgota. Allí le clavaron al madero
y le levantaron de tierra. Jesús oraba y perdonaba a sus enemigos. Hacia las tres de la tarde gritó con
fuerza: Todo esta cumplido. Y entonces inclinó su cabeza y murió.
JESÚS: (Es crucificado. Se realizan las acciones anunciadas por el locutor. Pausa de silencio).
TODOS: Te damos gracias. Señor Jesucristo, porque has muerto por nosotros.
NIÑO 1: En la cruz Jesús abrió sus brazos.
NIÑO 2: Como si quisiera abrazar a todo el mundo.
NIÑO 3: El ama a los hombres
como ningún otro lo ha hecho.
NIÑO 4: El te ama también a tí.
TODOS: Jesús es Vencedor. Jesús
es Rey. Jesús es el Señor del mun-
do.
Música instrumental para am-
bientar.
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MONITOR Jesús predica la verdad. A los judíos no les gusta porque pone al descu-
bierto su hipocresía. Ellos buscan un motivo para condenarlo a muerte. En
ocasión de la Pascua lo arrestan y lo llevan ante el Gobernador.
PILATO ¿Eres tú el Rey de los judíos?
JESÚS Mi Reino no es de este mundo. Si fuera Rey mis soldados hubieran luchado por
mí. Pero mi Reino no es de aquí.
PILATO Entonces ¿tú eres rey?
JESÚS Tú lo has dicho. Yo soy Rey.
PILATO ¿Qué acusación traen contra este hombre?
SACERDOTE 1 Si no fuera un delincuente no te lo habríamos entregado.
PILATO Pues, júzguenlo según su ley
SACERDOTE 2 Nosotros no podemos dar muerte a nadie
SACERDOTE 1 Ha alborotado al pueblo, prohibiendo pagar el tributo al César.
SACERDOTE 2 Se ha declarado Rey.
SACERDOTE 1 Nuestro único Rey es el César.
Viacrucis viviente I ESTACIÓN: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE.
Pilato dijo a los judíos: '¿Pero cómo he de crucificar a vuestro rey?' respondieron los prínci-pes de los sacerdotes: 'Nosotros no tenemos más rey que el César'. Entonces se los entregó
para que fuera crucificado" (Jn 19, 14-16) Te entregaste, Señor, por nosotros. Por eso mismo, Jesús, aún pretendiendo otras grandezas, me
lancé sin miedo ni temblor para hacer presente tu mensaje en los rincones más alejados de la tierra.
¡Cómo no iba a regalar parte de mis fuerzas y de mis afanes por
aquel que todo lo dio, incluso, hasta su sangre en una cruz!
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PUEBLO ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo.
MONITOR Pilato al darse cuenta que no puede hacer nada, pide agua y se lava las manos
delante del pueblo diciendo:
PILATO Yo no me hago responsable de la sangre de este hombre.
MONITOR Pilato deja entonces en libertad a Barrabás y entrega a Jesús para que lo cru-
cifiquen.
MONITOR Los soldados azotan a Jesús. Para burlarse le ponen una capa de color rojo,
le colocan una corona de espinas y una caña en la mano y le dicen:
SOLDADO ¡Viva el Rey de los judíos!
II ESTACIÓN: JESÚS CARGA CON LA CRUZ
PILATO ¿No escuchas los cargos que se te hacen?, ¿no sabes que tengo el poder para
dejarte libre o para mandarte a crucificar?
MONITOR Pero Jesús calla. En las fiestas de Pascua, el Gobernador tiene la costumbre
de dejar libre a uno de los presos, el que el pueblo quiera. Hay un preso muy
peligroso llamado Barrabás, que ha sido encarcelado por asesinato en una
pelea en Jerusalén.
PILATO Traigan a Barrabás. ¿A quién quieren que libere a Jesús o a Barrabás?
PUEBLO A Barrabás, a Barrabás, a Barrabás...
PILATO ¿Y qué hago con Jesús, llamado el Cristo?
PUEBLO ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo.
PILATO ¿Pero qué mal ha hecho este hombre? Yo no hallo en él nada que merezca la muer-
te.
"Los judíos tomaron a Jesús y cargándole la cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario" (Jn 19,17). Muy pronto, Señor, en propias carnes entendí que, por tu causa, sería perseguido. La incomprensión y la
soledad, las puertas cerradas y la dureza de muchos corazones, me hicieron sentir una cruz a veces
insoportable. Sólo, bajando a lo más hondo de mis entrañas, encontraba la fuerza necesaria para seguir
adelante, incluso con las cruces que, la misión evangelizadora, iba clavando en mi camino. En esa pro-
fundidad de mi ser, siempre te encontré a ti, Señor.
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MONITOR Jesús camina lentamente con la cruz a cuestas, el cuerpo llagado por
los azotes, cubierto de sangre derramada por las punzantes espinas,
camina avanza... Pero no soporta más. Es demasiado, y cae bajo el peso
de la cruz.
III ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
IV ESTACIÓN: JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE
SOLDADO Este sí es un Rey grande...
SOLDADO ¡Viva el Rey!
MONITOR Le pegan con la caña en la cabeza, y se burlan de él.
Han ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba; no aparté la cara ni de los ultrajes ni de las salivas que me echaban" (Is 50,6) El cansancio y la dureza de la aventura hicieron
mella en mí, dueño y Señor. Eran más las necesida-
des que las posibilidades de hacerles frente, los
castillos con los que soñaba que la realidad que me
rodeaba. ¡Era tanto lo que quedaba por hacer! Pero,
aún así Señor, Tú siempre estuviste a mí lado. Madu-
raba y me consolaba en aquella subida hacia el Gólgota donde, por cumplir la voluntad del Padre, Tú,
mi hermano mayor –Jesús amado- pudiste levantarte para seguir y llegar hasta el final.
"Una espada atravesará tu corazón" (Lc 2,35) Vía del calvario, Señor, te diste de frente con aquella que te trajo al mundo: María, Madre. Ella, la
Virgen, siempre está a punto y al amparo, en cada situación –sea dolorosa o de triunfo- de sus hijos.
También yo, amigo y Señor, por donde quiera que irrumpí, me encontré con el rostro de una Madre
que me animaba en la tristeza, consolaba en la desolación y acariciaba en la enfermedad. No me
preguntes por Ella, Señor. Ya sabes quien es y cual es su nombre: María, tu Madre, mi Madre, nuestra
Madre. Nunca tan corto nombre, cinco letras, expresaron tanto amor.
MONITOR
Jesús está fatigado por el cansancio, humillado, su rostro desfigurado... Silencioso avanza
hacia el Calvario como cordero llevado al ma-
tadero. Pero no está solo. Su madre lo
acompaña. María está presente, con el hijo
que sufre, con el hijo condenado, con el hijo
que es reo de muerte... No habla, el silencio es
más elocuente que las palabras. Lo mira lo
acompaña. Jesús va hacia la muerte, y su
madre tiene el alma atravesada por la espada
del dolor. Sin embargo está allí presente.
Esto es lo más importante.
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MONITOR En el camino encuentran a Simón de Cirene. El Cirineo regresaba cansa-
do del campo. Los soldados lo llaman y lo obligan a llevar la cruz de Je-
sús.
V ESTACIÓN: SIMÓN DE CIRENE AYUDA A JESÚS
"Cuando llevaban a Jesús al Calvario, detuvieron a un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para llevarla detrás de Jesús" (Lc 23,26) La pena, cuando se comparte, se divide por dos. Y la cruz, Señor, parece hacerse más llevadera y ver
menos obstáculo, cuando se aguanta con los demás. Recapacité, en muchas ocasiones, cuando Tú, camino
del calvario, te dejaste ayudar por un cirineo. Siendo Tú Dios, ¿dejarte socorrer por un débil? Quiero
agradecerte, Señor, las abundantes manos que enviaste cuando yo más las necesitaba o, incluso, cuando
en el día a día me deje empujar por un cirineo mayor, constante, silencioso, fuerte, valiente, fiel y com-
prensivo: ¿Acaso no serías Tú, Señor?
MONITOR Jesús Sigue caminando. Su rostro está desfigurado. La cara la tiene bañada
en sangre y sudor. Sufre, calla, acepta...Una mujer del pueblo llamada Veróni-
ca se le acerca y con un pañuelo le limpia el rostro lleno de sangre y sudor.
Jesús la premia imprimiendo sus facciones en aquel lienzo.
MONITOR La cruz es pesada, el camino es difícil. Jesús no puede seguir adelante. No
aguanta. Cae a tierra por segunda vez. Los soldados se burlan.
VI ESTACIÓN: LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS
VII ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
"Muchos se horrorizaban al verlo, tan desfigurado estaba su semblante que no tenía ya aspecto de hombre" (Is. 52, 14) Mi fe, sustentada en Ti Señor, me ayudó a entender, que los rostros que sufren, son los cristos que andan
por la tierra y nos hablan al oído. En hospitales y aldeas pude cuidarte, Señor. En los enfermos y tristes,
conseguí besarte, Señor. Y, cuando la prevención y la cobardía me colocaban límites, entonces me decía
para mis adentros: es el mismo Señor¡ Entonces, hoy te lo digo porque lo sigo recordando, cuando mira-
mos a Dios, somos capaces de las mayores hazañas, nunca imaginadas por nosotros, por los demás.
"Eran nuestros sufrimientos los que llevaba, nuestros dolores los que pesaban… Ha sido traspasado por nuestros pecados, desecho por nuestras iniquida-des…"(Is 53, 4-5) Tu cansancio, Señor, justifica los nuestros. Si siendo
Señor , caes, ¿cómo no vamos a desplomarnos aque-
llos de carne y hueso, cuando queremos y no podemos
culminar el final de una promesa o de un ideal? Tam-
bién en mi itinerario en favor de tu Reino pude com-
probar que, el peso de la fatiga, era más fuerte que
los delirios de mis sueños. Pero, al día siguiente, con la oración y con los ojos puestos en Ti, de nuevo la
cruz, la asentaba –no en el hombro- sino en la mano para llevarla y predicarla a todas las gentes.
M A N U A L M I S I O N E R O
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MONITOR Jesús se levanta y reemprende la marcha. Mucha gente lo sigue, entre ella varias
mujeres sencillas y piadosas, que se compadecen de sus sufrimientos, golpeándo-
se el pecho y llorando. Jesús se vuelve hacia ellas y les dice:
JESÚS ¡Hijas de Jerusalén no lloren por mí. Lloren más bien por sus hijos y por ustedes!
VIII ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN
MONITOR
Los pasos de Jesús son inseguros. Ha perdido toda su energía. Se tambalea y cae.
Ha llegado al límite de lo humano. No puede más. Arrastrado, golpeado por los lati-
gazos se le obliga a levantarse. Sus enemigos no estarán satisfechos hasta verlo
colgar de la cruz.
I X E S T AC I Ó N : J E S Ú S C AE P O R T E R C E R A VE Z
"Seguían a Jesús una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se golpeaban el pecho y lloraban por él, pero Jesús volviéndose a ellas, les dijo: 'Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos'" (Lc 23, 27-28) Tú, Señor, hablabas desangrándote y en medio de la mofa. Hoy, lo reconozco y también te confieso que –
en muy parecidos momentos a los tuyos- me sedujiste para no renunciar en mi empeño. Quise hablar y a
veces me callaron; quise proponer y otros más se sonrieron: pretendí gritar a los cuatro vientos que Tú
eras el único Dios verdadero y, encontré oídos sordos y corazones obstinados. ¿Te digo una cosa, Se-
ñor? Nunca me arrepentí de hacerlo en tu nombre. Hoy, contemplándote, me siento satisfecho de no
haber guardado silencio para que la semilla germinase en personas que, hoy todavía, siguen bendiciendo
tu nombre.
"Venid a mí todos los que estén cansados y oprimidos y yo los aliviaré. Carguen mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas" (Mt 11, 28-29) Tú lo sabes, Señor, la carrera de la fe no siempre es fácil. Caemos cuando menos lo pensamos y, nos le-
vantamos, cuando nos dejamos auxiliar por tu gracia. Puede más el cansancio de nuestros desvelos que la
capacidad para recuperarnos y empezar de nuevo. ¿Qué haces, Tú Señor, para estando en el suelo levan-
tarte junto con ese leño? Aún recuerdo, en mis coloquios contigo, la respuesta que me diste: en todo cum-
plir la voluntad de mi Padre. Ese es mi mayor secreto para siempre alzarme y continuar adelante.
X E S T AC I Ó N : J E S Ú S E S D E S P O J AD O D E S U S VE S T I D U R AS
"Llegados al lugar llamado Gólgota le dieron a beber a Jesús vino mezclado con hiel, pero él, habiéndolo gustado, no quiso beber. Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos a suerte" (Mt. 27,33) Al hombre le cuesta entender y asumir que, desnudo vino al mundo, y sin nada marchará de él. Ganar el
mundo, fue a primera vista, mi intención más sublime. Despojarme de esas pretensiones me dio la posibili-
dad de conocerte, de amarte y de intentar ganar el mundo, pero de otra manera, ya no para mí, sino para
Ti y tu Gloria. Gracias, Señor. No perdí nada, al contrario, fue mucho lo que conquisté aunque a simple
vista me pareciera poco o nada. ¿De qué le sirve ganar al hombre todo si luego pierde su alma? Gracias,
Señor, porque al despojarme del vestido de la apariencia, me cubriste con el manto de la eternidad.
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MONITOR Cuando llegan al Calvario, antes de clavar a Jesús en la cruz, los soldados le
quitan los vestidos. Se reparten la ropa en cuatro partes iguales, una para cada
soldado. Se apoderan también de su túnica. SOLDADO 1: No la rompamos más, porque es de una sola pieza.
SOLDADO 2: Es muy bonita para echarla a perder.
SOLDADO 3: Vamos a rifarla entre nosotros.
MONITOR Y así hacen. La echan a suerte para que se cumpliera la Escritura: Se repartie-
ron mi ropa y sortearon mi túnica.
XI ESTACIÓN: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
MONITOR: Allí lo crucificaron y luego se sentaron a vigilarlo. Encima de su cabeza había un
letrero que decía: Este es Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos. La gente se burlaba
de él.
PUEBLO 1: Si eres Dios, bájate de la cruz.
PUEBLO 2: A que no te bajas de la cruz.
PUEBLO 3: Muéstranos que eres el Hijo de Dios.
MONITOR Jesús no se ofende y soporta con paciencia.
JESÚS: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
MONITOR: Jesús agobiado por el calor y por toda la sangre que había perdido sintió sed y pidió
de beber, los soldados le acercaron a la boca una esponja mojada en vinagre. Luego
Jesús dijo:
JESÚS: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
MONITOR: Junto a la cruz de Jesús estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer
de Cleofás y María Magdalena. Jesús, viendo a su Madre y junto a ella al discípulo a
quien amaba, dice a su Madre:
JESÚS: Mujer, ahí tienes a tu Hijo.
"Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los dos malhechores, uno a la derecha y el otro a la izquierda" (Lc 23,34) En las decisiones de nuestra existencia luchamos y avanzamos, codo a codo, entre el bien y el mal. En la
encrucijada de mi trabajo misionero tuve, en diversas ocasiones, la oportunidad de sentir de cerca la
maldad y la bondad, la fidelidad y la traición. En múltiples ocasiones fui tratado como malhechor y ladrón
de conciencias. Como extranjero que despertaba recelo y hasta desconfianza. Pero, Tú Señor, hiciste que
en muchos brotase la llama de la fe. Y, en otros, recé para que no tardasen mucho en abrirse al conoci-
miento de Ti. ¡Perdónalos, porque no saben lo que hacen!
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MONITOR: Jesús agobiado por el calor y por toda la sangre que había perdido sintió sed y pidió
de beber, los soldados le acercaron a la boca una esponja mojada en vinagre. Luego
Jesús dijo:
JESÚS: Todo está cumplido.
XII ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ
"Hacia la hora sexta, las tinieblas cubrieron la tierra hasta la hora nona. El sol se eclipsó y el velo del Tem-plo se rasgó en medio. Y Jesús, con fuerte voz dijo: 'Padre en tus manos encomiendo mi espíritu'. Y al decir esto, expiró" (Lc 23, 44-46) Mis ojos se perdieron en el horizonte del mar. Mis manos agarraron tu cruz que nos dio la vida. La luz de
un simple cirio iluminaba la noche más trágica del hombre que no cree y la más esperada del que ansía el
encuentro con el Amado. Allá, en mi Gólgota personal, con el murmullo de las olas del mar y la compañía de
un amigo, cerré los ojos con el firme convencimiento de poder verte cara a cara en el cielo.
MONITOR: Pasaban tres largas horas de lenta agonía. A mediodía se ocultó el sol y todo el país
quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. La cortina del templo se rasgó por la
mitad y Jesús gritó muy fuerte:
JESÚS: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
MONITOR: Y dicho esto, expiró. ( Pausa de silencio ) El centurión al ver lo que pasaba dijo:
CENTURIÓN: Realmente éste era el Hijo de Dios.
XIII ESTACIÓN: JESÚS ES BAJADO DE LA
CRUZ
"“ Un hombre llamado José, el cual era del Consejo, hombre bueno y justo, de Arimatea, ciudad judía, quien esperaba también el reino de Dios, que no había estado de acuerdo en la resolución de ellos, en sus actos, fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. (Lc 23, 50-53) En Belén, las manos de Santa María, te reci-
bieron, Y, en el Gólgota, una vez más, te
acariciaron. Allá te acogieron limpio y niño; en el Calvario, herido, humillado y con un amor maduro, sin
condiciones y radicalmente entregado. También las mías, Jesús, supieron acogerte en cada eucaristía. En
los momentos de amargura y de aparente soledad. También mis manos, Señor, te bajaron del cielo en cada
eucaristía. Alabaron tu nombre en la oración. Te reconocieron en los rostros doloridos que salieron a mi
encuentro.
MONITOR: Un hombre llamado José de Arimatea va a presentarse a Pilato para pedir el
cuerpo de Jesús. Bajaron el cuerpo de Jesús y lo depositaron en manos de María,
su madre.
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XIV ESTACIÓN: JESÚS ES SEPULTADO
Nuestra vida, sin Dios, queda incompleta. Nuestra existencia orientada hacia El, cobra especial y eterno
sentido. Mi cuerpo, cansado y abatido, espera lo que nos trajo el fruto del árbol de tu cruz: la redención.
Gracias, Señor, porque me sedujiste y me llamaste. Gracias, Señor, por cambiar el rumbo de mis intencio-
nes Gracias, Señor, porque siendo débil como fui, me hiciste fuerte al ir contigo. Gracias, Señor, porque en
el silencio, añoro el día en el que podremos gozar, con todos los que creen en Ti, la eterna felicidad en el
cielo. Algunos pensarían que, con mi cuerpo enterrado, también el Evangelio habría acabado. Pero hoy,
Señor, Tú sigues haciendo brotar y fructificar todo lo poco que fui e hice por Ti. Mi gozo fue anunciar tu
vida, pasión, muerte para que el hombre supiera que, por Ti, está llamado a resucitar.
MONITOR: Después lo envuelven en una sábana limpia. José había traído cien libras de mirra
perfumada y áloe. Envuelven el cuerpo en los lienzos perfumados con esta mezcla
de aromas, según la costumbre de enterrar a los judíos. Luego colocan el cuerpo en
un sepulcro nuevo clavado en la roca. Después movieron una gran piedra redonda
para tapar la entrada y se fueron.
XV ESTACIÓN: JESUCRISTO RESUCITA
MONITOR: Pasado el sábado, muy de madrugada, el primer día de la semana, fueron María Mag-
dalena y la otra María a visitar el sepulcro. De repente se produce un gran temblor:
un Ángel del Señor baja del cielo al llegar al sepulcro , hizo rodar la piedra que lo
tapaba y se sentó en ella. Su rostro resplandecía y su vestido era blanco como la
nieve. Los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos. El ángel, diri-
giéndose a las mujeres les dijo:
ÁNGEL: No teman. Yo sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí resucitó. Vayan a decirles
a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos.
ORACIÓN FINAL
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
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Viacrucis MEDITADO En el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Nosotros, cristianos, somos conscientes de que el Vía crucis del Hijo de Dios no fue simple-
mente el camino hacia el lugar del suplicio. Creemos que cada paso del Condenado, cada
gesto o palabra suya, así como lo que vieron e hicieron todos aquellos que tomaron parte en este drama,
nos hablan continuamente. En su pasión y en su muerte, Cristo nos revela también la verdad sobre Dios y
sobre el hombre.
Hoy queremos reflexionar con particular intensidad sobre el contenido de aquellos acontecimientos, para
que nos hablen con renovado vigor a la mente y al corazón, y sean así origen de la gracia de una auténti-
ca participación. Participar significa tener parte. Y ¿qué quiere decir tener parte en la cruz de Cristo?
Quiere decir experimentar en el Espíritu Santo el amor que esconde tras de sí la cruz de Cristo. Quiere
decir reconocer, a la luz de este amor, la propia cruz. Quiere decir cargarla sobre la propia espalda y,
movidos cada vez más por este amor, caminar... Caminar a través de la vida, imitando a Aquel que
«soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono de Dios» (Hb 12,2).
Pausa de silencio
Oremos: Señor Jesucristo, colma nuestros corazones con la luz de tu Espíritu Santo, para que, siguién-
dote en tu último camino, sepamos cuál es el precio de nuestra redención y seamos dignos de participar
en los frutos de tu pasión, muerte y resurrección. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
(Juan Pablo II)
I ESTACIÓN: Jesús es condenado a muerte.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Reo es de muerte», dijeron de Jesús los miembros del Sanedrín, y, como no podían ejecutar a nadie, lo
llevaron de la casa de Caifás al Pretorio. Pilato no encontraba razones para condenar a Jesús, e incluso
trató de liberarlo, pero, ante la presión amenazante del pueblo instigado por sus jefes: «¡Crucifícalo, cru-
cifícalo!», «Si sueltas a ése, no eres amigo del César», pronunció la sentencia que le reclamaban y les
entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado.
San Juan el evangelista nos dice que, pocas horas después, junto a la cruz de Jesús estaba María su ma-
dre. Y hemos de suponer que también estuvo muy cerca de su Hijo a lo largo de todo el Vía crucis.
Cuántos temas para la reflexión nos ofrecen los padecimientos soportados por Jesús desde el Huerto de
los Olivos hasta su condena a muerte: abandono de los suyos, negación de Pedro, flagelación, corona de
espinas, vejaciones y desprecios sin medida. Y todo por amor a nosotros, por nuestra conversión y salva-
ción.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Ma-
dre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
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II ESTACIÓN: Jesús carga con la cruz.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Condenado muerte, Jesús quedó en manos de los soldados del procurador, que lo llevaron
consigo al pretorio y, reunida la tropa, hicieron mofa de él. Llegada la hora, le quitaron el
manto de púrpura con que lo habían vestido para la burla, le pusieron de nuevo sus ropas,
le cargaron la cruz en que había de morir y salieron camino del Calvario para allí crucificarlo.
El peso de la cruz es excesivo para las mermadas fuerzas de Jesús, convertido en espectáculo de la chus-
ma y de sus enemigos. No obstante, se abraza a su patíbulo deseoso de cumplir hasta el final la voluntad
del Padre: que cargando sobre sí el pecado, las debilidades y flaquezas de todos, los redima. Nosotros, a
la vez que contemplamos a Cristo cargado con la cruz, oigamos su voz que nos dice: «Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame».
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Ma-
dre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
III ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Nuestro Salvador, agotadas las fuerzas por la sangre perdida en la flagelación, debilitado por la acerbidad
de los sufrimientos físicos y morales que le infligieron aquella noche, en ayunas y sin haber dormido, ape-
nas pudo dar algunos pasos y pronto cayó bajo el peso de la cruz. Se sucedieron los golpes e imprecacio-
nes de los soldados, las risas y expectación del público. Jesús, con toda la fuerza de su voluntad y a em-
pellones, logró levantarse para seguir su camino.
Isaías había profetizado de Jesús: «Eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que
soportaba. Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros». El peso de la cruz nos hace tomar con-
ciencia del peso de nuestros pecados, infidelidades, ingratitudes..., de cuanto está figurado en ese made-
ro. Por otra parte, Jesús, que nos invita a cargar con nuestra cruz y seguirle, nos enseña aquí que tam-
bién nosotros podemos caer, y que hemos de comprender a los que caen; ninguno debe quedar postrado;
todos hemos de levantarnos con humildad y confianza buscando su ayuda y perdón.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Ma-
dre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
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IV ESTACIÓN: Jesús se encuentra con su madre
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
En su camino hacia el Calvario, Jesús va envuelto por una multitud de soldados, jefes judíos,
pueblo, gentes de buenos sentimientos... También se encuentra allí María, que no aparta la
vista de su Hijo, quien, a su vez, la ha entrevisto en la muchedumbre. Pero llega un momen-
to en que sus miradas se encuentran, la de la Madre que ve al Hijo destrozado, la de Jesús que ve a
María triste y afligida, y en cada uno de ellos el dolor se hace mayor al contemplar el dolor del otro, a la
vez que ambos se sienten consolados y confortados por el amor y la compasión que se transmiten.
Nos es fácil adivinar lo que padecerían Jesús y María pensando en lo que toda buena madre y todo buen
hijo sufrirían en semejantes circunstancias. Esta es sin duda una de las escenas más patéticas del Vía
crucis, porque aquí se añaden, al cúmulo de motivos de dolor ya presentes, la aflicción de los afectos
compartidos de una madre y un hijo. María acompaña a Jesús en su sacrificio y va asumiendo su misión
de corredentora.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima
Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
V ESTACIÓN: Jesús es ayudado por el Cirineo
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Jesús salió del pretorio llevando a cuestas su cruz, camino del Calvario; pero su primera caída puso de
manifiesto el agotamiento del reo. Temerosos los soldados de que la víctima sucumbiese antes de hora,
pensaron en buscarle un sustituto. Entonces el centurión obligó a un tal Simón de Cirene, que venía del
campo y pasaba por allí, a que tomara la cruz sobre sus hombros y la llevara detrás de Jesús. Tal vez
Simón tomó la cruz de mala gana y a la fuerza, pero luego, movido por el ejemplo de Cristo y tocado por
la gracia, la abrazó con resignación y amor y fue para él y sus hijos el origen de su conversión.
El Cireneo ha venido a ser como la imagen viviente de los discípulos de Jesús, que toman su cruz y le
siguen. Además, el ejemplo de Simón nos invita a llevar los unos las cargas de los otros, como enseña
San Pablo. En los que más sufren hemos de ver a Cristo cargado con la cruz que requiere nuestra ayu-
da amorosa y desinteresada.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Madre,
triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
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VI ESTACIÓN: La Verónica limpia el rostro
de Jesús
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Dice el profeta Isaías: «No tenía apariencia ni
presencia; lo vimos y no tenía aspecto que pudié-
semos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de
dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no lo tuvimos en
cuenta». Es la descripción profética de la figura de Jesús camino del Calvario, con el rostro desfigurado
por el sufrimiento, la sangre, los salivazos, el polvo, el sudor... Entonces, una mujer del pueblo, Verónica
de nombre, se abrió paso entre la muchedumbre llevando un lienzo con el que limpió piadosamente el
rostro de Jesús. El Señor, como respuesta de gratitud, le dejó grabada en él su Santa Faz.
Una letrilla tradicional de esta sexta estación nos dice: «Imita la compasión / de Verónica y su manto /
si de Cristo el rostro santo / quieres en tu corazón». Nosotros podemos repetir hoy el gesto de la Veró-
nica en el rostro de Cristo que se nos hace presente en tantos hermanos nuestros que comparten de
diversas maneras la pasión del Señor, quien nos recuerda: «Lo que hagáis con uno de estos, mis peque-
ños, conmigo lo hacéis».
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Ma-
dre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
VII ESTACIÓN: Jesús cae por segunda vez.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Jesús había tomado de nuevo la cruz y con ella a cuestas llegó a la cima de la empinada calle que daba a
una de las puertas de la ciudad. Allí, extenuado, sin fuerzas, cayó por segunda vez bajo el peso de la cruz.
Faltaba poco para llegar al sitio en que tenía que ser crucificado, y Jesús, empeñado en llevar a cabo
hasta la meta los planes de Dios, aún logró reunir fuerzas, levantarse y proseguir su camino.
Nada tiene de extraño que Jesús cayera si se tiene en cuenta cómo había sido castigado desde la noche
anterior, y cómo se encontraba en aquel momento. Pero, al mismo tiempo, este paso nos muestra lo
frágil que es la condición humana, aun cuando la aliente el mejor espíritu, y que no han de desmoralizar-
nos las flaquezas ni las caídas cuando seguimos a Cristo cargados con nuestra cruz. Jesús, por los sue-
los una vez más, no se siente derrotado ni abandona su cometido. Para Él no es tan grave el caer como el
no levantarnos. Y pensemos cuántas son las personas que se sienten derrotadas y sin ánimos para re-
emprender el seguimiento de Cristo, y que la ayuda de una mano amiga podría sacarlas de su postración.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Ma-
dre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
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VII ESTACIÓN: Jesús consuela a las
mujeres de Jerusalén.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bende-
cimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al
mundo.
Dice el evangelista San Lucas que a Jesús, ca-
mino del Calvario, lo seguía una gran multitud del
pueblo; y unas mujeres se dolían y se lamentaban
por Él. Jesús, volviéndose a ellas les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por
vosotras y por vuestros hijos»; añadiéndoles, en figuras, que si la ira de Dios se ensañaba como veían
con el Justo, ya podían pensar cómo lo haría con los culpables.
Mientras muchos espectadores se divierten y lanzan insultos contra Jesús, no faltan algunas mujeres
que, desafiando las leyes que lo prohibían, tienen el valor de llorar y lamentar la suerte del divino Con-
denado. Jesús, sin duda, agradeció los buenos sentimientos de aquellas mujeres, y movido del amor a
las mismas quiso orientar la nobleza de sus corazones hacia lo más necesario y urgente: la conversión
suya y la de sus hijos. Jesús nos enseña a establecer la escala de los valores divinos en nuestra vida y
nos da una lección sobre el santo temor de Dios.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima
Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
IV ESTACIÓN: Jesús ce por tercera vez.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Una vez llegado al Calvario, en la cercanía inmediata del punto en que iba a ser crucificado, Jesús cayó
por tercera vez, exhausto y sin arrestos ya para levantarse. Las condiciones en que venía y la continua
subida lo habían dejado sin aliento. Había mantenido su decisión de secundar los planes de Dios, a los
que servían los planes de los hombres, y así había alcanzado, aunque con un total agotamiento, los pies
del altar en que había de ser inmolado.
Jesús agota sus facultades físicas y psíquicas en el cumplimiento de la voluntad del Padre, hasta llegar
a la meta y desplomarse. Nos enseña que hemos de seguirle con la cruz a cuestas por más caídas que
se produzcan y hasta entregarnos en las manos del Padre vacíos de nosotros mismos y dispuestos a
beber el cáliz que también nosotros hemos de beber. Por otra parte, la escena nos invita a recapacitar
sobre el peso y la gravedad de los pecados, que hundieron a Cristo.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima
Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
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X ESTACIÓN: Jesús es despojado de sus vestiduras.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Ya en el Calvario y antes de crucificar a Jesús, le dieron a beber vino mezclado con mirra;
era una piadosa costumbre de los judíos para amortiguar la sensibilidad del que iba a ser
ajusticiado. Jesús lo probo, como gesto de cortesía, pero no quiso beberlo; prefería mantener la plena
lucidez y conciencia en los momentos supremos de su sacrificio. Por otra parte, los soldados despojaron
a Jesús, sin cuidado ni delicadeza alguna, de sus ropas, incluidas las que estaban pegadas en la carne
viva, y, después de la crucifixión, se las repartieron.
Para Jesús fue sin duda muy doloroso ser así despojado de sus propios vestidos y ver a qué manos iban
a parar. Y especialmente para su Madre, allí presente, hubo de ser en extremo triste verse privada de
aquellas prendas, tal vez labradas por sus manos con maternal solicitud, y que ella habría guardado co-
mo recuerdo del Hijo querido.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Ma-
dre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
XI ESTACIÓN: Jesús es clavado en al cruz.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
«Y lo crucificaron», dicen escuetamente los evangelistas. Había llegado el momento terrible de la crucifi-
xión, y Jesús fue fijado en la cruz con cuatro clavos de hierro que le taladraban las manos y los pies.
Levantaron la cruz en alto y el cuerpo de Cristo quedó entre cielo y tierra, pendiente de los clavos y apo-
yado en un saliente que había a mitad del palo vertical. En la parte superior de este palo, encima de la
cabeza de Jesús, pusieron el título o causa de la condenación: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos».
También crucificaron con él a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
El suplicio de la cruz, además de ser infame, propio de esclavos criminales o de insignes facinerosos, era
extremadamente doloroso, como apenas podemos imaginar. El espectáculo mueve a compasión a cual-
quiera que lo contemple y sea capaz de nobles sentimientos. Pero siempre ha sido difícil entender la locu-
ra de la cruz, necedad para el mundo y salvación para el cristiano. La liturgia canta la paradoja: «¡Dulces
clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza / con un peso tan dulce en su corteza!».
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Ma-
dre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
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XI ESTACIÓN: Jesús muere en la cruz.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Desde la crucifixión hasta la muerte transcurrieron tres largas horas que fueron de mortal
agonía para Jesús y de altísimas enseñanzas para nosotros. Desde el principio, muchos de los
presentes, incluidas las autoridades religiosas, se desataron en ultrajes y escarnios contra el
Crucificado. Poco después ocurrió el episodio del buen ladrón, a quien dijo Jesús: «Hoy estarás conmigo en
el paraíso». San Juan nos refiere otro episodio emocionante por demás: Viendo Jesús a su Madre junto a la
cruz y con ella a Juan, dice a su Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo»; luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu
madre»; y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. Después de esto, nos dice el mismo evange-
lista, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, dijo: «Tengo sed». Tomó el vinagre que le acercaron, y
añadió: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu.
A los motivos de meditación que nos ofrece la contemplación de Cristo agonizante en la cruz, lo que hizo y
dijo, se añaden los que nos brinda la presencia de María, en la que tendrían un eco muy particular los sufri-
mientos y la muerte del hijo de sus entrañas.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Madre,
triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
XII ESTACIÓN: Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su madre.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Para que los cadáveres no quedaran en la cruz al día siguien-
te, que era un sábado muy solemne para los judíos, éstos
rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retira-
ran; los soldados sólo quebraron las piernas de los otros dos,
y a Jesús, que ya había muerto, uno de los soldados le atra-
vesó el costado con una lanza. Después, José de Arimatea y
Nicodemo, discípulos de Jesús, obtenido el permiso de Pilato
y ayudados por sus criados o por otros discípulos del Maes-
tro, se acercaron a la cruz, desclavaron cuidadosa y reveren-
temente los clavos de las manos y los pies y con todo miramiento lo descolgaron. Al pie de la cruz estaba la
Madre, que recibió en sus brazos y puso en su regazo maternal el cuerpo sin vida de su Hijo.
Escena conmovedora, imagen de amor y de dolor, expresión de la piedad y ternura de una Madre que con-
templa, siente y llora las llegas de su Hijo martirizado. Una lanza había atravesado el costado de Cristo, y la
espada que anunciara Simeón acabó de atravesar el alma de la María.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Madre,
triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
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XI ESTACIÓN: Jesús es sepultado.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
José de Arimatea y Nicodemo tomaron luego el cuerpo de Jesús de los brazos de María y lo
envolvieron en una sábana limpia que José había comprado. Cerca de allí tenía José un sepulcro nuevo
que había cavado para sí mismo, y en él enterraron a Jesús. Mientras los varones procedían a la sepultu-
ra de Cristo, las santas mujeres que solían acompañarlo, y sin duda su Madre, estaban sentadas frente al
sepulcro y observaban dónde y cómo quedaba colocado el cuerpo. Después, hicieron rodar una gran pie-
dra hasta la entrada del sepulcro, y regresaron todos a Jerusalén.
Con la sepultura de Jesús el corazón de su Madre quedaba sumido en tinieblas de tristeza y soledad. Pero
en medio de esas tinieblas brillaba la esperanza cierta de que su Hijo resucitaría, como Él mismo había
dicho. En todas las situaciones humanas que se asemejen al paso que ahora contemplamos, la fe en la
resurrección es el consuelo más firme y profundo que podemos tener. Cristo ha convertido en lugar de
mera transición la muerte y el sepulcro, y cuanto simbolizan.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Ma-
dre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
XVI ESTACIÓN: Jesús resucita de entre los muertos.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Pasado el sábado, María Magdalena y otras piadosas mujeres fueron muy de madrugada al sepulcro. Lle-
gadas allí observaron que la piedra había sido removida. Entraron en el sepulcro y no hallaron el cuerpo
del Señor, pero vieron a un ángel que les dijo: «Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado,
no está aquí». Poco después llegaron Pedro y Juan, que comprobaron lo que les habían dicho las mujeres.
Pronto comenzaron las apariciones de Jesús resucitado: la primera, sin duda, a su Madre; luego, a la
Magdalena, a Simón Pedro, a los discípulos de Emaús, al grupo de los apóstoles reunidos, etc., y así du-
rante cuarenta días. Nadie presenció el momento de la resurrección, pero fueron muchos los que, siendo
testigos presenciales de la muerte y sepultura del Señor, después lo vieron y trataron resucitado.
Como enseña San Pablo, la resurrección de Cristo es nuestra resurrección, y si hemos resucitado con
Cristo hemos de vivir según la nueva condición de hijos de Dios que hemos recibido en el bautismo.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su santísima Ma-
dre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén, Jesús.
Oremos: Señor Jesucristo, tú nos has concedido acompañarte, con María tu Madre, en los misterios de
tu pasión, muerte y sepultura, para que te acompañemos también en tu resurrección; concédenos cami-
nar contigo por los nuevos caminos del amor y de la paz que nos has enseñado. Tú que vives y reinas por
los siglos de los siglos. Amén.
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El sermón de las 7 Palabras Esta devoción consiste en reflexionar en las últimas siete frases que pronunció Jesús en la
cruz, antes de su muerte.
1ra Palabra
"Padre: Perdónalos porque no saben lo que hacen". (San Lucas 23, 24)
Jesús nos dejó una gran enseñanza con estas palabras, ya que a pesar de ser Dios, no se ocupó de
probar su inocencia, ya que la verdad siempre prevalece. Nosotros debemos ocuparnos del juicio ante
Dios y no del de los hombres. Jesús no pidió el perdón para Él porque no tenía pecado, lo pidió para
quienes lo acusaron. Nosotros no somos nadie para juzgar. Dios nos ha perdonado grandes pecados,
por lo que nosotros debemos perdonar a los demás. El perdonar ayuda a quitar el odio. El amor debe
ganar al odio. La verdadera prueba del cristiano no consiste en cuánto ama a sus amigos, sino a sus
enemigos. Perdonar a los enemigos es grandeza de alma, perdonar es prueba de amor.
2 da Palabra
"Yo te aseguro: Hoy estarás conmigo en el paraíso". (San Lucas 23,43)
Estas palabras nos enseñan la actitud que debemos tomar ante el dolor y el sufrimiento. La manera
como reaccionemos ante el dolor depende de nuestra filosofía de vida. Dice un poeta que dos prisione-
ros miraron a través de los barrotes de su celda y uno vio lodo y otro vio estrellas. Estas son las acti-
tudes que se encuentran manifestadas en los dos ladrones crucificados al lado de Jesús: uno no le dio
sentido a su dolor y el otro sí lo hizo. Necesitamos espiritualizar el sufrimiento para ser mejores perso-
nas. Jesús en la cruz es una prueba de amor. El ladrón de la derecha, al ver a Jesús en la cruz com-
prende el valor del sufrimiento. El sufrimiento puede hacer un bien a otros y a nuestra alma. Nos acer-
ca a Dios si le damos sentido.
3 era Palabra
"Mujer, ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu Madre". (San Juan 19, 26-27)
La Virgen es proclamada Madre de todos los hombres.
El amor busca aligerar al que sufre y tomar sus dolores. Una madre cuando ama quiere tomar el dolor
de las heridas de sus hijos. Jesús y María nos aman con un amor sin límites. María es Madre de cada
uno de nosotros. En Juan estamos representados cada uno de nosotros. María es el refugio de los pe-
cadores. Ella entiende que somos pecadores.
4 ta Palabra
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (San Marcos 15, 34)
Es una oración, un salmo. Es el hijo que habla con el Padre.
Estas palabras nos hacen pensar en el pecado de los hombres. El pecado es la muerte del alma. La bon-
dad es el constante rechazo al pecado. El pecado es el abandono de Dios por parte del hombre. El hom-
bre rechazó a Dios y Jesús experimentó esto.
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5ta Palabra
"¡Tengo sed!" (San Juan 19, 28
La sed es un signo de vida. Tiene sed de dar vida y por eso muere. Él tenía sed por las al-
mas de los hombres. El Pastor estaba sólo, sin sus ovejas. Durante toda su vida Jesús ha-
bía buscado almas. Los dolores del cuerpo no eran nada en comparación del dolor del al-
ma. Que el hombre despreciara su amor le dolía profundamente en su corazón. Todo hom-
bre necesita ser feliz y no se puede ser feliz sin Dios. La sed de todo hombre es la sed del amor.
6 ta Palabra
"Todo está consumado". (San Juan 19, 30)
Todo tiene sentido: Jesús por amor nos da su vida. Jesús cumplió con la voluntad de su Padre. Su mi-
sión terminaría con su muerte. El plan estaba realizado. Nuestro plan no está aún terminado, porque
todavía no hemos salvado nuestras almas. Todo lo que hagamos debe estar dirigido a este fin. El sufri-
miento, los tropiezos de la vida nos recuerdan que la felicidad completa solo la podremos alcanzar en
el cielo. Aprendemos a morir muriendo a nosotros mismos, a nuestro orgullo, nuestra envidia, nuestra
pereza, miles de veces cada día.
7 ma Palabra
"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". (San Lucas 23, 46)
Jesús muere con serenidad, con paz, su oración es de confianza en Dios. Se abandona en las manos de
su Padre.
Estas palabras nos hacen
pensar que debemos de
cuidar nuestra alma, no
sólo nuestro cuerpo. Jesús
entregó su cuerpo, pero no
su alma. Devolvió su espíri-
tu a su Padre no con grito
de rebelión sino con un
grito triunfante. Nadie nos
puede quitar nuestro espíri-
tu. Es importante recordar
cual es nuestro destino en
al vida para no equivocar-
nos de camino a seguir.
Jesús nunca perdió de vista
su meta a seguir. Sacrificó
todo para alcanzarla. Lo
más importante en la vida
es la salvación de nuestras
almas.
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Pascua Infantil La propuesta de Pascua infantil está planteada en dos momentos, ilumina-
dos cada uno por un objetivo específico, así los misioneros pueden plan-
tear un encuentro con los niños o dos, según como sea el ritmo, la dispo-
nibilidad de tiempo y las condiciones del lugar de misión. La oferta de
actividades es amplia pero, es importante que se adapte a los destinarios
por lo que está abierta la posibilidad de suprimir algunas dinámicas plan-
teadas o de restructurar el orden propuesto si se considera pertinente.
Objetivo General:
Vivir junto a los niños y niñas de la comunidad de misión la contemplación de la Pasión, Muerte y Re-
surrección de Jesús en forma sencilla, amena y didáctica de manera que comprendan el verdadero
sentido del Triduo Pascual.
I Momento Objetivo específico 1: Propiciar que los niños comprendan el verdadero sentido de la Semana Santa.
Estrategia: Enseñando y relatando la Pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Actividad:
1.- Dinámica de integración:
Objetos escondidos: Se esconden diversos objetos. Se distribuyen los niños en grupos. Se les manda
a buscar los objetos escondidos. Gana el equipo que recolecte más objetos. Se sugiere que sean ob-
jetos que se usarán en la escenificación de la pasión: corona de espinas, los clavos, el martillo, el
látigo.
2.– Presentación del Jueves santo:
Jesús, el verdadero amor.
Sentido del día:
El mandato del amor
La Institución de la eucaristía
La Institución del Sacerdocio
Motivación:
Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. “Tomó luego pan, dio gracias, lo partió
y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía”.
Por último se vale de sus amigos para que sean los mensajeros de la Buena Nueva.
¿Qué haremos?: Durante esta jornada, se considerará la dimensión afectiva de los niños partici-
pantes de la pascua, es decir que todas las actividades, técnicas, dinámicas y temas del día deberán
estar encaminadas a la experiencia y crear amistad. Como Don Bosco diría, el cariño Amorevollezza.
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Junto con los niños que sepan leer se hará la siguiente lectura:
EL AMOR DE DIOS
Ángel José Roncalli tiene 11 años; pertenece a una familia de campesinos
humildes. Ha contado que quiere ser “cura” pero, sus padres no pueden
pagar sus estudios. El está triste, su tío le pregunta:
Tío: ¿Por qué quieres ser cura?
Ángel: Es... como cuando alguien te llama; y... yo he dicho «sí».
Tío: Yo pagaré tus estudios.
Ángel logró estudiar y fue sacerdote, obispo y cardenal; pero sobre todo fue una persona que
amaba mucho a Dios y a los pobres. Oraba constantemente para hacer siempre la voluntad de Dios.
Fue elegido Papa con el nombre de Juan XXIII; le llamaban El Papa Bueno.
Ahora se les dará a los niños una hoja y un lápiz para que respondan a las siguientes preguntas:
1.- ¿Qué profesión te gustaría tener al ser grande?
2.– ¿Por qué te gustaría ser eso?
Trabajo individual
Ahora les proponemos que cierren los ojos y se imaginen en el futuro: cómo se ven, con quién, qué
hacen en su vida y se les pide que se dibujen en una profesión específica. Procuremos que se dibujen
en circunstancias de solidaridad, amor, paz.
Reflexión:
Se incentivará a los niños que quieran que expliquen su dibujo, luego en un papelógrafo o en un muro
dibujaremos una circunferencia y colocaremos todos los dibujos dentro y diremos que es el mundo
mejor que queremos construir hoy. En este camino de construcción del mundo es necesario que
vayamos cuidando nuestro corazón para dar buenos frutos:
Dinámica: Los corazones:
Está claro que dependiendo de cómo sea el corazón de una persona, será la calidad de las relaciones
que mantenga con sus semejantes. Vamos ahora a profundizar en esto, y a reflexionar sobre el com-
plejo mundo de las relaciones humanas, vistas desde dentro. Quizá esto nos ayude a comprender
mejor, y hacer frente de forma más evangélica, a los conflictos que surgen en la convivencia humana.
Para esta dinámica se entregará a cada niño una fotocopia de la siguiente actividad:
M A N U A L M I S I O N E R O
P Á G I N A 1 8 6
Describe brevemente el tipo de persona a la que crees que correspon-
de cada uno de los corazones. (Cualquier interpretación será buena).
¿Consideras que falta algún tipo de corazón? Dibújalo y di a qué tipo de
personalidad corresponde.
Identifica los corazones que favorecen y construyen la convivencia
humana sanando lo que otros hacen enfermar.
Identifica qué corazones son víctimas del egoísmo y la maldad humana
y di de qué manera se les podría ayudar o rescatar.
Elegir el corazón que sientes que tienes.
Elegir el corazón que te gustaría llegar a tener.
M A N U A L M I S I O N E R O
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M A N U A L M I S I O N E R O
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El trabajo anterior se comparte en plenaria de manera espontánea y
pasamos a presentar la celebración de la última cena a través del si-
guiente juego:
Vamos a cenar con el Señor
Bases:
Los jugadores serán repartidos en 3 ó 4 equipos con la misma canti-
dad de personas cada uno. Cada equipo construye la ficha que lo identifi-
cará para recorrer el tablero. La ficha debe tener la motivación de algo que se pueda llevar a
una cena: frutas, carne, jugo, etc.
Todas las fichas están en la casilla de SALIDA.
Tira el dado una vez cada equipo.
Según la cara del dado que salga, avanzarán el número de casillas.
Si la ficha entra en “SABAT”, descansa una jornada: es decir pierden un turno para lanzar, deben
esperar que los demás grupos lancen otro turno.
En PUERTA CERRADA regresan a la salida.
En “SHALÓM” que quiere decir paz, repiten el lanzamiento.
En “SILOÉ” (el enviado) tienen que decir una frase de Jesús, si no saben, vuelven a la salida.
En “AIRE” (alégrate) el equipo tiene que cantar una canción a Jesús.
En “DABAR” (palabra) tienen que decir una cualidad positiva de su equipo.
Si cae en “POZO DE BARRO” permanece, hasta que llega otra ficha de distinto equipo; luego salen
y siguen juntos.
Cuando coinciden dos fichas en una casilla, caminan juntos, sin detenerse en las pruebas u obs-
táculos hasta la META.
Gana el equipo que consigue llegar antes a la META
Jaire Siloé Aire Shalóm Siloé
Shalóm
Pozo
de barro
Dabar Sabat Aire
Pozo de
barro
Dabart Sabat
Jaire
Puerta cerrada
Dabart
Puerta cerrada
Salid
a resurrecció
n
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3. Viernes Santo: Jesús, el amigo que da su vida por mi
Sentido del día:
La lectura de la pasión: Es el centro de la celebración de este día, el mis-
mo que haremos memoria en esta tarde con el Vía Crucis .
La adoración de la cruz: La comunidad cristiana expresa sus sentimien-
tos al contemplar y adorar la cruz como principio de la Pascua
La oración universal: En la que el pueblo va ejercitando su oficio sacer-
dotal, ruega por todos los seres humanos.
¿Qué haremos?
Durante este día se considerará el pensamiento crítico de los niños, por ende todas las técnicas,
dinámicas y temas que se utilicen deberán promoverlo. Como Don Bosco diría la razón.
Le entregaremos a los niños la siguiente sopa de letras para que hallen 13 palabras, se les puede
indicar cuáles son las palabras o simplemente decirles la cantidad de palabras que hay que hallar :
Responde:
¿Cuál es la palabra que mas te impresionó?
¿Qué es lo estaríamos dispuestos hacer por un amigo?
¿Cuál fue la actitud de Jesús ante la adversidad?
Reflexión: Jesús es nuestro amigo y fue muy valiente y generoso al dar la vida por nosotros, por lo
cual haremos un compromiso para que nuestro amigo no sufra más cada vez que nos portamos mal.
Comprometámonos hacer el bien por el día de hoy.
D A R S D F A M O R
E V A N G E L I O I
S C R U Z R T S Y N
C L O E N A V I D A
A H C N F O U O U C
L J Z X D I B N K I
S W Q P U E B L O O
O A M I G O N N E N
S F B O N I M A C L
S A C R I F I C I O
1. Amigo
2. Amor
3. Cruz
4. Dar
5. Descalzo
6. Evangelio
7. Misión
8. Nación
9. Sacrificio
10. Orar
11. Pueblo
12. Vida
P Á G I N A 1 9 0
M A N U A L M I S I O N E R O
Junto con los niños que sepan leer se hará la siguiente lectura:
La gota de vida
«TRANS» era una transparente gota de agua, limpia y bella que acababa de
nacer. No tenía pies, pero eso no era problema para trasladarse de un lado
a otro. En la carroza del viento fue a explorar la tierra surcando la capa de
aire que la envuelve.
En su camino encontró a «INO», otra gota como ella que presumía de ser
inodora, por lo cual podía pasar desapercibida. Trans la invitó a subir en la
carroza y siguieron su camino juntas. Del mismo modo hallaron a «INSI» y a otras más, todas se unie-
ron. Con el peso, la carroza, cada vez iba más lenta y empezó a descender.
Más cerca ya de la tierra, descubrieron bellos parajes que antes no conocían: Grandes campos
de intenso verdor y dorados campos cubiertos de mies. Después los bellos colores desaparecían y
daban paso a un paraje sin colorido. Allí había crecido «PER», un árbol que ahora estaba triste, a pun-
to de morir.
TRANS propuso: -¿Quieren que bajemos a consolarle?
Las demás respondieron entusiastas: - Sí, vamos.
Se unieron y formando una gota grande, bajaron hasta él. Se deslizaron sobre sus hojas y la
tristeza de PER se convirtió en alegría.
Nuestras amigas, con ganas de aventura, siguieron saltando de hoja en hoja hasta que llegaron a la
tierra donde vivía PER. Sin poder evitarlo, se hundieron en ella, mientras los pies de PER, sus raíces,
las atraía hacia su interior, a un lugar oscuro y angosto.
TRANS y sus amigas empezaron a gritar llenas de miedo; pero cuál no sería su asombro al
descubrir que otra vez volvían a elevarse, aunque ahora por unos pequeños túneles hasta llegar a la
hojas de PER. Este les dijo: - Estoy muy agradecido por vuestra visita, sin vosotras habría muerto;
ahora podré tener flores. Por favor, vuelvan otra vez a visitarme. No tarden, así podré dar a las per-
sonas mis dulces frutos.
Ellas respondieron: - Así lo haremos, si nos dejas salir.
PER abrió sus ventanas y de nuevo TRANS y sus amigas salieron al espacio abierto. Sus ropas
habían cambiado, ahora eran vapor y por ellas mismas, sin necesidad de carroza, subieron y subieron
mientras veían a PER cubierto de flores. TRANS entonces comprendió: - Esta era nuestra misión, para
esto nos envió Dios a visitar la tierra. ¡Qué bien! ¡Misión cumplida! Hurra a nuestro Dios! Hurra mi
Señor!
Trabajo de grupo:
Encuentra similitudes entre las gotas de agua y la vida de Jesús.
(Ayuda tú como misionero a que los niños caigan en cuenta de que la existencia de la gota sirvió
para dar vida al árbol)
¿Cuál era la misión de la gota y cuál la misión de Jesús?
¿ Cuál fue el sacrificio de la gota?
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M A N U A L M I S I O N E R O
Dinámica: Echémosle una mano a Jesús.
Motivación: Sabemos que Jesús la ha dado todo por nosotros sin embargo, vemos a
nuestro alrededor que hay mucho trabajo por hacer, mucha gente que necesita de
nuestra ayuda. Hacen falta manos para hacer de nuestra tierra un cielo en el que no
sigamos crucificando a Jesús.
A continuación pediremos a los niños que dibujen su mano en una hoja y colo-
que dentro de ella las acciones concretas, actitudes y compromiso que les pueden
ayudar a mejorar el mundo a su alrededor: en su familia, con sus amigos, en la es-
cuela, en su comunidad, en su parroquia.
Sábado de Gloria: Jesús, una luz que resucita en mi
Sentido del día:
Celebrar la vida.
La alegría de que Jesús está
vivo.
Compartir con el mundo la Re-
surreción.
¿Qué haremos?: Durante este
día se considerará la voluntad
de los niños, por ende todas las
técnicas, dinámicas y temas que
se utilicen deberán orientar los
comportamientos, opciones y
acciones hacia un compromiso
concreto. Don Bosco diría reli-
gión.
Iniciaremos presentado una dramatización elaborada por los misioneros, compuesta por
tres personajes: Pedro, Luis y Ana.
Tres amigos
NARRADOR: Tres amigos tuvieron experiencias parecidas. Un sábado se encontraron.
PEDRO: Luis y Ana, ¡qué gusto encontraros!
LUIS: Tengo 50 Bs., vamos a comprarnos algo, les invito.
ANA: Yo también tengo 50 Bs.
PEDRO: Yo tengo otros 50 Bs. igual que ustedes pero, hoy no puedo quedarme, tengo prisa. Nos
veremos mañana.
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M A N U A L M I S I O N E R O
NARRADOR: Cada uno se marchó hacia su casa:
Luis compró unos dulces y le devolvieron unas monedas. Vio a un anciano que
pedía limosna y le dio una de 10 Bs.
Ana pasó después por el mismo lugar y pensó: “Yo tengo en casa todo lo que ne-
cesito y este anciano, no”; así es que le dio sus 50 Bs Al día siguiente, el domingo
por la tarde, cuando Pedro iba a ver a sus amigos, vio al mismo anciano y se paró a conversar con
él.
Pedro le dijo:
—¿Cómo te llamas?
— Juan.
— ¿Tienes casa?
— Sí, esta. La calle es mi casa, duermo en ese portal.
— ¿Tienes hijos?
— Tenía uno, pero murió en un accidente.
— ¿Has comido hoy?
— Aún no; pero compraré algo con el dinero que me den.
NARRADOR: Pedro quedó pensativo. Después le dijo:
PEDRO: Mi abuelito también murió y no tengo abuelito. Ven conmigo, a mi casa, comerás allí y se-
rás mi abuelito hoy; y, si mis papás quieren, todos los días.
NARRADOR: Pedro le dio un abrazo. Por el rostro del anciano Juan rodaron las lágrimas. Camina-
ron juntos y ya en su casa contó a sus padres lo sucedido. Estos le ofrecieron a Juan ropa limpia y
una buena comida. Se alegraron de que Pedro hubiera sabido amar. Pedro dio sus 50 Bs a sus
padres y les dijo:
PEDRO: Yo doy lo que tengo, para
que Juan reciba lo que necesita.
PAPÁS: Hoy es domingo. ¡El Señor
ha visitado nuestra casa!
NARRADOR: Nuestro amor a Dios
y a las personas puede guiarnos a
darle algo, como Luis; o mucho,
como Ana; o darle nuestra vida,
como Pedro. ¿Qué le darás a
Dios?
Se comenta con los niños
lo que hemos aprendido del relato.
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M A N U A L M I S I O N E R O
Para celebrar este día haremos un juego en el que los niños se distribuirán
por equipo. Cada equipo hará un circulo y habrá para cada uno un juego.
Instrucciones: Sitúa uno de los rombos en medio y los otros alrededor, para
dar un total de 7, uniendo las caras que tengan los iconos iguales; hasta lograr
armar toda la figura.
Al misionero dar la señal de inicio, todos los niños deben comenzar a unir las
piezas.
El equipo que no logre completar la imagen, realizará la actividad indicada en los iconos que no halla-
ron pareja, según sea el caso:
Luego del juego si se dan las posibilida-
des se puede organizar una comida con
los chicos, que cada uno traiga para
compartir o buscar financiamiento.
Para la despedida les podemos regalar
un crucifijo, denario o estampita que
recuerden esta Pascua
Después invitemos a todos a
vivir la pascua en comunión
asistiendo a Misa con su
familia.
Y finalmente se hará la si-
guiente oración:
Cuen
tan
un c
hist
e
Representan una escena de teatro.
Relata un episodio de la
Recitan una oración
Cuen
tan
un c
uent
o
Canta y baila una canción
A Jesús resucitado
Jesús, has muerto por mí.
Para salvarme me hablaste
del amor infinito del Padre
y me lo diste a conocer
con tus acciones.
Sabías que te iban a matar;
pero no diste marcha atrás,
no tiraste la toalla;
y cuando te callaron la voz,
seguiste hablando con tu muerte:
Dejaste que te matara
tu pueblo pecador; pero
no te defendiste por no hacerles
daño.
Este lenguaje ha sido
más convincente aún;
porque lo dijiste con el «amor infini-
to»,
el «amor de Dios». Gracias Jesús,
que yo nunca lo olvide.
Estás vivo, resucitado.
Con tu Espíritu podremos seguirte.
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M A N U A L M I S I O N E R O
Instrucciones: Para hacer dos juegos saca unas 6 fotocopias de esta hoja,
pegalas en cartulina, recórtalas y colócales papel contac de manera que
tengas las 7 fichas resistentes para cada equipo.
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M A N U A L M I S I O N E R O
II Momento
Objetivo específico 2: Favorecer la unión y el compartir entre los niños.
Estrategia: Representando mediante dibujos la Pasión y Muerte de Jesús.
Actividad:
1.– Cuenta cuentos de la pasión muerte y resurrección:
Se reúnen a los niños dispuestos en un semicírculo, un misionero va contando la Pasión a
modo de Cuentacuentos: hace una voz diferente para cada personaje, dramatiza los gestos que na-
rra y emula los sonidos de los objetos que nombra. Es importante que mantenga el diálogo con los
niños, haciéndolos participar, sobre lo narrado y sus aspectos más resaltantes.
Para animar el final del Cuentacuentos se sugiere hacer un canto, cualquiera de los que se
usa en la procesiones o en la misa.
Según lo narrado se le asignará a cada niño o por grupos que dibujen y coloreen carteles
con las estaciones del Vía crucis. Se pegan en la pared y cada niño o grupo presenta al resto su
estación.
2.– Ensayo de viacrucis: Se preparará la escenificación del Vía Crucis que se sugiere en este ma-
nual con los niños de manera de ir preparando la vivencia del Vía Crucis para el Viernes Santo.
“No le des órdenes a Dios, solo repórtate para recibirlas”. John Keith Falconer
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M A N U A L M I S I O N E R O
Pascua Juvenil La propuesta de Pascua Juvenil está planteada en tres mo-
mentos iluminados cada uno por un objetivo específico de
manera que puede organizarse un solo encuentro de jóve-
nes o en tres encuentros, según como sea el ritmo, la dis-
ponibilidad de tiempo y las condiciones del lugar de misión.
Objetivo General:
Conocer y vivir la experiencia de la Semana Santa, colocan-
do a Jesús como centro de la vida del joven.
I Momento
Objetivo específico 1: Dar a conocer la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús
Estrategia: Explicando a grandes rasgos la vida práctica de Jesús, haciendo mayor énfasis en
su Pasión, Muerte y Resurrección.
Actividad:
1. Dinámica de integración “El abogado”.
Se sientan en el suelo los participantes (preferiblemente en círculo) y durante diez minutos
cada uno de ellos habla con el compañero de su derecha. Pasados diez minutos todos se mez-
clan y cada uno, según se le pregunte expone las características o rasgos del compañero con
el cual compartió.
2. Presentación del día: Jueves Santo.
Sentido del día:
Hoy recordamos el mandato de el Amor: Jesús en la última cena nos da una enseñanza
muy grande y en especial cuando nos dice: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida
por sus amigos” (Jn. 15, 13). Y nos deja como mandato algo muy práctico cuando nos mani-
fiesta: “Lo que os mando es que os améis los unos a los otros” (Jn. 15, 17) Recordamos la
institución de la Eucaristía.
El mismo Jesús se entrega por sus amigos es entonces cuando: “Tomó luego pan, dio gra-
cias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que se entrega por vosotros; haced
esto en recuerdo mío” (Lc. 22, 19). Un recuerdo que no es nostalgia sino signo de salvación y
esperanza para nosotros que somos sus amigos.
La institución del Sacerdocio: Por último se vale de sus amigos para que sean los mensa-
jeros de la Buena Nueva, es ahí cuando nacen los sacerdotes del nuevo pueblo de Dios quie-
nes tendrán la gran misión de partir el Pan y darnos el Perdón.
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M A N U A L M I S I O N E R O
3.Oración:
La sala donde se hace la oración estará ambientada para una fiesta. En el centro
hay una mesa con trozos de pan, unos vasitos con vino y flores. La mesa es el cen-
tro. Conviene que se den condiciones para iluminarla cuando se indique. El misione-
ro cuida tener preparado el manual y el canto que se utilizará durante la oración. Se
invita a los participantes a permanecer en silencio y a tomar conciencia del mo-
mento de oración que van a vivir.
La oración inicia con un momento de meditación, para lo cual se pedirá a los jóvenes que se
ubiquen en una posición cómoda y que cierren los ojos o que pongan su mirada en un punto fijo. Este
momento inicia con música instrumental a manera de introducción, al ser una narración, es muy
importante la forma de pronunciar las palabras; estas tienen que traducir aquello que quieres que el
otro viva. Es bueno respetar las pausas, sobre todo donde creas que tu grupo es más sensible a lo
que le propones.
Texto para la meditación:
Imagina que oyes a Cristo decir: “ Prepara un lugar para mi, porque voy a cenar esta noche
contigo. (pausa) Escoge un lugar … ¿Te sientes digno/a de ser invitado? ...¿A quién más invitas a
esta cena especial? ¿Cómo la preparas tú y tus amigos? … ¡Al fin ha llegado la hora! … contempla la
habitación, el lugar que has escogido …, la comida, el pan y el vino, los amigos a los que has invitado
… Presentas a tus amigos a Jesús … Luego Jesús realiza un gesto de cariño a cada uno … y la cena
comienza. A poco de empezar, Jesús parte un trozo de pan … y va ofreciéndolo a uno por uno de los
reunidos. A cada cual dice una frase … ¿Qué te dice a ti? … Después de comer el pan prosigue la
cena … Jesús habla con frecuencia … a veces para responder a preguntas … ¿Tienes alguna pregun-
ta que hacerle? … Otras veces toma la palabra sin ser preguntado … Habla del amor ... Es cómo si te
hablara únicamente a ti … Habla de seguirle … Y de las consecuencias que esto lleva consigo … Luego
sigue hablando de la vida, de la integridad, de la libertad, de la identidad … Pregúntate ¿qué obstácu-
los no te dejan ser tu mismo? … Piensa qué sentimientos provienen de la misteriosa presencia de
Jesús de la que nadie puede privarnos?… Le preguntas a Jesús por ese sentimiento, por esa presen-
cia … recuerda los momentos en que lo has sentido en tu vida .. Esta cena guarda relación con tu
identidad. Por tanto, también de esto hablas con Él … La cena está apunto de concluir. Jesús pronun-
cia unas palabras sagradas mientras coloca sus manos sobre el vino, y lo ofrece a cada uno de no-
sotros... También pronuncia una frase mientras te observa con cariño … ¿Qué te dice a ti? … Final-
mente Jesús reza en voz alta por ti y tus amigos … Le oyes cómo pide que permanezcamos unidos …
Y que, allá donde nos hallemos, fomentemos la unidad … Ha llegado el momento de la despedida …
Siente lo que Jesús ha despertado en tu corazón durante esta cena … Para despedirte de Jesús
vamos a entonar un canto … (escoger de los cantos de la Pascua sugeridos para este día el que más
se adecúe para este momento de meditación)
Mientras se escucha la canción siguen unos momentos de silencio y contemplación. La mesa
del altar se ilumina y todo el resto se queda oscuro, si es posible. También se puede abrir el sagra-
rio, se deja un rato de oración amplio, según las posibilidades del grupo. De vez en cuando vuelve a
sonar la canción.
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M A N U A L M I S I O N E R O
Cuando finaliza el tiempo de adoración, se ilumina todo el salón. Con las manos
unidas, vuelve a oírse el canto. Un misionero se adelanta, va hacia la mesa e invita
a acercarse, a tomar un vaso para el brindis. Se hace el brindis que sugerimos a
continuación:
Brindemos, pues, amigos por esta Pascua. Que ha inaugurado en nosotros una
nueva relación con Dios, basada en vivir continuamente el misterio pascual.
Brindemos también por los cristianos comprometidos en el amor con el Cristo que se en-
trega en el pan y el vino para que nosotros tengamos vida.
5.– Trabajo en grupo:
Como momento introductorio se distribuye el grupo en 5 equipos a cada uno se le asigna
una faceta de Jesús, deberán leer los textos bíblicos que corresponden a cada una y luego presen-
tar al grupo a través de un mapa mental elaborado en un paleógrafo. Con esta actividad se presen-
tará a Jesús como figura a través de la Palabra.
Grupo 1: Jesús Servidor: Mt. 12, 15-18 y Jn. 13, 7-15.
Grupo 2: Jesús Maestro: Mt. 5, 21-47; 7, 28-29; 11, 25-30;
Lc. 4, 34- 37; 42-44 y Jn. 6, 29 y 10, 35-38.
Grupo 3: Jesús Pastor: Lc. 2, 1-8; Mc. 6, 34; 14, 27-28 y Jn. 10, 16; 29-39 y 21, 15-17.
Grupo 4: Jesús Amigo: Jn. 11, 17; 32-35 y 15, 11-17.
Grupo 5: Jesús Libertador: Jn. 5, 1-15; Mt. 12, 3-8 y Lc 1, 46-54 y 3, 6.
Se sugiere realizar un canto o dinámica para pasar al siguiente momento:
El tesoro escondido
Para jugar el tesoro escondido debes seguir las siguientes instrucciones:
Identificar el lugar en donde se realiza la Pascua, para esconder las pistas. El misionero puede
seguir este esquema para crear y organizar las pistas:
Grupo …………………..
¡Felicitaciones cada vez estas más cerca de encontrar el tesoro!
Actividad: Realicen una dinámica grupal.
Pista 5: A donde vas solo; a veces pagas y a veces no.
En este modelo de tabla se ubicarán las pistas, los equipos y en la zona central los lugares
en los que han quedado ubicadas las pistas de cada equipo.
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M A N U A L M I S I O N E R O
Tabla maestra
Recortar cada una de las pistas, doblar el papel y poner afuera del mismo un color.
Ahora se esconderán las pistas según lo indicado en la Tabla maestra.
Se distribuyen en grupos no mayores de diez (10) personas.
Identificar a cada grupo con un color.
Indicar a los participantes de cada grupo que van a iniciar la búsqueda de un tesoro para lo cual
deben seguir las siguientes reglas:
No importa quien termina primero, lo importante es hacer bien las cosas.
Deben permanecer juntos todo el tiempo
En cada pista hay una actividad para realizar o un pregunta que deben responder.
Una vez que el grupo haga la actividad o responda a la pregunta, deberá leer la indicación que se da
en cada pista para encontrar la siguiente.
Si encuentran una pista que no sea la de su grupo, deben dejarla en el lugar que la encontraron. Es
decir si el grupo es el celeste y encuentra la pista que dice amarillo, deben dejarla donde la encon-
traron.
Deben ir en orden, por ejemplo si el grupo debe encontrar la pista 3 y por error encuentra la pista 5
no puede tomarla hasta que le toque.
Todas las respuesta de las preguntas se deben anotar en un papel que se entregará a cada grupo
En cuanto se hayan dado todas las indicaciones se da a cada grupo la pista número 1, una hoja para
las respuestas y un esfero para iniciar la búsqueda del tesoro
El misionero debe esperar en el patio a que todos los grupos lleguen con las respuestas a las pregun-
tas del tesoro escondido, que deberá entregarlas el coordinador del grupo.
PISTAS/
GRUPOS
1
2
3
4
5
6
7
8
AZUL
ROJO
AMARILLO
VERDE
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Es importante que en este momento el misionero motive a los jóvenes sobre la
importancia de reafirmar su relación con Cristo Eucaristía a través de los dere-
chos de la libertad.
Disfrutando del tesoro
El animador deberá arreglar una mesa por cada grupo en la que estén alimentos
para compartir. Los jóvenes de cada grupo se colocaran alrededor de la mesa, entonarán un canto
y compartirán este momento en un clima de familia. Este es nuestro mayor tesoro: Compartir en
comunidad.
II Momento
Objetivo específico 2:
Reconocer nuestra responsabilidad en la Pasión y Muerte de Jesús hoy.
Estrategia: Identificándose con cada personaje de la Pasión y Muerte de Jesús.
Actividades:
1. Presentación del Viernes Santo
Sentido del día:
Es preciso ampliar nuestra comprensión de cruz y de muerte.
Muerte no es solamente el último momento de la vida. Es la vida toda que va muriendo,
limitándose, hasta sucumbir en un límite último. Por esto preguntar: ¿Cómo murió Cristo? equivale
a preguntar: ¿Cómo vivió? ¿Cómo asumió los conflictos de la vida? ¿Cómo acogió el caminar de la
vida que va hasta terminar de morir?
Él asumió la muerte en el sentido de haber asumido todo lo que trae la vida: alegrías y
tristezas, conflictos y enfrentamientos, por causa de su mensaje y de su vida.
¿Cómo soportó Cristo la cruz? No buscó la cruz por la cruz. Buscó el espíritu que hacía
evitar la producción de la cruz para sí y para los otros. Predicó y vivió el amor y las condiciones
necesarias para que pueda haber amor. Anunció la buena nueva de la Vida y del Amor. Se entregó
por ella. El mundo se cerró a él, le creó cruces en su camino y finalmente lo levantó en el madero
de la cruz. La cruz fue consecuencia de un anuncio cuestionador y de una práctica liberadora. El
no huyó, no toleró, no dejó de anunciar y atestiguar, aunque esto lo llevara a tener que ser
crucificado.
Continuó amando, a pesar del odio. Fue crucificado por Dios (fidelidad a Dios) y crucificado
por los seres humanos y para los seres humanos (por amor y fidelidad a los seres humanos).
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2. Oración:
Invitar a los jóvenes a reflexionar sobre los problemas económicos, sociales y
culturales que tienen y pedirles que los escriban en un trozo de papel. Motivar a los
jóvenes para que tengan un momento de relajación (se sugiere colocar música de am-
bientación):
Motivación: Siéntate con la espalda recta, cabeza en línea con la espalda. Los hombros no deberán
levantarse en forma demasiado tensa, sino mantenerlos normalmente en una postura relajada a la
misma altura. Respira con libertad ... Observa con los ojos cerrados los pensamientos, recuerdos,
fantasías, impulsos y efectos de que eres consiente. Identifícalos …
Observa como en una película, no juzgues … toma conciencia y vuelve a mirar en tu interior lo que
hay en tu conciencia … vuelve a liberar tus cargas al respirar, poco a poco te vas sintiendo más tran-
quilo. Concéntrate en esa tranquilidad, serenidad … (pausa) toma conciencia de la respiración … Deja
que el aire entre y salga con total libertad … concentra tu atención y ritmo respiratorio … ¿tus pensa-
mientos, tus sentimientos se han serenado ... Siente tu cuerpo y tu mente totalmente calmados …
respira paz en todo el medio que te rodea … experimenta la paz en todo tu ser … observa como se
desarrolla … (pausa)
Finalizamos el ejercicio lentamente … respira profundamente … ahora no debes sentir cansancio en
tu cuerpo. ¿Estas en armonía con tu propio cuerpo?. Toma conciencia del lugar donde te encuentras …
el lugar en que resuena la palabra de Dios, es santuario íntimo y sagrado, ese espacio tenemos que
conquistarlo día a día una vez librado de los ídolos que lo habitan. Es un lugar para la escucha, un lugar
de libertad, un lugar para el encuentro. Leer del Evangelio de Marcos 2, 1-12.
Hacer una reflexión relacionada a los jóvenes que viven en una cultura de muerte y no ven salida a
esta realidad.
Se leerá la siguiente oración y luego se invita a los jóvenes a quemar los papeles que escribieron al
inicio de la oración.
Oración posmoderna
De la cultura de la superficialidad, del egoísmo y
engaño.
De la fortuna falsa de los comerciales, del robo y
la corrupción
De la avidez de sensaciones de los medio de
comunicación social.
De las necesidades artificiales, de lo material, del
lujo.
De la especulación en nuestros instintos, de ju-
gar con los sentimientos.
De la especulación sobre nuestra sed espiritual,
y de justicia.
De la violencia y todos los tipos de manifestacio-
nes que ella tenga.
De la degradación de la gente, de los chismes, de
la destrucción
De la indiferencia hacia las necesidades del mun-
do.
De la esclavitud de los vicios que no me dejan ser
libre.
De la inquietud, la angustia, el terror la cobardía.
De la falsa espiritualidad, de no ir en busca de la
oveja perdida y de conformarse.
De fallar a mis compromisos asumidos hoy aquí
como participante de la Pascua.
De una vida sin ti, sin amor, sin paciencia, sin
testimonio
LÍBRANOS SEÑOR
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3. Trabajo de grupo: Se estudiarán las características de un personaje de la Pa-
sión por grupos: para ello se distribuye a cada la referencia sobre el trabajo a reali-
zar:
Grupo 1. Judas: Mt. 26, 14-16; 47-50; 27, 3-5 y Jn. 12, 4-6.
Grupo 2. Simón Pedro: Jn 13, 36-38. Lc 22, 54-62.
Grupo 3. Sacerdotes: Jn 18, 19-24. 19, 6. 15. 21.
Grupo 4. Buen y Mal Ladrón, Barrabás: Lc 23, 39-43 / Lc 23, 18-25.
Grupo 5. Cirineo - José de Arimatea: Lc 23, 26 / 23, 50-53.
Grupo 6. María Magdalena: Mt 27, 55-56. Lc 8, 1-2. / 7, 36-50.
Grupo 7. Pueblo: Mt 21, 8-11. 27, 20-25.
Grupo 8. Mujeres de Jerusalén: Lc 23,27-31.
Luego, en plenaria se exponen las características de cada uno.
Reflexión personal: Identificación personal de cada uno con las características de estos persona-
jes: ¿Cuáles características de estos personajes están presentes en mi? ¿Qué cosas de ellos debo
eliminar en mi vida?
Para este momento sugerimos realizar un Vía Crucis Juvenil que guarda estrecha relación con la
temática del día.
4, Reflexión del camino de cruz que experimento nuestro Se-
ñor Jesucristo:
Para el siguiente momento prepararemos previamente un altar
por cada estación con un cartel que indique el valor a reflexionar.
De igual forma se debe alistar para cada participante una “Funda
del Peregrino” donde traerán los siguientes objetos:
Dos flores
Un espejo pequeño
Una hoja de papel
Una vela
Un esfero
Un pañuelo
Un pedazo de lana
Motivación: Hermanos, Hermanas, cada día es Viernes Santo. Cada día recorre Jesús un intermina-
ble Vía Crucis en cada rincón de la tierra, en el calvario interior de cada persona y en las dependen-
cias dañinas en los hogares y pueblos.
Todos somos culpables del dolor del mundo por consecuencia tenemos ensangrentadas las
manos. Apreciemos el grito angustioso del Cristo actual, evidenciado en nuestro prójimo que vive la
tragedia de soportar el mundo que los condena a diario.
Nuestro compromiso cristiano concreto y nuestra solidaridad serán el mejor testimonio de
que verdaderamente estamos acompañando a Cristo en su pasión, muerte y resurrección.
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M A N U A L M I S I O N E R O
I Estación: Jesús ora en el huerto de los olivos
Cita bíblica (Mc. 14,35-36)
Valor: amor
Esto puede ser llamado amor: «amar es querer un bien para otro». El amor como benevolen-
cia consiste, pues, en afirmar al otro, en querer más otro, es decir, querer que el otro crezca, se
desarrolle, y se haga «más grande».
Jesús inicia su martirio demostrando fuertemente su amor hacia la humanidad.
Signo: En la hoja que tienes en la Funda del Peregrino, escribe una frase a la que te comprometas
durante el Vía Crucis y ponle tu firma.
Canto: Dame un nuevo corazón
II Estación: Jesús es traicionado por Judas y arrestado
Cita bíblica (Mc. 14, 45-46)
Valor: perdón
El Perdón enriquece al corazón porque le da mayor capacidad de amar; si perdonamos con
prontitud y sinceramente, estamos en posibilidad de comprender las fallas de l@s demás, actuando
generosamente en ayudar a que las corrijan.
Jesús supo de antemano lo que iba a hacer Judas, y sin embargo no lo detiene, sabe que en el
fondo el no es el culpable principal. Y lo perdona desde el principio.
Signo: Nos podemos de rodillas y agachamos la cabeza: Señor te queremos pedir perdón por todas
las veces que he nos hemos enojado con un amigo o amiga, papá, mamá o hermanos y no hemos he-
cho nada por reconciliarnos.
Canto: Dame un nuevo corazón.
III Estación: Jesús es condenado a Muerte por el Consejo
Cita bíblica: (Mc. 14,55)
Valor: Conciencia
En esta estación vamos a analizar el valor de la “Conciencia”. Por medio de éste es posible
aceptar la realidad por dura que ésta sea. Mirar todo dentro y fuera de ti, y cuando te sucede, verlo
como si le estuviera sucediendo a otra persona, sin comentarios, sin juicios, sin actitudes, sin interfe-
rencias, sin intentos de cambiarlo, solo de comprender.
Jesús tuvo que sufrir durísimo sólo para comprender que su destino iba a ser impuesto por
un político temeroso de tomar decisiones.
Signo: Saca de la funda del peregrino una flor, mírala, ahora ponla en el suelo y písala hasta que no
quede forma de ella. Pregúntate qué sentimientos te trae hacerle eso a una flor. En este mundo a
muchas personas se las trata de la misma manera en que tu lo hiciste con los frágiles pétalos, así de
fácil se destruye la vida de una persona.
Canto: Dame un nuevo corazón.
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M A N U A L M I S I O N E R O
VI Estación: Jesús, negado por Pedro
Cita bíblica: (Mc. 14,66-68)
Valor: Fidelidad
Un valor muy importante es la “Fidelidad”. Dios es un padre bondadoso que a pesar de las
muchas traiciones, nunca se cansa de nosotros, sus hijos.
Jesucristo está con nosotros en los momentos más importantes de nuestra historia, de
nuestra vida.
Signo: Saca de la funda del peregrino un pedazo de lana, todos tomamos nuestros pedacitos de
lana y los juntamos hasta formar un cordel, esto es muestra de los lazos de fidelidad que existen
en los jóvenes y sus relaciones con los demás.
Canto: Dame un nuevo corazón.
V Estación: Jesús, juzgado por Pilatos
Cita bíblica (Mt. 27,24)
Valor: Responsabilidad
Todos comprendemos la irresponsabilidad cuando alguien no cumple lo que promete ¿Pero
sabemos nosotros vivir la responsabilidad?
La responsabilidad o la irresponsabilidad son fáciles de detectar en la vida diaria, especialmente
en su faceta negativa: la vemos en el plomero que no hizo correctamente su trabajo, en el carpin-
tero que no llegó a pintar las puertas en el día que se había comprometido, en la joven que tiene
bajas calificaciones.
La responsabilidad es un signo de madurez, pues cumplir una obligación de cualquier tipo
no es generalmente algo agradable, ya que implica esfuerzo. El mismo esfuerzo no lo pudo asumir
Pilatos.
Signo: En parejas intercambien un objeto de valor, el mismo que quedará a cargo de la otra perso-
na quien tendrá la misión de cuidar y devolverlo al final del Vía crucis.
Canto: Dame un nuevo corazón.
“Los jóvenes no tienen
miedo del sacrificio, sino
de una vida sin sentido”
Palabras del Papa Benedicto
XVI. Documento de Aparecida.
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M A N U A L M I S I O N E R O
VI Estación: Jesús, azotado y coronado de espinas
Cita bíblica (Mt. 27,27-29)
Valor: Respeto
Hablar de respeto es hablar de l@s demás. Es establecer hasta donde llegan mis posibilida-
des de hacer o no hacer, y dónde comienzan las posibilidades del resto de personas. El respeto es
la base de toda convivencia en sociedad.
El respeto también es una forma de reconocimiento, de aprecio y de valoración de las cua-
lidades de los demás, ya sea por su conocimiento, experiencia o valor como personas.
Signo: En grupos de 5 personas comenten ¿Cómo debió ser el tratado Jesús como ser humano?,
tomando en cuenta su derecho a la integridad personal.
Canto: Dame un nuevo corazón.
VII Estación: Jesús carga la cruz
Cita bíblica (Mt. 27, 27-28) (1-Pedro. 2,24)
Valor: Autosuperación
El valor de esta estación es la “Autosuperación.”.A Dios le agradaría más la transformación
de nosotros que la adoración que le rindamos, le agradaría mucho más nuestro amor que nuestra
devoción. Si logramos eso, adoramos en “Espíritu y Verdad”. Transformarnos en amor, prestar
atención a lo que dice o hace uno mismo, a nuestros sentimientos y reacciones con mi “prójimo”.
Va a ser difícil siempre concentrarnos en uno mismo cuando hay quienes nos golpean de
todos lados aún así hay que seguir ade-
lante y cuidar nuestra cruz.
Signo: Trata de mirar tu rostro en algún
lugar y pregúntate: ¿Cuántas veces no he
cargado mi cruz? ¿Cuántas veces no he
cumplido con mis obligaciones? O
¿Cuántas veces lo he hecho de mala ma-
nera?
Canto: Dame un nuevo corazón.
“Como discípulos y misioneros, estamos llamados a intensifi-
car nuestra respuesta de fe y a anunciar que Cristo ha redimi-
do todos los pecados y los de la humanidad” Palabras del Papa Benedicto XVI. Documento de Aparecida.
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M A N U A L M I S I O N E R O
IX Estación: Jesús encuentra a las mujeres en Jerusalén
Cita bíblica (Lc. 23, 28)
Valor: Confianza
El cristiano es, ante todo, aquella persona que confía en Jesucristo, que reconoce a Dios como
Padre/Madre y tiene la experiencia del Espíritu de Jesús.
La fe es una convicción antes que un sentimiento. Los mártires decidieron dar su vida por la fe
en Cristo. El don de Dios que estaba con ellos fue el que les dio fuerza para dar testimonio de la fe con
la vida.
Signo: En parejas, un/a joven se venda los ojos y la otra guía su camino hacia la siguiente estación.
Canto: Dame un nuevo corazón.
X Estación: Jesús es crucificado.
Cita bíblica (Mt. 27, 35)
Valor: Valentía
La valentía es un valor universal que nos enseña a defender aquello que vale la pena, a dominar
nuestros miedos y a sobreponernos en la adversidad. Sin la valentía, en los momentos difíciles nues-
tras vidas podrían irse a la deriva, sin embargo la fortaleza interior conducida por una conciencia
recta, pueden llevarnos más lejos de lo que podríamos imaginar.
Ser valiente no es sencillo. En ocasiones, la valentía significa afrontar las consecuencias de
nuestros actos, los productos de nuestros errores. El/la hijo que admite ante su familia que fue quien
rompió la ventana del vecino, el empleado que reconoce el no haber hecho su trabajo como era debido,
son ejemplos que, por desgracia, a veces no son tan comunes: son ejemplos de personas que han teni-
do la fuerza de aceptar su error y de afrontar sus consecuencias.
Signo: Con la hoja donde está su compromiso, únanse con un amigo, hagan una cruz y compartan so-
bre sus faltas de valentía.
Canto: Dame un nuevo corazón.
“Los misioneros tienen la tarea de ir por todo el
mundo y decir a la gente: "¡Jesús es la respuesta!"...
¿Ahora, cuál es tu pregunta?”
Dr. John Garlock
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M A N U A L M I S I O N E R O
XI Estación: Jesús promete su reino al ladrón arrepentido
Cita bíblica (Lc. 24, 39 - 43)
Valor: Sensibilidad
La sensibilidad es el valor que nos hace despertar hacia la realidad, descubriendo todo
aquello que afecta en mayor o menor grado al desarrollo personal, familiar y social.
Para comprender la importancia de este valor, necesitamos recordar que en distintos
momentos de nuestra vida hemos buscado afecto, comprensión y cuidados, sin encontrar a ese
alguien que muestre interés por nuestras necesidades y particulares circunstancias. ¿Qué po-
dríamos hacer si viviéramos aislados? La sensibilidad nos permite descubrir en los demás a ese
“otro yo” que piensa, siente y requiere de nuestra ayuda.
Signo: Intercambio de cruces de papel con un abrazo a tus compañeros Canto: Dame un nuevo corazón.
XII Estación: Jesús en la cruz, su madre y el discípulo.
Cita bíblica (Jn. 19, 26 - 27)
Valor: Consejo
Una palabra acertada y expresada en el momento justo, logrará un cambio favorable en la
vida de quienes nos rodean.
El valor del consejo nos ayuda a advertir las posibilidades de mejora que tienen las perso-
nas, transmitiendo ideas que orienten y faciliten el crecimiento individual de cada una de ellas en
los distintos aspectos de su vida; siempre de persona a persona, en un ambiente de confianza,
procurando no ofender, ni interferir en decisiones que no nos corresponden.
Signo: Saca la vela de la funda del peregrino, enciéndela y expresa una palabra de aliento para el
camino de vida de tus compañeros. Canto: Dame un nuevo corazón.
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M A N U A L M I S I O N E R O
XIII Estación: Jesús muere en la cruz.
Cita bíblica (Lc, 24, 44 - 46)
Valor: Sacrificio
Siempre es posible hacer un esfuerzo extra para alcanzar una meta ¿Por qué no
hacerlo para servir mejor a l@s demás?
El valor del sacrificio es aquel esfuerzo extraordinario para alcanzar un beneficio mayor,
venciendo los propios gustos, intereses y comodidad.
Debemos tener en mente que el sacrificio – aunque suene drástico el término-, es un
valor muy importante para superarnos en nuestra vida por la fuerza que imprime en nuestro
carácter. Compromiso, perseverancia, optimismo, superación y servicio, son algunos de los
valores que se perfeccionan a un mismo tiempo, por eso, el sacrificio no es un valor que sugiere
sufrimiento y castigo, sino una fuente de crecimiento personal.
Signo: Nos arrodillamos y levantamos nuestras cruces.
Canto: Dame un nuevo corazón.
XVI Estación: Jesús es sepultado y resucita
Cita bíblica (Mt. 27, 59 - 60)
Valor: Felicidad
Signo: De cada tres jóvenes uno/a deberá sentarse en el piso.
¿Eres feliz? La respuesta podría llegar a ser “porqué no he de estar feliz”.
¿Se puede ser feliz en medio de una tormenta? Sí, porque la felicidad no es algo que esté
necesariamente fuera de nosotros. El primer sitio donde debemos encontrarla es en nuestro
interior. Es muy difícil ser feliz con una actitud de resentimiento o de enojo hacia la vida. Tampo-
co se puede ser feliz si depositamos nuestro corazón en cosas materiales o en las personas
equivocadas.
Pero la felicidad no está únicamente en nosotros mismos, también está en el darnos a
los demás: la generosidad en la amistad, la ayuda al desvalido, el apoyo en los momentos difíci-
les. El volcarnos hacia los demás es una de las fuentes más preciosas para una genuina felici-
dad.
Así como Jesús Resucitado, nosotros también resucitemos de nuestros temores y siga-
mos en la búsqueda de nuestra felicidad.
Signo: Como signo de la resurrección de Cristo levanta a tu compañero.
Canto: Dame un nuevo corazón.
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M A N U A L M I S I O N E R O
Estrategia para la batalla
Esta actividad consiste en armar una estrategia para botar del poder a los antivalo-
res que forman parte de la cultura de muerte. Es importante que cada participante
asuma el papel de un estratega militar, el misionero debe explicar bien en qué consiste el trabajo y
cuál es el objetivo a seguir para que la actividad se desarrolle con mayor fluidez.
Se distribuirá el grupo en pequeños equipos de 3 ó 4 personas y se designará un antivalor a cada
uno. Los equipos poseerán toda la información necesaria que ayudará a elaborar el golpe de Estado.
Es importante tener en cuenta que los antivalores representan obstáculos para que se cumplan los
derechos de los jóvenes.
Cada subgrupo deberá seguir los siguientes pasos:
Estudiar detenidamente la situación del antivalor:
DISCRIMINACIÓN
Fecha de nacimiento: Desde los faraones.
Lugares que frecuenta: Trabajo, calle, colegio, medios de comunicación social.
Horario de actividades: Las 24 horas del día, los 365 días del año.
Familia: Racismo, machismo, adultocentrismo.
Habita en: Personas que se creen superiores por tener poder.
Es vulnerable a: La aceptación y valoración de las personas.
ABUSO
Fecha de nacimiento: Desde los faraones.
Lugares que frecuenta: familia, colegio, trabajo, sociedad en general.
Horario de actividades: Las 24 horas del día, los 365 días del año.
Familia: Violencia, machismo.
Habita en: Personas poseedoras de poder.
Es vulnerable a: Respeto por los derechos del prójimo.
INTOLERANCIA
Fecha de nacimiento: Desde Caín y Abel
Lugares que frecuenta: Relaciones sociales, política, colegios.
Horario de actividades: Las 24 horas del día, los 365 días del año.
Familia: Incomprensión, descalificación, egocentrismo.
Habita en: Personas que no aceptan a los demás como son.
Es vulnerable a: La tolerancia, aceptación y respeto
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M A N U A L M I S I O N E R O
IGNORANCIA (enfocado a los derechos)
Fecha de nacimiento: Desde Adán y Eva
Lugares que frecuenta: colegios, medios de comunicación.
Horario de actividades: Las 24 horas del día, los 365 días del año.
Familia: Desinterés, indiferencia, mediocridad, pereza, miedo.
Habita en: Los jóvenes de todas las culturas y clases sociales
Es vulnerable a: Sabiduría, valentía.
PESIMISMO
Fecha de nacimiento: Desde Moisés.
Lugares que frecuenta: medios de comunicación social, subdesarrollo, familia.
Horario de actividades: Las 24 horas del día, los 365 días del año.
Familia: Miedo, tristeza, depresión, angustia, falta de autoestima.
Habita en: todos nosotros.
Es vulnerable a: Optimismo, alegría de vivir, pensamiento positivo.
Determina las estrategias para dar el golpe.
Ver quiénes son las personas adecuadas para llevar a cabo las estrategias. Cada persona del gru-
po asumirá un papel.
Escribir paso por paso las estrategias, desde el material a utilizarse hasta el tiempo que tomará de
principio a fin.
Elaborar un mapa donde se vea desarrollada la estrategia.
Presentar la estrategia al resto de participantes en plenaria
Después de la plenaria el misionero recoge lo expuesto por los grupos e invita a reflexionar en
torno a la importancia de vencer los antivalores que nos impiden construir una nueva sociedad.
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III Momento
Objetivo específico 3:
Descubrir a través de la resurrección de Cristo las razones de la juventud para vivir
con alegría y construir una nueva sociedad, cuyo punto de partida es la cultura de derechos.
Actividades:
1. Presentación del Sábado de Gloria
Sentido del día:
La oscuridad que prepara la luz. Es denominado como sábado de gloria o sábado del silencio
de María. Es considerado un día de luto inmenso, de silencio y de espera vigilante de la Resurrec-
ción. La Iglesia en particular recuerda el dolor, la valentía y la espera de la Virgen María.
Ella representa la angustia de una Madre que tiene entre sus brazos a su Hijo muerto, pero
no se puede olvidar que en este momento ella es la única que conserva en silencio las palabras del
anciano Simeón, que si bien profetizó que Cristo sería signo de contradicción y una espada le tras-
pasaría el alma, también indicó que Jesús sería signo de Resurrección.
Es un día de oración, tranquilidad, esperanza, espera, y mucha reflexión.
Recordamos a la Santa Virgen María como modelo de disponibilidad, entrega a un sí definitivo.
Es muy común celebrar en la noche la Vigilia Pascual, como recompensa de la espera de un
Jesús Resucitado. Después del día de silencio y de acompañamiento de Jesús en la sepultura, cele-
bramos la noche de su paso a través de la muerte a la Vida.
En medio de la alegría por la resurrección de Jesucristo, debemos esperar siempre el en-
contrarlo, el hablarle... Esperar a Cristo, motor de nuestra fidelidad.
La RESURRECCIÓN de Jesús, nos compromete como jóvenes a construir una sociedad diferente: una
sociedad en que se respeten los derechos humanos, camine por rutas de valores, rechace la cultu-
ra de la muerte y en donde los hombres y mujeres son hijos de Dios.
2.. Oración:
Cada misionero tendrán una pequeña cartulina en forma de invitación, en la que está escrita
de un lado la oración y del otro un espacio para realizar su compromiso del día.
“Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria;
es para mí una necesidad imperiosa. ¡Pobre de mí si no anun-
cio el Evangelio!”. (1Cor 9,16)
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M A N U A L M I S I O N E R O
2.– A continuación se llevará ade-
lante la dinámica de las Barajas de
la valentía:
Desarrollo:
1. Fotocopiar las barajas que se
colocan a continuación.
2. Recortar las barajas y pegarlas
en cartulina para que sean mas
resistentes.
3. Dividir a los participantes de la
pascua en grupos no mayores de
10 personas.
4. Colocar las barajas boca abajo en medio del grupo.
5. Existen dos tipos de barajas, unas tienen preguntas y otras actividades. Las barajas que tienen
preguntas se deben responder de manera individual y las que tienen actividades las realizara todo
el grupo.
6. Cada participante por turnos tomará una baraja y responderá a la pregunta que se encuentra en la
misma.
7. Una vez que responda a la pregunta se invitará a la reflexión breve del todo el grupo y el fruto que
se obtenga se escribirá en el papelógrafo.
8. Al joven que le toque una baraja que contenga una actividad deberá realizarla con todo su grupo.
Una invitación
Dios en su infinita providencia te escoge e invi-
ta a ser su pana y cooperar con Él, pero siem-
pre te deja en total libertad para que veas,
examines, reflexiones y decidas. Él espera,
impaciente y respetuoso tu respuesta.
Hoy en día la invitación esta hecha ofrezcá-
mosle toda nuestras acciones y nuestra propia
vida aceptando hacer parte de su plan.
Compromiso
Yo__________________________________
Me comprometo a :
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
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¿Cómo crees que
se relaciona el sen-tido del día con los derechos de la so-
lidaridad?
¿Cuáles son las situaciones de
violencia que tienen que enfrentar los
jóvenes?
¿Cómo se pueden canalizar las ener-gías solidarias y de cooperación de los
jóvenes?
¿Cuál es el ejemplo que nos deja María con su actitud de disponibilidad y
espera?
¿Por qué a este día debe ser de
recogimiento?
¿Qué característi-cas encuentras en María, como segui-dora de su hijo Je-
sús?
¿Qué profetizó el anciano Simeón?
Como jóvenes
cristianos ¿A qué nos
compromete la resurrección de
Cristo?
¿Cómo podemos
unirnos para crear una nueva socie-
dad?
¿Qué quiere decir que tenemos dere-
cho a vivir en un medio ambiente sano y
equilibrado?
¿Cuál es la relación entre la resurrec-ción de Jesús y el
derecho de los jóve-nes a la paz?
¿De qué manera cuidas el Medio
ambiente?
¿Cómo se relacio-
na el cuidado el medio
ambiente como derecho de los jóvenes con ser
cristianos comprometidos?
¿Por qué crees que los jóvenes deben
ser considerados
protagonistas del desarrollo del país?
¿Qué acciones
concretas se de-ben hacer para
promover el desa-rrollo integral de
los jóvenes?
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M A N U A L M I S I O N E R O
Finalmente se invita a los grupos a presentar las reflexiones escritas en los papelógrafos.
Una vez que hayan expuesto todos una persona de la comisión de formación concluirá el tema
recogiendo lo expuesto por los jóvenes .
Luego del juego si se dan las posibilidades se puede organizar una comida con los chicos,
que cada uno traiga para compartir o buscar financiamiento.
Para la despedida les podemos regalar un crucifijo, denario o estampita que recuerden
esta Pascua.
Después invitemos a todos a vivir la pascua en comunión asistiendo a Misa con su familia.
¿Cuál es tu
compromiso des-pués de la vivencia
de la Pascua?
¿Por qué debemos ser jóvenes valien-tes en esta socie-
dad?
¿Qué característi-
cas debe tener una sociedad basada en
una cultura de derechos?
¿Cuál crees que es el sueño de Dios
para los jóvenes?
Antes de terminar, levántense y abra-cen a todos los de
su grupo
Levántense y griten “Buenos cristianos y Honrados ciudada-
nos”
Recita un poema
Inventa una barra
que exprese la lucha por los Derechos de
los jóvenes.
Hagan un dibujo que
resuma el tema tratado en tu grupo
de trabajo.
Cuenta un chiste
Canta la estrofa de una canción de la
Pascua
Cuéntanos ¿Qué ha sido lo mejor que te ha pasado durante
esta Pascua?
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M A N U A L M I S I O N E R O
“Hacemos consistir la
santidad en estar Siem-
pre alegres” explicó
Domingo Savio a un
compañero recién llega-
do a la casa de Don Bos-
co.”Nuestra alegría es el
mejor modo de predicar
el cristianismo” señala-
ba Madre Teresa de Cal-
cuta; sin duda dos mode-
los de santidad que ilu-
minan la experiencia
cristiana, especialmente
de los más jóvenes. Si-
guiendo estas exhorta-
ciones proponemos en el siguiente apartado ma-
terial recreativo para
trabajar con niño, jóve-
nes y adultos de manera
de hacer más cercano y
ameno nuestro encuen-
tro con la comunidades en las que misionamos. No dudes ni un momento que la sonrisa since-
ra de una persona es la llave que te abre la puerta de su alma para que entre el Evangelio.
Los juegos cooperativos zona actividades que se caracterizan por los siguientes elementos:
Las metas son compatibles para todos los jugadores.
Existe interrelación entre las acciones de los participantes.
El tipo de interrelación no es de oposición, es decir, las acciones de un jugador tienden a favorecer
las de sus compañeros, en lugar de perjudicarlas.
¡Juegos cooperativos!
Y en este camino de evangelización también te brindamos materiales para que puedas celebrar
con los más pequeños la vivencia de nuestra fe cristiana y sus misterios, como la Pascua infan-
til y juvenil.
¡Siempre alegres!
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1. Paseo por el lago en-
cantado Con tiza se delimita un espacio en
el suelo. Sus dimensiones depen-
derán del número de jugadores.
Se colocan todos los aros dentro del espacio delimi-
tado. Es un lago encantado que nadie puede pisar ya
que si alguien cae a él se le congela el corazón. Sólo
se puede pisar en el interior de los aros, que son
piedras que sobresalen en la superficie del lago.
Si alguien cae al lago queda congelado en el mismo
lugar donde cayó y no puede moverse hasta que
otro jugador le rescate. Para ello un jugador debe
deshelar el corazón del compañero encantado dán-
dole un beso o un fuerte abrazo.
El objetivo del grupo es procurar que no haya juga-
dores encantados.
2. Sillas musicales cooperativas Se disponen tantas sillas como jugadores formando
un círculo, con el respaldo hacia el centro. Todas las
jugadoras se sitúan de pie por fuera de dicho círcu-
lo.
Mientras suena la música, todas se mueven a su
ritmo dando vueltas alrededor del círculo de sillas,
siempre en el mismo sentido. Cuando la música deja
de oírse, todas buscan una silla en la que subirse.
El objetivo del grupo es que nadie toque el suelo. Si
lo consigue se quita una silla y se reinicia el juego.
Lógicamente, varias personas pueden compartir
una misma silla.
¿En cuántas sillas es capaz de meterse el grupo?
3. Globo arriba Los jugadores se distribuyen libremente por el es-
pacio. Un jugador lanza un globo al aire. A partir de
ese momento se trata de conseguir que el globo no
toque el suelo teniendo en cuenta que no se puede
agarrar y que cuando una persona toca el globo se
sienta en el suelo.
El objetivo del grupo es
conseguir que todos los jugadores se sienten antes
de que el globo toque el suelo.
4. La isla Con tiza se delimita un espacio en el suelo, en el cen-
tro del cual se traza un círculo cuyo diámetro es un
poco superior al de un disco volador.
Se coloca un disco volador dentro del espacio deli-
mitado en el suelo. Los jugadores se sitúan fuera de
dicho espacio. Entre la mitad y dos tercios de los
participantes tienen un balón.
A una señal, los que tiene balón lo lanzan tratando
de que golpee el disco volador. Nadie puede pisar,
en ningún momento, dentro del espacio acotado.
El objetivo del grupo es conseguir que el disco que-
de depositado dentro del círculo central.
5. Alejar el platillo Con tiza se traza en el suelo un rectángulo cuyas
dimensiones dependerán de la edad y de la capaci-
dad de los participantes. Uno de los lados de este
rectángulo recibe el nombre de línea de lanzamiento
y justo el lado que se encuentra frente a él lo llama-
remos línea de fondo. Entre estos dos lados, se
trazan varias líneas paralelas con diferentes pun-
tuaciones marcadas.
Los jugadores se dividen en dos grupos. Un grupo se
coloca detrás de la línea de lanzamiento. Cada juga-
dor de este grupo tiene un balón. El otro grupo ini-
cia el juego colocado detrás de la línea de fondo.
A unos metros de la línea de lanzamiento se deposi-
ta en el suelo un disco volador.
A una señal, los jugadores que tienen los balones
comienzan a lanzarlos contra el disco volador tra-
tando de alejarlo tanto como puedan. Los jugadores
del otro grupo devuelven los balones, una vez que
éstos han sobrepasado los límites del rectángulo,
para que sus compañeros continúen lanzando.
Al cabo de un tiempo se detiene el juego y el grupo
consigue tantos puntos como marque la última línea
que ha atravesado el disco.
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¡Cantos dinámicos!
6. Orden en las sillas Se colocan, una tras otra, tantas
sillas como jugadores, formando
una fila. Cada jugador empieza el
juego de pie encima de una silla.
El profesor dirá: “Orden en las
sillas, por... ¡Fecha de nacimiento!”, por ejemplo. A
partir de ese momento el objetivo del grupo es
ordenarse según el criterio del profesor sin que
nadie pueda pisar en el suelo.
El juego finaliza cuando el grupo consigue su objeti-
vo.
7. Figuras Los jugadores colocan una silla en cualquier punto
del espacio y se sitúan, de pie, encima de ella.
El profesor dirá: “Figura, figura...¡Círculo!”, por
ejemplo. Desde ese momento el objetivo del grupo
es formar un círculo con las sillas sin que nadie
toque el suelo.
Si alguien cae al suelo queda congelado hasta que
otra persona no congelada intercambie su silla con
él.
El juego finaliza cuando el grupo consigue su objeti-
vo.
8. Enredados Todos los jugadores se darán la mano con la única
salvedad de que no podrá ser con los jugadores
que tiene a sus lados. Una vez todos agarrados de
las manos tratarán de deshacer el enredo sin sol-
tarse de las manos.
9. ¡Que no caiga el balón! Entre todos golpear el balón hacia arriba tratando
de evitar que este toque el suelo.
10. Transporte del balón Entre todos tratar de llevar un balón gigante sin
usar las manos desplazándose por el terreno.
1. El piojo Juancho
(Repiten)
Ahí viene el piojo Juancho!
Ahí viene el piojo Juancho!
Que horror!
Que hacemos!!??
Sacamos el matapiojos!!
Sacudimos el matapiojos!!
Se lo echamos al compañero!!
Le rascamos la cabeza!
Y todos saltando!!
Que viene el piojo Juancho!!
(se repite lo mismo de diferentes maneras, lloran-
do, susurrando, riendo, etc).
2. Papipapiripá
(Repiten)
Papipapiripá
Ufff yeah!
Uff uff yeah yeah!
A todos nosotros nos gusta mover ____(cabeza,
bracitos, piernitas, etc)
para un lado
Pá!
Para el otro..
Pá!
Pa lante..
Pá!
Pa tras!
Pá
Los cuatro..pa pa pa pa!!
P Á G I N A 2 1 8
M A N U A L M I S I O N E R O
3. Beatriz Muy adentro en áfrica donde los
arboles son asi, había una elefanta
llamada Beatriz.
Y ahora,
Beatriz tenía un novio llamado Don
Ramón,
Y cada noche con la luna llena Don Ramón le grita-
ba asi:
Beatriz! Beatriz! ¿Por qué nos sales de ahí?
No te hagas la que no quiere que yo soy tu Don
Ramón
Beatriz! Beatriz! ¿Por qué nos sales de ahí?
No te hagas la que no quiere que yo soy tu Don
Ramón
4. La Gotica Una gotica pum!
Otra gotica pum!
En el pocito pum pum! En el pocito pum pum pum!
Un zancudito zuas!
Otro zancudo zuas!
En el pocito zuas zuas! en el pocito zuas zuas zuas!
Una ranita cruack!
Otra ranita cruack!
En el pocito cruack cruack! En el pocito cruack
cruack cruak!
Esta es la historia cruack zui pum!
De la ranita cruack!
Del zancudito zuas!
En el pocito pum pum! En el pocito pum pum pum!
5. Ucha hacha (versión 1) (Repiten)
Epa mi gente!
Si usted quiere saber,
Cómo hace ________(spiderman, Shakira, súper-
man, chino y nacho, el escuadron, etc)
El/ella hace asi..!!
Ucha hacha hacha ucha hacha hacha ucha hacha
hacha uh! Otra vez!! (Bis)
(Version 2) (Repiten)
Hey hey ________(spiderman, shakira, superman,
chino y nacho, el scuadron, etc)
¿Y como hace el/ella?
EL/ella hace asi..!!
Ucha hacha hacha ucha hacha hacha ucha hacha
hacha uh! Otra vez!! (Bis)
6. Los superhéroes (Repiten)
Esta es la historia del perrito superman!
Que cuando era pequeño el soñaba con volar!
Volaba aquí, volaba alla!
Y vuela vuela vuela el perrito superman!!
Esta es la historia del gatico spiderman!
Que cuando era pequeño el soñaba con trepar
Trepaba aquí, trepaba alla
Y trepa trepa trepa el gatico spiderman
Esta es la historia del monito acuaman
Que cuando era pequeño el soñaba con nadar
Nadaba aquí, nadaba alla!
Y nada nada nada el monito acuaman!
Esta es la historia del hermanito de shakira!
Que cuando era pequeño el soñaba con bailar!
Bailaba aquí, bailaba alla!
Y baila baila baila el hermanito de Shakira!
7. El sapo
Había un sapo sapo sapo
Que nadaba en el río río río
Con su traje verde verde verde
Se moría de frío frío frío
La señora sapa sapa sapa
Me contó contó contó contó
Que tenía un amigo amigo amigo
Que era muy feliz que era muy feliz
(la canción se va repitiendo, quitándole sucesiva-
mente las partes que se repíten (sapo,rio,sapa,
etc)
P Á G I N A 2 1 9
M A N U A L M I S I O N E R O
8. Pai de limón (Repiten)
Agarro y pico un limón!
Para comenzar con este bacilón!
Pero primero me echo mentol!
Y es que no aguanto este fuerte dolor!
Me duele por aquí, me duele por allá!
Me duele más aquí, me duele mas allá!
(Todos)
Y es que no puedo dejar de comer…
Pai de limón limón limón
Pai de limón limón limón
Pai de limón limón limón
Pai de limón limón limón
(Repiten)
Mi mama me llevo al doctor
Para saber la razón
El doctor me dijo a mi
Es que tu comes mucho limón
(Todos)
Y es que no puedo dejar de comer…
Pai de limón limón limón
Pai de limón limón limón
Pai de limón limón limón
Pai de limón limón limón
9. El rap de los ratones (Repiten)
Por las avenidas y los callejones.
Va mama rata con sus 20 ratones.
Unos con orejas y otros orejones.
Unos con paticas y otros muy patones
Este es el rap de los 20 ratones
Este es el rap de los 20 ratones
10. El karateka
Un karateka loco que quería batallar!
Y a todos sus enemigos el quería derrotar!
Y hacía así...
Y hacía así...
GUASAAAAAAA!!!!
GUASAAAAAAA!!!!
GUASACACAAAAAAAA!!!!!
11. Tra Tra baby! (todos)
Tra tra baby, esto esta bueno baby
Tra tra baby, esto esta bueno baby
Pero que tra! que tra! que tra tra tra!
(animador)
Hey párenme la pista que le vengo a improvisar!
(todos)
Tra tra!!
(animador)
Este ritmo nuevo que te va a gustar.!
(todos)
Tra tra!
(animador)
A todos estos chicos que son mis amigos, yo los
quiero ver con el paso del pingüino, del pingüino, del
pingüino baby!del pingüino!
A todas estas chicas que son mis amigas, yo las
quiero ver con el paso de shakira, de shakira, de
shakira baby, de shakira!
A todos estos chicos que están disfrutando, yo los
quiero ver con el paso de Servando, de Servando
baby, de Servando!
A todos estos chicos que están a mi lado, yo los
quiero ver con el paso del caballo, del caballo baby,
del caballo!
11. Aee!! Ioo!! (Repiten)
Aeee!!!
Iooo!!
AEIOU banana!!
Carapita carapita uh babana!
Y se lo paso alla a mi pana!
12. El chipi chipi Me fui a Nueva York a ver a un amigo, y mi amigo
me enseño a bailar el chipi chipi.!! Chipi! Baila con el
chipi chipi, chipi!! Baila con el chipi cha! y dando la
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M A N U A L M I S I O N E R O
vuelta dando la vuelta así te mo-
verás.! Un paso pa´ delante, chu-
leta! Un paso para atrás, bistec! Y
dando la vuelta, dando la vuelta
así le gusta a usted!
13. Reparémoslo con chicle
(Todos)
El carro de mi jefe tiene un hueco en el caucho
(bis 3)
Reparémoslo con chicle
El rum de mi jefe tiene un hueco en el caucho (bis3)
Reparémoslo con chicle
El rum de mi jum tiene un hueco en el caucho (bis3)
Reparémoslo con chicle
El rum de mi jum tiene un pss en el caucho (bis 3)
Reparémoslo con chicle
El rum de mi jum tiene un pss en el hao (bis 3)
Reparémoslo con chicle
El rum de mi jum tiene un pss en el hao (bis 3)
Reparémoslo con ckhhaa ckhaa ckhaa!
14. Papipapiripá
(Repiten)
Papipapiripá
Ufff yeah!
Uff uff yeah yeah!
A todos nosotros nos gusta mover ____(cabeza,
bracitos, piernitas, etc)
para un lado
Pá!
Para el otro..
Pá!
Pa lante..
Pá!
Pa tras!
Pá
Los cuatro..pa pa pa pa!!
15. Café café (Repiten)
Café café!!
Café con leche café!
“Arepita con cucaracha”* le gusta a ustedes le gus-
ta a ustedes!
Y ahora que estamos solos
Y ahora que no nos ven
Arriba la cafetera con el café con el café!
*cambia, a creatividad del animador
16. Mi chupón
Soy un chico fuerte con músculos de acero
Levanto mi camión tan solo con un dedo
Si tu quieres ver como levanto mi camión, dile a mi
mamita que me traiga mi chupón.!
Mami, mami, tráeme mi chupón!!
Soy una chica fuerte con músculos de acero, levanto
mi labial y mi espejo con un dedo!
Si tu quieres ver como levanto mi labial, dile a mi
mamita que me traiga mi pañal.!
Mami, mami, tráeme mi pañal!
17. Óyeme
Óyeme
Te voy a cantar
Una canción
Para ti
Para mi
Con _______ (dedé, brazé….)en ______(la narizé,
suelé….)
18. ¡Oh! menuno ¡Oh! menuno!
Échale manima
Pero, que echale manima
Tumbaitá tumbaitá tumbaitá tumbaié
(se repite lo mismo de diferentes maneras
(llorando, susurrando, riendo, etc).
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M A N U A L M I S I O N E R O
19. A moler café
¿Por qué me gusta la adrenalina?
(responden): No se no se!
¿Por qué me encanta la golosina?
No se por qué!
A moler café, a moler café, a mo-
ler a moler a moler café (2)
(*)se repite la canción agregándole movimientos:
abrazados, saltando hacia un lado, agarrados de
las rodillas, etc.
20. Una tacita
Soy una tacita!
La bandeja y la jarrita chacachá, la bandeja y la
jarrita chacacha!
Soy una hoyita,
El aguita y la papita chacacha, el aguita y la papita
chacacha!!
Y si le echas sal…
Me convierto en la sopita chacacha, me convierto
en la sopita chacacha!!
Soy un pastelito,
Si lo muerdes me derrito chiquichi si lo muerdes
me derrito chiquichi.!!
21. Y si no….
Tupu yopo: Tupu yopo
Todos bailando joropo!
Tupu yopotón
Todos bailando reggaetón
Tupu yopotorio
Todos en el oratorio
Oratorio muchachos oratorio
Oratorio muchachos oratorio
La maraca Echale semilla a esa maraca pa que suene!!
Chacuchá curucu chacuchá
Chacuchá curucu chacuchá
Chacuchá curucu chacuchá
El potrero temerario A la uan! A la tu!
Alaguántamela tu porque me pesa!
La silla del caballo en la cabeza!
Del potrero temerario juu!!!
Azuquita Azuquita mami azuquita
Azuquita mami azuquita
A la cangrejo Ala cangre, cangre, cangre
A la cangre, cangre, cangre
A la cangrejo, a la cangrejo
Ñañañañaaaaaaaa!!
A la patilla A la pati, pati, pati
A la pati, pati, pati
A la patilla, a la patilla
Agarra tu camionetica Agarra tu camionetica mamita, agarra tu camione-
tica (2)
Y no te cohíbas no! Y no te cohíbas no!
Porque yo quiero un abrazo tuyo mamita, yo quiero
un abrazo tuyo
Aya yay Aya yay! ¿Cómo le vamos a hacer?Asi asi, ¿Por
donde?Por la nariz
22. Mi chupón
Soy un chico fuerte con músculos de acero
Levanto mi camión tan solo con un dedo
Si tu quieres ver como levanto mi camión, dile a mi
mamita que me traiga mi chupón.!
Mami, mami, tráeme mi chupón!!
Soy una chica fuerte con músculos de acero, le-
vanto mi labial y mi espejo con un dedo!
Si tu quieres ver como levanto mi labial, dile a mi
mamita que me traiga mi pañal.!
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M A N U A L M I S I O N E R O
Gran Juego de Semana Santa Objetivos:
Conocer los momentos fundamentales de la Semana Santa, y lo que significan para los
cristianos.
Comprender que la Resurrección nos tiene que comprometer en la vida.
Desarrollo:
Se trata de hacer un juego, estilo juego de la Oca pero, con las casillas que se colocan a conti-
nuación. Se participará de manera individual. Las casillas, tendrán imágenes sugerentes y una palabra
que resume el contenido. Las casillas se distribuyen así:
17 Casillas Normales: Hay que hacer las pruebas o preguntas.
Preguntas:
1. ¿Cuánto dura el Triduo Pascual?
2. ¿Cuánto dura el tiempo Pascual?
3. ¿Con qué fiesta se empieza y con cuál se termina el tiempo Pascual?
4. ¿Qué significa Pascua?
5. ¿Quién acompañó a Jesús hasta la Cruz?
6. ¿Qué fue lo último que hizo Jesús antes de que los romanos le prendieran en
el huerto de los olivos?
7. ¿Qué autoridades Judías y qué autoridades Romanas decretaron la muerte de
Jesús?
8. ¿Cómo se llamaban los ladrones que crucificaron con Jesús? (Como esta es
muy difícil te pongo la respuesta: Gestas y Dimas).
9. ¿Quién ayudó a Jesús a llevar su cruz?
10. ¿Cuántas veces cayó con la cruz a cuestas?
11. ¿Quiénes descubrieron el sepulcro vacío?
12. ¿Cuándo instituyó Jesús la Eucaristía y el Sacerdocio? (En la última cena).
13. ¿Dónde fue a orar Jesús antes de que le prendieran?
14. ¿Quién bajó a Jesús de la Cruz y pagó el sepulcro donde le metieron?
15. ¿Qué recibió Judas por la traición a Jesús?
Pruebas
1. Buscar en la Biblia en qué único Evangelio sale narrada El lavatorio de los
pies.
2. Escenificar para una fotografía, el prendimiento de Jesús.
3. Encontrar en la Biblia el único Evangelio que narra la parábola del Hijo
Pródigo.
4. Escenificar en 3 minutos el juicio a Jesús por parte de Poncio Pilato.
5. Cantar al menos tres canciones que tengan la palabra Cruz.
6. Hacer un anuncio de televisión en que se vendan Corderos para celebrar la
Cena Pascual Ritual de los Judíos.
7. Enumerar al menos 7 ciudades de la Palestina en tiempos de Jesús.
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M A N U A L M I S I O N E R O
3 casillas de cascos romanos: Estas funcionan como la Oca, quien cae allí pasa direc-
tamente al final, a excepción de la última casilla que tenga este símbolo porque cuenta
como una casilla normal en la que se podrá escoger cualquier pregunta a responder o
prueba a realizar.
5 casillas con un dibujo sobre la escena evangélica más importante del día (Entrada en Jerusalén,
Lavatorio de los pies, muerte en cruz...): En estas cabe hacer una breve explicación por parte del
misionero de lo que significa, de lo que implica la celebración de este día. Se puede dejar que los chicos
expliquen primero lo que saben ellos.
4 casillas con una cita evangélica: Pueden juntar las citas con los dibujos si se considera conve-
niente. Aquí habrá que representar la escena o simplemente hacer una oración después de leerlos:
Jn. 13, 1-17: El lavatorio de los pies.
Jn. 19 17-30: La muerte de Jesús.
Jn. 19, 38-42: Para el Sábado Santo.
Mc. 16, 1-8: La Resurrección.
Al llegar a la meta se le obsequiará un paquete de caramelos, pueden suceder dos cosas: que el
ganador se guarde todo el precio para si solo o que le dé por compartir con todos o con sus amigos, o
con los que le pidan.
Pero, el misionero debe motivar a que se comprenda que la ficha simboliza de algún forma nues-
tra vida que llega a la meta de la resurrección; y este premio que se ha recibido debe ser compartido
porque es el signo de una vida que se ha encontrado con el resucitado.
Hemos hecho con un juego, lo hacemos en la vida: pasamos por la Semana Santa, por la Eucaristía, y
luego seguimos igual, nada nos compromete. Eso no es ser cristiano. Tienes unos días de Semana Santa
para pensar en estas cosas, que no se queden sólo en bonitos pensamientos.
M A N U A L M I S I O N E R O
Salid
a
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M A N U A L M I S I O N E R O
Mi melodía ¡Da vida!
Dios nos ha dado dones que en nuestro
caminar misionero ponemos a su servicio,
Mi melodía ¡Da vida! es un espacio en el
que encontrarás un conjunto de cantos
que nos ayudarán a comunicar la alegría
que emana de sentir que nos hemos en-
contrado con Jesús en nuestro camino.
Recuerda que como señaló San Agustín “El
que canta ora dos veces".
Inicialmente hallarás una selección de cantos sugeridos para cada día de la Semana Santa que van
acorde con el sentido litúrgico del día.
DOMINGO DE RAMOS Momento de la celebra-
ción
Canto N°
Entrada y procesión: Hosanna Hey,
Juntos como hermanos
1
2
Interleccional: Transfórmanos con tu palabra. 15
Ofertorio: Con el vino y con el pan 19
Santo: Santo A 24
Paz: Paz Señor 26
Comunión: Jesús hijo del Padre
Hombre Verdadero
Renuévame
49
28
8
Salida: Nueva Generación 34
LUNES SANTO Entrada: Juntos como hermanos 2
Penitencial: Hoy Perdóname 9
Interleccional: Transfórmanos con tu palabra. 15
Ofertorio: Con el vino y con el pan 19
Santo: Santo A 24
Paz: Paz Señor 26
Comunión: Señor toma mi vida
Hombre Verdadero
Renuévame Señor.
29
28
8
Salida: Nueva Generación 34
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M A N U A L M I S I O N E R O
MARTES SANTO Momento de la celebración Canto N°
Entrada: Tomado de la mano 3
Penitencial: Padre vuelvo a ti 11
Interleccional: Háblame 16
Ofertorio: No solo el vino y el pan 23
Santo: Santo A 24
Paz: Paz en la tierra 27
Comunión: Dios está aquí
Que seas mi universo
Alma misionera
30
31
29
Salida: Nueva Generación 34
MIÉRCOLES SANTO: NAZARENO Entrada: Juntos como hermanos 2
Penitencial: Hoy Perdóname 9
Interleccional: Háblame 16
Ofertorio: Tal como soy 21
Santo: Santo A 24
Paz: Paz en la tierra 27
Comunión: Nazareno
Nadie te ama como yo
Hombre Verdadero
32
33
28
Salida: Nueva Generación 34
PROCESION DEL NAZARENO Perdona tu Pueblo
Renuévame
Hoy Perdóname
Una vez más rezaré
Nazareno
Libertador de Nazaret
Jesús de Nazaret
Caminaré
Amar es entregarse
12
8
9
10
32
5
6
14
35
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M A N U A L M I S I O N E R O
JUEVES SANTO Momento de la celebración Canto N°
Entrada: Ven a la fiesta 4
Penitencial: Una vez mas rezaré 10
Interleccional: Dame un nuevo corazón 17
Ofertorio: El Señor Dios nos amó 20
Santo: Santo A 24
Paz: Paz en la tierra 27
Comunión: Dios está aquí
Que seas mi universo
Señor toma mi vida
30
31
29
Salida: Nueva Generación 34
Lavatorio de Pies: Canto Última Cena
Sumérgeme
40
41
ADORACION EUCARÍSTICA Entra Jesús
Cantemos al amor
Adoración
El amor de mi Dios
. Calcuta
Dios está aquí
42
38
39
43
44
30
VIERNES SANTO Entrada: NO SE CANTA
Interleccional: Háblame 16
Adoración de la Cruz Victoria tu Reinarás
. Perdona tu Pueblo
Renuévame
45
12
8
Comunión: Nazareno
Nadie te ama como yo
32
33
Salida: Nueva Generación 34
PROCESION DEL NAZARENO Perdona tu Pueblo
Renuévame
Hoy Perdóname
Una vez más rezaré
Nazareno
Pequé, pequé Dios mio
Caminaré
Amar es entregarse
12
8
9
10
32
13
14
35
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M A N U A L M I S I O N E R O
SÁBADO DE GLORIA Momento de la celebración Canto N°
Entrada: Enciende una luz 48
Gloria Gloria 49
Interleccional Aleluya Resucitó 18
Ofertorio Maná 22
Santo Santo B 25
Comunión Calcuta
El amor de mi Dios
Somos testigos
Gloria, gloria, aleluya
44
43
47
46
Salida Resucito
Atrévete
Tres cosas tiene el amor
7
36
37
DOMINGO DE RESURRECCIÓN Entrada: Ven a la fiesta
Penitencial Renuévame
Si el sacerdote rocía a la gente con Agua
Bendita: Jesús hijo del Padre
Gloria Gloria
Interleccional Aleluya Resucitó
Ofertorio Maná
Santo Santo ó Santo B
Comunión Alma Misionera
Dios está aquí
Salida Resucitó
“Como discípulos y misioneros, estamos llamados a intensificar nues-
tra respuesta de fe y a anunciar que Cristo ha redimido todos los pe-
cados y los de la humanidad”. Palabras del Papa Benedicto XVI. Documento de Aparecida.
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M A N U A L M I S I O N E R O
CANTOS DE ENTRADA
1. HOSANNA HEY
E – C#m – A/B7 - E
HOSANNA- HEY, HOSANNA- HA
HOSANNA- HEY, HOSANNA- HA,
HOSANNA- HA (bis)
E – A – B7 – E
El es el Santo.
El es el hijo de María
es el Dios de Israel
es el hijo de David.
Vamos a El
con espigas de mil trigos,
y con mil ramos de olivos,.
siempre alegres, siempre en paz.
El es el Cristo
es el unificador,
es hosanna en las alturas
es hosanna en el amor.
Es la alegría,
la razón de mi existir,
es la vida de mis días,
es consuelo en mi sufrir.
2. JUNTOS COMO HERMANOS
C/G – Am – C – G – C/C7 – F/
Fm – C/G – C (2)
JUNTOS COMO HERMANOS
MIEMBROS DE UNA IGLESIA
VAMOS CAMINANDO
AL ENCUENTRO DEL SEÑOR.
C/G – C/C7 – F/Dm – G – C/
C7 – F/Fm – C/G – C
Un largo caminar
por el desierto bajo el sol
no podemos avanzar
sin la ayuda del señor.
Unidos al rezar,
unidos en una canción,
viviremos nuestra fe
con la ayuda del señor.
La Iglesia en marcha está,
al mundo nuevo vamos ya,
donde reinará el amor
donde reinará la paz
3. TOMADO DE LA MANO
(G) C – D – G – Em – C – D – G
(2)
TOMADO DE LA MANO
CON JESÚS YO VOY,
LE SIGO COMO OVEJA
QUE ENCONTRÓ EL PASTOR
TOMADO DE LA MANO
CON JESÚS YO VOY
A DONDE EL VA.
Si Jesús te dice: " amigo, deja
todo y ven conmigo donde todo
es más hermoso y más feliz `` .
Si Jesús me dice: " amigo deja
todo y ven conmigo, yo mi mano
pondré en la suya e iré con El``.
Yo te llevaré amigo, a un lugar
conmigo, donde el sol y las es-
trellas
aún brillan más.
Yo te llevaré amigo, a un lugar
conmigo donde todo es más her-
moso
y más feliz.
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M A N U A L M I S I O N E R O
4. VEN A LA FIESTA
D /A – Bm – G/Em –A
D/A – Bm – G/A - D
¡VEN A LA FIESTA
ES EL MOMENTO DE REZAR
Y DE CANTAR!
¡HOY CELEBRAMOS QUE EN NUES-
TRAS VIDAS
DIOS VIVIENDO SIEMPRE ESTÁ!
G/A – F#m/Bm –G/A – Bm
G/A – F#m/Bm – C - A
Ven a la fiesta a participar
nos hace falta tu calor
Jesús te invita para celebrar su
amor.
atento tú estás para responder
por eso:
Ven a la fiesta para recordar
milagros que renacen hoy.
Jesús hoy viene para con todos
estar
y su vida y su cruz es nuestra luz
por eso:
Un cielo nuevo hoy vamos a ver,
amigos, comunidad.
Puertas abiertas queremos
siempre tener
todos pueden entrar a compartir
por eso.
5. LIBERTADOR DE NAZA-
RET
G- Em- C –D- G- Em- C- D- G
LIBERTADOR DE NAZARET,
VEN JUNTO A MÍ, VEN JUNTO A MÍ,
LIBERTADOR DE NAZARET,
¿QUÉ PUEDO HACER SIN TI? (bis)
G- Em- G- Em –G- C -D -G -Em
-G Em- G -C –D- G
Yo sé que eres camino, que eres
la vida y la verdad; yo sé que el
que te sigue sabe a dónde va;
quiero vivir tu vida, seguir tus
huellas, tener tu luz; quiero be-
ber tu cáliz, quiero llevar tu cruz
Quiero encender mi fuego,
alumbrar mi vida
y seguirte a ti;
quiero escucharte siempre,
quiero luchar por ti;
busco un mensaje nuevo, te ne-
cesito,
libertador;
no puedo estar sin rumbo,
no puedo estar
sin Dios.
6. JESÚS DE NAZARET
Dm – A – Dm – A –Dm- A-Dm-
A- Dm
En sus ojos la libertad tiene más
luz; en sus labios toda verdad es
más verdad, su corazón es siem-
pre amor.
Gm A7 Dm- Dm A7 Dm A7 Dm
NUESTRO AMIGO, NUESTRO HER-
MANO Y SALVADOR JESÚS DE
NAZARET, JESÚS DE NAZARET.
Sus caminos no tienen pérdida
jamás; sus pensamientos tienen
el brillo de la paz. Venid a ver
quién es Jesús.
7. RESUCITÓ
D-------------------------------A
Hoy el Señor resucitó, y de la
muerte nos libró.
D/D7 – G/Gm – D – A - D
Alegría y paz, hermanos, que
el señor resucito (bis)
Porque esperó Dios le libró, y de
la muerte lo sacó.
El pueblo en él vida encontró, la
esclavitud ya terminó.
La luz de Dios en él brilló, la nue-
va vida nos llenó.
Con gozo alzad al rostro a Dios,
que de él nos llega a salvación.
Todos cantad: ¡Aleluya!, Todos
gritad: ¡Aleluya!
CANTOS PENITENCIALES
8. RENUÉVAME SEÑOR
D – G – A – D – D7 – G- Em – A
- % (2)
Renuévame Señor Jesús,
ya no quiero ser igual.
Renuévame Señor Jesús,
pon en mí tu corazón.
D/A – Bm/F#m – G/Em – A –
D/A – Bm/F#m – G/A – D
Porque todo lo que hay dentro de
mí, necesita ser cambiado Señor,
Porque todo lo que hay dentro de
mi corazón, necesita más de Ti.
(bis)
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9. HOY PERDÓNAME
C – Am – F/Dm – G -
C/C7 – F/Fm – C/
Am – F/G (2) C
Hoy perdóname, hoy por siempre
sin mirar la mentira
lo vacío de nuestra vida
nuestra falta de amor y caridad.
Hoy perdóname, hoy por siempre
aún sabiendo que he caído
que de ti siempre había huido
hoy regreso arrepentido
vuelvo a ti (bis).
10. UNA VEZ MÁS REZARE
C – Em –F –G –C (2)
Una vez más rezaré,
de rodillas me pondré,
puede ser que una vez más
El me perdone.
Le diré que lucho en vano,
que pequé pues soy humano,
puede ser que una vez más
El me perdone.
C/G – Am –F/Dm –G (2)
PARA UN DIOS QUE CONOCIÓ
LA TENTACIÓN
DEL AMIGO LA TRAICIÓN,
YO NO DUDO ME PERDONE
DIOS AMIGO.
Yo vi sufrir a mi hermano,
cuando bastaba una mano,
puede ser que una vez más
El me perdone.
Murió pobre y olvidado,
Yo con los brazos cruzados, pue-
de ser que una vez más
El me perdone.
11. PADRE VUELVO A TI
A – D/E – A/A7 – D/E – A –C#7
– F#m – D/Bm – E (2)
Querido padre, cansado vuelvo a
ti.
Has que conozca el don
de tu amistad.
Vivir por siempre el gozo del per-
dón,
y en tu presencia tu fiesta cele-
brar.
Pongo en tus manos mis culpas,
Oh señor,
Estoy seguro de que
eres siempre fiel.
Dame la fuerza para poder andar
buscando en todo hacer tu volun-
tad.
A – C#7/F#m – D/E – A - % -
C#7/F#m – D/A – E/A (2)
PADRE, YO BUSCO TU AMOR;
PADRE, VUELVO A TI.
MIRA TU HIJO SOY
PADRE, VUELVO A TI (bis)
Lo reconozco, a veces olvidé
que eres mi Padre, y que
a mi lado estás,
que soy tu hijo y me
aceptas como soy;
sólo me pides: vive en sinceridad.
Quiero sentirte cercano a mi Se-
ñor,
oír tu voz que me habla al cora-
zón.
Sentirme libre desde tu libertad,
ser signo vivo de fraternidad
12. PERDONA TU PUEBLO
E – A (2) - B7 - E
PERDONA A TU PUEBLO SEÑOR,
PERDONA A TU PUEBLO,
PERDÓNALE, SEÑOR.
No estés eternamente enojado
(BIS)
perdónale Señor.
Por tus profundas llagas crueles
Por tus salivas y por tus hieles
Perdónale Señor
Por tus heridas de pies y manos
Por los azotes tan inhumanos
Perdónale Señor
Por los tres clavos que te clava-
ron
Por las espinas que te punzaron
Perdónale Señor
Por las tres horas de agonia
En que por madre diste a María
Perdónale Señor
Por la abertura de tu costado
No estés eternamente enojado
Perdónale Señor.
P Á G I N A 2 3 1
M A N U A L M I S I O N E R O
13. PEQUÉ, PEQUÉ
DIOS MÍO.
Dm A7 Dm A7 Dm
Pequé, peque Dios
mío perdón Señor
piedad
Gm A7 Dm
SI GRANDES SON MIS CULPAS,
MAYOR ES TU BONDAD (bis)
Por tu preciosa sangre perdón
Señor piedad
Por tu costado abierto. perdón
Señor piedad
Por tu madre afligida perdón Se-
ñor piedad
Por tu larga agonía perdón Señor
piedad
Por tu pasión sagrada perdón
Señor piedad
Por tu muerte admirable perdón
Señor piedad
Por tu cruz redentora perdón
Señor piedad
14. CAMINARÉ
Em Am Em D Em
CAMINARÉ EN PRESENCIA
DEL SEÑOR. (bis)
Em D G Em B Em C B7
- Amo al Señor porque escucha
mi voz suplicante
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
“Señor, salva mi vida”.
El Señor es benigno y justo
nuestro Dios es compasivo.
El Señor guarda a los sencillos,
estando yo sin fuerzas me salvó.
CANTOS
INTERLECCIONALES
15. TRANSFÓRMANOS CON
TU PALABRA
C – F/C – C – G – F/G – C/Am –
F/G C/C7 – F/G – C/Am – F/G
– C
Queremos escuchar tu voz
Oh Jesús, oh Jesus
vivir tu amor en plenitud y cam-
biar nuestra vida, nuestro ser,
dando fruto de ese amor, siendo
testimonio en nuestro caminar.
(bis)
16. HÁBLAME
D/Bm – G/A
Yo siento Señor
que tú me amas,
Yo siento Señor
que te puedo amar.
Háblame Señor
que tu siervo escucha
Háblame, qué quieres de mi?
D/Bm –G – Em – G – A - %
SEÑOR TÚ HAS SIDO GRANDE PARA
MÍ, EN EL DESIERTO DE MI VIDA,
HÁBLAME.
D/Bm – G/A
YO QUIERO ESTAR
DISPUESTO A TODO
TOMA MI SER
MI CORAZÓN ES PARA TI.
POR ESO CANTO TUS MARAVILLAS
POR ESO CANTO TU AMOR (bis)
17.DAME UN NUEVO CORA-
ZÓN
G – C – D – G – Em – C – D – G –
G7
Dame un nuevo corazón Señor,
un corazón para alabarte,
un corazón para servirte,
yo quiero un nuevo corazón, Se-
ñor.
C – D – G – Em – C – D - G
Limpio como el cristal, dulce como
la miel. Un corazón que sea
como el tuyo Señor. (bis)
18. ALELUYA RESUCITÓ
D/A – Bm – G/A - Bm
Ninguno de nosotros vive para si
ni ninguno muere para si.
Si vivimos, vivimos para el Señor
si morimos, morimos para el (Bis)
G A Bm
Aleluya
(todo es posible para nosotros)
Resucito (Cristo nuestro Señor)
Revive hoy
(nuestro amor y nuestra esperan-
za)
Renace la vida y el corazón,
Renace la vida y el corazón (bis)
CANTOS DE OFERTORIO
19. CON EL VINO Y EL PAN
C – A7/Dm - % - G – C (2)
Aquí estamos Señor,
al frente de tu altar,
hoy queremos que tu
nos digas como amar
Que nos des de tu pan
tu cuerpo salvador,
de ese vino que es la sangre
que en la cruz tu derramaste.
P Á G I N A 2 3 2
M A N U A L M I S I O N E R O
C7/F – G/C –
A7/Dm – G/C (2)
CON EL VINO Y CON
EL PAN,
NUESTRAS VIDAS
TE OFRECEMOS
.Y EN TI CREEMOS,
TE VAMOS A DAR,
TODO LO QUE SOMOS
SIN TENER RESERVAS,
PUES CON ESTA OFRENDA
QUEREMOS CAMBIAR (2)
20. EL SEÑOR DIOS NOS AMO
D G D % A7 D G D % A7 D
El Señor Dios nos amó como nadie
amó jamás. El nos guía como es-
trella cuando
no existe la luz.
El nos da todo su amor
mientras la fracción del pan.
Es el pan de la amistad
el pan de Dios
TD G D % E A D G D % A D
ES MI CUERPO: TOMAD Y COMED.ES
MI SANGRE: TOMAD Y BEBED. PUES
YO SOY LA VIDA, YO SOY EL AMOR.
OH, SEÑOR, CONDÚCENOS HACIA
TU AMOR.
El señor Dios nos amó como nadie
Sus paisanos le creían hijo
de un trabajado.
Como todos El también
ganó el pan con su sudor
y conoce la fatiga y el dolor.
El señor Dios nos amó como
nadie amó jamás.
El reúne a los hombres
y les da a vivir su amor.
Los cristianos todos ya
miembros de su cuerpos son,
nadie puede separarlos de amor.
21. TAL COMO SOY
E C#m A B
Tal como soy Señor, sin nada que
ofrecer más que mi canción. No
tengo más que darte, pues todo es
tuyo Señor. Tal como soy Señor,
sin nada que entre-gar más que el
corazón, me rindo todo a ti, tóma-
me Señor tal como soy.
E B C#m A E B A
ACÉPTAME COMO OFRENDA DE
AMOR, COMO UN SA-CRIFICIO
AGRADABLE EN TU HONOR; GRATO
PERFUME YO QUIERO SER SEÑOR.
22. MANÁ
C – F – C
C – F – G – C
Maná, pan vivo bajado del cielo
Maná, perfecta ofrenda de amor
(bis)
(C7) F – G – C – Am
F – G – C (2)
Es Jesús el pan vivo,
el pan que el padre nos dio
sólo a Él
nuestra eterna adoración
(bis)
Maná, pan vivo bajado del cielo
Maná, perfecta ofrenda de amor
(bis)
Hoy el Maná es Jesucristo
su cuerpo y sangre nos dió
sólo a Él
nuestra eterna adoración
(bis)
23. NO SOLO EL VINO Y EL
PAN
E – F#m – A/B7 – E (2)
No sólo el vino y el pan,
te venimos a ofrecer,
queremos darte algo más
te entregamos nuestro ser.
G# - C#m (2) A/B7 – E/C#m –
A/B7 – E (2)
COMO LO HIZO MARÍA
QUE TU MENSAJE ESCUCHO
Y DIJO UN SI GENEROSO
PARA ACEPTAR SU MISIÓN.
Hoy quedan sobre este altar,
nuestras vida oh señor,
has que sepamos luchar.
SANTO
24. Santo (A)
A7 Dm G C F Dm E Am
Santo, Santo, Santo es el Señor
Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de
su gloria Hosanna.
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN
EL CIELO (bis)
Bendito el que viene en nombre
del Señor, Hosanna en el cielo
Hosanna.
P Á G I N A 2 3 3
M A N U A L M I S I O N E R O
25. SANTO (B)
Am – G – F - E
Santo es el Señor
mi Dios
Digno de alabanza
A Él el poder, el honor
Y la gloria (bis)
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA,
OH SEÑOR! (bis)
Bendito el que viene
En nombre del Señor
Con todos los santos
Cantamos para ti (bis)
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA,
OH SEÑOR! (bis)
PAZ
26. PAZ SEÑOR
D/A – Bm/F#m – G/D – Em/A
(2)
Paz Señor en el cielo y la tierra,
paz Señor en la olas del mar. Paz
Señor por las flores que mueren
sin saberlo la brisa al pasar.
Tú que has hecho las cosas más
bellas, les has dado una vida
fugaz, pon Señor tu mirada en
nosotros y devuelve a los hom-
bres la paz.
D/A – Bm/F#m – G/D – Em/A
(2)
PAZ, PAZ, PAZ Y AMOR. PAZ, PAZ,
PAZ SE-ÑOR (bis)
Hoy Señor he visto en el cielo
suspendida en un rayo de luz, dos
palomas que alzaron el vuelo con
las alas en forma de cruz. Haz
Señor que vuelvan a la tierra las
palomas que huyeron Señor y la
llama que enciende la guerra se
consuma en la paz y el perdón.
27. PAZ EN LA TIERRA
D/A – Bm (2) G – A – D/D7 –
G/Em – A – D/A – Bm (2) G –
A – D/D7 – G/A – D
PAZ EN LA TIERRA,
PAZ EN LAS ALTURAS
QUE EL GOZO ETERNO
REINE EN NUESTRO CORAZÓN.
(bis)
D/A – G/D – G/A – D/F# -
Bm/G – A (2)
Da la paz, hermano,
da la paz
constrúyela en tu corazón
y con tu gesto afirmaras que
quieres
la paz.
Que tu paz ,hermano, sea don.
Es el mejor signo de amor que tu
nos puedes ofrecer: abrazo de
paz.
COMUNIÓN
28 HOMBRE VERDADERO
Intro: Am – C/G (2)
Am – G – F/G – Intro (2)
Yo no sé que está pasando pare-
ce que quieren cambiarme a ese
hombre que llevo dentro y que
vive en cada gente.
Yo no sé si ya no escucho o si es
El que me habla menos, lo que
antes fue su canto hoy siento que
es mi llanto.
C – G – F – C – G (2) Intro
EL ES JESÚS EL CARPINTERO,
EL DE ALEGRÍAS Y QUEBRANTOS,
EL DE POBRES Y AFLIGIDOS,
ES MI CANTO Y EL DE TANTOS.
JESÚS, AMOR, PADRE, TERNURA,
DIOS DEL PAN, DIOS DEL MADERO,
SEÑOR DE LA ESPERANZA,
EL ES EL HOMBRE VERDADERO.
(bis)
El hombre que yo conozco no es
de envidia ni vanidades, siempre
es libre y verdadero, son sus
ojos diferentes.
Cuando calla es un susurro,
cuando habla es una tormenta,
una brasa cuando ama, cuando
siente es un torrente.
El que quieren imponerme
es de piedras y mentiras,
sólo compra, suma y vende,
es de hielo y amargura.
Yo no quiero parecerme
a ese que llaman el hombre,
el es uno y desde siempre
en él creo y quiero verme.
29. SEÑOR TOMA MI VIDA
E – A – E – B7 – E – A – E – A/
B7 - E
Señor toma mi vida nueva antes
de que la espera desgaste años
en mí.
Estoy dispuesta a lo que quieras
no importa lo que sea tú llámame
a servir.
E/B7 – C#m/A – E – B7 (2)
LLÉVAME A DONDE LOS HOMBRES
NECESITEN TUS PALABRAS
NECESITEN MIS GANAS DE VIVIR
DONDE FALTE LA ESPERANZA
DONDE FALTE LA ALEGRÍA
SIMPLEMENTE POR NO SABER DE
TI.
Te doy mi corazón sincero para
gritar sin miedo tu grandeza
señor.
Tendré mis manos sin cansancio
tu historia entre mis labios
y fuerza en la oración.
P Á G I N A 2 3 4
M A N U A L M I S I O N E R O
30. DIOS ESTA AQUÍ
C/G – Am – F /G – C/C7 – F/
G – C/Am – F/G – C (2)
Dios está aquí
tan cierto como el aire que res-
piro,
tan cierto como las mañanas
se levantan,
tan cierto como que le canto
y me puede oír.
F/G- C (4)
Le puedes sentir a tu lado
en este mismo instante,
le puedes sentir
dentro de tu corazón;
le puedes contar ese
problema que tienes.
Jesús está aquí
y si quieres le puedes seguir.
31. QUE SEAS MI UNIVER-
SO
G – C - G- C – Am - D
Que seas mi universo
No quiero darte solo
un rato de mi tiempo
no quiero separarte un día sola-
mente.
Que seas mi universo No quiero
darte mis palabras
como gotas
quiero un diluvio de alabanzas
en mi boca
QUE SEAS MI UNIVERSO
QUE SEAS TODO LO QUE SIENTO
Y LO QUE PIENSO
QUE SEAS EL PRIMER ALIENTO
EN LA MAÑANA
Y LA LUZ EN MI VENTANA.
QUE SEAS MI UNIVERSO
QUE LLENES CADA UNO
DE MIS PENSAMIENTOS.
QUE TU PRESENCIA Y TU PODER
SEAN MI ALIMENTO
OH JESÚS ES MI DESEO...
Que seas mi universo
No quiero darte solo parte
de mis años,
32. NAZARENO
Am – Dm – G – C – Am – Dm –
F - E (2)
Paso a paso vas con el que su-
fre,
paso a paso vas con tu dolor
viendo a este pueblo que se
muere
por la injusticia del opresor
Hoy más que nunca te implora-
mos
danos tu ayuda y protección
mira a este pueblo que te sigue
buscando siempre tu bendición
HOY MÁS QUE NUNCA TE IMPLO-
RAMOS
OH NAZARENO, AYÚDANOS
COMO A LA MUJER DEL EVANGE-
LIO
QUE CON TOCARTE SE CURÓ
(BIS)
Mira a tantos niños sin familia
ayuda a la mujer en su aflicción
mira a tantos hombres sin tra-
bajo
buscando en ti resurrección.
Toma en tu cruz el sufrimiento
del joven que en las drogas
busca amor
del hombre solitario
que en sus lágrimas
te pide paz y comprensión
Porque hoy hay muchos nazare-
nos
que cargan en silencio su dolor
que andan sin sentido por la
vida
que llevan dentro su procesión.
Llénanos por siempre de espe-
ranza
que brillen en nuestros ojos tu
amor
Tú eres el camino que seguimos
porque la muerte no te venció.
33. NADIE TE AMA COMO
YO
C/G – Am – F/Dm – G (4)
Cuanto he esperado este mo-
mento
Cuanto he esperado que estu-
vieras así,
Cuánto he esperado que me
hablaras,
Cuánto he esperado que vinie-
ras a mí.
Yo se bien a qué has venido,
Yo se bien por qué has llorado,
Yo se bien lo que has sufrido,
Pues de tu lado no me he ido.
PUES NADIE TE AMA COMO YO
(BIS)
MIRA LA CRUZ
ESA ES MI MÁS GRANDE PRUEBA
NADIE TE AMA COMO YO.
PUES NADIE TE AMA COMO YO
(BIS)
MIRA LA CRUZ
FUE POR TI FUE PORQUE TE AMO
NADIE TE AMA COMO YO.
Yo se bien lo que me dices
aunque a veces no me hables
se bien lo que en ti sientes
aunque nunca lo compartes.
Yo a tu lado he caminado
junto a ti yo siempre he ido
aun a veces te he cargado
Yo he sido tu mejor amigo.
P Á G I N A 2 3 5
M A N U A L M I S I O N E R O
SALIDA
34. NUEVA GENE-
RACIÓN
Em - % - B7 – Em (2) Am - % -
Em – B7 – Em – B7 -Em
Yo vengo del sur y del norte,
del este y oeste, de todo lugar.
Caminos y vida recorro
llevando socorro, queriendo
ayudar.
Mensaje de paz es mi canto
y cruzo montañas y voy hasta el
fin.
El mundo no me satisface,
lo que busco es la paz,
lo que quiero es vivir.
Am – Em – Am/B7 - Em
AL PECHO LLEVO UNA CRUZ
Y EN MI CORAZÓN LO QUE DICE
JESÚS (bis)
Yo se que no tengo la edad
ni la madurez de quien ya vivió
mas se que es de mi propiedad,
buscar la verdad y gritar con mi
voz.
El mundo va herido y cansado
de un negro pasado
de guerras sin fin;
hoy temen la bomba que hizo
y la fe que deshizo y espera por
mí.
Yo quiero dejar mi recado:
no tengo pasado, paro tengo tu
amor,
el mismo de un crucificado
que quiso dejarnos de un mundo
mejor.
Yo digo a los indiferente
que soy de la gente que cree
en la cruz,
y creo en la fuerza del hombre
que sigue el camino de Cristo
Jesús.
35. AMAR ES ENTREGARSE
D A D D7 G D Bm Em A D D7
Amar es entregarse,
olvidándose de sí,
buscando lo que al otro
pueda ser feliz.
A D A D D7 G D Bm Em A D D7
QUE LINDO ES VIVIR PARA AMAR
QUE GRANDE ES TENER, PARA
DAR.
DAR ALEGRÍA Y FELICIDAD
DARSE UNO MISMO ESO ES AMAR.
(bis)
36. ATRÉVETE
G – D – Em – C – D - G/G7 – C
– D– G/A/D/G – C – D - G
Atrévete a decir con tu vida que
es posible, dar tu mano a la gen-
te ser diferente, ser un joven
constructor de un mundo mejor
y cantar con Dios esta canción.
37. TRES COSAS TIENE EL
AMOR
G - % - Em - % - C - % - D - %
(2)
TRES COSAS TIENE EL AMOR, QUE
NO SE PUEDEN OLVIDAR, QUE
DIOS NOS AMÓ PRIMERO, QUE
HAY QUE DARSE POR ENTERO Y
PONERSE A CAMINAR.
En medio de su pueblo Jesús va
caminando, y en todos sus her-
manos hay señas de su paso. Si
escuchas en silencio su amor te
está cantando.
Jesús tu me has llamado a ser tu
peregrino, si un paso yo he en-
tregado tu cien haces conmigo,
para anunciar la buena nueva de
ser hijos.
CANTOS VARIOS
38. CANTEMOS AL AMOR
D A7 Bm G Em A7 D Bm Em
G A7 Bm F#m C#7 F#m A7
Cantemos al amor de los amo-
res, cantemos al Señor. Dios
está aquí.
Venid adoradores, adoremos
a Cristo redentor.
D B7 Em A7 E Bm A7 G A7 D
F#7 G B7 Em A7 D Bm D
Em D A7 D
GLORIA A CRISTO JESÚS, CIELOS
Y TIERRA BENDE-CID AL SEÑOR.
HONOR Y GLORIA A TI REY DE LA
GLORIA. AMOR POR SIEMPRE A TI,
DIOS DEL AMOR.
39. ADORACIÓN
G/D – Em – C/Am – D – G/B7
– Em – C/Am – D (2)
Al estar en la presencia de tu
divinidad, y contem-plar la her-
mosura de tu santidad, mi Espíri-
tu se alegra de tu santidad, te
adoro a ti, te adoro a ti.
Y cuando veo la grandeza de tu
dulce amor y com-pruebo la
pureza de tu corazón. Mi espíritu
se alegra en tu majestad, te ado-
ro a ti, te adoro a ti.
G/D – Em – C/Am – D – G/G7
– C/Cm – G/D – C/Cm – G (2)
P Á G I N A 2 3 6
M A N U A L M I S I O N E R O
Y AL ESTAR AQUÍ, DELANTE DE TI
TE ADORARÉ, POS-TRADO ANTE TI,
MI CORAZÓN TE ADORA OH DIOS, Y
SIEMPRE QUIERO ESTAR, PARA
ADORAR Y CONTEM-PLAR TU SAN-
TIDAD, TE ADORO A TI SEÑOR, TE
ADO-RO A TI.
40.CANTO DE LA ULTIMA
CENA
C/G – Am – F/Dm – G – C/E –
Am – F/G – C (2)
No me habéis vosotros elegido,
fui yo mismo
quien os elegí. Ya no os llamo
siervos sino amigos,
permaneceréis para siempre
junto
a mi.
Yo soy la verdad, soy el camino.
Soy la vida y la resurrección.
Quien me sigue
no andará perdido pues yo soy la
luz,
yo soy vuestra salvación.
Tomad y comed este es mi cuer-
po,
que se entrega por vuestra salud.
Tomad y bebed esta es mi sangre
que yo derramé por vosotros
en la cruz.
Recordad mi nuevo mandamiento,
por el cual os conocerán:
"Que os améis los unos a los
otros
como yo os amé hasta
mi vida entregar".
Nosotros, Señor, te damos gra-
cias,
porque nos has hecho ver tu
amor.
Nosotros señor, te seguiremos,
danos el valor, tu gracia
y tu bendición.
41.SUMÉRGEME
G – Bm – C/Am – D (2)
Cansado del camino, sediento de
ti un desierto he cruzado, sin
fuerzas he quedado, vengo a ti.
Luché como soldado y a veces
sufrí y aunque la lucha he ganado,
mi armadura he desgastado, ven-
go a ti. (Bis)
SUMÉRGEME EN EL RÍO DE TU ES-
PÍRITU,
NECESITO REFRESCAR ESTE SECO
CORAZÓN
SEDIENTO DE TI. (BIS)
42.ENTRA JESÚS
A/A7 – D – E – A – F#m – D –E
– A (2)
Cuando escuches la voz del Señor
que te habla a tu corazón
no te resistas
ni quieras estar como un rebelde.
ENTRA JESÚS, TOMA TU VIDA,
TOMA MI SER QUE ES PARA TI,
Y ENTRE TUS BRAZOS QUIERO
SENTIR
CUANDO ME AMAS.
Porque El está a la puerta espe-
rando
a que abras tu corazón
toma tu carga y sigue al Señor
ahora y siempre.
43. EL AMOR DE MI DIOS
G – C – D – G – Em – C – D – G
Un amor que siempre
está a tu lado
y que no te exige nunca nada
ese es el amor de mi Dios
ese es el amor de mi Dios
G – C – D – G – Em – C – D - G
UN AMOR QUE VA
DE PUERTA EN PUERTA
QUE BAJO SONRISAS
ÉL TE ESPERA
UN AMOR QUE SIEMPRE
ESTÁ ESPERANDO
SIN IMPORTAR QUIÉN ES
NI HASTA CUANDO.
Un amor que sufre cuando sufres
un amor que ríe cuando ríes
Un amor que vive en el silencio
un amor tan suave como el vien-
to.
44.CALCUTA
Em – Am – D – G
Em – Am – B7 – G
Jesucristo (3 v.) Alegría y paz
que quiero compartir, Pan de
Vida que la Iglesia da. (Bis)
- Jesucristo es la vida que quiero
vivir, Jesu-cristo es la luz que
quiero reflejar, el camino al Pa-
dre que quiero seguir, el Amor
que yo quiero amar. Jesucristo
es la alegría que quiero com-
partir, Jesucristo es la paz que
yo quiero sem-brar, el camino al
Padre que quiero seguir, el amor
que yo quiero amar.
- Llevo vida a aquel hombre que
quiere surgir, pan de vida al ham-
briento debo dar, esperanza al
enfermo que quiere vivir, alegría
al joven que quiere jugar. Doy mi
ropa al desnudo que debo cubrir,
alegría al que sufre en soledad,
libertad y esperanza debo trans-
mitir, su Pala-bra de Vida he de
dar.
P Á G I N A 2 3 7
M A N U A L M I S I O N E R O
45.VICTORIA!
TU REINARAS
D G A D
VICTORIA! TU
REINARAS.
OH CRUZ! TU NOS SALVARAS.
D Em A D (Bis)
El verbo en tí clavado
muriendo nos rescató.
De Ti, madero Santo,
nos viene la redención.
Extiende por el mundo
tu reino de salvación
Oh, cruz fecunda fuente,
de vida y bendición.
Impere sobre el odio
Tu reino de caridad.
Alcancen las naciones
el gozo de la unidad.
Aumente en nuestras almas
ti reino de santidad.
El río de la gracia
apague la iniquidad.
46.GLORIA, GLORIA, ALE-
LUYA!
G B7 Em C G B7 Em C D G
GLORIA, GLORIA, ALELUYA
EN EL NOMBRE DEL SEÑOR.
Cuando sientas que tu hermano
necesita de tu amor,
no le cierres las entrañas
ni el calor del corazón;
busca pronto en tu recuerdo
la Palabra del Señor:
"Mi ley es el amor".
Cristo dijo que quien llora,
su consuelo encontrará;
quien es pobre, quien es limpio,
será libre y tendrá paz.
Rompe pronto tus cadenas,
eres libre de verdad:
empieza a caminar.
47.SOMOS TESTIGOS
El Señor resucitó venciendo la
muerte en la cruz, nuestra espe-
ranza está en Él; Él es nuestro
sal-vador. Atrás quedó el temor,
la duda y la poca fe, hagamos ya
realidad un reino nuevo de amor.
SOMOS TESTIGOS DE LA RESU-
RRECCIÓN, ÉL ESTÁ AQUÍ, ESTÁ
PRESENTE, ES VIDA Y ES VERDAD.
SOMOS TESTIGOS DE LA RESU-
RRECCIÓN, ÉL ESTÁ AQUÍ, SU
ESPÍRITU NOS MUEVE PARA
AMAR.
48.ENCIENDE UNA LUZ
G C Am D G C Am C D G
ENCIENDE UNA LUZ, DÉJALA BRI-
LLAR, LA LUZ DE JESÚS QUE BRI-
LLE EN TODO LUGAR. NO LA PUE-
DES ESCON-DER, NO TE PUEDES
CALLAR, ANTE TAL NECESIDAD,
ENCIENDE UNA LUZ EN LA OBSCU-
RIDAD.
Em A Am D Em A Am D F C Gm
Bb F C D G C D E
¿Y cómo pues invocarán a Aquel
que no han creído? ¿Y cómo
creerán en Aquel de quien no
han oído?
¿Y cómo oirán si nadie les predi-
ca? Hermo-sos son los pies de
los que anuncian la paz, las bue-
nas nuevas de Jesús.
( Cambia el coro a Mi Mayor)
49.GLORIA
Gloria (bis)
A Dios en el cielo, Gloria.
Y en la tierra paz,
paz a los hombres que ama el
Señor.
Te alabamos (bis)
Te bendecimos (bis)
Te adoramos (bis)
Te glorificamos (bis)
Te damos gracias
por tu Gloria Inmensa
Señor, hijo Unigénito, Jesucristo,
Señor Dios.
Cordero de Dios, hijo del padre.
Tu que quitas del mundo, el pe-
cado
del hombre,
acoge nuestras súplicas.
Tú que estás en el cielo
a la diestra del Padre,
ten piedad, Señor,
piedad de nosotros.
Porque Tu solo el Santo
Tú solo el Señor (bis)
Tú solo el Altísimo (bis)
Jesucristo.
Con el Espíritu Santo
en la Gloria de Dios Padre, Amén.
50. TOMAME, ENVIAME
E B7 E A
Como un grito en mi vida tu pa-
labra
E B7 E
escuché, quien irá para hablar
por mi
F#m B7 E B7
¿a quién enviaré? a esa voz que
me
E A E
P Á G I N A 2 3 8
M A N U A L M I S I O N E R O
B7
apremia quiero yo responder: ya
me
E F#m
B B7
tienes "aquí estoy Señor, envía-
me"
E A B7
Tómame, envíame quiero hacer
tu
E A
voluntad, se que tú pensabas
desde
E A
E
siempre en mi para pregonar tu
E A
E
verdad para ser testigo de tu
amor
B7
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sin fin. Para dar a todos la paz.
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Muchos toda su vida luchan sin
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descansar; no conocen que tú
Señor
en
F#m B7 E B7
esta vida estás. ¿Cómo van a
E A
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escucharte?, no te pueden oír;
¿Cómo
E F#m
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van a creer Señor si nadie habla
de ti.
51. VEN ESPIRITU DE DIOS
53.CON Y POR AMOR
Te has puesto a pensar lo que
puedes hacer con amor,
Te has puesto a medir tan si-
quiera su gran valor.
No hablo de amor de palabras,
yo hablo de amor
que sabe hacer
dar por el otro lo que por ti das.
Siempre hay montañas que no te
dejan amar,
Si tratas tú solo jamás las po-
drías quitar.
Es duro en la lucha seguir
cuando parece que solo tú estás,
Cuando tú creas que no puedes
más,
sigue adelante y encontrarás
Siempre habrá alguien que está
sin amor.
De muchos ojos, lágrimas has de
quitar,
a muchas bocas podrás alimen-
tar,
llenando su hambre de paz,
llenando su hambre de amor.
Sé que es difícil realizar,
sé que mucho a de costar,
Pero lo puedes hacer con amor.
54. SI CONOCIERAS COMO TE
AMO
Si conocieras como te amo, si
conocieras como
te amo, dejarías de vivir sin
amor. Si conocieras
como te amo, si conocieras co-
mo te amo dejarías
de mendigar cualquier amor.
Si conocieras, como te amo,
como
te amo serias mas feliz.
Si conocieras como te busco, si
conocieras
como te busco dejarías que te
alcanzara mi voz.
si conocieras como te busco, si
conocieras
como te busco dejarías que te
hablara al
corazón, si conocieras, como te
busco,
como te busco escucharías mas
mi voz.
Si conocieras como te sueño me
preguntarías
lo que espero de ti. Si conocie-
ras como te
sueño buscarías lo que no pen-
saba par ti.
Si conocieras como te sueño,
como te sueño
pensarías más en mi.
P Á G I N A 2 3 9
M A N U A L M I S I O N E R O
55. JESÚS ESE
ERES TÚ
Mirando más allá
de un simple
pan,
Descubro la presencia de un
amor que
Se entrega
Eres tú, Jesús, pan de vida.
Mirando más allá de un simple
cáliz,
Veo sangre derramada que da
vida en la cruz.
Es tu sangre, Jesús, alianza eter-
na.
JESÚS, GRANO DE TRIGO QUE,
MOLIDO,
SE CONVIERTE EN PAN DE VIDA.
JESÚS, UVA PISADA Y TRANSFOR-
MADA
EN VINO DE SALVACIÓN. (2) JESÚS, ÉSE ERES TÚ.
Me pregunto ahora qué puedo
hacer,
Quisiera aliviar tus heridas san-
grantes
Aquí estoy, Jesús, junto a ti.
56 AQUÍ ESTOY, SEÑOR
Conocí una vez un hombre, su
rostro estaba lleno de Luz.
Su cuerpo maltratado, cargaba
con un cruz.
Yo le pedí que me ayudara, que
me ayudara a caminar,
Que ayudara a mis hermanos,
que me ayudara a levantar…
Aquí estoy Señor,
que quieres de mi,
no soy nada, no tengo nada
pero con tu amor, con tu ardor,
te puedo ayudar.
te quiero alabar, te quiero bende-
cir,
así en paz, así en paz, te quiero
adorar.
Pues mi espíritu confirma que tú,
eres un Dios de quietud.
Pues mi espíritu confirma que tú,
eres un Dios de paz.
57. JOVEN PROCLAMA Y CELE-
BRA
(HIMNO DEL ENAJÓ 2012)
Juventud que luchas por cam-
biar en medio de la adversidad
Y que quieres construir una nue-
va sociedad,
Oye tu que quieres renovar, esta
cultura transformar
Que ya no quieres más guerra si
no paz.
Pre - coro
Y como los dos discípulos que te
contemplaron al partir el pan,
Queremos que abras nuestros
ojos para reconocerte en los
demás.
Coro
JOVEN PROCLAMA Y CELEBRA LA
BUENA NOTICIA DE JESÚS RESUCI-
TADO,
VAMOS HACIENDO CAMINO, COM-
PARTIR LA FE Y HACERLA PRESEN-
TE
EN LA JUVENTUD DE HOY.
Joven ven a celebrar y a cantar
este himno de paz
Entiendo que no es fácil renun-
ciar, Solo hay que perseverar,
Unidos en oración tu historia
cambiara.
Vamos al encuentro con Jesús,
cargaremos con su cruz,
Siendo misioneros de la vida en
su luz.
Pre - coro
Coro
INSTRUMENTAL
Somos estandarte de libertad,
Batallamos con verdad
No nos vence los temores, ni la
falsedad
Somos peregrinos del amor, ser-
vidores
Del Señor
Y constructores de una nueva
civilización.
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M A N U A L M I S I O N E R O
Notas P Á G I N A 2 4 1
M A N U A L M I S I O N E R O
Notas P Á G I N A 2 4 2
M A N U A L M I S I O N E R O
Notas P Á G I N A 2 4 3
M A N U A L M I S I O N E R O
Notas P Á G I N A 2 4 4
M A N U A L M I S I O N E R O
Notas P Á G I N A 2 4 5
M A N U A L M I S I O N E R O
Contactos
Nombre Teléfono Correo electrónico Otros….
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M A N U A L M I S I O N E R O
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M A N U A L M I S I O N E R O
Somos Iglesia en misión continental
La Misión Continental es un envío personal y eclesial
del Señor Jesucristo, animado por el Espíritu Santo, para
compartir el Evangelio de la Vida con cada persona, empe-
zando por los que se han alejado de la comunidad de la Igle-
sia, y ofreciéndolo respetuosamente a quienes se confiesan
agnósticos y ateos.
La Misión Continental es un impulso misionero de
toda la Iglesia en América Latina y el Caribe, que surge como
uno de los frutos de la V Conferencia General del Episcopado
continental, celebrada en Aparecida, Brasil, en mayo de
2007, cuyas conclusiones se plasmaron en el Documento
conclusivo de Aparecida.
Su objetivo fundamental es poner a la Iglesia, y a todos en la Iglesia, en un estado de misión
permanente. Esto implica “pasar de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamen-
te misionera” y ayudar a que todos en la Iglesia seamos también decididamente servidores de la Vida.
La Misión Continental utiliza el método de Jesús: preguntar, escuchar y ofrecer una experiencia de
encuentro con el Señor que llena de gozo y de sentido nuestras vidas. Se trata de salir más que que-
darse en nuestros templos, esperando a los que vengan; de hacer “que la Iglesia se manifieste como
una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misio-
nera”.
La Misión Continental conlleva una conversión personal, pastoral y eclesial e “implica re-
formas espirituales, pastorales y también institucionales”. Es decir, cambios profundos en nuestra
manera de vivir la fe, de organizar la pastoral, de administrar la Iglesia y de servir al mundo, dejan-
do de lado estructuras caducas que condicionan nuestro caminar.
La Misión Continental es un camino de transformación eclesial y social, pues el Evangelio da
Vida a las personas, a las comunidades, a las culturas. Por lo tanto, la Misión Continental se propone
ofrecer nuestro servicio evangelizador a la misma sociedad.
La Misión Continental tiene un carácter ecuménico y no pretende hacer prosélitos, pues el
Evangelio crece por desborde de alegría, por contagio espiritual y nunca por proselitismo. Se sugiere
invitar a nuestros hermanos de otras Iglesias y comuniones cristianas a acompañarnos en oración
durante este proceso misionero e incluso, donde sea posible, asumir algunas acciones solidarias en
conjunto.
Por ello cada misionero hoy dice a viva voz “Yo creo que anunciar a Cristo con mis palabras y mi vida
es mi aporte a la construcción de la Civilización del Amor”.
El Manual Misionero lo estamos construyendo
entre todos. Agradecemos a los que han compartido
sus experiencias y materiales para hacer realidad
este proyecto.
Esperamos también, tu aporte para enriquecerlo y
mejorarlo. Las sugerencias y materiales desees ofre-
cer envíalos a mjsvenezuela@gmail.com. El reto es
que logremos mejorarlo año tras año. Estas páginas
son para acompañar el servicio que ofrecemos como
misioneros a nuestra Iglesia pues, trabajemos todos
en comunión para que sea cada vez de mayor calidad,
Para dar vida Para dar vida
Para dar vida Para dar vida
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Caracas– Venezuela 2012
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