No Me Olvides - Janett Camps

Preview:

DESCRIPTION

libro

Citation preview

No me olvides FORGET-ME-NOT Janett Camps

No me olvides… Forgetme not.. Cynoglossumblue…Blue bird… Para todos los niños de este Mundo,dónde el desarrollo de la vida moderna,y el cambio socio- económico que hasucedido en cada país en estos últimosaños, han hecho un cambio en la vida desus padres o en la de ellos, paranuestros niños, que sepan que la sonrisay la felicidad puede encontrarse encualquier lugar, con las cosas másinsignificantes de la vida, hasta conregalarle a nuestra madre una pequeñaflor de “No me olvides” y con ella unbeso, pueden devolver la sonrisa a los

seres queridos. Para todos los niños, en especial losniños norteamericanos que han vivido enestos días historias reales como esta.

Janett Camps

No me olvides… Forget menot.. Cynoglossum blue…Bluebird… Nuestro jardín estaba lleno deflores, diminutas, hermosas, pequeñas,al mirarlas a veces se me confundíancon el color del cielo, cuando erahermosamente azul. Yo apenas iba a cumplir 10 años,pero era como una pequeña cestarecolectora de cuentos, porque miabuelita tenía la maravillosa costumbre

de hacerme todas las historias que eranpor ella conocidas, las repetía una y otravez, las aplicaba a cada quehacer de lavida, a cada hecho, a veces comomoralejas de enseñanza, otras comorecuerdos de acciones buenas, era unasabiduría impartida con la más hermosasherramientas, las de la sabiduría y elamor. Cada historia contada por miabuelita, iban formando mi conciencia,mi forma de ver salir el Sol, micotidiano conocimiento de la vida, yquedaron grabadas en mi subconscientey en mi pequeño corazón, como losmejores tesoros para ser más tarde unamujer.

Me encantaba sentarme junto a laabuela y disfrutar de todas esashermosas flores. Algunas veces noscogíamos del brazo y salíamos acaminar, 10 ó 20 cuadras, el Sol, noscalentaba, pero amoroso no nos dejabafatigar, y en esas largas caminatas, unahistoria tras otra me iba llenando desabiduría. Muy a menudo nos encontrábamoscon la flor, que más adornaba mi jardín,una flor pequeña, azul, suave y hastainsignificante…

Yo de pronto arranque un ramilletede flores de la tierra y depositando unbeso en ellas, se las entregué a miabuela. -Para ti abuelita, para que alegren tudía. La abuela sonrió y recibió el ramode florecitas, y me preguntó: -Sabes cómo se llama esta flor, nietamía? -No abuela, pero sé que es hermosay os gusta mucho, y sé que está a menudoen muchos lugares, ella de pronto está

ahí, como planta mágica, que silvestrenació. –Cómo se llama? -Se llama: “No me olvides”. –dijomelancólica y suavemente mi abuela. -No me olvides? –Pero qué nombrees ese? Es tan extraño, yo conozco laMargarita, la Rosa, el Tulipán, lasVioletas, las Amapolas, los Claveles, yocreía que las flores tenían un solonombre, como las personas, pero “Nome olvides”, abuela, que es eso? Quenombre tan extraño. –dijeverdaderamente sorprendida. –Nisiquiera es un nombre!, dije en voz alta,es como decir algo y ya!

La abuela me miró, sonrió, y dijocon ese don que tenía de darme unarespuesta a todo. -Es una historia, una historia decuando Dios creó el Mundo… -Cuéntame abuela. -le dije halandofuerte del brazo de mi abuela yrecostándome con más fuerza mientrascaminábamos. -Dios había creado el Mundo –contaba la abuela- a cada cosa le habíadado un nombre, a los animales, a todolo que en la tierra existía, a los peces…a las flores, una por una la había

nombrado y se sentía satisfecho de sucreación, recorría con su vista todo locreado, hasta que vislumbró unadiminuta y azul florecilla. -Y tú, cómo te llamas? Le preguntósin poder recordar esta flor. -Yo no tengo nombre, señor, cadauna de las flores que has creado tienenun nombre de acuerdo a su hermosura,todas están felices con el nombre que lehas dado, pero yo no tengo nombre miseñor. Dios se dio cuenta que esta flor no

había sido nombrada, que en tantoocuparse de nombrarlo todo, sinembargo se había quedado sin nombre lahermosa florecilla. La flor se dio cuenta que Dios no lehabía quedado nombre para ella, yrespetuosa con el objetivo de que El, sucreador no se sintiera mal, le dijo: -No importa mi señor, no necesito unnombre, sólo con que, No me olvides,estaré feliz. No me olvides, mi Dios. –seoyó suave la voz de la florecita. El rostro de Dios se iluminó lleno de

alegría, miró la pequeña flor y le dijo: -Te llamarás así: “No me olvides” La flor se sintió privilegiada, detodos los nombres de flores no había unnombre que expresará tanto amor comoel nombre que Dios le había asignado. A partir de ese día, empezó aflorecer, incluso salvajemente, crecíacon sencillez, para deleitar los ojos decualquier caminante, y sonreírle al díacon tan hermoso nombre que la habíanombrado el señor. -Abuela que hermoso, yo creo que esel nombre más hermoso de todas lasflores! –dije llena de emoción.

-Sí, el más hermoso nombre, y asícon muchas cosas en la vida, nieta mía,aunque esperemos para algo mucho, másque los demás, tal vez es para ser mejorrecompensados. Mi madre trabajaba de secretaría deun abogado, cada día se despedía de mícon un fuerte abrazo y una sonrisa, yoadmiraba lo hermoso de su traje, sustacones altos y ese pelo hermoso que leadornaba el rostro, todos en casaestábamos muy orgullosos de ella, de sutrabajo, y sobre todo me encantaba verlallegar a la escuela en su hermoso carro,así tan elegante que todos mis amiguitos

la miraban, tal vez creían que mi mami,era una Presidenta, no sé, pero sé queella parecía la persona más importantedel Universo. Era mi cumpleaños número 10, y locelebraríamos en casa, en nuestrohermoso jardín. Ese día mi madre sedespedía más temprano de mí. -Buenos días hermosa niña, hedejado un vestido azul para que lo useshoy para tu fiesta, porque sé que es tucolor preferido. En cuanto llegue deltrabajo, celebramos. -Feliz cumpleaños mi princesa – yme beso alegré y fuerte.

Sí, era mí día, mi hermoso día decumpleaños. Todo estaba listo, la abuelita,parecida a las hormigas había arregladoel jardín, había puesto las dos mesitascon las sillas para mis invitados quellegarían a las 5 de la tarde, el cake lotraería mi madre, y yo desesperaba deverla aparecer, me había prometidollegar muy temprano… El sonido del auto de mi madre,aceleró los latidos de mi corazoncito,había llegado mamá, que felicidad, y

con ella mi cake de cumpleaños. -Luz, Luz, ha llegado tu madre, ve aabrir la puerta –gritaba mi abuelitacontenta. Corrí veloz a abrir la puerta paraque mi madre pudiera entrar con el cake. Allí estaba mi madre, con un cakeinmenso, como para 100 invitados ysólo éramos apenas 10, el cake no medejaba ver su rostro, y yo brincaba dealegría. -Mamá, mamá que hermoso cake!!!!!

Llegaron los invitados, mis amigosmás apreciados, y la fiesta eramaravillosa, entre regalos, juegos yrisas transcurría feliz. Mi madre estabasentada observándome jugar y reír, ysólo algo me extrañaba, no había lasonrisa de siempre, parecía que suamado rostro estaba siendo dibujado porun pintor que le había prohibido lasonrisa. La fiesta había terminado. Feliz meacosté, ya era una chica de 10 años!, yasí me acosté a esperar el nuevo día, elnuevo amanecer, la nueva historia de miabuelita, el nuevo día de clases, la

nueva sonrisa de mi madre. Pero la nueva sonrisa de mi madrenunca llegó. Llegué como todos los días de clase,en el minibús que me dejaba en la puertade la casa. Mi abuelita, me esperaba enla puerta. Baje del bus, ansiosa porentrar a casa y comerme esa ricamerienda que abuela me preparaba,antes de hacer mis tareas. El carro brillante de mi madre,reflejaba luces que me llegaron a losojos, el carro de mi madre, hoy lunes encasa?, a las 2 de la tarde?, qué alegría!Mamá en casa!

-Abuela, esta mamá en casa? –pregunté feliz, solté mis libros y corrí abuscar y abrazar a mi madre. Mi madre se encontraba en su buróde estudios, pero esta vez, el desordenera lo más llamativo a mis ojos, doscajas de cartón estaban sobre él y dentrose veían un montón de libros, cuadroscon fotografías, un búcaro con flores,muchos lápices y mi madre con esaexpresión de modelo para un pintor decuadros sin la sonrisa de sus labios. -Mamá, estas en casa, que alegría. –

y la abrace fuertemente. Mi madre me miró en silencio, medijo: -Hija, tu mami ya no trabaja más enla compañía de abogados, hoy ha sidomi último día allí, no necesitaban másde mi trabajo. A partir de hoy, estaré encasa todos los días, hasta que encuentreun nuevo empleo. Pero… -balbuceó. –Todo estará bien, si, todo. Mi madre parecía decirse a sí mismaesas palabras que además ibanacompañadas de un rostro para mi

desconocido, demasiado serio y sin lahermosa sonrisa que yo tanto amaba. -Está bien mamá, no te preocupes.Me gusta que estés en casa. –dije estocon un poco de preocupación a pesar deque no podía entender, qué estaba tanmal. Algo en mi interior, me decía quevendrían días difíciles. Los días pasaban, uno tras otro,vertiginosos, mi madre se pasaba horasenteras, leyendo el periódico, llenandoformularios de trabajo en la internet.Mis paseos se limitaron, mis salidas ylos cumpleaños de mis amigos también.Tuvimos que dejar de comprar esos

riquísimos helados que tanto megustaban y comprábamos cada domingo,mi madre los sustituyó por jugos defrutas, según ella eran más saludables. Yo a pesar de todo, estaba feliz, vera mi madre en casa, cada vez queregresaba de la escuela, era motivo dedar brincos de alegría mi corazón. Pero los días pasaban uno tras otro,y cada día yo veía desaparecer más laposibilidad de la sonrisa amada en elrostro de mi madre. Mi abuela regabalas plantas, cocinaba y era de pronto laque llevaba la responsabilidad denuestra casa.

A veces pude ver rastros delágrimas en los ojos de mi madre, ycuando le preguntaba ella trataba de nohacerme pensar en eso. El jardín y las flores eran mi refugio,acostumbrada desde pequeña a regar lasplantas junto a la abuela, pasaba horasallí, removiendo las piedritas, oarrancando las hojitas malas. Nuestra vida había cambiadodefinitivamente. Y de pronto meencontré que no tenía deseos de reírigual que mi madre.

-Madre no estés triste –le dije esedía. –Yo te amo. Estoy feliz que estés encasa.- traté de animarla. -Luz, mi bella Luz. Siento que tengasque saber de los problemas, pero larealidad, nuestra economía es muypreocupante, llevo ya un año sin trabajoy no consigo empleo. Nuestros ahorrosestán llegando a su fin, y yo, sientotemor, no sé qué hacer. –Y mi madreempezó a llorar desconsoladamente,abrazada a mi pecho, de pronto sentí queyo estaba ahí para ayudarla, para darleánimos y que era una dicha que ya yotenía 10 años, para poderla entender.

Acaricié su hermoso cabello. Le dije: -Te doy 50 besos, si dejas de llorar,quieres? De pronto mi madre, se echó a reír,reía de verás con deseos, como si todaslas sonrisas aguantadas de ese añoentero, estuvieran allí ahora en suslabios. La abuela se asomó al cuarto al oírla risa de mi madre, y de pronto empezóa reír, a mí me hizo cosquillas la barrigade ver tanta risa y terminé riendo junto aellas, las tres reímos juntas, tanto, que

tuvimos que secar todas nuestraslágrimas de tanto reír. Cuando mi madre dejó de reír, le dilos 50 besos prometidos. Esa noche dormimos felices. Había amanecido, registré entre lascosas de la abuela y encontré aquél rollode cinta azul, tenía una idea fija en micabeza, debía ayudar a mamá. Había un parque a menos de doscuadras de la casa, era una de las únicasdiversiones que me quedaban, ibasemanalmente a ese parque los sábados

o los domingos, mi madre y mi abuelaalternaban esta actividad, que para míera muy divertida, pero no tanto paraellas, porque muchas veces había calor. Ese domingo la abuela me habíadicho me llevaría ella al parque. Salí al jardín, eran apenas las 10 dela mañana, miré las flores azuleshermosas de No me olvides, miré alcielo. -Dios, no me olvides señor, igualque tu florecita, te pido, no me olvidesseñor, ayuda a mi madre, a tener untrabajo y devuélvele la hermosa sonrisaa sus labios.

Corte con rapidez varios ramos de laflorecilla azul, un ramito, dos, tres,…ycon ellos en la cesta me dirigí a micuarto. Organicé 50 ramitos, los até con unlacito azul, recorté 50 papelitos de milibreta de escuela, escribí en ellos, “Nome olvides, te desea un día feliz”. Losaté con la cinta a los ramitos. Que felizme sentía. -Luz, -me dijo la abuela. -Al parque. -Ya voy abuela. –agarre la cesta conlos ramitos de flores, los tape con unasabanita y salí de mi cuarto.

-Luz y la pelota, se te olvida?-dijomi abuela. -No abuela, vamos, hoy no llevaré lapelota. Agarré el brazo fuerte de mi abuela,y cerramos la puerta. Caminamos haciael parque. Mi abuela miraba conextrañeza mi cesta. -Luz, qué llevas ahí? -Verás abuela, verás.

Era un domingo esplendido, lleno deSol, de niños, de madres, de padres,todos reían, unos jugaban otros paseabansus perros. Me senté en el banquito preferido dela abuela, porque se cobijaba bajo lasombra de un hermoso árbol, sus ramasgigantes emitían sonidos fantásticos, y sesentían deliciosas las brisas que iban yvenían. -Siéntate abuela. Voy a jugar hoyaquí, cerquita de ti. Destapé la cesta y deje ver losramilletes de flores.

-Qué es eso, Luz? –preguntó miabuela. –Flores abuela, flores paravender, para ayudar a mamá… -sentí temor de que mi idea no fueragran cosa. -Nieta… querida nieta… -sólo dijomi abuela, sus ojos estabanhumedecidos. Le di la espalda y empecé a gritar: -Flores, flores, flores! El mejorregalo.

-Flores, flores, flores, a .25centavos! Algunos padres se me acercaroncuriosos, me miraban con simpatía, y mepedían un ramo. Cuando lo cogían en susmanos y veían mi rústica nota, unasonrisa se dibujaba en sus rostros. Hubo quien compró dos o hastacuatro ramitos. De pronto mis 50 ramosse habían acabado. Llegaban los niños a preguntar, unramito por favor.

-No, no tengo más. –contestéentristecida.- El próximo domingo. -Vamos abuela. –caminamos juntas acasa, la abuela no hablaba. Yo de prontole dije: -Abuela, 50 ramos a 0.25 centavosson $12.50 para mamá. -Si mi niña, -oí decir a mi abuela. -Mamá, mamá, sabes qué?, hoy hetrabajado, he vendido 50 ramos a .25centavos y sabes qué, aquí te traigo$12.50 para ti. –Había dicho estoapurada, llena de euforia y de alegría.

-Pero hija, qué es esto? De quéhablas? –dijo mi madre, dejando a unlado el montón de periódicos. Le conté a mi madre mi idea, y comohabía vendido los 50 ramitos de “No meolvides”. Y que el domingo próximoharía lo mismo pero 100. -Mamá, qué es esto, es verdad?... –preguntó mi madre a mi abuela. -Sí, hija, es algo que ella solitadecidió hacer.

-Pero, mamá, yo no puedo… yo…-dijo mi madre. -Nada, ella hará los ramitos y eldomingo la llevas tú al parque, sólo eso.–Déjala, está feliz, quiere ayudar. La semana transcurrió como todas,el sábado la abuela había recogido ellalas flores y entre las dos hicimos los100 ramitos, escribí mi nota y lapusimos con las cintas. Pero la abuela,había preparado una cesta donde seencontraba un recipiente con agua y allímis ramitos fueron depositados yrelucían de belleza.

Mi madre y yo nos dirigimos alparque. -Flores, flores, flores a .25 centavos–grité llena de alegría. Los niños se acercaron, me pedíanlos ramitos, se los entregaban a sumadre, con un beso, los papás seacercaban compraban cuatro ramos y lesdaban uno a cada miembro de su familia,al final el último niño que llegó noencontró ramos para regalar. -Lo siento.-le dije. –Volveré eldomingo.

-Eran para mi nana, ella es tanimportante para mí, quería que sepacuánto la quiero.- me dijo el chico. -Ven el domingo –le contesté. –Teprometo guardarte uno. Y además te loregalaré. -Gracias, vendré. –Ah, puedes ponerel nombre de mi nana en tu postal. –medijo. -Sí, claro, contesté. –Cómo sellama?

-Se llama Nelia. -No te preocupes. –Te lo traeré eldomingo. –le contesté. Mi madre y yo regresamos a casacogidas de la mano, $25 dólares, sihabía ganado $25 dólares. Esa noche se nos hizo tarde paraacostarnos, mi madre y mi abuelaestaban sorprendidas de la acogida amis ramos de “No me olvides”. Mimadre me dijo que a partir de ahora ellaharía los ramos, y les pondría unatarjetica que haría en su computadora.Iríamos los sábados y los domingos.

Cada fin de semana los ramos de nome olvides se vendían con facilidad, atodos les gustaba la idea de comprar unhermoso ramo con una notica paraagradar a la madre, la esposa, los hijos. A veces hubo quien le encargaba ami madre los ramitos para un evento,una actividad en la iglesia, en fin, losramos de “No me olvides” mi madre loscomenzó a hacer por órdenes, porcantidades, y muchos de ellos, con notasde dedicatorias solicitadas. Mi abuela y mi madre, se la pasabansembrando plantas, regándolas,haciendo ramitos por encargos, de

pronto mi casa era como una florería.Pero lo más hermoso de todo era lasonrisa hermosa que se dibujaba en elrostro amado de mi madre. Era lunes, el bus paró frente a micasa, y la abuela me saludaba con sucariñosa sonrisa. Busqué el carro de mimadre, y sentí una sensación extraña. -Y mamá, abuela? –pregunté. -Ahorita viene, está bien, fue a unasgestiones.

Me quedé preocupada, a dóndehabría ido mi madre, me preguntaba. Eran las 8 de la noche cuando sentíel auto de mamá llegar. Tuve miedo de ver desaparecer susonrisa, y esperé su entrada. Mi madre entró a la casa, vestía unode esos elegantes vestidos que hacía unaño no le veía usar. Pero llevaba una sonrisamaravillosa en los ojos, en la boca, entodo el rostro, mamá estaba contenta,inmensamente contenta.

-Mamá, qué pasa?, qué pasa?, porqué estás tan feliz? -Bueno, vengan, las dos, voy ahablar con ustedes. Acabo de conseguir un préstamo enel banco, y he comprado un local paraponer nuestra propia florería, lospedidos cada vez son mayores, y yanecesitamos no sólo más flores, sinoayuda. Lo que quiero decir, es quetendremos nuestro propio negocio, quegracias a tu idea, amada hija mía a tusdeseos de ayudarme, le diste un nuevogiro a mi vida, a mi futuro, y ahora soyuna empresaria, mamá ya tiene trabajo,

su propio trabajo! –dijo mi madre llenade alegría. -Ah, esperen, les diré el nombre dela florería: “Luz & No me olvides”, en honor ati mi pequeña Luz. Me sonreí, imagine un maravillosoletrero en la entrada del negocio, con minombre, y el nombre más hermoso quese le había dado a una flor: “Luz & Nome olvides”, si se sentía muy feliz micorazón. Había cosas que no entendía, lo de

empresaria, lo de préstamo del banco,en fin, no importaba, lo que si estababien claro, era que mi madre, ya tenía untrabajo, y lo más maravilloso, la sonrisatan amada en sus labios. Nos abrazamos, nos besamos. Esa noche dormimos felices. Eramuy temprano, el Sol ya había salido.Me asomé al jardín, las flores mealegraban el corazoncito mío de apenas11 años. Miré al cielo, me sentí como esahermosa y sencilla florecita “No meolvides” tan bendecida por Dios, me dicuenta que a veces suceden cosas que noentendemos pero que el final muchas

veces si confiamos nos regala mejorescosas para nuestras vidas. Antes mi madre siempre tenía unahermosa sonrisa que un día al perder sutrabajo, perdió. Pero ahora, mi madretenía esa sonrisa, en los ojos, en la boca,en las manos, en toda ella, y que feliz mehacía verla tan llena de alegría. Si pedimos con fervor, a nuestroseñor como esa tierna florecilla “No meolvides” seguro seremosrecompensados. -Gracias –dije mirando el cielo azul.

FIN

La flor de “No me olvide” Forget-me-not

Cómo se siembra esa flor.

Flor: No me olvides Forget-me-not

DATOS DE LA AUTORA: Janett Camps, nació en Cuba, criadacon rigurosas costumbres religiosas defamilia. Desde los 17 años su mayoralegría era escribir. Se graduó detécnica de abogada y cursaba su segundoaño de abogada cuando emigró a losEstados Unidos, carrera queconjuntamente con las letras siempre fuesu mayor anhelo. Ahora cubana-americana, nunca olvida que su amorpor las letras es su lengua natal, suamado idioma español. Ha trabajadopor contratos como editora en españolpara compañías de reconocimientodesde el 1991, trabajando también comoTraductora, editora y correctora de

estilo para la Agencia de Marketing dela Tribu de los Indios Miccosukee de laFlorida, MAPA. Directora y publicistade la Revista SOMOS, con fines deayuda a la sociedad y sin interés delucro, que estuvo circulando en laciudad de Miami, por 14 meses. Sulabor como escritora, y amante de lasletras no ha dejado de estar presente ensu vida, conjuntamente con las otrasactividades que ha desempeñado. Ahoraen honor al mundo digital, suspublicaciones están siendo ofrecidas enAmazon. www.JanettCamps@blogspot.com   PUBLICACIONES INFANTILES:

Libros infantiles publicados por laautora: Humanos entre perros – HumansAmong Dogs (bilingüe English-Spanish)-2007-10 años-adulto. Publicaciones versión digital: Humanos entre perros (Historialreal)-10 años-adulto. Las raíces del árbol americano(cuento)-10 años-adulto. Mi amigo imaginario, PIRITO(cuento infantil)-4 años-10 años. La gallina saltarina. (cuento infantil)

-4 años-10 años. No me olvides –(Forget-me-not)(cuento infantil) 7 años –adulto. Inglés: Humans Among Dogs The Roots of the American Tree Futuras publicaciones: La casa misteriosa- ficción- (enproceso) A una tía inolvidable –cuento-(terminado) Tu arrolladora adolescencia contrami menopausia. Ayuda-investigaciones-

( proceso) Desde mi balcón –cuento infantil-(terminado-proceso) My school –Mi escuela –cuentoinfantil-inglés-español (terminado-proceso) Entre dos tiempos-mi fantasíainfantil -(proceso) Mi lazo azul –cuento infantil-(terminado-proceso) Memoria de un niño de 2 años(proceso-proceso) Datos de la autora y otraspublicaciones de diferente géneros,pueden ser encontrados en la página de

la autora en Amazon.com Amazon.es