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Número 14
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Equipo de redacción
Directora Dra. Marta Baralo Ottonello (Nebrija Universidad)
Editora responsable
Dra. María Cecilia Ainciburu (Nebrija Universidad y Università degli Studi di Siena)
Consejo de redacción Dr. Joseba Ezeiza Ramos (Universidad del País Vasco) Dr. Carlos de Pablos Ortega (Universidad de East Anglia, Inglaterra)
Dr. Javier Pérez Ruiz (Wenzao Ursuline College of Languages, Taiwán) Dra. Claudia Villar (Universidad de Heidelberg y Universidad de Manheim, Alemania)
Consejo editorial
Leonor Acuña (Universidad de Buenos Aires) Teresa Cadierno (University of Southern Denmark)
Neide González (Universidade de São Paulo) José Gómez Asencio (Universidad de Salamanca)
Pedro Guijarro-Fuentes (University of Plymouth) Marleen Haboud (Pontificia Universidad Católica del Ecuador) Juana M. Liceras (University of Ottawa)
Michael H. Long (University of Maryland) Susana López-Ornat (Universidad Complutense de Madrid)
Ernesto Martín-Peris (Universidad Pompeu-Fabra) Francisco Moreno (Universidad de Alcalá)
Jenaro Ortega (Universidad de Granada) Elena Rojas Mayer (Universidad de Tucumán) Graciela Vázquez (Freie Universität. Berlín)
Martha Jurado Salinas (Universidad Autónoma de México) Sonsoles Fernández (EEOOII)
Universidad Antonio de Nebrija
ISSN 1699-6569
Este número se terminó de editar El 1 de junio de 2013
Número 14 / Año 2013
Artículos de referencia
Complejidad sintáctica y discurso académico: parámetros gramaticales en la producción escrita de estudiantes universitarios
Cecilia Elena Muse y Darío Daniel Delicia. Universidad Nacional de Córdoba (Argentina)
El conocimiento productivo y receptivo del vocabulario en L2: Análisis de la efectividad de tareas de reconocimiento y de producción
Alicia San Mateo Valdehíta.Universidad Nacional de Educación a Distancia (España)
Discusión Comentario sobre el artículo de Cecilia Muse y Daniel Delicia: Complejidad
sintáctica y discurso académico: parámetros gramaticales en la producción escrita de estudiantes universitarios
Magdalena Viramonte de Ávalos. Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) En torno al problema de la complejidad sintáctica en el discurso académico
Claudia M. Villar. Universdad de Mannheim (Alemania)
Dinámica del aprendizaje incidental de léxico en lengua extranjera María Pilar Agustin Llach. Universidad de La Rioja (España)
Conocimiento receptivo y productivo del vocabulario de LE Kiriakí Palapanidi. Universidad Abierta de Grecia
Investigaciones en curso
La transferencia bidireccional inglés-español en las situaciones de
movimiento Meritxell Muñoz Carrasco. Universidad Antonio de Nebrija
Precisión lingüística y complejidad sintáctica:¿hasta qué punto compiten entre sí por los recursos limitados del aprendiz?
Irini Mavrou. Universidad Antonio de Nebrija
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Artículos de referencia
Complejidad sintáctica y discurso académico: parámetros gramaticales en la producción escrita de estudiantes universitarios
Cecilia Elena Muse y Darío Daniel Delicia Facultad de Lenguas, Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) ala@fl.unc.edu.ar
Muse, C. E. y Delicia, D. D. (2013). Complejidad sintáctica
y discurso académico: parámetros gramaticales en la
producción escrita de estudiantes universitarios. Revista Nebrija de Lingüística Aplicada a la Enseñanza de Lenguas
13: 1-12.
RESUMEN
El presente estudio analiza la complejidad sintáctica de textos producidos por estudiantes
universitarios que pertenecen a cursos académicos diferentes. Los denominados índices de
madurez sintáctica permiten establecer cómo determinado discurso es más o menos complejo
desde el punto de vista de su sintaxis, en la medida en que es posible dar cuenta de la
capacidad del sujeto que escribe para producir estructuras oracionales consolidadas. El
objetivo es, pues, evaluar tales índices, en textos expositivo-argumentativos, producidos por
estudiantes de 2.° y 5.° año, que cursan carreras de idiomas en la Facultad de Lenguas de la
UNC (Argentina). Con este fin, se considera un corpus conformado por fragmentos discursivos
correspondientes a proyectos de investigación diseñados por alumnos de asignaturas
introductorias a las tareas de investigación. Se describen los parámetros dehkyg complejidad y
desarrollo sintáctico en un nivel descriptivo de investigación, desde un enfoque cuantitativo.
Se concluye que el promedio de cláusulas por unidad terminal así como la intensidad de
incrustación (frente a otros índices) marcan diferencias significativas entre los sujetos de
ambos grupos, en cuanto a la competencia gramatical para escribir discursos académicos.
Palabras clave: complejidad sintáctica, madurez sintáctica, nivel de escolarización, discurso académico.
ABSTRACT
This study analyses the syntactic complexity of texts written by students at university level
who belong to different academic courses. The so called syntactic maturity indexes allow us to
determine the level of complexity of each discourse taking into account syntax, as long as it is
possible to describe the capacity that the subject who is written has to produce consolidated
sentences. The aim is to assess such indexes in expositive-argumentative texts produced by
students in their 2nd and 5th academic year who are studying to get a degree in different
languages in the Faculty of Languages of the National University of Córdoba (Argentina). To
this aim, we consider a corpus composed by discursive fragments that correspond to research
projects designed by students in introductory subjects related to research. The parameters
related to syntactic complexity and development are described in a descriptive level, from a
quantitative approach. We conclude that the averages of clauses per terminal unit, as well as
the intensity of embedding (compared to other indexes) establish significant differences
between the subjects of both groups with respect to their grammatical competence to write
academic discourses.
Keywords: syntactic complexity, syntactic maturity, schooling level, academic discourse.
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1. INTRODUCCIÓN
En los últimos años, el interés investigativo por la lectura y la escritura académicas, concebidas como prácticas sociocognitivas, discursivas y culturales ha crecido de
manera fecunda. Los especialistas de diversas disciplinas, entre ellas la psicolingüística, la lingüística textual, el análisis del discurso, se han abocado a
describir y sistematizar las propiedades de los discursos académicos, vinculadas fundamentalmente con la construcción del conocimiento (Cubo de Severino 2005, López Ferrero 2005, Nogueira 2005).
Al mismo tiempo, las contribuciones teóricas surgidas a partir de estos campos disciplinares han servido de base para explicar las dificultades perfiladas en el
contexto pedagógico, en relación con la falta de pericia que manifiesta el alumnado de nivel universitario para comprender y producir discursos académicos (Narvaja de Arnoux et al. 2010, Padilla 2009, Carlino 2004, 2003). Estos aportes, además, han
constituido la base para la elaboración de propuestas didácticas superadoras. El presente trabajo se orienta en la línea de esta problemática y se propone analizar
la competencia gramatical de estudiantes universitarios para la producción escrita de discursos académicos. Concretamente, el presente estudio aborda la temática de la complejidad oracional de discursos expositivo-argumentativos producidos por
universitarios que pertenecen a cursos académicos diferentes (2.° y 5.° año), en función de considerar los parámetros de madurez sintáctica propuestos por K. W.
Hunt. Básicamente, la madurez sintáctica se entiende aquí como la “capacidad para producir unidades sintácticas estructuralmente complejas” (Véliz 1988: 108). Desde las investigaciones pioneras de K. W. Hunt en lengua inglesa, llevadas a cabo
entre los años 60 y 70, han sido prolíficos los trabajos que, desde diferentes enfoques, han abordado la madurez sintáctica como capacidad evolutiva para
combinar estructuras oracionales. En lengua española, las investigaciones siguieron esta orientación, pero también introdujeron otras vertientes de indagación que ligaron el desarrollo de la sintaxis con variables como el grado de escolarización, el nivel
sociocultural, el sexo y los tipos discursivos (Ávalos y Muse 2011, Delicia 2011, Romo de Merino y Jiménez de Martín 2000, Véliz 1999, Torres González 1992, Véliz 1988).
En estrecha vinculación con el tema de este trabajo, la madurez sintáctica ha sido estudiada, sobre todo, habida cuenta de las operaciones de incrustación que usualmente participan en el procesamiento del discurso escrito, por parte de
estudiantes universitarios (Rodríguez Fonseca 1989, Muñoz, Echeverría y Véliz 1985). En esta misma línea, algunas investigaciones sugieren que la competencia gramatical,
manifiesta en la variación de parámetros sintácticos, estaría subordinada a las prácticas de escritura académica sistemáticas y contextualizadas (Muse y Delicia
2011). Otros trabajos, desde una perspectiva comparativa, abordan los patrones que describen la sintaxis de discursos expositivos producidos por estudiantes universitarios, en función de evaluar la competencia gramatical en la modalidad oral y
escrita del lenguaje (Muse, Delicia, Fernández y Porporato 2012). En ese marco, dentro del contexto de las prácticas de escritura universitaria, la
complejidad sintáctica se vincula con las nociones de alfabetización y literacidad académicas. Según Carlino (2012), se entiende por alfabetización académica “el conjunto de nociones y estrategias necesarias para participar en la cultura discursiva
de las disciplinas así como en las actividades de producción y análisis de tareas requeridas para aprender en la universidad”. Siguiendo a la misma autora, tal
concepto “designa también el proceso por el cual se llega a pertenecer a una comunidad académica, científica y/o profesional, precisamente en virtud de haberse apropiado de sus formas de razonamiento instituidas a través de ciertas convenciones
del discurso” (Carlino 2012: 13). Por su parte, la noción de literacidad engloba las capacidades de razonamiento
asociadas a la escritura y a la lectura (Cassany 2006: 38). En este sentido, diferentes
3
elementos, vinculados a competencias, habilidades o actitudes de quien ‘usa’ un
discurso, caracterizan la literacidad. Entre ellos, el código escrito es un componente constitutivo que involucra el conocimiento lingüístico a nivel ortográfico, morfológico,
sintáctico y textual; por lo tanto, supone el dominio de las reglas de escritura relacionadas con el vocabulario y los mecanismos sintácticos por los cuales se
construyen enunciados de acuerdo con la gramática de una lengua. Así pues, entre los tantos aspectos que comprende, la literacidad ha de corresponderse entonces con la competencia gramatical.
Desde la perspectiva de la alfabetización y la literacidad académicas, se hace necesario tomar en consideración que las prácticas de escritura en el ámbito de la
educación superior (y en cualquier etapa educativa) se describen como heterogéneas en función del nivel o grado de escolarización, variable secundaria considerada en este estudio.
Los rasgos definitorios de cada esfera científico-académica, esto es, la diversidad de temas que esa esfera comunica, los agentes discursivos que involucra (y sus
propósitos), las exigencias de lectura y escritura de los textos especializados que en ella circulan, las disciplinas en las cuales se interpreta o produce determinado discurso son, entre otros aspectos, factores que inexcusablemente atraviesan y
determinan el nivel de escolarización de quienes escriben. De esta manera, entendido el nivel de escolarización en estrecha vinculación con la
escritura académica, el supuesto del cual parte el presente estudio contempla la asociación entre complejidad de la sintaxis discursiva y nivel de escolarización. Es decir, la incidencia de la variable independiente sobre la complejidad sintáctica se
toma en consideración habida cuenta, por ejemplo, del uso que tales sujetos hacen del código escrito académico a lo largo de su formación, esto es, de la exposición que
tienen a las diferentes prácticas de escritura académica. Específicamente, se plantean los siguientes objetivos: 1) Evaluar la complejidad sintáctica en discursos académicos producidos por estudiantes universitarios que
pertenecen a cursos académicos diferentes (2.° y 5.° año) y que cursan asignaturas introductorias a tareas de investigación; 2) Comparar y describir las relaciones entre
la capacidad para estructurar oraciones complejas y la variable nivel de escolarización; 3) Determinar la significatividad estadística de la comparación efectuada.
En atención a estos objetivos, surgen algunos interrogantes: ¿cuáles son los índices de madurez sintáctica alcanzados por estudiantes con diferente nivel de formación
universitaria cuando producen discursos académicos? ¿Existen diferencias entre estos índices si varía el nivel académico de esos estudiantes y, concurrentemente, el uso
sistemático del código escrito? En otras palabras, ¿cuánto incide la exposición a las prácticas discursivas académicas en la competencia gramatical de alumnos universitarios que pertenecen a cursos académicos distintos?
Se justifica la realización de este estudio, desde el punto de vista tanto teórico como aplicado, en que investigaciones anteriores han comprobado que el desarrollo de la
sintaxis puede continuar más allá de la educación media (Véliz 1988: 123). Esta propuesta pretende evaluar cómo se proyecta el desarrollo precitado en el nivel de educación superior. Asimismo, este aspecto metodológico justifica la elección de la
variable nivel de escolarización como variable secundaria de la investigación.
2. MARCO TEÓRICO
Históricamente, es posible identificar tres enfoques o perspectivas para el análisis de
la complejidad sintáctica: 1) el enfoque tradicionalista, 2) el enfoque generativista y 3) el enfoque funcional-discursivo (Crespo Allende et al. 2011: 157). Estos enfoques
se han diferenciado esencialmente en lo que respecta a la concepción de ‘desarrollo
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de la sintaxis’ y en cuanto a las unidades operativas utilizadas para estudiar tal
desarrollo desde el punto de vista empírico. Es decir, la noción de complejidad sintáctica se ha visto modificada en función de los avances teórico-metodológicos de
la ciencia lingüística. Siguiendo a Crespo Allende et al. (2011: 168), el primero de esos enfoques, el
tradicionalista, considera que, con el aumento de la edad cronológica, es mayor el número de elementos morfosintácticos presentes en una emisión. Desde un paradigma cuantitativo, esta perspectiva ha analizado la complejidad gramatical a
partir de indicadores tales como la oración, la proposición, el enunciado o la emisión. La segunda línea, tanto de corte cuantitativo como cualitativo, es la generativista, la
cual concibe la complejidad sintáctica como la capacidad del individuo para incrustar más y más cláusulas en lo que se denomina unidad terminal. La operación de incrustación es posible gracias a la realización de modificaciones en las estructuras
sintácticas. La tercera vertiente, más reciente y de corte cualitativo, es la funcional-discursiva,
promovida por R. A. Berman y D. I. Slobin desde 1994. Aquí se supone que la complejidad sintáctica está anclada en los rasgos de la estructura discursiva. Es decir, los discursos organizan la sintaxis en paquetes de cláusulas y, al interior de estos, es
posible descubrir múltiples y complejas relaciones clausulares, las cuales van componiendo la ‘trama sintáctica del texto’, su arquitectura.
En esta investigación hemos adoptado el segundo de los enfoques descriptos: el generativista, iniciado por K. W. Hunt en 1965. Según adelantamos, desde esta propuesta teórica, la madurez sintáctica se define como la capacidad del individuo
para producir estructuras oracionales complejas, en función de una serie de procesos transformatorios (Hunt en López Morales 1999: 228). Esta noción tiene relación
estrecha con la producción escrita y, al centrarse en el nivel oracional de la lengua, se vincula con la adquisición de la competencia gramatical. Por esta razón, este estudio se inscribe en el marco teórico de la psicolingüística formal.
Según Véliz (1988: 133), la madurez sintáctica constituye “una capacidad que permite producir estructuras sintácticas complejas, dependiendo la complejidad del
número de constituyentes y del tipo de relaciones que se establecen entre ellos”. A partir del modo como se construyen las estructuras sintácticas, se configura la competencia lingüística del sujeto.
La competencia gramatical o lingüística se define como “el conocimiento que el hablante-oyente tiene sobre su lengua” (Chomsky 1970: 6). De acuerdo con Bosque y
Gutiérrez-Rexach (2009), el componente gramatical es el sistema encargado de estructurar y ordenar el conocimiento correspondiente a esta competencia. Cada vez
que en función de la competencia gramatical procesamos información sintáctica, instrumentamos reglas específicas de una lengua llamadas reglas de transformación. Estas reglas son mecanismos a través de los cuales se pueden efectuar
modificaciones sobre una estructura sintáctica. Las reglas transformacionales tienen un importante valor operativo, pues funcionan a
la manera de un parámetro cuantificable por medio del cual es posible realizar observaciones en torno de la complejidad de la sintaxis discursiva. Para evaluar la complejidad de la sintaxis de un discurso nos servimos de los índices
de madurez sintáctica. Según la propuesta de K. W. Hunt, existen dos tipos de parámetros cuantitativos: los índices sintácticos primarios, que son la longitud de las
unidades terminales (unidades-t), la extensión de las cláusulas y el número de cláusulas por unidad-t, y los índices sintácticos secundarios, que “informan sobre la frecuencia con que una serie de construcciones clausales y no clausales aparecen en
las unidades-t” (Véliz 1988: 121). Además, siguiendo a Véliz (1999), dentro de los índices primarios, se puede incluir un cuarto parámetro, el índice de intensidad de
incrustación de cláusulas, conocido también como índice de recursividad oracional (Anula Rebollo 2007: 55).
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En este estudio, el análisis se circunscribe a la medición de los índices primarios, los
cuales se definen en relación con los conceptos de unidad mínima terminal y cláusula. La unidad-t constituye la unidad más corta en que se puede dividir una pieza del
discurso sin dejar ningún fragmento de oración como residuo (Hunt en Torres González 1992: 54).
Por su parte, la noción de cláusula refiere a “un sujeto o un conjunto de sujetos coordinados con un verbo finito o un conjunto finito de verbos coordinados” (Hunt en Torres González 1992: 54). Además, se consideran cláusulas aquellas construcciones
cuyo núcleo es una forma verbal no personal que no constituye perífrasis. A partir de estos conceptos, se perfilaron los índices principales del modelo huntiano,
los cuales se explican a continuación:
- Primer índice o longitud promedio de la unidad-t: es el cociente obtenido de
dividir el número de palabras de un texto por el total de unidades-t que lo conforman. Este resultado establece una relación entre el desarrollo sintáctico y las unidades-t más extensas (Torres González 1992: 55).
- Segundo índice o longitud promedio de la cláusula: para calcular este segundo índice, se divide el número total de palabras del discurso por el número total de cláusulas. Este parámetro relaciona la madurez sintáctica con el aumento del número de palabras al interior de la unidad clausal (Torres González 1992: 56).
- Tercer índice o promedio de cláusulas por unidad-t: es una medida que se obtiene dividiendo el total de cláusulas de un texto por el total de unidades-t que lo conforman. Su cálculo se relaciona con el número de subordinaciones añadidas a una unidad-t (Torres González 1992: 56).
- Cuarto índice o intensidad de incrustación por unidad-t: es el cociente que se obtiene dividiendo el sumatorio del nivel de incrustación clausal por el total de
unidades-t. Este índice mide el grado en que las cláusulas se incluyen unas en otras, es decir, informa la profundidad de las incrustaciones (Véliz 1999).
Los conceptos hasta aquí caracterizados enmarcan teóricamente este estudio. A partir de ellos, se analizará la incidencia de la variable nivel de escolarización sobre la
complejidad sintáctica del discurso académico ‘proyecto de investigación’, producido por estudiantes universitarios.
3. METODOLOGÍA
Esta investigación adscribe al trabajo realizado en el marco del proyecto ‘La enseñanza del español en el mundo hispánico. Un estudio de replicación en la ciudad de Córdoba’ (Secretaría de Ciencia y Tecnología – 05/L124 – Universidad Nacional de
Córdoba, Argentina). La tarea se encuadra en un diseño de investigación no experimental, transeccional, descriptivo (Hernández Sampieri et al. 2003: 273).
Para el análisis de los datos, se adoptó fundamentalmente un enfoque cuantitativo, basado en mediciones matemáticas y estadísticas. Se calcularon medias aritméticas
(X) y desviaciones típicas (S) para el establecimiento de los índices primarios y,
además, se efectuó un análisis de varianza, ANOVA (F), a los fines de validar el estudio.
Cada una de estas mediciones se llevó a cabo mediante el programa estadístico informático IBM SPSS. Se destaca que, para complementar este enfoque, en
particular para ilustrar el comportamiento del índice de recursividad oracional, se realizaron algunas observaciones cualitativas. En cuanto a la selección y tratamiento del corpus, se trabajó con 20 (veinte)
fragmentos de textos académicos escritos por estudiantes de nivel universitario. Los
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textos corresponden a alumnos (varones y mujeres) que cursan el 2.° y 5.° año de
dos asignaturas introductorias a las tareas de investigación de la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba. En su mayoría, son estudiantes que se forman
como docentes, licenciados o traductores de inglés. Fueron seleccionadas las producciones escritas de estos participantes, dado que, en
las asignaturas involucradas, se trabaja con una didáctica similar de la ‘metodología de la investigación científica’. Así, por ejemplo, al concluir el ciclo lectivo, los alumnos acreditan parte de cada materia a través de la presentación de un ‘proyecto de
investigación’, cuyo diseño constituye una práctica de escritura académica obligatoria. Por esta razón, una vez escogido, el conjunto de estos textos se convirtió en corpus
de análisis (comparativo) para el presente estudio. Siguiendo la metodología de Torres González (1992), como ya se ha indicado, se trabajó con segmentos textuales. Cada fragmento se extrajo de la sección
‘Planteamiento del problema’ dentro del género académico escrito por los estudiantes. Se establecieron dos requisitos metodológicos que debían cumplimentar los textos
para formar parte del corpus: 1) tener entre 200 y 240 vocablos, 2) evidenciar una estructura secuencial expositivo-argumentativa (Narvaja de Arnoux et al. 2010: 37). Se presenta, en el cuadro N.° 1., un ejemplo del cálculo de los índices primarios
efectuado sobre uno de los textos del corpus, perteneciente a un participante de 5.° año.
Puede advertirse que una vez que se obtiene la extensión del discurso, esto es, que se cuantifican las piezas léxicas que lo componen, se ha procedido a delimitar la longitud promedio de la unidad-t, marcada sucesivamente con UT1, UT2, UT3… En el
caso del segundo índice, la extensión clausal, se ha señalado entre corchetes. En cuanto al índice del promedio de cláusulas por unidad-t, se ha indicado con la
notación correlativa CL. Finalmente, la intensidad de incrustación (I=) se ha delimitado por medio de barras (cuando fue pertinente), para su posterior conteo.
TEXTO 4 – 5.° año – 209 palabras
UT1 [El tema del presente trabajo de investigación es la construcción del grupo de pertenencia y el grupo ajeno en los discursos políticos de un representante del sector agropecuario y un representante del gobierno en el marco del conflicto con el campo en el año 2008 en la República Argentina.] CL 1 I=
UT2 [En el presente trabajo analizaremos los discursos pronunciados en el contexto del paro patronal agropecuario en Argentina en ese año por dos presidentes de diferentes sectores.] CL 2 I=
UT3 [El gobierno nacional fue representado por Cristina Fernández de Kirchner] CL 3 I=
UT4 [y el sector agropecuario por Eduardo Buzzi.] CL 4 I=
UT5 [El objetivo de este trabajo es] CL 5 [analizar] CL 6 [cómo a través del uso de adjetivos y sustantivos estos representantes describen tanto su “grupo de pertenencia” como el “grupo ajeno”.] CL 7 I=/
UT6 [La decisión del análisis de los dos primeros discursos de estos dos presidentes se debe] CL 8 [a que ambas figuras poseen poder en el sector] CL 9 [al que pertenecen] CL 10 I=//
UT7 [y son considerados como los representantes legales en un país] CL 11 [que es reconocido mundialmente por las actividades agro-ganaderas.] CL 12 I=/
UT8 [Además, consideramos] CL 13 [que ambos discursos son de relevancia] CL 14 [debido a la movilización] CL 15 [que este conflicto produjo en numerosos sectores del país.] CL 16 I=//
UT9 [La construcción de una imagen propia favorable y otra ajena desfavorable se encuentra claramente ilustrada] CL 17 [al examinar discursos de cualquiera de estos presidentes.] CL 18 I=
7
Información relevada:
- Total de palabras: 209
- Longitud promedio de la unidad-t (palabras/U-T): 23.22
- Longitud promedio de la cláusula (palabras/CL-18-): 11.61
- Promedio de cláusulas por unidad-t (CL/U-T): 2
- Promedio de intensidad de incrustación (II/U-T): 0.66
Cuadro 1. Modelo de análisis de la complejidad sintáctica de un segmento discursivo
4. ANÁLISIS DE RESULTADOS
4.1 Índices primarios en el discurso académico
Se exponen a continuación los valores asumidos por los índices primarios de madurez sintáctica, como primera aproximación a la competencia lingüística para la producción
escrita académica.
Grupo
Longitud promedio de la
unidad-t (PAL/U-T)
Longitud promedio de la
cláusula (PAL/CL)
Promedio de cláusulas por
unidad-t (CL/U-T)
Intensidad de incrustación por unidad-t
(II/U-T)
2°. año
Media 24.9080 10.7540 2.1800 .6480
N 10 10 10 10
Desv. típ. 4.26209 2.58273 .30307 .10895
5.° año
Media 28.3380 10.7500 2.8380 .9240
N 10 10 10 10
Desv. típ. 6.32916 1.57027 .24743 .21939
Total Media 26.6230 10.7520 2.5090 .7860
N 20 20 20 20
Desv. típ. 5.39863 2.01508 .43393 .21869
Tabla 1. Complejidad oracional de los discursos de 2.° y 5.° año, según los índices primarios de madurez sintáctica
Teniendo en cuenta los datos que se exponen en la tabla N.° 1, la comparación de las
producciones escritas del grupo de estudiantes de 2.° y de 5.° año pone de manifiesto que la relación entre los índices primarios de madurez sintáctica y la variable nivel de escolarización no es estable, lo que equivale a decir que, según estos resultados,
habría alternancias en la incidencia de esa variable sobre el desarrollo sintáctico de los alumnos participantes.
Como se puede observar la media (X) de la longitud clausal es idéntica en ambos grupos (10.75), es decir, no varía el número de palabras o constituyentes no
clausales que incluyen en una estructura principal o en una subordinada. En cuanto a la cantidad de subordinadas que se incrustan dentro de una principal, varía de 2.° a 5.° año, pues la medición del número de cláusulas o número de
oraciones dependientes por unidad-t, marca una diferencia de 0.65, a favor de 5.° año. Desde otra perspectiva, podemos decir que en 5.° año se registra un promedio
de casi tres cláusulas subordinadas por unidades-t, mientras que en 2.° el promedio es de dos. Esta distancia cuantitativa entre ambos grupos resulta llamativa, dado que, como ya
se señaló, Véliz (1988) ha sugerido la alta probabilidad de que se incorporen
8
estructuras clausales adjetivas o de relativo más allá de la escolaridad secundaria
(1988: 123). Por otra parte, la tabla N.° 1 muestra dos parámetros de complejidad que tienden a
marcar variaciones importantes. Estos son el índice de longitud promedio de las unidades-t y el índice de intensidad de incrustación de cláusulas por unidades-t.
El puntaje de la media (X) del índice de longitud promedio de las unidades-t asciende a 24.90 en 2.° año y a 28.33 en 5.° año. Esto mostraría una predisposición del segundo grupo a escribir oraciones con mayor cantidad de palabras y constituyentes
(clausales y no clausales). En cuanto al parámetro de intensidad de incrustación, cuyos puntajes son 0.64 en 2.°
y 0.92 en 5.°, revela que el alumnado de 5.° construye textos sintácticamente más complejos, esto es, discursos que poseen oraciones estructuradas sobre la base de diferentes niveles de subordinación. Así, en este grupo no solo existe un número
mayor de cláusulas dependientes por unidad-t sino que, además, un conjunto importante de estas estructuras se constituye, a su vez, por un número mayor de
cláusulas subordinadas que las que posee el grupo de 2.° año. En el gráfico N.° 1, se ilustran los resultados descriptos:
Gráfico 1. Representación de la complejidad oracional de los discursos de 2.° y 5.° año, según los
parámetros primarios de madurez sintáctica.
Con el objetivo de establecer si las diferencias entre las medias (X) de los grupos
tienen significación estadística, se llevó a cabo un análisis de varianza (ANOVA). Para ello, se estableció un nivel alfa (α) en 0.05. Por medio de este estudio, tal como se observa en la tabla N.° 2, se pudo corroborar
que las diferencias entre ambos grupos no son significativas en el caso de la extensión de la unidad-t y de la longitud promedio de la cláusula. Los valores que
asume la probabilidad (p) de F para estos índices de madurez son superiores al nivel alfa (α): 0.344 y 0.998, respectivamente. El mismo análisis de validación se aplicó al índice del promedio de cláusula por
unidad-t y al índice de incrustación. En el caso de estos parámetros, se halló que las diferencias entre ambos grupos poseen un valor estadísticamente significativo. En
efecto, el estudio de ANOVA reportó una (p) de F de 0.006, en el caso del primer parámetro, y una 0.036, en el caso del segundo. Ambos valores son inferiores al nivel de significación establecido.
24,9
10,75
2,18 0,64
28,33
10,75
2,83 0,92
0
5
10
15
20
25
30
PAL/U-T PAL/CL CL/U-T II/U-T
Grupo 2.° año Grupo 5.° año
9
Tabla 2. Validación de los índices primarios según ANOVA
4.2 Perfil cualitativo del índice de intensidad incrustación por unidad-t
En este apartado realizaremos algunas observaciones de orden cualitativo, respecto
del índice de intensidad de incrustación o de recursividad oracional (II/U-T), a propósito de poner en evidencia cómo se manifiesta la diferencia en la complejidad
sintáctica de los textos producidos por cada grupo. La selección de este parámetro no es arbitraria, responde a que, desde la perspectiva teórica adoptada, este índice permite efectuar descripciones mediante ejemplos específicos.
Como se definió oportunamente, el índice de incrustación informa la profundidad o el grado en que unas cláusulas se incluyen en otras. Según Véliz (1999), existen
diferentes niveles de incrustación, que a continuación detallamos:
- Nivel 0: describe unidades-t simples, sin subordinadas.
- Nivel 1: describe unidades-t que incluyen cláusulas subordinadas de estructura simple, esto es, que no incluyen a su vez otra cláusula.
- Nivel 2: describe unidades-t a las cuales se incrusta una cláusula compuesta, es decir, que a su vez posee una cláusula subordinada y así sucesivamente (nivel 3, nivel 4…).
En los textos analizados, puede advertirse que el grupo de 2.° año llega a un nivel de incrustación máximo calculado en 2, tal como se advierte en la delimitación de
unidades-t y de cláusulas, propuesta en los ejemplos de (1) y (2):
Ejemplo (1): nivel de incrustación 2 [La hipótesis [que se plantea es [que estas diferencias son principalmente estilísticas.]CL1] CL2] UT
Ejemplo (2): nivel de incrustación 2 [Estudiaremos dos noticias de cada diario durante el mes de noviembre del 2007, [ya que durante estos meses se produjo un auge del conflicto, debido al bloqueo de los puentes [que comunican a la Argentina con Uruguay.]CL1] CL2] UT
En 5.° año, en cambio, el grado máximo es oscilante entre 3 y 4. La complejización de la sintaxis a partir de la recursividad de oraciones subordinadas puede apreciarse en los casos presentados de (3) a (5):
Ejemplo (3): nivel de incrustación 3
Longitud promedio de la unidad-t (PAL/U-T) ,344*
Longitud promedio de la cláusula (PAL/CL) ,998*
Promedio de cláusulas por unidad-t (CL/U-T) ,006**
Intensidad de incrustación por unidad-t (II/U-T) ,036**
** significatividad ˂ 0. 05
10
[En este sentido, Ruth Wodak argumenta [que el ACD se detiene en el estudio del lenguaje como
“práctica social”, [donde el contexto del lenguaje en uso [se convierte en un elemento imprescindible]
CL1] CL2] CL3] UT
Ejemplo (4): nivel de incrustación 4 [En los textos académico-científicos, la evidencialidad es un rasgo central [debido a que en este ámbito se negocia el conocimiento, particularmente en los artículos de investigación [que son destinados a pares [que participan de las mismas actividades [que Ø el investigador] CL1] CL2] CL3] CL4]UT
Ejemplo (5): nivel de incrustación 4
[y al respecto considera [que “las modalidades [que se usan y reconocen como adecuadas y legítimas [para decir la noticia responden a una visión del mundo, [por lo que el contrato se sustenta en una
coincidencia (en diferentes grados) ideológica”]CL1] CL2] CL3] CL4] UT
Según estas observaciones, la profundidad o intensidad de incrustación por unidad-t se torna un parámetro relevante, puesto que señala mayor grado de complejidad
gramatical del discurso, según el nivel de escolarización.
5. A MODO DE CIERRE
La evidencia empírica obtenida en el contexto de este estudio permite llegar a las siguientes afirmaciones:
1) La complejidad sintáctica de las producciones escritas de estudiantes universitarios, concretamente de la producción del género académico ‘proyecto de
investigación’, pone de manifiesto que la variable nivel de escolarización no incide de manera homogénea sobre cada uno de los índices primarios de madurez sintáctica.
2) Se comprueba la existencia de una fuerte relación asociativa entre las
categorías de estudio ‘promedio de cláusulas por unidad-t’ e ‘intensidad de incrustación de cláusulas subordinadas’ y la mencionada variable secundaria. Esto
significa que, desde el punto de vista del proceso transformatorio de la recursividad oracional, la densidad sintáctica de los discursos académicos del grupo de 5.° año es más alta (o compleja) que la del grupo de 2.°.
3) Una de las principales implicancias de la tarea realizada es que la evaluación de
la complejidad sintáctica, vinculada con la alfabetización académica, puede resultar sumamente productiva no solo para describir un perfil de desarrollo, como aquí se ha
propuesto, sino además para tomar decisiones en el campo pedagógico y didáctico respecto del desempeño lingüístico del estudiantado en el nivel superior.
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29
El conocimiento productivo y receptivo del vocabulario en L2: Análisis de la efectividad de tareas de reconocimiento y de producción
Alicia San Mateo Valdehíta Universidad Nacional de Educación a Distancia
asanmateo@flog.uned.es
San Mateo Valdehíta, A. (2013). El conocimiento productivo y receptivo del
vocabulario en L2: Análisis de la efectividad de tareas de reconocimiento y de producción. Revista Nebrija de Lingüística Aplicada a la Enseñanza de Lenguas 13: 13-29.
RESUMEN
Este trabajo presenta un análisis del conocimiento receptivo y/o productivo de las unidades léxicas
que 150 aprendices de español como segunda lengua, de nivel B1, demuestran poseer una vez que las
han incorporado a su lexicón mental gracias a una determinada actividad, bien sea esta de
reconocimiento (selección de la definición correcta o del ejemplo que incluya el equivalente semántico
de la palabra estímulo) o de producción (escritura de oraciones que respondan a las preguntas
planteadas y que contengan la palabra estímulo). Los resultados indican que la actividad productiva es
la más eficaz, ya que los sujetos que practican con ella obtienen mayor número de aciertos tanto en las
tareas que les exigen conocimiento receptivo (secciones 1 y 2 del postest) como productivo (sección
3); en el otro extremo, la actividad menos eficaz es la selección de definiciones (actividad receptiva).
Desde el punto de vista estadístico, la diferencia del efecto de la práctica con definiciones y con la
escritura es significativa en las tres secciones del postest; en cambio, el efecto de las dos actividades
de selección, las receptivas, no es significativamente diferente en ninguna de las partes del postest. A
la hora de seleccionar las actividades encaminadas al aprendizaje del vocabulario es conveniente tener
presente el grado de dominio que precise el estudiante, pues conocer una palabra engloba numerosos
aspectos y el aprendizaje es un proceso acumulativo, que no se completa con una única exposición a la
unidad léxica.
Palabras clave: Aprendizaje de vocabulario, vocabulario receptivo y productivo, actividad receptiva y productiva, escritura
ABSTRACT
This paper presents an analysis of receptive and/or productive knowledge of lexical units that 150
B1 level learners of Spanish as a Second Language demonstrate when they have incorporated those
lexical units into their mental lexicon thanks to a particular activity, either a recognition activity
(selection of the correct definition or example which includes the semantic equivalent of the stimulus
word) or a productive one (writing sentences to answer to questions containing the stimulus word).
Results indicate productive activity is the most effective, because subjects who are trained with it
obtain more correct answers both in tasks that require them receptive knowledge (Sections 1 and 2 of
the posttest) and in the productive task (Section 3). In the opposite extreme, the less effective activity
is the selection of definitions (receptive activity). From the statistical point of view, the difference of the
effect of practice with definitions and writing is significant in all three sections of the posttest, whereas
the effect of the two selection activities, the receptive ones, is not significantly different in any of the
three parts of the posttest. When selecting activities aimed at learning vocabulary we should be aware
of the degree of control that students require, because knowing a word encompasses many aspects
and learning is a cumulative process, which is not completed by a single exposure to the lexical unit.
Keywords: Learning vocabulary, receptive and productive vocabulary, receptive and productive activity, writing
14
1. INTRODUCCIÓN
Son muchos los experimentos que han probado que las tareas productivas son las más efectivas cuando el estudiante de una L2 trata de ampliar su vocabulario (Agustín Llach 2009;
Browne 2003; Hulstijn y Laufer 2001; Keating 2008; Kim 2008; Kondo 2002; Laufer 2001; 2003; Pichette, De Serres y Lafontaine 2012; San Mateo Valdehíta 2012; Webb 2005)1. Ahora
bien, aquí vamos a centrarnos en analizar el grado del conocimiento de la palabra que consigue el aprendiz con tres tipos de actividad, dos de ellas de reconocimiento y una, de producción. Nos interesa conocer, por lo tanto, si domina la unidad léxica desde el punto de
vista productivo o solo desde el receptivo. En primer lugar, dedicaremos un apartado a explicar qué se entiende por conocer una
palabra (§ 1.1) y, a continuación, presentaremos los objetivos y las preguntas de investigación de este estudio (§ 1.2). En la siguiente sección, explicaremos la metodología del experimento; es decir, la descripción de los sujetos (§ 2.1), de los materiales empleados (§
2.2), del procedimiento de recogida de datos (§ 2.3) y de la corrección del postest (§ 2.4). El tercer apartado está dedicado a la presentación de los resultados (§ 3) y el cuarto, a
propuestas metodológicas avaladas por dichos resultados (§ 4). Finalmente, expondremos las conclusiones (§ 5) que se desprenden de esta investigación.
1.1 Dominio de la palabra
En 1976 Richards (1976: 78-83) plantea la primera definición sistemática de qué
entendemos por conocer una palabra y destaca ocho supuestos: (1) El primero es que un hablante nativo continúa ampliando su vocabulario cuando es adulto, mientras que el desarrollo de la sintaxis es mucho menor en la madurez.
El resto de los supuestos están relacionados específicamente con qué significa conocer una palabra y son estos: (2) conocer el grado de probabilidad de que aparezca en la lengua
hablada o escrita (hay palabras frecuentes, poco frecuentes, raras, etc.); y de muchas sabemos con qué otras palabras se combinan normalmente; (3) conocer las limitaciones impuestas por el uso de la palabra de acuerdo con la función y la situación (temporal, social,
geográfica...); es decir, por el registro; (4) conocer el comportamiento sintáctico asociado con la palabra (por ejemplo, un verbo transitivo precisa un objeto directo); (5) conocer las raíces,
las derivaciones y las formas compuestas en las que aparece; (6) conocer la posición que ocupa en una red de asociaciones con otras palabras de la lengua; (7) conocer su valor semántico y, por lo tanto, sus rasgos semánticos; (8) conocer sus diferentes significados
(polisemia). Así pues, para Richards el conocimiento de la palabra es algo acumulativo y varía a lo
largo de la vida del hablante; y está basado, sobre todo, en la naturaleza gramatical y semántica de las unidades léxicas, y en menor medida en su dimensión psicolingüística y
sociolingüística. La definición de Richards constituye el punto de partida de numerosos autores que han
tratado la cuestión del domino de la palabra en una segunda lengua2. Nos interesa destacar la
puntualización que hace Carter (1987: 187) sobre el grado de conocimiento: conocer una palabra es saber cómo se usa de forma productiva y tener la habilidad de recuperarla para un
uso activo, aunque para algunos fines un conocimiento receptivo es suficiente3. Nation (2001: 26-28) también propone que, para conocer una palabra, una persona debe
dominar diferentes tipos de conocimiento tanto desde el reconocimiento (recepción) como del
empleo de la misma (producción): (1) La forma: (1.1) la pronunciación y (1.2) la forma escrita.
(2) La posición: (2.1) la estructura gramatical y (2.2) las combinaciones más frecuentes con otras palabras.
(3) La función: (3.1) la frecuencia y (3.2) la adecuación.
(4) El significado: (4.1) el concepto y (4.2) las asociaciones.
15
Así pues conocer una palabra implica poseer información de muy diversa naturaleza, que
va mucho más allá del significado denotativo o conceptual y que difiere de un hablante a otro (Thornbury 2002: 17); es un proceso muy complejo, que no se completa de una sola vez,
sino de manera progresiva (Folse 2004: 18; Sanjuán Álvarez 2004: 99), y además puede interrumpirse: cuando olvidamos una palabra o una acepción, que posteriormente
recuperamos, o detenerse, si la olvidamos para siempre. Podríamos hablar incluso de una especie de interlengua léxica (Sanjuán Álvarez 2004: 117), o sea, que en el proceso de aprendizaje se da una serie de fases intermedias hacia el dominio de la competencia léxica en
la L2. Igual que en la L1, no terminamos nunca de aprender vocabulario, pero sí que podemos llegar a dominar las reglas para interpretar y crear nuevas palabras.
Como ya señalamos en San Mateo Valdehíta (2005: 21-22), es frecuente que un hablante nativo tenga un conocimiento “deficiente” o parcial de una palabra: es posible que pueda identificarla y comprenderla cuando la escucha o la lee en un contexto dado, pero que sea
incapaz de utilizarla él mismo; o también es posible que pueda utilizarla de forma oral pero que no sepa cómo se escribe4; o que conozca una acepción de la palabra pero no todos sus
significados; es decir, que hay diferentes grados de conocimiento de una misma palabra, que el hablante, ya sea nativo o aprendiz de una L2, no tiene por qué poseer al mismo tiempo para emplearla o comprenderla correctamente en un determinado contexto:
Each of the word-knowledge types is likely to be learned in a gradual manner, but some
may develop later than others and at different rates. From this perspective, vocabulary
acquisition must be incremental, as it is clearly impossible to gain immediate mastery of
all these word knowledges simultaneously. Thus, at any point in time, unless the word is
completely unknown or fully acquired, the different word knowledges will exist at various
degrees of mastery (Schmitt 2000: 5-6).
Por lo tanto, es necesario diferenciar entre vocabulario RECEPTIVO y vocabulario
PRODUCTIVO; conceptos que se aplican a los diferentes tipos de conocimiento de la lengua y de
uso que hacemos de ella (Nation 2001: 26-30). Hablamos de conocimiento RECEPTIVO de la palabra cuando somos capaces de reconocerla al oírla o al verla escrita; cuando reconocemos
las partes que la forman y podemos asignarles un significado; si podemos establecer asociaciones con otras palabras; cuando reconocemos que se está utilizando correctamente en un contexto dado y sabemos con qué otras palabras suele aparecer; y demostramos un
conocimiento PRODUCTIVO de la unidad léxica cuando somos capaces de pronunciarla o escribirla correctamente, sabemos segmentarla en partes, podemos utilizarla en diferentes
contextos, conocemos sus sinónimos y antónimos, somos capaces de incluirla en una oración original, incluso junto con las palabras con las que suele combinarse, y sabemos cuál es su grado de formalidad.
Según esta diferencia, en nuestro experimento estamos trabajando con tareas que requieren diferente tipo de conocimiento y uso del vocabulario: en las actividades de selección
de la definición correcta de la palabra estímulo y de selección de la oración en la que se emplea adecuadamente el equivalente de dicha palabra, el aprendiz demuestra su conocimiento receptivo de la unidad léxica; sin embargo, en el ejercicio de escritura de
oraciones con la palabra estímulo, prueba su conocimiento productivo de la misma.
1.2 Objetivos
El objetivo de nuestra investigación es estudiar qué tipo de ejercicio es capaz de realizar
el aprendiz una vez que ha incorporado la palabra estímulo tras un determinado entrenamiento o instrucción; es decir, qué clase de conocimiento, productivo o receptivo, de la unidad léxica demuestra tener. Una vez que hemos determinado que la escritura es la
actividad más eficaz (San Mateo Valdehíta 2012: 243-247), pues es la que le permite al sujeto recordar más palabras, nos interesa estudiar las habilidades, relacionadas con la
diversidad y la calidad de producción en la L2, que el estudiante adquiere con cada una de las
16
tres actividades que utilizamos como entrenamiento en nuestro estudio. Estas tres tareas
son: (1) la selección de la definición que corresponde a la palabra estímulo, (2) la selección del ejemplo en el que se emplea correctamente un término equivalente de la palabra estímulo
y (3) la escritura de una oración que incluya la palabra estímulo. Las preguntas que nos hemos planteado para lograr este objetivo y que trataremos de
responder son: (1) Tras incorporar una palabra al lexicón mental realizando una actividad de
reconocimiento (tarea receptiva) como es seleccionar la definición correcta, ¿qué tipo de tarea es capaz de realizar el aprendiz de L2: puede emplearla en su discurso o solo reconocerla?
(2) Tras incorporar una palabra al lexicón mental realizando una actividad de
reconocimiento (tarea receptiva) como es seleccionar el ejemplo correcto en el que se emplea
un equivalente semántico de dicha unidad léxica, ¿qué tipo de tarea es capaz de realizar el aprendiz de L2: puede emplearla en su discurso o solo reconocerla?
(3) Tras incorporar una palabra al lexicón mental realizando una actividad de producción
(tarea productiva) como es responder a una pregunta dada escribiendo una oración que
incluya dicha palabra, ¿qué tipo de tarea es capaz de realizar el aprendiz de L2: puede emplearla en su discurso o solo reconocerla?
(4) ¿Con qué tipo de actividad (productiva o receptiva) el aprendiz adquiere un
conocimiento más profundo de la palabra?
2. METODOLOGÍA
El presente estudio compara el efecto cognitivo de tres actividades de aprendizaje de vocabulario en L2 teniendo en cuenta qué tipo de ejercicio (de reconocimiento y/o
de producción) puede llevar a cabo el sujeto tras haber incorporado una nueva palabra al lexicón mental. Se trata de un experimento que mide la retención del
conocimiento a corto plazo: un grupo de aprendices (el Grupo 1) practica con ejercicios de
selección de definiciones; otro (el Grupo 2), con ejercicios de selección de ejemplos; y el
tercero (el Grupo 3), con ejercicios de escritura, e inmediatamente después realizan un postest en el que demuestran su conocimiento de las palabras que han logrado retener5. La
actividad de entrenamiento es la variable independiente del experimento, y es una variable intergrupal.
El efecto del entrenamiento se ha medido con el postest que incluye, a su vez, tres
actividades diferentes6: dos de conocimiento receptivo de la palabra (selección de definiciones –Sección 1– y selección de ejemplos –Sección 2–) y una de conocimiento productivo de la
palabra (escritura de oraciones –Sección 3–). La puntuación obtenida en el postest corresponde al número de palabras incorporadas, y es la variable dependiente. Nos centraremos en los resultados de cada una de las tres secciones que componen el postest
para estudiar el grado de dominio que consigue el aprendiz.
2.1 Participantes
El estudio se ha realizado con 150 aprendices de español como segunda lengua, cuya L1 es el inglés, de 19 a 21 años, procedentes de la Universidad de Vanderbilt (Nashville,
Tennessee, Estados Unidos), en la que cursan su tercer o cuarto año, durante su estancia en Madrid durante un trimestre académico. La muestra está compuesta por 33 hombres y 117
mujeres –dato que refleja la descompensación entre sexos que encontramos habitualmente en las aulas de L2–.
17
Su nivel de español es, como mínimo, intermedio: nivel B1, según el Marco Común
Europeo de Referencia para las lenguas: aprendizaje, enseñanza y evaluación (MCER) (Consejo de Europa 2002), ya que uno de los requisitos del programa de estudios en el
extranjero en el que participan es poseer ese nivel de lengua y deben haber aprobado determinadas asignaturas en su universidad de origen.
Los sujetos están matriculados en la asignatura de Gramática española en el curso intensivo al que asisten al inicio de su estancia en España; la investigadora imparte dicha asignatura, y en esa clase es donde hemos recopilado el material para el presente
experimento. Los participantes son distribuidos de manera aleatoria en tres grupos: el Grupo 1, que se
entrena con la selección de definiciones, está formado por 47 sujetos; el Grupo 2, que practica con la selección de ejemplos, por 51 y el Grupo 3, que trabaja con la escritura de oraciones, por 52.
2.2 Materiales
Con el fin de llevar a cabo el experimento, hemos elaborado un diccionario compuesto por 20 palabras –diez nombres, cinco adjetivos, cuatro verbos y un
adverbio–. Diez son las palabras estímulo (apéndice 1) y son además pseudopalabras7; cuatro son llanas y seis agudas, todas tienen seis letras y no llevan acento
ortográfico, para así evitar la variación fonológica no controlada. Las otras diez (apéndice 2) son palabras existentes en español, pero posiblemente desconocidas para los sujetos, por su
baja frecuencia; seis son llanas y cuatro, agudas, todas tienen seis letras y no llevan tilde. En el diccionario, las 20 palabras aparecen ordenadas alfabéticamente, cada una de ellas va seguida de su categoría gramatical indicada entre paréntesis y de un sinónimo o de una
definición en la L2. El formato de la tarea del entrenamiento y el de la del postest es similar. El postest
consta de tres secciones, que coinciden con las tres actividades de entrenamiento: (1) selección de definiciones, (2) selección de ejemplos y (3) escritura de oraciones. La actividad de selección de definiciones consiste en elegir la definición o el sinónimo que corresponda al
contenido semántico de la palabra estímulo y escribirla al lado, en el espacio incluido para tal fin. En la actividad de selección de ejemplos, los sujetos deben seleccionar la oración en la
que se emplea un equivalente semántico de la palabra estímulo y escribirla al lado, igual que en el ejercicio anterior. Y en la actividad de escritura de oraciones, se pide que respondan a una pregunta con una oración completa que incluya la palabra estímulo y que demuestre que
conocen el significado de dicha unidad léxica (véase en el apéndice 3 una muestra de cada una de las tres tareas).
Estos tres ejercicios son similares a los que se utilizan normalmente en el aula y en los manuales de L2; poseen, por lo tanto, la llamada en inglés, ecological validity: se trabaja con las definiciones de las palabras y con vocabulario en contexto, y los estudiantes tienen que
utilizar las unidades léxicas en sus respuestas a las preguntas planteadas. Cada tarea de entrenamiento consta de diez preguntas, una por palabra estímulo y
empleamos tres tipos de ejercicios, como hemos mencionado antes; de manera que cada uno de los tres grupos en los que se divide a los participantes trabaja con una actividad diferente. En cambio, el postest es similar para todos, solo cambia el orden de las actividades y de los
ítems dentro de cada una de ellas, para evitar el efecto de recencia. Como los tres grupos realizan el experimento simultáneamente, con el fin de que estén
ocupados durante el mismo tiempo en la fase de entrenamiento y que no termine un grupo antes que otro, en las dos pruebas que requieren menos tiempo (la de selección de definiciones y la de selección de ejemplos) el número de opciones dadas para cada ítem es
mayor en el ejercicio del entrenamiento que en el postest: en la actividad de selección de definiciones, en el entrenamiento tienen que elegir entre 20 opciones posibles, y en la
18
actividad del postest, entre cuatro; y en el ejercicio de selección de ejemplos, en el
entrenamiento cuentan con siete opciones posibles, y en el postest, con cuatro. Tanto las palabras que conforman el diccionario y sus definiciones como las actividades
son las mismas que utilizamos en un estudio piloto (San Mateo Valdehíta 2005: 106; 109-113; San Mateo Valdehíta y Andión Herrero 2012: 79-81) en el que probamos la metodología
y el procedimiento, y que a su vez seleccionamos del material de trabajo de Matanzo Vicens (1991: 94-111), que llevó a cabo un estudio en Puerto Rico sobre aprendizaje de vocabulario en español como lengua materna. Algunas definiciones han sido modificadas y adaptadas al
nivel de los participantes de nuestro estudio. Desde el punto de vista del conocimiento de la palabra que debe demostrar el aprendiz,
en las actividades de selección de definiciones y de ejemplos se trata de conocimiento receptivo, pues basta con reconocer el significado correcto o la equivalencia semántica de la palabra estímulo; y en la actividad de redacción de oraciones, en cambio, es conocimiento
productivo, ya que ha de incluirla en un contexto original.
2.3 Procedimiento
Los sujetos realizan los ejercicios durante el desarrollo habitual de la clase de Gramática a la que asisten, según les va indicando la investigadora –que es, además, la profesora–. En
ese momento, ellos desconocen el objetivo último de los mismos y tampoco saben que después del entrenamiento deberán completar un postest. Se trata, por lo tanto, de
aprendizaje incidental o no intencionado, pues no intentarán deliberadamente retener en la memoria las palabras estímulo. En otros experimentos similares a este se ha empleado la misma técnica (Agustín Llach 2009; Browne 2003; Hulstijn y Laufer 2001).
Las pruebas se aplican de la siguiente forma. En primer lugar, la investigadora reparte el diccionario y lee en voz alta las 20 palabras junto con sus definiciones. Para realizar los
ejercicios de entrenamiento (dos series), primero, se reparte todo el material y la investigadora lee en voz alta las instrucciones de la primera serie, durante la cual pueden consultar el diccionario si es necesario. Después, se recoge el diccionario y realizan la
segunda serie de ejercicios. En ambas series, disponen de 45 segundos para completar cada ítem; y transcurrido ese tiempo, la investigadora indica cuál es la definición correcta de la
palabra estímulo; de manera que los estudiantes reciban retroalimentación que los ayude a saber cuál es la respuesta correcta.
Tras la fase de entrenamiento, disponen de 15 minutos para realizar el postest, que es el
ejercicio que puntuaremos. Los tres grupos completan la misma prueba, compuesta de tres secciones, cada una dedicada a uno de los tipos de instrucción con los que se han entrenado:
selección de definiciones (Sección 1) y de ejemplos (Sección 2), y redacción de oraciones (Sección 3).
2.4 Análisis
La corrección del postest se ha realizado de forma manual. En ella han intervenido dos
correctores: uno ha puntuado todos los postest y el segundo, un 12% del total. Dado que no ha habido apenas discrepancias entre la puntuación de ambos correctores, no ha sido
necesario que los dos corrigieran todos los ejercicios. Cada sección del postest se ha corregido de manera independiente, la puntuación máxima
es diez y la mínima, cero. Las respuestas correctas cuentan un punto; y las incorrectas y las
preguntas sin contestar puntúan cero. Para que la corrección de las respuestas de la sección de escritura de oraciones sea lo
más fiable posible se han establecido unos criterios, ya que no es una prueba objetiva como en el caso de la selección de ejemplos y de definiciones, donde solo una de las opciones es correcta, sino que muchas veces hay que interpretar o deducir lo que el sujeto ha querido
decir.
19
(1) Para que la respuesta sea válida, el alumno debe demostrar que conoce el significado
de la palabra.
(2) Los errores ortográficos (algunos de ellos provocados por interferencias con la L1) y morfosintácticos no se tienen en cuenta ni penalizan, al igual que en nuestro experimento
piloto (San Mateo Valdehita 2005: 62) y en los demás en los que se emplean actividades productivas (entre ellos el de Coomber, Ramstad y Sheets 1986: 287). A continuación recogemos algunos ejemplos, extraídos del corpus de respuestas:
“Sí, cuando fui al concierto con mi novio fuimos parte de un cienge, habían cien mil
personas allí” (2_O). “Si he sido una víctima de un trilen durante del 11 de septiembre cuando los terroristas
attaquen los EEUU” (45_O).
“Sí, porque hablar y conversar es un parte importante de aprender una lengua. Redactar correctamente es una técnica teifor porque es fundamental para ser fluente” (46_E).
“Sí, es un tema barmil porque algunas personas están a favor del aborto mientras otros no están a favor” (50_E).
“Si no podría resolverme la problema, quiero ayuda de otras personas y utilizo un sostro”
(51_E)
Por lo tanto, aunque el estudiante no tenga un conocimiento pleno de la forma de la palabra estímulo, su respuesta será correcta si conoce el significado; lo cual quiere decir, que estamos centrándonos solo en uno de los aspectos que conforman el dominio de una palabra,
como hemos explicado anteriormente (§ 1.1).
(3) Aunque en las instrucciones se pide que se responda con una oración completa que incluya la palabra estímulo, se considera correcta la respuesta cuando contiene un sinónimo o una expresión equivalente a dicha palabra, siempre que sea evidente que se ha comprendido
su significado, como en los siguientes ejemplos:
“Sí es muy problemático porque hay muchos lados diferentes” (19_O) [“problemático” por “barmil”].
“ o, no he sido víctima de un ataque” (19_O) [“ataque” por “trilen”].
“Sí, no sabía donde vivía o donde habían las clases y por eso me sentí la desorientación” (8_E) [“desorientación” por “trelfa”].
Una vez corregido el postest se ha realizado el análisis estadístico descriptivo de la media
de aciertos (desviación típica o estándar y error típico) de cada grupo, establecido según la actividad de entrenamiento (Grupo 1: selección de definiciones; Grupo 2: selección de ejemplos; Grupo 3: escritura de oraciones), en cada sección del postest (Sección 1: selección
de definiciones; Sección 2: selección de ejemplos; Sección 3: escritura de oraciones); después se han aplicado las pruebas necesarias (análisis de varianza, comparaciones por
pares y múltiples) para determinar si existen diferencias significativas entre los resultados, para lo cual hemos utilizado el programa de estadística SPSS - Statistical Package for the Social Sciences (IBM SPSS Statistics 19).
3. RESULTADOS
El análisis de los resultados obtenidos por los estudiantes en el postest teniendo en cuenta el entrenamiento realizado revela una diferencia significativa entre el efecto
de la tarea de redacción (8,77 aciertos sobre 10) (Grupo 3) y el de la tarea de selección de definiciones (7,54 aciertos) (Grupo 1) –según el análisis de varianza: F
(2, 147) = 7,631 p = 0,001; y las pruebas post hoc (Scheffé, Bonferroni y Tukey)
20
confirman que la diferencia entre las medias alcanzadas por esos dos grupos es significativa,
con un nivel de confianza superior al 95%: p = 0,001– (San Mateo Valdehíta 2012: 243-247). Por lo tanto, el entrenamiento con la actividad productiva es el más eficaz, ya que los sujetos
que lo utilizan consiguen un mayor número de aciertos en el postest. Ahora bien, partiendo de estos datos, si analizamos los resultados conseguidos en cada
parte de la prueba final o postest podremos establecer una relación entre las habilidades que demuestran en cada una de ellas, mediante el número de aciertos o palabras incorporadas al lexicón mental, y el entrenamiento realizado previamente. Para ello hemos calculado el
promedio de aciertos obtenido por cada uno de los grupos (Grupo 1, Grupo 2 y Grupo 3) en cada una de las tres secciones del postest (Sección 1, Sección 2 y Sección 3).
Como podemos observar en la tabla 1 y en la figura 1, la sección del postest en la que se dan los resultados más altos es una de las tareas de vocabulario receptivo: la de selección de definiciones (Sección 1), sea cual sea el tipo de entrenamiento practicado; es decir, las tres
actividades capacitan al aprendiz para seleccionar, con alta probabilidad de éxito, la definición correcta de una palabra previamente incorporada. Y, en esa sección, el entrenamiento más
eficaz de los tres es la escritura de oraciones: los sujetos del Grupo 3 han alcanzado 9,35 aciertos de media (frente a los 9,18 y 8,6 de los entrenados con la selección de ejemplos –Grupo 2– y de definiciones –Grupo 1–, respectivamente).
Secciones del postest
Actividad de entrenamiento
Sección 1 (Definiciones) Promedio (SD)
Sección 2 (Ejemplos) Promedio (SD)
Sección 3 (Oraciones) Promedio (SD)
Grupo 1 (Definiciones) (n = 47)
8,60 (1,94) 7,28 (2,11) 6,74 (2,56)
Grupo 2 (Ejemplos) (n = 51)
9,18 (1,37) 7,78 (2,23) 7,33 (2,45)
Grupo 3 (Oraciones) (n = 52)
9,35 (1,14) 8,29 (1,66) 8,67 (1,35)
Tabla 1. Promedio de aciertos en cada sección del postest según la actividad de entrenamiento
En las otras dos secciones del postest (Sección 2: selección de ejemplos y Sección 3:
redacción de oraciones), es también el grupo entrenado escribiendo oraciones (Grupo 3) el que mejor puntuación logra (8,29 en la sección de selección de ejemplos y 8,67 en la de
escritura de oraciones), y el que peores resultados consigue, en las tres partes de la prueba, es el que se ha entrenado con la selección de definiciones (Grupo 1).
21
Figura 1. Gráfico de perfil del promedio de aciertos en cada sección del postest según la variable actividad de
entrenamiento
Los resultados más bajos de los grupos que se entrenaron con la selección de definiciones (Grupo 1) y de ejemplos (Grupo 2) los encontramos en el ejercicio de redacción de oraciones (Sección 3) (6,74 y 7,33 aciertos, respectivamente); es decir, que las tareas receptivas, de
reconocimiento, que no le exigen al estudiante crear un contexto donde insertar la palabra estímulo, tampoco le capacitan para ello de igual forma que lo hace la actividad de redacción.
Por consiguiente, el aprendiz adquiere mayor dominio de la palabra con el ejercicio de redacción que con el trabajo con definiciones y con ejemplos.
La prueba estadística (ANOVA) indica que la diferencia entre los promedios de aciertos en
cada sección del postest según el entrenamiento es significativa en los tres casos, ya que como vemos en la tabla 2 la probabilidad de la F de Snedecor es inferior a 0,05 [en la Sección
1, F (2, 147) = 3,332 p = 0,038; en la Sección 2, F (2, 147) = 3,126 p = 0,047; y en la Sección 3, F (2, 147) = 10,369 p = 0,000].
ANOVA
Sección Suma de
cuadrados gl Media
cuadrática F Sig.
1. Definiciones
Inter-grupos 15,073 2 7,537 3,332
,038
Intra-grupos 332,500
147 2,262
Total 347,573
149
22
2. Ejemplos Inter-grupos 25,295 2 12,648 3,126
,047
Intra-grupos 594,70
5
147 4,046
Total 620,000
149
3. Oraciones Inter-grupos 97,862 2 48,931 10,369
,000
Intra-grupos 693,712
147 4,719
Total 791,573
149
Tabla 2. Resultados del ANOVA para cada sección del postest según la actividad de entrenamiento
Ahora nos fijaremos entre qué actividades la diferencia es significativa al aplicar los
procedimientos post hoc de comparaciones múltiples. Como muestran los resultados de la
prueba de Scheffé en la tabla 3, en las dos secciones del postest en las que los estudiantes deben demostrar su conocimiento del vocabulario desde el punto de vista receptivo, es decir,
la de selección de definiciones (Sección 1) y de ejemplos (Sección 2), es significativa la diferencia entre la media de los aciertos de los que se entrenaron seleccionando definiciones (Grupo 1) y la de los que practicaron con la escritura de oraciones (Grupo 3), con un nivel de
confianza del 95% (en la tabla se indica con un asterisco). Las pruebas de Bonferroni y Tukey revelan las mismas diferencias significativas.
Y en la sección del postest de redacción de oraciones (Sección 3), las diferencias entre los resultados de los sujetos que se entrenaron escribiendo oraciones (Grupo 3) y los de los que lo hicieron seleccionando definiciones (Grupo 1) y ejemplos (Grupo 2) son significativas (p =
0,000 y p = 0,009) con un nivel de confianza del 99% (señaladas en la tabla con dos asteriscos).
Comparaciones múltiples
Scheffé
Variable dependiente
Sección
(I) actividad de entrenamiento
(J) actividad de entrenamiento
Diferencia de
medias (I-J)
Error
típico Sig
.
Intervalo de
confianza al 95%
Límite inferior
Límite superior
1. Definiciones
1. Definiciones
2. Ejemplos -,58073 ,30410
,165
-1,3327
,1713
3. Oraciones -,75041*
,30269
,049
-1,4989
-,0019
2. Ejemplos 1. Definiciones
,58073 ,30410
,165
-,1713 1,3327
3. Oraciones -,16968 ,29639
,849
-,9026 ,5633
3. Oraciones 1. Definiciones
,75041*
,30269
,049
,0019 1,4989
2. Ejemplos ,16968 ,29639
,849
-,5633 ,9026
2. Ejemplos
1. Definiciones
2. Ejemplos -,50772 ,40670
,461
-1,5134
,4980
3. Oraciones -
1,01187*
,40
482
,04
7
-
2,0129
-,0108
2. Ejemplos 1. Definiciones
,50772 ,40670
,461
-,4980 1,5134
3. Oraciones -,50415 ,39639
,447
-1,4844
,4761
23
3. Oraciones 1. Definiciones
1,01187*
,40482
,047
,0108 2,0129
2. Ejemplos ,50415 ,39
639
,44
7
-,4761 1,4844
3. Oraciones
1. Definiciones
2. Ejemplos -,58865 ,43925
,410
-1,6749
,4976
3. Oraciones -1,92840**
,43722
,000
-3,0096
-,8472
2. Ejemplos 1. Definiciones
,58865 ,43925
,410
-,4976 1,6749
3. Oraciones -1,33974**
,42812
,009
-2,3984
-,2811
3. Oraciones 1. Definiciones
1,92840**
,43722
,000
,8472 3,0096
2. Ejemplos 1,33974**
,42812
,009
,2811 2,3984
*. La diferencia de medias es significativa al nivel 0,05.
**. La diferencia de medias es significativa al nivel 0,01.
Tabla 3. Resultados de la prueba de Scheffé para cada sección del postest según la actividad de entrenamiento
Por lo tanto, en los tres ejercicios del postest la diferencia entre el efecto del entrenamiento con la selección de definiciones (Grupo 1) y el de la escritura de oraciones (Grupo 3) es significativa; y en la actividad en la que los sujetos deben responder a la
pregunta con una oración (Sección 3), el efecto del entrenamiento con la redacción y con la selección de ejemplos también produce diferencias significativas en el número de aciertos.
En la actividad que exige un conocimiento productivo de la palabra –es decir, la de escritura–, el entrenamiento con la misma tarea conlleva resultados significativamente mejores que si se practica con los otros dos ejercicios, los de reconocimiento; en cambio, los
entrenamientos con las actividades de selección, las receptivas, no producen resultados significativamente diferentes entre ellos. En los dos ejercicios de selección, el entrenamiento
con la redacción de oraciones solo causa resultados significativamente mejores que el entrenamiento con la selección de definiciones.
4. SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
A continuación, teniendo en cuenta los resultados obtenidos en nuestro experimento,
comentaremos diferentes propuestas metodológicas encaminadas al aprendizaje de vocabulario en la L2. Los tres ejercicios con los que aquí hemos trabajado se encuentran entre los que recoge el MCER (Consejo de Europa 2002):
[…]
b) mediante la búsqueda en diccionarios por parte del alumno, o preguntando el
vocabulario a los alumnos, etc., según sea necesario en tareas y actividades concretas;
c) mediante la inclusión de vocabulario en contexto, por ejemplo: con textos del manual
y, de este modo, mediante la subsiguiente reutilización de ese vocabulario en ejercicios,
actividades de explotación didáctica, etcétera;
[…]
e) mediante la memorización de listas de palabras, etc., acompañadas de su traducción;
[…] (Consejo de Europa 2002: 148-149).
En este experimento, durante la fase de aprendizaje, los estudiantes pueden consultar el diccionario cuando lo necesiten (apartado b) e incluso memorizar el listado o parte de él
(apartado e), trabajan con oraciones que incluyen equivalentes semánticos de las palabras que deben aprender y con preguntas en las que se ha empleado la palabra estímulo; es decir,
24
con vocabulario en contexto (c), y deben reutilizar las palabras previamente aprendidas (c)
cuando responden a la pregunta formulada con una oración en la que insertan la nueva unidad léxica, o cuando reconocen la definición y el ejemplo correctos entre las cuatro
posibilidades propuestas.
Higueras García (1996: 118-123), por otra parte, recopila las siguientes sugerencias metodológicas para trabajar el vocabulario en la L2, teniendo siempre presente que es un proceso acumulativo y no lineal, que se va completando a medida que avanza el aprendizaje:
(1) En las primeras etapas del aprendizaje lo importante es proporcionar el co-texto de una palabra, es decir, las palabras con las que suele aparecer, más que el contexto (cuya
comprensión puede ser difícil, y quizá no sea tan significativo como pudiera parecer); ya que el aprendiz es capaz de contextualizarlas por sí mismo. Además las primeras palabras se refieren a objetos concretos, que pueden presentarse con apoyos visuales. Después, añade la
autora, es conveniente que se practique el léxico en diferentes situaciones; y de igual manera, Hulstijn (1997: 215) señala que uno de los principios que se ha seguido en la
enseñanza del vocabulario ha sido: “ ew vocabulary items should be presented in a meaningful context (preferably authentic or quasi-authentic contexts, preferably offering enough clues to allow learners to successfully infer their meaning)”. Meara afirma que una
buena manera de hacerlo es aprenderse un titular de periódico que contenga la palabra nueva, ya que “The headlines provide a topical context that makes it easier to remember
what the unknown word might mean and shows you how it is used” (Laufer, Meara y Nation 2005: 4).
(2) A medida que se avanza en el conocimiento de la lengua, se deben presentar las relaciones existentes entre las unidades léxicas y sus capacidades combinatorias. Se puede
hacer por medio del trabajo con campos léxicos o asociogramas, ya sean libres o guiados, que también sirven como preparación para actividades más complejas o para sistematizar el vocabulario de un tema (Lüning 1996: 135-136); siempre teniendo la precaución de que no
solo se trabaje con sustantivos: en los mapas semánticos deben aparecer palabras de todas las categorías (sustantivos, verbos, adjetivos, adverbios, frases hechas, expresiones
lexicalizadas, etc.). Las unidades léxicas se pueden analizar presentándolas en parrillas o tablas, ya sea por los semas de un grupo de ítems del mismo campo, por los significados que tiene una misma palabra dependiendo de las combinaciones en las que aparezca o por las
posibilidades combinatorias. Las gradaciones semánticas se pueden practicar a través de escalas y los árboles representan visualmente las relaciones de inclusión. Nation (2000) no
recomienda introducir el vocabulario por campos semánticos, pues las interferencias que pueden producirse entre palabras que comparten rasgos semánticos dificultan la retención de
las mismas, pero sí utilizarlos cuando ya se conocen las palabras: Once items have been reasonably well established, there is a good value in deliberately
bringing the items together to see how they differ from each other and where the
boundaries between them lie. Seeing items in contrast to each other can clarify their
differences in meaning and use, but this contrast should not occur until one or both of
them are firmly established (Nation 2000: 9).
(3) Se deben realizar actividades para ampliar el conocimiento de las unidades léxicas ya
adquiridas (ampliación cualitativa del vocabulario), por ejemplo, prestando atención a los contenidos culturales asociados a formas conocidas o a las frases hechas en las que estas aparecen.
(4) Por último, la autora recuerda la necesidad de saber utilizar correctamente las
unidades léxicas desde el punto de vista pragmático o discursivo; es decir, insertándolas en un contexto superior al de la oración.
25
Cualquiera que sea el tipo de actividad que se emplee, hay que tener en cuenta que el
proceso de creación del lexicón mental es acumulativo, dinámico, y que el aprendiz necesita consolidarlo, ya sea con varios encuentros con la misma forma en intervalos de tiempo cada
vez mayores, relacionando la nueva palabra con información ya existente en la memoria a largo plazo, añadiendo datos a la “entrada” de la unidad léxica que ya ha sido aprendida, etc.
(Laufer 2006: 161; Schmitt 2010: 33-38). Por lo tanto, el vocabulario que va a ser introducido, así como las posteriores exposiciones a esas mismas palabras (Laufer 2010: 26), debe estar planificado cuantitativamente –hay que distinguir entre léxico planificado y
ocasional, pues solo el primero se trabajará de forma exhaustiva–. El aprendiz necesitará entrar en contacto con una unidad léxica unas diez veces8 y deberá ocurrir antes de que la
olvide; de ahí la necesidad de “reciclar”, reutilizar y revisar con regularidad las palabras previamente introducidas (Laufer, Meara y Nation 2005: 3-5): “Recycle words that have been introduced earlier in the course” y “ et students to review their vocabulary regularly”,
recomiendan Laufer y Meara, respectivamente.
5. CONCLUSIONES
Este estudio demuestra que una actividad en la que se practica el vocabulario de manera productiva como lo es la escritura de oraciones que incluyen las palabras estímulo constituye
un ejercicio más eficaz para aprender nuevas palabras en L2 que otros en los que se trabaja el vocabulario desde el punto de vista receptivo, ya que los sujetos que practican con la
escritura (Grupo 3) son los que más aciertos consiguen tanto en las secciones del postest donde deben demostrar su conocimiento receptivo de las palabras como en la de conocimiento productivo. En cambio, los entrenados con la actividad de reconocimiento más
simple –la selección de la definición correspondiente a la palabra estímulo– (Grupo 1) son los que peores resultados obtienen en las tres partes del postest.
En la sección del postest en la que tienen que dar cuenta de su conocimiento productivo de la palabra aprendida respondiendo a las preguntas con una oración completa (Sección 3), el entrenamiento con el mismo ejercicio de escritura produce resultados significativamente
mejores que con las dos actividades de selección; sin embargo, los resultados de estas dos últimas, que son las actividades de conocimiento receptivo, no son significativamente
diferentes entre ellos. Y en las otras dos secciones del postest, en las de los ejercicios de selección (Secciones 1 y 2), solo es significativa la diferencia entre los resultados de los que se entrenaron con la selección de definiciones y con la redacción de oraciones.
La conclusión es que si la actividad que debe realizar el sujeto requiere un conocimiento productivo de la palabra se obtendrán mejores resultados si el entrenamiento le proporciona
el mismo tipo de información y conlleva el mismo grado de dificultad que aquella. Las tareas de selección, donde el alumno solo debe reconocer cuál es la definición correcta o bien dónde
está la equivalencia semántica de la palabra estímulo; es decir, solo tiene que realizar un ejercicio de reconocimiento; y no le exigen, por lo tanto, la creación de un contexto apropiado para utilizar la unidad léxica, como sí lo hace el ejercicio de redacción, no lo ayudan a adquirir
las herramientas para crearlo posteriormente y, en cambio, la escritura sí. Así pues, a la hora de seleccionar actividades encaminadas al aprendizaje de nuevas
palabras, hay que tener presente el grado de dominio que estemos buscando, pues no necesariamente será el mismo para todas ellas –en algunos casos será suficiente con poder reconocerlas; en otros, en cambio, sí que habrá que practicar su uso de forma productiva–, ni
en el primer contacto se pueden abarcar todos los aspectos que suponen el conocimiento de una forma.
Además, como hemos visto, si bien el ejercicio productivo –la escritura– es el que da mejores resultados en los tres casos que hemos estudiado, entre las tareas receptivas, es decir, las de selección, no hay diferencias significativas en los resultados que se obtienen en
ninguna prueba, ni tampoco entre la escritura y la selección de ejemplos cuando lo que queremos es que el aprendiz sea capaz de elegir la definición correcta o de reconocer el
equivalente semántico en un contexto dado.
26
AGRADECIMIENTOS
Quiero agradecer a la editora y a los evaluadores anónimos sus observaciones, sugerencias y comentarios constructivos sobre la primera versión del artículo.
NOTAS
1 Hay otros estudios que presentan resultados diferentes; entre ellos los de Barcroft (2004) y Folse (2006). Para Barcroft, la actividad productiva no solo no ayuda al
aprendizaje de la nueva palabra, sino que lo dificulta, pues consume recursos que podrían emplearse para procesar la forma de la unidad léxica.
2 Véase el análisis de Jiménez Catalán (2002) sobre el trabajo de Richards (1976) y estudios posteriores, que ella agrupa en cuatro líneas de investigación.
3 Higueras García (1996: 114-117) también hace esta diferenciación entre el uso productivo de una unidad léxica –término más amplio que “palabra”, pues incluye también
unidades complejas como las colocaciones y las expresiones idiomáticas (Higueras García 2004: 22-23)– y la mera posibilidad de reconocerla en un contexto, que en
ocasiones basta para satisfacer las necesidades del sujeto.
4 Schmitt (2000: 5) pone un ejemplo: durante años utilizó en la lengua oral la palabra inglesa indict pensando que se escribía indite, ya que se pronuncia /in'dait/. En
español, podría darse la misma confusión con los sonidos que se representan en la escritura con varias letras: v/b, y/ll, j/g, c/k/q, c/z/s (en hablantes seseantes), etc.
5 No medimos el conocimiento a largo plazo, de ahí que no hayamos incluido un segundo postest. Estamos de acuerdo con Hulstijn (2003: 372) en que “Research on
vocabulary learning, whether under incidental or intentional learning conditions, aimed at addressing questions concerning the effect of cognitive processing during a
learning session in which words are presented for the first time, requires only an immediate post-test”.
6 Coomber, Ramstad y Sheets (1986) utilizaron este mismo procedimiento en un experimento sobre el aprendizaje de vocabulario en inglés como lengua maternal.
7 El empleo de pseudopalabras, en vez de vocablos de baja frecuencia, en este tipo de experimentos tiene la ventaja de que descarta totalmente la posibilidad de que algún
sujeto las conozca y elimina cualquier posible transferencia de otras formas de la L1 o de otra L2. Además, no es necesario realizar cuestionarios previos para asegurarnos
de que son palabras desconocidas para todos los informantes Webb (2005: 37).
8 Unas diez o doce exposiciones, según Coady (1997: 225) en el caso de aprendizaje a través de la lectura; entre seis y diez, según Gómez Molina (2004: 500), aunque no
todas las categorías gramaticales requieren el mismo número de exposiciones.
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29
APÉNDICE 1
Barmil (adj.): Se dice del asunto muy problemático y que provoca discusiones.
Casdel (adj.): Deforme.
Cienge (n.): Conjunto de personas, animales o cosas; multitud, gran cantidad.
Leiver (v.): Prevenir, precaver.
Sostro (n.): Súplica, demanda, ruego.
Tarjal (adv.): Inútilmente.
Teifor (adj.): Fundamental.
Trelfa (n.): Desorientación.
Trilen (n.): Golpe, ataque, asalto.
Zulvar (v.): Forzar a una persona a obrar de manera determinada.
APÉNDICE 2
Baltra (n.): Vientre, panza.
Fauces (n.): Parte posterior de la boca de los mamíferos.
Filial (adj.): Perteneciente al hijo.
Juglar (adj.) (n.): Chistoso, picaresco, trovador, poeta.
Lacrar (v.): Dañar la salud de uno, pegarle una enfermedad.
Nuncio (n.): El que lleva aviso, noticia o encargo de un sujeto a otro, enviado a él para este
efecto.
Plagar (v.): Llenar o cubrir a alguna persona o cosa de algo nocivo o no conveniente.
Plagio (n.): Acción y efecto de plagiar; copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como
propias.
Ristra (n.): Trenza hecha de los tallos de ajos o cebollas.
Viable (adj.): Que puede vivir.
APÉNDICE 3
3.1. Selección de definiciones
1. Escribe la palabra SOSTRO al lado de la definición que le corresponda:
___________ 1. perjudicial, engañoso.
___________ 2. golpe, ataque, asalto.
___________ 3. súplica, demanda, ruego.
___________ 4. límite, frontera, horizonte.
3.2. Selección de ejemplos
1. Escribe la palabra ZULVAR al lado del ejemplo que le corresponda:
___________ 1. El estudiante no cumplió con las normas del curso.
___________ 2. Después del accidente el hombre quedó físicamente irreconocible.
___________ 3. Trató inútilmente de evitar el accidente.
___________ 4. Unos jóvenes obligaron a Luis a cometer un delito grave.
3.3. Redacción de oraciones
1. Contesta a la siguiente pregunta con una oración completa.
Utiliza la palabra indicada en MAYÚSCULAS y NEGRITA y subráyala.
Tu contestación debe demostrar que conoces el significado de dicha palabra.
¿Crees que aprender a redactar correctamente es una técnica TEIFOR para todos los estudiantes?
¿Por qué?
30
Discusión
Comentario sobre el artículo de Cecilia Muse y Daniel Delicia Complejidad sintáctica y discurso académico: parámetros gramaticales en
la producción escrita de estudiantes universitarios
Magdalena Viramonte de Ávalos Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) mavalos@arnet.com.ar
Viramonte de Ávalos, M. (2013). Comentario sobre el artículo de Cecilia Muse y Daniel Delicia: Complejidad sintáctica y discurso académico: parámetros
gramaticales en la producción escrita de estudiantes universitarios Revista Nebrija de Lingüística Aplicada 14
(6), 30-32.
Resumen
Este articulo comenta los avances realizados por la investigación de Cecilia Muse y Daniel
Delicia en la descripción de los parámetros gramaticales que caracterizan la producción escrita
de estudiantes universitarios cordobeses.
Palabras claves
complejidad sintáctica, madurez sintáctica, nivel de escolarización, discurso académico.
Abstract
This article discusses the progress made by the research of Cecilia Muse and Daniel Delicia
in the description of the grammatical parameters that characterize the written production of
students al Cordoba University.
Key words
syntactic complexity, syntactic maturity, schooling level, academic discourse.
El artículo de los docentes investigadores Cecilia Muse y Darío Delicia se
presenta a la comunidad científica como un aporte esclarecedor para guiar la marcha de los procesos de enseñanza y de aprendizaje de la escritura del texto académico en el nivel universitario de Córdoba, capital. En efecto, y aunque parezca paradójico, el
docente universitario necesita información sobre los alcances y los límites que tiene la producción escrita de sus alumnos. Decimos “aunque parezca paradójico” porque el
imaginario general de quien piensa los niveles educativos suele adjudicar esa necesidad sólo al primario y secundario y de ellos, sobre todo, al primario. Pareciera que el nivel terciario, universitario o no, cae fuera de los límites de esa búsqueda de
datos orientadores para que la marcha pedagógica-didáctica se produzca sostenidamente fructífera.
Los autores del artículo pertenecen al Área de Lingüística Aplicada (ALA) del Centro de Investigaciones de la Facultad de Lenguas (CIFAL), Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Ese espacio de estudio e investigación lleva ya más de tres
décadas de esforzada y comprometida tarea en torno a la enseñanza y al aprendizaje de la lengua materna en las escuelas del sistema escolar argentino. Propuestas de
acción en las aulas o salas de clase, indagaciones en lo micro y en lo macro estructural de las instituciones, estudios interdisciplinarios y compartidos con
31
especialistas en salud, en trabajo social, en jurisprudencias han marcado rumbos en
los quehaceres de investigación y en la formación de recursos humanos. Especialistas, maestros y doctores se han graduado al finalizar carreras de posgrado específicas
(Especialidad en Lingüística, Maestría en enseñanza de la lengua, Doctorado en Ciencias del Lenguaje).
El caudal de aportes puede leerse como un acentuado empeño en colaborar con un eje de convencimientos: aquel en torno al cual gira el proceso de enseñanza y de aprendizaje de la lengua materna, a partir de la convicción de que saber hablar, saber
escribir y saber leer constituyen el desideratum en la formación del alumnado. ¿Y esto por qué? porque luego, en el mundo, esos alumnos serán los ciudadanos que
construyen la vida democrática de un país. Muy interesante es seguir en la historiografía el camino del ALA. Cuando de
estructuralismo se trataba, el objetivo fue anteponer hombre a sistema, esto es,
convencer al magisterio y profesorado que se debía pensar en el sistema funcionando en la realidad de un alumno no ideal sino real e alojado en un medio social
determinado. Años después, la lingüística del texto vino en auxilio de quienes buscaban otros
horizontes: escritor y destinatario situados, formatos, construcción de cohesiones y
coherencias, pragmatismo, inspiraron nuevas búsquedas y en consecuencia, renovados entramados de teoría y de práctica.
Cuando el discurso se des-cubre, lo pragmalingüístico incide de manera efectiva en la constitución de un programa de trabajo escolar, en el que no está ausente la convicción de que el lenguaje es una actividad de construcción de la intersubjetividad
del hombre. Atravesando todas la épocas, la gramática estuvo presente como un desvelo al
servicio de las infinitas posibilidades de maleabilidad de la lengua materna. Y por último y no por ello lo menos importante, el proceso de desarrollo de la
escritura y de la lectura y toda la complejidad afectivo-lingüística, socio- cognitiva y
psicosomática incluída en él, desde la primera alfabetización hasta la considerada “última” en el sistema de estudio.
En esta reseña histórica de pasos sucesivos y de respuestas a las teorías y a las
prácticas que se iban imponiendo en el mundo, se inserta la participación en el
Proyecto denominado “La enseñanza del español en el mundo hispánico”, dirigido por el Secretario de la Asociación de Academias de la Lengua de la RAE, Dr. Humberto
López Morales en el cual toman parte representantes de todos los países de habla hispánica. Se aborda disponibilidad léxica, índices de riqueza léxica, de madurez
sintáctica, de lectura comprensiva, esquemas cohesivos del discurso, coherencia textual.
Inspirada en ese prometedor e interesante proyecto, el ALA propuso replicarlo
para establecer un cotejo de posibles similitudes y diferencias entre la capital del país (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y la capital de la provincia (Córdoba). Esta rica
experiencia originó nuevos grupos de investigación. Cecilia Muse y Darío Delicia, abordaron el mundo de la producción de textos en el nivel universitario. Espacio de interés actual que crece con el correr del tiempo y se dinamiza internacionalmente en
investigaciones y en mociones pedagógico-didácticas. Los autores citados se proponen, y lo logran con idoneidad, evaluar la complejidad sintáctica en discursos
académicos producidos por estudiantes universitarios de diferentes cursos (2º y 5º años), mediante comparación de la capacidad de estructurar oraciones complejas, según grupo.
Este estudio constituye un apreciado aporte a la docencia universitaria: es un hito que focaliza, iluminando, una realidad de habilidad escrituraria a partir de la cual
será necesario proceder al cuidado del perfeccionamiento del alumnado del nivel superior.
32
Las Ciencias del Lenguaje, en su rico entramado interdisciplinario, han venido,
una vez más, a ayudar en el largo camino de la educación lingüística.
33
En torno al problema de la complejidad sintáctica en el discurso
académico
Claudia M. Villar Universität Mannheim (Alemania)
villar@mail.uni-mannheim.de
Villar, C.M. (2013). En torno al problema de la complejidad didáctica en el discurso académico. Revista Nebrija de Lingüística Aplicada 14 (6), 33-35
RESUMEN
El presente artículo comenta el estudio de Cecilia Elena Muse y Darío Daniel Delicia sobre la
complejidad sintáctica de textos producidos por estudiantes universitarios, pertenecientes a
cursos académicos diferentes en el ámbito de la Facultad de Lenguas de la Universidad
Nacional de Córdoba (Argentina). Asimismo, remarca la importancia de la investigación
realizada para didáctica en relación a la producción del discurso académico escrito estudiantil.
Palabras clave: complejidad sintáctica, madurez sintáctica, nivel de escolarización, discurso
académico.
Abstract This paper discusses the research of Cecilia Elena Muse and Darius Daniel Delight on the
syntactic complexity of texts produced by university students belonging to different academic courses in the field of the Faculty of Languages at National University of Cordoba (Argentina).
It also highlights the importance of research for teaching in relation to the production of
student written academic discourse.
Key words: syntactic complexity, syntactic maturity, schooling level, academic discourse.
Los estudios sobre la producción del discurso académico estudiantil escrito u
oral han cobrado un notable impulso e interés tanto en los ámbitos hispanohablantes
como anglosajones (Sanz Alava 2005; Zappa-Hollman 2007; Guckelsberger 2009;
García Negroni y Hall 2010; Kaiser 2010; Padilla 2012, entre otros). La investigación
de Muse y Delicia constituye un interesante aporte en esta dirección. Conocer cómo
los estudiantes nativos producen textos académicos y cuáles son las dificultades
específicas que estos manifiestan constituye una tarea impostergable para la didáctica
de la enseñanza superior. El dominio de tales géneros con pericia y de forma eficiente
asegura a los usuarios no solo participar en la comunidad discursiva (Swales 1990) a
la que pertenecen sino que permiten al mismo superar con éxito las instancias
requeridas que viabilizan la obtención de un grado universitario. Por lo tanto, la
34
investigación del discurso académico estudiantil es una tarea con implicancias, tanto
para los usuarios como para los expertos dedicados a la didáctica o a evaluar
mediante dichas producciones.
El objetivo del estudio que aquí se presenta se centra en medir la complejidad
sintáctica de textos producidos por estudiantes universitarios que pertenecen a cursos
académicos diferentes en el ámbito de la Facultad de Lenguas de la Universidad
Nacional de Córdoba (Argentina). Para ello los autores parten de índices que permiten
establecer el grado de complejidad de un texto desde el punto de vista de la sintaxis.
Por madurez sintáctica entienden la capacidad de producir unidades sintácticas
estructuralmente complejas (Véliz 1988). Asimismo, vinculan la complejidad sintáctica
estrechamente con las nociones de alfabetización y literacidad académicas asumiendo
que las prácticas de escritura en el ámbito de la educación superior se conciben como
heterogéneas en función del nivel o grado de escolarización.
En el marco de un estudio descriptivo basado en un enfoque esencialmente
cuantitativo, los autores seleccionan los parámetros de K.W. Hunt –índices sintácticos
primarios- para evaluar la complejidad de la sintaxis o madurez sintáctica en el
género académico “proyecto de investigación”. En tal sentido, formulan los siguientes
interrogantes: ¿cuáles son los índices de madurez sintáctica alcanzados por
estudiantes con diferente nivel de formación universitaria cuando producen discursos
académicos? ¿Existen diferencias entre estos índices si varía el nivel académico de
esos estudiantes y, concurrentemente, el uso sistemático (del código escrito)?
El corpus analizado está constituido por 20 fragmentos de textos académicos
escritos (expositivo-argumentativos) de estudiantes universitarios (ambos sexos) que
cursan el 2° y 5° año de dos asignaturas introductorias a la investigación y que
completan su formación en carreras de lenguas (docencia, traducción de inglés o
licenciatura).
Los resultados obtenidos a partir de una rigurosa metodología revelan que la
variable escolarización no incide en forma homogénea sobre cada uno de los índices
primarios de madurez sintáctica explorados. No obstante, desde el punto de vista del
proceso transformatorio de la recursividad oracional, se comprueba que la densidad
sintáctica de los textos de los estudiantes avanzados (5° año) es más alta o compleja
que la de los principiantes (2° año).
Dichos resultados nos remite a una reflexión profunda sobre la importancia de
la competencia gramatical para los usuarios de los textos y su trascendencia para
superar con éxito las demandas discursivas de la comunidad académica a la que
pertenecen.
35
Por último, debe señalarse que el artículo constituye un verdadero aporte para
aquellos interesados en el discurso académico estudiantil escrito y revela la necesidad
de una intervención didáctica temprana en los géneros académicos escritos que
asegure una rápida socialización académica de los usuarios a los fines de facilitar un
mayor aprovechamiento y el tránsito exitoso por las aulas universitarias.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Véliz, M. (1988). Evaluación de la madurez sintáctica en el discurso escrito. RLA. Revista de
Lingüista Teórica y Aplicada, 26, 105-141.
Kaiser, D. (2010). Wissenschaftliche Textsortenkompetenz für deutsche und internationale
Studierende En: Brandl, H., Duxa, S., Leder, G. y Riemer, C. (Eds.). Ansätze zur Förderung
akademischer Schreibkompetenz an der Hochschule. Fachtagung 2.-3. März 2009 an der
Universität Bielefeld. Materialien Deutsch als Fremdsprache, 83: 11-26. Göttingen: Univ.-
Verl. Göttingen.
García Negroni, A. y Hall, B. (2010). Descripción e interpretación de prácticas discursivas orales
en estudiantes universitarios. Estudio de casos. En: Castel, V. y Liliana Cubo de Severino, L.
(Ed.). La renovación de la palabra en el bicentenario de la Argentina. Los colores de la
mirada lingüística (933-940). Mendoza: Editorial FF y L, U N Cuyo.
Guckelsberger, S. (2009). Mündliche Referate in der Universität: linguistische Einblicke,
didaktische Ausblicke. En: Lévy Tödter, M. y Meer, D. (Eds.). Hochschulkommunikation in
der Diskussion (71-88). Frankfurt am Main: Lang.
Padilla, C. (2012). Escritura y argumentación académica: trayectorias estudiantiles, factores
docentes y contextuales. Revista Internacional de Investigación en Educación, 5(10), 31-57.
Sanz Álava, I. (2005). El español profesional y académico en el ámbito de la ingeniería civil. El
discurso oral y escrito [en línea]. Tesis doctoral. Universidad de Valencia. Disponible en:
http://www.tdx.cat/handle/10803/9817. [6/7/2013].
Swales, J. (1990). Genre Analysis: English in Academic and Research Settings. Cambridge:
Cambridge University Press.
Zappa-Hollman, S. (2007). Academic Presentations across Post-secondary Contexts: The
Discourse Socialization of Non-native English Speakers The Canadian Modern Language
Review/La Revue canadienne des langues vivantes, 63(4): 455–485.
36
Dinámica del aprendizaje incidental de léxico en lengua extranjera
Maria Del Pilar Agustin Llach
Universidad de La Rioja maria-del-pilar.agustin@unirioja.es
Agustín Llach, M. del P (2013). Dinámica del aprendizaje incidental de léxico en lengua extranjera. Revista Nebrija de Lingüística Aplicada, 14(6), 36-44.
Resumen
Este artículo presenta una breve revisión de tres teorías que tratan de dar cuenta del
aprendizaje incidental de vocabulario y estudiar su efectividad. Encontrar el enfoque más
efectivo para el aprendizaje y enseñanza del vocabulario en lengua extranjera (LE) ha sido una
tarea que ha ocupado a los investigadores de manera intensa a lo largo de las últimas
décadas. Tres hipótesis principales han intentado explicar el fenómeno del aprendizaje
incidental de vocabulario y dar con las actividades más efectivas, que maximicen el esfuerzo
de los aprendices en el proceso de adquisición del léxico. Así, la hipótesis del input defiende
que la exposición a input comprensible es suficiente para aprender nuevas palabras, mientas
que la hipótesis del output estima que los aprendices deben producir en LE para poder retener
los nuevos elementos léxicos; y finalmente la hipótesis de la carga de implicación afirma que
independientemente del tipo de tarea, el aprendiz tiene que implicarse en la actividad y
cuantas mayores demandas cognitivas y de motivación exija dicha actividad, mejores
resultados se observarán a nivel de aprendizaje léxico.
Palabras claves
aprendizaje léxico, hipótesis del input, hipótesis del output, hipótesis de la carga de
implicación.
El problema del aprendizaje y enseñanza del léxico en una lengua extranjera (LE) ha
sido objeto de múltiples investigaciones, especialmente desde la segunda mitad del
siglo XX. Asimismo, las propuestas pedagógicas centradas en la enseñanza de los
elementos léxicos se han popularizado también (Lewis 1993, Ellis 1997). Sin embargo,
y pese a las averiguaciones que se han venido haciendo tanto en el campo de los
procesos de adquisición del vocabulario, del papel del vocabulario dentro del marco
del dominio general de la LE, como en el de la enseñanza del léxico en un ámbito
formal, la curiosidad de los investigadores por saber más sobre estos procesos de
adquisición del léxico, y los esfuerzos de los profesores por mejorar la instrucción de
vocabulario no han cesado. En esta dimensión se enmarca la contribución de San
Mateo Valdehíta (en este volumen).
En la literatura sobre enseñanza de vocabulario a aprendices de una LE, así
como en los libros de texto de LEs de los últimos años, es común y recurrente la
distinción entre dos tipos de aprendizaje de vocabulario: aprendizaje incidental y
37
aprendizaje intencionado (ver Meara, 1997; Nagy, 1997; Sökmen, 1997; Singleton,
1999; de Groot, 2000; Nation, 2001: capítulos 7 y 8, para esta distinción en
aprendizaje de vocabulario en la L1 ver McKeown y Curtis, 1987). La dicotomía entre
estos dos tipos de aprendizaje léxico impregna el campo de la enseñanza/ aprendizaje
de vocabulario y está presente a lo largo de toda la actividad de instrucción. Esta
distinción es bastante útil en la discusión sobre cómo introducir en la clase de LE
nuevas palabras de la manera más efectiva para el aprendizaje.
El aprendizaje intencionado1 supone un aprendizaje consciente por parte del
aprendiz y suele sucederse de actividades concretas encaminadas a informar a los
alumnos sobre los elementos léxicos y sus características formales, semánticas,
sintácticas, etc., y a la práctica de los mismos. Aunque también puede ocurrir a partir
de la lectura de un texto si el aprendiz se decide a memorizar o aprender las palabras
que haya deducido del contexto o bien si decide buscar las palabras que no conoce en
el diccionario. El aprendizaje intencionado, sobre todo a través de instrucción
explícita, se caracteriza por la variedad de métodos y técnicas de enseñanza que usa.
Ejercicios de selección múltiple, de relacionar sinónimos, antónimos o hiperónimos,
ejercicios de colocaciones, de traducción, de construcción de oraciones con la palabra
meta, técnicas de memorización mnemónicas2 o de análisis de la morfología de la
palabra son característicos de la instrucción explícita como instrumentos para la
enseñanza y práctica del vocabulario (véase Nation, 2001; Sökmen, 1997). El rasgo
definitorio del aprendizaje intencionado de vocabulario es la voluntad explícita del
alumno de aprender los elementos léxicos con los que está tratando.
El aprendizaje intencionado de vocabulario es muy efectivo en términos
relativos, es decir da lugar a altos grados de adquisición de palabras, pero es muy
costoso a nivel del tiempo que requiere, y resulta a todas luces imposible que se
puedan enseñar o aprender de manera explícita todas las palabras del léxico de una
LE (Gass et al., 1999; Rodríguez y Sadoski, 2000; Gu, 2003). Además, es evidente
que existen palabras que se han aprendido sin haber sido enseñadas, es decir, se han
adquirido de manera incidental.
El aprendizaje incidental de vocabulario ocurre como consecuencia
circunstancial de otra actividad cuyo objetivo no es el aprendizaje de vocabulario,
como, por ejemplo, la actividad lectora o la redacción de textos escritos (Laufer y
Hulstijn 2001), en este sentido decimos que es aprendizaje inconsciente o
incorporación no intencionada de nuevo vocabulario al lexicón. Este aprendizaje
incidental ha suscitado mucho interés en el campo de la lingüística aplicada y ha dado
lugar a muchas investigaciones (véanse por ejemplo los trabajos de Krashen (1989),
38
o de Laufer (2004)); la de San Mateo Valdehíta (en este volumen) es una de ellas. En
este breve comentario estamos interesados en el aprendizaje incidental, que
desarrollamos a continuación.
Aprendizaje incidental de vocabulario
Como se ha indicado más arriba, el aprendizaje incidental de vocabulario se refiere2,
por norma general, al vocabulario que el alumno incorpora a su almacén léxico como
resultado de la realización de otra actividad, que no va directamente dirigida a
favorecer dicho aprendizaje léxico de manera específica. Diferentes autores se han
ocupado de este principio, destacando sobre todo tres teorías o hipótesis: 1) la
hipótesis del input (Krashen, 1989), 2) la hipótesis del output (Swain, 1985), y 3) la
hipótesis de la carga de implicación de la tarea, o Involvement Load Hypothesis, en el
original en inglés (Laufer y Hulstijn, 2001). San Mateo Valdehíta (en este volumen)
recoge de manera implícita las tres hipótesis en su metodología y conclusiones.
Vamos a ver cada una de ellas con más detalle.
Hipótesis del input
Que el desarrollo léxico en la lengua materna se produce fundamentalmente debido a
una exposición masiva a “input comprensible”3, sobre todo a través de la lectura, es
un hecho que parece estar bien fundamentado en la literatura (Krashen, 1989; Horst,
Cobb y Meara, 1998; Gardner, 2004). A través de la lectura se van adquiriendo, de
forma incidental o no voluntaria, nuevas palabras, así, aquellos que leen con
frecuencia hacen también gala de un vocabulario más amplio y más sofisticado, es
decir conocen más palabras y conocen palabras menos comunes o frecuentes.
Muchos investigadores han tratado de probar la efectividad de la lectura en la
adquisición de vocabulario en una segunda lengua o lengua extranjera: “hipótesis del
aprendizaje incidental” e “hipótesis del input comprensible” (Krashen, 1985 citado en
Laufer, 2004; Krashen, 1989; Gardner, 2004, Rott 2004), sin embargo los estudios al
respecto ofrecen resultados poco consistentes y contradictorios.
La postura de la no instrucción o “hipótesis del input” sugiere que al
encontrarse el aprendiz con una palabra nueva durante la lectura o cualquier otra
actividad comunicativa, éste deduzca su significado. El aprendiz puede acertar o no en
su inferencia y puede o no retener el significado preciso o parcial de la palabra en
cuestión. Conforme el aprendiz se ve expuesto a esta nueva palabra en otras
ocasiones podrá mejorar su retención del significado y también expandirlo (Laufer,
2004). Así esta teoría asume que un aprendiz que lea regularmente en la LE podrá
39
mejorar considerablemente la cantidad y calidad de su vocabulario (Krashen, 1989).
En si misma, por tanto la actividad lectora o actividad de input es eficaz en si misma.
Resulta, de todas formas, necesario considerarla en referencia a otras actividades,
como las de producción u output para poder comprobar su eficacia relativa.
Hipótesis del output
Como reacción a la “hipótesis del input” y a su máxima de que el input comprensible
es una condición necesaria y suficiente para aprender la lengua extranjera, Swain
(1985) formuló la “hipótesis del output” o “hipótesis del output comprensible”. En
esta, Swain y sus seguidores, afirman que si bien el input comprensible es una
condición necesaria para el aprendizaje de LE, éste solo no basta. La producción de
lengua contribuye asimismo al proceso de adquisición de la LE, es decir el éxito en la
adquisición de la LE depende también de la producción de output comprensible.
Al hacer que un aprendiz produzca muestras de lengua en L2, éste puede
empezar a notar posibles problemas, puede darse cuenta de la distancia entre el
mensaje o el significado que quiere transmitir y los medios de que dispone para
expresarlo. Ser capaz de percibir el desequilibrio entre lo que se sabe y lo que no se
sabe en la LE es una importante condición para el aprendizaje. Como consecuencia de
esta percepción, el aprendiz se embarca en una búsqueda lingüística para encontrar la
solución a su problema, es decir para encontrar el elemento léxico que necesita. De
este modo, se dirige la atención al input relevante para promover el aprendizaje (cf.
Swain 1985), al mismo tiempo que se practica o manipula el elemento léxico en
cuestión. Así, hablar o escribir en la L2 crea nuevo conocimiento lingüístico o bien
contribuye a consolidar el ya existente. Las hipótesis del input y del output se
complementan y pueden co-existir sin contradicciones.
Numerosos estudios se han dedicado a probar la efectividad del output en la
adquisición de una LE con dos líneas fundamentales de hallazgos: a) resultados
positivos que evidencian la efectividad del enfoque de output (Nobuyoshi y Ellis 1993,
Swain y Lapkin 1995, Wang Chuming 2000 en Song 2010, Webb 2005), y b)
resultados no concluyentes o condicionales (Izumi, Bigelow, Fujiwara, y Fearnow
1999, Feng Jiyuan y Huang Jiao 2004 en Song 2010). El estudio de San Mateo
Valdehíta (en este volumen) apunta claramente a que las actividades de producción
son más efectivas que las que exclusivamente requieren comprensión por parte del
alumno. Es más, la autora pone de manifiesto que incluso para actividades de
comprensión, aquellos alumnos que han producido L2 obtienen significativamente
mejores resultados que aquellos aprendices dentro de una condición de solo input
comprensible. Las mayores demandas cognitivas de las tareas de output, de foco en
40
la forma, y la oportunidad que ofrecen de usar las nuevas formas léxicas son razones
que pueden explicar su mayor efectividad (Maftoon y Haratmeh 2012).
Desgraciadamente, estudios de este tipo que comparan desde un punto de vista
experimental la influencia de tareas de producción con tareas de input solo en el
aprendizaje léxico son relativamente pocos (véase por ejemplo Agustín Llach en
evaluación). La mayoría de ellos, sin embargo apunta a resultados positivos para las
tareas de output o producción, en la línea de San Mateo Valdehíta (en este volumen).
Browne (2003), por ejemplo, comparó los efectos sobre el aprendizaje léxico de una
tarea de producción, una tarea de lectura, y una tarea de vocabulario,
específicamente. Sus resultados muestran que la tarea de output dio lugar a mayores
ganancias léxicas que las otras dos. En este mismo sentido, la investigación de Song
(2010) presenta un estudio en el que la tarea de traducción (output) resulto ser muy
superior a una tarea de comprensión lectora (input) en lo que se refiere a la
percepción y adquisición de expresiones léxicas. Maftoon y Haratmeh (2012) también
obtuvieron resultados significativamente favorables para las actividades de output
sobre las de input. Rott (2004) sin embargo, no obtuvo resultados superiores para las
actividades de output sobre una tarea de solo lectura, si bien esta autora cree que la
lectura debe complementarse con actividades extra como preguntas de comprensión,
ejercicios de sinónimos, o de selección de palabras entre otros.
Hipótesis de la carga de implicación de la tarea
La más reciente de las teorías o hipótesis que genuinamente intentan dar cuenta del
fenómeno del aprendizaje incidental de vocabulario es la hipótesis de la carga de
implicación de la tarea, ILH en sus siglas en inglés. Esta hipótesis, propuesta por
Laufer y Hulstijn (2001), describe un modelo de aprendizaje léxico que supone la
superación de la dicotomía “hipótesis del input”- “hipótesis del output”.
La ILH se basa en la idea de que el grado de manipulación de los elementos
léxicos va a determinar el éxito del proceso de adquisición. En este sentido, una tarea
que exija una mayor manipulación o implicación del alumno resultará en un
procesamiento más intenso, más profundo de la información lingüística y como
consecuencia en un aprendizaje más duradero y permanente.
La motivación y la implicación cognitiva son dos elementos claves en esta ILH
que básicamente está construida sobre tres elementos: necesidad, búsqueda y
evaluación; la primera es una dimensión motivacional, mientras que las otras dos son
cognitivas según Laufer y Hulstijn (2001). A su vez, cada una de estas dimensiones
41
tiene dos niveles, moderado y fuerte según vengan impuestas desde fuera o bien sea
el propio aprendiz el que decide qué palabras usar y cómo usarlas.
Empleando una combinación de los tres componentes y de sus dos niveles,
Laufer y Hulstijn (2001) y Hulstijn y Laufer (2001) obtienen un índice o coeficiente de
implicación que asignan a las distintas tareas: 2, 1, ó 0 según la dimensión esté
presente en la tarea en mayor o menor medida. Así, una actividad de comprensión
lectora, un ejercicio de rellenar huecos, o un ejercicio de escritura tienen diferentes
índices de implicación, y por lo tanto tienen diferentes demandas cognitivas y
motivacionales sobre los alumnos. Cuanto mayor sea la demanda de la tarea y con
ella la implicación del alumno en la misma, mayores serán las ganancias léxicas.
Aunque no muy abundantes, existen algunos estudios que han trabajado con
esta hipótesis y su relación con los procesos de adquisición de vocabulario. Las
investigaciones empíricas que tratan de probar la validez de la ILH comparan las
ganancias léxicas derivadas de tareas con diferentes grados de carga de implicación,
para llegar a la conclusión de que, efectivamente, tal y como predice la ILH, las tareas
con mayor carga de implicación dan lugar a retención de un mayor número de nuevas
palabras (Hulstijn y Laufer 2001, Keating 2008, y Kim 2008). Sin embargo, no todos
los estudios ofrecen resultados concluyentes a favor de la ILH. Yaqubi, Rayati y Gorgi
(2010) ó Maftoon y Haratmeh (2012) obtuvieron resultados que les permiten concluir
que el índice de carga de implicación de la tarea no es determinante al predecir
resultados de aprendizaje léxico como el tipo de tarea: input vs. output, aunque
también desempeña un papel relevante en las comparaciones “intra-input”/ “intra-
output”. os parece que el estudio de San Mateo Valdehíta (en este volumen) podría
también ser interpretado en función de esta hipótesis (ver Maftoon y Haratmeh 2012,
para una mayor exploración de la relación input-output e implicación en la tarea) y
arrojar de este modo más luz sobre el poder predictivo de la ILH. Los resultados de
dicho estudio apuntan claramente a la mayor efectividad de actividades de output que
implican al alumno tanto cognitiva como emocional, o motivacionalmente en la
realización de la tarea. Este tipo de resultados no pueden pasar despaercibidosy
perderse en la inmensidad de literatura científica, sino que tienen que servir para
informar a profesores y creadores de materiales sobre las actividades y tareas que
son más efectivas, puesto que arrojan mejores ganancias léxicas para espacios
similares de tiempo.
A modo de conclusión y enlazando con las implicaciones propuestas por San
Mateo Valdehíta (en este volumen) abogamos por una superación de la distinción
input-output y apostamos por un enfoque ecléctico de enseñanza de vocabulario. Así,
42
el alumno de LE recibirá instrucción explícita relativa a las nuevas palabras que tiene
que aprender, pero también se le exigirá la lectura de material autentico o adaptado
en LE según su nivel de lengua y la realización de actividades que maximicen el
esfuerzo y el tiempo del alumno implicándolo en la tarea tanto a nivel emocional como
cognitivo, para conseguir así los mayores éxitos en el aprendizaje de vocabulario.
NOTAS
1 Usamos el término intencionado para referirnos al aprendizaje que se deriva de actividades que se dirigen a la práctica explícita de vocabulario.
2 La técnica keyword o de la palabra clave es la más popular y frecuente tanto en la investigación como en la práctica en la clase de LE. Ideada por Atkinson
(1975 citado en Sökmen, 1997) para la adquisición de segundas lenguas, esta técnica de memorización tiene una fase semántica y otra fonológica. Así, en la
primera fase el aprendiz selecciona una palabra nativa que suena como la palabra meta, ésta será la palabra clave o keyword. En la segunda fase el aprendiz
crea una imagen mental en la que asocia la palabra clave con el significado de la palabra meta. Por ejemplo, para aprender la palabra española pato un inglés
puede usar la palabra pot (cazuela) como palabra clave (fonéticamente similar) y crear la imagen de un pato sentado en una cazuela (ver Rodríguez y Sadoski,
2000). Esta técnica resulta bastante efectiva para la adquisición y retención de vocabulario (Sökmen, 1997; Rodríguez y Sadoski, 2000; Pressley et al., 1987
para la L1), aunque es cognitívamente muy costosa y no todas las palabras son susceptibles de formar una imagen (Pressley et al., 1987).
3 Esta no es, sin embargo, la única definición de aprendizaje incidental de vocabulario. Existe abundante disquisición sobre el concepto tal y como recoge Rieder
(2000).
4 El término fue acuñado por Krashen (1985 citado en Laufer, 2004) y se refiere al grado de dificultad de las muestras de lengua a las que el aprendiz está
expuesto. Para que el input pueda convertirse en intake o toma, es decir se pueda aprender de él, ha de ser comprensible, pero también ha de contener
elementos que resulten nuevos al aprendiz, es decir, el input tiene que tener una dificultad mínima. En el caso del léxico, un “input comprensible” se caracteriza
por incluir un escaso número de palabras desconocidas por el aprendiz inmersas en un contexto familiar y rodeadas de léxico conocido.
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45
Conocimiento receptivo y productivo del vocabulario de LE
Kiriakí Palapanidi Universidad Abierta de Grecia
kelpagon@gmail.com
Palapanidi, K. (2013). Conocimiento receptivo y productivo del
vocabulario de LE. Revista Nebrija de Lingüística Aplicada a la Enseñanza de Lenguas 14: 44-49.
RESUMEN El presente artículo se centra en algunos aspectos del conocimiento receptivo y productivo del vocabulario de LE. Primero, en base a las diversas definiciones de los conceptos propuestas por los
especialistas en el léxico de LE, se constata que todavía no existe una definición conclusiva de los dos tipos de conocimiento. Segundo, se pretende aclarar su relación exponiendo algunos de los modelos explicativos de dicha relación propuestos desde la década de los años noventa.
PALABRAS CLAVE vocabulario receptivo, vocabulario productivo, conocimiento receptivo, conocimiento productivo ABSTRACT The present paper focuses on some aspects of the receptive and productive knowledge of the vocabulary
in second language. At first, on the basis of the various definitions of these concepts that have been proposed from the specialists, it can be seen that there isn’t yet a conclusive definition of the two types of lexical knowledge. Secondly, we try to lighten their relationship exposing some explanatory models of this relationship, that have been suggested since the decade of the nineties.
KEYWORDS
receptive vocabulary, productive vocabulary, receptive knowledge, productive knowledge
1. LA DIFICULTAD DE DEFINIR EL CONOCIMIENTO RECEPTIVO Y
PRODUCTIVO DEL VOCABULARIO DE LE Tradicionalmente, los lingüistas han hecho la distinción entre el conocimiento pasivo y
el activo para clasificar las habilidades lingüísticas. Las destrezas de escuchar y leer se han asociado con el conocimiento pasivo mientras que la expresión oral y escrita con
el conocimiento activo. Como afirma Laufer y Goldstein (2004), los investigadores del léxico han aplicado esta distinción al conocimiento léxico distinguiendo entre el conocimiento receptivo (pasivo) y el conocimiento productivo (activo) de una palabra.
Dicha distinción ha sido ampliamente utilizada por los especialistas en el léxico de LE con objetivos distintos: para describir el conocimiento multifacético del vocabulario
(Nation, 1990, 2001), realizar estudios empíricos (Laufer, 1998; Fan, 2000; Fitzpatrick et. al., 2008; Agustín Llach, 2009, el presente estudio de San Mateo Valdehíta) y diseñar pruebas de evaluación del conocimiento léxico de los estudiantes
de LE, algunas de las cuales pretenden medir el conocimiento receptivo (The Vocabulary Levels Test, Nation 1983, 1990; The Eurocentres Vocabulary Size Test,
Meara y Jones, 1988, 1990; The Vocabulary Knowledge Scale, Wesche y Paribakht, 1997) y otras el productivo (The Lexical Frequency Profile, Laufer y Nation, 1995; The Productive Vocabulary Levels Test, Laufer y Nation, 1999; V_Size, Meara y Miralpeix,
2007). A pesar de la distinción que suele hacerse entre el conocimiento receptivo y
productivo del vocabulario, como admiten los mismos los especialistas (Melka, 1997;
46
Read, 2000; Schmitt, 2000, Pignot – Shahov, 2012), no existe una definición clara y
decisiva de las dos modalidades del conocimiento léxico. Es más, entre los investigadores puede darse una diferencia de percepción en cuanto a ambos tipos de
conocimiento léxico y, por ende, a lo que comprende cada uno de ellos. Laufer et. al. (2004), por ejemplo, entienden el conocimiento receptivo como la
capacidad del estudiante de recuperar la forma de la palabra de la LE, y el conocimiento productivo como la capacidad de recuperación del significado. Webb (2008), por su parte, percibe el conocimiento receptivo de la palabra como la
habilidad de reconocer la forma de una unidad léxica, de poder definirla y de estar en posición de encontrar su sinónimo. El conocimiento productivo, al contrario, lo
identifica con la capacidad de recordar la forma y el significado de la unidad léxica. Otros estudios, como el de Laufer y Nation (1999), examinan en particular el
conocimiento productivo del léxico. A su parecer, el conocimiento productivo de una
palabra corresponde a la habilidad de usar esta de una manera adecuada en un contexto dado. Sin embargo, distinguen dos subhabilidades: la controlada (controlled
productive ability) y la espontánea (free productive ability). La primera se refiere al uso forzado de una palabra tras la intervención del docente, que el estudiante no tomaría la iniciativa de utilizar ya que no se siente seguro de hacerlo. La segunda se
refiere al uso voluntario de una unidad léxica, es decir, el estudiante es quien decide libremente emplearla.
Ahora bien, dados los diferentes puntos de vista sobre lo que se entiende por conocimiento receptivo y productivo léxico, las habilidades que se identifican con cada una de estas categorías, también tienden a variar. Nation (1990, 2001), por ejemplo,
afirma que el conocimiento receptivo implica el reconocimiento de las formas escrita y oral; el conocimiento de las relaciones gramaticales con otras palabras y las
colocaciones; la frecuencia de aparición de la palabra y su uso adecuado según el contexto (registro, estilo), así como el conocimiento del concepto que representa y las asociaciones con otras palabras. El conocimiento productivo, por otro lado, presupone
la facultad de pronunciar y escribir correctamente una palabra, de usarla de manera gramaticalmente correcta en los contextos adecuados, de utilizar bien las colocaciones
y de sustituirla adecuadamente si es posible. Laufer y Goldstein (2004), al contrario, no incluyen tanta información en cada
tipo de conocimiento léxico. A su juicio, el conocimiento pasivo de una palabra se
limita a la habilidad de percibir la forma de esta y recuperar sus significados, mientras que el conocimiento activo implica la capacidad de recuperar la forma escrita u oral de
la palabra en base al significado que se pretende expresar. Según Laufer et. al. (2004), el desacuerdo también se presenta a la hora de
clasificar la traducción a la LM. Schmitt (1998), incluye esta en el conocimiento productivo léxico, puesto que proveer el significado requiere producción, mientras que Waring (1997) considera que traducir una palabra de la LE a la LM demuestra
conocimiento receptivo. Señal de conocimiento productivo léxico ve, en cambio, cuando se encuentra el equivalente de la palabra de la LM en la LE.
Dada la falta de consenso en lo tocante a la definición del conocimiento receptivo y productivo del léxico, el investigador, que centra su análisis en este campo, se verá obligado a delimitar claramente y en la forma más precisa posible los términos que
utilice. En este sentido, se puede considerar que la parte teórica del artículo de San
Mateo Valdehíta cumple con su objetivo. La autora, tras la revisión bibliográfica, percibe esa falta de consenso entre los especialistas del léxico y por ello, antes de presentar la metodología y los resultados de su estudio, hace hincapié en las distintas
características de cada tipo de conocimiento léxico con el fin de que queden claras sus diferencias, en las que se basa, precisamente, su estudio.
47
2. LA RELACIÓN ENTRE EL CONOCIMIENTO RECEPTIVO Y PRODUCTIVO DEL
VOCABULARIO DE LE
Según Pignot – Shahov (2012), una de las cuestiones más controvertidas
asociada con el aspecto receptivo y productivo del vocabulario entre los investigadores es la aclaración de su relación. Williams (2012) afirma que, aun cuando parece
conveniente, por razones prácticas, considerar los dos tipos de conocimiento léxico como dos entidades separadas, no se han podido encontrar empíricamente pruebas
que diferencien clara y definitivamente los sistemas en cuestión. La postura predominante interpreta la relación entre las dos modalidades de
conocimiento como algo secuencial, ya que con el transcurso del tiempo el
conocimiento receptivo del léxico se transforma en productivo, y, por lo mismo, los dos tipos de conocimiento léxico están ubicados en los dos extremos opuestos de un
continuum. Partiendo de este supuesto, la explicación de cómo tiene lugar la relación ente el conocimiento receptivo y productivo del vocabulario, varía de acuerdo a la visión del especialista.
Hatch y Brown (1995) consideran que el vocabulario receptivo y el productivo no se pueden distinguir, sino que son un continuum de conocimiento determinado por
diferentes factores sociales y personales. Según los autores, la dicotomía entre el conocimiento receptivo y el productivo no es válida dado que no tiene en consideración la selección personal. En otras palabras, uno puede conocer una palabra
en su LM pero no usarla nunca por razones personales o sociales. De esta manera, la distinción entre el vocabulario receptivo y el productivo no es siempre clara; el hecho
de que alguien no produzca una palabra no muestra necesariamente falta de conocimiento.
Además, Hatch y Brown (1995) tampoco aceptan la idea generalmente adoptada
(Aitchinson, 1987; Clark, 1993) de que el conocimiento receptivo precede al productivo. Citan el caso de niños que, aun cuando conocen los términos para
determinados colores, no pueden identificarlos en realidad. De la misma forma, un hablante puede saber ciertas palabras sin tener conocimiento del objeto al que se refieren las mismas.
Melka (1997) es otro lingüista que percibe el conocimiento receptivo y el productivo como un continuum. Sin embargo, el autor no ve los dos tipos de
conocimiento como dos polos opuestos de este continuum, y por ello ha matizado dicha dicotomía mediante etapas: imitación (imitation) o reproducción sin asimilación (reproduction whithout assimilation); comprensión (comprehension); reproducción
con asimilación (reproduction with assimilation); y, finalmente, producción (production). En su propuesta la distancia entre los dos tipos de conocimiento se debe
interpretar como diferentes grados de familiaridad. Estos grados son numerosos, infinitos y el paso del uno al otro se realiza de una manera imperceptible. Por último, concluye que, como las dos modalidades de conocimiento de las palabras se solapan
en algunos puntos e interactivan, no pueden considerarse como dos sistemas separados sino como uno solo, que es usado de dos modos diferentes, uno receptivo y
otro productivo. En Laufer et. al. (2004), también se puede encontrar una versión adaptada de la
teoría de que los dos tipos de conocimiento léxico constituyen un continuum. Los autores proponen una jerarquía de cuatro niveles de conocimiento interrelacionados. El conocimiento receptivo presenta dos niveles: el reconocimiento activo (active
recognition) y el reconocimiento pasivo (passive recognition); otros dos niveles aparecen en el caso del conocimiento productivo: el recuerdo activo (active recall) y el
recuerdo pasivo (passive recall). Una postura alternativa es la de Meara (1990, 1996), quien percibe la relación
entre las dos modalidades del conocimiento léxico de una manera distinta. A su
48
parecer, la distinción entre el vocabulario receptivo y el productivo es clara y no
gradual. El autor, basándose en el modelo matemático llamado The Graph Theory, explica las asociaciones que se desarrollan entre las palabras y muestra que el
vocabulario receptivo y el productivo difieren cualitativamente. Por un lado, el vocabulario receptivo consiste en elementos que se activan frente a estímulos
externos mientras que el vocabulario productivo se activa mediante otras palabras, sin la necesidad de otros estímulos externos. Sin embargo, ya que el vocabulario productivo se puede activar por palabras localizadas en diferentes puntos de la red
asociativa, es decir, en un punto central o periférico, Meara (1990) postula que dicho vocabulario podrá considerarse como un tipo de continuum.
Posteriormente, Meara (1996) rechaza la idea de que el conocimiento léxico sea gradual y que se realice mediante la transición de una palabra de un estadio receptivo a otro productivo, atravesando diferentes etapas. Conforme a su opinión, estas etapas
no son sucesivas y el paso de una a otra no puede calificarse como permanente ni definitiva. El olvido del significado o del uso de una palabra, que es una experiencia
común en todos los hablantes, es un ejemplo que verifica la opinión de Meara (1996), dado que indica un retroceso, o sea, un movimiento hacia una etapa que se daba por superada. Lo que propone el investigador, frente al desarrollo secuencial del
conocimiento léxico, es un modelo explicativo de dicho proceso fundamentado en la idea de que las etapas por las que pasan las unidades léxicas funcionan de una
manera independiente. La transición de una etapa a otra es diferente para cada estudiante y puede estar condicionada por varios factores.
Aun cuando las opiniones sean divergentes, hay un consenso en cuanto al largo
camino que la unidad léxica recorre desde el conocimiento receptivo hasta el productivo, ya que las palabras, como sostienen los lingüistas, pasan por diversos
estadios, no obligatoriamente sucesivos. En conclusión, todo parecería apuntar a que el investigador que examine los
variados aspectos de estos dos tipos de conocimiento de sus participantes deberá
utilizar una amplia gama de actividades con el fin de cubrir, en lo posible, todos los grados de conocimiento receptivo y productivo. En este sentido, San Mateo Valdehíta,
quien investiga la efectividad de diferentes tipos de actividades de reconocimiento y de producción en la adquisición del léxico, podría ampliar su estudio en el futuro examinando la influencia de más tipos de actividades de cada categoría en el
aprendizaje del léxico en LE.
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50
Investigaciones en curso
La transferencia bidireccional inglés-español en las situaciones de
movimiento
Meritxell Muñoz Carrasco Universidad Antonio de Nebrija merimunoz@gmail.com
Muñoz Carrasco, M. (2013). La transferencia bidireccional inglés-español en las situaciones de movimiento, Revista Nebrija de
Lingüística Aplicada 14 (7), 50-74.
Resumen
El presente trabajo investiga la transferencia bidireccional entre el inglés como lengua materna
y el español como segunda lengua en el dominio del movimiento. En el estudio experimental
que se llevó a cabo se compararon las narraciones de un grupo de estudiantes de nivel inicial
en su LM, el inglés, y en su L2, el español, con las narraciones de un grupo nativo de habla
inglesa y un grupo nativo de habla española respectivamente. Este artículo expone los
hallazgos que corresponden a la característica de Trayectorias Múltiples tanto en situaciones de
cruce de frontera como en situaciones de no cruce de frontera. El análisis cualitativo evidenció
una clara influencia de la LM sobre la L2 al encontrarse ejemplos de Trayectorias Múltiples.
Asimismo, el análisis cuantitativo puso de manifiesto la existencia de transferencia de la L2 en
la LM en otros componentes del movimiento (Fondo y Manera) no expuestos en el presente
artículo. Esta investigación demuestra cómo las lenguas que cohabitan en la mente del
hablante bilingüe interactúan y se influyen recíprocamente, incluso en estadios iniciales del
aprendizaje de segundas lenguas, y cómo las pautas de pensar para hablar de la LM pueden
reestructurarse acogiendo características de la lengua emergente e integrándolas en la lengua
establecida.
Palabras claves
Hipótesis de thinking for speaking , lenguas de marco satélite, lenguas de marco verbal,
movimiento, transferencia bidireccional, trayectoria mútiple.
Abstract
The present research investigates the bidirectional transfer between English as a mother
tongue and Spanish as a second language in the motion domain. The empirical research
carried out compared the written narrations in L1 and L2 of a group of English speakers
learners of Spanish, beginners level, with those of a native English speakers group and a
native Spanish speakers group respectively. The present article discusses the findings of event
conflation not only in boundary crossing but also in non boundary crossing situations. The
qualitative analysis showed a clear transfer from L1 to L2 as examples of event conflation have
been found. Additionally, the quantitative analysis evidenced transfer from L2 to L1 in other
components (Ground and Manner) not discussed in this article. This research proves how the
languages that cohabit in the bilingual mind interact and influence one another, even in the
early stages of the second language acquisition. It also shows that L1 thinking for speaking
patterns can be reestructered accepting characteristics of the emerging language and including
them in the established language.
Keywords
Thinking for speaking hypothesis, satellite-framed lanagues, verb-framed languages, motion,
bidirectional transfer, event conflation.
51
1. INTRODUCCIÓN
El movimiento, entendido como “[…] una situación que conlleva movimiento y
su continuación del mismo modo hasta una posición estacionaria (Talmy, 2000b:25)”
es una constante en nuestras vidas, al movernos, al trasladarnos de un lugar a otro,
al observar otros cuerpos y objetos moverse o al hablar de movimientos propios y
ajenos. Por este motivo, es un dominio que está presente en todas las lenguas.
Básicamente, una situación de movimiento consiste en un objeto, llamado
Figura, realizando un Movimiento hacia una dirección, llamada Trayectoria, con
respecto a otro objeto, llamado Fondo. A estos cuatro elementos, se añaden la
Manera con la que se produce el movimiento y la Causa que lo origina. En el
siguiente cuadro (Talmy,1985:60-61) aparecen ejemplos de los componentes
semánticos descritos anteriormente:
The pencil rolled off the table
FIGURA MOVIMIENTO + MANERA TRAYECTORIA FONDO
The pencil blew off the table
FIGURA MOVIMIENTO + CAUSA TRAYECTORIA FONDO
Figura 1 Componentes del Movimiento 1
1.1 Clasificación de las lenguas de Talmy1
Pese a que todas las lenguas expresan el dominio del movimiento, no todas
lexicalizan los elementos integrantes del movimiento con los mismos recursos
lingüísticos y no todas las lenguas enfatizan los mismos aspectos.
Bajo el prisma de la Lingüística Cognitiva, el investigador Leonard Talmy
(1972, 1985, 1991, 2000) estudió cómo las estructuras semánticas reflejan el sistema
conceptual del hablante, esto es, cómo está organizado el mundo del hablante. Uno
de los dominios en los que centró su interés es el dominio espacial. Talmy (1985,
1991, 2000) clasificó las lenguas en dos grandes tipos según el elemento lingüístico
que expresara la Trayectoria, elemento indispensable para la expresión del
movimiento:
1. Las Lenguas de Marco Satélite que se caracterizan porque el verbo
principal expresa el Movimiento y el coevento, ya sea la Manera o la Causa,
y, la Trayectoria aparece expresada con un satélite. Talmy (1985:102) define
los satélites como:
“[…] determinados constituyentes presentes en muchas, si no en todas las
lenguas inmediatos a un verbo, que no son flexibles, auxiliares o argumentos
52
nominales. Los satélites se relacionan con la raíz verbal como modificadores a un
núcleo. Una raíz verbal junto con sus satélites forma un constituyente por derecho
propio: un verbo complejo […] Los elementos que actúan como satélites pertenecen
a reconocibles categorías gramaticales, por eso, no se deberían considerar como
una categoría gramatical sino como una nueva relación gramatical. Los satélites se
ejemplifican fácilmente en inglés, una palabra o un afijo pueden adoptar la forma
de satélite: The record started over (la canción empezó otra vez), the engine
misfired (el motor falló) […] Entre las lenguas indoeuropeas tales formas incluyen
los ‘separables’ e ‘inseparables’ prefijos del alemán y los prefijos verbales del latín y
el ruso. Otro tipo de satélite es el segundo elemento de un verbo compuesto en el
chino.”
Algunas lenguas que pertenecen al grupo de marco satélite son: las lenguas
germánicas (el danés, el holandés, el inglés), las lenguas eslavas (el checo, el
polaco, el ruso), el finlandés y el chino mandarían.
2. Las Lenguas de Marco Verbal se caracterizan porque el verbo principal
expresa el Movimiento y la Trayectoria, mientras el coevento aparece, de forma
opcional, en un constituyente independiente. Algunas de las lenguas que pertenecen a
este grupo son: las lenguas románicas (el español, el francés, el italiano, el
portugués, el catalán y el rumano), las lenguas semíticas (el hebreo, el árabe
marroquí), el vasco, el turco, el griego y el japonés.
Véase la misma situación expresada en dos lenguas de marco verbal como el
español y el francés, y, en dos lenguas de marco satélite como el inglés y el alemán
(Slobin, 2004:224):
En español: Sale un búho
En francés: D’un trou de l’arbre sort un hibou
En inglés: An owl popped out
En alemán: Weil da eine Eule plötzlich raus-flattert
Mientras que en las lenguas de marco verbal el verbo expresa el Movimiento y la
Trayectoria (sale, sort), la Manera se infiere por el contexto, siendo innecesaria su
explicitación; en cambio, en las lenguas de marco satélite el verbo principal aglutina la
Manera y el Movimiento (popped, flattert), y la Trayectoria aparece expresada en un
satélite (out, raus).
La presente investigación tiene por objeto dos lenguas tipológicamente
distintas: el español como lengua de marco verbal y el inglés como lengua de marco
satélite. El español tiene un repertorio de verbos de movimiento de Trayectoria mayor
que el inglés, al igual que el inglés tiene un repertorio léxico de verbos de movimiento
que expresan Manera superior a la lengua española. En español, la Manera se expresa
53
con un constituyente independiente como sintagmas preposicionales (a), formas no
personales del verbo como los gerundios (b) o sintagmas adverbiales (c):
(a) Salió del coche de un salto
(b) Entró en casa corriendo
(c) Subió tranquilamente
A diferencia del inglés, el español está sujeto a restricciones semánticas en la
expresión de la Manera y de la Trayectoria. Aske (1989:6) se percató de que:
“las frases de trayectoria tienen diferente distribución en español y en inglés
porque hay dos tipos de oraciones de trayectoria: una que es un mero locativo, tipo
a lo largo de la valla, y otra que, además de expresar la trayectoria, es un
predicado no verbal secundario télico, que predica el estado final de la Figura, tipo
en la casa, de la mesa. El español tiene el primer tipo pero no tiene el segundo.”
El español sigue la estructura inglesa en las situaciones que no tienen un punto
final inherente, es decir, las situaciones atélicas donde aparece un locativo que
expresa el lugar donde tiene lugar la actividad como en (a); en cambio, no puede
seguir la estructura inglesa en las situaciones télicas con final inherente como en (b).
(a) Juan nada en la piscina / Juan swims in the swimming pool
(b) Juan cruza el río nadando /Juan swims across the river.
En el primer par de ejemplos, el español sigue el patrón del inglés, porque se
trata de una situación atélica, donde el enunciado es locativo y, por tanto, la Manera
se puede expresar con el verbo principal. En la segunda serie de ejemplos, el español
no puede seguir la estructura inglesa. Una frase como Juan nada a través del río* es
agramatical, por tratarse de una situación télica con final inherente e implicar un
cambio de estado al cruzarse un límite espacial; la Manera, por tanto, se ha de
expresar con un constituyente separado del tipo Juan cruza el río a nado / nadando.
Slobin y Hoiting (1994) encuentran que en aquellas ocasiones en las que se
describe una situación de movimiento, que no implica un cruce de frontera espacial,
las lenguas de marco verbal pueden expresar la Manera como las lenguas de marco
satélite, es decir, a través del verbo principal. Véase por ejemplo, El perro corrió
hasta la casa (Cadierno y Ruiz, 2006) que se expresa como en inglés The dog ran up
54
to the house, puesto que no se produce un cruce de frontera, ya que el perro no entra
en la casa, sino que corre hacia ella. En aquellas situaciones en las que sí hay un
cruce de frontera, el español se comporta como una lengua prototípicamente de
marco verbal y la manera aparece expresada, en caso de ser lo suficientemente
destacada, con otro constituyente. Nótese el ejemplo El perro entró en la casa
corriendo (Cadierno y Ruiz, 2006), donde la Manera se expresa con el gerundio
corriendo y el verbo principal, entró, aglutina la Trayectoria y el Movimiento, por
producirse un cruce de frontera. Talmy (2000b) llama a esta característica sistema
dual de amalgamiento (split system conflation) i, es decir, que el español actúa
como lengua de marco satélite cuando la acción es atélica, sin cruce de frontera, y,
actúa como una lengua de marco verbal cuando la acción es télica y con cruce de
frontera. El cruce de límite espacial se considera como un cambio de estado que
requiere de un constituyente diferente.
Otra diferencia entre ambas lenguas, eje vertebrador de la presente
investigación, es que el español y, por extensión las lenguas de marco verbal, no
pueden aglutinar Trayectorias Múltiples acompañando a un mismo verbo principal de
la misma forma que las lenguas de marco satélite. El español tiende a no aglutinar
diferentes Trayectorias en una misma oración con un mismo verbo, sino que las
presenta de una en una, en distintas oraciones, introducidas por un verbo principal
distinto. Compárense las siguientes oraciones que describen la misma escena (Slobin
1996b:87):
El ciervo le llevó hasta un sitio, donde debajo había un río. Entonces, el ciervo tiró
al perro y al niño al río. Y despué cayeron.
The deer threw him off over a cliff into the pond.
En estas frases también se observa otra diferencia, el español se detiene más
en las descripciones estáticas y en las descripciones de ambientes físicos en los que la
situación de movimiento tiene lugar, dejando que los detalles de la Trayectoria se
infieran; en tanto, que los hablantes de inglés se centran en el Movimiento en su
curso, dejando que los aspectos del escenario se infieran.
Esta clasificación bipartita de Talmy es el punto de partida para investigaciones
tanto de adquisición de primeras lenguas como de adquisición de segundas lenguas.
1.2 Hipótesis de thinking for speaking de Slobin
La hipótesis de thinking for speaking, en adelante hipótesis de pensar para hablar,
cuestiona si la lengua que uno habla condiciona o influye en el modo de verbalizar una
misma situación.
55
Esta hipótesis no es más que una propuesta moderna de la hipótesis de Sapir y
Whorf, de la década de los cuarenta, sobre la relación entre lengua y pensamiento. La
hipótesis de Sapir y Whorf tiene dos posturas: la postura whorfiana fuerte, conocida
también como determinista, que considera que la lengua determina la forma en la que
el hablante conceptualiza, memoriza y clasifica la realidad que lo rodea; y, la postura
whorfiana débil, conocida también como relativista, que considera que la lengua
influye en el pensamiento y en la forma en la que el hablante conceptualiza y
memoriza la realidad, pero no de una forma tan determinante. La propuesta de Slobin
está en línea con la postura débil relativista, aunque se diferencia de ella en que su
objetivo es examinar “el tipo de procesos mentales que ocurren durante el acto de
formulación de una frase (Slobin, 1996b:71)” y no la influencia de la lengua en la
cognición no verbal. De igual manera, la lingüística cognitiva está en sintonía con la
propuesta relativista donde se considera que la lengua influye en los procesos
cognitivos sin determinarlos, y, en cambio, rechaza la propuesta determinista por la
cual la realidad se concibe en función de la lengua que uno hable.
La hipótesis de pensar para hablar de Slobin (1996b:76) supone que:
“en el margen de tiempo en el que uno construye oraciones en discurso ajusta
los pensamientos a patrones lingüísticos disponibles. Pensar para hablaar implica
tomar aquellas características de objetos y situaciones que (a) se adecúan a la
conceptualización de la situación y (b) que son codificables en la lengua
fácilmente.”
De acuerdo con Slobin (2003) cuando se adquiere la lengua materna, se aprende
una determinada forma de pensar para hablar. La lengua determina la forma en la
que el hablante presta atención a una situación de movimiento dada y la verbaliza de
forma distinta:
“Al adquirir una lengua de marco satélite, en contraste con la de marco verbal,
el niño tiene que prestar atención a dimensiones semánticas que distinguen
numerosos tipos de verbos de manera que se encuentran en el input. Los niños que
aprenden una lengua de marco satélite usan un léxico mucho mayor en el periodo
preescolar […] Esto es, mientras los hablantes de marco satélite están aprendiendo
matices de manera, los hablantes de lenguas de marco verbal están aprendiendo
un repertorio de tipos básicos como correr versus caminar. Como consecuencia,
parece razonable concluir que los niños de lenguas de marco satélite han sido
instruidos por su lengua nativa para prestar atención a la Manera y construir un
sistema de categorías semánticas en este dominio (Slobin, 2003:165-166).”
56
De la misma manera, se podría decir que los niños hablantes de lenguas de
marco verbal están instruidos por su lengua materna a prestar más atención a la
Trayectoria.
En conclusión, la lengua dirige nuestra atención hacia aspectos concretos de la
realidad, y estos aspectos han de poder ser expresables o codificables por la misma
lengua. Dependiendo de la lengua se atiende a unos u otros aspectos del movimiento
y se da prioridad a unos elementos sobre otros. Cabe preguntarse entonces qué es lo
que ocurre cuando un hablante aprende una segunda lengua que es tipológicamente
distinta a su lengua materna: ¿las pautas propias de pensar para hablar de la LM
muestran resistencia al aprender una segunda lengua o se modifican para adoptar las
nuevas pautas?
1.3 Estudios de adquisición de segundas lenguas en el ámbito del movimiento
En este apartado, se expondrán algunos estudios ii de adquisición de segundas
lenguas que cuestionan si los estudiantes de una segunda lengua adoptan las pautas
de pensar para hablar que comporta esta nueva lengua y, hasta qué punto influye la
lengua materna en la segunda lengua. Cadierno (2004) y Cadierno y Lund (2004)
consideran que aprender una segunda lengua comporta adquirir los nuevos patrones
de pensar para hablar específicos de esta nueva lengua y, por tanto
“una hipótesis general consistente con la hipótesis de pensar para hablar
asumiría que los patrones tipológicos de los aprendientes constituirían, al menos,
inicialmente, el punto de partida de los mapas de conexión entre forma y
significado establecidos en la L2. Esta hipótesis implica que, independientemente de
los patrones tipológicos de la L1 y la L2, el aprendiente tenderá a transferir el
patrón entre forma y significado de la L1 a la L2 […] En casos de tipologías
similares entre la L1 y la L2, se esperará transferencia positiva entre las dos
lenguas, mientras que en casos de diferentes tipologías entre la L1 y la L2 se
esperará transferencia negativa (Cadierno y Lund, 2004:145).”
Cadierno (2004) estudia cómo dos grupos de hablantes de danés, de nivel
intermedio y nivel avanzado, expresan el movimiento en su lengua materna y en
español como L2, en comparación con un grupo de hablantes de español. Se espera
que el grupo de estudiantes de español use más verbos de movimiento, muestre una
mayor complejidad a la hora de expresar la Trayectoria, dé ejemplos de Trayectorias
Múltiples y atienda a descripciones en transcurso. Los resultados muestran que el
57
grupo de estudiantes de español usa más verbos que el grupo nativo español y
expresa la Trayectoria de forma más compleja. Por otra parte, no se encuentran
ejemplos de Trayectorias Múltiples y, sólo la mitad de los participantes describió el
movimiento en curso. Por otra parte, se observa influencia de la L1 en la L2 en tanto
que los estudiantes de español, siguiendo el patrón de su LM, añaden un satélite de
trayectoria al verbo principal, como en el ejemplo, El niño fue arriba de una roca.
También se observa influencia de la LM en la L2 en que el grupo de estudiantes de
español incluye el elemento Fondo con mucha más frecuencia que el grupo nativo.
El estudio de Navarro y Nicoladis (2005) investiga hasta qué punto se produce
interferencia de la lengua materna a la segunda lengua en narraciones orales en
estudiantes de español hablantes de inglés como lengua materna. Los estudiantes
recurren a verbos de trayectoria intransitivos seguidos de un satélite, siguiendo el
esquema de su lengua materna, asimismo, utilizan más verbos de manera y menos
constituyentes independientes para expresar la manera que el grupo nativo hablante
de español.
Cadierno y Ruiz (2006) compara las descripciones de situaciones de movimiento
de un grupo de hablantes de italiano estudiantes de español y un grupo de de
hablantes de danés estudiantes de español con un grupo nativo de habla española.
Este estudio muestra una influencia bastante limitada de la lengua materna sobre la
segunda lengua, aparecen ejemplos de verbos de manera acompañados de satélites
de trayectoria como en El perro saltó fuera de la ventana, y, se aprecia una
confusión de las restricciones semánticas a las que está sujeto el español, a diferencia
del inglés. No obstante, hay que tener en cuenta que la competencia lingüística de los
estudiantes es bastante avanzada. De esta forma se podría afirmar que:
“la influencia de los patrones de la lengua materna en la expresión de las
situaciones de movimiento quizás es más fuerte en niveles iniciales de adquisición
de lenguas (…) con un aumento de la exposición a construcciones de movimiento
en el input de la L2, los aprendientes adultos gradualmente aprenden cómo prestar
atención a los aspectos relevantes de la L2 y a establecer la apropiada conexión
entre forma y significado (Cadierno, 2008b:270).”
A diferencia de los estudios mencionados hasta ahora en los que los
participantes eran de niveles intermedios o avanzados, el estudio de Tsekos
Phillips (2007) cuenta con las narraciones orales de dos grupos de niveles
iniciales. Los resultados muestran transferencia de la lengua materna a la
58
segunda lengua en la frecuencia de verbos de manera, y en las frases en las que
aparece un satélite de trayectoria tipo El perro corre lejos de la colmena.
El estudio de Cadierno (2010) compara las actuaciones de tres grupos de
estudiantes de danés cuyas lenguas maternas son el español, el alemán y el ruso
respectivamente. En este estudio el español es la única lengua de marco verbal,
frente al ruso, al alemán y al danés que son lenguas de marco satélite. Los resultados
confirman la influencia de los patrones de pensar para hablar propios de la L1 sobre la
L2, por ejemplo: los hablantes de alemán y ruso utilizan más verbos de manera que
de trayectoria; en cambio, los españoles usan verbos de no manera + partícula de
trayectoria. A su vez, los hablantes de español describen la Manera de forma menos
detallada usando verbos más básicos tipo løbe (correr), flyve (volar), svømme
(nadar); mientras que los alemanes y rusos usan verbos más específicos tipo springe
(saltar por encima de algo) o klatre (encaramarse). Aquellos hablantes cuya L1 y L2
pertenecen a la misma tipología tienen más facilidad a la hora de adquirir la L2;
mientras que los que su L2 es diferente a su LM tienen más dificultades en adquirir los
patrones de la L2.
El estudio de Hijazo-Gascón (2011) compara la actuación de hablantes de
alemán, francés e italiano en español como L2 con la de un grupo de hablantes de
español nativo. En cuanto al componente de Manera, se produce una reestructuración
de las pautas de pensar para hablar, al no describirse de forma tan frecuente o
elaborada. Hay que tener en cuenta que los hablantes con un mayor esfuerzo de
reestructuración son los alemanes, puesto que son los hablantes de lenguas de marco
satélite, lengua que se caracteriza por una elaboración del elemento Manera. Los
hablantes de italiano y francés parten de la ventaja de que sus lenguas maternas son
lenguas de marco verbal donde la Manera no es un elemento destacado, por lo que
pueden estar trasladando las pautas de su LM a la L2, produciéndose transferencia
positiva. Por lo que respecta a la trayectoria, se produce una transferencia
interlingüística y conceptual en los hablantes de alemán, quienes expresan la
Trayectoria de forma más elaborada en comparación con los hablantes de italiano y de
francés. El grupo francés e italiano no difiere de la lengua meta pero sí se observan
diferencias entre ellos, lo que supone una transferencia de la LM a la L2.
1.4 La transferencia
En los años cincuenta y sesenta la transferencia se consideraba una interferencia
producida por la dificultad que conllevaba el aprendizaje de una segunda lengua,
como “aquellos ejemplos que se desvían de las normas de cualquier lengua que se
59
produce en el discurso de hablantes bilingües como resultado de la familiaridad con
más de una lengua (Weinreich, 1953:1).” En estos años de primacía del Análisis
Contrastivo, se creía que “el aprendizaje se produce por una transferencia de hábitos
de la lengua materna a la lengua extranjera, y que la transferencia será positiva en
todos los casos en que coincidan las estructuras de la lengua materna con las de la
lengua que se aprende, mientras que será negativa si hay diferencias entre los dos
sistemas (Baralo, 1999:36).”
Del Análisis Contrastivo, donde los hábitos de la L1 entorpecían la adquisición de
los hábitos de la L2, se pasa al Análisis de Errores de los años 70, donde se minimiza
el papel de la LM como causante de los errores en la L2.
En las décadas de los setenta y ochenta, se consideraba la transferencia de una
lengua a otra desde la hipótesis de la ignorancia, término introducido por Newmark
(1966). Se entendía la transferencia como una estrategia comunicativa del hablante al
recurrir a la L1 en busca de una forma de expresar aquello que no se era capaz o se
ignoraba en la L2. Esta hipótesis concebía la transferencia como un fenómeno
totalmente unidireccional de la LM a la L2.
En los años 80-90 se publicaron numerosos trabajos que trataron de explicar
cómo y porqué se producía la transferencia. Entre ellos, destaca la propuesta de
transferencia a alguna parte (transfer to somewhere) de Andersen (1983) por la
que se produce transferencia cuando el elemento de la L1 es compatible con los
principios naturales de adquisición y cuando el elemento de la L2 lleva a
generalizaciones de la L1. Kellerman (1995) ve la propuesta de Andersen como
incompleta, ya que sólo tienen cabida aquellos elementos similares entre la L1 y la L2.
Para completarla, propone su transferencia a ninguna parte (transfer to nowhere)
por la que
“puede haber transferencia que no tenga que ver con las similaridades con la
L2 y donde el funcionamiento de la L2 no sea tenido en cuenta, esto es,
transferencia a ninguna parte […] Este principio no se refiere tanto a las diferencias
gramaticales como a las diferencias en la forma que las lenguas predisponen a sus
hablantes a conceptualizar las experiencias (Kellerman, 1995: 137)2.”
Básicamente, la diferencia entre las dos propuestas estriba en que la propuesta
de Andersen (1983) implica una transferencia consciente de recursos lingüísticos de la
L1 a la L2 y, la propuesta de Kellerman (1995) entiende que es un proceso
inconsciente mediante el que la conceptualización de la experiencia se expresa en la
L2, un fenómeno conocido como transferencia de pensar para hablar (transfer of
thinking for speaking) (Han, 2004). El trabajo más destacado de esta etapa es el libro
60
de Odlin (1989), Language transfer, por su amplia revisión del estado de la cuestión
(Jarvis y Pavlenko, 2007). Odlin (1989:27) define la transferencia como “la influencia
resultante de las similitudes y las diferencias entre la lengua meta y cualquier otra
lengua que se haya adquirido previamente.”
En la actualidad se descarta que la influencia entre lenguas sea un hábito
mecánico del hablante que transfiere de una lengua a otra y se amplía el término a
“un fenómeno sumamente complejo a menudo afectado por las percepciones,
conceptualizaciones, asociaciones mentales y las elecciones individuales de los
hablantes (Jarvis y Pavlenko, 2007:13).” El fenómeno de transferencia se entiende
como “un mecanismo cognitivo que subyace a la adquisición de L2 (Baralo,
1999:46).”
En un primer momento, los estudios sobre transferencia asumían que la relación
entre LM y L2 era unilateral, esto es, que la LM influía sobre la L2 pero que no se
producía una influencia de la L2 sobre la LM. Se consideraba a la LM como un ente
estático frente a la cambiante L2. En los últimos años ha habido un interés creciente
por las investigaciones que se centran en diferentes formas de direccionalidad, como:
estudios sobre transferencia de L2 sobre LM o de L3 sobre L2 (Kecskes y Papp, 2000;
Cook et al., 2003), sobre transferencia entre dos segundas lenguas o dos lenguas
maternas (Cenoz et al., 2001) y sobre transferencia recíproca entre LM y L2 (Pavlenko
y Jarvis, 2002). También destacan aquellos estudios que no sólo se centran en la
producción sino que engloban procesos psicolingüísticos como la interpretación y la
comprensión. Por ejemplo se han explorado los procesos léxicos y sintácticos (Cook,
2003), la comprensión lectora, la comprensión oral y la interpretación de oraciones
(Su, 2001), y, la comunicación no verbal (Brown y Gullberg, 2005; Kellerman y Van
Hoof, 2003), entre otros. También las investigaciones vigentes se centran en observar
cómo hablantes de L2 actúan en diferentes áreas cognitivas (Cook, 2000). Estas
investigaciones han presentado resultados muy interesantes puesto que han
demostrado que la actuación de los hablantes que tienen una L2, independientemente
de cuál sea esta segunda lengua, difiere de la de los hablantes monolingües. Algunas
de las áreas cognitivas estudiadas han sido la forma y material (Cook et al., 2006);
los colores (Athanasopoulos, 2009); y, la que atañe a este estudio, el movimiento
(Cadierno, 2004; Navarro y Nicoladis, 2005; Tsekos Phillips, 2007).
1.5 Estudios de transferencia bidireccional en el ámbito del movimiento
61
Brown y Gullberg (2005) investigan cómo hablantes nativos de habla japonesa
describen situaciones de movimiento en su LM y en su L2, el inglés. Encuentran que
ambas actuaciones difieren de la de los hablantes monolingües japoneses, y la de los
hablantes monolingües ingleses, tanto en el número de expresiones de Trayectoria
por frase, como en las formas léxicas que expresan la Trayectoria y en el punto de
vista adoptado al gesticular. Los hablantes monolingües de habla japonesa adoptan el
punto de vista del personaje, mientras que los hablantes monolingües de habla
inglesa adoptan el punto de vista del observador; en cambio, en los gestos de los
hablantes de japonés con inglés como L2 se combinan los dos puntos de vista.
Hohenstein et al., (2006) investigaron la posible transferencia léxica y gramatical
entre hablantes de inglés con español como L2 y hablantes de español con inglés
como L2. Los resultados muestran que, en los mismos contextos, los hablantes de
español con inglés como L2 escogen más verbos de trayectoria, como go, come, enter
o cross que los hablantes monolingües de inglés, quienes, a su vez, se decantan por
verbos de manera como run, walk, skip o leap. De la misma manera, estos hablantes
de español con inglés como L2 usan más verbos de manera que los hablantes de
español monolingües lo que sugiere que el tener dos lenguas “ha resultado en un
aumento de la sensibilidad hacia ambas dimensiones [la española y la inglesa] del
movimiento (transferencia bidireccional) (Jarvis y Pavlenko, 2007:165).”
Aunque, los participantes mostraron transferencia bidireccional léxica, sólo
manifestaron transferencia gramatical de L1 a L2 y, no a la inversa.
Los estudios de Brown (2007) y Brown y Gullberg (2008, 2010a,2010b) estudian
la transferencia bidireccional entre el japonés y el inglés en estudiantes de japonés
hablantes de inglés y estudiantes de inglés hablantes de japonés en comparación con
sendos grupos monolingües de hablantes de japonés y de inglés. Se preguntan en qué
medida existe influencia bidireccional entre una lengua establecida y una lengua
emergente tanto en los gestos como en el discurso. El estudio de Brown (2007)
encuentra influencia interlingüística bidireccional en los componentes de Manera y de
Trayectoria en los estudiantes de inglés cuya lengua materna es el japonés. Brown y
Gullberg (2008) estudian la posibilidad de influencia sincrónica en el componente de
Manera. Los resultados muestran que el grupo inglés monolingüe expresa la Manera
de forma más frecuente que el grupo japonés monolingüe. Los dos grupos de japonés
con conocimientos de inglés muestran modulación de la Manera y gesticulan la
Trayectoria significativamente más que el grupo japonés monolingüe, debido a una
influencia de la L2 sobre la LM. Brown y Gullberg (2010a) exploran la posible
transferencia bidireccional en el componente de Trayectoria. Encuentran que los
62
hablantes de japonés con conocimientos de inglés aglutinan más elementos de
Trayectoria que los hablantes de japonés monolingües. Asimismo, observaron que los
nativos de habla japonesa lexicalizaban la Trayectoria en el verbo mientras que los
nativos de habla inglesa lo hacían en los adverbios, pese a que en japonés también se
puede lexicalizar la Trayectoria en un adverbio. No obstante, este rasgo aparecía más
en aquellos informantes que tenían el inglés como L2, lo que sugiere una influencia de
la L2 sobre la LM. Estos hallazgos sugieren que es posible la reestructuración de
conceptualizaciones lingüísticas incluso en la L1.En Brown y Gullberg (2010b) se
centran en el componente de Fondo. Los aprendientes de inglés cuya LM es el japonés
producen más verbos que los hablantes de inglés pero menos que los hablantes de
japonés, lo que supone una influencia de la LM sobre la L2. Los aprendientes de
japonés producen más adverbios que los japoneses pero menos que el grupo nativo
de habla inglesa, tanto en la actuación en la LM como en la L2, lo que supone una
influencia bidireccional “una posible convergencia gradual entre los sistemas de la L1
y de la L2. Aunque en general los efectos de la L1 en la L2 son más fuertes que los
efectos a la inversa. En este análisis cualquier efecto de la L2 en la L1 es bastante
sorprendente dado el nivel de competencia de la L2 de los participantes (2010b:9).”
Los estudios comentados anteriormente dan prueba de que la influencia
interlingüística bidireccional entre la lengua emergente y la lengua establecida es un
hecho. Las pautas de la lengua materna pueden reestructurarse, dando cabida a los
patrones de la segunda lengua y, los patrones de la LM influyen la L2. Hay que tener
en cuenta que los estudios aquí mencionados toman como informantes a estudiantes
de niveles intermedios o avanzados.
2 EL PRESENTE ESTUDIO
El estudio que aquí se presenta investiga la posible influencia bidireccional en un
grupo de estudiantes de español de nivel inicial hablantes de inglés como LM al
expresar situaciones de movimiento. Concretamente, se centra en la carcaterística de
Trayectoria Múltiples (event conflation). Estudia la presencia o ausencia de frases con
Trayectorias Múltiples, tanto en situaciones de cruce de frontera como de no cruce de
frontera, en las actuaciones del grupo de estudiantes de español en comparación con
un grupo de hablantes de español monolingüe y un grupo de hablantes de inglés
monolingüe.
2.1 Preguntas de investigación
63
Este estudio plantea tres preguntas de investigación:
Pregunta 1: ¿Habrá diferencias entre la forma de expresar situaciones de
movimiento entre el grupo de estudiantes de español y el grupo de español nativo en
el uso o no de trayectorias múltiples (event conflation), es decir, de más de un
elemento aglutinado en un solo verbo?
Pregunta 2: En el caso de que haya diferencias, ¿éstas serán atribuibles a la
influencia de la LM (inglés) sobre la L2 (español)?
Pregunta 3: ¿Habrá transferencia bidireccional, es decir, la LM influirá sobre la L2 al
mismo tiempo que la L2 influirá sobre la LM?
2.2 Hipótesis
Cada pregunta de investigación se relaciona con una hipótesis:
Hipótesis 1: Los estudiantes de español expresarán Trayectorias Múltiples, por ser
éste un patrón de lexicalización común en su LM. Los nativos españoles no aglutinarán
más de un elemento presentado con el mismo verbo principal, y en caso de hacerlo, el
número de frases será inferior al de las de los estudiantes de español.
Hipótesis 2: Partimos de la hipótesis de que habrá influencia de la LM en la
L2, por lo que se encontrarán casos de Trayectorias Múltiples en una misma
oración presentadas con un mismo verbo.
Hipótesis 3: No, no habrá transferencia bidireccional dado que, si bien la LM
influirá en la L2, la L2 no influirá en la LM debido a la poca exposición de L2 a
la que han estado expuestos los estudiantes de español. Su nivel de
competencia en L2 es demasiado bajo para que se produzca una transferencia
de la lengua meta a la lengua materna.
2.3 Metodología
Es una investigación empírica cuantitativa en la que se recoge la información, se
clasifica y se cuantifica mediante análisis estadísticos para extraer unos resultados
que respondan las preguntas de investigación planteadas inicialmente.
Con respecto a las variables que entran en juego en este estudio, la variable
independiente sería la lengua empleada por los grupos de informantes en la
descripción de la prueba. Las comparaciones que se llevan a cabo son del tipo inter-
grupo, al contrastar, por un lado, las descripciones en inglés del grupo inglés
monolingüe y del grupo de estudiantes en su LM, y, por otro lado, las descripciones en
64
español por parte del grupo español monolingüe y el grupo de estudiantes en su L2.
La variable dependiente o variable a medir es la aparición o no del componente
Trayectorias Múltiples. La variable interviniente es que el grupo de habla española
tiene conocimientos de inglés puesto que están escolarizados en el sistema español
donde la enseñanza del inglés se inicia en la primaria, además de hablar catalán por
residir en Cataluña, comunidad autónoma bilingüe.
La muestra de este estudio se seleccionó mediante el método de muestreo de
conglomerados no probabilístico, puesto que no se sigue el azar sino el criterio del
investigador, al recabar información de tres clases intactas de tres institutos distintos
a los que pudo tener acceso.
2.4 Participantes
El estudio consta de tres grupos: un grupo de hablantes de español monolingüe,
un grupo de hablantes de inglés monolingüe y un grupo de estudiantes de español
hablantes de inglés como lengua materna. Las edades de los informantes de los
grupos oscilan entre los 14 y los 16 años. En el estudio participaron 30 informantes:
10 estudiantes de español de habla inglesa que residen en Hong Kong y estudian en
South Island School; 10 hablantes de español como LM que residen en Badalona (en
la provincia de Barcelona) y estudian en el instituto Salesians; y, 10 hablantes de
inglés como LM que residen en Newcastle (Reino Unido) y estudian en Gateshead
College. El nivel de los estudiantes de español corresponde a un A2 del Marco Común
Europeo de Referencia para las Lenguas. Han estudiado una hora de español durante
los dos últimos años.
2.5 Material
La prueba que los tres grupos de informantes llevaron a cabo fue ver una serie de
vídeos y describir lo que ocurría en cada uno de ellos. Los materiales utilizados son 16
vídeos, seleccionados, editados y modificados de la primera temporada de la serie
Mr.Bean y de la película Mr.Bean on Holidays. Estos vídeos son de duración muy breve
y no guardan relación entre sí. De los 16 fragmentos, 8 corresponden a situaciones de
movimiento donde se produce cruce de frontera y 8 corresponden a situaciones de
movimiento donde no se produce cruce de frontera. Las situaciones aparecen
alternadas.
2.6 Recogida de datos y clasificación de los mismos
65
Antes de describir de forma escrita los vídeos, los informantes han de completar
un cuestionario lingüístico iii sobre las lenguas que hablan, conocen, estudian o han
estudiado. Una vez completan el cuestionario, ven los vídeos de Mr. Bean y describen
los vídeos. Los grupos nativos describen los vídeos en su lengua materna. En el caso
del grupo de estudiantes de español, primero describió los vídeos en español, su L2, y
pasados unos días, volvió a ver los vídeos y los describió en su lengua materna, el
inglés. Para la prueba de describir los vídeos en español, el grupo de estudiantes
contó con la ayuda de un glosario bilingüe inglés-español para facilitar la tarea. Este
glosario no incluía ningún verbo de movimiento. Una vez obtenida la información, se
cuantificaron las oraciones en las que aparecían Trayectorias Múltiples tanto en inglés
como en español, así como en situaciones de cruce de frontera como en situaciones
de no cruce de frontera.
3 RESULTADOS
Si se comparan los resultados entre el grupo inglés nativo y el grupo de
estudiantes de español en su LM en situaciones de no cruce de frontera se
observa que no hay diferencias significativas. El bajo número de
ocurrencias de Trayectorias Múltiples se debe a que el movimiento es
menos complejo en las situaciones donde no hay cruce de frontera.
Figura 2 Grupo estudiantes LM vs. Grupo nativo inglés (-CF)
Asimismo tampoco se dan diferencias diferencias significativas en el número de
referencias a Trayectorias Múltiples en las situaciones (+CF) entre ambos grupos.
66
Figura 3 Grupo estudiantes LM vs. Grupo nativo inglés (+CF)
Al comparar el grupo español nativo con el grupo de estudiantes de
español en su L2 en situaciones de no cruce de frontera se observa que no
existen diferencias significativas.
Figura 4 Grupo estudiantes L2 vs. Grupo nativo español (-CF)
Al comparar el grupo de estudiantes en su L2 con el grupo español nativo
en situaciones de cruce de frontera no se observan, a priori, diferencias. No
obstante y, pese a que el p-valor=0,481 (>0,05) de la prueba U de Mann-
Whitney no arroja diferencias significativas, es interesante observar que el
67
grupo de estudiantes de español expresa Trayectorias Múltiples en dos
ocasiones mientras que el grupo nativo español no hace ninguna
referencia a ellas.
Figura 5 Grupo estudiantes LM vs. Grupo nativo inglés (+CF)
4. DISCUSIONES
La pregunta 1 cuestionaba si habría diferencias entre la forma de expresar
situaciones de movimiento entre el grupo de estudiantes de español y el grupo de
español nativo en el uso o no de trayectorias múltiples. Una vez contrastados los
datos, se puede confirmar que los resultados encontrados apoyan la hipótesis de
partida que decía que los estudiantes de español aglutinarían más de un elemento en
una misma frase, con un mismo verbo, por ser éste un patrón de lexicalización común
en su LM y, que, en cambio, los nativos españoles no aglutinarían más de un
elemento, y en caso de hacerlo, el número de frases sería inferior al de los
estudiantes de español.
Se dan 2 casos de Trayectorias Múltiples en situaciones de no crude
frontera por parte del grupo de estudiantes frente a ningún caso en el grupo
de hablantes de español nativo.
Referencias
Trayectoria Múltiple
Grupo nativo español
Grupo
estudiantes en su L2
-CF 0 0
+CF 0 2
Figura 6 Ejemplos casos de Trayectorias Múltiples
68
Por ser un número bastante menor -2 ocasiones-, al hacer el cálculo
estadístico no se encuentran diferencias significativas entre los dos grupos
pero, al analizar intervención por intervención se hallaron dos frases donde
aparecen Trayectorias Múltiples, concretamente, al describir el vídeo que relata
el trayecto que sigue la pelota de golf:
(a) (la pelota de golf) fui al lado la valla, al lado de banco y en
autobús.
(b) (la pelota de golf) bounced detrás la valla, el banco y en un
autobús.
Los informantes siguen la estructura propia de su LM que permite
aglutinar diferentes trayectorias con un mismo verbo principal. Se podría
considerar que se produce lo que Kellerman (1995) llamó transferencia a
ninguna parte puesto que los informantes trasladan una característica de la LM
a la L2 que no tiene equivalente. Pese a que la expresión de la Trayectoria
Múltiple con un mismo verbo es un rasgo característico de las LMS, el estudio
de Cadierno (2004) no halló ninguna frase de este tipo en las actuaciones de
los informantes daneses estudiantes de español.
Respecto a la pregunta 2 que cuestionaba si las diferencias de expresión entre el
grupo de estudiantes y los grupos nativos se deberían a una influencia de la lengua
materna a la segunda lengua, se confirma la hipótesis de partida que afirmaba que la
influencia de la LM sobre la L2 estaría detrás de las diferencias encontradas entre los
grupos. Una de estas diferencias de expresión es la aparición de dos casos de
Trayectorias Múltiples, claramente, siguiendo los patrones de la lengua establecida.
Si en el estudio de Cadierno (2004) se consideraba que el papel de la LM era
inconsistente, puesto que se daba en algunas características, como que el grupo
danés expresaba la Trayectoria de forma más compleja, la ‘satelización’ de algunos
verbos, pero no, en otras características, como la falta de ejemplos de Trayectorias
Múltiples, se puede afirmar que el papel de la LM en este estudio es más consistente y
la influencia que ejerce sobre la L2 es mucho más firme. Se ha de tener en cuenta que
los informantes del estudio de Cadierno (2004) son de nivel intermedio y de nivel
avanzado, mientras que en el presente estudio, los informantes tienen un nivel muy
69
inicial (A2). Cadierno (2008) lanzó la hipótesis de que la influencia de los patrones de
la LM es más fuerte en niveles iniciales de la adquisición de lenguas, puesto que es el
punto de partida de los mapas de conexión entre forma y significado de la L2. Se
podría afirmar que la influencia de la lengua establecida es mayor cuanto menor es el
nivel de la lengua emergente.
Por lo que se refiere a la pregunta 3 que cuestionaba si se daría influencia
bidireccional, no se confirma la hipótesis de entrada que negaba la existencia de
influencia bidireccional por ser el nivel de competencia de los estudiantes bastante
inferior. Al comparar las respuestas del grupo inglés nativo con las del grupo de
estudiantes de español se observan diferencias significativas. Éstas no tienen relación
con el componente de Trayectorias Múltiples, sino con otros componentes, como son
la Manera y el Fondo, no relevantes para el presente artículo.
En consecuencia, se puede afirmar que el hecho de adquirir una L2, sin importar
el nivel de competencia, influye en la actuación de la LM, puesto que las lenguas
interactúan y se influyen recíprocamente en la mente bilingüe o multilingüe (Cook et
al., 2003). La mera exposición a otra lengua, independientemente del nivel, parece
ser suficiente para reestructurar las pautas de pensar para hablar de la LM (Pavlenko,
2003). Diferentes estudios corroboran este punto:
En el estudio de Brown y Gullberg (2005) las actuaciones de los informantes con
una L2 variaron de las de los informantes monolingües tanto en el discurso como
en la gestualización.
Hohenstein et al., (2006) encontraron que los hablantes de español con inglés
como L2 usaban más verbos de manera que aquellos hablantes españoles
bilingües.
Brown (2007) observó que los estudiantes de inglés japoneses expresaban de
forma más frecuente el componente Fondo que los dos grupos monolingües inglés
y japonés.
Brown y Gullberg (2010a) hallaron que los hablantes de japonés con inglés como
L2 expresaban más Trayectorias Múltiples que los monolingües.
Indudablemente, los resultados obtenidos muestran que las lenguas que cohabitan
en la mente del hablante interactúan y se influyen de forma recíproca, modificando la
70
LM, dirigiendo la atención a componentes diferentes y ampliando el prisma desde el
cual se representa la realidad.
5 LIMITACIONES
Todo estudio adolece de limitaciones. Una de las limitaciones del estudio es la
imposibilidad de encontrar un grupo de hablantes nativos españoles de 14 a 16 años
que no tenga ningún conocimiento previo de inglés. En el sistema de enseñanza
español, todos los niños están obligatoriamente escolarizados desde los 5 hasta los 16
años y empiezan a estudiar inglés como segunda lengua en la primaria.
El grupo de estudiantes de español reside y estudia en Hong Kong, zona donde
conviven dos lenguas, el inglés y el cantonés, por lo que los informantes, aunque su
lengua materna sea el inglés, están en contacto, en mayor o menor medidad, con el
cantonés.
La otra limitación del estudio es que el grupo de nativos españoles reside y
estudia en Cataluña, comunidad autónoma bilingüe, donde se habla español y catalán.
El catalán es una lengua romance que pertenece al grupo de LMV de la misma forma
que el español. Ninguno de los artículos consultados menciona diferencias
intratipológicas existentes entre el catalán y el español o, entre el catalán y otras
lenguas del mismo grupo.
6 FUTURAS INVESTIGACIONES
Investigar la influencia interlingüística ofrece multitud de posibilidades desde
prismas bien diferentes: si las lenguas objeto de estudio presentan diferencias intra o
inter tipológicas; la existencia de terceras lenguas y la influencia que éstas ejercen; la
variedad de informantes implicados: hablantes en inmersión lingüística versus
estudiantes de LE en situación formal, hablantes bilingües que hayan crecido con dos
lenguas maternas o que hayan adquirido la segunda lengua en edad adulta, etc.
En definitiva, el estudio de la influencia interlingüística en el dominio del
movimiento es un campo muy fructífero que se puede enfocar desde multitud de
ángulos y que aporta información y ayuda a entender cómo interactúan la LM y la
segunda lengua o segundas lenguas en la mente del hablante.
NOTAS
1. En adelante, se hará referencia a la hipótesis de Slobin de thinking for speaking como a hipótesis de pensar para hablar. 2. Talmy (1972, 1985, 1991, 2000) clasificó las lenguas en dos clasificaciones distintas. La primera
71
clasificación (1972, 1985) se centra en los componentes semánticos del movimiento que pueden
aglutinarse con el verbo principal. En el presente artículo, no se hace referencia a esta clasificación
tripartita, sino a la segunda clasificación (1985, 1991, 2000) que se centra en qué elemento lingüístico expresa la Trayectoria. 3. Naigles y otros (1998) encuentran excepciones a este sistema dual de amalgamiento. Las situaciones puntuales de cruce de frontera vertical admiten seguir la estructura de las lenguas de marco satélite, las cuales expresan la Manera y el Movimiento con el verbo principal, aún siendo acciones télicas, como el
niño se sumergió en la piscina (Cadierno, 2010) 4. Sólo se mencionan aquellos artículos que tienen el español o el inglés por ser las lenguas objeto de la investigación que aquí se expone. 5. Este cuestionario lingüístico está adaptado a las necesidades de este estudio del cuestionario de Gullberg e Indefrey (2003) llamado Language background questionnaire, desarrollado en the Dynamics of Multilingual Processing en Nijmegen en Max Planck Institute for Psycolinguistics.
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75
Precisión lingüística y complejidad sintáctica: ¿hasta qué punto compiten entre sí por los recursos limitados del aprendiz?
Irini Mavrou
Nebrija Universidad imavrou@alumnos.nebrija.es
Mavrou, I. (2013). Precisión lingüística y complejidad sintáctica: ¿hasta qué punto compiten entre sí por los recursos limitados del aprendiz? Revista Nebrija de Lingüística Aplicada 14 (6), 75-90.
Resumen
El principal objetivo del presente estudio fue examinar el posible vínculo entre precisión
lingüística y complejidad sintáctica en el discurso escrito de aprendices griegos de E/LE, a
partir de una tarea narrativa llevada a cabo sin tiempo de planificación. Considerando la
complejidad sintáctica como un índice de interés a la hora de abordar la producción textual un
segundo objetivo que se estableció fue hacer una comparación del grado de elaboración
sintáctica entre nativos de español y aprendices de E/LE a partir de la misma tarea de
producción escrita.
Los análisis estadísticos mostraron una ausencia de asociación entre precisión lingüística y
complejidad sintáctica, lo cual no parece confirmar la existencia de trade-off. Asimismo, se
observó que los hablantes nativos producen al parecer textos más elaborados sintácticamente,
hallazgo que adoptó un carácter parcial tras considerar la implicación de otros factores en los
resultados obtenidos. La discusión de los resultados se realiza en base a los postulados de la
Hipótesis de Cognición y de la Hipótesis de Trade-off.
Palabras clave: complejidad sintáctica, precisión lingüística, producción escrita narrativa, discurso escrito
nativo y no nativo
Abstract
The aim of this study was to examine the possible link between linguistic accuracy and
syntactic complexity in written skills in a sample of native Greek speakers who are learning
Spanish as a foreign language. Considering the syntactic complexity as an index of interest in
addressing written production a comparison between the native and nonnative written
production was also pursued with regards to the degree of syntactic elaboration. To this end, a
narrative task under time pressure was used to measure writing skills while the evaluation of
the performance was based on the quantification of two linguistic dimensions: linguistic
accuracy and syntactic complexity.
The statistical analyses showed that there was no significant association between linguistic
accuracy and syntactic complexity which seems to refute the existence of trade off. Moreover,
it was observed that native speakers seem to use a more elaborate syntax in their texts, a
result that was only partially true if one also takes into account the implications of other
factors in the results obtained. The results are discussed based on the postulates of the
Cognition Hypothesis and the Trade-off Hypothesis. Keywords: syntactic complexity, linguistic precision, written narrative production, written native and non-native discourse
1. INTRODUCCIÓN
La enseñanza mediante tareas dentro de un contexto de instrucción formal ha ido
cobrando una atención considerable desde su aparición en la década de los ochenta
76
como alternativa al enfoque comunicativo (Estaire y Zanón 1990; Estaire 2011).
Dentro de este enfoque, la tarea se convierte en un concepto clave así como en una
unidad básica de análisis y actuación.
Skehan define la tarea como “[…] una actividad en la que el significado es
primordial; existe un problema de comunicación a ser resuelto; es comparable a las
actividades que tienen lugar en el mundo real; se da prioridad al cumplimiento de la
tarea; la evaluación de la ejecución se hace en función de los resultados” (Skehan
1998 en Robinson 2001:289). Desde este punto de vista, las tareas se conciben como
medios para influir en la automatización de estructuras ya internalizadas y lo que más
interesa es la naturaleza de respuesta que da el alumno, esto es, su actuación
lingüística.
En el campo de la Adquisición de Segundas Lenguas (ASL) diversas teorías y
líneas de investigación se han centrado en la actuación lingüística y, más
precisamente, en el desarrollo de la competencia lingüística del aprendiz a través del
uso de la lengua. Fundamentada en el marco cognitivo-interaccionista, la línea de
investigación basada en la manipulación cognitiva de las tareas se ha concretado en
los modelos propuestos por Robinson (2001) y Skehan (1998 en Skehan y Foster
2001)1. Tanto Robinson como Skehan parten de una premisa básica: la alteración de
las condiciones cognitivas de la producción facilitará el desarrollo óptimo y la
adquisición de la lengua extranjera (LE). Ambos otorgan un papel esencial a la noción
de complejidad y se interesan por la influencia de las características de las tareas en
la actuación así como por el impacto de las diferentes condiciones bajo las cuales
éstas tienen lugar, aunque difieren en sus fundamentos psicológicos respecto al uso
de los recursos atencionales durante la actuación.
Desde la perspectiva de Robinson (2001; 2003b; 2007; 2010) la complejidad
cognitiva de la tarea se representa como una serie de aspectos que pueden ser
manipulados de modo que aumenten progresivamente los requerimientos que ésta
impone al aprendiz. En su taxonomía conocida como el Triadic Componential
Framework el autor recoge tres grupos de parámetros, a saber, complejidad de la
tarea, dificultad y condiciones de participación, factores que según él, interactúan y
determinan la actuación lingüística y, por tanto, el aprendizaje2.
Especialmente interesante es la agrupación que se hace de los factores cognitivos
en dos dimensiones. La dimensión resource-directing3 comprende aquellos factores
responsables de dirigir los recursos atencionales del individuo hacia los aspectos del
código. Por otro lado, la manipulación de la complejidad de la tarea a lo largo de la
dimensión resource-dispersing no facilita el desarrollo de nuevas conexiones entre
forma y función sino más bien se cree promover, consolidar y hacer más rápido el
control y acceso, en tiempo real, al sistema de Interlengua (IL) ya establecido.
En base a lo anterior, la Hipótesis de Cognición (Robinson 2001; 2003b; 2007;
2010) predice que a medida que aumenta la complejidad de la tarea a lo largo de la
dimensión resource-directing, el aprendiz se esfuerza por hacer frente a los altos
requerimientos conceptuales y, por tanto, producir una lengua más correcta y
compleja, aunque en detrimento de la fluidez que se ve afectada negativamente.
Contrariamente, el aumento de la complejidad en la dimensión resource-depleting,
por dispersar los recursos cognitivos y crear problemas cuando se pretende acceder al
sistema de IL, influye negativamente en todas las dimensiones de la lengua. Si se
agota, por ejemplo, el tiempo de planificación -lo que incrementa las demandas en los
mecanismos de programación y de task switching- el acceso al repertorio lingüístico
se hará más difícil.
77
Es importante aclarar que Robinson (2003a) aboga por un modelo de recursos
múltiples y profundidad del procesamiento. Los defensores de los modelos de recursos
múltiples (Navon y Gopher 1979; Wickens 2002) postulan que no hay competición por
un conjunto de recursos, sino más bien que la atención se puede distribuir entre
varios subsistemas especializados o fuentes atencionales y de memoria. De este modo,
un aumento en la complejidad cognitiva hace posible beneficiarse de mayores
oportunidades de aprendizaje y esto se debe a que promueve mayor control y
monitorización del output producido. Por otra parte, realizar dos tareas
simultáneamente o sin tiempo de planificación provocaría una dispersión de la
atención entre varias reservas de recursos disponibles, lo que supone mayor dificultad
de procesamiento y posibles efectos de interferencia. En este último caso es más
probable que se generen efectos de trade-off4 debido a las dificultades que derivan de
la confusión y del posible cruce entre códigos diferentes (L1, IL, L2) (Robinson 2003a).
A diferencia de Robinson, Skenah y Foster (2001; Skehan 2009) sostienen que la
capacidad de procesamiento es limitada, de ahí que el discente, al ejecutar una tarea,
tenga que tomar decisiones sobre hacia dónde enfocar su atención5. Partiendo de los
postulados de VanPatten (2002), se asume que la forma y el significado compiten por
los recursos atencionales. En consecuencia, ante la posibilidad de asignar la atención
libremente el significado domina sobre la forma. Debido al carácter finito de los
recursos atencionales y de acuerdo con la Hipótesis de Trade-off, a medida que la
tarea se hace más compleja consumirá más recursos atencionales, con lo cual se
generan tensiones (trade-off) tanto entre la forma y el significado como entre factores
relacionados con la forma (la complejidad lingüística y la precisión).
Dentro del campo de la ASL, la planificación del discurso ha recibido una atención
considerable dando lugar a numerosos estudios empíricos. De acuerdo con Nariman-
Jahan y Rahimpour (2011:1528): “Un cúmulo de estudios converge en que proveer a
los aprendientes con tiempo de planificación, antes de la ejecución de la tarea, les
permite producir discurso de alta calidad en la L2 (Ortega, 2005)”. En líneas generales,
se está de acuerdo en que si el alumno dispone de tiempo para preparar su discurso -
lo que supone menor carga cognitiva-, el output será más complejo y fluido. Ahora
bien, en lo referente a los efectos de planificación en la precisión, los resultados de la
investigación previa no parecen ser tan claros6.
Por otro lado, una revisión de la literatura (Rouhi y Marefat 2006; Gilabert 2007;
Azevedo 2010; Rahimpour y Hosseini 2010; Khomeijani Farahani y Meraji 2011;
Rezazadeh, Tavakoli y Eslami Rasekh 2011) permite constatar que si bien existe una
tendencia a mayor corrección y fluidez a medida que aumenta el tiempo de
planificación, esa mejora no conlleva necesariamente mayor complejidad lingüística, lo
que parece refutar hallazgos previos según los cuales la precisión consistió en la
dimensión lingüística más discutible. Todo lo anterior pone de relieve la necesidad de
seguir investigando esta variable con mayor profundidad. Teniendo, además, en
cuenta, el gran volumen de estudios llevados a cabo con objeto de examinar los
efectos de planificación queda claro que se trata de un aspecto mucho más
complicado de lo que pudiera parecer, ya que no puede tratarse de manera aislada, es
decir, sin considerar los procesos de atención y memoria que tienen lugar y que
median en el resultado de una u otra manera.
En base a estas reflexiones, el principal objetivo del presente estudio estriba en
tratar de dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿qué ocurre cuando se carece de la
posibilidad de planificar el discurso y hasta qué punto diferentes dimensiones de la
lengua compiten entre sí por los recursos limitados del aprendiz? Más en concreto, se
persigue alcanzar una primera aproximación a la compleja interacción entre precisión
78
lingüística y complejidad sintáctica a partir de una tarea escrita llevada a cabo bajo
presión temporal. Asimismo, concebida la complejidad sintáctica como un indicador de
avance en el proceso de adquisición de una LE, un segundo objetivo que se estableció
ha sido constatar si la producción de un texto escrito más elaborado está vinculada
con el nivel de dominio lingüístico que se posee o si, al contrario, está determinada
por factores diferentes que van más allá de los límites y desafíos impuestos por la
competencia lingüística.
De acuerdo con los objetivos planteados, el presente estudio parte de las
siguientes hipótesis:
Η1 Realizar una tarea escrita bajo presión de tiempo tendrá un efecto negativo en la
actuación y producirá competición (trade-off) entre precisión lingüística y complejidad
sintáctica.
H2 El discurso escrito nativo presentará un grado de elaboración sintáctica más
elevado en comparación con el discurso escrito no nativo.
2. ESTUDIO EMPÍRICO
El presente apartado se ocupa de la presentación del estudio empírico realizado y
comprende una descripción de la muestra de informantes, de los instrumentos
utilizados así como del procedimiento de recogida de datos.
2.1 Participantes del estudio
Para el presente estudio se contó con la participación de 44 aprendices de español
como LE (Ε/LE) que realizaban cursos de español en academias de idiomas de Atenas
y Tesalónica, todos ellos con estudios universitarios o superiores y con edades
comprendidas entre los 20 y los 35 años. Respecto al nivel de competencia lingüística
y en base a su puntuación en una prueba de gramatical y vocabulario7, se comprobó
que todos habían superado el nivel B1 y se encontraban en un nivel intermedio según
el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER).
2.2 Tarea de expresión escrita
Una tarea narrativa sirvió de estímulo para la expresión escrita. Skehan
(2009:516) señala que “[…] las tareas narrativas son más orientadas por el input y
[por tanto] las menos negociables. Parece que requieren el uso de ítems léxicos
difíciles de evitar”, lo que empuja al aprendiz a buscar en su léxico mental y movilizar
aquellos recursos necesarios para llevar a buen término la tarea.
La tarea utilizada consistió en una historieta de Quino (Anexo 1) compuesta por
una secuencia de imágenes. Antes de implementarla y con el objeto de estimar el
tiempo del que dispondrían los informantes griegos para completarla, se hizo un
estudio piloto con una muestra reducida de hablantes nativos (HN) a los que se
instruyó que contaran la historieta lo más rápido posible.
Tras calcular el tiempo promedio requerido para el cumplimiento de la tarea por
parte de los informantes nativos (Tabla 1) y dado que uno de los objetivos era crear
una tarea relativamente exigente, el tiempo que se les concedió a los participantes del
presente estudio se estableció en 10 minutos, adicionándose 2 minutos más dados los
obstáculos a los que se suele enfrentar el aprendiente no nativo, a diferencia del
nativo, como la falta de automaticidad de procesos y las posibles carencias lingüísticas.
Hablante nativo (HN) Tiempo para cumplimentar la tarea
79
Tabla 1. Distribución del tiempo para la cumplimentación de la tarea (HN)
2.3 Evaluación en términos de complejidad sintáctica y precisión lingüística
La evaluación del discurso escrito se basó en dos índices: a) la complejidad
sintáctica entendida como la voluntad de experimentar y comprobar hipótesis acerca
del sistema de lengua a través del uso de enunciados sintácticos más elaborados, y b)
la precisión lingüística que representa los intentos por producir lengua carente de
errores mediante el uso de elementos de la IL que se consideran estables (Skehan y
Foster 2001).
En el presente estudio, la complejidad sintáctica (CS), se operativizó como el
número total de cláusulas (CLs) dividido por el número total de unidades terminales
(UTs), con lo cual se obtuvo el índice de subordinación (IS) (Rouhi y Marefat 2006;
Khomeijani Farahani y Meraji 2011; Rezazadeh, Tavakoli y Eslami Rasekh 2011). Es
importante aclarar que la UT se entiende como toda oración o CL principal más todas
las CLs subordinadas o proposiciones insertadas en ella; se trata de unidades dotadas
de sentido que se delimitan por un punto o un signo de interrogación al final, a
excepción de las oraciones yuxtapuestas y coordinadas que tienen más de una UT
(Torres López 1999:97). Respecto al concepto de cláusula se recurrió a la definición
que ofrece Véliz (1999: s.n.): “Se denomina cláusula una construcción
sintácticamente libre o dependiente, articulada en sujeto y predicado, con el verbo en
forma personal”.
Por otro lado, la precisión lingüística (PL), se obtuvo a partir del número total de
errores dividido por el número de palabras producido en cada texto y el valor obtenido
se expresó porcentualmente (Mota 2003; Fortkamp y Bergsleithner 2007;
Bergsleithner 2010; Gilabert y Muñoz 2010). En cuanto al concepto de error, este fue
operativizado como “cualquier fallo en la elección de sintaxis, morfología y/o léxico
pero no en lo referente a puntuación o el uso de mayúsculas” siguiendo a Khomeijani
Farahani y Meraji (2011:449) basados en Ellis y Yuan (2004).
2.4 Procedimiento de recogida de datos
En primer lugar se estableció contacto con la dirección de varios centros de
idiomas de Atenas y Tesalónica y, tras explicarles el objetivo del estudio, se solicitó
permiso para pedir la participación voluntaria de aprendices de E/LE. Con el objetivo
de evitar cualquier tipo de intromisión, el procedimiento de recogida de datos se
realizó fuera del contexto del aula, tras concertar citas con los informantes en un
lugar previamente elegido por ellos. Todos los informantes recibieron instrucciones a
priori referentes al tiempo disponible para ejecutar la tarea. Además, se les instruyó
que contaran la historieta empleando los tiempos presentes y se les informó que no
podían consultar diccionarios ni tampoco extenderse más de 10 minutos.
Una vez recabados los datos se procedió a la segmentación de éstos en UTs y CLs
que sirvieron para calcular el IS. Cabe señalar que en cuanto a la codificación de los
1 2
3 4 5
12 minutos 10 minutos
6 minutos 5 minutos 7 minutos
N(HN): 5 Media: 8 minutos
80
errores se contó con dos evaluadores, la autora y un profesor nativo, que llevaron a
cabo la codificación de modo ciego (blind) y las discrepancias se comentaron entre los
dos para obtener un único número de errores que fue utilizado para expresar la PL
porcentualmente.
En una segunda fase, se recopilaron muestras escritas de HN de español a partir
de la misma historieta. Dadas las dificultades halladas en este procedimiento, debido
a que en Grecia es complejo localizar HN de español, solo fue posible acceder a un
total de 15 muestras nativas, las primeras 5 fueron utilizadas para pilotar la tarea y
otras 10 se consiguieron posteriormente por correo electrónico y tras darles a los
informantes nativos las indicaciones correspondientes. Estos datos recibieron un
tratamiento esencialmente cuantitativo, esto es, se calculó el IS en las muestras
escritas nativas y se procedió luego a una comparación de este con el grado de
complejidad sintáctica exhibido por los aprendices griegos.
Una vez obtenidas las puntuaciones referidas a los índices de PL y de CS, los datos
se procesaron con el programa estadístico SPSS 20.0 para su posterior análisis.
3. RESULTADOS
La presentación de los resultados obtenidos se divide en dos apartados que se
corresponden con las hipótesis de partida del presente estudio.
3.1 Precisión lingüística y complejidad sintáctica de hablantes no nativos
La Tabla 2 recoge los datos descriptivos en cuanto al porcentaje de corrección y al
índice de subordinación mediante los cuales se elicitaron la PL y la CS
respectivamente. Para la primera variable, la media es de 92,268 (DT: 4,026)
mientras que para la segunda los valores oscilan en torno al valor 1,00, que revela
que el número de cláusulas casi se iguala al número de unidades terminales, y el valor
2,2 que refleja un texto de mayor elaboración sintáctica.
Variables N Mínimo Máximo Media DT Asimetría Curtosis
PL 44 81,25 98,36 92,268 4,026 -0,810 0,202 CS 44 1,07 2,20 1,406 0,255 1,176 1,280
Tabla 2. Distribución de las puntuaciones obtenidas en las variables seleccionadas
Después de verificar la normalidad de los datos mediante la aplicación de la
prueba de Kolmogorov-Smirnov (D(PL): 0,120, p = 0,119, p > 0,05 y D(CS): 0,130, p
= 0,059, p > 0,05), se procedió a un análisis de correlación de Pearson con el fin de
examinar posible asociación entre precisión lingüística y complejidad sintáctica. Los
resultados obtenidos se presentan en la Tabla 3.
Variables PL CS
PL
r(44) bilateral
1 0,099 0,521
La correlación es significativa al nivel p < 0,01 (bilateral). Tabla 3. Correlación de Pearson entre precisión lingüística y complejidad sintáctica
Como se puede apreciar, la asociación entre las dos dimensiones lingüísticas
examinadas no alcanza un valor estadísticamente significativo (p = 0,521, p > 0,01),
por tanto, se puede asumir que producir un discurso carente de errores no lleva
81
necesariamente consigo la producción de un texto más o menos elaborado. Del mismo
modo, producir un texto con mayor subordinación no se vincula con mayor o menor
corrección a nivel gramatical y léxico bajo las condiciones de ejecución de la tarea
escrita en el presente estudio.
Tras la elaboración de un diagrama de dispersión (Diagrama 1) se comprueba la
ausencia de una relación lineal ya que, como se puede observar, los puntos que
indican las puntuaciones obtenidas por un sujeto en ambas variables no se ajustan a
la recta. En cambio, se alejan mucho de ella, de ahí que se pueda concluir que se
trata de variables independientes, esto es, sin que la una parezca influir en la otra.
Diagrama 1. Diagrama de dispersión entre precisión lingüística y complejidad sintáctica
3.2 Complejidad sintáctica en el discurso nativo y no nativo
A continuación, se registran los datos descriptivos respecto al índice de
subordinación de los hablantes nativos (HN) y no nativos (HNN) (Tabla 4) mientras
que los Gráficos 1 y 2 presentan la media obtenida y los valores mínimo y máximo de
ambos grupos.
N Mínimo Máximo Media DT Asimetría Curtosis
CS (HNN) 44 1,07 2,20 1,406 0,255 1,176 1,280 CS (HN) 15 1,062 3,40 1,804 0,617 1,530 2,483
Tabla 4.Datos descriptivos de la complejidad sintáctica de HN y HNN
HN
HNN
82
Gráfico 1. Media obtenida respecto al índice de subordinación de HN y HNN
Gráfico 2. Valores mínimo y máximo respecto al índice de subordinación de HN y HNN
Como se puede apreciar, la media obtenida del grupo de HN es de 1,804 mientras
que en el grupo de HNN esta alcanza el 1,406. Asimismo, se debe notar que los
valores mínimos de ambos grupos respecto al índice de subordinación son más bien
homogéneos.
Una vez comprobada la normalidad de los datos mediante la prueba de
Kolmogorov-Smirnov (D(CS-HN): 0,218, p = 0,54, p > 0,05), para determinar si
existe diferencia significativa en cuanto al grado de complejidad sintáctica medido en
los dos grupos se aplicó la prueba T para muestras independientes. La Tabla 5 recoge
la media para cada grupo, la desviación típica y el error típico de la media. Dado que
la prueba de Levene es significativa con un valor p inferior a 0,05, no se asume la
homogeneidad de varianzas. En la prueba T para la igualdad de medias y en el
renglón que no supone varianzas iguales, el estadístico t de Student equivale a 2,429
y el valor p es 0,028, lo cual indica que el grado de complejidad sintáctica de los HN y
el de los H son estadísticamente diferentes al nivel de significación α = 0,05.
Prueba de Levene para la
igualdad de varianzas
Prueba T para la igualdad de medias
F Sig. t gl Sig.
(bilateral)
CS
Se asumen varianzas iguales
10,374 0,002 3,521 57 0,001
No se asumen
varianzas iguales
2,429 15,678 0,028
Tabla 5. Prueba T para muestras independientes
4. DISCUSIÓN
El presente apartado se ocupa de la discusión de los hallazgos obtenidos. Por
cuestiones de claridad expositiva se divide en tres subapartados, los dos primeros,
que se corresponden con las dos hipótesis de partida, comprenden la interpretación de
los hallazgos del estudio empírico mientras que el tercero está dirigido a algunas
cuestiones metodológicas y limitaciones a los que se enfrentó el presente trabajo.
Precisión lingüística y complejidad sintáctica en el discurso escrito no nativo
HN
HNN
83
Uno de los principales objetivos del presente estudio fue examinar la posible
interacción entre precisión lingüística y complejidad sintáctica a partir de la
implementación de una tarea cognitivamente compleja. Con ello se persiguió
constatar si estas dos dimensiones experimentan un avance paralelo o si, al contrario,
entran en un proceso de competición por los recursos cognitivos limitados del
aprendiz. De acuerdo con la Hipótesis de Cognición y la Hipótesis de Trade-off, bajo
presión de tiempo el alumno se ve abocado a alocar sus recursos priorizando ciertos
aspectos de la lengua en detrimento de otros, con lo cual se producen efectos de
trade-off. Ahora bien, los datos a los que se ha llegado proporcionan una imagen
distinta en tanto que no se encontró ninguna relación estadísticamente significativa
entre las variables examinadas.
Es muy probable que algunos informantes se centraran especialmente en la
corrección, tal vez porque la perciben como más importante al expresarse en una LE.
Puede ser que, al mismo tiempo, evitaran asumir riesgos produciendo textos más
simples estructuralmente, lo cual permite controlar y atender con mayor eficacia a los
aspectos superficiales de micro-nivel. Dicho de otro modo, formular frases breves
podría verse como una estrategia que cumple la función de obtener mayor corrección.
Si suponemos, además, que el error no pocas veces constituye una fuente de estrés,
probablemente priorizar la precisión sobre otras dimensiones de la lengua permita
cumplir con el propósito de producir un texto que, a pesar de no ser el más sofisticado
como pudiera ser el de un nativo, al menos será aceptable y correcto.
Ahora bien, lograr un alto porcentaje de precisión lingüística no hizo
necesariamente que disminuyera, empeorara o se degradara la complejidad sintáctica,
puesto que también hubo aprendices que, además de componer un texto más
correcto, alcanzaron índices de subordinación relativamente altos. Por lo tanto, los
resultados obtenidos en el presente estudio parecen apoyar solo parcialmente la
existencia de efectos de trade-off.
Las afirmaciones precedentes suscitan una serie de preguntas cruciales respecto a
los procesos psicolingüísticos que subyacen a estas dimensiones de la lengua. En vez
de hablar de competición, es preciso interrogarse sobre la conveniencia de atender a
otros factores a la hora de interpretar los resultados. Hablar de un dispositivo que se
encargue del procesamiento sintáctico y de si a una cláusula dada se le va integrando
o no nuevos ítems tal vez resulte una mera especulación, dada la imposibilidad de que
este supuesto se someta a una constatación empírica.
Sin embargo, se puede asumir que la complejidad sintáctica probablemente sigue
un proceso de desarrollo y reestructuración diferente al de la precisión lingüística y
que en este pueden incidir factores como el nivel de dominio lingüístico y el grado de
automatización de ciertos aspectos morfosintácticos. De ahí que los aprendices del
presente estudio utilizaran unidades dotadas de sentido breves o más extensas según
el grado de control y automatización que se posea sobre estas. Del mismo modo, se
podría indagar el supuesto que conforme el aprendiz progresa en el dominio de una LE
y particularmente en niveles más avanzados -cuando se han asimilado y automatizado
ciertas construcciones gramaticales- será más capaz de segmentar o ampliar estas
unidades produciendo un discurso más sofisticado.
Khomeijani Farahani y Meraji (2011:452-453), a la hora de interpretar los
resultados de su estudio, asumen que la manipulación de la inmediatez per se no
condujo a una mayor complejidad sintáctica debido a la naturaleza monológica de la
tarea y a la competencia lingüística limitada de los participantes de su estudio. De
modo análogo, se puede inferir que cualquier diferencia respecto al índice de
subordinación de los informantes del presente estudio podría atribuirse a diferencias
84
en el grado de automatización del procesamiento sintáctico debido al nivel intermedio
en el que se encontraban o bien a un posible impacto diferencial del dominio
lingüístico, siempre que se asuma que la prueba de gramática y vocabulario utilizada
no fue lo suficientemente sensible como para detectar diferencias sustanciales en
cuanto a la competencia lingüística global.
Asimismo, es probable que la naturaleza de la tarea en sí no incentivara un grado
de complejidad sintáctica uniforme. Dicho de otro modo, aun cuando todos los
informantes poseyeran una competencia lingüística estrictamente homogénea, la
naturaleza de la tarea podría desencadenar distintos niveles de complejidad sintáctica,
independientemente del esfuerzo por producir un discurso más correcto.
De acuerdo con varios autores (Robinson, 2001; Skehan y Foster 2001) la
manipulación de las características de una tarea está al servicio del docente y
mediante esta parece factible canalizar la atención de los aprendices hacia diferentes
aspectos de la lengua facilitando el foco en la forma, en el contenido o en la conexión
entre función y forma. Probablemente la imposibilidad de hacer una preparación
previa antes de empezar a componer o de una revisión más a fondo tuvo como
consecuencia que los participantes del presente estudio pusieran más empeño en la
precisión en un intento de suplir las carencias impuestas por su nivel de competencia
lingüística pero sin que ello comprometiera necesariamente la complejidad sintáctica.
Igual de probable es que si se les hubiera concedido más tiempo para llevar a cabo la
tarea, además de la precisión, habría sido posible alcanzar índices de complejidad
sintáctica más uniformes.
Por otro lado, no se ha de pasar por alto el hecho de que los índices empleados
para elicitar las dimensiones lingüísticas varían entre los investigadores, lo que
significa que al utilizar otro índice de complejidad sintáctica como, por ejemplo, el
número de oraciones dependientes (Mota 2003; Bergsleithner 2010) o incluso índices
más específicos respecto a la precisión lingüística podría haber arrojado otros
resultados. Igual de cierto es que la complejidad sintáctica no capta la totalidad de la
complejidad lingüística, ya que esta última equivale tanto a complejidad léxica como
sintáctica. Tampoco la “etiqueta” general precisión lingüística ofrece información
adicional sobre la causa y el tipo de error (interferencia, errores gramaticales, de
ambigüedad, selección o colocación falsa, etc.). En este sentido los resultados pueden
ser discutibles y sujetos a crítica.
Sintetizando, los resultados del presente estudio apoyan solo parcialmente los
efectos de trade-off a los que hacen alusión tanto Skehan y Foster (2001; Skehan
2009) como Robinson (2001; 2007; 2010). Se reconoce que ciertas limitaciones
pudieron ser la causa de ello, sin embargo, se ha perseguido destacar una serie de
parámetros a los que pudieran deberse los hallazgos encontrados. A fin de cuentas,
cualquier interpretación basada únicamente en los supuestos de competición entre
contenido y forma podría resultar simplista por la multitud de factores que subyacen
al proceso de aprendizaje y adquisición de una LE. Tomar en consideración el
complejo interjuego entre factores emocionales, cognitivos o de índole puramente
lingüística con otras variables externas al aprendiz -como las características
particulares de una tarea- permitiría llegar a conclusiones más firmes sobre el vínculo
entre las dos dimensiones lingüísticas examinadas.
Complejidad sintáctica en el discurso escrito nativo y no nativo
Un segundo objetivo que se estableció fue realizar una comparación entre el
discurso escrito de nativos de español con el de aprendices de E/LE. Para la
85
interpretación de los hallazgos que derivaron del análisis estadístico realizado se
tomarán como punto de referencia los estudios emprendidos por Foster y Tavakoli
(2009) y Tavakoli y Foster (2011). Si bien debe señalarse que estos estudios pusieron
el foco de interés en el discurso oral, se puede asumir que presentan cierta similitud
con el estudio que aquí se presenta respecto: a) al nivel de competencia lingüística de
los participantes no nativos (nivel intermedio) y b) a una de las medidas empleadas
para elicitar la complejidad sintáctica (el índice de subordinación).
Para empezar, los resultados del análisis estadístico indicaron que hubo diferencia
estadísticamente significativa entre los dos grupos respecto al índice de complejidad
sintáctica. Este resultado tal vez fuera esperable y proporciona evidencia empírica con
respecto a la afirmación que hacen oster y Tavakoli (2009:867): “Si existe un patrón
repetido en el grupo de nativos [baseline], cualquier diferencia percibida entre la
actuación nativa y no nativa podría ser atribuida con mayor seguridad a los
requerimientos adicionales de procesamiento de una segunda lengua que no se ha
adquirido totalmente”. Por lo tanto, se puede especular que la diferencia observada en
cuanto al índice de subordinación en los dos grupos constituye prueba de las
exigencias lingüísticas a las que se enfrentaron los HNN que participaron en el estudio.
Concretamente, en el nivel intermedio los aprendientes de español adquieren
conocimientos relativos a la oposición entre los modos indicativo y subjuntivo y
amplían los referentes a las oraciones relativas, conocimientos estos que teóricamente
permiten la construcción de oraciones más sofisticadas y elaboradas. Sin embargo, la
comprensión y la puesta en práctica de estos aspectos no es un asunto fácil, aun
cuando la lengua materna (LM) de los aprendices comprenda el modo subjuntivo
como sucede en el caso del griego. Puesto que los datos se recogieron a mitad del año
académico, se puede asumir que los HNN del presente estudio no habían completado
todavía todos los contenidos del nivel B2 que comprende casos más específicos del
subjuntivo, ni tampoco dichas estructuras se habían practicado lo suficientemente de
modo que se produjeran con mayor facilidad.
Alternativamente, no sería arriesgado asumir que, aun cuando los HNN pudieran
formular frases de mayor extensión mediante el empleo de conectores y oraciones
subordinadas (los datos revelan que hubo HNN que produjeron textos
estructuralmente más complejos), su actuación seguramente se viera inhibida por la
necesidad de redactar un texto rápidamente. Componer un texto bajo presión
temporal podría producir altos niveles de estrés en algunos aprendices afectando
negativamente su actuación. No puede aseverarse lo mismo en el caso de los HN, ya
que este grupo se apoya en una serie de procesos automatizados e inconscientes que
requieren una atención escasa y se llevan a cabo con cierta facilidad, por lo que
escribir unos renglones no les ocasiona complicaciones.
A todo lo anterior se suma el hecho de que producir un texto en base a una serie
de eventos relativamente simples, como los representados en la historieta empleada
en el presente estudio, no parece plantear muchas dificultades, a diferencia de lo que
pudiera ocurrir si ambos grupos tuvieran que producir un discurso especializado que
requiriera de un vocabulario y conocimientos más específicos. Para un HN narrar
sobre una situación cotidiana (una cena en casa) es más bien una cuestión de acceder
a su léxico mental, recuperar de su memoria a largo plazo segmentos que pueden
considerarse de uso frecuente (verbos como comer, preparar la cena, etc.) y crear
con ellos enunciados más o menos extensos basándose en su conocimiento intuitivo
del sistema gramatical.
Sin embargo, en el caso de los HNN ni el acceso al vocabulario adquirido de la LE
es fácil y rápido, tampoco lo es la codificación gramatical, ya que en su sistema de IL
86
siguen incorporándose nuevas reglas y fenómenos gramaticales que se deben explorar
y practicar hasta llegar a saber qué y cómo utilizar en cada momento o contexto. En
consecuencia, se podría llegar a la conclusión de que en un nivel más avanzado, que
se caracteriza por un mayor dominio gramatical y lingüístico, la actuación no nativa
alcanzaría niveles de complejidad sintáctica más homogéneos respecto al discurso
escrito nativo.
Otra cuestión que resulta pertinente señalar concierne al nivel de educación de los
HN que participaron en el presente estudio. Cabe mencionarse que en su mayoría
eran personas involucradas en la enseñanza de lenguas, profesores de español,
algunos de ellos con muchos años de experiencia. Por lo tanto, se puede asumir con
cierta seguridad que estas personas manejaban bien los aspectos que integran la
escritura, eran capaces de aprovecharse de las posibilidades que les brinda la lengua
para formular enunciados más elaborados y habían recibido una preparación vasta
respecto al uso de conectores y los elementos que dan coherencia a un texto escrito.
Dado que el dominio de su LM es indiscutible, la facilidad de expresarse no solo con
mayor soltura sino, también, con mayor elaboración quedó reflejada en sus textos.
En base a los planteamientos antes expuestos, se puede argumentar que en el
contexto del presente estudio cualquier diferencia respecto al grado de complejidad
sintáctica se debe a la etapa del proceso de aprendizaje y adquisición en que se
encontraban los HNN. Sin haberse alcanzado todavía un nivel superior en el dominio
de la LE, los requerimientos impuestos por las restricciones temporales al hacer la
tarea y por la necesidad de un procesamiento consciente del lenguaje así como el
hecho de que se careciera de la automatización de procesos como el acceso
automático y la recuperación de información semántica y gramatical tuvieron como
resultado la producción de unidades de discurso más breves en comparación con el
discurso nativo.
Ahora bien, para la correcta interpretación de los resultados resulta importante
realizar algunas consideraciones. El rango de valores de la complejidad sintáctica del
grupo de HN osciló entre 1,062 y 3,4. En primer lugar, se debe notar que el valor
mínimo de este grupo es inferior al valor mínimo del grupo de HNN (HN: 1,062 < HNN:
1,070). Ello significa que hubo participantes tanto nativos como no nativos que
produjeron textos empleando principalmente la coordinación definida por el uso de la
coma y del conector y. En segundo lugar, se ha de señalar que si se descartara el
valor máximo del grupo de HN y se volviera a estimar la media, obtendríamos un
valor aproximado al 1,691 que es más cercano a la media de los HNN.
Estos hallazgos proporcionan evidencia parcial a lo establecido por Foster y
Tavakali (2009) según el cual: “Si la actuación en L1 se ve afectada de igual modo,
entonces algo diferente del procesamiento en L2 sería la causa” ( oster y Tavakali
2009:868). Tomando esto como punto de referencia y sin olvidarse de que algunas
diferencias respecto a la complejidad sintáctica serían inevitables por el nivel de
dominio lingüístico de los HNN, se podría deducir que la actuación tanto nativa como
no nativa fue determinada, aunque parcialmente, por otras variables como el estímulo
utilizado para la expresión escrita.
En los estudios de Foster y Tavakoli (2009) y Tavakoli y Foster (2011), por
ejemplo, se encontró que las narrativas duales provocaron un mayor empleo de
cláusulas subordinadas en inglés tanto por parte de los HN como de los HNN. Las
autoras señalan que un hablante nativo opta por la subordinación, no porque se lo
permita la mayor seguridad que posee sobre esta dimensión lingüística en inglés, su
LM, sino porque lo requiere la naturaleza de la tarea (Foster y Tavakoli 2009:885).
87
Por lo que respecta al tipo de tarea utilizada en el presente estudio, su estructura
era simple y carecía de una complejidad argumental, es decir, no había la necesidad
de narrar eventos que ocurrieran en paralelo. Así pues, se considera relevante para la
presente discusión el hecho de que si se descartara el valor máximo respecto al índice
de subordinación del grupo de HN, se obtendría una imagen diferente.
Una última apreciación que merece ser mencionada concierne al estilo propio de
escritura que adopta cada individuo. Cualquier interpretación de las diferencias o
similitudes entre el discurso nativo y no nativo en términos de complejidad sintáctica
puede considerarse insuficiente si se atiende únicamente a factores como la
competencia lingüística y el tipo de la tarea. Para ejemplificar lo dicho, puede que
algunos participantes del presente estudio escriban oraciones largas que contengan
varias ideas en griego, su LM, sea esto cuestión de estilo o bien de una creencia de
que tal modo de escribir se concibe como más sofisticado y se evalúa positivamente
en contextos académicos. Además, un discurso caracterizado por el empleo de
conectores como pero e y a veces se puede interpretar como simplista, repetitivo y
recibir una evaluación negativa.
Por consiguiente, es probable que algunos HNN que participaron en el presente
estudio adopten este estilo de escritura en su LM y lo transfieran, también, a la hora
de componer un texto en el idioma que están aprendiendo, en este caso el español.
Por otra parte, se ha de tener en cuenta que los profesores de lenguas a menudo
hacen la sugerencia a sus alumnos que produzcan oraciones breves, que no excedan
los tres renglones para que no se pierda la coherencia y la cohesión del texto. Todo lo
anterior pone de relieve los retos a los que se puedan enfrentar los investigadores en
el campo de la ASL cuando examinan el grado de complejidad sintáctica de los
aprendientes de una LE.
Sintetizando, mediante el presente estudio se persiguió llevar a cabo una
comparación entre la producción escrita nativa y no nativa. Efectivamente los
resultados arrojados son inconcluyentes dado el número limitado de las muestras
escritas de los HN, lo cual hace imposible la extrapolación de estos a la población
investigada. Sin embargo, los datos obtenidos resultan de interés: por una parte,
indican que el nivel de dominio lingüístico afecta a la actuación de los HNN en
términos de elaboración sintáctica y, por otra, apuntan al potencial de los HNN
quienes serían capaces de producir un discurso de igual complejidad sintáctica a la de
un HN dependiendo de la condiciones y la naturaleza de la tarea.
Limitaciones
El presente estudio se ha enfrentado con ciertas limitaciones metodológicas como
el tamaño de la muestra y el diseño utilizado que se basó principalmente en la
correlación, con la consiguiente imposibilidad de hacer generalizaciones. A pesar de
haberse obtenido asociaciones estadísticamente significativas, poder contar con un
número más elevado de participantes, emplear pruebas de mayor poder estadístico o
incluir aprendices de diferentes LE o en diferente nivel de dominio lingüístico habría
permitido dar mayor refuerzo a los resultados encontrados.
Otra cuestión que se ha de tomar en consideración tiene que ver con las medidas
utilizadas para elicitar la precisión lingüística y la complejidad sintáctica. Por ejemplo,
expresar porcentualmente el número de errores constituye una medida general que
no proporciona ninguna información sobre la gravedad o la naturaleza del error. Del
mismo modo, el constructo de complejidad sintáctica comprende tanto la sintaxis
como el léxico para el cual no se utilizó ningún índice.
88
Por otra parte, sea cual sea la medida utilizada para evaluar la expresión escrita,
es cierto que contar con una sola muestra escrita por participante impone una
limitación adicional y podría comprometer la significación de los resultados. Gilabert y
Muñoz (2010:38) apuntan que la cantidad de contenido proporcionada por un
aprendiz puede afectar la actuación y en el presente estudio hubo diferencias
considerables respecto al número total de palabras producidas por texto. Teniendo
esto en cuenta, es posible pensar que los resultados tal vez hubieran sido diferentes si
se contara con más de una muestra escrita por participante y si, además, los textos
fueran más extensos, con lo cual se aseguraría la confiabilidad de la medición
imprescindible cuando se adopta la técnica de análisis basada en la unidad terminal.
5. CONCLUSIONES
A la luz de los aportes derivados de este estudio se logró llegar a algunas
conclusiones que pueden constituir un punto de partida para futuras investigaciones.
Así pues, los resultados del presente estudio no revelaron vínculo alguno entre la
precisión lingüística y la complejidad sintáctica. Se reconoce que ambos aspectos son
imprescindibles en el camino hacia el desarrollo de una habilidad escritora experta.
Sin embargo, a diferencia de la postura que adoptan varios autores sobre la
competición entre estos aspectos y los que abogan por un mejoramiento de ambos en
paralelo, concluimos que tales supuestos pueden no señalar el camino adecuado. Este
dato es de interés, ya que lleva a estipular que las interpretaciones anteriores no
resultan suficientes a la hora de abordar la variabilidad en la actuación y enmarcan
una necesidad de atender a otros factores con vistas a explicar cuáles son los
mecanismos que subyacen al desarrollo de las dos dimensiones lingüísticas
examinadas.
Por lo tanto, teniendo en cuenta que los hallazgos del presente estudio conciernen
solo a aprendices de un nivel intermedio, en el futuro sería recomendable examinar en
mayor profundidad el comportamiento de los índices lingüísticos aquí tratados tras
incluir aprendices que se encuentren en niveles de dominio lingüístico diferentes -más
elementales o avanzados-, y considerando la incidencia de otros factores como la
memoria operativa, el estilo cognitivo o la motivación. Investigar el impacto conjunto
de estos factores en diferentes componentes de la competencia lingüística y a lo largo
de diferentes etapas del proceso de aprendizaje de una LE es un requisito ineludible
no solo para interpretar y explicar la actuación lingüística o completar las teorías de
aprendizaje y adquisición ya existentes sino también para orientar la adecuada
intervención pedagógica.
En lo referente al grado de complejidad sintáctica que exhiben los hablantes
nativos de una lengua en particular, para el caso que nos ocupa el español, en
comparación con los aprendices de la misma lengua, el presente estudio ha hecho
emerger una necesidad de aproximarse al estudio empírico de esta dimensión
lingüística desde diferentes ángulos, esto es, tomando en consideración, al menos,
algunas de las variables identificadas a lo largo de este artículo: a) el dominio
lingüístico, b) las características particulares de la tarea, c) las formas de
alfabetización (literacy) de la comunidad de la que provienen los participantes, d) la
transferencia del estilo de escritura de una lengua a otra y e) el modo de enseñar.
Este último factor producido por los profesores tiene un alto interés, ya que a veces
los aprendices de una LE se guían por las indicaciones del profesor acerca de la
escritura de un texto, en general, y de la extensión de sus partes, en particular.
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A todo lo anterior se ha de sumar la necesidad de un estudio más minucioso sobre
el grado y desarrollo de la complejidad sintáctica a partir de la obtención de un mayor
volumen de muestras escritas tanto de HN como HNN y datos de carácter longitudinal.
Al respecto, es deseable la inclusión de medidas más específicas para la complejidad
sintáctica y de contenido, y, también, de complejidad y variedad léxica. Todo ello dará
acceso a un mayor conocimiento y comprensión de esta dimensión lingüística y del
avance que experimenta.
NOTAS 1 Para más información sobre las líneas de investigación dentro del marco cognitivo- interaccionista de la ASL, consultar Ortega (2004). 2 Según Robinson (2007:17) el término cognitivo alude “[…] al grado en que las características de la tarea afectan a la distribución de los recursos de atención, memoria y procesamiento del individuo”, características inherentes que se consideran relativamente fijas e invariantes. 3 A lo largo del presente artículo se ha optado por mantener los términos originales en inglés. Por
resource-directing se alude a aquellos factores y variables que canalizan los recursos atencionales hacia los aspectos lingüísticos mientras que el término resource-depleting se entiende como aquella dimensión formada por variables cuya manipulación resulta en una dispersión de los recursos atencionales y de memoria. 4 Efecto que alude a la pérdida de una calidad a cambio de otra. 5 “Human have limited information processing capacity and must therefore prioritize where they allocate their attention” (Skehan y oster 2001:189). 6 Respecto a los estudios que han examinado los efectos de planificación en la precisión, Yuan y Ellis (2004 en Azevedo 2010:69) asumen que “…estos estudios han demostrado que la planificación previa favorece la fluidez y la complejidad pero no necesariamente la precisión en tareas narrativas orales en L2”. 7 La prueba estuvo basada en los ítems del examen oficial del Instituto Cervantes Diploma de Español como Lengua Extranjera (DELE), nivel intermedio de mayo de 2008.
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Anexo 1
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