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Mujeres musulmanas: entre la invisibilidad y la hiperexposición
Anaitze Agirre Larreta (Observatorio de la Diversidad de MUGAK/SOS Racismo)
Raúl Martínez Corcuera LMI-Universitat de VIC, Observatorio de la Diversidad.
ODM - Observatorio de la Diversidad en los Medios1
El ODM reconoce la capacidad de los medios de comunicación para reproducir,
mantener e impulsar actitudes y estados de opinión entre la opinión pública, y
reconoce el poder mediático para contribuir a generar imaginarios colectivos. Hoy,
además, las redes sociales juegan un efecto multiplicador.
Así, élites económicas, políticas, culturales y mediáticas son pieza fundamental para
construir y mantener un determinado estatus quo, y en este sentido, construyen y
reproducen narrativas determinadas según intereses y objetivos. Es el consenso étnico
referido por Teun Van Dijk, es decir, privilegio de unos grupos y subalternidad de otros.
En ese orden social, el grupo más legitimado sería el nuestro. Los otros representan la
amenaza para nuestras fronteras, territorio y cultura, son fuente de problemas
económicos y sociales. Los otros son de culturas más primitivas que la nuestra,
inintegrables y, a menudo, suponen un serio peligro para los avances sociales logrados
en las sociedades occidentales. En suma, una representación estereotipada,
habitualmente amparada en el prejuicio, etnocéntrica y problematizadora de las
personas migrantes o de minorías etnoculturales.
Para una gran parte de la población, estos medios son fuente principal para conocer y
entender fenómenos complejos y/o alejados de su realidad cotidiana y, por tanto, son
pieza clave para representar y construir una realidad social (Igartua, 2013) hegemónica
donde la norma es la blanquitud, la cultura cristiana y la homogeneidad.
Desde el año 2000, el ODM formado por MUGAK, Centro de Documentación sobre
racismo y Xenofobia de SOS Racismo y XenoMedia Comunicació, realiza un monitoreo
sistemático de la prensa generalista en el estado español. Permite observar y analizar
los discursos mediáticos sobre representación y participación de las minorías
etnoculturales y los procesos migratorios. Desde ese conocimiento situado, una
mirada antirracista y el análisis crítico del discurso, se desgranan elementos que
componen ese relato hegemónico.
Por ejemplo, las conclusiones reiteran el uso prioritario de fuentes oficiales, temáticas
reiteradas vinculando migración y control de fronteras o con delincuencia o
1 http://www.mugak.eu/observatorio-de-medios
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terminología evocando continuos peligros de invasión, oleadas y terrorismo, cuando
no todo a la vez.
Esta tarea diaria permite elaborar dos herramientas al alcance de cualquier persona
interesada en seguir la actualidad diaria o analizar e investigar distintos aspectos sobre
proceso migratorio o racismo.
Por un lado, el ODM elabora la Revista de Prensa Diaria2. Recoge los contenidos
mediáticos del día publicados en 24 diarios generalistas del estado español sobre estas
temáticas. Se realiza un análisis cualitativo identificando diferentes categorías:
temática, fuente de información principal, representación de mujeres y menores,
presencia de minorías como fuente de información, área geográfica o género entre
otros. Los contenidos son enviados a una lista de suscripción de personas vinculadas al
ámbito migratorio y las minorías en el sector público, asociaciones, personal
investigador, estudiantes, periodistas etc. Estos contenidos se recogen diariamente
desde 2004 y pueden consultarse en una base de datos accesible online3.
Esta actividad sostenida en el tiempo permite al ODM realizar informes y diagnósticos;
proponer formaciones para periodistas; recomendaciones de BBPP a profesionales,
medios e instituciones; elaborar recursos de BBPP; identificar y combatir el discurso de
odio en las redes sociales o facilitar el diálogo entre medios, sociedad civil y personas
de minorías.
Representación de las mujeres de minorías etnoculturales
De acuerdo con Juliano, el imaginario colectivo asume y recrea unas migraciones
realizadas por hombres, atribuyéndoles el valor y capacidad de acción para migrar.
Mientras, las mujeres quedarían al cargo del cuidado de la casa y la familia en el país
de origen, siguiendo mandatos de género asignados. Las estadísticas demuestran que
tanto los procesos migratorios como los desplazamientos forzosos están compuestos
prácticamente en la misma medida por hombres y mujeres.
Para esta presentación, el análisis enfoca la representación de las mujeres de minorías
etnoculturales. Aplicando la interseccionalidad, frente la realidad diversa y activa de
estas mujeres se las representa de manera estereotipada y marcadas al menos por las
categorías de género y origen. Es decir, marcadas por esa doble alteridad (Nash, 2006).
2Para recibir la Revista de Prensa Diaria suscribirse en http://medios.mugak.eu/suscripciones/new 3Base de datos de contenidos mediáticos del Observatorio de la Diversidad en los Medios http://medios.mugak.eu (en este momento cuenta con el apoyo del MEySS)
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La invisibilidad y la aniquilación simbólica (Bengoechea, 2002) son fenómenos que
afectan a todas las mujeres en el ámbito comunicativo y de representación. Es decir, el
modelo hegemónico y sujeto político por excelencia en los medios sería el hombre,
blanco y heteronormativo. El informe de 2015 del Proyecto de Monitoreo Global de
Medios (GMMP)4 analiza el papel y representación de las mujeres en los medios, las
mujeres aparecen en un 24% de los contenidos. En el 38% de los casos hablan sobre
sus experiencias personales.
En el mismo periodo, las mujeres inmigrantes han sido representadas como sujeto de
los contenidos mediáticos en un 10.5% en la prensa del estado5. Por lo tanto, se
representa a las mujeres en general como minoría y en temáticas vinculadas a loa
específicos roles de género dominantes según el sistema de género occidental, sistema
donde los varones gozan de privilegios sobre las mujeres imbricado en una estructura
más amplia (Bullen & Hernández, 2010). Así, la invisibilización y el rol de género
asignado intersecciona con su condición migrante para generar unas representaciones
de sesgo de género y raza concretos.
Durante el año 2016, se han recogido en el ODM 21.705 contenidos mediáticos. De
ellos, las mujeres aparecían como sujetos en 3.620 (16,6%). Sobre las cinco temáticas
más recurrentes, en primer lugar encontramos cuestiones ligadas al refugio (21,7%);
delincuencia organizada (11,1%); pateras y áreas de detención (8,6%); idioma, religión
y costumbres (7,5%); delincuencia por minorías (6,5%).
Cuando superan la invisibilización, las mujeres migrantes aparecen a menudo ligadas a
los atributos naturalizados en el sistema de género, es decir, reproducción, cuidados
de la familia o el sexo. Así, las refugiadas y migrantes a menudo son madres o están
embarazadas: ‘Andalucía acoge hoy a una refugiada embarazada’ (Diario Sur,
24.05.2016);‘Trasladada a un hospital una mujer embarazada que llegó en patera a
Gran Canaria junto a 57 personas’(Canarias,7: 02.11.2016).
La representación de las mujeres migrantes como víctimas. En las temáticas
vinculadas a la delincuencia organizada, la mujer es víctima de las mafias, víctimas de
redes de trata: ‘La ONU constata que 7 de cada 10 víctimas de trata son mujeres y
niñas’ (Público, 26.12.2016). Como afirma Juliano (2012) habitualmente están en
manos de bandas criminales de compatriotas, reforzando el imaginario de la
delincuencia vinculada a la inmigración. Son habituales las reseñas del tipo ‘Liberan a
dos mujeres explotadas en clubes de Lanzarote y la Península’ donde los detenidos son
cuatro miembros de una familia rumana que traía a jóvenes a España (sic) con la falsa
promesa de un empleo y luego las obligaba a prostituirse (El Día, 20.08.2016).
4GMMP http://whomakesthenews.org/gmmp-2015 5Observatorio de la Diversidad en los Medios de MUGAK/SOS Racismo http://medios.mugak.eu
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Además de víctimas de trata o prostitución, el estereotipo las muestra como víctimas
de violencia de género. Se refuerza la criminalización de las mujeres, sobre las que se
sospecha de que en ocasiones recurren a la ley para poder regularizar su situación
administrativa. ‘Detenida una mujer nigeriana por denuncia falsa de secuestro y
violación’ (El Día, 29.11.2016)
La victimización y criminalización de las mujeres migrantes es recurrentemente
conectada con las costumbres y religión foráneas. En este caso, las mujeres
musulmanas tienen una representación paradigmática. Los medios contribuyen a
reforzar la idea de mostrar la religión musulmana como monolítica y homogénea,
discriminatoria hacia las mujeres. Además, sobre la cuestión de las mujeres y el islam,
los diarios dan voz a feministas que se muestran contrarias a aceptar que las mujeres
puedan vestir prendas islámicas por decisión y voluntad propia. y por la cual “Es
incompatible ser feminista y llevar velo”(El País, 23.12.2016) recogiendo las
declaraciones de Wassyla Tamzali, activista argelina por los derechos de las mujeres.
En 2016 el ODM consignó 273 noticias sobre religión y costumbres. Las fuentes
gubernamentales de distinto son prioritarias (30,7%); los tribunales suponen el 10,6%
o las fuentes de minorías el 10,2%.
El informe de 2016 de la Red Europea Contra el Racismo (ENAR) sobre islamofobia de
género recoge los estereotipos mediáticos. La representación mediática serviría para
preparar un contexto favorable a la discriminación y la violencia de estas mujeres.
ENAR confirma la invisibilización de las mujeres en general y especialmente de las
mujeres musulmanas. Como extranjeras, o no pertenecientes al grupo mayoritario,
gozarían de menor crédito que otras fuentes de información.
En general son mostradas como víctimas ligadas a conflictos sociales o judiciales. No
tienen presencia como profesionales de la comunicación y, sin embargo, cabe
considerar que su participación contribuiría a normalizar su imagen en la población en
general y generar referentes positivos entre mujeres musulmanas. Así, son retratadas
desde el estereotipo, con el pañuelo, ligadas a las tradiciones, víctimas de las mismas,
sin agencia, desempoderadas y a merced de los hombres de su comunidad y su
religión, incapaces de pensar por sí mismas. Además, son presentadas como personas
dispuestas a hacer proselitismo de su religión y, por tanto víctimas y amenaza al
mismo tiempo.
El control social, los matrimonios forzados y la mutilación genital son los temas
recurrentes, es decir, la violación de los derechos de las mujeres. Los contenidos
positivos, habiéndolos, son la excepción. La problematización de la religión musulmana
cono amenaza directa a los llamados valores europeos, es decir, a las libertades y
derechos de las mujeres y colectivos LGTB+ toman forma en contenidos relativos a la
violencia de género, terrorismo, homofobia, roles de género tradicionales, apuntando
5
a la comunidad musulmana como reflejo de todos estos males. Sin embargo, ninguna
comunidad está libre de manifestaciones racistas, sexistas y homófobas. Pero los
medios apuntan a las mujeres musulmanas, paradigma de la otredad, mientras las
manifestaciones racistas de la sociedad mayoritaria pasan desapercibidas. Como
afirma Van Dijk (2009), los discursos y las narrativas mediáticas enfatizan los aspectos
negativos relacionados con ellos, ellas en este caso, ignorando lo positivo, mientras
que los actos racistas anti-musulmanes son diluidos o se les presta menor atención.
El estudio de ENAR (2016) refiere también una retórica política que convierte a las
mujeres musulmanas en víctimas de la opresión a liberar. Paradójicamente, políticos
desde el centro derecha a la derecha extrema no han dudado en poner a las mujeres
en el centro del discurso de las libertades. En ese sentido, el ex primer ministro
socialista francés Manuel Valls refería el pañuelo como prenda que “impide a las
mujeres ser quienes son, debía ser una batalla esencial para la república”, en la línea
del discurso del expresidente francés Sarkozy:“no queremos mujeres con velo”.
Mujeres y terrorismo
La deriva hacia una representación extremadamente negativa del islam y las personas
que lo profesan se acentúa desde el 11-S. Se refuerza el orientalismo que Edward Said
(en Van Dijk, 2008) definiera para la representación de las personas musulmanas y
países islámicos y cobre vigor la representación desde el prejuicio (Van Dijk, 2009). Esa
polarización se observar, por ejemplo, en el uso mediático indiscriminado y
supuestamente asimilable de términos como árabe, musulmán, islámico, islamista o
yihadista6.
El ODM participa activamente en la creación, en 2017, del Observatorio de la
Islamofobia (OI). Una de las primeras recomendaciones del OI critica este uso
indiferenciado que, consciente o inconscientemente, provoca y refuerza la vinculación
entre persona musulmana y el terrorismo.
En 2004 el Consejo de Europa definía la islamofobia como el temor o los prejuicios
hacia el islam, las y los musulmanes y todo lo relacionado con ellas. Ya tome la forma
de manifestaciones cotidianas de racismo y discriminación u otras formas más
violentas, la islamofobia constituye una violación de derechos humanos y una amenaza
para la cohesión social.
La masacre de Charlie Hebdo en 2015, la sucesión de atentados terroristas
indiscriminados sobre la sociedad civil europea y el relato mediático de estos
atentados, provoca el aumento de islamofobia presente en la sociedad.
6Ver Observatorio de la Islamofobia. Glosario sobre el Islam
http://www.observatorioislamofobia.org/glosario/
6
Son discursos y procesos políticos impulsados desde las instituciones políticas y
públicas, instituciones y medios en torno a la eufemísticamente llamada crisis de
refugiados, cuando deberían decir crisis de valores europeos, también ha contribuido a
la percepción de personas musulmanas, extranjeras o no, refugiadas o migrantes como
potencialmente peligrosas para la seguridad y la identidad europeas (Corcuera y
Agirre, 2016)
Estereotipos de género: hombres violentos, mujeres sumisas
Enfocarla información en las manifestaciones más radicales de la religión; generalizar y
mostrar esta religión como monolítica y homogénea, contrapuesta a los valores
occidentales; hacer proliferar los estereotipos sobre el islam como cultura primitiva,
atrasada o violenta (Van Dijk, 2009) ahonda en las percepciones y actitudes negativas
del grupo mayoritario. Desde una lectura de género, los hombres musulmanes, ergo
potenciales terroristas hacen uso de la violencia, en tanto que hombres, y las mujeres
son víctimas sometidas.
La encuesta de percepción Ipsos Mori7(2016) recoge que las sociedades europeas
estiman un porcentaje de musulmanes muy superior al real. En España, las personas
encuestadas creen que son el 14% de la población cuando en realidad son el 2,1%.
La Plataforma Ciudadana contra la Islamofobia recoge en su Informe de 2016 un
aumento del discurso de odio islamófobo principalmente por parte de políticos y
medios de comunicación afines a la extrema derecha o a la teoría del Choque de
Civilizaciones. Constata también una consolidación de la islamofobia contra las
7Encuesta de percepciones Ipsos Mori 2016 https://es.slideshare.net/IpsosMORI/the-perils-of-
perception-in-2016-ipsos-mori
7
personas refugiadas. Presenta 573 incidentes de islamofobia, distribuidos en actos
contra mujeres (14,14%) y niños (4,01%); 12,57% de incidentes contra mezquitas,
5,41% contra refugiados y 6,63% de los incidentes contra personas no musulmanas. El
aumento con respecto a los incidentes de 2015 es de un 106,12%.
Así, las mujeres musulmanas como referente más visible de la comunidad reciben más
ataques de discriminación y agresiones, es decir, la islamofobia de género afecta a las
mujeres en tanto que mujeres y musulmanas. El Informe de la Plataforma Ciudadana
contra la Islamofobia refiere una definición de esta situación “islamofobia ejercida
contra las personas musulmanas sobre la base de su sexo o género. La sufren las
mujeres, en primera instancia, debido a la visibilidad que les confiere el uso del hiyab.
Sobre ellas recae una serie de prejuicios: son sumisas, ignorantes, portadoras de una
cultura atrasada. También la sufren los hombres musulmanes sobre los que pesa
igualmente una serie de prejuicios: son violadores, depredadores sexuales o machistas
en esencia, por el mero hecho de ser musulmanes, es decir, por el trato negativo hacia
las musulmanas que se les adjudica de manera prejuiciosa (Plataforma Ciudadana
contra la Islamofobia, 2016:211)
2016 Islamofobia y mujer. Estudio de caso. La prohibición del burkini.
Para Navarro (2012), las mujeres musulmanas son representadas en los medios como
víctimas de su propia cultura y una amenaza para la nuestra. Las mujeres musulmanas
son las tradicionales, y las occidentales (no musulmanas) son las modernas. Los medios
contribuirían a la visibilización de ese estereotipo en detrimento de la diversidad real.
Se representan como mujeres pasivas y sin voz, víctimas de una cultura y religión que
las oprime y obliga a ocultar su cuerpo contra su voluntad. El estereotipo incide en su
visión como criminales en potencia, posibles terroristas o caballos de troya en
occidente. El discurso mediático presenta una religión que somete a las mujeres,
impide su emancipación y pone en peligro los avances en materia de igualdad entre
mujeres y hombres, así como el proceso de secularización llevado a cabo en las
sociedades occidentales.
8
En este discurso, el velo es el símbolo de la exclusión y sumisión de las mujeres
invisibilizando sus varios significados o usos. Como señalaba Chandra Mohanty (2008),
el uso del velo no puede interpretarse como signo de sumisión, descontextualizado y
ahistóricamente. Es necesario abandonar la mirada unívoca y etnocéntrica. El uso de
esta prenda puede significar sumisión en países islamistas, sin embargo, para muchas
mujeres supone una prenda de autoafirmación, empoderamiento e independencia en
contextos occidentales donde son cuestionadas o discriminadas por su condición y
religión.
Un ejemplo es la fotografía del partido de volley playa femenino disputado durante los
juegos olímpicos de Río 2016 publicada en portada por diarios como La Vanguardia y El
Mundo. Disputaban el partido los equipos de Egipto y Alemania.
9
Las imágenes pueden sugerir un partido de vóley playa o la metáfora de confrontación
de dos modelos de sociedad, dos culturas. Una sociedad de mujeres libres para llevar
vestimenta, gozar de mejor posición y control sobre su cuerpo; y una sociedad y
religión opresora y dominante que obliga a la mujer a ocultar su cuerpo. Cabe
pregunta si la indumentaria de la mujer occidental es decisión propia o imposición de
algún comité deportivo que dicta que las mujeres han de llevar unas prendas mínimas
que cubran su cuerpo lo menos posible, por ejemplo, para disfrute de la audiencia.
Cabría reflexionar sobre la libertad de elección y el control sobre el propio cuerpo en el
caso de las mujeres occidentales.
La prohibición del burkini. Estudio de caso
En 2016 los análisis de los discursos mediáticos realizados desde el ODM reseñó una
atención informativa significativa sobre la prohibición del uso del burkini en la playa a
las mujeres musulmanas en Francia.
El tema inicia una relevancia mediática a principios de agosto de 2016. Están recientes
los atentados terroristas del 14 de julio en Francia y días posteriores. En este contexto,
el burkini se convierte en pieza de confrontación entre el estado y las mujeres que lo
utilizan. En el relato mediático, prevalecen las fuentes institucionales refiriendo la
medida de la prohibición. Destaca la ausencia de mujeres que opinen sobre el uso de la
prenda.
La información El ‘burkini’ divide a Marsella(La Vanguardia , 05/08/2016) desprende
una imposición de costumbres tan extrañas e incomprensibles, ‘descabelladas’ como
no mostrar el cabello, en el caso de las mujeres. Una mirada posiblemente
etnocéntrica sin posibles planteamientos de discusión, respeto o convivencia: “en el
islam, doctrina de la que a la fuerza los no musulmanes están cada día más al
corriente, esas partes del cuerpo, que no deben mostrarse en público (…) aunque
10
parezca descabellado para el no creyente, el cabello suele estar incluido. Pero el flyer,
tolerante, pide solamente ocultar desde los senos hasta las rodillas”.
Bajo el antetítulo de Polémica, El Mundo aportaba información complementaria: “En
Francia, los signos religiosos, incluido el velo islámico, están prohibidos en los
establecimientos educativos salvo en las universidades y para los trabajadores de los
servicios públicos”. La misma noticia añadía que “La aparición de “burkinis” y de
“hiyabs” en colecciones de moda de marcas internacionales, fue criticado en marzo
por la ministra del Derecho de las Mujeres, la socialista Laurence Rossignol, que lo
consideró como “promoción del encierro del cuerpo de las mujeres”.
“Cannes prohíbe el burkini en sus playas” recogía El País explicando que “La ciudad
francesa de la Costa Azul prohíbe la prenda en nombre de la laicidad y para evitar
posibles altercados”. La noticia se presentaba bajo el epígrafe de religión. ¿Cambiaría
el enfoque si ese epígrafe dijese libertades?
El alcalde de la localidad, de un partido de derechas declaraba que “No prohibimos el
velo, ni la kipá (el gorro judío), ni las cruces. Simplemente prohíbo un uniforme que es
el símbolo del extremismo islamista”. El director general de servicios del
ayuntamiento, Thierry Migoule, calificaba la prenda de “señal de adhesión al
yihadismo”.
El 13 de agosto La Razón anunciaba que Francia se blinda ante el «burkini», sugiriendo
que el país hará lo que sea para parar el uso de la prenda.
Sobre el mismo hecho El Periódico daba cuenta de que El 'burkini' enciende un pueblo
de Córcega. La guerra francesa contra el «burkini» se extiende a las playas de Córcega
titulaba La Voz de Galicia.
El 17.08.2016 son “Multadas tres mujeres en Cannes por usar "burkini" que “Deberán
pagar 38 euros por incumplir la normativa, mientras otras seis mujeres que se bañaban
“demasiado cubiertas” fueron advertidas”, recogía La Vanguardia. En los días
posteriores la prensa española busca casos de prohibición o conflicto en el estado. Al
parecer, Parques acuáticos de España permiten el uso del burkini explica El
Día, (17.08.2016)
La Voz de Galicia (18/08/2016) publica ¿Qué pasa en Europa con el «burkini »?.El texto
recoge que la prenda está relacionada con el islamismo radical y destaca que ‘significa
esclavitud para la mujer’. La noticia en la web viene acompañada de dos fotografías. La
primera muestra dos mujeres con el cuerpo totalmente cubierto de la cabeza a los pies
por un burkini estampado en colores vivos. No lleva pie de foto aunque viene firmada
como China Daily/Reuters. No sabemos en qué país está tomada.
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La siguiente, más pequeña y bajo el epígrafe ‘significa esclavitud’, muestra un grupo de
tres mujeres en una playa. En primer plano una chica sale del agua en bikini, mientras
en segundo plano la sigue otra vestida con shorts y una camiseta de tiras. Cierra el
grupo una última vistiendo burkini. Tampoco esta vez el pie de foto informa del lugar
donde se toma la foto. Viene firmada por Fethi Belaid/AFP
La cuestión del burkini se alargará aún durante todo el mes, repitiéndose las
detenciones de mujeres que lo usan. ‘La Policía de Cannes (Francia) ya ha detenido a
unas 10 mujeres por llevar 'burkini' en la playa(El Día , 18.08.2016).
El 24 de agosto y después de que la policía francesa obligase a dos mujeres en la playa
a quitarse el pañuelo que llevaban en la cabeza, el secretario General de la ONU “Ban
Ki-moon pide respetar la dignidad de las mujeres en la polémica por el "burkini" (El
Diario , 24.08.2016). En palabras del representante de la ONU, ‘en la organización hay
preocupación por las medidas adoptadas en varios municipios franceses sobre el
vestuario en las playas para frenar el uso del llamado “burkini ”.
Niza se suma a la «guerra del ‘burkini’» titulaba La Razón, 24.08.2016 sobre el mismo
hecho y acompañaba el titular en portada con una foto donde se veía a tres
gendarmes de pies en actitud de espera y mirando a una mujer sobre la arena de la
playa, mientras ésta se quitaba una prenda. Mientras, mujeres blancas y en bikini
observan la escena.
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La polémica se extiende hasta septiembre y los diarios recogen noticias y opiniones
divergentes. Como suele ocurrir con los fenómenos mediáticos, según se alargan en el
tiempo, los contenidos pasan de meras noticias y a ocupar espacios de opinión, donde
se recogen posturas diversas. Lamentablemente, el relato desde un principio ha tenido
la capacidad y el efecto de criminalizar la costumbre de un grupo minoritario,
desconocido y vulnerable respecto a la mayoría.
Esta narrativa se ve multiplicada y encuentra un medio de difusión sin igual en las
redes sociales8. En un momento en que instituciones, asociaciones y expertas insisten
y alertan contra el discurso de odio, los prejuicios, rumores y discursos abiertamente
racistas son reproducidos y multiplicados, a menudo con el amparo del anonimato o
son difundidos (Mohanty, 2008)por los mismos medios en sus versiones digitales y
perfiles sociales.
A modo de conclusión y por todo lo expuesto, dos cuestiones. Por un lado, las
dinámicas de reproducción de ese discurso monolítico sobre las mujeres musulmanas
responden a distintos intereses y dinámicas sociales, políticas y mediáticas. En lo
referente a las y los profesionales de la comunicación, se recomienda aplicar una
mirada respetuosa y desprejuiciada a la hora de tratar temas socialmente sensibles,
que soportan una gran carga de desconocimiento y sobre los que circulan numerosos
rumores y afirmaciones racistas. Las recomendaciones y estrategias para ello son
numerosas: trabajar los contextos de los hechos noticiosos o tratar las temáticas desde
otro foco, hasta dar voz a las mismas personas de minorías, pasando por un uso
consciente de la retórica y la terminología, son algunas. Estas prácticas, si bien
8 Ver PRISM: words are weapons http://www.prismproject.eu/
13
minoritarias existen dentro del mundo del periodismo y ya son significativos en el
estado los diario digitales que trabajan desde el antirracismo y el feminismo. Esto nos
demuestra que otra representación más ajustada y veraz es posible, alejada del
sexismo y el racismo y que hay un público interesado en ese tipo de información.
Por otro lado, quienes recibimos los discursos hegemónicos no somos personas
acríticas. A menudo validamos y reproducimos mensajes racistas y sexistas
indiscriminadamente. Un ejercicio crítico a la hora de recibir esas narrativas
discriminatorias y/o racistas nos permitiría cortocircuitar el ciclo que fortalece y aviva
los discursos de odio, cada vez más presentes en el espacio público, entendiendo como
tal también Internet y las redes sociales.
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