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+ VIII TALLER INTERNACIONAL DE PAISAJE + MÁLAGA INTERROTTA + MUSEO PICASSO MÁLAGA + OCTUBRE 2016 + BLOQUE: EL PAISAJE MARÍTIMO +
ECOS DEL PATRIMONIO INDUSTRIAL. / ECHOES OF THE INDUSTRIAL HERITAGE. . LA MONUMENTALIDAD SOCIALMENTE RECONOCIDA COMO SOLUCIÓN PARA LA IDENTIDAD URBANA. THE MONUMENTAL CHARACTER AS A SOCIALLY ACCEPTABLE ANSWER TO URBAN IDENTITIES.
Enrique Bravo Lanzac
RESUMEN / ABSTRACT
Desde presupuestos revisionistas del patrimonio industrial, se identifica la capacidad de generar puntos de
situación en el tejido urbano de las antiguas chimeneas fabriles. Aquellos vestigios industriales, olvidados,
desgajados de toda relación con su origen y contexto, desprovistos así de cualquier significancia de su función y
lectura de su historiografía. Relegados a meros sujetos olvidados por el paso del tiempo –y como no, por la
dificultad y coste de su derribo–. Esta casuística, de modo absolutamente accidental, provoca la coexistencia de
viejas estructuras, abandonadas, ahuecadas por el olvido, latiendo vagarosamente, silentes, casi desapercibidas en
el caminar y en los ecos de progreso de una sociedad tecnológica. Esta tesitura es justiciera fortuita del presente
paisaje de la ciudad de Málaga. Una ciudad por veces ajena al orden y sin intencionalidad de referentes urbanos ni
de generación de un verdadero frente litoral, acorde a la escala de urbe mediterránea.
The smokestacks ability to generate location points over an urban network is analysed from a revisionist perspective
of the Industrial Heritage. The smokestacks: those industrial remains, forgotten pieces moved away from their true
origin and context, devoid of every function, meaning and interpretation of their history. Time has pushed them into
the background, transforming them into forgotten objects –helped by the difficulty and high costs of their
demolitions–. This situation enhance, in an entirely accidental way, the coexistence of old abandoned structures,
hollowed out by oblivion, beating slowly in silence, unnoticed in their pace, unnoticed in the echoes of progress in
this technological society. This circumstance could be nowadays an accidental judge of the landscape in this city,
Málaga. A city, which is sometimes unconnected to any order, with no aim to be neither an urban referent nor a true
seafront according to the Mediterranean urban scale.
PALABRAS CLAVE / KEY WORDS
Patrimonio industrial, chimenea, monumento, paisaje marítimo, frente litoral, utopía.
Industrial heritage, smokestack, monument, maritime landscape, seafront, utopia.
“No siempre la acción del hombre en el paisaje es destructora y degradante”1,
Julio Cano Lasso.
¡Miremos sobre nuestras arqueologías! Los últimos rastros de un
vigoroso pasado industrial nos invitan a la reflexión de nuestro devenir
como urbe…o más bien, de nuestro futuro como territorio. Las altas
torres, esas antiguas chimeneas industriales de la potente era fabril
decimonónica, exigen una reflexión sobre su función actual para la
sociedad (Fig. 1). Estas estructuras diseminadas por el territorio hablan
de otro tiempo de esplendor, que aun caduco, está vigente, “permanece
vivo y mantiene la identidad colectiva generación tras generación. Es la
herencia de la ciudad con los malagueños”2. Las primigenias
volumetrías de los espacios fabriles desaparecieron, se erosionaron, se
modificaron o meramente se amputaron. No queda prácticamente nada,
son solo poso en nuestra memoria social. Nos arrebataron el verdadero
hecho patrimonial, pero quizás no sea una derrota, sino la oportunidad
de hacer efectivas las palabras de Cano Lasso: “El paso del tiempo al ir
despojando la obra de arquitectura de cuanto tuviera de postizo o
superficial la va dejando en su pura esencia. Sólo lo que vale
permanece”3. Sea entonces la hora de forjar una nueva arquitectura en
el paisaje.
Aquellos vestigios indolentes, afianzados en la retina en los atardeceres
de invierno como escenografías imaginarias, se manifiestan como
grandes monstruos de un pasado enérgico y envuelto de grises humos
que hoy quedan relegados a mero residuo arqueológico. Humos que
ensombrecen el cielo de día, y que al llegar la noche se disipan
Fig. 2. El litoral de Poniente hacia los años
80 aprox.
Fig. 1. Revolución Industrial. Grabado.
2
revelando un limpio cielo donde juegan el chopo lorquiano –la
chimenea– con la luna redonda: “El viento se ha sentado en los torcales
/ de la montaña oscura, / y un chopo solitario, el Pitágoras / de la casta
llanura, / quiere dar con su mano centenaria / un cachete a la luna”4. Un
damero desnudo donde emergen geometrías exentas ajenas a cualquier
relación con el lugar y solo gobernadas en un anarquismo imperante por
las fuerzas de la naturaleza y el abrazo férreo del mar (Fig. 2). “En
cualquier época del año se respiraba un ambiente intemporal. Este
paraje, unido a tus propias sensaciones, producía sueños
inquietantes”5, sean precisas las palabras del escultor para reflejar la
atmósfera grandilocuente, desolada y solitaria, también mortecina,
donde solo se presume vida en los agónicos suspiros que manan de los
altos óculos y que vaticinan su presta desaparición. Suspiros latentes de
un alma rota, alma de humildes chimeneas, que aunque aspiren a ser
torres y sean nombradas como tales –la esbelta torre Mónica–, no son
legítimas; lo escribió ya Pérez Estrada: “La chimenea es sólo una torre
que suspira”6.
Tuvimos un tiempo –lejano y pasado– donde pudimos generar un nuevo
tejido urbano sobre este terrain vague, ayudado por mano de cirujano
que cosiera y remendara los deslavazados elementos finitos
encontrados en el lugar, más próximo a un despaisaje7 de cualquier
relato pictórico de De Chirico inundado de inquietantes y desoladas
arquitecturas (Fig. 3). Este baldío paisaje plantado de chimeneas nos
remite de inmediato a la obra del pintor metafísico. Quizás él nunca
estuvo aquí, como tampoco Miquel Navarro lo conoció a él; pero De
Chirico consagró metafísico este litoral a la par que se reveló innato en
el entorno8 del escultor. Y bien podríamos seguir utilizando como
análogas las descripciones de su obra para seguir la aproximación.
Entenderíamos de inmediato las coincidencias, y corroboraríamos que
aquí se habla sobre la existencia9, que “el carácter desolado de estos
lugares tiene más que ver con las paradojas y el extrañamiento”10
y que
la razón de ser de esta realidad se resume en “el cielo verde –
intercambiemos verde por azul– que forra todos sus paisajes y nos
traslada a otro paisaje mental donde viven los interrogantes más
profundos del ser humano”11
. La extraña inquietud de este paisaje
desolado se transforma cuando vemos lo insólito en lo cotidiano, o de
otra manera, lo sagrado en lo diario. Y el maniquí o autómata de la
pintura de Giorgio se manifiesta aquí reflejado en la Palera12
, mástil
anclado en la costa que exclama ante la deshumanización del mundo
(Fig. 4) (Fig. 5). Pero es tarde. Este tiempo ya pasó.
La memoria colectiva asume el protagonismo de las antiguas
chimeneas industriales, identificando de forma instintiva su capacidad
para generar nuevos puntos de situación en el paisaje de la ciudad. La
ruta para consagrar la utopía del paisaje reside en la sociedad.
Aboguemos por una construcción social del paisaje13
apoyándonos en
la apropiación comunitaria del reconocido hito urbano (Fig. 6). El
patrimonio industrial se postula como la respuesta a la generación de
referentes urbanos. Planteemos intervenciones de fácil lectura y
compleja estructura –junto, sobre, encima, debajo, entre… de las
chimeneas– para resolver aquellos problemas de borde detectados y las
diferentes derivadas, ora sea la continuación del eje vertebrador
marítimo, ora las relaciones con las áreas naturales de la ciudad: la
franja litoral y la ligazón con los emplazamientos renaturalizados del río
Guadalmedina y del Paraje Natural de la Desembocadura del río
Guadalhorce. Apostemos por la secuenciación de un sistema de
elementos que resuelvan las necesidades programáticas de la ciudad
regenerando –mejor digamos generando– un verdadero frente litoral,
fachada marítima de esta urbe mediterránea.
Fig. 4. Giorgio De Chirico. Solitude, 1917,
Nueva York, The Museum of Modern Art.
Fig. 5. Miquel Navarro. Figura Palera, 26
metros de altura, 2002, Málaga.
Fig. 6. Utopía 5. Secuenciación de un
sistema de elementos, 2015.
Fig. 3. Giorgio De Chirico. Las musas
inquietantes, 1916, Milán, Collezione
Mattioli.
3
EPÍLOGO
¿Por qué no actuar desde y para el objeto? Planteemos una
regeneración del tejido litoral desde actuaciones sobre el objet trouvé14
.
Exploremos las posibilidades desde planteamientos agresivos, infames,
quizás algo sórdidos… carguemos las mentes de insolencia y arrojo,
solo así pondremos en valor nuestros heredados despaisajes activando
la conexión con nuestro pasado para que siga vigente. Renunciemos de
una vez a “los litorales sin ángel”15
para refrendar las biografías de estos
autómatas que ensueñan un vestido de nueva época (Fig. 7).
Proclamemos venideras historias para aquellos tótems –olvidé ya tras la
nube de humo si son arqueología o escultura– que precisan andar bajo
el verde cielo. A la sombra de los erguidos chopos solitarios debemos
dar respuesta a los programas necesarios para esta ciudad. Pero nunca
a costa de la renuncia de crear un legítimo nuevo paisaje donde la
evocación, el recuerdo y la memoria sean los motores para la búsqueda
de una renovada sensibilidad patrimonial que recualifique este
inagotable borde marítimo, encrucijada de tres mundos: territorio,
ciudad y litoral. La compleja, y siempre cuestionada, relación entre el
traspaso de la ciudad a la naturaleza se presenta aquí como un ejercicio
de equilibrismo entre las preexistencias industriales, la edificación
presente y las preciadas condiciones ambientales.
Hagamos posible el deseo. Maridemos la ciudad de las viejas torres
silentes con su amada mar. Se precisan encontrar, fundirse en el agua
clara, dejar se der sangre de las estatuas. La ciudad es el mar y la mar
no será tal sin bañar las faldas de su anhelo. Reivindico el azul
protagonista, culmen del ansia de las profundidades “y lo mismo la
costa lo celebra, / con una blanca espuma, que en lo oscuro / está
siempre resonando”16
, lo demás no importa, la deuda está con el mar,
que es el origen, el presente y la infinitud. La ciudad debe reparar su
agravio para consagrar los versos del decano cronista “Limito al norte
con nadie / y al sur con Málaga”17
.
1 Cano Lasso, Julio. (1992). “La arquitectura en el paisaje”. En Julio Cano Lasso. Medalla de Oro de la Arquitectura: 1991, pp. 87-
88. Madrid: Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España.
2 Montero Fernández, F. y Ortiz de Villajos Carrera, J. (2012). En Méndez Baiges, M. (ed.). Arquitectura, ciudad y territorio en
Málaga. (1900-2011), p. 309. Málaga: Geometría.
3 Cano Lasso, Julio. (1992). “La arquitectura en el paisaje”. En Julio Cano Lasso. Medalla de Oro de la Arquitectura: 1991, pp. 87-
88. Madrid: Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España.
4 García Lorca, F. (1920). “Un concierto interrumpido”.
5 Navarro, Miquel. (2007). “Desde mi infancia a De Chirico”. Descubrir el Arte, 106, p. 26.
6 La erótica de la torre se llama obelisco. / La potencia de una ciudad depende de sus torres y de sus obeliscos. / La chimenea es
sólo una torre que suspira. Pérez Estrada, R. (1989). La ciudad velada, p. 31. Málaga: Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga. 7 Castro Flórez, F. (2007). “De Chirico. Arquitecturas cuajadas de enigmas”. Descubrir el Arte, 106, pp. 16-24.
8 Campo de imaginación surrealista, fantástica y metafísica, todo unido en el mismo paisaje. Más tarde, descubrí a De Chirico,
aunque se me había anticipado en mi propio entorno de juego y vida. Navarro, Miquel. (2007). “Desde mi infancia a De Chirico”.
Descubrir el Arte, 106, p. 26.
9 Fueron sorprendentes las coincidencias, aunque no la exactitud de aquella mirada donde el tiempo se había congelado, donde lo
erótico era sereno, donde la vida era muerte, donde lo humano era reflexivo, donde la tristeza era poesía, donde lo industrial y la
máquina no eran progreso, sino pensamiento sobre la existencia. Navarro, Miquel. (2007). “Desde mi infancia a De Chirico”.
Descubrir el Arte, 106, p. 26.
10 López-Peláez, J.M. (2007). “Referencias clásicas”. Descubrir el Arte, 106, p. 30.
11 Ballester, J.M. (2007). “Cambios profundos”. Descubrir el Arte, 106, p. 28.
12 Navarro, Miquel. (2002). Figura Palera.
13 Nogué, J. (ed.). (2009). La construcción social del paisaje. Madrid: Biblioteca Nueva.
14 Véase el concepto sobre el arte encontrado. El objeto cotidiano se transforma, manipula e interpreta otorgándole una voluntad
artística pero sin que pierda su propia identidad y reconocimiento.
15 Alcántara, Manuel. (1985). “Manuel” (16). En Este verano en Málaga. Madrid: Instituto Hispano-Árabe de Cultura.
16 Muñoz Rojas, José Antonio. “En esta clara tarde, cuyo quicio…” (12-14). En Alcalá Zamora, J. y Alberto de Cuenca, A. (eds.).
(1998). La poesía y el mar. A poesía e o mar, p. 120. Madrid: Visor, 1998.
17 Alcántara, Manuel. (1992). “Bajamar de la desgana” (5-6). En La misma canción.
Fig. 7. Giorgio De Chirico. La torre y el tren,
1934. Un vestido para una nueva época.
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