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Causas, consecuencias y abordaje
Agresividad
Infantil
I.S.F.D. Nº 30
Profesorado de Inglés
2º Año – 2013
Psicología y Cultura del Alumno de EGB 1 y 2
Profesora: Cecilia Salim
Alumna: Angélica Santi
Introducción
No es novedad que la violencia que se vive en la sociedad actual atraviesa la
escuela. Se manifiesta de diversas formas y en todos los niveles. Adultos,
adolescentes y niños pueden ser víctimas o victimarios de este fenómeno, que ha sido
objeto de estudio de gran cantidad de investigadores, provenientes de una amplia
diversidad de campos como la psicología, la sociología, la antropología, la pedagogía
y la didáctica, entre otros.
1
Este tema se ve abordado cada vez que se habla de Educación para la Paz
pero se hace problemático definir ciertas cuestiones conceptuales dado que el vocablo
violencia posee múltiples significados1
En este trabajo se analiza en forma sintética si la agresividad que se presenta
en algunos niños se ve influenciada o incluso provocada por su familia o por el mismo
entorno escolar. Asimismo se tratará de definir cuál es la mejor manera de abordar
esta problemática, siempre teniendo presente que lo primordial es el bien del niño y de
sus compañeros.
1 Abramovay, M. (2005). Violencia en las escuelas: un gran desafío, REVISTA IBEROAMERICANA DE EDUCACIÓN. Nº 38 (2005), pp. 53-66
2
Marco Teórico
Niños Agresivos
Los denominados “niños agresivos” producen una variedad de reacciones ante
su comportamiento inusual y desmedido. Una de ellas es la confusión. Padres y
docentes a menudo no saben la causa o causas que lo provocan, así como también el
modo correcto de lidiar con ellos. Se trata de niños que tienen dificultades para
comunicarse y también encuentran difícil establecer vínculos con sus compañeros.
Sus explosiones de ánimo provocan desconcierto entre los demás niños y también se
ve que son ellos mismos los que sufren por no poder controlarse o por ver la reacción
que generan en aquellos que están a su alrededor. Además, este tipo de conductas
siempre repercute en la calidad de la enseñanza porque el docente debe focalizar su
atención y energía hacía el alumno que agrede o perturba el orden natural de una
clase.
“Por lo general, cuando los directivos y los docentes consultan acerca de casos de
violencia que se presentan en sus instituciones, el curso de los acontecimientos ha
llegado a un punto en el que resulta casi imposible ignorar lo que está sucediendo;
eso significa que se ha producido un estado avanzado de instalación, y que las
manifestaciones son muy visibles, reiteradas y que revisten cierta gravedad. En ese
momento también suele ser difícil desentrañar el origen y las causas que generaron la
situación que motivó la solicitud. Es importante tener plena conciencia de que no hay
recetas mágicas ni expertos externos que, con su sola presencia, puedan modificar
algo que llevó un proceso de consolidación en los modos de vincularse de ese
sistema. Una solución genuina no puede ser iniciativa de una persona aislada, aunque
cada uno de nosotros puede intentar caminos alternativos para comenzar ese cambio
por aquello que depende de cada quien.”2
Los expertos aseguran que estos comportamientos son causados por una
multiplicidad de factores y motivos. Algunos pueden originarse en trastornos de orden
psicológico o neurológico, como por ejemplo, una forma de autismo llamado DAMP
(Trastorno del Desarrollo de la Coordinación), Síndrome de Asperger, Trastorno
Desintegrativo Infantil, Desorden Semántico Pragmático, ADHD o Síndrome de Déficit
de Atención con Hiperactividad, Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC-OCD), Trastorno
de la Impulsividad, Síndrome de Tourette, Trastorno disocial en niños socializados,
Trastorno disocial sin especificación, Trastornos disociales con comportamiento
abiertamente disocial o agresivo, Trastorno Bipolar y Depresión, Trastorno del
2 Pintus, A. (2005). Violencia en la escuela: compartiendo la búsqueda de soluciones, REVISTA IBEROAMERICANA DE EDUCACIÓN. Nº 37 (2005), pp. 117-134
3
Aprendizaje No Verbal (Non Verbal Learning Disorder), Trastorno semántico-pragmático
(SPD) o el Trastorno Oposicionista Desafiante de la Adolescencia (ODD). Vale aclarar
que para poder diagnosticar cualquiera de éstas patologías es necesario recurrir a
profesionales competentes y realizar en el niño una variedad de estudios de
diagnóstico. Asimismo, su atención debe darse desde diferentes perspectivas
terapéuticas.3
La Lic. Karin Wiedemer, en su rol psicopedagoga, cuenta que uno de sus
pacientes con trastornos en su conducta fue diagnosticado con una patología
denominada T.G.D. (Trastorno Generalizado de Desarrollo). Ella explica que gracias al
tratamiento, la escuela y la familia están orientadas en cuanto a los pasos a seguir
para favorecer el desarrollo del niño y beneficiarlo sin perjudicar a los otros que
habitan el ámbito escolar.
Como contraparte, la docente de educación inicial Noemí González comenta el
caso de un niño de años que presenta una conducta atípica, agrediendo a cualquiera
que se le acerque cuando sus caprichos no son respetados. Sus padres se niegan a
realizar la consulta con un especialista que le fuera solicitada por el Jardín de Infantes
al que el niño concurre aduciendo que no lo consideran necesario. Esta situación
provoca graves conflictos adyacentes al niño en sí mismo, ya que los padres de los
otros alumnos perciben el peligro que este niño representa para sus hijos. Además, la
directora del Jardín resultó con un dedo quebrado sólo porque intentó reflexionar con
el niño y la misma docente se encuentra en este momento con licencia por accidente
de trabajo ya que el niño también la agredió provocándole una lesión en su espalda.
De estos hechos se puede concluir que la actividad pedagógica sufrió un trastorno
como consecuencia directa de la conducta agresiva de este niño.
Otro ejemplo provee la profesora de inglés María Cecilia Morilla, quien explica
el caso de un alumno que sí se encuentra bajo tratamiento pero es visto por sus
compañeros como un personaje “raro”. Esto provoca gran cantidad de exabruptos y
conductas alocadas que interrumpen el flujo normal de la clase ya que el niño es
“usado” por sus compañeros como instrumento para diferentes travesuras.
Como último ejemplo, el Sr. Gustavo Gobea, en su carácter de Representante
Legal de una escuela religiosa manifiesta haber tenido que intervenir en un caso de un
niño de 6 años en el que eran las familias de sus compañeros de clase los que
obstaculizaban las acciones que se estaban tomando en beneficio del niño. Los
padres y la escuela se habían puesto de acuerdo en trabajar conjuntamente y éste
3 Hunter – Watts, C., Trastornos violentos en la edad escolar. Recuperado de http://www.porres.edu.ar/publicaciones/doc6.pdf, 23 de septiembre de 2013.
4
había comenzado con una terapia psicológica. Sin embargo, los otros padres
intentaron influir en las decisiones tomadas por la escuela, los padres del niño y los
profesionales intervinientes. Sólo contando con el apoyo de las autoridades y una
acción especial de la escuela para promover una mayor comunicación esta situación
pudo volver a tomar su cauce normal.
Según el Centro Internacional para el Desarrollo del Niño de UNICEF, el
comportamiento violento de los niños a menudo tiene su origen en la violencia de los
adultos hacia los niños, normalmente la que se produce en sus hogares. Ellos lo
denominan “El ciclo de la violencia” y su estudio ha originado un gran número de
investigaciones. Todos los expertos están de acuerdo en que las actitudes violentas se
forman en el seno familiar y generalmente durante los primeros años.4
En este punto resulta imprescindible realizar una conceptualización más
detallada de lo que se entiende por agresividad infantil, sus diferentes tipos y los
factores que la favorecen.
Conceptualización de Agresividad Infantil
En primer término podemos definir a las conductas agresivas como aquellas en
las que existe una intención de causar daño físico o psicológico: pegar a otros,
burlarse de ellos, ofenderlos, tener rabietas o utilizar palabras inadecuadas para llamar
a los demás.5 La Universidad Autónoma de Madrid en su artículo “Agresividad Infantil:
bases psicopedagógicas de la educación especial” señala que se puede clasificar el
comportamiento agresivo atendiendo a tres variables:
• Según la modalidad, puede tratarse de agresión física (por ejemplo un
ataque a un organismo mediante armas o elementos corporales) o verbal (amenazar o
rechazar).
• Según la relación interpersonal, la agresión puede ser directa (en forma de
amenaza, ataque o rechazo) o indirecta (puede ser verbal como divulgar un cotilleo, o
física, como destruir la propiedad de alguien).
• Según el grado de actividad implicada, la agresión puede ser activa (incluye
todas las conductas hasta aquí mencionadas) o pasiva (como impedir que el otro
pueda alcanzar su objetivo, o como negativismo). La agresión pasiva normalmente
suele ser directa pero a veces puede manifestarse indirectamente.
4 Unicef, Innocenci Digest 2, Niños y Violencia, pp.155 Flores Soto, P. y otros, (2009), Agresividad infantil. Bases psicopedagógicas de la educación especial. U.A.M.
5
En el caso de los niños, la agresividad se suele presentar en forma directa,
como un acto violento contra una persona que puede ser físico, como patadas,
pellizcos; o verbal como insultos o palabrotas.
“…algunos niños se convierten en un problema por la persistencia de su
agresividad y su incapacidad para dominar su mal genio. Estos niños agresivos, en
muchos casos, son niños frustrados, que acaban dañándose a sí mismos, pues aún se
frustran más cuando los demás niños les rechazan. La conducta agresiva es mucho
más frecuente en los primeros años y posteriormente declina su frecuencia… Mientras
que es más probable que las niñas muestren su agresividad verbalmente, los niños
expresan su agresión especialmente hacia otros niños, físicamente.” (Flores Soto,
Jiménez Navarro, Ruiz Martínez, & Salcedo Cerrada, 2009)
En segundo término, los diferentes tipos de agresividad se podrían describir
como:
a) Física: empujones, patadas, puñetazos, agresiones con objetos, etc. Este
tipo de maltrato se da con más asiduidad en primaria que en secundaria.
b) Verbal: insultos, motes, menosprecios en público, resaltar defectos físicos,
etc. Es el modo de acoso más habitual en las escuelas.
c) Psicológica: acciones orientadas a consumir la autoestima de la víctima y
atizar su sensación de inseguridad y aprensión. El factor psicológico está en todas los
tipos de maltrato.
d) Social: pretende aislar al individuo del resto de compañeros del grupo.
Por último, resulta útil para este análisis conocer cuáles son los factores que
influyen en el desarrollo de conductas agresivas en la niñez:
-Factores biológicos: algunos estudios sugieren la existencia de
predisposiciones biológicas hacia las conductas desadaptadas, como si la agresividad
tuviera lugar con una mínima influencia del ambiente, tomando diversas formas, desde
el robo a la violencia.
-Factores ambientales: determinados en primer lugar por la influencia de la
familia, ya que en la edad infantil, el ambiente familiar incide en la conducta del sujeto
de manera predominante. La mayoría de los estudios realizados en este sentido
intentan precisar las características de las relaciones familiares y el alcance de su
implicación en las conductas agresivas de los niños. Recientes estudios afirman que
las conductas antisociales que se generan en los miembros de una familia sirven de
6
modelo y entrenamiento para las conductas antisociales que los jóvenes exhiben en
otros ambientes, como por ejemplo la escuela, debido a un proceso de generalización
de conductas antisociales.
Este proceso comienza con la imitación de modelos represivos de la familia
para después pasar a ser la tónica en las relaciones interpersonales con
independencia del lugar y los sujetos que interactúen. En el ámbito escolar, el proceso
sigue tres estadios: el niño muestra conductas claramente antisociales, como peleas,
pequeños hurtos, desobediencia; como consecuencia de ello es excluido del grupo de
iguales y finalmente el niño fracasa en la escuela.
Cada individuo parece desarrollar un nivel específico de agresividad desde muy
pronto, lo que permanece relativamente estable a través del tiempo y las situaciones.
-Factores cognitivos y sociales: las investigaciones recientes en este campo
sostienen que los sujetos agresivos no tienen en su repertorio respuestas a
situaciones adversas que no sean agresivas, y sugieren que la conducta agresiva,
como forma de interactuar con el medio, es el resultado de una inadaptación debida a
problemas en la codificación de la información que dificulta la elaboración de
respuestas alternativas. Estos déficits socio-cognitivos inciden de manera decisiva y
pueden mantener e incluso aumentar las conductas agresivas. Se establece así un
círculo que comienza con la siguiente premisa: la conducta agresiva es el resultado del
rechazo que sufre un individuo por su grupo social, que lo lleva al aislamiento. Ese
aislamiento y rechazo excluyen al niño de las experiencias básicas de interacción
social necesarias para el desarrollo de la competencia social, con lo cual el problema
relacional cada vez será mayor.
-Factores de personalidad: los niños agresores muestran una tendencia
significativa hacia el psicoticismo, lo que se traduce en una despreocupación por los
demás, el gusto por burlarse de los demás y ponerles en ridículo; lo que supone una
dificultad para poder compaginar con los otros, e incluso crueldad e insensibilidad ante
los problemas de los demás. Otra característica destacada es su alta extraversión, lo
que indica un temperamento expansivo e impulsivo que se traduce en el gusto por los
contactos sociales y no por estar solo; inclinación por el cambio, por el movimiento y
hacer cosas. Pero también tiende a ser agresivo como forma habitual de interacción
social, se enfada con facilidad y sus sentimientos son muy variables. A esto hay que
añadir que acusa cierta inclinación por el riesgo y las situaciones de peligro.
7
Hacia un abordaje integral e integrador
Dentro de la normativa vigente en la provincia de Buenos Aires, se contemplan
estas acciones. Para citar algunos ejemplos, según el art. 95 del Reglamento General
de las Instituciones Educativas de la Provincia de Buenos Aires prescribe la
construcción del Proyecto Institucional que “deberá facilitar la identificación de las
problemáticas institucionales y la elaboración de estrategias para darles respuesta” y
en el art. 253 determina que “La contención y protección del niño y/o el adolescente es
prioridad, cualesquiera sean las decisiones que se adopten. Salvo extrema necesidad,
y de acuerdo a las características del hecho, se debe priorizar la continuidad de la
actividad escolar.”6 En la Guía de Orientación para la Intervención en Situaciones
Conflictivas en el Escenario Escolar (2012) la Dirección General de Cultura y
Educación formula un protocolo de procedimientos a tener en cuenta al detectar casos
de violencia infantil, así como también se refiere a otros focos de conflicto que no son
relevantes para este análisis.
Sin embargo los expertos opinan que la escuela no es la única que debe
ocuparse del tema, sino que el abordaje debe ser en conjunto con el profesional que
realizará el tratamiento. Tal es el caso del paciente de la Lic. Wiedemer quien observa
que gracias a que el niño recibe tratamiento la docente está acompañada por los
profesionales que trabajan con el niño y se le dan pautas de trabajo específicas que
contribuyen a su mejora.
Como se menciona con anterioridad, una de las claves es lograr acuerdos
entre las familias y la escuela. Según el Representante Legal consultado, el logro de
acuerdos entre la familia del niño etiquetado como “violento” y la escuela propicio un
apoyo de las autoridades de Supervisión además del consecuente mejoramiento en la
comunicación entre todos los actores del ámbito escolar.
El Dr. Eduardo Hernández, en su trabajo Conductas agresivas en la infancia7,
propone el siguiente plan de tratamiento de las conductas agresivas en niños:
1 - Diagnóstico preciso y evaluación eficiente de la conducta agresiva.
A través de una buena historia clínica, es importante analizar las causas de la
conducta agresiva, y una definición de la misma. Con el diagnóstico preciso se
planifica el tratamiento a seguir.
6 Dirección General de Cultura y Educación (2012), Guía de Orientación para la Intervención en Situaciones Conflictivas en el Escenario Escolar, La Plata, 2012
7 Hernandez, E., Conductas Agresivas en la Infancia. Recuperado de http://www.psicologoinfantil.com/articuloconductasagresivas.htm, el 28/9/2013
8
2 - Terapia de la Conducta Infantil.
Orientada específicamente hacia la conducta problema y su tratamiento,
aplicando técnicas de modificación conductual.
3 - Terapia Familiar.
Durante este proceso, el terapeuta evaluará a la familia en relación a: la
comunicación, las relaciones familiares, las estructuras de poder, el binomio autoridad-
afecto, etc.
4 - Entrenamiento a los padres.
Se procede a entrenar a los padres como generadores de conductas en sus
hijos, en técnicas de aplicación de castigos, reforzamiento, modelamiento etc.
5 - Terapia Cognitiva
A través de la intervención de los procesos cognitivos (pensamientos) del niño,
se aclaran conceptos, se tumban mitos, se incluyen visualizaciones, programación
neurolingüística, entre otras.
9
Conclusión
Luego de este breve análisis podemos señalar que la agresividad en los niños
debe ser tratada apenas se vislumbran los primeros síntomas o episodios ya que sin
duda tiene consecuencias a corto y largo plazo. Desconcierta a quienes lo rodean y
perturba la atmósfera social desencadenándose situaciones realmente lamentables en
las que sufren todos los involucrados y más aún los mismos niños que la originan. En
el plano legal también se podrían generar graves conflictos. Las causas pueden ser de
variada índole siendo las de origen familiar las que predominan. Su tratamiento
requiere de un compromiso conjunto entre padres, escuela y especialistas. Sólo a
través de ese esfuerzo el niño puede verse beneficiado y en consecuencia sus
compañeros, sus docentes, su familia, amigos y así replicarse en múltiples situaciones
sociales.
10
La
Anexo Entrevistas
¿Estuviste/estás en contacto con algún caso de niños agresivos?Sí. Pero agresividad inconsciente. Lo hace porque no lo puede inhibir. También por divertir al resto de los compañeros, para que lo miren y hablen.
¿Cuál era/es la patología o descripción del caso?El niño no Puede inhibir la fuerza del impulso agresivo: golpear al otro, tirar una cartuchera, tocar la cabeza, dar besos.
¿Estaba/está en tratamiento? Si no, ¿por qué?Sí, en tratamiento psicológico.
¿El entorno familiar tenía/tiene relación con esta conducta?No. Puede ser que el padre tenga algún rasgo psiquiátrico.
¿Cuáles son los hechos que justifican tu opinión?La forma en que redacta las notas para citar a los docentes a una reunión, por ejemplo.
¿Los familiares de los compañeros del niño en cuestión tenían/ tienen especial participación? ¿Cómo?
Hay algunos que se aprovechan de su capacidad diferente, y le piden que haga cosas que saben que no corresponden. Mientras que otros alumnos, se sienten molestos, ya que no pueden tener una clase normal debido a sus constantes interrupciones.
¿La institución escolar (autoridades y/o expertos) provee un marco de apoyo? ¿Cómo?
En cierta forma sí, ya que hay una psicopedagoga en la escuela para todos los chicos que necesiten de su acompañamiento. Pero por otro lado, dado la presión del padre y la necesidad de la escuela de no tener problemas, tenés que trabajar con él como sea y aprobarlo.
¿Cuál crees que hubiera sido/ sería la mejor manera de proceder para beneficio del niño? ¿Por qué?
Creo que este niño en particular necesita otro tipo de escuela que lo pueda contener mucho más; así va a poder desarrollar mucho más todas las capacidades que tiene.
La Profesora María Cecilia Morilla se desempeña como profesora de inglés en escuelas primarias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
11
La
¿Estuviste/estás en contacto con algún caso de niños agresivos?Si
¿Cuál era/es la patología o descripción del caso?El niño tiene diagnóstico de TGD- No logra controlar sus impulsos, tiene dificultades para aceptar los límites, baja tolerancia a la frustración, escaso nivel de socialización con sus pares.
¿Estaba/está en tratamiento? Si no, ¿por qué?Si está en tratamiento.
¿El entorno familiar tenía/tiene relación con esta conducta?Si, tiene relación. Aunque en este caso en particular la conducta está asociada a una enfermedad, Miastenia Gravis.
¿Cuáles son los hechos que justifican tu opinión?No sé a qué se refiere esta pregunta.
¿Los familiares de los compañeros del niño en cuestión tenían/ tienen especial participación? ¿Cómo?
NO, no hay participación de las familias de los compañeros.
¿La institución escolar (autoridades y/o expertos) provee un marco de apoyo? ¿Cómo?
Si, en este caso. Hay gabinete de orientación que da algunas pautas de trabajo a la docente como así también los profesionales que atienden al niño y su familia.
¿Cuál crees que hubiera sido/ sería la mejor manera de proceder para beneficio del niño? ¿Por qué?
En este caso en particular considero que la escuela está siendo bien orientada. El niño recibe tratamiento y la docente está acompañada por los profesionales que trabajan con el niño. En este caso la familia es muy colaboradora.
Para el año próximo se pensé en un cambio de turno, (por su enfermedad necesita más descanso y si lo tiene eso mejora su conducta) y además una reducción horaria de una hora. Se dan además pautas de trabajo específico a la maestra.
La Lic. Karin Wiedemer se desempeña como psicopedagoga en el ámbito privado en la ciudad de Merlo. Además es Prof. de Prácticas de la carrera de Nivel Inicial del ISFD Nº 29 y cuenta con una vasta experiencia en el área.
12
La
¿Estuviste/estás en contacto con algún caso de niños agresivos?Podríamos decir que si, aunque para mi hablar de niños agresivos es muy difícil. Hay niños con problemas de conducta y si no son bien atendidos pueden tener episodios de agresión. También depende de la edad, los casos que yo observo se dan en niños muy pequeños.
¿Cuál era/es la patología o descripción del caso?Uno de los que me ocupó mucho tiempo en mi función de representante legal es el de un niño de 6 años – 1er. Grado – que aparentemente es muy competitivo y cuando algo no le sale como quiere suele pegar o empujar a sus compañeros. Pero la mayor agresión en este caso vino de los adultos
¿Estaba/está en tratamiento? Si no, ¿por qué?Comenzó tratamiento psicológico. Hoy, luego de solucionar el problema de los padres, es un niño más del curso
¿El entorno familiar tenía/tiene relación con esta conducta?Puede ser, el niño vive con sus padres, pero estos trabajan mucho y está todo el día con sus abuelos, además, la madre manifiesta que en el verano, estando de vacaciones, su padre sufrió una enfermedad y pasaron muy malos momentos.
¿Cuáles son los hechos que justifican tu opinión?Los dichos de la madre y el padre, la reacción del niño y la evolución positiva del niño a partir del tratamiento.
¿Los familiares de los compañeros del niño en cuestión tenían/ tienen especial participación? ¿Cómo?
En un principio, interpretaron la incorporación del niño al curso de sus hijos como algo malo, se opusieron a todo y discriminaron al niño, incluso involucrando a sus propios hijos, pero aparentemente esto se está solucionando luego de una serie de intervenciones y a través del diálogo
¿La institución escolar (autoridades y/o expertos) provee un marco de apoyo? ¿Cómo?
Tuvimos apoyo de inspectores, y de toda la comunidad educativa
¿Cuál crees que hubiera sido/ sería la mejor manera de proceder para beneficio del niño? ¿Por qué?
Debería haber habido una mejor comunicación desde el comienzo con todos los padres, ya que se dieron pos supuesto cosas que no eran y faltó intervención del equipo de conducción que no manejó bien las cosas al principio, tal vez por poca experiencia.
El Profesor Gustavo Gobea se desempeña como director del ISFT Nº 177 y como Representante Legal del Instituto Fundador Don Francisco de Merlo.
13
La
¿Estuviste/estás en contacto con algún caso de niños agresivos?Sí, antes eran más aislados pero actualmente son frecuentes.
¿Cuál era/es la patología o descripción del caso?Es un niño que no tiene problemas para el aprendizaje, sino que su inconveniente se presenta en la sociabilización con los otros. No acepta los límites, diferentes opiniones, ya sea de un par o adulto. En su situación emocional se manifiesta arrojando lo que este a su alrededor o golpeando a quienes intervengan en beneficio para prevenir accidentes para él u otros.
¿Estaba/está en tratamiento? Si no, ¿por qué?No. Cuando se entrevistó a la familia dijo que no creía necesario, ya que en su hogar no sucedían los episodios de agresividad. Al explicarle que sería necesario un acompañamiento terapéutico en pos de un beneficio para el niño (y que creo que están a tiempo de hacerlo), su respuesta fue NO.
¿El entorno familiar tenía/tiene relación con esta conducta?Desde mi observación y continuo diálogo con la familia sí.
¿Cuáles son los hechos que justifican tu opinión?La conducta de su familia ante los episodios, como: demostrar desinterés de lo que sucede. Rechazo ante la ayuda ofrecida por los profesionales. Las maneras o formas de calmarlo al niño, después de un episodio.
¿Los familiares de los compañeros del niño en cuestión tenían/ tienen especial participación? ¿Cómo?
Al comienzo fue difícil, después algunos comprendieron que no formar parte de lo que sucede no era la solución. Pero todo tiene un límite y ese límite fue, que las demás familias se dieron cuenta que la familia del niño no hacía nada para modificar esos comportamientos y que no demostraba interés alguno.
¿La institución escolar (autoridades y/o expertos) provee un marco de apoyo? ¿Cómo?
Se pusieron en conocimiento. Evaluaron el entorno del niño. Designaron ciertas estrategias de trabajo en el entorno escolar, pero hasta el momento los episodios siguen.
¿Cuál crees que hubiera sido/ sería la mejor manera de proceder para beneficio del niño? ¿Por qué?
Lo más conveniente hubiera sido tener el apoyo de un profesional terapéutico trabajando a la par del docente, para brindarle mejor apoyo e integración al niño. Todavía hay tiempo para modificar, porque creo que el niño aún tiene el derecho de poner terminar su escolaridad sin ser etiquetado y que quede claro que en este caso son sus propios padres lo que lo hacen.
La Sra. Noemí González es Maestra de Nivel Inicial con más de 20 años de experiencia en el aula. Se desempeña como docente titular en los Jardines 907 y 927 del partido de Merlo.
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Bibliografía
Abramovay, M. (2005). Violencia en las escuelas: un gran desafío. Revista iberoamericana
de educación. N.º 38 (2005), pp. 53-66.
Flores Soto, P., Jiménez Navarro, J., Ruiz Martínez, C., & Salcedo Cerrada, A. (2009).
Agresividad infantil. Bases psicopedagógicas de la educación especial. Madrid:
Universidad Autonoma de Madrid.
Hernandez, E., Conductas Agresivas en la Infancia. Recuperado de http://www.psicologoinfantil.com/articuloconductasagresivas.htm , el 28/9/2013
Pintus, A. (2005). Violencia en la escuela: compartiendo la búsqueda de soluciones. Revista
iberoamericana de educación. Nº 37, pp. 117-134.
UNICEF. (s.f.). Niños y Violencia. Innocenci Digest 2, pp.15
Watts, C. H. (s.f.). Trastornos violentos en la edad escolar. Recuperado de
http://www.porres.edu.ar/publicaciones/doc6.pdf, 23 de septiembre de 2013.
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